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¿QUÉ ES LA REALIDAD?

En 1997 una multinacional de los USA llamado "Proctor & Gamble" presentó un nuevo

sucedáneo de comida conocido como Olestra. Este producto alimenticio suponía la

realización de un sueño que parecía imposible: la grasa sin grasa. Conservaba las

cualidades culinarias de la grasa, su textura y su sabor, pero el aparato digestivo era

incapaz de digerirlo, por lo que no engordaba. En la actualidad existen bebidas

alcohólicas sin alcohol, café sin cafeína y caramelos sin azúcar. Podemos preguntarnos?

dónde se sitúa la línea difusa que separa lo real de lo artificial? ?es real la realidad?. En

nuestros días, un ordenador potente puede "crear" un mundo sintético de apariencia tan

realista como el mundo real. Cómo es posible distinguir claramente entre fantasía y

realidad cuando continuamente lo irreal se hace realidad?. Por ejemplo, un simulador de

vuelo parece tan real como la realidad (se requiere conseguir la máxima credibilidad del

usuario).

Respecto a la relación del sujeto con el mundo (realidad), desde la filosofía se han

planteado y tratado de resolver dos problemas diferentes, a los que se refieren como:

El problema ontológico, se refiere al ser a la existencia: ¿qué es lo real?, ¿hay una

realidad tras la apariencia?

El problema epistemológico, se refiere al conocer: ¿qué es la verdad?, ¿el conocimiento

es un producto de la razón o de la experiencia?

En la vida cotidiana en el hombre de la calle se halla muy extendido el Practicismo o

Realismo ingenuo, se admite, sin más reflexión, que la realidad existe y no se plantean

el problema de cuestionar tal existencia.

Sin embargo, para los filósofos, el problema de la existencia o no de la Realidad

Metafísica y la certeza sobre el conocimiento que sobre ella extraen nuestros sentidos
(Epistemología) ha sido, desde los primeros filósofos griegos (pre-socráticos), y

continúa siendo, uno de los grandes problemas filosóficos que todavía no ha sido

resuelto. Es decir, una cuestión sobre la que no tenemos respuesta unánimemente

aceptada por todos los pensadores.

Desde antaño y hasta nuestros días, diferentes corrientes de pensamiento filosófico (o

doctrinas) han tratado de responder al problema de si existe o no la realidad fuera de

nuestra mente. Películas actuales como "Matrix" o "Abre los ojos" de Alejandro

Amenábar, son buena muestra de que el problema de la realidad todavía nos tiene

intrigados a los seres humanos de hoy.

La epistemología es una rama de la filosofía que se ocupa de la validez y fiabilidad de

los conocimientos que obtenemos los humanos. Viene a ser como una teoría crítica del

conocimiento. Desde el punto de vista epistemológico se han planteado cuestiones tales

como:

¿Se corresponde la realidad con la representación mental que el hombre tiene? ¿O

el mundo psíquico es un producto inventado por la mente humana?

¿Es fiable y válida la información que los órganos sensoriales captan? ¿O nos engañan

nuestros sentidos?

¿Cómo llegamos a tener conciencia de la existencia de un espacio poblado de objetos y

sujetos (mundo)?

Seguidamente, destacaremos algunas corrientes filosóficas que han intentado resolver

este difícil problema de la realidad:

El Realismo metafísico sostiene la afirmación de que la realidad, el espacio contenedor

y los objetos o cosas contenidas, existen fuera e independientemente del sujeto que las
percibe. Y que el conocimiento que obtenemos o adquirimos a través de los sentidos

(empíricamente) nos proporciona una imagen verdadera, real, del mundo.

Entre los filósofos, existen diversos grados de aceptación del realismo, tales como el

realismo radical o ingenuo que llega a confundir la realidad con la representación

mental de ésta. O también, el realismo moderado, que admite que la representación

mental del mundo (realidad) no coincide, exactamente, con la realidad física, pero existe

una correspondencia aceptable entre ambos.

El Idealismo metafísico niega la existencia de la realidad. Considera que todo lo que

llamamos "real" depende, exclusivamente de nuestra conciencia, de nuestras ideas. El

idealismo sostiene que las ideas, la representación mental del mundo o realidad, es

anterior a la materia al mundo. Que el mundo psíquico (la conciencia) es una

construcción mental o idealizada. Que las ideas preceden a las cosas u objetos (materia).

El Escepticismo sostiene la tesis de que no podemos estar seguros de que la realidad

exista o no exista. Niega la posibilidad de conocer la realidad con certeza absoluta.

Según esta postura filosófica no hay ningún conocimiento firme, ni puede haber una

opción completamente segura de la existencia de la realidad.

El dogmasticismo admite la posibilidad de conocer la verdad con una confianza

absoluta.

El agnosticismo defiende la relatividad del conocimiento para el pensamiento humano.

El panteísmo afirma que cuando existe es parte de una substancia, de un solo ser, que

es Dios.

El solipsismo mantiene la creencia de que no puede existir ningún mundo,

independiente del sujeto. Vendría a ser un idealismo extremo o radical.


El constructivismo viene a decir que el saber sobre el mundo (el conocimiento de la

realidad) es construido, por el ser humano, ordenado, de la mejor manera posible, el

flujo de experiencias, que proporciona la interacción con la realidad, en hechos

repetibles, en regularidades.

La Fenomenología elude el problema, dice que no le interesa saber si la realidad existe

o no existe. Simplemente se abstiene de emitir cualquier juicio sobre la existencia del

mundo, afirmativo, negativo o dubitativo. El filósofo Husserl sugiere que las

afirmaciones sobre los objetos del mundo exterior se pueden traducir a afirmaciones

sobre la posibilidad de la propia experiencia. Distingue entre fenómenos (lo que nos

aparece en la mente, la experiencia sensorial) y noómenos (lo que ocurre en el mundo

real o realidad). A la fenomenología le interesan los fenómenos, no los noómenos.

En definitiva, el hecho de que haya argumentos sólidos para defender todas estas

posturas y también haya argumentos con fundamento para criticarlas, nos debe conducir

a la conclusión de que mediante el debate y la discusión filosófica, desde sus tres

principales ramas (Metafísica, Epistemología, Lógica), no ha sido posible resolver el

problema de la realidad.

De acuerdo con Sigmund Freud, autor del psicoanálisis, qué es más real para una

persona ¿la realidad física o la realidad psíquica?. Este notable psiquiatra vienés ponía

el ejemplo de una mujer que padece un delirio de celopatía, es decir, que estaba

convencida de que su marido la engañaba y actuaba, en consecuencia, recriminándole su

infidelidad. En realidad su esposo jamás la había engañado. Esa mujer estaba actuando

y comportándose, no de acuerdo con la realidad externa, sino de acuerdo con su realidad


psíquica. En otras palabras, estaba convencida de que su realidad interna era la

verdadera y auténtica realidad.

Así que no percibimos toda la realidad. De hecho, los seres humanos no vemos la

realidad, sino una representación de ella. Los rayos de luz entran en el ojo por la pupila,

son enfocados por la córnea y el cristalino (en su caso, ayudados por las gafas) y forman

una imagen invertida en la retina. Unas células muy especializadas convierten la imagen

en impulsos nerviosos, convertidos en estímulos eléctricos. Los impulsos nerviosos

llegan al cerebro descompuestos en informaciones diversas.

La forma del objeto, las tres dimensiones, la profundidad y la distancia, el color, el

movimiento o la posición exacta no son percibidos ni al mismo tiempo ni en el mismo

lugar. El cerebro asocia esas informaciones, consulta otras percepciones subjetivas y

emocionales y fabrica las imágenes finales. Lo que vemos no está ahí: está en nuestro

cerebro.

La realidad física está constituida por todo aquel medio externo en el cual estamos

inmersos y al cual accedemos a través de nuestros órganos de los sentidos, entendidos

estos en su forma más amplia (sensibilidad al calor, dolor, presión, vibración, etc.).

La mayoría de las personas, ajenas a los problemas filosóficos, asumen que existe un

mundo físico y que su existencia es independiente del observador (perceptor) y externa

a él. Cuando la energía física externa entra en contacto con nuestros sensores

(receptores sensoriales), tras ser codificada (bioeléctricamente) y procesada

(transformación de energía en información), podrá ser interpretada en un nivel superior

del procesamiento, con lo que se transforma de información en conocimiento,

informándonos sobre la estructura del mundo físico externo. Como resultado del
procesamiento, no se sabe de qué modo, surge la conciencia de un mundo externo (el-

los objetos y el espacio que ocupan), lo que está allá fuera y que es distinto del mundo

interno, el yo, el sujeto. El problema radica en que muchas personas identifican y

confunden el mundo percibido (interno o psíquico) con el mundo físico. René Magritte

supo plasmar esta idea en su cuadro titulado "La condición humana" (véase Figura). Es

propio de esta especie confundir la realidad con la representación de ésta.. Cada ser

humano tiene una experiencia subjetiva (personal) con el mundo físico, lo que le

conduce a una cosmovisión, es decir, a tener una concepción del mundo o una teoría

implícita de él, que no siempre es capaz de verbalizar (explicitar).

Por tanto, a partir de estas reflexiones, podemos preguntarnos ¿qué es la realidad?.

Desde un punto de vista convencional, lo que nosotros manejamos conscientemente de

dicha realidad no es otra cosa que su mera representación mental. Esos procesos

mentales se llevan a cabo en el cerebro. Así las cosas, nos topamos con una restricción:

dicho órgano está especializado en procesar señales electroquímicas codificadas. De ahí

que, sea cual fuera la naturaleza del estímulo que recibamos tanto del medio externo

como del interno (luz, sonido, olor, sabor, temperatura, presión, vibración, dolor),

estructuras bien diferenciadas (tales como la retina o las papilas gustativas) tendrán que

traducir dichos estímulos, normalizándolos a señales electroquímicas codificadas. Es de

Perogrullo afirmar que no nos está dado aprender esa realidad física como tal. Así, el

gato que vemos en el tejado del vecino no podemos (afortunadamente) meterlo como tal

dentro de nuestro cerebro, cosa que substituimos por su imagen correspondiente

(representación). El ejercicio queda pues reducido a utilizar nuestras vías sensoriales

para que, a través de una ventana cognoscitiva, podamos percibir esa realidad física, y

para terminar elaborando una representación de dicha realidad expresada en términos de

señales electroquímicas codificadas. Por lo que la realidad, es para cada ser humano, ni
más ni menos que una serie de señales bioeléctricas que contienen información

codificada sobre el mundo exterior. Al procesar esas señales, previamente captadas por

el hardware fisiológico, mediante nuestro aparato psíquico (software: sistema operativo

y programas), al interpretar estas señales bioeléctricas, inferimos que existe un mundo

externo al yo. Pero nadie puede asegurar la certeza absoluta de esta inferencia. Y, en

consecuencia, cada persona solo tiene constancia de su subjetividad. Y cuando el ser

humano constata un alto grado de consenso en las subjetividades de otros seres

humanos, otorga a este conocimiento la categoría de objetividad.

Psicología de la percepción visual (2011)

Universidad de Barcelona-España

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