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EL MONO MACHÍN Y EL TIGRE

Hace poco vivía en la selva del Perú, en la región del Alto Marañón, un tigre muy
temido y peligroso. Todos los animales de la región le temían y respetaban.

Un día, este tigre encontró en su camino a Machín, el conocido mono blanco, el más
travieso de todos los monos. El tigre rugió fuerte y le dijo al mono:

--"¡Hoy te como!".

--"Por favor, no me comas, tío tigre" -suplicó el mono blanco.

--"Sí, te voy a comer ahorita mismo", -dijo el tigre rugiendo- "Además, no me llames tío, porque no
soy tu tío y tampoco tú eres mi sobrino. Lo que pasa es que me tienes miedo. ¡Ahora te como!".

--"Por favor, no me comas", -respondió el monito- "Mejor vamos a preparar un guerra. Tú te


encargas de juntar todos los los animales que encuentres a tu paso y preparas un ejército, y yo voy
a buscar y reunir a todos los insectos para formar otro ejército"...

El tigre se quedó pensativo un buen rato. Y, al final, aceptó lo que Machín, el mono blanco, le
proponía. Harían la guerra los animales de la selva contra todos los insectos y así se vería quién era
el más fuerte. El tigre y el mono se despidieron y, desde aquel día, los dos comenzaron a preparar
su ejército.

El tigre juntó a los pumas, luego invito a los oso; después, a los sajinos y huanganas, venados,
nutrias, osos hormigueros, conejos, armadillos, sachavacas...

Mientras tanto, el mono blanco juntó a las avispas, las arañas, las abejas, las hormigas, los
alacranes, los moscos, los zancudos, los piojos, los isangos...

Pasaron algunos días y, por fin, llegó el esperado día del combate. l tigre llegó primero con todos
sus animales de la selva. El venado venía adelante y, en su rabo levantando, llevaba la bandera. El
mono llegó luego, con su ejército de insectos que venían volando y haciendo ruido:

--¡Zummmmm!, ¡zummmmm!, ¡zummmmm!.

El tigre y el mono se dieron la mano y empezó la lucha. El mono se subió a un árbol para dirigir
mejor la batalla. Desde allí, el mono daba la voz de mando. Así, gritaba:

--"¡Abejas, a las orejas!"

Y todas las abejas se lanzaron de frente a las orejas de cada uno de los animales, y empezaron a
picarles. Casi no se podía escuchar lo que decía el tigre.

Machín, el mono blanco, seguía gritando:

--"¡Avispas y piojos a los ojos!".


Y las avispas y los piojos se lanzaron contra los ojos de los animales, que no podían ver nada.

--"¡Hormigas, a las barrigas!". -seguía gritando el mono blanco. Y todas las hormigas se subían por
las patas de los animales y les mordían sus barrigas.

Y así sucedió en tal forma que, al poco tiempo, el tigre se rindió; todos los animales empezaron a
correr y quizá hoy seguirán corriendo...

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