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Licenciatura en Nutrición
Estudiantes:
Gorrochategui,Sol
Medina, Daiana
Ruggi, Florencia
Torres, Camila
Introducción 3
Conclusión 26
Referencias bibliográficas 28
Introducción
Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas
afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre en el
caso del coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el
que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).
En el año 2019 se descubre y se aísla por primera vez en Wuhan, provincia de China, un
nuevo tipo de coronavirus, causante del síndrome respiratorio agudo severo y denominado
SARS-CoV-2, este virus sería el agente etiológico de la enfermedad por coronavirus de
2019, también conocida como COVID-19, cuya expansión daría lugar a una de las más
grandes pandemias del siglo XXI poniendo en jaque a los sistemas de salud a nivel global.
El 30 de Enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el brote
de este nuevo coronavirus representaba una emergencia de salud pública de importancia
internacional, siendo declarado pandémico el 11 de Marzo del mismo año. El impacto de la
pandemia causada por el SARS-CoV-2 se evidenció en la rápida propagación de la
enfermedad por el mundo. El virus ha afectado a casi todos los países en menos de 6
meses, muchos de los cuales ya están sufriendo una segunda ola de brotes, mientras que
otros como Rusia, Brasil, India y algunas partes de África continúan en su primera ola
infecciosa. Hasta el momento, el SARS-CoV-2 ha infectado a más de 50 millones de
personas en todo el mundo y ha terminado con la vida de más de 1 millón, y esas cifras
continúan en ascenso.
La pandemia logró atravesar todos los sectores de la sociedad, transformando los hábitos
diarios, estilo de vida, trabajo, educación, familia y culturas sociales. La curva
epidemiológica de COVID-19 ha cambiado drásticamente en el transcurso de los meses,
sobrecargando al sector sanitario rápidamente. Al comienzo del brote, el continente más
afectado fue Asia, siendo China el país más perjudicado a nivel mundial, sin embargo, en la
actualidad, las Américas, encabezadas principalmente por EE.UU. y Brasil, se han
convertido en la región más afectada del planeta. Es importante enfatizar que la mortalidad
tiene una variabilidad importante entre cada uno de los países afectados.
El brote de coronavirus dió lugar a que expertos mundiales, gobiernos y asociados busquen
ampliar rápidamente los conocimientos científicos sobre este virus, así como sus
características de propagación y virulencia para así asesorar a los países en las posibles
medidas para proteger la salud y prevenir la propagación del brote. Es en este marco en el
que la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) redacta la guía
práctica de orientación para el manejo nutricional de individuos con infección por
SARS-CoV-2. Dicha guía engloba 10 recomendaciones de expertos para el cuidado
nutricional del paciente. En la misma se declara que al no existir estudios previos acerca del
manejo nutricional en pacientes infectados con COVID-19, las consideraciones que se
presentan sólo se basan en la experiencia clínica, considerando que la prevención, el
diagnóstico y el tratamiento de la malnutrición deben formar parte del tratamiento de estos
pacientes para mejorar el pronóstico tanto a corto como a largo plazo.
Un grupo o población de riesgo está constituido por aquellas personas que, debido a
ciertos rasgos o características, biológicas, físicas o sociales, tienen mayor probabilidad de
contraer determinadas enfermedades, sufrir intoxicaciones, lesiones o accidentes. A estas
características se las denomina "factor de riesgo". En el caso de la infección por COVID-19,
entre los pacientes que muestran peor resultado y mayor índice de mortalidad se encuentra
la población malnutrida en general. Por otra parte, la estancia en la UCI se asocia, per se, a
un estado de malnutrición, sea por agravar un estado subyacente o por ocasionar, producto
de la enfermedad catabólica y de sus características fisiopatológicas, un cuadro de
desnutrición intrahospitalaria.
El Ministerio de Salud de la Nación Argentina definió, en el artículo 3 de la Resolución
627/2020, a aquellas personas que integran los grupos de riesgo en el marco de la
pandemia de coronavirus. Así, son considerados como grupos de riesgo:
● Obesidad:
Vale la pena señalar que los pacientes obesos tienen un mayor riesgo de desarrollar
comorbilidades, como diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedad cardiovascular. Se
considera que estas enfermedades y su agrupación en individuos multimorbidos, así como
una edad avanzada, se asocian con alto riesgo y prevalencia de malnutrición y peores
resultados ante la infección.
En la actualidad, no se reconoce la razón por la que las personas con comorbilidades
relacionadas con la obesidad tienen un mayor riesgo de infección grave por COVID-19; sin
embargo, puede estar asociado con la sobreexpresión de ECA2 en las células adiposas y la
capacidad del tejido adiposo para inducir inflamación sistémica. Los inhibidores de la
enzima convertidora de angiotensina y los bloqueadores de los receptores de angiotensina
II tipo I aumentan considerablemente la expresión de la ECA2, y estos fármacos se utilizan
con mucha frecuencia para el tratamiento de pacientes con diabetes y enfermedades
cardiovasculares. Por lo tanto, la sobreexpresión de ECA2 podría colaborar con la
internalización del virus por las células, aumentando la gravedad del COVID-19.
Las concentraciones séricas de biomarcadores relacionados con la inflamación también
son considerablemente más altas en pacientes con diabetes. Por lo tanto, estos pacientes,
cuando están infectados, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar la "tormenta de
citocinas" y, en consecuencia, un peor pronóstico. En la diabetes tipo 2 existe un
desequilibrio entre la coagulación y la fibrinólisis, lo que conduce a una mayor concentración
de factores de coagulación y una inhibición relativa del sistema fibrinolítico. Además, se
observa disfunción endotelial con aumento de la agregación y activación plaquetaria en la
resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2, lo que favorece la aparición de un estado
protrombótico.
● Malnutrición y desnutrición:
La malnutrición por déficit se define como una condición fisiológica anormal causada por un
consumo insuficiente y desequilibrado tanto de macro como de micronutrientes. Por otro
lado, la desnutrición se describe como un déficit calórico-proteico, que altera la masa
muscular, pudiendo estar asociada a una enfermedad con o sin inflamación, ya sea aguda o
crónica.
Como se describió anteriormente para la obesidad, la desnutrición también puede afectar la
replicación viral y la patogenicidad. El ECA2, receptor crucial para la entrada del
SARS-CoV-2 en las células del huésped, se expresa ampliamente en las células
gastrointestinales, como las del epitelio intestinal. Por lo tanto, el sistema digestivo también
puede verse afectado por la infección por SARS-CoV-2, lo que conduce a trastornos
gastrointestinales y deterioro del estado nutricional de los pacientes. La anorexia es el
síntoma más común relacionado con el sistema digestivo y se encuentra relacionado con la
inflamación, hipoxia, función hepática desregulada o efectos secundarios de fármacos
terapéuticos. La diarrea es otro síntoma gastrointestinal común, que afecta
aproximadamente del 2% al 50% de los pacientes. El mecanismo particular relacionado con
la patogenia de la diarrea en pacientes con COVID-19 no está completamente aclarado; sin
embargo, se describen algunas posibles causas: agresión directa al epitelio digestivo por el
virus, efectos secundarios de los fármacos antivirales o disbiosis de la microbiota intestinal
inducida por antibióticos. La anorexia junto con la diarrea podría contribuir al desequilibrio
nutricional y, en consecuencia, a un retraso en la recuperación. Además, los pacientes con
COVID-19 y síntomas digestivos son más propensos a las complicaciones del SDRA.
Claramente, los síntomas gastrointestinales de COVID-19 pueden ser aún más dañinos en
pacientes desnutridos o con malnutrición. Este aspecto es más importante para los adultos
mayores, ya que la reducción de la movilidad acompañado con un deterioro de la masa
muscular y una mala ingesta de nutrientes son frecuentes en esta población.
Es necesario garantizar la seguridad alimentaria y nutricional para todos, pero
particularmente en aquellas personas que conforman grupos de riesgo, pudiendo
encontrarse cursando situaciones catabólicas, con cuadros de anorexia o síntomas
gastrointestinales propios de la patología que aumentarían la severidad de la infección. Se
destaca que los pacientes ingresados a internación con malnutrición deben tener asegurada
una suplementación suficiente con vitaminas y minerales para, de este modo, reducir el
potencial impacto negativo de la enfermedad.
Declaración Nº2: Los pacientes con malnutrición deben tratar de mejorar el estado
nutricional, inicialmente con recomendaciones de alimentación realizada por profesionales
en nutrición con amplia experiencia (nutricionistas-dietista, nutricionistas clínicos, y/o
médicos especializados en nutrición clínica).
Requerimientos proteicos:
Declaración Nº3: Los pacientes con malnutrición deben asegurar una suplementación
suficiente con vitaminas y minerales.
Si bien es cierto que es importante prevenir y tratar las deficiencias de micronutrientes, no
se ha establecido evidencia de que el uso rutinario y empírico de una cantidad supra
fisiológica o supra terapéutica de micronutrientes pueda prevenir o mejorar los resultados
clínicos de COVID-19. Teniendo en cuenta lo anterior, la provisión de cantidades diarias de
vitaminas y minerales se deben garantizar en pacientes desnutridos en riesgo o con
COVID-19, con el objeto de maximizar la defensa nutricional contra la infección.
Declaración Nº4: Los pacientes en cuarentena requieren continuar con actividad física
mientras toman precauciones. La reducción de riesgos infecciosos se logra mejor mediante
la cuarentena en el hogar, esto reduce la actividad física y por ende el gasto calórico. De
esta manera, la cuarentena puede conducir a un mayor riesgo de que aparezcan o se
empeoren las condiciones de salud crónicas, tales como, aumento de peso, pérdida de
masa y fuerza muscular esquelética y posiblemente también pérdida de competencia
inmunológica, ya que varios estudios han reportado impacto positivo de las actividades de
ejercicio aeróbico en la función inmune.
Declaración Nº5: Los suplementos nutricionales orales (SNO) deben emplearse cuando
sea necesario alcanzar los requerimientos nutricionales de los pacientes, cuando las
recomendaciones nutricionales o la fortificación de alimentos no sean suficientes para
incrementar la ingesta nutricional y para cumplir con los objetivos nutricionales. Estos SNO
deben proveer por lo menos 400 kcal/día, incluyendo 30g o más de proteína por día y deben
continuar por lo menos durante un mes. La eficacia y el beneficio esperado por el empleo
del SNO debe evaluarse por lo menos cada mes. Los pacientes infectados con SARS-CoV
2 que estén fuera de la unidad de cuidados intensivos deben ser tratados para prevenir o
mejorar la malnutrición. La vía oral es siempre, cuando sea posible, el método de elección.
El tratamiento nutricional y los objetivos deben planificarse en forma gradual con el objeto
de prevenir el síndrome de realimentación. El tratamiento nutricional debe continuar
después del alta hospitalaria con la prescripción del SNO y se deben establecer planes
nutricionales individualizados. Esto es particularmente importante ya que los factores de
riesgo nutricionales preexistentes son diferentes en cada individuo y es probable que la
enfermedad aguda y la hospitalización hayan empeorado el riesgo o la condición de
malnutrición.
Periodo de pre-intubación:
Declaración Nº8: En los pacientes con COVID-19 en UCI intubados y ventilados, se debe
iniciar la nutrición enteral a través de una sonda nasogástrica. La alimentación post-pilórica
debe realizarse en pacientes con intolerancia a la NE a pesar del tratamiento procinético y
en aquellos con elevado riesgo de aspiración. La posición prona no es per se una limitante o
una contraindicación en pacientes con NE.
Administración calórica: Durante la fase temprana, la nutrición debe ser hipocalórica, sin
exceder el 70% del gasto energético. Después del día tres, se deben hacer incrementos al
80 – 100%. En el caso de usar ecuaciones predictivas, se debe hacer nutrición hipocalórica
(por debajo del 70% de las necesidades estimadas) durante la primera semana de estancia
en la UCI, debido a los reportes existentes de sobrealimentación.
Requerimientos proteicos: En estado crítico, la administración de proteína debe estar a
razón de 1,3g/kg/día y se deben administrar en forma progresiva. Este objetivo ha
demostrado mejorar la sobrevida en pacientes frágiles. En pacientes obesos, el cálculo de
1,3g/kg/día se debe hacer con peso ajustado. Considerando la importancia de preservar la
masa y la función del sistema músculo esquelético y las condiciones altamente catabólicas
relacionadas con la enfermedad durante la estancia en la UCI, se pueden considerar
estrategias adicionales para mejorar el anabolismo del sistema músculo esquelético. En
particular, la realización de actividad física controlada y la movilización pueden mejorar los
efectos beneficiosos de la terapia nutricional.
Declaración Nº9: En pacientes de UCI que no toleran la dosis completa de nutrición enteral
durante la primera semana, el inicio de la nutrición parenteral debe considerarse de manera
individual. La NP no se debe iniciar hasta que no se hayan intentado todas las estrategias
para maximizar la tolerancia a la NE.
Las sondas gástricas son preferibles, pero si el residuo gástrico es mayor de 500 ml, se
debe colocar rápidamente una sonda duodenal. El empleo enteral de ácidos grasos omega
3 puede mejorar la oxigenación, aunque no se tiene una evidencia clara para esto. En caso
de intolerancia a la NE, se debe considerar NP. La glucemia se debe mantener en valores
entre 6 – 8 mmol/l (108 y 144 mg/dl), con monitoría de triglicéridos y electrolitos incluyendo
fosfato, potasio y magnesio.
Paciente de sexo masculino de 58 años de edad que ingresa a la guardia del Hospital,
traído por familiares con cuadro clínico de aproximadamente una semana de evolución. Su
estado empeora 48 hs previas a su ingreso a la institución, con dificultad respiratoria y
negativismo a la ingesta. El paciente presenta síntomas compatibles con COVID-19, lo cual
se confirma mediante laboratorio.
Al ingreso a la guardia el paciente presenta como principales síntomas: tos, fiebre, disnea,
astenia, adinamia, hiporexia. Los hallazgos de laboratorio reflejan proteína C reactiva
elevada y linfopenia. Se realiza RX Tórax en la cual se observa el infiltrado pulmonar
intersticial bilateral. Se solicita ingreso a Unidad de Terapia Intensiva (UTI). Se indica inicio
de alimentación enteral. La vía de acceso elegida fue una sonda nasogástrica (K-108).
Con respecto al tipo de acceso enteral, el caso establece que el paciente se encuentra con
sonda nasogástrica (K-108). Se considera que, se determinó esta vía de acceso ya que el
paciente cuenta con una correcta funcionalidad del tracto gastrointestinal y que la
recuperación del mismo, en principio, se prevé que será en un lapso menor a 6 semanas.
Por otra parte, la infusión de fórmula en el estómago a través de una sonda nasogástrica
facilita el inicio más temprano de la alimentación.
Adicionalmente, el método de administración elegido es por bomba de infusión, con un
ritmo de administración continuo, lo que implica un flujo constante durante todo el día,
considerando que el paciente no deambula. El mismo, presenta las ventajas de mantener
una velocidad de infusión permanente y uniforme, resultando eficaz y seguro, siendo
importante realizar el cambio de las guías una vez al día para prevenir eventuales
contaminaciones. Paralelamente, la administración continua de nutrición enteral reduce la
exposición del equipo de atención médica.
Características de la fórmula:
Por otra parte, se calcula el aporte proteico de la fórmula elegida, ya que, para el paciente
resulta fundamental el aporte adecuado de este macronutriente. Reconvan, aporta 5,5
gramos de proteínas cada 100 ml de fórmula; teniendo en cuenta que es necesario cubrir
84,5 gramos de proteínas, se calcula el aporte en 1600 ml de producto a infundir:
Si bien, el valor calculado supera los requerimientos, se considera que esto no va a afectar
en la correcta evolución, ya que, teniendo en cuenta el estado general del paciente, no hay
suficiente evidencia que demuestre que sea necesario disminuir el aporte de hidratos de
carbono. Se entiende que el aporte del mismo debería estar controlado en caso de SDRA
para no perjudicar el funcionamiento pulmonar con un aumento en la producción de CO2.
Por último, al contemplar los lípidos, Reconvan aporta 3,3 gramos cada 100 ml de
producto, por lo tanto, considerando que el requerimiento total del paciente es de 70,11
gramos y que la cantidad de fórmula a infundir es de 1600 ml, se estará aportando un total
de 52,8 gramos de lípidos:
La progresión debe iniciar con una dosis baja de fórmula, avanzando lentamente a la dosis
completa de nutrición enteral durante la primera semana de enfermedad crítica, para
alcanzar el objetivo de energía y meta proteica. De este modo y teniendo en cuenta las
recomendaciones de la ESPEN, se propone un esquema de 3 fases, conformado de la
siguiente manera:
1) Día 1 hasta el día 3: Se administrará la fórmula al 70%. Las primeras 72 horas de
alimentación del paciente, la velocidad de la bomba estará establecida en 46 ml/hora.
Se administrarán 1600 ml de fórmula enteral Reconvan por día, a través de una bomba de
infusión con un ritmo continuo, a una velocidad de 46 ml/hora durante las primeras 72
horas, luego al cuarto dia se buscará llegar a 53 ml/hora, para finalmente alcanzar el
objetivo final de 66 ml/ hora. Teniendo en cuenta que la presentación Reconvan es en
Easybag de 500 ml y considerando que el total de fórmula a infundir es de 1600 ml, a fines
prácticos, se propone redondear el valor en 1500 ml, ya que, se entiende que una diferencia
de 100 kcal no modificaría el estado nutricional del paciente y facilitaría el manejo del plan
nutricional por parte del personal de salud que se encuentre a cargo.
Por último es importante destacar, nuevamente, que es fundamental la vigilia de la
tolerancia nutricional enteral, en las fases agudas tempranas y tardías de la enfermedad
crítica.
Acompañamiento del paciente con Covid -19 y su familia:
Los pacientes hospitalizados con estado nutricional alterado presentan mayor riesgo de
desarrollar complicaciones y están expuestos a tasas de mortalidad elevadas, esto se
traduce en grandes costos tanto para la institución como para la sociedad. Mientras más
largo sea el período de estancia hospitalaria, sobre todo en aquellos casos donde el
paciente requiera internación en UCI, mayor será el riesgo de desarrollar o empeorar el
cuadro de malnutrición, estableciéndose un ciclo vicioso con perjuicio para el enfermo. Por
tal motivo, preservar el estado nutricional y prevenir o tratar la malnutrición tiene un
potencial importante para reducir las complicaciones y los resultados negativos en pacientes
con riesgo nutricional que podrían padecer o padecen COVID-19.
En particular, la infección por SARS-CoV-2 puede estar acompañada de náuseas, vómitos
y diarrea que afectan la ingesta y absorción de alimentos, por lo tanto, un buen estado
nutricional y el mantenimiento del mismo es una ventaja para las personas en riesgo de
sufrir COVID-19 grave o que ya padecen la enfermedad. Desde esta perspectiva, y teniendo
en cuenta que en América Latina, la prevalencia de desnutrición (DN) hospitalaria es del
50%, creemos que el rol del nutricionista es clave a la hora de la detección precoz y la
prevención de la DN al momento de establecer pautas dietoterápicas rápidas y apropiadas
dentro y fuera del ámbito hospitalario.
Por otro lado, también es importante tener en cuenta los aspectos sociales, familiares y
afectivos del paciente e intentar proponer medidas terapéuticas apropiadas que se adapten
a las necesidades, posibilidades y hábitos de cada individuo. Si bien nos encontramos en un
contexto particular, de distanciamiento social, es importante tener en cuenta el valor de
poder dialogar con las familias, mantener la escucha activa y tratar de ser empáticos más
allá del contexto. Sabemos que el reconocimiento de las necesidades de los familiares del
paciente y el correcto acompañamiento por parte del equipo de salud, impactan
positivamente en la experiencia durante y después de la hospitalización ya que ayudan a la
formación de vínculos y redes de apoyo y contención.
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