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El documento presenta la historia bíblica de Jesús calmando la tormenta en el mar como una metáfora para la Iglesia primitiva y la fe de los cristianos actuales. Jesús está presente con la Iglesia incluso en los tiempos difíciles, representados por la tormenta, y llama a los discípulos a tener fe en que Él guiará la barca a salvo a través de las dificultades. Aunque la Iglesia parezca amenazada, Jesús siempre estará presente para fortalecer la fe de los creyentes y a
El documento presenta la historia bíblica de Jesús calmando la tormenta en el mar como una metáfora para la Iglesia primitiva y la fe de los cristianos actuales. Jesús está presente con la Iglesia incluso en los tiempos difíciles, representados por la tormenta, y llama a los discípulos a tener fe en que Él guiará la barca a salvo a través de las dificultades. Aunque la Iglesia parezca amenazada, Jesús siempre estará presente para fortalecer la fe de los creyentes y a
El documento presenta la historia bíblica de Jesús calmando la tormenta en el mar como una metáfora para la Iglesia primitiva y la fe de los cristianos actuales. Jesús está presente con la Iglesia incluso en los tiempos difíciles, representados por la tormenta, y llama a los discípulos a tener fe en que Él guiará la barca a salvo a través de las dificultades. Aunque la Iglesia parezca amenazada, Jesús siempre estará presente para fortalecer la fe de los creyentes y a
1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro: Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana. ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida? ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios? 2. El llamado «relato de la tempestad calmada» presenta las dificultades por las que atravesaba la Iglesia primitiva en el contexto del imperio romano. El mar es símbolo de peligro; es una amenaza para quienes viven cerca de él, porque saben que por ahí vienen los perseguidores. La comunidad es esa pequeña nave que navega a la deriva. Frente a las persecuciones se siente tambalear. La fe de muchos naufraga ante las amenazas y las presiones del medio. Entonces es cuando hay que recordar que Jesús no ha abandonado la barca. Él navega con ellos. Es capaz de derrotar la tempestad. La certeza de la presencia de Jesús fortalece la frágil fe de la comunidad. Por nuestra parte, nosotros nos sentimos amenazados de muchas formas. La injusticia, la violencia y la corrupción por una parte. El consumismo, el relativismo y el sensualismo por otra. Sentimos la tentación de ceder. Fácilmente caemos en el pesimismo y la resignación. Desistimos de todo esfuerzo y dejamos que la historia empuje la barca a su propio viento. El ambiente nos ahoga y nos sentimos perdidos, desorientados o perplejos.
3. La fe de los pobres hace posible el Proyecto de Jesús: Después de la narración
de las parábolas, el relato histórico de la vida de Jesús presenta hechos. Jesús exige fe en su proyecto del Reino de Dios. Jesús trata de entusiasmar a su pueblo, especialmente a los pobres y los humildes, por el Reino. El mismo vive ese entusiasmo y trata de comunicarlo a otros. La fe que pide Jesús es creer que el Reino de Dios es posible y que con la llegada ahora del Reino todo puede cambiar. La fe exige superar el miedo, y tener una confianza ilimitada en la acción liberadora de Dios en la historia. Esta exigencia de fe parece muy nítida en el hecho que ahora vamos a conocer e interpretar. Lo primero que sucede es una travesía del lago de Galilea durante la noche. Es una hazaña muy peligrosa. Además se desata una fuerte tormenta que amenaza hundir el bote donde va Jesús con sus discípulos. Jesús duerme, pero sus discípulos están aterrados. Despiertan a Jesús y se quejan de que a él no le importe un inminente naufragio. Jesús, con un grito, calma el viento y el mar y les dice: "¿Por qué están con tanto miedo? ¿Todavía no tienen fe?" El miedo aparece aquí como lo contrario de la fe. El proyecto de Jesús es como esa barca, en medio del lago agitado por la tormenta, de noche. Los discípulos deben estar seguros que el movimiento de Jesús no se va a hundir, aunque esté fuertemente amenazado. 4. ¿Por qué tanto miedo? La barca en la que van Jesús y sus discípulos se ve atrapada por una de aquellas tormentas imprevistas y furiosas que se levantan en el lago de Galilea al atardecer de algunos días de verano. Marcos describe el episodio para despertar la fe de las comunidades cristianas que viven momentos difíciles. El relato no es una historia tranquilizante para consolarnos a los cristianos de hoy con la promesa de una protección divina que permita a la Iglesia pasear tranquila a través de la historia. Es la llamada decisiva de Jesús para hacer con él la travesía en tiempos difíciles: "¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?". ¿Qué nos está sucediendo hoy a los cristianos(as)? ¿Por qué son tantos nuestros miedos para afrontar estos tiempos cruciales, y tan poca nuestra confianza en Jesús? ¿No es el miedo a hundirnos el que nos está bloqueando? ¿No es la búsqueda ciega de seguridad la que nos impide hacer una lectura lúcida, responsable y confiada de estos tiempos? ¿Por qué nos resistimos a ver que Dios está conduciendo a la Iglesia hacia un futuro más fiel a Jesús y su Evangelio? ¿Por qué buscamos seguridad en lo conocido y establecido en el pasado, y no escuchamos la llamada de Jesús a "pasar a la otra orilla" para sembrar humildemente su Buena Noticia en un mundo indiferente a Dios, pero tan necesitado de esperanza? 5. Han pasado más de 2000 años desde que Jesucristo fundó la Iglesia: Han pasado más de 2000 años de cristianismo y parece que todo se viene abajo; parece que las nuevas doctrinas religiosas y la secularización están tomando el puesto de la Iglesia, pero no es así. La Iglesia parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero cada vez que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño: ¡No temen, tengan fe! Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través de los años, los siglos y los milenios. Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón, para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él tome el timón de nuestra vida. Además, en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo