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Entrenamiento Intensivo en

Autocompasión para
Psicoterapeutas

Manual de trabajo

Profesor:

Camilo Hidalgo Urrea

20, 27 de mayo,
3, 10, 17 y 24 de junio de 2021

Copyright©2021
Mindfulness Consulting S.A S
Todos los derechos reservados.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de este manual
solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Tabla de contenido
I. ¿Quiénes somos?

II. Sesión I: Fundamentos básicos de la autocompasión

a. Concepto, origen y bases filosóficas de la compasión


b. Componentes subyacentes
c. Elementos esenciales
d. Mecanismos de acción

III. Sesión II: Bases biológicas y neurocientificas

a. La evolución del cerebro y la compasión


b. Los tres sistemas de regulación emocional
c. El sistema nervioso social
d. El nervio vago y la teoría polivagal

IV. Sesión III: Aplicaciones e intervenciones

a. Estudios e investigaciones científicas


b. Usos clínicos de la autocompasión
c. Riesgos y efectos adversos
d. Intervenciones basadas en la compasión (CBCT, CFT, ECC, MSC).

V. Sesión IV: Incorporando la autocompasión

a. La respiración afectuosa
b. Body scan compasivo
c. Bondad amorosa para uno mismo
d. Bondad amorosa para un ser querido
e. Dar y recibir compasión
f. Andar compasivo
g. Movimientos compasivos
h. Consejos para mantener la práctica

VI. Sesión V: Enseñando la práctica de autocompasión

a. La presencia compasiva en la relación terapéutica


b. Personificar la compasión
c. Las habilidades de un terapeuta de autocompasión
d. Usar metáforas y poemas
e. Guiar prácticas y conducir ejercicios

VII. Sesión VI: Integrando la autocompasión en la terapia

a. El proceso de indagación
b. Dirigir y cerrar la indagación
c. Sostener un paciente o cliente
d. Estrategias para integrar la autocompasión en el trabajo clínico

VIII. Conservar la práctica


IX. Reflexión: ¿Que aprendiste en este entrenamiento?
X. Referencias bibliográficas

XI. Sigue conectado con la vida


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¿Quiénes somos?
Somos una Compañía experta en aprendizaje y desarrollo humano, pionera en Colombia
en cultivar crecimiento y transformación en las personas,
mediante la práctica de mindfulness.

Desarrollamos consciencia, aceptación y compasión que impulsa el aprendizaje y la


transformación del ser humano, por medio de diferentes programas de entrenamiento
basados en mindfulness, dirigidos a las personas, colaboradores y
líderes en las organizaciones.

Nuestros programas de entrenamiento promueven el desarrollo de habilidades para el


manejo de las emociones y la construcción de relaciones felices por medio del
cultivo de la atención plena.

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Ejercicio: ¿Por qué estás aquí?

Durante el recorrido de este entrenamiento, te formularemos algunas preguntas y luego te


invitaremos a detenerte, reflexionar y anotar la experiencia que aparezca en el momento
presente. Lo único que tienes que hacer es tomar nota de lo que se manifieste en el
momento como respuesta a cada pregunta.

Te sugerimos que, mientras lleves a cabo este trabajo, lo hagas más lentamente de lo
habitual. Toma el tiempo necesario, para reflexionar sobre tu vida y darte cuenta del
extraordinario privilegio que supone llevar a cabo estas reflexiones. No es necesario,
mientras escribes, que analices, juzgues, ni imagines absolutamente nada. Las respuestas
pueden ser breves, o si lo prefieres, anota todo lo que aflore sin detenerte. Recuerda que
no hay respuestas malas ni buenas, solo registra todo lo que surja en tu mente.

1. ¿Qué es lo que te ha llevado a asistir a este entrenamiento?

2. ¿Qué deseas aprender después de haber realizado este entrenamiento?

3. ¿Qué cualidades consideras importantes de ti mismo?

Toma ahora, antes de seguir leyendo, el tiempo que consideres necesario para reflexionar
y reconocer amablemente todo lo que hayas anotado.
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Sesión I
Fundamentos básicos
de la autocompasión

Para que alguien desarrolle una compasión genuina hacia los demás,
primero, él o ella deben tener una base sobre la que cultivar la
compasión y esa base es la habilidad de conectar con los sentimientos
propios y cuidar del propio bienestar. Cuidar de los demás requiere
cuidar de uno mismo.

Dalai Lama

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¿Qué es la compasión?

En los últimos 10 años la compasión está siendo estudiada y utilizada como ingrediente en
la psicoterapia efectiva basada en la evidencia más que nunca. Como veremos, la
experiencia de la compasión es esencial para nuestra salud física y psicológica. En un
sentido muy real, la compasión es fundamental para la supervivencia de nuestra especie.
Gilbert (2010), define la compasión como una profunda conciencia del sufrimiento de uno
mismo y otros seres vivos, junto con el deseo y el esfuerzo para aliviarlo.

Orígenes de la compasión

Practicar compasión ha constituido el foco de la curación emocional en las tradiciones de


la sabiduría mundial desde hace al menos 2.600 años. Las cualidades específicas, las
formas y los enfoques de la compasión han sido adoptados durante siglos, especialmente
por el budismo y el cristianismo, aunque en todas las culturas tradicionales se han cultivado
los valores de la compasión como códigos de conducta moral y como la mejor forma de
relacionarse con los demás y con los procesos de sufrimiento (Campayo, 2015).

Componentes subyacentes

Como tal, la compasión incluye una serie de componentes complejos cognitivos, afectivos
y motivacionales implicados en la capacidad de crear oportunidades de crecimiento y
cambio mediante la calidez afectiva y la atención amorosa (Campayo, 2015). A
continuación, describimos las dos dimensiones centrales de la compasión.

 Sensibilidad del sufrimiento de los otros: La primera es definida como la comprensión


y la conciencia de la presencia de sufrimiento y sus causas.

 Compromiso de aliviar el sufrimiento: La segunda dimensión consiste en la motivación


para llevar a cabo acciones concretas con el fin de aliviar el sufrimiento con que nos
encontramos en nuestra vida. Los investigadores también han descubierto que tratarnos a
nosotros mismos con compasión, es decir, la autocompasión, tiene un enorme impacto en
la calidad de nuestras vidas y en cómo tratamos con dificultades como la ansiedad, el
miedo, la depresión y el mundo relacional.

¿Qué es la autocompasión?

La autocompasión es darnos a nosotros mismos el mismo cuidado, consuelo y serenidad


que de forma natural hacemos llegar a quienes queremos cuando están sufriendo, cuando
fracasan o cuando se sienten inadecuados. ¿Cómo reaccionamos típicamente a las
dificultades de la vida –al estrés del trabajo, al sentirnos rechazados o a las dificultades
económicas? Como seres humanos, luchamos instintivamente contra las experiencias
negativas y nos consideramos responsables cuando las cosas salen mal. (Germer, 2015).

Implica tratarse con amabilidad a uno mismo, reconociendo que todos tenemos en común
con otros seres humanos, y siendo conscientes de los propios déficits o aspectos negativos.
Es decir, la persona autocompasiva procura buscar su felicidad y su bienestar, aceptando
plenamente sus limitaciones (Neff, 2003).
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Elementos esenciales de la autocompasión

La investigadora pionera de la autocompasión, Kristin Neff, diseñó la Escala de


Autocompasión (SCS) (Neff, 2003) de la que existe una versión que mide estos tres
elementos:

 Amabilidad con uno mismo: Ser afable y alentador cuando las cosas van mal en
nuestras vidas, en lugar de fustigarnos. Una expresión de la escala de Neff que describe
esa actitud es: “Soy tolerante con mis propios fallos e imperfecciones.”

 Humanidad compartida: El dolor y el sufrimiento forman parte de la experiencia humana.


“Cuando me siento inadecuado, intento acordarme de que mis sentimientos de
inadecuación son compartidos por la mayoría de la gente.”

 Mindfulness: Implica experimentar el momento presente sin dejarse llevar por la


tendencia a sobreidentificarse con las propias emociones. Supone un estado mental
receptivo, en el que se observan los propios sentimientos como son, sin tratar de suprimirlos
o negarlos, pero sin magnificarlos o exagerarlos.

Mecanismos de acción

Según (Campayo, 2015), cuando se utiliza la autocompasión es importante saber cómo


actúa, por eso es muy importante detenernos por un momento para entender la forma en
que opera esta importante herramienta, sin embargo, la terapia de compasión es bastante
reciente y aun no disponemos de estudios definitivos sobre su mecanismo de acción,
aunque existen varias hipótesis con algunas investigaciones que las apoyan, vamos a
presentar estas cuestiones a continuación:

 Disminución de la autocrítica: Las personas compasivas consigo mismas, cuando


describen sus debilidades, no lo hacen tanto sintiéndose aislados o culpables ni utilizando
la primera persona singular “yo”, sino empleando el plural “nosotros” y haciendo más
referencias sociales a familiares, amigos y otros seres humanos. Todo ello debido a la
mayor conexión y amabilidad consigo mismas y con las otras personas, que es la base de
la humanidad compartida, uno de los componentes prosociales claves de la compasión.

 Disminución de las rumiaciones: Las personas más compasivas consigo mismas,


presentan menos rumiaciones, y este parece ser uno de los mecanismos fundamentales,
ya que media la acción entre autocompasión y la aparición de la ansiedad y depresión. Se
piensa que es porque pueden romper el ciclo de autorreproches, aceptando las propias
imperfecciones con mayor compasión (Campayo, 2015).

 Repercepción de los sucesos vitales: La autocompasión permite ver los problemas con
más perspectiva, entendiendo que problemas son similares a los de la mayoría de las
personas. Permite hacerse responsable de las situaciones negativas sin que se asocie a
afecto negativo (Campayo, 2015).

 Regulación de las emociones: La autocompasión facilita que no se supriman las


emociones, reconociendo que las propias emociones son importantes. Se puede
descomponer la emoción y separarla del etiquetaje de pensamiento y el posterior
sentimiento asociado, de forma que es más fácil trabajar con ellas (Campayo, 2015).
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Sesión II
Bases biológicas de la
autocompasión

La base de un cerebro sano es la bondad,


y se puede entrenar a cualquier edad y
en un entorno científico.

Richard Davidson

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La evolución del cerebro y la compasión

La asombrosa evolución de nuestra especie nos ha proporcionado una tendencia a


experimentar la calma, seguridad y valor a través de la presencia cálida, cariñosa y
protectora de nuestros cuidadores. Lo que los datos de la investigación en compasión
demuestran es: que la relación de amor, cuidado y bondad que establecemos con otros
seres humanos, desde el día que nacemos hasta que morimos, tendrá un impacto enorme
sobre cómo nuestros cerebros maduren y, por lo tanto, sobre cómo funciona nuestro
cuerpo, nuestras emociones y nuestro bienestar general. (Gilbert, 2011), describe la
compasión como un proceso multifacético que ha evolucionado desde la mentalidad del
cuidador durante el cuidado parental humano y la crianza de los hijos.

A diferencia de otros animales, somos criaturas que demoramos más tiempo en ser
independientes y tener las habilidades para sobrevivir sin la atención de los cuidadores. Es
por ello que, en el trascurrir de la evolución, se desarrollaron sistemas y mecanismos en los
cerebros de los mamíferos para asegurar nuestra supervivencia. De esta forma, las crías
poseen los medios para buscar la cercanía de los cuidadores, mientras que los cuidadores
muestran sensibilidad al malestar y preocupación por su alivio (Gilbert, 2011).

Los tres sistemas de regulación emocional

El modelo de los tres sistemas afirma que tenemos por lo menos tres tipos de sistemas de
regulación de la emoción: el sistema de detección de amenazas y protección; el sistema
orientado al logro y el sistema afiliativo orientado a la satisfacción, la calma y la seguridad.
La investigación ha demostrado que este último se ha desarrollado significativamente con
la evolución de la conducta de apego propia de los mamíferos. De forma intuitiva sabemos
que la amabilidad y el apoyo de los demás ayuda a calmar la sensación de estar amenazado
y uno vuelve a sentirse seguro. Como explica (Gilbert, 2011), el sistema afiliativo fue
diseñado como un regulador de la amenaza. Acudimos a nuestros seres más queridos
cuando nos sentimos bajo amenaza, porque tenemos una sabiduría intuitiva que nos dice
que la bondad de los demás es lo que nos ayuda y nos tranquiliza.

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El sistema nervioso social

El neurocientifico (Porges, S. W, 2011), establece un nuevo sistema (el nervioso


social), que redefine los que actualmente se aceptan el sistema nervioso simpático y
parasimpático que definimos a continuación:

 El sistema nervioso social: Es aquel en el que nos desenvolvemos en el día a día: cocinar,
caminar, reunirnos con amigos, trabajar… es un estado en el que el sistema nervioso
está por debajo del nivel de alerta (depende del trabajo y los amigos, claro). Estar por
debajo del nivel de alerta es lo que más le gusta al cuerpo. Porque no consume
recursos; pelearse, estresarse o huir consumen muchos recursos metabólicos, y eso, al
cuerpo, no le gusta nada… Pero claro, a veces tiene que hacerlo, y debe
estar preparado para ello.

 El sistema nervioso simpático: Es aquel que se activa precisamente cuando salta la


alarma. Es más moderno que el sistema nervioso parasimpático (los seres “menos
evolucionados” como las lampreas carecen de él). Cuando llegamos a un punto en el que
ya no podemos mantenernos en el sistema nervioso social, entra en acción el sistema
nervioso simpatico. Se activa cuando detecta que en mayor o menor medida hay que poner
en marcha el modo de supervivencia; lucha o huida. Puede ser correr delante de
una manifestación, pero también discutir con otra persona o defender lo que es nuestro
cuando nos lo quieren arrebatar. Pone en práctica las últimas estrategias
aprendidas, nuestras últimas capacidades adquiridas. Pero si esto no funciona, recurrimos
al sistema nervioso parasimpático primitivo.

 El sistema nervioso parasimpático: Es la parte más antigua del sistema nervioso


autónomo, el que tenían seres que simplemente se alimentaban de forma pasiva. En el ser
humano es el que entra en acción, cuando las respuestas de lucha o huida del sistema
nervioso simpático no son válidas, cuando estamos tan bloqueados que no vemos salida
y nos congelamos. Es una estrategia muy útil para los reptiles, que en caso de peligro se
quedan muy quietos debajo del agua y pueden pasar así mucho tiempo. Sin embargo,
el humano, debido al alto consumo de oxígeno que requiere simplemente para estar, sin
moverse, este estado de congelación es inviable, insano, genera muchos problemas.

El sistema nervioso social (o sistema de calma y seguridad) puede activarse


intencionalmente. Por ejemplo, mediante un tono de voz cálido y una expresión facial
amable, también puede ponerse en funcionamiento mediante la representación simbólica
(imaginación) de seres queridos, la evocación de sentimientos de afecto, o el uso de
palabras amables y cariñosas. Estas acciones son precisamente las que llevamos a cabo
durante los ejercicios de autocompasión. Es decir, cuando practicamos la autocompasión,
fomentamos la liberación de oxitócica e inhibimos la acción que el sistema nervioso
simpático ejerce sobre el corazón, posibilitando estados de calma y el establecimiento de
vínculos sociales.

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El nervio vago y la neuropercepción
El cuerpo a través del nervio vago dispone de un sistema de alerta automático que hace
que pasemos de un estadio a otro según la necesidad detectada. Se entrena cuando somos
pequeños en la relación que establecemos con la madre, en el proceso de conexión
materno filial (nos miramos a los ojos) – ruptura (tengo hambre, mamá no está, así que
lloro) – reparación (mamá me da de comer) – vuelta a la conexión (estamos los dos en paz
mirándonos nuevamente). Si de pequeños no se ha podido producir este ciclo en reiteradas
ocasiones, de adultos tendremos problemas con el nervio vago. Es decir, nos costará
gestionar e identificar la verdadera peligrosidad del entorno, y activaremos respuestas de
huida o pelea, y lo que es peor, de congelación, en situaciones que no lo merecen. Ej:
persona que tiene miedo a las reuniones de amigos (Porges, S. W, 2011).

El término neuropercepción, hace referencia al proceso por el que los circuitos neurales
distinguen si una persona o situación es segura o, por el contrario, representa un peligro
para nosotros. Esto tiene lugar en las estructuras más antiguas del cerebro, por lo que
sucede a nivel inconsciente. Así, incluso si no somos conscientes del peligro, a nivel
neurofisiológico nuestro organismo podría haber iniciado ya una secuencia de procesos
neurales que facilitarían conductas defensivas adaptativas como luchar, huir o
inmovilizarnos. Las conductas prosociales –por ejemplo, acercarnos a un desconocido e
interactuar con él- no tendrán lugar si nuestra neurocepción lee de manera incorrecta las
señales contextuales, lo que llevaría a la activación de estados fisiológicos subyacentes a
las estrategias de supervivencia. Para establecer relaciones interpersonales, es necesario
contener estas reacciones defensivas, de tal manera que sea posible iniciar actividades
sociales y conectar con otros, estableciendo así vínculos duraderos. Es decir, los seres
humanos contamos con sistemas adaptativos neurocomportamentales tanto para las
estrategias defensivas como sociales (Porges, S. W, 2011).

La teoría polivagal

La Teoría Polivagal de (Porges, S. W, 2011), detalla cómo la activación de la porción


mielinizada del sistema nervioso autónomo parasimpático (también llamado sistema
nervioso social) ayuda a regular de manera flexible la reacción de lucha-huida (mediada por
el sistema nervioso autónomo simpático). Esta activación parasimpática permite mantener
un estado de calma y relajación al encontrarnos físicamente a los demás, así como recibir
u ofrecer conductas afiliativas, de cuidado y prosociales. Esto tiene su reflejo en el equilibrio
entre ambas ramas autonómicas, que da lugar a una variabilidad de la frecuencia cardíaca
(Porges, S. W, 2011). De hecho, la inhibición de la acción simpática sobre el corazón, a
través del vago mielinizado, ha demostrado estar vinculada con la respuesta de orientación
y la atención sostenida hacia el mundo externo, lo que constituye el núcleo de componentes
compasivos como la sensibilidad y la simpatía (Porges, S. W, 2011).

La Teoría Polivagal, basándose en datos neuroanatómicos y neurofisiológicos, propone la


existencia de una tercera sección del sistema nervioso autónomo, el “sistema nervioso
social”, implicado en la comunicación e interacción social (expresión facial, vocalización,
escucha, petición de socorro, etc.). Su funcionamiento se encuentra regulado por la acción
del vago mielinizado –se trata pues de una subdivisión del sistema nervioso parasimpático.
Esta porción del vago inhibe la influencia simpática sobre el corazón, promoviendo estados
de calma y seguridad (Porges, S. W, 2011).

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Sesión III
Aplicaciones e intervenciones

Actualmente la autocompasión está siendo estudiada y utilizada como


una herramienta de apoyo en la psicología clínica contemporánea. Tanto
es así que algunos autores han acuñado el término de “Terapias de
Cuarta Generación”, para designar a las nuevas intervenciones
empíricamente validadas.

Marta Alonso

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Estudios e investigaciones

Aunque la compasión ha sido estudiada y entrenada en las tradiciones contemplativas en


los dos últimos milenos, en las últimas décadas también ha sido investigada científicamente
en el contexto de la neurociencia y la psicología (Dahl, Lutz & Davidson, 2015; Gilbert,
2005, 2009; Goetz, Keltner, & Simon-Thomas, 2010; Hofmann, Grossman, & Hinton,
2011; Lutz, Greischar, Perlman, & Davidson, 2009; Strauss et al., 2016).

Los estudios científicos sobre el entrenamiento en la compasión muestran un aumento


significativo en personas que no tienen ningún diagnóstico clínico y que buscan mejorar su
salud general:

- Aumenta el bienestar emocional: la autocompasión incrementa estados mentales


positivos como la conexión, confianza, el optimismo, curiosidad y gratitud. (Zessin,
Dickhauser y Garbadee, 2015).
- Incrementa la empatía y compasión: Según (Neff y Pommier, 2012), los individuos
autocompasivos muestran una preocupación más empática, altruismo y perdón
hacia ellos mismos y los demás.
- Mejora las relaciones interpersonales: Se ha encontrado evidencia que
demuestra que los individuos autocompasivos tienen un mejor funcionamiento en
las relaciones (Yarnell y Neff, 2002).
- Aumenta la satisfacción con la vida y felicidad: En un estudio realizado por
Germer y Neff en 2012, encontraron que en un programa MSC, los participantes
informaron significativamente niveles más altos de satisfacción con la vida,
optimismo y felicidad.

Existen más estudios científicos que demuestran como la autocompasión, mejora por
ejemplo, las estrategias de regulación emocional (Jazaieri et al., 2013, 2014) y la respuesta
inmune (Pace et al., 2009, 2010), genera un cambio en el funcionamiento del cerebro
aumentando su resiliencia (Desbordes et al., 2012; Klimecki et al., 2013; Lutz, Brefczynski-
Lewis,et al., 2008; Lutz et al., 2009) y una mejora de las habilidades relacionales, por
ejemplo aumentando la compasión al mismo tiempo que disminuye el distrés empático
(Brito-Pons, Campos & Cebolla, 2017).

La autocompasión también está ligada a mayor iniciativa personal, elevada autoeficacia y


motivación intrínseca. También se asocia a mayor capacidad para realizar cambios que
mejoren al individuo, intentar aprender de la experiencia y evitar errores previos (Campayo,
2015). Todas estas características hacen que la autocompasión sea también muy eficaz
para el desarrollo de conductas saludables que van ligadas a una fuerte motivación como:

- El mantenimiento de dietas de adelgazamiento


- Deshabituación tabáquica
- Práctica de ejercicio físico con finalidad saludable
- Adherencia al tratamiento farmacológico.

Por último, la autocompasión parece muy útil para sobreponerse a los trastornos de
adaptación en general, como se ha comprobado en el caso del divorcio (Campayo, 2015).

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Usos generales de la autocompasión
Como ocurre con mindfulness, la autocompasión puede ser utilizada con varios objetivos.
Existen varios meta-análisis (se llama así a los estudios que revisan ensayos clínicos
controlados y que constituyen la mayor evidencia científica) sobre la eficacia de la terapia
de compasión en diferentes patologías (Macbeth y Gumley, 2012; Galante y cols. 2014;
Leaviss y Uttley, 2015; Shonin y cols. 2016; Wilson y cols. 2019). A continuación, te
queremos presentar evidencia empírica que resalta la eficacia de la autocompasión en la
en el trabajo clínico con diferentes trastornos psicológicos:.

- Ansiedad y depresión: Las investigaciones realizadas en los últimos años han


demostrado que la autocompasión predice niveles más bajos de ansiedad y
depresión (Neff, 2012).

- Estrés: Lightman y Glover, 2008, sostienen que la autocompasión tiende a disminuir


el cortisol y aumentar la frecuencia cardiaca (asociada con la capacidad de calmarnos
cuando estamos estresados).

- Dolor crónico: En el dolor crónico, la compasión permite mejorar la adaptación y


disminuir la catastrofización y, probablemente, la injusticia percibida asociada a este
trastorno (Campayo, 2015).

- Trastornos de la conducta alimentaria: Incluir la autocompasión de forma precoz


en el tratamiento de conducta alimentaria parece mejorar el pronóstico, ya que la
autocrítica parece ser uno de los elementos claves en el agravamiento de la
enfermedad (Campayo, 2015).

- Trastornos de personalidad: La compasión en formato grupal mejora el estrés, la


depresión, la vergüenza y la comparación social, así como la aceptación (Campayo,
2015).

- Traumas psicológicos infantiles: Elevados niveles de autocompasión consiguen


en pacientes una mejor regulación emocional, disminuyendo el impacto del trauma,
lo que permite manejarse con los sucesos adversos de una forma más eficaz. Este
mecanismo terapéutico se conoce como repercepción positiva (Campayo, 2015).

Existen también diferentes variaciones para la aplicación de la autocompasión en otros


públicos y sectores de la sociedad, como estudiantes en escuelas o universidades, o
profesionales en las organizaciones (Campayo, 2015).

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Riesgos y efectos adversos

Mucha gente encuentra que cuando practica la autocompasión, el dolor empieza realmente
a aumentar al principio y esto puede ser muy riesgoso para la persona que está viviendo
estas experiencias, pues puede generarle con el tiempo diferentes efectos adversos como
aumento de la rumiación, disociación de la realidad, desregulación emocional, disfunción
sensorial, estrés emocional, episodios psicóticos, entre otros (Germer & Neff, 2017).

Backdraft
Es un término que usan los bomberos para describir lo que sucede cuando se abre una
puerta en una casa que está en llamas: el oxígeno entra repentinamente y se produce una
súbita explosión de fuego. Un proceso similar puede ocurrir cuando abrimos las puertas del
corazón, el afecto entra y el dolor sale. Hay un par de dichos que describen este proceso:
“Cuando nos damos afecto incondicional, descubrimos todas las condiciones en las que no
nos hemos tratado con amabilidad” o “el amor revela todo lo que es diferente a sí mismo”.
Afortunadamente, podemos encontrarnos con el viejo dolor con los recursos de
autocompasión, por lo que el corazón sanará de manera natural. No obstante, esto significa
que debemos permitirnos ser aprendices lentos cuando practicamos autocompasión
(Germer & Neff, 2017).

Estrategias para trabajar con el Backdraft

Según (Germer & Neff, 2017), si nosotros o nuestros pacientes se sienten sobrecogidos por
emociones difíciles, podemos utilizar los siguientes recursos:

1. Permitir que el backdraft se filtre en el fondo de la conciencia y ver si se disipa por


sí mismo con el paso del tiempo.

2. Si el backdraft sigue siendo demasiado fuerte, reducir ligeramente las prácticas que
se estaban haciendo y ver qué sucede.

3. Si el backdraft todavía resulta demasiado doloroso, practicar:

 Regulación de la atención: concentrarnos en la respiración, algún sonido o las


sensaciones de las plantas de los pies en el suelo.

 Mindfulness y Autocompasión en la vida cotidiana: realizar otras conductas


ordinarias de autocuidado como tomar una taza de té o acariciar al gato.
Haciendo esto, reforzamos el hábito de darnos lo que necesitamos en el
momento, plantando semillas que eventualmente germinarán y crecerán.

El backdraft no es inherentemente problemático, es nuestra resistencia innata al backdraft


lo que causa tanto sufrimiento. Muchas veces el backdraft se asocia con “miedos a la
compasión (Gilbert, 2011). En este caso, no tenemos miedo a la autocompasión sino a la
incomodidad que podemos experimentar cuando nos ofrecemos compasión. También
podemos tener miedo del backdraft cuando la práctica de la autocompasión va contra los
valores personales y culturales (Robinson, 2016).

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Intervenciones basadas en la compasión

 Entrenamiento en Compasión de Base Cognitiva (CBCT): Es un programa de 8


semanas, diseñado en el 2004 por el Dr. Negi, Director del Emory-Tibet Partnership y
del Emory-Tibet Science Initiative. Es un entrenamiento secular y contemporáneo que
deliberada y sistemáticamente, prepara para cultivar la compasión. El objetivo primordial
del método del programa es fomentar un mayor cultivo del bienestar a través de prácticas
basadas en la compasión. A través de una aproximación sistemática basada en la práctica
de la meditación el programa se orienta progresivamente a generar la aparición natural de
estados o disposiciones mentales, así como comportamientos cotidianos, de amabilidad,
compasión, generosidad, gratitud y calidez. Se proponen una serie de herramientas para
ampliar progresivamente nuestra compasión a círculos cada vez más y más amplios por
medio de ejercicios analíticos en un entorno de aprendizaje interpersonal cálido y seguro.

 Terapia Focalizada en la compasión (CFT): Es uno de los modelos clínicos de


tratamiento más desarrollados por Paul Gilbert. Fue creado a través de décadas de
investigación e innovación, es el ejemplo más remarcable de integración de la psicología
evolutiva y del desarrollo, la terapia conductual, la neurología y la sabiduría perenne para
proporcionar un enfoque sistemático y científicamente sólido ante el problema del
sufrimiento humano. Todo este cuerpo de conocimiento ha tomado la forma de un modelo
integral de terapia comportamental experiencial.

 Entrenamiento en el Cultivo en la Compasión (ECC): Es un programa de 8 semanas


basado en prácticas contemplativas y en la investigación científica sobre la compasión
desarrollado por Geshe Thupten Jinpa y un grupo de psicólogos y neurocientíficos en el
Centro para la Investigación y la Educación en la Compasión y el Altruismo de la
Universidad de Stanford (Center for Compassion and Altruism Research and Education,
CCARE; Jinpa, 2016). En el programa ECC, los participantes desarrollan la presencia, la
empatía y la compasión a través de una progresión gradual de prácticas meditativas,
ejercicios relacionales, reflexiones activas y prácticas informales para aplicar los
aprendizajes en el terreno de la actividad profesional y personal.

 Programa Mindful Self-Compassion (MSC): Este protocolo de 8 semanas fue diseñado


para cultivar las habilidades de Mindfulness y Autocompasión. Se basa en la investigación
innovadora por Kristin Neff, integrado con la perspectiva clínica de Christopher Germer. El
MSC enseña principios y prácticas que permiten a los participantes a responder a las
emociones difíciles con amabilidad y comprensión. El curso MSC combina las capacidades
de mindfulness y autocompasión, ofreciendo una herramienta para el desarrollo del
bienestar emocional, la confianza, la resiliencia y el mejoramiento de las relaciones.

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Sesión IV
Incorporando la autocompasión
Un momento de autocompasión puede llegar a
cambiar tu día. Una serie de
estos momentos puede cambiar el curso de tu vida.

Christopher Germer

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La respiración afectuosa

 Por favor, encuentra una postura en la que tu cuerpo se sienta cómodo, de modo que
puedas sentirte cuidándola durante el tiempo que dura la meditación. A continuación, date
permiso para cerrar parcial o totalmente, tus ojos con suavidad. Realiza unas cuantas
respiraciones sencillas y lentas para liberar cualquier tensión innecesaria del cuerpo.

 Si lo deseas pon una mano sobre tu corazón u otro en cualquier lugar que te resulte
tranquilizador a modo de recordatorio para traer no solo consciencia, sino consciencia
afectuosa a tu respiración y a ti mismo. Puedes dejar tu mano allí o dejarla descansar en
otro lugar.

 Ahora, comienza a notar la respiración en tu cuerpo, sintiendo que todo tu cuerpo inspira
y que todo tu cuerpo expira.

 Quizá notando cómo tu cuerpo es nutrido en cada respiración y se relaja con cada
expiración.

 Simplemente permite que tu cuerpo te respire. No hay nada que necesites hacer.

 Ahora, nota el ritmo de tu respiración, fluyendo hacia adentro y fluyendo hacia afuera.

 Tomate unos momentos para sentir el ritmo natural de tu respiración.

 Tal vez inclinando tu atención hacia tu respiración como lo harías hacia un niño o ante un
amigo querido.

 Siente el movimiento de todo tu cuerpo con la respiración, como el movimiento del mar.

 Tu mente de forma natural se alejará un niño curioso o un cachorro. Cuando esto suceda
simplemente regresa amablemente al ritmo de tu respiración.

 Permite que todo tu cuerpo sea suavemente acunado y cuidado internamente por tu
respiración.

 Si lo deseas, incluso abandonándote cada vez a tu respiración, permitiendo que tu


respiración sea todo lo que hay. Llegando a ser la respiración,

 Simplemente respirando. Siendo respiración.

 Y ahora, libera suavemente tu atención de tu respiración, reposa tranquilamente en tu


propia experiencia y date permiso para sentir lo que estas sintiendo y ser tal como eres.

 Cuando estés preparado o preparada abre tus ojos lenta y suavemente.

Tomado de Christopher Germer y Kristin Neff, 2017

18
Body scan compasivo

 Vamos a empezar con los dedos de tu pie izquierdo, comenzando a notar si hay
sensaciones en tus dedos. ¿Tus dedos están calientes o fríos, secos o húmedos?
Simplemente siente las sensaciones de tus dedos – comodidad, incomodidad, o tal vez
nada – y permite que cada sensación sea tal como es. Si tus dedos se sienten bien, tal vez
puedas ofrecerles un suave movimiento y una sonrisa de agradecimiento.

 A continuación, cambia la atención a la planta de tu pie izquierdo. ¿Puedes detectar


alguna sensación en la planta de tu pie izquierdo? Tus pies tienen una pequeña superficie
y, sin embargo, mantienen todo tu cuerpo durante todo un largo día. Trabajan tan duro.
Siéntete libre para enviar a la planta de tu pie izquierdo un poco de gratitud, si esto te hace
sentir bien. Si hay algún tipo de incomodidad, ábrete a ella con ternura.

 Ahora, siente todo tu pie izquierdo. Si tu pie se siente cómodo, puedes también ampliar la
gratitud porque hoy no sientes molestia alguna. Si sientes algún tipo de molestia, permite
que esta zona se suavice, como si estuviera envuelta en una toalla cálida. Si lo deseas,
valida tu incomodidad con palabras amables como “Ahí hay una molestia, pero está bien”.

 De forma gradual, lleva tu atención a tu pierna izquierda, cada vez a una parte; notando
cualquier sensación corporal que aparezca, enviando gratitud si esa parte de tu cuerpo se
siente bien, y enviando compasión si existe algún tipo de incomodidad. Todavía centrándote
en tu lado izquierdo, cambia la atención hacia tu tobillo, espinilla, pantorrilla y rodilla.

 Cuando te des cuenta de que tu mente se ha alejado, como siempre hará, simplemente
regresa a las sensaciones de la parte de tu cuerpo que estabas atendiendo.

 También podrías desear añadir algunas palabras de amabilidad o compasión, tales como,
“Que mi/s (rodillas) estén cómodas. Que estén bien”. A continuación, dirige nuevamente tu
atención a las sensaciones simples de cada parte del cuerpo.

 Date permiso para que todo este proceso de trabajar amablemente a través de tu cuerpo
sea exploratorio e incluso divertido. Dirige ahora tu atención hacia tu muslo y cadera.

 Si sientes incomodidad o crítica en alguna parte concreta de tu cuerpo, intenta poner una
mano sobre tu corazón y respirar suavemente, imaginando que la amabilidad y la
compasión fluyen a través de tus dedos hacia todo tu cuerpo.

 O si sientes comodidad, ofrece una sonrisa interna de agradecimiento, si esto te hace


sentir bien. Ahora lleva conciencia amorosa a toda tu pierna izquierda, dando espacio para
todo lo que puedas estar sintiendo.

 Dirige ahora tu atención hacia la pierna derecha, hacia tus dedos del pie derecho, la planta
del pie derecho, el pie, tobillo, la pantorrilla, espinilla y rodilla Si aparece incomodidad física
o emocional en alguna parte de tu cuerpo, siéntete libre para para pasar por alto esa parte.
Ahora, lleva tu atención hacia tu muslo y cadera, luego a toda la pierna derecha.

 Lleva ahora tu conciencia hacia tu área pélvica, los huesos fuertes que apoyan tus piernas.
Tal vez sientas tus nalgas en el suelo o en la silla – los músculos grandes que te ayudan a
subir escaleras y también te permiten sentarte suave y cómodamente.
19
 Y ahora, la parte inferior de tu espalda –donde se almacena una enorme cantidad de
estrés. Si notas cualquier molestia o tensión, podrías imaginar tus músculos relajándose y
derritiéndose con ternura. Siéntete libre para modificar un poco tu postura, si el ajuste te
hace sentir más cómodo/a. Y a continuación, la parte superior de tu espalda.

 Y ahora, dirige tu atención a la parte delantera de tu cuerpo, a tu abdomen. Tu abdomen


es una parte muy compleja del cuerpo con muchos órganos y funciones corporales. Tal vez
puedas enviar gratitud y agradecimiento a esta parte de tu cuerpo. Si aparecen juicios sobre
tu barriga, mira si puedes dedicarle algunas palabras de amabilidad y aceptación.

 A continuación, lleva la atención hacia tu pecho. El centro de tu respiración, y también el


centro de tu corazón. Llena tu pecho con conciencia, agradecimiento y aceptación. Tal vez
poniendo amablemente una mano en el centro de tu pecho, y dándote permiso para sentir
lo que estás sintiendo en este momento. A medida que avances, siéntete libre para entrar
en contacto con cualquier parte de tu cuerpo, incluso acariciándola.

 Continúa inclinando tu conciencia hacia tu cuerpo con la misma calidez con la que te
inclinarías hacia un niño pequeño, sintiendo sensaciones en tu hombro izquierdo, la parte
superior del brazo izquierdo y el codo. Llevando conciencia tierna a cada parte de tu cuerpo.
A la Parte inferior del brazo izquierdo, Muñeca, las manos, los dedos.

 Siéntete libre para mover tus dedos, si lo deseas, saboreando las sensaciones que
aparecen cuando mueves tus dedos. Tus manos han sido diseñadas exclusivamente para
mantener y mover objetos finos, y son muy sensibles al tacto.

 Y ahora, explora todo tu brazo y tu mano izquierda con amabilidad y conciencia


compasiva. Ahora lleva tu atención a tu lado derecho, a tu hombro derecho, la parte superior
del brazo, derecho, el codo, la parte inferior del brazo, la muñeca, las manos, los dedos,
todo el brazo y la mano derecha.

 Y ahora, dirige tu conciencia hacia la cabeza, comenzando por el cuello. Si lo deseas,


toca tu cuello con tu mano, recordando cómo el cuello apoya tu cabeza durante todo el día,
cómo transporta la sangre al cerebro y el aire a todo el cuerpo. Si tu cuello se siente bien,
ofrécele agradecimiento y amabilidad – mediante el tacto físico o mental – y si experimentas
cualquier tipo de tensión o incomodidad, envíale compasión.

 Finalmente, lleva la atención a tu cabeza, comenzando con la base de la cabeza, la


superficie dura que protege tu cerebro. Si lo deseas, toca amablemente la base de tu
cabeza con tu mano, o simplemente tócala con tu conciencia. Y finalmente, tu frente y la
coronilla de tu cabeza, y la parte inferior… tu cerebro. Tu delicado cerebro está compuesto
por billones de neuronas que se comunican entre sí en todo momento para ayudarnos a
dar sentido a nuestro mundo. Si lo deseas, puedes decir “gracias” a tu cerebro por trabajar
constantemente en tu nombre.

 Cuando hayas finalizado, presta atención amable a todo tu cuerpo, intentando ofrecerle
una ducha final, desde la cabeza hasta los pies, de agradecimiento y compasión.

 Y, a continuación, abre suavemente tus ojos.

Tomado de Christopher Germer y Kristin Neff, 2017

20
Bondad amorosa para uno mismo

 Por favor, reserva 20 minutos con el propósito de darte a ti mismo atención amorosa.
Siéntate en una postura cómoda, razonablemente erguido y relajado, cierra los ojos y lleva
tu atención a la región del corazón. Ahora haz tres respiraciones lentas relajadas desde el
corazón.

 Fórmate una imagen de ti mismo sentado observa tu postura en la silla como si te


estuvieras viendo desde afuera, siente las sensaciones en tu cuerpo.

 Recuerda que todo ser vivo quiere vivir en paz y feliz, conecta con ese deseo profundo:
“Así como todos los seres desean ser felices y estar libre del sufrimiento que yo sea feliz y
este libre del sufrimiento”. Permítete sentir el calor de esta intención amorosa.

 Ahora manteniendo la imagen de ti mismo, sentado en la silla y sintiendo buena voluntad


en el corazón repite las frases siguientes en silencio y suavemente:

Que este a salvo.


Que sea feliz.
Que este sano.
Que viva a gusto.

 Deja que cada frase signifique lo que dice. Si es necesario repite una frase varias veces
para mayor claridad. Puedes repetir también una sola palabra de la frase “Feliz…, feliz…,
feliz…feliz” – Para experimentar su significado.

 Tómate tu tiempo. Mantén una imagen de ti mismo en el ojo de la mente, disfruta del
corazón amoroso y saborea el significado de las palabras. Cuando observes que tu mente
vaga, lo que ocurrirá pasados algunos segundos repite de nuevo las frases. Si las palabras
se quedan sin sentido, visualízate de nuevo en la silla y ofrécete las frases de nuevo. Si
tanto la imagen de ti mismo sentado como las palabras se vuelven vagas o borrosas pon la
mano en el corazón y recuerda tu intención de llenarte de amabilidad afectuosa: “Así como
todos los seres desean ser felices y estar libre del sufrimiento que yo sea feliz y este libre
del sufrimiento”. Luego vuelve a las frases. Cada vez que te sientas perdido luego vuelve
tu atención a las frases.

 Deja que este ejercicio sea fácil, no lo hagas difícil o duro. La amabilidad afectuosa es la
cosa más natural del mundo. Siempre surgirán distracciones., cuando las notes suéltalas y
vuelve a las frases. Cuando tu atención vague vuelve a darte amor a ti mismo. Sentarte
contigo es como sentarte con un amigo querido que no se siente bien., no puedes curar a
tu amigo, pero le habrás ofrecido la amabilidad que él o ella merece.

 Finalmente, suelta las frases y descansa tranquilamente en tu propio cuerpo.

 Ahora, abre suavemente los ojos.

Tomado de Christopher Germer y Kristin Neff, 2017

21
Bondad amorosa para un ser querido
 Reserva de 20 a 40 minutos con el propósito de poner calidez y buena voluntad en tu vida.
Siéntate en una posición cómoda, razonablemente erguido y relajado.

 Cierra los ojos del todo o sólo parcialmente. Respira hondo un par de veces para instalarte
en tu cuerpo y en el momento presente.

 Trae a tu mente a una persona o ser viviente que te haga sonreír de manera natural.
Podría ser un niño, tu abuela, tu gato o tu perro – quienquiera que te alegre el corazón.
Igual podría ser un pájaro en el alféizar de tu ventana. Permítete sentir cómo es estar en su
presencia y disfrutar de la buena compañía.

 Ahora, reconoce cuán vulnerable es esa criatura que tanto quieres –como tú, se
encuentra expuesta a la enfermedad, al envejecimiento y a la muerte. Igual que tú y que
cualquier otro ser viviente, desea ser feliz y estar libre de cualquier sufrimiento. Siendo
consciente de lo que estás diciendo, repite las siguientes palabras, amable y suavemente:

Que estés a salvo.


Que tengas paz.
Que tengas salud.
Que te vaya bien en la vida.

 Cuando notes que la mente se te ha ido a otra parte, vuelve a las palabras y a la imagen
de la persona querida que tienes en tu mente. Saborea cualquier sentimiento de cariño que
pueda aparecer.

 Ahora, añádete a ti mismo en ese círculo de buena voluntad. Ponte la mano sobre el
corazón y siente el calor y la presión de la mano (durante un momento o durante toda la
meditación). Y entonces di:

Que tú y yo estemos a salvo.


Que tú y yo tengamos paz.
Que tú y yo tengamos salud.
Que a ti y a mí nos vaya bien en la vida.

 Visualiza todo tu cuerpo con el ojo de tu mente, percibe cualquier estrés o molestia que
quede dentro de ti y ofrécete bondad a ti mismo.

Que yo esté a salvo.


Que tenga paz.
Que tenga salud.
Que me vaya bien en la vida.

 Ahora, haz un par de respiraciones y descansa con tranquilidad en tu propio cuerpo,


saboreando la buena voluntad y la compasión que fluyen de tu corazón. Piensa que puedes
volver a estas frases en cualquier momento que lo desees.

 Abre suavemente los ojos.

Tomado de Christopher Germer, 2017


22
Dar y recibir compasión

 Siéntate cómodamente, cierra los ojos y haz un par de inspiraciones relajadas.

 Recorre tu cuerpo buscando cualquier indicio de estrés físico y registra su localización y


la cualidad de la molestia. Hazte también consciente de cualquier emoción estresante que
pueda aparecer en tu campo de conciencia. Si te viene a la mente el recuerdo de una
persona difícil, date cuenta del estrés asociado con esa persona. Si experimentas, por
empatía, el sufrimiento de otra persona, date cuenta también de ese desasosiego.

 Ahora, siendo consciente del estrés que hay en tu cuerpo, inhala profundamente,
aspirando compasión hacia el interior de tu cuerpo y dejando que llegue hasta todas sus
células.

 Consigue calmarte, tanto al inhalar profundamente, como dándote la compasión que


mereces siempre que experimentes algo de inquietud.

 Al exhalar, envía compasión a la persona asociada a tu malestar o exhala compasión


para todos los seres vivos en general.

 Cuando inspiramos y expiramos compasión, también respiramos “ternura”, “consuelo”,


“calma”, “cuidado”, amabilidad” y “amor”. Experimenta libremente con estas palabras de
manera que, con cada respiración, puedas evocar el sentimiento compasivo.

 Continúa inspirando y espirando compasión. Ocasionalmente, explora tu paisaje interior


por si aparece cualquier malestar y responde inhalando compasión para ti mismo/a y
exhalando compasión para aquellos que la necesiten.

 Abre los ojos con suavidad.

Tomado de Christopher Germer, 2017

23
Andar compasivo

 Proponte andar durante diez minutos o más por cualquier lugar que te guste. Dedica ese
tiempo específicamente a cultivar la amabilidad afectuosa y la compasión.

 Mantente de pie inmóvil durante un momento y ancla tu atención en tu cuerpo. Sé


consciente de ti mismo en la postura vertical. Siente tu cuerpo.

 Recuerda que todo ser vivo quiere vivir en paz y feliz. Conecta con ese deseo profundo:
“Así como todos los seres desean ser felices y estar libres sufrimiento, que yo sea feliz y
esté libre del sufrimiento.”

 Empieza a andar. Nota cómo te muevas a través del espacio en la postura vertical. Siente
las sensaciones de tu cuerpo, tal vez notando la presión de los pies en el suelo o el aire en
la cara. Mantén los ojos suavemente centrados y camina con paso normal. Después de
andar, repítete las frases de la amabilidad afectuosa a ti mismo:

Que esté a salvo.


Que sea feliz.
Que esté sano.

Las frases mantendrán tu atención anclada en tu cuerpo y empezarán a evocar la actitud


de la amabilidad afectuosa. Trata de sincronizar las frases con cada paso o con cada
respiración. Puede ayudar el abreviar las frases a u.na sola palabra:” Salvo, feliz, sano, a
gusto” o “Amor, amor, amor, amor”.

 Cuando tu mente vague, vuelve las frases. Si de pronto te das cuenta de que estas
caminando muy deprisa, reduce la velocidad y céntrate de nuevo en tu propósito.

 Haz esto con amabilidad, especialmente con sentimiento de gratitud hacia tus pies por
sostener todo tu cuerpo. Aprecia la maravilla de andar.

 Tras unos minutos, expande la amabilidad afectuosa a otros. Cuando alguien capte tu
atención, dite a ti mismo:

Que tú y yo estamos a salvo


Que tú y yo seamos felices
Que tú y yo estamos sanos

Di también “Que tú estés a salvo”, o sólo “A salvo, feliz, sano, a gusto” o “Amor, amor, amor,
amor”. No trates de incluir a nadie, hazlo solo con una persona cada vez, manteniendo viva
la actitud de la amabilidad afectuosa.

 Por último, incluye todas las formas de vida en el círculo de tu amabilidad afectuosa, por
ejemplo, a perros, pájaros, insectos y plantas.

 Al final del tiempo que hayas destinado para caminar, permanece de pie, inmóvil durante
un momento y repite “Que todos los seres sean felices y estén libres de sufrimiento” antes
de pasar a tu siguiente actividad del día.

Tomado de Christopher Germer, 2017


24
Consejos para mantener la práctica

La práctica de autocompasión es un esfuerzo para toda la vida, nuestro mejor maestro es


nuestra experiencia autentica, y las prácticas más apropiadas para cualquier individuo en
particular son aquellas con las que se sientan más comprometidos. Acá te brindamos
algunos consejos que te pueden ayudar a mantener tu práctica en tu vida diaria:

 Haz que tu práctica sea lo más placentera posible, como auto-refuerzo.

 Comienza con prácticas pequeñas y cortas que pueden marcar una gran diferencia.

 Práctica durante la vida diaria, cuando más lo necesites.

 Sé compasión cuando tu práctica decae, y simplemente vuelve a empezar.

 Deja ir el esfuerzo innecesario para practicar de la manera correcta.

 Elige un horario regular para practicar cada día.

 Usa meditaciones guiadas, lee libros, revistas.

 Mantente conectado: practica en la comunidad.

Tomado de Christopher Germer y Kristin Neff, 2017

25
Sesión V
Enseñando la práctica
de autocompasión

Tú no puedes transmitir sabiduría y una visión


profunda a otra persona. La semilla ya está ahí. Un buen
maestro toca la semilla, permitiéndole a ésta despertar,
brotar y crecer.

Thich Nhat Hanh

26
La presencia compasiva en la relación terapéutica

La investigación indica que nuestra presencia como profesionales de la salud física o


mental, la medida en que establecemos una conexión amorosa con las personas que
atendemos, es uno de los factores más importantes para fomentar su curación y su
respuesta positiva a nuestra labor terapéutica. Diversos estudios sobre la eficacia de la
psicoterapia indican que, con independencia del método o la técnica que apliquemos, la
relación terapéutica, es uno de los factores que más inciden en los resultados positivos
(Norcross, Beutler y Levant, 2005). Estar presente nos permite desempeñar con eficacia
nuestro rol como profesionales que ayudan a otras personas a superar la enfermedad y el
trauma. Por ejemplo, los pacientes de médicos más empáticos con sus pacientes se curan
con más rapidez de un resfriado común, y presentan unas funciones inmunes más sólidas
para combatir posibles infecciones (Rakel y otros, 2009).

Personificar la compasión
El siguiente dominio de competencia es la encarnación o personificación de lo que estamos
enseñando, una presencia amorosa y conectada. Cuando la compasión se convierte en una
forma de vida para los terapeutas, naturalmente informa y respalda la forma en que
enseñan. Algunos pacientes aprenden tanto de como los terapeutas se comportan en las
sesiones, como de lo que se les enseña (Germer & Neff, 2017).

Las habilidades de un profesor de autocompasión


A continuación, vamos a ver un conjunto de cualidades que deben tenerse en cuenta y
cultivar a la hora de enseñar según se necesiten:

- Curiosidad: Interés genuino en lo que el alumno está experimentando.


- Amabilidad: Una actitud amigable y sin prejuicios
- Respeto: Apreciar la singularidad de cada individuo.
- Humildad: Asumiendo que no sabemos que es lo mejor para otra persona.
- Confidencialidad: Voluntad de proteger la privacidad de los demás.
- Receptividad: Capacidad de escuchar y aprender de los demás.
- Flexibilidad: Capacidad para moverse en una nueva dirección.
- Aprecio: Reconociendo las fortalezas inherentes de cada individuo.
- Atencional: Capacidad de enfocarse en la experiencia de otro.
- Empatía: Sentir el mundo de otro como nuestro.
- Ecuanimidad: Perspectiva y firmeza en medio de emociones fuertes.
- Sabiduría: Fortaleza interna que surge de la buena voluntad.

Estas cualidades se pueden encontrar en diferentes terapeutas. Además, algunas de estas


cualidades pueden ser de apoyo para nuestros pacientes y otras pueden tener el efecto
opuesto. Por ejemplo, algunos necesitan una distancia respetuosa para explorar sus
propias experiencias de manera más completa, mientras que otros necesitan intimidad para
aliviar el aislamiento emocional. A veces, un terapeuta que habla en tono cálido y maternal
puede desencadenar el anhelo infantil de conexión y de una posterior decepción, mientras
que otro puede agradecer el efecto calmante de una voz materna. A medida que los
terapeutas se vuelven experto en enseñar, aprenden a adaptar su estilo personal a las
necesidades de los pacientes (Germer & Neff, 2017).

27
Enseñar temas

El siguiente dominio de competencia para los terapeutas se refiere a habilidades en la


impartición de temas didácticos, en la guía de ejercicios y meditaciones, y en la lectura de
metáforas y poesías. Todas estas habilidades requieren “enseñar desde adentro”. Las
cualidades de compasión son esencialmente estados preconceptuales de la mente y
enseñarlos es como señalar como un dedo la luna. Sin embargo, cuando los terapeutas
hablan desde su experiencia interna y siguen su pasión por el tema, las mentes de los
pacientes probablemente resuenen con la mente de terapeuta y los pacientes percibirán en
sus propios cuerpos lo que el terapeuta intenta comunicar. Los terapeutas son más
propensos a enseñar desde adentro cuando evitan leer el manual. En cambio, se anima a
los terapeutas su propia voz tomando, notas y refiriéndose a ellas cuando sea necesario
cuando sea necesario (Germer & Neff, 2017).

Presentar temas didácticos

Los temas didácticos, proporcionan una base conceptual, el fundamento para los ejercicios
experienciales. Los temas didácticos generalmente se pueden enseñar en 5 – 10 minutos.
En lugar de una charla, deben considerarse como una transición hacia los ejercicios
experienciales. Simplemente queremos hacerles partícipes de las próximas prácticas, no
tener un debate conceptual con nuestros pacientes (Germer & Neff, 2017). También se
anima a los terapeutas a conectarse con los pacientes manteniendo el tema lo más
interactivo y lúdico posible, utilizando diversas modalidades o recursos de enseñanza como
cortometrajes, poesía, movimiento, anécdotas personales, metáforas, debates e
investigaciones relevantes.

Se alienta a los terapeutas a descubrir por si mismos que es importante en cada tema, los
conceptos básicos, y construir una breve presentación sobre eso, hablar con su propia voz
y usar sus propios ejemplos. Al escuchar lo que están diciendo en tiempo real y darse
cuenta de cómo reaccionan los pacientes, los terapeutas aprenden gradualmente a ofrecer
temas de una manera interesante y sucinta. Con el tiempo, los terapeutas descubren que
hay un flujo natural en la forma en que presentan cada tema y no necesitaban leer ni usar
notas. Es entonces cuando los temas se enseñan “desde adentro” (Germer & Neff, 2017).

Usar metáforas

El empleo de metáforas en la terapia psicológica está muy establecido en terapias


humanistas y psicodinámicas (Queraltó, 2006). Aunque se empleaba corrientemente en la
terapia cognitivo conductual, solamente se le ha dado una importancia primordial en la
tercera generación de esta terapia y más en concreto en la terapia de aceptación y
compromiso (ACT).

La metáfora transmite al paciente una experiencia cercana, ajustada a su problema y le


plantea una alternativa de solución del problema que está viviendo más de acuerdo con sus
valores. Una de las grandes ventajas de las metáforas es que permiten al paciente llegar a
sus propias conclusiones sin que tenga que ser dirigido directamente por el terapeuta. Por
tanto, no son las reglas establecidas por éste las que dirigen el cambio en su conducta, sino
que lo decide el propio paciente (Monestes y Villatte, 2008).

28
Las metáforas terapéuticamente eficaces
Para que una metáfora sea eficaz es conveniente que cumpla las siguientes condiciones:

- Que sea consistente con el grado de desarrollo del paciente. El paciente tiene que
entenderla, para lo que tiene que referirse a su experiencia directa o al conocimiento
común en la sociedad y en su edad (McCurry y Hayes, 1992).
- El paciente se tiene que ver reflejado en ella e identificado con alguno o algunos de
los personajes que aparecen en la narración.
- Tiene que establecer una correspondencia clara entre el problema del paciente y la
experiencia que narra.
- Tiene que tener una estructura de acción de forma que los pasos que tiene que dar
el paciente para cambiar su comportamiento estén reflejados en la metáfora.
- La metáfora ofrece una solución al problema, de esta forma el paciente accede a un
comportamiento que no había visto antes y que reinterpreta o resuelve su problema.

En conclusión, la mejor metáfora terapéutica es la que se adapta al problema que en ese


momento presenta el paciente.

Leer poemas
La poesía puede ser una forma notablemente efectiva de comunicar estados mentales a
través del lenguaje. La compasión es una cualidad de conciencia caracterizada por la
humedad y la ternura. La poesía tiene una capacidad única para evocar estos estados
sutiles dentro del oyente con relativamente pocas palabras cuidadosamente seleccionadas
(Germer & Neff, 2017).

Sin embargo, la poesía no es más que manchas de tinta en una página hasta que un lector
vivaz e inspirador la hace cobrar verdaderamente vida. Los mejorares poemas son aquellos
que tocan o inspiran a los terapeutas (Germer & Neff, 2017). Los pacientes se conmoverán
con un poema cuando puedan escuchar la pasión en la voz del terapeuta. De esta manera
debemos tener en cuenta los siguientes aspectos para generar el estado de compasión que
deseamos en que nos escucha:

- Énfasis: Antes de leer un poema se anima a los terapeutas a descubrir las palabras
que palabras les gustaría enfatizar.

- Tono: Los poemas también deben leerse con la suficiente lentitud para que los
oyentes puedan escuchar cada palabra y sentir lo que se evoca en su interior.

- Ritmo: El ritmo de un poema suele ser el correcto cuando los terapeutass se leen a
sí mismos y se dan suficiente tiempo para sentir que las palabras funcionan
interiormente.

Finalmente, un grupo o paciente recibe con aprecio cuando un poema se presenta


realmente como un regalo.

29
Guiar prácticas y conducir ejercicios

Guiar meditaciones es un arte sutil que también se desarrolla con el tiempo. Tener una
fuerte práctica personal de meditación es el mejor entrenamiento para guiar a otros. Se
anima a los terapeutas a hacer grabaciones personales y compartirlas con los alumnos. Las
grabaciones crean un puente entre las sesiones y la práctica en casa, al escuchar la voz
del profesor en casa fortalece la conexión del paciente con el terapeuta (Germer & Neff,
2017), Cuando se guía meditación, puede ser útil considerar los siguientes puntos:

 Comprendiendo la intención: Hay que conocer el propósito de la meditación que se está


guiando. Por ejemplo, la respiración afectuosa no es solo una meditación para
concentrarnos en la que volvemos a prestar atención a la respiración, una y otra vez, sino
que también es una práctica para saborear, en la que nos dejamos acariciar suavemente y
calmar por el movimiento rítmico de la respiración. Es más fácil guiar la meditación cuando
tenemos una comprensión clara de cada práctica (Germer & Neff, 2017).

 Guiándote: Conectándote con tu consciencia meditativa. Mientras guían la meditación,


los ojos de los terapeutas se cierran parcial o totalmente la mayor parte del tiempo. Guiarse
a uno mismo ayuda con el ritmo. Permítete suficiente tiempo para escuchar tus propias
instrucciones y experimenta tu propia consciencia lo que estas invitando a otros a hacer.

 Encontrar tu propia voz: Queremos dirigir las meditaciones desde dentro mientras
usamos las instrucciones impresas solo como guía de la secuencia y el flujo de la
meditación. Está bien echar un vistazo a las instrucciones de vez en cuando, pero, si parece
que el profesor está leyendo el texto, los pacientes perderán la conexión con su propia
experiencia personal (Germer & Neff, 2017).

 Tono: Habla con voz natural, que sea cálida y amable también. Es probable que las
meditaciones de compasión suenen más calmantes que las meditaciones de atención
plena, pero tampoco queremos que sea intencionalmente hipnóticas o melosas. Habla
como lo harías con un bien amigo. Cuando los terapeutas se encuentran en un estado de
compasión, y presencia conectada y amorosa, el tono de la meditación se cuida a sí mismo
y los pacientes naturalmente absorben lo que estamos tratando de comunicar (Germer &
Neff, 2017).

 Cultivar un estilo de invitación: Es mediante el uso del gerundio de un verbo. Por


ejemplo, en lugar de dar la instrucción “siente tu aliento”, podemos decir junto con una
sensación de hacerlos juntos. Nuestro tono de voz también puede transmitir un estilo que
invite “sintiendo tu aliento”. El gerundio implica actividad continua que persistirá en el futuro
junto con una sensación de hacerlo juntos. Nuestro tono de voz también puede transmitir
un estilo que invite. Por ejemplo, consideremos la diferencia de tono cuando leemos un
manual de instrucciones en voz alta en comparación cuando expresamos simpatía por un
amigo. Es probable que tu propensión de corazón se transmita a través de inflexiones
sutiles en tu voz. Algunas veces nuestro ritmo y entonación son incluso más importantes
que nuestras palabras (Germer & Neff, 2017).

30
Sesión VI
Integrando la autocompasión
en la terapia

La mejor manera de enseñar es estar presente y ser amable.


La intención de ser amables es más importante
que hacerlo bien todo el tiempo.

Christopher Germer

31
El proceso de indagación
La indagación es una poderosa herramienta de enseñanza. Es una forma particular de
entablar una conversación con los pacientes o clientes sobre su experiencia de práctica, a
menudo inmediatamente después que la práctica se ha completado. El propósito de la
indagación es fortalecer los recursos de autocompasión La indagación es un dialogo uno-
a-ellos que idealmente refleja la relación uno-a-uno que deseamos cultivar. El tono o la
calidad de las interacciones entre terapeutas y pacientes transmite las cualidades de la
mente que deseamos engendrar en nuestros clientes (Germer, 2017).

Dirigir y cerrar la indagación


La indagación es uno de los componentes de la enseñanza que suele intrigar y confundir a
la mayoría de los terapeutas. Podemos llegar a ser experto a la hora de enseñar temas,
dirigir meditaciones y ejercicio, usar metáforas y leer poesías, sin embargo, la indagación
siempre será un proceso de despliegue fresco, escurridizo y vivo. La indagación es un
encuentro real entre seres humanos reales, sobre la experiencia real, guiada por la
curiosidad, el respeto y la humildad. La indagación es un arte que puede desarrollarse
mientras lo practicamos (Germer, 2017). La mejor manera de aprender la indagación es
practicando, observando y experimentando con terapeutas mucho más experimentados.
Para entender lo que es la indagación, es útil considerar lo que no es:

 Discusión: La indagación se refiere a un intercambio de ideas, no es una discusión sobre


lo que esta pasando. Se trata de una actuación colaborativa, sobre la experiencia en si
misma del momento a momento – emociones, sensaciones y pensamientos.

 Elaboración: La indagación es una destilación, no una elaboración. Es lo contrario de


contar historias acerca de nuestra experiencia.

 Interpretación: La interpretación se refiere a lo que significa nuestra experiencia. En la


indagación, construir significados se considera algo temporal y condicional.

” ¿Por qué?: En la indagación no se pregunta por qué. La indagación no es un análisis


retrospectivo de por qué nos sentimos así

 Reparación: La indagación es abrirse a lo que está sucediendo en el momento presente.


Tratar de arreglar cómo nos sentimos o quiénes somos, suele ser un esfuerzo por evitar
nuestra experiencia.

 Terapia: El propósito de la indagación es construir recursos de autocompasión en lugar


de abrir viejas heridas.

 Objetivo: Nuestra experiencia es subjetiva por lo que nadie tiene todas las respuestas.
Por lo tanto, el mejor experto sobre la experiencia es el mismo paciente o cliente.

 Tu- Yo: La indagación surge esencialmente del nosotros, un campo interpersonal único,
siempre fresco y nuevo.

 Hacer: La indagación es una manera de estar no de hacer. Se trata de “estar con”.

32
Sostener un paciente o cliente

Otro dominio de competencia es el de las habilidades de sostener un cliente o paciente. En


realidad, hay 4 contenedores que apoyan el aprendizaje de los pacientes: (1) el entorno
físico, (2) las enseñanzas, (3) los terapeutas y (4) el proceso mismo. Los terapeutas
atienden cada uno de estos contenedores. El entorno físico debe ser lo más agradable y
cómodo posible, a veces un simple ramo de flores en el centro de la habitación puede
transformar el espacio de trabajo. Las enseñanzas hacen la mayor parte del trabajo.
Cuando los pacientes están emocionalmente angustiados, pueden ser redirigidos a sus
habilidades de compasión para encontrar el camino a seguir. Asimismo, los terapeutas son
una fuente importante de apoyo a medida que los pacientes cultivan nuevas habilidades,
especialmente cuando los terapeutas encarnar la práctica y sirven como modelos a seguir
(Germer & Neff, 2017).

Reorientar el corazón

Ni que decir tiene, que no siempre resonamos emocionalmente con nuestros pacientes
durante la indagación. Podríamos sentirnos confundidos por lo que un cliente está diciendo,
a menudo porque realmente no sabemos mucho acerca de cada sujeto, o porque el
paciente está confundido acerca de lo que está diciendo. Tal vez nos sentimos
emocionalmente amenazados, o simplemente cansados y cerrados (Germer & Neff, 2017).
Todas estas eventualidades son normales y son señales claras de que somos humanos.
Es importante que los terapeutas conozcan sus factores emocionales desencadenantes,
como ver bostezar a un paciente, sentirse intimidados intelectualmente, ser rechazados o
parecer incapaces de aliviar la angustia de un cliente.

Estrategias para integrar la autocompasión


en el trabajo clínico
Según (Germer & Neff, 2017), en resumen, hay 7 dominios de competencia que son
necesarios para enseñar realmente desde el corazón: (1) la presencia compasiva en la
relación terapéutica, (2) personificar la compasión, (3) enseñar temas, (4) usar metáfora y
leer poemas, (5) guiar prácticas, (6) dirigir la indagación y (7) sostener el grupo.

1. La mejor manera de enseñar es ser compasivo. La intención de ser compasivo es


más importante que hacerlo bien todo el tiempo.
2. Personificar, encarnar, ser una presencia amorosa, respalda todos los aspectos de
la enseñanza. Los terapeutas deben practicar lo que predican, incluida una práctica
diaria formal e informal durante 30 minutos al día.
3. Se anima a los terapeutas a enseñar temas, ejercicios y meditaciones desde el
interior teniendo en cuenta su propia experiencia personal.
4. Tener clara la intención de las practica que vamos a guiar, encontrar su propia voz,
y siempre invitar a practicar.
5. Abordar metáforas y poemas que permitan llegar a conclusiones acerca de las
experiencias sin que tenga que ser dirigido directamente.
6. La indagación es un dialogo entre uno y otro, que refleja la relación de uno consigo
mimos que deseamos cultivar.
7. Crear una cultura de seguridad y comodidad, atendiendo al estado de ánimo de los
pacientes y cultivando una relación armoniosa con los demás.
33
Conservar la práctica

La autocompasión nos recuerda que uno mismo también puede


pasarlo mal y tener momentos de debilidad sin dejar de ser fuerte,
valioso y digno de amor.

Christopher Germer

34
Planificar y revisar la práctica
Planifica, alcanzado este punto, dos prácticas formales de autocompasión que hayas
aprendido, para los próximos seis días de la semana próxima. Escoge un horario adecuado
que no interrumpa tus actividades cotidianas. Sigue adelante y esbózalas en tu calendario
de la siguiente semana o de las dos siguientes quincenas. Planifica también el momento en
que revisarás el modo en que está funcionando tu práctica diaria.

Practicas formales:
 Respiración afectuosa
 Body Scan compasivo
 Bondad amorosa para uno mismo
 Bondad amorosa para un ser querido
 Dar y recibir compasión

Ahora dispones de dos prácticas que puedes incorporar en tu vida cotidiana. Usa estas
prácticas informales, para los próximos seis días de la semana. Sigue adelante y esbózalas
en tu calendario de la siguiente semana o de las dos siguientes quincenas. Planifica también
el momento en que revisarás el modo en que está funcionando tu práctica diaria.

Practicas informales:
 Movimientos compasivos
 Andar compasivo

35
Nuevos comienzos

Nuestra práctica no debe detenerse solo porque el entrenamiento haya llegado a su fin.
Nuestro aprendizaje de la práctica necesita ser alentado y puesto a prueba en nuestra vida
diaria cuando se presentan los desafíos o retos personales. En una sociedad precipitada
como la nuestra, la práctica diaria puede ser una herramienta que nos permite nutrir la
calma y el afecto.

De hecho, todo el objetivo de la práctica es el de seguir adelante. El viaje dura toda la vida.
Acaba de empezar. Estas semanas solo han marcado o cambiado el rumbo de la trayectoria
en que nos encontramos. Al concluir las clases solo podemos decirte que sencillamente ya
conoces lo más básico. A partir de este momento vas a estar solo. Ya sabes los que tienes
que hacer. Pues hazlo. Lo que hacemos nosotros es dejar a un lado los apoyos exteriores
para que pueda crear sus propias formas de ponerla en funcionamiento en la vida cotidiana.

Programa tu práctica diaria

 Después del segundo mes: No dudes, pasado dos meses


 , en ir anotando entre unas prácticas y otras, eligiendo las que en un determinado día te
parezcan más adecuadas y convenientes.

 Revisión del cuaderno de trabajo: Revisa, cuando te sientas en condiciones, todo este
diario con una actitud de mente de principiante. Probablemente descubras entonces
nuevas formas de entender el material.

 Comunidad: Jamás exageraríamos la importancia de conectar con una comunidad de


apoyo de personas que tengan intereses semejantes al tuyo.

Alentar tu práctica diaria


La parte más importante del trabajo es mantener viva la práctica. La forma de hacerlo es
haciéndolo. Necesita llegar a formar parte de nuestra vida, igual que el comer o el trabajar.
Mantenemos viva la práctica dejando tiempo solamente para ser, para no hacer, por
muchos cambios en nuestra vida que ello requiera. Buscar tiempo para la práctica todos los
días es como comer cada día. Así de importante.

Las técnicas que empleemos no son tan importantes. Son solo medios para acercarnos a
nosotros mismos. Lo importante es seguir volviendo al momento presente con curiosidad y
amabilidad. El mejor consejo para cualquier tipo de cuestión es seguir practicando, seguir
contemplando las experiencias con apertura y amor. Con el tiempo, la práctica tiende a
enseñarnos cuál será el siguiente paso que habremos que dar. Si nos sentamos frente a
nuestras cuestiones y dudas, tenderán a desaparecer en las siguientes semanas. Lo que
parecía turbio, se aclara. Solo tenemos que practicar para que nuestra mente se transforme.

36
Reflexión: ¿Qué aprendiste en este entrenamiento?

Felicidades por haber llegado al final de este entrenamiento. Cuando empezó el


entrenamiento, te pedimos que mencionaras algunos aspectos que deseabas aprender.
Tomate ahora, un momento para considerar los aprendizajes que hayas notado durante el
proceso de este entrenamiento.

Hazlo de un modo más consciente. Date cuenta por un momento, antes de escribir, si lo
haces más lentamente de lo habitual. Toma el tiempo necesario, para reflexionar sobre tu
vida. Recuerda que no es necesario, mientras escribes, que analices, juzgues, ni imagines
absolutamente nada. Las respuestas pueden ser breves, o si lo prefieres, anota todo lo que
aflore sin detenerte. Recuerda que no hay respuestas malas ni buenas, solo registra
sinceramente todo lo que aprendiste en este momento:

1. ¿Qué conocimientos obtuviste después de realizar este entrenamiento?

2. ¿Qué beneficios te aportaron las prácticas de autocompasión?

3. ¿Cuál ha sido el impacto de este entrenamiento en tu vida profesional?

Toma ahora, antes de seguir leyendo, el tiempo necesario para reflexionar y reconocer
amablemente todo lo que hayas anotado.

37
Plan de acción y compromiso
Al llegar aquí, debes estar dispuesto a poner en práctica todos los conocimientos
aprendidos durante el transcurso de este entrenamiento. Toma ahora, un momento para
ser honesto contigo mismo y reconocer todos los aspectos que consideras que debes
renovar y fortalecer. Luego toma nota de tres acciones concretas que vas a llevar a cabo
en tu vida profesional, el tiempo necesario y el modo como puedes llegar a lograrlo:

1. ¿Qué aspectos consideras que debes aún fortalecer?

2. ¿Cuándo vas empezar a aplicar lo aprendido en este entrenamiento?

3. ¿Cómo vas a aplicar en tu vida lo aprendido en este entrenamiento?

Toma ahora, antes de seguir leyendo, el tiempo necesario para reflexionar y reconocer
amablemente todo lo que hayas anotado.

38
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40
Sigue conectado con la vida
en el presente

No esperes que la otra orilla venga a ti. Si quieres ir a la otra


orilla, la orilla de la seguridad, el bienestar y en la que el
miedo y la ira están ausentes, debes nadar o cruzar el río
remando. Debes hacer un esfuerzo.

Thich Nhat Hạnh

41
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