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ALUMNA: Paola Nadia, Apaza Camara SEMESTRE: V SECCIÓN: “C”

ANÁLISIS DEL DELITO DE ATENTADOS CONTRA MONUMENTOS ARQUEOLÓGICOS (ART.


226 CP)
El monumento arqueológico es el conjunto de bienes materiales muebles e inmuebles, que forman parte del
legado de nuestra historia y que evidencia las experiencias y soluciones concretas que desarrollaron
nuestros antepasados en el proceso de construcción de nuestra sociedad. Este delito cultural protege un
bien jurídico colectivo, constituido por el patrimonio cultural de la nación, cuyo contenido es de valor cultural
e histórico, entre otros fijados por la ley especial (Ley Nº 28296) intrínseco en cada bien cultural; pero, para
hacer pasible de sanción penal se requiere, que se produzca un daño físico mínimo al bien material cultural,
el mismo que afecte, menoscabe el valor inmaterial del bien cultural; pero, una afectación de la función social
del bien cultural también puede ser merecedora de la represión penal. Los Sujetos del delito en análisis son:
los sujetos activos y los sujetos pasivos. El sujeto activo del delito es una persona física indeterminada que
en forma individual o grupal lesiona bienes del patrimonio cultural. Por lo mismo puede ser un particular, un
funcionario o un servidor público. También puede ejecutar conjuntamente con otras personas naturales en
una división funcional de los actos ejecutivos y control compartido de los hechos típicos, situación en la cual
responderán todos los intervinientes a título de coautores. El sujeto pasivo de este delito señala la doctrina
que la titularidad del sujeto pasivo recae en el propietario del bien, quien puede ser persona natural o jurídica,
un colectivo social o institucional. El objeto de la acción (que debe ser diferenciado cuidadosamente del bien
jurídico protegido), viene a ser el objeto material sobre el que recae la acción delictiva y se produce un daño
o puesta en peligro. Apreciamos cinco verbos rectores, coincidimos con la opinión de Raúl Peña Cabrera,
para quien los verbos: explorar, excavar y remover; constituyen más bien, medios comisivos de la conducta
típica depredación. Ahora bien, el término asentarse, es entendido como el acto de instalarse, ocupar,
edificar una vivienda, en un lugar prehispánico. La ilicitud de la conducta, se encuentra en el verbo rector
asentarse, que se produce cuando el agente o los agentes se posesionan de un terreno ajeno o espacio
adyacente; pero, sobre todo sin contar con la autorización respectiva que permita su ocupación o habilitación
urbana, para esto se requiere estudios previos, de exploración arqueológica y descarte de presencia de
bienes culturales. La depredación: exploración, excavación y remoción de monumentos arqueológicos
prehispánicos, tal como se expresó líneas arriba, la conducta típica es el verbo depredar, en tanto que los
verbos explorar, excavar y remoción, son medios comisivos a través de los cuales se produce la conducta
de depredación. La conducta ilícita depredar, entendida como un robo, con daño a los yacimientos
arqueológicos. Sobre los medios comisivos en orden a su suceso, podemos anunciar: Primero, la
exploración, connota acciones de registro, observación, reconocimiento o averiguación, localización del
espacio o terreno donde se encuentra el patrimonio cultural prehispánico; que nos permiten determinar el
valor del bien y la clase de bien encontrado; lo que nos lleva a afirmar que las posteriores acciones son
actividades netamente dolosas, al final de la exploración. El segundo medio comisivo de la depredación, la
excavación, está referida a la acción de remoción sistemática del suelo, y apertura del suelo. Finalmente, la
tercera forma de “depredación” es a través de la remoción, entendida como la acción de mudar una cosa de
un lugar a otro, produciendo un cambio, un daño físico y daño del valor cultural de los objetos contenidos en
el yacimiento, porque se hacen sin tomar en cuenta la estratigrafía natural y las técnicas requeridas; ésta
constituye una de las conductas finales del atentado hacia el patrimonio cultural. El caso más impactante de
destrucción que ocurrió en Hucaloma fue el que aconteció en el año 2011, por cuanto los pobladores
realizaron excavaciones, con maquinaria pesada, la cual tenía como propósito, en palabras del investigado:
«para nivelar el lugar para poder construir una choza». Al entender de la fiscalía, ya que no existían
elementos objetivos que hayan hecho de conocer que la zona es parte del patrimonio cultural. Otras de las
razones del archivo es que «la finalidad del propietario del predio no fue hacerse de los restos arqueológicos
protegidos, sino de reducir un montículo con la finalidad de construir una vivienda precaria» (folio 104). Con
lo cual se nota una falta de comprensión de la tipificación.
BIBLIOGRAFÍA

 BRAMONT-ARIAS, Torres Luis Miguel, Manual de Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Lima, Perú,
2005.
 DE TRAZEGNIES, Fernando y Otros, Patrimonio Cultural del Perú II. Edit. Fondo Editorial del Congreso del
Perú, Lima- Perú, 2000.
 GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones de Derecho penal. Parte General, Ed. Grijley, Perú, 2008.

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