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Diezmo y los tipo de Ofrenda.

¿Por qué el Diezmar y Ofrendar es indispensable para alcanzar prosperidad financiera?

Porque además de ser un principio, hay ciertos valores y características dentro de la práctica del diezmo y de
la ofrenda que comprometen a Dios a dar con generosidad.

Todavía no he conocido a alguien que se haya movido en dichos principios (Diezmar y Ofrendar) y que dentro
de los principios se hayan dado ciertas características y valores, que Dios no les haya cumplido en respuesta a
su generosidad.

En Proverbios 3:9.10 dice: “Honra a Jehová con tus bienes y con la primicia de todos tus frutos, y serán llenos
tus graneros y tus lagares rebosarán de mosto”.

En Filipenses 4:19 hay un principio establecido que solamente pueden gozar de ellos quienes cumplan con las
demandas del dar. El texto dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en Gloria
en Cristo Jesús”.

Si analizas bien el pasaje desde el verso 14 dichas bendiciones, fueron declaradas por el Apóstol Pablo a la
Iglesia de los Filipenses, que fue solicita en dar, enviándole una ofrenda al Apóstol que estaba en Tesalónica
cumpliendo con el Ministerio.

Si entendemos los valores y las propiedades de la mayordomía, nunca habrá una negación hacia Dios con los
bienes que poseemos, ya que dichos bienes no nos pertenecen, sólo somos administradores.

A continuación vamos a desarrollar algunos aspectos negativos que han tomado algunos feligreses
concernientes a la práctica del diezmo y la ofrenda:

> Creyentes que no diezman, porque tal práctica era para la ley.

> Creyentes que administran ellos mismo el diezmo.

> Creyentes que traen el diezmo pero no diezman.

> Creyentes que diezman por temor o por interés.

Antes de analizar dichas posiciones, voy a dar el concepto etimológico de los términos diezmo y ofrenda.

El término “Diezmo” es un término compuesto del hebreo (Diez-décima) (Mo-parte), uniendo los dos
términos indica “Décima parte”
El término “Ofrenda” denota un presente que le pertenece al oferente y lo da en señal de gratitud y de
adoración. Este término en el latín es: “Oblatus” que indica lo ofrecido, consagrado, dedicado, que en el
español su equivalente es “Oblación”

El Diezmo como práctica de la Ley

En cuanto a la primera posición, el Diezmar nunca tuvo su origen en la ley; antes que la ley fuese constituida
ya existía la práctica del Diezmo entre los patriarca. Abraham diezmó (Génesis 14:20); Jacob también lo hizo
(Génesis 28:22).

Alegar que no se debe diezmar porque estamos en tiempos de la gracia, afirmando que el diezmo es de la ley
es totalmente falso; porque el diezmo no tuvo su origen en la ley. El diezmo no fue instituido ni constituido
bajo la Ley, el diezmo pasó a ser una ley para un pueblo específico (Malaquías 3:10. Levítico 27:30.34).

Algunos han creído que con la llegada de la dispensación de la gracia la práctica del diezmo fue anulada, pero
Jesús fue muy cuidadoso cuando dijo:

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.
(Mateo 5:17)

Y dijo a los fariseos: “Más ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis
por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. (Lucas 11:42.
Mateo 23:23)

Con estas expresiones que quedaron demarcadas en estos pasajes, Jesús respaldó y corroboró la práctica del
diezmo, situándolo en la perspectiva correcta.

Jesús representó y cumplió la ley y manifestando la gracia de Dios, no condenó ni caducó la práctica del
diezmo; lo que Jesús condenó fue la forma hipócrita como los escribas y fariseos venían haciéndolo, dejando
la justicia, la misericordia, la fe y el amor; dándole más importancia a la práctica del diezmo. Para Jesús es de
suma importancia ambas cosa.

Jesús dijo: “...esto (diezmar) es necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (justicia, misericordia, fe, amor)
(Mateo 23:23. Lucas 11:42)

Nota. La práctica del Diezmo en la dispensación de la gracia en algunos aspectos está vigente; los valores y
principios se mantienen, aunque los motivos y la forma de hacerlo son diferentes. Más adelante voy a detallar
lo concerniente a los principios y valores.
La administración personal del Diezmo

En cuanto a la segunda posición de la administración personal del diezmo, pienso que por estado de
conciencia se deben guardar los valores. El diezmo se debe llevar al alfolí que está representado en estos
tiempos por la congregación donde te reúnes para brindar tributos a Dios, donde recibes el alimento
espiritual.

Esto lo digo porque hay personas en nuestras congregaciones que le llevan el diezmo a quien mejor les
parezca, o hacen obras filantrópicas invirtiendo el diezmo en compras de artículos para después repartirlos a
su merced. En lo personal no tengo problema que hagas practica de filantropía, o que le des dinero a quien
quieras, pero hazlo con tu dinero, no tomes decisiones de lo que le pertenece a Dios.

Traer el Diezmo no indica diezmar.

Según Génesis 28:20.22, Deuteronomio 13:14, y 26:1.10, el diezmar conlleva actitudes de adoración,
agradecimiento y obediencia.

El diezmar se consideraba un acto ceremonial donde se hacían unas series de confesiones, y que en ellas
estaba incluida la adoración, la gratitud y esto conllevaba la obediencia.

Si tomamos en cuenta los valores de dicha ceremonia, en estos tiempos estamos incurriendo en un error muy
grave, estamos trayendo el diezmo pero no estamos diezmando. Como diezmadores debemos hacer del
diezmo un motivo de adoración, siendo agradecido por nuestros bienes y beneficios adquiridos por Dios y vivir
en total obediencia hacia Él.

Todo esto se debe hacer en un acto de confesión. El no diezmar tomando en cuenta las demandas de dicha
ceremonia, conlleva al feligrés a ser un desobediente, un malagradecido y no califica para ser un adorador.

Diezmar por temor o interés

Según la Hamartiología el principio de Dios es hacer juicio de las cosas que se hacen tomando en cuenta el
motivo del corazón; Dios nunca toma en cuenta la obra para emitir juicio si no los móviles que te impulsaron a
hacer las cosas. No es lo que haces lo que cuenta para Él, si no el por qué lo hiciste.

>Uno de los motivos e impulsos negativos que lleva a la Iglesia a diezmar es el temor a perder sus bienes por
causa del devorador. El temor, derivado del termino griego “Phovia”. Según sus características es un principio
satánico y no procede de Dios.

El hacer las cosas en temor es un motivo incorrecto y es operar en contra de la naturaleza de Dios y por ende,
dichas obras serán aborrecidas por Él. Nada de lo que hagamos en temor agrada a Dios, incluyendo el
diezmar. Si lo que me impulsa a mí a diezmar es el temor al devorador, indica que si no hubiera devorador
nunca diezmaría. Como Ministro me veré en la obligación de tener que darle gracias a Dios por el diablo, que
obliga a un grupo de feligreses a diezmar. ¡Esto es el colmo!

>El otro impulso negativo que lleva al creyente a diezmar es el interés de ser bendecido; tratan de comprar la
bendición de Dios con su dinero, no sabiendo que todas las bendiciones que proceden de Él fueron compradas
y pagadas por Jesús en la cruz del calvario. Tratar de comprar lo que Jesús ya pagó es herejía ante los ojos de
Dios. Según el testimonio de Pablo, nosotros, como creyentes, ya hemos sido bendecidos con toda bendición
que procede del mundo espiritual (Efesios 1:3).

Muchas veces damos como si estuviésemos en un casino: mientras más le damos a Dios, más Él nos debe dar
a nosotros; si bendecimos a Dios con nuestro dinero, Él nos bendecirá a nosotros dándonos más dinero; si no
doy, Dios no me da.

Esto tiene sus verdades según el carácter y el motivo del oferente, pero no como muchos lo han venido
presentando para su propio beneficio con motivos muy equivocados; inclusive, tomando textos Bíblicos y
pasajes que no tienen nada que ver con el tema. A continuación doy un ejemplo:

“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando dará en vuestro regazo...” Lucas 6:38.

Si analizamos el pasaje, Jesús no viene tratando el tema financiero aunque hay un principio que lo podemos
aplicar a las finanzas, pero no es el sentido que se le da. Jesús viene tratando el caso del Perdón, el Amor y la
Misericordia estableciendo un principio de reciprocidad: si damos y expresamos estas virtudes
recíprocamente las vamos a recibir. Pero que quede claro: Jesús no viene tratando el tema del dinero, por lo
tanto no debemos tomar este pasaje para instar en forma imperativa, y menos impositiva, a un pueblo a dar.

El caso es entender que no damos para que Dios nos dé, damos de lo que Él nos ha dado, es decir, yo no doy
para que Dios me bendiga, doy porque he sido bendecido por Él. Éste debe ser el principio y el motivo del
corazón. David dijo: “De lo recibido de tu mano, te damos”, es una actitud de agradecimiento.

Hubo personas que no dieron nada y recibieron de Dios en abundancia. El caso de la viuda que sólo tenía una
tina de aceite, no tenía más nada, sólo fue obediente a una palabra que le dio el profeta y recibió de Dios en
abundancia.
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha
muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos
por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa
tiene en casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos,
vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté
llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las
vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras
vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el
cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede” (2º Reyes 4:7).

También hubo gente que dieron poco y recibieron mucho. El caso de la viuda de Sarepta de Sidón que dio al
profeta Elías la migaja que le quedaba y recibió en abundancia (1º Reyes 17:8.16). Porque el caso no es dar, es
la intención y el motivo correcto, cómo doy, a quién le doy, ni siquiera cuándo doy.

Reitero, Bíblicamente, no tengo que diezmar para que Dios me bendiga, yo diezmo porque he sido bendecido.
No descarto que una persona que le niegue a Dios sus bienes incluyendo cualquier tipo de ofrenda pudiéndolo
hacer, cercena la posibilidad de recibir bendiciones desde el punto de vista posesional, pero todo se da por
causa de orientación y disciplina que viene de parte de Dios para ubicarlo en prioridades y valores.

El deseo de Dios no es negarle la bendición, sino enseñarles principios para que vivan en ellos. Esto fue lo que
pasó con el joven rico que se acercó a Jesús, el deseo del Maestro no era desajustarlo financieramente, sino
ubicarlo en prioridades, y hacerle entender que en el fondo de su ser estaba equivocado.

El caso de Malaquías 3: 9.10 no se ajusta a la Iglesia en la posición en la que se encuentra. Nadie puede
maldecir lo que Dios ha bendecido ni siquiera Él lo puede hacer, sería contraproducente el maldecir a la Iglesia
en la posición y en el estado de regeneración en la cual se encuentra, siendo heredera de toda las bendiciones
que proceden de lo espiritual.

El Apóstol Pablo confirmó esta verdad cuando expresó en su carta:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición (beneficio)
espiritual…” (Efesios 1:3).

Un Ministro que tome como base o fundamento Bíblico el texto antes mencionado (Malaquías 3:9.10.), está
totalmente desubicado de la verdad de Dios, y está tratando de someter a un pueblo de gracia a la
dispensación de la ley que no le pertenece.

Imponerle a un pueblo los principios es caer en el terreno de la ley; en cambio exponerles y enseñarles los
principios y darle libertad para que los apliquen es el lenguaje de la gracia.

En el Nuevo Testamento no aparece mandamiento en forma impositiva ni imperativa que conduzca al pueblo
a diezmar. La verdad del caso es que por pacto de sangre nosotros fuimos comprados, por lo cual, todo lo que
somos y lo que tenemos le pertenece a quien nos compró, lo que indica que si de propiedad hablamos, todos
nuestros bienes -incluyendo el dinero- le pertenece a Dios. Darle a Él el diezmo (Décima parte) del dinero que
poseemos es un porcentaje, que a razones de propiedad, es muy poco, porque todo nuestro dinero le
pertenece a Él.
Ésta es la razón por la cual los Apóstoles no hicieron mención de la práctica del Diezmo como doctrina, porque
estaban claro que todo es de Dios. Él no se merece el Diezmo sino el Cientezmo, todo lo que poseemos es de
Dios, nosotros sólo somos mayordomos de sus bienes. Teniendo conocimiento de esta verdad, hay que ser
tan miserable para no dar ni siquiera el diezmo cuando todo el dinero que poseemos por pacto de sangre le
pertenece a Dios, nosotros solo somos administradores de su dinero.

El dar en estos tiempos no se limita a un porcentaje en forma impositiva, prueba de esto está en el relato que
se encuentra en Lucas 21.1.4 que trata la ofrenda de la viuda. A Jesús no lo conmovió la cantidad que esta
mujer dio en su ofrenda, sino la generosidad que tuvo para dar en medio de su pobreza, los ricos dieron en
abundancia, pero dieron de lo que les sobró; la viuda dio lo único que tenía. Esto indica que la causa del dar
en tiempo de gracia, tiene que ver con: “Las Demandas que hallan”, “Lo prosperado que hayas sido”, y “lo
Agradecido que sea” (1ª Corintios 16:2; 2ª Corintios 8:14; 9:7. Filipenses 4:16).

Demandas:

“sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que
también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad”. (2ª Corintios 8:14)

Lo prosperado que haya sido:

“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo,
para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. (1ª Corintios 16:2)

Lo agradecido que seas.

“…sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh
filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna Iglesia
participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y
otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra
cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que
enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”. (Filipenses 4:14.18)

Debemos estar claros, que estos tres factores relativos al dar, tienen que ver con el motivo del corazón.

>En cuanto a las demandas, hay que tener un motivo tan perverso y egoístas que habiendo necesidad y
demandas en el reino retengamos nuestro dinero, esto no es ahorrar esto se denomina acumular.

> En cuanto lo prosperado que hayamos sido, creo que Dios nos dará en abundancia para que seamos agentes
generadores del Reino, que mientras más demos más recibimos de Él, para seguir dando y seguir recibiendo.
El no entender y operar en este principio nos envenena el motivo del corazón y nos lleva hacer perverso
dejando ser agentes generadores ante el Reino.

>En cuanto el ser agradecido, hay que ser tan ingrato que habiendo tantos motivos para dar por
agradecimiento no seamos generoso con nuestro dinero en el Reino de Dios.

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de
que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está
escrito: Repartió, dio a los pobres; Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en
todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Su justicia
permanece para siempre”. (2ª Corintios 9:6.9)

El peor de los casos es, que teniendo como dar no damos, ya la intención no es buena y traerá resultados
negativos.

Cuando invertimos el dinero en el Reino de Dios, nos convertimos en agentes generadores de sus bienes

A la medida que recibimos, damos; y a la medida que damos, seguimos recibiendo de Dios para seguir dando.
Es un ciclo donde se cumplen los principios de reciprocidad o correspondencia mutua.

Pablo dijo en la carta que escribió a los Corintios: “Que el que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente segará”.

Esto lo podemos entender tomando en cuenta el motivo del corazón. Dios está buscando hombres con
motivos correctos en cuanto al dinero para depositar y confiar en ellos todos sus bienes. (2ª Crónicas 16:9)

“Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón
perfecto para con Él”. (2ª Cronicas 16:9)

El indicativo número uno que te dice que estás preparado para recibir dinero de parte de Dios en abundancia,
es cuando eres solícito para dar.

El diezmar nos lleva a ser copartícipes del Reino de Dios en la tierra.

Yo tengo presente un principio “En el Reino de Dios no se gasta, se invierte”.

Todo el dinero que entregues con un motivo correcto a favor de la Obra de Dios y del Reino, no lo gastas ni lo
pierdes, sino que lo inviertes hasta el punto de que lo recibes multiplicado. Lo mejor que podemos hacer con
el dinero es asociarnos con Dios. Jesús dijo:

“ … De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el
Reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. (Lucas
18:29)

Uso del Diezmo y la Ofrenda.

Cuando no le damos el uso debido y apropiado a los Diezmos y a las ofrendas, entramos en el desvío de
fondos y, a su vez, en malversación.

El Diezmo y la Ofrenda son destinados para tres causas:

Según Deuteronomio 14:22.29; 26:12.13, tomando en cuenta los principios y valores que en este caso son
inmutables y se mantienen, el Diezmo y la Ofrenda eran para los levitas, las viudas y los pobres que
pertenecían a la tribu de Leví

El Diezmo según Números 18:21, Nehemías 10:37.38, Isaías 23:18, es un impuesto que Dios constituyó para el
sostenimiento de una tribu, la de Leví. Dios no le dio tierras o heredad a los Levitas porque su heredad sería el
Diezmo que las demás tribus presentaban a Jehová.

Si hacemos una equivalencia del tiempo de la ley al tiempo de la gracia, los Levitas que ministraban en el
templo como sacerdotes son los cinco Ministerios nombrados en Efesios 4:11.

Hagamos una comparación de ambos textos que a continuación voy a expresar y nos daremos cuenta de que
el principio y los valores son los mismos.

En Levítico 6:16, Deuteronomio 18:1.8 y 1ª Corintios 9:13.14 se trata el asunto que tiene que ver con el
sostenimiento de los sacerdotes en el Antiguo Testamento y tienen un denominador común y un paralelismo
con el sustento de los Ministerios en el Nuevo Testamento.
Pablo dijo en 2ª Timoteo 2:4 “Ninguno que milite, se enrede en los negocios de la vida, a fin de agradar a
aquel que lo tomó por soldado”.

Cuando un hombre que ha sido elegido de Dios para el Ministerio y pasa por las tres etapas y llega a la etapa
del envío que se conoce como la etapa de la separación o consagración, queda totalmente destinado para el
Ministerio, por ende debe dedicarle tiempo completo a dicho Ministerio, sin enredarse en los negocios de la
vida.

De la única forma que un Ministro puede dedicarle tiempo completo al llamado Ministerial, es que la Iglesia
pueda darse cuenta del uso apropiado del Diezmo como la heredad de los Ministros. No nos estamos
refiriendo a un sueldo, porque los hombres que Dios ha llamado para un Ministerio no son unos asalariados.
Estamos tratando de que la Iglesia tenga conciencia y respeto honrando a los Ministros, entregándole el
Diezmo como parte de su heredad que vendrían siendo sus honorarios.

Pablo en 1ª Corintios 9:7.14, le presenta a la Iglesia dos verdades fundamentales:

a) El derecho que tiene el Ministro de recibir el sostén de los creyentes.

b) El deber que tiene el creyente de sostener a sus Ministros.

En 1ª Timoteo 5:17.18, Pablo dijo: “Los ancianos (Ministros) que gobiernan (administran) bien, sean tenido
por dignos de doble honor, mayormente los que “trabajan” en predicar y enseñar”.

Si analizamos el texto, Pablo hace mención que “Sean dignos de doble honra”. Pregunto ¿Por qué de doble
honra? Porque el término honrar tiene dos significados en este caso:
a) Respeto, aprecio, consideración.

b) El sostén financiero que tiene que ver con los honorarios.

Jesús dijo: “El obrero es digno de su salario” (Mateo 10:10. Lucas 10:7).

Pablo en la carta a los Gálatas dijo: “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al
que lo instruye”. (Gálatas 6:6)

Debemos tomar en cuenta que en la medida en que estén bendecidos los Ministros, así lo estará la Iglesia.

Según el Salmo 133:1.3, la bendición entra por la cabeza.

La Iglesia debe estar pendiente de sus Ministros en el área de las finanzas, de que vivan siempre prosperados;
pero el Ministro debe velar por la prosperidad de la Iglesia (Salmo 23:1; 1ª Pedro 5:1.4).

El Diezmo y la Ofrenda para el sostén del menesteroso (pobre) y viudas.

Según lo escrito en Deuteronomio, el Diezmo y la Ofrenda se usaban también para sostener al menesteroso y
a las viudas.

“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. 23Y comerás
delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu
vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tú
Dios todos los días… Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo
guardarás en tus ciudades. 29Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el
huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te
bendiga en toda obra que tus manos hicieren” Deuteronomio. 14:22,24…28,29.

“12Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás
también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán. 13Y dirás
delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al
huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me
he olvidado de ellos” Deuteronomio. 26:12.13.

Dios tiene sumo cuidado de los pobres y de las viudas. En Proverbios 19:17 dice: “A Jehová presta el que da al
pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”.

Pablo en dos capítulos completos exhorta y enseña a la Iglesia el cuidado que deben tener de los pobres
(2ª Corintios capítulos 8 y 9).

En estos capítulos es donde aparecen las famosas frases:

“El que siembra escasamente, también segará escasamente”.

“Dios ama al dador alegre”.

Es decir, el texto en su interpretación lo quiere expresar y establecer es:

“El que siembra escasamente para el sostén de los pobres, también segará escasamente”.

“Dios ama al que da con alegría para sostener al pobre”.


Tienes que entender algo, no importa a quién le das, y esto lo digo porque conozco de personas que se fueron
a los extremos, alegando que los pobres no son buena tierra para sembrar. Eso no es lo que dice la Biblia.

En Proverbios 19:17. Dice: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho se lo volverá a pagar”.

Jesús tuvo cuidado de los pobres. En Mateo 19:21, Jesús le dijo al joven rico: “Vende lo que tienes y dáselo a
los pobres”.

Jesús dijo en Mateo 26:11, “Los pobres siempre los tendréis con vosotros”.

¿Qué debemos hacer con los pobres que están en nuestras congregaciones?
Hay dos cosas que debemos hacer con ellos:
a) Sostenerlos integralmente en todas las áreas.

b) Enseñarles el plan financiero de Dios para sus vidas, para que así puedan cambiar su forma de pensar, y
cambie su forma de vivir.

En cuanto la ofrenda

El término Ofrenda viene del griego “Doron”, se dice de los dones presentados como expresión en honor, es
decir, un presente, regalo, dádiva, donativo (Mateo 2:11; 5:23.24; 8:4).

El término Ofrenda, aparece en ambos testamentos 432 veces, de las cuales 34 pertenecen al Nuevo
Testamento.

En el Antiguo Testamento había 15 tipos de ofrendas y 15 causas por la cuales hacerlas. De estos tipos de
ofrenda sólo quedaron para el tiempo de la gracia dos:

a) La ofrenda voluntaria.

b) La ofrenda de sacrificio.

¿Qué es una ofrenda voluntaria?

> La que el oferente dispone en su corazón dar. 2ª Corintios 9:7.

>La ofrenda voluntaria no es la que me imponen, es la que yo propongo.


En esto está la diferencia del Diezmo y la Ofrenda en el tiempo de la ley: que el Diezmo era un impuesto y
medida que Dios propuso en su corazón; la Ofrenda no era una impuesto, el oferente decidía cuánto daba y
cómo daba.

La Ofrenda voluntaria tampoco es la que se da como producto de la intimidación, la manipulación y el control.


Nadie me tiene que decir bajo ninguna circunstancia cuánto debo dar, cómo debo dar y dónde debo dar; yo
propongo en mi corazón: cuándo (el tiempo); dónde (el lugar); y cómo (la forma). Con la excepción de que en
un momento determinado el pastor de la Iglesia le exponga la necesidad que hay para cubrir, y la Iglesia en
obediencia se aboque al llamado y asuma su responsabilidad.

Hago una advertencia en cuanto el dar o el donde dar que tiene que ver con el lugar. Si alguien te dice algo
como “siembra en mí que soy tierra buena” considéralo un atracador, vividor, manipulador, farsante; ya que
la tierra no le tiene que decir al sembrador donde debe sembrar, es el sembrador que escoge la tierra.

Ofrenda de sacrificio
Ofrenda de sacrificio es aquella en la que damos y dejamos de ser beneficiados para que otro salga
beneficiado. Éste es el tipo de ofrenda que se dio en el Antiguo Testamento.

> El caso de la viuda que dio lo único que tenía, dejó de ser beneficiada en cierto momento para que el
profeta fuera beneficiado. (1ª Reyes 17:12.16)

>El caso de Abraham registrado en Génesis, ofreció a Dios su único hijo; según lo escrito a los Hebreos
Abraham ya había sacado a su hijo de su corazón. Génesis. 22:1.12. Hebreos 17:17.19)

Este principio se da en el Nuevo Testamento.

>El caso de la Viuda que dio las dos blancas, y era lo único que tenía (Marcos 12:41.44).

>El caso del joven que tenía sólo cinco panes y dos pececillos, y los puso en las manos de Jesús, dejando por
un momento de ser beneficiado para que otro fuera beneficiado (Juan 6:9).

La expresión y el ejemplo más grande de una ofrenda de sacrificio fue la que Dios hizo, entregando a su único
hijo por el beneficio de otros (Juan 3:16).
Si pudiéramos movernos en estos principios, y desprendernos de lo que más vale, para bendecir a otros o
invertir en el Reino, recibiríamos grandes bendiciones de Dios.

Conclusión General

Es el deseo de Dios, y el mío, que este libro pueda servir para la formación y la capacitación, y así poder recibir
las bendiciones de Dios.

Recuerda algo: Una cosa es pecar por ignorancia, y otra cosa es ignorar una verdad después de conocerla,
pues es mejor es no haberla conocido
¿ES EL DIEZMO ESTAFA O MANDAMIENTO?

En realidad el diezmo no es una estafa, aunque hoy por hoy algunos estafan con dicha práctica. Tampoco es
un mandamiento, aunque otros lo tomen así. Entonces, ¿Qué es el diezmo? Lo difícil de desarrollar este tema
es que toca muy profundamente tradiciones que hemos considerado como sacramentos a través de los siglos.
Es decir, el diezmo se ha considerado por siglos, desde la perspectiva evangélica, como una práctica sagrada e
incuestionable. Otro problema es la pobreza formativa de algunos pastores para entender la continuidad y
discontinuidad que existen entre el Antiguo y Nuevo Testamentos. ¿Qué debemos desechar del Antiguo
Testamento? ¿Qué es viejo, y qué es nuevo? Esto demuestra la pobreza teológica y la pereza de pensamiento
crítico de algunos pastores, aún más aquellos de bajo nivel educativo. Pero la iglesia de hoy debe considerar el
estudiar y discutir estos temas para responder con obediencia a las Escrituras. Este tema del diezmo hace
unos años parecía innecesario de discutir. Hoy ante los abusos de los chamanes NEO-apóstoles y predicadores
electrónicos, se ha tornado necesario discutir el tema y este artículo es un intento teológico de iniciar la
discusión, para que esta continúe en nuestras iglesias.
Dios es el centro de la vida comunitaria y personal de todos los humanos. Dios nos dio lineamientos y
mandamientos para que nuestro vivir tuviera responsabilidades éticas. Es decir, que nuestro vivir fuera
prospero sin afectar negativamente a otros. Por tanto no debería ser la ley el centro de nuestra vida
comunitaria y personal (como lo ha sido para los Judíos), sino Cristo mismo. Por ello cuando nos encontramos
con pasajes difíciles en el Antiguo Testamento debemos pensar en el propósito o principio detrás de esa ley, y
no en la ley misma tal y como la pudiéramos interpretar hoy en día. Por ejemplo, en los libros del Pentateuco
encontramos un sin número y variedad de ofrendas. Sin embargo, un tipo muy especial de ofrenda aparece
como diezmo. La palabra diezmo significa, como bien sabemos, una décima parte. La ley Mosaica
contextualizó el diezmo (Levíticos 27:30-33) de una práctica que en Génesis aparece como voluntaria. Al
encontrarse Abraham y Melquisedec, el primero le otorga al segundo una ofrenda del 10% del botín, ganancia
de la batalla (Génesis 14:18-20 ). Jacob también le promete a Dios una décima parte de sus ingresos, en
cierta forma de trueque (Génesis 28:22 ). Por supuesto Jacob no tenía un conocimiento de la gracia y
provisión de Dios como el que tenemos hoy. Consecuentemente, la práctica del diezmo fue incorporada en la
ley de Moisés con el propósito de mantener la tribu de Leví, y los sacerdotes de la nación que servían en el
templo, quienes no poseían bienes materiales de ningún tipo (pues cuando les fue repartida la
Tierra Prometida a las doce tribus de Israel los levitas no recibieron parcela alguna). Esta tribu moraba en toda
la tierra antigua de Israel como sacerdotes para Dios y no tenían ninguna otra forma de sustento económico
ya que el trabajo de ellos era el de servir en el altar. Esta tribu de sacerdotes existía aparte de los sumos
sacerdotes que eran descendientes de Aarón, quienes también necesitan su sustento. Así que el
mantenimiento de esta tribu y de todo el sacerdocio dependía de las contribuciones y los diezmos del pueblo.
Si el pueblo no diezmaba, o no lo hacía correctamente, el sacerdocio y los servicios religiosos, festivales, y
otras expresiones y observancias a la ley de Dios sufrían consecuencias negativas. Es decir, no fue sino hasta
que se instaura la institución del templo que se legaliza la práctica del diezmo como ley para el pueblo de
Israel. Y vale la pena agregar que las otras culturas vecinas a los Israelitas también diezmaban a sus dioses
paganos, pero con el propósito de apaciguar su furia y obtener bendiciones de ellos.
De esta manera, los Israelitas debían por obligación y mandato ofrendar y diezmar de todo lo que producían.
Por ejemplo, diezmar de los animales, la cosecha, los frutos, etc., y los levitas que recibían el diezmo del
pueblo debían también ofrendar a Dios el diezmo de todo lo recibido. Había varios diezmos a saber según
diferentes pasajes, aunque me parecen que son formulaciones del mismo diezmo. Por ejemplo, aparece la
décima parte de las posesiones (Lev. 27:30-33 ) que se entregaban a los levitas para el ministerio en el
templo (Números 18:20-32 ). El segundo diezmo se ahorraba y se entregaba cada tres años, aunque no hay
certeza si se dividía claramente del primero. De esta forma, un diezmo tendía a beneficiar a los Levitas, al
templo y ciertos festivales, y también a los huérfanos, viudas, y extranjeros, y tales diezmos tenían su promesa
de bendición divina (Deuteronomio. 14:28-29 ; 26:12-15 ). Así que como podemos notar, aquellos que
poseían tierra y la hacían producir en la época del Israel antiguo, no daban solamente el diez por ciento de su
producción sino hasta un poco más. Pues los sirvientes, y los esclavos al no poseer tierras para producir no se
les requería diezmar. De esta práctica, podríamos decir en términos modernos, que solo aquellos que poseían
los medios de producción en una sociedad, como en el caso de los ricos, eran los que diezmaban.  A los pobres
no se les requería diezmar.
¿Qué hacían los Levitas con el diezmo? El Templo de Jerusalén representaba para los Israelitas y para los
judíos el centro del mundo.  En su cosmovisión holística todo tenía implicaciones religiosas. Para los Israelitas
el templo era no solo el lugar cultico sino también era el centro de distribución y ayuda social. Los diezmos,
como anteriormente notamos, se daban en parte primeramente para apoyar a lo que hoy podríamos llamar
“ministros religiosos” (Deuteronomio 12:19 ; 14:27 ). Pero recordemos que estos “ministros” recibían el
diezmo por que no poseían bienes algunos para generar riqueza. Esos diezmos, también servían para
beneficiar a los extranjeros, huérfanos, y viudas, aquellos más desposeídos de la producción de riqueza. Así
que podríamos concluir que el diezmo lo daban los ricos para aquellos que no poseían bienes algunos de
producción.  Es decir, el diezmo junto a otras ofrendas se utilizaba como una manera de redistribuir la riqueza
de una nación.
Posteriormente, al aparecer los reyes de Israel, como otra institución de gobierno paralela al templo, otros
impuestos empiezan a aparecer, e inclusive impuestos esporádicos para el templo (2 Crónicas 24:4-16 ). La
codicia de algunos reyes parece dejar al templo y sus sirvientes religiosos sin posibilidades de recoger sus
diezmos, y a los pobres si capacidad de recibir ayuda. El diezmo parece instaurarse de nuevo en 2 Crónicas
31:1-12 . Luego aparecen los profetas hablando contra la codicia y la injusticia social, como en el caso de
Amos y Malaquías entre otros, frente a una forma cruda de un pre-capitalismo que explotaba a los pobres
(Isaías 5:8-10 ) y a los ministros religiosos de la época (Malaquías 3:6 ), y donde Dios mismo los acusa de
robo. Lo que parece demostrar que durante el periodo de los reyes el diezmo sufrió de falta de práctica.
Dios ve roto el pacto con su pueblo y los deja continuar su camino por si solos. Estos son no solo invadidos
sino también en su mayoría desplazados hasta Babilonia, y el templo de Salomón es destruido por
Nabucodonosor en 587 a.C. Al tiempo regresan otros del exilio de vuelta a Jerusalén con Nehemías y Esdras
logrando reconstruir las murallas de Jerusalén, un templo modesto (515 a.C.), e instituir el diezmo de nuevo, y
cual parece volver a funcionar (Nehemías 10:37 ; 13:12 ). Sin embargo, no parece quedar claro en la
práctica si la institucionalización del diezmo es exitosa, es decir, si el diezmo continua funcionando para los
Judíos a partir de esta época, principalmente con la invasión de otros imperios exigiendo sus impuestos.
¿Es requerido el diezmo para los cristianos?
El segundo templo de Jerusalén se reconstruye por Herodes el Grande (recordemos que el primer templo fue
destruido al tiempo que los judíos experimentan el exilio a Babilonia) ahora bajo la ocupación del Imperio
Romano. Para el segundo templo se generan algunas nuevas clases de personal religioso como los fariseos,
saduceos, etc. En estos tiempos se calcula que cerca de veinte mil personas servían en el Templo. Estos
tiempos nos parecen mostrar un templo incapaz de cobrar una décima parte de la producción nacional, pues
el Imperio se llevaba toda la riqueza para Roma. Por ello aparece cierta evidencia de un impuesto al templo,
que Jesús mismo es confrontado a pagar (Mateo 17:24-27 ). A Jesús no se le exige que diezme, sino que
pague el impuesto.
Los únicos pasajes que dan testimonio de la práctica del diezmo en el Nuevo Testamento se presentan como
ejemplos ingratos. Jesús aparece exhortando a los fariseos a ver más allá de los detalles y ver la injusticia
social que reinaba en ese entonces. Recordemos que los fariseos ponían la ley y no a Dios como el centro de
su devoción, por ello su perspectiva carecía de una visión más macro social de la justicia. Estos diezmaban de
sus hierbas y hortalizas y se jactaban de ello, pero en su legalismo habían descuidado lo macro social (Mateo
23:23 ; Lucas 18:10-14 ). De esta manera podríamos concluir que el Nuevo Testamento no proporciona
evidencia alguna de la práctica del diezmo ni para los judíos, ni para los cristianos judíos ni gentiles de la
época.
Hay mucha evidencia de ofrendas, pero nada de diezmos. Por tanto no existe algún mandato para diezmar en
el Nuevo Testamento. No encontramos en el Nuevo Testamento instrucción u orden alguna para dar el
diezmo a la congregación o iglesia. La razón por la cual no se indica en el Nuevo Testamento a que se diezme,
puede ser porque Dios espera que los cristianos den todo lo que tienen de manera voluntaria en gratitud de
corazón (1 Timoteo 6:18 ) para los que le sirven y no poseen bienes, y para los más necesitados. El apóstol
Pablo presenta los principios del dar en la segunda carta a los Corintios, en cuanto a una ofrenda dada con
gozo que es enviada a una congregación en Jerusalén que estaba experimentando tiempos difíciles (2
Corintios 8:7-15 , 9:6 ). Las ofrendas son práctica común en las iglesias primitivas cristianas, pero el diezmo
no se menciona como práctica alguna.
El Caso de Hoy en las Iglesias
Una conclusión errónea y simplista sería decir que como el diezmo según el Nuevo Testamento no es una
práctica instituida, entonces debería eliminarse. ¿Si Dios instauro dicha práctica para suplir las necesidades de
los desposeídos de riqueza, como los pobres y los grupos religiosos que servían en el templo, por qué no
practicar el espíritu de dicha (ley) practica hoy, en vez de su legalismo? Veamos que podemos considerar hoy
para contextualizar esta práctica en nuestras iglesias:
Primeramente, las iglesias evangélicas están experimentando un materialismo y un endeudamiento entre las
generaciones más jóvenes. Hoy estos jóvenes profesionales dan menos y menos a sus iglesias, y no solo a
iglesias sino también a organizaciones de caridad. Es de suma importancia ayudar a nuestras nuevas
generaciones a generar una mayordomía más sana de sus recursos financieros y humanos. Si no les ayudamos
a salir de sus deudas y enseñarles a vivir de lo que ganan, la iglesia pronto empezará a sufrir las
consecuencias.
Segundo, desde una perspectiva del Nuevo Testamento el creyente no está bajo la ley de Moisés sino bajo el
espíritu de su ley. Decir que no se debe obligar a nadie a dar ofrendas o diezmos, no es absolutamente cierto.
Recordemos que toda persona en el Antiguo Testamento era llamada a ofrendar, pero no todos eran llamados
a diezmar. ¿Qué tal si algunos desean contextualizar el diezmo como una práctica para hoy, algo que en la
tradición evangélica ya se ha dado en los últimos 200 años?  Veamos el caso de Abraham, quien no estaba
bajo la ley de Moisés, y diezmó a Melquisedec (figura tipo Cristo). Podríamos adaptar este caso y
contextualizarlo como un buen ejemplo de sumisión y mayordomía hacia Cristo, pues el Señor nos ha
bendecido, y no damos para que nos bendiga más.
Tercero, tristemente hay que reconocer que usualmente las iglesias que más reciben diezmo son aquellas en
las que se enseña a hacer trueque con Dios. “Siembre hoy y el Señor le prosperará más mañana.” Esta
Teología de la Prosperidad es una herejía, pues enseña que Dios está obligado a bendecir a aquellos que le
tuercen el brazo. Recordemos que Dios es soberano y puede bendecir a quien quiera, cuando quiera, y como
quiera, sin necesidad de intercambio de dinero u obras. Las bendiciones de Dios no son solo financieras, ni
solo para los que dan con fines de obtener más lucro. Sumisión a la voluntad de Dios, y no manipulación de las
bendiciones de Dios es lo que marca la diferencia para recibir y dar bendición.
Cuarto, el enseñar a nuestra congregación a dar un diez por ciento podría convertirse en una terrible herejía.
Dios es nuestro Señor, y dueño de toda la creación. Nosotros, sus mayordomos, le debemos dar y consagrar a
Dios el 100% de lo que somos y producimos. Así el 10% podría simbolizar esa entrega, siempre y cuando el
espíritu de la ley, y el propósito de la ley del Antiguo Testamento se mantenga fiel. Es decir, si Ud. desea
contextualizar la práctica del diezmo en su iglesia, considere los siguientes principios:
 Si su iglesia diezma, y parte de esos diezmos no se distribuyen hacia los más necesitados tanto fuera
como dentro de la congregación, su iglesia le está robando al Señor.
 Si los pastores de su iglesia tienen otras fuentes de ingreso, y en vez de recibir un salario extra, se
llevan el diezmo como pago a sus servicios, sus pastores le están robando a Dios.
 Si en su iglesia es el pastor y su familia los únicos que a discreción hacen uso del diezmo, tenga
cuidado. Ud. podría estar permitiendo que se den abusos con el dinero del Señor. Toda iglesia debe
presentarse como un libro abierto al mundo. Todo pastor y líder eclesial debe dar cuentas abiertas, en
cualquier momento que se le pida, de la mayordomía a la que se le ha encargado. Siempre es sano
tener a dos personas sin relación de parentesco entre si ni con el pastor supervisando los fondos de la
iglesia (entre ellos no debe haber ningún pastor ni ninguno de sus familiares).
 Si su pastor dice que los diezmos son para él o ella, su pastor le está robando al Señor, y al Estado al no
pagar impuestos. En nuestra sociedad capitalista todo pastor debe gozar de un salario, pagar
impuestos, y otros aportes de ley. Tal y como hemos visto, el diezmo no es para el pastor ni los
pastores solamente.
 Si algún medio de difusión masiva como canales de televisión , emisoras de radio, o prensa escrita
solicita de un diezmo, primicias, u ofrenda, a cambio de una bendición particular, ellos están
practicando una estafa. Una ofrenda o diezmo no se da para recibir. Se da porque hemos recibido,
pero no con la intención de recibir más. Nadie puede asegurarle a nadie una bendición de Dios. Dios es
soberano y a su tiempo dará buenas dadivas a los fieles de su pueblo.
 Si en su iglesia le hacen, indirecta o directamente, sentir culpable si no diezma . Si en su iglesia es
obligatorio diezmar. O si en su iglesia constantemente se explica que los que no diezman le están
robando a Dios, y por tanto no reciben bendición financiera. Su iglesia está practicando una estafa. El
diezmo era una práctica obligatoria en el Antiguo Testamento, no así en el Nuevo Testamento. Si se
desea contextualizar esta práctica del diezmo, recordemos que en el Antiguo Testamento solo los que
poseían los medios de producción (los ricos) se les solicitaba diezmar (aunque si el ofrendar era para
todos).
 Si su iglesia ha contextualizado (o desea contextualizar) la práctica del diezmo sin considerar el espíritu
y propósito de esta práctica de la ley en el Antiguo Testamento, su iglesia entonces, no está
diezmando. Su iglesia está haciendo algo que no debería llamarse diezmo, y hasta podría estar
estafando a su membresía, todo por ignorancia teológica.
Finalmente, recordemos que el diezmo (además de las múltiples ofrendas) se daba al templo para cuidado de
la infraestructura, y su personal que no poseía tierras ni herencias, y para los más necesitados (viuda,
huérfano, extranjero, etc.). Si su iglesia local no cumple el rol de los antiguos templos en la distribución según
los principios del diezmo, Ud. no está en la obligación de diezmar, y aún menos si Ud. no produce riqueza
alguna.

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del diezmo cristiano?"

Respuesta: Diezmar es un asunto con el que muchos cristianos luchan. En muchas iglesias ponen demasiado
énfasis en diezmar. Al mismo tiempo, muchos cristianos rehúsan someterse a la exhortación bíblica tocante a
ofrendar al Señor. Diezmar / ofrendar intenta ser un gozo, una bendición. Tristemente, casi nunca es ese el
caso en la iglesia de hoy.

Diezmar es un concepto del Antiguo Testamento. El diezmo era un requisito de la ley en la cual todos los
Israelitas ofrendaban al tabernáculo / templo el 10% de todo lo que ganaban y hacían crecer (Levítico 27:30;
Números 18:26; Deuteronomio 14:23; 2ª Crónicas 31:5). Algunos toman al diezmo del Antiguo Testamento
como un método de imposición de tributos para suplir las necesidades de los sacerdotes y los Levitas del
sistema Mosaico. El Nuevo Testamento en ninguna parte ordena, o aún recomienda que los cristianos se
sometan a un sistema legalista de diezmar. Pablo declara que los creyentes deberían apartar una porción de
sus ingresos a fin de dar soporte a la iglesia (1 Corintios 16:1-2).

El Nuevo Testamento en ningún lugar señala un cierto porcentaje de ingreso que se deba apartar, solamente
dice que ponga aparte algo “según haya prosperado” (1ª Corintios 16:2). La iglesia cristiana básicamente ha
tomado la figura del 10% del diezmo del Antiguo Testamento, y la ha aplicado como un “mínimo
recomendado” para los cristianos en su ofrendar.

Sin embargo, los cristianos no deberían sentirse obligados a diezmar siempre. Deben dar de acuerdo a su
capacidad, “según hayan prosperado”. Algunas veces eso significa dar más que un diezmo, otras veces puede
significar dar menos. Todo depende de los recursos del cristiano y de las necesidades de la iglesia. Cada
cristiano debería orar diligentemente y buscar la sabiduría de Dios acerca de participar en el diezmo y de
cuánto debería ofrendar (Santiago 1:5). “Cada uno de como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

Las otras preguntas sobre el diezmo


Dios les ordena a Sus siervos diezmar. Este entendimiento genera numerosas preguntas relacionadas con
pagarle a Dios la primera décima de los ingresos personales. He aquí las respuestas a estas “otras”
preguntas acerca del diezmo.

Una de las más grandes pruebas para muchas personas es el mandamiento de diezmar. Hay mucho por
entender. El diezmar involucra mucho más que simplemente pagar un diez por ciento de los ingresos
personales.
¿Cuántos diezmos se encuentran en la Biblia? ¿Hay solamente uno? ¿Dos? ¿Más? ¿Le pertenecen los diezmos
a Dios? De ser así, ¿cómo se le “gira un cheque” a Él? ¿Cómo debe ser gastado el dinero del diezmo?
El significado de la palabra
Diezmo es una antigua palabra que significa “una décima o una décima parte”. El término era usado
comúnmente hace trescientos o cuatrocientos años. Hoy rara vez se usa, excepto con una conexión espiritual.
Durante el tiempo del Antiguo Testamento Dios le ordeno a la nación de Israel diezmar. Pero el asunto de a
quién pagaba esta décima cada israelita, cuál décima era pagada, por qué y para cuál propósito, parece
confundir a muchos. Aún hoy, la enseñanza del Nuevo Testamento acerca del diezmo es malentendida por la
mayoría del cristianismo profeso.
La mayoría asume que diezmar es solamente un mandamiento del Antiguo Testamento, que fue abolido al
inicio de la era del Nuevo Testamento. Pero, ¿es esto cierto? De no serlo, ¿puede ser probado lo contrario?
¡Busquemos en la Biblia para ver qué dice Dios!
¿Enseñado en el Nuevo Testamento?
Hebreos 7:5-9 declara algunos hechos interesantes acerca de quién debe recibir los diezmos: “Ciertamente los
que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento [Números 18] de tomar del pueblo
los diezmos [plural] según la ley [los primeros cinco libros de la Biblia], es decir, de sus hermanos, aunque
éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel [Melquisedec] cuya genealogía no es
contada de entre ellos [los levitas], tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin
discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres
mortales [levitas]; pero allí [el tiempo de Abraham], uno de quien se da testimonio de que vive [Melquisedec].
Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos [de acuerdo con la ley]”.
Estos versículos nos dicen: (1) A los levitas les era ordenado tomar los diezmos de la gente, (2) las personas no
decidían por sí mimas a quién enviarlos — Dios fue muy claro — y (3) la ley del diezmo estaba en efecto desde
siglos antes de que Moisés recibiera los Diez Mandamientos de Dios.
Note Génesis 14:20: “y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram [a
Melquisedec] los diezmos de todo”.
Continuando en los versículos 10-12 de Hebreos 7: “porque aún estaba [Leví] en los lomos [aún no nacido] de
su padre [Abraham] cuando Melquisedec le salió al encuentro. Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio
levítico” — no lo era — “(porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se
levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Porque cambiado el sacerdocio [transferido de Levi a Cristo], necesario es que haya también cambio
[transferencia] de ley”.
Hoy, Cristo es nuestro Sumo Sacerdote “de la orden de Melquisedec”. El sacerdocio fue cambiado y la ley
concerniente a quién recibía los diezmos también cambió. Pero la ley del diezmo estaba, y está, en efecto.
Cuando Cristo se convirtió en nuestro Sumo Sacerdote, los diezmos dejaron de ir a los levitas y comenzaron a
ir a los ministros de Cristo — levitas espirituales — aquellos en quienes Dios está obrando para proclamar Su
evangelio a este mundo. Esto era lo que el apóstol Pablo estaba diciendo en Hebreos 7. Dado que Cristo es
nuestro Sumo Sacerdote, con el mismo rango que Melquisedec, y los levitas recibían los diezmos, ¿cuánto
más debería recibirlos Cristo?
Ahora que hemos establecido que el diezmo aún está en efecto en esta era del Nuevo Testamento, se hace
evidente que el diezmar ¡es aún más importante para nosotros hoy! ¿Cómo avanzaría la Obra de Dios sin el
diezmo? ¿Cómo predicaríamos nosotros el venidero reino de Dios sin el apoyo financiero de Dios?
Tal como en un hogar o corporación normal, las facturas también llegan a su tiempo a la Obra de Dios. La
literatura de la Iglesia — libros, folletos, artículos, revistas, sitios web, etc. — requiere de “las riquezas de este
mundo”. La renta por el espacio para la oficina de la sede, y otros gastos también deben ser pagados.
Y, ¿cómo administraríamos los sitios de Fiesta? ¿Cómo podríamos ayudar a los necesitados dentro de la
Iglesia?
II Timoteo 2:3-7 aclara que el ministerio (y aquellos sirviendo a tiempo completo en la Obra) tiene derecho a
recibir pago por los servicios prestados. “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y
también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de
los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”.
¡Dios espera que se les pague a aquellos quienes hacen Su Obra! Y es Dios quien les paga. Los ministros de
tiempo completo no deben ser forzados a trabajar en un segundo empleo porque no se les pagua. (Esto no
significa, sin embargo, que sus salarios deban ser exorbitantes. Ningún ministro verdadero se atrevería a
“esquilar a la manada” de Dios).
Conocimiento común en el Antiguo Testamento
Como se mencionó anteriormente, el diezmo no comenzó con Moisés. Vimos que Melquisedec recibió los
diezmos de Abraham más de 400 años antes.
Dios posee todo. ¡Así lo dice la Biblia! Éxodo 19:5 declara: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis
mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Vea
también Salmos 50:12).
Toda la tierra le pertenece a Dios. Nosotros, insignificantes seres humanos, no poseemos nada, excepto
aquello que Dios nos da. Cualesquiera bendiciones que tengamos están aquí porque Dios eligió dárnoslas.
Nuestros hogares están construidos de materiales que vienen de la tierra. Nuestro alimento crece en la tierra
que Dios creó. Nuestros automóviles son producidos de minerales que provienen de la tierra. Nada de lo que
tenemos es nuestro a menos que Dios nos permita tenerlo — y aún entonces, nosotros solamente lo
poseemos de manera temporal. Cuando morimos, no nos llevamos nada con nosotros (Ecl. 9:10).
Aunque Dios posee todo, Él nos permite retener parte del fruto de nuestra labor. Pero hay una condición.
Solamente después de que diezmamos de esa ganancia, Dios nos permite conservar el resto. Si conservamos
para nosotros la cantidad completa que ganamos, entonces estamos robándole a Él. Malaquías 3:8 es muy
claro al respecto: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
robado? En vuestros diezmos y ofrendas”.
¿Qué sucede si no diezmamos? El versículo 9 continúa: “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la
nación toda, me habéis robado”.
Dios, entonces, anima a las personas a diezmar — ¡aún las reta! “Traed todos los diezmos al alfolí y haya
alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Eterno de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de
los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (vs. 10).
¡Allí está! Dios promete bendecir a aquellos quienes diezman. Él es capaz de hacer que 90 por ciento llegue
más lejos que si conserváramos todo el 100 por ciento.
El primer lugar en la Biblia donde el diezmo es mencionado como mandamiento es Levítico 27. Esta fue la
instrucción de Dios para que Moisés la diera a los israelitas. Esto no fue algo que Moisés se inventó. “Habló el
Eterno a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles:… Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la
tierra como del fruto de los árboles, del Eterno es; es cosa dedicada al Eterno… Estos son los mandamientos
que ordenó el Eterno a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí” (vs. 1-2, 30, 34).
¿Quién debe recibir los diezmos?
Números 18 arroja luz sobre quién ha de recibir los diezmos: “Dijo más el Eterno a Aarón: He aquí yo te he
dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por
razón de la unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo” (v. 8).
El sacerdocio levítico desciende de la tribu de Leví, de quien Aarón era un miembro. Pero el sumo sacerdocio
viene de la familia de Aarón — una familia dentro de la familia. Dios le dijo a Israel que diezmara. Luego Él le
dijo a Aarón que su familia y los levitas recibirían esos diezmos.
También note que los diezmos eran su herencia: “Y el Eterno dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás
heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel” (v. 20). Los
levitas no recibieron tierra, pero ellos habían de recibir la parte de Dios. Esto muestra a quién le “giraba el
cheque” el antiguo Israel.
Para reforzar lo que Dios le pidió a Moisés que le dijera al pueblo de Israel, Él declara en el versículo 21: “Y he
aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos
sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión”.
La única tierra que los levitas heredaron fueron 48 ciudades esparcidas a lo largo de Israel. Esta tierra era
común para todos, así que ningún individuo la poseía. (Vea Números 35:1-34). Estas ciudades incluían
suficiente tierra para sostener los rebaños que eran recibidos como diezmos. Entre las 48 había de haber seis
ciudades de refugio (v. 6). Éstas eran establecidas en caso que alguien accidentalmente matara a una persona
(v. 11).
La herencia siempre queda en familia
La herencia de una persona no había de moverse de tribu a tribu. Aún en el caso de un hombre que solamente
tuviera hijas y no hijos. La hija había de casarse dentro de la tribu de su padre si ella recibía una herencia. Esto
aseguraba que la herencia siempre permanecería dentro de una tribu en particular.
Note Números 36:7-8: “para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque
cada uno de los hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres. Y cualquiera hija que tenga
heredad en las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de la tribu de su padre se casará, para que
los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres”.
Así como con las otras tribus que recibieron tierra como herencia, los levitas recibieron diezmos de las
personas. ¡Aquellos diezmos — su herencia — no habían de ser removidos de esa familia! En tanto esa tribu
representara al ministerio de Dios, los diezmos habían de ser dados a los levitas.
Pero ahora, el sacerdocio de Melquisedec, con Cristo como Sumo Sacerdote, recibe esos diezmos (Heb. 7:5-
12). Pablo escribió: “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que
sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del
evangelio” (I Cor. 9:13-14).
Pagar los diezmos aplica a los levitas también
Cuando los levitas recibían sus diezmos, ellos también habían de diezmar. Ellos no eran distintos en este
sentido. Pero, ¿cómo pagaban los diezmos los levitas, y a quién?
Note lo que Dios les dijo a los levitas: “Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de
ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida al Eterno el diezmo de los
diezmos… Así ofreceréis también vosotros ofrenda al Eterno de todos vuestros diezmos que recibáis de los
hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda del Eterno al sacerdote Aarón. De todos vuestros dones ofreceréis
toda ofrenda al Eterno; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada” (Núm.
18:26, 28-29).
El diezmo que los levitas habían de pagar iba a la familia de Aarón, el sumo sacerdote de aquel tiempo.
Aún siglos más tarde, el sacerdocio levítico todavía recibía los diezmos. Note: “…y el diezmo de nuestra tierra
para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; y que estaría
el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el
diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro” (Neh. 10:37-38).
Jerusalén era el único lugar donde las ofrendas eran permitidas en el altar. Los sacerdotes que servían en el
templo recibían los diezmos de los levitas y habían de distribuir los diezmos entre ellos. Esta era su herencia, y
pago por el servicio que prestaban. Si ellos eran irresponsables en sus deberes, y desobedecían a Dios y Sus
leyes, entonces ellos no recibirían nada. El sacerdocio moriría y su herencia menguaría.
¿Hay solamente un diezmo?
Cuando estudiamos el tema del diezmo, algunas escrituras parecen indicar que hemos de retener nuestros
diezmos — y que hemos de gastarlos en nosotros.
Note Deuteronomio 12: “Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que el
Eterno el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viviereis
sobre la tierra… sino que el lugar que el Eterno vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para
poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis” (v. 1, 5).
Esto está hablando acerca de viajar a uno de los Días Santos de Dios, principalmente la Fiesta de
Tabernáculos. (Lea nuestro folleto ¿Días Santos de Dios o festivales paganos? para aprender más acerca de los
días de reposo anuales de Dios).
¿Qué hemos de traer con nosotros? “Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros
diezmos… y comeréis allí delante del Eterno vuestro Dios… Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus
poblaciones conforme a tu deseo” (vs. 6-7, 15).
Ahora viene el problema. Si hemos de darle al sacerdocio un diezmo de toda nuestra ganancia, ¿cómo hemos
de llevar también nuestros diezmos a la fiesta con nosotros — para gastarlos en cualquier cosa que nuestro
corazón desee? La respuesta es simple. Esto está hablando de un segundo diezmo. Note que los versículos
anteriores mencionan “diezmos” — plural — y hay más de uno.
El segundo diezmo es la misma cantidad que el primero — una décima de su ganancia. Usted ha de guardarlo
y traerlo a los Días Santos o Fiestas de Dios. Este puede ser usado, como se establece en la Escritura, para
cualquier cosa que su corazón “desee”.
Por supuesto, esto no significa que “todo es aceptable”. Esto no nos da licencia para quebrantar las leyes de
Dios — como millones de cristianos profesos lo hacen. El verdadero pueblo de Dios no querrá desear cosas
prohibidas por Dios. Pero nosotros podemos desear cualquier cosa dentro de los límites de la Ley de Dios —
cualquier cosa permisible delante de Él.
De vuelta a Deuteronomio 12: “Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu
aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias,
ni las ofrendas elevadas de tus manos; sino que delante del Eterno tu Dios las comerás, en el lugar que el
Eterno tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus
poblaciones; te alegrarás delante del Eterno tu Dios de toda la obra de tus manos” (v. 17-18).
Esto establece claramente que una persona no puede quedarse en casa y gastar su segundo diezmo. Sin
embargo, hay algunas pocas excepciones para aquellos incapaces de viajar a la Fiesta. Mala salud,
enfermedad o un embarazo ya avanzado son algunos ejemplos, pero no hay muchos más. Estas son las Fiestas
de Dios, las cuales Él le ha ordenado a Su pueblo guardar.
¿Quién debe disfrutar la Fiesta con usted? “Tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus
poblaciones”. Toda su casa ha de viajar con usted y disfrutar una probadita del mundo por venir.
El primer y el segundo diezmo son diferentes el uno del otro. Ellos son dos diezmos distintos, usados para dos
propósitos distintos. El primer diezmo, como hemos visto, era para el sacerdocio levítico. Hoy es usado para
predicar el evangelio al mundo a través de varios medios. El segundo diezmo es para que un individuo lo lleve
a la Fiesta — para que lo gaste en la Fiesta.
El diezmo explicado en Deuteronomio 12 no podría ser el mismo diezmo explicado en Números 18. Si
tradujéramos Deuteronomio 12 de la Septuaginta, diría: “No comerás en tus ciudades el diezmo adicional de
tu trigo…”.
La palabra griega ephidekaton es usada en vez de dekaton. Dekaton significa “una décima” o una “décima
parte”, mientras que ephidekaton significa “un diezmo adicional” o “una décima más”. Si este fuera el mismo
diezmo del que se habla en estos dos libros, ¿por qué hay dos palabras diferentes para describirlos?
Aunque la Septuaginta no siempre es exacta en algunas áreas, es obvio que los judíos greco parlantes, quienes
fueron responsables de traducir el texto hebreo al griego, conocían la diferencia entre el primero y el segundo
diezmo.
¿Un diezmo del tercer año?
Ahora veamos otra parte del principio del diezmo, de la cual la mayoría no está consciente. Voltee a
Deuteronomio 26:12: “Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del
diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán”.
Note las frases “el año tercero” y “el año del diezmo”. El tercer año se refiere al tercero y al sexto año en un
ciclo de siete años. El séptimo año en este ciclo es llamado “el año de remisión”.
Cada tercer año de siete durante la vida de un cristiano, él ha de pagar un tercer diezmo adicional. Este es
llamado el año del diezmo porque ese es el número máximo de diezmos que una persona tiene ordenado
pagar.
Este puede ser un tiempo difícil y de prueba, pero todo lo que se ha de hacer es recordar la promesa que Dios
nos ha dado. Si una persona es fiel, Dios promete: “os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).
¿Para qué propósito es ese diezmo? ¿A quién va dirigido? Considere: “al extranjero, al huérfano y a la viuda; y
comerán en tus aldeas, y se saciarán”.
El tercer diezmo es usado para apoyar a los necesitados dentro de la Iglesia — aquellos que no pueden
mantenerse por sí mismos. Este es un diezmo especial, y es el “plan de seguro” de Dios para aquellos menos
afortunados. Esto podría ser un niño que ha perdido a sus padres, una mujer que ha perdido a su esposo o
cualquier persona que ha perdido temporalmente una fuente primaria de ingresos.
Cristo dijo en Mateo 26:11 que el pobre siempre estará con nosotros. Esto no quiere decir “una vez pobre,
siempre pobre”. Significa que algunas veces lo inesperado sucede. Y esta es la manera de Dios para proveer
para tales circunstancias.
Una vez más note Deuteronomio 26:12 en el griego de la Septuaginta. Los judíos greco parlantes sabían que
este diezmo es un diezmo separado que no ha de ser confundido con los primeros dos. La Septuaginta usa aún
otra palabra griega para conferir el significado específico: deuterón epidekaton, que significa “segundo diezmo
adicional”.
¿Primeros frutos y primeros nacidos?
Dos aspectos finales del diezmo son los “primeros nacidos” y “primeros frutos”. Aunque los primeros nacidos
no son el diezmo, el principio es el mismo. Un primer nacido es el primogénito — primicia — de un animal.
Note: “Dedicarás al Eterno todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los
machos serán del Eterno… y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, el Eterno hizo morir en la tierra de
Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa
yo sacrifico para el Eterno todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos” (Exo. 13:12, 15).
Dios quiere que Su pueblo recuerde lo que Él hizo por ellos cuando los llamó a salir de Egipto.
Ahora lea Números 18:17: “Mas el primogénito de vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no
redimirás; santificados son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la grosura de ellos, ofrenda
encendida en olor grato al Eterno”.
Nosotros no ofrecemos sacrificios animales hoy. Pero aún hacemos ofrendas al Eterno — en cada Día Santo y
con otras ofrendas voluntarias a lo largo del año. Cualquier primogénito de animal que criemos (le estamos
hablando principalmente a los granjeros, pero el principio se aplica a todos) ha de ser ofrecido a Dios.
Pero, ¿cómo? tomando ese animal, vendiéndolo por un precio justo y luego dando el dinero a la Obra.
Las frutas y los vegetales, en principio, son lo mismo que los primeros nacidos. Conocidos como primicias, son
más comunes que los primeros nacidos, solamente porque hay más personas cultivando huertos que criando
animales.
Muchas personas tienen pequeños huertos en sus patios traseros — cuyo fruto es una bendición de Dios.
Recuerde, Él creó la tierra, el aire, los rayos del sol y el agua para que esas plantas prosperen. Todo lo que Él
pide a cambio es el diez por ciento de la ganancia.
Para aquellos en la Iglesia, los primeros frutos pueden ser llevados al ministro local para su uso. Si él no puede
usarlos, él puede dirigirle a alguien que sí pueda. Si no hay necesitados dentro de la Iglesia en su área, que
puedan beneficiarse de su primicia, entonces usted puede asignarle un valor justo al producto y dar la
cantidad a la Iglesia como una ofrenda.
¿Cómo se calcula la ofrenda de las primicias? Simplemente una décima de la cosecha inicial. Por ejemplo: si
usted tiene diez plantas de tomate en su jardín, espere a que comiencen a producir bien. Cualquiera que sea
la cantidad en una planta en esa cosecha, esos son sus primeros frutos. No ofrezca los primerísimos tomates
verdes o los pepinos más pequeños; espere hasta que las plantas estén produciendo regularmente. O, si están
produciendo bastante, tome el fruto de las diez plantas y divídalo entre diez. Si una planta produce 15 libras
de algo, luego una libra y media es el diezmo.
Deuteronomio 26 explica más acerca de este principio: “entonces tomarás de las primicias de todos los frutos
que sacares de la tierra que el Eterno tu Dios te da, y las pondrás en una canasta… Y te presentarás al
sacerdote que hubiere en aquellos días… Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del
altar del Eterno tu Dios… Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Eterno.
Y lo dejarás delante del Eterno tu Dios, y adorarás delante del Eterno tu Dios. Y te alegrarás en todo el bien
que el Eterno tu Dios te haya dado a ti” (vs. 2-4, 10-11).
Diezmo del diezmo
El “diezmo del diezmo” fue establecido por Dios para el propósito de pagar los costos administrativos de la
Fiesta de Tabernáculos. Durante el año, una décima del segundo diezmo es enviada a la Sede para pagar por
gastos para la Fiesta, tales como auditorios, salones, centros de convenciones y otros gastos que la Iglesia
debe pagar — cualquier cosa que los hermanos usen colectivamente para guardar la Fiesta. Éste también es
usado para poder ayudar a aquellos quienes carecen de fondos suficientes y no podrían asistir.
Al final de la Fiesta, muchos encuentran que tienen un excedente del segundo diezmo. Éste debe ser enviado
como una ofrenda para ayudar a aquellos que necesitan ayuda, y que no estén cubiertos por el diezmo del
diezmo.
Una prueba final
Una de las pruebas más acertadas, aparte de la Biblia, de que varios diezmos estaban en efecto, viene de
Josefo. Él fue un muy respetado historiador judío alrededor del segundo siglo D.C.
Leamos lo que él escribió: “Y ahora Moisés… conforme a la voluntad de Dios… designó que las personas
debían pagar el diezmo de sus frutos anuales de la tierra, tanto a los levitas como a los sacerdotes… pero
pienso que es necesario registrar qué es pagado por todos… De acuerdo con esto, él les ordenó a los levitas…
que apartaran para ellos la décima parte de los diezmos que recibían cada año de las personas; así como que
era justo ofrecer a Dios los primeros frutos de todo el producto de la tierra; y que ellos debían ofrecer al
primogénito” (Antigüedades de los judíos, Libro IV, Capítulo 4, secciones 3 y 4).
En el capítulo 8, sección 8, Josefo escribió: “Tomarás de tus frutos una décima, aparte de la que has designado
para darle a los sacerdotes y levitas. Ésta puedes venderla en el campo, pero ha de ser usada en aquellas
fiestas y sacrificios que han de celebrarse en la ciudad santa: porque es justo que ustedes disfruten de esos
frutos de la tierra, los cuales Dios les da como posesión, para dar honor al donador”.
La sección 22 provee el punto principal: “Además de esos dos diezmos, que ya he dicho ustedes han de pagar,
uno para los levitas, y el otro para los festivales, también han de traer cada tercer año un tercer diezmo que
ha de ser distribuido entre aquellos con necesidad; también a las mujeres que son viudas, y a niños que son
huérfanos”.
“Y en cuanto a los frutos maduros, traigan al templo aquellos que ha madurado primero; y cuando hayan
bendecido a Dios por la tierra que los sostuvo, y que Él les había dado para posesión, cuando hayan también
ofrecido aquellos sacrificios que la ley les ha ordenado traer, entonces den las primicias a los sacerdotes”.
“Y cuando alguien haya hecho esto, y haya traído el diezmo de todo lo que tiene, junto con los primeros frutos
que son para los levitas, y para los festivales, y cuando esté por irse a casa, párese delante del santuario y dé
gracias a Dios, porque Él los ha liberado del injurioso trato que tenían en Egipto, y les ha dado una tierra
buena y grande, y les permite disfrutar de su fruto; y cuando haya testificado abiertamente que ha pagado
plenamente los diezmos [y otras deudas] de acuerdo con las leyes de Moisés, ruegue a Dios que sea siempre
misericordioso y gracioso con él; y que continúe siéndolo con todos los hebreos”.
¿Podría algo ser más claro? Los judíos en el tiempo de Cristo entendían apropiadamente el sistema de diezmo
de Dios. ¡Ahora usted también!
Una escritura final necesita ser mencionada. Si una persona no da de corazón, y paga los diezmos y da
ofrendas solamente porque le es dicho que lo haga, y lo considera una carga, entonces el tal se cortará a sí
mismo de ciertas bendiciones.
A fin de agradar a Dios, debemos dar voluntariamente y con alegría: “Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer
que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para
siempre…” (II Cor. 9:7-9).
Cosechando las bendiciones completas
Cuando Dios nos llama a Su camino de vida, Él nos está ofreciendo vida eterna como miembros de Su familia.
Cuando nosotros aceptamos Su oferta, acordamos obedecerle por el resto de nuestras vidas. Nosotros
hacemos un pacto y Él nos ata a ese pacto.
Muchos no saben a cabalidad qué significa esto, sino hasta más adelante, cuando se crece en conocimiento
durante un período de tiempo.
Pero ahora que usted está arado con el conocimiento completo del sistema de diezmo de Dios, y entiende su
maravilloso propósito, ¡usted está preparado para cosechar bendiciones mucho más grandes!
Teniendo esto en cuenta es que debemos considerar el asunto del diezmo, mientras el Señor estaba
físicamente en la tierra se TENIA (era obligatorio) que diezmar , sin embargo el mismo Señor enseñó que aun
por el hecho de diezmar no se debía dejar de lado la ayuda al semejante, especialmente a los padres, ya que
por aferrarse a sus TRADICIONES, ellos invalidaban el mandamiento superior del Señor de honrar a los padres,
como se puede apreciar aun con todo y que era algo de compromiso el diezmar, eso no invalidaba el que con
ese dinero o ese recurso se hiciesen cosas a favor del familiar y me atrevo a adicionar que a favor de cualquier
desvalido o necesitado.

Así que ese OBLIGATORIO realmente no es tan obligatorio cuando lo miramos a la luz de la ley del Señor
(amaos los unos a los otros), que viene siendo la ley de la gracia del Señor, el amor y la ayuda mutua.
EN LA LEY POR SUPUESTO QUE ERA ALGO IMPOSITIVO, PERO AHORA NO ESTAMOS DESCANSANDO EN LA LEY,
SIN EMBARGO NO SE PUEDE DECIR QUE EL DIEZMO COMO TAL ESTA ANULADO DEBIDO A VARIOS FACTORES:
1. El Señor dijo en Mateo 5:17-19 que el no había venido a abrogar la ley o lo que los profetas dijeron y que el
cielo y la tierra pasarían pero ni una sola tilde ni una sola jota se frustrarían de la ley hasta que todas las cosas
fueran cumplidas.
Así que para aquellos que piensan que por el hecho de estar en la gracia la ley está anulada, lo siento, la ley
sigue vigente para todos aquellos que caen de la gracia del Señor, como lo hicieron los Galatas (favor lease
todo ese libro para que entienda mejor estas cosas)

2. Los diezmos como tal tampoco están anulados debido a que aun seguimos siendo extranjeros aquí en la
tierra y el dueño de ella exige de todos las décimas de la misma, que ahora no se deba hacer como lo hacían
los judíos de aquella época eso es otra cosa, pero si alguien temerariamente dice que los diezmos están
anulados, está asumiendo una posición que solo le corresponde al Señor, pues de él es la tierra y su plenitud.

3. Ahora el diezmar no es una imposición; para el creyente de verdad verdad se ha constituido en un asunto
de libre voluntad y de pleno compromiso personal con su responsabilidad en la mayordomia que debe ejercer,
no solo en lo económico sino en todas las áreas de su vida, ESTO SI ES QUE EL CREYENTE QUIERE ASUMIR SU
COMPROMISO DE LIBRE VOLUNTAD, SINO LO QUIERE HACER QUE NO LO HAGA ,ESE ES SU PROBLEMA Y
NINGUN PASTOR POR MUY DE DIOS QUE SEA PUEDE METERSE EN ESO.

De allí que Pablo escribió: 2Co 9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

Cuando tu no ofreces tu diezmo como una clara muestra de tu amor por el Señor, no lo estas honrando ni
estas demostrando tu temor hacia él, el diezmo es una expresión de tu obediencia a Dios, si no lo haces
sencillamente no estas siendo obediente, pero Dios espera que esta obediencia sea de un sincero corazón, si
tu diezmo es en contra de tu voluntad, mejor no lo des, Dios no te lo recibirá como un sacrificio agradable.
El que quiera diezmar u ofrendar debe hacerlo con una correcta actitud, como lo hizo aquella viuda pobre de
Lucas 21:2, cuando tu realizas este SERVICIO con una correcta actitud, entonces ten por seguro que estarás
gozoso, es igual que cuando alguien predica la palabra del Señor, o hace algo por ayudar a los pobres, ni mas
ni menos!!

EL DIEZMO EN LA GRACIA
¿Cómo debe diezmarse ahora en la gracia?
2 Corintios 9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama
al dador alegre.

Esta es la forma correcta de presentar todo lo que podemos ofrecerle a nuestro Dios, con alegría, nuestros
diezmos (si es que alguien los quiere presentar) deben ser presentados con alegría y gozo, cuando alguien lo
hace así entonces el Señor mismo es quien le recibe los diezmos.

En Hebreos 7:1-20 encontramos que la ley sacerdotal queda abolida, con lo cual ningún pastor puede exigir
diezmo, pues eso era prerrogativa de los levitas, pero el diezmo como tal NO quedó abolido, así que de esa
manera Dios en su sabiduría dejó la puerta abierta para que todo hombre en todo lugar pudiera ofrecerle de
libre voluntad y con conocimiento de causa lo mejor de su esfuerzo y trabajo. Es necesario aportar para la
obra del ministerio y apoyar a la iglesia local y a sus ministros en cada una de sus actividades con nuestros
recursos, así que de ahora en adelante ya con conocimiento de causa si a usted le parece hacerlo hágalo, y si
no tiene la voluntad no lo haga. Cuando usted presenta su diezmo con la actitud correcta, entonces la
maldición de la que se habla en Malaquías 3:8-10 ya no estará sobre usted, pues entonces estará honrando a
Dios de una manera genuina y correcta. El diezmo no está abolido no porque sea de la ley o no, porque en
ultimas Usted sabe que Abraham diezmó y él no estaba en la Ley, el estaba en la gracia (por su fe fue salvo),
sin embargo es en la ley donde se establece el diezmo como una ordenanza (Deuteronomio 14:22-26), el
Señor Jesucristo lo dice muy claro en Mateo 5:17.

si quiere diezmar diezme, pero hágalo con la actitud correcta, el apoyo económico es en ultimas un servicio
que se presta a la iglesia del Señor, en el cual no solo entra el diezmo, sino cualquier otro tipo de ofrendas.

Pastor que se ponga a exigir diezmos no es un pastor del Señor, el solo debe enseñarle a los hermanos las
formas correctas de prestar un servicio a los demás y de como se debe administrar las bendiciones que el
Señor da a sus hijos para que las disfruten

“pastores” te manipulan el pasaje de Ananías y Safira

Por otro lado déjeme decirle que el diezmo era en frutas y productos del campo, no tenia nada que ver con
dinero, el señor sabía que raíz de todos los males era el dinero y por esa razón no dejo que los levitas
recibieran dinero sino solo productos agrícolas como diezmo.
Antes de hacer cualquier gasto, separe la décima parte de todas sus entradas y coloque esta cantidad en un
sobre de diezmo. “No debemos consagrarle lo que queda de nuestras entradas después de haber satisfecho
nuestras necesidades reales o imaginarias; antes de gastar nada debemos apartar lo que Dios ha especificado
como suyo.

11. Dios no necesita mi dinero. ¿Por qué debo diezmar?


Por supuesto, Dios no necesita tu dinero. Tu necesitas dar! El diezmo es una disciplina para iniciar tu practica
de dar y recibir. Antes de que terminemos, vamos a disfrutar dando mucho más de un 10 por ciento.

Las promesas de prosperidad


Amado, yo deseo sobre todas las cosas que tú seas prosperado y que tengas salud, así como prospera tu
alma. (III Juan 2)
… Nada bueno se le niega a los que andan en integridad. (Salmo 84:11)
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida (Salmo 23:06)
El Señor te aumentará más y más, a ti y a tus hijos. (Salmo 115:14)
Y te alegrarás en muy buenas promesas que Jehová tu Dios te ha dado a ti y a tu casa (Deuteronomio 26:11)
Y todo lo que pidiereis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Juan 14:13)

La palabra “diezmo”  viene del vocablo hebreo: ma’aser que significa decima parte (de asar = un décimo)
(strong 4643) y del vocablo griego: dekate, que significa décima parte (de dekatos = un décimo) (strong 1181);
el diezmo es entonces la décima parte de determinada cosa, específicamente para el sostenimiento de los
sacerdotes y levitas, es decir los ministros del Señor, que al igual que ayer hoy funcionan muchos a tiempo
completo en la Obra del Señor (Ef. 4.11) y se sosotienen de ello, pues así lo establece el mismo Señor en su
Palabra.(1 Cor. 9.14)

1) ¿Por qué se debe enseñar a la Iglesia a Diezmar?


A continuación le comparto 15 razones importantes.
 
1)    Porque es un mandamiento. Dt.14.22
2)    Porque Dios es un Dios de Principios. Sal.11.3 / Mat.24.35
El no puede pasar por encima de lo que Él mismo ha establecido en su Palabra.
3)    Porque es el recurso de Sostenimiento Ministerial.
Num.18.21, 24 / Deut.12.19 / 14.27 / Gal.6.6
4)    Para no ser “ladrones”, ni estar bajo maldición: Mlq.3.8-9
5)    Para que el pueblo de Dios prospere y esté bendecido. Mlq.3.10
6)    Para que no venga muerte a nuestra vida; recuerde el ej. de Ananías y Safira. Hech.5.1-11
7)    Porque es el deseo Apostólico. 3 Jn.2
8)    Porque el diezmo es de Jehová. Lv.27.30
9)    Porque el no darlo es idolatrar o adorar al “dios Mamón”. Mat.6.24.
10)           El que Diezma reconoce y respeta a su pastor, como uno mayor que el. Heb.7.5-7, como su
Cobertura o autoridad.
11)           El que Diezma tiene la promesa de que sus deseos se cumplirán. Deut.14.26
12)           Jesús mismo dijo acerca del Diezmo, que esto era necesario hacer, Mat.23.23.
13)           Quién Diezma demuestra que ama la Obra y la sostiene.
Hech. 4.36-37. Sin duda éste levita amaba la Obra del Señor.
14)           Quien no diezma le miente al Espíritu Santo.Hech.5.1-4
15)           Quien no diezma se expone a ser devorado por la Serpiente. Malq.3.11

7) EL PELIGRO DE LAS PERSONAS QUE NO DIEZMAN.


 
La Biblia da ejemplos muy duros de personas que por amor al dinero y codicia en sus corazones no honraron a
Dios con sus bienes, como dice la Escritura. Pr.3.9-10.
 
ALGUNOS EJEMPLOS SON:
 
 
a)     ACAN (Jos.7.20-21).Por su avaricia afectó a toda su familia v.24-26. Así muchos por amor al dinero,
afectan a su familia, trayendo maldición sobre ellos.
 
b)    GIEZI (2R.5.20-24). Su codicia y amor al dinero lo llevaron a mentir (v.22), además trató de engañar al
Profeta (v.25), el resultado de ello fue que quedó leproso (v.27) y afectó a toda su descendencia.
 
c)     JUDAS ISCARIOTE

CONCLUSIÓN:

Oramos al Señor, para que usted pueda renunciara la idolatría por el Dinero; a ese apego y dolor que muchos
tienen en las Iglesias, que no diezman, ni ofrendan. Necesitamos hacer un Pacto con Dios de empezar a
bendecir su Obra y entender el espíritu de Jacob, cuando dijo “y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré
para ti”. Gen. 28.20-22. El pacto de Jacob, le garantizó 3 cosas muy importantes para el y su familia:
Protección, Provisión y Paz; toda persona que diezma, igualmente las disfrutará en su vida.
2 Corintios 9¿Qué dice la Escritura en el v.8? “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”
¿Es esto verdad? ¿Realmente es Dios poderoso para hacer que abunde en nosotros toda gracia a fin de que
tengamos siempre en todas las cosas todo lo suficiente para que así abundemos en obras buenas? ¿Lo
crees de verdad hermano? Entonces da con alegría al Señor.

Dios dice que El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. En este
caso, tú recibes bendición espiritual al congregarte en una iglesia local y es justo si tu te comprometes por
amor a apoyar fielmente esa obra.

ORACIÓN: Señor, Enséñame a ser un buen mayordomo de todos los bienes que me has confiado.
Mayordomo, es la persona que ejerce administración sobre los bienes que un dueño le confía.
Cómo administrar lo que Dios nos da?: Un buen mayordomo pide a Dios sabiduría para gastar, el malo, gasta
todo desordenadamente.

B- Época de la ley
 
La ley apareció 430 años más tarde desde Abram, ¿Por qué apareció la ley? Fue por causa de los transgresores
y desobedientes a los convenios y pactos de Dios con el hombre, Gal. 3:17-19. Cada uno hacía como bien le
parecía, y así les fue.
 
¿La ley inventó los diezmos? ¡NO! Solo los hizo obligatorios, Lv. 27:30-32. ¿Por qué será que algunos dicen: Yo
no doy el diezmo porque eso es cosa de la ley...? Si los hombres hubieran sido fieles como Abram... La ley
nunca hubiese aparecido. Recuerde: la ley no inventó los diezmos, solo los hizo obligatorios.
 
La ley tuvo un período, apareció y desapareció, tú y yo somos mayordomos de Dios, antes de la ley, durante la
ley y después de la ley, todo sigue siendo de Dios.
 
Por desobedientes y avaros, Dios les exigió mucho más:
 
• El diezmo a Dios en primer lugar, Lv. 27:30-32; Dt. 14:22
 
• Un diezmo extra para el rey, 1 S.8:11-15-17
 
• Cada 3 años otro diezmo para el pobre, Dt. 26:12; 14:28-29
 
• Primicias o primeros frutos
 
• Cinco ofrendas obligatorias: Por el pecado, por la culpa, por a paz, oblación y holocausto
 
• Ayuda para pobres, huérfanos, viudas, extranjeros y necesitados llamadas: Limosnas y rescates.
 
• Ofrendas voluntarias, para construir y reparar templos y muros. Daban mas o menos un 33% de sus
ingresos.
 
Además, si alguien quería usar por algún tiempo el diezmo que era de Dios (por una emergencia) al
devolverlo, tendría que agregar la 5ta. parte es decir, un 20% de intereses, Lv. 27:31
 
Y hoy ¿Cobrará Dios intereses?  Si no te gusta pagar interés... No pidas prestado y menos a Dios.

CONCLUSIÓN: No debemos considerar el dar como un deber, sino como un ¡privilegio! Del que gozan aquellos
mayordomos honrados que dan. No somos buenos mayordomos porque lo pensamos o lo decimos, lo
seremos cuando lo cumplamos, dando al Dueño lo que le pertenece.

Una congregación fiel es vista a los ojos de Dios como responsable, por eso es importante aclarar cuales son
los frutos y los propósitos del diezmo. Porque hacerlo no es una obligación, es una responsabilidad y un
privilegio.

Finalmente, quiero comentarles que lo mejor es ser fieles en todo, tanto en nuestra relación como en nuestro
hacer. Nuestra relación con Dios se sustenta también en el fruto y en la respuesta. Diezmar es una respuesta
del privilegio que tenemos de contribuir a la expansión del reino de Dios, así como también otras
responsabilidades de la iglesia. Diezmar y ofrendar sustentando los ministerios de la iglesia local, es solamente
el privilegio de aquellos que han recibido a Jesús como su Salvador, y al mismo tiempo es una respuesta de
obediencia al amor de Dios.
Como nota personal: una vez un miembro de mi iglesia me comentó que nunca tenía dinero suficiente para
diezmar. Le enseñé un poco de matemáticas y al fin, después de un tiempo, se dio cuenta que no tenía porque
no diezmaba. “No quiero diezmar o no siento que debo diezmar” es solo la respuesta a la falta de información
clara. Eso hace una gran diferencia. No forcemos a la congregación a actuar por miedo o por amenaza, sino
por el conocimiento del que llama a Su iglesia con un propósito y una visión. Les invito a leer los siguientes
versículos para que experimenten los frutos de la obra en sus diferentes escenarios. Romanos 15:26, II
Corintios 8, II Corintios 9:6, I Corintios 16:1. Acompañemos a la congregación en el placer de dar y de
compartir lo mucho que Dios nos da día a día.

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