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Roberto Arlt
Resumen
Personajes
Recursos interesantes.
La luz
Por un lado, hay una percepción sinestésica de la luz. Arlt usa en varias ocasiones imágenes
sinestésicas: la luz tiene, además de luminosidad, textura de algodón, y es a la vez líquida
(“gotea”). Este recurso poético en general aparece de modo recurrente en las descripciones de
la ciudad moderna: “Los faroles ardían tristemente vertiendo a través del fangal cataratas de
luz algodonosa que goteaban en los mosaicos haciendo invisible el pueblo más allá de dos
pasos” (p.161).
La luz también participa de imágenes de alto contraste; cercena, corta la oscuridad, lo azul, lo
negro. Estos contrastes son herencia de una gran influencia del expresionismo alemán. Los
ángulos, las líneas rectas y los contrastes son muy propios de este movimiento estético, y son
también recurrentes en las descripciones arltianas de la ciudad moderna: “Por la entreabierta
puerta de vidrios opacos penetraba un rayo de sol que como una barra de azufre cercenaba en
dos la atmósfera azulosa” (p.156).
El sol
El sol amarillo connota una luminosidad de pesadilla, enceguecedora y nefasta que acecha a
Erdosain. En todo momento, la imagen del sol amarillo acompaña la angustia y es, como
podemos ver a continuación, recurrente y amenazante: “Y en las calurosas horas de la siesta,
bajo el sol amarillo caminó por las aceras de mosaicos calientes en busca de los prostíbulos
más inmundos” (p.17); “Usted camina por las calles con el sol amarillo, que parece un sol de
peste... Claro. Usted tiene que haber pasado por esas situaciones” (p.37); “Estaré solo sobre la
tierra (...). El infinito por delante (...). Y noche y día... y siempre un sol amarillo. ¿Se da cuenta?
Crece el infinito... arriba un sol amarillo y el alma que se apartó de la caridad divina anda sola y
ciega bajo el sol amarillo” (p.187); “Pensó en la deliciosa criatura y se la imaginó soportando a
ese bruto bajo un cielo oscurecido por grandes nubes de polvo e incendiado por un sol amarillo
y espantoso. Ella se marchitaría como un helecho trasplantado a un pedregal” (p.159).
La oscuridad
La imagen de la oscuridad viene siempre a reforzar la distancia entre Erdosain y el resto del
mundo. La “casa negra” (que designa la masturbación, negada y deseada a la vez) no es un
lugar de deseo, sino de aislamiento. El negro, lo oscuro, aísla, separa. “Cada capa de
oscuridad” era “un tejido placentario que lo aislaba más y más del universo de los hombres
(...). Sí, todo su cuerpo vivía, estaba en contacto con la tierra, por un centímetro cuadrado de
sensibilidad. El resto se desvanecía en la oscuridad” (p.56).
Las imágenes del negro de la pieza de la pensión son frecuentes. Erdosain se ve inmerso en
una “placenta de tinieblas”, en el “negro vientre” de la habitación (p.56). La oscuridad es un
lugar de soledad: “Yo sabía que no había ningún objeto en estar mirando las tinieblas, pero me
imaginaba que ella [Elsa], compadecida de verme así, abandonado en la oscuridad, terminaría
por apiadarse y decirme: «Bueno, vení si querés». Pero nunca, nunca me dijo esas palabras”
(p.90).
La ciudad
El hombre moderno es acosado por la ciudad. En Los siete locos, la ciudad es amenazante
en su oscuridad y, a la vez, su sol amarillo acecha y aturde. El cine expresionista alemán
inspiró muchas de las imágenes de alto contraste a las que Arlt recurre para armar la
arquitectura de esta ciudad.
El sujeto que busca ordenar la realidad que percibe recurre a formas geométricas y a
colores planos. La preeminencia de la forma, los planos oblicuos, los efectos de contraluz,
el protagonismo de lo urbano en la estética arltiana son características de estilo
sobresalientes en la novela. Así, por ejemplo, las chimeneas vomitan "torrentes de humo"
(p.149) y la "zona de la angustia" es un "óvalo de puntos" que se encuentra "a dos metros
de altura" sobre el nivel de la ciudad, una "angustia de dos dimensiones" (p.13).
La rosa (Símbolo)
En el orden simbólico, como sabemos, la rosa está asociada tradicionalmente la literatura con
las ideas de finalidad, perfección y logro absoluto. Sin embargo, en Los siete locos nada nos
indica que debamos ir en esa dirección al referirnos al pequeño artificio ideado por Erdosain.
La rosa, jugando con la idea de perfección, es polivalente en términos simbólicos: simboliza,
por ejemplo, la salvación económica para los Espila, es decir, es una rosa de salvación, de
esperanza, de redención, en la que cabe aclarar que el mismo Erdosain no cree con mucha
certeza. A su vez, la rosa simboliza también un objeto destinado subvencionar los planes de la
sociedad secreta mediante su elevación a “milagro apócrifo”.
Podemos decir, entonces, que la rosa de cobre es un símbolo, pero es uno trastocado,
alterado, para, como todo símbolo, atraer nuestra atención y, en este caso, a la vez desviarla.
Este gesto revierte el carácter alegórico que generalmente tiene la rosa en la literatura.
Metáforas
“Quizá la palabra ladrón no estuviera en consonancia con su estado interior. Existía otro
sentimiento y ese era el silencio circular entrando como un cilindro de acero en la masa de
su cráneo, de tal modo que lo dejaba sordo para todo aquello que no se relacionaba con su
desdicha” (Capítulo 1, p.12) (Símil)
El silencio se describe aquí como un cilindro de acero. Arlt usa muchas palabras
provenientes de la física y la química para describir no solo la ciudad y el mundo
circundante, sino también la interioridad, como en este caso. A través de imágenes
formadas con palabras provenientes de las ciencias duras, muy propias del expresionismo
alemán, materializa lo inasible de, por ejemplo, el silencio ligado a la angustia.
"Pero él ya estaba vacío, era una cáscara de hombre movida por el automatismo de la
costumbre" (Capítulo I, p.13) (Metáfora)
Expresionismo Aleman