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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria,


Ciencia y Tecnología

Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales


“Rómulo Gallegos”

Núcleo: Valle de la Pascua

Área de Ciencias Económicas y Sociales

REV
OLU
CION
Facilitadora:

Econ. Beatriz Aguilar


INDU Participantes:

Eulice Lopez C.I: 23.239.710

Juan Caucho C.I:20.957.425


Gioriany Ortega C.I: 24.476.445
Roza Moreno C.I: 23.507.355

Quinto año de Economía. Sección: 3

Valle de la Pascua; Marzo de 2017


Índice

Introducción……………………………………………………………………..

Revolución Industrial…………………………………………………………..

Factores de la revolución industrial ………………………………………….

Maquinismo y desarrollo industrial…………………………………………

Cambios Sociales……………………………………………………………

Las nuevas teorías económicas: el liberalismo………………………….

Del capitalismo financiero al capitalismo industrial……………………..

Consecuencias de la Revolución Industrial…………………………….

Conclusión………………………………………………………………..

Bibliografía………………………………………………………………..
Introducción

La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el


proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició
en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, que se extendió
unas décadas después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica.

Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de


transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la
humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una economía rural
basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía
de carácter urbano, industrializada y mecanizada.

Revolución Industrial

La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el


proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició
en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, que se extendió
unas décadas después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica,
y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor
conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la
historia de la humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una
economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio
a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.
La economía para la época

Las economías tienen una fortísima base agraria: dos tercios,


incluso tres cuartos de la población se ocupan de tareas agropecuarias.
Se trata de una agricultura en general caracterizada por su bajísima
productividad, por estar dirigida al autoconsumo (el campesino piensa
fundamental en alimentarse directamente el mismo y sus familias con el
producto de sus tierras) y no a la comercialización, y por la utilización de
técnicas y herramientas que apenas han conocido cambios en varios
siglos: la utilización del arado romano sigue siendo general en casi toda
Europa y el mantenimiento del barbecho (dejar sin cultivar cada año un
tercio o la mitad de las tierras para que esta recupere sus nutrientes) en la
rotación de cultivos como técnica de fertilización de las tierras.

Además en muchas zonas se conservan estructuras del llamado


régimen señorial típicas de la Edad Media: muchos campesinos en teoría
hombres libres, debían sin embargo pagar impuestos a su señor
(normalmente algún gran propietario de la zona con un título de nobleza o
algún cargo eclesiástico) en forma de pagos en moneda, en especie (una
parte de la cosecha) o personal (trabajando gratis durante varias jornadas
en las tierras del señor). Además estos campesinos debían aceptar la
autoridad judicial del señor y estaban obligados a utilizar (pagando) el
molino o el lagar, e incluso a pedir su autorización para casarse.

Factores de la revolución industrial

La denominada Revolución Industrial tuvo su origen en Gran


Bretaña desde mediados del siglo XVIII. Uno de los aspectos más
discutidos del estudio de este proceso radica en la explicación de por qué
tuvo lugar primero en Gran Bretaña y no en otros países. Se trata por
tanto de pasar revista de una forma sucinta a los principales rasgos de
este país en los momentos del "despegue" del proceso industrializador.
Factores políticos

Un régimen político estable, la monarquía liberal, que desde el siglo


XVII es el sistema político imperante (mientras en otros países de Europa
se refuerza la monarquía absoluta), y que se mantiene libre de las
revoluciones que aquejan a otros países europeos.

Las numerosas guerras en las que se vio envuelto el Reino Unido


durante los siglos XVIII y XIX no provocaron daños en territorio británico.
La insularidad actuó en este sentido como una barrera de protección a la
que se unía el desarrollo de una poderosa flota de guerra que mantendrá
su hegemonía mundial durante los siglos XVIII y XIX.

La existencia de una moneda estable y un sistema bancario


organizado: el Banco de Inglaterra fue creado ya en 1694. Estas
condiciones no se darán en otros países europeos hasta finales del siglo
XVIII.

Factores sociales y económicos

Abundancia de capitales, procedentes, en parte, del dominio


comercial británico, pues desde el siglo XVII la marina mercante británica
en dura competencia con los holandeses se ha hecho con el control de
buena parte de los intercambios comerciales de otros continentes con
Europa. El comercio de productos como el te o el tabaco, y el tráfico de
esclavos, había permitido la creación de enormes fortunas, en manos de
comerciantes y banqueros. Este comercio colonial proporcionaba a Gran
Bretaña materias primas y mercados donde vender sus productos
manufacturados.

Incremento sostenido de la capacidad para producir alimentos por


parte de la agricultura británica que está conociendo un importante
desarrollo, la denominada revolución agraria, desde la aprobación de
leyes que permiten el cercamiento de las propiedades.

Existencia de una abundante mano de obra. La población británica


crece a gran ritmo a causa fundamentalmente de los cambios en la
agricultura: el suministro constante y creciente de alimentos va
terminando con las crisis demográficas. Parte de esa población en
crecimiento emigrará a las ciudades y formará la masa de los
trabajadores industriales.

Abundancia de emprendedores entre los comerciantes y los


grandes propietarios de tierra. Una aristocracia que permite y premia las
innovaciones y la creación de riqueza, en contraste con la nobleza de
otros países, más tradicional, apegada a la tierra y que desprecia
cualquier forma de trabajo productivo.

Menor peso de los impuestos al comercio en el mercado interno: en


Gran Bretaña el peso de los impuestos interiores era muy reducido
comparado con otros países europeos donde era muy común encontrarse
aduanas interiores cada pocos kilómetros lo que convertía al comercio en
una actividad poco productiva. Puede decirse que en Gran Bretaña existía
ya un mercado nacional que en otros países sólo existirá cuando se
eliminen las aduanas interiores y se cree una importante red de
ferrocarriles.

Factores geográficos

Abundancia de hierro y, sobre todo, de carbón. El hierro se


encontraba en los Montes Peninos, mientras que el carbón abundaba
tanto en Inglaterra como en Gales y Escocia. De hecho, después de tres
siglos de explotación, Gran Bretaña sigue teniendo enormes reservas de
carbón. En las proximidades de las minas de carbón se concentrará gran
parte del potencial industrial británico en especial con el nacimiento de
una fuerte industria siderúrgica básica para proporcionar metales baratos
para la construcción de máquinas, ferrocarriles, infraestructuras.

Fácil y constante suministro de agua como fuente de energía, pues


el clima, lluvioso, superando de promedio los 1.000 mm anuales y sin
estación seca, proporciona corrientes de agua numerosas y constantes.
La energía hidráulica desempeñará un importante papel en los años
previos a la difusión de la máquina de vapor.

El factor "insular": abundancia de puertos que facilitan el comercio


nacional e internacional. Este factor unido a la existencia de muchos ríos
navegables (y canales que se construirán) favoreció la creación muy
temprana de un mercado nacional con las ventajas que supone contar
con un mercado de gran tamaño a la hora de acometer inversiones.

Maquinismo y desarrollo industrial

Uno de los elementos sustanciales de la mecanización y


modernización industrial fue la aplicación de un nuevo tipo de energía: el
vapor, cuya producción requería carbón. La máquina de vapor del
escocés James Watt (1782) se convirtió en el motor incansable de la
Revolución Industrial.

El sector algodonero

La introducción de máquinas automáticas, movidas por la fuerza


expansiva del va por, para la fabricación industrial se produjo por primera
vez en Inglaterra, en el sector textil del algodón En los años anteriores a
la Revolución Francesa, ya se ha habían puesto a punto las principales
innovaciones que afectaron a las dos operaciones básicas del sector:
hilado y tejido.

El hilado de lana o algodón se había realizado hasta entonces con


la rueca. En 1764 la "Jenny", de Heargraves, desarrollaba un mecanismo
aprovechando el movimiento de una rueca, accionada mediante una
manivela, para obtener simultáneamente varias bobinas de hilo, con lo
que se multiplicaba la producción. La "waterframe" de Arkwnght (1769),
sustituía la energía humana por la hidráulica. La rueda que accionaba la
máquina se movía como una hélice, impulsada por un chorro de agua.

El desarrollo de la hilatura del algodón estimuló la modernización del telar.


El telar manual tradicional constaba de un entramado de hilos por
el que se hacía circular un lado a otro. La bobina se pasaba de mano a
mano por lo que la anchura de la tela quedaba limitada a la envergadura
del tejedor. En 1733, J. Kay ideó un procedimiento automático para lanzar
la bobina, la "lanzadera automática", lo que permitía fabricar piezas más
anchas, y se ahorraba la mitad tiempo. Por fin, en 1781, Cartwright aplicó
el movimiento de vaivén de la máquina de vapor a vanos telares, con lo
cual nació el "telar mecánico".

Hacia 1815, los telares mecánicos, aún en frase experimental, eran


minoría frente a los telares manuales. Sólo había 2400 en toda Inglaterra.
Durante la década de 1820, la cifra se multiplicó por diez. En 1850 había
unos 250 000 telares, y, de ellos, unos 200 000 eran mecanizados.

El hecho de que las novedades señaladas correspondiesen a la


industria de algodón, y no a la de la lana, que era la más difundida hasta
entonces, pudo deberse a la mayor resistencia y elasticidad de la fibra
vegetal. Además existía algodón abundante y barato en las colonias de
Norteamérica debido al trabajo esclavo y, más tarde, en India.

Cambios Sociales

La industrialización va a provocar un crecimiento de la población


sin precedentes en la historia de la humanidad conocido como la
Revolución Demográfica. Los cambios en la industria, la agricultura y los
transportes produjeron un aumento espectacular de la riqueza (que se
traduce fundamentalmente en una mejor alimentación) que se reflejó en
un crecimiento notable de la población que servirá para multiplicar los
habitantes de Europa en muy pocos años e incluso para poblar con
emigrantes otros continentes.

Las transformaciones sociales: la sociedad en clases

Hasta el siglo XVIII, la sociedad estaba dividida en estamentos,


grupos prácticamente cerrados a los que se accedía por nacimiento. A
cada uno le correspondía desempeñar un papel distinto en la sociedad: la
defensa militar correspondía a la aristocracia, la función espiritual, que
incluía la cultura y la enseñanza, era desempeñada por el clero, y la
función de proporcionar la manutención, derivada del trabajo, era atribuida
al denominado tercer estado.

Las sucesivas oleadas revolucionarias y los cambios económicos


provocarán intensas transformaciones. Las leyes particulares de cada
estamento desaparecerán y, con ellas, los estamentos, pues todos los
individuos serán considerados iguales ante la ley. Incluso ante la muerte:
la Revolución Francesa difundió el sistema de decapitación mediante la
guillotina, que igualaba en el cadalso a reyes y miserables, a aristócratas
y plebeyos. Sin embargo, las diferencias de riqueza se hicieron cada vez
más acusadas.

Las condiciones de vida de los obreros

Precisamente en algunas de estas ciudades el crecimiento rápido,


desordenado y sin criterios surgirán enormes suburbios superpoblados,
sucios y conflictivos donde las epidemias de tifus o cólera se convierten
en algo habitual. Estos suburbios surgían muchas veces en torno a una
fábrica: estaban formados por los barracones donde vivían los operarios
de esa fábrica.

Sin entrar en el conocido debate de si la industrialización mejoró o


empeoró las condiciones de vida de los trabajadores, si que puede
intentarse describir las situación en la que vivían estos obreros, que
puede calificarse en general como muy mala, así como sus condiciones
laborales habría que describirlas como espantosas: fábricas sucias,
húmedas, oscuras, poco ventiladas y ruidosas.

Protestas obreras

Ludismo

Aunque desde los inicios de la industrialización se registra una


notable oposición de los obreros artesanos a la introducción de máquinas,
las primeras formas de protesta obrera se detectan en Gran Bretaña en la
segunda década del siglo XIX cuando surge el conocido Movimiento
Ludita (o Ludismo), nombre que deriva de un personaje real o inventado,
un obrero, Ned Ludd, cabecilla de este movimiento de protesta que se
canalizaba hacia la destrucción de la maquinaria, y que pronto se
extenderá por varios condados de Inglaterra donde la industria textil se
había convertido en la principal manufactura. Las Guerras Napoleónicas
de años posteriores hicieron saltar en varias ocasiones nuevas protestas
luditas.

Cartismo

El llamado Movimiento Cartista supone una versión más


organizada del Movimiento Obrero y que se desarrolla entre 1837 y
mediados del siglo XIX. Debe su nombre a la denominada Carta del
Pueblo, documento que llegó a conseguir la firma de cientos de miles de
obreros y que era una petición elevada al Parlamento en la que se pedía
el Sufragio Universal, el voto secreto, la igualdad en el valor de los votos.

En definitiva, revelaba el deseo de democratización del sistema


político británico: el movimiento obrero desea participar en el juego
político y desde ahí mediante la presentación de leyes en el Parlamento,
mejorar las condiciones de vidas de los obreros industriales. Desde
mediados de siglo el movimiento irá perdiendo fuerza progresivamente,
aunque paradójicamente, en años posteriores, el Parlamento Británico
adoptará la mayor parte de las peticiones recogidas en la Carta del
Pueblo.

Marxismo

Este temprano desarrollo del sindicalismo en Gran Bretaña es el


causante probablemente del escaso éxito que tendrán las nuevas
ideologías obreras revolucionarias (el marxismo y el anarquismo) que
están naciendo a mediados del siglo XIX. Cuando Marx (líder del
socialismo) y Bakunin (líder anarquista) funden la Asociación Internacional
de Trabajadores (A.I.T.) en Londres, ésta tendrá un éxito importante en
países como Francia y Alemania, mientras que en Gran Bretaña (país
donde se fundó) nunca pudo competir con las Trade Unions.

Leyes fabriles y obreras

Durante mucho tiempo, mientras el capitalismo estuvo en su mayor


auge, las leyes fueron opuestas a toda sindicalización y a toda protección
efectiva de la clase trabajadora. Se pensaba que cualquiera intervención
gubernamental o legal era opuesta a la libre empresa y a la libre
contratación, que eran las bases socioeconómicas que entonces admitían
los Estados capitalistas.

En Francia, durante la época de la Revolución, la "Ley de


Chapelier" disolvió los antiguos gremios de artesanos y prohibió las
asociaciones profesionales.

En Inglaterra, las asociaciones de dicho tipo también fueron


disueltas en el siglo XVIII, y aún más, los excesos ocurridos durante la
Revolución Francesa hicieron que en Inglaterra se dictaran, en 1799 y
1800, las "Combination Laws" (Leyes sobre Asociaciones) que
prácticamente consideraban criminal todo sindicalismo.

La ola de huelgas que se produjo más tarde hizo, sin embargo, que
los grandes intereses económicos, especialmente a los de los armadores
de barcos, provocaran una reacción, que dio por resultado el
debilitamiento del sindicalismo, aunque no su extinción. En 1834 se
estableció el "Gran Sindicato Nacional Consolidado" que pretendió
abarcar a trabajadores industriales y agrícolas, teniendo a Roberto Owen
por principal sostenedor.

Con ciertas ideas socialistas, pretendía que los sindicatos tomaran


posesión de las grandes industria, bajo amenazas de huelga; pero el
"Gran Sindicato" desapareció poco tiempo después, sin alcanzar sus
metas. El sindicalismo británico progresó lentamente, y entre 1871 y 1875
las leyes inglesas concedieron reconocimiento a los sindicatos, con plena
personalidad jurídica. En 1906 se dictó la "Ley sobre Conflictos
Industriales", en virtud de la cual los sindicatos no podían ser sujetados a
proceso judicial.

Las huelgas de tipo general en Inglaterra ocurrieron en algunas


ocasiones, y tuvieron variada suerte; algunas de ellas alcanzaron, no
obstante, efectos considerables, y quizá por ello en 1927 se dictó la "Ley
Sindical" que declaró ilícitas las huelgas generales.

Las nuevas teorías económicas: el liberalismo

Mercantilismo

El mercantilismo era una doctrina de pensamiento económico que


prevaleció en Europa durante los siglos XVI, XVII y XVIII y que
promulgaba que el Estado debe ejercer un férreo control sobre la industria
y el comercio para aumentar el poder de la nación al lograr que las
exportaciones superen en valor a las importaciones. El mercantilismo no
era en realidad una doctrina formal y consistente, sino un conjunto de
firmes creencias, entre las que cabe destacar la idea de que era preferible
exportar a terceros que importar bienes o comerciar dentro del propio
país; la convicción de que la riqueza de una nación depende sobre todo
de la acumulación de oro y plata; y el supuesto de que la intervención
pública de la economía es justificada si está dirigida a lograr los objetivos
anteriores.

La riqueza de las naciones

El mismo año en que las 13 colonias americanas proclamaban su


independencia de Gran Bretaña, el escocés Adam Smith establecía las
bases del liberalismo económico con la publicación del libro
"Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las
naciones" (1776). En síntesis, esta obra postulaba:
Crítica de las posiciones económicas vigentes la riqueza de un país
no residía, como se pensaba, en la acumulación y atesoramiento de
metales preciosos (mercantilismo), ni tan sólo en la producción agraria
(fisiocracia). La riqueza de las naciones dependía de la capacidad
productiva total de cada país entendida como la suma de los trabajos y
esfuerzos individuales de los habitantes en todas las parcelas
productivas: agricultura, industria y comercio. La riqueza generada por la
producción nacional generaría el bienestar de sus habitantes. La
formación de capital procedía del ahorro y de los beneficios obtenidos de
la diferencia entre el precio de costo (materia prima, trabajo, energía...) y
el precio de venta.

El mercado fluye según el acuerdo individual del productor y el


consumidor ("ley de la oferta y la demanda"). Tanto estas relaciones como
las de producción entre capital y trabajo debían ser libres y basadas en el
mutuo acuerdo, resultado de la búsqueda del propio interés de cada
parte. El Estado no debía intervenir en la economía, sino que su función
estaría dirigida a garantizar el orden jurídico y los derechos individuales,
la defensa del país y el mantenimiento de las estructuras básicas de
transporte y comunicaciones mediante la realización de obras publicas.

Del capitalismo financiero al capitalismo industrial

Con el desarrollo del maquinismo asistimos a la implantación de un


nuevo sistema económico: el capitalismo, que se caracteriza por la
propiedad privada de los medios de producción, lo que supone que el que
posee el capital (no sólo dinero, sino también locales, máquinas y
materias primas) organiza y controla toda la producción. Se trata de una
nueva organización de la vida económica, que se extiende al ámbito de lo
social y político.

En la Edad Moderna ya habían existido prácticas capitalistas de


tipo financiero mercantil: sociedad anónima, bolsa y banca, que habían
crecido con el desarrollo comercial asociado a los grandes
descubrimientos geográficos y a la afluencia de metales preciosos a
Europa provenientes de América y África.

En el seno de la fabricación artesanal manufacturera había


aparecido el antecedente del primer empresario capitalista, el
denominado sistema doméstico o trabajo a domicilio. Los comerciantes,
que estaban en contacto con los mercados, fueron extendiendo su
actividad en las zonas rurales fuera del control de los gremios. La materia
prima (lana) era repartida en diversos hogares campesinos, la operación
de cardado e hilado era realizada por las mujeres, que añadían, de este
modo, un complemento a sus ingresos.

Si bien en los primeros momentos de la Revolución Industrial los


cambios técnicos se realizaron con muy bajos costos para mantener y
aumentar el ritmo de crecimiento y beneficio, pronto fue necesario
incrementar la cuantía de las inversiones, pero éstas resultaban difíciles
de asumir por una persona, por lo que se hizo necesaria la creación de
grandes compañías en las que pudiera afluir dinero de varios inversores.

Ya desde el Renacimiento existían sociedades mercantiles de tipo


familiar. La sociedad estaba formada por los miembros de una familia que
aportaban diferentes sumas de dinero para emprender negocios, por lo
que solía llevar el nombre del apellido familiar (Medici, Fugger...).

De este modo, el precedente de las sociedades mercantiles o


financieras se adaptó a las necesidades del desarrollo industrial.

Cada acción tenía un carácter transferible, podía ser comprada y


vendida, y su valor se fijaba siguiendo el juego de libre mercado: si la
empresa gozaba de beneficios, las acciones aumentaban su valor o
cotización; si, por el contrario, acumulaba pérdidas, bajaban. El lugar
donde se realizan estas transacciones se denomina bolsa o mercado de
valores.

Otra vía de financiación para las empresas apareció con la emisión


de obligaciones, en este caso, el inversor compraba obligaciones con
carácter de préstamo y la compañía se comprometía a devolver su
importe en un tiempo y con un interés fijados previamente. Esta nueva
fórmula se ideó para atraer a pequeños inversores, más temerosos ante
operaciones de riesgo. Este tipo de financiación será muy importante en
la expansión del ferrocarril.

Por último, la banca, de origen medieval, que actuaba como lugar


seguro de depósito de dinero, evoluciona ahora hacia la banca de
negocio, contribuyendo al financiamiento de las empresas mediante la
concesión de créditos, compra de acciones a empresas, e intermediarios
en la colocación de acciones a sus depositarios. Se destacan "Société
Générale de Belgique" (Bruselas, 1822), "Société Générale du Crédit"
(París, 1852), "Darmstädter Bank" (Darmstadt, 1853).

Consecuencias de la Revolución Industrial

Los progresos técnicos que introdujo la Revolución Industrial, en el


siglo XIX transformaron todos los aspectos relacionados con la vida
europea.

Surge así, una nueva historia de la civilización occidental.

Económicas: Se imponen la industrialización y el capitalismo

Sociales: Predomina la burguesía y surge el proletariado

Políticas: Se consolida el liberalismo político bajo la forma de monarquía


constitucional.

Ideológicas: Prevalecen el racionalismo y el sentido crítico.

Industrialización : Se difundió por los países europeos y los Estados


Unidos

Explosión Demográfica: Se produce en los países industrializados una


inesperada explosión demográfica a su vez, resultado adelantos
higiénicos y médicos.
El crecimiento de la población benefició a la industria y favoreció la
inmigración hacia otros países.

Revolución Agrícola: Inglaterra realizó notables progresos; introdujo la


siembra de plantas de origen americano(maíz, papa), estableció las
faenas agrícolas, aplicó abonos y fertilizantes.

Desarrollo Comercial: el comercio se intensificó, tuvieron los países


industrializados de vender mercancías y adquirir materias primas, se
incrementaron el comercio, las comunicaciones y los transportes.

De forma más general la revolución industrial provocó:

-La industria progreso.

-La producción se hizo en serie.

-Los precios de los productos bajaron.

-Se formaron 2 clases sociales: Burguesía: Compuesta por los dueños de


fábricas y grandes comerciantes y los Proletariados: Compuesta por
obreros.

-Hubo desempleo, porque con las máquinas no eran necesarios tantos


trabajadores.

-Aumento la delincuencia.

-Algunos obreros culparon a las máquinas de ser la causa de se


desempleo y las destruyeron. Esto se llamó "Ludismo" porque el jefe de
éste movimiento fue Ned Ludd.

-La burguesía explotó a los proletariados.

-Los proletariados formaron organizaciones llamadas "Trade Unions"


(sindicatos, para defender sus derechos"

-Fueron logrando que la jornada de trabajo diario se fuera reduciendo,


que se le pagara un salario adecuado y que se le diera derecho a huelga.
-En la economía hubo un gran auge porque surgen los grandes capitales,
las operaciones financieras y los cambios.

Conclusión
Bibliografía

-El mundo Contemporáneo; Alvear Acevedo; Editorial Jus; Págs. 42 a 44

-Historia del Mundo Contemporáneo; Fernández, Gómez; Editorial Mc


Graw Hill; Págs. 20 a 31

-www.monografias.com/trabajos12/revin/revin2.shtml#ixzz4chlYDZ2B

-ttps://es.wikipedia.org/wiki/Revolución_Industrial

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