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Apocalipsis 12: ¿qué representan la mujer, el niño y el 

dragón?
Apocalipsis 12 describe a tres de las principales fuerzas en el escenario mundial actual. ¿Qué nos revela
esta interesante profecía?

El libro de Apocalipsis es una visión inspirada por Jesucristo (que le fue dada a Él por Dios el
Padre) que describe los eventos que ocurrirán antes de su segunda venida y el establecimiento
del Reino de Dios en la Tierra. En general, el relato sigue una secuencia cronológica; pero
ocasionalmente encontramos pausas donde se tratan temas específicos. Una de estas pausas es el
capítulo 12, cuyo contenido abarca desde antes que el hombre existiese hasta el momento previo
al regreso de Cristo como Rey de Reyes y Señor de Señores.

Apocalipsis 12 comienza diciendo: “Apareció en el cielo una gran señal” —refiriéndose a la


visión de una mujer dando a luz (v. 1). La palabra “señal” proviene del griego semeion, que
significa “señal, marca, símbolo... un evento inusual que trasciende lo natural” (Thayer’s Greek
Definitions [Definiciones griegas de Thayer]). Más adelante, leemos que “apareció otra señal
[semeion] en el cielo” (v. 3).

En otras palabras, los tres símbolos de Apocalipsis 12 —la mujer, su hijo y el dragón—
representan eventos sobrenaturales. Más específicamente, simbolizan tres grandes fuerzas
espirituales que han estado en escena desde hace miles de años.

Para comprender lo que este capítulo revela, primero debemos comprender estos símbolos. ¿Qué
representan la mujer, su hijo y el dragón?

La mujer

La mujer —“vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce
estrellas” (v. 1)— en parte representa al Israel del Antiguo Testamento. En Ezequiel 16, Dios
mismo describe a su pueblo como una mujer a quien vistió con honra y esplendor, y la corona
con doce estrellas parece representar a las doce tribus de Israel (Génesis 37:9-10).

Apocalipsis 12 nos dice que esta “mujer” es protegida por Dios en varias ocasiones,
especialmente a medida que el establecimiento de “el reino de nuestro Dios” en la Tierra se
acerca (vv. 6, 14-16, 10).

En el Nuevo Testamento, el símbolo de la mujer representa a la Iglesia, cuyos miembros se


comparan con vírgenes (Mateo 25:1-13; Apocalipsis 14:4; 19:7). La Iglesia también recibe el
nombre de “Israel de Dios” y “la Jerusalén de arriba”, que es “madre de todos nosotros”, y los
miembros son “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios”
(Gálatas 6:16; 4:26; Hebreos 12:22-23; 1 Pedro 2:9).

De hecho, cuando Cristo regrese, se casará con la Iglesia y esta pasará a ser “su esposa”
(Apocalipsis 19:7). En otras palabras, la mujer de Apocalipsis 12 representa al pueblo de Dios.
(Apocalipsis 17:1 también utiliza la imagen de una mujer mala —“la gran ramera”— para
describir a una iglesia falsa que engaña a muchos.)

El hijo varón
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En Apocalipsis 12:5, la mujer (Israel, pueblo escogido por Dios) “dio a luz un hijo varón, que
regirá con vara de hierro a todas las naciones” y que “fue arrebatado para Dios y para su trono”.
Claramente, este niño representa a Jesucristo.

Cristo nació del pueblo de Israel, fue llevado al cielo en una nube después de su resurrección y,
como indica la profecía, es quien herirá “a las naciones, y él las regirá con vara de hierro”
(Hechos 1:9-11; Apocalipsis 19:5).

El dragón

El tercer símbolo de Apocalipsis 12 es “un gran dragón escarlata” cuya “cola arrastraba la tercera
parte de las estrellas del cielo” y que “se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de
devorar a su hijo tan pronto como naciese” (vv. 3-4). El versículo 9 nos dice claramente que este
dragón es “la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero”.

Al parecer, la “tercera parte de las estrellas del cielo” que el dragón arrastra representa a los
ángeles que lo apoyaron en su rebelión contra Dios. Otras escrituras confirman que las estrellas
representan ángeles (Apocalipsis 1:20).

Mucho tiempo atrás, Satanás lideró una rebelión contra Dios para levantar su propio trono “en lo
alto, junto a las estrellas de Dios... y [ser] semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14). Al ser
derrotado, comenzó su papel como “la serpiente antigua [aquella que tentó a Eva en el jardín de
Edén], que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9; énfasis
añadido). Si desea más detalles de la rebelión de Satanás, consulte “Dios vs. Satanás”.

Así como Dios tiene ministros de justicia, Satanás tiene “ministros” espirituales que parecen
buenos pero nos incitan a pecar constantemente (2 Corintios 11:15). Estos ministros son los
ángeles caídos o demonios “que no guardaron su dignidad” y que Dios ha “guardado bajo
oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1:6).

Apocalipsis 12:3-17 es un breve recuento de cómo Satanás ha intentado frustrar el plan de Dios
para la humanidad, que consiste en llevar al hombre a la gloria y hacerlo parte de su familia
eterna. En sus esfuerzos, reclutó a la tercera parte de los ángeles para luchar contra Dios y tratar
de ser como Él, intentó matar a Cristo cuando era bebé (Mateo 2:13-18), ha engañado al mundo
entero y persigue al pueblo de Dios. Analicemos punto por punto lo que Apocalipsis 12 revela al
respecto.

El dragón y el niño

En Apocalipsis 12:4 vemos que “el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a
fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”. Esto parece ser una referencia histórica al
intento del rey Herodes de matar a Jesús ordenando la muerte de todo varón de dos años o menor
que viviese en Belén o sus alrededores (Mateo 2:13-18). Afortunadamente, José huyó a Egipto
para proteger a Cristo como le dijo un ángel (v. 13).

Pero Satanás no se dio por vencido. Poco antes de comenzar su ministerio, “Jesús fue llevado por
el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”, quien le ofreció “todos los reinos del
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mundo” a cambio de que lo adorase en lugar de a Dios (Mateo 4:1, 8). Cristo, por supuesto, no
accedió.

Más tarde, cuando el ministerio de Jesús se había cumplido y era hora de dar su vida por los
pecados de la humanidad, Satanás apareció nuevamente para poner “en el corazón de Judas
Iscariote, hijo de Simón, que le entregase” (Juan 13:2). Si bien la muerte de Cristo es parte del
plan de salvación de Dios para la humanidad, Satanás claramente tuvo mucho que ver.

Tal como Génesis 3:15 profetizó, habría una “enemistad” continua entre la serpiente (Satanás), la
mujer (el pueblo de Dios) y su “simiente” (Cristo). Sin embargo, mientras que Satanás sólo
podría “herir” el talón de Cristo al influenciar al traidor que lo entregó, Cristo “hirió” su cabeza
resistiendo la tentación y ganando el derecho de quitarle el gobierno de este mundo.

¿Por qué tanto esfuerzo para destruir a Cristo entonces? Porque si lograba hacerlo caer, no
hubiera habido un Salvador perfecto que pudiera pagar la pena por los pecados de la humanidad
y el plan de Dios no se hubiera llevado a cabo. Sin un salvador, no habría perdón de pecados
para la humanidad y nadie podría llegar a ser parte de la familia eterna de Dios.

El dragón y el pueblo de Dios

Además de intentar destruir a Jesucristo, Satanás ha atacado al pueblo de Dios continuamente a


través de la historia —en especial a la Iglesia (representada por la mujer en la última parte de
Apocalipsis 12). A pesar de la intensa persecución que la Iglesia del Nuevo Testamento sufrió
desde sus comienzos, Dios protegió a la mujer haciéndola huir “al desierto, donde tiene lugar
preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días” (v. 6).

Estos “mil doscientos sesenta días” representan 1.260 años durante los cuales Dios protegió a la
Iglesia de sus enemigos, incluyendo el Imperio romano y el cristianismo falso (Números 14:34 y
Ezequiel 4:6 respaldan el paralelo bíblico entre días y años). Este período probablemente abarcó
la época de la Edad Media.

Luego, Apocalipsis 12:7-9 nos habla de “una gran batalla en el cielo” entre Satanás y sus
demonios y Miguel y sus ángeles, tras la cual no “se halló ya lugar para ellos [Satanás y sus
demonios] en el cielo” y fueron arrojados a la tierra. Esta batalla es posterior a la rebelión inicial
de Satanás, la cual ocurrió mucho antes del nacimiento de Cristo (v. 4).

El contexto y la importancia de este enfrentamiento son revelados en los versículos 7-9; más
adelante, el versículo 10 nos dice que se trata de una señal de la venida de “el reino de nuestro
Dios, y la autoridad de su Cristo”. Antes de esta batalla, Satanás podía subir al trono de Dios
para acusar a su pueblo, pero él y sus ángeles perdieron esta posibilidad y ahora están encerrados
en la Tierra (Job 1:6-7; 2:1-2).

“Sabiendo que tiene poco tiempo” antes de que Cristo regrese a la tierra y establezca el Reino de
Dios, Satanás siente “gran ira” y dirige sus ataques contra la mujer, el pueblo de Dios actual (v.
13).

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Pero Dios no dejará que Satanás destruya a su Iglesia. Como Cristo dijo, “las puertas del Hades
[la tumba] no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Eventualmente, Dios le dará “las dos alas
de la gran águila [la llevará a salvo]” y la llevará “a su lugar”, donde será protegida de la
serpiente durante “un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo [al parecer, tres años y medio]”
(Apocalipsis 12:14).

Cuando esto suceda, Satanás arrojará “de su boca… agua como un río” —que probablemente
representa ejércitos (consulte Isaías 59:19; Jeremías 46:7-8)— para destruir a la mujer, pero no
tendrá éxito (vv. 15-16).

Entonces, Satanás hará “guerra contra el resto de la descendencia de ella [la mujer], los que
guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17).
Este pasaje parece indicar que, si bien algunos de los miembros de la Iglesia de Dios serán
protegidos de la ira de Satanás antes del regreso de Cristo, no todos lo serán. Habrá quienes no
vayan al lugar de protección y deban demostrar su lealtad a Dios el Padre y Jesucristo a pesar de
ser intensamente perseguidos por Satanás.

El dragón y usted

El odio de Satanás no es sólo contra Cristo y la Iglesia; también lo odia a usted y hará todo lo
posible por impedir que ame y obedezca a Dios. ¿Por qué? Porque, aparentemente, él sabe que
Dios creó al ser humano con el potencial de llegar a ser mayor de lo que él alguna vez fue
(Hebreos 2:6-8).

En su mente enferma y retorcida, Satanás se ha declarado enemigo de todo el que quiera amar y
obedecer al Padre celestial. Es por esto que Pedro nos aconseja: “Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1
Pedro 5:8).

Como Pablo lo revela, es el diablo — “el dios de este siglo”— quien ha “cubierto” (escondido) el
evangelio de la verdad y ha cegado la mente de los incrédulos (2 Corintios 4:3-4). Pero
afortunadamente, Cristo tiene el poder para abrir nuestro entendimiento a la Palabra de Dios (2
Corintios 3:14).

Si desea saber más acerca de su Salvador y lo que Él espera de usted, le invitamos a explorar la
sección “Cambio” de nuestro sitio web.

ANEXO 1

Rey de reyes y Señor de señores

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El regreso de Jesucristo a la tierra—cómo, cuándo y dónde sucederá—es un tema que confunde a
la mayoría de las personas. ¿Qué dice la Biblia acerca de la venida del Rey de Reyes y Señor
de Señores?

El Rey de Reyes y Señor de Señores eventualmente regresará al monte de los Olivos.

El libro de Apocalipsis nos revela en dos ocasiones que Jesucristo regresará a la tierra como
“Rey de Reyes” y “Señor de Señores” (Apocalipsis 17:14; 19:16); Cristo vendrá por segunda vez
para convertirse en Gobernante del Reino de Dios en la tierra. Sin embargo, los detalles del
regreso de Jesucristo para asumir este rol son bastante confusos para muchas personas.

Uno de los problemas que posiblemente encontraremos al estudiar el tema del regreso de Cristo a
la tierra son las diversas opiniones con respecto al momento en que este evento tendrá lugar.
¿Vendrá Cristo antes o después del milenio?

Probablemente también nos topemos con la popular creencia de que Jesucristo vendrá
secretamente para arrebatar a los santos antes de regresar de manera visible para el resto de la
humanidad. Y aun quienes creen en este “arrebatamiento” tienen ideas divergentes en cuanto al
momento en que supuestamente ocurrirá; algunos creen que será antes de la Tribulación, otros
que será durante la Tribulación y otros, que serán arrebatados cuando la Tribulación haya
terminado.

¡Hay tanta confusión! Pero, ¿qué dicen las Escrituras sobre esto?

Primero, debemos tener en cuenta que una de las enseñanzas fundamentales de la Biblia es que
Jesucristo vino en la carne para morir por nuestros pecados (1 Corintios 15:3; 1 Pedro 2:24), y
que “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar” (Hebreos 9:28, énfasis
añadido).

Las Escrituras claramente confirman que Jesús vendrá a la tierra por segunda vez. Pero la Biblia
no menciona en ninguna parte una tercera o cuarta venida de nuestro Salvador para encargarse
del mundo o algún otro asunto.

No habrá un regreso secreto

Si bien las profecías bíblicas revelan que varios eventos distintos ocurrirán cuando Jesús regrese,
todos ellos están relacionados con un mismo acontecimiento, el único regreso de Cristo a la
tierra. Sin embargo, algunas personas postulan la teoría de un “arrebatamiento secreto” de los
santos al cielo, antes del verdadero regreso de Cristo, basándose en 1 Tesalonicenses 4:17, donde
leemos: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos [los muertos en Cristo que serán resucitados (v. 15)] en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

Pero, si analizamos este pasaje en el contexto del versículo anterior, nos daremos cuenta de que
no se refiere a un evento en secreto, pues “el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero” (v.16).

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Además, hablando sobre la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los
santos fieles que permanezcan cuando Él regrese, 1 Corintios 15:51-52 nos dice que “no todos
dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la
final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y
nosotros seremos transformados”.

Esta trompeta, que sonará al regreso de Jesucristo, será la señal para reunir a los santos—tanto
vivos como muertos—¡y todo el mundo será testigo de este evento! ¡No hay ningún secreto aquí!
Si desea conocer más detalles sobre este tema, lo invitamos a leer nuestro artículo “El Rapto:
¿Habrá un rapto secreto?”.

Analicemos ahora lo que dicen las Escrituras sobre cómo, cuándo y dónde regresará Cristo a la
tierra.

¿Cómo regresará el Rey de Reyes y Señor de Señores?

Tal como la Biblia nos muestra en varias ocasiones, Jesucristo no regresará a la tierra en secreto
o en privado, sino de manera visible para el mundo entero. El libro de Apocalipsis—que es “la
revelación de Jesucristo, que Dios le dio [a Juan], para manifestar a sus siervos” (Apocalipsis
1:1), nos dice que Cristo “viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y
todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (v. 7).

Y antes de esto, en el Sermón del Monte (registrado en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21),
Jesucristo mismo había revelado a sus discípulos la manera en que regresaría a la tierra: “como el
relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del
Hijo del Hombre” (Mateo 24:27). Agregando luego que “entonces aparecerá la señal del Hijo del
Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del
Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (v. 30, énfasis añadido).

La Biblia también nos explica Jesucristo regresará de manera similar a la forma en que dejó la
tierra. Luego de su resurrección, Jesús pasó 40 días apareciéndose a sus discípulos (Hechos 1:3)
y, en una ocasión, “a más de quinientos hermanos” (1 Corintios 15:6). Y después ascendió al
cielo:

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de
sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se
pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron:
Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de
vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:9-11).

En síntesis, las Escrituras nos revelan que el regreso de Jesucristo será visible para todo el
mundo. De hecho, como hemos leído, será un evento anunciado por el potente sonido de una
trompeta. ¡El Rey de Reyes y Señor de Señores no regresará a la tierra silenciosamente y en
secreto!

¿Cuándo regresará el Rey de Reyes y Señor de Señores?

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En el Antiguo Testamento, Dios reveló a través del profeta Joel que el regreso de Jesucristo sería
precedido por una serie de señales cósmicas; “el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en
sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová” (Joel 2:31).

Refiriéndose al mismo tema, Jesús explicó que “inmediatamente después de la tribulación de


aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo,
y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre
en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre
viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:29-30).

Como estos pasajes nos muestran, Jesucristo regresará luego de estas señales cósmicas, que a su
vez ocurrirán “inmediatamente después de la tribulación”. Por lo tanto, el regreso de Cristo
tendrá lugar cuando la Tribulación haya terminado.

Una de las razones por las cuales Jesucristo vendrá por segunda vez es para establecer el Reino
de Dios en la tierra. Y, cuando esto suceda, los cristianos fieles—que serán transformados en
espíritu al momento de su regreso—le ayudarán en su tarea como Rey de Reyes y Señor de
Señores sobre toda la tierra: se convertirán en reyes y sacerdotes espirituales que, bajo la
autoridad de Jesucristo, ayudarán a la humanidad a seguir el camino de Dios (Apocalipsis 1:6;
5:10).

El libro de Apocalipsis, relatando los eventos del tiempo del fin, nos habla sobre ese momento en
que Jesucristo asumirá el mando de todas las naciones de la tierra: “El séptimo ángel tocó la
trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser
de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).

De hecho, una de las fiestas santas de Dios, la Fiesta de las Trompetas, tiene el propósito de
recordarnos las profecías que se cumplirán cuando Cristo regrese. En este día celebramos el
futuro regreso de Jesucristo, la resurrección de los santos, la transformación de los cristianos
fieles que permanezcan con vida y el comienzo del gobierno de Jesucristo sobre la tierra, que
traerá paz entre las naciones.

Como leemos en el Nuevo Testamento, todos estos eventos ocurrirán al sonido de una trompeta
y, por lo tanto, todos forman parte del regreso de Jesucristo como Rey de Reyes y Señor de
Señores. Y no cabe duda de que estos acontecimientos son dignos de ser anunciados por el
poderoso sonido de esta trompeta.

Dado que la Fiesta de Trompetas representa la segunda venida de Jesucristo, algunas personas se
han preguntado si Jesús regresará en ese día específicamente. Pero, si bien esto es posible,
debemos recordar lo que Cristo dijo con respecto a su venida en Mateo 24:36: “del día y la hora
nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”. Por lo tanto, aunque la Fiesta de
Trompetas representa el momento en que Jesucristo regresará a la tierra, no podemos asegurar
que vendrá en ese día específico.

Si desea más información acerca de la Fiesta de las Trompetas, le invitamos a leer nuestro
artículo “La Fiesta de las Trompetas: Alarma de guerra, declaración de paz”.

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¿Dónde regresará el Rey de Reyes y Señor de Señores?

En ocasiones ha habido rumores de que Jesucristo regresó en tal o cual lugar del mundo, lo cual
algunos ingenuos podrían llegar a creer. Sin embargo, la Biblia es muy clara con respecto al
lugar específico en que Jesús vendrá por segunda vez a la tierra.

Refiriéndose a este tema, Zacarías profetizó: “He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti
serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra
Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad
de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.

“Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se
afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al
oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente,
haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad
hacia el sur” (Zacarías 14:1-4).

Cristo regresará al monte de los Olivos, una cadena montañosa al este de la antigua ciudad de
Jerusalén que se partirá en dos cuando Él afirme sus pies en ella. Por lo tanto, ninguna noticia
que diga algo diferente puede ser verdadera.

¿Qué hará el Rey de Reyes y Señor de Señores cuando regrese?

Si bien es muy interesante estudiar los detalles del regreso de Jesucristo, conocer lo que hará
cuando haya asumido la autoridad de este mundo es lo más emocionante de todo.

Como profetizó Isaías sobre ese maravilloso momento, “Acontecerá en lo postrero de los
tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será
exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.

“Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios
de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos
pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación
contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4).

La Biblia nos revela que Jesucristo gobernará la tierra durante 1.000 años—período conocido
como “el Milenio”. En su gobierno como Rey de Reyes, todas las enfermedades serán sanadas,
habrá prosperidad, paz mundial y, lo que es más importante, toda la humanidad tendrá la
oportunidad de recibir el perdón de pecados y vivir conforme al camino de Dios.

Este maravilloso futuro es representado por otra de las fiestas de Dios, la Fiesta de los
Tabernáculos. Si desea más información sobre las fiestas santas y el futuro gobierno de
Jesucristo, le invitamos a leer nuestros artículos “La Fiesta de Tabernáculos: una cosecha
abundante” y “El Milenio de 1.000 años”.

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ANEXO 2

12 Tribus de Israel
¿Qué promesas le hizo Dios a las 12 tribus de Israel? ¿Cuál es la
importancia de esas cosas en la actualidad?
“De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la
arena que está a la orilla del mar” (Génesis 22:17).

Uno de los más grandes misterios de la Biblia es la historia y la identidad de las 12


tribus de Israel.

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Las podemos identificar fácilmente en las primeras páginas de la historia bíblica.
Podemos leer acerca de la división y destrucción del imperio israelita y más tarde, la
nación judía, en las páginas de la Biblia y la historia secular.

¿Qué ha sucedido con los descendientes de las 12 tribus de Israel? ¿Cuál es la


promesa de la primogenitura? ¿Dónde se han cumplido las promesas y las profecías
acerca de los 12 hijos de Israel? ¿Es la nación judía de Israel los descendientes de
todas las 12 tribus? ¿Quiénes y dónde están “las 10 tribus perdidas de Israel”?
¿Pretendía Dios que la Iglesia reemplazara a Israel?

Los artículos en esta sección van a explorar estas preguntas y muchas otras. La
información provista no es sólo para satisfacer la curiosidad intelectual. Las respuestas
pueden ayudarle a entender el plan de Dios y su fidelidad a sus promesas. Pueden
darle a usted la perspectiva y la certeza del futuro que Dios ha planeado para las 12
tribus de Israel y toda la humanidad.

ANEXO 3

Dios vs. Satanás
Una batalla épica se ha estado librando entre Dios y un poderoso espíritu
demoniaco. ¿Cómo empezó y terminará la batalla de Dios vs. Satanás?

En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. Aunque sólo podemos vislumbrar el mundo


anterior al hombre, las Escrituras nos dicen que en esta época Lucero, uno de los ángeles de alto
rango que servían ante el trono de Dios, convenció a una tercera parte de los ángeles de seguirlo
a Él en su rebelión contra Dios (Isaías 14:12-15; Ezequiel 28:13-16; Apocalipsis 12:7-9).
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Aparentemente, debido a esta gran batalla, la hermosa tierra que Dios había creado (Isaías 45:18)
vino a estar “desordenada y vacía” (Génesis 1:2). Debido a la rebelión de Lucero, su nombre fue
cambiado a Satanás, que significa “adversario”. Sus seguidores, ángeles caídos, vinieron a ser
conocidos como demonios.

Después de remodelar la tierra para que pudiera albergar la vida humana, Dios creó al primer
hombre, Adán. Eva, la primera mujer, fue creada un poco después. Además de ponerlos en el
Jardín de Edén, donde ellos podían vivir y multiplicarse, Dios les dio instrucciones respecto al
camino de vida que conduciría a la felicidad y vida eterna.

Pero a esta pareja le fue dado también el poder escoger si ellos obedecerían a su Creador o
escogerían su propio camino. Dios les dio a Adán y Eva la primera oportunidad de gobernar
cuando Él puso todas las cosas bajo los pies del hombre, dándole dominio sobre las obras de la
mano de Dios (Salmo 8:4-8).

Satanás ataca a la humanidad

Mientras tanto Satanás había sido deportado a la tierra; sólo en pocas ocasiones se le permitía
aparecer ante el trono de Dios (Job 1:6). No obstante, Satanás y sus demonios no estaban
dispuestos a someterse en su pelea contra Dios. Satanás el diablo trajo pronto la batalla al Jardín
de Edén.

Satanás convenció al primer hombre y su esposa para que desacataran las instrucciones y
mandamientos de Dios. Ellos aceptaron la mentira de que el hombre puede escoger por sí mismo
lo que es correcto y lo que es erróneo, lo que es bueno y lo que es malo. Como resultado de esta
trágica decisión, el pecado entró en el mundo y la muerte entró por el pecado. El hombre se
separó a sí mismo de la guía, dirección y bendiciones de Dios.

Desde la perspectiva de la humanidad, esto empezó la batalla de la luz frente a la oscuridad, lo


correcto frente a lo erróneo, lo malo frente a lo bueno. Se formaron los bandos. Se desarrollaron
los campos y las filosofías.

El resultado es que nosotros ahora vivimos en un mundo donde enfrentamos un conflicto de


valores que gira en torno a la pregunta de qué es pecado y quién está a cargo en esta tierra. Hasta
que la humanidad se someta voluntariamente a la eterna ley de Dios, Él siempre luchará en la
batalla de los siglos contra la filosofía de Satanás de que los humanos pueden decidir por sí
mismos lo que es bueno y lo que es malo.

Hablando de la confusión que ha traído esta forma de pensar , Isaías 5:20 dice, “¡Ay de los que a
lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz!” La
humanidad ha perdido la habilidad de pensar y razonar sensatamente. El hombre ha perdido de
vista el camino a la paz y felicidad. La subsiguiente historia de la humanidad es un registro de la
lucha en la batalla de los siglos. ¿Cuál es el engaño de los siglos? ¿Y cómo nos afecta en la
actualidad? Consideremos cómo Satanás engañó al primer hombre y mujer.

Un engaño mortal

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Poco después de haberlos creado, Dios instruyó a Adán y Eva para que confiaran en Él para el
conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:15-17). Satanás vino y representó a Dios como un
mentiroso y opresor (Génesis 3:4-5). Eva fue engañada (2 Corintios 11:3), y Adán comió
voluntariamente del árbol prohibido (1 Timoteo 2:14). Satanás convenció a la humanidad de que
él debía y podía decidir por sí mismo el bien y el mal.

Este es el gran engaño. El engañador y sus agentes trajeron la oscuridad y la opresión disfrazadas
como luz y libertad. Como resultado de la elección de Adán, la humanidad fue separada de Dios
—la única fuente verdadera de luz y libertad.

¡Qué gran engaño! El autor de la oscuridad y muerte posó como un ángel de luz y vendió la más
mortífera pócima de todas las épocas. Dios dijo, “el día que de él comieres, ciertamente
morirás”. Satanás, en efecto, dijo, “Dios sabe que eso no es cierto—Él les ha estado mintiendo a
ustedes”. A través de los siglos, Satanás y sus agentes han diseñado varios sistemas para
disfrazar la misma propuesta antigua de muerte.

Dios frente a Satanás: la profecía de mayor duración

Como resultado del pecado de Adán, Dios trató con cada uno de los participantes en el engaño de
Edén. En Génesis 3:15 vemos la profecía bíblica de mayor antigüedad y de mayor duración. Dios
le dijo a la serpiente, Satanás el diablo, “Pondré enemistad entre si y la mujer, y entre tu simiente
y la simiente suya [Cristo]”.

La raya de la batalla por miles de años—hasta el regreso de Jesucristo y la remoción del diablo—
había sido trazada. Habría enemistad u hostilidad entre la mujer, representando a la verdadera
Iglesia con los siervos de Dios, y los del mundo de Satanás. De esa manera empezó la división
entre los que escogen la luz y verdad y los que escogen la oscuridad y las mentiras.

Dios continuó diciéndole a Satanás, “Ésta [Cristo] te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el


calcañar [de Cristo]”, refiriéndose al hecho de que Satanás orquestaría el odio de los líderes
judíos para que Cristo fuese crucificado. Como Cristo le dijo a estos líderes, “Vosotros sois de
vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Juan 8:44). Esta batalla—
Dios frente a Satanás—se ha estado librando por más de 6.000 años. Se nos dice en 2 Corintios
4:4 que Satanás es el “dios de este siglo”. En el propósito soberano de Dios, a Satanás se le ha
permitido ejercitar una gran medida de autoridad y poder a lo largo de esta era.

Aunque el hombre es un ser con libre albedrío y es responsable de sus actos, el mal abarca algo
más que los seres humanos. La fuente del mal es un ser poderoso que ha cegado las mentes de
los incrédulos.

Una de las principales manifestaciones de la influencia satánica y del mal de esta era es el
engaño religioso. Este engaño religioso es la ceguera con referencia a las leyes del venidero
Reino de Dios. Es evidente en muchos pasajes bíblicos que el Reino de Dios no pertenece a este
siglo—porque Satanás es en verdad el dios de este siglo.

Esperanza para este mundo

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Pero Dios no se ha ido al cielo y dejado al mundo bajo el control completo de este ser espiritual
llamado Satanás el diablo. Dios no ha sido removido de su trono. Una verdad eterna es que “el
Eterno estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos” (Salmo 103:19). Dios es
todavía el rey de los siglos. Simplemente debemos entender que la plenitud del Reino de Dios no
vendrá hasta que la presente era mala llegue a su fin

También necesitamos entender que el Reino de Dios no es sólo futuro. El Reino de Dios
mediante Jesucristo y la verdadera Iglesia ya existe en la tierra, la cual es en gran parte el reino
de Satanás. El autor del libro de Hebreos habla de las personas fieles que vivieron durante el
tiempo de la Iglesia del Nuevo Testamento refiriéndose a ellos como aquellos que “gustaron de
la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero” (Hebreos 6:5).

Así pues, los poderes del mundo venidero han penetrado este siglo. La derrota de Satanás por
Dios y el establecimiento de su Reino no están únicamente en el futuro. Dios ya ha actuado en su
poder real para quebrantar el poder de Satanás. Este presente mundo malo—el dominio de
Satanás—ha sido agrietado por Dios.

El reino de Satanás condenado a ruina

Las Escrituras dejan en claro que la influencia malvada de Satanás sobre la humanidad está
destinada a terminar. Hablando de Cristo, Hebreos 2:14-15 dice: “Así que, por cuanto los hijos
participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el
temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”. La palabra destruir en
este pasaje significa arruinar, poner fuera de acción o rendir inoperante.

La muerte, sepultura y resurrección de Cristo han garantizado ya la destrucción de la fortaleza de


Satanás. Éste ha sufrido una derrota ya que su actividad—su poder en alguna forma real—fue y
es restringida hacia el pueblo de Dios. Como Apocalipsis 12:11 dice respecto a los cristianos
fieles, “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio
de ellos”.

El ministerio de Cristo fue también una invasión del reino de Satanás. Cristo vino “predicando
el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23).
Cristo predicó el Reino de Dios y luego demostró su poder. Él le dijo a las personas de su época
que el echar fuera los demonios era claramente la obra del Reino de Dios (Mateo 12:24-29).

El poder del Reino ya está sobre la tierra

Parte del evangelio—las buenas noticias—del Reino de Dios que Jesús trajo incluyó el hecho de
que el poder y la autoridad del Reino de Dios habían venido a la tierra y que dicho reino actúa en
y en medio de la humanidad.

Juan el Bautista y Jesucristo empezaron a proclamar la realidad de que el poder del Reino de
Dios estaba y ya está obrando en esta tierra. El reino ya se ha acercado y la oportunidad a través
del Espíritu de Dios de ser una parte de ese Reino se está ofreciendo a aquellos a quienes Dios

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llama (Juan 6:44). Este llamado de Dios incluye instrucción sobre cómo vivir. Este llamado es de
relevancia y urgencia inmediatas.

Los judíos del primer siglo estaban esperando que Dios les enviara un líder que derrocaría el
dominio romano. Pero la esperanza de este líder no se materializó. El estado judío no fue
restaurado, el templo fue destruido, y el pueblo judío fue esparcido.

Pero Jesús no se había equivocado en su predicción. La plenitud de su Reino simplemente no


había llegado.

Aunque el Reino de Dios no es todavía una realidad en la tierra, Jesús instruyó a los miembros
de la Iglesia, la cual es el cuerpo espiritual de personas que representa ese Reino, a predicar este
mensaje al mundo. Las enseñanzas de Jesús, incluyendo muchas parábolas del Reino, explican
que a pesar de que el Reino no ha reemplazado todavía “los reinos de este mundo” (Ap. 11:15),
las semillas de este gobierno futuro han sido plantadas y están creciendo.

Lo que debemos hacer

Para entrar en el Reino de Dios y ser parte de la familia eterna de Dios, tenemos que
arrepentirnos de nuestros pecados, ser bautizados y empezar a vivir por las leyes del Reino.
Nosotros tenemos que escoger estar del lado de Dios en esta gran batalla de Dios frente a
Satanás. Cuando tomamos esta decisión y empezamos a vivir como Dios dice, Dios nos rescata
de la “potestad de las tinieblas” y nos considera ser parte del “reino de su amado Hijo”
(Colosenses 1:13).

También se nos instruye a orar porque venga el Reino de Dios (Mateo 6:9-10). Conforme
experimentamos los aspectos limitados del Reino de Dios ahora, nos sentimos más seguros de
que el futuro Reino será una completa realidad. Cuando esto ocurra, los santos fieles ayudarán a
Cristo a enseñar a aquellos que nunca han conocido la verdad de Dios.

Después de que todo humano haya tenido la oportunidad de oír la verdad de Dios y escoger si
responderá a ella o no, la gran batalla de Dios frente a Satanás llegará finalmente a su fin. Dios
está destinado a ganar. Asegúrese de estar de su lado.

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