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Día de Muertos

FAMILIA COMUNIDAD Y SOCIEDAD


SECUNDARIA INICIAL
Origen

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son


anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de
celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y
totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se
realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil
años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar
los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que
simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno
mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba
durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa
Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente
relacionada con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa
de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran
dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Las ofrendas

● Las ofrendas prehispánicas se decoraban con flores de cempasúchil, amarillas o


anaranjadas como el sol, cuya energía luminosa y vital se pretende atraer hacia el
muerto.

● Los deudos no olvidan poner juguetes y silbatos de barro, plumas de colibrí e


incensarios, llamados popochcómitl, llenos de humeante copal.

● Se señalaba, cuando eso era posible, un camino hecho de flores y semillas que
llevaba el alma desde la tumba hasta la casa para que no se confundiera de
ofrenda..
● Durante toda la noche, se velaba sin comer de los manjares expuestos, para
permitir que el muerto aspirara y se llenara con la esencia de todo aquello que en
su honor se ofrecía y los vivos no comían sino hasta el día siguiente cuando,
supuestamente, la esencia vital se había ya evaporado de las viandas, aunque las
lámparas continuaban ardiendo durante dos noches enteras.

● Se colocaba el árbol de la vida, hecho de barro y pintado de alegres colores.

● Las lámparas alumbraban el trayecto del alma que caminaba por los tortuosos
caminos del Mictlán o mundo de los muertos.

Hoy en día las ofrendas no han variado demasiado y todavía pueden verse
en ciertos lugares de fuerte tradición prehispánica, como Janitzio y Mixquic.

Ahora se han enriquecido con algunos objetos de origen español, tales


como el pan de muerto.

Otra innovación son las calaveritas de azúcar, con ojos bellamente floridos y
nombres personales sobre el cráneo, dulce recordatorio de nuestro destino
mortal.
En algunos hogares de México es
costumbre poner el altar de
muertos. Antiguamente se ponía en
la sala de la casa, a la vista de los
visitantes y amigos. Hoy en día los
podemos encontrar en el área más
íntima de la casa
Calavera Literaria
La calavera literaria es una composición
humorística que se utiliza durante las
festividades por el Día de Muertos para
mofarnos, con un estilo divertido y de doble
sentido, de la muerte y de otros personajes
de poder o nuestros allegados. Los primeros
textos de este tipo datan del siglo XIX
cuando eran empleadas en el Virreinato por
los escritores para satirizar el uso de nombres
y títulos nobiliarios largos de la clase alta en
la sociedad. Se tiene registro que la primera
vez que apareció en un periódico fue en
1849, en el diario El Socialista, editado por
el italiano José Indelicato.
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