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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD Y EL DEPORTE

BIOQUIMICA II
INFECCIONES DEL SNC
MENINGITIS

Profe: Bioq. Leslie Natalia Duarte

Responsables:

 Lucas Silva
 Cristian Torres
 Marcos Guerrero
 Hugo Oporto
 Gustavo Galeano

Carrera: Bioquímica

Curso: Quinto año

Turno: Tarde

San Lorenzo – Paraguay


INTRODUCCIÓN

La meningitis es una inflamación de las capas de tejido que cubren


el encéfalo y la médula espinal (meninges) y del espacio que
contiene el líquido situado entre las meninges (espacio
subaracnoideo).

La meningitis puede estar causada por bacterias, virus u hongos,


por trastornos que no son infecciones o por fármacos legales o
ilegales.

Los síntomas de la meningitis son fiebre, dolor de cabeza y rigidez


de nuca, aunque puede ocurrir que los lactantes no presenten nuca
rígida y los síntomas pueden diferir en las personas de edad
avanzada y en personas que toman fármacos que deprimen el
sistema inmunológico.

Se realiza una punción lumbar para obtener una muestra de líquido


cefalorraquídeo para su análisis.

El tratamiento de la meningitis depende de la causa (por ejemplo,


antibióticos para la meningitis bacteriana) e incluye fármacos para
aliviar los síntomas.
MENINGITIS
DEFINICIÓN

La meningitis es una inflamación de las meninges (piamadre, la


aracnoides y el espacio subaracnoideo lleno de LCR). La
inflamación se disemina rápido por la circulación del LCR alrededor
del cerebro y la médula espinal. La inflamación por lo general es
provocada por una infección pero también puede haber meningitis
química. Hay 2 tipos de meningitis infecciosa aguda: meningitis
purulenta aguda (casi siempre bacteriana) y meningitis linfocítica
aguda (por lo general viral). Los factores responsables de la
gravedad de la meningitis incluyen factores de virulencia del
patógeno, factores del hospedador, edema cerebral y la presencia
de secuelas neurológicas permanentes.

Meningitis bacteriana
Casi todos los casos de meningitis bacteriana son provocados por
Streptococcus pneumoniae (neumococo) o Neisseria meningitidis
(meningococo), excepto en recién nacidos (infectados
principalmente por estreptococos del grupo B). Otros patógenos que
provocan infección en adultos son bacilos gramnegativos y Listeria
monocytogenes. Haemophilus influenzae fue la principal causa de
meningitis durante décadas. Sin embargo, la incidencia de infección
por este microorganismo disminuyó durante años recientes por la
vacunación.

Las personas muy jóvenes y los adultos mayores son los que tienen
mayor riesgo de meningitis neumocócica. Los factores de riesgo
relacionados con la adquisición de meningitis incluyen traumatismo
cefálico con fracturas de la base del cráneo, otitis media, sinusitis o
mastoiditis, neurocirugía, tractos sinusoides dérmicos, septicemia
sistémica o inmunocoprometido.

La meningitis bacteriana puede ser mortal si no se trata; sin


embargo, el uso de agentes antimicrobianos eficaces reduce mucho
la mortalidad.
Fisiopatología. En el proceso fisiopatológico de la meningitis
bacteriana, los microorganismos se replican y se lisan en el LCR, y
liberan endotoxinas o fragmentos de pared celular. Estas sustancias
inician la liberación de mediadores inflamatorios, los que establecen
una secuencia compleja de sucesos que permiten que los
patógenos, neutrófilos y albúmina se muevan a través de la pared
capilar hacia el LCR. Conforme los patógenos entran al espacio
subaracnoideo, provocan inflamación, caracterizada por exudado
turbio y purulento, las meninges se engrosan y se forman
adherencias. Estas adherencias pueden afectar a los pares
craneales, lo que provoca parálisis de estos nervios, o alterar el flujo
del LCR lo que provoca hidrocefalia.

Manifestaciones clínicas. Los síntomas más frecuentes de


meningitis bacteriana aguda son fiebre y escalofríos, cefalea, cuello
rígido, dolor dorsal, abdominal y de extremidades; y náuseas y
vómito.

Otros signos incluyen convulsiones, parálisis de pares craneales y


signos cerebrales focales. La meningitis meningocócica provoca un
exantema petequial con púrpura palpable en casi todas las
personas. Estas petequias varían en tamaño desde la punta de un
alfiler hasta equimosis grandes o incluso áreas de gangrena
cutánea que se desprenden si la persona sobrevive.

Las personas infectadas con H. influenzae o S. pneumoniae se


presentan con dificultad para la excitación y convulsiones, en tanto
que las que sufren infección por N. meningitidis se presentan con
delirio o coma. El desarrollo de edema cerebral, hidrocefalia, o
aumento del flujo sanguíneo cerebral aumenta la presión
intracraneal.

Es posible encontrar signos meníngeos (p. ej., fotofobia y rigidez de


la nuca), como los que se presentan en la hemorragia
subaracnoidea. Existen 2 técnicas de valoración que ayudan a
determinar si hay irritación meníngea. El signo de Kernig es
resistencia a la extensión de la rodilla con la persona acostada con
la cadera flexionada a un ángulo recto. El signo de Brudzinski se
presenta cuando la flexión del cuello induce flexión de la cadera y la
rodilla. Estas posturas reflejan resistencia del estiramiento doloroso
de las meninges inflamadas desde un nivel lumbar a la cabeza.

En ocasiones se encuentra daño a pares craneales (en especial al


par VIII, con sordera) e hidrocefalia como complicaciones de
meningitis piógena.

Diagnóstico. El diagnóstico de meningitis bacteriana se basa en


la historia clínica y la exploración física, junto con datos de
laboratorio. Los hallazgos de la punción lumbar, que son necesarios
para un diagnóstico exacto, incluyen LCR purulento bajo presión
aumentada. El LCR por lo general contiene grandes cantidades de
neutrófilos polimorfonucleares (más de 90 000/mm3), aumento del
contenido de proteínas y reducción de glucosa. Las bacterias se
observan en frotis y se pueden cultivar en los medios adecuados.
En ocasiones, la utilización previa de antibióticos limita la
sensibilidad de los cultivos, en este caso se puede recurrir a la
prueba de aglutinación con látex o a la reacción en cadena de la
polimerasa (RCP) para N. meningitidis, H. influenzae y especies de
Listeria. Dado que las complicaciones relacionadas con la punción
lumbar incluyen hernia cerebral que pone en riesgo la vida, los
pacientes en riesgo (los que están inmunodeprimidos, tuvieron una
convulsión en la semana previa, tienen papiledema o tienen
anomalías neurológicas específicas) deben someterse a CR antes
de la realización del procedimiento.

Tratamiento. El tratamiento incluye antibióticos urgentes mientras


se tienen los resultados de las pruebas diagnósticas. El retraso en
el inicio del tratamiento antimicrobiano, lo más frecuente por la
realización de estudios de imagen antes de la realización de una
punción lumbar o transferencia a otra insta lación médica, pueden
provocar resultados deficientes. La elección inicial de antibióticos
incluye cobertura de amplio espectro con una cefalosporina de
tercera generación, vancomicina y, algunas veces, ampicilina. El
ajuste adicional de antibióticos está dirigido por los resultados de
cultivos de LCR.
Los antibióticos eficaces provocan una lisis rápida del patógeno lo
que produce mediadores inflamatorios que tienen el potencial de
exacerbar las anomalías en la barrera hematoencefálica. Para
suprimir esta inflamación patológica, se administra tratamiento con
corticoesteroides complementaria junto la primera dosis de
antibióticos, o antes, en pacientes de todas las edades.

Las personas que han estado expuestas a una persona con


meningitis meningocócica se deben tratar profilácticamente con
antibióticos. Las vacunas de polisacáridos son variables para
proteger contra los meningococos de los grupos tetravalentes A, C,
Y y W-135.

Meningitis aséptica (meningitis vírica)


Meningitis aséptica es un término inadecuado; se refiere a una
enfermedad que cursa con irritación meníngea, fiebre y alteraciones
de la conciencia de instauración relativamente aguda y sin
reconocer organismos. El curso clínico es menos fulminante que en
las meningitis piógenas, suele ser autolimitado, y sólo requiere
tratamiento sintomático. El LCR muestra muchos linfocitos
(pleiocitosis), elevación moderada de proteínas, y la glucosa suele
ser normal. En el 70% de los casos puede identificarse un
patógeno, normalmente un enterovirus. No hay hallazgos
macroscópicos característicos, excepto el edema cerebral, que se
observa en pocas ocasiones. En el examen microscópico puede no
haber alteraciones o haber un infiltrado linfocitario leve o moderado
en las leptomeninges.

La meningitis aséptica puede ser causada por virus, trastornos no


infecciosos (p. ej., fármacos, enfermedades), hongos o, en
ocasiones, otros organismos (p. ej., Borrelia burgdorferi en la
enfermedad de Lyme, Treponema pallidum en la sífilis).

El diagnóstico se realiza mediante el análisis del LCR. El


tratamiento es con medidas de sostén, aciclovir para la sospecha de
herpes simple y las drogas antirretrovirales para la sospecha de
infección por el HIV.
Signos y síntomas
La meningitis viral, como la meningitis bacteriana aguda, por lo
general comienza con síntomas que sugieren infección viral (p. ej.,
fiebre, mialgias, síntomas digestivos o respiratorios), seguidos de
los síntomas y signos de la meningitis (cefalea, fiebre, rigidez de
nuca). Las manifestaciones tienden a parecerse a aquellas de la
meningitis bacteriana, pero suelen ser menos graves (p. ej., la
rigidez de nuca puede ser menos pronunciada). Sin embargo, los
hallazgos son a veces suficientes para sugerir la meningitis
bacteriana aguda grave.

Diagnóstico
 El análisis del LCR (recuento de células, proteínas, glucosa).
 PCR del LCR y a veces IgM.
 A veces, la PCR o el cultivo de la sangre, un hisopado de
fauces, secreciones nasofaríngeas o heces.

El diagnóstico de la meningitis viral se basa en el análisis del LCR


obtenido por punción lumbar (precedido por una neuroimagen si se
sospecha aumento de la presión intracraneal o una masa).
Típicamente, las proteínas se incrementan ligeramente, pero menos
que en la meningitis bacteriana aguda (p. ej., < 150 mg/dL); sin
embargo, la concentración de proteínas puede ser muy alta en la
meningitis por virus del Nilo occidental. La glucosa suele ser normal
o sólo es ligeramente inferior a la normal. Otros hallazgos incluyen
pleocitosis con predominio linfocitario. No obstante, ninguna
combinación de hallazgos en las células, proteínas y glucosa del
LCR puede descartar la meningitis bacteriana. La meningitis
bacteriana se descarta si no crecen bacterias en los cultivos de
LCR.

El cultivo viral del LCR es poco sensible y no se realiza


rutinariamente. Se puede utilizar PCR para detectar algunos virus
en LCR (enterovirus y herpes simple, herpes zóster, virus del Nilo
Occidental); un panel nuevo de PCR multiplex en película se puede
usar para evaluar rápidamente en forma sistemática múltiples
bacterias y virus. La medición de IgM en LCR es más sensible que
la PCR en el diagnóstico de sospecha de virus del Nilo Occidental u
otros arbovirus.

Las pruebas serológicas virales, la PCR o el cultivo de muestras


tomadas de otras áreas (p. ej., sangre, hisopado de fauces,
secreciones nasofaríngeas, heces) pueden ayudar a identificar el
virus causal.

TRATAMIENTO

La meningitis viral suele resolver espontáneamente en semanas o,


en ocasiones (p. ej., en la meningitis del Nilo Occidental virus o la
coriomeningitis linfocítica), meses. El tratamiento es principalmente
sintomático.

El aciclovir es eficaz en el tratamiento de la meningitis por virus


herpes simple y se puede utilizar para tratar la meningitis por virus
herpes zóster. Si se sospecha cualquiera de estos virus o si se
considera la posibilidad de encefalitis por herpes simple, la mayoría
de los médicos comienzan el tratamiento empírico con aciclovir y, si
la PCR es negativa para estos virus, interrumpen entonces el
fármaco.

El pleconarilo es sólo modestamente eficaz para la meningitis por


enterovirus y no está disponible para uso clínico de rutina.

Los pacientes con meningitis por HIV son tratados con agentes
antirretrovirales.

Meningitis crónica
La meningitis crónica se asocia a diversos patógenos, como

las micobacterias y algunas espiroquetas; estos organismos

suelen afectar también al parénquima.


Meningitis tuberculosa

La meningitis tuberculosa suele presentarse con síntomas como


cefalea, malestar general, confusión y vómitos. Hay un aumento
moderado de celularidad en el LCR (pleiocitosis) a expensas de
células mononucleares, o una mezcla de células polimorfonucleares
y mononucleares; la concentración de proteínas es alta, en
ocasiones muy elevada, y la glucosa es normal o está algo
disminuida. La infección por Mycobacterium tuberculosis también
puede producir una masa intraparenquimatosa bien delimitada
(tuberculoma), que puede asociarse a meningitis. La meningitis
tuberculosa crónica puede provocar fibrosis aracnoidea, lo que
produce hidrocefalia.

Meningitis sifilítica
La meningitis sifilítica es menos común; por lo general es una
característica de la sífilis meningovascular. La meningitis puede ser
aguda o crónica. Puede ir acompañada de complicaciones como la
arteritis cerebrovascular (que posiblemente causa trombosis con
isquemia o infarto), retinitis, déficits de los nervios craneanos
(especialmente del séptimo par craneanol) o mielitis.

Los hallazgos del LCR pueden incluir pleocitosis (generalmente


linfocítica), proteínas elevadas y bajo nivel de glucosa. Estas
anomalías son más pronunciadas en los pacientes con sida.

El diagnóstico de meningitis sifilítica se basa en las pruebas


serológicas en suero y LCR, seguidas de la prueba de absorción de
anticuerpos treponémicos fluorescentes (FTA-ABS) para confirmar.
La angiografía por RM y la angiografía cerebral pueden diferenciar
con precisión entre la enfermedad del parénquima y la arteritis.

Meningitis criptocócica
En la mayor parte de los casos, la MC es causada por el hongo
Cryptococcus neoformans. Este hongo se encuentra en los suelos
de todo el mundo. El hongo Cryptococcus gattii también puede
causar meningitis
La MC ataca con más frecuencia a personas que tienen el sistema
inmunitario debilitado, lo que incluye a las que tienen:

 SIDA.
 Cirrosis (un tipo de enfermedad del hígado).
 Diabetes.
 Leucemia.
 Linfoma.
 Sarcoidosis.
 Un órgano trasplantado.

Esta afección es poco común en personas que tienen un sistema


inmunitario normal y ningún problema de salud a largo plazo.

Otras causas de meningitis crónica no infecciosa.


En pocas ocasiones, otros organismos infecciosos y algunos
trastornos no infecciosas causan meningitis crónica. Las causas no
infecciosas incluyen:

 Cáncer.
 Enfermedades reumáticas autoinmunes que incluyen LES, AR
y el síndrome de Sjögren.
 Arteritis intracraneana.
 Neurosarcoidosis.
 Síndrome de Behçet ( Inflamación de los vasos sanguíneos).

*Los fármacos con efectos antiinflamatorios o


inmunomoduladores:

 Azatioprina.
 Ciclosporina.
 AINE (más comúnmente, el ibuprofeno).

*Otros fármacos:

Ciertos antibióticos (p. ej., ciprofloxacina, isoniazida, penicilina,


trimetoprima/sulfametoxazol). Ranitidina.

*Sustancias inyectadas en el espacio subaracnoideo:

Anestésicos, Antibióticos, Agentes quimioterápicos.


Prevención
El uso de vacunas para H. influenzae tipo B y, en menor medida,
para N. meningitidis y S. pneumoniae ha reducido la incidencia de la
meningitis bacteriana.

Medidas físicas

El mantenimiento de los pacientes en aislamiento respiratorio


(mediante el uso de precauciones para gotitas respiratorias) durante
las primeras 24 h de la terapia puede ayudar a prevenir la
propagación de la meningitis. Se utilizan guantes, máscaras y
batas.

Vacunación
La vacunación puede prevenir ciertos tipos de meningitis
bacteriana.
ANEXO
BIBLIOGRAFIA

 Fisiopatología de Porth. 9na edición.


 Patología humana – Robbins. 8va edición.
 Web. Manual MSD versión para profesionales.
CONCLUSIÓN

En conclusión, la meningitis es una enfermedad que no debe


descuidarse, ya que podría causar problemas cerebrales graves,
dejar secuelas y enfermedades constantes. El público debe ser
educado acerca de la posible dispersión de la enfermedad, así
como el tratamiento que deben atender para evitar daños
importantes a sus sistemas corporales. Es importante mencionar
que la meningitis es, en general, una enfermedad en crecimiento
que podría aterrorizar a varias áreas urbanas si no se aborda
adecuadamente.

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