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Se entiende por deuda externa bruta el monto, en un determinado momento, de los pasivos
contractuales desembolsados y pendientes de reintegro que asumen los residentes de un
país frente a no residentes, con el compromiso de realizar en el futuro los pagos del
principal (capital), los intereses o ambos. La estadística de deuda externa incluye el
financiamiento obtenido bajo las modalidades de préstamos bancarios, créditos comerciales
(de proveedores), títulos de deuda (bonos) y arrendamiento financiero, y no incluye los
pasivos por concepto de inversiones de portafolio en Colombia.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) define la deuda externa como la cantidad pendiente de
reembolso en un determinado momento de los pasivos corrientes reales y no contingentes asumidos
por residentes de una economía frente a no residentes con el compromiso de realizar en el futuro el
pago del principal, intereses o ambos.
a) Pasivos corrientes reales pendientes de reembolso. Para que un pasivo sea incluido como
deuda externa debe existir y estar pendiente de reembolso. El factor decisivo es si el
acreedor tiene un crédito frente al deudor. Los pasivos de deuda incluyen los atrasos en los
pagos de principal e intereses.
b) Principal e intereses. Cuando el coste se paga periódicamente, como ocurre en la
generalidad de los casos, se denomina pago de intereses. Todos los demás pagos de valor
económico por parte del deudor al acreedor que reducen el monto de principal pendiente se
denominan pagos de principal. Sin embargo, en la definición de la deuda externa no se
distingue si los pagos exigidos son pagos de principal o de intereses, o ambos.
c) Residencia. Para que se considere deuda externa, un pasivo de deuda debe haber sido
contraído por un residente frente a un no residente. La residencia está determinada por la
ubicación del centro de interés económico del deudor y el acreedor —que generalmente es
el lugar donde residen habitualmente—, y no por su nacionalidad.
d) Pasivos corrientes y no contingentes. Los pasivos contingentes no se incluyen en la
definición de deuda externa. Estos pasivos se definen como instrumentos en virtud de los
cuales deben cumplirse una o más condiciones antes de que tenga lugar una operación
financiera.
a) Deuda externa según los sectores institucionales emisores. En cuyo caso se diferencia
entre el Gobierno general, las Autoridades monetarias, los Bancos y otros sectores (en los
que se incluyen, las sociedades financieras no bancarias, las sociedades no financieras, y los
hogares e instituciones sin fines de lucro que sirven a los hogares).
b) Deuda externa según los instrumentos. En cuyo caso básicamente se diferencia entre los
títulos de deuda, los créditos comerciales, los préstamos y la moneda y depósitos.
c) Deuda externa según el carácter o no público del emisor. En cuyo caso se diferencia
entre deuda externa pública, deuda privada con garantía pública y deuda privada sin
garantía pública.
d) Deuda externa según el plazo de vencimiento. La información sobre el total de la deuda
a corto plazo de toda la economía, tanto según su vencimiento original como según su
vencimiento residual, reviste interés analítico ya que facilita la evaluación del riesgo de
liquidez al indicar la parte del saldo bruto de la deuda externa que se prevé que vencerá en
el año próximo.
e) Deuda externa por monedas. En cuyo caso diferenciaremos entre deuda externa en
moneda nacional y deuda externa en moneda extranjera. Disponer de información sobre la
composición por monedas del saldo bruto de la deuda externa es un factor fundamental para
evaluar la posible vulnerabilidad de la economía frente al riesgo de solvencia y liquidez.
Por ejemplo, una depreciación del tipo de cambio puede incrementar la carga que los
pasivos de la deuda en moneda extranjera, medidos en moneda nacional, representan para el
deudor residente, mientras que los pagos de la deuda en moneda extranjera pueden generar
presión a la baja sobre el tipo de cambio interno y/o la salida de divisas de la economía.
f) Deuda externa según el tipo de interés. En cuyo caso diferenciaremos entre tipo de interés
fijo y variable en el que está establecida la deuda. Al igual que con la composición por
monedas, la experiencia indica que es necesario contar con información sobre la
composición del saldo bruto de la deuda externa según el tipo de interés para evaluar la
posible vulnerabilidad de la economía al riesgo de solvencia y liquidez. Por ejemplo, las
economías con altos volúmenes de deuda a tipo variable son vulnerables a un aumento
brusco de los tipos de interés.
g) Deuda según el sector acreedor. En cuyo caso se suele diferenciar entre cinco sectores de
acreedores no residentes: Organismos multilaterales, Gobierno general (excluidos los
Organismos multilaterales), Autoridades monetarias, Bancos y “otros sectores”.
La deuda externa de un país es sostenible si el país deudor dispone de un flujo de divisas suficiente
para hacer frente al servicio de la deuda a lo largo del tiempo.
Los flujos de divisas necesarios para hacer frente al servicio de la deuda pueden proceder de tres
fuentes distintas:
Lógicamente, si las exportaciones netas y la inversión extranjera son muy reducidas, la evolución de
la deuda externa será explosiva y por tanto, insostenible.
Las exportaciones netas que se precisan para mantener la sostenibilidad de la deuda externa son
tanto mayores cuanto mayor sea el nivel inicial de deuda externa y el tipo de interés al que se
remunera la misma. Por su parte, un crecimiento económico potencial más elevado y una inflación
internacional mayor permiten la sostenibilidad de la deuda con un menor nivel de exportaciones.
En la medida en que las exportaciones netas dependen del tipo de cambio real, podría pensarse que
la depreciación real en la medida en que incrementa las exportaciones netas, podría facilitar la
sostenibilidad de la deuda externa. Sin embargo, un tipo de cambio real más depreciado aumenta el
ratio de deuda externa sobre el PIB, por lo que su sostenibilidad se hace más difícil.
Los flujos de inversión extranjera son otra variable relevante, de tal forma que la disponibilidad de
unos flujos elevados de inversión extranjera facilitará la sostenibilidad de la deuda externa.
Existen varios indicadores para determinar un nivel sostenible de deuda externa, los cuales
constituyen medidas del nivel de solvencia de un país y en los que se considera el nivel de deuda
externa en relación con la capacidad del país para generar los recursos financieros para hacer frente
al servicio de la deuda.
Entre los indicadores que miden el peso de la deuda externa se encuentran las ratios deuda/PIB y
deuda externa/exportaciones. Asimismo, se analizan indicadores referidos a la composición de la
deuda externa y de la capacidad del país para hacer frente al servicio de la deuda.
La crisis se desató a partir del año 1979 cuando la Reserva Federal de Estados
Unidos decide aumentar las tasas de interés para evitar la escalada de
la inflación. Las mayores tasas de interés y la apreciación del dólar llevaron a un
aumento significativo del valor de la deuda de los países en desarrollo. Muchas de
esas naciones no contaban con los recursos para poder pagar su deuda y en
algunos casos todos sus recursos se destinaban a pagar intereses.
En el año 1982, México declara que no puede seguir pagando su deuda y el temor
se expandió. Así, se negó la renovación de créditos y muchos países quedaron en
una situación financiera precaria.
La deuda externa de Colombia
alcanzó 54,8% del Producto
Interno Bruto en noviembre
El Banco de la República informó que, a corte de noviembre de 2020, la deuda
externa colombiana aumentó, llegando a ser de US$147.822 millones, mientras
que a octubre la cifra alcanzó US$147.284 millones.
Según datos del Emisor, la deuda externa total se ubicó en 54,8% como
porcentaje del PIB, lo que representa un aumento de 0,2 puntos porcentuales
respecto a lo registrado en octubre, cuando la cifra llegó a 54,6% del PIB.
Además, la cifra aumentó 12,1 puntos porcentuales frente al mismo periodo de
2019, cuando era de 42,7%.
Por su parte, la deuda externa del Gobierno llegó a US$82.994 millones, lo que
representa 30,8% del Producto Interno Bruto. Con esto, la deuda pública ha
aumentado 8 pps en un año.
La deuda privada, por otro lado, fue de US$64.828 millones, es decir, 24% del
PIB. Con respecto a octubre y a septiembre de 2020, esta se mantuvo estable; sin
embargo, comparada con noviembre de 2019 la cifra aumentó en 3,9 puntos
porcentuales, pues en dicho periodo la deuda era de 20,1%.