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HISTORIA

La humanidad ha aprovechado la energía del viento desde que existen registros; de hecho,
ya se utilizaba para propulsar barcos a lo largo del río Nilo en 5000 a. C. Hacia el 200 a. C,
molinos de viento sencillos servían para bombear agua en China, mientras que en Persia y
Medio Oriente ya había molinos de viento de eje vertical con velas tejidas de caña que se
usaban para moler grano. En el siglo XI, nuevas formas de usar la energía del viento se
extendieron por todo el mundo: los pobladores del Medio Oriente usaba molinos de
viento extensivamente para moler el grano empleado en la producción de alimentos y los
mercaderes y cruzados que regresaban de aquellas tierras llevaron esta idea a Europa, lo
que permitió que los habitantes de los Países Bajos refinaran el molino de viento y lo
adaptaran para drenar lagos y pantanos en el delta del río Rin.

ESPAÑA
En España tenemos una imagen muy familiar de los célebres molinos del Campo de
Criptana, que tan famosos haría en el siglo XVII el ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha. Esos famosos molinos de aspas estaban destinados a bombear agua o moler
grano y se utilizaron masivamente hasta bien entrado el siglo XIX, Con el comienzo de la
revolución industrial, el uso de estos molinos se redujo significativamente, ya que a partir
de ese momento las fuentes principales de energía pasaron a ser las máquinas de vapor
alimentadas por carbón y electricidad.

DESDE EL SIGLO XIX HASTA LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL


Cuando la emigración desde Europa llevó esta tecnología a Norteamérica a fines del siglo
XVIII y principios del XIX, se comenzaron a usar molinos de viento para bombear agua
en granjas y ranchos y luego para generar electricidad utilizada en los hogares y la
industria. En la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar uno de los más importantes avances
en la tecnología del aprovechamiento del viento, con la aparición del popular molino
multipala americano, utilizado desde entonces para el bombeo de agua prácticamente en
todo el mundo. Sus características se aprovecharían en años posteriores para el diseño de
los generadores eólicos actuales.
LA PRIMERA TURBINA EÓLICA PARA LA GENERACIÓN DE
ELECTRICIDAD
En 1887, el científico estadounidense Charles F. Brush (17 de marzo de 1849 – 15 de
junio de 1929) construyó lo que hoy se admite que fue la primera turbina eólica para la
generación de electricidad. Era un gigante, el más grande del mundo, con un diámetro de
rotor de 17 metros y 144 palas de rotor, hechas de madera de cedro. Se  muestra en la
imagen siguiente, donde se puede observar la presencia de una persona a la derecha de la
turbina. Este generador funcionó durante 20 años y cargó las baterías instaladas en el
sótano de su casa. A pesar del tamaño de la turbina, la potencia del generador era de
apenas 12 kW, debido a que esta clase de turbinas no son particularmente eficientes. La
siguiente figura doble muestra estos primeros antecedentes:

Poul la Cour (13 de abril de 1846 – 24 de abril de 1908),

Fue el científico danés Poul la Cour (13 de abril de 1846 – 24 de abril de 1908), que más
tarde descubrió que las turbinas eólicas con pocas palas de rotor son más eficientes para la
producción de electricidad que las turbinas de palas múltiples, ya que en las primeras se
logra una velocidad de rotación mucho mayor que en las del tipo construido por Brush. En
1899, diseño lo que puede calificarse como el primer generador eólico moderno, cuya
imagen se muestra a continuación. Como se puede apreciar, su diseño era muy similar al
de los célebres molinos de viento que recreaba Cervantes en el Quijote cuatro siglos
antes:
Las bases teóricas del aprovechamiento de la energía del viento para generar electricidad
se desarrollaron en Alemania en la segunda década del siglo XX y se deben principalmente
a Albert Betz (25 de diciembre de 1885 – 16 de abril de 1968), físico alemán que en 1919
enunció la ley que lleva su nombre, cuyos detalles he descrito detalladamente en este
otro artículo.

ENERGÍA EÓLICA EN EUROPA


El desarrollo pionero de la energía eólica en Europa tuvo lugar en Dinamarca, donde cobró
gran relevancia durante el primer cuarto del siglo XX, contribuyendo a la construcción de
un modelo descentralizado de electrificación del país. En 1908 había 72 generadores
eólicos, con potencias comprendidas entre 5 kW y 25 kW.
Por otra parte, al otro lado del Atlántico, durante la década de 1930, los molinos de viento
se usaron ampliamente para generar electricidad en muchas regiones agrícolas de los
Estados Unidos, donde los sistemas de distribución aún no se habían desarrollado. No fue
hasta 1941 cuando se instaló la primera turbina de una potencia superior al MW (1.25 MW,
para ser precisos). Diseñada por el científico Palmer Cosslett Putnam (1900-1984) y
fabricada por la compañía S. Morgan Smith, se instaló en la localidad de Castleton,
Vermont, EEUU, y funcionó por espacio de 1000 horas hasta que un fallo en una de las
aspas arruinó su funcionamiento. No se volverían a ver turbinas de esta potencia hasta
más de 40 años después. 

ENERGIA EOLICA
La energía eólica es una de las principales energías renovables que existen, producida por
la fuerza del viento. La energía eólica se genera aprovechando la energía cinética de las
corrientes de aire, y se transforma en energía eléctrica mediante los denominados
aerogeneradores. Cada aerogenerador está formado por unas grandes aspas conectadas a
un sistema rotor que gira por la acción del viento y produce energía en una gran turbina.
Los aerogeneradores se agrupan formando parques eólicos y dependiendo de si están
situados en tierra firme o en mar adentro se diferencia entre energía eólica terrestre o
marina, respectivamente.

¿CÓMO FUNCIONA LA ENERGÍA EÓLICA?


El movimiento de las masas de aire se produce por la diferencia de presión entre distintas
regiones de la atmósfera, desplazándose desde zonas de alta presión hacia zonas de baja
presión. Para generar la energía eléctrica hay que considerar la energía cinética del viento,
que depende de su densidad, velocidad y dirección.
Para aprovechar la energía cinética del viento y convertirla en energía eléctrica, es
necesario, tal y como ya hemos comentado, el uso de un aerogenerador. El óptimo
aprovechamiento de estos gigantes —suelen tener entre 80 y 120 metros de altura
— depende de la fuerza del viento. Por ello, los parques eólicos, que agrupan un gran
número de aerogeneradores y hacen posible la obtención de esta energía en grandes
cantidades, deben implantarse en lugares donde la presencia del viento sea predominante.
AEROGENERADORES
El rotor: compuesto por tres palas y el buje que las une, su función es captar la fuerza del
viento y convertirla en energía mecánica de rotación.
La multiplicadora: unida al motor mediante un eje, su función es elevar la velocidad de
giro de 30 revoluciones por minuto (rpm) a 1500 rpm.
El generador: este elemento se encarga de convertir la energía mecánica de rotación en
energía eléctrica.
Cada uno de los aerogeneradores que componen un parque eólico están unidos entre sí
por cables subterráneos que llevan la energía eléctrica a una subestación
transformadora. De ahí es transportada a los hogares, las fábricas o las escuelas, entre
otros, a través de las redes de distribución de las distintas compañías eléctricas.

TIPOS DE ENERGÍA EÓLICA


En la actualidad, existen dos tipos de energía eólica en función del lugar donde se instalan
los aerogeneradores:
Energía eólica terrestre
La energía eólica terrestre se encarga de producir energía eléctrica a partir del
aprovechamiento del viento que realizan los parques eólicos emplazados en tierra. Para
ello, se instalan una serie de aerogeneradores capaces de transformar la energía cinética
del viento en energía eléctrica apta para el consumo e integrarla en la red de distribución.

2. ENERGÍA EÓLICA MARINA


La energía eólica marina es aquella fuente de energía que se obtiene al aprovechar la
fuerza del viento que se produce en alta mar, donde este alcanza una velocidad mayor y
más constante debido a la inexistencia de barreras. Para explotar al máximo este recurso,
se desarrollan megaestructuras asentadas sobre el lecho marino y dotadas con las últimas
innovaciones técnicas.
PRINCIPALES VENTAJAS
La energía eólica ofrece numerosos beneficios, tanto para las compañías que apuestan por
ella como para la sociedad al ayudar a minimizar el impacto del cambio climático:
 Limpia :Al no requerir ningún proceso de combustión, se trata de una energía con
unas bajas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), los principales culpables
del calentamiento global.
 Inagotable :El viento es un recurso ilimitado, así como su aprovechamiento siempre y
cuando haya corrientes de aire suficientes.
 Barata :Tanto el coste por kW producido como su mantenimiento es bastante bajo. En
zonas donde el viento sopla más fuerte el beneficio es aún mayor.
 Bajo impacto: Los parques eólicos se instalan tras un riguroso proceso de estudio y
planificación. Además, se buscan zonas despobladas para evitar el efecto negativo en los
habitantes.
Genera empleos verdes: Según la Agencia Internacional de las Energías Renovables
(IRENA), la energía eólica ya emplea hoy a más de 1,2 millones de personas y el número
de empleos verdes no dejará de aumentar.

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