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LA TORTUGA GIGANTE

Había un hombre que vivía en Argentina, pero un día enfermó gravemente. Cuando fue al
hospital el doctor le dijo que tenía que irse
a vivir al campo pero el hombre no quería
por sus hermanos, ya que él era el que los
ayudaba en todo, un amigo del señor le
ofreció cuidar a sus hermanos si él iba a la
selva y le mandaba pieles de animales
salvajes, el hombre agradecido se fue a
vivir a la selva y mandaba las pieles de
animales que cazaba a su amigo y la carne se la comía él, también comía frutas y vivía
bajo los árboles.

Un día el hombre se fue a la orilla de un río y se encontró con un tigre tratando de


comerse a una tortuga, el hombre que tenía una buena puntería le disparó al tigre cuando
se acercaba, le envió la piel del Tigre a su amigo y se compadeció de la tortuga al verla
tan herida, así que se la llevó y la cuidó. La tortuga iba mejorando, pero un día el hombre
cayó enfermo de fiebre y no podía levantarse ni comer, tenía alucinaciones de sus
hermanos y decía que si no iba rápido a Argentina a iba a morir porque allí era donde lo
podían curar, la tortuga al ver tan mal al hombre decidió cuidarlo, le daba de comer de
comer frutas y raíces y agua en una hoja.

Un día el hombre parecía mejorar y creyó que había soñado y la tortuga le había
alimentado pero por la tarde el hombre volvió a caer enfermó, la tortuga dijo "si no lo llevo
de regreso a su pueblo él va a morir y yo no voy a
poder hacer nada" así que la tortuga recogió
alimentos, ató al hombre a su espalda y emprendió
el viaje.
Cruzó ríos, montañas, valles…. y cuando
descansaba dejaba al hombre sobre el suelo, lo
alimentaba y se dormía, así continuo su viaje la
tortuga hasta que un día ya estaba demasiado
cansada y débil para continuar, Había llegado al
límite de sus fuerzas, y no podía más, pues la pobre tortuga no había comido desde hacía
una semana para llegar más pronto. No tenía más fuerzas para nada. Cuando llegó la
noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo, y no supo
que era. Como se sentía cada vez más débil, cerró entonces los ojos para morir junto al
cazador y pensando con tristeza que no había podido salvar al hombre que había sido
bueno con ella.
Y sin saberlo, estaba ya en Buenos Aires, y ella no lo sabía. Aquella luz que veía en el
cielo era el resplandor de la ciudad. Pero un ratón de ciudad, posiblemente el ratón Pérez
le dijo:

¡Sí ya has llegado a Buenos Aires! Esa luz que vez allá, es Buenos Aires. Al oír esto, la
tortuga se llenó de fuerzas y emprendió la marcha. El director del Jardín Zoológico la vio
llegar toda embarrada y sumamente muy flaca…reconoció a su amigo, y el mismo fue a
buscar remedios con los que el cazador se curó enseguida. El cazador después de saber
lo que había hecho la tortuga no quiso separarse más de ella.

El director del zoológico se comprometió a tenerla en el jardín, y a cuidarla como si fuera


su propia hija…

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