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SOIS TODOS SANPAKU

Por Georges Ohsawa

2da Edición, 1972


Sociedad Macrobiótica Argentina

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INDICE

Presentación...................................................... 7
Introducción.....................................................16
I - El divino ritual.............................................59
II - Un país de sanpaku.....................................64
III - La fe y la medicina....................................79
IV - La causa....................................................91
V - La cura........................................................98
VI - Los interesados en la balanza..................109
VII - El control diario.....................................112
VIII - La alimentación y el sexo.....................114
IX - Oración y ayuno......................................125
X - Remedios externos...................................129
XI - Remedios internos..................................132
XII - El acto sagrado......................................134
XIII - Sobre la sal...........................................146
XIV - Sobre el azucar.....................................149
XV - Sobre la leche........................................152
XVI - Sobre los líquidos.................................155
XVII - Sobre la masticación...........................157
XVIII - Sobre los alimentos básicos...............159
XIX - Alimentos vitales..................................161
XX - La unidad del universo..........................182

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PRESENTACIÓN

El señor Sakurazawa Nyoiti, conocido en el mundo


occidental como Georges Ohsawa, fue un destacado
científico japonés que dedicó casi toda su vida a la búsqueda
y al estudio de principios que la filosofía de oriente conoce
desde hace más de 5000 años. Penetrando en ello con
profundo amor e inteligencia, el señor Ohsawa logró
redescubrir, para su conocimiento universal, esta natural y
antigua orientación dietético-filosófica, brindando al ser
humano desorientado de nuestros días, un invalorable
instrumento para su recuperación física y mental.
El tema impactante de este libro está, pues, constituido
por la revalorización actualizada de una antiquísima
sabiduría que el hombre acumuló desde tiempos remotos, en
la búsqueda de una intensificación consciente de sus
posibilidades vitales.
SANPAKU: Esta palabra japonesa describe una
condición del organismo humano, en la cual el blanco del
ojo se hace visible bordeando el iris por tres lados cuando la
persona mira directamente delante de si; tal signo revela un
estado de grave desequilibrio físico y espiritual.
El individuo “sanpaku”, no se encuentra en armonía,
ni consigo mismo ni con las fuerzas naturales del universo,
y en tal estado se torna susceptible a enfermedades y
accidentes de todo tipo. La condición “sanpaku”, que está
tomando caracteres alarmantes en todo el mundo, puede ser
reconocida por manifestaciones tales como la fatiga crónica,
la baja vitalidad sexual, reacciones instintivas flojas, mal
humor, incapacidad para dormir profundamente, inexactitud
en el pensar y en el hacer. En general, falta de equilibrio.

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La palabra “MACROBIOTICA”, como tantas otras
ciencias (psicoanálisis” entre ellas), formóse de raíces
griegas. La macrobiótica es una ciencia que tienen sus
orígenes en la antigüedad, y constituye un medio eficaz y
sencillo para corregir el peligroso estado de “sanpaku”,
creando condiciones de salud, bienestar y armonía, tanto
interna como externa. Esta ciencia se basa filosóficamente
en el antiguo concepto oriental de las fuerzas yin-yang en el
universo, fuerzas que en el cuerpo humano están
representadas por el importante equilibrio entre los
elementos sodio y potasio. La macrobiótica es conocida y
practicada desde hace muchos siglos en extremo oriente.
Hoy redescubierta para el mundo occidental, esta ciencia
demuestra, una vez más, ser sorprendentemente valiosa en el
tratamiento de gran número de enfermedades específicas, así
como en las formas más sutiles del malestar contemporáneo.
La macrobiótica se fundamenta en un régimen que
devuelve el comer y beber a sus fuentes humanas originales,
integrándolas en el “divino arte del vivir”. Los regímenes
dietéticos indicados en este libro, se basan en su mayor
parte, en cereales integrales, legumbres (porotos), verduras,
raíces, frutas y excepcionalmente peces. Tales regímenes
consiguieron aliviar y curar muchas enfermedades tachadas
de “incurables” por las más avanzadas técnicas de la
medicina moderna. En su libro “SOIS TODOS SANPAKU”
Georges Ohsawa explica con simplicidad las razones por las
cuales esto ocurre.
Ohsawa investigó, escribió y enseñó durante más de
50 años, viajando por Europa, África y las Américas.
Trescientas de sus obras fueron publicadas en japonés, y
más de 20 libros conocieron la traducción en Francia. Un
detalle notable digno de señalarse, es que en este último
país, los “gourmets” a la búsqueda de las máximas

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expresiones de la alta cocina, se han vuelto discípulos
entusiastas de la macrobiótica ante el resultado obtenido con
la aplicación práctica de sus principios.
William Dufty, traductor y editor inglés del presente
libro, fue personalmente autorizado por Ohsawa para
seleccionar material de su profusa bibliografía, a fin de
presentarlo en un solo volumen destinado a divulgar
eficazmente sus ideas al público norteamericano. En cuanto
a la América del Sur, la macrobiótica fue introducida por
primera vez en PORTO ALEGRE (Brasil) por el señor
Mario A. Costa, hace unos nueve años. Inmediatamente
atrajo el interés de los brasileños, a tal punto que el
entusiasmo expandió pronto su conocimiento a otras
ciudades como Río de Janeiro, San Pablo, Curitiba, Pelotas,
entro otras.
La publicación de este libro en la República
Argentina, se debe al fervoroso empeño del señor Juan
Torres, quien hallándose en Porto Alegre, entró en contacto
de modo personal y directo con esta maravillosa ciencia
dietética. Ante los asombrosos resultados obtenidos gracias
al tratamiento especial a que se sometiera, el señor Juan
Torres se dedicó de lleno al estudio y difusión de la
Macrobiótica, con miras a llevar sus beneficios al publico de
nuestro país, para lo cual tradujo “SOIS TODOS
SANPAKU” al castellano.
Oriundo de España, Juan Torres hace más de 60 años
que está radicado en la Argentina. Su biografía orgánica
hasta su encuentro con la Macrobiótica, es una larga
secuencia de enfermedades, con frecuentes períodos de
hospitalización y siete serias intervenciones quirúrgicas.
Según el mismo lo señala, sus problemas tuvieron origen en
“una vida disipada de francachelas, mala alimentación
consistente en carnes enlatadas, sándwiches, carnes de cerdo

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y de gallina, excesos generales den el comer y en el beber,
etc.”. En 1960, y viéndose muy mal adoptó el régimen
vegetariano. Con ello su salud mejoró algo, pero no lo
suficiente como para librarse de la destrucción orgánica en
marcha.
En este proceso pasó por las manos de muchos
médicos, hasta que los últimos llegaron a pronosticarle un
máximo de tres meses de vida. Fue por esos días cuando
entró en contacto con el libro “SOIS TODOS SANPAKU”,
gracias a un compatriota suyo que se lo remitió desde Brasil.
De este modo el señor Torres comenzó a practicar la
macrobiótica, y lo hizo con tal entusiasmo que superó las
primeras dificultades, para conseguir los elementos
esenciales del régimen.
En dos meses, y sólo con arroz integral, logró
restablecer sus funciones deterioradas, curó el insomnio
crónico, y hasta recuperó su vista debilitada, a tal punto que
pudo prescindir de los lentes que había usado durante treinta
años. Hoy, cumplidos los 82, el señor Juan Torres, es un
vivo exponente de los efectos asombrosamente benéficos de
la MACROBIOTICA.
A fin de ampliar el tratamiento que había iniciado por
su propia cuenta, y en respuesta al pedido de un grupo de
amigos de Buenos Aires, el señor Torres viajó a Porto
Alegre, donde completó su curación y obtuvo además,
mejores conocimientos sobre esta ciencia, ya que Porto
Alegre es considerada la Meca de la Macrobiótica en
América del Sur. Regresó luego a Buenos Aires con la
experiencia y los conocimientos adquiridos (incluso cocina
ZEN, tan esencial en Macrobiótica) y se dio a la tarea de
fundar también aquí una Asociación en Macrobiótica y de
traducir las obras del señor Ohsawa al castellano, como
ahora lo hace con “SOIS TODOS SANPAKU” Y “COCINA

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ZEN”.
El lector de este libro encontrará una explicación
sencilla y comprensible en la filosofía en que se fundamenta
la Macrobiótica y verá también expuestos los hechos que
comprueban su eficacia. Tablas simplificadas ofrecen una
variedad de regímenes dietéticos, dosificados según su uso
específico. Sakurazawa-Ohsawa establece escalas de dieta
macrobiótica con instrucciones claras para su preparación y
utilización.
Los tratamientos recomendados se basan todos en el
empleo de alimentos integrales y
naturales.
Consideramos interesante llamar la atención sobre un
capítulo, sorprendente por su simplicidad y alcance,
dedicado a los Alimentos y el Sexo. “Aquí, declara Ohsawa,
se decide si las antiguas teorías macrobióticas son válidas o
no. Es increíble, dirán algunos; es magia negra, dirán otros,
pero deberéis comprobarlo por vosotros mismos. El estado
de nuestra salud y felicidad sexual es uno de nuestros más
íntimos secretos. Ningún médico tendrá la capacidad de
deciros algo que no sepáis ya acerca de esta función de
vuestro cuerpo… La sexualidad, la más básica y delicada de
las funciones del organismo… depende únicamente de
nuestro alimento diario. Cualquier anormalidad sexual
puede ser curada tonel tiempo a través de la observación
estricta del régimenmacrobiótico…”
Sakurazawa-Ohsawa sustenta que los aditivos
venenosos y los productos químicos introducidos en los
alimentos industrializados, causan lo que llama
“desmantelamiento de la polaridad sexual”, volviendo más
masculinas a las mujeres y afeminados a los hombres. “Esta
es la más perniciosa y destructiva de todas las amenazas al
orden del universo; podría significar el fin de la raza

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humana. Lo que ahora estamos presenciando es solo el
preludio de esa tragedia. Tres cuartas partes de la humanidad
sufren de algunas irregularidades las glándulas sexuales o en
los órganos sexuales. A menos que hombres y mujeres sean
integralmente saludables, todas las enfermedades, desde el
banal resfriado a hasta el cáncer incurable, exige su terrible
precio por culpa de la degradación de las fuerzas sexuales.”
El régimen macrobiótico no sólo es eficaz para curar
enfermedades ya declaradas, sino que -como lo ha
comprobado la experiencia de innumerables casos- torna al
cuerpo resistente contra males futuros. Además -y esto vale
para aquellos que se interesan por trascender ciertos estados
de conciencia- el lector podrá observar la estrecha afinidad
entre los regímenes de Sakurazawa-Ohsawa y la dieta
recomendada por los monjes del Zen-Budismo y otros
maestros notables de la filosofía oriental que siempre se
preocuparon en hacer del cuerpo humano una morada
perfecta para el alma.
En síntesis, Ohsawa convida al hombre a curarse a sí
mismo antes que preocuparse de cualquier otro asunto, y
ofrece medios sencillos y naturales para hacerlo. Durante un
período de dos semanas, cualquier persona puede intentar
una experiencia fácil y segura con el objeto de formarse un
juicio por si misma.
EL libro de Sakurazawa-Ohsawa, que ahora el señor
Juan Torres introduce en el mundo de habla hispana, se
convertirá sin duda alguna en una de las obras más buscadas
y discutidas en su especialidad.
Como complemento a esta presentación, consideramos
útil incluir la experiencia que el señor Torres vivió durante
cinco meses de este invierno de 1970 en el Valle de Cinti
(Bolivia). Ella ilustra y corrobora sorpresivamente los
asertos de Sakurazawa-Ohsawa. Dejemos que el señor

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Torres se exprese por si mismo:
“En primer lugar me llamó poderosamente la atención
comprobar que el régimen de comida en Bolivia es muy
similar al que propugna la Macrobiótica. Lo fundamental de
este régimen es una sopa llamada “lagüita”, hecha a base de
harinas de trigo, maíz, habas secas y lentejas, juntamente
con zapallo, zanahoria, cebolla, ajo y verduras de la región.
De tanto en tanto (cuando la hay) algo de carne de cabra en
charqui o fresca. Esta sopa se come junto con el “mote”,
maíz muy especial, que, cocido en agua, reemplaza al pan.
“Tuestan el cereal y las legumbres, luego trituran todo
en piedras (molienda primitiva) y, previo cocimiento de las
verduras, incorporan la harina. Hierven unos minutos más y
ya tienen lista su sopa o “lagüita”, la cual, -en muchas
regiones de Bolivia y para una gran parte de su pueblo-
constituye su único sustento.
“Quedé asombrado al ver que con solo esta fuente
nutricia conseguían desarrollar una energía y resistencia
para el trabajo, excepcionales, más aún si se tiene en cuenta
los desgastes producidos pos sus tres borracheras semanales
(la región es de viñateros y fabricantes de licores), y su
constante masticar hojas de coca, equivalente al fumar en el
mundo moderno. Todo esto me condujo a hacer un
experimento con mi comida diaria, en el cual, en lugar de
cocinar enteros los granos de cereales y legumbres, adopté
el sistema de tostarlos y molerlos. A simple título de
orientación doy las proporciones en que combino los
elementos de mi mezcla personal. Estas proporciones son
susceptibles de variar según las necesidades individuales y
la posibilidad de que ofrece el mercado. No siempre se
consiguen determinados ingredientes, por lo cual es preciso
reemplazarlos aumentando la cantidad de los otros. Además
las exigencias de cereales y de verduras -como se verá en

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los capítulos correspondientes del libro- son distintas según
los casos tratados específicamente. Esta fórmula sirve, pues,
como una idea base para orientarse:

CEREALES: Arroz 40,00%


Trigo 18,00%
Maíz 12,00%
Centeno, mijo y cebada 5,00%
Lino 1,00%

El lino puede usarse como estimulante de la flora


intestinal y además es curativo en los casos de úlceras.
LEGUMBRES: garbanzo, poroto azuki, lentejas, haba
seca pelada (previo remojo): 5%
Los cereales y legumbres deberán ser tostados y luego
molidos.
VERDURAS: zanahoria, zapallo, bardana, nabo
blanco, radicheta, cebolla, puerro10%, 20% o 30% según
estado de salud.

MODO DE PREPARA LA SOPA “LAGÜITA”


CON ESTOS INGREDIENTES

Después de bien lavadas las verduras (sin dejarlas en


remojo), se ponen a hervir en agua abundante pues deben
absorber harina. Utilizar cacerolas de barro, hierro o de
acero inoxidable, y evitar las de aluminio. Poner la sal
marina, y después de cocidas agregar la harina de dos a tres
cucharadas soperas por persona (previo remojo en agua
fría). Luego de agregada la harina, remover lentamente para
que no se pegue mientras vuelve a hervir durante dos a tres

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minutos. Retirar del fuego.
“Doy a conocer esta preparación para aquellas
personas que son nerviosas, rápidas en el comer, o que por
mala dentadura tragan el bolo alimenticio casi entero, pues
en macrobiótica se recomienda mucho la buena
masticación como condición indispensable para una
buena digestión.
Esta dieta me dio un gran resultado a 2500 metros de
altura y con 82 años de edad, sin sufrir el menor
contratiempo en los cinco meses que viví en el Valle de
Cinti (Bolivia).”

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INTRODUCCIÓN

La muerte de Kennedy

“¿Por qué el murió, entonces, allí y así? Los cielos callan.”


W. E. AUDEN

La muerte del Presidente Kennedy modificó muchas


vidas y originó muchos libros, incluso éste, aunque parezca
extraño.
Auden hace la eterna pregunta, pregunta esta, que está
más allá de aquellas otras que nos mantuvieron pegados al
televisor durante aquellos días de noviembre y al tumulto de
palabras de nuestros diarios y revistas. Una de las raras
historias de periódico, que fue más allá de los hechos
oficiales obvios de la tragedia, pero que, indirectamente,
proporcionó un deseo de responder a lo que no tenía
respuesta, apareció en el “New York Herald Tribune Sunday
Magazine”, el 12 de enero de 1964, con la autoría de Tom
Wolfe. Nada, en su título –“Sanpaku en la segunda
avenida”- nos habría hecho creer que hubiese una relación
con lo sucedido en Dallas más tarde. Su primer párrafo, sin
embargo, ya era para hacernos detener en su lectura y
pensar:

“Abdul Karim Kassem, el Presidente Ngo


Dinh Diem y el Presidente Kennedy eran
“sanpaku” y, ahora, están muertos, asesinados,
destruidos por el destino de los sanpaku, lo que
es más que coincidencia, y debería constituir una
señal de alarma para los hombres y las naciones,
afirma la Macrobiótica, conforme fue

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demostrado por su líder, George Ohsawa, el
profeta japonés del Principio Único.”

Yo mismo, como viejo repórter, profundamente


consciente de las limitaciones de la profesión, pasé
ligeramente los ojos por algunos párrafos dislocados. De
una manera, hasta cierto punto ambivalente, el artículo se
refería a un extraño número de personas que comían: kasha,
arroz, pescado y gergelim (semilla de sésamo tostada y
salada), en la parte baja de la segunda avenida, y relacionaba
esto, de cierto modo, con el éxodo de algunos neoyorquinos
que huyeron de Long Island, en 1961, para Chico,
California, para escapar de las emanaciones atómicas ¿Pero
cuál es el destino de un “sanpaku”? ¿Quién es ese
extraordinario profeta japonés? Bien, al final del reportaje,
en otra página, estaba explicado que “sanpaku” significa “no
solamente una enfermedad del cuerpo sino también una
condición peligrosa del espíritu y de la psiquis.” Todo el
sistema del hombre sanpaku está fuera de equilibrio,
quedando sujeto a accidentes y muerte trágica. La parte
blanca, visible abajo del iris de los ojos, establece la
condición conocida como “sanpaku”.
“En agosto pasado, continuaba el extraño artículo,
George Ohsawa, en su apartamento del Hotel Wentworth,
desparramó frente a él, en la mesa del café, unas cuantas
fotos de personalidades célebres, entre otras las de Marylin
Monroe, Brigitte Bardot, Karim Kassem, Presidente Diem y
Presidente Kennedy. El Presidente Kennedy atravesará
dificultades muy grades, en un futuro próximo, dijo a un
repórter, y según dicen sus seguidores, llegó a hablar
confidencialmente sobre un final trágico.”
¿Un repórter? ¿Qué repórter? ¿Será que esta notable
predicción de asesinatos de tres Jefes de Estado llegó a ser

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publicada en los diarios? El Presidente Kennedy era uno de
los más ávidos lectores de diarios. ¿Será que leyó la
profecía? ¿Y sus médicos? ¿Y el Servicio Secreto?
Indiscutiblemente, el artículo ocasionó más preguntas que
respuestas. Finalizaba con la mención directa del profeta
japonés que, se decía, predijo la muerte de Gandhi, de
Hitler, y el fin del colonialismo británico en la India,
llegando, casi, a ser condenado a muerte, en el Japón, por
haber predicho la derrota absoluta de su propio país durante
la Segunda Guerra Mundial.

“Miles de americanos leyeron mi


predicción de la muerte de Kennedy. Nadie, sin
embargo, me buscó para saber cómo evitar su
destino…
“Mis razones al profetizar el fin trágico de
naciones, sociedades e individuos fueron
siempre vislumbrando un alerta para que
notificasen el rumbo de sus destinos, pero…
raramente me preguntaron cuáles fueron los
medios por los que me fue posible llegar a tales
conclusiones ¿Cuál es el motivo de este bajo
nivel de comprensión? En Oriente, cualquiera
sabe el significado de “sanpaku”, desde época
inmemorial. Solamente el “¿por qué?” fue
olvidado. Sois todos más o menos
“sanpaku”…Tenéis que curaros vosotros
mismos, antes de interesaros por cualquier
otra cosa”.

Tomé mis lentes, fui hacia el espejo del baño y me


miré cuidadosamente. El profeta japonés, que acertó con
Gandhi, Hitler, el Japón, Kassem, Diem y Kennedy, debía,

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con certeza, también estar en lo cierto conmigo. Mis ojos
parecían dos huevos fritos.
“Sanpaku”, sin duda. Muy “sanpaku”. Arranqué la
página del “Herald Tribune” y la guardé en el bolsillo.
Durante días, al encontrar amigos o extraños no podía
desclavar mis ojos de los de ellos. Examinaba todas las fotos
de los diarios. Una mayoría alarmante era “sanpaku”.
Comencé a pensar, entonces si los demás lectores del
“Herald Tribune” estarían escrutando el blanco de mis ojos.
Empecé a usar lentes oscuros.
Cierta noche, estuve conversando con Carmen de
Lavallade, una de las mayores bailarinas de América. Los
bailarines, así como los atletas, están preocupados siempre
por su físico. Sus cuerpos están bajo constante desgaste y
necesitan continuos cuidados. Siempre están modificando su
alimentación, buscando establecimientos especializados en
la venta de buenos y saludables alimentos, tratando de
descubrir filtros mágicos para recomponer sus espaldas
cansadas y sus músculos doloridos, con masajes y toda
especie de terapéutica. Carmen mencionó el reportaje del
“Herald Tribune”. Los inquietos ya estaban hablando sobre
él. Miré sus espléndidos ojos negros.
“Pero no usted no es “sanpaku”, le dije.”
“Puede ser que no, querido”, respondió riéndose.
“Pero en el estado en que me encuentro estoy dispuesta a
probar cualquier cosa”.
La bailarina Carmen, cierta vez, resbaló en una
escalera de metal en los bastidores de un teatro de Broadway
y cayó sobre la espina dorsal. Su espalda nunca más fue la
misma. Ya había intentado todo. Ella ya se había anticipado
a mí, telefoneando a la Fundación Ohsawa, en la segunda
avenida, fijando hora para comenzar un curso de cocina
macrobiótica en la tarde del domingo siguiente. Prometió

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darme informaciones.
Esta idea de tomar clases de cocina me pareció un
tanto ridícula.
Me acordé de aquellos días en que preveía mi
paternidad y también se me ocurrió la idea de cambiar
pañales y lidiar con el bebé. Me parecía estar en algo
semejante.
Carmen cumplió su promesa. Domingo de noche,
después de su clase, telefoneó convidándome para tomar el
té. Ella había vuelto de la segunda avenida con una bolsa
llena de productos macrobióticos –arroz oscuro, sin
pulimento, sal marina, salsa de soja, algas japonesas, y dos
especies de té-. Todo el departamento emanaba un extraño y
exótico aroma. Las ventanas estaban abiertas a la brisa de
enero y el marido de Carmen Geoffrey Holder, abanicaba
intentando ventilar el ambiente. Sucede que el té
macrobiótico precisaba ser tostado en una sartén, colocada
sobre el fuego. En la primera tentativa se quemó y Carmen
tuvo que tostarlo nuevamente. Precisábamos esperar un
poco por el té. Mientras tanto, Geoffrey, que ya sobrevivió
al entusiasmo de Carmen por varios regímenes anteriores y
contaba con que ella abandonase, éste, se le ocurrió decir
que no estaba haciendo ninguno. Como defensa inmediata,
Carmen me mostró un libro que había comprado en la
segunda avenida. Era una publicación de pocas páginas,
titulada “Macrobiótica Zen – el arte de longevidad y
rejuvenecimiento”, por G. Ohsawa. La palabra ZEN estaba
en letras grandes y el resto en impresión pequeña. Esto ya
era bastante para desinteresarme dada mi aversión por las
recientes olas de satori artificiales. Comencé a hojear el
libro, mientras aguardaba que curtiese la segunda porción de
té. A pesar de estar escrito en un inglés básico y precario,
había sido impreso en el Japón, lo que explicaba su

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dimensión bizarra, sus errores ortográficos, trasposiciones
de líneas y errores tipográficos. Si los tipógrafos americanos
intentasen componer un libro con letras japonesas,
ciertamente lo habrían hecho peor.
Me sorprendió que el “Herald Tribune” no hubiese
hecho la menor alusión a los libros escrito por el profeta
japonés. Carmen me prestó el pequeño libro por aquella
noche. Y durante las doce horas siguientes no lo solté. Leí y
volví a leer. Ningún otro libro me impresionó tan
profundamente. PORQUE YO ERA “SANPAKU”. Era tan
claro como si estuviese escrito en una pared. Basta el
contacto de una noche con las ideas simples y
extremadamente subversivas de este hombre, llamado
Sakurazawa Nyoiti, o Georges Ohsawa y nada más
permanece siendo lo mismo que antes. “Trate de curarse a sí
mismo antes de hacer cualquier otra cosa”, era lo que él
decía.
Al día siguiente, me puse los lentes oscuros y busqué
el número 317 de la segunda avenida. La Fundación Ohwasa
ocupa el primer piso de un viejo predio al lado de un
conjunto de modernos hospitales. El restaurante está en la
parte frontal y la cocina al fondo. Era casi la hora de cenar y
las cuatro mesas estaban vacías. Había estantes en uno de
los ángulos y en los cuales estaban expuestos extraños
productos comestibles. En el otro ángulo había estantes con
libros. En un cuadro estaban fijadas reproducciones
fotostáticas de un reportaje del “Herald Tribune”. No el
reportaje sobre el “sanpaku” que me llevara allí, sino otro,
del mismo Tom Wolffe, fechado el 18 de agosto de 1963.
Fue publicado tres meses antes de lo de Dallas, y su título
era brusco y chocante:

KENNEDY Y BARDOT

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AMBOS MUY “SANPAKU”

El texto consistía en una larga entrevista con Georges


Ohsawa, en el Wentworth Hotel, donde aquel abrió su
archivo de recortes de periódicos, lleno de rostros:
“fotografías del Presidente Kennedy, Albert Schweitzer,
Willy Brandt, Franz Joseph Strauss, del fallecido Davey
Moore, Natalie Word, Bárbara Powers (esposa del piloto de
U-2), Brigitte Bardot, Francoise Sagan, de modelos y toda
especie de gente”.

“Hace algunos años, vi muchas fotografías


y films de Nixon y Kennedy” dijo el Sr.
Ohwasa. “Kennedy, aún de joven, era ya
“sanpaku” y, por causa de esto, predije que
tendría brevemente muchas dificultades. Hace
ya tres años que declaré esto”.
A esta altura el frunció las cejas, como si
dijera –“¿Ve?”
“Sanpaku”, literalmente, es un ojo con tres
lados blancos. “Los ojos de una persona
“sanpaku” muestran la parte blanca abajo del
iris, como el Presidente Kennedy”, dijo Ohsawa.
Y mostró con el lápiz la gran extensión blanca
bajo el iris de la órbita del Presidente.

Pero lo más significativo de este reportaje, estaba en


las cosas faltantes. No se hacía mención a los libros de
Ohsawa ni, específicamente, al Presidente Ngeo Dinh Diem
o Abdul Karim Kassem. Los dos primeros de los tres
asesinatos fatales, fueron considerados como si pudiesen
ocurrido a cualquier ciudadano. La sutileza de la predicción
original de Ohsawa, en cierta forma fue atenuada

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desapercibidamente. Si Winchell Odrew Pearson, hubiese
publicado esta profecía con su autoría, ella habría sido
repetida como una especie de eco. Ciertos astrólogos que
predijeron acontecimientos menos importantes en lenguaje
mucho menos explícito, fueron elevados y valorizados en
grado sumo.
En realidad, conforme supe más tarde por personas
que asistieron a aquella conferencia de Ohsawa en agosto,
su predicción había sido más notable todavía. La
calificación de “sanpaku” del Presidente Kennedy fue
mencionada ligándola con la de otros jefes de Estado tales
como: Diem y Kassem cuyos asesinatos debían preceder al
de él. El otro único Presidente de los Estados Unidos,
elegido para la galería de “sanpaku” fue Abraham Lincoln.
Un ejemplar característico de la galería de “sanpaku” de
Ohsawa es, también, el archiduque Ferdinando de Austria
que fue asesinado en Sarajevo, así como uno de sus sosías,
vestido y uniformado como él para asemejarse en los
mínimos detalles excepto uno. El archiduque era “sanpaku”.
El sosías no lo era.
Todo esto era lúgubre, fascinante, pero inexplicable.
¿Cómo se podría relacionar la pérdida del equilibrio físico y
espiritual del difunto Presidente -o de Diem o Kassem- con
los acontecimientos que supe, entonces, hayan ocurrido en
Dallas e Irak? Las heridas sufridas durante la guerra por el
Presidente Kennedy, y sus consiguientes sufrimientos
habían sido ampliamente divulgados. No constituía secreto
alguno que sufría de ellos irregularmente y que estaba bajo
constante tratamiento y medicamentación. Pero ¿cómo
conciliar el hecho de ser el “sanpaku”, sujeto a accidentes y
tragedias, con los hechos entonces conocidos sobre los
horribles acontecimientos de Dallas?
“Cúrese a si mismo, antes de hacer cualquier otra

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cosa”, había dicho el profeta. Quedé con una copia de la
reproducción del “Herald Tribune” y, protegido por mis
lentes oscuros, hice mi pedido de productos macrobióticos
lo más acertadamente posible, evitando la mirada simpática
de una bondadosa y sana mujer de cabellos grises, que
cuidaba de la casa.
Compré un ejemplar más del libro para un amigo
enfermo, sintiéndome como un adolescente que hacía su
primera compra en la farmacia vecina. Volví a casa, puse el
arroz en el fuego y empecé a cocinarlo guiándome por el
libro. Torré un poco de té, con las ventanas abiertas. Si
alguien estaba necesitando del drástico régimen de 10 días,
solamente de arroz oscuro y nada más, ese alguien era yo.
Mi primera sorpresa fue la de constatar de que el arroz
era comestible. Después, al masticar 50 veces, conforme se
recomienda, comenzó a gustarme. Pensé que sería un
suplicio abandonar el café, azúcar, refrigerantes, frutas,
jugos, dulces, carne, papas, tomates y otras cosas, pero había
resuelto hacer un intento. Supuse que sería imposible limitar
los líquidos a casi nada. Yo era un irrefrenable tomador de
café, té y refrigerantes; un viciado por los líquidos, con
excepción hecha del alcohol. Pero el régimen de Ohsawa
ofrece una compensación. No decía nada acerca de
abandonar el cigarrillo no obstante hablar de cáncer. Por
otro lado la notificación oficial del gobierno americano
uniendo el cáncer de pulmón y la enfermedad del corazón
con los cigarrillos, recién había sido hecha pública haciendo
poca o ninguna mención a la comida y bebida. Así, mientras
muchos de mis amigos estarían intentando abandonar el
hábito del cigarrillo, yo estaría abandonar el hábito de
restaurantes.
El librito de Ohsawa da una respuesta a otro enigma
existencial: Supongamos que se deseara pedir la dimisión a

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la civilización americana; ¿hacia dónde dirigir el pedido? ¿al
Departamento de Rentas Internas? ¿al New York Times?
¿hacia… dónde?. El discípulo macrobiótico mandaría su
pedido de dimisión al supermercado de la esquina, o a
cualquier restaurante neoyorquino como ser “Chock Full o
Nuts”, “Le Pavillion” o “21”. Tal como tantos otros
graciosos y olvidados dichos populares, la vieja frase: “debe
haber sido alguna cosa que comí”, repentinamente me
pareció más oportuna y profunda que cualquiera de los
últimos boletines de AMA.
Como tantos otros que ya pasaron de los cuarenta, yo
no estaba propiamente enfermo; con todo estaba lejos de ser
sano. Trabajando 10 años en un diario de Nueva York, había
visto amigos y colegas de mi edad, y hasta más jóvenes,
morir como moscas. En Nueva York, nunca fui al entierro de
alguien con más de 50 años, mientras que en el interior de
Michigan, donde nací, raramente fui al de alguien con
menos de 80 años. Mis cuatro abuelos llegaron más allá de
esta edad. Mis padres ya están con 70 años y disfrutan de
buena salud. Siempre fui saludable, hasta que pasé cuatro
años en el Ejército durante la última Guerra Grande; dos de
ellos en el norte de África y Europa. La mayor parte de mi
experiencia con la medicina americana fue con la de su
caricatura, la medicina del Ejército. Casi muero de
neumonía en Inglaterra, contraje la malaria en el norte de
África y, después de dar baja, me enfermé de hepatitis
infecciosa y toda variedad de fiebres. Después de la lectura
de Ohsawa, volví mi atención hacia el hecho de que durante
toda mi experiencia y contacto con los médicos de Estados
Unidos no conseguía recordar uno solo de ellos, de las
docenas que me trataron, que hubiesen manifestado la
menor curiosidad respecto a lo que comía y bebía.
Lógicamente, en el Ejército esto sería absurdo. El

25
régimen dietético era determinado por los más altos
comandos, y nuestras madres podían estar tranquilas, pues
éramos las tropas mejor alimentadas de toda la Historia.
Pero todos mis instintos estaban contra la alimentación del
Ejército. Después de un año de servicio empecé a sufrir de
hemorroides sangrientas, lo que me horrorizó. Siempre
pensé que tan desagradable enfermedad se manifestaba en
personas más viejas, y no los que, como yo, tenían veinte y
tantos años. Tras esto existía un trauma de infancia. Cuando
era bien pequeño, mi madre fue hacia la Clínica Mayo
después de haberle sido diagnosticado cáncer. Después de
dos operaciones, una colostomía, volvió para casa
semiparalítica. Recelando lo peor, me sometí dos veces a
una cirugía rectal. Mi enfermedad no era cáncer, pero las
dos intervenciones nada hicieron sino aliviar las
hemorroides durante unas breves semanas. Experimenté
todo lo que era anunciado en los trenes subterráneos y en la
televisión, pero nada mejoró.
Mi última enfermedad fue todavía más sería. Yo
siempre sufría de dolor de cabeza. Raro era el día en que yo
no tomara dos o más aspirinas. Un día, la aspirina no hizo
más efecto. Los dolores de cabeza continuaron por 10 días,
al punto de no poder más dormir, trabajar, comer o
moverme. Un sábado, completamente aniquilado, ingresé en
el Hospital de Veteranos, en Manhattan, como un caso de
urgencia. No aguantaba más el dolor. Me sometieron al más
completo examen, con una preparación que nunca había
visto antes. Después que los aparatos hablaron, un médico
joven los tradujo para mí. Yo era un espécimen perfecto y
normal en cualquier aspecto. En algunos puntos estaba en un
notable estado de conservación.
-¿Pero qué debo hacer contra el dolor de cabeza?-
tartamudeé incrédulo.

26
-Si no desaparece- sugirió el médico, deberá volver
dentro de una semana.
Simplemente yo había sido preparado para lo peor, y
nada más había que hacer. No podía aguantar 24 horas más.
Llamé por teléfono, entonces, a un practicante conocido, un
hombre inteligente y poseedor de excelentes credenciales
médicas, que nunca quiso practicar la medicina ortodoxa.
Me dijo que fuera a buscarlo. Me preguntó sobre mis
exámenes. Tomó una jeringa larga y derramó algo muy frío
en mis fosas nasales. Después de una hora sentí algún alivio.
Conocía lo suficiente sobre drogas como para saber que
había sido cocaína. Bien, pensé conmigo mismo, es así que
el derrumbe comienza.
Posteriormente, me dio algunas instrucciones por
escrito. Absolutamente: no fumar. Nada de café. Avena con
leche y azúcar por la mañana. Arroz en el almuerzo. Arroz
con gallina para la cena. Su diagnóstico: hipotensión
postural, disminución de circulación. Me dio algunos
ejercicios calisténicos para hacer varias veces por día. Seguí
su consejo y obedecí el régimen. Abandonar el café y los
cigarrillos significaba, para mí, casi la imposibilidad de
trabajar, pero resistí hasta conseguir una mejoría temporal.
Infringía, entonces, comenzando a fumar. Cuando el dolor
de cabeza volvía, dejaba nuevamente los cigarrillos. Esta
dieta de arroz blanco probablemente me ayudó a aceptar la
simple tesis de Ohsawa de “que la dieta es todo”. El único
denominador común en ambos regímenes no ortodoxos, era
el arroz. Pero hasta haber leído a Ohsawa, pensaba que arroz
era arroz. Yo serví en el Pacífico, y nunca había visto arroz
con cáscara. No tenía la menor noción de lo que era arroz
oscuro integral. Sabía la diferencia entre pan integral y pan
blanco. Pero nunca supe que existiera cualquier otra especie
de arroz, excepto las infinitas variedades de los restaurantes

27
chinos y el arroz silvestre de Minnesota, que de ninguna
manera es arroz.
Quedé con el arroz oscuro integral durante 48 horas,
hasta que pasó algo para lo que el libro no me había
preparado. Trabajando, de mañana, fui sacudido por náuseas
y fuerte dolor de cabeza, peor que el que un día me llevara
al hospital; el más fuerte de toda mi vida. Era un punto
crítico por el cual tenía que pasar. Intenté soportar, pero era
una tortura. Esto podría ser el final del autodiagnóstico y
autotratamiento. Descubrí, más tarde, que algunos neófitos,
llegando a este punto, recelosos y desprevenidos, echan la
culpa al arroz volviendo a la aspirina, carnes y helados. Pero
mi instinto me llevó a relacionar mis síntomas con aquello
que ya sabía, sobre la cura de los toxicómanos. Al final de
cuentas, la heroína no pasa de ser un producto químico. Yo
estaba abandonando toda especia de esos productos,
aspirina, cafeína, mono-sodio glutaminado, y todas aquellas
otras cosas multisilábicas que el gobierno obliga a los
fabricantes a usar, y poner en los rótulos bien impresos de
esos productos enlatados expuestos en los supermercados.
Supe, mucho más tarde, que cuanto mayor es la reacción del
tercer día más enfermo se está cuando se comienza el
régimen. Esto solamente podría significar, por lo tanto, que
yo estaba no tan sólo enfermo, sino muy enfermo. Pasé un
día horrible, pero dormí bien aquella noche y la mañana
siguiente fue una revelación. Me sentí maravillosamente
bien y el arroz oscuro nunca me pareció más sabroso.
Arribando al quinto día fue que empecé a notar una
mudanza drástica. No fue física y sí emocional. Al salir de
una penosa conferencia comercial, quedé paralizado por la
forma en que me conduje, por primera vez como nunca
antes consiguiera hacerlo. Generalmente acostumbramos a
salir de tales reuniones mascullando sobre lo que hicimos,

28
cubiertos de transpiración nerviosa, deseando poder
interpretar toda la escena nuevamente. En esta oportunidad,
fue completamente diferente. Estuve calmo, frío, receptivo,
preciso y locuaz. Solucioné cosas pendientes hacía dos años.
Todo terminó antes de haberme dado cuenta de lo que había
sucedido. No había otra manera de explicarlo. Cinco días de
arroz oscuro eran la causa de tan grande diferencia y
beneficio.
Los días siguientes trajeron una sucesión de
maravillas. Las hemorragias rectales cesaron. Las encías
pálidas (piorrea) se curaron. La contextura de la piel y su
tacto completamente diferente al lavarlas. Me levantaba tres
o cuatro horas más temprano, con energía y vivacidad,
satisfecho por pasar con cuatro o seis hora de sueño en vez
de ocho. Mis camisas se volvieron demasiado grandes.
Cierta mañana, al afeitarme, me asusté al notar que las
líneas de mi rostro estaban perfectamente definidas pues,
durante años, habían estado cubiertas de carne e hinchazón.
Mis pantalones quedaban muy holgados en la cintura, Pero
esto ya había sucedido antes. Pero el más increíble
descubrimiento fue que los zapatos me estaban provocando
ampollas, aunque los pies nadaban en ellos. Me pesé
después de dos semanas constatando haber bajado de peso,
de 193 a 173 libras. Como medía seis pies, con 33 pulgadas
de pecho, nunca me consideré gordo. Ya había adelgazado
antes, pero nunca en forma tan imperceptible ni tan
uniforme.
Comenzó entonces el lado cómico. Visité a mi familia,
después de algunos meses sin verlos, y mi apariencia
empezó a ser el asunto principal. Concerté una entrevista
comercial a la hora del almuerzo –toujours almuerzo– y
nunca llegamos a hablar de negocios. Mi transformación
física desviaba todo hacia interminables conversaciones

29
sobre la macrobiótica. En Nueva York, en los restaurantes,
del más grande al más simple, casi nada había en el ”menú”
que yo pudiese comer. Por lo tanto, comía poco o nada. Esto
nunca podía ser explicado sino después de una hora de
informaciones. Empecé a sentirme como una especie de
maniquí de Ohsawa. Pero todo eso sin exteriorizaciones. Las
verdaderas mudanzas fueron totales. Repentinamente,
tomaba conciencia de lo que podía ser la salud. Sentía una
vitalidad, un inmediatismo, una calma, una claridad que
eran nuevos para mí. En una situación profesional
imprevista, encontré en diez días una solución que llevaría,
normalmente, veinte. Tenía capacidad para trabajar doce
horas, dormir un par de horas y trabajar más. En energía
física y duración de trabajos, descubrí que podía superar a
los que tenían la mitad de mi edad, sintiendo satisfacción
con el cansancio. Era la época de los resfríos, infecciones de
garganta y cosas parecidas: a todo parecía yo estar
inmunizado. Hasta mis cabellos que estaban cayendo y
volviéndose grises en los temporales, repentinamente
dejaron de caer y empezaron a oscurecer.
Cuando volví a la Fundación Ohsawa, en la Segunda
Avenida, la misma señora canosa, que cuidaba de la casa, al
separar mis compras empezó a mirarme y exclamó: “Ahora
me acuerdo de usted. No lo había reconocido”. Me quité los
lentes oscuros, me senté para tomar un té y comenzamos a
conversar. Después de morarme cuidadosamente me
preguntó si no podía escribir mi caso para los archivos de la
Fundación. Me sentí como si hubiera sido aprobado para la
admisión en la Universidad de Harvard. Aquella señora era
Irma Paule, coordinadora de la Fundación Ohsawa de Nueva
York. Cuando ella me contó “su” historia, la mía me pareció
un milagro insignificante. Puedo, ahora, comprender su
energía, la paciencia con que desempeñaba sus tareas

30
domésticas entre las constantes interrupciones telefónicas,
su serenidad y su felicidad, que eran contagiosas.
Irma examinó mis manos, dijo que mis ancestros en
Michigan habían sido extremadamente carnívoros y algunas
cosas más, todas, verdaderas. Omitió, delicadamente,
referirse a mis ojos. Todavía era muy “sanpaku”, y,
posiblemente, lo continuaría siendo por algún tiempo más.
Me sugirió algunos perfeccionamientos en el régimen,
eficientes y propios para mi caso, y me dio algunos consejos
valiosos para cuando tuviera que viajar. “Busque un
restaurante italiano y pida spaghetti con salsa blanca de
mariscos. Cuando se vea envuelto en situaciones sociales
difíciles, tome un whisky puro bebiéndolo a sorbos
pequeños durante toda la noche”. Nos hicimos buenos
amigos.
Después de tres meses, comenzaron realmente mis
días de maniquí-misionero. Cuando bajé a 150 libras me vi
obligado a comprar ropas nuevas. Mi camisa encogió de 16
a 15, mi pecho de 34 a 29. Entré en una tienda con un saco
tamaño 42 y salí con otro, de tamaño 38. La ropa interior
acompañó las medidas de la exterior. Como en primavera es
el tiempo de hacer dietas, los amigos de ambos sexos, con
exceso de peso, me sitiaban pidiéndome el secreto. Me
cansé de explicar que estaba siguiendo un régimen para
estar saludable y que la pérdida de peso era accidental. Con
paciencia aconsejé buscar el 317 de la Segunda Avenida,
comprar y leer el libro de Ohsawa “cúrese a sí mismo”. Mas
mi primer convertido no fue neoyorquino. Cierto día, en el
Aeropuerto Kennedy, me encontré con Sheila, una actriz
inglesa conocida mía, que estaba de paso; volvía para
Londres, proveniente de América del Sur. Quedó
sorprendida al verificar que yo había perdido casi 50 libras
de peso. Después de algunas semanas de sol y comidas, ella

31
había sobrepasado casi a la mitad de la capacidad de su
guardarropa. Volvía a Londres, para enfrentar al público y
las cámaras, necesitando por lo tanto el secreto de la drástica
dieta. Casi no había tiempo para explicarle mucha cosa, a no
ser algo sobre el arroz integral oscuro. Y yo no tenía la
menor idea si había, o no, una Fundación Ohsawa en
Londres. Sucede que había. Le mandé los detalles por
correo aéreo. Tres semanas más tarde recibí una respuesta
que considero preciosa. Sheila compró el librito de Ohsawa,
y siguió el régimen vislumbrando, solamente, usar de nuevo
sus costosos atavíos. Terminó absolutamente sorprendida
con los demás beneficios que obtuvo. Nada más ni nada
menos que una completa transformación física. Relacionaba
una cantidad de dolores que desaparecieron milagrosamente.
Después de una costosa intervención quirúrgica, hecha un
par de años antes, ella tenía que tomar toda gama de
píldoras. Abandonó los medicamentos, perdiendo casi 20
libras, en menos de un mes. Sus fotos, de antes y después,
eran más dramáticas que cualquier otra cosa que pudiese
haber en las revistas femeninas. Me sentí como si fuese el
Dr. Kildare.
Entonces, de casualidad viví la mayor de todas las
lecciones. Durante meses yo estuve envuelto en un
desesperado caso de litigio conyugal. Después de
comparecer al juicio cuatro veces, en dos meses, después de
diversas postergaciones, volví por quinta vez, con algunos
bocadillos de arroz en los bolsillos, previendo el caso de que
la audiencia se prolongara hasta la hora del almuerzo.
Cuando finalmente me llamaron, fui recibido por dos
policías que me presentaron un mandato de prisión por 90
días en la Cárcel Civil, por orden del Tribunal. Los dos
policías irlandeses fueron encantadores. Permitieron que
comiera mis dos bocadillos, los últimos, de arroz en el taxi,

32
camino de la cárcel, me enjaularon, me desearon buena
suerte y salieron presurosos para ir al entierro de un colega,
de 44 años, en el Bronx. La prisión era encantadora, los
guardias eran encantadores, los compañeros encantadores,
en fin, todo era encantador hasta que llegó la hora de cenar.
La comida era veneno, según los padrones macrobióticos.
Ensalada de papas con tomate. Pan blanco, café, carne y
fruta enlatada. Y todavía llevaría mucho tiempo hasta salir
de la prisión, de mayo hasta setiembre. Desde el principio,
sólo una vez había salido del régimen. Acepté una invitación
para cenar y la dueña de casa preparó arroz y pescado,
especialmente para mí. Pero el pescado había sido preparado
con salsa de tomate y limón. Escurrí la salsa pero había
penetrado en el pescado y así, tuve una diarrea que, al día
siguiente, me hizo sangrar como un puerco degollado. No
precisaba de nuevas lecciones.
Ya estaba habituado a entrar en un restaurante y salir,
sin haber pedido nada. Pero en la prisión la cosa era
diferente. Mi cena intocable se convirtió en motivo de
conversación, un foco para todas las miradas. Intenté dar
explicaciones lo más simplemente posible. Cualquier intento
de una “huelga de hambre” redundaría en ser transferido a la
prisión Bellevuey alimentado a la fuerza, por un tubo. La
pillería se completó cuando, a la mañana siguiente, fui
designado para el servicio de cocina, arreglando las mesas,
sirviendo la comida y lavando los platos de los compañeros
de prisión y sus funcionarios.
Al segundo día, sin comida o agua, me sentí un poco
atontado pero eso pasó. Los otros prisioneros dividían mis
comidas entre sí y bromeaban haciendo apuestas sobre cuál
sería la hora y día en que yo sería llevado para el Hospital
Bellevue. Al cuarto día, en cuanto continuaba
desempeñando mis tareas domésticas, había una sorpresa

33
general en la prisión sobre mi resistencia. Nadie estaba tan
sorprendido como yo. Tres noches por semana los
prisioneros tenían el privilegio de pedir lunches frescos de
una casa especializada de la vecindad. Sabía que era inútil
mirar el “menú”. Los otros pedían sándwiches, pizzas,
bebidas dulces variadas, helados y bocadillos. Intenté
conseguir una botella de agua mineral, pero respondieron
que no tenían.
Al día siguiente llamé a Irma Paule, en vez de un
abogado, de la Segunda Avenida. La reacción fue como un
tónico. “Eso es maravilloso”, me dijo con una carcajada,
cuando le conté dónde estaba. “Como usted está haciendo la
macrobiótica hace cuatro meses, puede pasar treinta días sin
comida y sin ningún peligro. Es verdad que quedará un poco
más delgado, mi querido, pero escuche: si usted tiene
todavía alguna cosa, no hay nada mejor que buen ayuno.
Eso curará todo. En el segundo día, ¿tuvo un poco de dolor
de cabeza y algún mareo? Pero, ahora, debe estar O.K. A mi
también me gustaría estar en la cárcel un mes o más. Sería
una oportunidad única en la vida. Oración y ayuno.
Justamente lo que todos nosotros precisamos”.
Irma se ofreció voluntariamente a buscar agua mineral
y traer algunos bocadillos de arroz para tener en reserva, en
caso de que fuera necesario. A la hora de la visita, Irma
estaba allá, con dos botellas y una bolsa con bocadillos de
arroz. Había tanto tumulto que solo conseguimos
comunicarnos por señales a través de las rejas.
Entonces se encendió la señal roja. La matrona
encargada de inspeccionar los paquetes permitió los
bocadillos de arroz pero rechazó el agua mineral. Con la
discusión que se originó terminé en la oficina del
Administrador. Dos pedazos rotos nunca se enmiendan
perfectamente. ¿Cómo conciliar dos concepciones

34
antagónicas? Intenté acordar la contienda dentro de las
reglas que conocía. Alegué que tenía problemas circulatorios
y que “mi médico” había recetado una severa dieta de 90
por ciento de cereales y 10% de vegetales. “Servimos
cereales todas las mañanas”, dijo él. Intenté explicar que las
masas de pastel (hojaldres) y maíz verde acaramelados me
estaban prohibidos. El consideró esto como una crítica
contra la Institución, cuya comida era nutritiva y
seleccionada conforme el Departamento de Salud. Yo quería
explicar que podía continuar solamente con los bollitos y
agua mineral, cuando el comenzó a examinar los bocadillos
de arroz. Inmediatamente, modifiqué mi táctica
asegurándole que los bocadillos eran simples
complementos. Los llamé “Bollitos” y el dejó pasar. Pero,
con referencia al agua mineral, permaneció irreductible.
Permitiría las bebidas dulces, pero el agua mineral…
precisaría consultar con una autoridad superior. Llegamos a
un acuerdo. Irma Había dicho: “Pida agua hervida”. El
Administrador concordó en bajar una orden permitiéndome
recibir agua hervida tres veces por día. Con esto y la reserva
de bocadillos de arroz de Irma, sabía que podía sobrevivir.
Sábado de noche, la orden permitiendo el agua hervida
todavía no había pasado por los canales competentes. Nos
sirvieron té helado. Después de casi 100 horas sin líquidos,
me tenté. Llené una cuchara y tomé en pequeños sorbos. Me
quemó la boca, como si fuera soda cáustica. Lo que sucedió
en la oficina del Administrador, corrió por toda la cárcel.
Pasé a ser consultado, constantemente, sobre la medicina
oriental. En grupos, los prisioneros tomaban actitudes
chistosas. Había mucha burla de mi apariencia y decían que
yo parecía haber salido de Dachau. Pero en las horas tardías,
cuando las luces estaban apagadas, los obesos y enfermos
siempre se aproximaban para hacerme, privadamente,

35
consultas más serias.
En el sexto día, cuando fui puesto en libertad
inesperadamente, había llegado a 135 libras. Mis ojos
estaban hundidos, mis paquetes de bocadillos de arroz
estaban intactos pero no me sentía en mucho mejor forma
que cuando entré. Solamente tuve una experiencia parecida
cuando fui cercado detrás de las líneas enemigas. Para bien
o para mal, el arroz oscuro superó a la comida del ejército.
Esto me hizo pensar en la estrategia de guerra en las
florestas asiáticas, donde el sistema primitivo de suministro
–bolsillos llenos de arroz- enfrentó los ejércitos equipados
más elaboradamente y mejor racionalizados de Occidente.
Ohsawa escribió: “Cúrese a sí mismo antes de hacer
cualquier otra cosa”. Volví a leer el librito nuevamente, de
punta a punta. Se convirtió en mi Biblia y, finalmente, sentí
que estaba curado. Cuando volví a buscar a Irma, ella quedó
desconcertada por el brusco corte que habían sufrido mi
ayuno y meditación. Pero no depende de nosotros el
permanecer o salir de la cárcel. Enfrente de un plato de
“crema de arroz” tuvimos una larga conversación. Yo había
acumulado algunas preguntas. Me sentía inmensamente
libre y profundamente agradecido a todos los que, en la
corriente de los acontecimientos, hicieron esto posible.
Estaba imaginando cuántas personas, en Nueva York,
habrían leído el obituario del ´”Herald Tribune” y
reaccionado como yo lo hice. Irma se puso sombría. “No
muchos”, dijo ella. “Solamente unas pocas viejas, Carmen y
usted”.
Me pareció increíble. Carmen había seguido el
régimen hasta entonces y estaba más bonita que antes. Lo
que realmente me perturbó era no haber conseguido
convencer a nadie personalmente. Era la vieja historia de la
comunicación humana ¿Cómo resolverla? Irma poseía una

36
traducción, en inglés, del último libro de Ohsawa sobre
cáncer, que había sido publicado en París. Dos editoras
americanas lo habían rechazado. Una de ellas, tenía como
jefe-editor una persona que yo conocía y respetaba. Estaba
ausente cuando lo busqué y, por eso, escribimos una carta
con intención de hacerle considerar nuevamente el caso.
Compré otro ejemplar del librito del Zen y lo envié a otro
editor, en la esperanza de que leyese y registrase su mensaje.
Para mí, el librito de Ohsawa era la obra más importante que
leyera en mi vida. Si yo no conseguía su publicación en los
Estados Unidos era porque, entonces, somos todos
desesperadamente “sanpaku”. Tenía, entretanto, que volver
al trabajo. Mi semana de cárcel había atrasado todo mi
servicio. Irma estaba agradecida. Yo estaba frustrado. Ella
prometió transmitirme cualquier respuesta que recibiese en
la Madison Avenue. Fue entonces que ella dijo: “¿Por qué
usted no escribe un artículo, para una de nuestras revista,
contando su propia experiencia?”
No se me había ocurrido. Si en el propio “Herald
Tribune” no había causado impresión una “bomba” tan
oportuna y dramática, como era la profecía única de tres
asesinatos, ¿qué más podría hacer yo? Mi historia de
hemorroides y dolores de cabeza, inclusive la cura-descanso
de la prisión, me parecía pálida y cansadora. Tendría
dificultades en ponerla al papel. Prometí pensar sobre el
asunto y, efectivamente, lo hice. Según Ohsawa, en el
mundo no existe bien ni mal, solamente Yin y Yang. Cuanto
mayor el frente, tanto mayor el dorso, constituye otro de sus
refranes. La enfermedad es la puerta de entrada de la salud.
“La tragedia se transforma en comedia”. “Desastres se
convierten en bendiciones”. Entonces, ciertamente, el
desastre nacional de Dallas fue, para mí, un beneficio
personal. Dio inicio a una serie de acontecimientos que,

37
posiblemente, salvaron mi vida. Durante meses antes de
Dallas, no había leído diarios o revistas. Difícilmente, por lo
tanto, yo podría haber sido informado sobre la macrobiótica
de cualquier otra manera sino por el caso de la tragedia de
Kennedy que pasó a ser objeto de mi más minucioso
estudio. Me pareció de muy mal gusto publicar esto. Pero
omitirlo no daría principio a mi historia. Me hubiera gustado
más escribir la historia de Irma, mas ella seguramente lo
podría hacer mejor que yo. Irma parecía desorientada con mi
desistencia. Me sentía frustrado.
Inesperadamente, cierto día recibí una carta de Félix
Morrow, presidente de la University Books, Inc. Había sido
enviada a todas partes, pasado por la cárcel y vuelto,
llevando casi diez días para llegar a mis manos. Era un
sábado de julio, por la mañana, y el escritorio de él estaba
cerrado. El lunes estaba intimado a permanecer todo el día
en el Tribunal. Solamente de tarde pude telefonear a su
escritorio. El mismo atendió. Las secretarias ya había salido
y él estaba por viajar a Europa el día siguiente. Como
regresaría el 18 de agosto, combiné un encuentro para su
regreso. El tenía un proyecto sobre el cual le gustaría tratar
conmigo. Eso era todo por el momento.
Sin embargo, sucedió que el día 7 me encontraba en
Londres. Un film, en el que estuviera trabajando
intermitentemente desde febrero, había comenzado a ser
rodado en Manhattan, mientras yo estaba en la cárcel. Había
colaborado en la trama, con un director francés. Después de
los usuales altibajos, la producción fue transferida a una
compañía europea. Ahora, además de las dificultades
normales, el rodaje había sido suspendido. Fueron creados
nuevos papeles y eso requería modificaciones en la trama.
Los franceses estaban volviendo a París tratando de salvar
las cosas o recomenzar todo.

38
Yo precisaba una fotografía para un nuevo pasaporte.
Poco antes de partir el avión, telefoneé a la secretaria de
Félix Morrow, intentando saber los nombres de sus hoteles
en París y Londres para, ocasionalmente, encontrarlo. Mi
pasaje daba derecho a interrupción en Londres, la única
ciudad donde yo conocía una verdadera creyente de la
cocina macrobiótica. Del aeropuerto de Londres efectué dos
llamados telefónicos. Llamé a Sheila, que me convidó para
cenar sopa de zapallo y arroz oscuro. Del hotel de Mr.
Morrow me informaron que había salido y por eso dejé un
mensaje, en la certeza de que había ido a pasar un fin de
semana en el campo, como todo el mundo. Estaba engañado.
El domingo de mañana me telefoneó y fijó un encuentro
para la hora del almuerzo en su hotel. Toujours almuerzo.
Después de seis meses, yo ya estaba acostumbrado a
mi delgadez. Tenía eso como un hecho consumado,
olvidando que no veía a Félix desde un encuentro fugaz en
la calle, cuando contaba muchas libras de peso de más. La
esposa de él no me veía desde hacía algunos años, No me
reconoció. Félix estaba admirando mi apariencia y quería
saber que había pasado.
Con otras personas u otros editores, se precisa
empezar desde el comienzo. Con Félix Morrow se puede
comenzar, siempre, con un impacto.
“¿Usted oyó hablar de un japonés llamado
Sakurazawa Ohsawa?”, le pregunté. Como siempre, Félix no
sólo conocía el hombre y su trabajo, sino que hasta llegó a
hablar con él durante una de sus previas visitas a Nueva
York. Cuando relaté mi caso, manifestó sorpresa solamente
sobre un punto. Como editor encontró dificultad en creer
que yo hubiese conseguido curarme con nada más que un
libro.
Hay un dictado, generalmente usado por los editores,

39
cuando entran en conflicto con la ley: “Hasta hoy ninguna
joven se perdió por medio de un libro”. Félix parecía
sorprendido por ver contrariado el dictado. Yo estaba
sorprendido con su sorpresa porque no podía concebir que
sucediese de manera diferente. Volví a mi pescado y él a su
bife mientras hablábamos de muchas otras cosas.
Súbitamente se recostó en la silla y dijo decididamente:
“Tengo una propuesta para hacerle”. Con Félix nunca se
sabe lo que va a suceder. La “A”nunca se une con la “B”,
saltando generalmente a la “Z”. “quedé muy impresionado
con Ohsawa desde la primera vez que lo encontré. Me sentí
casi culpable por no haberlo escuchado como debía y por no
haber hecho nada, como resultado de mi encuentro con él. Si
usted hace una nueva traducción de su libro, lo publicaré”.
La versión inglesa que había, impresa en el Japón,
necesitaba de una revisación, con lo que Ohsawa estaba de
acuerdo. Sobre este particular no había la menor duda.
Ohsawa ya había hablado con Félix en este sentido Había
algo en la lengua japonesa que se traducía mejor en francés
que en Inglés. Pero yo sentía que mi francés estaba oxidado
e inadecuado, pero Félix estaba irreductible. “Usted tuvo la
experiencia que nadie más tuvo”. Ese es un punto básico e
importante. Vamos a París para buscar al hombre y obtener
una autorización”.
Irma me había informado que Ohsawa era esperado en
Nueva York durante el verano. Decidí telefonearle. Ohsawa
estaba en California camino de Nueva York. Estaría en París
por un día, el 17 de agosto, siguiendo para el sur de Francia.
Félix seguiría de Londres hacia París al día siguiente, donde
permanecería hasta el 18 de agosto. Pedí a Irma que me
consiguiera un encuentro con Ohsawa en París, el 17 de
agosto, un lunes. Ella se puso radiante. Cuando transmití el
resultado a Félix, fue la Sra. Morrow que, calmosamente,

40
tuvo la última palabra. “Si publicas el libro –dijo al marido-,
tendrás que hacer el régimen”.
Tuve que telefonear a Sheila dándole la noticia. “Oh!
Maravilloso”, exclamó.
La noche antes de dejar Londres, tuve oportunidad de
saber por la TV de la BBC que De Gaulle estaba en Saint
Tropez para conmemorar el 20ª aniversario de los
desembarcos aliados en el sur de Francia, el 15 de agosto de
1944. Estaba tan preocupado con el encuentro del 17 de
agosto que olvidé completamente que eso también era un
aniversario para mí, lo que me llevó a buscar entre mis
papeles personales, un antiguo pase del Primer Ejército
Francés, donde serví durante 15 meses. Intentaba juntarlo a
mi pasaporte pues podría auxiliarme en París invocando mi
calidad de “ancien combatant”. Mientras revolvía mis
papeles, encontré una fotografía sacada en la playa, el
verano pasado. No puedo explicar el hecho de que
apareciera entre mis papeles y, por esto mismo, quedé
sorprendido pues no me reconocí. En seguida la comparé
con la nueva fotografía sacada para el pasaporte. No es de
admirar que las personas reaccionen ante mi nueva
apariencia. El verano pasado yo estaba tan hinchado como
Oliver Hardi (el Gordo); este verano, más delgado que Steve
McQueen (el Flaco). Solo por chiste, junté la fotografía al
pasaporte. El lunes por la mañana todavía estaba allá,
cuando llegué a la Livrairie Ohsawa, en la Rue Lamartine,
en París, para nuestro encuentro. Tuve una dificultad con el
taxi y llegué atrasado. Félix Morrow estaba parado en la
vereda esperándome. Antes de que me pudiera disculpar él
dijo: “Está todo perfecto. Ohsawa aceptó todo. Está ansioso
por verlo”.
Cuando entramos en la librería, encontramos un frágil
funcionario japonés empaquetando libros y amarrándolos

41
con hilo…Solamente después que Félix habló con él en
francés es que me di cuenta que era el propio profeta. Sabía
que tenía 72 años y los diarios siempre decían que no
aparentaba más de 50, no obstante, su apariencia juvenil era
inacreditable. Félix explicó que, cuando estaba en Francia,
hablaba solamente francés. No había otra alternativa.
Ohsawa tomó mis dos manos en las suyas. Su energía era
contagiosa. “Entonces usted es el hombre que perdió 25
kilos”, preguntó riendo. Y sin consultarme. Formidable!”.
Terminó de envolver los libros y me entregó el paquete. Con
este gesto parecía decirme: “Está aquí toda una vida de
trabajo. Haga con esto lo mejor que pueda. Llegó su vez”.
Las cosas nunca pasan así. Quedé arrasado. Mi francés
estaba oxidado e inadecuado. Arranqué así las fotos antes y
después de mi pasaporte –Oliver Hardi y Steve McQueen–
entregándolas a Ohsawa. Dio un suspiro y, después, una
buena carcajada. Comenzó a hablar en japonés con otras
personas en la librería, mostrando las fotografías. Mirando
intensamente la más reciente, dijo: “Todavía un poco
“sanpaku”. Asentí con la cabeza, concordando. Me pidió
permiso para sacarme los lentes y aseguró mi cabeza,
inclinándola para atrás. Miró mis ojos y apretó los lóbulos
de las orejas. Agarró mi mano derecha, la volvió para arriba
con su propia mano y apretó con su pulgar la carne abajo del
mío. Gemí de dolor. “Ah, ah”, dijo con aire triste. “Usted
necesita todavía de bastante tiempo. Estuvo en muy malas
condiciones. Se salvó justamente en la hora. Dentro de seis
meses se sentirá mucho mejor. Realmente, estaba en muy
malas condiciones”. Miró nuevamente las fotografías, rió y
dijo: “Formidable”. Me preguntó si podía quedarse con
ellas. Escribí mi nombre y las fechas en el reverso de cada
foto. Las guardó cuidadosamente dentro de la cartera de su
propio pasaporte. Se levantó sonriente y dijo: “Ahora está

42
todo resuelto, los convido para el almuerzo”. Esto era como
música en mis oídos. Hacía 24 horas que no comía. Existen
varios restaurantes macrobióticos en París. Hacía meses que
no comía en un restaurante. Comenzamos a subir la Rue
Lamartine. Maestro Ohsawa, como todos lo llamaban,
caminaba vigorosamente al largo de la calle con la destreza
de un niño. Nos presentó a su colega japonés, Maestro Hoki,
uno de los más notables yoghis del Japón, que trajera de
Tokio con él. Hoki hablaba solamente japonés y un poco de
inglés que aprendiera al atravesar los Estados Unidos.
Ohsawa era siempre el primero en localizar un taxi vacío en
la difícil hora del almuerzo, cuando el tránsito es intenso en
París, y siempre el primero en indicar la calle y orientar al
chofer. En agosto, la mitad de París esta cerrada, pues es el
tiempo de “fermeture annuelle”, cuando todos, incluso las
limpiadoras, están de vacaciones en la Riviera o en España.
Lunes es el “tour des fournisseurs”, o día de descanso de las
tiendas, almacenes y muchos restaurantes. Después de rodar
mucho por la ciudad, encontramos cerrado el restaurante
que Ohsawa había elegido. Todos los restaurantes
macrobióticos que abrían los lunes, habían cerrado en
homenaje a la llegada del maestro. Tuvimos que despedir el
taxi y esperar en la calle porque otros comensales estaban
siendo esperados. La estrategia de los encuentros estaba
complicada pero el maestro no se dejó perturbar. Dirigió a
todos hacia otro restaurante japonés en Montparnasse.
Éramos diez en torno a la mesa.
“Papá” Ohsawa asumió el mando: conferenció con el
cocinero japonés, eligió la mesa, indicó los lugares y
supervisó todos los detalles con su ojo de águila. Cuando
fue servido el pescado crudo, hizo la debida demostración
coreográfica con los palitos y pidió las salsas. Cuando llegó
el sake, hizo el condimento. Cuando fue servido el

43
“tempura”, intenté servirme primero de un pedazo de
“zuchini” pero el me apartó, rápidamente, mis palitos con
los suyos, indicándome “l¨angoustine”. “Premierment
yang”, dijo él. “Aprés yin”. Cuando se constató que el arroz
era blanco y Félix Morrow manifestó su sorpresa por el
hecho de que el maestro Hoki se sirviera de él, éste
manifestó: “Se puede comer el arroz blanco, pero será
necesario comer una cantidad cinco meces mayor para
obtenerse la misma nutrición.”
Sentada a mi frente, al lado del maestro Ohsawa,
estaba una encantadora y elegante dama de Bruselas,
Madame L… Cuando Ohsawa le mostró mis fotos, comencé
intentado responder sus preguntas. “¿Puede creer que ella ya
pasó de los sesenta?”, observó Ohsawa. “Debería haberla
visto siete años atrás” Delicadamente, tocó sus cabellos
rubios. “Completamente blancos”. Actualmente ella
aparentaba unos vigorosos 55 años, nada más. Explicó que
había sido inválida, paralítica, desde antes de la guerra. Gran
número de renombrados médicos especialistas de Europa
habían sido consultados, sin resultado. Ella estaba
aguardando la muerte cuando, como último recurso, sus
amigos consultaron al maestro Ohsawa.
“El se aproximó a mi cama y me miró”, recordó ella.
“No podía moverme. Sólo quería morir. El levantó mis
cabellos blancos para mirar los lóbulos de mis orejas.
Encontré extraño cuando los apretó entre sus dedos. Luego
sonrió y me dijo: “Madame, los lóbulos de sus orejas son
destacados como un clip. Usted tiene una buena constitución
física básica. Puede curarse Ud. Misma”. “Dejé todos los
remedios y nada comí sino arroz oscuro durante tres días.
Después, pensé que iría realmente a morir de la peor
jaqueca que tuve en mi vida, acompañado de una terrible
náusea. En el día siguiente, simplemente desapareció.

44
Después de diez días me levanté y caminé por la primera
vez, después de años. Fue increíble”.
Fue esta la primera vez que encontré alguien que,
como en mi caso, haya tenido una reacción como la mía, en
el tercer día. Después de su milagrosa recuperación, ella
viajó para el Japón, y los Estados Unidos, donde se encontró
con Irma Peale, pasando a dedicar la mayor parte de su
tiempo a la causa de la macrobiótica. Había venido
especialmente de Bruselas para asistir a la conferencia del
maestro Ohsawa, en la noche siguiente. Iría, después, para el
Campo Ohsawa –la conferencia macrobiótica anual de
verano– un una pequeña ciudad, cerca de Bordeaux.
“Usted debería venir con nosotros –sugirió maestro
Ohsawa–. Algunos días de buena cocina macrobiótica
francesa, bajo mi supervisión, podría fortificarlo”.
Cuando Félix Morrow supo de la conferencia, reforzó
la sugestión. Era de la opinión que sería el lugar ideal para
aprender lo que fuera necesario para mi trabajo.
No fue precisa mucha insistencia para que alterase
nuevamente mi programa. La oportunidad de quedar junto a
Ohsawa, algunas horas o días, me pareció una chance única
en la vida, con o sin libro. El viaje a Bordeaux comenzó a
parecerme el coronamiento feliz de un itinerario
preordenado, hecho en dirección al centro de la tranquilidad.
Pasé el día siguiente limpiando el tombadillo y
pensando sobre los libros de Ohsawa. Tarde en la noche
recibí una llamada telefónica avisando que había sido
conseguido un pasaje para mí en el mismo avión de Ohsawa
para Bordeaux. Nos encontramos en el aeropuerto de Orly,
tan pronto nació el sol. Un joven japonés, con el uniforme
azul de la Air France, se hizo cargo de todo, pasajes,
equipaje y la inevitable revisación. Al llevarnos para el
avión, Ohsawa me lo presentó como su hijo. En Bordeaux

45
fuimos recibidos por Guy Massat, editor del periódico
francés mensual “Yin-Yang”, y, director del campamento
localizado a unos cincuenta kilómetros de distancia, en Saint
Medard de Guizéres. Fuimos sacudidos en un coche guiado
por un chofer macrobiótico que, provocado por el maestro
Ohsawa, pasó a contar una historia ya conocida. Había sido
dueño de un pequeño café. Cuando fue dado como portador
de una enfermedad incurable, curó a sí mismo siguiendo el
régimen macrobiótico.
Estaba ahora recomenzando a vivir. S u conciencia no
le permitía vender más tazas de café, copas de vino y dosis
de alcohol.
Constituía una historia simple pero profética. Es fácil
empezar una vida macrobiótica, engañadoramente fácil.
Pero cuando la transmutación empieza todo cambia, y no
hay vuelta atrás, sea vender café, como un montón de otras
cosas más.
El Grand Hotel du Parc, en St. Medard de Guizére, en
la Provincia de Gironda, es algo imponente. Constituía una
típica hostería antigua de una pequeña ciudad, convertida
durante el verano en el Campo Ohsawa. Los cuartos de la
planta baja fueron transformados en una gran sala común de
comidas y conferencias; la cocina fue completamente
tomada por un grupo de cocineros macrobióticos; la mayor
parte de los cuartos estaba ocupada por discípulos
macrobióticos de la Europa Occidental. El verde parque,
lleno de árboles, con bellas sombras, localizado en los
fondos del hotel, equipado con lavandería, pozo de agua,
baños y gallinas, estaba repleto de tiendas coloridas y de
coches-remolques conseguidos por peregrinos de toda
Europa. El bar del hotel, tal como el árbol del conocimiento
del bien y del mal en el Jardín de Edén, permanecía intacto
y abierto para los frecuentadores locales.

46
Mientras los peregrinos ce comprimían alrededor de
Ohsawa para saludarlo y someterse al examen, observé
primero los niños, los primeros niños macrobióticos que
veía; todos aseados, fuertes, bien comportados, con una
inequívoca apariencia japonesa. Los observé
cuidadosamente durante dos días y sólo una vez, durante
una conferencia, oí un bebé llorar.
Después del almuerzo -un “tour de force”- de la
cocina macrobiótica digna de su huésped de honor maestro
Ohsawa me invitó a una larga caminata por la pequeña
ciudad y sus alrededores. Durante 24 horas me había
empachado con el sabor de todos los libros que Ohsawa
escribiera en los últimos cinco a treinta años pasados. No
era para sorprenderse constatar que el propio Ohsawa, en
sus palabras y pensamientos, había llegado mucho más allá
de todo lo que ya fuera publicado. Estaba profundamente en
aquello que él llama la tercera revolución industrial. Tal
como Lao Tsé, que dividió su vida en cuatro épocas,
Ohsawa divide la suya en: 1) el desenvolvimiento de la
filosofía de no-acción, la parte más difícil de todas; 2) la
macrobiótica; 3) la distribución y la propaganda; finalmente,
4) la alquimia. Actualmente él se sitúa en el fin de su tercer
período y en el comienzo de su época final. Ohsawa decidió
que 1964 sería el año de su última visita a Occidente para
hacer conferencias y propaganda. De ahora en adelante
permanecerá en el Japón dedicando todo su tiempo y
energías a investigaciones y experiencias en el campo de la
transmutación bioquímica.
El se quedó inmensamente impresionado, hace
algunos años, con el trabajo pionero de un bioquímico
francés, L. Kervran, autor de la obra “Transmutación
Biológica”. Como consecuencia de su encuentro con
Kervran y su trabajo, y experiencias subsiguientes, el

47
consiguió en Tokio, en enero de 1964, la primera
transmutación de sodio (Na) en potasio (K) a baja
temperatura, sin alta presión.
Repitió públicamente la demostración a principios de
julio, ante un seleccionado grupo de científicos japoneses y
líderes políticos en la Cámara de Diputados de la Dieta
Japonesa. Fueron infinitas las ramificaciones que resultaron
de esto, al punto de atrasar su viaje a California, Nueva York
y a Europa, pues acostumbraba hacer una peregrinación
anual a Occidente.
Las consecuencias de este descubrimiento fueron
alucinantes. El Japón, por ejemplo, podrá detener toda su
importación de potasio, de millones de toneladas, pasando a
exportar millones de toneladas de sodio, muy barato, en
virtud de su ilimitado acceso al elemento marítimo. Además
de esto, Ohsawa poseía en el bolsillo una fórmula para la
transmutación de hierro de productos químicos fácilmente
obtenibles.
Los diarios comerciales americanos han considerado
esta época como la era de la alquimia, pero, con esto quieren
generalmente referirse a los últimos descubrimientos en el
campo de productos plásticos o sintéticos. Nunca estuvieron
tan distantes, según me parece, de aquello que estaba en la
mente del septuagenario Ohsawa, que saltaba mientras
caminábamos por esta tranquila ciudad francesa.
En Nueva York él ya había sido –y era- buscado por
uno de los gigantescos monopolios farmacéuticos. Le
ofrecieron una atrayente cifra con seis ceros por una opción
a su proceso de transmutación de Na en K. ¿Qué debía hacer
él? ¿Vender la fórmula al capitalismo americano? ¿O
intentar lo imposible conservando el control en las manos de
sus colegas japoneses, por un tiempo que sería solamente
limitado?

48
Mis conocimientos de química estaban todavía más
oxidados que los de francés. Pasé toda la noche anterior
leyendo sobre la antigua filosofía del arte en arreglos
florales, del origen y cura de las molestias de riñones, y de
la fórmula de un café sintético, hecho de raíz de diente de
león, y ahora una charada cósmica digna del Instituto de
Estudios Avanzados.

49
Mi primer consejo fue vender a los americanos y
tomar su dinero. La fórmula de transmutación de Ohsawa,
entonces, pasaría a ser un secreto con una etiqueta de precio
colgada, tal como un olvidado Rembrandt. Si la ciencia
simple de la macrobiótica pudiera tener una etiqueta de
precio colgada, podría despertar el interés del público. De lo
contrario se parecía, virtualmente, a un movimiento
subterráneo. Ohsawa se divertía con mis reacciones.
Evidentemente, yo estaba en aprendizaje por debajo de él;
era un neófito en macrobiótica –y poseía poco o ningún
conocimiento de teoría de no-acción, intentando alcanzar el
aprendizaje de la propaganda. Me sentí mejor cuando
llegamos al asunto sobre escritores, políticos y casamientos.
Concordamos sobre el vegetariano George Bernard Shaw.
Ohsawa me recomendó leer urgentemente a Edgar Snow.
Ohsawa dijo que estaba ansioso por visitar China y
constatar, personalmente, el alcance y el significado
verdadero de noticias sobre las intenciones del gobierno de
revivir la antigua medicina chinesca. Siempre deseó mucho
un encuentro con Mao Tse Tung. ¿Quién no lo desearía? El
es, virtualmente, la única supercelebridad inaccesible
quetodavía existe.
En el transcurso de la conferencia, más tarde, pasando
revista al progreso del movimiento macrobiótico en los
Estados Unidos, Ohsawa retiró de la cartera aquellas
inevitables fotografías mías, antes y después, Oliver Hardí y
Steve McQueen. Pasaron por las personas de la asamblea
entre exclamaciones de admiración. Hice un saludo inusual
de presentación, no diciendo nada. Pero eso bastó como una
presentación improvisada a todos los peregrinos. Después de
esto, yo era el escritor americano que había perdido 25 kilos.
Los componentes del campo Ohsawa considerados
individualmente, o como un grupo, ofrecía materia prima

50
para una docena de novelas o para una gran obra. Dos
mujeres, por ejemplo, acostumbraban sentarse juntas para
cenar. Una de ellas era la esposa de un funcionario del
Departamento de Estados Unidos. En un viaje de regreso a
las islas griegas, se contagió una infección intestinal que
desafiaba cualquier tratamiento. Regresando a Washington,
permaneció internada en un hospital durante semanas sin
mejorar. Poco después su hijo, que estudiaba en la
Universidad de Harvard, oyó algo sobre las teorías
macrobióticas de Ohsawa, debido a su interés por judo y
aikido, se ausentó de la escuela, fue a Washington, sacó a su
madre del hospital y cocinó para ella arroz integral durante
diez días, hasta verla completamente curada. Ella había
tomado un avión para Londres, alquiló un coche y se acercó
a St. Medard de Guizére para oír al maestro Ohsawa. A su
lado estaba una señora judía de edad media, llegada de
París. Después de dos años internada por los nazistas, fue
atacada de una aguda esquizofrenia. Durante 17 años estuvo
internada en un hospicio, en París. Su hermana mayor, quien
oyó hablar sobre las teorías de Ohsawa y las experimentó en
sí misma, consiguió retirarla de aquella institución mental
por un lapso de tres semanas. La trajo para el campo
Ohsawa donde le era servido arroz integral, solamente, en
cada comida –régimen número 7–... Después de algunos
días, ella parecía tan lúcida y tranquila como cualquier otro
peregrino. En dos días en el Campo Ohsawa, debo haber
contado mis experiencias unas cincuenta veces, como
mínimo, en cambio de las historias de otros peregrinos.
Cualquiera de ellas serviría mejor que la mía para presentar
un libro sobre macrobiótica.
Pero el programa en el campo Ohsawa no era
solamente arroz, sol y conferencias. Comenzaba, cada
mañana, en el césped del parque de los fondos del hotel, con

51
una hora de aikido. El judo, el karate y el aikido, entonces
tan de moda en Francia, actualmente son la recomendación
más usada en los círculos macrobióticos franceses. “
Primero lamacrobiótica, después el judo”. Ello constituía
mi escudo y mi disculpa para quedar fuera, como
espectador. Para mis ojos desacostumbrados era, en verdad,
un espectáculo divertido ver señoras de cabellos blancos,
sobrepasando los sesenta, curvándose pulidamente en un
saludo mutuo, antes de proyectarse unas a las otras,
violentamente, al suelo del césped mojado.
Después de vivir 48 horas en otro mundo, una brusca
llamada telefónica, recibida en el bar del hotel, me obligó a
hacer las valijas y regresar a París. Intenté volver al Hotel du
Parc por algunos días más, pero la suerte decidió lo
contrario. Tuve que volver nuevamente a cocinar mi arroz.
Tal vez nadie sea considerado como profeta en su
propia tierra, tal vez un americano en París sea un exponente
exótico y poco verosímil de la filosofía médica oriental. De
cualquier manera, incluso sin predicar y desprovisto de
fotografías antes y después para documentar mi
transformación personal, me sentí en París como el padre de
una creciente familia macrobiótica.
Todo comenzó en la mesa de un café de los Campos
Elíseos, donde tuve que explicar porqué no bebía. En
aquella noche por teléfono, tenía, ya, dos discípulos. De dos
aumentó a cinco, de cinco aumentó a diez Ahora, ya perdí la
cuenta. Todo, desde eczema violenta hasta la ardiente
artritis, fue curado en diez días. Supe de casos de vidas que
se transformaron por contactos accidentales con personas
que estuvieron en contacto conmigo, gente que nunca
conocía. Amigo con amigo, esposa con marido, marido con
esposa, yerno con suegra, suegra con amigo, la palabra
mágica se había desparramado.

52
Los peregrinos afluyen a la Librería Ohsawa, en la
Rue Lamartine, donde media docena de libros de Ohsawa
pueden ser encontrados en francés. Pasan, después, a visitar
“Les Trois Epis” el minúsculo supermercado en la Rue
Lamartine, donde acuden a comprar productos
macrobióticos, ya con menos alborozo y comenzar a curarse
a sí mismos.
¡Es tan diferente a Nueva York!, pensé desconcertado
Tal vez Ohsawa tenga razón cuando dice que la Calle 57 y la
Quinta Avenida son la capital, el centro de gravedad de
todos los sanpakus del mundo.

MUERTE DE KENNEDY

En setiembre de 1964, cuando el relatorio de la


Comisión de justicia Earl Warren fue divulgado, y a
principios de diciembre, cuando, finalmente, se hicieron
públicas las transcripciones de las deposiciones hechas a la
Comisión de Investigación del asesinato del Presidente
Kennedy comencé a leer los documentos, línea por línea, tan
ávidamente como había leído las noticias de prensa, algunos
meses antes. Pero, de esta vez, pasé a leer basado en un
punto de vista especial, que era la perspectiva de un “ex
sanpaku”. Desmenucé infinidad de detalles y, entonces,
subrayé las afirmaciones básicas que, más tarde, junté en la
siguiente composición:

“Segundos después, los tiros sonaron en rápida


sucesión. Las manos del Presidente se dirigieron a la
garganta. El pareció estirarse momentáneamente y
balancearse ligeramente hacia el frente. Una bala
había penetrado en la base trasera de su cuelo… El
Presidente Kennedy podría haber sobrevivido a la

53
primer herida en el cuello… El Gobernador Connally
sintió el impacto en la espalda porque había sido
alcanzado por una bala… La fuerza del impacto del
proyectil pareció haber hecho al Gobernador girar
hacia su derecha, y la señora Connally lo acostó en su
regazo. Otro proyectil, entonces, alcanzó al
Presidente Kennedy en la parte posterior del cráneo,
causándole una herida extensa y fatal. El presidente
cayó hacia la izquierda, en el regazo de la señora
Kennedy.
GOBERNADOR CONNALY: Seguidamente he conjeturado
conmigo mismo porque nunca tuve la suficiente
presencia de ánimo, con certeza dije alguna cosa
parecida a “Oh, no, no, no” y, después, “Mi Dios,
ellos nos van a matar a todos”. No sé por qué no dije:
”Bajense dentro del coche”, pero no lo hice…
SRA. KENNEDY: ...Entonces, repentinamente, el
Gobernador Conally gritaba: “Oh,no, no, no”... y oí
aquellos terribles estampidos. Mi marido no hizo
ningún ruido. Me volví, entonces, hacia la derecha. Y
todo lo que recuerdo fue que mi marido tenía aquella
especia de mirar extraño en su fisonomía, y estaba
con una mano levantada, me parece que era la
izquierda. Cuando miré hacia él pude ver un pedazo
de su cráneo, recordándolo color de carne. Recuerdo
haber pensado que él aparentaba estar, apenas, con
un leve dolor de cabeza. Y es solamente de lo que
recuerdo haber visto. No había sangre o cualquier
otra cosa. Entonces, parece que hizo alguna cosa así
(indicando) llevando la mano a la cabeza, y cayó
sobre mi pecho. Recuerdo, todavía, que me incliné
sobre él diciendo “Oh, no, no, no”. Era como si
dijese, “Oh, Dios mío, ellos mataron a mi marido” y

54
“Jack, yo te amo”, a los gritos.
La evidencia indicaba que habían sido disparados
tres tiros. La Comisión concluyó que uno de ellos,
probablemente, no alcanzó el coche presidencial y sus
ocupantes, y que tres tiros fueron disparados en un
período de tiempo de, aproximadamente, 4.8 a 7
segundos. Testigos técnicos….declararon que si el
segundo tiro hubiera errado, Oswald disponíade 4.8 a
5.6 segundos para disparar los tres tiros. Si tanto el
primero o tercer tiro fallasen, Oswald disponía, como
máximo, de 7 segundos, para dispara los tres tiros…

Habían transcurrido de 4.8 a 7.8 segundos entre la


primer bala no-fatal, que alcanzó al Presiente en el cuello, y
la segunda, mortal, que le penetró en el cráneo.
Todos los que estaban en el coche, la señora Connally,
que protegió al marido, el Gobernador Connally, la señora
Kennedy y el propio Presidente, disponían de 4.8 a 7.8
segundos para reaccionar en pensamiento, palabra o acción.
Súbitamente, la cosa más horripilante de las escenas
coloridas filmadas por un fotógrafo ocasional, era la imagen
de un Presidente helado, inmóvil, incapaz de hacer cualquier
cosa excepto agarrar su pescuezo, permaneciendo como un
blanco inmóvil y fijo. La comisión, evidentemente, poco
dijo en el sentido de aclarar ese punto, limitándose a
declarar generalizadamente que: “Al examinar los films, fue
llevado en consideración que la víctima de una bala no
puede reaccionar inmediatamente y, en algunas situaciones,
conforme los peritos, la víctima no podía saber dónde había
sido alcanzado o cuándo”.
Efectivamente, la forma de reaccionar en un momento
crítico es algo individual. Cuando en combate, en el ejército,
en accidentes de automóvil, en peligro de muerte por ahogo,

55
en cualquier crisis física, se sabe que unos pocos segundos
pueden representar una eternidad que constituye la
diferencia entre la sobrevivencia y la sentencia de muerte.
Esa incapacidad de reaccionar rápida, pronta, precisa e
instintivamente contra cualquier amenaza o accidente, es lo
que aprendemos a distinguir entre nuestros camaradas del
Ejército. Es éste el sexto y más importante índice del estado
de salud establecido en el librito de Sakurazawa-Ohsawa,
que está basado en antiguos textos orientales de 5000 años.
Los cinco primeros índices valen diez y veinte puntos cada
uno, este último, el más importante, vale 30 puntos.
Se es “sanpaku”, en síntesis, cuando en caso de
peligro, se pierde la habilidad de reaccionar instintivamente,
como lo hace el animal.
Veinte años antes, EL teniente de Marina, Jhon F.
Kennedy, consiguió salvarse y salvar algunos de sus
compañeros de combate en una embarcación PT-109. Pero
el Teniente Kennedy no era “sanpaku”. El Presidente
Kennedy sí lo era.
El la revista francesa “Yin – Yang” publicada en París,
también encontré un artículo completo exponiendo la
reacción de Ohsawa ante la horripilante concreción de sus
predicciones sobre el trágico fin del Presidente. En los
Estados Unidos, en los primeros momentos después de la
tragedia, la derecha procuró comprometer a la izquierda; la
izquierda procuró comprometer a la derecha. Ohsawa, por
otro lado, se culpó a sí mismo y a sus compañeros,
especialmente los de París, que son mucho más numerosos y
organizados que los de nuestro país.”Nosotros sabíamos
cómo provenir y curar la condición de “sanpaku”, lamentó
Ohsawa. “Pero nadie tuvo la capacidad de acercarse al
Presidente y auxiliarlo. ¡Si un grupo cultural numeroso
hubiese enviado, por lo menos, un mensaje firmado por

56
algunos millares de personas! Pero, dejando de hacer eso,
nos convertimos en cómplices del asesinato de Kennedy. Lo
lamento profundamente. ¿Por qué sucedió eso? ¿Por qué fue
perdida esa oportunidad? ¡Sois demasiado exclusivistas! Eso
también es “sanpaku”. Las personas que son exclusivistas
están destinadas a tener un final tan trágico como el del
Presidente Kennedy. ¡Cuánto más egoístas sean, tanto más
violento será su final!”.
En el Tribunal, cuando me enfrenté con mi ex.-esposa,
la única cosa nueva que registré en el encuentro fue la
imprevista verificación de que ella era extremadamente
“sanpaku”, y que ya lo era hacía muchos años. Tampoco
intenté auxiliarla, lo que ya había hecho con mucha gente.
Pero, ¡con ella no! Yo era, todavía muy “sanpaku”.
La publicación de este libro pasó, repentinamente, a
constituir una compulsiva necesidad para mí. Nunca sentí la
inclinación de vender libros de puerta en puerta, como hacen
los Testigos de Jehová, pero podré comenzar con éste.
Todos los acontecimientos de los meses pasados, los
extraños accidentes, las duras coincidencias, los
inexplicables encuentros, me parecieron, de un momento a
otro, adquirir un significado.
“Debéis curaros a vosotros mismos antes de hacer
cualquier otra cosa”. Llevé casi un año para ver la luz.
Durante este año perdí 61 libras, terminando con un cuerpo
completamente diferente. Estaba en mejor forma física que
cuando tenía 25 años. En todos los otros sentidos, tanto
cuanto puedo humildemente analizarlos, no había
comparación.
Con relación a eso, así como a muchas otras cosas
más, las últimas líneas del poema de Auden parecen ser tan
adecuadas como las primeras:

57
“Recordando su muerte,
la forma de vida que escogemos
es que decide su significación”.

William Dufty
París, enero 1965

58
I

EL DIVINO RITUAL

En el Japón antiguo, siglos antes de Cristo, el acto de


comer y beber fue incorporado en la ceremonia de un rito
tradicional y sacramental.
La cocina y el comedor eran lugares sagrados en los
hogares, pues era en ellos que el milagro básico y el misterio
de la vida, que consiste en el sacrificio del reino vegetal a
favor de la creación de la vida y pensamientos humanos,
eran diariamente reproducidos. Ninguna otra ceremonia
terrestre la sobrepasaba en importancia.
Con el uso del fuego y la sal, esta milagrosa y
misteriosa transmutación de alimentos y agua en cuerpo y
sangre, mente y espíritu, memoria del pasado y creación del
futuro, constituía el ritual religioso central de la civilización
de Oriente, muchos siglos antes que los sacramentos
cristianos llegase a simbolizar otro milagro de
transubstanciación. En Oriente, desde el principio de la
historia, el grano de arroz fue identificado con Dios. Los
japoneses, de una manera muy natural, deificaron la
nutrición. La diosa Toyouke, símbolo-madre del reino
vegetal, se convirtió en la más reverenciada figura de la
constelación divina.
Así como en los sacramentos cristianos, el pan y el
vino son el cuerpo y sangre de Cristo, así, también, los
sabios orientales creían, siglos atrás, que el grano de arroz
representaba la deidad.
Siempre ofrecían oraciones al arroz, antes de comerlo.

59
El comer y el beber era, verdaderamente, una comunión
entre Dios y el hombre.
Todas las grandes religiones de Extremo Oriente
fueron fundadas en base a principios que intentaban
establecer la salud y la felicidad aquí en la Tierra, y no en
algún otro mundo paradisíaco después de la muerte.
Consecuentemente, todas las grandes religiones de Extremo
Oriente estaban firmemente basadas en leyes y
mandamientos que determinaban que la nutrición del cuerpo
debía realizarse de acuerdo con los más severos principios
dietéticos.
Si, con el transcurso de los siglos, todas las grandes
religiones perdieron autoridad fue justamente porque
dejaron de lado u olvidaron los factores básicos de la vida,
biológicos y fisiológicos, que, en su conjunto, están dentro
de las leyes de la naturaleza. Sin la nutrición del cuerpo,
ninguna vida es posible. Comer es crear una nueva vida para
el día de mañana por medio del sacrificio del reino vegetal y
sus maravillosas plantas verdes.
Si, por ignorancia o obstinado orgullo, el hombre
cometió errores –los pecados contra las leyes naturales que
gobiernan el Orden del Universo- eso constituye,
literalmente, el pecado original, simbolizado en el libro del
Génesis.
En Extremo Oriente, hace millares de años, se
enseñaba que pueden ser modificados no sólo la estructura
del cuerpo, sino hasta inclusive la naturaleza humana,
dependiendo todo de la comida y bebida que se ingiere. El
comer y el beber, por lo tanto, eran considerados como el
ritual más importante del divino arte de la vida, que es la
creación de la salud y felicidad.

Pero, ¿qué es salud? ¿qué es felicidad?

60
En Nueva York, Londres o París no tengo ninguna
certeza si tales palabras pueden ser, actualmente, definidas,
Pero en Extremo oriente, la felicidad fue definida, hace
millares de años, por algunos de sus hombres más sabios.
Toda la filosofía y religión orientales consisten en
enseñanzas prácticas para obtener los cinco factores de la
felicidad:

La capacidad de tener alegría, una vida sana y larga,


llena de entrenamientos, interés y radiantes
experiencias.
La capacidad instintiva de la sobrevivencia, evitando
accidentes y enfermedades causantes de muerte
prematura.
Una amorosa capacidad de comprender y aceptar el
infinito Orden del Universo, en todos los tiempos y
niveles.
Una innata ausencia de egoísmo y una actitud de
buenas maneras.
Nunca querer ser el primero, para no convertirse en el
último, tratar siempre bien al último, para que pueda
ser siempre el primero.

¿Qué es la salud? Durante siglos, los sabios de


Extremo Oriente han medido el estado de salud de acuerdo
con las seis condiciones siguientes:

(1) Ausencia de fatiga: La fatiga es la consecuencia


de la enfermedad y de ladesarmonía. Una persona sana
nunca siente cansancio. Un hombre sano estásiempre pronto
para enfrentar dificultades, una después de otra, recibiendo
bienlos grandes problemas; y las situaciones imposibles,

61
encarándolas como unaaventura, un desafío. Cuanto mayor
el problema, tanto mayor el placer desuperarlo.
(2) Buen apetito: Un buen apetito es la esencia
misma de la salud. Si alguien puede saborear el alimento
más simple, con la más profunda gratitud hacia elCreador,
es porque posee un buen apetito. Quien siente apetito por un
simple pan negro o plato de arroz integral, posee un buen
apetito y un estómago fuerte ysano. El apetito sexual y su
satisfacción natural también constituyen índices de buena
salud. El hombre o mujer que no poseen deseos sexuales y
no tiene placer en su satisfacción, está fuera del Orden del
Universo, está violando las leyes dela naturaleza y
careciendo de un ingrediente esencial de la salud.
(3) Sueño profundo: Si luego caéis en sueño
profundo, dentro de tres o cuatrominutos después de
apoyada la cabeza en la almohada, en cualquier lugar; si
pudiereis dormir profundamente, sin hablar en sueños o
soñar, si pudiereisdespertar en cualquier momento que
deseareis, en la hora mentalmente fijadaantes de dormir; si
os sintierais muy bien con cuatro a seis horas de sueño. Si
no pudiereis dormir de esta manera es porque hay algo
básicamente errado envuestro estado de salud.
(4) Buena memoria: La memoria es la brújula de
nuestra personalidad. Nuestracapacidad de memoria debe
desenvolverse cada vez más con la edad. Sin unamemoria
fuerte, precisa y correcta, la mente y el cuerpo son un poco
más queuna máquina. Sin buena memoria, el buen juicio es
imposible y, sin buen juicio,todo nuestro esfuerzo físico y
mental puede estar perdido. Nuestra buena saludestá en
razón directa con nuestra memoria de aquello que vemos u
oímos.Cualquier falta de memoria es señal de mala salud.
(5) Buen humor: Una persona sana nunca da lugar a
la rabia, está siempresatisfecha y alegre en cualquier

62
circunstancia. Su voz, sus actitudes, hasta sucrítica misma,
transmiten buen humor. El hombre sano tiene admiración
por todas las cosas: por un grano de arena, por una caída de
agua y por todos losseres humanos. Se puede aprender
mucho hasta de un enemigo cruel y fuerte.
(6) Rapidez de raciocinio y de ejecución: Un
hombre que goza de buena salud es capaz de emitir juicios
sólidos, inmediata e instintivamente,actuado con rapidez y
precisión Lo inmediato es una expresión de libertad.
Aquellos que son inmediatos, rápidos y precisos están
siempre preparados para enfrentar cualquier desafío,
cualquier emergencia, cualquier accidente. Gozan de buena
salud. Se ponen en evidencia por su habilidad de crear la
belleza y el orden a su alrededor y en sus vidas cotidianas.
La vida, la salud, la divinidad y la eternidad son una cosa
única. Nuestra salud personal y la felicidad son expresiones
del Orden del Universo y se traducen en los menores
detalles denuestra vida diaria.

De las seis condiciones de salud, las tres primeras son


fisiológicas y las tres últimas psicológicas. Usando este
antiguo criterio de Oriente como guía para evaluar la propia
salud, podéis atribuir diez puntos para cada uno de los tres
primeros criterios físicos, veinte puntos para cada uno de los
dos siguientes y treinta puntos para el último. Partiendo de
este índice de 100 puntos si cualquiera puede, honestamente,
atribuirse 40 puntos., goza de salud relativamente buena.
Cada uno precisa sentir en sus propios huesos, mejor de lo
que cualquier diagnosticador, cuando algo está errado. El
cuerpo no miente.

63
II

UN PAIS DE SANPAKU

“A no ser que tomemos una


providencia, dos tercios de los
americanos que ahora viven, sufrirán
o morirán de cáncer, del corazón o
de derrame cerebral. Espero que
hagáis alguna cosa para evitar esto.”
Presidente Lyndon B. Johnson
17 de abril de 1964.

La gran sociedad de los Estados Unidos de América


dispone de lo que es llamado “el más elevado patrón de
vida” entre todas las naciones del mundo. No obstante,
todavía estoy por encontrar un niño americano (dejando de
lado los adultos), en todos mis viajes a través de este gran
país, que pueda sobrepasar 60 de los 100 puntos de
evaluación de salud y felicidad que fue establecida hace
siglos por los sabios de Extremo Oriente.
En los Estados Unidos, se gastan billones, anualmente,
en pesquisas médicas, en seguro médico y hospitales, en
medicación y drogas, en tratamiento médico y quirúrgico, en
asilos y casas de salud, en la formación de médicos y
enfermeras. A pesar de todo eso la mitad de la población
sufre en cierta forma, de enfermedades crónicas. Solamente
un pequeño porcentaje de toda su población está libre de
cualquier especie de enfermedad o defecto físico.

64
Los hechos duros presentados al Presidente de los
Estados Unidos por su comisión Especial de Salud Pública,
en diciembre de 1964, son perturbadores. En 1963, las
enfermedades de las arterias del corazón causaron 55 por
ciento de todas las muertes en los Estados Unidos y el
cáncer 16%. Los derramos causaron la muerte de 201.000
personas, enfermedades de las arterias, fuera del cerebro,
combinadas con las enfermedades del corazón, mataron
793.000. El cáncer mató 285.000. Muchas de estas muertes
fueron prematuras, lo que es comprobado por el hecho de
haber alcanzado a personas menores de los 65 años.
“Diariamente –dijo la Comisión Presidencial- mueren
hombres y mujeres que no precisarían morir. A cada hora.
Una cantidad de familiares es alcanzada por una tragedia
que no precisaba ocurrir”. La Comisión propuso una
subvención gubernamental de tres billones de dólares
durante los cinco primeros años para fabricar
“medicamentos milagrosos”, accesibles todos, y para
investigar sobre mejores métodos de tratamiento
hospitalario.
Hace diez años, otra Comisión Presidencial hizo un
relatorio declarando que 25 millones de americanos vivos
morirían de cáncer, a no ser que el índice de mortalidad de
aquella enfermedad fuese disminuido. El médico personal
del Presidente Eisenhower dijo, dirigiéndose al Congreso,
que la enfermedad del corazón era una “epidemia americana
moderna” que transformó a los Estados Unidos en uno de
los países menos saludables del mundo.
A despecho de los anunciados programas intentando
posibilitar su erradicación inicial y su diagnóstico, el cáncer
llegó al punto de causar mayor número de muertes entre los
niños americanos que cualquier otra enfermedad, solamente
sobrepasada por los accidentes fatales.

65
Los Estados Unidos poseen más hospitales mentales y
sanatorios, más psiquiatras y psicoanalistas que cualquier
otro país del mundo; calculándose que un americano entre
diez pasó una parte de su vida en una institución mental.
Los Estados Unidos disponen de una organización de
las más amplias y costosas, pública y privada, para la
asistencia prenatal de las madres y, no obstante, nace un
niñoretardado cada 15 minutos. Cerca de cinco millones y
medio de americanos son mentalmente retardados y, dentro
de cinco años, según las estadísticas oficiales, este número
aumentará a 6.4 millones, más que toda la población de Los
Ángeles.
Cada año, las gigantescas industrias farmacéuticas
americanas fabrican nuevos remedios milagrosos, no
obstante, en cada invierno la mitad de la población es
atacada de resfriados o de alguna especie de enfermedad de
las vías respiratorias.
La cultura americana transformó en una religión la
búsqueda de la satisfacción y felicidad sexual. No obstante,
las publicaciones y estadísticas criminales en los Estados
Unidos presentan las mismas historias lamentables de
personas que son esclavas de actos sexuales anormales.
Las perturbaciones alérgicas afligen a cerca de 20
millones de americanos. Las enfermedades del sistema
nervioso alcanzan a otros 15 millones. La arterioesclerosis y
las enfermedades del corazón afectaron crónicamente cerca
de 10 millones. La psicosis y psiconeurosis a más de 16
millones. Las úlceras a más de 8 millones. La atrofia
muscular, la tuberculosis, la esclerosis múltiple y la parálisis
cerebral condenan a otro millón. Más de 10 millones sufren
de defectos visuales; un número parecido sufre de alguna
especie de sordera. Son calculados 15 millones como
estériles. Más de cuatro millones son alcohólicos crónicos.

66
Un número incalculable de personas está presa de los
narcóticos y barbitúricos y cerca de cuarenta millones –una
entre cada cinco personas– sufre de obesidad crónica o
exceso de peso.
Cada americano gasta una media de 300 dólares,
anualmente, en medicación directa, más que la renta total de
los jefes de familia de algunas naciones. Los americanos
gastan más de 100 millones de dólares por año en píldoras
para dormir y más millones en otras para despertarse.
Solamente de aspirina, cerca de 7 millones de kilos son
consumidos por año en los Estados Unidos. Toneladas de
píldoras para aliviar la presión de vientre, para reducir el
peso, para disminuir el apetito y para despertarlo, para
calmar los nervios y para combatir el hábito de tomar
píldoras.
La medicina oficial americana quedó tan fragmentada
que ahora existen innumerables especialistas para cada
enfermedad y cada parte del cuerpo humano. El paciente ya
no encuentra una salida a través de ese laberinto creciente de
especialidades médicas, y los médicos están confundidos
por una complejidad que ellos mismos forjaron.
¿Cuál es la razón de ese caos en un país tan adelantado
material y tecnológicamente?...
Lógicamente, Los Estados Unidos no están solos. La
mayor parte de la civilización occidental, sobre la cual los
Estados Unidos ejerce una profunda influencia, está, más o
menos, en el mismo estado. Simplemente, en este último
país, el contraste entre la abundancia material y la
enfermedad física y espiritual, es el más pronunciado de
todos.
La intersección de la Quinta Avenida y de la Calle 57,
en la ciudad de Nueva York, tal como podría ser cualquier
otra esquina, tal vez sea la encrucijada de América, tomada

67
en el sentido limitado. Cada vez que regreso a América del
Norte, acostumbro ir allí, donde me dejo estar entre
fascinado y horrorizado. Algunas veces, difícilmente puedo
creer en lo que veo, cuando observo los ojos sanpaku de
centenas de americanos que pasan a cada minuto.
Las frías estadísticas, oficiales o no, cuentan
solamente parte de la historia. Los ojos del americano medio
cuentan todo. El cuerpo no miente. Y los ojos, ventana del
alma, mienten mucho menos. Casi todo americano que veía
era, más o menos, “sanpaku”.
En Extremo Oriente, hace millares de años, todos
conocen el significado de la palabra “sanpaku”. Para gran
sorpresa mía, entre tanto, constaté que en Occidente no
existe una palabra equivalente.
La palabra japonesa “sanpaku”, traducida literalmente,
quiere decir: tres (san) blancos (paku). Indica la
característica del ojo humano que presenta tres lados o áreas
blancas, alrededor del iris. En el recién nacido sano, la parte
inferior del iris –el globo colorido del centro del ojo- está
debajo de la línea inferior de la vista, tal como un son
naciente. El ojo tiene dos áreas blancas en cada lado del iris.
En los ojos de un muerto el iris está vuelto para arriba, en
dirección del cráneo. Siendo enteramente visible, el iris
tiene tres lados blancos “SANPAKU”. Cuando un hombre
empieza a envejecer o a enfermarse, a medida que se
aproxima a la muerte –tanto con siete como con setenta años
de edad- la parte colorida del ojo, el iris, sube y descubre la
parte blanca entre el párpado inferior y el iris.
Es este el estado conocido hace millares de años como
“sanpaku”. Durante millares de años las personas del
Extremo Oriente vienen mirando los ojos, unos de otros,
controlando las señales de ese temible estado. Cualquier
indicio de “sanpaku” significa que todo el sistema del

68
hombre, físico, fisiológico y espiritual, está fuera de
equilibrio. Pecó contra el Orden del Universo quedando, por
consiguiente, enfermo, infeliz, demente, o conforme se
acostumbra decir en Occidente “predispuesto a accidentes”.
El estado de “sanpaku” es una advertencia, un aviso de la
naturaleza, de que nuestra vida está amenazada por un fin
próximo y trágico.
Si eso parece forzado, examine las fotografías de
personalidades históricas y de líderes mundiales cuyas
carreras fueron cortadas por muerte imprevista. Abraham
Lincoln, Adlof Hitler, Ngo Dinh Diem, General Abdul
Karim Kassem, María Antonieta, Archiduque Ferdinando,
Presidente John F. Kennedy. Todos eran “SANPAKU”.
El “sanpaku” es un presagio útil, tal como el dolor.
Marilyn Monroe, como todas las fotografías revelan, era
decididamente “sanpaku”. Muchos de los maniquís y
modelos de las revistas de moda, exóticamente delgados y
lindos, presentan la señal de “sanpaku”. Harían bien en
preocuparse por su bienestar futuro.
El “sanpaku” es un presagio útil, tal como el dolor.
Acusa el desequilibrio en el sistema humano, pide medidas
restauradoras.
Examínese, así como a sus seres queridos ¿Sois
“sanpaku”?
Existe un remedio. Puede ser encontrado en una
filosofía y en un sistema de restauración por medio del
alimento –una dieta, si así queréis, o un tratamiento dietético
de la falta de salud- originario del Extremo Oriente. Para
uso occidental, lo llamoMACROBIÓTICA ZEN.
Fui criado creyendo en la ciencia médica occidental.
Felizmente sin embargo, fui atacado, muy joven, por una
enfermedad”incurable”, lo que obligó a buscar la puerta de
la salud por mi propia cuenta. Mi familia, tal como tantas

69
otras en el Japón en el comienzo del sigo XX, sintió todo el
impacto de la introducción de los ideales occidentales de la
tecnología, medicina y religión, lo que comenzó con el
advenimiento del Almirante Perry hace, casi, medio siglo.
Pero mi madre murió a los 30 años bajo el cuidado de los
médicos doctorados en Occidente. Dos hermanas murieron
antes de los 10 años y un hermano murió con 16 años
tomando los remedios de la medicina occidental. Los
mismos médicos declararon que yo tenía un caso incurable
de tuberculosis pulmonar, complicada por úlceras gástricas
y otras cosas más. Tenía entonces 16 años, la edad en que mi
hermano muriera. Abandonado por la medicina científica de
Occidente, fui forzado a buscar mi propia salvación .La
moderna medicina occidental perdió las esperanzas conmigo
y, así, hice la misma cosa con relación a ella. Decidí
convertirme en mi propio médico y empecé a estudiar la
medicina oriental de más de 5000 años, aunque hubiese sido
suprimida y casi prohibida por el gobierno, que estaba bajo
la influencia de la civilización occidental. En cinco años
salvé mi vida siguiendo la terapia oriental. Por lo tanto,
decidí continuar mis estudios y pesquisas y dedicar el resto
de mis años al estudio de la filosofía de la medicina oriental
que me salvó.
Había un famoso médico japonés llamado Sagen
Isiduka que, un poco antes de mi nacimiento, había
redescubierto y reinterpretado la teoría del Principio Único,
que se remonta a cuatro o cinco mil años en la historia
oriental. El doctor Isiduka estableció la validez médica y
bioquímica del principio Yin-Yang a la luz de la bioquímica
moderna, al descubrir el antagonismo complementario entre
sodio (Na) y potasio (K), que realmente consiste en la
redescubierta de un principio que desempeña un papel
básico en toda la vida humana.

70
Sagen Isiduka curó centenas de millares de pacientes,
¡pobres almas condenadas y abandonadas como incurables
por médicos doctorados por la moderna medicina
occidental! Era tan famoso en Tokio que cualquier carta
dirigida al “Dr. Anti-Doctor” era automáticamente entregada
a él. Cuando murió, su cortejo fúnebre tenía más de dos
millas de largo. Con el tiempo, me convertí, prácticamente,
en su único sucesor.
Comencé mi estudio independiente desde las raíces,
buscando conocer el origen físico, químico y biológico de
nuestros cuerpos. Dejé de lado para más tarde, todas las
preguntas de orden biológico, filosófico y espiritual.
Empezando por el verdadero comienzo, inicié con la teoría
práctica de la nutrición. Los primeros principios de la
nutrición son evidentes.

1. Quien come, vive. Quien come, puede pensar,


hablar, accionar, amar, odiar,discutir, casar,
procrear, matar.
2. Quien no come, nada puede hacer y,
necesariamente, tendrá que desaparecer.

Sigue, por lo tanto, que el alimento debería ser la


preocupación básica y primaria hasta de la parte más
espiritual de la humanidad. Sin alimento no hay Cristo ni
Buda. Comer es ser. Tal como los demás seres, el hombre es
una transformación de los alimentos.Pero… ¿qué
alimentos?...
Primero constaté que todos los alimentos poseen un
origen vegetal. El animal no puede existir sin el vegetal. El
cuerpo humano no puede digerir las sustancias inorgánicas.
Es incapaz de fabricar proteínas, carbohidratos, gordura o
mineral a partir de las substancias inorgánicas. Esa síntesis

71
de los elementos inorgánicos es una función del vegetal.
Este proceso, llamado autotrofismo, es el fenómeno mejor
realizado por el reino vegetal. Los vegetales absorben los
elementos inorgánicos y los convierten en alimentos
orgánicos, es un verdadero milagro de composición y
creación producido por las fuerzas interactuantes de la
naturaleza, que ningún laboratorio tuvo la posibilidad de
imitar. Comer carne significa duplicar el proceso, primero
en el animal y después en el hombre.
El reino vegetal trabaja incesantemente para producir
hojas, granos, bulbos y frutas, que alimentan a los animales.
El vegetal es como una madre para el animal. Estas hojas,
granos, bulbos y frutas son transformados en materia animal
por el proceso de digestión y asimilación.
¿Quién puede caminar bajo el verde de una profunda
floresta sin una sensación de seguridad y paz, tal como un
niño abrigado y acariciado por la madre?
El hombre es el rey de los animales. Todos los otros
animales fueron creados para servirlo o deleitarlo. Cada uno
desempeña su papel. Pero ¿qué razón podrá él invocar para
alimentarse de sus carnes, excepto la de satisfacer las
tendencias de placeressensoriales?
Ecológicamente hablando, somos todos hijos de la
madre vegetal.
Sin la vida vegetal ningún animal podría sobrevivir.
Directa o indirectamente, somos extremadamente
dependientes de los productos vegetales. Nuestra
hemoglobina proviene de la clorofila. Todos los alimentos
vegetales son materia prima para la construcción y
manutención de nuestros cuerpos. La carne de los animales
y sus subproductos no lo son. Los vegetales constituyen la
clase de alimento superior. Precisamos comer vegetales o
sus productos directos. Esto constituye un firme principio

72
biológico y una ley natural fundamental.
Antes que Dios dijese”Creced y multiplicaos”, en el
Libro del Génesis, El dijo “Os doy las plantas verdes como
alimento”.
Los pueblos del Oriente, especialmente los chinos y
japoneses, fueron vegetarianos durante millares de años. Los
tradicionales platos vegetarianos japoneses son delicados,
estéticos, fortificantes y revitalizantes. Tuvieron su origen
en dos grandes libros de la medicina de Extremo Oriente, el
“Charak-Samhita, primera parte, y el “Nei King”,código
del Emperador Houan. Estos grandes libros son el alfa y el
omega de la filosofía médica oriental.
Después de años de pesquisa y experiencia, estoy
convencido de que el hombre debe ser fiel a la ley natural y
depender, simple y enteramente, de la gran madre vegetal.
Si, por razones climáticas o económicas, fuéramos
obligados en una emergencia a comer alimentos animales,
deben ser solamente usados en pequeñas cantidades y con
especial cuidado en su preparación o cocción, buscando
desanimalizarlos todo lo posible.
Anatómicamente hablando, conforme evidencia la
naturaleza de sus dientes e intestinos, el hombre fue hecho
para ser vegetariano.
Los vegetales son su alimento normal, lógico y
natural. El uso de la carne animal y sus productos es
arriesgado y peligroso.
Pero el simple vegetarianismo, sin la orientación de la
filosofía del Principio Unico, todavía no es suficiente y
puede descender a un mero sentimentalismo.
Independientemente de la naturaleza de su dieta, el hombre
es goloso y come demasiado. Por eso oración y ayuno –
comer y beber frugalmente y estar permanentemente
armonizado con el Orden del Universo- constituye el portón

73
de entrada para la salud y la felicidad.
Las dos primeras reglas de la lógica universal del
Principio Unico proclaman:
Todo lo que comienza tiene fin.
Todo lo que tiene frente tiene dorso.
Estas dos leyes son la espina dorsal de todas las
grandes religiones y el fundamento de la filosofía médica
oriental.
El comienzo es opuesto y antagónico al fin, aunque
uno no pueda existir sin el otro. En este mundo
relativamente material, el frente es antitético y opuesto al
dorso. El nacimiento lleva a la muerte. La felicidad lleva a
la tristeza. La belleza lleva a la fealdad. La actividad lleva al
cansancio. La fuerza lleva a la flaqueza. Todo llega a un fin,
que es lo opuesto de su comienza. Todo es alimentado,
animado, mantenido y destruido por su opuesto. Esta es la
gran ley de la naturaleza, la cual llamo el Orden del
Universo. Es una ley muy simple, aunque profunda, que rige
nuestra vida en este mundo relativo, que es diferente del
mundo que es absoluto, infinito y eterno.
Una vez comprendido esto, no tendremos dificultad en
comprender o curar nuestras así llamadas enfermedades
incurables. Sin esta comprensión será imposible la cura de la
más simple enfermedad.
Si muriésemos prematuramente, en virtud de un
accidente o enfermedad, esto quiere decir que perdimos las
gracias salvadoras del estado humano, por haber violado el
Orden del Universo, por muchos años. La tolerancia del
Infinito no es ilimitada y sin términos, a pesar de
perdonarnos casi hasta el fin. Si alguna enfermedad nos fue
enviada, eso representa una advertencia, una señal de
alarma. La enfermedad no nos es enviada como un castigo,
más si como un ofrecimiento final de gracia salvadora.

74
Precisamos solamente prestar atención a nuestros cuerpos
para saber lo que debemos hacer.
En vez de esto, innumerables personas ignoran la
señal de alarma divina y, en nombre de la medicina
científica entregan sus cuerpos a los médicos formados
alopáticamente, que intentan poner fin al dolor matando y
destruyendo la delicada señal de alarma telefónica por
medio de drogas o una cirugía drástica.
Tengo dos discordias con la medicina occidental.
Primero: la encuentro destituida de moralidad y
espiritualidad, deseosa de desarrollar a cualquier precio,
métodos y medicamentos que solamente destruyen los
síntomas de la enfermedad. Segundo: encuentro que los
medicamentos occidentales, las drogas milagrosas que
reprimenciertos síntomas de enfermedad de una
generación, seguidamente provocanenfermedades más
serias en las futuras.
La medicina socializada de Gran Bretaña volcó,
repentinamente, grandes cantidades de vitaminas y drogas
en personas que antes no estaban acostumbradas a ellas.
Como resultado, fueron hechos interesantes
descubrimientos. Se probó que el exceso de vitamina D,
tomada durante la gravidez, es la cause del nacimiento de
infelices pequeños deformados y retardados. Más
recientemente, una muy recetada antihistamina,
recomendada para náuseas y malestar matutino de las
gestantes, causaba deformaciones en fetos. Nuevamente, es
éste el lamentable resultado final de la fe ciega en la
medicina sintomática, que castiga más trágicamente,
justamente a los que están por nacer.
La medicina de Extremo Oriente, basada en
principios naturales que tienen origen hace más de cinco
mil años, no ataca los síntomas de la enfermedad, sino que

75
se dirige a su origen.
En Extremo Oriente, desde millares de años atrás, la
medicina vino evolucionando de la medicina sintomática a
la profiláctica y después, al yoga, que corresponde a un arte
religioso de la salud. Más tarde progresó hasta llegar a la
“macrobiótica, que es unaciencia de rejuvenecimiento y
longevidad”.
Finalmente, progresó hasta la medicina social. La
medicina de sociedad, o pública finalmente se alió con la
verdadera medicina filosófica, fue absorbida y se convirtió
en una parte de los conceptos cosmológicos del Universo –
los vedas, hinduismo, brahmanismo, jainismo, budismo,
cristianismo, islamismo y, últimamente, las enseñanzas de
Lao Tsé.
El albo esencial de todas las grandes religiones ha sido
el de conducir al hombre a la beatitud, la libertad infinita,
justicia absoluta y felicidad eterna, por medio de las
prácticas enseñanzas filosóficas del Principio Unico.
Los discípulos de la moderna medicina sintomática –
que es la medicina en su forma más rudimentaria y
elemental– al investigar la medicina china, hindú, japonesa
o árabe, partiendo de su propio punto de vista limitado, se
sienten perdidos en un laberinto de hierbas y curas
aparentemente exóticas para ellos. “La medicina sintomática
moderna se preocupa solamente en curar los síntomas del
enfermo, a cualquier precio”, importándole poco si las
técnicas usadas son brutales, egocéntricas o inmorales. Poco
ofrece en relación a la cura de las “causas básicas” de la
enfermedad en el propio paciente.
A grosso modo, existen siete niveles de medicina que
pueden ser resumidos, brevemente, en lo siguiente:

1. La medicina sintomática. Un tratamiento

76
paliativo para remover los síntomas.
2. La medicina profiláctica o preventiva.
3. El arte de la salud. El estudio de los caminos y
medios a seguir para la adquisición y
manutención de la salud física.
4. La medicina macrobiótica. El arte del
rejuvenecimiento y longevidad.
5. La medicina socio moral y educacional, que
tiende a establecer la salud pública, la libertad y
la justicia en la sociedad, en gran escala.
6. La medicina filosófica, dirigida para el plan
mental del pensamiento, juicio y discernimiento.
7. La medicina suprema. Es educativa, biológica y
fisiológica. Su meta es convertir a cada hombre
en su propio médico, permitir al enfermo
descubrir por sí mismo, la concepción
cosmológica del Universo, reflejada en su propio
cuerpo. No solamente cura las enfermedades del
presente y del futuro, sino además establece un
estado positivo de salud y felicidad.

Para encontrar la medicina que cura básica y


profundamente, de una vez por todas, se precisa alcanzar el
Séptimo Estado, o el Aprendizaje Supremo de la Medicina.
Se precisa dar menos importancia al aprendizaje
sintomático. Los europeos y americanos buscan la verdad,
según me parece, perdiéndose en detalles por medio de
técnicas analíticas. Dedican demasiada atención a
minuciosos exámenes microscópicos de tejidos periféricos
disecados, lo que es efectuado por cuerpos de especialistas,
en vez de dedicarse a una pesquisa más amplia, examinando
los ojos, los lóbulos de las orejas, los labios, las palmas de
las manos, los dedos, la formación del cuerpo, las posturas,

77
la apariencia general y la constitución integral del hombre.
La Verdad es todo un conjunto.
La Medicina Suprema, el óptimo y más elevado
aprendizaje de la medicina, es increíblemente simple en sus
técnicas, pero profunda en sus fundamentos filosóficos. Ella
no ataca síntomas, pero si se vuelve hacia los orígenes de la
enfermedad. Además de eso, como la última causa de cada
enfermedad es la violación del Orden del Universo, por la
ignorancia o por la arrogancia, la Medicina Suprema se
dirige, naturalmente, hacia el paciente y, algunas veces, de
dedica a su demorada educación técnica filosófica, en vez de
buscar una cura rápida por medio de inyecciones o
amputaciones. Enseña al hombre cómo desarrollar sus
propios instintos de supervivencia, su innata habilidad de
formular juicios correctos. La enfermedad y el sufrimiento,
en la filosofía del Budismo Zen, preparan y llevan al
hombre a recibir la salud perfecta y la felicidad que
solamente la Medicina Suprema tiene para ofrecer.

78
III

LA FE Y LA MEDICINA

Un gran número de autores, especialmente los


religiosos, afirman que la enfermedad puede ser curada por
la fe. Si, en cierto sentido –pero apenas en cierto sentido-
eso es verdadero.
El doctor Alexis Carrel, autor de una obra
iluminadora: “EL HOMBRE, ESE DESCONOCIDO”, está
enteramente convencido de que, entre los creyentes del
milagro de Lourdes, en peregrinación, muchos fueron
curados efectivamente por su fe.
En las estructuras y funciones del cuerpo humano
existen muchas maravillas que la medicina moderna no
puede explicar; entre otras, esta capacidad del cuerpo: ser
curado de las enfermedades por la fe. Incluso los que poseen
fe, que insisten sobre su importancia y superioridad sobre
todas las otras terapéuticas, tampoco pueden explicar el
proceso. Pero el piloto que no conoce el mecanismo de su
avión, cómo y por qué funciona, no puede merecer
confianza.
La fe –como es llamada– ha curado algunos, tal vez,
pero perjudicó a otros. Y esto porque constituye una fue
ciega, primitiva y supersticiosa, sin guía y a menudo mal
dirigida.
La verdadera fe –como es practicada por las religiones
del Extremo Oriente– insiste sobre el conocimiento propio y
el conocimiento del Principio Unico (la justicia divina) que

79
gobierna al Universo. Fe y conocimiento; sin conocimiento
de sí mismo no puede haber fe verdadera. Es importante
observar cómo muchos que oran por un milagro para
curarlos, continúan recurriendo a las medicinas
convencionales y a los médicos ortodoxos occidentales.
Asimismo la medicina macrobiótica, con todas sus
curas milagrosas no podrá llevar a una cura y felicidad
perfectas a no ser que su base Yin-Yang sea comprendida y
adoptados sus principios, en cuyo caso usted puede, en
verdad, convertirse en su propio médico.
La medicina occidental opera tan ciegamente como la
“fe”. Los que la ejercen son incapaces de explicar los
fenómenos farmacológicos o físicos de las así llamadas
curas. ¿Por qué la adrenalina altera el movimiento cardíaco?
¿Por qué el arsénico (un veneno mortal) ha sido considerado
como un específico de ciertas enfermedades, desde el
tiempo de Hipócrates? ¿Por qué y por cuál proceso la
aspirina baja la fiebre? ¿Qué es el automatismo cardíaco?
¿Qué es el mecanismo de la sedimentación sanguínea con lo
cual los médicos cuentan, frecuentemente, para el examen
físico de los pacientes? ¿Cómo actúa el antagonismo entre
los dos sistemas vegetativos simpático y parasimpático?
¿Cómo se procesan los fenómenos opuestos que ellos
producen en elcorazón y estómago?
Existen centenares de tales preguntas que la medicina
analítica no puede responder. ¿Será que la medicina
empírica moderna no pasa también, realmente, de una
superstición moderna?
Cuando mucho, la medicina alopática ortodoxa, que
confía en venenos para conseguir efectos directos e
inmediatos, no pasa de ser un ciego tanteamiento sin brújula
¿Cómo podremos saber jamás cuántos pacientes son
muertos y cuántos son curados por la moderna medicina

80
alopática? ¿Cuántas de las llamadas curas, nada más fueron
que reacciones de la naturaleza en su tendencia de
salvaguardar al hombre contra sus enemigos?
La verdadera fe, que trae la felicidad infinita y eterna
para el creyente, consiste en el conocimiento de que el
Universo está realmente constituido, en el Principio Unico,
el Reino de los Cielos y su justicia, en el amor universal que
abarca todos los antagonismos, tan ampliamente, que los
convierte en complementarios.
Como ello implica toda una vida de disciplina, de
contemplación, nada más puedo hacer, por medio de este
libro, que indicar el camino.
Lamentablemente, el principio de la medicina
filosófica desapareció del propio Extremo Oriente, donde
nació.
Seguidamente, nuestra propia cultura nos pasa
desapercibida. Muchas comodidades e invenciones que los
americanos aceptan naturalmente, son cause de maravillosa
admiración en otras partes del mundo. Lo mismo sucede en
mi país. Por ejemplo, los blocks de madera para impresión
no tenían valor especial en el Japón. Eran hechos más para
la recreación educativa infantil, hasta que los hermanos
Goncourt y el profesor Fenollosa, llegados de otro mundo,
encontraron en ellos grandes valores artísticos. Así, también,
el judo y el arte de arreglos florales era practicados con
naturalidad en el Japón, hasta que fueron exaltados como
artes superlativas por los observadores occidentales.
Alimento la esperanza de que el mundo occidental aceptará
con visión más amplia otra dádiva de Oriente, que es
ofrecida como retribución a las muchas cosas maravillosas
que le proporcionó. Me refiero a nuestro supremo tesoro
ancestral, de más de 5000 años, el Principio Unico, la
filosofía práctica del Yin-Yang.

81
De acuerdo con esta filosofía, todas las cosas son
divididas en dos categorías, que son simultáneamente
antagonistas y unificantes: el Yin y el Yang. El Yin puede
ser llamado de fuerza centrífuga y el Yang de fuerza
centrípeta.

POSITIVO Y NEGATIVO

El Yin y el Yang, al mismo tiempo, están en oposición


y se complementan uno al otro, tal como el día y la noche, el
hombre la mujer, el invierno y el verano. Son dos opuestos
fundamentales, que se unen para destruir y crear cualquier
cosa que exista en el Universo. No pueden estar totalmente
opuestos porque son siempre limitados y relativos. Están
ligados entre sí como la noche y el día. Y cuando es noche
en Occidente, es día en Oriente. Nada existe totalmente Yin
o totalmente Yang. Puede ser más Yin que Yang, o más Yang
que Yin, y así los designamos como uno u otro.
Este “dualismo” también existe en las religiones
occidentales. Jesús comprendía y admitía que Satanás
existía incluso en El, el Hijo de Dios. Según el Principio
Unico, en este mundo nada existe que sea totalmente bueno
o malo, así como nada es totalmente Yin o Yang. En este
mundo de relatividad, el Yin inevitablemente se convierte en
Yang, y el Yang se convierte en Yin.
Solamente aquello que es eterno, absoluto e infinito
puede ser llamado “bueno”, en el sentido absoluto.
En la Tierra llamamos “bueno” a aquello que nos
gusta, y “malo” a aquello que no nos gusta, o sea también,
aquello que consideramos provechoso para el hombre y
aquello que suponemos es perjudicial. Lo que puede ser
bueno para un hombre, entretanto, puede ser malo para otro.
Las virtudes, en ciertas circunstancias, pueden ser vicios

82
como cuando la economía se convierte en avaricia, el coraje
en temeridad, la paciencia en indolencia. En este mundo, la
mutación es la única constante. Para los que comprenden la
paradoja práctica del pensamiento Yin-Yang, la vida es una
educación constante en la mayor universidad que existe y
que no cobra matrícula ni mensualidades. Para los que nada
saben del Yin y Yang, la vida puede ser un infierno.
El centrípeto Yang es constrictivo y produce calor,
sonido, densidad, peso: la tendenciaa ir hacia abajo.
El centrífugo Yin es expansivo y produce frío,
silencio, dilatación, expansión, liviandad; la tendencia a ir
hacia arriba.
Desde el punto de vista físico, cualquier cosa que
contenga más agua que sólidos –siendo iguales cada una de
las otras condiciones– es Yin; lo inverso es Yang.
En términos de composición química, los compuestos
ricos de hidrógeno, carbono, litio, arsénico y sodio son más
Yang de lo que los otros desprovistos de estos elementos y
que, a su vez, son ricos en potasio azufre, fósforo y
nitrógeno.
Todo lo que existe en el Universo tiene una forma, un
color y un peso característicos. Una forma prolongada en
una posición vertical, es Yin. La misma forma extendida
horizontalmente es Yang. La primera es dominada por una
fuerza centrífuga o Yin. La segunda está bajo la influencia
de una fuerza centrípeta o Yang.

ARTE

A B C D son formas verticales regidas por la fuerza


centrífuga.
E F G H Son formas horizontales regidas por la fuerza
centrípeta.

83
Cada par de formas tiene la misma dimensión, la
misma superficie geométrica. Pero son antagónicas. Una es
Yin y la otra es Yang. Los antagonismos entre C y G y entre
D y H son bastante pronunciados., C y G superpuestos se
combinan para formar la estrella judaica de David. D y H
superpuestos se combinan formando una cruz. La unión de
las formas básicas Yin-Yang dio origen a símbolos sagrados
fundamentales.

PESO

La fuerza centrípeta gobierna todo lo que es pesado y,


por lo tanto, es Yang. La fuerza centrífuga gobierna todo lo
que es leve y, por lo tanto, es Yin. Cuanto menor el peso,
tanto más Yin.

Formas yin A B C D
Formas yang E F G

84
COLOR

El color es nuestra primera percepción sensorial. Sin


color, nada podemos apreciar. La clasificación de los colores
básicos es fácil. Colores calientes y fríos representan lo
sextremos de Yin y Yang, con todas las otras graduaciones

85
de calor y frío en posición intermedia. Es tan simple como el
arco iris, que va del extremo Yang, o el rojo, pasando por el
naranja, amarillo, verde, azul y añil, hasta el extremo yin, o
violeta.
Partiendo de estas tres características fundamentales,
forma, peso y color, todo en el Universo puede ser
clasificado como Yin o Yang, sin necesidad de aparatos
complicados o análisis químicos. Esa clasificación puede ser
“científicamente” confirmada tomándose como base la tasa
Potasio / Sodio (K/Na) establecida en las tablillas analíticas.
Pero asimismo, este último método no es exacto, pues la
tasa K/Na puede discordar considerablemente entre varias
especies de la misma planta o en sus diversas partes.

VARIACIONES GEOGRÁFICAS

Todas Las cosas que son producidas y nacen en climas


fríos son Yang, comparadas con aquellas que mejor se
adaptan a climas calientes. Por ejemplo: una manzana roja
del Canadá es Yang. Un mango púrpura de Trinidad es Yin.
Las personas que viven en un clima frío son siempre más
fuertes, fisiológicamente, que aquellas que viven en un
clima caliente, pues comen más alimentos Yang, que,
paradójicamente, son producidos más fácilmente en el clima
frío, Yin.

PALADAR

Así como los colores van del extremo Yin al Yang, así
también podemos distinguir el Yin del Yang por el paladar y
por el olfato. Las graduaciones de Yin a Yang, son las
siguientes: cáustico, ácido, dulce, salado, amargo. La
pimienta dilata nuestros capilares y aumenta la circulación

86
sanguínea dando una sensación de calor: es extremadamente
Yin. El berro es amargo y da sensación de frescura: es
extremadamente Yang. Conviene recordar que estas
relaciones son sólo de los sabores naturales y no de los
artificialmente condimentados o manufacturados
químicamente. La dulzura del azúcar blanco, químicamente
manufacturado, es cien veces mayor que la del azúcar
natural, a nuestro paladar El azúcar blanco, fabricado por
procesos químicos, ocupa el extremo Yin en la escala de los
alimentos. De un modo general, los vegetales más Yin son:
la berenjena, los higos, las pasas de uva, la col y el repollo
“morados”, que en la realidad son violáceos, el germen de la
papa, las naranjas, el azúcar de caña o de remolacha. Son
todos azulados o violáceos, interna o externamente. Son
ricos en vitamina K y C, y todos muy Yin.
Los alimentos yang, al contrario son rojos o amarillos:
carne y todos los productos de la hemoglobina, pescado,
huevos, vitamina D, zapallo, zanahoria, inhame (tipo de
patata), manzana, cereza, frutilla. Son ricos en sodio (Na) en
comparación con el potasio (K).
El factor esencial para la nutrición apropiada del
cuerpo humano consiste en la proporción adecuada de Yin y
Yang en los alimentos ingeridos.
El potasio (o K) puede ser considerado como el
símbolo de los elementos Yin en nuestros alimentos. El
sodio (o Na) puede ser considerado como el símbolo del
Yang. La tasa K/Na es muy práctica como guía, pues tanto
K como Na se encuentran en casi todas las composiciones
químicas de los alimentos y son los más importantes
indicadores químicos del Yin y del Yang.
La mejor proporción de Yin /Yang, o K/NA, es de
cinco por uno. El arroz natural, sin pulimento, es el alimento
perfecto: presenta el equilibrio justo de 5 por 1. Todos los

87
alimentos cuya tasa K/Na es mayor de 5 por 1, son Yin. Por
ejemplo, la banana es de 850/1, la naranja es 570/1, la papa
es de 512/1, y el pomelo es de 390/1.
La alimentación del hombre evolucionó con él a través
de los siete aprendizajes biológicos que siguieron al
abandono del “hábitat” marino. Los cereales constituyen la
etapa final de esa evolución alimenticia, y contienen todas
las propiedades necesarias a la vida en su forma más
elevada, siendo, pues, el alimento perfecto para el
hombre.
En el Japón actual, según las estadísticas oficiales, la
profesión más peligrosa no es la de corredor de obstáculos,
alpinista o acróbata aéreo, sino la medicina. Los médicos
mueren más temprano que cualquier otro grupo profesional.
En ese orden siguen los propietarios de restaurantes. ¿No les
parece interesante que, justamente aquellos que
supuestamente deberían ser los guardianes de nuestra salud,
y éstos que preparan para nosotros deliciosos y tentadores
manjares, sean no solamente los que ignoran el secreto de la
longevidad, sino hasta, aparentemente , sus adversarios?
Por otro lado, de acuerdo con estadísticas oficiales, el
grupo de los que tienen vida más larga es el de los monjes
budistas. Los sistemas tradicionales de comer y beber, que
todavía subsisten inalterados en los monasterios del
budismo Zen, continúan confundiendo a los investigadores
científicos de la longevidad y la juventud eterna. En los
monasterios del Budismo Zen, los más adelantados
discípulos son siempre elegidos para la honra singular de
convertirse en cocineros. Su posición es la más importante
en la vida espiritual de la comunidad. Son elegidos para que
su conocimiento superior y experiencia en la selección y
preparación de los alimentos, según las enseñanzas del
Principio Unico del Yin/Yang, puedan auxiliar el desarrollo

88
del discernimiento de los demás discípulos.
En los monasterios ZEN-Budistas, esa manera
tradicional de seleccionar, preparar y servir el alimento es
llamada de “SYOZIN RYORI”. Su traducción más
aproximada sería: “la cocina que desenvuelve el
discernimiento supremo”.
La aplicación de la filosofía oriental a la ciencia de la
nutrición, también puede ser traducida por una palabra
derivada del griego: macrobiótica. En griego, “macro”
significa grande, “bio” significa vida, y “biótica” significa la
técnica del rejuvenecimiento. Así, la palabra macrobiótica
derivada de los griegos –un pueblo que también sabía que
una mente sana no puede existir en un cuerpo tenso y
perturbado– es aquí empleada para transmitir la idea de ese
antiguo arte de seleccionar y preparar los alimentos para que
puedan producir longevidad y rejuvenecimiento.
En la práctica, la manera de vivir macrobióticamente
es muy simple. Está abierta para cualquiera: rico o pobre,
inteligente o ignorante. Cualquier lugar. Millones de
personas, en Extremo Oriente, han vivido de esa manera
durante siglos, disfrutando de felicidad y libertad, cultura y
paz, durante millones de años, gracias a las enseñanzas
macrobióticas de Lao-Tsé, Song-Tsé, Confucio, Buda,
Mahavira, Nagarjuna y muchos sintoístas, mucho tiempo
antes de los sabios que crearon la gran ciencia médica de la
India.
Actualmente, a pesar de los libros escritos sobre
filosofía oriental, la mayor parte de sus enseñanzas básicas
se volvieron absolutas. Todo el entendimiento intelectual y
conceptual de la filosofía del Extremo Oriente será
completamente inútil si no da origen a una vida más sana y
feliz, a partir del día siguiente.
Si el hombre es el rey del reino animal, él debería ser

89
capaz de curarse y proteger su salud de manera más efectiva
de lo que cualquier otro animal. Un hombre que no puede
curar sus dolores y sufrimientos, conquistar su propia
libertad, u obtener alegría y justicia por y para sí mismo,
está sujeto a ser explotado por los otros, o alimentar
gérmenes y microbios. No precisa tener miedo del infierno
después de la muerte, pues ya está viviendo en él.
Todas las grandes religiones poseen una cosa en
común: leyes y principios para guiar a los hombres,
enseñándoles a comer y beber. Algunos de los más antiguos
–los de la antigua India, como el Código de Manú, por
ejemplo– determinan minuciosamente las reglas fisiológicas
y biológicas prácticas para la conquista de la felicidad y de
la salud. Esta es la sabiduría olvidada a la que debemos
volver, con gratitud y humildad.
Si realmente dijésemos sí a la vida, y aceptásemos el
Orden del Universo, fortaleceremos nuestro entendimiento,
libertaremos nuestro juicio y capacidad de tomar decisiones,
así como cortaremos los grillos de los sentidos, al volver
nuevamente a la alimentación natural, normal y adecuada.

90
IV

LA CAUSA

Sufrimos las consecuencias de todas las malas acciones


de la pereza, avaricia y gula
omitiendo la palabra Jesús de Dios.
T. S. ELLIOT
Cuatro
Cuartetos

¿En qué consiste la enfermedad?


Epícteto decía: “Si un hombre no es feliz, la culpa es
de él”. Recelo que hoy en día existen muchas personas
infelices que no concuerdan con esta máxima griega.
Incluso aceptándola teóricamente, alimentan dudas sobre la
razón ulterior de sus padecimientos.
Permítanme postular la ecuación de otra manera. Si un
hombre no es feliz, eso quiere decir, que, consciente o
inconscientemente, él violó las leyes de la naturaleza.
Debido a su juicio defectuoso, o por simple perversidad, se
colocó a sí mismo o a su manera de vivir, en conflicto con el
orden del universo infinito y la ley del equilibrio.
En Occidente, hoy en día, raramente es invocada la
“ley natural” excepto cuando son discutidos los argumentos
sobre métodos de control de natalidad. Se invoca el Libro
del Génesis, con su máxima divina: “Creced y
multiplicaos”. Pero vivir dentro de la ley natural significa
algo más que el control de los apetitos sexuales. En el Libro

91
del Génesis hay una máxima divina, que precede a otra, que
especifica lo que el hombre debe y no debe comer. Y la gula
continúa siendo un pecado capital en la religión cristiana, a
pesar de haber poca oportunidad de oír sermones de grandes
líderes religiosos pregonando contra ella.
La gula es un alejamiento obstinado de la naturaleza y
sus leyes. Sus consecuencias son el sufrimiento,
enfermedades y malestar general. Los pecados de nuestros
padres realmente recaen sobre nosotros, pues la gula es,
seguidamente, el resultado del ambiente embriológico,
familiar y social. Pero no somos castigados por un Dios
Supremo, Omnipotente e Infinito. El hombre nace en un
estado de gracia que lo destina a ser feliz en la Tierra. Toda
la infelicidad, enfermedad, molestia y crimen resultan de su
ceguera o ignorancia sobre la naturaleza del mundo en que
vive, o de su orgullo obstinado al colocarse contra él. La
molestia y el dolor son un aviso divino, un mensaje de la
naturaleza buscando guiarnos por el camino cierto. En sí
misma, no pasa del síntoma de una enfermedad más
profunda –un alejamiento de la constitución humana– que el
propio Dios estableció para nosotros.
La molestia puede ser útil obligando al hombre a
retornar a un entendimiento de los principios fundamentales
de la salud y de las leyes inexorables de la naturaleza.
Temporariamente, ella puede herir una parte, beneficiando
el todo al final, una vez que reconozcamos y entendamos
integralmente el problema de la salud.
Si tratamos la molestia por medio de la medicina
sintomática, estaremos, simplemente, provocando un
desastre inevitable: “La operación fue un éxito, pero el
paciente murió”. La medicamentación química, las píldoras
e incluso las intervenciones quirúrgicas solamente sirven
para desviarnos del verdadero camino que nos lleva de

92
vuelta a la salud. Una molestia “curada” de esta manera
volverá nuevamente o recrudecerá bajo otra forma.
Esencialmente, sólo hay una enfermedad básica –el pecado
original–, el desprecio a las leyes de la naturaleza, una
repulsión de la verdad por pura ignorancia o pura
perversidad, una afrenta al primordial e inmutable Orden del
Universo.
Estoy convencido de que la noción de “enfermedad
incurable” es una invención humana, la más arrogante de
todas las invenciones, transfiriendo a la responsabilidad
divina las faltas e ineptitud del propio hombre. Tengo
certeza, en el fondo del corazón, que no existen
enfermedades en el mundo –invalidez, diabetes, lepra,
epilepsia, cáncer, asma– que no puedan ser eliminadas si
aprendemos a aplicar correctamente la filosofía médica que
nos fue delineada por algunos de nuestros ancestros.
Yo mismo me dediqué a ciertas teorías de cura que son
peculiares al Extremo Oriente, y al Budismo Zen en
particular, teorías que están ligadas a todo un concepto
filosófico, que son basadas en los principios del Yin del
Yang, que intentaré exponer más tarde.
Esa filosofía médica del Extremo Oriente tiene por
base, sobre todo, un reconocimiento del hecho de que la
naturaleza –de la cual la vida depende–, es la mayor
curadora. El primer paso para la cura es el reconocimiento
de que nosotros mismos creamos laenfermedad de la cual
sufrimos. No son los bacilos, ni los virus, pero sí nosotros
mismos los culpables, por permitir al enemigo invadir y
tomar cuenta de nuestros cuerpos.
“Mea culpa”, mi propia culpa, son las primeras
palabras del pecador que se aproxima al confesionario
católico romano pidiendo absolución. Estas mismas palabras
son las primeras que deberían pasar por la mente del hombre

93
enfermo que busca restablecerse.
El segundo paso es comprender las simples maravillas
del cuerpo humano.
Lógicamente, toda enfermedad y molestia es
alimentada por la corriente sanguínea. El cuerpo humano
descompone y renueva diariamente una cantidad de 300
millones de glóbulos por segundo –una décima parte del
total– cada día. En consecuencia, si volvemos a comer y
beber de manera normal, natural y adecuada, biológica y eco
biológicamente, la sangre se transformará enteramente y
quedará renovada en diez días. Por lo tanto, de acuerdo con
la constitución del Universo, conforme es entendido e
interpretado por la antigua filosofía de la medicina oriental,
cualquier enfermedad deberá, lógicamente, ser detenida, si
no curada, en diez días.
Todas las grandes religiones y libros religiosos del
mundo, incluyendo el Nuevo Testamento, recomiendan la
oración y el ayuno como los grandes curadores.
Si no nos podemos curar por la oración y el ayuno es
porque nuestra concepción de oración y ayuno está falseada.
Jesús curaba a cualquier enfermo por la fe. La fe es nada
más que la oración constante. Pero la oración, en ese
sentido, no debe ser confundida con súplica o mendicidad de
ventajas personales. Es antes una meditación profunda y
perpetua, una contemplación permanente de la infinita
justicia y del orden divino del Universo.
Por raro que parezca, muchos de aquellos que
pregonan los Evangelios de Jesús, así como muchos
budistas eminentes, a menudo, son demasiado gordos, por
consiguiente, muy enfermos, atracados de comida y bebida,
muy “sanpaku”, lo que en sana conciencia, no los
recomienda mucho para pregonar un Evangelio de ayuno y
oración. Son ellos los primeros en engullir medicamentos y

94
píldoras en cantidad, y a la primera señal de indisposición
corren hacia algún hospital o clínica buscando la cura por
las más recientes técnicas de la medicina sintomática o
intervención quirúrgica; así es que olvidan pronunciar el
“mea culpa”, que está en la raíz de sus sufrimientos. El
verdadero “ayuno” no exige el abandono completo de la
comida y de la bebida, No podemos apartarnos del aire y la
luz, que son las más maravillosas síntesis de las cuales
derivan los cereales y, por lo tanto, constituyen el verdadero
fundamento de la vida. Ayunar significa abandonar el hábito
de la voracidad que siempre nos induce a comer y beber en
exceso. Ayunar, en el verdadero sentido, significa comer y
beber simplemente, de acuerdo con aquellos principios que
son el centro del orden infinito del Universo. El ayunar,
también, es un antídoto contra el comer demasiado.
La teoría en sí, es simple, así como la lógica. Pero la
técnica es delicada y puede ser muy complicada, Además,
ninguna teoría es útil sin una técnica práctica. Y ninguna
técnica es segura sin que se comprenda la teoría simple y
clara en la cual está basada.
Nuestra teoría simple es esa: alimentos naturales,
debidamente equilibrados y ningún remedio.
Con seguridad, nada es tan difícil actualmente como
encontrar alimentos y bebidas naturales, especialmente, en
las grandes metrópolis de la civilización occidental, donde
las cocinas, los mercados, la agricultura y el sistema de
distribución de alimentos están tan industrializados y
complicados. Pero, si determinarais entender el Principio
Único, que está en la raíz de la filosofía oriental de la
medicina, nada os podrá desanimar.
Creemos que si la comida adecuada puede mantener la
salud, o evitar la enfermedad, lo que nadie niega, por el
mismo motivo puede curarla. Esto es, si fuera introducida en

95
el cuerpo en dosis apropiadas, con moderación, atendiendo
sus propiedades químicas –conforme se acostumbra a decir
en el Occidente– o en términos de Yin y Yang, como
decimos en el Extremo Oriente.
El alimento puede ser un remedio. También puede ser
un veneno. Pero, ningún remedio (ninguna combinación
química) puede ser un alimento, y todos los remedios son
venenosos.
Existe un área, en la filosofía médica, donde el Este
encuentra al Oeste. El más ardiente abogado de las “drogas
milagrosas” no negará su imperfección, y lo más cierto
todavía, sus peligros. Los bacilos adquieren inmunidad
contra ciertos medicamentos y, así, los remedios milagrosos
de una generación ya pasan, en la otra, a ser considerados
inocuos y, a veces, hasta perjudiciales. ¿Habrá necesidad de
citar el reciente escándalo internacional que se originó de la
descubierta respecto a cierto medicamento que era recetado
para los malestares del embarazo que fue responsable del
nacimiento de niños sin manos o pies? Sinceramente
apoyamos lo que fue dicho por Olive Wendell Colmes, autor
y médico, padre del famoso jurista.
En cuanto al valor terapéutico del alimento, es
costumbre en la medicina moderna, así como en el científico
Oriente, prohibir a los pacientes ciertos alimentos –
permitidos cuando gozan de buena salud– o someterlos a
dietas especiales para restaurarles la salud. Existe, por lo
tanto, cierta concordancia en relación a que los alimentos
poseen valor terapéutico y a que las drogas son peligrosas.
El punto donde nosotros, de tradición oriental
discrepamos radicalmente con los médicos occidentales,
consiste en los valores atribuidos a ciertos alimentos y en
lasteorías en las cuales estos valores están basados.

96
La salud del individuo no le
pertenece,
ella es exclusiva de la sociedad
como
prosperidad, fortaleza y
ejemplo
de la salud de todos.
H
E
R
I
C
O
U
R
T

97
V

LA CURA

La enfermedad no es una necesidad, ni es mandada


por Dios. Por lo tanto, los esfuerzos de la medicina
occidental –poco importa el cuidado científico por ella
empleado al analizar su naturaleza y medicamentos
específicos-, son desperdiciados, superfluos y, muchas veces
engañadores. La adopción del régimen macrobiótico no sólo
protege contra las enfermedades sino también puede
detenerlas e incluso curarlas, poco importa su grado de
adelantamiento.
Es lamentable que solamente una o dos formas de
medicina, especialmente la alopática, sean permitidas en la
mayoría de los países occidentales. Eso dificulta desafiar
por resultados comparativos, las teorías sintomáticas de la
medicina occidental. Incluso en el Extremo Oriente,
lamentablemente, la Ciencia occidental prevaleció, y la más
antigua filosofía es mantenida solamente por unos pocos.
Si tuviera libertad para tanto, podría recetar
específicamente para la cura de las enfermedades del
corazón, cáncer, diabetes, enfermedades venéreas, riñones e
incluso para el área de la psiquiatría –esquizofrenia y
paranoia- con seguridad de cura dentro de un tiempo
asombrosamente corto. Recomendaría, entonces, al paciente
vaciar el contenido de su caja de remedios, dispensarse con
el médico y, salvo en casos de emergencia más extrema,
desengañarlo de la esperanza de salvación dudosa,

98
particularmente en el caso de cáncer, de la cirugía drástica.
Espero solamente que los establecimientos médicos de
Occidente sean lo suficientemente tolerantes como para
investigar las posibilidades terapéuticas de la alimentación
macrobiótica y pasen a ser guiados por sus verdaderos
descubrimientos. Podrían obtenerse profundas reformas en
sus sistemas y hábitos, y más, tal vez, una impredecible
revolución de toda la medicina sintomática.
En este momento, me siento libre solamente para
sugerir a aquellos infelices a los cuales la ciencia médica
desahució como “casos perdidos”, o a aquellos enfermos
que, por uno u otro motivo, están bajo cuidado médico, que
haría bien siguiendo los regímenes expuestos en este
capítulo, asegurándoles que están constituidos, en sus
mínimos detalles de alimentos que traen salud y que de
ninguna manera dejarán de mejorar sus condiciones físicas.
Antes que nada, permitan que enumere algunas de las
enfermedades para las cuales la medicina occidental admite
que no hay cura. Ella no consigue hacer más que aliviar el
dolor y las molestias –a cualquier precio- de la artritis, por
medio de simples analgésicos o por el engañador uso de
hormonas. Igualmente, para la diabetes, la única solución de
que los médicos occidentales disponen para ofrecer, es el
equilibrio artificial y temporal de la química del cuerpo por
medio de inyecciones constantes de una sustancia externa, la
insulina, cuyo valor, conforme declaré anteriormente, fue
puesto en duda hasta por los que la recetan. Todavía más
directa es su prohibición del azúcar al diabético, con lo que
son forzados a concordar con la práctica macrobiótica Y
¿por qué razón no prohibir el uso generalizado del azúcar
como alimento, como el régimen Yin-Yang exige,
eliminando así, para siempre, y para todos, el peligro de
adquirir aquella enfermedad? Si se lanzó un grito de alerta

99
contra el tabaco, cuyo daño no fue probado con certeza, ¿por
qué no contra el azúcar?
Para el cáncer y úlceras estomacales, no hay cura,
salvo la cirugía. Por lo tanto, son incurables. Para la lepra,
leucemia, epilepsia, cuando mucho hay un alivio. La lepra
ya es enteramente curable (por lo menos en términos
occidentales) desde el advenimiento de los sulfones. La
sífilis se extiende a pesar de todos los programas públicos de
salud y de los antibióticos “hacedores de milagros”. El doble
de muertos por el cáncer, resuena hasta para los jóvenes. Y
las enfermedades del corazón son el asesino Nº 1 año tras
año.
La mayor parte de la cirugía también es una confesión
de fracaso por parte de la medicina, tanto alopática como
homeopática. A los cirujanos no les alcanzan las manos en
las salas de operaciones, para hacer simpatectomías.
Actualmente, ya existen bancos de sangre, bancos de ojos, y
ya se pueden comprar riñones artificiales. En breve tiempo
habrá bancos de estómagos, riñones y corazón, y el proceso
puede no tener fin hasta que el cuerpo humano no posea más
que piezas artificiales. Como ironía final, muchos hombres
americanos tan celosos de sus poderes sexuales, son
forzados a tomar hormonas colocándose en peligro y
arriesgando la pérdida de su potencia, con el objetivo de
evitar el endurecimiento de las arterias.
Toda enfermedad es causada por el desequilibrio Yin-
Yang en el cuerpo. La medicina tradicional de Extremo
Oriente –debiéndose aclarar que no queremos referirnos a la
práctica oriental moderna que está casi enteramente bajo la
influencia de la ciencia occidental– se aproxima a cada
enfermedad a través de fases sucesivas, produciéndose la
cura, entre tanto, paralelamente con el progreso de la
enfermedad. Estos grados son:

100
1. Fatiga, causada por una vida indisciplinada,
desordenada, obesidad, nervios destrozados. Un
hombre perezoso es un enfermo.
2. Dolor y sufrimiento, no asociados a la
enfermedad específica, pero causados por
excesos sexuales o sumisión a las extravagancias
y excentricidades alimenticias.
3. Síntomas crónicos, causados por un exceso de
Yin o de Yang en la alimentación siempre a través
de un capricho o auto-indulgencia en la selección
del alimento. Los ejemplos son los dolores de
cabeza, de estómago, presión de vientre, diarrea,
vómitos, úlceras y todas las enfermedades de la
piel o de la sangre.
4. Síntomas simpaticotónicos o vagotónicos, o sea,
cuando la enfermedad crónica llegó hasta el
sistema nervioso autónomo.
5. Alteraciones fundamentales o estructurales en los
propios órganos.
6. Enfermedades psiconeuróticas, emocionales, tales
como la esquizofrenia, neurastenia, hepatitis,
enfermedad de Basedow, dilatación cardiaca.
7. Enfermedad espiritual. Algunas personas pueden
ser fuertes, libres de indisposiciones físicas o
mentales y no obstante, sufrir las consecuencias
sociales de la arrogancia y de la intolerancia. A
pesar de su éxito externo, no poseen fe,
esperanza, alegría o amor. Su fin es
inevitablemente trágico.

Las enfermedades no siempre se encuadran en una


clasificación rígida y, a menudo, uno o todos esos grados de

101
enfermedad están interligados. Obviamente, los tres
primeros pueden ser tratados separadamente por medio de
una dieta apropiada y una vida disciplinada. En esta área, los
regímenes macrobióticos, pocos lo negarán, pueden
efectivamente operar maravillas.
Donde haya ocurrido una alteración orgánica, o en
ciertas indisposiciones nerviosas, que venían procesándose
durante largo tiempo, la regresión puede ser demorada –a
pesar de haber ocurrido curas súbitas en el último caso–
pero la tradicional medicina Yin-Yang insiste que puede
promover un alivio rápido, y cura final de cualquier
enfermedad, incluso de las así llamadas incurables.

Tabla de alimentos para cura y cocina zen


FRUTAS Y
N° CEREALEA VEGETALES SOPA ANIMAL ENSALADAS POSTRES BEBIDA
7 100,00% Lo menos posible
6 90,00% 10,00% ''
5 80,00% 20,00% ''
4 70,00% 20,00% 10,00% ''
3 60,00% 30,00% 10,00% ''
2 50,00% 30,00% 10,00% 10,00% ''
1 40,00% 30,00% 10,00% 20,00% ''
1 30,00% 30,00% 10,00% 20,00% 10,00% ''
2 20,00% 30,00% 10,00% 25,00% 10,00% 5,00% ''
3 10,00% 30,00% 10,00% 30,00% 15,00% 5,00% ''

Sin hacer afirmaciones específicas, pero convencidos


de que podrán servir para mejorar la salud general y el
bienestar de cualquier hombre enfermo, hicimos una lista de
diversos regímenes considerados por la medicina oriental
como extremadamente beneficiosos para el cuerpo y la
mente enfermos. Son contraindicados solamente en

102
emergencias drásticas, tales como un apéndice perforado,
caso en que no se debe comer nada. Fuera de esto, sólo
podrán beneficiar a los que experimenten, advertidos, sin
embargo, de que el uso de remedios, siquiera sean
recomendados por su médico o no, pueden perjudicar su
equilibrio delicado y anular sus efectos. Además, no
contienen nada perjudicial, usados tanto interna como
externamente. Son constituidos, enteramente, de buenos
alimentos y hierbas de naturaleza y alimentación saludable.
Previo ayuno factible.
Bebidas y líquidos: se aconseja beber con moderación.
En cuanto a los regímenes de números negativos
constantes en la lista, aclaramos que esa anotación se debe
al hecho de estar, levemente por debajo del margen de
seguridad absoluta. Una persona sana, que busca variedad
en la dieta, puede adoptarlas con cierto riesgo pero esto no
es recomendable. Su propio estado de salud y bienestar
pueden guiarlo, pero pocas personas, tal vez ninguna, gozan
de salud perfecta o felicidad completa. Todos se sentirán
mejor si obedecen a los regímenes superiores.
Más por razones de salud que sentimentales, una dieta
vegetariana es recomendable para todos. Entre los alimentos
animales, el pescado es el menos Yang, y se prefiere a los
demás. Puede, efectivamente, ser usado por cualquier
persona normal sin marcado perjuicio. La carne de aves,
principalmente de caza, su fueron alimentadas con
sustancias orgánicas en la menos perjudicial de todas. Otras
carnes deben ser absolutamente evitadas, aunque sean
aparentemente sanas, principalmente la carne roja.
No todos los vegetales pueden ser consumidos sin
peligro, aún en grado moderado, conforme consta en la lista.
En otro lugar de este libro se encuentra la explicación de
esto. También existe una relación al final del libro, de las

103
propiedades Yin-Yang de varios alimentos animales y
vegetales, en el debido orden de sus composiciones.
Nuevamente, conviene destacar que los cereales son
beneficiosos, en su estado natural, contienen todos los
ingredientes en la debida proporción Yin-Yang, necesarios
para sustentar la vida y promover el bienestar.
El Régimen Número 7, que consiste en 100% de
cereales, es el más fácil, simple, recomendable y rápido para
recuperar la salud, especialmente si usted es “sanpaku”, si
está sufriendo de algún disturbio crónico, o si su auto
examen hecho con el auxilio de los seis índices de la salud,
reveló que su salud está bastante por debajo de lo normal.
Trate de seguir este camino más fácil y más rápido
durante diez días. Y, de ahora en adelante, conserve en la
mente, con firmeza, los siguientes puntos como una
orientación permanente en la elección de comida y bebida
saludables:

1. No use azúcar blanca y evite todo lo que sea


azucarado, especialmente bebidas dulces,
incluso las que usan substitutos del azúcar, como
la sacarina que también es muy Yin.
2. Limite la ingestión de líquidos, haciéndolo en la
cantidad mínima necesaria para que no orine
más que dos veces cada 24 horas, si es mujer, o
tres veces, sies hombre.
3. Use la menor cantidad posible de productos
animales, especialmente si vive en un clima
caliente o si va de viaje. Casi todos los alimentos
animales, incluyendo leche, queso y manteca, son
tratados o fabricados químicamente, en tanto que
las ostras, pescado fresco y caza están
generalmente libres de productos químicos.

104
4. Evite alimentos industrializados, todos los
productos enlatados, embotellados preparados,
particularmente los preparados con colorantes.
Sólo en último caso, coma alimento que
importado de larga distancia.
5. Evite completamente los vegetales muy Yin, que
son las papas, tomates y berenjenas, y no coma
ningún vegetal fuera de estación o traído de
lejos. Esto porque, generalmente, tales vegetales
fueron producidos artificialmente o tratados con
fertilizantes químicos o insecticidas.
6. Evite frutas y jugos de frutas.
7. Cuide que su dieta siempre incluya de 60 a 70
por ciento de cereales y de 20 a25 por ciento de
vegetales bien cocidos y fritos. Con la mejoría
progresiva de la salud, podrá ir bajando,
despaciosamente, el índice. En la medida que sea
perfeccionada su habilidad en el arte del
equilibrio Yin-Yang, podrá ir incluyendo sopas,
pescado y ensaladas en su dieta. Puede, no
obstante, continuar con cualquier régimen más
elevado que el número 3, por el tiempoque lo
desee, sin peligro. Pero si no siente una mejoría
progresiva de la salud tomando como base los
seis índices de la salud, vuelva al Régimen
Número 7 durante pocas semanas o meses. El
Régimen Número 7 es el más simple y sabio. Los
otros son más difíciles porque son más
complicados.
8. Evite el café, o té, que contiene colorantes
cancerígenos. El Banchá, té japonés y el té chino
natural son permitidos.
9. Evite condimentos, vinagre, sazonadores

105
químicos, incluso las salsas y misso japoneses en
venta en los mercados. Condimente sus platos
naturalmente con sal marina no refinada, salsa
de soja o misso macrobióticamente preparados
y/o los aprobados por la Fundación Ohsawa, de
los Estados Unidos o de otros países. Cocine con
aceite vegetal, cuidando de limitar la cantidad en
no más de dos cucharadas de sopa por persona,
diariamente.
10. Se puede usar la cocina china, hindú o francesa,
o una combinación de técnicas culinarias.

Inevitablemente, después de leer la relación de


alimentos que deben ser evitados, algunos americanos
siempre preguntan: “¿Pero qué puede comer, entonces?”.
Generalmente, tal pregunta revela los orígenes del mal
estado de salud e infortunio de quien la hace. Es una
admitida confirmación de aquel egoísmo sensorial y
arrogancia, de aquel pecado original que continúa,
inconscientemente, cometiendo cada día.
Es alguien que conoce poco de las otras culturas o
civilizaciones que perfeccionaron el arte culinario al punto
de transformar simples alimentos básicos, en centenares de
platos diferentes.
Uno de los más famosos restaurantes de Tokio es el
“Tokio Kaikan”, que posee diversos salones de refección y
centenas de de privativos. En él se pueden apreciar las
mejores comidas de todas las naciones; cocina francesa,
italiana, inglesa, china y también japonesa. El cocinero-jefe
de ese famoso restaurante declaró, cierta vez, en una
conferencia pública, su convicción sobre la superioridad
culinaria y fisiológica de los platos preparados de acuerdo
con el Principio Unico. En el “Tokio Kaikan” estamos aptos

106
para preparar cualquier plato, dijo él, “pero para mi mismo,
prefiero los platos preparados por mi esposa, que utiliza el
método del Maestro Ohsawa”.
El arte culinario es el arte de la vida. Nuestra salud,
nuestra felicidad, nuestra libertad y nuestro raciocinio
dependen de lo que acontece en nuestras cocinas.
Los chinos y japoneses fueron vegetarianos durante
millares de años. Durante ese tiempo adquirieron una
fantástica habilidad en el arte de cocinar vegetales. Tanto es
así que, cuando un japonés se enfrenta con aquello que es
llamado comida vegetariana, en Occidente, queda
decepcionado con la vulgaridad e insipidez de lacomida.
Constaté que los buenos cocineros son muy raros en
Occidente, especialmente en los Estados Unidos. Si usted no
es buen cocinero, tendrá, simplemente, que aprender al arte
culinario. No se puede depender de otros.
La cocina macrobiótica, perfeccionada en nuestros
cursos, basada en el tradicional arte culinario de Oriente, es
deliciosa. Se lleva tiempo para aprenderla. En nuestra cocina
se precisa ser creador en términos de proporción Yin-Yang.
La vida es creadora. Vivir es crear.
Mientras usted esté aprendiendo, inevitablemente, ha
de preparar platos no exactamente deliciosos. No hace mal.
Si sus platos no son sucesos espectaculares, usted comerá
menos. Eso puede ser muy bueno para su estómago e
intestinos que, con toda seguridad, deben estar muy
cansados. Todos tenemos inclinación a ser glotones y
cuando algunas veces comemos menos, tanto mejor.
Estudiando cada vez más la teoría y practicándola
diariamente en la cocina, su juicio, habilidad y confianza,
aumentarán hasta que, más tarde o más temprano,usted se
convertirá en una artista creador en la distribución de
los elementosYin-Yang en sus comidas diarias, el arte

107
más fundamental e importante de lavida.

108
VI

LOS INTERESADOS EN LA BALANZA

En Occidente existen muchas personas corpulentas en


exceso, sobre todo mujeres. Esta gordura excesiva, esta
obesidad, es una indudable expresión de angustia y gula
insaciables.
En cambio en China y Japón esta dolencia es hasta
cierto punto, humillante, y extremadamente rara, debido a la
vida austera, a la sobriedad y a la alimentación vegetariana
milenaria.
Generalmente, se trata de un exceso, ya sea de agua,
grasa o proteínas animales, que se acumula en el organismo
y que desaparece por milagro con un simple régimen.
En cuanto a la pareja, la mujer que se alimenta
exclusivamente de proteínas animales (Yang) es muy
probable que adolezca de irregularidades sexuales con lo
cual el hombre comienza a tornarse indiferente, siendo esto
muchas veces la causa de reyertas conyugales y hasta de
infidelidades y separaciones.
Las mujeres occidentales comen mil veces más
proteínas animales que las japonesas, las chinas o las
hindúes. Es por eso que aquellas son mucho menos
femeninas que éstas, es por eso que existen muchos hombres
occidentales deseosos de casarse con jóvenes orientales, más
dulces y femeninas.
Hay más de 100.000 japonesas casadas con soldados
norteamericanos. La sexualidad, como vemos entonces,

109
puede cambiar el destino de los hombres, y la clave de este
cambio parece encontrarse en la nutrición cotidiana.
La macrobiótica es aceptada con vivo interés por
ciertos individuos preocupados por la balanza, por ser este
un medio sencillo, práctico y saludable de perder peso
rápidamente, así como también de conservar la línea sin
problemas.
Los lectores interesados en ello, alcanzarán estados
más saludables y de larga vida, y planos mucho más amplios
de conciencia, lucidez mental y alegría, observando el
régimen Nº 7 durante 10días, continuando luego con el Nº 5
o el Nº 6, por uno o dos meses.

110
VII

EL CONTROL DIARIO

Nuestra felicidad o infortunio, en este mundo, depende


de innumerables decisiones que tomamos diariamente. Cada
una de ellas se fundamente en nuestra capacidad instintiva
de emitir juicios. Nuestro bienestar físico, psicológico, hasta
incluso espiritual, depende grandemente de aquello que
comemos, de la manera como fue cocinado y cómo lo
comemos.
La proporción de Yin y Yang de nuestra dieta diaria
debería ser siempre de cinco por uno. Pero, a no ser que
sigamos con una dieta solamente de cereales, esa proporción
es muy difícil de mantener en cada comida. Esto sucede
porque, durante la preparación de nuestro alimento, factores
físicos, como el calor, y factores químicos como la sal y el
agua, alteran la proporción original de los alimentos crudos,
descomponiendo, evaporando, condensando y combinando
los elementos individuales. Es muy importante comprender
teóricamente el Yin y el Yang, pero como las distinciones, a
menudo, son difíciles para los principiantes, y como el
cocinero altera la proporción, existe otro modo, muy fácil y
práctico, de orientación que nos puede servir de guía
diariamente.
Si la orina fuera entre marrón y transparente (como
cerveza clara); si la materia fecal es marrón oscura o
naranja, substancialmente de buen formato, larga y flotante,
con buen olor, la dieta del día anterior contenía la

111
proporción adecuada de equilibrio Yin-Yang: 5-1. Si la orina
y evacuaciones diarias resultan muy claras es porque se
comió demasiado Yin.
Una orina amarilla y transparente, que presente
sedimentos después de reposada durante unos diez minutos,
indica perturbación o enfermedad renal más o menos grave,
debido tanto a un exceso de calorías como a una deficiencia
de Yang. Una orina muy diluida, transparente y copiosa,
indica la probabilidad de diabetes. Quien necesita orinar
más de cuatro veces cada 24 horas, ya está enfermo:
probablemente con los riñones cansados o con una
enfermedad del corazón.
La presión de vientre (estreñimiento), o su opuesto –la
necesidad de evacuar más de dos veces diariamente– indica
una perturbación más o menos grave. Si la materia fecal es
verdosa o negra, indica un gran exceso de Yin. Un mal olor
indica un mal funcionamiento del estómago o de los
intestinos.
Un hombre verdaderamente sano, tal como los
animales, no debería necesitar de papel higiénico.
Biológicamente, los animales no pasan de una
conversión de los vegetales pues la hemoglobina es una
mutación de la clorofila. Los cereales y los vegetales pueden
proporcionar un adecuado equilibrio diario de Yin-Yang a
nuestro alimento, lo que no ocurre con los productos
animales.
Al comer cereales y vegetales, su clorofila se
transforma en hemoglobina. En nuestra nutrición celular,
cualquier cosa que no puede ser transformada en sangre
roja, es descartada por los intestinos en el color naranja y
amarillo o por la orina. Nuestra vida fisiológica es un
proceso de transformar los productos clorofílicos en sangre
roja hemoglobínica. El Yang se crea del Yin. Cocinar el

112
alimento ayuda inmensamente a esta transmutación porque
utiliza factores Yang, tales como sal, fuego, presión y
deshidratación. El descubrimiento de la sal y el uso del
fuego fueron de primordial importancia precisamente
porque representan el principio de la civilización humana,
diferenciado al hombre de los otros animales.
Este proceso de transformar la clorofila en
hemoglobina comienza en la cocina y se realiza,
incesantemente a través de la boca y de los órganos
digestivos. Los carbohidratos, que son los compuestos más
Yang, son digeridos por la saliva de la boca, el órganos más
Yin. Las proteínas, que son más Yin que los carbohidratos y
son sin embargo más Yang que las grasas, son digeridas por
las secreciones producidas en el estómago, que es un órgano
de localización más Yang que la boca. Los aceites y las
grasas que son los más Yin, son digeridos por los intestinos,
órganos más Yang que el estómago.
Nuestra vida fisiológica es una transmutación de los
colores Yin en colores Yang. Nuestra salud y felicidad
dependen de esta transmutación diaria. Este es el secreto de
lavida, simple, bello y sin artificios.
El secreto de la muerte es lo opuesto, una dieta diaria
basada en todos los caprichos y extravagancias de los
sentidos, careciendo del sentido de equilibrio Yin-Yang,
produce las enfermedades, infelicidades, infortunio y
agonía, resultantes de la violación del Orden del Universo.

113
VIII

LA ALIMENTACIÓN Y EL SEXO

Si un japonés descubre pelos en las piernas de una


mujer queda espantado. Pelos en los brazos de una mujer es
algo más que afrentoso, pues los brazos son más Yin que las
piernas. Esto es una señal de que la mujer está atacada de la
más fatal y decadente de las molestias: la pérdida de su
sexualidad. Una mujer con pelos en los brazos y en las
piernas no es más considerada como mujer. Perdió su
feminidad.
En la lengua japonesa, la diferencia entre el reino
animal y la raza humana está expresada en los términos más
básicos. No tener pelo es llamado “hito”, que significa
humano. Tener pelo es llamado “kedamono”, que significa
animal.
La perdida del pelo del cuerpo representa una
evolución biológica de millones de años. Como las mujeres,
biológica y fisiológicamente, son infinitamente superiores al
hombre, ellas representan un grado más avanzado de aquel
proceso y son naturalmente dotadas de una piel suave, bella
y elegante.
Cuando todas las mujeres posean pelos en el cuerpo,
será la señal del fin del mundo, una tragedia más
catastrófica que la destrucción termonuclear. La erosión de
la polaridad sexual, con mujeres más masculinas y hombres
más femeninos, ya se volvió la más destructiva y perniciosa
de todas las amenazas al Orden del Universo.

114
Si el hombre se volviera más femenino, perdiendo sus
cualidades Yang, y la mujer tendiera a masculinizarse,
perdiendo sus cualidades Yin, el resultado final podrá ser el
fin de la raza humana. Lo que estamos viendo, actualmente,
es apenas el preludio de esa tragedia. La sexualidad es la
base de toda vida humana, la llave de nuestra existencia, la
atracción universal que Newton encontró en las estrellas y
otros encontraron en los átomos. La sexualidad es el orden
primordial del Universo. Sin la sexualidad, la vida,
simplemente, no puede existir. Y el amor es el florecimiento
de esa sexualidad. Amar es vivir. En el Japón, la séptima
noche del séptimo mes de cada año, las jóvenes y mujeres
que sueñan con el amor eterno, amarran papeles de siete
colores en las varas de bambú. En cada esquina del frágil
papel son pintados poemas de amor. Aquellas varas, o
postes, son colocados en el frente de cada casa, rica o pobre,
y la brisa nocturna lleva estos poemas japoneses de amor
por los cielos, esperanzadamente, hasta las estrellas más
distantes.
Los siete papeles coloridos unen los siete mundos
diferentes, los cuales expresan las siete diferentes especies
de amor. Estas palabras, y los instintos que están por detrás
de ellas, no existen en Occidente.
De acuerdo con el Principio Unico y el Orden del
Universo, las siete especies de amor son, hasta donde la
diferencia de idioma permite reproducir, el amor ciego, el
amor sensual, el amor sentimental, el amor intelectual, el
amor social, el amor ideológico y elamor universal.
¿Cuál es la razón de haber tanta tragedia sexual en
este mundo? Es porque tres cuartas partes de la raza humana
sufre de alguna disfunción de las glándulas o de los órganos
sexuales. La educación sexual es una preocupación moderna
en muchos países occidentales, pero en casi todas partes tal

115
educación está exclusivamente ligada a juicios transitorios
de los sentidos, sentimientos o intelecto. La educación
sexual en Occidente, según me parece, ignora
completamente la educación biológica, fisiológica y
psicológica que nos lleva al entendimiento de los siete
aprendizajes del amor y al lugar que ocupan en el Orden del
Universo.
En recientes visitas a los Estados Unidos y Europa, he
sido asediado por personas que sufren desesperadamente de
todas las especies de enfermedades sexuales: homosexuales,
mujeres sufriendo de leucorrea, hombres y mujeres
impotentes o estériles, hermafroditas (pseudos o genuinos),
personas con deformación en los órganos sexuales, mujeres
con menstruación irregular, mujeres frías, mujeres que
perdieron aquello que llaman “sex appeal”, mujeres que se
masculinizaron, hombres que se afeminaron, pobres almas
que protestan, lamentan, lloran, luchan y deploran su penosa
situación.
Existen muchas enfermedades específicas de las
glándulas y de los órganos sexuales. Pero TODAS LAS
ENFERMEDADES, del más simple resfriado al cáncer
“incurable”, pagan su terrible tributo a la erosión de las
fuerzas sexuales.
En un país como los Estados Unidos, donde una gran
mayoría de personas sufre de una o de otra enfermedad
crónica, no es de admirar que los desajustes sexuales sean la
regla y no la excepción. No es motivo de admiración que
existan tantos casamientos fracasados, tantos divorcios,
tantas deserciones, tantos nacimientos ilegítimos, tanta
agonía, causados por prácticas sexuales anormales. No es de
admirar que el catolicismo se haya visto obligado a prohibir
totalmente el divorcio en una tentativa de conservar unida a
la familia a cualquier precio.

116
Las sociedades de Extremo Oriente son feministas, a
despecho de toda aparienciacontraria.
En el Japón existen templos budistas especiales,
llamados “En Kiri”, que significa el corte de los lazos
matrimoniales. Cualquier mujer puede ir a esos templos y
obtener el consentimiento religioso para abandonar un
marido cruel o inconveniente. Las sociedades de Extremo
Oriente están basadas en la superioridad biológica y
fisiológica de las mujeres. La madre es la creadora, el padre
es el destructor. El hombre es el guerrero, la mujer la
pacifista.
Los Estados Unidos son una gran sociedad que
proclama la libertad por encima de todo y no obstante,
cuatro de cada cinco personas reclaman lamentablemente
contra la falta de libertad sexual y sufren horrores en sus
vidas conyugales. Difícilmente, un hombre entre mil, parece
encontrar alegría y felicidad permanentes en su casamiento.
Innumerables personas no gozan del amor sexual y sus vidas
son una búsqueda incesante de nuevas especies de placer
sensorial compensador.
La mayor parte de la infelicidad e infortunios de la
vida familiar provienen de dificultades sexuales –
impotencia, falta de una vida sexual placentera–, o su
opuesto, demasiada actividad sexual patológica entre los
cónyuges.
Nadie puede ser verdaderamente feliz a no ser que sus
necesidades sexuales sean placenteramente satisfechas en su
vida conyugal. Muchos hombres eminentes llegaron a un
final trágico porque sus esposas eran sexualmente
desequilibradas. ¿Cuál es la causa fundamental de ese
continuo conflicto entre mujeres frígidas y cansadas y
hombres indiferentes, carentes de estímulo para la
placentera consumación de sus deseossexuales normales?

117
El deseo sexual normal, moderado y natural, es una
señal de buena salud. Un hombre y una mujer sanos pueden
compartir el éxtasis sexual una vez por noche, al menos
hasta los sesenta años. Los hombres y mujeres que siguen
un régimen macrobiótico pueden hacerlo hasta los 80 años.
Uno de los mayores monjes budistas del Japón –Rennyo
(1415/1499)– fue padre de su 27º hijo a los 81 años, tres
años antes de morir.
Un hombre sano es Yang –activo, fuerte, centrípeto–.
En extremos patológicos, violento, destructivo y cruel.
Una mujer sana es Yin –pasiva, suave y centrífuga–.
En estados patológicos, frágil, negativa, exclusivista,
antisocial, escapista. El hombre y la mujer son opuestos,
antagónicos y complementarios. Por naturaleza, su destino
es rimar permanentemente. Por eso la vida es tan
interesante, dramática y agradable.
Infelizmente, existe un número demasiado grande de
personas completamente dislocadas de este esquema natural
de las cosas. Algunos hombres son asexuales por haber
heredado una naturaleza Yin en virtud de la dieta errada de
las madres. Otros adquirieron una naturaleza Yin
consumiendo demasiada alimentación Yin: azúcar, frutas,
bebidas comerciales dulces, helados y alcohol. El hombre
precisa ser Yang. Si es Yin, será infeliz. Entretanto si, por
otro lado, fuera demasiado Yang, será cruel y destructivo. Si
su Yang excesivo no fuera controlado, él morirá joven y
trágicamente.
Las mujeres son Yin por naturaleza. Cuando se
vuelven muy Yang, por comer demasiado alimento Yang,
principalmente productos animales, se tornarán infelices.
Quedan masculinizadas. Pasan a detestar los deseos sexuales
del hombre, pierden el deseo de amar y ser amadas por los
hombres. Al contrario, pasan a ser atraídas por hombres

118
dóciles, obedientes y femeninos; se dedican a pequeños
animales caseros o se convierten en homosexuales. Sus
vidas son infortunadas e infelices porque violaron todas las
leyes naturales. En el otro extremo están las mujeres que son
demasiado Yin para ser amadas. Huyen de toda la
sexualidad y se refugian en una tristeza permanente.
Los hombres muy Yin son más infelices que los muy
Yang. Y las mujeres muy Yang son más infelices que las que
son muy Yin. Esa especie de anormalidad básica les
dificulta, o imposibilita constituir un hogar feliz. Algunas
veces, entretanto, un hombre extremadamente Yin y una
mujer extremadamente Yang se encuentran y consiguen ser
menos infelices juntos, que si permaneciesen solos o
viviendo con pájaros, perros o pescados.
Los hombres y las mujeres, naturalmente, son
controlados por sus hormonas sexuales, pero éstas, a su vez
son influenciadas por la dieta. La vida está llena de
dificultades sexuales e infortunios matrimoniales porque la
mayoría de los hombres y mujeres no poseen la mínima idea
de cómo mantener su salud, por medio de la comida y de la
bebida. Todos comen, pero saben cómo comer.
Permiten que su comida y bebida –la base de su salud
y felicidad sexual– esté regulada por el gusto sensorial, por
hábitos de familia, costumbres regionales, pereza y
conveniencia, rutina y erróneos modernismos.
Están jugando a la gallina ciega. Están tirando al
oscuro, cuando eligen sus compañeros vitalicios en base a la
pura atracción física, o por razones sentimentales,
económicas o intelectuales. Si comprendiesen el Orden del
Universo, los principios Yin-Yang, y la manera correcta de
comer y beber, podrían conocerse a sí mismos. Podrían,
también, estar mejor habilitados y elegir una esposa o
marido más de acuerdo con sus temperamentos. O, si por

119
desgracia, hubiesen elegido un consorte inconveniente,
podrían, todavía, saber cómo transformar biológica,
fisiológica y psicológicamente, su constitución –así como a
sí mismos– recurriendo al régimen macrobiótico. Si alguien
dijera a una miembro de una familia religiosa japonesa, o a
un miembro de la orden monástica budista, que es imposible
“mudar la naturaleza humana”, él no lo comprendería ni lo
creería.
La tradición oriental determinó, hace millares de años,
que los niños y niñas no deberían jugar o estudiar juntos
más allá de la edad de 7 años. Es una manera básica e
inteligente de fortalecer la naturaleza Yang de los niños y la
naturaleza Yin de las niñas. En Oriente, todos los niños
empiezan a aprender la filosofía básica Yin-Yang en cuanto
van a la escuela. El estudio de Yin-Yang es extremadamente
práctico y los niños aprenden rápidamente, desde tierna
edad, a aplicarlo en cualquier nivel y dominio de la vida.
Bioecológicamente, la filosofía Yin-Yang nos enseña que los
casamientos más felices son aquellos que reúnen niños y
niñas nacidos en las antípodas de la órbita terrestre, o sea,
con una diferencia de cerca de 180 días. Aquellos que
vienen de familias de lo más diferentes, son considerados
como poseedores de un antagonismo complementario, que
produce una unión más feliz y de mejor descendencia. Esas
diferencias provocan una atracción mutua más fuerte.
Hace millares de años los pueblos de Oriente poseen
estrecho conocimiento de estos secretos vitales de la
naturaleza –los millares de alimentos y la manera de
prepararlos– que pueden mudar la constitución individual
humana, la tendencia intelectual, el comportamiento social,
las inclinaciones sexuales, y, consecuentemente, todo el
destino humano, así como la naturaleza de la sociedad.
Algunos de estos alimentos son “milagrosos”, en su

120
capacidad de aumentar el poder sexual. No daré aquí ningún
ejemplo de los afrodisíacos orientales, porque, en la actual
situación, ciertamente, habría abuso de ellos. Es mucho
mejor seguir el régimen macrobiótico natural, que
transforma toda la constitución y personalidad, lenta y
firmemente, en la dirección de una salud total y de una
verdadera polaridad sexual.
Existen otros alimentos, igualmente “milagrosos”,
para matar todo el apetito y deseo sexual, instantánea y
completamente. Han sido usados, tradicionalmente, en los
templos budistas y entre las familias severamente religiosas
y ortodoxas. Entre otros, tenemos el shiitake, una especie de
hongo japonés; kampyo, un poroto seco; konnyaku, una
especie de tubérculo. Pero esos vegetales japoneses no
atenúan ni matan tanto los apetitos sexuales como el azúcar,
dulces, jugos de frutas, helados, frutas importadas de países
calientes, bebidas dulces, papas, tomates, berenjenas y
vitamina C.
La papa (solanum tuberosum), el tomate (solanum
lycopersicum), la berenjena (solanum melongena) y el
morrón, eran desconocidos en Oriente. Son todas plantas
tropicales, variedades de solaninas, que parecen ser nativas
de las montañas andinas y cultivadas, primeramente, por los
incas. Fueron dadas por los incas a los invasores españoles
que las trajeron a otras partes de Europa y América del
Norte. Durante años, lógicamente, el tomate fue considerado
como venenoso en muchos países y usado simplemente
como planta decorativa.
Durante millares de años, en Oriente, cuando las
mujeres no podían más la crueldad, violencia o exigencias
sexuales patológicas de sus maridos demasiado Yang, ellas
no consultaban abogados ni apelaban a los tribunales.
Calladamente, consultaban a una mujer más vieja de la

121
familia, que planeaba una modificación en la alimentación
del marido, preparando alimentos diferentes que convertían
un hombre demasiado Yang, en un marido dócil o
impotente. Los maridos, que desconocían la cocina
macrobiótica, nunca sabían lo que les estaba sucediendo.
El hombre más fuerte y sano puede ser asesinado
legalmente, sin indicio de prueba y sospecha, cuando es
alimentado con una dieta extremadamente Yin, durante días
o semanas. Si eso puede suceder, y aseguro que sí, es
relativamente fácil fortalecer, debilitar o extinguir
completamente, los apetitos sexuales y fuerzas por medio de
una habilidosa selección y preparación del alimento diario.
¿Cómo podemos enfrentar la epidemia de
enfermedades sexuales? ¿Cómo podremos detener la
desaparición de la polaridad sexual, responsables por la
creación de hombres-mujeres y mujeres-hombres?
¿Cómo podremos crear hombres vigorosamente sanos
y mujeres lindamente femeninas? Esto es un secreto que, de
buena voluntad, estoy dispuesto a revelar. Procurad seguir el
régimen macrobiótico, especialmente el Régimen Número 7,
durante un cierto número de días o semanas. Quedaréis
admirados con el resultado.
Verifique eso por sí mismo. El cuerpo no miente. El
estado de nuestra salud y felicidad sexual es uno de nuestros
secretos más íntimos. Ningún médico tiene posibilidad de
decirle alguna cosa que usted mismo no conozca sobre esta
función de su cuerpo. Con los primeros resultados, las
teorías macrobióticas deben confirmarse o caerán. Con la
severa adopción del Régimen Número7 durante dos o tres
semanas, los pelos de los brazos y pernas de las mujeres
comenzarán a desaparecer hasta que las glándulas sexuales
gradualmente, alcancen una condición de equilibrio natural.
Con la estricta observación del Régimen Número7,

122
cualquier hombre encontrará, después de unas pocas
semanas, el vigor y la intrepidez que pensaba ya habían
desaparecido para siempre. Si marido y mujer comparten la
misma alimentación macrobiótica, especialmente el
Régimen Número7, en el comienzo, –que es la manera más
segura de establecer el equilibrio entre Yin y Yang–
descubrirán que cualquier anormalidad sexual que pueda
existir, cualquier incompatibilidad, desaparecerán
gradualmente en la medida que sus glándulas consigan
alcanzar la armonía establecida por el Orden del Universo,
el mismo Orden del Universo que decreta, absolutamente y
para siempre, que cada 28 días (cuatro veces siete) la mujer
pierda una cierta cantidad de sangre por la menstruación. La
sangre es la esencia del Yang y la menstruación asegura a la
mujer continuar permaneciendo un poco más Yin que el
hombre.
Cualquier mujer que desee recuperar su feminidad, tan
rápido como sea posible, y regular el desequilibrio glandular
causado por un exceso de Yang, precisa evitar todos los
productos animales, carne, manteca, leche y queso. Esos
productos nunca fueron destinados a nutrir una constitución
tan delicada como la de la mujer. Algunas veces son usados,
pero solamente para nutrición del cuerpo masculino, más
grosero y primitivo.
Somos aquello que comemos, y nuestra naturaleza es
determinada por el alimento queusamos para renovar
nuestros cuerpos.
La sexualidad, la función más básica y delicada del
cuerpo, depende únicamente de nuestra nutrición diaria.
Solamente los que comen de acuerdo con las leyes naturales
del Universo, serán siempre felices. El infortunio alcanzará
a aquellos que rehúsan aprender esta lección y vivir de
acuerdo con ella. Serán obligados a vivir el resto de sus días

123
en una prisión que ellos mismos crearon.
La anormalidad sexual es uno de los síntomas de esa
miseria, entre muchos otros. El homosexualismo y el
hermafroditismo –real o falso– están aumentando en
Occidente. La anormalidad sexual es la más miserable de
todas las enfermedades, siendo hombres y mujeres esclavos
de los más ciegos instintos animales.
Después de la necesidad de alimento, el deseo de
satisfacción sexual es la más fuete y profunda necesidad de
la humanidad. El hombre vive como consecuencia de sus
apetitos; su apetito de alimento sustenta, a su vez, su apetito
de satisfacción sexual. La ganancia y la gula por otro lado,
provocan deseos sexuales anormales. El vicio alimenticio
inevitablemente se convierte en sexualidad desequilibrada.
Aprisiona doblemente.
Aquellos que encuentran la llave del Orden del
Universo pueden encontrarse a sí mismos y a la libertad
infinita. Los otros están destinados a ser esclavizados
durante toda su vida por los apetitos fisiológicos y sexuales.
Quien sea esclavo de inclinaciones sexuales anormales, no
es ni animal ni humano. Es alguna cosa intermedia. La
persona homosexual o asexual es, de todas, la más digna de
lástima, y la literatura occidental está repleta de sus
monstruosidades, desde el Marqués de Sade hasta las
últimas noveles americanas. Cualquier anormalidad sexual
puede, con el tiempo, ser curada por la más estricta adhesión
al régimen macrobiótico. Partiendo del inhumano al animal,
del animal al humano, del humano al superhumano, el
camino que lleva a la felicidad es largo, y el único guía
práctico es la confianza en la macrobiótica, de acuerdo con
el Principio Único del Yin-Yang.

124
IX

ORACIÓN Y AYUNO

Cuatrocientos años atrás, un pequeño barco navegaba


en el medio de una tempestad en el Océano Indico, jugando
como una hoja al capricho de impetuosas olas. En aquella
diminuta embarcación, un hombre joven, solo, abrasado por
la fiebre y sufriendo, exclamaba:” ¡Oh, Señor! ¡Mandadme
más dolor, oh, Señor!”
Sobrevivió, para pregonar en Nagasaki algunos meses
después. Era San Francisco Javier, el primer cristiano que
pusiera los pies en el Japón. Allí murió después de rezar
durante treinta años.
Es ese el espíritu, esa confianza absoluta, que nos
libera del desastre y de la enfermedad. Algunos lo llaman fe.
Yo llamo a eso comprensión del Principio Unico y amorosa
aceptación del Orden del Universo.
La antigua medicina oriental fue anulada y
virtualmente extinguida por la moderna medicina
occidental, con su cornucopia de maravillas tecnológicas,
invenciones, instrumentos y máquinas tan deslumbrantes
como las que constituyen la revolución industrial moderna.
Pero fue la propia medicina oriental que preparó el camino
para su caída, al olvidar y abandonar el Principio Único.
Todo lo que comienza tiene fin.
Como ejemplo práctico, a fin de ilustrar la diferencia
básica entre la medicina sintomática occidental y la filosofía
de la medicina del Extremo Oriente, basada en el Principio

125
Unico, observemos una misma enfermedad partiendo de dos
puntos de vista. Por ejemplo: la poliomielitis. Prácticamente
todos, en América, tienen conocimiento de la reciente
campaña de “guerra a la polio”, que recibió una atención
especial en virtud de los sufrimientos del Presidente
Roosvelt. Constituyó objeto de billones de dólares en
investigaciones, culminando en, por lo mínimo, dos vacunas
y un premio Nóbel para uno de los descubridores. No
obstante, ¿quién puede afirmar que el virus de la polio existe
realmente? El virus de la poliomielitis continúa siendo un
misterio para la medicina sintomática moderna.
La medicina de Extremo Oriente argumenta de otra
manera. Como las piernas y los pies son la parte más
inferior del cuerpo humano, son considerados como muy
Yang. Los pies son órganos Yang. El Yang sólo puede ser
neutralizado o destruido por factores Yin. La causa básica de
la polio, por lo tanto, debe ser un exceso de Yin.
Procure observar la dieta diaria de una víctima de
polio. Con seguridad constatará en ella un exceso de Yin:
demasiada vitamina C y K, azúcar, agua, frutas, papas,
tomate, refrescos, helados y dulces, todo fuera de
proporción a los demás alimentos. La estación para las
epidemias de polio en los Estados Unidos, es en el medio
del verano, cuando hay un excesivo consumo de Yin.
En los antiguos métodos de la medicina de Extremo
Oriente, el estudio de la fisiognomía era usado para
descubrir la predisposición para ciertas enfermedades. Los
niños más susceptibles a la polio poseen rostros triangulares
o en triángulo invertido. Su predisposición para una
enfermedad como la poliomielitis fue preparada en el estado
embrionario, una vez que nuestra constitución morfológica
fundamental es creada por la alimentación ingerida por
nuestra madre, mientras estamos en su vientre. De la misma

126
manera, los niños con pies planos son también susceptibles a
la polio, así como la epilepsia, encefalitis y enfermedades
del corazón. El arco de la sueña del pie debe ser
suficientemente fuerte, tal como la lámina de un resorte, a
fin de absorber el gran choque que todo el cuerpo sufre a
cada paso que da, principalmente, al bajar escaleras,
protegiendo así, los millones de células cerebrales
increíblemente sensibles. Una vez comprendido esto,
podemos prevenir la polio y curarla. Es muy fácil
inmunizarse contra ella. Tenemos solamente que abandonar
todo el azúcar, todos los dulces, chocolate, frutas y jugos de
frutas, excepto manzana, frutilla y cereza; abstenernos de
café, condimentos, pan blanco, manteca, queso, carne,
exceso de líquidos; en fin, de todas las sustancias Yin
innecesarias para sustentar la vida. Los remedios,
operaciones, vacunas, no serán más necesarios.
“Por extraño que parezca, todos los microbios y virus
desaparecen o pierden su virulencia con la dieta
macrobiótica”. Cuando usted esté inmunizado de una vez
por todas, no precisará más, tener miedo a la poliomielitis.
Llevando adelante el asunto, pasemos a examinar las
diferentes actitudes de la medicina sintomática occidental y
de la de Extremo Oriente, y observemos cómo proceden en
relación a otra enfermedad que en los Estados Unidos
asumió las proporciones de una verdadera plaga: la diabetes.
Ningún médico occidental puede curar la diabetes, a pesar
de transcurridos treinta años desde el descubrimiento de la
insulina. Los médicos continúan recomendándola, lo que
equivale a condenar a sus pacientes diabéticos a caminar
con una muleta de insulina para el resto de su vida. No
obstante, en el 25º aniversario de su descubriendo,
laineficacia de la insulina como tratamiento o cura de la
diabetes fue públicamente admitida. Entretanto, millones de

127
diabéticos pagaron millones de dólares por ese remedio
ineficaz, no sólo en los Estados Unidos, sino en todos los
países. Y el número de diabéticos aumenta cada día. Una
vez comenzado el tratamiento con insulina, tendrán que
conformarse con llenar los bolsillos de los médicos y
farmacéuticos mientras vivan. En la diabetes, el azúcar pasa
a la orina. La medicina sintomática receta la insulina y
prohíbe al paciente alimentarse con productos ricos en
carbohidratos. Eso produce alivio, pero no pasa de una cura
con muletas. Sobre la diabetes, la medicina del Extremo
Oriente argumenta de la siguiente manera: dentro del
escalonamiento del Principio Unico, el azúcar es el
elemento situado en el extremo Yin de la escala de
alimentos. La falta de insulina en el cuerpo, que desciende
los niveles de azúcar sanguíneo, también es Yin. La insulina,
siendo un constrictor, es Yang. El páncreas, un órgano
compacto, es Yang en el sentido físico. La mala función del
páncreas Yang es Yin, causando una dilatación en toda esa
parte, principalmente en las células de los islotes de
Langerhans. En todos los casos, la diabetes es causada por
un exceso de factores Yin, demasiada comida y bebida Yin.
En consecuencia, el tratamiento precisa ser Yang, y el
remedio final consiste en una dieta bien equilibrada, no
demasiado Yin ni Yang.

128
X

REMEDIOS EXTERNOS

Cada vez que visito Occidente parece que oigo hablar


sobre alguna enfermedad. O una vieja enfermedad aparece
con un nuevo nombre. El diagnóstico es bastante difícil para
los médicos, a pesar de estar equipados con millares de
aparatos y técnicas.
Pero el cuerpo humano continúa siendo el mismo y
cada enfermedad o molestia es acompañada por uno o más
síntomas clásicos: fiebre, inflamación, diarrea, disentería,
tos, hinchazón, anemia y flaqueza general, o alguna especie
de parálisis.
Siguiéndose fielmente el Régimen Número 7 durante
diez días, no hay necesidad de ningún tratamiento
específico. Los síntomas deben desaparecer. La
macrobiótica, entre tanto, dispone de una lista de remedios
simples, naturales, externos e internos, que pueden ser
útiles.

DENTIE: Se trata de un dentífrico en polvo que preparé


usando la berenjena, salada y seca, después quemada. Llamé
“Dentie” a las cenizas. Puede ser encontrada entre los
elementos y asociaciones macrobióticas. Utilicé los antiguos
principios de la medicina oriental para hacerlo; empleando
la parte más Yin del vegetal más Yin (la parte superior) y
usando sal, calor, fuego y tiempo –todos Yang- para obtener
su esencia Yang. Todas las enfermedades de la boca,

129
particularmente los dientes y encías, son muy Yin, causados
por productos Yin, ricos en vitamina C y potasio. Dentie es
extremadamente Yang. Aplíquela en un diente dolorido y
encontrará alivio inmediato. Si sufre de piorrea, cepille los
dientes y las encías con Dentie, solamente en la parte
externa, antes de dormir. Puede, también, ser usada como
pasta de dientes dos veces al día.
FOMENTO DE TE: Tueste unas hojas de bancha y haga
un té. Agregue cinco por ciento de sal marina y haga un
fomento de este té diluido en los ojos. Es especialmente
bueno para inflamaciones y conjuntivitis. Aplique durante
diez a quince minutos tres veces al día.
EMPLASTO DE ARROZ: Aplaste arroz integral con un
poco de agua. Aplíquelo directamente en cualquier herida
dolorosa.
EMPLASTO DE CLOROFILA: Berro, espinaca, col, hojas
grandes de cualquier vegetal verde deben ser aplastados
formando un emplasto y aplicados directamente en la frente
para absorber la fiebre. Si se golpea en la cabeza, arranque
en seguida una hoja fresca de un vegetal verde y aplíquela
en el lugar golpeado para aliviar la molestia.
EMPLASTO DE HABICHUELAS DE SOJA: Tome una taza de
porotos de soja y deje en remojo en cinco partes de agua
durante la noche. Aplaste, adicione un poco de harina de
trigo integral, aplicando en la frente contra fiebre o
inflamación.
FOMENTO DE SAL: Caliente dos o tres libras (una libra =
450 gr) de sal marina no refinada. Ponga en una bolsa de
algodón. Haga fomentos y aplique en cualquier parte
dolorida del cuerpo.
BAÑO DE ASIENTO DE JENJIBRE: Ralle medio kilo de
jengibre y póngalo en una bolsa de algodón. Hierva en tres
cuartos litros de agua. Es muy bueno para disentería. Siendo

130
blanda, haga sólo la mitad de la cantidad. Moje una toalla en
la solución y aplíquela como compresa caliente en el
abdomen.
BAÑO DE ASIENTO DE CLOROFILA: Tome dos o tres
“hiba” u “hosina” (hojas secas de nabo daikon)
cocinándolos en 4 litros de agua, con un puñado de sal.
Cubra el cuerpo para calentarlo y, de tiempo en tiempo,
agregue agua caliente con hiba para conservar el baño
caliente. Es muy indicado para todas las enfermedades de
los órganos femeninos, útero y ovarios. Después del baño,
tome una taza de “syo-ban” y métase en la cama.
BAÑO DE ASIENTO CON SAL: Tome el mismo baño, sin la
“hiba”, usandos olamente sal marina no refinada.
ACEITE PURO DE SÉSAMO: Filtre aceite puro de sésamo
a través de una gasa o algodón. Aplique una simple gota en
los ojos, antes de dormir. A veces es un poco doloroso, pero
es muy bueno para todas las enfermedades de la vista. El
aceite de sésamo es obtenido en los puestos macrobióticos y
en muchos de los almacenes ys upermercados occidentales.
En muchos países es conocido como aceite dulce.
SÉSAMO Y JENGIBRE: Ponga una cuchara de té con
aceite de sésamo y otra con jugo de jengibre. Mézclelos bien
antes de ingerirlos. Es muy eficaz contra dolores de cabeza,
caspa y caída de cabello.
EMPLASTO DE TOFU: Aplaste un queso de soja blanco –
tofu- y adiciónele diez por ciento de harina. Aplique esto
sobre cualquier parte dolorida o inflamada del cuerpo para
obtener alivio inmediato.

131
XI

REMEDIOS INTERNOS

FIEBRE: Beba Kuzu, Ume-Syo-Kuzu y crema de arroz


integral. Externamente, aplique emplasto de clorofila, tofu,
poroto de soja o carpa.
INFLAMACIÓN: Externamente intente emplasto de albi,
carpa, tofu o clorofila, siguiendo con la aplicación de la
compresa de jengibre.
DIARREA O DISENTERÍA: Beba kuzu, o ume-syo-kuzu.
Externamente compresa de jengibre, konnyaku o un baño de
asiento de jengibre.
RESFRIADO: kuzu, ume-syo-kuzu y crema de arroz
integral.
TOS: Té kohren de loto es un excelente remedio para
tos convulsa. Externamenteaplique compresas de jengibre y
emplasto de inhame.
HINCHAZÓN: Daikon (bebida Nº2) o caldo de azuki.
ECZEMA O HERIDAS: Observar estrictamente el
Régimen Número 7. Nada más. Externamente, arroz crudo
aplastado con un poco de agua puede ser aplicado en heridas
dolorosas.
PARÁLISIS: Estricto cumplimiento del Régimen
Número 7, tomando el mínimo de agua posible. Berro o
diente de león bien picados y rehogados en una pequeña
cantidad de aceite y sal, o espolvoreados con gomasio, es
muchas veces, muy eficaz.
ANEMIA Y DEBILIDAD GERERAL: Estricta observancia del

132
Régimen Número 7, bebiendo muy poco. También puede ser
preparado lo siguiente: picar 30 gr de raíz deloto, 45 gr de
raíz de bardana, 30 gr de zanahoria. Rehogar la bardana en
60 gr de aceite y, después, adicione el loto y la zanahoria,
cocinando bien. Agregue, después, 5 gramos de jengibre y
150 gramos de miso. Agregue 60 gr más de aceite y cocine
bien hasta quedar bien seco. Esto es llamado tekka número
1.
PARÁSITOS Y DISENTERÍA AMEBIANA: Tome un puñado de
arroz crudo, en vezde desayuno, masticándolo cien veces.
Siga el Régimen Número 7 rigurosamente, usando gomasio.
Coma una ciruela umeboshi un día si y otro no.

133
XII

EL ACTO SAGRADO

Para cualquier tratamiento, desde la náusea aérea hasta


las venas varicosas, para todaslas enfermedades y
perturbaciones del cuerpo humano, sólo hay una receta
básica:oración y ayuno. En otras palabras, una observación
rigurosa del Régimen Número 7 yuna profunda meditación
sobre la justicia absoluta y la sabiduría infinita del Orden
delUniverso.El almanaque de las enfermedades humanas,
abajo trascripto, junto con el comentarioespecífico
sintomático, no pasa de una elaboración de aquella simple
afirmación, hecha arriba. Existen algunas pequeñas
variaciones en el uso de la dieta secundaria
específica,dependiendo de las perturbaciones que proceden
de demasiados factores Yin o Yang.Constataréis que ellas
son útiles y reconfortantes. Pero, cuanto más cambian
losremedios externos o específicamente sintomáticos, tanto
más permanece inalterable laantigua recomendación de
oración y ayuno.

NAUSEA AEREA: Para este mal, así como para la náusea


marítima y matinal beba lo menos posible antes de viajar.
Nada de alcohol, azúcar o dulces. Evite, especialmente, el
chicle y los bombones ofrecidos por la aeromoza. En vez de
eso conserve en la boca un poco de gomasio durante el viaje
aéreo. Si tuviera fuerzas para seguir el Régimen Número 7
durante uno o dos meses, usted nunca se mareará

134
nuevamente, tanto en el aire como en la tierra.
APOPLEJIA: Quien está siguiendo el régimen
macrobiótico, no precisa temer a esta enfermedad. Está
inmunizado contra ella. Para los que fueran atacados por
este mal, es aconsejable la rigurosa adhesión al Régimen
Número 7.
APENDICITOS: Igualmente, ninguna persona
macrobiótica puede ser atacada por esta enfermedad. El
Régimen Número 7 es la respuesta para aquellos que son
víctimas de ella. El mejor remedio externo son las
compresas de jengibre, seguidas de emplasto de inhame.
ARTRITIS: Tal como las otras enfermedades
“incurables”, ésta es perfectamente curable con la severa
observación del Régimen Número 7. Externamente, haga
compresas de jengibre y emplasto de inhame.
QUEMADURAS: Absolutamente nada de agua durante
algunos días, mientras es seguido el Régimen Número7, con
una ciruela umeboshi adicional, cada dos días. Aceite de
sésamo externamente, también es recomendable.
ENFERMEDAD DE BASEDOW: Muy fácil de curar con el
Régimen Número 7 y gomasio.
CATARATA: Es causada por la ingestión de demasiada
azúcar y vitamina C durante un largo período. Se
recomienda el Régimen Número 7 con gomasio.
PRESIÓN DE VIENTRE: Nuevamente, la causa de esta
perturbación es demasiada comida y bebida Yin –azúcar,
vitamina C, frutas, ensaladas, papas fritas, tomates y salsas–
Deje de comer estas cosas y quedará curado, como si
despertase de una pesadilla. Si el Régimen Número 7 no trae
un alivio completo dentro de unos pocos días, su caso es
grave. Demuestra que sus intestinos perdieron toda
elasticidad y están completamente paralizados. Aguarde
unos días más, bien semanas. No hay motivo de

135
preocupación si está siguiendo el Régimen Número 7.
Ninguna fermentación venenosa ocurrirá en sus intestinos
comiendo la alimentación natural macrobiótica. No se
asuste, mientras sus intestinos no restablecieren la
elasticidad natural.
TOSES: Respetando el Régimen Número 7, con
gomasio, cualquier tos, incluso la tos convulsa, terminará en
pocos días. Incluso una vieja tos asmática de 20 años
desaparece con este tratamiento. Té de loto y kuzu también
son muy buenos.
CALAMBRES MUSCULARES: Más de una vez, la cause es el
exceso de Yin, frutas y dulces. Generalmente, atacan las
piernas, que son las más Yang y, por lo tanto, acostumbran a
neutralizar el Yin en exceso. Si los calambres atacan al
corazón, el resultado puede ser fatal. Los calambres, así
como los otros síntomas y sufrimientos, son alarmas,
telegramas mandados por Dios. Si usted toma sedantes,
drogas o hace tratamientos sintomáticos, estará empeorando
el sistema de alarma contra incendios sin conseguir llegar
cerca de la causa del fuego.
CASPA, CAÍDA DE CABELLO Y CALVICIE: Agua en exceso,
muchos dulces, frutas, azúcar, vitamina C –todos ricos en
potasio– son las causa de todas las perturbaciones del cuero
cabelludo. Evite su uso y quedará curado sin ningún
tratamiento. (Después de curado, intente la siguiente
experiencia que confirmará la causa de sus perturbaciones:
coma uno de los alimentos Yin –tomate, pera, berenjena,
vinagre o miel–, antes de acostarse. En la mañana siguiente
encontrará cabello en la almohada o en el peine, diez veces
más que en la víspera). Al cepillar, use cepillos de cerda
natural. Los cepillos y peines plásticos, cosméticos, lociones
y tinturas son muyYin.
DIARREA Y DISENTERÍA: Nuevamente, la causa es

136
demasiada vitamina C o mucha fruta. Adhiera al Régimen
Número 7 y no beba agua ninguna. Aplique compresas de
jengibre y emplasto de inhame en el abdomen. Para la
disentería infantil, el tratamiento y la causa son los mismos.
Un baño de asiento de jengibre puede ser más fácil y tiene la
misma eficacia.
ECZEMA: Todo eczema es resultado de una enfermedad
renal. Ningún tratamiento sintomático es necesario o
recomendable. Siga el Régimen Número 7, dejando
absolutamente de tomar líquidos durante algunos días. Mi
esposa frecuentemente ha curado esta enfermedad
“incurable” en tres días.
DOLOR DE CABEZA: Los dolores de cabeza son avisos
de una posible hemorragia cerebral incipiente. Son
provocados por exceso de alimentos ricos en Yin. Tomar una
aspirina para matar el dolor, es suicidio, porque estaremos
eliminando el dolor con la paralización de nuestro sistema
nervioso, nuestro radar, nuestra alarma de autodefensa. Los
dolores de cabeza son alarmas dadas por Dios que indican
demasiada acidez en la sangre, y la aspirina es un ácido
fuerte, así como todas las vitaminas. El dolor de cabeza es
una señal de que el peligro penetró en la propia fuente de su
vida. Siga rigurosamente el Régimen Número 7 y será
aliviado. Tome una cucharada (de sopa) de gomasio. Las
siguientes bebidas, son también muy buenas. Yannoh,
kokoh, té mu, syo-ban, kuzu, ume-syo-kuzu. Crema de arroz
también es eficaz.
HEMORROIDES: Seguir estrictamente el Régimen
Número 7. Si el dolor fuera mucho, haga una compresa de
jengibre y un emplasto de inhame, externamente.
HERNIA: Siga el Régimen Número 7, rigurosamente,
aumentándolo con kombu. Kombu es una ancha hoja verde,
marítima, que puede ser conseguida seca en los puestos

137
macrobióticos o en los almacenes japoneses. Aparte una
hoja gruesa, lávela con agua, conservando ésta para otro
plato, pues contiene preciosas sales minerales. Corte el
kombu en pequeños trozos de 4 centímetros cuadrados.
Agregue tres partes de agua y cocine bien hasta que quede
seco. Agregue 10 a 20 por ciento de salsa de soja y cocine
nuevamente hasta que quede seco.
HIPERINSULINISMO: Es una enfermedad de transición
antes del ataque de hipoinsulinismo que constituye la
diabetes. Es fácilmente curable con la observancia del
Régimen Número 7.
INFLUENZA: Crema de arroz integral, kuzu, ume-syo-
kuzu y té mú son adicional eseficaces al Régimen Número
7. No precisaría decir que, una vez adoptado el régimen
macrobiótico, se queda inmunizado a la influenza.
IMPOTENCIA: Ver el capítulo sobre los desajustes
sexuales en la página...
INSOMNIO: Siga el Régimen Número 7 rigurosamente y
tome una taza de bancha con salsa de soja (shoyu) antes de
dormir.
ICTERICIA: Ayuno completo sin comer ni beber durante
tres días, es lo recomendado. Después, crema de arroz con
un pocote umeboshi. Si la ictericia atacara a un bebé
alimentado por la leche materna y no se cura en pocos días,
es muy peligroso. La madre precisará convertirse en Yang,
pasando a comer alimentos Yang. Nada de eso es necesario
para el bebé.
LEUCORREA: (Blanca, verde o amarilla). Es muy
común. Las mujeres afligidas por esta enfermedad son
infortunadas, por ricas, bellas e inteligentes que sean. La
variedad verde es la más Yin. Siga el Régimen Número7,
agregado baños de asiento muy calientes, por dos semanas,
quince minutos antes de acostarse.

138
JAQUECA: Puede ser fácilmente curada en pocos días
con el Régimen Número 7 y un poco de gomasio.
MENSTRUACIONES IRREGULARES: Régimen Número 7
con té mu. Tome menos agua. Haga uno de los baños de
asiento.
MIOPÍA: La mayor parte de las variedades de esta
enfermedad es causada por la expansión del diámetro del
ojo, lo que es Yin. Algunos tipos de miopía, entretanto, son
causados por un aumento del poder de refracción del
cristalino, provocado por demasiado Yin y, algunas veces
por demasiado Yang. Cualquier variedad puede ser curada
por el Régimen Número 7, junto con 30 a 60 gramos de
daikon (nabo blanco y largo, japonés, crudo) y un poco de
gomasio. Debe seguirse durante un mes o más.
PROLAPSO: Nuevamente el Régimen Número 7 con un
poco de gomasio. Compresa de jengibre y emplasto de
inhame.
PERIOSTITIS: Régimen Número 7 con un poco de
gomasio. Externamente, compresas de jengibre y emplasto
de albi, cuatro veces al día.
PARANOIA: Estando la fisiología ligada a la psicología,
es obvio que la enfermedad mental puede ser curada por la
dietética. La enfermedad mental reacciona bien al
tratamiento macrobiótico y hace efectiva la cura porque los
enfermos mentales habitualmente están en buenas
condiciones físicas. La paranoia es una variedad de
esquizofrenia, que tiene una base Yin muy fuerte,
combinada con una excesiva composición Yang, llevando a
la violencia y a la crueldad. Es recomendable el Régimen
Número7 con abstención completa de cualquier
alimentación Yang.
REUMATISMO: Beba cada vez menos. Al seguir el
Régimen Número7, limítese al arroz o crema de arroz,

139
servido lo más espesa posible. Externamente, haga
compresas de jengibre y emplasto de inhame.
ESQUIZOFRENIA: Se trata de una enfermedad mental
caracterizada por la separación de los procesos mentales y
físicos. Esta perturbación es una enfermedad Yin,
caracterizada, casi siempre, por una falta de Yang (fuerza
centrípeta) y una pérdida de los límites del ser, una
sensación de irrealidad y alejamiento del mundo, hasta del
propio cuerpo. Así como el cáncer es la enfermedad más Yin
de las personas dotadas de fuerte constitución física, la
esquizofrenia es la enfermedad más Yin de las personas
deconstitución frágil. El Régimen Número 7 debe ser
observado rigurosamente durante tres semanas, por lo
menos. Shyo-ban y otras bebidas Yang también son
recomendadas.
DOLOR DE ESTÓMAGO: Crema de arroz con un poco de
gomasio. Shyo-ban y ume-syo-kuzu como bebida.
Externamente, compresas de jengibre y emplasto de albi.
ESTERILIDAD: El Régimen Número 7 debe ser
observado, absoluta y rigurosamente, durante dos semanas,
por lo menos y después Régimen Número 6 al Número 4,
durante varios meses. Cualquiera de los baños de asiento,
muy calientes, debe ser tomado 15 minutos antes de dormir.
DOLOR DE DIENTES: Aplique Dentie en el diente
afectado y en las encías circundantes. No tomar líquidos
Yin.
TRACOMA: Régimen Número 7 con un poco de
gomasio. La crema de arroz integrales recomendada así
como kimpira, cuya receta está bajo el nombre de tekka.
Existen dos especies de tekka. La primera está bajo el título
de remedios internos. La segunda es hecha picando 60 gr de
loto, 15 gr de raíz de bardana, 15 gr de zanahoria, 6 gr de
dientede león. Fría primero la bardana en 60 gr de aceite,

140
hasta que los vegetales sequen.
VÁRICES: Se pueden aclarar, rápidamente, las venas
varicosas con el Régimen Número 7, evitando todo lo que
sea Yin. Un baño de asiento de 15 minutos, antes de dormir,
es muy recomendable para las mujeres.

Esta lista parcial de enfermedades y remedios da una


idea general del tratamiento macrobiótico de las
enfermedades físicas y mentales que desarrollé durante mi
experiencia e interpretación de la más antigua medicina
filosófica oriental. Aquellos que poseen combinaciones de
enfermedades precisan estudiar, contemplar y observar sus
propios cuerpos, y tratarse a sí mismos, así como cualquier
animal lo hace. Cada uno debe y puede ser su propio
médico. Una vez que haya adquirido una percepción interna
sobre la filosofía práctica de Oriente, junto con una fe
genuina y profunda en la justicia absoluta del Orden del
Universo, nada le será imposible.
Si usted siguió fielmente el Régimen Número 7,
durante diez días o dos semanas, seguramente ya tuvo un
relámpago de felicidad y salud. Esto, a su vez, podrá
ayudarlo a comprender algunas de las afirmaciones de este
libro que, al principio, podrán haber parecido arrogantes,
infantiles o absurdas.
Seguir un régimen macrobiótico le ayudará a
comprender la macrobiótica mejor que leyendo un libro
sobre ella. Lo ayudará a comprender por qué cualquiera que
siga un régimen macrobiótico puede quedar completa y
permanentemente inmunizado contra todas las
enfermedades.
Si usted se liberó de alguna enfermedad, de mayor o
menor gravedad, y tuvo la oportunidad de constatar la
apreciable mejoría de su salud, como consecuencia de la

141
observancia de las antiguas leyes presentadas en el
comienza de este libro, podrá ser más aventurero e intentar
regímenes más complicados, del Número 6 para abajo,
agregando vegetales, siempre que hayan sido plantados y
madurados localmente y dentro de la estación, tales como
cebolla, zanahoria, zapallo, nabo, col, coliflor, berro,
achicoria y lechuga. También, dependiendo de la
localización geográfica, su dieta puede incluir maravillosos
vetéales silvestres, tales como diente de león, ortigas,
bardana y bolsa de pastor. Existen millares de plantas
silvestres comestibles, hojas, raíces, bulbos, flores, granos,
simientes, creadas por Dios sin ninguna intención comercial.
Fueron pasando de moda desde los tiempos venturosos
de nuestros abuelos y nunca se plantaron para ser vendidos y
comercializados. Están, por lo tanto, puros, libres de
fertilizantes e insecticidas. Son todos deliciosos
debidamente preparados, y poseen un gran valor medicinal.
Aprenderá cómo preparar sopas, hacer pan, crear toda
la suerte de platos deliciosos y originales. Hasta aprenderá
cómo usar alimentos animales, especialmente ostras, en
pequeñas cantidades cuidadosamente preparados y servidas
con originalidad.
Todos los alimentos animales son prohibidos en el
budismo, especialmente el Budismo Zen, como entre
muchas ramas de la Iglesia Cristiana en América, tales como
los Adventistas del Séptimo día. La prohibición de la Iglesia
Católica de comer carne los viernes, y algunos días de
Cuaresma, está basada en una antigua tradición.
El budismo Zen, que prohíbe rigurosamente el
alimento animal, es el tipo superior de Budismo, biológica y
fisiológicamente. Sin el Syozin Ryori –la cocina que
desenvuelve el juicio supremo– sin la macrobiótica, no
existe el verdadero budismo.

142
Pero como usted, probablemente, no tiene gran apuro
en alcanzar el Satori, puede comer platos especiales, de vez
en cuando, hasta que finalmente esté libre de cualquier
dependencia del reino animal. En ese lapso, no es nuestro
deseo crear un miedo mórbido a cualquiera de los alimentos
animales. Si usted consiguió establecer un equilibrio
apropiado Yin -Yang en su sistema, ejerciendo el debido
cuidado, puede aprender a neutralizar los efectos del
alimento animal. Es una cuestión de grado y proporción. La
cantidad mata la calidad. Yin se puede convertir en Yang.
Una gota de agua tiene propiedades diferentes de las del
océano. Inclusive lo conveniente se transforma en
inconveniente con el exceso. Pero, antes de experimentar, se
debe haber aprendido la filosofía del Principio Único y las
técnicas prácticas de la cocina macrobiótica.
Usted puede cometer errores, pero tiene la posibilidad
de corregirlos. Puede guiarse por las materias fecales (como
ya fue indicado antes) según la forma, peso y color de las
evacuaciones. Si existe algún desequilibrio, vuelva
inmediatamente al Régimen Número 7 por algunos días o
semanas, hasta estar con la salud completamente
restablecida. De cualquier forma, debe siempre estar dentro
de los 10 regímenes, del Número 6 para abajo y a través de
los negativos. Sin embargo, cuanto más baja sea la escala
seguida, tanto más complicados serán los balanceamientos
que tendrá que hacer.
Entretanto, para evitar errores muy comunes a los
principiantes de la cocina macrobiótica, observe
rigurosamente, y en cualquier caso o circunstancia, los
siguientes “NO”:

No pele los vegetales. Cepíllelos bien y aprenda a usar


cada parte del vegetal. Las cáscaras de la cebolla, la cabeza

143
de las zanahorias, las hojas del coliflor. Bastan apenas
imaginación y coraje para usarlos creativamente en su
cocina.
Nunca deje el vegetal dentro del agua, tanto entero
como cortado. Evite el uso de mucho aceite al cocinar. Dos
cucharadas de sopa por persona, diariamente, es el máximo.
Evite comer vegetales en gran cantidad. Considérelos
principalmente como un condimento y complemento de su
alimento principal, los cereales. Su alimentación diaria
debe consistir de 70 a 90 por ciento de cereales. Dos
cucharadas de vegetales cocidos en cada refección es un
límite seguro.
Evite usar mucha agua en la preparación del alimento.
En general, los cereales deben ser bien cocidos, y con todo,
lo suficientemente secos para exigir una buena masticación.
Nunca trague la comida olvidando su necesaria
masticación. Si mastica de 30 a 50 veces, esto lo ayudará a
no comer demasiado. Puede comer tanto cereal como desee,
siempre que lo mastique debidamente.
No abuse con la sal. Precisamos yanguizarnos
progresivamente, no abruptamente.
No intente limitar drásticamente la ingestión de
líquidos a fin de curarse, recayendo después violentamente,
en los antiguos hábitos de beber. Alteraciones bruscas
violentan todo el sistema.
No se empache cuando esté siguiendo los regímenes
macrobióticos. Mucho ejercicio y bastante trabajo manual,
máxima actividad física son muy útiles, si no esenciales, en
los regímenes macrobióticos.
Deje de tomar píldoras o medicamentos de cualquier
especie.
No desperdicie comida, ni siquiera un grano de arroz.
Si cada uno desperdicia un grano de arroz por comida, esos

144
tres billones de granos podrían ser en un año, suficiente para
alimentar un millón de personas.
Evite cocinar en exceso Y no tenga miedo de comer
cereales “fermentados” o “descompuestos. No hay peligro
en usarlos, justamente lo contrario. La digestión es
descomposición y disminuirá el trabajo del estómago. El
arroz cubierto de moho puede ser fácilmente digerido.
Después de haberse curado con el Régimen Número7 y
pasado a observar una dieta más complicada, una norma
buena de seguir es la de no comer nada que en estado vivo
pueda ofrecer resistencia o huir. Los vegetales, algas y
ostras no están en esta categoría.
No coma ningún alimento industrializado que haya
sido preparado químicamente.

Después que el cuerpo se acostumbró a la


alimentación macrobiótica normal y natural, los alimentos
procesados industrialmente, que contengan muchos
elementos químicos, se vuelven particularmente peligrosos
y se puede esperar una reacción inmediata.
Puede comer todo lo que está de acuerdo con el Orden
del Universo, tal como la fruta de estación que es plantada y
cosechada orgánicamente libre de insecticidas y
aplicaciones químicas. El Orden del Universo es la justicia
absoluta. Si América produce 200 millones de manzanas por
año, usted debería comer solamente una cada verano. Eso es
justicia. Si come más, usted está robando a su vecino y será
castigado, tarde o temprano, por la prisión, en un
reformatorio que se llama enfermedad.

145
XIII

SOBRE LA SAL

El mar que nos circunda acepta todas las cosas,


acogiendo los restos de los ríos, transformándolos a su
semejanza, límpida, bella y pura. La inmensidad del mar
acoge todas las cosas peligrosas, tales como los
multiplicantes parásitos, los innumerables microbios y virus
considerados los estigmas del enemigo del hombre, el pus
con olor asqueroso, la sangre envenenada, los residuos
radioactivos letales, el excremento de millones de ciudades
y billones de hombres. Transforma todos los detritos en
relucientes cristales esmeraldinos.
Limpiando todo con lo que entra en contacto,
renovando todo lo que alcanza, el mar da vida a toda la flora
y fauna, como madre de toda la vida terrestre animal y
vegetal. El hombre tiene su origen en el mar que lo rodea. Y
¿cuál es el secreto de este poder del mar, de limpiar, renovar
y crear?
Es la sal marina.
Sin la sal, el mar, con toda su inmensidad, no sería
más que una cloaca enorme, un vivero de gérmenes y
microbios. La sal del mar transforma todo el inaccesible
microcosmos en un espectacular vivero de plantas y cosas
vivas de belleza sin par. El mar modifica todo
permaneciendo siempre igual. La sal es el secreto de su
milagro.
La sal es lo mágico. Y la sal es Yang.

146
El origen marítimo del hombre le imprimió una marca
para toda la eternidad, que es la sal de su sangre. Sin sal en
las venas, el hombre igual que es pez fuera del agua, se
fatiga y muere. La corriente sanguínea salada es una réplica
en miniatura y un recuerdo de su origen acuático. Tal como
la sal del mar, la sal de la sangre limpia, renueva y
transforma todos los peligros en donaciones necesarias de
vida, nutriendo nuestras células, alimentándolas con
oxígeno. Si la sangre pierde su salinidad, la consecuencia es
la enfermedad que lleva a la muerte.
Si el hombre carece de sal, el mal y el infortunio se
multiplican. Si el mundo en que vivimos está impregnado de
mal, miseria, crimen y conflictos es porque los seguidores
de Cristo abandonaron su mandamiento: “debéis ser como la
sal de la tierra”.
En vez de esto se saciaron con la esencia extraída del
fruto prohibido.
El hombre creó la civilización después del
descubrimiento del fuego y de la sal. La sal ha sido
considerada como la cosa más preciosa para nuestra vida
diaria, desde los principios de la historia. Los primeros
caminos y huellas a través de inmensas extensiones
terrestres fueron hechos por los animales que buscaban y
encontraban la fuente salina necesaria para su supervivencia.
Hombres que resistieron a la tentación del oro vendieron sus
mujeres e hijos como esclavos, a cambio de sal. La sal es el
patrón internacional de salud, por encima y más allá del oro.
Aún actualmente, exploradores que se aventuran por
territorios prohibidos, cargaban sal para ofrecerla a los
pueblos desconocidos e inamistosos. La palabra “salario”
significa: paga en sal.
La función más importante y fundamental del cuerpo
humano resulta de un balanceamiento y equilibrio entre el

147
sodio y el potasio en la sangre, especialmente el cerebro –las
siete pulgadas entre la raíz de la nariz y el occipital– nuestra
más valiosa posesión.
Hace más de treinta años en la Sorbona de París, el
profesor Quinton presentó la teoría de que todos los seres
biológicos terrestres provienen del mar. Su trabajo fue el
resultado de toda una vida de estudios. Su fascinante libro L
´EAU DE MER, o agua de mar, fue leído y aceptado por
escuelas científicas de todo el mundo. Su laboratorio en
París y su clínica en el Atlántico, son mundialmente
famosos. El creó la palabra “talasoterapia”, que significa el
uso de sal en la terapia, y su plasma pasó a ser un elemento
indispensable en la medicina occidental.
Para sorpresa mía, no obstante, como visitante que soy
del Extremo Oriente, el miedo a la sal invadió la medicina
sintomática occidental. Se volvieron moda las dietas sin sal.
Fueron fabricados y creados alimentos sin sal para explotar
esa fobia. No consigo descubrir ningún fundamento para
tales ideas.
No hay peligro en ingerir una pequeña cantidad de sal
no refinada, marina, o gomasio (sal mezclada con simiente
tostada de sésamo) conjuntamente con una dieta
macrobiótica. Experimente durante diez días o solamente
uno. Verificará que no existe ningún peligro. Al contrario,
sentirá una mejoría si fue ingerido en dosis razonables. No
se deje sugestionar por las mudables supersticiones y modas
de la medicina sintomática. Deje que su propio cuerpo le dé
la respuesta.

148
XIV

SOBRE EL AZÚCAR

Por otro lado, con relación al azúcar o sacarosa, la


medicina y la ciencia occidental recién comenzaron a hacer
sonar la señal de alarma al respecto del fantástico aumento
per cápita de su consumo, especialmente en los Estados
Unidos. Recelo que sus pesquisas hayan llegado con un
atraso de varias décadas.
El azúcar blanco químicamente refinado, tuvo una
difusión relativamente reciente en la civilización occidental.
El azúcar natural, no refinado, el azúcar obtenido mediante
la cristalización de la savia de caña, y el azúcar de la
remolacha, fueron un lujo poco común en la historia del
hombre, hasta épocas bien recientes. Era completamente
desconocido en los tiempos de Buda, Lao Tsé y Jesús Cristo,
pues no es mencionado en los anales de la época. Es
completamente diferente de la frutosis natural del azúcar
vegetal y de las frutas que contienen muchos minerales,
proteínas, aceites y vitaminas necesarios para mantener
nuestra vitalidad. El azúcar refinado industrialmente, carece
por completo de estos elementos naturales y contiene
muchos elementos químicos realmente perjudiciales para la
salud humana.
Confío en que la medicina occidental admitirá, algún
día, aquello que hace años es bien conocido en Oriente, o
sea, que el azúcar es, indiscutiblemente, el asesino número
uno de la historia de la humanidad, mucho más letal, que el

149
opio o las emanaciones atómicas especialmente para
aquellos pueblos que tienen el arroz como alimento básico.
El azúcar es el mayor mal que la moderna civilización
industrial envió a los países macrobióticos de Extremo
Oriente y África. El azúcar se convierte en agua y CO2 en el
cuerpo, debilita los elementos Yang de la sangre y aumenta
la proporción de K y Na. Es el más Yin de todos los
productos usados como alimento humano y es la causa
directa de numerosas enfermedades fatales.
Cada año, los gigantescos carteles del azúcar
engendran nuevos medios de descargar la enorme
superproducción de azúcar industrial en los pueblos
indefensos del mundo. Y, actualmente, el niño
norteamericano medio, consume azúcar en una proporción
desmedida comparado con los niños de cincuenta años atrás.
Será de admirarse si la leucemia y otros cánceres
roban la vida de más niños inocentes por año, en los Estados
Unidos, que cualquier otra enfermedad. La ciencia
occidental admite la verdadera devastación provocada en los
dientes de los niños, incluso pequeños, por las bebidas
azucaradas, caramelos, helados y dulces. El resto del cuerpo
difícilmente queda inmune. Así como el azúcar derramado
atrae las hormiga y los insectos a nuestras cocinas, también
atrae los microbios y los parásitos para nuestros cuerpos.
El cáncer es, sin duda, una enfermedad Yin
caracterizada por la expansivamultiplicación de las células
en uno u otro órgano del cuerpo. Su causa básica es
siempre un exceso de Yin en la dieta diaria. El cáncer de la
sangre aparece solamente en aquellos que se exceden
tomando bebidas azucaradas, helados, leche, café y té
azucarados. ¿No encuentran interesante que aquellos que
son golosos por las cosas dulces, perezcan
automáticamente?

150
Un niño, criado dentro de una dieta macrobiótica,
escupirá automáticamente el azúcar que le sea dado, pues
ésta le quemará la boca. Aquellas personas tontas, que dan o
venden caramelos a los niños, tendrán un día que pasar por
el horror de descubrir que son las responsables de
consecuencias imprevisibles.

151
XV

SOBRE LA LECHE

En la China, Japón, y aún en la India, el pueblo vivió


durante millares de años sin beber leche animal. Hasta hoy,
más de un billón de personas en Oriente bebe té sin agregar
azúcar o leche.
¿Por qué en Occidente el hábito de beber leche se
convirtió casi en religión? La leche de vaca es para nutrir
becerros. No hay razón para que el hombre viva de la leche
de un animal, especialmente de un animal inferior,
biológicamente, intelectualmente.
Los pueblos de Oriente no evitan la leche por razones
sentimentales, y sí porque respetan las leyes naturales
biológicas del Orden del Universo. La leche es nutrición
indispensable para los becerros sin dientes. Luego que las
jóvenes crías de los animales adquieren los dientes y son
apartados de las mamarias, dejan de beber leche. Las vacas
y las perras nunca permiten que sus crías mamen después de
tener los dientes. Ningún animal lo permite.
La leche para niños, como teoría de dietética, es una
superstición sentimental moderna, concebida y propagada
comercialmente. El índice de mortalidad entre los niños
artificialmente alimentados con leche animal,
comprobadamente, superior al de los niños alimentados con
leche humana. Hay posibilidades de perfeccionar la calidad
de la leche animal y, así, disminuir la mortalidad infantil
pero nunca será posible convertir la leche animal en leche

152
humana. Esta ley biológica natural no puede ser quebrada.
Un niño alimentado con leche animal es, literalmente,
fisiológica y biológicamente, un pariente del becerro. Se
vuelve estúpido, carente de intelecto, delicadeza,
sociabilidad y espiritualidad.
En Oriente hace millares de años, existe un régimen
tradicional de educación biológica y embriológica a ser
observado por las mujeres, desde el inicio de la gravidez
hasta el día en que el niño abandona el pecho. La nutrición
de un recién nacido es proveniente, exclusivamente, del
seno materno. La vida diaria de la madre, todas sus
actividades, su dieta, sus lecturas y sus pensamientos son
severamente regulados de acuerdo con el Principio Único
del Orden del Universo.
Si la madre no posee leche para su bebé, o si ella
muere después del nacimiento, es un deber para el jefe de
familia buscar un ama. En la selección del ama, debe ser
conocidotodo respecto a ella. Sus antecedentes –tanto como
los de su familia, de su marido- su personalidad, sus
actividades físicas e intelectuales, su belleza, su fidelidad y,
sobretodo, sus características astrológicas. En Extremo
Oriente, una madre que no puedaamamantar a su hijo, nunca
pensará en contratar un ama que no posea todas
esascualidades. Las familias orientales saben que la
educación embriológica y la primer alimentación de un niño
son mucho más importantes que la elección de un colegio
parasu educación futura. Ninguna familia oriental pensaría
en transferir la nutrición de un niño a un amaescogida
fortuitamente y, mucho menos, de lacticinios.La calidad y
cantidad de leche de la madre, controla el destino de su hijo.
En los casosen que la leche materna falta, los bebés pueden
ser alimentados con Kokoh, una lechemacrobiótica de
cereales, hecha de arroz tostado, arroz glutinoso, avena, soja

153
ysimientes de sésamo reducidos a la forma de un polvo.

154
XVI

SOBRE LOS LIQUIDOS

Tomar menos líquidos es muy difícil, especialmente


en América donde la teoría simplista de “beba cuanto
pueda” está de moda hace tantos años, y donde el consumo
de grandes cantidades de bebidas dulces con azúcar químico
se convirtió en un hábito nacional. Es mucho más difícil
beber razonablemente que comer sabia y simplemente. Pero
eso es extremadamente necesario para nuestra salud y
felicidad.
En términos de cantidad, el agua es el componente
más importante de nuestros cuerpos. Setenta y cinco por
ciento del peso de nuestro cuerpo está constituido por agua.
Pero un exceso de agua en el sistema puede reducir nuestra
vitalidad, una vez que significa una proporción disminuida
de la sangre, baja la temperatura del cuerpo y fuerza el
corazón y los riñones a un exceso de trabajo.
El agua está evaporándose constantemente, pues es
dominada por una fuerza centrífuga Yin. Generalmente, los
que son muy activos físicamente, beben mucho más agua
que aquellos que no lo son. Pierden agua del cuerpo por la
actividad y la transpiración y quedan sedientos. Pero,
cuando todos los demás elementos son iguales, aquello que
contiene agua es más Yin que aquello que es seco. Los que
beben grandes cantidades de líquidos y no son muy activos
físicamente, quedan muy Yin; friolentos, inactivos,
desalentados, débiles y perezosos.

155
El arroz cocido, por ejemplo, contiene de 60 a 70 por
ciento de agua, y la mayoría de los vegetales contienen 80 a
90 por ciento. Inevitablemente, estamos, por lo tanto,
consumiendo siempre líquidos Yin, aún cuando no estamos
bebiendo. Agregándose agua a un grano de cereal, que ya
contiene 13 por ciento de agua, él se dilata, se descompone
(Yin) y empieza a germinar (Yin). Todas las actividades son
expansivas y, por consiguiente, son Yin.
Las personas, generalmente, quedan más plácidas
cuando llueve, pero son mucho más activas y felices cuando
el tiempo está claro. Esto es especialmente comprobable
cuando se sufre de reumatismo.
El reumatismo es una enfermedad Yin que puede ser
curada tomándose poco agua y eliminando de la dieta todos
los alimentos que son ricos en agua, especialmente el azúcar
que se convierte en agua y CO2 en el cuerpo humano, cosas
éstas que disminuyen la cantidad de los componentes Yang
de la sangre y aumenta la proporción de K/Na. Para
acelerar la cura macrobiótica, beba lo menos posible de
manera que, siendo mujer orine solamente dos veces en 24
horas y, siendo hombre, tres vecesdurante el mismo período

156
XVII

SOBRE LA MASTICACIÓN

Mahatma Gandhi dijo: “Debéis masticar los líquidos y


beber los sólidos”.
Se debe masticar cada bocado de alimento, por lo
menos, 50 veces. Si pretendéis asimilar la filosofía
macrobiótica más rápidamente y alcanzar un patrón más
elevado de salud lo más rápidamente posible, masticad más
veces. De 100 a 150 veces. Algunos alimentos, los granos
especialmente, se vuelven más sabrosos cuando son bien
masticados.
Por otro lado, cuanto más se mastica la carne tanto
menos sabrosa es. El placer sensorial reside, en gran parte,
en la memorización de su olor, del chirrido y del jugo. La
comida que es realmente buena y necesaria para el cuerpo,
es tanto más sabrosa cuando se pierde el hábito de devorarla
en pedazos y se adquiere el hábito natural de masticar bien.
Usted encontrará en los más simples alimentos placeres que
no abandonará hasta el fin de su vida.
La digestión de los cereales y otros almidones
empieza en la boca. Masticar bien es unejercicio excelente y
muy importante, pues nos fuerza a prestar atención y tomar
conciencia de aquello que se está haciendo; o sea, recordar
que el acto de alimentación es vital y sagrado. Toda comida
debe ser ingerida con gratitud, agradecimiento placentero y
con el máximo de calma.
Durante millares de años el acto de la nutrición, en

157
Oriente, fue considerado sagrado. En otros tiempos y en
otros lugares, aún actualmente, los hombres todavía
conservan esta actitud de gran respeto por su alimento.
Algunos agricultores, que están más cerca de los elementos
y del reino vegetal, sienten instintivamente la importancia
del festín diarioy dan al acto de alimentación la atención y
respeto que merece.

158
XVIII

SOBRE LOS ALIMENTOS BASICOS

Uno de los más importantes descubrimientos de la


historia del hombre, paralelo al uso del fuego y la sal, fue el
descubrimiento de un alimento básico, la espina dorsal de la
dieta diaria; el sostén de la vida. Posee ramificaciones a
través de todo el conjunto de actividad humana: biológico,
fisiológico, geográfico, político y económico.
En Oriente, especialmente en Extremo Oriente, el
concepto de alimento básico era considerado el fundamento
de la vida. El alimento básico (granos) fue deificado en el
principio de la historia. El arroz, el trigo, la cebada, el trigo
sarraceno, el mijo, la avena y demás granos fueron
cultivados en Oriente desde tiempos prehistóricos, siendo
considerados como plantas sagradas y santas.
Una de las cosas que considero más extrañas en los
países occidentales, es la virtual desaparición de este
concepto de los granos como alimento básico, excepto en
los rótulos promocionales de los fabricantes de alimentos,
que hicieron del tratamiento químico una industria,
“yinnizando” el arroz, trigo, avena y otros granos.
Algunos platos especiales –en muchos casos
adaptados por cocineros macrobióticos americanos de
algunas recetas originales creadas por mí y por mi esposa-
serán dados a conocer. Fueron seleccionados del libro de
cocina descripto en el final de esta obra. Se destinan a
establecer un equilibrio sano en vuestra constitución física,

159
neutralizando el demasiado Yang y el demasiado Yin, siendo
este último el de mayor peligro. También están adaptados a
la experiencia de los amigos americanos, que aprendieron
cómo evitar toda la línea de alimentos del mercado
americano, que hayan sufrido una contaminación organizada
a través del uso de insecticidas, fertilizantes y diversos
procesos químicos. La macrobiótica no es una especie de
vegetarianismo meramente sentimental. Si los alimentos
animales deben ser evitados es con la finalidad de preservar
y perfeccionar la habilidad humana de pensar. La carne
animal es ideal para los animales irracionales. Las glándulas
animales producen hormonas que son buenas para los
animales, imposibilitados de pensar. El centro de
sensibilidad, por consiguiente, no es tan desenvuelto como
el nuestro.
Una vez comprendidos perfectamente los conceptos
de alimento básico y subsidiario, el punto crucial de
equilibrio (K/Na), cinco por uno entre Yin y Yang en la dieta
diaria se vuelve digerible y posible. Sin este concepto,
terminamos por tener nuestra alimentación diaria guiada
solamente por intermitentes caprichos, manías y fantasías,
comiendo cualquier cosa que tiente nuestros sentidos en el
momento, o viciando sus sensaciones con la abundancia o la
costumbre.

160
XIX

ALIMENTOS VITALES

ARROZ ORYZA SATIVA


El arroz oscuro, natural, integral, sin pulimento, es el
alimento perfecto. Ha sido, durante millares de años, el
alimento básico de las más antiguas civilizaciones de
Oriente. Puede ser guardado indefinidamente, sin
conservadores químicos y refrigeración. La cáscara
protectora natural de cada grano de arroz es
extraordinariamente resistente a todos los productos
químicos, incluso al ácido sulfúrico y ácidos en general.
Cada grano integral contiene todas las sales minerales
naturales, vitaminas, proteínas y lípidos (compuestos
orgánicos que producen las grasas necesarias para la
nutrición del hombre).
Si a un ratón domesticado le fuera dado elegir entre el
arroz natural oscuro integral y el arroz blanco y pulido, él,
instintivamente, elegirá el primero y nunca el arroz blanco.
Este instinto básico de supervivencia, de decir “si” a la vida,
gobierna la más crucial decisión de los animales: qué comer.
En el hombre occidental ese instinto básico fue abandonado,
si no perdido, por años de escarnio a las leyes básicas de la
naturaleza.
Hace unos sesenta años, después de la invención
alemana de las máquinas pulidoras “Engelberg”, que
despojan cada grano de arroz de su revestimiento protector y
transparente externo, transformándolo en el así llamado

161
arroz refinado y pulido, fue que el arroz blanco se puso de
moda. Esas máquinas no solamente hicieron lo que algunas
personas ya habían hecho, desgranándolo manualmente,
sino que lo hicieron peor. Despojaron a cada grano de arroz,
también, de sus partículas intermediarias e internas, las
cuales contienen preciosos minerales y substancias
nutritivas. Ese “beneficio” de nuestro alimento natural
perfecto se fue extendiendo al pre-cocimiento y embalaje,
hasta que poco sobró además del perecedero hidrato de
carbono central –despojado de sus cáscaras protectoras– que
no puede ser almacenado y guardado sin el uso de
adicionales químicos.
Cocinar su alimento básico, el arroz oscuro, integral,
sin pulimento, será una de las más provocantes y
recompensadoras experiencias de su nuevo régimen. Una
pesada y moderna cacerola de presión (la presión es Yang)
es un instrumento valioso y que ahorra tiempo. Primero,
lave bien el arroz integral en agua fría. Para cada taza de
arroz adicione una taza y media de agua en la cacerola a
presión, con una pizca de sal marina. Usted descubrirá la
cantidad exacta después de algunos errores y tentativas.
Después que el agua hierva, déjela en fuego lento durante
15-20 minutos accionando lentamente. Apague el fuego,
después, dejándola tapada por dos a veinte minutos y,
después, abra la tapa. Nota: se obtiene un mejor sabor
cociendo entre 40 y 50 min. Esta recomendación proviene
de los discípulos de Ohsawa que actualmente continúan su
labor.
Después de la cacerola a presión, el mejor utensilio
para cocinar el arroz es una cacerola de hierro o barro bien
pesada con tapa bien ajustada.
Requiere más tiempo e, inicialmente, más agua, o sea:
de dos a tres tazas de agua paracada una de arroz. Después

162
de alcanzar el punto de ebullición, deje el arroz hervir
turbulentamente durante cinco minutos, después reduzca el
calor a fin de que el agua, suplemente, cocine lentamente
por una hora o más. Nota: una vez alcanzado el punto
deebullición, bajar enseguida la llama y cocer durante 60 a
90 min.
Teóricamente, el arroz está listo para ser servido
cuando los granos en el fondo de la cacerola están
levemente quemados. Los granos quemados, amarillos o
marrones, son los más Yang, los más fuertes y ricos en sales
minerales y los más nutritivos. Por esa razón, las personas
enfermas y los temperamentos Yin deberían tener prioridad
para comer los granos del fondo de la cacerola.
Acertar la cantidad de agua, el tiempo de cocimiento
y la cantidad exacta de sal es precisamente donde la
tentativa y el error pueden llevar a un verdadero arte. Es
siempre conveniente cocinar la cantidad de arroz suficiente
para su consumo y el de la familia por todo un día o más. Se
conserva naturalmente sin refrigeración y puede ser
fácilmente recalentado. Es aconsejable tener, siempre, una
cacerola de arroz listo en el fondo del fogón. Hasta incluso
el arroz frío, espolvoreado con sésamo salado o gomasio
puede ser muy apetitoso. Tal como la mayoría de los
alimentos macrobióticos, el arroz integral puede,
inicialmente, apetecer poco, especialmente si usted fue
acostumbrado desde niño a platos muy elaborados y
condimentados.
Pero, tal como todas las cosas buenas, empieza a
sentirse más delicioso cuanto más es masticado y comido.
En pocos días o semanas, usted se admirará al pensar cómo
le fue posible vivir sin él.
Cocinar el arroz integral constituye, apenas, la primera
prueba; a partir de ahí debe funcionar el ingenio. Existen

163
centenares de maneras de usar el arroz cocido; en
combinación con otros cereales, vegetales o algas marinas.
Después de haber pasado por la prueba del Régimen
Número 7, y desear hacer experiencias, existen
innumerables sugestiones para inspirarlo en el ejercicio de
un verdadero arte culinario creador.

CREMA DE ARROZ
Para los que están efectivamente enfermos, para los
que no poseen buenos dientes para masticar debidamente el
arroz integral, así como para los que viven solos, con
medios limitados para cocinar, la crema de arroz hace
posible un régimen cerealista en los primeros diez días. Es
posible conseguirla en los puestos macrobióticos. Lleva
menos tiempo para cocinar que el arroz entero y no necesita
de mayor habilidad que la requerida para calentar una lata o
plato de alimento de cereales comerciales. La crema de
arroz, entre tanto, puede ser hecha en casa, tostando
simplemente el arroz en una cacerola o sartén hasta quedar
marrón dorado. Los granos podrán saltar como el grano de
maíz verde. Después, el arroz tostado podrá ser molido hasta
convertirlo en una especie de harina, tanto en un moledor de
café, como en un pilón o mortero, y si todo falla, en una
licuadora eléctrica.
La dosis, en cualquier caso es de cuatro cucharadas
soperas de harina de arroz para tres tazas de agua fría,
revueltos vigorosamente, con un poco de sal marina. Debe
ser llevado al fuego, hirviendo unos 20 minutos, revolviendo
de vez en cuando y agregando agua, si fuera necesario. La
crema de arroz así preparada resulta una sopa espesa o puré,
que puede ser servido con pedazos de pan tostado y
espolvoreado con gomasio.
Para hacer un puré espeso de crema de arroz, con la

164
consistencia de un budín, coloque una cucharada de sopa de
aceite vegetal en una cacerola de barro (cuanto menos aceite
mejor será). Caliente el aceite en llama baja y después
agregue una taza de harina de arroz. Fría durante algunos
minutos, revolviendo de vez en cuando, hasta oscurecer
exhalando un aroma a nueces. Mientras, prepare dos tazas
de agua hirviendo. Cuando la harina de arroz esté bien frita,
vierta la primer taza de agua hirviendo. La mezcla crepitará
y humeará. Revolviéndola fuertemente, terminará
obteniendo una especie de masa o pasta en el centro de la
cacerola. Agregue, entonces, la segunda taza de agua
hirviendo, y un poco de sal marina. Tape y continúe
cocinando otros diez minutos. Revuelva bien para ablandar
la mezcla. Deje hervir unos pocos minutos más y sirva. El
budín de crema de arroz, espolvoreado con gomasio o
perejil picado es delicioso, caliente o frío. Una taza cocida
de esta manera corresponde a tres porciones, suficiente para
una persona durante un día entero.

TRIGO SARRACENO (KASHA)


Esta planta domesticada, que produce un grano con
tres vértices, es originaria de Asia y ha sido cultivada en
Europa desde la Edad Media. En algunas partes de Europa,
Rusia y Bretaña, por ejemplo, el trigo sarraceno es un
alimento básico, equivalente al arroz en Oriente. El trigo
morisco es el más Yang de todos los cereales. También es el
más fácil de ser obtenido en las fuentes comerciales
habituales en su estado natural y no adulterado, bajo la
forma de kasha o de harina de trigo morisco (sarraceno).
Para cocinar kasha, fría una taza de granos triangulares en
una cucharada de sopa de aceite vegetal, girasol, oliva o
maíz. Agregue 2 tazas de agua y 1 cucharada de té llena de
sal marina. Deje hervir lentamente a fuego suave hasta que

165
toda el agua haya sido absorbida y el grano quede esponjoso
y seco. (Nota: unos veinte minutos) Algunas personas
gustan de mezclar kasha y arroz, pero otras lo prefieren
puro. De cualquier manera, con kasha se preparan tantas
variedades de platos originales como con el arroz.

CREMA DE TRIGO SARRACENO


Es equivalente a la crema de arroz o puré de arroz,
sólo que es más Yang y tiene la ventaja de ser hecho de pura
harina de trigo sarraceno, más fácil de obtener en su estado
puro y natural, en el hemisferio occidental, que el arroz
integral. Cubra el fondo de la cacerola con una cucharada de
sopa de aceite, sólo lo suficiente para revestirlo de una fina
camada. Baje la llama y adicione dos cucharadas llenas de
harina de trigo sarraceno. Revuelva la harina fuertemente
hasta que cambie de color, de beige a marrón oscuro. Deje
enfriar y después agregue una o dos tazas de agua y un poco
de sal marina. Deje hervir hasta que quede espero. Aquí
también, la cantidad de agua puede variar de acuerdo con el
paladar individual. Puede ser servido en un plato hondo o
tazón, con pan tostado. Tiene la consistencia, la apariencia y
algo de la textura de una sopa de habichuela negra. Después
de haber reestablecido la salud con un régimen totalmente
de cereales, puede experimentar la crema o puré de trigo
sarraceno usando, también, en lugar de agua, una sopa de
cebollas con salsa de soja (shoyu). Eso da un sabor muy
diferente. En los puestos macrobióticos y en algunas casas
japonesas de las ciudades mayores, uestes podrán adquirir y
experimentar el sabroso macarrón japonés, hecho de trigo
sarraceno. (Nota: esta crema puede ser hecha sin aceite.
También cocinado el sarraceno en grano y luego pasando
por la licuadora, agregando suficiente agua; en general no se
aconseja consumir muchas harinas, es siempre más

166
saludable el grano entero).

TRIGO
COUS COUS
CHAPATI
El trigo fue uno de los principales cereales
domesticados por el hombre. Ha sido la fuente principal de
pan del hombre blanco en Europa y en América, desde el
siglo diecisiete. Entretanto, tal como sucedió con el arroz, ha
sido víctima de los procesos de refinamiento industrial que
rechazan la parte nutritiva del grano y sólo usan el centro
blando de hidrato de carbono. (En el mercado americano
sólo existe, realmente, un cereal comercial -wheatena- que
conserva el valor alimenticio natural del trigo).
En otras partes del mundo, como el Norte de África y
la India, la harina de trigo integral en su estado natural
constituye un alimento básico. Cous-cous es un alimento
muy usado en el Norte de África y en Oriente Medio, que
puede ser obtenido en los barrios árabes de casi todas las
grandes ciudades y, algunas veces, en casas especializadas o
supermercados, donde son considerados una exótica
golosina. Es una harina de trigo gruesa, llamada “boulgour”
por los armenios y que los árabes usan como base para el
condimento de los vegetales y carne. Es insustituible,
deliciosa. Puede ser cocida en un utensilio especial que los
franceses llama de Cous-Couserie, o sea hervida como
kasha (cuscusera).
En la India, chapati es un alimento básico, comido
diariamente. Es hecho con harina gruesa integral y es un
alimento muy bueno como suplemento para una persona
enferma o para aquellos que son muy Yin.
Agregue una pequeña cantidad de sal a la harina

167
integral, amase con agua hasta formar una masa blanda.
Tome una cucharada de esa masa y haga una bola de cada
una.
Forme finos discos de masa y cocínelos en el horno.
También pueden ser asados en la llama o en el calor de una
plancha; se inflarán a medida que van siendo cocidos. El
chapati puede ser cortado en pequeños pedazos redondos y
fritos en bastante aceite. Reventarán como globos y son
llamados Puri (en Japón).

MIJO (PANIZO)
El mijo es uno de los cereales más antiguos, cultivado
desde los tiempos prehistóricos, y usado como alimento
habitual en algunas partes del mundo, desde los tiempos
bíblicos y aún antes. Es preparado tal como kasha. Fría una
taza de mijo, en dos cucharadas de sopa de aceite, agregue
un poco de sal marina y dos tazas de agua. Ponga sobre
fuego medio hasta hervir, después de los cual baje la llama y
deje hervir lentamente hasta que los granos absorban
completamente el agua, quedando blando y algo seco. El
mijo puede ser usado en la misma variedad de maneras que
el kasha.
Cualquiera de los antiguos desayunos americanos
constituidos de avena, papa, harina de maíz, etc., pueden ser
usados para variar el régimen de arroz en los primeros diez
días. La única precaución es la de certificarse de que cada
cereal está en su estado integral, natural y primitivo, sin
preparación química y sin agregados de cualquier especie.
Los panqueques de trigo sarraceno, muy usados
antiguamente en los Estados Unidos en las refecciones
matinales, así como los británicos crepes de sarrasin, pueden
ser hechos mezclando la harina de trigo sarraceno con
harina de trigo integral. Adicione un poco de sal, use un

168
poco de agua o té en vez de leche y fría en una chapa o
parrilla untada con una pequeña cantidad de aceite vegetal.

ARROS CRUDO
La manera más eficiente y rápida de curar los
intestinos, especialmente el duodeno, librándonos de los
parásitos, es una simple receta de Oriente antiguo. Coma un
puñado de arroz crudo por la mañana., en vez del desayuno
habitual. Mastique las porciones llevadas a la boca, como
mínimo, cien veces. Haciendo esto durante unos pocos días,
quedará admirado con los resultados.

PAN
En los almacenes macrobióticos de las ciudades
grandes y en algunas casas de alimentos especializados, es
posible obtener pan de trigo integral, garantido y libre de
agregados químicos, incluso hasta sin fermento. No
obstante, lo mejor es hacer el propio pan.
Mezcle cuatro pociones de harina de trigo integral
cernida con dos porciones de harina de trigo sarraceno,
harina de mijo y de maíz. Adicione sal y un poco de aceite,
amasando delicadamente con agua tibia. Algunas veces se
puede experimentar agregando un poco de arroz cocido.
Unte con aceite el molde y llévelo al horno. Como no
debe ser usado ningún fermento, no espere que el pan sea
blando y leve. Como no fueron incluidos preservantes
químicos, el pan precisará ser conservado en un lugar
fresco. Es muy gustoso cuando es bien masticado.
Aumentando la cantidad de harina de maíz, tendrá entonces
pan de maíz. El pan frío puede quedar más sabroso cuando
se tuesta o picado y frito en un poco de aceite. (Nota:
empleando una mezcla de 2/3 de harina integral bien cernida
y 1/3 de harina de sarraceno y dejando descansar la masa en

169
un recipiente cerrado toda la noche en la heladera, el pan
quedará tierno).

GOMASIO
SÉSAMO SALADO
SAL DE GOMASIO
Es un condimento indispensable en el régimen
macrobiótico. Posibilita el uso debido de sal sin provocar
sed. El gomasio puede ser obtenido en los almacenes
macrobióticos pero, de cualquier forma, es conveniente
prepararlo en casa. Como la semilla de sésamo está de moda
en los Estados Unidos usada solamente como adorno en
panes y roscas, es fácil encontrarlo en casas de
especialidades, La proporción de sal marina y sésamo varía
de uno a cuatro para los adultos y personas Yin, hasta uno a
cinco para los niños (Nota: actualmente se recomiendo 1 a
20 para niños; uno a cinco sería demasiado salado).
Tome una porción de sal marina, amásela en un
suribachi (mortero de cerámica japonés) hasta quedar
triturado y pulverizado. Tueste entonces en una sartén hasta
que quede brillante.
Tome cuatro o cinco porciones de simiente de sésamo,
lave y séquelas. Tórrelas rápidamente. Una cacerola leve y
honda es más aconsejable y práctica para revolver y evitar
que las semillas salten fuera de la cacerola. Luego que estén
levemente tostadas, amáselas en el mortero. Deben quedar
machacadas si fueron amasadas cuidadosamente. Si todavía
parecieran crudas, tuéstelas un poco más. Deben ser molidas
blandamente en la primera vez para adquirir una textura
gruesa. Agregue entonces la sal y muela nuevamente para
que quede más fino. Moliendo juntos la sal y el sésamo,
grada grano de sal queda envuelto en el aceite natural de la
simiente de sésamo, lo que impide que sea provocada la sed.

170
Cuando la mezcla es molida en un aparato eléctrico, esta
protección no es obtenida. La preparación manual y natural
siempre es superior a la forma mecánica de ahorro de
tiempo El gomasio debe ser conservado en una pequeña
botella, herméticamente cerrada. Puede ser usado para
condimentar cualquier plato, sobre el arroz, trigo sarraceno
y cualquier cereal. Como se ve en este libro, también puede
ser usado como medicamento en la dosis de una cucharada.

UMEBOSHI
En el Japón, todas las familias tradicionales hacen,
anualmente, una preparación de salmuera, conservando esta
ciruela japonesa que no es tocada, sino después de tres años.
Puede ser obtenido en todos los centros macrobióticos y
tiene infinidad de usos, tanto para comida como para
medicamento.

MISSO
El shoyu es una salsa tradicional de Oriente, hecho de
soja, trigo y sal fermentados durante tres años, por lo menos.
Es obtenido en los centros macrobióticos. La versión
comercial de este producto tradicional y doméstico se
fabrica usando productos químicos para abreviar el
maduramiento y debe ser evitada.
El misso es una pasta muy parecida, hecha de poroto
de soja y sal. Ambos tienen una infinidad de usos en la
cocina macrobiótica.

TAHINI O CREMA DE SÉSAMO


Este manjar consiste en una pasta o manteca hecha de
semillas de sésamo amasadas. Es un producto básico de la
cocina del Extremo Oriente que ahora puede ser adquirido
en las casas de especialidades de los Estados Unidos pues se

171
convirtió en manjar de moda. Es utilizado en la cocina
macrobiótica de diversas maneras. Con excepción de los que
comienzan con el Régimen. Número 7, su uso principal, es
como ingrediente que se mezcla al misso para utilizarlo
como sustituto de la manteca, queso o condimento.

CREMA DE MISSO
Tómese una cucharada de sopa llena de misso y otras
tres de tahini –manteca de sésamo–. Se agrega un poco de
agua y se mezcla bien. El producto tendrá la consistencia y
algo de textura de manteca de maní, pero su sabor exótico es
completamente original y con el uso usted se aficionará cada
vez más a él. Póngalo sobre el pan o bizcochos de arroz,
obtenidos en los centros macrobióticos y tendrá un gustoso
festín, fácil de transportar en picnics, cuando viaje o como
merienda para el trabajo, junto con un té caliente, en un
termo.

SOBRE EL TE
En Oriente, el té no es solamente una bebida para ser
tragada con cubos de hielo, saturada de azúcar o leche y con
jugo de limón. Durante miles de años ha sido usado como
algo más que una simple fuente de placer sensorial o para
matar la sed.
Es un medicamento precioso que ocupa un lugar
valioso en la medicina oriental, no solamente para un fin y sí
para centenares de ellos, tanto cuantos son las variedades de
té. Existe el té Yin y el té Yang; el simple té verde hecho de
hojas y ramitos tostados, con no menos de tres años de edad;
las inmensamente complicadas mezclas compuestas de
“ginseng” y otras quince plantas combinadas.
El cultivo y las mezclas de té, su preparación, las
cantidades servidas, la manera de hervir y de servir, es todo

172
controlado por las más antiguas ceremonias y tradiciones. El
té, en el fondo, constituye una religión por sí mismo; y así,
está bellamente explicado en el “Libro del Té”, del autor
japonés Okakura.
El té, cuando está debidamente cultivado,
seleccionado, hervido, servido y tomado en pequeñas
cantidades, en circunstancias propicias, puede constituir una
revelación. Puede significar alguna cosa más que los
tranquilizantes químicos, actualmente tan en boga; algo que
aguza nuestros sentidos, intensifica nuestra percepción,
desenvuelve nuestro discernimiento y profundiza nuestros
planos de meditación; y no sólo es una mezcla de sabores
placenteros y transitorios.
Cuanto menos líquidos se bebe, tanto más importante
se torna la manera perfecta de prepararlo y servirlo, a fin de
que pueda ayudarnos a quebrar viejos hábitos compulsivos
de beber sólo por beber. El té debe ser servido en las más
finas tazas de puedan ser encontradas y lo más caliente
posible. Una pequeñísima taza japonesa de sake, llena de té
hirviendo, debidamente preparado, puede satisfacer mucho
más que una taza grande, llena de una bebida “instantánea”
saturada de azúcar y leche, o hecha con el hervor de un
sobre de té que contiene colorantes cancerígenos para darle
una apariencia de color uniforme.
Y recuerde: el té nunca se sirve para ser tomado
durante una comida. Es el remate final de cada comida.
Debe ser apreciado por sí mismo. No existen modos
apropiados de hacer té instantáneo. El té debe llevar de diez
a veinte minutos para ser debidamente preparado, aunque
los tés mencionados en este libro puedan ser conservados
indefinidamente y recalentados.
Olvidad vuestras teteras de porcelana tan bonitas. De
lo que precisáis es de pequeñas teteras japonesas de metal,

173
en las cuales el té puede ser hervido y servido. A falta
deellas, podéis utilizar una caldera esmaltada de emergencia,
el té puede ser hecho utilizando una cacerola esmaltada. El
aluminio y el hierro deben ser evitados, si es posible.

TÉ VERDE NATURAL
BANCHA
La contextura y apariencia de este té podrán parecer
extrañas al principio. Son hojas de gajitos secos, leñosos,
pues todas las hojas son de tres años, por lo menos. Coloque
una pequeña cantidad en una cacerola y tueste en llama
media durante algunos minutos, hasta que eche humo y
quede marrón oscuro. Puede ser tostado lentamente y
algunas veces más eficientemente, en un molde abierto
colocado en el horno del fogón a temperatura blanda.
Coloque los residuos tostados en ¾ litros de agua fría.
Después del punto de ebullición, deje hervir durante diez
minutos. Con el tiempo usted descubrirá la cantidad de té
que debe utilizar para su paladar. Al principio, podrá parecer
de coloración flaca, lo que significa no haber sido
suficientemente tostado o haber sido usada poca cantidad de
té. Intente nuevamente. Un cocimiento de té, suficiente para
diversas teteras, puede ser preparado y conservado en un
envase de vidrio bien cerrado.

BANCHA CON SHOYU


Ponga una pequeña taza de té y coloque salsa de soja
(shoyu) hasta una décima parte de su capacidad. Adicione té
verde tostando bancha, hirviendo y sirva. Por más extraña
que tal mezcla parezca, su paladar se aproxima mucho al
más delicioso caldo. Es maravilloso como recuperador de
fuerzas cuando se está cansado al final del día. Hace
maravillas con amigos escépticos que bebieron alcohol en

174
exceso y están dispuestos a intentar cualquier antídoto
contra la resaca. Una taza de bancha con shoyu tomada
antes de dormir, evitará cualquier indisposición matinal y
cualquier escéptico se despertará más bien dispuesto y
accesible a los otros “milagrosos” aspectos del régimen
macrobiótico.

TE MU
De todas las bebidas, es la más Yang. Contiene la
legendaria hierba “ginseng”, la más Yang de todas las
hierbas usadas para té, además de otras quince plantas
medicinales entre las cuales mencionamos: peonia, raíz de
angélica; cardo marino, junco, jengibre, membrillo, alcazuz,
canela, cáscara de naranja acedera. La palabra “mu”
significa espacio o infinito, en japonés, y el té Mu es así
llamado porque es la bebida que desenvuelve el juicio
superior. Es normalmente obtenida solamente en los
depósitos macrobióticos en pequeños envoltorios. Abra el
paquete y derrame el té Mu en un litro de agua fría. Deje
hirviendo durante cinco a diez minutos. Aquí, nuevamente,
usted descubrirá por sí mismo la cantidad de té que mejor le
conviene al paladar. Si el té Mu está siendo preparado para
alguien muy Yin, el agua debe ser evaporada por el hervor
para hacer que el té quede más fuerte, hasta que reste un
poco más de la mitad del litro original. Esto bastará por dos
días, pudiendo lógicamente, ser recalentado cada vez que es
servido. El té Mu es otro delicioso y exótico producto
introducido en los alimentos macrobióticos que puede ser
especialmente dado a los amigos desilusionando a quienes
todo lo intentaron, desde cannabis sativa al ácido lsysérgico
dietilamida (LSD). También los niños que precisan ser
gradualmente apartados de los jugos de naranja y otras
bebidas dulces, el té Mu puede ser dado con algunas gotas

175
de jugo de manzana que podrán ser disminuidas hasta que
empiecen a gustar, solamente, del delicioso sabor del té.

TE LOTUS
Este té es hecho de raíz de loto seca, rallada,
normalmente obtenida a granel en los almacenes
macrobióticos. Ponga una cuchara de té de loto rallado,
agregue una taza pequeña de agua caliente, revolviendo
vigorosamente cuando lo esté bebiendo. Es un remedio
maravilloso para toses, inclusive la tos convulsa y la tos
asmática, en cuyos casos debe ser tomado diariamente, tres
veces, excluyendo todos los demás líquidos.

TE DE LOTO
Ponga cinco centímetros de raíz de loto fresca,
generalmente obtenida en los barrios orientales,
extrayéndole el jugo. Agregue diez por ciento de jengibre
crudo rallado, un poco de sal y una taza de agua hirviendo.
Es también muy eficaz contra la tos y un remedio para las
personas que son demasiado Yin. (Nota: actualmente se
recomienda hervir durante 5 min a fuego lento, el lotus y el
loto).

TE DE MENTA
Tome, durante la estación, hojas secas de menta y
déjelas secar. Las hojas secas pueden ser conservadas
durante años. Muchas casas especializadas poseen stock de
hojas de menta secas. Ponga algunas hojas y unas pocas
tazas de agua hirviendo dejando hervir al menos durante
cinco minutos. Usted aprenderá a ajustar la cocción del té,
más fuerte o no, de acuerdo con su paladar individual. El té
de menta puede ser liviano y delicado, si no recalentado y
nuevamente hervido, oscuro y fuerte. Adicionando una pizca

176
de sal marina es una bebida recomendable para el desayuno.

TE DE TOMILLO
El tomillo fresco o seco puede ser usado para dar un
delicioso sabor al té, de la misma manera que la menta.

OTRAS BEBIDAS

CAFÉ OHSAWA
Consiste en una mezcla de varios cereales, disponibles
en los almacenes macrobióticos, que puede ser convertida
en un sustituto del café. Adicione una cucharada de té de
café Ohsawa (Yannoh) a ½ litro de agua fría y deje hervir
durante diez minutos. Las personas más decididas pueden
intentar hacer su mezcla propia de café, siendo la fórmula la
siguiente: tome tres cucharadas de sopa de arroz, dos de
trigo y una de azuki, garbanzo y achicoria. Tuéstelos
separadamente, hasta que queden bien oscuros.
Mézclelos todos, entonces, y tuéstelos en una cacerola
conteniendo una cucharada sopera de aceite. Deje enfriar y
muela hasta convertirlo en polvo.

DIENTE DE LEÓN
Es otro sustituto del café, que puede ser encontrado en
los puestos macrobióticos, cuyo principal ingrediente es la
raíz de diente de león, el mismo cuyas flores fueron usadas
para hacer vino, durante la prohibición, en los Estados
Unidos. Adicione una cucharada de té de diente de león para
cada taza de agua, hierva durante diez minutos cuele y sirva.
Para hacer para sí mismo la mezcla, tome plantas de diente
de león usando solamente la raíz. Lávela y deje secar.
Córtela en pequeños pedazos, tuéstela en una cacerola con
un poco de aceite y después muela en un molinillo de café.

177
La achicoria puede ser agregada para aquellos que prefieren
un sabor más amargo.

LECHE DE CEREALES
Es una mezcla de varios cereales que se convierte en
una leche de cereales. Ya puede ser obtenido en los
depósitos macrobióticos, felizmente, pues su elaboración
doméstica, siendo constante, es cansadora. Los ingredientes
consisten en arroz tostado, arroz glutinoso (moti), avena,
poroto de soja y semillas de sésamo. Agregue una cucharada
de sopa llena de kokoh (leche de cereales) a unos 300
gramos de agua, revolviendo bien; hervir durante 10
minutos. Es un substituto para el desayuno, bastante
sabroso. Cuando alcance aquel aprendizaje creador y
experimentador, en su cocina, también descubrirá que puede
ser usado como postre, budín y es óptimo para recubrir las
comidas fritas. Un descubrimiento: la milanesa de crema de
arroz, o Kokoh, proporciona a las frituras un sabor
misterioso, exótico, y una contextura que sorprenderá a
cualquier “gourmet”.

ARARUTA
KUZU
Algunas personas consideran esto una novedad que
supera a cualquier cocktail con alcohol. Otras consideran su
contextura muy extraña para su paladar y la designan más
como remedio. En cualquier caso, tiene millares de usos.
Consiste en un polvo blanco, hecho de ara ruta, una gelatina
natural vegetal, que puede ser usada para hacer una rápida
salsa o condimento, para diversos platos, variando
solamente de gusto. Ponga una cucharada de sopa llena de
harina de araruta y disuélvala en dos o tres cucharadas de
agua fría. Adicione un cuarto litro de agua fría y hierva esta

178
mezcla hasta que quede clara, transparente y espesa. Ponga
un poco de salsa de soja (shoyu) y tendrá el sabor y la
contextura de una crema de sopa, con el sabor de un
verdadero “bouillon” (caldo).

JUGO DE UMEBOSHI
Es una de las raras bebidas macrobióticas que se
puede tomar fría. Las ciruelas umeboshi son obtenidas en
los almacenes macrobióticos. En algunas ciudades de
población oriental, pueden ser encontradas en diversas
partes y son conocidas como ciruelas chinas saladas. Tome
una ciruela y hiérvala en litro y medio de agua durante
algunos minutos, hasta que la misma se desintegre. Cuele o
deje como está, conforme a su gusto individual. Agregue
otro tanto de agua y deje enfriar. Es ideal como bebida de
verano, con un sabor propio y muy especial.

UME SYO KUZU


Entre las bebidas macrobióticas medicinales, ésta es
una verdadera “píece de resistance”, combinando tres
ingredientes valiosos. Tome una ciruela umeboshi,
disuélvala en medio litro de agua fría. Adicione una
cucharada de sopa llena de harina de araruta y, después, otra
cucharada más de sopa de jengibre rallado y un litro de
agua. Hierva la mezcla hasta que quede clara y espesa y,
entonces, ponga un poco de shoyu en cada porción que
tome. Hace maravillas para cortar y curar un resfriado.
Nota: excelente para gripes.

JUGO DE AZUKI
Los porotos azuki son pequeños granos rojos que
pueden ser obtenidos en los almacenes macrobióticos.
Cocine una cucharada de sopa de porotos azuki en dos litros

179
de agua, hasta que la mitad del líquido se haya evaporado.
Ponga un poco de sal. Esta bebida es muy indicada para los
que sufren de males renales.

BEBIDA DAIKON N° 1
Tome un nabo japonés, blanco y largo –daikon- y
rállelo bien. Agregue dos cucharadas de sopa de nabo
rallado a tres cuartos litros de agua caliente. Agregue
además dos cucharadas de sopa de salsa de shoyu, una
cucharada de té de raíz de jengibre, también rallada. Es muy
bueno para resfriados. Tómelo en la cama y eso lo ayudará a
transpirar u orinar, haciendo bajar cualquier temperatura.

BEBIDA DAIKON N° 2
Ralle un nabo daikon y escurra el líquido. Tome unos
100 gramos de caldo de nabo, agregue el doble de agua y un
poco de sal marina, hirviendo todo durante algunos minutos.
Es bastante eficaz para piernas hinchadas pero nunca deberá
ser tomado más de una vez por día y nunca por más de tres
días consecutivos.

PURÉ DE ARROZ ESPECIAL


Tueste un cuarto kilo de arroz integral en una cacerola,
hasta que quede color marrón-amarillento. Cocine en dos
litros de agua durante una o dos horas. Cuele en un paño de
algodón. Es un buen tónico para el cansancio al final del día
y un óptimo desayuno para personas enfermas.

TÉ DE ARROZ INTEGRAL
El arroz oscuro integral también se usa para hacer té.
Tueste el arroz hasta que quede marrón claro. Para cada
cucharada de arroz, adiciones diez de agua y deje hervir
durante 5 a 10 min. Agregue un poco de sal y sirva. El arroz

180
y el té bancha, ambos tostados previamente, pueden ser
juntados y usados como una bebida. El arroz tostado puede
ser tamizado y comido separadamente como una refección
normal.

TÉ DE TRIGO
Los granos de trigo también pueden ser usados para
hacer una bebida, que es otra de las raras bebidas
macrobióticas que pueden ser servidas frías. Tueste los
granos en una cacerola, en el fogón, hasta que queden
marrones. Cocine una cucharada de sopa bien llena en dos
litros de agua, durante unos 10 min, para hacer el té.

181
XX

LA UNIDAD DEL UNIVERSO

En el esplendor de la luz del día, el firmamento parece


no tener estrellas. El brillo de millones de soles e
innumerables estrellas solamente puede ser visto a través de
la oscuridad de la noche. La luz sólo puede ser vista a través
de la oscuridad. La belleza está entre la fealdad. No existe
un hombre sabio en una nación de sabios. El hombre
honesto habitualmente ignora cándidamente su propia
virtud. Un hombre sano no sabe lo que es la salud.
Si usted piensa que posee coraje, honestidad, justicia,
paciencia y salud, esto demuestra que usted es ajeno a esas
cualidades.
La libertad sólo puede ser encontrada en la esclavitud.
La felicidad en las profundidades del infortunio. La salud
sólo puede ser conseguida a través de las enfermedades más
perturbadoras. La salud establecida con el auxilio de
remedios es transitoria, dependiente e incierta cuando se
compara con el bienestar natural del animal más diminuto.
La verdadera salud puede ser mantenida incluso bajo
las circunstancias más miserables, conforme nos fue
demostrado por los soldados en los frentes de batalla. La
enfermedad, a su vez, puede manifestarse en los modos de
vida más protegidos, mimados y súper higienizados. La
verdadera salud sólo puede ser establecida por el triunfo
individual sobre las constantes tentaciones y peligros de la
vida diaria. No puede ser conseguida por medio de un

182
remedo de guerra contra el cáncer, contra la pobreza, la
tuberculosis y contra las enfermedades del corazón. La
verdadera salud puede ser alcanzada por el reconocimiento
del principio de Unidad del Universo y la relación que el
hombre tiene con él. La destrucción total de las fuerzas que
crean la enfermedad sería un suicidio como, por ejemplo, el
uso de insecticidas que envenenan los alimentos junto con
los así llamados insectos destructores, que perturban el
equilibrio de la naturaleza. No puede haber bien sin mal;
ninguna belleza sin fealdad. No puede existir un frente sin
un dorso. La libertad sólo puede ser encontrada a través de
la disciplina. La más bella flor de loto crece en el más sucio
lodo. La libertad sólo adquiere significado en el medio de la
opresión y del trabajo arduo.
La libertad que es planificada, legislada y conferida a
los otros, no es libertad. La paz mantenida por una ley no es
paz verdadera. La lucha por la libertad de otros parece, a
veces, ser noble y persuasiva, pero la verdadera libertad no
puede ser otorgada a nadie. La tentativa de hacerlo obstruye,
simplemente, el florecimiento de la facultad innata del
hombre, su propio deseo y ansia de libertad. La felicidad
sólo puede ser establecida por nosotros mismos y en
nosotros mismos. Un hombre libre, fuerte, fiel y admirable
puede vivir y ser feliz, incluso hasta en el medio de la
violencia y de las vicisitudes. Sólo en el más profundo
atolladero de dificultades, él será capaz de evidenciar toda
su ilimitada capacidad de coraje. Externamente muy Yin,
calmo, silencioso, abierto, profundo, receptivo, pero
internamente muy Yang, fuerte y absolutamente
independiente. Tal es el verdadero hombre.
Por lo tanto, aceptemos el Universo, digamos “sí” a la
vida, aceptemos el infortunio, así como acogemos con
agrado la felicidad. La enfermedad y la salud, la guerra y la

183
paz, el desafecto y el amigo, la muerte y la vida, la pobreza
y la riqueza, son todos parte de un gran designio.
Todo lo que nos sucede nos da alguna experiencia o
desenvuelve alguna cualidad de nuestro carácter que estaba
escondida o faltaba. Todo lo que parece ser una insoportable
adversidad puede ser convertido en un aliado. Aquel que
puede abrazar a sus antagonistas, es el más feliz entre los
hombres.
Acepte todo con el mayor placer y agradecimiento,
dando todo con la mayor alegría y gratitud. Dé y dé, sin
reserva mental. Si usted da algo que puede ser retribuido, en
realidad nada dio. El verdadero dar significa vernos
privados de algo muy precioso para nosotros, muy necesario
y muy importante, o sea, nuestra propia vida, parcial o
totalmente.
La palabra “sacrificio” es una concepción
generalmente admirada, raramente practicada y muy
engañadora. No la recomiendo. Pero el don de la vida puede
ser compartido con los otros enseñándose el Principio Único
del Yin-Yang. Nunca con palabras, pero sí con actos. Su
capacidad de aceptar todo y dar todo será su regla, su
termómetro particular, que revelará –solamente para usted
mismo– el verdadero estado de su salud.
Deje que la macrobiótica constituya su manera de
vivir. Dé a la comida y a la bebida su debido lugar y nada
más. No abandone una serie de hábitos esclavizantes para
cambiarlos por otros. Trabaje bastante, busque cansarse
físicamente. No se permita ser un mimado y un haragán,
pues eso actuará de modo contrario a la energía producida
por su dieta sana.
Si usted consiguió restablecer su salud convirtiéndose
en su propio médico, si comenzó a contemplar nuevos
horizontes en la vida, incluso aún titubeantes, le estaré muy

184
agradecido si me envía un breve relato de su experiencia con
la macrobiótica. No siempre sospechamos hasta qué punto
nuestra propia experiencia de cura puede dar coraje a los
otros. Este es el primero paso en una nueva vida. Busque,
compartir su experiencia con los amigos y vecinos, sus
antiguos enemigos especialmente, si están sufriendo como
usted sufrió. Trate de mostrarle, por medio del propio
ejemplo, la simplicidad y la superioridad del camino
macrobiótico que conduce a la salud y a lafelicidad.
Si usted no puede hacer eso, significa que todavía no
está completamente curado. Todavía es exclusivista,
antagonista, antisocial y arrogante. Todavía es “sanpaku” y
caerá nuevamente.
La exclusividad es la más difícil de todas las
enfermedades y la fuente de toda la infelicidad oculta de los
hombres. Usted precisa convertirse en aquella especie de
hombre o mujer que no puede desagradar, ser antipático
realmente a ningún ser humano.
Usted precisa aprender a amar nuevamente. Y amar
significa dar y dar, sin recibir nada a cambio. El sistema de
dar y recibir no pasa de un egoísmo bien organizado. Dar es
convertirse en una fuerza creadora.
Todo lo que usted piensa poseer, será perdido, tarde o
temprano, inevitablemente. Aquello que empieza, tiene un
fin. Dar y dar, sin límite, significa que usted abrió una
cuenta en un banco ilimitado, el banco del infinito; una
compañía aseguradora diferente de las otras que le garantiza
una vida infinita. El único precio que tendrá que pagar es el
de continuar dando. ¿Dando qué? Aquello que para usted es
lo más precioso, o sea, la salud y la felicidad: las llaves de
entrada en el reino. Estas llaves consisten, simplemente, en
el acto de transmitir, por actos y no palabras, la comprensión
del Principio único de Yin-Yang y el arte macrobiótico de la

185
longevidad y rejuvenecimiento. La felicidad y la salud
pueden volverse tan contagiosas como la enfermedad. Y
aquellos que ayudan a transmitir este contagio encontrarán
alegría hasta el fin de sus días.
No se puede esperar alcanzar el juicio supremo en un
vislumbre momentáneo. Se precisa sufrir, progresivamente,
calor, frío, hambre y las mayores dificultades, a medida que
se envejece. Vivere Parvo: lleve una vida pobre, humilde y
trabajosa, y encontrará riquezas incontables. El hombre
puede ser inferior a los animales, pero posee dentro de él la
posibilidad de tornarse profundamente humano y hasta
divino.

FIN

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