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Andrews University

Seventh-day Adventist Theological Seminary

EL USO DE LAS JOYAS EN LA BILIA

A Paper

Presented in Partial Fulfillment

of the Requirements for the Course

GSEM620 Research Methods

by

Héctor A. Delgado

Otoño, 2019
TABLA DE CONTENIDO

Contenido

Introducción….………………….…………………………...…………….. 3

1. El uso de joyas y la iglesia.….….……...………………………………….. 4

Desafío ministerial.…………………..……............................................ 4

Importancia del arreglo personal…………………………..................... 6

2. Fundamento bíblico………………………………………………………… 8

Pasajes veterotestamentarios..……………………………….................. 8

Pasajes neotestamentarios……………………………………………… 12

3. Conclusiones….....………………………………………………………… 22

BIBLIOGRAFÍA …………………………………………..……………… 27

2
INTRODUCCIÓN

Este artículo analiza el uso de las joyas en la Biblia con el propósito de buscar respuestas

que orienten al pastor de iglesia local a enfrentar los desafíos contemporáneos del uso de

ornamentos costosos o simplemente estéticos por parte de los miembros de la iglesia. Para este

fin, exploraremos los desafíos que plantea esta antigua práctica haciendo un estudio de su uso en

el Antiguo Testamento (AT de aquí en adelante), y en el Nuevo Testamento (NT de aquí en

adelante).

La posición cristiana sobre el uso ornamental de las joyas es muy laxa. Basta hacer una

simple consulta a los comentarios bíblicos. Los eruditos no se ponen de acuerdo en cuanto si las

Escritura prohíben el uso ornamental moderado o no de las joyas.

Nuestro estudio encuentra que el AT es más ambiguo que el NT en cuando al uso

ornamental de las joyas. Esta realidad consiste en el hecho de que el AT no contiene toda la

revelación que Dios tenía para su pueblo, y aun así presenta claras evidencias del propósito de

Dios para la calidad de vida y fe que debe vivir el pueblo escogido.

Como todo tema de la Biblia, el que nos ocupa, siempre aparecen escollos en el camino

que tienden a dificultar el entendimiento correcto del mismo. Por esa razón, hacemos un esfuerzo

sincero y honesto al acercarnos al texto sagrado en procura de encontrar la voluntad revelada de

Dios. Esta es la menta final de toda exegesis responsable de la Escritura.


CAPÍTULO 1

EL USO DE LAS JOYAS Y LA IGLESIA

Vivimos tiempos difíciles para la vivencia de la fe. Nuestra presente sociedad,

caracterizada por un relajamiento moral cada vez más profundo, desafía nuestra experiencia

espiritual en forma continua. La creciente ola de secularización que satura todos los estamentos

de la vida humana, se refleja cada vez más en la experiencia espiritual de los miembros de la

iglesia. Presenciamos una era de imágenes deslumbrantes. De alguna manera, los efectos

especiales de la moda y los espectáculos han llegado a ser parte de nuestra estructura mental y

somos impelidos a vivir un estilo de vida cada vez más artificial. El cine y las redes sociales han

contribuido con ello.

La exposición permanente a los programas de televisión, ha mermado en forma gradual

nuestro juicio para distinguir con claridad la diferencia entre los valores morales de nuestra fe y

los de una sociedad cada vez más impúdica y alejada de Dios.1

No tengo la menor duda de que la exposición a los innumerables anuncios publicitarios

ha influenciado en el uso cada vez más frecuente de modas extravagantes y joyas ornamentales

que no procuran más que construir una autoimagen falsa y a alimentar una baja autoestima

propia.

Desafío ministerial

El tema de las joyas plantea desafíos ministeriales difíciles de afrontar. Personalmente

provengo de la cultura latina. Conocí al Señor en una congragación adventista conservadora en la


1
Daniel Escarone ha escrito una obra modesta pero instructiva sobre la influencia de los medios de comunicación
sobre la mente: Asalto a la mente. Las estrategias satánicas en el tiempo del fin (Nampa, ID: Pacific Press
Publishing Association, 2006).

4
parte oriental de la capital de Santo Domingo, República Dominicana, donde se enseñaban y

practicaban las normas cristianas en el vestir, así como el rechazo del uso de las joyas.

Al mudarme a Nueva York, y asistir a una iglesia compuesta mayormente por personas

de mi propio país, no pude notar mucha diferencia en el estilo de vida de los miembros de la

iglesia. Pero al iniciar el ministerio y conocer otras culturas, el cuadro cambia radicalmente. He

notado que tendemos a dar por sentado que, como somos hispanos, tenemos las mismas

creencias, pero no es así. En realidad, nos separan cosmovisiones y patrones de entendimiento

muy distintos.

Puedo confesar que, en lo que atañe al tema del uso de las joyas, algunos escritores tienen

a ejercer una hermenéutica defectuosa. Todos sabemos que los teólogos y maestros de

pensamiento progresista son más abiertos en sus convicciones teológicas. Algunos afirman que

la postura de la iglesia sobre el uso de las joyas es parte de un paquete legalista que hemos

sostenido por décadas. Si bien el adventismo, por su fuerte énfasis en la obediencia a la Ley de

Dios, puede incurrir, como cualquier otro movimiento cristiano, en prácticas legalistas, no

siempre los cuestionamientos progresistas hacen justicia a la realidad.

Para quien escribe, el verdadero desafío ocurre en dos áreas críticas: 1) La decisión que

debo tomar al ser expuesto a opiniones contrapuesta sobre el uso de las joyas. 2) Cuando me

entero de que algunos miembros de mis iglesias, incluyendo adultos y jóvenes, usan joyas fuera

del ámbito de la iglesia. Mientras el primer punto es parte de un ejercicio que me atrae, el

segundo es el que me mueve en forma especial a tener un entendimiento correcto del tema de las

joyas, pues el objetivo es orientar a los miembros en su entendimiento de las normas cristianas.

5
Importancia del arreglo personal

No podemos subestimar la importancia del arreglo personal. La higiene personal y el

bueno gusto al vestir deben caracterizar a todos aquellos que conocen a Dios, pues deben

representarlo en forma digna ante el mundo. Pablo expresó: “Por tanto, ya sea que coman o

beban, o que hagan otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor. 10:31). Nuestra

apariencia personal es parte de aquellas “otras cosas” que deben glorificar a Dios (cf. Mat. 5:16).

Antes del Señor descender al monte Sinaí, dio la siguiente instrucción a Moisés: “—Ve al

pueblo y santifícalos hoy y mañana, y que laven sus vestidos… Moisés descendió del monte al

encuentro del pueblo y lo santificó, y ellos lavaron sus vestidos” (Éxo. 19:10, 14). Los líderes

religiosos debían también cumplir con la orden de “santificarse” para la ocasión (v. 22). Aunque

muchos pasajes de la ley levítica tienen implicaciones ceremoniales, la limpieza del campamento

y la vestimenta de los adoradores, era un requisito indispensable para recibir la bendición de la

presencia divina (cf. Lev. 18:24-30; Núm. 31:23-24). Estas prescripciones eran un reflejo del

carácter ordenado y santo del Dios de Israel: “Ciertamente el SEÑOR tu Dios se pasea en medio

de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti. Por eso tu

campamento deberá ser santo, de modo que él no vea en medio de ti alguna cosa indecente y se

aparte de ti” (Deut. 23:14).

Los ritos de purificación refuerzan la importancia de la limpieza exterior y el arreglo

personal de quienes servían en las cosas santas. Los sacerdotes debían presentarse a Dios o

volver al campamento solo después que se habían lavado con agua y de ponerse las ropas

adecuadas para la ocasión (Éxo. 29:4-9; 40:12-15, cf. Lev. 16:23, 24, 26; Núm. 19:7).

El orden y la limpieza caracterizaron también la vida de nuestro Señor. Aun en el

contexto de su sepultura y resurrección, cuando Pedro entró al sepulcro, “vio los lienzos que

6
habían quedado, y el sudario que había estado sobre su cabeza no puesto con los lienzos sino

doblado en un lugar aparte” (20:6-7). La fe cristiana abarca cada aspecto de la vida. Ya sea que

hagamos “cualquier cosa”, todo debe reflejar los principios de nuestra santa fe.

7
CAPÍTULO 2

FUNDAMENTO BÍBLICO

En este capítulo exploraremos la evidencia bíblica del uso de las joyas en el AT y los

diferentes contextos en que aparecen. Dado la limitación de este ensayo, solo daremos un vistazo

a los pasajes más representativos en las Escrituras.

Resultará instructivo saber que el uso de joyas ornamentales ha sido parte de las prácticas

humanas desde tiempos antiguos,2 y han sido utilizadas tanto por hombres como por mujeres con

diversos fines. El significado básico del término “joyas” (heb. kalí) es “[algo] preparado”, y

designa en forma general a “distintos objetos de adorno más o menos preciosos”.3

Pasajes veterotestamentarios

La primera vez que se mencionan las joyas en la Biblia es en el libro de Génesis. El

siervo de Abraham obsequió a Rebeca “un pendiente de oro… y dos brazaletes de oro para sus

brazos” (24:22); además le puso un “pendiente en la nariz” (v. 47).4 Se sabe que las mujeres

hebreas, como los hombres, usaban brazaletes, collares, zarcillos, anillos en la nariz y cadenas de

oro (cf. Isa. 3:16, 18-23).5

2
“El arte de la joyería a lo largo de la historia”, en www.balclis.com/es/el-arte-de-la-joyeria-a-lo-largo-de-la-
historia/ (Sitio consultado el 16 de diciembre del 2019).
3
A. Lockward “Joyas” en Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, ed. Alfonso Ropero Berzosa (Barcelona,
España: Editorial CLIE, 2015), p. 1384.
4
Se ha observado que el hecho de que en este pasaje se provea el peso de las prendas dadas a Rebeca, implica
claramente que Eliezer le estaba pagando sus tareas, las cuales requirieron mucho esfuerzo (véase a Gordon J.
Wenham, Genesis 12-36 [Dallas, TX: Word, 1994], p. 145).
5
J. I. Parker & M. C. Tenney eds., Usos y costumbres de la Biblia. Manual ilustrado, revisado y ampliado, trad.
Miguel A. Mesías (Nashville, TN: Grupo Nelson, 2014), p. 809.

8
En 2 Samuel, el uso de brazaletes representa alta posición social o la realeza (1:10). El

brazalete real era hecho probablemente de oro y era usado más arriba del codo; diferente a la

mujer, que lo portaba en la muñeca (Eze. 16:11).6 Además, los gobernantes utilizaban anillos y

collares de oro para representar su autoridad. “Faraón se quitó el anillo de su mano y lo puso en

la mano de José. Lo vistió con vestiduras de lino fino y puso un collar de oro en su cuello”

(41:42, cf. Est. 3:10, 12). El collar de oro dado a Daniel por Belsasar, significaba que era el

“tercer señor del reino” (5:29).

En este contexto, las joyas poseen un uso funcional. Note como Dios describe su favor

sobre su pueblo redimido en el libro del profeta Ezequiel:

“Te vestí con un vestido de colores variados, y te calcé con sandalias de cuero fino. Te
ceñí de lino y te cubrí de seda. Te adorné con joyas; puse brazaletes en tus manos y un
collar en tu cuello. Puse un zarcillo en tu nariz, aretes en tus orejas y una corona de
hermosura sobre tu cabeza. Fuiste adornada con oro y plata; tu vestido era de lino, de
seda y de tela bordada. Comiste harina fina, miel y aceite. Llegaste a ser sumamente bella
y alcanzaste la realeza” (16:10-13).

De manera similar, el profeta Isaías declara de Sión: “En gran manera me gozaré en el

SEÑOR; mi alma se alegrará en mi Dios. Porque él me ha vestido con vestiduras de salvación y

me ha cubierto con manto de justicia. Como a novio me ha ataviado con una diadema, y como a

novia que se adorna con sus joyas” (61:10). El objetivo de estas descripciones es resaltar la

gloria y el esplendor del pueblo escogido.

El botín de los ismaelitas mencionado en Jueces comprendía una cantidad enorme de

zarcillos, 19 kilos oro, “sin contar las lunetas, los pendientes y las vestiduras de púrpura que

llevaban los reyes de Madián” (8:24-25, cf. Éxo. 32:1-6). Hasta los camellos tenían collares en

sus cuellos (vv. 21, 26b).

6
Parker y Tenney, Usos y costumbres de la Biblia…, p. 809.

9
Charles Pfeiffer, hace referencia a un descubrimiento arqueológico realizado en Meguido

donde se encontraron muestras de joyas cananeas. “Entre los artículos comunes de joyería

estaban sellos de gemas, brazaletes, brazaletes para los tobillos, pendientes, aretes, narigueras y

redecillas de oro para el cabello”.7

En el contexto de la construcción del Santuario, leemos que los israelitas trajeron ofrenda

al Señor “para la obra del tabernáculo de reunión, para todo su servicio y para las vestiduras

sagradas. Tanto hombres como mujeres, toda persona de corazón generoso, vino trayendo

prendedores, aretes, anillos, collares y toda clase de objetos de oro. Todos presentaron al SEÑOR

una ofrenda de oro” (Éxo. 35:21-22).

Los hombres y las mujeres del antiguo Cercano Oriente usaban joyas, algunas como

amuletos, para ahuyentar a los malos espíritus y atraer la salud y la prosperidad.8 Esa práctica es

condenada en la Biblia (cf. Isa. 3:20). Ángel M. Rodríguez observa: “La presencia de joyas

religiosas y mágicas en el catálogo de Isaías 3 [vv. 16-21] indica que el orgullo de las ‘hijas de

Sion’ no se basaba en la seguridad financiera, su belleza, o su posición social, sino especialmente

en la seguridad psicológica que las joyas religiosas y mágicas les proveían”.9

En el libro de Éxodo, leemos que los aretes de oro eran utilizados indistintamente por

ambos sexos: “Aarón les respondió: —Quiten los aretes de oro que están en las orejas de sus

mujeres, de sus hijos y de sus hijas, y tráiganmelos” (32:2). El verso 3 dice que “todo el pueblo

se quitó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas”.

En otro lugar donde el pueblo se quitó las joyas por orden divina, fue Éxodo 34. Este

evento ocurrió después del incidente del becerro de oro. Dado que los hebreos habían

7
C. F. Pfeiffer, “Joyas” en Diccionario bíblico arqueológico, trad. Roberto Gama (El Paso, TX: Editorial Mundo
Hispano, 2002), p. 384.
8
J. M. Díaz Yanes, “Joyas” en Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, pp. 52, 53.
9
Ángel M. Rodríguez, Joyas. ¿Qué dice la Biblia?, trad. Félix Cortés (Miami, FL: Asociación Publicadora
Interamericana, 2000), p. 35.

10
transgredido el pacto, Dios retiró su presencia del pueblo temporalmente.10 “Al oír el pueblo esta

mala noticia, ellos hicieron duelo. Ninguno se atavió con sus joyas” (33:4). Después de esto vino

la orden divina: “Ustedes son un pueblo de dura cerviz; si yo estuviera un solo instante en medio

de ustedes, los consumiría. Ahora pues, quítense sus joyas, y yo sabré qué he de hacer con

ustedes” (v. 5). El verso siguiente dice que a partir de aquel día, “los hijos de Israel se

desprendieron de sus joyas” (v. 6). La NBJ traduce “tus galas”; la LBA, traduce “atavíos”. La

palabra hebrea es ‘adiy, y se refiere a “ropas finas y adornos corporales. No es la palabra que se

utiliza para ‘joyas’, pero puede traducirse así en este caso”.11

Notamos que Dios da una contraorden a los israelitas usando un término empleado por

Aarón. Observe el “quitad” de 32:2 y el “quítate” del 33:5. Es la misma palabra yārǎd. “En señal

de penitencia y humillación, el pueblo se quitó sus ‘atavíos’, o ‘galas’ (BJ). El acto implica duelo

y reforma (Gén. 35:4; Eze. 26:16)”.12 Por lo menos, durante algún tiempo, 13 el pueblo no volvió

a usar joyas como señal de duelo, pero las conservó para otros fines.

De hecho, existen pasajes en el AT donde las joyas fueron entregadas como ofrenda al

Señor, especialmente después de haber finalizado un censo (Núm. 31:50). Todos los censados,

de veinte años en adelante, tanto ricos como pobres, debían dar la misma cantidad: “la mitad de

la moneda del Santuario”. Esa era una ofrenda asociada a la expiación de las personas (Éxo.

30:11-16).

Finalmente, el AT también hace referencia al uso de las joyas con el propósito de

adornarse y mejorar la apariencia personal, aumentando así el poder de atracción y seducción.

10
“Nota sobre Éxodo 33:1-6”, Biblia de Estudio de Andrews, 1era. ed. (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa
Editora Sudamericana, 2014), p. 112.
11
Pablo R. Andiñach, El libro de Éxodo. Comentario para exégesis y traducción, eds. Edesio Sánchez y Esteban
Voth (Miami, FL: Sociedades Bíblicas Unidas, 2008), 495.
12
Francis D. Nichol. Ed., Comentario bíblico adventista, trad. Victor E. Ampuero (Mountain View, CA:
Publicaciones Interamericana, 1978), t. 1, p. 682.
13
Que los israelitas volvieron a usar joyas se ve claramente en el libro de Isaías 3:16-24.

11
Tal es el caso de “las hijas de Sión” referidas por Isaías y el de la malvada reina Jezabel (Isa.

3:16-23; 2 Rey. 9:30). Pero en general, “la ausencia de joyas distinguía a Israel de las demás

naciones. Había una diferencia visible interna y externa entre el pueblo de Dios y los demás

pueblos”.14

Pasajes neotestamentarios

El NT sigue una línea similar al AT sobre el uso de las joyas. La expresión “oro y plata”

que aparece en el libro de los Hechos (3:6; 20:33), tiene el sentido de dinero. En 1 Pedro 1:18, la

frase puede hacer referencia a objetos de oro y de plata.15 Es con este sentido que debemos

entender la frase de Mateo: “No se provean ni de oro ni de plata ni de cobre en sus cintos”

(10:9). La NTV traduce: “No lleven nada de dinero…”.

También encontramos referencia a las joyas como evidencia de riqueza material (Sant.

5:3; Apo. 18:16, etc.). La “perla de gran precio” denota gran valor económico (Mat. 13:45-46).

Los regalos de los sabios de Oriente incluía “presentes de oro” (Mat. 2:11). Antes de esto se dice

que ellos “abrieron sus tesoros”. Este pasaje destaca el uso de las joyas como ofrenda también.

Por otro lado, el NT presenta las joyas como símbolo de poder y autoridad. En cuanto al

primer punto, tenemos el anillo que recibió el hijo pródigo en Lucas 15, después de regresar a su

casa (v. 22). Este objeto no solo era un ornamento, sino un símbolo de autoridad. Al joven le fue

devuelto su posición privilegiada en la familia, podía disfruta de nuevo todos los privilegios de

un hijo.16

14
Andrés Glaze, Comentario bíblico Mundo Hispano. Éxodo, eds. gen. Daniel Carro, José Tomás Poe y Rubén O.
Zorzoli, 4ta. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004), t. 2, p. 236.
15
Rodríguez, Joyas…, p. 54.
16
Una obra que destaca los aspectos culturales del mundo oriental que saturan esta parábola es la de Kenneth Bailey,
El hijo pródigo. Lucas 15 a través de la mirada de campesinos de oriente Próximo, trad. Marga Llavador (Miami,
FL: Editorial Vida 2009). Respecto a la entrega del anillo al hijo, leemos: “El anillo seguramente es el sello del
hogar... Sabemos por registros primitivos que la palabra usada aquí (daktylios) se refiere a un anillo con sello. En un
caso se refiere al sello de un contrato matrimonial, en otro al de una voluntad” (pp. 83-84).

12
El NT menciona también el uso de joyas para representar posición social, como cuando

leemos: “hombre con anillo de oro y ropa lujosa” en Santiago (2:2). Cristo mismo es descrito en

su segunda venida como trayendo una “corona de oro” (Apo. 14:14), y el capítulo 19 como

portando “muchas coronas” (19:12, DHH). Estas coronas muestran al Hijo de Dios como “Rey

de reyes y Señor de señores” (v. 16).17

Veamos ahora las joyas como adornos en el NT. Hay dos pasajes a los cuales

dedicaremos especial atención. En el primer de ellos:

“Asimismo vosotras, mujeres…, Vuestro atavío no sea el externo de peinados


ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón,
en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande
estima delante de Dios, pues así también se ataviaban en otro tiempo aquellas
santas mujeres que esperaban en Dios…” (1 Ped. 3:1, 4, 5, RVR 1995).

Este pasaje es objeto de debates entre los intérpretes. Sus palabras prohíben el uso

ornamental de joyería, pero algunos creen que un estudio exegético cuidadoso, demuestra que no

prohíbe el uso moderado de joyas. André Reis, por ejemplo, observa que los adventistas han

empleado mal este pasaje basado el método del “texto-prueba”.18 Reis llama nuestra atención a

una característica del pensamiento hebreo conocida como la “negación dialéctica” o “negación

relativa”. Basado en ello, el autor sugiere que cuando Pedro dice “no sea el adorno exterior” y

“no con peinado ostentoso como…”, está dando prioridad a un elemento más que a otro sin

anulación mutua.19

17
La “diadema” era una banda que se llevaba alrededor de la cabeza. Más de una diadema, por ejemplo, significaba
que un gobernante ejercía dominio sobre varias regiones a la vez. Las muchas diademas de Cristo, representan su
dominio sobre todos los reyes y reinos de la tierra (Craig R., Koester, The Anchor Yale Bible. Revelation [London:
Yale University Press, 2014], Vol. 38a, p. 754).
18
André Reis, “El adventista y las joyas”, p. 2. www.academia.edu/3704366/El_Adventista_y_las_Joyas
(Consultado el 12 de diciembre del 2019).
19
Reis, “El adventista y las joyas”, p. 3.

13
Basado en esto, los versos bajo estudio, deberían leerse de la siguiente manera: “Vuestro

adorno no sea primordialmente el adorno exterior, como peinados ostentosos, joyas de oro o de

vestidos lujosos, pero mucho más sea el del corazón interno, en el incorruptible traje de un

espíritu manso y tranquilo”.20 Desde esta perspectiva, el apóstol no prohibiría el uso moderado

de joyería como adorno físico.

Rodríguez, en su investigación sobre las joyas, descarta que la frase griega “no (gr. ou)…

sino (gr. alla)…” deba ser entendida en este caso como “no tanto… como”, en el cual el primer

elemento no se estaría negando completamente sino disminuyéndose.21 Basado en la gramática

griega, Rodríguez demuestra que “siempre que ‘no’ (ou) está negando una frase en el imperativo,

como es el caso en 1 Pedro 3:3, el siguiente ‘pero’ (alla) introduce el sujeto contrastante y

significa simplemente ‘No (esto), sino al contrario…’”.22 En forma concluyente, Rodríguez

expresa: “Yo revisé el uso de esta fórmula en presente imperativo en el Nuevo Testamento y no

encontré un solo caso en el cual la frase significara ‘No tanto… como’, o ‘no solo… sino’”.23

Basado en esto, la interpretación de Reis debe ser descartada, pues resulta claro que pasa por alto

ciertos elementos exegéticos fundamentales, y tiende a favorecer una práctica que fomenta la

vanidad en el pueblo de Dios.24

Aunque algunos eruditos sostienen que el consejo de Pedro está condicionado

culturalmente,25 una simple lectura demuestra todo lo contrario. Note el ejemplo que utiliza el

apóstol: “Porque así también se adornaban en tiempos antiguos aquellas santas mujeres que

20
Reis, “El adventista y las joyas”, p. 4.
21
Rodríguez, Joyas, p. 64.
22
Rodríguez, Joyas, p. 64.
23
Rodríguez, Joyas, p. 64, nota de pie de página 20.
24
Reis descarta también la idea de las joyas con un uso funcional en contraste con el uso ornamental (pp. 7-8). Su
conclusión es que en el contexto del estudio de este tema, la palabra clave es “moderación”, pues, “no existe una
prohibición absoluta en el texto bíblico” sobre el uso de las joyas (p. 8).
25
Wolfgang Schrage, The Ethic of the New Testament (Philadelphia: Fortress, 1988), 276.

14
esperaban en Dios y estaban sujetas a su propio marido” (v. 5). El consejo está fundamentado en

el ejemplo piadoso de las “santas mujeres” del pasado.

Queda aún otro pasaje al que dedicaremos especial atención:

“…, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con modestia y prudencia; no
con peinados ostentosos ni oro ni perlas ni vestidos costosos sino más bien con
buenas obras, como conviene a mujeres que profesan reverencia a Dios” (1 Tim.
2:9-10).

Estos consejos aparecen en el contexto del culto público,26 pero es evidente que Pablo

tenía “en mente una aplicación más general”.27 Se reconoce que este apartado es más difícil de

delinear en l Timoteo que la carta a Tito, porque parte está entrelazado con la condenación de la

falsa doctrina, por ejemplo 1:8-11.28

Se han propuesto varios trasfondos para interpretar las palabras de Pablo dirigidas a estas

mujeres. Dado que los falsos maestros referidos en la epístola son condenados por su avaricia (1

Tim. 6:5; cf. 6:6–10, 17–19), y las mujeres hacen ostentación de riquezas (2:9), Frank Thielman

sugiere que, quizás “las mujeres ricas de Éfeso les habían estado pagando a los falsos maestros

para que le sirvan de tutores y luego transmitiendo a las iglesias que se reunían en sus casas la

falsa enseñanza que aprendían”.29

Otros intérpretes creen que el contexto cultural determina el consejo paulino. Pero si bien

los ideales trazados aquí para la modestia femenina, “se encuentran a menudo en el pensamiento

26
John Stott, Guard the truth: the message of 1 Timothy & Titus (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1996), p.
74.
27
Raymond Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, eds., Comentario bíblico San Jerónimo. Nuevo
Testamento y artículos temáticos, trads. José Pedro Tosaus Abadía, et. al. (Estela, Navarra: Editorial Verbo Divino,
2004), 459. William D. Mounce, expresa: “Si bien el contexto inmediato sigue siendo que de culto público (v 8…),
el cambio a las buenas obras sugiere que Pablo considera que la enseñanza tiene ramificaciones en otros contextos;
las buenas obras no pueden relegarse solo al contexto de la adoración” (World Biblical Commentary. Pastoral
Epistles [Dallas: Word, Incorporated, 2000], Vol. 46, p. 108).
28
Raymond Brown, Introducción al Nuevo Testamento. Cartas y otros escritos, trad. Antonio Pinero (Madrid:
Editorial Trotta, 2002), vol. 2, 851, 852.
29
Frank Thielman, Teología del Nuevo Testamento, trad. Miguel García (Miami, FL: Editorial Vida, 2006), p. 339.

15
secular, no significa que Pablo simplemente esté tomando prestados ideales helenísticos, y el

ideal supremo, la conducta apropiada para las mujeres piadosas, es completamente cristiana”.30

La forma en que inicia el verso 9 revela que el consejo de este verso y el siguiente, está

asociado al anterior. El término “asimismo” (gr. Hosautos), “sugiere que un pensamiento del

versículo anterior se está desarrollando o aplicando al consejo que se está dando a las mujeres…

La construcción gramatical sería entonces la misma que en el verso previo: ‘[Quiero]…

[mujeres]… se atavíen de ropa decorosa’. Esto sugiere que el sujeto ya no es la oración sino el

atavío personal”.31 Bien se ha expresado: “La sociedad debe su dignidad más a las mujeres que a

los hombres”.32

Reis aplica el mismo principio de la “negación relativa” de 1 Pedro 3:1, 4, 5, a este

pasaje, por lo que sugiere la siguiente lectura:

“Yo quiero, igualmente, que las mujeres se adornen con traje decoroso, con
modestia y sobriedad, no tanto con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni
vestidos costosos, mas mucho más como corresponde a mujeres que profesan
servir a Dios: con buenas obras”.33

Reis concluye: “Desde la perspectiva del pensamiento hebreo de Pablo, no es factible la

idea de que tenemos aquí una prohibición absoluta del empleo en el adorno exterior. Lo que

vemos es en realidad la priorización del interior sobre el exterior, sin que necesariamente uno

esté prohibido o anulado”.34

30
Mounce, Pastoral Epistles, p.108
31
Rodríguez, Joyas…, pp. 74, 75.
32
Joseph S. Exell, The Biblical Illustrator: First Timothy (Chicago, TO: Fleming H. Revell Company, n.d.), p. 126.
33
Reis, “El adventista y las joyas”, p. 3, cursivas en el original. En nuestro análisis del pasaje de 1 Pedro, ya vimos
que la regla en la cual se basa la exegesis de Reis no se aplica en este caso.
34
Reis, “El adventista y las joyas”, p. 4. Asumiendo que este debería ser el principio que determine el significado
del pasaje, no es necesario inferir que la prohibición del uso ornamental de joyas implique que el apóstol desmerita
el arreglo personal. Este debe ser mantenido sin incluir necesariamente el uso de joyas de oro y perlas.

16
Aunque debemos aceptar que el apóstol Pablo no desmerita el adorno exterior, debemos

preguntarnos: ¿Implica su consejo el permiso para el uso ornamental moderado de las joyas?

Esta pregunta la responderemos más adelante. Necesitamos ahora analizar otros detalles

importante en el pasaje.

La estructura de 1 Timoteo 2:9-10 es simple: El verso 9, en su primera parte, habla del

adorno apropiado; la segunda parte del versículo, señala el adorno impropio; el verso 10, retoma

el tema del adorno apropiado. Se nota un movimiento de los principios generales hacia los

principios específicos, al adorno espiritual (v. 10). “El primero y el último [v. 9a y v. 10] están

afirmados y el de en medio es rechazado.35

Antes de analizar las frases claves de estos versículos, conviene destacar que, de la

manera que la exhortación de Pablo a los hombres, no excluye a las mujeres; el consejo de Pablo

a las mujeres, no excluye a los hombre de la obligación de vestir con moderación y modestia.

Tomando los consejos en sus respectivos ámbitos, podemos concluir: “Si los hombres pueden

poner en peligro esa integridad por un celo fuera de lugar, las mujeres pueden hacerlo prestando

atención indebida a su aspecto”.36

Veamos brevemente las palabras utilizadas por Pablo usa en este pasaje:

1. “Ropa decorosa” (gr. katastole kosmio). Gordon Fee sostiene que existía en el mundo

helenista y judío un “conjunto de pruebas” que muestran que “ponerse elegante” por

parte de la mujer, era un indicio de promiscuidad sexual y de insubordinación

conyugal. “De hecho, el que una mujer se vistiera de este modo en público se

35
Rodríguez, Joyas…, p. 75, corchetes añadidos.
36
Robert W. Yarbrough, The Letters to Timothy and Titus, D. A. Carson, Ed. (Grand Rapids, MI: Eerdmans
Publishing Company, 2018), p. 164.

17
consideraba un acto de infidelidad a su matrimonio”.37 Sin embargo, hemos visto que

no son las normas moralistas de la cultura lo que determina el consejo aquí

expresado.

De la manera que Pablo solicita a los hombres dejar de pelear, pide a las mujeres

vestirse (gr. kosmio) decorosamente. Kosmio se usa en la misma carta para describir

la conducta “intachable” del obispo de la iglesia (1 Tim. 3:2). La RVR 1995 traduce

“irreprochable”.

2. “Modestia y prudencia” (gr. aidous kai sophrosynes). Aunque aidous es un hápax,

sophrosynes aparece otras dos veces (Hech. 26:25 y 1 Tim. 2:15). La frase completa

implica un vestido que no es ostentoso. Sophrosynes hace referencia también al

dominio de la mente, y así, a la decencia que está determinada por el dominio de sí

mismo y el buen juicio.38

El término “modestia”, “Traduce sensiblemente una palabra que significa ‘moderado’

o ‘razonable’ con la implicación de que la persona es consciente de lo que es mejor en

una situación particular”.39

3. “Peinados ostentosos” (gr. plegmasin). Algunos creen que esta frase puede significar

“estilos de peinados”, lo que no implicaría que Pablo está prohibiendo ciertos estilos

de peinados, “como si algunos reflejaran una actitud más propia de adoración que

37
Gordon D. Fee, Comentario de las epístolas a 1ª y 2ª de Timoteo y Tito, trad. Pedro L. Gómez Flores (Barcelona,
España: Editorial CLIE, 2008), 102. Asimismo, D. C. Arichea & H. Hatton, A Handbook on Paul’s Letters to
Timothy and to Titus (New York: United Bible Societies, 1995), pp. 55–56.
38
Rodríguez, Joyas…, p. 77.
39
Arichea & Hatton, A Handbook on Paul’s Letters to Timothy and to Titus, 56–57.

18
otros”, sino aquellos peinados llamativos, ostentosos “que pudiera distraer la atención

del Señor y de los propósitos santos”.40

4. “Ni oro ni perlas” (gr. kai chrysio e margaritais). Al unir la palabra chrysio con

plegmasin, algunos han sugerido que estas mujeres trenzaban sus cabellos con oro,

pero desde el punto de vista gramatical, es mejor tomar la conjunción “y” (gr. kai),

como introduciendo otro artículo a la lista.41

5. “Vestidos costosos” (gr. himatismo polytelei). Polytelei es la palabra que se utiliza en

Marcos para hablar del perfume que derramó la mujer sobre los pies de Jesús. Se

traduce allí como “mucho valor” (Mar. 14:3 VRV 1995). También así en 1 Pedro 3:4

(NVI), o “precioso” (NTV), “muy valorada” (RVC). El adjetivo afín, polytimon, “de

gran valor”, describe la perla preciosa por la cual el comerciante vendió todo lo que

poseía para adquirirla (Mateo 13:46, LBA).42 Lo que se enfatizaría entonces no es

tanto el alto valor monetario de la ropa, sino su naturaleza lujosa y ostentosa.43

Los eruditos observan que el texto original de los versículos 9-10

“carece de un sujeto y un verbo principal, por lo que vincula estos versículos con lo que
precede… Este tipo de taquigrafía es común en el Nuevo Testamento, donde un autor
trata una serie de asuntos relacionados con un tema general (ej. Efe. 5:21-33; 1 Ped. 2:
13-17). Cuando esto ocurre, las piezas gramaticales faltantes se deben suministrar de lo
que precede. Aquí, las partes gramaticales que faltan se pueden encontrar en el versículo
8: ‘quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas... Del mismo

40
John MacArthur, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento. 1 Timoteo (Grand Rapids, MI: editorial
Portavoz, 2012), 53. Cabe decir que este autor interpreta estos pasajes en el contexto del culto público y tampoco se
opone al uso de las joyas fuera del “lugar de adoración”. El pasaje mismo contradice esta interpretación limitada (cf.
1 Tim. 2:8, 10). El consejo paulino es para ser practicado dentro y fuera de la iglesia, debe ser parte del estilo de
vida del creyente.
41
Rodríguez, Joyas…, pp. 78, 79.
42
Mounce, Pastoral Epistles, pp. 114-115.
43
Rodríguez, Joyas…, p. 83.

19
modo [quiero] que las mujeres [en todos los lugares oren] con una conducta
respetable...’”.44

Aparte de estas consideraciones exegéticas, creemos que el pasaje bajo estudio es parte

de un tema mucho más abarcante que la oración pública; está relacionado al ámbito

soteriológico, al profundo anhelo de Dios de salvar a todos los seres humanos:

1. La “exhortación” del verso 1, que “se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones

de gracias por todos”, incluidos los que ocupan puestos eminentes, tiene el objetivo de

que vivamos una vida “tranquila y reposada” (v. 2).

2. Semejante ambiente de tranquilidad puede ser propiciado por la oración, y favorecerá la

posibilidad de que los hombres sean salvados alcanzando el “conocimiento de la verdad”

(v. 4). Esto se facilita cuando se vive en un ambiente de tranquilidad y paz social.

3. La salvación de “todos los hombres” es posible bajo las condiciones ideales, gracias a

que existe un solo Dios y un poderoso mediador: Jesús (v. 9). Para garantizar la

redención, Él “se dio a sí mismo en rescate por todos” (v. 6).

4. Para comunicar la salvación realizada, Pablo fue “constituido predicador, apóstol y

maestro de los gentiles en fe y verdad” (v. 7a). Pablo reafirma este hecho diciendo: “Digo

la verdad; no miento” (v. 7b). Una vez dicho esto, utiliza su autoridad apostólica especial,

y como maestro, hace las dos siguientes exhortaciones a los miembros de la iglesia que,

con su conducta, estaban poniendo en juego la posibilidad del plan mayor de la salvación

de las personas.

a. A los hombres: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando

manos piadosas, sin ira ni discusión” (v. 8).

44
Linda Belleville, in Commentary on 1 Timothy. In Cornerstone Biblical Commentary: 1 Timothy, 2 Timothy,
Titus, and Hebrews, Philip W. Comfort gen. ed. (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2009), Vol. 17, p. 53.

20
b. A las mujeres: “Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con

modestia y prudencia; no con peinados ostentosos ni oro ni perlas ni vestidos

costosos sino más bien con buenas obras, como conviene a mujeres que profesan

reverencia a Dios” (vv. 9-10).

Ahora estamos en condiciones de entender por qué Pablo utilizó el verbo kosmein

traducido aquí como “se vistan”. Kosmein significa “adornar”, y se emplea en Tito 2:10 para

describir a los esclavos que, con su buena conducta, “adornan la doctrina” de nuestro Señor. En

Lucas, el templo está “adornado con hermosas piedras y ofrendas dedicadas a Dios” (21:5, NVI).

En Mateo 23:29, la palabra se usa para describir a las tumbas de los justos que eran adornadas

con esmero por pos fariseos (23:29). Dado la amplitud de significado del verbo kosmein, “el

enfoque principal” de Pablo, “no es tanto en lo que visten las mujeres (aunque esto está incluido)

sino en sus prioridades; Pablo quiere que se adornen no con ropa hermosa sino con buenas obras.

La flexibilidad de κοσμεῖν abre la puerta al cambio de énfasis que se hace explícito en verso

10”.45 Al vestir así, reflejan una imagen que atrae a los demás, no a los atractivos físico

pasajeros, sino al Salvador que llevará a las personas a una relación salvífica con Dios.

El sentido de kosmein deriva del sentido básico de kosmeo, “orden o adorno. En el

sentido de ‘ordenar’ κοσμέω es un término técnico militar para la colocación de un anfitrión o la

orden de los combatientes”.46 En nuestro pasaje, se traduce “vestir”. Pero es evidente que abarca

mucho más, abarca el porte, la conducta de la persona que se manifiesta en la conducta exterior y

la disposición adecuada, así como en la apariencia exterior.47

45
Mounce, Pastoral Epistles, p. 113.
46
H. Sasse, “κοσμέω, κόσμος, κόσμιος, κοσμικός”, G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich, Eds., Theological
dictionary of the New Testament, electronic edition (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964—), vol. 3, p. 867.
47
Rodríguez, Joyas…, p. 76.

21
De manera que, la preocupación paulina, al expresar estas exhortaciones, es que la

salvación que ha sido posible para todos los hombres a un precio tan elevado, no sea hecha nula

por el mal testimonio de los creyentes, tanto de los hombres como de las mujeres en la iglesia:

los hombres deben evitar los enojos y las contiendas (v. 9), y las mujeres deben evitar proyectar

una apariencia ostentosa evitando el uso de ropas cuyo costo entre en conflicto con la sencillez

de la vida cristiana; tampoco haciéndose “peinados encrespados” ni usando joyas ni perlas. El

consejo no implica que no se ejerza el buen gusto al seleccionar el vestido o el peinado

apropiados.

La falta de juicio para evitar los enojos y las contiendas en el culto público, así como para

seleccionar las prendas adecuadas para el arreglo personal femenino, puede contribuir al mal

testimonio que aleja a las personas de la iglesia y de la verdad del Evangelio, lo que en forma

automática hace nulo el sacrificio de Cristo por los pecadores. Por demás está decir que, aunque

Pablo da consejos específicos a los caballeros y a las damas, eso no implica que las mujeres están

exentas de evitar la ira y los conflictos en la iglesia, y tampoco que los hombres pueden vestir

como le plazca, sin pudor y modestia.

CONCLUSIONES

De lo estudiado hasta aquí, podemos concluir que las Escrituras presentan un uso variado

de las joyas tanto en el AT como en el NT. Algunos de los pasajes analizados describen eventos

y experiencias sin comentarios aprobatorios o desaprobatorios en cuanto la función de las joyas.

No obstante, se puede inferir teológicamente lo que Dios desea comunicarnos a través de esos

relatos.

22
En las siguientes líneas, presentamos un resumen de nuestras conclusiones sobre la

función y el uso de las joyas en la Biblia:

1. Las joyas como monedas. Eran utilizadas para realizar pagos por servicios prestados

(Gén. 24:22). Con este sentido, aun cuando Dios ordenó al pueblo quitarse sus joyas

(Éxo. 34:4-6), se le permitió conservarlas. El NT presenta esta misma idea (Hech.

3:6; Mat. 10:9).

2. Las joyas como símbolo de posición social y autoridad. Con este uso encontramos el

brazalete y la corona del rey, o el anillo y los collares que fueron dados a José y al

profeta Daniel (2 Sam. 1:10; 2 Rey. 11:12; Sal. 89:39; Gén. 41:42; Dan. 5:29). Este es

un uso funcional y el pueblo no caía dentro de esta categoría. Esta misma idea

aparece en el NT (Luc. 15:22; Sant. 2:2). El Apocalipsis muestra a Cristo como

portando “muchas diademas” para representar su señorío sobre los reyes de la tierra

(Apo. 19:12, 16).

3. Joyas como evidencia de riqueza (1 Rey. 10:2; 2 Cron. 32:27). Basado en Éxodo

3:22, parece ser que los israelitas portaron joyas al salir de Egipto, no como

ornamento, sino “para hacer un despliegue de los despojos de guerra, la riqueza

adquirida por sus padres”.48 El NT presenta esta misma línea de pensamiento (Mat.

2:11; Sant. 5:3).

48
Rodríguez, Joyas…, p. 29. Cassuto nos expresa que las palabras de Éxodo 3:22 “nos parecen muy exageradas si
solo consideramos la enorme riqueza de los egipcios y el valor modesto de las joyas que los israelitas pudieron
recibir de los egipcios. Pero todo es relativo; a los ojos de los esclavos afectados por la pobreza, parecía que estos
adornos constituían grandes riquezas (Génesis 15:14), y que, al tomar estas posesiones, echaron a perder a los
egipcios” (U. Cassuto, A Commentary on the Book of Exodus [Jerusalem: Ahva Co., Press, 1997], 44).
Hamilton observa que el pasaje de Éxodo3:22 y 1 Samuel 6:8, utilizan el termino hebreo kĕlê zāhāb, traduce como
“alahas de oro” (VRV 1995), u “objetos de oro” (RVA 2015, NVI, LBA) y se refiere a “objetos valiosos”. Y
siguiente la opinión de Greenberg cree que la orden de la última parte del verso hace referencia a «La recuperación
de la dignidad por parte de los esclavos liberados” que en este caso “sería señalada por su capacidad de proporcionar

23
4. Joyas con función religiosa. Dentro de esta categoría tenemos la lámina de oro que

usaba el sumo sacerdote (Éxo. 28:36-38), las piedras preciosas que colgaban sobre su

pecho (vv. 9-14), y las bolas de granadas de colores y campanitas de oro de su vestido

(vv. 31-35). Aunque Dios ordenó que el sumo sacerdote usara estos adornos, Él

mismo nunca aparece portando joyas, algo común en las deidades paganas (cf. Jer.

10”3-4), y tampoco los israelitas la usaban con este sentido.

No encontramos en el NT referencia a este tipo de adornos en las vestiduras

sacerdotales, excepto las referidas en los adornos seductores de la gran Babilonia del

Apocalipsis (cf. Apo. 17:4-5; 18:16).

5. Joyas como ofrenda (Éxo. 30:11-16). Este es un caso poco común, pero se

sobreentiende, puesto que las joyas funcionaban como moneda. Este significado

parece inferirse en el regalo entregado a niño Jesús por parte de los sabios de Oriente

(Mat. 2:11).

6. Joyas como amuleto para alejar los malos espíritus (Isa. 3:20). Con este sentido,

como el ornamental, no es permitido en el AT. Tampoco encontramos estos usos en el

NT, aunque era común en el mundo antiguo.

7. Joyas como adorno, para resaltar la belleza personal. Este es el caso más común en

el AT (Isa. 3:16-23; 2 Rey. 9:30). Como en los puntos 2 al 3, este uso de las joyas

contribuye al orgullo y la idolatría (cf. Gén. 35:4). En este sentido, el NT no aprueba

su uso, como pudimos ver en el análisis de 1 Pedro y 1 Timoteo. En este contexto, se

cosas buenas para sus hijos” (Victor P. Hamilton, Exodus. An Exegetical Commentary, Ebook edition [Grand
Rapids, MI: Baker Academic, 2011], pp. 117, 118).
Aunque lo más probable era que estos objetos sirvieran como una forma de “compensación” por los años de
esclavitud (J. F. Walvoord & R. B. Zuck, El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento.
Génesis-Números [Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 1996], t. 1, p. 131). Véase también Ernesto
Trenchard & Antonio Ruiz, El libro de Éxodo [Grand Rapids, MI: Centro Evangélico de Formación Bíblica, 1994],
p. 61).

24
exhorta además a los creyentes, a no usar cabellos encrespados, adornarse con ropas

costosa y a prescindir de adornos ornamentales de oro y perlas, pues semejante

practica entra en conflicto con los valores de la modestia y la sencillez de la fe

cristiana.

¿Cuál debería ser nuestra postura como cristianos adventistas respecto al uso de las

joyas? Creemos que la posición de la iglesia representa muy bien la perspectiva bíblica sobre lo

que Dios espera de sus hijos en relación con este tema:

“El pueblo de Dios debe situarse siempre entre los conservadores en su forma de vestir, y
no dejará que «llene la mente el problema del vestido» (Ev 202).
[…] En las Escrituras se enseña con claridad que el uso de joyas es contrario a la
voluntad de Dios. «No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos» es la
admonición del apóstol Pablo (1 Tim. 2: 9). El uso de joyas y adornos supone un esfuerzo
por atraer la atención que no está de acuerdo con la negación del yo que debe manifestar
el cristiano.
En algunos países la costumbre de usar un anillo matrimonial es algo imperativo, y ha
llegado a ser, para la gente, un criterio de virtud y, por lo tanto, no se considera como un
ornamento. En tales circunstancias, no creemos que se deba condenar esta práctica”.49

Creemos que una exégesis cuidadosa de los pasajes que hemos estudiado en el AT y el

NT, de manera muy especial los pasajes de 1 Pedro 3:1, 4-5 y 1 Timoteo 2:9-10, revelan que la

voluntad de Dios para sus hijos excluye el uso de vestidos y adornos costosos, joyas de oro y

perlas. Como bien expresó Rodríguez, “el uso de joyería ornamental no es una necesidad humana

básica que deba satisfacerse usando un tipo más económico… No hay nada en el contexto [del

pasaje de 1 Timoteo] para apoyar la idea de que Pablo esté alentando el uso de joyas

ornamentales modestas”.50

49
Manual de la Iglesia, revisión 2015, primera edición (Doral, FL: Inter-American Division Publishing Association,
2015), p. 151.
50
Rodríguez, Joyas…, pp. 83, 84.

25
Elena de White expresó muy bien lo que debería ser nuestra actitud ante el consejo

divino: “La abnegación en el vestir es parte de nuestro deber cristiano. El vestir sencillamente y

abstenerse de ostentar joyas y adornos de toda clase está de acuerdo con nuestra fe”.51

El cristiano comprometido con su fe y que reconoce el costo de la redención lograda en la

cruz, con miras a propiciar la salvación de la humanidad, siempre buscará honrar a Dios y vivir

de acuerdo con los principios de la sencillez y la modestia “como corresponde a” quienes

“profesan servir a Dios” (1 Tim. 2:10, NVI). Tanto nuestro carácter como nuestra apariencia

personal, cuando está bajo el dominio del Espíritu de Dios, contribuye al plan mayor que

contempla la salvación de todos los seres humanos. Nuestras buenas obras dan un testimonio

más favorable que nuestras palabras.

51
Elena G. de White, Testimonio para la iglesia (Ellen G. White Estate, Inc., 2004), t. 3, p. 404. Este ensayo no
tomó en consideración la posición del Espíritu de Profecía sobre el uso de las joyas, por el hecho de que semejante
estudio demanda un espacio del cual no disponemos. Por otro lado, Elena de White ha sido acusada de usar joyas, y
dado este hecho, considerar su perspectiva sobre el uso de joyerías, implicaría una sección apologética, lo que
naturalmente está fuera del alcance de este artículo.

26
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