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2008 Sims
2008 Sims
RESUMEN:
Abstract
Introducción
El concepto de simulación se incorpora como entidad clínica diagnóstica en la tercera edición del
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales editado por la Asociación Americana
de Psiquiatría en 1980, el DSM-III; actualmente, en el DSM-IV-TR, se incluye dentro de la sección
dedicada a "problemas adicionales que pueden ser objeto de atención clínica". Así, se entiende por
simulación (Z76.5) la producción intencional de síntomas físicos y/o psicológicos falsos o
exagerados motivados por incentivos externos. La simulación implica la existencia de
RECOMPENSAS EXTERNAS (cobro de seguros e indemnizaciones, etc.), a diferencia de los
trastornos facticios, y se realiza CONSCIENTE Y DELIBERADAMENTE, a diferencia de los
trastornos somatomorfos (American Psychiatric Association, 2000).
Resnick (1997) clasifica los distintos tipos de simulación en simulación pura o la fabricación
completa de la sintomatología, simulación parcial, la más común, que es la exageración de
sintomatología preexistente o la referencia al mantenimiento de síntomas que ya habían remitido y,
finalmente, imputación falsa o el hecho de que la sintomatología es falsamente atribuida a un
acontecimiento traumático (v.g. abusos sexuales en la infancia; accidente automovilístico, etc).
Diversos estudios han tratado de determinar la incidencia de la simulación, aunque ciertamente
resulta difícil proporcionar datos precisos debido a que existe una gran variabilidad en función del
campo de estudio o la patología que se aborda en cuestión. Se estima que existe alrededor de un
17,4% de prevalencia de la simulación en el ámbito forense (Rogers, Salekin, Sewell, Goldstein y
Leonard, 1998), entre un 20% y un 30% relacionado con lesiones orgánicas de diversa índole
(Less-Haley, 1997; Mittenberg, Patton, Canyock y Condit, 2002), un 11% referido a lesiones
craneales (Martens, Donders y Millis, 2001), y alrededor de un 30% relacionado con la valoración
de la discapacidad (Mittenberg, Patton, Canyock y Condit, 2002).
1. Motivación y circunstancias
- Incentivos económicos
- Solución a problemas socioeconómicos
- Conducta antisocial
- Insatisfacción profesional
- Conflictos laborales
- Situación cercana a la jubilación
- Historia previa de engaño, simulación o actos deshonestos
2. Sintomatología
- Admitir la simulación.
- Falta de cooperación con el evaluador y con la divulgación de la información.
- Discrepancias entre los datos de la entrevista y la historia clínica o la documentación preexistente.
Según Baer, Rinaldo y Berry (2003), entre los instrumentos más consolidados se encuentran, entre
otros, el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota -MMPI-2- (Butcher, Dahlstrom,
Graham, Tellegen y Kaemmer, 1999; González Ordi e Iruarrizaga Díez, 2005), el Personality
Assessment Inventory -PAI- (Morey, 1991), la Structured Interview of Reported Symptoms -SIRS-
(Rogers, 1986; Rogers, Bagby y Dickens, 1992), y el Structured Inventory of Malingered
Symptomatology -SIMS- (Smith, 1997; Smith y Burger, 1997; Widows y Smith, 2005).
En su mayoría, estos instrumentos pretenden detectar con mayor o menor precisión patrones de
"mala imagen" o estilos de respuesta sobredimensionados, o bien patrones sintomatológicos
infrecuentes o excepcionales, improbables y bizarros; en otras palabras, detectar la tendencia del
sujeto a crear la impresión deliberada de sufrir alguna alteración o deterioro mediante la
exageración o fabricación de síntomas y problemas, maximizando las características negativas de
si mismo (Baer, Rinaldo y Berry, 2003).
Las estrategias de investigación que mayor solidez han demostrado en el estudio de la simulación
son los diseños de investigación con "análogos" y "known-groups", especialmente si se utilizan
combinadamente (Rogers y Bender, 2003).
En los estudios análogos, los participantes son asignados de manera aleatoria a las condiciones
experimentales de "simulación" y de "control", recibiendo instrucciones específicas acerca del estilo
de respuesta a adoptar al responder a las pruebas de evaluación, actuando "como si" en el caso
del grupo de simulación. En este tipo de estudios, es recomendable emplear también una muestra
clínica para determinar si las diferencias se deben a la simulación o a la existencia de una
determinada patología. Sin embargo, este tipo de diseño adolece de algunas limitaciones: además
de no perseguir una compensación económica (generalmente) o al menos no resultar tan relevante
Método
Participantes
En el estudio participaron 229 personas, 164 mujeres (71.6%) y 65 varones (28.4%), todos ellos
estudiantes universitarios procedentes de distintas universidades madrileñas (Universidad
Complutense de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y Universidad Alfonso X el Sabio), con
edades comprendidas entre los 17 y 25 años (M=19.98, Sx=1,95).
Los sujetos de la muestra fueron asignados aleatoriamente a dos grupos independientes,
"respuesta honesta" y simuladores de "mala imagen" o simplemente "simuladores".
Una vez contrastadas las diferencias en cuanto a la proporción de varones y mujeres en ambos
grupos, se comprobó que no existían diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la
distribución por sexo en ambos grupos se refiere (z=1.1614 <1.96, nivel de confianza del 95%).
Los grupos se establecieron de la siguiente manera:
El primer grupo, sujetos honestos, n = 116 (87 mujeres y 29 varones), debía rellenar los
Instrumentos
1. Psicosis (P): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas psicóticos inusuales o
extravagantes que no son típicos de la patología psicótica real. Punto de corte > 1.
2. Deterioro Neurológico (NI): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas de tipo
neurológico ilógicos o muy atípicos. Punto de corte > 2.
3. Trastornos Amnésicos (AM): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas relacionados
con trastornos de memoria que son inconsistentes con los patrones de deterioro producidos por
disfunción o daño cerebral real. Punto de corte > 2.
4. Baja Inteligencia (LI): evalúa el grado en que el sujeto exagera su déficit intelectual al fallar
preguntas sencillas de conocimiento general. Punto de corte > 2.
5. Trastornos Afectivos (AF): evalúa el grado en que el sujeto informa de síntomas atípicos de
depresión y ansiedad. Punto de corte > 5.
El SIMS ha mostrado poseer una satisfactoria consistencia interna (Coeficiente Alfa de Cronbach),
tanto para el total de la prueba (.88) como para sus cinco subescalas: .82 para Psicosis, .83 para
Deterioro Neurológico, .83 para Trastornos Amnésicos, .85 para Baja Inteligencia y .86 para
Trastornos Afectivos (Widows y Smith, 2005).
Respecto a su validez predictiva, diversos estudios han señalado que el SIMS resultaría muy útil
como herramienta de screening para la detección de simulación. Merckelbach & Smith (2003)
señalan que el SIMS posee una sensibilidad de .93, una especificidad de .98, PPP de .90 y NPP de
.98, considerando el punto de corte >16 puntos. Un año antes y considerando el mismo punto de
corte, Lewis, Simcox & Berry (2002) encontraron una mayor sensibilidad (1.00) y NPP (1.00) pero
una menor especificidad (.61) y PPP (.54). Más recientemente, Edens, Poythress & Watkins-Clay
(2007), considerando el punto de corte >14 puntos que es el que proponen los autores de la prueba
y el que nosotros también adoptamos, obtuvieron una alta sensibilidad (1.00) y una moderada
especificidad (.52), con un AUC de .90.
Procedimiento
Una vez establecidos los dos grupos independientes, cada uno recibía instrucciones para
cumplimentar el Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas:
"A continuación se os va a aplicar una batería de pruebas de autoinforme para evaluar las distintas
emociones. Imaginad que hemos tenido un accidente, y aunque no tenemos grandes secuelas,
hemos solicitado una indemnización económica. Nos van a evaluar para comprobarlo, y deseáis
mostrar una imagen más afectada que la realidad, sin que se note, pues de ello dependerá dicha
indemnización. Nos gustaría que contestaseis a la prueba sin perder de vista esta intención, pero
tratando de que vuestra respuesta sea lo más convincente posible, es decir, evitando otorgar la
máxima puntuación a todos los ítems".
Resultados
Todos los análisis estadísticos han sido realizados con la aplicación informática SPSS v.12.0 para
Windows.
Diferencias intergrupos
En la tabla 1 pueden verse los estadísticos descriptivos (media y desviación típica) referidos a las
puntuaciones medias obtenidas por el grupo "control" y "mal simulador", para todas las escalas del
Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas - SIMS. En la tabla 2 aparecen los resultados
de la prueba t de Student aplicada para estudiar si las diferencias entre medias resultan
estadísticamente significativas o no con un intervalo de confianza del 99% (IC 99%).
Consistencia interna
Con el fin de establecer los niveles de consistencia interna del SIMS, calculamos los valores del
coeficiente Alfa de Cronbach para la puntuación total y las cinco subescalas de la prueba,
obteniendo valores generales muy satisfactorios, en algunos casos superiores a los ofrecidos en la
Validez predictiva
Realizamos análisis mediante las curvas ROC para examinar la utilidad del SIMS como
herramienta predictiva a la hora de discriminar entre sujetos simuladores versus sujetos honestos.
En la Tabla 4 aparecen los principales resultados referidos a la validez predictiva del SIMS. Hemos
mantenido los puntos de corte recomendados por los autores de la prueba (Widows y Smith, 2005)
y nos hemos centrado en los índices de sensibilidad (el grado con que el SIMS detecta
adecuadamente a los simuladores), especificidad (el grado con que el SIMS excluye correctamente
a los sujetos honestos) y el valor del área bajo la curva AUC (la probabilidad de que los sujetos
seleccionados aleatoriamente como simuladores presentarán puntuaciones más elevadas en el
SIMS que los sujetos seleccionados aleatoriamente como honestos o no simuladores).
Los datos indican que la versión en castellano del SIMS presenta una adecuada validez predictiva
que permite sugerir el empleo de este instrumento como una herramienta de screening para la
detección de simulación de síntomas psicopatológicos y neuropsicológicos.
En el presente trabajo, hemos sometido la versión en castellano del SIMS a un estudio análogo de
simulación, donde una muestra compuesta por sujetos sanos voluntarios fue asignada
aleatoriamente a las condiciones/grupos de respuesta simulada (accidente automovilístico con
secuelas menores) y respuesta honesta. Los resultados respecto a las diferencias de medias en las
puntuaciones del SIMS reflejan que el grupo de simuladores presenta perfiles psicopatológicos y
neuropsicológicos significativamente más deteriorados que los participantes en la condición de
respuesta honesta y muy por encima de los puntos de corte recomendados para considerar
sospecha de simulación en todas las escalas de la prueba.
Estos resultados son consistentes con los encontrados en la literatura científica, tanto para el caso
del SIMS (Smith y Burger, 1997; Merckelbach y Smith, 2003; Widows y Smith, 2005; Edens,
Polythress y Watkins-Clay, 2007), como en el caso de otros autoinformes relacionados con dolor
crónico (McGuire y Shores, 2001; McGuire, Harvey y Shores, 2001), estrés postraumático y
depresión (Matalobos Veiga y González Ordi, 2007), así como otros trastornos psicopatológicos
(Rogers, Sewell, Martin y Vitacco, 2003). En este sentido, los simuladores parecen responder a los
diversos autoinformes presentado un patrón de exageración de síntomas con el fin de reflejar "su
peor imagen posible", siguiendo el principio de "cuanto más, mejor" (Rogers, Gillis y Bagby, 1990).
La literatura científica existente señala que las subescalas del SIMS pueden proporcionar cierta
información cualitativa acerca del síndrome específico que se pretende simular, ya que diversos
estudios han encontrado perfiles diferenciales consistentes con la patología simulada (Smith y
Burger, 1997; Merckelbach y Smith, 2003). En nuestro caso, el grupo simulador de secuelas
moderadas debido a un accidente automovilístico presenta puntuaciones que superan muy
holgadamente los puntos de corte específicos para el total de la prueba y cada una de las cinco
subescalas (ver tabla 4), pero son especialmente relevantes la escala total y la escala de trastornos
afectivos (AF), seguida de la escala de deterioro neurológico (NI). Este patrón parece ser
consistente con la simulación de la patología presentada en nuestro protocolo experimental.
Finalmente, los altos índices de consistencia interna de la versión en castellano del SIMS, .96 para
el total de la prueba; así como su elevada sensibilidad para detectar simuladores y especificidad
para excluir a los no simuladores, por encima de .90 en ambos casos para el total de la prueba,
indican que el Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas puede resultar una herramienta
de screening para la detección de simulación muy útil para ser empleada en contextos clínicos,
forenses y médico-legales.
Cierto es que al tratarse de un estudio análogo, estos resultados deben contemplarse de forma
Referencias
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