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8 Desarrollo de Los Pueblos. Ecología y Medio Ambiente
8 Desarrollo de Los Pueblos. Ecología y Medio Ambiente
El verdadero desarrollo
1
MM 222.
2
Ver PP 6-11.
3
Ver PP 12-21.
4
Ver PP 22-87.
5
Ver SRS, partes I y II.
6
Cf. SRS 28.
1
Muchos países o zonas del Tercer Mundo carecen de medios elementales para
vivir dignamente. Tienen problemas de alimentación, vivienda, educación, sanidad,
infraestructuras, empleo y muchos otros que denotan pobreza económica. Pero en el
mundo actual se dan muchas otras formas de pobreza, como la negación o
limitación de muchos derechos humanos (libertad religiosa, libertad de asociación,
iniciativa económica, participación en la construcción de la sociedad, etc.) 7. También
en los países desarrollados existen amplias bolsas de pobreza: es el denominado
Cuarto Mundo.
Juan Pablo II, insistiendo en este tema, enseña que «no sería verdaderamente
digno del hombre un tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos
humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de
las naciones y de los pueblos11». De este modo, señala las raíces antropológicas del
problema y recuerda, como ya hiciera Pablo VI, que la preocupación por el
desarrollo ha de alcanzar a los pueblos en su conjunto, ya que, de modo análogo a
las personas, los pueblos y las naciones también tienen derecho a su desarrollo
pleno. Desarrollo que implica aspectos económicos y sociales, pero que debe
comprender también su identidad cultural y la apertura a lo trascendente 12.
Ecología se refiere al estudio del «oikos-eco» o contexto vital de los seres vivos y
de las relaciones entre sí y con su entorno. El problema ecológico se hace notorio
por la falta de respeto por los seres que constituyen la naturaleza visible y por el
deterioro medioambiental. En algunos lugares, es considerable el riesgo de
desaparición de especies animales, el esquilmamiento de recursos naturales
(deforestaciones masivas, explotación de minerales sin respeto al entorno natural,
etc.), el empleo exhaustivo de fuentes de energía no renovables, el deterioro del
16
PP 35.
17
Cf. GS 87; SRS 25.
18
SRS 33.
19
Cf. OA 21.
20
Los principales textos de estos documentos son citados en el presente capítulo.
4
paisaje, la contaminación industrial y urbana (atmosférica, hidráulica, acústica o
lumínica), los procesos industriales con residuos evitables, la falta de reciclaje de
desechos y la deposición inapropiada de residuos sólidos. Algunos de estos
problemas tienen efectos planetarios, como son el efecto invernadero producido por
el aumento de dióxido de carbono proveniente de la combustión, que tiende a
aumentar la temperatura del planeta, o el deterioro de la capa de ozono y la masiva
deforestación amazónica. Aunque a veces se exagera con estos efectos, no por ello
han de ser ignorados.
Juan Pablo II ha puesto de manifiesto que una justa concepción del desarrollo no
puede prescindir de consideraciones relativas al uso de los elementos de la
naturaleza, la renovabilidad de los recursos y las consecuencias de una
industrialización desordenada. A este propósito, hace tres reflexiones:
Los problemas ecológicos actuales de deterioro del medio ambiente tienen, sin
duda, una dimensión moral relacionada con el buen uso de los bienes creados, con
el valor de la vida y con la dignidad del hombre y sus derechos, incluyendo a las
futuras generaciones. Pero, además, el respeto ecológico ayuda al desarrollo
humano porque facilita descubrir al Creador contemplando las maravillas de la
creación.
21
SRS 34.
22
CA 37.
5
4 Visión cristiana de la ecología
El relato de la creación ofrece una base sólida para la teología moral en relación
con la ecología. En el primer capítulo del Génesis se descubre la presencia de Dios
en la creación como su autor y el querer divino de que el hombre domine sobre los
peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre cuanto vive y se
mueve sobre la tierra23. La misma enseñanza aparece en el capítulo siguiente, en el
que se afirma que «Dios puso al hombre en el jardín del Edén para que lo cultivara y
guardara»24.
Es deber y derecho del hombre cultivar la tierra y servirse de ella para sus
necesidades vitales, pero al mismo tiempo ha de custodiarla, sintiendo la
30
1 Cor 3, 23.
31
CCE 2456, cf. 2415.
32
CA 37.
33
GS, 24.
34
CCE 2415.
7
responsabilidad de conservarla adecuadamente. Se trata de un deber que está en
estrecha relación con el buen uso de los bienes materiales y con el destino universal
de los bienes. Por ello, el Catecismo de la Iglesia católica se refiere al respeto a la
integridad de la creación en el contexto del séptimo mandamiento del Decálogo,
explicando que «los animales, como las plantas y los seres inanimados, están
naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura
(cf. Gen 1,28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del
universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales» 35.
Dios confió los animales a la administración del hombre 39. Esto conlleva varios
criterios morales40:
— Es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de
vestidos.
— Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus
ocios.
— Los experimentos médicos y científicos en animales, si se mantienen en
límites razonables, son prácticas moralmente aceptables, pues contribuyen a
atender o salvar vidas humanas.
Sin embargo, «es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los
animales y gasear sin necesidad sus vidas. Es cambien indigno invertir en ellos
sumas que deberían más bien remediar la miseria de los hombres. Se puede amar a
los animales, pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los
seres humanos»41.
6 Ecología humana
Si la ecología se ocupa de las relaciones entre los seres vivos y del medio en que
viven, en el ser humano es necesario considerar cómo el entorno social donde vive
incide en sus condiciones de desarrollo. Aunque el hombre no está totalmente
determinado por su entorno para llevar a cabo sus capacidades específicamente
humanas y vivir una vida verdaderamente humana, sin embargo está condicionado
por él; «está condicionado por la estructura social en que vive, por la educación
recibida y por el ambiente. Estos elementos pueden facilitar u obstaculizar su vivir
según la verdad. Las decisiones, gracias a las cuales se constituye un ambiente
humano, pueden crear estructuras concretas de pecado, impidiendo la plena
realización de quienes son oprimidos de diversas maneras por las mismas» 44.
43
CA 38.
44
CA 38.
45
Cf. CA 39.
46
CA 38.
47
Cf. CA 38.
9