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I.- Hechos:
c) La magistrado que dirigía la audiencia rechazó la solicitud de la defensa, por estimar que
para decretar el Sobreseimiento Definitivo, por los efectos que tiene esta declaración, se
requiere tener certeza absoluta de que los hechos no constituyan delito, no sólo el delito del
artículo 318 del Código Penal, sino que de ningún otro, estimando que con los meros
antecedentes en los que se funda el requerimiento, no se puede descartar, a priori, la
tipicidad de la conducta, Pues, a su juicio, el solo hecho de circular en la vía pública en los
términos descrito en el requerimiento, e infringiendo con ello el toque de queda, bastaría
para cumplir con lo dispuesto en el tipo penal en comento.
II.- Derecho:
El artículo 318 del CP señala: “el que pusiere en peligro la salud pública por
infracción de las reglas higiénicas o de salubridad, debidamente publicadas por la
autoridad, en tiempo de catástrofe, epidemia o contagio, será penado con presidio menor
en su grado mínimo a medio o multa de seis a doscientas unidades tributarias mensuales”.
Como se ve, el elemento esencial del tipo penal es la puesta en peligro de la salud
pública. Sobre esta base, los hechos contenidos y descritos en el requerimiento efectuada
por el Ministerio Público en esta causa claramente no son constitutivos de delito, porque no
señala el requerimiento cómo se pone en peligro la salud pública. Se supone, por ende, que,
para la Fiscalía, el mero hecho de circular en la vía pública pone en peligro la salud pública
no distinguiendo entre el tipo de sanción que genera la infracción a una norma higiénica o
de salubridad. No toda infracción a los mandatos y prohibiciones contenidas en los decretos
supremos (regulación de higiene o sanitaria) del Ministerio de Salud genera el tipo penal
del artículo 318. La propia Resolución 341 del Ministerio de Salud dispone que las
infracciones a la normativa sanitaria “serán fiscalizadas y sancionadas según lo dispuesto
en el Libro X del Código Sanitario, así como en lo dispuesto en el Código Penal, cuando
corresponda”. Es decir, en ciertas ocasiones las infracciones a esa normativa deben ser
sancionadas administrativamente (Código Sanitario) y en otras, penalmente. En definitiva,
la mera infracción a una norma administrativa no tiene porqué implicar que su infracción
ponga en peligro la salud pública.
Se sostiene por esta defensa que la conducta vulneratoria de las normas de higiene o
salubridad que se atribuye a mi defendido debe significar estar efectivamente en
condiciones de poner en peligro la salud pública, es decir, se debe acreditar la existencia
efectiva del peligro que se trata de evitar. Esto ha sido recientemente señalado por la
Excelentísima Corte Suprema en ROL 125436-2020 de fecha veinticinco de marzo de dos
mil veintiuno al señalar “Que respondiendo a la pregunta acerca de la naturaleza del
peligro propio de la figura que analizamos, puede entenderse por algunos que se trata de
un ilícito de peligro concreto y, por otros, de peligro abstracto, e inclusive hay una tercera
posibilidad, según veremos. Para dilucidar el punto hay que reparar, como se adelantó, en
el tenor literal de la norma típica misma; que en su parte pertinente reza: “El que pusiere
en peligro la salud pública (el destacado es nuestro) por infracción de las reglas
higiénicas o de salubridad debidamente publicadas por la autoridad, en tiempo de
catástrofe, epidemia o contagio…” Advertimos, pues, que la ley exige que se ponga en
En el caso que nos ocupa, no existe tal peligro. La mera circulación por la vía
pública de un ciudadano sin contar con el permiso correspondiente, por sí misma, no pone
en peligro la salud pública, no tiene esa aptitud.