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La benevolencia

La palabra benevolencia tiene dos raíces: Bene, que significa bueno o bien y Volencia, que significa
voluntad. Así se puede entender que la palabra en su todo tiene que ver con hacer el bien como una
decisión voluntaria. El diccionario indica tres acepciones para Benevolencia: (1) Deseo de hacer bien a los
demás. (2) Buena voluntad, caridad. (3) Un acto de bondad.

La benevolencia es el núcleo del pensamiento confuciano. Confucio enriqueció el contenido de la


“benevolencia”; elevó a un nuevo nivel el significado de la “benevolencia”; planteó en términos bien
definidos que la “benevolencia” significa “amar al hombre”; y expuso ulteriormente la idea de que “para ser
benévolos, debemos hacer que otros vivan si queremos vivir y debemos ayudar a otros a lograr éxito si
queremos alcanzarlo”. Para ser benévolos, “no hagamos al prójimo lo que no queremos que hagan a
nosotros mismos”. Se trata de un profundo pensamiento filosófico del humanismo, pensamiento que
penetra en todos los aspectos de la doctrina confuciana. Confucio subraya especialmente el valor y rol de
la “benevolencia”, considerando que la “benevolencia” es una autocultivación indispensable para toda
persona y también el principio que se debe observar para conquistar el país y gobernarlo. Sobre la base
de abogar por la “benevolencia” y la “virtud”, Confucio procedió a plantear un ideal social llamado “la Gran
Armonía”, la que es, en realidad, una sociedad en la cual el espíritu de “benevolencia” está plasmado
plena y totalmente. Siendo difícil la materialización del ideal de “la Gran Armonía”, Confucio retrocedió
para formular el ideal de “sociedad modestamente acomodada”, sociedad en que se lleva a cabo de
manera preliminar el espíritu de “benevolencia”.

No es casual que desde hace más de 5000 años todas las religiones y disciplinas espirituales promuevan
la práctica de la bondad. Para el Hinduismo: "El deber supremo es no hacer a los demás lo que te causa
dolor cuando te lo hacen a ti". Buda insistió en este tema, advirtió sobre los males del egoísmo y la
necesidad de practicar una sincera bondad para mejorar la vida. Recomendó a sus seguidores ser rectos,
gentiles, humildes, pacíficos y calmados, irradiar amistad y librarse del odio y la mala voluntad, para lograr,
según decía, que todos los seres, sin excepción, vivieran felices y en paz ". El judaísmo enseña: "Lo que
para ti es odioso, no lo hagas a tu prójimo. En esto consiste toda la Ley; todo lo demás es un comentario".
Para el Islam: "Ninguno de vosotros es creyente si no ama a su hermano como a sí mismo". Y el
Cristianismo incita a la bondad en la parábola del Buen Samaritano y en muchos otros pasajes de la Biblia.
En Corintios: “No debemos buscar tan sólo nuestro propio bien, sino también el bien de los demás”. En
Colosenses: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia".

Por otra parte, la práctica médica ha estado asociada con la máxima latina: "primum non nocere", " sobre
todo, no hacer daño", que hoy se la califica como el principio de no-maleficencia. Beauchamp y Childress
consideran que este principio es distinto del de benevolencia, ya que el deber de no dañar es más
obligatorio que la exigencia de promover el bien. El daño que se hace a una persona es más rechazable
que el no haber promovido su bien en ciertas circunstancias. de este principio se derivan para el
médico normas concretas como "no matar", " no causar dolor", " no incapacitar física o mentalmente "...

El principio de autonomía se basa en la convicción de que el ser humano debe ser libre de
todo control exterior y ser respetado en sus decisiones vitales básicas. Es un principio profundamente
enraizado en el conjunto de la cultura occidental, aunque ha tardado en tener repercusión en el ámbito
médico. Significa el reconocimiento de que el ser humano, también el enfermo, es un sujeto y no un objeto.
Sin embargo, el reconocimiento de este principio no significa que la decisión moral no tenga en cuenta el
bien de los demás; la autonomía no significa automáticamente que el paciente haga o elija lo que quiera.
Más en concreto, el principio de autonomía significa en el terreno médico que el paciente debe ser
correctamente informado de su situación y de las posibles alternativas de tratamiento que se le podrían
aplicar.

Indiscutiblemente surgen conflictos entre los principios de benevolencia y autonomía. El médico puede


pensar que la decisión tomada por un paciente, en principio competente, no es la que más le conviene
para su salud o para su vida. En estos casos el médico puede tender a cuestionar la competencia del
enfermo, ya que se piensa que un enfermo "normal" debe optar por lo más conveniente para su bien. En la
resolución de estos conflictos se pueden percibir diferencias de raíz cultural: en USA se tiende a dar una
mayor prevalencia a la autonomía del enfermo, mientras que en España se pone un mayor énfasis en el
principio de benevolencia. En cualquier caso no podemos convertir en un absoluto el principio de
autonomía: no se respetan las decisiones del enfermo, aunque sea competente, cuando son contrarias a
las normas de la práctica profesional o a la ética del profesional médico, o si exigen recursos a los que el
paciente no tiene un derecho especial. 

Importancia:

La benevolencia es la capacidad del ser humano de ser bueno o bondadoso con los demás, impulsado de
manera genuina por sus buenas intenciones y no, por intereses de por medio. Es un valor muy importante
para mantener una vida basada en la ética y la moral.

El origen de la palabra benevolencia hace referencia a bene que significa “bueno” y volencia que alude a la
“voluntad”. Hace referencia a la voluntad del ser humano para actuar con bondad.
La benevolencia es un valor, una cualidad positiva que puede caracterizar a una persona a través de sus
acciones. Pero lo más importante, es que no se trata únicamente de un valor que venga dado con el ser,
sino que es una capacidad que puede ser construida y practicada de manera consciente hasta que resulte
un hábito incorporado.

¿Por qué es importante la benevolencia?


Si nos limitamos a su importancia, debemos decir que lograr una cuota de benevolencia es fundamental
para una mejor calidad de vida. La persona benevolente se destaca por sus buenas acciones que realiza
sin interés alguno, solo hacer algo bueno para el entorno o los demás.

La persona benevolente es más atenta o sensible ante las necesidades de los demás, pudiendo ayudar o
tener una actitud positiva con quienes la rodean. Ese momento de interacción con quien tenemos al lado,
genera buenas sensaciones en el individuo y su entorno.
En conclusión, trabajar para lograr una cuota de benevolencia en nuestra vida es un esfuerzo que vale la
pena realizar. Ser benevolente deja una huella positiva a nuestro paso y nos da satisfacción a nuestro ser.

Las nuevas tendencias sociales que hay en la actualidad han concluido en diversas oportunidades en
conflictos gubernamentales y étnicos, incluso bélicos, lo que ha significado una disminución de las
personas benevolentes, en vista de que se ven obligados a cuidar el bienestar de sus intereses y de sus
personas más cercanas. Cuando una persona es benevolente, es excepcional, diferente y destaca.

REFERENCIAS

1.- De Toro y Gisbert, M. (1969). Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado (5a. edic.). Francia: Larousse.


2.- Confucio (2009). Analectas. EDAF. Madrid. ISBN 978-84-414-0317-8.
3.- Lévi, Jean (2005). Confucio. Traducción Albert Galvany Larrouquere. Madrid: Editorial Trotta. ISBN
978-84-8164-794-4.- Suárez, Anne-Hélène (1997). Lunyu. Reflexiones y enseñanzas de Confucio .
Clásicos Kairós. Barcelona. ISBN 978-84-7245-366-1.
5.- Yu Dan (2009). Confucio para el alma o las claves milenarias para ser feliz . Editorial Planeta.
Barcelona. ISBN 978-84-08-08845-.http://blogdesergioalonso.blogspot.com/2008/02/benevolencia.html

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