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DERECHO ESPACIAL

3.1 ANTECEDENTES.

Hace 300 años ISAAC NEWTON comparaba el trabajo secular del ser humano con el juego de un
niño que se divierte con los moluscos en la playa mientras que un océano desconocido se extiende
ante él; En la segunda mitad del siglo XX el hombre abandonó la playa para aventurarse al océano.

Sin duda la más grande odisea que ha emprendido el ser humano ha sido la exploración del
espacio y los cuerpos cósmicos mediante la astronáutica; es por ello por lo que al pasar del sueño
a la realidad la justicia debe de intentar regular estos hechos.

Prueba de la gran atracción que el ser humano siempre ha tenido por el espacio, se pone de
manifiesto en la gran cantidad de textos literarios que se han escrito con referencia a este tema,
entre los que destacan: “Iniciación Astronáutica” de ALEJANDRO ANANOFF (1946); “De Facie in
Orbe Lunae” de LUCIANO DE SAMOS (1350); “Somnium” de KEPLER (1360); “El Hombre en la
Luna” de FRANCISCO GODWIN (1638); “El Mundo en la Luna” de JOHN WILKINS (1640); “Historias
Cómicas de los Estados de la Luna y el Sol” de CYRANO DE BERGERAC, y EDMUNDO ROSTAND en
“Fáciles Versos” los recuerda.

También en su novela “Micromegas” de VOLTAIRE (1752), se hace referencia a un posible viaje del
hombre al espacio; y en 1775 GUILLERMO DE LA FOLLIE contaba de un joven sabio que inventó un
aparato para poder volar a mercurio.

EDGAR ALLAN POE escribió en 1835 su libro “Viaje a Venus”, y en ese mismo año JULIO VERNE
escribe “De la Tierra a la Luna”; y ALEJANDRO DUMAS escribió su conocido “Viaje a la Luna”, y
CAMILO FLAMMARIóN en “Estrella” describe un viaje a Marte.

En 1880 PEREY GREY narra en su novela “A través del Zodiaco” la aventura de un ingeniero en un
viaje a Marte; y en 1897 KURD LASSWITZ escribe “Sobre dos Planetas”; y así podemos continuar
con la novela de ciencia ficción que ha servido de base a los textos científicos en materia espacial
como lo son: “Fuera de la Tierra” (1896) y “El Cohete Cósmico” (1903), escritos por el padre de la
astronáutica, el Profesor Ruso TSIOLKOUSKY, en los que proponía el uso de cohetes para alcanzar
grandes alturas en la exploración del espacio.
ROBERTO H. GODDGARD en 1907 inició sus investigaciones para lanzar al espacio cohetes dotados
de instrumentos registradores, y de 1912 a 1914 trabajó en el proyecto de cohetes en pisos; en
ese mismo año (1914) el doctor belga ANDRéS BING patentó un aparato para explorar las capas
superiores de la atmósfera.

En 1923 HERMAN OBERTH dio a conocer sus estudios sobre un motor a reacción para realizar
viajes interplanetarios; y en 1925 WALTER HOFMANN publicó su obra “La Accesibilidad de los
Cuerpos Celestes” en el que estudia los viajes a otros planetas.

Posteriormente aparece ”Un salto hacia el espacio”, de MAX VALIER; “Viajando en el espacio”, de
WILLY LEY; “El asalto al espacio”, de GEORGES GALLET; y “El satélite artificial”, de IGNACIO PUIG.

En 1927 ROBERTO ESNAULT PELTERIER sustentó en la Universidad La Sorbona una conferencia


sobre viajes interplanetarios, que es el tema de su libro “Astronáutica”; y FEDERICO ARTURO
ZENDER publica en 1932 su libro sobre cohetes; y de 1928 a 1932, NICOLáS RYNIN su “Enciclopedia
sobre Comunicaciones Interplanetarias en nueve volúmenes”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se inicia la investigación acerca de los proyectiles de largo
alcance, provocada por el invento alemán de las bombas voladoras, y en 1950 la Federación
Astronáutica Internacional con sede en París, constituida por la mayoría de las naciones europeas
y varias americanas.

En el congreso que se celebró en el año de 1957 en la Ciudad de Copenhague, Dinamarca, se


aprobó un programa mundial de astronáutica con tres puntos principales a cumplir en el
transcurso de los siguientes años: lanzamiento de satélites exploradores, lanzamiento de cohetes
tripulados por animales, y finalmente el envío de satélites y cohetes tripulados por hombres.

Como ahora sabemos, todos estos puntos se cumplieron de manera paulatina, pero se llevaron a
cabo finalmente; y debido a estas metas, grandes inventores como HERMANN OBERTH, inventor
del cohete V2, concibió desde 1922 la idea del satélite artificial, pero fue hasta el 4 de octubre de
1957 cuando el primer “Sputnik” ruso, atravesó el firmamento; y el 5 de noviembre de ese mismo
año fue lanzado el segundo, llevando como tripulante a la famosa perrita “Laika”.

El 31 de enero de 1958, los Estados Unidos de Norteamérica lanzaron su primer satélite


“Explorer”, y el 30 de agosto de 1961 el famoso chimpancé “Enos” viajó a bordo del segundo
“Explorer”.
Comenzó así la carrera espacial, en donde diversos países han lanzado toda clase de vehículos al
espacio; entre ellos, en abril de 1967 fue lanzado a bordo del “Surveyor 3” un robot que, a control
remoto cavó en la luna.

Durante 1965 dos cosmonautas, uno ruso y otro norteamericano abandonaron sus transportes
espaciales, y realizaron la primer caminata espacial; desde entonces Rusia y Estados Unidos
comenzaron a competir el uno contra el otro por la supremacía en el espacio; fotografiaron a
detalle la superficie de la luna, aún la cara de ella que no vemos, y una de las grandes proezas de la
historia la realizaron los Norteamericanos al enviar a la luna al “Apolo XI –módulo lunar”, a bordo
del “Saturno V”, en julio de 1969, con lo que el 20 de ese mismo mes y año se logró que dos
hombres pisaran la superficie lunar, trayendo a la Tierra muestras de su superficie.

3.2 DEFINICIóN.-

Podemos definir al Derecho Espacial como “el conjunto de principios y reglas que ordenan las
condiciones en que debe desenvolverse la exploración, uso y explotación del espacio y de los
cuerpos celestes, los vehículos que por ellos circulan, el personal responsable de su tripulación y
las relaciones jurídicas que surjan como consecuencia de tales actividades.”

No debemos de concebir al Derecho Espacial como un nuevo Derecho, sino como una rama que
surge de la necesidad de regular las condiciones y relaciones que se hicieron manifiestas con la
evolución del hombre, lo que derivó en la carrera espacial, y en un gran desarrollo de las
telecomunicaciones vía satélite.

Por ello, y teniendo en cuenta que esta rama de las ciencias jurídicas es de muy reciente creación,
es por lo que aún no se encuentra perfectamente determinado su campo de estudio, basándose
éste en el Derecho Aeronáutico -que todavía no se termina de estudiar en su totalidad- por lo que
siguen surgiendo dudas en cuanto a su objeto, sus sujetos, el tipo de situaciones que debe regular
y la manera en la que se deben de solucionar los conflictos.

Para comprender mejor la definición antes señalada, trataremos de explicarla de manera más
detallada:

El Derecho Espacial es un “conjunto de principios y reglas”, ya que como sabemos un principio es


“una regla o canon para un determinado proceso científico”[1], y el Derecho es a todas luces una
ciencia porque es un conjunto de conocimientos ciertos y probables obtenidos metódicamente,
que al ser estudiados crean teorías mediante observaciones empíricas.

En segundo término debemos de definir lo que se entiende por espacio, siendo este concebido
como el “cielo atmosférico”[2].

Aunque se ha dicho que el espacio es infinito, indefinido, ilimitado, incorpóreo, abstracto y no


concreto, que es un ente, que es la nada y el vacío; realmente no es de nuestra capacidad el tratar
de definirlo con precisión científica, pero para fines de este trabajo podemos convenir con
SEBASTIáN ESTRADE RODOREDA[3], en que es “algo que existe rodeando la superficie de los
diversos Estados que integran el planeta”, pero con nuestra adición de que también rodea los
cuerpos del universo, naturales y artificiales.
Con referencia a los cuerpos celestes, solamente diremos que estos se pueden entender como
toda aquella masa que se encuentre dentro del espacio, por lo que todos los planetas, las estrellas,
los satélites naturales se encuentran en esta clasificación.

Con lo anterior podemos concluir que el derecho espacial no es solamente una rama del Derecho
que busca el estudio teórico de los probables acontecimientos que se llegarán a dar en el espacio;
sino que al ser una ciencia que busca la regulación de conductas humanan en cualquier ámbito, al
ir el hombre más allá de la litósfera o hidrósfera (parte terrestre y acuática de la tierra
respectivamente), buscando explorar la atmósfera y el espacio, el derecho debe evolucionar para
ir junto con él.

3.2.1 EL ESPACIO Y LA ATMóSFERA.-

Como lo mencionamos anteriormente, la tierra se encuentra formada de tres partes: el aire, la


tierra y el agua; conocidas técnicamente como atmósfera, litósfera e hidrósfera, mismos que
derivan del griego atmos o “vapor”, hidro o “agua” y lithos o “piedra”.

El aire que rodea la tierra esta formado aproximadamente por un 78% de nitrógeno, 21% de
oxígeno y únicamente un 1% de otros gases incluyendo el vapor de agua y el dióxido de carbono.

A esta masa de aire que forma la envoltura de la tierra, y sin la cual sería imposible la vida en este
planeta se le conoce como “atmósfera”, y se encuentra dividida en las siguientes capas:
Tropósfera: Es la parte inferior de la atmósfera, y su nombre proviene de la raíz griega tropos o
“cambio”, y se debe a que es aquí en donde se producen grandes cambios en la temperatura,
presión y contenido de vapor de agua del aire, es aquí donde sucede todo lo relativo a los
fenómenos meteorológicos que se dan relativamente cerca de la tierra, esta capa se extiende
hasta los 11 kilómetros y entre esta y la siguiente se encuentra una zona de gran tranquilidad
climática conocida como tropopausa, en donde la temperatura puede ser de hasta –60ºC.
Estratósfera: Esta capa se extiende de los 11 hasta los 47 kilómetros sobre la superficie terrestre, y
es la zona de los extraños vientos conocidos como “corrientes de chorro”, mismos que pueden
alcanzar velocidades de hasta 400 km/h; la temperatura a esta altitud se eleva de los –60ºC de la
tropopausa, a los 0ºC alrededor de los 47 kilómetros; sus primeros exploradores fueron los
hermanos AUGUSTE Y JEAN FELIX PICCARD, el primero en 1932 en un globo de góndola hermética
alcanzó la altura de 16 km y el segundo en 1934 llegó a casi 18 km; es en esta capa en donde se
encuentra la capa de ozono que protege a la tierra de las radiaciones solares .

Mesósfera: Abarca hasta de los 47 a los 77 kilómetros sobre el nivel del mar terrestre, su
temperatura se desarrolla de los 0ºC a los –90ºC en su parte más alta; obviamente el aire en la
mesosfera es más tenue que en la estratósfera.

Termósfera: Es la región de la atmósfera que se extiende desde los 77 a los 400 kilómetros sobre la
tierra, es aquí el lugar en donde el aire se vuelve sumamente tenue; así como a consecuencia de la
permanente exposición de la radiación del espacio y del sol, muchos átomos y moléculas se
encuentran cargadas eléctricamente o ionizados, por lo que debido a la gran cantidad de
electricidad existente aquí, esta capa también se le conoce como ionósfera.
Es en esta capa en donde debido a la gran carga eléctrica, se encuentran las zonas conocidas como
de Appleton y de Kennelly-Heaviside, que reflejan las ondas largas de radio (lo que hace posible la
radiodifusión), pero no las cortas de televisión

Exósfera: A partir de los 400 kilómetros de altura se encuentra la exósfera, y está considerada
como el borde más extremo de la atmósfera; en ese lugar el gas mayormente detectable es el
hidrógeno, esta capa continúa hasta confundirse con la atmósfera del sol o la de otros cuerpos
celestes.

Con lo anterior nos podemos dar cuenta de lo complejo que resulta el espacio, y lo costoso que es
la construcción, operación, lanzamiento y recuperación de una misión espacial; pero al mismo
tiempo lo importante que es para el hombre el tratar de tener cierto “control” sobre él, ya que con
eso podrá facilitar la transmisión de datos, que como hemos visto, es fundamental para la vida
moderna.

3.3 SUJETOS DEL DERECHO ESPACIAL.-

El hombre por su propia naturaleza, tiende a comportarse diferente acorde al escenario en donde
se encuentre, y esta situación la debe tomar en cuenta el Derecho para poder regular sus actos, ya
que según se ubique físicamente la hipótesis en la tierra, el agua, el aire o el espacio, sus
necesidades y problemas varían.

El sujeto del Derecho Espacial es aquel que se ha podido escapar de la gravitación de la Tierra, que
interactúa con el espacio, que lo modifica y que es modificado por él.

Los vuelos espaciales a grandes distancias han demostrado que el hombre resiste algunas de las
condiciones a las que nunca había estado sujeto (v.g. la puesta en órbita alrededor de la Tierra, la
gravedad de la Luna, las temperaturas en el espacio y las del reingreso a la atmósfera terrestre).

El Departamento de medicina del Espacio ha señalado algunas de las características que se


presentan a diferentes alturas sobre la tierra, y que han sido tomadas en consideración para
elaborar una legislación espacial, como son:

A una altura de 15 a 20 kms., ya no tienen efecto las funciones de presión atmosférica que provén
a los pulmones de oxígeno y conservan los fluidos del cuerpo en estado líquido.

A unos 25 kms., el aire debido a su baja densidad ya no puede ser utilizado para nivelar la presión
en las cabinas, y por ello se precisa el contar con cabinas herméticamente cerradas al vacío.

A 40 kms., se comienzan a absorber los rayos cósmicos por el cuerpo humano, y lo mismo sucede
con los ultravioleta y las radiaciones solares a los 45 kms.
A los 50 kms., nos encontramos en el máximo nivel de elevaciones aerodinámicas para la
navegación aérea.

A los 100 kms., el aire es rarificado, cesa de transmitir la luz y el sonido quedando el espacio
sumergido en una extraña oscuridad y silencio.

A los 120 kms., nos hallamos más allá de la región de absorción de meteoros.
Y finalmente, a la distancia de 200 a 250 kms., la resistencia del aire se aproxima a cero; este
borde mecánico de la atmósfera es su límite funcional.

Con lo anterior comprobamos que el jurista doctrinario, así como el investigador necesitan dar una
importante aportación tratando de prever los eventos, y predeterminar algunas bases en el inicio
del mismo, planteando o proponiendo alguna teoría de manera general.

Por ahora el Derecho Espacial rige las relaciones jurídicas que se establecen en la Tierra o fuera de
ella entre terrícolas, pero si se llegará a conocer a otros, nuestro derecho debería modificarse y ser
revisado desde sus bases para considerar relaciones jurídicas absolutamente novedosas entre
nosotros y ellos.

3.4 LA JURISDICCIóN EN EL ESPACIO.-

Debemos comenzar por preguntarnos si el espacio es susceptible de apropiación, o solo una parte
del mismo; y de la misma manera hay que dilucidar si los Estados deben y pueden ejercer alguna
jurisdicción sobre el espacio sideral, de la misma manera que en que se realiza en el espacio aéreo
o en el mar.

Todas estas interrogantes nos llevan a la figura jurídica de la soberanía, que nosotros lo
entendemos como un atributo de todo Estado, que reúne los elementos para llamarse como tal;
es un atributo que deriva del orden jurídico estatal, y es un resultado o un reflejo de él. En igual
forma que los hombres sometidos a un orden jurídico que les otorga determinados derechos, los
que a la vez les permiten una libre actuación jurídica (o para algunos libertad jurídica), como
reflejo o consecuencia de sus derechos y desde luego nunca de sus deberes.

De igual manera el Estado, que tiene entre sus elementos un orden jurídico, obtiene mediante él
una libertad a la que se denomina soberanía; por lo que podemos decir que la soberanía es la
libertad que tiene un Estado de actuar, es aquella capacidad o aptitud jurídica de acción, misma
que reviste dos formas, una interna (dentro del mismo Estado), que es una actitud de
autodeterminación o de no sujeción a ningún otro orden estatal, ya que es el ámbito de validez del
poder que el Estado ejerce sobre sus gobernados.

La externa, es aquella que resulta del trato o relación entre Estados igualmente soberanos, misma
que se llega a entender como independencia, es una frontera de libertad; por lo que en nuestra
opinión, es un error el decir que existe soberanía terrestre, del mar o del espacio, ya que si un
Estado tiene jurisdicción sobre éstos, no significa que sea más o menos Estado que los otros, ya
que la soberanía es solamente una aptitud o posibilidad del actuar estatal.

En fin, es necesario el señalar que pera los fines de investigación de este trabajo, no es de nuestra
incumbencia el profundizar más sobre este concepto, por lo que simplemente dejamos aquí
plasmada nuestra opinión acerca de este punto en particular, que en materia del espacio es uno
de los más controvertidos entre tratadistas de Derecho Internacional, de Teoría del Estado, y de
Derecho Espacial.

El principio romano de la propiedad es: Cuius est solum, eius usque ad coelum (quien posee el
suelo, posee hasta el cielo).

En nuestra opinión, el Estado no puede conceder al propietario de un inmueble un derecho de


propiedad o de uso sobre el espacio aéreo que cubre el terreno, ya que ese espacio no está sujeto
a su soberanía, por lo que con el transcurso del tiempo la gente se ha planteado las siguientes
interrogantes: ¿hasta dónde llega verticalmente el derecho de propiedad sobre la tierra, y por lo
tanto el control jurisdiccional de los Estados?.

Para nosotros, el espacio sideral o exterior no puede ser objeto de competencias estatales, teoría
conocida como de “libertad del espacio”, teoría que se inició al comenzar la actividad de la
aviación, lo que provocó el nacimiento del Derecho Aéreo; aunque con el transcurso del tiempo, y
los avances tecnológicos se han dado tres corrientes en este sentido, mismas que a continuación
trataremos de explicar.

TEORíA DE LA LIBERTAD DEL ESPACIO.-

Los Congresos Jurídicos Internacionales de Mónaco y de Praga, en 1921 y 1922 respectivamente,


estatuyeron la libertad del espacio aéreo y negaron la soberanía de los Estados respecto del
mismo; salvo en lo respectivo a las medidas necesarias para salvaguardar su seguridad e
independencia.

A FAUCHILLE se le considera como el iniciador del Derecho Aéreo, y es el autor de un trabajo


titulado “El Dominio Aéreo y el Régimen Jurídico de los Aerostatos” (Le Domaine Aerien et le
Régime Juridique des Aerostats), en el que sostuvo la tesis de la libertad básica del Espacio, en la
que decía que existe una libertad de espacio aéreo frente a los derechos de conservación de los
Estados; esta tesis fue aceptada en 1906 por el Comité Jurídico Internacional de la Aviación, y por
el Instituto de Derecho Internacional, ante el que él personalmente compareció diciendo que “ ...
el aire es libre... los Estados no tienen sobre el aire, en tiempo de paz ni en tiempo de guerra, otros
derechos diferentes de los de conservación ... ”; aunque algunos años después estas palabras
fueron modificadas para substituir “el aire es libre”, por “la circulación aérea es libre”.

Tratándose del espacio lejano o exterior, se argumenta que existen grandes dificultades de los
Estados para establecer un verdadero control directo sobre el espacio y en un momento dado
poder defenderlo de alguna intromisión o ataque, para hacer respetar esa soberanía que se
pretende tener.

A ese espacio exterior juristas como M. NYS, WHEATON, PRAIDER, FODERé, HAUPT, ENGLISCH,
BORRONE, WATTEL, STEPHAN, MEILLI y STRANTZ, lo han comparado con el alta mar, mismo que se
aplica en materia de Derecho Marítimo, y que como sabemos no pertenece a ningún Estado en
particular; siendo por lo tanto un bien del dominio público de uso común (res communis
humanitatis); adicionalmente a la teoría científica que dice que el espacio sideral no puede ser
sujeto a una soberanía específica debido a los constantes cambios que este sufre acorde a los
movimientos de la Tierra.

Aunque hay autores como DESPAGNET, BONNEFOY, OPPENHEIM, TRUEYER y VAN FELS que
proponen instituir una zona territorial.

TEORíA DE LAS ZONAS O DE JURISDICCIóN LIMITADA.-

Existe otra teoría en la que se propone una libertad de vuelo en el espacio, pero señalando
perfectamente una zona hasta la que los Estados tienen determinados derechos exclusivos, pero
verticalmente hacía arriba de ese punto, se debe considerar como espacio libre; los principales
expositores de esta teoría son RIVIERT, PIETRI, RETORTILLO, TORMOS, VON HOLTEZENDORFF,
HILTY VON BAR, BLUNSTSCHI, MERIGHNACK y ROLLAND.

Esta teoría puede traer grandes problemas a los Estados, ya que es muy difícil el delimitar
perfectamente su jurisdicción, ya que a lo largo del tiempo se han propuesto distintos niveles de
altura para establecer el espacio aéreo (v.g. la torre Eiffel con 330 mts., los 1000 mts. de los
cañones antiaéreos, etc.).
El Instituto de Derecho Internacional, en su conferencia de Madrid en 1911 determina que la
circulación aérea es libre, salvo el Derecho de los Estados adyacentes para tomar ciertas medidas a
determinar en vista de su propia seguridad, y de las personas y bienes de sus habitantes.

Esta teoría resulta aplicable en materia de Derecho Aeronáutico, pero no así en el derecho
Espacial, por la complejidad que tiene l tomar las distancias en el espacio exterior, además de que
no todos los países o Estados cuentan con los equipos necesarios para realizarlo.

TEORíA DE LA SOBERANíA ABSOLUTA.-

Esta es sostenida por VON LITZ, COLLARD, VON ULLMAN, GEMMA, AMALDO DE VALLES,
WESTLAKE y BALDWIN, pero su principal exponente es el jurista alemán ERNESTO ZITELMAN; y
dice que los derechos de los Estados sobre el espacio aéreo y sideral se deben de entender
ilimitados y reservados sin límite alguno en manera vertical; pero posteriormente GUSTAVO
GRüNWALD, CORZI, CRISTIAN MEURER y A. MEYER se dieron cuenta de lo radical de esta teoría, y
propusieron que se instituyera una servidumbre de paso para la navegación aérea.

En 1911 y 1913, Inglaterra y Francia establecieron ciertas prohibiciones para volar sobre ciertas
zonas de su espacio aéreo; la primera incluso indicaba los lugares exclusivos para aterrizajes
forzosos, y en esa época los Estados Unidos de Norteamérica prohíben los vuelos sobre todo el
Canal de Panamá.

3.4.4 TEORíA DE LA SOBERANíA COMPLETA Y EXCLUSIVA, O EXCLUSIVA Y ABSOLUTA DEL ESPACIO


ATMOSFéRICO.-

Esta teoría actualmente se encuentra en vigor en materia de Derecho Aéreo y para sustentarla
existen cuatro convenios referentes al tema:

En el Convenio para la Delimitación de la Navegación Aérea de fecha 13 de octubre de 1919,


suscrito en París, Francia, se expresa en el primer artículo: “Las Altas Partes Contratantes
reconocen que cada potencia tiene la soberanía completa y exclusiva sobre el espacio atmosférico
por encima de su territorio; pero en tiempos de paz, los Estados considerarán la libertad de paso
inofensivo por encima del mismo”.

En la Convención de Aviación Civil Internacional, celebrada en Chicago, Illinois, Estados Unidos de


Norteamérica, el 7 de diciembre de 1944, reunida por el presidente FRANKLIN DELANO
ROOSEVELT, también en su primer artículo resolvió: “Los Estados contratantes reconocen que
cada Estado tiene soberanía exclusiva y absoluta sobre la zona aérea que abarca su territorio”.

Resoluciones semejantes se tomaron en la Reunión Iberoamericana del 1º de noviembre de 1926,


en Madrid, y la Panamericana de 20 de febrero de 1928 en La Habana.

En los Estados Unidos Mexicanos el principio que actualmente se encuentra en vigor es el relativo
a la teoría de la “soberanía completa y exclusiva, o exclusiva y absoluta” en el espacio atmosférico,
y por ello la Ley General de Vías de Comunicación de 1940, reformada en 1949, en su artículo 306
que se anticipó a la Constitución Federal Mexicana, indicaba que estaba sujeto ala soberanía
nacional el “espacio” situado sobre el territorio mexicano.

En 1960 una reforma constitucional (Art. 42, fracción VI), se dejó establecido el principio de que,
entre las partes que integran el Territorio Nacional, esta el espacio situado sobre el mismo, y que
este se regiría de acuerdo a las bases y modalidades que establezca el Derecho Internacional.

La Ley de Bienes Nacionales en sus artículos 1, 2 y 17 indican que el espacio aéreo es un bien del
dominio público y de uso común, que forma parte del patrimonio nacional.

En los tiempos actuales a esta teoría se le tachado de absurda y ha sido fuertemente criticada, ya
que lo consideran un obstáculo a la libre transitación del espacio aéreo, ya que presuponen los
teóricos como CHARLES DE VISSCHER y SCHEWEIGER que la jurisdicción en materia aérea y
espacial se puede dar a capricho, convicción y necesidad de la supremacía política del Estado , ya
que una frontera o límite se convierte en una zona de limitación de su poderío.

ALEX MEYER, jurista alemán, considera a la soberanía del espacio aéreo y sideral como
sumamente difícil de explicar, ya que a diferencia de la terrestre o la marina, la espacial no se
encuentra ligado o correlacionado en una forma natural que pueda ser fácilmente delimitado por
el hombre.

MEYER, quien fuera profesor y director del Instituto de Derecho Aeronáutico de la Universidad de
Colonia en Alemania, propuso en 1954 que el principio de soberanía debía contemplar que el
espacio aéreo sobre alta mar y de los territorios no propios debe de ser libre, y que el que se
encuentra sobre la parte terrestre y acuática del Estado es propia de ser sujeta de jurisdicción por
parte de éste”, situación que en muchos países no se lleva acabo.
Nosostros opinamos que en materia de espacio sideral, el espacio debe de ser libre, ya que el
poder estatal no puede extenderse de forma ilimitada, además de que no se puede hacer una
delimitación precisa entre el espacio aéreo (en donde debe de haber control jurisdiccional) y el
sideral; por lo que todo el ordenamiento jurídico espacial debe de delimitarse mediante la
suscripción de instrumentos de carácter internacional.

Para concluir, solamente mencionaremos que para el autor de la teoría pura del Derecho, HANS
KELSEN, no puede existir un orden jurídico válido más allá de donde el Estado pueda ejercer un
orden efectivo; por lo que sugiere un límite móvil en el espacio para el ejercicio de la soberanía,
derivado del límite de práctica utilización de la atmósfera en determinado momento.

A esta teoría se le ha denominado de la “tajada del pastel”, ya que él considera que la jurisdicción
de los Estados se extiende en forma vertical desde el centro de la tierra hasta el infinito; en el
entendido de que el espacio aéreo e internacional será siempre diferente acorde a los
movimientos que va teniendo la Tierra.

ANTONIO FRANCOZ RIGALT, jurista mexicano, y representante de México ante la Organización de


Aviación Civil Internacional, y primer Presidente de la Academia Mexicana de Derecho Espacial, en
su ponencia ante la Federación Astronáutica Internacional en 1963 consideró que “la soberanía
nacional y el espacio deben concebirse como una unidad, la soberanía nacional no puede estar
sujeta a límites ... la división del espacio es innecesaria porque se tienen más de 50 años de
aviación civil internacional, y más de 100 de utilización del espectro electromagnético en la
telemecánica, sin que haya existido la necesidad de dividir en zonas internacionales el espacio”.

Nosotros consideramos que a libertad de circulación existente en el espacio aéreo, debe


adicionarse la del espacio sideral, ya que es necesario el regular la permisibilidad de los
proyectiles, los satélites artificiales, las estaciones espaciales, los transbordadores y demás
vehículos, no solo en función de la altitud y posición vertical del mismo, sino también de la
trayectoria, de la misión del vuelo, de los instrumentos conocidos y de las características de
funcionamiento del vehículo.

De la misma manera el licenciado FRANCOZ indica que las limitaciones jurídicas de los Estados en
el espacio son de dos órdenes, las fundadas en los derechos, y las que derivan en los deberes de
los Estados; ya que las primeras son limitaciones nacidas de los derechos de la soberanía y de
conservación; o de respeto a la soberanía de los demás Estados, tal como la integridad física y
moral de los territorios de los demás pueblos, el derecho de visita y de persecución de las
aeronaves, el derecho de policía al que tiene toda Nación, y el de Comercio Internacional.

También pueden ser limitaciones convencionales establecidas mediante servidumbres


aeronáuticas, como el derecho de paso inofensivo el tránsito para fines no comerciales;
tratándose de deberes de los Estados, estos principalmente se orientan hacía la colaboración en
materia de aviación –por razones obvias-, la asistencia de aeronaves en peligro, el respeto a la
independencia política de los Estados, y la necesidad de resolver de manera pacífica los problemas
que se susciten.

El problema de delimitar en donde comenzaba el espacio sideral, se solucionó cuando el 4 de


octubre de 1960, los Estados Unidos de Norteamérica y la entonces Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, firmaron un convenio dentro de la Asamblea General de la Federación
Internacional de Aeronáutica, en donde se estableció que para que un vuelo se considerara
espacial, tendría que realizarse arriba de los 100 kilómetros, quedando determinada esa norma
hasta nuestros días.

Como se infiere de todas las normas que hemos comentado, es de una gran importancia el
determinar que hasta la fecha esta rama del Derecho es muy incipiente es sus conceptos y teorías,
y que nosotros solamente hemos querido mostrar una parte pequeña pero substancial de la
misma.

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