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MORFOFUNCIÓN II

UNIDAD TEMÁTICA 3: SISTEMA CIRCULATORIO II

VASOS SANGUÍNEOS

Los vasos sanguíneos forman una red tubular que permite que la sangre fluya desde el corazón
hacia todas las células vivas del cuerpo y después regrese al corazón.

 La sangre que entra al corazón pasa a través de vasos de diámetro progresivamente


menor, denominados arterias, arteriolas y capilares.
 Los capilares son los vasos microscópicos que unen el flujo arterial al flujo venoso.
 La sangre que regresa al corazón desde los capilares pasa por vasos de diámetro
progresivamente mayores, llamados vénulas y venas.

Relación entre estructuras y procesos morfofuncionales

 La capa de musculo grueso de las arterias les permite transportar sangre eyectada desde
el corazón a presión alta.
 La capa muscular más delgada de las venas les permite distenderse cuando una cantidad
aumentada de sangre entra a ellas, y sus válvulas unidireccionales aseguran que la sangre
fluya de regreso hacia el corazón.
 Las paredes de los capilares constan de solo una capa de células endoteliales, que facilitan
el intercambio rápido de materiales entre la sangre y el líquido intersticial.

Arterias elásticas

Las arterias elásticas son las arterias más grandes del cuerpo, y su tamaño varía entre el de una
manguera de jardín –en la aorta y el tronco pulmonar– y el de un dedo, en las ramas de la aorta.

Cuando se contraen, las fibras elásticas almacenan, en forma transitoria, energía mecánica y
funcionan como un reservorio de presión. Luego, las fibras elásticas se retraen y convierten la
energía almacenada (potencial) en el vaso en energía cinética en la sangre. Así, la sangre sigue
fluyendo por las arterias aun cuando los ventrículos están relajados.

Como transportan la sangre desde el corazón hacia arterias de tamaño mediano y con mayor capa
muscular, las arterias elásticas también reciben el nombre de arterias de conducción.

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Arterias musculares

Las arterias de mediano calibre se denominan arterias musculares porque su túnica media
contiene más músculo liso y menos fibras elásticas que las arterias elásticas. Por lo tanto, las
arterias musculares son capaces de mayor vasoconstricción y vasodilatación para ajustar la tasa
del flujo sanguíneo. Poseen tamaños que varían entre el calibre de un lápiz (arteria femoral y
axilar) y el de un hilo (las que ingresan en los órganos), que pueden medir solo 0,5 mm de
diámetro. También, se denominan arterias de distribución, porque distribuyen la sangre a las
diferentes partes del cuerpo.

Distribución sanguínea

En reposo, la mayor parte del volumen sanguíneo –alrededor del 64%– se halla en las venas y
vénulas sistémicas. Las arterias y arteriolas sistémicas contienen alrededor del 13% del volumen
sanguíneo; los capilares sistémicos, cerca del 7%; los vasos sanguíneos pulmonares,
aproximadamente el 9% y el corazón alberga alrededor del 7%. Las venas y vénulas sistémicas
contienen un gran porcentaje del volumen sanguíneo, por lo que funcionan como reservorios de
sangre desde los cuales la sangre puede ser desviada rápidamente, si es necesario. Por ejemplo,
durante el aumento de la actividad muscular, el centro cardiovascular en el tronco encefálico
envía un gran número de impulsos simpáticos a las venas. El resultado es la venoconstricción, la
contracción de las venas que reduce el volumen de sangre en los reservorios y permite que un
mayor volumen sanguíneo fluya hacia el músculo esquelético, donde el requerimiento es más
elevado. Un mecanismo similar se produce durante la hemorragia, cuando el volumen y la presión
de la sangre disminuyen; en este caso, la venoconstricción ayuda a contrarrestar la caída de la
presión arterial. Entre los principales reservorios de sangre, se encuentran las venas de los órganos
abdominales (especialmente el hígado y el bazo) y las venas de la piel.

Resistencia vascular al flujo sanguíneo

El índice de flujo sanguíneo hacia un órgano se relaciona con la resistencia al flujo en las arterias
de pequeño calibre y las arteriolas. La vasodilatación disminuye la resistencia y aumenta el flujo,
mientras que la vasoconstricción incrementa la resistencia y disminuye el flujo. Estos cambios
ocurren en respuesta a diversos mecanismos reguladores.

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La resistencia vascular depende de: 1) el tamaño de la luz del vaso sanguíneo, 2) la viscosidad de la
sangre y 3) el largo total del vaso sanguíneo.

La suma de todas las resistencias vasculares dentro de la circulación sistémica se llama resistencia
periférica total.

Regulación del flujo sanguíneo

Tres mecanismos:

1. Regulación extrínseca del flujo sanguíneo


2. Regulación paracrina del flujo sanguíneo
3. Regulación intrínseca del flujo sanguíneo

Regulación extrínseca del flujo sanguíneo

El término regulación extrínseca se refiere al control por el sistema nervioso autónomo y el


sistema endocrino; por ejemplo, la angiotensina II estimula de manera directa el músculo liso
vascular para que produzca vasoconstricción. La hormona antidiurética (ADH) también tiene un
efecto vasoconstrictor a concentraciones altas; esta es la razón por la cual también se llama
vasopresina.

Regulación paracrina del flujo sanguíneo

Los reguladores paracrinos son moléculas producidas por un tejido, que ayudan a regular otro
tejido del mismo órgano. Los vasos sanguíneos están en particular sujetos a regulación paracrina.
De manera específica ca, el endotelio de la túnica interna produce varios reguladores paracrinos
que hacen que el músculo liso de la túnica media se relaje o se contraiga.

Ejemplo, la relajación del músculo liso es el resultado de los efectos locales de varias moléculas
producidas por el endotelio del vaso, entre ellas bradicinina, óxido nítrico y varias prostaglandinas.

Regulación intrínseca del flujo sanguíneo

Los mecanismos intrínsecos, dentro de órganos individuales proporcionan una regulación


localizada de la resistencia vascular y el flujo sanguíneo. Autorregulación se refiere a la capacidad
de algunos órganos, en particular el cerebro y los riñones, para utilizar mecanismos de control
intrínsecos para mantener un flujo sanguíneo relativamente constante a pesar de fluctuaciones

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amplias de la presión arterial. Los mecanismos intrínsecos se clasifican como miogénicos o
metabólicos.

PRESIÓN ARTERIAL

La sangre fluye de regiones de mayor presión a otras de menor presión; a mayor diferencia de
presión, mayor flujo sanguíneo. La contracción de los ventrículos genera la tensión arterial o
presión arterial, la presión hidrostática ejercida por la sangre contra las paredes de los vasos
sanguíneos.

La presión de la sangre arterial se ve afectada por el volumen sanguíneo, la resistencia periférica


total, y la frecuencia cardiaca, variables que están reguladas por diversos mecanismos de control
por retroalimentación negativa para mantener la homeostasis. La presión arterial aumenta y
disminuye conforme el corazón pasa por la sístole y la diástole.

Variables de mayor importancia que afectan la presión arterial (En Fox, 2013)

La presión arterial puede aumentar por un incremento del gasto cardiaco, que puede deberse a
aumentos de la frecuencia cardiaca o del volumen sistólico. Un incremento de la resistencia
periférica total debido a vasoconstricción de arteriolas también puede aumentar la presión
arterial.

La presión arterial puede ser regulada por los riñones, que controlan el volumen de sangre y, así,
el volumen sistólico, y por el sistema simpático-adrenal. El incremento de la actividad del sistema
simpático-adrenal puede aumentar la presión arterial al estimular la vasoconstricción de arteriolas
(lo que aumenta la resistencia periférica total) y al promover un gasto cardiaco aumentado.

Presiones en las distintas porciones de la circulación

Presiones en la circulación sistémica

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Como el corazón bombea la sangre continuamente hacia la aorta, la presión media en este vaso es
alta, con una media en torno a los 100 mmHg. Además, como el bombeo cardíaco es pulsátil, la
presión arterial alterna entre una presión sistólica de 120 mmHg y una diastólica de 80 mmHg.

Presiones sanguíneas normales en las distintas porciones del aparato circulatorio cuando una
persona está en decúbito (En Guyton & Hall, 2016)

Presiones en la circulación pulmonar

En las arterias pulmonares la presión es pulsátil, igual que en la aorta, pero la presión es bastante
menor: la presión sistólica arterial pulmonar alcanza un promedio de 25 mmHg, y la diastólica, de
8 mmHg, con una presión arterial pulmonar media de solo 16 mmHg. La media de la presión
capilar pulmonar alcanza un promedio de solo 7 mmHg. Aun así, el flujo sanguíneo por minuto a
través de los pulmones es el mismo que en la circulación sistémica. Las bajas presiones del sistema
pulmonar coinciden con las necesidades de los pulmones, ya que lo único que se necesita es la
exposición de la sangre en los capilares pulmonares al oxígeno y otros gases en los alvéolos
pulmonares.

Medición de la presión arterial (evaluación del aparato circulatorio)

La presión arterial por lo general se mide de manera directa mediante auscultación de la arteria
humeral cuando un manguito de presión se infla y se desinfla.

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Los instrumentos que se usan para medir la presión arterial, se denominan
esfigmomanómetros.

Los diferentes sonidos que se escuchan mientras se toma la presión arterial se denominan ruidos
de Korotkoff.

La presión arterial se mide en unidades de milímetros de mercurio (mmHg).

Presión sistólica = 120 mmHg

El primer ruido de Korotkoff, causado por flujo sanguíneo turbulento a través de una constricción
en la arteria, ocurre cuando la presión en el manguito iguala la presión sistólica.

Presión diastólica = 80 mmHg

El último ruido de Korotkoff se ausculta cuando la presión del manguito es igual a la presión
arterial diastólica.

Presión arterial = 120/80

La presión arterial de un adulto varón es menor que 120 mm Hg (la sistólica) y menor que 80 mm
Hg (la diastólica). Por ejemplo, “110 sobre 70” (escrito como 110/70) es una presión normal.

Por lo tanto, una presión arterial ligeramente menor que 120/80 puede ser un signo de buena
salud y de buen estado físico.

PULSO ARTERIAL

La expansión y retroceso alternante de las arterias elásticas después de cada sístole del ventrículo
izquierdo crea una onda de presión que se desplaza denominada pulso.

Medición del pulso arterial (evaluación del aparato circulatorio)

Puede percibirse en cualquier arteria que se encuentre próxima a la superficie del cuerpo y que
pueda ser comprimida contra un hueso u otra estructura firme.

La frecuencia del pulso normalmente es la misma que la frecuencia cardíaca, entre 70 y 80 latidos
por minuto en reposo.

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La taquicardia es una frecuencia cardíaca rápida o del pulso de reposo por encima de 100
latidos/min. La bradicardia es una frecuencia cardíaca o del pulso lenta en reposo por debajo de
50 latidos/min. Los atletas de resistencia normalmente tienen una bradicardia.

MICROCIRCULACIÓN

El principal objetivo de la microcirculación es el transporte de nutrientes hacia los tejidos y la


eliminación de los restos celulares.

Las arteriolas pequeñas controlan el flujo sanguíneo hacia cada tejido y, a su vez, las condiciones
locales de los tejidos controlan los diámetros de las arteriolas; es decir, que cada tejido controla,
en la mayoría de los casos, su propio flujo sanguíneo dependiendo de sus necesidades individuales.

Unidad Microcirculatoria

La unidad morfofuncional del SC es la unidad microcirculatoria.

La unidad microcirculatoria incluye las siguientes estructuras morfofuncionales: arteriolas,


capilares, vénulas, tejido intersticial y vasos linfáticos.

En algunos tejidos, la sangre que proviene de las arteriolas puede entrar a las vénulas
directamente a través de anastomosis arteriovenosas. Sin embargo, la sangre proveniente de las
arteriolas casi siempre pasa hacia los capilares.

Las metaarteriolas o arteriolas terminales no tienen una capa muscular continua, sino fibras
musculares lisas rodeando el vaso en puntos intermitentes.

Las metaarteriolas pueden hacer contacto directo a través de los canales preferenciales con las
vénulas poscapilares (son consideradas anastomosis arteriovenosas que proporcionan una vía de
menor resistencia entre las arteriolas y las vénulas), o bien dar lugar a los capilares verdaderos.

En el punto en el que cada capilar verdadero se origina de una metaarteriola hay una fibra
muscular lisa que rodea el capilar. Esta estructura se conoce como esfínter precapilar. Este
esfínter abre y cierra la entrada al capilar.

Los capilares son los vasos sanguíneos de menor calibre. Son la parte “donde culmina la función”
del sistema circulatorio, donde los gases y nutrientes se intercambian entre la sangre y los tejidos.

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Unidad Microcirculatoria (En Guyton & Hall, 2016)

Unidad Microcirculatoria (En Fox, 2013)

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Flujo de sangre en los capilares: vasomotilidad

La sangre no fluye continuamente a través de los capilares, sino que lo hace de forma
intermitente apareciendo y desapareciendo cada pocos segundos o minutos.

La causa de esta intermitencia es el fenómeno conocido como vasomotilidad, lo que significa la


contracción intermitente de las metaarteriolas y esfínteres precapilares y, a veces, también de las
arteriolas muy pequeñas.

 La resistencia al flujo de sangre aumenta mediante vasoconstricción de las arteriolas (por


contracción de su capa de músculo liso), lo que disminuye el flujo de sangre torrente
abajo en los capilares.
 Por el contrario, la vasodilatación de las arteriolas (por relajación de la capa de musculo
liso) disminuye la resistencia y, así, aumenta el flujo a través de las arteriolas hacia los
capilares.

Regulación de la vasomotilidad

El factor más importante que afecta al grado de apertura y cierre de las metaarteriolas y de los
esfínteres precapilares, y que se ha descubierto hasta la fecha, es la concentración de oxígeno en
los tejidos.

Cuando la velocidad de utilización del oxígeno por el tejido es mayor, de forma que la
concentración de oxígeno tisular disminuye por debajo de lo normal, se activan los
períodos intermitentes del flujo sanguíneo capilar más a menudo y la duración de
cada período del flujo es más prolongada, con lo que se permite que la sangre capilar
transporte mayores cantidades de oxígeno (y de otros nutrientes) hacia los tejidos.

Intercambio de agua, nutrientes y otras sustancias entre la sangre y el líquido intersticial

Difusión a través de la membrana capilar

Con mucho, el medio más importante por el cual se transfieren las sustancias entre el plasma y el
líquido intersticial es la difusión.

Las sustancias liposolubles difunden directamente a través de las membranas celulares del
endotelio capilar

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Si una sustancia es liposoluble, difunde directamente a través de las membranas celulares del
capilar sin tener que atravesar los poros. Estas sustancias son el oxígeno y el dióxido de carbono.

Difusión de moléculas de líquidos y sustancias disueltas entre los capilares y


los espacios del líquido intersticial (En Guyton & Hall, 2016)

Las sustancias hidrosolubles y no liposolubles difunden solo a través de los “poros”


intercelulares en la membrana capilar

Muchas sustancias que necesitan los tejidos son solubles en agua pero no pueden pasar a través
de las membranas lipídicas de las células endoteliales; estas sustancias son las propias moléculas
de agua, los iones sodio y cloruro y la glucosa.

Efecto del tamaño molecular sobre el paso a través de los poros

El tamaño de los espacios intercelulares capilares, 6 a 7 nm, es unas 20 veces el diámetro de la


molécula de agua, que es la molécula más pequeña que normalmente atraviesa los poros de los
capilares. Sin embargo, los diámetros de las moléculas proteicas plasmáticas son ligeramente
mayores que la anchura de los poros. Otras sustancias, como los iones sodio o cloruro, la glucosa
y la urea, tienen diámetros intermedios. Por tanto, la permeabilidad de los poros del capilar para
distintas sustancias varía según sus diámetros moleculares.

Efecto de la diferencia de concentración en la velocidad neta de difusión a través de la


membrana capilar

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La velocidad “neta” de difusión de una sustancia a través de cualquier membrana es proporcional
a la diferencia de concentración de la sustancia entre los dos lados de la membrana. Es decir,
cuanto mayor sea la diferencia entre las concentraciones de una sustancia dada en los dos lados
de la membrana capilar, mayor será el movimiento neto de la sustancia en una dirección a través
de la membrana.

Por ejemplo, la concentración de oxígeno en la sangre capilar es generalmente mayor


que en el líquido intersticial. Por tanto, normalmente se mueven grandes cantidades
de oxígeno desde la sangre hacia los tejidos, mientras que, por el contrario, la
concentración de dióxido de carbono es mayor en los tejidos que en la sangre, lo que
hace que el exceso de dióxido de carbono se mueva hacia la sangre y se transporte
lejos de los tejidos.

La filtración de líquidos a través de los capilares se encuentra determinada por las presiones
hidrostática y coloidosmótica

La presión hidrostática en los capilares tiende a empujar el líquido y a las sustancias disueltas a
través de los poros capilares dentro de los espacios intersticiales. Por el contrario, la presión
osmótica provocada por las proteínas plasmáticas (lo que se conoce como presión
coloidosmótica) tiende a provocar el movimiento del líquido por ósmosis desde los espacios
intersticiales hacia la sangre. Esta presión osmótica ejercida por las proteínas plasmáticas
normalmente previene la pérdida significativa de volumen de líquido desde la sangre hacia los
espacios intersticiales.

El sistema linfático también tiene su importancia, al devolver a la circulación las pequeñas


cantidades del exceso de proteína y líquido que se pierde desde la sangre hacia los espacios
intersticiales.

Las fuerzas hidrostáticas y la coloidosmótica determinan el movimiento del líquido a través de


la membrana capilar

Las cuatro fuerzas principales que determinan si el líquido saldrá de la sangre hacia el líquido
intersticial o en dirección contraria, se denominan “fuerzas de Starling” en honor al fisiólogo
Ernest Starling, que demostró su importancia por primera vez.

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Son:

1. La presión capilar (Pc), que tiende a forzar la salida del líquido a través de la membrana
capilar.

Presión capilar media en torno a 17.3 mm Hg.

2. La presión del líquido intersticial (Pif), que tiende a forzar la entrada del líquido a través
de la membrana capilar cuando la Pif es positiva, pero fuerza la salida cuando la Pif es
negativa.

En el tejido subcutáneo poco compacto, la presión del líquido intersticial determinada por
diferentes métodos es normalmente unos milímetros de mercurio menor que la presión
atmosférica; en consecuencia, los valores se designan como presión negativa del líquido
intersticial, con un promedio de –3 mm Hg.

En otros tejidos que están rodeados por cápsulas, como los riñones, la presión intersticial
suele ser positiva (es decir, mayor que la atmosférica). Por ejemplo, la presión del líquido
cefalorraquídeo que rodea el cerebro de un animal que está en decúbito lateral alcanza
un promedio de +10 mm Hg, mientras que la presión del líquido intersticial en el cerebro
es de +4 a +6 mm Hg. En los riñones, la presión capsular que rodea el riñón alcanza una
presión media de +13 mm Hg, mientras que la presión del líquido intersticial renal alcanza
un promedio de +6 mm Hg. Es decir, si recordamos que la presión ejercida por la piel es la
presión atmosférica, que se considera una presión cero, se podría formular una regla
general de que la presión normal del líquido intersticial es varios milímetros de mercurio
negativa con respecto a la presión que rodea a cada tejido.

La función de bomba del sistema linfático es la causa básica de la presión negativa del
líquido intersticial. El sistema linfático es un sistema “eliminador” que extrae el exceso de
líquido, el exceso de moléculas proteicas, los restos celulares y otras sustancias de los
espacios tisulares. Normalmente, cuando el líquido entra en los capilares linfáticos
terminales las paredes de los vasos linfáticos se contraen automáticamente durante unos
segundos y bombean el líquido hacia la circulación sanguínea. Este proceso global crea la
presión ligeramente negativa que se ha medido en el líquido en los espacios intersticiales.

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3. La presión coloidosmótica del plasma en el capilar (Πp), que tiende a provocar ósmosis
de líquido hacia el interior a través de la membrana capilar.

Como las proteínas son los únicos componentes disueltos en el plasma y en el líquido
intersticial que no atraviesan fácilmente los poros capilares, son las responsables de las
presiones osmóticas a ambos lados de la membrana capilar. Para distinguir esta presión
osmótica que se produce en la membrana celular se denomina presión coloidosmótica o
presión oncótica. El término presión osmótica “coloide” se debe a que la solución de
proteínas se parece a una solución coloidal, a pesar de que realmente es una solución
molecular verdadera.

Valores normales de presión coloidosmótica del plasma

La presión coloidosmótica del plasma humano normal alcanza un promedio de 28 mm Hg,


de los que 19 mm se deben a los efectos moleculares de las proteínas disueltas y 9 mm al
efecto Donnan, es decir, a la presión osmótica extra causada por el sodio, el potasio y los
demás cationes que las proteínas mantienen en el plasma.

Aproximadamente el 80% de la presión coloidosmótica total del plasma es consecuencia


de la albúmina, el 20% de las globulinas y casi nada del fibrinógeno. Por tanto, desde el
punto de vista de la dinámica de fluidos capilar y tisular, el componente más importante
es la albúmina.

La concentración media de proteínas del plasma es de unos 7,3 g/dl.


Cuantitativamente, la presión coloidosmótica media del plasma para esta
concentración de proteínas es de 28 mm Hg.

4. La presión coloidosmótica del líquido intersticial (Πif), que tiende a provocar la ósmosis
del líquido hacia el exterior a través de la membrana capilar.

La concentración media de proteínas en el líquido intersticial de la mayoría de los


tejidos solo es del 40% de la plasmática, unos 3 g/dl. Cuantitativamente, la presión
coloidosmótica media del líquido intersticial para esta concentración de proteínas
es de 8 mm Hg.

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Las fuerzas de presión del líquido y de presión coloidosmótica actúan en la
membrana capilar y tienden a mover el líquido saliendo o entrando a
través de los poros de la membrana (En Guyton & Hall, 2016)

Si la suma de estas fuerzas, la presión de filtración neta (PNF), es positiva, habrá una filtración
neta de líquidos a través de los capilares.

Si la suma de las fuerzas de Starling es negativa, habrá una absorción neta de líquido desde los
espacios intersticiales hacia los capilares.

La PNF es ligeramente positiva en circunstancias normales, con lo que se consigue una filtración
neta de líquido a través de los capilares hacia el espacio intersticial en la mayoría de los órganos.

Intercambio de volumen de líquido a través de la membrana capilar

La presión capilar media en los extremos arteriales de los capilares es 15 a 25 mm Hg mayor que
en los extremos venosos.

Debido a esta diferencia, el líquido “se filtra” fuera de los capilares en los extremos arteriales,
pero en los extremos venosos vuelve a ser reabsorbido en los capilares.

Es decir, una pequeña cantidad de líquido “fluye” realmente a través de los tejidos desde los
extremos arteriales de los capilares a los extremos venosos.

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Equilibrio de Starling para el intercambio capilar

En la circulación capilar total encontramos un equilibrio casi perfecto entre las fuerzas totales de
salida, 28.3 mm Hg, y la fuerza total de entrada, 28.0 mm Hg. Este ligero desequilibrio de fuerzas,
0.3 mm Hg, provoca una filtración de líquido algo mayor hacia los espacios intersticiales que la
reabsorción. Este ligero exceso de filtración se conoce como filtración neta, y es el líquido que
debe volver a la circulación a través de los vasos linfáticos. La velocidad normal de filtración neta
en todo el organismo, sin incluir los riñones, es sólo de 2 ml/min.

Efecto de las alteraciones del equilibrio de fuerzas en la membrana capilar

Si la presión capilar media aumenta por encima de 17.3 mm Hg aumenta también la fuerza neta
que tiende a causar la filtración de líquido en los espacios tisulares. Es decir, un aumento de 20
mm Hg de la presión capilar media provoca un incremento de la presión de filtración de 0.3 mm
Hg a 20.3 mm Hg, con lo que se consigue una filtración neta hasta 68 veces mayor que la que
ocurre normalmente en los espacios intersticiales. Para prevenir la acumulación del exceso de
líquido en estos espacios se requiere 68 veces más flujo de líquido normal en el sistema linfático,
una cantidad que es 2 a 5 veces mayor que la que pueden eliminar los vasos linfáticos. En
consecuencia, comenzará a acumularse el líquido en los espacios intersticiales y se producirá
edema.

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VASOS LINFÁTICOS

Desde capilares linfáticos que se fusionan, la linfa se transporta hacia vasos linfáticos de mayor
calibre llamados conductos linfáticos.

El movimiento de líquido dentro de estos vasos ocurre como resultado de ondas de contracción
peristálticas. El músculo liso dentro de los conductos linfáticos contiene un marcapasos que inicia
potenciales de acción asociados con la entrada de Ca2+, lo que estimula la contracción. La
actividad del marcapasos y, por ende, las ondas de contracción peristálticas, aumentan en
respuesta a distensión del vaso.

Así, el líquido intersticial, que se forma por filtración de plasma hacia afuera de los capilares
sanguíneos, al final se devuelve al sistema cardiovascular.

Relación entre capilares sanguíneos y capilares linfáticos (En Fox, 2013)

Los capilares linfáticos tienen extremo ciego, empero, son muy permeables, de modo que
el exceso de líquido y proteínas dentro del espacio intersticial puede drenar hacia el
sistema linfático.

El líquido que vuelve a la circulación a través de los linfáticos es muy importante porque las
sustancias de alto peso molecular que contiene, como las proteínas, no pueden ser absorbidas
desde los tejidos de ninguna otra forma, aunque pueden entrar en los capilares linfáticos casi sin
impedimentos.

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Los conductos linfáticos finalmente se vacían hacia uno de dos vasos principales: el conducto
torácico o el conducto linfático derecho; estos conductos drenan la linfa hacia las venas subclavias
izquierda y derecha, respectivamente.

Todos los vasos linfáticos de la mitad inferior del organismo se vaciarán en el conducto torácico,
que a su vez se vacía en el sistema venoso en la unión de la vena yugular interna con la vena
subclavia izquierda.

La linfa de la mitad izquierda de la cabeza, el brazo izquierdo y algunos territorios del tórax entra
en el conducto torácico antes de que se vacíe en las venas.

Arco del conducto torácico (En Latarjet, Ruiz Liard & Pró, 2011)

La linfa del lado derecho del cuello y la cabeza, el brazo derecho y algunos territorios del tórax
derecho entra en el conducto linfático derecho [gran vena linfática] (mucho menor que el
conducto torácico izquierdo), que se vacía en el sistema venoso en la unión de la vena subclavia
derecha y la vena yugular interna.

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Conducto linfático derecho y su terminación (En Latarjet, Ruiz Liard & Pró, 2011)

PULPA DENTAL

Microcirculación de la pulpa dental

El tejido pulpar recibe su vascularización por vasos provenientes de las arterias dentales que
ingresan por el foramen apical junto a fascículos nerviosos. Algunos vasos menores ingresan por
conductos laterales o accesorios de poca relevancia, la pulpa dental se caracteriza por carecer de
una circulación colateral importante, además de encontrarse entre paredes inextensibles.

Por el foramen apical ingresan arteriolas (de 100 µm de diámetro) que cursan hacia coronal por la
porción central de la pulpa radicular y producen ramas que se extienden lateralmente hacia la
capa odontoblástica, debajo de la que se ramifican para formar un plexo capilar. Conforme las
arteriolas entran en la pulpa coronal, se abren en abanico hacia la dentina, disminuyen de tamaño
y dan lugar a una red capilar en la región subodontoblástica. Esta red proporciona a los
odontoblastos una fuente rica de metabolitos.

El flujo sanguíneo capilar de la porción coronal de la pulpa es casi dos veces mayor que el de la
porción radicular. Además, el flujo sanguíneo de la región de los cuernos es mayor que el de otras
áreas de la pulpa. En los dientes jóvenes, los
capilares normalmente se extienden en la capa odontoblástica con el fin de asegurar un

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suministro adecuado de nutrientes para la actividad metabólica de los odontoblastos. En los
capilares subodontoblásticos se observan fenestraciones en la pared vascular, que se piensa
promueven el rápido transporte de líquido y metabolitos de los capilares a los odontoblastos
adyacentes. La densidad capilar media es de alrededor de 1.400/mm2, mayor que en otros tejidos
del cuerpo.

La sangre pasa desde el plexo capilar hacia las vénulas poscapilares y después vénulas mayores.
Las vénulas de la pulpa tienen paredes inusualmente finas, que facilitan el movimiento de fluidos
hacia dentro y fuera del vaso. El diámetro de las vénulas mayores (200 µm) es
considerablemente mayor al de las arteriolas.

Existen anastomosis arteriovenosas en las porciones tanto coronal como radicular, sobre todo en
la segunda. Estas consisten en vénulas que comunican directamente las arteriolas con las vénulas
y desempeñan una función importante en la regulación de la circulación pulpar, ya que desvían la
sangre fuera del área de lesión o inflamación, donde el daño de la microcirculación puede generar
trombosis o hemorragia. Constituyen un mecanismo de derivación de la sangre.

El flujo sanguíneo de la pulpa en reposo es relativamente alto, de 0,15 a 0,60 ml/min/g de tejido
de promedio. Como sería de prever, el flujo sanguíneo pulpar es mayor en la capa periférica de la
pulpa (es decir, el plexo capilar subodontoblástico) donde se ha observado que el consumo de
oxígeno es mayor que en la pulpa central.

Igual que en los demás tejidos del cuerpo, el transporte de fluido entre los vasos sanguíneos y el
espacio intersticial de la pulpa está regulado por diferencias de presión osmótica coloidal e
hidrostática en el plasma y el intersticio, además del flujo linfático.

En la microcirculación pulpar han sido registrados valores de:

 Presión extremo Arterial: 43mm Hg


 Presión Capilar: 35 mm Hg
 Presión extremo Venoso: 19 mm Hg
 Presión Tisular: 10 mm Hg

Con el método de micropunciones se han obtenido unos valores de presión del líquido intersticial
en la pulpa normal de entre 6 y 11 mm Hg. En sitios con inflamación se eleva a 16 mm Hg.

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Una ligera respuesta inflamatoria que aumente la presión intrapulpar hasta 13 mm Hg puede ser
reversible. Sin embargo, una presión intrapulpar de unos 35 mm Hg indica con toda probabilidad
una situación irreversible.

El mantenimiento de la presión tisular es imprescindible para el mantenimiento de la vitalidad


pulpar. Un aumento de esta presión por encima de los valores registrados a nivel vascular
produciría un colapso vascular, o sea el cierre de los vasos porque la presión externa es mayor a la
presión que ejerce la sangre para circular dentro de ellos. Esto interrumpiría la irrigación del tejido
provocando isquemia y muerte del mismo.

Vasos linfáticos en la pulpa

Se ha identificado un sistema extenso de vasos linfáticos en la pulpa. Estos nuevos datos indican
que los linfáticos van desde la pulpa coronal a través de las raíces. Se encuentran capilares
linfáticos en el cuerno pulpar, pero no en la capa de odontoblastos.

Además, haces de linfáticos salen de la pulpa por el foramen apical y a través de los conductos
radiculares laterales. En la pulpa incisiva del roedor, se encuentran capilares linfáticos sólo en el
tercio apical. En el tercio medio y coronal del ligamento periodontal, los vasos linfáticos parecen
drenar principalmente en el hueso alveolar, mientras que en el tercio apical, los vasos drenan
hacia el ápice, donde se unen a haces de vasos linfáticos.

Los capilares linfáticos se llenan cuando la presión intersticial pulpar aumenta después de una
gran tumefacción del intersticio y por tensión sobre la matriz extracelular. Cuando se forma la
linfa, la deformación del tejido intersticial propulsa la linfa por compresión de los linfáticos y,
dentro de la cámara pulpar rígida, la única fuerza que puede causar una deformación tisular y
tensión sobre la matriz extracelular es la presión de pulso arteriolar convertida en presión pulsátil
intersticial relativamente alta.

Dado que los linfáticos de la pulpa drenan por el ligamento periodontal, es lógico suponer que el
movimiento normal del diente durante la masticación actuará como un mecanismo de propulsión
extrínseco adicional de linfa.

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PERIODONTO

Microcirculación y Linfáticos

En el ligamento periodontal los vasos sanguíneos forman una red poliédrica que rodea la raíz. La
encía libre recibe irrigación sanguínea de vasos sanguíneos supraperíosticos, vasos sanguíneos del
ligamento periodontal y vasos sanguíneos del hueso alveolar. Después de ingresar al ligamento
periodontal se anastomosan y forman una red poliédrica que rodea la raíz de manera similar a
una “media de red”. La mayor parte de los vasos sanguíneos del ligamento periodontal se hallan
cerca del hueso alveolar. En la porción coronal del ligamento periodontal los vasos sanguíneos
discurren en dirección coronal pasando la cresta ósea alveolar hasta la encía libre.

En la microcirculación del periodonto han sido registrados valores de:

 Presión extremo Arterial: 40 mm Hg

 Presión Capilar: 35 mm Hg

 Presión extremo Venoso: 25 mm Hg

 Presión Tisular: 30 mm Hg

Igual que en los demás tejidos del cuerpo, el transporte de fluido entre los vasos sanguíneos y el
espacio intersticial del periodonto está regulado por diferencias de presión osmótica coloidal e
hidrostática en el plasma y el intersticio, además del flujo linfático.

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