Está en la página 1de 6

ASPECTOS COMPOSITIVOS

Cuando analizamos un cuadro o una escultura debemos centrarnos en


aspectos compositivos que nos fuerzan a ir llevando la mirada desde un punto
a otro hasta abarcar toda la composición. Está visión, este desplazamiento de
la mirada está creando una línea en el espacio que puede pararse en
determinados sitios y que me fuerza a seguir mirando otras cosas.
Toda composición está compuesta por los siguientes elementos:

Zona puntual: parte de la composición, pequeña, que llama poderosamente la


atención. Esta llamada de atención, aquella donde se nos va la vista nada más
mirar algo, puede explicarse por las siguientes formas:
− Concentrando en la zona una gran cantidad de detalles y que el resto
aparezca más vacío o con planos más amplios.
− Dispersando de la zona puntual elementos y que aparezca más vacía
que el resto.
− Aplicando direcciones perceptuales (como flechas de visión) que
vayan desde el resto de la composición hasta la zona puntual.
− Dotando a la zona puntual de un color o una textura que la valore con
respecto al resto; etc.

El lugar de ubicación de la zona puntual implica perceptualmente una


sensación diferente.
− Si está en el centro significa tranquilidad, egocentrismo,
importancia...
− Si está en el centro, arriba, significa lo mismo que antes, pero con un
sentimiento más espiritual.
− Si está en el centro, abajo, significa lo mismo, pero con un
sentimiento terrenal.
− Si está en la horizontal media pero en los extremos, significa
movimiento leve, tranquilo.
− Si está en los extremos superiores de las esquinas significa
movimiento espiritual, de ascensión.
− Si está en los extremos inferiores de las esquinas significa
movimiento terrenal, de descenso.

Línea compositiva: es la línea que nuestra visión se ve obligada a seguir para


leer y traducir todos los aspectos existentes en la composición.
Esta línea puede ser una línea objetiva o ser la traducción de numerosas
zonas puntuales secundarias en el espacio, llamadas de atención que
contienen una fuerza de atracción o de repulsión perceptual y que obligan a
desviar la visión hacia aquellas otras zonas que recogen la mirada perdida en
el espacio.
− Si se trata de una recta horizontal significa tranquilidad: dependiendo
de si está en el centro, en la parte superior o en la parte inferior de la
composición, significará lo mismo que el punto, es decir: tranquilidad
egocéntrica, tranquilidad espiritual, más liviana, o tranquilidad
terrenal más pesada.
− Si la línea recta es una vertical que está en el centro significará
espiritualidad si nos hace subir la vista o terrenalidad si nos hace
bajar la vista. Si esta recta se encuentra en alguno de los lados,
tendrá una connotación de movimiento.
− Si la recta está oblicua, significa movimiento, más acentuado cuando
la oblicua se aproxime más a la diagonal. Si nos hace subir la mirada
será un movimiento espiritual y si nos la hace bajar un movimiento
terrenal.
− Si la línea es ondulada significa movimiento mas fuerte, con las
mismas atribuciones que la recta en cualquiera de sus disposiciones
en el espacio. Una ondulada poco alta indica movimiento leve y una
ondulada alta uno movimiento más agitado.
− La línea quebrada indica un movimiento extremo, de rotura.
− Las líneas rectas en todas las direcciones indica caos.
− La línea curva indica maternidad, femineidad y todos aquellos
sentimientos que sean más femeninos.

Plano o cuerpo geométrico: es la forma en la que puede inscribirse la


composición realizada.
Según la forma de los planos o cuerpos geométricos, se centrará al
espectador en una determinada lectura, disponiéndolo para que
perceptualmente comience la lectura con una intención concreta.
Si bien estos planos o cuerpos pueden apuntarse en una gran cantidad
de formas diferentes, también pueden refundirse en unos cuantos que son los
que tienen una importancia perceptual adquirida, con un significado propio y
legitimado.
− Si el plano es cuadrado, significa equilibrio.
− Si es rectangular horizontal, denota tranquilidad, mucho más
tranquilo cuanto más rectangular sea. Si está en el centro, arriba o
abajo indicará lo mismo que la línea recta horizontal.
− Si el plano es circular u ovalado indica maternidad, amor, femineidad.
− Si el plano es triangular, dependerá en qué sentido se encuentre: si
tiene la base en el suelo, indicará espiritualidad; si la base está en la
parte superior indicará terrenal; si el triángulo está inclinado, significa
movimiento: ascendente si el vértice está arriba o descendente si
está abajo. Cuanto más isósceles sea el triángulo, más fuerte es la
sensación.
− Los planos poliédricos regulares tienen una connotación muy
parecida al circulo.

En escultura, no se usa el plano bidimensional, a no ser que sea en un


relieve. Pero si se trata de una composición exenta, el plano es sustituido por el
cuerpo geométrico.
Estos tres conceptos deben complementarse entre sí expresando una
misma sensación.
Dada la gran cantidad de situaciones que pueden ocupar en la
composición las zonas puntuales; dada la diferente forma espacial de la línea
compositiva y dada la diferente forma y orientación que se le puede dar al
plano o cuerpo geométrico, sus posibles combinaciones permitirán diferentes
estructuras compositivas que responderán a los diferentes gradientes de
intensidad de una sensación.
A estos elementos compositivos se deben sumar otros conceptos
estructurales de la obra escultórica, que permitirán expresiones y lecturas
diferentes, como son:
− El equilibrio y desequilibrio de masas.
− Las masas cóncavas y convexas (negativo-positivo).
− Los espacios abiertos y cerrados.
− La secuenciación y la secuencia única.
− La luz y la sombra.
− El ritmo...

Explicación del tema.


Imaginaos la típica representación de D. Quijote y Sancho Panza: a D.
Quijote se le representa siempre como a una persona alta y delgada. Se puede
meter en un rectángulo muy alto y fino, simbolizando a una persona espiritual,
cuyo sentido en la vida es todo aquello que tiene que ver con el espíritu:
pensamientos altruistas, ensoñaciones de ayuda para lograr el bien… Sin
embargo a Sancho se le representa gordo y bajito, pudiéndosele contener en
un rectángulo bajo, que representa a la persona con valores mundanos y
terrenales: le gusta la buena comida y bebida, quiere ser gobernador, es
ambicioso…

Vamos a ver ahora tres composiciones sobre el mismo tema pero que
dicen cosas muy diferentes. Las tres tratan sobre Cristo muerto rodeado de su
familia y amigos.

Quiero que veáis con esto que una buena disposición de los diferentes
elementos en la composición nos hablan perfectamente de lo que queremos
decir, sin tener que usar otras palabras, una retórica absurda que no dice nada.
Nosotros, los artistas, tenemos nuestro lenguaje, y con él nos expresamos a la
perfección.
EL ENTIERRO DE CRISTO. Jacobo Florentino (el Indaco)

En esta composición podemos ver que todos los rostros, que además
son más claros que el resto del conjunto, forman un óvalo con la figura de
Cristo yacente, de la misma entonación. La imagen, dado que el óvalo es
alargado horizontalmente, nos da una sensación sosegada, tranquila, terrenal y
maternal. Debemos pensar que se trata de un entierro, por tanto la
composición debe ser terrenal.
En la composición, casi todas las miradas de las distintas personas
miran el rostro de Cristo, donde se centra la zona puntual, menos dos rostros
que miran hacia fuera de la escena como invitando a los que miran a que se
unan a ellos.
Por otra parte, la cara de la Virgen María, en el centro de la imagen,
forma con sus manos y el cuerpo yacente un triángulo con vértice en lo alto (la
cara de la Virgen), dando a entender el sentido espiritual de su sentimiento.
EL ENTIERRO DE CRISTO. Juan de Juni

En esta otra composición no existe una unión entre los personajes. Cada
uno está aislado, actúa independientemente del resto salvo la Virgen y su
acompañante, entre los que tampoco existe una comunicación visual sino de
contención para que la Virgen no se abalance hacia su hijo. La gesticulación de
cada uno de los personajes no tiene nada que ver con el resto, al igual que sus
miradas, que se disparan en todos los sentidos sin tener un cometido conjunto.
La entonación de los personajes tampoco resalta en ningún sentido, por
lo que no existe ninguna zona puntual clara.
Los miembros de los personajes (sus rostros, brazos y piernas) están en
muchas direcciones, por lo que estamos ante una escena caótica, que deja ver
el terror y el desconcierto al pensar qué pasará a partir de ese momento, y
permitiendo vislumbrar el desamparo ante el que se han quedado en esta vida.
EL ENTIERRO DE CRISTO. Juan de Juni.

En esta otra, las miradas no miran hacia Cristo yacente, sino hacia la
Virgen. Podemos observar, además, que se forma una cruz con dos líneas que
unen las miradas y rostros de los personajes, y que se cruzan en el rostro de la
Virgen, resaltando a ésta como zona puntual.
Aquí, Cristo yacente no es el objeto principal, sino el elemento que da
sentido a la escena. Cristo tiene también una entonación totalmente diferente a
la del resto de la composición, dividiéndose la escena en dos partes: la inferior,
más terrenal, al ser un cuerpo muerto, y la superior, donde están el resto de los
personajes y en cuyo centro está la Virgen.
Podemos ver también que, menos uno, el resto de los personajes forman un
ovoide, estando la virgen en su centro, convirtiéndose en la madre de todos,
afianzado por la expresión de sus manos.
Existe una conexión entre las dos escenas, con la mirada que el
personaje que está detrás de la Virgen lanza al rostro de Cristo.

También podría gustarte