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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓ N CIVIL

Magistrado Ponente
MARGARITA CABELLO BLANCO

Bogotá, D. C., dieciocho (18) de diciembre de dos mil doce (2012).

Referencia: C-25290310012007-00179-01

Se decide el recurso de casación que interpusieron


MARTHA ISABEL y MARGARITA DEL PILAR DÍAZ PINZÓ N,
respecto de la sentencia de 16 de febrero de 2011, proferida por
el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca, Sala
Civil-Familia, en el proceso ordinario promovido contra las
recurrentes por ELVIRA DÍAZ DE PRIETO, HERNANDO y
PEDRO ANTONIO DÍAZ BUITRAGO.

ANTECEDENTES

1.- Los demandantes solicitaron, en forma principal,


que se declarara la simulación relativa, por encubrir una donación,
o en subsidio, la nulidad absoluta, del contrato de compraventa
contenido en la Escritura Pública 0342 de 26 de febrero de 1998
de la Notaría Segunda del Círculo de Fusagasugá, respecto del
inmueble que allí se identifica.

Consecuentemente, común a ambas pretensiones,


entre otras cosas, todo para la sucesión de PEDRO ANTONIO
DÍAZ AMAYA, que se dejara "sin efecto alguno" el contrato de
compraventa del 50% del mismo bien raíz, contenido en la
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Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

Escritura Pública 2435 de 24 de noviembre de 1998 de la Notaría


Segunda del Círculo de Fusagasugá.

2.- Las pretensiones se fundamentaron, en lo


fundamental, en los hechos que se compendian:

2.1.- El referido causante es padre extramatrimonial de


los actores y legítimo de las convocadas.

2.2.- El bien raíz de que se trata fue adjudicado al de


cujus en la liquidación de la sociedad conyugal que había formado
con la señora MARGOTH PINZÓ N DE DÍAZ.

2.3.- Mediante el primer negocio jurídico impugnado, el


adjudicatario transfirió a las demandadas, a título de venta, el bien
involucrado. A su vez, una de ellas, enajenó su parte, el 50%, a la
otra involucrada, según el otro contrato de compraventa atacado.

2.4.- La primera negociación es ficticia, porque además


de irrisorio, el precio pactado no fue pagado, pues las adquirentes
carecían de capacidad económica y nunca entraron en posesión
del predio.

2.5.- Lo mismo se predica del otro convenio, puesto


que fuera de ser lesivo, la compradora, señora MARGARITA DEL
PILAR DÍAZ PINZÓ N, no entregó ningún precio, menos cuando no
tenía los recursos para hacerlo.

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2.6.- Los contratos en cuestión se ajustaron para


desconocer los derechos patrimoniales de los herederos
pretensores, en tanto la verdadera intención del "vendedor era
hacer una donación a sus hijas", sin que, de otra parte, se hubiere
efectuado la "insinuación".

3.- Las convocadas se opusieron a las pretensiones,


argumentando, en síntesis, que las compraventas fueron ciertas,
puesto que el inicial vendedor, amén de recibir el precio pactado y
constituir con ello un certificado de depósito a término, se despojó
de la posesión del inmueble, en tanto la segunda compradora
pagó su contraprestación con recursos provenientes de un título
de esa misma naturaleza; y porque el precio estipulado, en ese
entonces, correspondía al valor real de lo adquirido.

4.- El Juzgado Primero Civil del Circuito de


Fusagasugá, mediante sentencia de 9 de junio de 2010, negó las
suplicas invocadas, decisión que fue revocada por el superior en
el fallo recurrido en casación, al resolver el recurso de apelación
que interpuso la parte actora.

LA SENTENCIA IMPUGNADA

1.- Expuesto el marco teórico sustancial y probatorio,


el Tribunal encontró que la pretensión de simulación relativa del
primer contrato de compraventa contenido en la Escritura Pública
0342 de 26 de febrero de 1998, celebrado entre el causante y sus
hijas matrimoniales demandadas, estaba llamada a prosperar,

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porque en el proceso existían múltiples indicios que de manera


particular y en conjunto conducían a demostrarla.

En efecto, el causante al "vender en vida su


patrimonio", en su mayoría, a sus hijos, develaba la intención de
distribuirlo. Si era una persona de suficiente solvencia económica,
esto descartaba la necesidad de enajenarlos. El avalúo comercial
del bien para la época, $307'799.358, distaba mucho del precio
pactado de $30'000.000. Si esto último no fuera irrisorio, lucía
palmaria la falta de recursos de las adquirentes. Y el parentesco
entre vendedor y compradoras, también era revelador.

Agrega que en el proceso igualmente militaba prueba


sobre que la inicial compraventa disfrazaba una donación. En
primer lugar, en ese sentido, la uniformidad de los testimonios de
WILLIAM SILVESTRE MEDINA RODRÍGUEZ y LUÍS ALBERTO
PINZÓ N OVALLE. En segundo término, el escrito de contestación
del libelo genitor daba cuenta del disgusto del vendedor hacia uno
de sus hijos demandantes, determinado por ciertos
comportamientos y negociaciones criticables, lo cual era indicativo
de que quiso favorecer a las convocadas.

2.- Sentado lo anterior, el ad-quem consideró que los


efectos inherentes de la concluida simulación relativa, también
debían extenderse, "sin remedio", al segundo contrato de
compraventa cuestionado.

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Esto, porque concurrían "fundamentos fácticos", tales


como la acreditada falta de capacidad económica de MARGARITA
DEL PILAR DÍAZ PINZÓ N; la imposibilidad que ésta tenía para
disponer de unos dineros que mantenía a título de depósito; el
precio exiguo de $15'000.000, cuando la mitad del inmueble,
comercialmente, para la época, ascendía a $153'899.679; el
destino del producto de la venta, el cual fue a parar finalmente,
"convertido", sin explicación, en manos de su padre; y el
parentesco que existía entre los contratantes.

En ese orden, dijo, debía accederse a lo solicitado,


pues "si bien respecto de la escritura 2435, lo pedido fue
declararla ‘
sin efecto alguno', conforme a las pretensiones
precedentes y a los hechos expuestos en el libelo, tal
consecuencia derivada estaba por los actores de la simulación
absoluta del acto, en tanto que tras de él no subyacía interés real
alguno, según fuera expuesto".

3.- Así las cosas, entre otras disposiciones que no


vienen al caso, tras declarar infundadas las excepciones de mérito
propuestas, el Tribunal declaró, en su orden, la simulación relativa
y absoluta de los contratos de compraventa contenidos en las
Escrituras Públicas 0342 y 2435 de 26 de febrero y 24 de
noviembre de 1998, respectivamente, ambas de la Notaría
Segunda del Círculo de Fusagasugá, y validó la donación
únicamente en el equivalente a cincuenta salarios mínimos
legales mensuales, pues en lo demás no se había cumplido la
insinuación.

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LA DEMANDA DE CASACIÓ N

1.- De los dos cargos formulados, la Corte limitará el


estudio únicamente al último, el cual fue replicado por los
demandantes opositores, por cuanto el primero, ante la falta de
requisitos formales esenciales, no fue admitido a trámite en auto
de 24 de octubre de 2011.

CARGO SEGUNDO

1.- Denuncia la violación indirecta de los artículos 1502,


1524 y 1766 del Código Civil y 302 del Código de Procedimiento
Civil, por la comisión de errores probatorios en la valoración de los
"soportes documentales" y de apreciación del libelo incoatorio,
incluyendo su subsanación, y por la manifiesta incongruencia
entre lo pedido y lo decidido.

2.- En su desarrollo, las recurrentes sostienen que el


ad-quem apreció de manera ilógica los hechos y las pretensiones
de la demanda, porque respecto del contrato de compraventa
contenido en la Escritura Pública 2435 de 24 de noviembre de
1998 de la Notaría Segunda del Círculo de Fusagasugá, la parte
actora solicitó su anulación y no la simulación absoluta.

Dijo en efecto la recurrente que "[L]os demandantes


en ninguno de los libelos de la demanda solicitaron se declarara la
simulación absoluta del negocio jurídico contenido en la escritura
2435 de fecha 24 del mes de noviembre de 1998, porque fue

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subsanada y omitida esta pretensión al igual que no se solicitaron


pruebas sobre el hecho y los únicos efectos que se denota,
esperan de la demanda es que se declare inexistente o que surta
los efectos que se deriven de una simulación relativa, como se
desprende de la simple lectura de las pretensiones de la demanda
que no esta (sic.) en consonancia con el fallo del Tribunal".

De hecho, dicen, en coherencia con el querer de los


demandantes, "se tendría que si la primera venta es relativamente
simulada, la segunda también lo es, porque si el primer acto surte
algunos efectos legales de donación, así sean relativos, no existe
razón del por qué el segundo no".

3.- En sentir de los impugnantes, si el juzgador no


incurre en los "defectos de valoración probatoria e incongruencia"
denunciados, habría arribado a confirmar la sentencia absolutoria
del juzgado, como asílo solicitan.

CONSIDERACIONES

1.- Si bien en el cargo se alude a un supuesto error de


incongruencia, interpreta la Corte que la mención que se hace
sobre el particular no denota un error autónomo, entendido
estrictamente como de procedimiento, en los términos del artículo
368, numeral 2ºdel Código de Procedimiento Civil, sino que a ello
se arribó simplemente por efecto de la comisión de los errores de
juzgamiento, referidos a la apreciación de la demanda y del

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escrito mediante el cual fueron subsanados los defectos


advertidos al momento de resolver sobre su admisión.

Ninguna otra explicación puede tener el particular,


porque al fin de cuentas en el cargo se acepta que el contrato de
compraventa contenido en la Escritura Pública 2435 de 24 de
noviembre de 1998 de la Notaría Segunda del Círculo de
Fusagasugá, efectivamente fue cuestionado. Distinto es que al
pedirse, respecto del mismo, en el escrito de subsanación, que se
dejara "sin efecto alguno", en lugar de su "nulidad absoluta", como
inicialmente se había pedido, en el contexto del libelo introductor
no se pueda atribuir a esa terminología los alcances de
"simulación absoluta" otorgados por el Tribunal.

La congruencia, entonces, cobraría realce en la


medida de prosperar los yerros de juzgamiento, porque si no
había lugar a interpretar, según el sentenciador de segundo grado,
"conforme a las pretensiones y a los hechos expuestos en el
libelo", que se trataba de una simulación absoluta, pues detrás del
contrato de compraventa "no subyacía interés real alguno",
tendría que procederse a estudiar lo impetrado.

Así las cosas, no existe la posibilidad de concluir que


en el cargo se acusa la comisión de un error de actividad, puesto
que en lo que atañe al petitum, el sentenciador, bien o mal,
resolvió dentro del marco propuesto, y por cuanto relativo al
factum, no creó hechos, sino que los interpretó. Como tiene dicho
la Corte, la incongruencia objetiva se estructura únicamente en los

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casos en que se "peca por exceso o por defecto (ultra, extra o


mínima petita)", y la fáctica, "cuando el sentenciador imagina o
inventa hechos, pero no cuando los tergiversa"1) .

2.- En lo atinente a los "defectos de valoración


probatoria", concretamente de los "soportes documentales", en el
cargo simplemente se enuncia el error, pero no se desarrolla. Por
esto, debe seguirse que se trata de una afirmación marginal,
teniendo en cuenta que las pruebas a las cuales se refiere, se
entroncan es con los hechos de la oposición.

En la contestación de la demanda, en efecto, las


recurrentes en casación, precisamente, apoyadas en esos medios,
defendieron la realidad de los contratos de compraventa. Luego, si
no era factible interpretar que se había pretendido la simulación
absoluta de la última negociación, pues en sentir de la misma
parte, se solicitó su anulación, en cuya dirección, entonces,
tendría que decidirse el caso, inane resultaba citar pruebas
impertinentes al objeto jurídico realmente propuesto.

Con mayor razón, cuando las recurrentes consideraron


que una simulación relativa, consecuentemente, conduciría a otra
de su misma especie, que no a una simulación absoluta. En la
mecánica del cargo, si el ad-quem encontró que el primer contrato
de compraventa era simulado, relativamente hablando, pues
encubría una donación, tendría que seguirse que eso mismo se
predicaba del otro negocio jurídico impugnado.

1) Sentencia 3 de noviembre de 2010, expediente 2000-03315.

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Ningún error de valoración de la prueba documental,


por lo tanto, habría que auscultarse, porque esos medios se
dirigirían a confirmar la simulación relativa. Distinto es que las
pruebas en cuestión la desvirtuaran, pero como en el cargo no se
abordó el tema, el punto resulta intocable en casación,
considerando, bien o mal, que esa conclusión sigue amparada por
la presunción de legalidad y acierto.

3.- Frente a ese panorama, todo el debate se reduce a


establecer si el Tribunal se equivocó al interpretar, respecto del
segundo contrato de compraventa, que efectivamente se había
impetrado la simulación absoluta.

3.1.- La demanda, bien se sabe, constituye, quizá, el


acto de postulación más importante del proceso. Los actores, por
esto, deben expresar en forma clara y precisa lo que pretenden y
los hechos que le sirven de fundamento, de manera tal que,
desde el punto de vista formal, ello no sólo sea propicio para la
apertura del debate, sino que sirva de marco dentro del cual la
jurisdicción debe discurrir su actividad.

En la hipótesis de que el libelo incoativo no sea claro,


es al juez a quien le corresponde desentrañar lo implícito o velado,
teniendo en cuenta, en sentir de la Corte, que la "torpe expresión
de las ideas per se no puede ser motivo de rechazo del derecho
suplicado cuando éste alcanza a percibirse en su intención y en la
exposición que de los presupuestos fácticos hace el demandante
en su demanda"2) .

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Igualmente, en concordancia, la interpretación judicial


del libelo introductor, también debe ser seria, fundada, razonada e
integral, puesto que como tiene explicado la Sala, la "intención del
actor está muchas veces contenida no sólo en la parte petitoria,
sino también en los fundamentos de hecho y de derecho"3) .

Lo ideal, desde luego, en garantía de los derechos


fundamentales, en general, como el debido proceso, es que todos
los sujetos desde el comienzo estén sintonizados sobre los
aspectos relevantes de la controversia. En ese evento se
comprende que la demanda colmó los requisitos de claridad y
precisión, o que en el caso de no haber alcanzado esos
cometidos, el acuerdo alrededor de la materia discutida supone
que su inteligencia fue tarea fácil de superar.

En esos casos, ninguna polémica puede suscitarse


sobre la apreciación del libelo incoativo, porque si dentro de ese
marco dialéctico es definido el pleito, esto elimina por completo
cualquier error de hecho sobre el particular, en el entendido que al
final de cuentas no puede sostenerse que la decisión adoptada
resultó inesperada o sorpresiva.

3.2.- Si bien se espera de los individuos, en ejercicio


de su autonomía privada, que expresen de manera fidedigna las
relaciones jurídicas, existen eventos en que, por circunstancias

2) Sentencia de 16 de febrero de 1995, CCXXXIV-234.


3) Sentencia de 6 de septiembre de 2010, expediente 00085, reiterando doctrina anterior.

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diversas, inclusive sin estar impregnadas de ilicitud e inmoralidad,


emiten declaraciones disconformes con la realidad, dando así
lugar al fenómeno de la simulación, ya absoluta, ora relativa.

La primera tiene lugar cuando el acuerdo de las partes


se orienta a crear la apariencia de algo inexistente, por la
ausencia de negocio; y la segunda, cuando se oculta, bajo la falsa
declaración pública, un contrato genuinamente concluido, pero
disfrazado ante terceros, en cuanto a su naturaleza, condiciones
particulares o respecto de la identidad de sus agentes.

Lo dicho significa que la simulación absoluta envuelve


la inexistencia del acto jurídico exteriorizado, mientras que la
relativa presupone la realidad de un negocio dispositivo diferente
al figurado. Por lo mismo, como es apenas lógico, un juicio sobre
la validez es posible respecto de los negocios existentes, cuestión
que traducida a la primera especie de simulación, no es factible,
precisamente, porque el acto jurídico aparente es inexistente.

En esa línea, al decir de la Corte, "una contradicción,


vaguedad u oscuridad en la cuestión litigiosa, como la reseñada,
ha de resolverse según la disciplina jurídica y el entendimiento
prístino de las figuras, con referencia a la simulación relativa, por
cuanto solo el acto dispositivo existente es susceptible de nulidad
absoluta, en tanto, en la simulación absoluta, por definición es
inexistente y, por tanto, no es susceptible de invalidez"4) .

4) Sentencia de 6 de mayo de 2009, expediente 2002-00083.

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4.- Frente a lo expuesto, el Tribunal no pudo incurrir en


ningún error al interpretar la demanda, incluyendo el escrito
mediante el cual fueron corregidos los defectos formales
advertidos en su oportunidad, al concluir, "conforme a las
pretensiones y a los hechos expuestos en el libelo", que se había
solicitado la simulación absoluta del segundo contrato de
compraventa, toda vez que tras del mismo "no subyacía interés
real alguno".

4.1.- Las recurrentes identificaron el yerro a partir del


escrito de subsanación del escrito introductor, en el entendido que
como simplemente, respecto del aludido contrato, en ese
memorial se solicitó fue que "se declare sin efecto alguno", lo cual,
en los términos del cargo, significaba una "acción de anulación",
no había lugar a la interpretación del Tribunal.

4.1.1.- La razón, sin embargo, está del lado del


juzgador, porque la conclusión no es insular, como se hace en la
acusación, sino integral o sistemática. En ninguna parte del libelo,
es cierto, se hace alusión a la "simulación absoluta", pero sí, en el
acápite "demanda", a la "simulación relativa" de ambos contratos.

En la causa petendi, con relación a la segunda


compraventa, los actores no sólo hablaron de la "venta ficta" y
calificaron a las contratantes como "ficta vendedora" y "ficta
compradora", sino que con relación al precio, tildado de "irrisorio",
afirmaron que "no fue pagado" ni "recibido", puesto que la última
de las nombradas carecía de capacidad económica.

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4.1.2.- La misma conclusión se obtiene desde el punto


de vista racional o lógico. En efecto, en el libelo se afirmó que
ambos contratos eran "simulados", dado que se ajustaron para
desconocer los derechos de los demandantes "como herederos
determinados". Ahora, si encubrían "una donación a sus hijas", la
simulación relativa únicamente podía predicarse de la primera
compraventa, porque es la única donde existe esa relación filial.

Lo mismo, en cambio, no podía afirmarse de la


segunda negociación, porque entroncada con la primera, cual lo
concluyó el ad-quem, al decir que los "efectos inherentes de la
simulación también deben extenderse, sin remedio, a este acto
jurídico", el contrato simplemente fue concertado entre hermanas.
Ergo, tras del mismo, en palabras de la sentencia atacada "no
subyacía interés real alguno", por no tener cabida, con relación al
causante, los términos "herederos", "donación" e "hijas".

4.1.3.- En el ámbito jurídico, tampoco el juzgador pudo


desviarse de manera protuberante, que es uno de los requisitos
del error de hecho en casación, dado que desde el comienzo, al
inadmitirse el libelo genitor, se identificó que eran incompatibles
las pretensiones de "simulación" y "nulidad absoluta", distinción
pertinente en el caso de la "simulación absoluta", porque como
quedó explicado, lo inexistente excluye cualquier juicio de validez.

4.2.- Esto último también pone de presente que a estas


alturas no puede plantearse ninguna polémica sobre los alcances

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de la demanda, porque si en esos términos empezó a delinearse


el marco dialéctico del pleito, la decisión no pudo ser inopinada.

Con mayor razón, cuando ese mismo fue el


entendimiento manifestado en la contestación del acto de
postulación, al sostenerse que la "escritura No. 2435…fue real y
verdadera"; que el "precio", además de ajustarse a la realidad
económica del momento, fue "cancelado"; y que la compradora
"ha sido persona de gran actividad comercial, que la habilita
numéricamente en el campo de los negocios". Y todo esto se
confirma al formularse, en general, la excepción de "inexistencia
del acto simulado".

5.- En ese orden de ideas, observa la Corte que el


Tribunal no fue ajeno a la interpretación del escrito introductor, en
orden a deducir, respecto del segundo contrato de compraventa
impugnado, su verdadero sentido y alcance, al hallar coherente,
"conforme a las pretensiones y a los hechos expuestos en el
libelo", que el debate se circunscribía a la simulación absoluta,
razón por la cual se descarta por completo la comisión de un error
de hecho sobre el particular.

6.- Asílas cosas, el cargo no se abre paso.

DECISIÓ N

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la

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República y por autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia de 16


de febrero de 2011, proferida por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cundinamarca, Sala Civil-Familia, en el proceso
ordinario promovido por ELVIRA DÍAZ DE PRIETO, HERNANDO
y PEDRO ANTONIO DÍAZ BUITRAGO contra MARTHA ISABEL y
MARGARITA DEL PILAR DÍAZ PINZÓ N.

Las costas en casación corren a cargo de las


demandadas recurrentes. En la liquidación respectiva, inclúyase la
suma de SEIS MILLONES DE PESOS ($6'000.000), por concepto
de agencias en derecho.

Cópiese, notifíquese y devuélvase el expediente al


Tribunal de origen para lo pertinente.

FERNANDO GIRALDO GUTIÉ RREZ

MARGARITA CABELLO BLANCO

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

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Corte Suprema de Justicia


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ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

JESÚ S VALL DE RUTÉ N RUÍZ

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