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TRANSFERENCIA DE CALOR DESDE SUPERFICIES CON ALETAS

La razón de la transferencia de calor desde una superficie que está a una temperatura T s hacia el
medio circundante que está a T ∞ se expresa por la ley de Newton del enfriamiento como

Q̇ conv =h A s ( T s −T ∞ )

donde A, es el área superficial de transferencia de calor y h es el coeficiente de transferencia


de calor por convección. Cuando las temperaturas T s y T ∞ se fijan por consideraciones de
diseño, como con frecuencia es el caso, existen dos maneras de incrementar la razón de la
transferencia de calor: aumentar el coeficiente de transferencia de calor por convección, h, o
aumentar el área superficial A s. El aumento de h puede requerir la instalación de upa bomba o
ventilador, o reemplazar el existente con uno más grande, pero el procedimiento puede no ser
práctico o adecuado. La alternativa es aumentar el área superficial al agregar unas superficies
extendidas llamadas aletas, hechas de materiales intensamente conductores como el aluminio.
Las superficies con aletas se fabrican al extruir, soldar o envolver una delgada lámina
metálica sobre una superficie. Las aletas mejoran la transferencia de calor desde una
superficie al exponer un área más grande a la convección y la radiación.
Una interesante aplicación de las aletas data del periodo Jurásico hace 150 millones (figura
1). El estegosaurio vivió en aquella época y tenía dos filas de grandes y extrañas placas óseas
en su espalda. Por mucho tiempo los científicos pensaron que estas formaciones eran algún
tipo de armadura que lo protegía de los depredadores carnívoros. Ahora sabemos que por esas
placas fluían grandes cantidades de sangre y que quizá tenían la misma función que un
radiador de automóvil. El corazón bombeaba sangre hacia esas placas y éstas funcionaban
como aletas refrigerantes para enviar sangre fresca de regreso al corazón.

1 Supuestas aletas refrigerantes en el estegosaurio

Las superficies con aletas son de uso común en la práctica para mejorar la transferencia de
calor y a menudo incrementan la razón de esa transferencia desde una superficie varias veces.
El radiador del automóvil, mostrado en la figura 2, es un ejemplo de una superficie con
aletas. Las delgadas hojas metálicas, colocadas muy cercanas entre sí, que se sujetan a los
tubos de agua caliente aumentan el área superficial para la convección y, por consiguiente, la
razón de la transferencia de calor por convección desde los tubos hacia el aire, muchas veces.
Existen en el mercado gran variedad de diseños innovadores de aletas y parece que la única
limitación existente es la imaginación (figura 3).
2 Las aletas en placas delgadas del radiador de un automóvil aumentan en gran medida la razón de transferencia de calor
al aire.

3 Algunos diseños innovadores de aletas.

En el análisis de las aletas, se considera operación estacionaria sin generación de calor en la


aleta y se supone que la conductividad térmica k del material permanece constante. También,
por conveniencia en el análisis, se supone que el coeficiente de transferencia de calor por
convección, h, es constante y uniforme sobre toda la superficie de la aleta. Se reconoce que,
en general, ese coeficiente h varía a lo largo de la aleta, así como de su circunferencia y que
su valor en un punto es una fuerte función del movimiento del fluido en ese punto. El valor
de h suele ser mucho más bajo en la base de la aleta que en la punta de esta debido a que,
cerca de la base, el fluido está rodeado por superficies sólidas, las cuales obstaculizan
seriamente su movimiento hasta el punto de “asfixiarlo”, en tanto que el fluido cercano a la
punta de la aleta tiene poco contacto con una superficie sólida y, como consecuencia,
encuentra poca resistencia al flujo. Por lo tanto, la adición de demasiadas aletas sobre una
superficie en realidad puede disminuir la transferencia de calor total cuando el decremento en
h nulifica cualquier ganancia resultante del aumento en el área superficial.

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