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Vito Vázquez

Cómo sobrevivir al
apocalipsis zombi con tu madre

Ilustrado por Suki


A MI MADRE

Por dármelo todo sin pedir nada a cambio,


por ser una fuente inagotable de inspiración
y porque si hay algo de lo que me siento
orgulloso en ésta vida, es de ser hijo tuyo.
(Espero que se te haya ablandado un
poquito el corazón y no me regañes
si lees alguna palabrota más adelante).

TE QUIERO.

(Vito Vázquez)
INTRODUCCIÓN:
LA LLEGADA DEL APOCALIPSIS

No hay vuelta atrás. Ya no hay solución, es demasiado tarde.


Acabas de ser plenamente consciente de que el mundo se va a
pique. La noticia te queda grande. Te ha entrado así, a pelo...
sin vaselina.
Gente gritando, corriendo sin rumbo a tu alrededor, empuján-
dose, cayendo al suelo, tratando de huir de algo pero sin saber de
qué ni por qué... El caos se ha adueñado de la multitud. El pánico
se extiende como una llama en una fábrica de pólvora. Esto po-
dría ser perfectamente el comienzo de una película de Hollywood
si no fuera por un detalle: Que ahí estás tú. Paralizado por el mie-
do, con la boca abierta, mirando a tu alrededor, tratando de digerir
y entender qué demonios está pasando.
Cuando por fin reaccionas, tu único objetivo es tratar de salir
de ese lugar. Desgraciadamente, eso ya se le ha ocurrido antes a
cientos, ¡a miles!, de personas.
¿Qué está pasando? ¿Qué hago aquí? ¿A dónde voy? ¿Quién soy?
Demasiadas preguntas sin respuesta...
Entre tú y yo... estás jodido.
En un momento así, solo te entran ganas de agazaparte y
esconderte en cualquier hueco oscuro apartado de la multitud,
ponerte a llorar como un niño y llamar a tu mamá.
Y es que los humanos tenemos grabado en nuestro ADN que
una madre es capaz de salvarnos de cualquier cosa: lo mismo
da que se trate del típico matón del cole que nos hace la vida
imposible que del mismísimo fin del mundo. Viene siendo así
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desde tiempos inmemoriales; exactamente, desde que el mundo es


mundo, y ahora que todo se va al garete, no iba a ser menos.
A todos nos gusta pensar que cuando llegue el fin del mundo
estaremos de cañas con los amigos, de fiesta con los colegas, en
la cama con la pareja o, en el mejor de los casos, inconscientes.
Por desgracia, es bastante más probable que la catástrofe te pille
de compras con tu madre, o comiendo con ella un domingo o
acompañándola al médico a hacerse unos análisis. Esto es así,
numerosas universidades americanas de nombres impronuncia-
bles lo han demostrado en múltiples estudios y no seré yo el que
pierda el tiempo tratando de refutarlos. Todo lo contrario.
Para ayudaros a ti y a tu madre en esta compleja empresa de la
supervivencia, ha llegado a tus manos este detallado manual que
os ayudará a superar con éxito multitud de situaciones extremas.
Aprenderás cosas tan importantes como sobrevivir a un holo-
causto zombi, a defenderte de un ataque de sanguinarios guerri-
lleros, a sortear el inesperado y temido asalto de la pesada vecina
del quinto, te iniciarás en el milenario y secreto arte de ir a cagar
entre zombis sin morir en el intento, aprenderás por fin a convivir
con tu madre o, al menos, entenderás definitivamente muchos de
sus comportamientos y un sinfín de situaciones desconcertantes y
absolutamente necesarias a la par que absurdas para garantizar tu
supervivencia y la de tu madre (al menos, por un día más).
Olvídate ya de lo que has visto en las películas: de aprender
a pilotar un helicóptero en cinco minutos, de asediar una base
militar sin ayuda o de encontrar una AK-47 con 500 balas de
munición, un machete de 50 cm o un rifle de francotirador con
mirilla telescópica que te salven el culo.
Si la realidad fuera como en el cine, no necesitarías una guía,
sino un guion. Pero por desgracia para ti, esto no es una película.
Es muy real. Aunque pensándolo mejor, igual no es mala idea que
no te alejes mucho del guion…
Todos sabemos que cuando llega el fin del mundo, llega de re-
pente, sin avisar y para quedarse. Y que probablemente sea más
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fácil que lo que tengas a mano en ese momento sean una botella
de anís del mono, un cuchillo jamonero, un sacacorchos o una
zapatilla (nunca subestimes el poder de una zapatilla... ¡nunca!).
Por eso, con este libro aprenderás a ver el salón, la cocina y hasta
el cuarto de baño de una manera distinta. Tu casa, y este es mi
primer consejo, es una mina armamentística. Solo tienes que sa-
ber cómo sacarle partido, y para eso está esta guía. Gracias a ella
te convertirás en el nuevo MacGyver Español (como mínimo).
Y tu madre... ¡ay, tu madre! Pues tu madre será tu mejor aliada.
Ella te dio la vida, y como buena madre que es, no piensa dejar
que nadie ni nada te la arrebaten. No sin dejarse la permanente y la
pedicura en el intento.
Así que, ¡espabila y ponte a leer ya! Esto no es una broma.
Ni tampoco un simulacro. El más mínimo detalle puede suponer
la diferencia entre la vida y la muerte.
Aquí comienza un manual real, que te cargará de ideas y te
preparará para las diferentes y más que probables situaciones ex-
tremas a las que tendrás que hacer frente pronto, muy pronto...
¡Suerte!
TIPOS DE MADRES:
PERSONALIDADES APOCALÍPTICAS

Cada persona es un mundo. Eso es evidente e impepinable.


Pero las madres, en el fondo, no son tan diferentes. Son seres
peculiares y similares que actúan siempre bajo un patrón común.
Tu madre y la mía, casi seguro, no se conocen. Pero existe un
90% de probabilidades de que actúen, reaccionen o digan exacta-
mente lo mismo ante determinados estímulos o escenarios. Como
si hubieran sido programadas con un arsenal de frases estandari-
zadas que no dudarán en utilizar si lo creen oportuno. Da igual
la edad que tengan, que sean de pueblo o de ciudad, incluso de
continentes diferentes. Científicos japoneses siguen trabajando y
realizando experimentos para tratar de descubrir el origen de este
curioso misterio. Hasta ahora, ninguno ha sido concluyente.
Tras un exhaustivo estudio, realizado por intelectuales y cien-
tíficos que han decidido malgastar su tiempo con esto, hemos
obtenido los datos suficientes como para poder estar en situación
de afirmar que, a pesar de los rasgos comunes, existen siete tipos
de madres que, dependiendo de su manera de actuar, hablar o ves-
tir, son agrupables y catalogables. Como los muebles del IKEA,
solo que vienen sin instrucciones.

NOTA: En esta sección únicamente enumeraremos los


diferentes grupos maternos, aportando una breve descrip-
ción de cada uno, sus fortalezas y sus debilidades. Ningún
grupo es mejor o peor que otro. Cada uno tiene sus ventajas
e inconvenientes, según la situación.
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MADRES ESCURRIDIZAS
Expertas evitando problemas

Son madres felices. Viven en los mundos de Yupi. No quieren


saber nada en absoluto sobre situaciones incómodas o problemá-
ticas. Se desentienden de cualquier elemento que pueda ponerlas
en un aprieto o hacerlas sentir mal. Su constante estado de des-
concertante felicidad responde a un involuntario mecanismo de
defensa. Bajo su evidente, y a veces falsa, alegría subyace una
capa de temor que la hace estar siempre alerta.
Suele ser una mujer anodina, visualmente insípida. No le gusta
llamar la atención, ni destaca por nada en concreto. Lleva un cor-
te de pelo soso, un jersey soso, un pantalón soso y complementos
a juego, también sosos. Pero esa estética insustancial es preci-
samente la que consigue que ella, pasando desapercibida, pueda
seguir viviendo en su estado de plena y perpetua felicidad.
Sus oídos son algo fuera de lo común. Un tesoro de la evolución
humana. Con el paso de los siglos, este tipo de madres han ido per-
feccionando sus técnicas auditivas en pro de sus intereses. Actual-
mente, su oído es capaz de filtrar selectivamente la información que
recibe, antes de que esta pase al cerebro y sea interpretada. De ahí
la frase «mamá, solo oyes lo que te interesa». He aquí un ejemplo:
Lo que le dices a tu madre:
—Mamá, me voy a buscar algo de leña, ni se te ocurra salir a
la calle. Mantén las puertas y ventanas cerradas y no hagas ruido.
No vengo a cenar, ¿ok? No me esperes despierta que llegaré tarde.
Un beso.
Cómo reacciona su oído y cómo filtra la información:
Escuchando… Detectando… Seleccionando… Omitiendo in-
formación… Redirigiendo… Reconfigurando frase…
Lo que finalmente oye tu madre tras ser interpretado por
el cerebro:
—Mamá, me voy a… la calle… vengo a cenar… no… llegaré
tarde… Un beso.
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Se está estudiando la posibilidad de que el eslabón perdido de


la humanidad no se haya extraviado en realidad, sino que haya
sido omitido por interés (o desinterés) de alguna madre.
También evitarán a toda costa hablar de temas peliagudos o tabú
con sus hijos, tales como los relacionados con el sexo o una más
que probable y sangrienta muerte. De ahí lo de “escurridizas”. Si
por casualidad vieran u oyeran algo que no deberían haber vis-
to o escuchado y que pueda alterar su estado de inadvertida paz
y armonía, su cerebro reaccionará ipso facto sustituyendo dicha
información infame por una laguna mental. De manera que ella
«jamás habrá vivido» esa situación o no recordará haberlo hecho.

Fortalezas: Este tipo de madres tomarán siempre, por instinto,


el camino menos peligroso. De manera que si en algún momento te
sientes desorientado o crees que lleváis horas andando en círculo,
deja que tu madre vaya primero. Pero, ¡atención!, que escoja el
camino menos peligroso no significa que esté libre de amenazas y
es posible que tu madre, a pesar de detectarlos, las omita para no
perturbaros. Será entonces cuando tengas que volver a tomar el
control de la situación. Recuerda que probablemente ya no haya
policía, ni bomberos, ni médicos… y que tú tendrás que asumir
esos roles en caso necesario. Así que, como consejo práctico, in-
tenta manteneros a ti y a tu madre a salvo. Es mejor prevenir que
curar porque, hablando de curar, no tienes ni idea de medicina...
(A no ser que seas médico o enfermero, cuyo caso, eso que te
llevas puesto). Y tampoco se te ocurra meterte en un edificio en
llamas si no sabes cómo sofocar un fuego (ni si quiera para salvar
a ese gatito tan cuqui atrapado en algún altillo del edificio en llamas).
No te hagas el héroe.

Debilidades: Como ya hemos dicho, puede que omitan informa-


ción vital. Por lo tanto, si en algún momento tienes que encomen-
darle una misión a tu madre, apúntale en un papel lo que debe
hacer y cuál es el objetivo. De esta manera, no podrá obviarlo, ya
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que, en caso de generar una laguna mental, volverá a recordar el


objetivo cada vez que lo lea una y otra vez (como cuando llevan
la lista de la compra) y podrás echárselo en cara si se confunde.
Tendrás una prueba irrefutable. Pero, ojo, se han dado casos de
algunas madres que han entrado en un bucle infinito “olvido-
recuerdo-olvido-recuerdo”, quedándose atrapadas de por vida,
como un disco rayado.

MADRES (con) CORAJE


“¡Yo por mi hijo ma-to!”

Una mujer alfa. Activa y decidida. De aspecto rudo. Infunde te-


rror solo con la mirada. Una auténtica Sarah Connor. Dura, peli-
grosa y sexy (este último adjetivo no siempre acompaña al resto).
Este tipo de madres están absolutamente obnubiladas con sus
hijos. Jamás les echarán la culpa de nada, aunque la tengan. Suelen
malcriar a su progenie y convertirla en personas problemáticas,
sobre todo si uno intenta sobrevivir a un apocalipsis.
Se mueven por un instinto visceral que, en caso de ver a su
pequeño cachorro en peligro, elimina todas las capas superficia-
les características de un ser humano elevado y evolucionado del
siglo XXI para quedarse solo con las subcapas más arraigadas y
cercanas al origen del hombre. Más propias del Homo habilis que
de otra cosa. Se vuelve un ser primitivo, salvaje y peligroso. Muy
peligroso. Menos mal que está de tu parte… (Casi siempre).

NOTA: Si estás leyendo este manual y tu madre es de


este tipo, es evidente que ella es una de las excepciones.
Ella es guapa y amable siempre. Pero, ¡cuidado!, puede que
en algún momento se intente unir a tu grupo de superviven-
cia alguien que no haya tenido tanta suerte como tú: Si su
madre pertenece a este grupo, por tu bien, evítalos. Y si se
te unen, intenta deshacerte de ellos cuanto antes.
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Con este tipo de madres es imposible discutir o negociar.


No dan su brazo a torcer por nada del mundo y pueden llegar
a alcanzar niveles de ira y agresividad muy superiores a los de
la media mundana. Son una bomba de relojería. Y da igual que
cable cortes… SIEMPRE van a explotar.
Se suele decir que para todo existen tres puntos de vista: el tuyo,
el del otro y el bueno, el de verdad. Pero para este tipo de madres
solo existe un punto de vista posible: el suyo. Los otros, una vez
sopesados y procesados, serán sustituidos por lagunas mentales.

Fortalezas: Por ti hará lo que sea necesario. Esto es una gran ven-
taja, ya que en situaciones extremas no se arrugará. Suelen sacar lo
mejor de sí mismas cuando consideran que estás en peligro. No de-
bes subestimarlas. Puede que nunca hayas visto a tu madre levantar-
le la mano ni la voz a nadie, pero como te veas rodeado por un grupo
de hambrientos zombis que te bloquean el paso y que están a punto
de devorarte o, lo que es peor, convertirte en uno de ellos, presen-
ciarás una escena que se quedará grabada en tu sesera de por vida.

Debilidades: Podría meterse o meterte en más de una situación


peliaguda. Es más que probable que, tras haberte salvado en múl-
tiples ocasiones, se venga arriba y piense que es imparable. No lo
es. Son prácticamente indestructibles, sí, excepto cuando se acaban
de hacer la manicura. Mientras el esmalte siga sin secarse, son to-
talmente vulnerables.
Recuerda que esto no es una película. Si te atrapa un grupo de
guerrilleros con conocimientos paramilitares, ya puede aparecer
tu madre, tacón en mano y bolso girando a 250 revoluciones por
minuto, que lo más probable es que los dos acabéis bien muertos.
Es lo que hay. Lamentablemente no sois invencibles. Tu vida y
la de tu madre penden de un hilo (y aquí no hay vidas extra por
muchas setas que te comas). Extrema la precaución y evita a toda
costa meterte en problemas. ¿Recuerdas lo de “mejor prevenir que
curar”? Pues eso.
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MADRES ACUSADORAS
“Ya te lo había dicho yo”
Autoconvencidas de que todo lo que sucede es culpa de su hijo

Una mujer elegante, de buen vestir. Ciertamente cosmopolita.


Tiende a sentirse atraída por el lujo, la moda y el tabaco. En las
distancias cortas, se caracteriza por desprender un perturbador
aroma, mezcla del Chanel nº 5 proveniente de su cuello con el
tabaco y café negro de su boca.
Asidua a la peluquería y las cafeterías, donde hará músculo con
sus oscuras artes sociopáticas.
Aunque ellas mismas se ven como una Audrey Hepburn actual
y moderna, lo cierto es que su apariencia está mucho más cerca a
la de Cruella de Vil.

—Mamá, el perro se ha cagado en la alfombra


—¿Ves? ¡Ay, Dios mío! Si ya te lo había dicho yo. ¡Mira cómo
la ha dejado! ¡Para tirarla a la basura directamente! ¿Pero qué has
hecho? ¡Si no le dieras guarrerías de comer, no se iría cagando
por toda la casa! ¡Ahora me toca limpiarlo a mí, ¿no?! ¡Qué gracia!
¡Yo es que no puedo! ¡Me vais a matar a disgustos…!
—Que no, mamá, que ya lo he limpiado yo…
—Que no me hables así, ¿eh? Que si hubieras sacado al pe-
rro después de comer para que hiciera sus cositas en la calle, no
habría pasado nada de esto… ¡Y no me vengas ahora con que si
los muertos esto y los muertos lo otro, que esa ya me las contado
antes! ¡Qué muerto viviente, ni qué niño muerto! ¡Hombre, ya!

Da igual. Ni lo intentes. Como ves, no importa lo que digas


o hagas: siempre será culpa tuya. Ya puedes haber solucionado
el incidente, que ella siempre encontrará la manera de culparte.
Es un don.
Comparten la fiereza, la rabia y la ira de las madres (con) coraje,
pero en vez de materializarlas en violencia física con el único
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NOTA: En caso de situación apocalíptica, se desaconseja


fervientemente la posesión de mascotas. Con tu madre es
más que suficiente. Sí, lo sé, te encantan los animales, te
has encariñado de los que ya tienes y no piensas dejarlos.
¡ERROR! Escasean los alimentos, necesitas estar atento a
otras cosas. Tu vida y la de tu madre corren peligro cons-
tante y tendrás que vivir prácticamente en silencio y pasar
desapercibido.
A no ser que tengas un can como el de las películas, de esos
que son capaces de hacer una ronda de vigilancia solos,
que comprenden absolutamente todo lo que se les dice y
que no hacen ni pis ni caca, no te encabezones. Un ladrido
inoportuno, un excremento en el lugar menos indicado o que
se escape en un momento dado, pueden delatar tu posición,
poniéndoos a todos en serio peligro.

fin de salvar a sus vástagos, las madres acusadoras las canalizan


mediante una sociopatía aguda, con ella misma como principal
beneficiaria.
Es fría, calculadora y, ojo, muy inteligente. Aunque a veces
se haga la tonta. La palabra es su principal arma. Puede destruir
un tanque con sus argumentos. Una auténtica víbora con mucho
veneno para repartir.
Las conversaciones pueden durar horas debido a que entran en
una espiral sin retorno, en un bucle, sin que se pueda sacar nada
en claro más allá de que la culpa es tuya. Y, aunque sea para que
se calle de una vez, lo terminarás aceptando.

Fortalezas: Podría acabar sacando de quicio al interrogador


más cualificado del CNI, la CIA o el FBI en cuestión de minutos.
Resultará imposible sonsacarle información. Ya pueden torturar-
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la, hacerle cosquillas, retenerla durante horas… Dará lo mismo.


Siempre acabará echando balones fuera. Y lo afirmará con una
rotundidad tal, que el propio interrogador acabará confundido.
No descarto que, tras días de interrogatorio infructuoso, el propio
agente se entregue a sus compañeros, pidiéndoles perdón y reco-
nociendo su culpabilidad por algo que jamás hizo.

Debilidades: Nunca reconocerá sus propios fallos. Siempre cul-


pará al que tenga más a mano. En este caso, a ti. Si os capturara
grupo de supervivientes con malas pulgas y tu madre te comen-
zara a culpar de manera indiscriminada en pleno interrogatorio,
como viene siendo habitual, sin duda te meterá en un lío de tres
pares de narices. Por lo tanto y para evitar esto: bajo ningún con-
cepto dejes que te capturen. Y a tu madre, menos.

MADRES ASUSTADIZAS
“¡Uuuuuuuuuuh!”

¡Atención! Si tu madre pertenece a este grupo, tendrás que ex-


tremar la precaución. Al menor contratiempo, puede que ponga
pies en polvorosa, mientras emite un característico y ridículo
«¡Uuuuuuuuh! » en Re sostenido que te obligue a salir corriendo
tras ella para detenerla antes de que llame demasiado la atención,
que la capturen o algo peor...
Antes del apocalipsis zombi, éste tipo de señoras eran personas
normales, sanas y mentalmente equilibradas. Sin embargo, una
situación irracional acarrea conductas irracionales y en general
excesivas. Cuando entran en estado de pánico DEFCON 1, este
tipo de madres corren sin rumbo, cual pollo sin cabeza, con la
única intención de alejarse lo máximo del peligro en el menor
tiempo posible.
Se alteran por casi cualquier cosa. Su bajo índice de tolerancia
al peligro conlleva que estén continuamente con los receptores
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sobreexcitados, lo que provoca que su índice de tolerancia des-


cienda aun más, entrando en un bucle sin retorno que funciona
como un circuito de movimiento perpetuo.
Un ruido inesperado, una sombra que recorre el salón sin pre-
vio aviso, tormentas y truenos, insectos y reptiles, un cachorrito
de golden retriever con ganas de jugar, que te hagas mayor…
cualquier cosa podría activar su alarma de pánico.
Estudios Norcoreanos han demostrado que este tipo de madres,
con el calzado adecuado, puede llegar a alcanzar velocidades cer-
canas a los 45 km/h. Sin duda, han hecho del running un estilo
de vida.

Fortalezas: Perfectas para realizar guardias. El permanente


estado de alarma en el que viven les permitirá avisarte de una
amenaza con la suficiente antelación como para que puedas tomar
medidas. Tienen un sexto sentido. Intuyen el peligro. Como los
caballos.
Aunque debes andarte con ojo: no todas las alarmas serán in-
dicativas de un peligro real. Su extrema sensibilidad puede dar
lugar a equivocaciones y falsas alarmas. Como hemos comentado
con anterioridad, una simple lagartija, una cucaracha, una rata,
una rama que se le enganche en la rebeca… puede hacer que se
active su estado de pánico, descubriendo vuestra posición.

Debilidades: Cuando huyen, son difíciles de alcanzar, incluso si


vas en un vehículo motorizado, ya que son capaces de maniobrar,
realizar asombrosos quiebros y cambios de sentido sin reducir su
velocidad. Aparentemente no están en forma, pero cuando corren
despavoridas su metabolismo genera ingentes cantidades de adre-
nalina, aumentando su potencia motriz y su rendimiento deportivo.
Estudios chinos han descubierto recientemente que este tipo de
madres segregan, junto con la adrenalina, pequeñas cantidades
de morfina, un potente narcótico que actúa sobre el sistema
nervioso central, anestesiando levemente las articulaciones y retra-
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sando la sensación de cansancio. Por lo que podrían pasarse días


corriendo, sin sentir ningún tipo de dolor o agotamiento. Única-
mente se detendrán cuando se queden afónicas y dejen de emi-
tir esa especie de aullido que retroalimenta su motivación para
seguir corriendo o cuando sus piernas le fallen por agotamiento.
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MADRES CORDIALES
Las amigas de la humanidad

Con un aspecto de maruja, pero de las que desprenden buen rollo


por todos los poros de su cuerpo, lleva la palabra “abuela” escrita
a fuego en su código genético y no necesita tener nietos para po-
der desarrollar este rol.
Felices e idealistas por naturaleza. Nunca las verás refunfuñar o
cabrearse. Y si en alguna ocasión (muy rara), han de liberar tensión
o consigues sacarlas de sus casillas, explotarán de manera alegre
y armoniosa soltando como mucho un “me cachis en la mar…”
Viven de manera hedonista pero desde una perspectiva comple-
tamente humilde. Para ellas la clave de la felicidad reside en tener
salud y el buen comer. Cumpliendo esas dos reglas básicas, nada
podrá ir mal. Es por eso que basan su existencia en el bienestar
de sus semejantes. Tratan de ser amables y cordiales con todo el
mundo. Repito… con TODO el mundo. Ya sea el Papa o el sa-
queador de turno que pretende robaros todo lo que habéis almace-
nado en vuestro escondite durante años, ahora que ya no queda ni
rastro de ciudad y todo ha sido devorado por una inmensa jungla.
Desconocen el significado de la palabra “terror”, “maldad” y
demás adjetivos virulentos más allá de los que salen de los platós
de televisión de los programas de cotilleo.
Para este tipo de madres, lo peor no es que el mundo se haya
acabado, sino que hayan cancelado la emisión de Sálvame, Sálva-
me Deluxe y Sálvame por Dios.
Y sobre todo, haberse quedado sin la Paqui, la Loli y la Mari de
turno, con las que cotillear y hablar de sus cosas (y las de todos).
Les encanta. Se mueren por los chismes y las vidas ajenas.
Les chifla contar intimidades y bulos. No pierden la ocasión.
En cuanto visualiza un objetivo que despierte su curiosidad, irá
directo hacia él y no habrá forma humanamente posible que le
permita al individuo en cuestión evitar que tu madre le cuente su
vida en verso. Lo mismo dará que pille al ladrón del que hablába-
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 31

mos antes infraganti. Le cogerá por banda y comenzará a contarle


anécdotas sobre las joyas que heredó de su madre y a enseñarle fo-
tos de cuando eras bebé, de esas que sales panza arriba, con cara de
felicidad, fardando de michelines y abierto de patas como Dios te
trajo al mundo. Y si un grupo de guerrilleros que acaba de arrasar el
bloque de edificios de al lado llegara al vuestro con intención de ha-
cer lo mismo, no se lo pensará dos veces. Se acercará a ellos como
si no hubiera pasado nada, como si fuera lo más normal del mundo,
y comenzará a darles palique. Acabarán todos sentados en el suelo
alrededor de tu madre, escuchando sus historias y riéndose de ti.
Aunque no hablen su mismo idioma. Aunque no la entiendan...
Si sucediera esto, NO INTERVENGAS. Es mejor que te mantengas
inicialmente al margen. Eso sí, observando desde la distancia por si
la situación se tornara peliaguda y finalmente tuvieras que actuar.
¡Observa, observa y observa! Y luego, si eso, actúa…
Aunque estés preocupado por ella (que es normal), no temas.
Existe una altísima probabilidad de que tu madre les caiga en gra-
cia. Es otro de los dones que tienen. Que caen bien, oye. Tan simple
como eso. Es más, agradecerás no haber aparecido en plan Rambo,
gritando «¡Jerónimoooo!» con el cuchillo en una mano y el garrote,
en la otra, porque seguramente, tu señora madre les invite a cenar
o a comer a tu casa (o lo que quede de ella). Y créeme, no quieres
sentarte en la mesa con alguien al que has intentado asesinar minu-
tos antes. Resulta, cuanto menos, incómodo.
Además, la vida da muchas vueltas y nunca sabes si el nuevo
mejor amigo de tu madre podrá salvaros la vida en un futuro, pro-
veeros de suministros o brindaros información que os beneficie en
un momento dado. ¿Otro consejo? Ten amigos hasta en el infierno.

Fortalezas: Suelen ser excelentes negociadoras. Al caerle bien


a todo el mundo, podréis obtener grandes beneficios, como que
os den cobijo, os regalen munición, os inviten a comer, os acepten
como miembros de su clan… (Suponiendo, claro, que encontréis
a más supervivientes).
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NOTA: ¡Espabila! Aprender nunca está de más. ¡Nunca!


Cuanto más sepas y mejor preparado estés, mejor. Aún no
es tarde. ¿A qué esperas?
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 33

Debilidades: Precisamente su fortaleza puede convertirse en su


mayor debilidad. Tratan de ser cordiales con todo el mundo y, en
momentos en los que el planeta se rige por la ley del más fuerte,
es posible que no todo el mundo quiera ser cordial o amable con
los demás. O peor aun, puede que no todos estén vivos y en su
sano juicio…
Si os atrapan, estarás perdido. Puede que tu madre caiga en
gracia, tal vez porque les recuerda a su propia madre, pero tú no
vas a tener esa suerte. Tú no les vas a recordar a nadie y serás más
un estorbo que otra cosa.
¿Que por qué soy así de negativo? ¿Acaso sabes cocinar? Y no
me refiero a abrir una lata de conservas o freír un huevo… me
refiero a hacer comida para ocho o diez personas. ¿Sabes usar una
fregona? ¿Podar las plantas? ¿Desinfectar un inodoro? ¿Cuidar y
amamantar a un bebe? ¿Cambiarle los pañales? ¿Preparar sopa
para un enfermo? Si las respuestas han sido afirmativas, quizás
haya un halo de esperanza para ti también y puede que incluso te
dejen negociar por tu vida. Si tus respuestas han sido negativas,
no hay más que hablar: vuelves a estar jodido…

MADRES MODERNAS
De las que te agregan al “feis bus” y cosas de esas que usan
los jóvenes

Se dice que la juventud se lleva por dentro y este tipo de madres


lo cumplen a rajatabla. No hay ni barreras ni límites para ellas.
Se apuntan a un bombardeo. Aunque tienen que vivir con un
handicap. El haber nacido en los márgenes temporales de dos
generaciones. Por lo que no pueden sentirse plenamente identifi-
cadas con ninguna de ellas. Han nacido demasiado pronto para la
“ruta del bakalao” y demasiado tarde para el Messenger.
A pesar de ello, se esfuerzan a diario y a base de practicar,
han conseguido un gran manejo tanto de las nuevas tecnologías,
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como de ciertos vehículos terrestres. Usan el Whatsapp (para


ellas siempre será el guachá) con agilidad, tienen una cuenta de
Facebook (feis bus), usan un Smartphone táctil (el teléfono del
dedito de las narices) de última generación, saben leer mapas y
no tratan de interactuar con el GPS cuando no han entendido una
frase pidiéndole que por favor se lo repita… Tienden a ser «las
mejores amigas» de sus hijos, apoyándoles en todo y compartien-
do confidencias como quinceañeras.
En general, mujeres muy decididas y activas.
Una madre de las catalogadas en otro grupo podría llegar a con-
vertirse en una madre moderna llegado el momento. Un móvil
nuevo o una tarde de aburrimiento y un ordenador delante po-
drían ser el detonante para que pasen de un grupo a otro. Si esto
sucediera, ten paciencia. A tu madre le costará un tiempo adaptar-
se a las nuevas tecnologías, pero merecerá la pena y puede seros
útil en un futuro.

Mamá, la calle está abarrotada de zombis. No salgas de casa, ¿vale?


Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Escribiendo…
Ok

Aunque te haga la misma pregunta cincuenta veces al día, con-


testa con paciencia y pon siempre buena cara. Podría ofender-
se con facilidad. Que aprenda a usar las nuevas tecnologías sin
duda os proporcionará una gran ventaja. Tener un móvil con el
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que comunicaros (suponiendo que los satélites sigan activos), un


walkie-talkie o un pinganillo con el que poder daros instrucciones
desde la distancia; que sepa usar un GPS en caso de tener que ir a
buscarte a un punto acordado, sin dar más vueltas de las necesa-
rias para no gastar gasolina, o tener que salir por patas hasta otro
enclave y llegar a tiempo, podrían salvaros el pellejo.
Mucho ojo también con lo que le mandas a tu madre. Su espíri-
tu aventurero puede jugarle malas pasadas. Si tuviera, por ejem-
plo, que pilotar una moto de campo o un quad, es posible que a
la pregunta de - mamá, ¿te apañas? -, la respuesta sea siempre un
«sí, hijo, no te preocupes, tú a lo tuyo». Si responde eso, preocú-
pate. Tendrás que estar ojo avizor, ya que el buen manejo de las
nuevas tecnologías no es directamente proporcional al manejo de
vehículos... Ese capítulo lo dejamos para más adelante.
Insisto en recordarte que no estás en Matrix. Es la vida real y
no será fácil aprender a manejar algo desde cero. No lo harás en
cuestión de tres minutos. A sí que, antes de lanzarte al vacío y sin
red, piensa y planea tus movimientos. Ten en cuenta qué tipo de
armas, vehículos y rutas vais a utilizar. Trata por todos los medios
de no improvisar planes. La coordinación entre tu madre y tu, se
antoja fundamental. Así que hazme caso: te interesa que tu madre
aprenda. Si tienes que explicarle algo una y otra vez, hazlo. A la
larga saldrás beneficiado.

Fortalezas: Podrá asistirte en situaciones de huida que requie-


ran de manejo de vehículos o elementos tecnológicos. Esperemos
que, cuando ese momento llegue, ya haya aprendido a usar todos
los aparatos y gadgets electrónicos con soltura.

Debilidades: Cuidado con lo que publicas en Facebook o la ima-


gen que pones en tu perfil de WhatsApp… tu madre está al acecho.
Te llenará los chats de Whatsapp con iconitos de corazones,
fotos y vídeos absurdos y, lo que es peor, te obligará a verlos.
Hazlo si no quieres ofenderla…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 37

MADRES HÍBRIDAS
La combinación explosiva

Sin duda, las más completas. Reúnen un gran número de carac-


terísticas de los grupos anteriores, pero también pueden aunar
muchas de las debilidades antes comentadas. Por lo que, si bien
es cierto que podrán ayudar en una gran variedad de situaciones,
también serán capaces de meter la pata en otras cuantas.
Aunque no es habitual, podrían darse casos extremos de dua-
lidades de personalidad que te lleven a situaciones cuanto me-
nos extravagantes… Por ejemplo, una madre mitad coraje, mitad
asustadiza que, de manera fehaciente y decidida se mete a repartir
estopa entre un grupo de zombis. Y de pronto, ve una cucaracha
corretear por el suelo y entrara en modo DEFCON 1, comen-
zando a correr sin rumbo determinado, en círculos emitiendo su
catacterístico «uuuuh» a la vez que sigue repartiendo a diestro y
siniestro. (Aunque pensándolo bien… esto podría resultar útil...
A parte de gracioso).

Fortalezas: Ciertas combinaciones pueden convertirlas en ar-


mas de destrucción masiva, auténticas máquinas de matar. Impa-
rables, decididas, audaces y tremendamente ágiles.

Debilidades: Estas combinaciones son completamente aleatorias


e inestables. Puede haber mezclas peligrosas incluso para ti.
En cualquier momento (casi siempre el menos oportuno) pue-
den volver a su estado normal, haciendo que metan la pata sin
remedio… No dejes que se vengan arriba.
38 Vito Vázquez

ULTIMATE MOTHER TEST


¿Qué tipo de madre es la mía?

Si quieres saber qué tipo de madre tienes, saca lápiz y papel y


contesta a las siguientes preguntas de la manera más sincera po-
sible. Puede que ninguna respuesta se ajuste exactamente a tu
madre; en ese caso, elige la que más se aproxime. Al final del test,
analizaremos los resultados obtenidos.

1 ¿Cómo viste mi madre generalmente?


a) Con lo primero que pilla. Aunque no combine. La moda le da
bastante igual.
b) De sport. Le encanta combinar lo estiloso con lo deportivo.
c) Elegante es la palabra. La moda ejecutiva es lo que más le pega.
d) Con ropa deportiva. Sin duda. La comodidad es lo más importante.
e) Le gusta la ropa de “estar por casa”. Una batita y zapatillas de
estar por casa.
f) Le encanta la moda. A veces viste como una quinceañera. Es más,
a veces usa mi ropa.

2 Cuando hago algo que no está bien, mi madre…


a) Hace como que no ha pasado nada y sigue a lo suyo. Si alguien
tiene que regañarme, mejor que sea mi padre.
b) Me defiende a muerte delante de cualquiera, incluido mi padre,
aunque yo tenga la culpa.
c) La culpa es mía y me lo hace saber a mí y al resto de la huma-
nidad. No se corta un pelo a la hora de levantar la voz o decirme
las cosas claritas.
d) No le gusta discutir y en cuanto hay una pequeña disputa o le
llevo la contraria, se marcha a otro sitio. A veces se encierra en
alguna habitación para que no pueda seguir refutándole y me deja
de hablar hasta que la situación se calma.
e) Me echa una pequeña reprimenda, pero de buen rollo. Sin enfadarse
en exceso. La palabrota más fuerte que le he oído decir es “recórcholis”.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 39

f) Me echa la bronca y me “amenaza” con quitarme el móvil o


la videoconsola. Busca el apoyo de mi padre por whatsapp si este
no está presente en ese momento. Tiende a manipular la situación
en su favor.

3 En una cena, comida o fiesta con amigos, mi madre…


a) Se integra muy bien y suele pasar desapercibida. No le gusta
dar la nota ni ser la protagonista.
b) Que si mi hijo esto, que si mi hijo lo otro… Se pasa todo el
tiempo contándole batallitas sobre mí al que tenga más cerca.
c) Se pasa casi toda la fiesta criticando a otras personas (aunque
sea en tono de broma y sin maldad).
d) Si la conversación se torna peliaguda, se levanta y se va a la
cocina o a otra habitación, con la excusa de que tiene que recoger
algo de la mesa. No vuelve hasta que la situación que le resulta
incómoda ha pasado.
e) Todo el mundo la adora. Más que hablar, es de las que escucha.
f) Le encanta enseñarle fotos o vídeos con su móvil a sus amigas
y se troncha de risa con ellas.

4 La relación de mi madre con las mascotas (y animales en


general) es…
a) Buena, pero prefiere no interactuar mucho con ellos.
b) ¿Mascotas? Con su hijo o hija tiene más que suficiente.
c) Buena, aunque ya te dijo que en su día que no te harías cargo
de ellos y que tendría que ser ella la que los cuidara. Eres muy
poco responsable y te costó que aceptara tener mascotas.
d) Le gustan, pero de lejos o en foto. De cerca y en carne y hueso,
le dan miedo casi todos los animales. Sobre todo, los insectos y
los reptiles.
e) Muy buena. Le encantan los animales. Sobre todo, si se pueden
acariciar.
f) Buena. Tiene a su mascota de fondo de pantalla del móvil, en la foto
de perfil de Facebook y, siempre que puede, se hace selfies con ellas.
40 Vito Vázquez

5 La relación de mi madre con los coches es…


a) Buena. Aunque prefiere ir de copiloto si puede.
b) Muy buena. Le gusta conducir. No deja que otros conduzcan
si ella va en el coche.
c) Buena. Le gusta conducir, pero si eres tú el que conduce, irá
criticando constantemente cada movimiento que hagas.
d) No muy buena. Prefiere ir en metro o autobús antes que con-
ducir.
e) Ni buena ni mala. Le da igual conducir que ir de copiloto.
No suele poner pegas. Y cuando conduce lo hace sin prisas.
f) Muy buena. Le gusta conducir. Usa el GPS con más soltura
que tú y le suele pisar al acelerador de lo lindo.

Una vez hayas acabado de hacer el test, es hora de com-


probar los resultados. Para ello, le hemos asignado un valor
a cada una de las posibles respuestas: a=2 ptos ; b=5 ptos;
c=10 ptos; d=12 ptos; e=13 ptos; f=20 ptos.

Deberás sumar los puntos obtenidos y, una vez sumados,


pasaremos a comprobar qué tipo de madre tienes:

20 o menos = Madre escurridiza


21 – 45 = Madre (con) coraje
46 – 55 = Madre acusadora
56 – 64 = Madre asustadiza
65 – 79 = Madre cordial
80 o más = Madre moderna
NEGOCIACIÓN:
SIEMPRE EL PRIMER PASO…

A pesar de que ha llegado el apocalipsis, no estás sólo. Y no me


refiero a los zombis. Ni a tu santa madre. Me refiero a una serie de
descerebrados que han conseguido sobrevivir igual que vosotros.
Cómo lo han hecho es un misterio tan irresoluble como el del poder
de la laca en los moños kilométricos e imposibles de algunas madres.
El caso es que, Dios no lo quiera, podría darse la circunstancia
de que te topes con alguno de estos personajes. O lo que es peor,
que te rapten. ¡O peor aun! Que rapten a tu madre y te pidan un
rescate por ella.
Muchos puede que penséis: “Pues que se la queden. Un problema
menos”. ¡Pero es un error! Recuerda que tu madre es fundamental
para ti. Te ha dado la vida, te ha salvado en incontables ocasiones y
ten por seguro que lo volverá a hacer las veces que haga falta. Sin
pensárselo. Sin preguntar. Sin sopesar las consecuencias.
Si esto sucediera al revés y fuera ella quien se viera en la tesitura
de negociar por ti, ya te digo yo que antes de que terminases de leer
esta frase estarías libre otra vez y posiblemente con ropa nueva.
Además, ¿a quién le ibas a preguntar dónde están las cosas cuando
no las encuentras?
Así que, vamos al lío. Aquí aprenderás lo básico para salir
victorioso de una negociación con descerebrados. Ojo, aunque
sean descerebrados, no te fíes… los locos son los más peligrosos
e impredecibles (para más información sobre estos descerebrados,
ver capítulo 20: “Tipos de personajes que te puedes encontrar”).
42 Vito Vázquez

La primera norma que debes grabarte a fuego en el cerebro es


que cualquier conflicto es gestionable, pero no siempre es nego-
ciable. Vamos a verlo con un ejemplo. Supongamos que un zum-
bado tiene presa a tu madre. Eso es un conflicto. Te pide por ella
cincuenta latas de comida en conserva. Eso sería gestionable, es
decir, podrías hacer las gestiones necesarias para conseguir lo que
te pide. Podrías incluso empezar una interacción usando la técnica
del regateo para intentar rebajar el número de latas que te exige en
un principio. Pero hay un problema: ni tú tienes ese número de latas
(tendrás como mucho cinco o seis y gracias…), ni él piensa rebajar
sus pretensiones (a priori). Eso es un conflicto y de los gordos.
Por lo tanto, no es negociable. ¿Qué haces en ese momento?
¿Te rindes? ¿Te lanzas con faldas y a lo loco a repartir mamporros
al grito de “¡A la cargaaaaa!”? No. No puedes. Bueno… sí puedes,
pero no debes.
En estos casos, tendrás que convertirte a la fuerza en un estrate-
ga, en un ninja de la negociación. Prever el siguiente movimiento
y adelantarte a los pensamientos de tu adversario será tu principal
ventaja. Actuar de manera inteligente e imprevisible siempre es
mejor que ser agresivo. (¿O no?)
Aunque una situación se complique y parezca que, la mires por
donde la mires, no tiene solución, siempre existen opciones con
las que podríais llegar a acuerdos que favorezcan a ambas partes.
Porque recuerda que aunque estés negociando con el tío más mal-
vado del planeta, por muy malo que sea ese tarado, mientras dure
la negociación, seréis aliados involuntarios, ya que los dos tendréis
el mismo objetivo. Los dos estaréis buscando una solución al con-
flicto. Por eso debemos pensar en desenlaces que sean beneficiosos
para ambas partes. Así nadie pierde, o todos pierden lo mínimo
posible. O todos ganan algo… Según se mire.
Pero volviendo al ejemplo anterior: Si tú no le das las latas de
conserva, él mata a tu madre. Es un hecho. Y sospechas que aun-
que se las des, seguramente también lo hará. En ese caso, los tres
perdéis. Tú te quedas solo, tu madre palma y el zumbado se queda
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 43

sin latas de comida y sin nada de su interés. Así que, ¡sé creativo,
artemaníaco! Aquí te presento una la lista de opciones que podrías
usar en un caso como ése:

• Propón algún trato beneficioso para todos. Por ejemplo, que


si suelta a tu madre, ella cocinará para los tres el mejor cocido
que haya probado en su vida. Vale que no son las quinientas latas
de comida que pedía en un principio, pero en medio de un mundo
post-apocalíptico y en ruinas… ¿quién se resiste a un guiso de
mamá? (aunque no sea la suya).

• Las palabras no siempre son lo más importante. No lo son.


Lo son las expectativas. Al hablarle de la posibilidad de probar la
mejor cena que haya comido en años, seguramente la boca se le
haga agua al momento. Le has lanzado una imagen que se le que-
dará grabada en su cerebro. Le vendrán recuerdos de cuando vivía

NOTA: Aunque el zumbado hubiera aceptado tu propuesta,


nadie te garantiza que después de la cena, durante la misma
o incluso antes de haber probado un poquito de ese plato tan
rico, no intente eliminaros. No te fíes de nadie y ten siempre
un arma en la mano (mejor un cuchillo que un cucharón de
servir la sopa).
44 Vito Vázquez

con su madre, de cómo cocinaba los choricetes parrilleros y las


croquetillas (o cocretas como ella solía decir)… Estás provocando
una influencia subconsciente sobre el sujeto que anulará su volun-
tad y le llevará a obrar de una forma determinada. La que a ti te
interesa en este momento. A eso se le llama usar la sugestión (como
los Jedis). De esta forma, los tres saldréis ganando (bueno… tú no,
que tendrás que fregar los platos luego).

• No reveles nunca tus escondites, pisos francos o guaridas.


Siguiendo el ejemplo anterior, si finalmente tuvieras que orga-
nizar esa cena, hazlo en el lugar más alejado posible de vuestro
hogar. Que fogones los hay en todas partes desde la Revolución
Industrial.

• No cedas en tus ideas. Siempre se dice que en una negociación


uno cede porque cree que el otro no lo hará. Así que, chavalote, en
ese preciso instante, tendrás que transformarte en el ser más cabe-
zota del planeta. ¿Recuerdas cuántas veces te ha dicho tu madre:
“Anda cállate un rato y no seas pesado”? Pues ahora es el momen-
to de explayarte. “Be pesao, my friend”. No te cortes ni un pelo.
De hecho, esta es una técnica muy utilizada por las madres cuando
tienen que negociar algo con los hijos:
— A las diez en casa.
— ¡Sí, hombre! Un poco más tarde, porfi. ¡A las doce!
— A las diez en casa.
— Que no, mamá… por favor…
— A las diez en casa y no hay más que hablar.
— Pues se lo digo a papá. Papá…
— Lo que diga tu madre
— A las diez en casa.
— Diez y media.
— A las nueve.
— ¡Vale!, ¡vale! A las diez, a las diez…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 45

Se han dado casos de negociaciones que han durado más de cua-


renta años. Desde los 15 hasta los 55 años del primogénito. Aunque
te cueste admitirlo… al final cedes, porque sabes que tu madre no
cederá.

• Y, sobre todo, aprende a negociar con tu madre. A lo largo


de esta aventura te toparás con situaciones en las que tendrás que
elegir, en las que tendréis que tomar una decisión. Vuestra vida de-
penderá de ello… ¿Derecha o izquierda? ¿Playa o montaña? ¿Pelo
largo o corto? ¿Barba o afeitado?...
En esto no puedo ayudarte. Lo siento. Es imposible negociar con
una madre y salir victorioso. Si alguna vez has tenido la sensación
de creer que has ganado en una negociación con tu madre, para un
momento, recapitula mentalmente y medita sobre lo que ha pasado.
¿Seguro que has ganado…? ¿No será parte de una estrategia?

Algo para recordar:


• Las madres siempre ganan una negociación. Aunque no lo sepas.
• Intenta negociar antes que usar la violencia.
• Propón opciones beneficiosas para todas las partes.
• Las expectativas que generes en una negociación son lo más
importante.
• Nunca reveles tus escondites.
• En una negociación, no cedas en tus ideas.
ATAQUE:
CUANDO FALLA LA NEGOCIACIÓN

Vale. A ver cómo te cuento esto… Aunque está claro que esta
guía es infalible y que no deja ni un resquicio a la duda o al error,
ya que todo lo que está escrito en estas páginas es el fruto de una
intensa y exhaustiva investigación, a veces… y digo a veces, las
cosas no salen como uno lo tenía planeado.
Aunque sería lo ideal, no siempre vas a tener la oportunidad
de negociar de manera pacífica con aquel que tenga un problema
contigo. Incluso si logras que se paren a escucharte y consigues
que mantengan un diálogo cordial y fluido, puede que en dicho
proceso algo falle y se líe la marimorena.
¿Y entonces qué? ¿Qué haces si algo no va bien? ¿Te vas a liar
a tiros con los malos? ¡¡Joder, sí!! ¡Y espero que no lo dudes! O
disparas tu primero, o estaréis jodidos.
Ya sé que suena un poco cruel, pero, macho… te recuerdo que
el mundo se ha ido a la mierda. La única ley que existe ahora es
la del más fuerte. Y como tú no eres el más fuerte, tendrás que
atacar antes para poder obtener algún tipo de ventaja con respecto
al enemigo. Y no, eso no es juego sucio. Es ser listo. Puede que
no seas inteligente, pero te voy a enseñar a ser listo, que aunque
no es lo mismo, te resultará muchísimo más práctico dadas las
circunstancias. Solo para que quede claro; el inteligente hace la
paella, el listo se la come. ¿Lo pillas?
Además, estamos en el capítulo de ataques. Si quieres algo más
light, vete al de “huida”. Mi deber es enseñarte todas las posibili-
dades a tu alcance. Después, será trabajo de tu madre y tuyo
planear el cómo sortear a la muerte una vez más…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 47

A estas alturas ya deberías haberte planteado seriamente el he-


cho de tener un arma en tu poder. Pero, ¿de dónde narices voy
a sacar una?, te preguntarás. Y cuando la encuentres, ¿cómo le
dices a tu madre que la tienes? Tranquilo. En circunstancias nor-
males, fijo que no te dejaba quedártela, pero dada la situación no
creo que te ponga muchas pegas. (Tu madre no es tonta. Aunque
a veces se lo haga).

Las armas podrás encontrarlas en infinidad de sitios diferentes.


Tendrás que estar siempre “al loro” (“To the parrot” para los
más internacionales). Lo primero que se te vendrá a la mente
es ir a buscar edificios singulares como armerías y comisarías.
Pero justo ahí, casi seguro que no encontrarás nada. ¿Por qué?
Pues porque son los primeros sitios que la gente habrá ido a
saquear para conseguir munición. Es la solución fácil, la que se
le ocurrirá a casi todo el mundo. Por tanto, no nos vale…
Te resultará más sencillo robársela a algún pringado al que le
tiemble el pulso al disparar (espero que no te pase a ti lo mismo),
o que se la quites a algún cadáver. Con un poco de suerte, igual
aún mantiene su cartuchera intacta... Así que, ánimo. Hazte con
tu pipa a lo Clint Eastwood.
Una vez tengas tu arma, pasemos al siguiente apartado.

Vaaaale… que no tienes ni idea de cómo conseguir un arma.


Que no es tan fácil y que me he venido arriba. Ya contaba con
ello, chaval, que te tengo calao, así que sigue leyendo, que
un poco más abajo te contaré cómo. Seguro que
te sorprendes.
48 Vito Vázquez

4.1 ELEMENTOS DE ATAQUE Y OTROS UTENSILIOS DE


SUPERVIVENCIA: Mamaaaaaaá, ¿dónde está mi pistola?

IMPORTANTE: El autor y la editorial se desentienden del


uso que cualquier loco pueda darle a las armas aquí descri-
tas. Todas ellas han sido pensadas y explicadas en este libro
en tono humorístico y para usarse en caso de un apocalipsis
zombi. Cualquier otro uso de dichos artefactos queda única
y exclusivamente bajo la responsabilidad del loco en cues-
tión (y de su madre). Recuerda, si no hay zombis, no intentes
hacer esto en casa ni en ningún otro lugar.

No te consideras una persona agresiva… (¿O sí?) Si lo eres,


enhorabuena, esta sección es la tuya. Si no, vas a tener que aprender
a ser un poquito más belicoso. Siendo un gallina no tienes ninguna
posibilidad de sobrevivir. Ni los zombis, ni los animales salvajes,
ni tu vecino hambriento y con mala leche se detendrán a resolver
un conflicto verbalmente (bueno, este último puede que sí. En ese
caso repásate el capítulo anterior para saber lidiar con él).
Las grandes catástrofes es lo que tienen: que pueden sacar lo mejor
de... Bueno, para qué engañarnos: las catástrofes siempre, siempre,
SIEMPRE van a sacar lo peor de las personas, así que ya te estás
poniendo las pilas porque los demás no dudarán en disparar contra tu
persona o contra tu madre si necesitan algo de lo que lleves encima
en ese momento (las llaves del coche, la comida o los walkie-talkies).
Olvídate ya de los modales que te enseñaron en la escuela, de
poner la otra mejilla cuando te llevas una galleta o de compartir
con el prójimo (ya no vale eso de poner el dedo en el bocata para
controlar el mordisco del colega de turno, ahora probablemente el
colega se coma tu dedo en vez del bocata) y recuerda los consejos
de tu madre: si te dan, devuélvesela. Pero si puedes evitar que te
den, mejor. Que luego la sangre sale fatal de la ropa.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 49

Ahora, amigo mío, el mundo entero se ha convertido en un


inmenso patio de colegio y solo hay una opción: sobrevivir.
Y ayudar a tu madre a hacerlo, claro.
Así que lo primero es lo primero: necesitas armas.
Pero, ¿cómo demonios vas a conseguirlas si la catástrofe te ha
pillado desprevenido en tu casa? ¿O de compras, renovando el
armario con tu madre a pesar de que querrías haber ido solo?
O, peor aun, ¿con ella en el supermercado?
Otras guías de supervivencia te recomendarán hacerte exper-
to en artes marciales (no tenías tiempo para apuntarte a kárate
después del cole cuando eras un moco, pero, claro, durante un
apocalipsis zombi sí que puedes sacar un par de horas a la sema-
na), que te hagas con un lanzallamas, con armamento biológico,
con una pala shaolin (¿¿¿acaso has visto alguna en tu vida???
Ni siendo chino), cotas de malla, ametralladoras, subfusiles, len-
tes de visión nocturna, 250 cartuchos, 15 bengalas de emergencia,
35 barras luminosas, kits de medicina avanzada (con artilugios
para cirugía y antibióticos), granadas de mano, que hagas el pino
puente mientras abres una lata de calamares con el pie izquierdo
y, por supuesto, que no te olvides de la estrella del Súper Mario
que te garantiza inmunidad o la seta que te da una vida extra.
¿En serio? ¡Pues vaya ayuda! ¡Cuéntame algo que no sepa, majete!
Así cualquiera da consejos. Con ese arsenal, desde luego, no te
hace falta ninguna guía para sobrevivir.
Por desgracia, en tu barrio, pueblo o tienda de ultramarinos más
cercana no venden, ni nunca han vendido, escopetas, ni ametralla-
doras, ni bazucas, ni granadas. Y aunque lo hicieran, no tendrías ni
dinero ni licencia para comprarlas. Y aunque tuvieras dinero y la
dichosa licencia, puede que esa tienda ya no exista o que su dueño
no quiera venderte sus armas porque es lo único que le queda para
poder defenderse.
No te preocupes. El mundo es un arsenal en potencia. Podrás
utilizar casi cualquier elemento para golpear, trinchar, cortar,
aplastar o aturdir. Lo único que necesitas es prestar un poco
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 51

atención (para variar) y una pizca de ingenio. Y si te falta de


esto último, aquí tienes esta guía para echarte un cable.

NOTA: Antes de lanzar este libro para protegerte, termina


de leerlo: te será el doble de útil.

En este apartado te presentamos una lista con diferentes ele-


mentos que podrás usar para atacar en distancias cortas o medias.
Algunos de ellos podrían estar en varias secciones a la vez,
hemos clasificado los objetos de menor a mayor efectividad.
Veremos qué tipos de armas podrías encontrar o utilizar en diver-
sas situaciones. Desde armas primarias, improvisadas únicamente
para el momento (de usar y tirar), hasta otras más sofisticadas que
puedas crearte tú mismo con un poco de tiempo, paciencia y maña.
Ten en cuenta que muchas de estas armas caseras que te pro-
ponemos no serán letales. Para eso es mejor que te hagas con un
rifle de francotirador o con una ballesta. Pero cuando te quedes
sin balas o sin flechas, ¿qué?
Desgraciadamente y como ya hemos dicho en alguna ocasión,
no estás en Matrix y no puedes hacer una llamadita en un teléfono
mágico para que te traigan un arsenal por arte de magia, o para
que carguen un programa en tu cabeza que te permita aprender a
pilotar un avión en cuestión de segundos.
Volviendo al tema de las armas, para hablar de ellas, vamos
a considerar tres grandes grupos: armas cuerpo a cuerpo, armas
arrojadizas y armas de medio/largo alcance. Dentro de estos grupos
encontrarás desde objetos que lanzas y no vuelves a recuperar
hasta objetos que podrás utilizar una y otra vez, hasta que los pier-
das, se te rompan o te quedes sin munición. También encontrarás
una serie de objetos para fabricarte tú mismo reutilizando ele-
mentos de tu entorno y los encontrarás ordenados de menor a
mayor eficacia a la hora de acabar con los malos.
52 Vito Vázquez

NOTA: Sé que no eres el elegido porque si lo fueras no esta-


rías leyendo este libro. Te habrían descargado la información
directamente en tu cerebro. Eso, y que tendrías la cabeza
afeitada y con un chirimbolo bastante feo en la nuca. A ver
cómo le explica Morfeo a tu madre que tienes que raparte la
cabeza. Con lo guapo que estás con el flequillo a un lado…
Y no digamos ya eso de tomar pastillas de colores. Como no
sean para el reuma y tengas la receta médica, olvídate de
catarlas delante de tu madre. ¡Que las drogas no son para
jóvenes de provecho como tú!

En esta lista, vamos a obviar las armas clásicas como bates de béis-
bol, hachas, martillos, cuchillos, motosierras y rastrillos... Es eviden-
te que estas las tenemos todos en casa. Al menos alguna de ellas.
Y sobra decir que tendrás que hacerte con todas las que puedas.
Pero como es posible que con el tiempo se rompan, se te pierdan o
simplemente no las tengas a mano, aquí van algunas ideas para ar-
marte hasta los dientes de manera fácil, sencilla y para toda la familia.
¡Comenzamos!

ARMAS CUERPO A CUERPO


Seguro que estás pensando en espadas molonas rollo El señor de
los anillos o la que tiene Michonne en The walking dead. Pero
lamento decepcionarte. Tampoco van por ahí los tiros. Antes de
empuñar una buena espada, será mejor que aprendas a manejar el
palo de una escoba sin abrirte la cabeza.
Hablaremos de utensilios que puedes encontrar en casi cual-
quier lugar y que podrás usar para golpear, aturdir o trinchar ene-
migos al alcance de tu mano. Lo bueno es que suelen ser más
letales que los elementos arrojadizos. Lo malo, es que necesitarás
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 53

NOTA: Cualquier elemento que puedas levantar con tus ma-


nos es susceptible de ser lanzado, pero algunos objetos son
más útiles y duraderos si, en lugar de arrojarlos para defen-
derte, les das otro uso más apropiado.

estar muy cerca del enemigo para poder usarlos con eficacia y,
por tanto, pierdes la distancia de seguridad y el factor sorpresa.

1.1 La sábana
Si, amigo o amiga, has leído bien. Una sábana, de las de toda la
vida, de esas que sólo tu madre sabe doblar sin arrugas, como si
tu cama se fuera a exhibir en una exposición de muebles del Ikea.
Es acojonante.
Pueden ser unas excelentes aliadas. Entre otras cosas te podrán
servir a modo de:
• Cuerda. Para descender por barrancos empinados o escapar
de la celda de la cárcel.
• Red. Para pescar.
• Vela. Si te fabricas una canoa o un barquito casero.
• Mochila. Para transportar objetos.
• Disfraz. Si te invitan a una fiesta de Halloween, ya tienes tu
disfraz de fantasma.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, bajo; Contra humanos,


bajo. Pero en manos expertas, pueden llegar a ser mortales.

Fabricación: No requiere elaboración previa. Solo procurar que


la tela no esté debilitada por el amoníaco u otros productos de
limpieza, para que no se desgarren al tensarlas.

Observación: En caso de no encontrar una sábana a tu alrededor,


podrás sustituirla por una cortina o una cuerda. Aunque con esta
54 Vito Vázquez

última solo podrás realizar las maniobras 1 y 3 que a continuación


se describen.

Modo de empleo: Hay tres posibles formas de usar la sábana


como elemento de ataque.
En primer lugar, dale vueltas a la sábana girándola sobre sí mis-
ma, hasta que quede lo más parecido a una cuerda. Como cuando
enrollabas la toalla en la piscina y corrías detrás del gordito de
turno para pegarle un latigazo en el culo o en la espalda.
Enróllate cada extremo en una mano y, a continuación, sitúate sigi-
losamente detrás de tu enemigo y, cuando estés lo suficientemente
cerca, pásasela alrededor del cuello y úsala para estrangularle.
Si estamos hablando de un zombi, esta técnica resultará bastante
decepcionante, ya que podrías tirarte años tratando de ahogarle y
no lo lograrás. No dependen del oxígeno como nosotros.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 55

La segunda técnica puedes complementarla con un fatality (a lo


Mortal Kombat) de tu madre al final de la maniobra.
Para ello, agarra la sábana, pero esta vez no la lleves enrollada.
También deberás situarte de manera sigilosa detrás de tu enemigo
(si es en una posición más elevada, mejor que mejor) y cuan-
do estés lo suficientemente cerca, lanzársela por encima como si
fuera una red. Vale, no conseguirás hacerle daño, pero sí lograrás
que pierda la visibilidad y desconcertarle durante unos segundos.
Aprovecha entonces para que tu madre le aseste un buen mam-
porro con su bolso.

NOTA: Puedes mejorar la precisión del lanzamiento de la


sábana acoplando una piedra en cada esquina a modo de
pesos. Esto resultará especialmente útil si estás en un lugar
abierto y hay viento.

La tercera y última técnica requiere siempre de dos personas.


Aquí es donde entra en juego de verdad tu madre. Sirve para ca-
sos en los que el enemigo viene corriendo hacia vuestra posición,
o en un vehículo ligero tipo patinete, bici, moto o triciclo.
Para ponerla en práctica, deberéis llevarla enrollada, como la pri-
mera de las técnicas anteriormente descritas. Cada uno sujetará
un extremo con fuerza. Empezaréis andando a la vez, uno pegado
al otro, y en el momento en el que el enemigo se os vaya a echar
encima, os separáis cada uno hacia un extremo (importantísimo
este detalle, de lo contrario os chocaréis y haréis el ridículo) y
levantáis la sabana, tensándola a la altura de su cuello. ¿Alguna
vez has estado en una capea? ¿Has toreado a alguna vaquilla jun-
to con otra persona? Si tu respuesta es afirmativa, la técnica es
muy similar a la que se usa para sujetar el capote. Si tu respuesta,
por el contrario, es negativa, deberás practicar antes de usarla
contra algún enemigo. Cuanta más velocidad traiga el objetivo,
56 Vito Vázquez

más eficaz será la técnica. De ésta forma conseguiréis abatirle y


que caiga desplomado al suelo. Aprovechad ese momento para
rematarle o salir corriendo.

1.2 La sartén
Puede servir como ataque y como defensa, además de freír estu-
pendamente bien.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, muy bajo. Contra humanos,


bajo. Aunque puede aturdir.

Fabricación:
No requiere de fabricación
previa.

Modo de empleo: Agarra la sartén por el mango (reconócelo,


siempre has querido decir esta frase y nunca has encontrado el
momento) y coloca la parte plana y redonda en posición vertical
(como una raqueta de tenis), de manera que al asestar el golpe, la
superficie de contacto sea máxima.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 57

Si lo que quieres es usarla como elemento de defensa, primero


coloca un trozo de cinta americana en el interior de la sartén,
como si fuera un asa. A continuación, sujeta el mango a tu ante-
brazo con una cuerda, cordel, cinta aislante o cualquier otro tipo
de elemento que garantice su correcta y duradera fijación. Obten-
drás así una especie de “escudo” que te librará de unos cuantos
golpes, quien sabe si potencialmente mortales. Eso y que podrás
repartir mamporros haciendo más daño de lo normal.

Ojo: No usar la sartén como escudo si aún está caliente o contiene


aceite a altas temperaturas. Ya sé que es evidente, pero el que avisa no
es traidor. Tampoco la uses como escudo o la lleves contigo si con-
tiene restos de comida que puedan atraer a bichos y depredadores.

NOTA: Recuerda que la última asa que coloques, la que aga-


rrarás con tu mano, debe ser más gorda y resistente que las
demás, ya que sufrirá movimientos más bruscos que el resto.
La tapa del retrete, si es de plástico, también puede servirte
como escudo. Si es de las de cerámica no, porque pesará de-
masiado como para sujetarla con una cuerda o cinta aislante.
Pero, ojo, antes de usarla cerciórate de que no esté mancha-
da de pis u otras cosas peores.

1.3 El Lápiz
Un elemento imprescindible. Sus funciones básicas son conocidas
por todo el mundo, pero no solo sirve para escribir o para rascarse
debajo de la escayola… Bien afilado, resulta un elemento mortal
en las manos adecuadas. ¡OJO! Como arma debes usarlo solo en
caso de extrema necesidad. Puede que tu madre necesite el lápiz
más tarde para tachar las cosas que ya ha adquirido de la lista de
la compra. Incluso tú podrías usarlo como un palo para un pincho
moruno en una barbacoa.
58 Vito Vázquez

Nivel de mortalidad: Contra zombis, medio. Contra humanos,


medio. Como cualquier elemento punzante, dependerá del núme-
ro de veces que lo hundas en el cuerpo enemigo y en qué parte
lo hagas.

Fabricación: Afílalo bien y asegúrate de llevarlo siempre así.

NOTA: Un portaminas también podría tener la misma efica-


cia. Con la ventaja añadida de que no necesita llevar afilada
la punta. Es más, no hace falta ni que lleve mina. ¡Es más! Un
boli también serviría. Incluso puede ser útil para otras funcio-
nes que no sean las de escribir, ni matar. Como, por ejemplo,
hacerte una cerbatana Bic (ver sección de medio/largo alcance).

Modo de empleo: Como hemos comentado, llévalo siempre bien


afilado, aunque no en exceso, ya que la punta de grafito podría
romperse. Esta es un arma de corto alcance. Muy corto alcance.
Vamos, que tienes que estar pegao al enemigo. Procura no inten-
tar clavarlo en superficies excesivamente duras, como el cráneo.
Puedes atacar al cuello o al ojo de tu enemigo si es humano o
animal. Si es un muerto viviente… ¡¡¡Joder!!! No intentes matar-
le con un lápiz… ¿Te he hablado ya del sentido común?

1.4 El Rodillo de Cocina


También conocido como “palo de amasar”, “uslero” o “el palo
para gobernarlos a todos”. Es un utensilio utilizado principalmente
en la cocina, pero también se ha utilizado durante generaciones
para atizar a ciertos maridos cuando llegan borrachos a casa a
altas horas de la madrugada.

Mortalidad: Contra zombis, media. Contra humanos, alta.


En manos de tu madre tendrá un plus de peligrosidad. Las madres
60 Vito Vázquez

tienen un manejo asombroso de ese palo y todo el mundo sabe el


dolor que pueden llegar a infligir si te pillan con el ángulo ade-
cuado. Por eso, en cuanto el enemigo la vea venir a la carrera con
el báculo en alto, se acojonará. Desde luego es una imagen que
infunde miedo.

Fabricación: No requiere elaboración previa.

NOTA: Al igual que sucede con el bolso, en tus manos no


dejará de ser un objeto como cualquier otro. Hay ciertas
herramientas que tu madre usará de una manera sorprenden-
temente habilidosa. Mucho mejor de lo que tú lo harás jamás.
Va en su ADN.

Modo de empleo: Para aturdir principalmente. Visualiza al obje-


tivo, agarra el palo con firmeza y, dibujando un movimiento uni-
formemente acelerado y siempre con la máxima fuerza posible,
aséstale un pepinazo en la cabeza.
O eso, o se lo pasas a tu madre. Ella hará el resto.

1.5 La Botella
No. No me refiero a ningún juego de esos de darse besitos.
Que ya tienes una edad, hombre. Me refiero a una botella nor-
mal y corriente. De las que contienen líquidos o notas de algún
náufrago desesperado. Preferiblemente de cristal. Todo el mundo
tiene en la cocina algún tipo de recipiente vidrioso, como el de
aceite de oliva virgen extra, ese otro que tu madre ha reciclado
y ahora utiliza para guardar el café o incluso cualquiera de las
botellas de vino de tu padre…
Se puede utilizar con varios fines. Aturdir, cortar, alumbrar,
quemar…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 61

Mortalidad: Contra zombis: Media; Contra humanos: Media/alta.

Fabricación: No requiere elaboración previa.

NOTA: Cristal… vidrio… no es lo mismo, pero es igual. Tú me


entiendes, no es el momento de ponerse quisquilloso. Este
elemento corta como nada. Manéjalo con prudencia, ya que
te podrías separar la piel (y algo más…) del resto del cuerpo
al manipularlo, como hizo Moisés con las aguas.

Modo de empleo: Para aturdir, agarrar la botella por el extremo más


delgado y golpear con la parte gruesa en la cabeza del enemigo.
Para cortar, sujetar la botella por la parte más delgada y golpearla
con fuerza contra algún objeto sólido, como una mesa, una piedra
o contra el suelo. Tu cabeza también podría valer como objeto
sólido. Si lo haces delante de tu enemigo mientras pones cara de
loco y gritas muy fuerte con voz grave (y masculina, por favor) y
consigues disimular el dolor, además de romper la botella, lograrás
un plus de intimidación. Chupao). Una vez se rompa la botella,
úsala como elemento punzante contra el cuerpo del enemigo.
En este caso, el orden de los factores altera el producto. Si primero
te golpeas la cabeza y luego gritas, parecerá que te estás quejan-
do como un niño pequeño. Por tanto, si decides variar el orden,
lo más efectivo es que primero grites (en este caso da igual si lo
haces con voz de macho o de nenaza) e inmediatamente después
le rompas la botella en la cabeza a tu enemigo. Lo mismo surte
más efecto que pegarte a ti mismo y así te evitas un golpe tonto.
Si prefieres usar la botella para alumbrar, lo mejor es que la llenes
más o menos por la mitad con algún tipo de líquido inflamable
(alcohol del que no se bebe, colonia, desodorante, gasolina…).
Luego introduce en ella un paño (pañuelo, servilleta, trozo de
tela…) empapado del mismo líquido, dejando un trozo fuera de la
botella. Prende la parte que sobresale y tendrás tu antorcha lista.
62 Vito Vázquez

OBSERVACIÓN: Depende del líquido y de la tela utilizada,


la mecha casera podrá prender y consumirse con mayor o
menor rapidez. Importante no beberse el líquido, sobre todo
si es alguna sustancia alcohólica potable. Evidentemente, si
no es potable, menos aun. Y si está en llamas, ni te cuento.
Importante protegerte las manos con algún tipo de trapo, ya
que la botella se calentará por el fuego y seguro que no te
apetece achicharrarte las palmas.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 63

Puedes incluso usar tu botella para quemar a un muerto viviente.


Para lo cual debes seguir el mismo procedimiento que para la
fabricación de tu antorcha casera. Solo que esta vez añade al
interior de la botella mucha más cantidad de líquido inflamable
mezclado con bolitas de poliuretano. Una vez prendida la mecha,
lánzala contra el objetivo. Mucha precaución al lanzarla, ya que,
debido al brusco movimiento, podrías derramar algo de líquido
sobre tu propio cuerpo y salir ardiendo tú.

Atención: Aunque quemes a un zombi a lo bonzo, este seguirá


andando y avanzando hasta que se desintegre por completo.
Y tardará más de diez minutos en hacerlo. ¡Ojo con ser perseguido
por un zombi en llamas! ¡Seguro que alumbra más que una an-
torcha! Aunque olerá fatal. Advertido quedas.

NOTA: Si las botellas son de plástico, podrías usarlas como


elemento defensivo. Para ello, córtalas por la mitad, en senti-
do vertical (esto es, de arriba abajo), de manera que puedas
colocarte cada mitad en los antebrazos o en las piernas, como
si fueran espinilleras. No es la mejor defensa del mundo, pero
siempre será mejor que ir a pelo. Te evitarán más de un ras-
guño. Y lo mismo te ahorra el disgusto de un mordisco o un
arañazo inoportuno.

1.6 Peine Scarface


La idea no es nueva, proviene de una prisión de máxima seguridad
de los años ochenta. Si pudieron fabricarlo allí hace tropecientos
años con la vigilancia que había, no creo que encuentres muchas
trabas para realizarlo tú mismo.
Para el proceso necesitarás un peine de púas (no de cepillo), cor-
dones de zapato, alambres de cobre y cuchillas de afeitar.
64 Vito Vázquez

Nivel de mortalidad: Contra zombis, bajo. Contra humanos, medio.


Un buen corte en la yugular o en alguna arteria de las gordas
podría resultar mortal.

Fabricación: Inserta las cuchillas entre los dientes del peine,


siempre con la parte afilada mirando hacia fuera. Únelas con
los cordones y los alambres de manera que queden bien fijadas.
Visualmente, podrá parecer feote y rudimentario, pero te aseguro
que producirá cortes bastante serios. Como he dicho antes, si con-
sigues acertar en alguna arteria importante (como la del cuello),
puede llegar a ser un arma mortal.

Modo de empleo: El truco está en el factor sorpresa. Es impres-


cindible. Por eso va “camuflado” en un peine. Trata de esconderlo
a la vista de tu enemigo y cuando se despiste…. ¡ZAS! ¡ZAS!
¡ZAS! ¡Tu firma en su cara! (Como hacía el Zorro).

NOTA: Extrema la precaución, no vaya a ser que tu madre


vea el peine y trate de arreglarse el pelo con él. Solo nos
faltaba que se quedara calva, que se le estropeara la per-
manente o que se produjese heridas en el cuero cabelludo…
La que te iba a montar…

1.7 Cuchillo de Cristal


Uno de los más sencillos de hacer. Si vas andando por la calle y
te encuentras cristales en el suelo, no pases de ellos: son armas
potenciales. Necesitarás un trozo de madera a modo de mango
para sujetarlo y cinta americana (esta bendita cinta tiene infinitas
funciones. Me encantan los americanos).

Nivel de mortalidad: Contra zombis, medio/alto; Contra hu-


manos, alto. El cristal corta más que los dedos de Freddy
Krueger, ten cuidado al manipularlo.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 65

Fabricación: Coge uno de los cristales, cuanto más grande, mejor,


y preferiblemente acabado en punta. Bien afiladito.
Si no la tiene, no pasa nada. Puedes tratar de darle forma de
cuchillo propinándole suaves golpecitos por los lados con una
piedra, rompiendo las partes que sobran. Después, crea un mango
de madera (o similar) para poder agarrarlo sin cortarte.

Modo de empleo: no tiene mucho misterio. Úsalo como un ele-


mento cortante normal y corriente.

1.8 El mazo “Espinete”


Para los amantes de lo retro. Llamado así por estar provisto de
pinchos, como la espalda del rosáceo erizo de los años ochenta.
Necesitarás un soldador, clavos, una maza metálica (martillo o
similar) y estaño para realizar las soldaduras. Facilísimo.
66 Vito Vázquez

Nivel de mortalidad: Contra zombis, alto. Contra humanos, alto.


Un buen golpe con este mazo y tu enemigo verá más que pajaritos.

Fabricación: Deberás soldar los clavos a la cabeza de la maza


si esta es metálica. Acuérdate de realizar la soldadura siempre por
la parte lisa del clavo, de manera que la punta mire siempre
hacia fuera.
Una vez soldadas las púas metálicas, prepárate para repartir cos-
corrones letales y producir heridas mortales de gravedad.
Si lo de soldar te parece complicado, puedes realizar una variante
utilizando una maza o garrote de madera (como la pata de madera
de una cama, por ejemplo) y clavarle clavitos por todo el garrote,
excepto por la parte que agarrarás con las manos. Es más sencillo
de realizar e igualmente efectivo.

ASÍ NO

ASÍ SÍ

Modo de empleo: Realmente sencillo. Es como jugar al béis-


bol con las cabezas de los malos. Aunque suena divertido, te
recuerdo que en cada movimiento que hagas te estás jugando la
vida, no unos eurillos en una maquinita recreativa… Si te atacan
varios a la vez y se te queda el garrote enganchado en la cabeza
de alguno… ¡estás jodido!
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 67

1.9 El Bolso
Es el Top 1 de armas mortales de cuerpo a cuerpo. Un elemento
imprescindible para la supervivencia de tu madre (con o sin
apocalipsis). Si ya era esencial cuando la tierra aún era un lugar
habitable, ahora su dependencia se ha multiplicado por infinito.
Nunca trates de saber lo que lleva dentro. Es completamente im-
previsible. Y, sobre todo, no pierdas tiempo JAMÁS intentando
encontrar algo en su interior, aunque ella te lo pida. (Ni Doraemon
lleva tantos objetos dentro). Hablaremos de ello más adelante.
(ver capítulo 14: “Equipaje de mano: Mamá, ¿qué llevas en el
bolso?”).

Nivel de mortalidad: Contra zombis, muy alto. Contra huma-


nos, muy alto. En tus manos, no es más que un complemento
monísimo, pero en absoluto letal. Como mucho, conseguirás
arrancar alguna que otra carcajada de tus amigos o de algún
observador espontáneo si te ve con el bolso puesto.
Pero en manos de tu madre… En manos de tu madre se convierte
en un arma de destrucción masiva. Un “todo en uno”. Una honda,
una espada, un martillo, una maza… podría ser cualquier cosa
que se te venga a la cabeza. Letal en todas sus posibilidades.

Fabricación: Pregúntale a los chinos. Normalmente suelen ser


bolsos de imitación (Louis Pouton, Carolina la herrera, Por Dior,
Pradas, Yaestamous Tous…)

Modo de empleo: Podría hacerte unos monigotes, un croquis,


incluso planos detallados sobre la manera de agarrarlo y de za-
randearlo… pero no te serviría de nada: es como la Fuerza de los
Jedis o el martillo de Thor. Solo ellos pueden usarlos.
Así que dejaremos este arma para tu madre. Ella sabrá cómo
exprimirla al máximo.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 69

ARMAS ARROJADIZAS
Sé que estás pensando en granadas, estrellas ninja o canutos con
dardos envenenados, pero volvemos a lo mismo. No creo que
esos sean los objetos que tengas más a mano en un primer mo-
mento (con el tiempo, ya veremos). Así que me centraré en au-
mentar tu abanico de posibilidades.
Este tipo de objetos (arrojadizos), serán muy útiles para reali-
zar ataques desde lejos (obvio, ¿no?). Su gran ventaja es que te
permitirán mantener una distancia de seguridad con respecto a tu
objetivo e incluso aprovecharte del factor sorpresa. Ten en cuenta
que existe una altísima probabilidad de que te quedes sin ellos
para siempre una vez lanzados. Por eso también los denominare-
mos “de usar y tirar”.
Es muy recomendable entrenar la puntería continuamente.
No puedes bajar la guardia nunca. Mantente en forma (redondo
no cuenta como forma) y practica todo tipo de técnicas. Y por el
amor de Dios, ¡que practique tu madre! Si solo dispusierais de
cinco o seis pequeños objetos para lanzárselos a vuestros enemigos,
sabiendo que tu vida dependerá de que aciertes o yerres el tiro…
más te vale haberle enseñado a tu madre a lanzar y haber practicado
la puntería muy, pero que muy mucho. De lo contrario, habrá gas-
tado vuestra munición antes incluso de que te dé tiempo a agarrar
alguno de los objetos, con el peor resultado de daños que hayas
visto en tu vida. Vamos, que no dará una…

2.1 La Linterna
Espero que lleves una siempre contigo. Es la gran desconocida
para las madres (menos para la de Green Lantern). En general
ellas son más de cerillas y velitas aromáticas. Pero este objeto
resultará fundamental si quieres moverte con facilidad en la pe-
numbra. También te vale para lanzársela a tu enemigo, pero lo
cierto es que sería una cagada tener que desprenderte de ella.
Aunque siempre será mejor quedarse sin luz que sin vida ¿no?
70 Vito Vázquez

Nivel de mortalidad: Contra zombis, muy bajo. Contra humanos,


bajo. No son mortales, pero un buen lanzamiento puede cau-
sar daños serios. Dependerá en gran medida del tamaño de la
linterna. Si es del Coronel Tapioca, de esas que funcionaban
incluso debajo del agua y cuyas pilas eran más grandes que tu
antebrazo, te garantizará un golpe doloroso independientemente
de donde impacte.
Si, por el contrario, es de esas mierdecillas chiquititas de leds que
venden los chinos, es posible que se la lleve el viento cuando la lan-
ces y te quedes con cara de tonto. Ojo a la calidad de los materiales.

Fabricación: No requiere elaboración previa. Únicamente una


buena elección al adquirirla.

NOTA: Lleva siempre pilas de repuesto. Lo agradecerás...


Si tienes previsto lanzar la linterna, procura aprovechar al
máximo sus elementos. Extrae las pilas y ponlas a buen re-
caudo. Todo lo que pueda proporcionar electricidad o hacer
que algún otro aparato pase de ser un trasto inútil lleno de
polvo a ser un objeto funcional, vale más que el oro durante
un apocalipsis.

Modo de empleo: Agárrala con tu mano buena y lánzala con


todas tus fuerzas contra la cabeza de tu enemigo. En este caso, no
hace falta ser muy preciso en el lanzamiento dado que la dureza
del propio objeto maximizará el daño. Después, corre como si no
hubiera un mañana. Espero que por lo menos sea de día…

2.2 El Jarrón
Un elemento poco valorado por la sociedad. Solo se utiliza como
pieza decorativa y para almacenar pelusas en su interior. ¿Cuántas
veces has limpiado un jarrón por dentro? Pues eso.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 71

Nivel de mortalidad: Contra zombis, bajo; Contra humanos,


medio/bajo. Utilízalo para aturdir temporalmente a alguien o de-
jarle inconsciente.

Modo de empleo: Siempre y cuando tu posición te lo permita,


sitúate encima del objetivo, espera a que se quede quieto y lán-
zaselo justo a la cabeza. Caerá redondo al suelo (técnica muy
utilizada por algunas marujas desde lo alto de su balcón).
Otra forma de usar el jarrón es introduciendo la mano en su in-
terior, si éste no es muy grande, como si de un guante se tratara.
Utilízalo para pegarle un puñetazo a tu enemigo, aumentando así
el daño causado.

NOTA: Si vas a utilizarlo como puño americano, protege


siempre tus manos envolviéndolas previamente con algún
trapo, ya que al golpear al objetivo el jarrón podría romperse,
produciéndote cortes profundos. Te sentirás como Hellboy o
Mazinger Z. ¡Puños fuera!
72 Vito Vázquez

2.3 La Zapatilla
El top 1 de las armas arrojadizas. También conocida como babu-
cha, zapato, bota, alpargata, chinela, pantufla, chancleta… cual-
quiera de ellas servirá. Todo el mundo tiene de esas a mano. Po-
drás encontrarlas en casi cualquier sitio: en el armario de tu casa,
en tiendas, incluso a veces te las encuentras por la calle, en alguna
cuneta, descampado o incluso colgadas de los cables de alta ten-
sión. Si miras a tus pies o a los de tu madre, posiblemente veas
un par abrigando tus extremidades inferiores en este momento.
Si no, ya estás calzándote unas: nunca se sabe cuándo llegará el
apocalipsis, y lo peor que puede pasarte es que lo empieces con
un resfriado o un nido de papilomas en el talón.

NOTA: Si no es absolutamente imprescindible, no lances


nunca el par que llevas puesto: la huida se puede compli-
car mucho si tienes que enfrentarte a un terreno incómodo
para correr descalzo o únicamente con calcetines, como el
parqué del salón o las escaleras de mármol recién fregadas.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, muy bajo. Contra humanos,


medio/alto. En tus manos no serán letales, aunque pueden servirte
para ganar unos segundos valiosísimos. En manos de tu madre…
Aaay, amigo mío. ¡Mortíferas armas de matar! Conoces la leyen-
da del martillo de Thor, ¿no? Él lo lanzaba, golpeaba al enemigo
y retornaba a las manos de su dueño. Igual que la zapatilla de tu
madre. Solo que el martillo estaba forjado con el corazón de una
estrella y era único. El de tu madre, está hecho de felpa y lo puede
encontrar en cualquier lado. Además, Thor lo tenía que cargar con
la energía de los truenos y tu madre lo carga de mala ostia y tarda
mucho menos. Thor 0–1 Tu madre. Una vez más, mamá wins.
74 Vito Vázquez

Fabricación: No requiere elaboración previa.

Modo de empleo: Agarra el calzado con una mano, por la parte del
empeine, de manera que la parte gorda de la suela, la correspondien-
te al tacón, quede mirando hacia arriba. Espera a que tu objetivo esté
a menos de dos metros de distancia y lánzasela con todas tus fuerzas
a la cabeza. A ser posible, en la región temporal, más concretamente
entre las suturas esfenoescamosa y esfenocigomática. O lo que es lo
mismo y para que nos entendamos: en toda la sien.
Si aciertas el golpe pero no ha sido impecable, tendrás al ene-
migo aturdido durante un par de segundos. Aprovecha para salir
por patas. Si realizas un lanzamiento perfecto, puede que le dejes
inconsciente. Y si yerras el tiro, seguirás a un par de metros de
tu enemigo, por lo que aún tendrás algo de tiempo para tratar de
esquivar su embestida.
Aunque mi consejo es que le dejes este arma a tu madre. En su
poder será mucho más poderosa.

NOTA: Hay que tener en cuenta qué tipo de calzado vas a


lanzar. No es lo mismo golpear a alguien con unas botas o
un zapato de tacón que con unas bailarinas o unas chanclas
de gomaespuma. No trates de tumbar a un zombi con una
chancla. Avisado quedas.

MEDIO /LARGO ALCANCE


Éste tipo de objetos podrían ser una mezcla de los dos grupos an-
teriores. Aunque bien es cierto que los puedes lanzar, casi seguro
que te serán más útiles si te los quedas en tus manos y los usas
como es debido.
Llamaremos “armas de medio alcance” a aquellas herramientas
que te permiten llegar a tu objetivo, situado a una cierta distancia,
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 75

pero sin tener que desprenderte de tu arma/objeto.


Podrían ser pistolas, por ejemplo, o cualquier otro dispositivo
casero que te permita el lanzamiento de proyectiles.

3.1 La Barra de la Cortina


Preferiblemente la de la ducha. Aunque podría servir cualquier
otra si es una emergencia, no nos vamos a poner puntillosos.
Si eres un modernito de los que ya no tienen cortina de ducha y
que usan mampara de cristal en su lugar, te has quedado sin arma.
Una pena.
Al tratarse de una barra extensible, nos será de gran ayuda en
múltiples ocasiones. Como, por ejemplo, para empujar a un zombi
desde la distancia, evitando que se nos acerque más de lo debido.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, muy bajo. Contra humanos,


medio/bajo. Más bien bajo… para qué engañarnos.

Modo de empleo: Es una herramienta estupenda gracias a su versa-


tilidad. Al tratarse de una barra extensible, nos proporciona un gran
abanico de soluciones para diferentes problemas que puedan surgir.
Puedes acortar su tamaño para facilitar su transporte. Una vez
extendida, se puede usar para llegar a objetos que normalmente
estarían fuera de tu alcance. Incluso, podrías colocar una serie
de mejoras. Por ejemplo, pega con cinta americana un gancho
metálico de una percha para poder agarrar objetos lejanos como
el manojo de llaves del cinturón del guarda que os ha apresado
en un calabozo. (Ya sé lo que estás pensando. Que soy un peli-
culero, ¿no? Que vaya imaginación tengo. Pues como te veas en
esa tesitura y no tengas tu barra de ducha contigo, a ver cómo las
alcanzas, listillo).
Si en vez de un garfio de una percha, colocas un cuchillo bien
afilado, tendrás una especie de lanza que te permitirá atacar a
distancia. Úsala de éste modo o como si fuera una jabalina.
76 Vito Vázquez

NOTA: Para evitar que la barra se acorte al ejercer presión


tratando de punzar al enemigo u otro objeto que por nece-
sidad deba ser trinchado, deberás colocar un tope en las
juntas de unión de las diferentes piezas que forman la ba-
rra extensible. Con colocar un buen trozo de celo o cinta
americana que impida que la barra se encoja, será más que
suficiente. Refuérzala lo que sea necesario.

3.2 La Linterna Láser


Realmente funciona. Es el antecesor de las espadas láser vistas
en alguna peli. Podrás quemar a distancia. Requiere de habilidad
para soldar, pero al final, conseguirás una linterna letal portátil, lo
cual te vendrá de perlas para casi cualquier situación.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, medio. Contra humanos,


medio/bajo. A un zombi le puedes enchufar en la nuca o en la sien
durante un rato largo, hasta que le frías el cerebro, sin que este
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 77

se entere siquiera que le estás achicharrando desde la distancia


(no pierdas el tiempo dibujándole un pito en la nuca, no te ser-
virá más que para gastar las pilas). Un humano, sin embargo, en
cuanto sienta que algo le quema, reaccionará y se apartará de la
trayectoria del láser.
Úsalo para quemar objetos a distancia y provocar incendios que
distraigan a tu enemigo.

Modo de empleo: Hay cientos de vídeos explicativos en YouTube


sobre cómo hacerte tu propia linterna láser. Pero como segura-
mente la compañía que te suministraba internet se haya ido al
garete, te hago un resumen: Necesitarás una grabadora portátil
con quemador de DVD`s y una linterna (Maglite a ser posible).
Lo que tienes que hacer es remover el diodo láser del quemador
de DVD y lo reemplazas por el foco de la Maglite. Necesitarás un
soldador para el proceso. Con ello convertirás una simple linterna
en un quemador láser chulísimo.

3.3 El Lanzapatatas
Es cierto que éste chisme no lo tiene todo el mundo, pero recuerdo
que un vecino mío tenía uno en su casa y era la mar de divertido.
Con un poco de maña, podrás convertirlo en un arma peligrosa.

NOTA: No confundir con un pelapatatas.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, medio. Contra humanos,


medio/bajo. Dependerá de los extras que le añadas.

Fabricación: Necesitarás el lanzapatatas, un arsenal de patatas


(tubérculos, no patatas fritas) y cualquier elemento que puedas
incrustar para maximizar el daño. Hablaremos sobre cómo mejo-
rar el proyectil más adelante.
78 Vito Vázquez

Para fabricarte tu propio lanzapatatas (o lanzapapas), necesitas un


tubo de PVC de unos 45 cm de largo y con un diámetro generoso.
Otro tubo de PVC el doble de largo, de unos 5 cm de diámetro.
Una pieza de reducción de diámetro de tuberías que encontrarás
en cualquier ferretería y que te servirá para unir ambos tubos.
La parte superior de una botella de plástico, después de haberla
cortado por la mitad. Un encendedor de cocina. Un bote de des-
odorante en spray. Y un pegamento potente tipo Loctite.
El tubo grande funciona como depósito, por lo que tendrás que
unirle la parte cortada de la botella con tapón a uno de sus ex-
tremos (el tapón siempre mirando al exterior para abrirlo poste-
riormente). El siguiente paso será unir los dos tubos con la pieza
reductora en medio. Pégalo todo concienzudamente.
Después, haz un agujero en el tubo gordo, no muy grande.
Lo suficiente como para introducir en él todo el cuello del en-
cendedor de cocina (el mechero ese de los chinos con un cuello
largo) de tal forma que el “gatillo” del mechero quede en la parte
exterior del tubo.
Pega y sella concienzudamente todas las posibles aberturas y
grietas que puedan quedar, ya que el “efecto vacío” será funda-
mental para su buen funcionamiento.
Por último, echa el desodorante en el interior del depósito y ciérralo.
Introduce el proyectil, apunta y ¡dispara!

NOTA: No sé si te habrás dado cuenta de que, con éste ele-


mento, estás tirando la comida a tomar por saco… No creo
que ir lanzando patatas a diestro y siniestro sea la mejor
idea. Usa estos elementos en caso de extrema necesidad.
De lo contrario, busca alternativas mejores (como bolas de
barro endurecido, por ejemplo).
Modo de empleo: El procedimiento es sencillo. Colocas el pro-
yectil en el interior del lanzapatatas (lo más adentro posible; ayú-
date con una escoba o un palo si lo necesitas), de manera que el
mismo proyectil quede bien apretadito, produciendo un “efecto
vacío” en su interior. Esto lo lograrás porque el proyectil debe ser
un poco más grande que la sección del tubo. Por eso te debería
costar un poquito introducirlo. Pero no mucho, que la intención
es que luego pueda salir disparado.
A continuación, abres tu depósito y echas desodorante (o alcohol
pulverizado) en cantidades generosas. Cierras el tapón. Apuntas
¡y disparas!
Lo que sucede a continuación es que la llama prenderá el desodo-
rante del interior del depósito, calentando y aumentando el volu-
men del aire del interior que querrá salir por algún sitio. Y lo hará
empujando la patata (o proyectil) a una velocidad sorprendente-
mente rápida.
Lo ideal si quieres aumentar el daño del proyectil, es que a la pa-
tata (o sucedáneo) le añadas clavos, tornillos, chinchetas, alfile-
res, escarpias o cualquier elemento punzante de tamaño reducido
que puedas clavar en él con facilidad.
Si además endurecieras las patatas congelándolas previamente...
fino filipino. Y es que una patata congelada, créeme, duele mucho.
80 Vito Vázquez

3.4 La Cerbatana Revólver y la Cerbatana Bic


Una cerbatana es un canuto en el que se introducen flechas u otros
objetos punzantes a modo de proyectiles, que salen disparadas
cuando se sopla por un extremo. Vamos, como el boli Bic vacío
cuando querías tocarle las narices a los compañeros de clase o a
los profesores.
Otras guías te dirán que descartes esta arma porque el veneno no
surte efecto en los muertos vivientes… ¡Como si fueran tu única
amenaza! Hazme caso, lleva este arma encima. No abulta y te
puede salvar el pellejo.

PRECAUCIÓN: ¡Acuérdate siempre de soplar hacia fuera!


Nunca hacia adentro, por la gloria de tu madre. No cojas aire
cuando tengas la cerbatana metida en la boca si no quieres
clavarte el proyectil en tu propia garganta.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, nulo. Contra humanos,


medio-alto. Sobre todo si los proyectiles están envenenados.

Fabricación: Tenemos dos tipos de cerbatanas posibles.


La primera de ellas es la cerbatana revólver. Para su fabricación
necesitarás ocho pajitas, celo, agujas de coser, cordones de zapa-
to o zapatilla y un cúter o cuchillo. (Si tuvieras veneno extraído
de algún animal, de lujo, si no, seguro que tu madre tiene algún
liquido debajo del fregadero que pueda apañarte el invento).
Pilla seis pajitas y estíralas (alarga su parte flexible) y córtalas dos
dedos por debajo de esa zona (la flexible).
Agarra las otras dos que quedan y corta una de ellas a un tercio
de su longitud aproximadamente y a la otra le quitas solo hasta la
parte flexible.
Luego pilla las seis pajitas cortadas al principio y únelas de dos
en dos. A continuación coloca una tira de celo en la mesa (con la
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 81

parte que pega mirando hacia arriba) y vas poniendo en fila las
parejas unidas en el paso anterior. Una al lado de la otra, bien
alineadas y perpendiculares a la tira de celo.
Posteriormente, pon la pajita que aún está entera sobre ellas, en
la misma dirección, y ve envolviéndola con los pares de pajitas
de forma que dichos pares queden alrededor de la pajita central
(ésta servirá para poder girar las otras seis a su alrededor, donde
colocarás los proyectiles).
Únelo todo con celo para que no se suelte (debería quedarte algo
parecido al tambor de un revólver).
Por último, pega la pajita más corta que te queda encima de uno
de los extremos de la pajita más larga y sujétala con celo. Por
ahí es por donde soplarás. Sé que parece un poco engorroso de
entender, pero si lo vas haciendo paso por paso, no tendrás nin-
gún problema. Échale un ojo al dibujo para entenderlo mejor.
Mientras tanto, os dejo con un briconsejo.
Para la fabricación de los proyectiles necesitarás la punta de unos
cordones, un poco de celo y agujas de coser o alfileres.
Corta los cordones un milímetro por detrás del herrete (oséase, la
parte dura de la punta del cordón). Pega con celo una aguja al trocito
que has cortado, siempre con la parte punzante mirando hacia fuera.
Los pelillos que quedan por la parte de atrás del proyectil ayudarán
a que este se estabilice al lanzarlo.
Introdúcelo en tu cerbatana, apunta y ¡¡dispara!! Si quieres que
tu cerbatana pase de lanzar picotazos molestos a ser mortal, te
recuerdo lo del veneno o los líquidos de debajo del fregadero.
Si no tienes tiempo ni ganas para montarte este artefacto tú mis-
mo o te parece un follón de narices y no has entendido nada de
nada, siempre puedes coger un boli Bic o similar, quitarle el
depósito de tinta y usarlo tal cual (cuanto más largo sea el tubo y
más fino el diámetro, más rápido saldrán los proyectiles).

Modo de empleo: Una vez montada tu cerbatana revólver, llena


los seis tambores con proyectiles para tenerlos listos.
82 Vito Vázquez

A la hora de lanzar un proyectil, primero alinea la boquilla por


donde soplarás con uno de los tambores, luego apunta al objetivo
y sopla con fuerza (hacia fuera, recuerda). A continuación gira la
boquilla y alinéala con el siguiente tambor. Repite la operación
hasta quedarte sin munición.
Si prefieres usar la cerbatana Bic, simplemente introduce el pro-
yectil, apunta y sopla con fuerza.

3.5 Pistola de Agua Lanzallamas


Pues eso, tampoco es que nos hayamos estrujando mucho el coco
pensando en un nombre molón para éste arma. Cuanto más clarito
te quede todo, mejor. Fácil, sencillo y para toda la familia.
Aunque digan lo contrario, el tamaño sí importa. Que no te timen.
A mayor tamaño de pistola, más capacidad de reserva tendrás.
Y cuanto más moderna sea, menos tiempo tardarás en recargar y
más rápido podrás efectuar tu siguiente disparo.

Nivel de mortalidad: Contra zombis, bajo. Contra humanos, alto.

NOTA: No usarla en piscinas contra niños molestos.

Fabricación: Por la parte inferior de la pistola, enrollas un alambre


haciendo que el final de este, acabe justo por delante de la salida de
la boca de dicha pistola, por donde saldrá el líquido al disparar. En
la punta de ese alambre, colocas un algodón prendido en alcohol o
gasolina y lo enciendes.

Modo de empleo: La idea es llenar el tanque de la pistola con ga-


solina o alcohol. Cada vez que aprietes el gatillo, el fluido saldrá
disparado a gran velocidad, prendiéndose al atravesar el algodón
ardiendo y produciendo una llamarada cuanto menos vistosa.

NOTA: Para evitar que la llamarada retroceda y tanto tu arma


como tú salgáis ardiendo, te recomiendo que coloques un
“cortafuegos” en la punta de la pistola.
Para ello, usa papel de aluminio (es incandescente). Lo único
que deberás hacer es colocar el papel como si fuera un co-
llarín en la punta de la pistola, de tal forma que las gotas que
puedan caer no lleguen nunca a entrar en contacto contigo.
84 Vito Vázquez

Me encantaría saber cómo reaccionaría un zombi si, mientras va


andando hacia a ti con la boca abierta y emitiendo ese quejido
característico, le enchufas con tu pistola de agua justo a la garganta.
¿Tosería? ¿Dejaría de emitir ese quejido? ¿Cerraría la boca?
¿Te insultaría? Si alguna vez lo pruebas, házmelo saber. Me pica
la curiosidad…

3.6 La bomba “Vanish Oxi Action Gel”


Esta vez sí nos hemos currado un nombre molón. Vale, no es tan
molón… y sí… lo hemos llamado así porque necesitarás, entre
otras cosas, un blanqueador para la ropa (del tipo “Oxi Action
Gel” o como diablos se escriba).

Nivel de mortalidad: Contra zombis, muy bajo. Contra huma-


nos, muy alto. Extremar la precaución al manipularlo. No dejes a
tu madre que lo use, creyendo que puede lavar tu camiseta sucia
con ello. Las destruirá a ambas…

Fabricación: Necesitarás blan-


queador de ropa (como hemos
dicho anteriormente) y un lim-
piador para WC. Pregúntale a tu
madre. Ella sabrá donde están.
Uno de los componentes prin-
cipales del blanqueador es el
hipoclorito de sodio (nos pone-
mos técnicos, que siempre le da
un toque de credibilidad), que
al mezclarlo con el limpiador
que contiene ácido clorhídrico,
producirá una reacción química
espontánea generando unos
gases extremadamente tóxicos (podrían destrozarte los pulmones
en cuestión de segundos).
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 85

Modo de empleo: Ideal para situaciones en las que sepas de an-


temano que el enemigo entrará en tu casa o guarida.
Prepara tu mezcla tóxica. Déjala escondida en el salón o en la
cocina. Asegúrate de que todas las ventanas y puertas estén cerra-
das para que todo el ambiente se envenene. Escapa por tu puerta
secreta (espero que tengas una, porque si no, estarás jodido) y
deja que los malos entren. Los gases venenosos harán el resto.
Recuerda que los zombis son inmunes al veneno, por lo que no te
servirá de nada usarlo contra ellos.

NOTA: En caso de intoxicación, los primeros síntomas son


enrojecimiento y picor de ojos y ardor de nariz y garganta.
Si esto sucediera, corre a un lugar bien ventilado y respira
hondo durante un rato largo. No te acerques al lugar de la
mezcla. Importantísimo el uso de protección para las manos,
nariz y ojos. El ácido clorhídrico derrite, literalmente, todo
lo que toca. No seas bobo y no hagas la prueba, si quieres
seguir manteniendo ambas manos intactas.

3.7 Cuchillo Balístico Casero


Tener en tu poder un clavo que sale disparado a la velocidad sufi-
ciente para metérselo entre ceja y ceja a un muerto rabioso mola
mogollón. Te ahorrarás meses de práctica intentando lanzarlo con
tus propias manos.

Nivel de mortalidad: Contra los zombis, media/alta. Contra hu-


manos, alta. A una distancia corta y con un buen disparo, podría
ser letal.

Fabricación: Necesitarás un bote de Lacasitos, alcohol, un ge-


nerador de chispa de mechero, dos tornillos pequeños, un clavo
grande, un cable eléctrico, tijeras, un corcho de botella, una barra
86 Vito Vázquez

de silicona caliente, un encendedor, cinta aislante y un destorni-


llador para los tornillos pequeños. Todo eso.
Cogemos el tubo de Lacasitos y le hacemos dos agujeros peque-
ños (del tamaño de los tornillos) e introducimos los dos tornillos
pequeños. A continuación, cogemos el cable eléctrico y cortamos
un trozo. Separamos los dos cables que vienen pegados y pe-
lamos sus extremos. Unimos uno de los extremos con el cable
previamente pelado del generador de chispa y lo reforzamos con
cinta aislante. El otro cable tendrá que ir en contacto con la pieza
metálica del generador de chispa (la toma de tierra, por decirlo de
alguna manera). Lo reforzamos también con cinta aislante.
Una vez terminado, unimos las partes peladas de los cables que
nos quedan a los tornillos. Enrollamos y apretamos los tornillos
para que quede bien fuerte la unión. Fijamos el interruptor al tubo
para que sea más fácil apretarlo después.
Luego corta un trocito de corcho, de tal forma que entre justito en
el tubo pero que pueda salir de forma fácil.
Unimos la tapa del bote de Lacasitos y el corcho y lo atravesamos
con el clavo grande (primero atraviesa el corcho y luego tapa;
es importante el orden.). Los fijamos con silicona para que no se
separen. Y eso es todo. Ya estaría listo tu cuchillo balístico casero.

Modo de empleo: Solo tienes que echar un poquito de alcohol


dentro del frasco (vaporizado si es posible), colocar el proyectil,
apuntar y ¡¡disparar!! Así de fácil.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 87

3.8 Napalm casero de unicel


El napalm usado en Vietnam contenía una mezcla de benceno,
gasolina y poliestireno. El material resultante era una mezcla dia-
bólica que se adhería a cualquier superficie mientras ardía y la
quemaba por completo. Era prácticamente inextinguible y podía
prender durante minutos. Esa es la idea.
Es difícil encontrar un uso legítimo civil o militar para esta mezcla
infernal. Pero yo te daré un buen uso. ¡¡Acabar con un ejército
de zombis!!

Nivel de mortalidad: Contra zombis, medio. Contra humanos,


muy alto.

Modo de empleo: Es posible llegar a una mezcla muy similar a


la usada en la guerra. Y aunque no podrás lanzarla desde aviones
como entonces, podrás arrojársela a tu enemigo con un cuenco
o cubo desde lo alto de la ventana. Para ello necesitarás unicel y
gasolina.
El unicel es un material plástico y rígido fabricado a partir del
moldeo de perlas de poliestireno, que se utiliza para empaquetar
la comida rápida y los artículos electrónicos. También se usa en
la fabricación de vasos y platos desechables y en la industria de la
construcción. Necesitarás este material, así que ya estás mirando
dentro de todas las cajas de embalaje que puedas guardar por ahí…
El procedimiento es sencillo. En un cubo metálico (no queremos
que se nos queme y se derrita), vierte la gasolina. A continuación,
introduce el unicel y deja que se empape durante un tiempo.
Cuando haya pasado un buen rato, retira el unicel sólido. El lí-
quido que sobra será tu napalm. Una vez lo enciendas, no habrá
manera de apagarlo. Recuérdale a tu madre que no fume cerca…
88 Vito Vázquez

ALGO PARA RECORDAR


• Aunque estás en un mundo infestado de zombis, estos no son
tu mayor amenaza, créeme. Los humanos que aún sigan vivos sí
que son una amenaza. Los zombis son previsibles, lentos y torpes.
Cuando lleves un tiempo cargándotelos, le pillarás el truco y será
pan comido. Solo son verdaderamente peligrosos cuando andan
en grupos grandes.
Los humanos, sin embargo, son imprevisibles. No sabes si sus
intenciones son buenas o malas. Y basta con solo uno de ellos
para joderte el día. Ándate con ojo.
• Lleva siempre más de un arma encima. No puedes permitirte
el lujo de quedarte desarmado bajo ninguna circunstancia.
• Dale a tu madre armas acorde a sus habilidades.
• Además de las armas que puedas fabricarte de forma casera,
no estaría de más que tuvieras un arma hecha en fábrica. Por si las
moscas.
• Nunca te hagas el héroe.
• Si le disparas con la pistola de agua en la garganta a un zombi,
acuérdate de contarme cómo reacciona.
DEFENSA:
LA MEJOR DEFENSA ES UN BUEN ATAQUE

Se suele decir que la mejor defensa es un buen ataque. Y es cierto.


No lo dudes. Aunque la de salir corriendo si el oponente es más
fuerte también es bastante eficaz. Siempre que puedas, golpea pri-
mero y tendrás más posibilidades de ganar. Recuerda que no es
jugar sucio, es saber usar el factor sorpresa. Maneja estas situacio-
nes con astucia y siempre llevarás cierta ventaja sobre el enemigo.

— Perdona, chico, ¿tienes hora?


— ¡PUM! ¡KAPOW! ¡ZAS!
Fijo que ese capullo ya no te roba tu reloj. Por si las moscas.

Pero hay veces que, por diversas circunstancias ajenas a tu


persona, inevitable e irremediablemente te verás envuelto en un
embolao de tres pares de narices. Por mucho que lo intentes y
por más que te esfuerces, no siempre podrás estar pendiente de tu
madre y en algún momento, cuando menos te lo esperes, fijo que
la lía. Aunque luego no lo reconozca o, directamente, te eche la
culpa a ti. ¡Y que no se te ocurra refutarla!
Si en algún momento te ves sorprendido o te pillan con la guar-
dia baja, lo que viene a ser lo mismo…, será el momento idóneo
para poner en marcha tus infalibles técnicas defensivas. ¿Por qué?
Porque no te ha dado tiempo a atacar y te han pillado completa-
mente empanao. Así que ahora no queda otra que defenderse.
Lo primero es lo primero, necesito que entiendas que llamamos
defensa a aquellas tácticas que tienen como objetivo principal
90 Vito Vázquez

resistir, rechazar o destruir un ataque, apoyándose siempre en una


zona de terreno previamente organizada y preparada. Vamos, que
te han pillado con el culo al aire y estas técnicas te servirán para
para ganar algo de tiempo.
Además del entorno, que juega un papel crucial y al que dedi-
caremos un capítulo entero más adelante, deberás ir bien apro-
visionado. Con el tiempo te irás haciendo con tu propio arsenal.
Te equiparás con utensilios obtenidos por el camino y otros
hechos por ti mismo. Cualquier elemento que te sirva para prote-
gerte será bienvenido.
Con tu madre pasa un poco igual. Mientras tú, que eres muy
especialito, para sentirte seguro y peligroso necesitarás como mí-
nimo un uniforme militar de esos molones de camuflaje, un chale-
co antibalas como los que usan los GEO en las pelis americanas,
guantes y casco de protección, y
puede que hasta un pasamontañas
o incluso un traje de superhéroe
currado (porque eres así de chulo
y si no te flipas en el fin del mun-
do, dime tú cuándo lo vas a ha-
cer), a tu madre le valdrá con un
delantal de cocina (para que los
zombis no le manchen la ropa),
unas zapatillas (no podían faltar)
y su inseparable bolso. Bendito bolso (ver capítulo 14: “Equipaje
de mano: mamá ¿qué llevas en el bolso?”). El bolso es a tu madre
como Robin a Batman, como Zipi a Zape, como Epi a Blas, como
Pin a Pon, como Ac a Dc, como… bueno, lo has pillado, ¿no?
Pues eso, que tu madre únicamente necesitará esos tres elemen-
tos para sentirse la reina del mambo. Y con la confianza a tope y
sabiendo que su ropa está a salvo de manchas, ya conoces a tu ma-
dre, ella sola sería capaz de acabar con la malaria si fuera necesario.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 91

5.1 ELEMENTOS DE DEFENSA. Mamaaá ¿dónde está mi casco?


Vamos a lo que vamos. Elementos de defensa. ¿Qué requie-
res para defenderte? Mira a tu alrededor… ¿Se te ocurre algo?
Tic, tac, tic, tac… Necesitas pensar con mucha más rapidez...
¿Es que siempre vas a esperar a que te lo resuelva yo todo? Venga
va, porque eres supermajete y me has caído bien. Ahí te va una
lista con una serie de ideas que en un momento dado te harán la
vida un poco más fácil:

5.1.1 El Escudo
No trates de hacerte uno a lo Capitán América creyendo que
lanzándolo podrás acabar con una horda de zombis. No eres
tu madre. Ni eres un superhéroe. Ni siquiera eres un héroe.
Aún no. Y aunque te hagas un escudo y lo pintes de azul y rojo
con una estrellita blanca en el centro, no será indestructible como
el suyo. Ni retornará a tus manos después de rebotar en cinco
o seis zombis. Haz la prueba. Trata de lanzar tu broquel con la
eficacia y la elegancia del Capi y a ver qué pasa. ¿Y ahora qué?
Rodeado y sin escudo. ¡Genio!

Nivel de defensa: Contra zombis, medio/alto. Siempre que pue-


das evitar el enfrentamiento directo con éstos desgraciados, hazlo.
Pero si no se puede, mejor que masquen madera o metal que tu
chicha y tus huesitos); Contra humanos, medio/alto.

Fabricación: Podrías perder tiempo en ir a buscar madera al bos-


que o al descampado de la esquina y perder un día entero tallando
uno. Incluso podrías hacerte con un escudo de los que usan los
policías antidisturbios. Lo cierto es que eso estaría bastante bien.
Pero mira a tu alrededor. ¿Ves algo de eso? ¿Madera? ¿Algo para
tallarla? ¿Algún antidisturbios con escudo? ¿Sí? Pues trata de
quitárselo. No hay huevos.
No te compliques. Es mucho más fácil y rápido que todo eso:
lo único que necesitas son libros y cinta aislante. Fijo que eso lo
92 Vito Vázquez

puedes conseguir en menos de tres minutos. Y es que los libros


no solo sirven como pisapapeles, para decorar estanterías, hacer
hogueras o regular la pata de una mesa. Además y aunque no te lo
creas, ¡sorpresa!, también sirven para defenderte.
Así que no olvides llevar este manual contigo a todas partes. Puede
que te salve la vida hoy. O mañana…
El objetivo es crearte una especie de “armadura”, “cota de malla”
o “chaleco antibalas” casero. Para ello, debes coger varios libros.
Cuanto más gordos sean, mejor. (Funcionan especialmente y
sorprendentemente bien los diccionarios alemán-español, espa-
ñol-alemán. Ich weiß nicht warum). ¡Ah, y aprovecha los que
son de tapa dura! Son el doble de eficaces.

Modo de empleo: Abre los libros por la mitad aproximadamente


y colócalos sobre tu pecho, tripa o cualquier miembro que quieras
cubrir, dejando la parte de la tapa dura mirando siempre al exte-
rior. Fija los libros a tu cuerpo con cinta americana, cinta aislante
o algún tipo de cuerda. Cubre la máxima superficie posible.
No es un chaleco antibalas real, pero puede librarte de una muer-
te segura a causa de un posible disparo a cierta distancia, de un
mordisco o de un corte profundo que afecte a algún órgano vital.
A continuación, ponte algo de ropa encima (sobre todo si es invierno),
más que por el frío, para no ir como un adefesio por la calle…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 93

¡Además, cuenta con una ventaja añadida! Siempre llevarás algo


encima para leer.

NOTA: También se ha explicado con anterioridad cómo utilizar


una sartén o la tapa de un retrete como escudo. Ver capítulo
4: “Ataque: Cuando falla la negociación”. No se repite en esta
sección por motivos prácticos.

5.1.2 El Casco
Generalmente de un material muy resistente y de forma semies-
férica, que más o menos se ajusta a tu cabolo para evitar que te
golpees con las esquinas y que te salgan más chichones.

Nivel de defensa: Contra zombis, medio/bajo. (No creo que te


ataquen a la cabeza precisamente. Irán a por alguna zona más
blandita, como el cuello o las extremidades). Contra humanos:
medio/alto. Contra las collejas de tu madre, muy alto (aunque
siempre acaba encontrando un resquicio por dónde meter la mano).

Fabricación: Si no has conseguido hacerte con el de algún mi-


litar caído o algún poli cadáver, lo mejor que puedes hacer para
improvisar es usar un cubo y un par de cuerdas o cordones. Si el
cubo es de plástico, te será mucho más fácil moldearlo aplicando
calor e incluso cortando la parte sobrante para que se ajuste de la
mejor manera posible a tu sesera.
Una vez consigas crear tu casco, hazle un par de agujeros de ma-
nera que puedas pasar una cuerda por cada uno de ellos. Así po-
drás ajustarlo luego a tu barbilla y no lo perderás cuando salgas
corriendo o tengas que saltar para sortear algún obstáculo.
Puedes añadirle plantas y ramas para camuflarte mejor y siempre
le da un rollito más profesional. Si los chinorris lo usaban en la
guerra de Vietnam, por algo será.
94 Vito Vázquez

Modo de empleo: Póntelo en la cabeza de manera que tengas


la mayor superficie de cráneo protegida y luego ajusta el cordel.
La integridad de tu cabeza estará asegurada, al menos, contra las
típicas vecinas coñonas que no atienden a razones y les da por
tirarte un tiesto desde un cuarto piso en cuanto pasas por debajo,
así porque sí. Supongo que para cobrarse alguna rencilla no re-
suelta del pasado.
Si quieres usarlo como arma, aunque es poco recomendable, tam-
bién puedes hacerlo. Para ello tendrás primero que ajustártelo bien
y luego salir corriendo hacia tu objetivo con la cabeza delante del
cuerpo y embestirle como
un toro bravo. ¿Conoces la
historia del toro Ferdinan-
do? Es un ejemplo perfecto
de lo que no debes hacer.

5.1.3 Los Guantes


Sirven para protegerte
en diferentes situaciones.
Desde evitar un daño pro-
ducido por alguna corte-
za al trepar por un árbol
o rama, hasta protegerte
del agresivo aceite al freír
un huevo, pasando por la gélida nieve o para evitarte cortes,
arañazos y algún que otro disgusto producido por los implaca-
bles pinchos del rosal de turno, si en algún momento te da por
podar el jardín.

Nivel de defensa: Contra zombis, alto. Contra humanos, medio/alto.


A tu madre le vendrán de lujo para darte collejas acolchadas, de esas
que no hacen ruido. También conocidas como las collejas assasin.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 95

Fabricación: No requieren de fabricación previa. Tan solo de-


berás hacerte con los guantes adecuados para cada situación.
Por ejemplo, para manipular elementos en invierno a la intemperie,
los más adecuados serán los guantes térmicos. No queremos que
se nos congele ninguna extremidad.
Si es para evitar hacernos daño al realizar alguna actividad que
pudiera herirnos las manos (como recoger leña, escalar, hacer pe-
sas…) serán más efectivos los mitones (ya sabes, guantes tipo
ciclista con la palma acolchada).

Modo de empleo: No creo que necesites que te explique cómo


ponerte un guante… Tan solo añadir que no uses jamás los de
cocina de tu madre. Esos de plástico rosa o amarillos para fregar
los platos. Ni siquiera para hacer la gracia. A ella no le hará ni piz-
ca. Todos sabemos que esos guantes son sagrados. Solo pueden
usarlos ellas. Que luego te los pones tú que tienes las manos más
grandes y se los rompes. Avisado quedas.
96 Vito Vázquez

5.1.4 El Pañuelo
Pequeño complemento de tela que sirve para limpiarte los mocos,
darle un toque elegante a tu traje, secarte el sudor de la frente o
cubrirte la cabeza o la nariz para minimizar el riesgo de inhalar
tufos incómodos.

Nivel de defensa: Contra zombis, medio. No te evitará ningún


golpe, pero sí reducirá de manera considerable el hedor que llena
las calles por culpa de esos nauseabundos seres. Contra humanos,
bajo. Te servirá para cubrirte la nariz y la boca en caso de tormen-
ta de arena, ventisca o bomba de humo. Y puede que te salve de
una insolación producida por una exposición prolongada al Sol.
¡Ah! Y si cometes alguna fechoría, con un poco de suerte no te
reconocerán al llevar el pañuelo cubriéndote la cara.

Fabricación: No requieren de fabricación previa.

Modo de empleo: Tan solo deberás cubrirte la cabeza o la nariz


y la boca. Tanto la manera de doblar el pañuelo, así como dónde
colocártelo y como atarlo, dependerá de las modas y gustos que
cada uno siga. Si no sabes atártelo, no te preocupes, pregúntale
a tu madre.

5.1.5 Las Medias


No me refiero a esas medias sexys que se ponen en la cabeza los
atracadores de bancos para deformar su rostro, ni las que usan
ciertas madres para sujetarse la faja. Me refiero a esos calcetines
largos, típicos en las equipaciones de fútbol, pero reforzados.

Nivel de defensa: Contra zombis, muy bajo. Contra humanos,


muy bajo. Contra hierbajos, espigas, zarzas y chinas, muy alto.
Y es que si alguna vez has hecho senderismo o has andado por el
campo en pantalón corto, sabrás lo que jode que se te metan las
malditas piedrecitas por las zapatillas o que se te claven las espigas
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 97

en los calcetines. ¿Y por qué no te pones pantalones largos y


punto?, te estarás preguntando. Muy buena, chaval: ahora vete a
andar a las cinco de la tarde en agosto por la Casa de Campo en
pantalón largo y medita la respuesta.

Fabricación: Necesitarás cinta americana, celo o cinta de carro-


cero, tus medias y unas buenas zurpas (playeras, deportivas, tenis…
llámalas como quieras).

Modo de empleo: Úsalas preferentemente en épocas calurosas


para poder combinarlas con un pantalón corto.
Ponte las medias. Estíralas bien y cubre la parte de la pierna que
necesites para andar de manera cómoda a través del entorno. Usa
la cinta americana o similar para sujetar las medias a la altura
deseada, de esa forma no se te bajarán. A continuación, ponte el
calzado más adecuado para el terreno
que vayas a explorar y usa de nue-
vo la cinta americana para tapar la
ranura que queda entre la zapatilla
y tus tobillos. Evitarás que se te
cuelen chinas molestas e ilegales.
Cuando lleves kilómetros andados
sin acordarte de las espigas, las
chinas, ni de los pinchos, ya me lo
agradecerás.
98 Vito Vázquez

5.1.6 Las Gafas


Imprescindibles. Tanto si ves menos que un topo, como si las
necesitas para protegerte del sol. Graduadas o no, este objeto es
fundamental para mantener tu sentido más práctico en buen fun-
cionamiento durante el mayor tiempo posible. (No es que los de-
más sentidos sean menos importantes… solo digo que un ciego
en un mundo infestado por zombis estaría bastante más jodido
que… por ejemplo… no sé… ¡Légolas! Por decir alguien a boleo
con una vista más o menos decente).

Fabricación: No requieren de fabricación previa.

Modo de empleo: No solo te servirán para ver mejor de cerca o


de lejos, para protegerte del sol o de ventiscas. Si son de cristal o
vidrio, además podrás usarlas para obtener fuego. Las lentes son
fantásticos concentradores de luz. La recogen y la redirigen a un
punto fijo aumentando la temperatura hasta el punto de quemar el
objeto fijado. Como cuando quemabas hormigas o saltamontes
de pequeño (mala persona). Por lo que, si el buen tiempo acom-
paña, con unas gafas y cuatro hierbas secas podrás preparar una
rica barbacoa.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 99

5.1.7 La Barricada
Es un parapeto improvisado para defenderte de algo. Sirve para
estorbar el paso del enemigo y suele ser más usado en revueltas
populares que en el arte militar. Su uso se remonta a 1588 en
París. Así que digo yo que si llevan tantos años usándola, algo
bueno tendrá.
Seguro que tú lo has usado en algún momento, cuando te perseguía
tu madre por la casa para echarte la bronca, tu hermano mayor para
darte una paliza por haberle vacilado de más o el matón del cole
por cualquier motivo que se te venga a la cabeza. Ibas corrien-
do, sintiendo el aliento del agresor pegado a tu nuca. Mientras
corrías, ibas lanzando objetos para interferir en la trayectoria
del perseguidor. Lo hacías inconscientemente y casi nunca fun-
cionaba como esperabas… Más tarde o más temprano, la paliza
acababa alcanzándote. Pero no sufras. Eso era porque aún no te
habías hecho con esta guía.

Nivel de defensa: Contra zombis, alto. Son seres estúpidos.


No saben abrir puertas, escalar paredes o trepar verjas y muros;
Contra humanos, medio. Puedes retrasar el avance enemigo, pero
es difícil que les detengas por completo. Puedes ganar tiempo,
que posiblemente sea lo que busques en ese momento.

Fabricación: Será una tarea hercúlea. Tendrás que ser más rápi-
do que la luz y, por supuesto, deberás prepararla tú solo. Como tu
madre te vea amontonando trastos en medio del pasillo (o donde
sea) automáticamente comenzará a limpiar y despejar la zona,
reorganizando y reagrupando los objetos y devolviéndolos a “su
sitio” en contra de tu voluntad. No tendrás tiempo ni para expli-
carle que estás preparando una barricada. Antes de que empieces
la frase, no quedará ni rastro de lo que habías amontonado.

Modo de empleo: Coloca la mayor cantidad de elementos obsta-


culizando estratégicamente la zona a defender. Por donde preveas
100 Vito Vázquez

que avanzará el adversario. Todo lo que se te ocurra valdrá: arma-


rios, camas, sillas, mesas, televisiones, canicas, señoras ancianas
(de esas que andan por la acera muy, muy, pero que muy despacio
y si pueden, en parejas, para joder más, haciéndote casi imposible
el adelantamiento)… Todo lo que te sirva para estorbar el paso y
retrasar su avance, será útil. (No sufras por las ancianas. Estarán
a salvo. Los zombis pasarán de ellas porque saben que tienen me-
nos carne que el tobillo de un gorrión. El esfuerzo no les merece
la pena. Y los malhechores sentirán afecto por ellas y las dejarán
marchar. No sin antes maldecir a los cuatro vientos).
Para evitar la progresión de los zombis, lo que mejor funcio-
na son las defensas perimetrales, como las vallas y los muros.
Puedes tratar de crear uno tú mismo que resguarde la zona en
la que la que has acampado. O eso, o refúgiate en un lugar que
traiga uno de serie. O al menos, que disponga de cuatro paredes.
Si las tiene, refuerza las ventanas y las puertas con maderas,
barrotes, muebles o cualquier objeto que tengas a mano.

NOTA: No te quedes nunca delante de una ventana. Y mucho


menos si no está reforzada. No creo que quieras que una o
varias manos putrefactas atraviesen el cristal y te agarren
desde el exterior por la parte de atrás de tu camisa, tu mo-
chila o tu coleta y te saquen a rastras del escondite.
Que sepas que si eso sucede y consigues regresar vivo,
tu madre te estará esperando para echarte la bronca por el
cristal roto. Es que ya te vale…

5.1.8 El Dron o Cuadricóptero Teledirigido


Es un juguetito de lo más divertido y, dadas las circunstancias,
realmente útil. Si consigues hacerte con uno, úsalo para inspec-
cionar el terreno antes de ir en persona. Pero, ojo, no lo lleves de-
masiado al límite. La frecuencia podría perderse, haciendo que tu
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 101

dron se estrelle vete tú a saber dónde… Y recuerda que la batería


no suele durar más de diez o quince minutos.

5.2 LA VIGILANCIA: PERMANECE ALERTA


Tu madre siempre te vigila y eso antes te ponía de los nervios.
Te cabreabas cuando entraba en tu habitación cada diez minu-
tos para ver qué estabas haciendo. Para comprobar si estabas
estudiando. En el apocalipsis, es distinto. Ahora te reconforta.
Te sientes seguro. Incluso te gusta que de vez en cuando vaya a
preguntarte qué tal estás (eso antes era impensable. A la tercera
vez pensabas: Joé mamá, que pesada eres).
¿Te acuerdas cuando de pequeño llorabas por las noches lla-
mando a tu madre, porque tenías miedo de que apareciera un
monstruo o un fantasma? ¿Apareció alguna vez? No. ¿Sabes
por qué? Porque se acojonaban de tu madre. El monstruo estaba
ahí. No hay duda. Vacilándote y pasándoselo pipa metiéndote el
miedo en el cuerpo. Pero entonces se encendía una luz al otro
extremo del pasillo y una voz masculina susurraba “te toca a ti”,
a continuación se oía el ruido del muelle del somier de la cama,
indicativo inequívoco de que alguien se levantaba, y justo des-
pués se adivinaban un par de zapatillas arrastrándose por el pasillo,
102 Vito Vázquez

a lo Juanito Muehlegg, con rumbo a tu habitación… Y entonces


el monstruo se acojonaba. Dejaba el vacile para otro día. No te-
nía narices de salir de su escondrijo o manifestarse con tu madre
delante. Quien además estaba de mala leche por no poder dormir
del tirón.
Resumiendo, que tú estás vigilado. Pero ¿quién vigila a tu ma-
dre? Sabes que ella no necesita protección. Se vale más que de
sobra por sí misma. Pero no lo olvides. Es una madre. Lo que sig-
nifica que no siempre te escucha cuando le hablas, que no siempre
entiende lo que le explicas (aunque haga como que sí lo hace) o
que no siempre hace lo que le dices.
Cualquier nimiedad o malentendido podría acabar con el plan
establecido, chafándote el sigilo y anulando por completo el fac-
tor sorpresa. Una madre cabreada o enfadada es comparable con
Hulk (el verde, no Hogan). Una vez entra en cólera, no hay vuelta
atrás. Desatará su ira y se desquitará con el primero que pille.
Sea quien sea. Y desde luego, no será ni mucho menos sigilosa.
¡Mamá enfadada! ¡Mamá aplastar!
Así que ten cuidado. Vigila, más que a tu madre, lo que le dices
y cómo se lo dices. De tus palabras depende liberar a la bestia o
tener una dulce y perfecta aliada.

5.3 CÓMO ORGANIZAR VIGILANCIAS CON TU MADRE


Ese es un tema delicado. Sois dos. Estáis cansados y necesi-
táis dormir. A no ser que tengáis un búnker inexpugnable donde
podáis cerrar ambos los ojos y descansar a gusto y sin miedo
a que nadie perturbe vuestra paz, deberéis turnaros para vigilar
y hacer guardias.
Tú te fías de ti mismo. Pero… ¿te fías de tu madre? Imagi-
no que dependerá del tipo de madre que tengas (ver capítulo 2:
“Tipos de madres”). Si es de las que se asustan hasta de su pro-
pia sombra, es más que probable que se produzcan varias falsas
alarmas a lo largo de la noche y que no consigas pegar ojo.
O que encienda la linterna cada vez que oiga un ruidito, haciendo
104 Vito Vázquez

de faro en la más absoluta oscuridad, guiando a los enemigos


directamente hacia vuestra posición. O peor aun, que vea una cu-
caracha o una lagartija o cualquier bicho que pase a menos de seis
kilómetros a la redonda y salga corriendo y gritando. Eso sí que
sería vuestra perdición…
Hablar. Esa es la clave. Dejad las cosas bien claras desde el
principio. Apuntad los turnos para que no quepa duda. Haceros
un planning. Es imperativo que entre tu madre y tú haya comu-
nicación, reglas o algún tipo de pacto. Algo inquebrantable para
ambas partes. U os ponéis de acuerdo en cómo hacer las cosas o
de lo contrario, para cuando queráis poneros de acuerdo, ya será
demasiado tarde.
Como todo lo que vayas aprendiendo, deberás practicar antes.
Pon a tu madre a prueba, descubre cuáles son sus puntos débiles,
qué le asusta, qué le da miedo, qué podría provocar su huida.
Cuando lo hagas, procura evitar el tipo de terrenos que puedan
traer con ellos estos contratiempos.
Para las guardias y para evitar o detectar peligros a tiempo, ciertos
animales podrían seros de utilidad. Pero, ¡ojo!, ¡No todos! Hablaremos
sobre el tema más adelante (ver capítulo 16: “Animales y mascotas”).

5.4 CÓMO ENTRETENERTE


EN LA GUARDIA SIN QUEDARTE DORMIDO
El aburrimiento puede llevarte a la paranoia. Cientos de estudios
psicológicos lo demuestran. Es importante que te entretengas.
Pero… no hay tele, ni radio, ni PlayStation… estás jodido. ¿Mi
consejo? Lee. Lee siempre. No solo en las guardias. Aunque puede
que sean tu único momento de paz. Aprovéchalas. Esta guía es per-
fecta para ello: léetela una y mil veces. Te entretendrás y apren-
derás cosas nuevas. Mira tú, ¡dos pájaros de un tiro! Y encima
los dibujitos tienen mogollón de detallitos que seguro que no has
visto a la primera. ¡Mola!
Pero supongamos que en ese momento no llevas libros encima…
Entonces la mejor opción será que permanezcas en movimiento.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 105

Mantén tu cuerpo y tu mente activos. Haz pequeñas rondas de


vigilancia (siempre cerca de tu madre) alrededor de vuestro cam-
pamento base. No te quedes acurrucado y a gustito porque te
acomodarás, te entrará la modorra y acabarás quedándote frito.
Y aunque nadie se ha atrevido a decírtelo hasta ahora por si te
molestas, que sepas que roncas. La verdad siempre por delante.
Y por favor te lo pido, si llevas armas de fuego… ¡¡SIEMPRE
CON SILENCIADOR!! Ya sabes que por la noche el nivel sonoro
de absolutamente todos los ruidos parecen multiplicarse por diez,
así que procura no hacerlo.

Cosas que NO deberías hacer si estás de guardia:


• Ponerte unos auriculares para
escuchar música molona que te
mantenga motivado. Puede pa-
recer una buena idea porque a
priori no haces ruido, pero tam-
bién te impedirá oír si alguien o
algo se acerca a vuestra posición.
• Hacer una hoguera. La luz
atraerá a pequeños insectos que
asustarán a tu madre. Y puede
que atraigan algo peor.
• Hacerle cosquillas en la nariz con un palo o una rama mientras
duerme, para que ella sola se golpeé en la cara.
• Gastarle bromas poniéndole serpientes o arañas de plástico
encima. El grito que pegará se oirá a más de diez kilómetros a la
redonda. Y el sopapo que te llevarás, también.
• Alejarte mucho de la posición de tu madre. Es de noche, no
se ve un pijo y te orientas como el culo. No creo que te ape-
tezca perderte y acabar gritando “Mamaaaaá, ¿dónde estás?”.
A no ser que quieras montar una fiesta guapa y marcarte un
bailecito a lo “Thriller” con muertos vivientes de verdad, no
es una buena idea.
106 Vito Vázquez

• Asustarla con “falsas alarmas”.


No está mal que alguna vez lo hagas
para poner a prueba sus reflejos y su
velocidad de reacción. Pero si abu-
sas de ello, perderás su confianza.
Y el día que de verdad pase algo, ve-
rás tú. ¿Te suena el cuento de Pedro
y el lobo?
• No te comas las latas de conserva
a escondidas de tu madre. No seas ruin.
• No te tires pedos sonoros a pro-
pósito. Aunque el eco de tu propio cuesco te haga gracia, no te lo
hará tanto que atraiga a un grupo de zombis. Y por favor, no diri-
jas tu gas hacia la hoguera. Primero porque ya sabes que puedes
salir ardiendo y eres mayorcito para eso. Y segundo, ¿qué coño
haces con una hoguera encendida?

5.5 DEFENDIENDO TU CASA:


Mamaaá, ¡han llamado al timbre!
En ningún lugar te sentirás más seguro que en tu propia casa.
Te la conoces como nadie. Te sabes todos sus escondites, esca-
lones rotos, puertas que no se abren o que hacen ruido al abrirse,
suelos que chirrían al pisarlos… Mi recomendación es que no te
quedes en ella si esta se encuentra en la ciudad. Por mucha pena
que te dé abandonarla. Hay demasiada gente a tu alrededor que
acabará infectada… El riesgo es excesivo y completamente inne-
cesario. Por eso, lo mejor es que te traslades a tu casita del pueblo
o a tu finca y desaparezcas. (Suponiendo que tienes una. Y si no,
busca una que esté deshabitada. Si llegas el primero, será tuya).
Otras guías te recomiendan que refuerces tu casa con muros de
hormigón de tres metros de altura, reforzados a su vez con barras de
acero y unido con cemento armado. Pues buena suerte. Mientras lo
vais construyendo, os dejamos con otro briconsejo… ¡Venga ya!
Si eres vasco, adelante. Estará chupao. Pero si eres de cualquier
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 107

otra parte del planeta, de verdad que no hace falta ser tan exagerado.
Los zombis no tratarán de entrar en tu casa a no ser que oigan o
vean algo que les llame la atención, en cuyo caso, podrás lanzar
objetos por la ventana en la otra dirección, para distraerles con el
ruido que dicho objeto haga al caer y conseguir que se vayan por
el camino contrario.
Te recomiendo que intentes por todos los medios no llamar la
atención de estos inoportunos serecillos. Es aconsejable apagar
la alarma de casa (si dispones de ella). No servirá para nada bue-
no. Si comienza a sonar no creo que la policía acuda al rescate.
Solo logrará atraer a cientos de seres más raros que los que
puedas encontrarte en un festival de música alternativa a las
seis de la mañana.

Con un poco de suerte, el típico vecino despistado y aguafiestas se


despertará por el ruido que producen los seres de la calle que rodean
tu casa y se levantará de mal humor para recriminarles e increparles
por la ventana, sin saber, obviamente, que son zombis… Dicha ab-
surda y más que oportuna acción te salvará el culo esa noche:

— Callaos yaaaaaa, ¡¡¡hippies!!! ¡¡Perroflautas!! ¡Voy a llamar


a la policía como no os vayáis a vuestra casa de una vez! ¡Que son
las cuatro de la mañana y algunos intentamos dormir!
108 Vito Vázquez

Aprovecha el ejemplo del vecino aguafiestas para explicarle a


tu madre que los zombis no hablan ni entienden y ofrécele un
buen par de tapones para los oídos, antes de que se produzca
alguna situación embarazosa y peliaguda como esa pero con tu
madre como protagonista.
Más cosas importantes: Pon tú móvil en silencio. ¡¡Y el de tu
madre!! Es cuestión de educación. No queremos interrumpir la
reunión democrática de muertos vivientes que se está produciendo
en la casa de tu vecino para decidir si se comen primero el cerebro
o si empiezan por las tripas. Pobre cascarrabias... Seguro que no
tenía un ejemplar de esta guía. De lo contrario aún seguiría vivo.
Al igual que el móvil, procura silenciar todo tipo de dispo-
sitivos electrónicos que lleves encima. Incluidos iPod, iPad,
relojes Casio, juguetes infantiles o el patito de goma de tu perro.
Los zombis son tontos, pero no sordos.

5.5.1 ESTÁN ATACANDO TU CASA


¡Hijo, haz algo útil!
Supongamos que tu madre, para variar, no te ha hecho caso y
ha salido por la ventana a recriminar a los zombis que son unos
vándalos y que hagan el favor de callarse un poquito. Lo que ha
provocado que todos los no muertos que había por la zona, y otros
más que se han sumado al ver el ajetreo, intenten hora entrar en la
vivienda donde estáis refugiados.
Si has hecho las cosas bien, las ventanas estarán lo suficiente-
mente reforzadas como para evitar que entren por ahí. Las puer-
tas deberían estar cerradas con llave y las cortinas, corridas.
(Ya lo hemos dicho alguna vez, pero creo que conviene recordarlo.
Los zombis no saben abrir puertas. ¡¡Asegúrate de cerrarlas siem-
pre que cruces una!! Nunca sabes cuándo puede aparecer un invi-
tado inesperado por tu espalda para darte, nunca mejor dicho, un
susto de muerte). ¡Ah! Y las luces, por supuesto, apagadas.
La mejor opción si te están atacando, es que te prepares en el
interior de tu casa lo más rápido posible. Ya hemos visto con
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 109

anterioridad cómo montar barricadas. Sabes que no les detendrá.


Tampoco las puertas y ventanas reforzadas les detendrán si insis-
ten durante un buen rato. Pero sí les retrasará el tiempo suficiente
como para que os pongáis a salvo.
Sois dos. Tu madre y tú. Repartíos las tareas. Dile a tu madre que
vaya recogiendo todo lo indispensable para sobrevivir unos cuan-
tos días dentro de la casa. Y dile que busque una escalera de mano.
Si tu madre y tú estáis conviviendo con un grupo de personas,
ya sabrás que en todas las agrupaciones hay un gilipollas. Esto
es así. Y seguro que si convives con un grupo, ya le tienes loca-
lizado. Siempre es alguien que tiende a hacer todo aquello que
no hay que hacer en el momento menos oportuno y que no deja
de proponer ideas absurdas y estúpidas. Suele ser el primero en
palmar. Por tu bien, aléjate de él. Y por lo que más quieras… no
te conviertas en ese gilipollas.
Y por supuesto, no le sigas el rollo, ni le hagas caso si no quie-
res ser el siguiente en morir. Pero voy a presuponer que no te fías
de nadie más que de ti mismo y de tu madre. Y supondré también
que estáis solos. Así que seguiré hablándote como si solo estuvie-
rais los dos.
Todas las guías de supervivencia existentes que hablan de las
invasiones zombis coinciden en que deberás romper las escaleras
para evitar que suban al segundo piso, donde tu madre y tú os
refugiaréis.
Si tu casa está en los Estados Unidos, esta será una tarea rela-
tivamente sencilla, ya que casi toda la construcción de viviendas
americana se realiza con madera y materiales ligeros, que podrás
romper en su mayoría con un hacha o elemento de destrucción
similar. Pero si te encuentras en Europa o en España (el paraíso
del ladrillo y el hormigón), date por jodido. Busca una casa donde
sí te permita realizar esta acción. Algunos estudios (sobre todo de
arquitectura o de diseño) y ciertas oficinas modernas disponen de
áreas elevadas, a las que se accede con escaleras ligeras metálicas
o de madera que quizá puedas romper, desmontar o desatornillar.
110 Vito Vázquez

La idea es que tu madre y tú os refugiéis en la planta superior


y eliminéis cualquier forma de subir. Y si necesitáis moveros
vosotros, siempre podréis usar la escalera de mano que le pediste
a tu madre que buscara o algún tipo de cuerda. Si no tienes nin-
guna cuerda a mano, usa un par de sábanas como ya contamos en
capítulos anteriores (ver capítulo 4: “Ataque: cuando falla la ne-
gociación”). Si no… bueno, si no, mejor escondeos en otro sitio.
De todos modos, hablaremos con calma en posteriores capítulos
sobre cómo afrontar situaciones así y cómo preparar correcta-
mente tu propio fuerte.

Algo para recordar:


• Usa tu imaginación, pero no en exceso. No hagas nunca nada
que esté fuera de tus posibilidades. Ni siquiera para hacerte el
guay delante del chico o chica que te gusta.
• Los zombis son lerdos. Eso ya lo sabes. Procura defenderte
desde un lugar elevado. Los zombis no saben escalar, ni trepar.
Subir escaleras igual sí, aun-
que les costará bastante más
que a ti. Pero, ojo, para ba-
jarlas son unos profesionales.
Aunque sea rodando. Por tan-
to, rómpelas.
• Evita siempre lugares sub-
terráneos donde pueda haber-
se quedado encerrado algún
zombi. Estos emplazamientos
incluyen sótanos, zanjas en el
suelo, pozos, alcantarillas…
• Evita a toda costa llamar
la atención. No hagas ruido. Impide que tu madre lo haga.
• Ignora otras guías de supervivencia. No siempre dicen cosas
coherentes. Esta es la única que de verdad funciona, está científica
y humanamente probada, comprobada y aprobada por mi madre.
LA HUIDA:
CUANDO TODO LO ANTERIOR FALLA

Como ya sabrás, las cosas no siempre salen como uno las había
planeado. Aún eres un aprendiz, joven Padawan. Y es más que
probable que por mucho que le des una, dos y tres vueltas a tus
planes, por mucho que practiques las técnicas antes de ejecu-
tarlas y aun teniendo esta guía en tu poder, ciertas cosas jamás
te saldrán como las visualizaste en tu cabeza antes de hacerlas.
Pero es normal, tampoco te agobies. Trata de no morir y habrás
salido victorioso.
¡No huyas, cobarde! ¿Cuántas veces habremos oído esa frase?
Es verdad que la huida a menudo se relaciona con ser un gallina.
Pero eso no es del todo cierto. No siempre. Como se suele decir,
el cementerio está lleno de héroes. Huir, en ocasiones, es algo
necesario y muchas veces inclinará nuestra balanza hacia el lado
de la salvación.
Puede que los no muertos consigan asaltar tu guarida, puede
que esta se incendie por un despiste o una acción premeditada,
puede que necesites salir por patas porque has oído por la radio
que un equipo de extracción estará a una hora determinada en un
lugar concreto… Nunca se sabe. Por si acaso, mantente siempre
listo para salir por patas y escapar. Nunca descartes esta opción.
La huida se pude definir como el movimiento que uno realiza
de la manera más rápida posible para alejarse de un daño o un
peligro. Es un reflejo de supervivencia que todos llevamos inte-
riorizado de serie, como los animales. Las gacelas, por ejemplo,
huyen al detectar al león. Tu madre, al encontrarse una cucaracha
y tú al verla a ella con la zapatilla en alto. Ley de vida.
112 Vito Vázquez

Visto así ya no parece tan de cobardes, ¿verdad? Más bien, de


ser inteligente y de saber cuándo uno sobra en un lugar, en un
momento concreto. Hay que saber adaptarse a las situaciones.
Hay que saber leer entre líneas.
No pretendo que te pases todo el día corriendo como un pollo
sin cabeza. De hecho, mi intención es que puedas mantenerla
en su sitio durante el mayor tiempo posible. Lo que quiero
transmitirte es que no por el hecho de salir corriendo vas a ser
más o menos valiente (es mejor ser un cobarde vivo que un
valiente muerto).
Es más, te animo a que correr sea lo primero que hagas si te
ves envuelto en un apocalipsis zombi. Si recuerdas, este libro
comienza así: con la huida generalizada de miles de personas
sin ningún tipo de control y sin saber realmente a dónde se di-
rigen. ¿Acaso son todos unos cobardes? Puede, pero a ti eso te la
pela. Por suerte, tú estás ya mucho más preparado que todos ellos.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 113

Así que corre, Forrest, corre. Simplemente corre y no mires atrás.


¡Ah! Y no te separes de tu madre, que ella es cotilla por natu-
raleza. Es muy de ver qué pasa, de enterarse de lo que se rumorea
en el rellano de la escalera, de ir a preguntarle a la vecina…
¡No! No la dejes investigar. Agárrala del brazo y a correr. No la
dejes perder el tiempo. Es valiosísimo.
Ah, y si viajas en grupo, no se te ocurra separarte, ni alejarte
por nada del mundo (¿recuerdas lo del gilipollas?, pues eso).
Y hablando de grupos, si a lo largo de tu aventura te topas con
otros supervivientes y os acabáis uniendo, ojo con las agrupa-
ciones grandes. Retrasarán el ritmo, harán más ruido, hay más
posibilidades de que alguien sufra un accidente, y lo más peli-
groso de todo: puede que uno o varios de los nuevos miembros
le caigan mal a tu madre… ¿Sabes a quién le contará todas las
críticas y cotilleos? A ti. No te quedará más remedio que escu-
charla. Y te pondrá la cabeza como un bombo. Pero es tu madre
y te aguantas.

Algo para recordar:


• Huir no es de gallinas. Hazlo si tu vida corre peligro.
• No dejes que tu madre retrase tu ritmo cotilleando por ahí.
• No te separes del grupo
• Escucha a tu madre. Aunque te ponga la cabeza como un bombo.
TIPOS DE TERRENO

Tras la huida, el principal elemento de defensa que tendréis tu


madre y tú será el terreno. Puede jugar a vuestro favor, pero tam-
bién en contra. Por tanto, es imprescindible que sepas diferenciar
los tipos de terrenos que pueden seros beneficiosos y los que no.
Si estáis andando por un territorio desconocido, lo mejor es que
adoptéis la llamada posición de cobertura. (No, no me refiero a
ir con el móvil en alto). Esta consiste en mantener una posición
segura, a cubierto, ocultos y, siempre que se pueda, con una buena
visión sobre los lugares que representen una posible amenaza.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 115

Territorio Ligero
O territorio light. Cero calorías. Llamaremos así a los lugares en
los que podáis recuperar fácilmente la posición hacia la defensa.
O lo que es lo mismo: replegaros con rapidez. Serán explanadas
sin excesivos desniveles. Más bien llanos. Casi siempre tienen
poca vegetación, lo que dificultará tu ocultación. Lo bueno es que
podréis avanzar o retroceder con rapidez, casi sin quemar calo-
rías. Lo malo es que vuestro enemigo también. Por tanto, procura
ir siempre con un calzado adecuado. Uno que no se quede clava-
do en el fango y que retrase vuestra huida. Tu madre seguro que
sabe de lo que estoy hablando.

Territorio Clave
Es un lugar básico, como su propio nombre indica, clave.
Un punto estratégico que deberás tomar o tener bajo control para
lograr una gran ventaja sobre el enemigo. Por ejemplo, un puente.
Podréis acorralar a vuestros oponentes una vez se aventuren a cruzar.
Incluso puedes tratar de sorprenderles con la colocación de mi-
nas, trampas...
Será un lugar donde sin duda tengas ventaja sobre los demás.
Para tu madre, un territorio clave será, por ejemplo, aquel donde
no haya obstáculos que le impida tomar el sol o uno que esté reple-
to de tiendas. Pero no estáis hablando de lo mismo. Tú a lo tuyo.

Terreno de Comunicación
No, este tampoco es un lugar donde vaya a haber más cobertura
en tu móvil, y no, un locutorio tampoco cuenta… ¿Quieres dejar
ya el dichoso teléfono? Además, a estas alturas ya no habrá apenas
satélites operativos.
Tampoco estamos hablando de una zona donde sea fácil comunicar-
se a grito pelao. A ver si te centras un poco, que te veo descentrado.
Llamaremos así a las zonas a las que puedan acceder, de manera
sencilla, tanto tus aliados como tus enemigos. Por tanto, no es un
área segura. Es un área de conflicto.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 117

A diferencia del terreno ligero, aquí sí es posible encontrar vege-


tación más frondosa y alta. Puede que consigas esconderte. Pero
también lo podrá hacer tu enemigo.
Ándate con ojo si no quieres compartir arbusto con un miliciano o
un guerrillero… O pelearte con tu madre para ver quién llega pri-
mero a ese escondite que habéis avistado a la vez. Como cuando
jugabas al, ya mítico, juego de las sillas.

Terreno jaque mate


Es aquel situado en ciertos parques en el que los viejetes se
reúnen para jugar al ajedrez. No, es coña. Es una zona en la
que, una vez has accedido, resulta difícil o imposible retroceder.
Por eso me habrás oído repetir cientos de veces que es impera-
tivo que conozcáis el terreno al que os enfrentáis y que deberás
tener claro a dónde te diriges antes de iniciar el viaje. Hazte un
mapa de itinerario. Si no conoces el terreno, fácilmente podríais
quedaros atrapados o sufrir una emboscada. Ya es hora de que
hagas caso a las advertencias que tu madre te ha inculcado a lo
largo de tu infancia. Evita los callejones oscuros, no hables con
desconocidos, quédate donde pueda verte…
Y es que ella, en el fondo, sabía que el apocalipsis iba a llegar y
te estaba preparando…
118 Vito Vázquez

Terreno Abierto
Tranquilo, no significa que haya boquetes en el suelo. ¿Por qué
siempre tienes que estar pensando en cosas tan raras? Significa
que te está viendo todo el mundo. Así que sácate el dedo de la
nariz, pero ya. Estáis totalmente expuestos. Es un lugar sin acci-
dentes geográficos y sin lugares donde poder ocultarse de manera
clara. Parecido al territorio ligero, pero de una extensión mucho
mayor. Evita este tipo de localizaciones. Si no puedes sortearlos,
salid de ahí cuanto antes. Estaréis expuestos visualmente a varios
cientos de metros de distancia. Si estás gordito, multiplica la dis-
tancia por dos. Mira que te lo ha dicho veces tu madre, ¿eh?…

Terreno Inundado
Efectivamente: agua. Agua por todas partes. Espero que sepas
nadar. Si no, ya te estás colocando un par de manguitos o un flo-
tador. Serán ridículos, pero lo es aun más morir ahogado.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 119

Pantanos, ríos, lagos, el océano… presta especial atención a la


temperatura de aquellos lugares en los que tengas que zambu-
llirte y a la distancia que tendrás que recorrer; si es excesiva,
te recomiendo usar algún tipo de embarcación para no morir
ahogado o congelado en el intento (ver capítulo 8: “Transporte:
tierra, mar y aire”). En este tipo de terrenos acuosos, lo realmen-
te difícil será convencer a tu madre para que se moje el pelo.
Nadar a lo “rana chunga con tortícolis” no está mal, porque sal-
picarás poco, harás menos ruido y verás en todo momento hacia
donde avanzas, pero ¿y si necesitáis ocultaros bajo el agua? Ahí
es donde puedes tener problemas con tu madre. Persuadirla será
cuestión de tiempo y repetición. Debes convertirte en un autén-
tico martillo pilón. El pelo se seca… Te lo prometo.
Cuidado con los zombis que se hayan quedado atrapados en el
fondo a causa del fango. Lo último que queremos es que algo
agarre la pierna de tu madre, provocándole un susto tal, que
salga despavorida alcanzando tal velocidad de crucero que la
pierdas de vista antes de que tengas tiempo para reaccionar. Se
han dado casos de madres que, tras el susto, alcanzaron tal velo-
cidad que lograron correr sobre las aguas. Hubo un lagarto que
fue testigo de dicho milagro y se quedó tan acojonao con lo que
vio, que estuvo durante años intentando copiar la técnica, hasta
que un buen día lo logró. Desde entonces, esa técnica fue pasan-
do de padres a hijos, y hasta hoy. Y así fue como el Basiliscus
adquirió semejante capacidad.

Zonas Rojas
También llamadas zonas desérticas. A priori no es un buen plan
adentrarse en este tipo de terrenos. Por eso usamos el color rojo.
(Rojo significa peligro. No aprietes el botón rojo, no te saltes el
semáforo en rojo…) No solo tendrás que estar pendiente de los no
muertos, sino que además deberás prestar atención a la tempera-
tura ambiente. El sol puede matarte incluso antes que un muerto
viviente (ver capítulo 13 “Ropa: moda y camuflaje”). Cuidado
120 Vito Vázquez

con el terreno. Procura llevar algún tipo de mapa o GPS para evitar
perderte, malgastando energía andando en círculos durante días.

Zonas Blancas
Las llamaremos así no solo porque son las más seguras, sino por-
que, con toda probabilidad, estarán llenas de nieve. Lo alto de las
montañas son siempre los mejores sitios para refugiarse. Si pue-
des viajar a zonas árticas, mucho mejor. Los zombis llevan fatal
el frío. No tienen a una madre que les obligue a ponerse el anorak.
Sus articulaciones se acaban congelando impidiéndoles moverse
con normalidad. Insisto, si puedes, siempre huye a zonas frías.
TRANSPORTE:
TIERRA, MAR Y AIRE

A estas alturas del libro, tu madre y tú ya formaréis un tándem


casi indestructible. Seréis expertos en el arte de la superviven-
cia, sin duda. Con conocimientos tácticos tanto de ataque como
de defensa, y sabréis moveros por diferentes tipos de terrenos,
sacándole el mayor partido posible al entorno. Pero hablemos
ahora y profundicemos un poco más en posibles escenarios en
los que casi seguro os encontraréis más tarde o más temprano.
Como diría Piqueras, en un mundo catastrófico y postapoca-
líptico, solo hay tres salidas… por tierra, mar o aire. Evidente-
mente, cada escenario tiene sus pros y sus contras, como todo en
esta vida (o lo que queda de ella). Pero estés donde estés, podrás
encontrar objetos creados por el hombre (o sucedáneos) para
viajar de manera más rápida y segura que andando, nadando,
saltando, reptando, haciendo la croqueta o la conga (aunque una
conga de zombis… ¡puede ser la leche!).

TIERRA:
Quita, mamá, que conduzco yo.
Empecemos hablando de la tierra. No como planeta habitado
por seres humanos, animales, políticos y otros seres horripilan-
tes como los muertos vivientes, sino como lugar físico en el que
tienes apoyadas las plantas de los pies en este preciso instante.
También conocido como suelo o pavimento firme. Lo más
probable es que la catástrofe te pille con los pies en la tierra
(y la cabeza en Babia), literalmente (a no ser que justo en ese
preciso instante estés de viaje en un avión o en un crucero,
pero de eso ya hablaremos más adelante).
En la tierra hay muchísimos tipos de transporte que podréis
utilizar ambos y muchos otros que tu madre es preferible que
no maneje jamás. Los más comunes son los vehículos de cuatro
ruedas (carritos de golf, carritos de la compra, el tacataca, co-
ches, furgonetas, autobuses, camiones, buggys, quads, sillas de
oficina…). También los hay de tres ruedas (como los triciclos y
algunos tipos de motos), de dos ruedas (como las bicis, biciclos
o la mayoría de las motocicletas) e incluso de una rueda (como
los monociclos).
En un alto porcentaje hacen bastante ruido y necesitarás sumi-
nistros de gasolina para poder ponerlos en funcionamiento, pero
si tienes combustible en tu poder… ¿por qué gastar energía an-
dando cuando puedes ir cómodamente conduciendo?
¡Ojo!, recientes estudios americanos han demostrado que la
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 123

mayoría de carreteras, tras una catástrofe, acabarán bloqueadas


por la acumulación de escombros, puentes destrozados, barrica-
das o coches abandonados. Planifica bien tu viaje antes de salir
y ten en cuenta este tipo de factores… Se han dado casos en los
que personas despistadas se han tirado días bloqueados en carre-
teras comarcales o autopistas, tras cientos de coches abandonados,
pensando que estaban en un atasco, malgastando sus energías
y su claxon, insultando a diestro y siniestro. Cosa, por cierto,
que acabó atrayendo a decenas de zombis. Los pobres incau-
tos, pensando que de una manifestación se trataba, salieron de
sus vehículos para increparles por el lío que estaban formando.
No vivieron para contarlo. Por eso te lo cuento yo.
Hablemos un poco de los diferentes vehículos que podrías
encontrarte:

El de San Fernando
(Ya sabes, un ratito a pie, y el otro andando)
PATAM PSSSSS
(redoble de batería típico después de un chiste malo).
Pero pongámonos más serios, me juego una lata de atún con to-
mate (cuando lleves una semana sin comer, te apetecerá, no te
preocupes), a que no estás en forma. Todos queremos ponernos
buenorros y buenorras, empezamos a ir al gimnasio con mucha
ilusión cuando se acerca el verano, incluso comenzamos a salir a
correr y a hacer abdominales con regularidad… durante la prime-
ra semana. Luego comienzan a aparecer “recados” inesperados,
unas cervecitas con los colegas (con sus patatitas fritas y sus acei-
tunas), imprevistos… y entre pitos y flautas, a los diez días hemos
dejado de hacer deporte. Eso sí, el gimnasio lo sigues pagando.
No sea que vuelvas algún día.
Si no te sientes identificado con este grupo y realmente estás en
forma, enhorabuena. Entonces te costará mucho menos despla-
zarte y caminar largas distancias. Lo cual aumenta tus posibili-
dades de sobrevivir. Pero… ¿y tu madre? ¿Está ella en forma?
124 Vito Vázquez

Pros: No tienes que buscar medios de transporte. Tu cuerpo lo


llevas contigo todo el día. No necesitas llaves, ni mandos a dis-
tancia ni gasolina (aunque sí agua y comida). Siempre funciona
(mientras sigas vivo. Incluso a veces, cuando estás muerto). Dis-
ponible de manera perpetua. Cuídalo mucho.

Contras: No estás en forma. Reconócelo. Y tu madre menos aun.


A ver cómo se lo dices sin que se sienta ofendida y sin que te
monte un pollo. Ahí no puedo ayudarte. ¿O sí? (Ver capítulo 18
“Entrenamiento: Como decirle a tu madre que no está en forma”)
Mi recomendación es que dediquéis de cuarenta minutos a una
hora al día para poneros a tono, por si tenéis que salir por patas.
Otro punto en contra es el tiempo que lleva caminar. ¿De qué
vas a hablar con tu madre durante las largas caminatas? ¿Chicas?
¿Notas? ¿Repasar alguna estrategia? Pffffff, qué marrón… Siem-
pre puedes aprovechar para recordarle lo guapa que está, lo bien
que le queda la ropa o ese peinado nuevo. Tirando de clásicos, lo
sé, pero no fallan. Y si se te ocurren otros temas, ¡apúntalos para
cuando los necesites!

NOTA: Recuerda, los zombis no se cansan. Tú sí. Tus únicas


ventajas serán las armas y tu velocidad. Procura tener las
dos. Un arma se puede quedar encasquillada o sin munición.
Si estás gordo y tienes que salir corriendo… ya sabes cómo
acabarás…

El Coche
Un clásico. Posiblemente el vehículo más común del planeta.

Pros: Casi seguro que no tendrás que pagar el seguro (valga la


redundancia). Con el caos que habrá, será de lo último que tengas
que preocuparte.
126 Vito Vázquez

Como bien hemos mencionado con anterioridad, te los encontra-


rás abandonados en casi cualquier sitio, por lo que podrás cambiar
de coche cuando te canses de él o cuando te quedes sin gasolina.
Solo necesitas saber puentearlo. Además podrán servirte como
refugio improvisado en caso de que la noche se os eche encima
o si te ves sorprendido por una tormenta inesperada. ¡Pero cuida-
do con los saqueadores! Esta gentuza suele rondar las carreteras
mirando en el interior de los vehículos abandonados en busca
de elementos de utilidad. Habla con tu madre y haced turnos de
vigilancia (ver capítulo 5: “Defensa: La mejor defensa es un buen
ataque”). Con la zapatilla cargada, dormirás más tranquilo.

Contras: Necesitarás gasolina para poder desplazarte. Aun con


el depósito lleno, la mayoría de carreteras estarán inutilizadas.
Y si intentas conducir campo a través, lo más probable es que os
quedéis atascados en el barro, la nieve o que se averíe el coche
al pisar una zanja, un montón de escombros o una piedra inopor-
tuna. Si tenéis previsto moveros campo a través, mejor que os
hagáis con un 4x4. Aunque tampoco es la mejor opción, debido a
su reducida movilidad y alto consumo.
Si decides cambiar de vehículo porque te has quedado sin gasoli-
na, es posible que no puedas arrancarlo y que pierdas el tiempo y
la paciencia. Ten en cuenta que no siempre tienen la llave puesta.
Qué poca vergüenza, morirse y abandonar el coche sin dejar la
llave puesta por si alguien la necesita… Así somos los humanos.
¡Gentuza! Para qué ayudar al prójimo si podemos marcharnos
soltando un “Aaaaanda y que le den por c…” y esbozar una leve
sonrisa como diciendo “Si es que soy un cachondo”. Y si pode-
mos pinchar las ruedas de nuestro propio coche, también lo haremos.
“Si no lo puedo usar yo, no lo va a usar nadie, no te jode…”.
Quizá esto del apocalipsis no venga del todo mal. Lo mismo si la raza
humana logra sobrevivir, acabe siendo un poquito más “humana”.
Seguro que piensas que haciéndote con un vehículo de gran-
des dimensiones, tipo furgoneta, camión o autobús, estarás más
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 127

seguro. Porque, claro, si es más grande y robusto, fijo que aguanta


mejor los impactos de los zombis que se crucen en tu camino.
Es correcto. Además, añado yo, podrás ir agregándole piezas
con el tiempo, tuneándolo poco a poco para acabar convirtién-
dolo en una especie de “coche antizombis” (soldándole una pala
quitanieves como paragolpes delantero, protegiendo las ventanas
con barras metálicas para evitar que entren aunque el autobús
vuelque, ponerle una estampita religiosa, un ambientador de
pino para no atufarte con la peste a podrido, etc…) ¡Venga ya!
¿En serio te crees capaz de hacer algo así? ¡¡Espabila y no flipes!!
Si te ha costado entender cómo crear una cerbatana revólver y
no has hecho más que quejarte mientras leías, ¿cómo demonios
pretendes fabricar tú solo un “coche de choque antizombi”?
Si no eres mecánico o un manitas, mejor ni lo intentes. Perderás el
tiempo y utensilios tratando de crearte una especie de “batmóvil”
y tu madre perderá la paciencia.

NOTA: No confundir manitas con manazas.

El Monopatín o Longboard
Pros: Uno de los transportes más utilizados por los surferos
(o surfers) cuando no están surfeando. Si sabes usarlo, queda de
lo más molón. Es de un tamaño relativamente pequeño, por lo que
podrás guardarlo con facilidad en caso de que no lo estés usando.
No necesita gasolina y no hace prácticamente ruido.
Contras: No lo podréis usar tu madre y tú a la vez. Sería una
locura. Si en algún momento lo intentas, es que debesn de estar
en una situación realmente peliaguda…
Si nunca has montado en uno, ten cuidado, es peligroso.
Usa siempre protección, aunque creas que ya sepas montar.
Cuanto más confiado estés, mayor será el castañazo.
Necesitarás bastante práctica, lo que se traduce en tiempo.
Mucho tiempo.
128 Vito Vázquez

Sortear conos puede parecer fácil, pero si esos conos comienzan


a moverse hacia ti con la intención de morderte, ya empieza a ser
otro juego diferente… Si no sabes montar en monopatín, mejor
ni lo intentes. Lo más seguro es que acabes debajo de un coche
abandonado o que te pegues el zurriagazo del siglo. Les estarás
ahorrando tiempo a los zombis, porque acabarás tan machacado
que no tendrán ni que masticarte.

La Bicicleta
Pros: Uno de los transportes más utilizados por los holandeses.
Te ayudará a hacer deporte y no contaminas (más) el medio am-
biente. Es muy cómodo para realizar tanto largas distancias como
trayectos cortos de manera rápida y silenciosa. Y funciona bien
tanto en carretera como en campo a través.
Si es de esas modernas, con minimotor eléctrico incorporado,
mejor que mejor. Yo tengo una bicicleta (mountain bike) que po-
siblemente tenga más de quince años y nunca le he cambiado las
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 129

ruedas. ¡Y aún la uso! Lo que significa que un buen cuidado y no


hacer mucho el gamba te permitirán prolongar la vida de tu bici
(y de cualquier cosa, incluso la tuya propia).

Contras: Prepárate para machacarte las piernas y para man-


charte las manos. Con toda seguridad, a tu madre se le saldrá
la cadena.
Confundirá la pestaña de las marchas con un timbrecito chulo
y lo tocará una y otra vez, forzando los pistones de la bici y ha-
ciendo que se le salga la cadena. Cada dos por tres se quejará de
que su timbre no suena y tendrás que recordarle que deje de tocar
la dichosa palanquita porque no es un timbre… Qué paciencia…
Todos tenemos una bici o podemos acceder a una, pero como se
nos pinche una rueda en medio de una huida, estamos jodidos…

El Carrito De Golf
Pros: ¡Es divertido de narices! ¡No diga golf, diga carrito! Ven-
ga va, reconócelo… ¿Quién no ha querido, alguna vez, ir a un
campo de golf solo para conducir el carrito eléctrico? Imagína-
te poder ir repartiendo estopa a diestro y siniestro con tu hierro
nueve a zombis que voluntaria o involuntariamente se cruzan en
tu camino. ¡Mola! Y lo mejor de todo es que ¡no gasta gasolina
y casi no hace ruido! Porque en su gran mayoría son eléctricos.
Y eso puede ser bueno o malo, según como lo mires… En parte es
bueno porque no pagarías al aparcar en zona azul. Pero por otro
lado… ¿sigue habiendo suministro de electricidad? Respondién-
dote tú solo a esta pregunta, sabrás si hacerte con un carrito es o
no una buena opción.

Contras: Es un vehículo poco apropiado para tratar de huir de


un peligro. Por regla general, solo alcanzan unos 10 o 15 km/h.
He visto viejos con su tacataca alcanzar velocidades superiores
intentando llegar los primeros para coger el mejor sitio en la sala
de bingo del geriátrico.
130 Vito Vázquez

Prácticamente cualquier vehículo será capaz de alcanzarte.


Lo que significa que tienes muy pocas posibilidades de salir airo-
so en una persecución si se diera el caso. Y si estás pensando en
usarlo para ir atropellando zombis con él… piénsatelo dos veces.
A la irrisoria velocidad a la que irás, provocarás más daño in-
sultando desde el vehículo que intentando atropellar a alguien.
Ah, y piensa en tu madre y lo rápido que se mareará sobre uno
(independientemente de la velocidad a la que conduzcas).

El Carrito De La Compra
Espero que lleves un euro suelto… Apostaría la moneda
que tengo en el bolsillo en este momento a que te parece una
absoluta ridiculez y a que ahora mismo estás pensando: “A este
tío se le ha ido la pinza por completo… menuda chorrada”.
(Puede que lo lleves pensando desde que empezaste a leer esta
guía). Pues tú sigue pensando así, hombre… Con ésa mentalidad
tan negativa y tan poca imaginación, no durarás ni una semana.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 131

Si aún no sabes para qué diantres te podría servir un carrito de la


compra, es que todavía no eres capaz de abstraer el potencial que
existe detrás de cada objeto. Te invito a que pares un momento
antes de seguir leyendo y le des rienda suelta a tu imaginación.
¿Para qué usarías tú un carrito de la compra en un mundo post-
apocalíptico? Dale un par de vueltas y luego compara tus ideas
con las de este manual. Este ejercicio lo puedes repetir con cada
objeto, para ir entrenando tu mente. Te vendrá bien hacerlo.
Pero si no se te ocurre nada, no sufras. Es cuestión de tiempo
que lo logres. Es mejor ver un progreso lento que no ver ningún
progreso. Lo mejor que puedes estar haciendo sin duda en éste
momento es leer este manual. Nunca te irás a la cama sin apren-
der algo nuevo.

Pros: El carrito de la compra tiene dos grandes ventajas.


La primera, es que puedes viajar cargando montones de provi-
siones sin necesidad de romperte la espalda. Esa es la obvia, la
que se le hubiera ocurrido a cualquiera. La segunda opción es la
menos habitual: Buscar refugio en medio de un bosque puede
resultar muy complicado, sobre todo si estás un poquito relle-
nito y te resulta difícil escalar el tronco de un árbol con rapidez.
Sin embargo, puede que no te hayas dado cuenta de que si tienes
un carrito, tienes un refugio. Si le das la vuelta y lo cubres con un
simple plástico y por encima le añades elementos de camuflaje
(ramas y hojas), tendrás una especie de iglú o tienda de campaña
“invisible” al ojo humano (o al menos difícil de detectar a simple
vista). Además, el plástico, que es impermeable, te servirá para
resguardarte de la lluvia. ¡Y lo podrás montar y desmontar en
menos de un minuto! Vale, no es el refugio más cómodo del mun-
do… pero al menos es más seguro que dormir a la intemperie.
Y si no, pregúntale a Will Smith, que dormía en una bañera
cuando solo quedaban él y su perro en un mundo infestado por
zombis (o algo parecido). Teniendo un carrito, ¡que se quiten las
Quechua! ¡Hombre ya, tanto pijerío!
132 Vito Vázquez

Otra variante del carrito-tienda es usarlo a modo de “celda-


protectora”. En caso extremo, puedes volcar el carrito y meterte
dentro, de manera que los zombis o animales que quieran morder-
te no lleguen a alcanzarte. (Solo usa esta opción si tu madre sabe
dónde te encuentras y puede acudir en tu ayuda cuando te eche en
falta. De lo contrario… vuelves a estar jodido).

NOTA: Por eso es importante que siempre le digas a tu madre


dónde vas. Sé que antaño no te gustaba nada y que a veces
incluso te inventabas excusas, dándole unas coordenadas erró-
neas a propósito (“Me voy a casa de María a dormir hoy”… Si,
ya, María…). Más te vale dárselas bien ahora. Será la única que
te echará de menos si te retrasas cinco minutos y la única que
podría acudir en tu ayuda.

Contras: Todos los carritos tienen una rueda puñetera que va


haciendo que se te desvíe del camino, obligándote a empujarlo
hacia el lado contrario, ejerciendo una fuerza mayor y constante
para tratar de mantenerlo más o menos recto. A la larga podría
ocasionarte lesiones de espalda y brazos. O eso o puedes acabar
hasta las narices y tirarlo a tomar por saco. (No sin antes recupe-
rar tu euro).

La Moto
Pros: La mejor opción sin ningún tipo de duda. La moto de
campo, para ser exactos. Ya sé que una Harley queda como más
chula, pero la gran maniobrabilidad de la de campo y su capaci-
dad para meterse por sitios donde resultaría imposible acceder
con un coche, hacen que tus probabilidades de éxito en tu huida
o viaje aumenten sobremanera. A pesar del ruido que emiten, su
velocidad punta y su aceleración son bastante aceptables. Así
que yo no me preocuparía demasiado por eso. Para cuando quie-
ran alcanzarte, ya estarás a una distancia segura.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 133

Contras: Lo malo es tener que enseñarle a tu madre a conducirla.


Si es el caso, te recomiendo que empieces con una bici con rue-
dines y de ahí que pase a la bici sin ruedines. Y ya después, a la
moto. Porque llevar a tu madre de paquete… es una experiencia
muy poco recomendable. A la mayoría les dan pánico las motos
(es algo común en ellas, un patrón de conducta habitual) y se
agarrará a ti como un koala que se acaba de meter un chute de
metanfetamina. Se aferrará a tu cuello, ahogándote, y no te sol-
tará aunque le grites que te hacen daño. Si se agarra a tu cintura,
te empezará a dar el coñazo con que estás rellenito, que si tienes
tripita cervecera o que estás demasiado delgado y que tienes que
comer más. Y si al final consigues que se agarre a donde se tiene
que agarrar, es decir, a la moto, puede que se caiga de ella en una
curva y ni te enteres o, lo que es peor, que se balancee demasiado
y los dos acabéis en el suelo.

La Caravana
Pros: Uno de mis transportes favoritos. Es un “todo en uno”. Cocina,
baño, salón, habitación, picadero y coche. Lo malo es que no es
precisamente de los más rápidos, ni de los más maniobrables.
Pero si lo que buscas es comodidad, sin duda, este es tu vehículo. In-
cluso aunque esté estropeado y no arranque, será un albergue perfecto.

Contras: Tu madre se siente como en casa. Lo que significa que


vuelve a tomar el rol de madre y volverá a mandar, gritar e incor-
diar… No te hagas con una caravana si no quieres hacer la cama
todos los días (aunque ella la rehaga después porque tú la haces
mal), barrer, limpiar y tenerlo todo bien ordenadito. No tienes
nada que decir. Tu madre manda.

MAR:
Quita, mamá, que navego yo.
Cuando digo mar, realmente me refiero al agua en general.
Eso, por supuesto, incluye al mar, pero también ríos, pantanos,
134 Vito Vázquez

charcas, zonas inundadas, etc. Cualquier superficie acuosa o lí-


quida de grandes dimensiones (lo que descarta pequeños charqui-
tos y escupitajos).
Para surcar las grandes superficies acuosas, podemos disponer
de vehículos acuáticos tan variopintos como el junco, la balsa, la
canoa, el bote, el drakkar, el catamarán, la moto de agua, el barco
velero, barcos a motor, transatlánticos, el submarino, el batiscafo,
vehículos híbridos y un sinfín de inventos bastante útiles para estos
casos. (¿A que adivino que estás pensando? Que qué cojones es un
batiscafo? Venga, va, la lección del día. Te voy a ahorrar una bús-
queda en Google. Un batiscafo es un pequeño vehículo de inmer-
sión profunda. Un minisubmarino que se usa con fines militares o
científicos. Y el drakkar, lo buscas en Google. No seas vago).
Y es que nunca hay que descartar la posibilidad de que el fin
del mundo te pille de vacaciones en un crucero, en un barco de
pesca, de campamento familiar montando con tu madre en ca-
noa, pescando en un pantano (por supuesto, con tu madre, porque
no tienes otra cosa que hacer…) o, simplemente, que os sintáis
más seguros viviendo en alta mar que en tierra firme. Lo cual es
bastante inteligente. Aunque deberéis tomar una serie de precau-
ciones que, por vuestro bien, espero no olvidéis nunca.
Una de ellas, bastante importante, es no echar el ancla mientras
no sea necesario, ya que cabe la posibilidad (como ya hemos co-
mentado con anterioridad) de que algún zombi se haya quedado
atrapado en el fondo o de que circule por ahí algún buzo salvaje
y cualquiera de ellos podría usar la cadena del ancla para volcar
tu embarcación si es pequeña, o para trepar hasta el bote en el que
te encuentras cuando estés durmiendo plácidamente, si este es de
mayores dimensiones.
Si ya acojona el hecho de toparte con un intruso en tu habita-
ción en mitad de la noche, imagínate despertarte al oír un ruidito
y que al abrir un poco el ojo veas a un zombi andando direc-
tamente hacia tu cama... eso ya es para apuntarse al club de la
caca en la butaca. Pero podría ser incluso peor… que al ver a
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 135

ese zombi, grites asustado, despertando a tu madre que, a su vez,


alarmada, enciende la luz para ver qué demonios pasa y entonces
la veas de golpe y porrazo, tumbada boca arriba, con los rulos,
la mascarilla en la cara y los típicos pepinillos cubriéndole los
ojos, levantarse de la cama únicamente de cintura para arriba,
con un movimiento antigravitatorio, más bien sobrenatural, que
podría firmar la mismísima niña de El Exorcista. Con los brazos
en cruz sobre su pecho y formando una “L” entre su tiesa espalda
y las piernas, las cuales no llega a separar del colchón en ningún
momento (como el conde Drácula cuando se despierta y sale de
su ataúd o como cuando estás durmiendo profundamente, suena
el despertador y te levantas sobresaltado gritando: “¿Eh? ¿Qué
pasa? ¿Dónde estoy? ¿Qué día es hoy?”). Esa imagen sí que te
perseguirá para el resto de tu vida.
No descarto que, tanto el intruso del que hablábamos como el
propio zombi, se queden tan impresionados al ver a tu madre que
posteriormente necesiten ayuda psicológica.
Cuando se habla del apocalipsis, casi todo el mundo se imagina
la tierra en llamas, con edificaciones en ruinas humeantes, cadá-
veres por doquier y la gente corriendo de un lado a otro cagaítos
de miedo y sin saber a dónde ir. Pues es aun peor. Pero casi nadie
habla del resto de seres vivos del planeta. Porque recordemos: ni
éramos los únicos habitantes de la Tierra antes de la catástrofe, ni
lo seremos después.
Por lo tanto, ojo. Si antes tenías que extremar la precaución
para no perder de vista a tu madre o para no toparte con posibles
saqueadores, ladrones, violadores o zombis, ahora además ten-
drás que cuidarte de los animales.
Cuando el mundo se va al garete, los ciclos de la vida se ven
alterados. Ya no existe un animal fuerte y uno débil, un depreda-
dor y una presa. Ahora todos pasan a ser depredadores y, a la vez,
todos son presas. Y tú, querido amigo, también eres una presa.
Una presa fácil, de hecho. Y si eres un pelín rechonchete, una
presa bastante apetecible.
136 Vito Vázquez

Así que, en el mar, presta atención a lo que pueda surgir de las


profundidades. No es tu hábitat natural y dentro del agua eres
lento y estarás a merced de cualquier animal acuático y carní-
voro con hambre. No te bañes en lugares abiertos o donde no
se vea el fondo. A las orcas no se les llama ballenas asesinas
por gusto… Si ya eran asesinas antes, ahora que la comida
escasea, ni te cuento. ¿Recuerdas la historia de Moby Dick?
Pues ándate con cuidado porque “Moby” se suele utilizar para
referirse al algo de tamaño gigante, descomunal. Y “dick…
” bueno… aunque no sepas inglés, seguro que sabes lo que significa.
A mí personalmente no me gustaría encontrarme con una
inmensa “dick” transoceánica que viniera directamente a por mí.
Y menos aun sabiendo que después se escribirán libros y se harán
varias pelis al respecto. (Seguro que Nacho Vidal protagoniza, al
menos, una de ellas).
Mejor no toparse con ningún
bichito más grande que la pal-
ma de tu mano. ¡Pezqueñines
sí, por favor!
A pesar de las historias y
los rumores, vivir en la costa,
en una embarcación o incluso
en una plataforma petrolífe-
ra en mitad del océano, tiene
grandes ventajas. Entre ellas,
que tu madre estará encantada
porque podrá tomar el sol a tu-
tiplén e ir morena todo el año.
Lo malo, es que no habrá nadie
más (aparte de ti) para con-
templar su radiante bronceado
y que le pueda decir lo guapa
que está y lo bien que le sienta:
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 137

“Hay que ver Luisa, que morena estás hija, que barbaridad”
“Que va, si apenas he tomado el sol, ¿no ves que no tengo
tiempo? Si no paro, no paro…”
Otra de las cosas que debes tener en cuenta es que no puedes
vivir eternamente en el agua. Incluso si fuerais capaces de abas-
teceros del propio mar (siempre podréis pescar algo) y aunque
tuvierais una máquina desalinizadora de agua, tendréis que vol-
ver a tierra firme tarde o temprano. Y eso significa dejar el barco
o vuestra casa flotante desprovista de vigilancia. Pero si hay que
hacerlo, hay que hacerlo.

NOTA: Nunca dejes a tu madre sola en “casa”. Ni que vaya sola


a hacer algún recado. Solo os tenéis el uno al otro. Cuidaos y
vigilaos permanentemente.

Hablemos un poco de los posibles vehículos que podríais utilizar


para desplazaros sobre el agua:

El Barco
Los hay de todos los tamaños y tipos que puedas imaginar: más
grandes, más pequeños, de lujo, de pesca, hinchables... Indepen-
dientemente de su aspecto, todos comparten una característica
común: te permitirán refugiarte de los zombis en un lugar seguro.
En el agua, lejos de la costa.
Lógicamente, cuanto más grande sea el barco, más os costará ins-
peccionarlo y registrar todos sus rincones. Imagínate un crucero.
Este tipo de embarcaciones están preparadas para albergar a más de
quinientas personas. ¿Y si ahora son zombis? Te estarías metiendo
en la boca del lobo. Espero que lleves munición de sobra… Sin em-
bargo, en caso de toparte con uno libre de tripulación indeseada de-
bido a, por ejemplo, una evacuación y un rescate previos (situación
posible, aunque improbable…), dispondríais de muchas facilida-
des y lujos que, en tiempos así, no tienen precio. ¡Enhorabuena!
Has encontrado otro sitio para ir de compras gratis con tu madre.
Prepárate para otra sesión de estilismo “made in your mother”.
Otra de las cosas buenas que encontrarás son retretes. Por fin
podrás hacer tus necesidades en un trono como Dios manda.
Puede que ahora, mientras estás leyendo esto, te parezca una
tontería (incluso puede que estés leyendo esto mientras estás
sentado en uno), pero, amigo o amiga, cuando tengas que jiñar en
medio del campo, pendiente de no apretar de más para evitar que
se te escape un sorpresivo pedo que llame la atención de algún
depredador (ver capítulo 19: “Como ir al baño sin morir en el in-
tento”), o cuando tengas que ducharte en lagos o charcas con agua
estancada y fría haciéndote el famoso “lavado del gato” (mojando
la puntita de una toalla y humedeciéndote únicamente las partes
vitales como sobaquetes y lo que está un poco más abajo) durante
meses… créeme, echarás de menos el baño. Y da gracias si aún
queda algo de papel higiénico. Si no, adiós calcetines.

Pros: Habrá cientos de habitaciones que registrar, lo cual es bue-


no por varias razones. La primera es que os mantendrá ocupados
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 139

durante varios días o incluso semanas. La segunda, que segura-


mente encontréis un montón objetos que os vendrán que ni pinta-
dos para seguir adelante en vuestra lucha por la supervivencia. Lo
malo es que lo mismo el dueño de alguno de esos objetos, aunque
muerto, esté en desacuerdo con que se lo quites y trate de comer-
te vivo. Recuerda: en los lugares desconocidos, debes extremar
siempre la precaución, ¡no lo olvides!
Y la tercera ventaja: en caso de que algún intruso llegara hasta vues-
tra posición, os resultaría bastante sencillo esconderos (suponiendo,
claro, que el barco es grande). Además, como ya llevaréis varios
días registrando el barco, os sabréis su distribución al dedillo.

Contras: El gran inconveniente de vivir en un navío, es que son


armatostes, en su mayoría, inmóviles. ¿Por qué? Primero, porque
dudo mucho que seas capitán, patrón de barco o que sepas distin-
guir babor de estribor. ¿Cómo pretendes exactamente mover tú
solo un barco de estas dimensiones? Me encantaría oírlo…
Ya me imaginaba yo que no sabrías ni arrancarlo… Por tanto,
estarás viviendo en un montón de chatarra flotante que será fácil
de avistar y que se convertirá, con toda seguridad, en un reclamo
para vándalos, saqueadores y piratas. Mi recomendación si vais a
inspeccionar un barco abandonado: Entrad, saquead y salid de ahí
lo antes posible sin llamar la atención.

La Canoa o Piragua
Pros: Es una embarcación muy manejable. Su reducido peso y
tamaño te permitirá sacarla del agua sin problemas y esconderla
con facilidad si fuera necesario. Una vez en el agua, es bastante
fácil de manejar.
Su dura carcasa te permitirá navegar por aguas bravas sin mucha
dificultad, aunque sufras algún que otro golpe contra las rocas.

Contras: Como pierdas el remo estás jodido. Impulsarte con las


manos no es ni tan efectivo, ni tan divertido como pueda parecer
140 Vito Vázquez

cuando te lo cuentan. Ojo con los regordetes: si vuelcas y te que-


das boca abajo, con la cabeza sumergida en el agua y las chichas
atrapándote en el agujero de la piragua, te resultará complicado
zafarte de la embarcación y vivirás una situación bastante angus-
tiosa y poco agradable. Deja ya los bollos.
Si la piragua es de dos plazas, que sería lo ideal, estarás ante uno
de los transportes cuyo funcionamiento dependerá exclusivamen-
te de la coordinación que tengas con tu madre. Si tú remas hacia
la derecha y tu madre lo hace hacia la izquierda, os moveréis en
círculos de forma poco efectiva. Tampoco servirá de mucho si
solo remas tú o tu madre, porque uno de los dos (el que va detrás)
“se cansa” de hacerlo, pero no avisa al otro por vergüenza.
Siguiendo el mismo principio, tampoco funcionará si no remáis
ninguno. Sé que es de Perogrullo, pero éste fenómeno podría pro-
ducirse en situaciones de extrema fatiga: cuando se pactan turnos
para que uno de los dos pueda descansar mientras que el otro
sigue remando, pero el sueño puede con los dos y ambos remeros
acaban durmiéndose a la vez.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 141

El Submarino
Pros: No sabrás manejarlo, vale. Y será peligroso de narices me-
terse ahí dentro, te doy la razón. Pero si consigues limpiarlo de los
muertos vivientes que pudieran quedar, será un refugio cojonudo.
Puede que con el tiempo llegues a averiguar cómo narices se en-
cienden y apagan las luces y, casi seguro, podrás encontrar armas
en su interior. Normalmente, estos gigantescos aparatos son de uso
militar y, hasta donde yo sé, los militares tienen la buena costumbre
de ir armados hasta los dientes, así que todo es ponerse.

Contras: Para que esto sea posible, deberás encontrarte uno atra-
cado en el puerto o flotando en el mar. Estando debajo del agua
será absolutamente imposible acceder a él. No creo que sea nece-
sario explicarte por qué. Así que… que la suerte te acompañe. Ah,
y al buscar el interruptor de la luz, mucho cuidado con los botones
de color rojo. Sobre todo los que llevan la palabra “DANGER”
escrita. No queremos lanzar misiles nucleares sin querer... ¿O sí?

La Moto De Agua
Para ti, seguramente sea uno de los transportes acuáticos más di-
vertidos. Para tu madre, no tanto. De agua o de tierra… ¡sigue
siendo una maldita moto!

Pros: Fácil de manejar. Hasta tu madre podría hacerlo. Además,


mar adentro no hay obstáculos con los que chocarse y no nece-
sitas llevar casco. Incluso podrías acoplarle un Jetlev-Flyer o un
flyboard.

Contras: Hace bastante ruido y deja una estela blanca en el agua


que sin duda llamará la atención. Además, necesita combustible y
lo consume sorprendentemente rápido. Y al igual que sucede con
la moto de carretera, tu madre no sabrá donde agarrarse.
Jetlev-Flyer o Flyboard
Sin duda, uno de los inventos del siglo. Te sentirás como un del-
fín y como Iron Man al mismo tiempo.

Pros: Es de lo más divertido que puedes encontrar para pasar un


buen rato en el agua. Y como ahora es tuyo, no tendrás que preocu-
parte de los desorbitantes precios que cobraban por alquilar estos
aparatos antes del apocalipsis.

Contras: A parte de ser un aparato extremadamente complicado


de manejar, sobre todo al principio, al estar unido por un tubo a
la moto de agua, el radio de maniobrabilidad es muy reducido.
Simplificándolo un poco, se podría decir que solo tiene dos direc-
ciones: arriba y abajo. Y esto no es precisamente de lo más útil a
la hora de huir de un peligro…

La Lancha Motorizada
Pros: Las hay de todas las formas y colores. Si no te convence
el color de la tuya, siempre puedes pintarlas de color negro o ca-
muflaje, lo cual te ayudará a pasar desapercibido si viajas por la
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 143

noche o a esconderla entre matorrales si no la vas a usar durante


un tiempo.

Contras: Es más grande que una piragua, por lo que te costará


un poco más arrastrarla fuera del agua para ocultarla. Además, al
igual que sucede con los coches, tampoco las suelen dejar con la
llave puesta, por lo que te será difícil arrancarlas (excepto si son
de esas que se arrancan tirando con fuerza de una cuerda). Por si
acaso, también deberías aprender a puentear este tipo de aparatos,
y aunque me encantaría echarte una mano en este punto, no pue-
do por cuestiones legales.
Si realmente necesitas hacerlo, significará que el apocalipsis ya
habrá llegado, por lo tanto no existirá ley alguna. En ese caso, la
necesidad te llevará a averiguar cómo hacerlo. Eres una persona
con recursos.
O es por eso, o eres un chorizo mangalanchas. En cuyo caso,
prefiero mantenerme al margen. ¡Al ladrón! ¡Policía!

NOTA: Si eres consciente de que estás atravesando una zona


de alto riesgo, en la que puedas cruzarte con algún animal agre-
sivo (como cocodrilos o tiburones), procura no hacer ruido al
chapotear y cruzar en el menor tiempo posible. Sé que es de
cajón, pero como en todos los grupos hay un gilipollas… Yo solo
me limito a hacer mi trabajo: recordarte lo evidente y tratar de
enseñarte alguna que otra cosa nueva entre consejo y consejo.
¡Ah!, y hablando de cosas evidentes, si la necesidad te em-
puja a cruzar un río infestado de cocodrilos, cuando llegues al
otro lado, no te quedes celebrándolo en la orilla. Estos anima-
les también saben cazar fuera del agua. Y son bastante más
rápidos de lo que puedas imaginar.
144 Vito Vázquez

El Bodyboard
Ya sabes, la típica tabla de madera o plástico para surfear tumba-
do sobre ella. La que llevas usando desde que tenías cinco años
cuando ibas a la playa.

Pros: Muy útil si tienes que nadar largas distancias en aguas tran-
quilas. Te ayudará a mantenerte a flote y a no gastar excesivas
fuerzas. Además, te servirá para pasar un buen rato en la playa.
Recuerda que es necesario mantenerse ocupado y que el ocio es
absolutamente imprescindible para no volverse loco.

Contras: Tendrás que estar en contacto con el agua. Esto no


siempre es malo, pero si tuvieras que cruzar un arrecife reple-
to de tiburones, ir montado en tu tabla te hará un flaco favor.
La silueta que produces al ir tumbado sobre la tabla, cuando se
te mira desde abajo, es decir, justamente desde el punto de vista
de los tiburones, les recordará al de una foca o una tortuga. Y eso
aumenta las probabilidades de que te ataquen.
Siento insistir… pero si estás ceporro y encima tu madre se quiere
agarrar a la misma tabla, os hundiréis sin remedio. A lo Titanic.

NOTA: Si vas a atravesar ríos en zonas selváticas, te recomien-


do fervientemente el uso constante de bañador, ropa interior o
cualquier otro elemento que tape tus orificios naturales, para
evitar que pequeños (o grandes) peces lo confundan con la en-
trada de una cueva y les dé por refugiarse ahí.
Sé que te resulta gracioso, pero esto puede pasar. ¿Conoces
el candirú? (No confundirlo con el CandyCrush). Es un pez de
unos 15 cm que vive en los ríos del Amazonas y que hace exac-
tamente eso. Meterse por los orificios del pito de la gente que va
en cueros por el agua. Avisado quedas.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 145

El Flotador
Olvídate ya de la vergüenza. No queda nadie que se pueda reír de ti.

Pros: Es un artefacto flotante de lo más cómodo. Puedes ponérte-


lo alrededor de la cintura o puedes ir sentado sobre él, con el culo
ocupando el orificio del propio flotador, a lo “sillita de la reina”.
Si haces esto último, procura no volcar o podrías quedarte atra-
pado, con el culo asomando por la superficie, el tiempo suficiente
como para que algún barco que pase por ahí en ese momento te
confunda con un ballenato y te lance un arpón.

Contras: Se te mojará el culo. Es inevitable. Lleva siempre


mudas de repuesto o se te quedaran los huevetes como uvas
pasas. Además, tendrás que inflarlo. Y eso te llevará unos minutos.
¿Vas con prisa? Si sabes que vas a tener que pasar por zonas
acuáticas, llévalo listo antes de ponerte en marcha y ahorra esos
valiosos minutos.
146 Vito Vázquez

Los Manguitos
¿Sigues con lo de la vergüenza? Lo tuyo no tiene solución…

Pros: A veces, las circunstancias pueden llevarte a huir por zonas


inundadas, con rápidos o con remolinos, sin tiempo para pensar
o comprobar si haces pie o es una zona honda. Puede que no dis-
pongas de una piragua o un bodyboard y que necesites mantener
los brazos libres, para poder agarrarte a algo si te lleva la corriente.
Para poder cargar con un arma entre las manos, por si las moscas.
O, simplemente, para llevar agarrada a tu madre y que no se la
lleve la corriente. Que lo que Dios ha unido no lo separe el agua.
En este tipo de circunstancias, unos manguitos te vendrán como
anillo al dedo. Suelen ser de un tamaño más bien pequeño, lo que
te permitirá mover los brazos con facilidad, a pesar de llevarlos
puestos.

Contras: Si eres extremadamente “grande”, te hundirás con o


sin ellos. Deberás probar con otra cosa. Como, por ejemplo, una
buena dieta y ejercicio diario.

AIRE:
Mamá, ¿qué leches haces? ¡Quita, que piloto yo!
Desde arriba se ven las cosas mucho más claras. Puedes ver un te-
rreno extenso de un plumazo sin que te detecten los zombis y con
la seguridad de estar a salvo de sus mandíbulas aunque lo hagan.
¿Pero cómo demonios vas a volar? Podría ser que te pique una
gallina mutada por la radiación de alguna bomba lanzada por el
ejército en un desesperado e inútil intento por acabar con la plaga
de los muertos andantes y te salgan plumas y alas, pero lo dudo
bastante… y aunque así fuera, las gallinas no vuelan (al menos,
largas distancias). Total, que volar mola, pero ojo, que todo lo
que sube, tiene que bajar. Así que veamos primero cómo puedes
“subir” y ya hablaremos luego sobre como “bajar”. Espero que no
tengas miedo a las alturas…
El Ala Delta
No confundir con las
Papa Delta.

Pros: A priori mola.


Un cacho de ala aga-
rrada a un palo (¡un
palooooooooo!), con
la que puedes sobre-
volar largas distan-
cias. Tiene que ser
divertido a la fuerza.
Pero no todo es tan sencillo y molón como parece.

Contras: De difícil manejo. No apto para llevar a tu madre. Si no


has practicado antes, caerás en picado y aterrizarás con el gepeto
en el suelo.
Tienes que estar en forma para poder manejarlo, así que, ¡no sé
a qué esperas!

El Parapente
Pros: Muy útil para planear de montaña en montaña. Te ahorrarás
las mortales curvas de la carretera al no tener que bajar el puerto.
Simplemente, vuela de una montaña a otra, evitando así posibles
colapsos en carreteras o zonas invadidas por los muertos vivientes.
Aún no se ha visto a ningún zombi montar en parapente, por lo
que, en principio, mientras te mantengas en el aire, estarás segu-
ro. Y además, es una actividad de lo más divertida y relajante.
Apto para la conducción con tu madre.

Contras:Necesitarás ir a una zona alta y abierta para poder usarlo


con seguridad. Como, por ejemplo, la cumbre de una montaña. Lo
que significa que tendréis que viajar y atravesar zonas poco seguras
antes de estar en el aire.
148 Vito Vázquez

Si lo que pretendes es volar largas distancias, no te recomiendo este


medio de transporte, ya que únicamente planea mientras va des-
cendiendo. Al no tener motor, dependes de las corrientes de aire.
Tampoco intentes despegar desde lo alto de un edificio. Puede
que te falte espacio para despegar o maniobrar.

El Paracaídas
Una preciosa forma de jugarse la vida. No te recomiendo esta
práctica, a no ser que sea totalmente ineludible. Como, por ejem-
plo, si el avión en el que viajas está a punto de estrellarse. Ahí,
sí. Ojalá nunca se dé esa situación, pero si sucediera, espero que
debajo del asiento te encuentres con un paracaídas en vez de los
malditos chalecos inflables. No sé por qué demonios reparten
esas porquerías. Como si fueran a salvarte de una caída libre a
9000 metros de altura… ¡y encima tienes que inflarlo tú! Menu-
dos lumbreras los que pensaron en esa solución.

Pros: Apto para el uso con tu madre. Puede salvaros la vida


de una muerte segura. Como su propio nombre indica, parará
tu caída.

Contras: Puede no funcionar, que no sepas usarlo o que te blo-


quees y no logres abrirlo a tiempo.
Si te lanzas con tu madre, el grito firme e incesante que emitirá
hasta tocar tierra (puede que siga gritando durante horas después de
haber aterrizado, incluso días) atraerá a cientos de gules a tu posi-
ción. Verás cómo se te van amontonando justo debajo de vosotros,
mientras continuáis descendiendo a una muerte segura. ¡Mira qué
majos! ¡Te esperan con los brazos (y las bocas) abiertos!

El Globo Aerostático
Igual que en la peli Up, te sentirás como un explorador intrépido!.
Espera, Eli, ¡allá vamos!
150 Vito Vázquez

Pros: Apto para el uso con tu madre. Puedes ascender a grandes


distancias y divisar todo el territorio que te rodea. Mientras te man-
tengas en el aire, estarás a salvo. De manejo tranquilo. Sin grandes
subidas de adrenalina, por lo que tu madre podrá permanecer cal-
mada. Su garganta y tus oídos lo agradecerán. Disfrutaréis de un
momento de relax, paz y silencio (a esa altura tampoco oirás los
lamentos de los zombis).

Contras: Los globos aerostáticos tienen unas dimensiones desco-


munales. Necesitarás mucho espacio despejado y llano para poder
ponerlo en funcionamiento. Su conducción depende única y exclu-
sivamente del clima. El globo funciona dejándose llevar por las ra-
chas de aire, por lo que una ráfaga de viento inesperado hacia la di-
rección equivocada podría llevarte directo al centro de la ciudad o a
cualquier zona infestada de zombis, dejándote totalmente expuesto
al peligro. Ya no parece tan bucólico y colorido, ¿eh? ¡¡Ardilla!!

El Helicóptero
Contras: Volvemos a lo de siempre. No tienes ni puñetera idea de
manejar un aparato de estos. Tiene más botones que el chaleco de
Darth Vader. Si no quieres morir, déjalo donde está. Como mucho,
hazte un selfie a su lado, que siempre queda bien, y lárgate de ahí.
Y ¡no! No pruebes todos los botones hasta dar con el de arranque.
Como mucho, conseguirás que se muevan un poco las hélices.

Pros: Si no me has hecho caso y has tocado todos los botones hasta
conseguir poner en funcionamiento las hélices, por lo menos ten-
drás un pedazo de ventilador para luchar contra las elevadas tem-
peraturas del verano. Un poquito ruidoso, sí. Pero cómo quita el
calor el jodío, ¿eh?

La Avioneta
O avión privado de pequeñas dimensiones. Otro aparato inútil.
¿Por qué te empeñas en querer pilotar dispositivos complejos?
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 151

Si ves alguna avioneta estrellada o llegas a una zona de hanga-


res con avionetas paradas, echa un vistazo en su interior. Puede
que encuentres elementos de utilidad como paracaídas, botellas de
champán o algo de comida.
Éste tipo de transportes suelen pertenecer a gente top con “class y
cash”. Gente con pasta gansa. Por lo que los excesos y los capri-
chos están a la orden del día. (¡Hay quien se ha llegado a encontrar
un poni dentro de un avión privado! Y ya sabes lo que pasa en estos
casos… Santa Rita, Rita…)

Algo para recordar:


• No te empeñes en pilotar artilugios complicados. No tienes ni
idea de usarlos. No es un videojuego y puedes liarla bastante. Aquí
si palmas, no revives. Y si revives… mala señal. Haznos un favor a
todos y si mueres, muere bien.
• No dejes nunca a tu madre sin supervisión a los mandos de cual-
quier aparato que se mueva más rápido que tú. Si logra ponerlo en
marcha, te costará pillarla y supondrá un peligro para la integridad
de cualquier ser que se cruce en su camino.
• Y por el amor de Dios… ¡ponte en forma de una vez!
TECNOLOGÍA:
COMUNICACIÓN Y LOCALIZACIÓN.
TU MADRE Y LOS SMARTPHONES

La tecnología, la gran enemiga de las madres. Si esto fuera una


historia y tu madre fuera una súperheroína (que lo es), entonces
la tecnología sería sin duda el villano. Su antítesis.
Las madres que se pueden clasificar dentro del grupo “modernas”
tienen una habilidad especial para entender y utilizar todo tipo de
aparatos electrónicos, aplicaciones y redes sociales. Incluso vehí-
culos. Probablemente mejor y con más soltura que tú.
Si tu madre no es de las que se encuentra en ese grupo, no te
agobies. Nadie nace aprendido. Con paciencia y tiempo, todo llega.
Los más jóvenes habéis vivido el asombroso avance que ha su-
frido la tecnología en los últimos diez años. Si echamos la vista
atrás, por aquel entonces, resultaba impensable imaginar un te-
léfono capaz de ofrecer las aplicaciones que brindan los de hoy
en día (y los que vendrán…). A los jóvenes, os resulta un poco
más fácil adaptaros que las madres, porque vosotros lo habéis
mamado desde niños. Habéis nacido y vivido con ello. Pero las
madres… ¡Ay, las madres! Unas, que siempre han ido heredando
el teléfono de su niño cuando este decidía cambiar a otro más mo-
derno. Y otras, sin embargo, han preferido no renovar su terminal
porque “el suyo les servía perfectamente para llamar, porque eso
es lo único para lo que lo querían”, pero diez años después se ven
forzadas a cambiar de teléfono y pasan del “ladritel” con botones
gigantes y pantalla monocroma directamente al smartphone táctil
con resolución Full HD, y eso es peor que meter a alguien de la
LOGSE en una ingeniería de las chungas.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 153

Blackberry, IPod, IPhone, smartphone, Windows phone, IOS,


Android, megapíxel, selfie, Instagram, Pinterest, blogspot…
Todos estos términos te sonarán sin ninguna duda. Sabes perfec-
tamente de qué estamos hablando. Pero tu madre no… ella pen-
sará que la estás insultando en otro idioma.
Para ella, hemos pasado del “teléfono de casa” al “teléfono que
puedo sacar de casa”, siguiendo con el “teléfono que canta y sue-
na bien”, pasando por la “cámara de fotos que también sirve para
hablar”, para finalmente acabar en el “teléfono del dedito de las
narices”. Y es que da igual las veces que le expliques su funcio-
namiento, y les dará igual que las pantallas táctiles sean mucho
más intuitivas y fáciles de usar que los antiguos botones. Para
ellas, hacerse con los gestos del teléfono seguirá resultando una
misión imposible.
Que si pinza con los dos dedos hacia dentro para reducir la ima-
gen; que si para desbloquear el teléfono tienes que presionar con
el dedo y arrastrar hacia la derecha el botón que pone “Desblo-
quear”, porque si lo desplazas hacia otro lado, dependiendo del
sistema operativo de tu teléfono (Android o IOS), no se desblo-
quea, sino que se abre la cámara de fotos, el reproductor de mú-
sica o cualquier otra aplicación que tengas anclada a los iconos
de la pantalla de bloqueo. Y luego se ponen nerviosas y no saben
cómo cerrarlo. Que si giras el teléfono 90 grados, la pantalla se
mueve contigo; que si los botones son ahora más pequeños y tienen
el dedo demasiado gordo; que si han descubierto los emoticonos y
no hacen más que mandar caritas felices, corazones y flamencas…;
que sin las gafas no ven nada; que si siguen pensando que están
apretando botones y hacen más fuerza con el dedo que cuando el
mando de la tele se queda sin pilas; que si su teléfono no funciona
bien; que si no tiene cobertura… En fin, todo un show.
Si tu madre es de las que se pelean con el móvil constantemente,
en este capítulo intentaré ayudarte a conseguir que este hecho
no sea un hándicap a la hora de sobrevivir al apocalipsis con tu
madre. Todas deberían ser capaces de manejarlos con soltura.
154 Vito Vázquez

Solo necesitan tiempo y un hijo con paciencia y ganas de ense-


ñarles. Y ese, querido amigo, eres tú. No seas gañán y hazlo. Si
ella hace el esfuerzo de aprender, tú también deberías hacer el
esfuerzo de enseñarle. Para una vez que precisa de tu ayuda…

9.1 COMUNICACIÓN:
Mamá, ¿me oyes?
El caso es que necesitarás estar en comunicación constante con
tu madre. Y el móvil es una muy buena opción. Pero hay ciertas
cosas que necesitas saber de antemano si no quieres que el móvil
de tu madre os lleve directamente hacia una muerte segura.
Lo primero que deberás tener en cuenta es que una madre jamás
coge el teléfono a la primera. Ni a la segunda. Necesitarás como
mínimo cuatro o cinco intentos hasta que te coja el dichoso apa-
rato. Bien sea porque no lo oyen, porque no lo encuentran dentro
del bolso (ver capítulo 14: “Equipaje de mano: Mamá ¿que llevas
en el bolso?”) o porque simplemente está enfadada contigo y no
le da la gana cogértelo. Sea como fuere, tendrás que insistir.
Otra manía bastante frecuente, común en todas las madres, es
que siempre tienen activado el maldito buzón de voz. Y este sal-
tará cada vez que la llames, al segundo o tercer tono. Para que no
te dé tiempo a colgar y joderte así un poco más.
Un consejo: Ármate de paciencia. Aunque te encuentres en una
situación crítica o una emergencia (que te hayas quedado atrapa-
do bajo unas rocas, protegiéndote dentro del carrito de la compra
rodeado de zombis o que necesites saber las coordenadas exactas
para localizar algún objeto que dejaste en un lugar concreto y que
misteriosamente ha desaparecido y solo ella conoce su paradero),
mantén la calma, respira hondo y vuelve a intentarlo hasta que des-
cuelgue el teléfono o te quedes sin saldo por culpa del puñetero con-
testador. (¿Aún sigues con tarjeta de prepago? Ya te vale. No me ex-
traña que, con un hijo así, la madre tampoco sea de las “modernas”).
Puede que no lo descuelgue hoy, ni mañana. Pero cuando me-
nos te lo esperes, cuando hayas perdido la fe y te quedes sin
156 Vito Vázquez

repertorio de palabrotas, de pronto, el cielo se abrirá y oirás una


voz angelical dirigiéndose a ti: “Dime, hijo ¿Hijo? ¿Estás ahí?”
y una música celestial comenzará a sonar en tu cabeza como el
hilo musical de un ascensor de un hotel de lujo. AAAALELUYA.
Una lagrimilla de felicidad recorrerá tu mejilla y, cuando por fin
consigas recomponerte lo suficiente como para contestarle, se le
irá la cobertura y se cortará la llamada. Tócate los huevos.
Aun así, es importante que mantengas la calma. Llamar a tu
madre es como un juego de azar. Nunca sabes a ciencia cierta
cuándo te descolgará el teléfono y, como el destino es muy ca-
prichoso, lo último que quieres que oiga tu madre al descolgarlo,
para una vez que lo hace, es a ti maldiciendo al universo.
Otra cosa importante: La mayoría de madres desconocen que exis-
ten varios “modos” en el teléfono. Hablamos de los ya comunes:
Modo Silencio, Modo Sonido y Modo Vibración. Y si lo conocen,
pasan olímpicamente de ellos. El 99,9% del tiempo, tienen el telé-
fono con el sonido activado, lo más alto que el aparato le permite.
Esta tendencia puede resultar muy peligrosa. Si ya resulta em-
barazoso ver a tu madre en posturas imposibles, introduciendo
medio cuerpo en el bolso mientras rebusca sin éxito en su interior,
a la vez que suena a todo trapo Torito guapo del Fary, no te quiero
contar lo que puede suponer que le pase esto mismo en medio de
un supermercado plagado de muertos vivientes.
Recuerda, un teléfono siempre, siempre sonará en el momento
menos oportuno posible. Así que enséñale a tu madre a ponerlo
en modo silencio o vibración. Lo agradecerás.
Más datos importantes. La cobertura. Muchas madres confun-
den “cobertura” con “saldo”, nunca he entendido por qué…
— Hijo, no me funciona el teléfono, mira a ver qué le pasa, anda…
— Mamá, no tienes cobertura.
— ¿Cómo qué no? ¡Si le metí diez euros hace dos días!
—…
Asegúrate siempre de estar en un lugar abierto y con cobertura.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 157

NOTA: Estas situaciones podrán darse en el supuesto caso de


que los satélites sigan operativos. Vamos a dar por hecho esta
hipótesis, al menos para los primeros días (incluso meses) des-
pués del apocalipsis. Ulteriormente deberás pasar a sistemas
de comunicación más rudimentarios, como el walkie-talkie o el
“grito pelao”.

La batería es otro punto


fundamental. Ellas lo co-
nocen como “la pila”.
Da igual que hablemos de
un móvil, de un mando a
distancia o de la batería del
coche. Para ellas siempre
será “la pila”.
Lleva siempre la batería
cargada. No puedes permi-
tirte que se apague el móvil justo cuando le estás explicando a
tu madre cómo llegar a un lugar concreto, explicándole dónde
te encuentras en ese momento o, peor aún, que se le apague el
aparato cuando estaba a punto de lograr su máxima puntuación
en el Candy Crush.
Lleva siempre el cargador a mano. Las baterías cada vez duran
menos y nunca sabes cuándo encontrarás un enchufe.

El GPS: Fundamental si no conoces el terreno. Puedes escoger


la vía más rápida, la más corta y ver el tiempo aproximado que
tardarás en llegar. Tanto a pie como en coche.
El problema aparece cuando tu madre va de copiloto y es ella
la que lo maneja y la que te tiene que indicar por dónde ir.
Aunque le enseñes de antemano que la flechita azul os representa
a vosotros y aunque le aclares una y mil veces que la línea azul es
158 Vito Vázquez

el camino que debéis


seguir, no habrá forma
humanamente posible
de conseguir que te
indique correctamen-
te el camino, si debes
girar en la siguiente
calle o debías haber-
lo hecho hace dos...
¡Y cuídate de cabrear-
te o de regañarla, que
puedes desatar algo peor que el apocalipsis! Insisto, paciencia…
muuuuuuucha paciencia.

9.2 CÓMO ENSEÑARLE A TU MADRE A LEER UN PLANO


Imposible. Una utopía. A no ser que tu madre sea arquitecta, in-
geniera o una pirata corsaria y lleve toda su vida leyendo e in-
terpretando planos y mapas del tesoro, será inviable enseñarle.
Si no lo hace ya, olvídate. Es más, incluso dudo que tú sepas
leerlo. Y de todas formas, ¿para que necesitas un plano teniendo
GPS? Los planos de carretera están anticuados. Deberían estar en
un museo y no en la guantera de tu coche.
Si a eso le sumas que son bidimensionales, planos y que te
orientas como el culo, no sabrás ni por dónde empezar a mirar.
Como para enseñarle a tu madre…

Pero si la necesidad o la cu-


riosidad te llevan a intentarlo,
mucho cuidado al desplegar-
los. Una vez desdoblados,
ya no se pueden volver a do-
blar en su posición original.
Están estratégicamente dise-
ñados para que no lo hagan
jamás y así volverte loco.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 159

Te cabrearás, lo acabarás rompiendo y comprarás otro nuevo.


Estrategias de marketing puro y duro. Se han dado casos extre-
mos de personas que se han suicidado tras pasarse más de dos
semanas seguidas sin dormir, intentando volver a doblar el plano en
su posición original. Son los predecesores del cubo de Rubik.
Insisto, si aún funcionan el móvil y el GPS, déjate de mapas y
experimentos chungos…
Si te quedas sin batería en el GPS, has roto tu plano y necesi-
tas orientarte, siempre puedes clavar un palo en el suelo y fijarte
en la trayectoria de la sombra que arroja en el suelo a lo largo
del día. De ese modo sabrás dónde está el este y dónde el oeste.
Y por descarte, el norte y el sur (nunca pierdas el norte). O espera,
aun mejor, haz tiempo hasta que se haga de noche, busca la estrella
polar y síguela, ¡como los reyes magos!
¿En serio? Tú eres bobo. Este es el capítulo de las nuevas
tecnologías, ¿no? Pues céntrate un poco y deja de innovar y expe-
rimentar. Sentido común, ¿recuerdas? No estás como para perder
el tiempo. ¡Usa la guía!

Algo para recordar:


• Paciencia, paciencia y paciencia.
• Con el teléfono ya en tu oreja y dando señal, aunque sea la
decimocuarta vez que llames, no se te ocurra decir palabrotas.
Nunca sabes cuándo te va a descolgar el teléfono tu madre.
• Explícale a tu madre que también existen los modos vibración
y silencio en el móvil.
• Lleva siempre a mano el cargador de los aparatos electrónicos
que uses habitualmente.
• Acuérdate de cargar la batería del móvil antes de salir.
• No intentes enseñar a tu madre a leer un plano. Máxime cuando
ni siquiera tu sabes hacerlo.
• No intentes volver a doblar un plano en su posición original.
• Enséñale a tu madre todo lo necesario para que sepa desenvol-
verse sola.
• Usa el sentido común y déjate de experimentar cosas raras.
ABASTECIMIENTO

12.1 DE COMPRAS CON TU MADRE


¡Compras! ¡Planazo! ¡Y gratis! ¡Bien! Pero con tu madre… Pffff,
bueeeeeno, lo pasaremos por alto. Tampoco te quejes, porque en
el fondo te encanta ir de compras con tu madre porque sabes que
siempre cae algo, truhan.
Pero volvamos a lo importante, a esa palabra que en cuanto la
has leído se te ha dibujado en el rostro una sonrisa de oreja a ore-
ja… ¡Gratis! Pues sí. No todo iba a ser malo, ¿no? Eres de los
pocos supervivientes de una epidemia a escala mundial que se ha
propagado a una velocidad vertiginosa, lo cual ya es un premio de
por sí (que sigas vivo digo, no lo de la epidemia…) Pero eso no es
suficiente para ti. No te vale con seguir vivo. Te han jodido bastante
y quieres más. Di que sí, hay que ser positivos.
Así que, a partir de ahora, tu ocupación ya no será única y exclu-
sivamente la de mantenerte igual de vivo que hasta ahora, sino que
además, podrás hacerlo yendo a la moda. Una moda en la que, por
cierto, marcarás tendencia tú mismo (porque no hay nadie más…)
Olvídate de las campañas primavera-verano, otoño-invierno y de
las combinaciones de colores según la temporada. Ahora la moda
que se lleva es la de “la que me sale de los eggs o del totete”.
Esa y la de la mimetización. Luego hablaremos de ello. Pero antes
de nada, deberás ir de “compras” de vez en cuando si quieres seguir
con la despensa llena o si te animas a renovar armario. Ya es hora
de que te cambies de camiseta… Antes muerta que sencilla (aun-
que no lo digas muy alto…)
162 Vito Vázquez

Tu madre, por supuesto, estará encantada. ¿He oído gratis? No me


digas más ná. Si por ella fuera, llenaría carritos y carritos con todo
tipo de objetos absolutamente inútiles para una situación como la
que os atañe, pero como son “by the face”… (“por la cara”, para
los españoles arraigados a su idioma). ¿De dónde te crees que le
viene el nombre a Morgan Freeman? Free significa gratis y man
significa hombre… Pues eso, el hombre de gratis. Como tu madre,
que, si pudiera, se llevaría hasta los ladrillos de la pared.
Por lo tanto, permanece en guardia. Deberás frenar su euforia y
su espíritu consumista. Coged única y exclusivamente lo impres-
cindible. Lo que necesitéis a corto o medio plazo.
¡Pero hoy estás de suerte! Aún hay más cosas buenas. Como, por
ejemplo, que el centro comercial será (casi) solo para vosotros.
Nada de colas, ni esperas, ni peleas con señoras que se quieren lle-
var el mismo par de zapatillas que tú en época de rebajas. Posible-
mente esa señora sea ahora un zombi que continúa deambulando
por el centro comercial, zapatillas en mano, con sed de venganza.
Ten cuidado. Y al igual que la señora zombi, habrá otros muchos
infectados atrapados en el interior del edificio y andarán de un lado
a otro, a la espera de carne fresca. Evita a toda costa las zonas ma-
sificadas con estos seres.
Recuerda, nada de ruido y, por supuesto, siempre con tu linterna
a mano y con las pilas bien cargaditas. (Aunque si te quedas sin
pilas, un centro comercial es un buen sitio para buscarlas. Píllate
unas de repuesto, ya que estamos).
Si tu madre te dice eso de “Vete tú a mirar tus cosas y yo me voy
a mirar lo mío, nos vemos en una hora en Zara”, niégate y no le
hagas ni caso. No os separéis. En ésos momentos, acuérdate del
gilipollas. Siempre es el primero en separarse del grupo y también
es el primero en morir. No temo por la vida de tu madre, ella sa-
brá apañárselas, pero sí por la tuya. Juntos mejor que separados.
Además, alguien tiene que sujetarte la cortina del probador, si no
quieres que tu culete blancucho llame la atención de algún zombi,
como la luz de un faro guiando a los barcos en mitad de la noche.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 163

Y esa precisamente, amigo mío, es la parte mala. Los probado-


res. ¿Te imaginas ir un fin de semana a una tienda donde todas las
prendas marcaran 0€? Pues eso, que tu madre se volvería loca y tú
también, qué caramba. Con esos precios, tu madre se llevaría hasta
los maniquíes. (Caramba… qué palabra tan bonita y, desde aquel
ya mítico “solo se vive una vez” de las Azúcar Moreno, que poco
la usamos… güan, chu, zri, ¡caramba!).
Pues esto es algo parecido. Te va a tocar probarte el centro co-
mercial entero… que lo sepas (ropa de mujer incluida, porque así
tu madre ve como “queda puesto”).

Conversación:
— Fíjate que blusa más mona. Pruébatela.
— Mamá, por favor, que esto es de chica.
— ¡Qué más da! Es gratis. Y si no te gusta, me la quedo yo.
Pues pruébatela tú.
— Que no me hables así, ¿eh? Oi, oi, oi…. Qué bañador y qué ca-
misa y qué vaqueros y qué zapatillas y qué bufandas y qué abrigo…
Toma, vete probándote todo esto, que yo te voy a mirar más cosas.
— ¿Abrigo? ¿En junio?
— Pues así lo tienes para invierno. Y deja de protestar.

Un consejo que te resul-


tará bastante útil a largo
plazo: hazte con un mapa
de la zona y ve señalando
los supermercados, centros
comerciales, tiendas de ul-
tramarinos, droguerías, fe-
rreterías, chinos o cualquier
punto que conozcas donde
puedas ir a proveerte de ele-
mentos útiles. Tacha los que
ya hayan sido saqueados, a
164 Vito Vázquez

NOTA: Aunque en un principio te parezca una buena idea el


hecho de tachar sitios que no habéis visitado aún para que tu
madre piense que si habéis estado y ahorrarte así una mañana
de “compras” con ella, no es tan buena idea. Puedes hacerte un
lío y al final no sabrás diferenciar cuáles habéis saqueado de
verdad y cuáles no, arriesgando vuestra vida volviendo a un si-
tio saqueado con anterioridad. Mejor probarse unos pantalones
que probar tu aguante físico delante de una horda de zombis
hambrientos.

los que resulte imposible acceder por la cantidad de zombis que


hay, los que simplemente hayan sido reducidos a escombros o los
que ya hayan sido saqueados por tu madre. Toma notas. Apunta.
Apunta todo. Apunta y dispara. Tendrás la cabeza a mil cosas y esta
es una buena forma de evitar volver a sitios que no valen para nada
más que para perder vuestro tiempo. Ahorrarás años de vida y no
malgastarás tus fuerzas en vano.
Hablemos un poco de la comida. Tú, mismamente, eres comida
andante para los muertos vivientes, animales más grandes que tú, in-
dígenas caníbales u otros seres hambrientos que aún sigan vivos por
ahí. Y es que todo ser necesita alimentarse. Y tú no vas a ser una ex-
cepción, así que no te pongas quisquilloso. Si te haces con una lata de
conservas caducada por unos días, no seré yo quién te recomiende
tirarla sólo porque lleve impreso un mensajes del tipo “consumir
preferentemente antes de: ver fecha al dorso”, no está la situa-
ción como para deshacerte del poco abastecimiento que puedas
tener. En tu situación, la norma para casos de latas caducadas y
el mensaje que debería llevar escrito tendría que ser más bien
del tipo: “consumir preferentemente antes de que te la roben”.
Nunca mires con malos ojos un yogur pasado de fecha por uno o
dos días. (Vamos a ver, criatura… si lleva varios meses caducado,
lógicamente no te arriesgues. Una diarrea puede ser tu pasaporte
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 165

a una muerte segura. Ver ca-


pítulo 19: “Cómo ir al baño
sin morir en el intento”).
Sin duda, tanto el agua
como la comida se converti-
rán en uno de los tesoros más
preciados. (Ya que estamos
hablando de comida, te reco-
miendo que le eches un vistazo al capítulo de “recetas de super-
vivencia”, así te podrás hacer una idea más aproximada sobre los
productos que casi siempre necesitarás para cocinar).
Dónde guardar los alimentos también es un tema peliagudo.
Si estás viviendo en un piso franco (ver capítulo 15: Piso franco:
“Tu” casa, “tu” hogar) equipado con nevera y armarios, problema
solucionado. Pero si, por casualidades de la vida, en ese preciso
momento te encuentras viajando en plan nómada, será mucho más
complicado que puedas almacenar o mantener en buenas condicio-
nes grandes cantidades de comida.
Evidentemente, lo más seguro y cómodo es tener un sitio donde
colocarlas. Una “despensa”. Pero si no es el caso, un agujero oculto
en el suelo, tipo zulo, cuya localización solo conozcáis tu madre y
tú, también servirá. Nunca está de más ir almacenando enseres para
volver a por ellos cuando se necesiten.

NOTA: Si vuestra despensa-zulo se encuentra en una zona


fría (como montañas nevadas), las bajas temperaturas lograrán
mantener los alimentos por más tiempo, actuando como una
nevera natural. ¡Y encima la nieve borrará cualquier rastro que
hayáis dejado!

También existe la opción de viajar con un carrito de la compra


(lleno a ser posible), como los vagabundos. Aunque siempre hay
un alto riesgo de perder la mercancía por el camino, bien porque
te la manguen, por culpa de la rueda puñetera que te va desviando
de tu trayectoria hasta volcarte el carro, o porque tengas que salir
por patas viéndote obligado a dejar tus cosas atrás… En ese último
caso, mi consejo es que nunca lleves más carga de la que puedan
soportar tus débiles piernas en una carrera a sprint, por mucha pena
que te dé dejar tus cosas atrás.

NOTA: Toda la comida suele traer algún tipo de envase de


plástico o cartón. Si consumes alguno de esos alimentos, ase-
gúrate de eliminar el envoltorio. Quemarlo es la mejor opción.
Podrás hacer una hoguera y, lo más importante, acabarás
con posibles rastros. No queremos que nadie vaya siguiendo
vuestras miguitas de pan...

12.2 DE PESCA CON TU MADRE


Si alguna vez has ido a pescar, sabrás que necesitas paciencia, un
buen equipo de pesca y, lo más importante, estar en silencio. A las
madres les cuesta horrores mantenerse calladas durante períodos
de tiempo superiores a 30 segundos. Se han dado casos de ma-
dres que tras estar 32 segundos sin pronunciar una sola palabra,
se olvidaron del lenguaje y nunca más volvieron a articular palabra.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 167

Por esta razón a veces oímos a nuestras madres hablando solas


mientras realizan diversas tareas, es un mecanismo de defensa que
utilizan de manera inconsciente para no superar nunca esa barrera
de los 30 segundos de silencio. Incluso cuando duermen, producen
leves sonidos cada cierto tiempo, como una baliza de localización.

Si no tienes un buen equipo para pescar, puedes usar algunas de


las técnicas explicadas en capítulos anteriores, como, por ejemplo,
una sábana y algo a modo de cebo para atraer a los pececillos. Pero
cuidado con atraer a otros animales como caimanes, tiburones,
osos polares, iguanas rencorosas o cualquier otro bicho que pueda
cazarte a ti. Ojo también con algunos animales venenosos como
ranas, sapos o cierto tipo de peces. Si sospechas que puede serlo,
déjalo ir. Y, por supuesto, jamás comáis de un animal que os en-
contréis muerto. Casi seguro que estará infectado. Y no hablo ya de
zombis, sino de cualquier otra enfermedad. Por esta misma razón,
tampoco bebáis de un lugar con agua estancada o directamente de
un río. Por limpio que parezca, nunca se sabe si un par de kilóme-
tros más arriba, en medio del río hay un cadáver de un animal en
descomposición, un zombi putrefacto atrapado o un par de tíos su-
dorosos lavándose los sobacos por primera vez en meses... (Si te da
la sensación de que el agua del río está salada… misterio resuelto).
Toda esa agua que baja estará contaminada, aunque no lo veas a
simple vista. No te fíes. Recuerda que tienes que preservar tu salud.
(Es curioso ver cómo te ha dado más asco el ejemplo del sobaco
que el del cadáver en descomposición o el del zombi putrefacto).
168 Vito Vázquez

12.3 DE CAZA CON TU MADRE


Puede que tu madre sea una defensora a ultranza de los animales
(excepto de las arañas y las cucarachas, a las que no considera ani-
males, sino bichos asquerosos). Si este es el caso, mejor ve de caza
solo si no quieres ver a tu madre reprocharte que el conejo que has
matado era “muy mono y muy cuqui”, que cómo has podido hacer
algo así, que eres un abusón, que ella no te educó para que acaba-
ras haciendo algo tan cruel, que si te gustaría que te hicieran a ti lo
mismo... y otro sinfín de frases del estilo.
Sin embargo, ya te adelanto que si le presentas el conejo debida-
mente cocinado y emplatado, sin que haya visto el proceso de caza
y posterior limpieza de tripas y cabeza, se lo comerá sin rechistar y
todo serán alabanzas y buenas palabras.

NOTA: Si alguna vez te ves en la necesidad de cazar algún


animal de esos que irritan a tu madre con solo nombrarlos
(como una rata, una lagartija o una serpiente), por el amor de
Dios… no se te ocurra decirle lo que está comiendo realmente.
Recuerda, pollo. Tooooodo es pollo. Ojos que no ven…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 169

Para cazar, también puedes usar algunos de los artefactos expli-


cados en el apartado “elementos de ataque”, como la cerbatana Bic
o el lanzapatatas.
Usar un rifle o una pistola producirá demasiado ruido. No te inte-
resa. Y aunque tenga silenciador, malgastarás munición. Sigue sin
ser un buen plan. Te recomiendo salir de caza con armas de muni-
ción reutilizable, como arcos, ballestas, cerbatanas o lanzapatatas.
O díselo a tu madre, seguro que es capaz de batir más presas con su
ya famosa zapatilla que tú con un rifle de francotirador.

NOTA: Que se llame lanzapatatas no significa que lance única


y exclusivamente patatas… usa tu imaginación.

¡Por cierto! Ten cuidado al adentrarte en bosques frondosos.


No pierdas nunca la referencia de tu posición o estarás perdido.
Nunca mejor dicho.
Tú estás cazando, pero recuerda que también hay zombis que
pretenden cazarte a ti. O que puedes toparte con otros cazadores
que no dudarán en dispararte si te confunden con una presa o con
un muerto viviente. Procura pasar desapercibido. Y si no lo logras,
por lo menos acuérdate del camino de vuelta…
Antes de salir de caza, habla con tu madre. Escúchala. Aunque
no te guste reconocerlo, a veces (muchas más de las que te crees)
dice cosas muy interesantes. ¿Recuerdas esas historias que te ha
contado y recontado una y mil veces, en las que te hablaba de su
juventud, cuando se pasaba meses en casa de sus abuelos, situada
en un pueblecito de pastores alejada del mundo, más o menos don-
de Jesucristo perdió la chancleta? ¿Acaso no recuerdas la parte que
hablaba de la matanza del cerdo? Joder, seguro que de ahí obtienes
datos interesantes. Si no lo recuerdas, pregúntale.
Si aprendes a degollar a un gorrino, seguro que podrás hacer lo mis-
mo con un ciervo, un jabalí, un conejo, una gallina o lo que te echen.
170 Vito Vázquez

NOTA: Nunca digas “antiguamente” delante de tu madre


refiriéndote a ella o se ofenderá. Recuerda que tu madre es
guapa, joven y lista. Lo será siempre y punto.

Si finalmente decidís cazar en pareja, puede que tengáis más éxito


que si lo haces de manera individual. Deberéis mantener una cierta
coordinación.
Si tu madre es de las aventureras e intrépidas, no tendrás problemas.
La caza será más que fructífera. Si por el contrario es de las asustadi-
zas, aprovecha su ruidosa huida y acaba con todos los animales que
abandonen sus madrigueras o que salgan volando a su paso.

Algo para recordar:


• Si vas de compras con tu madre, tendrás que probarte la tienda
entera. Es ley de vida.
• Aunque todo sea gratis, procura frenar su espíritu consumista.
• Haz un mapa y apunta los comercios que ya han sido saqueados.
• No seas quisquilloso con la comida. Nunca mires con malos
ojos un yogur caducado por uno o dos días.
• Cuidado con lo que cazas o pescas. Podría ser venenoso o estar
infectado.
• Ojo con el agua que bebes. Desinféctala siempre hirviéndola
antes de consumirla.
• Escucha a tu madre. Aprenderás más de lo que imaginas.
• Salir a cazar con tu madre será más divertido que ir solo.
RECETAS BÁSICAS DE SUPERVIVENCIA
PARA SITUACIONES POSTAPOCALÍPTICAS

Nadie dijo que fuera fácil. Si vives solo o te has independizado


hace poco tiempo, estarás pasando por una situación parecida al
apocalipsis y sabrás de qué hablo.
Pongámonos en situación. Llegas a casa con un hambre atroz,
abres la nevera y no hay nada más que un trozo de limón más seco
que la lengua de un loro, una botella de Coca-Cola de dos litros
en la que solo quedan un par de dedos, por supuesto sin gas, y
una hoja de lechuga ya marrón y más arrugada que una uva pasa,
pegada a la pared del frigorífico y mirándote acojonada desde la
distancia, como diciendo: mierda… me han descubierto.
Empieza a cundir el pánico y tus tripas te presionan con ince-
santes alaridos.
Piensas y le das vueltas al posible menú del día que puedes pre-
parar… joder, una hoja de lechuga pocha y un trozo de limón seco
no dan para mucho… ¡pero con un poco de pan, fijo que mejora!
Cierras la nevera y te diriges al cajón donde habitualmente
suele haber comida. Pero nada, también está vacío. Ni hay pan,
ni latas de conserva, ni bollitos ricos, ni bolsas de patatas…
Introduces la cabeza y parte del cuerpo, hasta la altura de los
hombros, para cerciorarte de que no se ha quedado algo escon-
dido en alguna esquina. Al asomarte, enciendes la linterna del
móvil y crees divisar un batallón de estepicursores al fondo del
mismo, incluso te ha parecido oír el silbido de la banda sonora
de El bueno, el feo y el malo… decides hacer caso omiso a ese
absurdo momento y cierras el cajón. Acto seguido vuelves a la
nevera. Por si se hubiera abastecido milagrosamente durante los
172 Vito Vázquez

NOTA: Tanto los ingredientes como las cantidades que se


indican en las recetas son los ideales para la perfecta ela-
boración de los platos para dos personas (tú y tu madre).
Úsalos como orientación. Aunque están pensados para poder
acceder a todos los ingredientes, no siempre te será posible…
en ese caso, añade algo similar o lo que buenamente puedas.
¡Que viva la imaginación!

45 segundos previos en los que has estado ocupado rebuscando


en la negrura del cajón. Pero no se ha producido milagro alguno.
Una pena…
El apocalipsis es aun peor porque, probablemente, no tengas
ni casa, ni nevera, ni armarios… Peeero, hay una diferencia bru-
tal y un punto a tu favor. Tienes a tu madre. Lo que no significa
que te puedas relajar, aunque sin duda será un apoyo importante.
Para ayudaros tanto a tu madre como a ti en esta difícil aven-
tura, he elaborado una serie de recetas que podréis preparar en
situaciones extremas y postapocalípticas. Opciones fáciles de
cocinar y con pocos ingredientes, los cuales deberías poder con-
seguir, en su mayoría, sin demasiada dificultad. Ya sean en latas
de conserva o en el huertecito casero que tu madre plantó en
su día (ya hemos comentado en más de una ocasión que lo del
huertito es una muy buena opción. Hazlo).
Verás que en algunas recetas se
añade un “ingrediente de lujo”,
llamado así por su posible difi-
cultad a la hora de conseguirlo. Si
no se puede, no pasa nada. Es un
ingrediente prescindible y podrás
hacer el plato con normalidad.
Así que deja las dietas (y los
bollos) a un lado y ¡vamos al lío!:
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 173

PRIMEROS PLATOS

Sopita Animosa y Sabrosa


De las que reanimarían a un muerto. Nunca mejor dicho. Una buena
sopita caliente siempre entra bien. Para tus noches de guardia, para
combatir el frío de las montañas. O simplemente porque te da la gana.

Ingredientes:
• ½ kilo de carne de cerdo (ciervo, gato, conejo… o lo que puedas cazar).
• ¼ de kilo de patatas (Este ingrediente también lo necesitarás
para el lanzapatatas. Aunque eso es otro tema)
• ¼ de kilo de zanahorias. (Son buenísimas para la vista. Y la
necesitarás a pleno rendimiento. Es un buen momento para comen-
tarte de nuevo que quizá deberías replantearte la opción de plantar
un huerto… te dará más alas que un Redbull).
• Una cebolla (no es momento de rimas tontas…)
• Una cucharada de tomate frito (puede ser de bote, o hacerlo tú mis-
mo a base de tomates de huerto. Un poco de kétchup también podría
servir. Aunque no es lo mismo, no nos vamos a poner quisquillosos).
• Dos dientes de ajo. (Para espantar a los vampiros).
• Como lujo añadido, también se le pueden incluir unos trozos de
chorizo para darle más sabor.
• Agua.
• Aceite o, en su defecto, grasa animal.
• Una olla, cazuela o recipiente metálico de tamaño suficiente
como para cocinar.
• Fuego. (Sé que sobra decirlo, pero acuérdate de apagarlo bien al
acabar de cocinar. Toda precaución será poca).
• Leña o madera para avivar el fuego. (Al ir a buscarla, no te
alejes mucho de tu madre).

Preparación:
En primer lugar, enciende el fuego de tal forma que puedas colo-
car la olla encima. Corta en trocitos la cebolla y los dientes de ajo
174 Vito Vázquez

y los metes a la olla junto con un chorrito de aceite (o un poco de


grasa animal) y los sofríes. Mientras se van haciendo los ajetes,
corta la carne en porciones pequeñas. Una vez estén los ajos y la
cebolla doraditos, añade la carne y deja que se haga bien (el sabor
de la sopa variará dependiendo del tipo de carne que añadas).
Mientras se va haciendo la carne, trocea las patatas y las zanahorias
que has criado con amor en tu huertecito (o las que has mangado
por ahí, lo mismo da) y las añades a la olla. Espera unos 10 minutos
a que se haga todo. Dale vueltas para que no se queme lo del fondo.
Cuando veas que ya está hecha la carne, añade el agua hasta lle-
nar la cazuela y la cucharada de tomate frito (o sucedáneo) y deja
que se haga unos 25 – 30 minutos. Como seguramente no tengas
una cazuela exprés, ni el fuego será el más indicado para cocinar,
es posible que tarde más en cocinarse. Puede que el doble o inclu-
so más… Ten paciencia, el resultado merecerá la pena.

Plato Combinado
Deditos de carne y patatas con ensalada de arroz
No quedan restaurantes de comida rápida y, a veces, las prisas
te obligarán a preparar algo ligerito y que no te quite demasiado
tiempo. Si estás en esa situación, este es tu plato.

Ingredientes:
• 300 gramos de salchichas (o tiras de carne de cualquier tipo
que puedas conseguir).
• 4 dientes de ajo.
• 3 o 4 patatas.

ASÍ NO
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 175

• 3 o 4 zanahorias.
• 2 tomates.
• 2 puñados de arroz.
• Un poco de aceite o grasa animal.
• Una lata de aceitunas.
• Y como ingrediente de lujo, mayonesa.
• Leña para encender la hoguera.
• Fuego.
• Una cazuela, sartén o recipiente metálico del tamaño suficiente
para cocinar.

Preparación:
En primer lugar empezaremos por la ensalada de arroz. Para ello,
primero hiérvelo durante una media hora y deja que se enfríe.
Una vez se haya enfriado, pela y corta las zanahorias en tiras fini-
tas, abre la lata de aceitunas y añádeselo todo al arroz. Remuévelo
y déjalo en un recipiente aparte.
Mientras se va enfriando el arroz, pela las patatas como si estu-
vieras en la mili, córtalas en trocitos pequeños y fríelas en la sar-
tén (o sucedáneo). Una vez fritas, ponlas en un recipiente aparte
donde las puedas mantener calientes. (O ponlas en el recipiente
donde has dejado el arroz, a su lado).
Para terminar, corta los dientes de ajo en trocitos y sofríelos hasta
que estén doraditos. A continuación, añade las salchichas trocea-
das (o la carne que hayas podido conseguir, cortada en tiras) y
los dos tomates partidos en pedacitos. Deja sofreír todo durante
unos 5 minutos. Una vez estén hechas las salchichas (o la carne),
júntalo todo en el mismo plato y ¡a comer!

Huevos Rellenos de Atún


Las latas de conserva serán un aliado espectacular. El hecho de
poder mantener los alimentos de forma prolongada en el tiempo
supuso un descubrimiento revolucionario. Ahora lo estás com-
probando y te beneficias de ello.
176 Vito Vázquez

Ingredientes:
• 4 huevos.
• 1 lata de atún.
• Como ingrediente de lujo, mayonesa. (Si no hay mayonesa,
valdría tomate frito o cualquier tipo de salsa que tengas a mano).
• Una cazuela (o similar).
• Leña para hacer la hoguera.
• Fuego.

Preparación:
En primer lugar, tendrás que hervir los huevos durante unos 20
minutos. Una vez hervidos (cerciórate bien dándole unos suaves
golpecitos), quítales la cáscara y pártelos por la mitad. Con cui-
dado, separa las yemas y rállalas (como seguramente no tengas
un rallador, tritúralas con la ayuda de un tenedor, navaja, cuchillo
o sucedáneo).
Para preparar el relleno, simplemente espachurra el atún con
un tenedor y mézclalo con la mayonesa (o la salsa que tengas a
mano) hasta que quede hecha una pasta. Finalmente, coloca la
salsa de atún en los huecos donde iba la yema del huevo y espol-
vorea por encima las yemas trituradas.
¡Voilá! Rápido, sencillo y para toda la familia. (Bueno… para tu
madre y para ti).

SEGUNDOS PLATOS

Estofado de Carne con Tortitas Saladas


Espero que no seas vegetariano… porque en una situación extre-
ma, donde la comida escasea y tienes que conseguirla día a día,
si encima te pones más barreras y limitaciones… estarás jodido.
Deja el paladar exquisito para otra ocasión y céntrate en sobre-
vivir un día más. La carne y el pescado serán los pilares de tu
alimentación. Y punto.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 177

Ingredientes:
• Carne (a ser posible animal, aunque nunca digas nunca…).
• 4 o 5 patatas.
• 1 cebolla.
• 2 dientes de ajo.
• Agua (si es de río o charca, acuérdate de hervirla antes para
matar microbios y bacterias).
• Sal (un mineral esencial para la salud).
• Harina *.
• Levadura *.
• 2 huevos.
• Fuego.
• Leña para la hoguera.
• Una cazuela o similar.
* Tanto la harina como la levadura, podrás hacerlas de forma
casera. Al final del capítulo te enseño cómo hacerlo.

Preparación:
Comenzaremos por el estofado. Corta la carne en trocitos y haz
lo mismo con los ajos y la cebolla, para poder sofreírlos. Cuando
esté todo doradito, le añades medio litro de agua aproximada-
mente (estaría bien que tuvieras en tu poder una botella de plásti-
co de las típicas de agua mineral de litro y medio, para tener una
referencia en cuanto a las cantidades y medidas de los líquidos),
le ponemos la tapa (o algo similar) a la olla y lo dejamos al fuego
unos 30 o 40 min. (Dependiendo del fuego que hayas logrado
hacer, el tiempo puede variar. Estate al loro).
Mientras esperas a que se haga el estofado, vamos a por la tortita
salada. Para ello mezcla en un bol o un cuenco medio litro de
agua con la levadura, la harina y los dos huevos (batidos), y ve re-
moviendo hasta conseguir una masa consistente. Echa más harina
si la masa se queda demasiado líquida. Una vez has conseguido la
textura deseada, coge un poco y extiéndela sobre una piedra (lim-
178 Vito Vázquez

pia) lo más lisa posible. Podría servirte un capó de un coche, un


vidrio o una mesa. Cualquier sitio plano con espacio suficiente como
para poder extenderla y amasarla con un rodillo, un bate de béisbol,
un mortero o similar. Después, ponemos esa especie de tortita en la
sartén o similar y dejamos que se caliente por ambos lados. Cuidado
con que no se te queme. Una vez esté dorado por ambos lados, lo
retiras del fuego y ¡listo! Mira tú que plato más rico.

Plato Combinado
Huevo frito con patatas fritas y carne de hamburguesa
Una buena hamburguesa no puede faltar en ningún menú que se
precie. Y aunque estés en medio de un apocalipsis, no tienes por
qué privarte de tus caprichitos culinarios. ¡Suficiente tienes con
quitarte de los pastelillos! Puede que no sea tan rápido como un
McAuto, pero seguro que, con el hambre que tienes, te sabrá mu-
cho mejor. Y eso ya es algo.

Ingredientes:
• Carne picada (si no la tienes ya picada, tendrás que entrete-
nerte picándola). Si prefieres la hamburguesa con un filete direc-
tamente, sin picar, y dejarte de chuminadas, también es lícito.
• Dos huevos (o más, dependiendo del hambre que tengáis),
• Aceite o grasa animal,
• Patatas (o de huerto o de bolsa, de las fritas),
• Una lata grande de esas de melocotones en almíbar (por ejemplo),
vacía y abierta.
• Velas,
• Fuego,

Preparación:
Este plato es muy sencillo. Empezaremos por preparar la lata para
poder cocinar con ella. Lo que pretendemos es usarla a modo de
sartén, por lo que, cuanto más grande sea, mejor.
Evidentemente tiene que estar vacía.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 179

Coloca las velas en el suelo, pero no las enciendas aún. Retira la


tapa de la lata si es que no se ha quitado por completo y cubre las
velas con la lata. Para comprobar que caben sin problemas.
Haz unos agujeros en la lata por la parte lateral (la que está
curvada), lo más cerca posible del culo de la lata (la parte lisa.
La opuesta a la tapa). Con 4 o 5 agujeros repartidos por todo su
diámetro será suficiente. De éste modo, cuando enciendas las ve-
las y las cubras, no se apagarán porque el aire caliente ascenderá
y podrá salir por los agujeros que has hecho.
Una vez tengas la lata preparada (no te preocupes, éste paso sólo
tendrás que hacerlo la primera vez que la uses), enciende las ve-
las y tápalas con ella. A continuación echa un poco de aceite en
el la parte plana (la que vas a usar para freír) o embadúrnala con
grasa animal. Recuerda que no es una superficie antiadherente
por lo que tendrás que tener cuidado para que no se te pegue la
comida. Y cuando esté lo suficientemente caliente, pon la carne
o el huevo a freír. Así de fácil. Con las patatas, ocurre lo mismo.
Si las patatas son de bolsa, eso que te ahorras. Ahora le podrás
decir tú a tu madre aquello de - ¿Te has quedado con hambre?
¿Te frio un huevo?-
¡A comer!
180 Vito Vázquez

Sardinas a la Plancha
Por si te encuentras en una zona costera. El mar siempre es un
buen aliado a la hora de conseguir alimento. El apocalipsis aún no
ha llegado al fondo marino (que sepamos). Pero no sólo del mar
vive el hombre. En ríos y pantanos también podrás pescar, con un
poco de maña y paciencia, algún que otro pescao o similar.
Esta receta es buena para las personas que sufren de estreñi-
miento. Como consejo, te diré que no congeles las sardinas. Es
pescado azul y, por tanto, contiene altas cantidades de grasa que
impedirán su adecuada congelación, lo que se traduciría en una
modificación de su textura y su sabor al descongelarlas. (Vamos,
que se te quedarían blandurrias y malas. Gatillazo de sardinas).

Ingredientes:
• 8 sardinas (o sucedáneo), 4 por persona.
• 2 dientes de ajo.
• Un poco de aceite.
• Un poco de vinagre. (Si tienes vino y se te ha picado, podría
servirte. No es lo mismo, pero, chico… ¡deja de quejarte!).
• Sal (la blanca y salada, no la del verbo salir).
• Y como ingrediente de lujo: un trozo de pan.
• Una plancha (o elemento metálico).
• Fuego.
• Leña para la hoguera.

Preparación:
Lo primero es conseguir el pescado. En capítulos anteriores has
aprendido cómo pescar con una cortina o una sábana, por si no
tuvieras una caña en condiciones.
Te voy a dar un voto de confianza, por lo que supondré que ya has
pescado las sardinas (o similares).
Pela los dientes de ajo, córtalos y utiliza algún tipo de cuenco
o contenedor para machacarlos. Luego añade un poco de aceite
hasta conseguir una salsa más o menos abundante. Sin quitarle
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 181

ni la cabeza ni las tripas, sazona las sardinas, pásalas por el reci-


piente de la salsa de manera que queden bien empapadas y a con-
tinuación colócalas sobre la plancha ya caliente (y por plancha,
recuerda, entendemos cualquier elemento metálico que te permita
guisar el pescado encima).
Cocínalas unos 3 minutos por cada lado y listo. Si las empalas
con algún tipo de palillo o maderita fina, (¿recuerdas lo del lápiz?
Si no te acuerdas, revisa el capítulo de armas), te resultará más
fácil darle la vuelta sin quemarte con la plancha, incluso será más
cómodo a la hora de comer.
Si tienes pan, córtalo en rebanadas, aprovecha la salsa que haya
sobrado y ¡a mojar! Si quieres, colócalas sobre la plancha mientras
aún esté caliente y tuéstalas un poco. Eso queda al gusto de cada
uno. (Si no tienes pan, te enseño cómo hacerlo al final del capítulo).

Revuelto de Setas
Lo primero que debes aprender (y aprovecho este momento para
contártelo) es a identificar las setas que son comestibles de las
que no lo son. No hay una regla general para diferenciarlas…
Pero sí te puedo decir que no te fíes nunca de su apariencia. Al-
gunas setas venenosas son incluso más atractivas que las comes-
tibles. Y no te preocupes por David el Gnomo, seguro que está de
viaje con el zorro (o la zorra).
Por norma general, los níscalos comestibles, al cortarlos, segre-
gan una especie de sustancia anaranjada. Aunque como he co-
mentado antes, no es una regla común para todas las especies. Si
no estás seguro, mejor déjalas.
Algunas setas nos dan pistas sobre su toxicidad con su apariencia,
como, por ejemplo, las que tienen la volva, láminas y anillo de
color blanco, amarillo o verdoso; las que tienen un tamaño de
unos 5 centímetros de diámetro o menos, con láminas blancas;
las que son muy pequeñas, de 1 centímetro de diámetro aproxi-
madamente y que crezcan en la madera o en las praderas; las que
tienen un sombrero con forma de cerebro, “cerebriforme”, o de
182 Vito Vázquez

silla de montar… Si te topas con alguna que se asemeje a estas


descripciones, mejor déjalas quietecitas donde están.
Y ahora que ya sabes cómo distinguirlas, tendrás que limpiarlas.
No pretenderás comértelas así, ¿no?
En primer lugar, no lo hagas con agua o perderán todo su sabor
(ya sabía yo que tenía que explicarte este paso, o la liarías). Para
ello, hazte con un cuchillo pequeño y un trapo. Con estos utensi-
lios, deberías ser capaz de quitar los restos de tierra, golpes que
pudiera tener y demás impurezas.
Luego pasa suavemente el filo del cuchillo por el tallo, como si
lo estuvieras pelando, para retirar la capa más superficial, donde
se asienta la suciedad. Después, humedece el trapo y pásalo con
suavidad por toda la seta, para retirar los restos de mugre. Una
vez hecho todo esto, ¡vamos a cocinar!

Ingredientes:
• Setas comestibles no venenosas, ni mortales, ni que te den cagalera
(revisa el capítulo 19: “Cómo ir al baño sin morir en el intento”,
por si acaso…)
• 4 huevos.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 183

• 1 patata.
• 2 ajos.
• Agua.
• Un poco de aceite.
• Sal.
• Fuego.
• Leña para la hoguera.

Preparación:
Primero echamos un poquito de aceite a la sartén o sucedáneo y
lo dejamos reposar hasta que esté bien caliente. Corta los ajos y
échalos para que queden dorados al gusto. Luego, parte con las
manos las setas (no con cuchillo) en trocitos más pequeños (tam-
poco te pases, que es un revuelto de setas, no puré) y échalas a la
sartén. A continuación, corta la patata en daditos pequeños y los
echas también a la sartén. Todo junto. Después bate bien los hue-
vos y los añades también a la sartén. Mézclalo todo. Remueve y
mezcla constantemente hasta que esté bien cocinado. Y ¡c’est fini!
Recuerda que no debes tener las setas mucho tiempo al fuego,
ya que sueltan agua y, como bien sabrás, agua y aceite no son
buena mezcla…

POSTRES
¿Siempre pensando en dulces, eh? ¡No aprendes! No te entreten-
gas preparando postres. Te valdrá cualquier pieza de fruta que
encuentres por el camino, una barrita energética, una lata de fruta
en almíbar, incluso un zumo o un yogur. Si puedes, planta en tu
huerto algún arbolito que dé frutas ricas, como las manzanas, las
peras, los higos, las cerezas… etc. Y por el amor de Dios, olvida
ya los bollos, ¡maldita sea!

OTROS INGREDIENTES Y MISCELÁNEA


Con el paso del tiempo, es probable que te quedes sin algunos de
los ingredientes necesarios para la realización de tus riquísimos
184 Vito Vázquez

platos Top Chef, o que no los tengas a mano en este momento.


No pasa nada. Algunos de ellos puedes producirlos tú de forma
casera. A continuación te doy algunas ideas.

Harina Casera
La harina también la puedes hacer tú mismo. Para ello necesitas
trigo, por lo que si decides tener tu propio huertecito, te reco-
miendo que también lo plantes. Es más, si vas a tener tu pro-
pio huerto, piensa bien lo que quieres plantar y dónde hacerlo.
Tu subsistencia puede depender de él y no queremos que se nos
jorobe el plan.

Ingredientes:
• Maíz seco.
• Agua.
• Un molinillo. Este puede ser casero (manual).
• Un tamiz de grano.

Preparación:
Coloca el maíz en el molinillo (en vez de eso, puedes usar una
piedra plana grande o un cuenco de piedra e ir moliendo ma-
nualmente por fricción con otras piedras; si te decantas por este
método, usa piedras que no se deshagan por el roce) y muélelo.
Cuando creas que esté bien molido, tamiza los polvos que has
obtenido para separar los granos más grandes. Vuelve a moler
estos hasta lograr unos polvos finos lo más parecidos posible a la
harina que conoces. Repite el proceso las veces que sean necesa-
rias, hasta lograr el resultado deseado.

Levadura Casera o Levadura Madre


¡Zombis! ¡Joder! ¡¿Dónde está mi levadura?! No. No lo veo…
Lógicamente, no tienes por qué disponer de levadura. No es algo
que eches en falta habitualmente y menos durante un apocalip-
sis zombi. Ya contaba con ello. Pero si quieres cocinar en algún
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 185

momento, igual no es mala idea tener un poco a mano.


Lo bueno, es que puedes hacerla tú mismo con un poco de pa-
ciencia. Todo el proceso durará una semana aproximadamente.
Te será útil tener siempre un poco preparado, por si la necesitas
en algún momento y ahorrar así algo de tiempo.

Ingredientes:
• Harina de centeno.
• Una manzana.
• Agua.
• Un recipiente opaco de más de 1 litro de capacidad.

Preparación:
Para ello necesitas una manzana. Resulta que esta fruta tiene adhe-
rida a la piel pequeñas cantidades de levadura que, con el proceso
adecuado, se multiplican rápidamente. Además, la propia manzana
añade los azúcares necesarios y el ácido que consigue que durante el
proceso de fermentación no huela mal.
Corta la manzana en trocitos (con piel, semillas y todo) y mételos
con agua en un recipiente opaco (para que no le dé la luz). Te reco-
miendo que sea de más de un litro de capacidad, ya que, durante la
fermentación, la masa crecerá de manera considerable. Añade una
taza de harina de centeno y mezcla bien. Tapa el recipiente y déjalo
reposar durante 3 días. Recuerda que no debe darle la luz. Al cabo de
3 días, podrás comprobar cómo la mezcla ha fermentado y despren-
de ahora un olor alcohólico, parecido al vino. Eso es buena señal.
A continuación, prepara una mezcla idéntica a la primera y añádele
media taza de la mezcla ya fermentada. Deja reposar esta nueva
mezcla durante 24 horas.
Repite este proceso durante 3 o 4 días. Esto lo hacemos para refres-
car la mezcla y favorecer la fermentación.
A los 3 o 4 días, verás que la mezcla ha aumentado su volumen hasta
duplicar o triplicar el inicial. Será en ese momento cuando la leva-
dura madre haya cobrado suficiente fuerza como para ser usada.
186 Vito Vázquez

Pan Integral Casero


Y es que todos los platos, por muy ricos que sean, con un trocito
de pan saben mejor. Además, como no estás precisamente sobrado
de comida, imagino que querrás aprovechar hasta la última gota.
Podrás mojar y rebañar el plato hasta dejarlo como nuevo y así te
evitarás fregarlo después.
Tendrás que amasarlo a mano, ya que dudo de que dispongas de un
robot de cocina.

Ingredientes:
• Todo el fermento o levadura madre preparado anteriormente (ex-
cepto media taza que retirarás para preparar más fermento).
• 7 tazas de harina de trigo.
• 4 cucharaditas de sal (nótese el sufijo –itas. No te pases con la sal o
no habrá quien se lo coma).
• 2 cucharadas de aceite comestible.
• 3 tazas de agua (que tendrás que ir ajustando al amasar).
• Un horno. Si aún funciona el eléctrico, tema solucionado. Si no
funciona, deberás buscar otra alternativa, como, por ejemplo, usar
el de tu vecino, ese que tiene en el jardín hecho con ladrillos y barro.
También puedes tratar de ir a alguna panadería o pizzería cercana.
Con suerte, igual el horno sigue en pie y puedes usarlo.
Llevo contigo un tiempo y no creas que no me he fijado en que
eres un poco gafe… Así que voy a suponer que no has encontrado
ningún horno (por si a Murphy le da por hacer de las suyas, por
si sigues sentado y ni si quiera lo has intentado o, como diría tu
madre, por si acaso).
Por tanto… ¡adivina! ¡Sí! ¡Otra cosa más que deberás hacerte tú
mismo! Qué guay ¿eh? ¡Te vas a convertir en todo un manitas y un
cocinitas! Te quejarás… Lástima que esas cualidades no te vayan
a servir para ligar…
La fabricación de un horno con ladrillos, barro y todo ese rollo
en plan Ikea, suele resultar bastante pesado y complicado. Por lo
tanto, no voy a entrar a explicarte cómo elaborar uno. A cambio, sí
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 187

que te enseñaré a crear un horno cavando un agujero en la tierra,


aunque será un pelín más adelante. Porque seguimos con el pan,
no te despistes.

Preparación:
Ve mezclando los ingredientes a la vez que los amasas hasta lograr
una masa blanda y aún moldeable pero consistente. Cuando logres
la textura perfecta, déjala reposar un par de horas. Notarás que su
volumen ha aumentado. Ahora decide si quieres hacer un pan gran-
de con toda la masa o prefieres dividirlo en panes más pequeños.

De tu decisión dependerá la temperatura a la que tendrás que hor-


nearlos. Si has decidido hacer solo un pan grande o dos media-
nos, la temperatura ideal serán unos 180 grados y el tiempo de
horneado rondará la hora. Si intentas hornear con más calor, se
te quemará la parte exterior del pan y la interior quedará cruda.
Si has preferido hacer panecitos pequeños (de unos 200 gramos),
la temperatura ideal será de unos 200 grados y deberás retirar los
panecitos en cuanto veas que comienzan a dorarse. De lo contra-
rio se quemarán o se secarán demasiado.
Sea como fuere, recuerda hacerle unos cortes profundos a la
masa antes de introducirla al horno, para favorecer un horneado
homogéneo.
Una buena forma de saber si el pan se ha hecho bien, es la miga.
Esta debe ser esponjosa y firme. Si al partir el pan ves que la miga
se queda pegada al cuchillo o que está demasiado pegajosa, sig-
nificará que ha tenido una cocción insuficiente o que la fermen-
tación de la masa se ha hecho de manera errónea, quedando una
masa débil. Te jorobas y te lo comes igual. Hombre ya.

Horno de Vapor Casero


(En un agujero en la tierra)
No siempre vas a poder tirar de los utensilios de tu vecino, no
seas chupóptero.
188 Vito Vázquez

A veces, por no decir siempre, tendrás que apañártelas tú solo.


Pero no te preocupes, después de leerte éste apartado y con un
poco de pericia (muy poca, no te preocupes), serás capaz de ha-
certe tu propio horno de vapor en prácticamente cualquier lugar.
En realidad, es un invento muy antiguo. Se ha utilizado en mu-
chas culturas y civilizaciones del pasado. Por tanto, no estamos
descubriendo la fregona. Pero si lo desconocías, seguro que te
salvará el culo en más de una ocasión. Nunca te irás a dormir sin
saber algo nuevo.
El proceso consiste en cavar un pozo en el suelo, que se utiliza
para atrapar el calor y poder así ahumar, hornear o cocer alimen-
tos al vapor. Una vez cavado el agujero en el suelo (de un tamaño
lo suficientemente grande como para poder meter un recipiente
con comida), se prepara una hoguera, se enciende y se deja con-
sumir hasta que solo queden las cenizas. Es entonces cuando se
coloca encima el recipiente con la comida y se cubre. (Este méto-
do sirve para hornear alimentos como el pan, por ejemplo).
Para cocer al vapor, el proceso es similar, pero con algunas va-
riantes. Una vez cavado el hoyo, se cubre el fondo con rocas y
piedras, de manera que se calienten con la hoguera. Una vez se
haya consumido el fuego, nos quedará un fondo de brasas y rocas
muy calientes.
Este fondo se cubre entonces con una capa de vegetación verde
(no seca, de lo contrario saldría ardiendo).
Encima de este manto de vegetación se coloca la comida y esta,
a su vez, se vuelve a cubrir con otro manto de vegetación verde.
Después, se tapa todo con tierra por encima.
Ya solo quedaría esperar. El proceso es lento, la comida puede
tardar varias horas en cocinarse. Pero, sin duda, es un procedi-
miento sencillo y que cualquiera puede hacer, esté donde esté, ya
que no necesitas herramientas de ningún tipo.
ARQUITECTURA:
TIPOS DE REFUGIOS Y EDIFICIOS

Es imposible saber cómo de ruinosa estará la cuidad tras una in-


vasión zombi prolongada en el tiempo. Está claro que se dedica-
rá presupuesto cero al mantenimiento de ciudades, los vecinos
no harán derramas para arreglar los desperfectos de sus bloques
de pisos, las oficinas serán abandonadas, los aeropuertos colap-
sarán y serán un foco de infección brutal…
Tienes que saber a qué te enfrentas de antemano, para poder
tomar las decisiones correctas a tiempo. Siempre que elijas un
refugio, deberás tener en cuenta diversos factores, para saber
si el nivel de defensa que puede ofreceros dicho edificio es su-
ficiente como para sobrevivir a un asedio durante un tiempo
indeterminado. Como regla general, antes de empezar a hablar
sobre algunos de los edificios en concreto, te recomiendo que
sigas siempre los siguientes consejos:
Lo primero que deberás preguntarte antes de entrar en un po-
sible refugio es si puede asegurarse. Lugares que estén rodeados
por vallas o muros, sin duda ofrecerán una protección mejor.
Cuanto más alejados mantengas a los muertos, mejor para tu
salud y la de tu madre.
Examina el número de entradas o salidas que hay. Ten en
cuenta siempre ese dato y mantenlas controladas de manera
permanente. Nunca dispongas de más entradas de las que po-
dáis defender al mismo tiempo los miembros de tu grupo y tú.
Si hubiera más de las necesarias, no lo dudes: bloquéalas. Y,
por supuesto, deja siempre una salida de emergencia, por si la
situación se tuerce.
190 Vito Vázquez

Observa si tiene plantas superiores o aisladas del resto del


edificio, como buhardillas o desvanes.
Y, por último, fíjate si los elementos que hay en la vivienda
son suficientes como para sobrevivir durante un tiempo sin salir
de ella. ¿Dispones de suministros? Agua, luz, comida… Pues
eso, que lo mires.
Estas serán solo algunas de las preguntas que deberás hacerte
antes de intentar montarte tu refugio o de entrar en uno.
Tu madre se cuestionará otras cosas del tipo: si la cocina es nor-
mal o americana, si el salón tiene vistas al jardín, si dicho jardín
es grande, o si la casa está limpia o sucia. Es normal, pero cén-
trate en lo importante. Como entres en su juego, estarás perdido.
Seguro que habrá momentos en los que, por necesidad, te veas
obligado a adentrarte en edificios desconocidos en busca de mu-
nición o de alimentos. Aunque tengas miedo, hazlo. Te sorpren-
derás de las cosas que puedes llegar a encontrar en las casas
ajenas. Pero cuando lo hagas, extrema siempre la precaución
y ve armado hasta las trancas. Nunca se sabe qué o a quién te
puedes encontrar dentro.

14.1 VIVIENDAS: Creándote un piso franco y seguro


Las viviendas son las construcciones más comunes. Casi todo el
mundo tenía una, hasta que políticos y banqueros decidieron que
era una buena idea empezar a quitárselas a sus legítimos dueños.
Después vino esa plaga que mataba el cerebro de la gente con-
virtiéndoles en seres que deambulan sin rumbo (Smartphones y
teles creo que se llamaban…) y luego ya, vino lo de los zombis.
Las viviendas podemos clasificarlas según su número de plantas
o su ubicación. Dependiendo de una serie de factores, serán más o
menos eficientes a la hora de protegeros tanto a tu madre como
a ti contra los no muertos. (Además del certificado energético de
tu vivienda, que es obligatorio tenerlo, también deberás exigir
el certificado de eficiencia antizombi. Si no lo tienes, dudo que
alguien te compre o alquile tu casa).
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 191

¿Está en el centro de la ciudad o está en las afueras? Si es en las


afueras, mejor. Una casita individual, de campo, alejada de la ciudad,
te asegurará un tráfico más reducido de muertos andantes. Además,
no corres el riesgo de que tu vecina llame a tu timbre para pedirte
un poquito de sal y cerebro porque se ha quedado sin nada para
cocinar. Eso y que tu madre tendrá la posibilidad de entretenerse
plantando un pequeño huertito (vital para tu abastecimiento) en
el jardín, regando las plantas y tomando el sol por las mañanas…
¡siempre ha querido una casita en el campo! (o con jardín).
Si te decides por este tipo de refugio, espero que primero te hayas
currado una buena defensa perimetral a lo art attack, con vallas,
muros, fosos repletos de cocodrilos, arenas movedizas, un ejér-
cito de arqueros para vigilar el horizonte y demás elementos de
defensa típicos, de los de toda la vida, que mantengan a tu madre
y a su huerto a salvo.
No intentes asustar a los zombis con carteles del tipo “suelo re-
cién fregado” o “cuidado con mi madre”; tampoco trates de evitar
su avance a través del huertito que ella plantó con tanto mimo
y cariño con un espantapájaros. Los gules no es que sean muy
avispaos, pero ya te aviso y te aseguro que no va a funcionar.
192 Vito Vázquez

Ellos van a su bola, totalmente empanados, y no se detendrán a


leer tus cartelitos amenazadores. De todas formas, tampoco creo
que se vayan a comer vuestro maíz y los pimientos o tomates;
ellos son más de comida rápida o comida basura. O sea, tú.
Otro dato a tener en cuenta referente a los jardines y los anima-
les: si eres un amante de los animales y posees alguna mascota
(ver capítulo 16: “Animales y mascotas”), no es aconsejable
dejarles sueltos por el jardín sin vigilancia. Si es un perro, por
ejemplo, es cierto que te ahorrarás limpiar pelos y algún que otro
pis dentro de la casa, pero como no estés observándole continua-
mente, podría comenzar a ladrar, atrayendo a un sinfín de zombis
hacia tu posición.
Y si eres más de gatos y tienes uno de esos que desaparecen y
vuelven a casa cuando a ellos les parezca bien, no creo que quieras
verle regresar una o dos semanas después, pero zombificado…
Pero volvamos al tema que nos incumbe: la vivienda. Por mucho
que te esfuerces en tapar las ventanas y sellar las puertas, unos
cuantos zombis cansinos, tozudos y cabezotas serán capaces de
tirarlas abajo. Es cuestión de tiempo. Así que vamos a dar por he-
cho que en algún momento entrarán en tu casa. No te preocupes,
porque para cuando lo hagan, tú ya habrás preparado tu defensa
y estarás absolutamente a salvo de ellos.
Lo primero que deberás hacer es cerrar las ventanas y correr todas
las cortinas. De ese modo evitarás llamar la atención de los que
pasen cerca de vuestra casa y les ahorrarás el susto de verte en
pelotillas cuando te estás cambiando de ropa. (Reconoce que ese
cuerpo escombro es bastante impactante. Y ese culete tan blancu-
cho, no ayuda).
A continuación, recoge todo lo que puedas necesitar. Cualquier
elemento que te sea de utilidad y que encuentres en el primer
piso, llévatelo a la segunda planta (suponiendo que estás en una
casa con varios pisos… Si no fuera así, mira a ver si la casa dispo-
ne de buhardilla o un desván. Por regla general, las viviendas de
un solo piso suelen tener. En ese caso, con refugiarte ahí arriba y
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 193

retirar la escalera plegable, sería más que suficiente. Y si no hay,


no pierdas el tiempo en esa casa y búscate una más segura. Ya
es mala suerte entrar en la única vivienda del barrio que no tiene
desván. Eres un gafe).
El siguiente paso, aunque suene un poco basto y cueste hacerlo,
será eliminar las escaleras.
Los zombis no saben escalar (hablamos de zombis de verdad,
no de los infectados hiperactivos de las pelis de Hollywood, que
son capaces de saltar, trepar, correr, volar y algunos hasta se han
sacado una carrera por la Universidad de Harvard), por tanto, si
inutilizas las escaleras, no podrán acceder al siguiente piso, que
es donde te esconderás con tu madre.
El cómo hacerlo ya es otra historia. No he encontrado ninguna
guía que te explique cómo cargarte unas escaleras. Simplemente
te dicen que hay que hacerlo y punto. Claro, si vives en EEUU,
la mayoría de construcciones son de madera. Con un hacha o una
maza y un poco de paciencia, las podrás romper. Pero si vives en
Europa, casi todas son de acero fundido o de hormigón y mármol
u hormigón y algún tipo de piedra dura de narices.
Si dispusieras de un taladro picador de esos que usan los obreros
para joder las aceras de las calles, estaría chupao, pero dudo que
tengas uno a mano. Y, por supuesto, tanto las bombas (tipo c4),
como la maquinaria pesada, quedan descartadas, así que mi
consejo es: usa la fuerza. No la Jedi, si no la bruta. Mazas, ha-
chas, martillos, la cabeza… cualquier cosa dura que te sirva para
arrearle mamporros a los escalones hasta que queden inutiliza-
bles. Tardarás más que los americanos, pero, en serio, el esfuerzo
valdrá la pena. Si no consigues destruirlas del todo, siempre
puedes usar la técnica de la barricada.Échale un vistazo al capí-
tulo de defensa.
Una vez consigas instalarte arriba de manera segura, trata de pa-
sar desapercibido el mayor tiempo posible. Aunque oigas pasos
abajo, mantén la calma. Sin las escaleras, no podrán subir. Y si no
haces ruido, ni sabrán que estás ahí.
194 Vito Vázquez

Tarde o temprano tendrás que salir al exterior para hacerte con


provisiones. Por tanto, deberás tener un plan previsto para poder
subir y bajar rápidamente. Algún método que no puedan usar los
zombis. Como ya hemos dicho, una escalera plegable funcionaría
de maravilla. Con recogerla una vez arriba, sería suficiente. Pero
si algún día vas con prisa y no sabes dónde leches has dejado la
maldita escalera (cosa que te suele ocurrir con frecuencia cuando
necesitas un objeto determinado) y no te da tiempo a preguntarle
a tu madre porque tu vida depende de que subas a la de ya, te
recomiendo que pongas algún tipo de objeto, como una mesa o
cualquier mueble no muy alto, que te permita subirte a él de un
salto y de ahí encaramarte al piso de arriba. (Para más detalles, ver
capítulo 15: “Piso franco: ”Tu” casa, “tu” hogar”)

NOTA: En otras guías, te sugieren subir al tejado para tratar


de que te vean los equipos de rescate aéreos. Una vez arriba,
te dicen que tires la escalera plegable de una patada para que
los zombis no puedan alcanzarte. Mi recomendación es que
simplemente la subas donde estás tú. No la tires si tu plan con-
templaba la posibilidad de volver a bajar en algún momento…
No hagas caso a otras guías de marca blanca.

14.2 COMISARÍAS: Armas Por Doquier


Será un lugar muy demandado. No solo para renovarse el DNI o para
ir a denunciar a tu vecino por morder a tu perro. Igual que tú has pen-
sado en ese lugar, se le habrá ocurrido a cientos de personas antes.
Se producirán peleas y altercados por intentar hacerse con las armas
que aún puedan quedar en su interior. Puede que incluso se lleguen a
matar entre ellos… El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio
lleva a la desesperación y la desesperación siempre lleva a situaciones
límite y empuja a la gente a hacer locuras. No acudas a este tipo de
edificios y menos en horas punta.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 195

Si te decantas por no hacerme caso y decides ir en algún momento,


mejor que sea uno en el que el edificio esté vacío o que seas el primero
en llegar. Si es así, entra. Puede que aún quede algún arma, munición
o elementos de defensa para ti, como chalecos o cascos.
Como ya hemos comentado anteriormente, observa los cadáveres
de los guardias, policías o militares que te encuentres por el camino.
Sé que da asco… pero a lo mejor llevan un arma encima. Ellos ya no
la necesitarán. Pero cuidado, incluso con los cadáveres, nunca se sabe
cuándo se van a levantar…
Y por el amor de Dios, si tu madre es de las asustadizas, ¡vigílala!
No queremos que se sobresalte y salga gritando y corriendo hacia
la primera dirección que vea, perdiéndose por los tenebrosos y os-
curos pasillos de la comisaría. O que malgaste toda la munición
disparando a lo primero que se mueva, incluyendo puertas, ratas,
moscas o incluso a ti.
Olvida eso de las damas primero, ve siempre tú delante, pero insisto,
sin hacerte el héroe.
14.3 TORRES DE OFICINAS:
Ciudades en Altura
Las torres de oficinas son un buen
refugio una vez hayamos seguido
los pasos del protocolo: saquear la
primera planta, destruir las escaleras
e inutilizar todos los elementos que
puedan dar acceso a pisos superiores
(como ascensores o montacargas).
Dichas torres, por su gran capaci-
dad, son lugares ideales para refugiar
a grandes grupos de supervivientes,
creando así un lugar donde montar una
nueva comunidad y empezar de cero.
Una pequeña ciudad en altura. Quizá un lugar para la esperanza…
Éste tipo de edificios suelen disponer de pequeñas cocinas, cafeterías
o restaurantes, por lo que tendréis provisiones casi seguro, aunque
imagino que no quedarán muchas... Tendréis que racionarlas. Tam-
bién habrá baños (hacer tus necesidades en un retrete ahora será un
lujo) y mobiliario que podréis usar para descansar o hacer barricadas.
No habrá camas, pero sí sofás, alfombras y moquetas (dormir sobre
una es mejor que sobre el frío suelo). También tendrás disponible una
azotea para vigilar, tomar el sol o desayunar al aire libre.
Podrás hacerte con montones de lápices, bolis Bic (o similares) para
construirte tus cerbatanas, folios por si tienes que apuntarle algo a
tu madre para que no se le olvide (¿recuerdas lo de las lagunas
mentales?), libros o documentos para leer. En fin… te mantendrás
ocupado un buen rato registrando todo el edificio.
Incluso puede que, con un poco de suerte, encuentres algún or-
denador en buen estado con internet aún operativo y puedas
actualizar tu estado de Facebook. Que llevabas semanas sin re-
visar tu perfil. Aunque también podrías tratar de contactar con
algún equipo de rescate. Y si no funciona internet, siempre po-
drás jugar un rato al buscaminas.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 197

Si os topáis con algún zombi dentro del bloque, lo mejor que podéis
hacer tras eliminarle, es tirar su cuerpo por la ventana. Pídele ayuda
a tu madre. Es mucho más práctico que dejarlo ahí dentro (huele
fatal), o que subirlo hasta la azotea para quemarlo (los riñones de
tu madre te lo agradecerán), y desde luego, es mucho más práctico
que quemarlo dentro del edificio (no queremos que se nos inunde el
chiringuito cuando salten los sistemas antiincendios). Recuerda, lo
mejor para sobrevivir es ser lo más práctico y eficaz posible, usando
siempre la ley del mínimo esfuerzo.

14.4 COLEGIOS Y UNIVERSIDADES: La vuelta al cole


Tu madre siempre se esforzó por que fueras al cole y aprendie-
ras muchas cosas. Ahora es cuando vuelves a clase, pero esta
vez con ella. Para enseñarle todo lo que has aprendido.
Los colegios de hoy en día son mucho más parecidos a una
cárcel que a un lugar para educar a niños. Rodeados de vallas,
muros, verjas… ¡Pero espe-
ra! ¡Eso es cojonudo! ¡Por fin
algo que no tienes que hacer
tú mismo!
Dentro de este tipo de edifi-
caciones también suele haber
enfermerías, por lo que no de-
bería resultarte difícil acceder
a montones de enseres médi-
cos que sin duda os servirán
más adelante.
También deberías registrar los
comedores, bibliotecas, baños
¡con duchas! (ya era hora de que
te quitaras ese olor a muerto).
En definitiva, son un buen re-
fugio. Lugares para protegerte
y aprender.
198 Vito Vázquez

Aunque no todo es coser y cantar; ojo con los niños. Si normalmente


son bastante cansinos y unos culos inquietos por naturaleza, zom-
bificados son aun peor. Además, cuando pululan por esos pasillos
largos y oscuros arrastrando los pies, acojonan bastante. ¿Quién dijo
que no se le pega a un niño? Si está vivo, ¡desde luego que no!
Pero estos seres demoníacos ya ni están vivos ni son niños, eso seguro.

NOTA: Aunque a ti te parezca lo más divertido del planeta, a


tu madre no le gustará un pelo que dibujes un pene gigante
en la pizarra. Ya sé que las pizarras tienen algo mágico que te
impulsa a hacerlo. Pero hazte un favor… no lo hagas.

14.5 BANCOS: Hoy vais a cobrar…


¿Cuántas veces has acudido a un banco para ingresar tu nómina
o para sacar dinero y te has encontrado con una cola infinita, que
no solo te cabrea para el resto de la semana, sino que además te
hace perder la mañana entera? ¿O cuántas veces has pensado en
reventarle la cabeza a esa persona amargada y desagradable que
te atiende tras una ventanilla blindada con una desgana y una
mala leche que te acidulan el resto del día?
¡Pues tengo una buena noticia para ti! ¡Ahora podrás vengarte!
Vete al banco y, si tienes la suerte de que esos maleducados siguen
en sus puestos de trabajo y son ahora zombis, ¡suelta alguna fra-
se patriota en plan peli americana y luego desahógate con ellos!
Si consigues salir vivo de ahí, luego te sentirás mucho mejor.
Ya… lo sé, demasiado sangriento, ¿no? Le ves lagunas a mi
plan… El caso es que los bancos te servirán para poco más.
El dinero ya no te vale prácticamente para nada. El ladroni-
cio y la picaresca lo han convertido en simple papel pintado.
Sin valor. Ahora, o robas al más débil o te haces con algún objeto
con o sin dueño. “…Lo que se da, no se quita”.
Los bancos están blindados, sí. Pero olvídalo, no son un buen re-
fugio. No tienen salida. Han sido diseñados precisamente para eso.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 199

Si un ladrón consigue entra a robar en alguna cámara acorazada,


lo cual es ya difícil de por sí, luego le resultará aun más difí-
cil salir. Te recuerdo que solo se abren desde fuera. Además de
los cierres automáticos, alarmas, policía rodeando el edificio…
Vale que ahora no hay policía, pero habrá zombis rodeándote
igualmente, así que para el caso, es lo mismo.
Por tanto, nunca te encierres dentro de una cámara blindada.
Lo único que conseguirás con semejante estupidez es quedarte
encerrado dentro y, por tanto, una muerte lenta y segura. Además,
¿te imaginas quedarte encerrado para siempre con tu madre en
una cámara acorazada? No se me ocurre una muerte peor…

14.6 HOSPITALES: Esto sí que es una urgencia


Todos sabemos cómo funcionan los hospitales y, en concreto, la
sección de urgencias. O mejor dicho, todos sabemos lo gañanes
que somos los ciudadanos con respecto a los hospitales. Da igual
que te hayas abierto la cabeza con un hacha, que estés en parada
cardíaca, que tengas unos retortijones horribles o que se te haya
clavado una astillita en el dedo. Todos vamos a urgencias. Siempre.
Y claro, así van…
Y como lo tuyo normalmente no es urgente, te tiras esperando
cinco y seis horas hasta que alguien te atiende…
En definitiva, no es una buena idea acudir a hospitales. Evítalos
siempre que sea posible. No por el hecho de que te hagan esperar,
sino porque dentro te puedes encontrar de todo. Si acudimos al
200 Vito Vázquez

hospital por una astillita en el dedo, ¿cómo no vamos a acudir si


un loco ensangrentado nos ha atacado y mordido cuando íbamos
andando por la calle? Pues también, por supuesto.
Será un cultivo de zombis: personal médico que trabaja direc-
tamente en contacto con los muertos, gente atacada o mordida
por zombis y que pretenden que les curen, zombis magullados y
heridos por los bolsos de las feroces madres que defienden a sus
hijos y que también pretenden que les curen...
Pues eso, un hospital hasta arriba de vivos heridos, vivos que en
breve estarán muertos, muertos heridos y muertos que en breve
estarán vivos. Un follón.
Lo único que sé es que se liará una buena. Todos serán carne
de cañón. Una vez se levanten los muertos, el caos se encargará
del resto. Y cuando eso suceda, que sucederá, créeme, no querrás
estar ahí para verlo.

NOTA: Si estás en un hospital y ves a alguien comportarse de


manera extraña, vete. No esperes a ver qué pasa. Al menor
indicio de que alguien pueda estar infectado, sal por patas de
ese lugar.
También puedes aprovechar el caos para mangar una silla de
ruedas. Reconócelo, siempre has querido hacerlo. Vale que
no te servirá de mucho, pero te quitarás esa espinita que tie-
nes clavada desde hace años.

14.7 ASTILLEROS, PUERTOS Y EMBARCADEROS:


¡Agua a la vista!
¿Quién no ha querido tener un barco alguna vez? Tu madre flipa-
ría. Una de las pocas cosas buenas del apocalipsis es que puedes
cambiar de casa prácticamente a diario. Hoy vives en una casita
en la montaña con huerto en el jardín; mañana, en una torre de
oficinas; al otro, en una plataforma petrolífera, en un barco…
No te encariñes mucho de tu “hogar”.
202 Vito Vázquez

Estos lugares pueden convertirse en buenos refugios. En casi to-


dos los astilleros (¡ojo!, como su propio nombre indica, habrá
astillas, muchas astillas; así que pon tus dedos a buen recaudo si
no quieres acabar en urgencias de algún hospital infestado), puer-
tos o embarcaderos, además de barcos y lanchas, también habrá
containers. Estos grandes contenedores metálicos podrán servirte
como refugio improvisado para pasar la noche de forma segura.
Son “habitaciones” metálicas sin ventanas y con una puerta lo
suficientemente sólida como para garantizarte unas horas de des-
canso en su interior. ¡Lo último en arquitectura vanguardista!
Pero asegúrate de que está vacío antes de aventurarte a lo desco-
nocido. Recuerda lo que te decía tu madre de pequeño: deja salir
antes de entrar.
Los barcos de gran tamaño también serán refugios seguros. Aun-
que estén atracados en el puerto, aunque aún continúen en el
astillero y no estén construidos del todo. Con retirar la pasarela
de acceso debería ser suficiente para impedir el avance de los
zombis. Aunque, al igual que en edificios de gran tamaño, tendrás
que inspeccionar y limpiar el lugar de posibles muertos vivientes
que hayan quedado atrapados en su interior (Ver capítulo 8:
“Transporte: tierra, mar y aire”).
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 203

14.8 ALMACENES: Almacenemos pues


Admítelo. Te encanta desenvolver cosas. Y más cuando son regalos.
Y te encanta petar las burbujitas de los papeles que envuelven
los regalos. Pues ahora tienes cientos. Qué digo, ¡miles! de
cosas envueltas en burbujitas que puedes desenvolver y petar
y ¡todas para ti!
¿Serán móviles chinos? ¿Alcachofas? ¿Ordenadores? Qué intriga…
Este tipo de edificios se caracterizan por no tener ventanas.
Suelen ser espacios diáfanos que antaño se usaron para almacenar
cajas contenedoras de cosas misteriosas. Con un poco de suerte, lo
que quiera que estuvieran almacenando puede que os ayude a sobre-
vivir un tiempecito más. Quizá sea comida, o bebidas, o armas…
Sus puertas suelen estar fabricadas de acero. A prueba de aluni-
zajes y cabezazos. Todo indica que podría ser un buen lugar para
acondicionarlo un poco y quedarse a vivir por un tiempo. No es
un hotel cinco estrellas, pero seguro que tu madre se siente más
segura dentro de estas paredes que deambulando por las calles
entre gente sucia que os persigue para morderos.
Una vez dentro, inspeccionad. Buscad posibles plataformas o pa-
sarelas elevadas dentro del edificio. Si alguna vez se cuela un
muerto viviente en el interior, deberéis poneros fuera de su alcan-
ce lo antes posible hasta que os coordinéis y pongáis en marcha
un plan de ataque. Al igual que en las viviendas y las buhardillas.

14.9 CÁRCELES
Normalmente no te acercarías a sitios así. Y tu madre tampoco
te dejaría. Porque ella es lista, no como tú. Si están encerrados,
por algo será, ¿no? Ahí estarán encarcelados los más despiada-
dos y sanguinarios asesinos, violadores, ladrones y mafiosos…
Vaya macedonia de personajes…
Pero piensa que ese tipo de edificaciones son unas auténticas forta-
lezas. Preparadas para que no entre ni salga nadie.
Tras una catástrofe como a la que te enfrentas, las cárceles
podrían estar dominadas por los propios presos, después de
204 Vito Vázquez

haberse hecho con ella


tras una revuelta. Si es
así, ni te acerques…
Estarás más seguro ro-
deado de zombis que de
esa gente.
También podría darse el
caso de que te la encuen-
tres vacía porque los
presos aprovecharon para fugarse tras el caos de la infección. Si
es así, tendrás una gran oportunidad de hacerte con un refugio
cojonudo. Pero también cabe la posibilidad de que haya sido to-
mada ya por otro grupo de supervivientes (como hemos visto en
la tele en alguna que otra serie); podrías intentar acercarte para
dialogar con ellos y ver qué tipo de gente se te ha adelantado.
Ándate con ojo y, como te he dicho en varias ocasiones, no te
fíes de las apariencias. Quizá tengas que negociar (ver capítulo 3:
“Negociación: siempre el primer paso”) o defenderte (ver ca-
pítulo 5: “Defensa: la mejor defensa es un buen ataque”) o
atacar (no me repito más, ya sabes lo que tienes que ver).
Lo malo de las cárceles es que son enormes y por regla general
suelen estar hechas un asco. Por lo que tu madre se pondrá mora-
da a mandarte tareas. Que si recoge esto, que si recoge lo otro…
que si barre la celda… que si mea dentro de la taza… (Anda que
a ti también… ya te vale con la puntería).
Espacios tan grandes para solo dos personas no suelen ser la mejor
solución. Necesitarás gente vigilando fuera, reparando posibles ro-
turas de la verja, grupos que hagan guardias nocturnas, que protejan
diversas entradas si se produce un ataque… Si permanecéis solos tu
madre y tú, estaréis vendidos. A veces es bueno tratar de socializarse.

14.10 BASES MILITARES


Si quedan sitios seguros en el planeta, esos serán, sin duda, las
bases militares. No solo dispondrán de la protección adecuada,
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 205

sino que además estará ocupada (con suerte) por gente bien entre-
nada en el arte de matar. Pero no como los de la cárcel, aquí habrá
gente buena. Militares. Eso implica armas, auténticos especialis-
tas que podrían instruirte en técnicas defensivas (aunque con este
manual no te harán falta).
Incluso, podrías abusar de su confianza y pedirles amablemente
que adiestren a tu madre en el manejo de armas de fuego, mejo-
rando así su puntería y efectividad de manera notable. Te digo
más, podrían (eso sí, con mucha paciencia) iniciarla en la con-
ducción de tanques. ¿Te imaginas? Le vendrá genial para ir de
compras, tienen mucho más espacio que el maletero de un coche,
y si le dan un golpecito, ni se enterará. Que tiemblen las farolas.
¿Y qué me dices de aprender a lanzar una granada sin salir por los
aires? Sin duda, aprenderás cosas bastante útiles en los tiempos
que corren.
Siempre que hay militares, hay cocineros cerca. Y eso es bueno.
Muy bueno.
No me preguntes por qué, pero el encargado de cocina suele ser
rechonchete. Tipo Chicote. Pero equipado con un delantal sucio
que le cubre el pecho y la parte frontal de la barriga en vez de una
bata de Agatha Ruiz de la Prada. Con un cuchillo semioxidado
colgando en el cinto a la altura de sus rellenas caderas y un piti en
la boca apoyado en el lateral de su labio inferior (a veces este es
sustituido por un palillo mondadientes), pero por norma general
es un salao y muy buena gente. Y encima cocina que se te va la
olla. Aunque con tu madre cerca, no tienes nada que envidiar.
Pero ella también tiene derecho a descansar y que le preparen la
comida de vez en cuando. Ahora es el momento.
Si los alimentos y la munición escasean, puede que no os dejen
pasar. Aunque es poco probable dada la situación. Todo ser hu-
mano no infectado será vital para la supervivencia de la especie.
Y si encima vienes con una madre a tu vera, casi seguro, te re-
cibirán con los brazos abiertos. Y si no, ya se encargará ella de
negociar por ti o de camelarse a algún militar. El piquito de oro
206 Vito Vázquez

de algunas madres no tiene precio. Cinco minutos serán más que


suficientes para que tu madre os consiga las mejores camas del
barracón. Y le sobrarán cuatro.

14.11 PLATAFORMAS PETROLÍFERAS:


Gracias, Repsol y compañía
A pesar de todas las noticias que hemos oído a lo largo de nues-
tras vidas (antes de la catástrofe) respecto a ciertas compañías
que abrían plataformas petrolíferas e iniciaban prospecciones en
lugares protegidos, lo que generaba la indignación e incesantes
manifestaciones de los vecinos y buenas gentes del lugar. A pesar
de que cada vez que ibas a una gasolinera a llenar el depósito, te
cagabas en todos los mandamases que subían los precios. A pesar
de que has odiado tener que depender del gasoil durante años…
ahora lo agradecerás. Y mucho. Ironías de la vida.
Este tipo de plataformas están preparadas para que sus ocupantes
(hasta 300 personas) sobrevivan como mínimo seis meses en alta
mar, sin pisar tierra. Por lo que un grupo mucho más reducido de
personas (10 o 20) podría sobrevivir durante años... Y si estáis
solo tu madre y tú, puede que incluso décadas…
Disponen de equipos de destilería, así que no tendrás que perder
tiempo yendo a “comprar” agua mineral natural embotellada al
supermercado.
Su emplazamiento, en medio del océano, hace que sea prácti-
camente imposible que ningún muerto viviente llegue hasta ahí.
Y encima tienes vistas al mar, como le gusta a tu madre. ¡Y mejor
que en primera línea de playa! ¿Qué más puedes pedir?
Sin duda, este tipo de plataformas serán de los mejores refugios
que te puedas encontrar.
Eso sí, deberás tener cuidado con el viento y el salitre marino.
Con en el tiempo, los aparatos electrónicos dejarán de funcio-
nar correctamente. Y, por supuesto y lo más importante, mucho
cuidado con las gaviotas. Las cientos de miles de cagadas que
os dejarán de regalo por todo el refugio, formarán una fina
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 207

y resbaladiza película que se interpondrá entre la suela de tu


zapato y el acero inoxidable de la plataforma, disminuyendo el
agarre de tu calzado y haciéndote casi imposible poder andar
con normalidad. Lo más probable es que resbales, te caigas, te
pringues de mierda hasta el cuello y te hagas daño de verdad.
Todo eso.
Ah, y espero que te guste el pescado, porque seguramente os
pasaréis allí una buena temporada…

Algo para recordar:


• Examina y elige bien tu refugio.
• Rompe las escaleras e inutiliza ascensores y montacargas.
Luego refúgiate en los pisos superiores.
• Toma medidas de precaución y asegura la zona.
• Edificaciones ya protegidas, como colegios o cárceles, os aho-
rrarán tiempo y trabajo.
• Si das con una base militar, estarás salvado.
• Cuidado con las mascotas que puedan delataros o daros un disgusto.
• Ojo con las gaviotas. Estas lanzan sus defecaciones de manera
estratégica. Desde que vino el apocalipsis y no hay movimiento
de barcos, su única distracción es lanzarte cacas para lograr que te
caigas. (O jugar a cagar sobre los coches. Aunque eso ya lo hacían
antes de la catástrofe).
ROPA:
MODA Y CAMUFLAJE

Hemos hablado ya sobre cómo ir de compras y cómo frenarle


esa ansia consumista a tu madre cuando os enfrentáis a un centro
comercial vacío donde se puede conseguir de todo y gratis.
Creo que es el momento de hablar un poco sobre lo que te vas a
poner. No puedes ir así de andrajoso siempre. Depende de dónde
estés o a dónde te dirijas, deberás ir a “la moda”, pero a la moda
de la supervivencia.
Las tendencias ya no las marcan tres o cuatro diseñadores que de-
ciden los colores que se van a llevar esta temporada. Ni siquiera tu
madre debería decirte si vas bien o mal combinado. Ahora, amigo
mío, es la madre naturaleza la que dictaminará los colores que se van
a poner de moda. (¿Has visto? Hasta la naturaleza tiene una madre).
En esta sección, los militares tienen mucho que decir. Ellos sí
que saben cómo camuflarse. Su vida puede depender de ello, por
lo que han perfeccionado sus técnicas con los años. Ahora, es la
tuya la que está en la cuerda floja, así que copia. No sigas insis-
tiendo en tus experimentos raros; no digo diferentes, digo raros.
Haz caso a Fito y los Fitipaldis.
Cada área del mundo, dependiendo de las condiciones climáticas
de cada región (ártico/invierno, templado/selva, pantano/desierto…),
tiene sus propios patrones, texturas y colores. Mientras que las
tonalidades se explican por sí mismas, la textura define las carac-
terísticas superficiales al mirarlo. Por ejemplo, pueden ser combi-
naciones lisas, ásperas, rocosas, frondosas…
Combina siempre el color y la textura para lograr un camuflaje
eficaz. Tiene poco sentido cubrirse el cuerpo con vegetación
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 209

muerta y amarilla en medio de un campo verde; igual de inútil sería


camuflarse con la hierba verde en un desierto o en un área rocosa. 
Conseguirías el efecto contrario al deseado: llamar la atención.
Hablemos pues un poco de los diferentes ambientes a los que
podrás enfrentarte:

Zonas Nevadas
Hace frío, así que hazle caso a tu madre y llévate un jersey por si
acaso. No te hagas el machote, aunque seas un hombretón nacido
en las frías tierras del norte. Los medicamentos escasean y no
queremos malgastarlos por un estúpido resfriado…
Como imagino que ya sabrás, en este tipo de paisajes, nevados en
su mayor parte, el blanco es el color predominante. Cualquier ele-
mento que no sea de ese color se verá a la legua. Evidentemente,
tenemos que protegernos del frío, pero también de otros seres que
nos puedan detectar a distancia, así que no te pongas ese abrigo
naranja cantoso o esa bufanda rosa fluorescente que tienes en el
armario. Debes aprender a combinar mejor los colores. En este
caso, el blanco con el blanco… No te compliques.
Pero ten cuidado, este color tan
puro se mancha con facilidad.
No mantengas un enfrentamiento
cuerpo a cuerpo contra un zombi
si no quieres acabar con un man-
churrote de sangre en el pecho de
tu anorak blanco. Te convertirías
en una diana andante.
Tampoco te veo lavando la ropa a
mano en la orilla del río o charca
más cercana. Con lo fría que debe
de estar el agua... y luego espera
sentado a que se seque.
Como hemos dicho, lleva siem-
pre ropa que te proteja del frío.
210 Vito Vázquez

Plumas o anorak con capucha a ser posible, para resguardar-


te de las fuertes ventiscas que atacan los flancos de tus orejas.
Ponte unos pantalones largos y gruesos (si son impermeables,
mejor), botas de agua o nieve, unos calcetines lo más gordos
y largos posible (de esos que te llegan casi hasta los sobacos),
unos guantes y un gorro.
Incluso sería conveniente que llevaras ropa de repuesto por si
pisas sin querer algún charco congelado y este se rompe con tu
excesivo peso y te calas hasta el cuello (nunca vas a dejar los
bollos… ¿verdad?). O por si tenéis que cruzar un río de gélidas
aguas. En cualquier caso, recuerda no cargar nunca la mochila
con más peso del que puedes llevar o del que las placas de hielo
que te mantienen separado del agua puedan soportar.
Si, además, como buenos esquimales que sois, disponéis de un
par de raquetas para poneros en los pies, obtendréis una ventaja
extra sobre los zombis (o lo que os persiga) a la hora de moveros
con rapidez a través de la nieve.

Zonas Desérticas
Áreas extensas, kilométricas, con solo tierra y hierbajos secos,
rocas y bichos, sol y calor… mucho calor. Pero, ojo, por las
noches, frío, mucho frío…
El sentido común te dirá que lleves ropa fresquita, de manga cor-
ta, pantalones cortos y un pañuelo en la cabeza para evitar que
te dé el sol en la sesera. Pero la realidad es otra muy diferente…
Lo primero y lo más importante es protegerte los ojos. Los ne-
cesitas más que nunca, así que hazte con unas buenas gafas de
sol. En estas zonas el astro rey pega de lo lindo y la luz que emi-
te es excesivamente brillante. Y encima se refleja en la arena.
Te deslumbrará si no te proteges correctamente, incluso podrías
quedarte ciego si te expones sin protección de manera prolongada.
Así que no seas rancio y no te pongas gafas de los chinos… que
no tienes ni que pagar, hombre. Hazte con unas gafas buenas.
Para la cabeza, lo mejor es un sombrero de ala ancha. Te sentirás
212 Vito Vázquez

como Indiana Jones y eso te dará una inyección de moral extra.


Además, te protegerá el coco del sol durante el día y del frío por
las noches.
En cuanto al cuerpo, consigue una camisa de algodón (de las que
traspiran) de manga larga, y debajo de esta ponte una camiseta de
manga corta. Debes estar pensando que estoy loco… Pues no, ni
mucho menos.
La camiseta de manga corta, en contra de lo que puedas pensar,
controlará tu sudor, manteniendo tu temperatura corporal constante.
La camisa de manga larga evitará que te achicharres los brazos.
Encima de todo eso, deberás llevar una chaqueta. Siempre y
cuando no sea de material impermeable. Los tejidos porosos per-
mitirán una correcta ventilación sin sobrecalentar tu cuerpecito
serrano. Te protegerá además del viento, el sol, la arena y, una vez
más, de las noches frías.
Ya sé que el calor es insoportable y es tentador ir casi en cueros,
pero eso no es lo que tienes que hacer si quieres sobrevivir, al me-
nos, un día más. Y si no, pregúntale a los nómadas que se pasan
la vida viajando por el desierto, en camello, tapados hasta los ojos
y vestidos de negro. Con lo que atrae el calor…
Si llevas cinturón, podrás aprovecharlo para atártelo por fuera y
evitar así que te entre arenilla dentro de la ropa interior.
Los pantalones, largos, por supuesto. Y como los pies también se
antojan fundamentales para sobrevivir al apocalipsis, protégelos
como nunca lo has hecho. Usa siempre un calzado adecuado y có-
modo. En este caso, lo más adecuado sería usar unas buenas botas.
La arena arde, así que cuanto más gordas sean las suelas y las
propias botas, mucho mejor.
Por último, los pocos resquicios de tu blancucha piel que queden
al aire libre y desprotegidos deberás embadurnarlos con crema
solar. De factores altos. De 200 para arriba. Nada de bronceado-
res o aceites de esos que usa tu madre para ponerse más morena
en menos tiempo…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 213

Zonas Boscosas
Cuando deambules por este tipo de zonas, podrás elegir entre va-
rios colores. Marrón, verde, gris, negro, incluso azules oscuros. No
son los que mejor combinan del planeta, ya lo sé. Pero sí que son
los que mejor te camuflarán entre los árboles y las ramas.
Evita colores que no se parezcan en nada a tu entorno, como ro-
jos, amarillos, naranjas… ¿Pero aun sigues con ese plumas cantoso
puesto? ¿Es que no me escuchas? ¡Y deja los pastelillos!
El observador, cuando sale de caza, buscará siluetas y formas que
le resulten familiares para identificar a su presa, como una cabeza
con un moño kilométrico o una figura humana voluminosa como
tú, que eres fácilmente reconocible en el horizonte. Puedes tratar
de “deformar” tu ya desproporcionada silueta, lograda concienzu-
damente por falta de ejercicio, ataviándote el cuerpo con ramas y
hojas pegadas o atadas con gomas (del pelo, de la cámara de una
rueda de bici…).
Pero cuidado con los saltamontes, los ciempiés y los gusanos,
son muy traicioneros y no queremos a tu madre corriendo, esta
vez por el bosque, chillando
“quitameloooo, quitameloooo,
que ascoooooo” porque le has
llenado el cuerpo de hojas con
bichos. A ver si te fijas más en
lo que coges del suelo.
Como ya sabrás, el vuelo re-
pentino de una bandada de pá-
jaros puede delatar tu presencia
y tu posición, así que procu-
ra andar sigilosamente y con
cuidado para no pisar la típica
rama seca y asustarlos con ése
“crac” que se oirá a kilómetros
a la redonda.
214 Vito Vázquez

Zonas de Agua
Unas aletas en los pies, un flotador con forma de patito alrede-
dor de la cintura, un bañador “fardahuevos”, por supuesto, y
unas gafas de bucear con su correspondiente tubo para respirar…
Y tu madre, con el pelo recogido en un enorme moño que alguna
despistada cigüeña podría confundir con su nido, con los manguitos
alrededor de los brazos, una burbuja rosa de poliestireno en la espal-
da atada a la altura de la cintura como una riñonera, sus aletas en los
pies y un bañador de pieza única. De los que llevaban las vigilantes
de la playa en los años 80. Y, por supuesto, el bolso. Que no falte.
(Las madres tienen bolsos para todas las situaciones. Es alucinante.
Bolsos para fiestas, bolsos para camuflaje, bolsos acuáticos…)
¡Vaya pintas!, estarás pensando. Pues efectivamente. Vas absoluta-
mente ridículo. Y tu madre también. ¿Y qué? Las pintas que llevéis
o dejéis de llevar deberían ser vuestra última preocupación. No me
imagino a un grupo de zombis descojonándose al descubriros con
esa grotesca y cómica apariencia.
Todos esos elementos de tu ridículo atuendo serán fundamentales.
Las aletas os ayudarán a impulsaros por el agua a mayor veloci-
dad, incluso en zonas con corrientes. Las gafas os permitirán di-
visar el fondo y ver si hay algún peligro cerca, como tiburones,
cocodrilos, zombis atrapados en el fondo, rocas afiladas, etc.
Los flotadores y los manguitos os ayudarán a ahorrar energías,
logrando manteneros a flote en todo momento y así tu madre no
se mojará el pelo (¿Qué les pasa a las madres con mojarse el pelo?
¿Serán como Sansón? ¿Que si les mojas el pelo pierden su fuerza?
¿O como los gremlins, qué se multiplican?). Y el bañador de pieza
única… bueno, mantendrá a raya esos michelines de más.

Zonas Urbanas
En este tipo de territorios es donde más peligro correrás. Son zonas
de máxima actividad, infestadas de muertos vivientes caminando
como Pedro por su casa. Estarán por todas partes: calles, casas,
parques, plazas… Incluso Pedro será ya uno de ellos.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 215

Mi recomendación es que evites estas zonas a toda costa, pero si


es de obligado paso, mi otra recomendación es que vayas vesti-
do siempre con atuendos oscuros. Negro a ser posible. ¿Por qué?
Porque más te vale ir agazapado en todo momento, tratando de
ocultarte en cada rincón, en cada sombra (como Batman), para
evitar ser detectado (como Batman). ¿Y sabes qué color se camu-
fla bien entre las sombras? ¡Muy bien! Pues eso, como Batman.
La ropa, además de ser oscura, debería también quedarte ajus-
tada. Lo más prieta posible (como Bat… vale, ya paro…).
En primer lugar, porque estiliza la silueta y te hace más delgada o
delgado y a tu madre también. Y le encantará. Segundo, porque el
negro combina con todo, lo cual también le encantará (y a ti, por-
que ahorrarás tiempo eligiendo la vestimenta). Y tercero, porque
la ropa holgada podría quedarse enganchada con más facilidad en
cualquier alambrada, verja, pincho oxidado, mano haciendo un
corte de manga…
Además, con prendas bien pegaditas a nosotros, nos será más fácil
zafarnos de alguien o algo si intenta agarrarnos. ¡Nunca sabes de
dónde puede salir un puñado de manos tratando de atraparte! Por
eso debemos ser precavidos.
El pelo es otro tema importante. Ya sé que a tu madre le encanta
tu pelo. Vas siempre monísima con ese pelazo que tienes y se en-
fadará si te lo cortas en exceso. Pero ahora es lo que toca. Aunque
se cabree. ¿Alguna vez has pensado en cambiar de look de forma
radical? Pues ahora es el momento. Incluso ella debería cortárselo.
O al menos llevarlo recogido. Y aun así, corres el riesgo de que
te agarren de la coleta, el moño o las trenzas. O que esa cigüeña
os persiga porque se ha encariñado con el moño de tu madre. Eso
es precisamente lo que queremos evitar… cigüeñas cansinas. Así
que, si tú no querer cortar cabellera, tu evitar ir a ciudades. De lo
contrario, dale a las tijeras.
Por último, lleva zapatillas cómodas. Que te permitan correr, sal-
tar y andar sin hacer ruido. Los tacones o botas altas no son una
buena idea. Toc toc, ¿quién es? Son tus malditas botas avisando
216 Vito Vázquez

a todo el que se encuentre a cien metros a la redonda que es-


tás ahí. ¿Unos zapatos con un buen tacón?, Sí, por favor, pero
guardados en el bolso de tu madre o en la mano, por si hay que
defenderse.
Estás buena y lo sabes. Y te encanta llamar la atención y que
te coman con la mirada cuando sales de fiestuqui (a veces).
Pero créeme, ahora no es el momento. Llamarás la atención, sí.
Y te comerán, pero no con la mirada. Literalmente. Y eso no mola.

Algo para recordar:


• No te compliques con los colores: el blanco con el blanco,
el negro con el negro, pechito con pechito y ombligo con ombligo.
• Observa tu entorno. Él te dirá que colores llevar.
• Lleva la cantidad de ropa necesaria para combatir las tempera-
turas de cada lugar.
• Olvídate de las pintas que llevas. Nadie se va a reír de ti.
• El pelo, mejor corto o, al menos, recogido.
• Deja las magdalenas y las chocolatinas de una vez por todas.
EQUIPAJE DE MANO.
MAMÁ, ¿QUÉ LLEVAS EN EL BOLSO?

Vamos a dejar una cosa clara: se llama equipaje de mano preci-


samente porque deberías poder transportarlo todo con facilidad
utilizando única y exclusivamente una mano. Pero una mano
tuya, no la de Hulk Hogan.
Según la RAE, un bolso es “una bolsa de mano generalmen-
te pequeña, de cuero, tela u otras materias, provista de cierre
y frecuentemente de asa, usada especialmente por las mujeres
para llevar dinero, documentos, objetos de uso personal, etc.”
Aunque yo creo, señores de la RAE, que su definición más acer-
tada sería la de “elemento que sirve para perder cosas”.
“Sujétame el bolso un mo-
mento” dice. Y tu, aceptas
amablemente porque eres
un caballero. Elevas tu bra-
zo situándolo en posición
horizontal con la palma de
la mano mirando hacia arri-
ba, como diciendo “anda,
trae”. Pero en el momento
en que tu madre deja de su-
jetar el bolso, la gravedad
se encarga de que su peso
parezca multiplicarse por
diez y tu brazo es lo único
que interfiere en su trayec-
toria de caída entre el bolso
218 Vito Vázquez

y el suelo. De pronto todo depende únicamente de tu fuerza bruta.


Cuando cae desplomado sobre tu brazo, aunque siempre has sido
un asiduo de las mancuernas, alucinas pepinillos. El cuerpo se te
arquea cuarenta y cinco grados hacia la derecha mientras oyes
crujir varias decenas de huesos en el interior de tu cuerpoescombro
y escuchas una voz en tu interior que grita “¡¡ostias!!”
Da igual. Ya es tarde. Se te produce una luxación de hombro,
una distensión en el omóplato, una fisura en la muñeca y una
rotura de ligamento cruzado anterior en el interior del brazo.
“Mamá, ¿¿Pero qué cojones llevas en el bolso??”
De todo. Por si acaso. Y es que ésta frase les encanta…
“Por si acaso”.
En esa especie de bolsillo de Doraemon puedes llegar a encon-
trarte cualquier cosa. Muchas de ellas, extravagantes. Algunas,
incluso, descatalogadas.
Un caniche a lo Paris Hilton; el libro que se está leyendo; un
ladrillo (como la madre de esa señora que cantaba aquello de
“no cambié, no cambié”); una rebequita por si refresca; una
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 219

botella de agua por si hace calor; infinidad de elementos y utensi-


lios de maquillaje y “kits para ponerse guapa en dos minutos”, por
si acaso la invitan a alguna cena inesperada o tiene que maquillar
a todo un set de estrellas de Hollywood; un monedero de tamaño
descomunal (vamos, que podría llevar ahí dentro todas las reser-
vas del Banco Central Nacional en monedas de cinco céntimos y
le sobraría espacio); otro monedero más pequeño lleno de tarjetas
que nunca usa pero que lleva por si acaso; un pañuelo por si acaso
se pone mala de la garganta, para poder protegerse el cuello del
frío; un clínex fosilizado que, sin duda, sería el descubrimiento
del año para la Revista Internacional de Paleontología si alguien
diera con él; caramelos sueltos de todas las texturas y sabores
(aunque los más comunes suelen ser los de regaliz negro y los
de café); una agenda con anillas, por supuesto con su boli incor-
porado, por si acaso hay que apuntar algo; unas zapatillas por si
acaso le duelen los pies debido al prolongado uso de los tacones;
un manojo de llaves que ni el portero del Empire State sería capaz
de manejar, que incluye las llaves de casa, las del coche, las de
la vecina, las de casa de los padres... no vaya a ser que un día las
necesiten; toallitas húmedas por si acaso hay que desmaquillarse;
compresas en cantidades ingentes, suficientes como para pararle
la hemorragia a una docena de militares heridos en el campo de
batalla o por si, yo que sé, le amputaran una pierna o un brazo; un
peine de púas; el teléfono móvil con su cargador; ¡un walkman!;
un kit completo de costura por si acaso hay que coser algo (por
ejemplo, el brazo amputado del que hablábamos antes, yo que sé);
tabaco (si fuma); tabaco (si no fuma); varios lápices pintalabios;
un espejo; tickets de la compra del año 1993, donde aún se puede
adivinar el precio, aún marcado en pesetas… y así podríamos se-
guir eternamente, porque es un pozo sin fondo.
Científicos rusos en colaboración con la NASA estuvieron es-
tudiando un bolso durante años, llegando a la conclusión de que
existe un agujero negro dentro del espacio tridimensional del
bolso. Posiblemente perdido en alguno de los cientos de miles
220 Vito Vázquez

de compartimentos que tiene en sus paredes interiores. O eso,


o por dentro está forrado de antimateria, lo que produce que los
elementos que se introducen en él desaparezcan al instante cuan-
do entran en contacto con cualquiera de sus paredes. Aún están
sacando conclusiones. Y lo que les queda…
El récord mundial de encontrar el teléfono móvil dentro de un
bolso en el menor tiempo posible lo ostentaba la estadounidense
Margaret Robinson, de la localidad de Evanston, Illinois. En el
año 2015, consiguió la increíble marca de 6 minutos y 44 segun-
dos. Al finalizar la prueba, se confesó ante los micrófonos:
“La verdad es que llevaba años entrenándome. Quiero dedi-
carles este premio a mi entrenador, a mi marido y a mi hijo.
Sin ellos jamás lo habría conseguido”. Años más tarde, tras
realizarse una comisión de investigación, su récord fue retirado
por dopaje.
El bolso… qué invento, ¿eh? No lo subestimes nunca. Es un
arca de Noé en potencia y sin duda podría llegar a almacenar a
una pareja de cada especie animal si la humanidad estuviera en
peligro. ¿¡Cómo se explica si no que siempre respondan con un
“sí, anda, trae” cuando le pides que te lleve algo en el bolso!?
Porque lo fuerte es que, sea lo que sea, ¡siempre le cabe!
En definitiva, es una auténtica locura. No intentes entenderlo.
Nunca metas la mano ni pierdas el tiempo tratando de buscar algo
por ella. No funcionará. Se han dado casos de GPS que, estando
encendidos dentro del bolso, se han vuelto locos siendo incapaces
de transmitir su posición exacta. Es como si llevaran también el
Triángulo de las Bermudas dentro.
Y es que no hay forma de conseguir que una madre lleve única
y exclusivamente lo imprescindible. Aquello que va a necesitar
en un corto período de tiempo. Es imposible. No entra en razón.
Para ella todo es vital. Y su cerebro no es capaz de separar los
elementos en grupos según la importancia que tengan o el uso
que le vayan a dar (prescindibles e imprescindibles): “Ahora no
lo necesito, pero mañana, quién sabe. Por si acaso”.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 221

¿Quién sabe? ¿Como que quién sabe? ¡Todo el mundo lo sabe!


¿Por si acaso qué? Eso no lo has usado en tu vida y lo sabes.
Igual que también sabes que no lo vas a usar jamás. Ni mañana,
ni pasado, ni nunca. Pero ahí está y ahí seguirá. En lo más profundo
del bolso, perdido y relegado al más oscuro y triste fondo de saco,
donde caerá en el olvido para siempre. La vejación más desdicha-
da que un objeto pueda sufrir. Defenestrado irremediablemente
al lejano rincón de los objetos postergados de manera perpetua,
convirtiéndose en algo carente de utilidad… pero ahí seguirá,
por si acaso.
¡Pero también tiene cosas buenas!
Evidentemente, y como ya hemos comentado anteriormente, en
tus manos es un objeto monísimo pero absolutamente inútil. Es
en manos de tu madre donde adquiere su verdadero sentido y su
auténtico poder. Mientras ella lo lleve, no tienes de qué preocuparte.
Sabiendo la cantidad de cosas que caben ahí, imagina el arse-
nal que podrías llevar contigo. Metralletas, subfusiles, munición,
granadas, comida, una barca, un caballo, el coche si no tienes
donde aparcarlo… incluso
podríais meteros tu madre y
tú en un momento dado si os
cansáis de andar.
Para ti, lo imprescindible,
lo que te llevarías a una isla
desierta o lo que te llevarías
contigo si tuvieras que sa-
lir corriendo y solo te diera
tiempo a pillar tres cosas, po-
siblemente sería: una botella de agua, tu móvil y la videoconsola.
Con eso serías feliz y sobrevivirías durante décadas sin echar de
menos absolutamente nada más (bueno, quizá el cargador y esta
guía, pero ya se lo gorronearás a alguien).
Tu concepto de esencial difiere mucho del de tu madre.
Y es posible, dentro de la aparente locura, que los dos tengáis
222 Vito Vázquez

razón (o que no la tengáis ninguno). Por tanto, deja a tu madre que


lleve lo que quiera en su bolso. Por si acaso. Ella se siente bien,
se siente a gusto y poderosa. Quién sabe, igual el poder de tu
madre reside en la cantidad de elementos que lleva en su bolso.

Algo para recordar:


• No intentes coger el bolso de tu madre tu solo.
• Nunca, repito, nunca trates de encontrar algo dentro.
• Deja a tu madre que lleve lo que le dé la real gana. Es su bolso,
no el tuyo.
• El bolso es un complemento inútil en tus manos, pero un arma
letal en las de tu madre.
PISO FRANCO:
“TU” CASA, “TU” HOGAR

“Hogar, dulce hogar”. A veces me pregunto a qué clase de col-


gado se le ocurrió esa frase. ¿Es que acaso se ha puesto a com-
probar los sabores de las paredes? En serio, ¿las chupaba? Y lo
que es más preocupante, ¿quién le dio suficiente crédito como
para popularizar su frase? Espero que, fuera quien fuese, haya
acabado entre las fauces de uno de tus colegas muertos vivientes.
Por tonto.
¿Qué pasa con lo salao? ¿Eh? ¿Es que eso no le gusta a le
gente o qué? Unas aceitunitas acompañando a una cerveza
fresquita, unas galletitas saladas, unas sardinitas en la playa,
unos kikos, las tardes de piscina y sol… ¿Acaso no lo usamos
ya como término positivo para referirnos a alguien simpático?
“Que tío más salao”. ¿Verdad que si?
Desde aquí hago un llamamiento para que se comience a usar
la frase “Hogar, salaete hogar”. ¡Igualdad para las papilas gus-
tativas! #mihogaresmusalao. Hombre ya.
Dicho esto, voy a añadir algo que puede cambiar tu concepto
de hogar para el resto de lo que te quede de vida (que puede ser
poco si no has hecho caso a mis consejos):
Tu casa, ese espacio acogedor que desde siempre has consi-
derado tu hogar, no es tuyo. Nunca lo ha sido. Es de tu madre.
Si vives con tus progenitores, ya te habrás percatado de que
solo hay un macho alfa y ese no eres tú, ni tu padre, ni tus her-
manos o hermanas. Pero es que, aunque te hayas emancipado
y vivas solo o con tu pareja desde hace años, “tu” (cada vez
que leas “tu” entre comillas, puedes sustituirlo por “su”) casa
224 Vito Vázquez

seguirá sin ser realmente tuya. Pertenece a tu madre. Siempre lo


ha hecho. Aunque no lo sepas. Aunque no lo hayas querido ver.
Cuando tu madre vaya a visitarte a “tu” casa (que lo hará), no
creas que irá con la intención de ver cómo se encuentra su hijo
favorito porque te eche de menos. No te equivoques. En reali-
dad va para ver como tienes SU casa. Para controlar cómo la es-
tás cuidando, si la mantienes limpia y cómo la estás decorando.
Si algo no le gusta, lo cambiará sin dudarlo. Sin consultar con
nadie. Aunque sepa que te jode que toquen “tus” cosas.
Igual que los militares que coronan orgullosos la cima de la
colina con la bandera de su país al finalizar una misión con éxito,
ellas (las madres) se encargan de marcar su territorio dejándote
algo característico suyo por ahí. Mira a tu alrededor porque segu-
ro que lo encuentras. Siempre está, aunque no lo notes a primera
vista. Puede ser sutil, como la firma de un artista en su obra.
Desde la primera visita a “tu” nueva casa, dejará orgullosa su
huella, como los americanos al pisar la luna por primera vez…
la banderita estadounidense la dejan ahí, ondeando. Aunque no
haya ni viento ni aire y aunque no tengan planeado volver nunca.
Pero por si acaso.
Todo éste rollo sirve tanto para antes del apocalipsis como
para después. Por lo tanto, si ya se te ha venido encima el fin del
mundo, que es lo más probable, que te quede claro que absolu-
tamente todo sigue siendo suyo. Nada ha cambiado. Ella manda.
No rechistes.
Por tanto, un piso franco, para que nos entendamos, es como
“tu” casa de los fines de semana en la sierra o la de la playa.
Es “tu” casa y te alojas ahí cada vez que haces una escapadita
a cualquiera de esos sitios. Pues esto es lo mismo, solo que no
tiene por qué ser necesariamente un edificio. Podrá ser una casa,
sí, pero también valen escondrijos, trincheras, cuevas, zulos…
que os permitan refugiaros a la mayor brevedad en caso de pe-
ligro inminente. Y es importante que dispongáis de, al menos,
uno en cada pueblo, ciudad o lugar al que vayáis. Ah, y si estáis
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 225

visitando un sitio por primera vez, debéis localizar uno lo antes


posible. No querréis pasar la noche a la intemperie y a la vista
de todos los que pasen por ahí, ¿verdad? Ya os adelanto que no
es buena idea.
Como hemos dicho antes, cualquier lugar en el que te sientas
seguro y esté fuera del alcance de los zombis y los malhechores
podrás considerarlo un piso franco. Al fin y al cabo, no deja de
ser eso, un emplazamiento que ambos (tu madre y tú) conocéis.
Es un punto de encuentro donde podréis quedar tras haberos
separado por necesidad. Un área donde os sintáis resguardados
y a salvo. Y también, una zona donde poder esconder comida,
armas o cualquier otro elemento que necesitéis dejar ahí para
recogerlo y usarlo más adelante.

15.1 ¿CÓMO SABER


SI TU PISO FRANCO ES UN LUGAR SEGURO?
Detectar un piso franco aceptable no es complicado, lo primero y
fundamental es usar el sentido común. No tiene por qué ser el lugar
más limpio ni más bonito del planeta, no te pongas ahora meticu-
loso. Pero tampoco hace falta meter a tu madre en una cueva llena
de cacas de murciélago, cucarachas y ratas… Un punto intermedio,
por favor. Algo donde ambos os sintáis cómodos. Si os da mala
espina desde el principio, no te la juegues. Busca otro sitio.
226 Vito Vázquez

Si el sentido común se te ha caído por el camino hace ya tiempo


o simplemente hoy es uno de esos días en que estás más espeso
que la niebla en Silent Hill, voy a ayudarte con una serie de pre-
guntas que tendrás que responderte tú solo y que te ayudarán a
descubrir o confirmar si tu piso franco es o no un lugar seguro.

¿Está a la vista de cualquiera?


En caso de responderte que sí a esta pregunta, no lo dudes, bús-
cate otro sitio. Así de rápido, sencillo y para toda la familia.
Si te ha resultado fácil encontrarlo a ti, también lo será para el
resto de la humanidad (ya sea viva o muerta).

¿Está en un sitio apartado?


Lo ideal es que a esta pregunta respondas con un sí. Al estar
alejado del bullicio, de zonas más concurridas y de los puntos
de máxima actividad, ganarás en tranquilidad y minimizarás el
riesgo a cruzarte con algún canalla. Recuerda que la soledad
es lo más seguro (y con esto me refiero a quedarte a solas con
tu madre).

¿Cabéis tu madre y tú dentro?


Parece una tontería, pero es importante que la respuesta sea afir-
mativa. Y, a ser posible, enteros. Que no os asome la cabecilla
o se os salga el culo
fuera. Comprobad este
tipo de cosas siempre
antes, en un ambiente
distendido y seguro.
Si en medio de una
huida pretendes meter-
te en un agujero cuyo
diámetro es inferior al
de tus posaderas, no
solo te quedarás atas-
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 227

cado poniéndoselo en bandeja a aquello que te persigue, sino


que, además, impedirás que tu madre se ponga a salvo, deján-
dola completamente expuesta al peligro. Le habrás jodido el
escondite, que lo sepas. (Ya sé que soy un poco pesado y que a
veces me repito… pero si me hubieras hecho caso alguna de las
doscientas cuarenta y ocho veces que te he dicho que dejaras
los bollos, no te habría pasado esto y no tendría que habértelo
repetido tanto. Tú eres el pesado, que lo sepas. No me obligues
a decírselo a tu madre…)
Si eso sucediera, te recomiendo que te vayas directamente al
capítulo 18 “Entrenamiento”, porque ni muerta te va a dejar de
perseguir con la zapatilla en alto. Por liante.

¿Hay signos de vida en su interior?


Si los hay, mal rollo. Ándate con ojo. Busca signos inequívocos
de actividad reciente, que prueben que, efectivamente, algo o
alguien más han estado ahí antes que tú. Si los encuentras, cerció-
rate de que no sea algo que te dejaste olvidado ahí anteriormente.
No queremos quedarnos sin piso franco por una falsa alarma.
Si lo que encuentras confirma que algo o alguien más ha estado
ahí, es probable que vuelva en algún momento. Si te encuentras
en esa situación, cambia de lugar. Lo han descubierto y no que-
rrás estar ahí cuando vuelvan.

¿Es un lugar cómodo?


Más te vale que lo sea. Al menos lo suficientemente cómodo
y grande como para aguantar varios días. Si fuera demasiado
228 Vito Vázquez

pequeño y te vieras obligado a mantener una misma posición


mucho tiempo, estarás realmente jodido. Se te dormirán las ex-
tremidades y al final no te quedarán más narices que cambiar de
postura… y ya hemos aprendido que el más mínimo ruido o mo-
vimiento pueden delatar tu posición.

¿Es un lugar ventilado?


Espero que sí. No solo
podrías acabar asfixiado
o mareado por falta de
oxígeno. Si hay un esca-
pe de gas (y me refiero
a tus ventosidades), no
tendrás excusas. Esta-
réis solos tu madre y
tú, y ella sabrá que ella
no ha sido. Eso y que
os lo comeréis enterito.
No seas guarro.

¿Está en un área con buena visibilidad?


No solo es importante que no te vean. También lo es que tanto tú
como tu madre seáis capaces de avistar al enemigo antes de que
este llegue a vuestra posición y os detecte a vosotros. Si os pillan
desprevenidos, estáis jodidos.

¿Es el propio lugar capaz de protegeros?


Imagínate en medio de un asedio de una horda de zombis.
Cientos de muertos que avanzan hacia ti y tu corres a refu-
giarte en tu piso franco. ¿Podría este lugar detener su avance?
¿Estarías a salvo dentro? ¿Dispone de muros? ¿Puertas? ¿Rejas
o vallas? ¿Te permite maniobrar con facilidad? ¿Tiene ese lugar
otra salida? En caso de un tiroteo, ¿podríais defender la posición
con cierta ventaja? Espero que hayas respondido que si a todo.
Como sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 229

¿Está señalizado o registrado


de alguna manera?
Con esto no quiero decir que
pongáis un buzón a la entrada
o que vayáis al Ayuntamiento
para empadronaros. Me refie-
ro a si lleváis algún tipo de
registro de los pisos francos
que tenéis. Un mapa o plano
sería fundamental para saber
el lugar exacto de todos los
que hay dispersos por el país.
Como tengas que tirar de me-
moria, tú, que ya no te acuerdas ni de como empieza este libro,
estarás jodido. (Eso seguro que si lo recuerdas. Aunque sea por
repetición).

Y ahora que ya sabes lo que es un piso franco y que puedes


diferenciar uno seguro de uno que no lo es, espero que empieces
a catalogarlos y a examinar con entusiasmo el interior de todos
y cada uno de ellos. Puede que tu supervivencia dependa en al-
gún momento de saber cuándo abandonar un sitio en el momento
adecuado. En la vida hay que saber despedirse en el momento
adecuado y saber descifrar cuándo uno sobra.
Como pasatiempo, puedes ir buscando en cada uno de “tus”
pisos francos ese objeto característico que indica que ese lugar es
propiedad de tu madre.
ANIMALES
Y MASCOTAS

Cuando el mundo aún era mundo, en algunos pueblos alejados


de la mano de Dios, había muchos amantes de los animales.
Amantes, literalmente. Las ovejas, cabras y vacas han sufrido
en silencio durante años los excesos de amor de sus dueños…
Menos mal que los señores de la tele se dieron cuenta y sacaron
programas del tipo Granjero busca esposa. Todo un alivio para
los animales de corral.
El caso es que, en una aventura de supervivencia, los anima-
les pueden ser grandes aliados, pero también un gran estorbo.
Depende de muchos factores que analizaremos a continuación,
confeccionando una lista con algunos de los compañeros que po-
drían ayudarte en tu aventura y otros a los que jamás deberías
llevar a tu lado.

El Gato (sin botas)


Todos sabemos cuál es el verdadero objetivo de los gatos: matar-
nos y dominar el planeta. Siempre están confabulando y maqui-
nando planes para acabar con tu vida. No hay más que mirarles
a los ojos. Esos ojos fríos, brillando en la oscuridad, que parecen
decirte “ve a dormir, ve… que yo te estaré vigilando”. Son seres
malvados e hipócritas. Aunque parecen dóciles, son letales y si-
lenciosos asesinos. Además, son rencorosos y bordes como ellos
solos. Te está pidiendo mimos, y cuando le estás acariciando…
¡ZASCA! Zarpazo sin previo aviso. No hay quien les entienda.
Como decía el chiste, es el único animal que es dos veces animal,
232 Vito Vázquez

porque es gato y araña (sin contar al ya famoso oso hormiguero,


ni a esa señora rara de la esquina… que es zorra y cobra).

— Miaaaau, miaaaaau, miaaaau.


—¿Pero qué quieres? Señala, habla, busca, dame la patita,
¡joder haz algo útil! ¡No, eso no! ¡Ahora no! ¿En seeeeerio?
¿¿Cómo cojones llegas a chuparte ahí…??

No saben hacer nada divertido. No dan la patita, no son graciosos,


no vienen nunca cuando les llamas; es más, van a su puñetera
bola, juegan a cazarte y pegarte zarpazos mientras duermes, y en-
cima son los únicos animales ¡que ven fantasmas! Nunca te fíes
de un animal que ve mejor que tú en la oscuridad o que interactúa
con el más allá. Qué mal rollo…
Tampoco te fíes de uno que te gruñe cuando le acaricias (lo lla-
man ronronear por quitarle importancia, pero la naturaleza es
sabia y si un animal te gruñe, fijo que te está avisando de algo;
algo nada bueno) y que te clava las uñas hasta atravesarte la piel
o destrozarte la manta, o el sofá o lo que pille, cuando se supone
que está a gustito. En resumen, los gatos no son de fiar.

Compatibilidad con tu madre: Bastante mala. La primera vez


que lo vea pensará que es muy mono y se acercará para acari-
ciarlo y jugar con él, pero cuando se lleve el primer zarpazo,
no volverá a intentarlo nunca. Además, no creo que tu madre
tenga ni las ganas ni el tiempo necesarios como para andar
limpiando esa cantidad ingente y continua de pelos que suelta
ese bicho. ¡Pero si a veces hasta los vomita! ¡Vomita bolas
de pelos! ¡Es la ostia! Así que, a menos que quieras tener tus
brazos y piernas magulladas y llenas de arañazos y pasarte el
día limpiando pelos, el gato no es tú animal.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 233

El Perro
No podía faltar. Un clásico entre los clásicos. El mejor amigo del
hombre y de la mujer. Una compañía de lo más placentera. Y no lo
digo yo, lo dice la historia. Por algo será. Un animal noble, que sin
duda dará su vida por defenderte. Y da igual que sea un pitbull o
un chihuahua. Si te ven en peligro, lo harán sin dudarlo. (Otra cosa
es la efectividad que tenga cada cual…) También sueltan pelos,
pero son taaaaan monos… que se les perdona todo. Hasta las cacas.
Y es que los perretes no cagan, hacen caquitas. En serio, es que son
tan monos...
Pero, ¡ten cuidado!, hasta el mejor amigo del hombre y de la mujer
puede convertirse en el mayor peligro si no está bien adiestrado.
Aunque esa será tarea tuya. O la de tu madre (aunque juró que
no se encargaría nunca de él). Procura hablarle con frases cortas
para que te entienda mejor: “sienta”, “busca”, “para”, “ven”… y
al perro también.
Tu madre no entiende el significado de “frases cortas”… Y la prue-
ba está en ésa misma frase, que no la entiende, porque “frases cor-
tas” es una frase corta.
Total… que le contará su vida en verso al pobre perro, creyendo
fervientemente que este le entiende. Porque, claro... “mira qué
carita tiene, solo le falta hablar”. Aunque realmente pone esa cara
porque está pensando: “Que alguien me saque de aquí o me mate
234 Vito Vázquez

ya, por favor…” ¿Te imaginas tragarte un concurso de poesía rusa


de cuatro horas de duración? Lo pasarías mal porque no entende-
rías ni papa y te aburrirías soberanamente. Quizá pillaras alguna
palabra suelta como Swarovski, Vladimir o Vodka (y Swarovski
ni siquiera es rusa, es austriaca). Pues al perro le pasa lo mismo:
bla bla bla bla sienta, bla bla bla pelota, bla bla bla busca, bla
bla bla calle, bla bla bla patita.
Enséñale cosas útiles como cazar, traerte objetos, a abrir y ce-
rrar puertas, a no ladrar, a tumbarse, a seguirte o quedarse quieto
cuando se lo pidas. Y, por qué no, a darte la patita o a hacerse el
muerto. Eso siempre queda muy molón y nunca se sabe si le po-
dría salvar la vida en algún momento.
Es imperativo que siempre te haga caso. Que sea obediente
y que no vacile al hacerlo. De lo contrario, te puede meter en
una situación muy, muy comprometida. Es un animal, de acuer-
do. Pero si tienes perro sabes que no es un animal cualquiera.
Es tu amigo, es tu familia. Y no querrás que le pase nada. Porque
si eso ocurriera, a tu madre le daría un patatús. Y a ti, otro. Y sin
vosotros dos, a mí, me jodes la historia. A sí que ponte las pilas.

Compatibilidad con tu madre: Muy buena en general. Siem-


pre hay alguna madre asustadiza que no puede acercarse a ellos.
De lejos sí, muy monos, pero no se lo acerques mucho o saldrá
corriendo y gritando.

El Caballo
El caballo es un animal fantástico para casos como el que nos
atañe. No solo te da compañía, sino que es un medio de transporte
cojonudo. Puede alcanzar los 70 km/h, es silencioso y ecológico.
(Ahora está muy de moda ese término, “ecológico”. Vale que el
mundo se ha ido a la mierda, pero tampoco es plan de seguir fas-
tidiándolo, ¿no? ¡Todo el mundo a reciclar!).
Y hablando de mierdas: ese es precisamente uno de los problemas
de los equinos. Que cuando cagan, cagan de verdad. Van dejando
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 235

unas pedazo de plastas por el camino que alucinas y se desprenden


de ellas con una soltura asombrosa. Auténticos señores zurullos.
Estos desechos son una amenaza real para la integridad de los
viandantes que pudieran pasar casualmente por ahí. Hay una pro-
babilidad altísima y un riesgo real de que la pisen y se lleven
el regalito “puesto” durante kilómetros, lo que les producirá una
descompensación de carga debido a la masa del cagarro, obligán-
doles a andar de manera desequilibrada, incómoda e inestable.
Lo cual desembocará en fallos físicos como tirones y desgarros
musculares irreversibles a largo plazo. También puede llegar a ser
peligroso para ti. Y es que cualquiera con un poco de experiencia
podría seguir el rastro del caballo y llegar hasta tu posición.
Pero lo peor no es nada de eso. Lo peor es cuando te encariñas
de él. O lo que es peor, cuando tu madre se encariña de él y, por
lo que sea, al animal le da por dejar este mundo… Porque no te
creas que los caballos piensan en ti. Qué va. Cuando mueren,
mueren. Sin avisar. Sin contar con nadie. ¿Qué haces en una si-
tuación así? Lo más lógico sería explicarle a tu madre que el ca-
ballo ya no está entre vosotros, que ha pasado a una mejor vida.
Podrías llorar y enterrarle. O llorar y comértelo (es probable que
sea la única comida que veas en semanas). O puedes hacer vir-
guerías con mentirijillas piadosas, para que tu madre no se entere
del horrible suceso y no se disguste. Tienes un amplio espectro de
236 Vito Vázquez

opciones, que, aunque no sean tan lógicas como la primera, son


igual de válidas. En ningún caso es recomendable llorar mientras
te lo comes, o comértelo después de enterrarlo.

Compatibilidad con tu madre: Buena, hasta que la muerte les


separe. Es un animal tierno. Y no me refiero a cuando te lo comas,
sino a que es entrañable. Puede ayudaros a pasar el rato aprendiendo
a montar. Prácticamente no hace ruido al desplazarse (a diferencia
de los vehículos motorizados y algunos perros-patada) y tiene un
sexto sentido que le permite detectar el peligro bastante antes que tú.
Lo cual es la leche.

El Murciélago Pescador
Por extraño que te parezca, hay personas humanas que tienen a este
tipo de animales como compañeros. Desde luego, hay gente pa tó…
Dicen que la belleza está en el interior. Este ser es la excepción
que confirma la regla. Es feo por fuera y por dentro, por el costa-
do y por la espalda. Es feo lo mires por donde lo mires.
Vuela a una altura muy baja para poder pescar a ras del agua y
a una velocidad media de entre 5 y 8 metros por segundo. Es un
cazador muy eficaz. Lo cual es, sin duda, una ventaja. Te ahorras
el comprar una caña de pescar y perder el tiempo buscando gusa-
nitos o bichos para colocar en el anzuelo.
Lo único que tienes que hacer es capturar a una cría de esta espe-
cie en peligro de extinción, originaria de las profundidades de las
frondosas e inexploradas selvas de América Latina, y amaestrarla
durante tres o cuatro años sin que se te escape antes. Chupao.
Es de esas cosas que dices: a la larga, compensa fijo.
El hecho de que vuele tan bajo puede ser un inconveniente. Si
no estás en una zona con grandes superficies acuosas donde el
animal pueda volar de manera segura, es más que probable que
se pegue un piñazo contra una piedra, roca, matorral o cualquier
elemento que pueda sobresalir un poco del suelo. O puede ser que
le pises si querer. O queriendo… es que, en serio, es muy feo…
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 237

Compatibilidad con tu madre: Incompatible. ¿Conoces a al-


guna madre a la que le gusten las ratas? Yo no. Y encima estas
vuelan. Flipas.

El Delfín Mular
¿Quién no ha querido tener un delfín alguna vez? ¿O ser adies-
trador de delfines? No, no me he vuelto loco. Puede ser de gran
ayuda si está amaestrado. Flipper lo estaba. Y mira que el niño
que le cuidaba, el coprotagonista de la serie era tonto. Si él pudo
amaestrar a un delfín, tú también podrás. Y si has elegido el mar
como zona para vivir, desde luego, este es tu animal. Por su so-
ciabilidad, esta especie es la que se suele encontrar en cautividad.
A veces también se les ve en mar abierto, pero con menos
frecuencia.
Estudios militares de diversos países han demostrado que es po-
sible enseñarles a realizar difíciles maniobras. Se les ha llegado
a instruir en la diferenciación de objetos, incluso a entender di-
versas órdenes, tanto verbales como gestuales e incluso sonoras.
Lo malo es que para cuando le necesites, a saber dónde lo has
aparcado. Como el mar es pequeño…

Compatibilidad con tu madre: Muy buena. Los delfines son


animales terapéuticos y queridos por naturaleza. Hay muchos es-
tudios que demuestran que interactuar con estos animales puede
ayudar a mejorar la salud e incluso superar enfermedades que
parecían terminales. (No, si te ha mordido un zombi, no te vas a
curar por nadar con delfines). Son animales que emanan buen ro-
llo. No conozco a nadie que odie a los delfines. Algunas personas
les tienen miedo, como se le pueda tener a cualquier otro animal.
Pero no odio.

El Rebeco
Aunque también vive en zonas frías, no confundir con la rebeca
(esa que te pide tu madre que lleves incluso en agosto, por si
238 Vito Vázquez

acaso). Es de la familia de los bóvidos (que no de los bólidos, como


el carnero de Dodge), presente en algunas cadenas montañosas de
Europa, como los Cárpatos, los Alpes, los Pirineos o la cordillera
Cantábrica. (¿Has visto? Un poquito de ciencias sociales bien ri-
cas, metidas con calzador, que no sé por qué me da que te van a
venir bastante bien).
Su vista y su olfato son excelentes. Lo que significa que mientras
tengas uno a tu lado, estarás advertido de cualquier peligro an-
tes incluso de que suceda. Es como llevar a Spiderman contigo.
Se activará su rebecosentido si algo va mal. Una vez aprendas a
interpretar sus reacciones y sus movimientos, sabrás si se acerca
algún peligro. Y además, son animales cuya actividad disminuye
a mediodía. Como tú, bribón, que te encanta echarte buenas sies-
tas después de comer. Haríais muy buena pareja.
Si tu madre y tú decidís iros a vivir a lo alto de las montañas, casi
seguro tendréis que convivir con ellos. Al estar en libertad, no se
podrán considerar “mascotas” como tal, porque no creo que sean
muy sociables, ni que vivan dentro de casa con vosotros, pero con
el tiempo puede que os hagáis amigos.

Compatibilidad con tu madre: Buena. Como les veis de lejos,


no habrá mayor problema. Cuidado con acercarte mucho a estos
animales. Si se sienten amenazados, no dudarán en arrearte un
buen topetazo.

La Serpiente
Estás de coña, ¿no? De pequeño tu madre te decía aquello de “no
cojas nada del suelo, caca”, ¿recuerdas? Pues, macho, blanco y
en botella, leche. Animal que vaya más pegado al suelo que este,
pocos. Por tanto, caca. No la toques.

Compatibilidad con tu madre: Insisto, estás de coña, ¿no?


Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 239

El Licaón
Es un cánido salvaje con una vida social desarrollada. (Puedes se-
guirle en twitter: @ellicaon). Vive al sur del Sahara. También
conocido como perro salvaje africano o perro hiena. Personal-
mente, te recomiendo el perro de toda la vida antes que este,
básicamente porque es extremadamente difícil de domesticar.
Pero, como casi todos los animales que mencionamos en esta
sección, tiene grandes ventajas. Está considerado como el mejor
cazador del mundo, con un porcentaje de éxito de entre el 80% y
el 90%. Lo que significa que, de cada diez veces que le mandes a
cazar, cenarás entre ocho y nueve (eso si te ha dejado algo para ti).
Si no eres capaz de amaestrarlo, siempre puedes ir sigilosamente
detrás de él cuando salga a cazar y robarle la comida cuando la
consiga. Sé que te ha gustado la idea. Para qué le voy a domesti-
car si le puedo mangonear… Eres así de ruin.
Un punto en contra es que emiten sonidos característicamente
chillones y chirriantes, parecidos a los de un pájaro, lo cual vuel-
ve a ser un punto positivo. ¿Un perro que suena como un pájaro?
¡Mola! Despistarás a tus enemigos. Pero, ojo, una competición de
sonidos chirriantes entre tu madre y el licaón puede resultar del
todo insoportable.

Compatibilidad con tu madre: Buena. Le recuerda a un perro,


por lo que en principio no debería producirle ningún sentimien-
to anómalo. Y encima hace soniditos que le resultan graciosos
(como ella). Pero es un auténtico trasto. Te costará hacerte con él,
así que deberás andarte con ojo.

El Guacamayo Jacinto
Mogollón de gente tiene guacamayos. Son muy, muy recurridos
como mascotas. Es el pájaro de moda. Y en este caso, se trata
del guacamayo de mayor envergadura (¡puede llegar a medir has-
ta un metro!, que se dice pronto).
No sé a quién se le ocurrió la idea de llamarles a todos Jacinto.
Menudo follón. Yo te recomendaría que al tuyo le cambiaras el
nombre. El Jacinto Elemento o Jacinto Cahuevos por ejemplo.
De esta manera, tu Jacinto podrá diferenciarse del resto. Aunque
este punto es opcional.
También es conocido vulgarmente como el guacamayo azul.
Se alimenta de una gran cantidad de frutos maduros, como man-
gos, nueces, semillas y hojas. Cada día realiza vuelos por la ma-
ñana y por la tarde para ir en busca de dichos alimentos. ¿No te
apetece ahora un trocito de mango fresquito o unos pistachos?

Compatibilidad con tu madre: Muy buena. Además de traerte


comida, al ser de la familia de los loros, os dará conversación.
Y tu madre, claro, encantada de la vida. Seguramente manten-
drán interminables y alegres debates sobre política y otros temas
aburridos, a los que el pobre loro responderá con un “guaaapa” o
un “hoooola” de vez en cuando, haciendo que tu madre se sienta
comprendida. Ojo con decir palabrotas; como el loro te oiga, se
las aprenda y empiece a repetirlas sin parar imitando tu voz…
verás qué gracia le va a hacer a tu madre. A ver cómo le dices que
tú no has sido.

La Gacela Thompson
No me mires así. Igual te ha pillado el apocalipsis de safari por Áfri-
ca… Es un animal asustadizo, por lo que, al igual que sucede con
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 241

otros animales anteriormente citados, no podrás criarlas en cautivi-


dad, pero si convives con ellas, puede que saques algo de provecho.
Personalmente, no te recomiendo este animal como mascota.
No es una buena elección. Muere en absolutamente todos los do-
cumentales de la tele. Da igual que el documental trate sobre la
reproducción de los leones africanos o de la migración de la foca
cangrejera, es un animal gafado que atrae el peligro. Este animal
ostenta el honor de ser el animal cuya muerte ha sido filmada en
más ocasiones en la historia, después de Krilin. Numerosos es-
tudios norteafricanos lo respaldan. Si ves alguna, aléjate lo antes
posible (a no ser que trabajes para National Geographic, enton-
ces síguela y filma cómo la palma, una vez más).

Compatibilidad con tu madre: Buena. Al igual que otros anima-


les, al verlas de lejos, no le causarán mayores problemas. Además,
si se acercara alguna, le recordará a Bambi. Nadie puede tenerle
miedo a Bambi… ¿verdad?

El Folívoro
Los  folívoros  son un  suborden  de  mamíferos  placentarios  del 
orden Pilosa, comúnmente conocidos como perezosos. Son ani-
males neotropicales, típicos de las selvas húmedas de Centroamé-
rica y Sudamérica. Así que, si estás viviendo por esa zona, en
el bosque los encontrarás (¡como a los ewoks!).
Las especies que existen actualmen-
te se pueden clasificar en
dos géneros: los
perezosos de tres
dedos y los perezo-
sos de dos dedos.
A mí personalmen-
te me gusta más el
de tres dedos, que
por lo menos puede
242 Vito Vázquez

hacer cortes de manga. Porque no te creas que te va a servir para


mucho más… Mola porque es como llevar un pequeño Chewbacca
contigo. Pero como le mandes a hacer algún recado… ya puedes
esperar sentado. Son lentos de cojones. No se llaman así por ca-
prichos del destino…
Como dato extra, que sepas que se encuentran emparentados con
los  osos hormigueros y, más lejanamente, con los  armadillos.
Dos animales absolutamente inútiles en un apocalipsis zombi.
Tan inútiles como este dato.

Compatibilidad con tu madre: Buena. Al perezoso le cuesta andar


por sí mismo. Por lo que tu madre podría llevarle en brazos, des-
pertando así su instinto maternal. Se convertirá en su nuevo bebé.
¡Ya no serás el único para echarte la bronca! Pobre perezoso...

El Armadillo
Hablando del rey de Roma... La primera vez que oí hablar de
este curioso animal pensé que podría salvarme la vida. Con ese
nombre, ¿qué puedes esperar? A mí me vino a la cabeza un ani-
mal temible. Un ser enorme, acorazado, repleto de armas y mu-
nición… Una especie de Iron Man animal. Pero nada de eso.
Como he dicho anteriormente, es un animal absolutamente inútil.
Una especie de rata que, cuando se asusta, se hace una bola dura.
Tan dura que no sirve ni para jugar al fútbol.
Aunque se dice que tiene muchas proteínas… yo no me lo come-
ría, no sea que se te haga una bola en el estómago.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 243

Compatibilidad con tu madre: Mala. No le gusta porque es


muy feo, asustadizo y cuando se acerca a acariciarle, se hace
una bola y no se deja.

El Escarabajo Pelotero
Un auténtico fetiche en el antiguo Egipto, junto con el escaraba-
jo verde. Y no, no es un animal que vaya echándole piropos a tu
madre para hacerle la pelota. Es un pequeño animal de mierda.
Literalmente. Esculpe y da forma redonda a zurullos que se en-
cuentra por la calle. Zurullos que ni si quiera son suyos. Haría bue-
na pareja con el caballo, pero ¿para qué querrías uno? Se me ocurre
que podrías tener un arsenal de escarabajos esbirros trabajando sin
descanso, que te provean de un arsenal de bolas de caca, para lan-
zárselas a tus enemigos con el lanzapatatas. Así, en vez de gastar
comida, les lanzas bolas de mierda. No será mortal, pero les joderá
mucho. Eso seguro. Lo dejo a tu elección.

Compatibilidad con tu madre: Mala. Le recuerda a las cucarachas.


No puede ni verlos. Le da mucho asco. Y es comprensible.

Algo para recordar:


• No tengas gatos. Son traicioneros y te llenarán la casa y la
ropa de pelo.
• Perros vale, pero bien educados. Como el de Will Smith en la
peli Soy leyenda.
• Si tienes un guacamayo, cámbiale el nombre. Le será más fácil
saber cuándo te diriges a él.
• Cuidado con los ruidos que puedan producir tus mascotas.
No queremos llamar la atención.
• Haz caso a tu madre y no cojas nada del suelo. Incluidas serpientes.
• Si ves una gacela Thomson, grábala y luego sube el vídeo a
YouTube.
• Si estás pensando en hacerte con un perezoso, te recomiendo
el de tres dedos. Es más divertido.
OTROS CONSEJOS ÚTILES:
COSAS QUE JAMÁS DEBERÍAS HACER
DURANTE UN APOCALIPSIS ZOMBI

Hasta ahora hemos comentado un sinfín de acciones que sí debes


hacer, otras que necesitas aprender o que estaría bien que pusieras
en práctica. Pero hay otras muchas que son igual de importantes…
¡y que no deberás hacer bajo ninguna circunstancia!

• Los zombis no tienen memoria, no recuerdan quiénes son o


quiénes fueron y, por lo tanto, no te reconocerán. No te pongas
triste, sentimental o melancólico cuando veas a alguien que te re-
sulta familiar expulsando sangre por la boca y andando
hacia ti con los ojos inyectados en sangre.
(Puede que no sea un zombi y
simplemente sea tu ex. Huye
de todos modos).
Esos seres ya no son las
personas que antaño co-
nociste. ¡Ni siquiera son
personas ya! Son mons-
truos, abominaciones de la
naturaleza, y están siempre
hambrientos, como un
adolescente. ¡Corre!
O pégales un tiro en la ca-
beza. O haz las dos cosas.
Sé que es difícil ver a un
ser querido deambulando
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 245

ahí, sin rumbo, perdido y con la ropa hecha un guiñapo. Sé que


es duro y que te costará mucho contenerte, pero no dejes, bajo
ninguna circunstancia, que tu madre se aproxime para darles un
beso o un abrazo, para ofrecerles un bocata de chorizo, un tazón
de chocolate caliente o a ponerle una rebequita sobre los hombros
(está tan delgadito y hace tanto frío…). Olvídalo. Antes de darte
cuenta se habrá llevado el bocata, tu dedo, parte de tu brazo y,
probablemente, la pierna de tu madre.

• ¡Por lo que más quieras, no mantengas encerrados en tu sótano


ni en ningún otro lugar a (ex) familiares o amigos zombificados!
Ya viste que al Gobernador de The walking dead no le fue nada
bien (ahí lo dejo, para no hacer más spoilers). Piensa que en
cualquier momento, por cualquier despiste, se pueden escapar
y provocar el caos.

• No intentes pasarte de listo haciendo cosas “demasiado” crea-


tivas. Procura ceñirte a este manual (o a otros manuales menos
efectivos que también venden en librerías. Tú verás…). Todo lo
que aquí puedas leer ha sido científica y humanamente probado.
Las técnicas que te propongo han sido testadas y mejoradas con
el tiempo. (Prueba y error). Aprovéchate de esos conocimientos.
No intentes innovar. No tienes tiempo. Y no te puedes permitir el
lujo de que algo no funcione.
Puede parecer una buena idea eso de tratar de hacer cosas molo-
nas para quedar bien con el grupo, delante del pibón de turno o de
tu madre. Pero también puede que acabes con una pierna rota, con
un corte en la una mano o algo peor, por hacer el mongolo.

• No intentes huidas más largas de lo que puedas aguantar


corriendo. Tú te cansarás. Los zombis no. Tu madre tampoco.
Recuerda que algunas se retroalimentan con su propio chillido,
el cual le alienta a seguir corriendo.
¿Recuerdas el test de Cooper? Espero que lo hayas seguido
246 Vito Vázquez

practicando con regularidad. Ahora no te cagarás en el dichoso


Cooper. Se lo agradecerás.
Son puras matemáticas. Si tienes que recorrer una distancia X,
de un punto A a un punto B y empiezas a correr a una veloci-
dad uniformemente decelerada, con una velocidad inicial V de 6
km/hora, 5 segundos antes que una horda de zombis comience a
perseguirte a una velocidad constante de 3 km/hora… ¿Que dis-
tancia serás capaz de recorrer antes de que te pillen los zombis?
No hace falta que calcules, ya te lo digo yo: ¡Muy poca! Así que,
o dispones de algún vehículo motorizado que te permita despla-
zarte a mayor velocidad que la de los muertos, o es mejor que
busques algún lugar donde esconderte y reponer fuerzas.

• En otras guías puedes llegar a leer cosas tales como (y cito


textualmente una frase de la Guía de supervivencia zombi de Max
Brooks, genio y figura): “Cualquiera que haya trabajado en fábri-
cas o con algún tipo de maquinaria pesada te dirá de la importan-
cia que tiene no llevar nunca algo que cuelgue”. Chaval, si eres
del sexo masculino, se me ocurren un par de cosas que te están
colgando ahora mismo. Por eso, insisto, haz caso a esta guía. A di-
ferencia de otras, te ofrece soluciones prácticas, ¡y sin destruir con
una sola frase tu sueño de manejar maquinaria pesada o trabajar en
una fábrica! Faltaría más.
ENTRENAMIENTO:
CÓMO DECIRLE A TU MADRE
QUE NO ESTÁ EN FORMA

No estás en forma y lo sabes. No me hagas repetirte por qué.


Y no te hagas el gracioso, redondo no cuenta como forma.
Necesitarás correr rápido para escabullirte en numerosas oca-
siones, pero también tendrás que ganar resistencia por si necesi-
tas correr durante largas distancias. Sé que da pereza… pero si
no quieres convertirte en la merienda de alguno de los muertos
que irá a por ti, ya sabes lo que toca.
Evidentemente, tu madre no es una excepción. Por mucho que
vaya armada con bolsos, zapatos de tacón o lanzallamas, puede
que os superen en número. Y entonces es posible que te veas
en una de esas situaciones en las que un “de esta no salgo” te
invada la cabeza. Pero créeme y, sobre todo, confía en ti y en tus
posibilidades (y en las de tu madre, por supuesto). Si estáis en
forma, viviréis para contarlo.
Solo hay que quitarte esos michelines directamente propor-
cionales a la cantidad de bollos que llevas zampados. Cuanto
menos caso me hayas hecho, más deporte te tocará realizar y
más horas de entrenamiento necesitarás. Por listo.
Cualquier entrenador personal o nutricionista te dirá que lo pri-
mero que debes quitarte de la dieta son las patatas fritas, las acei-
tunas y bollos. ¡No lo hagas! (Bueno los bollos sí, pero es que tú
no te conformas con uno o dos, lo tuyo no es ni medio normal).
Sé que no estás como para tirar comida. Probablemente ya
estés delgado debido a la falta de nutrientes. Es cuestión de
tiempo que tengas menos carne que el tobillo de un canario.
(Excepto la tripa, esa no te la quitarás ni de coña. Y si alguna
248 Vito Vázquez

vez lo logras, volverá. Más tarde o más temprano, volverá y


lo hará para quedarse, como el apocalipsis. Y más grande que
nunca. Ley de vida).
Resumiendo, que nunca descartes comida. Aunque sea “comi-
da basura” (siempre es mejor comer comida basura que buscar
comida en la basura para comer… y no encontrarla).

Pero volviendo al tema que nos atañe. El entrenamiento.


A continuación os expondré una serie de ejercicios que podréis
hacer prácticamente en cualquier sitio. Son ejercicios que usa
el ejército norteamericano (entre otros) para sus entrenamientos
de supervivencia en situaciones extremas. (¡Coño! ¡Como tú!
Solo que ellos hablan inglés).
Se los conocen como ejercicios SERE (Supervivencia, Eva-
sión, Resistencia y Escape). Yo, además, te incluyo algún otro,
para que puedas ir variando y no te canses de repetir siempre
los mismos.

NOTA: Los ejercicios que a continuación se explican no van


en el mismo orden que las siglas SERE. Además, he incluido
alguno extra. Lo digo para que no te pongas sibarita. Por si te
da por comprobar las iniciales de cada ejercicio y ves que no
te cuadran. Que a estas alturas ya nos conocemos…
PRIMERA SEMANA DE ENTRENAMIENTO

1,72
CM

GORDO DE MIERDA
250 Vito Vázquez

¿Qué necesitas?
• Una rama de árbol fuerte donde poder agarrarte. Que resista
tu peso (o el de tu madre) y, evidentemente a la que puedas lle-
gar de un salto para colgarte de ella.
• Una línea en el suelo, siempre lo más recta posible y de unos
10 pasos de longitud (pasos largos, no hagas trampas). Puedes
hacerla dibujándola con el talón en la arena, con una tiza en as-
falto, con una cuerda, con conos o con cualquier otro elemento
que te sirva para señalizar.
• Un cajón, step o algo similar (piedras, troncos, lo que sea),
de aproximadamente 30 cm de alto.
• Un peso de unos 20 kg. Puedes usar cualquier elemento que
pese más o menos eso, incluido tu perro, el bolso de tu madre o
una piedra grande. (Sé que a pesar de mis consejos en capítulos
anteriores, sigues con tu perro).

Ejercicio 1: Supervivencia e información


Este es el más fácil de todos, aunque es posiblemente el que más
tiempo te lleve: Leerte el libro entero.
Efectivamente. Y hazlo las veces
que haga falta. No tienes por qué
devorarlo de golpe. Puedes leerlo
poquito a poco. Llévalo siempre
contigo. Te servirá para muchas
más cosas, aparte de para leerlo.
(Si quieres saber para qué más
cosas te puede servir, léete el li-
bro. Si te lo hubieras leído, ya
sabrías la respuesta).
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 251

Ejercicio 2: Evasión
Para este ejercicio necesitas señalizar tres puntos. El punto A, que
será el inicio del ejercicio, el punto B a unos 10 metros de A y
el punto C, que será la meta y que estará situado a una distancia
de unos 50 metros de B, en línea recta. Puedes señalizarlo como
te salga de los cataplines, lo importante es que cumplas con las
distancias.
Para comenzar, sitúate en el punto A, coloca las palmas de las
manos en el suelo y camina a cuatro patas durante 10 metros, has-
ta el punto B. Al llegar, levántate, salta todo lo que puedas, con
los brazos en alto y esprinta unos 50 metros hasta llegar al punto
C (tienes que hacer la secuencia completa sin pausas y tratando
de ser lo más rápido posible. Y cuando corras, baja los brazos,
joder. Que te lo tengo que aclarar todo).
Vuelve trotando (ni andando ni imaginando que vas sobre un ca-
ballo imaginario) al punto inicial y repite el ejercicio, pero esta
vez gateando hacia atrás.
Sigue repitiendo estas dos secuencias, alternando entre gateo de
frente y gateo hacia atrás, durante 10 minutos. Al acabar, descan-
sa 3 y luego pasa al siguiente ejercicio.
Tómate los ejercicios en serio. No estaré ahí para comprobar tus
progresos, pero los zombis sí que lo harán.

Ejercicio 3: Escape
Al igual que el ejercicio anterior, comienza en el punto A. El ejer-
cicio arranca con un sprint de 60 metros; cuando llegues al punto
C, salta hacia arriba todo lo que puedas. En cuanto toques el suelo,
sigue corriendo y a los pocos pasos vuelve a saltar. Repite la ope-
ración hasta completar 10 saltos.
Luego vuelve a trote hasta donde tengas colocada la caja (cajón,
step, maderas, piedras o lo que sea que utilices).
Impulsándote con ambos pies, salta hacia atrás y hacia delante,
diez veces (al finalizar el ejercicio deberías haber saltado 10 ve-
ces hacia delante y 10 hacia detrás), por encima de la caja (o suce-
252 Vito Vázquez

dáneo), asegurándote de que siempre aterrizas sobre los talones.


Una vez acabes, descansa 3 minutos y pasa al siguiente ejercicio.

Ejercicio 4: Resistencia
Para este, tienes dos variantes:
La primera es correr manteniendo el ritmo durante 12 minutos.
Con el tiempo (y con tiempo me refiero a semanas o meses, no al
clima) te notarás más en forma y podrás ir aumentando el ritmo
según te vaya pidiendo el cuerpo.

NOTA: Si hacéis ejercicio juntos tu madre y tú, no hables con


ella mientras corres si no quieres que te entre flato.

Efectivamente, se trata del famoso Test de Cooper. Posiblemente


este hombre sea, junto a Murphy, uno de los más odiados e insul-
tados del planeta, a pesar de que casi nadie le ha visto (ni siquiera
en foto. Ahora es cuando vas a Google para buscarle).
Su pobre madre ha sufrido durante siglos miles de vejaciones
verbales por culpa del dichoso test de su hijo… maldito hijo de
lo que sigue.
Si quieres hacer el Test de Cooper en modo extremo, dile a tu
madre que está gorda y luego echa a correr. Intenta que no te pille
y que su zapatilla no te golpee, durante los 12 minutos que dura
la prueba.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 253

La segunda opción está un poco más elaborada y necesitarás es-


tar un poquito más en forma. Pero si eres de los que les mola el
sufrimiento, entonces sigue leyendo:
Corre recto a sprint desde la caja hasta una rama de árbol baja.
Agárrate a ella y haz dominadas hasta el fallo (esto es, hasta que
no puedas más. Aunque sea por vergüenza, procura hacer más de
una, anda…)
Cuando ya no puedas más, suelta la rama y corre otros 50 metros a
sprint, luego baja el ritmo unos pasos y acelera otra vez, alternan-
do entre sprint y recuperación durante unos 500 metros. Repite la
operación entre dos y cuatro veces.
No hay descanso entre repetición y repetición. Al finalizar la se-
cuencia completa, descansa 3 minutos y pasa al siguiente ejercicio.
Lo sé, solo de leerlo te has agotado. Buena suerte ahí fuera.

Ejercicio 5: Equilibrio
Dibuja una línea de 3 metros en el suelo. Colócate en un extremo
de ella y agáchate hasta que los dedos de tus manos rocen el suelo
(en cuclillas). No uses los dedos para apoyarte.
En esta postura, camina sobre la línea sin salirte y sin rebotar (con
rebotar me refiero a levantarte y agacharte un poquito, no eres
una pelota. Procura no caer de bocas).
Cuando termines, párate unos segundos manteniendo la posición
y el equilibrio, levántate y vuelve a ponerte en cuclillas, cinco ve-
ces (lo que vienen siendo cinco sentadillas de las de toda la vida).
A continuación, salta hacia delante todo lo que puedas, aterrizan-
do siempre sobre los talones.
Repite este combo cinco veces. Sin descanso entre repeticiones.
Al acabar las 5 secuencias, descansa 3 minutos y pasa al siguiente
ejercicio.

Ejercicio 6: Rescate
Corre a sprint hacia la roca de 20 kilos (también vale tu perro
o el bolso de tu madre), ponte en cuclillas y levántala hasta la
254 Vito Vázquez

altura de tu cintura. Aún en cuclillas y con la espalda recta, avan-


za con la pesa unos 5 metros. A continuación, levántala a la altura
del pecho y, aún en cuclillas, avanza otros cinco metros. Luego
levántate, eleva la pesa por encima de tu cabeza y lánzala todo
lo lejos que puedas. Una vez lo hayas lanzado, corre hasta donde
haya caído, recógela y repite todo el ciclo entre dos y cinco veces
sin descanso.

NOTA: No es recomendable que lances a tu perro. Si es un


gato no pasa nada. Siempre caerá de pie. Lo malo es que,
tras lanzarle, saldrá corriendo y no te dejará que le vuelvas
a agarrar. Perderá la confianza en ti y entonces tendrás que
guardarte las espaldas de los zombis y de tu gato, que tam-
bién querrá matarte. Si decides usar el bolso de tu madre,
más te vale que no te vea, de lo contrario, te tocará correr un
Test de Cooper no programado. Pero si aun así te quieres
arriesgar, ¡cierra el bolso antes de lanzarlo!

Fin del entrenamiento.


ÚLTIMA SEMANA DE ENTRENAMIENTO

1,72
CM

IGUAL DE GORDO DE MIERDA


CÓMO IR AL BAÑO
SIN MORIR EN EL INTENTO

Para ti, que eres un culo fino y solo jiñas cuando estás en casa.
Para ti, amigo, que sufres en silencio cuando te entra un apretón
en el trabajo, porque te ríes de los que sí que van, que les oyes
tirarse pedos y no quieres que hagan lo mismo contigo. Para ti,
que te estriñes cuando te vas de vacaciones y te tiras diez días sin
evacuar. Para ti, maniático del papel, que solo compras ese que le
resulta suavito a tu trasero. Para ti, que solo vas al baño cuando
estás solo porque te sigue dando vergüenza que tu pareja te oiga.
Para ti, que no te cortas un pelo a la hora de expulsar los gases
podridos y letales que llevas acumulados dentro y piensas que es
gracioso que, a tu edad, sigas tirándote esos cacho de pedos en
público (lo de tírame del dedo, ya no tiene gracia).
Para todos vosotros, un mensaje rápido: Estáis jodidos.
Realmente lo estarás si te lo tomas a guasa o si no piensas cam-
biar tus hábitos.
No estamos hablando de ir al baño ni en el trabajo ni en casa
de tu pareja. Este es un ambiente mucho más hostil (no, tampoco
me refiero a casa de tu suegra). Sabes que el desenlace de tu vida
depende de las decisiones que tomes en cada momento y de cómo
te comportes en cada ocasión. Ir a cagar puede ser la mayor caga-
da y lo último que hagas en tu vida, valga la redundancia. Es un
peligro real. No te lo tomes a cachondeo.
Este capítulo va especialmente dirigido a ti. Porque las madres
no cagan. Nunca se ha visto a una madre cagando. Haciendo pipí,
puede. Pero otras cosas más grandes, no. Hay estudios que ase-
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 257

guran tener pruebas (incluso imágenes) de que las madres, efecti-


vamente, sí que hacen popó. Pero todas ellas han sido requisadas
y clasificadas por el gobierno norteamericano. Se rumorea que
hay una zona, cerca del área 51, el área KK-52, donde las madres
van en secreto a defecar de vez en cuando. Pero a día de hoy, no
deja de ser un mito. Poco o nada se sabe al respecto. Quizá Iker
Jiménez arroje algo de luz y hable de ese misterio en alguno de
sus programas.
Vayamos pues al tema que nos atañe. El de poder ir (o no) al
baño en diferentes escenarios. Uno nunca sabe cuándo le va a
asomar la tortuga ninja, por lo que es mejor estar preparado para
cualquier situación.

La primera de ellas, la más fácil y cómoda, pero la menos pro-


bable, es la de que te encuentres en una casa (la tuya misma) o en
un edificio abandonado, aún equipado con retretes que funcionen.
(Y si no funcionan, tampoco pasa nada, ¿no? Como no es tu casa,
dejas el regalito y te piras. Y si alguien dice algo, le contestas
que la gente es una guarra. Que eso ya estaba cuando llegaste.
No, qué asco no, este es un libro de supervivencia, ¿recuerdas?).
258 Vito Vázquez

Mientras estás sentado en tu trono apretando los abdominales,


no dejes nada escrito en las puertas interiores de los baños públi-
cos, no me seas choni. Además, nadie va a leerlo y, si lo leen y
ven que “la Jeny estuvo aquí el 32-04-2019”, estás dándole pis-
tas a posibles saqueadores o vándalos sobre tu posición cercana...
Pero ojo, que no todo es siempre tan bonito como parece:
Puede que haya retretes, incluso que aún funcionen.
Pero, ¿qué pasa si no hay papel? Siempre está la clá-
sica solución de los clínex. O del clínex acartonado
que siempre tienes en el
bolsillo del pantalón o
de la cazadora. Pero si
tampoco tienes clínex,
ya puedes rezar para que
las duchas funcionen.
O que haya bidé. Ahora las
casas modernas las hacen sin él.
Uno de los errores más graves de la
historia de la humanidad. Cuando acabas de jiñar, ¿qué haces?
Si, ya lo sé, te limpias el culete. Pero si lo piensas bien, el mo-
vimiento que realizas para tal acción lo único que consigue es
desplazar adelante y atrás los restos del cagarro que aún te quedan
por ahí, retirando el sobrante pero redistribuyendo otros extras…
Es asqueroso, lo sé, pero es lo que hay. Así que no seas guarrin-
dongo y date un agüita anda… que vas a necesitar tus mudas
limpias el mayor tiempo posible.
Si te entra el apretón en el coche, de viaje, entonces ya la cosa
se empieza a complicar. En ningún caso te recomiendo que sa-
ques el culo por la ventanilla mientras tu madre conduce. La ve-
locidad, el viento y la propia ventanilla abierta te pueden jugar
malas pasadas. Además, si tu madre pilla una curva pasada de
revoluciones, puede que acabes con el culo en el asfalto.
Tendréis que parar. Es lo más recomendable. Pero a ver dónde
lo hacéis… En una gasolinera o un área de servicio, lo más pro-
260 Vito Vázquez

bable es que os encontréis zombis y eso es lo último que quieres.


Por lo tanto, nunca pares en esos lugares.
Mi recomendación es que lo hagáis justo el último lugar don-
de el sentido común te diría que lo hicieras: en plena carretera.
¿Qué pasa? ¿Que no lo ves? ¿Que no te convence? Pues ¡está
clarísimo! Posiblemente seas el único circulando por ella.
Hay muchos coches parados y abandonados que te pueden ayudar
a ocultarte. Y parando en medio de la carretera, podrás ver si
alguien o algo se te acerca. Es tu mejor opción.
Es absolutamente imperativo que nunca aparquéis en la cuneta
ni en ningún otro lugar donde haya campo abierto justo al lado y
menos aun si hay gran cantidad de árboles. En primer lugar, porque
si se produce un ruido inesperado mientras estás a lo tuyo y te so-
bresaltas, puedes pisar tu propio ñordo en medio de la exaltación.
Y en segundo lugar, porque podría haber alguien escondido o
algo caminando u ocultándose entre los troncos de los árboles
mientras tú estás agazapado en una ridícula y antinatural posi-
ción, descomiendo. En esa postura, ni siquiera le verás acercarse.
Y para cuando lo hagas, tal vez sea demasiado tarde.
Entre que procuras limpiarte rápido, te subes la ropa interior
y te abrochas el pantalón a la vez que tratas de salir medio co-
rriendo, medio cojeando y llamando a tu madre... a lo que quiera
que estuviera acercándose a ti, le ha dado tiempo a llegar a ti,
descojonarse, volver sobre sus pasos, volver a ir hacia ti, volver a
descojonarse y matarte. Todo eso.
Con suerte, si es humano y le entra un ataque de risa, te brin-
de tiempo suficiente como para llegar al coche, salir por patas y
nunca más cruzarte con él. ¿Y si se ha quedado con tu cara? Qué
vergüenza…
Además de eso, existen otros peligros que provienen de los
árboles. En este caso, de sus copas y ramas más altas. Me estoy
refiriendo a las piñas, frutos y demás elementos que te pueden
caer en la cabeza mientras estás en cuclillas, mirando al suelo para
no mancharte los pantalones, ni las zapatillas… Solo faltaba que
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 261

algo te golpeara directamente en la cabeza y te cayeras incons-


ciente encima de… en fin. Como te dije al principio, ir a cagar
puede resultar muy peligroso.
Otra cosa importante a tener en cuenta: el coche déjalo arran-
cado siempre. En punto muerto y con tu madre al volante, pre-
parada por si hay que salir zumbando. Y tú, si te vas a aliviarte,
no te alejes mucho. Elige siempre sitios desde los que puedas ser
vigilado por tu madre desde la distancia. Siempre es mejor que te
vea hacer pipí o popó a que te vea morir.
¿Qué pasa si te entran ganas en medio del océano? Pues nada.
Nunca mejor dicho. Si vas nadando, no pares. Te bajas un poco el
bañador con disimulo y vas soltando lastre. Pero ojo, que flota y
la marea puede llegar a ser muy caprichosa.
Si te encuentras en un barco, con suerte tendrá un retrete.
Funcionará casi seguro, ya que los retretes de los barcos utilizan
un mecanismo singular, aprovechándose de la propia agua del
mar. Si es una barquita pequeñita sin retrete, usa un cubo (pero,
por el amor de Dios, no uses el mismo que luego utilizarás para
almacenar los peces que pesquéis…). O eso o asomas un poquito
las cachas por el borde de la embarcación y listo. Pero agárrate
bien, no sea que venga una ola traicionera y te caigas de espaldas
al agua. Al contrario que en el coche, el barco te permite ir a eva-
cuar sin necesidad de dejar el vehículo. Lo cual es sin duda una
ventaja. Y si estás gordo y la embarcación es pequeña, cuidado
cuando te pongas en el borde
con el culo fuera, avisa a tu ma-
dre para que haga contrapeso en
el otro lado, no sea que vuelques
la embarcación. Si me hicieras
caso y dejaras las magdalenas…
¿Y qué hago si me voy patas
abajo en medio de una guardia
nocturna, cuando mi madre está
durmiendo? Muy buena pregun-
ta. En primer lugar, nuestro es-
tómago se acostumbra a ir a una
serie de horas determinadas. Hay gente que prefiere ir por la ma-
ñana y otros que lo hacen por las tardes.
Durante las noches, es menos frecuente, ya que a esas ho-
ras nuestro cuerpo normalmente está en reposo y descansando.
Aunque como ya hemos dicho en alguna ocasión, hay gente pa tó.
Por tanto, si te entra un apretón incontrolable, no lo dudes, des-
pierta a tu madre y avísala de lo que tienes que hacer con urgencia.
No vayas solo bajo ninguna circunstancia. Para cagar deberás
soltar el arma, Y como bien sabes, estarás más concentrado en ba-
jarte los pantalones y en buscar algo para limpiarte luego que en
los ruidos de tu entorno que pueden indicarte que algo se acerca.
Y hablando de ruidos… controla tu fuerza. Ya sé que no es
fácil, pero tampoco se trata de marcarte la Novena de Beethoven
a base de cuescos. No queremos conciertos. Y mucho menos, pú-
blicos (no confundir con púbicos). Un pedo mal tirado, en mitad
de la noche, se oirá a varios kilómetros de distancia. Y si encima te
encuentras en una zona montañosa o en una cueva, el eco se encar-
gará de repetir el sonido de la flatulencia siete u ocho veces más, por
si no había quedado lo suficientemente claro a la primera.
Recuerda que, en mitad de la silenciosa noche, cualquier ruido
se multiplica por diez y romperá ese espeluznante, pero también
necesario, silencio que os oculta.
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 263

Algo para recordar:


• Cambia tus costumbres y no te lo tomes a cachondeo.
• Busca siempre un lugar donde tengas buena visibilidad del
entorno que te rodea.
• Asegura la zona.
• Evita lugares públicos como áreas de servicio o baños de cen-
tros comerciales.
• Nunca vayas sin avisar a tu madre.
• No te alejes mucho. Procura estar siempre en un lugar visible
por ella, para que pueda vigilarte y avisarte si estás en peligro.
• Deja siempre el coche arrancado, listo para salir pitando si
fuera necesario.
• Controla tu fuerza. Un pedo mal tirado en mitad de la noche se
oirá a kilómetros de distancia.
• Ojo con el eco.
TIPOS DE PERSONAJES
QUE TE PUEDES ENCONTRAR

A lo largo de tu aventura podrás cruzarte con diferentes persona-


jes. Hemos catalogado y agrupado en una lista a algunos de ellos.
Debes conocerlos a fondo para saber cómo manejar las diferentes
situaciones que se puedan presentar frente a cada uno de ellos.
Te lo advierto: en su gran mayoría son peligrosos y jamás de-
berías fiarte de ellos. Pero, ¿qué te esperabas? Muchos intentan
sobrevivir, igual que tú. Otros se han excusado en el apocalipsis
para sacar lo peor de ellos mismos, otros son simples marionetas
de algún tipo aun peor y con más poder que ellos, y otros, bueno,
los otros intentarán matarte o comerte. Ándate con ojo.

Zombis O Muertos Vivientes


A veces también llamados gules. Los grandes protagonistas de
esta historia, junto a ti y tu madre. Están por todas partes. Son
como moscas cojoneras. Aunque intentes apartarlos de un ma-
notazo acompañado de un “¡Ay, qué pesao, cojones, quita ya!”,
seguirá acercándose una y otra vez.
Como les verás a diario, aunque al principio te infundan terror,
te acabarás acostumbrando a ellos. Y, finalmente, dejarán de ser
tu mayor problema. Tendrás mejores cosas que hacer y la cabeza
repleta de problemas como para andarte con la tontería del miedo.
Sé que ya sabes lo que es un zombi y cómo se comporta, a pesar
de no haber visto uno en tu vida. Son seres por todos conocidos y
que se han hecho famosos gracias a Hollywood. Se les ha subido
tanto la fama a la cabeza (o lo que les queda de ella), que ahora
no quieren marcharse. Normal...
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 265

No sabría explicarte exactamente por qué se transforman y se


vuelven así. Hay gente que habla de un virus que se ha extendido
como la pólvora, otros hablan de magia negra y vudú, incluso
hay quien habla de purgas divinas y de la propia evolución del
ser humano. Yo creo que es algo mucho más sencillo. Y tiene un
poco de todo lo anterior.
Su ego. Después de haber protagonizado tantas pelis, tantos li-
bros y tantas series, se les ha subido la fama a la cabeza y ahora
se creen una raza superior. Más guapos, más fuertes, mejores ac-
tores y más longevos. Eso y que han evolucionado con el tiempo,
para vivir eternamente. Y como los nazis en su día, pretenden
acabar con todos los que sean diferentes a ellos. Pero tampoco
me hagas mucho caso, que es opinión, no información… no soy
científico. Luego te lo miro.

De todos modos, entre tú y yo, me la pela de dónde vengan estos


vomitivos seres. No voy a perder el tiempo en averiguar de dónde
266 Vito Vázquez

les vienen esas irrefrenables ganas de nutrirse a base de cerebros


ajenos. O por qué andan como con desgana, como si todos los
días fueran lunes.
Mi única finalidad es ayudaros a ti y a tu madre a sobrevivir.
Lo importante, lo fundamental, lo que debes saber (y que nunca se
te olvide) sobre estos engendros, es que sangran. Y si algo sangra,
es que se le puede matar. Y, por tanto, me quedo más tranquilo.
Por regla general, estas criaturas no son muy rápidas, pero no te la
juegues. Procura no acercarte a ellos si no es absolutamente vital.
Su verdadero peligro reside en el número. Cuantos más sean, más
peligrosos resultarán. Procura no meterte en callejones sin salida
o andar tranquilamente por calles donde te puedas ver sorprendi-
do por un grupo numeroso que se dirija hacia ti desde ambos lados
de la calle. Un zombi solo no representa un gran peligro. Siempre
que estés con la alerta activada y no te pille por sorpresa o durmien-
do, podrás sortearle con relativa facilidad. Pero si te descubre una
horda de ellos… ya puedes tener todos y cada uno de tus sentidos
activados, que no te servirán más que para disfrutar de tu muerte en
full HD con auténtico sonido envolvente dolby surround.
Aunque no tienen buena vista (hay algunos que directamente no
tienen ni ojos), curiosamente tienen buen oído. Así que procura
no hacer ruido cuando andes cerca de estos seres. Evita toser,
estornudar o aplaudir. Y por supuesto, nunca intentes llamar su
atención con gritos y aspavientos, ni siquiera como maniobra de
distracción para darles tiempo a otros. Con tus movimientos y
ruidos podrías alertar a algún zombi que estuviera oculto entre la
maleza, y si este te ataca por tu retaguardia, estarás jodido.

Otros Supervivientes
Dentro de este grupo incluyo a los que por naturaleza son buena
gente. A los otros, los clasificaremos en grupos distintos.
Solo intentan sobrevivir, igual que tú. No deberían ser una ame-
naza, a no ser que ellos se sientan amenazados por ti o por tu
madre. Entonces te enseñarán los dientes, sacarán las uñas y se
prepararán para defender lo que es suyo. Su tesoro. No les culpo
.¿Acaso no harías tú lo mismo?
Si no los amenazas, amedrentas o intentas robarles sus pertenen-
cias, si vas con tu madre buenroller, puede que hagáis buenas
migas y podáis seguir la aventura juntos. Pero ojo, no siempre
tienen por qué ser de ayuda. Puede que en el grupo alguien, efec-
tivamente, os aporte valor y os sea de utilidad. Pero también pue-
de que las apariencias engañen y que el que parecía el más fuerte
y más valiente sea en realidad un cagao, un chivato o el típico
gilipollas que hay en todos los grupos. Suficiente tienes ya con
estar pendiente del entorno y de tu madre, como para tener que
cuidar de otros liantes…

Guerrilleros
Personas rudas, duras, machos alfa. (Si tu madre es de las madres
(con) coraje, ándate con ojo, no se vaya a enamorar de un pata
cabra de estos. Lo que te faltaba).
Suelen vivir en pequeñas aldeas. Son muy territoriales. Se carac-
terizan por sus vestimentas paramilitares, horondas tripas y looks
muy del rollo de los moteros americanos. Acojonan solo con las
pintas que llevan.
268 Vito Vázquez

De vez en cuando salen de sus aldeas para explorar los alrededo-


res con el objetivo de saquear, robar, mangar, pimplar, arrasar y,
si pueden, violinar (con o sin permiso). Desde luego, no queda
ni rastro de humanidad dentro de esos seres. Viven infundiendo
miedo. Y si eso no les funciona (como pueda ser en el caso de los
zombis u otros matones sanguinarios como ellos), no dudarán en
apretar el gatillo.
Si les ves, escóndete y aléjate lo antes posible. No hay nada posi-
tivo que puedas sacar de estos tipos.

La Vecina Del 5º
Señora de entre 55 y 65 años, con una vestimenta muy caracterís-
tica formada por unas zapatillas cutres de estar por casa, una bata
“de abrochar y desabrochar” (lo hacen constantemente) y un
peinado cutre, formado por unos rulos a juego con las zapatillas.
Tocada por la gracia divina, ha conseguido sobrevivir al apocalip-
sis de milagro y sin saber exactamente cómo. Hay gente que nace
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 269

con estrella y gente que nace es-


trellada. Ésta señora, desde lue-
go, tiene una estrella pegada al
culo. La del Súper Mario, para
ser exactos. Siempre tiene suer-
te, nunca muere y siempre está
al acecho… Esta sí que es peli-
grosa y no los guerrilleros...
Antes solía vivir en el quinto (o
similar) de tu bloque de pisos o
en el de enfrente. Siempre elegía
para vivir una zona desde la que
pudiera divisar el mayor número
de ventanas ajenas posibles.
Ahora que no hay casi
bloques de pisos en pie o habitables, vive en zonas eleva-
das con el fin de mantener esa ventaja sobre ti en lo referen-
te al campo visual. Eso es lo que la hace tan jodidamente
peligrosa y difícil de detectar. Sin que nadie le haya enseñado, tie-
ne conocimientos en técnicas ninjas de aparición y desaparición.
Quizá haya comprado alguna colección en la teletienda. Quién sabe.
El caso es que ella te detectará antes de que puedas hacerlo tú.
Ni si quiera el radar de tu madre asustadiza podrá revelar su
posición a tiempo.
Como las arañas, esperará a que la presa (es decir, tú) esté en el
lugar idóneo para lanzar sus locuaces redes y enredarte con su ver-
borrea. Una vez te atrapa, es dificilísimo deshacerse de ella. Antes de
que pestañees, aparecerá como por arte de magia a tu vera, disparan-
do preguntas una tras otra, sin dejarte tiempo para contestar: “Majo,
¿dónde está tu madre? Mira que te sienta mal la barba, ¿eh?, te
hace más delgado. ¿Os funciona la tele a vosotros? Es que a mí…
blablabla”.
Son como las sanguijuelas del cotilleo. Organismos simbióticos.
Necesitan de otros seres para poder vivir ellas. Solo que tú no sacas
270 Vito Vázquez

nada de provecho… Si tu madre es del tipo “cordial” o “acusadora”,


date por perdido. Como hagan buenas migas, ya no te la quitarás de
encima en tu vida. Te recomiendo que le eches un ojo al capítulo de
armas. Nunca se sabe cuándo puedes necesitar una…

Locos
“Tooooooooodos locos. ¡Que le corten la cabeza! No estoy loco…
estoy en salmuera”.
Si alguien se comporta de manera extraña (por ejemplo, ir andando
con aletas por el campo porque, según él, así puede nadar más rá-
pido entre las hojas) o dice frases sin sentido; si viste de una forma
extravagante hasta el punto de conseguir que se te descomponga
la cara, que sientas vergüenza ajena o incluso pena por él; o si le
pondrías sin dudarlo un gigantesco “Aaaaaarggg” en alguna que
otra revista del corazón… entonces, te encuentras ante un loco en
toda regla.
Este tipo de personajes, aunque carismáticos como ellos solos,
han sufrido algún tipo de trastorno que les hace vivir en un mun-
do paralelo absolutamente fantástico pero completamente irreal.
Puede que a causa de un traumatismo o una enfermedad degenera-
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 271

tiva que no pueden seguir tratando por falta de medicamentos… el


caso es que viven en una realidad creada a su medida y ajustada a
sus necesidades, la cual les ayuda a cubrir algún tipo de carencia o
les sirve para autoinfundirse el valor en las dosis suficientes como
para seguir adelante un día más. Se creen lo que no son, viven en un
mundo realmente irreal y están absolutamente convencidos de todo
lo que dicen y hacen.
El mundo ya es bastante loco de por sí. Tienes que aprender a
lidiar con situaciones extrañas y extremas. Lo tuyo te ha costa-
do… Procura no arrimarte a este tipo de individuos. Ellos ven e
interpretan el entorno a su manera y actuarán en consecuencia
sin medir el riesgo de cada acción. Tú debes mantener la cabeza
fría y en su sitio (y no me refiero a la nevera… a ver si eres tú el
loco… Háztelo mirar).
Te ha costado mucho llegar a ser una persona reflexiva y calcula-
dora, no dejes que ningún zumbado te arrastre a su cálida locura,
por muy atractiva y divertida que parezca.

Vendedores
Gente bastante lista. Puede que antes tuvieran una tienda, un
puesto en un mercadillo o cualquier tipo de negocio (lícito o ilí-
cito). Ahora, como saben que el dinero no vale, se dedican al
trapicheo y al trueque. Suelen tener cosas de valor y utilidad. Pero
necesitarás algo para intercambiar, para poder negociar con ellos
(ver capítulo 3: “Negociación: siempre el primer paso”). El re-
gateo y la intimidación serán tus mejores bazas. Pero ándate con
ojo. Como ya he dicho antes, son bastante listos y suelen estar
curados de espanto de matones y tipos duros que intentan mango-
nearles. No se amedrentarán ante un chaval (la juventud se lleva
por dentro) y su madre.

Timadores
Son prácticamente iguales a los vendedores, con la diferencia del
alto precio de sus productos. Son muy hábiles con las palabras
y encontrarán la manera de engañarte para que entres al trapo.
No les des ni media oportunidad, y a la mínima que tu madre haga
una pregunta, cállala y salid corriendo. No os harán descuento,
os venderán humo y, para cuando te quieras dar cuenta, te habrán
colado gato por liebre. Rehúye de negociar con esta gente.

Militares
Podrían considerarse como
las fuerzas del bien. La po-
licía del caos. Tu pasaporte
hacia la salvación. Un pun-
to de luz en medio de la
oscuridad. Tu inicio de una
vida más segura y tranquila.
Te ha quedado claro, ¿ver-
dad? Que son buenos, vaya.
Búscales. Sin duda te ayu-
darán.
Los militares son gente de
sobra preparada para sobre-
vivir en situaciones extremas
como esta. Suelen ir arma-
Cómo sobrevivir al apocalipsis zombi con tu madre 273

dos hasta los dientes y son personas con honor y un sentido del
orden, el respeto y la nobleza muy desarrollados. Siempre tienen
un plan A y un plan B.
Sin duda vivir, entre militares será una gran opción. Te proporcio-
narán seguridad, alimentos, armas, puede que ofrezcan cursos de
entrenamiento y, con un poco de suerte, te regalen un uniforme de
camuflaje de esos tan chulos. Intenta que tu madre aprenda algo de
esta gente (puntería y uso de armas). Si encuentras un grupo de mi-
litares, ¡alístate! Pero ándate con ojo. Puede que en algún momento
hayan perdido el juicio y se vuelvan locos. Pueden haber perdido
la fe y la esperanza o, simplemente puede que sientan que ya no
tienen país o motivo alguno por el que luchar. En ése caso, la si-
tuación habrá dado un giro radical y ya no serán buenos aliados,
sino que se habrán convertido en los humanos más peligrosos del
planeta. Es poco probable, pero si sucediera, corre. Yo también te
preparo con un plan B, para que luego te quejes.

Otras Madres
En un principio, podría pensarse que si viajar con una madre ofre-
ce una gran cantidad de ventajas, el hecho de viajar con varias
madres, incluso con un ejército de ellas, podría hacerte indestruc-
tible. ¡El dueño del planeta! Es un razonamiento bastante lógico.
Sin embargo, está demostrado que la convivencia prolongada en
el tiempo de un grupo de madres de diferentes categorías podría
desencadenar algo peor que el apocalipsis, ¿O es que no has esta-
do en ninguna reunión del AMPA? Pues eso.

Peligros De Lidiar Con Más De Una Madre A La Vez


Imagínate tener entre tus filas a dos o tres madres (con) coraje
que no lograran ponerse de acuerdo en una cuestión concreta (bá-
sicamente, en quién tiene la razón), por lo que están a puntito
de enzarzarse en una trifulca. También hay una madre acusadora
haciendo lo que mejor sabe hacer, echar balones fuera y acusar
a diestro y siniestro; una madre cordial intentando poner paz y
repartiendo galletitas (de las que llevan trocitos de chocolate y se
comen); una madre escurridiza que se mantiene al margen por-
que no le gusta discutir y a la que probablemente su cerebro le
sustituya dicha escena por una laguna mental una vez finalizado
el numerito.
Y, por supuesto, no podrían faltar una o varias madres asustadi-
zas que, adelantándose al suceso, salen por patas emitiendo, a
todo volumen, sus característicos “UUUUUUUH” en direcciones
opuestas.
¿Cómo lidias con eso? Es imposible. Ni los militares podrían po-
ner orden en una situación así. Piensa siempre antes de actuar.
Procura examinar a las otras madres (si se da el caso), antes de
acoplarlas a tu grupo, para saber de antemano a qué categoría
pertenecen y analizar así con el máximo rigor posible si son com-
patibles entre sí. Y, como siempre te digo, no te fíes. Podría ser
una vecina del 5º disfrazada…
MAMÁ,
¿DÓNDE ESTÁ PAPÁ?

Y de pronto, una sensación incómoda invade por completo tu


cuerpo y comienzas a sentirte extraño. Como cuando te vas de
vacaciones y a mitad de camino comienzas a pensar que te has
dejado la puerta de casa abierta o esa sensación que experimen-
tas al sentir que te falta algo pero no sabes qué.
Te quedas parado, pensando durante un rato. Le das vueltas
al coco y entonces… caes. Miras a tu madre, que te devuelve
la mirada y te regala además una cálida sonrisa de complici-
dad. Aunque detecta en tu torcido rostro que algo no va bien.
“¿Estás bien cariño?” Y entonces, lanzas la bomba. Esa pre-
gunta que lo cambiará todo…
“Mamá… ¿dónde está papá?”

¿FIN?
AGRADECIMIENTOS

Gracias a Dolmen Editorial y en especial a Jorge Iván Argiz, por


la confianza depositada tanto en mi persona como en esta historia,
por loca que pudiera parecer. Gracias, Jorge, por tus consejos, por
tu paciencia y por tu dedicación.
Gracias, papá, protagonista secundario e involuntario de ésta
historia. Con zombis o sin ellos, un auténtico superviviente
(literalmente). Gracias por aconsejarme siempre sabiamente, por
enseñarme el valor de la constancia y el sacrificio, por no rendirte
nunca y por enseñarme a luchar por mis sueños. No puedes ser
mejor padre, sencillamente es imposible. Te quiero. ¡No la líes!
Gracias, Javier Ruescas Sánchez (Javi con tu permiso), por ha-
berme escuchado cuando el proyecto aún estaba en pañales y solo
era una idea loca que rondaba mi cabeza. Gracias por confiar en
mí y por haberme ayudado a darle forma. Gracias por todos tus
consejos, correcciones y por toda la ayuda brindada, que ha sido
mucha. Un referente y un auténtico superviviente en el mundo
de las letras. Un virtuoso de las palabras, una máquina de hacer
historias y, sobre todo, un amigo.
Gracias, Suki, porque sé que has sudado tinta, a pesar de tener
una soltura pasmosa con el lápiz (incluso con un dedo abollado).
Grandísimo dibujante e ilustrador y mejor persona. Gracias por tu
esfuerzo, tu constancia, por tu predisposición y por el buen rollo
que transmites. Has conseguido completar y complementar este
manual sobremanera. ¡Panchu!
Gracias, Gladys Baquedano Martin (Gla), la mujer de la eterna
sonrisa. Qué te puedo decir que no te haya dicho ya… Gracias
por devolverme la ilusión de escribir y animarme a empezar esta
historia. Por alentarme en los momentos de flaqueza y por confiar
siempre en mis posibilidades. Sin ti, este libro nunca hubiese visto
la luz. Amiga, confidente y perfecta compañera. ¡Y a mamá
Gladys! Que si no la saludo en un libro dedicado a las madres,
igual no vivo para contarlo. ¡Hola!
Gracias a todas las mamis. A las que ya lo han sido y las que
pronto lo serán. Porque, sin vosotras, el mundo se iría al carajo.
¡Qué viva la madre que os parió!
Gracias a mí, porque nunca me he dedicado un libro y me hacía
ilusión. Hombre ya.
Y por supuesto, gracias a ti, amigo lector, por seguir apostando
por los libros, el humor y la sana locura. Porque aunque no nos
conocemos (o sí), quiero que sepas que este proyecto ha sido pen-
sado y escrito por y para ti. Para tratar de robarte alguna sonrisa e
intentar hacerte pasar un ratito agradable. Espero que hayas disfru-
tado tanto leyendo este libro como yo lo he hecho escribiéndolo.
A todos, una vez más, GRACIAS.
Vito Vázquez

A todas las madres del mundo, empezando por la mía.


A los implicados, por la confianza puesta en mi persona.
A los que me aguantaron la chapa con cada nuevo dibujo.
A aquellos que me animan para seguir haciendo el pintamonas.
A ti, por apostar por estos humildes y atractivos autores.
A quien, llegado el momento, utilice este manual como Santo
Grial de su supervivencia.
A Max Brooks, por no denunciarnos.
Al productor que compre los derechos cinematográficos y nos
haga inmensamente ricos.
A Piki, por ocuparse de todo para que solo tuviera que preocu-
parme de dibujar.
Y a los demás, que les den.
Paz y amor.
Suki

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