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Conferencia dictada por Alvaro Badell Madrid el 9 de enero de 2004, en las XXIX
Jornadas "J.M. DOMINGUEZ ESCOVAR" en homenaje a los Drs. José Rafael
Mendoza y Manuel Vicente Ledezma.
2. Personas jurídicas.
Por otro lado, se puede citar el concepto un poco más simplista de Aguilar
Gorrondona:
...son todos los entes aptos para ser titulares de derecho o deberes y que no
son individuos de la especie humana. son individuos de la especie humana.
Importante es aclarar que toda sociedad mercantil nace sobre la base de la idea
de satisfacer las expectativas de los socios en el tiempo, sin embargo,
circunstancias - previstas en los estatutos sociales o sobrevenidas y ajenas a la
voluntad de las accionistas- pueden llevar a su disolución antes del tiempo
prefijado, siendo este precisamente el objeto del presente trabajo.
5º.- La pérdida entera del capital o por la pérdida parcial en los términos que
lo establece el artículo 264 y los socios no accede a enjugar las pérdida o
disminuir el capital.
7º.- Por incorporación a otra sociedad, es decir, cuando ocurre una fusión por
absorción.
Es así como el artículo 224 del Código de Comercio dispone que la disolución de
la sociedad, antes del tiempo establecido en los estatutos sociales para su
vigencia, no producirá efectos frente a los terceros, si no se cumple con la
publicación del acta que acuerde dicha disolución, debidamente registrada y
aprobada por la mayoría que legal y estatutariamente es requerida para tal
decisión. Incluso se establece un período dentro del cual, desde el punto de vista
legal, hay un plazo de protección de un mes, siguiente a la fecha de publicación
del acuerdo de disolución, en la que se mantiene la presunción legal de que
subsiste la personalidad jurídica del ente mercantil para responder por eventuales
reclamos que se planteen provenientes de la fase de liquidación.
Omissis...
CAUSAS CONTRACTUALES
a) Vencimiento del término
“1a. Cumplimiento del término de duración prefijado en el contrato (art. 221, núm.
1). Esta causa opera de pleno derecho, surtiendo efectos antes de la inscripción
sin necesidad de declaración alguna de los socios, e incluso en perjuicio de
tercero, en el Registro Mercantil (art 226). La ley excluye la prórroga tácita de la
sociedad y el Reglamento del Registro establece que, una vez transcurrido el
plazo de duración de la sociedad, el Registrador extenderá, de oficio o a instancia
de cualquier interesado, una nota al margen de la última inscripción, expresando
que la sociedad ha quedado disuelta (art. 238.1). La única manera de evitar la
disolución es prorrogar la vida de la sociedad, por acuerdo de todos los socios, en
escritura pública, que deberá presentarse a inscripción en el Registro antes de que
transcurra el plazo de duración de la sociedad (art. 223 C de c. y arts. 238.3 y
239.2 R.R.M). Dado el rigor de esta causa de disolución, los socios pueden excluir
su juego pactando en el contrato la duración de la sociedad por tiempo indefinido.
De allí que consideremos que la interpretación debe ser acorde con ese estado de
justicia y de derecho, en el que la propia Constitución ha establecido un paradigma
de justicia dentro de un sistema social y de derecho, sin formalismos inútiles, con
la preponderancia de una garantía económica –art. 112 de la Constitución- que
reconoce a las personas el derecho de dedicarse libremente a las actividades
económicas de su preferencia, bajo la premisa de que el estado promoverá la
iniciativa privada, producción de bienes y servicios destinados a satisfacer
necesidades de la población, conjuntamente con la libertad de trabajo, de
empresa, comercio e industria.
En conclusión, es nuestro parecer que nada obsta a que puedan los socios
acordar la prórroga de la duración y existencia de la sociedad, a pesar de haberse
cumplido el lapso de su vigencia, siempre y cuando en el acta de asamblea
correspondiente queden claramente expresadas las razones por las cuales:
Así como hemos sostenido que pueden los socios prorrogar la duración de la
sociedad sin importar que hubiere vencido el término pautado para su duración, el
artículo 340 del Código de Comercio en su ordinal 6° reconoce a los socios la
potestad de decidir la disolución con o sin causa justificada.
Muchos son los ejemplos que sobre esta causal pudiesen invocarse, siendo lo
importante no la motivación de los socios sino el consenso mayoritario que al
respecto debe concurrir para la adopción del acuerdo disolutorio. Téngase
presente que esta disposición funciona en perfecta armonía con lo dispuesto en el
artículo 280 eiusdem en cuanto al quórum que se requiere para la asamblea en la
que se decida disolver la sociedad y la votación que al respecto debe convalidar
tal acuerdo. De no cumplirse con estos extremos legales, la decisión de la
asamblea podrá declararse nula por violación de formalidades esenciales a la
validez del acuerdo.
c) Otras causales
CAUSAS EXTRACONTRACTUALES
Dentro de estas causales, concurren circunstancias exógenas al contrato social;
contándose entre éstas:
b) La quiebra de la sociedad
c) La pérdida entera del capital o por la pérdida parcial en los términos que lo
establece el artículo 264.
d) La muerte, interdicción, inhabilitación o quiebra de uno de los socios, salvo
que los estatutos dispongan otra cosa en contrario, para el caso de las
sociedades en nombre colectivo y las sociedades en comandita. (vid.
Artículo 341).
e) Por voluntad de la ley
Con gran precisión, conforme al número 3 del artículo 2.448 del Código Civil
italiano, es precisa distinguir entre «la imposibilidad de funcionamiento y la
continua inactividad de la Asamblea». La imposibilidad de funcionamiento, aclara
este autor, le produce cuando no -se logra, por el permanente contraste entre los
socios, formar la mayoría necesaria para el funcionamiento de la Asamblea. En
cuanto a la «continuada inactivad de la Junta», sigue diciendo, «es evidente que
podrá derivar o de la falta de convocatoria de la Asamblea o, y este es el caso
más probable, de la permanente deserción de los accionistas.
Para aquellos casos en los cuales puede existir dudas acerca de la existencia de
la causal, tales como: falta o cesación del objeto social, imposibilidad de conseguir
el objeto social, cumplimiento de dicho objeto, la doctrina señala que la disolución
no se produce, ya que la decisión sobre la continuación de la sociedad dependerá
de apreciaciones económicas de los socios; apreciaciones no susceptibles de
control judicial. Sin embargo, se afirma que si las causales fueran en concreto
manifiestas, cada socio podría dirigirse al Tribunal pidiendo una sentencia
declarativa de que la sociedad está disuelta. Esta misma posición se sostiene con
respecto al aparte único del art. 264 CCo., relativo a la pérdida del capital social...”
“...Los derechos básicos del socio son entre muchos otros, el derecho a las
utilidades (que es la primera consecuencia que deriva de la naturaleza del contrato
de sociedad), el derecho a ser convocado a Asambleas, el derecho de participar,
opinar y votar en dichas asambleas, el derecho a discrepar, (y por tanto el derecho
a impugnar las decisiones de Asamblea y de los administradores), el derecho a
conocer la forma en que se ha invertido el capital social, el derecho a elegir y ser
elegido, todos las cuales son la causa y sustancia de la existencia de la sociedad;
o como dicen algunos autores italianos son el reflejo subjetivo de la causa del
negocio social, pues son derechos que encuentran su origen en la Ley.
Cuando se abusa de la mayoría para hacerse de un lucro mayor que aquel que
deriva del porcentaje accionarlo de la mayoría; o, para desmejorar la posición de
la minoría, las decisiones resultan írritas y sin efecto, sujetas a la nulidad en la vía
de la jurisdicción mercantil ordinaria; pero se requiere que la conducta de la
mayoría sea legal, afecte aspectos formales o sustanciales de la existencia
societaria, o impida el ejercicio de los derechos de las minorías.
El artículo 340 del Código de Comercio establece las siguientes figuras jurídicas a
los fines de la disolución de las empresas mercantiles: expiración, disolución,
liquidación y partición de una sociedad mercantil a cuyo efecto consagra:
5°.- Por la pérdida entera del capital o por la parcial a que se refiere el
artículo 264, cuando los socios no resuelven reintegrarse o limitarlo al
existente.
A) El análisis conjunto de los ordinales segundo y tercero del citado artículo 340
del Código de Comercio, determina como causales para disolver una sociedad
mercantil.
En relación con la disolución por justa causa, RIPERT sostiene que «la disolución
por justos motivos está fundada sobre la idea de que el ius fraternitatis (affectio
societatis) no permite mantener una sociedad en la cual los asociados no pueden
o no quieren en adelante considerarse como tales.» Y añade después que entre
los casos de disolución por justos motivos «la falta de inteligencia (discrepancias)
entre los socios, es el motivo más curioso».
Por lo demás, admite de un modo directo que «es a propósito de este motivo que
se han invocado las ideas de la afectio societatis y del ius fraternitatis. Recuerda
después que la jurisprudencia francesa viene aplicando el artículo 1.871 del
Código Civil (disolución por justos motivos) a las sociedades anónimas, y termina
afirmando que «la falta de inteligencia entre los socios se toma en consideración si
compromete el funcionamiento de la sociedad».
Esta opinión viene avalada por varias sentencias o fallos de los Tribunales, tales
como casos de 14 de junio de 1955 y 6 de febrero del año 1957; Tribunal de
Besancon, de 3 de noviembre de 1.954; Seine, de 19 de febrero de 1958, etc (Vid.
Ripert, Traité Elémentaire, páginas 352, 353 y 671).
HOUPIN y BOSVIEUX afirman también y en plena armonía con los criterios antes
expuestos que «la disolución de las sociedades a término puede ser peticionada
por uno de los asociados antes de la expiración de su duración si existen justos
motivos, cuya gravedad y legitimidad se dejan al arbitrio de los jueces», mientras
que en España, el extinto Profesor Uría citado por Senen de la Fuente, al tratar el
tema de la disolución de la compañía anónima sostuvo que «Incluso debe
reputarse supuesto de imposibilidad de realizar el fin social, el hecho de que el
funcionamiento de la sociedad se haga imposible por meras disensiones o
diferencias entre los socios. En la práctica, se da con frecuencia ese supuesto en
las sociedades que teniendo un número reducido de accionistas se halla repartido
el capital social en forma que no permita reunir en las Juntas Generales o en los
Consejos de Administración las mayorías necesarias para constituirse o para
realizar el fin para el que se constituyó y deberá abrirse el camino de la
disolución». Y añade: «A pesar del silencio de nuestro Código de Comercio
respecto de esta causa de disolución, la sentencia de nuestro Tribunal Supremo
de 14 de febrero de 1945 ya reconocía que la imposibilidad física o jurídica de
realizar el fin social podía determinar la existencia de una causa de disolución...»
(Destacado nuestro). (Op cit. Senen De La Fuente, Guillermo. Página 187.)
Al mismo tiempo que afirma, el referido autor, que “b) Al ocurrir la disolución la
competencia o poder de los órganos sociales; y en especial de la asamblea,
queda limitada por los fines de la liquidación; en otras palabras, la asamblea no
puede resolver sobre temas distintos de la liquidación.”
PROCEDIMIENTO
En relación con el procedimiento a seguirse para la disolución de la sociedades
mercantiles, no establece nuestra legislación procesal uno especial, por lo cual,
tendrá cabida el principio de aplicación residual del procedimiento ordinario que
establece el artículo 338 del Código de Procedimiento Civil, lo cual implica la
aplicabilidad de la previsión contenida en el artículo 1.109 del Código de Comercio
que establece que “El Tribunal de 1a Instancia sustanciará las causas y ejecutará
las sentencias de conformidad con las reglas del Código de Procedimiento Civil y
las especiales de este Código.”
El artículo 585 del Código de Procedimiento Civil dispone que para el decreto de
las cautelas requeridas deben concurrir las siguientes circunstancias, a saber:
“De allí que...si se da la previsión del artículo 585 ejusdem, que existe riesgo
manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo (pericullum in mora) y
siempre que acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de
esta circunstancia y del derecho que se reclama (fumus boni iuris), el Juez puede
acordar la medida preventiva que estime adecuada para el caso si, además de las
dos circunstancias expresadas, en el Parágrafo primero del artículo 588 ‘hubiere
fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil
reparación al derecho de la otra’ [Este último requisito es el que posteriormente
fue aludido en sentencia del 9 de octubre de 1997; caso Jan Jankovich Warenits
contra el Banco Central de Venezuela, como “pericullum in damni”]. (Véase en
Pierre Tapia, Oscar R. Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Mayo
1998, Nro. 5, Pág 294 y sgts.). (Resaltado nuestro).
Nada obsta para que se decreten otras previsiones de naturaleza cautelar como
serían prohibiciones de enajenar y gravar; la anotación de la litis en la Oficina de
Registro Mercantil correspondiente para que los terceros de buena fe tengan
conocimiento de la existencia del juicio de disolución, e incluso embargos de
bienes de la sociedad en los casos en que concurran las circunstancias
justificantes.
[...] Existen áreas del derecho donde este tipo de medidas cautelares no se
justifican, pero en la tratada en este fallo, así como en materias a ella análogas,
ella es indispensable, aportando además evidencia debido al principio de
adquisición procesal.”
CONCLUSIONES
1.- A manera de conclusión, podemos señalar que la disolución de las sociedades
mercantiles no implica su extinción o terminación, siendo principio general de la
materia que la sociedad conserva su personalidad jurídica para todos los actos
inherentes a la liquidación. Es la liquidación, por tanto, la fase final de la vida de la
sociedad disuelta.
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NOTAS
[1] El artículo 201 del Código de Comercio hace la siguiente enumeración de
compañías de comercio: compañía en nombre colectivo; compañía en comandita;
compañía anónima y compañía de responsabilidad limitada.
[2] Sobre este particular, el artículo 1.681 del Código Civil establece que: “La
personalidad de la sociedad subsiste para las necesidades de la liquidación, hasta
el fin de ésta.”
[9] El artículo 290 del Código de Comercio establece que: “A las decisiones
manifiestamente contrarias a los estatutos o la Ley, puede hacer oposición todo
socio ante el Juez de Comercio del domicilio de la sociedad, éste, oyendo
previamente a los administradores, si encuentra que existen las faltas
denunciadas, puede suspender la ejecución de esas decisiones, y ordenar que se
convoque una nueva asamblea para decir sobre el asunto. La acción que da este
artículo dura quince días, a contar de la fecha en que se dé la decisión ...”
[10] El artículo 200 del Código de Comercio establece que las compañías o
sociedades de comercio son aquellas que tienen por objeto uno o más actos de
comercio, teniendo siempre carácter mercantil, cualquiera que sea su objeto
[14] Vid. STUDI IN TEMA DI SOCIETÁ, Milano, Giuffré, 1952, págs. 325 y 335.
[16] Vid. Gli Imprendiforí e le Societá, 4.11 ed., Milano, Giuffré, pág. 530.
REFERENCIA: https://www.badellgrau.com/?pag