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La Compraventa ^^^Hi
Financiada de Bienes ^ ^ ^ ^ H
de Consumo ^^^^H

MANUEL JESÚS MARÍN

LÓPEZ j

Vitoria.

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mCsv&ñ.

ARANZADI
EDITORIAL
 m ARANZADI
DERECHO
CIVIL

Una exégesis completa de los artículos 14.2 y 15 de la Ley

7/1995, de crédito al consumo, que permiten al comprador,
bajo ciertas condiciones, ejercer contra el financiador los
derechos que podría haber ejercitado contra el vendedor,
cuando existe incumplimiento, y que le faculta para provocar
la ineficacia del contrato de crédito cuando el contrato de
adquisición del bien resulta ineficaz. Se hace especial hinca-
pié en los derechos que corresponden al consumidor y que él
mismo puede oponer, en cómo ha de producirse la liquidación
de los respectivos contratos o en cómo acudir al sistema de
liquidación "cruzada", lo que hace de esta obra un trabajo
excelente, necesario e inédito en el mercado español.

C.M.: 10165
ISBN 84-8410-430-3

9 "788U8¿*U/\0t*I0&
 MANUEL JESÚS MARÍN LÓPEZ
Doctor en Derecho
Universidad de Castilla-La Mancha

LA COMPRAVENTA FINANCIADA
DE BIENES DE CONSUMO

Prólogo
ÁNGEL CARRASCO PERERA
Catedrático de Derecho Civil
Universidad de Castilla-La Mancha

<3.jU6M^M

ARAN ZADI
EDITORIAL
 Este trabajo ha sido realizado dentro del Proyecto PB97-0422 de la Dirección
General de Enseñanza Superior e Investigación Científica y Técnica del Ministe- A Anto.
rio de Educación y Cultura («Prestación de garantías en condiciones generales de A mis padres y hermanos.
la contratación»), que dirige el Dr. Ángel Carrasco Perera.

© Manuel Jesús Marín López - 2000

© Editorial Aranzadi, SA

Editorial Aranzadi, SA
Ctra. de Aoiz, Km 3,5
31486 Elcano (Navarra)

Imprime: Talleres de Editorial Aranzadi, SA

Carretera de Aoiz, kilómetro 3,5
31486 Elcano (Navarra)

Depósito Legal: NA 46/2000

ISBN 84-8410-430-3

Reservados todos los derechos. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido, ni
en todo ni en parte, ni transmitido, ni registrado por ningún sistema de recuperación de informa-
ción, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo, por escrito, de Editorial
Aranzadi, SA.
 Sumario
Página

ABREVIATURAS 19
PROLOGO 23
INTRODUCCIÓN 27

PARTE I
LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE COMPRAVENTA Y
PRÉSTAMO

CAPITULO 1
LA PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR EN LOS SUPUESTOS DE
VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE COMPRAVENTA Y PRÉSTAMO

I. El origen y evolución del crédito al consumo 33

A. La compraventa a plazos 35
B. La intervención de un tercero y la compraventa financiada 38
** II. Las dos modalidades de compraventa financiada 40
A. La compraventa a plazos con aplazamiento del pago instrumentali-
zado en títulos-valores y posterior transmisión de los mismos al pres-
tamista 40
B. La celebración de dos contratos -compraventa y préstamo - por el
consumidor 44
III. La necesidad de protección del consumidor en los supuestos de vincula-
ción contractual entre compraventa y préstamo 46
A. El retraso del consumidor en el pago de los plazos 47
B. El incumplimiento del vendedor y la excepción de incumplimiento
contractual 51
C. La resolución del contrato de compraventa y, en general, cualquier
forma de ineficacia de este contrato 52
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo Sumario

Página Página

CAPITULO 2 CAPITULO 3
LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE COMPRAVENTA Y
LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE COMPRAVENTA Y
PRÉSTAMO EN EL DERECHO EXTRANJERO
PRÉSTAMO EN EL DERECHO ESPAÑOL
I. La vinculación contractual en la Directiva 8 7 / 1 0 2 / C E E , de crédito al
consumo 55 I. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo antes de la
II. La vinculación contractual en el Derecho extranjero 64 publicación de la Ley de Crédito al Consumo 115
A. Alemania 64 A. La legislación aplicable 115
1. La revocación del crédito y su influencia en la compraventa 69
B. La labor de la jurisprudencia 118
2. La Einwendungsdurchgriff 71
1. Análisis de algunas sentencias 120
B. Austria 74
1. Las compraventas financiadas del §18 KSchG 78 2. Conclusiones 129
2. Las compraventas financiadas del §19 KSchG 80 II. La aplicación del artículo 11 de la Directiva 87/102/CEE , de crédito al
3. La incorporación de la Directiva 8 7 / 1 0 2 / C E E : el §26c KSchG .. 81 consumo 131
C. Francia 82 A. Eficacia directa de la Directiva, e interpretación del Derecho nacio-
nal conforme a la Directiva comunitaria 131
1. Los efectos del contrato de compraventa en el contrato de cré-
dito. El crédito vinculado a la compraventa 86 B. La sentencia del TJCE en el caso El Corte Inglés 133
a) El comienzo de la obligación del prestatario 87
III. La vinculación contractual en la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito
b) La suspensión de la obligación del prestatario ¿ 87
al Consumo 136
c) Los efectos de la ineficacia del contrato de compraventa en
el contrato crediticio 89 A. Consideraciones generales en torno a la Ley de Crédito al Consumo .. 136
d) El derecho de garantía del prestamista 90 B. La regulación de los contratos vinculados 138
2. Los efectos del contrato de crédito en el contrato de compra-
1. El concepto de contratos vinculados 139
venta. La compraventa vinculada al crédito 90
a) La obligación del comprador frente al vendedor 90 (2. Las dos hipótesis de vinculación contractual 140
b) La obligación del vendedor de entregar el bien 91 i a) El contrato de compraventa vinculado al de crédito: artículo
c) La resolución del contrato de compraventa 92 / 14.1 LCCon 140
D. Inglaterra 94 b) El contrato de crédito vinculado al de compraventa: artículos

1. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del 12, 14.2 y 15 LCCon 143
vendedor 97 3. El apartado tercero del artículo 14 LCCon 145
2. Las consecuencias de la consideración de esta operación como
linked transaction 101 4. Conclusiones 146
IV. Otros supuestos de vinculación contractual en el ordenamiento jurídico
E. Italia 102
español .' 147
F. Otros países 107
A. En materia de venta a plazos de bienes muebles 147
1. Suiza 107
2. Portugal 108 B. En materia de contratos negociados a distancia i 149
3. Irlanda 110 C. En materia de adquisición de derechos de aprovechamiento por
4. Luxemburgo 111 turno de bienes inmuebles 151
5. Bélgica 112 V. Delimitación del objeto de nuestra investigación 153

10 11
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo Sumario

Página Página

PARTE II C. El rasgo definitorio de la conexión funcional: la colaboración planifi-

EL CONTRATO DE CRÉDITO VINCULADO A LA COMPRAVENTA cada entre prestamista y vendedor 209
1. La idea de la colaboración planificada 209
CAPITULO 4 2. Los caracteres e intensidad de la colaboración 214
REQUISITOS PARA LA EXISTENCIA DE UN CONTRATO DE CRÉDITO 3. Los indicios de la colaboración planificada 217
VINCULADO A LA COMPRAVENTA 4. La obtención del crédito en virtud de la colaboración 221
5. La financiación de la compra como fin al que va destinado el
I. El supuesto de hecho en la Directiva 8 7 / 1 0 2 / C E E, de crédito al con-
crédito 223
sumo 157
6. La impresión subjetiva del consumidor y del prestamista sobre la
II. El supuesto de hecho en el Derecho extranjero 160
unidad económica 227
A. Alemania 160
VI. La forma y contenido de los contratos 231
B. Austria 167
VIL La sucesión temporal de los contratos 233
C. Francia 170
D. Inglaterra 172 CAPITULO 5
E. Italia 173
LA RESPONSABIUDAD DEL PRESTAMISTA POR EL INCUMPUMIENTO
F. Otros países 174 DEL VENDEDOR
III. El supuesto de hecho en la Ley de Crédito al Consumo. Planteamiento .... 175
IV.-Primer requisito: la pluralidad contractual 177 I. Planteamiento 237
A. La celebración por el consumidor de dos contratos con dos personas II. «Excursus»: la solución adoptada por la jurisprudencia alemana 238
diferentes 177 III. La distribución de los riesgos entre las partes contractuales 244
B. La identidad de prestamista y vendedor 179 A. El incumplimiento y la insolvencia del vendedor como riesgo empre-
V. Segundo requisito: el nexo funcional entre compraventa y crédito 183 sarial del prestamista 244
A. Una primera aproximación al contenido del acuerdo previo, concer- B. Fundamento de la responsabilidad del prestamista 250
tado en exclusiva, entre prestamista y vendedor 187 1. Prohibición de desprotección jurídica en relación al comprador
1. La exclusividad entendida como la obligación del consumidor a plazos 250
de obtener el crédito de un determinado prestamista 188 2. Igualación con el comprador a plazos 251
a) Exposición 188 3. Aumento de protección en relación al comprador a plazos 252
b) Crítica: la inclusión de u n segundo párrafo en el artículo 15.1 IV. El modelo de atribución de la responsabilidad al prestamista diseñado
b) LCCon 193 en la Directiva 8 7 / 1 0 2 / C E E 254
2. La exclusividad entendida como la obligación del prestamista de V. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
ofrecer crédito únicamente a los clientes de ese vendedor 195 en el Derecho español. Principios básicos 257
3. La exclusividad entendida como la obligación del vendedor de A. El artículo 15 de la Ley de Crédito al Consumo 257
colaborar únicamente con un determinado prestamista 198 B. La situación jurídica hipotética: el ejercicio por el consumidor de los
4. Nuestra tesis: la exclusividad entendida como la colaboración del derechos que tendría un comprador inmerso en u n a bilateral ve,hta
vendedor únicamente con u n determinado prestamista 201 a plazos 258
B. Otros supuestos de conexión funcional con trascendencia jurídica . 205 C. El principio de accesoriedad 262
1. La aplicación de las normas de la LCCon a otros supuestos de D. La cláusula contractual de exoneración de responsabilidad del pres-
conexión funcional 206 tamista por incumplimiento del vendedor 264
2. La conexión funcional entre compraventa y préstamo sin VI. El ámbito de aplicación del artículo 15 LCCon 267
acuerdo previo «en exclusiva». Contratos vinculados «en» la A. Las limitaciones generales impuestas por los artículos 1 y 2 LCCon .... 267
LCCon y contratos vinculados «al margen» de la LCCon 207 B. Supuestos excluidos 269

12 13
Ai./. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo Sumario

Página Página

1. El límite cuantitativo del artículo 15.2 LCCon 270 a) Juicios declarativos ordinarios 335
2. La modificación del contrato de compraventa después de la per- b) Juicios ejecutivos 338
fección del contrato de crédito . 272 B. La pretensión de cumplimiento 344
3. Otros supuestos excluidos 274 1. Funcionamiento 344
VIL Los derechos ejercitables contra el prestamista 275 2. Régimen jurídico 345
A. Excepciones y acciones 275 C. El derecho a la devolución del precio del bien 349
B. Los derechos ejercitables contra el prestamista 280 1. Funcionamiento 349
1. Una cuestión previa: los derechos del consumidor contra el ven- 2. Régimen jurídico 352
dedor incumplidor 280
D. El derecho a la reducción del importe del crédito concedido 353
2.Delimitación de los derechos ejercitables contra el prestamista . 284
1. Funcionamiento 354
a) Derecho a suspender los pagos 284
2. Régimen jurídico 357
b) La pretensión de cumplimiento 285
E. Las negativas consecuencias para el prestamista del ejercicio aislado
c) Derecho a la devolución del precio de adquisición 288 del derecho a suspender el pago 359
d) Derecho a la reducción del importe del préstamo 289 1. Distintas soluciones aportadas por la doctrina 360
e) Indemnización de daños y perjuicios 292 2. Modelo propuesto: el derecho del prestamista a conceder al con-
3. La naturaleza de las obligaciones asumidas por el prestamista. Su sumidor un plazo para que ejercite las acciones contra el vende-
consideración como garante de las obligaciones del vendedor .. 294 dor 364
C. Los derechos ejercitables contra el prestamista en el supuesto de X. La posterior reclamación del prestamista al vendedor 366
contratos vinculados «al margen» de la LCCon 298
VIII. Presupuestos para el ejercicio de derechos contra el prestamista 301 CAPITULO 6
A. Primer presupuesto: el incumplimiento del vendedor 302 LA INEFICACIA DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA Y SU
1. El incumplimiento del vendedor como presupuesto para el ejer- INFLUENCIA EN EL CONTRATO CREDITICIO
cicio de los derechos 302
2. El incumplimiento del vendedor como límite de los derechos del I. Planteamiento 371
consumidor contra el prestamista 305 II. La Directiva 87/102/CEE , de crédito al consumo 372
B. Segundo presupuesto: la previa reclamación insatisfactoria contra el III. Derecho extranjero 373
vendedor 308
A. Francia 373
1. La responsabilidad del prestamista, ¿solidaria o subsidiaria? 308 B. Alemania 374
2. Alcance del artículo 15.1 e) LCCon 313
C. Italia ' 379
a) El derecho a suspender los pagos al prestamista 317
D. Inglaterra 381
b) El derecho al cumplimiento del contrato 322
IV. El artículo 14.2 de la Ley de Crédito al Consumo. Notas generales 382
c) El derecho a la devolución del precio del bien 322
V. Fundamento de la ineficacia del contrato crediticio 383
d) El derecho a la reducción del importe del préstamo 324
VI. Presupuestos para la aplicación del artículo 14.2 LCCon ,.... 388
3. La previa reclamación insatisfactoria contra el vendedor 325
A. Supuesto de hecho: la ineficacia del contrato de compraventa 388
a) El tipo de reclamación 326
B. Requisitos adicionales 391
b) ¿Cuándo es insatisfactoria la reclamación? 327
1. La existencia de un contrato de crédito vinculado a la compra-
IX. El ejercicio de derechos contra el prestamista 332 venta: concurrencia de los requisitos previstos en las letras a), b)
A. El derecho a suspender los pagos 332 y c) del artículo 15.1 LCCon 391
1. Funcionamiento 332 2. Que el contrato de crédito esté «expresamente destinado» a la
2. Tratamiento procesal 335 financiación de la compraventa 392

14 15
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo Sumario

Página Página

C. La propagación de la ineficacia al contrato crediticio en supuestos D. La liquidación de los contratos en la compraventa financiada «al
distintos a los regulados en el artículo 14.2 LCCon 394 margen» de la LCCon 459
VIL Consecuencias jurídicas: la «ineficacia» del contrato de crédito 396 E. Conclusión 460
A. El tipo de ineficacia del contrato crediticio 396
B. El ejercicio del derecho a resolver el contrato crediticio 398 CONCLUSIONES 463
VIII. La liquidación contractual. Remisión al artículo 9 LCCon y análisis de ÍNDICE CRONOLÓGICO DE DISPOSICIONES CITADAS 479
este precepto 402 BIBLIOGRAFÍA 483
A. El artículo 7 de la Directiva 8 7 / 1 0 2 / C E E . Finalidad de este precepto . 404
B. Caracteres generales del artículo 9 LCCon 407
1. Ámbito de aplicación 407
2. Contenido 409
C. Primera norma: restitución de prestaciones 410
1. Presupuestos de aplicación 410
2. Consecuencias jurídicas: nulidad de las cláusulas contractuales
que modifiquen, en perjuicio del consumidor, el régimen de li-
quidación contractual 416
D. Segunda norma: indemnizaciones 417
1. Presupuestos de aplicación 417
2. Consecuencias jurídicas: las cantidades que el vendedor puede
atribuirse 421
E. Valoración global y crítica del artículo 9 LCCon 425
IX. La liquidación de los contratos de compraventa y préstamo 426
A. Regla general: aplicación del artículo 9 LCCon 426
1. Recíproca restitución de prestaciones, y distribución del riesgo
de insolvencia 426
2. La liquidación contractual 427
a) Liquidación del contrato de compraventa 427
b) Liquidación del contrato de préstamo 430
3. Crítica al modelo establecido de liquidación contractual 435
B. Dos modelos legales especiales de liquidación de los contratos 437
1. La resolución de la compraventa por incumplimiento del vende-
dor. Ejercicio conjunto de los derechos reconocidos en los ar-
tículos 14.2 y 15 LCCon 437
2. El desistimiento del consumidor en el contrato de compraventa .. 441
a) El artículo 9 LVPBM/1998 441
b) Desistimiento de la compraventa y resolución del préstamo.
El procedimiento de liquidación de los contratos establecido
en el artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998 448
C. La protección del consumidor en otros supuestos de ineficacia de la
compraventa, especialmente en la nulidad 453

16 17
 Abreviaturas

AAMN = Anales de la Academia Matritense del Notariado.

AAW = Autores Varios.
ABGB = Gesetz zur Regelung des Rechts der Allgemeinen Gescháftsbedin-
gungen (Alemania).
AbzG = Abzahlungsgesetz (Alemania).
AC = Aranzadi Civil.
Act. Civ. = Actualidad Civil.
ADC = Anuario de Derecho Civil.
AnwBl = Anwaltsblatt.
BB = Betriebs-Berater.
BBTC = Banca, borsa e titoli di crédito.
BGB = Bürgerliches Gesetzbuch (Código Civil Alemán).
BGH = Bundesgerichtshof.
BOCG = Boletín Oficial de las Cortes Generales.
BOE = Boletín Oficial del Estado.
Bull. Civ. = Bulletin des arrets des chambres civiles de la Cour de Cassatíon.
Cass. Civ. = Cassazione Civile.
ce = Código Civil.
CCA = Consumer Credit Act (Inglaterra).
CCAct = Consumer Credit Act (Irlanda).
CCH = Nuevo Código Civil holandés.
CCJC = Cuadernos Civitas de Jurisprudencia Civil.
CConsom = Code de la Consommation (Francia).
CDC = Cuadernos de Derecho y Comercio.
CE = Comunidad Europea.
CEE = Comunidad Económica Europea.
CGPJ = Consejo General del Poder Judicial.
COM = Comisión de las Comunidades Europeas.
Cons.LJ. = Consumer Law Journal.
Corriere giur. = 11 Corriere giuridico.
Dalloz = Recueil Dalloz Sirey. '
DAOR = Le droit des affaires.-Het ondernemingsrecht.
DAR = Deutsches Autorecht.
DB = Der Betrieb.
DCCR = Droit de la consommation. Consumentenrecht.
Dipl.-Arb. = Diploma-Arbeit.
Dir. e giur. = Diritto e giurisprudenza.
DOC = Diario Oficial de las Comunidades Europeas, serie «Comunicacio-
nes e Informaciones».

19
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo Abreviaturas

DOCE = Diario Oficial de las Comunidades Europeas. LVPBM/1998 = Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles.
DOL = Diario Oficial de las Comunidades Europeas, serie «Legislación». MDR = Monatschrift für Deutsches Recht.
DPC = Derecho Privado y Constitución. NDL = Nuevo Diccionario de Legislación.
DStR = Deutsches Steuerrecht. NJW = Neue Juristische Wochenschrift.
DZWir = Deutsche Zeitschrift für Wirtschaftsrecht. NJW-RR = Neue Juristische Wochenschrift-Rechtsprechungsreport.
EC = Estudios sobre Consumo. Nuova giur. civ.
ecolex = ecolex. Fachzeitschrift für Wirtschaftsrecht. comm. = La nuova giurisprudenza civile commentata.
Econ. dir. terz. = Economía e diritto del terziario. Nuove leggi civ.
EuZW = Europáische Zeitschrift für Wirtschaftsrecht. comm. = Le nuove leggi civile commentate.
EWiR = Entscheidungen zum Wirtschaftsrecht. ÓBA = Ósterreichisches Bankarchiv.
F. = Fundamento Jurídico. OLG = Oberlandesgericht.
FLF = Finanzierung, Leasing, Factoring. PJ = Poder Judicial.
Foro it. = II Foro italiano. PLECiv = Proyecto de Ley de Enjuiciamiento Civil.
Foro pad. = Foro padano. Quadrimestre = II Quadrimestre.
G. = Gaceta de Madrid. QuHGZ = Quartalshefte der Girozentrale.
Gaz. Pal. = Gazette du Palais. RabelsZ = Zeitschrift für auslándisches u n d internationales Privatrecht.
Giur. comm. = Giurisprudenza commerciale. Rass. dir. civ. = Rassegna di diritto civile.
Giur. compl. Cass. RCDI = Revista Crítica de Derecho Inmobiliario.
civ. = Giurisprudenza completa della Cassazione Civile. RCL = Repertorio Cronológico de Legislación Aranzadi.
Giur. it. = Giurisprudenza italiana. RDBB = Revista de Derecho Bancario y Bursátil.
Giur. mérito = Giurisprudenza di mérito. RDC (TBH) = Revue de Droit Commercial Belge.
Giust. civ. = Giustizia civile. RDGRN = Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notaria-
JA =Juristische Arbeitsblátter. do.
JAP =Juristische Ausbildung u n d Praxisvorbereitung. RDM = Revista de Derecho Mercantil.
JB1 =Juristische Blátter. RDP = Revista de Derecho Privado.
JCP =Juris-Classeur Periodique, Semaine Juridique. rect. = rectificación.
Jura =Juristische Ausbildung. REDC = Revue européenne de droit de la consommation.
JuS =Juristische Schulung. Rep. Foro it. = Repertorio del Foro Italiano.
=Juristische Wochenschrift. RES = Revista Española de Seguros.
JW
JZ =Juristen Zeitung. Resp. civ. prev. = Responsabilitá civile e previdenza.
KKG = Konsumkreditgesetz (Suiza). RevMC = Revue du marché commun.
KO = Konkursordnung (Alemania). Rev. trim. dr. civ. = Révue trimestrielle de droit civil.
KSchG = Konsumentenschutzgesetz (Austria). Rev. trim. dr. com. = Révue trimestrielle de droit commerciale et de droit economique.
LCCon = Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo. RGD = Revista General de Derecho.
LCCH = Ley 19/1985, de 16 de julio, Cambiaría y del Cheque. Riv. crit. dir. priv. = Rivista critica di diritto privato.
LCEur = Legislación de las Comunidades Europeas Aranzadi. Riv. dir. civ. = Rivista di diritto civile.
LCFE :
Ley 26/1991, de 21 de noviembre, sobre contratos celebrados Riv. dir. comm. = Rivista di diritto commerciale e del diritto genérale delle obbliga-
fuera de los establecimientos mercantiles. zioni.
LGDCU = Ley 26/1984, de 19 de julio, General para la Defensa de los Consu- Riv. dir. int. priv. = Rivista di diritto internazionale privato processuale e civile.
midores y Usuarios. Riv. it. leasing = Rivista italiana del leasing.
LDP = Ley 22/1994, de 6 de julio, de responsabilidad civil por los daños Riv. not. = Rivista notarile. ,
causados por productos defectuosos. Riv. societá = Rivista della societá.
LDAT = Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre derechos de aprovecha- Riv. trim. dir.
miento por turno de bienes inmuebles de uso turístico y normas proc. civ. = Rivista trimestralle di diritto e procedura civile.
tributarias. RIW = Recht der Internationalen Wirtschaft.
LECiv = Ley de Enjuiciamiento Civil, de 1881. RJ = Repertorio de Jurisprudencia Aranzadi.
LOCM = Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista. RJC = Revista Jurídica de Cataluña.
LVPBM/1965 = Ley 50/1965, de 17 de julio, sobre Venta a Plazos de Bienes Mue- RJCM = Revista Jurídica de Castilla-La Mancha.
bles. Rn. = Randnummer: n ú m e ro del margen.

20 21
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo

SAP = Sentencia de la Audiencia Provincial.

SAT = Sentencia de la Audiencia Territorial.
STS (SSTS) = Sentencia(s) del Tribunal Supremo.
STJCE = Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
STSJ = Sentencia del Tribunal Superior de Justicia.
Testo Único = Testo único delle leggi in materia bancaria e creditizia (Italia).
Prólogo
TJCE = Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
TS = Tribunal Supremo.
TSJyAP = Tribunales Superiores de Justicia y Audiencias Provinciales. Esta completa monografía trata de los derechos que corresponden al compra-
VerbrKrG = Verbraucherkreditgesetz (Alemania).
dor consumidor que adquiere bienes a crédito, cuando la financiación proviene de
VuR = Verbraucher und Recht.
WB1 = Wirtschaftsrechtliche Blátter. un tercero distinto del vendedor. Básicamente, se trata de una exégesis completa y
WiB = Zeitschrift für Wirtschaftanwálte und Unternehmensjuristen. articulada de los artículos 14.2 y 15 de la Ley 7/1995, de Crédito al Consumo, que
WM = Wertpapier Mitteilungen. Zeitschrift für Wirtschaft-und Bandkre- permiten al comprador, bajo ciertas condiciones, ejercer contra el financiador los
dit. derechos que podría haber ejercitado contra el vendedor, cuando existe incumpli-
WuB = Zeitschrift für Wirtschafts-und Bankrecht. miento, y que le faculta para provocar la ineficacia del contrato de crédito cuando
ZAP = Zeitschrift für Anwaltspraxis. el contrato de adquisición del bien resulta ineficaz por cualquier causa. Como
ZBB = Zeitschrift für Bankrecht und Bankwirtschaft. demuestra el profundo tratamiento que Manuel Jesús MARÍN dedica a esta proble-
ZEuP = Zeitschrift für Europaisches Privatrecht. mática, estas normas no pueden considerarse fuera de un contexto legislativo más
ZHR = Zeitschrift für das gesamte Handelrecht und Wirtschaftsrecht. abundante y complejo en el que coexisten diversos preceptos que vienen recono-
ZIP = Zeitschrift für Wirtschaftsrecht. ciendo igualmente al comprador consumidor el derecho de provocar la ineficacia
ZKW = Zeitschrift für das Kreditwesen.
ZRP = Zeitschrift für Rechtspolitik. del contrato de crédito cuando ejercita los derechos de desistimiento que le reco-
nocen las Leyes de Ordenación del Comercio Minorista (art. 44.1), de Aprovecha-
miento por Turnos de Bienes Inmuebles (art. 12) y de Ventas a Plazos de Bienes
Muebles (art. 9).
No puede ser tarea de un prologista adelantar o glosar las conclusiones inter-
pretativas a que llega el autor, sobre todo cuando, como director de la tesis doctoral
que estuvo en el origen de esta obra, tuve ocasión de discutir, convencer y ser
convencido de múltiples extremos dudosos de la regulación legal. Con todo, me
enorgullece llamar la atención del interés del lector para que siga el tratamiento
que hace el autor del conjunto de los derechos que el consumidor puede oponer
conforme a los artículos 14.2 y 15 de la forma y procedimiento en que pueden ser
opuestos. Lo que empieza como una excursión interpretativa de una norma de
aplicación residual, acaba siendo un magnífico tratamiento general de las acciones
protectoras del adquirente en los contratos vinculados. Igualmente acertada y de
profundo calado es la construcción que elabora el autor para explicar cómo ha de
producirse la liquidación de los respectivos contratos cuando la ineficacia del con-
trato de adquisición se proyecta sobre el contrato de financiación. En último ex-
tremo, cómo hay que acudir al sistema de liquidación «cruzada» del artículo 9 de
la Ley de Ventas a Plazos, con objeto de evitar los resultados sorprendentes a que
pudiera llevar la aplicación del artículo 14.2 de la Ley 7/1995.

Porque este libro es, sobre todo, un excelente trabajo sobre la vinculación de
contratos en el Derecho español. Creo poder decir, sin que signifique desdoro de
contribuciones previas, que ésta es la obra de la que el mercado editorial español
carecía sobre el tema de los contratos vinculados. Y, claro está, desde esta perspec-

22 23
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
tiva general, el interés de un libro de esta clase se multiplica. Es de esto de lo que
me interesa decir algunas palabras.
¿Hubiera sido precisa una regulación como la que nos ofrece esta variada
normativa protectora de consumidores? ¿Era realmente indispensable una transpo-
sición de la Directiva comunitaria 87/102 para que, como se dio a entender por
todos en el caso El Corte Inglés (STJCE 7 de marzo de 1996), la señora Blázquez
hubiera podido defenderse con éxito de la pretensión de cobro del viaje fracasado?
¿Era necesaria una intervención legislativa que, como resulta inevitable dada la
incuria de los tiempos, iba a resultar deficiente técnicamente o inductora de resul-
tados perversos? Pues una cosa es evidente. Un desarrollo judicial del Derecho
conforme a los principios inmanentes de nuestro sistema jurídico-civil hubiera
podido y debido conducir -y prueba de ello es el caso alemán- a un cuerpo de
doctrina que pusiera al comprador (y no sólo consumidor) en unas condiciones
de protección equivalentes a las que pretendió regalarle la Directiva y su transposi-
ción. El caso El Corte Inglés es revelador de las deficiencias de un sistema que con-
duce a un juez a suspender un proceso, elevando una cuestión prejudicial sobre el
probable efecto horizontal directo de una Directiva, cuando podía haber ahorrado
todos estos costes con una adecuada reflexión creadora sobre el concepto de causa
en los contratos vinculados. En particular me interesa destacar -porque el autor
también lo hace- cuánto dispendio de esfuerzos y de paciencia tiene que emplear
el intérprete para construir o reconstruir una teoría que permita minimizar las
consecuencias negativas de la exigencia de «acuerdo previo en exclusiva», como
condición que la ley exige que exista entre vendedor y financiador, para que el
comprador pueda oponer a este último las excepciones correspondientes contra
el primero. El legislador provoca con su intervención nefasta que un prometedor
jurista tenga que emplear una parte no insignificante de sus energías en deshacer
una construcción y en intenar reconstruir en este punto el «status quo» que existía
antes de la intervención legal.
Es curioso, y patético al tiempo, que esta huida del Derecho c o m ú n h a y a te-
nido que ser neutralizada en dos sectores de mercado no marginales. En primer
lugar en los extramuros de la propia Ley 7/1995. Su deficiente construcción, las
absurdas condiciones exigidas para aplicar la Einwendungsdurchgriff, da lugar a mul-
titud (acaso la mayoría) de contratos de financiación de bienes al consumo que no
están cubiertos por la normativa c o n s i d e r a d a ^ que tienen que ser remitidos al
Derecho común. ¿Pero cuál es este Derecho común de los contratos vinculados de
jcompraventa"ycrédito?/La conclusión a la que llega el profesor MARfÑ^és paradójica,
pero inevitable y contundentemente fundamentada: la necesidad de establecer un
nivel y régimen de protección «al margen» de la Ley 7/1995 que coincide en sus
rasgos esenciales con el que depara la propia Ley. Por eso, este libro es también
un tratamiento creativo de cuál es el régimen de los contratos vinculados de crédito
al consumo que no están sometidos a la Ley 7/1995.
El segundo sector del mercado que debe ser objeto de consideración es el
de los contratos de arrendamiento financiero, en los que Manuel Jesús MARÍN es
24
Prólogo
igualmente un experto. En este ámbito, que no es propio de consumidores, no
existe normativa reguladora del régimen de las excepciones oponibles y de los
derechos ejercitables por el arrendatario cuando el bien suministrado no es con-
forme al contrato y la entidad financiadora se exonera de toda responsabilidad
mediante el expediente -cuyo alcance real las propias entidades financieras igno-
r a n - de la cesión de acciones o de la subrogación del arrendatario en los derechos
de la empresa de «leasing» frente al proveedor. Pues bien, en este ámbito el Tribu-
nal Supremo ha resuelto en dos Sentencias (26 de febrero de 1996 y 24 de mayo
de 1999, comentadas ambas por Manuel J. MARÍN en los Cuadernos Civitas deJurispru-
dencia Civil) que la resolución del contrato de compraventa, merced a la cláusula
de cesión de acciones, lleva necesariamente aparejada la ineficacia del contrato de
financiación. Y para ello ha bastado acudir al principio de unidad de propósito
negocial, suministrada por la versatilidad del concepto de causa contractual. Yo
creo que puede afirmarse que el nivel de protección que esta jurisprudencia ofrece
al arrendatario financiero, que no es un consumidor, no desmerece en nada del
que se contiene en la Ley 7/1995.
Este libro es el resultado final del trabajo de tesis doctoral del autor. Se pre-
sentó a su lectura bajo las exigencias del sistema de doctorado europeo, por el que
se exige que parte de la exposición oral se desarrolle en una lengua extranjera y
que uno de los miembros del tribunal evaluador sea de un país comunitario dis-
tinto del de origen del doctorando. El profesor HROMADKA tuvo ocasión de comen-
tar cómo el formato, las pretensiones y el resultado final de esta tesis excedía de
lo que normalmente en Alemania se estila como Disertación de tesis doctoral. No
es algo ciertamente privativo de este trabajo, y se puede aplicar con justicia a otras
tesis doctorales que se leen en Universidades españolas. Es motivo para felicitarse
por ello, pues en último extremo es testimonio de calidad y de reconocimiento del
esfuerzo que hacen nuestros doctorandos y de la ilusión que aportan en su trabajo
universitario. Pero no sé si no será también un motivo de reflexiva preocupación
sobre nuestro futuro y sobre la adecuación de nuestros esfuerzos a las demandas
del sistema social y económico al que servimos.
ÁNGEL CARRASCO PERERA
25
 Introducción

El consumidor que carece del dinero necesario para realizar una compra con
pago al contado puede adquirirlo, bien mediante el recurso a la venta a plazos,
donde el propio vendedor es quien financia la adquisición, bien acudiendo a la
financiación de un tercer sujeto. En este último caso, la participación del financia-
dor en la operación puede realizarse de distintos modos. En todo caso, la modali-
dad de compraventa financiada más importante se caracteriza por la celebración
por el consumidor de dos contratos diferentes, -compraventa y préstamo- con dos
personas distintas -vendedor y prestamistas/El desdoblamiento de una única ope-
ración económica en dos contratos jurídicamente independientes puede provocar
al consumidor graves perjuicios, debido a que no podrá utilizar determinados ins-
trumentos jurídicos de los que sí puede hacer uso en la bilateral venta a plazos/Y
ello a pesar de ser ambas operaciones similares desde el punto de vista económico.
El legislador español ha sido sensible a esta especial situación del consumidor
que estipula contratos vinculados, y siguiendo las directrices marcadas por la Unión
Europea ha dictado normas que tienden a paliar esa desprotección. Con esa finali-
dad se promulgó en 1995 la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo,
que dedica varios preceptos a los contratos vinculados. En concreto, de esta materia
se ocupan directamente los artículos 14 y 15, y el artículo 12, para el caso de que
el consumidor se haya obligado cambiariamente frente al prestamista.
En el presente trabajo de investigación se aborda el estudio del supuesto más
importante de compraventa financiada de bienes de consumo: el de la vinculación
contractual entre los contratos de compraventa y préstamo. El análisis de estas
normas se realiza al hilo de un determinado supuesto de hecho: consumidor que
estipula un contrato de préstamo con un prestamista, y un contrato de compra-
venta de un bien mueble de consumo con un vendedor. Se prescinde, por tanto,
del estudio de la compraventa de inmuebles financiada por un tercero, y de la
hipótesis de vinculación contractual entre un contrato de prestación de servicios y
otro de préstamo.
El libro se divide en dos partes claramente diferenciadas. En la ^primera se
analiza, con carácter general, la vinculación contractual entre la compraventa y el
préstamo. En la segunda parte se estudia el supuesto legal más importante de
vinculación contractual, que denominaremos «contrato de crédito vinculado a la
compraventa».
La primera parte consta de tres capítulos. El primero versa sobre el origen de
la compraventa financiada, sus modalidades y la específica necesidad de protección

27
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo Introducción

del consumidor que estipula contratos vinculados. En el capítulo segundo se exami- Martínez de Aguirre (Universidad de Zaragoza). A todos ellos agradezco las valiosas
nan los modelos de protección del consumidor que se han establecido en la Direc- propuestas y consejos formulados en el acto de defensa de la tesis doctoral.
tiva 87/102/CEE y en varios países europeos. En el tercer capítulo se estudia la Por último, mi agradecimiento más sincero a mi maestro y director de la tesis
protección del consumidor que estipula contratos vinculados en España. Se anali-
doctoral, el Dr. D. Ángel Carrasco Perera, por su magisterio, su dirección y su
zan la jurisprudencia y legislación anteriores a la Ley 7/1995, la posible aplicación
del artículo 11 de la Directiva 87/102/CEE, que regula los contratos vinculados, y constante apoyo.
por último la regulación que sobre el particular se hace en los artículos 14 y 15
LCCon.

La segunda parte se inicia con la delimitación del tipo de vinculación contrac-

tual más importante: el contrato de crédito vinculado a la compraventa. En efecto,
en el capítulo cuarto se examinan los presupuestos que deben concurrir y que
permiten afirmar la existencia de un contrato de crédito vinculado a la compra-
venta [letras a), b) y c) del art. 15.1 LCCon]. El capítulo quinto analiza el artículo
15 LCCon, precepto que atribuye una determinada responsabilidad al prestamista
en caso de incumplimiento del vendedor. Por último, el capítulo sexto se centra
en el artículo 14.2 LCCon, que autoriza al consumidor a resolver el contrato crediti-
cio una vez que ha obtenido la ineficacia del contrato de compraventa.
En la realización de esta tarea ha sido de gran importancia el estudio del
derecho extranjero, pues ofrece distintas soluciones a los conflictos de intereses
existentes entre las partes intervinientes en la compraventa financiada. El análisis
de los preceptos mencionados obliga a llevar a cabo una interpretación sistemática
de los distintos artículos de la Ley 7/1995, así como a relacionarlos con otras dispo-
siciones de nuestro ordenamiento jurídico que guardan una estrecha relación con
esta materia (por ejemplo, el art. 9.2 de la Ley 28/1998, de venta a plazos de bienes
muebles)¿ Además, toda investigación en torno a la regulación que de los contratos
vinculados se hace en la Ley 7/1995 no puede perder de vista la finalidad última
de estas disposiciones: conceder al consumidor la protección jurídica que precisa,
evitando los peligros que asume mediante el desdoblamiento de una única opera-
ción económica en dos contratos jurídicamente independientes.
Quisiera aprovechar esta ocasión para dejar constancia de mi gratitud a dos
instituciones que han contribuido a la elaboración de este trabajo: el «Max-Planck-
Institut für auslándisches und internationales Privatrecht», de Hamburgo, por ha-
ber puesto a mi disposición sus magníficos fondos bibliográficos, y la Universidad
de Castilla-La Mancha, por haberme permitido desarrollar en su sede mi actividad
docente e investigadora, y haber sufragado, en el marco de su política de formación
del profesorado, una larga estancia de investigación en el citado instituto alemán.

Este libro trae causa de la tesis doctoral defendida en la Facultad de Ciencias

Jurídicas y Sociales de Toledo, en la Universidad de Castilla-La Mancha, y que fue
enjuiciada por un Tribunal presidido por D. Rodrigo Bercovitz Rodríguez-Cano
(Universidad Autónoma de Madrid), y compuesto por D. Wolfgang Hromadka
(Universidad de Passau), D.José María Miquel González (Universidad Autónoma
de Madrid), D.Julio Vicente Gavidia Sánchez (Universidad de Cádiz) y D. Carlos

28 29
 PARTE I
LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE
COMPRAVENTA Y PRÉSTAMO
V

Capítulo 1
La protección del consumidor en los supuestos
de vinculación contractual entre compraventa y
préstamo

I. EL ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL CRÉDITO AL CONSUMO

La creciente oferta de bienes de consumo y de servicios, que va acompañada
de formas refinadas de publicidad que más que presentar un producto incitan a
su adquisición, la creencia de que la tenencia de determinados productos es el
reflejo de un cierto estatus económico-social, y el mayor poder adquisitivo de los
ciudadanos son algunos de los factores que han provocado un vertiginoso aumento
del consumo 1 . El elevado número de adquisiciones impide al consumidor disponer
del dinero necesario para satisfacer su precio. Para hacer frente a estas obligaciones
recurre, por lo tanto, al crédito.
El concepto de crédito al consumo tiene su origen en el ámbito de la econo-
mía2. En términos generales, se entiende como crédito al consumo todo préstamo
al consumidor final que va destinado a la adquisición de bienes de consumo o a la
\
realización de servicios no unidos a un proceso productivo 3 . Con él se hace referen-
i cia a una realidad compleja, en rápido crecimiento y ausente de criterios lógico-
formales de definición 4 . Se trata del crédito otorgado para la adquisición de bienes
de consumo duraderos, como automóviles o electrodomésticos', aunque cada vez

i 1./ SINESIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive nella realtá italiana», in MAZZONI, C.
^ M./A. NIGRO: Crédito e Maneta. Milano, 1982, pg. 317.
2. MACARIO, F., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie in
tema di crédito al consumo», Nuove leggi áv. comm., núms. 4-5, luglio-ottobre 1994, pg. 748;
^ ^ SINESIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», cit., pg. 318. .'
; 3. ALPA, G./M. BESSONE: «Funzione económica e modelli giuridici delle operazioni di crédito al
v /
- consumo», Riv. societá, 1975, pg. 1359; FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione econó-
mica unitaria e pluralitá di contratti», Riv. dir. comm., 1991, I, pg. 592.
4. \ DESIDERIO, L.: «Crédito al consumo e attivitá bancaria nella prospettiva comunitaria», en CESA-
- RINI, F./S. SCOTH CAMIZ/.I (dir.): Le direttive della CEE in materia bancaria. Milano, Giuffré, 1991,
pg. 265; LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti e i rapporti de crédito. Napoli, Edizione Scientifiche
Italiane, 1992, pg. 93.
5. A diferencia de lo ocurrido en épocas pasadas, hoy constituyen supuestos marginales la financia-
ción de bienes de consumo inmediato, como los alimentos. Véase DEI.L'AMORE, G.: // crédito al
consumo. Milano, Giuffré, 1964, pg. 6.

2.-I.a Compraventa Financiada ... 33

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
con mayor frecuencia se destine el crédito al disfrute de un servicio, especialmente
de tipo turístico. En sentido negativo, el crédito al consumo se contrapone al cré-
dito a la producción.
La idea de protección del consumidor, que durante las últimas décadas está
marcando la evolución del derecho privado, también ha tenido repercusión en el
ámbito de la concesión de crédito 6 . Las circunstancias que con carácter general
provocan la intervención legislativa en favor del consumidor se reproducen, incluso
agravadas, en el sector crediticio. La contratación en masa y la utilización de contra-
tos de adhesión conducen a una manifiesta desigualdad entre prestamistas y presta-
tarios. Las entidades bancarias «predeterminan» el contenido de los contratos ere-'
diticios, incluyendo cláusulas que rompen el natural equilibrio de las prestaciones
y hacen muy gravosa la situación de los tomadores de crédito. Por otra parte, el
prestatario no está suficientemente informado de las obligaciones asumidas y de
los derechos que le corresponden. A ello debe añadirse el incremento espectacular
que en los últimos años ha experimentado el crédito al consumo en España 7 , mer-
ced básicamente a la incidencia en este campo del sector bancario y a la consi-
guiente aparición de nuevas formas de concesión de crédito hasta ahora desconoci-
das.
Una de estas nuevas modalidades de concesión de crédito lo constituye la
compraventa financiada por un tercero. Mientras que en la venta a plazos es el
propio comprador el que otorga crédito, mediante la fórmula del aplazamiento en
el pago, en la compraventa financiada por un tercero se interpone entre compra-
dor y vendedor un tercer sujeto, el prestamista, que asume específicamente la fun-
ción de financiar al comprador la adquisición del bien.
La intervención de un tercer sujeto, la entidad financiadora, en las operacio-
nes de crédito al consumo, no es producto del azar, sino que es resultado del
propio desarrollo del mercado crediticio. El conocimiento de la evolución del cré-
dito al consumo constituye, en consecuencia, un presupuesto indispensable para
el estudio de los negocios financiados por un tercero. Sólo mediante un análisis
histórico es posible comprender cuáles son las razones que provocan el surgimiento
de la compra financiada por un tercero, y cuál es la especial necesidad de protec-
ción del consumidor que lleva al legislador a dictar una normativa específica8.
La obtención de dinero de un tercero con el fin de emplearlo en satisfacer
necesidades personales es una práctica conocida desde hace siglos9. Ya en el anti-
Sobre la influencia del derecho de consumo en el derecho de contratos, v. Poro, E.: La protección
del consumidor en Derecho privado. Madrid, Civitas, 1980; MAB[(MK^I^K Ani'iBKF^X' • «Tra«^¿nd,f nrÍQ
del principio de protección de los consumidores en el Derecho de obligaciones», ADC, 1994,
I, pgs. 31 y ss.; ALFARO AGIIIA-REAI., J.: «Protección de los consumidores y Derecho de los contra-
tos», ADC, 1994, II, pgs. 305 y ss.
DK LA CUESTA GONZÁLEZ, M.: «Evolución reciente del crédito al consumo y su repercusión en el
endeudamiento de los hogares», EC, 1993, núm. 26, pgs. 37 y ss.
GiNDiACH, B.: Konsumentenkredit und Eimuendungsdurchgriff. Berlín, Duncker 8c Humblot, 1979,
pg. 36.
Un extenso análisis histórico, en GELPI, R. M./F. JULIEN-LABRUYERE: Storia del crédito al consumo.
La dotrina e la pratica. Bologna, II Mulino, 1994.
34
: 1. La protección del consumidor ...
guo Egipto, en Grecia, y especialmente en el Imperio Romano, existía la posibili-
dad de cumplir una prestación dineraria bajo la forma de pago a plazos10. En la
Edad Media, los judíos y lombardos también llevan a cabo una actividad crediticia
importante". En general, en la etapa previa a la revolución industrial, el fenómeno
del crédito destinado a la adquisición de bienes de consumo tiene carácter margi-
nal. En una sociedad de capitalismo emergente, de pequeños productores, en la
que la producción agrícola juega un importante papel, las únicas facilidades crediti-
cias de que dispone el consumidor son los créditos concedidos por algunos comer-
ciantes a sus clientes fijos, o los préstamos de dinero en los que se pacta algún tipo
de garantía, que por otra parte tienen casi siempre un carácter usurario 12 . Además,
el crédito se destina básicamente al sostenimiento de la incipiente industria, y no
tanto al consumo'^.
^-. La situación se modifica sustancialmente con la llegada de la revolución indus-
trial14. La producción y comercialización a gran escala de bienes de consumo dura-
deros, cuyo precio resulta inaccesible para la mayoría de los ciudadanos, necesita
de algún mecanismo de financiación que permita a los consumidores la adquisición
de los mismos 10. La propia organización de la producción industrial depende direc-
tamente de la existencia de alguna forma de crédito al consumo que posibilite la
colocación en el mercado de la enorme masa de bienes que se producen 16 . Se
trata de adoptar nuevos instrumentos jurídicos que concedan a las clases sociales
tradicionalmente excluidas del acceso al crédito la posibilidad de adquirir bienes
de consumo duraderos de elevado precio, favoreciendo de este modo una fuerte
expansión de las ventas y aumentando la curva de la demanda 17 .
A. La compraventa a plazos.
En un primer momento, son los propios vendedores los que conceden crédito
a sus clientes, mediante el aplazamiento del pago. La fórmula jurídica empleada
10. En relación con los créditos inmobiliarios e hipotecarios. HÓRTER, K.: Der finanzierte Abzahlung-
skauf. Gescháftsformen und Rechtsfragen der bankviafiigen Teilzahlungsfinanzierung. Bad Homburg,
1969, pg. 15.
11. GLNDLAGH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 37, sitúa el origen de semejante labor en el siglo
XII.
12. PIEPOLI, G.: // crédito al consumo. Napoli, Jovene Napoli, 1976, pg. 12.
13. Como señala PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, cit., pg. 12, en esta primera época el crédito al
consumo desempeña un papel insignificante, tanto desde el p u n t o de vista económico como
social.
14. HÓRTER, K : Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 16.
15. MARSCHALL VON BIEBERSTEIX, F.: Das Abzahlungsgeschaft und seineFinanzierung. Die Rechte des Kaufers
r~~^ gegenüber dem Finanziemngsgescháft. München und Berlin, 1959, pg. 9.
A16/) RAISER, T.: «Einwendungen aus dem Kaufvertrag gegenüber dem Finanzierungsinstitut beim
^—^ finanzierten Abzahlungskauf», RabelsZ, 1969, núm. 33, pg. 457. Como afirma MARTÍNEZ DE AGUI-
RRE, C : Las ventas a plazos de bienes muebles. Madrid, Tecnos, 1988, pg. 150, «la aparición, con
la revolución industrial, de la producción en masa, obligó a fabricantes y vendedores a buscar
fórmulas de colocación en el mercado de los bienes así producidos, a fin de que la presencia
de cuantiosos excedentes no llegara a paralizar el sistema productivo».
17. PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pgs. 13 y 14.
35
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
es la venta a plazos con cláusula de reserva de dominio 18 . El comprador no está
capacitado para satisfacer el precio total de la compra; por eso sólo entrega al
vendedor una parte del mismo, en concepto de desembolso inicial, y el resto lo
paga a plazos . Mediante la compraventa a plazos se consiguen satisfacer de un
modo adecuado los distintos intereses de las partes. El comprador puede usar y
disfrutar desde el primer instante del bien, sin necesidad de pagar al contado el
importe total del precio 20 . A cambio de ello queda obligado a desembolsar en los
plazos estipulados las cantidades que correspondan. El vendedor, por su parte,
aumenta el volumen de sus negocios, en la medida en que incrementa el número
de ventas. La reserva de la propiedad le sirve de garantía ante el peligro de incum-
plimiento del comprador 21 . En la disciplina de la venta a plazos, la función de
financiación para la adquisición de un bien no está dotada de una propia autono-
mía, sino que se realiza dentro del tipo contractual d e la compraventa, mediante
las cláusulas que prevén el pago a plazos y la reserva de la propiedad en favor del
vendedor 22 .
La venta a plazos supone, sin lugar a dudas, el primer escalón de una sociedad
de consumo. Su difusión y consolidación varía de un país a otro, en función básica-
mente del desarrollo económico e industrial. Así, mientras que en Estados Unidos 23
y Alemania 24 se generalizan las ventas a plazos a mediados del siglo XIX, y en Italia
desde los años 20 de este siglo25, en España su aparición es mucho más tardía, ya
en la década de los sesenta26.
18. Este tipo de venta tiene su origen en los Estados Unidos, y su introducción en Europa es
realizada p o r una gran empresa americana productora de bienes de consumo duradero, la
Singer, en el marco d e su política d e ampliación del mercado. Sobre el particular, LáeEz
S^\CHE^M.,A^.«CrMitO^ protección de los consumidores», Círculo de empresarios, 1984, núm
26, pg. 24; MARSCHALL VON BIEBERSTEIX, W. F.: Das Abzahlungsgescháft..., cit., pg. 7, nota a pie~23-
HORTER, K.: Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 16; GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit cit'
pg. 39; ALPA, G.: Dintto privato dei consumí Bologna, II Mulino, 1986, pg. 159.
19. HORTER, KL: Der finanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 17.
20. SINESIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», cit., pg. 323.
21. En la venta a plazos tiene lugar la necesaria separación entre posesión y disfrute d e u n bien
y titularidad del mismo, con la finalidad de satisfacer los legítimos intereses d e ambos contra-
tantes. Sobre el particular, PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pg. 15; CARRIERO, G.: «Direttiva
comunitaria sul crédito al consumo e inadempimento dell'obbhgazione contrattuale» Ouadrt-
mestre, 1987, pg. 292. ' ^
22. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 601. Se trata
de un único contrato, el de compraventa, en el que la obligación d e u n a de las partes se
aplaza. El comprador tiene que pagar el precio, pero n o al contado, sino a plazos.
23. KÓNIG, D.: Konsumentenkredit. Die Neurodnung in den Usa und deutsche Reformprobleme. Stuttoart
1971, pg. 10. ° '
24. GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 37; MARSCHALL VON BIEBERSTEIN, W. F.: Der finanzierte
Abzahlungskauf: Rechtsprechung und Reformprobleme, Vortrag vor der Juristischen Studiengesells-
chaft am 6-11-1979. Heidelberg-Karlsruhe, 1980, pg. 11; del mismo autor: Das Abzahlun^es-
s s
chaft..., cit., pg. 9.
25. PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pg. 15; FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione
económica unitaria...», cit., pg. 601.
26. Como señala MARTÍNEZ DE ACHURRE, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 151, las peculiaridades
socio-económicas habidas durante el siglo XX motivan que la modernización de la estructura
económica española sólo se produzca a partir de la década de los 60, existiendo desde esa
fecha el caldo de cultivo necesario para el auge de la venta a plazos. El p u n to d e inflexión en
la política económica se sitúa e n el año 1959, con la puesta e n marcha del Plan d e Estabiliza-
36
1. La protección del consumidor ...
La ausencia de una regulación específica sobre la venta a plazos provoca que
los vendedores, debido a su posición de fuerza en el mercado y al establecimiento
de las condiciones generales del contrato, incluyan en los contratos cláusulas que
perjudican al comprador, rompiendo injustamente el equilibrio de las prestacio-
nes 27 . Un especial riesgo asume el comprador en la hipótesis de que él mismo
incumpla su obligación de pagar los plazos. Efectivamente, es práctica habitual la
inclusión en los contratos de venta a plazos de una cláusula de pérdida del benefi-
cio del plazo respecto de los plazos sucesivos, en caso de falta de pago total o
parcial aunque sea de un solo plazo, independientemente de su importe; además,
el incumplimiento del comprador permite al vendedor recuperar el bien, sin resti-
tuir al comprador las cantidades ya satisfechas, y quedando éste obligado al pago
de los plazos aún pendientes.
La necesidad de proteger al comprador de estos abusos es una de las principa-
les razones que conducen a la intervención del legislador y a la promulgación de
una legislación específica sobre la venta a plazos28. En efecto, del examen de la
normativa sobre venta a plazos promulgada en los distintos países se deduce que
el legislador se ha ocupado con detenimiento de la hipótesis de incumplimiento
del comprador 2 '. En el modelo español, diseñado en el artículo 11 de la Ley 5 0 /
ción, el apoyo del Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación
Económica Europea, los sucesivos Planes de Desarrollo y la explosión turística. T o d o ello
posibilita el llamado «milagro económico español».
27. LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 24; ALPA, G.: Diritto privato dei consumí,
cit., pg. 159.
28. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 602.
29. En España, la demora del comprador en el pago de dos plazos o del último d e ellos, permite
al vendedor optar entre exigir el pago de todos los plazos pendientes de a b o no (pérdida del
beneficio del plazo para el comprador) o la resolución del contrato, según establece el art. 11
LVPBM/1965. Además, si el vendedor opta por la resolución, las partes deberán restituirse las
prestaciones recíprocas, pero el vendedor tendrá a deducir dos partidas: el diez por ciento del
importe de los plazos pagados, e n concepto de indemnización por la tenencia de la cosa por
el comprador, y una cantidad igual al desembolso inicial, por razón de la depreciación comer-
cial del objeto.
En Italia, de los cuatro artículos del Códice Civile que regulan las especialidades de la venta
con reserva d e la propiedad (arts. 1523-1526), dos de ellos se ocupan del incumplimiento del
comprador. En efecto, conforme al art. 1525, la falta de pago de u n solo plazo que n o supere
la octava parte del precio, n o faculta al vendedor para resolver el contrato, con la consiguiente
pérdida del beneficio del plazo, p o r lo que el comprador podrá realizar los pagos sucesivos
en las fechas pactadas; y ello a pesar de pacto e n contrario. El art. 1526 precisa que, cuando
la resolución del contrato se deba al incumplimiento del comprador, el vendedor deberá
restituirle las cantidades de dinero ya recibidas, excepto u n a compensación equitativa («equo
compenso») en concepto de uso de la cosa, y la indemnización de daños y perjuicios. A pesar
de que se haya pactado que las cantidades ya pagadas continuarán e n poder del vendedor, en
concepto de indemnización, se confiere al Juez la posibilidad de reducir el imponte d e esta
indemnización, cuando las circunstancias así lo aconsejen.
En Alemania, el §4.2 de la Abzahlungsgesetz (en adelante, AbzG) dispone q u e la cláusula de
pérdida del beneficio del plazo (Verfallklauseln) sólo será válido cuando concurran dos circuns-
tancias: que el comprador n o haya realizado el pago de dos plazos sucesivos, total o parcial-
mente, y que el importe dejado d e pagar por el comprador sea al menos u n a décima parte
del precio de la cosa comprada. Por otra parte, si tras el incumplimiento del comprador el
vendedor le pide la devolución del bien, sobre la base de su reserva de la propiedad, se
entenderá que ejercita el derecho de resolución del contrato, por lo que está también obligado
a restituirle los plazos ya satisfechos (§§1 y 5 AbzG).
37
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo _ _ _
1965, de 17 de julio, de Venta de Bienes Muebles a Plazos (en adelante, LVPBM/
1965), dos son los aspectos que suponen una mejora de la posición del comprador
incumplidor en relación a la situación anterior. Por una parte, se establece un
límite mínimo de dos plazos impagados para que el vendedor pueda instar la reso-
lución del contrato o su vencimiento anticipado. Por otra, en caso de optar por la
resolución, se restringen las cantidades que puede detraer el vendedor de los plazos
ya pagados a las expresamente recogidas en el precepto 30 .
Semejantes problemas de indefensión del comprador no se plantean, en cam-
bio, en la hipótesis de incumplimiento del vendedor. La tutela que se dispensa al
adquirente del bien en este supuesto, es la misma que con carácter general se
establece para los contratos y, en particular, para el contrato de compraventa 31 . Por
lo tanto, el comprador podrá hacer uso de las acciones edilicias y de la acción
resolutoria. Además, el hecho de que el importe del precio no haya sido pagado
en su totalidad explica el gran papel que la excepción de incumplimiento contrac-
tual puede desempeñar. Cuando el vendedor, a pesar de no haber realizado con-
forme a lo pactado la prestación que le incumbe, reclama al comprador el pago
de uno de los plazos, éste podrá oponerle la «excéptio non adimpleti contractus»,
suspendiendo provisionalmente el pago de los plazos hasta que el vendedor ejecute
la prestación debida 32 .
El éxito de la venta a plazos depende directamente de las posibilidades que
tenga el vendedor de conceder crédito, mediante el aplazamiento del pago, a sus
propios compradores 33 . Mientras el vendedor esté en condiciones de conceder se-
mejantes facilidades de pago, ya sea porque dispone de la liquidez suficiente para
ello, ya sea porque él puede a su vez procurársela del mercado de crédito, la com-
praventa a plazos será la fórmula adecuada para facilitar la adquisición de bienes
a plazos. Sin embargo, la evolución del mercado crediticio provoca que, en un
determinado momento, el vendedor no pueda ya seguir desempeñando el papel
de financiador. Ello exige buscar nuevas fórmulas que permitan a los consumidores
el acceso a los bienes de consumo.
B. La intervención de un tercero y la compraventa financiada.
En una primera época, la demanda de financiación para la adquisición de
bienes de consumo duradero era relativamente baja, tanto por el número de suje-
30. MARTÍNEZ DE AGÜIRRE, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 76. A pesar del aumento de la protección
del comprador mediante esta doble limitación, la doctrina se h a mostrado muy crítica con el
citado art. 11 LVPBM/1965. Así, p o r todos, BERCOYTTZ RODRÍGUEZ-CANO, R.: Comentarios a la Ley
de Venta a Plazos de Bienes Muebles. Madrid, Montecorvo, 1977, pgs. 223 y ss.
31. Por esta razón n o se incluye en la normativa específica sobre la venta a plazos ningún precepto
que regule la hipótesis de incumplimiento del vendedor. N o existe u na necesidad adicional
de protección del comprador que así lo aconseje.
32. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», c i t , pg. 601. Como
señala D. SINESIO esta excepción posee un a «particolare incisivitá in quanto il compratore p u ó
efficacemente autotutelarsi sospendendo il pagamento delle rate ancora dovute alia contro-
parte inadempiente» («II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», cit., pgs. 330 y 331).
33. LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 24.
38
1. La protección del consumidor ...
tos que decidían acudir a la misma como por el precio de compra que había que
financiar. De ahí que generalmente el propio comerciante estuviera capacitado
para realizar tal financiación, sin que fuera necesaria la intervención de un tercero
prestamista.
La aparición del automóvil y su irrupción con fuerza en el mercado viene a
modificar profundamente los caracteres del crédito al consumo 34 . El automóvil es
considerado en una primera fase como un bien de lujo, inaccesible por tanto a la
mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, su producción en masa y la necesidad de
comercializarlo a gran escala, facilitando a cualquier persona su adquisición, exige
la presencia de un eficaz mecanismo de financiación. El elevado precio del pro-
ducto impide su compra al contado, por lo que el acceso al crédito es indispensa-
ble. Por otra parte, la tradicional venta a plazos tampoco puede ser utilizada para
la adquisición del automóvil. El alto precio del bien, el mayor volumen de la de-
manda de crédito y la siempre limitada capacidad de concesión de financiación
por parte del vendedor hacen inapropiado el recurso a la venta a plazos35. Por
este motivo surge una nueva forma de crédito al consumo, caracterizada por la
intervención de un tercer sujeto, que desempeña el papel de financiador36. La
intervención de un tercero financiador es importante, no sólo porque otorga al
comprador la imprescindible financiación para adquirir bienes o servicios, sino
también porque proporciona el capital necesario para la distribución de los bienes,
favoreciendo de este modo el incremento de las ventas y del volumen de los nego-
37
ClOS .
El origen de la compraventa financiada por un tercero se sitúa en los Estados
Unidos, a comienzos del siglo XX38. En Alemania aparecen los primeros casos en
los años veinte del presente siglo, aunque es después de la Segunda Guerra Mun-
dial, concretamente en la década de los cincuenta, cuando adquiere un significado
considerable 39 .
La separación de la actividad financiadora del contrato de compraventa y su
asunción por un tercero implica una modificación sustancial en el mercado crediti-
34. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff gemáfi §9 Absatz 3 Verbraucherkreditgesetz. Baden-Baden, 1996,
pg. 25; GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 40; KÓNIG, D.: Konsumentenkredit..., cit., pg.
11; LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 25; ALPA, G.: Diritto privato dei
consumí, c i t , pg. 160; SINESIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», c i t , pg.
319.
35. PIEPOLI, C : 77 crédito al consumo, c i t , pg. 21; ALPA, G.: Diritto privato dei consumí, c i t , pg. 160.
36. En la venta a plazos, es el propio vendedor el que asume ambas funciones, la d e vendedor y
la d e financiador. Con la intervención en las operaciones de adquisición d e u n a tercera per-
sona que desempeña el papel d e financiador, el vendedor se limita a lo que en verdad era su
ocupación original, la de vender.
37. PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, c i t , pg. 27.
38. Ya en el a ñ o 1905 se fundó el primer banco de financiación de compraventas, el «Mercantile
Credit Company». Cfr. GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., c i t , pg. 40.
39. GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., c i t , pg. 4 1 ; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener
Kommentar BGB, Band 3, 3 a Auflage, 1995, §9 VerbrKrG, Rn... 8. Según HÓRTER, JL:Derfinan-
zierte Abzahlungskauf..., c i t , pg. 18, el primer Teikahlungsbank se crea en 1926. Por otra parte,
la doctrina alemana h a destacado el importante papel que la compra financiada desempeñó
39
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ció. Se pasa de una relación bilateral, entre vendedor y comprador, a una más
compleja en la que intervienen tres personas, como son vendedor, comprador y
prestamista \ La función de financiación recae, en un primer momento, dentro
de la esfera de control de las propias empresas productoras, que crean sus propias
sociedades financieras encargadas de la concesión de los créditos 41 . Sólo en un
momento posterior se deciden las entidades bancarias a entrar en el mercado de
la financiación al consumo, lo que supone un aumento, no sólo cuantitativo, sino
también cualitativo, del crédito al consumo 42 .
II. LAS DOS MODALIDADES DE COMPRAVENTA FINANCIADA
La financiación de un negocio jurídico por un tercero puede llevarse a cabo
mediante dos procedimientos distintos. El primero consiste en la celebración por
el consumidor de un único contrato, una venta a plazos, con el vendedor. El pago
de los plazos se instrumentaliza en títulos-valores, que posteriormente son entrega-
dos por el vendedor a un prestamista. La segunda modalidad tiene lugar cuando
el consumidor estipula dos contratos diferentes, compraventa y préstamo, con dos
personas distintas, vendedor y prestamista.
A. La compraventa a plazos con aplazamiento del pago instrumentalizado en títu-
los-valores y posterior transmisión de los mismos al prestamista.
Los primeros pasos para conceder una adecuada tutela jurídica al consumidor
que interviene en una compraventa financiada se producen en los Estados Uni-
dos . La financiación de un negocio jurídico por un tercero se lleva a cabo en este
país básicamente mediante el Instalment Sale Method44, que en términos generales
funciona del siguiente modo. El vendedor estipula un contrato marco con una (o
en el resurgir económico alemán de la posguerra. En este sentido, HÓRTER, K : Der finanzierte
Abzahlungskauf..., cit., pg. 18; FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 29.
40. El prestamista se concibe como el profesional que se dedica a conceder el crédito necesario
para la adquisición de bienes. En la venta a plazos, el comerciante es, ante todo, vendedor; su
actividad fínanciadora puede considerarse marginal, desarrollada básicamente con la inten-
ción d e aumentar su n ú m e r o de ventas. En cambio, la progresiva especialización que se exige
en u n a sociedad capitalista provoca que la actividad fínanciadora sea desempeñada, a partir
de un determinado momento, por profesionales que se dedican precisamente a eso, a la conce-
sión d e crédito.
41. MARSCIIALL VON BIEBERSTEIN, W. F.: Das Abzahlungsgescháft..., c i t , pgs. 10 y ss.
42. Superan así el inicial temor a extender sus actividades al sector del crédito al consumo, consi-
derado como u n campo de alto riesgo. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione econó-
mica unitaria...», cit., pg. 603.
43. Sobre el particular, pueden consultarse las reflexiones d e PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, c i t ,
pgs. 83 y ss.; MARSCIIAIX VON BIEBERSTEIN, W. F.: Gutachten zur Reform des finanzierten Abzahlung-
skaufsfür das Bundesministerium desjustiz. Kóln, 1978, pgs. 102 y ss., y Das Abzahlungsgescháft...,
c i t , pgs. 77 y ss.; KÓNIG, D.: Konsumentenkredit..., c i t , pgs. 9 y ss.
44. Mucho menos utilizado e n la práctica es el Instalment Loan Method. Se trata de u n contrato de
crédito estipulado entre la entidad financiera y el prestatario, que recibe el dinero sin ningún
tipo de limitación e n cuanto al fin al que se destinará. Con las cantidades recibidas e n prés-
tamo celebra el consumidor u n contrato de compraventa con pago al contado.
40
1. La protección del consumidor ...
varias) entidad de financiación (sales [manee company), en virtud del cual ésta se
obliga a financiar los negocios con pago a plazos que celebre el vendedor hasta un
determinado importe. El comprador, después de dirigirse al vendedor y elegir el
bien objeto de adquisición, concluye con él un instalment sale contract (contrato de
venta a plazos). En ese instante satisface al vendedor parte del precio, quedando
obligado a pagar el resto en un número de plazos. Las obligaciones de pago del
consumidor se materializan en títulos-valores (promissory note). El importe que el
comprador se obliga a satisfacer está constituido por el precio pendiente de pago
después del abono inicial realizado directamente al vendedor, más los intereses y
costes de la financiación (time-price). Una vez firmados el contrato de venta y los
títulos-valores, el vendedor cede sus derechos derivados del contrato (assigment) a
la entidad financiera, quien a su vez transmite al vendedor el importe del precio
pendiente de pago (cash-price), es decir, el resultado de restar al precio al contado
el abono inicial pagado directamente por el comprador 40 .
En consecuencia, el consumidor estipula un único contrato: el de compra-
venta. Una vez que ha escogido el bien objeto de adquisición, el comprador celebra
el instalment sale contract (compraventa a plazos), normalmente bajo la forma de
una conditional sale (compraventa condicional), y realiza un desembolso inicial,
pagando una parte del precio. En el contrato se enumeran el número, la cuantía
y el vencimiento de cada uno de los plazos pendientes de pago. También se hace
expresa mención en el mismo a la posibilidad que tiene el vendedor de ceder a
un tercero (assigment) los derechos que le corresponden en virtud del contrato. Si
se produce la cesión, el comprador no podrá oponer al cesionario ninguna excep-
ción que tenga su causa en la relación de compraventa, en virtud de la cláusula de
inoponibilidad de excepciones que se incluye en el contrato (waiver of defenses clau-
ses). Por eso, a pesar del incumplimiento del vendedor, el comprador tendrá que
pagar al cesionario los plazos pendientes, al margen de las eventuales acciones
contra el vendedor.
Entre la entidad financiera y el comprador no existen relaciones contractuales.
La entidad financiera ostenta una doble protección ante la posibilidad de que, tras
el incumplimiento del vendedor, el comprador le oponga las excepciones derivadas
del contrato de compraventa, dejando así de satisfacer los plazos pendientes de
pago: la promissory note, y las waiver ofdefense clauses incluida en el contrato de com-
praventa. La abstracción característica de los títulos-valores faculta al financiador
(con status de holder-in-due-course) a exigir al consumidor el pago de las cantida-
des correspondientes, sin que éste pueda oponerle, en consecuencia, la excepción
de incumplimiento del contrato de compraventa. Por otra parte, la renuncia del
consumidor, por medio de la waiver of defense clauses, a oponer al prestamista las
excepciones basadas en el contrato de compraventa, viene a producir los mismos
efectos que la utilización de títulos-valores: la inmunidad del prestamista respecto
a los problemas que se presenten en la ejecución del contrato de compraventa 4 .
45. La diferencia entre el cash-price y el time-price constituye la ganancia de la entidad financiera.
46. Como acertadamente expone PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, c i t , pgs. 86 y ss., la utilización
41
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Ya desde sus orígenes, el problema de la oponibilidad al prestamista de las
excepciones derivadas de la compraventa se presenta estrechamente unido a la
cuestión de la abstracción y circulación de los títulos-valores. Conforme a la Uniform
Negotiable Instrument Law (NIL), de 1896, el portador de un negotiable instrument es
inmune a las excepciones personales del deudor inherentes a la relación funda-
mental, siempre que concurran dos requisitos: la negotiability del título, y la cualidad
de holder-in-due-course del portador. En torno a este segundo presupuesto gira
toda la línea jurisprudencial que conduce al reconocimiento de la oponibilidad de
excepciones.
Para gozar de la cualidad de holder-in-due-course, y obtener en consecuencia
la inmunidad frente a las excepciones, exige la NIL47 haber adquirido el título de
buena fe (in good faith) y sin haber tenido conocimiento de los posibles vicios o
controversias producidas en la relación fundamental (without notice). La buena fe
de la Waiver of defenses clauses en el ámbito de la financiación al consumo tiene un origen muy
concreto. En una primera fase, la venta a crédito de bienes de consumo se produce, en Estados
Unidos, recurriendo a la promissory note, que incorpora la obligación del adquirente de pagar
el precio, y a una adecuada garantía, la chattel mortgage (hipoteca de bienes). Estos dos docu-
mentos los recibe el vendedor con ocasión de la venta, y luego los transmite a la finance
company. el chattel morgagea. través de una cesión normal, y la promissory note mediante su endoso.
El interés de la entidad financiera en poder cobrar del consumidor las cantidades correspon-
dientes, al margen de las vicisitudes de la relación fundamental, se ve satisfecho mediante la
regla del «imparting negotiability». El financiador, en cuanto portador de un título cambiario
que le ha sido transmitido siguiendo el régimen de circulación de los negotiable instruments
(holder-in-due-course), puede exigir al consumidor el pago de la suma indicada en el título;
éste n o puede oponer al financiador las excepciones basadas en sus relaciones con el vende-
dor. Además, también podrá realizar la garantía, la chattel mortgage, sin que para ello sean un
obstáculo las excepciones personales derivadas del contrato de compraventa. En virtud de la
«imparting negotiability», la negociabilidad del título-valor se extiende a la específica garantía.
A principios del siglo XX, un hecho va a ser determinante en la aparición de la cláusula de
inoponibilidad de las excepciones: la estipulación de una conditional sale, en lugar de una
chattel mortgage. Las causas de esta modificación hay que buscarlas en las ventajas que la nueva
figura jurídica otorga al vendedor, derivadas de la n o aplicación a la venta condicional de la
legislación sobre la usura, y de la mejor posición del vendedor en el supuesto de incumpli-
miento del consumidor. Sin embargo, la total independencia del financiador en relación a la
ejecución del contrato de compraventa no queda en la condicional sale completamente garanti-
zada. Obviamente, la entidad financiera sigue estando protegida por la abstracción propia de
la promissory note, por lo que en este ámbito n o le son oponibles las excepciones fundadas en
la relación fundamental. Pero, a diferencia de lo que sucede con la chattel morgage, en la
conditional sale n o es de aplicación la regla de la «imparting negotiability». Por eso, en la realiza-
ción de la garantía pueden serle oponibles a la entidad financiera las excepciones que tienen
su origen en la compraventa. Además, la propia negotiability de la promissory note, en cuanto
que circula j u n t o a la conditional sale, es fuertemente cuestionada por la jurisprudencia. De ahí
que llegue a afirmarse que las excepciones personales del contrato de compraventa son oponi-
bles al financiador, no sólo respecto a la realización de la garantía (conditional sale), sino tam-
bién en relación a la reclamación de pago (promissory note).
Las entidades financieras pretenden evitar estas consecuencias. Con esa finalidad intentan
configurar el conditional sale contract como un instrumento negociable, de manera que la cesión
del mismo al financiador comporte la ineficacia frente a este último de las defensas contractua-
les del consumidor-adquirente. Este resultado se consigue incluyendo en el conditional sale
contract una cláusula de inoponibilidad de excepciones (waiver of defenses clauses). En virtud de
la misma, el consumidor declara inoponibles a la entidad financiera cesionaria de la conditional
sale, todas las excepciones que nacen del contrato mismo y que son eficaces frente al vendedor
cedente.
47. Section 52 y 56.
42
1. La protección del consumidor ...
se entiende en sentido subjetivo, esto es, como ausencia de mala fe, por lo que su
prueba se presenta fácil para el prestamista; le basta con declarar que en el mo-
mento de adquisición del instrument no tenía conocimiento de la irregular ejecu-
ción de la relación fundamental. Tal situación, que en el marco de las relaciones
entre comerciantes es sin duda adecuada, en la medida en que facilita la circula-
ción de los títulos-valores y limita la responsabilidad del tenedor, debe ser matizada
en el ámbito del crédito al consumo.
La atribución del carácter de holder-in-due-course a \asfinance companies sobre
la base de la buena fe subjetiva en la adquisición del consumer paper, obliga al consu-
midor a reembolsar al prestamista los pagos aplazados, al margen de las vicisitudes
de la relación de compraventa. De este modo soporta el consumidor, de modo
exclusivo, todos los perjuicios que derivan del incumplimiento total o parcial del
vendedor. Y ello incluso en las clásicas hipótesis de crédito al consumo, en las que
existe una íntima relación, una colaboración entre comerciante y entidad financie-
ra.
A partir de la década de los cuarenta, los Tribunales americanos comienzan a
ser conscientes de la situación tan perjudicial en que se encuentra el consumidor.
De ahí que inicien una línea interpretativa tendente a protegerlo. La argumenta-
ción que siguen consiste en negar al financiador cesionario del consumer paper el
carácter de holder-in-due-course, y por tanto, la inmunidad frente a las excepciones
personales derivadas de la compraventa, siempre que exista una «cióse connection»
entre vendedor cedente y financiador cesionario. La nueva orientación jurispru-
dencial queda perfectamente recogida en los casos Commeráal Credit v. Childs
(1940) 48 y Buffalo Industrial Bank v. De Marzio (1937) 40 .
El problema de fondo radica en la posibilidad de utilizar los títulos-valores en
el ámbito de la financiación al consumo. Los documentos cambiarios están conce-
48. Citado en PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, cit., pgs. 105 y ss. El adquirente de un vehículo a
plazos estipula una conditional sale contract, y se obliga a satisfacer los correspondientes pagos
mediante una promissory note, que luego es transmitida por el vendedor a la entidad financiera.
El bien carece de las características señaladas en el contrato. Por eso, ante la reclamación de
pago del prestamista, el consumidor le opone la excepción de incumplimiento del vendedor.
La entidad financiadora lo demanda, solicitando la ejecución del paper. El Tribunal establece
que la entidad financiera no puede considerarse un holder-in-due-course, aunque en el mo-
mento de la transmisión del paper no haya tenido conocimiento de los vicios existentes en la
relación fundamental. Esta concepción, que supone un abandono de la buena fe en sentido
subjetivo como base de la holder-in-due-course, se justifica por el específico papel desempe-
ñado por las entidades de financiación en la operación de crédito al consumo. La estable y
estrecha relación negocial entre empresario vendedor y entidad de financiación impide consi-
derar a esta última como un «tercero» ajeno a la relación de compraventa. Se trata más bien
de una parte que interviene activamente en el negocio jurídico fundamental. Por eso no podrá
escudarse en la buena fe de la adquisición para evitar la oponibilidad de excepciones.
49. Citado en PIF.POM, G.: II crédito al consumo, cit., pgs. 106 y ss. El papel hegemónico que juega la
entidad de financiación en los nuevos mecanismos de crédito al consumo comporta un control
efectivo por parte de la propia entidad sobre toda la operación de crédito. El vendedor es un
mero dependiente del financiador, por lo que sus intereses están supeditados a los de aquél.
La banca y el vendedor, en la medida en que colaboran activamente para facilitar la distribu-
ción de bienes de consumo duradero, operan de h e c ho como una «joint enterprise»; por lo
tanto, considerarlos como dos empresarios totalmente independientes significa detenerse en
la superficie del fenómeno, prescindiendo de las relaciones negocíales que mantienen.
43
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
bidos para facilitar las transacciones entre comerciantes, por lo que su empleo por
los consumidores para la adquisición de bienes o servicios es inadecuado. En
efecto, la distribución de los riesgos que se realiza en los negotiable instrumens es
inadmisible en el sector del crédito al consumo. Debido al papel determinante que
desempeña el financiador en toda la operación económica, el riesgo de incumpli-
miento del vendedor no debe recaer sobre el consumidor, sino que ha de valorarse
como un «riesgo de empresa» que tiene que ser asumido por el propio financiador.
A pesar de la inclusión en el contrato de compraventa de las waiver ofdefenses clauses
y de instrumentalizar el pago del precio por medio de promissory note, el consumidor
podrá oponer al financiador la excepción de incumplimiento del vendedor. El
otorgamiento de esta excepción encuentra su razón última en la incompatibilidad
entre la cualidad de holder-in-due-course del tenedor del consumer papery el papel
dominante de la entidad de financiación en el control y gestión de la completa
operación de crédito al consumo.
B. La celebración de dos contratos -compraventa y préstamo- por el consumidor.
La segunda forma en que el tercero puede intervenir como financiador de
una compraventa tiene lugar cuando el consumidor estipula un contrato de finan-
ciación, distinto al contrato de compraventa. En consecuencia, son dos los negocios
jurídicos que se perfeccionan. Por una parte, el contrato de compraventa, estipu-
lado entre vendedor y consumidor; por otra, el contrato de préstamo, que tiene
como partes contractuales a la entidad prestamista y al consumidor 50 . Se produce,
por tanto, una disociación entre la operación de crédito y la operación de cambio"1.
En la venta a plazos, estas dos operaciones se realizan en un mismo contrato, el de
compraventa, mientras que ahora cada una de ellas es el objeto de un contrato
distinto.
En cuanto al contrato de compraventa, se trata de un negocio con pago al
contado 52 . El precio de la compraventa queda satisfecho desde el principio en su
totalidad, ya sea porque su importe se obtiene íntegramente a través del préstamo,
ya sea porque con el préstamo se consigue sólo una parte del precio, pagando el
consumidor el resto como desembolso inicial. A pesar de ello, las obligaciones que
asume el consumidor son, en principio, similares a las derivadas de la bilateral
venta a plazos. Efectivamente, su posición es idéntica a la del comprador en una
venta a plazos' 3 . En ambos casos adquiere un bien a cambio de realizar unos pagos
50. LA ROCCA, D.: «Crédito al consumo e sistema dei fínanziamento», Política del diritto, 1980, 1,
pg. 429. Lo habitual será que también exista un contrato entre prestamista y vendedor, en
virtud del cual ambos se obligan a colaborar en facilitar a los consumidores la adquisición de
bienes.
51. ALPA, G./M. BESSONE: «Disciplina giuridica delle carte di crédito e problemi di crédito al con-
sumo», Giur. it., 1976, IV, pg. 114; LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit., pg. 99.
52. BALDO DEL CASTAÑO, V.: Régimen jurídico de las ventas a plazos. Particular estudio de sus garantías.
Madrid, Tecnos, 1974, pg. 27; BERCOVITZ, R.: Comentarios..., cit., pg. 136; LA ROCCA, D.: «Crédito
al consumo...», cit., pg. 452.
53. SINFSIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», cit., pg. 331.
44
1. La protección del consumidor ...
periódicos. En la venta a plazos, el destinatario de tales pagos es el vendedor. En la
operación trilateral, en cambio, queda obligado, en virtud del contrato crediticio, a
restituir el dinero al prestamista' 4 . En principio, puede afirmarse que al consumi-
dor le es indiferente la persona a quien debe realizar el pago. Lo importante es
que adquiere un bien mediante el pago periódico de unos cánones, careciendo de
importancia - o al menos para el consumidor no la tiene- el hecho de que en un
caso el acreedor del dinero sea el vendedor y en otro un tercero prestamista.
A veces, la celebración de los dos contratos se produce sin que exista ningún
tipo de conexión entre ambos, sin que haya ninguna clase de relación entre presta-
mista y vendedor. Esto es lo que sucede cuando un individuo se dirige a una enti-
dad prestamista, obtiene un crédito, y con ese dinero paga el precio del bien que
adquiere de un vendedor. A pesar de que el consumidor conciba la conclusión de
los dos contratos como una única operación económica, desde el punto de vista
jurídico se trata de dos contratos independientes, por lo que las vicisitudes que
afecten a cada uno de ellos sólo tendrán consecuencias entre quienes fueron sus
contratantes.
En otras ocasiones, sin embargo, el procedimiento que conduce a la obtención
del crédito pone de manifiesto la unidad económica que ambos contratos forman1".
En líneas generales, el modo de proceder es el siguiente 00 : el consumidor acude a
un determinado establecimiento con la finalidad de adquirir un bien, e informa al
vendedor de que no dispone del dinero necesario para realizar un pago al contado.
Aun así, compra el bien, y realiza la mayoría de las veces un desembolso inicial. Al
mismo tiempo, solicita un crédito por el importe del precio pendiente de pago,
empleando los impresos de solicitud de préstamo que normalmente están en poder
del vendedor; éste ayuda al consumidor a la hora de rellenar el formulario, y se lo
remite al prestamista. En la solicitud, el consumidor se obliga a devolver al presta-
mista el préstamo más los intereses en los plazos estipulados, y da su conformidad
a la transmisión directa del préstamo del prestamista al vendedor. Recibida y admi-
tida la solicitud por el prestamista, éste transfiere el dinero directamente al vende-
dor. Por otra parte, también es habitual la inclusión de cláusulas que garantizan la
devolución del préstamo, ya sea mediante la transmisión de la propiedad en garan-
tía al prestamista, ya sea a través de algún tipo de corresponsabilidad del vendedor
(fianza, etc.).-En este caso, la conexión económica existente entre los dos contratos
puede llevar consigo algún tipo de consecuencia jurídica.
En este trabajo de investigación vamos a analizar exclusivamente esta segunda
modalidad de compraventa financiada, esto es, la que resulta de la celebración por
el consumidor de dos contratos jurídicos diferentes.
54. Como indica SINESIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», cit., pg. 335, el
intercambio de cosa por precio, típica de la compraventa, asume un matiz distinto con la
presencia del tercero financiador, de manera que el reembolso a plazos tiene para el consumi-
dor al mismo tiempo la función de pago del precio y de restitución del préstamo recibido.
55. LA ROCCA, D.: «Crédito al consumo...», cit., pg. 433.
56. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 26; PIEPOM, G.: // crédito al consumo, cit., pgs. 33
y 34.
45
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
III. LA NECESIDAD DE PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR EN LOS SU-
PUESTOS DE VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE COMPRAVENTA
Y PRÉSTAMO
El desdoblamiento de una única operación económica en dos contratos distin-
tos -compraventa y préstamo- beneficia fundamentalmente a prestamistas y vende-
dores. El vendedor aumenta el volumen de sus negocios' 7 , y como se trata de una
compraventa al contado, recibe la totalidad del precio de una sola vez, dinero que
podrá ser nuevamente reinvertido en su empresa' 8 . También al prestamista le re-
sulta muy favorable la intervención en la operación de crédito al consumo. Realiza
su actividad típica, que no es otra que conceder crédito a cambio de su posterior
devolución junto a los intereses 09 . Además, a través de la compra financiada amplía
extraordinariamente su número de clientes, que llegan a él enviados por el vende-
dor'10.
La celebración de dos contratos, en lugar de la tradicional compra a plazos,
no otorga al consumidor ninguna ventaja*'1. Más bien al contrario, le puede ocasio-
nar graves perjuicios*'2. Ello se debe básicamente a dos razones. En primer lugar,
el consumidor no puede hacer uso de los derechos de protección del comprador
concedidos por la normativa de las ventas a plazos. Como no se ha celebrado una
compra a plazos, sino una compra con pago al contado acompañada de un con-
trato crediticio, esa normativa específica no resulta aplicable*33. En segundo lugar,
la iitilización de contratos de adhesión en el sector de la financiación al consumo
atribuye al financiador la exclusiva en la determinación y distribución de los riesgos
inherentes a esa operación económica 61 . Con la finalidad de beneficiarse de todas
las consecuencias favorables, y exonerarse de aquellas que puedan perjudicarle,
suelen incluirse en el contrato crediticio una serie de cláusulas que dañan los legíti-
mos intereses del consumidor, especialmente en los supuestos de demora del con-
sumidor en el pago de los plazos o de incumplimiento del vendedor.
57. Como señala LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 24, de este m o d o se
garantiza el vendedor «la absorción por el mercado de los bienes producidos».
58. A diferencia de la venta a plazos, el vendedor n o emplea su liquidez en conceder crédito,
mediante el aplazamiento del pago, sino en reinvertirla en su actividad empresarial. De este
modo evita la asunción de riesgos inherentes a la financiación (cfr. LA ROGCA, D.: «Crédito al
consumo...», cit. pg. 432).
59. ALPA, G.: Diritto privato dei consumí, cit., pg. 157.
60. GI'NDLACH, B.: Konsumentenhredit..., cit , pg. 41.
61. Las mismas obligaciones se asume en la venta a plazos que en la venta financiada: pagar en
los plazos establecidos u na cantidad de dinero. La única diferencia es el destinatario del
mismo, siendo en un caso el propio vendedor, y en otro el tercero prestamista.
62. DOMONT-NAERT, F.: Consommateurs defavorises, crédit et endettement. Contribution á l'etude de l'effica-
cité du droit de la consommation. Colección Droit el Consommation, n ú m . 27. Bruxelles, 1992,
pg. 256.
63. LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit., pg. 101. Como sostiene HÓRTER, K : Der finanzierte
Abzahlungskauf..., cit., pgs. 209 y ss., cada u n o de los dos contratos, considerados aisladamente,
quedan fuera del ámbito de aplicación de la ley de venta a plazos. Esta afirmación, que es
válida para el Derecho alemán, n o lo es tanto para el Derecho español, puesto que la vieja
LVPBM/1965, al igual que la nueva LVPBM/1998, regulan también los contratos de préstamo
destinados a financiar la adquisición de bienes muebles.
64. PIEPOLI, G.: 77 crédito al consumo, cit., pg. 84.
46
1. La protección del consumidor ...
La compraventa financiada constituye, para el consumidor, una operación
exactamente igual a la bilateral compra a plazos. La única diferencia, que tiene su
origen en el desarrollo y profesionalización de una sociedad capitalista en cons-
tante evolución, radica en que queda obligado a realizar un numeró determinado
de pagos periódicos, no al vendedor, sino a otra persona distinta, el financiador.
De esta circunstancia se desprende un principio que ha de tenerse en cuenta en
la regulación legal e interpretación de la compraventa financiada: la necesidad de
dotar al consumidor, como mínimo, de una tutela jurídica similar a la del compra-
dor en una venta bilateral a plazos. Tal idea fue la que empujó a la jurisprudencia
alemana, a partir de los años treinta, a conceder protección jurídica al consumidor,
y ha sido asimismo el parámetro en el que se ha fijado la doctrina para fijar el nivel
de protección que éste merece 60 .
Son tres las hipótesis en las que el consumidor que estipula los contratos de
compraventa y préstamo se encuentra en una situación de desprotección jurídica,
en comparación con el normal comprador a plazos: el propio incumplimiento del
consumidor, provocado por el retraso en el pago al prestamista de los plazos de
amortización del préstamo; el incumplimiento del vendedor, que no entrega el
bien comprado al consumidor, o entrega uno con vicios ocultos; y la ineficacia del
contrato de compraventa. Es obvio que cuando entre los dos contratos existe una
cierta conexión la situación del consumidor es manifiestamente injusta. Por eso
deben establecerse por vía legislativa todas aquellas medidas que sean necesarias
para corregir este déficit de tutela jurídica.
A. El retraso del consumidor en el pago de los plazos.
El incumplimiento del consumidor de su obligación de pagar, al vencimiento
de cada uno de los plazos, las cantidades que correspondan, le coloca en una
situación muy perjudicial en relación al comprador de una venta a plazos. Ello se
debe a la habitual inclusión en el contrato de financiación de la cláusula de deca-
dencia del beneficio del plazo. El citado pacto es válido en la bilateral venta a
plazos, siempre que se cumplan los requisitos exigidos por la legislación específica
de la venta a plazos, que hacen referencia a las cantidades dejadas de pagar para
que pueda desarrollar sus efectos la cláusula, y a los importes que puede detraer
el vendedor en este caso. Sin embargo, la doctrina ha destacado la imposibilidad,
en principio, de aplicar tal normativa específica al contrato de financiación in-
merso en una relación trilateral de crédito al consumo. En estos casos no puede
beneficiarse el consumidor de la legislación protectora del comprador a plazos,
pues no se ha celebrado una venta a plazos, sino al contado, por lo que está jurídi-
camente desprotegido en comparación con el normal comprador a plazos.
65. En este sentido, COESTER, M.: «Verbraucherschutz bei drittfinanzierten Gescháften (§9
VerbrKrG)», Jura, 1992, pg. 622; HABERSACK, M., en ULMF.R/HABERSACK: Münchener Kommentar
BGB., cit., §9 VerbrKrG, Rn... 74; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz bei verbundenen Ges-
cháften (§9 VerbrKrG)», WM, 1991, Beil. 6, pg. 5.
47

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Las soluciones adoptadas han sido diferentes en cada país.
1. En Italia, el artículo 1525 del Códice Civile protege al comprador en la
hipótesis de venta con reserva de la propiedad 60 . Sin embargo, al contrato crediticio
vinculado a un contrato de compra no le es de aplicación este artículo, sino el
1819 del Códice Civile, según el cual, si el prestatario incumple su obligación de
pagar, aunque sólo sea un plazo, el prestamista podrá solicitar, según las circunstan-
cias, la inmediata restitución de todos los plazos pendientes de pago. Por ello, la
cláusula de decadencia del beneficio del plazo debe ser considerada válida sin
límite alguno, al no entrar enjuego el artículo 1525 del Códice Civile. No obstante,
el «collegamento funzionale tra vendita e mutuo», que dota a toda la operación
de un carácter único desde el punto de vista económico, hace que la doctrina haya
sostenido la aplicación de dicho precepto al crédito al consumo trilateral 07 . De este
modo se consigue que el consumidor, en la hipótesis de su propio incumplimiento,
tenga una protección similar a la del comprador en las ventas a plazos.
Tal línea doctrinal encuentra su plasmación en la nueva normativa italiana
sobre el crédito al consumo. En efecto, el artículo 125.1 del Testo Único delle leggi
in materia bancaria e creditizia68, dispone que el artículo 1525 del Códice Civile será
de aplicación a todos los contratos de crédito al consumo en los que se ha conce-
dido un derecho real de garantía sobre el bien adquirido con el crédito. Esto
implica una reducción a los límites del citado precepto del Códice Civile del al-
cance de las clausole di decadenza dal beneficio del termine incluidas en el contrato de
financiación69.
2. Una situación parecida se plantea en el derecho alemán. La Abzahlung-
sgesetz no puede, en principio, ser aplicada a las operaciones de crédito al
consumo trilaterales, puesto que el contrato de compra, considerado aislada-
mente, es un negocio con pago al contado, y no a plazos, como requiere el §1
AbzG /0 ; por su parte, el contrato de crédito es un préstamo en el sentido del
66. Tal precepto también entrará e n j u e g o siempre que se trate d e u n a venta con pago a plazos,
aunque el vendedor n o se haya reservado la propiedad e n garantía. Así, OPPO, G.: «La direttiva
comunitaria sul crédito al consumo», Riv. dir. civ., 1987, II, pg. 545; SINESIO, D.: «II crédito al
consumo. Problemi e prospettive...», cit., pg. 341; CARRIERO, G.: «L'inadempimento dell'obbli-
gazione contrattuale nei rapporti di crédito al consumo», en CAPRIGUONE, F. (dir.): La disciplina
comunitaria sul crédito al consumo, Banca d'Italia. Quaderni di ricerca giuridica della Consulenza
Légale, 1987, luglio, núm. 15, pg. 122.
67. Mantienen tal opinión FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...»,
cit., pg. 609; PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, cit., pg. 69. Un apoyo legal existe para la aplicación
del art. 1525: el propio art. 1819, que faculta al prestamista para pedir la inmediata restitución
de todos los pagos pendientes, «secondo le circostanze». La conexión entre la compraventa y
el préstamo constituye precisamente u n a circunstancia que impide la decadencia del beneficio
del plazo.
68. Aprobado por el Decreto Legislativo de 1 de septiembre d e 1993.
69. En relación al art. 125.1 del Códice Civile, y en particular, a los distintos problemas q u e plantea
la aplicación del art. 1525 del Códice Civile al contrato crediücio, v. GORGOXI, M.: II crédito al
consumo. Milano, Giuffré, 1994, pgs. 97 y ss.; MASUCCI, S. T.: «Commentario al a r t 125», en
CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...», c i t , pgs. 832 y ss.
70. EMMERICH, V., en GRAF v o \ WESTPIIALEN/EMMERICH/KESSI.ER:, Verbraucherkreditgesetz, Kommentar.
Kóln, 1991, §9 VerbrKrG, Rn... 17.
48
V
. 1. La protección del consumidor ...
§607 BGB71. Estas circunstancias impiden proteger al consumidor incumplidor
mediante el recurso a esa específica Ley. Sin embargo, los tribunales alemanes
pronto tuvieron oportunidad de declarar el sometimiento del contrato crediticio a
las normas de la Abzahlungsgesetz12. Ya en la década de los treinta, el Reichsgericht
declaró la similitud de la operación de crédito al consumo trilateral con la venta a
plazos, debido a que la situación económica en que el consumidor se encuentra
en ambos supuestos es idéntica. Por ese motivo, la cláusula de decadencia del
beneficio del plazo y la resolución del contrato de crédito por el prestamista sólo
producirán efectos, en la compraventa financiada, cuando satisfagan los presupues-
tos establecidos en la Abzahlungsgesetz7\
En la Ley alemana de crédito al consumo, la Verbraucherkreditgesetz, publicada
el 17 de diciembre de 1990, se asigna al consumidor de un crédito vinculado a un
contrato de compra (relación trilateral) una protección similar a la reconocida al
normal comprador de un bien a plazos (relación bilateral). En una bilateral venta
a plazos, ante el incumplimiento del comprador provocado por la demora en el
pago de los plazos, el vendedor puede acudir a l § 1 2 o a l § 1 3 VerbrKrG, que ponen
fin al contrato, aunque cada u n o de ellos con consecuencias diferentes 4. De
acuerdo con el §12 VerbrKrG, puede obtener el vencimiento anticipado de los
plazos aún pendientes de pago (Kündigung), siempre que concurran los rigurosos
requisitos que se recogen en ese precepto 73 . El §13 VerbrKrG, en cambio, atribuye
71. FRANZ, U.: Der Einiuendungsdurchgriff..., cit., pg. 28.
72. Un detallado estudio d e la labor desarrollada por la jurisprudencia alemana, en PIEPOLI, G.: 77
crédito al consumo, cit., pgs. 40-65; HÓRTER, K.: Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pgs. 208 y ss.
73. En u n a primera Sentencia de 15 de febrero d e 1929 (JW, 1929, pg. 1380), el Reichsgericht
declara la nulidad de la cláusula de pérdida de beneficio del plazo, p o r ser contraria a las
buenas costumbres (§138.1 BGB). Sin embargo, posteriores pronunciamientos judiciales apo-
yan la nulidad de la cláusula, con mejores razones, e n la aplicación de la Abzahlungsgesetz al
contrato crediticio inmerso en la relación trilateral. Así sucede, p o r ejemplo, con la decisión
del Kammergericht de 10 de octubre de 1929 (JW, 1931, pg. 75), la Sentencia de la OLG d e
Kóln de 9 de marzo de 1932 (JW, 1932, pg. 2044), y con posteriores Sentencias del Reichsgericht
de 30 de enero d e 1931 (JW, 1931, pg. 1178), d e 9 d e octubre d e 1936 (JW, 1937, pg. 304).
Esta línea jurisprudencial es mantenida tras la Segunda Guerra Mundial p o r el BGH, en sus
Sentencias de 9 de octubre d e 1951 (NJW, 1952, pg. 141), d e 16 d e abril d e 1952 (NJW, 1952,
pg. 874), y 11 de noviembre de 1953 (NJW, 1954, pg. 185).
74. EMMERICH, V., en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/KESSLER:, Verbraucherkreditgesetz, cit., §12
VerbrKrG, Rn. 10 y §13 VerbrKrG, Rn. 3. También puede optar p o r el mantenimiento del
contrato, y pedir al comprador la indemnización correspondiente p o r la demora en el pago,
conforme al § 11 VerbrKrG.
75. Según este parágrafo, el vendedor puede obtener el vencimiento anticipado de todos los plazos
pendientes d e pago cuando concurran tres presupuestos: a) el consumidor se h a demorado
en el pago de dos plazos sucesivos, total o parcialmente; b) las cantidades dejadas de pagar
deben alcanzar al menos el diez por ciento del precio que se pagará a plazos (un cinco por
ciento, si el contrato crediücio tiene u n plazo de duración superior a los tres años); y c) el
transcurso infructuoso del plazo de dos semanas que el prestamista ha dado al consumidor
para que satisfaga las cantidades atrasadas. Por otra parte, el prestamista tiene que ofrecer al
consumidor, como muy tarde en el momento del establecimiento del plazo de dos semanas,
u n a conversación con la finalidad d e intentar llegar a u n acuerdo satisfactorio para las dos
partes que impida el vencimiento anticipado de la obligación. Si finalmente se rescinde el
f contrato, habrá que reducir del total de la deuda pendiente de pago los intereses y demás
costes del crédito relacionados con la duración del contrato, e n función del tiempo que se
adelanta el cumplimiento de la obligación.
49
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
al vendedor el derecho a resolver el contrato de compraventa (Rücktritt), con la
consiguiente obligación de restituirse las prestaciones ya realizadas; el ejercicio de
este derecho también está sometido a ciertos límites, con la intención de proteger
al consumidor 76 . En la compraventa financiada por un tercero, el prestamista
puede, ante el incumplimiento del consumidor, solicitar igualmente el vencimiento
anticipado de la obligación del consumidor o la resolución del contrato crediticio.
Pero su petición habrá de cumplir los requisitos exigidos en los §§12 ó 13
VerbrKrG 7. De este modo se consigue proteger adecuadamente al consumidor
incumplidor en una compra financiada.
3. A diferencia de lo que sucedía en Alemania o Italia, en España la protec-
ción de la ley de venta a plazos alcanzaba no sólo al comprador incumplidor, sino
también al prestatario incumplidor en relación al contrato de préstamo de financia-
ción a vendedor o a comprador. Efectivamente, la LVPBM/1965 se aplica no sólo
a los contratos de venta a plazos, sino también a los contratos destinados a financiar
dicha compra (art. 1 LVPBM/1965). En consecuencia, al mencionado contrato de
crédito le será de aplicación el artículo 11 LVPBM/1965, con lo que el consumidor
en una venta financiada tendrá un nivel de tutela jurídica, en el supuesto de su
propio incumplimiento, similar al del comprador en una bilateral venta a plazos.
El artículo 11, párrafo 5 de esta Ley alude a la posibilidad que tiene el prestamista
de conseguir el vencimiento anticipado de todos los plazos pendientes de pago
cuando el consumidor se retrase en el pago de dos plazos o del último de ellos.
En la Ley 7/1995, de Crédito al Consumo, la situación del consumidor incum-
plidor está regulada en el artículo 9. Sin perjuicio del análisis más detenido que
de este precepto se realiza en otro lugar78, conviene poner de manifiesto ahora
que uno de los elementos que integran el supuesto de hecho de esta norma es la
resolución del contrato de compraventa (en la venta bilateral a plazos) o del con-
trato de préstamo (en la compraventa financiada). No se establece, en cambio,
cuándo cabe la resolución por incumplimiento del consumidor. Igualmente, tam-
76. Conforme al §13 VerbrKrG, cuando el consumidor su demore en el pago de los plazos, el
prestamista podrá resolver el contrato, siempre que se satisfagan los tres presupuestos mencio-
nados e n el §12 VerbrKrG. A la resolución le serán d e aplicación las disposiciones previstas
en los §§346 a 354, y 356 del BGB. Especial importancia tiene la remisión al §346 BGB, según
el cual las paites tienen que restituirse las prestaciones ya realizadas. El §13.2 VerbrKrG obliga
al consumidor a pagar al prestamista los gastos que éste realizó en relación con el contrato, y
dispone también que en la determinación de la remuneración del uso de la cosa habrá que
tener e n cuenta la pérdida de valor de la misma. El §13.3 VerbrKrG regula la llamada «ficción
de resolución» (Rücktrittsfiktion). Si el prestamista recupera para sí la cosa adquirida a través
del contrato d e crédito, se entenderá como ejercicio del derecho de resolución. Para un estu-
dio detallado de los §§12 y 13 VerbrKrG, puede consultarse mi artículo «La protección del
consumidor de crédito en Alemania. Análisis de la Verbraucherkreditgesetz», e n NIETO CAROL, U.
(dir.): Crédito al consumo y transparencia bancaria. Madrid, Chitas, 1998, pgs. 460 y ss. Lógica-
mente, pueden consularse también los distintos comentarios a la Verbrauckerkreditgesetz, como
los de BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT, BÜLOW, GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/KESSLER, UL-
MER/HABERSACK; SEIBERT, LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN, MÜNSTERMANN/HANNES, VORTMANN.
77. EMMERICH, V., e n GRAF VON WESTPHAI.EN/EMMERIC;H/KESSLER: Verbraucherkreditgesetz, cit.,
VerbrKrG, Rn. 52 y 53.
78. Ap. VIII del Capítulo 6.
50
1. La protección del consumidor ...
poco se disciplina la hipótesis de vencimiento anticipado de la deuda. Ello no
significa que la protección del consumidor incumplidor disminuya en comparación
con la concedida en la LVPBM/1965. La aplicación de la disposición final segunda
de la Ley de Crédito al Consumo implica que el acreedor (prestamista o vendedor)
sólo podrá resolver el contrato o provocar el vencimiento anticipado de los plazos
pendientes cuando el consumidor se demore en el pago de los plazos o del último
de ellos.
La aparición de la nueva Ley 28/1998, de Venta a Plazos (LVPBM/1998) no
modifica esta situación. El artículo 10 de esta Ley establece a favor del financiador
los mismos derechos que el viejo artículo 11 LVPBM/1965. Las relaciones entre la
LCCon y la LVPBM/1998 están reguladas ahora por el artículo 2 LVPBM/1998 79 ,
quedando derogada la disposición final segunda LCCon. En consecuencia, sólo
cuando el consumidor suspende el pago de dos plazos o del último puede el acree-
dor ejercitar contra él sus acciones.
B. El incumplimiento del vendedor y la excepción de incumplimiento contractual.
Una singular protección merece el consumidor en el supuesto de que el con-
trato de compraventa no cause los efectos que normalmente debe producir. Así
sucede, por ejemplo, en la hipótesis de incumplimiento del vendedor. En este caso
es manifiesta la desprotección que sufre el consumidor, debido a lo problemática
que se presenta la utilización por su parte de los clásicos instrumentos contractua-
les: la excepción de incumplimiento, y la resolución del contrato 80 .
En la venta a plazos, ninguna especialidad presenta el incumplimiento del
vendedor 81 . En lo que se refiere a la excepción de incumplimiento contractual,
cabe su empleo sin ningún tipo de dificultades. El comprador podrá suspender el
pago de los plazos hasta que tenga lugar la ejecución de la prestación debida con-
forme a lo pactado, oponiendo a la reclamación del vendedor la excepción de
incumplimiento contractual.
-' Esta medida resulta inoperante en el caso de la celebración de los dos contra-
tos de compraventa y préstamo. En este tipo de operaciones, la regla habitual es
que el prestamista transfiera directamente al vendedor el préstamo concedido. De
este modo cumple el consumidor con la obligación asumida en virtud del contrato
de compraventa: el pago del precio. Si el vendedor incumple y, producido el venci-
miento de un plazo, el prestamista reclama al consumidor su pago, éste no podrá
oponerle la excepción de incumplimiento contractual. Tal excepción sólo" podría
utilizarse cuando la reclamación fuera realizada por el propio vendedor, y el consu-
midor no hubiera cumplido en su totalidad la prestación que le incumbe en virtud
79. Sobre este artículo, v. mi «Comentario al art. 36», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comen-
tarios a las leyes de ordenación del comercio minorista. Madrid, Tecnos, 1997, pgs. 635 y ss.
80. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pgs. 612 y ss.
§13 81. Esta es la razón p o r la que la LVPBM/1965 n o regula el supuesto d e incumplimiento del
vendedor. La normativa que con carácter general se recoge en el Código Civil protege de
manera adecuada al comprador.
51
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
del contrato de compraventa 82 . Ninguna de estas dos condiciones concurren, por
lo que no es posible la utilización de esa excepción. De ahí que el consumidor
continúe obligado a pagar las rentas de amortización del crédito al prestamista, y
pueda únicamente dirimir las controversias derivadas del contrato de compraventa
con el vendedor, ejercitando contra éste los derechos que le correspondan.
A una conclusión similar conduce el principio de eficacia relativa de los con-
tratos (art. 1257 CC), en virtud del cual «los contratos sólo producen efectos entre
las partes que los otorgan». Las vicisitudes que se producen en la compraventa no
pueden tener efecto alguno en el contrato crediticio; el prestamista es un tercero
respeto a la compraventa, razón por la cual no debe afectarle de ningún modo el
incumplimiento del vendedor. Con esta misma finalidad se incluye en los contratos
crediticios una cláusula que establece la total independencia de ambos contratos y
la consiguiente inoponibilidad al prestamista de las excepciones que el consumidor
tiene contra el vendedor (waiver ofdefenses clauses).
En consecuencia, a pesar del incumplimiento del vendedor, que no entrega
el bien pactado, o entrega uno defectuoso, al consumidor no le está permitido
suspender el pago de los plazos frente al prestamista. Lo único que puede hacer
es ejercitar frente al vendedor los derechos que le corresponden (cumplimiento,
reducción de precio, resolución, daños y perjuicios), pero en ningún caso está
autorizado para rehusar el pago de los plazos al financiador.
Una adecuada protección del consumidor inmerso en relaciones trilaterales
de consumo obliga a establecer una normativa que faculte al consumidor, en caso
de incumplimiento del vendedor, a suspender el pago de los plazos al prestamista,
del mismo modo que podría suspender el pago si hubiera celebrado una bilateral
venta a plazos, utilizando la excepción de incumplimiento. La necesidad de dotar
al consumidor que interviene en la compraventa financiada de una protección no
inferior a la que ostenta un comprador en una bilateral venta a plazos así lo exige.
C. La resolución del contrato de compraventa y, en general, cualquier forma de
ineficacia de este contrato.
El segundo instrumento de que el comprador de una venta a plazos dispone
y cuya utilización resulta complicada en la compraventa financiada es la acción
resolutoria.
En una bilateral venta a plazos, el incumplimiento del vendedor faculta al
comprador para ejercitar la acción resolutoria. La resolución de este contrato pro-
voca la desaparición de todos los efectos que de él se derivan, incluidos, lógica-
mente, los que se refieren al aplazamiento del pago. En consecuencia, las obligacio-
nes pendientes de pago (los plazos aún no vencidos) desaparecen, el consumidor
queda eximido de realizar pagos futuros, y las partes quedan obligadas a restituirse
82. La excepción «sólo proporciona un medio de defensa útil, cuando el interesado n o ha ejecu-
tado todavía la prestación a su cargo» (DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial.
t. II. «Las relaciones obligatorias». Madrid, Civitas, 1993, pg. 695).
52
1. La protección del consumidor ...
recíprocamente las prestaciones recibidas; el consumidor devolverá el bien, si es
que lo recibió, y el vendedor deberá restituir el desembolso inicial, si lo hubo, y
los plazos ya satisfechos.
En la compraventa financiada, la resolución de la compraventa a causa del
incumplimiento del vendedor provoca unas consecuencias diferentes. Son dos los
aspectos en que se materializa la desprotección del consumidor.
En primer lugar, el consumidor sólo puede resolver el contrato de compra-
venta. El contrato que se ha incumplido es el de compraventa. Por eso el consumi-
dor puede solicitar su resolución. En cambio, la resolución no va a afectar al con-
trato crediticio. Este negocio jurídico no puede resolverlo el consumidor, pues no
ha habido un previo incumplimiento del prestamista. Este se obligó a conceder
un préstamo, a entregar una determinada cantidad de dinero, prestación que fue
ejecutada conforme a lo pactado. Realizada su prestación, no existe ningún motivo
para que el consumidor pueda resolver este contrato. Por otra parte, la resolución
del contrato de compraventa no afecta de ningún modo al contrato de préstamo.
El principio de eficacia relativa de los contratos, y la cláusula del contrato crediticio
que establece la total independencia de ambos negocios jurídicos juegan a favor
del prestamista. Por estas razones, la resolución del contrato de compraventa no
influye en la relación entre prestamista y consumidor. Este continúa obligado a
satisfacer todos y cada uno de los plazos pendientes de pago, al margen de que el
contrato de compraventa haya sido resuelto.
Las cosas suceden de otro modo en la compra bilateral. En ésta, el papel de
financiador lo asume el propio vendedor, mediante la cláusula de aplazamiento
del pago, incluida en el propio contrato de compraventa. El hecho de que la fun-
ción de venta y de financiación se encuentre integrada en un mismo contrato
implica que, resuelto el contrato, ambos aspectos dejan de existir. Una vicisitud en
la relación de venta - p o r ejemplo, la falta de entrega del bien comprador- que
faculte al comprador para resolver el contrato afectará necesariamente a la relación
de financiación, puesto que se dejan de pagar los plazos, que tienen el carácter de
pago del precio y de reembolso del préstamo, y se restituyen los ya pagados.
La segunda consecuencia negativa para el consumidor se produce en relación
a los efectos que la quiebra o la insolvencia del vendedor pueden tener sobre el
ejercicio de la acción resolutoria. En una venta a plazos, si el vendedor insolvente
incumple su obligación, el comprador no podrá recuperar de él el desembolso
inicial que en su caso pagó y los plazos ya abonados. Será el comprador el que tenga
que soportar la pérdida en esa cuantía. En cambio, en la compraventa financiada
la situación es distinta, porque se trata de un negocio con pago al contado. En
consecuencia, si el vendedor es insolvente y el comprador resuelve el contrato,
aquél no podrá restituir a éste ninguna cantidad del precio, por lo que el compra-
dor sufrirá la insolvencia del vendedor en la cuantía del precio del bien. De nuevo
en este caso resulta el consumidor claramente perjudicado en comparación con el
comprador de una bilateral venta a plazos. Aun cuando desde el punto de vista
económico ambas operaciones son similares (adquisición de un bien a cambio de
53
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
quedar obligado a realizar una serie de pagos durante un determinado tiempo), la
consideración de la compraventa como un contrato con pago al contado, y no a
plazos, es lesiva para el consumidor. En la venta a plazos sólo pierde las cantidades
ya pagadas, mientras que en la compraventa financiada pierde todo el precio, que-
dando además obligado a cumplir frente al financiador con los plazos pendientes
de pago.
La interdependencia entre los contratos de compraventa y préstamo no sólo
tiene trascendencia en el supuesto de ejercicio de la acción resolutoria de la com-
praventa. Es igualmente importante en cualquier hipótesis en la que se produzca
la ineficacia de la compraventa, la cesación de efectos de este contrato. Por lo
tanto, si el contrato se anula, se rescinde, hay desistimiento o deja de producir
efectos por cualquier otro motivo, ello no afectará a la validez y eficacia del con-
trato de préstamo, y las obligaciones liquidatorias se realizarán teniendo en cuenta
que la compraventa es un negocio con pago al contado, y no a plazos.
La necesidad de conceder al consumidor que estipula una compraventa finan-
ciada una protección en ningún caso inferior a la del comprador de una bilateral
venta a plazos obliga al legislador a intervenir, dictando normas encaminadas a
este fin.
54
Capítulo 2
La vinculación contractual entre compraventa y
préstamo en el Derecho extranjero
I. LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL EN LA DIRECTIVA 87/102/CEE, DE
CRÉDITO AL CONSUMO
La necesidad de protección del consumidor de crédito, y en particular de aquel
que está inmerso en una compraventa financiada por un tercero, fue tenida en
cuenta por la Comunidad Económica Europea desde el primer momento. Ya en el
Programa preliminar de la Comunidad Económica Europea para una política de pro-
tección e información de los consumidores, aprobado por Resolución del Consejo
de 14 de abril de 1975, se consagra como una de las prioridades de la política comuni-
taria la armonización de la normativa reguladora del crédito al consumo, con el fin
de proteger al consumidor ante las condiciones crediticias abusivas1.
Después de más de doce años de trabajos previos, el Consejo de Ministros de
la Comunidad Económica Europea (hoy, Unión Europea) aprobó la Directiva 8 7 /
102/CEE, de 22 de diciembre de 1986, relativa a la aproximación de las disposicio-
nes legales, reglamentarias y administrativas de los Estados miembros en materia
de crédito al consumo 2 . La Directiva consta de dieciocho artículos y tres Anexos,
1. En este primer Programa preliminar de la Comunidad Europea, las referencias al crédito al
consumo se contienen en los números 18, 19, 20 y 21. Se incide e n esta cuestión en el Segundo
programa de la Comunidad Europea para u n a política de protección e información a los consu-
midores, aprobada p o r Resolución del Consejo de 19 de mayo de 1981 (DOC 133, de 3 de
j u n i o de 1981).
2. Esta Directiva h a sido posteriormente modificada en dos ocasiones. La primera, p o r la Directiva
9 0 / 8 8 / C E E , del Consejo, de 22 de febrero de 1990, que además de modificar algunos artículos,
como el 1, 2 ó 4, añade el art. 1 bis y los Anexos II y III. La segunda, por la Directiva 9 8 / 7 /
CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de febrero de 1998, que afecta al porcentaje
anual de cargas financieras, y al modo de calcularlo.
Sobre la Directiva 87/102/CEE , e n general, v. AMORÓS DORNA, F. J.: «La Directiva 87/102/CEE.
Protección al consumidor y crédito al consumo», CDC, n ú m . 2, 1987, pgs. 123 y ss.; GARCÍA-
CRUCES GONZÁLEZ, J. A.: «Contratación bancaria y consumo», RDBB, 1988, n ú m . 30, pgs. 319 y
ss.; MORENO MOLINA, J. A . / M . C. GONZÁLEZ GVRRASCO: «La protección del consumidor en materia
de crédito al consumo: análisis de la Directiva 87/102 de la CEE y su incidencia e n el Derecho
español», RJCM, 1992, núm. 16, pgs. 7 y ss.; SARAZA JIMENA, R.: «La eficacia de la Directiva sobre
crédito al consumo», en NIETO CAROL, U. (dir.): Crédito al consumo y transparencia bancaria, c i t ,
pgs. 17 y ss.; ANDERLONI, L.: «La CEE e la protezione del consumatore di servizi financian», en
RUOZI, R. (dir.): La tutela del consumatore di servizifinanziari. Milano, Giuffré, 1990, pgs. 371 y ss.;
ARROYO FIESTAS, F.: «Directiva de préstamo al consumo», Revista del Colegio de Abogados de Málaga,
55
M. J. MABIN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
es decir, se trata de una norma relativamente corta. De las distintas vertientes que
presenta el fenómeno del crédito al consumo (su tratamiento fiscal, régimen de
control administrativo, etc.), la normativa comunitaria se centra exclusivamente en
uno de estos aspectos, cual es su análisis desde el punto de vista del derecho pri-
vado; trata de establecer un mínimo de protección jurídica para la parte más débil
interviniente en la operación de crédito al consumo, que es el consumidor 3 . Y ni
siquiera esta finalidad se consigue de un modo satisfactorio. Efectivamente, la pri-
mera impresión que produce la lectura de la Directiva es de desilusión 4 , desencanto
provocado por la imperfección técnica de su lenguaje (que lamentablemente es ya
norma habitual), y sobre todo por la insuficiencia de su contenido, puesto que
sólo algunos de los numerosos problemas que se plantean en relación a la protec-
ción del consumidor de crédito han sido expresamente regulados.
Miramar, noviembre 1995, pgs. 25 y ss.; CAPRIGLIONE, F.: «Crédito al consumo», in CAPRIGLIONE,
F./V. MEZZACAPO: Códice commentato della banca, Disciplina genérale, t. II. Milano, Giuffré, 1990,
pgs. 2095 y ss.; CARRIERO, G.: «Direttiva comunitaria sul crédito al consumo e inadempimento
dell'obbligazione contrattuale», Quadrimestre, 1987, pgs. 289 y ss.; DE LHONEUX, P.: «La directive
crédit á la consommation», Monde de l'Assurance, 1987, pgs. 28 y ss.; DESIDERIO, L.: «Crédito al
consumo e attivita bancada nella prospettiva comunitaria», e n CESARIM, F . / S . SCOTTI CAMUZZI
(dir.): Le direttive della CEE in materia bancaria. Milano, Giuffré, 1991, pgs. 263 y ss.; Di ANTONIO,
M.: II crédito al consumo. Milano, EGEA, 1994, pgs. 309 y ss.; DOMONT-NAERT, F.: Consommateurs de
favorises, crédit et endettement. Contribution á l'etude de l'efficacité du droit de la consommation, Collec-
tion Droit et Consommation, núm. 27, 1992. Bruxelas, pgs. 89 y ss.; EMMERICH, V.: «Die Verbrau-
cherkreditrichtlinie u n d die nationalen Verbraucherkreditgesetze», FLF, 1991, pgs. 140 y ss.;
GRIMM, A.: Das neue Verbraucherkreditgesetz: ein verbraucherpolitischer Beitrag zur Umsetzung der EG-
Richtlinie in nationales Recht. München, 1993, pgs. 84 y ss.; GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit.,
pgs. 102 y ss.; KENDALL, V.: EC Consumer Law, Wiley Chancery. Chichester, 1994, pgs. 93 y ss.;
KIRSCIIEN: «Les atatars d'une double directive d e la CEE-A propos d e l'harmonisation d u crédit
a la consommation», RevMC, 1990, pgs. 621 y ss.; KRÁMER, L.: La CEE et la protection de consomma-
teur. Bruselas, 1988, pgs. 297 y ss.; LATIIAM, P.: «Dispositions communautaires relatives au crédit
a la consommation: la directive 87/102/CE E du 22 décembre 1986», RevMC, 1988, pgs. 219 y
ss.; LATHAM, P.: «The ECC Consumer Crédit Directive», Law Society's Gazzette, 1987, Part I, pgs. 3331
y ss., y Part II, pgs. 3494 y ss.; MÜLBERT, P.: «Die 1. EG-Richtlinie úber d e n Verbraucherkredit u n d
ihre Umsetzung duch das geplante Verbraucherkreditgesetzes», WM, 1990, pgs. 1357 y ss.; OPPO,
G.: «La direttiva comunitaria sul crédito al consumo», Riv. dir. civ., 1987, II, pgs. 539 y ss.; REIFNER,
U.: «Konsumentenkredit-aktuel, EG-Richtlinie verabschiedet», VuR 1987, pgs. 82 y ss.; SCIIOLZ, F.
J.: «Schwerpunkte d e r EG-Verbraucherkreditrichtlinie-unter Berücksichtigung des geltender
deuschen Rechts», MDR 1988, pgs. 730 y ss.; SCIIOLZ, F.J.: «Verbraucherkredit in derEuropáischen
Gemeinschaft»,/!^, 1987, pgs. 83 y ss.; TIDI , A.: «La direttiva comunitaria sul crédito al consumo»,
BBTC, 1987,1, pgs. 727 y ss.; UIJERTAZZI, L. C : «Crédito bancario al consumo e Direttiva CEE: prime
riflessioni», Giur. comm., 1988,1, pgs. 321 y ss.; BI^UROCK, U.: «Verbraucherkredit und Verbraucher-
leitbild in der Europáischen Union»,JZ, 1999, núm . 17, pgs. 801 y ss.
Sobre la Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo q u e modifica la Directiva
8 7 / 1 0 2 / C E E, presentada por la Comisión el 15 d e abril d e 1996, y q u e después de u n a larga
tramitación parlamentaria da lugar a la Directiva 9 8 / 7 / C E , d e 16 de febrero de 1998, v. GRAF
SCIIIRNDING, C : «Zur Novellierung der EG-Verbraucherkreditrichtlinie», FLF, 1996, pgs. 25 y ss.
3. DESIDERIO, L.: «Crédito al consumo e attivita bancaria...», cit., pg. 272. Según el citado autor,
éste es el motivo que guía toda la regulación comunitaria. Como señalan ALPA, G./M. BESSONE:
«Funzione económica e modelli giuridici delle operazioni di crédito al consumo», Riv. societá,
1975, pg. 1362, si en el ámbito de las relaciones crediticias la intervención del legislador se
produce generalmente para salvaguardar los derechos del acreedor, estableciendo los medios
para recuperar la cantidad prestada, e n materia de crédito al consumo «la prospettiva nella
quale guardare a questi problemi é diversa, dal m o m e n t o che, a fronte del law making poxver
dell'impresa, finalitá precipua di ogni intervento legislativo n o n p u é che risultare quella della
repressione di ogni abuso, e quindi della tutela del consumatore-contraente debole».
4. OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 539.
56
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
Según el preámbulo de la Directiva, con ella se pretende conseguir un verda-
dero y único mercado crediticio e igualar el nivel de protección jurídica del consu-
midor de crédito en todos los Estados miembros, eliminando el distinto trata-
miento jurídico que del crédito al consumo de hace en cada uno de ellos'. De este
modo podrá el consumidor elegir libremente entre todas las ofertas de crédito que
existan en los distintos Estados, sin el temor a tener por ello una menor tutela
jurídica 0 . La Directiva comunitaria aspira a conseguir este fin utilizando dos vías
de actuación 7 . Por una parte, el consumidor tiene derecho a recibir una amplia
información sobre las características más importantes del contrato crediticio (trans-
parencia de las condiciones crediticias). Por otra, se impide la inclusión en los
I contratos de una serie de cláusulas abusivas, lo que supone una limitación de la
¡ libertad contractual en aras de una mayor protección del consumidor de crédito.
Sin embargo, la promulgación de la Directiva de crédito al consumo no ha
sido fácil. La mejora de la situación jurídica del consumidor va inevitablemente
unida al establecimiento de ciertos límites a la actividad de los prestamistas, que
en todo momento deberán respetar los derechos que la Ley reconoce al consumi-
dor de crédito. La fuerza y el poder de los distintos lobbys bancarios es una de las
circunstancias que explican la larga y tortuosa fase de elaboración de la Directiva.
En efecto, los trabajos comunitarios comienzan en 19748, y en esta misma década
de los setenta se presentaron hasta cuatro anteproyectos de Directiva, que fueron
uno tras otro revisado y modificado 9 . El motivo de este retraso continuo hay que
5. TIDU, A.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 727; MAIMERI, F.: «Prime riflessioni sulla proposta
di direttiva comunitaria sul crédito al consumo», Banca, impresa, societá, 1985, pg. 437.
6. REICH, N . / H . MICKIJTZ: Verbraucherschutzrecht in den EG-Staaten. Eine vergleichende Analyse. New
York, Cincinnati, London, Melbourne, 1981, pg. 183; EMMERICH, V.: «Die Verbraucherkreditrich-
tlinie...», c i t , pg. 140. Si la finalidad fundamental de la Directiva era conseguir u n mercado
crediticio único, mediante el establecimiento de u n a normativa uniforme en todos los Estados
miembros, tal objetivo n o se h a conseguido, como demuestra el estudio d e RITZ, C : Harmonisie-
rungsprobleme bei Umsetzung der EG-Richtlinie 87/102 uber den Verbraucherkredit. Franckfurt am Main.
Peter Lang, 1996. La Directiva h a sido concebida con u n a n o r m a d e mínimos (así se deduce
de su art. 15), p o r lo que cada Estado miembro podrá adoptar disposiciones más severas que
aumenten la protección del consumidor. Como indican SCHMELZ, K / S . KLUTE: «Zum Gesetzent-
wurf für ein Verbraucherkreditgesetz», ZIP, 1989, pgs. 1509 y 1515, esto conduce inevitable-
mente a u n a desigual situación jurídica del consumidor e n cada Estado miembro, lo que va en
contra d e la supuesta armonización jurídica. Por otra parte, algún autor h a señalado q u e la
causa de que el consumidor n o obtenga crédito en u n país distinto al suyo n o está en la dife-
rente regulación jurídica del crédito al consumo, sino e n otras circunstancias, como son las
barreras lingüísticas o la distinta situación del mercado de trabajo e n cada país [en este sentido,
MÜNSTERMANN, en HÓRMANN, G. (dir.): Verbraucherkredit und Verbraucherinsolvenz. Perspektives für die
Rechtpolitik aus Europa und USA. Bremen, Zentraldruckerei der Universitát Bremen, 1986, pgs.
610 y 611; SGHOLZ, F. J.: «Verbraucherkredit in der Europáischen Gemeinsachft», cit., pg. 83, y
también e n «Schwerpunkte...», cit., pgs. 730 y 731]. ,
7. FRANZ, U.: Der Eimoendungsdurchgriff..., cit., pg. 48.
8. TIDU, A.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 727. En abril de ese a ñ o comienza a funcionar
un grupo d e trabajo, nombrado por u n comité de expertos de los Estados miembros. Sobre el
particular, v. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 47, nota a pie 155.
9. DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgrijf nach §9 Abs. 3 VerbrKrG. München, Verlag V. Florentz,
1994. pg. 24. Sobre estos anteproyectos, v. BRENNAN, R. F.: «Consumer crédit an d the CEE. A
banking view», e n GOODE, R. M. (dir.): Consumer Crédit. Leyden/Boston, 1978, pgs. 363 y ss.;
GI'NDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pgs. 102 y ss.; MARSCHALL VON BIEBERSTEIN, W. F.: Gutachten
zurReform..., cit., pgs. 112 y ss.; y MORERA, R.: «Protezione del consumatore e vendita ratéale: u n
57
Ai./ MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
e n c o n t r a r l o e n la política d e b l o q u e o q u e , c o n el a p o y o d e los b a n c o s , desarrolla-
r o n alguno s Estados, c o m o el alemán 1 0 . Semejantes m a n i o b r a s d i e r o n u n resultado
positivo p a r a estos g r u p o s d e presión, e n el sentid o d e q u e c a d a proyecto o p r o -
p u e s t a d e Directiva c o n c e d e al c o n s u m i d o r d e c r é d i t o u n a p r o t e c c i ó n m e n o r q u e
la q u e se establecía e n la p r o p u e s t a c r o n o l ó g i c a m e n t e a n t e r i o r . U n ejemplo impor -
tante d e lo q u e se acaba d e indicar lo constituye la r e g u l a c i ón d e los c o n t r a t o s
vinculados c o n t e n i d a e n el artículo 11 d e la Directiva.
Algunos aspectos d e la Directiva fueron l a r g a m e n t e discutidos. C o n carácter
g e n e r a l , p u e d e afirmarse q u e fueron tres las cuestiones más debatidas 1 1 : el á m b i t o
d e aplicación p e r s o n a l y real, el porcentaje a n u a l d e cargas financieras y su
cálculo 1 2 , y la r e g u l a c i ó n d e los negocios j u r í d i c o s financiados p o r u n t e r c e r o . Es
sobre este ú l t i m o p u n t o sobre el q u e conviene incidir, p u e s t o q u e , tal c o m o afirma
G. O P P O , la intervención d e u n tercero financiador d a lugar a los p r o b l e m a s d e
m a y o r relieve e n m a t e r i a d e crédito al c o n s u m o 1 3 .
En la Directiva existe u n ú n i c o artículo e n relación a los n e g o c i os financiados.
Se trata del artículo 11, cuyo texto es el siguiente:
1. Los Estados miembros garantizarán que la existencia de un contrato de cré-
dito no afecte en modo alguno los derechos del consumidor frente al proveedor de
los bienes o servicios adquiridos mediante dichos contratos, cuando los bienes o servi-
cios no se suministren o no sean conformes al contrato de suministro.
2. Siempre que:
a) para comprar bienes y obtener servicios, el consumidor concierte un con-
trato de crédito con una persona distinta del proveedor de dichos bienes o servicios;
b) entre el prestamista y el proveedor de los bienes o servicios exista un acuerdo
previo en virtud del cual exclusivamente dicho prestamista podrá conceder crédito a
los clientes de dicho proveedor para la adquisición de bienes o servicios suministrados
por este último;
c) el consumidor a que se refiere la letra a) obtenga el crédito en aplicación
del acuerdo previo mencionado;
progetto CEE volto alia disciplina del crédito al consumo», Tremisse, 1977, pg. 43. En esta fase
inicial son importantes los estudios doctrinales sobre la situación del consumidor de crédito en
los disantos Estados miembros. Entre otros, destacan los de REICH, N./H. MICKLITZ: Verbraucher-
schutzrecht in den EG-Staaten. Eine vergleichende Analyse. New York, Cincinnati, London, Mel-
bourne, 1981; KRÁMER, L.: EWG-Verbraucherrecht. Baden-Baden, 1985; OEHMEN, K: Die Harmonisie-
rung der Rechtsvorschriften über Verbraucherkredit in den Mitgliedstaaten der EG, Dissertation. Kóln,
1979.
10. GILLES, P.: «Auf dem Weg zu einem Verbraucherkreditgesetz», ZRP, 1989, pg. 302; SCHMELZ, K./
S. KLUTE: «Zum Gesetzentwurf für ein Verbraucherkreditgesetz», cit., pg. 1511.
11. SCHOLZ, F. J.: «Verbraucherkredit in der Europáischen Gemeinschaft», cit., pg. 83, y en «Schwer-
punkte...», cit., pg. 730.
12. Como señala KIRSCHEN, «Les atatars d'une double directive de la CEE - A propos de l'harmonisa-
tion du crédit á la consommation», RevMC, 1990, pg. 621, en este punto no se llegó al consenso
suficiente, por la que se prefirió «aplazar» su regulación definitiva a un momento posterior.
Esta es precisamente la función que viene a realizar la Directiva del Consejo 90/88/CEE, de
22 de febrero, que modifica la Directiva de 1987 en lo que concierne al cálculo del porcentaje
anual de cargas financieras.
13. OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 542.
58
_ 2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
d) los bienes o servicios objeto del contrato de crédito no sean suministrados o
lo sean parcialmente, o no sean conformes al contrato de suministro;
e) el consumidor haya reclamado contra el proveedor pero no haya obtenido
la satisfacción a la que tiene derecho,
el consumidor tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista. Los Estados
miembros establecerán en qué medida y bajo qué condiciones se podrá ejercer dicho
derecho.
3. El apartado 2 no se aplicará cuando la transacción individual de que se trate
sea de una cantidad inferior al equivalente de 200 ECUS.
C o n el p r i m e r a p a r t a d o d e este p r e c e p t o , el legislador c o m u n i t a r i o q u i e r e q u e
e n todos los Estados m i e m b r o s el c o n s u m i d o r tenga garantizados, al m e n o s , los
mismos d e r e c h o s q u e el a d q u i r e n t e d e u n bien c o n p a g o al c o n t a d o . P o r eso,
d i s p o n e q u e el h e c h o d é adquiri r u n bien a crédit o n o p u e d e m e n o s c a b a r los
d e r e c h o s del c o n s u m i d o r frente al p r o v e e d o r , c u a n d o éste i n c u m p l a su obligación
d e e n t r e g a r los biene s o servicios, o los q u e e n t r e g u e n o t e n g a n las características
fijadas e n el c o n t r a t o d e adquisición 1 4 . Tal previsión p a r e c e obvia, p u e s t o q u e , e n
los casos d e vinculación contractual, el c o n s u m i d o r h a estipulado u n c o n t r a t o d e
adquisición c o n p a g o al c o n t a d o . El precio d e c o m p r a del bien lo p a g a d e u n a sola
vez, al c o n t a d o , d e m a n e r a q u e el c o n s u m i d o r c u m p l e la obligación derivada del
c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a q u e a él le i n c u m b e . Lo q u e o c u r r e es q u e el d i n e r o p a r a
satisfacer el preci o lo h a o b t e n i d o a través d e u n c o n t r a t o crediticio c e l e b r a d o c o n
u n t e r c e r o . Lo q u e e n tal caso se p l a n t e a es e n q u é m e d i d a d e b e asumi r este
prestamista los riesgos derivados del i n c u m p l i m i e n t o del v e n d e d o r . De lo q u e n o
hay d u d a es d e q u e el c o n s u m i d o r p o d r á ejercitar frente al v e n d e d o r i n c u m p l i d o r
todos los d e r e c h o s q u e le c o r r e s p o n d e n , c o m o cualquier o t r o c o m p r a d o r q u e h a
p a g a d o al contado 1 5 .
Más i m p o r t a n t e es, sin d u d a alguna, lo dispuesto e n el a p a r t a d o s e g u n d o del
artículo 11. De a c u e r d o c o n este p r e c e p t o , c u a n d o e n t r e prestamista y v e n d e d o r
existe u n a c u e r d o q u e r e ú n e las características e n él m e n c i o n a d a s , y el v e n d e d o r
i n c u m p l e su obligación d e e n t r e g a r u n b i e n c o n f o r m e a lo p a c t a d o , el c o n s u m i d o r
« t e n d r á d e r e c h o a dirigirse c o n t r a el prestamista», s i e m p r e q u e el c o n s u m i d o r haya
r e c l a m a d o p r e v i a m e n t e c o n t r a el v e n d e d o r y n o haya o b t e n i d o la satisfacción d e
su d e r e c h o . Al m a r g e n del natural o p t i m i s m o q u e provoca el r e c o n o c i m i e n t o d e la
influencia q u e el i n c u m p l i m i e n t o del c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a tiene e n el c o n t r a t o
crediticio, m e r e c e la p e n a d e t e n e r s e e n a l g u n o s aspectos d e esta regulación . Espe-
cial t r a s c e n d e n c i a tiene la letra b) del artículo 11.2, q u e exige c o m o p r e s u p u e s t o
d e la vinculación contractual la existencia d e u n a c u e r d o previo e n t r e prestamista
y v e n d e d o r , «en virtud del cual exclusivamente d i c h o prestamista p o d r á ' c o n c e d e r
14. La versión española de la Directiva se refiere al «contrato de suministro», expresión que es
técnicamente incorrecta.
15. DESARIO, V.: «La "responsabilitá sussidiaria" del finanziatore nei rapporti di crédito al con-
sumo», en CAPRIGLIONE, F. (dir.): La disciplina comunitaria..., cit., pgs. 167 y ss., ha destacado la
imprecisión técnica de que hace gala el legislador comunitario, puesto que no se alcanza a
comprender de qué modo la existencia de un contrato de crédito puede afectar negativamente
sobre los derechos que el consumidor tiene contra el vendedor.
59
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
crédito a los clientes de dicho proveedor». Si bien parece acertado exigir una cierta
colaboración^ entre prestamista y vendedor, resultado de un acuerdo previo entre
ambos (recuérdese que la Directiva no exige que este acuerdo sea escrito), el requi-
sito de la exclusividad no tiene ningún sentido, por lo que debería haber sido
suprimido. Así lo entiende la mayor parte de la doctrina 16 . El prestamista soporta
el riesgo del incumplimiento del vendedor, no por haber colaborado con él en
exclusiva, sino por el hecho de haber contribuido a facilitar al consumidor la adqui-
sición de un bien a plazos, y porque en tales casos está en mejores condiciones que
el consumidor para soportar ese riesgo. Por otra parte, en lo que concierne a las
consecuencias jurídicas de la vinculación, la Directiva se limita a establecer que el
consumidor podrá dirigirse contra el prestamista, facultando a cada Estado para
que disponga qué derechos concretos corresponden al consumidor, bajo qué con-
diciones puede ejercitarlos, y cuáles son las consecuencias jurídicas de su ejercicio.
La regulación definitiva de los negocios financiados por un tercero difiere
sustancialmente de la establecida en las Propuestas de Directiva de crédito al con-
sumo, presentadas en 1979 y 1984. En la primera de ellas, de fecha 27 de febrero
de 1979 , se otorga al consumidor una protección mayor de la que finalmente se
plasma en la Directiva de 1986. En el artículo 1 de esta Propuesta se hace referencia
expresa al contrato financiado como un supuesto de hecho sometido a su ámbito
de aplicación. Efectivamente, después de afirmar en el apartado primero de ese
precepto que la presente Directiva será aplicable a los contratos de crédito, y tras
establecer la letra c) del apartado segundo que se entenderá por contrato de cré-
dito aquel contrato en virtud del cual el prestamista concede al consumidor un
crédito bajo la forma de aplazamiento en el pago, de préstamo, de promesa de
préstamo o cualquier otra forma de ayuda financiera, en la que el consumidor
queda obligado a restituir el crédito en los plazos estipulados 18 , el apartado tercero
dispone que también serán considerados contratos de crédito otro tipo de contra-
tos. En particular, por tal habrá que entender también a los contratos de entrega
de bienes o de prestación de servicios estipulados por un consumidor, cuando
se financien mediante un contrato de crédito celebrado entre el prestamista y el
consumidor, y siempre que el prestamista colabore con el proveedor en lo que
16. Pueden citarse, entre otras, a LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos. Estudio de supuestos concretos
y ensayo de una construcáón doctrinal. Barcelona, Bosch, 1994, pg. 92; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.:
«Contratos vinculados a la obtención de un crédito», e n NIETO CAROL, U. (dir.): Crédito al
consumo y transparencia bancaria, cit., pg. 240; KRÁMER, L.: La CEE et la protection de consommateur.
Bruselas, 1988, pg. 303.
17. Publicada en DOC 80, de 27 de marzo de 1979, pgs. 4 y ss. El texto de esta Propuesta se
reproduce en SINESIO, D.: «II crédito al consumo. Problemi e prospettive...», cit, pgs. 315 y ss.
Sobre esta primera Propuesta de Directiva, v. las referencias que a ella hace CASADO CERVINO,
A.: «El crédito al consumo y la protección de los consumidores», RDBB, 1983, núm. 11, pgs.
481 y ss.; GINDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 102, a u n q u e este último autor se refiere
al anteproyecto de Directiva de marzo de 1977.
18. En su redacción oficial italiana, el art. 1.2 c) dispone: «Ai sensi della presente direttiva si
intende per "contrato di crédito" un contratto in base al quale il creditore concede al consuma-
tore un crédito sotto forma di dilazione di pagamento, di preestito, di promessa di prestito o di
altra assistenza finanziaria, e il consumatore eleve rimborsare el crédito, ivi compresi eventuali
interessi e costi, in piú soluzioni».
60
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
concierne al contrato de entrega de bienes o de prestación de servicios19. En defini-
tiva, en la propia delimitación conceptual del crédito al consumo se incluye el
supuesto de celebración de dos contratos, el de crédito y el de compraventa, con
dos personas diferentes, pero que colaboran para facilitar al consumidor la adquisi-
ción a plazos del bien.
En cuanto a la protección del consumidor en caso de incumplimiento del
vendedor, el artículo 13 establece los derechos que aquél podrá ejercitar frente al
prestamista 20 . Son tres las características básicas de este precepto, que lo diferen-
cian del artículo 11 de la Directiva./En primer lugar, la existencia de la vinculación
contractual entre los dos contratos presupone que el prestamista y el vendedor
colaboran en facilitar al consumidor la adquisición financiada de un bien, sin que
sea requisito indispensable, ni la celebración de un contrato en este sentido entre
prestamista y vendedor, ni menos aún que este acuerdo tenga el carácter de «exclu-
sividad», en los términos recogidos en el artículo 11 de la Directiva. En segundo
lugar, y a diferencia de la Directiva, se enumeran los derechos que corresponden
al consumidor frente al prestamista en el supuesto de que se produzca un incumpli-
miento del vendedor. Puede solicitar la restitución de las cantidades ya pagadas, y
rehusar el pago de los plazos posteriores. En tercer y último lugar, prestamista y
proveedor responden soIidan^amente frente al consumidor de la restitución de las
cantidades que éste ya ha pagado. Además, al margen de los derechos reconocidos
en este artículo 13, el consumidor puede ejercitar frente al proveedor el resto de
los derechos que le atribuye el ordenamiento jurídico, del mismo modo que el
prestamista puede utilizar frente al proveedor los derechos que la Ley le concede.
La Propuesta de Directiva de 1979 no salió adelante. Cinco años más tarde la
Comisión presenta una Propuesta modificada de Directiva de crédito al consumo,
con fecha de 22 de junio de 198421. A diferencia de la Propuesta de 1979, el artículo
19. Este art. 1.3 establece lo siguiente: «Vengono considerad contratti di crédito, ai sensi del
parágrafo 2, anche i contratti di fornitura di beni e di servizi conclusi con un consumatore
allorqué: b) siano finanziatí attraverso u n contratto di crédito süpulato tra el creditore e il
consumatore, qualora il creditore collabori con il fornitore per quanto riguarda il contratto
per la fornitura di beni o di servizi».
20. El art. 13, en su redacción oficial en lengua italiana, tiene el siguiente tenor:
«1. Se il consumatore fornisce la prova dell'esistenza della cooperazione di cui all'articolo 1,
parágrafo 3, lettera b), e il bene o il servicio n o n viene fornito per causa n o n imputabile al
consumatore, e se quest'ultimo puó, a n o r m a delle disposizioni vigenti in u n o Stato membro,
richiedere al fornitore il rimborso dei pagamenti effettuati e rifiutare ulteriori pagamenti, un
análogo dirirro puó essere esercitato nei confronti del creditore.
2. Alie condizioni di cui al parágrafo 1, il consumatore p u ó esercitare gli stessi dintti, qualora
il bene o il servizio fornito n o n sia conforme a quanto stabilito dal contratto. ,
3. Nei casi di cui ai paragrafi 1 e 2 il fornitore e il creditore sonó solidalmente responsabili
nei confronta del consumatore ai fini dell'eventuale restituzione degli importi da quest'ultimo
paga ti.
4. Restaño impregiudicati gli altri diritti del consumatore nei confronti del fornitore, nonché
i dirittr'del creditore nei confronti del fornitore».
21. Publicada en DOC 183, de 10 de julio de 1984, pgs. 4 y ss. Como señala MAIMERI, F.: «Prime
riflessioni...», cit., pg. 437, la Propuesta de Directiva de 1984 constituye una versión modificada
de la Propuesta de 1979, a la luz del dictamen del Comité Económico y Social (en DOC 113,
de 7 de mayo de 1980, pgs. 22 y ss.), y de las discusiones del Parlamento Europeo (en DOC
68, de 14 de marzo de 1983; la resolución relativa a la aprobación de la Propuesta por el
61
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
1 ya no menciona expresamente la compraventa financiada como un supuesto
particular de contrato crediticio. En el artículo 13 se introducen algunos cambios 22 ,
aunque la normativa no difiere mucho de la contenida en la Propuesta de 1979.
De acuerdo con la nueva redacción, los contratos de crédito y compraventa estarán
vinculados cuando entre prestamista y proveedor exista un acuerdo en virtud del
cual la entrega del bien o la prestación del servicio tiene que ser financiada me-
diante uno o más créditos al consumidor. Si el proveedor no entrega el bien o el
servicio, y el consumidor no es responsable de este incumplimiento, éste tiene
derecho a recuperar del prestamista o del proveedor, o de los dos, todas aquellas
cantidades que haya pagado como ejecución del contrato de compraventa o del
contrato crediticio. También tendrá derecho a rehusar el pago de los plazos aún
pendientes, independientemente de que el destinatario de los mismos sea el presta-
mista o el proveedor. Por otra parte, si el proveedor realiza un cumplimiento defec-
tuoso, esto es, entrega el bien o el servicio, pero éste no reúne las condiciones
pactadas, el consumidor podrá igualmente rehusar el pago de los plazos posteriores
y exigir la devolución de lo ya pagado, cuando concurra una circunstancia adicio-
nal: que el defecto en el cumplimiento sea de tal importancia que la legislación
nacional faculte al vendedor para resolver el contrato de adquisición. En cualquier
caso, prestamista y proveedor responden solidariamente frente al consumidor 23 .
Parlamento Europeo se contiene en DOC 242, de 12 de septiembre de 1983). El texto de la
Propuesta modificada se recoge también en Banca, impresa, societá, 1985, pgs. 427 y ss.
Sobre la Propuesta modificada de Directiva, v. EBERHARD SEYDEL, B.: «Die geplante EG-Richlinie
zum Verbraucherkredit und ihre Auswirkungen auf das deutsche Recht», FLF, 1986, pgs. 39 y
ss.; MAIMERI, F.: «Prime riflessioni...», cit., pgs. 437 y ss.; KRÁMER, L.: EWG-Verbraucherrecht. Baden-
Baden, 1985, Rn. 345 y ss.; KR\MER, L.: EEC Consumar Laxo. Bruxelles, 1986, pgs. 313 y ss.;
HÓRMANN, G. (dir.): Verbraucherkredit und Verbraucherinsolvenz. Perspektives für die Rechtpolitik aus
Europa und USA. Bremen, Zentraldruckerei der Universitát Bremen, 1986, y en particular,
dentro de este volumen, los artículos de LATIIAM, P.: «Consumer credit: An EC draftman's
view», pgs. 542 y ss.; MÜNSTERMANN, W.: «ZU den Vorschlag einer EG-Rechtlinie über den Ver-
braucherkredit», pgs. 610 y ss.; REIFNER, U.: «Die EG-Richtlinie über den Konsumentenkredit.
Nachhilfe im Verbraucherschutz für die Bundesrepublik Deutschland», pgs. 621 y ss.; STEPPE-
LER: «Vorvertragliche Information, VertragsabschluB u n d Widerrufsrecht im Entwurf einer EG-
Verbraucherkredit-Richtlinie und in nationalen Verbaucherkreditgesetzen», pgs. 592 y ss.
22. El art. 13 de la Propuesta modificada de Directiva dispone lo siguiente:
«1. Qualora sia comprovata l'esistenza di un contratto tra un fornitore di beni o di servizi e
un creditore, in forza del quale la fornitura di un bene o di un servicio é finanziata da u n o o
piú prestid al consumatore, e qualora il bene o il servizio in oggetto n o n venga fornito, senza
che il consumatore ne sia responsabile, questi ha diritto a recuperare dal fornitore o dal
creditore, oppure da entrambi, la totalitá delle somme vérsate in foza del contratto di fornitura
di beni o servizi o del contratto di crédito, per quanto riguasrda i beni o servizi n o n forniti,
nonché a sospendere i pagamenti al fornitore o al creditore.
2. Alie condizioni di cui al parágrafo 1, il consumatore ha gli stessi diritti, qualora il bene o
il servizio fornito n o n sea conforme a quanto stabilito dal contratto, sempre che ai sensi della
normativa nazionale in materia il difetto di conformitá conferisca al consumatore il diritto di
recedere dal contratto.
3. Nei casi di cui ai paragrafi 1 e 2 il fornitore e il creditore sonó sólidamente responsabili
nei confronti del consumatore.
4. Restaño impregiudicati gli altri diritti del consumatore nei confronti del fornitore, n o n c h é
i diritti del creditore nei confronti del fornitore.
Salvo pattuizione contraria delle partí, il creditore ha diritto di rivalersi sul fornitore per even-
tuali perdite subite per effetto dell'applicazione del presente articolo».
23. MAIMERI, F.: «Prime riflessioni...», cit, pg. 441; CARRIERO, G.: «Direttiva comunitaria...», cit. pgs.
303 y ss.
62
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
En la redacción final de la Directiva queda formalmente fuera de su ámbito
de aplicación la hipótesis del crédito al consumo trilateral 21 . De manera similar a
lo que acontece en la Propuesta modificada de Directiva de 1984, el artículo 1 no
alude de manera expresa a la adquisición financiada por un tercero. Ello no signi-
fica que este supuesto quede excluido de la Directiva, puesto que su artículo 11
concede determinados derechos al consumidor que interviene en una operación
trilateral de crédito al consumo. En la regulación definitiva de los negocios finan-
ciados, el legislador comunitario se aparta sustancialmente de las Propuestas de
Directiva, y lo hace para disminuir la tutela jurídica del consumidor. Esto lo consi-
gue de tres maneras. En primer lugar, exigiendo como presupuesto de la vincula-
ción contractual que el acuerdo entre prestamista y proveedor tenga carácter de
exclusividad. En segundó lugar, el consumidor no podrá ejercitar sus derechos
directamente frente al prestamista, sino que tras el incumplimiento del vendedor
está obligado a dirigirse en primer lugar a él, y sólo en caso de que éste no satisfaga
su petición (esto es, no entregue el bien confoime a lo pactado) tiene libre la
posibilidad de acudir al prestamista. Y en tercer y último lugar, se omite la referen-
cia a que el consumidor tiene derecho a la reclamación de los pagos ya hechos, y
a suspender el pago de las cantidades aún pendientes. Conforme al artículo 11,
será cada Estado miembro el que determine los derechos que puede ejercitar el
consumidor frente al prestamista.
La novedad de la Directiva reside en que conecta jurídicamente dos contratos
que, en principio, son independientes. Sin embargo, el legislador comunitario ha
optado por limitar la conexión al ámbito de ejecución de los contratos, y dentro
de él, al supuesto de incumplimiento por el vendedor del contrato de adquisición.
Sin embargo, la Directiva no ha previsto la interdependencia en la fase de forma-
ción de los contratos, a diferencia de lo que hace el legislador francés. Tampoco
regula las consecuencias que sobre el contrato crediticio ha de tener cualquier
circunstancia que afecte al contrato de adquisición que sea distinta al incumpli-
miento del vendedor (por ejemplo, su nulidad). Por esta razón se ha criticado que
la norma comunitaria se haya quedado a mitad de camino, desaprovechando una
buena ocasión para dotar al consumidor de crédito inmerso en relaciones trilatera-
les de un marco jurídico adecuado 23 . En definitiva, la Directiva (y en particular, su
art. 11) se ha apartado considerablemente del objetivo político que latía en sus
orígenes, que no era otro que conseguir la eliminación de las distorsiones de la
competencia en el ámbito de la concesión de créditos al consumo 26 . ,E1 mismo
«padre» de la Directiva, LATIIAM, la describe como una norma de protección mí-
nima, por lo que confía en que a nivel comunitario salgan adelante iniciativas que
confieran a los consumidores una mayor tutela, y desea que los Estados miembros
24. Muestra su extrañeza por este hecho DESIDERIO, L.: «Crédito al consumo e attivitá bancaria...»,
cit., pg. 275.
25. En este sentido, CARRIEGO, G.: «Direttiva comunitaria...», cit, pg. 305.
26. GILI.ES, P.: «Auf dem Weg...», cit, pg. 302.
63
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
hagan uso de la posibilidad que les brinda el artículo 15 de establecer disposiciones
que aumenten el nivel de protección del consumidor 27 .
II. LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL EN EL DERECHO EXTRANJERO
A. Alemania.
En Alemania, los primeros casos de compraventa financiada por un tercero se
producen en los años veinte del presente siglo, aunque es después de la Segunda
Guerra Mundial, concretamente en la década de los cincuenta, cuando esta opera-
ción económica adquiere un significado considerable 28 . A pesar de la ausencia de
una regulación específica sobre el particular, la jurisprudencia fue desde el primer
momento consciente de los perjuicios que la compraventa financiada podía provo-
car en el consumidor, sobre todo en los casos de incumplimiento del vendedor.
Por eso, resulta de notable interés el análisis de la jurisprudencia alemana, parte
de cuya doctrina sirve de base al legislador para la redacción de la Ley alemana de
crédito al consumo.
Las decisiones jurisprudenciales se refieren al supuesto más usual de compra-
venta financiada, que recibe en Alemania la denominación de B-Gescháft. A través
de este método de financiación, el vendedor facilita al comprador la obtención de
un préstamo de una institución crediticia, para financiar en todo o en parte el
precio de venta. Entre prestamista y vendedor existe u n acuerdo marco en este
sentido (Rahmenvertrag), que es resultado de la colaboración que ambos profesiona-
les mantienen. El préstamo obtenido se lo entrega directamente el prestamista al
vendedor, quedando el comprador obligado frente al prestamista a su restitución
en los plazos estipulados. El vendedor es fiador o garante de la obligación del
comprador; además, normalmente se concede al prestamista la propiedad en ga-
rantía del bien adquirido 29 . Junto al B-Gescháft, la doctrina alemana ha establecido
otras dos posibles formas de financiar la adquisición de u n bien, el A-Gescháft y el
C-Gescháf?0, pero su importancia práctica es mucho menor.
27. LATHAM, P.: «Dispositions communautaires relatives au crédit á la consommation...», cit., pg.
219.
28. GUNDLACII, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 41; HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener
Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 8.
29. VON HIPPEL, E.: Verbraucherschutz, 3 3 Auflage. Tübingen, Mohr, 1986, pg. 201. Sobre la configu-
ración del B-Gescháft, v. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 38.
30. Mediante un C-Gescháft, el comprador estipula u n único contrato, el d e compraventa, y con
una única persona, el vendedor. El comprador acepta letras de cambio libradas por el vende-
dor, por importe de los pagos que debe realizar al vendedor. Posteriormente, las letras se
endosan al prestamista. Sobre esta forma de financiación, v. HABERSACK, M., e n ULMER/HABER-
SACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 39. En el A-Gescháft, el prestamista cede
al consumidor u n talón de mercancías o un boleto de compra, contra la aceptación de éste
de la obligación de pago a plazos. El consumidor puede canjear el b o no ante el comerciante
adherido al sistema, quien presentando este bono al prestamista conseguirá cobrar el precio
de la compra, en los términos establecidos en el contrato marco existente entre ambos presta-
mistas.
64
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
No obstante la buena labor de los tribunales, la r£gujación de los negocios
jurídicos financiados por un tercero no tiene lugar hasta el año 199031. Efectiva-
mente, el 17 de diciembre de ese año se publica la Ley de crédito al consumo, la
Verbraucherkreditgesetz^, que entra en vigor el 1 de enero de 1991, y cuyo §9 regula
los negocios vinculados. La VerbrKrG supone la culminación de un largo proceso
parlamentario 33 encaminado a incorporar al derecho alemán la Directiva 8 7 / 1 0 2 /
CEE, proceso en el que la participación de la doctrina ha resultado decisiva34. Pero
los juristas no sólo han colaborado activamente en la elaboración de la VerbrKrG,
sino que tras su publicación han continuado investigando en torno a los distintos
problemas que plantea la ley. Por eso los estudios doctrinales son numerosísimos 3 ''.
31. Antes de esa fecha se presentaron algunos proyectos de ley que regulaban esta operación. Así,
el proyecto de ley de contratos de pago a plazos (Entwurf eines Gesetzes über Teilzahlungsvertrage),
de 5 de febrero de 1964, contiene en el §2 u n a amplia regulación de la compra a plazos
financiada por u n tercero. Posteriormente, se presenta u n proyecto de ley sobre negocios
jurídicos financiados, de fecha 11 de mayo de 1979, que propone la introducción de un nuevo
§607 a BGB, e n el que quedaban regulados los negocios financiados. Al igual que el anterior,
tampoco este proyecto de ley salió adelante. Sobre el proyecto de Ley/1979, v. GILLES, P.:
«Verbraucherpolitische Vertragsrechtsreformen in Bürgerlichen Gesetzbuch», ZRP, 1979, pgs.
265 y ss.; LÓRH/SIMON: «Probleme einer Reform des finanzierten Abzahlunskaufs», en MAGOU-
LAS, G./J. SIMÓN (dir.): Rechts und Ókonomie bein Konsumentenschutz und Konsumentenkredit. Baden-
Baden, 1985, pgs. 61 y ss.; REICFI, N.: «Reform des Rechts des Konsumentenkredites»,/Z, 1980,
pgs. 329 y ss.; SCHOLZ, F. J.: «Finanzierte Rechtsgescháfte.-Neuere Rechtsprechung des BGH
und Gesetzentwurf der Bundesregierung», MDR, 1988, pgs. 730 y ss. Con carácter general,
sobre los distintos proyectos d e ley, v. DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pgs. 14 y
ss.; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 46 y ss.
32. La VerbrKrG constituye el art. 1 de la Ley sobre el crédito al consumo, de modificación del
código de procedimiento civil y de otras leyes (Gesetz über Verbraucherkreditgesetz, zur Anderung
der Zivilprozefordnung und anderer Gesetze), publicada e n BGBL I, 1990, pg. 2840. La VerbrKrG
fue modificada p o r Ley de 27 de abril de 1993 (BGB1 I, 1993, pg. 509), con la intención de
incorporar al ordenamiento jurídico alemán los cambios que la Directiva 9 0 / 8 8 / C E E intro-
duce en la Directiva 87/102/CEE. La segunda frase del apartado 5 del §7 VerbrKrG h a sido
añadida por el §10.2 de la Teilzeit-Wohnrechtegesetz, d e 20 de diciembre de 1996, que es la
Ley alemana que regula el derecho de aprovechamiento p o r turnos de bienes inmuebles (pu-
blicada en BGB1 I, 1996, pg y 2154).
33. El primer proyecto de VerbrKrG es de 10 de j u n i o de 1988. Para un análisis detenido del
«iter» parlamentario, v. ULMER, P., e n ULMER/HABERSACK: Verbraucherkreditgesetz. Kommentar, cit.,
Vorbemerkungen, Rn. 8 y 9; BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, Kommen-
tar, 2- Auflage. München, Jehle-Rehm, 1994, Einleitung, Rn. 8 y ss.; FRANZ, U.: Der Einiuendung-
sdurchgriff.., cit., pgs. 51 y ss.
34. Son numerosos los autores que se ocupan d e analizar la Directiva, su posible incorporación
en Alemania, o los distintos proyectos de la VerbrKrG que van siendo aprobados. Entre otros,
cabe citar a BÜLOW, P.: Konsumentenkredit in der neueren hóchstrichterlichen Rechtsprechung, 1989;
GILLES, P.: «Auf dem Weg...», cit., pg. 299; MÜLBERT, P.: «Die 1. EG-Richüinie über den Verbrau-
cherkredit u n d ihre Umsetzung durch das geplante Verbraucherkreditgesetz», WM, 1990, pg.
1357; OSE, L.: «Zum Entwurf eines Verbraucherkreditgesetzes», FLF, 1990, pg. 28; REIFNER, U.:
«Der Entwurf eines Verbraucherkreditgesetzes», VuR, 1988, pg. 183; SCIIMELZ, K./S. KLUTE:
«Zum Gesetzentwurf für ein Verbraucherkreditgesetz», cit., pg. 1509; SCHOLZ, F. J.: «Verbrau-
cherkredit in der Europáischen Gemeinschaft», cit., pg. 83; SCHOLZ, F. J.: «Schwerpunkte...»,
cit., pg. 730; WAGNER-WIEDUWILT, K.: «Kritische Anmerkungen zum Regierungsentwurf eines
Verbraucherkreditgesetzes», Die Bank, 1989, pg. 566.
35. Existen distintos comentarios de la VerbrKrG. Entre ellos, cabe destacar los de BRUCHNER, H . /
C. O T T / K . WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, Kommentar, 2~ Auflage. München, Jehle-
Rehm, 1994; BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, 2 a Auf. Kóln, 1993; DRESCIIER: Verbraucherkreditge-
setz und Bankenpraxis. München, 1994; GRIMM, A.: Das neue Verbraucherkreditgesetz: ein verbraucher-
politischer Beitrag zur Umsetzung der EG-Richtlinie in nationales Recht. München, 1993; HADDING,
W./K. J. HOPT (dir.): Das neue Verbraucherkreditgesetz. Erste Erfahrungen. und Probleme, Wertpapier-
3.-l.a Compraventa Financiada ... DD
Ai. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
También la jurisprudencia ha tenido ya la oportunidad de pronunciarse en repeti-
das ocasiones sobre cuestiones relacionadas con el crédito al consumo, aclarando
de este modo el alcance y contenido de la VerbrKrG31'.
El legislador alemán no se ha limitado a una simple reproducción de la norma-
tiva comunitaria, sino que ha ido mucho más allá, estableciendo un verdadero
marco jurídico adecuado para la protección de los consumidores de crédito. En
esta labor, la VerbrKrG recibe una doble influencia. En primer lugar, ya en el
momento de la publicación de la VerbrKrG existen en Alemania un conjunto de
Mitteilungen. Frankfurt am Main, 1991; HÁUSF.R, F.: «Verbraucherkreditgesetz», en SOERGEL:
Kommentar zum Bürgerlichen Gesetzbuch. Band 4 / 1 , Schuldrecht, 111/1 (§§516-651), Gesetz zur
Regelung der Miethóhe, Verbraucherkreditgesetz, 12 a ed. Stuttgart-Berlin-Kóln, V. W. Kohl-
hammer, 1997, pgs. 1600 y ss.; KESSAL-WLLF, S.: Verbraucherkreditgesetz, e n VON STAUDINGERS, J.:
Kommentar zum Bürgerlichen Gesetzbuch mit Einführungsgesetz u n d Nebengesetzez. Ver-
braucherkreditgesetz; Haustürgesetz; §13a UWG, 13 a ed. Berlín, Sellier de Gruyter, 1998;
LWOWSKI, H . / B . PETERS/W. GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz: Kreditvertrage-Leasing-verbundenes Ges-
cháft. Berlin, Otto Schmidt, 1993; MÜNSTERMANN, W./R. HANNES: Verbraucherkreditgesetz. Münster,
1991; SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz. Kóln, 1991; SCIIOLZ, F.J.: Verbraucherkredit-
vertráge, 2e Auf. München, 1992; SrEPPELER, W.: Verbraucherkreditgesetz. Stuttgart, Dt. Sparkassen-
verl., 1995; VORTMANN,J.: Verbraucherkreditgesetz, Kommentar. Stuttgart, 1991; UI.MER, P./M. HABER-
SAC:K: Verbraucherkreditgesetz, Kommentar. München, 1992; UI.MER, P . / M . HABERSAGK: en Münchener
Kommentar zum Bürgerlichen Gesetzbuch. Band 3, Schuldrecht, Besonderer Teil I (§§433-606),
Finanzierungsleasing, Verbraucherkreditgesetz, Haustürwiderrufsgesetz, Erbschafts-und
Schenkungssteuergesetz, Gesetz zur Regelung der Miethóhe, Heizkostenverordnung, 3 a ed.
München, 1995; VON WESTPHALEN, F./V. EMMERICH/R. KESSLER: Verbraucherkreditgesetz. Kóln, 1992.
Un estudio de derecho comparado entre la Ley alemana, francesa e inglesa sobre crédito al
consumo, en HERRMANN, S.: Der Verbraucherkreditvertrag. Rechtsvergleichende Studie unter Einbezie-
hung des franzósischen, englischen und deutschen Rechts. München, 1996.
Entre los artículos doctrinales que se ocupan, con carácter general, d e la VerbrKrG, p u e d en
mencionarse los de BENDER, R.: «Das Verbraucherkreditgesetz», VuR, 1991, pgs. 197 y ss.; Bü-
LOW, P.: «Das neue Verbraucherkreditgesetz», NJW, 1991, pgs. 129 y ss.; DRESCHER, J.: «Die
Technische Novelle des Verbraucherkreditgesetzes», WM, 1993, pgs. 1445 y ss.; DRIESSEN, F.:
«Verbraucherkreditgesetz», ZKW, 1991, pgs. 202 y ss.; EMMERICII, V.: «Das Verbraucherkreditge-
s e t z » , / ^ , 1991, pgs. 705 y ss.; HABERSAGK, M.: «Das neue Verbraucherkreditgesetz», WM, 1991,
pgs. 1449 y ss.; HEISE, G.: «Das Verbraucherkreditgesetz-Versuch einer ersten Bilanz»,/A, 1991,
pgs. 65 y ss.; VON HEYMANN, E.: «Zum neuen Verbraucherkreditgesetz», WM, 1991, pgs. 1285 y
ss.; HUFF, M.: «Das Verbraucherkreditgesetz. Hektische Verabschiedung am Ende der Legisla-
turperiode», WM, 1990, pgs. 1988 y ss.; KAROLLUS, M.: «Grundfálle zum Verbraucherkreditge-
setz»,/;^, 1993, pgs. 651 y ss., y 820 y ss.; KOGH, C.: «Verbraucherkreditgesetz u n d Bürgschaft»,
FLF, 1998, núm. 5, pgs. 203 y ss.; MARTIN, R.: «Die Anwendbarkeit des Verbraucherkreditge-
setz», MDR, 1998, n ú m . 20, pgs. 1189 y ss.; MEDICUS, D.: «Das Verbraucherkreditgesetz», Jura,
1991, pgs. 561 y ss.; MF.TZ, R.: «Das Verbraucherkreditgesetz in d e r Praxis», VuR, 1992, pgs.
337 y ss.; MIGHALSKI, L.: «Das Verbraucherkreditgesetz», Jura, 1997, pgs. 169 y ss.; REIFNER, U.:
«Das Verbraucherkreditgesetz in der Praxis», VuR 1992, pgs. 337 y ss.; REINICKE, D./K. TIEDTKE:
«Zweifelsfragen bei der Anwendung des Verbraucherkreditgesetzes», ZIP, 1992, pgs. 217 y ss.;
REINKING, K . / T . NIEBEN: «Das Verbraucherkreditgesetz», ZIP, 1991, pgs. 79 y ss.; REINKING, K./
T. NIEBEN: «Problemschwerpunkte im Verbraucherkreditgesetz - Eine erste Bilanz», ZIP, 1991,
pgs. 634 y ss.; SCHMELZ, K : «Verbesserung des Verbraucherschutzes im Konsumentenkredi-
trecht?», NJW, 1991, pgs. 1219 y ss.; SCIIOLZ, F. J.: «Das Verbraucherkreditgesetz», Der Betrieb,
1991, pgs. 215; SCIIOLZ, F. J.: «Verbraucherkreditgesetz: Ein erster Überblick», FLF, 1991, pgs.
8 y ss.; SCHOLZ, F. J.: «Erste Novellierung des Verbraucherkreditgesetzes», BB, 1993, pgs. 1161
y ss.; SCHOLZ, F. J.: «Anmerkungen zum neuen Verbraucherkreditgesetz», MDR, 1991, pgs. 191
y ss.
36. Entre los estudios jurisprudenciales, destacan los de F. J. SCHOLZ e n concreto los siguientes:
«Das Verbraucherkreditgesetz in der Rechtsprechung-eine erste Gesamtübersicht (1. Teil u n d
2. Teil)», FLF, 1994, pgs. 183 y ss., y 227 y ss.; «Fünf Jahre Verbraucherkreditgesetz - Eine
Rechtsprechungsübersicht», WM, 1996, pgs. 1425 y ss.
66
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
disposiciones legales cuya finalidad es proteger al consumidor, leyes que de algún
modo influyen en la VerbrKrG. Entre ellas destaca por encima de todas la Ley de
venta con pago a plazos (Abzahlungsgesetz), que se publicó en 1894, y que ha ido
sufriendo sucesivas modificaciones para adaptarse a las nuevas necesidades de una
sociedad moderna. Muchos de sus parágrafos han sido tenidos en cuenta, cuando
no copiados literalmente, en la nueva VerbrKrG. También tiene importancia la
ley sobre los contratos celebrados «puerta a puerta» (Gesetz über den Widerruf von
Haustürgescháften und ahnlichen Geschaften, en adelante, HausTWG, de 16 de enero
de 1986), que afecta decisivamente, entre otros, a la regulación del derecho de
revocación contenida en el §7 VerbrKrG. Pero junto a la normativa preexistente,
un influjo igualmente importarUe tiene sobre la VerbrKrG la jurisprudencia de los
Tribunales, recaída sobre todo en aplicación de la AbzG. Así se puede comprobar
en algunos parágrafos concretos, por ejemplo, en el §9 VerbrKrG.
Los 18 parágrafos de que consta la VerbrKrG puede dividirse en cuatro blo-
ques 37 . Los §§1 a 3 delimitan el ámbito de aplicación de la Ley, con sus excepciones
totales o parciales. Los §§4 a 8 contienen disposiciones tendentes a asegurar los
derechos del consumidor en la fase de conclusión del contrato. En particular, des-
taca el §4, que se refiere a la forma y al contenió obligatorio del contrato, y el §7,
sobre el derecho a revocar el contrato. Los §§9 a 17 quieren proteger al consumi-
dor de aquellas condiciones contractuales u organización de los contratos que le
ocasionen un perjuicio injustificado. Quedan regulados, por tanto, los negocios
vinculados (§9), la renuncia a las excepciones y la prohibición de los cheques y
letras de cambio (§10), los intereses de demora, el vencimiento anticipado de la
obligación del consumidor, la resolución contractual y el pago anticipado (§§11 a
14), así como la mediación en la concesión del crédito (§§15 a 17). Por último, el
§18 sanciona la prohibición de elusión de la aplicación de la Ley38.
Uno de los parágrafos de la VerbrKrG de mayor trascendencia es, sin duda al-
guna, el §9, razón por la cual la doctrina se ha ocupado con detenimiento del
mismo 39 . Bajo la rúbrica de verbundene Geschafte (contratos ligados), se aborda en el
37. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 54.
38. En lengua n o alemana, u n estudio minucioso sobre la VerbrKrG se realiza e n mi artículo «La
protección del consumidor de crédito en Alemania. Análisis de la Verbraucherkreditgesetz», en
NIETO CAROL, U. (dir.): Crédito al consumo y transparencia bancaria. Madrid, Civitas, 1998, pgs.
385 y ss., y también VASALLO PALEÓLOGO, F.: «La nueva legge tedesca sul crédito al consumo»,
Contratto e impresa, 1993, pgs. 679 y ss.
39. Además del estudio que de este §9 se hace e n los distintos comentarios generales sobre la
VerbrKrG, existen algunas monográficas específicas sobre dicho precepto. Así, DÜRBECK, W.:
Der EinwendungsdurchgrifJ nach §9 Abs. 3 VerbrKrG, 1994; FRANZ, U.: Der Eimuendungsduchgriff
gemáfi §9 Absatz 3 Verbraucherkreditgesetz. Baden-Baden, 1996; PIETZCKER, S.: Die Rückabwicklung
der verbundenen Geschafte bám EinwendungsdurchgrifJ nach dem Verbraucherkreditgesetz. Berlin, Dunc-
ker & Humblot, 1994; LEBEK, S.: Rückabiuicklung und Regrefi bei verbundenen Geschaften: im Sinne
von §9 Verbraucherkreditgesetz, Góttingen. Schwartz, 1996; LEHMANN, M.: Genetischer Zusammenhang
von verbundenem Kauf- und Darlehensgescháft des §9 Abs. 1 S. 1, S. 2 Verbraucherkreditgesetz. Kons-
tanz, Universitát, Dissertation, 1996. Entre los artículos doctrinales, pueden verse, entre otros,
los siguientes: BECKER, C.: «Beschránkung des Widerrufs auf den Darlehensantrag beim verbun-
d e n e n Verbraucherkreditgescháft?», ZBB, 1992, pgs. 214 y ss.; COESTER, M.: «Verbraucherschutz
bei drittfinanzierten Geschaften (§9 VerbrKrG)», Jura, 1992, pgs. 617 y ss.; DAUNER-LIEB, B.:
«Verbraucherschutz bei verbundenen Geschaften (§9 VerbrKrG)», WM, 1991, Beil. 6; EMME-
67
Ai. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mismo la regulación de los negocios financiados. El §9 VerbrKrG está dividido en
cuatro apartados. En el primero se establece el supuesto de hecho, es decir, las condi-
ciones que deben concurrir para que el crédito y la compraventa puedan ser conside-
rados contratos vinculados. El apartado segundo determina las consecuencias que la
revocación del contrato crediticio acarrea en la compraventa. En el tercero se admite
la posibilidad de suspender en determinados casos el pago de los plazos de amortiza-
ción al prestamista (Einwendungsdurchgriff). El apartado cuarto establece la aplicación
del parágrafo a todos aquellos casos en los que el contrato financiado consiste en la
realización de una prestación distinta a la entrega de una cosa40.
Sólo podrá hablarse de contratos vinculados cuando concurran las circunstan-
cias previstas en el §9.1. Dispone este apartado que «un contrato de compra está
RICH, V.: «Verbundene Gescháfte im Verbraucherkreditgesetz», e n HADDINC, W./K. J. HOPT: Das
neue Verbraucherkreditgesetz. Erste Erfahrungen und Probleme. Wertpapier-Mitteilungen." Frankfurt
am Main, 1991, pgs. 67 y ss.; Fucns, A.: «Zum Einwendungs- u n d Rückforderungsdurchgriff
bei verbundenen Gescháften», Archiv für die civilistische Praxis, 1999, n ú m . 3, junio, pgs. 305 y
ss.; GROB, W.: «Das Verbraucherkreditgesetz bei Kfz-Leasing u n d finanziertem Kfz-Kauf. Wide-
rruf, Kündigung, Rücktritt u n d die jeweilige Abwicklung», FLF, 1993, pgs. 132 y ss.; HABERSACK,
M.: «Drittfinanzierter Immobilien-und Beteiligungserwerb unter Geltung des §9 VerbrKrG»,
ZHR, 1992, pgs. 45 y ss.; HABERSACK, M.: «Verbundene Gescháfte nach §9 Verbraucherkreditge-
setz. Eine Zwischenbilanz», DStR, 1994, pgs. 1853 y ss.; LIEB, M.: «Nochmals: Verbundene Ges-^
cháfte im Verbraucherkredit.-Eine Erwiderung zu V. Emmerich», e n HADDINC, W./K. J. HOPT
(dir.): Das neue Verbraucherkreditgesetz..., cit., pgs. 115 y ss.; LIEB, M.: Ǥ9 Verbraucherkreditgesetz
u n d Finanzierungsleasing», en HADDING, W./K. J. Hopr (dir.): Das neue Verbraucherkreditgesetz...,
c i t , pgs. 91 y ss., y también e n WM, 1991, pgs. 1533 y ss.; MARTIS, R.: «Verbundene Gescháfte
nach §9 VerbrKrG», MDR, 1999, n ú m . 2, pgs. 65 y ss.; OSE, L.: «Der Einwendungsdurchgriff
bei drittfinanzierten Gescháften», ZAP, 1990, Fach 3, pgs. 27 y ss.; REHBERG.J.: Der Rückforderung-
sdurchgriff ais Instrument des Verbraucherschutzes beim drittfinanzierten Abzahlungskauf Mainz, 1990;
REINKING, K\: «Das Verbraucherkreditgesetz bei Kfz-Leasing u n d finanziertem Kfz-Kauf.-Ver-
b u n d e n e Gescháfte», FLF, 1993, pgs. 174 y ss.; VOLLKOMMER, M.: «Zum Rückforderungsdurch-
griff bei "verbundenen Gescháften"», en Festschrift fürFranz Merz. Kóln, 1992, pgs. 595 y ss. U n
estudio comparativo sobre la regulación de los contratos vinculados e n Alemania, Italia, Fran-
cia e Inglaterra, en RITZ, C.: Harmonisierungsprobleme bei der Umsetzung der EG-Richtlinie 87/102
überden Verbraucherkredit. Frankfurt am Main, Peter Lang, 1996, y e n HF.RR.YUNN, S.: Der Verbrau-
cherkreditvertrag. Rechtsvergleichende Studie unter Einbeziehung des franzósischen, englischen und deuts-
phen Rechts. München, 1996.
4 0 . / El texto del §9 VerbrKrG es el siguiente:
(1) Ein Kaufvertrag bildet ein mit dem Kreditvertrag verbundenes Gescháft, wenn der Kredit
der Finanzierung des Kaufpreises dient u n d beide Vertráge ais wii tschaftliche Einheit anzuse-
hen sind. Eine wirtschaftliche Einheit ist insbesondere a n z u n e h m e n , wenn de r Kreditgeber
sich bei der Vorbereitung oder dem AbschluB des Kieditvertrages der Mitwirkung des Verkáu-
fers bedient.
(2) Die auf den AbschluB des verbundenen Kaufvertrages gerichtete Willenserklárung des
Verbrauchers wird erst wirksam, wenn der Verbraucher seine auf d e n AbschluB des Kreditver-
trages gerichtete Willenserklárung nicht gemáB §7 Abs. 1 widerruft Die nach §7 Abs. 2 Satz 2
erforderliche Belehrung über das Widerrufsrecht hat d e n Hinweis zu enthalten, daB im Falle
des Widerrufs auch der verbundene Kaufvertrag nicht wirksam zustande kommt. §7 Abs. 3
findet keine Anwendung. Ist der Nettokreditbetrag dem Verkáufer bereits zugeflossen, so tritt
der Kreditgeber im Verháltnis zum Verbraucher hinsichtlich d e r Rechtsfolgen des Widerrufs
(§7 Abs. 4) in die Rechte u n d Pflichten des Verkáufers aus d e m Kaufvertrag ein.
(3) Der Verbraucher kann die Rückzahlung des Kredits verweigern, soweit Einwendungen
aus dem verbundenen Kaufvertrag ihn gegenüber dem Verkáufer zur Verweigerung seiner
Leistung berechtigen würden. Dies gilt nicht, wenn der finanzierte Kaufpreis vierhundert
Deutsche Mark nicht überschreitet sowie bei Einwendungen, die auf einer zwischen dem Ver-
káufer u n d dem Verbraucher nach AbschluB des Kieditvertrages vereinbarten Vertragsánde-
rung beruhen. Beruht die Einwendung des Verbrauchers auf einem Mangel d e r gelieferten
68
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
vinculado a un contrato de crédito cuando el crédito sirve para la financiación del
precio de la compra y los dos contratos tienen que considerarse como una unidad
económica. En particular, tiene que admitirse la existencia de una unidad econó-
mica cuando el prestamista se sirve de la colaboración del vendedor en la prepara-
ción o en la conclusión del contrato de crédito». Por lo tanto, son las labores de
colaboración entre prestamista y vendedor las que llevan a afirmar la existencia de
vinculación contractual.
Cuando los dos contratos están vinculados, la influencia que cada uno tiene
en el otro se manifiesta en un doble sentido. Por una parte, se hace depender la
eficacia del contrato de compraventa de la no revocación del contrato crediticio
(§9.2 VerbrKrG). Por otra, el cumplimiento por el consumidor del contrato crediti-
cio se verá afectado por las vicisitudes que se produzcan en el contrato de compra-
venta (§9.3 VerbrKrG). Conviene analizar por separado cada uno de estos aspectos.
1. La revocación del crédito y su influencia en la compraventa.
El §7 VerbrKrG faculta al consumidor para revocar el contrato crediticio (Wide-
rrufsrecht)^. Ahora bien, cuando el contrato de crédito está vinculado a un contrato
de compraventa, la revocación de aquél ha de tener necesariamente consecuencias
en éste, puesto que no tiene sentido que una vez revocado el crédito la compra-
venta funcione con normalidad. Por eso establece el §9.2 VerbrKrG que el contrato
de compraventa sólo producirá efectos cuando el consumidor no revoque el con-
trato de crédito conforme al §7. Por tanto, la eficacia de la compraventa se hace
depender de la eficacia del contrato de crédito.
En la información sobre la revocación que el prestamista tiene que suministrar
al consumidor, debe mencionarse que la revocación del contrato crediticio con-
duce a la ineficacia de la compraventa (§9.2, frase 2). En todo lo demás concer-
niente a los plazos de revocación, forma, etc., rige el §7 VerbrKrG. La declaración
de revocación debe ir dirigida al prestamista; si se realiza frente al vendedor, no
producirá efecto alguno, por lo que los dos contratos serán eficaces42. Por otra
parte, durante el tiempo en el que el consumidor puede revocar el contrato de
Sache u n d verlangt der Verbraucher auf Grund vertraglicher oder gesetzlicher Bestimmungen
Nachbesserung oder Ersatzlieferung, so kann er die Rückzahlung des Kredits erst verweigern,
wenn die Nachbesserung oder Ersatzlieferung fehlgeschlagen ist.
(4) Die Absátze 1 bis 3 gelten entsprechend für Kredite, die zur Finanzierung des Entgelts
für eine andere Leistung ais die Lieferung einer Sache gewáhrt werden.
41. Dispone para ello de u n plazo d e u n a semana (§7.1). Sobre el derecho de revocación, además
de los distintos comentarios doctrinales sobre la ley, p u e d e n consularse, entre otros, PICKERT,
S.: Das Widerrufsrecht nach dem Verbraucherkreditgesetz, Regensburg, S. Roderer Verlag, 1995; GROB,
W.: «Das Verbraucherkreditgesetz bei Kfz-Leasing u n d finanziertem Kfz-Kauf. Widerruf, Kündi-
gung, Rücktritt u n d die jeweilige Abwicklung», FLF, 1993, pgs. 132 y ss.; OI.LMANN, H.: «Die
Schwebende Unwirksambeit des Verbraucherkreditvertrages», WM, 1992, pgs. 2005 y ss.; REI-
NICKE, D./K. TIEDTKE: «Zweifelsfragen...», c i t , pgs. 218 y ss.; MARTIS, R.: Verbraucherschutz..., c i t ,
pgs. 65 y ss. En lengua española, v. mi artículo «La protección del consumidor de crédito en
Alemania...», c i t, pgs. 437 y ss.
42. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 56;
O r r , C., en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWII.T: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 70.
69
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
crédito, el contrato de compraventa no es eficaz, por lo que ni el vendedor ni
el consumidor pueden exigir su cumplimiento 43 . La consecuencia principal de la
revocación del crédito es que el contrato crediticio deviene definitivamente inefi-
caz, y que esa ineficacia alcanza también a la compraventa. Además, los efectos de
la revocación del préstamo vinculado a una compraventa no dependen de que el
consumidor restituya el importe del préstamo en el plazo de dos semanas; por
tanto, no se aplica el §7.3 (§9.2, frase 3). Esto es de total aplicación a aquellos
supuestos en los que el importe del préstamo se transmite directamente del presta-
mista al vendedor, sin pasar por las manos del consumidor; sin embargo, cuando
el dinero se entrega al consumidor, sí será aplicable el §7.3, teniendo éste que
devolverlo al prestamista en el plazo de dos semanas para que tenga lugar la revoca-
•' 44
cion .
La revocación del contrato de crédito provoca la total ineficacia de los dos
negocios jurídicos, con la consiguiente obligación de restitución de todas las presta-
ciones ya ejecutadas. Si el consumidor ya ha recibido el bien objeto de la compra-
venta, pero el vendedor no ha percibido aún el importe del crédito (el precio), las
obligaciones restitutorias tienen lugar exclusivamente entre vendedor y consumi-
dor, quedando este último obligado a restituir a aquél el bien. Si el consumidor le
había entregado un desembolso inicial al vendedor, éste tiene que devolvérselo;
Por otra parte, si el consumidor había recibido del prestamista el importe del cré-
dito, y aún no lo ha entregado al vendedor, tiene que restituirlo al prestamista 45 .
Una especial regulación se contiene en el §9.2, frase 4 VerbrKrG para el su-
puesto de que el vendedor haya recibido el importe del préstamo (ya directamente
del prestamista, ya a través del consumidor) antes de la finalización del plazo de*
revocación. Si eso sucede, las relaciones liquidatorias que se originan como conse-
cuencia de la revocación tendrán lugar sólo entre prestamista y consumidor 46 . En
consecuencia, las prestaciones que el consumidor ha ejecutado tienen que serle
restituidas por el prestamista, incluso cuando se ejecutaron frente al vendedor (por
43. OLLMANN, H.: «Die schwebende Unwirksamkeit...», cit., pg. 2010; O n , C , en BRUCHNER/OIT/
WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 72.
44. O í r , C , en BRI'CHNER/OIT/WACNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 78
y 80; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
60. Efectivamente, si el pago del préstamo se hace directamente al vendedor, que es lo habitual
en los negocios financiados, no tiene sentido exigir como presupuesto de la revocación que
el consumidor lo devuelva en el plazo de dos semanas; difícilmente podrá devolver aquello
que n o ha recibido. Distinta es la situación cuando el dinero del préstamo se entrega al consu-
midor y éste todavía no la ha dado al vendedor. La inaplicación del §7.3 a este caso resulta
injustificada, puesto que provocaría un tratamiento desigual infundado entre el consumidor
que recibe un crédito vinculado a una compraventa, que para ejercitar la revocación n o nece-
sita restituirlo en el plazo de dos semanas, y el que lo recibe sin existir esa vinculación.
45. O r r , C , en BRiciiNER/Orr/WAc;NER-WiEDUW*n;r: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 82;
HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 64.
46. El prestamista se coloca en la posición del vendedor, en sus derechos y obligaciones derivados
del contrato de compraventa, en todo lo que se refiere a las consecuencias de la revocación
del crédito. Por ello puede el consumidor ejercitar frente al vendedor derechos y pretensiones
que traigan causa de una circunstancia distinta a la revocación, como por ejemplo, la responsa-
bilidad del vendedor por los daños que provoca el bien vendido.
70
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
ejemplo, el desembolso inicial); del mismo modo, todas las prestaciones que el
consumidor ha recibido debe devolverlas al prestamista, aunque las hubiera obte-
nido del vendedor. Lógicamente, el prestamista tendrá después acción para recla-
mar del vendedor aquellas cantidades que él ha satisfecho al consumidor y que
tienen su origen en el contrato de compraventa 47 . En definitiva, a través de este
procedimiento se consigue que el riesgo de insolvencia del vendedor sea asumido
por el prestamista, y no por el consumidor 48 .
2. La Einwendungsdurchgriff.
La posibilidad de oponer al prestamista las excepciones derivadas del contrato
de compraventa aparece legalmente reconocida en el §9.3 VerbrKrG. Sin embargo,
el mérito de esta teoría corresponde por completo a la jurisprudencia, puesto que
fueron los Tribunales alemanes los que en primer lugar abrieron esta vía de protec-
ción del consumidor, facultándole para oponer al prestamista semejantes excepcio-
nes.
Antes de la publicación de la VerbrKrG, era doctrina jurisprudencial consoli-
dada que el comprador inmerso en una compraventa financiada puede oponer al
prestamista que le reclama el pago de un plazo las excepciones derivadas del con-
trato de compraventa, con el efecto de rehusar el pago, de no realizarlo, tal y como
él hubiera podido hacer si se tratara de una clásica venta bilateral a plazos y el
vendedor le reclamara el pago del precio. La jurisprudencia reconoce de este modo
la institución de la Einwendungsdurchgriff, esto es, la posibilidad de oponer frente
al prestamista las excepciones derivadas del contrato de compraventa, que tiene
como consecuencia la suspensión de los plazos pendientes de pago a la entidad
financiera49.
La VerbrKrG se limita a dar cobertura legal a la institución de la Einwendungs-
durchgriff lo que realiza en el §9.3. Este parágrafo establece que «el consumidor
puede rehusar el reembolso del crédito en la medida en que excepciones del con-
trato de compra vinculado le dieran derecho frente al vendedor a no realizar su
prestación».
47. Señala DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 30, que las relaciones de liquidación
entre prestamista y vendedor n o están reguladas en el §9.2 (existe una laguna). Sin embargo,
es posible mantener que en sus relaciones con el vendedor el prestamista se coloca en la
posición jurídica del consumidor. Con mayor detalle, HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK:
Münchener Kommentar BGB, cit, §9 VerbrKrG, Rn. 70 y ss.; O í r , C., en BRUCHNER/OTT/WAGNER-
WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 93 y ss.
48. Por eso es aconsejable que el prestamista estipule un acuerdo con el vendedor, en el que se
pacten las garantías necesarias a su favor para evitar que deba soportar él el riesgo de insolven-
cia del vendedor. En ausencia de un acuerdo en este sentido, el prestamista puede excluir
este riesgo si n o paga el importe del préstamo antes de que el plazo de revocación haya
transcurrido y ambos contratos sean, por tanto, eficaces. Sobre el particular, O r r , C., en BRUCH-
NER/OrT/WAGNER-WlEDi?wiLT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 90 y 91.
49. U n estudio detallado de la fructífera labor jurisprudencial desempeñada en Alemania se rea-
liza en el ap. II del Capítulo 5.
71
Ai. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Además de la necesaria vinculación contractual entre los negocios jurídicos de
crédito y venta, los presupuestos de la Einwendungsdurchgriff son básicamente dos.
En primer lugar, el consumidor tiene excepciones derivadas del contrato de com-
praventa que le autorizarían frente al vendedor a no realizar la prestación debida,
si se tratara de una venta bilateral a plazos' 0 . El concepto Einwendungen no se utiliza
en la ley en su sentido técnico formal, sino que hay que entender que también
están incluidas las EinrederiA. Estos derechos o excepciones son, por ejemplo, la
excepción de incumplimiento contractual (§§320, 480.1 BGB), un derecho de re-
tención a causa del incumplimiento de las obligaciones accesorias del vendedor
(§273 BGB), las generales excepciones de defectos o vicios ocultos (§§467, 478
BGB), la nulidad del contrato de compraventa por contrariedad a las buenas cos-
tumbres o a la ley (§§138, 134 BGB), la impugnación de la compraventa por error
o engaño doloso (§123 BGB), o la prescripción de la acción del vendedor de exigir
el pago del precio 52 . Si el consumidor hubiera podido ejercitar alguno de estos
derechos frente al vendedor, suspendiendo de este modo la reclamación que éste
hace del precio de la adquisición (en la hipótesis de que se hubiera producido una
bilateral venta a plazos), está autorizado para oponer la Einwendungsdurchgriff'a la
acción de cumplimiento ejercitada por el prestamista.
Un segundo presupuesto viene constituido por la alegación frente al presta-
mista de las excepciones derivadas del contrato de compraventa. Cuando el presta-
mista se dirige al consumidor, y le reclama el pago de un plazo, éste debe alegar
que existen excepciones frente al vendedor derivadas del contrato de compraventa
que le autorizan a no realizar el pago. Esta declaración del consumidor debe ir
dirigida al prestamista. No es necesaria, por tanto, una alegación con carácter pre-
vio frente al vendedor. Con carácter general, la VerbrKrG renuncia a la subsidiarle--
dad de la Einwendungsdurchgriff*. Esto significa que el consumidor puede oponer
las excepciones del contrato de compraventa inmediatamente al prestamista, sin
necesidad de haber ejercitado previamente esos derechos sin éxito frente al vende-
dor'' . Sin embargo, la Einwendungsdurchgriff ú tiene carácter subsidiario en un su-
50. Como indica O í r , C , en BRUCHNER/Orr/WAGNER-WiEDUwiLT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 121, se trata de u n a ficción legal. El consumidor sólo puede oponer la Einwen-
dungsdurchgriffTrente a la reclamación del prestamista si él, e n el caso d e que la adquisición
no hubiese sido financiada p o r un tercero, sino por el propio vendedor, bajo la forma de
distintos aplazamientos en el pago, tuviera medios jurídicos para suspender la acción de cum-
plimiento del vendedor.
51. En este sentido, COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 622; DÜRBEOK, W.: DerEinwendung-
sdurchgriff..., cit. pg. 94. En el Derecho alemán, se distingue entre las Einwendungen (objecio-
nes) y las Einreden (excepciones). Como indica MELÓN INFANTE, C : Código Civil Alemán (BGB),
Bosch. Barcelona, 1955, pg. 71, nota 330, la diferencia estriba e n que la Einwendung es pura-
mente negativa del derecho, mientras que en la Einrede hay o puede haber alegación de mejor
derecho o contra-derecho.
52. O r í , C , en BRUCIINER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
53. La VerbrKrG se separa de este modo de la anterior jurisprudencia, que le otorgaba siempre
un carácter subsidiario.
54. SCIIOLZ, F. J.: «Verbraucherkreditgesetz: Ein erster Überblick», cit., pg. 10. El argumento que
conduce a la exclusión de la subsidiariedad de la excepción es la economía procesal. Se ahorra
en agilidad y rapidez si se permite al consumidor dirigirse directamente al prestamista, sin
necesidad de hacerlo primero al vendedor.
72
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
puesto concreto, regulado en el §9.3 frase 3: cuando la excepción del consumidor
se basa en un defecto del bien objeto de la compraventa, y el vendedor tiene
atribuida legal o contractualmente la posibilidad de reparar los defectos o de susti-
tuir ese bien por otro similar, el consumidor sólo puede rehusar el pago de los
plazos al prestamista cuando elige la reparación o la sustitución de ese objeto por
otro y esta medida fracasa'1.
Por otra parte, si se plantea una controversia jurídica en torno a lo fundado o
no de las excepciones alegadas por el consumidor, la mayor parte de la doctrina
entiende que esta disputa se solventa entre prestamista y consumidor, sin que se
exija necesariamente la intervención del vendedor que, eso sí, podrá participar
como testigo56.
El ejercicio de la EinwendungsdurchgriffTrente a la reclamación de pago del
prestamista concede al consumidor el derecho a rehusar el pago, a suspenderlo.
Esta es la única consecuencia establecida en la VerbrKrG. Sin embargo, el legisla-
dor fija dos supuestos en los que no es posible la Einwendungsdurchgriff (§9.3 frase
2)'". En primer lugar, el consumidor sigue obligado al pago de los plazos de amorti-
zación cuando el precio de compra financiado no supera los cuatrocientos marcos.
En segundo lugar, tampoco puede dejar de pagar los plazos cuando para ello se
basa en excepciones que tienen su origen en modificaciones contractuales pactadas
entre el vendedor y el consumidor después de la conclusión del contrato de crédi-
to.
Una cuestión distinta es la de determinar si el consumidor puede pedir al
prestamista la devolución de los plazos ya pagados, e incluso del desembolso inicial
que, en su caso, hizo al vendedor. Este tema, conocido y estudiado por la doctrina
55. Sobre esta especial subsidiariedad, v. DÜRBECK, W.: Der Eimuendungsdurchgriff.., cit., pgs. 96 y
ss.; FRANZ, U.: Der Eimuendungsdurchgriff..., cit., pgs. 166 y ss. Según O r í , C., e n BRUCIINER/
Orí/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 144, como un verdadero
fracaso hay que considerar el hecho de q u e la reparación o sustitución sea objetivamente
imposible, o al menos imposible para ese concreto vendedor; o cuando el vendedor renuncia
o se demora injustificadamente en la reparación o sustitución; o e n general cuando p o r otros
motivos resulta inadmisible para el consumidor.
56. Ante la ausencia e n la ley de u n a solución, la doctrina se h a dividido e n dos grandes grupos.
Algunos autores defienden que esta controversia debe resolverse en un proceso entre consumi-
dor y vendedor, puesto que el prestamista n o está e n condiciones de conocer si el vendedor
ha incumplido su obligación derivada del contrato d e compraventa. En esta línea, DAUNER-
LIF.B, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 27; HEISE, G.: «Das Verbraucherkreditgesetz...», cit.,
pg. 70; LIEB, M.: «Nochmals: Verbundene Gescháfte...», cit., pg. 119; REINKINC, K./T., NIEGEN:
«Problemschwerpunkte...», cit., pg. 636. Sin embargo, la mayoría de los autores estiman que
tal disputa tiene como partes únicamente a prestamista y consumidor. Fundamentan su argu-
mentación e n que, si se exigiera la intervención necesaria del vendedor, se iría contra la
intención del legislador, que con carácter general renuncia a la subsidiariedad. Defienden
esta tesis, entre otros, COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 623; DÜRBECK, W.: Der Ein-
wendungsdurchgriff.., cit., pgs. 102 y ss.; EMMERICH, V., e n VON WESTPIMLEN/EMMERICH/KKSSLKR:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 98, HABERSACK, M., en ULMER/HABERSAGK: Münchener
Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 96 y 99; O n , C , e n BRUCHNER/OIT/WAGNER-WIEDUWILT:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn., 117; REINTCKE, D./K. TIEDTKE: «Zweifelsfragen...»,
cit., pg. 223.
57. Con más detalle, v. DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 95 y 96; FRANZ, U.: Der
Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 162 y ss.
73
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
alemana con el término de Rückfordemngsdurchgriff, no es resuelto de manera ex-
presa por la VerbrKrG'» Esto ha dado lugar a posiciones doctrinales encontradas
en relación a su admisibilidad y alcance' 9 .
B. Austria.
Las compras realizadas por un consumidor que han sido financiadas por un
tercero tienen en Austria una regulación específica desde 1979. Efectivamente, la
Konsumentenschutzgesetz (en adelante, KSchG), de 8 de marzo de 1979, dedica varios
preceptos a establecer una adecuada protección jurídica al consumidor inmerso
en relaciones trilaterales de consumo 60 . Los §§16 y siguientes reglamentan la venta
58. A diferencia de lo que sucede en el supuesto de ejercicio de la revocación (§9.2. frase 4
VerbrKrG), en el que, debido a la entrada del prestamista en la posición jurídica del vendedor,
el consumidor puede exigir a aquél la devolución de los plazos ya pagados y también el desem-
bolso inicial que, en su caso, el consumidor hizo al vendedor.
59. Sobre el particular, en detalle, v. el ap. III.B del Capítulo 6.
60. La KSchG fue modificada p o r la Ley Nr. 247/1993, de 16 de abril, y h a sido nuevamente
modificada en 1997, mediante la Ley Nr. 6/1997, de 10 d e enero. Téngase en cuenta que en
1994 fue promulgado el Verbraucherkreditverordnung mediante el Decreto Nr. 365/1994, de 13
de mayo, d e crédito al consumo, en el que se regulan los aspectos económicos del crédito al
consumo. Sobre el tratamiento d e los negocios jurídicos financiados p o r u n tercero en la
KSchG, pueden verse, entre otros, BVDLINSKI, P.: «Rückabwicklung eines drittfinanzierten Ges-
cháfs u n d Insolvenzrisiko», JBI, 1988, pgs. 763 y ss.; DEIXI.ER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz.
Wien, Verlag Orac, 1996, pgs. 85 y ss.; FABER, W.: Der Einiuendungsdurchgriff nach §26c KSchG
und sein Verháltnis zu §§18 bis 25 KSchG, Diplomarbeit, Salzburg Universitát, 1995; GRAF, G.:
«Mógliche Auswirkungen der EG-Richtlinie "Verbraucherkredit" auf das ósterreichische Priva-
trecht», WBl, 1989, pgs. 144 y ss.; GRAF, G.: «Einwendungsdurchgriff bei drittfinanzierter Ver-
mógensanlage»,..ecolex, 1990, pgs. 8 y ss.; GRAF, G.: «Die Regelung des Verbraucherkredits in
der EG und in Ósterreich», e n SCHUHMACHER: Verbraucherschutz in Osterreich und in derEG, 1992,
pgs. 151 y ss.; GUGGI, K : Der Einwendungsdurchgriff nach geltendem und zukünftigen KSchG, Graz,
Universitát, Dipl.-Arb., 1993; HERMANN, G.: Einwendungsdurchgriff bei drittfinanzierten Kapitalanla-
gen, Wien, Universitát, Dissertation, 1995; HOYER, F.: Der Einwendungsdurchgriff beim drittfinanzier-
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ósterreichische Verbraucherkreditrecht: eine Bestandsaufnahme im Lichte der durch die Verbraucherkredit-
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74
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
a plazos celebrada entre un vendedor y un consumidor, esto es, la clásica venta a
plazos en la que únicamente intervienen dos personas. Pues bien, los mismos dere-
chos que tiene el consumidor que compra un bien a plazos podrá también ejercitar-
los el consumidor que estipula una compraventa financiada por un tercero. El
legislador consigue esta finalidad estableciendo en los §§18 y 19 KSchG que los
§§20 a 25, aplicables en principio sólo a los negocios con pago a plazos (Abzahlungs-
gescháfte) que reúnen las características mencionadas en el §16 KSchG, van a ser
también de aplicación al contrato de crédito que se estipula en el marco de una
compraventa financiada61.
El razonamiento del legislador es el siguiente. El §16 KSchG define los nego-
cios con pago a plazos, estableciendo además que a los mismos les serán de aplica-
61. Por su interés, se reproducen los §§16 a 19 KSchG, con las modificaciones introducidas por
la Ley Nr. 6/1997, d e 10 de enero.
Abzahlungsgeschafte
§16. (1) Die §§18 bis 25 gelten für Abzahlungsgeschafte, bei denen
1. de r Barzahlungspreis 310.000 S nicht übersteigt oder bei d e r VertragsschlieBung nicht
feststeht, daB er 310.000 übersteigen wird, u n d
2. nach d er Erbringung d er Leistung des Unternehmers -abgesehen von iner Anzahlung-
mindestens zwei Teilzahlungen zu entrichten sind.
(2) Ein Abzahlungsgescháft im Sinn dieser Bestimmung ist ein Kaufvertrag über eine bewe-
gliche kórperliche Sache, auf Grund dessen de r U n t e r n e h m e r die Sache vor vollstándiger
Bezahlung dem Verbraucher zu übergeben u n d dieser das Entgelt in Teilzahlungen zu entrich-
ten hat.
(3) Ais Barzahlungspreis im Sinn dieser Bestimmungen gilt das Entgelt, das bei sofortiger
Barzahlung zu entrichten wáre, ais Gesamtentgelt der Barzahlungspreis samt alien Zinsen und
sonstigen Zuschlágen.
Gleichgestellte Gescháfte
§17. Die §§18 bis 25 gelten unter den in §16 genannten Voraussetzungen sinngemáB auch für
Rechtsgescháfte ais Kaufvertráge, wenn die Beteiligten damit d e n gleichen wirtschaftlichen
Zweck verfolgen wie bei einem Abzahlungsgescháft.
§18. Wird d er gleiche wirtschafüiche Zweck dadurch verfolgt, daB ein Dritter die Mittel für
das Entgelt zur Verfügung stellt (Geldgeber), u n d hat der Verbraucher den dem Geldgeber
geschuldeten Betrag in Teilbetrágen zu zahlen, so gilt d e r §17 auch für das Verháltnis des
Verbrauchers zum Geldgeber, wenn die Vertráge mit dem Unternehme r u n d dem Geldgeber
für diese eine wirtschafüiche Einheit bilden; eine solche ist anzunehmen, wenn der Geldgeber
und der U n t e r n e h m er im Rahmen dieser Vorganges zueinander in eine Rechsbeziehung tre-
ten oder wenn sie miteinander wegen derartiger Finanziergungen in stándiger Gescháftsver-
bindung stehen. In diesem Fall kann der Verbraucher die Befriedigung des Geldgebers auch
verweigern, soweit ihm Einwendungen aus seinem Rechtsverháltnis zum U n t e r n e h m er gegen
diesen zustehen.
§19. Wird bei einem Kaufvertrag, der weder ein Abzahlungsgescháft ist noch unter d e n §18
fállt, der gleiche wirtschafüiche Zweck dadurch verfolgt, daB der Unternehme r in wirtschafüi-
cher Einheit mit dem Vertrag den Verbraucher veranlaBt, zur Zahlung des Entgelts ein in
Teilbetrágen zurückzahlendes Darlehen aufzunehmen, u n d bei der Vorbereitung des Darle-
hensaufnahme mitwirkt, so sind die §§18 bis 25 auf das Verháltnis zwischen dem Unternehmer
und dem Verbraucher sinngemáB mit folgenden Besonderheiten anzuwenden:
1. Soweit dabei der Inhalt des Darlehensvertrags maBgebend ist, kann sich der Verbraucher
auf eine Abweichung des tatsáchlich geschlossenen von dem in Aussicht genommene n Darle-
hensvertrag nicht berufen.
2. (derogado por la Bundesgesetz Nr 6/1997, de 10 de enero).
3. Hat der Verbraucher dam Darlehensgeber Zahlungen zu leisten, zu denen er nicht verp-
flichtet wáre, wenn der Darlehensvertrag ein Rechtsgescháft nach §18 wáre, so hat der Unter-
75
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ción los §§18 a 25. A efectos de esta disposición, se considerará como negocio con
pago a plazos al contrato de compraventa sobre una cosa mueble corporal, en
virtud del cual el consumidor tiene que pagar el precio a plazos, y el vendedor se
obliga a entregar el bien antes de que el consumidor haya pagado la totalidad de
lo que debe. Además, se establecen determinados límites en cuanto al importe del
bien adquirido y en cuanto al número de pagos que debe realizar el consumidor 62 .
El §17 KSchG amplía el ámbito de aplicación de estas disposiciones, pues sostiene
que los §§18 a 25 también serán de aplicación a aquellos negocios jurídicos que,
sin ser una compraventa, cumplen los presupuestos recogidos en el §16, y a través
de los cuales las partes pretenden conseguir el mismo fin económico que se persi-
gue con un negocio con pago a plazos. Con este §17 se pretende, en consecuencia,
impedir que los vendedores articulen la operación de tal modo que consigan eludir
la aplicación de la Leyb:\
La celebración por el consumidor de dos contratos distintos, compraventa y
préstamo, con dos personas distintas puede ser una operación equiparable, desde
el punto de vista económico, a una venta con pago a plazos. Por eso los supuestos
de compraventa financiada (§§18 y 19) y el §17 se integran en un bloque cuya
rúbrica es la de «negocios similares» (gleichgestellte Gescháfte)M.
Los §§18 y 19 KSchG regulan dos tipos de compraventas financiadas por un
tercero. Común a los dos grupos es que el consumidor queda obligado a restituir
el préstamo en los plazos estipulados, y que el contrato de compraventa tal cual,
no constituye un negocio con pago a plazos en el sentido del §16, porque el vende-
dor recibe el precio del bien al contado 65 . Sin embargo, existen notables diferencias
entre los dos modelos:
a) En los casos del §18, los contratos de compraventa y de crédito son tanto
para el prestamista como para el vendedor contratos íntimamente unidos. Constitu-
n e h m e r den Verbraucher von der Pflicht zur Zahlung dieser Betráge an d e n Geldgeber zu
befreien beziehungsweise dem Verbraucher bereits gezahlte Betráge zu vergüten.
62. En este sentido, sólo se consideran negocios con pago a plazos los q u e cumplan los requisitos
recogidos en el §16.1 KSchG:
a) Q u e el precio al contado (Barzahlangspreis) que debe satisfacer el consumidor n o supere
los 310.000 chelines, o que en el m o m e n t o de la perfección del contrato n o conste que lo que
debe pagar será superior al importe señalado. Conforme al §16.3 KSchG, a los efectos de esta
disposición se entiende p o r precio al contado el precio que el bien tendría de haber realizado
un pago al contado, j u n t o con los intereses que correspondan y los restantes recargos.
b) Q ue desde que el vendedor realice su prestación el consumidor esté obligado a realizar
al menos dos pagos parciales, además del desembolso inicial.
63. En este sentido, DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsurnentenschutz, cit., pg. 84. Sostiene el citado autor
que entre los contratos a los que se aplica el §17 KSchG destaca el leasing. El contrato de obra
con pago a plazos n o cae dentro de este §17.
64. Como señala KREJCI, H., en RI'MMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch,
cit., pg. 2217, la razón para extender esta protección a este consumidor radica en que la
finalidad económica que se satisface mediante la estipulación de los dos contratos, compra-
venta y préstamo, es la misma que la que existe en la clásica venta a plazos. En ambos casos,
el consumidor adquiere un bien y se obliga a abonar determinadas cantidades en las fechas
pactadas. En el caso de la venta a plazos, el destinatario de estas cantidades es el vendedor,
mientras que en la compraventa financiada es el prestamista.
65. KREJCI, H., en RUMMF.L, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2220.
76
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
yen para ambos una unidad económica (eine wirtschaftliche Einheit). Por eso, las dis-
posiciones dictadas para proteger al consumidor que adquiere un bien con pago a
plazos van a ser aplicables a la relación jurídica que se instaura entre el prestamista
y el consumidor. Particular trascendencia tiene la posibilidad que se brinda al con-
sumidor de oponer frente a la reclamación del prestamista las excepciones que se
derivan del contrato de compraventa (Einwendungsdurchgriff).
b) En los casos del §19, no existe para el prestamista una unidad económica
entre los dos contratos, aunque sí existe para el vendedor. El se encarga de que el
consumidor estipule el contrato de financiación, y le ayuda en la preparación de
la solicitud del préstamo. En estos supuestos, las disposiciones que rigen en la venta
a plazos bilateral, dispuestas en defensa del consumidor, van a ser de aplicación a
la relación jurídica existente entre vendedor y consumidor, con las particularidades
que se recogen en la KSchG.
La regulación de los negocios financiados sufre una alteración importante en
1993, cuando se introduce el §26c KSchG66. Con este parágrafo, que lleva por
rúbrica Einwendungsdurchgriff, se incorpora al derecho austríaco el artículo 11 de
la Directiva 87/102/CEE. Con esta norma se faculta al consumidor a que oponga
al prestamista todas aquellas excepciones que podría oponer contra el proveedor
de los bienes o servicios, siempre que se satisfagan los rigurosos presupuestos que
se establecen, que por otra parte son similares a los recogidos en la normativa
comunitaria 67 . Por último, en agosto de 1999 se ha publicado el Decreto sobre
crédito al consumo (Verbraucherkreditverordnung), que no afecta en nada a la regula-
ción de los negocios financiados68.
66. Este precepto tiene el siguiente texto:
«(1) Erhált ein Verbraucher zur Finanzierung des Bezugs von Waren oder von Dienstleistun-
gen einen Kredit von einem anderen ais d e m Liestenden (dem Lieferanten deziehungsweise
dem Dienstleistungerbringer), so kann er die Befriedigung des Geldgebers -ungeachtet der
Anwendbarkeit der §§17 bis 1 9 - auch verweigern, soweit ihm Einwendungen aus seinem
Rechstverháltnis zum Leistenden gegen diesen zustehen, sofern für d e n Bezug von Waren
oder Dienstleistungen ein Kredit mit einer anderen Person vereinbart worden ist u n d
a) zwischen dem Kreditgeber u n d dem Liestenden eine vorherige Abmachung bestehet, wo-
nach Kredite an Kunde dieses Leistenden zum Zwecke des Erwerbs von Waren oder der Inans-
pruchnahme von Dienstleistungen dieses Leistenden ausschlieBlich von diesem Kreditgeber
bereitsgestellt werden, u n d
b) der Verbraucher seinen Kredit im Rahmen dieser Abmachung erhált hat u n d
c) die unter d e n Kreditvertrag fallenden Waren oder Dienstleistungen nicht oder n u r teil-
weise geliefert werden oder dem Liefervertrag nicht entsprechen u n d ,
d) der Verbraucher siene Rechte gegen d e n Lieferante erfolglos geltend gemacht hat.
(2) Abs. 1 gilt nicht für die im §12 a Abs. 2 Z. 2 bis 4 genannten Rechtsgescháfte».
67. Como señala EMMERICH, V., en GRAFVON WKSTPHALEN'/EMMERICH/VON ROITENBURG: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., Einleitung, Rn. 80, era u n a opinión compartida p o r la doctrina que la KSchG era
incompatible con la Directiva comunitaria, a causa del reducido ámbito de aplicación del §18
KSchG (que se aplica sólo a los negocios con pago a plazos que cumplen los requisitos del
§16). De ahí la necesidad de introducir un nuevo parágrafo, el 26c KSchG, que comprenda a
cualquier negocio financiado por un tercero, además de a la compraventa.
68. La «Verordnung des Bundesministers für wirtschaftliche Angelegenheiten über Verbraucher-
kreditvertráge» se publica en el Bundesgesetzblatt II Nr. 260/1999, de 3 de agosto de 1999.
77
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Ante la diversidad de tipos de negocios financiados, se hace preciso ocuparse
de cada uno de ellos por separado, limitando con precisión el ámbito de aplicación
y las consecuencias jurídicas de cada tipo.
1. Las compraventas financiadas del §18 KSchG.
El supuesto de hecho del §18 KSchG lo constituye la estipulación por el consu-
midor de dos contratos, uno de compraventa con el vendedor, y otro de préstamo
con el prestamista69 . Es necesario además que los dos contratos configuren una
unidad económica tanto para el prestamista como para el vendedor; es decir, am-
bos son conscientes de la estrecha relación que existe entre los dos negocios jurídi-
cos. Se recogen en este parágrafo dos hipótesis concretas de unidad económica.
Por una parte, ésta se dará cuando el préstamo se conceda debido a la relación
jurídica (eine Rechtsbeziehung) existente entre prestamista y vendedor. Por otra,
cuando la concesión crediticia tenga su causa en una colaboración negocial perma-
nente entre ambos (eine stándige Geschaftsverbindung).
En cuanto a las consecuencias jurídicas, son básicamente dos. En primer lugar,
la normativa protectora aplicable al comprador inmerso en una venta a plazos
bilateral va a ser también de aplicación a la relación jurídica que une a consumidor
y prestamista. En segundo lugar, se le autoriza al consumidor a rehusar el pago al
prestamista, si él tiene excepciones que derivan del contrato de compraventa y que
le autorizarían, en su caso, a no realizar el pago ante el vendedor (Einwendungs-
durchgriff). Veamos cada una de estas consecuencias por separado.
a) Como un primer efecto de la conexión entre los dos contratos, dispone
el §18 KSchG que el §17 será de aplicación a la relación jurídica entre prestamista
y consumidor, parágrafo este último que establece la aplicación de los §§18 a 25 a
cualquier otro negocio jurídico distinto a la compraventa que, cumpliendo los re-
quisitos del §16, tenga una finalidad económica similar a la de un negocio con
pago a plazos. En consecuencia, la remisión que el §18 hace al §17 significa que al
contrato de préstamo van a serle de aplicación esos preceptos 70 .
El §20 KSchG obliga al consumidor a realizar un desembolso inicial (Anza-
hlung), como muy tarde en el momento de la entrega del bien, desembolso que
69. Por la remisión que el §18 hace al §17, y éste a su vez al §16, estos contratos deben cumplir
además las condiciones establecidas en este último parágrafo, que como ya se h a indicado
hacen referencia al importe total que debe restituir el consumidor, al n ú m e r o mínimo de
pagos que éste debe realizar, y a las características del objeto de la compraventa (bien mueble
corporal). Por otra parte, un sector doctrinal es favorable a aplicar analógicamente el §18
KSchG a la hipótesis en que el comprador sea un empresario, y n o un consumidor. En este
sentido se manifiesta, entre otros, WILHEI.M, G.: «Allgemeiner Einwendungsdurchgriff...», cit.,
pg. 380. En contra, KOZIOL, H., en AVAXCINI, P . / G . M. I R O / H . KOZIOL: Ósterreichisches Bankvertrag-
srecht, cit., pg. 64.
70. Así, KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., ne
2223, Rn. 22. & & FS
78
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
deberá ser superior a una determinada cuantía 71 . Dispone este parágrafo que, en
caso de haberse celebrado una compraventa financiada del §18, el consumidor
podrá realizar el desembolso inicial tanto al prestamista como al vendedor. Por
otra parte, la obligación del consumidor de abonar intereses sobre las cantidades
prestadas desaparece a los cinco años de la entrega del bien (§21 KSchG)72. Ade-
más, el plazo de garantía por defectos del bien se prolonga hasta el vencimiento
del último pago a plazos (§23 KSchG)73. Por último, el §22 KSchG contiene especia-
les normas de protección para el consumidor incumplidor interviniente en una
compraventa financiada del §18, y para el caso de desistimiento del consumidor 71 .
b) El consumidor puede oponer a la reclamación de pago que le haga el
prestamista la Einwendungsdurchgriff, siempre que el consumidor disponga de ex-
cepciones frente al vendedor que le autorizarían igualmente a dejar de satisfacer
los plazos de amortización, lo que se produce, sobre todo, en caso de incumpli-
miento del vendedor''. A través de la Einwendungsdurchgriff el consumidor suspende
los plazos de amortización del préstamo. No puede, por tanto, exigir al prestamista
el exacto cumplimiento de la prestación que compete al vendedor, ni la entrega
del valor equivalente a la prestación dejada de cumplir'*'. El consumidor no puede
71. Debe ser superior al diez por ciento del precio del bien al contado, salvo en el supuesto de
que éste exceda de los 3.000 chelines, en cuyo caso debe superar el veinte por ciento de esa
cantidad. Como sostiene DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 85, con esta n o r m a se
quiere evitar que el consumidor estipule ventas a plazos sin haber reflexionado debidamente
sobre la importancia de esta operación, quedando obligado a pagar la totalidad del precio a
plazos.
72. El legislador quiere limitar a n o más de cinco años la duración del negocio con pago a plazos.
Por eso, si el período de amortización pactado tiene u n a duración superior, el consumidor
no está obligado a pagar interés ni recargo alguno en aquellos pagos que realice u n a vez han
transcurrido los cinco años. En detalle, v. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 87.
73. En contra de lo previsto en el §933 ABGB.
74. El §22.1 KSchG se refiere a los pactos de retirada y venta del bien, es decir, al acuerdo cele-
brado entre vendedor y consumidor en virtud del cual se estipula que en caso de incumpli-
miento del consumidor, el vendedor podrá recuperar el bien y venderlo a continuación. Si
existe este acuerdo expreso y se además concurren los presupuestos para que tenga lugar la
pérdida del beneficio del plazo (§13 KSchG), la recuperación del bien por el vendedor n o
será considerada como ejercicio del derecho de resolución. El rendimiento económico obte-
nido con la venta del bien recuperado provoca la disminución, en esa misma cuantía, de las
obligaciones de restitución del préstamo que debe realizar el consumidor. Sobre el particular,
v. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, c i t , pg. 89.
Por su parte, el §22.2 establece normas particulares sobre las relaciones liquidatorias que tie-
nen lugar tras el desistimiento del contrato de compraventa financiado. En este caso, el presta-
mista está obligado a restituir al consumidor el importe de todas las prestaciones que éste ha
realizado, j u n t o a los intereses legales, independientemente de que el destinatario de tales
prestaciones fuera el propio prestamista o el vendedor (DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz,
cit., pg. 89; FABER, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 48).
75. También, por ejemplo, cuando no se cumple u n a condición suspensiva, o cuando hay error
o dolo. Lógicamente, si la ausencia de un exacto cumplimiento del vendedor es imputable al
propio consumidor, éste n o podrá oponer la Einwendungsdurchgriff-A. la reclamación del presta-
mista. En este sentido, KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen
Gesetzbuch, cit., pg. 2224, Rn. 27.
76. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 93; KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar
zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2224, Rn. 25; FABER, W.: Der Einwendungsdurch-
gnff..., cit., pg. 35.
79
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
simplemente dejar de pagar los plazos de amortización, sino que es necesaria la
alegación de la excepción frente al prestamista 77 .
No alude el §18 KSchG a las consecuencias jurídicas que provoca en el con-
trato de préstamo la nulidad, anulabilidad o resolución del contrato de compra-
venta por incumplimiento del vendedor. Se trata de resolver cómo tienen lugar las
relaciones liquidatorias entre las tres partes intervinientes en la operación. Ante la
ausencia de una solución legal, la mayor parte de la doctrina entiende que el
consumidor puede solicitar del prestamista la restitución de los pagos de amortiza-
ción ya satisfechos. El riesgo de insolvencia del vendedor tiene que soportarlo, en
consecuencia, el prestamista' 8 .
2. Las compraventas financiadas del §19 KSchG.
La entrada enjuego del §19 exige también que los dos contratos constituyan
una unidad económica, pero a diferencia del §18, esa unidad económica tiene
que existir únicamente para el vendedor. Establece el propio §19 que hay unidad
económica de este tipo cuando el vendedor se ocupa de procurar para el consumi-
dor un contrato de financiación, y colabora con él, le ayuda, en la preparación de
la solicitud del crédito 79 .
Como desde el punto de vista del prestamista los dos contratos no constituyen
una unidad económica, la normativa reguladora de los negocios con pago a plazos
no va a ser aplicable a la relación jurídica que une a consumidor y prestamista. En
cambio, estos parágrafos sí puede hacerlos valer el consumidor en su relación con
el vendedor, a pesar de consistir la compraventa en un negocio con pago al con-
tado 80 . Efectivamente, el §19 KSchG autoriza al consumidor a aplicar los §§18 a 25
al contrato de compraventa, con las particularidades que se recogen en el propio
precepto 81 .
77. Aunque esta alegación no tiene que ser necesariamente judicial. En este sentido, KREJCI, H.,
en RÜMMKL, P. (dir.): Kommentar zum Allgerneinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2224, Rn. 26.
78. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 93; BYDLINSKI: «Rückabwicklung eines drittfinan-
zierten Gescháfs...», cit., pg. 763. Será el prestamista quien después pueda ejercitar contra el
vendedor la acción de enriquecimiento sin causa. Sobre la complicada problemática que se
plantea en este ámbito, véanse además del artículo de P. BYDLINSKI citado, los de REIDINGER, A.:
«Die Rechtslage nach Wegfall...», cit., pgs. 190 y ss., y KOZIOL, H., en AVANCINI, P./G. M. I R O /
H. KOZIOL: Osterreichisch.es Bankvertragsrecht, t. II. Wien, Manzsche Verlags- u n d Universitátsbuch-
handlung, 1993, pgs. 58 y ss.
79. El §25.3 KSchG exige que en el documento contractual en el que se plasma el contrato de
compraventa conste el importe y la duración del contrato de crédito previsto. Por otra parte,
la delimitación del ámbito de aplicación del §18 y del §19 es a veces muy complicada. Sobre
este punto, v. KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgerneinen bürgerlichen Gesetzbuch,
cit., pg. 2227, Rn. 33; DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 94.
80. KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgerneinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2227,
Rn. 34.
81. Una de ellas es la que se refiere a los problemas que provoca la no realización del contrato
crediticio, tal y como habían previsto vendedor y consumidor. Las consecuencias que esto
produce en el contrato de compraventa dependerán de cómo se ha articulado en este último
contrato la concesión crediticia. Sobre el particular, v. KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommen-
tar zum Allgerneinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2228, Rn. 36.
80
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
Especial trascendencia tiene lo dispuesto en el §19, número 3 KSchG. Si el
consumidor tiene que abonar al prestamista determinados pagos de amortización
del préstamo, que en cambio no estaría obligado a satisfacer si el contrato de
préstamo fuera un negocio jurídico de los regulados en el §18, en este caso el
vendedor tiene que liberar al consumidor de esta obligación de pago al prestamista.
Además, el vendedor tiene que restituir al consumidor los pagos que éste ha reali-
zado al prestamista. La finalidad de esta norma es conceder al consumidor una
protección similar a la que tendría de haber celebrado una compraventa financiada
del §18, pero sin afectar a los derechos del prestamista 82 .
3. La incorporación de la Directiva 87/102/CEE: el §26c KSchG.
Mediante la adición en 1993 de un nuevo parágrafo a la Konsumentenschutzge-
setz, en concreto el §26c, se incorpora al derecho austríaco el artículo 11 de la
Directiva 87/102/CEE, de crédito al consumo 83 . Según este §26c.l KSchG, el con-
sumidor que para financiarse la adquisición de un bien haya estipulado un contrato
crediticio con una persona distinta al proveedor de bienes o servicios, está autori-
zado para no abonar el plazo de amortización del crédito que le reclama el presta-
mista si puede oponer excepciones derivadas de la relación jurídica con el provee-
dor que le autorizarían, caso de haber celebrado una bilateral venta a plazos, a
suspender el pago de los plazos. El consumidor dispone, en tal caso, de la Einwen-
du ngsdurchgriff.
Además de la celebración de dos contratos con dos personas diferentes, es
preciso que se satisfagan otros cuatro requisitos adicionales, que coinciden básica-
mente con los establecidos en la Directiva 87/102. Estos presupuestos son los si-
guientes: 1) entre el prestamista y el vendedor existe un acuerdo previo, en virtud
del cual se ponen a disposición exclusivamente por este prestamista y a favor de
los clientes de ese proveedor créditos para financiar la adquisición de bienes o la
prestación de servicios; 2) el consumidor ha obtenido el crédito en el marco de
este acuerdo; 3) los bienes no han sido total o parcialmente entregados, o no se
corresponden con lo estipulado en el contrato celebrado con el proveedor; 4) el
consumidor ha alegado infructuosamente sus derechos contra el proveedor 84 . Por
otra parte, el §26c.2 KSchG enumera una serie de negocios jurídicos en los que
no se permite al consumidor rehusar al pago de los plazos de amortización del
préstamo 8 ^.
82. Por eso no puede oponer frente a la reclamación del prestamista las excepciones que derivan
del contrato de compra. Con más detalle, v. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 94;
KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgerneinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2229,
Rn. 38 y 39.
83. Un detenido análisis de este parágrafo, en FABER, W.: Der Einxvendungsdurchgriff..., cit.
84. Sobre cada uno de estos presupuestos, en detalle, v. FABER, W.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit.,
pgs. 5 y ss.
85. Son los comprendidos en el §12a.2 KSchG: los créditos destinados a la creación o rehabilita-
ción de edificios, y cuyo plazo de vencimiento es al menos de diez años, los créditos asegurados
con una hipoteca, los créditos que superen los 310.000 chelines, y los contratos de leasing que
no prevén la transmisión de la propiedad del bien al tomador del leasing.
81
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Al igual que el §18, también en el §26c se regula la Einwendungsdurchgriffb. Sin
embargo, el modo en que se concibe esta excepción varía en uno y otro precepto.
El ámbito de aplicación del segundo parágrafo es más amplio que la del primero,
puesto que mientras que en el §18 se requiere que el crédito se conceda para
satisfacer el precio de la compra de un bien mueble corporal, el §26c se refiere en
general a que el crédito sirva para financiar cualquier contrato que suponga la
entrega de un bien o la prestación de un servicio (por ejemplo, el contrato de obra
con pacto de pago a plazos) 8/ . En cambio, los presupuestos para la alegación de la
Einwendungsdurchgriff son mucho más rigurosos en el §26c KSchG; no sólo es pre-
cisa una unidad económica entre los dos contratos, sino que se exige asimismo un
acuerdo expreso de financiación entre prestamista y proveedor de los bienes o
servicios. Además, la utilización de esta excepción es subsidiaria: únicamente puede
ejercitarla cuando ha alegado sus derechos frente al proveedor, y éste no ha satisfe-
cho estas peticiones. Por último, en este §26c se concibe de un modo muy restric-
tivo, pues sólo puede ejercitarse en caso de incumplimiento del proveedor, pero
no cuando existe cualquier otra excepción derivada del contrato con el proveedor
que le autorizaría a suspender el pago de sucesivos plazos de amortización, caso
de haber celebrado una normal venta a plazos.
La regulación contenida en el §26c KSchG es desafortunada, no sólo porque
los presupuestos que permiten su aplicación son excesivamente restrictivos, por lo
que raras veces se darán todos juntos 88 , sino también porque implica la instauración
de un doble régimen jurídico en torno a la Einwendungsdurchgriff, el del §18. y el
del §26c. Como se ha comprobado, el ámbito de aplicación y los presupuestos de
esta «excepción» varían sustancialmente de un caso a otro, y este diferente trata-
miento jurídico carece de justificación.
C. Francia.
El Derecho francés regula por primera vez la compraventa a plazos financiada
por un tercero en la Ley núm. 78-22, de 10 de enero de 1978, relativa a la informa-
ción y la protección del consumidor en el ámbito de determinadas operaciones de
crédito 89 (en adelante, citada como Ley 78-22). Hasta su publicación no existía
86. Como señala A. RIEDLER: «Die Anpassung des KSchG an das EWR-Abkommen», Ecolex, 1994,
pg. 91, el consumidor puede oponer excepciones al prestamista, apoyándose tanto en el §18
como en el §26c KSchG.
87. APATHY, en «Kommentar zum KSchG», en SCHWIMANN (dir.), Praxiskommentar zum ABGB, Band
6 (§§1090-1292 ABGB, KSchG), Wien, Orac, 1997, §26c KSchG, Rn. 3; DEIXLER-HÜBNER, A.:
Konsumentenschutz, cit., pg. 94. Por otra parte, tampoco se exige para aplicar el §26a que el
importe total de lo que debe abonar el consumidor no supere los 310.000 chelines, ni que
éste quede obligado a realizar al menos dos pagos a plazos, al margen del desembolso inicial.
88. En la dificultad de prueba de estos requisitos inciden DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz,
cit., pgs. 95, y APATHY, en «Kommentar zum KSchG», en SCIIWIMANN, M. (dir.): Praxiskommentar
zum ABGB, cit., §26c KSchG, Rn. 3.
89. Loi num. 78-22, du 10 janvier 1978 relative á 1'informaüon et la protection du consommateur
dans le domaine de certaines opérations de crédit, publicada en Journal Officiel, el 11 de enero
de 1978. Sobre la ley, en general, v. ALPA, G.: «Crédito al consumo e tutela del debitore nell'es-
perienza francesa», Foro it., 1978, V, pgs. 172 y ss.; ANDERLONI, L.: «La tutela del consumatore
82
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
ninguna normativa que se ocupara con detenimiento de este tipo de operación,
aunque algunas leyes regulaban ciertos aspectos concretos de los negocios jurídicos
crediticios y de las ventas a crédito 90 . Sin embargo, en ninguna de ellas se aborda-
ban las relaciones entre los negocios jurídicos de compraventa y de crédito, en
concreto, las consecuencias que la entrega de un bien defectuoso o la nulidad de
la compraventa habría de tener en el contrato de crédito.
di servizi finanziari in Francia», en Ruozi, R. (dir.).: La tutela del consumatore di servizifinanziari.
Milano, Giuffré, 1990, pgs. 59 y ss.; BEY, E.: «De l'information et de la protection des consom-
mateurs dans le domaine de certaines opérations de crédit», JCP, 1978, pgs. 12845 y ss.; BIHL,
L.: «La Loi num. 78-22 du 10 janvier 1978 sur la protection et l'information du consomma-
teurs», JCP, 1978, Doctr., 2909 y ss.; BONNEAU, T.: Droit bancaire. Paris, Montchrestien, 1994, pgs.
402 y ss.; BRÁUNIG, G.: Der Konsumentenkredit im Jranzósichen Recht. Das Jranzósiche Gesetz Nr. 78-22
vom 10. Januar 1978 betrejfend die Information und den Schutz der Verbraucher im Bereich bestimmter
Kreditgeschafte aus rechtsvergleichender Sicht. Berlín, Duncker & Humblot, 1982; CALAIS-AUI.OY, J.:
Droit de la consommation, 2 a ed. Paris, Dalloz, 1986; CAIAIS-AULOY, J.: «Le crédit a la consomma-
tion en France», en HÓRMANN, G. (dir.): Verbraucherkredit und Verbraucherinsolvenz, 1986, pgs.
102 y ss.; CAIAIS-AULOY, J . / L . BIHL: «La loi 78-22 du 10 janvier 1978 protégeant les consomma-
teurs contre les dangers du crédit», JCP, 1978, pgs. 7245 y ss.; CAIAIS-AULOY, M.-T.: «Consumer
Credit in France», en GOODE, R. M. (dir.): Consumer Crédit, Leyden-Boston, 1978, pgs. 219 y ss.;
Cossu, C : «Crédito al consumo: appunti in margine al una recente legge francese», Riv. societá,
1979, pgs. 375 y ss.; CRÉMIEUX ISRAEL, D.: Crédit et protection du consommateur. Paris, Económica,
1978, pgs. 24 y ss.; CHARDIN, N.: Le contrat de consommation de crédit et l'autonomie de la volonté,
1988. Colee. Bibliothéque de Droit Privé, t. 199; DECONO, A.: «Commentaire de la loi du 10
janvier 1978», Rev. se. crim., 1978, pgs. 660 y ss.; FADLALLAH, I. (dir.): Le droit du crédit au consom-
mateur. Paris, Litec, 1982; FALLETTI, F.: La vente á crédit des biens de consommation. París, Litec,
1981; FOURGOUX, J.-CI./J. MIHAILOV/M.-V. JEANNIN: Prinápes et pratique du droit de la consommation,
2- ed. Paris, 1983; GAVALDA, C : «L'information et la protection des consommateurs deans
le domaine de certaines opérations de crédit», Dalloz, 1978, Chron., pgs. 189 y ss.; GODE, P.:
«Commentaire de la loi du 10 janvier 1978», Rev. trim. dr. civ., 1978, pgs. 437 y ss.; HEMARD, J.:
«Opération de Crédit, Protection des Consommateurs du 10 janvier 1978», Rev. trim. dr. com.,
1978, pgs. 154 y ss.; HOLLEAUX, A.: «Commentaire de la loi 10 janvier 1978», Les petites affiches,
1978, núm. 28; JACQUOT: Crédit a la consommation, les contrats d'adhésion et la protection du consom-
mateurs. Paris, 1978; MALINVAUD: «La protection des consommateurs», Dalloz, 1981, Chron., pgs.
49 y ss.; MOURIAU, M. O.: «Les actions gouvernementales dans le domaine du crédit a la conso-
mattion et du recouvrement de l'impayé en France», en HÓRMAN: Verbraucherkredit e Verbrauche-
rinsolvenz, 1986, pgs. 119 y ss.; PUJOL, H.: «La nuovelle réglementation du crédit á la consomma-
tion», La Semaine Juridique. Cahiers de Droit de L'entreprise, 1978, pgs. 31 y ss.; RAYMOND, G.: «La
protection du consommateur dans les opérations de crédit. Commentaire de la Loi num. 78-
22 du 10 janvier 1978», Gaz. Pal., 1978, Doctr., pgs. 556 y ss.; SAJÓN/, C : «Der Konsummenten-
kredit im franzósischen Recht», RIW, 1985, pgs. 448 y ss.; SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire
de la loi du 10 janvier 1978. Paris, 1978.
90. En Francia no se ha promulgado una ley de venta a plazos, similar a la Abzahlungsgesetz alemana
de 1894 o a la Ley 50/1965, de 17 de julio, sobre venta de bienes muebles a plazos. Se ha
optado, en cambio, por regular aspectos concretos de la venta a crédito, guiados más por
intereses económicos que por el fin de dotar de una mayor protección jurídica al prestatario.
Así, los Decretos núm. 55-585, de 20 de mayo de 1955, y núm. 56-755, de 4 de agosto de
1956 (Journal Officiel, de 21 de mayo de 1955, pg. 5099, y de 5 de agosto de 1956,'pg. 7380,
respectivamente) autorizan al Conseil National du Crédit para fijar la cuota del precio que
puede ser financiada mediante un crédito, o lo que es lo mismo, la parte del precio que
necesariamente ha de ser pagada al contado, y también el período máximo de vencimiento
del crédito. Como afirma SAJONZ, C : «Der Konsummentenkredit...», cit., RIW, 1985, pg. 449,
estos decretos fueron concebidos como un instrumento de lucha contra la inflacción. Poste-
riormente se promulga la Ley núm. 66-1010, de 28 de diciembre de 1956, sobre los intereses
usurarios, la intermediación en el crédito y la publicidad crediticia (Journal Officiel, de 29 de
diciembre de 1956, pg. 11623), cuyo fin primordial es evitar los intereses usurarios. Sobre la
evolución de la normativa francesa, v. BESSONE, M.: «Interessi "diffusi" e tutela del consumatore
nella recente evoluzione del diritto francese», Foro it., 1974, V, pgs. 87 y ss.
83
Ai. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Las decisiones judiciales tampoco vinieron a poner luz en el tratamiento de
los negocios financiados por un tercero 91 . Ya desde los primeros pronunciamientos
judiciales, en la década de los sesenta, la Cour de Cassation se basó en el principio
de relatividad de los contratos (art. 1165 Code Civil) para sostener la total separa-
ción entre los dos negocios jurídicos, de modo que lo que sucediera en uno de
estos contratos en nada habría de afectar a la existencia o cumplimiento del otro.
En particular, rechazó la argumentación de que el contrato de crédito tuviera su
causa en el contrato de compraventa, lo que provocaría la nulidad de aquél por
falta de causa, una vez declarada la nulidad de la compraventa 92 . Del mismo modo,
niega que el incumplimiento por el vendedor del contrato de compraventa legi-
time al comprador para suspender el pago de los plazos de amortización, o, en su
caso, para conseguir la resolución del contrato crediticio 93 . Esta ha sido la línea
jurisprudencial seguida hasta bien entrada la década de los setenta, momento en
el cual la Cour de Cassation reconoce en dos sentencias la posibilidad de que la
nulidad de la compraventa origine también la nulidad del contrato de crédito 94 .
El incremento de los negocios financiados por tercero, y la situación de des-
protección jurídica que en ellos soportaba el consumidor, comenzó a ser tenida
en cuenta por los juristas franceses, que reclamaban la intervención del legislador95.
La tan esperada Ley se publica en 197896. Se trata de una ley amplia, dividida en
33 artículos, algunos de los cuales han sido desarrollados mediante decretos 97 . En
cuanto a su contenido, y al margen de la delimitación de su ámbito de aplicación
(arts. 1 a 3) 98 , destaca la regulación de la publicidad de los créditos (art. 4), la
91. Un acertado resumen de la doctrina jurisprudencial francesa, e n SCHMITZ, W. F.: Der Jinanzierte
Abzahlungskauf im deutschen und franzósichen Recht. Ziuei Wege, durch Verknüpfung von Kaufuertrag
und Darlehensvertrag den Verbraucher zu schützen, Frankfurt am Main, Peter Lang, 1986, pgs. 134
y ss.
92. Así sucede, por ejemplo, en las Sentencias de 6 de enero de 1961 (Bull. Civ., 1961, III, pg.
345), y de 21 de enero de 1963 (Bull. Civ., 1963, III, pg. 37). En esta última sentencia se
declara expresamente que los dos contratos serán considerados, a todos los efectos, como
jurídicamente independientes, incluso aunque las partes hayan presentado los dos contratos
como vinculados entre sí.
93. GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 101.
94. Se trata de las Sentencias de la Sala Civil de 1 d e diciembre d e 1976 (Bull. Civ., I, pg. 303) y
de la Sala Comercial de 11 de diciembre de 1978 (Bull. Civ., IV, pg. 251). El contrato de
crédito es nulo si el prestamista tenía conocimiento de que en el contrato de compraventa
existían irregularidades que podían provocar su nulidad.
95. CALAIS-AULOY, J.: «Les cinq reformes qui rendraient le crédit moins dangereux pour les consom-
mateurs», Dalloz, 1975, pg. 21.
96. Como indican Cossu, C : «Crédito al consumo...», cit., pg. 376, y ALPA, G.: «Crédito al consumo
e tutela del debitore...», cit., pg. 176, los trabajos parlamentarios se prolongaron durante varios
meses. El proyecto de ley fue presentado en el Senado a comienzos de 1976 (prog. n ú m . 349,
1975-1976), siendo aprobado por la Asamblea Nacional a comienzos de 1977. Devuelta al
Senado en noviembre de 1977, fue finalmente aprobada el 10 de enero de 1978.
97. En concreto, el Decreto n ú m . 78-372, de 17 de marzo de 1978, dictado en aplicación del art.
3 de la Ley núm. 78-22 (Journal Officiel, de 22 de marzo), el Decreto n ú m . 78-509, de 24 de
marzo de 1978, dictado en aplicación de los arts. 5 y 12 de la Ley núm. 78-22 (Journal Officiel,
de 6 de abril), y el Decreto n ú m . 78-373, d e 17 de marzo de 1978, dictado en aplicación de
los artículos 19, 20 y 21 de la Ley n ú m . 78-22 (Journal Officiel, de 22 de marzo).
98. En el art. 2 se incluye expresamente en el ámbito de aplicación a todas las operaciones de
crédito unidas a una venta o a u n a prestación de servicios (toutes les opérations de crédit liées
84
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
oferta previa del crédito (art. 5), la revocación del contrato (art. 7), la concesión
de un plazo de gracia en caso de retraso en el pago (art. 8), la dependencia recí-
proca entre el contrato de compra y el de crédito (arts. 9 a 16), y la utilización de
letras de cambio (art. 17).
La Ley 78-22 no está en vigor, puesto que ha sido derogada por el Code de la
Consommation (en adelante, CConsom) 99 , que se ocupa del crédito al consumo en
los artículos L. 311-1 a 311-37100. La articulación de las relaciones entre el contrato
crediticio y el de compraventa se contiene en los artículos L. 311-20 a 311-28 CCon-
som101, que son una simple reproducción de los artículos 9 a 16 de la Ley 78-22,
á des ventes ou á des prestations de services). Semejante alusión desaparece e n el art. L. 311-2
CConsom.
99. Publicado mediante Ley núm. 93-949, de 26 de julio de 1993 (en Journal Ofiáel de la République
Francaise, de 27 de julio; reproducido en Dalloz, 1993, Legislation, pgs. 29 y ss.). Sobre el
CConsom, v. Pizzio, J.-P.: Code de la consommation, 2 a ed. Montchrestien, 1996.
100. Un estudio global de la nueva regulación francesa sobre el crédito al consumo, comparándola
con la normativa alemana, italiana e inglesa, en HERRMANN, S.: Der Verbraucherkreditverirag...,
cit., y e n Rrrz, C : Harmonisierungsprobleme..., cit.
101. El texto de estos preceptos es el siguiente:
Art. L. 311-20. Lorsque l'offre préalable mentionne le bien ou la prestation de services fi-
nancé, les obligations de l'emprunteur ne prennent effet q u ' á compter de la livraison du
bien ou de la fourniture de la prestation; en cas de contrat de vente ou de prestation de
services á exécution successive, elles p r e n n e n t effet a compter du debut de la livrasion ou de
la fourniture et cessent en cas d'interruption de celle-ci. Le vendeur ou le prestataire de
services doit conserver u n e copie de l'offre préalable remise á l'emprunteu r et la présenter
sur leur demande auz agents chargés du controle.
Art. L. 311-21. En cas de contestation sur l'exécution du contrat principal, le tribunal pourra,
jusqu'á la solution du litige, suspendre l'exécution du contrat de crédit. Celui-ci est résolu
ou annulé d e plein droit lorsque le contrat en vue duquel il a été conclu est lui-méme judiciai-
rement résolu ou annulé.
Les dispositions de l'alinéa précédent ne seront applicables que si le préteur est intervenu á
l'instance ou s'il a été mis en cause par le vendeur ou l'emprenteur.
Art. L. 311-22. Si la résolution judiciaire ou l'annulation du contrat principal survient du fait
du vendeur, celui-ci pourra, á la d e m a n d e du préteur, étre condamné á garantir l'emprunteur
du remboursement du prét, sans préjudice de dommages et intéréts vis-á-vis du préteur et de
l'emprunteur.
Art. L. 311-23. Chaqué fois que le paiement du prix sera acquitté, en tout ou partie, á l'aide
d'un crédit, et sous peine des sanctions prévues a l'article L. 311-34, le contrat de vente ou
de prestation de services doit le préciser. Aucun engagement n e peut valablement étre con-
tráete par l'acheteur á l'égard du vendeut tant qu'il n ' a pas accepté l'offre préalable du
préteur. Lorsque cette condition n'est pas remplie, le vendeur n e peut recevoir aucun paie-
ment, sous quelque forme que ce soit, ni aucun dépót.
Art. L. 311-24. Tant que le préteur ne 1' a pas avisé de l'octroi du crédit, et tant que l'emprun-
teur peut exercer sa faculté de rétraction, le vendeur n'est pas tenu d'accomplir son obliga-
tion de livraison ou de fourniture. Toutefois, lorsque par u n e d e m a n d e expresse rédigée,
datée et signée de sa main méme, l'acheteur sollicite la livraison ao la fourniture immédiate
du bien ou de la prestation de services, le délai de rétractation ouvert á l'emprunteur par les
articles L. 311-15 á 311-17 expire a la date de la livraison ou de la fourniture, sans pouvoir
ni exceder septjours ni étre inférieur a trois jours. Toute livraison ou forniture anticipée est
á la charge du vendeur qui en supporte tous les frais et risques.
Art. L. 311-25. Le contrat de vente ou de prestation de services est résolu de plein droit, sans
indemnité:
l s Si le préteur n ' a pas, dans le délai de septjours prevé aux articles L. 311-15 a 311-17,
informé le vendeur de l'attribution de crédit;
2 S Si l'emprunteur a, dans les délaisqui lui sont impartís, exercé son droit de rétractation.
Dans les deuz cas, le vendeur ou le prestataire de services doit, d u r simple demande , rembour-
ser alors toute somme que l'acheteur aurait versee d'avance sur le prix. A compter du hui-
85
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
salvo alguna pequeña modificación102. Se caracteriza el Derecho francés por haber
introducido una regulación minuciosa de los contratos vinculados, estableciendo
una acentuada dependencia entre ellos. Esta dependencia es recíproca, lo que
implica que el contrato de compraventa va a afectar de algún modo al contrato
crediticio, y que este negocio jurídico también influirá decisivamente en el contrato
de compraventa. / dor haya cumplido su obligación principal, que no es otra que la de entregar el
En consecuencia, en el estudio de la normativa francesa hay que partir de esta
doble influencia, analizando por separado los efectos que cada contrato ha de
tener en el otro.
1. Los efectos del contrato de compraventa en el contrato de crédito. El crédito vinculado a
la compraventa.
El contrato de compraventa sólo puede incidir en el contrato de crédito
cuando concurra el presupuesto señalado en el artículo L. 311-20 CConsom (anti-
guo art. 9.1 de la Ley 78-22): que en la oferta previa del prestamista se mencione
el bien o el servicio que se pretende financiar103. Únicamente en este supuesto
existirá un crédito vinculado (crédit lié), cuya eficacia queda por eso subordinada al
contrato de compraventa.
tiéme j o u r suivant la demande de remboursement, cette somme est productive d'intérés, de
plein droit, au taux legal majoré de moitié.
Le contrat n'est pas résolu si, avant l'expiration du délai d e sept j o u r s prévu ci-dessus, l'acqué-
reur paie comptant.
Art. L. 311-26. L'engagement préalable de payer comptant en cas de refus de prét est mil de
plein droit.
Art. L. 311-27. Le vendeur ou le prestataire de services n e peut recevoir, de la part de l'ache-
teur, aucun paiement sous quelque forme que ce soit, ni aucun dépót, en sus de la partie du
prix que l'acheteur a accepté de payer au comptant, tant q u e le contrat relatif á l'opération
de crédit n'est pas définitivement conclu.
Si une autorisation de prélévement sur compte bancaire ou postal est signée par l'acquéreur,
sa validité et sa prise d'effet sont subordonnées a celles d u contrat d e vente.
En cas de paiement d'une partie du prix au comptant, le vendeur ou prestataire de services
doit remetttre á l'acheteur un récépissé valant recu et comportant la reproduction intégrale
des dispositions de l'article L. 311-25.
Ait. 311-28. En cas de vente ou de démarchage á domicile, le délai de rétractation est de sept
jours quelle que soit la date de livraison ou de fourniture du bien ou de la prestation de
services. Aucun paiement comptant n e peut intervenir avant l'expiration de ce délai.
102. Sobre estos preceptos, además del análisis que de los mismos se hace en los artículos doctrina-
les ya citados, v. CALAIS-AULOY, M.-T.: «Fondament du lien juridique unissant vente et prét
dans le prét lié»,/CP, 1984, I, pgs. 3144 y ss.; DANA, A.: «La sanction de l'interdépendance»,
en FADIALIAH, I. (dir.): Le droit du crédit au consommateur, cit., pgs. 455 y ss.; HKRRMANN, S.: Der
Verbraucherkreditvertrag..., cit., pgs. 112 y ss., y 163 y ss.; RAVANAS, J.: «De l'interdépendance
dans l'exécution des contrats», en FADIALIAH, I. (dir.): Le droit du crédit au consommateur, cit.,
pgs. 415 y ss.; RITZ, C : Harmonisierungsprobleme..., cit., pgs. 17 y ss.; SCHMITZ, W. F.: Derfinanzierte
Abzahlungskauf..., cit., pgs. 109 y ss.; SCHMITZ, W. F.: «Das rechtliche Verháltnis von Kaufvertrag
u n d Darlehensveí trag beim fínanzierten Abzahlungskauf im deutschen u n d franzósischen
Recht», FLF, 1988, pgs. 32 y ss.; SYNVT.T, H.: «Les relations de dépendance entre le contrat
principal et le contrat de crédit dans leur formation», en FADLAUAH, I. (dir.): Le droit du crédit
au consommateur, cit., pgs. 335 y ss.
103. BONNF.AU, T.: Droit bancaire, cit., pg. 407.
86
_ 2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
a) El comienzo de la obligación del prestatario.
Las obligaciones del prestatario derivadas del contrato crediticio sólo son efica-
ces después de que el vendedor haya entregado el bien. Por tanto, el contrato de
crédito sólo será eficaz, en relación a las obligaciones del prestatario de reembolsar
al prestamista las cantidades pactadas en las fechas establecidas, cuando el vende-
bien al comprador o prestar el servicio (art. L. 311-20, frase 1 CConsom; antiguo
art. 9, párr. 1, frase 1 de la Ley 78-22). De este modo, el cumplimiento del contrato
crediticio se hace depender del cumplimiento del contrato de compraventa 104 . Con
este precepto se protege al prestatario-comprador, puesto que no estará obligado
a restituir al prestamista el préstamo en el supuesto de que, aunque el prestamista
haya cumplido, mediante la entrega del dinero al vendedor, este vendedor no haya
entregado el bien al comprador, por estar en quiebra 105 . En tal caso, el riesgo de
quiebra lo soporta el prestamista, y no el consumidor.
Si se trata de un contrato de venta de ejecución sucesiva (contrat de vente ou de
prestation de services a exécution successive), establece el artículo L. 311-20, frase 2
(antiguo art. 9, párr. 1, frase 2 de la Ley 78-22) que el prestatario no está obligado a
reembolsar el crédito hasta que el vendedor realice la primera entrega o la primera
prestación de servicios. Además, dicha obligación se suspende desde el momento
en el que el vendedor interrumpe la entrega o la prestación de servicios106. El
prestatario puede, por tanto, suspender el pago de los plazos sucesivos sin interven-
ción alguna del Juez, a diferencia de lo que sucede en el artículo L. 311-21 CCon-
b) La suspensión de la obligación del prestatario.
Además de la posibilidad de suspender la obligación de restituir el crédito en
los contratos con prestaciones sucesivas, se regula otro supuesto en el que también
es posible interrumpir esta obligación. En efecto, cuando exista un proceso judicial
entre vendedor y consumidor acerca del cumplimiento del contrato de compra-
104. Como señala BEY, E.: «De l'information et de la protection des consommateurs...», cit., pg.
12845, Nr. 146, el cumplimiento por el prestatario del contrato de crédito está sometido a
condición suspensiva. Esta condición, establecida por la ley, es el cumplimiento por el vende-
dor del contrato de compraventa.
105. SCHMITZ, W. F.: Der finanzierte Abzahlungskauf..., cit., 1986, pg. 152.
106. La ley n o se refiere a que la obligación del prestatario se suspenda, sino a que termina, a
que cesa (cessent). La doctrina h a calificado como n o clara y desafortunada la terrhinología
utilizada, puesto que n o es cierto que la obligación del prestatario termine cuando' el vende-
dor n o realice un a de las entregas en la fecha estipulada. Lo que sucede más bien es que
se suspende la obligación del prestatario; éste n o estará obligado a satisfacer los plazos de
amortización del préstamo hasta que el vendedor reanude las entregas de bienes o las presta-
ciones de servicios. En este sentido, GAVALDA, C : «L'information et la protection...», cit., Nr.
37; SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, c i t , Rz. 199.
107. En el art. L. 311-20 CConsom se incluye u n a tercera frase que n o existía en el art. 9.1 de la
Ley 78-22. En la misma se dispone que el vendedor o el prestador de servicios debe conservar
una copia de la oferta previa entregada al prestatario, y presentarla a los agentes encargados
del control, cuando así se lo soliciten.
87
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
venta, el Juez puede ordenar la suspensión del cumplimiento del contrato crediti-
cio hasta que termine el proceso (art. L. 311-21, párr. 1, frase 1 CConsom; antiguo
art. 9, párr. 2, frase 1 de la Ley 78-22). Por otra parte, sólo es posible suspender la
ejecución del contrato crediticio cuando el prestamista haya intervenido en el pro-
ceso que enfrenta a vendedor y consumidor, ya sea mediante la intervención volun-
taria, ya mediante la intervención obligatoria tras la llamada del vendedor o del
consumidor (art. L. 311-21, párr. 2 CConsom; antiguo art. 9, párr. 3 de la Ley 78-
22). La doctrina ha señalado que es bueno que el prestamista intervenga en ese
proceso, puesto que el resultado del mismo provocará importantes consecuencias
en el contrato crediticio108.
Tras el incumplimiento del vendedor, al consumidor no se le concede automá-
ticamente el derecho a suspender el reembolso del crédito al prestamista, como
sucede en el Derecho alemán mediante la Einwendungsdurchgriff, sino que tiene
que dirigirse al Juez, para que éste ordene la suspensión de la obligación 109 . El Juez
«puede» decretar esa suspensión, lo que significa que ésta tiene para el Juez carác-
ter facultativo, por lo que la ordenará si así lo estima conveniente 110 .
Una vez concluido el proceso entre vendedor y consumidor, se levanta la sus-
pensión respecto a la obligación que tiene el prestatario de devolver el crédito al
prestamista. Sin embargo, la ley no especifica cómo ha de ejecutarse el contrato
crediticio. En principio, caben dos soluciones. De acuerdo con la primera de ellas,
todos los plazos que estaban bajo suspensión se declaran vencidos, por lo que el
prestatario debe pagar todos ellos una vez finalizada la suspensión de la obligación.
También es posible, en segundo lugar, que se modifique el término en el que cada
una de las obligaciones suspendidas es exigible, de manera que si el prestatario
dejó de abonar cinco mensualidades del préstamo, está obligado, no a abonarlas de
una sola vez, sino que debe satisfacer sólo una de ellas. De este modo se prolonga la
ejecución del contrato, que concluirá cinco meses después de la fecha estipulada.
La doctrina ha optado por la primera solución111, porque, si bien es deseable que
el prestatario esté liberado de su obligación de pago durante el tiempo que dure
108. En este sentido, FALLF.TTI, F.: La vente á crédit des biens..., cit., pg. 204, Nr. 248; SCHMIDT, D . / P .
GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 205; HERR.VIA.NN, S.: Der Verbraucherkre-
ditvertrag..., cit., pg. 167.
109. RITZ, C : Harmonisierungsprobleme..., cit., pg. 18. Algún autor, como MARTÍN, D.: «La défense
du consomateur á crédit», Rev. trim. dr. com., 1977, pg. 639, Nr. 58, justifica que sea el juez
el único legitimado para autorizar la suspensión de la ejecución del contrato crediticio. En
caso contrario, se correría el riesgo de que un avispado consumidor consiguiera la suspensión
de su obligación frente al prestamista mediante el recurso a u n a continua disputa con el
vendedor acerca del cumplimiento del contrato de compraventa. Sin embargo, SCHMITZ, W.
F.: Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 162, estima que hubiera sido más aconsejable u n a
regulación similar a la alemana, e n la que la suspensión del reembolso del crédito al presta-
mista n o se hace depender de u na decisión judicial.
110. En relación a las circunstancias que h a n de ser valoradas por el juez a la hora de determinar
si procede o n o la suspensión de la obligación, y ante la ausencia en la ley de u n a indicación
al respecto, algunos autores estiman que el criterio decisivo será la importancia del defecto
del bien. En esta línea, GAVALDA, C : «L'information et la protection...», cit., pg. 199, Nr. 38,
y CALAIS-AULOY, J.: Droit de la consommation, cit., pg. 357, Nr. 258.
111. SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 207.
88
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
el proceso, una vez que éste finalice no es conveniente que se produzca una prolon-
gación del crédito, que sólo a él beneficia, máxime si se tiene en cuenta que la
posibilidad de conceder al consumidor un plazo de gracia ha sido establecida sólo
para los casos regulados en el artículo L. 313-12 CConsom.
c) Los efectos de la ineficacia del contrato de compraventa en el contrato crediticio.
La nulidad o resolución del contrato de compraventa, decretada por un juez,
provoca de modo automático la nulidad o resolución del contrato de crédito (art.
L. 311-21, párr. 1, frase 2; antiguo art. 9, párr. 2, frase 2 de la Ley 78-22). De igual
manera que en el caso anterior, también aquí es preciso que el prestamista haya
intervenido en el proceso judicial en el que se declara la nulidad o resolución del
contrato de compraventa (art. L. 311-21, párr. 2 CConsom). Por tanto, indepen-
dientemente de la causa que provoca la nulidad, o de la parte del contrato de
compraventa a quién sea imputable el incumplimiento que determina la resolu-
ción, una vez decretada la nulidad o resolución de este último contrato, también
se declarará nulo o resuelto el contrato crediticio. Por lo que se refiere a las obliga-
ciones liquidatorias, se siguen las reglas del Code Civil, cuya finalidad es colocar a
cada parte en la misma situación patrimonial en que se encontraba antes de haber
celebrado el contrato. Por eso, cada parte está obligada a restituir a la contraparte
la prestación recibida 112 .
Algún autor 113 ha destacado que la resolución del contrato de compraventa
solicitada por el consumidor puede tener para éste un efecto bumerán. Así suce-
derá especialmente en el supuesto de insolvencia del vendedor. En tal caso, el
consumidor no podrá recibir del vendedor el precio del bien, y sin embargo se-
guirá estando obligado a restituir al prestamista el importe del crédito. Será el
consumidor el que tenga que soportar el riesgo de insolvencia del vendedor 114 .
112. Como señala BRÁUNIG, G.: Der Konsumentenkredit im franzósichen Recht..., cit., pg. 95, en el ám-
bito de la liquidación de las obligaciones se parte del principio legal de separación de los
dos contratos, por lo que la restitución tiene lugar entre los contratantes. Por eso, el vendedor
devuelve al consumidor el precio de la compra (formado por el desembolso inicial del com-
prador y el dinero obtenido mediante el préstamo), el consumidor entrega al vendedor el
bien comprado, el prestamista restituye al consumidor las cantidades que éste le ha abonado
en concepto de plazos de amortización, comisiones o cualquier otro pago, y el consumidor
restituye al prestamista el importe del préstamo recibido. Por otra parte, si la resolución de
la compraventa se debe al incumplimiento del vendedor, que n o ha entregado el bien al
consumidor, éste n o tiene ninguna obligación liquidatoria, ni frente al vendedor (no puede
devolver un bien q u e nunca h a recibido), ni frente al prestamista (el consumidor n o ha
satisfecho aún ningún plazo de amortización del préstamo, puesto que sólo está obligado a
hacerlo cuando haya recibido el bien del vendedor, tal y como preceptúa el art. L. 311-20,
frase 1). /
113. SCHMITZ, W. F.: Der finanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 172.
114. Solución esta que h a sido criticada por la doctrina (cfr. CALAIS-AULOY, J.: Droit de la consomma-
tion, cit., pg. 357, Nr. 258. Así ocurre en la hipótesis de cumplimiento defectuoso del vende-
dor. Si entrega un bien con defectos o vicios ocultos, y después deviene insolvente, se produ-
cirá la situación ya indicada, que tan perjudicial es para el consumidor. Sin embargo, la
desprotección del consumidor nunca es posible cuando la insolvencia del vendedor se pro-
duce antes de haber realizado la entrega, y ello porque la entrega del bien al consumidor
funciona como un a condición suspensiva en relación a la obligación de éste de reembolsar
el crédito.
89
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
d) El derecho de garantía del prestamista.
Los legítimos derechos del prestamista quedan protegidos, no sólo porque se
impone su intervención en el proceso judicial que ha de conducir a la suspensión,
anulación o resolución del contrato crediticio, sino por la garantía que le concede
el artículo L. 311-22 CConsom (antiguo art. 10 de la Ley 78-22). Según este pre-
cepto, el vendedor puede ser condenado a garantizar la obligación del consumidor
de devolver el préstamo, cuando así lo solicite el prestamista.
Los presupuestos para la aplicación de esta norma son los siguientes. En pri-
mer lugar, es preciso que el vendedor haya causado la anulación o la resolución
del contrato de compraventa. No se exige la culpabilidad del vendedor (por ejem-
plo, un incumplimiento culposo por su parte), sino que es suficiente con que a él
se deba la anulación o resolución 110 . En segundo lugar, la consideración del vende-
dor como garante sólo es posible cuando así lo solicita el prestamista. En conse-
cuencia, el Juez no puede decretar de oficio esta especial responsabilidad del ven-
dedor.
El artículo L. 311-22 CConsom no concede al prestamista el derecho a dirigirse
inmediatamente al vendedor, quien queda obligado, como garante, a la devolución
del préstamo 116 . La garantía funciona más bien como una fianza subsidiaria117, por
lo que el prestamista tiene que reclamar el importe del crédito concedido, en
primer lugar, al prestatario. Únicamente cuando éste sea insolvente puede el pres-
tamista dirigir su acción contra el vendedor 118 .
2. Los efectos del contrato de crédito en el contrato de compraventa. La compraventa vincu-
lada al crédito.
Del mismo modo que el contrato de compraventa provoca determinadas con-
secuencias en el contrato crediticio, también éste va a influir de cierta manera en
aquel negocio jurídico.
a) La obligación del comprador frente al vendedor.
Establece el artículo L. 311-23 CConsom (antiguo art. 11 de la Ley 78-22) que
hasta que el comprador no haya aceptado la oferta previa del prestamista, no estará
obligado a realizar ningún tipo de prestación al vendedor. La admisión de la oferta
de crédito no es condición para la validez del contrato de compraventa 119 , sino
115. SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 211.
116. Existe algún pronunciamiento judicial anterior a 1978 que establece esta posibilidad. Así, la
Sentencia de la Cour de Cassation de 21 de julio de 1975, Dalloz, 1976, Jurisp., pg. 582, con
n o t a d e AGOSTINI E. y P. DIENER.
117. BRÁUNIG, G.: Der Konsumentenkredit im franzósichen Recht..., cit., pg. 96; SCHMITZ, W. F.: Derfinan-
zierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 171.
118. SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 212.; GAVALDA, C :
«L'information et la protection...», cit., pg. 199, Nr. 77.
119. Este contrato se perfecciona cuando existe consentimiento m u t u o respecto al precio y al
bien, según el art. 1583 Code Civil.
90
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
para que la obligación del consumidor respecto al vendedor sea eficaz. Por tanto,
hasta el momento de la aceptación esta obligación no será exigible120, lo que quiere
decir que la producción de efectos del contrato de compra depende de la conclu-
sión del contrato crediticio 121 .
Para que entre en juego esta normativa, el artículo citado del CConsom exige
que en el contrato de compraventa o de prestación de servicios conste que el
importe debido por el consumidor se va a satisfacer total o parcialmente con la
ayuda de un crédito. La doctrina francesa se ha planteado si la referencia al crédito
en el contrato de compra es absolutamente indispensable para que se aplique el
artículo L. 311-23 CConsom. Un primer grupo de autores afirman la necesidad de
una alusión expresa a la obtención de un crédito, porque así se deduce del tenor
literal de la ley122. Sin embargo, es opinión mayoritaria la de quienes sostienen que
lo verdaderamente importante es que la compra se haya financiado con ayuda de
un crédito, y que el vendedor tenga conocimiento de este hecho, aunque no se
aluda al mismo en el contrato de compraventa 123 .
El artículo L. 311-23, frase 3 CConsom incide nuevamente sobre la no exigibili-
dad de pago alguno al consumidor hasta que éste haya aceptado el crédito, pero
alude a ello en relación a la posición del vendedor. Establece este precepto que el
vendedor n o puede recibir ningún tipo de pago o depósito, sea cual sea la forma
bajo la que se realice, hasta que el consumidor haya aceptado la oferta de crédito.
La protección del consumidor se completa con el artículo L. 311-26 CConsom
(antiguo art. 14 de la Ley 78-22), que declara nulo el pacto entre vendedor y
consumidor por medio del cual éste se compromete a pagar el precio al contado,
caso de que su solicitud de crédito sea rechazada.
b) La obligación del vendedor de entregar el bien.
El artículo L. 311-24 CConsom (antiguo art. 12 de la Ley 78-22) regula las
relaciones entre vendedor y consumidor una vez que éste ha aceptado la oferta
previa de crédito. Dispone este artículo que el vendedor no está obligado a cumplir
su obligación de entrega del bien o de realización del servicio hasta que el presta-
mista no le comunique que ha accedido a conceder al consumidor el crédito solici-
tado, y hasta que transcurra el plazo dentro del cual éste puede hacer uso del
derecho a revocar el crédito. Por tanto, el cumplimiento del contrato de compra-
venta, en concreto de la obligación que compete al vendedor, se hace depender
120. SYNVET, H.: «Les relations de dépendance...», cit., pg. 370, Nr. 48.
121. SCHMITZ, W. F.: Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 173. Mediante este precepto, el legisla-
dor quiere proteger al consumidor de aquella situación e n la que, después de haber recibido
por parte de la entidad prestamista la denegación del préstamo solicitado, sólo tiene la op-
ción de, o bien pagar el precio al contado, o bien perder el desembolso inicial que e n su
caso el consumidor h a realizado al vendedor.
122. SYNVET, H.: «Les relations de dépendance...», cit., pg. 367, Nr. 44.
123. SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 163; FALLETTI: La
vente á crédit des biens..., cit., pg. 127, Nr. 146; CAIAIS-AI'LOY, J . / L . BIHL: «La loi 78-22 d u 10
janvier 1978...», cit., pg. 7245, Nr. 12; MARTÍN, D.: «La défense d u consomateur á crédit», cit.,
pg. 644, Nr. 69.
91
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
de la definitiva existencia del contrato crediticio. Ahora bien, aunque el vendedor
no está obligado hasta ese instante a entregar el bien, puede si así lo desea realizar
antes dicha entrega. En tal caso será él quien soporte todos los costes y riesgos de
la operación (art. L. 311-24, frase 3 CConsom) 124 .
Puede ocurrir que el consumidor tenga interés en recibir el bi^n lo antes
posible, sin tener que esperar a que transcurra el plazo de siete días de que dispone
para revocar el contrato. Con el fin de permitirle una adquisición más rápida,
dispone el artículo L. 311-24, frase 2 CConsom que si el consumidor solicita expre-
samente, mediante un escrito fechado y firmado por él, la inmediata entrega del
bien, el plazo de revocación termina con la entrega del bien, siempre que la dura-
ción de este plazo no haya sido inferior a tres días125.
c) La resolución del contrato de compraventa.
La dependencia del contrato de compra del cumplimiento del contrato credi-
ticio se completa con el artículo L. 311-25, párr. 1 CConsom (antiguo art. 13 de la
Ley 78-22). El contrato de compraventa o de prestación de servicios quedará re-
suelto de pleno derecho, sin derecho del vendedor a obtener una indemnización,
cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias: a) el prestamista no ha
informado al vendedor, durante un período de siete días, de que ha concedido el
crédito al consumidor; b) el consumidor ha revocado el contrato crediticio.
Una conducta ajena al consumidor, como es la ausencia de comunicación del
prestamista al vendedor en relación a la concesión del crédito, puede provocar la
resolución del contrato de compraventa. Con la finalidad de suavizar un poco esta
solución, se permite al consumidor pagar el precio al contado antes de que transcu-
rra el plazo de revocación de siete días (art. L. 311-25, párr. 3 CConsom) 126 .
124. Entre otros, el riesgo de pérdida fortuita del bien. De acuerdo con el art. 1583 Code Civil,
la propiedad se transmite desde la conclusión del contrato de compraventa. Por tanto, desde
ese m o m e n t o el riesgo de pérdida fortuita de la cosa recae sobre el comprador. Sin embargo,
en el negocio a plazos financiado existe u n a excepción, porque el vendedor soporta este
riesgo hasta la definitiva ejecución del contrato de compraventa. Así sucede también en la
hipótesis de entrega anticipada del bien por el vendedor, regulada en el art. L. 311-24, frase
3 CConsom. Según dispone la ley, en este supuesto el vendedor soportará todos los riesgos
de la operación. Entre estos riesgos está también el de pérdida fortuita del bien. En este
sentido, SYNVKT, H.: «Les relations de dépendance...», cit., pg. 373, Nr. 52.
125. Com o afirma BRÁUMC, G.: DerKonsumentenkredit imfranzósichen Recht..., cit., pg. 100, el derecho
de revocación, que con carácter general queda regulado en los arts. L. 311-15 a 311-17 CCon-
som, experimenta una modificación importante en los contratos vinculados en lo que se
refiere a su duración. Sin embargo, esta especial regulación n o es aplicable a las ventas a
domicilio (art. L. 311-28 CConsom).
126. Como indica BRÁUNIG, G.: Der Konsumentenkredit imfranzósichen Recht..., cit., pg. 101, la interpre-
tación de este precepto no es fácil. El prestamista tiene un plazo de siete días para anunciar
al vendedor que ha estipulado con el consumidor el contrato de crédito. Si el consumidor
n o quiere que el contrato de compraventa se resuelva, tendrá que estar atento y comprobar
que efectivamente el prestamista cumple con su obligación de informar al vendedor sobre la
concesión del crédito. Si observa que el prestamista no realiza esa información, sólo podrá
evitar la resolución del contrato de compraventa mediante el pago al contado del precio.
92
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
Si por cualquiera de los dos motivos citados se resuelve el contrato de compra-
venta, el vendedor queda obligado a restituir al consumidor todos los pagos que
éste le haya realizado. A partir del octavo día siguiente al requerimiento de reem-
bolso, esa suma produce intereses, por un importe igual al interés legal incremen-
tado en su mitad (art. L. 311-25, párr. 2, frase 2 CConsom) 127 .
Como conclusión, puede afirmarse que el legislador francés ha establecido un
amplio número de supuestos en los que los contratos de compra y de crédito tienen
entre sí una importante influencia. La vinculación se ha construido a través de un
sistema de condiciones suspensivas y resolutorias, que afecta sobre todo a la fase
de formación de los contratos, de manera que ninguno de ellos producirá efectos
si el otro tampoco llega a producirlos. En efecto, la entrega del bien es condición
suspensiva de la obligación de devolución del crédito (art. L. 311-20, frase 1 CCon-
som), la no celebración del contrato de crédito es condición resolutoria del con-
trato de compraventa (art. L. 311-25, párr. 1 CConsom), la aceptación de la oferta
de crédito es condición suspensiva de la eficacia del contrato de compraventa (art.
L. 311-23, frase 2 CConsom), el anuncio del prestamista al vendedor de que ha
concedido el crédito es condición suspensiva de la obligación del vendedor, y la
anulación o resolución del contrato de compraventa es condición resolutoria del
contrato crediticio 128 .
A diferencia de lo que sucede en Alemania, donde se ha optado por hacer
una regulación general sobre la oponibilidad de excepciones frente al prestamista
(Einwendungsdurchgriff), en la Ley francesa se especifican uno a uno los supuestos
de hecho en los que la vinculación contractual ha de tener consecuencias jurídicas.
Por tanto, salvo en los casos expresamente recogidos en los artículos L. 311-20 a
311-28 CConsom, sigue rigiendo con carácter general el principio de separación
de los dos contratos (que se manifiesta, por ejemplo, en las obligaciones liquidato-
rias que se producen tras la nulidad o resolución de los dos negocios jurídicos).
Conviene resaltar, por último, las distintas consecuencias que se producen
tras el incumplimiento del vendedor. Si el vendedor no ha entregado el bien, el
consumidor no está obligado a satisfacer ningún pago de amortización del crédito
(art. L. 311-20, frase 1 CConsom). En cambio, si el vendedor ha realizado una
prestación defectuosa y el bien presenta vicios o defectos ocultos, la protección del
consumidor no es tan clara, puesto que sólo podrá suspender el reembolso del
crédito cuando en el proceso que enfrenta a vendedor y consumidor (y en el que
necesariamente ha de intervenir el prestamista) así lo decida el Juez, de acuerdo
con el artículo L. 311-21, párrafo 1, frase 1 CConsom. Otra posibilidad que tiene
es solicitar la resolución del contrato de compraventa, que provocará asimismo la
resolución del contrato de crédito (art. L. 311-21, párr. 1, frase 2 CConsom), con
las consiguientes obligaciones restitutorias. Eso es lo que sucederá si el consumidor
127. La cuantía de los intereses aumenta en relación a la regulación contenida en la Ley 78-22,
que los limitaba al interés legal (art. 13, párr. 2, frase 2).
128. SCIIMITZ, W. F.: DerfinanzierteAbzahlungskauf..., cit., pgs. 197 y 200; SCHMITZ, W. F.: «Das rechtli-
che Verháltnis von Kaufvertrag und Darlehensvertrag...», cit., pg. 32.
93
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ejercita la acción redhibitoria (action rédhibitorie) del artículo 1644 Code Civil, por
tener ésta un carácter resolutorio. Sin embargo, el ejercicio de la acción estimatoria
(action estimatoire) no conducirá a la resolución del contrato de crédito. Pero es que
además la disminución del precio del bien no beneficiará al consumidor, puesto
que, a pesar de recibir del vendedor la diferencia entre el precio original y el
precio definitivo, sigue estando obligado a reembolsar al prestamista el crédito en
los mismos términos, es decir, el contrato de crédito no ha sufrido una «minora-
ción» semejante a la del contrato de compraventa 129 . Hubiera sido conveniente,
por tanto, trasladar al contrato crediticio los beneficios que el consumador obtiene
tras el ejercicio de la acción estimatoria.
D. Inglaterra.
El primer país europeo en el que se realiza una regulación completa de todos
los problemas que se plantean en torno al crédito al consumo es Inglaterra 130 .
Tomando como base el informe Crowther, presentado por el Crowther Committee on
Consumer Credit en marzo de 1971, se publica en el año 1974 la Consumef Credit Act
(en adelante, CCA)131. Más que de una ley, se trata de un auténtico código en
materia de crédito al consumo, pues consta de más de 190 artículos (secciones, en
terminología inglesa), que disciplinan no sólo su vertiente jurídico-privada, sino
también otros aspectos de derecho público. La regulación contenida en la CCA es
mucho más completa que la contenida en la Directiva 87/102/CEE; de ahí que
pueda afirmarse que satisface sin problemas la protección mínima exigida por la
129. Sobre el particular, en detalle, v. SCHMITZ, W. F.: Der finanzierte Abzahlungskauf..., cit., pgs. 192
y ss.
130. Sobre la evolución histórica del crédito al consumo en Inglaterra, v. HOWELLS, G. G./S. WEAT-
IIERILL: Consumer Protection Law, Dartmouth, 1995, pgs. 234 y ss.
131. La bibliografía sobre la ley de crédito al consumo inglesa es ingente. Sin ánimo de exaustivi-
dad, puede citarse la siguiente: BENNION, F.: Consumer Credit Act Manual, 1981; DOBSON, P.: Sale
of goods and consumer credit. London, Sweet 8c Maxwell, 5 a ed., 1996; GOODE, R. M.: «The
Consumer Credit Act 1974», Cambridge Law Journal, 1975, n ú m . 34, pgs. 103 y ss.; GOODE, R.
M.: Consumer Credit Legislation; GOODE, R. M.: The Consumer Credit Act. A Students guide, 1979;
GOODE, R. M.: Consumer Credit Law. London, Butterworths, 1989; GUEST, A. G./M. G. LLOYD:
Enciclopedia of Consumer Credit Law, Sweet & Maxwell; GUEST, A. G.: «La vente a credit en
Angleterre», Revue Internationale de Droit Comparé, 1973, pgs. 648 y ss.; HARVEY/PARRY: The Law
of Consumer Protection and Fair Trading. London, 1992, pgs. 25 y ss.; HILL-SMITH, A.: Consumer
Credit: Law und Practice. London, Sweet & Maxwell, 1985; HOWELLS, G. G./S. WEATHERILL: Con-
sumer Protection Law, Dartmouth, 1995, pgs. 233 y ss.; KARPINSKI, J . / S . FIELDING: Consumer Credit
Agréments, 1985; LOWE, R./G. WOODROFFE: Consumer Laxo and Practice, 1995; MACLEOD, J. K / M .
CRONIN: «Consumer credit law in England», en GOODE, P. (dir.). Consumer Credit, Leyden-
Boston, 1978; ROSENTHAL, D.: Guide to Consumer Credit Law and Practice, 1994; WHINCUP, M. H.:
Consumer Legislation in the United Kingdom and the Republic of Ireland, Van Nostrand Reinhold
Company, 1980. En lengua no inglesa, pueden consultarse las obras de CARLUCCIO, E.: «La
tutela del consumatore di servizi fínanziari in Gran Bretagna», en Ruozi, R.. (dir.): La tutela
del consumatore di servizi fínanziari. Milano, Giuffré, 1990, pgs. 203 y ss.; F. ZICCARDI: «II consu-
mer credit act inglese del 1974: prime impressioni», Giur. it., 1978, IV, pgs. 20 y ss. U n estudio
de derecho comparado sobre la normativa inglesa, alemana, italiana y francesa del crédito al
consumo, en HERRMANN, S.: Der Verbraucherkreditvertrag..., cit., y en RITZ, C : Harmonisierungspro-
bleme..., cit.
94
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
Directiva132. Aun así, la CCA ha sido modificada en varias ocasiones, habiéndose
publicado asimismo numerosas disposiciones que vienen a desarrollarla y comple-
tarla.
Antes de indagar las consecuencias que produce la vinculación entre los con-
tratos de compraventa y de crédito en la CCA, conviene analizar las distintas mane-
ras en que puede tener lugar la adquisición de un bien por un consumidor que
no dispone del dinero necesario para pagar al contado. Son las siguientes:
1) El hire-purchase agreement. E.ste tipo de contrato se inicia cuando un consu-
midor se dirige a un proveedor de bienes y le manifiesta su intención de adquirir
un bien a crédito. El proveedor le propone que los adquiera a través de un hire-
purchase, celebrado entre el consumidor y una entidad financiera, que mantiene
relaciones negocíales con ese vendedor. El modo de proceder es el siguiente. El
proveedor tiene en su poder formularios de solicitud del hire-purchase, que cumpli-
menta y firma el consumidor. El consumidor paga normalmente una entrada al
proveedor. La solicitud debidamente cumplimentada la envía el proveedor a la
entidad financiera, para que ésta la analice y, en su caso, la firme, perfeccionándose
así el contrato en cuestión. Al mismo tiempo que el proveedor remite al prestamista
la solicitud de contrato, también le realiza una oferta de venta del bien que pre-
tende adquirir el consumidor. Si la entidad financiera acepta la oferta del consumi-
dor de celebrar el hire-purchase, tendrá que aceptar también la oferta de venta reali-
zada por el proveedor. Desde que la entidad financiera firma el contrato de hire-
purchase, adquiere la propiedad de los bienes, mientras que la posesión pasa al
consumidor. Este se obliga a realizar a la entidad financiera un número de pagos,
normalmente mensuales. Cuando ha satisfecho todos los pagos, el consumidor
tiene el derecho a ejercitar la opción de compra de los bienes; si realiza el pago
de la cantidad pactada, adquirirá la propiedad del bien. El ejercicio de esta opción
es voluntario para el consumidor, aunque lo normal será que sí haga uso de la
133
misma .
2) El conditional-sale agreement. Este contrato es muy similar al hire-purchase,
pues el procedimiento que conduce a su celebración y las obligaciones que asumen
las partes intervinientes son las mismas. Su única diferencia radica en que el consu-
midor adquiere la propiedad del bien con el pago del último plazo, sin necesidad
de ejercicio de opción alguna. Diferencia que sin embargo es más teórica que real,
porque lo habitual es que el consumidor que estipula un hire-purchase ejercite la
opción de'compra y adquiera la propiedad del bien. '
132. En este sentido, GOODE, R. M.: Consumer Credit Law. London, Butterworths, 1989, Nr. 37.13,
pg. 826.
133. Como indica HII.L-SMITH, A.: Consumer Credit..., pg. 4, este contrato presenta para la entidad
financiera la ventaja de que ella continúa en propiedad del bien hasta que el consumidor no
pague todos los plazos y n o ejercite la opción de compra, lo que le sirve de garantía en el
supuesto de incumplimiento por el consumidor de su obligación de pagar los plazos. En
cambio, su mayor inconveniente es que, en cuanto propietaria, la entidad financiera es res-
ponsable de los defectos que puedan existir en los bienes proporcionados al consumidor.
95
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
3) El credit-sale agreement. Es la típica venta a plazos, estipulada entre el consu-
midor y otra persona, que asume simultáneamente la función vendedora y financia-
dora 134 . Tras la celebración de este contrato, el consumidor recibe el bien (su pose-
sión y su propiedad), quedando obligado a abonar los plazos estipulados en las
fechas pactadas. A diferencia de lo que sucede en los dos supuestos anteriormente
citados, la parte que celebra el contrato con el consumidor no mantiene la propie-
dad del bien mientras está pendiente la total ejecución del contrato, por lo que
será necesario establecer otros derechos de garantía que garanticen su derecho
a recibir del consumidor los pagos a plazos. Lógicamente, el vendedor a plazos
responderá, como vendedor que es, de los defectos que tengan los bienes vendidos.
4) Connected-lending transaction. El consumidor estipula dos contratos: uno de
compraventa con el proveedor de los bienes, y otro de préstamo con la entidad
financiera. El proveedor recibe el precio inmediatamente, bien del consumidor,
bien del propio prestamista, supuesto este último que será el habitual, puesto que
de este modo la entidad financiera se asegura de que el dinero será empleado en
la adquisición de ese bien. El contrato de préstamo constituye una operación co-
nectada (una connected transaction), porque está íntimamente unido con la compra-
venta. Esta forma de articular jurídicamente la financiación al consumidor presenta
la enorme ventaja para el prestamista de que no tiene que soportar ningún tipo
de responsabilidad en caso de defectos en los bienes vendidos. El prestamista no
es parte contractual en el contrato de compraventa, razón por la cual no va a
responder del incumplimiento del vendedor. Esta desagradable situación jurídica
se modifica substancialmente con la CCA, que extiende en determinados c/asos a
los prestamistas esta responsabilidad.
De los cuatro supuestos mencionados, los tres primeros aparecen definidos en
la CCA. En cambio, no ocurre eso con el cuarto. Efectivamente, la expresión connec-
ted-lending transaction no es usada en la CCA. Esto no significa que carezca de regula-
ción en esta ley, sino que la misma se le concede a través de otros caminos 135 .
De acuerdo con el objeto de investigación de esta tesis doctoral, se hace nece-
sario ceñir el análisis a la connected-lending transaction, y examinar las medidas que
la CCA establece para proteger al consumidor que celebra dos negocios jurídicos
con el fin de adquirir un bien a plazos. El estudio debe desglosarse en dos aparta-
dos. Eox-una-parte, hay que analizar el artículo 75 CCA, que regula la responsabili-
dad del prestamista en caso de incumplimiento del vendedor. P o r o t r a , los dos
contratos pueden constituir una linked transaction, definida en el artículo 19. CCA,
en cuyo caso serán de aplicación todos aquellos preceptos que se refieren a la
misma.
134. Según HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pg. 6, esta persona puede ser tanto un proveedor
de bienes como una entidad financiera.
135. Así, HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pg. 7.
96
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
1. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor.
La estipulación de dos contratos, frente a dos personas distintas, puede perju-
dicar gravemente al consumidor en el caso de que el vendedor incumpla su obliga-
ción, no entregando el bien comprado o entregándole uno defectuoso, porque el
consumidor no podrá dejar de pagar los plazos de amortización del préstamo,
debido a que el prestamista es un tercero en relación al contrato de compraventa.
Esta situación se modifica con el artículo 75 CCA, según el cual si el consumidor
puede ejercitar contra el proveedor cualquier derecho derivado de una misrepresen-
tation o una breach of contract, él tendrá esos mismos derechos frente al prestamis-
ta13ü.
El supuesto de hecho del artículo 75 CCA es la existencia de un debtor-creditor-
supplier agreement de los comprendidos en la letras b) y c) del artículo 12 CCA137.
Los dos supuestos son los siguientes. En primer lugar, se trata de un crédito de
uso restringido, concedido en virtud de un acuerdo previo existente o contemplado
para el futuro entre el prestamista y el proveedor («made by the creditor under pre-
existing arrangements, or in contemplation offuture arrangements, between himself and the
supplier»). El crédito es de uso restringido cuando se concede para financiar un
determinado contrato de consumo, no teniendo por tanto el consumidor libertad
136. Sobre el art. 75, y al margen del estudio que del mismo se hace en las obras, ya citadas, que
analizan de mod o general la CCA, p u e d e n verse DABIDSON, F. P.: «The missing linked transac-
tion», Law Quarterly Report, 1980, pgs. 343 y ss.; DOBSON, P. A.: «Anomalies in the Triangular
Transaction», Journal of Business Law, 1983, pgs. 312 y ss.; HILL-SMITH, A.: «Right of the Consu-
mer Against Finance Company in Case of Defective Goods», Nexo Law Journal, 1983, pgs. 1012
y ss.; STEPIIESON, G.: «Joint and several liability of creditors and suppliers u n d e r s. 75 of the
Consumier Credit Act: A review», Cons. L.J., 1994, pgs. 174 y ss.
El texto de este art. 75 CCA es el siguiente:
«(1) If the debtor u n d e r a debtor-creditor-supplier agreement falling within section 12 (b)
or (c) has, in relation to a trasanction financed by the agreement, any claim against the
supplier in respect or a misrepresentation or breach of contract, he shall have a like claim
against the creditor, who, wiüi the supplier, shall accordingly be jointly and severally Hable
to the debtor.
(2) Subject to any agreement between them, the creditor shall be entitled to be indemnified
by the supplier for loss suffered by the creditor in satisfying his liability unter subsection (1),
including costs reasonably incurred by him in defending proceedings instituted by the debtor.
(3) Subsection (1) does not apply to a claim
(a) unter a non-commencial agreement, or
(b) so far as the claim relates to any single item to which the supplier has attached a cash
price not exceeding [£100] or more than [£30.000].
(4) This section applies notwithtstanding taht the debtor, in entering into the transaction,
exceeden the credit limit or otherwise contravened any term of the agreement.
(5) In an action, brought against the creditor unter subsection (1) he shall be entitled, in
accordance with rules of court, to have the supplier made a party to the proceedings».
137. El debtor-creditor-supplier agreement es un tipo de consumer credit agreement (contrato de crédito
al consumo). La definición de consumer credit agreement se contiene en el art. 8.2 CCA, que
sin embargo sólo tiene pleno sentido a la luz del art. 8.1. Según una interpretación conjunta
de ambos, existe un consumer credit agreement cuando se concierta un contrato de crédito en
virtud del cual el prestamista (creditor) concede un crédito al prestatario (debtor) por un im-
porte n o superior a 15.000 libras. T o d o consumer credit agreement tiene que ser o un debtoi-
creditor agreement o un debtor-creditor-supplier agreement. En la CCA se definen los distintos supues-
tos de debtor-creditor-supplier agreement, de manera que cualquier otro contrato que entre en el
ámbito de aplicación de la CCA será considerado como un debtor-creditor agreement.
4.-l.a Compraventa Financiada ... 97
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
para utilizarlo como él desee 138 . En segundo lugar, también existe un acuerdo con-
sumidor-prestamista-vendedor cuando se concede un crédito de uso no restringido
en virtud de un acuerdo previo existente entre el prestamista y el proveedor, cono-
ciendo aquél que el crédito va a ser utilizado para financiar un contrato de con-
sumo entre el consumidor prestatario y ese proveedor.
Solamente cuando concurran alguna de estas dos hipótesis entrará en juego
el artículo 75 CCA130, lo que sucederá en general cuando exista algún tipo de
conexión comercial (business connection) entre prestamista y proveedor H0 . En el ar-
tículo 75.3 CCA se contiene dos limitaciones adicionales. En primer lugar, no se
aplica este precepto a los acuerdos no comerciales (non-commercial agreement), que
son los contratos de crédito celebrados por el prestamista al margen de su actividad
comercial 141 . En segundo lugar, tampoco se aplica a aquellos casos en los que el
precio al contado del bien comprado al vendedor es inferior a 100 libras o superior
a 30.000 libras. Lógicamente, tampoco es de aplicación a aquellos contratos de
crédito que están excluidos de la CCA142.
El acreedor únicamente es responsable en la hipótesis de misrepresentation o de
breach of contract por parte del vendedor. Es preciso conocer, por lo tanto, cuándo
concurre alguna de estas dos situaciones.
1) La misrepresentation es una falsa declaración realizada por el vendedor con
la intención de inducir a la otra parte, al comprador, a concluir el contrato de
138. En cambio, un crédito es de uso n o restringido cuando se deja al prestatario total libertad
para que destine el crédito como él estime conveniente. La distinción entre restricted-use credit
y unrestricted-use credit se recoge en el art. 11 CCA.
139. Un tercer tipo de debtor-creditor-supplier agreement del art. 12 CCA, al que sin embargo n o le es
aplicable el art. 75, es aquel acuerdo por el que se concede un crédito de uso restringido en
el que el acreedor y el proveedor son la misma persona. Ejemplos de este acuerde? son la
hire-purchase, conditional-sale o credit-sale en las que la entidad financiera vende el bien al mismo
tiempo que condece crédito. Como señala GOODE, R. M.: Consumer Credit Laxo, cit., Nr. 16-45,
pg. 487, la aplicación del art. 75 CCA se limita a aquellos casos en que prestamista y vendedor
son personas diferentes.
140. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 23-03, pg. 364.
141. El art. 189.1 CCA define los noncommercial agreement como «a consumer credit agreement or
a consumer hire agreement not made by the creditor or owner in the course of a businnes
carried on by him». Así, por ejemplo, habrá que considerar como tal el préstamo otorgado
entre amigos, o el que concede un padre a su hijo, siempre que el padre n o se dedique
profesionalmente a la concesión de créditos y ese concreto préstamo esté dentro de esta
actividad profesional. Sobre el particular, v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit,
Nr. 19-23, pg. 291.
142. Frente a los regulated agreements están los exempt agreements, que son contratos que están exclui-
dos de la CCA. La exclusión se contiene en el art. 16 CCA y en la Consumer Credit (Exempt
Agreements) Order 1989. Algunas de estas excepciones se refieren expresamente a los debtor-
creditor-supplier agreements. Así, por ejemplo, se excluye este tipo de operación cuando el presta-
tario se obliga a restituir el préstamo en n o más de cuatro pagos, d e n t r o de un período que
n o supere los doce meses. También se excluye el debtor-creditor-supplier agreement que sirve para
financiar la adquisición de un inmueble, cuando el n ú m e r o de pagos que tiene que realizar
el prestatario no excedan de cuatro. Sobre los exempt agreements, en detalle, v. DOBSON, P.: Sale
of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 19-21, pg. 288.
98
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
compraventa 143 . Ante la misma el comprador dispone de dos derechos 144 . Puede,
por una parte, resolver el contrato (rescission), con lo que las partes vuelven a la
misma situación en la que estaban antes de celebrar el contrato, después de resti-
tuirse recíprocamente las prestaciones realizadas14". Por otra parte, puede ejercitar
la acción de daños y perjuicios (action for damages), dependiendo la cuantía de los
daños indemnizables de que la misrepresentation sea fraudulent, negligent o completely
innocent, tal y como establece la Misrepresentation Act 1967XA,<S.
2) El incumplimiento del contrato (breach of contract) por el vendedor puede
ser de dos tipos, breach of condition o breach of warranty, según la importancia de la
obligación incumplida 14 . La distinción es importante, puesto que el consumidor
dispone de acciones diferentes, en función del tipo de incumplimiento del vende-
dor. Así, si se incumple una warranty, el consumidor sólo tiene derecho a la acción
de daños y perjuicios (damages), mientras que si se trata de una condition, puede
también rehusar los bienes (rejection of the goods) o incluso considerar el contrato
como terminado (treatment of contract as repudiated). Esta diferenciación en cuanto
a las consecuencias del incumplimiento ha sido matizada en los últimos años,
puesto que se ha admitido que el comprador pueda hacer uso de la repudiation
también en el caso de una breach of warranty, si este incumplimiento es tan grave
que priva al comprador de todo el beneficio que le daba ese contrato 148 .
En caso de incumplimiento del vendedor, el comprador dispone de los si-
guientes derechos 149 : 1) Cumplimiento específico (specific performance); 2) Derecho
[ 143. Sobre la misrepresentation, en general, p u e d e consultarse la obra de ATIYAH, P. S.: An Introduc-
£ tion to the Laxo of Contract, 5- ed. Oxford, Clarendon Press, 1996, pgs. 257 y ss., y 493. Sobre
f las consecuencias que provoca cuando tiene lugar en un contrato de compraventa, v. DOBSON,
I P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 6-01 y ss., pgs. 94 y ss.
| 144. HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit, pg. 142.
[ 145. El vendedor devuelve el dinero del precio al comprador, quien a su vez restituye los bienes
i a aquél. No obstante, existen algunos casos en los que n o es posible la rescisión; por ejemplo,
I cuando el bien comprado ha pasado a un tercer comprador de buena fe, o cuando la restitu-
I ción es imposible, por haber el comprador consumido el bien. Sobre estas hipótesis en que
| no cabe la rescisión, v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, c i t , Nr. 6-03, pgs. 95 y
I 96. Sobre la rescisión, en general, v. ATIYAH, P. S.: An Introduction to the Laxo of Contract, cit,
I pgs. 398 y ss., y en cuanto a los efectos que produce, pgs. 410 y ss.
[ 146. Sobre las diferencias entre estos tres tipos de misrepresentation, y el distinto alcance de los
I daños indemnizables, v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit, Nr. 6-04, pgs. 96 y
I 97.
| 147. Existe una condition cuando la obligación que ella implica afecta de tal m o d o a la propia
I sustancia del contrato que su incumplimiento puede justamente ser considerado por la otra
I parte como un fracaso definitivo del negocio jurídico. En cambio, se trata de u n a Warranty
| cuando el incumplimiento de esta obligación no afecta a la esencia de un contrato. No
f siempre resulta fácil determinar si una obligación constituye una condition o una xo(¡irranty. En
[ estos casos hay que acudir a la interpretación. Sobre la distinción entre condition y Warranty,
\ v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit, Nr. 7-04, pg. 102; ATIYAH, P. S.: An Introduc-
> tion to the Laxo of Contract, c i t , pg. 169; ATIYAH, P. S.: The Sale of Goods, 8- ed. London, Pitman,
[ 1990, pg. 68.
I 148. «If deprives the other party of substantially the whole benefit or the contract». Este enfoque,
I adoptado por la Court of Appeal en Cehave v. Bremer (The Hansa Nord) (1975), ha sido seguido
| por la House ofLords en Reardon Smith Line v. HansenTangen (1976), según indica DOBSON, P.:
¡ Sale of Goods and Consumer Credit, cit, Nr. 7-04, pg. 102.
[ 149. Sobre el particular, v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, c i t , Nr. 13-02 y ss., pgs.
197 y ss.
99
M.J. NIARIN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
a rechazar los bienes (right to reject the goods), que ejercita, bien no aceptando la
entrega de los mismos, bien informando al vendedor de que rechaza los bienes'^0;
3) Derecho a dar por terminado el contrato (treatment of contract as repudiated), que
libera al comprador de realizar pagos sucesivos al vendedor 1 ' 1 ; 4) Indemnización
de daños y perjuicios (damages); 5) Derecho a recibir el precio pagado, en virtud
del cual el comprador tiene que recuperar todos los pagos que haya realizado 152 .
Pues bien, cualquier derecho, cualquier reclamación que el consumidor tiene
contra el vendedor en estos dos casos, ese mismo derecho podrá ejercitar contra
el prestamista («he shall have a like claim against the creditor»). El consumidor
puede dirigirse contra el vendedor, contra el prestamista o contra ambos, sin que
sea necesario acudir en primer lugar al vendedor para intentar resolver con él la
controversia planteada 1 " 3 . Por otra parte, la responsabilidad del prestamista no
puede ser mayor de la que tiene el propio vendedor; por eso, si el consumidor se
dirige al prestamista «ex» artículo 75 CCA, éste podrá valerse de cualquier defensa
que en ese caso podría utilizar el vendedor' 04 . Además, el consumidor puede aducir
el artículo 75 CCA tanto ofensiva como defensivamente, esto es, mediante acción
o excepción 1 ".
La operatividad del artículo 75 se consigue, en la práctica, del siguiente
modolo<>. En primer lugar, si el vendedor incumple el contrato, y el consumidor
ejercita el derecho a rehusar los bienes o a dar por terminado el contrato, y el bien
retorna al vendedor, el consumidor puede exigir al prestamista la restitución de
todas las cantidades pagadas (ya sea al vendedor o a ese mismo prestamista), y los
daños y perjuicios causados; 2) Si el bien entregado por el vendedor es defectuoso,
pero el consumidor no ejercita el derecho a rehusar los bienes ni a dar por termi-
nado el contrato, podrá exigir del prestamista el coste de reparación de los bienes
o la disminución del valor que ha sufrido el bien; 3) Si la compraventa se resuelve
(rescission) por misrepresentation del vendedor, éste recupera el bien, mientras que el
consumidor obtendrá del prestamista el precio del bien.
150. Sobre la rejection of the goods, en detalle, v. ATIYAH, P. S.: The Sale of Goods, cit., pgs. 487 y ss.;
DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 13-02 y ss., pgs. 197 y ss.
151. Sobre la distinción entre rescission y termination, véase, por todos, ATIYAH, P. S.: An Introduction
to the Law of Contract, cit., pgs. 398 y ss.
152. Según DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., N i . 13-08, pg. 203, tendrá derecho a
recuperar ese dinero cuando el vendedor n o haya realizado entrega alguna, o cuando el
comprador ejercite su derecho a rechazar los bienes o haya dado por terminado el contrato.
Si acepta parte de los bienes y rechaza otra parte, tiene derecho a recuperar u n a cuota del
precio proporcional a los bienes que ha rechazado.
153. Además, una sentencia desestimatoria dictada en un procedimiento seguido contra u n o de
ellos n o impide que pueda proceder judicialmente contra el otro. En esta línea, GOODE, R.
M.: Consumer Credit Law, cit., Nr. 16-54, pg. 491.
154. HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pg. 150. El prestamista puede también hacer frente a
la reclamación del consumidor con todas aquellas excepciones que él posee en cuanto presta-
mista, según sostiene GOODE, R. M.: Consumer Credit Laxu, cit., Nr. 16-49, pg. 489.
155. RITZ, C : Harmonisierungsprobleme..., cit., pg. 39.
156. HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pgs. 151 y ss.; GOODF., R. M.: Consumer Credit Laxo, c i t,
Nr. 16-50 y ss., pgs. 489 y ss., en particular el Nr. 16-56, pg. 491, que alude a los supuestos en
los que el consumidor puede recobrar las cantidades ya satisfechas.
100
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
Por otra parte, discute la doctrina si la resolución de la compraventa autoriza
al consumidor a resolver el contrato crediticio. Aunque la mayoría de los autores
niegan esta posibilidad107, también hay quienes la admiten 1 ' 8 .
Una vez que el prestamista ha respondido frente al consumidor, podrá diri-
girse al vendedor, quien queda obligado a indemnizarle por todos aquellos gastos
que haya soportado, incluyendo lógicamente los costes procesales (art. 75.2 CCA).
Por otra parte, si el consumidor ejerce «ex» artículo 75 una acción contra el presta-
mista, éste tiene derecho a llamar al proveedor para que se incorpore a ese procedi-
miento judicial (art. 75.5 CCA).
Por último, debe tenerse en cuenta también el artículo 56 CCA, en virtud del
cual, en caso de un debtor-creditor-supplier-agreement, el prestamista responderá de los
actos y afirmaciones del vendedor realizados en la fase de negociación del contrato
de compraventa 139 .
2. Las consecuencias de la consideración de esta operación como linked transaction.
La protección del consumidor que celebra una compraventa financiada por
un tercero no sólo se realiza en el artículo 75 CCA. Existen otros preceptos que
también le atribuyen determinados derechos al consumidor que estipula dos con-
tratos para adquirir un bien con aplazamiento del pago. La protección se realiza
considerando que esos dos negocios jurídicos constituyen una linked transaction,
una operación unida, por lo que deben aplicarse aquellos artículos de la CCA que
se refieren a ella"'0.
I El artículo 19.1 y 2 CCA define los distintos supuestos de linked transaction.
Según dispone la letra b) del artículo 19.1, por tal hay que considerar, entre otros,
al debtor-creditor-supplier agreementm. Por lo tanto, la vinculación contractual entre los
dos contratos permite calificar a la compraventa como «unida» (linked) al préstamo.
Hay tres previsiones en la ley que articulan las relaciones entre los dos contra-
tos, cuando la operación es una linked transaction. En primer lugar, si el contrato
de compraventa se celebra antes que el de préstamo, no surte efecto hasta que se
estipule éste (art. 19.3 CCA). En segundo lugar, si el préstamo es revocado (withdra-
wal) o cancelado (cancellation) por el consumidor, queda también automáticamente
157. GOODE, R. M.: Consumer Credit Law, cit., Nr. 16-51, pg. 490; HILL-SMITH, A.: Consumer Credit...,
cit, pgs. 150 y 151; HOWELLS, G. G./S. WEATHERILL: Consumer Protection Laxu, cit., pg/ 268.
158. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 23-04, pgs. 367 y 368.
159. La transmisión de la responsabilidad al prestamista deriva de la consideración de que el
vendedor es un simple agente suyo. Sobre el alcance del art. 56 CCA, y su relación con el
art. 75, v. HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pgs. 145 y ss.
160. Sobre las linked transactions, v. HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pgs. 47 y ss.; GOODE, R.
M.: Consumer Credit Laxo, c i t , Nr. 28, pgs. 658 y ss.; DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer
Credit, c i t , Nr. 19-24 y ss., pgs. 291 y ss.
161. Existe una linked transaction si «the principal agreement is a debtorcreditor-supplier agree-
ment and the transaction is financed, or to be fínanced, by the principal agreement».
101
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
revocado o cancelado el contrato de compraventa (art. 69.1 CCA)102. En tercer
lugar, si por cualquier razón el consumidor queda liberado de sus deudas anticipa-
damente (por ejemplo, por pago anticipado), también quedará liberado de cual-
quier obligación que le venga impuesta por el contrato de compraventa (art. 96.1
CCA)103.
E. Italia.
La incorporación de la Directiva 87/102/CEE se produce en Italia mediante
la Ley núm. 142, de 19 de febrero de 1992, sobre las disposiciones para el cumpli-
miento de las obligaciones que derivan de la pertenencia de Italia a la Comunidad
Europea 164 . Son los artículos 18 a 24 de esta Ley los que regulan el crédito al
consumo. Estos preceptos han sido posteriormente derogados por el Decreto Legis-
lativo núm. 385, de 1 de septiembre de 1993, que aprueba el Testo único delle leggi in
materia bancaria e creditizia (en adelante, denominado como Testo Único) 16y , cuyos
artículos 121 a 126 contienen las disposiciones relativas al crédito al consumo. Estos
seis preceptos configuran en la actualidad la normativa italiana en torno al crédito
al consumo.
A pesar de la tardía promulgación de estas leyes, el fenómeno del crédito
al consumo no ha sido desconocido por la doctrina italiana. Efectivamente, son
numerosos los autores que se han ocupado de los distintos problemas que este
162. Constituye u n a regla general del derecho de los contratos el que u n a oferta pueda revocarse
antes de que haya sido efectivamente acertada. En el ejemplo que nos ocupa, el consumidor
puede revocar la oferta de crédito realizada a la entidad prestamista. La revocación será
efectiva si llega al prestamista antes de que éste haya enviado su aceptación de la oferta, y
significa que n o se ha celebrado el contrato, por lo que n o surge ninguna obligación contrac-
tual para las partes. U n a figura distinta es la cancelación, regulada e n los arts. 67 a 73 CCA..
Cuando el contrato crediticio reúne los requisitos enumerados en el art. 67, podrá ser cance-
lado. Ello quiere decir que puede cancelar un contrato ya celebrado siempre que lo haga en
un breve plazo de tiempo (en concreto, dentro de los cinco días siguientes a la recepción de
la segunda copia del contrato). El ejercicio de este derecho exige la comunicación por escrito
{notice of cancellation) al prestamista o al vendedor. Los efectos de la revocación son similares
a los de la cancelación (DOBSON, P.: Sale ofGoods and Consumer Credit, cit., Nr. 22-03, pg. 323).
En ambos casos, los efectos se transmiten al contrato d e compraventa. Ello implica que el
consumidor n o está obligado a realizar ninguna prestación ni frente al prestamista ni frente
al vendedor. Además, puede solicitar a cualquiera de ellos (lo que tiene importancia en el
caso de insolvencia de alguno) la restitución de todas las sumas pagadas a u n o y otro (DOBSON,
P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 22-52, pg. 357). Para reforzar su posición se le
concede el derecho a retener los bienes hasta que reciba la devolución de esas cantidades.
Sobre la Withdraiualy cancellation, v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 22,
pgs. 321 y ss.; GOODE, R. M.: Consumer Credit Laxo, cit., pgs. 414 y ss.; HILL-SMITH, A.: Consumer
Credit..., cit., pgs. 100 y ss.
163. Con mayor detalle, v. HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pgs. 129 y ss.
164. Disposizioni per l'adempimento di obblighi derivante dall'appartenenza dell'Italia alie Comunitá europee.
Publicada en el Suplemento Ordinario de la Gazzetta Ufficiale del 20 de febrero de 1992, n ú m .
165.
42.
Publicado en el Suplemento Ordinario de la Gazzetta Ufficiale del 30 de septiembre de 1993,
núm. 230.
102
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
espinoso tema plantea, no sólo en su vertiente jurídica 100 , sino también desde el
166. ALPA, G.: «Consumer credit in Italy», en HÓRMANN, G. (dir.): Verbraucherkredit und Verbraucherin-
solvenz..., cit., pgs. 513 y ss.; ALPA, G.: «Profili attuali del crédito al consumo», Econ. dir. terz.,
1989, I, pgs. 139 y ss.; ALPA, G.: «Crédito al consumo», en Digesto della Discipline PrivatisticJie.
Sezione Civile, V, 1989, pgs. 22 y ss.; ALPA, G.: «L'attuazione della direttiva sul crédito al con-
sumo», Contratto e impresa, 1994, 1, pgs. 6 y ss., y también en Econ. dir. terz., 1994, pgs. 313 y
ss.; ALPA, G./M. BESSONE: «Funzione económica e modelli giuridici delle operazioni di crédito
al consumo», Riv. societá, 1975, pgs. 1361 y ss.; ALPA, G./M. BKSSONE: «La Carta europea di
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103
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
punto de vista económico 107 .
La desprotección del consumidor que celebra una compraventa financiada
por un tercero ha sido uno de los aspectos que más preocupación ha suscitado.
Esta escasa tutela jurídica se manifiesta en dos situaciones: el incumplimiento del
consumidor, y el incumplimiento del vendedor"' 8 .
Ante el incumplimiento del consumidor de la obligación de restituir el prés-
tamo en los plazos pactados, cabe plantearse si puede aplicarse el artículo 1525 del
Códice Civile, precepto que, para el supuesto de venta a plazos bilateral con reserva
de dominio a favor del vendedor, impide la resolución del contrato de compra-
venta cuando el consumidor deje de satisfacer un único pago cuyo importe no sea
superior a la octava parte del precio. En principio, parece que este artículo no
entra enjuego en la relación jurídica que une a prestamista y consumidor, debido
zioni relative alia vendita. Comm. a Cass, 20 gennaio 1994, núm. 474», Foro it., 1994, I, pgs.
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comparato: un insegnamento per il caso italiano», Riv. dir. comm., 1989, I, pgs. 591 y ss., y
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civ., 1993, pgs. 429 y ss. Un estudio sobre la regulación italiana, en lengua alemana, en Rirz,
C : Harmonisierungsprobleme..., cit., pgs. 54 y ss.
167. Véase, entre otros, BOLLIXO, C. A . / C . M. CASIXI: «II crédito al consumo in Italia. Principali
risultati dell'indagine della Banca d'Italia», Bolletino económico della Banca d'Italia, 1988; BRUC-
CIANI, S.: «Gestioni bancarie e crédito al consumo», Banche e banchieri, 1988, pgs. 780 y ss.;
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caratteristiche della domanda, dell'offerta ed elementi de specificitá», Risparmio, 1989, núm.
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della domanda e dell'offerta, Wien, Wirtschaftuniversitát, Dissertation, 1994; MENGIIINI, F.: «II
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comunitaria..., cit., pgs. 221 y ss.; POXZANELLI, G.: «La tutela del consumatore di servizi finanziari
in diritto comparato: un insegnamento per il caso italiano», en Ruozi, R. (dir.): La tutela del
consumatore di servizi finanziari. Milano, Giuffré, 1990, pgs. 405 y ss.
168. SIXESIO, D.: «II crédito al consumo: Problemi e prospettive...», cit., pg. 331.
104
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
precisamente a que no se trata de una venta a plazos bilateral, y a que además se
incluye en el contrato crediticio una cláusula de decadencia de beneficio del plazo
para el caso de incumplimiento del vendedor 109 . Sin embargo, a partir de la década
de los setenta algunos autores han sostenido la aplicación del artículo 1525 Códice
Civile al contrato de préstamo, basándose para ello en que la situación del consumi-
dor es en este caso igual a la del comprador a plazos170. En ambas hipótesis queda
obligado a realizar unos pagos periódicos, ya sea al prestamista, ya al propio vende-
dor. Esta tesis ha sido expresamente acogida por el legislador italiano, que en el
artículo 125.1 del Testo Único dispone que el artículo 1525 Códice Civile será de
aplicación a todos los contratos de crédito al consumo en los que se garantice la
devolución del préstamo con un derecho real de garantía sobre el bien adquirido
con el dinero recibido 171 .
/^Mayores dificultades plantea el incumplimiento del vendedor. Ya antes de la
incorporación de la Directiva comunitaria al derecho interno italiano había voces
que defendían la utilización por el consumidor, frente a la reclamación de pago
del prestamista, de la excepción de incumplimiento contractual 1 5. De este modo
se consigue que el riesgo de incumplimiento del vendedor no lo soporte exclusiva-
mente ese concreto consumidor, sino que se transmita al prestamista, quien podrá
además distribuirlo entre todos los prestatarios mediante el encarecimiento del
crédito 173 . La jurisprudencia, que sólo en raras ocasiones se ha pronunciado sobre
esta cuestión, no ha seguido esta corriente doctrinal. Así, por ejemplo, el Tribunal
de S. Maria Capua Vetere, en su Sentencia de 17 de junio de 1989, sostiene que la
resolución de la compraventa de un vehículo, fundada en el incumplimiento del
vendedor, no autoriza al consumidor a resolver el contrato de préstamo, debido a
la inclusión en el contrato crediticio de una cláusula de exoneración de responsabi-
lidad para la entidad financiera174.
169. Tampoco se aplicaría el art. 1526 Códice Civile, que impone al vendedor, en caso de resolu-
ción, la obligación de restituir las cantidades percibidas, quedando a salvo su derecho a
recibir una indemnización por el uso que el comprador ha h e c ho del bien.
170. CARRIERO, G.: «Direttiva comunitaria...», cit., pg. 296; SIXESIO, D.: «II crédito al consumo: Pro-
blemi e prospettive...», cit., pg. 332; PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, cit., pgs. 66 y ss.; OPPO,
G.: «La direttiva comunitaria», cit., pg. 545.
171. Sobre los distintos problemas que plantea este precepto, v. GORGONI, M.: II crédito al consumo,
cit., pgs. 95 y ss.; MASUCCI, S. T., en CAXALE/MACARIO/MASLCCI: «Norme in attuazione di diret-
tive comunitarie...», cit., pgs. 840 y ss.; DE NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...»,
cit., pgs. 906 y ss.
172. SIXESIO, D.: «II crédito al consumo: Problemi e prospettive...», cit., pgs. 344 y ss.; PIEPOLI, G.:
II crédito al consumo, cit., pgs. 142 y ss.; MAIMERI, F.: «Prime riflessioni...», cit., pg. 440. Con
carácter general, doctrina y jurisprudencia han reconocido la posibilidad de utilizar la excep-
ción de incumplimiento en la hipótesis de conexión contractual. Así lo admiten, entre otros,
GIORGIAXXI, M.: «Negozi giuridici collegati», Riv. it. scienze giur., 1937, pg. 350; SPA^LAROSSA, M.
R.: «Contratti colletati e giudizio di buona fede», Giur. mérito, 1972, I, pg. 149; y MACARIO, F.: g
«Collegamento negoziale e principio di buon a fede...», cit., pgs. 3097 y ss. Un buen resumen
jurisprudencial sobre el particular, en GRILLO, G. P.: «Negozi collegati ed eccezione di ina-
dempimento», Giur. it., 1982, I, pgs. 377 y ss.
173. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 615; FERRANDO,
G.: «Commento a Trib. S. María Capua Vetere...», cit., pg. 683; ALPA, G./M. BESSOXE: «Fun-
zione económica e modelli giuridici...», cit., pg. 136.
174. Véase la sentencia en Nuova giur. civ. comm., 1990, I, pgs. 677 y ss., con el comentario de
FERRAXDO, G., y en GORGOXI, M.: 77 crédito al consumo, cit., pgs. 150 y ss.
105
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La situación del consumidor mejora con el artículo 22 de la Ley núm. 142, de
19 de febrero de 1992, que se corresponden en la actualidad con los apartados 4
y 5 del artículo 125 del Testo Único 175 . El apartado 4 de este precepto dispone que
en caso de incumplimiento del vendedor, si el consumidor ha puesto en mora al
vendedor, tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista hasta el límite del cré-
dito concedido, siempre que exista un acuerdo que atribuye a este prestamista la
exclusiva para la concesión de crédito a los clientes del vendedor. El apartado 5,
por su parte, extiende esta responsabilidad al tercero a quien el financiador haya
cedido los derechos derivados del contrato de préstamo 176 .
De acuerdo con estos preceptos, son dos los presupuestos para que el consumi-
dor pueda dirigirse al prestamista, tras el incumplimiento del vendedor 177 : que el
consumidor haya constituido al vendedor en mora, y que entre prestamista y vende-
dor exista un acuerdo en virtud del cual aquél tiene el derecho en exclusiva a
conceder crédito a los clientes de ese vendedor. Esta regulación ha sido criticada,
no sólo porque la Directiva se ha incorporado al derecho italiano de modo par-
cial1'8, sino también porque no se prevé que cualquier otra circunstancia distinta
del incumplimiento del vendedor y que afecte al contrato de compraventa (nuli-
dad, rescisión, etc.) pueda influir en el contrato de préstamo 170 . Tampoco es acep-
table la configuración legal del pacto previo en exclusiva, puesto que prestamista
y vendedor pueden ponerse de acuerdo para eludir, sin excesivos problemas, la
aplicación de la ley180.
Cuando concurren los presupuestos citados, el consumidor podrá dirigirse
contra el prestamista hasta el límite del crédito concedido («ha diritto di agiré
contro el finanziatore nei limiti del crédito concesso»), expresión ésta de difícil
interpretación 181 . Esto puede hacerlo no sólo ejercitando la acción que corres-
175. El art. 125.4 tiene el siguiente texto: «Nei casi de i n a d e m p i m e n t o del fornitore di beni e
servizi, il consumatore che abbia effettuato inútilmente la costituzione in mora ha diritto di
agiré contro il fornitore nei limiti del crédito concesso, a condizione che vi sia un accordo
che atribuisce al finanziatore l'esclusiva per la concessione di crédito ai cliente del fornitore».
El art. 125.5 establece: «La responsabilita prevista dal comma 4 si estende anche al terzo, al
quiale il finanziatore abbia ceduto i diritti derivan ti dal contratto di concessione del crédito».
176. Como indica MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive
comunitarie...», cit., pg. 866, nota a pie 217, el ap. 5 es innecesario, puesto que el ap. 3 de
este mismo art. 125 establece que en caso de cesión de un crédito al consumo, el consumidor
podrá oponer al cesionario todas las excepciones que podría habe r utilizado contra el ceden-
te.
177. D E NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909; BRUNETA D'USSEAUX, F.:
«Die Umsetzung der Verbraucherkreditrichtlinien in Italien», VuR, 1995, pg. 415.
178. ALPA, G.: «L'attuazione della direttiva sul crédito al consumo», Contratto e impresa, 1994, 1, pg.
179. CRICF.NTI: «Crédito al consumo e collegamento negoziale. Nota a App. Milano, 22 novembre
1991», Giur. mérito, 1993, pg. 1019.
180. MACARIO, F. en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit., pg. 767. También alude este autor a las dificultades del consumidor para percibir el
acuerdo de exclusividad.
181. D E NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit , pg. 909. Sobre el alcance de la
responsabilidad subsidiaria del prestamista, véase en detalle GORGONI, M.: // crédito al consumo,
cit., pgs. 203 y ss.
106
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
ponda, sino también oponiendo a la reclamación de pago que haga el prestamista
la excepción de incumplimiento del vendedor. Si el consumidor resuelve el con-
trato de compraventa, puede también resolver el contrato de préstamo 182 . Resuelto
el contrato crediticio, se plantea la cuestión de si el consumidor puede solicitar del
prestamista la devolución de los plazos ya pagados. La respuesta es afirmativa, siem-
pre que el consumidor no haya recibido nunca el bien del vendedor o ya lo haya
devuelto 183 . También resulta problemática la cuestión de si el consumidor puede
reclamar del prestamista los daños y perjuicios provocados por el incumplimiento
del vendedor 184 .
Por último, conviene advertir que una parte minoritaria de la doctrina ha
admitido, a pesar de la ausencia de un reconocimiento legal expreso en este sen-
tido, que el consumidor pueda oponer al vendedor el incumplimiento del presta-
mista185.
F. Otros países.
1. Suiza. »i
' La normativa suiza sobre el crédito al consumo está contenida en la Ley de
crédito al consumo, la Konsumkreditgesetz (en adelante, la KKG), de 8 de octubre
de 199318C. Inspirada en la Directiva 87/102/CEE, e influenciada por la VerbrKrG
alemana, consta la KKG de veinte artículos. Entre los preceptos de mayor importan-
cia están, sin duda, los relativos al pago anticipado (art. 12), la cesión a un tercero
del crédito (art. 13), o el pago mediante letras de cambio y cheques (art. 14). De
interés capital es la regulación que se hace de los negocios jurídicos financiados
por un tercero 187 , tarea que acomete el artículo 15. En efecto, este precepto regula
las consecuencias que el cumplimiento defectuoso por parte del vendedor provoca
182. GORGONI, M.: 77 crédito al consumo, cit., pg. 204.
183. CÍAN, G./A. TRABBUCCHI: Commentario breve al Códice Civile..., cit., pg. 119; DE NOVA, G.: «L'attua- |
zione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909; MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: J
«Norme in attuazione di direttive comunitarie...», cit., pg. 871; GORGONI, M.: II crédito al con- l
sumo, cit., pg. 206. ¡'
184. A favor se manifiesta MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di j.
direttive comunitarie...», cit., pg. 871, y DE NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», l
cit., pg. 909, quien sostiene que el prestamista será responsable sólo hasta el límite del crédito [j
concedido. Este límite viene configurado por el importe del préstamo concedido, sin com- ¡j
prender los intereses. Otros autores, en cambio, defienden la irresponsabilida'd del presta- ¡'
mista por estos daños y perjuicios. En este sentido, CÍAN, G./A. TRABBUCCHI: Commentario breve
al Códice Civile..., cit., pg. 119, y OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pgs. 543 y 544.
185. O r o , G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 544; CÍAN, G./A. TRABBUCCHI: Commentario breve
al Códice Civile..., cit., pg. 119.
186. Sobre la Konsumkreditgesetz, véase la obra dirigida por WIEGAND, W.: Das Neue Konsumkreditgesetz
(KKG), Bern, Berner Bankrechstag, 1994.
187. Sobre los problemas que plantean los negocios financiados por un tercero en el derecho
suizo, v. ESCIIMANN, U.: Das britische Abzahlungsrecht: Konsequenzen für die Schxueiz. Zürich, Univer-
sitát, Dissertation, 1976, y GIGER: Das drittfinanzierte Abzahlungsgescháft. Zürich, 1993.
107
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
en el contrato de crédito vinculado 188 . En este caso, el consumidor podrá alegar
frente al prestamista todos los derechos (alie Rechte) que él tiene frente al proveedor
de los bienes o servicios, siempre que concurran cinco requisitos:
a) Que entre el prestamista y el proveedor exista un acuerdo, en virtud del
cual los créditos a los clientes de ese proveedor serán concedidos exclusivamente
por ese prestamista.
b) Que el consumidor reciba el crédito en el marco de ese acuerdo.
c) Que la entrega de bienes o la prestación de servicios no se realice, parcial
o totalmente, o que no sea conforme a lo pactado.
d) Que el consumidor haya alegado sin éxito los derechos contra el provee-
dor.
e) Que el importe de ese negocio jurídico supere los 350 francos suizos.
A pesar de que el término empleado en la ley {alie Rechte: todos los derechos)
podría llevar a pensar que se le concede al consumidor no sólo la posibilidad de
suspender el pago de los plazos de amortización del préstamo, sino también exigir
del prestamista la devolución de los pagos ya satisfechos, la doctrina ha sostenido
la imposibilidad de aceptar esta segunda opción 180 .
2. Portugal.
La incorporación de la Directiva 87/102/CEE, de crédito al consumo, se pro-
duce en Portugal mediante el Decreto-Lei núm. 359/91, de 21 de septiembre 190 .
Consta de veintitrés artículos y de dos Anexos, en los que se incluye la fórmula
matemática aplicable para calcular el TAEG («taxa anual de encargos efectiva glo-
bal») y ejemplos de cálculo. Al igual que en el resto de los países de la Unión
Europea, se contiene en este Decreto-Lei una regulación específica de la cesión de
créditos (art. 10: «cessao de créditos»), y de los títulos-valores empleados en las
188. Bajo el título de Mangelhafte Erfüllung des Erwerbsvertrags, establece este art. 15 lo siguiente:
«1. Wer im Hinblick auf den Bezug von Waren oder Diensleistungen einen Konsumkredit-
vertrag mit einer anderen Person ais dem Lieferanten abschliesst, kann gegenüber der Kredit-
geberin alie Rechte geltend machen, die ihm gegenüber dem Lieferanten zustgehen, wenn
folgenden Bedingungen erfüllt sind:
a) Zwischen der Kreditgeberin und dem Lieferanten bestehet eine Abmachung, wonach
Kredite an Kunde dieses Lieferanten ausschliesslich vonder Kreditgeberin gewáhrt werden.
b) Die Konsumentin oder der Konsument erhált den Kredit im Rahmen dieser Abmachung.
c) Die unter den Konsumkreditvertrag fallenden Waren oder Dienstleistungen werden
nicht oder nur teilweise geliefert oder entsprechen nicht dem Liefervertrag.
d) Die Konsumentin oder der Konsument hat die Rechte gegenüber dem Lieferanten erfol-
glos geltend gemacht.
e) Der Betrag des betreffenden Einzelgescháfts liegt über 350 Franken.
2. Der Bundesrat kann den Betrag gemáss Absatz 1 Buchstabe e den veránderten Verháltnis-
sen anpassen».
189. En este sentido, WIEGAND, W.: «Die zentralen Elemente des Konsumkreditgesetzes», en WIE-
CAND, W. (dir.): Das Neue Konsumkreditgesetz (KKG), cit., pg. 50.
190. Este Decreto-Lei núm. 359/1991, de 21 de septiembre de 1991, dictado por el Ministerio das
Financas, se publica en el Diario da República, I Série-A, núm. 218, de 21 de septiembre de
1991.
108
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
operaciones de crédito al consumo (art. 11: «utilizacao de títulos de crédito com
funcao de garanda»). Como no podía ser menos, también existe un precepto, en
concreto en artículo 12, que disciplina los contratos vinculados 101.
La organización de la vinculación contractual se realiza de dos modos diferen-
tes, tal y como se desprende de los dos primeros apartados del artículo 12. En
primer lugar, se establece que el contrato de compraventa influirá en el crediticio,
de manera similar a como hace la Directiva. Esta hipótesis está regulada en el
artículo 12.2 del Decreto-Lei, precepto que autoriza al consumidor a demandar al
prestamista en caso de incumplimiento o cumplimiento defectuoso por el vende-
dor del contrato de compraventa. Para ello es preciso que el consumidor haya
reclamado al vendedor y no haya obtenido la satisfacción de sus derechos, y que
concurran conjuntamente las siguientes condiciones:
1) Que exista entre prestamista y vendedor un acuerdo previo en virtud del
cual el crédito es concedido exclusivamente por ese acreedor a los clientes del
vendedor para la adquisición de bienes de este último.
2) Que el consumidor haya obtenido el crédito en el marco de ese acuerdo
previo.
Junto a la posibilidad de que la compraventa pueda provocar algunos efectos
en el contrato crediticio, también se regula la hipótesis contraria, esto es, que el
contrato de crédito produzca algyri tipo de consecuencias en la compraventa. En
concreto, dispone el artículo/Í2.1 Jt[ue de la validez y eficacia del contrato de cré-
dito va a depender la validez y'rffcacia del contrato de compraventa. Esto sucederá
cuando exista cualquier tipo de colaboración entre el acreedor y el vendedor en
la preparación o en la conclusión del contrato de crédito.
Por último, establece el artículo 12.3 que lo dispuesto en los apartados 1 y 2
también va a ser de aplicación a los créditos concedidos para satisfacer el precio
de un servicio prestado por un tercero.
191. Art. 12. Venda de bens ou prestacao de servicos por terceiro.
«1. Se o crédito por concedido para financiar o pagamento de um bem vendido por ter-
ceiro, a validade e eficacia do contrato de compra e venda depend e da validade e eficacia do
contrato de crédito, sempre que exista qualquer tipo de colaboracao entre o credor e o
vendedor na preparacao ou conclusao do contrato de crédito.
2. O consumidor pode demandar o credor em caso de incumprimento ou de cumprimento
defeituoso do contrato de compra e venda por parte do vendedor desde qu,e, n a o tendo
obtido do vendedor a satisfacao do seu direito, se verifiquem cumulativamente as seguintes
condicoes:
a) Existir entre o credor e o vendedor um acordó previo por forca do qual o crédito é
concedido exclusivamente pelo mesmo credor aos clientes do vendedor para a aquisicao de
bens fornecidos por este último;
b) Ter o consumidor obtido o crédito no ámbito do acordó previo referido na alinea ante-
rior.
3. O disposto nos números anteriores é aplicável, com as necessárias adaptacoes, aos
créditos concedidos para financiar o pagamento do preco de um servico prestado por
terceiro».
109
M. /. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
3. Irlanda.
La legislación irlandesa sobre el crédito al consumo está contenida en la
Consumer Credit Act de 1995 (en adelante, CCAct), una amplísima ley de más
de ciento cincuenta artículos en la que se regulan minuciosamente distintos
aspectos del crédito al consumo 192 . La responsabilidad del prestamista en el
supuesto de compraventa financiada está contemplada en el artículo 42, pre-
cepto que ha tomado como modelo la Directiva comunitaria 193 .
El artículo 42.1 incorpora el artículo 11.1 de la Directiva al ordenamiento
jurídico irlandés. Establece esta norma que la existencia de un contrato de
crédito no afectará de ningún modo a los derechos que el consumidor ostenta
contra el proveedor de un bien o servicio adquirido por medio de ese crédito,
en el caso de que el bien o el servicio no se hayan entregado o la entrega no
sea conforme al contrato 194 .
De mayor importancia es el apartado 2, que concede al consumidor el
derecho a proceder contra el financiador cuando concurran las siguientes cir-
cunstancias191':
a) para comprar los bienes u obtener los servicios, el consumidor estipula
un contrato crediticio con una persona distinta del proveedor,
b) entre el prestamista y el proveedor existe un acuerdo previo en virtud
del cual los préstamos que precise un consumidor para la adquisición de bienes
de ese proveedor serán concedidos exclusivamente por ese prestamista,
c) el consumidor obtiene el préstamo en aplicación del acuerdo previo
existente entre prestamista y proveedor,
192. Sobre la CCAct, v. BIRD, T.: Consumer Credit Law. Dublin, Swett & Maxwell, 1998.
193. Sobre el art. 42 CCAct, v. BIRD, T.: Consumer Credit Laxo, cit., pgs. 294 a 300; LEAHY, D.:
«Consumer Law in Ireland. Recent developments», VuR, 1997, núm. 4, pg. 118.
194. «The existence of a credit agreement shall not in any way affect the rights of the
consumer under the Act of 1980 against the supplier of goods or services purchased by
means of such an agreement in cases where the goods or services are not supplied or
are otherwise not in conformity with the contract for their supply». La «Act of 1980» a
la que se refiere el texto es la Sale of Goods and Supply of Services Act 1980.
195. El consumidor tiene el «right to take proceedings against the grantor of credit», siempre
que:
(a) in order to bye goods or obtain services, a consumer enters into a credit agreement
with a person other than the supplier ot them,
(b) the creditor and the supplier of the goods or services habe a pre-existing agreement
whereunder credit is made available exclusively by that creditor to customers of that
supplier for the acquisition of goods or services from the supplier,
(c) the consumer referred to in paragraph (a) obtains his credit pursuant to that preexis-
ting agreement,
(d) the goods or services covered by the credit agreement are not supplied, or are
supplied only in part, or are not in conformity with the contract for the supply of them,
and,
(e) the consumer has pursued his remedies against the supplier but has failed to obtain
the satisfaction to which he is entiüed.
110
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
d) los bienes o servicios adquiridos con el crédito no se entregan, se
entregan sólo en parte, o no son conformes con el contrato de adquisición,
e) el consumidor ha ejercitado sus derechos contra el proveedor, pero no
ha obtenido la satisfacción a que tiene derecho.
En el Proyecto de Ley inicial, la redacción del artículo 42.2 era muy
diferente, puesto que acogía el modelo inglés, estableciendo la responsabilidad
solidaria del vendedor y el tercero financiador en caso de incumplimiento del
contrato de venta195. Sin embargo, al final el legislador irlandés ha optado por
no separarse de la regulación de la Directiva, ni en cuanto a la configuración
de la responsabilidad del prestamista como subsidiaria, ni en lo relativo a la
organización del acuerdo previo en exclusiva entre prestamista y proveedor.
4. Luxemburgó.
La incorporación de la Directiva se produce en Luxemburgó mediante la
Ley de 9 de agosto de 1993, que regula el crédito al consumo, y mediante el
Reglamento de 26 de agosto de 1993197. El artículo 11 de la norma comunitaria
tqma cuerpo en dos preceptos de la citada Ley, en concreto, los artículos 9 y
10. El primero de ellos reproduce el primer apartado del artículo 11 de la
Directiva, estableciendo que la existencia de un contrato de crédito no podrá
afectar a los derechos que el consumidor ostenta contra el vendedor para el
supuesto de que el bien no sea entregado o de que no sea conforme al
contrato 198 . Por su parte, el artículo 10 es copia literal del artículo 11.2 de la
Directiva, puesto que repite los cinco requisitos necesarios para que el consumi-
dor pueda dirigirse contra el prestamista 199.
196. Según advierte el Informe sobre la aplicación de la Directiva 87/102/CEE, presentado por la
Comisión el 11 de mayo de 1995 [COM (95) 117 final], pg. 75.
197. La Ley se publica en Memorial A núm. 66, de 24 de agosto de 1998. El Reglamento en
Memorial A núm . 80, de 27 de septiembre de 1993.
198. Art. 9: «L'existence d'un contrat de credit n'affecte en rien des droits que le consomma-
teur peut faire valoir á l'encontie du fournisseur de biens ou du prestataire de services,
lorsque les biens ou les services, achetés au moyen d'un tel contrat, ne sont pas fournis
ou que, pour d'autres raisons, ils ne sont pas conformes au contrat y relatif».
199. Art. 10: «Le consommateur a le droit d'exercer un recours á l'encontre du préteur
lorsque:
a) en veu de l'achat de biens ou l'obtention des services, le consommateur conclut un
contrat de credit avec une personne autre que le fourniseur de biens o u ' l e prestataire
de services; et
b) il existe entre le préteur et le fournisseur des biens ou le prestataire des services un
accord préalable aux termes duquel un credit est octroyé exclusivement par ce préteur
aux clients de ce fournisseur ou prestataire pour l'acquisition de bienes et l'obtention de
services fournis par ledit fournisseur ou prestataire; et
c) le consommateur obtient son credit en vertu de cet accord préalable; et
d) les biens ou les services faisant l'objet du contrat de credit ne sont pas livrés ou
fournis ou ne le sont qu'en partie ou ne sont pas conformes au contrat y relatif; et
e) le consommateur a exercé un recours contre le fournisseur de biens ou le prestataire
de services sans obtenir satisfaction comme il y avait droit».
111
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
5. Bélgica.
En Bélgica, la ley reguladora del crédito al consumo, la Loi relative au crédit
á la consommation, es de 12 de junio de 1991200. Se trata de una ley extensa
(118 artículos), en la que se regulan detalladamente todas las cuestiones que
afectan al crédito al consumo.
La conexión entre los contratos de compraventa y préstamo tiene una
regulación propia, que se manifiesta en dos ámbitos distintos: en fase de forma-
ción de los contratos, y en fase de ejecución.
En relación a la formación de los contratos, el artículo 19 de la Ley dispone
que si el contrato de crédito menciona el bien o la prestación de servicios
financiada o el importe del préstamo es entregado directamente por el presta-
mista al vendedor, las obligaciones del consumidor no son exigibles hasta que
se produzca la entrega del bien o la prestación de servicios. Por otra parte, el
prestamista no puede enviar el importe del préstamo al vendedor hasta que
aquél no reciba notificación que acredite la entrega del bien o la prestación
del servicio. La notificación debe constar obligatoriamente por escrito, y como
tal puede servir el documento de entrega que el consumidor recibe del vende-
dor, con fecha y firma del consumidor 201 .
200. En Moniteur Belge, núm. 130, de 9 julio 1991, con corrección de erratas en Moniteur Belge,
núm. 150, de 6 agosto 1991. Esta ley ha sido desarrollada por un Decreto de 4 de agosto
de 1992, relativo al coste, a la duración y a las modalidades de reembolso del crédito al
consumo, posteriormente modificado por Decreto de 29 de abril de 1993.
Sobre el crédito al consumo en Bélgica, p u e d e n verse, entre otras, las siguientes obras:
AA W : La nuovelle loi sur le crédit á la consommation. Bruxelles, Créatif, 1992; BALATE, E.:
«La loi de 12 juni 1991 á l'epreuve du droit européen», DAOR, 1992, núm. 23, pgs. 101
y ss.; BAIATE, E.: Le droit du crédit á la consommation: coomentaires de la loi du 12 juin 1991
sur le crédit á la consommation, De Boeck, 1995; BIQIET-MATHIEN, C : «Commentaire sommaire
de la loi relative au crédit á la consommation», Actualités du droit. Revue de la Facolté de
droit de Liége, 1993, pgs. 47 y ss.; BODSON, P. L.: «Introduction á la loi du 12 juin 1991
sur le crédit a la consommation», Actualités du droit. Revue de la Facolté de droit de Liége,
1993, pgs. 37 y ss.; BOIRGOIGNIE, T.: «Le contexte d'elabotarion de la loi du 12 j u n i 1991»,
DAOR, 1992, núm. 23, pgs. 9 y ss.; DEJKMEPPE, P.: «La reglamentado de l'activité des
intermédiaires de crédit», DAOR, 1992, núm. 23, pgs. 89 y ss,; DOMONT-NAERT, F.: «Directive
e u r o p é e n n e relative au rapprochement des législations des États en matiére de crédit a la
consommation», DCCR 1988-1989, núm. 2, pgs. 138 y ss.; DOMONT-NAERT, F.: Consommateurs
défavorisés, crédit et endettement. Contribution á l'etude de l'efficacité du droit de la consommation.
Colección Droit el Consommation, núm. 27. Bruxelles, 1992; DOMON T-NAERT, F.: «Crédit á
la consommation: De la Directive du 22 décembre 1986 á la Loi du 12 j u n i 1991», DCCR,
1991-1992, núm. 13, pgs. 774 y ss.; DOMONT-NAERT, F.: «Loi relatie au crédit á la consomma-
tion», DCCR núm. 12, 1990-1991, pgs. 761 y ss.; DUCART, J. P./L. VERSCHINGEL/W. VAN
POUCKE: Rapport final de synthése: la loi du 12 juin 1991 relative au crédit a la consommation: un
premier bilan, Centre de Recherche et d'Information des Organisations de Consommateurs.
Bruxelles, 1996; KEVERS, Y.: «La loi du 12 de j u i n 1991 relative au crédit a la consomma-
tion», Bulletin du Jeune Barrean de Liége, 1992, núm. 3, pgs. 14 y ss.; PUTZEVS, D.: «La loi
relative au crédit á la consommation», RDC (TBH), 1992, pgs. 94 y ss.; ULB: Les pratiques
du commerce, l'information et la protection du consommateur: premier bilan et perspectives d'applica-
tion de la loi du 14 juillet 1991, notamment au regard du droit européen. Bruylant, 1994.
201. El texto del art. 19 es el siguiente:
«Lorsque le contrat de crédit mentionn e le bien ou la prestation de service financé ou
que le montant du contrat de crédit est versé directement par le préteur au vendeur ou
prestataire de services, les obligations du consommateur ne p r e n n e n t effet qu'á compter
de la livraison du bien ou de la prestation du service; en cas de vente ou de prestation
112
2. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho extranjero
Según el artículo 20, hasta que el consumidor no acepte la oferta de crédito
realizada por el prestamista, ninguna obligación legal puede asumir frente al
vendedor o el prestador de servicios, por lo que ni uno ni otro tienen que
realizar prestación alguna. Es nula la cláusula en la que el consumidor se
compromete frente al vendedor a pagar al contado el precio del bien, en el
supuesto de que el crédito no sea concedido por el prestamista 202 .
En el ámbito de la ejecución de los contratos, es de gran importancia el
artículo 24 de la Ley (De l'opposabilité des exceptions), que incorpora al derecho
belga el artículo, 11 de la Directiva 87/102/CEE. Siempre que el consumidor,
con el fin de adquirir un bien u obtener un servicio, concluya un contrato de
préstamo con una persona distinta del vendedor o prestador de servicios, queda
autorizado, bajo determinadas condiciones, para oponer al prestamista todas las
excepciones que puede oponer al propio vendedor o prestador de servicios, si
los bienes o servicios no son conforme al contrato. Para ello es preciso que
entre el prestamista y el vendedor exista un acuerdo previo en virtud del cual
el crédito se concede exclusivamente por ese prestamista a los clientes de ese
vendedor, y que el crédito se obtenga efectivamente por aplicación de este
acuerdo previo.
Además, para que pueda oponer las excepciones al prestamista es necesario
que concurran otras dos circunstancias:
1) que el consumidor haya requerido al vendedor, mediante carta certifi-
cada, el cumplimiento de sus obligaciones, y que no haya obtenido satisfacción
durante el plazo de un mes, contado desde la fecha de envío de la carta
certificada, y
2) que el consumidor haya informado al prestamista de que, en tanto no
obtiene del vendedor la satisfacción de sus derechos, el pago de los plazos aún
de services á exécution successive, elles prennent effet á compter du debut de la livraison
du produit ou de la prestation du service et cessent en cas d'interruption de celles-ci.
Le montant du contrat de crédit ne peut étre remis au vendeur ou au prestataire de
services qu'aprés notifícation au préteur de la livraison du bien ou de la prestation du
service.
La notifícation visee au deuxiéme alinea est constituée obligatoirement par un écrit,
notamment un document de livraison, daté et signé par le consommateur.
L'intérét dü en vertu du contrat de crédit ne prend cours qu'á la date de cette notifíca-
tion». '
202. El art. 20 dispone:
«Aucun engagement ne peut valablement étre contráete par le consommateur a l'égard
du vendeur ou du prestataire de services, ni aucun versement fait de l'un á l'autre, tanto
que le consommateur n'a pas accepté l'offre du préteur.
Chaqué fois que le paiement d ' u n prix sera acquitté, en tout ou en partie, a l'aide d'un
contrat de crédit clans lequel le vendeur intervient a titre d'intermédiaire de crédit, a
l'exclusion des contrats de crédits vises á l'article 1, 12 e , le contrat de vente ou de
prestation de services doit le préciser.
Est nulle toute clause selon laquelle le consommateur s'engage, en cas de refus du
financement, a payer comptant le prix convenu».
113
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
no vencidos se efectuará en una cuenta bloqueada. El Gobierno regulará por
Decreto el funcionamiento de esta cuenta2™.
203. El art. 24 de la Ley establece lo siguiente:
«Lorsqu'en vue de l'achat de biens ou l'obtention de services, le consommateur conclut
un contrat de crédit avec u n e personne autre que le fournisseur de biens ou le prestataire
de services, il peut, dans les conditions déterminées ci-aprés, apposer au préteur, les
exceptions qu'il peut opposer á l'égard du fournisseur de biens ou du prestataire de
services, si les bienes ou services qui font l'objet du contrat de crédit n e sont pas
conformes au contrat y relatif.
Les exceptions ci-dessus visees peuvent étre soulevées á condition qu'il existe entre le
préteur et le fournisseur de bines ou le prestataire de services, un accord préalable aux
termes duquel un crédit est octroyé exclusivement par ce préteur aux clients de ce
fournisseur de bines ou prestataire de services pour les bienes ou services fournis par eux
et que le consommateur obtient son crédit en vertu de cet accord préalable.
Toute exception ne peut étre invoquée a l'égard du préteur q u ' á condition que:
1Q) le consommateur ait mis le vendeur du bien ou le prestataire du service en demeure
par lettre recommandée pa la poste d'exécuter les oblitations découlant du contrat, sans
avoir obtenu satisfaction dans un délai d ' u n mois a dater du dépót á la poste de la lettre
recommandée;
29) le consommateur ait informé le préteur q u ' á défeut d'obtenir satisfaction auprés du
vendeur du bien ou du prestataire de services conformément au l 9 , il effectuera le
paiement des versements restant dus sur un compte bloque. Le Roi peut fixer les modali-
tés d'ouverture et de fonctionnement du compte.
Les interés produits par la somme ainsi déposée sont capitalisés.
Par le suel fait du dépót, le préteur acquiert un privilége sur l'actif du compte pour toute
créance résultant de l'inexécution totale ou partielle des obligacions du consommateur.
II ne peut étre disposé du montant mis en dépót qu'au profit de l'une ou l'outre des
parties, moyennant production d ' u n accord écrit, établi aprés que le montan t a été gloqué
sur le compte précité, ou d'une copie conforme de l'expédition d ' u n e decisión judiciaire.
Cette decisión est exécutoire par provisión nonobstant opposition au appeí, sans caution
ni cantonnement».
114
Capítulo 3
La vinculación contractual entre compraventa y
préstamo en el Derecho español
I. LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL ENTRE COMPRAVENTA Y PRÉS-
TAMO ANTES DE LA PUBLICACIÓN DE LA LEY DE CRÉDITO AL CONSU-
MO
A. La legislación aplicable.
La consideración del crédito al consumo como fenómeno con trascendencia
jurídica es relativamente reciente en el Derecho español. Si bien es cierto que
algunas formas de concesión crediticia a consumidores - p o r ejemplo, la venta a
plazos- han sido reguladas por nuestro legislador con mayor o menor fortuna, no
cabe desconocer que una regulación globalizadora y coherente del crédito al con-
sumo no existe en nuestro país hasta la publicación en 1995 de la Ley de Crédito
al Consumo. Tampoco la doctrina científica ha prestado a este fenómeno la aten-
ción que precisa 1 . En cuanto a la legislación, hasta la aparición de la LCCon sólo
existen algunos textos normativos que regulan distintos aspectos concretos del cré-
dito al consumo, pero a todas luces de modo insuficiente2 . Estos textos son los
siguientes:
1. Destacan, entre otras, las siguientes obras: ÁNGULO G. y G. PRADA: «Financiación del consumo y
protección al consumidor», Información Comercial Española, n ú m . 550-1, 1979, pgs. 123 y ss.;
CASADO CERVINO, A.: «El crédito al consumo y la protección de los consumidores», RDBB, 1983,
núm. 11, pgs. 481 y ss.; DÉLA CUESTA GONZÁLEZ, M.: «Evolución reciente del crédito al consumo
y su repercusión en el endeudamiento de los hogares», EC, núm. 26, 1993, pgs. 37 y ss.; GARCÍA-
CRUCES GONZÁLEZ, J. A.: «Contratación bancaria y consumo», RDBB, 1988, n ú m . 30, pgs. 259 y
ss.; LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección de los consumidores», Círculo de empresarios,
1984, n ú m . 26, pgs. 23 y ss.; PASQUAU LIAÑO, M.: «Propuestas para u n a protección jurídica de
los consumidores en materia de consumo; medidas de prevención y de solución de los proble-
mas derivados del sobreendeudamiento», EC, 1990, n ú m . 18, pgs. 11 y ss.; ROJO AJURIA, L.: «El
crédito al consumo», en Escritos jurídicos en memoria de Luis Mateo Rodríguez, t. II. Universidad de
Cantabria, Facultad de Derecho, 1993, pgs. 315 y ss.
2. Sobre la insuficiencia del Código Civil y el Código de Comercio para lograr u n a protección
eficaz de los consumidores, v. POLO SÁNCHEZ, E.: «La protección del consumidor en el Derecho
privado», en Estudios de Derecho mercantil en homenaje al profesor A. Polo. Madrid, 1981, pgs. 811 y
ss.
115
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
1. Por orden cronológico, el primer texto legal destinado a proteger al con-
sumidor de crédito es la Ley de 23 de julio de 1908, de represión de la usura,
todavía en vigor, que tiene por objeto evitar la celebración de préstamos con intere-
ses usurarios : . Tutela al consumidor en este único aspecto, por lo que es una ley
insuficiente.
2. De mayor importancia es, sin duda, la Ley 50/1965, de Venta de Bienes
Muebles a Plazos (LVPBM/1965). A pesar de lo que parece desprenderse de su
nombre, se trata de una auténtica ley general reguladora de la financiación de la
adquisición de bienes muebles 4 . Como ya indica su artículo 1, la ley regula no sólo
la venta a plazos, sino también los préstamos destinados a facilitar la adquisición
de los bienes, y las garantías que se constituyan para asegurar el cumplimiento de
las obligaciones nacidas de estos contratos. Además, también se rigen por esta Ley
todos los actos o contratos, cualquiera que sea su forma jurídica, mediante los
cuales las partes se propongan conseguir los mismos fines económicos que con
aquel tipo de venta (art. 2, párr. 2 LVPBM/1965).
A pesar de la pretendida amplitud de esta ley, lo cierto es que no ha servido
para mejorar la situación del consumidor de crédito, por varios motivos. La primera
razón, y la más importante, es que ha sido una ley ignorada en la práctica 5 . Las
ventas a plazos se han celebrado prescindiendo absolutamente de la regulación
específica contenida en la LVPBM/1965. A ello ha contribuido además el carácter
dispositivo que, según algunos autores, tiene esta Ley6. En segundo lugar, su ámbito
de aplicación es excesivamente restrictivo, en un doble sentido: por una parte,
comprende sólo la venta de bienes muebles corporales no consumibles, sin alcan-
zar por tanto a la venta de inmuebles o a la prestación de servicios; por otro, regula
sólo una modalidad de crédito al consumo -la venta a plazos, aunque también,
tangencialmente, la financiación de esa venta-, dejando al margen, en consecuen-
cia, otros mecanismos cuyo fin es permitir la adquisición de bienes de consumo
que han proliferado con éxito en los últimos años y que presentan mayores ventajas
para el consumidor (p.e., tarjetas de crédito) 7 . Y en tercer lugar, del análisis de los
distintos preceptos de esta Ley se deduce que la finalidad última d e la misma n o
era proteger al consumidor, sino afianzar la posición jurídica de vendedores y fi-
nanciadores 8 .
3. Sobre el particular, v. TAPIA HKRMIDA, A.: «La vigencia de la Ley de Usura como mecanismo de
protección del consumidor d e crédito», RDBB, 1987, n ú m . 25, pgs. 145 y ss.
4. MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : «Sobre la regulación legal de la financiación al consumidor: de la ley
de ventas a plazos a la ley d e crédito al consumo», Act. Civ., 1996, n ú m . 336, pg. 798; LÓPEZ
SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 32.
5. MARTÍNEZ DE AcriRRE, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 160. Este mismo autor alude a la «mala
fortuna de esta ley»; «ni jurídica ni sociológicamente la LVP h a alcanzado ese carácter de Ley
general relativa al crédito mobiliario, q u e parecía corresponderle teóricamente, d e acuerdo
con sus propias previsiones» («Sobre la regulación...», cit., pg. 799).
6. Por todos, BERCOVITZ, R.: «Las ventas...», cit., pgs. 142 y ss., y e n Comentarios..., cit., pgs. 95 y ss.
7. MARTÍNEZ DE AGUIRRE:, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 161, y e n «Sobre la regulación...», cit., pg.
800.
8. MARÍN LÓPEZ, M. J.: «Comentario al art. 36», cit., pg. 599; MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : «Sobre la
regulación...», c i t , pg. 797; LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 35.
116
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
3. El tercer instrumento que incide en la protección del consumidor de cré-
dito en España es la Ley 26/1984, de 19 de julio, General para la Defensa de los
Consumidores y Usuarios (en adelante, LGDCU) 9 . Es notoria la escasa atención
que esta ley presta al consumidor en cuanto adquirente de crédito, lo cual no
puede extrañar dado el carácter de «general» con el que ésta ha nacido 10 . Sin
embargo, ello no impide que algunas de sus disposiciones sean de aplicación al
crédito al consumo. Así sucede, por ejemplo, con el artículo 8.1 LGDCU, en virtud
del cual el contenido de la oferta, promoción y publicidad de créditos al consumo
serán exigibles por los consumidores, incluso si no figuran expresamente como
integrantes del reglamento contractual, a menos que el contrato contemple cláusu-
las más beneficiosas para aquéllos, en cuyo caso prevalecerán éstas. Otros preceptos
resultan igualmente aplicables a los créditos obtenidos para financiar la actividad
de consumo. Así, el artículo 10.1 c), número 4, en su redacción original (antes de
ser modificado por la Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre condiciones generales de
la contratación), que veda las condiciones abusivas de crédito 11 , el número 5 de
ese mismo precepto, y el artículo 13.1 d ) . En cualquier caso, normas todas ellas
insuficientes para otorgar al consumidor la protección que precisa en el ámbito
del crédito al consumo.
4. Además de estas normas, hay que mencionar la Orden de 12 de diciembre
de 1989, sobre tipos de interés y comisiones, normas de actuación, información a
clientes y publicidad de las Entidades de crédito, y la Circular del Banco de España
8/1990, de 7 de septiembre, a entidades de crédito, sobre transparencia de las
operaciones y protección de la clientela, modificada posteriormente en numerosas
ocasiones12. Estas disposiciones regulan las condiciones de transparencia e informa-
ción de las entidades de crédito en sus relaciones con sus clientes, por lo que
pueden considerarse como normas de protección a favor de los consumidores. Sin
embargo, la tutela que establecen no es suficiente. Por una parte, porque sólo
protegen al consumidor cuando se relaciona con entidades de crédito, n o cu-
briendo, por tanto, la concesión crediticia que realice otra persona distinta a una
entidad de crédito (p.e., el crédito que otorga el vendedor bajo la forma de aplaza-
miento en el pago). Por otra, la protección se refiere únicamente a la información
que ha de recibir el consumidor antes y durante la celebración del contrato, sin
que se produzca una modificación de la regulación sustantiva de los derechos y
obligaciones que asumen las partes. Tal modificación, necesaria para poder incor-
porar adecuadamente a nuestro derecho la Directiva 87/102/CEE, n o puede pro-
ducirse además mediante una Orden ministerial o una Circular del Bancp de Es-
9. Téngase e n cuenta la importante modificación q u e esta Ley h a sufrido p o r la Ley 7/1998, d e
13 de abril, sobre condiciones generales de la contratación (BOE n ú m . 89, de 14 de abril).
10. LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 35.
11. Sobre el particular, v. DÍAZ ALABART, S.: «Comentario al art. 10.1 c)», en BERCOVITZ, R./J. SALAS
(coord.): Comentarios a la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Madrid,
Civitas, 1992, pgs. 273 y ss.
12. Sobre la importancia de ambas normas e n la ordenación del crédito al consumo, v. PENDÓN
MELÉNDEZ, M. A.: Derecho público y derecho privado en la ordenación del crédito. Normativa sectorial y
crédito al consumo. Madrid, McGraw-Hill, 1998, especialmente e n las pgs. 76 y ss.
117
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
paña, sino que es preciso que adopte la forma de ley, puesto que implica una
alteración de derechos reconocidos en nuestro Código Civil.
La situación normativa del crédito al consumo puede calificarse, por lo tanto,
como fragmentaria y parcial, tanto en los respectivos ámbitos de aplicación de
cada norma como en sus pretensiones reguladoras 13 . En consecuencia, antes de la
publicación de la Ley de Crédito al Consumo el Derecho español carecía de una
regulación adecuada sobre esta materia 14 . De hecho, la expresión «crédito al con-
sumo» era desconocida por nuestro legislador15.
Si la normativa protectora del consumidor de crédito era escasa y dispersa, la
atención que el legislador prestaba a la vinculación contractual de los contratos de
compraventa y préstamo era nula16. En efecto, en ninguno de los textos legales
citados se establecen medidas protectoras a favor del consumidor que estipula estos
dos contratos. Es cierto que la LVPBM/1965 regula los préstamos de financiación,
en los que el consumidor adquiere un bien a cambio del aplazamiento de su pago 17 .
Sin embargo, no existe en esta ley disposición alguna que trate de proteger al
consumidor de los especiales riesgos que implica el desdoblamiento de una única
operación económica en dos contratos distintos.
En conclusión, el Derecho español anterior a la aparición de la Ley 7/1995,
de Crédito al Consumo, no contiene ninguna norma específica que tienda a paliar
la desprotección en que se encuentra el consumidor en el supuesto de compra-
venta financiada por un tercero.
B. La labor de la jurisprudencia.
A diferencia de lo que sucede en Alemania, donde antes de la publicación
de la VerbrKrG los Tribunales de justicia dotaron al consumidor inmerso en una
compraventa trilateral de una adecuada protección jurídica, en nuestro país las
sentencias que versan sobre esta materia son escasas. Efectivamente, son muy pocas
las decisiones judiciales en las que se resuelve acerca de la protección solicitada
13. PENDÓN MELÉNDEZ, M. A.: Derecho público..., cit., pg. 11.
14. SARAZA JIMENA, R.: «La eficacia d e la Directiva...», cit., pg. 19. Las SSAP d e Guadalajara, d e 22
octubre 1996 (AC 1996, 1872) y de 21 enero 1997 (AC 1997, 51), reconocen que el préstamo
al consumo carece «de u n a regulación específica hasta la reciente Ley 7/1995, de 23 marzo».
15. Tras la LCCon, también recoge esta locución el RD 692/1996, de 26 de abril, sobre el régimen
jurídico de los establecimientos de crédito, cuando establece q u e u n a de las actividades que
podrán desempeñar estos establecimientos financieros es la «concesión de préstamo y crédito,
incluyendo crédito al consumo» [art. 1.1 a ) ] .
16. LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 35.
17. La celebración por el consumidor de dos contratos, con el vendedor y con el prestamista, se
articula legalmente a través de dos mecanismos distintos. En primer lugar, el préstamo de
financiación a vendedor, en el que «prestamista y vendedor se conciertan de cualquier modo
para proporcionar la adquisición de la cosa al comprador contra el pago ulterior del precio a
plazos» (art. 3, párr. 1). En segundo lugar, el préstamo de financiación a comprador, definido
como «aquel en el que un tercero facilite al comprador, como máximo, el importe aplazado
del precio en las ventas a que se refiere esta Ley, reservándose las garantías que se convengan,
quedando obligado el comprador a devolver el importe del préstamo» (art. 3, párr. 2).
118
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
por el consumidor en un supuesto de vinculación de los contratos de compraventa
y préstamo. Además, las sentencias han sido dictadas por las Audiencias Provincia-
les. Hasta donde alcanza nuestro conocimiento, no existe ni un solo pronuncia-
miento de nuestro Tribunal Supremo sobre este asunto.
Conviene subrayar, antes que nada, que el supuesto de hecho de casi todos
los pronunciamientos judiciales que tienen alguna relación con la protección del
consumidor en la hipótesis de vinculación contractual está constituido por un con-
trato de financiación a comprador de los recogidos en el artículo 3, párrafo 2
LVPBM/1965. Estos contratos se caracterizan por el hecho de que «el financiador
adelanta al comprador la cantidad aplazada del precio, de tal manera que éste
paga de inmediato la totalidad del precio de la compraventa, las obligaciones del
comprador frente al vendedor se extinguen, y sólo subsisten sus obligaciones de
devolución de un préstamo concedido por el financiador» (SAP Valladolid, de 23
octubre 1993, Act. Civ. 1994, 540; SAP Soria, de 22 enero 1996, TSJyAP 1996, 727).
En consecuencia, no se trata en puridad de una venta a plazos, sino de una venta
al contado (SAP Valladolid, de 23 octubre 1993, Act. Civ. 1995, 540; SAP Castellón,
de 4 junio 1997, AC 1997, 1421; SAP Soria, de 22 enero 1996, TSJyAP 1996, 1256).
La inmensa mayoría de las sentencias que aluden al contrato de préstamo de
financiación a comprador versan sobre una cuestión que no guarda relación alguna
con ,1a necesidad de tutela jurídica del consumidor. En concreto, tratan de averi-
guar cuál es el significado y alcance de la cláusula de reserva de dominio a favor
del financiador que se inserta en las condiciones generales del contrato de financia-
ción ;y se inscribe posteriormente en el Registro de Venta a Plazos. El supuesto de
hecho común de estas sentencias es el siguiente: ante el impago de las deudas que
el consumidor tiene con terceros (normalmente, la Seguridad Social), este tercero
procede a embargar el bien que el consumidor ha comprado del vendedor con la
ayuda del préstamo de financiación a comprador. El financiador, que se considera
propietario del bien en virtud de la cláusula de reserva de dominio, ejercita la
acción de tercería de dominio, con el fin de que se levante el embargo sobre ese
bien. Por contra, el tercero embargante argumenta que la reserva de dominio no
implica una transmisión de la propiedad del bien al financiador, sino que otorga
a éste únicamente un derecho real de garantía sobre ese bien, razón por la cual
no procede el levantamiento del embargo. Los Tribunales de justicia han seguido
una y otra interpretación, si bien existe un mayor número de sentencias que admi-
ten la viabilidad de la tercería de dominio ejercitada por el financiador18.
18. Efectivamente, admiten la acción de tercería de dominio interpuesta por el financiador, entre
otras, las siguientes sentencias: SAP Zaragoza, d e 19 abril d e 1993 (AC 1993, 525); SÁP Vallado-
lid, de 23 octubre 1993 (Act. Civ. 1994, 540); SAP Valladolid, de 22 febrero 1994 (AC 1994,
366); SAP Baleares, de 7 j u n i o 1994 (AC 1994, 1149); SAP Madrid, d e 13junio 1994 (AC 1994,
1148); SAP Murcia, de 21 j u n i o 1994 (AC 1994, 1624); SAP Gerona, de 8 julio 1995 (Act. Civ.
1995, 2617); SAP Lleida, de 29 noviembre 1995 (AC 1995, 2369); SAP Santander, de 16 enero
1996 (TSJyAP 1996, 814); SAP Soria, de 22 enero 1996 (TSJyAP 1996, 1256); SAP Granada, de
22 abril 1996 (AC 1996, 828); SAP Orense, d e 24 j u n i o 1996 (AC 1996, 1254); SAP Asturias,
de 24 julio 1996 (AC 1996, 1569); SAP Alicante, de 24 julio 1996 (Act. Civ. 1996, 2419); SAP
Las Palmas de Gran Canaria, de 15 mayo 1997 (Act. Civ. 1997, 1855); SAP Zamora, de 29 mayo
1997 (Act. Civ. 1997, 1660); SAP Castellón, de 4 j u n i o 1997 (AC 1997, 1421); SAP Segovia, de
119
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
En cualquier caso, existe un pequeño número de pronunciamientos judiciales
que aluden a la conexión contractual que puede existir entre los contratos de
compraventa y préstamo.
1. Análisis de algunas sentencias.
Resulta conveniente realizar un breve estudio cronológico de las sentencias
más interesantes.
1. Sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, de 23
noviembre 1993 (AC 1993, 2194). La entidad «Financiera BancoBao SA» celebra
con Pedro y Nieves un préstamo de financiación a comprador. Debido a que el
vendedor no entrega la totalidad de la mercancía, el comprador suspende el pago.
Ante el impago de los plazos el prestamista formula demanda de juicio ejecutivo
ante el Juzgado de Primera Instancia, solicitando el pago de los plazos impagados
y el vencimiento anticipado de los plazos aún no vencidos. Los prestatarios se opo-
nen a la demanda argumentando que no han recibido parte de la mercancía y que
la entidad demandante no tiene la condición de tercero ajeno a la compraventa
financiada. El Juzgado de Primera Instancia estima plenamente la demanda. La
Audiencia Provincial declara no haber lugar al recurso de apelación interpuesto
por los demandados.
La Audiencia Provincial basa su decisión en el propio artículo 3 LVPBM/1965,
que califica al prestamista como tercero en relación al contrato de compraventa.
Por eso, «no pueden los demandados... oponerse a la ejecución por causas no
derivadas directamente de dicho contrato [el préstamo], al ser ajena la entidad
financiera actora a las vicisitudes del contrato de compraventa». El financiador es
un tercero ajeno al contrato de compraventa. La sentencia sanciona la «autonomía
de los contratos de compraventa y de préstamo de financiación».
Esta decisión judicial merece una valoración negativa, puesto que no reconoce
ningún tipo de vinculación contractual entre los contratos de compraventa y présta-
mo.
2. Sentencia de la Audiencia Provincial de Granada, de 22 octubre 1994 (AC
1994, 2424). La Entidad de Financiación «Finamersa» celebra con dos prestatarias
un contrato de financiación para adquisición de un automóvil, en virtud del cual
les presta 1.480.300 ptas., quedando éstas obligadas a realizar 60 pagos mensuales
de 38.090 ptas. cada uno. Cuando pasan 17 meses desde que se entregó el coche,
y a la vista de que los prestatarios sólo han abonados dos recibos, la entidad vende-
dora acepta la devolución del coche, dando así por extinguido el contrato de com-
praventa.
29 diciembre 1997 (AC 1997, 2597); SAP Almería, de 25 abril 1998 (AC 1998, 916). En cambio,
desestiman la demanda del financiador, entre otras, estas sentencias: STSJ La Rioja, de 29
noviembre 1994 (AC 1994, 4334); SAP Murcia, de 7 noviembre 1995 (AC 1995, 2137); SAP
Albacete, de 21 febrero 1996 (AC 1996, 617); SAP Burgos, de 1 julio 1996 (Act. Civ. 1997,
589); SAP Jaén, de 11 abril 1997 (AC 1997, 961); SAP Badajoz, de 11 mayo 1998 (AC 1998,
927).
120
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
La entidad financiera formula demanda contra las prestatarias, enjuicio decla-
rativo, sobre reclamación de cantidad. El Juzgado de Primera Instancia estima par-
cialmente la demanda, y condena a las demandadas a abonar la cantidad de
1.409.222 ptas. más los intereses pactados. La parte demandada interpone recurso
de apelación, y la Audiencia Provincial revoca parcialmente la sentencia de instan-
cia, condenando a las demandadas al pago solidario de la cantidad de 604.120 ptas.
La sentencia de segunda instancia es de gran importancia, puesto que es la
primera vez que una Audiencia Provincial reconoce la conexión funcional existente
entre la compraventa y el préstamo, y deduce de ella interesantes consecuencias
jurídicas. En la sentencia se admite que el consumidor ha celebrado dos contratos
diferentes, uno de compraventa y otro de préstamo. «Aunque por norma general
los contratos de financiación, por excelencia el préstamo, son independientes de
los contratos de transmisión onerosa, en ocasiones cabe hablar de una conexión
entre ambos, pudiendo ser calificado... como verdaderos contratos conexos cuando
existe un acuerdo de colaboración entre el vendedor y la entidad de financiación.
De tal manera que la conexión no es sólo económica, sino que puede tener trascen-
dencia jurídica, especialmente cuando el contrato de compraventa sufre alguna
vicisitud, lo que puede incidir, al mismo tiempo, en el préstamo.» Se apoya para
ello en la Directiva 87/102/CEE y en el proyecto de Ley de Crédito al Consumo.
En el supuesto planteado, la conexión se plasma en que la resolución del
contrato de compraventa «necesariamente tiene que repercutir en el préstamo, en
el sentido de que también está resuelto. Mantener el contrato de préstamo...,
cuanclo se ha devuelto el coche con conocimiento y consentimiento de la entidad
financiera, resulta totalmente perjudicial para el comprador, puesto que de ser
obligado al pago total... pagaría como si hubiera adquirido el coche, cuando, sin
embargo, este coche ha vuelto a manos del vendedor». Constituye éste el primer
pronunciamiento judicial en el que se admite que la resolución de la compraventa
puede provocar asimismo la resolución del préstamo. De ahí la trascendencia de
esta sentencia.
A pesar de lo mucho positivo que hay en ella, la sentencia contiene sin em-
bargo algunos errores que merecen ser destacados. Por una parte, no creo que sea
acertado afirmar que «la devolución del coche implica una verdadera resolución
del contrato de compraventa». La resolución sólo puede producirse como conse-
cuencia de un previo incumplimiento, y en el caso de la compraventa no ha habido
incumplimiento ni del vendedor, que entregó el vehículo, ni del comprador, que
pagó el precio con el dinero obtenido del préstamo. Lo que sucede, más- bien, es
que el contrato se extingue por mutuo disenso. Por otra parte, tampoco parece
apropiado el modo en que se liquidan los contratos. Lo correcto es que cada con-
trato se liquide entre las partes que lo estipularon. De este modo, las partes de la
compraventa deben restituirse recíprocamente las prestaciones realizadas, mientras
que igual suerte ha de correr el contrato crediticio estipulado entre financiador y
consumidor. Por esta razón, el financiador tiene derecho a recuperar del consumi-
dor el importe total del préstamo, deducidas todas las cantidades que ya haya reci-
121
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
bido del consumidor en concepto de pago de plazos de amortización 10 . Sin em-
bargo, la sentencia de la AP Granada dispone que el consumidor puede también
deducir de la suma que debe restituir al prestamista 800.000 ptas., que es la canti-
dad en que ha sido valorado el coche.
3. Sentencia de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, de 14 julio 1995 (AC
1995, 1663). Para poder adquirir un vehículo, Francisco y María del Carmen cele-
bran un contrato de financiación a comprador. Los compradores no han mante-
nido relación alguna con el vendedor; toda la negociación del contrato de compra-
venta se hace a través del prestamista. El prestamista entrega por su exclusiva
voluntad el importe del préstamo al vendedor. De los 36 plazos de amortización
pactados, los consumidores sólo abonan el primero, suspendiendo el pago de los
restantes debido a que no han recibido el coche comprado.
Ante este impago, el prestamista demanda enjuicio ejecutivo el cumplimiento
de los plazos no pagados, y el vencimiento anticipado de los restantes. Los consumi-
dores se oponen a la ejecución, alegando, entre otras razones, la excepción de falta
de provisión de fondos, toda vez que el prestamista no les ha entregado el importe
del préstamo a ellos, sino al vendedor, lo que permitiría la aplicación de la «excep-
tio non adimpleti contractus». El Juez de Primera Instancia estima la demanda.
Según la sentencia, estamos ante un procedimiento ejecutivo, con un título inte-
grado con esa fuerza, y la obligación del actor se limita a la entrega del dinero
prestado, cosa que ha cumplido, quedando al margen por completo de las relacio-
nes que pudieran existir entre vendedor y comprador.
La sentencia es apelada mediante el pertinente recurso, y la Audiencia Provin-
cial declara no haber lugar a dictar sentencia de remate. La SAP admite la excep-
ción de falta de provisión de fondos. Los prestatarios no han recibido el importe
del préstamo, pues éste ha sido transferido, por la sola voluntad del prestamista,
al vendedor; persona que, por otra parte, no ha podido ser identificada por los
compradores, al haberse negado el prestamista a facilitar sus datos. La falta de
ejecución de la prestación por el prestamista ejecutante no encaja, sin embargo,
en ninguna de las causas de oposición a la ejecución de los artículos 1464 y ss.
LECiv. La Audiencia es consciente de ello, cuando establece que es más adecuado
hacer recaer sobre la entidad financiera la necesidad de acudir a un procedimiento
declarativo, y no sobre la demandada, «que en nada se ha beneficiado del contrato
suscrito» .
Con el fin de justificar su decisión, la Audiencia hace una serie de reflexiones
que resultan de interés. En primer lugar, fundamenta la responsabilidad del presta-
19. Sobre el m o d o en que ha de producirse la liquidación contractual, v. los aps. VIII y IX del
Capítulo 6.
20. «Resulta así que la necesidad de acudir a un procedimiento declarativo para ventilar las totales
relaciones existentes entre las partes n o puede hacerse recaer sobre la d e m a n d a d a que en
nada se ha beneficiado del contrato suscrito pues nada ha recibido por el mismo, y toda vez
ue la sumariedad del juicio ejecutivo n o puede perjudicar hasta ese p u n t o la posición del
eudor ejecutado ni hacer prevalecer en todo caso el carácter formal del título que se ejecuta»
(F. 3 Q ).
122
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
mista en el hecho de que éste no es ajeno a la relación entre comprador y vende-
dor. El prestamista se introduce en esta relación al haber entregado directamente,
y por su sola voluntad, el dinero del préstamo al vendedor; lo que le convierte en
«garante cuanto menos de la realidad del negocio jurídico de la compraventa y de
la entrega del objeto comprado». Estas aseveraciones no pueden compartirse. La
responsabilidad del prestamista no nace de haber transmitido el dinero directa-
mente al vendedor, sino de que los dos contratos (compraventa y préstamo) están
conexos al haber sido celebrados ambos debido a la colaboración que con tal finali-
dad llevan a cabo prestamista y vendedor. Conexión que se manifiesta, en el caso
que nos ocupa, en que el consumidor «negocia» únicamente con el prestamista,
sin llegar a tener contacto directo con el vendedor. Esta vinculación contractual es
la que provoca que puedan trasladarse al prestamista determinados riesgos, en
particular los derivados del incumplimiento del vendedor.
4. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, de 16 febrero 1996 (Act.
Civ. 1996-3, 1260; La Ley 1996, 8478). Aunque no es posible la aplicación de la
LCCon, por haberse planteado el litigio en primera instancia antes de la publica-
ción de esta Ley, la Audiencia realiza algunas reflexiones interesantes sobre el ar-
tículo 15 LCCon, de las que pueden destacarse las dos siguientes. En primer lugar,
considera aplicable este precepto al contrato de tarjeta de crédito, sin entrar a
analizar si se cumplen todos los requisitos enumerados en el artículo 15.1 LCCon,
especialmente el que se refiere a la exclusividad. En segundo lugar, sostiene que
para poder ejercitar los derechos contra el prestamista, el consumidor tiene que
haber comunicado previamente al financiador el incumplimiento del vendedor,
estableciendo de este modo un requisito adicional que no viene exigido por el
artículo 15.1 LCCon.
5. Sentencia de la Audiencia Provincial de Soria, de 29 marzo 1996 (Audien-
cias Provinciales 1996, 1111). El Banco X utiliza la técnica anómala de financiar un
contrato de obra utilizando una póliza de préstamo al comprador sujeta a la
LVPBM/1965. Los prestatarios no abonan los plazos de amortización, argumen-
tando que no se ejecutó la obra, lo que resulta probado. El Banco interpone un
juicio ejecutivo basado en la póliza mercantil, con el fin de recuperar el importe
del préstamo más los intereses. Los demandados se oponen a la ejecución, invo-
cando la nulidad del juicio ejecutivo, por concurrir, entre otros, la causa de nulidad
prevista en el artículo 1467, número 1 LECiv, referente a la nulidad de la obliga-
ción reclamada o del título ejecutivo. El Juzgado de Primera Instancia estima la
demanda, mandando seguir adelante la ejecución. Apelada la sentencia, la Audien-
cia Provincial la revoca, por ser nula la obligación reclamada o el título en cuya
virtud se ha despachado ejecución.
La sentencia parte de que la «presente operación de préstamo no puede consi-
derarse como autónoma y ajena a la compraventa, pues se acoge a una fórmula de
financiación para la compraventa de bienes muebles a plazos». Los fundamentos
para revocar la sentencia de instancia son, básicamente, los siguientes:
123
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
a) La venta no se perfeccionó, pues no hubo entrega de la cosa a los compra-
dores-prestatarios. Ello significa que el contrato de préstamo no es efectivo, pues
su efectividad depende de la perfección de la compraventa.
b) «La entidad bancaria no puede liberarse de toda responsabilidad en lo
que se refiere a la utilidad o finalidad esencial del producto o servicio» (art. 10.1.6Q
LGDCU, en su antigua redacción). El financiador «no puede eximirse de unos
mínimos deberes de diligencia, como es el que se haya efectuado la entrega de la
cosa mueble, objeto de la venta que se financia, en adecuadas condiciones de
utilidad para que así tenga virtualidad el préstamo concedido e incluso el pacto de
reserva de dominio, que carecería de sentido si no se hubiera realizado la mencio-
nada entrega y perfeccionado la venta inicial sobre cuya base opera el préstamo al
comprador».
c) El contenido de la Directiva 87/102/CEE, de crédito al consumo, «forma
parte del "acervo comunitario", lo que puede ser tenido en cuenta por los jueces
a efectos interpretativos y aplicativos del ordenamiento jurídico».
La decisión a que llega la Audiencia es satisfactoria, en la medida en que
autoriza al comprador a oponer al prestamista el incumplimiento del vendedor.
Sin embargo, los argumentos en que se basa no son convincentes. Por una parte,
no es cierto que la compraventa (o contrato de obra) no se haya perfeccionado.
Lo que no ha habido es ejecución contractual, pero la perfección queda fuera de
toda duda. Por otra parte, no creo que sea aplicable el antiguo artículo 10.1.69
LGDCU. No es obligación de la entidad financiadora observar la diligencia necesa-
ria para que el vendedor entregue el bien y para que éste se encuentre en adecua-
das condiciones de utilidad. Por último, la admisión de la causa de oposición conte-
nida en el artículo 1467, número 1 LECiv también es discutible, pues en términos
estrictos no puede afirmarse ni que la obligación sea nula (hay consentimiento,
objeto y causa), ni que el título en cuya virtud se haya despachado ejecución sea
nulo (pues no falta ninguno de los elementos o solemnidades que la ley exige para
la validez del título). La sentencia pone ya de manifiesto las dificultades que existen
para proteger al consumidor cuando la demanda del prestamista sigue los cauces
del juicio ejecutivo.
6. Sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, de 24 junio 1996 (AC 1996,
1094). Manuel y María Josefa reciben un préstamo del BBV, documentado en una
póliza mercantil de préstamo, y destinan ese dinero a adquirir una máquina pesa-
dora y envasadora, que queda probado fue recibida por los compradores. Como los
prestatarios no abonan ni un solo pago de amortización, el prestamista interpone
demanda enjuicio ejecutivo, sobre reclamación de cantidad. El Juzgado de Primera
Instancia estima la demanda. La Audiencia Provincial desestima el recurso de ape-
lación, confirmando íntegramente la sentencia.
La sentencia es llamativa porque admite que «la operación de préstamo no
puede considerarse autónoma y ajena a la compraventa que ha motivado la conce-
sión del préstamo», de manera que si el comprador no hubiera recibido el bien
124
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
comprado, «posiblemente hubiera llevado razón» al suspender el pago. La cone-
xión contractual la percibe el juzgador en el hecho de que el banco concedió el
préstamo porque el comprador acreditó con la correspondiente factura la compra
del bien, y de que el importe del préstamo fue enviado directamente del financia-
dor al vendedor. En mi opinión, ninguna de estas dos circunstancias es relevante
para establecer la conexión causal entre los dos contratos. Por otra parte, los de-
mandados alegan deficiencias en la máquina comprada. Según la AP, los demanda-
dos no han acreditado haber formulado reclamación alguna contra el proveedor,
reclamación que según la Directiva 87/102/CEE es necesaria para poder dirigirse
contra el prestamista. Aunque la Directiva no había sido todavía incorporada a
nuestro derecho interno, estima la sentencia que «forma parte del "acervo comuni-
tario" y puede ser tenida en cuenta a efectos interpretativos de nuestro ordena-
miento jurídico».
7. Sentencia de la Audiencia Provincial de Vizcaya, de 3 julio 1996 (Act. Civ.
1997, 387). Un consumidor acude a un establecimiento mercantil para comprar
un tresillo, abonando parte de su precio y firmando en ese mismo lugar un docu-
mento donde se recoge un préstamo para financiar la adquisición, el cual obraba
en poder de los empleados del establecimiento. Posteriormente se «resuelve» de
mutuo acuerdo el contrato de compraventa, devolviendo el vendedor la parte del
precio recibido. Más tarde el prestamista solicita al consumidor la restitución del
importe a que ascendía el contrato de financiación. Presentada la demanda, es
desestimada. El prestamista interpone recurso de apelación, pero la AP confirma
la Sentencia de instancia.
El resultado al que llega la sentencia es correcto. La conexión contractual
existente entre los dos contratos determina que la ineficacia de la compraventa
pueda provocar asimismo la ineficacia del préstamo. Sin embargo, pueden hacerse
algunas objeciones al razonamiento seguido por el juzgador. En primer lugar, la
conexión contractual la deduce de la cláusula incluida en el contrato de financia-
ción, que dispone que «queda afecto al buen fin de este contrato el propio objeto
financiado», cuando lo cierto es que existe vinculación contractual por haber obte-
nido el préstamo debido a la colaboración planificada entre prestamista y vende-
dor, como demuestra el hecho de que el propio vendedor dispusiera en su estable-
cimiento de formularios de solicitud de crédito. Por otra parte, se sostiene que «no
se perfecciona el contrato de financiación al no haber contrato que financiar». En
realidad, el contrato de préstamo sí se perfeccionó. Lo que sucede es que la inefica-
cia de la compraventa faculta al consumidor para conseguir la declaración de inefi-
cacia (sobrevenida) del préstamo.
8. Sentencia de la Audiencia Provincial de Guadalajara, de 2 septiembre 1996
{Audiencias Provinciales 1996, 2057). En este caso, se trata de un contrato de prés-
tamo de financiación a comprador, en el que el consumidor suspende el pago de
los plazos, lo que da lugar a la demanda del prestamista, que solicita que se declare
vencida toda la obligación derivada del contrato de préstamo. El Juzgado de Pri-
mera Instancia estima la demanda. Interpuesto el recurso de apelación, la Audien-
125
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cia Provincial lo estima parcialmente, al no indicarse el tipo de interés aplicable al
préstamo.
La cita de esta sentencia es obligada, pues el juzgador hace una serie de preci-
siones sobre la conexión existente entre los contratos. A pesar de que la aplicación
de la Ley de Crédito al Consumo no es posible, al haberse celebrado el contrato
de préstamo en 1991, se realiza en la sentencia un breve estudio sobre la posible
aplicación de los artículos 14 y 15 de esta Ley. Parte de la constatación de la «situa-
ción de notoria indefensión» en que se encuentra el consumidor que estipula dos
contratos diferentes con el fin de adquirir un bien a crédito. Para corregir este
déficit de tutela se ha promulgado, primero la Directiva 87/102/CEE, de crédito
al consumo, y ya en España la Ley 7/1995, de Crédito al Consumo, cuyos artículos
14 y 15 se refieren a los contratos vinculados, que según la SAP son «los contratos
de consumo en los que expresamente se establece que la operación incluye la
obtención de un crédito de financiación». En cualquier caso, estos preceptos no
son aplicables al supuesto de autos, puesto que no consta que el vendedor haya
incumplido su obligación.
La sentencia es interesante en cuanto que pone de manifiesto la especial des-
protección que sufre el consumidor cuando estipula estos dos negocios jurídicos.
Sin embargo, la definición que hace de los contratos vinculados es errónea. Por
otra parte, tampoco da razones que expliquen por qué existe conexión entre los
dos contratos. Además, el análisis de la posible aplicación del artículo 15 LCCon
se realiza sin tener en cuenta los presupuestos de la vinculación contractual enume-
rados en las letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon.
9. Sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla, de 5 octubre 1996 (AC
1996, 2095). Cristina adquiere un viaje combinado de la entidad «Viajes El Corte
Inglés, SA» para disfrutar de su luna de miel en Estados Unidos y Canadá. El
importe total del viaje asciende a 529.229 ptas. Una parte la paga al perfeccionarse
el contrato, y el resto, 316.200 ptas., es financiado por la entidad «El Corte Inglés,
SA», quedando obligada la prestataria a abonar doce mensualidades de 30.302 ptas.
cada una. Queda probado que las prestaciones que recibieron en el viaje no son
conforme a lo pactado. Por esta razón, Cristina sólo abona seis mensualidades,
suspendiendo el pago de las restantes. A su regreso, y ante las reclamaciones de
Cristina y otros viajeros, «Viajes El Corte Inglés, SA» ofreció a Cristina y su esposo
la cantidad de 53.500 ptas. devueltas por la mayorista del viaje, junto a otras 19.935
que el propio vendedor ofrecía a los clientes «de su propio bolsillo». El matrimonio
no estimó suficiente este ofrecimiento -según ellos, el precio debía reducirse en
un 50%-. Ante esta situación, la entidad prestamista interpone una demanda con-
tra Cristina, reclamando las seis mensualidades pendientes de pago. La deman-
dada, en la contestación a la demanda, solicita «que se dictase sentencia desesti-
mando totalmente la demanda - p o r incumplimiento del contrato de adquisición
del servicio turístico- o, subsidiariamente, condenándola al pago de la cantidad
que le restaba por pagar una vez descontadas las 73.435 ptas. que la entidad deman-
dante había ofrecido devolver del importe total del viaje». Alega, por tanto, que
126
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
toda la relación se había entablado con una sola entidad jurídica, El Corte Inglés,
siendo su agencia de viajes un departamento más.
El Juzgado de Primera Instancia número 10 de Sevilla admite que en realidad
se han celebrado dos contratos distintos con dos personas jurídicas diferentes. Sin
embargo, duda si es directamente aplicable el artículo 11 de la Directiva 8 7 / 1 0 2 /
CEE a un litigio que se plantea entre particulares, como sucede en el caso que nos
ocupa (efectos «horizontales» de la Directiva). Para aclarar este interrogante eleva
al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas una cuestión prejudicial, me-
diante Auto de 30 junio 1994. El Tribunal de Justicia resuelve este asunto (Asunto
C-192/1994) mediante Sentencia de 7 marzo 1996, en la que se establece que «el
consumidor... no puede basar en la propia Directiva una acción dirigida contra un
concedente de crédito, persona privada, a causa de defectos en el suministro de
bienes o en la prestación de servicios por parte del proveedor».
El Juzgado de Primera Instancia dicta Sentencia de primera instancia el 6 de
mayo de 199621. A la vista de que no es posible la aplicación directa del artículo 11
de la Directiva, vedada al Juez nacional conforme a la doctrina sentada por el
TJCE22, el juzgador se plantea si puede conseguirse el fin útil de la Directiva, con-
cretamente de su artículo 11, mediante la interpretación y aplicación del derecho
interno a la luz de la letra y la finalidad de la Directiva. La respuesta la encuentra
en la doctrina del «levantamiento del velo». Esta institución jurídica permite «pres-
cindir de la apariencia externa de independencia de dos sociedades con personali-
dad jurídica distinta y acudir directamente al substrato societario común que sub-
yace bajo esa apariencia societaria diferenciada, impidiendo de este modo que una
sociedad oponga su "ajeneidad" cuando su oponente alega hechos relativos a sus
relaciones con otra sociedad directamente relacionada con la primera» (F. 6 S ).
Esto es lo que sucede en el caso de autos. «Teniendo en cuenta este común subs-
trato societario, por aplicación de la doctrina del "levantamiento del velo", no
puede admitirse, por ser contrario a la buena fe, que la entidad actora "El Corte
Inglés, SA" se oponga a que se tengan en cuenta en el presente proceso las inciden-
cias relativas a las relaciones contractuales entre "Viajes El Corte Inglés, SA" y la
demandada, pretendiendo tener una "absoluta diferente personalidad jurídica",
como hizo en el acto del juicio. El substrato societario es el mismo, por lo que el
"velo" de la diferente personalidad jurídica ha de ser levantado y admitirse que la
demandada alegue en su defensa las incidencias relativas al contrato celebrado con
'Viajes El Corte Inglés, SA". De este modo se consigue el fin útil de la Directiva
comunitaria no transpuesta» 23 . Como la demandada ha dejado de abonar 181.812
ptas., y en esa cantidad pueden valorarse las deficiencias producidas en la presta-
21. Inédita, que cito por cortesía del señor Magistrado-Juez del Juzgado de Primera Instancia núm.
10 de Sevilla, don Rafael Saraza Jimena.
22. La posible aplicación de la Directiva es ampliamente analizada en los fundamentos de derecho
l s a 5S.
23. Este Magistrado-Juez, el señor SARAZA JIMENA, vuelve a insistir sobre esta argumentación en su
artículo «La eficacia de la Directiva sobre Crédito al Consumo», en NIETO CAROL, U. (dir.):
Crédito al consumo y transparencia bancaria, cit., pgs. 58 y ss.
127
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ción del servicio, el juzgador accede a la solicitud de libre absolución realizada con
carácter principal en la contestación a la demanda.
Apelada la sentencia por la entidad de financiación, la Audiencia Provincial
de Sevilla procede a la revocación total de la sentencia, con estimación también
total de la demanda origen de las actuaciones. La SAP no acepta la aplicación
de la teoría del levantamiento del velo. «No se entiende bien en virtud de qué
hermenéutica jurídica puede llegarse a la conclusión de que, de acuerdo con la
teoría del "levantamiento del velo", ambas sociedades fueron creadas para provocar
una apariencia de realidad con abuso de formas jurídicas en fraude y frente al
consumidor, cuando por el contrario, la actividad separada de ambas sociedades
no sólo es transparente, pública y notoria, sino que fueron creadas, por el contra-
rio, para hacer frente a responsabilidades distintas, derivadas de sus distintos giros
sociales» (F. 2Q). Por consiguiente, la entidad de financiación «es inmune a cual-
quier reclamación por incumplimiento o por defectuoso cumplimiento de los servi-
cios turísticos contratados por una persona jurídica distinta» (F. 3Q).
La aplicación de la doctrina del levantamiento del velo a los supuestos de
conexión entre los contratos de compraventa y préstamo es más que discutible.
Además, implica una limitación excesiva de los supuestos de hecho a los que es
aplicable, puesto que sólo podrá acudirse a la misma cuando concurren los datos
para usar la citada doctrina (coincidencia parcial de la denominación social, que
ambas sociedades tengan el mismo domicilio social, tengan sus oficinas en un
mismo edificio, etc.; cfr. STS 30 julio 1994 [RJ 1994, 6308]). Lo más adecuado, sin
duda, hubiera sido acudir a la doctrina de la causa, entendiendo que los dos contra-
tos están vinculados porque existe una conexión causal entre ambos, lo que faculta
al consumidor para oponer al prestamista el incumplimiento del vendedor 21 .
10. Sentencia de la Audiencia Provincial de Granada, de 27 enero 1997 (AC
1997, 109). Con el fin de adquirir un vehículo, se celebra una venta a plazos finan-
ciada con un préstamo de financiación a comprador. Ante el incumplimiento del
consumidor, que no paga los plazos de amortización, el prestamista interpone de-
manda, en juicio declarativo, contra el prestatario, sobre reclamación de cantidad.
El Juzgado de Primera Instancia estima la demanda. Esta sentencia es confirmada
por la Audiencia Provincial.
El interés de la sentencia radica en que reconoce que los contratos de compra-
venta y préstamo están vinculados, conexión que puede tener «trascendencia jurí-
dica». Hay vinculación contractual porque «existe un contrato de colaboración
entre el vendedor y la entidad prestamista», que se manifiesta en la utilización de
un único documento contractual para la materialización de los dos contratos. No
obstante, en el caso de autos la conexión no tiene ninguna trascendencia sobre el
contrato de préstamo. La razón es que en realidad no ha habido incumplimiento
del vendedor. El demandado alega que el prestamista no ha acreditado que el
24. En este sentido, BUITRAOO RUBIRA, J. R.: «Comentario a la Sentencia del Tribunal de Justicia de
las Comunidades Europeas de 7 de marzo de 1996», CDC, 1997, núm. 24, pg. 365.
128
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
vehículo ha sido entregado. Como bien dice la SAP, no incumbe al fínanciador la
prueba de la entrega del bien. Su obligación se limita a entregar la suma de dinero
prestada. Es el consumidor-prestatario quien debe probar que el vendedor incum-
plió su obligación de entrega. La ausencia de esta prueba hace que la demanda
sea estimada.
11. Sentencia de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, de 18 mayo 1998
(TSJyAP 1998, 1309). Santiago adquiere una cubertería con el dinero obtenido de
un préstamo que le concede una entidad de financiación. Cuando ha pagado 18
de los 36 plazos pactados, suspende el pago. La entidad de financiación interpone
una demanda, en proceso de cognición, contra Santiago, reclamando la parte del
crédito no satisfecho. El prestatario se opone declarando que nunca recibió la
cubertería, interponiendo demanda reconvencional para que le sea devuelta la
cantidad por él abonada. El Juzgado de Primera Instancia estima la demanda y
desestima la reconvención. La Audiencia Provincial confirma esta decisión.
La sentencia reconoce la vinculación contractual que puede existir entre am-
bos contratos, en los términos descritos por la Directiva 87/102/CEE y por los
artículos 14 y 15 de la Ley de Crédito al Consumo, preceptos estos últimos que
autorizan al consumidor a oponer excepciones al prestamista o reclamarle directa-
mente. Sin embargo, en el caso de autos no puede el consumidor hacer uso de
estos1 derechos frente al prestamista, por dos razones. En primer lugar, porque el
consumidor no ha probado el incumplimiento del vendedor [art. 15.1 d) LCCon].
Sostiene la sentencia que «no es lógico que se esté pagando un producto no reci-
bido durante un período de tres años», lo que le lleva a presumir que sí hubo
recepción de la mercancía. En cualquier caso, es el consumidor quien debe probar
lo contrario. En segundo lugar, el consumidor «no ha acreditado en ningún mo-
mento reclamación alguna frente a la empresa proveedora», tal y como requiere
la letra e) del artículo 15.1 LCCon.
2. Conclusiones.
De las sentencias citadas pueden extraerse algunas consecuencias interesantes:
Primera. En la mayoría de los casos, la vinculación de la compraventa y el
crédito se produce en un supuesto de préstamo de financiación a comprador de
los regulados en la LVPBM/1965.
Segunda. El consumidor estipula dos contratos diferentes: una compraventa,
con el vendedor, y un contrato de préstamo, con el prestamista. No hay, pues, un
único contrato plurilateral, sino dos contratos bilaterales.
Tercera. Estos dos contratos pueden estar vinculados entre sí. Esta conexión
no sólo es económica, sino que puede tener trascendencia jurídica. La vinculación
contractual se fundamenta en la existencia de «un acuerdo de colaboración entre
el vendedor y la entidad financiera» (SSAP Granada, de 22 octubre 1994 y de 27
enero 1997), en entender que «se está actuando sobre la base de un acuerdo entre
vendedor y fínanciador» (SAP Gerona, de 8 julio 1995, Act. Civ. 1995, 2617), «de
5 - L a Compraventa Financiada ... 129
Ai. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
un acuerdo previo entre financiador y vendedor» (SAP Castellón, de 4 junio 1997
[AC 1997, 1421]). En la SAP de Ciudad Real, de 18 mayo 1998, se afirma que el
comprador ha obtenido un crédito del financiador, «previamente concertado con
la empresa vendedora». Según algunas sentencias, la conexión se manifiesta en la
utilización de un mismo documento para materializar los dos contratos (SSAP Gra-
nada, de 22 octubre 1994 y de 27 enero 1997), o en la entrega directa del importe
del préstamo del financiador al vendedor (SAP Ciudad Real, de 14 julio 1995). Por
otra parte, no se especifica cuál es el contenido de ese acuerdo previo.
Cuarta. Algunas sentencias admiten que el contenido de la Directiva 8 7 /
102/CEE forma parte del «acervo comunitario», lo que puede ser tenido en cuenta
por los Jueces españoles a efectos interpretativos de nuestro ordenamiento jurídico
(SAP Soria, de 29 marzo 1996; SAP Cádiz, de 24 junio 1996).
Quinta. Hay sentencias que afirman expresamente que el financiador es un
tercero respecto al contrato de compraventa, por lo que es ajeno a las vicisitudes
del contrato de compraventa, no pudiendo, por tanto, el consumidor oponerse al
pago de los plazos de amortización en caso de incumplimiento del vendedor (SAP
Santa Cruz de Tenerife, de 23 noviembre 1993; SAP Sevilla, de 5 octubre 1996).
En cambio, otras decisiones sostienen que el consumidor puede dirigirse contra el
prestamista cuando el vendedor incumple, tal y como establecen la Directiva y los
artículos 14 y 15 LCCon. El ejercicio de derechos contra el prestamista puede
hacerse por vía de excepción, o también por vía de acción (SAP Guadalajara, de
2 septiembre 1996; SAP Ciudad Real, de 18 mayo 1998). A pesar de admitir la
responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor (incluso en
los supuestos de tarjeta de crédito: SAP Madrid, de 16 febrero 1996), en muchas
sentencias el ejercicio de derechos contra aquél no es posible, bien porque en
realidad no ha habido incumplimiento del vendedor (SAP Guadalajara, de 2 sep-
tiembre 1996; SAP Ciudad Real, de 18 mayo 1998), bien porque el consumidor no
ha reclamado previamente frente al propio vendedor (SAP Madrid, de 16 febrero
1996; SAP Cádiz, de 24 junio 1996; SAP Ciudad Real, de 18 mayo 1998). Ninguna
de las sentencias que admite la responsabilidad del prestamista se preocupa de
analizar en qué medida se satisface el requisito de la «exclusividad», necesario para
la existencia de contratos vinculados según la Directiva y la LCCon. Por último, las
sentencias que desestiman la demanda del prestamista, que se ha ejercitado por
los cauces del juicio ejecutivo, lo hacen apoyándose en la excepción de falta de
provisión de fondos, y de nulidad de la obligación reclamada o del título ejecutivo
(art. 1467, núm. 1 LECiv).
Sexta. La conexión entre los dos contratos da lugar a que la ineficacia de la
compraventa puede provocar asimismo la ineficacia del contrato crediticio. Así
sucede en las dos únicas sentencias de las Audiencias Provinciales que abordan este
problema: SAP Granada, de 22 octubre 1994, y SAP Vizcaya, de 3 julio 1996.
130
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
II. LA APLICACIÓN DEL ARTICULO 11 DE LA DIRECTIVA 87/102/CEE, DE
CRÉDITO AL CONSUMO
La Directiva 87/102/CEE obliga en su artículo 16 a los Estados miembros a
transponer a su derecho interno la Directiva antes del 1 de enero de 19902°. El
Estado español, al igual que un buen número de los Estados miembros de la Unión
Europea, incumplió su obligación de incorporarla al derecho interno antes de esa
fecha. En efecto, con más de cinco años de retraso se publica la Ley 7/1995, de 23
de marzo, de Crédito al Consumo. Ante esta circunstancia, cabe preguntarse de
qué modo ha de afectar esta Directiva comunitaria a los contratos celebrados du-
rante ese largo período que va desde el 1 de enero de 1990 hasta el 25 de mayo
de 1995, fecha de entrada en vigor de la Ley 7/1995. En concreto, se trata de
averiguar si procede la aplicación del artículo 11 de la Directiva.
A. Eficacia directa de la Directiva, e interpretación del Derecho nacional con-
formé a la Directiva comunitaria.
Cuando no se ha adaptado el derecho interno a una Directiva dentro del plazo
fijado, la protección del particular puede producirse por tres vías distintas, que
además están jerarquizadas 20 . En primer lugar, los preceptos de una Directiva pue-
den tener eficacia directa, siempre que concurran los requisitos establecidos por
la jurisprudencia del TJCE. En segundo lugar, cuando no sea posible la eficacia
directa, la protección del particular se produce por vía interpretativa; las Adminis-
traciones públicas y los órganos jurisdiccionales tendrán que interpretar el derecho
nacional a la luz de la letra y de la finalidad de la norma comunitaria no trans-
puesta. Por último, si no es admisible una interpretación del derecho interno con-
forme al fin de la Directiva, el TJCE ha entendido que el particular tiene derecho a
ejercitar contra el Estado incumplidor una acción de responsabilidad patrimonial.
En esta sede nos interesan las dos primeras medidas de protección:
1) La eficacia directa de la Directiva. En un primer momento, se entendió que
las Directivas no eran invocables por los particulares, por cuanto que de las mismas
sólo nacían obligaciones para los Estados miembros, que debían transponerlas al
derecho nacional. El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE)
superó pronto esta concepción, admitiendo la posibilidad de que los particulares
invocaran directamente los derechos que les reconoce una Directiva cuyo plazo de
transposición ha concluido. Ahora bien, la eficacia directa de una Directiva sólo
cabe cuando concurren determinados requisitos: 1) que la Directiva no haya sido
desarrollada o lo haya sido de modo incompleto o defectuoso; 2) que las normas
25. Este límite fue modificado en aspectos puntuales, que afectan al método de cálculo del coste
total del crédito al consumo y al porcentaje anual de cargas financieras, por la Directiva 9 0 /
88/CEE, de 22 febrero 1990, cuyo art. 2 establecía el 31 de diciembre de 1992 como fecha
límite para efectuar la transposición.
26. BUITRAGO RIBIRA, J. R.: «Comentario a la sentencia...», cit., pg. 342.
131
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
contenidas en la Directiva atribuyan derechos a los particulares; y 3) que el conte-
nido de la Directiva sea incondicional y suficientemente preciso 27 .
La eficacia directa de las normas de una Directiva no presenta grandes dificul-
tades cuando se trata de relaciones entre el Estado miembro y un particular («efec-
tos verticales»). En tal caso, el particular podrá alegar ante el Estado incumplidor
los derechos que la Directiva le reconoce 28 . Como establece la Sentencia de 14 julio
1994, caso Faccini Dori, «sería inaceptable, en efecto, que el Estado al que el legisla-
dor comunitario exige que adopte determinadas normas, destinadas a regular sus
relaciones... con los particulares y conferir a éstos el beneficio de determinados
derechos, pudiera invocar el incumplimiento de sus obligaciones con objeto de
privar a los particulares del beneficio de dichos derechos». La eficacia «vertical»
de la Directiva se amplía además merced a la interpretación extensa que del con-
cepto de «Estado» ha realizado el TJCE29.
La situación es distinta cuando se trata de relaciones entre particulares («efec-
tos horizontales»). En este caso, el TJCE niega la posibilidad de aplicar directa-
mente una Directiva no transpuesta. Por esta razón, el particular no puede invocar
ante los Jueces nacionales un derecho fundado en la Directiva. Como sostiene la
sentencia Faccini Don, la admisión de la eficacia directa de la Directiva en el «ámbito
de las relaciones entre particulares equivaldría a reconocer a la Comunidad la
facultad de establecer con efectos inmediatos obligaciones a cargo de los particula-
res, cuando sólo tiene dicha competencia en aquellos supuestos en que se le atri-
buye la facultad de adoptar Reglamentos».
2) Interpretación del derecho nacional conforme a la Directiva comunitaria. Cuando
no es posible proceder a la aplicación directa de un precepto de la Directiva, hay
que intentar dotar de eficacia a esta norma por vía interpretativa. En este sentido,
dado que los Jueces nacionales, como autoridades del Estado miembro, tienen la
obligación de contribuir a lograr el resultado de la Directiva, deben interpretar
tanto el derecho nacional anterior a la Directiva como el posterior, introducido o
no para transponer la Directiva, a la luz de la letra y de la finalidad de la Directiva.
En consecuencia, hay que interpretar el derecho nacional conforme a la norma
comunitaria, para obtener el efecto útil buscado por dicha Directiva30.
27. Sentencias de 5 febrero 1963, caso Onderneming van Gend and Loos, y d e 19 enero 1982, caso
Úrsula Becker. El propio TJCE h a matizado la existencia relativa al carácter incondicional,
puesto que las Directivas, p o r su propia finalidad - l a aproximación de legislaciones-, dejan
siempre u n cierto marco de discrecionalidad a los Estados miembros para adoptar las medidas
necesarias para dar cumplimiento de la Directiva. Así se establece e n la Sentencia de 19 no-
viembre 1991, caso Francovich (TJCE 1991, 296).
28. Sentencias de 5 abril 1979, caso Ratti; de 19 enero 1982, caso Becker, de 19 noviembre 1991,
caso Francovich (TJCE 1991, 296).
29. En numerosas Sentencias, como la de 22 septiembre 1983, caso Auer, de 26 febrero 1986, caso
Marshall (TJCE 1986, 47); de 15 mayo 1986, caso Johnston (TJCE 1986, 86); de 22 j u n i o 1989,
caso Costanzo (TJCE 1989, 149); de 22 febrero 1990, caso Busseni (TJCE 1990, 105); de 12 julio
1990, caso Foster.
30. Sentencias de 10 abril 1984, caso Von Colson y Kamann; d e 20 septiembre 1988, caso Greboeders
Beentjes; de 13 noviembre 1990, caso Marleasing de 16 diciembre 1993, caso Wagner Miret; de
14 julio 1994, caso Faccini Dori.
132
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
B. La sentencia del TJCE en el caso El Corte Inglés.
El TJCE ha tenido la oportunidad de pronunciarse de manera específica sobre
la eficacia ele la Directiva 87/102/CEE, de crédito al consumo, en concreto de su
artículo 11. Semejante labor la ha realizado en la Sentencia de 7 de marzo de 1996
(TJCE 1996, 42), resolviendo una cuestión prejudicial planteada por el Juzgado de
Primera Instancia número 10 de Sevilla31.
Los hechos que llevan a este Juzgado a plantear la cuestión prejudicial nos son
ya conocidos, pues han sido expuestos al analizar la SAP de Sevilla, de 5 octubre
1996. Cristina financia la adquisición de un viaje combinado en la agencia de viajes
«Viajes El Corte Inglés, SA» con la ayuda de un préstamo obtenido de «El Corte
Inglés, SA». Ante el impago de algunos plazos, el prestamista interpone demanda
en juicio de cognición, reclamando el importe pendiente de pago. La demandada
se opone a la demanda basándose en la defectuosa prestación del servicio por la
mencionada agencia de viajes. La actora, por su parte, sostiene que la sociedad
financiadora tiene personalidad jurídica propia, distinta de la de la agencia de
viajes, y que por ello la demandada no puede oponerle los defectos de la prestación
de servicios.
La solicitud de la cuestión prejudicial la realiza el Juzgado de Primera Instancia
mediante Auto de 30 de junio de 199432. En él señala que n o existe en el derecho
español una normativa que regule específicamente supuestos como el que es objeto
de este proceso. La Directiva 87/102/CEE, en cambio, sí disciplina esta hipótesis,
en su artículo 11. Ante la duda de si es posible la aplicación directa de este precepto
al caso de autos, en el que los dos litigantes son particulares, el Juzgado solicita al
TJCE que se pronuncie con carácter prejudicial sobre la siguiente cuestión: «¿Es
directamente aplicable el artículo 11 de la Directiva del Consejo de 22 de diciembre
de 1986 relativa a la aproximación de las disposiciones legales, reglamentarias y
administrativas de los Estados miembros en materia de crédito al consumo (87/
102/CEE), no transpuesta al Derecho nacional por el Estado español, para el caso
de que un consumidor oponga frente a la reclamación del financiador los defectos
del servicio prestado por el proveedor con el que tal financiador tenía suscrito un
acuerdo de financiación exclusiva a sus clientes?».
Pocos días más tarde (el 14 de julio de 1994), el TJCE remitió al Juzgado de
Primera Instancia copia de la Sentencia C-91/92, de esa misma fecha, en el caso
Faccini Dori, solicitando que informara si a la luz de dicha sentencia mantenía la
petición de decisión prejudicial o si, por el contrario, consideraba que el Tribunal
había respondido a la pregunta. La sentencia Faccini Don resolvía la cuestión preju-
31. La cuestión fue registrada en el TJCE como asunto C-192/94. La sentencia del TJCE h a sido
comentada por varios autores. Así, SARAZA JIMF.NA, R.: «La eficacia de la Directiva...», cit., pgs.
39 y ss.; BÜITRACX) RUBIRA, J. R.: «Comentario a la Sentencia...», cit., pgs. 337 y ss.; LUNAS DÍAZ,
A. J.: «El efecto directo horizontal d e las Directivas y la responsabilidad del Estado por viola-
ción del Derecho comunitario e n u n supuesto de crédito al consumo (A propósito de la STJCE
de 7 d e marzo de 1996)», La Ley, 1997-1, pgs. 1939 y ss.
32. Inédito, que cito por cortesía del Sr. Magistrado-Juez del Juzgado d e Primera Instancia núm.
10 d e Sevilla, Rafael Saraza Jimena.
133
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dicial planteada por el Giudice Conciliatore de Firenze, Italia, en el sentido de que las
Directivas comunitarias no tenían eficacia en las relaciones entre particulares. El
Juzgado de Primera Instancia número 10 de Sevilla, en Auto de 27 de septiembre
de 199433, decide mantener la cuestión prejudicial. Fundamenta esta decisión en
el hecho de cuando se planteó la cuestión prejudicial por el Juez de Florencia no
estaba en vigor el Tratado de la Unión Europea, Tratado que introduce un nuevo
precepto, el artículo 129 A, que establece un principio de protección elevada de
los consumidores. «La única duda que persiste a este Juez es si la doctrina sentada
por el TJCE en su sentencia "Faccini" no ha de entenderse modificada por la
introducción en los Tratados constitutivos de la Unión de dicho precepto..., o si
ha de considerarse que la introducción en los Tratados constitutivos de la Unión
Europea, cuya eficacia directa y primacía respecto de las normas de Derecho in-
terno es incuestionable a la luz del ordenamiento jurídico comunitario, de un
precepto que establece un principio de protección elevada de los consumidores
tiene alguna trascendencia en orden a la eficacia directa de aquellas normas de
una directiva no transpuesta en plazo y que tengan por finalidad conceder a los
consumidores de la Unión un nivel de protección elevada de sus legítimos intereses
económicos». Por consiguiente, la consulta prejudicial queda reducida a analizar
si el nuevo artículo 129 A del Tratado de la Unión Europea introduce alguna
variación en la consolidada doctrina del Tribunal sobre la imposibilidad de alega-
ción entre particulares de normas de Directivas comunitarias no transpuestas.
El TJCE responde negativamente a esta pregunta. Repitiendo la doctrina sen-
tada en otras sentencias (casos Marshall y Faccini Don), dispone que «una Directiva
no puede, por sí sola, crear obligaciones a cargo de u n particular y no puede, por
consiguiente, ser invocada, en su calidad de tal» (párr. 15). Además, «el artículo
129 A del Tratado no puede modificar esta jurisprudencia, ni siquiera respecto de
las Directivas relativas a la protección de los consumidores» (párr. 18); «el artículo
129 A... no puede justificar la invocabilidad directa entre particulares de disposicio-
nes claras, precisas e incondicionales de Directivas relativas a la protección de los
consumidores a las que no se ha producido la adaptación del Derecho interno
dentro de los plazos señalados» (párr. 20). «Por consiguiente, el consumidor no
puede basar en la propia Directiva una acción dirigida contra un concedente de
crédito, persona privada, a causa de incumplimientos en el suministro de bienes o
en la prestación de servicios e invocar este derecho ante un órgano jurisdiccional
nacional» (párr. 21). En el siguiente párrafo, la sentencia recuerda que «en el
supuesto de que no pudiera alcanzarse el resultado exigido por la Directiva por vía
interpretativa..., el Derecho comunitario impone a los Estados miembros la obliga-
ción de reparar los daños causados a los particulares por no haber adaptado su
Derecho interno a lo dispuesto en una Directiva», siempre y cuando concurran
determinados requisitos.
En consecuencia, la respuesta del TJCE a la cuestión prejudicial es la siguiente:
«A falta de medidas de adaptación del Derecho interno a la Directiva 8 7 / 1 0 2 /
33. Inédito, citado por cortesía de Rafael Saraza Jimena.
134
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
i
/
CEE del Consejo, de 22 de diciembre de 1986, relativa a la aproximación de las
disposiciones legales, reglamentarias y administrativas de los Estados miembros en
materia de crédito al consumo dentro de los plazos señalados, el consumidor, in-
cluso habida cuenta del artículo 129 A del Tratado CE, no puede basar en la propia
Directiva una acción dirigida contra un concedente de crédito, persona privada, a
causa de defectos en el suministro de bienes o en la prestación de servicios por
parte del proveedor o del prestador con el que dicho concedente de crédito ha
celebrado un acuerdo de financiación exclusiva e invocar este derecho ante un
órgano jurisdiccional nacional».
Si bien existen cada vez más voces doctrinales que abogan por la eficacia di-
recta de las Directivas en las relaciones horizontales 34 , lo cierto es que el TJCE no
se ha separado un ápice de su doctrina en la sentencia El Corte Inglés. De lo dicho
puede concluirse que el consumidor no podrá apoyarse directamente en el artículo
11 de la Directiva 87/102/CEE para ejercitar algún derecho contra el prestamista,
salvo que la entidad de financiación formara parte de un grupo bancario público,
en cuyo caso podría considerarse que se trata de una relación «vertical», lo que
permitiría la aplicación directa del citado precepto 35 .
Desechada, con carácter general, la posibilidad de aplicar directamente el ar-
tículo 11 de la Directiva, ha de analizarse si es factible el recurso al segundo meca-
nismo de protección del particular, que es la interpretación del derecho nacional
a la luz de la letra y finalidad de la Directiva comunitaria. Se trata de indagar si el
Juez nacional puede interpretar el derecho nacional de modo que consiga el fin
útil perseguido por el artículo 11 de la Directiva.
El Juzgado de Primera Instancia número 10 de Sevilla ha entendido que sí es
posible realizar una interpretación conforme a la Directiva. En la Sentencia de 6
de mayo de 1996, que resuelve la demanda de la entidad de financiación «El Corte
Inglés, SA» contra Cristina, se sirve de la doctrina del «levantamiento del velo»
para conseguir el fin de la Directiva. El substrato societario que hay detrás de la
diferente personalidad jurídica de prestamista y vendedor es común, por lo que
sería contrario a la buena fe no facultar al consumidor para que oponga a la recla-
mación del financiador el incumplimiento del proveedor. Si el supuesto de hecho
hubiera sido diferente, de manera que no concurren los requisitos que permiten
la aplicación de la doctrina del «levantamiento del velo», al Juez español no le
queda otra opción que desestimar la acción o excepción planteada por el consumi-
dor frente al financiador, sin perjuicio de la responsabilidad que éste pudiera exigir
al Estado por el incumplimiento de su obligación de transponer en plazo la Direc-
tiva36. Recuérdese, sin embargo, que la sentencia de primera instancia fue objeto
34. Por todas, MANGAS MARTÍN, A.: «Las relaciones entre el derecho comunitario y el derecho
interno de los Estados miembros a la luz de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia», en
RODRÍGUEZ IGLESIAS, G. C./D. J. LIÑÁN NOGUERAS (dir.): El Derecho Comunitario Europeo y su aplica-
ción judiciaL Madrid, Civitas, 1993, pgs. 77 y ss.
35. BUITRAGO RUBIRA, J. R.: «Comentario a la Sentencia...», cit., pgs. 346 y ss.; LÓPEZ FRÍAS, A.: Los
contratos conexos..., cit., pg. 95.
36. SARAZA JIMENA, R.: «La eficacia de la Directiva...», cit., pg. 59.
135
Ai. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
de recurso de apelación, que fue estimado por la Audiencia Provincial de Sevilla.
Según la AP, no procede la aplicación de la doctrina del «levantamiento del velo»,
por lo que el consumidor no puede suspender el pago de los plazos de amortiza-
ción al prestamista.
En mi opinión, es cierto que cabe una interpretación del derecho nacional
conforme a la Directiva. Sin embargo, no creo que el camino seguido por el Juz-
gado de Primera Instancia número 10 de Sevilla sea el más adecuado. Sin duda,
hubiera sido mucho más interesante -y correcto-justificar la oponibilidad de ex-
cepciones en la teoría de la causa. La conexión causal entre los dos contratos da
lugar a que el prestamista no pueda considerarse ajeno a las vicisitudes del contrato
de compraventa 37 .
III. LA VINCULACIÓN CONTRACTUAL EN LA LEY 7/1995, DE 23 DE
MARZO, DE CRÉDITO AL CONSUMO
A. Consideraciones generales en torno a la Ley de Crédito al Consumo.
A mediados del año 1994 el legislador español inicia los trámites necesarios
para, por fin, transponer a nuestro derecho la Directiva 87/102/CEE. El 19 de
julio de 1994 la mesa del Congreso de los Diputados admite el Proyecto de Ley de
Crédito al Consumo remitido por el Gobierno, proyecto que se publica en el Boletín
Oficial de las Cortes Generales el 26 de ese mismo mes 38 . De este modo se inicia toda
la tramitación que habrá de concluir el día 25 de marzo de 1995, fecha en la que
se publica en el Boletín Oficial del Estado la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito
al Consumo 30 . De este modo se incorpora al derecho español, con más de cinco
37. En el mismo sentido, LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pgs. 96 y ss.
38. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, V Legislatura, Serie A:
Proyectos de Ley, n ú m . 70-1, de 26 de julio de 1994.
39. BOE núm. 72, de 25 de marzo; corrección de erratas en BOE núm. 113, de 12 de mayo. Sobre
la Ley de Crédito al Consumo, es básica la consulta de la obra dirigida por NIETO CAROL, U.:
Crédito al consumo y transparencia bancaria. Madrid, Civitas, 1998, en la que se incluyen, entre
otros, los siguientes artículos doctrinales: AZPÁRRF.N LUCAS, A.: «Protección procesal del consu-
midor a crédito», pgs. 359 y ss.; BONET SÁNCHEZ, J. I.: «El coste del crédito al consumo», pgs.
301 y ss.; DUQUE DOMÍNGUEZ, J. F.: «Condiciones abusivas de crédito», pgs. 569 y ss.; FERNÁNDEZ
LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados a la obtención de un crédito», pgs. 229 y ss.; MARÍN LÓPEZ,
J. J.: «El ámbito de aplicación de la Ley de Crédito al Consumo», pgs. 61 y ss.; MARÍN LÓPEZ,
M. J.: «La protección del consumidor de crédito en Alemania. Análisis de la Verbraucherkreditge-
setz», pgs. 385 y ss.; MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambiarios en el crédito al
consumo, en el Derecho positivo español», pgs. 261 y ss.; NIETO CAROL, U.: «Condiciones gene-
rales en los contratos de crédito y protección del consumidor», pgs. 571 y ss.; ROCA GUILLAMÓN,
J.: «Los contratos de crédito al consumo. Forma y contenido, reembolso anticipado y cobros
indebidos (Ley 7/1995, de 23 de marzo)», pgs. 189 y ss.; SARAZAJIMENA, R.: «La eficacia de la
Directiva...», cit., pgs. 13 y ss.
Hasta la fecha son pocos los autores que se han ocupado, con carácter monográfico, de alguna
cuestión relacionada con el crédito al consumo. Por su importancia, destacan las obras de
GAVHMA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo (cesión y contratos vinculados). Valencia, Tirant lo
Blanch, 1996; PETIT LAVAU., M a V.: La protección del consumidor de crédito: las condiciones abusivas
de crédito. Valencia, Tirant lo Blanch, 1996; RIVT.RO ALEMÁN, S.: Disciplina del crédito bancario y
protecáón del Consumidor. Pamplona, Aranzadi, 1995.
136
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
años de retraso, la Directiva de crédito al consumo, al mismo tiempo que se cubre
una laguna importante en nuestro derecho de protección de los consumidores.
Conviene advertir, en cualquier caso, que la LCCon deberá ser pronto objeto de
una modificación, para incorporar a nuestro derecho la Directiva 98/7/CE, del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de febrero de 1998, que modifica el
artículo 1 bis y los Anexos de la Directiva 87/102/CEE.
La aparición de esta Ley tiene necesariamente que ser recibida con satisfacción,
puesto que constituye el primer cuerpo legal que disciplina de una forma unitaria los
aspectos jurídicos del crédito al consumo. Se trata de una ley relativamente breve,
que consta de diecinueve artículos, una disposición transitoria, cuatro disposiciones
Entre los artículos doctrinales, pueden consultarse los siguientes: ALFARO ACUILA-REAL, J.: «Ob-
servaciones críticas al Proyecto de Ley de Crédito al Consumo», RDBB, n ú m . 56, 1995, pgs.
1031 y ss.; ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Crédito al consumo», en Enciclopedia Jurídica Básica, cit.,
pgs. 1795 y ss.; ANCIANO PARDO, C : «Principales aspectos de la nueva Ley de Crédito al Con-
sumo», Banca y Finanzas, 1995, núm. 1, pgs. 22 y ss.; ANDREU MARTÍ, M. M.: La protección del cliente
bancario. Madrid, Tecnos, 1998, pgs. 151 y ss.; ANDREU MARTÍ, M. M.: «Crédito al consumo», en
BOTANA GARCÍA, G./M. RUIZ MUÑOZ (coord.), Curso sobre protección jurídica de los consumidores,
Madrid, McGraw-Hill, 1999, pgs. 443 y ss.; ARRANZ PUMAR, G.: «Análisis del Proyecto de Ley de
crédito al consumo», Crédito cooperativo, 1994, n ú m . 71, pgs. 31 y ss.; BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO,
A.: «La transposición en el Derecho Español de la Directiva sobre el crédito al consumo.
Análisis General», Boletín del Colegio de Registradores de España, enero 1996, n ú m . 11 (2 a época),
pgs. 250 y ss.; DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos en la ley de
crédito al consumo», CDC, 1996, núm. 20, pgs. 11 y ss.; DÍAZ MORENO, A.: «Algunas observacio-
nes acerca del art. 12 de la Ley de Crédito al Consumo», e n AA W : Estudios de Derecho Mercantil.
Homenaje al Profesor Justino F. Duque, vol. I. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1998, pgs.
751 y ss.; ESTRADA ALONSO, E.: «El crédito civil al consumo en la Ley 7/1995, de 23 de marzo»,
CDC, 1997, n ú m . 22, pgs. 101 y ss.; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Régimen jurídico del crédito al
consumo», en NIETO CAROL, U. (dir.): Contratos bancarios y parabancaríos. Valladolid, Lex Nova,
1998, pgs. 249 y ss.; GARCÍA MAS, F. J.: «Breve análisis sobre la Ley de Crédito al Consumo de
23 de marzo de 1995», RCDI, 1996, n ú m . 637, pgs. 2179 y ss.; GARCÍA-PITA Y LAS ERES, J. L.: «Las
fronteras del derecho mercantil: ¿existe el "crédito civil" al consumo?», CDC, 1997, n ú m . 24,
pgs. 11 y ss.; GARCÍA SOLÉ, F.: «La nueva Ley d e Crédito al Consumo y la financiación d e ventas
a plazos», La Ley, 1996-3, pgs. 1312 y ss.; GÓMEZ DE MIGUEL, J. M.: «La transposición de la
Directiva comunitaria sobre crédito al consumo y sus implicaciones», Crédito cooperativo, 1994,
núm. 70, pgs. 9 y ss.; GÓMEZ MENDOZA, M.: «Tarjetas de crédito y crédito al consumo», La Ley,
1993-3, pgs. 787 y ss.; MARÍN CALERO, C.: «Examen de la Ley 7/1995, de crédito al consumo»,
Boletín de información de la Academia Granadina del Notariado, 1996, núm. 187, pgs. 2037 y ss.;
MARÍN LÓPEZ, M. J.: «Le crédit á la consommation en droit espagnol», REDC, 1996, I, pgs. 44 y
ss.; MARTÍNEZ DE ACURRE, C : «Sobre la regulación legal de la financiación al consumidor: de la
ley de ventas a plazos a la ley de crédito al consumo», Act. Civ., 1996, n ú m . 36, pgs. 795 y ss.;
MEYER, S.: «Das neue spanische Verbraucherkreditgesetz», RIW, 1996, núm. 4, pgs. 299 y ss.;
MUÑOZ CERVERA, M.: «Ley 7/1995, de 23 de marzo, de crédito al consumo», CDC, 1995, núm.
17, pgs. 199 y ss.; PLANCHÉELO, G.: «Protección del consumidor en los servicios bancarios. Nueva
ley de crédito al consumo», Distribución y consumo, 1995, n ú m . 23, pgs. 42 y ss.; REYES LÓPEZ, M.
J.: Derecho de consumo. Valencia, Tirant lo Blanch, 1999, pgs. 213 y ss.; SÁNCHEZ HERRERO, J. R.:
«Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», La Ley,-1996-4, pgs.
1147 y ss., y también en Act. Civ., 1996, pgs. 705 y ss.; SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos
cambiarios y la defensa de los consumidores; el artículo 12 de la Ley de Crédito al Consumo»,
Act. Civ., 1997, n ú m . 16, pgs. 343 y ss.; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, M. P.: «Aspectos económicos de la
Ley 7/1975, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», CDC, 1995, núm. 17, pgs. 263 y ss.;
SERRA MALLOL, A. J.: «Ley de Crédito al Consumo (Ley 7/1995, de 23 de marzo): un examen
de su regulación», RGD, núm. 609, j u n i o 1995, pgs. 6337 y ss.; VERDERA SERVER, R.: «Liquidación
de relaciones contractuales derivadas de crédito al consumó: notas sobre el art. 9 LCCon»,
ADC, 1996, II, pgs. 607 y ss.; VÉRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito
al Consumo», en AA VV: Estudios de Derecho Mercantil. Homenaje al Profesor Justino F. Duque, vol.
II. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1998, pgs. 1135 y ss.
137
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
finales y un Anexo. Junto a la lógica delimitación del ámbito de aplicación de la ley
(arts. 1 a 3), en la misma se regulan, básicamente, las siguientes materias: forma y
contenido de los contratos (arts. 6 y 7), modificación del coste total del crédito (art.
8), reembolso anticipado (art. 10), cesión del crédito (art. 11), sanción del cobro de
lo indebido (art. 13), vinculación entre el contrato crediticio y el contrato de con-
sumo (arts. 14 y 15), utilización de títulos-valores (art. 12), consecuencias de la inefi-
cacia o resolución del contrato (art. 9), ofertas de crédito y publicidad sobre las mis-
mas (arts. 16 y 17), cálculo de la tasa anual equivalente -TAE- (art. 18), e información
al consumidor sobre anticipos en descubiertos (art. 19). La ley se caracteriza por su
gran similitud con el texto de la Directiva. Es obvio que el legislador español ha tenido
en mente la normativa comunitaria a la hora de redactar la ley española.
El optimismo inicial que despierta la LCCon se convierte en desánimo cuando
se analiza, siquiera sea someramente, el contenido de la ley. En efecto, ya durante
su propia tramitación parlamentaria se pone de manifiesto la poca atención que
en nuestras cámaras legislativas se prestó a este texto. Que en el Congreso de los
Diputados sólo se presenten dieciocho enmiendas a su articulado, y en el Senado
veinte, es un hecho revelador de hasta qué punto una ley tan trascendental des-
pertó poco o nulo interés en nuestros representantes políticos. El resultado es una
ley poco meditada, y de difícil interpretación en algunos casos. Sorprenden, en
primer lugar, los supuestos de exclusión del ámbito de aplicación regulados en el
artículo 2, especialmente los comprendidos en las letras b), c) y d) del apartado 1.
Por otra parte, la regulación de la forma y contenido del contrato de crédito (arts.
6 y 7) no se hace con la sistemática y claridad que sería deseable. Tampoco el
artículo 9 es susceptible de una interpretación fácil. Del mismo modo resulta criti-
cable la hoy ya derogada disposición final segunda, que mantenía la validez de la
LVPBM/1965, y que establecía un complicado sistema de relaciones entre ambas
leyes, de manera que al intérprete jurídico no le era nada fácil saber cuál era la
normativa aplicable a un determinado contrato de concesión de crédito 40 .
La falta de claridad se pone también de manifiesto en la regulación de los
contratos vinculados.
B. La regulación de los contratos vinculados.
La regulación del régimen de los contratos vinculados constituye la piedra
angular del sistema de protección del consumidor de crédito 41 . Efectivamente, una
adecuada tutela del consumidor obliga necesariamente a adoptar todas aquellas
40. Sobre la complicada relación entre la LVPBM/1965 y la LCCon, véase mi «Comentario al art.
36», en BERCOVITZ, R./J- LEGUINA (dir.): Comentarios a las leyes de ordenación del comeráo minorista,
cit., pgs. 595 y ss. La dificultad no desaparece con la publicación de la nueva Ley 28/1998, de
Venta a Plazos de Bienes Muebles, puesto que su art. 2, que regula las relaciones entre esta
ley y la LCCon también provoca numerosas dudas en el intérprete (v. mi comentario arriba
citado, en pgs. 635 y ss.).
41. VÉRGER, M.: «Análisis de la Ley...», cit., pg. 1150. Es «il tema cruciale del crédito al consumo»,
en palabras de ALPA, G.: «L'attuazione della direttiva sul crédito al consumo», Econ. dir. ten.,
1994, pg. 320.
138
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
medidas tendentes a protegerle convenientemente en los supuestos de contratos
vinculados.
Los dos preceptos básicos que disciplinan esta cuestión en nuestro derecho
positivo son los artículos 14 y 15 LCCon. Una simple lectura de los mismos son
suficientes para observar la mala técnica legislativa que utiliza nuestro legislador.
El artículo 14 LCCon, cuya rúbrica es Eficacia de los contratos vinculados a la obtención
de un crédito, consta de tres apartados. El primero de ellos regula en qué casos la
eficacia del contrato de consumo queda supeditada a la efectiva obtención del
crédito. En el segundo se disciplinan los supuestos en los que la ineficacia del
contrato de consumo puede provocar asimismo la ineficacia del contrato de prés-
tamo. El tercer apartado hace referencia a la obligación de dejar constancia de las
personas que contratan con el consumidor mediante los contratos de crédito y de
consumo; asimismo concede al consumidor «la opción de no concertar el contrato
de crédito, realizando el pago en la forma que acuerde con el proveedor del con-
trato de consumo». Por su parte, el artículo 15 LCCon, que lleva por título Derechos
ejercitables en tos contratos vinculados, regula los casos en los que, debido al incumpli-
miento del vendedor, el consumidor está autorizado a ejercitar determinados dere-
chos contra el prestamista.
Al margen de estos dos artículos, existen otros dos preceptos que son de gran
importancia en materia de contratos vinculados. En primer lugar, el artículo 12
LCCon, que se refiere a las Obligaciones cambiarías, por cuanto la aplicación de esta
norma requiere la concurrencia de las circunstancias previstas en las letras a), b)
y c) del artículo 15.1 LCCon. En segundo lugar, el artículo 9 LCCon, debido a que
el artículo 14.2 LCCon establece que la ineficacia de los contratos de consumo y
de préstamo provocará «los efectos previstos en el artículo 9».
La regulación de los contratos vinculados peca de una inadmisible falta de
sistemática. La distribución de la normativa reguladora en dos preceptos diferentes,
los artículos 14 y 15, se realiza sin atender a ningún criterio lógico, como se deduce
de la constatación de la «variedad» del contenido del artículo 14 LCCon.
1. El concepto de contratos vinculados.
Uno de los grandes errores de la ley es la ausencia de una definición expresa
de los contratos vinculados. Efectivamente, ni en el artículo 14 ni en el 15 LCCon
se establece qué ha de entenderse por contratos vinculados. Ni siquiera se utiliza
en estos preceptos (salvo en su rúbrica) la expresión «contratos vinculados».
A pesar de ello, la doctrina se ha visto obligada a definirlos de algún modo.
Un buen número de autores sostiene que son contratos vinculados aquellos «con-
tratos de consumo en los que se establece expresamente que la operación incluye
la obtención de un crédito de financiación», siguiendo la dicción del artículo 14.1
LCCon42. Para otros, en cambio, los contratos están vinculados cuando se cumplen
42. Entre otros, SÁNCHEZ HERRERO, J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito
al Consumo», La Ley, 1996-4, pg. 1151; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Régimen jurídico...», cit., pg.
265; GARCÍA MAS, F. J.: «Breve análisis...», cit., pg. 2194.
139
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
todos los requisitos enumerados en el artículo 15.1 LCCon 43 , o cuando se satisfacen
los recogidos en las letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon 44 .
A mi juicio, no puede afirmarse sin más que una u otra definición es la co-
rrecta. La adopción de uno u otro concepto sólo puede realizarse cuando, con
carácter previo, se ha entendido de manera adecuada la sistemática interna de los
artículos 14 y 15 de la Ley. En mi opinión, el análisis de la vinculación contractual
exige hacer una distinción de supuestos dentro de estos preceptos. En concreto,
creo que es posible distinguir dos formas de vinculación contractual, que podemos
denominar, la primera, como contrato de compraventa vinculado al de crédito, y
la segunda, como contrato de crédito vinculado al de compraventa.
2. Las dos hipótesis de vinculación contractual.
Debido a la falta de sistemática interna de los artículos 14 y 15, compete al
intérprete jurídico una tarea que ya debía venir dada por el propio legislador, cual
es la de aclarar los distintos supuestos de conexión contractual entre compraventa
y préstamo que se regulan en la ley. Tomando como criterio de distinción qué
contrato es el que influye en el otro, hay que distinguir dos modalidades de vincula-
ción contractual. En primer lugar, la que vamos a llamar como «el contrato de
compraventa vinculado al de crédito». El contrato de compraventa está vinculado
al de crédito porque éste influye o puede influir en aquél. En consecuencia, la
influencia entre los contratos se produce en una única dirección, del contrato de
préstamo al de compraventarLa segunda forma de vinculación vamos a denomi-
narla «el contrato de crédito vinculado a la compraventa». La influencia tiene lu-
gar, en este caso, en sentido contrario, esto es, determinadas circunstancias que se
produzcan en la compraventa afectan o podrán afectar de algún modo al contrato
de crédito °. Cada una de estas formas de vinculación tiene su propio supuesto de
hecho, y como es lógico, provoca unas consecuencias jurídicas distintas. No obs-
tante, nada impide que en un mismo caso se den al mismo tiempo las dos formas
de vinculación, cuando concurran simultáneamente los supuestos de hecho de una
y otra modalidad 46 .
a) El contrato de compraventa vinculado al de crédito: artículo 14.1 LCCon.
Está regulado en el artículo 14.1 LCCon. Dispone este precepto lo siguiente:
La eficacia de los contratos de consumo, en los que se establezca expresamente
que la operación incluye la obtención de un crédito de financiación, quedará condi-
cionada a la efectiva obtención de ese crédito. Será nulo el pacto incluido en el
SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos cambiarlos y la defensa de los consumidores...», c i t ,
pg. 359.
VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pgs. 617 y 718.
Esta misma clasificación es adoptada por GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs.
69 y ss., por MEYER, S.: «Das neue spanische Verbraucherkreditgesetz», cit., pg. 301, y también
por buena parte de los autores que estudian los contratos vinculados e n el CConsom francés.
GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 71.
140
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
contrato por el que se obligue al consumidor a un pago al contado o a otras fórmulas
de pago, para el caso de que no se obtenga el crédito de financiación previsto.
Se tendrán por no puestas las cláusulas en las que el proveedor exija que el
crédito para su financiación únicamente pueda ser otorgado por un determinado
concedente.
El contrato de compraventa está vinculado al de crédito, puesto que la eficacia
de la compraventa depende de una circunstancia que afecta al contrato crediticio,
en concreto, de la efectiva perfección del contrato de préstamo y la consiguiente
entrega al prestatario del importe del préstamo. Por lo tanto, la perfección o no del
contrato de préstamo va a incidir directamente sobre el contrato de compraventa.
Una disposición semejante no existe en la Directiva 87/102/CEE. Se trata, por
tanto, de un supuesto en el que el legislador nacional ha ido más allá de lo que
exigía la norma comunitaria, haciendo uso de la posibilidad concedida en la misma
para mejorar la tutela del consumidor (art. 15 de la Directiva). Nuestro legislador
ha tomado como modelo, en este caso, la normativa francesa, concretamente el
artículo L. 311-23 CConsom, que dispone que cuando en el contrato de compra-
venta o de prestación de servicios conste que el importe debido por el consumidor
se va a satisfacer total o parcialmente con la ayuda de un crédito, el consumidor
no estará obligado a realizar ningún tipo de prestación al vendedor hasta que no
haya aceptado la oferta previa del prestamista47 .
El supuesto de hecho para que exista un contrato de compraventa vinculado
al de crédito se define por la presencia de un contrato de consumo (por ejemplo,
una compraventa) «en el que se establezca expresamente que la operación incluye
la obtención de un crédito de financiación». La doctrina discute en torno al al-
cance del término «exclusivamente». Para unos autores es preciso que conste de
forma expresa en el contrato de compraventa que el consumidor celebra o va a
celebrar un contrato de préstamo para poder satisfacer el precio de la compra-
venta48. En cambio, hay quien sostiene que «la palabra "expresamente" habrá de
interpretarse, como tantas veces han hecho ya nuestras doctrina y jurisprudencia,
en el sentido de que resulte seguro o indubitado que así lo quisieron las partes,
aun cuando no se diga expresamente» 41 . Los autores franceses también se han
planteado este problema, siendo mayoría los que optan por la segunda interpreta-
ción citada''0.
La conexión entre los dos negocios jurídicos se manifiesta en que el contrato
de compraventa va a ser eficaz únicamente cuando el consumidor obtenga el cré-
i
47. Sobre este precepto del CConsom, puede consultarse lo dicho en el Cap. 2, ap. II.C.2.a).
48. Así, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., c i t , pgs. 74 y 75.
49. DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 16.
50. La primera postura ha sido defendida por SYNVET, H.: «Les relations de dépendance...», cit.,
pg. 367, Nr. 44. La segunda ha encontrado u n a mayor acogida: SCHMIDT, D . / P . GRAMLINC:
Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 163; FAI.LETTI, F.: La vente á crédit des biens de
consommation, cit., pg. 127, Nr. 146; CALAIS-ALLOY,J./L. BIHL: «La loi 78-22 du 10 janvier 1978...»,
cit., pg. 7245, Nr. 12; MARTÍN, D.: «La défense-du consomateur á crédit», Rev. trim. dr. comm.,
1977, pg. 644, Nr. 69.
141
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dito de financiación. La influencia del préstamo en la compraventa tiene lugar,
por tanto, en la fase de formación de este último contrato. La ley se sirve para ello
del instrumento de la condición. El contrato de compraventa queda sometido a la
condición suspensiva de que efectivamente se obtenga el crédito 51 , de modo que
si éste al final no se recibe, la condición no se cumplirá por lo que, en principio,
el contrato de compraventa no tendrá eficacia. Se trata de una condición suspen-
siva no pactada por las partes sino impuesta obligatoriamente por el legislador; éste,
de la mera existencia del supuesto de hecho ya aludido, deduce que el contrato de
compraventa queda sometido a esa condición suspensiva. El contrato de adquisi-
ción existe desde el momento de su perfección, sin embargo no producirá efectos
hasta que se cumpla la condición, hasta que se conceda el crédito' 2 .
El párrafo primero del artículo 14.1 establece además que «será nulo el pacto
incluido en el contrato (de compraventa) por el que se obligue al consumidor a
un pago al contado o a otras fórmulas de pago, para el caso de que no se obtenga
el crédito de financiación previsto» ' \ Esta declaración del legislador no añade nada
a lo ya dicho en la primera parte del precepto, sino que insiste en el carácter
imperativo que este artículo tiene para las partes, de modo que no será posible un
pacto en contrario (mención innecesaria, pues ya el art. 3 LCCon establece el
carácter imperativo de las normas contenidas en esta Ley).
Durante la tramitación parlamentaria de la ley se ha introducido un segundo
párrafo al artículo 14.1, cuya redacción definitiva54 es la siguiente: «Se tendrán por
no puestas las cláusulas en las que el proveedor exija que el crédito para su financia-
ción únicamente pueda ser otorgado por un determinado concedente». Tanto la
doctrina" como algunos Grupos Parlamentarios 0 " han criticado la introducción de
este segundo párrafo, bajo el argumento de que su redacción es contraria a toda
la normativa que contiene la Ley acerca de los contratos vinculados y, en particular,
a la necesidad de acuerdo previo en exclusiva para la existencia de esa vinculación.
En palabras de ALFARO AGUILA-RFAL, «la contradicción estriba en que en un precepto
51. GAVIDIA SANCHKZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 75.
52. Sobre los variados e interesantes problemas que puede plantear el cumplimiento o incumpli-
miento de la condición, v. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 76 y ss.
53. Igualmente, en el art. L. 311-26 CConsom.
54. El origen de este párrafo está en la enmienda n ú m . 10 de las presentadas en el Congreso de
los Diputados por el Grupo Socialista, que proponía la introducción de u n segundo párrafo
con el siguiente tenor: «Serán nulos los contratos de consumo en los que el proveedor exija
que el crédito para su financiación únicamente pueda ser otorgado por un determinado con-
cedente». Afortunadamente, la redacción de este precepto fue modificada en el Senado, con-
cretamente mediante la aceptación de la enmienda núm. 12 presentada en el Senado por el
Grupo Socialista, que da lugar al texto final que tiene la ley.
55. ALFARO AGUII.A-RKAL: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1048.
56. Entre ellos, el Grupo Parlamentario Popular y el Grupo de Senadores Nacionalistas Vascos, que
solicitaron en el Senado, mediante las enmiendas núms. 1 y 8, respectivamente, la supresión
de este párrafo segundo. El Grupo Parlamentario Popular justifica la enmienda en que «las
modificaciones realizadas en los arts. 14 y 15 introducen contradicciones y, e n consecuencia,
confusión jurídica». Por su parte, el Grupo de Senadores Nacionalistas Vascos la fundamenta
en que «es incongruente con el ap. b) del art. 15 que viene a posibilitar lo que en este apartado
aparece como nulo».
142
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
(art. 14.1, párrafo segundo) prohibe oponer al consumidor el pacto de exclusiva,
mientras que en otro [art. 15.1 b)] lo considera un presupuesto de la aplicación
de las consecuencias previstas en el artículo 15.1 de la Ley».
Desde nuestro punto de vista, empero, tal contradicción no existe, debido a
la distinta configuración y finalidad de cada uno de los preceptos citados. El ar-
tículo 15 exige, para que haya un contrato de crédito vinculado al de compraventa,
que exista con carácter previo un acuerdo entre el proveedor y el prestamista,
celebrado en exclusiva. Si el vendedor mediante una cláusula contractual indica al
consumidor que debe dirigirse a un determinado prestamista, con el que mantiene
relaciones de exclusividad, para la obtención del crédito, dicha cláusula se conside-
rará como no puesta, pero no por aplicación del artículo 14, sino porque el artículo
15.1 b) faculta al consumidor para que reciba el crédito de otro prestamista dis-
tinto. En cambio, el párrafo segundo del artículo 14.1 entra enjuego sólo cuando
existe un contrato de crédito vinculado al de compraventa, esto es, cuando en el
contrato de compraventa se establezca expresamente que la operación incluye la
obtención de un crédito de financiación. Si a este contrato de compraventa se
añade una cláusula que establezca la obligatoriedad del consumidor de celebrar
dicho contrato de crédito con un determinado financiador, esta cláusula se consi-
derará no puesta (ahora por aplicación del art. 14.1, párrafo segundo), de manera
que el comprador del bien podrá obtener el préstamo de otro prestamista. En
consecuencia, no cabe hablar de contradicción entre los artículos 14.1, párrafo 2
y 15.1 b) LCCon, pues cada uno de ellos se refiere a una modalidad distinta de
vinculación contractual.
b) El contrato de crédito vinculado al de compraventa: artículos 12, 14.2 y 15 LCCon.
La segunda modalidad de vinculación contractual regulada en la ley es la que
hemos denominado contrato de crédito vinculado al de compraventa. En este caso,
es el contrato de crédito el que está vinculado al de compraventa. Esto significa
que el contrato crediticio puede verse afectado de algún modo por algunas circuns-
tancias que se produzcan en el contrato de adquisición. En definitiva, la conexión
existente entre los dos negocios jurídicos provoca una influencia unidireccional,
desde la compraventa al préstamo.
Esta es, sin duda alguna, la forma de vinculación contractual más importante,
por varias razones. En primer lugar, es la única recogida en la Directiva. En efecto,
el artículo 11 de la norma comunitaria autoriza al consumidor en determinados
casos, en concreto, cuando el vendedor ha incumplido el contrato de compraventa,
a dirigirse contra el prestamista, trasladando a éste la responsabilidad derivada del
incumplimiento del vendedor. En segundo lugar, recibe un tratamiento en nuestra
Ley de Crédito al Consumo mucho mayor que el supuesto de contrato de compra-
venta vinculado al de crédito. A diferencia de lo que sucede en este último caso,
regulado únicamente en el artículo 14.1 LCCon, la hipótesis que nos ocupa ahora
es tratada más ampliamente por el legislador, puesto que a ella le dedica los artícu-
los 12, 14.2 y 15 LCCon. Y en tercer lugar, son precisamente estos preceptos los
143
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
q u e vienen a solventar la situación d e indefensión j u r í d i c a e n q u e se e n c u e n t r a
el c o n s u m i d o r e n u n a c o m p r a v e n t a trilateral, y q u e h a c e precisa la intervención
legislativa. Efectivamente, d e la c o m p a r a c i ó n e n t r e el c o m p r a d o r d e u n a bilateral
venta a plazos y el c o n s u m i d o r d e u n a trilateral c o m p r a v e n t a financiada se infiere
q u e este ú l t i m o tiene u n déficit d e tutela j u r í d i c a i m p o r t a n t e , q u e afecta f u n d a m e n -
t a l m e n t e a d o s situaciones. La p r i m e r a se p r o d u c e c u a n d o el v e n d e d o r i n c u m p l e
su obligación. En la venta bilateral el c o m p r a d o r p u e d e s u s p e n d e r el p a g o , p e r o
e n la c o m p r a v e n t a financiada n o está a u t o r i z a d o a s u s p e n d e r el p a g o d e los plazos
d e amortización . C o n la LCCo n se soluciona este p r o b l e m a , p u e s el artículo 15
faculta al c o n s u m i d o r para, bajo d e t e r m i n a d o s requisitos, r e h u s a r el p a g o al presta-
mista. La s e g u n d a situación d e d e s p r o t e c c i ó n p a r a el c o n s u m i d o r tiene lugar
c u a n d o se e x t i n g u e , deviene ineficaz, el c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a , p u e s esto n o
afecta d e n i n g ú n m o d o al c o n t r a t o crediticio, a cuyo c u m p l i m i e n t o el c o n s u m i d o r
sigue e s t a n d o obligado. C o n el artículo 14.2 L C C o n se va a c o n s e g u ir q u e el con-
trato crediticio t a m b i én p u e d a , e n estos casos, ser d e c l a r a d o ineficaz.
f C o m o acaba d e señalarse, el c o n t r a t o d e c r é d i to vinculado a la c o m p r a v e n t a
está r e g u l a d o e n los artículos 12, 14.2 y 15 L C C o n . Del c o n t e n i d o d e estos p r e c e p -
tos se d e d u c e q u e los presupuesto s necesarios p a r a la existencia d e u n c o n t r a t o d e
c r é d i t o vinculado a la c o m p r a v e n t a son los e n u m e r a d o s e n las letras a ) , b) y c) del
artículo 15.1 L C C o n ' 7 . Así, p a r a q u e el c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a p u e d a influir d e
a l g ú n m o d o e n el c o n t r a t o crediticio, es necesario (a) q u e el c o n s u m i d o r haya
c o n c e r t a d o d o s contratos diferentes - c o m p r a v e n t a y p r é s t a m o - c o n d o s p e r s o n a s
distintas - v e n d e d o r y prestamista - (b) q u e e n t r e el prestamista y el v e n d e d o r exista
u n a c u e r d o previo, c o n c e r t a d o e n exclusiva, e n virtud del cual a q u é l ofrecerá cré-
dito a los clientes del v e n d e d o r p a r a la adquisición d e los bienes, y (c) q u e el
c o n s u m i d o r haya o b t e n i d o el crédito e n aplicación del a c u e r d o previo m e n c i o n a d o
anteriormente.
S i e m p r e q u e c o n c u r r a n las tres circunstancias señaladas, el c o n s u m i d o r p o d r á
h a c e r u s o d e las m e d i d a s d e p r o t e c c i ó n establecidas e n la L C C o n . Estas m e d i d a s
son las siguientes:
1) Si el v e n d e d o r i n c u m p l e sus obligaciones derivadas del c o n t r a t o d e com-
praventa, el c o n s u m i d o r q u e d a a u t o r i z a d o p a r a ejercitar c o n t r a el prestamista los
mismos d e r e c h o s q u e tiene frente al v e n d e d o r i n c u m p l i d o r , s i e m p r e q u e el consu-
m i d o r haya r e c l a m a d o p r e v i a m e n te c o n t r a el p r o p i o v e n d e d o r y n o haya o b t e n i d o
la satisfacción d e sus d e r e c h o s (art. 15 L C C o n ) . El prestamista se convierte, d e este
m o d o , e n responsable del i n c u m p l i m i e n t o d e l v e n d e d o r .
2) La ineficacia del c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a d e t e r m i n a r á t a m b i é n la inefica-
cia d e l c o n t r a t o d e p r é s t a m o (art. 14.2 L C C o n ) .
57. También, GAVIDIA SÁNCHF.Z, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 86; VKRDERA SERVER, R.: «Liquida-
ción de relaciones...», cit., pg. 618; SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos cambíanos y la
defensa de los consumidores...», cit., pg. 360.
144
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
3) Si el c o n s u m i d o r se h a obligado a r e e m b o l s ar el p r é s t a m o m e d i a n t e letras
d e c a m b i o , el artículo 12 L C C o n le autoriza a o p o n e r l e al prestamista las excepcio-
nes derivadas d e la relación contractual c o n s u m i d o r - v e n d e d o r , s i e m p r e q u e e n ese
prestamista c o n c u r r a n las circunstancias citadas e n los párrafos a ) , b) y c) del ar-
tículo 15.1 LCCon.
La c o n e x i ó n e n t r e los d o s contratos n o se manifiesta e n la fase d e formación
d e los contratos, c o m o sucede c o n el c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a vinculado al d e
crédito, sino e n la fase d e ejecución o d e extinción. Efectivamente, la inejecución
o inexacta ejecución p o r el v e n d e d o r d e sus obligaciones autoriza al c o n s u m i d o r
p a r a ejercitar c o n t r a el prestamista d e t e r m i n a d o s d e r e c h o s , p u d i e n d o incluso o p o -
n e r l e ciertas e x c e p c i o n e s a u n e n el supuesto d e q u e se haya o b l i g a d o cambiaria-
m e n t e frente a él. P o r otra p a r t e , la ineficacia del c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a faculta
al c o n s u m i d o r p a r a conseguir, i g u a l m e n t e , la ineficacia d e l c o n t r a t o crediticio.
3. El apartado tercero del artículo 14 LCCon.
El tercer y último a p a r t a d o del artículo 14 LCCon 5 8 tiene el siguiente texto:
En todo caso, deberá quedar documentalmente acreditada la identidad del pro-
veedor de los bienes o servicios en el contrato de consumo y la del concedente en el
contrato de crédito, de forma que cada uno de ellos aparezca ante el consumidor
como sujeto de las operaciones relacionadas con los respectivos contratos de los que
es parte, sin perjuicio de lo establecido en el artículo siguiente.
El consumidor dispondrá de la opción de no concertar el contrato de crédito,
realizando el pago en la forma que acuerde con el proveedor del contrato de consu-
mo.
El párrafo p r i m e r o n o i n t r o d u c e n i n g u n a innovación i n t e r e s a n t e ; es lógico
q u e e n el c o n t r a t o d e adquisición d e b a figurar la i d e n t i d a d del p r o v e e d o r d e los
b i e n e s y servicios, d e l m i s m o m o d o q u e e n el c o n t r a t o d e c r é d i t o la i d e n t i d a d del
prestamista.
Mayores p r o b l e m a s plantea, e n cambio, la i n t e r p r e t a c i ón del s e g u n d o párrafo.
¿En q u é tipo d e o p e r a c i o n e s d e crédito al c o n s u m o p u e d e el c o n s u m i d o r n o con-
certar el c o n t r a t o d e crédito, realizando el p a g o d e la adquisición tal y c o m o
a c u e r d e c o n el proveedor? O lo q u e es lo mismo, ¿se aplica este párrafo s e g u n d o
i sólo a las o p e r a c i o n e s d e l artículo 14.1?, ¿a las del 14.2?, ¿a a m b a s c o n j u n t a m e n t e ?
i N u e v a m e n t e i n c u r re n u e s t r o legislador e n el e r r o r d e n o clarificar d e b i d a m e n t e
¡ los supuestos a los q u e es aplicable u n d e t e r m i n a d o p r e c e p t o , p o r lo q u e será el
! i n t é r p r e t e j u r í d i c o el q u e t e n g a q u e a c o m e t e r esta tarea. Se refiere la ley a la
i posibilidad del c o n s u m i d o r d e «no concertar el c o n t r a t o d e c r é d i t o al c o n s u m o » , es
I decir, d e n o celebrar, d e n o perfeccionar tal c o n t r a t o . Esto n o p u e d e ocurrir
í c u a n d o el c o n s u m i d o r ya h a c e l e b r a d o el c o n t r a t o d e c r é d i t o, c o m o sucede e n los
c o n t r a t o s vinculados regulados e n los artículos 14.2 y 15 L C C o n ; existe vinculación
e n t r e ellos p o r q u e a m b o s se h a n c e l e b r a d o y se c u m p l e n a d e m á s d e t e r m i n a d o s
58. Producto de la enmienda núm. 11 de las presentadas en el Congreso de los Diputados, firmada
por el Grupo Socialista.
145
I
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
requisitos. Por lo tanto, parece que la ley se refiere sólo a los supuestos del artículo
14.1 LCCon' 9 . En efecto, los contratos de consumo en los que se establece que la
operación incluye la obtención de un crédito, quedan bajo condición suspensiva
hasta que se reciba ese crédito. Si el crédito no se obtiene, el contrato queda
extinguido, sin haber tenido nunca eficacia. Sin embargo, en estos casos se permite
al consumidor que, en lugar de celebrar el contrato de crédito, acuerde con el
proveedor la forma en que pagará el bien adquirido. Es decir, el consumidor puede
pactar con el vendedor, por ejemplo, una venta a plazos, estimándose válido ese
acuerdo entre ambos que impide el normal desenvolvimiento de la condición sus-
pensiva que no se cumple.
4. Conclusiones.
A modo de conclusión, puede afirmarse que la normativa protectora del con-
sumidor de crédito es bastante deficiente en lo que se refiere a la regulación de
los contratos vinculados. La crítica ha de afectar, en primer lugar, a la propia
sistemática interna de los preceptos que disciplinan esta materia. Si el legislador
ha querido establecer dos modalidades distintas de vinculación contractual, debía
haberlo hecho expresamente, dedicando, por ejemplo, un artículo distinto a cada
una de ellas. Así, por ejemplo, sería más adecuado que un primer artículo, el 14,
regulara el contrato de compraventa vinculado al crédito, conteniendo únicamente
los actuales apartados primero y tercero de este precepto. Si bien se observa, la
rúbrica actual de este artículo hace referencia precisamente al supuesto diseñado
en su apartado primero, que alude a la «eficacia de los contratos (de consumo)
vinculados a la obtención de un crédito». Por otra parte, en otro artículo, que
podría ser el 15, tendrían que incluirse el actual contenido del artículo 15 y tam-
bién el del artículo 14.2 LCCon. De este modo se ganaría en claridad y seguridad
jurídica, pues el intérprete jurídico podría advertir, ya desde el primer instante,
que en realidad existen dos formas diferentes de vinculación contractual.
En relación al contenido concreto de las medidas de protección del consumi-
dor establecidas en la ley, conviene señalar que el legislador no se ha limitado a
incorporar a nuestro derecho interno el artículo 11 de la Directiva, tarea que aco-
mete en el artículo 15 LCCon, sino que ha pretendido además aumentar la tutela
jurídica del consumidor, haciendo uso de la posibilidad que en este sentido le
concede el artículo 15 de la Directiva. Mejor protección del consumidor que se
plasma en el artículo 14, tanto en su apartado primero como en el segundo. El
establecimiento de disposiciones protectoras para el consumidor que no existen
en la Directiva debe necesariamente ser recibido con satisfacción. Sin embargo, el
modo en que el legislador regula las distintas medidas de protección resulta recha-
zable. Unas veces, porque se limita a casi «copiar» la Directiva, como sucede en el
artículo 15 LCCon, sin «adaptar» lo más mínimo la norma comunitaria al derecho
español. Otras, porque utiliza el lenguaje sin el rigor técnico que es necesario,
provocando enormes dudas en el intérprete.
59. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 75.
146
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
Después de todo lo dicho, se comprenderá que la discusión doctrinal plan-
teada en torno al concepto de contratos vinculados es ficticia, puesto que parte de
un planteamiento equivocado. No puede afirmarse que los contratos vinculados
son aquellos contratos de consumo en los que se establece expresamente que la
operación incluye la obtención de un crédito de financiación. Tampoco cabe soste-
ner, sin más, que son contratos vinculados aquellos contratos de compraventa y
préstamo en los que se satisfacen las circunstancias previstas en las letras a), b) y
c) del artículo 15.1 LCCon. Es necesario tomar, como punto de partida, la dualidad
de modalidades de vinculación contractual reguladas en la Ley de Crédito al Con-
sumo. Cada una de estas formas de conexión contractual tiene su propio supuesto
de hecho, y de ella se derivan unas determinadas consecuencias jurídicas. Por lo
tanto, a la hora de definir los contratos vinculados en la Ley 7/1995, habrá que
indicar a qué modalidad de vinculación contractual nos referimos, si al contrato
de compraventa vinculado al de crédito, o si al contrato de crédito vinculado al de
compraventa.
IV. OTROS SUPUESTOS DE VINCULACIÓN CONTRACTUAL EN EL ORDE-
NAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL
La conexión contractual entre los contratos de préstamo y de compraventa se
establece, con carácter general, en la Ley de Crédito al Consumo. Por lo tanto, el
legislador aborda esta materia en una ley destinada a proteger al consumidor en
cuanto consumidor de crédito. Después de la aparición de la Ley 7/1995, de Cré-
dito al Consumo, otras leyes han tenido la oportunidad de referirse, con mayor o
menor extensión, a supuestos de vinculación contractual existente entre dos nego-
cios jurídicos.
Sin perjuicio del análisis más detallado de estas disposiciones, que se realizará
en los Capítulos siguientes, al hilo del estudio de los artículos 14.2 y 15 LCCon,
resulta conveniente examinar brevemente cuáles son estas otras leyes en las que la
conexión funcional entre dos contratos tiene consecuencias jurídicas.
A. En materia de venta a plazos de bienes muebles.
Si con la aparición de la Ley 7/1995 se produce una modificación de la regula-
ción de las ventas a plazos, puesto que si el comprador es un consumidor la compra-
venta cae, en principio, dentro del ámbito de aplicación de la LCCon, un nuevo
cambio en el régimen jurídico de la venta a plazos se produce con la publicación
de la Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles (en ade-
lante, LVPBM/1998) 60 , que deroga la vieja LVPBM/1965, con más de treinta años
60. Sobre la nueva LVPBM/1998, v. GARCÍA SOLÉ, F.: Comentarios a la Ley de Venta a Plazos de Bienes
Muebles (Ley 28/1998, de 13 de julio). Madrid, Civitas, 1999; MARTÍN BERNAL, J. M.: «Notas apresu-
radas sobre la Ley 28/1998, de Venta a Plazos d e Bienes Muebles», La Ley, 1998-5, pgs. 1633
y ss.; RAMÓN FERNÁNDEZ, F.: «La nueva Ley de Venta a Plazos de Bienes Muebles», Revista del
Colegio de Registradores de España, 1998, n ú m . 43 (2 a época), pgs. 2999 y ss.; SERRA MAIXOL, A. J.:
«La nueva Ley 28/1998, de 13 de julio, de venta a plazos de bienes muebles: un pequeño
147
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
de vigencia. El marco jurídico de la venta a plazos se completa con la Ordenanza
para el Registro de Venta a Plazos de Bienes Muebles, aprobada por Orden de 19
de julio de 1999, y el RD 1828/1999, de 3 de diciembre, por el que se aprueba el
Reglamento del Registro de Condiciones Generales de la Contratación, y de gran
importancia en cuanto que crea, en su disposición adicional única, el Registro de
Bienes Muebles.
Al igual que la vieja ley, la LVPBM/1998 regula no sólo las ventas a plazos,
sino también «los contratos de préstamo destinados a facilitar su adquisición» (art.
1.1 LVPBM/1998). Siguiendo asimismo en este punto el esquema de la ley ya dero-
gada, la LVPBM/1998 distingue dos tipos de contratos de préstamo, según la finan-
ciación sea a vendedor o a comprador. De conformidad con el artículo 4.2
LVPBM/1998, tendrán la consideración de contratos de préstamo de financiación
a vendedor aquellos en los que el vendedor cede o subroga a un fínanciador su
crédito frente al comprador, y también «aquéllos mediante los cuales dicho vende-
dor y un fínanciador se conciertan para proporcionar la adquisición del bien al
comprador contra el pago de su coste de adquisición en plazo superior a tres
meses». Por su parte, el artículo 4.3 califica como contratos de préstamo de finan-
ciación a comprador «aquéllos configurados por vendedor y comprador, determi-
nantes de la venta sujeta a esta Ley y en virtud de los cuales un tercero facilite al
comprador, como máximo, el coste de adquisición del bien a que se refiere esta
Ley, reservándose las garantías que se convengan, quedando obligado el compra-
dor a devolver el importe del préstamo en u n o o varios plazos superiores a tres
meses».
En materia de vinculación contractual, existe una diferencia importante entre
la LVPBM/1965 y la LVPBM/1998. En la vieja ley no se ha regulado ni un solo
análisis jurídico, matemático y comercial», La Ley, 1998-6, pgs. 2302 y ss.; TRUJILLO DIEZ, I. J.:
«Aspectos controvertidos e n la nueva Ley d e venta a plazos de bienes muebles», Derecho de los
Negocios, 1999, núm. 101, febrero, pgs. 25 y ss.; MORILLAS JARILLO, M. J.: «La Ley de Venta a
Plazos de Bienes Muebles», Partida doble. Revista de Contabilidad, Auditoría y Empresa, 1999, núm.
97, febrero, pgs. 42 y ss.; RUBIO TORRANO, E.: «La nueva Ley de Venta a Plazos de Bienes
Muebles», AC, 1998-11, pgs. 6 y ss.; TORRES ROSELL, N.: «Modificaciones al juicio ejecutivo co-
mún. Aspectos procesales de la nueva Ley de Venta de Bienes Muebles a Plazos (Ley 28/1998,
de 13 de julio, BOE 14 de julio)», RDG, 1999, núm. 661-662, pgs. 12877 y ss.; BIANDINO GARRIDO,
M- A.: «Régimen jurídico de la ineficacia de los actos sometidos a la Ley 28/1998, de 13 de
julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles», RGD, núm. 661-662, oct.-nov. 1999, pgs. 12419 y
ss.; GARCÍA SOLÉ, F.: «Aspectos procedimentales del Proyecto de Ley de Venta a Plazos», Tribuna-
les de Justicia, núm. 11, noviembre 1997, pgs. 1129 y ss.; ALMOGUERA GÓMEZ, A.: «La nueva ley
de venta a plazos de bienes muebles», CDC, núm. monográfico, 1998, pgs. 55 y ss.; GINER
MANSO, Y.: «La mayor protección al consumidor en la nueva ley de venta a plazos», Actualidad
Financiera», 1999, a ñ o IV (segunda época), n ú m . 2, pgs. 49 y ss.; CABALLERO LOZANO, J. M d :
«Contrato de compraventa a plazos de bienes muebles», en G. BOTANA GARCÍA/M. RUIZ MUÑOZ
(coord.), Curso sobre protección jurídica de los consumidores. Madrid, McGraw-Hill, 1999, pgs. 463
y ss.; BARRADO ORELI.ANA, A., «Aproximación al pacto de reserva de dominio según la Ley 2 8 /
1998, de venta a plazos de bienes muebles», Boletín del Centro de Estudios Regístrales de Cataluña,
n ú m . 82, enero-febrero 1999, pgs. 272 y ss.; MARTÍNEZ DEL MÁRMOL ALBASINI, G., «La nueva Ley
de venta a plazos de bienes muebles», Boletín del Colegio de Registradores, 1998, núm. 40, pgs.
1986 y ss.; En lo que atañe a las relaciones entre la LVPBM/1998 y la LCCon, v. mi artículo
«Comentario al art. 36», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación
del comercio minorista, cit., pgs. 635 y ss.
148
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español/-
caso de conexión contractual entre los negocios jurídicos de compraventa y prés-
tamo. En efecto, no se contempla ni una sola hipótesis en la que el préstamo
influya de algún modo en la compraventa, o la compraventa en el préstamo. A
cada uno de los contratos, por separado, le será de aplicación los preceptos de la
LVPBM/1965 que correspondan, pero no se deriva ningún tipo de consecuencias
jurídicas de la eventual conexión contractual que pueda existir entre ellos. En la
nueva LVPBM/1998 la situación es diferente. El legislador ha sido consciente de
que en determinados casos es necesario tomar en consideración la vinculación que
hay entre los contratos. En concreto, la conexión tiene efectos jurídicos en el su-
puesto de desistimiento del contrato de compraventa.
El artículo 9 LVPBM/1998 concede al consumidor el derecho a desistir del
contrato de compraventa dentro de los siete días hábiles siguientes a la entrega del
bien 61 , siempre que se cumplan los requisitos enumerados en el apartado primero
de este precepto. Lo interesante es que si el consumidor desiste del contrato de
compraventa, el contrato de financiación se dará por resuelto. Establece el artículo
9.2, párrafo 2 LVPBM/1998 que «si como consecuencia del ejercicio de este dere-
cho se resolviera el contrato de venta a plazos también se dará por resuelto el
contrato de financiación al vendedor». La forma de vinculación contractual con-
templada es la que hemos denominado como contrato de crédito vinculado al de
compraventa, puesto que es el contrato de compraventa el que influye de algún
modo en el contrato crediticio. Por otra parte, la consecuencia jurídica establecida
en este precepto es similar a la regulada en el artículo 14.2 LCCon. En ambos casos,
la extinción del contrato de compraventa va a provocar la ineficacia, la cesación de
efectos, del contrato crediticio.
El artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998 dispone, además, que si el desisti-
miento de la compraventa da lugar a la resolución del contrato de financiación al
vendedor, «el fínanciador sólo podrá reclamar el pago a éste». La relevancia de
esta disposición es enorme, en tanto que modifica, en beneficio del consumidor,
el régimen general de liquidación contractual. En efecto, lo normal es que la liqui-
dación de un contrato tenga lugar entre quienes fueron sus contratantes. Así, el
contrato de compraventa desistido se liquidará entre vendedor y consumidor, y el
de crédito entre prestamista y consumidor. La LVPBM/1998 altera esta norma para
favorecer al consumidor, puesto que el prestamista no podrá reclamarle a él la
devolución del importe del préstamo concedido. Semejante petición deberá formu-
larla directamente contra el vendedor. De donde resulta que el riesgo de insolven-
cia del vendedor no lo soporta exclusivamente el consumidor, sino que se,traslada
-total o parcialmente- de éste al prestamista. '
B. En materia de contratos negociados a distancia.
En el ámbito de los contratos celebrados a distancia, la conexión entre los
contratos de compraventa y de préstamo también adquiere relevancia jurídica. El
61. Téngase en cuenta que «en caso de adquisición de vehículos de motor susceptibles de matricu-
149
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
artículo 44.1 LOCM concede al comprador de una venta a distancia el derecho a
desistir libremente del contrato dentro del plazo de siete días contados desde la
fecha de recepción del producto. El párrafo segundo de esta norma dispone que
«en el caso de que la adquisición del producto se efectuase mediante un acuerdo
de crédito, el desistimiento del contrato principal implicará la resolución de
aquél». Al igual que lo que sucede en materia de venta a plazos de bienes muebles,
el desistimiento del contrato de compraventa dará lugar a la resolución del con-
trato de préstamo 62 .
La Directiva 97/7/CE, reguladora de los contratos a distancia celebrados por
los consumidores'' 3 , sanciona en su artículo 6.4 este supuesto con la resolución del
contrato de crédito. Dispone este precepto lo siguiente:
Los Estados m i e m b r o s d i s p o n d r á n e n sus legislaciones q u e :
- e n caso d e q u e el p r e c io d e u n bien o d e u n servicio haya sido total o parcial-
m e n t e c u b i e r t o m e d i a n t e u n crédito c o n c e d i d o p o r el p r o v e e d o r , o
lación podrá excluirse mediante pacto el derecho de desistimiento, o modalizarse su ejercicio
de forma distinta a lo previsto en esta Ley» (art. 9.4 LVPBM/1998).
62. Sobre el art. 44 LOCM, pueden consultarse las obras de MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art.
44», en ARIMANY/MANI UENS & ASOCIADOS (coord.): Ordenación del Comercio Minorista. Comentarios
a la Ley 7/1996 y a la Ley Orgánica 2/1996, ambas de fecha 15 de enero. Barcelona, Praxis, 1996,
pgs. 324 y ss., y del mismo autor: «La venta a distancia», en AA W : Nueva ordenación del comercio
minorista en España, Cámara de Comercio e Industria de Madrid, 1996, pgs. 168 y ss.; BERCOVITZ
RODRÍGUEZ-CANO, R.: «Comentario al art. 44», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios
a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pgs. 716 y ss.; PASQUAU LIAÑO, M.: «Comentario
al art. 44», e n PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley de Ordenaáón del Comercio
Minorista y a la Ley Orgánica complementaria. Madrid, Civitas, 1997, pgs. 332 y ss.; DÍEZ SOTO, C.
M.: «Comentario al art. 44», en ALONSO ESPINOSA, F. J . / J . A. LÓPEZ PELLICER/J. MASSAGUER FUEN-
TES/A. REVERTE NAVARRO (coord.): Régimen Jurídico General del Comercio Minorista. Madrid,
McGraw-Hill, 1999, pgs. 538 y ss.
63. Se trata de la Directiva 9 7 / 7 / C E , del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de mayo d e
1997, relativa a la protección de los consumidores e n materia d e contratos a distancia (DOL
144, de 4 de j u n i o d e 1997). Sobre la Directiva, e n general, v. MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Prácticas
comerciales y protección de los consumidores», DPC, 1995, n ú m . 5, pgs. 147 y ss.; BOCANA
GARCÍA, G.: «Los contratos a distancia y la protección d e los consumidores», EC, 1998, n ú m .
46, pgs. 61 y ss.; SOI^L TEYSSIERE, J.: «La Directiva sobre protección d e los consumidores en
materia de contratos a distancia y el Derecho interno», Revista de Administración Pública, 1999,
núm. 148, pgs. 477 y ss.; JUSTE MENCÍA, J.: «Contratación a distancia y protección de los consumi-
dores en el derecho comunitario europeo (Algunas consideraciones sobre la Directiva 9 7 / 7 /
CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 20 de mayo d e 1997)», La Ley, 1997-6, pgs. 1615
y ss. Este mismo artículo ha sido publicado posteriormente e n AA W : Estudios de Derecho Mer-
cantil. Homenaje al Profesor Justino F. Duque, vol. II, pgs. 1011 y ss. Las citas que se hagan de este
artículo van referidas a su publicación en La Ley. Véase, también, MARTINEK, M.: «Verbrauchers-
chutz im Fernabsatz», NJW, 1998, núm. 4, pgs. 207 y ss.; BODEWIG, T.: «Die neue europáische
Richtlinie zum Fernabsatz», DZWir, 1997, pgs. 447 y ss.; REICH, N.: «Die neue Richtlinie 9 7 / 7 /
EG über den Verbraucherschutz bei Vertragschlüssen im Fernabsatz», EuZW, 1997, pgs. 581 y
ss.; GOEGKEL, A.: «Die EU-Fernabsatzrichtlinie», Archiv für Post und Telekommunikation, 1998,
núm. 4, pgs. 362 y ss.; KRONKE: «Electronic commerce u n d Europáisches Verbrauchervertrag-
IPR. Zur Umsetzung de r Fernabsatzrichdinie», RIW, 1996, pgs. 985 y ss.; WILLINGMANN, A.:
«Auf dem Weg zu einem einheitlichen Vertriebsrecht für Waren u n d Dienstleistungen in d e r
Europáischen Union? Die Richtlinie über den Verbraucherschutz bei Vertragsabschlüssen im
Fernabsatz ( 9 7 / 7 / E G ) » , VuR, 1998, núm. 12, pgs. 395 y ss.; MICKUTZ, H.: «Der Vorschlag für
eine Richtlinie des Rates über den Verbraucherschutz bei Vertragsabschlüssen in Fernabsatz»,
VuR, 1993, pgs. 129 y ss., y «Die Fernabsatzrichdinie 9 7 / 7 / C E » , ZEuP, 1999, n ú m . 4; MEENTS,
J. G.: Verbraucherschutz bei Rectsgescháften im Internet. Kóln, Otto Schmidt, 1998, pgs. 173 y ss.
150
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
- en caso de que el precio haya sido total o parcialmente cubierto mediante un
crédito concedido al consumidor por un tercero previo acuerdo celebrado entre el
tercero y el proveedor,
el contrato de crédito quedará resuelto sin penalización en caso de que el consu-
midor ejerza su derecho de resolución con arreglo a lo dispuesto en el apartado 1.
Los Estados miembros determinarán las modalidades de la rescisión del contrato
de crédito.
A pesar de la variedad terminológica utilizada por el legislador comunitario
(resolución, rescisión), hay que entender que el artículo 6 de la Directiva autoriza
al consumidor a desistir del contrato de venta a distancia64. Este desistimiento pro-
vocará la resolución del contrato de crédito que el consumidor haya celebrado,
con ese proveedor o con un tercero, para financiar la adquisición del bien.
Una solución similar es ofrecida por la Propuesta de Directiva relativa a la
comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumido-
res60. El artículo 4.4 dispone lo siguiente: «Los Estados miembros establecerán en su
legislación que, si el precio de un servicio financiero está completa o parcialmente
cubierto por un crédito concedido al consumidor por el proveedor o por u n ter-
cero, a través de un acuerdo celebrado entre este último y el proveedor, el contrato
de crédito se rescindirá sin penalización para el consumidor cuando se ejerza el
derecho previsto en el apartado 1 [derecho de retractación]». También aquí la
retractación del contrato a distancia de servicios financieros dará lugar a la resci-
sión («rectius», resolución) del contrato de crédito.
C. En materia de adquisición de derechos de aprovechamiento por turno de bie-
nes inmuebles.
Con la reciente aparición de la Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre dere-
chos de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles de uso turístico y normas
tributarias 66 , se incorpora al derecho nacional la Directiva 94/47/CE, del Parla-
64. Sobre el art. 6 d e la Directiva, además de las referencias realizadas e n las notas anteriores, v.
MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Prácticas comerciales...», cit., pgs. 170 y ss.; BOTANA GARCÍA, G.: «LOS contra-
tos a distancia...», cit., pgs. 79 y ss.; JUSTE MENCÍA, J.: «Contratación a distancia y protección d e
los consumidores...», Cit., pgs. 1623 y ss.
65. Se trata de la Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la
comercialización a distancia d e servicios financieros destinados a los consumidores y p o r la
que se modifican las Directivas 9 0 / 6 1 9 / C E E del Consejo y 9 7 / 7 / C E y 9 8 / 2 7 / C E del Parla-
m e n t o Europeo y del Consejo (DOC 385, d e 11 d e diciembre d e 1998). Sobre esta Propuesta
de Directiva, v. HARTMANN: «Richtlinienvorschlag zum Fernabsatz von Finanzdienstleistungen»,
Die Bank, 1999, pgs. 163 y ss.
66. Sobre la multripropiedad, en general, y sobre la nueva Ley, en particular, p u e d e n verse, entre
otros, MUNAR BERNAR, P. A.: La regulaáón española de la «multipropiedad». Pamplona, Aranzadi,
1999, y «Derechos d e aprovechamiento p o r turno», e n BOTANA GARCÍA, G . / M . RUIZ MUÑOZ
(coord.): Curos sobreprotecáón jurídica de los consumidores. Madrid, McGraw-Hill, 1999, pgs. 297
y ss.; AA W : Conjuntos inmobiliarios y multipropiedad. Ponencias y Proyectos de ley sobre conjuntos
inmobiliarios. Barcelona, Bosch, 1993; DÉLA ROCHA GARCÍA, E.: La llamada multipropiedad. Derechos
de aprovechamiento por turno de inmuebles de uso turístico. Granada, Comares, 1999; LETE ACHIRICA,
J.: El contrato de Multipropiedad y la Protecáón de los Consumidores. Barcelona, Cedecs, 1997; LETE
ACHIRICA, J.: «La configuración d e la multipropiedad e n España: la Ley 42/1998, d e 15 de
diciembre, sobre derechos de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles d e uso turístico
á 151
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mentó Europeo y del Consejo, de 26 de octubre, relativa a la protección de los
adquirentes en lo relativo a determinados aspectos de los contratos de adquisición
de un derecho de utilización de inmuebles en régimen de tiempo compartido.
La adquisición de un derecho de aprovechamiento por turno se realiza, en oca-
siones, con la ayuda de un préstamo, destinando el dinero con él obtenido a satisfacer
el precio de adquisición. En tal caso, el adquirente del derecho estipula dos contratos
diferentes, por una parte el contrato de adquisición del derecho de aprovechamiento
por turno, y por otra el contrato crediticio. En determinadas situaciones el legislador
tiene en cuenta la conexión existente entre estos dos contratos y hace derivar de ello
algunas consecuencias jurídicas. Así sucede en el artículo 12.
Dispone el artículo 12 de la Ley que «los préstamos concedidos al adquirente
por el transmitente o por un tercero que hubiese actuado de acuerdo con él,
quedarán resueltos cuando el primero desista o resuelva en alguno de los casos
previstos en el artículo 10». En consecuencia, si el consumidor desiste o resuelve
el contrato de adquisición de un derecho de aprovechamiento por turno, tal y
como le permite el artículo 10 de la Ley67, se resolverá el contrato de préstamo, ya
se haya celebrado éste con el mismo adquirente o con un tercero que haya actuado
de acuerdo con él. El fundamento es el mismo que el del artículo 14.2 LCCon: la
y normas tributarias», Act. Civ., 1999, n ú m . 5, pgs. 125 y ss.; TORRES LÓPEZ, A.: «Aproximación
a la Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre derechos de aprovechamiento por turno de bienes
inmuebles de uso turístico y normas tributarias», Revista Jurídica Sepín: Cuadernos de Propiedad
Horizontal, n ú m . 194-B, julio 1999, pgs. 20 y ss.; MUNAR BERNAT, P. A.: «El derecho real de
aprovechamiento por turno, la nueva opción legislativa en materia de multipropiedad», RCDI,
1998, n ú m . 647, pgs. 1209 y ss.; HERNÁNDEZ ANTOÜN, J. M.: «El d e n o m i n a d o derecho de aprove-
chamiento por turno de bienes inmuebles; su peculiar problemática en el marco del actual
mercado mundial de timesharing», Act. Civ., 1998, n ú m . 33, pgs. 803 y ss., y también «El fenó-
m e n o de la multipropiedad y del tiempo compartido: estudio práctico en la legislación vigente
y en la proyectada legislación», RCDI, 1996, núm. 631, pgs. 2045 y ss.; LINARES NOCÍ, R.: «Algu-
nas consideraciones sobre la multipropiedad», RDP, 1996, septiembre, pgs. 635 y ss.; CERDEIRA
BRAVO DE MANSILLA, G.: «La multipropiedad: su problemáüca ante el Registro de la Propiedad»,
RCDI, 1996, núm. 633, pgs. 279 y ss.; HUALDE MANSO, T.: «Algunos aspectos del proyecto de
Ley de Derechos de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles y de la reciente jurispru-
dencia de Audiencias Provinciales sobre multipropiedad», AC, 1997-11, pgs. 175 y ss.; TORRENS
SÁNCHEZ, M.: «Extracto sobre la multipropiedad y su anteproyecto», RCDI, 1997, n ú m . 643, pgs.
2101 y ss.; MARÍN LÓPEZ, M. J.: «Le nouveau régime juridique de la multipropriété en droit
espagnol», REDC, II, pgs. 101 y ss.; CABANAS TREJO, R . / U . VESTSWEBER: «Time-scharing in Spa-
nien», RIW, 1999, n ú m . 7, pgs. 516 y ss.; SCHOMERUS, A.: «Das spanische Teilzeit-Wohnrechtege-
setz», NJW, 1999, núm. 15, pgs. 1067 y ss.; PEÑA BERNALDO DEQUIRÓS, M.: Derechos reales. Derecho
hipotecario, t. I, 3 a ed., Madrid, Centro de Estudios Regístrales, 1999, pgs. 569 y ss.
67. Este art. 10 concede al consumidor el derecho a desistir del contrato dentro del plazo de diez
días, contados desde la firma del contrato. Además, le otorga también el derecho a resolver
el contrato en el plazo de tres meses desde la fecha del contrato cuando concurren algunas
de las circunstancias que se mencionan en el art. 10.2: el contrato n o contiene alguna de las
menciones o documentos a los que se refiere el art. 9, el adquirente n o h a sido suficientemente
informado por haberse contravenido la prohibición del art. 8.1, el document o informativo
entregado no se corresponde con el archivado en el Registro, etc. Sobre el desistimiento en
el ámbito de la multipropiedad, v. LETE ACHIRICA, J.: El contrato de Multipropiedad..., cit., pgs. 238
y ss., y LETE ACHIRICA, J.: «A propósito del derecho de desistimiento unilateral en materia de
multipropiedad: la Directiva 9 4 / 4 7 / C E del Parlamento Europeo y del Consejo de 26 de octu-
bre de 1994 y su aplicación en el Derecho español», Act. Civ., 1998-2, pgs. 529 y ss., y «La
configuración de la multipropiedad en España...», cit., pgs. 153 y ss.
152
3. La vinculación contractual entre compraventa y préstamo en el Derecho español
ineficacia del contrato de compraventa da lugar a la ineficacia sobrevenida del
contrato crediticio. La solución ofrecida por el legislador español es la misma que
consta en el artículo 7 de la Directiva 94/47/CE 0 8 .
En consecuencia, en las tres leyes que acaban de citarse (LVPBM/1998,
LOCM, Ley 42/1998) la conexión entre los dos contratos se articula de una manera
similar. En los tres casos el contrato de compraventa va a influir de algún modo
en el contrato crediticio. Concretamente, si aquél se extingue por desistimiento o
por resolución, el consumidor queda autorizado para que se resuelva también el
contrato de préstamo. Para el consumidor carece de sentido que este contrato siga
existiendo y produciendo efectos si el negocio jurídico que se financia con el
mismo ha desaparecido.
V. DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE NUESTRA INVESTIGACIÓN
Como se ha podido comprobar, la Ley 7/1995, de Crédito al Consumo, regula
en realidad dos formas distintas de vinculación contractual. Cada una de estas
modalidades de conexión precisa para su existencia de unos requisitos diferentes
y, lógicamente, también son distintas las consecuencias jurídicas que se predican
en uno y otro caso. Después de comprobar que efectivamente existen dos tipos de
conexión legal entre los contratos de compraventa y crédito, y de advertir cómo
en otras disposiciones de nuestro ordenamiento jurídico la conexión entre estos
dos negocios jurídicos tiene igualmente trascendencia jurídica, se está ya en condi-
ciones de explicar cuál va a ser el objeto de estudio en la segunda parte de este
trabajo de investigación.
En las páginas que siguen se va a analizar únicamente una de las dos modalida-
des de vinculación contractual. En concreto, vamos a centrar nuestra atención en
el que hemos denominado contrato de crédito vinculado al de compraventa. Aun
siendo conscientes de que no es esta la única forma de vinculación contractual
contemplada en la Ley, en lo sucesivo cuando utilicemos la expresión contratos
vinculados va a ser para referirnos a este tipo de conexión contractual. En conse-
cuencia, la expresión «contratos vinculados» habrá que entenderla como sinónimo
de «contrato de crédito vinculado a la compraventa», salvo que expresamente se
disponga lo contrario.
Este tipo de conexión contractual se regula, como se sabe, en los artículos 12,
14.2 y 15 LCCon. Vamos a centrarnos en el estudio de estos dos últimos preceptos,
68. Según este precepto, «los Estados miembros dispondrán en sus legislaciones que:
- e n caso en que el precio haya sido total o parcialmente cubierto mediante un préstamo
concedido por el vendedor, o
- e n caso de que el precio haya sido total o parcialmente cubierto mediante un préstamo conce-
dido al adquirente por un tercero previo acuerdo celebrado entre el tercero y el vendedor,
el contrato de préstamo quedará resuelto sin penalización en caso de que el adquirente ejerza
cualquiera de los derechos de resolución del contrato previsto en el art. 5.
Los Estados miembros establecerán las modalidades de la resolución del contrato de présta-
mo».
153
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo

esto es, los artículos 14.2 y 15 LCCon. Prescindimos, en cambio, del análisis dete-
nido del artículo 12 LCCon. Ello no significa, lógicamente, que este precepto ca-
rezca de importancia. En él se autoriza al consumidor a oponer al prestamista las
excepciones derivadas de la relación de compraventa, cuando el consumidor se
ha obligado cambiariamente frente al prestamista y concurren los requisitos que
permiten afirmar que existe un contrato de crédito vinculado a la compraventa 69 .
No obstante, existe un motivo fundamental para excluir un examen profundo de PARTE II
este artículo en esta sede: la propia delimitación del objeto de investigación. Ha
sido nuestra intención analizar los supuestos de conexión contractual en los que EL CONTRATO DE CRÉDITO VINCULADO A
el consumidor se obliga frente al prestamista de un modo normal, esto es, sin hacer
uso de los títulos-valores. Por eso no se ha realizado un estudio serio y profundo LA COMPRAVENTA
del artículo 12 LCCon, sin perjuicio de que, cuando la ocasión lo requiera, sea
necesario acudir al mismo.

69. Sobre este precepto, en detalle, v. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 141 y
ss.; MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambíanos...», cit., pgs. 261 y ss.; SÁNCHEZ
LERMA, G. A.: «LOS instrumentos cambiados y la defensa d e los consumidores...», c i t , pgs. 343
y ss.; DÍAZ MORENO, A.: «Algunas observaciones acerca del art. 12...», c i t , pgs. 751 y ss.; GARCÍA
CORTÉS, J. C.: «Las obligaciones cambiadas y la protección del consumidor», en ORDUÑA MO-
RENO F. J. (dir.): Contratación y consumo. Valencia, Tirant lo Blandí, 1998, pgs. 358 y ss.; ALCALÁ
DÍAZ, M. A.: El pagaré como garantía de un contrato de crédito. Madrid, McGraw-Hill, 1999, pgs.
291 y ss.

154
^

Capítulo 4
Requisitos para la existencia de un contrato de
crédito vinculado a la compraventa

I. EL SUPUESTO DE HECHO EN LA DIRECTIVA 87/102/CEE, DE CRÉDITO

AL CONSUMO
Con carácter previo al análisis de los requisitos necesarios para considerar
vinculados los contratos de compraventa y préstamo, en virtud de la regulación
contenida en el artículo 15.1 de la Ley de Crédito al Consumo, se hace preciso
analizar cómo han articulado esta vinculación contractual otros ordenamientos ju-
rídicos. Si se tiene en cuenta que la normativa española de protección del consumi-
dor de crédito, al igual que la del resto de países de la Unión Europea, es producto
de la incorporación al derecho interno de la Directiva 87/102/CEE, sobre el cré-
dito al consumo,».fácilmente se podrá comprender que las consecuencias que se
extraigan de un análisis de la citada Directiva, así como de las leyes de protección
del consumidor de crédito existentes en algunos países europeos, pueden ser de
gran utilidad para poder después interpretar debidamente los requisitos exigidos
por el legislador español.
En la Directiva, los presupuestos de la vinculación contractual entre el contrato
de compraventa y el crediticio son los establecidos en el artículo 11.2. Dispone
este precepto que «el consumidor tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista
siempre que:
a) para comprar bienes y obtener servicios, el consumidor concierte un con-
trato de crédito con una persona distinta del proveedor de dichos bienes o servi-
cios;
b) entre el prestamista y el proveedor de los bienes o servicios exista un
acuerdo previo en virtud del cual exclusivamente dicho prestamista podrá conce-
der crédito a los clientes de dicho proveedor para la adquisición de bienes o servi-
cios suministrados por este último;
c) el consumidor a que se refiere la letra a) obtenga el crédito en aplicación
del acuerdo previo mencionado;
d) los bienes o servicios objeto del contrato de crédito no sean suministrados
o lo sean parcialmente, o no sean conformes al contrato de suministro;

157
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
e) el consumidor haya reclamado contra el proveedor pero no haya obtenido
la satisfacción a la que tiene derecho».
A pesar de lo que en un primer momento puede parecer, sólo los tres primeros
requisitos son necesarios para la presencia de vinculación contractual. Se trata de
presupuestos cumulativos, lo que significa que los tres deben concurrir simultánea-
mente para que pueda hablarse de vinculación contractual 1 . Con el fin de obtener
el dinero que precisa para adquirir un bien, el consumidor estipula un contrato
de crédito con un prestamista. Cuando prestamista y vendedor han celebrado un
acuerdo previo, con las características que se mencionan en la Directiva, y el consu-
midor concluye el contrato crediticio con aquél precisamente en aplicación de este
acuerdo previo, los dos negocios jurídicos estarán vinculados. Las letras d) y e)
constituyen las condiciones que deben concurrir para que el consumidor tenga
«derecho a dirigirse contra el prestamista». Dado que la compraventa y el crédito
están vinculados, si el vendedor incumple su obligación, debido a que no entrega
al comprador los bienes vendidos, o los entrega pero los bienes no reúnen las
características que se habían pactado, y si el consumidor reclama contra el vende-
dor sin ver satisfechas sus pretensiones, en este caso se producirán las consecuen-
cias que se establecen en la Directiva: podrá dirigirse contra el prestamista, quien
en consecuencia deberá responder del incumplimiento del vendedor. Por eso, si se
cumple lo dispuesto en las letras a), b) y e ) , habrá vinculación; pero para que el
incumplimiento del vendedor pueda afectar al prestamista deben haberse produ-
cido las circunstancias previstas en las letras d) y e) 2 .
La configuración legal de la vinculación contractual que se realiza en la Direc-
tiva merece una dura crítica, por su falta de claridad y ambigüedad 3 . Especiales
dificultades plantea, sobre todo, la interpretación de la letra b) del artículo 11.2.
No resulta fácil dilucidar cuál será el contenido de ese acuerdo previo, y en con-
creto, cómo ha de entenderse el adverbio «exclusivamente». En primer lugar, no
se especifica si la exclusiva afecta a las dos partes que estipulan este acuerdo previo,
esto es, tanto al prestamista como al vendedor, o si por contra sólo origina obliga-
ciones para este último 4 . La tesis más adecuada es, sin duda, la segunda. Prestamista
1. SCHOLZ, F. J.: «Schwerpunkte...», cit., pg. 733.
2. Esta distinción carece de efectos prácticos en la Directiva, puesto que en ella sólo se regulan
los contratos vinculados para permitir al consumidor dirigirse contra el prestamista, en la hipó-
tesis de incumplimiento del vendedor. No ocurre así, sin embargo, en el Derecho español. La
delimitación de los contratos vinculados se efectúa en las letras a ) , b) y c) del art. 15.1 LCCon,
conexión contractual que puede ser jurídicamente importante en distintas situaciones. En pri-
mer lugar, si el vendedor incumple, y el consumidor reclama contra este vendedor sin obtener
satisfacción alguna, podrá ejercitar frente al financiador los mismos derechos que podría ejerci-
tar contra el vendedor (art. 15 LCCon). En segundo lugar, la ineficacia de la compraventa
producirá la ineficacia del contrato crediticio (art. 14.2 LCCon). Y en tercer lugar, la vincula-
ción contractual también otorga al consumidor determinados derechos e n caso de haberse
obligado cambiariamente (art. 12 LCCon).
3. En este mismo sentido, CARRIERO, G.: «Direttiva comunitaria...», cit., pg. 305; GÓMEZ MENDOZA,
M.: «Tarjetas de crédito...», cit., pg. 788; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit.,
pg. 241; LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit., pg. 165.
4. DESARIO, V.: «La "responsabilitá sussidiaria" del finanziatore...», cit., pg. 174.
158
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
y vendedor pactan que toda persona que adquiera un bien de éste tendrá necesaria-
mente que obtener un crédito de aquél. La exclusividad significa, en consecuencia,
que el consumidor tiene que recibir el crédito de un determinado prestamista, que
es precisamente aquel que ha celebrado el pacto previo con el vendedor 3 .
La definición de la vinculación contractual es excesivamente restrictiva6, lo
que implica que sólo en raras ocasiones podrá entrar en juego el artículo 11 de la
Directiva7. Si a ello se añade que es el consumidor quien debe probar la concurren-
cia de todas las circunstancias que posibilitan la aplicación de este precepto, y que
esta prueba es en la mayoría de las ocasiones muy difícil, se concluirá sin problemas
que el legislador comunitario ha establecido una regulación poco favorable a los
consumidores. La decepción es mayor cuando se analizan los antecedentes de la
Directiva, en los que se configuraba la vinculación de un modo diferente, mucho
más amplio. Así sucede, en primer lugar, en la Propuesta de Directiva de 27 de
febrero de 19798. Según su artículo 1.3, si el consumidor estipula un contrato
crediticio para adquirir con ese dinero un bien de un vendedor, hay vinculación
siempre que el prestamista colabore con ese vendedor en la celebración del con-
trato de compraventa 9 . No sólo no se exige la exclusividad, sino que ni siquiera es
preciso el acuerdo previo; basta con la colaboración entre prestamista y vendedor.
La vinculación no se define de un modo muy distinto en la Propuesta de
Directiva de 22 de junio de 198410. De acuerdo con el artículo 13.1, los contratos
de crédito y compraventa estarán vinculados cuando entre prestamista y proveedor
exista un contrato en virtud del cual la entrega del bien o la prestación del servicio
tiene que ser financiada mediante uno o más créditos al consumidor 11 . Se delimita
la vinculación de un modo más restrictivo que en la primera Propuesta, debido a
5. En este sentido, VERONELLI, A.: «Nota in tema di crédito al consumo: "i prestiti personali"»,
Economía e Banca, 1991, 1, pg. 155. Estima esta autora que «la norma opera nei soli casi in ciu
il rapporto di collaborazione tra fornitore e finanziatore sia talmente stretto da far risultare in
pratica precluso al consumatore il ricorso a qualsiasi al tra forma di finanziamento». Aunque
no se pronuncian de manera rotunda, parece que de manera similar intrepretan este precepto
GÓMEZ MENDOZA, M.: «Tarjetas bancarias», en GARCÍA VILLAVERDE, R. (dir.): Contratos Bancarios.
Madrid, Civitas, 1992, pg. 394; GÓMEZ MENDOZA, M.: «Tarjetas de crédito...», cit., pg. 788; LÓPEZ
FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 92; LA ROCCA, D.: La qualitá da soggetti..., cit., 1992, pg.
165; FRANZ, U.: DerEiniuendungsdurchgriff..., cit., pg. 49; DÜRBECK, W.: DerEiniuendungsdurchgriff..,
cit., pg. 25.
6. Así lo entiende incluso LATHAM, P.: «Dispositions communautaires relatives au crédit á la con-
sommation...», cit., pg. 219, que confía en que los Estados miembros hagan uso de la posibili-
dad que les brinda la propia Directiva de establecer u n a regulación más protectora para los
consumidores.
7. KRÁMER, L.: La CEE et la protection du consommateur. Bruxelles, 1988, pg. 303; LA ROCCA, D.: La
qualitá dei soggetti..., cit., pg. 165.
8. Publicada en DOC 80, de 27 de mayo de 1979.
9. «... il creditore collabori con il fornitore per quanto riguarda el contratto per la fornitura di
beni o di servizi», dice textualmente la Propuesta, en su redacción oficial italiana. El art. 13.1
impone al consumidor la prueba de la existencia de esta colaboración.
10. Publicada en DOC 183, de 10 de julio de 1984.
11. «Qualora sia comprovata l'esistenza di un contratto tra u n fornitore di beni o di servizi e un
creditore, in forza del quale la fornitura di u n bene o di u n servicio é finanziata da u n o o piú
prestiti al consumatore».
159
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
que se requiere que entre prestamista y vendedor haya un contrato, cuya existencia
debe además ser probada por el consumidor. Sin embargo, esta Propuesta de 1984
sigue siendo mucho más protectora para el consumidor que el texto finalmente
aprobado en la Directiva 87/102/CEE, porque no se alude a ningún tipo de exclu-
sividad.
Conviene tener en cuenta que la propia Comisión Europea ha sido consciente
de la deficiente regulación del artículo 11 de la Directiva, especialmente en lo
relativo a la exigencia del acuerdo previo en exclusiva, y por esa razón propone,
en el Informe sobre la aplicación de la Directiva 87/102/CEE, presentado por la Comi-
sión el 11 de mayo de 1995 [COM (95)117 final], que se suprima la expresión
«exclusivamente»12.
II. EL SUPUESTO DE HECHO EN EL DERECHO EXTRANJERO
A. Alemania.
A diferencia de lo que ha sucedido en otros países, entre ellos España, la
jurisprudencia alemana ha desarrollado una encomiable labor para proteger al
comprador en los supuestos de compras financiadas por un tercero. Consciente de
que, a pesar de la existencia de dos contratos independientes desde el punto de
vista jurídico, se trata de una única operación económica, la jurisprudencia ha
estimado conveniente salvaguardar al comprador de los evidentes perjuicios que el
desdoblamiento de una única operación en dos contratos diferentes le puede pro-
vocar. En ausencia de una normativa específica reguladora de los negocios financia-
dos por un tercero -puesto que en la Abzahlunggesetz (en adelante, AbzG) sólo se
regulaban las ventas a plazos realizadas entre dos personas, comprador y vendedor,
sin la intervención por tanto de un tercero, el financiador-, los esfuerzos se encami-
naron en una doble dirección 13 . Por una parte, recurrir a la aplicación en estos
supuestos de las disposiciones generales del BGB (entre otros, los §§138, 242 y
817). Por otra, estableciendo la aplicación analógica de la AbzG.
12. El ap. 213 del Informe establece: «en aras de claridad habría que suprimir la expresión "exclu-
sivamente" del artículo 11» (pg. 65). La Comisión de Asuntos Jurídicos y de Derechos de los
Ciudadanos del Parlamento Europeo, en su Informe sobre el Informe de la Comisión, apro-
bado en el pleno del Parlamento Europeo el 11 d e marzo d e 1997, estima que «en lugar de
limitarse a aclarar el sentido de la expresión "exclusivamente", parece más oportuno establecer
la vinculación entre ambos contratos (de crédito y de compra)», determinando en qué casos
la adquisición de un bien determinado ha de implicar la responsabilidad del prestamista. El
Consejo de la Unión Europea, en u n a Resolución de 9 de noviembre de 1995, acoge con
satisfacción el Informe de la Comisión, y la invita a «tener e n cuenta los comentarios recibidos
en relación con su informe..., del que debería transmitirse u n resumen». Haciéndose eco de
esta solicitud, la Comisión presenta un Informe resumido de reacciones y comentarios, en cuyo ap.
51 establece que «el término "exclusivamente" h a resultado ser ambiguo», razón por la cual
aconseja que se elimine dicho término del texto del art. 11.
13. En este sentido, v. COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 617.
160
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
El hecho de que la adquisición de un bien tenga que financiarse mediante la
obtención de un préstamo no fundamenta, por sí solo, ni una «unidad económica»,
ni una vinculación jurídica entre el contrato de crédito y el de compraventa 14 .
Resulta obvio que ése es el destino natural de todo crédito. En consecuencia, si el
comprador obtiene por sus propios medios de una entidad financiera un crédito
del que puede hacer uso, a su libre disposición, los dos contratos permanecen
independientes, sin que las vicisitudes de uno puedan afectar al otro, y ello aunque
el prestatario hubiera planeado desde el principio satisfacer el precio del objeto
comprado mediante la obtención de la oportuna financiación.
Tarea decisiva, por lo tanto, es determinar bajo qué condiciones existirá una
vinculación entre los dos contratos. La jurisprudencia alemana recaída sobre la
materia es amplísima15, sin que pueda afirmarse la existencia de una corriente
totalmente consolidada 10 . Aun así, y con carácter general, para que exista vincula-
ción entre el contrato de compraventa y el de crédito, exigen los tribunales la
concurrencia de distintos presupuestos, unos con carácter objetivo y otros subje-
tivo17. En primer lugar, y como elementos objetivos de vinculación, han acudido
los tribunales a muy diversos parámetros, como son, por ejemplo, las referencias
que en el contrato de préstamo se hacen al contrato de compra, o viceversa, la
determinación en el contrato de crédito del fin al que va destinado el dinero, la
transmisión al prestamista de la propiedad en garantía de la cosa comprada, o la
mediación del vendedor en la obtención del crédito, por citar algunos supuestos.
Los elementos objetivos de vinculación pueden ser diferentes de un caso a otro,
es decir, no se exige la concurrencia simultánea de todos ellos para que exista
vinculación 18 . En definitiva, existirá «unidad económica» entre los dos contratos
14. COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 618.
15. El mejor estudio, por su claridad y sencillez, acerca del concepto de «unidad económica» en
la jurisprudencia alemana, es el realizado por DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit.,
pgs. 7 y ss. También le dedican especial atención LWOWSKI, H., en LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN:
Verbraucherkreditgesetz..., cit., pgs. 185 y ss.; EMMERICH, V.: en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/
VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 17 y ss.; FRANZ, U.: Der Eimuenduns-
durchgriff..., c i t , pgs. 72 y ss.
16. Como señala DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 11, la jurisprudencia alemana
ha pasado por tres fases, en cuanto a los requisitos exigidos para la existencia de vinculación
contractual entre el contrato de préstamo y el de compraventa. En un primer momento, se
basó en requisitos puramente objetivos; a saber, la colaboración planificada entre prestamista
y vendedor (tal y como hoy se recoge en el §9.1, frase segunda, de la VerbrKrG). Sin embargo,
a partir de 1971, concretamente de la Sentencia del BGH de 5 de julio (recogida en WM,
1971, pg. 1265, y en NJW, 1971, pg. 2303), se dotó de u n a particular importancia al requisito
subjetivo. Existirá u n a unidad económica entre los dos contratos cuando el comprador-presta-
tario haya concebido la operación como única, sin ser consciente de los riesgos que asume
mediante el «desdoblamiento» contractual. Por último, en u n a tercera fase se asiste a u n a
vuelta a los criterios objetivos, pero combinados con los subjetivos, aunque, como señala la
autora alemana, n o queda claro en la jurisprudencia cuál es el verdadero alcance que hay que
dar al requisito subjetivo. j
17. Sobre el particular, v. EMMERICH, V., en GRAF VON WESIT-HALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Ver-
braucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 17 y ss.; FRANZ, U.: Der Einwendunsdurchgriff..., cit., pg.
74.
18. Así lo afirma LWOWSKI, H., en LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 186,
después de realizar un minucioso estudio jurisprudencial; también, HABERSACK, M.: en ULMER/
HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 26.
().-I.a Compraventa Financiada ... 161
 Ai. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cuando éstos nazcan como consecuencia de una organizada colaboración entre
prestamista y vendedor, que se plasma en la formulación, reiteradamente repetida
por la mayoría de las sentencias, de que «un contrato no se hubiera realizado sin
el otro» y de que «cada contrato recibe su sentido del otro» 19 .
En cuanto a los elementos subjetivos de vinculación, viene exigiendo la juris-
prudencia que, producto de la colaboración entre prestamista y vendedor, el consu-
midor tenga la impresión de que ellos se le oponen a él como una única parte
contractual 20 , en el sentido de que la separación real de la completa operación
económica en dos contratos diferentes la concibe el comprador como una mera
formalidad, y no como un aumento de los riesgos que él debe soportar 21 .
Estando así las cosas se produce la aparición de la ley alemana de crédito al
consumo, la VerbrKrG, que pretende plasmar legalmente los principios fundamen-
tales desarrollados por la jurisprudencia. Dedica esta Ley su parágrafo 9 a dotar de
una especial protección al consumidor que realiza un negocio jurídico financiado
por un tercero 22 . En particular, corresponde al párrafo primero la tarea de señalar
los presupuestos necesarios para la existencia de vinculación contractual. Dispone
el §9.1 lo siguiente: «Un contrato de compra está vinculado a un contrato de cré-
dito cuando el crédito sirve para la financiación del precio de la compra y los dos
contratos tienen que ser considerados como una unidad económica. En particular,
tiene que admitirse la existencia de una unidad económica cuando el prestamista
se sirve de la colaboración del vendedor en la preparación o en la conclusión del
contrato de crédito» 23 .
La mayor parte de la doctrina alemana entiende, basándose en la dicción
literal de la ley, que deben concurrir cumulativamente dos presupuestos para que
se produzca la vinculación24. En primer lugar, que el crédito sirva a la financiación
del precio de la compra. Debido a las consecuencias jurídicas negativas que para
19. Dan buena cuenta del abusivo empleo jurisprudencial d e esta fórmula, entre otros, O T T , C ,
en BRÜCHNER/QIT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 53; H.
LWOWSKI, en LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 185; COESTER, M.: «Ver-
braucherschutz...», cit., pg. 618.
20. O n , C , en BRUCMNER/OIT/WAGNER-WIEÜIWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 54.
Así sucede en las Sentencias del BGH de 23 de j u n i o de 1988 (WM 1988, pgs. 1328 y ss.), 15
de mayo de 1990 (WM 1990, pgs. 1234 y ss.), y 5 de mayo de 1992 (WM 1992, pgs. 1355 y ss.).
21. COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 618.
22. EMMERICH, V : «Verbundene Gescháfte...», cit., pg. 68 h a destacado las semejanzas entre este
parágrafo y el §18.1 de la austríaca KSchG, que también alude a la unidad económica de los
dos contratos como criterio decisivo de la vinculación contractual.
23. El texto alemán establece lo siguiente: «Ein Kaufvertrag bildet ein mit d e m Kreditvertrag ver-
budenes Gescháft, wenn der Kredit der Finanzierung des Kaufpreises dient u n d beide Vertráge
ais wirtschaftliche Einheit anzusehen sind. Eine wirtschaftliche Einheit ist insbesondere anzu-
nehmen, wenn der Kreditgeber sich bei der Vorbereitung oder d e m AbschluB des Kreditvertra-
ges der Mitwirkung des Verkáufers bedient». ^/
24. Entre otros, O r í , C., e n BRrcHNER/OTT/WAG\ER-WiEDUWiLT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 22; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 21; EMMERICH, V., en GRAF VON WESTPIIALEN/EMMERICH/VON ROTTENBLRG: Verbrau-
cherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 34; FRANZ, U.: DerEinwendunsdurchgriff..., cit., pg. 76; KARO-
LLUS, M.: «Grundfálle zum Verbraucherkreditgesetz», cit., pg. 820; LIEB, M.: «§9 Verbraucher-
kreditgesetz...», cit., pg. 95, y e n «Nochmals: Verbundenen Gescháfte...», c i t , pg. 117.
162
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
el prestamista se derivan de la conexión contractual, en caso de incumplimiento
del vendedor, no basta para que haya vinculación con que el prestatario reciba el
crédito y pueda disponer de él libremente. Se precisa que el dinero se destine
precisamente al pago del precio del objeto comprado 2 '. Además, y como segundo
requisito, se precisa la existencia de una unidad económica entre el contrato de
compra y el contrato de concesión de crédito, unidad económica que se manifiesta
en la colaboración planificada de prestamista y vendedor 26 . Sin embargo, también
existen autores que entienden que en realidad es suficiente con la presencia de un
único presupuesto, la unidad económica entre los dos contratos, siendo la utiliza-
ción del crédito para la financiación de la compra, no un requisito adicional a
aquélla, sino uno de los factores que la determinan 27 . Aceptando la posición mayo-
ritariamente defendida por la doctrina alemana, analizaremos a continuación sepa-
radamente cada uno de estos requisitos.
El festino del crédito es servir a la financiación de la adquisición de la cosa.
Esto no significa que sea necesaria la existencia de una cláusula, en el contrato de
crédito, en la que expresamente se aluda al fin de utilización del crédito. Así se
deduce no sólo del §9, sino también del §4 VerbrKrG, que al referirse al contenido
que necesariamente ha de tener un contrato de crédito al consumo, no obliga a
señalar el fin al que se destinará el crédito 28 . Un acuerdo oral sobre la función de
financiación que el crédito desempeña puede ser suficiente. Tampoco es necesario
que en este acuerdo haya que designar el objeto cuya adquisición se pretende
financiar; puede bastar con la declaración de que el crédito obtenido se destinará
total o parcialmente al cumplimiento de una obligación del consumidor, relacio-
nada con la adquisición de un bien29 . No conviene olvidar, sin embargo, que ni el
conocimiento del prestamista sobre la futura utilización del dinero, ni la expresión
en el contrato de crédito de este fin, conducen irremediablemente a la interven-
25. Como afirma OTT, C., en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 39, la función de este primer requisito consiste en «excluir el traslado del riesgo
al prestamista e n aquellos negocios en los que el consumidor h a obtenido la financiación "por
su cuenta", aceptando, por lo tanto, el riesgo de su utilización».
26. La frase segunda del §9 VerbrKrG se refiere a e n qué supuestos, «en particular», tiene q u e
admitirse la existencia de u n a unidad económica. De ahí que la doctrina haya afirmado q u e
p u e d e n existir otras circunstancias, aparte de la colaboración del vendedor e n la conclusión
o preparación del contrato de crédito, que fundamenten u n a unidad económica. En este
sentido, DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 75; O I T , C., en BRUCHNER/OTT/WAG-
NER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 49; HABERSACK, M., e n ULMER/HABER-
SACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 34; LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/PETERS/
GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 195.
27. Así se manifiesta, p o r ejemplo, COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 619. Erj cualquier
caso, la controversia es puramente conceptual, puesto q u e independientemente de q u e la
finalidad del crédito se considere un factor que influye e n la consecución de la unidad econó-
mica o u n requisito al margen de la misma, resulta evidente q u e es necesaria su existencia
para que se produzca la vinculación contractual y tengan lugar las consecuencias señaladas en
los aps. 2 y 3 del §9 VerbrKrG.
28. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 22;
FRANZ, U.: Der Einwendunsdurchgriff..., cit., pg. 79.
29. O í r , C , en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 44;
HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 2 3 y
25.
163
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ción del §9 VerbrKrG30; sólo habrá vinculación contractual cuando además pueda
hablarse de una unidad económica entre el contrato de préstamo y el de compra-
venta.
El conocimiento del destino que se dará al préstamo, en particular, si será
empleado para el pago del precio de la compra, puede a veces derivar, no del
contenido del contrato de crédito (ya se ha señalado que no es obligatoria la inclu-
sión de una cláusula en este sentido), sino de circunstancias extrañas a este con-
trato, como puede ser la colaboración constante entre prestamista y vendedor para
facilitar a los consumidores la adquisición de productos 31 . Así ocurre, por ejemplo,
en el supuesto típico del B-Geschájf2, en el que la institución financiera concede al
comprador un préstamo por importe igual al precio d e la compra, y transmite el
dinero directamente al vendedor. En estos supuestos, en los que parece inspirarse
el legislador alemán a la hora de afrontar la regulación de los contratos vincula-
dos 33 , queda con claridad de manifiesto la finalidad del crédito 34 . En definitiva, de
lo que se trata es de que el prestamista conozca cuál es el concreto destino que se
dará al crédito, para de este modo poder transferir a los prestatarios parte del
adicional coste económico que supone la admisión de su responsabilidad en caso
de incumplimiento del vendedor 35 .
La determinación del fin del crédito se obtiene del contenido del contrato,
pero también es posible su conocimiento a través de todas las circunstancias que
lo rodean. Por eso, cuando de estos hechos resulte claro el destino del crédito,
aunque las partes excluyan expresamente en el contrato la vinculación, ésta exis-
tirá. La VerbrKrG tiene carácter imperativo (§18), de manera que su aplicación no
puede ser excluida por la libre voluntad de las partes, mediante la incorporación
a los contratos de crédito de una cláusula por la que el prestamista, por ejemplo,
afirma desconocer el destino del crédito 36 .
30. O r r , C , en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
44; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn
pg. 730.
31. EMMERICH, V , en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICII/VON ROITENBURG: Verbraucherkreditgesetz, c i t ,
S
§9 VerbrKrG, Rn. 37.
32. Sobre esta forma de financiación, y su distinción del A-Gescháft y del C-Gescháft, v. el apartado
II.A) del Capítulo 2.
33. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 38. La
doctrina se h a preguntado si es posible la aplicación del §9 VerbrKrG a los supuestos de
financiación del A-Gescháft y el C-Gescháft. El C-Gescháft n o está regulada e n el §9 VerbrKrG, sino
en el §10.2 VerbrKrG. Respecto al A-Gescháft, algunos autores estiman q u e sí queda sometido al
§9 VerbrKrG (así, HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9
VerbrKrG, Rn. 41, o LWOWSKJ, H., en LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., c i t , pg.
196), mientras que otros niegan esta posibilidad (como O r r , C , e n BRUCHNER/O IT/WAGNER-
WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 43).
34. O r í , C., en BRUCHNER/OTI/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 40.
35. FRANZ, U.: DerEinwendunsdurchgriff..., c i t , pg. 79.
36. O r í , C., en BRUCHNER/OIT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 46;
COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 619; LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN:
Verbraucherkreditgesetz..., c i t , pg. 194.
164
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
Sin duda alguna, el presupuesto fundamental para la existencia de vinculación
contractual es la consideración del contrato de crédito y de compraventa como
una unidad económica. Sólo en el supuesto de que ambos contratos constituyan
una operación económica unitaria existirá una conexión entre ambos, vinculación
que legitimará el traspaso de ciertos riesgos, concretamente los derivados del in-
cumplimiento del vendedor, del consumidor al prestamista.
La existencia de la unidad económica ha de deducirse de criterios objetivos37,
dejando al margen cualquier elemento subjetivo, La cuestión que ahora se plantea
es la siguiente: ¿cuándo se estará en presencia de una unidad económica? A modo
de ejemplo 38 , dispone el legislador en la segunda frase del §9.1 que esto sucederá
«cuando el prestamista se sirve de la colaboración del vendedor en la preparación
o en la conclusión del contrato de crédito». La colaboración vendedor-prestamista
es un claro reflejo de la unidad de la operación. La VerbrKrG no ha hecho uso de
la posibilidad que le concede la Directiva 87/102/CEE, de crédito al consumo, de
limitar la transmisión de los riesgos al prestamista sólo para el caso de existencia
de un acuerdo cualificado entre prestamista y vendedor. Debido a que la necesidad
de protección del consumidor proviene, no de la existencia de un acuerdo previo
con pacto de exclusividad entre prestamista y vendedor, sino de la unicidad de la
operación, originada por la cooperación entre prestamista y vendedor, no se ha
recogido en el derecho alemán la exigencia de un pacto previo con carácter de
exclusividad.
t La colaboración entre prestamista y vendedor no exige la celebración de un
contrato marco, como ocurre en el supuesto típico del B-Gescháft. Es suficiente
una cooperación sistemática, regular, que posibilite al consumidor la obtención de
crédito para la adquisición de bienes 39 . Ello no significa, sin embargo, que todos
los negocios jurídicos del vendedor se financien mediante un determinado presta-
mista40; del mismo modo, la colaboración prestamista-vendedor que tenga lugar en
un caso aislado, y en ausencia de u n contrato marco, no permite establecer la
existencia de una unidad económica 41 .
A no ser que exista un contrato marco que claramente lo pruebe, la existencia
de la colaboración entre prestamista y vendedor tiene que averiguarse por medio
37. La unanimidad de la doctrina en este punto es absoluta. Así, BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz,
cit., Rn. 23; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 13; FRANZ, U.: Der Einxvendunsdurch-
griff..., c i t , pg. 86; EMMERICH, V : «Verbundene Gescháfte...», c i t , en HADDING, W . / K J. H O I T
(dir.): Das nene Verbraucherkreditgesetz..., c i t , pg. 67; EMMERICH, V., en GRAF VON WESTPHALEN/
EMMERICH/VON ROITENBURG: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 39; COESTER» M.: «Ver-
braucherschutz...», c i t , pg. 619; SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9
VerbrKrG, Rn. 3; REINKING, K / T . NIECEN: «Das Verbraucherkreditgesetz», c i t , pgs. 79 y 83;
HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 14 y
26; DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 30 y 48.
38. EMMERICH, V., en GRAE VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROITENBURG: Verbraucherkreditgesetz, c i t ,
§9 VerbrKrG, Rn. 48.
39. Así, HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t, §9 VerbrKrG, Rn. 27.
40. O I T , C , en BRUCHNER/O IT/WAONER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 50.
41. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 28.
165
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
de indicios, que se refieren sobre todo a la fase de conclusión de los contratos 42 .
Pueden servir como indicios, entre otros, que el contrato de crédito se haya docu-
mentado en formularios especialmente preparados por el prestamista para la finan-
ciación de otros negocios 43 , o que el vendedor esté en posesión de esos formula-
rios44; que el consumidor negocie sólo con una persona, el vendedor, acerca de los
dos contratos, el de préstamo y el de compra, o que el prestamista renuncie total-
mente a contactar con el consumidor 4 '; que exista una estrecha conexión temporal
y local entre la conclusión de los dos contratos41'; que el vendedor asuma algún
tipo de responsabilidad en la obligación del consumidor de restituir el préstamo 47 .
Poco valor tienen, ni siquiera como indicios, la entrega directa del dinero del
prestamista al vendedor 48 , la transmisión al prestamista de la propiedad de la cosa
comprada, en garantía del pago de amortización del préstamo 49 , o la concordancia
entre el importe neto del crédito y el precio del bien comprado 00 . Estos hechos
también pueden existir en los supuestos de obtención d e un crédito por cuenta y
riesgo del comprador, en los que no existe ningún tipo de vinculación entre ambos
contratos. Por eso no cabe deducir de ellos, sin más, la existencia de una unidad
económica' 1 . En definitiva/no existen unos criterios definidos, claros, que permi-
tan, en ausencia de un contrato marco, afirmar la existencia de una unidad econó-
mica. Corresponde al juez analizar, caso por caso, la concurrencia o no de la citada
unidad económica, basándose para ello naturalmente en los indicios citados' 2 . /
La jurisprudencia venía exigiendo un requisito adicional para la existencia de
vinculación contractual entre el crédito y la compraventa: la impresión del consu-
midor -elemento subjetivo, por tanto- de que prestamista y vendedor se le oponen
como una única parte. Con la VerbrKrG en la mano, empero, no hay lugar para
42. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 86.
43. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 31;
FRANZ, U.: DerEinxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 87.
44. Así, HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 31;
DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 15; FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 87.
45. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 15; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Mün-
chener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 31; FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 87.
46. O r í , C., en BRUCIINER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 51;
FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 87; OLG Kóln, d e 5 d e diciembre d e 1994 (WM
1995, pgs. 612 y ss.).
47. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 15; FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff.., cit.,
pg. 87.
48. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 87.
49. O r r , C , en BRUCHNER/OIT/WAGNER-WIEDUWILI: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 52;
HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 32;
FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 87.
50. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 32;
FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 87.
51. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 15; Orí, C, e n BRUCHNER/OTI/WAGNER-WIEDU-
WILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 52; HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Mün-
chener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 32.
52. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 88.
166
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
la consideración de este requisito subjetivo"5. La razón del traslado del riesgo al
prestamista, en caso de incumplimiento del vendedor y de ejercicio por el consumi-
dor de la Einwendungdurchgriff, no está en un error del consumidor sobre la identi-
dad jurídica de sus dos partes contractuales, sino en la circunstancia de que el
prestamista, bajo determinadas condiciones, concretamente cuando existe una uni-
dad económica entre ambos contratos, puede soportar más eficientemente que el
consumidor el riesgo derivado del incumplimiento contractual del vendedor' 4 . En
consecuencia, no es contrario a la vinculación contractual el hecho de que el con-
sumidor sepa que jurídicamente celebra dos contratos, frente a dos personas distin-
tas55.
B. Austria.
La configuración de la vinculación contractual se realiza en Austria de diferen-
tes maneras, según sea el tipo de compraventa financiada. En efecto, la posibilidad
de conectar jurídicamente los contratos de préstamo y de compraventa es triple,
puesto que los §§18, 19 y 26c KSchG se refieren a este supuesto. Cada uno de
estos parágrafos exige presupuestos distintos para poder considerar a los contratos
vinculados, y asimismo varían de un caso a otro las consecuencias jurídicas que se
derivan de la vinculación. Ahora interesa analizar cómo se delimita la vinculación
contractual que permite que las vicisitudes del contrato d e compraventa puedan
afectar a la relación jurídica que une a prestamista y consumidor. A esta posibilidad
aluden los §§18 y 26c KSchG, y no el §19. Por eso vamos a analizar únicamente los
presupuestos de la vinculación contractual que se contienen en los dos parágrafos
mencionados 06 .
53. LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 195; EMMERICH, V ,
e n GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTIENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG,
Rn. 39. Sobre la importancia d e los elementos subjetivos e n el concepto d e «unidad econó-
mica», v. FRANZ, U.: «Zur subjektiven Komponenten der wirtschafüichen Einheit der drittfinan-
zierten Gescháften», FLF, 1997, 1, pgs. 17 y ss.
54. O T T , C , en BRUCHNER/OIT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 54.
55. De hecho, e n la práctica el consumidor es consciente de que u n a entidad financiera le concede
un crédito, y de que otra persona es la que le vende el bien. Además, si se exigiera como
requisito indispensable la impresión subjetiva del consumidor, rara vez habría vinculación
contractual, puesto que los bancos incluirían cláusulas contractuales e n las q u e se informaría
debidamente d e la existencia de dos contratos jurídicamente diferentes.
56. El §18 faculta al consumidor para ejercitar frente al prestamista los derechos reconocidos en
los §§20 a 25, además de poder oponerle la Einxuendungsdurchgriff Algo similar ocurre con el
§26c, que también autoriza al consumidor a enervar la reclamación de pago del prestamista,
cuando el vendedor h a incumplido su prestación, mediante la Einxuendungsdurchgriff. En ambos
casos, p o r tanto, se produce u n a extensión d e los efectos del contrato d e compraventa al
contrato crediticio. Efectivamente, determinadas circunstancias q u e actúan sobre el contrato
de compraventa (por ejemplo, el incumplimiento del vendedor) van a afectar de algún m o d o
a las obligaciones dimanantes del contrato crediticio. No sucede esto, e n cambio, e n el §19
KSchG, en virtud del cual las disposiciones que rigen e n la venta a plazos bilateral, dispuestas
en defensa del consumidor, van a ser de aplicación a la relación jurídica existente entre vende-
dor y consumidor. Este parágrafo n o permite, e n consecuencia, que el contrato de compra-
venta pueda afectar de algún modo al negocio jurídico crediticio.
167
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
El §18 KSchG permite al consumidor ejercitar en la relación jurídica que le
une al prestamista todos los derechos que la KSchG concede al comprador a plazos
que celebra una bilateral venta a plazos (es decir, los §§20 a 25). También le faculta
para oponer frente a la reclamación del prestamista la Einwendungsdurchgñff, de-
jando de abonar los plazos de amortización del crédito, cuando se cumplan deter-
minados requisitos. Estas dos consecuencias sólo se producirán cuando concurra
el supuesto de hecho delimitado en el §18: que los contratos que el consumidor
estipula con el prestamista y con el vendedor constituyan para éstos una unidad
económica 3 '. En consecuencia, es preciso que a los ojos del vendedor y del presta-
mista los dos contratos conformen una unidad económica 58 . El legislador enumera
dos hipótesis en las que existe esta unidad económica. Por una parte, cuando el
préstamo se conceda debido a la relación jurídica (eine Rechtsbeziehung) existente
entre prestamista y vendedor. Por otra, cuando la concesión crediticia tenga su
causa en una colaboración negocial permanente entre ambos (eine standige Geschaft-
sverbindung)59. El problema se plantea a la hora de discernir el alcance de cada una
de estas definiciones.
En primer lugar, hay unidad económica cuando existe una relación jurídica
entre prestamista y vendedor, pero no cualquier tipo de relación jurídica, sino
aquella que tiene por finalidad la de permitir a un tercero la adquisición de un
bien con pago a plazos («wenn der Geldgeber und der Unternehmer im Rahmen
dieser Vorganges zueinander in eine Rechstbeziehung treten»). Puede que ambos
hayan estipulado un concreto contrato en este sentido, o que incluso exista una
relación contractual entre las tres partes que intervienen en la operación. Sin em-
bargo, es suficiente para considerar que existe esta relación jurídica con que el
vendedor transmita al prestamista el crédito sobre el precio de la compra, además
de la reserva sobre la propiedad del bien vendido. También cabe deducirla del
hecho de que el vendedor acepte una corresponsabilidad en el pago de los plazos
de amortización por el consumidor, o de que el vendedor esté autorizado para
concluir contratos de financiación en nombre del prestamista 60 .
En segundo lugar, también hay unidad económica cuando entre prestamista
y vendedor hay una prolongada vinculación negocial para facilitar financiación a
los clientes de ese vendedor («wenn sie, der Geldgeber und der Unternehmer,
miteinander wegen derartiger Finanzierungen in standiger Gescháftsverbindung
stehen»). Por tanto, aunque no estén unidos por una relación negocial, cabe hablar
igualmente de unidad económica si existe una vinculación negocial, una colabora-
57. «Wenn die Vertráge mit dem U n t e r n e h m e r u n d d e m Geldgeber für diese eine wirtschaftliche
Einheit bilden».
58. WILHKLM, G.: «Allgemeiner Einwendungsdurchgriff...», c i t , pg. 380.
59. Sostiene DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 92, que la inclusión de estos dos su-
puestos se realiza a modo de ejemplo, por lo que cabe deducir la unidad económica de otras
circunstancias distintas a las recogidas en la ley. En contra, KRFJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.):
Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2221, Rn. 9, quien afirma que se trata
de u n a enumeración taxativa.
60. KRFJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, c i t , pg. 221,
Rn. 11; DEIXI.ER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, c i t , pg. 92.
168
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
ción entre los dos. Es suficiente con que prestamista y vendedor colaboren de
hecho en posibilitar la financiación del precio del bien, facilitando a los consumi-
dores el acceso a un crédito que tendrán que devolver en los plazos que se determi-
nen 61 . Ahora bien, no toda relación de hecho con esta finalidad puede bastar. Se
requiere además que la colaboración sea prolongada, duradera. De ahí que un
contacto puntual, en un único caso, no implique una unidad económica entre los
dos contratos 62 .
La prueba de la prolongada vinculación negocial puede a veces ser muy difícil
para el consumidor. En tal caso hay que acudir a indicios de los que razonable-
mente quepa deducir su existencia63. Como indicio puede considerarse, por ejem-
plo, la alusión recíproca que en cada uno de estos contratos se hace al otro .
A diferencia de lo que sucede en el §18 KSchG, el §26c hace depender la
vinculación contractual de un supuesto de hecho excesivamente restrictivo. Efecti-
vamente, al margen de la celebración de un contrato crediticio y de un contrato
de compraventa, el consumidor podrá dejar de realizar pagos de amortización del
préstamo al prestamista, mediante la Einwendungsdurchgriff, cuando se satisfagan
dos requisitos: 1) que entre el prestamista y el vendedor exista un acuerdo previo,
en virtud del cual se ponen a disposición exclusivamente por este prestamista y a
favor de los clientes de ese proveedor créditos para financiar la adquisición de
bienes o la prestación de servicios; 2) que el consumidor haya obtenido este crédito
en el marco de este acuerdo. El legislador no se ha separado un ápice del artículo
11 de la Directiva 87/102/CEE, precepto que incorpora al ordenamiento jurídico
austríaco a través del §26c KSchG. En consecuencia, las mismas críticas que se
pueden hacer a ese artículo de la Directiva son trasladables a este parágrafo 6 '. La
61. FABER, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 38; KRFJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar
zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, c i t , pg. 2222, Rn. 16; DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentens-
chutz, cit , pg. 92.
62. KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, c i t , pg. 222,
Rn. 17.
63. Un detenido análisis de estos indicios, en KALTENEGGER, W. D.: Der Kauf nach §§18, 19 KSchG,
cit., pgs. 47 y ss.; KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetz-
buch, c i t , pg. 2222, Rn. 19.
64. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit , pg. 92, ha hecho hincapié en las dificultades que
a veces puede plantear la delimitación del ámbito de aplicación del §18, en relación con el
§19 KSchG. Este último parágrafo es aplicable cuando exista unidad económica entre los dos
contratos, pero sólo para el vendedor. Esta unidad económica tiene que ser entendida, lógica-
mente, de manera diferente que en el §18. En concreto, el §19 establece que existirá cuando
el vendedor se ocupe de procurar para el consumidor un contrato de financiación, y colabore
con él, le ayude, en la preparación de la solicitud del crédito. Sólo cuando simultáneamente
se d e n estas dos circunstancias habrá vinculación contractual a los efectos del §19. El problema
se suscita porque la colaboración del vendedor en la obtención del crédito puede ser un
indicio de la prolongada vinculación contractual a que alude el §18. El jurista citado resuelve
esta controversia del siguiente modo. Si la actuación del vendedor es aislada, es decir, si sólo
ha colaborado con el consumidor en ese caso concreto para q u e obtenga la financiación que
precisa de un determinado prestamista, se aplicará el §19. En cambio, si la actuación del
vendedor es regular, en el sentido de que ayuda habitualmente a sus clientes para que obten-
gan el crédito de un concreto prestamista, entrará e n j u e g o el §18.
65. En detalle, FABER, W.: Der Einwendungsdurchgriff.., c i t , pgs. 21 y ss.
169
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
configuración que se hace de la vinculación contractual impedirá que en la práctica
se den los hechos que permiten la aplicación del §26c KSchG(,°.
C. Francia.
En el Derecho francés, la existencia de vinculación contractual no se supedita
a la concurrencia de determinadas características que hacen que esos contratos
puedan por eso ser calificados como conexos o vinculados, lo que provoca que les
sean aplicables todos los preceptos que regulan las relaciones jurídicas entre los
dos contratos (en concreto, los arts. L. 311-20 a 311-28 CConsom). La dependencia
entre el crédito y la compraventa no tiene su fundamento en un único principio
jurídico, sino que el legislador ha preferido reglamentar distintos supuestos de
hecho, en los que, según su criterio, es conveniente que se alcancen determinadas
consecuencias jurídicas. Esto contrasta con el modo de operar del legislador ale-
mán. Efectivamente, en Alemania se define de un modo unívoco la vinculación
contractual en el §9.1 VerbrKrG, por lo que los contratos que, conforme a este
parágrafo, pueden considerarse vinculados, van a quedar sometidos a toda la nor-
mativa reguladora de la vinculación, es decir, la revocación del crédito afectará al
contrato de compraventa en los términos establecidos en el §9.2 VerbrKrG, y la
compraventa influirá en el contrato crediticio tal y como se dispone en el §9.3
VerbrKrG. Sin embargo, en el Derecho francés no ocurre así. El legislador ha
prescindido de elaborar un único supuesto de contratos vinculados al que será de
aplicación toda la normativa establecida sobre el particular. Movido por motivos
más pragmáticos que dogmáticos, ha preferido concebir de un modo diferente la
vinculación contractual.
A tal fin, ha distinguido según se trate de diseñar los efectos que la compra-
venta ha de provocar en el contrato crediticio (crédito vinculado a una compra-
venta), o de las consecuencias que el contrato de crédito puede acarrear en el de
compraventa (compraventa vinculada a un crédito). Así, el contrato de compra-
venta 67 influirá en el contrato de crédito cuando en la oferta previa del prestamista
se mencione el bien o el servicio que se pretende financiar (art. L. 311-20, frase 1
CConsom). Por el contrario, el contrato de crédito tendrá efectos en la compra-
venta cuando en el contrato de compraventa se haga constar que el consumidor
va a satisfacer total o parcialmente el precio con la ayuda de un crédito (art. L.
311-23, frase 1 CConsom). Procede ahora detenerse en el análisis del primer su-
puesto, esto es, del contrato de crédito vinculado a la compraventa.
La existencia de un crédito vinculado a la compraventa (crédit lié), que hace
que ese crédito pueda verse afectado por el contrato de compraventa, presupo-
ne el cumplimiento del requisito establecido en el artículo L. 311-20, frase 1
66. FABER, W.: DerEinxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 23; APATHY: «Kommentar zum KSchG», en SCHWI-
MANN (dir.): Praxiskommentar zum ABGB, cit., §26c KSchG, Rn. 2; DEIXLER-HÚBNER, A.: Konsumen-
tenschutz, cit., pg. 95; A. RIEDLER: «Die Anpassung des KSchG an das EWR-Abkommen», ecolex,
1994, pg. 91.
67. Q u e tiene la consideración de contrato principal, según el art. L. 311-21 CConsom.
170
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
CConsom: que en la oferta previa se mencione el bien o servicio que se va a finan-
ciar. La obligación del prestamista de incluir semejante mención en la oferta previa
aparece recogida en el artículo L. 311-10, 4 e CConsom (antiguo art. 5, párr. 2, frase
4 de la Ley 78-22), que exige que en ella se indique, en su caso, el bien o la
prestación de servicios financiada68. Por tanto, habrá un crédito vinculado cuando
el bien o el servicio ya estén individualizados en el momento en que tiene lugar la
oferta previa, y el prestamista sabe que el crédito sirve precisamente para financiar
la adquisición de ese bien o servicio. Este requisito sólo está satisfecho cuando se
utiliza algún formulario que prevé la designación del objeto financiado, como su-
cede con los modelos de ofertas previas números 1 y 2, recogidos en el Anexo al
Decreto núm. 78-509, de 24 de marzo de 1978, dictado en aplicación de los artícu-
los 5 y 12 de la Ley 78-2209.
Al basarse la delimitación del supuesto de hecho en un criterio formal, como
es la designación en la oferta previa del bien que se financia, se permite que el
prestamista pueda eludir fácilmente la aplicación de la ley70. Para ello bastará con
que haga la oferta previa usando el formulario número 3 de los que se incluyen
en el Decreto núm. 78-509, formulario que se emplea para los créditos personales
(por tanto, no vinculados). Aunque el prestamista conozca el destino concreto del
dinero, no cabe considerar ese crédito como vinculado, debido a la ausencia en la
oferta previa de la indicación del bien que se pretende financiar71. El prestamista
conseguirá de este modo eludir la dependencia entre los contratos de compraventa
y crédito, aunque su comportamiento podrá ser sancionado conforme a los artícu-
los L. 311-33 y 311-34 CConsom (antiguos arts. 23 y 24 de la Ley 78-22)72. Por lo
tanto, como es el prestamista el que puede, si así lo desea, indicar en la oferta
previa el bien que se pretende financiar, es a él a quien corresponde decidir si el
crédito que concede está o no vinculado a la compraventa. Lo cual no deja de ser
contradictorio, porque no se comprende bien que sea precisamente la parte a
quien perjudica la calificación del crédito como vinculado la que pueda, mediante
su conducta, impedir que tenga lugar aquella circunstancia que permite definir al
68. «L'offre préalable: 4 S Indique, le cas échéant, le bien ou la prestation de services financé». El
problema está en determinar el alcance de la expresión «en su caso» (le cas échéant). La doctrina
ha afirmado que la oferta previa deberá indicar el bien financiado siempre que se pretenda
celebrar u n a compra a plazos normal o financiada por un tercero. En este sentido, SCHMITZ,
W. F.: Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 154.
69. Este Decreto se publica en Journal Officiel, de 6 de abril de 1978. Recuérdese que el art. 5 de
la Ley 78-22 regula la oferta previa del crédito. En los formularios citados se prevé la descrip-
ción del bien, la indicación del vendedor, el precio al contado, el desembolso inicial y la
cuantía del crédito.
70. BRÁUNIG, G.: Der Konsumentenkredit im franzosichen Recht..., cit., pg. 93. '
71. SCHMITZ, W. F.: Der finanzierte Abzahlungskauf..., cit., pg. 205.
72. Lo único que puede hacer el consumidor es revocar el contrato crediticio, dentro del plazo
de u n a semana de que dispone, si él sabe que el prestamista conocía el destino del crédito y,
aun así, h a utilizado un formulario de oferta previa distinto a aquel que correspondía. Por
otra parte, la posibilidad de sancionar la conducta del prestamista sólo es posible si el consumi-
dor prueba que aquél tenía conocimiento de la concreta finalidad financiadora del crédito.
En tal caso, el consumidor n o estará obligado a pagar intereses (art. L 311-33 CConsom), y el
prestamista será multado con u n a cantidad de entre 6.000 y 12.000 francos (art. L. 311-34
CConsom).
171
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
crédito como vinculado. Hubiera sido más acertado condicionar la dependencia
de los dos contratos a un hecho objetivo o, cuando menos, desligado del comporta-
miento del prestamista 73 .
D. Inglaterra.
La posibilidad de que las vicisitudes que se produzcan en el contrato de com-
praventa puedan afectar al contrato crediticio dependen en el Derecho inglés de
la existencia de un debtor-creditor-supplier agreement (acuerdo consumidor-prestamista-
vendedor) de los comprendidos en la letras b) y c) del artículo 12 CCA, según
establece el artículo 75 CCA. Por lo tanto, son dos los supuestos de hecho de la
vinculación contractual.
En primer lugar, existe un agreement de este tipo, y en consecuencia, vincula-
ción contractual, cuando se concede un crédito de uso restringido (restricted-use
credit) en virtud de un acuerdo previo existente o contemplado para el futuro entre
el prestamista y el proveedor («made by the creditor under pre-existing arrangements, or
in contemplation offuture arrangements, between himselfand the supplier»). En consecuen-
cia, deben cumplirse simultáneamente dos requisitos. Por una parte, que el crédito
concedido sea de uso restringido. Tiene este carácter cuando se concede para
financiar un determinado contrato de consumo, de manera que no se deja al con-
sumidor la libertad de elegir el destino del dinero recibido en préstamo 74 . Por otra
parte, el préstamo se concede porque existe un acuerdo previo entre prestamista
y vendedor para facilitar al consumidor la adquisición de bienes a plazos, o porque
se prevé en el futuro un acuerdo de estas características. La ley no establece cuál
ha de ser el contenido de ese arrangement, de ese acuerdo. Hay que entender que
se trata de un convenio por el que el vendedor se obliga a conducir a los posibles
consumidores a ese concreto prestamista, para que obtengan de él el dinero nece-
sario para llevar a cabo la adquisición del bien 7 '. Aunque lo habitual será que ese
pacto esté concluido en el momento de celebrar el contrato crediticio, cabe desta-
car que incluso es posible que no exista en ese momento, pero que se prevea su
realización en un futuro cercano. También en este supuesto habrá vinculación
contractual' 6 .
En segundo lugar, existe un debtor-creditor-supplier agreement cuando el crédito
es de uso no restringido (unrestricted-use credit), siempre que el prestamista conozca
73. Algún autor, como BRAUNIG, G.: Der Konsumentenhredit im franzósichen Recht..., cit., pg. 93, salva
este inconveniente afirmando que, a pesar del tenor literal de la ley, existirá un crédito vincu-
lado cuando el consumidor pueda probar que el prestamista conocía el fin al que va destinado
el crédito.
74. En cambio, un crédito es de uso no restringido cuando se deja al prestatario total libertad
para que destine el crédito como él estime conveniente. La distinción entre restricted-use credit
y unrestricted-use credit se recoge en el art. 11 CCA.
75. En este sentido, HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit, pg. 29.
76. Lo normal es que exista un acuerdo comercial previo entre prestamista y vendedor. Si las dos
empresas pertenecen a una misma agrupación superior, hay una presunción «iuris tantum»
de que existe un acuerdo comercial entre ellas, tal y como indica HILL-SMITH, A.: Consumer
Credit..., cit., pg. 29.
172
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
que el dinero va a ser utilizado en la adquisición de un bien de ese concreto
proveedor, y que exista un acuerdo previo entre prestamista y vendedor en ese
sentido 77 .
En conclusión, el legislador británico ha regulado la vinculación contractual
entre compraventa y crédito de un modo mucho más amplio que la Directiva,
puesto que no exige ningún tipo de exclusividad en el acuerdo previo que, en su
caso, estipulen prestamista y vendedor.
E. Italia.
En Italia, la posibilidad del consumidor de dirigirse contra el prestamista, en
el supuesto de incumplimiento del vendedor, está supeditada a la existencia de un
«acuerdo que atribuya al financiador la exclusiva para la concesión de crédito a los
clientes del vendedor» (art. 125.4 Testo Único) 78 . De los tres requisitos enumerados
en la Directiva, el legislador italiano acoge expresamente el segundo de ellos, que
se refiere al pacto entre prestamista y vendedor, en virtud del cual los clientes del
vendedor exclusivamente podrán ser financiados por ese determinado prestamista.
La exclusividad afecta únicamente al vendedor, por lo que los clientes de éste sólo
podrán ser financiados por ese concreto prestamista, no teniendo ningún efecto
sobre el prestamista, que por tanto puede conceder crédito a personas que no sean
clientes de ese vendedor 79 . Algunos autores han tratado de justificar la limitación
de la responsabilidad del prestamista al supuesto de existencia de este pacto de
exclusividad, en el hecho de que en estos casos le viene impuesta al consumidor la
persona que realizará el papel de financiador80, respondiendo éste, por tanto, de-
bido a una especie de culpa «in eligendo», al no haber seleccionado correctamente
el vendedor con el que colaborar para facilitar a los consumidores la adquisición
de bienes con pago a plazos81.
La mayor parte de la doctrina, sin embargo, se ha mostrado crítica con la
configuración legal de la conexión entre los dos contratos. Partiendo de la necesi-
77. Es necesario, por tanto, que el acuerdo entre prestamista y vendedor ya se haya estipulado.
Como señala HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit, pg. 29, conviene advertir que este tipo de
agreement es bastante inusual en la práctica, porque si existe una relación comercial entre
prestamista y vendedor, lo normal será que aquél se asegure de que el vendedor recibe el
dinero, pactando por ello en el contrato crediticio que él le entregará directamente el dinero.
78. De un m o d o similar venía definida la conexión contractual entre el contrato de crédito y el
de compraventa en el art. 22.1 de la Ley de 1 de febrero de 1992, Nr. 142, sobre disposiciones
para el cumplimiento de las obligaciones derivadas de la pertenencia de Italia a la Comunidad
Europea. Esta Ley fue posteriormente derogada por el Decreto Legislativo de 1 de septiembre
de 1993, núm. 385, por el que se aprueba el Testo único delle leggi in materia bancaria e creditizia.
79. DE NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909; DESARIO, V.: «La "responsabi-
litá sussidiaria" del finanziatore...», cit, pgs. 174 y 175; GORGOM, M.: // crédito al consumo, cit,
pg. 201.
80. Así, MAFFEIS, D.: «La resoluzione e il recesso...», cit, pgs. 819 y 820; DE NOVA, G.: «L'attuazione
in Italia delle Direttive...», cit, pg. 909.
81. MASUCCI, S. T., en CA.\ALE/MACARIO/MASLC:CI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit, pg. 870. A pesar de esta ligera justificación, en los párrafos posteriores la autora pone en
entredicho la exigencia del pacto de exclusividad.
173
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dad de la existencia de un acuerdo entre prestamista y vendedor, que configure
de este modo la unidad económica que subyace a los dos contratos jurídicamente
independientes, no se comprende la razón por la que ha de exigirse además la
exclusividad82. Mediante la inclusión de este requisito, el legislador parece querer
limitar la aplicación de la norma al supuesto típico en el que el prestamista es una
empresa de financiación expresamente creada por el vendedor 83 , sin tener en
cuenta que la misma necesidad de protección tiene el consumidor en ese caso que
en aquel en el que compra un bien con el dinero obtenido de un préstamo, debido
a las relaciones de colaboración existentes entre vendedor y prestamista para posi-
bilitar la adquisición financiada de bienes 81 .
La forma tan restrictiva de definir la conexión entre los dos contratos puede
incluso provocar una disminución de la protección del consumidor en relación a
la situación preexistente 8 ''. En efecto, la doctrina venía afirmando la existencia de
vinculación contractual (collegamento negoziale) en los supuestos en los que el presta-
mista estipulaba con el consumidor un contrato de financiación (contratto definan-
ziamento), produciéndose también la entrega directa del dinero de aquél al vende-
dor. En tal caso, el incumplimiento del vendedor faculta al consumidor para
oponer a la reclamación de pago del prestamista la excepción de incumplimiento
contractual del vendedor, e igualmente, si la compraventa se resuelve, el presta-
mista puede solicitar la devolución del dinero al vendedor, y no al consumidor81'.
Sin embargo, el artículo 125.4 del Testo Único permite que las vicisitudes de la
compraventa puedan afectar al contrato crediticio sólo cuando exista un acuerdo
en exclusiva entre prestamista y vendedor, lo que sin duda supone una excesiva
limitación del juego de la vinculación contractual.
F. Otros países.
En Suiza, la definición de la vinculación contractual es similar a la realizada
en la Directiva. Efectivamente, el artículo 15 KKG exige que entre prestamista y
82. En este sentido, CARRIERO, G.: «Commentario al art. 125», cit., pg. 628, sostiene que el acuerdo
entre prestamista y vendedor es necesario para poder extender la responsabilidad al presta-
mista - e n el supuesto de incumplimiento del vendedor-, pero también suficiente, siendo jurí-
dicamente irrelevante, desde el punto de vista de los intereses que el legislador pretende
proteger, que se haya pactado o no la exclusividad.
83. MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARJO/MASUCCI: «Norma in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit., pg. 870.
84. Como señala MACARIO, F. en CANALE/MACARIO/MASLCCI: «Norme in attuazione di direttive co-
munitarie...», cit., pg. 767, la configuración legal de la vinculación es inaceptable por dos
motivos adicionales: por la posiblidad que se brinda a prestamista y d e u d or para eludir el
cumplimiento de la ley, y por la dificultad que tiene el consumidor para percibir y para probar
la exclusividad.
85. Así lo cree MACARIO, F.: «Collegamento negoziale e principio de buona fede...», cit., pg. 3104.
86. Así sucede en la Sentencia de 20 de enero de 1994, núm. 474, dictada por la Corte di Cassa-
zione, reproducida en Foro it., 1994, I, pg. 3094, con nota de E. SCODITTI y con comentario de
MACARIO, F.: «Collegamento negoziale e principio de buon a fede nel contratto di crédito per
l'acquisto: ropponibilitá al finanziatore delle eccezioni relative alia vendita»; véase asimismo
a Nuzzo, M.: «Commentario a Cass. Civ., 20 gennaio 1994», Nuova giur. civ. comm., 1995, pgs.
1069 y ss.
174
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
proveedor exista un acuerdo, en virtud del cual los créditos a los clientes de ese
proveedor serán concedidos exclusivamente por ese prestamista, y que el consumi-
dor obtenga el crédito en el marco de ese acuerdo.
Igual sucede en Portugal, donde el artículo 12.2 del Decreto-Lei núm. 359/91,
de 21 de septiembre, impone la existencia de un acuerdo previo entre prestamista y
vendedor, en virtud del cual el crédito es concedido exclusivamente por ese acree-
dor a los clientes del vendedor para la adquisición de bienes de este último.
Por su parte, en Irlanda el artículo 42.2 CCAct supedita la existencia de la
vinculación contractual a la concurrencia cumulativa de tres presupuestos: a) para
comprar los bienes u obtener los servicios, el consumidor estipula un contrato
crediticio con una persona distinta del proveedor; b) entre el prestamista y el pro-
veedor existe un acuerdo previo en virtud del cual los préstamos que precise un
consumidor para la adquisición de bienes de ese proveedor serán concedidos ex-
clusivamente por ese prestamista; y c) el consumidor obtiene el préstamo en aplica-
ción del acuerdo previo existente entre prestamista y proveedor.
Por último, en Luxemburgo; el artículo 10 de la Ley de 9 de agosto de 1993,
de crédito al consumo, es una copia literal del artículo 11.2 de la Directiva, por lo
que también exige un acuerdo previo en virtud del cual el préstamo es concedido
exclusivamente por el prestamista a los clientes de ese proveedor.
III. EL SUPUESTO DE HECHO EN LA LEY DE CRÉDITO AL CONSUMO.
PLANTEAMIENTO
Son varios los preceptos de la Ley de Crédito al Consumo que expresamente
se refieren a los contratos vinculados. En primer lugar, el artículo 15 LCCon, que
define el supuesto de hecho de la vinculación contractual en los párrafos a), b) y
c) de su apartado primero, y además establece las consecuencias que el incumpli-
miento del vendedor provoca en las relaciones obligatorias, en particular otor-
gando al consumidor la posibilidad de ejercitar contra el prestamista los mismos
derechos que le corresponden frente al vendedor. Por otra parte, el artículo 14.2
deriva de la ineficacia del contrato de adquisición, la ineficacia del contrato desti-
nado a su financiación, cuando concurran las circunstancias previstas en los párra-
fos a), b) y c) del apartado primero del artículo 15. Por último, si el consumidor
se ha obligado a reembolsar el préstamo obtenido mediante letras de cambio, el
artículo 12 le autoriza a oponer al prestamista las excepciones derivada^ de la rela-
ción contractual consumidor-vendedor, siempre que en ese prestamista concurran
las circunstancias citadas en los párrafos a), b) y c) del apartado primero del ar-
tículo 15.
Aunque la LCCon no se refiera expresamente a ellos como los requisitos que
han de concurrir para la existencia de vinculación contractual, se desprende con
claridad del texto de las disposiciones citadas que los presupuestos de la conexión
contractual entre el crédito y la compraventa son los enumerados en los párrafos
175
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon87. Las letras d) y e) no. constituyen presupuestos
de la vinculación, sino que fijan los requisitos que deben darse para que, en el caso
de que los dos contratos estén vinculados, el consumidor pueda dirigirse contra el
vendedor incumplidor. En consecuencia, sólo cuando concurran las circunstancias
previstas en las letras a), b) y c) entrarán en juego las normas protectoras del
consumidor, para el caso de incumplimiento del vendedor (art. 15), de ineficacia
del contrato de compraventa (art. 14.2), o de haberse obligado el consumidor a la
devolución del dinero mediante la firma de letras de cambio o pagarés (art. 12).
Por lo tanto, los requisitos para la existencia de un contrato de crédito vincu-
lado a la compraventa son, según el artículo 15.1 LCCon, los siguientes:
a) Que el consumidor, para la adquisición de los bienes o servicios, haya concer-
tado un contrato de concesión de crédito con un empresario distinto del proveedor
de aquéllos.
b) Que entre el concédeme del crédito y el proveedor de los bienes o servicios
exista un acuerdo previo, concertado en exclusiva, en virtud del cual aquél ofrecerá
crédito a los clientes del proveedor para la adquisición de los bienes o servicios de
éste.
El c o n s u m i d o r d i s p o n d r á d e la o p c i ó n d e c o n c e r t a r el c o n t r a t o d e c r é d i t o c o n
o t r o c o n c e d e n t e distinto al q u e está v i n c u l a do el p r o v e e d o r d e los b i e n e s y servicios
en virtud d e a c u e r d o previo.
c) Q u e el c o n s u m i d o r haya o b t e n i d o el c r é d i t o e n aplicación d e a c u e r d o previo
mencionado anteriormente.
El e s t u d i o d e l o s r e q u i s i t o s d e l a v i n c u l a c i ó n c o n t r a c t u a l d e b e a b o r d a r s e t e -
n i e n d o e n c u e n t a q u e la c o m p r a v e n t a financiada p o r u n t e r c e r o es u n o d e los
s u p u e s t o s m á s significativos d e c o n e x i ó n c o n t r a c t u a l 8 8 . P o r e s o , t o d o s los r e q u i s i t o s
87. También, GAVIDIA SÁNGIIEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 86; VERDERA SERVER, R.: «Liquida-
ción de relaciones...», cit., pg. 618; SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos cambíanos y la
defensa de los consumidores...», cit., pg. 360; RAMOS HERRAXZ, I.: «Tarjetas electrónicas: proble-
mas de nuevo cuño y continuidad de los de corte clásico», en VH.LACÓMEZ RODIL, A. (dir.):
Contratos mercantiles especiales, col. Cuadernos de Derecho Judicial. Madrid, Consejo General
del Poder Judicial, 1997, pgs. 451 y ss.
88. A diferencia de lo que ocurre en Francia o Italia, d o n de existe una teoría elaborada sobre
los contratos conexos, en el Derecho español son escasos los trabajos doctrinales que versan
directamente sobre esta cuestión. Además de algún que otro artículo, como el de JORDANO
BAREA, J. B.: «Contratos mixtos y unión de contratos. (Comentario a la STS de 27 de febrero
de 1950)», ADC, 1951, pgs. 321 y ss., la única monografía existente sobre el particular es la de
LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos. Estudio de supuestos concretos y ensayo de una construcción
doctrinal. Barcelona, Bosch, 1994. Ello n o significa, sin embargo, que los autores n o se hayan
ocupado de esta materia, siquiera sea incidentalmente, al analizar otras instituciones jurídicas.
Así lo hacen, por ejemplo, al estudiar los contratos de financiación, GARCÍA VILLAVERDE, R.:
«Tipicidad contractual y contratos de financiación», en AA W : Nuevas entidades, figuras contrac-
tuales y garantías en el mercado financiero. Madrid, 1990, pgs. 11 y ss.; en relación con el subcon-
trato, RODRÍGUEZ MORATA, F.: La acción directa como garantía personal del subcontratista de obra.
Madrid, Tecnos, 1992, pgs. 123 y ss., y 138 y ss., y LÓPEZ VILAS: «Concepto y naturaleza jurídica
del subcontrato», RDP, 1964, pgs. 615 y ss., y también en El subcontrato. Madrid, 1973; en
relación con la acción directa, PASQLAI; LIAÑO, M.: La acción directa en el Derecho español. Madrid,
Editora General de Derecho, 1989. También hacen alguna mención sobre los contratos cone-
xos, los civilistas que han elaborado obras generales sobre el negocio jurídico o el derecho de
obligaciones y contratos.
Sobre la delimitación de la conexión contractual en el Derecho extranjero, concretamente en
176
_ 4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
que, con carácter general, son necesarios para que dos contratos puedan conside-
rarse conexos, van a ser también imprescindibles en el caso de la vinculación entre
compraventa y crédito. En este sentido, la doctrina requiere la presencia de dos
presupuestos esenciales: la pluralidad de contratos y el nexo funcional entre ellos89.
Cada uno de estos dos requisitos (sobre todo el segundo) se materializa de una
manera diferente en cada supuesto de conexión contractual. En consecuencia, es
necesario plantearse, ya en el ámbito material del crédito al consumo, cuándo
hay una pluralidad de contratos, y en qué casos existe el nexo funcional entre la
compraventa y el préstamo.
IV. PRIMER REQUISITO: LA PLURALIDAD CONTRACTUAL
A. La celebración por el consumidor de dos contratos con dos personas diferen-
tes.
El primer requisito para la existencia de la vinculación contractual consiste en
que «el consumidor, para la adquisición de los bienes o servicios, haya concertado
un contrato de concesión de crédito con un empresario distinto del proveedor de
aquéllos» [art. 15.1 a) LCCon]. Siguiendo el modelo del artículo 11.2 a) de la
Directiva90, se exige que el consumidor haya celebrado dos contratos diferentes
-préstamo y compraventa- con dos personas distintas -prestamista y vendedor-. Si
bien es cierto que en otros supuestos de conexión contractual, especialmente en
aquellos en que sólo existen dos partes contractuales, puede resultar complicado
determinar en qué criterios ha de basarse la distinción entre unidad y pluralidad
contractual 91 , en el caso del préstamo de financiación vinculado a la compraventa
Francia (les gropues de contrats) y en Italia (il collegamento negoziale), v. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos
conexos..., cit., especialmente las pgs. 27 y ss.
89. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 276; LÓPEZ VH_VS: «Concepto y naturalezajurídica
del subcontrato», RDP, 1964, pg. 623.
90. «Que para comprar bienes y obtener servicios, el consumidor concierte un contrato de crédito
con u n a persona distinta del proveedor de dichos bienes o servicios».
91. ¿Existe entre ellas un único c o n t r a t ó l o dos contratos distintos? En Italia, país en el que esta
cuestión ha sido ampliamente estudiada, la mayor parte de la doctrina sostiene que el criterio
decisivo para determinar si existe u n convenio o varios es la causa del contrato. Si existe una
causa, hay un único contrato, mientras que si concurren varias causas, habrá ese mismo nú-
mero de contratos (defensores de esta tesis son GALGANO, F.: // negozio guiridico, en Trattato di
Diritto Civile e Commerciale, vol. III, t. 1, II Mulino, 1988, pg. 93; GASPERONI, N.: «Collegamento
e connessione tra negozi», Riv. dir. comm., 1955, I, pg. 358; SCOGNAMIGLIO, R.: «Collegamento
negoziale», en Enciclopedia del diritto, vol. VIL Milano, 1960, pg. 376; SCHIZZEROITO, G.: II collega-
mento negoziale. Napoli, 1983, pgs. 22 y ss.; VEXDITI, A.: «Appunti in tema di negozi giuridici
collegau», Giust. civ., 1954, pg. 269).
La doctrina española no se ha preocupado en exceso del problema de la distinción entre
unidad y pluralidad contractual. Aun así, los pocos autores que se han manifestado sobre el
particular coinciden en considerar como criterio determinante de la distinción a la causa del
contrato. Así, ALBALADEJO, M.: Derecho Civil, II, vol. 1Q, 10a ed. Barcelona, 1997, pg. 413; D E
GVSTRO Y BRWO, F.: El negocio jurídico. Madrid, 1985, pg. 209; JORDANO BAREA, J. B.: «Contratos
mixtos y unión de contratos», cit., pg. 335; LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 280;
Bi ITRAGO RLIMRA, J. R.: «Comentario a la Setencia...», cit., pg. 359, nota a pie 53; RJVERO HERNÁN-
DEZ, F., en LAGRUZ BERDEJO y otros: Elementos de Derecho Civil, II, vol. 2Q. Barcelona, 1987, pg.
177
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
no se plantea este problema, puesto que intervienen tres personas, y es evidente
que el consumidor estipula dos negocios jurídicos distintos con dos personas dife-
rentes 92 . Cada uno de estos dos contratos tiene su propio consentimiento, objeto,
y lo que es más importante, su propia causa95. Por eso se trata de dos contratos
diferentes, a pesar de que el consumidor se proponga la consecución de un único
fin mediante la estipulación de los dos contratos, como es la adquisición de un
bien mediante su pago a plazos.
248. Una opinión discrepante mantiene L. DIEZ-PICAZO {Fundamentos del Derecho Civil Patrimo-
nial, vol. I, 1996, 5 a ed. pg. 389). Después de reconocer que el problema fundamental que
se plantea en los contratos coligados es decidir si nos encontramos en presencia d e un
único contrato o de u n a pluralidad de contratos, se decanta p o r la primera opción, en
los siguientes términos: «lo cierto es que el fenómeno jurídico constituye u n a auténtica
unidad económica, puesto que obedece a u n a unidad d e interés y d e función que exige
que el fenómeno sea considerado como u n a unidad jurídica y que, p o r consiguiente, se
entienda que existe u n solo contrato».
92. Afirma FERRANDO, G.: I contratti collegati. Struttura eFunzione. Genova, 1986, pg. 58, que cuando
en u n a situación determinada intervienen tres o más contratantes adoptando posiciones distin-
tas, hay que entender celebrados dos o más convenios. Sin embargo, parte de la doctrina
italiana defiende, también para el caso d e la vinculación entre compraventa y crédito, que en
verdad n o se está en presencia de dos contratos diferentes, sino de u n único contrato plurilate-
ral. La máxima defensora de esta tesis es M. GORGONI («Crédito al consumo e leasing traslativo
al consumo», cit., pgs. 1148 y ss., y también en su posterior trabajo 77 crédito al consumo, cit.,
pgs. 182 y ss.), que apoya su interpretación en la doctrina de la causa. Con referencia a u n
particular supuesto de crédito al consumo, concretamente el llamado «leasing traslativo al
consumo», entiende la citada autora que, si la distinción entre el negocio único y la pluralidad
de negocios reside, como acepta la mayor parte de la doctrina, e n la causa (si hay u n a sola
causa, habrá u n único negocio, mientras que si existen varias causas, u n a diversidad de nego-
cios), resulta evidente que estamos e n presencia de u n contrato plurilateral, y n o d e varios
contratos coligados, porque el contrato entre prestamista y consumidor «no tiene u n a propia
causa que permita concebirlo como un contrato que también pueda "vivir" autónomamente,
conservando su propia individualidad» {II crédito al consumo, cit., pg. 184). La mayoría d e los
autores italianos, sin embargo, h a n rechazado esta teoría (entre ellos, p o r ejemplo, SINESIO,
D.: «II crédito al consumo: Problemi e prospettive...», cit., pg. 339, nota a pie 54), aunque
alguno, como CARRIEGO, G.: «Direttiva comunitaria sul crédito al consumo...», cit., pg. 298, se
muestra escéptico. En el Derecho español, n o cabe la m e n o r duda de la existencia de dos
contratos distintos, u n o de compraventa y otro de préstamo.
93. Lógicamente, n o vamos a entrar en la discusión sobre el significado d e la causa e n el Derecho
español, que h a sido sobradamente tratado por la doctrina (véanse, entre otras, AI.BALADEJO
GARCÍA, M.: «La causa», RDP, 1958, pgs. 315 y ss.; AMORÓS GUARDIOLA, M.: «Comentario a los
arts. 1274 a 1277», e n Comentario del Código Civil, Ministerio de Justicia, t. II, pgs. 478 y ss.; D E
LA CÁMARA ALVAREZ, M.: «Meditaciones sobre la causa. A propósito del libro de Tomás Zumalacá-
rregui: Causa y abstracción causal en el Derecho civil español», RCDI, 1978, pgs. 637 y ss.; CLAVERÍA
COSALVEZ, L. H.: «Comentario al art. 1274», e n ALIULADEJO/DÍAZ ALABART (dir.): Comentarios al
Código Civil y Compilaciones Forales, t. XVII, vol. 1Q, B. Madrid, 1993; D E CASTRO BRAVO, F.: El
negocio jurídico, cit., pgs. 163 y ss.; DÍEZ-PICAZO, L.: «El concepto de causa en el negocio jurídico»,
ADC, 1963, pgs. 3 y ss.; DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos delDerecho Civil Patrimonial, vol. I: «Introduc-
ción. Teoría del contrato». Madrid, 1993, pgs. 215 y ss.; JORDANO BAREA, J. B.: «La causa e n el
sistema del Código Civil español», en Estudios de Derecho civil en homenaje al Profesor Dr. José Luis
Lacruz Berdejo, vol. I. Barcelona, 1992, pgs. 457 y ss.; LALACUNA DOMÍNGUEZ, E.: «Sobre la causa
en los contratos», La Ley, 1988-4, pgs. 1016 y ss.; DE LOS MOZOS, J. L.: «Causa y tipo en la teoría
general del negocio jurídico», RDP, 1970, pgs. 739 y ss.; PORRAS IBÁÑEZ, P.: «El negocio jurídico
y su causa», RDP, 1973, pgs. 721 y ss.; ROCA SASTRE, R./J. PUIG BRUTAU: «La causa en el negocio
jurídico», en Estudios de Derecho privado, vol. I. Madrid, 1948, pgs. 49 y ss.; SANCHO REBULLIDA, F.
A.: «La causa de la obligación», Estudios de Derecho civil, vol. I. Pamplona, 1978, pgs. 147 y ss.;
ZUMALACÁRREGUI MARTÍN-CÓRDOBA, T.: Causa y abstracción causal en el Derecho civil español Madrid,
1977. Siguiendo a DE CASTRO {El negocio jurídico, c i t , pgs. 189-192), puede afirmarse q u e la
causa del contrato se integra tanto por elementos objetivos (la función que el ordenamiento
178
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
Aunque algún autor ha destacado la poca importancia del contenido de esta
letra a) 94 , lo cierto es que de su lectura se desprenden interesantes consecuencias.
En primer lugar, el consumidor celebra dos contratos, uno de compraventa y otro
de préstamo, y lo hace frente a dos personas distintas. Se requiere, por tanto, que
sea el propio consumidor el que celebra los dos contratos. Esto implica que están
excluidos del artículo 15 LCCon los casos en que el consumidor estipula un único
contrato con el vendedor, en concreto una compraventa con pago a plazos, ce-
diendo después el vendedor el crédito al prestamista, y los casos en que el vendedor
vende el bien al prestamista, quien concluye con el consumidor la venta con pago
a plazos. Pero además de celebrar dos contratos, es preciso que se estipulen con
dos._pe.rspnas diferentes. Por otra parte, y en segundo lugar, el precepto alude al
fin que lleva al consumidor a la celebración del contrato crediticio, que no es otro
que «la adquisición de los bienes o servicios».
La LCCon recoge el supuesto habitual de realización de una compraventa
financiada, que supone la celebración por el consumidor de dos contratos con dos
personas distintas. Esta es, además, la forma en la que surge la compraventa finan-
ciada. En un primer momento, la concesión de crédito destinada a la adquisición
de un determinado bien era realizada por el propio vendedor, quien, además de
vender, concedía crédito al comprador, en la medida en que le permitía el pago
del precio de compra a plazos93. Sin embargo, el acceso generalizado al crédito
por parte de los consumidores, relacionado sobre todo con el auge de la industria
automovilística, provocó la aparición en escena de un tercer sujeto, el financiador.
El vendedor no era capaz ya de soportar la financiación de un elevado número de
adquisiciones, de manera que las dos funciones que con anterioridad él desempe-
ñaba conjuntamente, vender y otorgar crédito, son asumidas ahora por dos perso-
nas distintas: el vendedor se limita a vender, mientras que al prestamista corres-
ponde la tarea de conceder crédito. Esta es la hipótesis que regula expresamente
el artículo 15.1 a) LCCon, y en la que también pensaba el legislador comunitario
en el artículo 11.2 a) de la Directiva96.
B. La identidad de prestamista y vendedor.
Aunque lo habitual es que el prestamista sea un tercero distinto al vendedor,
es posible que el consumidor celebre con un único contratante tanto el contrato
de compraventa como el de préstamo. No es que estipule un contrato de compra
jurídico atribuye al negocio) como por subjetivos (el propósito o fin que las partes pretenden
alcanzar con el mismo).
94. SERRA MALLOL, A. J.: «Ley de Crédito al Consumo...», cit., pg. 6352, donde sostiene q u e «el
apartado a) n o deja de ser u n a perogrullada».
95. En esta primera fase, la función de financiación n o adquiere una autonomía propia, sino que
se realiza dentro del «tipo» contractual de la compraventa, mediante las cláusulas que prevén
el pago a plazos y la reserva de la propiedad. Así, FERRANDO, G.: «Commento a Trib. S. M.
Capua Vetere...», c i t , pg. 676.
96. Como apunta O T T , C , e n BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 54, Rn. 28, también el legislador alemán parece tener en mente únicamente a
los negocios financiados por terceros.
179
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
con un aplazamiento del pago del precio, pues en tal caso existiría un único con-
trato, en concreto una clásica venta a plazos. Se trata más bien de que los dos
contratos se celebran entre las mismas partes contractuales. De este modo, en la
completa operación económica no intervienen tres personas diferentes, sino sólo
dos, el consumidor y su contratante, que es al mismo tiempo vendedor y prestamis-
ta.
El problema que se plantea es el de determinar si en los supuestos de identi-
dad de prestamista y vendedor es posible la existencia de vinculación contractual
entre los dos contratos 97 . La doctrina alemana, que se ha ocupado con deteni-
miento de esta cuestión, ha admitido la vinculación contractual 98 . Y esta misma
solución debe ser adoptada en el Derecho español 99 .
La razón fundamental para admitir la vinculación viene dada por la finalidad
protectora que el artículo 15 LCCon tiene. Esta disposición se dicta porque la
separación de una única operación económica en dos negocios jurídicos no puede
ser perjudicial para el consumidor; éste no puede tener menor protección que la
que tendría de haber realizado una clásica venta a plazos. Los peligros que el
desdoblamiento contractual acarrean al consumidor son considerables, al no in-
fluir de ningún modo las vicisitudes de un contrato en el otro 100 . Estos perjuicios
97. La cuestión n o es baladí, puesto que si n o se admite la vinculación, el consumidor n o puede
dejar de pagar los plazos de amortización tras el incumplimiento del contrato de compra por
el vendedor, y asimismo tampoco puede solicitar la ineficacia del contrato crediticio u n a vez
que haya sido declarado ineficaz el de compraventa. Por lo tanto, resulta desacertada la
opinión de MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive
comunitarie...», c i t , pg. 870, quien afirma que «é troppo chiaro que l'identitá tra la persona
del finanziatore e quella del fornitore eselude in radice un problema di imputazione di res-
ponsabilitá solídale».
98. En este sentido se han pronunciado la mayoría de los autores. Entre ellos, DAUNER-LIEB, B.:
«Verbraucherschutz...», cit., pg. 18; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommen-
tar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 47, y en «Drittfinanzierter Immobilien- u n d Beteiligungser-
werb...», cit., pg. 60; BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 23a; MÚNSTERMANN-HANNES, cit.,
Rn. 469; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 617; DÜRBECK, W.: Der Einxuendungsdurch-
griff..., cit., pg. 86; EMMERICH, V., en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbrau-
cherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 56. La VerbrKrG alemana n o exige textualmente en su
§9.1 que el concedente del préstamo sea un a persona distinta al vendedor. Sin embargo,
tanto de la argumentación al Proyecto de Ley (puede consultarse en BÜLOW, P.: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., pgs. 267 y ss.), que dispone que ese parágrafo trata de resolver los particulares
problemas de los negocios financiados por terceros (la cursiva es nuestra), como del propio
tenor literal del parágrafo, se deduce con claridad que el legislador alemán parece referirse
únicamente al supuesto de relaciones jurídicas trilaterales, entre tres personas distintas. Así
se deduce del §9.1, frase segunda, cuando afirma que existirá unidad económica cuando el
prestamista se haya servido del vendedor en la preparación o en la conclusión del contrato
de crédito, o del ap. 2, frase cuarta, de ese mismo parágrafo, cuando al regular las consecuen-
cias jurídicas que la revocación del contrato de préstamo tiene en el contrato de compra,
dispone que si el vendedor ya ha recibido el importe del préstamo, el prestamista, en sus
relaciones con el consumidor, entrará en los derechos y obligaciones del vendedor frente a
ese consumidor.
99. DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 18; GAVIDIA
SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 87 y ss.; DÍAZ MORENO, A.: «Algunas observaciones
acerca del artículo 12...», c i t, pg. 758.
100. Así, por ejemplo, mientras que ante el incumplimiento del vendedor en u n a normal venta a
plazos dispone el comprador de la excepción de incumplimiento o de la acción de resolu-
ción, n o ocurre lo mismo si el incumplimiento se produce en u n a relación trilateral; el
180
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
son los que elimina el artículo 15 LCCon. Pues bien, en la misma situación que el
comprador que estipula dos contratos frente a dos personas distintas está el que
los concluye frente a una sola. Los mismos riesgos, la misma posición de indefen-
sión afecta a este segundo comprador que al primero. Por eso también debe ser
protegido, y con el mismo alcance, que en el supuesto de una relación trilateral.
En definitiva, la necesidad de protección del consumidor deriva de la realización
de dos contratos diferentes, jurídicamente independientes, por tanto, y no de que
los haya concluido frente a dos personas distintas. Por este motivo, es indiferente
si el prestamista y el vendedor son una misma persona o son dos distintas101.
Esta tesis ha sido expresamente asumida por el legislador en otros casos de
vinculación entre compraventa y crédito. En concreto, el artículo 6.4 de la Directiva
97/7/CE, relativa a la protección de los consumidores en materia de contratos a
distancia102, establece que los Estados miembros dispondrán en sus legislaciones
que el desistimiento de la compraventa provocará la resolución del contrato de
crédito estipulado para pagar el precio, tanto si el contrato crediticio ha sido cele-
brado con el propio proveedor como si se ha estipulado con un tercer prestamista.
En ambos casos se admite la influencia del desistimiento de la compraventa sobre
el contrato crediticio 103. También alude a la posibilidad de que el préstamo sea
concedido por el proveedor el artículo 12, párrafo 1, de la Ley 42/1998, de 15 de
diciembre, sobre derechos de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles de
uso turístico y normas tributarias. Dispone este precepto que si el adquirente de
un derecho de aprovechamiento por turno desiste o resuelve el contrato conforme
a lo previsto en el artículo 10, quedarán resueltos «los préstamos concedidos al
adquirente por el transmitente o por un tercero que hubiese actuado de acuerdo con
él» (la cursiva es mía). Por tanto, la concesión del crédito por el propio transmi-
tente (propietario o promotor) no impide que el desistimiento o resolución del
contrato principal provoque la resolución del contrato crediticio 104 .
consumidor n o puede oponer al prestamista la excepción de incumplimiento del vendedor,
o pretender la resolución del contrato de financiación.
101. También HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG,
Rn. 45, y DÜRBECK, W.: DerEinwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 93, fundamentan la aplicación del
§9 VerbrKrG en la finalidad protectora de la norma. El primero de los autores citados añade,
como argumentos de m e n or importancia, otros dos. En primer lugar, el tenor literal del §9.1,
que a diferencia de la Directiva no hace referencia explícita a la diversidad entre prestamista
y vendedor. Y en segundo lugar, la inclusión del §3.2.4, realizada por la Ley de modificación
de 27 de abril de 1993, apartado q u e declara la inaplicación del §9 a los contratos de crédito
que sirvan para la financiación de adquisiciones de títulos-valores, divisas o metales preciosos.
La exclusión de estos supuestos, en los que existe identidad entre prestamista y vendedor,
significa que el resto de los casos de identidad entre ambos sí están sometidos al §9 VerbrKrG.
102. Se trata de la Directiva 9 7 / 7 / C E , del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de mayo,
relativa a la protección de los consumidores en materia de contratos a distancia (DOL núm.
144, de 4 j u n i o 1997).
103. Sobre el a r t 6.4 de la Directiva, v. JUSTE MENCÍA, J.: «Contratación a distancia y protección de
los consumidores...», c i t , pg. 1626. Aunque el art. 44.1, párr. 2 de la Ley 7/1996, de 15 de
enero, de Ordenación del Comercio Minorista, n o alude expresamente a la posibilidad de
que el contrato de préstamo pueda ser celebrado con el propio vendedor, n o hay ninguna
razón para excluir esta opción. En este sentido, MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 44»,
en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS (coord.): Ordenación del Comercio Minorista..., c i t , pg. 331.
104. Se incorpora así a nuestro Derecho interno el art. 7 de la Directiva 9 4 / 4 7 / C E , del Parlamento
181
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
En conclusión, la identidad entre prestamista y vendedor no supone un obs-
táculo para la concurrencia de conexión contractual entre el crédito y la compra-
venta, tal y como viene definida en el artículo 15 LCCon. Ahora bien, del hecho
de que la tarea de vender y financiar recaiga en una misma persona no cabe dedu-
cir sin más que los dos contratos están vinculados. No toda hipótesis de identidad
entre prestamista y vendedor supone ineludiblemente la vinculación de contratos.
Para ello será necesario que se cumplan los demás requisitos legales. En este sen-
tido, las circunstancias exigidas por la letra b) del artículo 15.1 LCCon siempre
concurrirán. Al ser prestamista y vendedor una única persona, es obvia la colabora-
ción que «ambos» mantienen para facilitar al consumidor la adquisición financiada
de bienes. Igual puede afirmarse del presupuesto recogido en la letra c) del mismo
precepto. Sin perjuicio de un posterior análisis más detenido de esta disposición,
conviene destacar que la finalidad de la misma es impedir que los contratos de
crédito y de compraventa se consideren vinculados cuando el préstamo se lo ha
procurado el consumidor por su propia cuenta y riesgo, al margen de la coopera-
ción del vendedor, a pesar de que entre ambos empresarios exista un acuerdo
marco de colaboración. En el supuesto que nos ocupa, la identidad de las dos
partes que se le oponen al consumidor implica necesariamente la obtención del
crédito en virtud del acuerdo previo de colaboración.
Sin embargo, en la práctica pueden presentarse casos, al menos desde el punto
de vista teórico, en los que es evidente la falta de conexión entre ambos contratos.
Por ejemplo, cuando el consumidor celebra en primer lugar el contrato de compra-
venta, y después estipula con esa misma persona un contrato de crédito que no
contiene indicación alguna sobre la finalidad a la que va destinado el dinero, no
siendo consciente el prestamista de la función financiadora del préstamo. El com-
prador obtiene el dinero, y con él satisface el precio del bien. En un caso como el
citado, no existen motivos que justifiquen siempre y en todo caso la vinculación
del crédito a la compraventa. Se hace preciso acudir, en consecuencia, a un ulterior
criterio que permita delimitar las hipótesis de vinculación contractual. Y este pará-
metro lo constituye la exclusión del consumidor de la libre disposición sobre el
dinero. No existirá vinculación contractual cuando, a pesar de ser prestamista y
vendedor la misma persona, el préstamo sea concedido a la libre disposición del
consumidor; en este supuesto, no tiene el préstamo una especial función de finan-
ciación100.
Europeo y del Consejo, de 26 de octubre de 1994, relativa a la protección de los adquirentes
en lo relativo a determinados aspectos de los contratos de adquisición de un derecho de
utilización de inmuebles en régimen de .tiempo compartido. Según este precepto, si el adqui-
rente desiste o resuelve el contrato conforme a lo previsto en el art. 5, quedará resuelto el
contrato de préstamo también «en caso de que el precio haya sido total o parcialmente
cubierto mediante u n préstamo concedido por el vendedor».
105. En el Derecho alemán, HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 47, acude también a la exclusión del consumidor de la libre disposición
sobre el dinero como criterio determinante para averigurar, e n la hipótesis de identidad de
prestamista y vendedor, si existe u na vinculación negocial entre los dos contratos. En cual-
quier caso, la hipótesis mencionada no deja de ser u n supuesto de laboratorio, con nula o
escasa aplicación práctica. El ejemplo paradigmático de identidad de prestamista y vendedor
lo constituyen las ventas realizadas en las entidades bancarias, cuando es la propia entidad la
182
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
Por último, conviene señalar que corresponde al consumidor la prueba de la
celebración de los dos contratos (art. 1214 CC), prueba que por otra parte no
entraña ninguna dificultad.
V. SEGUNDO REQUISITO: EL NEXO FUNCIONAL ENTRE COMPRAVENTA
Y CRÉDITO
La pluralidad de contratos es un requisito imprescindible de la conexión con-
tractual. Sólo podrá afirmarse la vinculación entre dos contratos cuando estos nego-
cios jurídicos existan como tales, cuando se hayan estipulado dos contratos diferen-
tes. Sin embargo, la pluralidad contractual, aunque necesaria, no es suficiente. La
presencia de la conexión contractual requiere de un presupuesto adicional: el vín-
culo funcional entre ambos contratos 100 . Los dos contratos han de estar funcional-
mente unidos, enlazados, para que pueda predicarse la conexión contractual y
entren enjuego los efectos que de ella derivan.
En el ámbito del crédito al consumo, la observación de la realidad muestra
que la mayoría de las ocasiones que el consumidor acude al crédito, lo hace con
el fin de financiarse la adquisición de un bien o la prestación de un servicio. La
ausencia en un momento determinado del capital necesario para celebrar un nego-
cio jurídico con pago al contado impulsa al consumidor a la obtención de un
préstamo, por medio del cual podrá satisfacer el precio del bien que pretende
adquirir. Ahora bien, de la mera estipulación de dos contratos, uno de compra-
venta y otro crediticio, celebrado este último con el único propósito de posibilitar
la adquisición, no cabe concluir sin más la existencia de vinculación contractual.
Es necesario algo más, alguna circunstancia que permita afirmar la conexión con-
tractual en que se hallan ambos negocios jurídicos. Este presupuesto adicional es
la conexión funcional.
La cuestión que se trata de dilucidar es en qué hipótesis existirá un nexo
funcional. En general, habrá conexión contractual cuando, celebrados varios con-
venios, deba entenderse que no pueden ser considerados desde el punto de vista
jurídico como absolutamente independientes, bien porque su naturaleza o estruc-
tura así lo determinen, o bien porque entonces quedarían sin sentido desde la
perspectiva de la operación económico-jurídica que a través de ellos quiere articu-
larse107. Todo este razonamiento comporta un juicio de valor. Los contratos «de-
que vende el bien, además de dispensar al cliente la financiación necesaria. A pesar de la
identidad entre prestamista y vendedor, esta operación n o está prohibida por el art. 8.2 de
la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista, si n o se impone al
comprador la necesaria obtención del préstamo de ese prestamista, teniendo por tanto la
posibilidad de comprarlo al contado (en este sentido, PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al
art. 8», en BERCCMTZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio
minorista, cit., pg. 107). Aquí el contrato de crédito se realiza siempre simultáneamente al de
compraventa, y el consumidor nunca recibe materialmente el dinero; éste toma el bien,
q u e d a n d o obligado a reembolsar el préstamo recibido e n el tiempo y forma previstos.
106. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 286.
107. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 282.
183
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ben» considerarse vinculados porque la celebración de dos contratos se enmarca
dentro de una única operación económica, de modo que uno de estos contratos
no se hubiera celebrado sin el otro, o porque teniendo en cuenta la naturaleza de
los dos negocios jurídicos parece adecuado que las vicisitudes de un contrato pue-
dan afectar de algún modo al otro, y viceversa108.
El criterio determinante de la conexión funcional hay que buscarlo en la doc-
trina de la causa109, especialmente en la llamada «causa concreta» del negocio,
entendiendo por tal el propósito empírico o práctico que las partes tratan de conse-
guir mediante la celebración del contrato 110 . La finalidad concreta perseguida por
los contratantes deja de ser un motivo interno, personal, para trascender al con-
trato y adquirir relevancia jurídica. En consecuencia, existirá un nexo funcional
entre los dos contratos cuando a través de los mismos las partes pretenden alcanzar
un único resultado económico 111 .
Aplicando lo hasta aquí dicho al sector del crédito al consumo, puede afir-
marse el nexo funcional entre la compraventa y el préstamo cuando estos dos
contratos se han celebrado con el fin de facilitar al consumidor la adquisición de
bienes de consumo con pago a plazos. Hay conexión contractual cuando los dos
contratos pueden considerarse, en función de datos objetivos, como partes de una
única operación económica, debido a que prestamista y vendedor colaboran plani-
ficadamente para posibilitar al consumidor la adquisición de bienes a plazos. En
este caso es razonable que los contratos tengan entre sí una influencia recíproca.
La Ley de Crédito al Consumo establece en el apartado b) del artículo 15.1
las circunstancias necesarias para que concurra el requerido nexo funcional entre
ambos contratos. Constituye este precepto, sin lugar a dudas, el punto central de
108. De n o considerarse vinculados, la autonomía de los contratos daría lugar a consecuencias
jurídicas contrarias a la intención de las partes, y situaría a alguno de los contratantes en u n a
posición de especial desprotección.
109. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 96; MORENO MOLINA, J. A . / M . C. GONZÁLEZ
CARRASCO: «La protección del consumidor...», cit., pg. 29; BUITRAGO RUBIRA, J. R.: «Comentario
a la Sentencia...», cit., pg. 365; SCOCNALMICLIO, R. voz «Collegamento negoziale», en Enciclope-
dia del Diritto, vol. VII. Milano, 1960, pg. 376. Los dos contratos están anudados funcional-
mente, es decir, causalmente [cfr. PAZ-ARES RODRÍGUEZ, J. C : «Las excepciones cambiarías»,
en MENÉNDEZ MENÉNDEZ A. (dir.): Derecho cambiario. Estudio sobre la Ley Cambiaria y del Cheque.
Madrid, Civitas, 1986, pg. 361].
110. DE CASTRO, F.: El negocio jurídico, cit., pg. 192; DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., vol. I, 4 a ed.,
1993, pg. 236. También habrá vinculación contractual cuando el nexo funcional entre los
dos contratos haya sido instaurado por la voluntad de las partes (DÍEZ-PICAZO, L./A. GULLÓN:
Sistema de derecho civil, vol. I, 8 a ed. reimpresión, pg. 496).
111. La importancia de la finalidad económica perseguida como criterio determinante para consi-
derar a los dos contratos funcionalmente vinculados ha sido destacada p o r la doctrina. En
esta línea, D E CASTRO, F.: El negocio jurídico, cit., pg. 206; DÍEZ-PICAZO, L./A. GULLÓN: Sistema de
derecho civil, vol. I, 8 a ed., reimpresión. Madrid, 1993, pg. 496; BUITRAGO RUBIRA, J. R.: «Comen-
tario a la Sentencia...», cit., pg. 365; GF.TE-AI.ONSO Y CALERA, M. C : El pago mediante tarjetas de
crédito. Madrid, La Ley, 1990, pg. 122, nota a pie 8; GARCÍA VILLAVERDE, R.: «Tipicidad contrac-
tual y contratos de financiación», e n AA W : Nuevas entidades, figuras contractuales y garantías
en el mercado financiero. Madrid, 1990, pg. 11; SCOGNALMIGLIO, R., VOZ «Collegamento negoziale»,
cit., pg. 376.
184
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
la construcción de la vinculación contractual entre préstamo y compraventa 112 , ra-
zón por la cual hay que analizarlo con detenimiento.
El artículo 15.1 b) LCCon exige como presupuesto para la existencia de los
contratos vinculados el siguiente:
Que entre el concedente del crédito y el proveedor de los bienes o servicios
exista un acuerdo previo, concertado en exclusiva, en virtud del cual aquél ofrecerá
crédito a los clientes del proveedor para la adquisición de los bienes o servicios de
éste!
El consumidor dispondrá de la opción de concertar el contrato de crédito con
otro concedente distinto al que está vinculado el proveedor de los bienes y servicios
en virtud de acuerdo previo de colaboración.
Ante todo, conviene destacar la gran ambigüedad, la falta de claridad de este
precepto, lo que dificulta enormemente su comprensión 113 . Una simple lectura del
mismo basta para confirmar esta impresión. En efecto, la existencia de conexión
contractual requiere, según el párrafo primero, que prestamista y vendedor hayan
celebrado un acuerdo previo, en virtud del cual el prestamista va a ofrecer crédito
a los clientes del vendedor. Además, ese convenio previo tiene que ser «concertado
en exclusiva», resultando enigmático cuál es el significado que debe darse a esta
expresión. Por si la situación no fuera ya suficientemente confusa, el párrafo se-
gundo faculta al consumidor para que obtenga el crédito que precisa para adquirir
ese bien de un prestamista distinto de aquel que ha celebrado el acuerdo previo,
en exclusiva, con el vendedor.
En definitiva, la configuración legal del nexo funcional entre la compraventa
y el crédito se realiza en el artículo 15.1 b) LCCon de un modo absolutamente
rechazable, debido a las siguientes razones. En primer lugar, se exige que entre
prestamista y vendedor exista un acuerdo previo, pero no se señala cuál es el conte-
nido que debe tener este convenio. La LCCon dispone que en virtud de este
acuerdo el prestamista «ofrecerá crédito a los clientes del proveedor para la adqui-
sición de los bienes o servicios de éste». Por lo tanto, del texto transcrito parece
deducirse que de este acuerdo surge una obligación para el prestamista, consistente
en ofrecer crédito a los posibles compradores del vendedor. Y esto, si bien se mira,
es absurdo, porque los prestamistas, como empresarios independientes que actúan
con ánimo de lucro, ofrecen de hecho crédito, mediante la publicidad, a todo
consumidor, a todo futuro prestatario 114 .
112. GAVIDIA SÁNCHEZ, J.: El crédito al consumo..., cit., pg. 89, lo califica como «requisito estelar».
113. Como indica FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 258, «la deficiente
técnica jurídica presente e n toda la ley y, especialmente, e n los artículos que se ocupan de
los contratos vinculados y el empleo de conceptos de alta indefinición propiciará, sin duda,
dificultades interpretativas que se traducirán en criterios diversos, nunca deseables». Toda la
d o c ü i n a ha criticado la redacción del art. 15.1 b) LCCon. Así lo hacen, entre otros, FERNÁNDEZ
LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pgs. 240 y 250; GÓMEZ MENDOZA, M.: «Tarjetas d e
crédito...», cit., pg. 788; MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización d e efectos cambiarios...», cit.,
pgs. 272 y ss.; SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos cambiarios y la defensa de los consumi-
dores...», cit., pg. 360; SERRA MALLOL, A. J.: «Ley de Crédito al Consumo...», c i t , pg. 6353.
114. ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», c i t , pg. 1047.
185
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Un segundo motivo de insatisfacción viene dado por la exigencia de que el
acuerdo previo sea «concertado en exclusiva». No contiene la ley ninguna aclara-
ción adicional sobre cómo ha de entenderse la exclusividad, y esto debe ser dura-
mente criticado. En consecuencia, será el intérprete jurídico el que tenga que
aclarar el sentido de esta expresión, realizando una labor exegética que no hubiera
sido necesaria desempeñar si el legislador hubiera establecido una regulación clara.
Por otra parte, el establecimiento del contenido del acuerdo previo celebrado
entre prestamista y vendedor y el sentido que debe otorgarse a la expresión «con-
certado en exclusiva» no puede averiguarse atendiendo únicamente al párrafo pri-
mero del artículo 15.1 b). También hay que tener en cuenta el párrafo segundo,
puesto que son los dos párrafos juntos los que integran el contenido de la letra b)
del artículo 15.1 LCCon. Y es en este punto donde nuevamente puede resultar
problemática la regulación legal. En efecto, a primera vista da la impresión de que
el contenido de cada uno de estos dos párrafos es contradictorio con el otro, puesto
que mientras el primero de ellos parece exigir la exclusividad como presupuesto
de la vinculación contractual, el segundo permite al consumidor obtener el crédito
de un prestamista distinto al que estipuló el acuerdo previo con ese vendedor 11 '.
El análisis de la tramitación parlamentaria de la letra b) del artículo 15.1
LCCon puede constituir un buen punto de partida para tratar de dotar de sentido
a este precepto. En el Proyecto de Ley, esta letra b) constaba únicamente de un
párrafo, cuyo texto es prácticamente idéntico al de la Directiva. En efecto, este
artículo exigía que «entre el concédeme del crédito y el proveedor de los bienes
o servicios exista un acuerdo previo en virtud del cual exclusivamente aquél podrá
otorgar crédito a los clientes del proveedor para la adquisición de los bienes de
éste». La redacción definitiva se debe a las enmiendas «in voce» realizadas en la
Comisión de Economía, Comercio y Hacienda del Congreso de los Diputados 116 .
Por una parte, el Grupo Socialista propone modificar la redacción, sustituyendo el
término «exclusivamente» por el de «concertado en exclusiva». Por otra, el Grupo
Popular pretende la inclusión de un segundo párrafo, en el que se afirma que el
consumidor puede obtener el crédito de un prestamista distinto a aquel que ha
estipulado el pacto en exclusiva con el vendedor. Ambas enmiendas fueron aproba-
das, permaneciendo inalteradas durante toda la tramitación parlamentaria poste-
rior117.
115. En este sentido se expresa ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1048;
PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 8», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios
a las leyes de ordenación del comercio minorista, c i t , pg. 101.
116. Publicado en el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, Comisiones, a ñ o 1994, V
Legislatura, n ú m . 370, de 1 de diciembre de 1994, pgs. 11140 y ss.
117. El Grupo Socialista presenta en el Congreso la enmienda n ú m . 12, en la que p r o p o n e la
supresión del término «exclusivamente». Posteriormente, e n la Comisión de Economía, Co-
mercio y Hacienda realiza «in voce» u n a «autoenmienda», finalmente admitida, e n la que
sustituye ese vocablo por la expresión «concertado en exclusiva». En esa misma Comisión
también sale adelante la propuesta del Grupo Popular de añadir u n segundo párrafo a la
letra b). A su paso por el Senado, el Grupo Parlamentario Popular presenta u n a enmienda
(la n ú m . 2), e n la que p r o p o ne que la letra b) tenga la misma redacción que tenía en el
Proyecto de Ley. Esta enmienda n o fructificó.
186
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
Son numerosas las reflexiones que merece la regulación contenida en el ar-
tículo 15.1 b) LCCon. Con el fin de dotar de cierto sentido a todo el discurso,
conviene señalar en dos pinceladas la línea expositiva que se va a seguir. En primer
lugar, se hace necesario tratar de averiguar el contenido del acuerdo previo estipu-
lado entre prestamista y vendedor. Como el legislador no específica cuál es el con-
tenido de este convenio, hay que partir de los posibles contenidos que las partes
pueden dar a ese acuerdo previo, y del distinto alcance que puede atribuirse a la
exclusividad. Sólo cuando se hayan analizado cada una de estas hipótesis se estará
en condiciones de acoger la interpretación más adecuada.
A. Una primera aproximación al contenido del acuerdo previo, concertado en
exclusiva, entre prestamista y vendedor.
Ya se han puesto de relieve con anterioridad las dificultades que se plantean
en relación al contenido del acuerdo previo, y al hecho de que tenga que ser
«concertado en exclusiva». Prestamista y vendedor pueden organizar la financia-
ción de u n a compraventa de muy diferentes maneras. Según el modo en que confi-
guren esta compleja operación económica, el contenido del acuerdo previo estipu-
lado entre ambos será uno u otro 118 .
118. A efectos meramente didácticos, pueden distinguirse los siguientes modelos de colaboración
entre prestamista y vendedor (los ejemplos que menciono son fruto del muestreo realizado
en los establecimientos comerciales de la ciudad de Albacete):
1) Modelo A. Ejemplo: compra de un vehículo Renault con el préstamo de «Renault Finan-
ciaciones, SA. Establecimiento Financiero de Crédito». En este caso, el vendedor colabora
sólo con u n a entidad de financiación para facilitar al comprador la adquisición del bien con
pago a plazos. Por otra parte, el prestamista sólo concede crédito a los clientes de ese vende-
dor, y n o a los clientes de otros proveedores de bienes o servicios. El comprador puede
realizar u n a compra al contado, u obtener el crédito de «Renault Financiaciones».
2) Modelo B. Ejemplo: compra de un televisor en el establecimiento comercial «Cadena
Master», con la financiación de Fimestic («Banco Fimestic, SA»). Este vendedor colabora
únicamente con esta entidad de financiación, de manera que todos los compradores que
quieran comprar con pago a plazos serán informados por el vendedor de la posibilidad de
obtener el préstamo de Fimestic (el propio vendedor realiza las gestiones necesarias para
facilitar la concesión del crédito, por lo que el comprador n o entra en contacto directo con
Fimestic). El comprador puede realizar u n a compra al contado, u obtener el crédito de
Fimestic. Por lo que respecta al prestamista, concede crédito a los clientes de «Cadena Mas-
ter», pero también puede conceder crédito a otras personas que n o sean compradores de
este establecimiento (puesto que Fimestic mantiene relaciones d e colaboración con otros
establecimientos de crédito). A un modelo semejante responde la fórmula de financiación
facilitada a los adquirentes de productos en el hipermercado «Continente» p o r la entidad de
financiación llamada Finaconsa («Servicios Financieros Continente Establecimiento Finan-
ciero de Crédito, SA»). El vendedor sólo colabora con Finaconsa, pero este entidad de finan-
ciación n o coopera sólo con este vendedor, sino que también lo hace con otros proveedores
de bienes y servicios (MultiOpticas, Gofy Restaurante, etc.).
3) Modelo C. Ejemplo: compra de u n potente ordenador en u n establecimiento comercial
dedicado a la venta de productos informáticos («Grupo Egin»). Según me informa u n o de
los vendedores, este comercio mantiene acuerdos de colaboración con dos entidades banca-
das, Banco Santander y Bancaja, para que los potenciales compradores p u e d an obtener de
alguna de ellas el préstamo necesario para realizar la adquisición. El comprador puede adqui-
rir el ordenador pagando al contado, u obteniendo la financiación que precisa del Banco
Santander o de Bancaja. El vendedor tiene en su poder modelos de contratos de financiación
de las dos entidades bancadas, de modo que el comprador que solicite crédito n o tiene que
acudir personalmente a la sede de estos bancos. Lógicamente, en estos casos el financiador
187
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Debido a la desafortunada redacción del artículo 15.1 b) LCCon, el contenido
que las partes pueden dar a ese pacto previo celebrado en exclusiva puede ser muy
variado. Veámoslo detenidamente.
1. La exclusividad entendida como la obligación del consumidor de obtener- el crédito de un
determinado prestamista.
a) Exposición.
Conforme a esta primera interpretación, prestamista y vendedor celebran un
acuerdo en virtud del cual todos los clientes del vendedor que desean adquirir un
bien tienen necesariamente que estipular un contrato crediticio con un determi-
nado prestamista119. Por tanto, el consumidor no puede ni comprar ese bien reali-
zando el pago del precio al contado, ni obtener el crédito para financiarlo de un
prestamista distinto a aquel que le indica el vendedor. En estos casos, la celebración
de los dos contratos se produce simultáneamente; sólo se celebra el contrato de
compraventa cuando al mismo tiempo se estipula el contrato crediticio.
El ejemplo paradigmático de este tipo de contratación es la venta de artículos
de consumo en entidades financieras120, en concreto, el modelo de colaboración
que he denominado Modelo E. Se trata de la oferta de venta y financiación de un
bien de consumo (ordenador, enciclopedia, vajilla, etc.) realizada por una entidad
n o está comprometido a dispensar crédito sólo a los compradores de u n producto del «Grupo
Egin».
4) Modelo* D. Ejemplo: u n a entidad de crédito (Caja General de Ahorros de Granada)
realiza una oferta de venta con posible financiación de u n ordenador. Se indica que quien
vende el ordenador es u n tercero (MPS, esto es, Marketing, Promoción y Servicio Finan-
ciero), y no el financiador, y que el comprador tiene la posibilidad d e realizar la compra con
pago al contado o mediante la financiación que concede esa entidad d e crédito. Todas las
gestiones para la adquisición del bien se hacen a través de la entidad d e crédito.
5) Modelo E: oferta de venta y financiación d e u n ordenador realizada p o r u n a entidad de
crédito, con la advertencia expresa de que el vendedor es u n a tercera persona distinta al
financiador. El comprador que quiera adquirir ese bien a través d e la entidad financiadora
tiene necesariamente que obtener de ésta un préstamo de financiación; el comprador n o
puede, por tanto, satisfacer el precio del bien al contado, sin haber obtenido u n crédito de
ese prestamista con ese fin.
119. Consideran que ésta es u n a posible interpretación del precepto DÍAZ ALABART, S.: «Financia-
ción del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 15; MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de
efectos cambiarios...», cit., pg. 273. Parece admitir esta tesis SÁNCHEZ HERRERO, J. R.: «Comenta-
rio a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», La Ley, 1996-4, pg. 1152.
También J. ALFARO AGUIIA-REAL parece inclinarse en u n primer m o m e n t o p o r esta interpreta-
ción, cuando sostiene que en virtud del acuerdo entre financiador y proveedor, «el primero
tendrá la exclusiva de financiación de las operaciones realizadas p o r el proveedor» (en «Obser-
vaciones críticas...», cit., pg. 1047). Sin embargo, más tarde hace d e p e n d e r la vinculación
contractual de la colaboración planificada, lo que sin duda supone u n alejamiento de esta
concepción (así, en «Observaciones críticas...», cit., pg. 1047, y e n voz «Crédito al consumo»,
en Enciclopedia Jurídica Básica, cit., pg. 1798).
120. Sobre el particular, v. BOLDO RODA, C : «La venta de productos d e consumo e n las entidades
financieras», Act. Civ., 1995-2, pgs. 333 y ss.; LÓPEZ MARTÍNEZ, M.: «La oferta de bienes de
consumo por las entidades de crédito y su regulación en la Ley de Ordenación del Comercio
Minorista», RDBB, 1997, n ú m . 68, pgs. 1167 y ss.
188
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
de crédito, siendo el vendedor una persona distinta del financiador121. El compra-
dor puede adquirir este bien a través de la entidad financiera siempre que obtenga
de esta misma entidad el préstamo que necesita para abonar el precio de compra.
No puede adquirir ese objeto pagando al contado su precio, ya sea porque dispone
del capital suficiente para hacerlo, ya porque obtiene el crédito de un prestamista
distinto. La celebración de los dos contratos se le presenta como un todo único,
de modo que la perfección de la compraventa sólo se produce cuando al mismo
tiempo también accede a concluir el contrato crediticio. Esta forma de actuar se
establece en beneficio del prestamista, pues así se asegura que el consumidor cele-
brará con él un contrato de crédito, que es lo único que realmente le interesa a la
entidad financiera122. Por eso no va a permitir que el consumidor obtenga la finan-
ciación de un tercer prestamista, ni que la venta se produzca con pago al conta-
do 123 .
121. La jurisprudencia viene admitiendo que el acuerdo entre u n fabricante/vendedor y u n a
entidad d e crédito para promocionar, por u n a parte, la venta d e productos y, p o r otra, los
créditos al consumo n o puede estimarse como u n a conducta prohibida p o r el art. 1 de la Ley
de Defensa de la Competencia (cfr. Sentencia del Tribunal de Defensa de la Competencia, de
11 marzo 1994 [AC 1994, 469]). Tampoco puede calificarse como competencia desleal (cfr.
SAP Barcelona, d e 1 septiembre 1995 [AC 1995, 1718]).
122. ALFARO AGUIIA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1049; PARRA LUCÁN, M. A.: «Comen-
tario al art. 8», en BERCOVTTZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del
comercio minorista, cit., pg. 105.
123. Téngase e n cuenta q u e este modelo de cooperación n o está prohibido por el art. 8.2 LOCM.
Sobre este a r t 8, v. GARCÍA VILLAVERDE, R.: «La llamada "oferta comercial" e n la Ley núm. 7 /
1996, de 15 de enero, d e Ordenación del Comercio Minorista», e n A A W : Nueva ordenación
del comercio minorista en España, Cámara de Comercio e Industria d e Madrid, 1996, pgs. 51 y
ss.; MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 8», en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS (coord.):
Ordenación del Comercio Minorista..., c i t , pgs. 66 y ss.; PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art.
8», e n BERCOVTTZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio mino-
rista, cit., pg. 83; LÓPEZ MARTÍNEZ, M.: «La oferta de bienes de consumo...», cit., pgs. 1175 y
ss.; Ruiz PERIS, J. I.: «Comentario al art. 8», e n PINAR, J. L . / E . BELTRÁN (dir.): Comentarios a la
Ley de Ordenación del Comercio Minorista y a la Ley Orgánica complementaria, cit., pgs. 81 y ss.
Según este precepto, «se prohibe expresamente la exposición y venta de mercancías al com-
prador cuando éstas procedan d e personas cuya actividad sea distinta a la comercial y, como
consecuencia d e la actividad que les es propia, tengan como finalidad principal la realización
de préstamos, depósitos u operaciones de análoga naturaleza, adheridas a la oferta comercial
de la mercancía, de tal forma que u n a n o se pudiera hacer efectiva sin la otra». Como señala
RUIZ PERIS, J. I.: «Comentario al art. 8», en PINAR, J. L . / E . BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley
de Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 86, «se trató a través d e este precepto de prohi-
bir u n peculiar supuesto de oferta vinculada practicado p o r las entidades de crédito e n los
últimos años y que había generado las protestas del sector del comercio minorista». Aunque
el entendimiento del precepto n o es fácil, la interpretación más adecuada permite concluir
que la prohibición d e venta al por menor e n las entidades financieras exige la concurrencia
simultánea de dos requisitos: 1) quien vende es la propia entidad de financiación; y 2) la
adquisición del bien sólo es posible por medio del crédito concedido por el financiador (no
cabe u n pago al contado). En consecuencia, está prohibida la venta de productos realizada
por las entidades d e crédito cuando para adquirir ese bien es necesario también recibir un
crédito de financiación de esa misma entidad crediticia. Por lo tanto, cabe sostener, siguiendo
a PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 8», en BERCOVTTZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios
a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 107, que n o está prohibida la venta de
bienes en entidades de crédito cuando se hace u n a clara advertencia al público de que quien
venda es otra persona distinta de la entidad, aunque sólo pueda adquirirse el bien si se
financia por esa entidad (no se da el primer requisito, pero sí el segundo), o cuando, aun
siendo la propia entidad la vendedora, n o se vincula la venta a la obtención de un préstamo
(se da el primer requisito, pero no el segundo). Sí se incurre, en cambio, en el ámbito
189
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
El consumidor está obligado a obtener el crédito de un determinado presta-
mista. Esto afecta al contenido del acuerdo previo concluido entre prestamista y
vendedor. Este acuerdo crea obligaciones sólo para una de las partes, concreta-
mente para el vendedor, pues queda obligado a n o celebrar ningún contrato de
compraventa si no se ha estipulado ya el contrato de préstamo con la entidad
financiera firmante del acuerdo previo. Cuando el consumidor se dirija al vende-
dor, y le haga saber su voluntad de adquirir ese bien, el vendedor le comunicará
que sólo es posible la venta cuando obtenga el crédito de un determinado presta-
mista. Lo habitual será que el vendedor tenga en su poder impresos de solicitud
de préstamo de esa entidad financiera. El consumidor cumplimenta el impreso,
que pasa a la entidad financiera. Si ésta concede el crédito, se procede a formalizar
definitivamente la compraventa, que queda así perfeccionada. Por lo que respecta
al prestamista, no asume ninguna obligación concreta. Recibida la solicitud de
préstamo formulada por el consumidor, ésta será analizada, y el préstamo conce-
dido si la entidad financiera así lo cree conveniente. En consecuencia, un pacto
previo entre prestamista y vendedor con este contenido beneficia principalmente
al prestamista, puesto que él no queda obligado d e ningún modo, a diferencia de
lo que sucede con el vendedor, que sí asume una obligación importante.
Lo verdaderamente decisivo del acuerdo prestamista-vendedor son los efectos
que provoca en el consumidor. Él cumplimiento por el vendedor de las obligacio-
nes que derivan del pacto con el prestamista supone una limitación de la libertad
del consumidor en la obtención del préstamo 124 . Según MASUCCI, ésta es precisa-
mente la razón por la que hay que proteger al consumidor: tiene que obtener el
crédito de una concreta entidad financiera125. Como contrapartida, su situación
jurídica mejora sensiblemente, puesto que ante el incumplimiento del vendedor
podrá dirigirse contra el prestamista, dejando de abonar los plazos de amortización
objetivo de la prohibición cuando vende la entidad crediticia y la adquisición sólo es posible
a través de u n préstamo. «Conviene insistir e n que el objeto d e la prohibición se limita a la
venta por parte de la entidad cuando la adquisición se vincule a u n préstamo ofertado p o r
ella misma, u otra operación análoga, de tal forma que n o se puede adquirir el producto sin
contratar el préstamo» (pg. 109).
A la hipótesis que h e denominado Modelo E n o es posible aplicar el citado art. 8.2, puesto
que la entidad de crédito n o es la q u e vende el producto. A pesar de que n o se pueda
adquirir el bien sin concertar el préstamo, el art. 8.2 n o es de aplicación, porque n o se
satisface el primero de los dos requisitos mencionados: q u e la persona vendedora sea la
entidad de crédito. Como mantiene PARRA LUCÁN: «con la interpretación que aquí se p r o p o n e
n o quedan prohibidos los supuestos, frecuentes, d e concertación entre entidades de crédito
y sociedades d e comercialización por los que estas últimas dirigen a los clientes d e aquéllas
"ofertas exclusivas" para la adquisición de sus productos e n ventajosas condiciones con la
posibilidad, además, d e obtener u n a financiación especial por parte d e la entidad d e crédito
y, habitualmente, con la opción de pagar al contado, a u n q u e esto último n o parece indispen-
sable para escapar de la prohibición cuando la oferta de los dos contratos proceda de perso-
nas distintas».
124. DESARIO, V.: «La "responsabilitá sussidiaria" del fínanziatore...», cit., pg. 173; D E NOVA, G.:
«L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909; GORGONI, M.: // crédito al consumo, cit.,
pg. 201.
125. En MASUCCI, S. T., e n CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunita-
rie...», cit., pg. 870.
190
4. Requisitos para la existencia de un contrato de cré4ito ...
del préstamo (art. 15 LCCon), y la ineficacia del contrato de compraventa provo-
cará la ineficacia del contrato de financiación (art. 14.2 LCCon).
Esta concepción del nexo funcional que debe ligar a los dos contratos viene
avalada por la propia Directiva. La norma comunitaria exige que entre prestamista
y vendedor «exista un acuerdo previo en virtud del cual exclusivamente dicho pres-
tamista podrá conceder crédito a los clientes de dicho proveedor», lo que ha sido
interpretado por la mayor parte de la doctrina en el sentido de que únicamente
este prestamista puede celebrar los contratos de préstamo con esos consumido-
res126. Esta misma línea es la que se ha seguido en otros países, como Italia, Suiza,
Portugal, Luxemburgo, Irlanda y Austria (en el art. 26c KSchG). El propio legisla-
dor español acogió en un primer momento esta tesis, al exigir el Proyecto de Ley
de Crédito al Consumo que entre el prestamista y el vendedor «exista un acuerdo
previo en virtud del cual exclusivamente aquél podrá otorgar créditos a los clientes
del proveedor» 127 . También es éste el sentido que alguna entidad de crédito ha
dado al artículo 15.1 b) LCCon128.
Sin embargo, esta interpretación no es acertada, puesto que limita excesiva-
mente el ámbito de la vinculación contractual (casi únicamente a los contratos
que se rigen por el Modelo E) 129 . De seguirse esta tesis, prácticamente todas las
compraventas cuyo precio se paga con el dinero obtenido de un contrato de prés-
tamo quedarían fuera del artículo 15 LCCon. Así ocurre en el que he denominado
Modelo A, esto es, en las ventas de vehículos que se han financiado por las entida-
des de financiación que trabajan con ese vendedor. En este caso no puede afir-
marse la vinculación contractual del artículo 15 LCCon, puesto que el comprador
tiene la posibilidad de celebrar un contrato de venta con pago al contado, ya sea
porque tiene el dinero necesario para realizar semejante pago, ya porque lo ha
126. Así, GÓMEZ MENDOZA, M.: «Tarjetas bancadas», e n GARCÍA VILIAVERDE, R. (dir.): Contratos Banca-
rios, cit., pg. 394.
127. Que éste es el sentido del Proyecto de Ley lo sostiene también GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito
al consumo..., cit., pg. 89. El propio señor Jover Presa, e n nombre del Grupo Socialista del
Congreso, afirma e n la Comisión d e Economía, Comercio y Hacienda del Congreso de los
Diputados que, según el Proyecto de Ley, que «lo que hace es trasponer casi literalmente lo
que dice la Directiva comunitaria», son contratos vinculados «aquellos supuestos en los que,
para concertar un contrato de consumo, p o r ejemplo, u n contrato de compraventa de un
bien determinado, es necesario también, vinculado con él, concertar un contrato de crédito»
(la cursiva es nuestra). Está admitiendo, por tanto, que el consumidor n o puede concluir el
contrato de compraventa si simultáneamente n o obtiene el crédito de ese concreto prestamis-
ta.
128. La condición general 13 a del modelo de contrato «Solicitud de crédito compra Santander.-A
plazo», del Banco de Santander, dispone en su primera frase lo siguiente: «La financiación
que se realiza por medio de este préstamo n o tiene carácter exclusivo pudiendo el prestatario
efectuar el pago d e los bienes adquiridos en el comercio al contado, o acudiendo a la finan-
ciación de otras Entidades de Crédito o mediante la utilización de tarjetas u otras formas de
crédito». Interpretando esto «a sensu contrario», la citada entidad de crédito estima que la
exclusividad implica la obligatoriedad del consumidor de financiar ese bien con el crédito
ofrecido por un determinado prestamista.
129. También rechazan esta concepción, entre otros, GÓMEZ MENDOZA, M.: «Tarjetas de crédito...»,
cit., pg. 788; DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 22;
FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 240; y MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La
utilización d e efectos cambiarios...», cit., pg. 273.
191
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
obtenido de un prestamista distinto. Lo mismo sucede en los contratos de financia-
ción realizados conforme a los Modelos B y C (venta del producto en un estableci-
miento comercial, con la financiación obtenida de una entidad de financiación
que colabora con el vendedor), y también según el Modelo D (compra del bien
en una entidad de crédito, pudiendo el comprador realizar un pago del precio al
contado, sin necesidad de celebrar el contrato crediticio). En todos estos casos se
faculta al comprador a pagar el precio al contado, sin que se vea obligado a aceptar
la concesión crediticia para poder adquirir ese bien. No concurre el presupuesto
de la letra b), por lo que no existirá vinculación contractual.
La insuficiencia de esta tesis resulta también evidente si se analizan cuáles son
las razones que fundamenten la necesidad de protección jurídica del consumidor
interviniente en los negocios financiados por un tercero. En ellos, el desdobla-
miento de una única operación económica, la venta con pago a plazos, en dos
negocios jurídicos diferentes puede provocar graves perjuicios al consumidor. De
ahí que sea necesaria la intervención del legislador, concediéndole una tutela jurí-
dica similar, al menos, a la que tendría de haber realizado una tradicional compra
con pago a plazos. La consideración de los contratos como vinculados, y la consi-
guiente tutela jurídica del consumidor, no puede depender de que éste carezca de
la posibilidad de acudir a otro prestamista^La salvaguarda de los intereses del
consumidor viene exigida, no por su falta de libertad en la elección de la entidad
financiera, sino por constituir la operación, considerada en su globalidad, una uni-
dad económica, o lo que es lo mismo, por la colaboración planificada entre presta-
mista y vendedor para conceder crédito a los compradores que pretenden adquirir
sin disponer del capital suficiente para poder pagar al contado. Parece evidente
que en aquellos casos en que el comprador no puede elegir al prestamista tendrá —
lugar la vinculación contractual, pues ello es un síntoma inequívoco de la coopera-
ción entre ambos empresarios. Pero del mismo modo es posible afirmar la existen-
cia de vinculación aunque el comprador haya podido celebrar el contrato de cré-
dito con otro prestamista. También en esta hipótesis podrá existir, en algunos
supuestos, una unidad económica entre ambos contratos.
Además de este motivo, la inadmisión de esta tesis deriva del propio texto
legal. En concreto, el párrafo segundo de este precepto, incluido durante la trami-
tación parlamentaria, resulta absolutamente decisivo para considerar inaceptable
esta interpretación. Si el consumidor puede estipular el contrato de crédito con
un prestamista distinto a aquel que ha celebrado un acuerdo previo, en exclusiva,
con el vendedor, resulta ya imposible afirmar que el consumidor tiene imperativa-
mente que concluir el préstamo con la entidad financiera que ha celebrado el
acuerdo con el vendedor 130 . La importancia de la inclusión de este segundo párrafo
es enorme, por lo que es preciso analizarlo con detenimiento.
130. En este mismo sentido, v. DÍAZ MORENO, A.: «Algunas observaciones acerca del artículo 12...»,
cit., pg. 763, nota a pie 36, y DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos uni-
dos...», cit., pg. 22, quien sostiene que el acuerdo previo, concertado en exclusiva, n o puede
significar «que los clientes del suministrador deban inexcusablemente contratar con ese pres-
tamista si desean adquirir esos bienes o servicios».
192
__ 4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
b) Crítica: la inclusión de un segundo párrafo en el artículo 15.1 b) LCCon.
El segundo párrafo del artículo 15.1 b) LCCon dispone lo siguiente: «El consu-
midor dispondrá de la opción de concertar el contrato de crédito con otro conce-
dente distinto al que está vinculado el proveedor de los bienes y servicios en virtud
del acuerdo previo».
Con este segundo párrafo se ha venido a poner claridad sobre algunas cuestio-
nes, al mismo tiempo que se dejan planteados nuevos interrogantes. Por lo que
atañe al primer aspecto, queda claramente establecido que no se puede obligar al
consumidor a celebrar el contrato de crédito con un determinado prestamista. A
pesar del acuerdo previo entre prestamista y vendedor, el comprador está facultado
para obtener un préstamo de financiación de otra entidad financiera. Esto significa
que el consumidor tiene total libertad para conseguir crédito del prestamista que
él estime conveniente, sin que el vendedor pueda establecer limitación alguna al
respecto. Los problemas se plantean cuando se intentan armonizar los dos párrafos
del artículo 15.1 b) LCCon, con la idea de delimitar en qué supuestos existirá
vinculación contractual, debido sobre todo a las dificultades para dotar de un signi-
ficado coherente a la exclusividad que se predica del contrato previo.
En la medida en que supone una desviación de la estrecha concepción de la
vinculación configurada en la Directiva, la inserción del párrafo segundo debe ser
recibida con satisfacción131. Sin embargo, algún autor, como ALFARO AGUILA-REAL,
ha acogido con críticas este nuevo párrafo 132. De la comparación del artículo 15.1
b), párrafo primero, con los artículos 14.1, párrafo segundo, y 15.1 b), párrafo
segundo, estos dos últimos incluidos durante la tramitación parlamentaria, deduce
el citado autor una contradicción insalvable entre los mismos, puesto que mientras
en el primero el pacto de exclusividad es «presupuesto de la aplicación de la conse-
cuencias previstas en el artículo 15.1», en los segundos se faculta al consumidor
para obtener el préstamo de un prestamista diferente, prohibiendo incluso «opo-
ner al consumidor el pacto de exclusiva»133. En mi opinión, el planteamiento apun-
tado no es acertado. Y ello porque el requisito para que entren enjuego las conse-
cuencias previstas en el artículo 15 (la posibilidad que tiene el consumidor de
poder ejercitar frente al prestamista los derechos que le corresponden frente al
proveedor) no viene constituido sólo por el primer párrafo del artículo 15.1 b),
sino también por el segundo, lo que obliga a una explicación conjunta de ambos.
En esta dirección, la importancia del segundo párrafo es capital, en tanto que viene
131. Así lo cree también DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit.,
pg. 18, que afirma que el legislador español «ha dispuesto que en nuestra Ley se ofrezca u n a
mayor protección al consumidor con esa prohibición de que n o se le puede obligar válida-
mente a concertar el contrato de crédito para financiar la adquisición de un bien o servicio
con un concédeme determinado».
132. ALFARO AGI IIA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1048. También S/YNCHEZ HERRERO,
J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», La Ley, 1996-
4, pg. 1152.
133. Establece el art. 14.1, párrafo segundo, que «se tendrán p o r n o puestas las cláusulas en las
que el proveedor exija que el crédito para su financiación únicamente pueda ser otorgado
por u n determinado concedente».
7.-1.a Compraventa Financiada ... 193
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
a suavizar, a dar un nuevo enfoque y alcance al requisito de la exclusividad. Por lo
tanto, no es cierto que el párrafo segundo se oponga y sea contradictorio al pri-
mero, siendo por eso merecedor de críticas; más bien sucede que la inclusión del
segundo párrafo obliga a interpretar el primero desde un nuevo punto de vista,
apartándose así de otros ordenamientos jurídicos (como el italiano, el suizo, el
portugués, el belga, el irlandés, el luxemburgués, o la propia Directiva) en los que
no existe una disposición similar a la contenida en nuestro segundo párrafo.
Por lo que se refiere a las relaciones entre el artículo 14.1, párrafo segundo, y
el artículo 15.1 b), párrafo primero, en realidad no existe una contradicción entre
ellos, debido a que los supuestos de hecho a los que van referidos son diferentes.
En efecto, mientras que el artículo 15.1 trata, en sus tres primeras letras, de estable-
cer en qué casos habrá vinculación contractual entre el crédito y la compraventa,
enumerando las condiciones necesarias para que exista tal conexión, el alcance del
artículo 14.1 es distinto, en la medida en que regula, no los contratos vinculados,
sino el «contrato de consumo -es decir, el contrato de compraventa- en los que
se establezca expresamente que la operación incluye la obtención de un crédito
de financiación». De ahí que no sea posible afirmar la incompatibilidad del artículo
14.1, párrafo segundo, con el artículo 15.1 b), párrafo primero. Cada una de estas
disposiciones tiene un ámbito de aplicación diferente. En una se establecen los
requisitos para la existencia de vinculación negocial (art. 15.1); en la otra se dictan
unas especiales consecuencias para el supuesto de que expresamente se haga men-
ción en el contrato de compraventa acerca de la necesidad de obtención de un
crédito. Y como resulta obvio, los dos preceptos no se superponen, no se aplican
conjuntamente. Es decir, cabe la existencia de un contrato financiado por un ter-
cero en el que concurre la vinculación contractual, pero al que en cambio no se
aplica el artículo 14.1, del mismo modo que también cabe la hipótesis de que en
el contrato de compraventa se aluda expresamente a la necesidad de obtención de
un crédito (entrando enjuego, por tanto, el art. 14.1) y, sin embargo, no se cum-
plan los requisitos del artículo 15.1 LCCon134. También es posible que un mismo
supuesto de hecho permita la aplicación de las dos disposiciones, cuando, además
de concurrir los presupuestos de la conexión contractual, el contrato de compra-
venta incluya la cláusula especificada en el artículo 14.1 LCCon13".
En definitiva, ALFARO AGUII A-REAL yerra en el punto de partida de su argumen-
tación. Según él, la ley española, al igual que la Directiva, exige un acuerdo previo
134. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 70 y 71.
135. Muchos de los errores en que incurre la doctrina a la hora de interpretar el art. 15.1 b)
LCCon tienen su origen en la falta de distinción entre los dos supuestos de vinculación
contractual regulados en la ley, que son, por u n a paite, los comprendidos en los arts. 12,
14.2 y 15, y por otra, el regulado en el art. 14.1. Cada u n o de estos dos grupos obedece a
razones distintas, pretende cumplir fines diferentes y requiere de unos presupuestos también
diferentes. Por eso n o parece correcta la argumentación seguida por algunos autores, como
DÍAZ AIABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 18, que intentan
interpretar el sentido de la expresión «concertado en exclusiva» tomando como referencia,
además del art. 15.1 b), el art. 14.1, párrafo segundo. A mi juicio, este último precepto n o
puede ayudar de ningún modo a la averiguación del alcance de la exclusividad.
194
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
entre prestamista y vendedor en virtud del cual sólo ese prestamista puede conce-
der crédito a los clientes del vendedor, de modo que éstos no tienen la posibilidad
de acudir a otro prestamista, sino que necesariamente deben contratar con la enti-
dad financiera que ha concertado el acuerdo previo con el vendedor. Partiendo
de tal premisa resulta difícil, por no decir imposible, hacer una interpretación
coherente del artículo 15.1 b) LCCon, pues el segundo párrafo de este precepto
sería contradictorio con el primero 130 .
2. La exclusividad entendida como la obligación del prestamista de ofrecer crédito única-
mente a los clientes de ese vendedor.
Demostrado que, a diferencia de lo dispuesto en la Directiva, no es posible en
el Derecho español obligar al comprador, en virtud del acuerdo entre prestamista
y vendedor, a obtener el crédito de ese determinado prestamista, hay que intentar
dar un nuevo sentido a la letra b) del artículo 15.1 LCCon.
El acuerdo previo entre prestamista y vendedor, concertado en exclusiva,
puede crear obligaciones sólo para aquél. Así, cabe pactar que el prestamista estará
obligado a ofrecer crédito únicamente a los clientes del vendedor 137 . Esta interpre-
tación encuentra su mayor apoyo en la literalidad de la ley, que expresamente se
refiere a que en virtud del acuerdo previo el prestamista «ofrecerá crédito a los
clientes del proveedor para la adquisición de los bienes o servicios de éste». En
consecuencia, la obligación que asume el prestamista es doble. En primer lugar,
tiene que ofrecer crédito a los clientes del eonslrJmiíi'or138. Ahora bien, esta obligación
no añade nada nuevo a la actividad que con carácter general realizan los prestamis-
tas, que no es otra que el ofrecimiento de crédito a todos los posibles prestatarios.
Por eso no resulta fácil comprender el motivo que puede llevar a prestamista y
vendedor a celebrar un acuerdo en virtud del cual aquél se compromete a ofrecer
crédito a los clientes de éste, cuando el ofrecimiento de crédito existe igualmente
en ausencia de pacto previo. Pero el prestamista asume una obligación adicional,
que deriva precisamente de la exclusividad. Sólo puede ofrecer crédito a los clien-
tes de ese vendedor, puesto que se ha obligado a no ofertar crédito a terceros
ajenos al contrato de compraventa. Esta última es la característica definitoria de
esta interpretación. Existe una entidad financiera que puede conceder crédito úni-
camente a las personas que adquieran bienes o servicios de un determinado provee-
136. Efectivamente, ¿cómo pueden las partes celebrar u n acuerdo cuya finalidad - q u e el compra-
dor acuda necesariamente a ese prestamista, y n o a u n tercero- viene expresamente prohi-
bida por la Ley?
137. A esta posible forma de interpretación se refiere HOWELLS, G. G./S. WEATHERILL: Consumer
Protection Laxo, cit., pg. 267.
138. Según la SAP Castellón, de 4 de j u n i o de 1997 (AC 1997, 1421), en los contratos de financia-
ción a comprador «se está actuando sobre la base de u n acuerdo previo entre financiador y
vendedor, por el que aquél se compromete a financiar a los clientes de éste» (F. 2 Q ). Sin
embargo, resulta obvio que la obligación que asume el prestamista no puede consistir en
conceder crédito, porque la concesión es u na facultad discrecional (que n o arbitraria) de las
entidades financieras. A lo único que se obliga es a ofrecer crédito, a ofertarlo. En este mismo
sentido, MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambiarlos...», cit., pg. 273.
195
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dor. Lógicamente, el adquirente del bien puede comprarlo mediante el pago al
contado del precio, o puede obtener el préstamo que precisa de un prestamista
distinto al que estipuló con el vendedor el pacto previo [como permite el párr. 2
delart. 15.1 b) LCCon].
El ejemplo típico de esta forma de contratación es el que he descrito bajo el
Modelo A, es decir, la venta de vehículos con pago a plazos, siendo la entidad
financiera una persona jurídica que forma parte de la misma organización empre-
sarial que el vendedor, y que precisamente ha sido creada por éste para asumir la
función de financiación en la adquisición de esos vehículos. Quien desee adquirir
uno de esos vehículos puede comprarlo pagando el precio al contado. Si necesita
financiación externa, puede obtenerla del prestamista que él quiera, o también de
la entidad financiera que ha celebrado ese acuerdo previo, en exclusiva, con el
vendedor, entidad financiera que, por otra parte, únicamente puede conceder cré-
dito a las personas que van a adquirir un vehículo de ese vendedor. Sólo en este
último supuesto cabe considerar a la compraventa y al préstamo como contratos
vinculados. Lo mismo ocurre cuando los grandes establecimientos comerciales,
como por ejemplo El Corte Inglés, permiten a sus clientes realizar el pago a plazos,
a través de la financiación que ofrece un prestamista cuya única misión es conceder
préstamos a los adquirentes de bienes en esos grandes establecimientos («Finan-
ciera El Corte Inglés EFC, SA»). En los dos ejemplos citados se satisface el requisito
específico necesario para que pueda existir vinculación: que el prestamista única-
mente pueda conceder crédito a los clientes de ese vendedor.
Al igual que otros autores 139 , entiendo que esta concepción de la vinculación
debe ser rechazada. A esta conclusión conducen distintos argumentos.
En primer lugar, para los prestamistas y vendedores resultará bastante fácil
burlar la aplicación de la ley. Para ello basta con que no concurra el elemento
característico de la vinculación. En consecuencia, si prestamista y vendedor no
acuerdan que el primero únicamente puede conceder crédito a los clientes del
segundo, esto es, si el prestamista tiene la posibilidad, al menos teóricamente, de
otorgar crédito a personas que no sean clientes de ese concreto vendedor (aunque
en la práctica sólo los conceda a esos clientes), no habrá vinculación. Por esta
misma razón, los contratos celebrados conforme a los Modelos B, C, D y E caerían
fuera del ámbito de aplicación del artículo 15 LCCon, porque no existe en ellos la
exclusividad en el sentido que se ha explicado.
En segundo lugar, se hace depender la vinculación de un hecho totalmente
al margen del consumidor, y que a él le es o le puede ser desconocido. Efectiva-
mente, el consumidor no tiene por qué saber que el prestamista ha celebrado un
139. MARTÍ SÁNCHKZ, J. N.: «La utilización de efectos cambíanos...», cit., pg. 273. Por su parte, DÍAZ
ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 22, afirma que la
exclusividad no puede significar «que el prestamista no pueda ofrecer créditos similares a
otros consumidores que no sean los clientes del suministrador». Más abajo, en esa misma
página, se pregunta la citada autora: «¿Entonces, qué significa ese pacto en exclusiva?... ¿Que-
rrá decir que el concedente de créditos no puede concederlos más que a los clientes del
suministrador? Obviamente la respuesta ha de ser negativa».
196
. 4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
pacto con el vendedor en virtud del cual aquél se ha obligado a conceder crédito
únicamente a los clientes de ese vendedor. Este dato será fácilmente reconocible
por el consumidor en los ejemplos citados de compra de un vehículo con pago a
plazos (Modelo A). Igual sucede en el supuesto de compra en unos grandes almace-
nes (por ejemplo, El Corte Inglés) que disponen de su propia entidad de financia-
ción (Financiaciones El Corte Inglés), que, por definición, sólo concede crédito a
los clientes de este vendedor. Aunque para el comprador parezca evidente que se
trata de una concesión crediticia «en exclusiva», porque el prestamista sólo otorga
crédito a los clientes de este vendedor, la realidad a veces no es así H0 . Por otra
parte, pueden darse casos en los que existe un pacto previo entre prestamista y
vendedor con ese contenido que el consumidor, ni conoce, ni tiene posibilidad de
conocer. Subordinar la aplicación de ciertas normas protectoras para el consumi-
dor (arts. 12, 14.2 y 15 LCCon) a la existencia de un hecho que éste no tiene
posibilidad de conocer resulta inadmisible.
Un tercer argumento se centra en las razones que hacen necesaria la interven-
ción legislativa, a las que ya hemos aludido en numerosas ocasiones. La estipulación
de dos contratos diferentes, de compraventa y de crédito, para conseguir el mismo
fin que antes se alcanzaba a través del contrato de venta a plazos, no puede signifi-
car un perjuicio para el consumidor. Es la unidad económica de los dos contratos
el hecho que determina que las vicisitudes de uno de ellos (incumplimiento del
vendedor, ineficacia del contrato de compraventa) puedan afectar al otro. Y lógica-
mente, la unidad económica no puede hacerse depender de que el prestamista
pueda o no conceder crédito a tales o cuales personas. Lo realmente decisivo es
que en una concreta operación trilateral de adquisición de un bien con pago a
plazos confluyan los datos objetivos que permitan concluir que entre los dos nego-
cios jurídicos existe un nexo funcional. Como fácilmente puede comprenderse, la
posibilidad o no del prestamista de conceder crédito a personas que no son com-
pradores de ese vendedor no puede ser uno de esos datos objetivos. Igual necesidad
de protección tiene el prestatario tanto si el prestamista puede conceder crédito
únicamente a los clientes de ese vendedor como si también puede prestar dinero
a otras personas distintas141.
Sostiene DÍAZ ALABART una tesis que, en cierto modo, supone una matización
de la aquí recogida 142 . Partiendo de la imposibilidad de realizar una interpretación
140. Piénsese, por ejemplo, en las compras realizadas en el hipermercado Continente y financia-
das por Finaconsa: «Servicios Financieros Continente Establecimiento Financiero de Crédito,
SA». En esta hipótesis no existe exclusividad, debido a que esta entidad de financiación,
además de a los compradores en Continente, también concede crédito a otras riersonas,
como son los clientes de MultiOpticas, o de Gofy Restaurante. En consecuencia, esto da lugar
a discriminaciones injustificadas, puesto que mientras las compras financiadas realizadas en
El Corte Inglés sí cumplen los requisitos del art. 15 LCCon, n o sucede lo mismo con las
adquisiciones financiadas que se llevan a cabo en Continente.
141. En efecto, no existe ningún motivo para tratar desigualmente dos realidades que son sustan-
cialmente idénticas. No hay argumentos que justifiquen que el comprador que estipula u n a
compraventa financiada en El Corte Inglés ostente una mayor protección jurídica que el que
realiza una adquisición financiada en el hipermercado Continente.
142. DÍAZ AIABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 22.
197
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
literal d e la ley, estima esta a u t o r a q u e m e d i a n t e el a c u e r d o c o n el v e n d e d o r el
prestamista se obliga a ofrecer crédito a los clientes d e éste, «sin necesidad d e
exclusivas d e n i n g ú n tipo». «Lo ú n i c o lógico q u e p o d e m o s e n t e n d e r - a ñ a d e - es
q u e el suministrador y el c o n c e d e n t e d e crédito t i e n e n q u e h a b e r p a c t a d o q u e el
s e g u n d o p o n e a disposición d e los clientes del p r i m e r o u n a línea d e crédito p a r a
a d q u i r i r los p r o d u c t o s q u e éste comercializa». Esta c o n c e p c i ó n , tal y c o m o a p a r e c e
p l a n t e a d a , resulta insuficiente, f u n d a m e n t a l m e n t e p o r d o s razones. En p r i m e r lu-
gar, p o r q u e si la única obligación q u e recae sobre el prestamista es la d e ofrecer
c r é d i t o , n o tiene sentido q u e celebre c o n el v e n d e d o r u n a c u e r d o q u e tenga este
c o n t e n i d o ; cualquier e n t i d a d financiera p u e d e ofrecer c r é d i t o a los clientes d e u n
p r o v e e d o r sin necesidad d e p a c t o a l g u n o c o n el m i s m o . E n s e g u n d o lugar, p o r q u e
la a u t o r a r e n u n c i a a la exclusividad, p e r o sin a p u n t a r las r a z o n e s q u e le llevan a
o p e r a r d e este m o d o .
3. La exclusividad entendida como la obligación del vendedor de colaborar únicamente con
un determinado prestamista.
La insuficiencia d e la a n t e r i or investigación c o n d u c e al i n t é r p r e t e j u r í d i c o a
i n t e n t a r d a r u n nuevo sentido al artículo 15.1 b) L C C o n . ¿Cuál es e n t o n c e s el
c o n t e n i d o del «acuerdo previo, c o n c e r t a d o e n exclusiva»? La i n t e r p r e t a c i ón más
c o h e r e n t e p a r e c e a p u n t a r e n el sentido d e q u e , m e d i a n t e ese p a c t o, el v e n d e d o r
a y u d a r á al prestamista e n la b ú s q u e d a d e futuros prestatarios, p r e c i s a m e n t e e n t r e
sus p r o p i o s clientes. El v e n d e d o r se obliga, p o r lo t a n t o , a c o l a b o r ar c o n la e n t i d a d
financiera d e algún m o d o e n la p r e p a r a c i ó n o conclusión d e los contrato s d e cré-
dito. E n virtud d e ese pacto, surgen obligaciones p a r a u n a sola p a r t e, concreta-
m e n t e p a r a el v e n d e d o r ; éste d e b e c o o p e r a r c o n el prestamist a p a r a q u e sus pro-
pios clientes, los c o m p r a d o r e s , o b t e n g a n el p r é s t a m o q u e necesitan d e ese c o n c r e t o
prestamista. Esta obligación d e c o o p e r a c i ó n p u e d e consistir e n diferentes prestacio-
nes: informar a sus clientes d e la posibilidad d e o b t e n e r el c r é d i t o d e ese presta-
mista, facilitarles el i m p r e s o d e solicitud d e p r é s t a m o , p o n e r e n c o n t a c t o a los
c o m p r a d o r e s c o n esa e n t i d a d financiera, etc. La misión d e l v e n d e d o r n o será, p o r
t a n t o , obligar a los c o m p r a d o r e s a q u e estipulen el c o n t r a t o d e crédito c o n ese
financiador [el párrafo s e g u n d o d e l art. 15.1 b) L C C o n lo i m p i d e ] , sino intentar, 3.
través d e diversas técnicas d e colaboración, q u e el p r é s t a m o sea o b t e n i d o d e ese
c o n c r e t o prestamista.
El h e c h o d e q u e el a c u e r d o tenga q u e ser « c o n c e r t a d o e n exclusiva» i m p i d e
al v e n d e d o r la celebración d e pactos similares c o n otras e n t i d a d e s financieras. P o r
lo t a n t o , el v e n d e d o r informará a los c o m p r a d o r e s d e la posibilidad d e o b t e n e r
financiación d e esa e n t i d a d financiera, y n o d e o t r a distinta; es decir, la «exclusivi-
dad» implica q u e el v e n d e d o r n o p u e d e estipular u n a c u e r d o d e colaboración
similar c o n otros prestamistas, e s t a n d o obligado e n c o n s e c u e n c i a a c o o p e r a r exclu-
sivamente, ú n i c a m e n t e , c o n el citado prestamista 1 " 13 . A d e m á s , la exclusividad n o
implica n i n g ú n tipo d e limitación p a r a el prestamista, e n el s e n t i d o d e q u e d a r
143. En este sentido, LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit., pg. 166.
198
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
obligado a ofrecer c r é d i t o ú n i c a m e n t e a los clientes d e l v e n d e d o r c o n el q u e esti-
pula el a c u e r d o previo. T a m p o c o s u p o n e n i n g u n a restricción a la libertad del con-
sumidor, p u e s t o q u e p u e d e p r o c u r a r s e el crédito d e u n prestamista distinto a a q u e l
que colabor a c o n el v e n d e d o r 1 H .
E n consecuencia, el c o n t r a t o d e c r é d i t o y el d e c o m p r a v e n t a se c o n s i d e r a r á n
vinculados c u a n d o exista u n a c u e r d o previo e n t r e prestamista y v e n d e d o r , e n virtud
del cual este ú l t i m o se obliga a colaborar ú n i c a m e n t e c o n a q u él ( c o o p e r a r á exclusi-
v a m e n t e c o n u n a e n t i d a d financiera) p a r a q u e los c o m p r a d o r e s q u e precisan finan-
ciación e x t e r n a la o b t e n g a n d e ese prestamista. La obligación d e l v e n d e d o r es, p o r
tanto, d o b l e : u n a obligación positiva (obligación d e h a c e r ) , consistente e n colabo-
rar c o n ese prestamista p a r a posibilitar el acceso d e los c o m p r a d o r e s a los créditos
q u e éste ofrece 145 ; y u n a obligación negativa (obligación d e n o h a c e r ) , e n virtud
de la cual el v e n d e d o r n o p o d r á c o o p e r a r c o n otr a e n t i d a d financiera146. Esta es la
interpretación q u e h a sido acogida t a m b i é n p o r p a r t e d e la d o c t r i n a española 1 4 7 , y
148
extranjera .
144. El pacto entre prestamista y vendedor no tiene el carácter de exclusividad con el significado
que este término posee, por ejemplo, en el contrato de distribución en exclusiva. La genuina
cláusula de exclusividad encierra siempre un límite para los terceros, que verán reducida su
libertad en cuanto a la elección de la persona con la que contratar, lo que en ocasiones
puede constituir un supuesto de competencia desleal. Esto no sucede en el caso que nos
ocupa, debido a que el consumidor continúa siendo libre para designar el prestamista con
quien celebrar el contrato de crédito.
145. El vendedor incumplirá esta obligación cuando no lleve a cabo las labores de cooperación
estipuladas, tendentes a facilitar a los compradores el logro del crédito.
146. Por este motivo, el vendedor incumplirá esa obligación cuando concierte contratos de colabo-
ración similares con otras entidades financieras. Como afirma DÍAZ MORENO, A.: «Algunas
observaciones acerca del artículo 12...», cit., pg. 763, nota a pie 36, «tal pacto de exclusiva
vinculará al proveedor con el financiador y el incumplimiento por el primero de su obliga-
ción -estableciendo acuerdos de colaboración con otros financiadores y dando traslado a los
consumidores de sus ofertas de financiación- comportará las consecuencias correspondientes
en el plano de la responsabilidad contractual».
147. Entre otros, PLANCHUELO, G.: «Protección del consumidor...», cit., pg. 44; DÍAZ MORENO, A.:
«Algunas observaciones acerca del artículo 12...», cit., pg. 763, nota a pie 36; BUITRAGO RUBIRA,
J. R.: «Comentario a la Sentencia...», cit, pg. 373; MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de
efectos cambiarios...», cit, pg. 273. Estima este autor que la interpretación más razonable
consiste en entender que «el proveedor concierta con un "empresario" del crédito que a sus
clientes sólo los remitirá a, o pondrá en contacto con, dicho "empresario" para la obtención
del crédito». También parece partir de esta concepción RAMOS HERRANZ, I.: «Tarjetas electróni-
cas...», cit, pg. 452. En relación a la posible aplicación del art. 15 LCCon a las tarjetas de
crédito, estima esta autora que tal aplicación no procede, «ya que los proveedores de bienes
y servicios admiten un gran número de tarjetas de crédito»; esto es, el vendedor -no asume
la obligación negativa de no cooperar con otras entidades de financiación. En' el mismo
sentido, GETE-ALONSO, M. C. {Las tarjetas de crédito. Relaciones contractuales y conflictividad. Ma-
drid, Marcial Pons, 1997, pg. 108, y en «Las tarjetas como instrumento de pago», en DEL
Pozo CARRASCOSA, P./M. DÍAZ MUYOR (Coord.): Contratación bancaria. Madrid, Marcial Pons,
1998, pg. 230) rechaza la aplicación del art. 15 LCCon a las tarjetas de crédito, entre otras
razones, porque no existe el acuerdo en exclusiva: «un establecimiento no acostumbra a
admitir una sola tarjeta de crédito», es decir, no se aplica el art. 15 LCCon porque el vende-
dor no asume la obligación de no colaborar con otros prestamistas.
148. En Italia, LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit, pg. 166. En Irlanda, BIRD, T.: Consumer
Credit Law, cit, pg. 298.
199
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La concepción del nexo funcional derivada del examen conjunto de los dos
párrafos del artículo 15.1 b) LCCon puede, a primera vista, considerarse adecuada.
El legislador español, haciendo uso de la posibilidad que le concede el artículo 15
de la Directiva de aumentar la protección de los consumidores, configura la cone-
xión contractual de un modo más flexible, menos rígido, ampliando de este modo
su ámbito de aplicación. Un análisis detenido de la situación conduce, empero, a
una valoración negativa de esta interpretación. Ninguna duda se plantea en rela-
ción a la exigencia de la colaboración entre prestamista y vendedor. Los problemas
surgen en relación a la obligación de no hacer asumida por el vendedor, que es la
obligación de no colaborar con otros prestamistas.
A continuación enumero las críticas que, a mi juicio, merece esta interpreta-
ción.
En primer lugar, las entidades financieras y los vendedores se pueden concer-
tar de tal modo que eviten «a priori» la concurrencia del presupuesto al que alude
la letra b) del artículo 15.1 LCCon H0 . Para ello bastará con que en el acuerdo
previo de colaboración el vendedor no asuma explícitamente la obligación de no
cooperar con otros financiadores, o se incluya una cláusula en la que se le autoriza
para celebrar acuerdos de colaboración con otros prestamistas 100 . De este modo,
no concurren los presupuestos de la conexión funcional enumerados en el artículo
15.1 LCCon cuando el vendedor perfecciona un solo contrato de colaboración,
con un determinado prestamista, pero sin incluir la «exclusividad», es decir, sin
que el vendedor quede obligado a la no celebración de contratos similares de
colaboración con otras entidades financieras.
En segundo lugar, la imposibilidad que el comprador tiene de percibir el pacto
de exclusividad también merece una reflexión 1 ' 1 . Si el consumidor se dirige a un
vendedor, con la intención de comprar un bien concreto, y éste le ofrece la posibili-
dad de financiar la adquisición mediante un préstamo concedido por una determi-
nada entidad prestamista, ¿cómo puede conocer el consumidor si la colaboración
entre el prestamista y el vendedor satisface el requisito de la «exclusividad»? El será
consciente de la existencia de una colaboración planificada entre los dos empresa-
rios, pero no puede percibir si el vendedor se ha obligado frente a ese prestamista
a no celebrar acuerdos de colaboración con otros financiadores, cumpliéndose por
149. Afirma MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambiarios...», cit., pg. 226, que la
«exigencia legal de la exclusiva... puede ser utilizada como instrumento para burlar fácil-
mente dicha medida de protección del consumidor». En este mismo sentido, DÍAZ AIABART,
S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 22; BUITRAGO RUBIRA, J. R.: «Co-
mentario a la Sentencia...», cit., pg. 373; MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme
in attuazione di direttive comunitarie...», cit., pg. 867, nota a pie 219; LA ROCCA, D.: La qualitá
dei soggetti..., cit., pg. 166; GVPRIGLIONE, F.: «Crédito al consumo», in CAPRIGLIONE, F./V. MEZZA-
CAI'O: Códice commentato delta banca, cit., pg. 2111; F. MACARIO, e n GVNALE/MACARIO/MASUCCI:
«Norme in attuazione di direttive comunitarie...», cit., pg. 767; FABER, W.: Der Einwendungs-
durchgriff..., cit., pg. 23.
150. DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 28.
151. MACARIO, F., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit., pg. 767.
200
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
tanto el presupuesto exigido por el artículo 15.1 b) LCCon, o si la posibilidad
de estipular pactos con otros prestamistas no ha sido excluida. En definitiva, el
consumidor no puede conocer, en el momento de la perfección de los contratos,
el alcance de la responsabilidad del prestamista en la hipótesis de incumplimiento
contractual del vendedor, debido a que la presencia de uno de los elementos nece-
sarios para la extensión de la responsabilidad al prestamista - e n concreto, la asun-
ción por el vendedor de la obligación de no celebrar acuerdos de colaboración
con otros financiadores- no es, ni puede ser conocido, por el consumidor 1 ' 2 . No
conoce, ni está en condiciones de hacerlo, si el acuerdo que une al vendedor con
esa entidad prestamista, con la que él después estipula el contrato de crédito, cum-
ple o no el requisito de la exclusividad.
En tercer lugar, esta configuración de la vinculación se presenta inaceptable
en materia de prueba 1^3. Para que el consumidor pueda ejercitar los derechos que
la ley le reconoce en la hipótesis de vinculación contractual, tendrá que probar
que se cumplen los presupuestos de la conexión enumerados en las letras a), b) y
c) 1 ' 4 . El comprador tendrá que probar la existencia de una colaboración entre
prestamista y vendedor para facilitar a los consumidores que no disponen de dinero
suficiente el acceso a los bienes de ese vendedor. En este punto no existen especia-
les dificultades. Sin embargo, y es aquí donde se plantea el problema con toda su
crudeza, deberá demostrar también que el vendedor colabora exclusivamente con
ese prestamista, esto es, que se ha obligado a no cooperar con otros financiadores.
Para el consumidor esta prueba es prácticamente imposible 155 , puesto que no tiene
acceso al documento en el que se plasma el acuerdo de colaboración entre presta-
mista y vendedor.
En cuarto y último lugar, el fin protector de la normativa reguladora de los
contratos financiados por terceros choca frontalmente con esta forma de entender
la vinculación.
4. Nuestra tesis: la exclusividad entendida como la colaboración del vendedor únicamente
con un determinado prestamista.
Es posible aún ofrecer otra interpretación de la expresión «acuerdo previo,
concertado en exclusiva», que se mostrará, a mi juicio, como la más adecuada. Los
contratos de compraventa y préstamo estarán vinculados cuando durante la fase
de celebración de los contratos quede patente la colaboración planificada entre
152. Como afirma MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive
comunitarie...», cit., pg. 870, en un caso como el descrito n o se garantiza al consumidor u na
exacta percepción d e los límites de responsabilidad del concedente del crédito, contrayendo
una obligación frente al prestamista sin poseer elementos suficientes para comprender la
existencia y el significado de un acuerdo de exclusiva.
153. LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit., pg. 166; FABER, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 23.
154. FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratas vinculados...», cit., pg. 241; SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los
instrumentos cambiarios y la defensa de los consumidores...», cit., pg. 362; KRÁMER, L.: La
CEE et la protection de consommateur. Bruselas, 1988, pg. 303.
155. LA ROCCA, D.: La qualitá dei soggetti..., cit., pg. 165.
201

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
prestamista y vendedor, siempre que además el vendedor colabore únicamente con
ese prestamista. En consecuencia, deben concurrir simultáneamente dos presu-
puestos. En primer lugar, se precisa la colaboración planificada entre prestamista
y vendedor, o más exactamente, que la celebración del contrato crediticio se haya
producido debido a la colaboración existente entre los dos empresarios. En se-
gundo lugar, es necesario que el vendedor colabore únicamente (exclusivamente)
con ese prestamista, esto es, que no lleve a cabo relaciones de colaboración con
otros financiadores. El dato decisivo es que el vendedor colabore de hecho con ese
solo prestamista, independientemente de que el vendedor haya asumido o no
frente al financiador la obligación de cooperar únicamente con él.
En consecuencia, en el acuerdo previo prestamista y vendedor pactan que éste
intentará que el consumidor obtenga el crédito de ese prestamista. Si así sucede, el
prestamista premiará al vendedor de la forma acordada (entregándole un canon
fijo por cada consumidor que le envíe, concediéndole crédito a un interés más
bajo, etc.). Lógicamente, el acuerdo previo no supone ninguna limitación para el
prestamista (que puede conceder crédito o no a ese consumidor, en función de
sus criterios) ni para el consumidor (que puede recibir el crédito de otro presta-
mista, si así lo desea). Tampoco es necesario que implique una limitación para el **•
vendedor, puesto que no se exige que éste se haya obligado frente al prestamista
a no realizar labores de colaboración con otras entidades de financiación.;
El gran inconveniente de esta interpretación se produce en relación a la
prueba. El consumidor debe acreditar que existe una colaboración entre presta-
mista y vendedor, y que el vendedor colabora únicamente con este prestamista.
Por lo tanto, la prueba tiene dos facetas distintas. Por una parte, consiste en la
prueba de un hecho positivo, como es la obtención del préstamo debido a la co-
laboración entre prestamista y vendedor. Por otra, hay que acreditar asimismo la
concurrencia de un hecho negativo: que el vendedor no colabora con otras entida-
des de financiación para facilitar a los consumidores la adquisición financiada de
bienes. Si bien la prueba del hecho positivo no presenta especiales dificultades, no
cabe decir lo mismo de la prueba del hecho negativo.
Uno de los principios relativos a la carga de la prueba es que no puede exigirse
a nadie la prueba de un hecho negativo, por constituir una prueba diabólica. En
consecuencia, ante la imposibilidad de que sea el consumidor el que pruebe un
hecho negativo - en nuestro caso, la ausencia de colaboración con otras entidades
de financiación-, se produce una modificación de la carga de la prueba. Será e l "
prestamista el que, si quiere impedir la consideración de los contratos como vincu-
lados, tenga que probar un hecho positivo: la colaboración de ese vendedor con
otros prestamistas.
Por otra parte, esta conclusión se muestra como la más acertada si se toma en
consideración cuál de las dos partes está en mejores condiciones de aportar prue-
bas sobre el carácter exclusivo o no de la colaboración. Desde este punto de vista,
es evidente que la fuente de la prueba está más al alcance del prestamista que del
consumidor. Debido a las relaciones profesionales que unen al prestamista con el
202
l
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
vendedor, aquél podrá obtener de éste la cooperación necesaria con el fin de
demostrar que el vendedor colabora también con otras entidades de financiación.
En cambio, si es el consumidor el que reclama la colaboración del vendedor, lo
más probable es que éste haga caso omiso a esta petición, debido a que existe una
patología en el contrato de compraventa de la que, a veces, el máximo responsable
es el propio vendedor (por ejemplo, porque ha habido un incumplimiento contrac-
tual por su parte).
Esta interpretación viene avalada por la doctrina del Tribunal Supremo que,
en relación a las reglas que rigen la carga de la prueba, tiene establecido que «no
se trata de la aplicación de unos principios inflexibles, sino que dependen de la
naturaleza del debate, la disponibilidad y la realidad de la prueba» h,t> . En el caso
que se analiza, habida cuenta del carácter negativo de los hechos en que se materia-
liza la exclusividad de la colaboración -ausencia de colaboración con otros presta-
mistas-, de la cercanía al prestamista de los hechos de la prueba, y de la mayor
disponibilidad de dicha prueba que tiene el prestamista, en comparación con el
consumidor, habrá de entenderse que la carga de la prueba recae sobre el financia-
dor, por lo que será éste quien tenga que demostrar que el vendedor no colabora
exclusivamente (únicamente) con él.
y/^ En conclusión, para que entre en juego la normativa de los contratos vincula-
dos establecida en la Ley 7/1995, el consumidor deberá probar la existencia de
colaboración planificada entre prestamista y vendedor. En relación al carácter ex-
clusivo de la colaboración, se altera la carga de la prueba: es el prestamista quien
tiene que acreditar que no exista la exclusividad. En ausencia de esta prueba, se
entenderá que la colaboración con el prestamista se produce «en exclusiva», esto
es, que el vendedor colabora únicamente con ese financiador.
Para evitar la consideración de los dos contratos como vinculados, el presta-
mista debe probar que el vendedor colabora, además de con él, con otras entidades
de financiación. La prueba de esta circunstancia significa que no hay exclusividad,
porque el vendedor no colabora únicamente con un determinado prestamista, sino
que lo hace con varioá. No basta con que demuestre que el vendedor ha celebrado
acuerdos de colaboración con diferentes entidades de financiación, por medio de
los cuales se compromete a dirigirá los compradores ante las mismas. Si esta prueba
fuera suficiente, se dejaría abierta una vía a las entidades financieras y a los vende-
dores para concertarse «a priori» con el fin de evitar la aplicación de la ley: bastaría
con que el vendedor celebrara acuerdos de colaboración con varios prestamistas
(aunque después, en la práctica, todos los contratos de crédito se estipulen sólo
con uno de ellos). El prestamista tiene que demostrar que el vendedor colabora
planificamente de hecho con varios financiadores para facilitar a los consumidores
la adquisición financiada de bienes. En consecuencia, lo importante no es que el
vendedor haya celebrado dos o más acuerdos de colaboración con distintos presta-
156. Así, SSTS de 23 septiembre 1986 (RJ 1986, 4782), 24 abril 1987 (RJ 1987, 2728), 15 junio
1988 (RJ 1988, 4931), 23 septiembre 1989 (RJ 1989, 6352) y 19 noviembre 1990 (RJ 1990,
8957).
203
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mistas, sino que de hecho, en la práctica, haya cooperado con varios prestamistas
para que el consumidor estipule con ellos los contratos crediticios.
De conformidad con esta interpretación, en los ejemplos que he descrito como
Modelos A (préstamo de «Renault Financiaciones» para adquirir un vehículo Re-
nault) y B (compra de un televisor en el establecimiento «Cadena Master» con la
financiación de Fimestic) existe vinculación contractual entre los dos contratos. El
consumidor puede probar que el préstamo se ha obtenido debido a la colaboración
entre vendedor y prestamista, pero éste no podrá demostrar que el vendedor
colabora además con otros financiadores, porque la realidad es que coopera única-
mente con él. En cambio, no hay contratos vinculados en el Modelo C (compra de
un ordenador en el establecimiento «Grupo Egin», con la ayuda del préstamo
obtenido del Banco de Santander). En este caso el prestamista podrá probar que
el vendedor no colabora sólo con él, sino que también lo hace con otros financia-
dores (Bancaja) con los que mantiene relaciones de colaboración. Tampoco en el
Modelo D (venta de un ordenador con financiación realizada por una entidad de
crédito, siendo el vendedor un tercero distinto al financiador) pueden considerarse
vinculados los contratos de compraventa y préstamo, y por la misma razón: el pres-
tamista podrá demostrar que el vendedor no colabora exclusivamente -única-
mente- con él, aportando pruebas de que también coopera con otras entidades de
financiación.
Esta es, a mi juicio, la configuración del «acuerdo previo, concertado en exclu-
siva», que debe acogerse. Su aspecto más destacado es, como se ha indicado, la
alteración de la carga de la prueba en relación al hecho negativo de que el vende-
dor no colabora con otros prestamistas. Sin embargo, siguen existiendo algunas
dificultades importantes, que permiten criticar esta concepción legal del nexo fun-
cional.
En primer lugar, no hay vinculación contractual cuando el vendedor colabora,
aunque sólo sea esporádicamente, con otro prestamista 1 "'. Por este motivo, los ven-
dedores y prestamistas pueden evitar «a priori» la aplicación de la ley. Para eso
bastará con que los vendedores colaboren, siquiera sea ocasionalmente, con otro
prestamista distinto a aquél con el que lo hacen habitualmente. De este modo éste
podrá acreditar que el vendedor no coopera únicamente con él.
En segundo lugar, esta concepción choca frontalmente con la finalidad perse-
guida por una normativa protectora de los consumidores en el ámbito de las rela-
ciones trilaterales de consumo. Existiendo colaboración entre prestamista y vende-
dor, indiferente es que este vendedor mantenga relaciones comerciales
exclusivamente con él, o que colabore con dos o más prestamistas. Lo importante
es que el préstamo se haya obtenido gracias a la colaboración entre prestamista y
vendedor, sin desempeñar ningún papel el hecho de que este último colabore o
no únicamente con un determinado prestamista.
157. PLANCHÉELO, G.: «Protección del consumidor...», cit., pg. 44.
204
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
En conclusión, la conexión funcional entre la compraventa y el préstamo se
define en el artículo 15 LCCon de un modo muy estrecho. No sólo se requiere
una colaboración planificada entre prestamista y vendedor, sino además que éste
colabore exclusivamente con aquél, no pudiendo, por tanto, cooperar asimismo
con otras entidades de financiación. Esta manera tan restrictiva de delimitar el
nexo funcional ha sido censurada por la doctrina, que ha criticado la exigencia de
la exclusividad158.
B. Otros supuestos de conexión funcional con trascendencia jurídica.
La última interpretación que hemos propuesto del artículo 15.1 b) LCCon, es,
de las cuatro realizadas, la que hace aplicable el artículo 15.1 a un mayor número
de supuestos de compraventa financiada. Es, por ello, la interpretación más favora-
ble para el consumidor. Sin embargo, acaban de enumerarse algunas razones que
desaconsejan esta interpretación. Resulta lógico que se exija una determinada co-
laboración entre prestamista y vendedor para que el contrato crediticio se consi-
dere vinculado a la compraventa. Sin embargo, no hay ninguna razón que justifique
la vinculación contractual sólo para el caso de que el vendedor colabore única-
mente con ese prestamista, de manera que si mantiene relaciones de colaboración
con varias entidades de financiación ya no pueden considerarse vinculados los dos
negocios jurídicos.
Con ser esto cierto, no debe olvidarse que el artículo 15.1 b) LCCon requiere,
para que el contrato crediticio pueda entenderse vinculado al de compraventa, la
existencia de un acuerdo entre prestamista y vendedor, «concertado en exclusiva».
Lo deseable hubiera sido que en el artículo 15 LCCon no existiera ninguna referen-
cia a la exclusividad1"9. Este era el sentido de la enmienda número 12 presentada
en el Congreso por el Grupo Socialista, que proponía la supresión del término
«exclusivamente» del Proyecto de Ley160. Y en esta misma dirección parecen mo-
158. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit, pg. 92j Rojo AJURIA, L.: «El crédito al consumo»,
cit., pg. 328; y DÍAZ ALABART, S.: «Financiación deT consumo y contratos unidos...», cit., pg. 22,
quien sostiene que esta exigencia es «claramente excesiva».
159. Comparte esta opinión DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...»,
cit., pgs. 19 y 22. En contra, ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1048,
nota a pie de página 24, quien sostiene que la eliminación de la exclusividad priva de cual-
quier sentido al pacto previo: «¿para qué necesita el prestamista celebrar un acuerdo con el
proveedor según el cual los clientes del proveedor pueden pedir dinero prestado al presta-
mista para financiar las adquisiciones que realicen al proveedor? Es obvio que el financiador
siempre puede ofrecer sus servicios a los consumidores». Se le escapa al autor que la publici-
dad e información facilitada por el vendedor puede ser un factor concluyente para que el
comprador reciba el crédito de ese concreto prestamista. Por otra parte, el acuerdo previo
n o tiene por contenido el que expresamente aparece recogido en la Ley, como sostiene
ALFARO, sino que en él, prestamista y vendedor acuerdan llevar a cabo relaciones de colabora-
ción que permitan la adquisición de bienes a plazos. Así entendido, resulta evidente, n o sólo
que es posible la existencia de acuerdos prestamista-vendedor sin exclusividad, sino también
que ésta es la única manera de proteger eficazmente al consumidor.
160. Enmienda publicada en el BOCG, Congreso de los Diputados, VI Legislatura, Serie A, núm.
70-8, de 7 de noviembre de 1994, pg. 20. Más tarde, como se vio, en la Comisión de Economía,
Comercio y Hacienda, el propio Grupo Socialista realiza «in voce» una «autoenmienda»,
205
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
verse las instituciones europeas, en los distintos informes realizados sobre la aplica-
ción de la Directiva 87/102/CEE. En concreto, en el Informe sobre la aplicación de la
Directiva 87/102/CEE, presentado por la Comisión el 11 de mayo de 1995 [COM
(95) 117 final], se solicita la supresión de la expresión «exclusivamente» del ar-
tículo 11.2 de la Directiva161.
Lógicamente, no cabe sostener, sin más, que como lo ideal hubiera sido que
en la redacción definitiva de este precepto hubiera desaparecido cualquier referen-
cia a la exclusividad, simplemente se prescinde de esta mención a la hora de inter-
pretarlo. Tal modo de proceder no es admisible. ¿Cuál es, entonces, el camino que
debe seguir el intérprete jurídico? En mi opinión, hay dos posibilidades. Según la
primera de ellas, hay que partir del texto del artículo 15 LCCon para, mediante
distintos mecanismos, ampliar el ámbito de aplicación de esta disposición, que en
consecuencia entrará en juego en otros supuestos distintos a los expresamente
regulados en ella. Una segunda posibilidad, que se demostrará como la más ade-
cuada, consiste en admitir la existencia de contratos vinculados «al margen» del
artículo 15 LCCon, en los que las vicisitudes del contrato de compraventa también
van a provocar determinadas consecuencias jurídicas en el contrato crediticio.
1. La aplicación de las normas de la LCCon a otros supuestos de conexión funcional.
Una primera vía que se le ofrece al intérprete es la de considerar que concu-
rren los presupuestos de la vinculación contractual diseñados en el artículo 15.1
LCCon en hipótesis en las que realmente falta uno de ellos, en concreto el relativo
a la exclusividad. Se trata de suavizar o eliminar, a través de distintos procedimien-
tos, el carácter «exclusivo» de la colaboración entre prestamista y vendedor, am-
pliando de este modo el ámbito de aplicación del artículo 15 LCCon. Estos meca-
nismos son los siguientes:
1) Probada la colaboración entre prestamista y vendedor, hay que presumir
«iuris et de iure» que el vendedor colabora únicamente con ese prestamista. De
este modo, la existencia de colaboración planificada sería suficiente para desenca-
denar la entrada enjuego del artículo 15 LCCon. En mi opinión, esta interpreta-
ción es inadmisible. Se trataría de una presunción no legal, que por tanto queda
sometida al régimen del artículo 1253 CC. Según este precepto, sólo cabe la pre-
sunción cuando «entre el hecho demostrado y aquel que se trate de deducir haya
un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano» 102 . Tal circunstan-
cia no concurre en el caso que analizamos, puesto que del hecho de que exista
colaboración planificada entre prestamista y vendedor no cabe deducir, según los
finalmente admitida, en la que sustituye ese vocablo por la expresión «concertado en exclusi-
va».
161. El ap. 213 del Informe establece: «en aras de claridad habría que suprimir la expresión
"exclusivamente" del artículo 11» (pg. 65). Esta reflexión se repite en el ap. 51 del Informe
resumido de reacciones y comentarios presentado por la Comisión: «el término "exclusivamente"
ha resultado ser ambiguo», lo que aconseja su eliminación del texto del art. 11 de la Directiva.
162. Sobre el alcance de este precepto, v. SKRRA DOMÍNGUEZ, M.: «Comentario al art. 1253 CC», en
AA W : Comentario del Código Civil, Ministerio de Justicia, t. II, pgs. 427 y ss.
206
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
criterios de la razón humana, que el vendedor colabora únicamente con ese presta-
mista. No existe el enlace lógico necesario entre una circunstancia y otra, por lo
que no puede aceptarse la existencia de la presunción.
2) Tampoco el recurso a la analogía es posible. La analogía es un proceso
para integrar una laguna legal, que consiste en el traslado de una regla, establecida
en la ley para un supuesto de hecho, a otro supuesto de hecho, no regulado en la
ley, «similar» a aquél 103 . Se trataría de aplicar analógicamente a la compraventa
financiada producto de la colaboración planificada entre prestamista y vendedor,
pero sin acuerdo de exclusividad, la normativa fijada en el artículo 15 LCCon para
la compraventa, financiada en la que existe un acuerdo de exclusividad. En mi
opinión, la aplicación analógica de este precepto es inaceptable. Ello se debe, fun-
damentalmente, a que no existe una laguna legal que haya que integrar. El legisla-
dor ha querido conscientemente limitar la vinculación contractual a aquellos casos
en que, además de existir colaboración planificada, el vendedor colabora única-
mente con ese prestamista. De modo que, si el vendedor mantiene relaciones de
colaboración con otros financiadores, no procede la aplicación del artículo 15
LCCon, ni siquiera por analogía, pues precisamente ésta ha sido la intención del
legislador.
En conclusión, el precepto legal que atribuye al prestamista cierta responsabili-
dad en caso de incumplimiento del vendedor no puede aplicarse a un supuesto de
hecho que no satisface los requisitos previstos en las letras a), b) y c) del artículo
15.1 LCCon. El artículo 15 LCCon sólo entra e n j u e g o cuando se cumplen estos
requisitos, de manera que, si no existe el acuerdo previo «en exclusiva», no hay
vinculación contractual que permita la aplicación de esta disposición. La conse-
cuencia última es, por tanto, la imposibilidad de «eliminar» la exclusividad del
artículo 15.1 b) LCCon partiendo del texto de la propia ley.
2. La conexión funcional entre compraventa y préstamo sin acuerdo previo «en exclusiva».
Contratos vinculados «en» la LCCon y contratos vinculados «al margen» de la LCCon.
A la vista de que no es posible proceder a una «ampliación» del supuesto de
hecho de la vinculación contractual a partir del propio texto del artículo 15
LCCon, resulta necesario tomar un camino distinto\ Este ha de basarse, a mi juicio,
en el reconocimiento de la existencia de contratos vinculados «al margen» de la
LCCon. El legislador ha establecido en los artículos 12, 14.2 y 15 LCCon unas
determinadas consecuencias jurídicas cuando concurra un supuesto concreto de
vinculación contractual. Ello no es un obstáculo, sin embargo, para qyie fuera de
eslTrfipótesTs^üeda admitirse, de conformidad con nuestro ordenamiento jurídico,
otros casos de vinculación contractual en los que las vicisitudes que se produzcan
en el contrato de compraventa puedan provocar algún tipo de consecuencia jurí-
dica en el contrato crediticio 161 .
163. LARKNZ, K.: Metodología de la ciencia del derecho, Ariel. Barcelona, 1994, pg. 374.
164. Como señala GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 102, la regulación de los
contratos vinculados que se hace en la LCCon no es excluyeme.
207
Ai. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
En este sentido, conviene retener que el criterio determinante de la conexión
funcional de dos contratos diferentes radica en la doctrina de la causa, concreta-
mente en la denominada «causa concreta», entendida como el propósito empírico
que las partes persiguen mediante la celebración de los dos contratos. La finalidad
concreta perseguida por las partes deja de ser un motivo, irrelevante desde el punto
de vista jurídico, para formar parte de la causa y adquirir así relevancia jurídica.
Aplicando esta teoría al ámbito del crédito al consumo, puede afirmarse la existen-
cia de un nexo funcional entre la compraventa y el crédito cuando los dos contratos
se han celebrado para facilitar al consumidor la adquisición de bienes a cambio
del pago a plazos. Es obvio que no basta con que esta finalidad se desprenda de
datos subjetivos. Es necesario, más bien, que la conexión funcional se manifieste a
través de datos objetivos, de los que pueda fácilmente deducirse que ambos contra-
tos, debido a su vinculación causal, son parte de una única operación económica.
Y existe un gran consenso doctrinal a la hora de entender que el dato fundamenta]
que permite afirmar la existencia de conexión funcional es la obtención del prés-
tamo a causa de la colaboración planificada entre prestamista y vendedor. La co-
laboración planificada constituye, por tanto, el presupuesto esencial de la vincula-
ción contractual"''. La vinculación causal entre los dos contratos tiene lugar cuando
la concesión crediticia es resultado de la colaboración planificada entre prestamista
y vendedor 160 .
En consecuencia, existe vinculación contractual entre los contratos de compra-
venta y préstamo cuando el consumidor recibe el préstamo debido a la colabora-
ción planificada existente entre prestamista y vendedor. A esta hipótesis vamos a
denominarla como contratos vinculados «al margen» de la LCCon, puesto que hay
conexión contractual, pero no se trata de la regulada en la LCCon, sino de otra
distinta, establecida en aplicación de la doctrina de la causa.
Por lo tanto, existen dos tipos de contratos vinculados (o más correctamente,
de contrato de crédito vinculado a la compraventa):
1) Contratos vinculados «en» la LCCon, que podemos denominar simple-
mente como contratos vinculados. Satisfacen los presupuestos establecidos en las
letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon. Es decir, el préstamo se obtiene debido
a la colaboración planificada entre prestamista y vendedor, y éste colabora única-
mente con ese prestamista, y no con otros. Cuando se esté en presencia de una
compraventa financiada de este tipo, habrán de aplicarse las consecuencias jurídi-
cas previstas en los artículos 12, 14.2 y 15 LCCon.
165. Así, FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 247; LÓPEZ S^NCHEZ, M. A.:
«Crédito y protección...», cit., pg. 30; ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit.,
pg. 1047, y en voz «Crédito al consumo», en Enciclopedia Jurídica Básica, cit., pg. 1798; VÉRGEZ,
M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1151; MUÑOZ CERVERA, M.: «Ley 7/1995, de 23 de
marzo...», cit., pg. 210; VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 617; DÍAZ
MORENO, A.: «Algunas observaciones acerca del artículo 12...», cit., pg. 756; PAZ-ARES RODRÍ-
GUEZ, J. C : «Las excepciones cambiarías», c i t , pg. 275; FERRANDO, G.: «Crédito al consumo:
operazione económica unitaria...», cit., pg. 612; MASUCCI, S. T., en CANALE/MAGARIO/MASUCCI:
«Norme in attuazione di direttive comunitarie...», cit., pg. 868.
166. JUSTE MENTÍA, J.: «Contratación a distancia y protección de los consumidores...», cit., pg. 1626.
208
. 4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
2) Contratos vinculados «al margen» de la LCCon. Existe colaboración plani-
ficada entre prestamista y vendedor, pero falta la «exclusividad» a la que alude la
letra b) del artículo 15.1 LCCon. También en esta hipótesis las vicisitudes del con-
trato de compraventa provocarán algún tipo de consecuencia jurídica en el con-
trato crediticio, no por aplicación - n i directa ni analógica- de algunos preceptos
de la LCCon, sino por la conexión causal existente entre los dos negocios jurídicos.
De los distintos modelos de compraventa financiada que hemos propuesto, los
Modelos A y B pueden considerarse como contratos vinculados «en» la LCCon,
puesto que el vendedor colabora con un prestamista (y sólo con ese prestamista)
en facilitar al consumidor la adquisición de un producto con pago a plazos. El
Modelo C (compra de un ordenador en el establecimiento «Grupo Egin», con la
financiación del Banco Santander, manteniendo el vendedor relaciones de colabo-
ración con ese banco y también con Bancaja) es un caso de contratos vinculados «al
margen» de la LCCon, puesto que el préstamo se recibe debido a la colaboración
planificada entre el vendedor y ese prestamista, pero no hay relación de exclusivi-
dad, ya que el vendedor mantiene relaciones de colaboración con otras entidades
de financiación, como Bancaja. Del mismo tipo son los contratos celebrados en los
Modelos D y E (adquisición de un ordenador tras la oferta de venta y financiación
realizada por una entidad de crédito, con la advertencia de que el vendedor es una
persona distinta al prestamista). El hecho de que el consumidor celebre los dos
contratos con el flnanciador, sin contactar directamente con el vendedor, es señal
inequívoca de la colaboración planificada existente entre ambos. No existe exclusi-
vidad, pues el vendedor no colabora únicamente con ese prestamista, sino que lo
hace también con otras entidades de financiación.
C. El rasgo definitorio de la conexión funcional: la colaboración planificada entre
prestamista y vendedor.
1. La idea de la colaboración planificada.
En todo supuesto de vinculación contractual entre compraventa y préstamo la
obtención del crédito es resultado de la colaboración planificada entre prestamista
y vendedor. En los contratos vinculados «al margen» de la LCCon, la colaboración
planificada es el único presupuesto que determina la conexión funcional entre los
dos negocios jurídicos. En cambio, en los contratos vinculados «en» la LCCon, la
colaboración planificada es un requisito necesario, pero no suficiente. Se requiere
además que el acuerdo previo entre prestamista y vendedor haya sido «concertado
en exclusiva», esto es, que el vendedor no mantenga relaciones de colaboración
con otros prestamistas.
Por consiguiente, el hecho decisivo de la conexión funcional es la colabora-
ción planificada entre prestamista y vendedor, que deriva normalmente de un
acuerdo previo entre ambos 167 . La descripción del origen y la evolución de los
167. De un contrato de colaboración, como lo denomina BUITRAGO RUBIRA, J. R.: «Comentario a
209
Ai. /. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
negocios financiados por un tercero muestra lo acertado de esta concepción. Seme-
jante conclusión se alcanza también cuando se analizan los antecedentes de la
Directiva comunitaria, la regulación de otros supuestos de vinculación contractual
establecidos en el derecho español, o el estudio de la manera en que otros países
de nuestro entorno han configurado la vinculación.
a) En relación a los antecedentes de la Directiva comunitaria, en concreto a
las Propuestas de Directiva de 1979 y de 1984, llama la atención que en ninguna
de ellas se exija la exclusividad168. Lo importante, según la Propuesta de 1984, es
que prestamista y vendedor hayan estipulado un convenio de colaboración, que
exista entre ambos una relación negocial, sin aludir a ningún tipo de exclusividad.
Fue más tarde, en la redacción definitiva de la Directiva, cuando el legislador comu-
nitario, influido sin duda por los lobbys bancarios y financieros, decide exigir adicio-
nalmente el requisito de la exclusividad109.
b) En otras leyes de nuestro ordenamiento jurídico el legislador ha tomado
en consideración la vinculación contractual que existe entre la compraventa y el
préstamo para hacer derivar de ella determinadas consecuencias. En concreto, exis-
ten tres leyes que facultan al consumidor, una vez que ha desistido del contrato de
compraventa, para resolver el contrato crediticio, dejándolo sin efecto. Para que
ello suceda es preciso que exista un acuerdo previo de colaboración entre presta-
mista y vendedor, sin que se exija ningún tipo de exclusividad.
Así sucede, en primer lugar, en materia de venta a plazos. El artículo 9.2
LVPBM/1998 dispone que si el comprador desiste del contrato de compraventa,
podrá obtener la resolución del contrato de financiación al vendedor. Como tal
hay que considerar, entre otros, a aquellos contratos «mediante los cuales dicho
vendedor y un fmanciador se conciertan para proporcionar la adquisición del bien
al comprador contra el pago de su coste de adquisición en plazo superior a tres
meses» [art. 4.2 b) LVPBM/1998] 170 . La amplitud con la que se define la coopera-
ción entre prestamista y vendedor es grande. Basta con que a través de ese acuerdo
se permita al consumidor la adquisición de un bien con pago a plazos. En conse-
cuencia, no es necesaria ningún tipo de exclusividad. En mi opinión, el concierto
entre prestamista y vendedor a que se refiere la LVPBM/1998 tiene que recondu-
la Sentencia...», cit., pg. 367. Según este autor, este contrato encaja sin grandes dificultades
en el contrato de agencia.
168. En la primera se requiere que el prestamista colabore con el proveedor de los bienes o
servicios en la realización de la compraventa (art. 1.3). La segunda d e m a n d a la existencia de
un acuerdo entre prestamista y vendedor en virtud del cual la entrega del bien o la prestación
del servicio tenga que ser financiada mediante u n o o más créditos al consumidor (art. 13).
169. Esta circunstancia pone de manifiesto cuál era la intención originaria del legislador comunita-
rio. Sin embargo, el hecho de que el requisito de la exclusividad fuera introducido en el art.
11 de la Directiva cuando ya estaba muy avanzada su tramitación parlamentaria, en nada
empece su acogimiento. Es más, podría pensarse que su inserción en el último m o m e n t o se
realiza con la finalidad de reducir considerablemente el ámbito de aplicación del art. 11.
Téngase en cuenta, sin embargo, que la Comisión Europea h a defendido la necesidad de
que desaparezca del texto del art. 11 de la Directiva la referencia a la exclusividad.
170. Una definición parecida, pero no idéntica, se contenía en el art. 3, párr. 1 LVPBM/1965.
210
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
cirse a la colaboración planificada «al margen» de la LCCon, esto es, colaboración
planificada sin necesidad de exclusividad.
En segundo lugar, en materia de contratos celebrados a distancia se plantea
la cuestión de cómo ha de afectar el desistimiento del contrato de compraventa al
contrato de crédito que, en su caso, se haya celebrado para financiar la adquisición
de ese bien. La Directiva 97/7/CE, reguladora de los contratos a distancia celebra-
dos por los consumidores, sanciona en su artículo 6.4 este supuesto con la resolu-
ción del contrato crediticio. Efectivamente, si el consumidor ejercita el derecho de
resolución («rectius», desistimiento) del contrato de compraventa dentro del plazo
establecido (que como mínimo es de siete días laborables), el contrato de crédito
«quedará resuelto sin penalización». Para ello es preciso que «el precio haya sido
total o parcialmente cubierto mediante un crédito concedido al consumidor por
un tercero previo acuerdo celebrado entre el tercero y el proveedor». La ordena-
ción de la vinculación realizada en esta Directiva coincide plenamente con la tesis
que he propuesto. Es preciso que el proveedor y el prestamista celebren un
acuerdo previo en virtud del cual facilitarán a los consumidores la adquisición de
bienes o servicios a distancia con pago del precio a plazos. Se requiere una colabo-
ración, una cooperación entre ambos, pero no con carácter de exclusividad1 \ A
una conclusión semejante se llega en la Propuesta de Directiva relativa a la comer-
cialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores 1 2. Su
artículo 4.4 establece que si el consumidor ejercita el derecho de retractación del
contrato a distancia de servicios financieros, podrá resolver el contrato de crédito
celebrado para financiar el pago total o parcial del precio, siempre que exista un
«acuerdo celebrado entre este último [el tercero fmanciador] y el proveedor».
En el Derecho español, la disciplina de la venta a distancia se contiene en los
artículos 38 y ss. de la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio
Minorista. El artículo 44.1, tras conceder al consumidor un plazo de siete días para
que pueda desistir libremente del contrato, establece en el párrafo segundo lo
siguiente: «En el caso de que la adquisición del producto se efectuase mediante
un acuerdo de crédito, el desistimiento del contrato principal implicará la resolu-
ción de aquél». El precepto no exige expresamente ningún tipo de acuerdo entre
171. Sobre el particular, con detalle, véanse las reflexiones de MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Prácticas comer-
ciales...», cit, pgs. 173 y ss., y JUSTE MENCÍA, J.: «Contratación a distancia y protección de los
consumidores...», cit., pg. 1626. El legislador comunitario h a renunciado conscientemente a
la exclusividad, puesto que en la primera Propuesta de Directiva de contratos negociados a
distancia (publicada en el DOC núm. 156, de 23 j u n i o 1992), sí se exigía esta circunstancia
para poder considerar los dos contratos vinculados. En efecto, su art. 11.3 disponía que «en
caso de adquisición de un producto o de un servicio mediante un acuerdo de crédito, los
Estados miembros preverán la anulación del contrato de crédito celebrado por el proveedor
en caso de utilizarse el derecho de rescisión; si el crédito n o ha sido suministrado directa-
mente por el proveedor, serán aplicables las disposiciones del artículo 11 de la Directiva 8 7 /
102/CEE, del Consejo».
172. Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la comercialización
a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores y por la que se modifican
las Directivas 9 0 / 6 1 9 / C E E del Consejo y 9 7 / 7 / C E y 9 8 / 2 7 / C E del Parlamento Europeo y
del Consejo (DOC núm. 385, de 11 diciembre 1998).
211
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
prestamista y vendedor, por lo que parece que el legislador ha ido más lejos que
la propia Directiva 97/7/CE, que como se ha indicado sí requiere un acuerdo
de esas características173. A pesar de su tenor literal, lo lógico es entender que el
desistimiento de la compraventa sólo afectará al contrato crediticio cuando exista
un acuerdo previo entre prestamista y vendedor 174 . Sin embargo, no es necesario
que concurra el requisito de la exclusividad. Lo más normal es que en la práctica
el acuerdo vaya acompañado de una cláusula de exclusividad, pero ésta no puede
ser considerada como un requisito de la vinculación entre compraventa y crédito 175 .
Además, la exigencia de la exclusividad significaría un incumplimiento de la Direc-
tiva 97/7/CE 1 7 6 .
En tercer lugar, a similares resultados conduce el estudio de la vinculación
entre los contratos de préstamo y de adquisición de un derecho de aprovecha-
miento por turno de bienes inmuebles. Si el consumidor desiste o resuelve el con-
trato de adquisición del derecho de aprovechamiento por turnos, tal y como le
permite el artículo 10 de la Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre derechos de
aprovechamiento por turno de bienes inmuebles de uso turístico y normas tributa-
rias, podrá resolver el contrato de crédito (art. 12). Para ello es preciso que el
tercero prestamista haya «actuado de acuerdo con él» (con el transmitente del
derecho de aprovechamiento) 177 . De nuevo se observa cómo no hay mención al-
173. BOTANA GARCÍA, G.: «LOS contratos a distancia...», c i t , pg. 84.
174. En este sentido, MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 44», e n ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS
(coord.): Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 331. Por su parte, BERCOVITZ RODRÍGUEZ-
CANO, R.: «Comentario al art. 44», e n BERCOVITZ, R./J. LECÜINA (coord.): Comentarios a las leyes
de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 723, matiza que si bien lo normal es que exista u n
acuerdo previo entre prestamista y vendedor, será también de aplicación a los contratos de
financiación, es decir, a aquellos casos en los que, sin existir el acuerdo previo, el fin al que
se destina el dinero del préstamo figura como tal expresa o tácitamente e n el m o m e n t o de
la celebración del contrato de crédito.
175. En contra, PASQUAU LIAÑO, M.: «Comentario al art. 44», en PINAR, J. L . / E . BELTRÁN (dir.):
Comentarios a la Ley de Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pgs. 345 y 346. Este autor
propone hacer u n a interpretación d e este precepto e n línea con la regla general contenida
en el art. 14.2 LCCon, llegando a la conclusión de q u e el desistimiento d e la compra a
distancia provocará la resolución del contrato crediticio sólo cuando concurran los requisitos
establecidos en el art. 15.1 a ) , b), y c) LCCon, por la remisión que a los mismos hace el art.
14.2 LCCon. Según este autor, n o hay «razones que aconsejen u n a protección especial del
comprador a distancia frente al endeudamiento, superior a la que con carácter general con-
fiere a todo consumidor la Ley de Créditos de Consumo. Más bien cabría pensar que merece
más protección el consumidor que resuelve el contrato principal p o r incumplimiento, q u e
quien desiste por su sola y libre voluntad, por más que lo haga e n uso de u n derecho conce-
dido legalmente». Por eso, según este autor, los presupuestos de la vinculación contractual
en la hipótesis de negocios celebrados a distancia deben ser los mismos que, con carácter
general, enumera el art. 15.1 LCCon.
176. Como indica MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 44», e n ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS
(coord.): Ordenación del Coviercio Minorista..., cit., pg. 332, y también e n «Prácticas comercia-
les...», cit., pg. 175, nota a pie 142, «habrá que estimar q u e se produce u n incumplimiento
de la Directiva si al verificar su incorporación al Derecho interno se supedita la anulación
del contrato de crédito a la existencia de u n a cláusula d e exclusividad». Se trata de u n a
Directiva de «mínimos», por lo que los Estados miembros n o podrán establecer disposiciones
legales que sean irrespetuosas con el mínimo d e protección del consumidor que en ella se
concede (art. 14).
177. El art. 7 de la Directiva 9 4 / 4 7 / C E , del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de octubre
de 1994, relativa a la protección de los adquirentes en lo relativo a determinados aspectos
212
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
guna en torno a la exclusividad. La referencia al acuerdo previo entre prestamista
y transmitente del derecho debe entenderse en los mismos términos que la vincula-
ción contractual «al margen» de la LCCon, esto es, la obtención del préstamo
debe ser resultado de la colaboración planificada existente entre el prestamista y
el transmitente del derecho.
En conclusión, en los tres supuestos legales analizados en que se establecen
determinadas consecuencias jurídicas para la hipótesis de conexión entre los con-
tratos de préstamo y compraventa se requiere una colaboración cualificada entre
prestamista y vendedor, pero en ningún caso se precisa que esta cooperación tenga
que ser en exclusiva. Esto es de gran trascendencia a la hora de analizar el artículo
14.2 LCCon, puesto que la «ratio» de todas estas disposiciones es la misma: facultar
al consumidor para que, declarada la ineficacia del contrato de adquisición, pueda
lograr también la ineficacia del contrato crediticio, debido a que este último con-
trato no tiene sentido si aquél deja de ser eficaz (desaparición sobrevenida de la
causa del contrato). De los artículos 9.2 LVPBM/1998, 44.1 LOCM, 12, párrafo 1
de la Ley 42/1998, sobre derechos de aprovechamiento por turno de bienes inmue-
bles de uso turístico y normas tributarias, y 4.4 de la Propuesta de Directiva relativa
a la comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumi-
dores, cabe concluir que puede existir vinculación contractual, conexión causal,
entre los dos contratos sin que haya exclusividad de ningún tipo, y que esta cone-
xión tiene trascendencia jurídica.
c) La reglamentación que de los negocios financiados se hace en otros países
europeos, como Alemania, Austria o Inglaterra, pioneros todos ellos en materia de
protección del consumidor de crédito, demuestra que lo decisivo es que exista una
colaboración planificada entre prestamista y vendedor para facilitar al consumidor
el acceso a un bien de consumo. En ninguno de estos países se exige la exclusividad
como presupuesto de la vinculación contractual. En Alemania, el §9.1 VerbrKrG
establece que los dos contratos estarán vinculados cuando constituyan una «unidad
económica», que se manifiesta básicamente a través de la colaboración planificada
entre prestamista y vendedor. En Austria, se requiere que los dos contratos que el
consumidor estipula con el prestamista y con el vendedor constituyan para éstos
una unidad económica, lo que se produce, bien cuando el préstamo se conceda
debido a la relación jurídica (eine Rechtsbeziehung) existente entre prestamista y ven-
dedor, bien cuando la concesión crediticia tenga su causa en una colaboración
negocial permanente entre ambos (eine stándige Gescháftsverbindung) (§18 KSchG).
También en Inglaterra se fundamenta la vinculación en la obtención del crédito
como consecuencia del acuerdo previo existente entre prestamista y vendedor [le-
tras b) y c) del art. 12 CCA, por remisión del art. 75] I78 . En definitiva, en todos
de los contratos de adquisición de un derecho de utilización de inmuebles en régimen de
tiempo compartido, que el art. 12 de la Ley española pretende incorporar a nuestro Derecho,
lo supedita a que el préstamo haya sido concedido al adquirente «por u n tercero previo
acuerdo celebrado entre el tercero y el vendedor».
178. Sobre la configuración de la vinculación contractual en estos países, véase el apartado II de
este Capítulo 4.
213
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
estos países se exige que el crédito concedido sea producto de las relaciones de
cooperación que para tal fin llevan a cabo prestamista y vendedor, sin importar si
este último colabora también habitualmente con otras entidades financieras.
En conclusión, hay colaboración planificada entre prestamista y vendedor
cuando éste colabora con aquél de cualquier modo (ya sea suministrándole los
formularios de solicitud del préstamo, ya sea poniendo en contacto al comprador
con el prestamista, o de cualquier otra forma) para facilitar al comprador la adqui-
sición de un bien con pago a plazos, o cuando prestamista y vendedor desarrollan
una actividad conjunta con el fin de introducir al consumidor en la operación 1 ' 9 .
El financiador muestra su disponibilidad a conceder crédito a los clientes del ven-
dedor, en tanto que este último presentará a aquél a sus propios clientes que pre-
tendan realizar una adquisición a plazos180, o colaborará con él de cualquier otro
modo. El crédito se concede, por lo tanto, debido a la existencia de relaciones
comerciales de cooperación entre ambos empresarios que denotan el interés mu-
tuo en la realización de programas de concesión de crédito al consumo.
La cuestión que se plantea es determinar qué ha de entenderse por colabora-
ción planificada entre prestamista y vendedor, o más exactamente, cuándo puede
afirmarse que estas dos personas cooperan conjuntamente para posibilitar a los
consumidores la adquisición de bienes con pago a plazos. En la búsqueda de un
resultado a este interrogante habrá que tomar como botón de muestra las solucio-
nes aportadas por el legislador alemán, austríaco e inglés, debido a que también
en estos países la colaboración planificada se erige en la piedra de toque de la
vinculación contractual.
2. Los caracteres e intensidad de la colaboración.
La colaboración entre prestamista y vendedor es producto de un acuerdo cele-
brado entre estas dos personas. Desde el punto de vista formal, no hace ninguna
referencia la LCCon a la forma que ha de adoptar semejante acuerdo. Por lo tanto,
éste podrá ser oral o escrito181. Esta opción legislativa debe recibir una valoración
positiva, por un doble motivo. En primer lugar, porque la exigencia de la forma
escrita podría fácilmente ser utilizada por entidades financieras y vendedores para
conseguir la inaplicación del artículo 15 LCCon; les bastaría simplemente con cele-
brar sus acuerdos verbalmente. En segundo lugar, porque se impondría al consumi-
dor una prueba enormemente difícil, por no decir imposible, como es la relativa
179. PAZ-ARES RODRÍGUEZ, J. C : «Las excepciones cambiarías», cit., pg. 275.
180. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 644; SINESIO,
D.: «II crédito al consumo: Problemi e prospettive...», cit., pg. 333. Afirma LÓPEZ SÁNCHEZ, M.
A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 31, que en virtud del acuerdo de colaboración entre el
establecimiento vendedor y la entidad crediticia «el primero se obliga a "presentar" al se-
g u n d o el candidado al crédito, y el financiador se reserva la facultad d e decidir si lo concede
o no, según sus propias reglas de gestión».
181. VÉRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1151. Al igual que en la LCCon, tampoco
se exige la forma escrita en la Directiva, ni en Austria (§26c KSchG), Italia, Suiza, Luxem-
burgo, Irlanda, Bélgica o Portugal.
214
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
a la existencia de un acuerdo por escrito. En consecuencia, no es necesario que
entre prestamista y vendedor exista un acuerdo formalmente estipulado por es-
crito182. Es suficiente un pacto verbal, en virtud del cual ambos empresarios se
comprometen a trabajar conjuntamente en la facilitación de la compra de bienes
a plazos. O incluso se podría ir más lejos, afirmando que lo verdaderamente impor-
tante no es la existencia de un acuerdo entre prestamista y vendedor, sino la efec-
tiva colaboración de ambos para permitir la adquisición a plazos183. La cooperación
implica, necesariamente, un pacto previo entre ambos en ese sentido, aunque sea
oral o implícito.
La colaboración entre prestamista y vendedor puede organizarse de diversas
maneras. Por ello se plantea la cuestión de qué características ha de tener esa
colaboración, con qué intensidad debe ser realizada, para que pueda afirmarse la
vinculación contractual de la compraventa y el crédito. La respuesta no es fácil.
Numerosos son los criterios que deben ser tomados en consideración. Se trata, en
cualquier caso, de criterios objetivos, independientes por tanto de la voluntad de
las partes. Por otro lado, no se exige la concurrencia simultánea de todos ellos,
sino que en determinadas situaciones será suficiente la presencia de alguno. Capital
importancia desempeña, en este sentido, la actividad positiva del vendedor en la
preparación o conclusión del contrato de crédito. Esta es una señal inequívoca de
colaboración. Asimismo, otro criterio definidor será el aumento del volumen de
negocios del prestamista y vendedor debido a la cooperación que mantienen;
cuando el prestamista recibe los clientes del vendedor, sin emplear su propio perso-
nal y ahorrándose por tanto dinero en publicidad y captación de nuevos clientes,
parece sensato que sea él quien soporte los riesgos del incumplimiento del vende-
dor. Por otra parte, podrá afirmarse la colaboración cuando el prestamista esté en
mejores condiciones que el consumidor para juzgar sobre la seriedad y solvencia
del vendedor 184 .
Partiendo de estas directrices generales, puede realizarse la siguiente distin-
ción185:
a) La compraventa y el préstamo constituyen una unidad económica cuando
la colaboración entre prestamista y vendedor está regulada en un contrato marco.
En virtud del mismo, la entidad prestamista se obliga a ofrecer crédito a los clientes
del vendedor para financiar de este modo el precio de la compra. El vendedor
presenta al consumidor el formulario de solicitud de crédito, ayuda al consumidor
a rellenarlo y se lo remite al prestamista. Este analiza la solicitud, y en caso de
aceptarla, concede el préstamo. En este caso, la obtención del crédito se debe a la
colaboración planificada entre prestamista y vendedor. Tampoco presentan dificul-
tades todos aquellos supuestos en los que la compra se financia mediante entidades
182. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», c i t, pg. 606.
183. Lo que ALPA, G./M. BESSONE califican como u n a pura «relación comercial» («Funzione econó-
mica e modelli giuridici...», cit., pg. 1368).
184. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 13.
185. Una clasificación similar en FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 83 y ss.
215
 M. /. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
prestamistas que, si bien son jurídicamente independientes, pertenecen al ámbito
del vendedor desde el punto de vista económico y organizativo180. Así sucede, por
ejemplo, en las compras financiadas de vehículos, o en las ventas realizadas en
las grandes superficies comerciales, donde las entidades de financiación han sido
directamente creadas por la sociedad vendedora.
b) Existirá colaboración, en el sentido del artículo 15 LCCon, cuando las
relaciones entre prestamista y vendedor no tengan su origen en un contrato marco,
sino en una duradera y regular relación negocial de hecho, con cooperación plani-
ficada . El consumidor recibe el crédito en virtud de la citada cooperación prolon-
gada, mediante la colaboración activa del vendedor. De este modo consiguen am-
bos empresarios aumentar su volumen de negocios, además de que el prestamista
puede juzgar antes y mejor que el consumidor la seriedad y confianza que merece
el vendedor.
c) Mayores dificultades se presentan cuando, a pesar de la inexistencia tanto
de un contrato marco como de una relación negocial duradera, el vendedor con-
duce a un cliente, por primera vez, ante ese prestamista, le acompaña físicamente
a la entidad financiera y allí le presta su ayuda en la celebración del contrato de
crédito. La presencia de una unidad económica entre ambos contratos, de una
colaboración entre prestamista y vendedor, es más que discutible. Por una parte,
la efectiva intervención del vendedor en la celebración del contrato crediticio y el
aumento del volumen de los negocios que eso supone para el prestamista parecen
justificar el traslado a éste del riesgo de incumplimiento del vendedor. Pero, por
otra parte, la vinculación exige un acuerdo previo entre prestamista y vendedor,
por medio del cual aquél tendrá la posibilidad de comprobar la solvencia y seriedad
de éste, y de reservarse contractualmente frente al mismo un fácil regreso 188 . Es
precisamente esta aceptación de los riesgos voluntaria y conscientemente por parte
del prestamista lo que falta en el supuesto que se analiza. Por este motivo no puede
admitirse la existencia de conexión funcional entre los contratos. En esta misma
dirección se manifiesta la doctrina austríaca189 y la mayor parte de la doctrina ale-
186. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 14. También la jurisprudencia alemana h a
declarado la existencia de una unidad económica e n estos casos. Así sucede, por ejemplo, en
las siguientes sentencias: BGH de 29 de abril de 1981 (WM 1981, pgs. 677 y ss.), OLG Karl-
sruhe de 23 de noviembre de 1988 (NJW-RR 1989, pgs. 179 y ss.), y Landgericht Braunschweig
de 16 de j u n i o de 1994 (JV/W1994, pgs. 2701 y ss.).
187. AI.PA, G./M. BESSONE: «Funzione económica e modelli giuridici...», cit., pg. 1368. En idéntico
sentido, en el Derecho alemán, v. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 85; DAUNER-
LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 14; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener
Kommentar BGB., cit., §9 VerbrKrG, Rn. 27. En el Derecho austríaco, v. KREJCI, H.: en RUM.MEL,
P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2222, Rn. 16; DEIXLER-
HÍBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 92; KALTENECGER, W. D.: DerKaufnach §§18, 19 KSchG,
cit., pgs. 32 y ss.
188. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB., cit., §9 VerbrKrG, Rn. 29.
189. KREJCI, H., e n RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit De
&
2222, Rn. 17. ^'
216
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
mana 190 , aunque también hay autores que defienden la tesis contraria 191 . La cues-
tión planteada tiene, sobre todo, carácter teórico, con escasas consecuencias prácti-
cas192, puesto que lo normal será que no se trate del primer contacto entre
prestamista y vendedor, sino que éste haya acudido ya en otras ocasiones a esa
entidad financiera, pudiendo afirmarse por tanto la existencia de una relación
negocial de hecho.
Para la admisión de la colaboración no es suficiente que el vendedor informe
a los posibles compradores acerca c]e la posibilidad de obtener un crédito de una
determinada institución financiera, mediante el nombre y dirección de la misma,
cuando entre prestamista ,y vendedor no existe ningún contacto antes o con oca-
sión de la celebración del concreto contrato de préstamo. Se trata de un crédito
que el consumidor ha obtenido por su cuenta, y no producto de la colaboración
entre prestamista y vendedor 193 .
En resumen, existe una unidad económica entre ambos contratos, una colabo-
ración planificada, cuando el crédito se obtiene fruto del acuerdo marco entre
prestamista y vendedor, o de las relaciones negocíales que de hecho mantienen.
Empleando la terminología de la KSchG austríaca, la concesión crediticia tiene su
causa en una colaboración negocial permanente entre ambos (eine standige Gescháfts-
verbindung). En todos estos casos, el prestamista es consciente en el momento de
la concesión del crédito de que lo ha otorgado debido a la colaboración con el
vendedor. Y parece correcto que así sea. Si las consecuencias derivadas de los artícu-
los 12, 14.2 y 15 LCCon le perjudican fundamentalmente a él (en la medida en
que se le atribuye el riesgo de incumplimiento del vendedor y de que, tras la
ineficacia del contrato de compraventa, el consumidor puede conseguir también
la ineficacia del contrato crediticio), parece acertado transmitirle estos riesgos sólo
en la hipótesis de que tenga conocimiento de la mediación del vendedor en la
concesión del crédito. Eso no significa, empero, que se exija, como un requisito
subjetivo de la vinculación contractual, el efectivo conocimiento del prestamista de
que el crédito es fruto de la cooperación del vendedor; más bien indica que la
presencia de ciertas circunstancias objetivas, como, por ejemplo, el contrato marco,
o las relaciones negocíales de hecho, delatan que el prestamista tuvo la posibilidad
de conocer la mencionada cooperación.
3. Los indicios de la colaboración planificada.
Aunque prestamista y vendedor hayan celebrado un acuerdo marco en el que
se regule con claridad la fórmula de colaboración entre ambos, es evidente que el
i
190. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 28 y
ss., y también e n «Drittfinanzierter Immobilien- u n d Beteiligungserwerb unter Geltung des
§9 VerbrKrG», ZHR, 1992, pgs. 45 y 55; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 85;
VORTMANN, J.: Aktuelle Rechtsfragen zum Verbraucherkreditgesetz. Kóln, 1992, Rn. 220.
191. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 14; DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..,
c i t , pg. 58; BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 24.
192. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 15.
193. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 30;
217
 IJ. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
consumidor, en la inmensa mayoría de los casos, por no decir en la totalidad, es
ajeno no sólo al contenido de este convenio, sino a su propia existencia, que difícil-
mente va a poder llegar a conocer. Por eso, tanto en el supuesto de que efectiva-
mente exista ese acuerdo previo, como cuando la cooperación tenga su origen en
una duradera relación negocial de hecho, la colaboración debe descubrirse me-
diante los indicios 11 . La doctrina y jurisprudencia alemana y austríaca, que se han
ocupado con detenimiento de la cuestión, acuden a numerosos criterios indicado-
res de la colaboración, todos ellos de carácter objetivo, criterios que pueden tam-
bién ser aplicables en el derecho español195.
Los indicios de colaboración están referidos a circunstancias relacionadas con
la conclusión de los contratos 190 . Pueden considerarse indicios adecuados, entre
otros, los siguientes: cada uno de los documentos contractuales menciona al otro
contrato 107 ; el vendedor está en posesión de los impresos de solicitud de préstamo,
y los ofrece al comprador que accede a su establecimiento comercial para comprar
un bien198; el prestamista renuncia a un contacto directo con el consumidor, nego-
ciando éste únicamente con el vendedor 199 ; el prestamista hace uso de formularios
FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit., pg. 85; LWOYVSKI, H., e n LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN:
Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 190.
194. LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., cit., pg. 98; KREJCI, H., e n RUMMEL, P. (dir.): Kommentar
zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2222, Rn. 19; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurch-
griff..., cit., pg. 86.
195.
Existe unanimidad doctrinal en cuando a la necesidad del carácter objetivo d e los indicios
de la colaboración. En este sentido, BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
23; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 13; FRANZ, U.: DerEinwendunsdurchgriff...,
cit., pg. 86; REINICKE, D./K. TIEDTKE: «Zweifelsfragen...», c i t , pgs. 217 y 222; EMMERICH, V.:
«Verbundene Gescháfte...», cit., en HADDING, W . / K J. HOPI" (dir.): Dasneue Verbraucherkreditge-
setz..., cit., pg. 67; EMMERICH, V., en GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbrau-
cherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 39; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 619;
SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 3; REINKING, K . / T .
NIEBEN: «Das Verbraucherkreditgesetz», c i t , pgs. 79 y 83; HABERSACK, M.; e n ULMER/HABERSACK:
Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 14 y 26; DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurch-
griff. .., c i t , pgs. 30 y 48.
196. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 31;
EMMERICH, V., en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURC: Verbraucherkreditgesetz, c i t ,
§9 VerbrKrG, Rn. 37.
197. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, c i t , pg. 92; KALTENEGGER, W. D.: Der Kauf nach §§18,
19 KSchG, c i t , pg. 48; SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
3; O r í , C , e n BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
51; HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
31; VORTMANN, J.: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 8. En este mismo sentido,
S^\CHEZ HERRERO, J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, d e 23 d e marzo, d e Crédito al Con-
sumo», La Ley, 1996-4, pg. 1151, sostiene que para establecer u n a verdadera vinculación
contractual entre los dos contratos debería exigirse que constase la identidad del proveedor
en el contrato de crédito, y la del prestamista e n el de compraventa. Si bien éste n o es u n
presupuesto necesario d e la vinculación contractual, sí es u n indicio d e la misma.
198. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 31;
FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 87; SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditge-
setz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 3; VORTMANN, J.: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 8;
DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 15; KALTENEGGER, W. D.: Der Kauf nach §§18,
19 KSchG, c i t , pgs. 47 y 48. Así sucede en el supuesto de h e c h o que resuelve la SAP Vizcaya,
de 3 julio 1996.
199. SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 3; FRANZ, U.: DerEinwen-
218
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
contractuales especialmente diseñados para la financiación de otros contratos 200 ; o
la responsabilidad que el vendedor asume de algún modo (por ejemplo, fianza)
respecto a la obligación del consumidor de restituir el préstamo recibido 201 . Todos
estos hechos constituyen síntomas suficientes para afirmar la colaboración, por lo
que de su existencia puede derivarse sin problemas una relación negocial prolonga-
da.
Veamos ahora, de acuerdo con estos criterios, algunos ejemplos de colabora-
ción planificada entre prestamista y vendedor. Existe vinculación contractual, y
en consecuencia son aplicables los artículos 12, 14.2 y 15 LCCon, en los que he
denominado Modelo A de colaboración (compra de un vehículo Renault con el
préstamo de «Renault Financiaciones, SA. Establecimiento Financiero de Crédito»;
el vendedor sólo colabora con ese prestamista, y viceversa), Modelo B (compra de
un televisor en el establecimiento comercial «Cadena Master», con la financiación
del Banco «Fimestic, SA»; el vendedor sólo coopera con esa entidad de financia-
ción, pero ésta concede préstamo a muchas personas, además de a los clientes de
ese vendedor), y Modelo C (adquisición de un ordenador en un establecimiento
comercial, que tiene acuerdos de colaboración con dos bancos; el consumidor
recibe el préstamo de uno de ellos). En los tres supuestos, el comprador recibe un
préstamo de una entidad de financiación con la que él no tiene contacto directo.
Únicamente se relaciona con el vendedor, pues es éste quien le suministra los
impresos de solicitud del préstamo, le ayuda a rellenar los formularios contractua-
les y, en definitiva, «gestiona» la concesión crediticia. Además, en el Modelo C, el
documento contractual empleado por el prestamista ha sido creado con elfinde
usarlo exclusivamente en casos de financiación de una compra. Igualmente, tam-
bién en los Modelos D y E es palpable la colaboración entre prestamista y vende-
dor202.
// Hay otros hechos que, sin embargo, no son indicios de una colaboración plani-
ficada. Así sucede, por ejemplo, con la constitución a favor del prestamista de
un derecho de garantía sobre la cosa comprada, para asegurar de este modo el
cumplimiento por el consumidor de su obligación de reembolso del crédito 203 .
dungsdurchgriff.., c i t , pg. 87; HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB,
cit, §9 VerbrKrG, Rn. 31.
200. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 31;
FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., c i t , pg. 87.
201. KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, c i t , pg.
2221, Rn. 11; DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, c i t , pg. 92; O T T , C , e n BRUCHNER/ÓTT/
WACNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 51; FRANZ, U.: Der Einwendung-
sdurchgriff..., c i t , pg. 87; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 15; SEIBE¿T, U.: Hand-
buch zum Verbraucherkreditgesetz, cit, §9 VerbrKrG, Rn. 3, y la Sentencia del OLG Kóln de 5 de
diciembre de 1994 (WM 1995, pgs. 611 y ss.).
202. En las ventas de bienes de consumo realizadas en las entidades de crédito, siendo el vendedor
un tercero distinto a la propia entidad crediticia, la colaboración entre ambas entidades es
incuestionable. Las gestiones encaminadas a la adquisición del producto tienen lugar e n la
sede de la entidad d e crédito, y el prestamista tiene en su poder el impreso contractual de
compraventa y también, lógicamente, el crediticio.
203. O n , C , en BRI CHNER/OIT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
52; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
219

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Tampoco es significativo el hecho de que el importe neto del crédito obtenido sea
de una cuantía similar al precio de la compra o al precio pendiente de pago, en
el caso de que el consumidor ya haya pagado parte del mismo 204 . Ambas circunstan-
cias también pueden concurrir, como muestra la práctica cotidiana, cuando el con-
sumidor se procura un crédito por su cuenta. De ahí que no sirvan como criterios
definitorios de la colaboración planificada. Lo mismo se predica del hecho de que
el dinero del préstamo se transfiera directamente, por orden del consumidor,
desde la entidad financiera a una cuenta corriente del vendedor 20 '. Se trata más
bien de una modalidad técnica de realizar un pago, conectada con el servicio de
caja que las entidades bancadas ofrecen. En los créditos que el comprador obtiene
por su cuenta y riesgo también con frecuencia se produce la transmisión directa
del dinero del prestamista al vendedor 200 .
La fórmula repetidamente empleada por la jurisprudencia alemana, en virtud
de la cual existe unidad económica cuando un contrato no se hubiera celebrado
sin el otro, o cuando uno recibe su sentido a través del otro, no constituye en
realidad ningún criterio de cooperación, sino más bien una mera expresión vacía
de contenido 207 . Ello se debe a que la conclusión del contrato de préstamo no es
un fin en sí mismo, sino que sirve para financiar un negocio jurídico distinto, lo
que sucederá tanto si el crédito se lo procura el consumidor por su cuenta como
si lo hace mediante la colaboración del vendedor 208 . El rechazo de la unidad econó-
mica no puede basarse en el hecho de que el consumidor podía haberse procurado
un crédito distinto al que le ofrecen, a través de su colaboración, vendedor y presta-
mista. La posibilidad de obtener un préstamo de una entidad financiera diferente,
reconocida expresamente por el legislador en el párrafo segundo del artículo 15.1
b) LCCon, no es un obstáculo para la vinculación contractual. Tampoco la disposi-
ción del vendedor a estipular contratos de compraventa sin la intervención del
prestamista que con él colabora se opone a la existencia de la unidad económica 209 .
Corresponde a cada parte probar aquellos hechos en que fundamenta sus
pretensiones (art. 1214 CC). De ahí que sea el consumidor quien tenga que demos-
32; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgñff..., cit., pg. 87; LIEB, M.: «§9 Verbraucherkreditge-
setz...», cit., pg. 91; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 15.
204. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 32;
FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgñff..., cit., pg. 87; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...»,
cit., pg. 15. En cambio, SEIBERT SÍ lo considera como u n h e c h o digno d e consideración (SEI-
BERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 3).
205. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 16; FRANZ, U.: Der Eimuendungsdurchgriff...,
cit., pg. 87, y OTE , C , en BRUCHNER/OTI/WAGNER-WIEOUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 52. En contra, DOMONT-NAERT, F.: Consommateurs défavorisés..., cit., pg. 256, y
MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunita-
rie...», cit., pg. 870, quien considera la transferencia directa del dinero del prestamista al
vendedor como u n «indicio presuntivo» d e colaboración.
206. En este sentido, DÜRBF.CK, W.: Der Eimuendungsdurchgriff..., cit., pg. 8 1 ; LWOWSKI, H., en
LWOWSKI/PETERS/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 188.
207. O I T , C., en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
53.
208. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 11.
209. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 32.
220
' /
4. B£quisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
trar la existencia de la vinculación contractual para poder ejercitar, vía acción o
vía excepción, los derechos que en su favor reconocen los artículos 12, 14.2 y 15
LCCon. La doctrina ha llamado la atención sobre las dificultades que, en ocasiones,
puede tener el consumidor para realizar semejante prueba 210 . Sin problemas se
presenta la demostración de la celebración de dos negocios jurídicos, la compra-
venta y el contrato crediticio. El mayor obstáculo, sin duda, es acreditar la colabora-
ción planificada entre prestamista y vendedor. A estos efectos, el consumidor tiene
exclusivamente que probar las circunstancias fácticas, los indicios que pueden con-
ducir al juez a }a admisión de la colaboración del vendedor en la preparación o
celebración del contrato crediticio.
4. La obtención del crédito en virtud de la colaboración.
El contrato de crédito y el de compraventa se considerarán vinculados cuando
el crédito haya sido obtenido del prestamista que colabora con el vendedor, y
precisamente en virtud de esa colaboración. Así se expresa el artículo 15.1 c)
LCCon, cuando exige como tercer requisito de la vinculación «que el consumidor
haya obtenido el crédito en aplicación del acuerdo previo mencionado anterior-
mente». El consumidor debe recibir el crédito del prestamista con el que el provee-
dor ha realizado el acuerdo previo, y lo obtiene precisamente en virtud de ese
pacto. Por lo tanto, si consigue una financiación de ese mismo prestamista, pero
no en base al citado convenio, sino a que el consumidor se dirige a él de forma
independiente, solicitando un préstamo que efectivamente le es concedido, no se
está en presencia de contratos vinculados211.
La cooperación entre prestamista y vendedor, capaz de provocar la vinculación
contractual de la compra y el crédito, puede tener lugar de dos modos distintos:
mediante un acuerdo marco entre ambos empresarios, o a través de una duradera ¿
relación negocial de hecho, con colaboración planificada, que permite a los com-
pradores la adquisición de bienes con aplazamiento del preció' En esta última
hipótesis, el requisito comprendido en el apartado c) del artículo 15.1 LCCon no
se erige en un presupuesto distinto del regulado en el apartado b), tal y como ha
sido interpretado en las páginas precedentes. Si para la existencia de vinculación
contractual venimos exigiendo una colaboración de ambos empresarios, materiali-
zada en la participación del vendedor en la mediación o conclusión del contrato
de crédito, resulta obvio que en este caso, si el comprador obtiene la financiación
por su cuenta, no habrá tal vinculación contractual, y no porque no concurra el
presupuesto del apartado c), sino porque ni siquiera se satisface el recogido en el
apartado b). La actuación positiva del vendedor es un requisito imprescindible
para la colaboración planificada, por lo que si el crédito se obtiene sin la interven-
ción del vendedor, no habrá vinculación. Por lo tanto, en las hipótesis de relaciones
210. SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos cambiados y la defensa de los consumidores...», cit.,
pg. 362; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 241; KRÁMER, L.: La CEE et
la protection de consommateur. Bruselas, 1988, pg. 302; KREJCI, H., e n RUMMEL, P. (dir.): Kommen-
tar zum Allgemeinen Bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2222, Rn. 19.
211. DÍAZ MORENO, A.: «Algunas observaciones acerca del artículo 12...», cit., pg. 761.
221
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
negocíales duraderas es la propia colaboración el requisito determinante de la
vinculación: si en ese caso concreto existe una colaboración entre prestamista y
vendedor, se cumplirá el apartado b) del artículo 15.1 LCCon, y también el c); en
cambio, si no se produce tal cooperación, no concurre el apartado b), y tampoco
el c). En definitiva, el apartado c) carece de un significado propio, de un alcance
específico, puesto que su contenido viene absorbido por el apartado b).
Por el contrario, el apartado c) sí está dotado de un particular sentido cuando
la relación que liga a prestamista y vendedor se materializa en un acuerdo marco.
Si el consumidor, conocedor de la existencia del citado convenio, se dirige directa-
mente al prestamista, y adquiere el crédito que precisa para financiarse la compra
de un determinado bien, no existirá vinculación contractual, puesto que el prés-
tamo no se ha logrado en «aplicación del acuerdo previo», como requiere la ley212.
El apartado c) está dotado de una importante trascendencia práctica, ya que para
que exista conexión contractual no sólo basta que el consumidor obtenga el crédito
de un prestamista que ha estipulado un contrato marco de colaboración con ese
vendedor, sino que es necesario que ese concreto negocio jurídico crediticio sea
resultado del acuerdo previo, o lo que es lo mismo, que se deba a la particular
colaboración entre prestamista y vendedor. En definitiva, la letra c) tiene operativi-
dad en los supuestos de celebración de un contrato marco entre prestamista y
vendedor, puesto que sirve para diferenciar las hipótesis de obtención de crédito
en virtud de la colaboración del vendedor, de aquellos casos en los que el préstamo
se lo procura el consumidor por su propia cuenta y riesgo. El acuerdo marco entre
prestamista y vendedor es una señal inequívoca de la cooperación que ambos desa-
rrollan para facilitar a los consumidores la adquisición de bienes. Pero para consi-
derar vinculados los dos contratos no es suficiente una abstracta y general colabora-
ción, sino que se precisa que la misma se concrete en el particular contrato d e
concesión de crédito. Es indispensable que ese concreto contrato de crédito sea
resultado de la colaboración del vendedor, percibible por el prestamista 213 . Por eso,
a pesar de la existencia de un acuerdo marco de cooperación entre prestamista y
vendedor, no entrará e n j u e g o el artículo 15 LCCon cuando el préstamo lo ha
recibido el consumidor de ese prestamista, pero se lo ha procurado por su cuen-
212. MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambíanos...», cit., pg. 277.
213. Esta tesis se ve respaldada por la regulación realizada e n el Derecho extranjero. En algunos
países, la vinculación contractual existe cuando los dos contratos conforman u n a unidad
económica, debido a la relación negocial permanente, a la prolongada colaboración planifi-
cada entre prestamista y vendedor (Alemania o Austria, e n el §18 KSchG). En estos casos n o
se exige legalmente, como un requisito adicional, que el crédito se obtenga e n virtud del
acuerdo previo, puesto que es la propia colaboración el requisito decisivo de la vinculación.
Distinta es la situación en aquellos países en los que se incluye, como u n presupuesto d e la
vinculación, la existencia de un pacto previo entre prestamista y vendedor. Aquí es preciso,
para poder afirmar la vinculación, que el crédito se haya obtenido en aplicación de ese
acuerdo previo. Así se hace en Suiza, Portugal, Irlanda, Luxemburgo, o Austria (en el §26c
KSchG).
214. Sirva de ejemplo el Modelo C de colaboración entre prestamista y vendedor. En esta hipótesis,
el vendedor de ordenadores mantiene acuerdos d e colaboración con el Banco de Santander
y con Bancaja. Si el comprador rellena el formulario contractual del Banco de Santander
222
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
En conclusión, el artículo 15.1 c) LCCon supone un reconocimiento de la
importancia de la colaboración del prestamista y del vendedor en la facilitación
del crédito necesario para llevar a cabo una adquisición. El criterio determinante
para la existencia de la vinculación contractual es la colaboración del vendedor en
la obtención del crédito, de manera que la celebración de un contrato de préstamo
al margen de tal circunstancia impedirá que se considere vinculado a la compraven-
ta.
5. La financiación de la compra comofinal que va destinado el crédito.
El consumidor estipula el contrato de crédito porque desea de este modo
financiar la adquisición de un bien. La determinación del fin del préstamo consti-
tuye un presupuesto necesario para la existencia de vinculación contractual, estre-
chamente unido al de la colaboración planificada. El legislador alude a esta circuns-
tancia en el artículo 15.1 a) LCCon, cuando establece que el consumidor celebra el
contrato de concesión de crédito «para la adquisición de los bienes o servicios»21;>.
El préstamo sirve para la financiación de otro negocio jurídico. Por lo tanto,
es imprescindible que las dos partes intervinientes en el negocio jurídico crediticio
conozcan que el préstamo se destinará total o parcialmente al cumplimiento de la
obligación de pago nacida de un negocio jurídico que el consumidor ya ha cele-
brado o que está a punto de celebrar. Por lo que respecta al consumidor, no existe
ningún inconveniente, pues resulta obvio que él sabe perfectamente cuál es el fin
del crédito. Las dificultades surgen en relación al prestamista. Antes de nada, con-
viene resaltar que parece sensato que el prestamista sepa que el crédito se obtiene
con la única finalidad de adquirir un bien de un tercero. De este modo él será
consciente de la responsabilidad que asume como prestamista y podrá, en su caso,
repercutir sobre el consumidor el coste adicional que implica la aplicación de los
artículos 15 ó 14.2 LCCon.
El conocimiento por el prestamista del fin del préstamo se puede producir
por alguno de los siguientes procedimientos. En primer lugar, por la inclusión en
el documento contractual de una cláusula en la que consta el fin del préstamo.
Aunque en muchos casos existirá una cláusula de este tipo, su inserción en el
contrato no es obligatoria 216, pues no viene exigida ni por el artículo 6 ni por
que le facilita el vendedor, y de este mod o adquiere ese producto, habrá vinculación entre
los dos contratos, porque la obtención del crédito es resultado de la colaboración del vende-
dor. En cambio, si esa persona se dirige e n primer lugar al Banco de Santander, celebra
con esa entidad u n contrato de préstamo al consumo, y con el dinero así obtenido va al
establecimiento del vendedor, y compra el ordenador, en este caso n o hay una compraventa
financiada que satisfaga los requisitos del art. 15.1 LCCon. No hay vinculación contractual, a
pesar d e existir u n acuerdo d e colaboración entre ese vendedor y el Banco de Santander,
porque el comprador ha obtenido el préstamo p o r su cuenta, sin participación alguna del
vendedor.
215. De manera más explícita, la VerbrKrG alemana requiere como una condición para la existen-
cia de los verbundene Geschafte que el crédito sirva a la financiación del precio de compra.
216. De modo similar, en el Derecho alemán, HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchmer
Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 22; EMMERICH, V., e n GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/
VON ROITENBI RG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 37.
223
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
el artículo 15 LCCon 21/ . Por otra parte, si en el contrato crediticio no se afirma
expresamente que éste sirve para financiar otro negocio jurídico, este dato puede
también deducirse de la interpretación del contrato, en concreto, de las circunstan-
cias en que se celebra el contrato de crédito (art. 1282 CC), circunstancias que,
por otra parte, son las mismas que sirven para admitir la colaboración planificada
entre prestamista y vendedor 218 . Esto significa que, aunque el prestamista no tenga
conocimiento del destino concreto del dinero, al menos tiene la posibilidad de cono-
cerlo, por la presencia de los indicios de la colaboración planificada 21 '.
No impide la existencia de vinculación contractual el hecho de que, conforme
a lo acordado por las partes contractuales, el préstamo sirva también para otro fin
distinto a la adquisición del bien 220 .
El prestamista, con el fin de asegurarse del destino final que el consumidor
da al dinero, puede excluir a éste de la libre disposición sobre el mismo. Dos son,
básicamente, las hipótesis en las que el consumidor carece de la libre disposición
sobre el dinero. En primer lugar, cuando en el contrato de crédito se establece
que la entrega del préstamo se realizará directamente del prestamista al vendedor,
sin pasar por las manos del consumidor 221 . En segundo lugar, cuando en el con-
trato crediticio se incluye una cláusula de destinación del dinero. Se trata de los
llamados contratos de financiación, en los que el consumidor recibe personal-
mente el dinero del préstamo, quedando obligado en virtud de la citada cláusula
a darle un determinado destino.
La exclusión del consumidor de la libre disposición sobre el dinero no es un
requisito de la vinculación contractual 222 . Efectivamente, el artículo 15.1 LCCon no
217. Tampoco es necesario que el documento contractual haga mención del concreto objeto que
se pretende financiar. Diferente es la regulación en el Derecho francés. El art. L. 311-20
CConsom, que es transcripción del antiguo art. 9 d e la Ley 78-22, d e 10 d e enero de 1978,
hace depender la entrada en funcionamiento de la normativa referente a los contratos vincu-
lados del hecho de q u e la oferta de crédito mencione el bien o la prestación de servicios
financiada. Sobre el particular, véase CARRIERO, G.: «Direttiva comunitaria...», c i t , pg. 301, y
lo dicho en el apartado II.C de este Capítulo 4.
218. En el misma dirección, EMMERICII, V., e n GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 37 y 47.
219. Por tanto, si existe u n a cláusula contractual acerca del destino del dinero, y además existe la
colaboración planificada con carácter exclusivo entre prestamista y vendedor habrá vincula-
ción contractual. También puede ésta afirmarse cuando hay colaboración planificada con
carácter exclusivo, pero falta la cláusula de destino en el contrato crediticio. En esta hipótesis,
los indicios de la colaboración planificada permiten concluir que el prestamista conocía el
fin del dinero, o al menos tenía la posibilidad de hacerlo. Sin embargo, si existe cláusula de
destino del préstamo pero n o hay colaboración planificada, debe rechazarse la existencia d e
vinculación contractual.
220. EMMERICH, V., en GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 44; BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 28a y ss.
221. Conviene diferenciar este supuesto de aquel otro en el que el pago del precio también se
produce mediante u n a remisión directa del dinero del prestamista al vendedor, pero p o r
orden del consumidor. Aquí n o tiene la entidad prestamista ninguna posibilidad de controlar
el empleo del dinero, puesto que corresponde al consumidor, por propia iniciativa y si así lo
desea, ordenar la transferencia bancada.
222. Tampoco constituye u n presupuesto necesario e n Alemania (véase, por todos, DÜRBECK, W.:
Der Eimuendungsdurchgriff.., cit., pg. 82), ni e n Inglaterra. En este último país, u n o de los dos
224
. 4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
exige que el consumidor carezca de la libertad de disponer libremente del dinero.
Basta con que el crédito, obtenido en virtud de la colaboración planificada entre
prestamista y vendedor, sirva para la financiación de otro negocio jurídico, siendo
indiferente que el prestamista controle el destino final del préstamo o que el im-
porte prestado se entregue al consumidor, para que sea él quien pague al vendedor
el precio del bien.
La cuestión que debemos plantearnos es si la exclusión del consumidor de la
libre disposición sobre el dinero representa un indicio autónomo y suficiente para
la admisión de la colaboración entre prestamista y vendedor. Conviene analizar
por separado cada uno de los dos tipos de exclusión de la libre disposición sobre
el dinero.
A) En Alemania se ha planteado con toda su crudeza la problemática en
torno a si la exclusión del consumidor de la libre disposición sobre el dinero,
articulada a través de la entrega directa que el prestamista hace al vendedor, es
una circunstancia suficiente para admitir la vinculación entre ambos contratos. La
doctrina se encuentra claramente dividida. Existe un grupo de autores, encabezado
por HABERSACK, que estiman que este hecho constituye un indicio suficiente para
considerar que crédito y compraventa forman una unidad económica 223 . A esta
concepción se oponen DAUNER-LIEB y otros juristas. Desde su punto de vista, la
privación de la libre disposición sobre el dinero es u n criterio totalmente inade-
cuado, puesto que no es una señal manifiesta de la colaboración planificada entre
supuestos d e hecho que permiten la aplicación del art. 75 CCA está constituido por la conce-
sión de u n crédito de uso n o restringido (unrestricted-use credit), e n el que el prestatario tiene
total libertad en la utilización del dinero obtenido, siempre que el prestamista conozca que
el dinero va a ser utilizado e n la adquisición de un bien d e ese concreto proveedor, y exista
entre prestamista y proveedor u n acuerdo previo en ese sentido.
223. En Münchener Kommentar, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 34 y ss., y «Drittfinanzierter Immobilien- u n d
Beteiligungserwerb...», cit., pg. 45. T a m b i é n , EMMERICII, V., e n GRAF VON WESTPHALEN/EMME-
RIGII/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 52; COESTER, M.: «Verbrau-
cherschutz...», c i t , pg. 617; DÜRBECK, W.: Der Eimuendungsdurchgriff..., c i t , pgs. 81 y ss.; FRANZ,
U.: Der Eimuendungsdurchgriff..., c i t , pgs. 89 y ss., en especial la pg. 99; EMMERICII, V., e n GRAF
VON WESTPHALEN/EMMERICII/KESSLER: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 41; LWOWSKI,
H., e n LWOWSKI/PETER/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., c i t , pgs. 193 y 201. Fundamentan
esta opinión, ante todo, e n que según el §9.1 VerbrKrG existe la unidad económica especial-
mente cuando el vendedor colabora en la preparación o conclusión del contrato crediticio;
se trata de u n simple ejemplo de unidad económica, p o r lo que es posible que otras circuns-
tancias permitan llegar a u n a conclusión similar (entre ellas, por ejemplo, la exclusión de la
libre disposición sobre el dinero). Por otra parte, el control que e n todo m o m e n t o tiene el
prestamista sobre el destino del dinero justifica traspasarle los riesgos derivados del incumpli-
miento del vendedor (FRANZ, U.: Der Eimuendungsdurchgriff..., c i t , pg. 98). También la jurispru-
dencia del BGH sirve d e apoyo a esta interpretación, según estos autores. En efecto, señala
M. HABERSACK que desde la importante Sentencia del BGH de 6 d e diciembre de 1979 (NJW,
1980, pg. 938), prácticamente todos los pronunciamientos judiciales posteriores h a n tenido
en cuenta este criterio, de manera que indicios d e colaboración que hasta esa fecha eran
considerados imprescindibles, como la relación negocial duradera o la transmisión de la cosa
al prestamista e n garantía, h a n perdido importancia e n beneficio d e la exclusión d e la libre
disposición sobre la valuta (en Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 34, y en
«Drittfinanzierter Immobilien- u n d Beteiligungserwerb...», c i t , pgs. 45 y 54).
<S.-I.a Compraventa Financiada ... 2.Z.D
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
prestamista y vendedor, que en todo caso ha de concurrir para que exista unidad
económica 221 .
En el Derecho español, la entrega directa del dinero del prestamista al vende-
dor no constituye un indicio suficiente para declarar la vinculación contractual.
Conforme a la interpretación que del artículo 15.1 LCCon hemos mantenido, el
legislador exige, en todo caso, una colaboración entre prestamista y vendedor que
permita al consumidor el acceso al crédito. Pues bien, la exclusión del consumidor
de la libre disposición sobre el capital prestado no supone una señal clara en favor
de la citada cooperación. Mediante la limitación de la libertad del consumidor, el
prestamista persigue sólo proteger sus legítimos intereses, puesto que asegurándose
que el prestatario utilizará el dinero de un determinado modo, adquiriendo un
concreto objeto, estará mejor garantizada la obligación del consumidor de restituir
el préstamo recibido, sobre todo en aquellos supuestos en los que el prestamista se
reserva un derecho de garantía que recae precisamente sobre el bien adquirido 22 '.
B) La inclusión en el contrato crediticio de una cláusula en la que se esta-
blece el específico destino de la suma recibida tampoco puede servir, por sí sola,
de indicio de la colaboración planificada. Efectivamente, de la consideración del
contrato crediticio como un contrato de financiación226, en virtuddel cual el dinero
tiene que ser empleado en la compra de un determinado bien, no puede deducirse
sin más que los contratos de compraventa y préstamo están vinculados 227 , y ello
224. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 13, y «Kurzkommentar zu OLG Kóln», cit.,
pg. 305; VORTMANN, J.: Aktuelle Rechtsfragen..., cit., Rn. 225; LIEB, M.: Ǥ9 Verbraucherkreditge-
setz...», cit., pg. 91. Como argumento adicional, estiman estos autores que la consideración
de los contratos como vinculados no produce perjuicios sólo al prestamista, que mediante la
Einxuendungsdurchgriff debe soportar los riesgos derivados del incumplimiento del vendedor y
de su insolvencia (§9.3 VerbrKrG), sino también al vendedor, puesto que la revocación del
contrato crediticio dentro del plazo establecido (una semana, según el §7 VerbrKrG) impide
que el conexo contrato de compraventa produzca efectos (§9.2 VerbrKrG). Por esta razón
no puede aceptarse que la exclusión del consumidor de la libre disposición del capital sea
un elemento idóneo para conducir, por sí solo, a la vinculación de ambos contratos. El
vendedor, que n o ha colaborado con el prestamista en la preparación o conclusión del con-
trato crediticio y que, en consecuencia, concibe el negocio jurídico como una habitual com-
pra con pago al contado, recibiría con gran sorpresa, n o exenta de cierta desprotección
jurídica, la noticia de que ambos contratos están vinculados (BECKER: «Beschránkung des
Widerrufs auf den Darlehensantrag beim verbundenen Verbraucherkreditgesachaft?», ZBB,
1992, pg. 214).
225. Es cierto que en la mayoría de los supuestos de vinculación contractual, el contrato crediticio
contiene u n a cláusula, incluida en condiciones generales, en virtud de la cual el prestatario
autoriza al prestamista a que entregue el dinero directamente al vendedor. Así sucede, por
ejemplo, en el modelo contractual utilizado por «Renault Financiaciones, SA. Estableci-
miento Financiero de Crédito» (cláusula 11: autorización de pago. El prestatario autoriza a
«Renault Financiaciones, SA» a entregar el importe del préstamo al vendedor, siendo el
presente contrato la carta de autorización más eficaz), y también en los usados por las entida-
des de financiación FIMESTIC (la cláusula 1 de las condiciones generales) y la «Compañía
de Financiación de Grandes Almacenes Entidad de Financiación, SA», COFIGASA (cláusula
11. El cliente autoriza a COFIGASA a entregar el importe del préstamo al vendedor, siendo
la presente póliza la más eficaz carta de autorización).
226. Sobre la distinción entre los contratos de crédito y de financiación, v. GARCÍA-CRUCES GONZÁLEZ,
J. A.: «Contratación bancaria y consumo», cit., pg. 307.
227. En contra, GARCÍA-CRUCES GONZÁLEZ, J. A.: «Contratación bancaria y consumo», cit., pg. 308,
quien sostiene que en tal hipótesis el consumidor «podrá utilizar sus defensas frente al sumi-
226
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
porque la designación del fin puede para la entidad financiera ser razonable, o
incluso necesaria, aun cuando el crédito lo haya obtenido el consumidor por su
cuenta. En estos casos, la no utilización del dinero para el uso pactado puede
provocar consecuencias jurídicas en el contrato crediticio 228 , pero no afectará de
ningún modo al contrato de consumo que, en su caso, estipule el consumidor.
Asimismo, tampoco influirá el incumplimiento del vendedor en el contrato crediti-
• 22<)
CIO .
6. La impresión subjetiva del consumidor y del prestamista sobre la unidad económica.
La vinculación contractual presupone la unidad económica entre ambos con-
tratos, que tiene lugar cuando el crédito se obtiene en virtud de la colaboración
que desarrollan prestamista y vendedor. La citada cooperación se examina única-
mente conforme a criterios objetivos. Sin embargo, cabe preguntarse si la conexión
contractual requiere también la impresión subjetiva del consumidor sobre la exis-
tencia de la mencionada unidad económica.
La jurisprudencia alemana anterior a la publicación de la VerbrKrG venía
tradicionalmente exigiendo como presupuesto indispensable para la existencia de
la unidad económica que el consumidor tuviera la impresión de que prestamista y
vendedor se le oponían a él como una única parte 230 . De tal manera que no entraba
en juego la normativa protectora del consumidor cuando el comprador-prestatario
nistrador y, también, frente al financiador, en tanto en cuanto el destino que se pretende
realizar con la financiación al consumo no se ha logrado todavía».
228. Los motivos que conducen al consumidor a la obtención del crédito dejan de ser irrelevantes
para la otra parte contractual, y se incorporan a la causa. Constituyen lo que L. DÍEZ-PICAZO
siguiendo a F. D E CASTRO, ha denominado como causa concreta del negocio. Por causa con-
creta se entiende «el propósito empírico o práctico que las partes tratan de conseguir y el
resultado social que pretender instaurar», finalidades que, una vez incorporadas al contrato,
«pasan a formar parte de él» {Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, I, Introducción. Teoría
del Contrato, 4 a ed. Madrid, Civitas, 1993, pg. 236). El error sobre esta causa concreta faculta
a la parte que lo ha sufrido a ejercitar la acción de anulación. Por otra parte, si el consumidor
n o destina el dinero al fin contractualmente establecido, se produce u n incumplimiento
contractual por su parte, pudiendo en consecuencia el prestamista solicitar la resolución del
contrato.
229. Distinta es la situación en Italia, donde doctrina y jurisprudencia vienen admitiendo la vincu-
lación contractual cuando el contrato de crédito es un contrato de financiación (con cláusula,
por tanto, sobre el destino específico del dinero) y el prestamista entrega el dinero del prés-
tamo directamente al vendedor. En este caso, las circunstancias que afecten al contrato de
compraventa podrán influir en el contrato crediticio. En este sentido, la Sentencia de la Corte
di Cassazione de 20 de enero de 1994, reproducida en Foro it., 1994, I, pg. 3094, c,ón nota de
SCOIMTTI, E. y con comentario de MACARIO, F.: «Collegamento negoziale e principio de buona
fede...», cit.; véase asimismo a Nuzzo, M.: «Commentario a Cass. Civ., 20 gennaio 1994», cit.,
pgs. 1069 y ss.; SINESIO, D.: «II crédito al consumo: Problemi e prospettive...», cit., pg. 333.
230. Afirma la primera Sentencia del BGH que aborda el tema con detenimiento, de fecha 5 de
julio de 1971 (WM 1971, pgs. 1265 y ss.), que la cuestión a tener en cuenta es si al consumidor
se le presenta la relación entre prestamista y vendedor como una unidad económica. Véanse
también las Sentencias del BGH de 23 de j u n i o de 1988 (WM 1988, pgs. 1328 y ss.), y de 15
de mayo de 1990 (WM 1990, pgs. 1234 y ss.). Sobre las diferentes fases y la evolución de la
jurisprudencia alemana, DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pgs. 7 y ss.; FRANZ, U.:
Der Einwendungsdurchgiiff..., cit., pg. 105.
227
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
era consciente de que celebraba dos contratos distintos, frente a dos personas dife-
rentes.
Tras la aparición de la VerbrKrG, parte de la doctrina 231 y también algún pro-
nunciamiento judicial 232 , acepta la tesis jurisprudencial según la cual los dos contra-
tos se considerarán vinculados cuando concurran los requisitos objetivos de la uni-
dad económica y el consumidor tenga la impresión subjetiva de que existe tal
unidad económica. La mayoría de los autores, en cambio, entienden que, con-
forme a la nueva situación jurídica nacida de la ley, ya no es posible defender
esta opinión. La vinculación contractual debe evaluarse exclusivamente conforme
a criterios objetivos, sin tener en cuenta la impresión subjetiva que el consumidor
tenga sobre la misma233.
En el Derecho español, parece evidente que no puede exigirse la impresión
subjetiva del consumidor, en el sentido de que sea necesario, para poder afirmar
la vinculación contractual, que el consumidor tenga la impresión de que contrata
con una sola persona, lo que sucede cuando prestamista y vendedor se le oponen
como una única parte contractual. Los argumentos que apoyan esta concepción
son, básicamente, dos.
Un primer motivo deriva del análisis de los intereses dignos de protección,
que en ningún caso están en relación con la impresión subjetiva de las partes. Las
razones que conducen al legislador a trasladar el riesgo de incumplimiento del
vendedor del comprador al prestamista no radican en u n error del consumidor
sobre la identidad jurídica de sus dos partes contractuales, sino en la circunstancia
de que el prestamista, bajo determinadas condiciones, concretamente cuando
existe una unidad económica entre ambos contratos, puede soportar más eficiente-
mente que el consumidor ese riesgo234. Es la unidad económica de los dos negocios
231. GRIMM, A.: Das neue Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 307; MÜNSTERMANN/HANNES, cit., Rn. 465;
VORTMANN, J.: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 7; REINKING, K : «Das Verbraucher-
kreditgesetz bei Kfz-Leasing u n d finanziertem Kfz-Kauf.-Verbundene Gesacháfte», FLF, 1993,
pg. 174.
232. La Sentencia del OLG Kóln, de 5 de diciembre de 1994, WM, 1995, pg. 611.
233. Así, DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 13; DAUNER-LIEB, B.: «Kurzkommentar zu
OLG Kóln», cit., pg. 305; REINKING, K./T. NIEGEN: «Das Verbraucherkreditgesetz», cit. pgs. 79
y 83; SEIBERT, U.: Handbuch zum Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 3; EMMERICH, V.,
en GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/KESSLER:, Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 40;
LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/PETER/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 195; EMMERIGH, V.:
«Verbundene Gescháfte...», cit , en HADDING, W./K. J. HOPT (dir.): Das neue Verbraucherkreditge-
setz..., cit., pg. 67; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 619; FRANZ, U.: DerEintvendungs-
durchgriff..., c i t , pg. 112; HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener KommentarBGB, c i t ,
§9 VerbrKrG, Rn. 14; del mismo autor, M.: «Drittfinanzierter Immobilien- u n d Beteiligungser-
werb...», cit , pgs. 45 y 50; DÜRBECK, W.: DerEinwendungsdurchgriff..., c i t , pgs. 48 y ss.; PIETZCKER,
S.: Die Rückahuicklung..., c i t , pg. 20; DRESGHER, J.: Verbraucherkreditgesetz und Bankpraxis, c i t ,
Rn. 251. También existen opiniones intermedias. Así, por ejemplo, Büi.ow, P.: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 23 y ss., asegura q u e se requiere la impresión subjetiva que
un razonable consumidor medio tendría e n tal situación, y n o la que de hecho tiene ese
concreto consumidor. En la misma línea, la Sentencia del Landgericht Braunschweig de 16
de junio de 1994, NJW, 1994, pg. 2701.
234. O n , C., en BRi¡cHNER/Orr/WAGNER-WiEix;wii;r: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
54.
228
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
jurídicos, provocada por la colaboración planificada entre prestamista y vendedor,
y reconocible solamente conforme a criterios objetivos, el hecho determinante de
la conexión negocial. De ahí que sea indiferente si el consumidor es consciente o
no de que realmente estipula dos negocios jurídicos distintos23^. También es mere-
cedor de protección jurídica en aquellos casos en los que conoce perfectamente
que celebra dos contratos diferentes 236 .
Además, y en segundo lugar, si se exigiera para poder considerar a los dos
contratos como vinculados que el consumidor tuviera la creencia de que contrataba
con una única persona, y no con dos, la inaplicabilidad de los artículos 12, 14.2 y
15 LCCon estaría al alcance de la mano del vendedor y del prestamista: bastaría
con que pusieran en conocimiento del consumidor el hecho de que ha celebrado
dos negocios jurídicos totalmente independientes. Esta simple mención, implícita
en la cláusula contractual en la que el prestamista se declara irresponsable del
posible incumplimiento del vendedor, sería suficiente para impedir la entrada en
funcionamiento de la normativa protectora del consumidor.
En cambio, sí se exige una determinada impresión subjetiva del consumidor,
aunque entendida esta expresión en un sentido bastante diferente. Hay unidad
económica, hay vinculación contractual, cuando la relación entre los contratantes
y el modo de celebrarse los contratos sea tal que al consumidor le resulte legítimo
suponer que ambas partes actúan concertadamente, y por eso no pueda esperar
que le quieran cobrar los plazos de amortización del préstamo si la cosa comprada
no funciona bien; en definitiva, cuando produzca en el consumidor la impresión
de interdependencia o de unidad económica. Si el consumidor no valora los dos
contratos como una operación concertada, como una unidad económica, no puede
«extrañarse» luego de que el banco le quiera cobrar el préstamo. Desde el punto
de vista del consumidor, los dos contratos son partes de una misma operación
económica, de modo que la obtención del crédito no es sino una forma de pagar
el precio de adquisición del bien. Ahora bien, esta impresión subjetiva del consumi-
dor nace por la peculiar manera de haberse obtenido el crédito, concretamente,
por ser éste, producto de la colaboración planificada entre prestamista y vendedor.
La cooperación planificada entre estas dos personas, deducible conforme a indicios
objetivos, origina en el consumidor la impresión subjetiva de la unidad económica
de la operación. Por ello, en materia de prueba, no es necesario que el consumidor
demuestre la existencia de esta impresión subjetiva para que entre en juego el
235. Algunos autores parecen encontrar el fundamento de la protección del consumidor, de ma-
nera errónea a nuestro juicio, precisamente en el desconocimiento d e éste acerca de la sepa-
ración real de la operación en dos negocios jurícamente independientes. En esta línea, p o r
ejemplo, LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos..., c i t, pg. 73, quien cita como supuesto típico
de contratos vinculados el contrato de préstamo que el consumidor obtiene e n el mismo
establecimiento del vendedor, a través de la solicitud de préstamo que éste le presenta, y con
la creencia de que e n realidad contrata frente a u na única parte contractual.
236. REINICKE, D./K. TIEDTKE: «Zweifelsfragen...», c i t , pg. 217; HABERSAGK, M.: «Drittfinanzierter
Immobilien- u n d Beteiligungserwerb...», cit , pgs. 45 y 51.
229
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
artículo 15 LCCon; basta con que el crédito se haya recibido debido a la colabora-
ción planificada de prestamista y vendedor 237 .
Por otra parte, si del contenido y de las circunstancias en que es celebrado el
contrato de crédito se infiere con claridad que el préstamo se ha obtenido debido
a la colaboración del vendedor, siendo su destino precisamente financiar la compra
de un bien a ese vendedor, las declaraciones vertidas en el documento contractual
que nieguen la vinculación son ineficaces, conforme al artículo 3 LCCon 238 . La
vinculación contractual no desaparece por la mera presencia en el contrato crediti-
cio de una cláusula que así lo disponga.
Cabe también preguntarse qué papel desempeña la impresión subjetiva del
prestamista en la delimitación de la vinculación contractual. Teniendo en cuenta
que el artículo 15 LCCon perjudica a la entidad financiera, podría pensarse que
sólo cuando el prestamista conozca que el crédito se obtiene en virtud de la colabo-
ración con el vendedor puede predicarse la vinculación entre ambos contratos.
Según esta concepción, además de los requisitos objetivos recogidos en la ley, se
requeriría también el conocimiento efectivo del prestamista (requisito subjetivo)
sobre la unidad económica que los dos contratos conforman 239 .
Sin embargo, esta interpretación no puede ser acogida. Y no sólo porque el
artículo 15 LCCon no enumera entre los requisitos de la vinculación el efectivo
conocimiento del prestamista en torno a la unidad económica de la operación,
sino también porque se exigiría al consumidor probar algo que está fuera de su
alcance, de su órbita: que el prestamista es consciente de que ambos contratos
constituyen una unidad económica. No resulta válido el argumento de que es nece-
sario que el prestamista tenga conocimiento efectivo de la conexión existente entre
los dos negocios jurídicos para poder repercutir en cada uno de los contratos de
crédito que él estipula el coste adicional que le supone la aplicación del artículo
15 LCCon. La colaboración planificada del vendedor en la preparación o conclu-
sión del contrato de crédito, factor decisivo en la configuración de los contratos
vinculados, supone necesariamente para el prestamista la posibilidad de conocer la
conexión existente entre los dos contratos. En consecuencia, no se precisa el efec-
tivo conocimiento, sino la posibilidad de conocer la conexión contractual. Y tal
posibilidad existe desde el momento en que el crédito se obtiene en virtud de la
colaboración con el vendedor. Los requisitos objetivos que definen la cooperación
237. Obviamente, la impresión del consumidor sobre la unidad económica de la operación que
no va acompañada de los indicios objetivos q u e manifiestan la colaboración planificada n o
sirve, por sí, para considerar los dos contratos como vinculados.
238. O I T , C , en BRUCHNER/OTI/WAGNER-WIEUUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
46; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pgs. 617 y 619.
239. Según esta tesis, en el momento de perfeccionarse el contrato de crédito, el prestamista tiene
que conocer que ese concreto contrato crediticio está vinculado a u n a compraventa, y q u e ,
en consecuencia, serán de aplicación el art. 15 LCCon y demás que se ocupan de los negocios
vinculados, por lo que el prestamista procederá a encarecer los créditos vinculados, a efectos
de repercutir en todos y cada u n o de los prestatarios los riesgos que asume mediante la
vinculación. Por eso debe exigirse el conocimiento del prestamista sobre la unidad econó-
mica que configuran los dos contratos.
230
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
vendedor-prestamista permiten a este último percatarse de lá vinculación, y trasla-
dar al concreto prestatario, mediante el encarecimiento del crédito, parte de los
gastos adicionales que la aplicación del artículo 15 LCCon le irroga2'10.
VI. LA FORMA Y CONTENIDO DE LOS CONTRATOS
En relación a la forma y contenido de los contratos vinculados, no establece
el legislador ninguna normativa específica. El artículo 15 LCCon regula en qué
supuestos existirá un contrato de crédito vinculado a la compraventa, sin hacer
ningún tipo de alusión a la forma y al contenido que han de tener estos contratos.
La cuestión que se plantea es si los artículos 6 y 7 LCCon, que se refieren a la
forma y contenido de los contratos sometidos a la ley y a las consecuencias de su
incumplimiento 241 , se aplican solamente al contrato de crédito, o también al con-
trato de compraventa vinculado a aquél.
El problema presenta un especial interés en aquellos ordenamientos jurídicos,
como el alemán, en los que el legislador exige un determinado contenido, la inclu-
sión de ciertas cláusulas, según se trate de un contrato de crédito en general (Kredit-
vertrágen), esto es, del crédito concedido por una entidad financiera, o de un con-
trato de crédito que tiene por objeto la entrega de una cosa o la prestación de un
servicio cuyo precio se pagará a plazos (Kreditvertrágen, die Lieferung einer bestimmten
Sache oder die Erbringung einer bestimmten anderen Leistung gegen Teilzahlungen zum Ge-
genstand haben), que tiene como ejemplo más típico a la venta a plazos. El §4.1.1
VerbrKrG enumera las menciones que con carácter necesario han de recogerse en
un contrato de crédito en general, mientras que el §4.1.2 incluye las que han de
constar en el contrato de compra a plazos o en cualquier otro contrato con pago j
a plazos242. Esta distinción, que no es formulada en la Directiva (art. 4), resulta
íj
240. El hecho de que el prestamista n o tenga un conocimiento efectivo de la obtención del crédito
en virtud de la colaboración planificada entre prestamista y vendedor en nada se opone a
que se exija el conocimiento del prestamista sobre el destino del crédito que concede. Este j¡
conocimiento lo tiene, bien a través de la cláusula contractual que así lo establece, bien I
conforme a los indicios de la colaboración planificada. \
241. Sobre los arts. 6 y 7 LCCon, v. ROCA GUILLAMÓN, J.: «Los contratos de crédito al consumo. i
Forma y contenido, reembolso anticipado y cobros indebidos (Ley 7/1995, de 23 de marzo), \
en NIETO CAROL, U. (dir.): Crédito al consumo y transparencia bancaria, cit., pgs. 189 y ss.
242. Semejante distinción se hace también en otros ordenamientos jurídicos, como el italiano,
portugués o suizo. En Italia, los aps. 2 y 3 del art. 124 del Testo Único se refieren respectiva-
mente a las indicaciones que han constar en «i contratti di crédito al consumo» y en «i
contratti di crédito al consumo che abbiano a oggetto l'acquisto di determinati beni o servizi».
La dicción literal del artículo italiano n o es muy afortunada, puesto que es obvio que también
los contratos de crédito en general tienen por objeto la adquisición de bienes o servicios».
Como señala MACARIO, F., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive
comunitarie...», cit., pg. 824, la aplicabilidad del ap. 3 del art. 124 se deriva del objeto del
contrato, que debe consistir en la adquisición de bienes o servicios. De ahí que se compren-
dan en el mismo, además de la venta a plazos, con o sin reserva de la propiedad, el contrato
de arrendamiento-venta y el contrato de leasing al consumo. En Portugal, el distinto trata-
miento de los dos modelos contractuales se plasma e n los aps. 2 y 3 del art. 6 del Decreto-
Lei n ú m . 359/91, de crédito al consumo. Asimismo se requiere e n Suiza u n contenido dife-
rente según se trate de contratos de crédito «in allgemeinen» (art. 8 KKG) o de contratos
«zu Finanzierung des Erwerbs von Waren oder Dienstleistungen» (art. 9 KKG).
231
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
conveniente, debido a que se trata de dos contratos que presentan grandes diferen-
cias, a pesar de que en ambos existe una concesión de crédito 213 .
En Alemania, en el supuesto de un normal contrato de concesión de crédito,
este deberá contener las indicaciones mencionadas en el §4.1.1 VerbrKrG, mientras
que si se trata de una bilateral venta a plazos (esto es, con la única presencia de dos
partes, vendedor y comprador) el contenido exigido será el del §4.1.2 VerbrKrG. El
problema se plantea en las compras financiadas por un tercero, puesto que ni el
§4 ni el §9 aluden a la forma y contenido que deberán tener en este caso el contrato
de compraventa y el de crédito. Parece indiscutible que al contrato de crédito
le será aplicable el §4.1.1 VerbrKrG244. Pero, ¿será necesario que el contrato de
compraventa contenga las menciones exigidas en el §4.1.2, o será eficaz sin satisfa-
cer esos requisitos formales y de contenido? La doctrina más autorizada sostiene la
no aplicación del §4.1.2 al contrato de compraventa, por tratarse en realidad de
una compra al contado 245 . Por tanto, este negocio jurídico será válido y eficaz sin
necesidad de cumplir ningún requisito formal o de contenido. Mayores dudas sur-
gen en torno a la cuestión de si es necesario incluir en el contrato de crédito el
contenido mencionado en el §4.1.2 VerbrKrG 246.
En el Derecho español no existe una doble lista de las cláusulas que ha de
contener el contrato de crédito al consumo. El artículo 6 LCCon se limita a estable-
cer la forma y contenido de todo contrato sometido al ámbito de aplicación de la
ley, independientemente de que se trate de un contrato de préstamo, de una venta
a plazos, o de cualquier otro negocio jurídico que esté sometido a la LCCon. En
el caso de una compraventa financiada por un tercero, ¿se aplicará a cada uno de
los dos contratos, de compraventa y de crédito, el artículo 6 LCCon? Incuestionable
resulta el sometimiento del contrato de crédito a esta disposición. Se trata de un
contrato «sometido a la presente Ley», en palabras del propio artículo 6 LCCon,
243. Mientras que el contrato de préstamo tiene p o r objeto la entrega de dinero, asumiendo el
prestatario la obligación de restituirlo, j u n t o con los intereses, e n el contrato de compra con
pago a plazos el objeto del mismo es el típico del contrato de compraventa, es decir, la venta
de u n a cosa a cambio de u n precio, residiendo su especialidad e n la peculiar manera de
pagar este último (a plazos).
244. Así, VON ROTTENBURG, F., en GRAFVON WESTI>HALEN/EMMERICH/VO.N ROTTENBURG: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., §4 VerbrKrG, Rn. 46.
245. BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit, §9 VerbrKrG, Rn. 30; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...»,
cit., pg. 619; MÜNSTERMANN, W., en MÜNSTERMANN/HANNES: cit., §9 VerbrKrG, Rn. 499; VON
ROTTENBURG, F., en GRAF VON WESTPHAI.EN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz,
cit., §4 VerbrKrG, Rn. 157. El elemento d e financiación se h a separado de la compra, reca-
yendo únicamente en el contrato de crédito. De ahí que sólo se exija a este segundo contrato,
y n o al primero, los requisitos formales y de contenido regulados en la VerbrKrG.
246. Ambos contratos serán formalmente eficaces cuando en el contrato de crédito se redacten
todas las indicaciones fijadas en el §4.1.1 y 4.1.2 VerbrKrG, o cuando el contrato de compra-
venta también se haya redactado p o r escrito e incluya las menciones exigidas e n el §4.1.2.
Sin embargo, la función de protección del consumidor que pretende conseguirse mediante
determinadas exigencias formales e n los negocios a plazos n o se alcanza cuando el contrato
de préstamo sólo contiene las indicaciones señaladas para los contratos de crédito e n general
(§4.1.1), y n o las fijadas para los negocios a plazos. De ahí que en este último supuesto se
aplique las consecuencias previstas e n el §6.1 (nulidad del contrato). Sobre el particular, más
detenidamente, BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 30.
232
4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...
por lo que deberá constar por escrito, incluyendo en el documento todas las men-
ciones que se enumeran en el artículo 6.2 LCCon. Esto parece evidente. La cues-
tión se suscita especialmente en relación a la aplicación del artículo 6 al contrato
de compraventa. ¿Queda este contrato sometido a este precepto?
En mi opinión, el artículo 6 LCCon no resulta aplicable al contrato de compra-
venta. Mediante la exigencia de un determinado contenido en el contrato crediti-
cio, el legislador pretende proteger al consumidor, quien dispone de una informa-
ción precisa sobre todas las obligaciones que él asume. Por eso exige el precepto
que en el documento contractual conste la tasa anual equivalente, y las condiciones
en las que ésta podrá ser modificada; la relación del importe, el número y la perio-
dicidad o las fechas de los pagos que7 deba realizar el consumidor para el reembolso
del crédito, intereses y demás gastos; la relación de todos los elementos que compo-
nen el coste total del crédito; o la necesidad de constitución de un seguro de
amortización del crédito, en caso de fallecimiento, invalidez, enfermedad o desem-
pleo del titular. Como se observa, todas las indicaciones hacen referencia a la obli-
gación asumida por el consumidor de reembolsar el crédito. Por este motivo es
preciso que estas cláusulas se incluyan en el contrato de crédito, pues en razón del
mismo asume el consumidor sus obligaciones. Y esta es precisamente la razón por
la que no es obligatoria su presencia en el contrato de compraventa. Es suficiente
que en este contrato concurran los requisitos que con carácter general exige el
ordenamiento jurídico para el contrato de compraventa. Si el legislador tiene la
intención de que quede claramente explicado el aspecto de financiación, exi-
giendo inexcusablemente la presencia de determinadas cláusulas que se refieren a
la devolución del crédito recibido, no tiene sentido exigir este contenido obligato-
rio en el contrato de compraventa, puesto que el elemento de financiación se ha
disgregado, se ha separado de la compra. El coste y las condiciones de financiación
tienen lugar en el marco del contrato de crédito, y no en el contrato de compra-
venta, que en cuanto a su contenido se presenta como una compra al contado 247 .
Tampoco es preciso que en el contrato de crédito se haga referencia alguna
al contrato de compra o a alguna de las características del mismo (precio, cosa
comprada, etc.) 248 . Basta con el cumplimiento del contenido exigido por el artículo
6 LCCon.
VIL LA SUCESIÓN TEMPORAL DE LOS CONTRATOS
A efectos de considerar los contratos como vinculados, y aplicar por tanto el
artículo 15 LCCon, es indiferente el orden de prelación temporal del negocio
247. COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit, pg. 619. Por otra parte, si e n el contrato d e crédito
ya se enumera toda la información referente a la financiación, ¿qué contenido adicional en
torno a la misma podría incluirse e n el contrato de compraventa? La necesidad de protección
del consumidor queda suficientemente tutelada con la inclusión d e las cláusulas obligatorias
en el contrato de crédito.
248. Sin embargo, es usual que se indique el bien objeto de la compra. Así sucede, por ejemplo,
en las compras financiadas d e automóviles, o e n el impreso de «Solicitud de crédito compra
Santander.-A plazos», al exigir que se especifiquen los «datos d e la compra a financiar».
233
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo 4. Requisitos para la existencia de un contrato de crédito ...

jurídico de crédito y del negocio de compraventa, siendo posible que se concluya sición cuando el vendedor haya colaborado con el prestamista en la preparación o
primero uno y después otro, o viceversa249. La aplicación de la normativa protectora conclusión del contrato crediticio, independientemente de cuál sea el objeto que
del consumidor no depende de la sucesión temporal de los contratos, sino de la más tarde se adquiera de ese vendedor. Por este motivo no existirá vinculación, en
concurrencia simultánea de los requisitos de vinculación exigidos en la ley2y0. Nin- el sentido del artículo 15 LCCon, cuando se perfecciona un contrato de crédito
guna indicación en torno a esta cuestión existe en la LCCon, salvo la referencia a sin ningún tipo de colaboración del vendedor, y posteriormente el prestamista
la necesidad de que el crédito se haya obtenido «en aplicación del acuerdo previo» tiene conocimiento de que el dinero así obtenido lo ha empleado el prestatario
entre prestamista y vendedor [art. 15.1 c) LCCon]. en la compra de un bien; en esta hipótesis no se satisfacen los presupuestos legales
de la vinculación.
En numerosas ocasiones el contrato de crédito y el de compraventa se celebra-
rán simultáneamente. Sin embargo, cabe la posibilidad de que se estipule en pri-
mer lugar el contrato de compraventa. Si en este negocio jurídico se pacta el pago
al contado, ello no es impedimento para que posteriormente se transforme en un
negocio financiado, en el supuesto de que el consumidor obtenga más tarde un
crédito de financiación para satisfacer el precio (que obviamente debe de cumplir
los requisitos legales, especialmente el de haberlo conseguido en virtud de la co-
laboración planificada entre prestamista y vendedor) 2o1 . Igualmente, la conclusión
del contrato de compraventa como una venta a plazos tampoco entorpece la aplica-
ción del artículo 15 LCCon, cuando después se perfeccione el contrato de crédito
y la compraventa se transforme de este modo en un negocio con pago al contado 2 " 2 .
Siempre, claro está, que ambos contratos cumplan los requisitos exigidos por la ley
para la existencia de la vinculación, porque si la conversión de la compraventa en
un negocio con pago al contado se debe a que el consumidor se ha procurado en
crédito «por su cuenta», no existirá tal vinculación contractual. Por otra parte,
como la ley no atribuye ningún significado a la entrega de la cosa, en ninguno de
los dos casos importa que el consumidor haya recibido el objeto comprado antes
de que se celebre el contrato de crédito entre él y el prestamista 253 .

.X También puede suceder que primero se concluya el contrato de crédito, y

después el negocio financiado. Ahora bien, como el crédito debe obtenerse en
virtud de la colaboración entre prestamista y vendedor, en el momento de la per-
fección del contrato de crédito debe haber «intervenido» el vendedor, bien porque
ha celebrado con anterioridad un acuerdo marco de colaboración con el presta-
mista, bien porque coopera activamente con él en la conclusión del concreto con-
trato de crédito. Ello no significa que en este contrato de financiación haya de
hacerse mención expresa acerca del particular objeto cuya adquisición se financia
(un contenido en este sentido no viene exigido por el art. 6 LCCon)/En conse-
cuencia, el contrato de crédito sólo estará vinculado al posterior contrato de adqui-

249. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 98 y 99; LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/
PETERS/GÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 195.
250. O I T , C , e n BRUCHNER/OTT/WACNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG Rn.
76.
251. U n a postura similar defiende, para el Derecho alemán, BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 29.
252. En este sentido, la Sentencia del BGH de 15 d e enero d e 1987 (NJW1987, pgs. 1698 y ss.),
en la que el contrato de crédito se concluye cuatro semanas después que el d e compraventa.
253. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit, §9 VerbrKrG, Rn. 15.

234 235
 Capítulo 5
La responsabilidad del prestamista por el
incumplimiento del vendedor

I. PLANTEAMIENTO
El desarrollo económico y la progresiva especialización de los empresarios pro-
voca una importante modificación en las relaciones contractuales en las que es
partícipe el consumidor adquirente de un bien. La venta a plazos, que constituyó
en un primer momento el modelo contractual utilizado por aquellos compradores
que carecían de medios económicos suficientes para realizar una compra con pago
al contado, es poco a poco sustituida por la compraventa financiada, que es otra
modalidad de adquisición de un bien con pago a plazos.
El desdoblamiento de una única operación económica en dos contratos dife-
rentes, el de compraventa y el de préstamo, es beneficioso para las tres partes
intervinientes en el negocio; también, como no, para el consumidor, que de este
modo puede adquirir y disfrutar un bien sin tener el dinero suficiente para llevar
a cabo una venta al contado. Sin embargo, no todo son ventajas para él. Si se
compara su situación jurídica con la del comprador que estipula una normal venta
a plazos, se observa que tiene un déficit de protección importante, a pesar de que,
desde el punto de vista económico, los dos modelos de adquisición del bien presen-
tan una gran similitud.
La menor protección del consumidor que celebra una compraventa financiada
se pone de manifiesto cuando se analiza lo problemático que resulta para el consu-
midor la utilización de dos remedios contractuales habituales: la excepción de in-
cumplimiento, y la resolución del contrato de préstamo 1 . Veamos por separado
por qué no puede servirse el consumidor de estas instituciones en la compraventa
financiada.
1) En la bilateral venta a plazos, el comprador puede oponer la excepción de
incumplimiento contractual a la reclamación de pago que le formule el vendedor
incumplidor, suspendiendo de este modo, siquiera sea provisionalmente, el pago
de los plazos pendientes. En cambio, en la compraventa financiada la persona que
se dirige al consumidor para exigirle el pago es el prestamista, y frente a éste no

1. FF.RRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 612.

237
 M. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cabe el uso de la citada excepción. El prestamista ha cumplido su obligación, que
es entregar el nominal del préstamo, por lo que el consumidor no puede oponerle
la excepción de incumplimiento contractual. En consecuencia, la única posibilidad
que le queda al consumidor es dirigirse al vendedor, requiriéndole para que cum-
pla su prestación conforme a lo pactado 2 . En cualquier caso, durante el tiempo que
duren las disputas entre vendedor y consumidor éste continúa obligado a abonar al
prestamista los plazos de amortización del préstamo.
2) Si, ante el incumplimiento del vendedor, el comprador opta por la resolu-
ción del contrato, ésta va a tener consecuencias distintas en la venta a plazos y en
la compraventa financiada. Una vez resuelta la venta a plazos, se extingue el vínculo
obligacional, y las partes quedan obligadas a restituirse las prestaciones realizadas
(el comprador devuelve el bien, y el vendedor le reembolsa las cantidades ya paga-
das). En cambio, en la compraventa financiada, la resolución del contrato de com-
pra tiene consecuencias sobre este negocio jurídico (restitución recíproca del bien
y el precio entre vendedor y consumidor), pero en ningún caso sobre el contrato
de préstamo. Y ello porque, a pesar de la resolución de la compraventa, el consumi-
dor continúa obligado a abonar al prestamista los plazos de amortización en las
fechas estipuladas, lo que sin duda es perjudicial para él. La situación es aún más
gravosa para el consumidor cuando el vendedor es insolvente, de manera que, aún
no recibiendo de éste la devolución del precio, sigue obligado a restituir el prés-
tamo al prestamista.
Con el fin de eliminar estos efectos negativos para el consumidor, el legislador
introduce en la Ley de Crédito al Consumo una serie de disposiciones. Así, la
primera consecuencia negativa se evita con el artículo 15 LCCon, que faculta al
consumidor para ejercitar contra el prestamista todos los derechos que él tiene
contra el vendedor, entre ellos la excepción de incumplimiento contractual. El
segundo efecto perjudicial se corrige, en cambio, con el artículo 14.2 LCCon, que
faculta al consumidor para, una vez declarada la ineficacia del contrato de compra-
venta, obtener también la ineficacia del contrato crediticio.
En este Capítulo vamos a analizar el primero de los preceptos citados, es decir,
el artículo 15 LCCon. Este artículo permite al consumidor ejercitar contra el presta-
mista determinados derechos que en realidad traen causa del contrato de compra-
venta. De este modo, se trasladan al prestamista determinados riesgos derivados
del contrato de compraventa, lo que obedece en último extremo a la conexión
contractual existente entre los dos negocios jurídicos.
II. «EXCURSUS»: LA SOLUCIÓN ADOPTADA POR LA JURISPRUDENCIA
ALEMANA
Igual que en tantos otros campos, Alemania ha sido un país pionero en mate-
ria de protección del consumidor de crédito inmerso en relaciones trilaterales. El
2. Como el vendedor ya ha recibido la contraprestación (el precio), es lógico pensar que no debe
tener ningún interés, o ninguna prisa, en cumplir su obligación.
238
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
mérito de la doctrina establecida en el §9.3 VerbrKrG, parágrafo que faculta al
comprador para oponer al prestamista las excepciones derivadas del contrato de
compraventa, corresponde por completo a la jurisprudencia. En efecto, fueron los
Tribunales alemanes los que en primer lugar abrieron esta vía de protección del
consumidor, facultándole para oponer al prestamista semejantes excepciones. Por
ello es aconsejable detenerse en el análisis de los primeros pronunciamientos juris-
prudenciales sobre el particular.
En la tradicional venta a plazos (Abzahlungsgescháft), la función financiadora la
desarrolla el propio vendedor, mediante el aplazamiento del pago. Desde el punto
de vista jurídico, la financiación carece de autonomía propia, puesto que se integra
en el contrato tipo de la compraventa, regulada en la Abzahlungsgesetz. Tras el aban-
dono de la función crediticia por el vendedor y su asunción por un tercero especia-
lizado, el marco jurídico se modifica sustancialmente. El primitivo contrato de com-
praventa a plazos se divide en dos negocios jurídicos autónomos, estipulados con
dos personas distintas: el Darlehensvertrag (contrato de préstamo) y el Kaufuertrag
(contrato de compraventa) 3 .
Las obligaciones derivadas del Darlehensvertrag, entre ellas la que incumbe al
prestatario (devolución del préstamo más los intereses), deben ser cumplidas inde-
pendientemente de los problemas relacionados con la existencia o ejecución del
Kaufuertrag. Al contrato crediticio le es de aplicación la disciplina general sobre el
mutuo establecida en los §§607 y ss. BGB. Esto implica que la finalidad con la que
se utiliza el crédito, en particular, las vicisitudes del negocio jurídico de compra-
venta objeto de la financiación (nulidad, no cumplimiento del vendedor, etc.) for-
man parte de los riesgos asumidos por el prestatario 4 . Esta privilegiada posición
del financiador se ve reforzada por el establecimiento, en las condiciones generales
del contrato crediticio, de una cláusula de inoponibilidad a la entidad financiadora
de las excepciones relativas al contrato de compraventa.
Por ello, a pesar de la nulidad del contrato de compraventa o del incumpli-
miento del vendedor, el consumidor tiene que cumplir su obligación frente al
prestamista, devolviendo en la fecha pactada los plazos de amortización del prés-
tamo, sin poder, por lo tanto, oponer a la petición del prestamista las excepciones
derivadas del contrato de compraventa. Por otra parte, aunque se repute la compra-
venta financiada como una operación subsumible en el §6 AbzG, siéndole en conse-
cuencia aplicable la AbzGJ, el déficit de tutela jurídica del consumidor se man-
3. Como señalan VON REINERSDORFF, W.: ZurDogmatik des Einiuendungsdurchgriffs. Berlín, Duncker &
Humblot, 1984, pg. 89, y GRAFVON WESTPUALEN, F.: «Finanzierter Abzahlungskauf und §9 AGBG»,
WM, 1983, pg. 1230, se sigue la teoría de la separación (Trennungstheorie), que proclama la
independencia de los dos contratos. Con más detalle, v. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK:
Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 10.
4. REISS, W.: Die Rechtsstellung des Kreditgebers..., cit., pg. 28.
5. Mucho se ha discutido en la doctrina alemana acerca de la posible aplicación de la Abzahlungsge-
setz a la compraventa financiada. Considerados aisladamente, ninguno de los dos contratos que
integran la operación están sometidos a la AbzG, puesto que, por una parte, el contrato de
compraventa es un negocio con pago al contado, y por otra parte, el préstamo es un habitual
contrato de mutuo, sometido al §607 BGB. Sin embargo, la consideración conjunta de los dos
239

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
tiene 0 . Ello se debe a que en la Ley de Venta a Plazos no existe disposición alguna
sobre las excepciones oponibles por el consumidor tras el incumplimiento del ven-
dedor. Esta cuestión aparece regulada en el BGB, de manera que de nada le sirve
al consumidor la aplicación de la AbzG a la compraventa financiada 7 .
La situación de inmunidad del prestamista, que conserva el derecho a recibir
del prestatario todos y cada uno de los pagos pendientes de amortización del prés-
tamo, no obstante la nulidad del contrato de compraventa o el incumplimiento
del vendedor, comienza a modificarse a partir de los años cincuenta del presente
v- siglo/La unidad'económica que los dos contratos constituyen y la necesidad de
otorgar al consumidor de crédito inmerso en relaciones trilaterales una protección
jurídica similar a la que ostenta el comprador a plazos llevan a los Tribunales
alemanes a establecer una cierta dependencia entre ambos contratos, cuando la
operación se enmarca en el llamado B-Gescháft. A través de este método de financia-
ción, el consumidor estipula dos contratos, uno de compraventa con el vendedor,
y otro de préstamo con el prestamista, celebrando este último debido a la coopera-
ción del propio vendedor. Los dos profesionales mantienen relaciones de colabora-
ción, que se plasma en la existencia de un acuerdo marco (Rahmenvertrag)fEl prés-
tamo obtenido se lo entrega directamente el prestamista al vendedor, quedando el
comprador obligado frente al prestamista a su restitución en los plazos estipulados.
La dependencia entre los dos contratos se predica en un doble sentido: gené-
tica y condicional 8 . La genetische Abhángigkeit plantea la cuestión de los efectos que
la existencia de la compraventa tiene en el contrato crediticio; se trata de analizar si
la nulidad o anulabilidad de la compraventa puede comportar también la nulidad o
anulabilidad del préstamo. En la konditionelle Abhángigkeit se examinan las conse-
cuencias que la ejecución del contrato de compraventa puede provocar en el con-
trato de préstamo; el problema radica en averiguar si las excepciones personales
(Einwendungen) oponibles por el comprador al vendedor en el supuesto de que éste
incumpla su obligación (Nichtlieferung, Sachmangeln) pueden ser también eficaz-
mente opuestas frente al prestamista, autorizando de este modo al prestatario a
suspender los pagos de amortización.
contratos, la unidad económica que conforman y las relaciones d e colaboración entre presta-
mista y vendedor permiten concluir que, bajo u n a forma distinta, se consigue un resultado
similar al de un negocio a plazos \§6 AbzG), por lo que entrará e n j u e g o la normativa específica
de la venta a plazos. Con más detalle, HÓRTER, K : Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pgs. 208
y ss.; MARSCHALLVON BIEBERSTEIN, F.: Gutachten zur Reform..., cit., pg. 45.
6. N o es posible encontrar e n la legislación específica sobre la venta a plazos u n a solución a los
problemas que aquí se plantean. Cfr. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 33.
7. Distinta es la situación en la hipótesis de retraso del consumidor e n el pago de los plazos. En
este caso, la consideración de la compraventa financiada como u n a operación a la que es aplica-
ble la Abzahlungsgesetz atribuye al consumidor u n a tutela similar a la del comprador a plazos.
Efectivamente, el §4.2 AbzG, que protege al comprador e n u n a bilateral venta a plazos, e n el
caso de que él incumpla su obligación de restituir al vendedor los plazos en la fecha establecida,
también será aplicable al consumidor que n o devuelve al prestamista el dinero prestado al
vencimiento d e los plazos.
8. REISS, W.: Die Rechstsstellung des Kreditgebers.,., cit., pg. 29.
240
• *
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
La original independencia de los dos contratos ha sido superada por el Bundes-
gerichtshof z. través de una línea interpretativa de notable interés 9 . Por lo que se
refiere a la genetische Abhángigkeit, el Tribunal opta, en un primer momento, por
negar tal dependencia. Así sucede en la Sentencia de 7 de mayo de 196210. En un
supuesto de B-Gescháft, el adquirente del bien solicita la nulidad del contrato de
compraventa, y ejercita también acción contra el financiador para que le restituya
las letras de cambio que había recibido por un importe similar al préstamo conce-
dido para pagar el precio de compra. El BGH rechaza la demanda del consumidor,
basándose en la imposibilidad de que la nulidad del contrato de compraventa
pueda tener efecto alguno en el préstamo, al tratarse de dos contratos jurídica-
mente independientes 11 .
Distinta es la situación que adopta en materia de oponibilidad frente al presta-
mista de las excepciones derivadas del contrato de compraventa (konditionelle Abhán-
gigkeit). Aunque en una primera Sentencia de 7 de diciembre de 195512 sostiene la
imposibilidad de oponerle tales excepciones, debido a que la compraventa y el
préstamo son negocios jurídicos independientes (rechtlich selbstündige Gescháfte)13,
pocos meses más tarde, con ocasión del segundo pronunciamiento judicial sobre
esta cuestión, admite el empleo por el consumidor de las excepciones. Se trata de
la Sentencia de 29 de octubre de 195614. En el marco de un B-Gescháft, el consumi-
dor compra a crédito unos muebles. Después de detectar los numerosos defectos
que los bienes presentaban, y de intentar infructuosamente frente al vendedor
su reparación, el consumidor suspende el pago al prestamista de los plazos de
amortización del préstamo; a la reclamación judicial de cumplimiento del presta-
9. Sobre la labor d e la jurisprudencia alemana e n relación a la protección del consumidor in-
merso e n u n a compraventa financiada, v. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pgs. 7
y ss.; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pgs. 31 y ss.; O T T , C., en BRUCIINER / O T T /
WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 18; SCHMITZ, W. F.: Der finan-
zierte Abzahlungskauf..., c i t , pgs. 9 y ss.; VON HIPPEL, E.: Verbraucherschutz, c i t , pg. 201. Un porme-
norizado análisis d e las primeras sentencias e n las q u e se admite la influencia e n el contrato
crediticio de las vicisitudes del contrato d e compra, e n REISS, W.: Die Rechsstellung des Kreditge-
bers..., c i t , pgs. 35 y ss.; HÓRTER, K.: Der finanzierte Abzahlunskauf..., c i t , pgs. 274 y ss.; MARSCHALL
VON BIEBERSTEIN, F.: Gutachten zur Reform..., c i t , pgs. 48 y ss., y Das Abzahlungsgescháft, c i t , pgs.
54 y ss.; GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., c i t , pgs. 177 y ss.; MÜLLER-LAUBE, H.: Teilzahlungskre-
dit und Umsatzgescháft. Ein Beitrag zur Lehre vom atypischen Vertrag. Baden-Baden, 1973, pgs. 148
y ss.
10. WM, 1962, pg. 761; BB, 1962, pg. 691.
11. REISS, W.: Die Rechsstellung des Kreditgebers..., c i t , pg. 39.
12. NfW, 1956, pg. 420; MDR 1956, pg. 597, con nota de POHLE, R.
13. GUNDIACH, B.: Konsumentenkredit..., c i t , pg. 181. La sentencia atribuye relevancia jurídica a la
conexión económica entre el préstamo y la compraventa, a los efectos de retraso (Verzug) del
consumidor e n el pago de los plazos de amortización, pero n o en el ámbito d e la oponibilidad
de excepciones frente al prestamista. Considera el Tribunal que la unidad económica de am-
bos contratos es u n motivo suficiente para, en el supuesto de retraso del consumidor e n el
pago, aplicar la normativa prevista e n la Abzahlungsgesetz para las ventas bilaterales a plazos.
Sin embargo, a pesar de la estrecha relación económica de préstamo y compra, la independen-
cia jurídica de los dos contratos hace inoponible al prestamista el incumplimiento del vende-
dor.
14. BGHZ, 22, pg. 90; WH, 1956, pg. 1542; NJW, 1957, pg 17. Interesantes comentarios sobre la
misma realizan REISS, W.: Die Rechsstellung des Kreditgebers..., c i t , pg. 35, y HÓRTER, K.: Der finan-
zierte Abzahlungskauf.., c i t , pg. 274.
241
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mista le opone la excepción de incumplimiento del vendedor. El Tribunal deses-
tima la acción del demandante, y reconoce la institución de la Einwendungsdurch-
griff, esto es, la posibilidad de oponer frente al prestamista las excepciones
derivadas del contrato de compraventa, que tiene como consecuencia la suspensión
de los plazos pendientes de pago a la entidad financiera1'.
Por primera vez concede el BGH al comprador la posibilidad de utilizar, frente
a la petición de pago del financiador (Zahlungsanspruch), las excepciones (Einwen-
dungen) que tienen su origen en los vicios de los bienes adquiridos a través de la
financiación. Con ese fin asimila la inmunidad del prestamista frente a las excepcio-
nes derivadas del contrato de compra, de la que el prestamista goza en virtud de
la construcción jurídica del B-Geschaft, a la cláusula de exoneración de responsabili-
dad incluida en las condiciones generales del contrato. La inmunidad de las excep-
ciones, en cuanto criterio de atribución del riesgo al consumidor, no puede ser
establecida con carácter general para todos los supuestos de crédito al consumo,
sino que ha de tener en cuenta el tipo de operación de crédito y los distintos sujetos
intervinientes en ella. En la específica hipótesis de la compraventa financiada, los
derechos de garantía por defectos del bien constituyen un mínimo de protección
inderogable. Por esa razón no es aceptable la cláusula de exclusión de responsabili-
dad del prestamista. La descomposición de un único fenómeno económico en dos
contratos jurídicamente independientes no debe significar una disminución de la
tutela jurídica del consumidor en comparación con el normal comprador a plazos.
El principio de la buena fe (Treu und Glaube), consagrado en el §242 BGB, impide
tal consecuencia"'. Por eso puede el consumidor oponer eficazmente al Zahlung-
sanspruch del prestamista las Sachmángeleinwendungen1'.
18
A pesar de las críticas de la doctrina , que considera injustificada la atribución
al prestamista del riesgo de incumplimiento e insolvencia del vendedor, el BGH
continúa esta misma línea interpretativa, incluso con argumentos más acabados,
en la Sentencia de 5 de abril de 196219, y sobre todo en la de 20 de febrero de
1967 (Curt Briechle w. Lamers) 20 . En ambos supuestos adquiere el consumidor,
15. Llama la atención cómo la vinculación entre préstamo y compraventa sólo produce efectos,
en u n a primera fase, e n la hipótesis de retraso del consumidor en el cumplimiento de sus
obligaciones. En efecto, ya en la década de los treinta admite el Reichsgerichl la utilización
por el consumidor incumplidor inmerso en u n a relación trilateral de los derechos que la
Abzahlungsgesetz concede al comprador a plazos. Sin embargo, la primera decisión judicial del
BGH que otorga una satisfactoria protección al consumidor, en el supuesto de incumplimiento
del vendedor, n o tiene lugar hasta bien entrada la década de los cincuenta.
16. VON HIPPEL, E.: Verbraucherschutz, cit., pg. 201.
17. Por aplicación del principio de subsidiariedad, la utilización de las excepciones frente al presta-
mista está subordinada al ejercicio, sin éxito, frente al vendedor, del derecho a la reparación
del bien (Nachbesserungsrecht).
18. EBERT, D.: «Finanzierungsvertrag u n d Sachmángeleinrede», NJW, 1957, pg. 573; CAPKLLKR, R.:
«Gefahrengemeinschaft zwischen Kreditinstitut u n d Verkáufer bei der Teilzahlungsfinanzie-
rung?», BB, 1957, pg. 204; WENDT, H.: «Anm. zu BGH 29-10-1956», MDR, 1957, pg. 350.
19. BGHZ, 37, pg. 94; NJW, 1962, pg. 1100; BB, 1962, pg. 534. Comentada por WENDT, H.: «Mánge-
lrügen beim Abzahlungsgescháft», MDR, 1962, pgs. 943 y ss.
20. BGHZ, 47, pg. 233, comentada por REISS, W.: Die Rechtsstellung des Kreditgebers, cit., pgs. 37 y ss.
Con esa fecha se dictan un total de ocho sentencias que analizan distintos aspectos de la
242
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
mediante el típico mecanismo del B-Geschaft, un bien q u e presenta defectos. Su
reparación resulta imposible, porque después de la venta el vendedor se ha decla-
rado en quiebra, en la primera sentencia, o su localización se hace* imposible,
en la segunda. El Tribunal sostiene que, cuando el vendedor no ha cumplido las
obligaciones que le incumben en virtud del contrato de compra, y la entrega del
bien o su reparación no es posible, por estar el vendedor en quiebra (in Konkurs
gefallen), ser insolvente (in Vermógensfall geraten) o estar desaparecido (unauffindbar),
el consumidor puede oponer a la petición de pago realizada por el prestamista la
excepción de ejercicio abusivo de un derecho (Einwand der unzulassigen Rechtsausü-
bung), con base en el §242 BGB21.
T^ La razón última que posibilita la utilización frente al prestamista de las excep-
ciones derivadas del contrato de compra radica en la unidad económica que ambos
contratos conforman. La compraventa financiada no es más que una medida orga-
nizativa, para facilitar al consumidor la adquisición de un bien sin desembolsar en
ese momento el importe total, por lo que éste no puede tener una protección
menor que la del normal comprador a plazos22. De ahí que pueda el consumidor
dejar de pagar los plazos al financiador cuando el vendedor incumpla su obliga-
ción. El financiador y el vendedor llevan a cabo relaciones de colaboración para
permitir a los consumidores la compra de bienes 23 . En ellas, el papel dominante lo
desempeña el financiador, siendo el vendedor un mero ayudante (Gehilfe) de la
institución financiera. La oponibilidad de excepciones al prestamista constituye,
por lo tanto, un riesgo de empresa que debe ser soportado por el financiador.
El problema central gira en torno a la eficacia de la cláusula de inoponibilidad
de excepciones incluida en el contrato crediticio. En un primer momento, la juris-
prudencia del BGH supedita la validez de la misma al cumplimiento por el financia-
dor de una general obligación de información (Aufklárungspflicht). La entidad fi-
nanciera debe poner en conocimiento del consumidor la importancia, desde el
punto de vista jurídico, de la celebración de dos contratos independientes, seña-
lando los riesgos, las consecuencias negativas que la citada cláusula puede provocar
relación entre el financiador y el consumidor. Este grupo de decisiones constituyen un verda-
dero «derechojurisprudencial», en la medida en que el BGH soluciona los distintos problemas
que plantea esta mueva modalidad de Konsumentenkredit, tal y como sostienen REISS, W.: Die
Rechsstellung des Kreditgebers..., cit., pg. 60, y WEITXALER, H.: «Neue Entscheidungen zum Abza-
hlungsrecht»,/Z, 1968, pg. 201. Un comentario sobre las ocho sentencias, en RAISER, T.: «Ein-
wendungen aus dem Kaufvertrag...», cit., pgs. 465 y ss.; MÓLLERS, E.: «Der Bundesgerichshof
zur Teilzahlungsfinanzierung», NJW, 1967, pgs. 1782 y ss.; DAUM, W.: «Der Bundesgerichshof
zum finanzierten Abzahlungskauf», NJW, 1968, pgs. 372 y ss. ¡
21. BGHZ, 47, pg. 236.
22. Esta declaración constituye un principio general en materia de protección al consumidor de
crédito al que insistentemente acude la jurisprudencia alemana. «Die Aufspaltung des wirt-
schafdich einheitlichen gescháftlichen Vorgangs in zwei rechtlich getrennte Vertráge dürfe
nicht dazu führen, den Kaufer schlechter zu stellen, ais er o h n e die Aufspaltung stehen würde»
{BGHZ 37, pgs. 94 y 99; BGHZ, 47, pgs. 233 y 237).
23. En u n a primera fase, el BGH exige como presupuesto de la oponibilidad de excepciones u n a
f- vinculación negocial duradera entre ambos empresarios (auj Dauer angelegte Geschaftsverbin-
dung). Este presupuesto es poco a poco abandonado por la jurisprudencia posterior, como se
observa, por ejemplo, en la Sentencia BGH de 5 julio 1971, NJW, 1971, pg. 2303.
243
M. /. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
en el consumidor 24 . Sólo cuando el prestamista suministre la mencionada informa-
ción será inmune a las excepciones derivadas del contrato de compraventa 2 ^. Sin
embargo, poco a poco va cogiendo fuerza en el BGH otra tesis, que defiende con
carácter general la ineficacia de la cláusula de inoponibilidad de excepciones, por
ser contraria al §242 BGB26.
La relevancia que se concede a la unidad económica y al principio de la Treu
und Glaube llevan al BGH a superar aquella inicial distinción entre genetische Abhan-
gigkeit y konditionelle Abhángigkeit. Tanto el inexacto cumplimiento del vendedor de
su obligación de entregar un bien en las condiciones pactadas como la nulidad o
anulabilidad del contrato de compra tendrán incidencia en la relación entre el
consumidor y el financiador 27 .
La jurisprudencia alemana se presenta, en consecuencia, como pionera en la
protección del consumidor que celebra una compraventa financiada. A pesar de
su inicial inseguridad 28 y de las distintas interpretaciones jurisprudenciales y doctri-
nales en torno a su fundamentación y construcción dogmática 29 , la institución de
la Einwendungsdurchgriff se consolida, permitiendo al consumidor dejar de pagar
los plazos de amortización del préstamo cuando el vendedor incumpla el contrato
de compraventa. La importancia de la doctrina jurisprudencial es tal que el propio
legislador la asume y la incorpora en la Verbraucherkreditgeset^0.
III. LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RIESGOS ENTRE LAS PARTES CONTRAC-
TUALES
A. El incumplimiento y la insolvencia del vendedor como riesgo empresarial del
prestamista.
Como ha quedado de manifiesto en la exposición de la evolución de la juris-
prudencia alemana, el principal problema que se plantea en la compraventa finan-
24. GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 178; GRAFVON WESTPHALEN, F.: «Finanzierter Abza-
hlungskauf...», cit., pg. 1231.
25. En esta línea, las Sentencias BGH de 20 febrero 1967 (Curt Bríechle w. Lamers), BGHZ, 47,
pg. 233; BGH 20 febrero 1967 (Mothsche w. WKV Warenkreditbank G m b H ) , BGHZ, 47, pg.
207; BGH 18 diciembre 1969, NJW, 1970, pg. 701. Con más detalle, FRANZ, U.: Der Einwmdungs-
durchgriff.., cit., pg. 33.
26. Así sucede, p o r ejemplo, en BGH de 18 enero 1973, NJW, 1973, pg. 452. Sobre el particular,
v. HÓRTER, K.: Der finanzierte Abzahlungskauf.., c i t , pgs. 276 y ss.; VON HIPPEL, E.: Verbraucher-
schutz, cit., pg. 201; REISS, W.: Die Rechtsstellung des Kreditgebers..., c i t , pgs. 60 y ss.
27. En la Sentencia de 20 febrero 1967 (Curt Bríechle w. Lamers), BGHZ, 47, pg. 241, el BGH n o
hace ninguna distinción, considerando en ambos casos contraria a la buena fe la reclamación
que el prestamista hace al consumidor para que pague el plazo vencido. En tal sentido, REISS,
W.: Die Rechsstellung des Kreditgebers..., cit., pg. 39. En la misma línea, BGH 20 febrero 1967
(Jungmann w. Kreissparkasse Euskirchen), BGHZ, 47, pg. 253.
28. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 33.
29. Un acertado resumen de las mismas, en FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., c i t , pgs. 33 a
45.
30. En la propia argumentación de la ley, se sostiene que ésta viene a legalizar los principios
244
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
ciada es la exacta distribución entre los partícipes de los distintos riesgos de la
compleja operación económica; en concreto, del riesgo de incumplimiento y de
insolvencia del vendedor 31 . Si se compara la situación del consumidor que concluye
una venta a plazos con aquel otro que celebra una compraventa financiada, se
observa que en este segundo caso asume un riesgo adicional, que deriva del desdo-
blamiento de una única operación económica en dos contratos distintos. En efecto,
mientras en la venta a plazos el consumidor está facultado para oponer al vendedor
la excepción de incumplimiento, en la compraventa financiada no puede dejar de
pagar los plazos de amortización al prestamista. El riesgo se manifiesta con toda su
plenitud en el supuesto de insolvencia del vendedor. En la venta a plazos, sobre el
comprador recae una parte del riesgo de insolvencia, en concreto la parte que
corresponde a todas las cantidades que ya ha pagado 32 . Sin embargo, en la compra-
venta financiada, el consumidor soporta íntegramente el riesgo de insolvencia del
vendedor: si éste deviene insolvente, aquél no sólo no recibirá la prestación debida,
sino que además no podrá recuperar nada del precio que pagó. El consumidor es
tratado como un comprador que paga al contado, aunque su situación es incluso
peor que la de éste, pues continúa obligado a satisfacer los plazos de amortización
del crédito.
Una adecuada protección del consumidor exige otorgarle al menos los mismos
derechos que a un normal comprador a plazos, es decir, concederle el derecho
a suspender el pago de los plazos del crédito (ejercitable mediante la oportuna
excepción). Esto significa que una parte del riesgo de insolvencia del vendedor se
va a trasladar del consumidor al prestamista. El consumidor soporta el riesgo en la
cuantía de las cantidades que él ha pagado (desembolso inicial y plazos de amorti-
zación pagados) y el prestamista por importe de los plazos de amortización pen-
dientes de pago 33 .
La cuestión que debe resolverse es la siguiente: en la compraventa financiada,
¿debe imputarse al prestamista el riesgo de insolvencia del vendedor, o es en cam-
bio más apropiado que sea el propio consumidor el que asuma este riesgo? El
artículo 15 LCCon, en el medida en que establece una determinada responsabili-
dad del prestamista, ha optado claramente por atribuir ese riesgo al financiador.
A mi juicio, esta solución es la más acertada. Este riesgo debe recaer en el presta-
desarrollados por lajurisprudencia. En este sentido, FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 58.
31. ALPA, G.: Diritto pnvato dei consumí, c i t , pg. 161; ALPA, G./M. BESSONE: «Funzione económica e
modelli giuridici...», c i t , pgs. 1362 y 1368; LA ROCCA, D.: «Crédito al consumo...», c\\., pg. 435.
Por su parte, LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», c i t , pg. 29, indica que es tarea del
legislador proceder a u n a «distribución equitativa del riesgo» que toda operación de crédito al
consumo comporta.
32. En efecto, si el vendedor incumplidor es totalmente insolvente, el comprador dejará de abonar
los plazos sucesivos, pero n o podrá recuperar el dinero que ya h a abonado.
33. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 261. El consumidor soporta este riesgo porque
ha abonado todo ese dinero, y n o lo podrá recuperar del vendedor, que es insolvente. Sobre
el prestamista recae el riesgo en esa cuantía porque el consumidor puede suspender el pago
de los plazos, por lo que el prestamista n o podrá recuperar de éste el importe de los plazos
pendientes de pago; tampoco podrá obtenerlo del vendedor, debido a su insolvencia.
245
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mista, no sólo porque de este modo se le dota al consumidor de una mayor protec-
ción jurídica, sino también porque esta es la solución más adecuada si se analiza
la situación tomando en consideración las consecuencias económicas de una y otra
opción 34 .
Un sistema jurídico que acepte la inoponibilidad de excepciones frente al
prestamista, o lo que es lo mismo, la irresponsabilidad de éste en caso de incumpli-
miento del vendedor, provoca una grave distorsión en el mercado de crédito al
c o n s u m o ' . En efecto, el consumidor no está en condiciones de valorar con exacti-
tud el coste del riesgo que él asume en virtud de la regla de inoponibilidad de
excepciones. En estos casos, la carga económica que el consumidor soporta por la
obtención de ese crédito está inevitablemente distorsionada, debido a que en ella
no se incluye el coste adicional que representa el incumplimiento del vendedor 36 .
El consumidor no puede conocer, ni siquiera aproximadamente, la probabilidad ^
de que se produzca un incumplimiento del vendedor, ni la cuantía de los daños
que de ello derivan 37.
La admisión de la responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del
vendedor elimina de raíz esta peculiar imperfección del mercado de crédito al
consumo. El riesgo de incumplimiento del vendedor no recae ya sobre el consumi-
dor, por lo que éste podrá percibir con nitidez el «precio» global del crédito que
recibe. Este riesgo pasa a soportarlo la entidad de financiación, y en este sentido
debe ser calificado como un riesgo empresarial, en la medida en que está estrecha-
mente unido a la actividad profesional desempeñada por el prestamista 38 . Se trata
de un nuevo riesgo que se atribuye exclusivamente al fínanciador, pero con la
34. Opinión compartida por Rojo AJURIA, L.: «El crédito al consumo», cit., pg. 328; FERRANDO, G.:
«Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 615; y CARRIERO, G.: «Direttiva
comunitaria...», cit., pg. 300. Señala PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pg. 157, que el primer
autor que afronta directamente el estudio de las ventajas y perjuicios de los sistemas de oponi-
bilidad e inoponibilidad de excepciones contra el fínanciador, tomando como parámetro las
consecuencias económicas y la eficiencia del mercado de crédito al consumo, es SHAY, R.: «The
Impact of the Consumer Credit Code upon the Market for Consumer Installment Credit»,
Law and Contemporary Problems, 1968, núm. 33, pgs. 752 y ss. Esta obra fue seguida por otros
estudios, como los de SANDROCK, P.: «Abolishing Holder in due Course in Oregon Consumer
Transactions: legal and economic Consequences», Oregon Law Review, 1973, núm. 52, pgs. 461
y ss.; WALIACE, G.: «The Logic of Consumer Credit Reform», Yale Law Journal, 1973, núm. 82,
pgs. 461 y ss.; SCHWARTZ, A.: «Optimality and the Cutoff of Defense against Financers of Consu-
mer Sales», Boston College Industrial and Commercial Law Review, 1974, n ú m . 15, pgs. 499 y ss.
35. PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pg. 171.
36. Como apunta FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg.
615, este riesgo es difícilmente cuantificable por un consumidor normal, que no tiene la capa-
cidad suficiente para apreciar el mayor coste del contrato de financiación respecto al contrato
de venta a plazos.
37. El valor del riesgo de incumplimiento del vendedor es igual al d a ñ o esperado por ese incumpli-
miento, multiplicado por la probabilidad de que éste se produzca (SCHAFER, H.-B./C. O T T :
Manual de análisis económico del derecho civil. Madrid, Tecnos, 1991, pgs. 261 y ss.). Como indica
PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pgs. 157 y ss., el consumidor n o tiene los datos necesarios
para calcular el valor de este riesgo.
38. MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit., pg. 868, nota a pie 228.
246
. 5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
ventaja de que éste puede afrontarlo y gestionarlo eficazmente, a diferencia de lo
que sucede para el consumidor en un régimen de inoponibilidad de excepciones 39 .
Esta solución es la más satisfactoria desde el punto de vista del análisis econó-
mico del derecho 40 , puesto que consigue aumentar la eficiencia en la asignación
de los recursos 41 . La decisión de atribuir el riesgo de incumplimiento e insolvencia
del vendedor al prestamista o al consumidor no puede tomarse de forma arbitraria,
sino que ha de hacerse después de haber analizado cuál de las dos opciones es más
eficiente. La eficiencia se consigue imputando el riesgo a quien lo puede evitar,'
asegurar o superar con un menor gasto, siempre que los costes de evitación o
aseguramiento del riesgo sean más bajos que el valor previsto de éste42. En el caso
que nos ocupa, el prestamista puede asegurar con un menor coste que el consumi-
dor el riesgo de insolvencia del vendedor. Es él quien colabora habitualmente con
ese vendedor, y por ello está en mejores condiciones que el consumidor para eva-
luar su seriedad y solvencia. Además, los costes de prevención o aseguramiento del
riesgo que debe sufragar el prestamista son de una cuantía inferior al valor previsto
del riesgo. Por eso es más correcto (y eficiente) asignar al prestamista este riesgo.
39. Sobre el prestamista recaen dos riesgos: que el consumidor suspenda arbitrariamente los pa-
gos, debido a causas que se derivan de su propia esfera, y que la suspensión se deba al incumpli-
miento del vendedor. El prestamista puede intervenir eficazmente en relación al primero de
los riesgos. En efecto, las entidades de financiación se han esforzado en desarrollar su capaci-
dad para estimar la probabilidad y los costes del incumplimiento del prestatario, en particular
cuando éste se debe a su propia insolvencia. Estos costes han sido asimilados por el prestamista,
y redistribuidos eficazmente entre todos los prestatarios. Lo mismo cabe afirmar sobre el nuevo
riesgo que nace del hecho de que el vendedor haya incumplido el contrato de compraventa,
estando los dos contratos vinculados. El prestamista está normalmente unido al vendedor por
relaciones de colaboración, generalmente reguladas en un acuerdo escrito que fija la m o dali-
dad de intervención del instituto financiero, el importe de las ventas que éste se compromete
a financiar, y los mecanismos que le garantizan frente al vendedor el cobro de lo prestado al
consumidor. El prestamista está en mejores condiciones que el consumidor para valorar este
riesgo, pues es él quien, como colaborador del vendedor, puede determinar con mayor rigor
la solvencia y fiabilidad de éste. Sobre el particular, PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, cit, pgs.
172 y ss.
40. Para una aproximación básica al análisis económico del derecho, p u e d e n consultarse en nues-
tra lengua, entre otras, las obras de BUROW: «Introducción al análisis económico del derecho»,
Actualidad Civil, 1993, pgs. 819 y ss.; DURAN LALAGUNA: Una aproximación al análisis económico del
derecho. Granada, Comares, 1992; GONDRA, J. M.: «¿Tiene sentido impartir justicia con criterios
de economía?», RDM, 1997, n ú m . 226, pgs. 1545 y ss.; MERCADO PACHECO: El análisis económico
del derecho. Una reconstrucción teórica. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1994; PAZ-
ARES RODRÍGUEZ, J. C : «La economía política como jurisprudencia racional (Aproximación a
la teoría económica del Derecho)», ABC, 1981, pgs. 601 y ss.; PAZ-ARES RODRÍGUEZ, J. C : «Princi-
pio de eficiencia y derecho privado», en Estudios de Derecho Mercantil en homenaje al Profesor
Manuel Broseta Pont, t. III. Valencia, Tirant lo Blanch, 1995, pgs. 2843 y ss.; PASTCJR: Sistema
jurídico y economía. Una introducción al análisis económico del derecho. Madrid, Tecnos, 1989; Po-
LINSKY: Introducción al análisis económico del derecho. Barcelona, Ariel, 1985; SCHAFER, H-B./C. OTT:
Manual de análisis económico del derecho civil. Madrid, Tecnos, 1991; TORRES LÓPEZ, J.: Análisis
Económico del Derecho. Panorama doctrinal. Madrid, Tecnos, 1987.
41. En este sentido, OTT, C , en BRUCHNER/OIT/WAGNKR-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 54. Como señalan SCHAFER, H-B./C. OTT: Manual..., cit., pg. 25, una sociedad
es eficiente cuando, al distribuir la riqueza, crea una situación en la que nadie puede resultar
favorecido, si alguien resulta empeorado; cuando los recursos se emplean en el lugar en que
su aplicación resulta socialmente más provechosa.
42. SCHAFER, H-B./C. OTT: Manual..., cit, pgs. 262 y ss.
247
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Que el riesgo de insolvencia del vendedor recaiga sobre el prestamista, y no
sobre el consumidor, no sólo es más beneficioso para éste, sino también para
aquél 43 . Al consumidor le interesa que el riesgo de insolvencia del vendedor lo
soporte el prestamista, no sólo porque de este modo se le dota de una mayor
protección jurídica, o porque puede percibir con mayor claridad la carga econó-
mica global que asume mediante la obtención del crédito, sino también, y esto
merece ser destacado, porque es más ventajoso desde el punto de vista económico
para el consumidor protegerse de un determinado daño (en este caso, el derivado
de la insolvencia del vendedor) mediante un seguro u otra forma de dispersión
del riesgo 44 .
En lo que respecta al prestamista, también para éste es más interesante sopor-
tar él personalmente el riesgo de incumplimiento e insolvencia del vendedor. Lógi-
camente, esto no significa que el prestamista tenga que correr, en términos econó-
micos, con los costes adicionales que implica la asunción de este riesgo. Estos costes
se trasladan inicialmente al prestamista, pero retornan a los consumidores en
forma de aumento del «precio» del crédito 45 . Todo consumidor que obtenga un
crédito vinculado a la compraventa pagará por ello un «precio» global más elevado,
ya que en él se incluye la parte correspondiente del coste adicional derivado de la
atribución al prestamista del riesgo de insolvencia del vendedor 46 . En consecuencia,
la asignación al prestamista de este nuevo riesgo empresarial no implica para éste
una mayor carga económica, puesto que los costes provocados por el incumpli-
miento e insolvencia del vendedor van a ser abonados, en última instancia, por los
consumidores (la obtención del crédito será para ellos más cara) 47 . ¿Cuáles son,
entonces, las ventajas que tiene para el prestamista la asunción de este riesgo?
Como para los consumidores es económicamente más interesante tener asegurado
el riesgo de insolvencia del vendedor, acudirán antes a un prestamista que soporte
ese riesgo que a un prestamista que no lo soporte. Por eso, el prestamista que
no considere este riesgo como un riesgo empresarial propio perderá clientes, en
detrimento de otros que sí lo asuman. Por otra parte, si los costes de prevención
43. En efecto, si esta solución es más eficiente que la alternativa (atribución del riesgo al consumi-
dor) , ello se debe a que provoca mayores ventajas a las dos partes.
44. En este sentido, SCHÁFER, H.-B./C. OTT: Manual..., cit., pgs. 103 y ss. En las páginas citadas,
estos autores demuestran que a las personas con rentas bajas les es económicamente más
rentable recurrir al seguro para protegerse ante un determinado daño. A diferencia de lo que
sucede con los individuos con rentas altas, para las cuales es más provechoso asumir personal-
m e n t e ese riesgo, sin asegurarlo de ningún modo. Entre u n a u otra opción, resulta más co-
rrecto en u n a ley protectora de los consumidores el establecimiento del seguro, primando de
este m o d o los intereses de las personas con rentas bajas. Por eso puede afirmarse que la
atribución de la responsabilidad al prestamista es un m o d o sutil de asegurar el riesgo que
representa para el consumidor el incumplimiento del vendedor. El importe global del crédito
vinculado es de una cuantía superior a la de un crédito n o vinculado, debido a que en el
primero el consumidor tiene que abonar u n a suerte de «prima», por medio de la cual se
asegura ante los daños derivados del incumplimiento del vendedor.
45. LA ROCCA, D.: «Crédito al consumo...», cit., pg. 435.
46. GORGONI, M.: II crédito al consumo, cit., pg. 150. Por esta razón, el coste total del crédito que
está vinculado a la compraventa es superior al coste total del crédito q u e el consumidor h a
obtenido por su propia cuenta y riesgo.
47. FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit., pg. 266.
248
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
del riesgo que puede realizar el prestamista son más bajos que los daños que deri-
van del riesgo, es más rentable para él aplicar estos costes de prevención 48 . De este
modo conseguirá reducir sus costes marginales (en la diferencia entre el importe
de los daños que se evitan y los costes de prevención), lo que se traducirá en una
disminución del precio del crédito. Actuando de este modo podrá nuevamente
captar clientes, porque aunque el prestamista asume el riesgo de incumplimiento
del vendedor, ello se consigue a costa de un mínimo aumento del precio del cré-
dito 49 . Esta es la solución más eficiente desde el punto de vista económico, y la que
provoca una maximización de beneficios para el prestamista.
/ Además de las enunciadas, existen otras circunstancias que hacen aconsejable
adoptar un sistema de responsabilidad del prestamista en caso de incumplimiento
del vendedor. En primer lugar, se produce una mayor transparencia de la opera-
ción, y por derivación, del mercado de crédito al consumo. El consumidor podrá
conocer mejor los costes y los beneficios de la financiación, razón por la cual dis-
pondrá de los datos necesarios para realizar una elección más consciente del mo-
delo de financiación que prefiera. En segundo lugar, el riesgo de insolvencia del
vendedor, y su correspondiente coste económico, no se atribuye en su totalidad al
consumidor que ha tenido la desgracia de contratar con un vendedor incumplidor,
sino que se distribuye entre todos los consumidores, por lo que podrá ser soportado
más fácilmente por cada uno de ellos00. Y en tercer lugar, la mayor posibilidad de
vigilancia y de control que la entidad de financiación tiene sobre el vendedor
puede influir en el exacto cumplimiento de las obligaciones de este último^1. Las
relaciones de colaboración que ligan a prestamista y vendedor se plasman normal-
mente en un acuerdo escrito, en el que se regulan, entre otras cosas, el posible
regreso de aquél contra éste en la hipótesis de incumplimiento del vendedor. Ade-
más, es habitual que ese prestamista sea el que financie al vendedor cuando éste
necesite crédito. Por todo ello, la entidad prestamista puede «presionar» al vende-
dor para que actúe correctamente, cumpliendo con exactitud las obligaciones asu-
48. En esta línea, SCHÁFER, H.-B./C. OTT: Manual..., c i t , pgs. 81 y ss.
49. El precio del crédito es de u n a cuantía X cuando el prestamista n o asume el riesgo de incum-
plimiento del vendedor. Si asume sin más este riesgo, q u e d a n d o por tanto obligado a abonar
los daños correspondientes en el caso de que el riesgo se materialice, el importe del precio
será Y, que es superior a X. En cambio, si el prestamista puede evitar sus costes de responsabili-
dad mediante tareas de prevención que le provocan unos costes menores, y en efecto lleva a
cabo estos costes de prevención, la cuantía del crédito será Z, que es superior a X pero inferior
a Y. Esta tercera posibilidad es la más eficiente.
50. GAVIDIA, J. V.: El crédito al consumo..., c i t , pg. 112; FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: opera-
zione económica unitaria...», c i t , pg. 616; ALPA, G./M. BESSONE: «Funzione económica e mode-
lli giuridici...», c i t , pg. 136; LA ROCCA, D.: «Crédito al consumo...», c i t , pg. 436; VOLLKOMMER,
M.: «Der Schutz des Káufers beim B-Gescháft des finanzierten Abzahlungskaufs», en Festschrift
für KarlLarenz. München, 1973, pg. 715; GILLES, P.: «Der sog. Einwendungsdurchgriff bei finan-
zierten Umsatz-und Diensleistungsgescháften ais rechtspolitisches u n d methodisches Pro-
blem»,/Z, 1975, pg. 312; BAUDENBACHER, C : «Einwendungsdruchgriff bein finanzierten Immobi-
lienerwerb?»,/Z, 1985, pg. 664.
51. LATHAM, P.: «Dispositions communautaires relatives au crédit á la consommation...», c i t , pg.
224; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 266; VOLLKOMMER, M.: «Der Schutz des
Kaufers...», c i t , pg. 715; GILLES, P.: «Der sog. Einwendungsdurchgriff...», c i t , pg. 312; DENCK,
J.: «Der Rückforderungsdurchgriff beim finanzierten Abzahlungskauf», MDR, 1980, pg. 711.
249
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
midas02. Esto contribuirá a prevenir incumplimientos por parte del vendedor, y en
última instancia, a expulsar del mercado a aquellos vendedores que no cumplan
su obligación de entregar un bien conforme a lo pactado" 3 .
En definitiva, con el artículo 15 LCCon se traslada al prestamista el riesgo
adicional que para el consumidor deriva del desdoblamiento de una única opera-
ción económica en dos contratos jurídicamente independientes: el riesgo de insol-
vencia del vendedor. Sólo para esta hipótesis tiene sentido modificar las reglas
generales de distribución de los riesgos que se contienen en el ordenamiento jurí-
dico 54 .
B. Fundamento de la responsabilidad del prestamista.
La opción legislativa de trasladar al prestamista la responsabilidad derivada del
incumplimiento del vendedor es una decisión acertada, no sólo porque supone
una mejora de la situación jurídica del consumidor, sino también porque es más
eficiente desde el punto de vista del análisis económico del derecho. La cuestión
que ahora debe resolverse es en qué proporción va a ser responsable el prestamista,
esto es, si él solo va a soportar toda esa responsabilidad, o si parte de ella también
recaerá sobre el consumidor. La respuesta dependerá de cuál sea el fundamento
de la responsabilidad del prestamista, lo que está estrechamente relacionado con
la finalidad perseguida por el legislador al establecer una normativa específica para
los negocios jurídicos financiados por un tercero.
Existen diferentes posibilidades de organizar la responsabilidad del presta-
mista, de transferirle con más o menos alcance el riesgo de insolvencia del vende-
dor. Cada una de estas interpretaciones parte de una determinada concepción de
la verdadera necesidad de protección del consumidor. Veámoslas detenidamente.
1. Prohibición de desprotección jurídica en relación al comprador a plazos.
El consumidor, que en realidad es un comprador con pago al contado, va a
ser tratado como un comprador a plazos, en el sentido de que, ante el incumpli-
miento del vendedor, puede oponer al prestamista la excepción de incumpli-
miento, suspendiendo de este modo el pago de los plazos de amortización del
préstamo. El consumidor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la misma
proporción que el normal comprador a plazos: en el peor de los casos perderá
52. Presión y control del prestamista sobre el vendedor que, como ya se h a indicado, se hace con
el fin d e maximizar beneficios. En cambio, el consumidor n o tiene ningún medio de presión
contra el vendedor incumplidor.
53. ALPA, G./M. BESSONE: «Funzione económica e modelli giuridici...», cit., pgs. 1361 y ss.;
PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, c i t , pg. 173. Como indican SCHÁFER, H.-B./C. OTT: Manual...,
cit, pg. 81, el prestamista, q u e actúa guiado p o r la maximización d e beneficios, intentará
evitar el evento que le haga responsable, eligiendo cuidadosamente a los vendedores con
los que colabora.
54. FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit., pg. 122.
250
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
todas las cantidades que ha pagado (desembolso inicial y rjlazos de amortización
del préstamo ya abonados).
Si bien el consumidor está autorizado para suspender el pago de los plazos al
prestamista, en ningún caso va a poder dirigirse activamente contra éste, exigién-
dole la restitución de las cantidades que ha pagado 53 . De admitirse esta reclama-
ción, el consumidor estaría injustificadamente mejor protegido que el normal com-
prador a plazos, puesto que en la hipótesis de insolvencia del vendedor el
consumidor podría, además de suspender el pago de los plazos, reclamar del pres-
tamista la devolución de las cantidades ya pagadas, con lo que el riesgo de insolven-
cia del vendedor se trasladaría íntegramente del consumidor al prestamista 36 .
La división del riesgo de insolvencia del vendedor entre el prestamista (en
relación a los plazos pendientes de pago) y el consumidor (en relación a los plazos
ya pagados y al desembolso inicial) se presenta como una solución admisible y justa
para estas dos personas. Según esta interpretación, la normativa reguladora de esta
materia (en nuestro caso, el art. 15 LCCon) es simplemente una norma de atribu-
ción de riesgo al prestamista, en relación con los plazos aún pendientes de pago
por el consumidor, para el supuesto de insolvencia del vendedor.
2. Igualación con el comprador a plazos.
El consumidor no debe estar colocado en una situación peor que el normal
comprador a plazos, sino que tiene que tener una posición jurídica similar. Esta
idea de la equiparación jurídica justifica una inmediata suspensión de la devolución
del préstamo al prestamista, pero no autoriza al consumidor a solicitar de éste la
restitución de las cantidades por él pagadas, porque tampoco el comprador a plazos
podría obtener de un tercero esas cantidades en caso de insolvencia del vendedor 07 .
Sin embargo, la equiparación del consumidor con el comprador a plazos n o
es real, debido a que el consumidor no puede suspender el pago de los plazos
inmediatamente. En la normal venta a plazos, el incumplimiento del vendedor
autoriza al comprador para suspender sin más el pago, sin ningún otro requisito
adicional. En la compraventa financiada, ello no es posible, debido a que la respon-
sabilidad del prestamista se ha configurado con carácter subsidiario [art. 15.1 e)
LCCon]. De este modo, el consumidor sólo está autorizado para interrumpir los
pagos al prestamista cuando ha reclamado previamente contra el vendedor incum-
plidor, y no ha obtenido la satisfacción de su derecho. Hasta que no se produzca
esta «insatisfacción» continúa obligado a abonar los plazos de amortizacic/'n08, con
la consecuencia de que si durante ese tiempo (el que va de la reclamación al
vendedor hasta que consta la insatisfacción del derecho) el vendedor deviene insol-
55. Defendida p o r LIEB, M.: «§9 Verbraucherkreditgesetz...», cit., pgs. 105 y ss.; DAUNER-LIEB, B.:
«Verbraucherschutz...», c i t , pgs. 22 y ss.; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 270.
56. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 262.
57. MARSCHALL W. VON BIEBERSTEIN, F.: Gutachten zur Reform..., cit., pg. 201.
58. REINICKE, D./K. TIEDTKE: Kaufrecht..., cit., pg. 469.
251
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
vente, el consumidor perderá los plazos que durante ese período ha abonado 59 . En
consecuencia, la forma de la subsidiariedad coloca al consumidor en la compra-
venta financiada en una situación peor que la del comprador en la venta a plazos.
Este puede directamente dejar de pagar, mientras que aquél sólo puede hacerlo
cuando ha reclamado infructuosamente contra el vendedor, asumiendo con ello
el riesgo adicional de que en ese período el vendedor devenga insolvente 60 .
Una verdadera igualación con el comprador a plazos obliga a conceder al
consumidor una acción contra el prestamista. En concreto, podrá obtener de éste
la devolución de los plazos pagados desde el instante en que el consumidor re-
clamó al vendedor incumplidor. Sólo de esta forma se consigue otorgar al consumi-
dor un nivel de protección jurídica similar al del comprador a plazos. Según esta
concepción, el artículo 15 LCCon no sería sólo una norma de atribución al presta-
mista de una parte del riesgo de insolvencia del vendedor, sino también una norma
de nivelación, que concede al consumidor (permitiéndole accionar contra el pres-
tamista de un determinado modo) los mismos derechos que él tendría en una
bilateral venta a plazos.
3. Aumento de protección en relación al comprador a plazos.
Una tercera interpretación, sin duda la más favorable para el consumidor,
admite que éste pueda dirigirse contra el prestamista para recuperar las cantidades
que él ha pagado. Al consumidor que estipula una compraventa financiada se le
otorga conscientemente una tutela jurídica superior a la del normal comprador a
plazos. Este sólo puede suspender el pago de los plazos sucesivos, pero en caso de
insolvencia del vendedor pierde todas las cantidades que ya haya abonado. En
cambio, el consumidor está autorizado, no sólo a interrumpir el pago, sino que
además podrá ejercitar contra el prestamista determinadas acciones, con elfinde
recobrar las cantidades ya satisfechas. Es como si frente al consumidor existieran
dos deudores, con la ventaja de que normalmente u n o de ellos (el prestamista) va
a ser siempre solvente61. Esta postura implica un traslado al prestamista de todo el
riesgo de insolvencia del vendedor; él habrá de soportarlo íntegramente, quedando
el consumidor liberado por completo. Conforme a esta concepción, el artículo 15
no es una simple norma de equiparación del consumidor al normal comprador a
plazos, sino una norma de aumento de protección jurídica.
^ De las tres tesis expuestas se desprende el siguiente principio: el consumidor
qué celebra una compraventa financiada por un tercero debe gozar, al menos, de
59. Si ya en el momento del incumplimiento del vendedor consta que éste es insolvente, el consu-
midor puede directamente dejar de pagar al prestamista, porque cabe interpretar que la recla-
mación contra el vendedor es infructuosa, debido precisamente a su insolvencia.
60. El consumidor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor e n relación a todas las cantidades
que él h a pagado. Pero como h a satisfecho u n mayor n ú m e r o de plazos de amortización que
el normal comprador a plazos (debido a que durante el tiempo q u e dura la reclamación
infructuosa contra el vendedor h a seguido pagando al prestamista), el importe del dinero
perdido es mayor.
61. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 264.
252
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
los mismos derechos que tiene un comprador en una bilateral venta a plazos. Por
eso el consumidor debe estar autorizado a suspender el abono de los plazos aún
pendientes de pago al prestamista. Esto constituye un mínimo inderogable. Por lo
tanto, el prestamista soportará el riesgo de insolvencia del vendedor, como mínimo,
en la cuantía de los plazos pendientes de pago.
Ahora bien, la determinación exacta del alcance de la responsabilidad del
prestamista es una decisión que compete únicamente al legislador . La concreta
Ley Reguladora de la Compraventa Financiada debe establecer si el fin perseguido
es únicamente el de equiparar al consumidor con el normal comprador a plazos
(en cuyo caso el prestamista soporta el riesgo de insolvencia en proporción a los
plazos pendientes de pago, y el consumidor en proporción al desembolso inicial y
a los plazos ya pagados), o si trata más bien de mejorar su tutela jurídica (en
este caso, sobre el prestamista recae el riesgo de insolvencia del vendedor en una
proporción mayor al importe de los plazos pendientes de pago, pudiendo alcanzar
incluso todo el riesgo de insolvencia del vendedor, hipótesis en la cual el consumi-
dor no se verá afectado de ningún modo por esta insolvencia).
Cualquiera que sea la opción legislativa, será en todo caso más eficiente desde
el punto de vista económico que la solución consistente en hacer recaer sobre el
consumidor el riesgo de insolvencia del vendedor 63 . Lo importante es que el legisla-
dor establezca con claridad la parte del riesgo de insolvencia del vendedor de la
que ha de responder el prestamista, puesto que una vez que éste conozca el alcance
exacto de su responsabilidad, adoptará las medidas oportunas para garantizar que
los costes adicionales que ello le ocasiona no sean en última instancia soportados
por él64.
Sin perjuicio del estudio minucioso que se realizará en el lugar que corres-
ponde 65 , puede en esta sede adelantarse que uno de los mayores errores en que
incurre el legislador español es el de no precisar la finalidad perseguida con el
artículo 15 LCCon, no aclarando si pretende simplemente igualar la situación del
consumidor con la del comprador a plazos, o mejorarla, y en este último caso, qué
tipo de mejora. En mi opinión, existen razones suficientes para entender que la
Ley 7/1995 ha querido deliberadamente mejorar la tutela jurídica del consumidor
inmerso en relaciones trilaterales de consumo. Esto lo ha conseguido concediendo
al consumidor el derecho a ejercitar contra el prestamista los «mismos derechos»
que tiene frente al vendedor incumplidor. De este modo, el prestamista se con-
vierte por mandato legal en garante del cumplimiento de las obligaciones del ven-
dedor; y no sólo de la obligación de exacto cumplimiento, sino del resto de obliga-
ciones que el vendedor asume por medio del contrato de compraventa, en la
62. RKIMCKE, D./K. DIEDTKE: Kaufrecht..., cit., pg. 462; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 270.
63. Sobre el particular, véase lo dicho supra (ap. III.A de este mismo Capítulo).
64. Lo que conseguirá, por ejemplo, garantizando la efectividad de su acción d e regreso contra
el vendedor (mediante fianza o cualquier otro tipo de garantía), o, como es más habitual,
repercutiendo sobre todos los consumidores el importe de los costes adicionales.
65. Ap. VII.B.l d e este Capítulo 5.
253
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
hipótesis de incumplimiento (reducción del precio, en el supuesto de que triunfe
la acción estimatoria; devolución del precio, en caso de resolución del contrato de
compraventa, etc.).
IV. EL MODELO DE ATRIBUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD AL PRESTA-
MISTA DISEÑADO EN LA DIRECTIVA 87/102/CEE
Según el artículo 11.2 de la Directiva, siempre que exista un contrato de cré-
dito vinculado a la compraventa, y concurran además los presupuestos enumerados
en las letras d) y e) de este artículo 11.2 (que «los bienes o servicios objeto del
contrato de crédito no sean suministrados o lo sean parcialmente, o no sean con-
formes al contrato de suministro», y que «el consumidor haya reclamado contra
el proveedor pero no haya obtenido la satisfacción a la que tiene derecho»), «el
consumidor tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista. Los Estados miembros
establecerán en qué medida y bajo qué condiciones se podrá ejercer dicho dere-
cho».
Tras la lectura de este precepto cabe hacer dos consideraciones iniciales. En
primer lugar, en él se enumeran los requisitos necesarios para la transmisión de la
responsabilidad al prestamista. En efecto, éste sólo va a responder cuando, además
de estar los dos contratos vinculados (o mejor dicho, se trate de un crédito vincu-
lado a la compraventa), exista un incumplimiento del vendedor, y el consumidor
haya reclamado previa e infructuosamente contra él. En segundo lugar, no se deta-
llan cuáles son los medios de que dispone el consumidor para actuar jurídicamente
contra el prestamista. La Directiva se limita a afirmar, sin más, que el consumidor
tiene derecho a «dirigirse» contra el prestamista, haciendo una remisión expresa
a los Estados miembros para que sean éstos quienes determinen qué derechos
puede ejercitar contra éste, y bajo qué condiciones.
Esta indeterminación de los derechos que le corresponden al consumidor
frente al prestamista no existía en las Propuestas de Directiva de 1979 y 1984. En
la primera de ellas, el artículo 13.1 le concedía el derecho a pedir al prestamista
la devolución de las cantidades ya pagadas y a negarse a realizar posteriores pagos,
siempre que la normativa vigente en el Estado miembro de que se trate faculte al
consumidor a ejercitar esos mismos derechos contra el vendedor 66 . Lógicamente,
las distintas acciones y excepciones de que dispone el consumidor no se especifican
por su nombre, que puede ser diferente de un Estado miembro a otro, sino por
sus consecuencias jurídicas. Por eso se alude a la posibilidad de suspender la realiza-
ción de los siguientes pagos, y a exigir la restitución de todas las cantidades ya
pagadas. Estos derechos contenidos en el artículo 13.1 para el caso de falta de
66. En su redacción oficial italiana, dice este precepto que «... se quest'ultimo puó, a norma delle
disposizioni vigenti in u n o Stato membro, richiedere al fornitore il rimborso dei pagamenti
effettuati e rifiutare ulteriori pagamenti, un análogo diritto p u ó essere esercitato nei confronti
del creditore».
254
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
entrega del bien por el vendedor se extienden también al consumidor que recibe
un bien defectuoso, que por tanto no es conforme a lo pactado' (art. 13.2).
La Propuesta de Directiva de 1984 introduce en el artículo 13.1 algunas peque-
ñas modificaciones que conviene poner de manifiesto. Según es£e precepto,
cuando los contratos estén vinculados y el vendedor no entregue el bien, el consu-
midor tiene derecho a recuperar del vendedor o del prestamista, o de ambos, todas
las cantidades entregadas en virtud del contrato de compraventa o del contrato de
crédito, y a suspender los pagos que tenga aún que realizar al vendedor o al presta-
mista67. Si el consumidor recibe el bien del vendedor, pero éste no es conforme a
lo pactado, también podrá hacer uso de estos mismos derechos, siempre que la
normativa de ese Estado miembro legitime al consumidor, cuando se produzca esa
falta de conformidad, a desligarse del contrato de compraventa (art. 13.2).
En comparación con la Propuesta de 1979, la de 1984 se caracteriza por conce-
der al consumidor, sin ningún tipo de límites, el derecho a suspender el pago de
los plazos y a solicitar la devolución de lo pagado hasta ese momento. El otorga-
miento al consumidor de estos derechos se hace sin establecer ningún tipo de
relación entre ellos y los derechos que cada ordenamiento nacional atribuya al
comprador contra el vendedor en caso de falta de entrega del bien. De ahí que se
considere admisible la posibilidad de suspender los pagos debidos al prestamista,
o de reclamar a éste la restitución de todo el dinero que el consumidor ya haya
pagado, incluso en aquellos supuestos en que, conforme al derecho de un determi-
nado Estado miembro, el comprador no podría, caso de haber celebrado una bila-
teral venta a plazos, suspender el pago de los plazos debidos al vendedor o exigir
a éste la devolución de los importes satisfechos. La Propuesta de 1984 establece,
en este sentido, un derecho ilimitado a favor del consumidor, sin engarce alguno
con la legislación de cada Estado miembro 68 .
Si bien se observa, cada una de las dos Propuestas de Directiva establece una
concreta distribución de los riesgos derivados del incumplimiento del vendedor.
Teniendo en cuenta la extensión de los derechos que se atribuyen al consumidor,
cabe sostener que mientras que la Propuesta de 1979 tiende a igualar la situación
jurídica del consumidor con la del comprador a plazos, la de 1984 no sólo pretende
igualar la tutela, sino aumentarla 69 .
67. El texto oficial, en italiano, establece que «... ha diritto a recuperare dal fornitore o dal credi-
tore, oppure da entrambi, la totalitá delle somme vérsate in ibrza del contratto de fornitura
di beni o servizi o del contratto di crédito, per quanto riguarda i beni o servizi n o n forniti,
nonché a sospendere i pagamenti al fornitore o al creditore».
68. La legislación de los Estados miembros sí sirve de criterio decisivo para determinar'la confor-
midad de la entrega realizada por el vendedor (art. 13.2). Si la prestación n o es conforme a
lo pactado, el consumidor queda legitimado para emplear los derechos que le reconoce el ap.
1 de este art. 13, independientemente de que en ese Estado se reconozca al comprador seme-
jantes derechos contra el vendedor para el caso de una disconformidad de la entrega de ese
tipo.
69. Efectivamente, conforme a la Propuesta de 1979, el consumidor podrá suspender el pago al
prestamista o solicitar a éste la devolución de todas las cantidades pagadas sólo si, de haberse
celebrado una bilateral venta a plazos, la legislación de ese Estado le otorga esos mismos
derechos contra el vendedor. Por lo tanto, la protección jurídica del consumidor inmerso en
255
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Finanáada de Bienes de Consumo
La redacción definitiva del artículo 11 de la Directiva se aparta de manera
inequívoca de las dos Propuestas citadas. Al final se ha optado por no hacer nin-
guna mención de los derechos que el consumidor puede ejercitar contra el presta-
mista, por lo que tampoco es necesario plantearse si el consumidor puede hacer
uso de ellos en todo caso, o únicamente en el supuesto de que semejantes derechos
vengan asimismo concedidos al comprador que celebra una bilateral venta a plazos.
Será el legislador nacional quien tenga que zanjar estas y otras cuestiones. La Direc-
tiva se limita a reconocer para determinados supuestos el traslado al prestamista
del riesgo de incumplimiento del vendedor. Este es el valor que hay que atribuir a
la expresión del artículo 11.2 cuando afirma que «el consumidor tendrá derecho
a dirigirse contra el prestamista». En definitiva, también en este punto pueden
observarse las dificultades que en sede comunitaria surgieron a la hora de estable-
cer una normativa uniforme para todos los países. En lugar de describir los distintos
derechos que puede el consumidor ejercitar contra el prestamista, se ha preferido
dejar una gran libertad a cada Estado miembro en el establecimiento de los dere-
chos concretos (acciones y excepciones), de los requisitos para su ejercicio y de las
consecuencias jurídicas que provocan en el prestamista.
La solución adoptada por el Consejo de las Comunidades Europeas ha sido
recibida con satisfacción por la doctrina 70 , porque se presenta más respetuosa con
los derechos de las partes y ofrece mayores posibilidades de actuación a los Estados
miembros. Sin embargo, el hecho de que se deje una amplia libertad a cada Estado
para establecer el alcance de la responsabilidad del prestamista está en contradic-
ción con uno de los fines perseguidos por el legislador comunitario, cual es el de
crear un mercado común de crédito al consumo y evitar las distorsiones en la
competencia entre los prestamistas de distintos países.
relaciones trilaterales se iguala, para el supuesto de incumplimiento del vendedor, con la
otorgada al comprador a plazos. Esto implica, además, un distinto tratamiento jurídico de la
cuestión en cada Estado miembro, puesto que en algunos países podrá el consumidor suspen-
der el pago de los plazos aún n o vencidos o exigir la devolución de lo pagado (en concreto,
en aquellos donde el comprador a plazos puede ejercitar esos mismos derechos frente al
vendedor, en el supuesto de que se hubiera celebrado u n a venta a plazos), mientras que en
otros no tendrá esta posibilidad.
La Propuesta de 1984 conduce a un resultado bien distinto. Del hecho de que el incumpli-
miento del vendedor legitime al consumidor para ejercitar contra el prestamista, sin más, el
derecho a suspender el pago de los plazos de amortización del préstamo o el derecho a exigirle
la devolución de las cantidades por él ya pagadas, cabe deducir que el consumidor podrá
disfrutar de estos derechos aunque en ese Estado miembro el comprador a plazos que hubiera
celebrado una normal venta a plazos no tuviera legalmente reconocida la posibilidad de ejerci-
tar esos derechos contra el vendedor, o aunque reconocido, este ejercicio estuviera subordi-
nado al cumplimiento de requisitos adicionales. Implicaría, en última instancia, una mejora
de la tutela jurídica del consumidor inmerso en relaciones trilaterales respecto al comprador
a plazos, puesto que para un mismo supuesto de hecho (incumplimiento del vendedor), aquél
puede ejercitar determinados derechos que a éste, en cambio, n o le corresponden (o le vienen
reconocidos con un m e n o r alcance, o sometido a requisitos adicionales). La concesión al
consumidor de semejantes derechos, independientemente de los que en cada Estado miembro corres-
ponden al comprador a plazos, acarrea una uniformidad jurídica en los Estados miembros, que
faculta al consumidor para solicitar, en cada u n o de ellos, la devolución por el prestamista de
las cantidades ya pagadas, y para suspender el pago de posteriores plazos.
70. Por todos, DESARIO, V.: «La "responsabilitá sussidiaria" del finanziatore...», cit., pg. 176.
256
. 5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
V. LA RESPONSABILIDAD DEL PRESTAMISTA POR EL INCUMPLIMIENTO
DEL VENDEDOR EN EL DERECHO ESPAÑOL. PRINCIPIOS BÁSICOS
A. El artículo 15 de la Ley de Crédito al Consumo.
El apartado primero del artículo 15 LCCon establece que cuando el consumi-
dor haya celebrado un contrato de crédito vinculado a la compraventa [esto es,
cuando se cumplan los requisitos enumerados en las letras a), b) y c) del art. 15.1
LCCon], «el consumidor, además de poder ejercitar los derechos que le correspon-
dan frente al proveedor de los bienes y servicios adquiridos mediante un contrato
de crédito, podrá ejercitar esos mismos derechos frente al empresario que hubiera
concedido el crédito», siempre que concurran además los dos requisitos siguientes:
1) «Que los bienes o servicios objeto del contrato no hayan sido entregados en
todo o en parte, o no sean conforme a lo pactado en el contrato» [letra d) del art.
15.1 LCCon]; 2) «Que el consumidor haya reclamado judicial o extrajudicialmente,
por cualquier medio acreditado en derecho, contra el proveedor y no haya obte-
nido la satisfacción a la que tiene derecho» [letra e) del art. 15.1 LCCon]. Por
último, el apartado segundo de este artículo 15 dispone que «lo dispuesto en el
apartado anterior no se aplicará cuando la operación individual de que se trate sea
de una cantidad inferior a la fijada reglamentariamente».
Con este precepto se incorpora al ordenamiento jurídico español el artículo
11 de la Directiva 87/102/CEE, de crédito al consumo, tanto su apartado primero
como su apartado segundo. El artículo 11.1 de la Norma Comunitaria pretende
asegurar que en todos los Estados miembros el consumidor tenga garantizados al
menos los mismos derechos que el adquirente de un bien con pago al contado.
Por eso establece que el hecho de satisfacer el precio de adquisición con el dinero
obtenido a través del contrato de préstamo no puede afectar de ningún modo a
los derechos que el consumidor tiene contra el vendedor cuando éste incumpla su
obligación de entregar un bien conforme a lo pactado. Tal alusión no es necesaria
en el derecho español, puesto que, como en cualquier otra venta al contado, el
consumidor podrá ejercitar contra el vendedor todos los derechos que el ordena-
miento jurídico le otorga' 1 . A pesar de ello, el artículo 15 LCCon insiste en que el
consumidor puede ejercitar los derechos que le corresponden frente al proveedor
de los bienes o servicios72. Aunque esta referencia no es imprescindible, su inclu-
sión en el texto tampoco es contraproducente, en cuanto sirve a plasmar un princi-
pio ya suficientemente establecido en el Derecho privado español.
71. También la doctrina alemana ha destacado que n o es necesaria la incorporación del art. 11.1
de la Directiva a su Derecho interno. En este sentido, SCHOI.Z, F. J.: «Schwerpunkte...», cit., pg.
733.
72. En concreto, dispone que «el consumidor, además de poder ejercitar los derechos que le
correspondan frente al proveedor de los bienes o servicios...». La legislación sobre el crédito
al consumo de la mayoría de los países europeos no incluye una mención de este tipo (así
sucede, por ejemplo, en la VerbrKrG alemana, la KSchG austríaca, el Testo Único italiano, el
Decreto-ley portugués de crédito al consumo, y la KKG suiza), aunque existen excepciones
(como Luxemburgo, en el art. 9 de la Ley de crédito al consumo de Luxemburgo, o Irlanda,
en el art. 42.1 CCAct; ambos preceptos son una copia exacta del art. 11.1 de la Directiva).
(
J.-La Compraventa Financiada ... V 257
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
De mayor interés es, sin duda, la transposición que se ha hecho del artículo
11.2 de la Directiva. El artículo 15 LCCon establece que, cuando concurran deter-
minadas circunstancias, el consumidor va a poder ejercitar contra el prestamista
los derechos que le corresponden frente al vendedor. «Esos mismos derechos» que
el ordenamiento jurídico le reconoce contra el vendedor va a poder utilizarlos
contra el prestamista. Lógicamente, su uso se encuentra legalmente limitado por
el contenido de las letras d) y e) del artículo 15.1 LCCon, que subordinan el
ejercicio de los mismos a dos requisitos adicionales: el incumplimiento del vende-
dor de entregar la cosa conforme a lo pactado, y la infructuosa reclamación previa
del consumidor contra el vendedor.
Con el artículo 15 LCCon se produce una propagación de la responsabilidad
al prestamista. Lógicamente, es el propio vendedor quien asume en primer lugar
todas las consecuencias económicas negativas que la infracción obligacional pro-
voca en el comprador. El artículo 15 persigue ampliar el número de sujetos respon-
sables, en la medida en que establece que, en determinados casos, el prestamista
también va a ser responsable. No se trata, por tanto, de transmisión de responsabili-
dad al prestamista, quedando el vendedor exento de responsabilidad. Más bien
sucede que, para determinados casos, el prestamista se convierte en garante de
algunas obligaciones que incumben al vendedor como consecuencia de haber in-
cumplido su primera y básica obligación, que es la de entregar el bien conforme a
lo pactado en el contrato. De este modo se obtiene un aumento de la protección
del consumidor, porque derechos que en principio sólo podría ejercitar contra el
vendedor, van a poder ser empleados asimismo contra el prestamista.
B. La situación jurídica hipotética: el ejercicio por el consumidor de los derechos
que tendría un comprador inmerso en una bilateral venta a plazos.
De acuerdo con el artículo 15.1 LCCon, el consumidor va a poder ejercitar
contra el prestamista todos los derechos que el ordenamiento jurídico le atribuye
frente al vendedor. De esta declaración parece deducirse el sometimiento del con-
sumidor a una doble restricción. Por una parte, existe un límite mínimo, en el
sentido de que cada uno de los derechos que el consumidor tiene contra el vende-
dor van a poder ser empleados frente al prestamista, cada una de estas acciones y
excepciones podrán, por lo tanto, ser ejercitadas asimismo contra el financiador
de la operación. Pero, por otra parte, existe también un límite máximo: el consumi-
dor va a poder ejercitar contra el prestamista los derechos que el ordenamiento
jurídico le concede frente a ese concreto vendedor, pero sólo esos derechos, y
ningún otro adicional. Esto impide al consumidor hacer uso contra el prestamista
de aquellas acciones o excepciones que él tampoco puede utilizar frente al vende-
dor.
Esta primera aproximación debe ser matizada. En cuanto al primer límite, no
es cierto que todos los derechos que el consumidor ostenta frente al vendedor
258
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
puedan ser ejercitados contra el prestamista 73. Por lo que respecta al segundo lí-
mite, si es verdad que el consumidor sólo va a poder hacer uso contra el prestamista
de los derechos que tiene frente al vendedor, resulta que el consumidor inmerso
en relaciones trilaterales queda desprovisto de uno de los medios de defensa más
eficaces que se conceden al contratante cumplidor frente al contratante incumpli-
dor: la excepción de incumplimiento contractual. Ello deriva del hecho de que el
contrato de compraventa es un negocio con pago al contado, y de que, en conse-
cuencia, la excepción de incumplimiento contractual no puede ser opuesta a la
reclamación de pago del vendedor, precisamente porque este vendedor ya ha reci-
bido la totalidad del precio, ve satisfecho de este modo el interés que deriva de su
derecho de crédito y, por lo tanto, no tiene que realizar ningún tipo de reclama-
ción de pago al consumidor. Cuando el precio de la compraventa se paga al con-
tado, el comprador no puede servirse de la excepción de incumplimiento, pues
este medio de defensa sólo funciona cuando el contratante perjudicado por el
incumplimiento no ha cumplido todavía la obligación a su cargo. Y si el comprador
no puede oponer esta excepción frente al vendedor, tampoco está facultado para
hacerlo frente al prestamista, pues ello supondría rebasar el límite máximo al que
se ha aludido.
En realidad, los derechos que el consumidor puede ejercitar contra el presta-
mista no son los mismos que el ordenamiento jurídico le atribuye al consumidor,
en cuanto comprador, contra ese concreto vendedor, sino que son los derechos que
el consumidor tendría contra ese vendedor caso de haber celebrado una bilateral venta a
plazos. La averiguación de cuáles son esos derechos sólo puede hacerse por referen-
cia a esa situación jurídica hipotética. Por consiguiente, lo decisivo es conocer qué
tutela jurídica tendría ese consumidor si, en lugar de obtener de un tercero finan-
ciador el dinero que precisa para satisfacer el precio de adquisición, hubiera cele-
brado una normal y bilateral venta a plazos, en la que el propio vendedor es quien
concede crédito mediante la forma de aplazamiento en el pago. Sólo partiendo de
esta interpretación cabe admitir que el consumidor haga uso de la excepción de
incumplimiento contractual frente a la reclamación realizada por el prestamista.
En consecuencia, el modo de proceder sería el siguiente: el vendedor, que ya ha
recibido el importe del precio, no cumple con su obligación de entregar un bien
conforme a lo pactado. El prestamista, por su parte, se dirige al consumidor en la
fecha establecida y le exige el pago de un plazo de amortización del préstamo. El
consumidor puede evitar el pago de ese plazo, y de los sucesivos, mediante la
oposición de la excepción de incumplimiento del contrato de compraventa, excep-
ción que sólo será aceptada si, de haberse celebrado una bilateral compra a plazos,
el consumidor hubiera podido oponerla asimismo frente a la solicitud de pago
formulada por el vendedor. La referencia a la situación jurídica hipotética obliga
a preguntarse si ese mismo derecho, en el ejemplo citado la excepción de incumpli-
miento, podría ser utilizada por el consumidor en la hipótesis de que se hubiera
celebrado una bilateral venta a plazos, y no una venta financiada por un tercero.
73. Sólo pueden serlo los que tienen su origen en el incumplimiento del vendedor.
259
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Los argumentos que abonan esta concepción son, básicamente, los siguientes:
En primer lugar, este es el único modo de permitir al consumidor oponer la
excepción de incumplimiento contractual ante la reclamación de pago realizada
por el prestamista 74 .
En segundo lugar, esta interpretación casa perfectamente con el origen de la
compraventa financiada por un tercero, y con la necesidad de establecer una ade-
cuada tutela jurídica del consumidor en estos supuestos. La compraventa finan-
ciada surge por derivación de la venta a plazos, y se caracteriza por la inserción de
una tercera persona, el financiador, que desempeña una función, la de financiar
la adquisición, que hasta la fecha venía asumiendo también el propio vendedor.
De hecho, desde el punto de vista económico la situación para consumidor es igual
en ambos casos: adquiere y recibe un bien, y a cambio queda obligado a realizar
determinados pagos aplazados. La intervención del legislador va precisamente en-
caminada en esta dirección: conceder al comprador inmerso en relaciones trilatera-
les de consumo una protección jurídica al menos similar a la que tiene el compra-
dor que estipula una bilateral venta a plazos. De ahí que la identificación de los
derechos que tiene el consumidor contra el prestamista «ex» artículo 15 LCCon
deba venir referida, no a los derechos que corresponden al consumidor contra el
vendedor incumplidor en ese concreto caso (situación jurídica real), sino a los
derechos que tendría el consumidor contra ese vendedor en el supuesto de que se
hubiera celebrado una bilateral venta a plazos, y no una compraventa financiada
(situación jurídica hipotética).
En tercer lugar, la escasa doctrina española que ha analizado este precepto no
ha hecho alusión alguna a esta cuestión. Sin embargo, lo cierto es que la mayor
parte de los autores admiten que el consumidor puede oponer al prestamista la
excepción de contrato no cumplido 75 , lo que inevitablemente implica un reconoci-
miento, siquiera sea tácito, de que los derechos de que dispone el consumidor son
los que tendría de haber realizado una bilateral venta a plazos.
En cuarto y último lugar, la solución propuesta viene avalada por el derecho
extranjero. También en este aspecto el modelo alemán debe servir de marco de
referencia obligado. El §9.3 VerbrKrG faculta al consumidor a rehusar el pago de
los plazos de amortización del crédito siempre que éste tenga excepciones deriva-
das del contrato de compraventa que le autorizarían a no realizar semejante pago
frente al vendedor. La propia literalidad del precepto obliga a tomar en considera-
74. Como ya se ha indicado, si los derechos que el consumidor puede ejercitar contra el presta-
mista son los que, de hecho, el consumidor tiene contra ese concreto vendedor (situación
jurídica actual, y n o situación jurídica hipotética), habría que concluir que entre ellos n o se
comprende la excepción de incumplimiento contractual.
75. GAVTDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 117; ALFARO AGUI.A-RF.AL, J.: «Observacio-
nes críticas...», cit., pg. 1050; DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos uni-
dos...», cit., pg. 21; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 251; SÁNCHEZ
HERRERO, J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», Act.
Civ. 1996-3, pg. 717. En contra, MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambiados.. »
cit., pg. 286.
260
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
ción las excepciones que el consumidor tendría de haber celebrado una bilateral
venta a plazos' 0 . Lo decisivo es, por tanto, la situación jurídica hipotética («die
hipothethische Rechtslage»)' 7 , o la situación jurídica ficticia («die fiktive Recht-
slage»)78. Se trata de determinar qué excepciones tendría el consumidor contra el
vendedor caso de haber estipulado con él una clásica venta a plazos; e'sas mismas
excepciones va a poder oponerlas frente a la reclamación de pago que le realice
el prestamista, pudiendo de este modo suspender el pago 79 .
Es cierto que la mayoría de los países europeos no han seguido en este punto
al legislador alemán. Efectivamente, es habitual que las distintas leyes de crédito al
consumo autoricen al consumidor a ejercitar contra el prestamista los mismos dere-
chos que el ordenamiento jurídico le atribuye -actualmente- contra ese vendedor
(y no los que tendría de haber realizado una venta a plazos). Aun así, la doctrina
de estos países ha destacado que uno de los medios de tutela más importantes
de que dispone el consumidor es la excepción de incumplimiento contractual. Y
lógicamente, si se permite al consumidor oponer esta excepción contra la reclama-
ción de pago realizada por el prestamista es porque el consumidor está autorizado
para ejercitar contra este prestamista los mismos derechos que podría utilizar con-
tra el vendedor si hubiera celebrado una bilateral venta a plazos (situación jurídica
hipotética) 80 .
76. Destaca FR<\NZ, U.: Der Eimvendungsdurchgriff..., cit., pg. 125, lo significativo que es, a estos
efectos, el hecho de que el tiempo verbal esté formulado e n subjuntivo («konjunktiv»). «Der
Verbraucher kann die Rückzahlung des Kredits verweigern, soweit Einwendungen aus dem
verbundenen Kaufvertrag ihn genenüber dem Verkaufer zur Verweigerung seiner Leistung
berechtigen würden» (la cursiva es mía). El consumidor puede dejar d e pagar al prestamista los
plazos de amortización del préstamo siempre que estuviera autorizado a rehusar el pago al
vendedor.en el caso d e haberse celebrado u n a clásica venta a plazos.
77. En terminología empleada por FRANZ, U.: Der Eimvendungsdurchgriff..., cit., pg. 125.
78. O I T , C , en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
121.
79. FRANZ, U.: Der Eimvendungsdurchgriff..., cit., pg. 125, expone sucintamente esta opinión: «El
consumidor puede oponer frente al prestamista todas las excepciones que él podría oponer
al vendedor a plazos en u n a bilateral venta a plazos» («der Verbraucher kann d e m Kreditgeber
grundsátzlich alie Einwendungen* entgegenhalten wie er es beim bilateralen Abzahlungskauf
dem Abzahlungsverkáufer gegenüber kónnte»). La doctrina alemana es unánime en este as-
pecto. Además de las opiniones de O r í , C. y FRANZ, U. ya citadas, se manifiestan expresamente
en este mismo sentido DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pgs. 4 y ss.; HABERSACK, M.,
en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 89; COMPENSIS, U./K.
REISERER: «Partnerschaftsvermittlung u n d Verbraucherkreditgesetz», BB, 1991, pg. 2457; REIN-
KING, K.: «Das Verbraucherkreditgesetz...», cit., pg. 177; EMMFRICH, V., en GRAFVON WESTPHALEN/
EMMERICH/VON ROITENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 136.
80. En Austria, la determinación de las excepciones que puede ejercitar el consumidor contra el
prestamista, contenida en los §§18 y 26c KSchG, n o se hace en relación a las excepciones que
tendría el consumidor, sino a las que de hecho tiene contra ese concreto vendedor. Ni en u n o
ni en otro parágrafo se utiliza el verbo en m o d o subjuntivo, sino en presente de indicativo:
«In diesem Fall kann der Verbraucher die Befriedigung des Geldgeber auch verweigern, soweit
ihm Einwendungen aus seinem Rechstsverháltnis zum U n t e r n e h m e r gegen diesen zustehen»,
dice el §18, y reproduce casi textualmente el §26c KSchG. Sin embargo, es u n a opinión doctri-
nal unánime que el consumidor puede servirse de la excepción de incumplimiento contrac-
tual. En este sentido, GRAF, G.: «Einwendungsdurchgriff bei drittfinanzierter Vermógensan-
lage», Ecolex, 1990, pg. 9; KOZIOL, H., e n AVANCINI/IRO/KOZIOL: Ósterreichisches Bankvertragsrecht,
Band II, Wien, 1993, pg. 63; KRFJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen burgerli-
chen Gesetzbuch, cit., pg. 2224, Rn. 24; APATHY: «Kommentar zum KSchG», e n SCHWIMANN (dir.):
261

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
C. El principio de accesoriedad.
Una característica esencial de la responsabilidad del prestamista, que también
deriva del límite máximo, es la accesoriedad. El principio de accesoriedad implica
que el consumidor no puede ejercitar contra el prestamista aquellos derechos que
no podría ejercitar contra el propio vendedor, caso de haber celebrado una normal
venta a plazos (situación jurídica hipotética). El contenido de la responsabilidad
del prestamista no excederá de la que corresponde al propio vendedor, del mismo
modo que no existen acciones contra el prestamista que no pudieran asimismo ser
utilizadas frente al vendedor. Esta característica deriva del carácter de garante que
desempeña el prestamista en relación a algunas de las obligaciones que incumben
al vendedor incumplidor. Por eso, no es admisible que el consumidor pueda em-
plear contra el prestamista más instrumentos jurídicos de los que podría utilizar
frente al vendedor incumplidor. Desde el punto de vista estrictamente jurídico, el
consumidor que interviene en una compraventa trilateral no ostenta una protec-
ción mayor que el comprador que estipula una bilateral venta a plazos; las mismas
acciones que éste puede emplear (y no más), va a poder utilizar aquél. Sin em-
bargo, ello no impide que desde el punto de vista económico el consumidor de
una compraventa financiada goce de una situación más ventajosa, como en verdad
sucede, puesto que en caso de insolvencia del vendedor, el ejercicio frente a éste
Praxiskommentar zum ABGB, cit., §26c KSchG, Rn. 4. Llama la atención que, habiéndose inspi-
rado el legislador alemán en el §18 KSchG, el legislador austríaco no haya tenido en cuenta
el §9 VerbrKrG a la hora de redactar el §26c KSchG, en lo que concierne a la asunción de la
posición jurídica hipotética.
En Suiza, el art. 15 KKG autoriza al consumidor a alegar contra el prestamita todos los dere-
chos que a él le corresponden frente al proveedor («kann gegenüber der Kreditgeberin alie
Rechte geltend machen, die ihm gegenüber dem Lieferanten zustehen»). Tampoco aquí se
alude expresamente a la situación jurídica hipotética, sino a los derechos que en ese momento
puede ejercitar el consumidor inmerso en relaciones trilaterales de consumo contra ese vende-
dor.
En Italia, el Testo Único n o ofrece datos suficientes para delimitar si los derechos que el
consumidor puede ejercitar son los que derivan de su situación jurídica real o de la situación
jurídica hipotética. El art. 125.4 se limita a sancionar el derecho del consumidor a proceder
contra el financiador («ha diritto di agiré contro il finanziatore»). No obstante, la doctrina n o
ha dudado en conceder al consumidor la excepción de incumplimiento. Así, entre otros,
MASUCGI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit., pg. 868; CIAN'/TRABBI'CCHI: Commentario breve al Códice Civile..., cit., pg. 119; DK NOVA, G.:
«L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit, pg. 909; GORGOM, M.: «Crédito al consumo e
"leasing" traslativo al consumo», cit, pg. 1166.
En Portugal, el art. 12.2 del Decreto-Lei núm. 359/91 legitima al consumidor para demandar
al acreedor («demandar o credor») en caso de incumplimiento del vendedor. Partiendo de
una interpretación literal de la ley podría llegarse a la conclusión de que el consumidor sólo
puede demandar, esto es, ejercitar acciones contra el prestamista, no estando facultado, por
tanto, para oponerle excepción alguna a la reclamación de pago. Esta concepción supone una
clara restricción de la tutela jurídica del consumidor, puesto que podrá accionar contra el
prestamista, pero no oponerle la excepción de incumplimiento. Lo coloca en la misma situa-
ción que un normal comprador con pago al contado, ignorando las razones que provocan la
aparición de la compraventa financiada y los verdaderos motivos que conducen a una interven-
ción del legislador. Por todo ello parece adecuado, pese al tenor literal de la ley, admitir que
el consumidor pueda oponer la excepción de incumplimiento al prestamista. Esta solución es
razonable, ya que si está dotado de un medio de ataque, como son las acciones, hay que
concluir «a fortiori» que puede también valerse de un medio defensivo, como es la excepción
de incumplimiento.
262
L
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
de una acción resulta infructuoso, mientras que la interposición de esta misma
acción contra el prestamista (solvente) sí conducirá a resultados positivos81.
El ejercicio de los derechos contra el prestamista «ex» artículo 15.1 LCCon
tiene, por consiguiente, carácter accesorio82: sólo es posible en la medida en que
sea jurídicamente admisible su utilización contra el propio vendedor (caso de ha-
berse celebrado una bilateral venta a plazos). De ahí que la imposibilidad de utili-
zar estos derechos contra el vendedor, bien porque así lo establece la ley, bien
porque las partes del contrato de compraventa han excluido expresamente el ejer-
cicio de estos derechos (siendo esta exclusión válida), o bien porque han prescrito,
impida su alegación por el consumidor frente al prestamista 83 . Algunos ejemplos
vendrán a clarificar la operatividad de la accesoriedad. Así, si el incumplimiento
del vendedor es parcial y menor, y se hubiera celebrado una clásica venta a plazos,
el comprador no estaría legitimado para oponer la excepción de incumplimiento
frente a la reclamación de pago del vendedor, por ser su ejercicio contrario a la
buena fe. Y, lógicamente, si no puede oponerla contra el vendedor, tampoco podrá
hacerlo contra el prestamista en la compraventa financiada, por aplicación del
principio de accesoriedad. Por otra parte, si en el contrato de compraventa se ha
excluido la posibilidad de ejercitar la acción estimatoria para el supuesto de vicios
ocultos, concediendo en su lugar al consumidor el derecho a solicitar la sustitución
de ese bien por otro de idénticas características 84 , éste no va a poder utilizar la
acción estimatoria contra el prestamista, debido precisamente a que tampoco po-
dría emplearla contra el vendedor.
El artículo 15.1 LCCon establece un nivel mínimo de protección del consumi-
dor, puesto que éste queda facultado para ejercitar contra el prestamista los mismos
derechos («esos mismos derechos», según el precepto) que le corresponderían
contra el vendedor en el supuesto de que hubiera celebrado una clásica y bilateral
venta a plazos. De este modo se le otorga una tutela jurídica en ningún caso inferior
a la que ostentaría de haber concluido con ese vendedor una venta a plazos. Ahora
81. El carácter de garante del prestamista puede explicar esta circunstancia. En la fianza, tampoco
posee el acreedor una mayor protección jurídica que aquel acreedor cuyo crédito n o está
garantizado. Ahora bien, en caso de insolvencia del deudor, el primer acreedor sí verá satisfe-
cho su crédito (por medio del garante), a diferencia de lo que sucede con el segundo acree-
dor.
82. La accesoriedad ha sido destacada por distintos autores alemanes. Así, EMMERICH, V., en GRAF
VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURC: Verbraucherkreditgesetz, cit, §9 VerbrKrG, Rn. 144;
HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit, §9 VerbrKrG, Rn. 89;
FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 126. Conviene advertir que ya la jurisprudencia
alemana anterior a la VerbrKrG había destacado este carácter accesorio. En este sentido, entre
otras, la Sentencia del BGH de 8 se noviembre de 1979 (WM, 1980, pgs. 80 y ss.). También
hace hincapié en el carácter accesorio de la responsabilidad del prestamista, HILL-SMITH, A.:
Consumer Credit..., cit, pg. 150.
83. Si el consumidor no puede ejercitar un concreto derecho contra el vendedor («rectius», no
hubiera podido ejercitarlo contra el vendedor caso de haberse celebrado u n a venta a plazos),
tampoco podrá invocarlo contra el prestamista «ex» art. 15.1 LCCon. De lo contrario se favore-
cería injustificadamente al consumidor que celebra una compraventa financiada.
84. Esta cláusula es válida, según se deduce del núm. 9 de la disposición adicional primera de la
LGDCU.
263
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
bien, si es conveniente dotar al consumidor al menos de esta tutela mínima, tam-
bién es cierto que no hay motivos que justifiquen una sobreprotección. En efecto,
resulta injustificado primar al consumidor que adquiere un bien mediante la finan-
ciación de un tercero en detrimento del comprador que es financiado directa-
mente por el vendedor, a través del aplazamiento en el pago. El legislador inter-
viene con el fin de conceder al consumidor una protección jurídica similar a la del
comprador a plazos. Si éste puede oponer la excepción de incumplimiento, tam-
bién puede disfrutar de esta excepción el consumidor en una compraventa finan-
ciada; si aquél está facultado para ejercitar la acción «quanti minoris», obteniendo
una rebaja del precio del bien, este mismo derecho se concede igualmente al con-
sumidor cuando se trata de una compraventa financiada. No obstante, todos estos
derechos pueden ser utilizados contra el prestamista siempre que, de haberse cele-
brado una normal venta a plazos, hubieran podido ser empleados contra el vende-
dor.
En consecuencia, la accesoriedad obliga a averiguar los derechos que el consu-
midor hubiera podido ejercitar contra el vendedor caso de haberse celebrado una
venta a plazos, derechos que constituyen un tope máximo en relación a los instru-
mentos jurídicos que el consumidor puede utilizar contra el prestamista.
D. La cláusula contractual de exoneración de responsabilidad del prestamista por
incumplimiento del vendedor.
Algunos contratos de préstamo incluyen en sus condiciones generales una
cláusula contractual en la que se establece que el prestamista no es responsable de
la falta de cumplimiento de la obligación asumida por el vendedor, por lo que el
consumidor queda obligado también en este caso a satisfacer al prestamista las
cantidades adeudadas. Así, por ejemplo, el modelo de préstamo de financiación
de la entidad «Renault Financiación, SA. Establecimiento Financiero de Crédito» 85 ,
dispone en la condición general número 14, bajo la rúbrica de «exención de res-
ponsabilidad», lo siguiente: «El financiador no se hace responsable de los posibles
defectos del vehículo financiado ni de la reparación efectuada así como de las
piezas de reparación o accesorios. Del mismo modo, tampoco responde de los
posibles incumplimientos de las obligaciones que haya contraído el vendedor o el
reparador o el asegurador». Una cláusula de este tipo se contiene, no sólo en los
contratos de financiación de automóviles, sino también en los modelos contractua-
les utilizados por las entidades de financiación y por los bancos 86 .
85. Aprobado por Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 27 de
j u n i o de 1995.
86. De los distintos modelos de contrato de financiación a comprador de automóviles aprobados
por la Dirección General de los Registros y del Notariado, el único que incluye una cláusula
de exoneración de responsabilidad del prestamista es el ya citado de «Renault Financiación,
SA. Establecimiento Financiero de Crédito». En efecto, no contienen una cláusula de este tipo
ninguno de los modelos de contratos de financiación aprobados para su utilización por la
Asociación Nacional de Entidades de Financiación (ni el modelo «R», aprobado por RDGRN
de 12 de marzo de 1990; ni el modelo «Ñ», aprobado por RDGRN de 1 de octubre de 1997,
ni el modelo «U», aprobado por RDGRN de 13 de abril de 1998). Tampoco contienen esta
264
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
Con la inclusión en las condiciones generales de los contratos crediticios de
esta cláusula de exclusión de responsabilidad, los prestamistas pretenden aislar el
contrato de préstamo del contrato de compraventa, obviando la innegable cone-
xión que existe entre estos dos negocios jurídicos. Sin embargo, con la LGCon en
la mano parece evidente que los prestamistas no verán satisfechos sus deseos.
Esta cláusula es contraria al artículo 15 LCCon, y por eso debe ser declarada
nula, y en consecuencia, no puesta. En efecto, el artículo 3 LCCon proclama el
carácter imperativo de la LCCon, de modo que «no serán válidos, y se tendrán por
no puestos, los pactos, cláusulas y condiciones establecidos por el concedente del
crédito y el consumidor contrarios a lo dispuesto en la presente Ley, salvo que sean
más beneficiosos para éste». El pacto de exclusión de responsabilidad del presta-
mista es contrario a lo dispuesto en el artículo 15 LCCon, porque impide al consu-
midor ejercitar los derechos que le otorga este precepto, que pretende la propaga-
ción al prestamista de la responsabilidad derivada del incumplimiento del
vendedor. La nulidad se debe, no al hecho de que la cláusula esté incluida en las
cláusula los modelos que utilizan las entidades «Ford Credit, SA de Financiación» (aprobado
por RDGRN de 29 de julio de 1992), «Mercedes-Benz Credit, Entidad de Financiación, SA»
(por RDGRN de 15 de noviembre de 1994), modelo «O», para su utilización por «PSA Credit
España, Sociedad Anónima, EFC» (por RDGRN de 10 de marzo de 1998), modelo «W», para
su utilización por «Banca Barcelonesa de Financiación, SA» (por RDGRN de 8 de abril de
1998), y modelo «MZ», para su utilización por «Ford Credit Europe PLC, Sucursal en España»
(por RDGRN de 14 de abril de 1998).
En cambio, sí es habitual que los contratos de financiación empleados por las entidades de
financiación, y utilizados por los consumidores para adquirir bienes de consumo distinto a los
automóviles, incluyan semejante pacto. Así sucede, por ejemplo, con el «Banco Fimestic, SA»
(Condiciones Generales, núm. 5: «El prestatario reconoce expresamente que Fimestic es ajeno
a las incidencias y responsabilidades que pudieran derivarse de los bienes o servicios financia-
dos, o de la operación realizada entre el establecimiento y el titular/es de la Tarjeta, q u e d a n d o
obligado a cumplir puntualmente sus compromisos de pago»), con la «Compañía de Financia-
ción de Grandes Almacenes Entidad de Financiación, SA», denominada COFIGASA (Condi-
ciones Generales, nú m 14: «COFIGASA no se hace responsable de los posibles defectos del
objeto financiado. Del mismo modo, tampoco responde de los posibles incumplimientos de
las obligaciones que haya contraído el vendedor»), con «Servicios Financieros Continente Esta-
blecimiento Financiero de Crédito, SA», llamado Finaconsa (Condiciones Generales, n ú m 6:
«El titular reconoce expresamente que Finaconsa es ajena a las relaciones comerciales que el
titular mantenga con los establecimientos adheridos al Sistema Ágil y en consecuencia, exo-
nera a ésta de cualquiera posible reclamación que pueda tener contra éstos, obligándose el
titular, en todo caso a cumplir fielmente todos los compromisos de pago que se deriven de
este contrato»), o con las tarjetas emitidas por «Hispamer Banco Financiero, SA» (Condiciones
Generales, núm. 7: «El titular reconoce que "Hispamer Banco Financiero, SA" es ajeno a las
relaciones comerciales del Titular con el establecimiento d o n de adquiera o haya adquirido
bienes y servicios mediante la utilización de la Tarjeta, por lo que exonera expresamente a
"Hispamer Banco Financiero, SA" de cualquier cuestión relativa a la falta de entrega, calidad,
idoneidad o cualquiera otra condición predicable de los bienes o servicios adquiridos. Las
reclamaciones relativas a dichos conceptos no eximirán del pago de las cuotas o plazos deriva-
dos de la Tarjeta». También existe esta cláusula en el modelo de contrato «Solicitud de crédito
compra Santander.-A plazo», del Banco de Santander; la condición general decimoterca dis-
pone lo siguiente: «La financiación que se realiza por medio de este préstamo no tiene carácter
exclusivo pudiendo el prestatario efectuar el pago de los bienes adquiridos en el comercio al
contado, o acudiendo a la financiación de otras Entidades de Crédito o mediante la utilización
de tarjetas u otras formas de crédito. En consecuencia, el Banco no asume ninguna obligación
por razón de la operación comercial o de los bienes que por medio de este préstamo sean
adquiridos».
265
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
condiciones generales del contrato, sino a que su contenido vulnera el artículo 3
LCCon, al no respetar los derechos que la LCCon (en concreto, el art. 15) concede
al consumidor 8 '.
Con ello se zanja de raíz la cuestión, planteada antes de la promulgación de
la Ley protectora del consumidor de crédito, acerca de la validez de la cláusula de
inoponibilidad de excepciones incluida en las condiciones generales del contrato
de financiación. A diferencia de lo que ha sucedido en España, donde ni la doc-
trina ni la jurisprudencia se han ocupado de esta cuestión, en otros países de nues-
tro entorno sí ha habido claros pronunciamientos sobre el particular. Así, por ejem-
plo, en Alemania, tras un primer momento en el que la jurisprudencia del BGH
supedita la validez de la cláusula al cumplimiento por el prestamista de una general
obligación de información (Aufklárungspflicht), de modo que éste sólo será inmune
a las excepciones derivadas del contrato de compraventa cuando ponga en conoci-
miento del consumidor los específicos riesgos que asume por la celebración de dos
negocios jurídicos independientes 88 , poco a poco se va imponiendo la tesis que
sanciona con carácter general la ineficacia de la cláusula de inoponibilidad de
excepciones, por ser contraria al principio de buena fe del §242 BGB89. También
en Italia la doctrina ha proclamado, antes de la aparición de la normativa específica
sobre el crédito al consumo, la nulidad de esta cláusula, bien porque es contraria
a la buena fe90, bien porque contraría el orden público 91 ; opinión ésta que no ha
sido seguida por la jurisprudencia italiana92.
87. Por eso, la cláusula será nula independientemente d e que sea u n a más de las muchas cláusulas
contenidas en las condiciones generales, o de que se trate de u n acuerdo concreto alcanzado
entre prestamista y consumidor. También en otros ordenamientos jurídicos es nula la cláusula
citada, y por los mismos motivos que en España: contravención del nivel mínimo de protección
establecido e n la correspondiente ley de crédito al consumo.
88. Sobre estos primeros pronunciamientosjudiciales, v. FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 25; GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 178; GRAFVON WESTPIIALEN, F.: «Finanziérter
Abzahlungskauf...», cit., pg. 1231. Entre las Sentencias que adopta esta posición, pueden citarse
las siguientes del BGH: 17 de noviembre de 1960 (WM 1960, pgs. 1381 y ss.), 7 de mayo de
1962 (WM 1962, pgs. 761 y ss.), 20 de febrero d e 1967 (WM 1967, pgs. 446 y ss.), 20 de febrero
de 1967 (WM 1967, pgs. 448 y ss.), 5 de julio d e 1971 (WM 1971, pgs. 1265 y ss.), 5 de julio
de 1971 (WM 1971, pgs. 1297 y ss.), 18 d e enero de 1973 (WM 1973, pgs. 233 y ss.), 18 de
enero de 1979 (WM 1979, pgs. 489 y ss.) y 10 de julio de 1980 (WM 1980, pgs. 1111 y ss.).
89. Así, e n BGH de 5 d e abril de 1972 (WM 1962, pgs. 574 y ss.), 20 de febrero de 1967 (WM
1967, pgs. 455 y ss.), 18 de enero de 1973 (WM 1973, pgs. 233 y ss.), 18 d e enero d e 1979
(WM 1979, pgs. 489 y ss.), 21 de j u n i o d e 1979 (WM 1979, pgs. 1180 y ss.), 7 de febrero de
1980 (WM 1980, pgs. 327 y ss.), 25 de marzo de 1982 (WM 1982, pgs. 658 y ss.), 16 de diciembre
de 1982 (WM 1983, pgs. 212 y ss.) y 19 de septiembre de 1985 (WM 1985, pgs. 1307 y ss.).
Sobre el particular, v. HÓRTER, K : Derfinanzierte Abzahlungskauf..., cit., pgs. 276 y ss.; VON HIPPEI
E.: Verbraucherschutz, cit., pg. 201; REISS, W.: Die Rechsstellung des Kreditgebers..., cit., pgs. 60 y ss.'
Alguna sentencia (BGH de 25 de marzo de 1982, WM 1982, pgs. 658 y ss.) defiende la nulidad
de la cláusula por contravención del §9.2, Nr.2 de la ABGB.
90. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 613; FERRANDO,
G.: «Commento a Trib. S. María Capua Vetere...», cit., pg. 682; ALPA, G . / M . BESSONE: «Disci-
plina giuridica delle carte di crédito...», cit., pg. 116.
91. PIEPOLI, G.: II crédito al consumo, cit,, pg. 150, con apoyo en el art. 1343 Códice Civile.
92. Los Tribunales italianos h a n abordado esta cuestión sólo e n contadas ocasiones. El caso más
importante es, sin duda, el de la Sentencia del Tribunal de S. María Capua Vetere, de 17 de
j u n i o de 1989 (véase e n Nuova giur. civ. comm., 1990, I, pgs. 677 y ss., con el comentario de
FERRANDO, G. y en GORGONI, M.: II crédito al consumo, cit., pgs. 150 y ss.). El supuesto de hecho
266
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
VI. EL ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL ARTICULO 15 LCCON
El análisis de los supuestos de compraventa financiada que van ^ quedar some-
tidos a la regulación contenida en el artículo 15 LCCon debe partir ele una distin-
ción. Por una parte, se analizará el ámbito de aplicación de la LCCon, diseñado
en los artículos 1 y 2, puesto que el contrato de crédito vinculado a la compraventa
debe ser, ante todo, un crédito al consumo sometido a la LCCon. Por otra, se
estudiarán aquellos contratos a los que, a pesar de estar sometidos con carácter
general a la LCCon, no les resulta aplicable el artículo 15 LCCon.
A. Las limitaciones generales impuestas por los artículos 1 y 2 LCCon.
Los artículos 1 y 2 definen qué contratos van a estar sometidos a las disposicio-
nes de la Ley 7/1995, de Crédito al Consumo 93 . La regulación se hace siguiendo
un esquema similar al de la Directiva: en el artículo 1 se define con gran amplitud
qué ha de entenderse por contrato de crédito al consumo, mientras que en el
artículo 2 se señalan algunos supuestos que van a quedar excluidos de la ley, a
pesar de caer dentro del concepto de crédito al consumo del artículo 1. La averi-
guación de si un contrato está o no sometido a la LCCon reviste una considerable
dificultad, debido a la difícil interpretación de alguno de los supuestos excluidos
en el artículo 2 LCCon94. Lógicamente, no es este el lugar apropiado para realizar
un estudio minucioso sobre el ámbito de aplicación de la LCCon, pues ello excede-
ría del fin de esta investigación. Sin embargo, tampoco puede prescindirse del
es el siguiente: u n comprador adquiere un vehículo de u n vendedor, quedand o obligado a
pagar el precio, parte al contado, parte mediante la cesión del viejo automóvil, y parte p o r
medio del préstamo concedido por u n a entidad de financiación. El vendedor n o entrega el
vehículo, por lo que el comprador resuelve el contrato de compraventa, recibiendo del vende-
dor el vehículo usado y las cantidades que el comprador le entregó. En esta situación, el
comprador solicita la resolución del contrato de préstamo, con el argumento de que, extin-
guida la compraventa, n o tiene sentido la continuidad del contrato crediticio; a esta petición
se opone la entidad de financiación, con el argumento de que los dos contratos son indepen-
dientes, por lo que las vicisitudes de la compraventa n o pueden afectar al préstamo. El Tribu-
nal desestima la acción, debido a que el comprador n o h a probado debidamente el incumpli-
miento del vendedor. Aun así, la sentencia es importante porque hace algunos pro-
nunciamientos interesantes sobre la vinculación de los dos contratos. A pesar de reconocer que
existe una cierta conexión entre la compraventa y el crédito, «essendo stato il finanziamento
finalizzato proprio all'acquisto della'autovettura», concluye después que «nessuna influenza
poteva avere sulla validitá ed efficacia del contratto di mutuo l'eventuale inadempienza del
venditore nei confronti dell'attore: questi sarebbe stato in ogni caso tenuto ai singoli paga-
menti mensili nei confronti della societa finanziatrice, senza poter sollevare alcuna eccezione».
El argumento decisivo para impedir la resolución del préstamo lo constituye la cláusula de
exoneración de responsabilidad del prestamista incluida en las condiciones generales del con-
trato crediticio. Lo que el Tribunal hace, por tanto, es consagrar la validez de esta cláusula.
93. Sobre el ámbito de aplicación de la LCCon, véanse, sobre todo, MARÍN LÓPEZ, J. J.: «El ámbito
de aplicación de la Ley de Crédito al Consumo», en NIETO CAROI., U. (dir.): Crédito al consumo
y transparencia bancaria. Madrid, Civitas, 1998, pgs. 61 y ss.; PETIT LAVAU., M- V.: La protección del
consumidor de crédito..., cit., pgs. 39 y ss.; y mi «Comentario al art. 36», e n BERCOVITZ, R./J.
LF.GI.IINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pgs. 604 y ss.,
d o n d e se analiza el ámbito de aplicación e n relación a la venta a plazos bilateral.
94. En este sentido, MARÍN LÓPEZ, J. J.: «El ámbito de aplicación...», cit., pg. 72, y BERCOVITZ RODRÍ-
GUEZ-CANO, R.: AC, 1996-III, pg. 20, quien afirma que la delimitación del ámbito d e aplicación
«constituye un auténtico reto».
267
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mismo, puesto que la compraventa financiada a la que se aplica el artículo 15
LCCon tiene que estar comprendida, antes que nada, en el ámbito de aplicación
de los artículos 1 y 2.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 LCCon, el prestamista ha de
ser una persona física o jurídica que concede un crédito en el ejercicio de su
actividad, profesión u oficio. El crédito lo concede bajo la forma de contrato de
préstamo. Por su parte, el consumidor es la «persona física que, en las relaciones
contractuales que en ella se regulan, actúa con un propósito ajeno a su actividad
empresarial o profesional» (art. 1.2). El consumidor estipula una compraventa con
pago al contado, cuyo precio satisface con la ayuda del préstamo. De este modo
adquiere un bien que destina a satisfacer una necesidad de consumo.
En el artículo 2 LCCon se enumeran los contratos de crédito al consumo que
están totalmente excluidos del ámbito de aplicación. En lo que a la compraventa
financiada se refiere, son los siguientes:
- Contratos de préstamo en los que el importe del crédito concedido sea
inferior a 25.000 ptas. [art. 2.1 a)'].
- Contratos de préstamo en los que se pacte que el consumidor reembolse el
crédito dentro de un único plazo que no rebase los tres meses [art. 2.1 b ) ] 9 \ Es
indiferente el número de plazos de amortización que el consumidor tenga que
realizar para satisfacer el crédito concedido. Lo importante es que todos esos pagos
tengan lugar antes de que transcurran tres meses desde la concesión del crédito 96 .
- Contratos de préstamo en los que se pacte que el consumidor reembolse el
crédito en cuatro plazos, como máximo, dentro de un período que no supere los
doce meses [art. 2.1 b)] 97 . Para que concurra este supuesto de exclusión deben
cumplirse simultáneamente dos requisitos: que el número de pagos sea como má-
ximo de cuatro, y que realice ese o esos pagos en un período no superior a doce
meses.
- Contratos de préstamo en los que el crédito concedido sea gratuito [art. 2.1
95. Un «único» plazo, dice la Ley. Sin duda, el legislador podía haber suprimido la palabra entre-
comillada, n o sólo porque no existe en la Directiva [art. 2.1 g ) ] , sino porque además n o añade
nada nuevo al nombre que acompaña.
96. El «dies a quo» a partir del cual comienza a computarse este plazo n o es el de la perfección
del contrato, sino el de la efectiva concesión del crédito, esto es, el de la entrega del dinero
p o r el prestamista (cfr. MARÍN LÓPEZ, M. J.: «Comentario al art. 36», cit., pg. 612; MARÍN LÓPEZ,
J. J.: «El ámbito de aplicación...», cit, pg. 118).
97. Conviene subrayar antes que nada el «lapsus» del legislador español, que se refiere a «cuatro
plazos» en lugar de a «cuatro pagos», que es el término empleado p o r la Directiva. Parece
claro que este «error» n o ha sido intencionado, ya que si tratamos de interpretar el precepto
literalmente, resulta ininteligible. En cualquier caso, llama poderosamente la atención que en
un mismo artículo, el 2.1 b), se emplee la palabra «plazo» con dos significados, primero como
sinónimo de período de duración, y después como expresión equivalente a pago de amortiza-
ción.
98. El préstamo es gratuito cuando el consumidor n o satisface ningún interés, y cuando tampoco
debe realizar ningún desembolso a título de comisiones, gastos, primas de seguro, etc. Así
resulta de la interpretación de este precepto a la luz de la Directiva [art. 2.1 c ) ] , que excluye
268
. _________ 5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
i
- Contratos de préstamo en los que, sin fijarse interés, el consumidor se obli-
gue a reembolsar de una sola vez un importe determinado superior al del crédito
concedido [art. 2.1 d)] 9 9 .
En el artículo 2 LCCon también se recogen determinados contratos de crédito
al consumo que están excluidos del ámbito de aplicación, pero no totalmente, sino
parcialmente. En consecuencia, les son de aplicación algunos preceptos de la
LCCon. En esta situación están dos tipos de contratos. En primer lugar, los contra-
tos de préstamo en los que el importe del crédito concedido sea superior a
3.000.000 de ptas. [art. 2.1 a)]. A estos contratos les será de aplicación el Capítulo
III de la LCCon (arts. 16 a 19). Por tanto, no se les aplica el artículo 15. También
están parcialmente sometidos a la LCCon los contratos de crédito garantizados con
hipoteca inmobiliaria. A estos contratos no se les aplican los artículos 6 a 14 y 19
LCCon, según dispone el artículo 2.2 LCCon100. Lo que significa que sí quedan
sometidos al artículo 15 LCCon101. En consecuencia, y en relación a la compraventa
financiada, el artículo 15 LCCon va a resultar aplicable aunque el prestamista se
haya asegurado su derecho de crédito mediante cualquier tipo de garantía. Lo que
sucede es que si la garantía es un derecho de hipoteca sobre un inmueble, no van
a ser de aplicación otros preceptos de gran importancia en la compraventa finan-
ciada, como por ejemplo el artículo 14 LCCon.
B. Supuestos excluidos.
Es posible que a una compraventa financiada sometida al ámbito de aplicación
de la LCCon (arts. 1 y 2) no le sea aplicable el artículo 15. A continuación se
exponen los casos en los que esto puede suceder.
de su ámbito de aplicación los créditos concedidos «sin pago d e intereses o cualquier otro tipo
de cargas» (cursiva mía). Cfr. MARÍN LÓPEZ, M. J.: «Comentario al art. 36», cit., pg. 614; MARÍN
LÓPEZ, J. J.: «El ámbito de aplicación...», cit., pg. 141.
99. No existe razón alguna que justifique la exclusión de este tipo d e contratos, puesto q u e el
reembolso p o r el consumidor de una cantidad superior a la recibida supone que, si bien el
crédito se pactó «sin fijarse interés», la operación reviste u n claro carácter oneroso. El origen
de este supuesto de exclusión está en la Directiva, en concreto e n su art. 2.1 d ) , que excluye
a «los contratos de crédito que n o devenguen interés, siempre q u e el consumidor esté de
acuerdo en reembolsar el crédito en un solo pago». Según P. LATHAM: («Dispositions commu-
nautaires relatives au crédit á la consommation...», cit., pg. 222), este precepto iba especial-
mente dirigido a las tarjetas de crédito, aunque lo cierto es que, tal y como aparece definido
en la Directiva, también es posible en principio su aplicación a cualquier otro tipo de contrato
que implique un a concesión de crédito. A mi juicio, la única manera de dotar de sentido al
art. 2.1 d) LCCon es entender que sólo será de aplicación a los contratos de tarjeta de crédito
(sobre el particular, e n detalle, v. mi «Comentario al art. 36», cit., pg. 616).
100. La exclusión se hace depende r sólo de u na circunstancia: que el cumplimiento del contrato
de crédito por el consumidor esté garantizado con hipoteca inmobiliaria. Lo único que se
requiere es que el bien hipotecado sea un inmueble, siendo indiferente el carácter mueble o
inmueble del objeto que se financia con el crédito.
101. Sobre la aplicación de este precepto a los créditos con garantía hipotecaria inmobiliaria, v. .
MARÍN LÓPEZ, J. ].: «El ámbito de aplicación...», cit., pgs. 154 y ss.
269

M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
1. El límite cuantitativo del artículo 15.2 LCCon.
Establece el artículo 15.2 LCCon que «lo dispuesto en el apartado anterior no
sé aplicará cuando la operación individual de que se trate sea de una cantidad
inferior a la fijada reglamentariamente». Hasta la fecha no se ha determinado esta
cantidad, a pesar de que la disposición final tercera de la LCCon autorizaba al
Gobierno a desarrollar por medio de Real Decreto lo dispuesto en esta Ley en el
plazo máximo de seis meses desde la publicación de la misma en el Boletín Oficial
del Estado.
Esta disposición tiene su origen en la Directiva, en concreto en su artículo
11.3, según el cual «el apartado 2 no se aplicará cuando la transacción individual
de que se trate sea de una cantidad inferior al equivalente de 200 ecus»102. Con-
viene advertir que no todos los países europeos han incorporado a su Derecho
interno este precepto. Así, no existe esta mención en la normativa de Francia,
Italia, Luxemburgo, Austria, Bélgica, Irlanda y Portugal. En cambio, sí se recoge
este límite cuantitativo en Inglaterra, Alemania y Suiza. En Inglaterra, el artículo
75 CCA no se aplica a aquellas compraventas financiadas en las que el precio al
contado del bien es inferior a 100 o superior a 30.000 libras [art. 75.3 b)] 1 0 3 . En
Alemania, el consumidor no puede oponer la Einwendungsdurchgriffcuando el pre-
cio financiado no supera los cuatrocientos marcos (§9.3, frase 2 VerbrKrG) I04 . En
Suiza, sólo puede el consumidor dirigirse contra el prestamista cuando la opera-
ción individual supere los 350 francos [art. 15.1 e) KKG]105.
El legislador español no especifica con claridad a qué ha de afectar el límite
cuantitativo. Dispone que la «operación individual» no puede ser inferior a una
determinada cantidad. Tal y como hacen el derecho alemán e inglés, dicha opera-
ción individual debe entenderse como una alusión al concreto contrato de compra-
venta que celebra el consumidor con el vendedor. Por lo tanto, la excepción del
102. Este precepto n o existía en las dos Propuestas de Directiva, por lo que aparece p o r primera
vez en la redacción definitiva.
103. El art. 75 CCA «does not apply to a claim... so far as the claim relates to any single item to
which the supplier has attached a cash price n o t exceeding (£100) or more than (£30.000)».
Sobre este precepto, DÜBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 23-03, pgs. 364 y
ss.; HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pgs. 149 y ss.; GOODE, R. M.: Consumer Credit Law,
cit., Nr. 16-59, pgs. 493 y ss.; HOWELI.S, G. G./S. WEATHERILL: Consumer Protection Laxo, cit., pg.
269. El art. 8.2 CCA exige, para que quede sometido a esta Ley, que el crédito concedido n o
exceda de las 15.000 libras, por lo que el art. 75 será de aplicación cuando el crédito n o
exceda de las 15.000 libras, y el precio del bien comprado oscila entre las 100 y 30.000 libras.
104. «Das gilt nicht, wenn der finanzierte Kaufpreis vierhundert Deutsche Mark nicht überschrei-
tet...». Sobre el particular, v. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 162 y ss.; DÜRBECK,
W.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 95; MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit.,
Rn. 541; EMMERICH, V., en GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURC: Verbraucherkreditge-
setz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 150; O í r , C , en BRUCIINWOTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 140; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchmer Kommentar
BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 97. En el Derecho alemán, están excluidos de la VerbrKrG los
contratos en los que el importe neto del crédito n o supere los 400 marcos (§3.1, Nr. 1
VerbrKrG).
105. Exige que «der Betrag des betreffenden Einzelgescháfts liegt über 350 Franken». Téngase en
cuenta que están excluidos de la KKG los contratos que conceden un crédito inferior a los
350 francos [art. 6.1 f) KKG].
270
A
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
t
artículo 15.2 LCCon toma como referencia el contrato de compraventa. Yes aquí
donde radica la diferencia entre esta exclusión y la contenida en el artículo 2.1 a)
LCCon. En este último precepto la exclusión se basa en la cuantía del crédito,
puesto que se excluyen del ámbito de aplicación de la ley los contratos en los que
el importe del crédito concedido es inferior a 25.000 ptas. En cambio, en el artículo
15.2 la exclusión se produce en función del precio de la compraventa.
El artículo 15.2 excluye, por consiguiente, a aquellas compraventas financiadas
en las que el precio de la compraventa sea inferior a una determinada cantidad.
Ahora bien, ¿qué precio ha de tomarse en consideración? Existen dos posibilidades.
Una primera es considerar el precio como precio al contado. De este modo, no se
aplica el artículo 15.1 cuando el precio al contado del bien es inferior a esa canti-
dad. Esta es la formulación que adopta el derecho inglés. Imaginemos que se esta-
blece reglamentariamente que el precio no puede ser inferior a 25.000 ptas. Si el
consumidor adquiere un televisor que vale 50.000 ptas, de las cuales 30.000 ptas.
las paga directamente el consumidor, y las 20.000 restantes las obtiene mediante
un préstamo (la cantidad prestada es 60.000 ptas., estando 20.000 vinculadas a la
compraventa), no se da el supuesto del artículo 15.2, esto es, la operación está
sometida al artículo 15 LCCon. El fundamento del artículo 15.2 LCCon se encuen-
tra en criterios de eficiencia: el prestamista no responde del incumplimiento del
vendedor cuando el valor (precio) de la compraventa es pequeño 106 .
Otra forma de entender el precepto es considerar que la alusión al precio ha
de entenderse referida al precio que se financia, y no al precio al contado. En este
sentido, están excluidos «ex» artículo 15.2 LCCon las compraventas financiadas en
las que la parte del precio que se financia es inferior a una determinada cantidad
(en nuestro ejemplo, 25.000 ptas.). Este es el modelo adoptado en el Derecho
alemán. Si se parte de esta concepción, el ejemplo arriba mencionado cae dentro
del artículo 15.2, por lo que no hay responsabilidad del prestamista. Y ello porque
la parte del precio de la compraventa que se financia (20.000 ptas.) tiene una
cuantía inferior al límite fijado. El artículo 15.2 supone, por tanto, una aplicación
del supuesto general de exclusión del artículo 2.1 a) a la situación especial de los
negocios financiados por un tercero 107 .
¿Cuál de estos dos sistemas es el adoptado por el derecho español? Cierta-
mente, la LCCon no ha acogido expresamente uno u otro, puesto que se limita a
excluir los supuestos en que la «operación individual de que se trate sea de una
106. . HOWELLS, G. G . / S . WEATHERILL: Consumer Protection Law, cit., pg. 269. Sin embargo, y como
este mismo autor indica, es posible que a pesar de que el precio sea bajo, el incumplimiento
del vendedor cause unos daños bastante más elevados (piénsese, por ejemplo, en los daños
consecuenciales, que según algunos autores ingleses sí están comprendidos en el art. 75
CCA). Pues bien, la importancia de los daños es a estos efectos irrelevante (DOBSON, P.: Sale
of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 23-03, pg. 364). Lo importante es el precio del bien al
contado. Por otra parte, estima HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pg. 149, que el límite
mínimo de las 100 libras tiene por fin evitar que los consumidores demanden a las compañías
de tarjetas de crédito por transacciones de pequeño volumen económico.
107. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Múnchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 97;
FRANZ, U.: DerEtnxvendungsdurchgriff.., cit., pg. 162.
271

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cantidad inferior a la fijada reglamentariamente». Ante esta falta de determinación,
quizás lo más adecuado sea adoptar el sistema que mayor protección otorga al
consumidor, esto es, aquel que define el supuesto de exclusión del modo más
restrictivo, y que, por consiguiente, aplica el artículo 15 a un mayor número de
supuestos. Y este sistema es el inglés. Efectivamente, en el modelo inglés el artículo
15 resulta aplicable siempre que el precio de la compraventa sea inferior a la canti-
dad que se fije. En el modelo alemán, en cambio, es posible que, aunque el precio
sea superior a esa cantidad, no se aplique el artículo 15, porque la parte del precio
que se financia es inferior. En conclusión, lo que debe superar la cantidad límite
que se fije reglamentariamente (para que sea de aplicación del art. 15) es el precio
del bien al contado, y no la parte del precio que se financia108.
En cualquier caso, la excepción del artículo 15.2 LCCon no será de aplicación
en tanto no se fije reglamentariamente la cantidad a la que alude este precepto 109 .
2. La modificación del contrato de compraventa después de la perfección del contrato de
crédito.
El artículo 15 LCCon no se aplica cuando el derecho que el consumidor pre-
tende alegar contra el financiador se basa en una modificación del contrato de
compraventa realizada por el vendedor y el consumidor después de haberse perfec-
cionado'el contrato de crédito. Esta causa de exclusión no aparece regulada ni en
nuestra LCCon ni en la Directiva. Entre los países europeos, sólo se regula en
Alemania, donde se excluye la Einwendungsdurchgriffcuando ésta se basa en excep-
ciones que tienen su origen en modificaciones contractuales pactadas entre el ven-
dedor y el consumidor después de la conclusión del contrato de crédito (§9.3, frase
2VerbrKrG) 110 .
El prestamista sólo responde de aquellos derechos que el consumidor podía
alegar contra el vendedor en el momento de la perfección del contrato crediticio.
108. En apoyo de esta interpretación puede citarse la argumentación d e SERRA MALLOL, A. J.: «Ley
de Crédito al Consumo...», cit., pg. 6353, a quien sigue GARCÍA MAS, F. J.: «Breve análisis...»,
cit., pg. 2196. Estos autores califican el art. 15.2 LCCon como injusto, debido a q u e los
derechos q u e el art. 15 LCCon otorgan al consumidor «se esfumarán para los pequeños
consumidores». Y efectivamente los consumidores que adquieren bienes de bajo valor son
los que se ven afectados si se admite que la exclusión del art. 15.2 está en función del precio
del bien. En cambio, si se admite que la exclusión d e p e n d e de la parte del precio q u e se
financie, podrá también afectar a consumidores que compran u n bien a u n precio bastante
elevado.
109. SÁNCHEZ HERRERO, J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, d e Crédito al Con-
sumo», La Ley, 1996-4, pg. 1152.
110. «Dies gilt nicht... bei Einwendungen, die auf einer zwischen dem Verkáufer u n d dem Ver-
braucher nach AbschluB des Kreditvertrages vereinbarten Vertragsánderung beruhen». Sobre
esta causa de exclusión, en detalle, v. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pgs. 163 y
ss.; DÜRBKCK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 96; MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., Rn. 542; EMMERICH, V., en GRAFVON WESTPHALEN/EMMERICH/VON Ro'ntNBURc;: Ver-
braucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 151; O r r , C , en BRUCHNER/O'IT/WAGNER-WIEDUWILT:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 141; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münche-
ner Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 98. La jurisprudencia alemana, ya antes de la
publicación d e la VerbrKrG, consideró ésta como u n a causa de exclusión d e la Einwendungs-
durchgriff (así, en la Sentencia del BGH de 7 de diciembre d e 1955, WM 1956, pg. 126).
272
/
\
5. La responsabilidad del prestamista ppr el incumplimiento del vendedor
i
De este modo se evita que el consumidor pueda utilizar contra el prestamista dere-
chos con los que éste no podía utilizar cuando concluyó el contrato de préstamo 111 .
De lo contrario se agravaría injustificadamente la posición jurídica del prestamista,
puesto q u e un acuerdo entre vendedor y consumidor producido después de cele-
brado el contrato crediticio tendría un efecto reflejo en el prestamista, ya que
aumentarían los derechos que el consumidor puede ejercitar contra él112. En conse-
cuencia, la finalidad de la exclusión es clara: mantener la distribución de los riesgos
tal y como está en el momento de la conclusión del contrato de crédito 113 . Por otra
parte, esta solución es acertada desde el punto de vista del análisis económico del
derecho. Antes de celebrar un contrato, y en función del volumen de responsabili-
dad que le atribuye el artículo 15 LCCon, el prestamista calcula qué parte de la
misma va a repercutir a cada concreto prestatario. El «precio» de la concesión de
un préstamo aumenta en proporción a la mayor responsabilidad del prestamista.
Por eso, si se agrava la responsabilidad del prestamista una vez que ya se ha estipu-
lado el contrato de crédito, esta mayor responsabilidad no va a poder repercutirla
en los prestatarios, por lo que él debe soportarla en su integridad.
El momento decisivo es el de la perfección del contrato de crédito, y no el de
la entrega del dinero o el de la perfección de la compraventa 114 . Por otra parte, el
artículo 15 LCCon sí será aplicable cuando el prestamista esté de acuerdo en la
modificación del contrato de compraventa 1 lj, puesto que nada impide que el pres-
tamista quiera asumir una mayor responsabilidad.
Si tras la perfección del contrato crediticio consumidor y vendedor acuerdan,
por ejemplo, una reducción del precio, el consumidor no podrá solicitar del presta-
mista la diferencia del precio, ni conseguir que se reduzca el importe del crédito
concedido; deberá continuar el pago de los plazos de amortización conforme a lo
pactado en el contrato crediticio, por lo que la devolución de la diferencia del
precio sólo puede pedirla al vendedor 116 . Igualmente, no se aplica el artículo 15
LCCon cuando el vendedor prolonga de dos a cinco años, por ejemplo,.una vez
perfeccionado el contrato de préstamo, el plazo de garantía para reparar el bien,
y el consumidor solicita la reparación a los tres años; o, en general, cuando el
vendedor asume una obligación después de esa fecha. Del incumplimiento de la
misma no va a responder el prestamista 117.
111. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 98;
DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 96. C o m o sostiene GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.:
El crédito al consumo..., cit., pg. 117, «el financiador n o debe ser llamado a responder por
incumplimiento de lo acordado después entre consumidor y proveedor, ya que estos eventua-
les acuerdos posteriores n o pudieron ser conocidos p o r él al adoptar la decisión d e financiar
esa operación».
112. FRANZ, U.: DerEinxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 164; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Mün-
chener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 98.
113. DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 96.
114. BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 64.
115. FRANZ, U.: DerEiniuendungsdurchgriff.., cit., pg. 165.
116. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 165.
117. La doctrina alemana se ha cuestionado si la aplicación de este principio provoca la imposibili-
dad d e alegar contra el prestamista los derechos derivados de las acciones edilicias, puesto
273
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
3. Otros supuestos excluidos.
Además de los dos supuestos específicos de exclusión ya estudiados, cabe pre-
guntarse si existen otros casos en los que el artículo 15 LCCon no va a ser de
aplicación. Siguiendo a la doctrina alemana, hay que afirmar que no puede privarse
al consumidor del ejercicio de derechos contra el prestamista en aquellos supuestos
en los que falta una necesidad de protección del consumidor" 8 . El ámbito de pro-
tección del consumidor viene delimitado por el juego de los artículos 1 y 2 LCCon
y por los dos supuestos especiales de exclusión del artículo 15 LCCon ya citados,
sin tomar en consideración las características individuales de ese concreto consumi-
dor o de esa operación. El tipo del negocio financiado, su objeto, o la posición
social del consumidor no juegan ningún papel. También carece de importancia el
hecho de que el consumidor sea consciente del peligro real que representa la
celebración de dos contratos jurídicamente independientes. Incluso en este su-
puesto está autorizado el consumidor para hacer uso d e los derechos que le con-
fiere el artículo 15 LCCon.
Discutido es asimismo si debe impedirse al consumidor el ejercicio de dere-
chos del artículo 15 LCCon cuando él ordena al prestamista, expresamente y por
su propio deseo (y no porque así consta en las condiciones generales del contrato),
la entrega directa del importe del préstamo al vendedor, antes de que éste haya
entregado el objeto vendido al consumidor, y ello porque el vendedor necesita el
dinero para adquirir el bien, y luego resulta que la entrega al consumidor no se
produce, debido a que el vendedor deviene insolvente. Parte de la doctrina ale-
mana 119 , siguiendo a la jurisprudencia anterior a la publicación de la VerbrKrG120,
entiende que el consumidor no puede hacer uso del derecho reconocido en el §9
VerbrKrG, puesto que la orden expresa realizada al prestamista de que pague al
vendedor es un hecho concluyente de renuncia a la Einwendungsdurchgriff, de modo
que la falta de entrega del bien por el vendedor cae dentro del ámbito de riesgo
del consumidor.
Esta tesis no puede admitirse en el derecho español, como tampoco ha sido
aceptada por la mayor parte de la doctrina alemana 121 . Ya desde el punto de vista
dogmático, el argumento de la consideración como una renuncia a los derechos
del artículo 15 LCCon es inconsistente. El artículo 3 LCCon estima como no pues-
que técnicamente el derecho del consumidor a reducir el precio tiene su origen después de
la conclusión del contrato crediticio (concretamente, cuando el bien deviene defectuoso).
Aunque esto es cierto, n o cabe desconocer que el fundamento último de estos derechos está
en el original contrato de compraventa, por lo que es posible su ejercicio frente al financiador
(cfr. HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
98; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 165).
118. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pgs. 16 y ss.; HABERSACK, M.: «Drittfínanzierter
Immobilien-und Beteiligungserwerb...», c i t , pg. 51; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t ,
pg. 194.
119. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 517; REINKING, K.: «Das Verbraucherkre-
ditgesetz...», c i t , pg. 177.
120. Sentencia del BGH de 27 de enero de 1958, WH 1958, pg. 563.
121. Véase, por todos, FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 195.
274
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
tos todos los acuerdos en los que se pacte una desviación de la ley en perjuicio del
consumidor. Este precepto se aplica también a la renuncia unilateral del consumi-
dor a los derechos que le atribuye la LCCon122. Por eso, aunque la oro\en expresa
de pago fuese entendida como una renuncia al ejercicio de los derechos del ar-
tículo 15 LCCon, ello no impediría la aplicación de este precepto. Por otra parte,
esto no supone una carga injusta para el prestamista, pues en su mano está el evitar
esta situación. Para ello le bastará con no tener trato con vendedores que precisan
el dinero del préstamo para adquirir el bien que luego entregarán al consumí-
dor123.
VIL LOS DERECHOS EJERCITABLES CONTRA EL PRESTAMISTA
A. Excepciones y acciones.
La necesidad de conceder al consumidor una tutela jurídica que al menos sea
similar a la del normal comprador a plazos, y la colocación del consumidor en la
situación jurídica hipotética, obliga a admitir sin ningún tipo de dudas que éste
goce del derecho a suspender los pagos sucesivos de amortización del crédito al
prestamista. El hecho de que el consumidor disponga de este derecho, que proce-
salmente se articula a través de la excepción de incumplimiento del vendedor,
constituye una necesidad irrenunciable si se quiere que la protección del consumi-
dor no sea inferior a la del normal comprador a plazos. Creo que este punto no
suscita controversia alguna, y que en consecuencia el consumidor debe disfrutar
de la posibilidad de interrumpir el pago 124 .
La cuestión que debe resolverse es si, además de poder oponer esta excepción
a la reclamación de pago formulada por el prestamista, suspendiendo así el abono
de los plazos siguientes, el consumidor está autorizado para realizar algún tipo de
reclamación contra el prestamista. Ya se dijo en otro lugar125 que la concesión o
no de acciones contra el prestamista corresponde al legislador, y que en términos
teóricos ambas soluciones son posibles. Todo va a depender de a quién se atribuya
el riesgo de insolvencia del vendedor, y de cuál sea la finalidad perseguida por el
legislador al dictar una regulación propia para la compraventa financiada, si es
únicamente la de igualar la situación del consumidor con la del normal comprador
a plazos, o más bien la de otorgarle una tutela jurídica mayor que la del comprador
a plazos. En el primer caso, el consumidor sólo podrá oponer la excepción, pero
no dispondrá de ninguna acción contra el prestamista; el riesgo de insolvencia del
vendedor se divide entre el consumidor (en relación al desembolso inicial y a los
122. Cfr. BRUCHNER, H., e n BRUCHXER/OTT/WAGNER-WIEDUWII.T: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §18
VerbrKrG, Rn. 2.
123. En este sentido, FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., c i t, pg. 196.
124. Cuestión distinta es si se exige algún requisito adicional para que pueda ejercitar este derecho
a suspender el pago (p. ej., la previa reclamación infructuosa).
125. Ap. III.B de este Capítulo 5.
275

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
plazos ya pagados), y el prestamista (por el importe de los plazos pendientes de
pago). En el segundo caso, está facultado para ejercitar acciones contra el presta-
mista (quien, por tanto, soporta en mayor proporción el riesgo de insolvencia del
vendedor).
Antes de analizar la situación en el derecho español, conviene echar una mi-
rada al derecho comunitario y al derecho extranjero. En las Propuestas de Directiva
de 1979 y 1984 se concede expresamente al consumidor el derecho a solicitar del
prestamista la restitución de todas las cantidades por él pagadas, tanto al vendedor
(desembolso inicial) como al propio prestamista (plazos de amortización satisfe-
chos). Se zanja así toda controversia, puesto que se ha decidido sobreproteger al
consumidor en comparación con el normal comprador a plazos, trasladando al
prestamista todo el riesgo de insolvencia del vendedor 120 . La redacción final de la
Directiva supone, también en este punto, un retroceso importante en la protección
otorgada al consumidor. El artículo 11.2 se limita a establecer que «el consumidor
tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista», dejando vía libre a cada Estado
miembro para que establezca la forma y las condiciones de ejercicio de este dere-
cho. A diferencia de las dos Propuestas, este precepto no realiza una distribución
del riesgo de insolvencia del vendedor entre prestamista y consumidor, sino que
delega esta misión en los legisladores nacionales. Por lo tanto, será cada Estado el
que decida si el consumidor sólo puede oponer excepciones, o está asimismo auto-
rizado para ejercitar acciones contra el prestamista. Ambas posiciones son con-
forme a la Directiva127.
En cuanto al Derecho extranjero, pueden distinguirse dos grupos de países. En
primer lugar, están aquellos cuya ley de crédito al consumo únicamente concede al
consumidor el derecho a suspender el pago de los plazos de amortización. Así
126. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 273. Esta solución fue criticada p o r algunos
autores alemanes, como GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 247, y SCHOLZ, F. J.: «Finan-
zierte Rechtsgescháfte...», cit., pg. 189. Téngase en cuenta que el Comité Económico y Social,
en su Informe sobre la primera Propuesta de Directiva, está de acuerdo en que el consumidor
pueda ejercitar estas acciones contra el prestamista, pero p r o p o n e que sea posible sólo subsi-
diariamente, esto es, cuando se haya intentado esta reclamación contra el vendedor, y resulte
infructuosa (DOC núm. 133, de 7 mayo 1980, pg. 27).
127. FRANZ, U.: Der Einiuendungsdurchgriff..., cit., pg. 275. Aunque el legislador comunitario se
aparta deliberadamente del texto de las Propuestas de Directiva de 1979 y 1984, lo cierto es
que la expresión «derecho a dirigirse contra el prestamista» parece comprender también
algún tipo de reclamación positiva, y no un simple derecho a suspender los pagos. De hecho,
los autores que han estudiado la Directiva admiten que el consumidor pueda ejercitar deter-
minadas acciones contra el prestamista. Así, CARRIERO, G.: «Direttive comunitaria...», cit., pg.
309; FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 645;
DESARIO, V.: «La "responsabilitá sussidiaria" del finanziatore...», cit., pg. 176; OPPO, G.: «La
direttiva comunitaria...», cit., pg. 543. De este mismo m o d o h a sido interpretado el art. 11 de
la Directiva por el Auto del Juzgado de Primera Instancia n ú m . 10 de Sevilla, de 30 j u n i o
1994. En el razonamiento jurídico segundo del Auto se afirma que los derechos reconocidos
err el art. 11 «pueden actuarse tanto por vía de acción como d e excepción». En el mismo
sentido parece manifestarse el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, en la Sen-
tencia de 7 d e marzo d e 1996, que resuelve la cuestión prejudicial planteada por el Juzgado
sevillano. Dispone esta Sentencia que «el consumidor n o p u e d e basar en la propia Directiva
una acción dirigida contra u n concedente de crédito, persona privada, a causa de incumpli-
mientos en el suministro de bienes» (la cursiva es mía).
276
i
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
sucede en Alemania, donde el consumidor podrá rehusar el pago de los plazos al
prestamista, mediante la oposición de la Einwendungsdurchgriff, siempre que tuviera
algún derecho contra el vendedor que le autorizaría a dejar de pagarle los plazos,
caso de haber celebrado con él una bilateral venta a plazos (§9.3 VerbrKrG). Los
autores se han planteado si, a pesar de la falta de regulación, el consumidor puede
dirigirse contra el prestamista, solicitando la devolución d e los plazos ya pagados,
e incluso del desembolso inicial que, en su caso, hizo al vendedor. Esta cuestión,
estudiada con el término de Rückforderungsdurchgriff es una de las más debatidas
por la actual doctrina alemana, y ha dado lugar a todo tipo de posiciones doctrina-
les en relación a su admisibilidad y alcance128. Una regulación similar a la alemana
es la existente- en Austria129. También en Bélgica y Francia el consumidor sólo está
legitimado para suspender el pago de los plazos de amortización del préstamo 130 .
En segundo lugar, existe otro conjunto de países en los que se admite que el
consumidor pueda demandar al prestamista. Prototipo de esta regulación es Gran
Bretaña, donde el artículo 75 CCA autoriza al consumidor a ejercitar contra el
financiador cualquier pretensión que tuviera frente al vendedor 131 . En este mismo
grupo se incluyen países como Italia, Portugal, Suiza, Luxemburgo e Irlanda 132 .
¿Puede el consumidor, en el derecho español, ejercitar acciones contra el pres-
tamista? Aunque el artículo 15.1 LCCon parece acoger la respuesta afirmativa, en
cuanto que dispone que podrá ejercitar «esos mismos derechos» (los que tiene el
consumidor contra el vendedor) frente al prestamista, lo que puede interpretarse
en el sentido de que cabe la utilización contra el financiador de todas las acciones
128. Las posturas van desde la que sostiene que el consumidor puede solicitar del prestamista la
devolución de los plazos pagados y del desembolso inicial q u e el consumidor entregó al
vendedor ( O I T , LVVOWSKI, BÜI.OW, EMMERICH), hasta aquella otra que admite únicamente la
Einwendungsdurchgriff, sin posibilidad de que el consumidor se dirija por medio de una acción
contra el prestamista (CANARIS, KAROLLIS, U. FRANZ y M. LIEB). Sobre el particular, e n detalle,
v. el ap. II.A.2 del Capítulo 2.
129. Los §§18 y 26c KSchG sólo facultan al consumidor a suspender el pago d e los plazos d e
amortización (vía excepción). También la doctrina austríaca se ha planteado si es posible que
el consumidor ejercite determinadas acciones contra el prestamista. Con carácter general, se
ha dicho que el consumidor n o puede reclamar al prestamista el exacto cumplimiento de la
prestación que compete al vendedor, ni la entrega del valor equivalente a la prestación dejada
de cumplir (DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 93; KREJCI, H., e n RUMMEL, P.
(dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg. 2224, Rn. 25; FABER, W.: Der
Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 35). En cambio, si el contrato de compraventa es nulo, anula-
ble o se resuelve por incumplimiento del vendedor, la mayor parte de la doctrina entiende
que el consumidor puede solicitar al prestamista la restitución de los pagos de amortización
ya satisfechos (así, DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 93; BYDLINSKI, P.: «Rückab-
wicklung eines drittfínanzierten Gescháfts...», cit., pg. 763; FABER, W.: Der Einwendungsdurch-
griff.., cit., pg. 36).
130. Art. 24 de la Ley belga de crédito al consumo, y art. L. 311-21, párr. 1 CConsom.
131. Rrrz, G : Harrnonisierungsprobleme..., cit., pg. 105.
132. En Italia, el consumidor tiene el derecho de proceder («agiré») contra el financiador (art.
125.4 del Testo Único). Sobre las concretas acciones que puede ejercitar contra éste, v. GOR-
GONI, M.: // crédito al consumo, cit., pgs. 204 y ss. En Portugal, está legitimado para demandar
al acreedor (art. 12.2 del Decreto-Lei núm. 359/91). En Suiza, puede alegar contra el presta-
mista todos los derechos q u e le corresponden frente al proveedor de los bienes (art. 15
KKG). En Luxemburgo, tiene derecho a dirigirse contra el prestamista (art. 10 d e la Ley de
crédito al consumo). En este mismo sentido, el art. 42.2 CCAct.
277

M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
que el consumidor tiene contra el vendedor incumplidor, lo cierto es que la cues-
tión no es tan sencilla, puesto que la Exposición de Motivos sólo contempla la
oponibilidad de excepciones 133 . De hecho, algún autor ha destacado lo dudoso que
resulta la admisión del ejercicio de acciones del consumidor contra el presta-
mista134. Por otra parte, las escasas decisiones jurisprudenciales no resuelven esta
cuestión, puesto que mientras algunas sentencias se refieren únicamente a la posi-
bilidad de oponer excepciones al prestamista 13 ', otras en cambio admiten que el
consumidor puede ejercitar sus derechos tanto por vía de acción como de excep-
ción130
En mi opinión, la ley no es todo lo explícita que hubiera sido deseable en la
delimitación del alcance exacto de la responsabilidad del prestamista. Sin embargo,
creo, junto a la mayor parte de nuestra doctrina 137 , que existen motivos suficientes
133. «La protección a los consumidores se refiere también a la ejecución de los contratos, permi-
tiendo que el consumidor pueda oponer excepciones derivadas del contrato que ha cele-
brado n o sólo frente al otro empresario contratante, sino frente a otros empresarios... que
hubieran estado vinculados con él para financiar el contrato mediante la concesión de un
crédito al consumidor». Esta misma argumentación se repite en la Exposición de Motivos de
la Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles, d o n de se dice que la
LCCon «permite al consumidor, previo cumplimiento de los requisitos exigidos en el artículo
15 de la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo, oponer excepciones derivadas
del contrato frente al empresario con el que hubiere contratato».
134. ALFARO AGUIIA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1050, entiende que la Ley 7/1995
autoriza al consumidor a «alegar las excepciones de cumplimiento defectuoso o incumpli-
miento derivadas del contrato de adquisición». Más adelante sostiene que u n a de las cuestio-
nes que el legislador n o regula es de qué modo opera el derecho del consumidor: «es claro
qué puede negarse a pagar los plazos al prestamista en tanto tenga excepciones contra el
vendedor, pero es cuestión problemática si el consumidor puede no sólo jugarse a pagar los
plazos restantes sino si puede exigir la devolución de lo pagado hasta ese momento» (la cursiva
es del autor).
135. Así, las Sentencias de la AP de Guadalajara, de 22 octubre 1996 (AC 1996, 1872) y de 21
enero 1997 (AC 1997, 51), según las cuales la Ley 7/1995 permite al comprador «oponer en
determinados supuestos frente al prestamista el incumplimiento o cumplimiento defectuoso
por parte del vendedor». Del mismo modo, la SAP de Granada, de 27 enero 1997 (AC 1997,
109), alude a la posibilidad de «oponer las vicisitudes derivadas de la falta de entrega del
bien» al prestamista.
136. En este sentido, la Resolución del Tribunal de Primera Instancia n ú m . 10 de Sevilla, de 30
j u n i o 1994, en la que plantea u na cuestión prejudicial sobre la interpretación del art. 11 de
la Directiva 87/102/CEE. Según la SAP de Guadalajara, de 2 septiembre 1996, el art. 15
LCCon autoriza al consumidor a «ejercitar acciones contra el financiador» (F. 1Q). Del mismo
modo, la SAP de Ciudad Real, de 18 mayo 1998 (AC 1998, 5718) establece que, de conformi-
dad con el art. 15 LCCon, es preciso que el consumidor realice u n a defensa de sus intereses
en primer lugar contra el vendedor «para poder oponer la respuesta insatisfactoria de éste
frente a la reclamación del concedente de crédito o para poder reclamarle directamente a
éste» (F. 2 9 ).
137. En este sentido, MARTÍ SÁNCHEZ, J. N.: «La utilización de efectos cambiarios...», cit., pg. 283;
VKRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1153; SARAZA JIMENA, R.: «La eficacia de la
Directiva...», cit., pg. 59; SÁNCHEZ LERMA, G. A.: «Los instrumentos cambiarios y la defensa de
los consumidores...», cit., pg. 364; BUITRAGO RUBIRA, J. R.: «Comentario a la Sentencia...», cit.,
pg. 366; GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 115. Estima este autor que
«permitir al consumidor ejercitar tales derechos sólo por vía de excepción n o sólo rebajaría
su grado de protección, al limitar la responsabilidad del financiador al importe del crédito
pendiente en cada momento, sino que conduciría a situaciones injustas, puesto que... se
favorecería al prestatario que se hubiera retrasado en el pago, y penalizaría al que cumple
puntualmente con su obligación; además cuando ya hubiera sido devuelta la mayor parte del
278
N/
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
para sostener que el consumidor dispone de acciones contra el prestamista. El
argumento decisivo es, sin duda, el propio texto de la ley. El artículo 15.1 LCCon
dispone que el consumidor, además de poder ejercitar los derechos que el ordena-
miento jurídico le atribuye frente al proveedor, «podrá ejercitar esos mismos dere-
chos» contra el prestamista. El legislador no hace mención sobre la forma procesal
de ejercitar estos derechos, por lo que nada obsta para que sea tanto por vía de
excepción como por vía de acción138. Además, la ley alude a «esos mismos dere-
chos», sin hacer distingos; por tanto, no se refiere únicamente al derecho a rehusar
el pago (que se ejercita mediante la excepción de incumplimiento), sino también
a otros derechos, como el de resolución contractual o el de reducción del precio
(que se ejercitan mediante acciones) 139 .
Esta tesis supone una mejora en la situación jurídica del consumidor, en la
medida en que son más los derechos que puede ejercitar contra el prestamista. Sin
embargo, este dato no puede servir «per se» de argumento en favor de la teoría
de la admisión del ejercicio de acciones. Para ello son relevantes otras cuestiones,
como los distintos intereses en conflicto o cuál sea la solución más eficiente desde
el punto de vista económico. En este sentido, puede afirmarse que una medida
legislativa dirigida a aumentar la protección de los consumidores sólo es adecuada
cuando es más eficiente. En el supuesto que analizamos, el ejercicio de determina-
dos derechos contra el prestamista puede dar lugar a una mayor eficiencia. Para
ello habrá que analizar uno a u n o los distintos derechos que el consumidor puede
utilizar contra el prestamista, con el fin de averiguar si la solución es más eficien-
te140.
En mi opinión, el legislador español ha querido mejorar la tutela jurídica del
consumidor que celebra una compraventa financiada, en comparación con el nor-
mal comprador a plazos. Por ello no se ha limitado a concederle el derecho a
suspender el pago de los plazos de amortización al prestamista, sino que le faculta
para que ejercite contra él otros derechos, en concreto, y según la propia LCCon,
«los mismos derechos» que el consumidor tiene frente al vendedor incumplidor. El
problema no radica, por tanto, en establecer si el consumidor puede o no ejercitar
préstamo, este remedio sería poco efectivo». También parece ser ésta la opinión d e DÍAZ
AIABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 21. En cambio, ALFARO
AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1051, parece contrario a esta tesis, aunque
n o se pronuncia de manera expresa. Así parece deducirse cuando sostiene q u e , en cuanto a
la solicitud del consumidor al prestamista para que éste le restituya todas las cantidades por
él pagadas, «el Derecho alemán (§9.3) niega tal posibilidad». Por otra parte, eso n o es del
todo cierto. El §9.3 VerbrKrG autoriza al consumidor a suspender el pago de* los plazos
sucesivos, pero n o se pronuncia acerca de si tiene derecho a reclamar al prestamista la restitu-
ción de lo ya pagado, lo que sin d u d a n o significa que niegue este camino; de hecho, u n a
paite importante de la doctrina permite al consumidor ejercitar la Rückforderungsdurchgriff.
Donde el legislador n o distingue, tampoco debe hacerlo el intérprete.
Por otra parte, una regulación muy similar a la española existe en otros países (p. ej., Inglate-
rra, Italia), cuya doctrina n o h a d u d a d o en conceder al consumidor el derecho a ejercitar
acciones contra el prestamista.
Por ejemplo, la concesión al consumidor del derecho a exigir al prestamista la devolución
del precio de adquisición, tras la resolución de la compraventa, es u n a medida más eficiente,
puesto que el prestamista soportará todo el riesgo de insolvencia del vendedor.
279
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
determinados derechos por vía de acción contra el prestamista, sino en determinar
con precisión cuáles son esos derechos.
B. Los derechos ejercitables contra el prestamista.
1. Una cuestión previa: los derechos del consumidor contra el vendedor incumplidor.
El consumidor va a poder ejercitar frente al prestamista los mismos derechos
(«esos mismos derechos», establece el art. 15 LCCon) que el ordenamiento jurídico
le atribuye contra el vendedor. Por lo tanto, antes de analizar los derechos que el
consumidor puede hacer valer frente al prestamista, se hace preciso averiguar cuá-
les son los derechos que corresponden al consumidor contra el vendedor incumpli-
dor. Yes aquí donde se plantea ya un problema de importante magnitud. Como ha
destacado PASQUAU LIAÑO, existe una «confusión llamativa en cuanto a las concretas
acciones que en cada supuesto pueden ser ejercitadas por el adquirente de bienes
de consumo» . El desconcierto se debe, fundamentalmente, a la existencia en
nuestro ordenamiento jurídico de diversos textos normativos cuyo ámbito de apli-
cación se superpone parcialmente. Así, junto al Código Civil y al Código de Comer-
cio, cabe citar la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios,
algunos de cuyos preceptos son de aplicación al supuesto de incumplimiento del
vendedor (en especial, los arts. 11 y 25 y ss.), la Ley 22/1994, de 6 de julio, de
responsabilidad civil por los daños causados por productos defectuosos, y por úl-
timo, la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista (sobre
todo, su art. 12).
En vista de la regulación existente, que puede calificarse como inadecuada,
fragmentaria y dispersa, se impone al intérprete la ardua tarea de averiguación de
los derechos de que dispone el comprador ante el incumplimiento del vendedor.
Lógicamente, no es éste el lugar adecuado para llevar a cabo un análisis detenido
de los distintos medios de tutela que detenta el comprador. Sin embargo, es impres-
cindible aludir, siquiera sea con brevedad, a los diferentes instrumentos jurídicos
a los que puede acogerse el consumidor en la hipótesis de incumplimiento del
vendedor.
Antes de proceder a esta labor, conviene realizar una serie de precisiones
generales:
En primer lugar, los derechos que corresponden al consumidor son aquellos
que derivan del incumplimiento del vendedor. El incumplimiento del vendedor
funciona no sólo como presupuesto para la atribución de responsabilidad al presta-
mista, sino también como límite de los derechos que el consumidor tiene contra
él en virtud del artículo 15 LCCon. Obviamente, esto no impide que el consumidor
pueda utilizar frente al vendedor cualquier otro derecho que no tenga su origen
en un incumplimiento de éste. En efecto, la existencia de un contrato crediticio
141. En «La indeterminación del cuadro de acciones...», cit., pg. 419.
280
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
no puede suponer ningún menoscabo en cuanto a los medios jurídicos del compra-
dor contra el vendedor (art. 11.1 de la Directiva 87/102/CEE). Por eso, podrá
ejercitar no sólo las acciones derivadas del incumplimiento (acción de cumpli-
miento, resolutoria, estimatoria, indemnizatoria, etc.), sino también otras que ten-
gan su origen en ese contrato (acción de nulidad, anulabilidad, rescisoria, etc.), ó
incluso aquellas que traigan causa de un contrato distinto celebrado con el vende-
dor. Si bien es cierto que todos estos derechos va a poder usarlos el comprador sin
límite alguno contra el vendedor, únicamente los del primer grupo (los derivados
del incumplimiento) podrán ser ejercitados «ex» artículo 15 LCCon contra el pres-
tamista.
En segundo lugar, la compraventa celebrada entre un profesional y un consu-
midor es siempre una compraventa civil142. De ahí que la normativa aplicable sea
la contenida en el Código Civil, y no en el Código de Comercio.
En tercer lugar, el consumidor podrá ejercitar frente al prestamista no los
derechos que tiene contra el vendedor incumplidor, sino los que tendría contra ese
vendedor caso de haber celebrado una bilateral venta a plazos (en la que es el
propio vendedor, y no un tercero, el que concede el crédito). La averiguación de
los derechos del consumidor se hace en relación a esa situación jurídica hipotética.
142. Así lo entiende la mayor parte de la doctrina civilista. Entre otros, v. BERCOVITZ, R.: «Comenta-
rio a la STS de 20 de noviembre de 1984», CCJC, n ú m . 7, §176, pgs. 2181 y 2182; y «Comenta-
rio a la STS de 3 de mayo de 1985», CCJC, n ú m . 8, §210, pgs. 2599 y ss.; PASQUAU LIAÑO, M.:
«La indeterminación del cuadro de acciones...», cit., pg. 419; MARTÍNEZ ACUIRRE Y ALDAZ, C :
«Las condiciones de la protección eficaz de los consumidores en los contratos sobre prestacio-
nes duraderas: conformidad y garantía», EC, 1989, núm. 16, pg. 99, nota a pie 9; DÍAZ ALABART,
S.: «Comentario al art. 12», cit., pg. 116; MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 12», en
ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS (coord.): Ordenación del Comercio Minorista..., c i t , pg. 112;
PARRA LUCÁN, M. A.: «Los derechos mínimos del titular de la garantía del artículo 11 de la
Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios», ADC, 1988, II, pg. 525, nota
a pie 6, y «Comentario al Capítulo II», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las
leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 82; CARRASCO PERERA, A.: «Compraventa civil y
compraventa mercantil», en AA W : El contrato de compraventa, Consejo General del Poder
Judicial. Madrid, 1993, pg. 15 («las ventas hechas a un consumidor final n o son nunca mer-
cantiles. Tanto si las realiza un fabricante o productor como si son llevadas a cabo por un
comerciante intermediario que revende lo que él mismo adquirió»). También u n a buena
parte de la doctrina mercantilista es partidaria de la naturaleza civil de este tipo de compra-
venta. Así, PAZ-ARES RODRÍGUEZ, J. C : «Una teoría económica sobre la mercantilidad de la
compraventa», ADC, 1983, pg. 943; VICENT CHULIÁ, V.: Introducción al Derecho mercantil, 9 a ed.
Valencia, 1996, pg. 538; SÁNCHEZ CALERO: Instituciones de Derecho Mercantil II, 18 a ed. Madrid,
1995, pg. 198; ÓLEO: «Comentario a la STS de 3 de mayo de 1985», RDM, 1985, pg. 765;
BLANQUER UBEROS, R.: «¿Derecho civil? ¿Derecho mercantil? ¿Derecho privado?», en IGLESIAS
PRADA J. L. (coord.): Estudios jurídicos en Homenaje al profesor Aurelio Menéndez, t. I. Madrid,
1996, pgs. 200 y 205; BROSETA PONT, M.: Manual de Derecho mercantil, 9 a ed. 1991, pg. 437. En
cambio, defienden el carácter mercantil de la compraventa, URÍA, R.: Derecho mercantil, 2 1 a
ed. Madrid, 1994, pg. 583; GARRIGUES, J.: Curso de Derecho Mercantil, t. II, 7 a ed. revisada por
SÁNCHEZ CALERO, F. Madrid, 1979, pg. 72; PANIAGUA ZLRF.RA, M.: «La protección del adquirente
n o profesional de bienes muebles "defectuosos" en la compraventa mercantil, tras la Ley 2 6 /
1984, de 19 de julio, General para la Defensa de Consumidores y Usuarios», CDC, 1991, n ú m .
9, pg. 117.
Sobre el carácter civil o mercantil del crédito al consumo, v. ESTRADA ALONSO, E.: «El crédito
civil al consumo en la Ley 7/1995, de 23 de marzo», CDC, 1997, núm. 22, pgs. 101 y^ss.;
GARCÍA-PITA Y LASTRES, J. L.: «Las fronteras del derecho mercantil: ¿existe el "crédito civil" al
consumo?», CDC, 1997, n ú m . 24, pgs. 11 y ss.
281
 M. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Por lo tanto, hay que colocar al consumidor en una bilateral venta a plazos, y
analizar qué derechos tendría contra el vendedor incumplidor; sólo esos derechos
podrán ser usados contra el prestamista «ex» artículo 15 LCCon. La alusión a la
situación jurídica hipotética es necesaria, no sólo porque tiene en cuenta la verda-
dera necesidad de protección del consumidor inmerso en relaciones trilaterales,
sino porque además es el único mecanismo posible para conceder al consumidor
un derecho que de otro modo nunca podría ejercitar contra el prestamista: la
excepción de incumplimiento contractual. En efecto, al margen de la citada excep-
ción, los medios de tutela que ostenta el consumidor tras el incumplimiento del
vendedor son los mismos en la compraventa al contado que en la compraventa a
plazos143.
Dentro de los instrumentos jurídicos que posee el consumidor, que adquiere
un bien a plazos, contra el vendedor incumplidor, debe hacerse una primera distin-
ción entre medios defensivos y ofensivos. En el primer grupo se encuentra el dere-
cho del consumidor a suspender la ejecución de su propia prestación hasta que el
vendedor no cumpla adecuadamente la que le corresponde, derecho que se ejer-
cita procesalmente a través de la excepción de incumplimiento contractual 144 .
En cuanto a los medios ofensivos (acciones) que el ordenamiento jurídico
atribuye al consumidor contra el vendedor incumplidor, pueden distinguirse cua-
tro tipos. En primer lugar, la pretensión de cumplimiento 145 . El consumidor re-
quiere al vendedor para que cumpla la prestación conforme a lo pactado. Si no ha
entregado el bien, le exige la entrega; si lo ha entregado, pero con vicios o defectos,
le solicita su reparación o la sustitución por otro nuevo 146 . En segundo lugar, la
143. Por otra parte, la referencia a la situación jurídica hipotética, esto es, a los derechos que
tendría el consumidor en el supuesto de haber celebrado u n a bilateral venta a plazos, se
entiende realizada a una venta a plazos e n la que el aspecto crediticio (cantidad aplazada,
número de plazos, interés, etc.) es idéntico al que existe e n el contrato d e préstamo que se
celebra en la operación trilateral. En consecuencia, es indiferente si el negocio jurídico, de
haberse celebrado entre dos únicas personas, habría d e quedar sometido a la Ley 28/1998,
de 13 de julio, de Venta a Plazos d e Bienes Muebles, puesto q u e este h e c h o en nada afecta
a los derechos que el consumidor detenta contra el vendedor incumplidor (ante el incumpli-
miento del vendedor, el comprador tiene los mismos derechos tanto si la venta a plazos está
sometida a la citada ley, como si n o lo está).
144. Sobre la excepción de incumplimiento, e n general, v. BUSTOS VALDIVIA, I.: La suspensión de
pago del precio en la compraventa. Valencia, Tirant lo Blanch, 1999, especialmente e n las pgs.
61 y ss.; ORTÍ VALLEJO, A.: La protección del comprador por defecto de la cosa vendida. Granada, TAT,
1987, pgs. 407 y ss.; ESPÍN CÁNOVAS, D.: «La excepción de incumplimiento contractual», ADC,
1964, pgs. 543 y ss.; FERNANDEZ URZAINQUI, F. J.: «La regla d e la simultaneidad e n el cumpli-
miento de las obligaciones bilaterales», RCDI, 1997, n ú m . 639, pgs. 411 y ss.; MASNATTA: Excep-
ción de incumplimiento contractual. Buenos Aires, 1967.
145. Sobre la acción o pretensión de cumplimiento, además del tratamiento que de ella se hace
en los diferentes manuales de derecho de las obligaciones, v. sobre todo, VERDERA SERVER, R.:
El cumplimiento forzoso de las obligaáones. Bolonia, Real Colegio d e España, 1995; ORTÍ VALLEJO,
A.: La protecáón del comprador..., cit., pgs. 351 y ss.; CARRASCO PERERA, A.: Comentarios Edersa,
XV.l e , pgs. 397 y ss.; PANTALEÓN PRIETO, F.: «El sistema d e responsabilidad contractual (Mate-
riales para un debate)», ADC, 1991, III, pgs. 1046 y ss., y «Las nuevas bases d e la responsabili-
dad contractual», ADC, 1993, IV, pgs. 1728 y ss.; DORAL GARCÍA, J. A.: «Reparación y sanción.
El cumplimiento de las obligaciones en forma específica», ADC, 1993, II, pgs. 589 y ss.
146. En el derecho español, la reparación y sustitución aparecen reguladas e n relación a las
garantías que concede el vendedor o u n tercero al consumidor comprador (arts. 11
282
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
petición de reducción del precio (acción estimatoria o «quanti minoris») 147 . De-
bido a que el bien vendido es defectuoso, el consumidor solicita que se modifique
la obligación que a él le incumbe, reduciéndose el precio en la misma proporción
en que disminuye el valor del bien. En tercer lugar, la acción resolutoria 148 . La
resolución del contrato provoca la recíproca restitución de las prestaciones, de
modo que el consumidor tendrá derecho a obtener del vendedor las cantidades ya
pagadas. En cuarto y último lugar, la acción de indemnización de daños y perjui-
LGDCU y 12 LOCM). Sobre la reparación y sustitución, v. ORTÍ VALLEJO, A.: La protecáón
del comprador..., cit., pgs. 353 y ss., y los comentarios a los arts. 11 LGDCU y 12 LOCM.
Sobre el art. 11 LGDCU, e n general, v. RUBIO GARRIDO, T.: «La "garantía" del artículo 11
LGDCU», ADC, 1990, III, pgs. 867 y ss.; PARRA LUCÁN, M. A.: «Los derechos mínimos del
titular...», cit., pgs. 523 y ss.; MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : «Las condiciones d e la protección
eficaz de los consumidores en los contratos sobre prestaciones duraderas: conformidad y
garantía», EC, 1989, núm. 16, pgs. 97 y ss.; GARCÍA CANTERO, G.: «Comentario al art. 11», en
BERCOVI I Z, R./J. SAIAS (dir.): Comentarios a la Ley General para la Defensa de los Consumidores y
Usuarios, cit., pgs. 355 y ss.; BERCOVITZ, RODRÍGUEZ-CANO, R.: «La defensa contractual del
consumidor o usuario en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios»,
en BERCOVITZ, A./R. BERCOVITZ: Estudios jurídicos sobre protecáón de los consumidores, cit., pgs.
213 y ss.; CARRASCO PERERA, A . / P . MARTÍNEZ E S P Í N / E . CORDERO LOBATO: Régimen de garantía
de los productos de consumo, Universidad de Castilla-La Mancha, 1995 (inédito); FENOY PICÓN,
N.: Falta de conformidad e incumplimiento en la compraventa. (Evolución del ordenamiento español).
Madrid, Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España, 1996, pgs.
345 y ss. Sobre el art. 12 LOCM, v. PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 12», e n
BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comeráo minorista,
cit., pgs. 198 y ss.; MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Artículo 12», en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS
(coord.): Ordenaáón del Comercio Minorista..., cit., pgs. 108 y ss.; DÍAZ AIABART, S.: «Comenta-
rio al art. 12», en PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley de Ordenaáón del
Comercio Minorista y a la Ley Orgánica complementaria. Madrid, Civitas, 1997, pgs. 112 y ss.
147. La acción estimatoria es u n a d e las acciones edilicias, y está regulada e n los arts. 1484 y
ss. CC. Como ha señalado RIVERA FERNÁNDEZ, M.: La posición del cornprador en la venta a
plazos con pacto de reserva de dominio. Valencia, Tirant lo Blanch, 1994, pg. 32, es indudable
que en la venta (bilateral) de bienes a plazos el consumidor puede ejercitar este derecho.
Sobre las acciones edilicias, v. BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R.: «La naturaleza d e las acciones
redhibitoria y estimatoria e n la compraventa», ADC, 1969, pgs. 777 y ss.; MORALES MORENO,
A. M.: «El alcance protector de las acciones edilicias», ADC, 1980, pgs. 587 y ss.; GARCÍA
CANTERO, G.: «Comentarios a los arts. 1484 y siguientes», en Comentarios Edersa, XIX, pgs.
325 y ss.; LLÁCER MATACÁS, M. R.: El saneamiento por vicios ocultos en el Código Civil: su
naturaleza jurídica. Barcelona, Bosch, 1992. U n excelente resumen doctrinal y jurispruden-
cial, e n FENOY PICÓN, N.: Falta de conformidad..., cit., pgs. 110 y ss.
148. La bibliografía sobre la resolución es amplísima. Con carácter general, p u e d e n verse las
obras de ALVAREZ VIGARAY, R.: La resoluáón de los contratos bilaterales por incumplimiento, 2-
ed. Granada, 1986, y «Comentario al art. 1124», en Comentario del Código Civil, II, pgs. 96
y ss.; CLEMENTE MEORO, M.: La resoluáón de los contratos..., cit.; DELGADO ECHEVERRÍA, J., e n
LACRUZ y otros: Elementos de Derecho civil, II, vol. 1, pgs. 199 y ss.; DELL'AQUILA, E.: La
resoluáón del contrato bilateral por incumplimiento. Salamanca, 1981; FERNÁNDEZ URZ/yiNQUi, F.
J.: «El incumplimiento resolutorio d e los contratos bilaterales», AC, 1997-1, pgs., 51 y ss.;
DÍEZ-PICAZO, L.: «El retardo...», cit., pgs. 383 y ss., y Fundamentos..., cit., II, pgs. 699 y ss.;
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, A.: La resoluáón como efecto del incumplimiento en las obligaáones bilaterales,
Bosch. Barcelona, 1987; JORDANO FRAGA, F.: La resolución por incumplimiento en la compraventa
inmobiliaria. Estudio jurisprudenáal del artíado 1504 del Código Civil. Madrid, Civitas, 1992;
MOLINA GARCÍA, A.: La resoluáón de la compraventa de inmuebles, 3 3 ed. Granada, 1995;
MONTES PENADÉS, V. L.: «Comentario al art. 1124», e n Comentarios Edersa, XV.l e , pgs. 1171
y ss.; ORTÍ VALLEJO, A.: La protecáón del comprador..., cit., pgs. 386 y ss.; PANTALEÓN PRIETO,
F.: «La resolución por incumplimiento...», cit., pgs. 1143 y ss.; «El sistema...», cit., pgs.
1047 y ss.: «Las nuevas bases...», cit., pgs. 1731 y ss.; PAU PADRÓN, A.: La efectividad de la
facultad resolutoria explícita. Madrid, Tecnos, 1995.
283

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cios. El vendedor está obligado a indemnizar al consumidor por todos los daños y
perjuicios que su incumplimiento le ha ocasionado1,10.
Para concluir este apartado, conviene advertir que la pertenencia de España a
la Unión Europea obligará a realizar una profunda (y necesaria) reforma en el
derecho español relativo a la compraventa de bienes de consumo, cuando haya que
incorporar a nuestro ordenamiento jurídico la Directiva 99/44/CE, del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 25 de mayo de 1999, sobre determinados aspectos de
la venta y las garantías de los bienes de consumo1*''0.
2. Delimitación de los derechos ejercitables contra el prestamista.
a) Derecho a suspender los pagos.
El consumidor está legitimado, en primer lugar, a suspender la devolución del
préstamo al prestamista. Del mismo modo que en la bilateral venta a plazos el
149. Cualquier daño que cause el incumplimiento del vendedor, y que sea probado por el consu-
midor, deberá ser indemnizado. Dependiendo del tipo de incumplimiento y de los daños,
esta pretensión se puede apoyar en los arts. 1101 y ss. CC, arts. 11.3 y 25 y ss. LGDCU, y la
Ley 22/1994, de 6 d e julio, de responsabilidad civil p o r los daños causados por productos
defectuosos.
150. Publicada en DOL 171, de 7 julio 1999. Sobre la Directiva, v. SAN/ VALENTÍN, L. A.: «La Direc-
tiva 9 9 / 4 4 / C E , del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre determinados aspectos de la
venta y las garantías de los bienes de consumo», Act. Civ., 1999, n ú m . 35, pgs. 1073 y ss.; LETE
ACHIRICA, J.: «La Directiva sobre la venta y las garantías de los bienes de consumo de 25 de
mayo de 1999 y su trasposición en el Derecho español», Act. Civ., 1999, n ú m . 42: STAUDENMA-
YER, D.: «Die EG-Richtlinie über den Verbrauchersgüterkauf», NJW, 1999, n ú m . 33, pgs. 2393
y ss.; REICH, N.: «Die Umsetzung der Richdinie 1999/44/E G in das deutsche Recht», NJW,
1999, núm. 33, pgs. 2397 y ss.; EH.MANN, H . / U . RUST: «Die Verbrauchsgiiterkaufrichtlinie»,/^
1999, n ú m . 18, pgs. 853 y ss. SCHÁFER, P./K. PFEIFFER: «Die EG-Richdinie über d e n Verbran-
chers-güterkauf», ZIP, 1999, n ú m . 44, pgs. 1829 y ss. La primera Propuesta de Directiva sobre
la venta y las garantías de los bienes de consumo ( 9 6 / C 307/09) se publica en DOC 307, de
16 octubre 1996. El Dictamen del Comité Económico y Social sobre la Propuesta ( 9 7 / C 6 6 /
04) se publica en DOC 66, de 3 marzo 1997. Sobre esta Propuesta de Directiva, v. SÁNCHEZ
MIGUEL, M. C : «Las garantías de los consumidores en las compraventas transfronterizas», en
AA W : Estudios de Derecho Mercantil. Homenaje al Profesor Justino F. Duque, vol. II. Valladolid,
Universidad d e Valladolid, 1998, pgs. 1125 y ss., las breves reflexiones de DÍAZ AIABART, S.:
«Comentario al art. 12», cit., pgs. 121 y ss., y PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 12», en
BERCOVTTZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio minorista, c i t,
pg. 210, y los estudios de TENREIRO, M.: «La proposition d e directive sur le vente et les garan-
ties des biens de consommation», REDC, 1996, pgs. 187 y ss.; D E NOVA, G.: «Verso u na direttiva
comunitaria in tema di vendita di beni di consumo, garande e servizi post-vendita», en Ri/zo,
V. (dir.): Dirittoprivato comunitario, vol. 1. Napoli, 1997, pgs. 186 y ss.; SCHLECHTRIEM, P.: «Ver-
braucherkaufvertráge.-Ein neuer Richtlinienentwurf»,/Z, 1997, n ú m . 9, pgs. 441 y ss.; MEDÍ-
CUS, D.: «Ein neues Kaufrecht für Verbraucher?», ZIP, 1996, pgs. 1925 y ss.; HONDIUS, E.:
«Kaufen ohne Risiko: Der Europáische Richtlinienentwurf zum Verbí aucherkauf u n d zur
Verbrauchergarantie», ZEuP, 1997, n ú m . 1, pgs. 130 y ss.; AMTENBRINK, F . / C . SCHNEIDER: «Die
europáische Vereinheitlichung von Verbrauchersgüterkauf u n d -garanden», VuR, 1996, pgs.
367 y ss.; JUNKER, A.: «Vom Bürgerlichen zum kleinburgerlichen Gesetzbuch.- Der Richtlinien-
vorschlag über d e n Verbrauchersgüterkauf», DZWir, 1997, pgs. 271 y ss.; KIRCHER, W.: «Zum
Vorschlag für eine Richdinie über den Verbrauchersgüterkauf u n d -garanden», ZRP, 1997,
pgs. 290 y ss.; MICKLITZ, H.-W.: «Ein einheidiches Kaufrecht für Verbraucher in der EG»,
EuZW, 1997, pgs. 229 y ss.
La primera Propuesta fue posteriormente modificada, d a n d o lugar a la Propuesta modificada
de Directiva sobre venta y garantía de los bienes de consumo ( 9 8 / C 148/11), publicada en
284
v
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
comprador puede, en caso de incumplimiento del vendedor, suspender el pago de
los plazos, en la compraventa financiada también va a gozar de este derecho. Existe
unanimidad doctrinal en este sentido 151 . Desde el ámbito procesal, este derecho se
articula, en la bilateral venta a plazos, mediante la oposición de la excepción v de
incumplimiento contractual. En la compraventa financiada, la oposición al paga
que, dentro del proceso correspondiente, hace el consumidor, no puede calificarse
técnicamente de excepción de incumplimiento contractual. La genuina excepción
de incumplimiento contractual se opone al reclamante debido a, que éste, que no
ha cumplido, reclama al otro contratante el pago. Su fundamento se encuentra en
la regla del cumplimiento simultáneo de las obligaciones recíprocas. Por eso, quien
no cumple su obligación, que es exigible, no puede reclamar al otro contratante
que cumpla la suya. En la compraventa financiada, el rechazo del consumidor al
pago no tiene lugar, si se utiliza el lenguaje con precisión, mediante la oposición
de la excepción de incumplimiento, puesto que el prestamista no ha incumplido
su obligación. El se obligó a dar un préstamo, lo que efectivamente hizo. Y si él
ha cumplido, no cabe oponerle la excepción de incumplimiento. En realidad, la
excepción que opone el consumidor al financiador debe denominarse «excepción
de incumplimiento del vendedor». Se niega al pago porque el vendedor ha incum-
plido, y en tal hipótesis el artículo 15 LCCon le concede el derecho a suspender el
cumplimiento. Por eso, ante la reclamación judicial del prestamista, el consumidor
alegará, mediante la citada excepción, que rehusa el pago debido a que el artículo
15 LCCon le concede ese derecho.
b) La pretensión de cumplimiento.
Ante el incumplimiento del vendedor, la primera medida de que dispone el
consumidor es solicitar que el contrato de compraventa sea cumplido conforme a
DOC 148, de 14 mayo 1998. Sobre esta Propuesta modificada, v. SCHMIDT-RÁNTSCH, J.: «Zum
Stand der Kaufrechtsrichdinie», ZIP, 1998, pgs. 849 y ss.
Posteriormente se ha publicado la Posición Común (CE) n ú m . 5 1 / 9 8 , aprobada por el Con-
sejo el 24 de septiembre de 1998, con vistas a la adopción de la Directiva 9 8 / . . . / C E del
Parlamento Europeo y del Consejo sobre determinados aspectos de la venta y las garantías
de los bienes de consumo (DOC 333, de 30 octubre). Sobre esta Propuesta de Directiva, v.
SCHMIDT-RANTSCII, J.: «Gedanken zur Umsetzung der k o m m e n d e n Kaufrechtsrichdinie», ZEuP,
1999, núm. 2, pgs. 294 y ss.
151. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 117; SÁNCHEZ HERRERO, J. R.: «Comentario
a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», Act. Civ. 1996-3, pg. 717; DÍA/
ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 23; ALFARO AGUILA-
REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1050; FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vincula-
dos...», cit., pg. 251. En Italia, OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 543; MASUCCI,
S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie..,», cit., pg.
871; MAFFEIS, D.: «La resoluzione e il recesso...», cit., pg. 819; FERRANDO, G.: «Crédito al con-
sumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 643; GORGONI, M.: «Crédito al consumo e
leasing traslativo al consumo», cit., pg. 1165; FERRANDO, G.: «Commento a Trib. S. M. Capua
Vetere...», cit., pg. 683; PIEPOLI, G.: // crédito al consumo, cit., pgs. 84 y ss.; CARRIF.RO, G.: «Direttiva
comunitaria...», cit., pg. 309; ALPA, G.: «L'attuazione della direttiva sul crédito al consumo»,
Contratto e impresa, 1994, 1, pg. 12; CÍAN, G./A. TRABBUCCHI: Commentario breve al Códice Civile...,
cit, pg. 119; D E NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909; DESARIO,
V.: «La "responsabilitá sussidiaria" del finanziatore...», cit., pg. 177. En Austria, GRAF, G.:
«Einwendungsdurchgriff bei dritlfinanzierter Vermógensanlage», Ecolex, 1990, pg. 9; KOZIOI.,
H., en AVANCINI/IRO/KOZIOL: Ósterreichisches Bankvertragsrecht, Band II, Wien, 1993, pg. 63;
285
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Finanáada de Bienes de Consumo
lo pactado. La pretensión de cumplimiento (o de exacto cumplimiento) puede
tener distinto contenido, según el tipo de incumplimiento. Si el vendedor no en-
tregó el bien, le exige que lo entregue. Si lo entregó pero con defectos, le solicita
que lo repare o que lo sustituya por otro. Por lo tanto, mediante la pretensión de
cumplimiento se busca la entrega del bien, su reparación o su sustitución152 .
No resulta fácil determinar si el artículo 15 LCCon autoriza al consumidor a
ejercitar contra el prestamista la pretensión de cumplimiento. A primera vista po-
dría pensarse que el consumidor no goza de este derecho, teniendo en cuenta la
naturaleza de las obligaciones que tendría que asumir. En efecto, el prestamista
tendría que llevar a cabo una obligación de hacer (reparación del bien) o una
obligación de dar algo distinto al dinero (entrega de un bien, ya sea por primera
vez, ya por sustitución de otro defectuoso). Se trata en ambos casos de obligaciones
cuyo contenido está muy alejado de las tradicionales y normales obligaciones que
puede asumir una entidad de financiación, siempre vinculada al movimiento de
dinero. Por eso resulta excesivo imponer al prestamista esta obligación 1 ' 3 .
Sin embargo, estimo que el consumidor sí va a poder solicitar al prestamista
el exacto cumplimiento de las obligaciones que el vendedor ha asumido mediante
el contrato de compraventa. En apoyo de esta tesis puede citarse a GAVIDIA SÁNCHEZ,
quien incluye, entre los derechos que el consumidor puede ejercitar contra el
prestamista, «la pretensión de cumplimiento exacto o de reparación o sustitución
del objeto entregado, si es realizable por un tercero, a costa del financiador»154.
Este autor se refiere únicamente al cumplimiento llevado a cabo por un tercero (y
cuyos gastos van a poder ser exigidos al prestamista), por lo que parece querer
excluir la posibilidad de que el cumplimiento se reclame directamente al financia-
dor. Esta interpretación no puede asumirse. Si el consumidor está autorizado para
obtener el cumplimiento a costa del financiador, también va a poder ejercitar direc-
tamente la pretensión de cumplimiento contra este financiador. La pretensión de
cumplimiento, en cualquiera de sus modalidades (por ejemplo, la reparación del
KREJCI, H., en RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, cit., pg.
2224, Rn. 24; APATHY: «Kommentar zum KSchG», en SCHWIMANN (dir.): Praxiskommentar zum
ABGB, cit., §26c KSchG, Rn. 4. En Suiza, WIEGAND, W.: «Die zentralen elemente des Konsum-
kreditgesetzes», e n WIEGAND, W. (dir.): Das Neue Konsumkreditgesetz (KKG), cit., pg. 50.
152. La compraventa de consumo es siempre u na compraventa de cosa genérica (cfr. ORTÍ VALLEJO,
A.: La protección del comprador..., cit., pg. 119). En este tipo d e compraventa, la entrega del
bien p o r el vendedor es cumplimiento, y también lo es la sustitución de la cosa genérica
defectuosa por otra (CARRASCO PERERA, A.: Comentarios Edersa, XV.l s , pg. 398). Igualmente es
cumplimiento la obtención de la cosa «mediante u n a expropiación ejecutiva del deudor para
pagar con ella a tercero». En cuanto a la reparación del bien (obligación de hacer), ésta es
cumplimiento, como también lo es la ejecución a costa del d e u d or del art. 1098.1 CC (CA-
RRASCO: c i t , pg. 398).
153. En este sentido, GETE-ALONSO Y CALERA, M. C : Las tarjetas de crédito..., cit., pg. 108, y e n «Las
tarjetas como instrumento de pago», en DEL POZO CARRASCOSA, P . / M . DÍAZ MUYOR (Coord.):
Contratación bancaria, cit., pg. 230, quien afirma que «no es posible q u e la entidad (presta-
mista) cumpla "in natura" o proceda a la reparación del defecto». Según VÉRGEZ, M.: «Análisis
de la Ley 7/1995...», c i t , pg. 1153, esta interpretación «tiene el inconveniente de introducir
un comportamiento que excede del contenido d e su propia actividad económica».
154. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., c i t , pg. 117.
286
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
bien defectuoso), es única. Por eso, si se afirma que el consivmidor goza de este
derecho contra el prestamista, tendrá que solicitar a éste su reparación, y sólo en
el caso de que ésta no tenga lugar podrá reparar a su costa. Por su parte, si se
admite que no está legitimado para ejercitar contra el prestamista el derecho a la
reparación, no podrá, ni exigir directamente a éste que repare, ni reparar a s u ^
costa. En consecuencia, si se acepta, como hace GAVIDIA, que es posible el cumpli-
miento exacto por un tercero a costa del financiador, hay también que admitir la
petición de cumplimiento formulada contra el propio financiador. Es más, primero
hay que pedir el cumplimiento al financiador, teniendo el cumplimiento a su costa
carácter subsidiario 15 '. En el supuesto de la compraventa financiada, lo que sucede
es que el prestamista, debido a su propia organización empresarial, difícilmente
satisfará la petición de cumplimiento que le formule el consumidor, por lo que en
más ocasiones se producirá una entrega del bien «a expensas» del financiador (art.
1096.11 CC) o una reparación «a su costa» (art. 1098.1 CC). Por esta razón no
es concluyeme el argumento de la naturaleza de las obligaciones que asume el
prestamistaXjb.
En consecuencia, el consumidor puede reclamar al prestamista «ex» artículo
15 LCCon que le entregue el bien vendido, o que lo repare o sustituya por otro,
si es defectuoso 1 ' 7 . El prestamista se convierte «ex lege» en garante de la obligación
del vendedor de entregar el bien vendido conforme a lo pactado, puesto que garan-
tiza al consumidor que la obligación del vendedor será adecuadamente cumplida.
Por otra parte, es el prestamista quien soporta íntegramente el riesgo de insolven-
cia del vendedor. Cuando el prestamista satisfaga la petición de cumplimiento del
vendedor, podrá dirigirse contra el vendedor para cobrar lo pagado; pero si éste
es insolvente, su reclamación no será satisfecha, por lo que él deberá soportar esta
pérdida.
La concesión al consumidor del derecho a obtener del prestamista el correcto
cumplimiento del contrato de compraventa ha sido también defendida en otros
países europeos. Lógicamente, el consumidor carece de tal derecho en aquellos
ordenamientos jurídicos, como el alemán o austríaco, que sólo le reconocen el
derecho a suspender los pagos al prestamista 1 ' 8 . La situación es distinta en aquellos
países que conceden al consumidor la posibilidad de ejercitar derechos contra el
prestamista. Así, en Inglaterra, se ha defendido que el consumidor puede exigir al
prestamista el coste de reparación del bien defectuoso 1 ' 9 . En Irlanda se admite
155. CARRASCO PERERA, A.: «Reparación del daño en forma específica», AC, 1996-11, pg. 64.
156. Las primitivas obligaciones de dar u n a cosa o de hacer (reparar) pueden verse sustituidas
por la obligación de abonar u n a cantidad de dinero. /
157. De la misma opinión, VÉRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», c i t , pg. 1153.
158. En Austria la doctrina h a negado expresamente que pueda solicitar al prestamista el cumpli-
miento. Así, DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, c i t , pg. 93; KREJCI, H., e n RUMMEL, P.
(dir.): Kommentar zum Allgemeinen bürgerlichen Gesetzbuch, c i t , pg. 2224, Rn. 25; FABER, W.: Der
Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 35. También lo rechaza explícitamente, en Alemania, FRANZ,
U.: DerEinwendunsdurchgriff..., c i t , pg. 202.
159. HII.L-SMITH, A.: Consumer Credit..., c i t , pg. 152. En cualquier caso, la mayor parte de la doctrina
inglesa n o se plantea la cuestión de si el consumidor puede ejercitar contra el prestamista la
pretensión de cumplimiento.
287

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
que, en caso de entrega de un bien defectuoso, el consumidor puede solicitar al
prestamista la reparación del bien o su sustitución"' 0 . Por último, también en Italia
se ha aceptado que el consumidor solicite al prestamista el cumplimiento 101 .
c) Derecho a la devolución del precio de adquisición.
El consumidor está también legitimado para ejercitar contra el prestamista el
derecho a recibir de él el precio del bien que se pagó en la compraventa. Cuando
el vendedor incumple el contrato de compraventa, y el consumidor ejercita, con-
forme a derecho, la acción resolutoria, de esta resolución surgen obligaciones liqui-
datorias para las partes: el consumidor debe restituir el bien, si es que lo recibió,
en tanto que tiene derecho a exigir al vendedor la restitución de la prestación que
él realizó, que no es otra que el pago del precio del bien. En virtud del artículo 15
LCCon, el consumidor va a poder ejercitar «ese mismo derecho» contra el presta-
mista; es decir, podrá exigir al prestamista la devolución del precio de adquisi-
ción162. El ejercicio de este derecho ha sido admitido también en otros países euro-
peos163.
Con esta medida se traslada del consumidor al prestamista el riesgo de insol-
vencia del vendedor. En efecto, la regla general es que el consumidor soporta este
riesgo, de modo que si el vendedor es insolvente, el consumidor no podrá recupe-
rar de él el precio pagado. Eso es lo que sucede en la compraventa al contado,
donde la insolvencia del vendedor implica para el comprador la pérdida de todo
el precio, o en la bilateral venta a plazos, donde pierde sólo una parte (las cantida-
des ya pagadas). En la compraventa financiada, en cambio, el consumidor no so-
porta este riesgo, puesto que lo asume íntegramente el prestamista. Efectivamente,
el consumidor tiene garantizado el éxito de la acción resolutoria de la compra-
venta, a pesar de que el vendedor sea insolvente, puesto que está autorizado para
reclamar al prestamista la recuperación del precio de adquisición. Después de abo-
nar al consumidor el importe del precio, el prestamista tiene derecho a reclamar
esa cantidad del vendedor, por lo que, si éste es insolvente, será él quien sufra
esa pérdida. En consecuencia, en la hipótesis de resolución de la compraventa, el
consumidor inmerso en una compraventa financiada tiene una protección mayor
que el comprador de una bilateral venta a plazos, puesto que la devolución del
precio puede ser exigida, además del vendedor, al prestamista (siempre solvente).
160. BIRD, T.: Consumer Credit Law, cit., pgs. 295 y 296.
161. Así, GORGONI, M.: // crédito al consumo, cit., pg. 207.
162. Asimismo, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 117, quien sostiene que «en
caso de resolución del contrato de consumo por incumplimiento del proveedor», el consumi-
dor puede hacer valer contra el prestamista «el derecho a recuperar todas las cantidades
pagadas al proveedor».
163. Así, en Inglaterra se ha sostenido que el consumidor, u n a vez resuelto el contrato de compra-
venta, va a poder exigir al prestamista la devolución del precio de la adquisición (GOODK, R.
M.: Consumer Credit Law, cit., Nr. 16-50, pg. 490; HILL-SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., per.
152).
288
v
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
El ejercicio de este derecho contra el prestamista no afecta^ o al menos no ha
de afectar necesariamente, al contrato de crédito y a las obligaciones que de él
derivan para las partes (en particular, la obligación del consumidor de abonar los
plazos de amortización en las fechas pactadas). Efectivamente, el artículo 15 LCCon
autoriza al consumidor a reclamar al prestamista la devolución del precio de adqui'
sición, como consecuencia de la previa resolución del contrato de compraventa. El
prestamista está obligado a ejecutar esa prestación, pero ello no va a influir de
ningún modo en la existencia y eficacia del contrato crediticio: el prestamista con-
cedió un préstamo al consumidor, y éste está obligado, y continúa estándolo, a
satisfacer el capital y los intereses mediante el pago de los plazos de amortización
que se hayan fijadoH'4. Cuestión distinta es que el consumidor, además de ejercitar
el derecho reconocido en el artículo 15, haga uso además de la posibilidad que le
concede el artículo 14.2 LCCon, para obtener la declaración de ineficacia del con-
trato crediticio una vez que ha sido declarado ineficaz el de compraventa. En tal
caso se producirá la extinción de las obligaciones que nacen del contrato de prés-
tamo, entre ellas, la obligación del consumidor de abonar los plazos de amortiza-
ción. Pero ello se debe, no a que así lo disponga el artículo 15, sino a que es un
efecto del ejercicio del derecho reconocido en el artículo 14.2 LCCon.
d) Derecho a la reducción del importe del préstamo.
En una bilateral venta a plazos, la presencia en el bien de vicios o defectos
ocultos autoriza al consumidor a ejercitar contra el vendedor la acción estimatoria
o «quanti minoris», consiguiendo de este modo una rebaja del precio proporcional
a la pérdida de valor del bien (art. 1486 CC). En la compraventa financiada, el
artículo 15 LCCon faculta al consumidor para ejercitar «ese mismo derecho» con-
tra el prestamista. En realidad, el consumidor no puede ejercitar contra el presta-
mista la acción estimatoria. Lo que sucede más bien es que el artículo 15 LCCon
le atribuye un derecho cuyo ejercicio contra el prestamista tiene por fin colocar al
consumidor en una situación similar a la conseguida con el ejercicio de la acción
estimatoria en una bilateral venta a plazos10".
En cuanto al contenido concreto del derecho que el consumidor ejercita con-
tra el prestamista, creo que son posibles varias interpretaciones. Una de ellas con-
164. Ejemplo A: el consumidor adquiere un vehículo, cuyo precio al contado es de 2.000.000 de
ptas., quedando obligado a pagar 50 plazos mensuales de 50.000 ptas. cada uno, con lo que
la cantidad total que tiene que abonar es de 2.500.000 ptas. Cuando ya ha satisfecho cinco
plazos (250.000 ptas.), d e m a n d a a vendedor y prestamista, solicitando que se declare la reso-
lución de la compraventa, y que se condene al prestamista a abonarle los 2.OOO.OOi) de ptas.
del precio del vehículo, en cuanto que obligado a la restitución del precio «ex» art. 15
LCCon. El Juez estimará las pretensiones del actor, de modo que declara la compraventa
resuelta, y condena al prestamista a abonar los dos millones de pesetas. Nada se dice en la
demanda, ni por tanto en la sentencia, en torno al contrato crediticio, por lo que, en princi-
pio, parece que debe ser cumplido conforme a lo pactado.
165. En la doctrina española, el único autor que se refiere a esta cuestión, siquiera sea con breve-
dad, es GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: Crédito al consumo..., cit., pg. 117. Afirma este autor que el
consumidor puede hacer valer contra el financiador «el derecho a la reducción del precio»,
pero no aclara cuáles son las consecuencias que provoca el ejercicio de este derecho.
10.-I.LI Compraventa Financiada ... 289

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
siste en entender que el consumidor solicita al prestamista la entrega de dinero
por importe de la diferencia entre el precio que se acordó (y pagó) y el precio
definitivo reducido que se determina tras el ejercicio exitoso de la acción estimato-
ria contra el vendedor. En consecuencia, el consumidor ejercita la acción estimato-
ria contra el vendedor, reclamándole la devolución de la diferencia del precio.
Cuando esta reclamación resulte infructuosa, el consumidor queda autorizado para
formular esta misma pretensión frente al financiador. Será éste, por tanto, quien
deba restituir ese importe. El prestamista actúa como garante del vendedor, y por
esta razón el consumidor puede reclamarle el pago de esa cantidad 166 .
Esta solución es satisfactoria para el consumidor, pero sólo parcialmente,
puesto que no afecta de ningún modo al contrato crediticio. Este sigue produ-
ciendo sus efectos conforme a lo pactado, por lo que el consumidor continúa
obligado a pagar los plazos de amortización en la fecha y por la cuantía establecida.
En consecuencia, el consumidor no podrá beneficiarse de la reducción del precio,
puesto que los intereses que debe satisfacer al prestamista permanecen inaltera-
bles107.
Por eso considero que es más apropiado acoger una segunda interpretación,
que tome en consideración la conexión contractual existente entre los contratos
de compraventa y préstamo. En la compraventa financiada, la vinculación existente
entre los dos negocios jurídicos debe hacer posible que la reducción del precio de
la compraventa pueda influir en el contrato crediticio 168 . En relación a cómo se
produce esta influencia, tiene que acudirse a la situación jurídica hipotética, esto
es, hay que analizar de qué modo afectaría el ejercicio de la acción estimatoria a
la obligación del consumidor de pagar los plazos, si se hubiera celebrado una
bilateral venta a plazos. También aquí la posición del consumidor debe asimilarse
a la del comprador de una bilateral venta a plazos.
La cuestión, por lo tanto, se traslada a aquella que consiste en averiguar las
consecuencias del ejercicio de la acción estimatoria sobre el contrato bilateral de
venta a plazos169. En mi opinión, el ejercicio exitoso de la acción estimatoria, con
166. Esta tesis ha sido defendida, para el derecho inglés, por A. HILL-SMITII. Sostiene este autor
que el consumidor va a poder reclamar al prestamista la diferencia entre el precio pagado y
el precio fijado tras la aceptación de la acción estimatoria, por lo que parece que ello en
nada ha de afectar a los plazos pendientes de pago en ejecución del contrato crediticio
(Consumer Credit..., cit., pg. 152).
167. Para paliar esta situación n o sirve que el consumidor entregue al prestamista el dinero reci-
bido del vendedor, tras el ejercicio exitoso de la acción estimatoria contra éste. La entrega
de dinero al prestamista no provocará una reducción del importe del préstamo concedido,
sino que será computada como pago anticipado, debiendo abonar el consumidor, en conse-
cuencia, la correspondiente comisión, en los términos descritos en el art. 10 LCCon.
168. En este sentido, FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 365; GORGONI, M.: // crédito al
consumo, cit., pg. 207. Esta última autora se limita a señalar que tras el ejercicio satisfactorio
de la acción estimatoria contra el vendedor, debe garantizarse al consumidor una equitativa
disminución («equa riduzione») del importe del crédito, sin entrar a analizar de qué modo
tendrá que producirse esa reducción.
169. Hasta donde alcanza nuestro conocimiento, no existe en nuestro país ninguna decisión juris-
prudencial ni estudio doctrinal que se haya ocupado de este asunto.
290
v
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
la consiguiente reducción del precio del bien, provoca que la cantidad global que
debe satisfacer el consumidor disminuya en proporción a la redu¿ción de\ precio.
Imaginemos que el consumidor adquiere un vehículo, cuyo precio al contado es
de 2.000.000 de ptas., pagando 50 plazos mensuales de 50.000 ptas. cada uno, con
lo que la cantidad total que desembolsa es de 2.500.000 ptas. Si, como resultado
del ejercicio satisfactorio de la acción estimatoria el precio del vehículo se reduce
en 500.000 ptas., el importe total que el consumidor tiene que abonar disminuye
en 625.000 ptas.170 Ahora bien, ¿cómo afecta esta reducción a cada uno de los
plazos que el consumidor está obligado a abonar? Las soluciones posibles son dos.
Una primera consiste en mantener el importe de los plazos, de manera que la
obligación de pago se considerará cumplida cuando la cantidad global pagada
alcance 1.875.000 ptas., lo que lógicamente sucederá antes de que transcurran 50
meses171. Otra opción radica en reducir el importe de los plazos, conservando sin
embargo su número 172 . En mi opinión, el consumidor es libre para elegir entre
una u otra solución, aunque a él le interesa más esta segunda, puesto que en la
primera paga un interés superior 173 .
En la compraventa financiada la solución es la misma174. El consumidor ejerci-
tará contra el prestamista el derecho a que se reduzca el importe del préstamo
concedido en la misma cuantía en que se reduce el precio en la compraventa, lo
que a su vez provoca una disminución del importe de los plazos de amortización.
Sólo de este modo se consigue que la situación del consumidor sea similar a la del
comprador en una bilateral venta a plazos. Imagínese, en el ejemplo citado, que
el vehículo se adquiere debido al préstamo de dos millones que concede una enti-
dad de financiación, quedando el consumidor obligado a restituir al prestamista
50.000 ptas. en cada uno de los 50 plazos mensuales. Si el consumidor quiere que
la reducción del precio del bien afecte al importe del préstamo, debe demandar
también a la entidad prestamista, consiguiendo de este modo que si el precio se
reduce en 500.000 ptas. (bajando de los 2.000.000 a 1.500.000 ptas.), el importe
del crédito concedido se reduzca igualmente en esa misma cuantía, de 2.000.000
a 1.500.000 ptas. (de modo que la cantidad total que debe restituir el consumidor
170. Ejemplo tomado de REINKING, K / T . NIEBEN: «Problemschwerpunkte...», cit, pg. 636, citado
también por FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 366.
171. Si el consumidor ejercita satisfactoriamente la acción esümatoria cuando ya ha abonado cinco
plazos mensuales (250.000 ptas.), deberá aún realizar otros 33 pagos mensuales, todos ellos
por importe de 50.000 ptas., excepto el último que será de 25.000 ptas. En definitiva, se
reduce el n ú m e r o de pagos de 50 a 38, manteniendo su importe en la misma cuantía que se
estableció en el contrato. ."
172. El consumidor debe abonar 1.875.000 ptas. en 50 plazos, lo que significa que cada plazo será
de 37.500 ptas. Sin embargo, como el consumidor ha pagado 250.000 ptas. (cinco plazos
mensuales), esta cantidad debe ser restada de las 1.875.000 ptas., lo que da un total de
1.625.000 ptas. Esta suma tiene que ser dividida entre las 45 mensualidades aún pendientes,
con lo que el importe de cada plazo será de 36.111 ptas.
173. En efecto, si la cantidad total que debe restituir la devuelve en un menor n ú m e r o de meses,
eso significa que se le está aplicando un tipo de interés más alto.
174. Semejante tesis es defendida también por parte de la doctrina francesa (RAVANAS, J.: «De
l'interdépendance dans l'exécution des contrats», cit., pg. 435, Nr. 31, nota a pie 106), y por
la mayoría de la doctrina alemana.
291

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
disminuye en 625.000 ptas., de los 2.500.000 a los 1.875.000). En comparación con
el cumplimiento exacto del contrato, estas 625.000 ptas. se distribuyen de tal modo
que el vendedor tiene que soportar pérdidas por valor de 500.000 ptas., y el presta-
mista de 125.000 ptas 17 '. En cuanto a los efectos de la reducción del importe del
precio y del préstamo en los plazos pendientes de pago, la solución es la misma
que en la bilateral venta a plazos, por lo que el consumidor puede optar entre
reducir el número de plazos o la cuantía de cada uno de ellos. Lo normal será que
se decida por esta última solución, manteniendo por tanto el número de plazos
que debe satisfacer (en nuestro caso, 50 plazos), pero disminuyendo la cuantía de
los que aún están pendientes de pago 176 .
En conclusión, el consumidor está autorizado, o a solicitar del prestamista la
devolución de una cantidad por importe de la disminución del precio del bien, o
a conseguir que el importe del préstamo concedido se reduzca en la misma cuantía
en que disminuye el precio del bien. Aun siendo cierto que la segunda opción es
mucho más beneficiosa para el consumidor, ello no debe impedir que éste acoja,
si así lo desea, la primera, reclamando al prestamista la devolución de la diferencia
del precio.
e) Indemnización de daños y perjuicios.
Una de las cuestiones más debatidas es si el consumidor está legitimado para
ejercitar contra el prestamista la acción de daños y perjuicios que, en su caso,
tendría derecho a utilizar frente al propio vendedor incumplidor; daños y perjui-
cios que pueden tener su origen en diversos motivos (por ejemplo, retraso en el
cumplimiento, o daños provocados por el producto), y cuya normativa reguladora
es variada y, en ocasiones, difícil de armonizar (arts. 1101 y ss., 1486, párr. 2 y 1902
y ss. CC; arts. 11.3 y 25 y ss. LGDCU; Ley 22/1994, de 6 de julio, de responsabilidad
civil por los daños causados por productos defectuosos).
Toda la doctrina española y extranjera que se ha ocupado en detalle de este
asunto parte de la distinción entre responsabilidad contractual y extracontractual.
En relación a esta última, la mayoría de los autores han entendido que el consumi-
dor no puede ejercitar contra el prestamista la acción indemnizatoria por los daños
extracontractuales. GAVIDIA SÁNCHEZ, el único autor español que ha analizado con
175. FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit., pg. 366.
176. Siguiendo con el mismo ejemplo, el consumidor que ya h a pagado 5 plazos p o r importe de
50.000 ptas. tiene que abonar 45 pagos de 36.111 ptas. cada uno. En este sentido se manifiesta
la mayor parte de la doctrina alemana: HABERSACK, M., en UI.MER/HABERSACK: Münchener Kom-
mentarBGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 92 y 125; O n , C , en BRUCHNF.R/OTT/WAGNKR-WIEDL'WILT:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG,'Rn, 123; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg.
623, nota a pie 87; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 367; MÜNSTERMANN/HANNES:
Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 527; RKINKING, K.: «Das Verbraucherkreditgesetz...», cit., pg. 177.
Una opinión discrepante es la de RKINKING, K./T. NIKBEN: «Problemschwerpunkte...», cit., pg.
636, quienes defienden la disminución del n ú m e r o de pagos, y n o de la cuantía. Por su parte,
EMMERICII sostiene que es el consumidor quien debe elegir entre u n a u otra opción (en
GRAFVON WKSTPIIAEEN/EMMERICII/VON ROITENIUIRG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
193).
292
-v
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
cierta profundidad esta cuestión, estima que, a pesar de que dentro de la letra del
artículo 15.1 LCCon podría incluirse sin problemas el resarcimiento de estos daños,
no parece que esa haya sido la intención del legislador177. Los daños coñsecuencia-
les, esto es, los que produce ese bien o servicio defectuoso en la persona del consu-
midor, y que deban ser resarcidos por el vendedor, no van a poder ser reclamados
al prestamista «ex» artículo 15 LCCon, porque estos daños no derivan del incumpli-
miento del vendedor en sí mismo, sino de otra circunstancia, cual es el carácter
defectuoso del bien" 8 . En esta misma línea se ha manifestado parte de la doctrina
italiana, con el argumento de que lo contrario supondría imponer al prestamista
una responsabilidad excesiva179. Por otra parte, desde el punto de vista económico
esta solución sería ineficiente, puesto que el prestamista no conoce, ni está en
disposición de conocer, el alcance de su responsabilidad en el momento en que
estipula el contrato crediticio, por lo que no puede calcular el coste adicional que
debe repercutir en cada consumidor de crédito.
Mayores dificultades se plantean en relación a los daños contractuales. Aquí
el abanico de opiniones es más amplio. Existe un primer grupo de autores que
defienden el ejercicio de la acción indemnizatoria contra el prestamista. Entre
éstos destaca GAVIDIA SÁNCHEZ, para quien el prestamista responde de los daños que
cubran el interés de la prestación, es decir, de los daños contractuales 180 . Otros
autores, en cambio, se muestran reacios a admitir esta interpretación. En este sen-
tido, G. FERRANDO sostiene que no cabe el ejercicio de esta acción contra el presta-
mista, puesto que ello significaría atribuir al prestamista un riesgo extraño a su
esfera de actividad181. En otros términos, si en determinados casos puede estar
justificado que el prestamista esté obligado a restituir al consumidor todas las canti-
dades que éste ha pagado, no parece que tenga justificación que deba responder
de las consecuencias dañosas del comportamiento de otro18".
177. El crédito al consumo, cit., pgs. 118 y 119.
178. El crédito al consumo, cit., pg. 118. En Inglaterra, la doctrina admite, con carácter general, la
posibilidad de que el consumidor reclame daños y perjuicios al prestamista, independiente-
m e n t e del origen de esta pretensión. En este sentido, HOWELLS, G. G./S. WKATHERILL: Consumer
Protection Lazu, c i t , pg. 268; STEPHESON, G.: «Joint and several liability...», cit., pg. 182; HERR-
MANN, S.: Der Verbraucherkreditvertrag..., cit., pg. 200.
179. OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 543; FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: opera-
zione económica unitaria...», cit., pg. 645; GORGONI, M.: // crédito al consumo, cit., pg. 207.
180. El crédito al consumo, cit., pgs. 117 y 118. Según este autor, la acción de daños y perjuicios
puede ejercitarse contra el prestamista j u n t o a las demás acciones: cumplimiento exacto,
realizable por u n tercero, a costa del financiador; cumplimiento por pago del equivalente;
reducción del importe del crédito, y devolución del precio como consecuencia de la resolu-
ción d e la compraventa. También admite el ejercicio d e la acción indemnizatoria contra el
prestamista DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 23.
En Italia, defensores de esta tesis son D E NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...»,
cit., pg. 909; GORGONI, M.: / / crédito al consumo, cit., pg. 207; MASUCCI, S. T., e n CANALE/MACARIO/
MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...», cit., pg. 872. En Inglaterra, HILL-
SMITH, A.: Consumer Credit..., cit., pg. 152.
181. FERRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 646.
182. En la misma línea, OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 543; CÍAN, G./A. TRABBUC-
CHI: Commentario breve al Códice Civile..., cit., pg. 119. En Alemania, la doctrina se ha pregun-
tado si el ejercicio de la acción indemnizatoria que el §463 BGB concede al comprador contra
el vendedor podrá ser empleado p o r aquél contra el prestamista, con la consecuencia de que
293
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
En mi opinión, el consumidor carece del derecho a exigir al prestamista los
daños y perjuicios derivados del incumplimiento del vendedor, tanto si se trata de
daños contractuales como extracontractuales 183 . El fundamento jurídico de esta
decisión está en el origen de la obligación indemnizatoria. La acción de daños y
perjuicios no deriva del contrato, ni del incumplimiento del contrato, sino de la
producción culposa de un daño. La indemnización de los daños tiene un título
autónomo, distinto al contrato. Salvo que expresamente se diga lo contrario, no
cabe imputar a una persona los daños causados por el comportamiento culposo de
un tercero. Y, a mi juicio, tal imputación no tiene lugar en el artículo 15 LCCon,
que alude únicamente al ejercicio contra el prestamista de los derechos derivados
del incumplimiento, sin que pueda incluirse en esa expresión, en consecuencia,
la indemnización de daños. Por otra parte, esta interpretación viene confirmada
asimismo si se analiza desde el punto de vista económico, puesto que la atribución
al prestamista de la obligación de abonar los daños contractuales causados por el
incumplimiento del vendedor es ineficiente184 .
3. La naturaleza de las obligaciones asumidas por el prestamista. Su consideración como
garante de las obligaciones del vendedor.
En el supuesto de que el vendedor incumpla, el prestamista no sólo debe
soportar que el consumidor suspenda el pago de los plazos de amortización, sino
que además deberá responder frente a las reclamaciones que éste le formule. El
artículo 15 LCCon concede al consumidor determinados derechos contra el presta-
mista, o lo que es lo mismo, coloca al prestamista como obligado, como deudor
del consumidor.
Una cuestión de gran trascendencia es determinar la naturaleza jurídica de
las obligaciones que el artículo 15 LCCon impone al prestamista, o más exacta-
mente, cuál es el tipo contractual del que derivan esas obligaciones 18 '. ¿Se consti-
tiene lugar u n a compensación de créditos entre consumidor y prestamista. Algunos autores
admiten la citada compensación de créditos (así, MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz,
cit., Rn. 528; EMMERICH, V., en GRAFVON WKSTPUALEN/EMMERICH/VON RorrENBi'Rc: Verbraucherkre-
ditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 198; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 624). Sin
embargo, la doctrina más autorizada niega tal posibilidad, puesto que la VerbrKrG n o auto-
riza al consumidor para dirigir reclamación alguna contra el prestamista, y p o r tanto, tam-
poco una indemnización de daños y perjuicios (HAHERSACK, M., en ULMER/HAHERSACK: Münche-
ner Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 93; REINKING, K : «Das Verbraucherkreditgesetz...»,
cit., pg. 177; FRANZ, U.: DerEinxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 369).
183. En el mismo sentido, VÉRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1153.
184. El prestamista n o puede conocer de antemano la cuantía de estos daños, p o r lo que n o sabrá
el importe exacto que debe repercutir sobre los consumidores.
185. Ello es fundamental para establecer el régimen jurídico aplicable a esa obligación, además
de que será de gran importancia a la hora de interpretar el art. 15.1 e) LCCon. Como señala
CARRASCO PERERA, A.: Fianza, accesoriedad y contrato de garantía. Madrid, La Ley, 1992, pg. 80,
«la importancia de la determinación del tipo negocial es necesaria para realizar la labor
interpretativa impuesta por el art. 1286 CC ("naturaleza del contrato"), integrando con ella
las lagunas u oscuridades negocíales. Importa también esta determinación para establecer
cuál es el tipo básico a partir del cual se debe medir la legitimidad de u n apartamiento de
este tipo, operado en condiciones generales... Y, por último, la referida determinación posibi-
litará la integración de las lagunas producidas por la declaración de nulidad de alguna o
294
. 5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
tuye el prestamista en codeudor del deudor principal (vendedor), produciéndose
así una asunción cumultiva de deuda, o actúa de garante de las obligaciones del
vendedor?, ¿estamos en presencia de una fianza, una asunción V:umulativa de
deuda, o simplemente una solidaridad de deudores?
Hay que partir del hecho de que el Código Civil no conoce otro contrató
distinto de la fianza por virtud del cual un tercero distinto del deudor principal
asuma una obligación cuyo objeto sea el cumplimiento de la prestación debida por
aquél186. En este sentido, CARRASCO PERERA ha afirmado la «exclusividad» del tipo
fideusorio: todo contrato destinado a producir el efecto descrito en el artículo 1822
CC («pagar por otro») recibe en el Código Civil el calificativo de fianza, y como
tal debe ser tratado 187 . Sin embargo, es posible que la obligación de obligarse a
cumplir por otro no provenga de un contrato, sino que tenga un origen diverso.
Por eso es más adecuado hablar de fianza, sin más, o de obligación fideusoria,
entendiendo por tal toda obligación de pagar una deuda ajena ya constituida, sin
liberación del deudor originario 188 .
El prestamista se convierte, por tanto, en garante (fiador) de la obligación del
vendedor (deudor) frente al consumidor (acreedor) 180 . Asume, en cuanto que fia-
dor, la obligación fideusoria de pagar una deuda ajena. En concreto, queda obli-
gado a cumplir la prestación que incumbe al vendedor en virtud del contrato de
compraventa (entrega del bien, o su reparación o sustitución), a reembolsar al
consumidor el precio del bien, como consecuencia de la resolución del contrato
de compraventa, e incluso, si así lo solicita el consumidor, a devolverle la diferencia
entre el precio pactado y el nuevo calculado después de descubrirse los defectos
en el bien vendido. Lógicamente, el hecho de que el prestamista se convierta en
garante no libera al vendedor de sus obligaciones; éste continúa estando obligado,
en tanto que deudor principal y originario. En conclusión, con el artículo 15
LCCon se consigue reforzar la posición del consumidor, garantizando su derecho
de crédito, puesto que junto al obligado principal (vendedor) existe un obligado
de refuerzo (prestamista).
La obligación fideusoria del prestamista presenta las siguientes características
básicas:
algunas cláusulas, pues son las normas de este tipo básico las q u e deberán utilizarse para
suministrar esta integración con carácter subsidiario».
186. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., c i t , pg. 70.
187. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 193. Según este autor, para que «obligarse á cumplir»
por otro sea fianza se requieren, adicionalmente, dos requisitos. En primer lugar, q u e la
forma de concurrir ambos deudores se estructure sobre la forma de la subsidiariedad del
fiador o en forma de solidaridad; si el garante responde en vía principal, n o hay fianza. En
segundo lugar, que d e u d or y fiador se obliguen ambos p o r títulos diversos; si concurren
solidariamente por el mismo título n o hay contrato d e fianza, sino otro, como compraventa,
préstamo, etc. (pgs. 194 y 195).
188. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 110, y en «Jurisprudencia en materia d e fianza: 1994-
1997», AC, 1998-1, pg. 64.
189. Cfr. KALTENEGGER, W. D.: Der Kaufnach §§18, 19 KSchG, c i t , pg. 173.
295

M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
1) Es una fianza legal. Con ello quiere indicarse que su origen no está en
un contrato de fianza celebrado entre acreedor y fiador, ni en una manifestación
unilateral de voluntad de este último de garantizar el cumplimiento del vendedor.
Se trata de una fianza «legal» que surge directamente del artículo 15 LCCon, en
cuanto efecto fideusorio incorporado a la declaración de voluntad del prestamista
encaminada a crear el contrato de préstamo 100 .
2) Diversidad de contenido de las obligaciones garantizadas. El prestamista
es garante de varias obligaciones que incumben al vendedor. Esto no supone nin-
guna novedad, puesto que la fianza, con carácter general, puede servir para garanti-
zar todo tipo de obligaciones191. Las obligaciones garantizadas son las siguientes: la
obligación de cumplir el contrato conforme a lo pactado (esto es, que el bien será
entregado, y que caso de presentar defectos deberá ser reparado o sustituido); la
obligación restitutoria que surge para el vendedor tras la resolución del contrato de
compraventa 102 ; la obligación de restituir la diferencia del precio (entre el pagado y
el que efectivamente corresponda) como resultado de la presencia en el bien de
defectos que disminuyen su valor.
La admisión de esta concepción obliga a rechazar otras construcciones, como
pueden ser las siguientes:
a) Se produce un cambio del deudor, con liberación del hasta ese momento
deudor (vendedor) y entrada en su lugar de un nuevo deudor (prestamista), al
modo de la asunción de deuda liberatoria. Esta tesis debe ser rechazada de plano,
puesto que el hecho de que el consumidor tenga derecho a ejercitar acciones
contra el prestamista no implica una exoneración de responsabilidad del vendedor
frente al propio consumidor. Como expresamente establece el artículo 15.1
LCCon, el consumidor sigue teniendo frente al vendedor todos los derechos que
le corresponden en virtud del contrato de compraventa que celebraron.
b) En el artículo 15 LCCon no hay fianza, sino solidaridad de deudores. Por
eso, una vez resuelta la compraventa, surge a favor del consumidor el derecho a
190. Este es u n o de los sentido que, según CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 87, puede darse
a la expresión «fianza legal». Según este autor, la fianza n o puede ser u n a situación jurídica
de garantía directamente surgida de la ley. En ese caso, la fianza es u n acto debido, pero el
nacimiento de la obligación fideusoria requiere el consentimiento del fiador. Una posible
forma de salvar esta contradicción consiste e n calificar como «fianza legal» aquella que se
produce cuando el tercero otorga su consentimiento para la creación de u n vínculo contrac-
tual distinto a la fianza, y a esa declaración de voluntad la ley se le asocia el efecto de crear
una obligación fideusoria. El vínculo es «voluntario», en cuanto que para obligarse es preciso
un contrato. Pero la fianza sería «legal», e n cuanto efecto asociado p o r ley a este contrato,
que n o es u n contrato de fianza. Esto es lo que sucede en la LCCon. El prestamista presta
su consentimiento para celebrar con el consumidor un contrato de crédito vinculado al de
compraventa. En tanto que prestamista, será considerado p o r el art. 15 LCCon garante de
unas concretas obligaciones.
191. ALVF.NIOSA DEL RÍO, J.: La fianza: ámbito de responsabilidad. Granada, Comares, 1988, pg. 13;
GUII^ARTE ZAPATERO, V.: Comentarios Edersa, XXIII, pg. 12; Puic BRUTAL, J.: Fundamentos del Dere-
cho civil, t. II, vol. II, Contratos en particular, 2 a ed. Barcelona, 1982, pg. 597.
192. También las obligaciones restitutorias p u e d e n ser garantizadas. Expresamente, en este sen-
tido, CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pgs. 141 y 206.
296
L
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
reclamar la devolución del precio de la compraventa, indistintamente al vendedor
o al prestamista, circunstancia ésta propia de la solidaridad de deudores. También
esta tesis es desacertada. Fianza y solidaridad no son entidades jurídicas'del mismo
nivel, y por eso no tiene sentido hacer comparaciones entre ellas. Como señala el
profesor CARRASCO PERERA, «la fianza es un contrato y la solidaridad no. O, si,se
quiere, la fianza es un tipo de obligación caracterizada por su objeto (cumplir por
un deudor principal), mientras que la solidaridad no es una obligación, sino un
modo de obligarse»193. En consecuencia, fianza y solidaridad no son incompatibles.
Así sucede en la fianza solidaria, en la que tras el vencimiento de la obligación
garantizada el acreedor puede dirigirse directamente contra el fiador, como si fia-
dor y deudor principal estuvieran solidariamente obligados, por la misma deuda,
ante el acreedor 194 .
c) Otra posibilidad consistiría en considerar que el prestamista no es garante
de la obligación del vendedor de entregar el bien conforme a lo pactado, o de
restituir el precio tras la resolución de la compraventa, sino que es un nuevo deu-
dor; es decir, no «asegura» la obligación originaria, obligándose mediante una
obligación distinta de la del deudor, sino que «asume» la misma obligación origina-
ria, convirtiéndose en un codeudor solidario. En definitiva, no habría fianza, sino
asunción cumulativa de deuda impuesta por la ley193. Esta distinción tiene algún
sentido cuando se sostiene, como hace ADAME MARTÍNEZ, que el régimen jurídico de
la asunción cumulativa es distinto al de la fianza, puesto que no queda sometida a
la normativa de ésta, sino a la de la solidaridad de deudores (arts. 1140 a 1148
CC) 196 . Sin embargo, y siguiendo a CARRASCO PERERA, estimo que esta interpretación
193. En Fianza..., cit., pg. 74. Asimismo, GITLARTE ZAPATERO, V.: Comentarios..., cit., pgs. 26 y ss.
194. La determinación del régimen jurídico de la fianza solidaria es cuestión polémica e n la doc-
trina. ¿Ha de regirse por las normas de la solidaridad, o por las de la fianza? Buena parte de
los autores estiman que la fianza solidaria se caracteriza porque responde externamente a las
normas de la solidaridad d e deudores, e internamente a las d e la fianza. En esta dirección,
DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., II, pg. 463; ADAME MARTÍNEZ, M. A.: Asunción de deuda en
Derecho civil. Granada, Comares, 1996, pg. 226; PÉREZ ALVAREZ, M. A.: Solidaridad en la fianza.
Pamplona, Aranzadi, 1985, pg. 116. También la jurisprudencia parece haber optado por esta
interpretación (un interesante estudio de las sentencias del Tribunal Supremo, e n PÉREZ
ALVAREZ, M. A.: Solidaridad..., cit., pgs. 103 y ss.). Algunos autores matizan esta posición, en el
sentido de que el régimen jurídico aplicable ha de ser, de m o d o básico, el establecido para
la fianza. Así, CARRASCO PERERA, A.: Fianza,..., cit., pg. 75, sostiene que la fianza solidaria es,
ante todo, fianza, y que «lo único que el régimen de la solidaridad de deudores ha impuesto
al contrato de fianza ha sido el solucionar el problema de la concurrencia en la forma prevista
en el art. 1144». En la misma dirección, GITIARTE ZAPATERO, V.: Comentarios..., cit., pg. 30,
quien estima que son aplicables las normas de la fianza con dos particularidades: de u n a
parte, que procede la aplicación del art. 1137 CC, en cuya virtud la fianza sólo será solidaria
cuando expresamente se hubiera pactado, y de otra, que igualmente recibe aplicación el art.
1144, «que dejando inaplicable el artículo 1830 permite al acreedor, e n vez de dirigirse con-
j u n t a o sucesivamente contra deudor y fiador, ejercitar autónomamente su acción contra el
garante y sin necesidad de actuar previamente contra el patrimonio del deudor principal».
195. Sobre la asunción cumulativa de deuda, v. ADAME MARTÍNEZ, M. A.: Asunción de deuda..., cit.;
CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pgs. 159 y ss., especialmente en pg. 165; GUILARTE ZAPATERO,
V.: Comentarios..., cit., pgs. 31 y ss.
196. Expone M. A. ADAME MARTÍNEZ su tesis e n Asunción de deuda..., cit., pgs. 194 y ss. Define la
asunción cumulativa o d e refuerzo como el acuerdo entre el acreedor y u n tercero por el
que éste asume la deuda colocándose solidariamente j u n t o al primitivo deudor (pg. 199),
297
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
no es aceptable. La asunción cumulativa de una deuda ajena, que no tiene en
nuestro ordenamiento un régimen jurídico propio, no es sino una forma de inter-
cesión de un tercero en una deuda ajena ya existente. Según nuestro Código Civil,
el único modo en que un tercero puede obligarse a cumplir una obligación ajena
es mediante la fianza197. Incurre ADAME MARTÍNEZ en el error ya aludido de confun-
dir la obligación fideusoria con la solidaridad. Actúa como si ambos términos fue-
ran incompatibles, en el sentido de que, si existe solidaridad, ya no es posible
la presencia de una obligación fideusoria. Sin embargo, lo cierto es que no hay
incompatibilidad 198 . Por otra parte, no parece acertado definir un contrato por el
modo en que se obligan las partes (p.e., solidaridad), sino por el tipo de obligaciones
que asumen. Y es evidente que la creación de una obligación de refuerzo por
entrada de un tercero, que se obliga a cumplir por otro, debe ser calificada como
obligación fideusoria, independientemente de que el obligado de refuerzo haya
querido «asumir» o «asegurar» la obligación original.
C. Los derechos ejercitables contra el prestamista en el supuesto de contratos
vinculados «al margen» de la LCCon.
El artículo 15 LCCon prevé una determinada responsabilidad del prestamista
para el supuesto de incumplimiento del proveedor. Para ello es preciso que los
contratos de compraventa y préstamo estén vinculados en el sentido que señala
este precepto. Esto es, que haya colaboración planificada «en exclusiva» entre pres-
tamista y vendedor. Ahora bien, eso no significa que no puedan existir supuestos
de compraventa financiada en los que, a pesar de no satisfacerse los estrictos presu-
aunque luego admite que pueda adoptar no sólo la forma expromisoria, sino también la
delegatoria (pg. 200). Lo característico de la asunción cumulativa es que el tercero entra en
una deuda j u n t o al primitivo deudor (pg. 204), y que los dos responden solidariamente en
el mismo plano frente al acreedor (pg. 205). Ello significa que habrá que aplicar el régimen
de la obligación solidaria (arts. 1140 a 1148 CC), lo que n o empece para que internamente
u n o de los deudores solidarios (el asumente) n o deba nada (pg. 205).
197. Sostiene CARRASCO PERERA lo siguiente: «Nuestro derecho ignora la asunción cumulativa de
un débito ajeno. En el CC la "modificación" de la posición debitoria sólo se concibe como
"sustitución" (art. 1203.2), que, en cuanto novatoria, es "extintiva" (cfr. art. 1206: "revivir").
El consentimiento del acreedor (art. 1205) no se concibe como consentimiento que hace
irrevocable una oferta de crear una obligación de refuerzo, sino como consentimiento libera-
torio. La "delegación" cuyo término invoca el art. 1206 nada tiene que ver con cualquier
forma de intercesión. En nuestro sistema interno carece de cualquier sentido, entonces, con-
traponer las formas de "asunción de débito ajeno" con la fianza; sencillamente se trata de
términos no comparables» (en Fianza..., cit., pg. 160). Más adelante afirma: «La asunción
cumulativa en cualquiera de sus formas no puede ser en nuestro ordenamiento una de las
simples formas de producir una "modificación" en la posición debitoria, incluibles implícita-
mente en los artículos citados, en igual grado con la modificación novatoria; no se puede
decir que sean especies de un mismo género. Porque entre "liberar" a un deudor y "crear
una obligación de refuerzo" no existe una diferencia específica sino una diversidad sustancial. De
la misma forma que no podría ser una forma de fianza la que consistiera en obligarse el fiador
"a cambio" del deudor, que quedaría liberado. ¿Dónde localizar entonces la técnica de la
asunción cumulativa? Lógicamente, en el espectro de la fianza» (pg. 161). U n a crítica a la
tesis de CARRASCO de negar la distinción entre asunción cumulativa y fianza, en ADAME MARTÍ-
NEZ, M. A.: Asunción de deuda..., cit., pgs. 217 y ss.
198. No puede haberla, porque ambos términos operan en niveles diferentes.
298
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
puestos de la vinculación contractual recogidos en la LCCon, las vicisitudes del
contrato de compraventa afecten de algún modo al contrato crediticio. /
Así sucede, a mi juicio, en los que hemos denominado contratos vinculados
«al margen» de la LCCon. La obtención del préstamo en virtud de la colaboración
planificada entre prestamista y vendedor denota la conexión causal existente entfe
ambos negocios jurídicos. Debido precisamente a este enlace causal el consumidor
va a quedar facultado para trasladar en determinados casos al prestamista el riesgo
de incumplimiento del vendedor.
La jurisprudencia alemana anterior a la VerbrKrG fundamentó el derecho
del consumidor a suspender el pago al prestamista (Einwendungsdurchgriff) en muy
diversos motivos: «culpa in contrahendo» del prestamista por violación de la obliga-
ción que éste tiene de informar al consumidor del especial riesgo que asume me-
diante la separación de una única operación económica en dos contratos jurídica-
mente independientes; buena fe del §242 BGB; engaño del §123, párr. 2 BGB199.
En la doctrina alemana, por su parte, existe una gran diversidad de teorías en
torno al fundamento jurídico de la Einwendungsdurchgriff100.
- ^ n el derecho español, la trascendencia jurídica de los contratos vinculados
«al margen» de la LCCon se funda en la teoría de la causa. Como los contratos
están ligados causalmente, es posible que las vicisitudes que se produzcan en uno
de ellos (compraventa) afecten al otro (préstamo). La causa es la razón de que el
incumplimiento del vendedor pueda dar lugar a una determinada responsabilidad
del prestamista. La responsabilidad del prestamista puede derivarse además de la
aplicación de ciertos principios jurídicos. Así, por ejemplo, de la responsabilidad
por la confianza201. Si el prestamista se presenta ante el consumidor como partícipe
del contrato de venta, no puede luego pretender quedar al margen, en caso de
incumplimiento del vendedor. También puede acudirse a la doctrina de los actos
propios. El prestamista se ha servido de la colaboración del vendedor para poder
«captar» a ese consumidor. Actuaría contra sus propios actos cuando después desea
no verse afectado de ningún modo por el incumplimiento del vendedor 202 . La
responsabilidad del prestamista también se afirma cuando se considera al vendedor
como auxiliar del banco que financia la operación 203 . Del incumplimiento del auxi-
liar habrá de responder, lógicamente, el deudor principal.
El problema se plantea a la hora de determinar qué concretos derechos puede
ejercitar el consumidor contra el vendedor en la hipótesis de contratos vinculados
«al margen» de la LCCon. Para ello hay que partir de dos premisas fundamentales.
i
199. Un estudio de esta jurisprudencia, en FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pgs. 33 y ss.
200. Un acertado resumen, en FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 41 y ss.
201. Sobre la responsabilidad en la confianza, v. CANARIS, C.-W.: Die Vertrauenhaftung im deutschen
Privatrecht. München, Beck, 1971.
202. ABEI.TSIIAUSER, T. E.: «Der Einwendungsdurchgriff zwischem Rechtsgescháftslehre u n d Ver-
trauenshaftung», ZIP, 1990, pgs. 698 y ss.
203. JORDANO FRAGA, F.: La responsabilidad del deudor por los auxiliares que utiliza en el cumplimiento.
Madrid, Civitas, 1994, pg. 185; HANAU, P.: en Münchener Kommentar BGB, t. 2, §278 BGB, Rn.
18.
299
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La primera obliga a entender que la averiguación de estos derechos no puede
hacerse tomando como referencia la regulación contenida en el artículo 15
LCCon. Los derechos comprendidos en este precepto están establecidos para un
determinado supuesto de hecho -contratos vinculados «en» la LCCon-, y no hay
ninguna razón para considerar aplicables estos mismos derechos a una situación
distinta -contratos vinculados «al margen» de la LCCon-. La segunda idea previa
tiene que ver con la necesidad de protección que precisa el consumidor que inter-
viene en una compraventa financiada. De la comparación con el comprador de
una normal -bilateral- venta a plazos, resulta que se halla en una situación de
desprotección jurídica. De ahí que las actuaciones tendentes a aumentar la protec-
ción del consumidor vayan encaminadas a establecer todas aquellas medidas que
sitúen a éste en la misma situación que el comprador de una bilateral venta a
plazos.
Tomando en consideración estos datos, puede afirmarse que en los contratos
vinculados «al margen» de la LCCon el consumidor puede ejercitar contra el pres-
tamista el derecho a suspender el pago de los plazos de amortización 204 . La admi-
sión del ejercicio de este derecho, que encuentra su fundamento último en la
conexión causal existente entre los contratos de compraventa y préstamo, coloca
al consumidor en una situación similar a la del comprador en una venta bilateral a
plazos. Del mismo modo que éste puede, en caso de incumplimiento del vendedor,
suspender el pago hasta que el vendedor no cumpla correctamente, el consumidor
podrá en la compraventa financiada rehusar el pago al prestamista en tanto dure
el incumplimiento del vendedor. Tal posibilidad le viene reconocida al consumidor
incluso en el supuesto de que se haya obligado frente al prestamista mediante
la firma de letras de cambio. Efectivamente, si prestamista y vendedor colaboran
planificadamente con el fin de organizar la celebración de compraventas financia-
das, y el vendedor incumple las obligaciones que para él derivan del contrato de
compraventa, el consumidor dispone de la «excepción de tráfico» para negar la
prestación que deriva de la obligación cambiaría. Como señala Cándido PAZ-ARES205,
en tal caso no existe tráfico en sentido económico. El prestamista no es un tercero
cambiario merecedor de la protección que concede el derecho cambiario, debido
a su participación activa en la compleja operación de la compraventa financiada.
Si el consumidor puede suspender el pago incluso cuando se ha obligado cambia-
riamente frente al prestamista, con más razón podrá suspenderlo cuando no existe
título-valor alguno (argumento «a maiore ad minus») 206 .
Un segundo derecho que el consumidor puede ejercitar en los contratos vin-
culados «al margen» de la LCCon es el derecho a que se reduzca el importe del
préstamo. La razón es la misma que en el caso anterior: dotar al consumidor de
una protección similar a la que ostenta el comprador en la bilateral venta a plazos.
204. LÓPEZ SÁNCHEZ, M. A.: «Crédito y protección...», cit., pg. 31.
205. «Las excepciones cambiarías», cit., pgs. 273 y ss.
206. Sobre este argumento, v. LARENZ, K.: Metodología..., cit., pgs. 382 y ss.; TARELLO, G.: L'interpreta-
zione della legge. Milano, Giuffré, 1980, pgs. 355 y ss.
300
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
Por lo tanto, si en la compraventa bilateral el ejercicio exitoso de la acción estimato-
ria da lugar a una reducción del importe del precio-préstamo, una reducción seme-
jante del préstamo podrá ser solicitada por el consumidor en la compraventa finan-
ciada. La viabilidad de estos derechos en nada se ve afectada por la situación v de
solvencia o insolvencia del vendedor.
A diferencia de lo que sucede en los contratos vinculados «en» de la LCCon,
en los contratos vinculados «al margen» de la LCCon el consumidor no tiene dere-
cho a solicitar al prestamista el cumplimiento de la obligación del vendedor. Tam-
poco puede reclamar a éste la devolución del precio de adquisición, caso de que
se haya resuelto el contrato de compraventa. Estos dos derechos suponen una me-
jora para el consumidor en comparación con el normal comprador a plazos. La
configuración del prestamista, en ambas hipótesis, como garante de la obligación
que incumbe al vendedor, da lugar a una mayor tutela jurídica del consumidor,
puesto que en caso de que el vendedor no pueda cumplir esa obligación (por
ejemplo, por ser insolvente), el consumidor puede dirigirse al prestamista para que
sea él el que cumpla. En ausencia de una disposición expresa que así lo establezca,
no hay motivos para conceder al consumidor derechos que coloquen a éste en una
mejor situación que al normal comprador a plazos. Se trata de que el desdobla-
miento de una única operación económica en dos negocios jurídicos distintos no
perjudique los intereses legítimos de protección del consumidor, no menoscabe
sus derechos. La finalidad es evitar su infraprotección, no conseguir una sobreprotec-
ción. Por eso no puede ejercitar estos dos derechos contra el prestamista.
La solución aquí propuesta coincide con la aportada en el derecho alemán.
En Alemania, donde la vinculación contractual entre la compraventa y el préstamo
no se hace depender de ningún tipo de «exclusividad», el consumidor está autori-
zado tanto a suspender el pago de los plazos al prestamista como a reducir el
importe del préstamo. Y ello porque se trata de colocar al consumidor en la misma
situación que si hubiese celebrado una bilateral venta a plazos. La diferencia estriba
en la argumentación seguida en ambos países para llegar a resultados similares.
Debido a que el derecho alemán no es causal, sino abstracto, la justificación del
ejercicio de estos derechos frente al prestamista se ha intentado fundamentar en
muy diversos motivos (buena fe, «culpa in contrahendo», etc.). En España, la cone-
xión causal existente entre ambos contratos es argumento bastante para fundar el
ejercicio de estos dos derechos contra el prestamista.
VIII. PRESUPUESTOS PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS CONTRA EL
PRESTAMISTA
Para que el consumidor pueda ejercitar determinados derechos contra el pres-
tamista, es preciso que se esté en presencia de un contrato de crédito vinculado al
de compraventa [cumplimiento de los requisitos del artículo 15.1 a), b) y c)
LCCon] y que el contrato crediticio caiga dentro del ámbito de aplicación de la
LCCon. Sin embargo, estas circunstancias no son suficientes para permitir al consu-
301
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
midor «dirigirse» contra el prestamista. Para ello es necesario que se cumplan dos
presupuestos adicionales:
1) Que el bien objeto del contrato de compraventa no haya sido entregado
en todo o en parte, o no sea conforme a lo pactado [art. 15.1 d) LCCon].
2) Que el consumidor haya reclamado judicial o extrajudicialmente contra
el vendedor y no haya obtenido la satisfacción a la que tiene derecho [art. 15.1 e)
LCCon].
Analicemos por separado cada uno de estos requisitos.
A. Primer presupuesto: el incumplimiento del vendedor.
1. El incumplimiento del vendedor como presupuesto para el ejercido de los derechos.
La reclamación del consumidor contra el prestamista se supedita, en primer
lugar, a que concurra la circunstancia prevista en la letra d) del artículo 15.1
LCCon: «Que los bienes o servicios objeto del contrato no hayan sido entregados
en todo o en parte, o no sean conforme a lo pactado en el contrato». Este precepto,
que no ha sido modificado durante la tramitación parlamentaria del Proyecto de
Ley (ni siquiera fue objeto de enmienda alguna que pretendiera darle nueva redac-
ción, ni en el Congreso de los Diputados, ni en el Senado), tiene su origen en el
artículo 11.2 d) de la Directiva 87/102/CEE. Dispone este artículo que el consumi-
dor podrá dirigirse contra el prestamista siempre que «los bienes o servicios objeto
del contrato de crédito no sean suministrados o lo sean parcialmente, o no sean
conformes al contrato de suministro». Como se observa, la LCCon ha copiado casi
literalmente el texto de la Directiva207.
El artículo 15.1 d) LCCon alude a las dos formas en que el vendedor, como
deudor que es, incumple su obligación, dejando insatisfecho el derecho de crédito
del comprador. Esta insatisfacción puede producirse de dos modos 208 :
207. Se aprecian, sin embargo, tres pequeñas diferencias entre la dicción d e la Directiva y de la
LCCon. En primer lugar, en la Directiva se alude al contrato de suministro, y a que los bienes
no hayan sido suministrados, mientras que e n la LCCon se omite, con acierto, cualquier
referencia al contrato de suministro. En efecto, el contrato que se financia p o r u n tercero
puede ser u n contrato distinto al de suministro (una compraventa, una prestación de servi-
cios, etc.). En segundo lugar, la Directiva alude a los bienes o servicios «objeto del contrato
de crédito», expresión q u e es acortada p o r la LCCon, q u e sólo se refiere a los bienes o
servicios «objeto del contrato». La redacción de la LCCon parece más afortunada, puesto
que los bienes que n o se entregan, o que se entregan con defectos, son el objeto del contrato
de compraventa estipulado entre consumidor y vendedor. Y en tercer y último lugar, la res-
ponsabilidad del prestamista se produce, según la Directiva, cuando los bienes «no sean
conformes al contrato», en tanto que la LCCon se refiere a que «no sean conforme a lo
pactado en el contrato». En este caso, es más acertado el texto de la Directiva, porque señala
de manera más correcta el parámetro de acuerdo con el cual h a de medirse la conformidad
o n o de la prestación del vendedor.
208. Se sigue en este punto a DÍEZ-PICAZO, L.: «El retardo...», cit., pg. 386, y Fundamentos..., II, 4 a
ed. pg. 570.
302
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
l s Omisión de prestación. Se produce cuando llegado el momento del venci-
miento de la obligación el vendedor no realiza ningún acto dirigido a ejecutar la
prestación comprometida, esto es, cuando no entrega el bien vendido x al compra-
dor.
2S Prestación defectuosa. Tiene lugar cuando el vendedor ejecuta determina-
dos actos con el fin de cumplir su obligación, pero la prestación realizada no se
ajusta cuantitativa o cualitativamente ai programa prestacional pactado por las par-
tes. Existe una falta de conformidad entre la prestación realizada y el contrato 209 .
Así sucede, por ejemplo, cuando pretende entregar al comprador una cosa distinta
de la comprada, cuando realiza un cumplimiento parcial, o cuando entrega un
bien con vicios o defectos.
Por lo tanto, la letra d) del artículo 15.1 LCCon exige, para que el consumidor
pueda dirigirse contra el prestamista, que el vendedor haya incumplido sus obliga-
ciones. Hay incumplimiento contractual en todos aquellos casos en que se produce
una desviación del programa contractual pactado, lo que provoca una insatisfac-
ción del derecho del acreedor 210 . En consecuencia, tanto si se debe a una «no
prestación» del deudor, como si la prestación realizada no se adecúa al contrato
(prestación defectuosa) 211 . Por tanto, hay incumplimiento siempre que la presta-
209. Téngase en cuenta que en los sistemas jurídicos.más avanzados e n cuanto a la regulación del
derecho de incumplimiento, n o se alude a incumplimiento o prestación defectuosa, sino a
la falta de conformidad de la prestación con el contrato.
210. PANTALKÓN, F.: «Las nuevas bases...», cit, pg. 1720; DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., II, 4 a
ed. pg. 568. Se trata de u n a noción amplia de incumplimiento. Con ello se solventan las
dificultades que parte de la doctrina ha encontrado para calificar la presencia de defectos
en la compraventa de cosa específica, como un supuesto de incumplimiento. Según estos
autores, la entrega de u n bien con vicios n o constituye incumplimiento, porque el vendedor
se obligó a entregar u n bien determinado, y esta obligación h a sido cumplida (en este sen-
tido, BERCOVITZ, R.: «La naturaleza de las acciones...», cit., pg. 799; CARRASCO PERERA, A.: «Co-
mentario al art. 1101», en Comentarios Edersa, XV.P, pg. 396; LIÁCER MATACÁS, M a . R.: El sanea-
miento por vicios ocultos..., cit., pgs. 157 y 158; MORALES MORENO, A. M.: «El alcance protector...»,
cit., pg. 680; ORTÍ VALLEJO, A.: La protección del comprador..., cit., pg. 94; PASQUAU LIAÑO, M.: «La
indeterminación del cuadro de acciones...», cit., pg. 421; FENOY PICÓN, N.: Falta de conformi-
dad..., cit., pg. 200). Sin embargo, esta interpretación, con no ser inexacta, debe ser matizada,
por un doble motivo. En primer lugar, porque se funda en una concepción excesivamente
estricta de las obligaciones del vendedor (éste cumple cuando entrega el bien pactado; que
se trata de una concepción estricta lo reconoce expresamente el propio BERCOVITZ, R.: «La
naturaleza de las acciones...», cit., pg. 799). Yen segundo lugar, porque prescinde del análisis
de la satisfacción del interés del acreedor tutelado por el derecho de crédito, que es el criterio
realmente decisivo para determinar si ha habido o n o incumplimiento contractual (en este
sentido, REGLERO CAMPOS, L. F.: «Comentario a la STS de 10 de marzo de 1994», CCJC, 1994,
núm. 35, pg. 711). La adopción de u n concepto de incumplimiento amplio (cualquier desvia-
ción del programa contractual, que provoca una insatisfacción e n los intereses del acreedor)
lleva inevitablemente a la conclusión de que el vendedor incumple el contrato n o sólo
cuando n o entrega el bien pactado, sino también cuando transmite al comprador u n bien
con defectos ocultos.
211. La determinación de cuándo se produce el incumplimiento del vendedor se realiza aten-
diendo a las disposiciones contenidas en el ordenamiento jurídico, e n concreto, e n el Libro
IV del Código Civil («De las obligaciones y contratos»), especialmente en su Título IV («Del
contrato de compra y venta»). Quiere con ello decirse que la Ley 7/1995 n o introduce nin-
guna peculiaridad a la hora de establecer si la conducta del vendedor contraviene o n o la
obligación por él asumida. La cuestión en torno a si el vendedor inmerso en relaciones
trilaterales de consumo ha incumplido su obligación debe resolverse de manera exactamente
303
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ción realizada no sea conforme al contrato. El legislador español acoge la fórmula
de la «no conformidad», para aglutinar en ella todos los casos relativos a las anoma-
lías cualitativas en la cosa, y evitar, por tanto, entrar en el debate en torno a si los
vicios ocultos constituyen o no un supuesto de incumplimiento. Utilizada por la
Ley uniforme sobre la venta internacional de bienes muebles, y por la Convención
de Viena, ha pasado después a la legislación de algunos países europeos, y ha sido
también acogida en el ámbito de la Unión Europea por la Directiva 99/44/CE, de
25 de mayo, sobre determinados aspectos de la venta y las garantías de los bienes
de consumo 212 .
Aun así, la dicción literal de la LCCon permite preguntarse qué tipo de incum-
plimiento del vendedor es el que legitima al consumidor para poder dirigirse con-
tra el prestamista «ex» artículo 15 LCCon. La cuestión se plantea por el modo en
que la letra d) del artículo 15.1 LCCon define la prestación defectuosa: «que los
bienes o servicios objeto del contrato... no sean conforme a lo pactado en el contrato».
Si se interpreta este precepto en sus términos estrictos, podría entenderse que el
consumidor no está legitimado para hacer valer frente al prestamista los derechos
que tiene contra el vendedor cuando el bien se entrega conforme a lo pactado en
el contrato, aunque las cláusulas estipuladas sean contrarias a la ley imperativa, o
existan otras obligaciones para el vendedor (no pactadas) que tienen su origen en
cualquier otra fuente de integración del contrato. A mi juicio, esta interpretación
no es admisible. Más afortunada es, sin duda, la expresión utilizada en el artículo
11.2 d) de la Directiva, que se refiere a que «los bienes o servicios... no sean confor-
mes al contrato»'21*. Efectivamente, las obligaciones asumidas por el deudor no son
sólo las que expresamente se establecen en las cláusulas contractuales, sino también
las que derivan de otras fuentes de integración del contenido contractual (los arts.
1255 y 1258 CC214, y también la normativa protectora de los consumidores, que
igual que si se tratara de una compraventa normal, celebrada entre vendedor y comprador,
sin vinculación con otro negocio jurídico.
212. El origen de esta fórmula se encuentra en el derecho angloamericano. Después ha sido
acogida en el art. 33 de la Ley Uniforme sobre la venta internacional de bienes muebles, de
1 de julio de 1964, y en el art. 35 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los contratos
de compraventa internacional de mercaderías, hecho en Viena el 11 de abril de 1980. Tam-
bién ha sido incorporada a otros derechos nacionales, como el holandés (art. 17.1 del Libro
VII del nuevo Código Civil holandés), y a la Directiva 9 9 / 4 4 / C E , de 25 de mayo, sobre
determinados aspectos de la venta y las garantías de los bienes de consumo (el art. 2.1 esta-
blece que «el vendedor estará obligado a entregar al consumidor un bien que sea conforme
al contrato de compraventa»). Sobre el concepto de «no conformidad», v. FENOY PICÓN, N.:
Falta de conformidad..., cit., pgs. 365 y ss., y MORALES MORENO, A. M.: «Comentario al art. 35»,
en DÍEZ-PICAZO, L.: La compraventa internacional..., cit., pgs. 287 y ss.
213. De conformidad al contrato (y n o a lo pactado en el contrato) habla también el art. 35.2 de
la Convención de Viena, el art. 17.1 del Libro VII del nuevo Código Civil holandés, y el art.
2.1 de la Directiva 9 9 / 4 4 / C E , de 25 de mayo, sobre determinados aspectos de la venta y las
garantías de los bienes de consumo. También se alude a la falta de conformidad entre la
prestación realizada y el contrato en las leyes de crédito al consumo de Austria (§26c KSchG),
Luxemburgo, Bélgica, Irlanda, y Suiza (en otros países, como Italia y Portugal, se alude sim-
plemente al incumplimiento del vendedor).
214. El art. 1255 CC sirve para realizar u na integración negativa del contenido del contrato, puesto
que no serán válidos las cláusulas y pactos contrarios a las leyes, a la moral o al orden público.
En cambio, el art. 1258 CC obliga a llevar a cabo u n a integración positiva del contrato, ya que
304
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
como ley imperativa se impone a los contratantes 215 ). Por eso, parece más adecuado
sostener que el consumidor podrá dirigirse contra el prestamista «ex» artículo 15
LCCon siempre que el vendedor haya incumplido alguna de fas obligaciones que
a él le incumben en virtud del contrato de compraventa 216 , independientemente
de que esa concreta obligación tenga su origen en una ley imperativa, en la autono^
mía de la voluntad, o en las fuentes de integración contractual del artículo 1258
CC217.
2. El incumplimiento del vendedor como límite de los derechos del consumidor contra el
prestamista.
De la lectura de la letra d) podría deducirse que una vez que el vendedor ha
incumplido [y ha habido una reclamación infructuosa contra él: letra e) del ar-
«los contratos obligan, no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a
todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la
ley».
215. Especialmente, el art. 8 LGDCU, que regula lo que denomina «oferta, promoción y publici-
dad de los productos y servicios», y que introduce como novedad más llamativa el q u e el
consumidor pueda exigir, aunque no figuren expresamente en el contrato, el contenido, las
prestaciones propias de cada producto y las garantías ofrecidas en la oferta, publicidad y
promoción de ese producto (para el supuesto concreto de la compraventa o arrendamiento
de vivienda, v. el art. 3.2 del RD 515/1989, de 21 de abril, sobre protección de los consumido-
res en cuanto a la información a suministrar en la compraventa y arrendamiento de vivien-
das). También merecen u n a mención especial los arts. 10 y 10 bis, y la disposición adicional
I a LGDCU, que prohibe la utilización de cláusulas abusivas en los contratos celebrados con
los consumidores, estableciendo la nulidad de las mismas.
216. En este mismo sentido, DESARIO, V.: «La "responsabilita sussidiaria" del finanziatore...», cit.,
pg. 176; GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 116.
217. Podría argumentarse que, debido a la libertad que la Directiva otorga a los Estados miembros
para que éstos establezcan «en qué medida y bajo qué condiciones» el consumidor está autori-
zado a ejercitar sus derechos contra el financiador, el legislador español h a optado delibera-
damente por subordinar la alegación de este derecho a la infracción por el vendedor de u n a
cláusula contractual, de un a obligación incluida en un pacto contractual. A mi juicio, esta
interpretación n o es acertada, por dos razones. En primer lugar, cada Estado miembro tiene
libertad para establecer la forma, condiciones y consecuencias de la responsabilidad del pres-
tamista, pero esta libertad n o le autoriza a reducir la extensión de un presupuesto de la
responsabilidad del prestamista. Por eso, si la Directiva faculta al consumidor para dirigirse
al prestamista cuando el vendedor haya incumplido su obligación (independientemente del
origen de ésta), lo mismo cabe afirmar para el derecho español; de ahí que el incumpli-
miento por el vendedor de u na obligación que tiene su origen en u n a ley imperativa, o en
la buena fe integradora del art. 1258 CC, satisfaga las exigencias del requisito diseñado e n la
letra d) del art. 15.1 LCCon; lo contrario significaría un incumplimiento de la Directiva, al
no haberse respetado el nivel mínimo de protección en ella establecido (asimismo, GAVIDIA
SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 116). Existe, además, un segundo argumento
en contra de esta interpretación, que está relacionado con el origen de la compraventa finan-
ciada y con la necesidad de protección que en este supuesto tiene el consumidor. La/admisión
de la tesis que aquí se rebate implicaría que dependiendo del origen de la obligación incum-
plida por el vendedor, el consumidor podría acudir o no al art. 15 LCCon. Así, si aquél
incumple un a obligación que ha contraído en u na cláusula incluida en el contrato de com-
praventa, éste podrá acogerse al art. 15, y ejercitar contra el prestamista determinados dere-
chos, mientras que si incumple un a obligación que le viene atribuida por u na n o r m a impera-
tiva o por la integración del contrato a través del art. 1258 CC, n o cabe el recurso al art. 15
LCCon. Este diferente tratamiento jurídico carece de justificación. La misión del art. 15 es
otorgar al consumidor u n a protección similar a la que tendría el comprador en el caso de
que se hubiera celebrado u n a bilateral venta a plazos, pero únicamente para el supuesto de
que el vendedor haya incumplido el contrato de compraventa, de que el comprador n o haya
305
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
tículo 15.1], el consumidor va a poder ejercitar contra el prestamista todos los
derechos que podría utilizar contra el vendedor si se hubiera celebrado una bilate-
ral venta a plazos. Por lo tanto, el consumidor podrá utilizar contra el prestamista
no sólo los derechos que para él derivan del contrato de compraventa en razón
del incumplimiento (en concreto, la acción de cumplimiento, la estimatoria, la
resolutoria y la excepción de incumplimiento contractual), sino también otros de-
rechos que tienen su origen en este contrato pero no en su incumplimiento (por
ejemplo, la acción de nulidad, anulabilidad o rescisoria), o incluso derechos que
tiene contra ese vendedor pero que derivan de otros negocios jurídicos, distintos
a esa compraventa, que el consumidor ha estipulado con él.
Puede, en cambio, mantenerse una interpretación diferente a la citada, en
virtud de la cual el incumplimiento del vendedor no constituye sólo un presupuesto
para la aplicación del artículo 15, sino que desempeña un importante papel en la
delimitación de los derechos que el consumidor va a poder ejercitar contra el
prestamista. El consumidor podrá dirigirse contra el financiador siempre que el
vendedor haya incumplido, y estará autorizado para emplear contra aquél única-
mente los derechos que derivan de la falta total o parcial de la entrega del bien o
del carácter defectuoso de la prestación. Así entendido, el incumplimiento del
vendedor no sólo es un presupuesto para la aplicación del artículo 15, sino que
además juega una labor fundamental en la acotación de los derechos por los que
el prestamista puede ser llamado a responder.
¿Cuál de estas dos posibles interpretaciones debe considerarse más acertada?
En la mayoría de los países europeos, el incumplimiento del vendedor, que consti-
tuye un requisito para atribuir responsabilidad al prestamista, sirve también de
límite al ejercicio de los derechos del consumidor 218 . En otros, en cambio, la situa-
ción es diferente 219 . Especial mención merece, también en este punto, el modelo
alemán. El §9.3 VerbrKrG concede al consumidor el derecho a suspender los pagos
al prestamista siempre que aquél tenga excepciones contra el vendedor que le
autorizarían, caso de haber celebrado una bilateral venta a plazos, a no realizar los
pagos. El incumplimiento del vendedor no se erige en un presupuesto para la
atribución de responsabilidad al prestamista. En efecto, el §9.3 VerbrKrG será apli-
cable no sólo cuando el vendedor incumple, sino en general siempre que el consu-
midor tiene alguna excepción contra éste (aunque el vendedor haya cumplido
correctamente) que le autorizaría a interrumpir el pago, si se hubiera celebrado
una venta a plazos220.
visto satisfecho el interés protegido por su derecho de crédito. Y lógicamente, esta necesidad
de protección es la misma tanto si la obligación incumplida fue expresamente pactada en el
negocio jurídico como si tiene su origen en la integración del contrato.
218. Así sucede, por ejemplo, en Italia, Portugal, Suiza, Austria (§26c KSchG), Irlanda, Luxem-
burgo o Bélgica.
219. En Inglaterra, el prestamista asume responsabilidad n o sólo en los supuestos de incumpli-
miento del contrato (breach of contract) por el vendedor, sino también cuando el contrato se
ha celebrado debido a una declaración falsa realizada por el vendedor con la intención de
inducir al comprador a la conclusión del contrato (misrepresentation).
220. FRANZ, U.: DerEinwendunsdurchgnff..., cit., pg. 148. Igual ocurre en el derecho austríaco, con-
forme al §18 KSchG.
306
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
En el derecho español, a diferencia de la solución adoptada en el ordena-
miento jurídico alemán, el incumplimiento del vendedor es un presupuesto legal
para asignar una determinada responsabilidad al prestamista. Ahora bien/una vez
que el vendedor ha incumplido, ¿puede el consumidor ejercitar frente al presta-
mista todos los derechos que tiene contra el vendedor, aunque estos derechos,
tengan su origen en una causa distinta al incumplimiento del vendedor, o es más
adecuado entender que el incumplimiento funciona también como límite de los
derechos que posee el consumidor, en el sentido de que sólo son ejercitables frente
al prestamista los derechos que derivan del propio incumplimiento? Podría pen-
sarse que la primera interpretación es más atinada, no sólo porque respeta el texto
de la ley, sino también porque dispensa al consumidor una mayor protección, en
la medida en que aumenta el número de derechos que podrán ser utilizados por
éste contra el prestamista.
Sin embargo, creo que es más apropiado defender que el incumplimiento
funciona también como delimitación de los derechos que puede ejercitar el consu-
midor contra el prestamista. En consecuencia, sólo podrá valerse de los derechos
que nacen, que tienen su origen en el incumplimiento del vendedor. Por lo tanto,
el consumidor no está autorizado para ejercitar contra el prestamista aquellos otros
derechos que posee contra el vendedor, pero que no proceden del incumplimiento
de éste, como son, por ejemplo, los derivados de la nulidad del contrato de compra-
venta, su revocación, rescisión, desistimiento por mutuo acuerdo o por voluntad
de una de las partes, falta de cumplimiento de una condición suspensiva del con-
trato de compraventa, cumplimiento de una condición resolutoria (diferente del
incumplimiento del vendedor) 221 .
Los argumentos en favor de esta interpretación son variados. Así se deduce,
en primer lugar, de la propia exposición de motivos de la LCCon, cuando establece
que «la protección de los consumidores se refiere también a la ejecución de los
contratos, permitiendo que el consumidor pueda oponer excepciones derivadas
del contrato que ha celebrado no sólo frente al otro empresario contratante, sino
frente a otros empresarios... que hubieran estado vinculados con él para financiar
el contrato mediante la concesión de un crédito al consumidor». Se permite al
consumidor hacer uso contra el prestamista de los derechos que derivan de la
ejecución del contrato de compraventa, o mejor dicho, de la inexacta ejecución
por el vendedor de las obligaciones que él asume mediante ese contrato, pero no
de otros. '
221. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 118. T a m b i é n, ALFARO AGUILA-REAL, J.:
«Observaciones críticas...», c i t , pg. 1050, quien, al enumerar las excepciones que el consumi-
dor puede oponer al prestamista, afirma que «el precepto legal se refiere, aparentemente,
sólo a la excepción de vicios ocultos redhibitorios y a la de incumplimiento..., lo que parece
excluir la oponibilidad al financiador de todas las excepciones que el consumidor tuviera
frente al proveedor fundadas en sus relaciones particulares con éste. Por ejemplo, compensa-
ción, prórroga, modificación del contrato posterior a su celebración, etc. La opción legal es
aceptable si queremos evitar imponer cargas excesivas al financiador».
307
 M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
En segundo lugar, también parece ser éste el propósito de la Directiva de
crédito al consumo. El artículo 11.1, al establecer que «los Estados miembros garan-
tizarán que la existencia de un contrato de crédito no afecte en modo alguno los
derechos del consumidor frente al proveedor de los bienes o servicios..., cuando
los bienes o servicios no se suministren o no sean conformes al contrato», está
aludiendo a la función del incumplimiento como límite de los derechos por los
que puede ser llamado a responder el prestamista. En consecuencia, únicamente
la falta de entrega del bien o la entrega defectuosa faculta al consumidor para
dirigirse contra el prestamista (tal y como dispone el art. 11.2), mediante el ejerci-
cio de los derechos que derivan de ese incumplimiento contractual 222 .
Un tercer argumento en favor de esta concepción radica en que es la que
mejor casa con la finalidad protectora de una normativa en materia de contratos
vinculados. La necesidad de protección del consumidor se produce por el especial
perjuicio que éste sufre, en comparación con el normal comprador a plazos, en
dos situaciones concretas: incumplimiento del vendedor e ineficacia del contrato
de compraventa. El desdoblamiento de una única operación económica perjudica
al consumidor sobre todo en el caso del incumplimiento del vendedor, porque el
ejercicio contra el vendedor de los derechos que tienen su origen en ese incumpli-
miento no es posible ni satisfactorio. Y precisamente por ello se le faculta para que
pueda ejercitar esos derechos (pero sólo esos derechos) contra el prestamista.
En cuarto lugar, la atribución de responsabilidad al prestamista tiene sentido
cuando a éste se le hace responsable únicamente del incumplimiento del vendedor.
Atribuirle una responsabilidad mayor, permitiendo al consumidor ejercitar contra
él otro tipo de derechos, sería además ineficiente desde el punto de vista econó-
mico, y ocasionaría más inconvenientes que beneficios223.
B. Segundo presupuesto: la previa reclamación insatisfactoria contra el vendedor.
1. La responsabilidad del prestamista, ¿solidaria o subsidiaria1?
Una de las cuestiones más debatidas en relación a la responsabilidad del pres-
tamista es la que hace referencia a la forma en que ha de hacerse efectiva esta
responsabilidad, en concreto a si el prestamista va a ser responsable del incumpli-
miento del vendedor con carácter solidario, o sólo de modo subsidiario. En térmi-
222. Es cierto que la Directiva es una norma de mínimos, que faculta a los Estados miembros a
aumentar la protección del consumidor, p o r ejemplo, ampliando el n ú m e r o de derechos
que éste puede ejercitar contra el prestamista. Sin embargo, n o parece que en España se
haya optado por eso, sino más bien lo contrario, pues de la exposición de motivos se deduce
que la intención del legislador español h a sido respetar la directiva comunitaria.
223. En efecto, si la responsabilidad del prestamista deriva de su colaboración con el vendedor,
no tiene sentido hacerle responsable d e hechos que n o tienen su origen en el incumpli-
miento de éste. Sobre estos hechos el prestamista n o puede tener ningún tipo de control.
Como n o posee, ni puede poseer, los datos que le informen sobre la probabilidad de que se
produzca un siniestro del que él deba responder, n o está en condiciones de calcular el coste
adicional que asume por la vinculación contractual, por lo que n o podrá, por tanto, repercu-
tirlo con exactitud sobre los consumidores. De ahí la ineficiencia.
308
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
nos generales, puede afirmarse que la atribución al prestamista de la responsabili-
dad con carácter solidario faculta al consumidor para dirigirse directamente contra
él, sin necesidad de haber exigido previamente al vendedor la <realizacióri de la
prestación debida. Por contra, si la responsabilidad del prestamista es subsidiaria,
el consumidor sólo puede reclamar ante el vendedor incumplidor, requiriéndole
para que cumpla sus obligaciones, estando expedita la vía contra el prestamista'
únicamente en el caso de que el vendedor no satisfaga esta petición 224 .
La adopción de uno u otro esquema viene dada por un determinado modo
de entender el conflicto de intereses que subyace entre los intervinientes en la
operación 225 . La responsabilidad solidaria del prestamista puede a veces representar
para éste una carga excesiva, especialmente en aquellos casos en los que el vende-
dor está dispuesto a cumplir correctamente sus obligaciones. Parece desorbitado
permitir al consumidor el ejercicio de determinados derechos contra el prestamista
cuando un simple requerimiento o comunicación al vendedor hubiera bastado
para que éste cumpliera adecuadamente. Por otra parte, la consideración del pres-
tamista como responsable subsidiario puede provocar un enorme perjuicio al con-
sumidor, sobre todo si se entiende la subsidiariedad como necesidad de una senten-
cia condenatoria del vendedor, o incluso, yendo más lejos, como la imposibilidad
de ejecutar dicha sentencia contra el patrimonio del vendedor debido a su insol-
vencia. Así concebida, la subsidiariedad supone una considerable desprotección
para el consumidor, quien debe esperar un largo período de tiempo (hasta la
citada sentencia de condena o, en su caso, la falta de exacta ejecución de la misma)
para poder dirigir sus reclamaciones contra el prestamista.
La configuración de la responsabilidad del prestamista como solidaria o subsi-
diaria es una decisión que compete exclusivamente al legislador, dependiendo de
cuáles sean los intereses que se quieran primar, si los del prestamista o los del
consumidor 226 . Desde el punto de vista jurídico, ambas soluciones son posibles. En
realidad, no se trata de dos modelos preestablecidos, fijados de antemano, sino
que el legislador dispone de un amplio abanico de posibilidades para regular la
forma en que ha de hacerse efectiva la responsabilidad contra el prestamista. En
efecto, la cuestión no radica en elegir entre responsabilidad solidaria o subsidiaria
del prestamista, sino más bien en determinar qué ha de entenderse por responsabi-
lidad solidaria y subsidiaria, y cuál de los distintos modos en que el prestamista
puede obligarse subsidiariamente debe ser acogido (si basta una simple reclama-
ción judicial o extrajudicial contra el vendedor; si es preciso que el vendedor haga
224. Conviene advertir que esta cuestión es totalmente distinta a aquella que hace referencia a si
el consumidor sólo puede oponer excepciones al prestamista o también le está permitido el
ejercicio de acciones. Esta última se refiere a la extensión de la responsabilidad del presta-
mista, mientras que ahora procede analizar la «forma» en que ha de dirigirse contra el presta-
mista. Esto es, u n a vez determinada la amplitud de su responsabilidad, hay que analizar si el
consumidor puede exigir esa responsabilidad sin más al prestamista, o es preciso que concu-
rra u n presupuesto adicional, como es la previa reclamación al vendedor.
225. FF.RRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 644.
226. FRANZ, U.: Der Einxoendungsdurchgriff..., cit., pg. 282; CAPRIGLIONE, F., en CAPRIGUONE, F./V. MEZ-
ZACAPO: Códice Commentato delta Banca, cit., pg. 2112.
309

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
caso omiso a la misma; si se precisa una sentencia condenatoria del vendedor; o
incluso si es indispensable iniciar un procedimiento de ejecución de dicha senten-
cia).
Antes de analizar la situación en el derecho español, resulta conveniente dete-
nerse en la regulación que sobre el particular se contiene en la Directiva comunita-
ria y en las leyes de crédito al consumo de otros países europeos.
La Propuesta de Directiva de 1979 consagra la responsabilidad solidaria de
prestamista y vendedor frente al consumidor por todas las cantidades que éste haya
pagado a aquéllos (art. 13.3)227. El consumidor podrá solicitar al prestamista la
devolución de ese dinero siempre que un derecho semejante pudiera ser ejercitado
contra el vendedor, bien por falta de entrega del bien (art. 13.1), bien porque el
objeto entregado no es conforme a lo pactado (art. 13.2). No impone este precepto
ningún tipo de reclamación previa del consumidor contra el vendedor 228 .
El Comité Económico y Social, en su Informe sobre esta Propuesta de Direc-
tiva, considera más adecuado prescindir de la solidaridad, entendiendo que la resti-
tución de las cantidades ya entregadas por el consumidor debe intentarse en pri-
mer lugar contra el vendedor 229 . A pesar de esta opinión, la Propuesta modificada
de Directiva de 1984 sigue en lo sustancial a la de 1979, no obstante las ligeras
modificaciones que sufre el artículo 13. Según este artículo, si el objeto no es
entregado por el vendedor, el consumidor tiene derecho a suspender los pagos
posteriores a prestamista y vendedor, y a recuperar de uno o de otro, o de los dos,
todas las cantidades entregadas tanto en ejecución del contrato de compraventa
como del de crédito (art. 13.1). El consumidor tiene asimismo reconocidos estos
derechos cuando el bien proporcionado es defectuoso, siempre que la normativa
de ese Estado faculte al consumidor a resolver ese contrato debido al carácter
defectuoso del producto (art. 13.2). En los dos supuestos mencionados (falta de
entrega y objeto defectuoso), el vendedor y el prestamista son solidariamente res-
ponsables frente al consumidor (art. 13.3)230. En mi opinión, en este artículo se
repite -innecesariamente- por dos veces que la responsabilidad del prestamista es
solidaria, junto a la del vendedor, pues tal alusión se hace ya en el apartado pri-
mero, y luego se reincide en ella en el apartado tercero.
El texto definitivo de la Directiva sí ha sufrido una importante alteración. Al
final se ha optado por no imponer la responsabilidad del prestamista como solida-
ria, sino como subsidiaria, puesto que se exige «que el consumidor haya reclamado
contra el proveedor pero no haya obtenido la satisfacción a la que tiene derecho»
[art. 11.2 e ) ] . De nuevo, se ha rebajado el nivel de protección del consumidor en
227. «... il fornitore e il creditore sonó solidalmente responsabili nei confronti del consumatore
ai fini dell'eventuale restituzione degli importi da quest'ultimo pagad».
228. Una crítica a la responsabilidad solidaria, tal y como es concebida en esta Propuesta de
Directiva, en GUNDLACH, B.: Konsumentenkredit..., cit., pg. 247; SCIIOLZ, F. J.: «Finanzierte Recht-
sgescháfte...», cit., pgs. 184 y 189; HADDING, W.: Welche Mafinahmen..., cit., pg. 339.
229. El Informe se publica en DOC 113, de 7 mayo 1980, pg. 22. Su preferencia por la responsabili-
dad subsidiaria se contiene en la página 27.
230. «... il fornitore e il creditore sonó solidalmente responsabili nei confronti del consumatore».
310
- U
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
comparación con las propuestas previas, dotando por tanto a cada Estado miembro
de una mayor autonomía para estructurar el modo en que ha de responder el
prestamista. Según parece, el cambio se debió a la postura de los, holandesas, quie-
nes, presionados por las entidades financieras de su país, se oponían con fuerza al
criterio de la solidaridad 231. Admitido que la Directiva otorga al prestamista el carác-
ter de responsable subsidiario, lo importante es determinar cuál es el grado de
subsidiariedad que se acoge, nivel que los distintos Estados miembros no podrán
vulnerar en perjuicio del consumidor a la hora de incorporar a su derecho interno
la Directiva comunitaria (debido a que el contenido de la Directiva -según su art.
14- constituye un mínimo inderogable por los Estados).
La Directiva exige únicamente que el consumidor «haya reclamado» contra el
vendedor, y que no «haya obtenido la satisfacción» que le corresponde. No esta-
blece el medio a través del cual ha de dirigirse al vendedor (judicial o extrajudi-
cial) , ni el contenido de la pretensión que formula, ni en qué hipótesis la reclama-
ción es infructuosa. Ante el silencio del legislador, no parece adecuado hacer una
interpretación que suponga una disminución de la protección del consumidor. Por
eso, satisface el requisito de la letra e) del artículo 11.2 tanto una reclamación
judicial como una extrajudicial232; asimismo hay que considerar con amplitud los
supuestos en los que la reclamación resulte infructuosa.
En el derecho extranjero se han propuesto soluciones muy heterogéneas. En
algunos países se ha optado por la responsabilidad solidaria del prestamista y del
vendedor. El mejor ejemplo lo constituye el derecho inglés, donde el artículo 75
CCA concede al consumidor, en los casos de misrepresentation y de breach of contract
por parte del vendedor, el derecho a ejercitar contra el prestamista todos los dere-
chos que tuviera contra el vendedor, sin que sea necesaria la alegación previa de
los mismos frente a este vendedor 233 . Como señala este precepto, el prestamista es
«jointly and severally Hable» junto al vendedor, por lo que el consumidor puede
dirigirse directamente contra aquél 234 .
231. KRÁMER, L.: La CEE et laprotection du consommateur..., cit., pg. 302; SCHOLZ, F. J.: «Verbraucher-
kredit in der Europáischen Gemeinsachaft», c i t , pg. 86; LATHAM, P.: «Dispositions communau-
taires relatives au crédit á la consommation...», cit., pg. 224. Sostiene este último autor que
la solución finalmente adoptada de la «responsabilidad subsidiaria» n o es sino un compro-
miso entre las distintas posiciones. Ahora bien, no acaba de comprenderse el contenido de
este acuerdo, cuando lo único que se consigue es menoscabar la posición del consumidor.
232. Debe rechazarse, por tanto, la opinión de DESARIO, quien sostiene que en la Directiva la
responsabilidad del prestamista sólo tiene lugar cuando el consumidor ha d e m a n d a d o y obte-
nido judicialmente u n a sentencia de condena del vendedor incumplidor, y h a iniciado el
proceso de ejecución de la misma q u e concluye sin haber obtenido u n a íntegra satisfacción
de sus derechos («La "responsabilitá sussidiaria" del finanziatore...», cit., pg. 178). También
interpreta la Directiva de este mismo m o d o tan restrictivo, MASUCCI, S. T., en CANALE/MACA-
RIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...», cit., pg. 871. Como indica
FERNANDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 240, esta práctica supondría u n a
burla a la ansiada protección del consumidor.
233. GOODE, R. M.: Consumer Credit Law, cit., Nr. 16-54, pg. 491; HILL-SMITH, A.: Consumer Credit...,
cit., pg. 150; HOWELLS, G . / S . WEAIHERILL: Consumer Protection Law, cit., pg. 268; DOBSON, P.: Sale
ofGoods and Consumer Credit, c i t , Nr. 23-03, pg. 364; HERRMANN, S.: Der Verbraucherkreditvertrag...,
cit, pg. 182.
234. Se sigue así la sugerencia del Informe Crowther, según el cual la responsabilidad subsidiaria
311
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La mayoría de los países, en cambio, se han decantado por la responsabilidad
subsidiaria del prestamista. Unos han seguido escrupulosamente el esquema dise-
ñado en la Directiva. Así sucede en Irlanda, Suiza, Portugal, o Luxemburgo 23 '. En
Bélgica, la subsidiariedad se plasma en que el consumidor se dirija al vendedor
mediante carta certificada, requiriéndole para que cumpla sus obligaciones, y que
el vendedor no satisfaga esta petición dentro del plazo de un mes, contado desde
el envío de la carta certificada23*'. En Italia, el artículo 125.4 del Testo Único obliga
al consumidor a haber constituido inútilmente en mora al proveedor incumpli-
dor237. En Francia, es preciso distinguir según el vendedor haya entregado o no el
bien vendido. Si no ha transmitido el objeto al consumidor, éste puede sin más
rehusar el pago de los plazos al prestamista; en cambio, si el bien entregado es
defectuoso, la posibilidad de suspender el pago de los plazos sucesivos se supedita
a una decisión en este sentido adoptada por el Juez en el proceso judicial que
enfrenta a vendedor y consumidor, en el que además el propio prestamista debe
haber intervenido 238 .
En Alemania se ha renunciado con carácter general a la subsidiariedad239 .
Si el consumidor tiene derechos derivados del contrato de compraventa que le
autorizarían frente al vendedor -caso de haber celebrado una bilateral venta a
plazos- a no realizar pagos sucesivos, podrá utilizar inmediatamente esos mismos
derechos contra el prestamista, suspendiendo el pago sin necesidad de haberlos
del prestamista impone al consumidor la asunción de costes adicionales, como son los de la
reclamación previa al vendedor.
235. En Irlanda, el art. 42.2 e) CCAct obliga al consumidor a ejercitar sus derechos en primer
lugar contra el vendedor, pudiendo sólo acudir al prestamista cuando n o obtenga satisfacción
de aquél. En detalle, v. BIRD, T.: Consumer Credit Laxu, cit., pgs. 295 y ss., y LEAIIY, D.: «Consumer
Law in Ireland....», cit., pg. 118, quien señala que la redacción definitiva se aparta de la
contenida en el proyecto de ley, que establecía u n a responsabilidad solidaria a semejanza del
Derecho inglés. En Suiza, v. art. 15.1 d) de la KKG: «que el consumidor haya alegado sin
éxito los derechos contra el proveedor». En Portugal, v. art. 12.2 del Decreto-Lei n ú m . 3 5 9 /
91, de 21 de septiembre. En Luxemburgo, v. art. 10 e) de la Ley de 9 de agosto de 1993.
236. Art. 24, párr. 3 de la Ley belga de crédito al consumo. En detalle, PLTZKVS, D.: «La loi relative
au crédit á la consommation», RDC (TBH), 1992, pg. 101; DOMONT-NAERT, F.: Consommateurs
défavorisés, crédit et endettement..., cit , pg. 154.
237. Según DE NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909, n o es necesario que
el consumidor inicie un proceso judicial contra el vendedor; basta con el acto extrajudicial de
su constitución en mora, n o seguido del cumplimiento del vendedor, para que el consumidor
ueda dirigirse contra el prestamista. Como indica GORGONI, M.: // crédito al consumo, cit., pg.
08, el legislador italiano parece haberse adherido a la opinión doctrinal y jurisprudencial
dominante, según la cual la constitución en mora del deudor es necesaria a fin de permitir
la resolución contractual. En verdad, más que una hipótesis de subsidiariedad «stricto sensu»,
puede hablarse de la solidaridad del prestamista sometida a la carga de la previa puesta en
mora del vendedor (MASICCI, S. T., en CANALE/MAGARIO/MASICCI: «Norme in attuazione di
direttive comunitarie...», cit., pg. 871; ZENOZEXCOVICII, V.: «II diritto europeo dei contratti
(verso la distinzione fra contratti commerciali e contratti dei consumatori)», Giur. it., 1993,
IV, pg. 68). Sobre el requisito de la previa constitución en mora del vendedor, véase asimismo
MAFFEIS, D.: «La risoluzione e il recesso...», cit., pgs. 815 y ss.
238. Arts. L. 311-20 y 311-21 CConsom. Véase FALLE™, F.: La vente á crédit des biens..., cit., pg. 204,
Nr. 248; SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du 10 janvier 1978, cit., Rz. 205.
239. El §9.3 VerbrKrG se separa de este modo de la anterior jurisprudencia, que siempre otorgaba
a la Eimoendungsdurchgriffun carácter subsidiario. Un análisis de esta jurisprudencia, en FRANZ,
U.: Der Eimuendungsdurchgtiff..., cit., pgs. 167 y ss.
312
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
ejercitado previamente sin éxito contra el vendedor2™. Sin embargo, existe un su-
puesto concreto en el que se mantiene la subsidiariedad (§9.3, frase 3 VerbrKrg):
en el caso de entrega de un bien defectuoso, si el consumidor, solicita, en virtud
de disposiciones legales o contractuales que le confieren tal derecho, la reparación
del bien o su sustitución, únicamente va a poder rehusar el reembolso del crédito
al prestamista cuando esta reparación o sustitución haya fracasado2^1. '
En Austria, la responsabilidad del prestamista se organiza de modo diferente
en cada uno de los dos modelos de vinculación contractual contemplados en los
§§18 y 26c KSchG. Conforme al primero de ellos, el consumidor puede oponer
directamente al prestamista todas las excepciones que podría oponer al vendedor
(sin haber reclamado previamente a éste). En el segundo, en cambio, la utilización
de la excepción es subsidiaria, de modo que el consumidor tiene que haber ejerci-
tado sus pretensiones, infructuosamente, contra el vendedor 242 .
2. Alcance del artículo 15.1 e) LCCon.
En el derecho español, el incumplimiento del vendedor legitima al consumi-
dor a ejercitar determinados derechos contra el prestamista, siempre que concurra
la condición prevista en el artículo 15.1 e) LCCon: «que el consumidor haya recla-
mado judicial o extrajudicialmente, por cualquier medio acreditado en derecho,
contra el proveedor y no haya obtenido la satisfacción a la que tiene derecho». Al
igual que en otros campos, el legislador se ha limitado a una reproducción casi
literal de la Directiva comunitaria, en concreto de su artículo 11.1 e), puesto que
la única diferencia es que la LCCon especifica que la reclamación puede ser judicial
o extrajudicial, admitiendo para este último supuesto que se utilice cualquiera de
los medios reconocidos por el derecho.
El Proyecto de Ley presentado por el Gobierno contenía un texto distinto,
puesto que exigía «que el consumidor haya reclamado infructuosamente contra el
proveedor». Durante su tramitación parlamentaria, el precepto fue modificado en
una sola ocasión, producto de la aceptación de la enmienda número 13 presentada
por el grupo socialista en el Congreso, que venía motivada para conseguir una
«mayor seguridad jurídica». En la Comisión de Economía, Comercio y Hacienda
del Congreso de los Diputados se produjo un interesante debate entre los represen-
240. SCHOLZ, F. J.: «Verbraucherkreditgesetz: Ein erster Überblick», cit., pg. 10. El argumento que
conduce a la exclusión de la subsidiariedad de la excepción es la economía procesal.
241. «Beruht die Einwendung des Verbrauchers auf einem Mangel der gelieferten Sache u n d
verlangt der Verbraucher auf Grund vertraglicher oder gesetzlicher Bestimmungen Nachbes-
serung oder Ersaztlieferung, so kann er die Rückzahlung des Kredits erst verweigem, wenn
die Nachbesserung oder Ersatzlieferung fehlgeschlagen ist». Sobre los disüntos problemas
que plantea esta subsidiariedad, v. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pgs. 166 y ss.;
EMMKRICH, V., en VON WESTI'HALEN/E.MMERICH/VON ROITENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 145 y ss.; O r í , C., en BRUCHNER/On/WAG\ER-WiEDUWiLT: Verbraucherkreditgesetz,
cit., §9 VerbrKrG, Rn. 142 y ss.; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 28; HABER-
SACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 99 y ss.;
MÜNSTERMANN'/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 530 y ss.; DÜRBECK, W.: Der Eimuendung-
sdurchgriff..., cit., pgs. 96 y ss.
242. FABER, W.: Der Eimoendungsdurchgriff..., cit., pg. 29.
313
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
tantes de los grupos parlamentarios socialista y popular. Este último se oponía a la
aprobación de esta enmienda, puesto que permitiría al consumidor ejercitar contra
el vendedor una simple reclamación extrajudicial para tener vía libre al presta-
mista, lo cual le parecía inadecuado 24 ^. Por contra, el representante socialista mani-
festó que la finalidad primordial de la enmienda ño era sino aclarar que bastaba
una simple reclamación previa, que podía ser incluso ante las juntas arbitrales de
consumo 244 . En su paso por el Senado, la letra e) del artículo 15.1 LCCon fue
243. El Portavoz del Grupo Parlamentario Popular, el señor Burgos Gallego, afirma lo siguiente:
«La enmienda del Grupo Parlamentario Socialista al art. 15.1 e) hace referencia a la situación
que se produce cuando, en el supuesto de contratos vinculados, el usuario puede ejercer
determinados derechos frente al proveedor, y, si no se le atiende convenientemente, también
al fínanciador del crédito. El Grupo Socialista entiende que hay que variar el texto que figura
en el proyecto de ley, que hace referencia a un requisito por el cual se establece la posibilidad
de ejercitar esos derechos frente al fínanciador, en el caso de que el consumidor haya recla-
mado infructuosamente contra el proveedor, y pretende incluir la siguiente redacción: Que
el consumidor haya reclamado judicialmente o extrajudicialmente por cualquier medio acre-
ditado en Derecho contra el proveedor, y que no haya obtenido la satisfacción a la que tiene
derecho.
Nosotros no acabamos de ver exactamente cuáles son las repercusiones positivas de esta
enmienda. Nuevamente vamos más allá de la propia Directiva, y en el texto actual del pro-
yecto se exige solamente que se haya reclamado infructuosamente. El estipular que se haga
por la vía judicial o extrajudicial, podría dar lugar a que por parte de los usuarios se pusiera
en marcha un mecanismo que acabara por hacer caer el peso de las reclamaciones en mayor
medida sobre el fínanciador que sobre el proveedor, que es, en definitiva, el que tiene la
principal responsabilidad, porque con el mero hecho de que por vía extrajudicial, es decir,
por la simple emisión de una carta o de una denuncia a una organización de consumidores,
y por el mero hecho de establecer una reclamación no atendida, el propio usuario podría
pasar inmediatamente a reclamar contra la entidad financiadora.
No creemos que esto aporte muchas más garantías, sino todo lo contrario. Como digo, basta-
ría que se acredítala haber reclamado extrajudicialmente de cualquier m o d o , por lo que en
la práctica la responsabilidad del fínanciador vendría a convertirse en solidaria con el propio
proveedor de los bienes o servicios, lo que carece, desde nuestro p u n t o de vista, de sentido
por desproporcionado, máxime si esa posibilidad de dirigirse contra el fínanciador se abre
por el mero hecho de que exista un acuerdo antes citado en términos exclusivos o n o exclusi-
vos. Por lo tanto, manifestamos nuestra posición contraria a la aprobación de esta enmienda,
porque entendemos que no contribuye a clarificar, sino todo lo contrario, el texto del pro-
yecto de ley» (BOCG, Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, Comisión de Econo-
mía, Comercio y Hacienda, V Legislatura, núm. 370, de 1 de diciembre de 1994, pg. 11455).
244. El representante del Grupo Socialista, señor De la Rocha Rubi, manifiesta lo siguiente: «Nues-
tra enmienda 13 al art. 15.1, letra e) pretende, efectivamente, la posibilidad de que los dere-
chos vinculados al contrato de consumo, derechos contra el proveedor, puedan ejercerse
contra el fínanciador. Al concretar las circunstancias en que sea posible ejercitar esos dere-
chos contra el fínanciador, el texto del proyecto dice literalmente: "Que el consumidor haya
reclamado infructuosamente contra el proveedor". Creemos que la expresión "infructuosa-
mente", desde el punto de vista del derecho positivo y de la práctica procesal, está muy
vacía de contenido. ¿Qué quiere decir infructuosamente? ¿Quiere decir judicialmente, como
pretende SSa? ¿Quiere decir judicial o extrajudicialmente? ¿Quiere decir un puro y simple
contacto, una pura y simple llamada telefónica? Nosotros con nuestra enmienda pretendemos
precisarlo diciendo: "... haya reclamado judicial o extrajudicialmente por cualquier medio
acreditado en derecho contra el proveedor...". Y dice usted en su argumentación que la
reclamación debe ser siempre judicial y no extrajudicial.
Señoría, en el ámbito del derecho de los consumidores está extendiéndose, cada vez más, en
ámbitos locales, y también autonómicos, pero fundamentalmente en locales, la existencia de
lo que se llama, con distinta terminología, juntas arbitrales de consumo, juntas locales de
consumo donde muchas veces los consumidores reclaman contra determinados proveedores.
Tienen un carácter público y suficientemente fehacientes para el consumidor cuando se cree
defraudado. Fíjese que entre otras condiciones tiene que ser que los bienes o servicios objeto
314
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
objeto de cinco enmiendas, ninguna de las cuales fue finalmente aceptada. El
grupo popular propuso la vuelta al texto original del Proyecto de Ley (enmienda
núm. 3), así como la introducción de un nuevo artículo 15.1 bis (enmienda núm.
4), con el siguiente tenor: «El ejercicio por la vía judicial contra el empresario que
hubiera concedido el crédito de los derechos que correspondan al consumidQr
contra el proveedor sólo podrá tener lugar si, previa o simultáneamente, se reclama'
contra éste». Por su parte, el grupo parlamentario de senadores nacionalistas vascos
entendió que la reclamación contra el vendedor debía ser en todo caso judicial,
proponiendo como nueva redacción del precepto la siguiente: «que el consumidor
haya reclamado judicialmente contra el proveedor y no haya obtenido la satisfac-
ción a la que tenga derecho» (enmienda núm. 9). Por último, el grupo parlamenta-
rio catalán en el Senado presentó dos enmiendas (las núms. 16 y 17), en las que
defiende la necesidad de que exista resolución judicial o laudo de la junta arbitral
de consumo condenando al proveedor para que el consumidor pueda dirigirse
contra el prestamista 24 '.
Del análisis de la tramitación parlamentaria pueden extraerse dos consecuen-
cias. En primer lugar, lo innecesario de la modificación introducida en el Proyecto
de Ley. En efecto, si lo único que el grupo socialista pretendía, con la enmienda
introducida en el Congreso de los Diputados, era clarificar que bastaba la simple
reclamación extrajudicial contra el vendedor, para llegar a semejante interpreta-
ción no era necesario el cambio del texto. A falta de cualquier concreción adicio-
nal, la «reclamación» a que alude el Proyecto puede llevarse a cabo de cualquier
modo, tanto judicial como extrajudicialmente 240 . En segundo lugar, se observa
cómo el único tema que merece la atención de los parlamentarios es el de demar-
car cuidadosamente el alcance, más o menos restrictivo, de la subsidiariedad. Todos
admiten que el consumidor deba dirigirse en primer lugar contra el vendedor. Las
discrepancias surgen, en cambio, a la hora de determinar el tipo de reclamación
necesaria (judicial o extrajudicial), si es precisa una sentencia de condena, o in-
cluso si se requiere que el proveedor haga caso omiso de los derechos que esa
sentencia reconoce al consumidor.
El apartado e) del artículo 15.1 LCCon ha sido criticado por la doctrina,
por su falta de claridad y porque plantea muchos interrogantes que deja sin
del contrato no le hayan sido entregados en todo o en parte o no sean conforme a lo pactado.
Parece que lo que usted pretende es que, además de reclamar allí, tenga que hacerlo judicial-
mente, cuando probablemente el sentido de estas juntas arbitrales de consumo... es que esto
pueda servir también para favorecer ese funcionamiento y, en definitiva, para beneficiar al
consumidor, que es el sentido de la ley» (cit., pg. 11457). '
245. La enmienda núm. 16 propone como nueva redacción del art. 15.1 la siguiente: «El consumi-
dor, además de poder ejercitar los derechos que le correspondan frente al proveedor de los
bienes o servicios adquiridos mediante un contrato de crédito, podrá ejercitar con carácter
subsidiario, esos mismos derechos frente al empresario que hubiera concedido el crédito,
siempre que concurran todos y cada u n o de los requisitos siguientes: En la enmienda núm.
17 se propone un nuevo texto para el art. 15.1 e): "Que exista resolución judicial o latido de
j u n t a arbitral de consumo, condenando al proveedor, y que éste no haya procedido a prestar
al consumidor la satisfacción a que el consumidor tiene derecho"».
246. De la misma opinión, GAVIUIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit, pg. 126.
315
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
resolver2^7. Así, ¿cuál es el contenido de la reclamación que el consumidor
formula al vendedor?, ¿debe reclamarle siempre y en todo caso?, ¿cuándo es
insatisfactoria la reclamación? A mi juicio, la comprensión de la letra e) del ar-
tículo 15.1 LCCon sólo puede alcanzarse partiendo de la consideración del presta-
mista como garante. Admitido que el artículo 15 coloca al prestamista en la situa-
ción de fiador, hay que preguntarse ahora de qué tipo de fianza se trata. Debe
distinguirse entre fianza subsidiaria y solidaria2/ls. La fianza subsidiaria es aquella
en la que el deudor debe incumplir para que el fiador pueda ser requerido de
pago; es decir, es preciso que el acreedor demande judicialmente o requiera extra-
judicialmente de pago al deudor. A su vez, la fianza subsidiaria puede ser con
beneficio de excusión (el fiador no responde si el deudor tiene bienes suficientes
con los que el acreedor puede satisfacerse) o sin beneficio de excusión (basta el
incumplimiento del deudor para poder dirigirse contra el prestamista). En la fianza
solidaria, el acreedor puede exigir el pago al fiador sin que el deudor haya «incum-
plido», es decir, sin que haya sido requerido ni puesto en mora; el vencimiento de
la obligación principal provoca la exigibilidad de la obligación del prestamista. El
acreedor puede proceder contra ambos en la forma prevista en el artículo 1144
CC, por lo que, llegado el vencimiento de la deuda, podrá dirigirse directamente
contra el fiador249.
¿Qué clase de fianza se instaura en el artículo 15 LCCon? En mi opinión, no
se trata de una fianza solidaria, puesto que, si así fuera, el consumidor podría
dirigirse directamente contra el prestamista, exigiéndole, por ejemplo, la entrega
del bien, o su reparación. Y este modo de actuar está expresamente prohibido por
la letra e) del artículo 15.1, que obliga al consumidor a reclamar en primer lugar
al vendedor. Por lo tanto, el prestamista responde como fiador subsidiario. Ahora
bien, hay que averiguar si es un fiador con beneficio de excusión o si carece de
este privilegio. La opción más adecuada es calificarlo como fiador sin beneficio de
exclusión. El argumento decisivo es de nuevo el propio tenor literal de la letra e).
Este precepto exige una reclamación del consumidor al vendedor, bastando con
que sea extrajudicial y con que no sea satisfecha por el vendedor para que el
consumidor pueda acudir contra el financiador. No se requiere que el consumidor
haga una previa excusión de todos los bienes del vendedor, limitando el recurso
contra el prestamista únicamente al supuesto de que no existan en el patrimonio
de aquél bienes suficientes para satisfacer la pretensión del consumidor. En conse-
cuencia, el prestamista no puede oponer al consumidor la existencia en territorio
español de bienes del vendedor con los que puede cobrarse.
En cualquier caso, lo realmente decisivo no es que el prestamista sea un fiador
subsidiario, sino que carezca del beneficio de excusión. De hecho, la distinción
entre fianza subsidiaria sin beneficio de excusión y fianza solidaria no es grande.
247. FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 240; ALFARO AGUH.A-R.KAL, J.: «Obser-
vaciones críticas...», cit., pg. 1050.
248. De nuevo, se sigue a CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pgs. 76 y ss. De manera similar,
ALVENTOSADEL RÍO, J.: La fianza..., cit., pgs. 188 y ss.
Q aplicable no sólo al supuesto de ejercicio de acciones contra el prestamista, sino también a
249. En la fianza solidaria nunca puede oponerse el beneficio de excusión (cfr. art. 1831.2 CC).
316
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
La única diferencia es que, en el primer caso, el consumidor sólo puede dirigirse
al prestamista después de haber reclamado al vendedor el pago, mientras que en
el segundo tiene vía libre contra el prestamista tras el vencimiento de la obligación
del vendedor, sin necesidad de haberle exigido a éste el pago. Conviene tener en
cuenta que en el derecho español la forma en que se establezca la responsabilidad
del prestamista (subsidiaria sin beneficio de excusión o solidaria) realmente va a
afectar muy poco al nivel de protección del consumidor. Ello se debe a que en
nuestro país el consumidor, además del derecho a suspender los pagos al presta-
mista, puede también ejercitar determinadas acciones contra él, trasladándole el
riesgo de insolvencia del vendedor. Por eso, aunque se configure la responsabilidad
como subsidiaria sin beneficio de excusión, el consumidor siempre podrá solicitar
al prestamista el cumplimiento, o resolver la compraventa y obtener de éste el
importe del precio de la compraventa. En consecuencia, la opción entre solidari-
dad o subsidiariedad sin beneficio de excusión no implica ninguna desventaja eco-
nómica para el consumidor; la adopción de un sistema de responsabilidad subsidia-
ria conlleva únicamente un retraso temporal -y tampoco muy prolongado- en el
ejercicio y satisfacción de sus derechos. La situación es completamente distinta en
aquellos ordenamientos jurídicos, como el alemán o el austríaco, en los que el
consumidor sólo está autorizado a rehusar el pago de los plazos al prestamista,
pero no a ejercitar acciones contra él. En este caso es de gran importancia el que
la responsabilidad del prestamista sea solidaria o subsidiaria, ya que, si es solidaria,
el consumidor puede sin más dejar de pagar, mientras que si es subsidiaria, conti-
núa obligado a abonar los plazos de amortización del préstamo hasta que la recla-
mación formulada ante el vendedor resulte infructuosa; pagos que, además, el con-
sumidor no va a poder recuperar del prestamista.
La consideración del prestamista como garante puede servir para explicar el
sentido de la letra e) del artículo 15.1 en relación a algunos de los derechos que
el consumidor ostenta contra el prestamista. Sin embargo, otros derechos tienen
que ser analizados al margen de su condición de fiador. Así sucede, particular-
mente, con el derecho a suspender los pagos al prestamista, y con el derecho a la
reducción del importe del crédito concedido. ¿Qué significado tiene la letra e) en
estos casos? Lo más apropiado es examinar el alcance de este precepto en relación a
cada uno de los derechos que puede ejercitar el consumidor contra el prestamista.
a) El derecho a suspender los pagos al prestamista.
El artículo 15.1 e) LCCon resulta aplicable, en primer lugar, al derecho del
consumidor a suspender el pago de los plazos al prestamista 250. En consecuencia,
el consumidor estará autorizado a rehusar el pago cuando, tras el incumplimiento
del vendedor, haya reclamado contra éste y no haya obtenido una adecuada satis-
facción a esta petición. Para comprender con toda su extensión el significado de
250. Como indica GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 129, la letra e) resulta
la hipótesis de oposición de excepciones.
317
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
esta proposición, es preciso analizar en qué casos puede suspender el pago el con-
sumidor que estipula una bilateral venta a plazos, y comparar su situación con
aquel otro que celebra una compraventa financiada por un tercero.
En una venta a plazos bilateral, si el vendedor no entrega el bien en el mo-
mento pactado (omisión total de la ejecución de la prestación), el comprador está
autorizado a rehusar el pago; podrá suspender sin más el cumplimiento de su
obligación, y dejar de pagar los sucesivos plazos. Y ello tanto si el vendedor le
requiere de pago por vía extrajudicial como judicial (en este último caso es cuando
puede oponer la genuina «exceptio non adimpleti contractus»). Mayores proble-
mas se producen cuando el vendedor entrega un bien, que luego resulta ser defec-
tuoso. También en este caso puede el comprador oponerse a la reclamación de
pago mediante la excepción de contrato no cumplido adecuadamente («exceptio
non rite adimpleti contractus»). Sin embargo, no todo supuesto de incumplimiento
defectuoso faculta al comprador a oponer con éxito esta excepción. En realidad,
sólo cabe cuando su alegación no es contraria a la buena fe 2sl . El rechazo del pago
es conforme a la buena fe cuando esta medida aparece justificada por la importan-
cia del incumplimiento defectuoso. Por eso, la excepción sólo es aceptable en el
caso de defectos graves o importantes, que autorizarían asimismo al comprador a
resolver el contrato 2 ' 2 . La cuestión, por tanto, se traslada a aquella que consiste en
determinar en qué hipótesis de incumplimiento defectuoso cabe la resolución del
contrato 233 . Todo esto lleva a concluir que si el incumplimiento defectuoso es grave
o esencial (defectos graves), el comprador podrá oponer la excepción de incumpli-
miento (y también, si lo desea, resolver el contrato), mientras que si el incumpli-
miento no es esencial (defectos leves o menores) no puede suspender el pago ni
ejercitar la acción resolutoria2^4.
251. ESPÍN CÁNOVAS, D.: «La excepción de incumplimiento contractual», ADC, 1964, pg. 568; ORTÍ
VALLEJO, A.: La protección del comprador..., cit., pg. 414, y e n «Los vicios en la compraventa...»,
c i t , pg. 5 1 ; DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., c i t , II, pg. 695; BUSTOS VALDIVIA, I.: La suspensión
del pago..., cit., pg. 173. En este mismo sentido, el §320, ap. 2 BGB.
252. En este sentido, DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., II, pg. 695, y las SSTS de 10 de mayo de
1989 (RJ 1989, 3679), 27 d e marzo de 1991 (RJ 1991, 2451), y 12 de julio de 1991 (RJ 1992,
1547). Téngase en cuenta que el art. 4 de la Propuesta modificada de Directiva sobre la venta
y las garantías de los bienes de consumo facultaba al consumidor a suspender el pago de los
plazos desde que éste denuncie al vendedor la falta de conformidad, sin aludir a la importan-
cia o gravedad del defecto (art. 4: «Si el vendedor y el consumidor acordaren el pago a
plazos, se podrá suspender el pago de los plazos hasta q u e se haya subsanado la falta de
conformidad denunciada»). En la redacción final de la Directiva desaparece cualquier refe-
rencia al derecho del consumidor a suspender el pago d e los plazos.
253. La resolución únicamente es admisible cuando la entidad y las circunstancias del incumpli-
miento sean tales que razonablemente, de acuerdo con las exigencias d e la buena fe, ya n o
f
Hieda seguir exigiéndose a la parte cumplidora o dispuesta a cumplir, que continúe vincu-
ada por el contrato (PANTALEÓN, F.: «El sistema...», cit., pg. 1048, y «Las nuevas bases...», cit.,
pg. 1/33). En definitiva, cuando el incumplimiento es grave o esencial. Hay incumplimiento
esencial en todos aquellos casos en que se lesiona un interés contractual esencial, es decir,
cuando el incumplimiento de u n a parte provoca en la otra u n perjuicio, que implica u n a
privación sustancial de lo q u e tenía derecho a esperar e n virtud del contrato [CABANILLAS
SÁNCHEZ, A.: «Comentario al art. 25», en DÍEZ-PICAZO, L. (dir.): La compraventa internacional...,
cit., pg. 214].
254. Sobre la viabilidad d e la acción resolutoria en el supuesto d e incumplimiento defectuoso,
véanse, por todos, las interesantes reflexiones de ORTÍ VALLEJO, A.: La protección del comprador...,
318
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
¿Cómo afecta la letra e) del artículo 15.1 LCCon al derecho del consumidor
a suspender el pago? La solución va a depender del tipo de incumplimiento del
vendedor, según se trate de omisión de entrega del bien o de transmisión de un
N
bien defectuoso.
1) Falta de entrega del bien. El consumidor sólo va a poder rehusar el pago al
prestamista cuando haya reclamado antes al vendedor el cumplimiento, esto es, la
entrega del bien, y no haya obtenido la satisfacción de este derecho. La situación
del consumidor es peor que la del normal comprador a plazos. Efectivamente, éste
puede sin más suspender los pagos al vendedor, con la simple alegación de que el
vendedor no ha entregado el bien en el momento pactado; para poder oponer la
excepción de incumplimiento no es preciso que antes haya reclamado al vendedor.
En cambio, en la compraventa financiada, el consumidor únicamente va a poder
suspender los pagos al prestamista cuando concurran conjuntamente dos requisi-
tos: que el consumidor requiera al vendedor el cumplimiento, y que esta reclama-
ción no sea satisfecha por el vendedor.
La letra e) no afecta de ningún modo a la configuración del incumplimiento
del vendedor, en el sentido de que obligue a reclamar a éste la entrega del bien
para que se entienda que el contrato ha sido incumplido. No fija el momento del
incumplimiento del vendedor (éste debe entenderse de la misma manera que en
cualquier otro contrato de compraventa), sino el momento a partir del cual el
consumidor puede ejercitar un determinado derecho contra el prestamista. La le-
tra e) lo que hace es supeditar el ejercicio de un derecho (el derecho a suspender
los pagos al prestamista) a una circunstancia: que el consumidor haya reclamado
infructuosamente al vendedor la entrega del bien.
La finalidad de la letra e) es clara: evitar que el consumidor pueda dejar de
pagar al prestamista alegando frente a éste, que se dirige a él reclamándole el pago
del plazo vencido, que el vendedor ha incumplido su obligación por no haber
entregado el bien en el momento pactado 2 ''. Esta simple alegación contra el presta-
mista no basta para suspender el pago; es preciso que el consumidor haya recla-
cit., pgs. 386 y ss. Señala este autor que la existencia de u n defecto resolutorio debe averi-
guarse conforme a criterios objetivos, en concreto, el criterio funcional o finalista. Puede
resolverse el contrato cuando el defecto comporta u n atentado grave a la posibilidad que
tiene el comprador de realizar el fin perseguido. En el mismo sentido se manifiesta el art.
11.3 LGDCU, que alude a la «falta de aptitud para el uso a que estuviese destinado».
La tesis propuesta implica apartarse definitivamente de la desafortunada corriente jurispru-
dencial que distingue entre incumplimientos defectuosos graves y n o graves con la finalidad
de considerar aplicables a los primeros las acciones generales del incumplimiento y a los
segundos las acciones edilicias. En mi opinión, esta interpretación es equivocada puesto que
en ambos casos sería aplicable la resolución (en las edilicias, por medio de la acción redhibi-
toria), independientemente de la importancia del defecto, y la única diferencia estaría en
los plazos de prescripción de un a y otra. El m o d o correcto de proceder es entender que
cuando el incumplimiento defectuoso n o es esencial, el comprador dispone de la acción de
reparación, mientras que si reúne la condición de esencial, tendrá expedita la vía d e la
resolución. A semejante conclusión permite llegar asimismo el art. 11.3 LGDCU.
255. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 100.
319

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mado la entrega al vendedor, y que esta petición resulte insatisfecha. La solución
adoptada por el legislador puede considerarse adecuada, puesto que provoca más
beneficios que perjuicios. En efecto, resulta sensato atrasar durante un breve pe-
ríodo de tiempo (el que dura la reclamación infructuosa al vendedor) el recurso
del consumidor al prestamista, porque si la pretensión de cumplimiento formulada
por el consumidor ante el vendedor es debidamente atendida por éste, ha desapa-
recido el incumplimiento contractual, y ya no hay ninguna razón para que el consu-
midor se niegue al pago de los plazos de amortización del préstamo. Sólo cuando
el vendedor no satisface esta petición puede el consumidor oponer la excepción
de incumplimiento.
Es cierto que esta solución coloca al consumidor provisionalmente en una
posición peor que la del normal comprador en una venta a plazos. En la bilateral
venta a plazos, para suspender el pago al vendedor no es necesario que la reclama-
ción de pago devenga infructuosa, ni siquiera es preciso que haya reclamación; el
comprador puede rehusar el pago de los plazos pendientes con tal de haber denun-
ciado los defectos. En cambio, en la compraventa financiada sí se condiciona el
derecho a suspender el pago al hecho de que la previa reclamación contra el
vendedor sea insatisfecha. Hasta ese instante, el consumidor no puede dejar de
pagar los plazos de amortización. Sin embargo, este «retraso» en la posibilidad de
oponer la excepción de incumplimiento no implica una desprotección real del
consumidor en relación al normal comprador a plazos, porque una vez que la
reclamación contra el vendedor resulte infructuosa, el consumidor va a poder sus-
pender el pago de los plazos, y además, si opta por la resolución de la compraventa,
podrá recuperar del prestamista el precio que pagó al vendedor.
2) Entrega de un bien defectuoso. Si el vendedor ha entregado un bien con vicios
o defectos, el consumidor está autorizado para suspender el pago de los plazos al
prestamista sólo cuando ha reclamado contra el vendedor, y no ha obtenido la
satisfacción de este derecho. El contenido de esta reclamación es la reparación del
bien o, en su caso, su sustitución por otro nuevo, de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 11.3 LGDCU. El funcionamiento de la previa reclamación insatisfac-
toria contra el vendedor del artículo 15.1 e) LCCon guarda una estrecha relación
con la configuración que el artículo 11.3 LGDCU hace de la reparación y de la
sustitución236. En cualquier caso, conviene tener en cuenta que este último pre-
cepto deberá ser modificado cuando se incorpore al derecho interno la Directiva
99/44/CE, de 25 de mayo, sobre determinados aspectos de la venta y las garantías
de los bienes de consumo 257 .
256. Según este último precepto, la primera (y única) reclamación que el consumidor puede
realizar al garante es la reparación gratuita del bien, eliminando los vicios o defectos que
éste presente (además, puede exigir los daños y perjuicios causados). Cuando la reparación
solicitada, y efectuada, no sea satisfactoria, el consumidor tendrá derecho, a su elección, a
que le sea entregado un bien nuevo (sustitución) o a resolver el contrato.
257. El art. 3 de la Directiva, que lleva por rúbrica Derechos del consumidor, establece lo siguiente:
«1. El vendedor responderá ante el consumidor de cualquier falta de conformidad que
exista en el momento de la entrega del bien.
2. En caso de falta de conformidad, el consumidor podrá exigir que los bienes sean puestos
320
L
. 5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
Si el consumidor quiere que el bien sea reparado, tendrá que solicitar del
vendedor su reparación, no pudiendo suspender el pago al prestamista de los pla-
zos de amortización hasta que la reparación resulte insatisfactoria. Para llegar a
este resultado debe acudirse o no a la letra e) del artículo 15.1 LCCon, en función
de la gravedad del defecto. Si los defectos son leves, y el consumidor pide la repara-
ción, sólo va a poder suspender el pago cuando la reparación fracase, pero ao
porque así lo imponga la letra e), sino poique a ese resultado se llega mediante la
correcta utilización del principio de accesoriedad. Si el consumidor sólo puede
utilizar contra el prestamista los mismos derechos que tendría contra el vendedor,
caso de haber celebrado una bilateral venta a plazos, resulta evidente que no goza
del derecho a suspender el pago de los plazos, porque tampoco en una bilateral
venta a plazos podría utilizar este derecho. En efecto, en la venta a plazos, si el bien
tiene defectos leves y el consumidor pide su reparación, sólo va a poder rehusar el
pago de los plazos cuando esté autorizado a resolver el contrato, lo que acontece
únicamente en el supuesto de que la reparación haya resultado insatisfactoria. De
igual manera sucede en la compraventa financiada: el consumidor sólo está legiti-
mado a suspender el pago al prestamista cuando la reparación solicitada al vende-
dor resulte insatisfecha. En esta hipótesis, por tanto, el artículo 15.1 e) LCCon no
introduce ninguna novedad. En cambio, si los defectos son graves, la razón de que
el consumidor no pueda suspender el pago hasta que la reparación solicitada de-
venga infructuosa se encuentra en la letra e). Como los defectos son graves, el
consumidor puede, si ha celebrado una venta a plazos bilateral, suspender el pago
(porque también puede resolver), suspensión que podrá realizar aunque solicite
la reparación. Sin embargo, en la compraventa financiada la letra e) obliga a apla-
zar la suspensión hasta que la reparación sea insatisfactoria.
en conformidad mediante la reparación o la sustitución del bien sin cargo alguno, de confor-
midad con el ap. 3, o una reducción adecuada del precio o la resolución del contrato respecto
de dicho bien, de conformidad con los aps. 5 y 6.
3. En primer lugar, el consumidor podrá exigir al vendedor que repare el bien o que lo susti-
tuya, en ambos casos sin cargo alguno, salvo que ello resulte imposible o desproporcionado.
Se considerará desproporcionada toda forma de saneamiento que imponga al vendedor cos-
tes que, en comparación con la otra forma de saneamiento, n o sean razonables, teniendo en
cuenta:
- el valor que tendría el bien si no hubiera falta de conformidad,
- la relevancia de la falta de conformidad, y
- si la forma de saneamiento alternativa pudiese realizarse sin inconvenientes mayores para
el consumidor.
Toda reparación o sustitución deberá llevarse a cabo en un plazo razonable y sin mayores
inconvenientes para el consumidor, habida cuenta de la naturaleza de los bienes y de la
finalidad que tuvieran los bienes para el consumidor.
4. La expresión "sin cargo alguno" utilizada en los aps. 2 y 3 se refiere a los gastos necesarios
realizados para subsanar la falta de conformidad de los bienes con el contrato, especialmente
los gastos de envío, así como los costes relacionados con la m a n o de obra y los materiales^
5. El consumidor tendrá derecho a una reducción adecuada del precio o a la resolución
del contrato:
- si n o puede exigir ni la reparación ni la sustitución, o
- si el vendedor no hubiera llevado a cabo el saneamiento en un plazo razonable, o
- si el vendedor no hubiera llevado a cabo el saneamiento sin mayores inconvenientes para
el consumidor.
6. El consumidor no tendrá derecho a resolver el contrato si la falta de conformidad es de
escasa importancia».
1 1 ,-I.a Compraventa Financiada ... 321
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Igualmente, y para la compraventa financiada, si el consumidor puede, con-
forme a derecho, exigir al vendedor directamente, y en primer lugar, la sustitución
del bien defectuoso por otro nuevo, no estará autorizado a suspender el pago al
prestamista hasta que esta petición de sustitución sea insatisfecha. La necesidad de
la reclamación (de sustitución) infructuosa contra el vendedor no deriva, en este
caso, del principio de accesoriedad, sino del obligado cumplimiento del presu-
puesto contenido en la letra e) del artículo 15.1 LCCon. En la bilateral venta a
plazos, si el consumidor puede pedir al vendedor la sustitución del bien, está autori-
zado asimismo para suspender los pagos aplazados, puesto que si puede pedir la
sustitución, puede también obtener la resolución, y en consecuencia, hacer uso de
la excepción de incumplimiento contractual, suspendiendo los pagos futuros258. En
cambio, en la compraventa financiada el consumidor que solicite al vendedor la
sustitución del bien por otro nuevo no va a estar legitimado para suspender el pago
hasta que la reclamación de sustitución sea insatisfecha, por mandato del artículo
15.1 e) LCCon. Sin embargo, ¿qué ocurre si el consumidor solicita la sustitución
después de haber reclamado al vendedor infructuosamente la reparación? En tal
caso, como la petición de reparación ya ha resultado insatisfecha, el consumidor
está legitimado, desde ese instante, para suspender el pago al prestamista [porque
podría resolver el contrato «ex» art. 11.3 b) LGDCU], independientemente de que
tenga vía libre para ejercitar, y de hecho ejercite, las acciones que le confiere el
ordenamiento jurídico (sustitución o resolución). Por eso, si tras la reparación
insatisfactoria exige al vendedor la sustitución del bien, podrá suspender el pago
de los plazos de amortización al prestamista sin necesidad de esperar a que la
reclamación de sustitución sea insatisfactoria.
b) El derecho al cumplimiento del contrato.
El prestamista va a responder como garante de la obligación del vendedor de
cumplir el contrato conforme a lo pactado. La reclamación contra el prestamista
sólo podrá producirse cuando el consumidor haya solicitado previamente al vende-
dor el cumplimiento, y esta petición resulte insatisfecha. En consecuencia, si el
vendedor no entrega el bien, el consumidor debe requerirle extrajudicialmente
para que lo haga, y si el vendedor no satisface esta petición, tiene vía libre para
formular esa misma petición al prestamista. Igual sucede en el caso de que el bien
sea defectuoso y el consumidor pida su reparación o sustitución. Primero debe
dirigirse al vendedor, y sólo cuando esta petición resulte insatisfecha podrá recla-
mar al prestamista la reparación o sustitución.
c) El derecho a la devolución del precio del bien.
El consumidor puede «ex» artículo 15 LCCon obtener del prestamista el im-
porte del precio que, como consecuencia de la resolución de la compraventa, está
258. Así se deduce del art. 11.3 LGDCU, donde el consumidor que puede solicitar la sustitución
está también facultado para resolver el contrato. La situación es distinta en la Directiva 9 9 /
44/CE, de 25 de mayo, sobre determinados aspectos de la venta y las garantías de los bienes
de consumo, d o n d e la resolución sólo es admisible cuando el consumidor n o pueda exigir
322
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
obligado a restituir el propio vendedor. En todo caso, esta pretensión se supedita
a que el consumidor «haya reclamado judicial o extrajudicialmente... contra el
vendedor, y no haya obtenido la satisfacción a que tiene derecho» [letra e) del art.
15.1 LCCon]. De la aplicación de lo dispuesto en este precepto se deduce que el
consumidor debe formular, en primer lugar, una reclamación contra el vendedor,
en la que declara resuelto el contrato y le exige que haga frente a su obligación
liquidatoria, es decir, que le restituya el importe del precio. A estos efectos, también
es válida la reclamación extrajudicial. Una vez que esta reclamación resulte insatisfac-
toria, el consumidor tiene expedita la vía de la reclamación contra el prestamista.
Si bien es cierto que esta solución satisface plenamente la letra e) del artículo
15.1 LCCon, el peculiar origen de la obligación del vendedor de devolver el precio
impide que una simple reclamación extrajudicial infructuosa contra el vendedor
sea suficiente para que el consumidor pueda dirigirse contra el prestamista. Si
así sucediera, esta acción contra el prestamista sería desestimada, no porque el
consumidor carezca del derecho a obtener la devolución del importe del precio,
o porque no se cumpla alguno de los requisitos de las letras d) o e) del artículo 15.1
LCCon. La razón de la desestimación sería exclusivamente procesal, en concreto, la
defectuosa constitución de la relación jurídico-procesal. Si el prestamista opone la
excepción de litisconsorcio pasivo necesario, el juzgador no puede entrar a conocer
del derecho del consumidor a resolver la compraventa y a recuperar el precio del
bien, puesto que en ese proceso no interviene como demandado el propio vende-
dor, que fue parte en el contrato cuya resolución ahora se discute °".
De la conjunción de estos dos datos [origen de la obligación garantizada y
letra e) del art. 15.1 LCCon] se deduce que el modo de actuar más adecuado para
el consumidor consiste en comunicar extrajudicialmente al vendedor la resolución
del contrato de compraventa, solicitándole la devolución del precio como obliga-
ción liquidatoria; si el vendedor no restituye el precio, el consumidor interpondrá
una demanda judicial contra prestamista y vendedor, en la que solicita que se
declare que la resolución estaba bien hecha y se condene a los dos a la devolución
del precio. El juzgador sólo va a poder condenar al prestamista a la devolución del
precio cuando con carácter previo (en ese mismo proceso) haya sido declarado
judicialmente resuelto el contrato de compraventa. El consumidor puede seguir
otro procedimiento mucho más lento (y por ello, carente de interés para él): exi-
girá extrajudicialmente y después judicialmente al vendedor la resolución del con-
trato y la devolución del precio del bien. Una vez dictada sentencia condenatoria,
i
la sustitución, ésta no haya sido llevada a cabo por el vendedor en un plazo razonable, o
no haya sido llevada a cabo sin mayores inconvenientes para el consumidor (art. 3.5 de la
Directiva).
259. Es doctrina jurisprudencial consolidada que en los supuestos de acciones relativas al naci-
miento, vicisitudes y extinción de los contratos no pueden los Tribunales pronunciarse
cuando no figuran en la litis las personas que en tales contratos actuaron como partes o sus
respectivos causahabientes [MUÑOZ JIMÉNF.Z, F. J.: «Litisconsorcio pasivo necesario», en SALAS
CARCKLI.KR, A. (dir.): Excepciones procesales, Colección Cuadernos de Derecho Judicial. Madrid,
Consejo General del Poder Judicial, 1994, pgs. 305 y ss., y la jurisprudencia allí citada].
323
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
acudirá contra el prestamista, reclamando el precio que el vendedor no le ha de-
vuelto.
Lógicamente, lo habitual es que el consumidor demande conjuntamente a
vendedor y prestamista. El requisito de la letra e) se satisface plenamente con la
reclamación extrajudicial dirigida contra el vendedor. Por eso, no cabe interpretar
este precepto en el sentido de que haya que esperar a que la ejecución de la
sentencia que condena al vendedor a la devolución del precio resulte infructuosa,
por no disponer éste de bienes suficientes; ni a que el vendedor no entregue volun-
tariamente el precio de adquisición, en cumplimiento de lo que ordena la senten-
cia. La simple reclamación extrajudicial satisface lo dispuesto en esta norma. De
ahí que la posterior demanda judicial contra prestamista y vendedor pueda acabar
en condena contra ambos, y que el consumidor puede pedir la ejecución de esta
sentencia únicamente contra el -solvente- prestamista.
En conclusión, el origen de la obligación garantizada impone al consumidor
un requisito más severo para poder dirigirse al prestamista que el diseñado en la
letra e). No basta una simple reclamación extrajudicial contra el vendedor, sino
que es preciso que el contrato de compraventa haya sido judicialmente declarado
resuelto en un proceso (anterior en tiempo, o en el mismo proceso en que se
demanda al prestamista) en el que actúa como demandado el propio vendedor.
d) El derecho a la reducción del importe del préstamo.
La aplicación de la letra e) del artículo 15.1 LCCon no resulta nada problemá-
tica cuando el consumidor pretende la restitución por el prestamista del dinero
por importe equivalente a la diferencia entre el precio pagado y el que efectiva-
mente tiene la cosa, por la presencia en ella de defectos. El mencionado precepto
obliga al consumidor a reclamar en primer lugar contra el vendedor, reclamación
que será extrajudicial, y en la que solicita que, debido a los defectos del bien, y a
la consiguiente disminución de su valor (y del precio), le devuelva la diferencia
entre el precio pagado y el (nuevo) precio reducido. Si el vendedor no satisface
esta petición, el consumidor puede ya acudir al prestamista. Al igual que en el
supuesto de la resolución, no es suficiente con que la demanda se interponga
únicamente contra el prestamista; éste podrá oponer con éxito la excepción de
litisconsorcio pasivo necesario, pues en ese proceso debe analizarse la viabilidad
de la acción estimatoria de la compraventa, que modifica uno de los elementos
esenciales de este contrato (el precio), razón por la cual tiene que intervenir nece-
sariamente el vendedor. Por eso, tras la reclamación extrajudicial infructuosa con-
tra el vendedor, el consumidor demandará a prestamista y vendedor, solicitando
que se declare que el precio se ha reducido, y que se condene al prestamista (o a
prestamista y vendedor) a restituir la diferencia del precio.
Sin embargo, Jo normal es que el consumidor no persiga la devolución de la
diferencia del precio, sino que la disminución del precio de la compraventa provo-
que una disminución del importe del crédito concedido, que se materializará, a
elección del consumidor, en una reducción del número de plazos de amortización
324
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
o del importe de los plazos. Con este fin, el consumidor demandará al prestamista,
solicitando una reducción del importe del préstamo, o más concretamente, que se
dicte sentencia en la que declare el número de plazos de amortización que debe
satisfacer el consumidor o el nuevo importe (menor) de cada uno de los plazos.
Como se ha señalado, el prestamista puede oponer con éxito la excepción de litis-
consorcio pasivo necesario, puesto que la reducción del crédito sólo es posible
cuando se ha admitido una disminución del precio de la compraventa, y eso sólo
puede decidirse en presencia del vendedor. Esto significa que el procedimiento
que el consumidor debe seguir es el siguiente: demandará a prestamista y vende-
dor, y solicitará, en primer lugar, que se reduzca el precio del bien en proporción
a la pérdida de valor que éste ha sufrido; y en segundo lugar (y subsidiariamente),
que disminuya el importe del préstamo concedido, estableciéndose un nuevo nú-
mero de plazos de amortización o una nueva cuantía (menor) para los plazos de
amortización que debe satisfacer.
¿Qué sentido tiene, en estas hipótesis, el contenido de la letra e) del artículo
15.1? A mi juicio, no puede exigirse al consumidor que, antes de demandar al
prestamista, realice una previa reclamación extrajudicial al vendedor, puesto que
en realidad no tiene nada que reclamarle. Por eso, si el consumidor puede con-
forme a derecho ejercitar contra el vendedor la acción estimatoria, el artículo 15
LCCon le autoriza para demandar directamente a prestamista y vendedor, en el
sentido ya expuesto. El prestamista no podrá alegar que no concurre el presu-
puesto del artículo 15.1 e), por no existir una reclamación infructuosa contra el
vendedor. Y ello por dos razones. En primer lugar, porque en la misma demanda
interpuesta contra el prestamista también aparece como demandado el vende-
dor260. En segundo lugar, porque la condena al prestamista sólo se producirá
cuando el juzgador, con carácter previo, haya admitido que procede una reducción
del precio de la compraventa 261 .
3. La previa reclamación insatisfactoria contra el vendedor.
De conformidad con lo dispuesto en la letra e) del artículo 15.1 LCCon, es
precisa una previa reclamación insatisfactoria contra el vendedor para que el con-
sumidor pueda suspender el pago de los plazos de amortización al prestamista, y
también para que pueda ejercitar contra el prestamista el derecho al cumplimiento
de la obligación del vendedor (entrega, reparación o sustitución del bien), el dere-
cho a la devolución del precio de adquisición del bien, y el derecho a la restitución
de la diferencia entre el precio convenido y el nuevo precio establecjdo tras el
260. Se elimina así el peligro que la letra e) pretende evitar: que el prestamista sea demandado o
no pueda cobrar sus créditos (el consumidor suspende el pago de los plazos de amortización)
sin que el consumidor haya ejercitado sus derechos previamente contra el vendedor.
261. Además, esta solución coincide totalmente con la existente en el derecho alemán, donde
tampoco se exige ningún tipo de reclamación previa contra el vendedor cuando el consumi-
dor solicita la reducción del importe del crédito y, consecuentemente, de la cuantía de los
plazos de amortización (la Einwendungsdurchgriff sólo es subsidiaria cuando el consumidor
solicita la reparación o la sustitución del bien defectuoso, según el §9.3, frase 3 VerbrKrG).
325

Ai./ MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ejercicio exitoso de la acción estimatoria. En consecuencia, el contenido de la
reclamación será exigir el cumplimiento, en forma de entrega, reparación o sustitu-
ción, o reclamar la entrega de una cantidad de dinero 202 .
En cualquier caso, la comprensión de la letra e) JIO resulta fácil. Las cuestiones
que merecen nuestra atención son, básicamente, dos. En primer lugar, el tipo de
reclamación que debe realizar el consumidor ante el vendedor. En segundo lugar,
la determinación de cuándo la reclamación resulta insatisfactoria.
a) El tipo de reclamación.
La ley se refiere a que «el consumidor haya reclamado judicial o extrajudicial-
mente, por cualquier medio acreditado en derecho, contra el proveedor». La re-
dacción del precepto sufre una variación en relación al texto del Proyecto, que
aludía únicamente a que el consumidor hubiera reclamado contra el proveedor.
La modificación se justifica en un afán de especificar que la reclamación puede
ser también extrajudicial, aclaración que, como ya se dijo, en ningún caso era
necesaria, puesto que no existía ningún obstáculo que impidiera englobar, dentro
del término «reclamación» del Proyecto de Ley, tanto la judicial como la extrajudi-
cial.
La manera habitual de efectuar la reclamación al vendedor es por vía extraju-
dicial. De hecho, lo primero que hace el consumidor, cuando llega el vencimiento
de la obligación del vendedor y éste no entrega el bien, es dirigirse a él y reclamarle
la entrega; y si el bien es defectuoso, su primera acción será la de comunicar al
vendedor la existencia de defectos, exigiéndole la inmediata reparación. La recla-
mación extrajudicial, además de presentar importantes ventajas en comparación
con la judicial (menos costosa, mayor agilidad y rapidez, etc.), es la primera me-
dida, dentro de una secuencia lógica, que el consumidor debe tomar. Si él está
interesado en el cumplimiento exacto de la obligación del vendedor, debe pedirle
a éste (extrajudicialmente), una vez manifestado el incumplimiento, que cumpla 263 .
La mención de que la reclamación extrajudicial debe hacerse «por cualquier
medio acreditado en derecho» es superflua. El problema no es que esta reclama-
ción tenga que realizarse utilizando un determinado cauce (conducto notarial, fax,
etc.), de modo que si emplea otro distinto no pueda considerarse cumplido el
presupuesto de la letra e), por no concurrir una reclamación extrajudicial de las
262. Que éste es el contenido de la reclamación lo afirman ALFARO AGUII.A-RK.AI, J.: «Observaciones
críticas...», cit., pg. 1051; SÁNCHEZ HF.RRF.RO, J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de
marzo, de Crédito al Consumo», Ad. Civ., 1996-3, pg. 717; DÍAZ ALAIÍART, S.: «Financiación
del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 23: «la reclamación tanto podrá ir en la línea de
solicitar el cumplimiento correcto como, cuando corresponda, de solicitar la resolución del
contrato».
263. En algún caso, la propia reclamación es la que determina el incumplimiento. Así sucede en
la hipótesis de que la obligación del vendedor esté sometida a plazo, éste llegue y el vendedor
n o efectúe la entrega del bien. Salvo que se trate de un término esencial, la llegada de esa
fecha (y el vencimiento de la obligación) no implican «per se» el incumplimiento del vende-
dor. Sólo cabe hablar de incumplimiento cuando el consumidor se dirige al vendedor, es-
tando la obligación vencida, y le reclama el pago.
326
, L-
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
que exige este precepto. La cuestión es, más bien, que cuando el consumidor
pretenda suspender los pagos al prestamista, tendrá que probar, entre otros extre-
mos, que ha reclamado extrajudicialmente al vendedor el cumplimiento (o exacto
cumplimiento) de su obligación, y que a pesar de ello no ha obtenido una ade-
cuada satisfacción2''4. Por ello, debe formular la pretensión de cumplimiento de un
modo tal que luego, en su caso, no tenga dificultades en probar que efectivamente
solicitó del vendedor el cumplimiento. En consecuencia, el artículo 15.1 e) LCCon
no obliga al consumidor a reclamar al vendedor de un determinado modo. Esta
reclamación podrá hacerse en la forma en que el consumidor estime conve-
niente 265 . Ahora bien, lo más adecuado es que utilice un medio que sirva de prueba
indubitada de la reclamación realizada al vendedor 266 .
Al consumidor no le interesa, en ningún caso, utilizar en primer lugar una
reclamación de cumplimiento por vía judicial sin haber intentado antes que el
vendedor cumpla correctamente su obligación, requiriéndole a ello mediante una
reclamación extrajudicial. Sin embargo, y como hipótesis teórica (en contadas oca-
siones se dará en la práctica), cabe que el consumidor opte desde un principio por
la reclamación judicial de cumplimiento, que se produce con la presentación de
la demanda ante el órgano jurisdiccional que corresponda. También es posible
que el consumidor reclame el cumplimiento a través del mecanismo del arbitraje
de consumo, mediante la presentación de la solicitud de arbitraje a la Junta Arbitral
de Consumo que corresponda (art. 3 del Decreto 636/1993, de 3 de mayo, por el
que se regula el sistema arbitral de consumo). En todo caso, lo normal es que el
consumidor decida acudir al arbitraje de consumo sólo después de haberse dirigido
al vendedor, reclamándole el (exacto) cumplimiento, y haber resultado esta peti-
ción infructuosa.
b) ¿ Cuándo es insatisfactoria la reclamación ?
El consumidor está autorizado a rehusar el pago al prestamista cuando ha
reclamado al vendedor el cumplimiento y «no ha obtenido la satisfacción a la que
tiene derecho». Cabe hacer dos consideraciones iniciales. Por una parte, la inclu-
sión de la expresión «a la que tiene derecho» es innecesaria 267 . Esta locución, en
lugar de aclarar que no es preciso conseguir un pronunciamiento judicial o arbitral
264. Como afirma ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1051, «la carga de la
prueba de que reclamó corresponde al consumidor».
265. Así, por ejemplo, puede llamar por teléfono al vendedor, pidiéndole que venga a su domicilio
a recoger el electrodoméstico averiado, para que lo repare; hace esta misma petición me-
diante una carta que envía por correo ordinario; acude personalmente al establecimiento
comercial del vendedor, y le deja allí el televisor averiado, para que lo repare, o le indica
ante testigos que el aparato averiado se encuentra en su domicilio, requiriéndole a que se
desplace a recogerlo y repararlo.
266. Por eso, resulta aconsejable que la reclamación se haga por conducto notarial, por telegrama,
o, en definitiva, por cualquier otro medio que sirva de prueba eficaz de que se ha reclamado
el cumplimiento.
267. En el Proyecto de Ley no existía semejante cláusula, que fue introducida durante la tramita-
ción parlamentaria, para hacer coincidir el texto definitivo del precepto con la Directiva
comunitaria.
327
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
previo de condena al proveedor, parece dar a entender que sí hace falta el previo
reconocimiento del derecho del consumidor a obtener esa satisfacción258. Sin em-
bargo, el hecho de que la reclamación pueda ser extrajudicial excluye esta interpre-
tación. En definitiva, la expresión citada, más que poner luz sobre algún aspecto,
lo que hace es producir confusión. Por otra parte, el precepto no especifica qué
ha de entenderse por reclamación insatisfactoria200. Al análisis de esta cuestión
serán dedicadas las páginas que siguen.
La reclamación de cumplimiento contra el vendedor tiene que ser insatisfacto-
ria, o, empleando la terminología utilizada por el Proyecto de Ley, infructuosa.
¿Cuándo es insatisfactoria la reclamación? Para responder a esta cuestión, deben
tenerse en cuenta otros preceptos de nuestro ordenamiento jurídico que aluden
también a la reclamación insatisfactoria contra el vendedor. Me refiero, en con-
creto, al artículo 11.3 b) LGDCU y a la cláusula 9 a de la disposición adicional
primera de esa misma Ley. El primero de ellos faculta al titular de la garantía a
solicitar la sustitución del bien o la resolución del contrato cuando «la reparación
efectuada no fuera satisfactoria». El segundo considera válida la cláusula contrac-
tual que, en caso de defectos en el bien vendido, concede al consumidor única-
mente el derecho a la reparación y a la sustitución (sin posibilidad de acudir a las
acciones edilicias), «siempre que no conlleve dicha reparación o sustitución gasto
alguno para el consumidor y no excluyan o limiten los derechos de éste a la indem-
nización de los daños y perjuicios ocasionados por los vicios y al saneamiento con-
forme a las normas legales en el caso de que la reparación o sustitución no fueran
posibles o resultasen insatisfactorias»270. El concepto de reclamación insatisfactoria
debe ser el mismo, necesariamente, en todos estos supuestos, incluido el artículo
15.1 e) LCCon271.
Siguiendo a la jurisprudencia alemana recaída sobre el §11, Nr. 10 b) ABGB,
y a la doctrina y jurisprudencia española en torno al artículo 11.3 b) LGDCU,
puede afirmarse que la reclamación de entrega, reparación o sustitución del bien
es insatisfactoria, o ha fracasado, en los siguientes supuestos 272 : cuando se ha reali-
268. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 128.
269. Como indica ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1050, este es u n o de
los muchos problemas que n o resuelve el art. 15 LCCon.
270. También es de interés el art. 3.5 de la Directiva 9 9 / 4 4 / C E , d e 25 de mayo, sobre determina-
dos aspectos de la venta y las garantías de los bienes de consumo, según el cual el consumidor
tendrá derecho a un a reducción del precio o a la resolución, entre otros movitos, cuando
«el vendedor n o hubiera llevado a cabo el saneamiento e n u n plazo razonable».
271. En el Derecho alemán se sigue u n razonamiento similar. Conforme al §9.3 VerbrKrG, si el
consumidor solicita al vendedor la reparación o la sustitución del bien, estará autorizado a
suspender los pagos al prestamista sólo en la hipótesis de que la reparación o la sustitución
hayan fracasado. El concepto de «fracaso» h a sido tomado del §11, Nr. 10 b) ABGB, por lo
que debe ser interpretado del mismo modo (así, DCRHECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff...,
cit., pg. 98; FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 172; HABERSACK, M ! , e n U I M K R /
HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 102; MÜNSTERMANN/HANNES: Ver-
braucherkreditgesetz, cit., Rn. 532; REINKINC, K / T . NIEBEN: «Problemschwerpunkte...», cit., pg.
272. Criterios que son igualmente aplicables, en la medida e n que sea posible, a la reclamación
de dinero.
328
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
zado la reparación o sustitución, y continúan los defectos en el bien; cuando la
entrega, reparación o sustitución son imposibles; cuando el vendedor se niega a
entregar, reparar o sustituir; y cuando se produce un retraso inadmisible en la
realización de esta tarea 2 / \ Veamos por separado cada uno de ellos.
1) La reclamación es insatisfactoria cuando el vendedor repara el bien o lo
sustituye por otro nuevo, y a pesar de ello continúan los defectos 2 ' 4 . Pero, ¿cuántos
intentos de reparación o sustitución del bien ha de soportar el consumidor? 2 ^.
Con carácter general, no puede establecerse el número exacto de intentos de repa-
ración o sustitución que el vendedor puede llevar a cabo. Habrá que analizar caso
por caso276. Lo decisivo será a partir de qué momento puede considerarse que el
consumidor ha perdido la confianza en la idoneidad de la reparación o sustitución,
existiendo fundadas dudas sobre el éxito de una posterior reparación o sustitu-
ción 2 ' 7 . De cualquier modo, el principio general es que la reparación o sustitución
273. KÓTZ, H., en Münchener Kommentar BGB, t. 1, 2 a ed., 1984, §11 ABGB, Rn. 95 y ss.; HENSEN,
H., en UEMER/BRANDNER/HENSEN: ABGB-Gesetz. Kommentar zum Gesetz zur Regelung des Rechts der
Allgemeinen Gescháftsbedingungen. Kóln, 1997, 8 a ed., §11, Nr. 10 b) ABGB, Rn. 35 y ss.; COESTER-
WALTJEN, D., en VON STAI DINGERS, J.: AGBG, 13 a ed. Berlín, Sellier de Bruyter, 1998, §11, Nr.
10, Rn. 43; DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 98; FRANZ, U.: Der Einwendung-
sdurchgriff.., cit., pg. 173; HABERSACK, M., en ULMF.R/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB,
cit., §9 VerbrKrG, Rn. 102; EMMERICH, V., e n GRAFVOX WESTI>IIAI.EN/E.VIMERICH/VON RorreNBURo:
Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 147; OTT, C , en BRUCHNER/OTI/WAGNER-WIEDU-
WILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 144.
274. Como establece la SAT de Palma de Mallorca, de 18 de enero de 1988, «cuando n o obstante
las reparaciones llevadas a cabo por los técnicos de la entidad vendedora, n o pudieran ser
subsanados (los defectos)» {RDG, 1989, pgs. 582 y ss.).
275. Cuestión que también formula, aunque sin dar soluciones, ALFARO AGUILA-REAL, J.: «Observa-
ciones críticas...», cit., pg. 1051. En la jurisprudencia española, y hasta d o n d e alcanza mi
conocimiento, n o existe ni un a sola sentencia publicada que aluda a este problema. La mayo-
ría de los pronunciamientos judiciales responden a unos hechos comunes: ante los defectos
del bien comprado (normalmente, un vehículo), el consumidor reclama al vendedor la repa-
ración. Los vicios son corregidos en varias ocasiones, pero a pesar de eso n o desaparecen.
Por eso, y de conformidad con el art. 11.3 b) LGDCU, el consumidor tiene abierta la vía de
la resolución, que es admitida p o r los Tribunales (SAP Oviedo, de 28 de marzo d e 1990,
RGD, 1991, pgs. 3405 y ss.; SAP Tarragona, de 16 de diciembre de 1993; SAP Navarra, de 28
de febrero de 1996 [AC 1996, 324], donde se realizan n o menos de diecinueve intentos de
reparación). En otros casos, el consumidor, tras varios intentos fallidos de reparación, solicita
judicialmente, y obtiene, la reparación (STS de 20 de octubre de 1990 [RJ 1990, 8028]). Pero
en ningún caso es u n a cuestión controvertida cuántos intentos de reparación tienen que
haberse realizado (p. e., el vendedor se opone a la resolución, alegando q u e tiene derecho
a u n segundo intento de reparación q u e n o h a efectuado), porque e n la mayoría de las
sentencias el vendedor h a reparado el bien en muchas ocasiones, y aun así los defectos n o
han desaparecido.
276. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 102;
HENSEN, H.: en ULMER/BRANDNF.R/HENSEN: ABGB-Gesetz..., cit., §11, Nr. 10 b) ABGB, Rn. 38;
Sentencias del BGH de 21 de febrero de 1990 (ZIP 1990, pgs. 511 y ss.), y d e 29 de octubre
de 1997 (iV/W 1998, pgs. 677 y ss.).
277. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 532. En la SAP Álava, d e 6 de j u n i o de
1994 (AC 1994, 1092), el vehículo adquirido presenta defectos en los sistemas electrónicos y
de climatización, y tiene u n consumo excesivo. Después de «multitud de controles y repara-
ciones», y a pesar de que el coche parece haber quedado e n buen estado, el consumidor
solicita y obtiene la resolución. Se argumenta para ello que, a la vista de los fallos de gestión
electrónica y de climatización señalados, «la disfunción pueda surgir en cualquier momento».
El consumidor h a perdido la confianza e n que la reparación pueda eliminar los vicios.
329

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
resulta insatisfecha cuando, efectuada por primera vez por el vendedor, el bien
sigue teniendo defectos 2 ' 8 . Esta regla encuentra algunas excepciones. Así, en el
supuesto de que el objeto vendido tenga cierta complejidad desde el punto de vista
técnico (vehículos, equipos informáticos, etc.), no es suficiente un único intento
de reparación, sino que hacen falta dos o más279. En cuanto a la sustitución, excep-
cionalmente puede pedir el vendedor (y soportar el consumidor), en la hipótesis
de que la cosa sustituida presente pequeños defectos, su reparación 280 .
2) Como insatisfactoria debe calificarse la reclamación cuando la entrega, la
reparación o la sustitución son imposibles281. La imposibilidad de la reparación
puede ser objetiva (p.e., ese tipo de defecto no puede ser reparado) o subjetiva
(p.e., el vendedor no dispone de los medios para llevarla a cabo). La reparación
debe ser considerada como imposible cuando, aun siendo técnicamente posible,
el bien no puede ya ser utilizado para el fin contractualmente previsto, o a pesar
de la reparación ha sufrido una pérdida de valor considerable, o el defecto es
de tal importancia que difícilmente quepa admitir que el bien reparado puede
equipararse a uno nuevo sin vicios282. También debe entenderse como imposible
cuando es seguro que la ejecución de la reparación precisa de un período largo
de tiempo, y conforme a las circunstancias del caso no puede pedirse al consumi-
dor una espera tan prolongada 283 . Por último, la reparación es imposible cuando
el vendedor ha dejado su actividad comercial (cierre del establecimiento comer-
cial), ha sido declarado en quiebra 284 , o se ha trasladado, de modo que no puede
278. RUBIO GARRIDO, T.: «La «garantía»...», cit., pg. 904; GARCÍA CANTERO, G.: «Comentario al art.
11», cit., pg. 385; BERCOVITZ, R.: «La defensa contractual...», cit., pg. 219; PARRA LUCÁN, M. A.:
«Los derechos mínimos del titular...», cit., pg. 539. En Alemania, en cambio, se admite, como
regla general, que son necesarios dos intentos de reparación para que ésta haya fracasado,
mientras que en el caso de la sustitución basta con u n a (COESTER-WALTJEN, V. D., en VON
STAUDINGERS, J.: AGBG, c i t , §11, Nr. 10, Rn. 45; EMMERICH, V., en GRAFVON WESTPHALEN/EMME-
RICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 148; HABERSACK, M., en
ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 102).
279. HENSEN, H., en ULMER/BRANDNER/HENSEN: ABGB-Geseíz..., cit., §11, Nr. 10 b) ABGB, Rn. 40;
COESTER-WALTJEN, D., en VON STAUDINGERS, J.: AGBG, c i t , §11, Nr. 10, Rn. 45; MÜNSTERMANN/
HANNES: Verbraucherkreditgesetz, c i t, Rn. 533; OLG Nürnberg, de 13 de mayo de 1982 (BB 1983,
pgs. 212 y ss.); KÓTZ, H.: en Münchener Kommentar BGB, c i t , §11 ABGB, Rn. 100. En todo caso,
n o son necesarios más de dos intentos cuando el defecto que aparece tras la segunda repara-
ción es el mismo que existía antes.
280. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, c i t , Rn. 533.
281. BERCOVITZ, A.: «La protección de los legítimos intereses...», c i t , pg. 157; HENSEN, H., en UL-
MER/BRANDNER/HENSEN: ABGB-Gesetz..., c i t, §11, Nr. 10 b) ABGB, Rn. 43; KÓTZ, H., en Münche-
ner Kommentar BGB, c i t , §11 ABGB, Rn. 98; Sentencias del BGH de 25 de febrero de 1981
(JV/W1981, pgs. 1501 y ss.), y de 2 de febrero de 1994 (NJW1994, pgs. 1004 y ss.). La imposibi-
lidad aparece expresamente recogida en la cláusula 9 a de la disposición adicional primera
de la LGDCU.
282. RUBIO GARRIDO, T.: «La "garantía"...», c i t , pg. 905; HENSEN, H., en ULMER/BRANDNER/HENSEN:
ABGB-Gesetz..., c i t , §11, Nr. 10 b) ABGB, Rn. 43 y 45; COESTER-WALTJEN, D.: en VON STAUDINGERS,
J.: AGBG, c i t , §11, Nr. 10, Rn. 44.
283. RUBIO GARRIDO, T.: cuando la reparación «vaya a exigir o exija, en el caso concreto, u n sacrifi-
cio para el comprador superior a lo que, según la buena fe, es razonable» («La "garantía"...»,
cit, pg. 905).
284. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 173; REINICKE, D./K. TIEDTKE: Kaufrecht..., c i t ,
pg. 459.
330
' <. •
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
cumplir su obligación de reparar 28 '. Estos mismos criterios se utilizarán, siempre
que ello sea posible, cuando el consumidor solicite la entrega del bien o su sustitu-
ción. Además, la entrega del bien es imposible cuando éste no está en el patrimonio
del vendedor (se ha perdido, destruido, vendido a un tercero, etc.), y la sustitución
es imposible si se trata de una compraventa de cosa específica y el bien tiene
defectos.
3) A la reclamación insatisfactoria se asimila la injustificada negativa del ven-
dedor a la entrega, reparación o sustitución del bien280. Así sucede cuando el vende-
dor se niega a recibir el bien defectuoso, para que sea reparado o sustituido, ale-
gando que el bien no presenta defectos, que él no está legalmente obligado a
repararlo o sustituirlo por otro, o que ha transcurrido el plazo dentro del cual él
tenía esa obligación287. También se engloban aquí todos aquellos supuestos en los
que el vendedor no se niega a la reparación o sustitución del bien, pero las realiza
bajo determinadas circunstancias que se apartan, en perjuicio del consumidor, de
las disposiciones legales. Esto es lo que ocurre cuando exige, para reparar el bien,
que el consumidor abone todos o algunos de los gastos que se originan (como,
por ejemplo, los de transporte) 288 .
4) Por último, debe estimarse como insatisfactoria la reclamación cuando el
vendedor se retrasa más de lo razonable en la entrega, reparación o sustitución del
bien 289 . La existencia de un retraso inadmisible depende de muy variadas circuns-
tancias, como la urgencia del consumidor en el uso del bien o las dificultades que
conlleve su reparación o sustitución 290. En consecuencia, no puede establecerse,
con carácter general, cuándo el plazo supera «lo razonable». Habrá que analizar
285. KÓTZ, H.: en Münchener Kommentar BGB, c i t , §11 ABGB, Rn. 100.
286. GARCÍA CANTERO,G.: «Comentario al art. 11», cit., pg. 385; Kórz, H., en Münchener Kommentar
BGB, cit., §11 ABGB, Rn. 99; HENSEN, H., en ULMER/BRANDNER/HENSEN: ABGB-Gesetz..., c i t ,
§11, Nr. 10 b) ABGB, Rn. 44; COESTER-WALTJEN, D., en VON STAUDINGERS, J.: AGBG, c i t , §11,
Nr. 10, Rn. 46.
287. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, c i t , Rn. 535.
288. GARCÍA CANTERO, G.: «Comentario al art. 11», c i t , pg. 385; COESTER-WALTJEN, D., en VON STAU-
DINGERS, J.: AGBG, c i t , §11, Nr. 10, Rn. 46.
289. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, c i t , Rn. 536; COESTER-WALTJEN, D., en VON STAU-
DINGERS, J.: AGBG, c i t , §11, Nr. 10, Rn. 47; RUBIO GARRIDO, T.: «La "garantía"...», c i t , pg. 905;
BERCOVITZ, R.: «La defensa contractual...», c i t , pg. 221; BERCOVITZ, A.: «La protección de los
legítimos intereses...», c i t , pg. 157. Como señala GARCÍA CANTERO, G.: «Comentario al art. 11»,
cit., pg. 385, la reparación debe realizarse «en u n plazo razonable, atendidas las circunstan-
cias». En el mismo sentido, la Directiva 9 9 / 4 4 / C E , de 25 de mayo, sobre determinados aspec-
tos de la venta y las garantías de los bienes de consumo, cuyo art. 3.3 dispone q u e «toda
reparación o sustitución deberá llevarse a cabo en un plazo razonable». ,
290. La duración del plazo se determinará «habida cuenta de la naturaleza de los bienes y de la
finalidad que tuvieran los bienes para el consumidor» (art. 3.3 de la Directiva 9 9 / 4 4 / C E , de
25 de mayo, sobre determinados aspectos de la venta y las garantías de los bienes de con-
sumo). La SAP de León, de 16 de diciembre de 1994 (AC 1994, 2551) estima que debe
«estarse a las propias características de la reparación». En la SAP de Huesca, de 3 de marzo
de 1998 (AC 1998, 470), el vehículo sufre u n a pequeña avería, que según los dictámenes
periciales puede arreglarse con relativa facilidad. Sin embargo, el coche permanece en el
taller del vendedor durante varios meses, debido a que la pieza que debe cambiarse h a tenido
que pedirse a Inglaterra. Transcurridos diez meses, y sin haber sido todavía reparado el
vehículo, el consumidor solicita y obtiene la resolución.
331

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
caso por caso"01. La doctrina alemana ha establecido como norma general, y por
tanto, susceptible de alteraciones, que una espera superior a las tres semanas puede
considerarse como injustificada292. En cualquier caso, el consumidor dispone de
un mecanismo para eliminar la incertidumbre sobre cuándo el retraso es irrazona-
ble: puede conceder al vendedor un plazo para realizar la reparación o sustitución,
con la amenaza de que, si transcurre dicho plazo sin que ésta se lleve a cabo, se
considerará insatisfecha29*. Este plazo, cuyo establecimiento es una posibilidad para
el consumidor, y no una obligación, tiene que ser adecuado 294 , no pudiendo el
consumidor imponer uno muy breve, ni el vendedor, en las condiciones generales
del contrato, uno muy largo295.
IX. EL EJERCICIO DE DERECHOS CONTRA EL PRESTAMISTA
A. El derecho a suspender los pagos.
1. Funcionamiento.
El primer derecho que el consumidor puede ejercitar contra el prestamista es
el derecho a suspender el pago de los plazos de amortización. Este derecho podrá
ejercitarlo tanto en los contratos vinculados «en» la LCCon como en los contratos
vinculados «al margen» de la LCCon. El consumidor podrá suspender el pago
siempre que concurran simultáneamente las siguientes circunstancias: 1) El vende-
dor ha incumplido su obligación [art. 15.1 d) LCCon]; 2) El consumidor ha recla-
mado infructuosamente al vendedor su cumplimiento [art. 15.1 e) LCCon]; 3) El
consumidor podría, conforme a derecho, suspender igualmente el pago en el su-
puesto de que se hubiera celebrado una bilateral venta a plazos (principio de acce-
soriedad).
Del propio contenido de este derecho resulta que el consumidor sólo va a
poder ejercitarlo cuando aún existen plazos de amortización que no han vencido
y que, por tanto, todavía no han sido pagados. Lógicamente, si el consumidor ya ha
abonado todos los plazos de amortización, no tiene ningún sentido que pretenda
suspender el pago 296 . Por otra parte, el ejercicio de este derecho, que se produce
siempre por vía de excepción, debe ir necesariamente acompañado por la prueba
291. COESTER-WALTJEN, D., en Vo.\ STAIDINGERS, J.: AGBG, cit., §11, Nr. 10, Rn. 47.
292. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 536.
293. Cfr. art. 47 de la Convención de Viena.
294. La doctrina alemana entiende que puede considerarse adecuado un plazo que va de los siete
?n u S x C A^ C e d i a S ( a S Í ' H K N S t ; N ' H > e n UIMKR/BRANDNER/HENSEN: ABGB-Gesetz..., cit §11 Nr
10 b) ABGB, Rn. 50; MUNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 532).
295. Sería contrario a la cláusula 9 3 de la disposición adicional primera de la LGDCU En esta
dirección para el derecho alemán, COESTER-WALTJEN, D., e n Vox STAIDINGERS, JJ.: AGBG cit
g i l , Nr. 10, Rn. 47.
296. No cabe suspender el cumplimiento de un a obligación q u e ya no existe, puesto que
completamente ejecutada.
332
' <.
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
por parte del consumidor de que en efecto se cumplen los requisitos citados297.
Así, el consumidor tendrá que demostrar que el vendedor ha incumplido su obliga-
ción, que le ha reclamado el cumplimiento 298 , que la reclamación no ha sido satis-
factoria299, y que ese tipo de incumplimiento le autoriza a suspender el pago, del
mismo modo que podría rehusar el pago si se tratara de una bilateral venta a
plazos.
El derecho a suspender el pago de los plazos de amortización al prestamista
funciona del siguiente modo. Vencida una de las obligaciones de pago que incum-
ben al consumidor (plazos de amortización), el prestamista se dirige a él, reclamán-
dole el cumplimiento. El consumidor se opone al pago, argumentando que el
artículo 15 LCCon le confiere el derecho a suspender el pago, puesto que el vende-
dor ha incumplido sus obligaciones, y él le ha reclamado en vano el exacto cumpli-
miento. Así, si el vendedor no ha entregado el bien, y la petición de entrega formu-
lada por el consumidor resulta infructuosa, éste podrá desde ese instante suspender
el pago de los plazos. Si el bien entregado es defectuoso, el derecho a suspender
los pagos sólo procede cuando el consumidor ha solicitado al vendedor, conforme
a derecho, su reparación o sustitución, y esta petición es insatisfecha300. En fin,
frente a la obligación vencida y exigible que incumbe al consumidor de pagar un
plazo de amortización, en cuanto ejecución del contrato crediticio, éste opone el
contraderecho que le concede el artículo 15 LCCon a suspender el pago de ese
plazo.
Hasta el momento de la suspensión del pago, es probable que el prestamista
no haya tenido noticias del incumplimiento del vendedor. La ley no impone al
consumidor la carga de comunicar al prestamista el incumplimiento del vendedor
antes de suspender la devolución del crédito, con el fin de darle la oportunidad
de tratar de influir en el comportamiento del vendedor 301 . Sin embargo, el hecho
297. ALFARO AGITLA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1051.
298. Prueba que resultará muy fácil, como opina DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y
contratos unidos...», cit., pg. 23.
299. Entiende GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 129, que el consumidor tiene
que demostrar la existencia de la reclamación previa al proveedor, «pero n o que no obtuvo
satisfacción, ya que esto último le llevaría a tener que probar u n h e c ho negativo; recaerá en
el financiador o, en su caso, en el proveedor llamado a intervenir en el proceso, la carga de
probar que sí satisfizo la reclamación del consumidor». No comparto plenamente esta opi-
nión, puesto que a veces la reclamación deviene insatisfactoria por causas concretas, cuya
prueba puede (y debe) aportar, sin dificultades, el consumidor. Así sucede, por ejemplo,
cuando tras el primer intento de reparación el bien continúa con el defecto, o cuando el
vendedor se niega injustificadamente a recibir el bien defectuoso para efectuar su reparación.
El carácter infructuoso de la reclamación puede ser fácilmente probado por el consumidor.
300. Entiende S. DÍAZ AIABART que el consumidor puede oponerse al pago desde el mismo instante
en que reclama al vendedor: «no veo problema en reclamar contra el proveedor mientras
que se ejerza al mismo tiempo la posibilidad de oponerse al cumplimiento de las obligaciones
contraídas con el prestamista. Esa oposición es posible mientras que el consumidor "no haya
obtenido (del proveedor) la satisfacción a la que tiene derecho"» («Financiación del con-
sumo y contratos unidos...», cit., pg. 23). Discrepo de esta opinión, puesto que, a mi juicio,
el consumidor no goza del derecho a suspender los pagos hasta que conste que la reclama-
ción al vendedor es insatisfactoria.
n
ha sido 301. Por esta razón deben rechazarse las afirmaciones vertidas en la SAP Madrid, de 16 febrero
1996 (TSJyAP 1996, 796), que parecen indicar lo contrario. Planteándose la posible aplicación
333

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
de que no tenga esta carga no significa que esta comunicación pueda ser para él
muy interesante. En efecto, dadas las relaciones que unen a prestamista y vendedor,
y la fuerte influencia que aquél tiene sobre éste, el consumidor que esté aún plena-
mente interesado en el exacto cumplimiento del negocio jurídico de adquisición
podrá informar al prestamista sobre el incumplimiento de la obligación del vende-
dor. Esta comunicación puede tener lugar desde el mismo instante en que el consu-
midor se percate del incumplimiento del vendedor (p.e., llega el vencimiento y el
vendedor no entrega el bien, presencia en el objeto de defectos, etc.). El único
objetivo que con ello se persigue es que el prestamista pueda influir en el adecuado
cumplimiento del vendedor, lo que, de conseguirse, evitará que entren en juego
las prescripciones del artículo 15 LCCon.
La suspensión de la obligación de satisfacer los plazos de amortización se pro-
longará en el tiempo hasta que el vendedor cumpla correctamente. Durante este
período, el consumidor está autorizado a rehusar el pago de todos los plazos que
vayan venciendo. Una vez cumplidas por el vendedor sus obligaciones derivadas
del contrato de compraventa (esto es, entrega el bien, lo repara o lo sustituye), el
consumidor pierde el derecho a suspender los pagos. Eso provoca consecuencias
de dos tipos. En primer lugar, los plazos que ya habían vencido antes de que el
vendedor cumpliera y que no fueron cobrados por el prestamista porque el consu-
midor disponía del derecho a suspender el pago, pueden ya ser exigidos (inmedia-
tamente) al consumidor, sin que éste pueda oponerse al pago alegando el incum-
plimiento del vendedor. La cantidad global que el consumidor debe abonar es la
suma de cada uno de los plazos cuyo pago fue suspendido, sin intereses de demora
(el «retraso» en el cumplimiento está justificado, porque el consumidor disponía
del derecho a suspender el pago). En segundo lugar, las obligaciones aplazadas que
venzan en el futuro deberán ser satisfechas conforme a lo pactado. En definitiva, las
obligaciones del consumidor son exactamente las mismas que las del comprador en
una bilateral venta a plazos. También en esta última hipótesis puede el comprador
suspender el pago de los plazos al vendedor hasta que éste cumpla correctamente;
tras el cumplimiento, el comprador no va a poder oponerse a la reclamación de
pago de esos plazos vencidos, y queda obligado a satisfacer en su momento los
plazos aún no vencidos302.
del art. 15 LCCon a un contrato de tarjeta de crédito, la sentencia establece que n o es posible,
«pues la entidad de la emisora, en tanto el usuario no le haga manifestación alguna en orden
a la deficiencia en el servicio prestado o en el objeto que haya servido de soporte al pago,
permanece ajena al mismo [al contrato de consumo]». Por otra parte, afirma ALFARO AGUILA-
REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1051, que la cuestión relativa a si el consumidor
debe comunicar al prestamista el incumplimiento del vendedor no ha sido expresamente
abordada (y resuelta) por el legislador.
302. Ejemplo: comprador y vendedor celebran el 3 de febrero de 1998 una bilateral venta a plazos,
acordando que el vendedor entregará el vehículo comprado el 10 de febrero. El precio del
bien al contado es de 2.000.000 de ptas., pactándose que el comprador entregará como
desembolso inicial un millón, quedando obligado a realizar 12 pagos mensuales (el primero,
el 1 de marzo) por importe de 100.000 ptas. cada uno. El comprador satisface el desembolso
inicial, pero el vendedor no entrega el coche en el m o m e n t o pactado. El comprador le
reclama días más tarde el coche, y el vendedor se niega a entregarlo (declarando, además,
su voluntad de no entregarlo). El 1 de marzo el vendedor solicita al comprador el pago de
334
' <,
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
2. Tratamiento procesal.
a) Juicios declarativos ordinarios. *
Ante el vencimiento de un plazo de amortización, el prestamista reclámala
extrajudicialmente su pago al consumidor. Si éste no cumple, interpondrá unár
demanda contra él, que seguirá los trámites del juicio declarativo ordinario que
corresponda™3, en la que ejercita la acción de cumplimiento del plazo o plazos
vencidos, de cumplimiento de todos los plazos pendientes de pago (que se declaran
vencidos), o la acción resolutoria30'1.
Cabe preguntarse si el vendedor tiene que intervenir, o puede hacerlo, en el
procedimiento judicial abierto entre prestamista y consumidor. La controversia se
plantea porque uno de los presupuestos que facultan al consumidor para ejercitar
el derecho a suspender el pago de los plazos de amortización al prestamista es el
incumplimiento del vendedor, y por ello quizás sea aconsejable (o necesario) que
éste intervenga en ese proceso. En mi opinión, el vendedor no tiene que intervenir
obligatoriamente en el proceso judicial, en el sentido de que, sin su presencia, el
100.000 ptas., y éste se opone al mismo, por no haber cumplido el vendedor su obligación.
Lo mismo sucede en los meses de abril, mayo y junio. El 16 de junio , el vendedor entrega al
comprador el vehículo, y éste lo acepta. Desde ese instante, desaparece el derecho del com-
prador a rehusar el pago, por lo que si el vendedor le exige el pago de los plazos vencidos
(cuatro plazos, los que van de marzo a junio) , el consumidor tendrá que pagarlos, si no quiere
incurrir en incumplimiento. En consecuencia, el vendedor está legitimado para reclamar al
comprador, el 17 de junio, el pago de 400.000 ptas., que es el importe de los cuatro pagos
aplazados ya vencidos. No es admisible la reclamación de intereses de demora (100.000 ptas.
desde el 1 de marzo, 100.000 ptas. desde el 1 de abril, etc.), puesto que el comprador tenía
derecho a no pagar hasta que el vendedor cumpliera su obligación, es decir, no incurrió en
mora. Lógicamente, el 1 de julio el comprador tiene que abonar 100.000 ptas., tal y como se
acordó en el contrato de compraventa.
En la compraventa financiada, la solución es idéntica. Siguiendo el mismo ejemplo, imagine-
mos que los dos contratos se celebran el 3 de febrero, y que el préstamo concedido es de un
, millón, quedando obligado el consumidor a restituir al prestamista 12 pagos mensuales de
100.000 ptas., el primero de ellos, el 1 de marzo. Si el vendedor incumple y tiene lugar la
reclamación insatisfactoria contra él, el consumidor queda autorizado a suspender el pago.
De este modo, suspende el pago al prestamista de cuatro plazos de amortización. Si el vende-
dor entrega el vehículo al consumidor el 16 de junio, desde esa fecha éste pierde el derecho
a suspender el pago. Por eso, desde ese moment o el prestamista puede reclamarle el pago
de los cuatro plazos vencidos (que suman 400.000 ptas.), sin intereses de demora. Los ocho
plazos de amortización que aún no han vencido deben ser satisfechos por el consumidor a
su vencimiento.
303. El de menor cuantía, el de cognición o el verbal, en función del importe solicitado en la
demanda (arts. 484 y 486 LECiv). No cabe la utilización del juicio de mayor cuantía, pues
ello significaría que la demanda tiene un interés económico superior a los 160 millones de
pesetas (art. 483 LECiv), lo cual no es posible en la Ley de Crédito al Consumo, puesto que
su art. 15 sólo será de aplicación cuando el crédito concedido n o supere los tres millones de
pesetas.
304. El prestamista puede, en primer lugar, exigir el cumplimiento del plazo o de los plazos
vencidos que, habiendo sido reclamados al consumidor, éste n o ha pagado. En segundo
lugar, si el contrato de financiación cae dentro del ámbito de aplicación de la Ley 28/1998,
de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles, puede hacer uso del derecho que le
otorga su art. 10 a exigir el cumplimiento de todos los plazos pendientes de abono, cuando
el comprador se haya demorado al menos en el pago de dos plazos. También cabe, en tercer
lugar, que interponga la acción de resolución (arts. 10 LVPBM/1998 y 1124 CC).
335

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
juzgador no pueda entrar a juzgar el derecho alegado por el consumidor. Es evi-
dente que la demanda del prestamista no ha de ser interpuesta contra el vendedor;
aquél solicita el cumplimiento o la resolución del contrato crediticio, del que no
es parte el vendedor, sino sólo el consumidor, por lo que el único demandado va
a ser éste. Asimismo, cuando el consumidor, en la contestación a la demanda,
invoca el derecho a suspender el pago de los plazos al prestamista, no debe exigir
la entrada en el proceso del vendedor. Es cierto que fundamenta su derecho, entre
otras cosas, en el incumplimiento del vendedor (que además deberá probar), pero
ello no impone la obligada presencia de éste en ese procedimiento. En primer
lugar, porque la estimación judicial del derecho alegado por el consumidor, con
la consiguiente sentencia desestimatoria, no implica una condena para el vende-
dor, que no ha sido oído y vencido en juicio, ni afecta a la eficacia de la compra-
venta; lo único que establece la sentencia es que no ha lugar a la acción (de cumpli-
miento o de resolución) interpuesta por el prestamista contra el consumidor. En
segundo lugar, no existe cauce procesal apropiado para dar entrada al vendedor
en ese proceso. Si se entendiese que, para la admisión de la excepción de incumpli-
miento del vendedor, alegada por el consumidor en la contestación a la demanda,
debería estar presente en ese proceso el vendedor, tendría que ser el propio consu-
midor quien, de algún modo, exigiera judicialmente su presencia. Yes aquí donde
se plantean los problemas, pues no hay forma de que el consumidor requiera la
presencia del vendedor. No puede reconvenir contra él, pues la reconvención sólo
es posible contra el actor demandante (el vendedor). Tendría, en todo caso, que
ejercitar algún tipo de acción contra el vendedor, cuando no es ésta la voluntad
del consumidor, con la irremediable consecuencia de que eso daría lugar a otro
proceso, distinto al entablado entre prestamista y consumidor.
Admitido que no es imprescindible que en ese proceso intervenga el vende-
dor, lo que significa que el órgano jurisdiccional podrá entrar a analizar y, en su
caso, estimar la excepción planteada por el consumidor, a pesar de no contar con
la presencia del vendedor, debe ahora investigarse si existen supuestos en los que
el vendedor puede intervenir en el proceso. Para ello hay que tener en cuenta,
antes que nada, la especial situación en que se encuentra el prestamista. Este no
está en condiciones de contrarrestar los argumentos y pruebas ofrecidas por el
consumidor; como no ha intervenido en el contrato de compraventa, carece de
datos en torno a si efectivamente el vendedor ha incumplido, la gravedad del in-
cumplimiento, si el consumidor ha reclamado contra el vendedor, etc. El presta-
mista sólo consigue una adecuada tutela cuando en el proceso que le enfrenta al
consumidor interviene de algún modo el vendedor, pues sólo éste dispone de la
información y pruebas necesarias para demostrar, por ejemplo, que en verdad no
se ha producido un incumplimiento del vendedor, o que no ha habido una recla-
mación previa de cumplimiento en los términos exigidos por el artículo 15.1 e)
LCCon.
¿De qué modo puede el prestamista conseguir la presencia en el proceso del
vendedor? Es indudable que el prestamista puede requerir al vendedor para que
336
-<•
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
actué como testigo ,,b . Pero creo que, además, es posible la admisión de otro instru-
mento procesal más beneficioso para el prestamista: la intervención provocada 300 .
Dentro de la intervención de un tercero en un proceso, mecanismo no regulado
en la LECiv y escasamente estudiado por la doctrina procesalista 30 ', la doctrina
suele distinguir entre la intervención voluntaria (a iniciativa del tercero, y que
puede ser principal o adhesiva) y la provocada (a solicitud de una parte procesal).
Si bien la intervención voluntaria no tiene cabida en este caso308, no cabe decir lo
mismo de la intervención provocada. Esta se produce cuando una persona, en
principio ajena al litigio, entra a formar parte de él como consecuencia de la «lla-
mada» que le dirige alguna de las partes procesales300. En nuestro caso, desde que
el prestamista tiene conocimiento de la excepción planteada por el consumidor
(por tanto, desde la contestación a la demanda), puede comunicar al vendedor la
existencia del proceso, para que éste, si desea, intervenga en él310.
La llamada del vendedor al proceso tiene para el prestamista dos indudables
ventajas. En primer lugar, si el vendedor interviene, su presencia garantiza que
serán utilizados todos los medios de prueba disponibles con el fin de determinar
que no concurren los presupuestos del artículo 15 LCCon (p.e., que el vendedor
no incumplió, o que no hubo previa reclamación de cumplimiento). En segundo
lugar, y lo que es más importante, si el vendedor no comparece, y al final el Juez
desestima la demanda, en el posterior proceso que, en su caso, inicie el prestamista
contra el vendedor, éste no podrá alegar todos aquellos hechos o circunstancias
que, de haber sido adecuadamente expuestos en el proceso entre prestamista y
consumidor, hubieran evitado la desestimación de la demanda 311 . En consecuencia,
305. También, para el Derecho alemán, REIMCKE, D./K. TIEDTKE: «Zweifelsfragen...», cit., pg. 223.
306. Admitida en el Derecho alemán p o r COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 623, nota
a pie 83; FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgiiff..., cit., pg. 343; SCHOLZ, F. J.: Verbraucherkreditver-
trage, cit., Rn. 390; REINKING, K.: «Das Verbraucherkreditgesetz...», cit., pg. 178.
307. Sobre la intervención de terceros e n el proceso, véanse, entre otras, las reflexiones de FERNÁN-
DEZ, M. A., en DE LA OLIVA, A./M. A. FERNÁNDEZ: Derecho Procesal Civil, vol. I. Madrid, «Centro
de Estudios Ramón Areces, SA», 1990, pgs. 471 y ss.; KENNY, H. E.: La intervención obligada de
terceros en el proceso civil. Buenos Aires, Depalma, 1983; LÓPEZ-FRAGOSO ALVAREZ, T.: La interven-
ción de terceros a instancia de parte en el proceso civil español. Madrid, 1990; MONTERO AROCA, J.:
La intervención adhesiva simple. Contribución al estudio de la pluralidad de partes en el proceso civil.
Barcelona, 1972; MORÓN PALOMINO, M.: «El proceso civil y la tutela de los terceros», Revista de
Derecho Procesal, julio-septiembre, 1965, pgs. 148 y ss.; PARRA QLIJANO, J.: La intervención de
terceros en el proceso civil. Buenos Aires, Depalma, 1986; SALGADO CARRERO, C : «La tutela de los
terceros en el proceso civil: la intervención procesal. La intervención adhesiva», en FERNÁNDEZ
MARÍN, F. (dir.): Jurisdicción, competencia y partes en el proceso civil, colección «Cuadernos de
Derecho Judicial». Madrid, Consejo General del Poder Judicial, 1996, pgs. 363 y ss.; SERRA
DOMÍNGUEZ, M.: «Intervención procesal», en Nueva Enciclopedia Jurídica, vol. XII. Barcelona,
Seix, 1968, pgs. 458 y ss. '
308. El vendedor no tiene ningún interés en participar en ese proceso, n o sólo porque así se evita
ingratas molestias, sino además porque su ausencia impide que los hechos probados en ese
proceso y la sentencia con la que termina pueden tener sobre él alguna eficacia.
309. FERNÁNDEZ, M. A., en DÉLA OLIVA, A . / M . A. FERNÁNDEZ: cit., vol. I, pg. 482.
310. El vendedor no tiene la obligación de intervenir, sino la carga de hacerlo (así, FERNÁNDEZ, M.
A., en D E IA OLIVA, A . / M . A. FERNÁNDEZ: cit., vol. I, pg. 483).
311. Cosa que, lógicamente, n o sucede si el prestamista n o llama al vendedor al proceso. En un
posterior proceso que enfrente a ambos, el vendedor no puede verse limitado p o r el conte-
nido de la sentencia que puso fin al litigio entre prestamista y consumidor.
337

M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
con la llamada del vendedor al proceso el prestamista se asegura de que, en el caso
de ser desestimada la demanda, no tendrá problemas para resarcirse después del
vendedor. En definitiva, de entre los rígidos mecanismos procesales que permiten
a un tercero intervenir en un proceso, la admisión de la intervención provocada
en el supuesto que se analiza resulta necesaria, si no se quiere colocar al prestamista
en una situación demasiado precaria 312.
b) Juicios ejecutivos.
Si bien cabe que, ante la falta de pago del consumidor, el prestamista inter-
ponga una demanda e inicie de este modo el procedimiento declarativo que corres-
ponda, no es éste el cauce habitual en los préstamos al consumo. Lo normal es
que el prestamista disponga de un título ejecutivo para, en caso de incumplimiento
del consumidor, hacer más fácil el cobro de su crédito, acudiendo directamente al
juicio ejecutivo. En realidad existen distintas clases de juicios ejecutivos. Por una
parte, el juicio ejecutivo ordinario, regulado en los artículos 1429 y ss. LECiv. Por
otra, el juicio ejecutivo especial en materia de venta a plazos, creado por el artículo
16.2 LVPBM/1998 para los contratos de venta a plazos formalizados en el modelo
oficial e inscritos en el Registro de Venta a Plazos de Bienes Muebles813.
La cuestión que debe resolverse es en qué medida la sustanciación de un juicio
ejecutivo va a limitar o impedir al ejecutado la alegación de su derecho a suspender
el pago al prestamista «ex» artículo 15 LCCon. El interrogante se plantea porque
en los juicios ejecutivos se reduce considerablemente la posibilidad que tiene el
ejecutado de oponerse a la ejecución. Con carácter general, puede afirmarse que
no todo derecho o excepción que puede ser utilizado en un proceso declarativo
va a poder ser empleado en el juicio ejecutivo. Las causas de oposición a la ejecu-
ción están tasadas314. ¿Puede considerarse comprendida entre estas causas el dere-
312. Tras la llamada que el prestamista hace al vendedor, para que se incorpore al proceso, pue-
den producirse las siguientes situaciones:
1) El vendedor comparece en el proceso. La sentencia final puede tener este contenido:
a) El Juez acoge la excepción del consumidor, por lo que desestima la demanda. Esto signi-
fica que ha admitido el incumplimiento del vendedor, circunstancia ésta que n o podrá des-
pués ser discutida en el proceso que el prestamista ventile contra el vendedor, puesto que
«lo q u e se resuelve en el primer proceso n o puede ya ser discutido e n el proceso posterior»
(SALGADO CARRERO, C : «La tutela de los terceros...», cit., pg. 445).
b) El Juez estima la demanda, condenando al consumidor. Ello n o impide que éste pueda
después interponer contra el vendedor las acciones que estime conveniente (no hay cosa
juzgada).
2) El vendedor n o comparece en el proceso.
a) El Juez desestima la demanda. En el proceso posterior q u e el prestamista inicie contra
el vendedor éste n o podrá alegar todos aquellos hechos, circunstancias o pruebas que, de
haber sido denunciadas en el proceso que mantenían prestamista y consumidor, hubieran
impedido u na sentencia desestimatoria. Esta es la carga que debe asumir el vendedor por n o
haber acudido al proceso tras ser llamado a él.
b) El Juez estima la demanda, y condena al consumidor.
313. Existe, además, u n a tercera modalidad, el juicio ejecutivo cambiado, que puede ser utilizado
cuando el título ejecutivo es un a lena de cambio, pagaré o cheque. Esta hipótesis no va a ser
analizada, puesto que excede del objeto de estudio de nuestra investigación.
314. En el juicio ejecutivo ordinario, el incidente de oposición a la ejecución sólo cabe cuando
concurre alguna excepción de las previstas en los arts. 1461, 1466 y 1467 LECiv. En el juicio
338
' <•
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
cho que le confiere el artículo 15 LCCon a suspender el pago de los plazos de
amortización? La solución sólo puede darse después de haber examinado por sepa-
rado la regulación que se hace en los dos juicios ejecutivos sobre las causas de
oposición a la ejecución. En todo caso, conviene advertir que si la respuesta a este
interrogante fuese negativa, se dejaría al consumidor en una situación de auténtica
desprotección. La imposibilidad de alegar el derecho a suspender el pago provoca-
ría que el juicio ejecutivo terminase con una sentencia que ordena «seguir adelante
la ejecución» (art. 1473.1Q LECiv), seguida del procedimiento de apremio (realiza-
ción de los bienes, normalmente a través de la venta en pública subasta). En fin,
el consumidor, que rechaza el pago en virtud de un derecho legalmente recono-
cido, sería tratado como un deudor incumplidor. Su única posibilidad sería acudir
a un proceso declarativo, donde va a poder ejercitar sin limitaciones todos sus
derechos 31 '.
En el juicio ejecutivo ordinario, regulado en los artículos 1429 y ss. LECiv. Las
causas de oposición que el demandado puede utilizar en su defensa, y que de
manera desordenada se recogen en los artículos 1464, 1466 y 1467 LECiv, han sido
divididas por la doctrina en dos grupos, en función de que el motivo de oposición
se funde en razones procesales o de derecho material. Es evidente que la excepción
de incumplimiento del vendedor no está recogida expresamente en los preceptos
citados 310 . Por esta razón, el consumidor demandado no va a poder oponerse a la
acción ejecutiva interpuesta por el prestamista.
Las mismas dificultades, o incluso mayores, se presentan en relación al recien-
temente creado juicio ejecutivo especial en materia de venta a plazos del artículo
16.2 LVPBM/1998. Se trata de un juicio ejecutivo establecido en favor del vendedor
o del prestamista contra el comprador incumplidor, al que puede acudirse cuando
el contrato de venta a plazos (o de financiación) está inscrito en el Registro de
Venta a Plazos de Bienes Muebles y formalizado en el modelo oficial establecido
al efecto, y que faculta al acreedor para dirigirse directa y exclusivamente contra
los bienes adquiridos a plazos317.
ejecutivo especial de la LVPBM/1998, el comprador sólo dispone de las excepciones com-
prendidas en el art. 16.2 d ) , párr. 4 LVPBM/1998.
315. En cualquier caso, el daño al consumidor ya está hecho, puesto que se ve imposibilitado para
ejercitar el derecho a suspender el pago al prestamista. Por otra parte, resulta difícil imaginar
cómo el consumidor va a poder utilizar ese mismo derecho en un posterior proceso declara-
tivo, cuando su ejercicio se produce siempre por vía de excepción.
316. No podía ser de otro modo, puesto que el derecho a suspender el pago al prestamista no se
le concede al consumidor hasta 1995, con la publicación de la Ley de Crédito ,al Consumo.
317. El procedimiento puede dividirse en dos fases. La primera, que se desarrolla ante fedatario
público, persigue que el comprador deudor pague voluntariamente la suma debida o entre-
gue la posesión de los bienes adquiridos a plazos al acreedor o a la persona que éste hubiese
designado [letras a), b ) , c) y d) del art. 16.2 LVPBM/1998]. El fracaso de esta primera fase
faculta al acreedor para comenzar la segunda, lo que sucede con el ejercicio de la acción
ejecutiva, que se tramitará según lo previsto en el art. 16.2 d) y f) LVPBM/1998 y, subsidiaria-
mente, por lo dispuesto en la LECiv para el juicio ejecutivo. Sobre este juicio ejecutivo espe-
cial, v. N. TORRES ROSELL: «Modificaciones al juicio ejecutivo común. Aspectos procesales de
la nueva Ley de Venta de Bienes Muebles a Plazos (Ley 28/1998, de 13 de julio, BOE 14 de
julio), RGD, 1999, núm. 661-662, pgs. 12877 y ss.
339

M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Una de las principales características de este juicio ejecutivo es el escaso nú-
mero de motivos de oposición que puede alegar el comprador. «El deudor sólo
podrá oponer en este procedimiento las excepciones siguientes: I a Pago acreditado
documentalmente; 2 a Inexistencia o falta de validez de su consentimiento, incluida
la falsedad de la firma; 3 a Falsedad del título; 4 a Incompetencia de jurisdicción»
[art. 16.2 d), párr. 4 LVPBM/1998] 318 . Como se observa, no se incluye en este
reducido elenco la excepción de incumplimiento del vendedor del artículo 15
LCCon. La primera impresión que este olvido (o error) del legislador produce en
el jurista es de perplejidad, a la que debe seguir una dura crítica por el modo en
que en nuestro ordenamiento jurídico está regulada la venta a plazos de bienes
muebles. Existen dos leyes que disciplinan este tipo de venta, una de modo directo
(Ley 28/1998, de Venta a Plazos de Bienes Muebles), y otra como una modalidad
de concesión de crédito a los consumidores (Ley 7/1995, de Crédito al Consumo).
Esta dualidad normativa provoca innumerables dudas en el intérprete jurídico,
debido a las dificultades para conocer en cada momento cuál de las dos leyes será
aplicable, o siéndolo ambas, para armonizar las distintas soluciones que dan a un
mismo problema 319 . A la hora de redactar la nueva Ley sobre la Venta a Plazos, el
legislador no ha tenido en cuenta todo lo que hubiera sido deseable la normativa
sobre crédito al consumo. Como botón de muestra la hipótesis que analizamos: el
artículo 15 LCCon concede al consumidor el derecho a suspender el pago al presta-
mista de los plazos de amortización del préstamo. La falta de pago legitima al
prestamista a iniciar el juicio ejecutivo del artículo 16.2 LVPBM/1998, pero en el
incidente de oposición a la ejecución que plantee el consumidor no podrá alegar
este derecho a suspender los pagos. La descoordinación entre los dos preceptos es
evidente, puesto que mientras uno otorga al consumidor un derecho de capital
importancia, el otro dota al prestamista de un fácil mecanismo para eludir el ejerci-
cio de ese derecho.
A pesar de las críticas que merece la LVPBM/1998, lo cierto es que su artículo
16 impide al consumidor alegar en el incidente de oposición la excepción de in-
cumplimiento del vendedor. Esta solución resulta manifiestamente injusta para el
consumidor, puesto que no podrá hacer uso del derecho reconocido en el artículo
15 LCCon.
En conclusión, el carácter tasado de las causas de oposición a la ejecución
impide al consumidor, en principio, oponer la excepción de incumplimiento del
vendedor en el juicio ejecutivo que inicia el prestamista. No obstante, cabe pregun-
318. En todo caso, debe tenerse en cuenta que la disposición final octava del Proyecto de Ley de
Enjuiciamiento Civil (publicada en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, Congreso de los
Diputados, VI Legislatura, Serie A: Proyectos de Ley, n ú m . 147-1, de 13 de noviembre de
1998) modifica determinados preceptos de la LVPBM/1998, entre ellos la letra d) del art.
16.2.
319. Un detenido análisis sobre la sujeción de la venta a plazos al ámbito de aplicación de las dos
leyes, sobre las relaciones entre la LCCon y la LVPBM/1998, y en particular, sobre la ya
derogada disposición final segunda de la LCCon y el art. 2 LVPBM/1998, en mi «Comentario
al art. 36», en BERCOVITZ, R./J. LF.GUIXA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio
minorista, cit., pgs. 595 y ss.
340
' <. •
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
tarse si es posible realizar algún tipo de interpretación correctora, que autorice al
consumidor a oponer esta excepción. A continuación van a exponerse algunos de
los argumentos que, con mayor o menor fortuna, pueden utilizarse para tal fin.
1. Una primera solución, aplicable únicamente al juicio ejecutivo ordinario,
consistiría en considerar incluida esta excepción en una de las causas de oposición
que se basan en razones de derecho material'*20. En concreto, el consumidor podría
oponer la excepción de incumplimiento del vendedor en función de la similitud
existente entre el derecho que establece el artículo 15 LCCon a suspender los
pagos al prestamista, y uno de los motivos de oposición regulados en la LECiv. Me
refiero, en concreto, a la espera (art. 1464.5a). El consumidor ejecutado puede
enervar la acción ejecutiva mediante la aplicación, por analogía, de la espera 321 .
Con ello no discute el consumidor la validez del crédito ni los hechos constitutivos
de la acción ejecutiva. Se limita a poner de manifiesto la existencia de un contrade-
recho que, si bien no extingue definitivamente el derecho de crédito, hace la
deuda inexigible durante un tiempo 822 , o lo que es lo mismo, le autoriza a suspen-
der el pago hasta la fecha que se fijó en el convenio. Una situación idéntica a ésta
se produce con la alegación de la excepción de incumplimiento del vendedor. El
consumidor no niega que es deudor de la obligación (válida) de pagar los plazos
de amortización establecidos en el contrato crediticio. Simplemente hace valer su
derecho a suspender provisionalmente el pago. Si el legislador admite la espera
como motivo de oposición, por la misma razón debe considerarse igualmente admi-
tida la excepción de incumplimiento del vendedor. La única diferencia, irrelevante
a estos efectos, estriba en el origen del derecho a suspender el pago: acuerdo de
las partes (con intervención judicial) en la espera, y derecho atribuido por la ley
(art. 15 LCCon) en la excepción de incumplimiento del vendedor.
En definitiva, la aplicación analógica de la espera a la excepción de incumpli-
miento del vendedor faculta al consumidor para oponer la citada excepción en el
incidente de oposición a la ejecución. Lógicamente, la estimación del motivo de
320. Según VECINA CIFUENTES, J.: «Las causas de oposición en el juicio ejecutivo ordinario. En
especial, las que afectan al título y a su fuerza ejecutiva (I)», AC, 1995-11, pg. 120, las causas
de oposición fundadas en el fondo son las siguientes: pago (art. 1464.2 a ), compensación de
crédito líquido que resulte de documento que tenga fuerza ejecutiva (art. 1464.3 a ), prescrip-
ción (art. 1464.4 a ), quita o espera (art. 1464.5 a ), pacto o promesa de no pedir (art. 1464.6 a ),
novación (art. 1464.8 a ), transacción (art. 1464.9 a ), plus petición (art. 1466), exceso de la
computación en metálico de las deudas en especie (art. 1466), y nulidad de la obligación
contenida en el título ejecutivo (art. 1467.1 a , causa primera).
321. Con carácter previo al concurso de acreedores, se regula en la LECiv (arts. 1130 y ss.) la
quita y espera, que es un juicio encaminado a evitar el concurso. Con este juicio, que tiene
lugar a instancias del deudor (que ha de ser no comerciante), éste persigue obtener un
convenio con sus acreedores en virtud del cual se produce una reducción del volumen de la
deuda (quita), un aplazamiento de la fecha en que es exigible (espera), o las dos cosas al
mismo tiempo. Sobre el procedimiento para la obtención de la quita o espera, v. PRIKTO
CASTRO Y FERRÁNDIZ, L.: Derecho concursal. Procedimientos sucesorios. Jurisdicción voluntaria. Medidas
cautelares, 2 a ed. Madrid, Tecnos, 1986, pgs. 125 y ss.
322. FERNÁNDEZ, M. A./J. M. RJFA/J. F. VAI.US: Derecho Procesal Práctico, VI. «Juicio ejecutivo ordinario,
juicio cambiado, juicio ejecutivo del automóvil, procedimiento de apremio en negocios de
comercio». Madrid, Ed. «Centro de Estudios Ramón Areces, SA», 1992, pg. 362; FERNÁNDEZ,
M. A.: Lecciones de Derecho Procesal, IV. Barcelona, PPU, 1986, pg. 51.
341

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
oposición ha de provocar las mismas consecuencias que en el supuesto de la espera:
el Juez dicta sentencia declarando no haber lugar a la sentencia de remate (art.
1473.2S LECiv), sentencia que, por otra parte, no produce los efectos de cosa juz-
gada, por lo que la acción podrá ser ejercitada de nuevo en un posterior juicio
declarativo o ejecutivo323.
En cualquier caso, esta interpretación correctora es más que discutible, debido
a la ausencia de uno de los requisitos que permiten la entrada en juego de la
analogía, como es la razón de analogía324.
2. Otra posible interpretación es aquella que parte de la toma en considera-
ción de estas dos ideas: la negación del carácter tasado de los motivos de oposición
del juicio ejecutivo en materia de venta a plazos, y la interpretación conjunta de
los artículos 16.2 LVPBM/1998 y 15 LCCon. Hay que partir del hecho de que la
excepción de incumplimiento del vendedor no está incluida entre los motivos de
oposición, por muy ampliamente que puedan concebirse éstos. A pesar de eso, va
a poder ser utilizada por el consumidor. Para ello hay que entender que las causas
de oposición no constituyen una enumeración cerrada, taxativa. Doctrina y juris-
prudencia han admitido para determinados juicios ejecutivos la alegación de moti-
vos de oposición que no están incluidos en el elenco establecido por ley. Así sucede,
por ejemplo, en el juicio ejecutivo ordinario con algunos presupuestos procesales
referidos al objeto del proceso, tales como la litispendencia o la cosa juzgada, que
a pesar de no estar reconocidos expresamente como motivos de oposición, han
sido admitidos 320 . O más claramente, en el juicio ejecutivo del automóvil, donde
no obstante la dicción del artículo 18 del Decreto 632/1968, por el que se aprueba
el Texto Refundido de la Ley de 24 de diciembre de 1962, sobre Uso y Circulación
de Vehículos de Motor (en la actualidad, Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro
en la Circulación de Vehículos de Motor), que dispone que caben los motivos de
oposición de los artículos 1464 y 1467 LECiv, se ha consentido la excepción de
plus petición del artículo 1466 LECiv320. Un razonamiento similar debe hacerse en
el juicio ejecutivo especial en materia de venta a plazos, en relación a la excepción
de incumplimiento del vendedor. Existe además un segundo argumento favorable
a esta concepción, que tiene que ver con la necesidad de armonizar lo dispuesto en
323. GÓMEZ ORBANEJA, E., en HERCE QUEMADA, V . / E . GÓMEZ ORBANEJA: Derecho Procesal Civil, I, 8 a ed.
Madrid, 1976, pg. 273; RAMOS MÉNDEZ, F.: Enjuiciamiento civil, II. Barcelona, Bosch, 1997, pg.
990. En cuanto a la cosa juzgada, se separa la espera del resto de motivos de oposición
basados en derecho material. Con carácter general, la estimación de alguno de estos motivos
da lugar a u n a sentencia desestimatoria que produce efectos de cosa juzgada, en el sentido
de que, iniciado posteriormente un proceso declarativo ordinario entre las mismas partes y
con el mismo objeto procesal, habrá de prosperar la excepción perentoria de cosa juzgada
que alegue el consumidor ejecutado. Sin embargo, n o sucede así con la espera (ni, e n conse-
cuencia, con la excepción de incumplimiento del vendedor), puesto que n o afecta a la exis-
tencia y validez del derecho de crédito del prestamista.
324. LARENZ, K.: Metodología..., cit., pg. 375.
325. VECINA CIFUENTES, J.: «Las causas de oposición e n el juicio ejecutivo ordinario...», cit., pg. 119.
326. MONTERO AROCA, J., en MONTERO AROOA, J. y otros: Derecho Jurisdiccional, II, 7 a ed. Valencia,
Tirant lo Blanch, 1997, pg. 617; FERNÁNDEZ, M. A./J. M. RIFÁ/J. F. VALUS: Derecho Procesal Prác-
tico, VI, cit., pg. 717, y la jurisprudencia allí citada.
342
< •
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
los artículos 16.2 LVPBM/1998 y 15 LCCon. La realización de una interpretación
conjunta de ambos preceptos, guiada por el principio de protección del consumi-
dor, debe concluir con la admisión de la posibilidad de oponer la mencionada
excepción.
3. Puede proponerse un tercer argumento para evitar la aplicación a los prés-
tamos al consumo del juicio ejecutivo especial en materia de venta a plazos. Se
trata simplemente de negar la aplicación de lo dispuesto en el artículo 16.2
LVPBM/1998 a los contratos de crédito al consumo sometidos a la LCCon. Esta
tesis encuentra su apoyo en el artículo 2 LVPBM/1998, que disciplina las relaciones
entre la LVPBM/1998 y la LCCon. Tal y como expuse en otra sede 327 , entre los dos
párrafos de este precepto existe una contradicción insalvable, puesto que mientras
el primero da prioridad a la LVPBM/1998, que por tanto debe aplicarse siempre,
salvo que la LCCon provoque unos efectos más beneficiosos para el comprador, el
segundo párrafo sostiene la aplicación preferente de la LCCon, y supletoriamente
de la LVPBM/1998. Y como resulta obvio, una misma ley (la LVPBM/1998) no
puede ser considerada de aplicación preferente sobre la LCCon, y al mismo tiempo
ley supletoria de ella. Ante tal desaguisado, estimo que el criterio más adecuado
para determinar el régimen jurídico aplicable a un contrato sometido simultánea-
mente a la LVPBM/1998 y a la LCCon es el de la normativa más favorable para el
comprador 328 . La aplicación de este criterio al supuesto que se analiza significa que
el prestamista no va a poder hacer uso del juicio ejecutivo especial diseñado en el
artículo 16.2 LVPBM/1998, puesto que su ejercicio impide al consumidor utilizar
el derecho a suspender el pago que le reconoce el artículo 15 LCCon.
4. Existe, por último, un cuarto argumento, quizás el más importante de
todos, que tiene que ver con la interpretación sistemática de los artículos 12 y 15
LCCon. El artículo 12 LCCon establece, para el supuesto de que el consumidor
haya celebrado contratos vinculados y se haya obligado cambiariamente frente al
prestamista, que este consumidor podrá oponer a ese prestamista «las excepciones
que se basen en sus relaciones con el proveedor de los bienes». De tal modo que
si el vendedor incumple, el consumidor podrá oponer al prestamista la excepción
de incumplimiento del vendedor, y ello con independencia del cauce procesal a
través del cual se ejercite la acción cambiaría 320. Con esta norma se impide que el
consumidor pierda la protección concedida por el artículo 15 LCCon, ya que podrá
suspender el pago incluso si se ha obligado cambiariamente frente al prestamista
y éste interpone una demanda en un juicio ejecutivo cambiado. Si para este juicio
ejecutivo se admite legalmente (art. 12 LCCon) la posibilidad de oponerl a excep-
ción de incumplimiento del vendedor, suspendiendo en consecuencia el pago de
los plazos de amortización, por la misma razón debe estar igualmente autorizado
a oponerla en el resto de los juicios ejecutivos.
327. «Comentario al art. 36», e n BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordena-
ción del comercio minorista, cit., pgs. 635 y ss., y especialmente e n las pgs. 640 y ss.
328. En detalle, mi «Comentario al art. 36», cit., pgs. 642 y ss.
329. DÍAZ MORENO, A.: «Algunas observaciones acerca del artículo 12...», cit., pg. 7566.
343
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
B. La pretensión de cumplimiento.
1. Funcionamiento.
El consumidor puede ejercitar contra el prestamista la pretensión de cumpli-
miento del contrato de compraventa, pudiendo exigirle, en consecuencia, la en-
trega del bien (si es que el vendedor no lo entregó), su reparación o su sustitución
(si el bien entregado tiene vicios). El prestamista deviene así en fiador de la obliga-
ción del vendedor de cumplir el contrato conforme a lo pactado, hecho este de
gran importancia para analizar la relación jurídica entre prestamista y consumidor.
El consumidor puede hacer uso de este derecho en los contratos vinculados «en»
la LCCon, pero carece de tal posibilidad en los contratos vinculados «al margen»
de la LCCon.
Para que la reclamación del consumidor contra el financiador sea admitida,
es preciso que concurran los presupuestos de las letras d) y e) del artículo 15.1
LCCon: que el consumidor haya incumplido, y que previamente haya exigido al
vendedor el cumplimiento, y esta reclamación haya resultado insatisfecha.
El análisis de pretensión de cumplimiento contra el prestamista tiene que reali-
zarse distinguiendo los dos tipos de contenidos que puede tener el cumplimiento.
Por una parte, la reparación del bien, que es una obligación de hacer, normal-
mente de carácter fungible. Por otra, la entrega del bien (por primera vez o en
sustitución de un bien defectuoso), que es una obligación de dar una cosa determi-
nada por su pertenencia a un género. Veamos cómo se ejercita, en cada caso, la
pretensión de cumplimiento.
1. La reparación del bien. Una vez que el consumidor advierta que el bien es
defectuoso, lo primero que debe hacer es solicitar (extrajudicialmente) al vende-
dor que lo repare. Cuando esta reclamación resulte insatisfactoria, el consumidor
tiene ya vía libre para dirigirse contra el prestamista, en tanto que fiador subsidiario
sin beneficio de excusión. La reclamación contra el prestamista puede ser extraju-
dicial, y en ella el consumidor puede conceder un plazo determinado para realizar
la reparación 330 . Incumplida esta obligación por el prestamista, el consumidor
puede llevar a cabo la reparación a costa del prestamista (cfr. art. 1098.1 CC), sin
necesidad de haber interpuesto una demanda contra él331. Una vez realizada la
reparación por un tercero, a quien ha pagado el consumidor, éste puede dirigirse
330. Durante este período de tiempo, el prestamista podrá «persuadir» al vendedor para que
cumpla.
331. El art. 1098.1 CC n o obliga a aplazar la realización de la obligación de hacer a costa del
deudor hasta el momento de la existencia de u n a sentencia condenatoria. Es cierto que la
reparación a costa del deudor es subsidiaria de la pretensión de reparación por el propio
deudor. Pero esta subsidiariedad n o debe entenderse necesariamente como subsidiariedad
procesal de la ejecución, sino como subsidiariedad sustantiva o material. Por eso, cuando se
trate de un deudor profesional (esto es, n o consumidor), como es el caso, el consumidor
puede solicitarle extrajudicialmente la reparación, concediéndole un plazo para ello, transcu-
rrido el cual cabe la reparación a costa del deudor (cfr. CARRASCO PKRKRA, A.: «Reparación
del daño en forma específica», cit., pgs. 62 y ss., y especialmente en pg. 66. También, SAP
Barcelona, de 14 julio 1994 [AC 1994, 1467]).
344
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
extrajudicialmente contra el prestamista para que le abone todos los costes a que
ha dado lugar la reparación 332 . Si éste se niega a aportar esas cantidades, el consu-
midor puede demandarlo judicialmente, y la sentencia condenará al prestamista a
satisfacer todos esos costes, sentencia que podrá ser ejecutada de conformidad con
los artículos 921 y ss. LECiv333.
2. Entrega del bien, ya sea por primera vez, ya en sustitución de otro defec-
tuoso. El consumidor debe exigir (extrajudicialmente) al vendedor la entrega o
sustitución del bien, pudiendo después, cuando esta petición no sea atendida, for-
mular esta misma reclamación al prestamista (también extrajudicialmente). Si el
prestamista no entrega el bien, el consumidor podrá obtener, de conformidad con
el artículo 1096.11 CG, el cumplimiento de la obligación a expensas del prestamista.
Eso significa que el consumidor procederá a la adquisición de ese bien en el mer-
cado, debiendo el prestamista sufragar todos los gastos que ello ocasione. Y si no
abona estos gastos voluntariamente, el consumidor podrá exigírselos judicialmente.
En las dos hipótesis mencionadas, la demanda judicial puede ser interpuesta
únicamente contra el prestamista, sin necesidad de que sea demandado el vende-
2. Régimen jurídico.
La consideración del prestamista como garante implica el sometimiento de la
relación entre prestamista y consumidor, con carácter general, a los preceptos del
Código Civil que regulan la fianza. Sin embargo, no todos estos artículos van a
resultar aplicables al supuesto de garantía diseñado en el artículo 15 LCCon. Antes
de analizar en qué modo afecta la normativa de la fianza a la compraventa finan-
ciada, conviene tener presente que no todas las normas del Título XW del Libro
IV del Código Civil tienen el mismo valor. A estos efectos, el profesor CARRASCO
PF.RERA ha distinguido dentro de estos preceptos tres grupos normativos, lo que no
quiere decir que una norma no pueda considerarse comprendida simultáneamente
en más de uno de estos grupos 33 '. Los grupos son los siguientes:
1) Tipo ejemplar de la fianza, que es «aquella relación jurídica entre deudor
y fiador que posibilita que exista entre ellos una acción de regreso (reembolso o
332. El reembolso de estos gastos es cumplimiento (cfr. CARRASCO PERERA, A.: Comentarios Edersa,
XV. l e , pg. 398).
333. Cabe preguntarse qué sucede en la siguiente hipótesis: el consumidor solicita extrajudicial-
mente al vendedor la reparación, concediéndole un plazo para llevarla a cabo. Incumplida
esta obligación, el consumidor realiza la reparación a costa del vendedor, por lo que se dirige
a él exigiéndole el abono de todos los gastos efectuados. Ante la falta de pago, ¿puede el
consumidor solicitar al prestamista la entrega de esa cantidad? En mi opinión, la respuesta
ha de ser negativa, puesto que n o cabe exigirle al prestamista el coste de la reparación sin
haberle reclamado previamente la propia reparación.
334. En sede de fianza, el acreedor puede demandar sólo al fiador (v., por todos, GUILARTE ZAPA-
TERO, V.: Comentarios..., cit., pgs. 144 y 157, y DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., II, pg. 434),
aunque n o es improbable que demande también al deudor principal, con el fin de asegurar
aún más el cumplimiento de la obligación y la satisfacción de su crédito.
335. En Fianza..., cit., pgs. 37 y ss.
345
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
subrogación) dispuesta para el caso de que el fiador cumpla la prestación origina-
riamente puesta a cargo del deudor principal»331'. Dentro de este tipo ejemplar se
encuentran las normas del regreso y subrogación (arts. 1838 y 1839), que no son
necesarias en la fianza, puesto que cabe imaginar supuestos en los que se excluye
«a priori» la posibilidad de acudir al regreso 33 '. También forma parte de este tipo
el artículo 1843 CC (relevación del fiador). Por otra parte, el beneficio de excusión
(arts. 1830-1834 CC) constituye un elemento natural del contrato de fianza, con-
vencionalmente excluible338.
2) En segundo lugar, están aquellos preceptos, regulados en el CC en sede
de fianza, que encierran en realidad normas de aplicación generalizada a todo tipo de
concurrencia de deudores con el objeto de crear frente al acreedor una obligación
de refuerzo, y, en consecuencia, un efecto de garantía 339 . En este grupo se incluyen
los siguientes preceptos: artículos 1833340, 1835, 1839, 1840, 1842, 1849, 1851 y
1852341, y también los artículos 1828, 1829, 1841, 1848 y 1850342.
3) Por último, el tipo básico de la fianza, que es el conjunto de normas que
regulan la relación entre acreedor y fiador343. Distingue CARRASCO entre fianza y
obligación fideusoria. La fianza no es una obligación ni un modo de obligarse, sino
un título del que surge la obligación fideusoria y que hace referencia a la asunción
de una deuda propia en consideración o contemplación de una determinada obli-
gación ajena. Esta intercesión es, en primer lugar, cumulativa, es decir, el acreedor
no busca con la fianza una sucesión en el lado pasivo de la deuda, sino la creación
de una obligación de refuerzo. En segundo lugar, la intercesión es obtenida en
virtud de un título distinto de aquel por el que se obligó el deudor principal 344 .
La aplicación de las normas de la fianza al supuesto de garantía del artículo
15 LCCon deberá tener en cuenta, por consiguiente, la inclusión de ese precepto
en uno u otro grupo normativo.
336. Fianza..., cit., pg. 39.
337. Así, n o existe regreso del fiador contra el deudo r cuando aquél se hubiese obligado con
ánimo d e donar, cuando afianzara en contra d e la voluntad del deudo r y cuando la fianza
se otorga en interés propio del fiador (Fianza..., c i t , pg. 42).
338. Entiende CARRASCO que la relación entre deudo r y fiador h a d e expresarse estructuralmente
como una relación de mandato, pero nunca como contrato de fianza o de garantía. Partiendo
de esta distinción entre fianza y mandato, defiende CARRASCO la irrelevancia de la relación d e
cobertura para la disciplina de la relaciones entre el garante y el acreedor, es decir, son
inoponibles al acreedor las excepciones que puedan surgir de la relación de cobertura entre
deudor y fiador (pg. 41).
339. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pgs. 51 y ss.
340. Precepto que n o se aplica cuando la concurrencia de deudores se articula de forma solidaria
(CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 52), ni tampoco cuando, aun siendo subsidiara, n o
existe beneficio de excusión.
341. U n estudio detenido de la aplicación generalizada de cada u n o de estos preceptos, en CA-
RRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pgs. 52 y ss.
342. Estos últimos sólo citados por CARRASCO en pg. 62, pero n o analizados.
343. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pgs. 65 y ss.
344. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 66. Dispone q u e «se trata de la "asunción" d e u n a
obligación, n o de la asunción de la misma cualidad de deudor. Por esta razón el d e u d or y el
fiador solidario pueden ser codeudores, pero n o cotitulares de la deuda. En este sentido, sería
falso afirmar que las obligaciones d e deudor y fiador son idénticas y homogéneas».
346
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
En relación al concreto régimen jurídico al que queda sometida la relación
entre prestamista y consumidor, cuando éste solicite a aquél la entrega o sustitución
del bien, o su reparación (o el coste de la reparación, si se ha efectuado a su costa),
el prestamista, antes de cumplir, tiene la carga de notificar al deudor su intención
de hacerlo. El incumplimiento de esta carga provoca dos consecuencias. En primer
lugar, si paga sin ponerlo en conocimiento del vendedor, deberá soportar que en
vía de regreso el propio vendedor le niegue el pago mediante las mismas excepcio-
nes que el prestamista pudo oponer al consumidor, a menos que ya las hubiera
opuesto el prestamista y no hubiesen sido estimadas (art. 1840 CC). En segundo
lugar, si después de pagar el prestamista, el vendedor paga nuevamente al consumi-
dor, el prestamista no tendrá recurso alguno contra el vendedor, sino contra el
consumidor (art. 1842 CC). Por lo tanto, los artículos 1840 y 1842 CC son de
aplicación al caso que analizamos 34 '.
No son aplicables las normas relativas al beneficio de excusión (arts. 1830-
1833), puesto que, como ya se ha indicado, el prestamista no goza de este beneficio.
Tampoco se aplican determinados preceptos que se refieren a la constitución de
la fianza. Así, los artículos 1828, 1829 y 1855, que regulan la constitución de la
fianza en cumplimiento de una obligación legal o de un mandato judicial 340 .
De trascendental importancia resulta el análisis de las excepciones que el pres-
tamista puede oponer a la reclamación de pago formulada por el consumidor. A
estos efectos deben distinguirse dos grupos de excepciones, según procedan de la
obligación principal garantizada o de la propia obligación de garantía.
1. En cuanto a las excepciones que derivan de la obligación garantizada, cabe
preguntarse si es aplicable el artículo 1853 CC, según el cual el fiador puede opo-
ner al acreedor todas las excepciones que competan al deudor principal y sean
inherentes a la deuda, pero no las puramente personales del deudor 34 '. Conviene
advertir que, en realidad, la «batalla» de la entidad financiera garante no se centra
en la oponibilidad de excepciones. El banco no tiene en principio ningún interés
en oponer excepciones al consumidor, pues la obtención de la información necesa-
ria para ello le supone un gran coste de tiempo y dinero. Al banco le es más
rentable «protegerse» contra el deudor (vendedor), y no contra el acreedor (con-
sumidor) , exigiendo a aquél las garantías que aseguren la efectividad de la acción
de regreso 348 . Aun así, entiendo que el artículo 1853 CC sí resulta aplicable349, y
que el prestamista, en consecuencia, va a poder utilizar contra el consumidor todas
345. En el mismo sentido, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 130.
346. A pesar de que CARRASCO PERERA considere los arts. 1828 y 1829 como normas de'aplicación
generaliza, las especiales características del supuesto de garantía del art. 15 LCCon aconsejan
excluir su aplicación.
347. El hecho de que el prestamista sea considerado garante de la obligación del vendedor de
restitución del precio n o implica «per se» la aplicación automática del citado precepto,
puesto que la renuncia a oponer excepciones n o supone la «desnaturalización» d e la obliga-
ción como fideusoria. Puede haber contrato de garantía aunque n o se aplique el art. 1853
CC (cfr. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 239).
348. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 198.
349. En el mismo sentido, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., c i t, pg. 129.
347
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
las excepciones y defensas de que hubiera podido valerse el propio vendedor 3 ' 0 .
También podrá oponer la compensación de lo que el consumidor, en su caso, deba
al vendedor (art. 1197 CC).
2. El prestamista está asimismo legitimado para oponer al consumidor todas
las excepciones que derivan de la obligación fideusoria, esto es, las excepciones
propias del prestamista en cuanto garante 301 . En este grupo pueden englobarse, en
primer lugar, todas aquellas circunstancias que niegan la existencia de la obligación
del prestamista de garantizar la obligación restitutoria del vendedor. Así pues, el
prestamista podrá alegar que el contrato crediticio no está vinculado a la compra-
venta; es decir, que no concurren los presupuestos de las letras a), b) y c) del
artículo 15.1 LCCon. O que la obligación incumplida por el vendedor fue asumida
por éste después de la perfección del contrato crediticio, razón por la cual el presta-
mista no debe «responder».
También podrá alegar que la obligación de garantía se ha extinguido, ya sea
por la previa extinción de la obligación principal, ya sea porque se dan determina-
das circunstancias que provocan únicamente la extinción de la obligación fideuso-
ria (pero no de la principal). Así, por ejemplo, se extingue la obligación del presta-
mista por la prórroga concedida al vendedor por el consumidor, sin
consentimiento del prestamista (art. 1851 CC). Queda asimismo liberado de su
obligación si el consumidor acepta voluntariamente un bien en pago de la misma,
aunque después lo pierda por evicción (art. 1849 CC). Igualmente es aplicable el
artículo 1852 CC, que sanciona la extinción de la fianza por «hecho del acree-
dor» :,¿. Esto significa que la obligación fideiusoria del prestamista se extingue 353
cuando a causa de algún hecho o acto propio, el consumidor no va a poder subro-
gar al prestamista en los derechos y garantías que él tiene contra el vendedor para
garantizar el cumplimiento de la obligación, siempre que la imposibilidad de la
subrogación ocasione un perjuicio cierto al prestamista. Precisamente la ausencia
de este último requisito puede impedir que, en determinados supuestos, se pro-
duzca la liberación del prestamista^ 4 .
350. Todas aquellas excepciones que afecten a la existencia, legitimidad y validez de la obligación
del vendedor de cumplir el contrato (de entregar el bien, de repararlo o de sustituirlo), así
como las que se refieren a su posible extinción. Así, por ejemplo, que la obligación garanti-
zada ya ha sido cumplida por el vendedor (o por un tercero), o que se ha extinguido por
cualquier otra circunstancia (p.e., por dación en pago de bienes «pro soluto»).
351. También, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 129.
352. Sobre el art. 1852 CC, v. ALONSO SÁNCHEZ, B.: Protección del fiador en vía de regreso. Madrid,
Tecnos, 1993, y Gi JUGARTE ZAPATERO, V.: Comentarios..., cit., pgs. 326 y ss.
353. No de forma automática, sino que se trata de u n a excepción que debe alegar el fiador, una
vez que el acreedor le reclame el cumplimiento de la obligación (cfr. GUILARTE ZAPATERO, V.:
Comentarios..., c i t , pg. 338).
354. Esto es lo que ocurre cuando el propio banco garante ya se ha procurado previamente garan-
tías propias (contragarantías) para hacer posible el regreso contra el vendedor (cfr. CARRASCO
PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 59). La imposibilidad d e la subrogación n o provoca u n perjuicio
material al prestamista, lo que hace inaplicable el art. 1852 CC (ALONSO SÁNCHEZ, B.: Protección
del fiador..., cit., pg. 152).
348
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
Además, el prestamista podrá oponer al consumidor la compensación de aque-
llo que el consumidor le adeude (art. 1847, en conexión con el 1195 CC), siempre
que concurran los presupuestos que permiten la compensación 3 ^'. Por otra parte,
el prestamista no dispone de la excepción de beneficio de excusión.
En cuanto a las relaciones entre el prestamista y el vendedor, cabe plantearse
si el prestamista dispone de la acción de relevación del artículo 1843 CC. Según
este precepto, cuando concurra alguna de las circunstancias que en él se señalan
(p.e., demanda judicial contra el fiador, o quiebra, concurso o insolvencia del deu-
dor), el fiador puede proceder contra el deudor principal, aun antes de haber
pagado al acreedor, exigiéndole la relevación de la fianza o la constitución de
garantías que le aseguren la eficacia de una eventual acción de regreso 336 . En mi
opinión, no hay ningún obstáculo que impida la aplicación de este artículo a la
hipótesis que analizamos, puesto que se trata de una medida que pretende proteger
al prestamista (fiador), y que en nada perjudica al consumidor.
Una vez que el prestamista ha cumplido la obligación que el consumidor le
exige «ex» artículo 15 LCCon, tiene derecho a dirigirse contra el vendedor 357 .
C. El derecho a la devolución del precio del bien.
1. Funcionamiento.
El artículo 15 LCCon autoriza asimismo al consumidor a solicitar al prestamista
la restitución del precio del bien. Cuando el contrato de compraventa se resuelve
por incumplimiento del vendedor, surgen para las partes contractuales las obliga-
ciones liquidatorias: cada contratante queda obligado a restituir todo aquello que
recibió en virtud del contrato. De este modo, el consumidor debe restituir el bien,
si es que lo recibió, en tanto que el vendedor tiene la obligación de devolver el
precio de adquisición. Este derecho del consumidor a exigir al vendedor la restitu-
ción del precio va a poder ser también utilizado contra el prestamista, por aplica-
ción del artículo 15 LCCon. En consecuencia, el prestamista está obligado a reem-
bolsar al consumidor el precio del bien. Ahora bien, el consumidor sólo puede
ejercitar este derecho contra el prestamista en los supuestos de contratos vincula-
355. Si el consumidor solicita la reparación o entrega del bien, esta obligación n o puede compen-
sarse con aquello que el consumidor deba al prestamista, por ser las dos obligaciones de
distinta naturaleza. Distinta es la situación cuando el consumidor reclama al prestamista el
coste de la reparación (efectuada a su costa). En este caso, las dos deudas son de flinero, por
lo que sí cabe la compensación. El prestamista es deudor del coste de la reparación. Por su
parte, el consumidor es deudor de los plazos de amortización ya vencidos y cuyo pago ha
sido suspendido hasta que la obligación que incumbe al vendedor en virtud del contrato de
compraventa haya sido cumplida. Como el prestamista cumple esta obligación, pagando el
coste del exacto cumplimiento, el consumidor deja de tener el derecho a suspender el pago,
por lo que los plazos ya vencidos pueden ser exigidos por el prestamista, y en consecuencia,
ser compensados.
356. Sobre este precepto, en detalle, v. GI:ILARTE ZAPATERO, V.: Comentarios..., cit., pgs. 240 y ss.;
DELGADO EQIEVERRÍA, J., en LACRUZ y otros: Elementos de Derecho Civil, II, vol. 2, pgs. 357 y ss.
357. Esta cuestión es ampliamente analizada en el apartado X de este Capítulo.
349
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dos «en» la LCCon, sin que pueda recurrir al mismo en los contratos vinculados
«al margen» de la LCCon.
La letra e) del artículo 15.1 LCCon obliga al consumidor a dirigirse en primer
lugar al vendedor, comunicándole (extrajudicialmente) que declara el contrato
resuelto, a causa de su incumplimiento, y exigiéndole por ello la devolución del
precio del bien. Si el vendedor no satisface la solicitud del consumidor, éste tiene
vía libre para formular esa misma petición al prestamista. El prestamista es un
fiador subsidiario sin beneficio de excusión, de modo que tras la reclamación insa-
tisfactoria contra el vendedor, el consumidor puede acudir a él, judicial o extrajudi-
cialmente, solicitándole la devolución del precio. Sin embargo, en la hipótesis que
se analiza concurre una circunstancia que impide este modo de actuar, y que no
tiene que ver con el instituto de la fianza, sino con el origen de la obligación
garantizada. Esta surge directamente de la resolución del contrato, como obliga-
ción liquidatoria que incumbe al vendedor. De tal modo que para averiguar si el
vendedor (y, en tanto que garante, el prestamista) está obligado a devolver el pre-
cio, el juzgador debe necesariamente, y con carácter previo, pronunciarse en torno
a la resolución. Y un pronunciamiento de este tipo no puede tener lugar sin la
presencia de quien fue parte en ese contrato: el vendedor. Por eso, si el consumi-
dor demanda únicamente al prestamista, solicitando la devolución del precio del
bien, como consecuencia de la resolución del contrato, éste podrá oponer con
éxito la excepción de litisconsorcio pasivo necesario.
De conformidad con lo dicho, el procedimiento habitual que seguirá el consu-
midor será el de reclamar extrajudicialmente al vendedor la restitución del precio,
tras haber declarado resuelto el contrato de compraventa, y ante la negativa de
éste a devolver el precio, interponer una demanda contra prestamista y vendedor
(«ex» art. 156 LECiv), en la que solicita que se declare que la resolución estaba
bien hecha y se condene al prestamista, o al prestamista y vendedor, a la devolución
del precio. El juzgador sólo dictará sentencia condenatoria contra el prestamista
cuando previamente haya admitido que la resolución extrajudicial de la compra-
venta estaba bien hecha. No obstante, el consumidor puede seguir otro camino:
tras la infructuosa reclamación extrajudicial al vendedor, demandará únicamente
a éste, solicitando que se declare resuelto el contrato de compraventa y que se le
condene a la devolución del precio. Una vez dictada sentencia condenatoria, se
dirigirá al prestamista, reclamando el precio que el vendedor no le ha devuelto. Es
obvio que no tiene ningún sentido para el consumidor utilizar esta segunda vía,
puesto que implica una duplicidad de procesos y una innecesaria prolongación en
el tiempo de los litigios3"8. En consecuencia, el cauce normal será el de la demanda
conjunta contra prestamista y vendedor.
358. En relación a esta posibilidad, conviene hacer algunas precisiones, sobre todo de carácter
procesal. Cuando el consumidor ejercita la acción resolutoria contra el vendedor, el proceso
se desenvuelve como cualquier otro juicio de resolución de una compraventa: el consumidor
tendrá que probar que el vendedor ha incumplido, y que el incumplimiento es de tal impor-
tancia que procede la resolución del contrato. El vendedor no está obligado a notificar al
prestamista la existencia de este procedimiento. En cualquier caso, si el prestamista tiene
conocimiento de la existencia del proceso (debido a la notificación realizada por el vendedor
350
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
El estudio detallado del derecho del consumidor a obtener del prestamista el
importe del precio de la compraventa exige realizar, con carácter previo, una dis-
tinción de supuestos, en función de cuál sea la concreta pretensión del consumi-
dor. En realidad, y admitiendo que el consumidor demande conjuntamente a pres-
tamista y vendedor, las situaciones que pueden darse son las siguientes:
1) El consumidor resuelve el contrato de compraventa, y solicita al presta-
mista la devolución del precio de adquisición del bien, con apoyo en el artículo 15
LCCon. Ello en nada influye en el contrato crediticio: el prestamista concedió un
préstamo, y el consumidor está obligado, y continúa estándolo, a satisfacer los pla-
zos de amortización.
2) El consumidor resuelve los contratos de compraventa y préstamo, y solicita
al prestamista la devolución del precio de adquisición («ex» art. 15 LCCon) y la
restitución de todos los plazos de amortización ya satisfechos (como resultado de
la resolución del contrato de préstamo, por aplicación de lo dispuesto en el art.
14.2 LCCon), al mismo tiempo que pide que se declare que queda liberado de la
obligación de pagar otros plazos de amortización (también «ex» art. 14.2). El ejerci-
cio del derecho reconocido en el artículo 14.2 LCCon da lugar a la resolución del
contrato crediticio y, en consecuencia, a la extinción de las obligaciones que de él
nacieron.
3) El consumidor resuelve los dos contratos, y solicita al vendedor la devolu-
ción del precio, y al prestamista la devolución de los plazos de amortización ya
pagados. La liquidación de cada contrato se produce entre las partes que lo celebra-
ron. Esta pretensión del consumidor encuentra su apoyo en el artículo 14.2 LCCon,
sin entrar enjuego el artículo 15 LCCon.
En las páginas que siguen vamos a analizar la primera de las hipótesis señala-
das, esto es, ejercicio aislado del derecho concedido en el artículo 15 LCCon. Los
otros dos supuestos serán objeto de estudio en el Capítulo 6.
o por cualquier otra circunstancia), cabe preguntarse si es posible su intervención en el
mismo. En materia de fianza, la doctrina suele inclinarse por la solución negativa: el fiador
no puede espontáneamente intervenir en ese proceso, puesto que la sentencia que se dicte
no surte efecto de cosa juzgada frente al fiador (cfr. art. 1252 CC; por todos, v. DÍEZ-PICAZO,
L.: Fundamentos..., cit., II, pg. 434; ALVENTOSADEL RÍO, J.: La fianza..., cit., pg. 157). Si bien es
cierto que esta doctrina puede ser válida para la fianza, en general, no creo que en el supuesto
que analizamos pueda impedirse al prestamista su intervención en el proceso. Este tiene un
interés jurídico, legítimo y directo en el resultado de ese proceso, porque la sentencia que
se dicte puede afectar al prestamista de modo reflejo, de manera que la sentencia, como
hecho jurídico, puede integrar un supuesto de hecho del que se deriven consecuencias perju-
diciales para él (circunstancia ésta que legitima la intervención del tercero, según FERNÁNDEZ,
M. A., en DÉLA OLIVA, A./M. A. FERNÁNDEZ: Derecho Procesal Civil..., cit., vol. I, pgs. 481 y 482).
No sólo por la aplicación del art. 15 LCCon, que faculta al consumidor, con la sentencia en
la mano, a reclamar al prestamista la devolución del importe del precio, sino también, y lo
que es más importante, por lo dispuesto en el art. 14.2, en virtud del cual la resolución de
la compraventa autoriza al consumidor a resolver igualmente el contrato crediticio. Por eso
debe admitirse su intervención en el proceso, si él así lo solicita, mediante el mecanismo de
la intervención voluntaria adhesiva. En todo caso, es altamente improbable que el prestamista
pretenda la intervención en el proceso, pues eso significaría admitir, siquiera de m o d o implí-
cito, su consideración de garante, o lo que es lo mismo, la concurrencia de los requisitos
señalados en las letras a), b) y c) del art. 15.1 LCCon.
f£."; -35i
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
2. Régimen jurídico.
Una primera posibilidad es que el consumidor resuelva el contrato de compra-
venta, y ejercite contra el prestamista «ex» artículo 15 LCCon el derecho a obtener
la restitución del precio de adquisición del bien. Esta forma de actuación del consu-
midor no es plenamente satisfactoria, por cuanto que si bien es cierto que recibirá
del prestamista el importe del precio, continúa obligado frente a él a pagar los
plazos de amortización del préstamo. Se trata, por ello, de una hipótesis marginal,
puesto que si el consumidor está autorizado para solicitar al prestamista la devolu-
ción del precio del bien, lo habitual es que resuelva también el contrato crediticio
«ex» artículo 14.2 LCCon, suspendiendo de este modo el pago de los plazos de
amortización y exigiendo la restitución de los plazos ya satisfechos.
El prestamista actúa como garante, como fiador de la obligación del vendedor
de devolver el precio. Esta circunstancia ha de tenerse en cuenta para establecer
el régimen jurídico del derecho que el consumidor ejercita contra el prestamista.
En cuanto al régimen jurídico, deben considerarse aplicables a este supuesto todas
las reflexiones realizadas al hilo del análisis del ejercicio por el consumidor del
derecho a exigir al prestamista el cumplimiento del contrato, aunque con ciertas
matizaciones. Así, el prestamista, antes de cumplir, tiene la carga de notificar al
vendedor su intención de hacerlo (arts. 1840 y 1842 CC). Se aplica el artículo 1853
CC, por lo que el prestamista podrá oponer al consumidor todas las excepciones
que competen al vendedor y sean inherentes a la deuda. También puede oponer
todas aquellas excepciones que derivan de la propia obligación fideusoria, esto es,
las excepciones que el prestamista tiene como garante: por ejemplo, que él no es
garante, por no concurrir los presupuestos fijados en el artículo 15.1 LCCon; que
la obligación de garantía se ha extinguido (arts. 1849, 1851, 1852 CC, etc.). Por
último, el prestamista podrá oponer en compensación todas las deudas vencidas
que con él tiene el consumidor; en particular, podrán compensarse todos los plazos
vencidos cuyo pago el consumidor ha suspendido de conformidad con el derecho
que el artículo 15 LCCon le concede para suspender el pago.
El ejercicio de este derecho contra el prestamista no influye, en principio, en
el contrato crediticio, por lo que el consumidor continúa obligado a abonar al
prestamista los plazos de amortización conforme a lo pactado. El artículo 15 LCCon
no le autoriza a suspender los pagos. Eso no significa que no pueda suspender el
pago. Sí podrá hacerlo, pero el fundamento de esta suspensión no está en el ar-
tículo 15, sino en el 14.2 LCCon.
Veamos algunos ejemplos. Ejemplo A: el consumidor adquiere un vehículo,
cuyo precio es de 2.000.000 de ptas. Como no dispone de dinero, solicita y obtiene
un préstamo vinculado por ese importe, quedando obligado el consumidor a abo-
nar 50 plazos mensuales de 50.000 ptas. cada uno, con lo que la cantidad total que
tiene que satisfacer es de 2.500.000 ptas. Cuando ya ha pagado cinco plazos
(250.000 ptas.), se manifiestan en el vehículo graves defectos de construcción, que
352
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
le facultan para resolver el contrato 330 . Por eso, ejercita extrajudicialmente la reso-
lución, solicitando al vendedor que le devuelva el precio. A los tres días, el vende-
dor le contesta por escrito, negándose a la resolución. A la vista de ello, el consumi-
dor demanda conforme a derecho a prestamista y vendedor, solicitando al juez que
declare que la resolución de la compraventa estaba bien hecha, y que condene al
prestamista a restituir el precio. Si el juez estima las pretensiones, declarará resuelto
el contrato de compraventa, y condenará al prestamista a abonar los dos millones
de pesetas. Nada se dice en la demanda, ni por tanto tampoco en la sentencia, en
torno al contrato crediticio, por lo que, en principio, deberá ser cumplido por el
consumidor conforme a lo pactado, esto es, abonará los 45 plazos de amortización
pendientes 360 .
Una vez interpuesta la demanda contra prestamista y vendedor, el consumidor
no puede suspender el pago de los plazos con apoyo en el artículo 15 LCCon361.
Ello se debe a que el derecho a suspender el pago de los plazos reconocido en este
precepto sólo procede cuando el consumidor solicita el cumplimiento en cual-
quiera de sus formas (entrega, reparación, sustitución); suspende el pago hasta
que el vendedor cumpla. En la hipótesis que analizamos, en cambio, el consumidor
solicita la resolución de la compraventa, por lo que no puede conforme al artículo
15 LCCon suspender el pago. Sin embargo, lo cierto es que podrá suspender el
pago al prestamista, apoyándose en el artículo 14.2 LCCon. Como el contrato credi-
ticio deviene ineficaz una vez resuelta la compraventa, el consumidor podrá recha-
zar el pago alegando que se ha extinguido el derecho de crédito que el prestamista
tiene frente a él. Se trataría de un ejercicio por vía de excepción del derecho
reconocido en el artículo 14.2 LCCon362.
D. El derecho a la reducción del importe del crédito concedido.
El consumidor puede, o bien ejercitar contra el prestamista el derecho a la
entrega de dinero por importe equivalente a la diferencia entre el precio original
del bien y el resultante (reducido) después del ejercicio de la acción estimatoria
contra el vendedor, o bien el derecho a que se reduzca el importe del crédito
concedido (tras la reducción del precio en la compraventa), con la consiguiente
disminución del número o de la cuantía de los plazos de amortización.
359. Por ejemplo, porque la reparación es imposible, o porque u n a reparación no satisface las
legítimas expectativas del consumidor, por no poder considerarse igual un vehículo nuevo
que otro reparado. i
360. En este caso, el prestamista habrá obtenido el beneficio previsto (intereses por importe de
500.000 ptas.), y podrá interponer la acción de regreso contra el vendedor, para recuperar
los dos millones de pesetas que pagó como garante.
361. Es posible que antes de interponer estas acciones el consumidor ya hubiera dejado de pagar
los plazos. Así sucede, por ejemplo, si los defectos del vehículo n o hubieran sido graves. En
tal caso, el consumidor habría reclamado al vendedor su reparación, y una vez que ésta
hubiera sido infructuosa, habría dejado de pagar los plazos al prestamista.
362. Si el consumidor suspende el pago (basándose en el art. 14.2 LCCon), el prestamista podrá
igualmente reclamarle la devolución del préstamo concedido, como obligación liquidatoria
que surge a su favor tras la ineficacia del contrato de préstamo.
I2.-I.a Compraventa Financiada ... 353
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Si bien la primera opción es poco ventajosa para el consumidor, ello no es
obstáculo para que éste, si lo desea, se decante por ella. Por eso debe ser analizada
brevemente. El consumidor advierte los defectos, y quiere hacer uso del derecho
a que se reduzca el importe del precio de la compraventa. Por eso se dirige extraju-
dicialmente al vendedor, declarando que hace uso de este derecho, y le exige la
devolución de una parte del precio, por haber disminuido el valor del bien.
Cuando esta reclamación resulta insatisfactoria [art. 15.1 e) LCCon], está facultado
para ejercitar esa misma pretensión frente al prestamista. Con esa finalidad, de-
manda judicialmente a prestamista y vendedor, solicitando al juez que determine
un nuevo precio (más reducido) para la compraventa, y que condene al prestamista
a restituir la diferencia del precio. El prestamista es garante (fiador subsidiario sin
beneficio de excusión) del vendedor, y como tal debe abonar la cantidad corres-
pondiente al consumidor. Por esta razón, el consumidor sólo va a poder ejercitar
esta pretensión en el caso de que se esté en presencia de contratos vinculados
«en» la LCCon, careciendo de tal posibilidad si se trata de contratos vinculados
«al margen» de la LCCon. En la relación entre prestamista y consumidor debe
considerarse aplicable todo lo dicho al analizar el derecho del consumidor a solici-
tar al prestamista el cumplimiento, y que tiene que ver con su carácter de fiador
(aplicación de los arts. 1840 y 1842 CC, oponibilidad de excepciones por el presta-
mista, etc.). Una vez que el prestamista ha entregado al consumidor las cantidades
reclamadas, tiene derecho a recuperarlas del vendedor mediante la oportuna ac-
ción de regreso.
Lo más frecuente, sin embargo, es que el consumidor busque una reducción
del importe del crédito en la misma cuantía en que disminuye el precio de la
compraventa. Esta es la hipótesis habitual, y a ella hay que dedicarle las páginas
que siguen.
1. Funcionamiento.
El artículo 15 LCCon legitima al consumidor para solicitar al prestamista una
reducción del importe del préstamo. El consumidor puede disfrutar de este dere-
cho tanto en los contratos vinculados «en» la LCCon, como en los que hemos
denominado contratos vinculados «al margen» de la LCCon.
Si el consumidor pretende que la reducción del precio de la compraventa
suponga una reducción del importe del crédito en esa misma cuantía, el consumi-
dor debe demandar judicialmente a prestamista y vendedor, solicitando: 1) que se
declare que debido a la presencia en el bien de defectos ocultos, y a su consiguiente
pérdida de valor, el precio de la compraventa se ha reducido (art. 1486.1 CC); 2)
que el importe del crédito concedido por el prestamista debe disminuir en la
misma cuantía en que se reduce el precio (art. 15 LCCon); 3) que la disminución
del crédito afectará al número o a la cuantía de los plazos de amortización, a
elección del consumidor.
Lógicamente, el consumidor sólo tiene derecho a la reducción del importe
del préstamo cuando, conforme a derecho, puede ejercitar la acción estimatoria
354
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
contra el vendedor (principio de accesoriedad). Por otra parte, incumbe al consu-
midor la prueba de que el bien es defectuoso, y de que se trata de un contrato de
crédito vinculado a la compraventa [concurren los presupuestos contenidos en las
letras a), b) y c) del art. 15.1 LCCon]. En este supuesto no se exige una previa
reclamación infructuosa contra el vendedor, pues lo cierto es que el consumidor
no reclama nada a éste; sólo pretende que se declare la reducción del precio y que
esto afecte al contrato crediticio.
Las consecuencias del ejercicio de este derecho sólo puede analizarse con
exactitud con un supuesto práctico. Veamos el siguiente ejemplo (ejemplo C).
El consumidor adquiere un vehículo cuyo precio es 1.500.000 ptas., mediante un
préstamo obtenido de un financiador, cumpliéndose todos los requisitos del ar-
tículo 15 LCCon. Los dos contratos se celebran el 2 de octubre de 1995. El prés-
tamo presenta los siguientes caracteres. Tipo de interés: 16%; número de plazos de
amortización: 48 mensualidades, debiendo pagarse la primera el 2 de noviembre;
importe de cada plazo: 42.510 ptas. Por lo tanto, la cantidad total que debe restituir
el consumidor asciende a 2.040.480 ptas.
En febrero de 1996 advierte que el coche presenta importantes defectos que
impiden su normal uso. Por esa razón, el 7 de marzo demanda a prestamista y
vendedor, solicitando: 1) que se reduzca el precio de la compraventa en 400.000
ptas., quedando así en 1.100.000 ptas.; 2) que el importe del crédito concedido
por el prestamista disminuya en esa misma cuantía, pasando a ser también de
1.100.000 ptas.; 3) que con un préstamo de esas características (por ese importe,
al tipo de interés del 16%, y con 48 plazos de amortización mensuales) el consumi-
dor debería pagar mensualmente 31.174 ptas. (total a pagar: 1.496.352 ptas.) 363 ,
pero que teniendo en cuenta que ya ha pagado 5 plazos a 42.510, sólo le resta por
pagar 1.283.802 ptas., lo que dividido entre 43 plazos de amortización pendientes
de pago, da lugar a que el importe de cada uno de ellos sea de 29.856 ptas. El
consumidor solicita que se declare en sentencia que la cuantía de cada uno de los
plazos de amortización, a partir del 2 de abril de 1996, es de 29.856 ptas.364. Si el
juez admite que el valor del vehículo efectivamente ha disminuido en 400.000 ptas.,
tal y como entiende el consumidor, estimará todas las pretensiones, y dictará sen-
tencia en los términos solicitados por el consumidor.
Una vez interpuesta la demanda, cabe preguntarse qué sucede con los plazos
de amortización todavía no vencidos. Más exactamente, ¿puede el consumidor sus-
pender el pago oponiendo la excepción de incumplimiento del vendedor? Antes
363. Conforme a la fórmula establecida en el Anexo de la LCCon.
364. El consumidor ha optado por la solución que más le beneficia, que es mantener el n ú m e r o
de plazos de amortización, pero reduciendo su cuantía. También podía haber elegido la otra
vía: mantener la cuantía de los plazos, con la consiguiente disminución de su número. Si así
hubiera sido, el consumidor habría solicitado que se declarase que el consumidor debe reali-
zar, contando el 2 de abril, 31 pagos más, los 30 primeros por la misma cuantía (42.510
ptas.), y el último de 8.502 ptas., lo que sumado a los cinco plazos ya pagados (212.550 ptas.)
suma un total de 1.496.352 ptas., que es la cantidad global que el consumidor debe restituir
al prestamista.
355
M. /. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
de contestar a esta pregunta es preciso analizar cómo afecta el ejercicio de la acción
estimatoria, en la venta bilateral a plazos, a la obligación del consumidor de pagar
los plazos de amortización, puesto que el consumidor sólo podrá suspender el pago
en la venta trilateral si semejante derecho le corresponde también en la venta
bilateral (principio de accesoriedad). En mi opinión, el hecho de que el consumi-
dor haya ejercitado judicialmente la acción estimatoria no le autoriza para oponer
la excepción de incumplimiento. La finalidad de esta excepción es suspender la
prestación propia hasta que la contraparte realice la suya. En la hipótesis que se
analiza, el consumidor no persigue este fin, puesto que no exige al vendedor que
realice su prestación, sino que solicita una reducción del precio, que afectará a la
cuantía de los plazos aún pendientes de pago. De ahí que no pueda valerse de la
excepción de incumplimiento.
A mi juicio, el consumidor puede actuar de dos modos distintos. Según el
primero de ellos, continuará el pago de los plazos conforme a lo pactado (42.510
ptas.) hasta que haya sentencia, y si en ella se estiman todas las pretensiones del
consumidor, éste puede desde esa fecha pagar la cantidad reducida (29.856 ptas.)
y exigir al prestamista la restitución del importe pagado de más en cada uno de
los plazos365. En todo caso, el consumidor puede en algunos casos dejar de pagar
antes de que se dicte sentencia. Así sucede cuando alega que la cantidad de dinero
que ya ha satisfecho cubre el precio (reducido) del bien. En tal caso, la excepción
que opone es la de contrato cumplido; no paga más porque ya ha abonado dinero
por importe suficiente al precio (reducido) del bien. También existe otra forma
de conseguir la suspensión del pago: cuando el consumidor solicita al juez, como
medida cautelar, dicha suspensión, porque concurren determinadas circunstancias
(por ejemplo, la insolvencia del vendedor) que la hacen aconsejable, a la vista del
peligro de pérdida de las cantidades que el consumidor pague al vendedor (art.
1428 LECiv)306.
Otra posibilidad que tiene el consumidor es pagar únicamente el importe que,
según él, tiene cada uno de los plazos desde que interpuso la demanda (29.856
ptas.). En tal caso, lo normal es que el vendedor no acepte el pago de esta cantidad,
por ser un pago parcial, y que el consumidor proceda a consignarla judicialmente.
El vendedor demandará al consumidor por incumplimiento. La viabilidad de esta
petición deberá ser resuelta en la sentencia juntamente con la petición del consu-
midor de reducción del precio. Si la sentencia estima la acción estimatoria en la
365. Así, si la Sentencia se dicta el 17 de marzo de 1997, resulta que el consumidor ha pagado
desde que interpuso la demanda otros 12 plazos de 42.510 ptas. cada uno, cuando en realidad
debía sólo 29.856 ptas. Por eso, puede exigir al prestamista la devolución de 12.654 ptas. por
plazo pagado, es decir, de 151.848 ptas. Además, desde el 2 de abril de 1997 paga la cantidad
de 29.856 ptas.
366. Para decretar la suspensión, el Juez debe tomar en consideración, además de la insolvencia
del vendedor («periculum in mora»), el hecho de que el consumidor ya haya pagado una
cantidad equivalente al importe del precio (reducido) del bien («fumus boni iuris»). Cuando
concurran estos dos requisitos, puede estar justificada la suspensión de los plazos, porque
existe el peligro de que, una vez fijada la reducción del precio del bien, las cantidades pagadas
que excedan del mismo no puedan ser restituidas por el vendedor.
356
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
cuantía pedida por el consumidor, deberá absolver al consumidor demandado,
puesto que éste ha pagado lo que debía. En cambio, si la sentencia desestima la
acción estimatoria, o la estima, pero estableciendo para el bien un precio mayor
que el que había calculado el consumidor, éste será condenado, pues no há abo-
nado el importe íntegro de cada uno de los plazos.
Én la compraventa financiada, el consumidor que ha demandado judicial-
mente a prestamista y vendedor, solicitando la reducción del precio y, consiguiente-
mente, del préstamo, no puede oponerse al pago de los plazos de amortización
utilizando la excepción de incumplimiento contractual 307 . Si en la bilateral venta a
plazos no puede utilizar esta excepción, tampoco podrá hacerlo en la compraventa
financiada (principio de accesoriedad). Al igual que en la bilateral venta a plazos,
el consumidor puede optar entre continuar pagando la misma cantidad, o pagar
un importe menor, en función de la disminución del crédito. También podrá, en
los términos ya expresados, rehusar el pago alegando que ya ha cumplido su obliga-
ción, puesto que ha restituido la totalidad del préstamo recibido (reducido), más
los intereses correspondientes 308 . En todo caso, la demanda interpuesta por el pres-
tamista contra el consumidor se acumulará al proceso existente, y será resuelta en
la misma sentencia.
2. Régimen jurídico.
A diferencia de los otros supuestos en los que el consumidor ejercita un dere-
cho por vía de acción contra el prestamista, en la hipótesis que nos ocupa el presta-
mista no asume la función de fiador. En efecto, no garantiza el cumplimiento de
una obligación del vendedor, asegurando de este modo el derecho de crédito del
consumidor-acreedor. No existe una obligación incumplida por el vendedor (la de
entregar o reparar el bien, o la de restituir el precio de la compraventa tras la
resolución de este contrato) que deba ejecutar el prestamista, como fiador subsidia-
rio sin beneficio de excusión. La posibilidad de «dirigirse» contra el prestamista
no se debe a que éste actúe como garante, sino a la conexión contractual que
existe entre los contratos de compraventa y préstamo.
La existencia de una colaboración planificada entre prestamista y vendedor
en los términos descritos en las letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon, significa
que el contrato de crédito tiene una finalidad muy concreta: servir para pagar el
precio de adquisición de un determinado bien. La validez y eficacia del préstamo
está ligada a la validez y eficacia de la compraventa. De modo que si no hay compra-
i
367. En contra, para el derecho alemán, FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit., pg. 365. Según
este autor, el ejercicio judicial de la acción estimatoria contra el vendedor provoca la suspen-
sión del pago de los plazos de amortización durante el tiempo que dura el proceso. Se basa
para ello en que al menos desde el punto de vista teórico la disminución del precio puede
ser total, siendo éste de cero, en cuyo caso el prestamista no tiene ningún derecho de crédito
que pueda ejercitar contra el consumidor.
368. Por otra parte, parece difícil que, tras la solicitud del consumidor, el Juez pueda ordenar
como medida cautelar la suspensión de los pagos al prestamista (falta el requisito del «pericu-
lum in mora», puesto que el prestamista es siempre solvente, y no hay riesgo de que éste no
pueda restituir al consumidor las cantidades que haya pagado de más).
357
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
venta, no hay razón para que se mantenga el contrato crediticio. Esta idea es la
que inspira el artículo 14.2 LCCon. La ineficacia del contrato de compraventa
provoca la ineficacia del contrato de préstamo, porque la existencia de este con-
trato sólo tiene sentido cuando la compraventa es válida y produce sus efectos. Este
mismo principio puede aplicarse a la situación que analizamos. La obtención del
préstamo de una determinada cuantía obedece únicamente al precio del bien que
se pretende adquirir. Por esta razón, es comprensible que si el precio se reduce,
el préstamo disminuya en la misma cantidad. El propio artículo 14.2 LCCon puede
servir de apoyo a esta interpretación. Si conforme a este precepto, la eliminación
total de efectos jurídicos en el contrato de compraventa da lugar a la eliminación
total de efectos en el préstamo, la eliminación de parte de los efectos (disminución
del precio) en la compraventa tiene que provocar también la eliminación parcial
del contrato crediticio (argumento «a maiore ad minus»).
Además, existe otra razón para que la disminución del precio cause una reduc-
ción de la cuantía del crédito concedido: sólo de este modo se coloca al consumi-
dor en la misma situación que si hubiera celebrado una bilateral venta a plazos.
Efectivamente, en la venta a plazos el precio desempeña al mismo tiempo la fun-
ción de contraprestación por la venta del bien y de préstamo, por lo que cuando
se reduce lo hace en estos dos aspectos. En la compraventa financiada precio y
préstamo están en dos contratos diferentes. Por eso debe permitirse al consumidor
que la disminución del primero pueda tener efectos en segundo, provocando una
reducción semejante.
Si el prestamista no actúa como garante del vendedor, no cabe siquiera plan-
tearse si puede oponer al consumidor las excepciones que competen al vendedor
(art. 1853 CC). Para evitar la reducción del crédito, lo único que puede hacer el
prestamista es negar la concurrencia de los requisitos del artículo 15 LCCon, que
permiten al consumidor dirigirse contra él; en concreto, deberá negar la existencia
de un contrato de crédito vinculado a la compraventa. Y ello porque si el consumi-
dor consigue probar la existencia de vinculación contractual entre los dos contra-
tos, y el juez estima la acción «quanti minoris» ejercitada por el consumidor, el
prestamista carece de todo mecanismo para eludir la reducción de la cuantía del
préstamo.
El ejercicio exitoso contra el prestamista del derecho a la reducción del prés-
tamo puede provocar el nacimiento a favor del consumidor de un derecho a recla-
mar al prestamista determinadas cantidades. Así ocurre, por ejemplo, cuando el
consumidor en total ya haya pagado más de lo que en realidad estaba obligado,
teniendo en cuenta la disminución del importe del precio y del crédito 309 . En tal
369. A causa del breve plazo de prescripción de la acción estimatoria, esta hipótesis sólo puede
darse cuando el consumidor tiene que pagar plazos mensuales muy elevados, y el defecto del
bien es de tal importancia que el importe en el que se reduce el precio del bien es muy alto.
Ejemplo: el consumidor adquiere un vehículo a plazos, cuyo precio es de 2.500.000 ptas.,
q u e d a n d o obligado a restituir a pagar 10 plazos por importe de 300.000 ptas. cada uno, lo
que d a u n total de 3.000.000 de ptas. Cuando ya h a pagado 5 plazos (por tanto, 1.500.000
ptas.), ejercita la acción estimatoria, reduciendo el precio e n 2.000.000 de ptas., por lo que
queda en 500.000 ptas. El importe del crédito se reduce proporcionalmente, de m o d o que
358
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
caso, el consumidor puede reclamar al prestamista la devolución de las cantidades
pagadas indebidamente (art. 1895 CC)370. Puede suceder también que el precio se
reduzca en una cuantía similar al importe del crédito concedido 371 . En esta hipóte-
sis, en la demanda interpuesta contra prestamista y vendedor el consumidor vsolici-
tará que se reduzca el precio del bien, y que se declare la ineficacia del contrato
crediticio, con la consiguiente obligación del prestamista de restituir todas las canti-
dades recibidas del consumidor 372 . Además, si el precio se reduce en una cuantía
superior a la del crédito concedido, al consumidor no sólo le está permitido obte-
ner la declaración de ineficacia del contrato crediticio (con la obligación del pres-
tamista de devolver todos los plazos de amortización), sino que podrá exigir a éste
(como garante) la restitución de cantidades adicionales 373 .
E. Las negativas consecuencias para el prestamista del ejercicio aislado del dere-
cho a suspender el pago.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 15 LCCon, el consumidor está
autorizado no sólo a suspender el pago al prestamista, sino también a ejercitar
de los 3.000.000 de ptas. queda reducido a 600.000 ptas. Como el consumidor ya ha abonado
1.500.000 ptas., resulta que h a pagado 900.000 ptas. de más, cuya devolución podrá exigir al
vendedor.
370. La obligación del prestamista de devolver 900.000 ptas. n o deriva de la aplicación directa del
art. 15 LCCon, sino del hecho de que el consumidor debía abonar a éste 600.000 ptas. (ahora
sí, por aplicación del art. 15 LCCon, con la consecuencia de que la reducción del precio va
a provocar u n a disminución proporcional del préstamo), y e n realidad le h a pagado
1.500.000 ptas. Esta solución difiere de la dada por parte de la doctrina alemana, según la
cual, como el consumidor no dispone en ningún caso de la Rückforderungsdurchgriffcontra el
f restamista, n o podrá exigirle la devolución de las cantidades pagadas de más (en ese sentido,
RANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 368, y HABERSACK, M., e n ULMER/HABERSACK:
Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 125; e n contra, v. EMMERICH, en GRAF VON
WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROITENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 191).
Según esta concepción, el consumidor únicamente puede dirigir esta petición contra el ven-
dedor, con las siguientes consecuencias: el consumidor reclama al vendedor la devolución
de 2.000.000 de ptas. (diferencia entre el precio inicial y el que se establece tras el ejercicio
de la acción estimatoria), y cuando así sucede, tendría que entregar 1.100.000 al prestamista,
quedándose él con 900.000 ptas., que es la cantidad que h a pagado d e más. De ahí resulta
que el consumidor h a abonado 600.000 ptas., 500.000 en concepto de precio y 100.000 más
de intereses, mientras que el prestamista concede u n préstamo d e 2.500.000 ptas., y recibe
1.500.000 (los plazos ya pagados por el consumidor) más 1.100.000, lo que d a u n total de
2.600.000 ptas., de modo que los intereses obtenidos son de 100.000 ptas.
371. Ejemplo: el consumidor adquiere u n vehículo cuyo precio es de 1.400.000 ptas., de las que
400.000 las h a obtenido mediante u n contrato de crédito vinculado a la compraventa. El
consumidor queda obligado a abonar al prestamista cuatro plazos mensuales, de 120.000
ptas. cada uno. Imaginemos que a los cinco meses, es decir, cuando el consurriidor ya h a
satisfecho los cuatro plazos, el bien presenta defectos que autorizan al consumidor, conforme
a derecho, a reducir el precio de la compraventa en 400.000 ptas., dejándolo e n 1.000.000
de ptas.
372. La sentencia determinará que el precio del bien es 1.000.000 de ptas., y declarará la ineficacia
del contrato de préstamo, c o n d e n a n d o al prestamista a devolver las 480.000 ptas. recibidas.
373. T o m a n d o como base el ejemplo anterior, supongamos que los defectos e n el vehículo dismi-
nuyen su valor en 600.000 ptas., por lo que el precio (reducido) queda e n 800.000 ptas. El
consumidor está autorizado para exigir que se declare que el precio de la compraventa h a
bajado hasta las 800.000 ptas., y que se condene al prestamista a la devolución de los cuatro
plazos pagados (en total, 480.000 ptas.), como resultado d e la ineficacia del contrato crediti-
359
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
contra él determinados derechos. De hecho, lo habitual será que no se limite a
rehusar el pago, manteniendo una actitud meramente pasiva, sino que actúe activa-
mente, ejercitando frente al financiador alguno de los derechos que le correspon-
den. Este modo de actuar es el que más beneficia al consumidor, puesto que podrá
exigir al prestamista el cumplimiento de la obligación incumplida por el vendedor,
obtener una reducción del importe del crédito en la misma cuantía en que dismi-
nuye el precio de la compraventa, o conseguir la ineficacia de los dos negocios
jurídicos tras la resolución del contrato de compraventa.
Sin embargo, es posible que el consumidor ejercite únicamente el derecho a
suspender el pago de los plazos de amortización. Por ejemplo, si el bien entregado
por el vendedor es defectuoso, y el consumidor le reclama extrajudicialmente - e
infructuosamente- su cumplimiento, éste queda legitimado para suspender los pa-
gos al prestamista. El consumidor permanece inactivo frente al vendedor, no ejerci-
tando contra él ninguna acción judicial. Esta situación provoca graves perjuicios al
prestamista, puesto que concedió un préstamo que ahora no va a poder recuperar
del consumidor. Las otras dos partes intervinientes en la operación de la compra-
venta financiada no sufren estas dificultades. Más bien al contrario, pueden resultar
favorecidas. Concretamente, el vendedor conserva el importe del precio del bien,
a pesar de haber incumplido su obligación. Por su parte, el consumidor mantiene
la posesión del (defectuoso) bien, pero sin tener que pagar los plazos de amortiza-
ción. En definitiva, todas las consecuencias negativas que provoca el incumpli-
miento del vendedor, a excepción del desembolso inicial y de los plazos de amorti-
zación ya satisfechos, en su caso, por el consumidor, van a ser soportadas
exclusivamente por el financiador. Además, este estado puede prolongarse indefi-
nidamente, mientras dure la inactividad judicial del consumidor contra el vende-
dor incumplidor.
Lógicamente, debe habilitarse un mecanismo que impida la producción de
unos resultados tan lesivos para el prestamista. Esta cuestión ha sido especialmente
tratada por la doctrina alemana, debido a que en ese país el §9.3 VerbrKrG autoriza
al consumidor únicamente a suspender el pago, sin que pueda ejercitar derecho
alguno contra el financiador. Todos los autores han centrado su investigación en
la articulación de distintas teorías que permiten superar la desventajosa situación
en que se encuentra el prestamista.
1. Distintas soluciones aportadas por la doctrina.
Las numerosas interpretaciones formuladas por la doctrina alemana pueden
agruparse en tres grandes bloques. En primer lugar están aquellas teorías que tie-
nen como base común el reconocimiento de un derecho del prestamista contra el
vendedor. Una vez suspendido el pago de los plazos de amortización, el prestamista
va a poder dirigirse contra el vendedor. Las relaciones liquidatorias se producen,
ció, y asimismo, a restituir 200.000 ptas., en tanto que garante d e la obligación del vendedor
de devolver 200.000 ptas. (las que van entre el millón de pesetas que pago sin financiación,
y las 800.000 ptas. del precio de la compraventa).
360
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
en consecuencia, directamente entre prestamista y vendedor («die direkte Rückab-
wicklung zwischen Kreditgeber und Verkáufer»). En segundo lugar, existe otro
grupo de autores que defiende la liquidación contractual entre consumidor y ven-
dedor («die Rückabwicklung zwischen Verbraucher und .Verkáufer»). La posibili-
dad de suspender el pago de los plazos de amortización se hace depender, a través
de variados mecanismos, del ejercicio judicial por parte del consumidor de deter-
minados derechos contra el vendedor. Por último, también se ha defendido la
participación de prestamista y consumidor en la delimitación, de la duración del
derecho a suspender el pago' al prestamista. El ejercicio de este derecho se hace
depender del transcurso del plazo que para tal fin fije el prestamista al consumidor.
Procede ahora realizar un estudio detallado de cada una de estas teorías, e indagar
en torno a su posible aplicación al derecho español.
A. Teorías que atribuyen al prestamista un derecho contra el vendedor. Cuando el
consumidor suspende los pagos de amortización, surge a favor del prestamista un
derecho que puede ejercitar contra el vendedor. La razón jurídica de tal derecho
difiere, en cambio, de unas teorías a otras.
1) Prestamista y vendedor pactan que este último asume la condición de
fiador del consumidor, por lo que, ante la falta de pago por parte del consumidor,
el prestamista puede reclamar el pago al vendedor 374 . Esta teoría es inadecuada,
por varias razones 37 '. Por una parte, porque permitiría al vendedor oponer al pres-
tamista el derecho a suspender el pago, del mismo modo que lo ha hecho el consu-
midor («ex» art. 1853 CC), de donde resulta que puede valerse de un derecho que
nace de su propio incumplimiento. Por otra parte, si el vendedor es condenado al
pago en tanto que fiador, podrá después acudir en vía de regreso contra el consu-
midor, lo que supondría una privación de los beneficios obtenidos con el ejercicio
del derecho a suspender el pago al prestamista. Por último, sólo sería válida para
los casos en que existe un acuerdo previo entre prestamista y vendedor con ese
contenido, dejando sin solución los restantes supuestos de contrato de crédito vin-
culado a la compraventa 376 .
2) Otra teoría defendida por la doctrina alemana, y conocida con el nombre
de «Kreditgebermodell», merece nuestra atención 377 . Según esta tesis, desde que
374. Expuesta por FRANZ, U.: Der Einxvendungsdurchgriff.., cit., pg. 322, y DAUNER-LIEB, B.: «Verbrau-
cherschutz...», c i t , pg. 24.
375. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 24; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK:
Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 122; FRANZ, U.: Der Einxvendungsdurchgriff...,
cit., pgs. 323 y ss.
376. También es posible que prestamista y vendedor pacten la existencia de un contrato autónom o
de garantía, en el que el vendedor es garante de la obligación del consumidor de abonar los
plazos de amortización (sobre el particular, en detalle, DAUNER-LIEB, B.: «Verbrauchers-
chutz...», cit., pg. 25, y FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 327 y ss.). En tal caso,
la reclamación de pago formulada por el prestamista contra el vendedor siempre sería esti-
mada. Pero el resto de las críticas mencionadas son igualmente aplicables a esta hipótesis.
377. Este modelo interpretativo h a sido construido p o r DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...»,
cit., pgs. 25 y ss., y también h a sido objeto de estudio por LIEB, M.: «§9 Verbraucherkreditge-
setz...», cit., en HADDING, W./K. J. HOPT (dir.): Das nene Verbraucherkreditgesetz..., cit., pgs. 104
y ss., y por FRANZ, U.: Der Einxvendungsdurchgriff..., cit., pgs. 328 y ss.
361
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
el consumidor suspende el pago de los plazos al prestamista, éste queda autorizado
para ejercitar contra el vendedor las acciones edilicias, por lo que podrá recibir
todo o parte del precio de la compraventa. Para ello, hay que admitir que la oposi-
ción por el consumidor de la excepción de incumplimiento del vendedor implica
la cesión al prestamista de los derechos reconocidos en el artículo 1486 CC, o
entender que el prestamista en su relación con el vendedor ostenta todos los dere-
chos y obligaciones del propio consumidor.
Esta interpretación debe rechazarse 378 . Fundamentalmente, porque no hay
ninguna razón que permita llegar a la conclusión de que la simple alegación de
un derecho contra el prestamista (en concreto, el derecho a suspender el pago)
implica la cesión automática en su favor de determinados derechos. Por otra parte,
el prestamista no está en posesión del bien, por lo que carece de los elementos
necesarios para juzgar la existencia de un incumplimiento del vendedor. Además,
se produce un último problema si el prestamista ejercita la acción redhibitoria
contra el vendedor: éste queda obligado a devolver el precio del bien sólo cuando
reciba simultáneamente el objeto vendido, pero sin embargo el prestamista no
tiene la posesión del bien y, en consecuencia, no lo podrá restituir al vendedor 379 .
3) Otro grupo de autores fundamenta la reclamación del prestamista contra
el vendedor en la prohibición del enriquecimiento injustificado380. Tampoco esta
interpretación puede asumirse.
En conclusión, ninguna de estas teorías resulta convincente. Por eso se han
construido otras interpretaciones.
B. Teorías que hacen depender el derecho a suspender el pago al prestamista del ejercicio
judicial por parte del consumidor de determinados derechos contra el vendedor. Son dos los
modelos propuestos:
1) Sólo se admite la alegación frente al prestamista del derecho a suspender
el pago cuando simultáneamente el consumidor ejercita la acción estimatoria o
redhibitoria contra el vendedor. Este modelo, propuesto inicialmente por DAUNER-
382
LIEB 381 , que lo denomina «Verbrauchermodell» , ha sido aceptado también por
378. También e n el derecho alemán. Cfr. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 27;
FRANZ, U.: Der Eimvendungsdurchgriff..., cit., pg. 329; y la sentencia del Landgericht Kleve, de
3 de agosto de 1993 (FLF, 1993, pgs. 228 y ss.).
379. B. DAUNER-LIEB entiende, para salvar esta dificultad, que con la suspensión del pago al presta-
mista el consumidor queda obligado a restituir el bien al prestamista o consiente para que
la propiedad del bien retorne al vendedor («Verbraucherschutz...», cit., pg. 27). Esta interpre-
tación n o es convincente.
380. MÜNSTERMANN/HANNES: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn. 543; REINICKE, D./K. TIEDTKE: Kaufrecht...,
cit., pg. 465; BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 55. U. FRANZ lo admite
únicamente para el supuesto en el que la única prestación ejecutada es la del prestamista,
quien ya ha entregado el dinero al vendedor {Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 334).
381. DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 27.
382. Como indica FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 335, nota a pie núm . 2, se trata de
una denominación engañosa, puesto que da la impresión de que es u n modelo que protege
especialmente al consumidor, cuando e n realidad sucede todo lo contrario.
362
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
otros autores alemanes 383 . Si el consumidor permanece inactivo y ño ejercita nin-
guna de estas acciones contra el vendedor, el derecho a suspender los pagos al
prestamista se extingue. Así, por ejemplo, si el consumidor ejercita la acción redhi-
bitoria contra el vendedor, podrá suspender el pago al prestamista hasta que se
resuelva judicialmente el litigio entre consumidor y vendedor "s\ El derecho a sus-
pender el pago al prestamista tiene, en todo caso, carácter provisional, puesto que
desaparece tras la sentencia que resuelve el litigio entre consumidor y vendedor 38 '.
A diferencia de las teorías señaladas en el apartado A), en este modelo el
prestamista no soporta la carga de tener que iniciar un proceso contra el vendedor.
Asimismo se evita que el consumidor alegue el derecho a suspender el pago por
motivos distintos al incumplimiento del vendedor (p.e., porque está en dificultades
económicas), puesto que es el propio consumidor el que debe ejercitar la corres-
pondiente acción contra el vendedor. Además, presenta la ventaja de que normal-
mente precisa de un único proceso, iniciado por el consumidor contra el vendedor.
2) Según -HABERSACK38*', el ejercicio del derecho a suspender el pago al presta-
mista está sometido a la condición resolutoria de que se ejerciten las acciones
edilicias dentro del plazo establecido. En consecuencia, el consumidor va a poder
suspender el pago sin haber ejercitado judicialmente acción alguna contra el ven-
dedor. Pero debe ejercitar una acción edilicia contra él en el plazo de seis meses,
pues el ejercicio de esta acción es condición para continuar la suspensión del pago
al prestamista 387 .
Los modelos de DAUNER-LIEB y de HABERSACK parten de una misma base. En los
dos casos es el consumidor quien tiene que ejercitar las acciones edilicias contra
el vendedor, dependiendo de esta circunstancia la viabilidad del ejercicio del dere-
cho a suspender el pago al prestamista. La diferencia es simplemente temporal. En
el «Verbrauchermodell» de DAUNER-LIEB, sólo puede suspender el pago al presta-
mista si acredita el ejercicio judicial de una acción contra el vendedor, mientras
que en el modelo de HABERSACK dispone de seis meses para ejercitar una acción
383. LIEB, M.: «Nochmals: Verbundene Gescháfte...». cit., pg. 117, y también, en el mismo libro,
su artículo «§9 Verbraucherkreditgesetz...», cit., pg. 103; LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/PETERS/
GÓUMANN: Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 210; REINKING, K./T. NIKISEN: «Das Verbraucherkre-
ditgesetz», cit., pg. 84; REINKING, K./T . NIEBEN: «Problemschwerpunkte...», cit., pg. 636. Tén-
gase e n cuenta que posteriormente REINKING se h a apartado de este modelo (así, e n «Das
Verbraucherkreditgesetz...», cit., pg. 178).
384. La demanda del prestamista contra el consumidor se suspende con la sola prueba de que el
consumidor ha d e m a n d a do al vendedor (cfr. REINKING, K./T. NIEUEN: «Problemschwer-
punkte...», cit., pg. 636). .'
385. Si la acción es desestimada, el consumidor tiene que abonar los pagos dejados de pagar, y
continúa obligado al pago de los plazos aún n o vencidos. Si la acción es estimada, la liquida-
ción del contrato de compraventa se produce entre consumidor y vendedor, teniendo el
consumidor que entregar al prestamista, del dinero recibido del vendedor, la parte que resta
hasta llegar al importe del crédito concedido. Por tanto, tampoco en este caso necesita ejerci-
tar el derecho a suspender el pago.
386. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 120 y
ss., y en «Verbundene Gescháfte nach §9 Verbraucherkreditgesetz...», cit., pgs. 1856 y ss.
387. Si n o ejercita la acción, el consumidor queda obligado a abonar al prestamista los plazos aún
no vencidos, y los vencidos y dejados d e pagar durante esos seis meses.
363
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
contra el vendedor, de modo que la inactividad del consumidor durante ese pe-
ríodo provoca la imposibilidad de suspender el pago, y la obligación de pagar los
plazos ya vencidos y los que venzan después. En los dos modelos el consumidor
asume la carga de ejercitar una acción contra el vendedor 388 .
No han faltado autores que han criticado estos modelos 389 . Se ha reprochado,
en primer lugar, que las dos teorías realizan una reducción teleológica del §9.3
VerbrKrG, en la medida en que admiten que la omisión de la alegación de las
acciones edilicias provoca la pérdida del derecho a suspender el pago al presta-
mista. Sin embargo, del citado parágrafo no puede deducirse que se haya querido
hacer depender la eficacia del derecho a suspender el pago de la alegación de las
acciones edilicias390. Este mismo argumento es válido para el derecho español: el
artículo 15 LCCon autoriza al consumidor a ejercitar determinados derechos con-
tra el prestamista, siempre que haya reclamado previa e infructuosamente contra
el proveedor [art. 15.1 e) LCCon], Expresamente establece este precepto que la
reclamación puede ser extrajudicial, por lo que no cabe exigir al consumidor una
demanda judicial contra el vendedor para poder suspender el pago al prestamista.
En segundo lugar, no es aceptable que la carga de iniciar el proceso judicial contra
el vendedor recaiga sobre el consumidor 391 . Del artículo 15 LCCon (y del §9.3
VerbrKrG) no se infiere que el consumidor deba demandar al vendedor, a riesgo
de perder el derecho a suspender el pago. La ley no impone al consumidor seme-
jante carga. Un tercer argumento deriva de su comparación con el comprador en
una bilateral venta a plazos. En este último caso, el consumidor puede suspender
el pago de los plazos sin que para ello tenga que ejercitar la acción redhibitoria
contra el vendedor. Y como el consumidor que interviene en una compraventa
financiada no puede tener una protección menor que la del comprador en la
bilateral venta a plazos, hay que excluir que la ley imponga al consumidor la carga
de demandar al vendedor 392 .
2. Modelo propuesto: el derecho del prestamista a conceder al consumidor un plazo para
que ejercite las acciones contra el vendedor.
Más acertada es, sin duda, aquella teoría en virtud de la cual el prestamista
goza del derecho a conceder al consumidor un plazo para el ejercicio de las accio-
nes contra el vendedor. Según esta concepción, la ley de crédito al consumo no
impone al consumidor la carga de demandar al vendedor. Sucede más bien que,
388. FRANZ, U.: DerEinxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 339.
389. Así, REINICKE, D . / K TIEDTKE: «Zweifelsfragen...», cit., pg. 223; COESTER, M.: «Verbraucher-
schutz...», cit., pg. 623; Di RBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 101 y ss.; FRANZ, U.:
Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pgs. 340 y ss.; EMMERICH, V., e n VON WESTPHALEN/EMMERICH/
KESSLER: Verbraucherkreditgesetz, cit., Rn 98 y 102; O n , C , e n BRiicHNER/Orr/WAG.\ER-WiF.nuwiLT:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 116 y ss.
390. El §9.3 VerbrKrG n o exige la interposición de u n a acción contra el vendedor para poder
suspender el pago.
391. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 342.
392. En este sentido, COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 622; FRANZ, U.: Der Einxuendung-
sdurchgriff.., cit., pg. 345; DÜRKECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff.., cit., pg. 102.
364
5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor
de conformidad con las exigencia de la buena fe (art. 7.1 CC), el prestamista puede
conceder al consumidor un plazo para que ejercite las acciones contra el vendedor.
Por tanto, el disfrute del ejercicio del derecho a suspender el pago se vincula a la
carga de ejercitar unas acciones contra el vendedor dentro de un plazo, pero el
origen de esta carga no se encuentra en la propia ley, sino en el derecho del
prestamista a conceder al consumidor un plazo para su ejercicio judicial.
Partiendo de estas premisas, son posibles distintas construcciones, que difieren
fundamentalmente de las consecuencias que ha de producir el transcurso del plazo
fijado por el prestamista. En Alemania, un sector de la doctrina estima que el
consumidor está obligado a ceder al prestamista esas acciones, si él no las ha ejerci-
tado contra el vendedor en el plazo que el prestamista le señale393 . El prestamista
fija un plazo al consumidor y le pregunta si va a ejercitar judicialmente sus derechos
contra el vendedor. Si el consumidor n o los ejercita, queda obligado a cederlos al
prestamista, quien podrá, por tanto, hacer uso de ellos y demandar al vendedor 394 .
De este modo se evitan los inconvenientes que planteaban las doctrinas recogidas
en el apartado B). El consumidor puede permanecer judicialmente inactivo contra
el vendedor todo el tiempo que quiera. Lo único que sucederá es que será el
prestamista, como cesionario, el que ejercite las acciones edilicias contra el vende-
dor. De este modo, la liquidación de las relaciones jurídicas variará según sea el
consumidor o el prestamista el que ejercite las acciones.
Sin perjuicio de que esta concepción pueda ser válida para el derecho ale-
mán395 , creo que no puede aplicarse al derecho español. Parto de que el artículo
15 LCCon no impone al consumidor la carga de iniciar un proceso judicial contra
el vendedor. Por esa razón, el consumidor está autorizado, en principio, a suspen-
der indefinidamente el pago al prestamista. Sin embargo, esta carga puede serle
impuesta por el prestamista. Por exigencias de la buena fe, éste tiene conferido el
derecho a fijar al consumidor u n plazo para que ejercite las acciones contra el
vendedor. Hasta aquí, la interpretación propuesta es similar al modelo alemán
descrito. Las diferencias se plasman en las distintas consecuencias que tiene la
inactividad del consumidor. En mi opinión, el transcurso del plazo fijado sin que
el consumidor haya ejercitado acción alguna contra el vendedor supone la extin-
ción del derecho a suspender el pago al prestamista. El mantenimiento del ejerci-
cio de este derecho está sujeto a una carga: que el consumidor ejercite judicial-
mente acciones contra el vendedor incumplidor. El transcurso del plazo sin haber
393. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff.., cit., pg. 350; SCHOI.Z, F. J.: Verbraucherkredipertráge, cit.,
Rn. 389.
394. Este modelo se acerca bastante al «Kreditgebermodell» de DAUNER-LIEB, con la diferencia de
que la cesión de derechos al prestamista n o se produce automáticamente con el ejercicio del
derecho a suspender al pago, sino que sólo tiene lugar después del transcurso del plazo fijado
por el prestamista.
395. En todo caso, U. FRANZ utiliza este modelo únicamente e n el supuesto de solvencia del vende-
dor. Si el vendedor está e n quiebra, sólo le concede el derecho a suspender el pago. De este
modo, el prestamista soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía de los plazos
aún n o pagados, mientras que el consumidor la soporta en la cuantía del desembolso inicial
y de los plazos ya pagados (cfr. FRANZ, U.: Der Einxuendungsdurchgriff..., cit., pg. 320).
365
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cumplido la carga implica la extinción del derecho a suspender el pago, con efectos
retroactivos. Por consiguiente, el consumidor tendrá que realizar el pago de los
plazos que venzan en el futuro, y deberá asimismo abonar las cantidades cuyo pago
suspendió mediante la excepción de incumplimiento del vendedor.
Una vez transcurrido el plazo fijado por el prestamista, el consumidor sólo
podrá continuar ejercitando frente al prestamista el derecho a suspender el pago
si prueba que ha ejercitado una acción judicial contra el vendedor. Habrá que ver
que tipo de acción debe ejercitar el consumidor para poder continuar suspen-
diendo el pago al prestamista. Lógicamente no se trata de la acción estimatoria
-ya tenga como único demandado al vendedor, ya se ejercite también contra el
financiador, para conseguir la reducción proporcional del importe del préstamo
concedido-, puesto que el ejercicio de esta acción no autoriza al consumidor a
suspender el pago al prestamista. Por tanto, si el consumidor ejercita esta acción
dentro del plazo fijado por el prestamista, ya no podrá suspender más pagos, de-
biendo además abonar los plazos vencidos y no pagados. En consecuencia, las dos
acciones que el consumidor puede utilizar contra el vendedor, y cuyo ejercicio
judicial le faculta para seguir suspendiendo el pago de los plazos al prestamista,
son la acción de cumplimiento y la acción resolutoria. Si dentro del plazo ejercita
la acción de cumplimiento contra el vendedor, continúa teniendo derecho a sus-
pender el pago al prestamista, hasta que se dicte sentencia. Lo mismo sucede
cuando ejercita la acción resolutoria de la compraventa. También en este caso
está autorizado a rehusar el pago de los plazos de amortización hasta que haya
sentencia.
X. LA POSTERIOR RECLAMACIÓN DEL PRESTAMISTA AL VENDEDOR
El artículo 15 LCCon atribuye al prestamista una determinada responsabilidad
en caso de incumplimiento por el vendedor del contrato de compraventa, facul-
tando al consumidor para ejercitar unos derechos (por vía de acción o excepción)
contra el prestamista. Esta responsabilidad se predica, sin embargo, sólo frente al
consumidor, y tiene carácter provisional. Quiere con ello decirse que, aunque en un
principio sea el prestamista quien deba soportar, ante el consumidor, todas las
consecuencias perjudiciales que provoca el incumplimiento del vendedor, en úl-
tima instancia éstas van a recaer sobre el vendedor. En consecuencia, todo el coste
económico de la responsabilidad del prestamista ante el consumidor ha de ser
asumido por el vendedor incumplidor.
Nuestra LCCon no concede expresamente al prestamista que ha satisfecho la
pretensión del consumidor la posibilidad de acudir al vendedor, para cobrarse de
él todo lo que ha pagado. Tampoco se le atribuye semejante derecho en la Directiva
comunitaria. Tal alusión sí se contenía, sin embargo, en las dos Propuestas de
Directiva (de 1979 y 1984), que admiten que el prestamista ostenta derechos contra
el vendedor 396 . Es cierto que esta referencia desaparece en la redacción definitiva
396. El art. 13.4 de la Propuesta de Directiva de 1979 establece que, al margen de los derechos
366
5. La responsabilidad del prestamista por ét incumplimiento del vendedor
de norma comunitaria. Pero ello no debe interpretarse como una negación de este
derecho, sino que tiene más que ver con la intención del legislador comunitario
de regular en la Directiva únicamente los derechos del consumidor. Por otra parte,
en algunos países europeos las leyes de crédito al consumo han formulado er dere-
cho del prestamista a reclamar contra el financiador. Así sucede en Inglaterra,
donde el artículo 75.2 CCA establece la obligación del vendedor de indemnizar al
prestamista por todas las pérdidas que éste haya soportado, incluyendo incluso los
costes procesales en que haya incurrido 50 '.
En nuestro derecho tiene que admitirse la reclamación del prestamista contra
el vendedor incumplidor. Lo contrario significaría otorgar un beneficio injustifi-
cado al vendedor, en perjuicio del financiador. El consumidor ejercitará los dere-
chos que le atribuye el artículo 15 LCCon contra el prestamista, y una vez que
éste haya ejecutado la prestación que se le exige, tiene vía libre para reclamar al
vendedor.
Lo que hay que determinar es el concepto por el que el prestamista pide al
vendedor, y la cuantía de la reclamación. Ambas cuestiones quedan resueltas en el
supuesto de que el acuerdo previo entre prestamista y vendedor haya previsto esta
situación 398 . En este caso, el prestamista está autorizado a reclamar al vendedor
porque así se ha establecido en ese pacto, y por la cuantía (y con las garantías)
que en él se dispone. Las dificultades se plantean cuando en el acuerdo previo no
se haya previsto nada sobre el particular. A estos efectos, conviene distinguir dos
hipótesis, según el motivo por el que el prestamista es responsable.
1. En primer lugar, están aquellos casos en los que el prestamista responde
ante el consumidor como garante, como fiador de alguna obligación que incumbe
al vendedor. Aquí, el mecanismo jurídico que permite al prestamista dirigirse con-
tra el vendedor es la acción de regreso 399 . Aunque no en todos los supuestos de
fianza va a existir una acción de regreso del fiador que paga contra el deudor
principal 400 , en el supuesto que nos ocupa es claro que sí hay tal acción, puesto
reconocidos al consumidor en esta norma, el prestamista puede utilizar contra el proveedor
los derechos que le corresponden. La Propuesta de 1984 reitera esta afirmación, añadiendo
un segundo párrafo al art. 13.4, en virtud del cual, «salvo pacto en contrario, el prestamista
tiene derecho a dirigirse contra el proveedor por las eventuales pérdidas sufridas como conse-
cuencia de la aplicación del presente artículo».
397. Según este precepto, «subject to any agreement between them, the creditor shall be entitled
to be indemnifíed by the supplier for loss suffered by the creditor in satisfying his liability
unter subsection (1), including costs reasonably incurred by him in defending proceedings
instituted by the debtor». Sobre el particular, en detalle, v. HILL-SMITH, A.: Confumer Credit...,
cit., pg. 150.
398. Este es u n o de los contenidos típicos del acuerdo previo. Cfr. HABERSACK, M., en ULMER/
HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 136; SCIIOI.Z, F.J.: Verbraucherkre-
ditvertrage, cit., Rn. 378; FRANZ, U.: DerEimuendungsdurchgriff..., cit., pg. 322.
399. También, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 129 y 130. Entiendo por
acción de regreso toda acción del fiador que ha pagado contra el deudor principal, y n o sólo
la acción de reembolso del art. 1838 CC (cfr. CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., c i t , pg. 39).
400. No existe regreso del fiador contra el deudo r cuando aquél se hubiese obligado con ánimo
de donar, cuando afianzara en contra de la voluntad del deudor, y cuando la fianza se otorga
en interés propio del fiador (CARRASCO PERERA, A.: Fianza..., cit., pg. 42).
367
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo 5. La responsabilidad del prestamista por el incumplimiento del vendedor

que es el vendedor quien debe soportar todas las consecuencias negativas de su dispone de un derecho para recuperar de éste todo aquello que pagó. De este
propio incumplimiento. En consecuencia, el prestamista podrá hacer uso del dere- modo, cuando la reclamación del prestamista contra el vendedor es exitosa, es éste
cho de reembolso del artículo 1838 CC y / o de la subrogación prevista en el artículo quien sufre todas las consecuencias económicas negativas derivadas de su propio
1839 CC401, siendo la cuantía de la pretensión restitutoria la que resulte de la incumplimiento. Puede suceder, sin embargo, que el vendedor sea insolvente,v en
aplicación de los preceptos mencionados. Por otra parte, la efectividad de la acción cuyo caso, la reclamación del prestamista será improductiva. Sobre el prestamista
de regreso depende de si el prestamista ha cumplido la carga de notificar al vende- recae, en consecuencia, el riesgo de insolvencia del vendedor 404 .
dor su intención de pagar al consumidor, antes de hacerlo («ex» arts. 1840 y 1842
CC).
2. Distinta es la situación cuando el consumidor ejercita contra el prestamista
el derecho a la reducción del importe del préstamo. La posibilidad de demandar
al prestamista no radica en que éste actúe como garante del vendedor, sino en que
la conexión contractual entre los contratos de compraventa y préstamo faculta al
consumidor para obtener una reducción del préstamo en la misma cuantía en que
disminuye el precio de la compraventa. Aun así, el prestamista podrá reclamar al
vendedor el importe de todos los gastos que él haya soportado por aplicación del
artículo 15 LCCon. El cauce jurídico empleado será el de la acción de indemniza-
ción de daños y perjuicios. Cabe preguntarse si entre las partidas indemnizables
pueden incluirse, como lucro cesante, los beneficios dejados de obtener por la
reducción del importe del préstamo concedido 402 . Con carácter general, hay que
sostener que el prestamista no tiene derecho a esos intereses no obtenidos. La
cuantía de los intereses está en función de la del crédito concedido, y lo cierto es
que el importe del préstamo ha disminuido, por lo que, en consecuencia, también
los intereses obtenidos van a ser menos 403 .
En el supuesto de que el consumidor suspenda el pago de los plazos de amorti-
zación debido a que el vendedor no cumple, cuando éste cumpla el prestamista va a
poder cobrar todos los plazos vencidos cuyo pago el consumidor había suspendido.
Lógicamente, el consumidor no está obligado a abonar los intereses de demora,
porque su retraso en el pago estaba justificado (disponía del derecho a rehusar su
pago). En tal caso, el prestamista podrá exigir al vendedor esos intereses, en con-
cepto de indemnización de daños y perjuicios.
En conclusión, la responsabilidad del prestamista es provisional, pues si bien es
cierto que él va a responder ante el consumidor del incumplimiento del vendedor,

401. Sobre las relaciones entre estos dos remedios que la ley otorga al fiador, véase, por todos,
DEL OLMO GARCÍA, P.: Pago de tercero y subrogación. Madrid, Civitas, 1998, pgs. 330 y ss., dond e
se resumen las distintas opiniones doctrinales.
402. En concreto, en el ejemplo C, la ejecución del contrato crediticio conforme a lo pactado
produce unos beneficios al prestamista de 540.480 ptas. (pues entrega 1.500.000, y obtiene
2.040.480 ptas.). En cambio, la reducción del importe del crédito provoca una disminución
de los beneficios. Estos ascienden a 396.352 ptas. (diferencia entre las 1.100.000 que entrega
y las 1.496.352 ptas. que recibe). Es decir, la pérdida de beneficios se cifra en 144.128 ptas.
403. Sin embargo, el prestamista va a tener derecho a los intereses dejados de obtener si consigue
probar que celebró ese contrato crediticio precisamente por la cuantía del préstamo, de
modo que de haber sabido que el importe del préstamo se reduciría no lo habría celebrado,
y habría utilizado ese dinero en prestarlo a un tercero. En cualquier caso, y siendo el presta- 404. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 20-03, pg. 364; Rojo AJURIA, L.: «El
mista u n a entidad crediticia, parece improbable que el prestamista puede ejercitar semejante crédito al consumo», cit., pg. 328; FKRRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica
pretensión contra el vendedor. unitaria...», cit., pg. 615; CARRIF.RO, G.: «Direttiva comunitaria...», cit., pg. 300.

368 369
 Capítulo 6
La ineficacia del contrato de compraventa y su
influencia en el contrato crediticio

I. PLANTEAMIENTO
Para obtener una adecuada protección del consumidor que estipula una com-
praventa financiada no basta con las medidas contenidas en el artículo 15 LCCon.
Es cierto que, en caso de incumplimiento del vendedor, el consumidor queda auto-
rizado a suspender el pago de los plazos de amortización al prestamista, y a ejercitar
frente a él determinados derechos. Sin embargo, esta norma no es suficiente para
dotar al consumidor de la protección jurídica que precisa, pues existe una situación
en la que sigue estando en una posición delicada. Me refiero, concretamente, al
supuesto de ineficacia del contrato de compraventa.
El desdoblamiento de una única operación económica en dos contratos dife-
rentes implica que cada uno de ellos va a tener una vida jurídica independiente del
otro. Los dos contratos son jurídicamente independientes, por lo que la invalidez o
ineficacia de un negocio jurídico no va a afectar al otro. En concreto, aunque el
contrato de compraventa devenga ineficaz, el consumidor no podrá impedir que
el contrato crediticio siga produciendo sus efectos, de modo que él continuará
obligado a abonar los plazos de amortización del préstamo conforme a lo pactado.
Si se compara la situación del consumidor con la del comprador en una bilate-
ral venta a plazos, se advierte que aquél tiene un déficit de protección importante.
En la venta bilateral, el intercambio de bien por precio típico de la compraventa y
la concesión crediticia tienen lugar al amparo de un mismo negocio jurídico (el
vendedor actúa al mismo tiempo como vendedor y como prestamista), por lo que
cuando este contrato deviene ineficaz, esta ineficacia afecta tanto al aspecto crediti-
cio como al de la compraventa. Como hay un solo contrato, su extinción va a
actuar sobre estos dos ámbitos. En la compraventa financiada, en cambio, la misma
finalidad económica se consigue mediante la celebración de dos contratos, uno
con el vendedor (compraventa) y otro con el prestamista (préstamo). Se trata de
dos negocios jurídicos independientes, de manera que la resolución o la nulidad
del contrato de compraventa no lleva consigo ninguna consecuencia en el contrato
crediticio.

371
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La necesidad de establecer una normativa protectora del consumidor que cele-
bra una compraventa financiada obedece a una concreta razón: dotarle de un nivel
de protección jurídica en ningún caso inferior a la que tiene un comprador en
una bilateral venta a plazos. Lógicamente, este objetivo sólo se consigue cuando se
sanciona legalmente que la ineficacia del contrato de compraventa origina asi-
mismo la ineficacia del contrato de préstamo. El artículo 14.2 LCCon es el que
contiene semejante reglamentación.
La jurisprudencia ha tenido ocasión de pronunciarse sobre esta cuestión en
dos oportunidades. En ambas llega a la conclusión de que la ineficacia de la com-
praventa ha de provocar asimismo la ineficacia del contrato de préstamo. Así, la
SAP Granada, de 22 octubre 1994 (AC 1994, 2424), sostiene que la resolución de
la compraventa «necesariamente tiene que repercutir en el préstamo, en el sentido
de que también está resuelto». «Mantener el contrato de préstamo... resulta total-
mente perjudicial para el comprador, puesto que de ser obligado al pago total (la
cantidad principal más los intereses vencidos y los intereses por vencer) pagaría
como si hubiera adquirido el coche, cuando, sin embargo, este coche ha vuelto a
manos del vendedor», a causa de la previa extinción del contrato de compraventa.
Posteriormente, la SAP Vizcaya, de 3 julio 1996 (Act. Civ. 1997, 387) llega a las
mismas conclusiones.
II. LA DIRECTIVA 87/102/CEE, DE CRÉDITO AL CONSUMO
Antes de analizar la regulación que sobre el particular existe en otros países
europeos, conviene hacer una pequeña alusión a la Directiva 87/102/CEE, de cré-
dito al consumo. La Directiva no contiene un precepto similar a nuestro artículo
14.2 LCCon; en efecto, no hay en ella ningún artículo que establezca la ineficacia
del contrato crediticio una vez que ha devenido ineficaz el contrato de compra-
venta. En el único artículo que dedica a regular la compraventa financiada, el
artículo 11, el legislador comunitario se limita a conceder al consumidor el derecho
«a dirigirse contra el prestamista» en caso de incumplimiento del vendedor,
cuando concurran determinados requisitos, pero deja una gran libertad a cada
Estado miembro a la hora de establecer «en qué medida y bajo qué condiciones
se podrá ejercer dicho derecho». Dada la amplitud de esta remisión, cabe interpre-
tar que la regulación que cada Estado realice de las consecuencias que la resolución
del contrato de compraventa por incumplimiento del vendedor provoca en el con-
trato crediticio tiene cabida en el artículo 11.2 de la Directiva1. Sin embargo, el
resto de supuestos de ineficacia del contrato de compraventa no encontrarían co-
bertura en el citado precepto de la Directiva. Ello no supone, obviamente, ningún
obstáculo para el legislador nacional, en la medida en que la propia Directiva
1. De hecho, en el art. 13 de las Propuestas de Directiva de 1979 y 1984 se concede al consumidor
el derecho a solicitar al prestamista la devolución de todas las cantidades que el consumidor
haya entregado, ya sea al hilo del contrato de compraventa o por la ejecución del contrato
crediticio. Lo que sólo puede producirse como consecuencia de que este contrato crediticio ha
devenido ineficaz (ha dejado de producir efectos).
372
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
admite (art. 15) que los Estados puedan adoptar disposiciones que aumenten el
nivel de protección del consumidor, entre las cuales habría que englobar a aquélla.
En cualquier caso, es a todos los efectos intrascendente que el origen del artículo
14.2 esté en el artículo 11.2 o en el 15 de la Directiva, en función del supuesto v de
ineficacia de que se trate.
III. DERECHO EXTRANJERO
El examen de la normativa de los distintos países europeos debe realizarse
distinguiendo, por un lado, aquellos Estados cuya normativa de crédito al consumo
admite expresamente que la ineficacia del contrato de compraventa ha de provocar
algún tipo de consecuencias en el contrato crediticio, y por otro, el resto de los
países, en los que el legislador nacional guarda silencio sobre el particular. En el
primer grupo el único ejemplo es Francia. En el segundo están el resto de los
países europeos.
A. Francia.
De los países europeos que tomamos en consideración en esta investigación,
Francia es el único que regula las consecuencias que la ineficacia de la compraventa
ha de provocar en el contrato crediticio. En el país vecino, el contrato de crédito
será resuelto o anulado de pleno derecho cuando el contrato de consumo en vista
del cual se ha celebrado el préstamo sea judicialmente declarado resuelto o nulo
(art. L. 331-21, párr. 1, frase 2 CConsom) 2 . Con el fin de evitar la indefensión del
prestamista 3 , la nulidad o resolución del contrato financiado provocará similares
efectos en el contrato crediticio sólo cuando el prestamista haya intervenido en el
proceso que enfrenta a vendedor y consumidor, bien voluntariamente, bien tras la
llamada que en este sentido le hagan el vendedor o el consumidor (art. L. 311-21,
párr. 2 CConsom). La nulidad o resolución de los dos contratos provoca el naci-
miento de obligaciones liquidatorias, que deben realizarse entre los contratantes;
en consecuencia, cada contratante restituirá a su contraparte la prestación recibi-
do 4 .
2. Antiguo art. 9, párr. 2, frase 2 de la Ley 22-78. Ya antes de la publicación de la Ley 78-22 la
doctrina había reclamado u n a regulación en este sentido (cfr. CAIAIS-AULOY, J.: «Les cinq refor-
mes...», cit., pg. 21). El texto del párr. 1 del art. L. 311-21 es el siguiente: «En cas de contestation
sur l'exécution du contrat principal, le tribunal pourra, j u s q u 'á a solution du litige, suspendre
l'exécution du contrat de crédit. Celui-ci est resolví ou annulé de plein droit lorsque le contrat
en vue duquel il a été conclu est lui-méme judiciairement résolu ou annulé». Sobre este pre-
cepto, véase, sobre todo, RAVANAS, J.: «De l'interdépendance dans l'exécution des contrats», cit.,
pgs. 432 y ss., Nr. 28 y ss.; SCIIMITZ, W. F.: Der finanzierte Abzahlungskauf..., cit., pgs. 164 y ss.
Asimismo, PIZZIO, J.-P.: Code de la consommation, cit., pgs. 318 y ss.; MARTIN, D.: «La défense du
consommateur á crédit», cit., pgs. 648 y ss., Nr. 80 y ss.; GAVALDA, C : «L'information et la
protection...», cit., Nr. 38; BRÁINIG, G.: Der Konsumentenkredit irn franzósichen Recht..., cit., pg. 95;
SYNVET, H.: «Les relations de dépendance...», cit., pgs. 378 y ss., Nr. 61 y ss.; DANA, Á . : «La
sanction de l'interdépendance», cit., pgs. 472 y ss., Nr. 26 y ss.
3. GAVALDA, C.: «L'information et la protection...», cit., Nr. 38.
4. Cfr. PIZZIO, J.-P.: Code de la consommation, cit., pg. 318; RAVANAS, J.: «De l'interdépendance dans
l'exécution des contrats», cit., pg. 435, Nr. 32; MARTIN, D.: «La défense du consommateur á
373
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Por otra parte, se establece un derecho de garantía a favor del prestamista.
Según dispone el artículo 311-22 CConsom, cuando la nulidad o resolución del
contrato de compraventa haya sido causada por el vendedor, el prestamista puede
solicitar que el vendedor sea considerado garante de la obligación del consumidor
de restituir el importe del préstamo concedido. De este modo se traslada del presta-
mista al vendedor el riesgo de insolvencia del consumidor'.
B. Alemania.
En el resto de los países europeos, la normativa de crédito al consumo no
alude a las consecuencias que la ineficacia del contrato de compraventa ha de
tener en el contrato crediticio. En efecto, carecen de regulación sobre esta materia
Alemania, Italia, Austria, Suiza, Luxemburgo, Bélgica, Portugal, Inglaterra e Ir-
landa. Lógicamente, ello no significa que en estos Estados el contrato de préstamo
no pueda verse afectado de algún modo por la ineficacia del contrato de adquisi-
ción. En muchos de estos países, la ausencia de una disposición normativa ha sido
suplida por la jurisprudencia y la doctrina, quienes, utilizando distintos instrumen-
tos jurídicos, han defendido también la ineficacia del contrato crediticio.
En Alemania, el §9.3 VerbrKrG regula únicamente el derecho del consumidor
a oponer al prestamista la Einwendungsdurchgriff suspendiendo de este modo el
pago de los plazos de amortización. Guarda silencio, en cambio, en torno a las
consecuencias que origina la ineficacia del contrato financiado y al modo en que
debe producirse la liquidación de los negocios jurídicos. Esto ha sido criticado por
parte de la doctrina, debido a la inseguridad jurídica que provoca6 , y ha dado lugar
a las más variadas interpretaciones sobre la forma en que la ineficacia del contrato
de compraventa ha de afectar al contrato crediticio.
El problema que debe resolverse es si el consumidor, además de la Einwendung-
sdurchgriff, puede también ejercitar contra el prestamista la Rückforderungsdurchgñff
Se trata de determinar si el consumidor tiene derecho a exigir al prestamista la
devolución de los plazos ya pagados, cuando el contrato de compraventa se resuelva
o anule (Rückforderungsdurchgñff en sentido estricto), o si puede incluso reclamarle
el desembolso inicial que en su caso el consumidor entregó al vendedor (Rückforde-
crédit», cit., pg. 649, Nr. 8 1 . Como indica BRAUNIG, G.: Der Konsumentenkred.it im franzósichen
Recht..., c i t , pg. 95, en el ámbito de la liquidación de las obligaciones se parte del principio
legal de separación de los dos contratos, por lo que la restitución de las prestaciones ejecutadas
en cada contrato tiene lugar entre los propios contratantes.
5. GAVALDA, C : «L'information et la protection...», cit., pg. 199, Nr. 77; RAVANAS, J.: «De l'interdé-
pendance dans l'exécution des contrats», cit., pg. 436, Nr. 32, nota a pie 109.
6. Según EMMERICH el §9.3 contiene una «regulación fragmentaria» («Verbundene Gescháfte...»,
cit., pg. 68). Para LIEB este precepto contiene lagunas en muchos puntos esenciales, lo que crea
una gran inseguridad [«§9 Verbraucherkreditgesetz...», cit., en HADDING, W./K. J. H o r r (dir.):
Das neue Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 100]. También DAUNER-LIEB, B.: considera u n a «impor-
tante laguna» la ausencia de regulación sobre la liquidación del contrato de compraventa («Ver-
braucherschutz...», cit., pg. 6).
374
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
rungsdurchgñff en sentido amplio) 7 . En cualquier caso, la cuestión no es nueva,
pues ya había sido tratada por la doctrina y jurisprudencia alemana anterior a la
VerbrKrG 8 . La admisión de la Rückforderungsdurchgñff en sentido amplio significa
que el consumidor va a recibir del prestamista todas las cantidades que él entregó,
por lo que será éste quien soporte en su totalidad el riesgo de insolvencia del
vendedor 9 .
Las distintas teorías que en torno a la Rückforderungsdurchgñff se han propuesto
pueden resumirse del siguiente modo:
1) Según una primera tesis, defendida por OTT 1 0 , cuando la excepción deri-
vada del contrato de compraventa que el consumidor opone al prestamista es una
excepción duradera (por ejemplo, la nulidad o la resolución del contrato de com-
praventa) , desaparece la base jurídica que fundamentada el pago de los plazos de
amortización. El contrato de compraventa es la base del contrato crediticio, porque
este negocio jurídico se ha celebrado con el único fin de servir para pagar el precio
de adquisición del bien. De este modo se produce la liquidación de la completa
operación de la compraventa financiada. El consumidor puede solicitar al presta-
mista la devolución de todos los plazos de amortización ya pagados, a cambio de
cederle todos los derechos que él tiene contra el vendedor 11 . Una vez que se ha
producido la completa liquidación de los dos contratos entre consumidor y presta-
mista, éste podrá dirigirse contra el vendedor 12 . En definitiva, la liquidación de los
7. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pg. 212. Como indica este autor, el término Rückfor-
derungsdurchgñff es equívoco, pues da a entender que el mismo derecho a la devolución de
una cantidad que el consumidor tiene contra el vendedor va a poder ser utilizado contra el
prestamista. Y en realidad eso n o es así. El consumidor n o puede reclamar al prestamista el
importe del préstamo concedido o del precio de adquisición, sino los plazos de amortización
que ya ha abonado. La utilización de la expresión Durchgriffsólo tiene sentido para el supuesto,
si se admite, en que el consumidor pide al prestamista la devolución del desembolso inicial
(pues, en tal caso, ese mismo derecho lo podía ejercer contra el vendedor).
8. Constituye u n a corriente jurisprudencia consolidada la de negar al consumidor el ejercicio
de la Rückforderungsdurchgñff. U n detenido análisis de esta jurisprudencia, e n REHBERG, J.: Der
Rückforderungsdurchgñff..., c i t , pgs. 18 a 56, y FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., c i t , pgs.
206 y ss. Son muchos los autores que ya antes de la aparición de la VerbrKrG h a n analizado
en detalle esta cuestión. Destacan, entre otros, W. MARSGHALL VON BIEBERSTEIN, F.: Gutachten zur
Reform..., c i t , pgs. 132 y ss., y en Der finanzierte Abzahlungskauf.., c i t , pgs. 27 y ss.; LARENZ, K.:
«Das Zurückbehaltungsrecht im dreiseitigen Personenverháftnis. Zur Rechtslage des Káufers
beim "finanzierten RatenkauF», en Festschriftfür Michaelis, Góttingen, 1972, pgs. 203 y ss.; ESSER,
J.: «Das Verháltnis von Kaufvertrag u n d Darlehensvertrag beim B-Gescháít des finanzierten
Teilzahlungsgescháftes», en Festschrift für Kern, Tübingen, 1968, pgs. 112 y ss.; HÓRTER, K : Der
finanzierte Abzahlungskauf.., c i t , pgs. 227 y ss.; DENCK, J.: «Der Rückforderungsdurchgriff beim
finanzierten Abzahlungskauf», MDR 1980, pgs. 709 y ss.
9. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff.., c i t , pg. 214.
10. O r r , C , en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 127
y ss. También, LWOWSKI, H., en LWOWSKI/PETERVGÓBMANN: Verbraucherkreditgesetz..., c i t , pgs. 206
y ss.; PIETZCKER, S.: Die Rückahoicklung..., c i t , pg. 61.
11. OTT, C , en BRUCHNER/OTT/WACNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 132
y 135. En cuanto al desembolso inicial, C. O T T sostiene q u e el consumidor puede exigírselo
al prestamista cuando éste recupere el bien (en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucher-
kreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 139), en tanto que PIETZGKER, S. admite que el consumidor
sólo podrá reclamarlo del vendedor {Die Rückabwicklung..., c i t , pgs. 106 y ss.).
12. Sobre la forma en que se produce este regreso, v. OTT, C , en BRUCHNER/OIT/WAGNER-WIEDU-
WILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 133 y ss.
375
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
negocios jurídicos se producen entre prestamista y consumidor, sin necesidad de
que el consumidor haya obtenido una declaración judicial de nulidad o resolución
del contrato de compraventa.
2) Para EMMERICH, en caso de redhibición o resolución de la compraventa 13 ,
el consumidor puede pedir al prestamista la devolución de los plazos ya pagados,
con fundamento en la prohibición de enriquecimiento injusto del §813 BGB; pero
a cambio tendrá que ceder al prestamista el derecho a obtener del vendedor la
restitución de la prestación recibida (el precio). De este modo, la liquidación de
los contratos se produce entre consumidor y prestamista, con lo que es éste quien
soporta el riesgo de insolvencia del vendedor 14 .
0 reclamar al prestamista la devolución de los plazos pagados 23 , porque esa resolu-
En cuanto a la nulidad de la compraventa' , si el contrato de compraventa se
ha celebrado debido a engaño doloso por parte del vendedor, el consumidor podrá
impugnar también el contrato crediticio, pues el vendedor no es un tercero en el
sentido del §123, párrafo 2 BGB. En el resto de los casos, la nulidad de la compra-
venta se extiende al contrato de préstamo, como consecuencia de la vinculación
contractual entre ambos contratos. La liquidación de los contratos se produce del
siguiente modo: a cambio de la devolución de los plazos ya pagados, el consumidor
cede al prestamista el derecho de enriquecimiento que tiene contra el vendedor
(«Kondiktion der Kondiktion»), con lo que la relación liquidatoria tiene lugar en
primer lugar en el marco consumidor-prestamista, con el posterior regreso de éste
contra el vendedor. También en esta hipótesis soporta el prestamista íntegramente
el riesgo de insolvencia del vendedor. Por otra parte, la devolución del desembolso
inicial que, en su caso, el consumidor entregó al vendedor, sólo puede ser exigido
de éste16.
3) Según otros autores, el legislador no ha regulado ni positiva ni negativa-
mente la Rückforderungsdurchgriff, de modo que será la jurisprudencia la que deba
colmar esta laguna, tomando para ello en consideración la necesidad de protección
del consumidor 17 . En este sentido, la Sentencia de 16 de junio de 1994, del Landge-
richt Braunschweig 18, ha admitido que el consumidor pueda obtener del presta-
mista la devolución de todos los plazos pagados, con base en la buena fe.
13. En «Verbundene Gescháfte im Verbraucherkreditgesetz», cit., pgs. 82 y ss., y en GRAF VON
WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 182 y ss.
Esta opinión es seguida por BÜLOW, P.: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 53d, 55 y
59.
14. Soporta este riesgo, pero n o en su totalidad, puesto que la restitución del desembolso inicial
sólo puede solicitarla el consumidor al vendedor (EMMERICH, V., en GRAF V. WESTPHALEN/EMME-
RICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 185).
15. EMMERICH, V., en GRAF V. WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 156 y ss.
16. EMMERICH, V., e n GRAF V. WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9
VerbrKrG, Rn. 164.
17. GRIMM, A.: Das neue Verbraucherkreditgesetz..., cit., pgs. 319 y ss.
18. En NJW1994, pgs. 2701'y ss. Véase la nota sobre la misma de EMMERICH, V.: JuS, 1995, pgs. 73
y ss.
376
. 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
4) Para un importante grupo de autores, la Rückforderungsdurchgriff sólo cabe
en los casos de nulidad del contrato de compraventa, pero no en los de resolución.
Si el contrato de compraventa es nulo, el consumidor puede solicitar al prestamista
la devolución de los plazos ya pagados 10 . El fundamento de la Rückforderungsdurch-
griff varía, de unos autores a otros 20 . Si bien es cierto que el consumidor puede
realizar semejante petición al prestamista, éste puede a su vez exigirle la cesión de
los derechos que el consumidor tiene contra el vendedor 21 . En cualquier caso, el
consumidor no puede obtener del prestamista la restitución de los plazos cuando
en el momento de su pago ya conocía la nulidad del contrato de compraventa
(§814 BGB)22.
En caso de resolución de la compraventa, el consumidor no tiene derecho a
ción influye en el contrato crediticio con efectos «ex nunc». ¿Cómo afecta la resolu-
ción de la compraventa al contrato crediticio? Según HABERSACK24, la liquidación de
la compraventa tiene lugar entre las partes de este contrato: el consumidor restituye
al vendedor el bien, y éste le devuelve el desembolso inicial y el importe del prés-
tamo. Después, el consumidor tiene que reembolsar al prestamista el importe del
préstamo, reducido en la cuantía de los plazos ya pagados.
5) Por último, otros autores, como FRANZ y DAUNER-LIEB, rechazan el uso de
la Rückforderungsdurchgriff en todos los casos (nulidad y resolución de la compra-
venta) , por lo que se niega al consumidor el ejercicio de acciones contra el presta-
mista25. La VerbrKrG no contiene una laguna, sino que la ausencia de referencias
a la Rückforderungsdurchgriff obedece a un deseo expreso del legislador de impedir
al consumidor el ejercicio de este derecho 26 .
19. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 118;
DÜRBECK, W.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 142 y ss.; REINKING, K./T. NIEBEN: «Das Ver-
braucherkreditgesetz», cit., pg. 84, y «Problemschwerpunkte...», cit., pg. 636; COESTER, M.: «Ver-
braucherschutz...», cit., pg. 623.
20. Para unos, se trata de u n a Einwendungsdurchgriff con eficacia «ex tune», por lo que produce
sus efectos n o en el m o m e n t o de su alegación, sino retroactivamente (REINKING, K./T. NIEBEN:
«Das Verbraucherkreditgesetz», cit., pg. 84). Para otros, se basa en el §813, párr. 1 BGB (HABER-
SACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 118; DÜRBECK,
W.: Der Einiuendungsdurchgriff.., cit., pg. 143; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit , pg. 623).
Por último, hay quien se apoya en los dos argumentos (REINKING, K.: «Das Verbraucherkreditge-
setz...», cit., pg. 176).
21. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 118.
22. COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 623.
23. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 131 y
ss., y «Verbundene Gescháfte nach §9 Verbraucherkreditgesetz...», cit., pg. 1857; REINKING, K./
T. NIEBEN: «Das Verbraucherkreditgesetz», cit., pg. 84; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit.,
pg. 624; DÜRBECK, W.: Der Einiuendungsdurchgriff.., cit., pgs. 144 y ss.
24. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 124.
25. En esta línea, además de DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», c i t , pg. 22, y FRANZ, U.: Der
Einwendungsdurchgriff.., cit., pgs. 289 y ss., se engloban también CANARIS, C.-W.: «Hektik bei
der Verabschiedung des Verbraucherkreditgesetzes u n d ihre Folgen», EuZW, 1991, pg. 257;
KAROLLUS, M.: «Grundfálle zum Verbraucherkreditgesetz», c i t , pg. 821; LIEB, M.: «§9 Verbrau-
cherkreditgesetz...», c i t , pgs. 101 y ss., y en «Nochmals: Verbundenen Gescháfte...», c i t , pgs.
120 y ss.
26. La Rückforderungsdurchgriff sólo se admite en casos extremos. En particular, y con apoyo e n el
377
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
En cualquier caso, estos autores no desconocen que la nulidad o la resolución
del contrato de compraventa puedan tener consecuencias en el contrato crediticio.
Veámoslo.
a) En caso de resolución de la compraventa, la liquidación de este contrato
tiene lugar entre vendedor y consumidor, siguiendo el mismo esquema diseñado
por Habersack: el consumidor recibe del vendedor el desembolso inicial y el im-
porte del crédito concedido, es decir todo el precio de adquisición, a cambio de
restituirle la cosa defectuosa, en su caso. Por su parte, el consumidor tiene que
devolver al prestamista la parte del préstamo que corresponda hasta completar el
importe del crédito concedido 27 . Si el vendedor está en quiebra, el consumidor
puede solicitar al administrador de la quiebra que decida si va a cumplir o no (§17,
párr. 2 KO). Si elige cumplimiento, la liquidación de los contratos se va a producir
tal y como se ha expresado para el caso de solvencia del vendedor. Si no elige
cumplimiento, o el vendedor es insolvente, está ilocalizable o en prisión, el consu-
midor suspenderá definitivamente el pago de los plazos al prestamista, pero no
podrá exigir a éste la devolución de los ya pagados o del desembolso inicial que,
en su caso, entregó al vendedor 28 . Ello significa que el riesgo de insolvencia del
vendedor queda repartido entre prestamista y consumidor: éste lo soporta en la
cuantía del desembolso inicial y de los plazos ya pagados, y aquél en la de los plazos
pendientes de pago 29 .
b) En la hipótesis de nulidad del contrato de compraventa, el consumidor
va a poder suspender el pago al prestamista («ex» §9.3 VerbrKrG), pero no puede
exigirle la devolución de cantidad alguna. Estima U. FRANZ que la liquidación de la
compraventa se produce de manera similar al caso de la resolución: entre consumi-
dor y vendedor 30 . No obstante, si el consumidor se limita a suspender el pago, sin
llevar a cabo la liquidación del contrato de compraventa, estima este autor que el
prestamista puede concederle un plazo para que ejercite sus acciones contra el
vendedor, cuyo transcurso implica la cesión de estos derechos al prestamista, quien
los podrá ejercer contra el vendedor 31 .
§242 BGB, cuando el prestamista conocía los defectos del bien y p o r tanto la posibilidad del
consumidor de suspender los pagos, y a u n así exige al consumidor el pago de los plazos
(REINICKE, D./K. TIEDTKE: «Zweifelsfragen...», cit., pg. 225). O cuando prestamista y vendedor
trabajan conjuntamente con el fin de engañar al consumidor (FRANZ, U.: DerEinwendungsdurch-
griff..., cit, pg. 309).
27. En este sentido, además de HABERSACK, V. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 252 y
ss.; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 27.
28. FRANZ, U.: Der Eimuendungsdurchgriff..., cit., pg. 315; DAUNER-LIEB, B.: «Verbraucherschutz...»,
cit., pg. 22; HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG,
Rn. 114.
29. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 320.
30. FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pg. 371.
31. Esta misma solución es la ofrecida por este autor para el supuesto de resolución de la compra-
venta (cfr. FRANZ, U.: DerEinxvendungsdurchgriff..., c i t , pg. 350).
378
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
C. Italia.
Tampoco en Italia el legislador ha regulado expresamente en el Testo Único
las consecuencias que la ineficacia del contrato de adquisición provoca en el con-
trato crediticio. El artículo 125.4 establece que en caso de incumplimiento del
vendedor, el consumidor tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista hasta el
límite del crédito concedido, siempre que concurran determinados requisitos 32 .
Pero no se especifican los efectos de la ineficacia de la compraventa en el contrato
crediticio.
La jurisprudencia, en las pocas ocasiones que se ha pronunciado sobre esta
cuestión, ha negado que la ineficacia de la compraventa afecte al préstamo. Funda-
mental es, en este sentido, la Sentencia de 17 de junio de 1989, del Tribunal de S.
Maria Capua Vetere 33 . Tras la resolución de la compraventa por incumplimiento
del vendedor, el consumidor solicita que se declare resuelto el contrato de prés-
tamo. Aunque el tribunal desestima la acción por problemas de prueba (el consu-
midor no ha probado que el vendedor incumplió el contrato de compraventa),
hace algunas consideraciones en relación a la conexión que existe entre los dos
contratos. En este sentido, se reconoce que existe una cierta conexión entre la
compraventa y el préstamo 34 , pero ello no implica que la resolución de la compra-
venta lleve consigo también la del contrato crediticio. En este último contrato se
ha insertado una cláusula de exclusión de responsabilidad del prestamista, que
impide la viabilidad de la resolución del contrato crediticio, tal y como solicita el
comprador 3 '. En definitiva, lo que el tribunal hace es consagrar la validez de esta
cláusula.
Los autores que han comentado esta sentencia han criticado su argumenta-
ción36. La resolución de la compraventa, solicitada por el consumidor tras el incum-
plimiento del vendedor, implica también la resolución del contrato crediticio 37 . El
fundamento de la resolución del préstamo se encuentra en la conexión contractual
32. Previa constitución en mora del vendedor y existencia de un acuerdo que atribuye al presta-
mista la exclusiva para la concesión de crédito a los clientes del vendedor.
33. Reproducida en Nuova giur. civ. comm., 1990, I, pgs. 677 y ss. V. los comentarios a la misma de
FERRANDO, G.: Nuova giur. civ. comm., 1990, I, pgs. 679 y ss., y GORGONI, M.: II crédito al consumo,
cit., pgs. 150 y ss.
34. «Pur dovendose distinguere nella fattispecie negoziale posta in essere dall'autore due distinti
rapporti (Puno, di compravendita, intercorso col De Camillis, titolare della Decar, e Paltro, di
finanziamento, concluso con la Findomestic), é innegabile che tra questi sussita u n a certa
connessione, essendo stato il finanziamento finalizzato proprio all'acquisto delle veturra presso
il De Camillis». '
35. «Secondo la regolamentazione data dalle partí ai loro rapporti, nessuna incidenza poteva avere
sulla validitá ed efficacia del contratto di mutuo Peventuale inadempienza del venditore nei
confronti dell'attore: questi sarebbe stato in ogni caso tenuto ai singoli pagamenti mensili nei
confronti della societá finanziatrice, senza poter sollevare alcuna eceezione inerente al rap-
porto in atto con De Camillis».
36. FERRANDO, G.: «Commento a Trib. S. M. Capua Vetere...», cit., pg. 682, y GORGONI, M.: // crédito
al consumo, cit., pgs. 153 y ss.
37. Las opiniones en este sentido son abundantes. Véase, por todas, GORGONI, M.: // crédito al
consumo, cit., pg. 204; MAFFEIS, D.: «La risoluzione e il recesso...», cit., pg. 816.
379
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
que existe entre ambos contratos, y que modaliza la causa de cada uno de ellos38.
El motivo particular por el que se celebra el contrato crediticio, que es servir para
satisfacer el precio de adquisición del bien, entra a formar parte de la causa del
contrato. Por esta razón, la resolución de la compraventa justifica la desaparición
del contrato crediticio.
Admitida la resolución del contrato crediticio, cabe preguntarse si el consumi-
dor puede solicitar del prestamista la devolución de los plazos pagados. La mayor
parte de la doctrina responde afirmativamente a esta cuestión 39 . Sólo algún autor,
concretamente GORGONI, ha afrontado el asunto con rigor 40. Señala esta autora que
el problema fundamental consiste en determinar los efectos de la resolución del
contrato crediticio. La cuestión se plantea porque el artículo 1458 del Códice Civile
dispone que la resolución tiene efecto retroactivo entre las partes, salvo en los
contratos de ejecución periódica o continuada, en los que sólo produce efectos
hacia el futuro. De este modo, si el contrato de préstamo es de ejecución conti-
nuada, el consumidor no puede recobrar los plazos satisfechos, en tanto que si no
lo es, sí tiene derecho a recuperar esas cantidades. La citada jurista se decanta
finalmente por esta segunda opción 41 .
En cualquier caso, son muchas las cuestiones que la doctrina italiana no ha
analizado. Por una parte, no explica qué es lo que sucede con la obligación liquida-
toria del consumidor, que surge tras la resolución del contrato crediticio, de devol-
ver el importe del préstamo al prestamista. Porque si el consumidor debe reintegrar
esa cantidad al prestamista, y éste tiene que devolverle los plazos ya pagados, en
verdad resulta, tras la oportuna compensación de créditos, que el consumidor será
deudor de la cantidad que corresponda, y no acreedor de los plazos de amortiza-
ción ya pagados. En realidad, lo que sucede es que la doctrina no se pronuncia
expresamente sobre el modo en que ha de producirse la liquidación de los dos
contratos, sobre quién ha de soportar el riesgo de insolvencia del vendedor. Sin
embargo, si admiten que el consumidor puede exigir al prestamista la devolución
de los plazos ya pagados, eso significa que la liquidación de los dos negocios jurídi-
cos tiene lugar entre prestamista y consumidor, de manera que va a ser el presta-
mista quien soporte ese riesgo de insolvencia del vendedor 42 . Así se desprende
38. FERRANDO, G.: «Commento a Trib. S. M. Capua Vetere...», cit., pg. 682.
39. CÍAN, G./A. TRABIHCCHI: Commentano breve al Códice Civile..., cit., pg. 119; DE NOVA, G.: «L'attua-
zione in Italia delle Direttive...», cit., pg. 909; GORGONI, M.: // crédito al consumo, cit., pg. 206;
MASUCCI, S. T., en CANM.E/MACARIO/MASI;CCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...»,
cit, pg. 871. A veces, los autores n o precisan con claridad qué es lo que el consumidor puede
solicitar al prestamista, si el importe de los plazos de amortización ya pagados o todas las
cantidades desembolsadas por el consumidor (incluyendo también, por tanto, el desembolso
inicial que en su caso entregó al vendedor).
40. GORGONI, M.: II crédito al consumo, cit., pgs. 204 y ss.
41. Debido a que el art. 1458 sólo se aplica a aquellos contratos bilaterales en los que las prestacio-
nes de las dos partes son de ejecución periódica. Cosa que n o sucede en el contrato de prés-
tamo, donde la obligación del prestamista se ejecuta de una sola vez. Por otra parte, entiende
ue, como el límite de la responsabilidad del prestamista está en el importe del crédito conce-
ido, en ningún caso aquél tendrá que restituir al consumidor por encima de esa cantidad.
42. El consumidor también soporta este riesgo, pero sólo en la cuantía del desembolso inicial.
380
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
también de la Sentencia de la Corte di Cassazione de 20 de enero d e 199443, en la
que, en un supuesto de mutuo di scopo (préstamo destinado a sufragar la adquisición
de un determinado bien, en este caso un vehículo), y tras la resolución de la com-
praventa, el tribunal estima que el prestamista puede reclamar la restitución del
crédito concedido, no al consumidor, sino directa y exclusivamente al vendedor 44 .
Por otra parte, el único supuesto de ineficacia de la compraventa que es objeto
de estudio doctrinal es el de su resolución por incumplimiento del vendedor. En
cambio, no se analiza de qué modo otras hipótesis de ineficacia del contrato de
compraventa (nulidad, rescisión, resolución imputable al propio consumidor, etc.)
han de influir en el contrato crediticio.
D. Inglaterra.
En Inglaterra, la CCA no alude a las consecuencias que la ineficacia de la
compraventa ha de producir en el contrato crediticio. Esta ausencia ha permitido
que los juristas hayan defendido posiciones diferentes.
1) Una corriente doctrinal minoritaria admite que la resolución de la com-
praventa por incumplimiento del vendedor faculta al consumidor para resolver
también el contrato crediticio 45 . Para ello parte de un entendimiento amplio de la
expresión «have a like claim» contenida en el artículo 75 CCA46. Si el consumidor
puede resolver la compraventa, ese mismo derecho puede ejercitarlo contra el
prestamista, es decir, está autorizado igualmente para resolver el contrató de prés-
tamo. Algunos pronunciamientos judiciales, en concreto las sentencias escocesas
dictadas en los casos United Dominions Trust Ltd. v. Taylor, y Forward Trust Ltd. v.
Hornsby47, acogen esta interpretación. En tal caso, el consumidor debe restituir el
bien al vendedor, y éste tiene que entregarle el precio del bien, salvo que presta-
mista y vendedor hayan acordado que éste devolverá el importe del crédito directa-
mente a aquél.
2) La mayor parte de los autores sostiene, en cambio, que el contrato crediti-
cio no se verá afectado por la aplicación del artículo 75 CCA. En consecuencia, la
resolución de la compraventa no autoriza al consumidor a resolver el contrato de
préstamo 48 . La locución «a like claim» no puede entenderse como posibilidad de
resolver el contrato de préstamo, cuando se resuelva la compraventa, sino como
atribución de responsabilidad al prestamista por todas aquellas cantidades por las
43. Reproducida en Foro it., 1994, I. pgs. 3094 y ss.
44. V. la nota a esta Sentencia de S c o m n i , E.: Foro it, 1994, I. pgs. 3094 y ss., y los corrfentarios a
la misma de MACARIO, F.: «Collegamento negoziale e principio de buona fede...», cit, pg. 3097,
y Nu/zo, M.: «Commentario a Cass. Civ., 20 gennaio 1994», cit., pgs. 1069 y ss.
45. Véase, por todos, DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 23-04, pgs. 367 y 368;
HERRMANN, S.: Der Verbraucherkreditvertrag..., cit., pg. 182.
46. Dispone el art. 75.1 CCA que el consumidor, «any claim against the supplier in respect or a
misrepresentation or breach of contract, he shall have a like claim against the creditor».
47. Ambas citadas por DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 23-04, pgs. 367 y 368.
48. Así, GOODE, R. M.: Consumer Credit Laxo, cit., Nr. 16-51, pg. 490; HILI.-SMITII, A.: Consumer Credit...,
cit, pgs. 150 y 151; HOWELI.S, G. G./S. WEATHERILL: Consumer Protection Laxo, cit, pg. 268.
381
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
que debería responder el vendedor. Así, si se resuelve la compraventa, el derecho
que tiene el consumidor contra el vendedor a exigir la restitución del precio, como
obligación liquidatoria que surge tras la resolución de este contrato, puede también
ejercitarlo contra el prestamista 49 . Este será considerado como «joint and several
liability» de la devolución de esta cantidad. Pero el contrato crediticio no podrá
ser atacado debido a la resolución de la compraventa. Por eso, según estos autores,
hay que calificar como desacertada la decisión adoptada por las dos sentencias
escocesas antes citadas.
Por otra parte, si la misrepresentation del vendedor en el contrato de compra-
venta tenía también la intención de inducir al consumidor a celebrar el contrato
de préstamo, como finalmente sucede, el consumidor, además de poder resolver
(rescission) el contrato de compraventa por misrepresentation, también podrá, y por
la misma razón, resolver el contrato crediticio 50 .
IV. EL ARTICULO 14.2 DE LA LEY DE CRÉDITO AL CONSUMO. NOTAS
GENERALES
El artículo 14.2 LCCon establece que «la ineficacia del contrato, cuyo objeto
sea la satisfacción de una necesidad de consumo, determinará también la ineficacia
del contrato expresamente destinado a su financiación, cuando concurran las cir-
cunstancias previstas en los párrafos a), b) y c) del apartado 1 del artículo 15, con
los efectos previstos en el artículo 9».
El citado precepto procede del texto del Proyecto de Ley presentado en el
Congreso de los Diputados por el Gobierno socialista. Durante su tramitación par-
lamentaria no fue objeto de ninguna modificación (es más, ni siquiera se presenta-
ron enmiendas que afectaran a esta disposición), por lo que se mantiene en la
redacción definitiva de la Ley tal y como aparecía en el Proyecto.
El legislador español ha tomado como modelo la normativa francesa, donde
se consagra que la nulidad o resolución judicial del contrato de compraventa pro-
vocará la nulidad o resolución de pleno derecho del contrato crediticio (art. L.
331-21, párr. 1, frase 2 CConsom). Sin embargo, existen algunas diferencias impor-
tantes entre la regulación de uno y otro país. La ley española alude con carácter
general a la «ineficacia» del contrato de compraventa, en tanto que el CConsom
especifica que ha de tratarse de nulidad o resolución. Por otra parte, el artículo
14.2 LCCon no exige que la nulidad o resolución sea judicial, ni dispone que la
ineficacia del contrato de préstamo se produzca «de pleno derecho». Por último,
tampoco impone expresamente la ley española la intervención del prestamista en
el proceso que dirimen consumidor y vendedor.
49. En detalle, GOODE, R. M.: Consumer Credit Law, cit., Nr. 16-51, pg. 490.
50. El derecho a resolver el préstamo no deriva de la previa resolución de la compraventa, o del
ejercicio contra el prestamista de algún derecho «ex» art. 75 CCA, sino de la misrepresentation
con que se celebró este contrato. Cfr.'GooDE, R. M.: Consumer Credit Law, cit., Nr. 16-51, pg.
490, y HOWELLS, G. G./S. WEATHERILL: Consumer Protection Law, cit., pg. 268, nota a pie 129.
382
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
Es usual la inclusión por parte de los prestamistas, normalmente en las condi-
ciones generales del contrato, de una cláusula de exoneración de responsabilidad
para el caso de que el vendedor incumpla la obligación. La finalidad perseguida
por el prestamista es evidente: desvincular totalmente el contrato de préstamo del
negocio jurídico de adquisición, de manera que las vicisitudes de este contrato no
puedan afectar a aquél. Tras la aparición de la LCCon, semejante cláusula ha de
ser considerada nula, por contravención de los dispuesto en los artículos 14.2 y 15
LCCon. En efecto, estos preceptos autorizan al consumidor a ejercitar determina-
dos derechos contra el prestamista en caso de incumplimiento del vendedor, y a
obtener la declaración de ineficacia del contrato crediticio cuando es ineficaz el
contrato de compraventa. Consecuentemente, el prestamista no puede ampararse
en una cláusula incluida en el contrato de préstamo (ya haya sido negociada indivi-
dualmente con el consumidor, ya aparezca en condiciones generales) 0 ' con el fin
de evitar que el consumidor haga uso de los derechos reconocidos en los preceptos
citados.
En cuanto al ámbito de aplicación del artículo 14.2 LCCon, deben tenerse en
cuenta todas las limitaciones generales impuestas por los artículos 1 y 2 LCCon, en
los términos ya expresados al hilo del análisis del ámbito de aplicación del artículo
1552. La única diferencia estriba en que, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 2.2 LCCon, el artículo 14.2 no va a ser aplicable a los contratos de crédito
garantizados con hipoteca inmobiliaria, a los que sí se aplica, en cambio, el artículo
15.
V. FUNDAMENTO DE LA INEFICACIA DEL CONTRATO CREDITICIO
La doctrina italiana que ha analizado con carácter general los contratos cone-
xos o vinculados, se ha planteado qué incidencia ha de tener la ineficacia (nulidad,
anulabilidad, resolución o rescisión) de uno de ellos en los demás. A pesar de las
numerosas diferencias que existen entre los distintos autores, todos ellos coinciden
en admitir que la ineficacia de un contrato provoca o puede provocar, en determi-
nados casos, la ineficacia del otro 53 . En España, las aportaciones doctrinales son
escasas. L. DÍEZ-PICAZO ha sostenido que «la ineficacia de uno de los contratos sólo
origina la ineficacia del conjunto, cuando el resultado práctico proyectado única-
51. La cláusula es nula, no por estar incluida en condiciones generales, sino porque su contenido
vulnera lo dispuesto en el art. 3 LCCon, al no respetar los derechos que la LCCon concede al
consumidor.
52. V. el apartado VT.A del Capítulo 5.
53. Así, VKNDITI, A.: «Appunti in tema di negozi giuridici collegati», Giust. civ., 1954, pg. 271; Di
SABATO, F.: «Unitá e pluralitá di negozi (contributo alia dottrina del collegamento negoziale)»,
Riv. dir. civ., 1959, I, pg. 438; Di NANNI, C : «Collegamento negoziale e funzione complessa»,
Riv. dir. comm,, 1977, pgs. 332 y ss., y en «I negozi collegati nella recente giurisprudenza (note
critiche)», Dir. e giur., 1976, pg. 140; CASTIGLIA, G.: «Negozi collegati in funzione di scambio
(su alcuni problemi del collegamento negoziale e della forma giuridica delle operazioni econo-
miche di scambio)», Riv. dir. civ., 1979, II, pgs. 409 y ss.; SCHIZZEROTTO, G.: // collegamento nego-
ziale. Napoli, 1983, pgs. 194 y ss.
383
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
mente puede conseguirse mediante la vigencia de todo el conjunto negocial»"1, en
tanto que otros autores, como J. DELGADO EQUFVLRRÍA O J. SANTOS BRIZ, señalan que
no es posible establecer reglas generales sobre esta materia, teniendo que analizar
separadamente, una a una, las distintas hipótesis que se planteen' 0 .
Resulta de interés la opinión de A. LÓPEZ FRÍAS'6. Parte esta autora de que no
hay una regla única que permita determinar en todos los supuestos cómo ha de
incidir la ineficacia de un contrato sobre el otro. Entiende, sin embargo, que una
forma de solventar genéricamente el problema puede ser acudir a la teoría de la
causa. Además de tener cada contrato su causa individual, el resultado o finalidad
común que persiguen los dos contratos entran a formar parte de la causa. De este
modo, la ineficacia de un contrato se extenderá a otro coligado «si, tras la desapari-
ción del primero, el segundo pierde su razón de ser y se hace inalcanzable el
propósito que vinculaba a ambos convenios». La razón de la ineficacia del contrato
crediticio radica, por tanto, en la falta de la causa, presupuesto éste cuya ausencia
origina normalmente la nulidad del contrato. Sin embargo, cuando la ausencia de
la causa se produce sobrevenidamente, no tiene lugar la nulidad, sino la resolución
del contrato por excesiva onerosidad o por desaparición de la base del negocio.
En efecto, «cuando uno de los contratos conexos es ineficaz y el otro ha sido
válidamente celebrado y está pendiente de ejecución, podrá entenderse que éste
también deviene ineficaz si la finalidad objetiva del mismo resulta inalcanzable, o
si el propósito esencial perseguido por una de las partes y admitido por la otra es
de imposible ejecución». En estos casos ha desaparecido la base del negocio, por
lo que la parte perjudicada tendrá la posibilidad de resolver dicho contrato. Tam-
bién L. DIEZ-PICAZO fundamenta la resolución del contrato, debido a la desaparición
sobrevenida d e la base del negocio, en la ausencia sobrevenida de la causa57.
En el ámbito concreto del crédito al consumo, la razón fundamental por la
que la ineficacia de la compraventa acarrea la ineficacia del contrato crediticio se
encuentra en la propia ley. Efectivamente, el contrato de préstamo deviene ineficaz
porque así lo establece el artículo 14.2 LCCon. Sin embargo, y al margen de este
argumento inmediato, hay que indagar en torno a los motivos que han llevado al
legislador a decretar esta ineficacia. Se trata, por tanto, de averiguar cuál es el
fundamento de la ineficacia del contrato de préstamo. La respuesta hay que bus-
54. Fundamentos..., cit., I, pg. 441, y en «Eficacia e ineficacia del negocio jurídico», ADC, 1961, pg.
833.
55. DELGADO EQUEVERRÍA, J.: Comentarios Edersa, XVII.2Q, pg. 288; SANTOS BRIZ,J.: «Contratos fácticos
y atípicos. El contrato como objeto de otro contrato», AAMN, t. XX, 1976, pg. 326.
56. En Los contratos conexos..., cit., pgs. 299 y ss. Su tesis ha sido acogida por otros autores; p.e.,
ALBIEZ DOHRMANN, K J.: «La repercusión de la nulidad "dentro" y "fuera" del contrato», en
FERRÁNDIZ GABRIEL, J. R. (dir.): El negocio jurídico. La ineficacia del contrato, col. Cuadernos de
Derecho Judicial. Madrid, CGPJ, 1994, pgs. 103 y ss.
57. Fundamentos..., cit., II, pg. 883, quien sigue a K. LARENZ en su ya clásica obra Base del negocio
jurídico y cumplimiento de los contratos. Madrid, 1956.
384
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
caria, de nuevo, en la teoría de la causa"8. El consumidor estipula los dos contratos
con el único fin de adquirir un determinado bien. Como no dispone del dinero
suficiente con el que abonar el precio, celebra un contrato de préstamo para obte-
ner el capital que precisa. La colaboración planificada existente entre prestamista
y vendedor indica que ambas personas conocen perfectamente cuál es la finalidad
concreta del préstamo, que no es otra que servir para financiar, total o parcial-
mente, el precio de la compraventa. De hecho, son conscientes de que el consumi-
dor celebra el contrato crediticio únicamente porque necesita ese dinero para poder
comprar un bien. Se produce así una causalización de este particular motivo, que
constituye lo que se ha denominado «causa concreta» del contrato. De este modo,
en la causa de este contrato de préstamo hay que incluir ese motivo concreto al
que el legislador da trascendencia causal. Así, y al margen de la causa típica del
contrato de préstamo (entrega de una cantidad de dinero a cambio de su devolu-
ción a plazos), también entra a formar parte de la causa la eficacia del contrato de
compraventa, por cuanto que la finalidad del préstamo es servir a la adquisición
de un bien determinado.
La ineficacia del contrato de compraventa autoriza al consumidor para resol-
ver el contrato crediticio, resolución que se produce por la supresión de la base
del negocio, por la Wegfall der Gescháftsgrundlage, en terminología alemana 39 . Los
dos contratos constituyen una unidad económica, de la que son conscientes igual-
mente prestamista y vendedor, que de hecho colaboran planificadamente para per-
mitir al consumidor la adquisición de un bien con pago a plazos. Por eso, si el
contrato de compraventa deviene ineficaz, el contrato crediticio pierde todo su
sentido. Ha desaparecido sobrevenidamente su causa, por lo que el consumidor
podrá resolverlo.
La opinión que aquí se defiende no constituye una tesis asilada en la doctrina,
puesto que otros autores han acudido igualmente a la causa para justificar la inefica-
cia del contrato crediticio60. Por otra parte, en otros supuestos legales en los que nues-
58. Me refiero a la causa del contrato, y n o a la de la obligación o a la de la atribución patrimonial.
Sobre esta distinción, v. DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., I, pgs. 232 y ss., y e n «El concepto
de causa en el negocio jurídico», en Estudios de Derecho Público y Privado, t. I. Valladolid, 1965,
pgs. 204 y ss.
59. BERCOVITZ, R.: «Comentario al art. 44», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las
leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 723, afirma: «La resolución del contrato de
crédito deriva de la desaparición sobrevenida de la base del mismo o causa del mismo», que
es el contrato de compraventa. Por su parte, PASCUAL LIAÑO, M.: «Comentario al art. 44», en
PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley de Ordenación del Comercio Minorista..., c i t , pg.
346, entiende que la explicación técnica de esta repercusión de la ineficacia del contrato de
compraventa sobre el préstamo viene de la mano de la idea de conexión funcional: «Decaída
la eficacia del contrato principal, queda desprovisto sobrevenidamente de causa el contrato
instrumental de crédito, lo que será causa de su resolución». En el mismo sentido, MARÍN
LÓPEZ, J. J.: «La venta a distancia», en AA W : Nueva ordenación del comercio minorista en España,
cit., pg. 169, según el cual «el contrato de crédito deviene sobrevenidamente ineficaz por
desaparición de su base causal». También se refiere a la base del negocio, siquiera sea tangen-
cialmente, GAVTÜIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 102.
60. Así, BERCOVITZ, R.: «Comentario al art. 44», en BERCOVITZ, R./J. LEGLINA (coord.): Comentarios a
las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 723; PASCUAL LIAÑO, M.: «Comentario al art.
44», en PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley de Ordenación del Comercio Minorista...,
18.—La Compraventa Financiada ... 385
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
tro legislador da trascendencia jurídica a la conexión funcional entre dos contratos
(venta a plazos financiada, venta a distancia financiada, adquisición financiada de un
derecho de aprovechamiento por turnos 01 ), la justificación de la ineficacia del con-
trato de crédito tras la extinción del contrato de consumo hay que buscarla, también,
en la sobrevenida desaparición de la causa de aquél. Esta explicación ha sido igual-
mente admitida en otros países europeos. Así, en Francia también se funda la resolu-
ción o nulidad del préstamo en la teoría de la causa"2. Lo mismo sucede en Italia63.
Por su parte, en Alemania y Austria no han faltado voces que se apoyan en la doctrina
de la base del negocio para justificar que tras la resolución de la compraventa se pro-
duzca la liquidación de los dos negocios jurídicos 64 .
La solución aquí propuesta coincide con la que ha sido ofrecida por parte de
la doctrina para el supuesto del leasing. A pesar de algunas opiniones en contrario,
cit., pg. 346; Ai .FARO AGIILA-REAL, J.: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1050; JUSTE MENCÍA, J.:
«Contratación a distancia y protección de los consumidores...», cit., pg. 1626; LÓPEZ FRÍAS, A.:
Los contratos conexos..., cit., pg. 96; ALMEZ DOIIRMANN, K. J.: «La repercusión de la nulidad...»,
cit., pgs. 104 y ss.; GARCÍA-CRUCES CONZÁLEZ, J. A.: «Contratación b a n c a da y consumo», cit., pg.
307. Por su parte, FERNÁNDEZ LÓPF.Z afirma que «la causalización entre el contrato de adquisi-
ción y financiación, en el supuesto que protege la ley, es querida por las partes, por lo que las
vicisitudes de u n o de los contratos n o puede dejar de afectar al otro» («Contratos vincula-
dos...», cit., pg. 249). Distinta es la opinión de GAVIDIA SÁNCHEZ quien afirma que la invalidez
o ineficacia del contrato d e compraventa opera «como u n a condición resolutoria del prés-
tamo» (El crédito al consumo..., cit., pg. 103). Conviene señalar que J. J. MARÍN LÓPF.Z también
basa la ineficacia del contrato crediticio en la desaparición sobrevenida de la causa («La venta
a distancia», en AA W : Nueva ordenación del comercio minorista en España, cit., pg. 169). Este
autor se desmarca de su posición inicial, expresada en «Prácticas comerciales...», cit., pg. 175,
y «Comentario al art. 44», en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS (coord.): Ordenación del Comercio
Minorista..., cit., pg. 332, que consistía en defender u na tesis semejante a la de GAVIDIA SÁNCHEZ:
en el sentido de que «la eficacia del contrato de préstamo se encuentra sujeta a la condición
resolutoria de que el consumidor n o ejercite el derecho d e rescisión e n el plazo concedido al
efecto». Por último, conviene advertir que la SAP de Vizcaya, de 12 de febrero de 1999 (AC
1999, 617) estima que la nulidad de un contrato de adquisición de un derecho de aprovecha-
miento por turno de bienes inmuebles provoca la nulidad del contrato de préstamo, pues «la
nulidad del contrato principal se extiende automáticamente a la relación accesoria».
61. Y, también, adquisición financiada de un servicio financiero mediante el c o n u a t o celebrado
a distancia entre el proveedor y el consumidor, art. 4.4 d e la Propuesta de Directiva relativa a
la comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores (DOC
385, de 11 diciembre 1998), que es similar al art. 6.4 d e la Directiva 9 7 / 7 / C E .
62. RAVANAS, J.: «De l'interdépendance dans l'exécution des contrats», cit., pg. 434, Nr. 31; SYNVET,
H.: «Les relations de dépendance...», cit., pg. 380, Nr. 63.
63. FERRANDO, G.: «Commento a Trib. S. M. Capua Vetere...», c i t , pg. 682; GORGOM, M.: II crédito
al consumo, cit., pg. 204.
64. En Austria, defienden esta tesis BYDI.INSKI, P.: «Rückabwicklung eines drittfínanzierten Ges-
cháfs...», cit., pg. 763; KAI/H-NECCER, W. D.: Der Kauf nach §§18, 19 KSchG, cit., pgs. 74 y ss.;
REIDINGER, A.: «Die Rechtslage nach Wegfall...», cit., pg. 191. En Alemania, los principales
valedores de esta opinión son, antes d e la aparición d e la VerbrKrG, CANARIS, C.-W.: «Der
Bereicherungsausgleich im Dreipersonenverháltnis», e n Festschrift für Karl Larenz. München,
1973, pgs. 838 y ss., y en «Das Informations-und das Inhaltsschrankenmodell bein Konsumen-
tenkredit, dargestellt an drei Grundprobleme», ÓBA, 1990, pg. 884. Y después de la publica-
ción de la VerbrKrG, O r r , C , en BRUCHNER/Ori'/WAGNFR-WiEnuwiLT: Verbraucherkreditgesetz, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 129 y ss., y HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB,
cit., §9 VerbrKrG, Rn. 77, 83, 87 y 132. También, LWOWSKI, H., e n LWOWSKI/PETERS/GÓÜMANN:
Verbraucherkreditgesetz..., cit., pg. 209; PIETZCKER, S.: Die Rückabwicklung..., cit., pgs. 69 y ss. En
cualquier caso, n o es ésta la única interpretación que h a sido defendida e n estos países. De
hecho, en Alemania algunos autores han rechazado duramente la aplicación de la doctrina
de la ausencia de la base del negocio al supuesto de la compraventa financiada. Así, FRANZ,
386
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
hoy cabe sostener que el usuario está legitimado para ejercitar por subrogación
contra el vendedor la acción resolutoria del contrato de compraventa en el que él
no fue parte 0 '. La cuestión que debe decidirse es como va a incidir la resolución
de la compraventa en el contrato de arrendamiento financiero que han estipulado
arrendador y usuario 6 ''. La primera sentencia que aborda y resuelve directamente
este problema es la STS de 26 de febrero de 1996 (RJ 1996, 1264)07. En la sentencia,
el Alto Tribunal parte de reconocer la conexión existente entre los dos contratos
-compraventa y arrendamiento financiero- que conforman la operación de lea-
sing68. Se trata de dos contratos netamente diferenciados, «aunque conexionados
y dependientes entre sí» (F. 6 S ). «Dada la mutua interconexión o dependencia
funcional... que existe, en todo contrato de arrendamiento financiero o leasing,
U.: Der Einwendungsdurchgriff..., cit., pgs. 291 y ss.; LIEB, M.: «Nochmals: Verbundene Ges-
cháfte...», cit., pg. 123.
65. MARÍN LÓPEZ, M. J.: «Comentario a la STS de 26 de febrero de 1996», CCJC, 1996, n ú m . 41,
pg. 756; SÁNCIIEZ-PAROSI, J. L.: Leasing financiero mobiliario. Madrid, 1989, p g . 203; BUITRAGO
Rt'BiRA, J. R.: El leasing mobiliario y su jurisprudencia, Aranzadi. Pamplona, 1998, pg. 229; ROJO
AJURIA, L.: «Comentario a la STS de 26 de j u n i o de 1989», CCJC, n ú m . 20, pg. 608; REAL PÉREZ,
A.: «El leasing: Un contrato complejo y atípico regido por sus específicas estipulaciones y de
contenido n o uniforme», PJ, núm. 19, 1990, pg. 248; LÓPEZ FRÍAS, A.: Los contratos conexos...,
cit., pg. 122. La primera sentencia en la que el Tribunal Supremo proclama con carácter
general la validez d e la acción de resolución interpuesta por el arrendatario-usuario e n virtud
de la subrogación convencional es la de 26 de febrero de 1996 (comentada por mí en CCJC,
1996, núm. 41, pgs. 741 y ss.). Ya antes la jurisprudencia menor había tenido la oportunidad
de declarar que el arrendatario puede, conforme a derecho, solicitar la resolución de la com-
praventa por vía de subrogación, aunque en ningún caso esta afirmación sirvió para decidir
el pleito (así, STSJ de Navarra de 22 de mayo de 1992 [RJ 1992, 6198], y las SSAT de Valencia
de 2 de diciembre de 1986 y de 6 de octubre de 1987, estas dos últimas comentadas p o r
BELTRÁN AI.ANDETE, T.: «La responsabilidad por vicios ocultos e n el contrato de leasing», La Ley,
1987-1, pg. 661, y «Sobre la responsabilidad por vicios ocultos e n los contratos de leasing», La
Ley, 1989-1, pgs. 1065 y ss.).
66. Sobre el particular, e n detalle, v. mi «Comentario a la STS de 26 de febrero d e 1996», cit.,
pgs. 751 y ss.
67. Esta Sentencia ha sido comentada por mi en «Comentario a la STS de 26 de febrero de 1996»,
cit., pgs. 758 y ss. También la comentan RF:AL PÉREZ, A.: «El incumplimiento del proveedor en
el marco de la relación jurídica de leasing. Comentario a la STS (Sala I a ) de 26 de febrero d e
1996», RDP, 1998, mayo, pgs. 386 y ss.; DÍAZ MUYOR, M.: «Arrendamiento financiero y vincula-
ción d e contratos (Comentario a la STS d e 26 d e febrero d e 1996)», e n DEL POZO CARRASCOSA,
P./M. DÍAZ MUYOR (Coord.): Contratación bancaria. Barcelona, Marcial Pons, 1998, pgs. 383 y
ss., y CABANILLAS SÁNCHEZ, A.: «La resolución del leasing o arrendamiento financiero por presen-
tar vicios los bienes entregados al usuario (comentario a la STS de 26 de febrero de 1996),
ADC, 1998, I, pgs. 327 y ss. El supuesto de hech o es el siguiente: u n a entidad mercantil acude
al leasing para poder disfrutar de unos equipos informáticos. Debido a los constantes proble-
mas que éstos presentan, y tras haber intentado su reparación los servicios en numerosas
ocasiones, la usuaria decide demandar al vendedor y a la sociedad de leasing, solicitando la
resolución d e la compraventa (por subrogación) y del arrendamiento financiero. Los, deman-
dados formulan reconvención, aduciendo, entre otras, la excepción de defecto legal e n el
modo de proponer la demanda. El Juzgado de I a Instancia dicta sentencia absolutoria en la
instancia, estimando la excepción alegada por los demandados. Formulado recurso de apela-
ción por el usuario, la Audiencia Provincial de Madrid desestima la excepción d e defecto
formal en el modo de proponer la demanda, dice entrar a conocer del fondo del asunto, y
desestima todos los pedimentos del actor. El usuario recurre e n casación al Tribunal Supremo,
que declara haber lugar al recurso».
68. Conexión que ya es aceptada por otras Sentencias anteriores: SSTS d e 28 d e mayo d e 1990
(RJ 1990, 4092), de 22 de abril de 1991 (RJ 1991, 3017), de 30 de abril de 1991 (RJ 1991,
3115), o la STSJ de Navarra de 22 de mayo de 1992 (RJ 1992, 6198).
387
Ai. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
entre éste y el de compraventa que... han de celebrar la entidad arrendadora finan-
ciera y la proveedora o suministradora de los respectivos bienes de equipo, la reso-
lución, ya acordada, del contrato de compraventa ha de comportar necesariamente
la del de arrendamiento financiero» (F. 10 e ). El Tribunal Supremo admite que
el arrendamiento financiero quedará resuelto, citando como único argumento la
conexión contractual existente entre este contrato y el negocio jurídico de compra.
Sin embargo, no hace mención a las razones jurídicas que conducen al juzgador a
semejante conclusión. En este sentido, y como con detalle expuse en otra ocasión09,
cabe sostener que la resolución se produce por la supresión de la base del negocio
de leasing. Cuando la compraventa se resuelve, y en virtud de los deberes restituto-
rios el vendedor recupera el bien, se produce una frustración de la finalidad obje-
tiva del contrato de leasing, que no es otra que disfrutar de un bien a cambio del
pago periódico de una determinada cantidad. Tal fin deviene imposible en la me-
dida en que los bienes objeto de leasing dejan de estar en posesión del usuario. El
contrato de compraventa constituye, por tanto, un presupuesto del contrato de
leasing, de manera que desaparecido aquél, no tiene sentido que éste siga produ-
ciendo efectos. En consecuencia, el usuario está legitimado para resolverlo, por
desaparición de la base del negocio 70 . Conviene advertir que la doctrina sentada
en la STS de 26 de febrero de 1996 ha sido posteriormente confirmada por la STS
de 24 de mayo de 1999 (RJ 1999, 3927)71 .
De manera similar a como sucede en el caso del leasing, en la compraventa
financiada la resolución de la compraventa autoriza al consumidor a resolver el
contrato crediticio. El hecho de que en el leasing el usuario no sea comprador o
no tenga la condición de consumidor no desautoriza esta conclusión. Esta circuns-
tancia no afecta a la conexión funcional existente entre la compraventa y el con-
trato crediticio que sirve para financiar el precio de adquisición 72 .
VI. PRESUPUESTOS PARA LA APLICACIÓN DEL ARTICULO 14.2 LCCON
A. Supuesto de hecho: la ineficacia del contrato de compraventa.
El supuesto de hecho al que se aplica el artículo 14.2 LCCon lo constituye «la
ineficacia del contrato, cuyo objeto sea la satisfacción de una necesidad de con-
69. V. mi «Comentario a la STS de 26 de febrero de 1996», cit., pgs. 762 y ss. La interpretación
allí recogida ha sido admitida posteriormente por parte de la doctrina (así, REAL PÉREZ, A.: «El
incumplimiento del proveedor...», cit., pgs. 386 y ss., especialmente en pg. 421; CABANILLAS
SÁNCHEZ, A.: «La resolución del leasing...», cit., pg. 338, y BUITRAGO RUBIRA, J. R.: El leasing
mobiliario..., cit., pg. 233). También defiende esta concepción AI.FARO AGUILA-RKAL, J.: «Leasing»,
en Enciclopedia Jurídica Básica, III. Madrid, Civitas, 1995, pg. 3920.
70. También en Alemania se fundamenta la resolución del arrendamiento financiero en la supre-
sión de la base del negocio. En este sentido, HABERSACK, M.: «Leasing», en Münchenen Komrnen-
íarBGB, vol. 3, 3- Auf.. München, 1995, Rn. 84; G. VON WESTPHALEN: Der Leasingvertrag, 4 a Auf.
Kóln, 1992, Rn. 508; WOI.F, E . / H . ECKERT: Handbuch des gewerblichen Miet-, Pacht- und Leasin-
grechts, 7 a Auf. Kóln, 1995, Rn. 1937.
71. Comentada por mí en CCJC, 2000, n ú m . 51.
72. De la misma opinión, CAXARIS, C.-W.: «Grundprobleme des Finanzierungsleasing in Lichte
388
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
sumo». Antes que nada, llama la atención la expresión utilizada por el legislador
para referirse al contrato financiado. No se comprende la razón por la que la ley
no alude directamente al «contrato de consumo», cuando esta misma locución ha
sido ya acogida en el apartado 1 del artículo 14 LCCon («la eficacia de los contratos
de consumo...») y va a ser nuevamente usada en el apartado 3 de este mismo
precepto («deberá quedar documentalmente acreditada la identidad del proveedor
de los bienes o servicios en el contrato de consumo...»). Además, el significado de
la fórmula utilizada en el artículo 14.2 no está claro. Por una parte, el término
«objeto» no puede entenderse como «objeto del contrato», en el sentido de requi-
sito esencial del mismo (arts. 1261.2Q y 1271 y ss. CC). Pues el objeto del contrato
de compraventa no es la satisfacción de una necesidad de consumo, sino la cosa
vendida y el precio que ha de pagarse por ella. Más acertada hubiera sido la refe-
rencia al contrato cuyo objetivo, cuya finalidad, es la satisfacción de una necesidad
de consumo. El consumidor pretende adquirir un bien, o recibir una prestación
de servicios, que va a servirle para satisfacer una necesidad personal -y no empresa-
rial o profesional-. En definitiva, más apropiado es que la ley se hubiera referido
a «la ineficacia del contrato de consumo».
Para que el artículo 14.2 LCCon pueda entrar en funcionamiento, es preciso
que se produzca la ineficacia del contrato de compraventa. Las dificultades residen
en determinar el significado que ha de darse al término «ineficacia», concepto que
como tal no aparece definido en nuestro Código Civil. Por ineficacia hay que en-
tender la falta de producción de consecuencias o, cuando menos, de aquellas con-
secuencias que normalmente deberían haberse producido en virtud de la celebra-
ción del contrato' 3 . Si existe cierta unanimidad doctrinal en definir la ineficacia
de este modo, las discrepancias aparecen en cuanto se entra a analizar los distintos
casos de ineficacia. Todos los autores consienten en calificar como supuestos de
ineficacia los regímenes típicos de la ineficacia contractual diseñados en nuestro
ordenamiento jurídico: nulidad, anulabilidad y rescisión' 4 . Hasta aquí existe
acuerdo. Las diferencias se producen en relación a otros supuestos de extinción
sobrevenida de la relación contractual. Así, hay quien sostiene que también son
casos de ineficacia el mutuo disenso, el desistimiento unilateral, la resolución por
incumplimiento, la revocación, y el cumplimiento o incumplimiento, según corres-
ponda, de una condición resolutoria o suspensiva, puesto que no se producen los
efectos contractuales previstos por las partes en el contrato 7 '. Otros autores, en
des Verbraucherkreditgesetzes», ZIP, 1993, pgs. 401 y ss.; O I T , C , en BRUCHNER/OIT/WAGNER-
WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 130 y ss. En cambio, niegan la aplica-
ción a la compraventa financiada de la doctrina jurisprudencial en torno al leasing y a la
aplicación de la teoría de la supresión de la base del negocio, FRANZ, U.: Der Eimuendungsdurch-
griff..., cit., pgs. 295 y ss.; HABERSACK, M., en UEMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 132; COESTER, M.: «Verbraucherschutz...», cit., pg. 624.
73. DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., I, pg. 423; D E CASTRO, F.: El negocio jurídico, c i t , pg. 462.
74. Una interesante revisión del planteamiento clásico en torno a la distinción entre nulidad y
anulabilidad, en PASQUAI' LIAÑO, M.: Nulidad y anulabilidad del contrato. Madrid, Civitas, 1997.
75. En este sentido, GETE-ALONSO, M. C , en P I I G i FERRIOR, L. y otros: Manual de Derecho Civil, II.
Madrid, Marcial Pons, 1996, pg. 641; GARCÍA AMIGO, M.: Lecciones de derecho civil II, cit., pg. 398;
BALDO DEL CASIANO, V.: Régimen jurídico..., cit., pg. 103; VERDERA SF.RVER, R.: «Liquidación de
relaciones...», cit., pg. 620.
389
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cambio, afirman que estos hechos no constituyen en rigor casos de ineficacia. Las
circunstancias extrínsecas apuntadas no transforman en ineficaz sobrevenidamente
un contrato que fuera originariamente eficaz, sino que determinan la extinción de
la relación jurídica creada por el contrato 70 . Se trata, en cualquier caso, de una
controversia estéril, puesto que nuestro ordenamiento no deduce ninguna conse-
cuencia jurídica del hecho de que una determinada forma de extinguir la obliga-
ción sea calificada o no como un supuesto de ineficacia.
En lo que atañe a nuestra investigación, sí resulta de interés conocer el alcance
del concepto de «ineficacia» utilizado en el artículo 14.2 LCCon. Porque, de se-
guirse la interpretación amplia, abría que incluir dentro de él cualquier forma de
desaparición de los efectos típicos de la compraventa, de modo que si este contrato
se resuelve, es revocado, o el comprador ejercita el derecho de desistimiento que,
en su caso, le corresponde, la ineficacia se extenderá al contrato crediticio. En
cambio, si la ineficacia se predica únicamente de los supuestos de nulidad, anulabi-
lidad y rescisión, no puede acudirse al artículo 14.2 LCCon para justificar que la
resolución de la compraventa o su desistimiento afecten al contrato crediticio.
En mi opinión, el término «ineficacia» del artículo 14.2 LCCon debe ser inter-
pretado de un modo amplio, pudiendo en consecuencia considerar comprendido
en el mismo cualquier forma de extinción de la relación obligatoria instaurada
mediante el contrato de compraventa distinta al cumplimiento. Por esta razón,
pueden considerarse como supuestos de ineficacia, entre otros, la nulidad, la anula-
bilidad, la rescisión, la resolución, la revocación, el desistimiento, el mutuo disenso,
el no cumplimiento de una condición suspensiva o el cumplimiento de una condi-
ción resolutoria 7 '.
Son varias las razones que me llevan a adoptar esta interpretación. En primer
lugar, el legislador español no utiliza el vocablo «ineficacia» en sentido estricto,
para referirse únicamente a la nulidad, anulabilidad o rescisión. Si así fuera, no se
alcanza a comprender cómo la ineficacia del contrato de compraventa puede pro-
vocar también la ineficacia del contrato crediticio. En efecto, si la compraventa es
nula, de conformidad con el artículo 14.2 LCCon se produciría asimismo la «inefi-
cacia» del contrato de crédito, lo que significaría que éste podría también ser decla-
rado nulo. Sin embargo, la realidad jurídica opera de otro modo. La nulidad de
la compraventa faculta al consumidor para resolver el contrato de préstamo, por
76. Así, DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., I, pg. 433; DE CASTRO, F.: El negocio jurídico, cit., pg. 463.
Según este último autor, en estos casos «no hay una verdadera ineficacia, sino una eficacia
limitada conforme a la peculiar naturaleza del negocio». Explica DÍF./.-PICAZO que «si se produce
o se frustra una condición establecida por las partes, puede decirse que a partir de ese mo-
mento el contrato deja de desplegar efectos, pero puede decirse también que ello ocurre
precisamente como un efecto del propio contrato, en la medida en que tal hipótesis se encon-
traba contemplada en él. Del mismo modo, la resolución y la revocación son precisamente
una consecuencia del despliegue de la eficacia contractual y un medio de defensa, nacido del
contrato, para protección de los intereses de u n o de los contratantes frente a circunstancias
sobrevenidas. Por ello, no puede decirse que en tales casos haya verdadera ineficacia, sino
cumplida eficacia del contrato, aun cuando ésta no sea la inicialmente prevista o buscada».
77. Del mismo parecer es GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 103.
390
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
desaparición sobrevenida de la causa de este negocio jurídico. En este caso, inefica-
cia del contrato crediticio no significa nulidad, anulabilidad o rescisión, sino resolu-
ción. Ello es muestra evidente de la amplitud con la que el legislador emplea el
término «ineficacia». En segundo lugar, es intención del legislador impedir que el
contrato crediticio siga existiendo cuando la compraventa deja de producir sus
efectos típicos, independientemente del motivo por el que esto suceda. La misma
razón existe para conseguir la ineficacia del préstamo tanto en un supuesto de
nulidad o rescisión de la compraventa como cuando el consumidor desiste, revoca
o resuelve este contrato. De hecho, otras normas de nuestro ordenamiento jurídico
facultan al consumidor que ha desistido del contrato de compraventa a resolver el
contrato crediticio con él vinculado (en materia de venta a plazos, art. 9.2, párr. 2
LVPBM/1998; en la venta a distancia, art. 44.1, párr. 2 LOCM). Al igual que en el
supuesto de nulidad, tampoco para el caso del desistimiento de la compraventa
tiene sentido que el contrato crediticio siga produciendo sus efectos. En tercer
lugar, la necesidad de igualar la situación del consumidor con la del comprador
que celebra una bilateral venta a plazos respalda esta interpretación. En la venta
bilateral, cualquier forma de extinción de la relación jurídica existente entre vende-
dor y comprador comporta necesariamente la desaparición del aspecto de financia-
ción, pues ambas esferas -intercambio de bienes y financiación- se insertan en un
único contrato. Para que la posición del consumidor que celebra una compraventa
financiada no sea distinta, hay que admitir que la extinción del contrato de compra-
venta por un motivo distinto a su correcto cumplimiento ha de dar lugar a la
«ineficacia» del contrato de préstamo.
B. Requisitos adicionales.
1. La existencia de un contrato de crédito vinculado a la compraventa: concurrencia de los
requisitos previstos en las letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon.
Para que la ineficacia del contrato de compraventa pueda afectar al contrato
crediticio, es necesario que «concurran las circunstancias previstas en los párrafos
a), b) y c) del apartado 1 del artículo 15» (art. 14.2 LCCon). En consecuencia, la
propagación de la ineficacia sólo tiene lugar cuando se está en presencia de un
contrato de crédito vinculado a la compraventa, o lo que es lo mismo, cuando los
contratos de compraventa y préstamo cumplen los requisitos exigidos en las letras
a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon. Se requiere, por tanto: 1) que el consumidor
celebre los contratos de compraventa y préstamo con dos personas distintas; 2) que
exista un acuerdo previo, «concertado en exclusiva», entre prestamista y vehdedor;
y 3) que el consumidor reciba el crédito en aplicación del acuerdo previo.
La constatación de lo difícil que resulta el cumplimiento de los requisitos
enumerados, especialmente el que hace referencia a la existencia del acuerdo pre-
vio en exclusiva entre prestamista y vendedor, determina que en muy pocos supues-
tos resultará de aplicación el artículo 14.2 LCCon. Sólo cabe el recurso a este
precepto cuando el préstamo se haya obtenido debido a la colaboración planificada
391
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
entre prestamista y vendedor, y éste colabore únicamente con ese prestamista (y
no con otros) para posibilitar a los compradores el acceso al crédito que precisan.
2. Que el contrato de crédito esté «expresamente destinado» a la financiación de la compra-
venta.
La ineficacia del contrato de consumo «determinará también la ineficacia del
contrato expresamente destinado a su financiación», dispone el artículo 14.2
LCCon. Del texto de este precepto podría deducirse que no basta con que se den
las circunstancias previstas en las letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon para
configurar el supuesto de hecho del artículo 14.2, sino que es necesaria la presencia
de un requisito adicional: que el contrato crediticio esté «expresamente destinado»
a la financiación del contrato de compraventa.
Esta interpretación ha sido acogida por GAVTDIA SÁNCHEZ78. Según este autor,
aunque «la concurrencia de los requisitos del artículo 15.1 a), b) y c) LCCon nos
permitirá entender que el préstamo está destinado a financiar el - o u n - contrato
de consumo», ello no es suficiente, «puesto que se exige en el artículo 14.2 LCCon
que esté "expresamente destinado" a financiar ese contrato de consumo». Esta
necesidad de que el préstamo esté expresamente destinado a financiar la compra-
venta se traduce, para este autor, en que es preciso que «en el préstamo se esta-
blezca expresamente que está destinado a la financiación de ese concreto contrato
de consumo». Añade que «es perfectamente posible que el préstamo esté vinculado
a dicho contrato, por haber sido concedido en aplicación del acuerdo previo exis-
tente entre proveedor y financiador, pero que no mencione siquiera el contrato
que va a ser financiado; si así sucede, la ineficacia del contrato de consumo no
determinará la del de préstamo, que deberá seguir siendo cumplido en sus térmi-
nos».
Esta explicación no me parece convincente. El artículo 14.2 LCCon dispone
que se producirá la ineficacia del contrato crediticio expresamente destinado a su
financiación. No exige, en consecuencia, que conste expresamente en el contrato
de préstamo que su destino es servir para financiar el precio de la compraventa.
Los argumentos en que se apoya esta tesis son varios.
En primer lugar, el propio texto del artículo 14.2. A diferencia de lo que
sucede en el artículo 14.1, donde se exige, para que la eficacia del contrato de
compraventa quede condicionada a la efectiva obtención del préstamo, que en el
contrato de compraventa se «establezca expresamente» que la operación incluye
la obtención de un crédito de financiación, en el artículo 14.2 no se requiere esa
constancia expresa. Si el legislador hubiera querido que así fuera, lo habría exigido
explícitamente, como hace en el artículo 14.1 LCCon.
En segundo lugar, si fuera necesaria la constancia expresa de este dato, el
prestamista podría eludir la aplicación de este precepto simplemente con no in-
78. En El crédito al consumo..., cit., pg. 102.
392
6. La ineficaáa del contrato de compraventa y su influencia en el contrato creditiáo
cluir semejante referencia en el contrato de préstamo. De este modo, quedaría en
su mano, mediante el fácil mecanismo de la no mención de esa circunstancia en
el contrato, la posibilidad de evitar que la ineficacia de la compraventa afecte al
contrato crediticio.
En tercer lugar, la exigencia de la constancia escrita en el contrato crediticio
del fin al que se destina el préstamo provoca una discriminación injustificada entre
los consumidores prestatarios, en función de que en el concreto contrato de prés-
tamo que ellos celebran en virtud de la colaboración entre prestamista y vendedor
se haga constar o no que el dinero obtenido servirá para financiar una adquisición.
Si lo decisivo para que se produzca la propagación de la ineficacia del contrato de
compraventa al crediticio es que ambos contratos sean conexos, estén coligados, y
esta conexión se manifiesta en que el contrato crediticio haya sido obtenido debido
a la colaboración planificada entre prestamista y vendedor, no hay razón para que,
existiendo dicha colaboración, deba exigirse algún requisito adicional para que
pueda declararse ineficaz el contrato de préstamo. Si la propagación de la inefica-
cia se produce por motivos causales, en concreto por servir la compraventa de
base del negocio del crédito, tales motivos existen siempre que haya colaboración
planificada entre prestamista y vendedor, al margen por tanto de que en el con-
trato de préstamo se haga o no mención expresa del fin al que se destinará el
dinero obtenido.
En consecuencia, la expresión utilizada en el artículo 14.2 LCCon debe enten-
derse en el sentido de que es imprescindible que el préstamo vaya destinado a
financiar el precio de la compraventa. En cualquier caso, esto no implica imponer
algún tipo de requisito adicional a los ya requeridos en las letras a), b) y c) del
artículo 15.1 LCCon. Como ya se señaló en otro lugar79, la determinación del fin
del préstamo constituye un presupuesto necesario para la existencia de vinculación
contractual. A esta circunstancia se refiere el legislador en el artículo 15.1 a)
LCCon, cuando establece que el consumidor celebra el contrato de concesión de
crédito «para la adquisición de los bienes o servicios». Ello no significa que sea
necesaria la inclusión en el documento contractual de una cláusula en la que
consta el fin del préstamo. Aunque en muchos casos existirá una cláusula de este
tipo, su inserción en el contrato no es obligatoria. Sin embargo, y a falta de cláu-
sula, el prestamista podrá deducir la finalidad del préstamo de las circunstancias
en que se celebra el contrato crediticio, esto es, de los propios hechos que determi-
nan la colaboración planificada entre prestamista y vendedor.
En conclusión, es necesario que el préstamo sea destinado a la financiación
del precio de la compraventa (pero no es obligatoria una cláusula contractual en
este sentido), aunque no porque lo imponga el artículo 14.2 LCCon, sino porque
así se requiere para la propia existencia de vinculación contractual entre los contra-
tos de compraventa y préstamo.
79. V. el Capítulo 4, apartado V.C.5.
393
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
C. La propagación de la ineficacia al contrato crediticio en supuestos distintos a
los regulados en el artículo 14.2 LCCon.
El artículo 14.2 LCCon contempla la posibilidad de que la ineficacia del con-
trato de compraventa pueda dar lugar a la ineficacia del contrato crediticio. Sin
embargo, la aplicación de este precepto queda supeditada a la concurrencia del
supuesto de hecho en él diseñado: la existencia de una compraventa financiada en
la que concurran las circunstancias previstas en las letras a), b) y c) del artículo
15.1 LCCon. Debe destacarse especialmente la exigencia contenida en la letra b),
que exige la presencia de un acuerdo previo entre prestamista y vendedor, «concer-
tado en exclusiva, en virtud del cual aquél ofrecerá crédito a los clientes del provee-
dor para la adquisición de los bienes o servicios de éste».
El hecho de que el legislador haya regulado el supuesto de hecho del artículo
14.2 de un modo tan restrictivo no impide que puedan existir otros tipos de com-
praventa financiada en los que, de conformidad con las normas generales del dere-
cho de los contratos, la ineficacia de la compraventa ha de afectar al préstamo 80 .
Por eso, hay que analizar en qué compraventas financiadas, además de las com-
prendidas en el artículo 14.2 LCCon, es posible esta propagación de la ineficacia.
A mi juicio, es innegable que así sucede en los que hemos denominado contra-
tos vinculados «al margen de» la LCCon. Se trata de aquellas compraventas finan-
ciadas en las que se satisfacen todos los requisitos contenidos en las letras a), b) y
c) del artículo 15.1, salvo el relativo a la necesidad de que el vendedor colabore
únicamente con ese prestamista (colaboración «ex» exclusiva). Por lo tanto, el con-
sumidor celebra el contrato crediticio debido a la colaboración planificada exis-
tente entre prestamista y vendedor. En este caso hay conexión funcional entre los
dos contratos, porque el hecho decisivo de esta vinculación contractual viene dado
por la obtención del préstamo en virtud de la colaboración planificada81. El mismo
fundamento causal que permite que, en los contratos vinculados definidos en las
letras a), b) y c) del artículo 15.1 LCCon, la ineficacia de la compraventa determine
la ineficacia del préstamo, es aplicable igualmente a los contratos vinculados al
margen de la LCCon. En efecto, en los dos supuestos la eficacia del contrato de
compraventa entra a formar parte de la causa del contrato de préstamo, por lo que
si aquél deviene ineficaz, se produce en éste una desaparición sobrevenida de la
causa. El hecho de que en un caso (contratos vinculados regulados en la LCCon)
el vendedor colabore únicamente con un prestamista, mientras que en el otro
mantenga relaciones de colaboración con varias entidades de financiación, en nada
afecta a la existencia de conexión causal.
80. La regulación contenida en el art. 14.2 n o es excluyeme (GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al
consumo..., c i t , pg. 102).
81. Buena parte de la doctrina española ha destacado que la colaboración planificada (y n o la
colaboración del vendedor con un único prestamista) es el fundamento de la vinculación
contractual. En este sentido, FERNÁNDEZ LÓPEZ, J. M.: «Contratos vinculados...», cit., pg. 247; J.
ALFARO AGUILA-REAL: «Observaciones críticas...», cit., pg. 1047, y en voz «Crédito al consumo»,
en Enáclopedia Jurídica Básica, cit., pg. 1798; MUÑOZ CERVERA, M.: «Ley 7/1995, de 23 de
marzo...», cit., pg. 210; VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», c i t , pg. 617.
394
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
Esta interpretación viene abalada por la propia actividad del legislador, en
leyes posteriores. Efectivamente, después de la publicación de la Ley 7/1995, de
crédito al consumo, han aparecido otras leyes en las que también se reconoce la
propagación de la ineficacia del contrato de compraventa al de préstamo. Sin em-
bargo, a diferencia de lo que sucede en la LCCon, la ineficacia del contrato de
préstamo ya no va a quedar supeditada a la existencia de un acuerdo en exclusiva
entre prestamista y vendedor. Me refiero a la venta a distancia financiada por un
tercero (art. 44.1, párr. 2 LOCM), a la venta a plazos financiada por un tercero
(art. 9.2, párr. 2 LVPBM/1998), y a la adquisición de un derecho de aprovecha-
miento por turno de bienes muebles financiada por un tercero (art. 12, párr. 1 de
la Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre derechos de aprovechamiento por turno
de bienes inmuebles de uso turístico y normas tributarias). En los dos primeros
supuestos el consumidor tiene reconocido el derecho a desistir del contrato de
compraventa, lo que le autoriza igualmente a resolver el contrato de préstamo, por
sobrevenida desaparición de la base del negocio 82 . En el tercero, si el consumidor
desiste del contrato de adquisición del derecho de aprovechamiento por turno en
los términos del artículo 10.1, o si lo resuelve por las circunstancias citadas en el
artículo 10.2, podrá resolver el contrato de préstamo. En ninguna de estas tres
hipótesis existe un acuerdo de exclusiva y, sin embargo, la extinción del contrato
de compraventa faculta al consumidor para provocar la extinción del contrato cre-
diticio83. De ello se deduce que la razón de la propagación de la ineficacia al prés-
tamo no se encuentra en ningún tipo de pacto entre vendedor y prestamista, ni en
el hecho de que el vendedor colabore con uno o varios financiadores, sino en la
conexión funcional existente entre los dos contratos, en la teoría de la causa.
Además, existen otros casos en los que, aun no existiendo vinculación contrac-
tual entre ambos contratos (ni la regulada en la LCCon, ni «al margen de» la
LCCon), pues no hay colaboración planificada entre prestamista y vendedor, la
ineficacia de la compraventa puede afectar al contrato crediticio. Así sucede
cuando el destino final del crédito constituye un elemento esencial para presta-
mista y consumidor, constando expresamente en el contrato, de modo que la finali-
dad deja de ser un simple - e irrelevante- motivo para convertirse en causa concreta
del contrato. Se trata de una modalidad especial de contrato crediticio, que pode-
mos denominar contrato de financiación, caracterizada por la vinculación del cré-
dito a una concreta finalidad84. En estos casos, y en la medida en que el destino
82. Que éste es el motivo, lo afirman BERCOVITZ, R.: «Comentario al art. 44», en BERCOVITZ, R./J.
LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 723; PASCUAU
LIAÑO, M.: «Comentario al art. 44», en PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios* a la Ley de
Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 346; MARÍN LÓPEZ, J. J.: «La venta a distancia», en
AA W : Nueva ordenación del comercio minorista en España, cit., pg. 169.
83. Tampoco se exige ningún acuerdo en exclusiva entre proveedor y financiador en el art. 4.4
de la Propuesta de Directiva relativa a la comercialización a distancia de servicios financieros
destinados a los consumidores (DOC 385, de 11 diciembre 1998). Este precepto autoriza al
consumidor para «rescindir» el contrato de crédito cuando ha ejercitado el derecho de retrac-
tación del contrato relativo a servicios financieros celebrado a distancia.
84. Sobre el particular, v. GARCÍA-CRI CES GONZÁLEZ, J. A.: «Contratación bancada y consumo», cit.,
pg. 307. Señala este autor que no se trata de afirmar u n a nueva categoría contractual, sino de
395
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
del préstamo forma parte de la causa del contrato crediticio, la ineficacia del con-
trato de compraventa podrá influir en el contrato de financiación85.
VIL CONSECUENCIAS JURÍDICAS: LA «INEFICACIA» DEL CONTRATO DE
CRÉDITO
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 14.2 LCCon, la ineficacia del
contrato de compraventa «determinará también la ineficacia» del contrato de prés-
tamo, «con los efectos previstos en el artículo 9». Consiguientemente, el estudio
de las consecuencias jurídicas ha de abordar, por una parte, qué ha de entenderse
por «ineficacia» del contrato de préstamo y el modo en que puede exigirse esta
ineficacia, y por otra parte, el particular modo en que se producirá la liquidación
de los dos negocios jurídicos.
A. El tipo de ineficacia del contrato crediticio.
Ya se ha destacado que el legislador no utiliza el término «ineficacia» en sen-
tido técnico, sino como simple ausencia de los efectos típicos que provocaría el
exacto cumplimiento del contrato. La ineficacia del contrato de compraventa dará
lugar a la ineficacia del contrato de crédito. Ahora bien, ¿qué tipo de ineficacia es
la que afecta al contrato crediticio?
El legislador francés resuelve expresamente esta cuestión, al establecer que «el
contrato de crédito será resuelto o anulado... cuando el contrato de consumo... sea
judicialmente declarado resuelto o nulo» (art. L. 331-21, párr. 1, frase 2 CConsom).
En consecuencia, la nulidad del contrato de compraventa dará lugar a la nulidad
del contrato de préstamo, en tanto que la resolución de aquél provocará la resolu-
ción de éste. Este mismo esquema parece haber sido seguido por algún autor espa-
ñol, como ALFARO AGUILA-RFAL, quien sostiene que «en el supuesto de que el con-
trato de compraventa resulte nulo, la nulidad se extiende al contrato crediticio»86 .
En principio, podría pensarse que la solución más acertada es decretar la nuli-
dad del contrato de préstamo, por falta de causa. En efecto, en la compraventa
la adaptación de un a categoría -contratos de crédito- a concretas necesidades prácticas. Aun-
que es prácticamente desconocida en el panorama doctrinal español, esta figura ha sido objeto
de un gran predicamento en Italia, donde numerosos autores h a n analizado en profundidad
«il contratto di finanziamento», «il mutuo di scopo», y la «clausola di destinazione».
85. BERCOVITZ, R.: «Comentario al art. 44», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las
leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 723, lo admite expresamente para las ventas a
distancia. Sostiene que «la inexistencia de semejante requisito (previo acuerdo entre financia-
dor y vendedor) no permite extender la regla del art. 44.1, párr. 2, a todo préstamo o contrato
de crédito con tercero utilizado por el comprador para el pago del precio. Puesto que se trata
de un supuesto de desaparición sobrevenida de la base del negocio o de la causa concreta del
contrato, es preciso que previamente esa finalidad figurase como tal expresa o tácitamente en
el momento de celebración del contrato de crédito». Es obvio que esta regla debe generali-
zarse, aplicándola a cualquier tipo de contrato de financiación, y n o sólo al relacionado con
la venta a distancia.
86. En voz «Crédito al consumo», en Enciclopedia Jurídica Básica, cit., pg. 1798.
396
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influenáa en el contrato crediticio
financiada, entra a formar parte de causa del contrato de préstamo, no sólo «la
prestación o promesa de una cosa o servicio por la otra parte» (art. 1274 CC), sino
también la existencia y eficacia del contrato de compraventa, en tanto que motivo
causalizado. Por lo tanto, el negocio jurídico crediticio queda sin causa cuando se
produce la ineficacia del contrato de compraventa. La inexistencia de causa oca-
siona la nulidad del contrato («los contratos no producen efecto alguno», dice el
art. 1275 CC), con la consiguiente obligación de restituirse las cosas objeto del
contrato (art. 1303 CC). Sin embargo, esta interpretación no es del todo acertada,
ya que la validez o nulidad de un contrato ha de determinarse en el momento de
la perfección del mismo, y en ese instante concurren los requisitos esenciales de la
existencia del contrato (consentimiento, objeto y causa, según el art. 1261 CC); de
ahí que el contrato de préstamo se perfeccione sin ningún problema y comience
a producir sus efectos. Lo que sucede es que posteriormente ese contrato deja de
tener una causa, al devenir ineficaz el contrato de compraventa. Se produce de
este modo una «falta sobrevenida de la causa», cuestión que, a pesar de su lógico
enlace con problemas causales, debe ser analizada en relación a la figura de la
resolución contractual 87 . Por tanto, la desaparición del contrato de compraventa
da lugar a una pérdida sobrevenida de la base del contrato crediticio, a una supre-
sión de la base del negocio, quedando en consecuencia el consumidor autorizado
para resolver este contrato 88 .
En consecuencia, la ineficacia de la compraventa permite la resolución del
contrato de préstamo 89 . Alguna sentencia de nuestra jurisprudencia menor se ha
manifestado también en este sentido 90 . De hecho, el legislador ha admitido expre-
87. Tal y como señala DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., I, pg. 242. Recuérdese q u e la causa del
contrato debe existir n o sólo al tiempo de la perfección del mismo, sino que «también se
precisa que subsista durante la vida del convenio, hasta su total cumplimiento» (STS de 11 de
junio de 1992 [RJ 1992, 5124]).
88. PASCUAU LIAÑO, M.: «Comentario al arL 44», en PINAR, J. L . / E . BF.LTRÁN (dir.): Comentarios a la
Ley de Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 346, señala que la desaparición sobrevenida
del contrato de préstamo n o es causa de nulidad contractual, «pues al tiempo de su celebra-
ción n o existe irregularidad alguna», sino de resolución. En el mismo sentido, BERCOVITZ, R.:
«Comentario al art. 44», e n BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación
del comeráo minorista, cit., pg. 723. También, MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Prácticas comerciales...», cit.,
pg. 175: «No se trata de nulidad contractual, ni tampoco de anulabilidad. El contrato de
crédito es en principio perfectamente válido..., y por tanto n o susceptible de anulación». Sin
embargo, en otro lugar, sostiene este autor que «el término "resolución" está incorrectamente
utilizado por el legislador: más que resolución, lo que en realidad sucede es que el contrato
de crédito deviene sobrevenidamente ineficaz por desaparición de su base causal» («La venta
a distancia», en AA W : Nueva ordenación del comercio minorista..., cit., pg. 169). En mi opinión,
no se produce u n uso inapropiado del término «resolución», sino más bien al contrario: el
consumidor puede resolver el contrato de préstamo debido a que éste ha perdido sobrevenida-
mente su causa.
89. Incluso aquellos autores, como GAVIDIA SÁNCHEZ, que entienden que el art. 14.2 establece u na
condición resolutoria del préstamo, llegan a la misma conclusión. Pues el cumplimiento de la
condición da lugar a la resolución del contrato crediticio. También hablan de resolución del
contrato de préstamo, GORGOM, M.: // crédito al consumo, cit., pg. 204; MAFFEIS, D.: «La risolu-
zione e il recesso...», cit., pg. 816.
90. Así, la SAP de Granada, de 22 octubre 1994 (AC 1994, 2424), que establece que «la resolución
del contrato de compraventa... necesariamente tiene que repercutir en el préstamo, en el
sentido de que también está resuelto» (F. l s ) .
397
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
sámente en otros supuestos de vinculación contractual que el contrato de préstamo
puede ser extinguido mediante la acción resolutoria. Así, en materia de ventas a
distancia, el desistimiento de la compraventa implicará la «resolución» del contrato
de préstamo (art. 44.1, párr. 2 LOCM) 01 ; en sede de venta a plazos, el desistimiento
de este contrato provocará que se dé «por resuelto» el contrato de financiación
(art. 9.2, párr. 2 LVPBM/1998); por otra parte, los préstamos concedidos al adqui-
rente de un derecho de aprovechamiento por turno «quedarán resueltos» cuando
éste desista o resuelva el contrato de adquisición del derecho de aprovechamiento
por turno (art. 12, párr. 1 de la Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre derechos
de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles de uso turístico y normas tribu-
tarias). De esta línea se desmarca, a mi juicio erróneamente, el artículo 4.4 de la
Propuesta de Directiva relativa a la comercialización a distancia de servicios finan-
cieros destinados a los consumidores 92 , en cuanto que establece que, una vez ejerci-
tado el derecho de retractación en relación al contrato a distancia, «se rescindirá»
el contrato de crédito 93 .
En conclusión, si la compraventa se resuelve, también podrá resolverse el con-
trato crediticio, por desaparición sobrevenida d e j a causa (supresión de la base del
negocio). Si el contrato de compraventa se anula, es posible igualmente la resolu-
ción (y no anulación) del préstamo, por el mismo motivo, esto es, desaparición
sobrevenida de la causa. E igual sucede en caso de desistimiento; si el consumidor
desiste del contrato de compraventa, podrá resolver el contrato de crédito. Esta
opinión ha sido defendida incluso por parte de la doctrina francesa, a pesar de
que el CConsom establece expresamente lo contrario 94 .
B. El ejercicio del derecho a resolver el contrato crediticio.
En el derecho francés, para que la nulidad o resolución del contrato de com-
praventa afecte al contrato de préstamo es necesario que la nulidad o resolución
de la compraventa sea judicial, esto es, decretada por un juez, y que en ese proceso
91. También se refiere a la resolución del contrato de crédito la Directiva 9 7 / 7 / C E , de 20 de
mayo, relativa a la protección de los consumidores en materia de contratos a distancia. Se
modifica, afortunadamente, el texto de la Propuesta de Directiva de 7 de octubre de 1993
(DOC 308, de 15 de noviembre), que utilizaba el término «anulación». Una crítica sobre la
imprecisión del término anulación, en MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Prácticas comerciales...», cit., pg.
92. Publicada en DOC 385, de 11 de diciembre de 1998.
93. En la Exposición de Motivos de la Propuesta de Directiva que presenta la Comisión [COM
(1998) 468 final], se afirma que esta disposición es similar a la contenida en el art. 6.4 de la
Directiva 9 7 / 7 / C E . Y este último precepto no se refiere a rescisión del contrato crediticio,
sino a resolución. En consecuencia, la utilización del término «rescisión» en el art. 4.4 de la
Propuesta de Directiva debe entenderse como un error del legislador comunitario, que debido
a la disparicidad terminológica existente entre los distintos Estados miembros utiliza en mu-
chas ocasiones una terminología inexacta.
94. En este sentido, H. SYNVET sostiene que la nulidad es la sanción prevista para un vicio que se
produce en la formación del contrato. Pero el contrato crediticio no ha sufrido ningún vicio
en la fase de su formación. Lo que sucede, más bien, es que la nulidad de la compraventa
permite que se pueda resolver el préstamo, por falta sobrevenida de causa («Les relations de
dépendance...», cit., pgs. 379 y ss., Nr. 63 y 64).
398
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
que dirimen consumidor y vendedor intervenga también el prestamista. Cuando
así sucede, la nulidad o resolución de la compraventa provocará la nulidad o resolu-
ción «de pleno derecho» del contrato de préstamo. En consecuencia, existe un
único proceso en el que intervienen los tres sujetos, que concluirá con la declara-
ción judicial de ineficacia de los dos negocios jurídicos.
Semejantes consideraciones no resultan plenamente válidas para el derecho
español. Efectivamente, en nuestro derecho no es obligatoria la celebración de un
único proceso, en el que intervienen las tres partes implicadas. No obstante, lo
habitual es que, si es el consumidor el que pretende obtener la ineficacia del con-
trato de compraventa, interponga demanda contra vendedor y prestamista (litis-
consorcio voluntario), solicitando la nulidad o resolución de la compraventa, y la
resolución del contrato crediticio (acumulación de acciones). De este modo consi-
gue el consumidor una mejor defensa de sus intereses, al mismo tiempo que ob-
tiene importantes ventajas por razones de economía procesal. Sin embargo, es posi-
ble que sólo se solicite la ineficacia de la compraventa, bien porque el solicitante
de la misma es el vendedor (por ejemplo, debido a la nulidad o anulabilidad del
contrato), bien porque aun siendo el consumidor, no pida también la ineficacia
del contrato crediticio. En tal caso, una vez obtenida la ineficacia del contrato de
compraventa, el consumidor podrá ejercitar el derecho reconocido en el artículo
14.2 LCCon, y resolver el contrato de préstamo.
De la expresión utilizada en el precepto («determinará») puede deducirse
que la ineficacia de la compraventa provoca la resolución automática del contrato
crediticio. Una vez extinguido el contrato de compraventa, se extinguirá igual-
mente el contrato de crédito. No constituye ésta una solución aislada en nuestro
ordenamiento jurídico. También en otras leyes el legislador parece inclinarse por
la ineficacia automática del contrato de crédito tras la desaparición del contrato
de compraventa con el que él está vinculado. Así, en el ámbito de la venta a distan-
cia, el desistimiento del contrato de compraventa «implicará» la resolución del
préstamo (art. 44.1, párr. 2 LOCM) 95 ; en la venta a plazos, tras el desistimiento de
este contrato «se dará por resuelto» el contrato de financiación (art. 9.2, párr. 2
LVPBM/1998); o en sede de derechos de aprovechamiento por turno de bienes
inmuebles, donde los préstamos «quedarán resueltos» cuando el adquirente del
derecho de aprovechamiento por turno desista o resuelta el contrato de adquisi-
ción de ese derecho (art. 12, párr. 1 de la Ley 42/1998, de 15 de diciembre, sobre
derechos de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles de uso turístico y
normas tributarias). Esta interpretación es, a mi juicio, desacertada. La resolución
del contrato de crédito no tiene lugar de manera automática. Más bien, sucede
que el consumidor puede obtener la resolución de este contrato. No se trata de un
95. En igual sentido, el art. 6.4 de la Directiva 9 7 / 7 / C E , de 20 de mayo, relativa a la protección
de los consumidores en materia de contratos a distancia: el contrato crediticio «quedará re-
suelto» sin penalización para el consumidor, y el art. 4.4 de la Propuesta de Directiva relativa
a la comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores (DOC
385, de 11 diciembre 1998): el contrato de crédito «se rescindirá» sin penalización para el
consumidor.
399
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
efecto automático, sino de un derecho que el consumidor puede ejercitar, si así lo
desea. Por eso, a pesar de la imperatividad en que parece moverse el legislador de
la LVPBM/1998, la ineficacia del contrato de préstamo no es automática, sino que
tendrá que ser solicitada por el consumidor 90 . En definitiva, el consumidor queda
legitimado para resolver este contrato, si así lo desea, por desaparición sobrevenida
de su causa97.
Si bien lo normal es que el consumidor solicite la ineficacia de los dos negocios
jurídicos, demandando conjuntamente a prestamista y vendedor, es posible que
ambas pretensiones estén separadas temporalmente. Conviene analizar por sepa-
rado estas dos hipótesis:
1) El consumidor puede pretender únicamente la ineficacia de la compra-
venta. La ineficacia de este contrato puede conseguirse judicial o extrajudicial-
mente. El consumidor puede resolver extrajudicialmente el contrato de compra-
venta; pero si el vendedor se niega a cumplir voluntariamente las obligaciones
liquidatorias que derivan de esta resolución, el consumidor tendrá que exigírselo
judicialmente. En cambio, si pretende anular o rescindir la compraventa, tendrá
que interponer la correspondiente acción judicial. En cualquier caso, no creo que
en el proceso que dirimen consumidor y vendedor pueda impedirse la intervención
del prestamista. Este tiene un interés jurídico, legítimo y directo en el resultado de
ese proceso, porque la sentencia que se dicte puede afectar al prestamista de modo
reflejo, de manera que la sentencia, como hecho jurídico, pueda integrar un su-
puesto de hecho del que se deriven consecuencias perjudiciales para él (circunstan-
cia ésta que legitima la intervención del tercero, según M. A. FERNÁNDEZ)98. Y ello
porque el artículo 14.2 LCCon autoriza al consumidor a resolver el contrato crediti-
cio, tras la ineficacia de la compraventa. Por eso debe admitirse la intervención
del prestamista en ese proceso, si él así lo solicita, mediante el mecanismo de la
intervención voluntaria adhesiva.
Una vez obtenida la ineficacia del contrato de compraventa, el consumidor
podrá ejercitar el derecho reconocido en el artículo 14.2 LCCon, y resolver el
96. En el mismo sentido, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 103: «No creo que tal
resolución se produzca automática e inexorablemente... La ineficacia del contrato de consumo
determinará la del de préstamo, si así lo decide el consumidor, sujeto protegido por esta
norma, de forma que no sería apreciable de oficio». De la misma opinión, en materia de
venta a distancia, PASCLAU LIAÑO, M.: «Comentario al art. 44», en PINAR, J. L . / E . BELTRÁN (dir.):
Comentarios a la Ley de Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 346; BERCOVITZ, R.: «Comenta-
rio al art. 44», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del
comeráo minorista, cit., pg. 723.
97. Obsérvese que también en el derecho francés se alude a la ineficacia «de pleno derecho» del
préstamo. En este caso, la referencia a la producción automática de los efectos en el contrato
de préstamo puede tener sentido, porque en el proceso que ventilan consumidor y vendedor
ha intervenido también (porque lo exige la ley) el prestamista, lo que indica que se quiere
anular o resolver el contrato de préstamo. Por eso, si el consumidor pretende la resolución
de la compraventa y demand a también al prestamista, es porque quiere resolver igualmente
el contrato de préstamo. En España, sin embargo, la situación es diferente, puesto que en
el proceso que enfrenta a consumidor y vendedor n o ha de intervenir necesariamente el
prestamista.
98. En D E LA OLIVA, A./M. A. FERNÁNDEZ: Derecho Procesal Civil..., c i t , vol. I, pgs. 481 y 482.
400
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
contrato de préstamo. El ejercicio del derecho de resolución del contrato de prés-
tamo puede producirse, como es regla común con este derecho, de manera extraju-
dicial o judicial. Si se ejercita extrajudicialmente, pero el prestamista discute acerca
de su viabilidad o se niega a cumplir las obligaciones liquidatorias, el consumidor
tendrá que acudir a la vía judicial, para que se declare en sentencia que la resolu-
ción extrajudicial estaba bien hecha. En cualquier caso, y en relación a si es necesa-
ria la presencia del vendedor en ese proceso iniciado por el consumidor contra
el financiador, conviene hacer una distinción. En primer lugar, si el contrato de
compraventa no ha sido judicialmente declarado ineficaz (lo que sucede en el
supuesto de resolución extrajudicial), el prestamista puede oponerse a la acción
judicial ejercitada por el consumidor mediante el recurso a la excepción de litiscon-
sorcio pasivo necesario. En segundo lugar, si la compraventa ya ha sido declarada
ineficaz por los tribunales, el prestamista no podrá oponer la excepción de litiscon-
sorcio pasivo necesario, pero la decisión judicialmente acordada en torno a la inefi-
cacia de la compraventa no es para él cosa juzgada, puesto que no intervino en ese
proceso.
2) Lo habitual, en cambio, es que el consumidor demande conjuntamente a
vendedor y prestamista, solicitando la ineficacia del contrato de compraventa y la
resolución del contrato crediticio. La admisión por el tribunal de la ineficacia de
la compraventa es condición indispensable para poder resolver el contrato de prés-
tamo. Lógicamente, si se desestima la pretensión del consumidor en relación al
contrato de compraventa, que por tanto, no es declarado nulo o resuelto por los
tribunales, también hay que desestimar necesariamente la resolución del préstamo.
Una vez decretada judicialmente la ineficacia del contrato de compraventa, el
prestamista no puede evitar la resolución del contrato de préstamo, si así lo solicita
el consumidor. Como ambos contratos están vinculados, la ineficacia de uno de
ellos -compraventa- faculta al consumidor para resolver el otro -préstamo-, sin
que el prestamista pueda evitarlo. El prestamista dispone de un solo mecanismo
para eludir la resolución del préstamo: alegando (y en su caso, probando) que los
dos contratos no están vinculados. En efecto, únicamente en la hipótesis de que el
contrato de crédito no esté vinculado a la compraventa puede evitarse la resolución
del contrato crediticio. La resolución del contrato de préstamo tendrá lugar
cuando los dos negocios jurídicos estén vinculados entre sí, tanto si se trata de
contratos vinculados de la LCCon, como si son dos contratos vinculados «al mar-
gen» de la LCCon. La solicitud de resolución del consumidor será atendida cuando
aporte pruebas, o indicios de prueba, de la colaboración planificada existente entre
prestamista y vendedor, para facilitar a los consumidores, y concretamente a él, la
obtención de créditos para poder adquirir bienes de consumo. Si el consumidor
no aporta estas pruebas o indicios de colaboración planificada, o si el prestamista
aporta contrapruebas que destruyen estos indicios, la pretensión de resolución será
desestimada. Obsérvese que aunque el pacto previo existente entre prestamista y
vendedor no tenga el carácter de exclusiva, el prestamista no puede impedir la
resolución del contrato de préstamo por esta circunstancia. La resolución del con-
401
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
trato d e p r é s t a m o es posible también e n los c o n t r a t o s vinculados «al m a r g e n » d e
la LCCon 9 9 .
La resolución del c o n t r a t o crediticio n o sólo implica la restitución d e las pres-
taciones ya realizadas, sino q u e s u p o n e t a m b i é n la liberación respecto a las obliga-
ciones p e n d i e n t e s d e pago, esto es, el c o n s u m i d o r n o está ya obligado a a b o n a r al
prestamista, e n las fechas previstas, los plazos d e amortización. En consecuencia,
d e s d e q u e el c o n s u m i d o r i n t e r p o n e la d e m a n d a c o n t r a v e n d e d o r y prestamista, e n
la q u e solicita q u e se declare resuelto el c o n t r a t o d e p r é s t a m o , está legitimado p a r a
s u s p e n d e r el pag o d e los plazos d e amortización. La suspensión d e los pagos al
prestamista n o se funda e n el artículo 15 L C C o n , sino q u e e n c u e n t r a su funda-
m e n t o e n el artículo 14.2 LCCon. La resolución del c o n t r a t o d e c r é d i t o provoca la
extinción d e las obligaciones p e n d i e n t e s d e p a g o , la liberación del d e u d o r . En
n u e s t r o caso, el prestamista n o tiene d e r e c h o d e c r é d i t o frente al c o n s u m i d o r , p o r
lo q u e éste p u e d e p o r ello o p o n e r s e al p a g o .
Esto tiene gran i m p o r t a n c ia a la h o r a d e analizar la viabilidad del juicio ejecu-
tivo q u e , en su caso, inicie el prestamista c o n t r a el c o n s u m i d o r a n t e el i m p a g o d e
los plazos d e amortización. En efecto, si el prestamista d i s p o n e d e título ejecutivo,
y p r e s e n t a u n a d e m a n d a ejecutiva, iniciando d e este m o d o el j u i c i o ejecutivo ordi-
n a r i o d e los artículos 1429 y ss. LECiv, el c o n s u m i d o r va a p o d e r o p o n e r s e a l e g a n d o
la n u l i d ad d e la obligación c o n t e n i d a e n el título (art. 1467.1 2 LECiv), expresión
ésta q u e h a sido i n t e r p r e t a d a p o r la d o c t r i n a c o n g r a n amplitud 1 0 0 . C o m o el con-
trato crediticio es ineficaz, el prestamista ya n o tiene el d e r e c h o a c o b r a r los plazos
d e amortización.
VIII. LA LIQUIDACIÓN CONTRACTUAL. REMISIÓN AL ARTICULO
LCCON Y ANÁLISIS DE ESTE PRECEPTO
Dispone el artículo 14.2 L C C o n q u e la ineficacia del c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a
d e t e r m i n a r á la ineficacia del c o n t r a t o d e p r é s t a m o , «con los efectos previstos e n el
artículo 9». Se hace necesario, p o r t a n t o , analizar e n p r i m e r lugar el artículo 9
L C C o n , p a r a p o d e r d e s p u és estudiar d e q u é m o d o afecta este p r e c e p t o a la liquida-
ción d e los dos contratos e n la c o m p r a v e n t a financiada.
El artículo 9 constituye «una d e las piezas clave d e esta Ley» 101 , p o r c u a n t o
q u e establece las reglas p o r las q u e h a d e regirse la liquidación d e las relaciones
contractuales derivadas del crédit o al consumo 1 0 2 . Antes d e c o m e n z a r a analizar
este artículo, conviene r e p r o d u c i r su c o n t e n i d o :
99. Lo decisivo para poder resolver el contrato no es la exclusividad del acuerdo previo, sino la
efectiva colaboración planificada entre prestamista y vendedor. Existiendo esta colaboración,
el prestamista no puede apoyarse en la ausencia de la exclusividad para evitar la resolución
del contrato de crédito.
100. Por todos, FERNÁNDEZ, M. A.: Lecciones de Derecho Procesal, cit..., IV, pg. 50.
101. GARCÍA MAS, F. J.: «Breve análisis...», cit., pg. 2190.
102. A pesar de su importancia, hasta la fecha sólo han analizado con cierto detenimiento este
precepto VERBERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones contractuales derivadas de crédito
402
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
Artículo 9. Liquidaciones a realizar por la ineficacia o resolución del contrato de adquisi-
ción.
En caso de créditos concedidos para la adquisición de bienes determinados,
cuando el prestamista recupere el bien como consecuencia de la nulidad o la resolu-
ción de los contratos de adquisición o financiación de dichos bienes, las partes debe-
rán restituirse recíprocamente las prestaciones realizadas. En todo caso, el empresario
o el prestamista a quien no sea imputable la nulidad del contrato tendrá derecho a
deducir:
a) El 10 por 100 del importe de los plazos pagados en concepto de indemniza-
ción por la tenencia de las cosas por el comprador.
b) Una cantidad igual al desembolso inicial por la depreciación comercial del
objeto. Cuando esta cantidad sea superior a la quinta parte del precio de venta, la
deducción se reducirá a esta última.
Por el deterioro de la cosa vendida, si lo hubiere, podrá exigir el vendedor, ade-
más, la indemnización que en derecho proceda.
La p r i m e r a impresión q u e provoca la lectura d e t e n i d a d e este p r e c e p t o es su
similitud c o n el artículo 11 d e la d e r o g a d a Ley 5 0 / 1 9 6 5 y c o n el actual artículo 10
L V P B M / 1 9 9 8 . T a m b i é n llama la a t e n c i ó n su difícil c o m p r e n s i ó n , p r o d u c t o d e u n a
elaboración p o c o m e d i t a d a y d e u n a considerable falta d e rigor y precisión en la
utilización d e los t é r m i n o s e m p l e a d o s p a r a describir su s u p u e s t o d e h e c h o y sus
consecuencias jurídicas 1 0 3 .
Son varios los «defectos» q u e a p r i m e r a vista p u e d e n observarse. En p r i m e r
lugar, d e la rúbrica del p r e c e p t o se d e d u c e q u e son objeto d e regulació n las obliga-
ciones liquidatorias q u e resultan d e la ineficacia y resolución del c o n t r a t o d e adqui-
sición. Resulta llamativo q u e c o n s i d e r e c o m o cuestiones diferentes la ineficacia y
la resolución, c u a n d o la d o c t r i n a califica la resolución c o m o u n o d e los supuestos
9
típicos d e ineficacia - s o b r e v e n i d a - del c o n t r a t o . El c o n t e n i d o del artículo n o a l u d e
a «ineficacia y resolución», sino a «nulidad o resolución» e n la p r i m e r a p a r t e y sólo
a «nulidad» e n la s e g u n d a p a r t e . A d e m á s, e n la rúbrica se h a b l a ú n i c a m e n t e d e
«contrato d e adquisición», m i e n t r a s q u e el supuest o d e h e c h o d i s e ñ a d o e n su con-
t e n i d o es distinto. Así, e n la p r i m e r a p a r t e , relativa a la restitución d e las prestacio-
nes, se a l u d e a la n u l i d a d o resolución d e los «contratos d e adquisición o financia-
ción». E n c a m b i o , la s e g u n d a p a r t e va referida al supuesto d e n u l i d a d del
«contrato», sin especificar si se refiere al c o n t r a t o d e adquisición o financiación,
c o m o e n la p r i m e r a parte, o sólo al c o n t r a t o d e adquisición, c o m o la rúbrica del
p r e c e p t o . T a m p o c o precisa c o n la d e b i d a claridad q u i é n e s son los sujetos q u e ,
a d e m á s del c o n s u m i d o r , interviene n e n estas relaciones. Así, se refiere al «presta-
mista» e n c u a n t o a la p e r s o n a q u e d e b e r e c u p e r a r el bien, al «empresario o presta-
mista» e n relación a la p e r s o n a q u e p u e d e d e d u c i r ciertas cantidades, y al «vende-
dor» p a r a definir la p e r s o n a q u e p u e d e exigir i n d e m n i z a c i ó n p o r el d e t e r i o r o d e
la cosa vendida.
al consumo: notas sobre el art. 9 LCCon», ADC, 1996, II, pgs. 607 y ss., y en menor medida,
GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit, pgs. 108 y ss.
103. Igualmente crítico, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 109.
403
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
A. El artículo 7 de la Directiva 87/102/CEE. Finalidad de este precepto.
El entendimiento del artículo 9 LCCon sólo puede alcanzarse después de ana-
lizar el artículo 7 de la Directiva 87/102/CEE, que es la disposición que el artículo
9 LCCon pretende incorporar al ordenamiento jurídico español 104 . Dispone el ci-
tado artículo 7 que «en el caso de créditos concedidos para la adquisición de bie-
nes, los Estados miembros deberán establecer las condiciones en virtud de las cua-
les puedan recuperarse dichos bienes, en particular cuando el consumidor no haya
dado su consentimiento. Garantizarán, además, que cuando el acreedor recupere
la posesión de los bienes, la liquidación entre las partes se efectúe de tal forma
que la recuperación de dichos bienes no ocasione un enriquecimiento injusto»105.
A pesar de que la Comisión ha entendido que el valor normativo de este precepto
es muy escaso, debido a la gran capacidad de actuación que deja a cada Estado
miembro 106 , lo cierto es que la Directiva prohibe que la recuperación del bien por
el prestamista de lugar a un enriquecimiento injusto para éste, en perjuicio del
consumidor.
104. VÉRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1146. En contra, DÍAZ AIARART, S.: «Financia-
ción del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 19, quien sostiene, extrañamente, q u e «el
art. 9 de la Ley nada tiene que ver con la Directiva».
105. Sobre este artículo, p u e d e n consultarse, entre otros, las aportaciones de AMORÓS DORNA, F. J.:
«La Directiva 87/102/CEE...», cit., pg. 141; CASADO CERVINO, A.: «El crédito al consumo...»,
cit, pg. 519; PASQUAU LIAÑO, M.: «Propuestas para u n a protección jurídica...», cit., pg. 17;
OLRRIERO, G.: «L'inadempimento dell'obbligazione contrattuale...», cit., pg. 133; SCHOLZ, F. J.:
«Schwerpunkte...», cit., pg. 732; EBERHARD SEYDEL, B.: «Die geplante EG-Richlinie zum Verbrau-
cherkredit...», cit., pg. 44; TIDU, A.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg. 731. Téngase en
cuenta que la redacción de este precepto ha variado notablemente en comparación con las
dos Propuestas de Directiva.
El art. 9 de la Propuesta de Directiva de 1979 establece lo siguiente:
«1. II contratto di crédito n o n produce pié effetti a decorrere dal m o m e n t o in cui il credi-
tore, in forma del diritto de proprietá a di un altro diritto su un bene fornito in applicazione
di un contratto di crédito, riacquista il possesso di tale bene.
2. Gli Stati membri stabiliscono le norme necessarie per garantiré che il ricupero del bene
n o n comporti un ingiustificado d a n n o per une delle parti in causa».
Por su parte, el texto del art. 9 de la Propuesta de Directiva de 1984 es el siguiente:
«1. II contratto di crédito afferente a beni n o n produce piú effetti dal m o m e n t o in cui si
verifica la ripresa in possesso di codesti beni in forza di u n dirkto di proprietá o di un altro
diritto.
2. Gli Stati membri stabiliscono le norme necessarie per garantiré che il recupero del bene
o la risoluzione anucipata di un contratto di crédito n o n compoi tino un ingrustificato d a n n o
per u n a delle parti in causa.
3. Se il consumatore ha rimborsato almeno un terzo del prezzo contrattuale del bene, il
creditore non p u ó riacquistarne il possesso in forza del diritto de proprietá o di un altro
diritto, tranne per ordine dell'autoritá giudiziaria.
4. Se il creditore recupera il bene in violazione delle norme emanate in attuazione die
paragrafi 2 e 3, il contratto di crédito si risolve e il consumatore é sciolto da tutti gli obblihghi
che gli derivano dal contratto e ha il diritto di recuperare la totalitá delle somme vérsate al
creditore in forza dello stesso».
106. En el Informe sobre la aplicación de la Directiva 87/102/CEE, presentado por la Comisión, el 11
de mayo de 1995 [COM (95) 117 final], pg. 59, se afirma que «el valor normativo del artículo
7 consiste en poco más que en el de un código de conducta, destinado a garantizar que se
establecen unas condiciones a las que se supedita la eventual recuperación y a garantizar
que, en caso de que se proceda a ella, n o haya lugar a un enriquecimiento injusto».
404
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
La finalidad de la norma es clara. Tradicionalmente solían incluirse en los
contratos de venta a plazos cláusulas que sancionan gravemente al consumidor en
el supuesto de que éste incumpla el contrato. En efecto, era habitual considerar
que el impago de uno solo de los plazos autorizaba al vendedor a instar la resolu-
ción y recuperar el bien vendido 10 '. Además, el consumidor no podría recuperar
las cantidades ya pagadas, que quedarían en poder del vendedor en concepto de
daños y perjuicios. Semejantes consecuencias resultan excesivamente gravosas para
el consumidor, no sólo porque la resolución del contrato -y consiguiente pérdida
de la posesión del bien- puede producirse en supuestos que en verdad no constitu-
yen un incumplimiento esencial del contrato (p.e., impago de un solo plazo), sino
porque las obligaciones liquidatorias no son las que normalmente surgen tras la
resolución contractual (recíproca restitución de las prestaciones), sino que el ven-
dedor las modifica mediante la inclusión de cláusulas que impiden al comprador
recobrar las cantidades pagadas.
El objetivo del artículo 7 es precisamente evitar que el vendedor pueda enri-
quecerse de este modo a costa del consumidor 108 . Por eso, los Estados miembros
deberán establecer en qué casos el prestamista puede recuperar el bien como con-
secuencia de la resolución del contrato por incumplimiento del consumidor; es
decir, tendrán que determinar en qué hipótesis existe incumplimiento esencial del
consumidor que, por tanto, autoriza al vendedor para ejercitar la acción resolutoria
y recuperar el bien 109. También habrá de regularse el modo en que se produce la
liquidación del contrato, estableciendo la obligación del vendedor de restituir to-
das las cantidades recibidas110, salvo aquellas que justificadamente tenga derecho a
conservar. En consecuencia, el artículo 7 de la Directiva pretende evitar un enri-
quecimiento injustificado del prestamista en la hipótesis de incumplimiento del
consumidor 111 .
Semejante necesidad ya la tuvo presente el legislador nacional a la hora de
abordar el establecimiento de una normativa reguladora de la venta a plazos. Efecti-
vamente, el artículo 11 de la Ley 50/1965 dispone que existe incumplimiento del
comprador, y por tanto el vendedor queda autorizado para solicitar la resolución
107. BERCOVITZ, R.: Comentarios..., cit., pg. 218.
108. VÉRGEZ, M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1146.
109. La regulación de las condiciones que autorizan al prestamista a recuperar los bienes es espe-
cialmente necesaria, según la Directiva, «cuando el consumidor no haya dado su consenti-
miento». Como señala CARRIERO, G. (en «L'inadempimento dell'obbligazione contrattuale...»,
cit., pg. 134, y en «Direttiva comunitaria...», cit., pgs. 306 y ss.), n o se alcanza a compreder
qué hipótesis se h a querido regular. No creo que se refiera a la necesidad de un asentimiento
previo del consumidor en relación a la recuperación del bien por el prestamista. Parece más
bien aludir a aquellos casos en los que la pérdida de la posesión del bien por parte del
consumidor tiene lugar a causa de la resolución del contrato, esto es, no por la simple volun-
tad del consumidor.
110. Sin que se produzca la pérdida automática para el consumidor de la parte del precio ya
pagada (cfr. PASQUAU LIAÑO, M.: «Propuestas para una protección jurídica...», cit., pg. 17).
111. Que el art. 7 de la Directiva sólo se refiere a la resolución del contrato tras el incumplimiento
del consumidor, lo reconocen expresamente TIDU, A.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg.
731; CARRIERO, G.: «L'inadempimento dell'obbligazione contrattuale.-..», cit., pg. 134; FE-
RRANDO, G.: «Crédito al consumo: operazione económica unitaria...», cit., pg. 643.
405
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
contractual o declarar vencidos todos los plazos pendientes de pago, cuando deja
de abonar dos plazos o el último de ellos. Esas son las condiciones que deben
concurrir para que el vendedor pueda resolver el contrato y recuperar el bien. Si
opta por la resolución, dispone el precepto citado que las partes deberán restituirse
recíprocamente las prestaciones realizadas, pudiendo en tal caso el vendedor dedu-
cir del total que debe devolver unas cantidades concretas (el 10 por 100 del im-
porte de los plazos pagados, y una cantidad igual al desembolso inicial), en con-
cepto de indemnización. La similitud entre los artículos 9 LCCon y 11 de la Ley
50/1965 se produce porque los dos artículos tienen por finalidad impedir un enri-
quecimiento injustificado del vendedor a costa del comprador incumplidor.
En el derecho norteamericano también ha sido contemplada la necesidad de
regular los casos en que el acreedor puede recuperar el bien por incumplimiento
del comprador. En concreto, la sección 9-503 del Uniform Commercial Code reco-
noce al acreedor el derecho a recuperar el bien, sin que sea necesaria la interven-
ción de los tribunales, cuando concurran las dos circunstancias siguientes: que el
consumidor haya incumplido sus obligaciones, y que la recuperación pueda efec-
tuarse sin ejercer violencia y sin que la genere 112 .
El escaso valor normativo del artículo 7 de la Directiva y las amplias facultades
de actuación concedidas a los Estados miembros ha provocado que existan grandes
diferencias en cuanto a la transposición de este precepto al derecho interno. Tales
discrepancias han sido puestas de manifiesto por la Comisión, en el Informe sobre la
aplicación de la Directiva 87/102/CEExn. Así, en algunos países no se ha incorporado
112. En todo caso, el consumidor puede volver a poseer el bien si satisface a tiempo la deuda y
los gastos ocasionados (Sección 9-504). Pero si esto n o sucede, el acreedor podrá, a su elec-
ción, retener la cosa en pago de la deuda o venderla. Sin embargo, existe una limitación a
estas facultades del acreedor, para el supuesto de que el consumidor haya satisfecho el sesenta
por ciento o más del importe del crédito. En tal caso, el acreedor sólo podrá retener e n su
poder el bien si previamente es autorizado por el consumidor (Sección 9-505). En caso con-
trario, deberá enajenarlo.
113. Dispone la Comisión que «algunos Estados miembros se acogieron a la cláusula mínima en
su aplicación del artículo 7, con el resultado de q u e el nivel d e protección ofrecido a los
consumidores varía de un Estado a otro. Las siguientes son algunas d e las características
comunes a varios Estados:
* Restricción del período e n el que se puede dar curso a la recuperación, por ejemplo,
establecimiento de límites temporales (Países Bajos) o de porcentajes del precio reembolsa-
dos por encima de los cuales n o se permite la recuperación (Países Bajos) o n o se permite
sin orden judicial (Bélgica, Irlanda, Reino Unido);
* Condiciones para dar curso a la recuperación, por ejemplo, incumplimiento de un número
determinado de pagos consecutivos cuyo total ascienda a u n porcentaje determinado del
precio total (Alemania y Países Bajos);
* Condición de que el consumidor haya puesto en peligro los bienes o tenga previsto ausen-
tarse del país (Suecia, Noruega y Países Bajos).
Otros Estados exigen que el acuerdo relativo a la recuperación conste p o r escrito o que se
conceda un período de aviso previo a la ejecución de la recuperación (Reino Unido). En los
Países Bajos, se prohibe la recuperación si se h a n pagado tres cuartas partes del precio. En
Grecia, puede retenerse u n a parte de la cantidad pagada, o su totalidad, si las partes han
acordado que, en caso de incumplimiento de pago, se trataría e n concepto de gastos de
alquiler. Algunos países han optado por indemnizar al prestamista por la pérdida de uso de
los bienes (mientras que, en otros, la recuperación es poco habitual dado que los bienes
usados presentan escaso interés para los prestamistas)» {Informe sobre la aplicación de la Directiva
406
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
el artículo 7 de la Directiva, con el argumento de que en su derecho interno ya
existe una adecuada regulación de la prohibición del enriquecimiento injusto114.
En otros se ha copiado casi literalmente el texto de este precepto 11 '. También hay
algunos que han regulado con gran detalle esta situación 110. Interesante es la solu-
ción dada en el derecho alemán. El §13.3 VerbrKrG regula la llamada «ficción
de resolución» (Rücktrittsfiktion). Dispone este parágrafo que, en el supuesto de
incumplimiento del consumidor, si el prestamista recupera otra vez la cosa, esta
recuperación debe entenderse como ejercicio del derecho de resolución 117 . En
consecuencia, el contrato se declarará resuelto, y habrá que liquidarlo en los térmi-
nos establecidos en el §13.2 VerbrKrG para todo caso de resolución contractual.
La «ficción de resolución» es también de aplicación a los contratos vinculados
regulados en el §9 VerbrKrG (§13.2, frase 2 VerbrKrG). Cuando en este caso la
recuperación del bien la lleva a cabo el prestamista, esta aprehensión equivale a la
declaración de resolución, por lo que las relaciones liquidatorias tienen lugar entre
prestamista y consumidor 118 .
B. Caracteres generales del artículo 9 LCCon.
1. Ámbito de aplicación.
La primera cuestión que plantea el artículo 9 LCCon es a qué contratos de
crédito al consumo se aplica. El precepto citado comienza estableciendo que será
87/102/CEE, presentado por la Comisión, el 11 de mayo d e 1995 [COM (95) 117 final], pg.
59).
114. Así sucede, por ejemplo, e n Italia, donde se considera que son de aplicación los arts. 1525 y
1526 del Códice Civile. Sobre el particular, v. GORGONI, M.: // crédito al consumo, cit., pgs. 101
y ss.; MASUCCI, S. T., en CANALE/MACARIO/MASUCCI: «Norme in attuazione di direttive comunita-
rie...», cit., pgs. 840 y ss.; DK NOVA, G.: «L'attuazione in Italia delle Direttive...», c i t , pg. 907.
Tampoco existe una normativa especial e n Portugal.
115. Por ejemplo, e n Luxemburgo, dond e el art. 16 de la Ley de 9 d e agosto de 1993, que regula
el crédito al consumo, apenas introduce alguna pequeña modificación.
116. Así, en Austria (§22 KSchG), en Irlanda, d o n de se regula en los arts. 54, 55 y 59 CCAct
(ampliamente comentados en BIRD, T.: Consumer Credit Law, cit., pgs. 336 y ss.), y en Inglate-
rra, en el art. 87 CCA (v. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 24-07 y ss.,
pgs. 382 y ss.).
117. Una regulación semejante existía e n el §5 AbzG.
118. La regulación contenida en el §13.3 VerbrKrG pretende evitar que el consumidor que pierde
la posesión de la cosa quede sin embargo obligado a continuar el pago de los plazos. Por
otra parte, la Rücktrittsfiktion sólo entrará e n j u e g o cuando concurran los requisitos que permi-
ten al prestamista solicitar la resolución por incumplimiento del consumidor (los enumera-
dos en el §12.1, por remisión del §13.1). Estos requisitos son los siguientes: 1) que el consumi-
dor se haya demorado en el pago de dos plazos sucesivos, total o parcialmente, y que las
cantidades dejadas de pagar alcancen al menos el 10 p o r 100 del importe global q u e se
pagará a plazos (un 5 por 100, si el contrato tiene una duración superior a los tres años); 2)
se requiere también el transcurso infructuoso del plazo de dos semanas que el prestamista
ha dado al consumidor para que satisfaga las cantidades atrasadas. Sobre el §13 VerbrKrG
(resolución del contrato por incumplimiento del consumidor), y e n particular sobre la «fic-
ción de resolución» del §13.3, puede verse mi artículo «La protección del consumidor d e
crédito en Alemania...», c i t , pgs. 464 y ss., y en lengua alemana, véase, por todos, EMMERICH,
V., en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §13
VerbrKrG, pgs. 596 y ss.
407
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
aplicable «en caso de créditos concedidos para la adquisición de bienes determina-
dos», utilizando por tanto una expresión semejante a la contenida en el artículo 7
de la Directiva110. Se trata, por tanto, de determinar qué créditos son concedidos
para adquirir bienes determinados.
En este sentido, conviene tener en cuenta que la articulación del crédito al
consumo con la adquisición de bienes puede estructurarse de tres modos diferen-
tes: 1) Separación causal entre los contratos de préstamo y de adquisición. El consu-
midor obtiene un crédito que lo empleará en comprar un bien. Los dos contratos
son independientes, puesto que la obtención del préstamo no se produce debido
a la colaboración planificada entre prestamista y vendedor. 2) Hay vinculación
contractual entre los contratos de préstamo y de compraventa, porque prestamista
y vendedor colaboran planificadamente en facilitar al consumidor la financiación
que precisa para poder adquirir un bien con pago a plazos. El consumidor celebra
dos contratos distintos, pero que están vinculados entre sí. 3) Existe un único con-
trato, la venta a plazos, celebrado entre vendedor (que asume también la función
de financiación) y consumidor.
¿A cuál de estas tres hipótesis resulta aplicable el artículo 9 LCCon? Existe
unanimidad doctrinal 120 en considerar que la primera modalidad no va a quedar
sometida al artículo 9 LCCon, a pesar de ir el préstamo destinado, como todo
crédito, a la adquisición de un bien121; y ello, debido a la independencia causal
que existe entre los dos contratos. Del mismo modo, también están los autores de
acuerdo en que la venta bilateral a plazos está incluida en el ámbito de aplicación
del artículo 9 LCCon. Los problemas surgen en relación a la compraventa finan-
ciada, esto es, a la celebración de dos contratos distintos pero vinculados entre sí.
Sobre el particular se han defendido las dos posiciones posibles. Existe, en primer
lugar, un grupo de autores que sostiene que el artículo 9 LCCon sólo es aplicable
a la venta bilateral a plazos, y no a la compraventa financiada122. En cambio, otros
defienden que la compraventa financiada también cae dentro de su ámbito de
aplicación, por lo que el régimen liquidatorio se produce en la forma que disci-
plina este precepto 123 .
119. La Directiva se refiere simplemente a «bienes», mientras que el art. 9 LCCon alude a «bienes
determinados». En cualquier caso, n o creo que esta p e q u e ñ a modificación sea jurídicamente
relevante. En contra, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 617.
120. Por todos, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 617.
121. SCHOLZ, F. J.: «Schwerpunkte...», cit., pg. 732, referido al art. 7 de la Directiva, pero igualmente
aplicable al art. 9 LCCon.
122. Esta parece ser la opinión de GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 109, quien
afirma que «tanto la norma española como la comunitaria parecen estar pensadas para los
casos de crédito del vendedor, y n o para el de préstamos de financiación, puesto que hablan
de recuperar las cosas el acreedor o el prestamista, como consecuencia de la ineficacia del
contrato de consumo». Del mismo parecer, OPPO, G.: «La direttiva comunitaria...», cit., pg.
123. Claramente, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación d e relaciones...», cit., pgs. 617 y 619; VÉRGEZ,
M.: «Análisis de la Ley 7/1995...», cit., pg. 1147; AMORÓS DORNA, F. J.: «La Directiva 8 7 / 1 0 2 /
CEE...», cit , pg. 141, quien sostiene que el art. 7 de la Directiva se aplicará «en las compras
a plazos y en los contratos de financiación de las compras de bienes de consumo»; SCHOLZ,
F. J.: «Schwerpunkte...», cit., pg. 733; EBERHARD SEYDEL, B.: «Die geplante EG-Richlinie zum
408
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
A mi juicio, esta última interpretación es la acertada, de modo que. los contra-
tos vinculados caen dentro del ámbito de aplicación del artículo 9 LCCon. A tal
conclusión me llevan los siguientes razonamientos. En primer lugar, la propia dic-
ción del precepto, que permite incluir en él los contratos vinculados, puesto que
en tal caso el crédito concedido mediante el contrato de préstamo sirve para adqui-
rir un determinado bien. En segundo lugar, la distinción que la primera parte del
precepto hace entre «contratos de adquisición o financiación» sólo tiene sentido
cuando se admite que el artículo es aplicable a la hipótesis de celebración de dos
contratos; si hubiera pretendido regular sólo la venta bilateral a plazos, hubiera
bastado la alusión al «contrato de adquisición». Y en tercer lugar, la finalidad que
tiene el artículo 9 LCCon aconseja considerar incluidos a los contratos vinculados
en su ámbito de aplicación. En efecto, si con este precepto se pretende evitar que
se produzca un enriquecimiento injustificado del prestamista a costa del consumi-
dor, y por esta razón se prohibe la inclusión en el contrato de cláusulas que modifi-
quen en perjuicio del consumidor el régimen de liquidación que legalmente co-
rresponda, es evidente que tal medida debe producir efectos, no sólo en el contrato
de venta a plazos, sino también en el supuesto de contratos vinculados. Y ello
porque la interdicción del enriquecimiento injustificado a costa del consumidor
debe ser efectivo tanto si el consumidor celebra un único contrato con un vende-
dor como si estipula dos (compraventa y préstamo) con dos personas (financiador
y vendedor). Por último, conviene advertir que el artículo 9 LCCon se aplica única-
mente a la compraventa financiada, y no a cualquier otro negocio jurídico finan-
ciado por un tercero, aunque le sea de aplicación lo dispuesto en los artículos 14.2
y 15 LCCon.
2. Contenido.
No resulta nada fácil determinar el contenido del artículo 9 LCCon. Ello se
debe, fundamentalmente, a que la sistemática interna del precepto no es todo lo
inteligible que hubiera sido deseable, y a que no se determina con claridad el
supuesto de hecho y las consecuencias jurídicas.
Una adecuada comprensión del artículo 9 LCCon exige distinguir, dentro del
precepto, dos normas de alcance completamente distinto124 .
En primer lugar, existe una disposición que establece el modo en que ha de
producirse la liquidación del contrato. Esta norma está contenida en la primera
frase del artículo 9 LCCon. El supuesto de hecho al que se aplica viene definido
del siguiente modo: «cuando el prestamista recupere el bien como consecuencia
de la nulidad o resolución del contrato de adquisición o financiación». Y la conse-
Verbraucherkredit...», cit., pg. 44. Con menor claridad, también parecen defender esta opi-
nión SERRA MALLOL, A. J.: «Ley de Crédito al Consumo...», cit., pg. 6347; SÁNCHEZ HERRERO, J.
R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», Act. Civ., 1996-
3, pg. 715; DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 19.
124. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 622.
409
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cuencia jurídica que se predica del mismo es la restitución recíproca de las presta-
ciones realizadas.
En segundo lugar, se contiene una norma relativa a las indemnizaciones que
«el empresario o el prestamista» puede exigir al consumidor. La segunda norma
comienza en la segunda frase del precepto, desde la expresión «En todo caso», y
llega hasta el final del mismo. Esta segunda prescripción puede concebirse como
una excepción de la primera, en el sentido de que, en ciertas ocasiones, el presta-
mista puede retener, de aquellas cantidades que debe restituir al consumidor, unos
determinados importes, en concepto de indemnización.
En realidad, dentro de esta segunda norma puede hacerse una doble distin-
ción. Por una parte, se regula en qué casos el empresario o el prestamista van a
poder deducir, del total que deben restituir, una determinada cantidad, que está
fijada legalmente, en concepto de indemnización por la tenencia de las cosas por
el comprador y por la depreciación comercial del objeto. El supuesto de hecho
que faculta al prestamista para deducir estos concretos forfaits indemnizatorios es
el siguiente: la nulidad del contrato no imputable al empresario o prestamista que
pretende tal deducción. Por otra parte, la indemnización por el deterioro de la
cosa podrá exigirla el vendedor, cuando proceda, por el cauce que corresponda.
No hay aquí un «quantum» que puede deducirse el vendedor, sino que serán de
aplicación las reglas generales sobre indemnización por deterioro del bien.
El estudio del artículo 9 LCCon debe realizarse analizando por separado cada
una de las dos normas que en él se contienen.
C. Primera norma: restitución de prestaciones.
1. Presupuestos de aplicación.
El artículo 9 LCCon dispone, en su primera frase, que «cuando el prestamista
recupere el bien como consecuencia de la nulidad o la resolución de los contratos
de adquisición o financiación de dichos bienes, las partes deberán restituirse recí-
procamente las prestaciones realizadas».
A mi juicio, la finalidad principal de este precepto es impedir que mediante
la incorporación de cláusulas contractuales el prestamista pueda modificar en be-
neficio suyo -y por consiguiente en perjuicio del consumidor- el régimen jurídico
de la liquidación que legalmente corresponda tras la resolución o la nulidad del
contrato de crédito al consumo.
El supuesto de hecho viene definido del siguiente modo: «cuando el presta-
mista recupere el bien como consecuencia de la nulidad o resolución del contrato
de adquisición o financiación». En consecuencia, los presupuestos de aplicación
son dos: la nulidad o resolución del contrato de adquisición o financiación, y la
recuperación del bien por el prestamista a causa de la citada nulidad o resolución
contractual.
410
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
La determinación legal del supuesto de hecho resulta notablemente desafortu-
nada. El legislador español ha hecho caso omiso del mandato realizado en el ar-
tículo 7 de la Directiva a cada Estado miembro para que establezca las condiciones
que deben concurrir para que el prestamista pueda recuperar el bien. Efectiva-
mente, el artículo 9 LCCon no señala cuándo el prestamista puede recuperar el
bien, qué requisitos hay que cumplir para que el consumidor pueda perder su
posesión. Más bien al contrario, la recuperación del bien constituye uno de los
presupuestos para la aplicación de la norma. Pero, ¿cuándo puede el prestamista
recuperar el bien? La ley no resuelve esta cuestión. El artículo 9 LCCon dispone
que si el prestamista recupera el bien como consecuencia de la nulidad o resolu-
ción, las partes deberán restituirse las prestaciones realizadas. Pero no establece,
como en el derecho alemán, que la recuperación del bien ha de entenderse como
ejercicio del derecho a resolver, provocando por lo tanto la recíproca restitución
de prestaciones 120 . La nulidad o resolución del contrato, y la recuperación del bien
por el prestamista son dos presupuestos distintos, y que sólo cuando concurren
cumulativamente provocan la aplicación del artículo 9 LCCon. Si ello es así, la
recuperación del bien por el prestamista provocada por una causa distinta a la
nulidad o resolución del contrato, por ejemplo porque en el contrato se establece
que el impago de un solo plazo autoriza al prestamista a recuperar el bien, no
origina la aplicación del artículo 9. Del mismo modo, tampoco resulta aplicable
este precepto cuando el prestamista resuelve expresamente el contrato por incum-
plimiento del consumidor, quedando éste obligado, ante la imposibilidad de resti-
tuir el bien (p.e., porque se ha perdido, o está en poder de un tercero), a devolver
su equivalente económico. En este caso, el consumidor no podrá acudir al artículo
9 LCCon -pues no se satisfacen los presupuestos de aplicación, en concreto el
relativo a la recuperación del bien por el prestamista- para evitar que el presta-
mista, en aplicación de una cláusula contractual que así lo establece, se quede con
el importe de todos los plazos pagados hasta la fecha, en concepto de indemniza-
ción o de cláusula penal. Y ello porque el artículo 9 LCCon no es de aplicación.
Si la finalidad primordial del artículo 9 LCCon es evitar que se produzca un
enriquecimiento injustificado del prestamista, a costa del consumidor, y para ello
se prohibe la inclusión de cláusulas contractuales que alteren el régimen por el
que debe llevarse a cabo la liquidación del contrato, no tiene ningún sentido que
la prohibición de enriquecimiento del prestamista sólo sea tomada en considera-
ción en el supuesto de que el contrato se resuelva o anule y como consecuencia
de ello el prestamista recupere el bien. Pues esto significaría que este precepto no
se aplica cuando hay resolución o anulación sin recuperación del bien, o Recupera-
ción del bien sin resolución o anulación. Y es obvio que también en estos casos el
consumidor es digno de protección jurídica.
Todo ello obliga a realizar una interpretación diferente del artículo 9 LCCon.
En mi opinión, el supuesto de hecho de la primera norma del artículo 9 LCCon
125. §13.3 VerbrKrG. Sobre el particular, v. mi artículo «La protección del consumidor de crédito
en Alemania...», cit., pgs. 467 y ss.
411
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
viene constituido por la nulidad o resolución del contrato de adquisición o de
financiación. Por lo tanto, el único presupuesto que debe satisfacerse para que se
aplique el artículo 9 LCCon es el siguiente: que el contrato de adquisición o de
financiación se anule o se resuelva. Es intrascendente, a estos efectos, el motivo
que provoca la nulidad o la resolución, o si se produce efectivamente la recupera-
ción del bien por el prestamista.
Dentro del término «nulidad» hay que englobar no sólo la nulidad en sentido
estricto, sino también la anulabilidad, cuando la parte legitimada efectivamente
ejercita con éxito la acción de nulidad. En cuanto a la resolución, carece de impor-
tancia a estos efectos quién sea la parte incumplidora, si el prestamista o el consu-
midor. En todo caso, conviene recordar que el consumidor necesita una especial
tutela jurídica sobre todo en la hipótesis de su propio incumplimiento, debido a
la inclusión de cláusulas contractuales en las que se facilita la posibilidad de resol-
ver, o se sanciona gravemente de algún modo al consumidor en la fase de liquida-
ción del contrato. Es cierto que el artículo 9 LCCon establece que la resolución
del contrato provocará una liquidación contractual en la que las partes deben resti-
tuirse recíprocamente todas las prestaciones realizadas. Pero, ¿cuándo puede el
prestamista resolver el contrato a causa del incumplimiento del consumidor? El
texto del artículo 9 LCCon no da respuesta a este interrogante. Esto constituye, a
mi juicio, un importante error. Lo más correcto es que el legislador hubiera abor-
dado este problema en la LCCon, estableciendo una solución uniforme a todos los
supuestos de crédito al consumo. La falta de regulación en la LCCon no significa,
empero, que no pueda encontrarse una solución a esta cuestión en nuestro ordena-
miento jurídico. La respuesta hay que buscarla en otro texto normativo distinto a
la LCCon, concretamente en el artículo 10 LVPBM/1998 120 . De conformidad con
este precepto, el vendedor está autorizado para ejercitar la acción resolutoria o
declarar vencidos los plazos pendientes de abono únicamente cuando el consumi-
dor haya faltado al pago de dos plazos o del último de ellos. Por tanto, hay incum-
plimiento resolutorio en la hipótesis de impago por el consumidor de dos plazos.
Semejantes posibilidades tiene asimismo el prestamista que haya financiado la ad-
quisición mediante un préstamo de financiación del artículo 4 LVPBM/1998, tam-
bién cuando se han dejado de pagar dos plazos' 27 . En consecuencia, cuando la
resolución del contrato a la que se refiere el artículo 9 LCCon se debe al incumpli-
miento del consumidor, sólo será viable en la medida en que concurran los requisi-
126. Sustancialmente igual al art. 11 de la derogada Ley 50/1965.
127. El art. 10.2 LVPBM/1998 concede al prestamista únicamente el derecho a declarar vencidos
todos los plazos pendientes de pago. En cambio, no exige expresamente que se hayan dejado
de pagar dos plazos para que pueda resolver el contrato crediticio. Sin embargo, una interpre-
tación sistemática del precepto, y la toma en consideración de la necesidad de conceder al
consumidor una protección jurídica similar en la venta bilateral y en la compraventa finan-
ciada obliga a entender que en este último supuesto sólo queda autorizado el prestamista
para resolver el contrato cuando el consumidor se demor a en el pago de dos plazos. En
contra, BKRCOVITZ, R.: «Las ventas...», cit., pg. 179, quien, en relación al art. 11 de la derogada
Ley 50/1965, establece que el financiador a comprador «no puede recurrir a la resolución
del contrato».
412
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
tos previstos en el artículo 10 LVPBM/1998 (a saber, demora en el pago de dos
plazos o del último de ellos)128.
En conclusión, la aplicación del artículo 9 LCCon se produce en los siguientes
casos: 1) en la venta bilateral a plazos, cuando el (único) contrato queda anulado
o resuelto; 2) en la compraventa financiada, cuando se resuelve o anula el contrato
de compraventa, cuando se resuelve o anula el contrato de préstamo, o cuando
suceden las dos cosas (resolución o nulidad de la compraventa que provoca la
resolución del contrato crediticio, «ex» art. 14.2 LCCon).
Cabe destacar que el legislador nacional va más allá del ámbito de aplicación
diseñado en la propia Directiva, puesto que mientras que ésta estaba básicamente
destinada a evitar que se produjera un enriquecimiento del prestamista en la hipó-
tesis de resolución por incumplimiento del consumidor, la ley nacional abarca no
sólo cualquier otro tipo de resolución, sino también la nulidad contractual.
Lo habitual será que, tras la resolución o nulidad del contrato, el prestamista
recupere el bien. Así sucede si se ha celebrado una bilateral venta a plazos, y el
contrato se anula o resuelve, puesto que, en el marco de la liquidación del contrato,
el consumidor queda obligado a restituir al vendedor-prestamista el bien que reci-
bió. Sin embargo, hay supuestos en los que la recuperación del bien no va a produ-
cirse. Por ejemplo, porque el contrato se resuelva por incumplimiento del vende-
dor, quien nunca entregó el bien129; porque el bien comprado está en poder de
un tercero de buena fe; o porque se ha destruido o ha desaparecido. En tal caso,
y aunque no haya recuperación del bien, el artículo 9 LCCon sigue siendo aplica-
ble130.
En la compraventa financiada, la nulidad o resolución de alguno de los dos
contratos puede provocar en determinados supuestos la recuperación del bien por
el vendedor, pero en ningún caso por el prestamista. Todo va a depender del
contrato al que afecte la nulidad o resolución. Así, si la compraventa se anula o
resuelve, el consumidor deberá devolver el bien comprado al vendedor, en los
términos en que acaba de exponerse para el supuesto de venta a plazos. En cambio,
si es el contrato de préstamo el que se anula o resuelve, el prestamista no podrá
128. De nuevo se pone de manifiesto cuan desafortunada es la regulación de un mismo instituto
(venta a plazos, o contratos de financiación de ventas a plazos) en dos leyes diferentes, la
LCCon y la LVPBM/1998. La necesidad de acudir a una de ellas para lograr un entendi-
miento correcto de la otra provoca inseguridad jurídica y origina numerosos problemas al
intérprete. En el caso que analizamos, la averiguación de cuándo procede la resolución del
contrato de crédito al consumo, a efectos del art. 9 LCCon, sólo puede realizarse acudiendo
al art. 10 LVPBM/1998. El problema queda resuelto cuando este contrato está sometido
simultáneamente a la LCCon y a la LVPBM/1998, por entrar dentro del ámbito de aplicación
de ambas leyes. ¿Qué sucede, en cambio, cuando este contrato no está sometido a la LVPBM/
1998 (siempre que sea posible que un contrato esté sometido a la LCCon pero excluido de la
LVPBM/1998, para lo cual habrá que analizar con detalle las distintas hipótesis de inclusión/
exclusión establecidas en cada una de estas leyes)? En mi opinión, procede la aplicación
analógica de la solución adoptada en el art. 10 LVPBM/1998, de modo que sólo cabe la
resolución ante el impago de dos plazos o del último de ellos.
129. En tal caso difícilmente puede recuperar aquello que nunca salió de su patrimonio.
130. También, DÍA/. ALAIURT, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 20.
413
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
recuperar el bien. Las partes contrtantes (prestamista y consumidor) habrán de
restituirse las prestaciones realizadas, quedando el contrato crediticio extinguido.
Pero ello no influye en modo alguno ni en el contrato de compraventa, que ha
quedado perfectamente ejecutado, ni en el bien, que continuará en posesión del
consumidor. Sin embargo, y como ya se ha apuntado, también en esta hipótesis
procede la aplicación de la primera norma del artículo 9 LCCon, puesto que concu-
rre el único presupuesto de la misma, que no es otro que la nulidad o resolución
del contrato de adquisición o de financiación.
A pesar de lo dicho, no debe desconocerse que en nuestro ordenamiento
jurídico existe un caso en el que el prestamista, en la hipótesis de contratos vincula-
dos, puede recuperar el bien. Se trata del supuesto contemplado en el artículo
16.2 LVPBM/1998. Según este precepto, cuando un contrato de venta a plazos o
de financiación está inscrito en el Registro de Venta a Plazos, y se produce un
incumplimiento del comprador-prestatario, el acreedor está facultado para iniciar
el procedimiento que en él se regula y que ha de concluir con el cobro de ese
crédito. Este procedimiento se inicia con el requerimiento de pago que el acreedor
realiza al deudor a través del fedatario público competente en ese lugar, aperci-
biéndole de que, en el supuesto de no atender al pago, se procederá contra los
bienes adquiridos a plazos. El consumidor dispone de tres días para pagar la canti-
dad exigida o entregar la posesión de los bienes al acreedor o a la persona que
éste haya designado en el requerimiento. Si el consumidor opta por la entrega
voluntaria de los bienes, lo que es bastante raro, se procederá a su pública subasta
conforme a las reglas establecidas en el artículo 1872 CC [art. 16.2 c) LVPBM/
1998], salvo que el acreedor se decida por la adjudicación de los bienes para el
pago de la deuda, en cuyo caso las partes podrán reclamarse entre sí las cantidades
que correspondan, si el valor del bien en el momento de su entrega por el consumi-
dor, conforme a las tablas o índices referenciales de depreciación establecidos en
el contrato, fuese inferior o superior a la deuda reclamada [art. 16.2 e) LVPBM/
1998]. Si el consumidor no paga la cantidad exigida ni entrega los bienes, el acree-
dor podrá reclamar del juez competente la ejecución sobre el bien adquirido a
plazos, tramitándose dicha acción por lo dispuesto en la LECiv para el juicio ejecu-
tivo (arts. 1429 y ss.), salvo las especialidades establecidas en el artículo 16.2 d)
LVPBM/1998 131 . El artículo 16 LVPBM/1998 se refiere genéricamente al «acree-
dor», lo que evidencia la voluntad del legislador de considerar aplicable este pre-
cepto no sólo a la venta a plazos, en la que el vendedor es el acreedor, sino a la
131. También en este caso puede el acreedor ejecutante, en determinados casos, adjudicarse el
bien (v. art. 1504 LECiv). Téngase en cuenta lo dispuesto en la disposición final octava del
Proyecto de Ley de Enjuiciamiento Civil (BOCG, Congreso de los Diputados, VI Legislatura,
núm. 147-1, de 13 de noviembre de 1998), que modifica la letra d) del art. 16.2 de la LVP.
De prosperar la modificación, habrá que distinguir en función de que el acreedor disponga
o no de acción ejecutiva. Si tiene acción ejecutiva, podrá pedir el despacho de la ejecución,
conforme a lo previsto en la LECiv (esto es, sin ningún tipo de especialidad). Si el acreedor
n o dispone de acción ejecutiva, podrá solicitar del tribunal competente, como medida caute-
lar, antes de la demanda, la entrega en depósito de los bienes muebles, que será acordada
por el tribunal si a la solicitud se acompaña el contrato de venta o copia fehaciente, con los
documentos que acrediten su inscripción en el Registro especial.
414
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
compraventa financiada, en la que el acreedor del pago de los plazos es el presta-
mista1'52. En consecuencia, el procedimiento regulado en esta norma también está
abierto al prestamista (en el supuesto de contratos vinculados).
En todo caso, el hecho de que el prestamista recupere el bien, siguiendo los
trámites del artículo 16.2 LVPBM/1998, no implica la aplicación del artículo 9
LCCon. Este último precepto sólo entra en juego cuando el contrato se anule o
resuelva, cosa que no sucede en el caso que analizamos, donde ante el incumpli-
miento del consumidor, el prestamista no opta por la resolución, sino por el cum-
plimiento. En efecto, el impago del consumidor implica el vencimiento anticipado
de las obligaciones sometidas a plazo, por lo que el prestamista está autorizado
para exigir el pago de todos los plazos pendientes de abono, cantidad que podrá
obtener mediante el procedimiento ejecutivo especial del artículo 16.2.
La inaplicación del artículo 9 LCCon al supuesto de recuperación del bien
por el prestamista diseñado en el artículo 16.2 LVPBM/1998 puede dar lugar, al
menos a priori, a un grave perjuicio para el consumidor. Así, sucede, por ejemplo,
si el prestamista se adjudica el bien, y éste tiene un valor superior al importe de la
deuda del consumidor. Esta suerte de enriquecimiento injusto, que no se evita con
el recurso al artículo 9 LCCon, está específicamente vedado en el artículo 16.2
e) LVPBM/1998, que dispone que «la adquisición por el acreedor de los bienes
entregados por el deudor no impedirá la reclamación entre las partes de las canti-
dades que correspondan, si el valor del bien en el momento de su entrega por el
deudor, conforme a las tablas o índices referenciales de depreciación establecidos
en el contrato, fuese inferior o superior a la deuda reclamada». En consecuencia,
si el bien tiene un valor superior a la deuda del consumidor, el prestamista tendrá
que restituirle la diferencia183. En este sentido, puede afirmarse que el artículo 16.2
e) LVPBM/1998, cuando el comprador es un consumidor, no hace sino respetar
el mandato incluido en el artículo 7 de la Directiva de crédito al consumo, que
establece que «los Estados miembros... garantizarán que cuando el acreedor recu-
pere la posesión de los bienes, la liquidación entre las partes se efectúe de tal forma
que la recuperación de dichos bienes no ocasione un enriquecimiento injusto».
Volviendo al análisis del artículo 9 LCCon, este precepto exige como uno de
sus presupuestos de aplicación que «el prestamista recupere el bien». En la venta
bilateral a plazos, es siempre el prestamista (el vendedor) el que recupera el bien,
en su caso, tras la nulidad o resolución contractual. En cambio, en la compraventa
financiada quien recupera el bien es el vendedor, y nó el prestamista. ¿Sé aplica
en tal caso el artículo 9 LCCon? Literalmente interpretado, resultaría que no, pues
éste exige que sea el «prestamista» el que recupere el bien. Esta solución, sin em-
132. GARCÍA SOLÍ:, F.: Comentarios a la Ley de Venta a Plazos..., cit., pg. 99. Si el legislador hubiera
querido referirse únicamente al vendedor, habría utilizado expresamente este término, y n o
el de «acreedor».
133. Además, es nula la cláusula pactada que no respete, en perjuicio del consumidor, este m o d o
de realizar la liquidación (art. 14 LVP).
415
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
bargo, no puede admitirse134. En efecto, la doctrina ha afirmado que en el artículo
9 LCCon existe «un pequeño error de redacción» 13 ', o que el legislador «muestra
una total falta de rigor»130, al referirse únicamente al prestamista, y no también al
vendedor. Por una parte, la propia Directiva alude a que la recuperación del bien
la realice el «acreedor», y resulta que el acreedor del consumidor pueden ser tanto
el prestamista como el vendedor, en función de que se estipule una venta bilateral
o trilateral. Por otra parte, el artículo 9 LCCon pretende evitar que se produzca
un enriquecimiento injustificado en los casos de nulidad o resolución contractual.
Y a estos efectos nada importa quien sea el que recupere el bien. Lo decisivo es
que la liquidación del contrato no se realice en perjuicio del consumidor.
2. Consecuencias jurídicas: nulidad de las cláusulas contractuales que modifiquen, en per-
juicio del consumidor, el régimen de liquidación contractual.
La aplicación del artículo 9 LCCon determina que «las partes deberán resti-
tuirse recíprocamente las prestaciones realizadas». El modo en que están redacta-
das las consecuencias jurídicas pone de nuevo de manifiesto la influencia que el
artículo 11 de la derogada Ley 50/1965 ha tenido en el artículo 9 LCCon. Efectiva-
mente, en aquel precepto se establece que cuando el vendedor opte" por la resolu-
ción del contrato, «las partes deberán restituirse recíprocamente las prestaciones
realizadas», expresión ésta que se repite literalmente en el artículo 9 LCCon, y que
ha sido después acogida por el artículo 10 LVPBM/1998.
A mi juicio, la alusión a la recíproca restitución de las prestaciones realizadas
no debe entenderse como la obligación de que se produzca, siempre y en todo
caso, esta restitución. Más bien hay que interpretarla en el sentido de que, cuando
se declare nulo o resuelto el contrato de crédito al consumo, las partes habrán de
liquidarlo conforme al régimen legalmente establecido para el caso de nulidad o
resolución. Se trata, por tanto, de una remisión a las normas generales sobre resti-
tución para el caso de que el contrato sea nulo o resuelto 137 . En efecto, no parece
que el artículo 9 LCCon haya querido excluir la aplicación de otras normas que,
en sede de nulidad del contrato, descartan en determinados supuestos la recíproca
restitución de prestaciones (así, arts. 1304 ó 1305 CC). En cualquier caso, salvo las
excepciones reguladas para algunas hipótesis, y dejando al margen las cantidades
que el prestamista o vendedor pueden detraer «ex» artículo 9, párrafo 1, frase 2
134. En el mismo sentido, DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit.,
pg. 19, y VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pgs. 623 y 624.
135. DÍAZ ALABART, S.: «Financiación del consumo y contratos unidos...», cit., pg. 19.
136. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 623. Sostiene este autor que parece
que la ley está pensando únicamente en el supuesto de coincidencia subjetiva entre provee-
dor y financiador (venta a plazos), sin reparar en que en la venta trilateral quien normal-
mente recupera el bien es el propio vendedor.
137. Del mismo parecer, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pgs. 109 y 110. En
contra, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 629, quien opina que el
art. 9 LCCon supone la «retroactividad absoluta de la nulidad o de la resolución del con-
trato». Según este autor, «no hay margen alguno para la n o devolución de las prestaciones
ya efectuadas».
416
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
LCCon, lo normal es que en el supuesto de nulidad o resolución contractual las
partes de ese contrato se restituyan las prestaciones realizadas, y se liberen de ejecu-
tar las todavía pendientes, si es que existen.
La importancia de la primera norma del artículo 9 LCCon radica, no en que
altera el modo de producirse la liquidación contractual, estableciendo la obligato-
riedad de la recíproca restitución de prestaciones, sino en que el régimen de liqui-
dación contractual que resulte aplicable (el que legalmente corresponda) no podrá
ser modificado en perjuicio del consumidor mediante la inclusión de cláusulas
contractuales. Por consiguiente, del artículo 9 LCCon, en conexión con el artículo
3 LCCon, puede concluirse que será nula, y se tendrá por no puesta, toda cláusula
incluida en el contrato de compraventa o de financiación que determine, para el
supuesto de nulidad o resolución, que las relaciones liquidatorias se llevarán a
cabo, en perjuicio del consumidor, de un modo diferente al que legalmente corres-
ponda. Así, por ejemplo, si se ha celebrado una bilateral venta a plazos, es nulo el
pacto en virtud del cual el vendedor se quedará con todas las cantidades pagadas
hasta el momento de la resolución o de la nulidad 138 . También se tendrá por no
puesta una cláusula con ese mismo contenido incluida en el contrato de préstamo.
En conclusión, con el artículo 9 LCCon se evita que el prestamista pueda modificar
en beneficio suyo -y por consiguiente en perjuicio del consumidor- el régimen
jurídico de la liquidación que legalmente corresponda.
D. Segunda norma: indemnizaciones.
1. Presupuestos de aplicación.
Al hilo del comentario al artículo 11 de la derogada Ley 50/1965, se ha mante-
nido que si es injusto que el vendedor se quede con todas las cantidades pagadas
por el comprador hasta el momento de la resolución, igualmente injusto sería
privar de toda indemnización al vendedor, quien se encuentra con el contrato
deshecho por una conducta imputable al comprador y con el objeto de la venta
depreciado por el uso, o incluso deteriorado 139 . Por este motivo, este precepto
autoriza al vendedor para deducir determinadas cantidades de aquellas que debe
restituir al comprador. En concreto, puede deducir el diez por ciento del importe
de los plazos pagados, en concepto de indemnización por la tenencia de la cosa
por el comprador, y una cantidad igual al desembolso inicial, por la depreciación
comercial del objeto (art. 11, párr. 2 LVPBM/1965). Asimismo podrá exigir al
comprador, en caso de deterioro de la cosa, la indemnización que conforme a
derecho corresponda (art. 11, párr. 3 LVPBM/1965).
138. Queda prohibido, en consecuencia, el pacto comisorio, pero n o sólo para el supuesto de
resolución, sino también para el de nulidad.
139. MARTÍNEZ DE ACURRE, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 92; BERCOVITZ, R.: «Las ventas...», cit.,
pg. 167; BALDO DEL CASTAÑO, V.: Régimen jurídico..., cit., pg. 122.
14.-1.a Compraventa Financiada ... 417
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Existe unanimidad doctrinal en considerar que las cuantías fijadas por el ar-
tículo 11, párrafo 2 actúan como mínimos, en el sentido de que no cabe su reduc-
ción140. Constituyen la indemnización que debe pagar siempre y en todo caso el
comprador, sin ningún tipo de prueba de los daños 141 . Por eso el establecimiento
de estos forfaits indemnizatorios es una medida establecida en beneficio del vende-
dor, que puede incluso dar lugar a un enriquecimiento injustificado por su parte;
así sucede cuando los perjuicios realmente producidos sean inferiores al mínimo
legalmente establecido 142 .
El artículo 9 de la LCCon sigue, también en este punto, al artículo 11 LVPBM/
1965. Establece que en ciertos casos el prestamista podrá igualmente deducir deter-
minadas cantidades en concepto de indemnización por la tenencia y depreciación
comercial de la cosa, y podrá exigir al consumidor la indemnización que proceda
por el deterioro del bien. El «quantum» de las cantidades que puede deducirse es
similar al regulado en la LVPBM/1965, con una importante modificación: en con-
cepto de depreciación comercial del objeto, puede deducir una cantidad similar al
desembolso inicial, salvo cuando este importe sea superior a la quinta parte del
precio de venta, en cuyo caso la deducción se reducirá a esta última. Por último,
el nuevo artículo 10 LVPBM/1998 sostiene que cuando el vendedor opte por la
resolución, «el vendedor o el prestamista tendrá derecho» al 10 por 100 de los
plazos vencidos (y no sólo pagados, como dicen los arts. 11 LVPBM/1965 y 9
LCCon), y a una cantidad igual al desembolso inicial, si existiera; cuando no exista
el desembolso inicial, o éste sea superior a la quinta parte del precio de venta al
contado, la deducción se reducirá a esta última.
El establecimiento de forfaits indemnizatorios a favor del vendedor puede te-
ner cierto sentido en la LVPBM/1965, como una medida tendente a proteger al
vendedor. No debe olvidarse que esta ley, a pesar de ir teóricamente dirigida a
proteger al comprador, contiene muchos preceptos que en realidad proporcionan
al vendedor derechos y garantías que afianzan su posición contractual 143 . De este
modo debe entenderse la regulación contenida en el artículo 11, párr. 2 LVPBM/
1965. Sin embargo, la colocación de una norma de este tipo en una ley destinada
expresamente a aumentar la protección del consumidor (como es la LCCon) no
parece justificada.
140. BALDO DEI. CASTAÑO, V.: Régimen jurídico..., cit., pg. 125.; MARTÍNEZ DE ACURRE, C : Las ventas a
plazos..., cit., pg. 94; BERCOVITZ, R.: «Las ventas...», cit., pg. 168. Se basan en que la ley concede
al vendedor el derecho a deducir estas partidas «en todo caso».
141. Lo que n o excluye, según BERCOVITZ: que el vendedor pueda solicitar u n a indemnización
superior, por esos u otros conceptos, mediante la aplicación supletoria del art. 1124 CC
(Comentarios..., cit., pgs. 223 y ss., y 225 y ss.). En cambio, MARTÍNEZ DE ACURRE: sólo admite el
recurso al art. 1124 CC para la reparación de títulos diferentes a los recogidos en el art. 11
LVPBM/1965 (Las ventas a plazos..., cit., pg. 96).
142. BERCOVITZ, R.: «Las ventas...», cit., pg. 167.
143. Por todos, MARTÍNEZ DE ACUIRRE, C : Las ventas a plazos..., c i t , pg. 84. Además, BERCOVITZ: ha
señalado que muchas de las ventajas concedidas en la ley al comprador son ficticias, por
ineficaces («Las ventas...», cit., pg. 184).
418
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
La averiguación de los presupuestos de aplicación de la segunda norma conte-
nida en el artículo 9 LCCon, que se refiere a cuestiones indemnizatorias, debe
comenzar con la dicción del texto: «En todo caso, el empresario o el prestamista a
quien no sea imputable la nulidad del contrato tendrá derecho a deducir» las
cantidades que en el precepto se fijan. Deben ser objeto de análisis separado cada
uno de los presupuestos.
1) Nulidad del contrato de adquisición. El legislador se refiere únicamente a la
nulidad, sin aludir a la resolución. Parte de la doctrina ha intentado salvar esta
omisión mediante una interpretación sistemática del precepto, que lleva a conside-
rar aplicable esta norma al caso de la resolución 144 . Sin embargo, considero que
esta interpretación no es acertada, y que esta segunda norma debe aplicarse única-
mente al caso de nulidad (y anulabilidad). A ello conduce, en primer lugar, el
propio texto de la norma, que se refiere exclusivamente a la «nulidad». Téngase
en cuenta que si el legislador hubiera querido someter la resolución a esta regula-
ción, lo hubiera hecho expresamente, como sucede en la primera parte del pre-
cepto, que alude a «la nulidad o la resolución»14:>. En segundo lugar, ello es lo más
adecuado desde el punto de vista de la finalidad de la ley, que es proteger al
consumidor. Ya se ha indicado que la deducción sin prueba de determinados for-
faits indemnizatorios a favor del vendedor constituye un beneficio para éste. Exten-
der tal beneficio a supuestos distintos de los expresamente regulados implica trasla-
dar esa ventaja a otros supuestos, lo que va en perjuicio de la protección del
consumidor. En definitiva, en la medida en que esta segunda norma es perjudicial
para el consumidor, no cabe realizar una interpretación amplia de la misma, sino
todo lo contrario.
A mi juicio, la omisión de la resolución ha sido deliberada, y se debe a que ya
existe en el ordenamiento jurídico una regulación similar para el caso de la resolu-
ción (antes, art. 11 LVPBM/1965; ahora, art. 10 LVPBM/1998).. Por eso, no es
cierto que la omisión de la resolución en el artículo 9 LCCon signifique que para
tal caso haya que acudir a las reglas generales 146 . Ocurre más bien que el legislador
de la LCCon ha sido consciente de que la normativa específica de la venta a plazos
establece ya unos concretos forfaits indemnizatorios para el caso de la resolución.
Por eso no tiene sentido referirse de nuevo a la resolución en el artículo 9
LCCon147.
144. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pgs. 625 y 626, estima que en la expre-
sión «nulidad del contrato» n o puede incluirse la resolución. Según este autor, la pmisión
de la referencia a la resolución se debe «a un descuido (más) (del legislador) en un precepto
que n o se caracteriza precisamente por su perfección técnica». Asimismo, SÁNCHEZ HERRERO,
J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo», Act. Civ., 1996-
3, pg. 715. Por su parte, GAVTDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 110, interpreta
la expresión «nulidad del contrato» como ineficacia del contrato, incluyendo dentro del
mismo cualquier tipo de extinción de los efectos típicos del contrato.
145. Distinto es si el legislador hubiera utilizado un a expresión de amplio contenido, como la de
«ineficacia», empleada también en el art. 14.2 LCCon.
146. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 626.
147. En contra, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 626. Estima que la
limitación de la aplicación de la segunda paite del art. 9 LCCon a los casos de nulidad (y n o
419

M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Cabe también preguntarse qué contrato ha de ser declarado nulo para que se
aplique el artículo 9 LCCon. El problema se plantea porque la ley alude a «nulidad
del contrato», sin especificar de qué contrato se trata. No surgen dudas en la venta
bilateral, donde por definición existe un único contrato. Las dificultades se produ-
cen en la compraventa financiada, en la que se celebran dos contratos. ¿A cuál de
ellos ha de afectar la nulidad a efectos de la aplicación del artículo 9 LCCon? En
mi opinión, la posibilidad de deducirse determinados forfaits indemnizatorios sólo
tiene sentido cuando la nulidad afecta al contrato de compraventa, y no al de
financiación148. En efecto, si es el contrato de préstamo el que se declara nulo, el
prestamista no tendrá derecho a deducirse cantidad alguna, puesto que la recí-
proca restitución de prestaciones no da lugar a la entrega del bien al prestamista,
por lo que no le afecta ni la indemnización por la tenencia de las cosas por el
comprador (no es el prestamista, sino el vendedor, quien perdió la posesión del
bien) ni la depreciación comercial del objeto (que, en principio, sigue en poder
del consumidor) 149 . A esta interpretación no empece el hecho de que el precepto
se refiera al «empresario o el prestamista» como las personas legitimadas para de-
ducirse esas cantidades 150 .
a la resolución) encuentra los siguientes obstáculos. En primer lugar, existe u n a discordancia
entre la rúbrica del precepto, que habla de liquidaciones a realizar en casos de resolución, y
su contenido. En segundo lugar, el art. 11 LVPBM/1965 da u na solución idéntica para el
supuesto de la resolución. Y en tercer lugar, de lo contrario resultaría que a la resolución
sólo se aplica la primera parte del art. 9 LCCon; es decir, restitución recíproca de prestaciones
realizadas. «Si esto fuera así, n o se ve por qué el Legislador se h a preocupado de reiterar
una regla (la restitución recíproca de prestaciones) que nadie discute en la resolución. La
mención en la parte inicial (y en la rúbrica) del art. 9 LCCon de la resolución carecería de
trascendencia como n o fuera para recordar la aplicación de u n a regla general a un caso
particular». Ninguna de estas razones es convincente. En primer lugar, n o hay discordancia
entre la rúbrica del precepto y su contenido, pues la primera n o r m a del art. 9, relativa a las
obligaciones restitutorias, se aplica al supuesto de la resolución. En segundo lugar, el hecho
de que el art. 11 LVPBM/1965 (ahora, art. 10 LVPBM/1998) establezca u n a solución similar
para el caso de la resolución n o significa que haya que considerar aplicable la segunda n o r m a
del art. 9 al caso de la resolución. Más bien al contrario. Ya existe u n a regulación específica
para la resolución (art. 10 LVPBM/1998), por lo que el legislador h a excluido deliberada-
mente referirse a la misma en el art. 9 LCCon. Y e n tercer y último lugar, la aplicación a la
resolución de la primera n o r m a del art. 9 LCCon, pero n o de la segunda, n o significa u n a
reiteración intrascendente de la obligación de restituir recíprocamente las prestaciones reali-
zadas en caso de resolución, solución por nadie discutida. La importancia de la primera
norma del art. 9 LCCon n o radica en el contenido que h a de tener la liquidación, sino en
su imperatividad; es decir, en la imposibilidad de establecer pactos o cláusulas que determi-
nen u na liquidación contractual del contrato de modo diferente a lo establecido en este
precepto.
148. Asimismo, GAVIOIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 110, quien afirma que es el
«proveedor» el que puede deducirse determinadas cantidades. En contra, VERDERA SERVER, R.:
«Liquidación de relaciones...», cit., pg. 626. Según este autor, «al referirse (la ley) simple-
mente a contrato, las reglas indemnizatorias pueden aplicarse, en principio, sea a las anoma-
lías del contrato de adquisición, sea a las del contrato de financiación». Sin embargo, el
propio autor muestra sus dudas en relación al contrato de financiación: «pero la cuestión n o
deja de ser altamente dudosa por lo que respecta a la relevancia de la nulidad... del contrato
de financiación».
149. SÁNCHEZ HERRERO, J. R.: «Comentario a la Ley 7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Con-
sumo», Act. Civ., 1996-3, pg. 715.
150. Por una parte, el término «empresario» es entendido en la ley (art. 1.1 LCCon) como sinó-
nimo de prestamista, por lo que n o se comprende la distinción que el art. 9 LCCon hace
420
>
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
2) Inimputabilidad de la nulidad al vendedor. El artículo 9 LCCon requiere que
la nulidad del contrato de compraventa «no sea imputable» al vendedor. En sede
de nulidad del contrato, es norma general que, además de la obligación de restitu-
ción, el contratante de buena fe puede exigir los daños y perjuicios causados al
otro contratante cuando actuare con dolo, culpa o negligencia en la formación del
contrato. La obligación de indemnizar se basa en la responsabilidad precontractual
(culpa «in contrahendo») e incumbe a quien en la fase precontractual actúa contra
la buena fe, entendida en sentido objetivo, y lesiona los intereses de la contra-
parte 1 ' 1 . Lógicamente, es al contratante que reclama los daños a quien incumbe la
prueba de la dolosa, culposa o negligente actuación de la contraparte, así como
de la cuantía de los daños realmente producidos.
El principal problema que plantea este segundo presupuesto es la constatación
de la inimputabilidad 1 ' 2 . El artículo 9 LCCon parece alterar, en beneficio del ven-
dedor, las normas generales. En relación a las cuantías reguladas en este precepto,
el vendedor no debe probar que se han producido unos daños provocados por
una actuación dolosa o culposa del consumidor. Le basta con probar su falta de
culpabilidad en el origen del motivo que da lugar a la nulidad del contrato -su
inimputabilidad-. Esta interpretación no es aceptable, por modificar en perjuicio
del consumidor las reglas generales sobre imputación de daños. Por eso, debe
entenderse que las deducciones proceden siempre que el vendedor demuestre que
la nulidad del contrato es imputable al consumidor 1 ^ 3 .
2. Consecuencias jurídicas: las cantidades que el vendedor puede atribuirse.
«En todo caso», cuando concurran los citados presupuestos, el vendedor «ten-
drá derecho a deducir» las partidas que se indican en la ley. Al hilo del análisis del
artículo 11 LVPBM/1965, que utilizaba una expresión similar, la doctrina entendió
que se trataba de una deducción automática, en el sentido de que las partidas
indemnizatorias por tenencia de la cosa y por depreciación comercial constituían
un mínimo legal, con lo que se admitía la posibilidad de una indemnización supe-
rior, pero no inferior 1 ' 4 . Y ello porque el vendedor tenía derecho a esa deducción
«en todo caso».
entre u n o y otro. Por otra parte, que el prestamista sea quien tenga derecho a deducirse esas
partidas indemnizatorias lleva a pensar que el legislador tenía en mente, en este caso, única-
mente a las ventas bilaterales a plazos, en las que el concedente del crédito es el propio
vendedor. Y si el vendedor que recupera el bien tras la nulidad tiene derecho a deducirse
esas partidas, también lo tendrá el vendedor en u n a compraventa financiada. Las mismas
razones existen en u n o y otro caso.
151. Según LÓPEZ BELTRÁN DE HEREDIA, C : La nulidad contractual. Consecuencias. Valencia, Tirant lo
Blanch, 1995, pg. 369, está obligado a indemnizar por este concepto «quien es culpable de
la nulidad (por cualquier razón), quien maliciosamente induce a otro a celebrar un contrato
nulo o anulable o es el causante de un vicio de la voluntad padecido por la otra parte o con
culpa o negligencia no advierte de las circunstancias que provocarán la nulidad o anulabili-
dad del contrato, cuando la otra parte n o las conocía ni debía conocerlas».
152. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 625.
153. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 110.
154. BALDO DEL CASTAÑO, V.: Régimen jurídico..., cit., pgs. 123 y ss.; MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : Las ventas
a plazos..., cit., pg. 94; BERCOVTIZ, R.: Comentarios..., cit., pg. 223.
421
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
No creo que el artículo 9 LCCon deba ser interpretado del mismo modo.
Ciertamente, no cabe sostener que las dos partidas indemnizatorias recogidas en
las letras a) y b) del párrafo 1 del artículo 9 LCCon deben reputarse como un
mínimo indemnizable. La expresión «en todo caso» no significa que siempre, en
cualquier caso, el vendedor tiene derecho al importe de esas dos partidas, sino que
hay que relacionarla con la primera frase del artículo 9, en el siguiente sentido: en
cualquier supuesto de restitución recíproca de las prestaciones, si al vendedor no
es imputable la nulidad, tiene derecho a atribuirse esas cantidades 1 ^'. La particulari-
dad del artículo 9 radica en modificar la carga de la prueba. No es el vendedor
quien ha de probar la cuantía de los daños sufridos en concepto de indemnización
por la tenencia de la cosa por el comprador y por depreciación comercial del
objeto. La ley presume que el montante de estos daños son, respectivamente, el 10
por 100 de los plazos pagados y una cantidad igual al desembolso inicial. Se trata,
sin embargo, de una presunción «iuris tantum». Por eso, si el consumidor acredita
que los daños realmente producidos son inferiores a esas cantidades, serán estos
los que debe resarcir1 '*'. Se acoge así una interpretación menos lesiva para el consu-
midor, y que evita el enriquecimiento injusto del vendedor.
En mi opinión, es evidente que el artículo 9 LCCon disciplina una situación
particular, privilegiando al vendedor frente al comprador en orden a la obtención
de la indemnización por unos conceptos concretos. Ello no impide que el consumi-
dor pueda reclamar al vendedor a quien es imputable la nulidad o resolución
contractual la indemnización que en derecho proceda; ni que el vendedor obtenga
una indemnización superior a la legalmente prevista por la tenencia o depreciación
comercial del bien, o que sea resarcido por conceptos indemnizatorios distintos.
Lo único que ocurre es que estas indemnizaciones se regirán por la normativa
general, y no por el artículo 9 LCCon 1 ' 7 .
Las dos partidas indemnizatorias que el vendedor tiene derecho a deducirse
son las siguientes:
1) El diez por ciento del importe de los plazos pagados, en concepto de
indemnización por la tenencia de las cosas. Todo poseedor tiene que restituir,
además del bien, el valor de uso del bien' 08 . En términos generales, la restitución
del uso sólo procede cuando el uso ha causado un daño a la contraparte. Sin
embargo, en determinados casos, y para evitar resultados injustos, debe admitirse
que el valor objetivo del uso viene representado por la cuantía de la ganancia
155. VKRDKRA SF.RVER, R.: «Liquidación de relaciones...», c i t , pg. 616, nota a pie 26. Obsérvese cómo
en la redacción del art. 10 LVPBM/1998 se ha omitido la expresión «en todo caso», con el
fin quizás de evitar que esa fórmula sirviera de argumento en favor del carácter mínimo de
las partidas indemnizatorias.
156. También, VKRDKRA SKRVKR, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 631. Del mismo modo
debe interpretarse el art. 10 LVPBM/1998.
157. VKRDKRA SKRVKR, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pgs. 632 y 638.
158. Sobre la restitución del uso, v. CARRASCO PKRERA, A.: «Restitución de provechos (y II)», ADC,
1988, I, pgs. 62 y ss.
422
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
frustrada 1 ' 9 . En una compraventa con pago al contado, el uso de la cosa se com-
pensa con el uso del precio, en el supuesto de que se declare su nulidad o resolu-
ción. En cambio, tal compensación no se produce en la venta a plazos, puesto que
el comprador usa toda la cosa mientras que el vendedor sólo usa parte del precio
(la correspondiente a los plazos pagados). Por eso tiene el comprador que restituir
el valor del uso.
La tenencia de la cosa se evalúa en el diez por ciento de los plazos pagados.
La doctrina ha puesto de manifiesto lo adecuado que resulta fijar la indemnización
por uso en proporción con el tiempo durante el cual se ha tenido la cosa160. Sin
embargo, se ha criticado que dicha cantidad venga referida a los plazos pagados, y
no a los vencidos101. Por otra parte, hay unanimidad en considerar que el desem-
bolso inicial no se computa a efectos de deducir el diez por ciento 162 . Por último,
cabe preguntarse si el consumidor tiene derecho a obtener la restitución de los
intereses de las cantidades pagadas al vendedor, cuestión que a mi juicio debe
responderse afirmativamente 163 .
En consecuencia, es nula toda cláusula contractual que modifique en perjuicio
del consumidor la cuantía o las condiciones en las que se permite esta deducción.
Por ejemplo, si establece un porcentaje superior al diez por ciento; computa el
desembolso inicial a efectos de deducir el porcentaje correspondiente; o impide al
consumidor reclamar al vendedor los intereses originados por los plazos ya paga-
dos.
2) El vendedor puede deducirse una cantidad igual al desembolso inicial en
concepto de depreciación comercial del bien vendido. Pero esta cantidad no puede
superar nunca la quinta parte del precio de venta; por eso, cuando el desembolso
inicial sea superior a esa proporción, la deducción queda reducida al veinte por
159. CARRASCO PKRKRA, A.: «Restitución de provechos (y II)», cit., pg. 68.
160. MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 92; BERCOVITZ, R.: «Las ventas...», cit.,
pg. 167, y Comentarios..., c i t , pg. 223. Señala este autor que en relación a la tenencia de la
cosa, «es evidente que se puede fijar la indemnización "a priori", ya que siempre será la
misma, en proporción al tiempo que se h a tenido la cosa».
161. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 633, y SERRA MALLOL, A. J.: «Ley de
Crédito al Consumo...», cit., pg. 6346. Y en relación al art. 11 LVPBM/1965, BERCOVITZ, R.:
Comentarios..., cit., pg. 223, y MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : Las ventas a plazos..., cit., pg. 92. El art.
10 LVPBM/1998 salva esta incorrección, puesto que se refiere a «plazos vencidos».
162. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 634, y SERRA MALLOL, A. J.: «Ley de
Crédito al Consumo...», c i t , pg. 6346.
163. En sede de nulidad, la norma general es que «los contratantes deben restituirse recíproca-
mente las cosas que hubiesen sido materia del contrato, con sus frutos, y el precio con los
intereses» (art. 1303 CC). El art. 9 LCCon establece u n a presunción «iuris tantum» de que
la cuantía de u n o de los conceptos por los que el consumidor debe indemnizar (en concreto,
por tenencia de la cosa) es del 10 por 100 de los plazos pagados. Ello n o implica que el a r t
1303 LCCon siga produciendo sus efectos, de m o d o que el consumidor pueda exigir los
intereses producidos por los plazos pagados. El art. 9 LCCon n o impide que siga siendo de
aplicación la normativa general sobre restitución en casos de nulidad, resolución o liquida-
ción de estados posesorios.
423
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ciento del precio de venta164. En este caso resulta absolutamente rechazable el
criterio empleado para determinar «a priori» la indemnización '. En efecto, la
depreciación comercial no tiene ninguna relación con el desembolso inicial de la
compraventa a plazos. Más bien está en función del tipo de bien de que se trate y
del tiempo transcurrido desde la entrega hasta su restitución l(,( '. La situación es aun
más confusa en sede de resolución contractual, puesto que el artículo 10 LVPBM/
1998 sanciona que la cuantía de la indemnización por depreciación comercial va
a ser la misma tanto si no existe desembolso inicial como si éste supera el veinte
por ciento del precio de venta al contado: en ambos casos la indemnización será
del veinte por ciento del precio del bien.
De conformidad con la interpretación propuesta del artículo 9 LCCon, la de-
terminación que en este precepto (y también en el art. 10 LVPBM/1998) se hace
de la indemnización por depreciación comercial opera como una presunción «iuris
tantum». Se presume que la cuantía indemnizatoria por este concepto es la fijada
en la ley, correspondiendo al consumidor la prueba de que la depreciación comer-
cial efectivamente sufrida es inferior. En realidad, la depreciación comercial real
puede ser diferente a la legalmente establecida, tanto al alza como a la baja. Si la
depreciación comercial es mayor, podrá ser resarcida, siempre que el vendedor lo
pruebe, a través de los criterios generales 167 . Por contra, si la depreciación comer-
cial es menor, o no existe, será el consumidor quien deba probar esta circunstancia
si pretende indemnizar en menor cantidad o no indemnizar 108 . Sirven de prueba,
a estos efectos, las tablas o índices referenciales de depreciación establecidos en el
contrato de compraventa, que conforme al artículo 7.13 LVPBM/1998 pueden ser
incluidos en el contrato.
Son nulos los pactos que alteran en perjuicio del consumidor algún aspecto
de la indemnización por depreciación comercial del bien. Por ejemplo, cuando se
acuerda que la cuantía indemnizatoria será superior al desembolso inicial o al
veinte por ciento del precio del bien al contado; o se admite que esta deducción
procede en todo caso (presunción «iuris et de iure»), sin conceder al consumidor la
posibilidad de prueba en contrario.
Al margen de estas dos partidas indemnizatorias, establece el artículo 9, párr.
2 LCCon, que «por el deterioro de la cosa vendida, si lo hubiere, podrá exigir el
164. En caso de resolución, rigen las mismas reglas indemnizatorias, salvo en la hipótesis de que
no haya habido desembolso inicial, en cuyo caso procede u n a deducción por depreciación
del bien del veinte por ciento del precio de venta [art. 10, párr. 2 b) LVPBM/1998].
165. También, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 635; BERCOVITZ, R.: Co-
mentarios..., cit., pgs. 223 y ss., y «Las ventas...», cit., pgs. 168 y ss.
166. En realidad n o existen criterios adecuados para establecer «a priori» el alcance de la deprecia-
ción comercial del bien. Habrá que analizar en detalle caso a caso.
167. VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 635; BERCOVITZ, R.: Comentarios...,
cit., pgs. 223 y ss., y «Las ventas...», cit., pgs. 168 y ss.
168. Puede suceder incluso que la depreciación sea «positiva», esto es, que el bien se haya revalori-
zado. Tal hecho deberá ser igualmente probado por el consumidor. En tal caso, se podrá
aplicar el principio «compensado lucri cum damno», produciéndose la compensación entre
el importe de la revalorización del bien y las indemnizaciones que debe abonar el consumi-
dor.
424
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
vendedor, además, la indemnización que en derecho proceda» 109 . Lógicamente, el
deterioro a que se refiere este precepto no es el normal y propio del uso de la
cosa, pues éste se encuentra ya comprendido en la tenencia de la cosa [art. 9, párr.
1, a) LCCon] ' . Podría pensarse que esta norma aporta bien poco, puesto que
realiza una genérica remisión a la indemnización que en derecho proceda 171 . Sin
embargo, su inclusión es importante en la medida en que convierte en mínimo
inderogable la regulación existente sobre indemnización por deterioro del bien.
Por eso, no será válida la cláusula contractual que pretenda hacer una estimación
alzada en relación con el deterioro en cuestión 172 .
E. Valoración global y crítica del artículo 9 LCCon.
El artículo 9 LCCon es un precepto desafortunado, puesto que no especifica
con la claridad que hubiera sido deseable el supuesto de hecho que regula y las
consecuencias jurídicas que al mismo vincula. El legislador se ha limitado a «adap-
tar» a la hipótesis de crédito al consumo el artículo 11 LVPBM/1965 (actual art.
10 LVPBM/1998); prueba de ello es la gran similitud existente entre uno y otros
preceptos. Por otra parte, la interpretación del artículo 9 LCCon ha de hacerse
necesariamente tomando en consideración el artículo 7 de la Directiva 8 7 / 1 0 2 /
CE. Esto obliga a entenderlo de manera tal que no se produzca una vulneración
de la norma citada de la Directiva.
En realidad, son dos las normas que encierra este precepto. La primera de
ellas sanciona la recíproca restitución de prestaciones en todo supuesto de nulidad
o resolución del contrato de adquisición o de financiación. De este modo quedan
sin eficacia aquellas cláusulas contractuales que modifican, en perjuicio del consu-
midor, el procedimiento liquidatorio que legalmente corresponda. La segunda
norma, establecida en favor del vendedor, faculta a éste para deducirse determina-
das partidas indemnizatorias en caso de nulidad del contrato que le sea inimputa-
ble. La interdicción del enriquecimiento injusto del vendedor, y la necesidad de
interpretar este precepto de conformidad con lo dispuesto en la Directiva comuni-
taria (art. 7) obliga a entender que el vendedor ha de probar la imputabilidad de
la nulidad al consumidor, y que las dos partidas indemnizatorias que el vendedor
puede deducirse han de considerarse como presunción «iuris tantum», de modo
que corresponde al consumidor la prueba de que los daños efectivamente produci-
dos por esos conceptos son menores. Del mismo modo debe interpretarse la posibi-
lidad que el artículo 10 LVPBM/1998 concede al vendedor para deducirse ciertas
cantidades en caso de resolución del contrato por incumplimiento del consumidor.
169. Esta misma expresión era ya utilizada en el art. 11, párr. 3 LVPBM/1965, y es repetida de
nuevo en el art. 10.1, párr. 3 LVPBM/1998.
170. BERCOVITZ, R.: Comentarios..., cit., pg. 225; VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...»,
cit., pg. 637.
171. En este sentido, VERDERA SERVER, R.: «Liquidación de relaciones...», cit., pg. 638.
172. BALDO DEL CASTAÑO, V.: Régimen jurídico..., cit., pg. 212.
425
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
EX. LA LIQUIDACIÓN DE LOS CONTRATOS DE COMPRAVENTA Y PRÉSTA-
MO
A. Regla general: aplicación del artículo 9 LCCon.
1. Recíproca restitución de prestaciones, y distribución del riesgo de insolvencia.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 14.2 LCCon, la ineficacia del
contrato de compraventa determinará la ineficacia del contrato de préstamo, «con
los efectos previstos en el artículo 9». En consecuencia, procede analizar en qué
medida va a resultar de aplicación el artículo 9 LCCon a la hipótesis regulada en
el artículo 14.2 de ineficacia de los contratos de compraventa y préstamo.
Ningún problema plantea, en principio, la aplicación de la primera norma del
artículo 9 LCCon cuando concurre el supuesto de hecho diseñado en la misma.
Así, si el consumidor ejercita y obtiene la declaración de nulidad o resolución del
contrato de compraventa, y por esta razón resuelve asimismo el contrato de prés-
tamo, «las partes deberán restituirse recíprocamente las prestaciones realizadas».
Eso significa que será nula toda cláusula contractual incluida en el contrato de
compraventa o de préstamo que varíe, en perjuicio del consumidor, el régimen
legalmente establecido de liquidación contractual.
La liquidación de cada contrato se va a realizar entre las partes que lo celebra-
ron. De este modo, tras la nulidad o resolución de la compraventa, surgen obliga-
ciones liquidatorias entre vendedor y consumidor, mientras que el contrato crediti-
cio resuelto será liquidado entre quienes fueron sus partes, es decir, prestamista y
consumidor 173 . Al igual que en el derecho francés, en el ámbito de liquidación de
las obligaciones se parte del principio legal de separación de los dos contratos, por
lo que la restitución de las prestaciones ejecutadas en cada contrato tiene lugar
entre los propios contratantes 174 .
El hecho de que la liquidación contractual tenga lugar entre aquellos que
fueron parte en el contrato provoca importantes consecuencias, en orden a la
asunción de determinados riesgos, concretamente del riesgo de insolvencia de una
parte. En efecto, cada contratante va a responder del riesgo de insolvencia de la
contraparte. No constituye esto una novedad de las relaciones liquidatorias en ma-
teria de crédito al consumo, sino que es la norma general en materia de liquidación
contractual. Declarada la ineficacia de un contrato, cada parte corre el riesgo de
que la contraparte sea insolvente, y no pueda por ello restituir la prestación reci-
bida. Referido al contrato de compraventa, significa que el vendedor corre el riesgo
de que el comprador sea insolvente, y tras la nulidad o resolución no pueda devol-
173. Cfr. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 110.
174. Para apartarse de esta norma general es necesario que el legislador así lo haya dispuesto,
cosa que no sucede en el derecho español, donde la expresión empleada e n el art. 9 LCCon
remite a la normativa general sobre liquidación de contratos. Distinta es la solución en el
caso alemán, donde el §13.3, frase 2 VerbrKrG impone que la liquidación contractual se
producirá exclusivamente entre prestamista y consumidor.
426
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
ver el bien vendido o su equivalente pecuniario; por contra, si el insolvente es el
vendedor, el comprador se verá en dificultades para recobrar de éste el precio. Por
último, en el contrato de préstamo, la insolvencia del consumidor recae exclusiva-
mente sobre el prestamista.
Como acaba de exponerse, el artículo 9 LCCon, al que remite el 14.2, no hace
referencia a las personas entre las que debe liquidarse cada contrato. El precepto
citado tiene por finalidad impedir un enriquecimiento injustificado del prestamista
y vendedor, y por esto sanciona con la nulidad determinadas cláusulas contractua-
les que persigan ese fin. Pero no introduce ninguna novedad en torno a quiénes
deben liquidar. En consecuencia, se mantiene la regla general de que cada con-
trato se liquida entre quienes fueron sus contratantes, por lo que cada parte del
contrato soporta el riego de insolvencia de la otra parte, lo que significa que sobre
el consumidor recae el riesgo de insolvencia del vendedor.
No obstante, existen supuestos en los que el legislador se ha apartado de esta
reglamentación, alterando el mecanismo descrito de asignación de riesgos. Así su-
cede, por ejemplo, en la hipótesis de resolución de la compraventa por incumpli-
miento del vendedor (ejercicio conjunto de los arts. 14.2 y 15 LCCon), y de desisti-
miento de la compraventa (art. 9.2 LVPBM/1998). En estos casos se traslada total
o parcialmente, por diferentes motivos, del consumidor al prestamista el riesgo de
insolvencia del vendedor 17 '.
2. La liquidación contractual.
a) Liquidación del contrato de compraventa.
En la compraventa financiada, el contrato de compraventa es un negocio jurí-
dico con pago al contado, puesto que el consumidor abona al vendedor la totalidad
del precio, con la ayuda (total o parcial) del préstamo obtenido de un financiador.
Es cierto que el consumidor queda obligado a pagar ciertos plazos, pero estos pagos
debe realizarlos al prestamista, y traen causa del contrato de préstamo celebrado
entre prestamista y consumidor. Con esto quiere decirse que el incumplimiento
del consumidor de su obligación de pago de los plazos no afecta directamente al
contrato de compraventa, sino al crediticio, puesto que el prestamista podrá dar
por vencidos los plazos pendientes de pago o resolver el contrato, conforme a lo
dispuesto en el artículo 10 LVPBM/1998. Y como no puede provocar la resolución
de la compraventa, no procede su análisis al hilo del artículo 14.2 LCCoii, que se
ocupa del modo en que la ineficacia de la compraventa ha de afectar al negocio
crediticio.
Tras la ineficacia del contrato de compraventa, surgen las obligaciones liquida-
torias entre vendedor y consumidor. A efectos de determinar el modo en que debe
realizarse la liquidación contractual, conviene distinguir dos hipótesis:
175. Estos dos supuestos son analizados en detalle en el apartado IX.B) de este Capítulo 6.
427
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
1) El contrato de compraventa se resuelve o se declara nulo. Con una doble preci-
sión, en relación a la resolución. Por una parte, no es posible la resolución de la
compraventa por incumplimiento del consumidor, porque por definición el consu-
midor ya ha cumplido satisfactoriamente su obligación, que es pagar el precio. Por
otra, el supuesto de resolución de la compraventa por incumplimiento del vende-
dor merece un tratamiento aparte, puesto que el consumidor, además del derecho
reconocido en el artículo 14.2, puede también ejercitar -conjuntamente con
aquél- el derecho a solicitar del prestamista la devolución del precio tras la resolu-
ción (art. 15 LCCon).
En caso de nulidad o resolución, la liquidación de la compraventa se producirá
respetando lo dispuesto en el artículo 9 LCCon. La expresión contenida en este
precepto, en virtud del cual «las partes deberán restituirse recíprocamente las pres-
taciones realizadas», no debe entenderse en el sentido de que procede, siempre y
en todo caso, la recíproca devolución de todo lo recibido, sino como una genérica
remisión a la normativa reguladora de la liquidación contractual 176 , y como la impo-
sibilidad de incluir en el contrato cláusulas que modifiquen, en perjuicio del consu-
midor, el modo legalmente establecido de llevar a cabo la liquidación. En conse-
cuencia, habrá que acudir al Código Civil para ver de qué modo se produce la
liquidación. En cualquier caso, conviene señalar que, salvo algunos supuestos ex-
cepcionales, como los regulados en los artículos 1304 y ss. CC, la liquidación tendrá
lugar, efectivamente, por medio de la restitución recíproca de las prestaciones. De
tal modo que el vendedor recupera el bien o su equivalente pecuniario, si es que
lo entregó, en tanto que el consumidor recobrará el precio pagado 17 '.
Asimismo, serán de aplicación las normas generales del Código Civil en lo
relativo a la restitución de frutos percibidos o que se debieron percibir, intereses
legales o convencionales, indemnización por los desperfectos o por mejoras, o cual-
quier otro tipo de indemnización. Con una única excepción: será de aplicación la
segunda norma del artículo 9 LCCon cuando concurra el supuesto de hecho en
ella diseñado. Es decir, en caso nulidad imputable al consumidor, la ley establece
que el vendedor puede retener, en concepto de indemnización por la tenencia de
la cosa por el comprador y por la depreciación comercial del objeto, unas determi-
nadas cantidades. Se trata, en puridad, de una presunción «iuris tantum», por lo
que corresponde al consumidor probar que en realidad el vendedor no ha sufrido
unos daños en la cuantía legalmente fijada.
2) El contrato de compraventa deviene ineficaz por otros motivos (distintos a la nuli-
dad o resolución). Puede pensarse, por ejemplo, en su extinción por desistimiento
del consumidor, o en el mutuo disenso. A estos supuestos no les es de aplicación
el artículo 9 LCCon, pues este precepto entra enjuego sólo en los casos de nulidad
o resolución del contrato. La liquidación se realizará conforme a las normas que
disciplinan ese modo de extinguir el contrato.
176. GAVIUIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 109.
177. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., cit., pg. 110.
428
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
Así, por ejemplo, en el supuesto de que el consumidor desista del contrato
de compraventa, conforme a un derecho que tiene legal o convencionalmente
reconocido, las relaciones liquidatorias se producen al margen del artículo 9
LCCon178. En concreto, la liquidación del contrato se llevará a cabo en los términos
establecidos por las distintas disposiciones que regulan esta cuestión: con carácter
general, artículo 10 LOCM179; en las ventas celebradas fuera de los establecimientos
comerciales, artículos 6 y 7 de la Ley 26/1991, de 21 de noviembre, sobre contratos
celebrados fuera de los establecimientos mercantiles (en adelante, LCFE) l8°; en las
ventas a distancia, artículos 44 y 45 LOCM; y en las ventas a plazos, artículo 9
LVPBM/1998. En algunas ocasiones será preciso acudir simultáneamente a varios
de estos preceptos. Así sucede, por ejemplo, cuando el consumidor estipula un
contrato de venta a plazos fuera del establecimiento comercial, o cuando la venta
a plazos se celebre a distancia181. Las dificultades se plantean porque no resulta
nada fácil compaginar estos preceptos, en la medida en que existen entre ellos
importantes diferencias en relación al modo en que ha de llevarse a cabo la liquida-
ción contractual 182 .
178. Así, PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 10», en BERCOVHZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comen-
tarios a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 167.
179. CARRASCO PERERA, A./E. CORDERO LOBATO: «Modalidades de venta: competencias estatales, auto-
nómicas y locales», DPC, 1995, n ú m . 5, pg. 50, destacan la difícil compatibilidad entre los arts.
10 LOCM y 9 LCCon. A mi juicio, n o existe problema de conciliación entre ambas normas,
puesto que el art. 9 LCCon sólo se aplica a dos supuestos concretos de ineficacia contractual,
nulidad y resolución, y n o al desestimiento. En el mismo sentido, DÍAZ ALABART, S.: «Comentario
al art. 10», en PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley de Ordenación del Comercio Mino-
rista..., cit., pg. 102, nota a pie 34. También niega la compatibilidad entre ambos preceptos,
aunque por otros motivos, PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 10», en BERCOVITZ, R./J. LE-
GUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 167.
180. A pesar de que la ley se refiere a «derecho de revocación», se trata en realidad d e u n
derecho de desistimiento (así, KLEIN, M.: El desistimiento unilateral del contrato. Madrid,
Civitas, 1997, pg. 295; GARCÍA VICENTE, J. R.: Ley de contratos celebrados fuera de los establecimien-
tos mercantiles: el derecho de desistimiento. Pamplona, Aranzadi, 1997, pg. 141). Sobre la
distinción entre desistimiento y revocación, v. KLEIN, M.: El desistimiento..., cit., pgs. 38 y
ss.; PARRA LUCÁN, M. A.: «Comentario al art. 10», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.):
Comentarios a las leyes de ordenación del comercio minorista, cit., pg. 155; CAPILIA RONCERO, F.:
voz «Desistimiento», e n Enciclopedia Jurídica Básica, cit., II, pg. 2438; ROCA TRÍAS, E.: voz
«Revocación», en Enáclopedia Jurídica Básica, cit., IV, pg. 6011.
181. Sobre la aplicación cumulativa de la normativa de venta a distancia y de venta a plazos, v.
MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Prácticas comerciales...», cit., pg. 177.
182. El primer problema surge ya e n relación a la concepción del art. 10 LOCM. Algunos autores
entienden que esta norma se aplica únicamente a las ventas a prueba [PARRA LUCÁN, M. A.:
«Comentario al art. 10», en BERCOVHZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordena-
ción del comeráo minorista, cit., pg. 166], o a las ventas a prueba y a conformidad [BERCOVITZ,
R.: «Comentario al art. 43», en BERCOVITZ, R./J. LEGUINA (coord.): Comentarios a Ids leyes de
ordenación del comercio minorista, cit., pg. 714], por lo que el supuesto de hecho de este pre-
cepto es distinto al de los arts. 5 y ss. LCFE y arts. 44 y 45 LOCM. Otros, en cambio, parten
de considerar el art. 10 LOCM como la norma general reguladora del derecho de desisti-
m i e n t o [así, MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 10», en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS
(coord.): Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 96; DÍAZ ALABARE, S.: «Comentario al art.
10», e n PINAR, J. L./E. BELTRÁN (dir.): Comentarios a la Ley de Ordenación del Comercio Minorista...,
cit., pg. 98]. En tal caso, hay que plantearse las relaciones entre este precepto y los demás.
Para unos, lo más adecuado, en orden a conseguir una regulación congruente del derecho
de desistimiento, es entender que los arts. 5 y ss. LCFE y 44 y 45 LOCM son «lex specialis»
respecto al art. 10 LOCM, por lo que habrá que aplicar aquellas disposiciones, y n o ésta
429
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
b) Liquidación del contrato de préstamo.
Una vez extinguido el contrato de compraventa, el consumidor puede resolver
el contrato de préstamo, por desaparición sobrevenida de su causa. Y ello indepen-
dientemente de cuál sea el motivo por el que se produce la «ineficacia» del con-
trato de compraventa. La acción que el consumidor puede ejercitar contra el pres-
tamista es siempre la resolutoria. Si así sucede, la liquidación de este contrato se
producirá de conformidad con lo dispuesto en la primera parte del artículo 9
LCCon, que impide que la liquidación del contrato crediticio se lleve a cabo de tal
manera que se produzca un enriquecimiento del prestamista. Por esta razón se
considerarán nulas todas aquellas cláusulas que modifiquen en perjuicio del consu-
midor el régimen de liquidación que legalmente corresponda.
Como en cualquier hipótesis de resolución contractual, el contrato crediticio se
liquidará, siguiendo las normas generales sobre el particular, entre aquellas personas
que estipularon ese negocio jurídico, esto es, prestamista y consumidor. Los proble-
mas se plantean en relación a las consecuencias jurídicas que se producen tras la reso-
lución, concretamente si ésta ha de tener efectos «ex tune» o «ex nunc». La doctrina
extranjera ha dedicado especial atención a esta cuestión. Así sucede en Alemania, al
hilo de la controversia en torno a si se admite o no la Rückforderungsdurchgriff, esto es,
[MARÍN LÓPEZ, J. J.: «Comentario al art. 10», en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS (coord.):
Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pg. 97]. Para otros, debe hacerse u n a interpretación
conjunta de ambos textos, que elimine las divergencias entre los mismos (GARCÍA VICENTE, J.
R.: Ley de contratos..., cit., pg. 149).
La posterior aparición de la LVPBM/1998, que faculta en su art. 9 al comprador para desistir
del contrato, viene a complicar más la cuestión. No creo que existan problemas e n cuanto a
la compatibilidad de este precepto con el art. 10 LOCM. Esta última norma exime al compra-
dor de indemnizar al vendedor por el desgaste o deterioro del bien usado a los simples
efectos de prueba. Por su parte, el art. 9 LVPBM/1998 requiere, para poder desistir del
contrato, que el comprador n o haya usado el bien más que a efectos de simple examen o
prueba [art. 9.1 a ) ] , por lo que n o procede la indemnización por uso.
Mayores dificultades surgen cuando se trata de u n a venta a plazos celebrada fuera de estable-
cimiento comercial, puesto que hay que compatibilizar las consecuencias previstas e n los arts.
9 LVPBM/1998 y 6 y 7 LCFE. Ambos preceptos coinciden e n la exclusión de la restituibilidad
del enriquecimiento por el uso del bien antes del ejercicio del desistimiento. Sin embargo,
existen grandes discrepancias. Por ejemplo, el art. 6.2 LCFE dispone que la «revocación n o
implicará gasto alguno para el consumidor», mientras que el art. 9.1 b) LVPBM/1998 deter-
mina que el comprador podrá devolver el bien e n el lugar, forma y estado e n que lo recibió
«y libre de todo gasto para el vendedor». O e n materia de indemnización p o r depreciación
comercial del bien. En este ámbito, la LCFE exime al consumidor de tener que reembolsar
cantidad alguna «por la disminución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso
conforme a lo pactado o a la naturaleza de la cosa» (art. 6.2, párr. 2), mientras que según la
LVPBM/1998, el comprador, cuando así se haya pactado, tendrá que «indemnizar al vende-
dor en la forma establecida contractualmente, por la eventual depreciación comercial del
bien. Dicha indemnización n o podrá ser superior a la quinta parte del precio de venta al
contado» [art. 9.1 c ) ] . La solución de estos conflictos exige u n análisis detenido que n o
puede abordarse e n esta sede. En cualquier caso, parece conveniente entender que debe
aplicarse aquella disposición que sea más beneficiosa para el consumidor (así, KLEIN, M.: El
desistimiento..., c i t , pg. 351, aludiendo a la relación entre la LCFE y el art. 11 de la derogada
LVPBM/1965). Tampoco resulta fácil la determinación de la normativa aplicable a la venta
a plazos celebrada a distancia, por la complicada interrelación de los arts. 9 LVPBM/1998 y
44 y 45 LOCM.
430
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
la devolución por el prestamista al consumidor de todos los plazos de amortizados
pagados 183 . Yen Italia, donde M. GORGONI plantea directamente este asunto 181 .
En sede de resolución contractual, la regla general es que la liquidación tiene
efectos retroactivos («ex tune»), de modo que las partes deben restituirse todas las
prestaciones realizadas. Sin embargo, hay supuestos en los que la resolución no es
retroactiva. Así sucede en las relaciones jurídicas duraderas, esto es, en aquellas
cuyo desenvolvimiento supone un período de tiempo más o menos prolongado y
por tanto una pervivencia temporal (p.e., arrendamiento, suministro, etc.). En el
momento de la resolución estas relaciones se encuentran total o parcialmente con-
sumadas, por lo que la resolución extingue el vínculo con puros efectos «ex nunc»,
esto es, las prestaciones ejecutadas no deben restituirse 181 .
En el caso que nos ocupa, ¿tiene el consumidor derecho a reclamar al presta-
mista la restitución de los plazos ya pagados? En mi opinión, sí tiene este derecho,
puesto que la resolución del préstamo tiene efectos retroactivos (resolución «ex
tune»). En puridad, la resolución sólo va a tener efectos «ex nunc» cuando se trata
de un contrato bilateral en el que las prestaciones de las dos partes son de ejecu-
ción periódica 186 , como sucede, por ejemplo, en el contrato de arrendamiento 187 .
En cambio, en el contrato de préstamo, si bien es cierto que el prestatario asume
una obligación de ejecución periódica, la obligación del prestamista es de ejecu-
ción instantánea, puesto que se ejecuta de una sola vez. Por eso la resolución ha
de tener carácter retroactivo. De este modo, tras la resolución del contrato de
préstamo, el consumidor queda obligado a restituir al prestamista el importe del
183. Sobre el particular, con detalle, v. el apartado III.B) d e este Capítulo. En todo caso, recuér-
dese que existen opiniones para todos los gustos, distinguiendo a veces según la extinción
del contrato d e compraventa se haya producido por nulidad o resolución. Hay algunos auto-
res q u e sostienen que la ineficacia del contrato de préstamo se produce con efectos «ex
nunc» (así, HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG,
Rn. 124; FRANZ, U.: DerEinwendungsdurchgriff..., c i t , pgs. 252 y ss.; DAUNER-LIEB, B.: «Verbrau-
cherschutz...», cit., pg. 27), p o r lo que el consumidor n o puede reclamar al prestamista la
devolución de lo pagado; más bien tiene él q u e reembolsar al prestamista el importe del
préstamo, reducido en la cuantía d e los plazos pagados. Para otros autores, en cambio, la
ineficacia se produce con efectos «ex tune», puesto que el consumidor está autorizado para
exigir del prestamista la restitución de los plazos abonados (así, OTT, C , en BRUCHNER/OTT/
WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 132; PIETZCKER, S.: Die Rückab-
xuicklung..., cit., pg. 61; EMMERICII, V , e n GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICH/VON ROTTENBURG:
Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 182 y ss.).
184. En II crédito al consumo, cit., pgs. 204 y ss.
185. DÍEZ-PICAZO, L.: Fundamentos..., cit., II, pgs. 322 y 724.
186. GORGONI, M.: 77 crédito al consumo..., cit., pgs. 204 y ss. De este m o d o interpreta la citada autora
el art. 1458 del Códice Civile. ,
187. En efecto, en el arrendamiento las obligaciones de las dos partes son de ejecución periódica:
el arrendador se obliga a mantener al arrendatario e n la posesión del bien, mientras que
éste tiene que pagar periódicamente la cantidad estipulada. En este caso, la resolución sólo
afecta al futuro (extinción de las obligaciones), pero n o al pasado. Por esta razón, cuando
en el leasing se produce la resolución del contrato de arrendamiento financiero (como conse-
cuencia de la previa resolución de la compraventa), la liquidación del mismo se producirá
con efectos «ex tune» o «ex nunc» en función de que el arrendatario haya podido gozar
durante algún tiempo del uso y disfrute de la cosa conforme a lo pactado. Sobre el modo e n
que se produce la liquidación, v. mi artículo «Comentario a la STS de 26 de febrero de 1996»,
cit., pgs. 765 y ss.
431
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
préstamo, en tanto que aquél debe devolver a éste los plazos de amortización ya
satisfechos.
Además, si se analiza con detalle la solución ofrecida por la doctrina de otros
países, se advertirá que coincide con la aquí propuesta. En Francia, es opinión
unánime que prestamista y consumidor deben restituirse recíprocamente las pres-
taciones realizadas188. En Italia, se ha admitido que la resolución del contrato credi-
ticio tiene carácter retroactivo 189 . En Alemania, incluso aquellos autores defensores
de la resolución del préstamo con efectos «ex nunc» 190 admiten, en realidad, la
retroactividad de la resolución. Pues si entienden, como es el caso, que la liquida-
ción se materializa en la obligación del consumidor de devolver al prestamista el
importe del préstamo, reducido en la cuantía de los plazos ya pagados, ello sólo es
posible como consecuencia de la recíproca restitución de las prestaciones realiza-
das, produciéndose una compensación entre lo que el consumidor debe restituir
(el importe del préstamo) y lo que debe devolver el prestamista (plazos ya paga-
dos). En España, también GAVIDIA admite la resolución con efectos retroactivos 191 .
Como consecuencia de la resolución del contrato, las partes deben restituirse
las prestaciones realizadas, quedando además liberadas respecto de las obligaciones
futuras aún no vencidas. En la liquidación, el consumidor debe devolver al presta-
mista el importe del préstamo, en tanto que el prestamista queda obligado a reem-
bolsar al consumidor los plazos ya satisfechos. Tras la oportuna compensación de
créditos, será el consumidor quien debe entregar cierta cantidad al prestamista
(cuando la suma total de los plazos pagados es inferior al importe del préstamo),
o al contrario, es el prestamista quien tiene que restituir alguna cantidad al consu-
midor (cuando ya ha recibido dinero del consumidor por importe superior al no-
minal del crédito concedido) 192 . A la liquidación del contrato no afecta de ningún
188. Pizzio, J.-P.: Code de la consommation, cit., pg. 318; RAYANAS, J.: «De l'interdépendance dans
l'exécution des contrate», c i t , pg. 435, Nr. 32; MARTÍN, D.: «La défense du consommateur á
crédit», cit., pg. 649, Nr. 81; BRÁUNIG, G.: Der Konsumentenkredit im franzósichen Recht..., cit., pg.
95.
189. GORGONI, M.: II crédito al consumo, cit., pg. 206.
190. HABERSACK, M., en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 124;
FRANZ, U.: Der Einwendungsdurchgriff..., c i t , pgs. 252 y ss.; DAUNER-LIEB, B.: «Verbrauchers-
chutz...», c i t , pg. 27.
191. GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El crédito al consumo..., c i t , pg. 110. Sostiene que «la ineficacia del
contrato de consumo y el de préstamo para su financiación obligará al proveedor a restituir
al consumidor el precio cobrado, debiendo éste devolverle... el bien que le fue entregado, y
alfinanáador el resto de lo prestado» (la cursiva es mía). Es decir, el consumidor debe devolver
al prestamista el dinero que falta hasta completar el importe del préstamo concedido (resul-
tado de la compensación recíproca de créditos).
192. Lo que dependerá, en último caso, de en qué medida haya sido cumplido el contrato de
préstamo, esto es, del número de plazos de amortización q u e el consumidor haya pagado. Si
la resolución se produce cuando el consumidor h a abonado pocos plazos, está claro que tras
la compensación de créditos deberá él entregar la cantidad que corresponda al prestamista.
En cambio, cuando ya ha pagado casi todos los plazos, resultará que el obligado a restituir
es el prestamista. Como última posibilidad, si el contrato de préstamo h a sido ejecutado
completamente por el consumidor, que h a satisfecho todos los plazos, su resolución determi-
nará la obligación del prestamista de restituir u n a cantidad por importe igual al dé todos los
intereses recibidos.
432
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
modo el hecho de que el prestamista tenga sobre el bien vendido una reserva de
dominio o cualquier garantía de otro tipo.
Como en cualquier contrato, cada parte soporta el riesgo de insolvencia de la
contraparte. En consecuencia, el consumidor soporta el riesgo de insolvencia del
prestamista, mientras que el prestamista soporta el riesgo de insolvencia del consu-
midor.
Guiados con distintas finalidades, se ha pretendido alterar este régimen de
distribución de riesgos mediante determinados mecanismos jurídicos. Son los si-
guientes:
1) En algunos ordenamientos jurídicos, como el francés, se han establecido
medidas para, en determinados casos, trasladar del prestamista al vendedor el
riesgo de insolvencia del consumidor. Se trata, por tanto, de proteger al prestamista
ante el riesgo de insolvencia del consumidor. A tal fin va destinado el artículo 311-
22 CConsom, según el cual, cuando la nulidad o la resolución del contrato de
compraventa ha sido causada por el vendedor, el prestamista puede solicitar que
el vendedor sea considerado garante de la obligación del consumidor de restituir el
importe del préstamo concedido. En consecuencia, para que el prestamista pueda
dirigirse al Juez, solicitando que se considere al vendedor como garante, deben
concurrir dos presupuestos: que la nulidad o resolución del contrato de compra-
venta se deba al vendedor 193 , y que el prestamista se dirija al juez pidiendo que se
tenga al vendedor como garante 194 . En cualquier caso, el vendedor se obliga como
garante subsidiario; es decir, el prestamista tiene que reclamar el importe del cré-
dito en primer lugar al prestatario, y únicamente en el caso de que éste sea insol-
vente puede dirigir su acción contra el vendedor 195 .
En el derecho español, la falta de una concreta disposición normativa impide
atribuir al vendedor semejante responsabilidad. El vendedor está obligado única-
mente a devolver al consumidor el importe del precio, tras la ineficacia de la com-
praventa, y de ningún modo puede imponérsele la obligación de restituir el im-
porte del crédito que, en teoría, corresponde al consumidor. El riesgo de
insolvencia del consumidor es un riesgo que se atribuye al prestamista, y del que
éste puede protegerse acudiendo a algún instrumento jurídico que sirva para tal
fin (p.e., contrato de garantía de un tercero, etc.) 19°. Una posible forma de asegurar
este riesgo es establecer, en el acuerdo previo que estipulan prestamista y vendedor,
que éste va a responder de algún modo (por ejemplo, fianza) de la obligación del
193. No es necesaria la culpa del vendedor (cfr. SCHMIDT, D . / P . GRAMLING: Commentaire de la loi du
lOjanvier 1978, c i t , Rz. 211).
194. Por tanto, el Juez n o puede decretar de oficio esta especial responsabilidad del vendedor.
195. GAVALDA, C : «L'information et la protection...», c i t , pg. 199, Nr. 77; BRÁUNIG, G.: Der Konsu-
mentenkredit im franzósichen Recht..., c i t , pg. 96; SCHMITZ, W. F.: Der finanzierte Abzahlungskauf...,
cit, pg. 171.
196. Es usual que el prestamista se asegure del riesgo derivado de la insolvencia del consumidor,
tras el incumplimiento de éste, mediante la garantía real de un bien, o la personal prestada
por un tercero (fianza, aval, etc.). Lo mismo debe hacer en relación a la obligación de devolu-
ción del importe del préstamo que surge tras la resolución del contrato.
433
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
consumidor de restituir el préstamo recibido 19 '. Se trata, por tanto, de una garantía
convencional, establecida por la voluntad de las partes, y no de una garantía legal
que se deduzca de la ley.
Sin embargo, existe un supuesto en el que el prestamista puede dirigir una
acción de reclamación de cantidad contra el vendedor. Así sucede cuando el vende-
dor incumple su obligación, y el consumidor ejercita conjuntamente los derechos
reconocidos en los artículos 14.2 y 15 LCCon, solicitando la resolución de los dos
contratos, y que el prestamista le restituya todas las cantidades que él ha pagado.
En tal caso, el prestamista dispone de la acción de regreso contra el vendedor,
pero no por aplicación del artículo 14.2, sino porque en virtud del artículo 15
LCCon el prestamista ha respondido frente al consumidor como garante de la
obligación del vendedor de restituir el precio del bien tras la resolución de la
1
«. 108
compraventa .
2) También se ha sostenido que el prestamista tiene una acción directa con-
tra el vendedor, para obtener de éste la restitución del préstamo 199 . Para admitir
esta tesis, hay que partir de la existencia de acciones directas en supuestos distintos
a los regulados en la ley, cosa que no todos los autores comparten. Si así fuera, la
concesión al prestamista de una acción directa significaría que podría dirigirse
directamente contra el vendedor 200 , siempre que éste no hubiera aún satisfecho su
obligación de devolver al consumidor el precio de adquisición, y exigirle la restitu-
ción del préstamo. Esto supone una especie de «garantía reforzada» para el presta-
mista, ya que sujeta dos patrimonios al pago de la obligación de restituir el prés-
tamo, eludiendo así el riesgo de insolvencia del consumidor, al facultarle para
dirigir su pretensión directamente contra el vendedor 201 .
Aun aceptando que cabe la acción directa en supuestos distintos a los expresa-
mente regulados en la ley202, no creo que el prestamista disponga de una acción
de este tipo contra el vendedor, pues no existe una razón de política jurídica que
197. Como ha señalado la doctrina, es usual la inclusión en el acuerdo previo de u n pacto e n este
sentido [cfr. KREJCI, H.: e n RUMMEL, P. (dir.): Kommentar zum Allgemánen búrgerlichen Gesetzbuch,
cit., pg. 2221, Rn. 11; DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumenteznschutz, cit., 92; O r r , C , e n BRUCHNF.R/
OTT/WAGNER-WIEÜUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 51; U. SEIBERT: Handbuch
zum Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 3, y la Sentencia del OLG Kóln, de 5 de
diciembre de 1994 (WM, 1995, pgs. 611 y ss.)]. Por otra parte, recuérdese que la asunción
de responsabilidad por el vendedor es u n indicio de la colaboración planificada existente
entre prestamista y vendedor.
198. En consecuencia, y a diferencia del derecho francés, el vendedor n o es garante de la obliga-
ción del consumidor d e restituir el importe del préstamo.
199. Tesis defendida en Francia por RAVANAS, J.: «De l'interdépendance dans l'exécution des con-
trats», cit., pgs. 450 y ss., Nr. 55 y ss. En España ha sido acogida por GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: El
crédito al consumo..., cit., pg. 111.
200. La mayoría de la doctrina considera que el ejercicio de la acción directa n o está supeditado
a que el acreedor se haya dirigido previamente contra el deudor inmediato (cfr. PASQUAU
LIAÑO, M.: La acción directa..., c i t , pg. 83; F. RODRÍGUEZ MORATA: La acción directa como garantía
personal del subcontratista de obra. Madrid, Tecnos, 1992, pg. 82).
201. RODRÍGUEZ MORATA, F.: La acción directa..., cit., pg. 82.
202. Cfr. PASQUAU LIAÑO, M.: La acción directa..., cit., pgs. 104 y ss., a quien sigue LÓPEZ FRÍAS, A.:
Los contratos conexos..., cit., pgs. 309 y ss.
434
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
la justifique203 . La acción directa es un favor legal concedido a ciertos acreedores
supuestamente situados en una posición contractual débil a la hora de exigir garan-
tías que aseguren la realización de sus créditos201. Y no es éste el caso del presta-
mista. No cabe argumentar, como hace GAVIDIA SÁNCHEZ, que la acción directa del
prestamista se funda en la «estrecha conexión» entre el crédito del financiador
contra el consumidor y el de éste contra el proveedor. La conexión funcional no
es un argumento, por sí mismo, para crear una. acción directa. El riesgo de insolven-
cia del consumidor lo soporta el prestamista, y no hay razones que, en ausencia de
ley, aconsejen trasladar al vendedor el mencionado riesgo. Lógicamente, tal tras-
lado puede llevarse a cabo en convenio celebrado entre prestamista y vendedor (el
lugar apropiado es el acuerdo previo que normalmente estipulan).
3. Crítica al modelo establecido de liquidación contractual.
Ante el silencio del artículo 9 LCCon> que no especifica entre quienes ha de
realizarse la liquidación de los contratos tras su ineficacia, cabe concluir que, como
sucede en cualquier supuesto de ineficacia, cada contrato tendrá que liquidarse
entre quienes lo estipularon. Así, el contrato de compraventa se liquidará entre
vendedor y consumidor, y el de préstamo entre prestamista y consumidor. De este
modo, cada parte contractual soportará el riesgo de insolvencia de la contraparte,
lo que significa, en lo que ahora nos interesa, que sobre el consumidor recae el
riesgo de insolvencia del vendedor.
Este modo de realizar la liquidación de los contratos perjudica gravemente al
consumidor, en comparación con el comprador de una bilateral venta a plazos. Así
sucede especialmente en el supuesto de que el vendedor sea insolvente. En la venta
bilateral, si el consumidor resuelve este contrato, o se produce su ineficacia por
cualquier otro motivo (nulidad, desistimiento, etc.), las partes quedan obligadas,
como regla general, a restituirse las prestaciones realizadas. Si el vendedor es insol-
vente, el comprador no podrá recuperar las cantidades que ya le haya entregado
(el desembolso inicial y los plazos ya pagados), por lo que soporta el riesgo de
insolvencia del vendedor en la cuantía de las cantidades ya satisfechas. En la com-
praventa trilateral, en cambio, la insolvencia del vendedor es más lesiva para el
consumidor. El consumidor no podrá recuperar del vendedor el importe del pre-
cio, pero, sin embargo, deberá restituir al prestamista el importe del préstamo,
como obligación que le incumbe tras la resolución del contrato crediticio. Resulta,
en consecuencia, que el consumidor va a soportar el riesgo de insolvencia del
vendedor en la cuantía de todo el precio del bien. ,
Veamos algunos ejemplos. El consumidor pretende adquirir un vehículo cuyo
precio es de 2 millones de pesetas. Celebra con el vendedor una venta a plazos,
203. Conviene advertir que para el consumidor es indiferente que el prestamista tenga u n a acción
directa contra el vendedor, pues ello n o implica u na modificación e n su situación de deudor
de la obligación de restituir el importe del préstamo.
204. CARRASCO PERERA, A . / E . CORDERO LOBATO/C. GONZÁLEZ CARRASCO: Derecho de la construcción y la
vivienda, 2 3 ed. Madrid, Dilex, 1998, pg. 227.
435
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
sin desembolso inicial, quedando obligado a pagar 50 plazos mensuales de 50.000
ptas. cada uno, con lo que la cantidad total que tiene que abonar es de 2.500.000
ptas. Cuando ya ha satisfecho cinco plazos (250.000 ptas.), resuelve conforme a
derecho el contrato de compraventa, o lo anula. En tal caso, y tras la oportuna
liquidación contractual, el comprador queda obligado a devolver el bien al vende-
dor, y éste tiene que restituirle los plazos ya abonados, esto es, 250.000 ptas. Si el
vendedor es insolvente, el comprador no podrá recuperar esas cantidades.
Imaginemos que el consumidor obtiene el préstamo de dos millones de un
tercero prestamista (ejemplo A), estando los dos contratos vinculados entre sí, y
que el consumidor ha satisfecho igualmente cinco plazos de 50.000 ptas. cada uno.
Si tras la ineficacia de la compraventa (resolución, nulidad, etc.) se resuelve el
contrato crediticio, la liquidación se producirá del siguiente modo: el consumidor
devuelve el vehículo al vendedor, y éste tiene que devolverle el importe del precio
(2.000.000 de ptas.); por su parte, y en el marco de la liquidación del contrato de
crédito, el consumidor tiene que devolver al prestamista el importe del préstamo
concedido (2.000.000 de ptas.), en tanto que el prestamista debe devolverle los
plazos de amortización ya pagados (250.000 ptas.). De modo que el consumidor
recibirá del vendedor 2.000.000 de ptas., pero tiene que devolver al prestamista
1.750.000 ptas. Por tanto, si el vendedor es insolvente, el consumidor no recibirá
de él los 2 millones, pero seguirá estando obligado a restituir al prestamista
1.750.000 ptas. De donde resulta que el consumidor pierde en realidad 2 millones
(1.750.000 ptas. que tiene que abonar al prestamista, y 250.000 ptas. que ya le
ha pagado). El riesgo de insolvencia del vendedor recae exclusivamente sobre el
consumidor, quien lo soporta en la cuantía del precio del bien.
La desprotección del consumidor se debe a que es tratado como un compra-
dor con pago al contado, y no como un comprador a plazos. Si se le considera
como un comprador con pago al contado, soportará íntegramente el riesgo de
insolvencia del vendedor. Por eso, al consumidor hay que considerarlo como un
comprador con pago a plazos. Desde el punto de visto económico, venta a plazos
y compraventa financiada son dos operaciones idénticas para el consumidor. Esta
similitud debe hacerse extensiva también al ámbito de la liquidación contractual,
de modo que ésta se produzca de tal manera que el consumidor no sea perjudicado
en comparación con el comprador de una bilateral venta a plazos. Por esta razón,
si en el ejemplo citado el comprador, en la venta bilateral a plazos, soporta el
riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía de 250.000 ptas., en el supuesto
de contratos vinculados el riesgo que debe soportar no puede superar esa cantidad.
En definitiva, una adecuada protección del consumidor no se consigue sólo
estableciendo que en caso de ineficacia de la compraventa también podrá devenir
ineficaz el contrato crediticio. Una medida de este tipo no es suficiente. Es necesa-
rio, además, que el legislador modifique el régimen general de liquidación de los
contratos, con el fin de que el consumidor no esté peor situado, en el ámbito de
la liquidación contractual, que el comprador de una bilateral venta a plazos.
436
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
En el derecho español, el artículo 14.2 LCCon sanciona la posibilidad de resol-
ver el contrato crediticio, tras la ineficacia de la compraventa, pero no varía el
régimen jurídico por el que ha de regirse la liquidación de los dos contratos. Ni el
artículo 14.2 ni el artículo 9 LCCon modifican los sujetos entre los que debe produ-
cirse la liquidación de cada contrato, ni tampoco, por tanto, la persona que debe
soportar el riesgo de insolvencia de uno de ellos. En mi opinión, el legislador
español no ha sido consciente del déficit de protección que soporta el consumidor
en el ámbito de la liquidación de los dos contratos. Por eso se ha limitado a sancio-
nar la ineficacia del contrato de crédito, tras la ineficacia previa de la compraventa,
sin plantearse siquiera la necesidad de modificar el mecanismo liquidatorio, para
colocar al consumidor, al menos, en la misma situación que tendría de haber cele-
brado una bilateral venta a plazos.
B. Dos modelos legales especiales de liquidación de los contratos.
El régimen general de la liquidación contractual de los contratos de compra-
venta y préstamo perjudica notablemente al consumidor, especialmente en el su-
puesto de insolvencia del vendedor. Y ello porque si se hubiera celebrado una
bilateral venta a plazos el comprador perdería todas las cantidades que hasta ese
momento hubiera satisfecho (desembolso inicial y plazos de amortización paga-
dos), mientras que en la compraventa financiada pierde una cantidad equivalente
al importe del precio del bien.
Sin embargo, existen dos supuestos en los que varía el régimen legal de liqui-
dación de los dos contratos. Se trata de la resolución de la compraventa por incum-
plimiento del vendedor, seguida del ejercicio por el consumidor contra el presta-
mista de los derechos reconocidos en los artículos 14.2 y 15 LCCon, y del
desistimiento de la compraventa y posterior resolución del contrato de crédito (art.
9.2 LVPBM/1998). En ambos casos se modifican el círculo de personas encargadas
de liquidar el contrato, lo que da lugar, en última instancia, a una redistribución
del riesgo de insolvencia del vendedor, que ya no va a ser soportado, o al menos
no exclusivamente, por el consumidor.
1. La resolución de la compraventa por incumplimiento del vendedor. Ejercicio conjunto de
los derechos reconocidos en los artículos 14.2 y 15 LCCon.
Cuando el consumidor resuelve el contrato de compraventa por incumpli-
miento del vendedor, puede también solicitar y obtener la resolución del contrato
crediticio (art. 14.2 LCCon). Por otra parte, en la medida en que se satisfagan los
presupuestos enumerados en las letras d) y e) del artículo 15.1 LCCon, el consumi-
dor está igualmente autorizado para solicitar del prestamista la devolución del im-
porte del precio de adquisición, utilizando el derecho que en este sentido le con-
cede el artículo 15 LCCon. En este último caso, el prestamista actúa como fiador
subsidiario sin beneficio de excusión, por lo que como tal debe restituir al consumi-
dor el importe del precio.
437
M. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
El modo habitual de .actuar del consumidor será el siguiente. Ante el incumpli-
miento del vendedor, y una vez efectuada la preceptiva reclamación extrajudicial
por el consumidor, éste interpone una demanda contra prestamista y vendedor,
en la que solicita: a) que se declare resuelto el contrato de compraventa, y que se
condene al prestamista a cumplir la obligación liquidatoria de devolver el precio,
como gaiante que es de esta obligación, por aplicación del artículo 15 LCCon; b)
que se declare resuelto el contrato de préstamo «ex» artículo 14.2, y que, por tanto,
se condene al prestamista como parte de este contrato a restituir las prestaciones
recibidas, esto es, los plazos de amortización ya pagados. Los demandados lógica-
mente tendrán derecho a que el consumidor restituya todas las prestaciones recibi-
das: que devuelva al vendedor el bien, y al prestamista el importe del préstamo.
No procede la aplicación de la segunda norma del artículo 9 LCCon (deducción
de determinadas partidas indemnizatorias), puesto que no se trata de nulidad, sino
de resolución, que además no es imputable al consumidor.
El ejercicio conjunto de los derechos reconocidos en los artículos 14.2 y 15
LCCon da lugar a que las obligaciones liquidatorias que surgen tras la resolución
de los dos contratos se centren en la relación entre prestamista y consumidor, salvo
en lo relativo a la restitución, en su caso, del bien comprado, que deberá ser de-
vuelto por el consumidor al vendedor. Por tanto, en lo que concierne a las obliga-
ciones liquidatorias pecuniarias, la liquidación de los dos contratos se produce
en la relación prestamista-consumidor. Así, el consumidor tendrá que restituir al
prestamista el importe del préstamo, en tanto que éste deberá devolver a aquél los
plazos de amortización ya pagados y el precio de adquisición del bien. De ello
resulta que será el prestamista, y no el consumidor, quien soporte íntegramente el
riesgo de insolvencia del vendedor.
La protección del consumidor no deriva, por tanto, de una específica norma
que modifique el régimen general de liquidación de los contratos para el supuesto
concreto de resolución de la compraventa por incumplimiento del vendedor y
posterior resolución del préstamo. Sucede más bien que además de llevarse a cabo
la liquidación de los contratos conforme a la regla general, el consumidor ejercita
contra el prestamista «ex» artículo 15 LCCon el derecho a recibir de él el precio
del bien. La acumulación de ambas pretensiones da lugar a una liquidación con-
tractual que tan beneficiosa resulta para el consumidor.
Veamos algunos ejemplos. Retomemos el ejemplo A. Precio del vehículo:
2.000.000 de ptas. No hay desembolso inicial. El consumidor estipula un contrato
de préstamo por importe de 2.000.000 de ptas., quedando obligado a abonar 50
plazos mensuales de 50.000 ptas. cada uno, por lo que la cantidad total que tiene
que restituir es de 2.500.000 ptas. Los dos contratos están vinculados en los térmi-
nos descritos en el artículo 15 LCCon. Cuando ya ha satisfecho cinco plazos
(250.000 ptas.), y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 14.2 y 15
LCCon, solicita y obtiene la resolución de los dos contratos, pidiendo que sea el
prestamista quien restituya el precio del bien. La liquidación se producirá del si-
guiente modo: el consumidor debe restituir al prestamista 2.000.000 de ptas. (prés-
438
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
tamo recibido), y al vendedor el bien comprado (si es que lo recibió), mientras
que el prestamista tiene que devolver al consumidor 2.000.000 de ptas. (precio de
la compraventa) más 250.000 (plazos de amortización ya pagados). Tras la opor-
tuna compensación de créditos (2.250.000 ptas. menos 2.000.000), resulta que el
prestamista queda obligado a devolver al consumidor 250.000 ptas., esto es, el im-
porte de los plazos de amortización pagados. Si se analiza la situación del consumi-
dor, se advierte que él ha pagado 250.000 ptas. (al prestamista, como pago de cinco
plazos de amortización), y recibe 250.000 ptas. (del prestamista, tras la liquidación
contractual). La posible insolvencia del vendedor a él en nada le afecta, puesto
que es el prestamista quien debe restituirle los plazos de amortización pagados. La
situación es diferente para el prestamista: entrega 2.000.000 de ptas. (al consumi-
dor, en virtud de un contrato de préstamo) y 250.000 ptas. (al consumidor, tras la
liquidación contractual), y recibe 250.000 ptas. (del consumidor, por el pago de
cinco plazos de amortización). Lógicamente, queda autorizado para ejercitar la
acción de regreso contra el vendedor por importe de dos millones de pesetas. Por
eso, si el vendedor es insolvente, el prestamista perderá esos dos millones del precio
que pagó al consumidor (tampoco recibirá de éste los daños y perjuicios, que
asciende a las 500.000 ptas. de intereses del contrato crediticio que no va a obte-
ner). En consecuencia, es el prestamista quien soporta exclusivamente todo el
riesgo de insolvencia del vendedor.
Consideremos otro ejemplo, que llamaremos ejemplo D. El consumidor com-
pra un vehículo, cuyo precio es 2.000.000 de ptas. El desembolso inicial es de
1.000.000 de ptas., obteniendo el otro millón mediante un préstamo, quedando el
consumidor obligado a restituirlo en 10 plazos quincenales de 130.000 ptas. cada
uno (en total, debe devolver 1.300.000 ptas.). Cuando ha pagado todos los plazos,
en el bien se descubren defectos de tal importancia que hacen viable la resolución.
De conformidad con los artículos 14.2 y 15 LCCon, el consumidor ejercita y obtiene
la resolución de los dos contratos, solicitando que la devolución del precio de
adquisición la efectúe el prestamista. En este caso, la liquidación de los dos contra-
tos tiene lugar del siguiente modo: como consecuencia de la resolución de la com-
praventa, el prestamista debe devolver al consumidor 2.000.000 de ptas. (precio de
adquisición), y éste tiene que entregar el bien al vendedor, mientras que, debido
a la resolución del préstamo, el consumidor debe devolver al prestamista 1.000.000
de ptas. (importe del crédito concedido), en tanto que éste debe restituirle
1.300.000 ptas. (plazos de amortización satisfechos). Tras la compensación de crédi-
tos, resulta que el prestamista debe entregar al consumidor 2.300.000 ptas.
(3.300.000 menos 1.000.000), que es precisamente la cantidad que el consumidor
se ha gastado. La situación del consumidor es correcta: ha pagado 1.000.000 de
ptas. al vendedor (en concepto de desembolso inicial), y 1.300.000 ptas. al presta-
mista (pago de los plazos de amortización pactados), y tras la resolución recibe del
prestamista 2.300.000 ptas. Por lo que se refiere al prestamista, entrega al consumi-
dor 1.000.000 de ptas. (importe del préstamo) y 2.300.000 ptas. (como resultado
de la liquidación contractual), mientras que recibe 1.300.000 ptas. (del consumi-
dor, en pago de los plazos de amortización). En consecuencia, ha pagado de más
439
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dos millones, que es precisamente la cantidad que puede después recuperar del
vendedor a través de la acción de regreso. Obviamente, si el vendedor es insolvente,
será el prestamista el único que se vea afectado por ello (no podrá reembolsarse
esos dos millones). Al consumidor en nada afecta la insolvencia del vendedor.
De los dos ejemplos citados pueden extraerse una serie de características bási-
cas que se predican de la liquidación contractual. Son las siguientes:
1) La liquidación de los dos contratos se efectuará de tal modo que el consu-
midor debe restituir el bien al vendedor, y tiene derecho a recuperar del presta-
mista todas las cantidades que éste haya pagado (en el ejemplo A, 250.000 ptas.;
en el ejemplo D, 2.300.000 ptas.), ya sea al propio prestamista, ya sea al vendedor
(en el ejemplo A, las 250.000 ptas. las paga al prestamista; en el ejemplo D,
1.000.000 de ptas. han sido pagadas al vendedor, y 1.300.000 ptas. al prestamista).
2) El prestamista soporta íntegramente el riesgo de insolvencia del vendedor,
en la cuantía del precio de adquisición. Por lo tanto, si el vendedor deviene insol-
vente, el prestamista, que ha respondido frente al consumidor como garante por
el importe del precio, no podrá recuperar del vendedor el citado importe. La
acción de regreso que con esa finalidad interponga el prestamista contra el vende-
dor no obtendrá resultados positivos, por lo que será el prestamista quien sufra esa
pérdida.
3) El consumidor tiene una protección jurídica mayor que el comprador de
una bilateral venta a plazos. En efecto, en la venta a plazos el comprador soporta
el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía de las cantidades ya pagadas.
Si el vendedor es insolvente, el comprador pierde el desembolso inicial, si lo hubo,
y los plazos de amortización hasta ese momento abonados. En la compraventa
financiada, en cambio, el consumidor no pierde cantidad alguna, pues podrá recu-
perar del prestamista todas las cantidades desembolsadas. La «sobreprotección» del
consumidor, en comparación con el comprador de una bilateral venta a plazos,
obedece al ejercicio conjunto de los derechos de los artículos 14.2 y 15 LCCon.
4) El dinero que el prestamista debe restituir al consumidor puede exceder
con mucho del importe del crédito concedido. En el ejemplo A, el préstamo es de
dos millones, y el prestamista debe restituir al consumidor 250.000 ptas. En cambio,
en el ejemplo D, el préstamo es de un millón, y sin embargo el prestamista tiene
que restituir 2.300.000 ptas. Por lo tanto, el importe del crédito concedido no
constituye el límite máximo de responsabilidad que soporta el prestamista frente
al consumidor 20 ^. En definitiva, el consumidor puede solicitar al prestamista la de-
volución de todas las cantidades que él haya pagado, tanto al prestamista (plazos
205. En el derecho italiano, en cambio, la responsabilidad del prestamista n o puede exceder del
importe del crédito concedido (art. 125.4 del Testo Único). La doctrina h a estimado que la
expresión «crédito concesso» se refiere al importe que se financia, y n o a la suma global
(incluidos los intereses) que el consumidor se obliga a restituir. En esta línea, GORGONI, M.:
II crédito al consumo, cit., pg. 204; DE NOVA, G.: «L'attuazione in Italia...», cit., pg. 909; MASICCI,
S. T., en CANALE/MAGARIO/MASUGCI: «Norme in attuazione di direttive comunitarie...», c i t , pg.
871; MAFFEIS, D.: «La risoluzione e il recesso...», c i t , pg. 817.
440
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
de amortización) como al vendedor (desembolso inicial). Este es el límite máximo
de la responsabilidad del prestamista frente al consumidor: las cantidades previa-
mente pagadas por éste tanto al prestamista como al vendedor.
La interpretación aquí propuesta no constituye una opinión aislada en el pa-
norama doctrinal europeo, puesto que para el supuesto de resolución de la com-
praventa por incumplimiento del vendedor, y posterior resolución del contrato
crediticio, ha sido defendida también en otros países europeos. Así, en Italia se
admite que en caso de resolución de los dos contratos, el consumidor podrá obte-
ner del prestamista la restitución de todas las cantidades que él haya pagado 20 ". Por
su parte, en Alemania algún autor, como O n , defiende la concentración de la
liquidación en la relación prestamista-consumidor, de manera que aquél debe resti-
tuir a éste todos los plazos de amortización e incluso el desembolso inicial que, en
su caso, abonó al vendedor 207 .
2. El desistimiento del consumidor en el contrato de compraventa.
a) El artículo 9 LVPBM/1998.
Existe una segunda hipótesis en la que, una vez obtenida la ineficacia de los
dos negocios jurídicos («ex» art. 14.2 LCCon), la liquidación de cada contrato no
tiene lugar entre las partes que lo celebraron. Así sucede en el caso de desisti-
miento por el consumidor del contrato de compraventa sometido a la LVPBM/
1998 y posterior resolución del contrato crediticio.
En materia de venta a plazos ya se reconocía al comprador, bajo la aplicación
de la LVPBM/1965, la posibilidad de desistir del contrato en determinados supues-
tos. Concretamente, el artículo 8 de esta Ley facultaba al comprador para desistir
del contrato, siempre que tal derecho se hubiera pactado en el contrato y se ejerci-
tase dentro de los tres días siguientes a la entrega de la cosa. El carácter dispositivo
del pacto, así como el poco interés que tenían los vendedores respecto a la inclu-
sión del mismo, provocaron que la eficacia real de este precepto fuera práctica-
mente nula208.
206. Así, MASUCCI, S. T., en CANALE/MAGARIO/MASUCGI: «Norme in attuazione di direttive comunita-
rie...», cit , pg. 872; MAFFEIS, D.: «La resoluzione e il recesso...», c i t , pg. 817; GORGONI, M.: II
crédito al consumo, c i t , pgs. 205 y 206.
207. O n , C , en BRIGHNER/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn.
139. Según este autor, a cambio el consumidor tendrá que cederle todos los derechos que él
tiene contra el vendedor. Otros autores admiten que el consumidor puede solicitar al presta-
mista la devolución de los plazos de amortización abonados, pero n o del desembolso inicial.
Esta última petición debe formularla el consumidor al vendedor (PIEIZCKER, S.: Die Rúckabwic-
klung..., c i t , pg. 106; EMMERICII, V.: en GRAFVON WESTPHALEN/EMMERIGH/VON ROTTENBIRG: Ver-
braucherkreditgesetz, c i t , §9 VerbrKrG, Rn. 185).
208. La doctrina h a criticado, con razón, la regulación contenida e n el a r t 8 LVPBM/1965. Así,
MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C : Las ventas a plazos..., cit, pg. 76; BERGOVITZ, R.: «Las ventas...», cit.,
pg. 157; BALDO DEL CASTAÑO, V.: Régimen jurídico..., c i t , pg. 9 1 .
441
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La nueva regulación del d e r e c h o d e desistimiento, c o n t e n i d a e n el artículo 9
L V P B M / 1 9 9 8 , i n t r o d u c e i m p o r t a n t e s modificaciones. Los d os p r i m e r o s a p a r t a d o s
del artículo 9 L V P B M / 1 9 9 8 establecen lo siguiente:
1. El consumidor podrá desistir del contrato dentro de los siete días hábiles
siguientes a la entrega del bien, comunicándolo mediante carta certificada u otro
medio fehaciente al vendedor y, en su caso, al financiador, siempre que se cumplan
todos los requisitos siguientes:
a) No haber usado del bien vendido más que a efectos de simple examen o
prueba.
b) Devolverlo dentro del plazo señalado anteriormente, en el lugar, forma y
estado en que lo recibió y libre de todo gasto para el vendedor.
El deterioro de los embalajes, cuando fuese necesario para acceder al bien, no
impedirá su devolución.
c) Proceder, cuando así se haya pactado, a indemnizar al vendedor en la forma
establecida contractualmente, por la eventual depreciación comercial del bien. Dicha
indemnización no podrá ser superior a la quinta parte del precio de venta al contado.
A este fin habrá de aplicarse el desembolso inicial si existiera.
d) Reintegrar el préstamo concedido en virtud de alguno de los contratos regu-
lados en el artículo 4.3, en los términos acordados en los mismos para el caso de
desistimiento.
2. Este derecho será irrenunciable, sin que la no constancia de tal cláusula prive
al comprador de la facultad de desistimiento.
Si como consecuencia del ejercicio de este derecho se resolviera el contrato de
venta a plazos también se dará por resuelto el contrato de financiación al vendedor
y, en tal caso, el financiador sólo podrá reclamar el pago a éste.
En c o m p a r a c i ó n c o n la normativa a n t e r i o r , la n u e v a regulación del d e r e c h o
d e desistimiento mejor a la situación del c o n s u m i d o r e n a l g u n o s p u n t o s c o n c r e t o s .
Así, la posibilidad d e desistir es ya u n e l e m e n t o n a t u r a l del c o n t r a t o d e venta a
plazos, sin q u e sea necesario u n p a c t o e x p r e s o sobre el m i s m o (salvo e n lo relativo
a la adquisición d e vehículos d e motor) 2 0 9 . P o r o t r a p a r t e , el p e r í o d o p a r a desistir
a u m e n t a d e tres a siete días hábiles, c o n t a d o s d e s d e la e n t r e g a del bien.
U n a i m p o r t a n t e n o v e d a d se p r o d u c e e n relación a los c o n t r a t o s d e financia-
ción, p u e s la L V P B M / 1 9 9 8 disciplina el m o d o e n q u e el desistimiento del c o n t r a t o
d e c o m p r a v e n t a h a d e afectar al p r é s t a m o d e financiación. D e u n a p r i m e r a aproxi-
m a c i ó n al p r e c e p t o resulta q u e si el c o n s u m i d o r h a estipulad o u n a venta a plazos
bilateral, el desistimiento será válido c u a n d o a q u é l lo c o m u n i q u e al v e n d e d o r y se
c u m p l a n los requisitos e n u m e r a d o s e n las letras a ) , b) y c) de l artículo 9.1 L V P B M /
1998. En la hipótesis d e q u e se haya c e l e b r a d o u n p r é s t a m o d e financiación, las
consecuencias del desistimiento varían e n función del tipo d e p r é s t a m o d e financia-
ción d e q u e se trate. Así, si se h a c e l e b r a d o u n p r é s t a m o d e financiación a c o m p r a -
d o r del artículo 4.3 L V P B M / 1 9 9 8 , del artículo 9.1 p a r e c e d e d u c i r s e q u e el desisti-
m i e n t o del c o n t r a t o sólo es posible c u a n d o p r e v i a m e n t e se satisfaga el requisito
209. Efectivamente, el art. 9.4 establece que «en caso de adquisición de vehículos de motor suscep-
tibles de matriculación podrá excluirse mediante pacto el derecho de desistimiento, o modali-
zarse su ejercicio de forma distinta a lo previsto en esta Ley».
442
6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
i
establecido e n su letra d ) : r e i n t e g r o del p r é s t a m o c o n c e d i d o . En c a m b i o, si se h a
estipulado u n p r é s t a m o d e financiación a v e n d e d o r , será aplicable el artículo 9.2,
párr. 2 L V P B M / 1 9 9 8 , con la c o n s e c u e n c i a d e q u e el desistimiento d e la c o m p r a -
venta «dará p o r resuelto» el c o n t r a t o d e financiación, y e n tal caso el prestamista
sólo p o d r á r e c l a m ar el p a g o al v e n d e d o r .
En lo q u e a t a ñ e a nuestra investigación, el artículo 9.2, párr. 2 L V P B M / 1 9 9 8
posee u n a i m p o r t a n c i a trascendental, p u e s t o q u e disciplina el m o d o e n q u e el
desistimiento del c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a h a d e afectar al c o n t r a t o d e financia-
ción. Se r e c o n o c e , e n el á m b i t o d e la venta a plazos, q u e el desistimiento del
c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a va a incidir d i r e c t a m e n t e sobre el c o n t r a t o crediticio. El
supuesto d e h e c h o viene d i s e ñ a d o e n la n o r m a del siguiente m o d o : resolución del
c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a. El legislador h a c e gala d e u n a palpabl e i n c o r r e c c i ó n
técnica, p u e s el ejercicio del d e r e c h o d e desistimiento n o «resuelve» el c o n t r a t o .
La resolución es u n a facultad r e c o n o c i d a l e g a l m e n t e c o m o r e m e d i o p a r a la p a r t e
d e u n a relación contractual sinalagmática frente al i n c u m p l i m i e n t o d e la contra-
p a r t e (art. 1124 C C ) . En el s u p u e s t o q u e n o s o c u p a n o h a h a b i d o i n c u m p l i m i e n t o
a l g u n o . Se trata más bien del ejercicio p o r el c o n s u m i d o r d e u n a facultad - l a d e
desistir- q u e el artículo 9 L V P B M / 1 9 9 8 le atribuye p a r a p o n e r fin a la relación
obligatoria 2 1 0 . En consecuencia, el desistimiento del c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a p r o -
voca la resolución del c o n t r a t o d e financiación.
Lo p r i m e r o q u e d e b e analizarse es si el p r e c e p t o citado - a r t . 9.2, párr. 2
L V P B M / 1 9 9 8 - resulta aplicable a la hipótesis d e contrato s vinculados, e n t e n d i e n d o
p o r tal la situación d e c o n e x i ó n j u r í d i c a existente e n t r e c o m p r a v e n t a y p r é s t a m o
c u a n d o la celebración d e este ú l t i m o c o n t r a t o se d e b e a la colaboración planificada
e n t r e prestamista y v e n d e d o r . La cuestión se suscita p o r q u e el texto n o r m a t i v o
establece q u e tras el desistimiento d e la venta a plazos se d a r á p o r resuelto «el
c o n t r a t o d e financiación al v e n d e d o r » . El p r é s t a m o d e financiación a v e n d e d o r está
r e g u l a d o e n el artículo 4.2 L V P B M / 1 9 9 8 , p r e c e p t o éste q u e a d m i t e la existencia d e
dos m o d a l i d a d e s. La p r i m e r a d e ellas consiste e n la celebración d e u n a venta a
plazos y e n la posterior cesión o s u b r o g a c i ó n del crédito del v e n d e d o r a u n finan-
ciador. T a m b i é n hay financiación a v e n d e d o r c u a n d o el «vendedor y u n financia-
d o r se c o n c i e r t a n p a r a p r o p o r c i o n a r la adquisición del bien al c o m p r a d o r c o n t r a
el p a g o d e su coste d e adquisición e n plazo s u p e r i o r a tres meses» [letra b) del art.
4.2 L V P B M / 1 9 9 8 ] . Es esta s e g u n d a m o d a l i d a d la q u e c e n t r a a h o r a n u e s t r o interés.
Desde mi p u n t o d e vista, creo q u e n o existe n i n g u n a dificultad e n c o n s i d e r a r in-
cluido el supuesto d e contrato s vinculados e n la letra b) del artículo 4.2 L V P B M /
1998. Efectivamente, este p r e c e p t o se refiere a u n «concierto» e n t r e prestamista y
v e n d e d o r , a u n a c u e r d o e n t r e a m b o s . Y es claro q u e e n la hipótesis d e c o n t r a t o s
vinculados existe u n a c u e r d o e n t r e prestamista y el v e n d e d o r , con el fin d e facilitar
210. No incurre en este error el texto del art. 44.1, párr. 2 LOCM, que para el supuesto de que
el contrato de venta a distancia haya sido financiado mediante el préstamo concedido por
un tercero, establece que «el desistimiento del contrato principal (la compraventa) implicará
la resolución» del contrato crediticio.
443
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
al comprador la adquisición de un bien. Lo que sucede, en realidad, es que no
alcanza a comprenderse cuál es la diferencia entre el segundo tipo de préstamo de
financiación a vendedor, regulado en el artículo 4.2 b), y el préstamo de financia-
ción a comprador del artículo 4.3 LVPBM/1998 211 , y que la hipótesis de contratos
vinculados cae dentro de la definición contenida en ambos preceptos.
En consecuencia, el artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998 resulta de aplicación
tanto a la venta a plazos con posterior cesión del crédito al financiador, como a la
hipótesis de vinculación contractual entre compraventa y préstamo. Sin embargo,
las específicas consecuencias establecidas en este precepto sólo tienen verdadera
trascendencia en el supuesto de vinculación contractual, puesto que para el caso
de la venta a plazos con posterior cesión del crédito al financiador puede llegarse
a un resultado semejante con la correcta aplicación de la teoría de la cesión de
créditos.
Según la teoría general sobre cesión de créditos, si el vendedor cede su crédito
a un prestamista, y después el consumidor desiste del contrato de compraventa (de
conformidad con lo dispuesto en la LVPBM/1998), el consumidor está autorizado
a suspender el pago al prestamista, oponiéndole la extinción del crédito, derivada
de la extinción de la compraventa por desistimiento. El vendedor cedente res-
ponde ante el cesionario de la existencia del crédito al tiempo de la cesión (art.
1529 CC). También responderá si el crédito se extingue en un momento posterior
a la cesión, pero el mecanismo extintivo tiene un origen anterior a la cesión212. Así
sucede en este caso: el crédito se extingue, por desistimiento, después de producida
la cesión, pero el origen del desistimiento es anterior a la cesión, pues está en la
propia ley. Por lo tanto, la inexistencia del crédito determina la responsabilidad
del cedente (vendedor) ante el cesionario (prestamista). La doctrina discute sobre
el cauce jurídico para exigir esta responsabilidad al cedente: aunque la mayoría de
los autores defiende la aplicación del artículo 1529.11 CC213, hay quien sostiene que
el cesionario tendrá derecho a exigir al cedente las pretensiones enumeradas en
el artículo 1478 CC para el supuesto de la evicción214.
Por lo tanto, no es preciso el establecimiento de u n a norma concreta que
determine la extinción del crédito y la posibilidad del prestamista de exigir al
vendedor cedente la responsabilidad que corresponda. A esta misma conclusión
puede llegarse aplicando la teoría general sobre cesión de créditos. Por otra parte,
esta primera modalidad de financiación al vendedor encuentra mal acomodo en
el texto del artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998, en el siguiente sentido: dispone
esta norma que tras la resolución («rectius», desistimiento) de la venta a plazos «se
dará por resuelto el contrato de financiación». Lo cierto es, sin embargo, que el
desistimiento de la compraventa no implica la resolución del contrato de cesión
211. En este mismo sentido, GARCÍA SOLÉ, F.: Comentarios a la Ley de Venta a Plazos..., cit., pg. 98.
212. PANTALEÓN PRIETO, F.: «Cesión de créditos», ADC, 1988, IV, pg. 1111.
213. Por todos, GAVIDIA SÁNCHEZ, J. V.: La cesión de créditos. Valencia, Tirant lo Blanch, 1993, pg.
224.
214. PANTALEÓN PRIETO, F.: «Cesión...», cit., pg. 1114.
444
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su infiuenáa en el contrato crediticio
de crédito. Sucede más bien que el desistimiento de la compraventa provoca la
extinción del crédito, que por tanto no podrá ser exigido por el prestamista cesio-
nario (si lo hace, el consumidor podrá oponer con éxito la excepción de inexisten-
cia del crédito).
La importancia del artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998 deriva de su aplicación
al segundo supuesto de préstamo de financiación a vendedor del artículo 4.2, den-
tro del cual puede incluirse, como ya se ha señalado, la hipótesis de vinculación
contractual entre compraventa y préstamo. La aplicación de este precepto a este
caso provoca consecuencias de dos tipos. Por una parte, se admite que, tras el
desistimiento de la compraventa, el consumidor puede resolver el contrato de fi-
nanciación (el préstamo concedido por el prestamista), con lo que se reconoce
expresamente para el supuesto de venta a plazos la doctrina sentada en el artículo
14.2 LCCon. Por otra, se modifican substancialmente las consecuencias que se pro-
ducen tras la extinción de los dos contratos, por cuanto que se establece que, tras
la resolución del préstamo, el financiador sólo podrá reclamar la restitución del
mismo al vendedor, y no al consumidor.
¿Cómo compaginar esta interpretación con el artículo 9.1 LVPBM/1998, espe-
cialmente con su letra d)? Conviene distinguir varios supuestos:
A) Venta a plazos. No existe ningún problema interpretativo en la venta a
plazos bilateral. El consumidor podrá desistir del contrato dentro de los siete días
hábiles siguientes a la entrega del bien. Para ello deberá notificarlo al vendedor
(mediante carta certificada u otro medio fehaciente), y cumplir los requisitos de
las letras a), b) y c) del artículo 9.1 LVPBM/1998.
B) Venta a plazos con posterior cesión del crédito a un prestamista, teniendo el
consumidor conocimiento de la cesión del crédito 21". En este caso, el consumidor
podrá desistir de la compraventa (el único contrato que ha celebrado) en el plazo
de siete días. Para poder desistir deben cumplirse los requisitos de las letras a), b)
y c) del artículo 9.1 LVPBM/1998. La letra d), en cambio, no resulta aplicable,
pues no se ha celebrado un contrato de los regulados en el artículo 4.3 LVPBM/
1998. En cuanto a la forma del desistimiento, el consumidor tiene que notificarlo
al vendedor; pero, ¿debe comunicárselo también al financiador? Aun cuando el
texto del artículo 9.1 podría avalar una respuesta afirmativa, creo que el consumi-
dor no tiene que comunicar el desistimiento al financiador. En efecto, cabe soste-
ner que la ley, al establecer que el consumidor debe comunicar el desistimiento
«al vendedor y, en su caso, al financiador», se refiere únicamente al financiador
originario, y no al «sobrevenido», producto de una cesión del crédito. Además, del
mismo modo que si el consumidor resuelve el contrato de compraventa no tiene
que comunicar dicha resolución al prestamista cesionario, tampoco tendrá que
hacerlo en el caso de desistimiento.
C) Contratos vinculados. Es en este punto donde se plantean los mayores pro-
blemas. Hay que analizar de qué contrato puede desistir el consumidor, y cuál es
215. Si el consumidor n o tiene conocimiento de la cesión, se aplica lo dicho supra [en A)].
445
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
la interpretación que ha de darse de la letra d) del artículo 9.1 LVPBM/1998; se
trata, en definitiva, de realizar una interpretación del artículo 9.1 que sea cohe-
rente con lo dispuesto en el artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998.
Según GARCÍA SOLÍ:, el consumidor está autorizado a desistir únicamente del
contrato de compraventa, desistimiento que deberá comunicarlo al vendedor y al
financiador210. La expresión «en su caso» del artículo 9.1 LVPBM/1998 debe ser
entendida en el sentido de que si existe un financiador, el consumidor deberá en
todo caso notificarle el desistimiento de la compraventa. Para que sea válido el
desistimiento, el consumidor debe cumplir los cuatro requisitos recogidos en las
letras a) a d) del artículo 9.1 LVPBM/1998. Especial trascendencia tiene el cuarto
de estos presupuestos, el de la letra d), en virtud del cual el consumidor tiene que
«reintegrar el préstamo concedido...». De tal modo que el desistimiento sólo será
válido cuando el consumidor haya reintegrado (al prestamista) el importe del prés-
tamo. Por lo tanto, la restitución del préstamo se configura legalmente como presu-
puesto previo al desistimiento, como requisito necesario para que el consumidor
pueda desistir de la compraventa. En mi opinión, este tesis no resulta acertada,
pues no existe ningún fundamento dogmático al que el consumidor pueda aco-
gerse para restituir el préstamo 217 . En realidad, el reintegro del préstamo no es un
requisito para desistir de la compraventa, sino que es una consecuencia del citado
desistimiento. El consumidor desiste de la compraventa, y ello provoca la extinción
del contrato crediticio y la obligación de restituir. El autor citado sostiene que la
extinción del contrato de préstamo se produce siempre y en todo caso, de tal
manera que el consumidor tiene que restituir el préstamo, o con simultaneidad al
ejercicio del desistimiento ante el vendedor, o, en todo caso, dentro de los siete
días siguientes a la entrega del bien 218. La consecuencia última de esta interpreta-
ción es que el desistimiento de la compraventa provoca necesariamente la «extin-
ción» del contrato crediticio, de modo que no es posible el desistimiento sin que
el consumidor lleve a cabo la restitución al prestamista del préstamo concedido.
A mi juicio, esta interpretación del artículo 9.1 LVPBM/1998 no resulta admi-
sible, pues desconoce la verdadera naturaleza del derecho reconocido en el ar-
tículo 9.1 d) LVPBM/1998. La «extinción» del contrato de crédito, que provoca la
restitución del importe del préstamo, no trae causa de la previa extinción -por
desistimiento- del contrato de compraventa, sino que encuentra su fundamento
en el propio desistimiento del contrato de préstamo. En consecuencia, la letra d)
del artículo 9.1 autoriza al consumidor a desistir del contrato de financiación, en
cuyo caso aquél tendrá que restituir al prestamista el préstamo recibido. Conforme
a esta interpretación, el artículo 9 LVPBM/1998 no sólo autoriza al consumidor a
desistir del contrato de compraventa, sino que también le faculta para desistir del
contrato de financiación a comprador que ha estipulado con un tercero. El texto
216. En Comentarios a la Ley de Venta a Plazos..., cit., pg. 193.
217. En efecto, el consumidor n o puede resolver el contrato de préstamo (no h a habido incumpli-
miento del prestamista), ni provocar de ningún otro m o d o la extinción de este negocio
jurídico. ¿Qué cauce jurídico ha de darse entonces a la devolución del precio?
218. GARCÍA SOLÉ, F.: Comentarios a la Ley de Venta a Plazos..., cit., pg. 193.
446
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
del precepto no es un obstáculo a esta tesis. En efecto, la norma comienza estable-
ciendo que «el consumidor podrá desistir del contrato», sin especificar de qué
contrato se trata, por lo que puede entenderse que el desistimiento puede afectar
tanto a la compraventa como al préstamo. Por otra parte, y teniendo en cuenta
cuál es la función del desistimiento, resulta coherente facultar al consumidor para
desistir del contrato de préstamo. En efecto, si la finalidad del desistimiento es
permitir a una parte reflexionar sobre las obligaciones que asume con la celebra-
ción de ese contrato, y en el supuesto concreto de la venta a plazos, analizar con
serenidad la obligación financiera de futuro que acaba de contraer, no resulta
extraño que en la hipótesis de contratos vinculados el consumidor tenga conferida
la facultad de desistir del contrato de préstamo, puesto que es este contrato, y no
el de compraventa, el que le atribuye obligaciones.
En consecuencia, la letra d) del artículo 9.1 LVPBM/1998 concede al consumi-
dor el derecho a desistir del contrato de préstamo. Aun admitiendo esta premisa,
existen distintas interpretaciones del artículo 9 LVPBM/1998 para la hipótesis de
contratos vinculados. Estas teorías son las siguientes: ,
1. Si el consumidor desiste del contrato de compraventa, se produce automá-
ticamente el desistimiento del contrato de préstamo. Esta concepción es inadmisi-
ble. En primer lugar, porque el desistimiento del préstamo no puede producirse
en ningún caso automáticamente, en la medida en que la facultad de desistir es
una facultad que se concede a una parte, en nuestro caso el consumidor, y que
puede ser utilizada por éste si lo cree conveniente. Y en segundo lugar, porque la
extinción automática del contrato de préstamo está en contradicción con lo dis-
puesto en el artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998, que autoriza al consumidor a
resolver el contrato crediticio, con unas consecuencias además distintas a las esta-
blecidas en la letra d) del artículo 9.1 LVPBM/1998.
2. De conformidad con el artículo 9.1 LVPBM/1998, el consumidor está fa-
cultado a realizar alguna de las siguientes actividades: 1) puede desistir sólo del
contrato de compraventa, para lo cual deberá cumplir conv los requisitos de las
letras a), b) y c) del artículo 9.1 LVPBM/1998; 2) puede desistir sólo del contrato
de préstamo, comunicándolo oportunamente al prestamista (¿también al vende-
dor?), a quien debe restituir el importe del préstamo «en los términos acordados
en los mismos (contratos de préstamo) para el caso de desistimiento» [letra d) del
art. 9.1 LVPBM/1998]; 3) puede desistir de los dos contratos, en cuyo caso deben
satisfacerse los cuatro requisitos establecidos en las letras a), b), c) y d) del artículo
9.1 LVPBM/1998.
De conformidad con esta segunda teoría, si en la hipótesis de contratos vincu-
lados el consumidor desiste de la compraventa, puede también, o desistir del con-
trato de préstamo, conforme a lo previsto en la letra d) del artículo 9.1 LVPBM/
1998, o resolver el contrato de préstamo «ex» artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998.
Y es aquí donde esta interpretación deviene inconsistente. Pues no parece ade-
cuado acoger una opción interpretativa que deja a la libre voluntad del consumidor
la producción de un resultado o de otro (devolución del préstamo por el consumi-
447
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
dor o por el vendedor), en función de que opte, respectivamente, por desistir
o por resolver el préstamo. No tiene sentido que una declaración de voluntad
sustancialmente idéntica, y con un mismo fin (dejar sin efectos el contrato crediti-
cio) tenga tan distintas consecuencias según cual sea la concreta institución jurídica
que el consumidor utiliza (desistimiento o resolución).
3. Por ello, creo que debe formularse una tercera teoría, que es a mi juicio
la más satisfactoria. Según esta tesis, el artículo 9.1 regula la hipótesis de desisti-
miento de uno de los dos contratos, esto es, de la compraventa o del préstamo. Si
el consumidor pretende dejar sin efecto los dos negocios jurídicos, debe desistir
de la compraventa y resolver el préstamo conforme a lo previsto en el artículo 9.2,
párrafo 2 LVPBM/1998. En consecuencia, 1) si el consumidor desea desistir sólo
de la compraventa, debe cumplir los requisitos fijados en las letras a), b) y c) del
artículo 9.1 LVPBM/1998; 2) si desea desistir sólo del préstamo, debe restituir su
importe al prestamista, conforme a lo previsto en la letra d) del artículo 9.1
LVPBM/1998; 3) si pretende, por último, dejar sin efectos los dos contratos, deberá
desistir de la compraventa, y resolver el contrato de préstamo con apoyo en el
artículo 9.2, párrafo 2, con la consecuencia de que será el vendedor, y no el consu-
midor, el que quede obligado a restituir al prestamista el importe del préstamo.
Con esta interpretación se salva el obstáculo planteado en la teoría segunda,
pues el consumidor no puede desistir del préstamo, acudiendo a la letra d) del
artículo 9.1 LVPBM/1998, cuando ya ha desistido del contrato de compraventa.
Por otra parte, la propia letra de la ley sirve de apoyo al argumento central de esta
tesis. Al establecer el artículo 9.1 LVPBM/1998 que «el consumidor podrá desistir
del contrato», se reconoce que el consumidor podrá desistir del contrato de com-
praventa o del contrato de préstamo, pero no de los dos contratos simultánea-
mente. Si ésta hubiera sido la intención del legislador, hubiera utilizado el término
«contratos», en plural, y no el de «contrato», en singular.
b) Desistimiento de la compraventa y resolución del préstamo. El procedimiento de
liquidación de los contratos establecido en el artículo 9.2, párrafo 2 LVPBM/1998.
Si el consumidor estipula contratos vinculados, el desistimiento de la compra-
venta provoca la desaparición sobrevenida del contrato de préstamo, circunstancia
esta que autoriza al consumidor a resolver este contrato. Efectivamente, en relación
a las consecuencias jurídicas que el desistimiento provoca en el contrato de prés-
tamo, el artículo 9.2, párr. 2 LVPBM/1998 determina que «se dará por resuelto el
contrato de financiación». Por consiguiente, el tipo de «ineficacia» que se produce
en el contrato de préstamo es la resolución 219 . Resolución que, por otra parte,
no se origina automáticamente, sino que se trata de un derecho que compete al
consumidor. Tras el desistimiento del contrato de venta a plazos, el consumidor
puede, si lo desea, resolver el contrato de financiación220. Hasta este punto lo que
219. El art. 14.2 LCCon se refería genéricamente a la «ineficacia» del contrato de préstamo. El
art. 9.2 LVPBM/1998 se refiere expresamente, con mejor criterio, a la «resolución».
220. Del mismo modo ha sido interpretado el art. 14.2 LCCon.
448
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
hace el legislador de la LVPBM/1998 es aplicar los criterios generales del artículo
14.2 LCCon al supuesto específico de la venta a plazos221.
La verdadera novedad del artículo 9.2 LVPBM/1998 estriba en la modificación
que provoca en la liquidación de los contratos. Lo realmente importante es el
último inciso del artículo 9.2, párr. 2 LVPBM/1998: si tras el desistimiento del
contrato de compraventa se produce la resolución del contrato de financiación a
vendedor, «el financiador sólo podrá reclamar el pago a éste». La interpretación
de esta disposición no está exenta de problemas. A mi juicio, establece que el
derecho que, tras la resolución del contrato de préstamo, surge a favor del presta-
mista para recuperar el importe del préstamo concedido, no podrá ser ejercitado
contra el consumidor, sino sólo contra el vendedor. De esto modo se altera substan-'
cialmente, en comparación que el régimen general establecido en el artículo 14.2
LCCon, el modo en que se produce la liquidación del contrato de préstamo. Efecti-
vamente, la regla es que, tras la ineficacia de los dos contratos, la liquidación de
cada uno de ellos se produce entre quienes fueron sus contratantes. Así, en la
liquidación del contrato crediticio, el prestamista deberá reembolsar al consumi-
dor-prestatario las cantidades que éste le entregó, en tanto que tendrá derecho a
obtener del mismo el importe del préstamo concedido. El artículo 9.2 LVPBM/
1998, sin embargo, varía este mecanismo. El prestamista sólo está legitimado para
recuperar el importe del crédito concedido 222 del vendedor. En consecuencia, tras
la resolución del contrato de préstamo, el consumidor podrá solicitar al prestamista
la devolución de los plazos de amortización pagados, si es que se pagó alguno, en
tanto que éste deberá reclamar al vendedor (y no al consumidor) la devolución
del importe del préstamo 223 .
Esta modificación de las normas que rigen la liquidación de los contratos bene-
ficia considerablemente al consumidor, puesto que traslada total o parcialmente
del consumidor al prestamista el riesgo de insolvencia del vendedor. De este modo,
además, el consumidor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la misma
cuantía que lo hubiera soportado el comprador en una bilateral venta a plazos.
Por lo tanto, la situación jurídica se iguala en uno y otro caso.
Recurramos de nuevo a los ejemplos ya citados. Imaginemos que en el ejemplo
A el consumidor desiste del contrato de compraventa dentro del plazo de siete
días, y que resuelve también el contrato de préstamo 22 \ El consumidor no ha pa-
gado cantidad alguna, ni al vendedor (no hay desembolso inicial) ni al prestamista
(todavía no ha abonado ningún plazo de amortización). La liquidación de los dos
contratos se producirá del siguiente modo: el consumidor restituye el vehículo al
221. De hecho, si no existiera el art. 9.2, párr. 2 LVPBM/1998, el consumidor podría igualmente
desistir del contrato de compraventa, y solicitar por ello la resolución del contrato crediticio,
basándose en la sobrevenida desaparición de la causa de este contrato.
222. Así hay que interpretar la expresión «pago».
223. Por esta razón, el prestamista no podrá compensar lo que el consumidor le debe con la
cantidad que él tiene que restituir al consumidor.
224. En este ejemplo, no se ha excluido o modalizado mediante pacto el derecho de desistimiento,
según prevé el art. 9.4 LVPBM/1998.
I 5.—I.a Compraventa Financiada ... 449
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
vendedor, y éste queda obligado -«ex» art. 9.2 LVPBM/1998- a devolver al presta-
mista el importe del préstamo (2.000.000 de ptas.). El consumidor no tiene que
pagar ningún dinero, y el prestamista soporta el riesgo de insolvencia del vendedor
en la cuantía del importe del préstamo concedido. Si se hubiera celebrado una
bilateral venta a plazos, la situación del comprador sería la misma. El desistimiento
del contrato provoca el nacimiento de la obligación del comprador de restituir el
vehículo, y como el comprador aún no ha pagado ningún dinero al prestamista
(ni desembolso inicial ni plazos de amortización), no tendrá derecho a recuperar
de éste ninguna cantidad. Tampoco en este caso afecta al consumidor la insolven-
cia del vendedor.
En el ejemplo D, la adquisición de un vehículo que vale 2.000.000 de ptas. se
produce con la ayuda de un préstamo de 1.000.000 de ptas., quedando obligado a
restituirlo al prestamista en 10 plazos quincenales de 130.000 ptas. cada uno. El
consumidor paga 1.000.000 de ptas. como desembolso inicial. Si el consumidor
desiste del contrato de compraventa y resuelve el contrato crediticio, la liquidación
se producirá de manera que el consumidor devuelve el bien al vendedor y recupera
de éste el millón de desembolso inicial. Por su parte, el prestamista está autorizado
para reclamar al vendedor (y no al consumidor) la restitución del importe del
préstamo (1.000.000 de ptas.). Si el vendedor deviene insolvente, el consumidor
no podrá recuperar el desembolso inicial (1.000.000 de ptas.), ni el prestamista
el importe del préstamo (1.000.000 de ptas.). En la misma proporción asume el
comprador el riesgo de insolvencia en la hipótesis de venta a plazos bilateral. En
este caso, el desistimiento de la compraventa obliga al comprador a devolver el
bien al vendedor, quedando éste a su vez obligado a restituir el desembolso inicial,
por lo que, si es insolvente, el comprador no podrá recuperar esas cantidades. En
definitiva, el consumidor en la compraventa trilateral se encuentra en la misma
situación jurídica que el comprador de una venta a plazos: los dos soportan la
insolvencia del vendedor en la cuantía del desembolso inicial (1.000.000 de ptas.).
En conclusión, el riesgo de insolvencia del vendedor se reparte entre consumi-
dor y prestamista. El consumidor soporta este riesgo en la cuantía del desembolso
inicial, y el prestamista en la del importe del préstamo concedido para financiar la
adquisición 22 '.
Es cierto que el prestamista asume parte (o todo, dependiendo de si existe o
no desembolso inicial) del riesgo de insolvencia del vendedor. Pero, como contra-
partida, se descarga del riesgo de insolvencia del consumidor. En efecto, quien está
obligado a restituir el préstamo al prestamista es el vendedor, y no el consumidor.
Por tanto, la insolvencia de éste en nada afecta al prestamista.
El procedimiento liquidatorio establecido en el artículo 9.2 LVPBM/1998 ya
había sido acogido por parte de la doctrina, antes de la publicación de la citada
225. De tal mod o que si no existe desembolso inicial, porque todo el precio se satisface a través
del correspondiente contrato de financiación, el riesgo de insolvencia del vendedor recae
por completo sobre el prestamista (como sucede en el ejemplo A).
450
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
ley, para la hipótesis de desistimiento en la venta a distancia. En efecto, J. J. MARÍN
LÓPEZ y R. BERCOVITZ sostienen, en el supuesto de la venta a distancia financiada
por un tercero, que tras la resolución del contrato de préstamo, motivada por el
previo desistimiento del contrato de compraventa (art. 44.1, párr. 2 LOCM), el
prestamista no puede dirigirse al comprador para reclamarle la restitución de la
suma prestada, sino que tal petición debe hacerla al vendedor 226 . Esta propuesta
doctrinal, que carecía de cualquier apoyo legal en la LOCM, debe ser elogiada,
puesto que el consumidor es tratado, en la hipótesis de insolvencia del vendedor,
del mismo modo que si hubiera celebrado una bilateral venta a plazos; es decir, el
consumidor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía del desem-
bolso inicial (si es que lo hubo). Con posterioridad, el legislador acoge expresa-
mente esta forma de liquidar los contratos en el artículo 9.2 LVPBM/1998, para el
supuesto diseñado en esta disposición: desistimiento del contrato de compraventa
sometido a la LVPBM/1998 que provoca la resolución del contrato de financiación
sometido a la LVPBM/1998.
Cabe preguntarse de qué modo habrá de producirse la liquidación de los dos
contratos en la hipótesis de compraventa celebrada fuera de un establecimiento
mercantil -sometida a la Ley 2 6 / 1 9 9 1 - financiada por un tercero, y en la compra-
venta a distancia financiada por un tercero, cuando el consumidor desista o revo-
que el contrato de compraventa y tras ello resuelva el contrato crediticio. En mi
opinión, si la venta fuera de establecimiento financiada o la venta a distancia finan-
ciada está sometida a la LVPBM/1998 (cae dentro del ámbito de aplicación dise-
ñado en los arts. 3 a 5 LVPBM/1998), y el consumidor puede desistir del contrato
de compraventa y resolver el préstamo de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 9 LVPBM/1998, la liquidación contractual se producirá de tal modo que
el prestamista sólo podrá reclamar al vendedor la restitución del importe del prés-
tamo. Pero no porque lo disponga la normativa de la venta fuera de estableci-
miento o de la venta a distancia, sino porque así lo determina el artículo 9.2
226. Según MARÍN LÓPEZ, J. J.:' «Prácticas comerciales...», cit, pgs. 175 y ss., y «Comentario al art.
44», en ARIMANY/MANUBENS & ASOCIADOS (coord.): Ordenación del Comercio Minorista..., cit., pgs.
332 y ss., hay que distinguir en función de que el consumidor tenga todavía en sus manos el
importe del préstamo. Si así sucede, «no existe ningún problema particular para que lo
reintegre al concedente del crédito una vez rescindido el contrato a distancia». La cuestión
es más compleja cuando la suma prestada ha sido entregada al vendedor (bien directamente
por el prestamista, bien por el propio consumidor), «pues exigir entonces al consumidor la
inmediata restitución del importe del préstamo le perjudica notoriamente, en la medida en
que el comprador no sólo se quedará sin la cosa (devuelta al vendedor al ejercitar el derecho
de rescisión) y sin el precio pagado (acaso todavía pendiente de devolver por el verídedor a
distancia), sino que además tendrá que hacer un desembolso adicional para reintegrar al
concedente del crédito el importe del préstamo». Según este autor, «semejante configuración
n o es de recibo», cuando, como en el caso que nos ocupa, «la concesión del crédito obedece
a un «acuerdo previo» entre el prestamista y el proveedor a distancia». Por eso, entiende que
no es el comprador quien está obligado a restituir al prestamista la suma prestada, sino el
vendedor. Esta concepción ha sido también acogida por BERCOVITZ, R.: «Comentario al art.
44», en BERCOVITZ, R./J. LECUINA (coord.): Comentarios a las leyes de ordenación del comercio mino-
rista, cit., pg. 722: «parece lógico que sea el vendedor quien tenga que devolver directamente
al tercero financiador el importe de su crédito, en vez de devolverlo al comprador para que
éste, a su vez, lo haga al tercero».
451
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
LVPBM/1998, también aplicable. Por contra, a los contratos de venta fuera de
establecimiento financiada o venta a distancia financiada no sometidos a la
LVPBM/1998 se les aplica la normativa general sobre liquidación de contratos, y
no la especial del artículo 9.2 LVPBM/1998227. En consecuencia, la propuesta que
J. J. MARÍN LÓPEZ y R. BERCOVITZ hacían para todas las ventas a distancia financiadas
sigue siendo válida tras la publicación de la LVPBM/1998, pero sólo para las ventas
a distancia sometidas a la LVPBM/1998 y a las que resulte de aplicación el artículo
9.2 LVPBM/1998.
En conclusión, el modo de realizar la liquidación contractual en el supuesto
de desistimiento del contrato de compraventa implica que el consumidor soporta
el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía del desembolso inicial, mientras
que sobre el prestamista recae en la cuantía del importe del préstamo concedido.
En el derecho extranjero las soluciones han sido dispares. En Alemania, se
faculta al consumidor para desistir del contrato de crédito (§7 VerbrKrG), desisti-
miento que impedirá que el contrato de compraventa vinculado produzca efectos
(§9.2 VerbrKrG) 228 . El modo en que ha de producirse la liquidación de los dos
contratos difiere en función de que el vendedor haya recibido o no el importe
del préstamo. 1) Si no ha recibido el préstamo, se aplican las reglas generales de
liquidación: el consumidor debe restituir el bien al vendedor, si es que lo recibió;
si pagó un desembolso inicial al vendedor, éste tiene que devolvérselo; si el presta-
mista entregó el importe del préstamo al consumidor, éste debe restituirlo al pres-
tamista229. En este caso, por tanto, el consumidor soporta el riesgo de insolvencia
del vendedor en la cuantía del desembolso inicial, si es que lo hubo. 2) Si el vende-
dor ya ha recibido el importe del préstamo, se aplica la regulación especial conte-
nida en el §9.2. frase 4 VerbrKrG: el prestamista, en su relación con el consumidor,
entra en los derechos y obligaciones del vendedor. Eso significa que las relaciones
liquidatorias tienen lugar únicamente entre prestamista y consumidor 230 . En conse-
cuencia, el prestamista tiene que devolver al consumidor todas las cantidades que
éste haya pagado (incluido el desembolso inicial), mientras que el consumidor
debe devolver al prestamista todas las prestaciones que ha recibido, aunque las
hubiera obtenido del vendedor. En esta hipótesis, por tanto, el prestamista soporta
íntegramente el riesgo de insolvencia del vendedor.
227. En definitiva, la imposibilidad del prestamista para dirigirse contra el consumidor (pudiendo
reclamar únicamente contra el vendedor) se basa en el art. 9.2 LVPBM/1998, por lo que
sólo existe en aquellos casos en que sea posible aplicar el precepto citado. Por tanto, n o cabe
una aplicación analógica de esta disposición a otros supuestos de desistimiento n o sometidos
al art. 9.2 LVPBM/1998.
228. Con mayor detalle, v. el apartado II.A.l del Capítulo 2, y mi artículo «La protección del
consumidor de crédito en Alemania...», cit., pgs. 450 y ss.
229. O r í , C , en BRUCHNTR/OTT/WAGNER-WIEDUWILT: Verbraucherkreditgesetz, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
82; HABERSACK, M.: en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn.
64.
230. EMMERICH, V., en GRAF VON WESTPHALEN/EMMERICII/VON ROTIT:NBURG: Verbraucherkreditgesetz, cit.,
§9 VerbrKrG, Rn. 115 y ss.; O I T , C , en BRUCHNER/OTT/WAGNER-WIEDIÍWILT: Verbraucherkreditge-
setz, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 83 y ss.; HABERSACK, M.: en ULMER/HABERSACK: Münchener Kommentar
BGB, cit., §9 VerbrKrG, Rn. 65 y ss.
452
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
En Austria, los §§3 y 3a KSchG conceden al consumidor el derecho a desistir
del contrato (Rücktrittsrecht) en ciertos supuestos, con las consecuencias que se esta-
blecen en el §4 KSchG. Si existe una compraventa financiada de las reguladas
en el §18 KSchG, y el consumidor desiste conforme a derecho del contrato de
compraventa, la ineficacia se propaga al contrato crediticio. Según el §22.2 KSchG,
la liquidación se produce de tal modo que el prestamista queda obligado a restituir
al consumidor el importe de todas las prestaciones que éste ha realizado, indepen-
dientemente de que el destinatario de tales prestaciones fuera el propio prestamista
o el vendedor. De este modo, la liquidación contractual no sólo resulta más fácil
para el consumidor, que únicamente se relaciona en fase de liquidación con el
prestamista, sino que además le beneficia enormemente, por cuanto que el riesgo
de insolvencia del vendedor lo soporta por entero el prestamista 231 .
En Francia, el consumidor puede desistir del contrato de crédito durante un
plazo de siete días (art. L. 311-15 CConsom); mientras no transcurra este plazo, el
prestamista no puede entregar ninguna cantidad al consumidor, ni éste a aquél. Si
el consumidor desiste del contrato de crédito, quedará resuelto de pleno derecho
el contrato de compraventa vinculado (art. L. 311-25, párr. 1 CConsom). Una vez
resuelta la compraventa, el vendedor queda obligado, ante la simple solicitud del
consumidor, a restituirle todos los pagos que éste le haya entregado como avance
del precio (desembolso inicial), según el artículo L. 311-25, párrafo 2 CConsom 232 .
En consecuencia, el consumidor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en
la cuantía del desembolso inicial, si es que lo hubo.
En Inglaterra, si el préstamo es revocado (withdrawal) o cancelado (cancellation)
por el consumidor, queda también automáticamente revocado o cancelado el con-
trato de compraventa (art. 69.1 CCA)233. Ninguno de los dos contratos producirá
efectos, por lo que el consumidor no está obligado a realizar ninguna prestación,
ni frente al prestamista ni frente al vendedor. Por otra parte, puede solicitar a
cualquier de ellos la restitución de todas las sumas pagadas a uno y otro 231 . Ello
significa que el prestamista habrá de soportar todo el riesgo de insolvencia del
vendedor.
C. La protección del consumidor en otros supuestos de ineficacia de la compra-
venta, especialmente en la nulidad.
El desafortunado mecanismo general de liquidación de los contratos de com-
praventa y préstamo, en virtud del cual cada negocio jurídico se liquida enr/e quie-
231. DEIXLER-HÜBNER, A.: Konsumentenschutz, cit., pg. 89; FABER, W.: DerEinwendungsdurchgriff..., cit.,
pg. 48.
232. A partir del octavo día siguiente al requerimiento de reembolso, esta suma produce intereses,
por u n importe igual al interés legal incrementado en su mitad.
233. Con más detalle, v. el apartado II.D.2 del Capítulo 2.
234. DOBSON, P.: Sale of Goods and Consumer Credit, cit., Nr. 22-52, pg. 357. Se le concede incluso el
derecho a retener el bien adquirido hasta que efectivamente reciba la devolución de esas
cantidades.
453
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
nes lo celebraron, encuentra dos importantes excepciones legales. En primer lugar,
en la hipótesis de incumplimiento del vendedor, donde la aplicación conjunta de
los artículos 14.2 y 15 LCCon da lugar a que sea el prestamista quien soporte
íntegramente el riesgo de insolvencia del vendedor. En segundo lugar, en el su-
puesto de desistimiento de la compraventa, ya que en tal caso la aplicación del
artículo 9.2 LVPBM/1998 implica que el riesgo de insolvencia del vendedor se lo
reparten consumidor y prestamista, aquél en la cuantía del desembolso inicial y
éste en la del importe del préstamo concedido. En el primer caso el consumidor
queda «sobreprotegido», puesto que su situación es mejor que si hubiera celebrado
una bilateral venta a plazos. En el segundo, en cambio, el consumidor ostenta la
misma protección que el comprador de una bilateral venta a plazos, debido a que,
al igual que éste, soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía del
desembolso inicial, si lo hubo.
Al margen de estas dos situaciones, existen otros supuestos en los que el consu-
midor es merecedor de protección jurídica en el ámbito de la liquidación de los
contratos. Así sucede, sobre todo, en el supuesto de nulidad del contrato de com-
praventa causada por el vendedor (por ejemplo, dolo del vendedor, ejerce intimi-
dación sobre el consumidor, defectos formales en el documento contractual que
autorizan al consumidor a solicitar la nulidad, etc.), seguida de la resolución del
contrato crediticio. Para esta hipótesis no hay prevista ninguna disposición especial,
por lo que en principio habría que aplicar la regla general en esta materia, de
manera que cada contrato se liquidaría entre quienes fueron sus partes contractua-
les. Resulta, sin embargo, que la aplicación de esta regla otorga al consumidor, en
el supuesto de insolvencia del vendedor, una protección muy inferior a la que
tendría de haber celebrado una bilateral venta a plazos.
Volvamos una vez más al ejemplo D: adquisición de un vehículo (precio:
2.000.000 de ptas.) con la ayuda de un préstamo de 1.000.000 de ptas. (hay desem-
bolso inicial de 1.000.000 de ptas.), quedando el consumidor obligado a devolver
10 plazos quincenales de 130.000 ptas. cada uno. Supongamos que el consumidor
solicita y obtiene la nulidad del contrato de compraventa cuando ha abonado cua-
tro plazos de amortización, resolviendo además el contrato crediticio. Si la liquida-
ción se produce entre las partes que celebraron el contrato, resulta que el consumi-
dor tendrá que devolver el vehículo al vendedor, mientras que éste tiene que
restituirle el precio del bien (2.000.000 de ptas.). Por su parte, el consumidor debe
devolver al prestamista el importe del préstamo (1.000.000 de ptas.), estando éste
obligado a reembolsar a aquél los plazos de amortización pagados (520.000 ptas.),
por lo que, tras la compensación de créditos, el consumidor debe devolver al pres-
tamista 480.000 ptas. Si el vendedor es insolvente, el consumidor no recibe del
vendedor los 2.000.000 de ptas., pero tiene que devolver al prestamista 480.000
ptas. Resulta, por tanto, que el consumidor pierde en total 2.000.000 de ptas. (ya
entregó 1.000.000 de ptas. al vendedor -desembolso inicial- y 520.000 ptas. al pres-
tamista -plazos de amortización pagados-, y ahora tiene que abonar otras 480.000
ptas. al prestamista). Es decir, el riesgo de insolvencia del vendedor lo soporta el
consumidor en la cuantía del precio del bien (2.000.000 de ptas.). En cambio, en
454
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
la venta bilateral venta a plazos el consumidor soporta el riesgo de insolvencia en
la cuantía de las cantidades pagadas. De manera que si ha entregado al vendedor
un desembolso inicial (1.000.000 de ptas.) y unos plazos de amortización (520.000
ptas.), la nulidad del contrato implicará, si el vendedor es insolvente, que el consu-
midor pierde todas esas cantidades ya pagadas (1.520.000 ptas.).
Si se quiere dotar al consumidor de una adecuada protección, tienen que
establecerse los mecanismos jurídicos pertinentes para que, en la hipótesis de nuli-
dad de la compraventa, el consumidor no esté peor situado que el comprador de
una bilateral venta a plazos. Eso significa, en el ejemplo citado, que la insolvencia
del vendedor no puede provocarle unas pérdidas superiores a 1.520.000 ptas.
Ahora bien, ¿en qué proporción debe soportar el consumidor el riesgo de
insolvencia del vendedor? No existe, a mi juicio, una solución única, sino que
dependerá de hasta qué punto se quiera proteger al consumidor, de a cuáles de
los intereses en conflicto se quiera dar preferencia. Desde el punto de vista teórico,
son posibles varias soluciones, que, de menor a mayor responsabilidad del consumi-
dor, son las siguientes:
1) El consumidor no soporta en ninguna cuantía el riesgo de insolvencia del
vendedor. De este modo, estaría en la misma situación que en la hipótesis de reso-
lución de la compraventa por incumplimiento del vendedor, donde la liquidación
de las obligaciones pecuniarias se concentra en la relación prestamista-consumidor.
2) El consumidor soporta el riesgo de insolvencia en la cuantía del desem-
bolso inicial, si lo hay (en el ejemplo citado, 1.000.000 de ptas.). Esta solución ha
sido expresamente acogida por el legislador en materia de desistimiento (art. 9.2
LVPBM/1998). La liquidación se produce de tal manera que el consumidor recu-
pera del prestamista los plazos pagados, y del vendedor el desembolso inicial. Por
tanto, si el vendedor es insolvente, el consumidor sufrirá esta circunstancia en el
importe del desembolso inicial.
3) El consumidor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía
de todas las cantidades que él haya pagado -desembolso inicial y plazos de amorti-
zación abonados- (en el ejemplo citado, 1.520.000 ptas.). En este caso, se coloca
al consumidor en la misma situación que el comprador de una bilateral venta a
plazos, pues éste sufre la insolvencia del vendedor en la misma medida.
4) El consumidor soporta íntegramente el riesgo de insolvencia, en la cuan-
tía del precio del bien (en nuestro ejemplo, 2.000.000 de ptas.). Así sucede cuando
cada contrato se liquida entre quienes fueron sus contratantes. .'
Son dos las cuestiones que deben analizarse. En primer lugar, hay que estable-
cer en qué proporción debe soportar el consumidor el riesgo de insolvencia del
vendedor en la hipótesis de nulidad. Desechada la cuarta y última opción, que es
la que le perjudica gravemente, se trata de elegir entre las tres primeras; esto es,
hay que determinar si el consumidor no soporta este riesgo, lo hace en la cuantía
del desembolso inicial, o en la cuantía de todas las cantidades que él haya pagado
(desembolso inicial y plazos de amortización). Se trata de una decisión puramente
455
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
valorativa, pues depende directamente del nivel de protección que se quiera otor-
gar al consumidor. Una vez elegida una de estas tres posibles soluciones, el segundo
paso consiste en buscar los instrumentos jurídicos que deben utilizarse para justifi-
car esa interpretación; y ello porque no puede acogerse una de estas opciones si
no existen medios jurídicos para defenderla.
A mi juicio, a la hipótesis de nulidad debe aplicarse analógicamente la solución
ofrecida por el legislador en el artículo 9.2 LVPBM/1998 para el caso de desisti-
miento. En consecuencia, la liquidación de los contratos se llevará a efecto como se
describe en el precepto mencionado: el consumidor restituye el bien al vendedor, y
debe recibir de éste el desembolso inicial, mientras que en relación al contrato de
préstamo el consumidor puede reclamar al prestamista la devolución de los plazos
pagados, en tanto que el prestamista sólo puede solicitar la devolución del prés-
tamo al vendedor (y no al consumidor). Lo que significa, por tanto, que el consu-
midor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía del desembolso
inicial, si lo hubo (en el ejemplo citado, 1.000.000 de ptas.), mientras que el presta-
mista lo sufre en la cuantía del importe del préstamo.
Conviene advertir que la única norma existente en nuestro ordenamiento jurí-
dico que se refiere al modo de liquidar el contrato de crédito al consumo es el
artículo 9.2 LVPBM/1998, precepto que, como se ha señalado, impide al presta-
mista reclamar al consumidor la devolución del importe del préstamo, tras la reso-
lución del contrato crediticio. En efecto, la finalidad del artículo 9 LCCon, a pesar
de lo que a primera vista pudiera parecer, no es regular la forma en que ha de
liquidarse el contrato de crédito al consumo, sino impedir que se inserten cláusulas
que modifiquen, en perjuicio del consumidor, el régimen de liquidación que legal-
mente corresponda (norma primera del art. 9 LCCon), y establecer en qué cuantía
debe ser indemnizado el vendedor en la hipótesis de nulidad de la compraventa
imputable al consumidor (norma segunda).
Por otra parte, no creo que el legislador de la LCCon fuera consciente de la
necesidad de protección del consumidor en el ámbito de las relaciones liquidato-
rias. Por esa razón no aborda expresamente esta cuestión en esa ley. Sucede, sin
embargo, que la superposición, junto al régimen general de liquidación contrac-
tual, del derecho que el artículo 15 LCCon concede al consumidor a exigir al
prestamista la devolución del importe del precio del bien, tras la resolución de la
compraventa, hace recaer sobre el prestamista íntegramente el riesgo de insolven-
cia del vendedor. No se trata, sin embargo, de una decisión legislativa deliberada,
sino que resulta de la adopción por el intérprete de una determinada opción inter-
pretativa en relación a qué derechos puede el consumidor ejercitar «ex» artículo
15 LCCon frente al prestamista (admitiendo que se le atribuye, entre otros, el
derecho a reclamar al prestamista la devolución del precio del bien tras la resolu-
ción de la compraventa).
A diferencia de lo que sucede en la LCCon, en la LVPBM/1998 el legislador
sí ha tomado en consideración la necesidad de protección del consumidor. Por esa
razón, en el único supuesto de ineficacia de los dos contratos que regula (el provo-
456
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
cado por el desistimiento de la compraventa), modifica la forma en que ha de
llevarse a cabo la liquidación. Se trata, ahora sí, de una decisión preconcebida y
adoptada intencionadamente.
En consecuencia, en el único caso en que el legislador ha abordado el modo
en que debe producirse la liquidación de los dos contratos (art. 9.2 LVPBM/1998),
ha establecido que el prestamista sólo puede reclamar la devolución del préstamo
al vendedor, lo que implica que el consumidor únicamente puede exigir al vende-
dor la restitución del desembolso inicial (y no de todo el precio), y que además
puede exigir al prestamista la devolución de los plazos de amortización ya pagados.
Esta misma fórmula liquidatoria debe aplicarse por analogía al supuesto de nulidad
de la compraventa y posterior resolución del contrato crediticio, hipótesis esta que
carece de un tratamiento legislativo propio. Por otra parte, si cuando el consumi-
dor ejercita un derecho (el desistimiento) reconocido en nuestro ordenamiento la
liquidación se va a producir de tal modo que el consumidor soporta el riesgo de
insolvencia del vendedor sólo en la cuantía del desembolso inicial, con más razón
la solución habrá de ser la misma en aquellos casos en los que la ineficacia de la
compraventa es causada por un acto del vendedor, como sucede cuando la nulidad
le es imputable. Esta misma solución ha sido ofrecida por la mayor parte de la
doctrina alemana, si bien no faltan opiniones divergentes 235 .
Quizás desde el punto de vista teórico, lo más adecuado sería establecer para
algunos supuestos de nulidad, en concreto para aquellos en los que la nulidad es
imputable al vendedor, una solución semejante a la que existe en el caso de resolu-
ción por incumplimiento del vendedor. En ambas hipótesis la ineficacia de la com-
praventa es «causada» por el propio vendedor, por lo que el riesgo de insolvencia
del vendedor que debe soportar el consumidor debe ser el mismo. Y si en el su-
puesto de resolución de la compraventa por incumplimiento del vendedor este
riesgo es nulo, tendría sentido que tampoco soportara ningún riesgo en la hipótesis
de nulidad imputable al vendedor 230 . Sin embargo, no existe ningún instrumento
jurídico que permita configurar la liquidación de este modo para el caso de la
nulidad. En el supuesto de resolución por incumplimiento del vendedor, la atribu-
ción al prestamista de todo el riesgo de insolvencia del vendedor no es deliberada,
sino más bien producto de una determinada interpretación del artículo 15 LCCon,
precepto por otra parte únicamente aplicable a la situación de incumplimiento del
vendedor. No creo que el legislador de la LCCon fuera consciente de la alta protec-
235. En efecto, HABERSACK, COESTER, DÜRBECK, EMMERICH, O PIETZCKER sostienen q u e el consumido r
puede solicitar al prestamista la devolución de los plazos pagados, lo que significa'que sopor-
tará el riesgo de insolvencia del vendedor e n la cuantía del desembolso inicial. Otros autores,
en cambio, entienden que el consumidor n o puede reclamar cantidad alguna al prestamista
o al vendedor, por lo que la insolvencia del vendedor le afecta en la cuantía de todas las
cantidades por él pagadas (así, FRANZ o DAUNER-LIEB). Por último, hay quien entiende que el
consumidor puede obtener del prestamista todos los plazos pagados y también el desembolso
inicial que, en su caso, entregó al vendedor ( O r í ) , en este caso la insolvencia del vendedor
la soporta íntegramente el prestamista. Sobre el particular, en detalle, v. el apartado III.B de
este Capítulo.
236. Así sucede e n Inglaterra en el supuesto de misrepresentation del vendedor, al que también se
aplica el art. 75 CCA.
457
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ción que concedía al consumidor en el caso de resolución de la compraventa por
incumplimiento del vendedor y posterior resolución del contrato crediticio. Por
eso no puede acogerse una interpretación semejante para el supuesto de la nuli-
dad.
Por otra parte, la tesis propuesta para el caso de nulidad de la compraventa
implica una mejora de la situación del consumidor en relación al comprador de
una bilateral venta a plazos, ya que mientras que éste, en el supuesto de nulidad
de la venta a plazos, soporta la insolvencia del vendedor en la cuantía de todos las
cantidades pagadas (en nuestro ejemplo, 1.520.000 ptas.), el consumidor lo hace
en la cuantía del desembolso inicial (1.000.000 de ptas.). La diferencia estriba en
que el consumidor de la compraventa trilateral puede en caso de insolvencia del
vendedor recuperar (del prestamista), los plazos de amortización ya pagados (en
nuestro caso, 520.000 ptas.), y el comprador de una venta bilateral no. Es cierto,
por tanto, que se mejora la situación del consumidor. Pero esta mejora no resulta
injustificada, puesto que si en la hipótesis de desistimiento el consumidor pierde,
en caso de insolvencia del vendedor, el importe del desembolso inicial, es razona-
ble que en el supuesto de nulidad de la compraventa sufra una pérdida por esa
misma cuantía.
Una vez conocido el modo en que se producirá la liquidación de los contratos,
conviene detenerse con más detalle en la cuestión relativa a los supuestos a los que
será aplicable este modelo. Se ha indicado con anterioridad que entrará enjuego,
básicamente, en la hipótesis de nulidad de la compraventa, que provoca «ex» ar-
tículo 14.2 LCCon la resolución del contrato crediticio. Pero, ¿se aplica sólo a los
casos de nulidad o también a los de anulabilidad?; ¿qué sucede cuando el motivo
que provoca la nulidad-anulabilidad ha sido causado por el consumidor, o por un
tercero? A mi juicio, este tipo de liquidación contractual se aplicará a todos los
casos en los que el contrato de compraventa es declarado nulo, independiente-
mente de que se trate de nulidad o anulabilidad. Con una excepción: en los rarísi-
mos casos en que la nulidad se debe a una circunstancia imputable al propio consu-
midor 237 , no hay motivos para alterar, en beneficio del consumidor y por tanto en
perjuicio del prestamista, las reglas generales sobre liquidación de los contratos.
En tal caso, la liquidación se producirá siguiendo el principio de separación de los
dos contratos, por lo que el consumidor será tratado como un comprador con
pago al contado (por eso, el consumidor soportará íntegramente el riesgo de insol-
vencia del vendedor). Por otra parte, no plantean problemas las hipótesis en las
que el vendedor es el causante de la nulidad, por ejemplo, porque hay dolo del
vendedor, ejerce intimidación sobre el consumidor, o no entrega al consumidor el
documento de revocación si se trata de un contrato celebrado fuera de un estableci-
miento comercial, circunstancia esta última que autoriza al consumidor para anular
el contrato (arts. 3 y 4 LCFE)238. En estos casos debe aplicarse por analogía la
237. Piénsese, por ejemplo, en el dolo del consumidor, o en la intimidación al vendedor provo-
cada por el consumidor.
238. Sobre este supuesto específico de nulidad, v. GARCÍA VICENTE, J. R.: Ley de contratos..., cit., pgs.
229 y ss.
458
_ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio
solución ofrecida en el artículo 9.2 LVPBM/1998. Las dudas se plantean en aque-
llos supuestos en que la nulidad contractual no se debe ni al consumidor ni al
vendedor, o tiene su origen en un acto de un tercero. Entiendo que, en la medida
en que la nulidad no ha sido causada por el consumidor, no hay razones para
desprotegerlo, en comparación con el comprador de una bilateral venta a plazos.
Por eso debe igualmente acudirse a los criterios del artículo 9.2 LVPBM/1998.
D. La liquidación de los contratos en la compraventa financiada «al margen» de
la LCCon.
En el supuesto de que los contratos de compraventa y préstamo estén vincula-
dos, debido a que la concesión crediticia es resultado de la colaboración planificada
entre prestamista y vendedor, pero no existe un acuerdo previo en exclusiva, en
los términos descritos en el artículo 15.1 b) LCCon, la ineficacia del contrato de
compraventa faculta al consumidor para resolver el contrato de crédito.
A la liquidación de los contratos será de aplicación, en principio, el artículo 9
LCCon, no por remisión del artículo 14.2 LCCon, sino porque la compraventa
financiada «al margen» de la LCCon cae dentro del ámbito de aplicación diseñado
en el artículo 9 LCCon, puesto que se trata de un «crédito concedido para la
adquisición de bienes determinados».
La aplicación del artículo 9 LCCon implica que la liquidación de los dos con-
tratos se va a producir de manera similar a como se ha descrito para el caso de los
contratos vinculados «en» la LCCon. En consecuencia, el artículo 9 LCCon entrará
en juego en la liquidación del contrato de compraventa cuando la causa de la
«ineficacia» del mismo haya sido su nulidad o resolución. En tal caso, la liquidación
se produce entre los contratantes (consumidor y vendedor), y la aplicación del
precepto citado significa que son nulas las cláusulas incluidas en los contratos que
modifiquen, en perjuicio del consumidor, el régimen de liquidación contractual
que legalmente corresponda (norma primera del art. 9 LCCon), y que en caso de
nulidad de la compraventa imputable al consumidor el vendedor tiene derecho a
deducirse determinadas cantidades en concepto de indemnización (norma se-
gunda). En cuanto al contrato de préstamo, su resolución queda sometida a la
primera norma del artículo 9 LCCon: nulidad de las cláusulas que alteren en bene-
ficio del prestamista el régimen por el que ha de regirse la liquidación tras la
resolución de este contrato.
La liquidación de los dos contratos se producirá del siguiente modo:
1. A los contratos vinculados «al margen» de la LCCon les resulta directa-
mente aplicable el artículo 9.2 LVPBM/1998... Efectivamente, ese precepto entra en
juego no sólo en el caso de contratos vinculados «en» la LCCon, sino también en
los contratos vinculados «al margen» de la LCCon, por cuanto que no requiere
459
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo _ 6. La ineficacia del contrato de compraventa y su influencia en el contrato crediticio

este artículo ningún tipo de exclusividad239. En consecuencia, en el caso de desisti-
miento de la compraventa y posterior resolución del contrato crediticio, el consu-
midor soporta el riesgo de insolvencia del vendedor en la cuantía del desembolso
inicial, si lo hubo.
2. En el supuesto de nulidad de la compraventa inimputable al consumidor,
seguida de la resolución del contrato crediticio, se aplica por analogía la solución
ofrecida en el artículo 9.2 LVPBM/1998. Y por las mismas razones que en el caso
de contratos vinculados «en» la LCCon.
3. En caso de resolución de la compraventa por incumplimiento del vende-
dor, y posterior resolución del préstamo «ex» artículo 14.2 LCCon, la solución no
puede ser la misma que cuando estamos ante contratos vinculados «en» la LCCon.
Y ello porque cuando hay contratos vinculados «al margen» de la LCCon el consu-
midor no está facultado para reclamar al prestamista, tras la resolución de la com-
praventa, la devolución del precio del bien. Este derecho, concedido en el artículo
15 LCCon, sólo se le reconoce al consumidor que estipula contratos vinculados
«en» la LCCon.
Ello no significa, lógicamente, que si hay contratos vinculados «al margen» de
la LCCon la liquidación de los dos contratos se producirá de tal modo que el
consumidor soporte íntegramente el riesgo de insolvencia del vendedor. De nuevo
debe aplicarse por analogía la solución del artículo 9.2 LVPBM/1998. Si en caso
de desistimiento de la compraventa el consumidor soporta el riesgo de insolvencia
del vendedor en la cuantía del desembolso inicial, con más razón habrá de sopor-
tarlo en esa cantidad cuando la ineficacia de la compraventa se produce por una
conducta del vendedor (su incumplimiento).
nulidad de la compraventa imputable al consumidor, mutuo disenso, cumpli-
miento de una condición resolutoria establecida en la compraventa, etc.), en los
que cada contrato se liquidará entre quienes lo celebraron. El consumidor no pre-
cisa, en estos casos, de una especial necesidad de tutela jurídica.
En los contratos vinculados «al margen» de la LCCon, a la hipótesis de desisti-
miento de la compraventa se aplica directamente el artículo 9.2 LVPBM/1998,
mientras que para el resto de los casos de resolución por incumplimiento del ven-
dedor o nulidad inimputable al consumidor se aplica por analogía esta misma
solución.
En conclusión, el diferente régimen liquidatorio entre los contratos vinculados
«en» la LCCon y «al margen» de la LCCon se manifiesta únicamente en la hipótesis
de resolución de la compraventa por incumplimiento del vendedor, cuando existe
desembolso inicial. En este caso, si el vendedor es insolvente, la liquidación se
produce de tal modo que en los contratos vinculados «en» la LCCon el consumidor
recuperará del prestamista todo lo que entregó, mientras que en los contratos
vinculados «al margen» de la LCCon perderá el desembolso inicial, que no lo
podrá recobrar del vendedor. Si no ha habido desembolso inicial, y / o para el
resto de supuestos de ineficacia de la compraventa, la liquidación es la misma
independientemente de que se trate de contratos vinculados «en» la LCCon o «al
margen» de la LCCon.

E. Conclusión.
En los contratos vinculados «en» la LCCon, si la ineficacia de los dos contratos
se produce a causa de la resolución de la compraventa por incumplimiento del
vendedor, la liquidación de los mismos se producirá de tal modo que el consumi-
dor puede reclamar al prestamista la devolución de todas las cantidades por él
pagadas; el consumidor no soporta en ningún aspecto el riesgo de insolvencia del
vendedor. En caso de desistimiento de la compraventa y posterior resolución del
préstamo (art. 9.2 LVPBM/1998), el consumidor puede reclamar al vendedor la
devolución del desembolso inicial, y al prestamista de los plazos de amortización
satisfechos; si el vendedor es insolvente, el consumidor pierde el desembolso ini-
cial. Este mismo procedimiento liquidatorio resulta aplicable, por analogía, a otros
supuestos de ineficacia de la compraventa inimputables al consumidor (especial-
mente, a la nulidad). Existe, por último, un grupo de supuestos marginales (p.e.,

239. En efecto, el art. 9.2 LVPBM/1998 exige que se trate de un contrato de financiación a vende-
dor, y para que exista un contrato de este tipo no se requiere ningún tipo de exclusividad,
sino que el vendedor y el financiador «se concierten» para proporcionar la adquisición del
bien al comprador [art. 4.2 b) LVPBM/1998].

460
461
 Conclusiones-

CAPITULO 1
1. En la sociedad actual cada vez con mayor frecuencia se adquieren» bienes
sin poseer el dinero suficiente como para realizar un pago al contado. El meca-
nismo tradicional empleado es la compraventa a plazos. En ella, el vendedor, ade-
más de su función típica, que es la de vender, desempeña también la función de
financiación, puesto que el aplazamiento en el pago es una forma de concesión
crediticia. La progresiva especialización de los empresarios, la creciente demanda
de bienes y el consiguiente aumento del volumen de los negocios hacen que, a
partir de un determinado momento, el vendedor deje de estar capacitado para
continuar concediendo crédito. Por esta razón aparece un tercer sujeto, el financia-
dor, que asume específicamente la tarea de financiar, conservando el vendedor su
función típica, la de vender. Surge así la compraventa financiada por un tercero.
2. La compraventa financiada se caracteriza por la presencia de tres sujetos:
consumidor, vendedor y prestamista. El primero adquiere el bien, el segundo lo
vende, y el tercero concede el préstamo necesario para poder realizar la operación.
Existen fundamentalmente dos modalidades de compraventa financiada. En pri-
mer lugar, es posible que el consumidor haya celebrado con el vendedor una venta
a plazos, instrumentalizando cada uno de los plazos pendientes de pago en títulos-
valores, y que el vendedor transmita después estos documentos al prestamista. En
este caso, el prestamista tiene derecho a obtener del consumidor cada uno de los
plazos pendientes de pago, aunque no está contractualmente relacionado con él.
Cabe, en segundo lugar, que el consumidor haya celebrado dos contratos distintos,
compraventa y préstamo, con dos personas diferentes, vendedor y prestamista. El
consumidor estipula un contrato de préstamo, y el dinero así obtenido lo utiliza
en pagar todo o parte del precio del bien, celebrando por tanto una compraventa
con pago al contado. En este trabajo de investigación se analiza únicamente esta
segunda modalidad de compraventa financiada.
3. El desdoblamiento de una única operación económica en dos contratos
distintos -compraventa y préstamo- beneficia sobre todo a prestamistas y vendedo-
res. Al consumidor, en cambio, la celebración de dos contratos no le es más benefi-
ciosa que la estipulación de una venta a plazos. Desde el punto de vista de las
obligaciones que asume, su situación es idéntica en ambos casos: recibe un bien y
queda obligado a pagar unos plazos en las fechas pactadas, ya sea al vendedor (en
la venta a plazos), ya sea al prestamista (en la compraventa financiada). Más bien
al contrario, le puede ocasionar graves perjuicios.

463
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
Además del supuesto de incumplimiento del propio consumidor, son dos las
hipótesis en las que el consumidor que estipula los contratos de compraventa y
préstamo se encuentra en una situación de desprotección jurídica, en comparación
con el comprador de una venta a plazos:
En primer lugar, en el caso de incumplimiento del vendedor. En la venta a
plazos, si el vendedor incumple, el consumidor puede suspender el pago de los
plazos (excepción de incumplimiento). En la compraventa financiada, en cambio,
el consumidor no está autorizado para suspender el pago al prestamista, pues, por
una parte, no cabe la excepción de incumplimiento (el prestamista ha cumplido
su obligación, pues entregó el importe del préstamo) y, por otra, la eficacia relativa
de los contratos impide que una vicisitud que se produce en el contrato de compra-
venta pueda tener efecto alguno en el contrato crediticio.
En segundo lugar, la resolución de la compraventa tras el incumplimiento del
vendedor puede provocar graves consecuencias para el consumidor. Esta despro-
tección se plasma en dos ámbitos. Por una parte, el consumidor puede resolver el
contrato de compraventa, pero no el de préstamo, pues el prestamista ha cumplido
su obligación, y además es tercero respecto al contrato de compraventa. Por eso el
consumidor continúa obligado a abonar los plazos de amortización al prestamista.
A diferencia de lo que sucede en la venta a plazos, donde la resolución del contrato
implica la extinción de todas las obligaciones que de ella derivan (también la de
pagar los plazos de amortización). La segunda consecuencia negativa se produce
en materia de liquidación contractual. En la venta a plazos, tras la ineficacia del
contrato las partes tienen que restituirse recíprocamente las prestaciones realiza-
das, por lo que si el vendedor es insolvente, el comprador no podrá recuperar las
cantidades ya pagadas (desembolso inicial y plazos abonados). Esto es, sufre la
insolvencia en la cuantía de las cantidades pagadas. Por su parte, en la compraventa
financiada, la insolvencia del vendedor le impide devolver al consumidor el precio
del bien, teniendo éste que restituir al prestamista el importe del préstamo. De
manera que el consumidor sufrirá la insolvencia del vendedor en la cuantía del
precio.
Por estas razones es precisa la intervención del legislador, movido por una
finalidad determinada: dotar al consumidor, en la compraventa financiada, de una
protección en ningún caso inferior a la que ostenta un comprador en una bilateral
venta a plazos.
CAPITULO 2
4. En el ámbito de la Unión Europea, el crédito al consumo está regulado
en la Directiva 87/102/CEE de 22 de diciembre, relativa a la aproximación de las
disposiciones legales, reglamentarias y administrativas de los Estados miembros en
materia de crédito al consumo. A la protección del consumidor cuando estipula
dos contratos vinculados de compraventa y préstamo va dedicado el artículo 11.
Este precepto faculta al consumidor para «dirigirse» contra el prestamista en caso
464
Conclusiones
de incumplimiento del vendedor, siempre que haya reclamado previamente sin
éxito contra el vendedor, y los dos contratos puedan considerarse vinculados -para
lo cual deben cumplirse determinados requisitos, en particular el que se refiere a
la existencia de un acuerdo previo en virtud del cual exclusivamente dicho presta-
mista podrá conceder crédito a los clientes de dicho proveedor para la adquisición
de bienes suministrados por este último-. La Directiva deja un amplio margen a
cada Estado para que establezca qué concretos derechos puede ejercitar el consu-
midor contra el prestamista. La redacción definitiva de este artículo resulta critica-
ble, por los rigurosos requisitos que se exigen para poder estimar como vinculados
a los dos contratos. ,
5. La transposición de la Directiva 87/102/CEE se produce de manera dife-
rente en cada uno de los Estados miembros. En Alemania, país pionero en materia
de protección del consumidor de crédito, el §9 de la Verbraucherkreditgesetz, de 1990,
establece que en la hipótesis de vinculación contractual entre compraventa y prés-
tamo, el consumidor puede suspender el pago de los plazos al prestamista (Einwen-
dungsdurchgriff) siempre que tenga excepciones derivadas del contrato de compra-
venta que le autorizarían frente al vendedor a no realizar su prestación. Con
carácter general, no requiere la VerbrKrG que el consumidor haya reclamado pre-
viamente sin éxito contra el vendedor.
En Austria, la Konsumentenschutzgesetz, de 1979, regulaba dos tipos de compra-
venta financiada, en los §§18 y 19. Con el fin de incorporar la Directiva 8 7 / 1 0 2 /
CEE se añade a esta ley un nuevo parágrafo, el 26c, que disciplina una nueva
modalidad de compraventa financiada. En consecuencia, existen tres modelos de
compraventa financiada, y en cada uno de ellos los presupuestos de hecho y las
consecuencias jurídicas son distintas. Especialmente interesantes son los tipos regu-
lados en los §§18 y 26c KSchG. El §18 se aplica cuando los dos contratos configuran
una unidad económica para prestamista y vendedor, lo que se produce cuando
existe un acuerdo previo entre ellos o una colaboración negocial permanente. Dis-
pone este precepto que el consumidor podrá rehusar el pago al prestamista, si él
tiene excepciones que derivan del contrato de compraventa y que le autorizarían,
en su caso, a no realizar el pago al vendedor (Einwendungsdurchgriff). Por su parte,
el §26c también reconoce la Einwendungsdurchgriff, pero sólo para los casos de in-
cumplimiento del vendedor, y siempre que se satisfagan además determinados re-
quisitos más rigurosos (en particular, el relativo a la exclusividad). La doctrina
austríaca ha destacado que este doble tratamiento jurídico de la Einwendungsdurch-
griff'carece de justificación. '
En Francia, la regulación de la compraventa financiada se realiza en el Code
de la Consommation, de 1993, que deroga la normativa anterior sobre crédito al
consumo, contenida en la Ley número 78-22, de 1978. Las relaciones entre compra-
venta y préstamo se disciplinan en los artículos L. 311-20 y ss. CConsom. En estos
artículos se contienen numerosas normas que establecen una acentuada dependen-
cia recíproca entre los dos contratos, de manera que en unas ocasiones el contrato
de compraventa habrá de afectar al crediticio, y en otras, a la inversa, es este con-
465
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo —_
trato el que puede influir de algún modo en la compraventa. De conformidad con
estos preceptos, las obligaciones del prestatario de abonar los plazos de amortiza-
ción al prestamista sólo son eficaces cuando el vendedor le entregue el bien, en
cumplimiento del contrato de compraventa (art. L. 311-20 CConsom). Por otra
parte, en caso de incumplimiento del vendedor, el consumidor puede solicitar al
Juez que ordene la suspensión de su obligación de reembolsar al prestamista los
plazos de amortización (art. L. 311-21, párr. 1, frase 1 CConsom). Para eso es
preciso que demande al vendedor, que en ese proceso judicial intervenga el presta-
mista, y que el juez decrete, si lo cree conveniente, la suspensión de la obligación.
Además, la nulidad o resolución del contrato de compraventa, acordada por un
juez, provoca de modo automático la nulidad o resolución del contrato crediticio
(art. L. 311-21, párr. 1, frase 2 CConsom).
En Inglaterra, la Consumer Credit Act, de 1974, constituye un auténtico código
en materia de crédito al consumo. La protección del consumidor ante el incumpli-
miento del vendedor, en la hipótesis de vinculación contractual, se materializa en
el artículo 75 CCA. Según este precepto, el consumidor podrá ejercitar contra el
prestamista los mismos derechos que él tiene frente al vendedor incumplidor (art.
75.1). De este modo se traslada al prestamista el riesgo de insolvencia del vendedor.
En realidad, este artículo no se aplica sólo al caso de incumplimiento del vendedor
(breach of contract), sino también cuando el vendedor realiza una falsa declaración
con la intención de inducir al comprador a celebrar el contrato (misrepresentation).
Una vez que el prestamista ha respondido frente al consumidor, podrá dirigirse
contra el vendedor, quien queda obligado a indemnizarle por todos aquellos gastos
que haya soportado (art. 75.2).
En Italia, el artículo 125.4 del Testo único delle leggi in materia bancaria e creditizia,
de 1993, dispone que en caso de incumplimiento del vendedor, si el consumidor
ha puesto en mora al vendedor, tendrá derecho a dirigirse contra el prestamista
hasta el límite del crédito concedido, siempre que exista un acuerdo que atribuye
a este prestamista la exclusiva para la concesión de crédito a los clientes del vende-
dor.
En otros países el artículo 11 de la Directiva se ha incorporado sin apenas
modificaciones. Así sucede, en mayor o menor medida, en Suiza, Portugal, Irlanda,
Luxemburgo y Bélgica.
CAPITULO 3
6. Antes de la publicación de la Ley 7/1995, la normativa española regula-
dora del crédito al consumo era dispersa y fragmentaria. En efecto, sólo existen
algunos textos normativos que regulan aspectos concretos del crédito al consumo.
Así, por ejemplo, la Ley de 23 de julio de 1908, de represión de la usura; la Ley
50/1965, de venta de bienes muebles a plazos; la Ley 26/1984, general para la
defensa de los consumidores y usuarios; y la Orden de 12 de diciembre de 1989,
sobre tipos de interés y comisiones, normas de actuación, información a clientes y
466
Conclusiones
publicidad de las Entidades de crédito, desarrollada por la Circular del Banco de
España 8/1990, de 7 de septiembre, a entidades de crédito, sobre transparencia de
las operaciones y protección de la clientela. Sin embargo, en estos textos legales
no hay ni una sola disposición que trate de proteger al consumidor de los especiales
riesgos que implica el desdoblamiento de una única operación económica en dos
contratos diferentes.
Tampoco la jurisprudencia ha resuelto adecuadamente este déficit de protec-
ción del consumidor. Llama la atención las escasas ocasiones en que nuestros tribu-
nales han entrado a conocer de esta cuestión. Hasta donde alcanza nuestro conoci-
miento, no existe ni una sola sentencia del Tribunal Supremo sobre el particular.
Entre las decisiones de las Audiencias Provinciales, la mayoría de ellas referidas a
supuestos de préstamo de financiación a comprador de los regulados en la
LVPBM/1965, algunas aluden a la posible conexión entre los dos contratos, lle-
gando a admitir que el consumidor pueda dirigirse contra el prestamista cuando
el vendedor incumple sus obligaciones, o que la ineficacia de la compraventa pueda
provocar asimismo la ineficacia del contrato crediticio. Otras, en cambio, niegan
cualquier tipo de dependencia jurídica entre los dos contratos. En definitiva, los
pronunciamientos judiciales son pocos, y las soluciones en ellos aportadas, dispares.
7. En relación a la posible aplicación del artículo 11 de la Directiva a una
compraventa financiada anterior a la entrada en vigor de la Ley 7/1995, hay que
sostener que es posible la aplicación directa de este precepto cuando el litigio tiene
por partes a un Estado miembro y a un particular («efectos verticales» de la Direc-
tiva). En cambio, no procede su aplicación cuando se trata de relaciones entre
particulares («efectos horizontales» de la Directiva), como expresamente sostiene
el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas en el caso El Corte Inglés. En
su defecto, es posible realizar una interpretación del derecho nacional conforme
a la Directiva. Para ello puede acudirse a la teoría de la causa; la conexión causal
entre los dos contratos provoca que las vicisitudes del contrato de compraventa
puedan afectar al contrato crediticio.
8. La regulación de los contratos vinculados que se hace en la Ley 7/1995
resulta criticable, por carecer de sistemática interna y de claridad. La ley, que no
contiene un concepto de contratos vinculados, les dedica especial atención en los
artículos 12, 14 y 15. Del análisis de estos preceptos se infiere que en realidad
existen dos formas legales de articular la conexión entre compraventa y préstamo.
En primer lugar, la hipótesis que podemos denominar como «contrato de compra-
venta vinculado al de crédito». En este caso, la dependencia contractual se mani-
fiesta en que el contrato de crédito influye o puede influir en la compraventa. Esta
forma de conexión está regulada en el artículo 14.1 LCCon, precepto que, para el
caso de que en el contrato de compraventa se establezca expresamente que la
operación incluye la obtención de un crédito de financiación, dispone que la com-
praventa sólo va a ser eficaz cuando el consumidor obtenga el crédito de financia-
ción.
467
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La segunda forma legal de conexión contractual es el «contrato de crédito
vinculado a la compraventa». Al contrario de lo que sucede en el caso anterior,
ahora es el contrato de compraventa el que influye o puede influir en el contrato
crediticio. Esta modalidad de conexión está regulada en los artículos 12, 14.2 y 15
LCCon, preceptos estos en los que se vienen a solventar los problemas de indefen-
sión jurídica en que se encuentra el consumidor que estipula una compraventa
trilateral. El artículo 15 LCCon faculta al consumidor para ejercitar determinados
derechos contra el prestamista, en caso de incumplimiento del vendedor. Según el
artículo 14.2 LCCon, la ineficacia del contrato de compraventa puede provocar
también la ineficacia del contrato crediticio. Por último, el artículo 12 LCCon pro-
tege al consumidor que se ha obligado cambiariamente frente al prestamista,
puesto que le autoriza a oponerle las excepciones que tiene contra el vendedor.
El artículo 14.3 LCCon se aplica a la hipótesis que hemos denominado con-
trato de crédito vinculado a la compraventa.
9. Después de la aparición de la Ley 7/1995, otras leyes han regulado supues-
tos concretos de vinculación contractual entre dos negocios jurídicos. Así sucede
en materia de venta a plazos financiada, de contratos negociados a distancia finan-
ciados, y de adquisición financiada de derechos de aprovechamiento por turno de
bienes inmuebles. En estos tres ámbitos el consumidor puede desistir del contrato
de compraventa, y este desistimiento le faculta para resolver igualmente el contrato
crediticio (art. 9.2 LVPBM/1998; art. 44.1 LOCM; art. 12 de la Ley 42/1998, de 15
de diciembre, sobre derechos de aprovechamiento por turno de bienes inmuebles
de uso turístico y normas tributarias). Se trata, por tanto, de una manifestación de
la modalidad de vinculación que hemos denominado contrato de crédito vinculado
a la compraventa, puesto que es el contrato de compraventa el que influye sobre
el contrato crediticio. Estos tres supuestos especiales contienen la misma regla que
el artículo 14.2 LCCon: la desaparición de la compraventa provoca la ineficacia del
préstamo.
CAPITULO 4
10. Para que el contrato de compraventa puede influir de algún modo en el
contrato de crédito, es necesario que concurran los presupuestos legalmente exigi-
dos que permiten afirmar la existencia de un contrato de crédito vinculado a la
compraventa.
En la Directiva 87/102/CEE, los requisitos necesarios para la existencia de
contratos vinculados son los enumerados en las letras a), b) y c) del artículo 11.2.
La configuración legal de la vinculación que se hace en este precepto resulta criti-
cable, en especial la exigencia de la exclusividad recogida en la letra b). La redac-
ción definitiva de la Directiva define los contratos vinculados de un modo mucho
más restrictivo que las dos Propuestas de Directiva de 1979 y 1984. En este sentido,
el requisito de la exclusividad debe entenderse como un triunfo de los lobbys ban-
carios, con gran influencia en las instituciones europeas. Sin embargo, la propia
468
Conclusiones
Comisión Europea ha sido consciente de que la expresión «exclusivamente» pro-
voca ambigüedad y falta de claridad, por lo que aboga por su futura eliminación.
En España, existe un contrato de crédito vinculado a la compraventa cuando
se satisfacen las condiciones establecidas en las letras a), b) y c) del artículo 15.1
LCCon. Como en todo supuesto de vinculación contractual, se requiere la presen-
cia de dos presupuestos: la pluralidad contractual y el nexo funcional entre los dos
contratos.
11. Para que haya vinculación contractual es preciso, en primer lugar, que
el consumidor haya celebrado dos contratos (compraventa y préstamo) cqn dos
personas distintas (vendedor y prestamista). Así lo requiere el artículo 15.1 a)
LCCon. Es cierto que debe haber pluralidad contractual, esto es, que se hayan
concluido dos contratos. En cambio, no es esencial que los dos contratos se estipu-
len con dos personas diferentes. La celebración de los dos contratos con una sola
persona (identidad entre prestamista y vendedor) no supone un obstáculo para la
existencia de conexión contractual entre la compraventa y el préstamo, en los tér-
minos del artículo 15 LCCon.
12. El segundo presupuesto de la vinculación contractual, y el más impor-
tante, es la conexión funcional entre compraventa y préstamo. La cuestión que
debe resolverse es en qué casos existe conexión funcional entre estos dos contratos.
Con carácter general, cabe sostener que el criterio determinante de la conexión
funcional hay que buscarlo en la doctrina de la causa. Los dos contratos estarán
vinculados cuando a través de ellos las partes pretendan alcanzar un único resul-
tado económico. En el ámbito del crédito al consumo, habrá vinculación contrac-
tual cuando los dos contratos se han celebrado con el fin de facilitar al consumidor
la adquisición de bienes de consumo con pago a plazos; esto es, cuando los dos
contratos puedan considerarse, en función de datos objetivos, como partes de una
única operación económica, debido a que prestamista y vendedor colaboran para
permitir al consumidor la adquisición de bienes a plazos.
La configuración que de la conexión funcional se hace en el artículo 15.1
LCCon es muy restrictiva, puesto que exige que entre el prestamista y el vendedor
«exista un acuerdo previo, concertado en exclusiva, en virtud del cual aquél ofre-
cerá crédito a los clientes del proveedor para la adquisición de los bienes o servicios
de éste». El legislador no especifica cuál es el contenido de ese acuerdo previo, ni
el alcance que hay que dar al hecho de que tenga que ser celebrado «en exclusiva».
Son posibles varias interpretaciones. No cabe sostener, en primer lugar, que todos
los clientes del vendedor que deseen adquirir un bien tienen necesariamente que
estipular un contrato crediticio con un determinado prestamista. Tampoco puede
admitirse, en segundo lugar, que la exclusividad afecta al prestamista, en el sentido
de que se obliga a ofrecer crédito únicamente a los clientes de ese vendedor. Una
tercera posible interpretación, que resulta igualmente rechazable, consiste en soste-
ner que hay conexión funcional cuando el prestamista y el vendedor colaboran
planificadamente y además el vendedor se ha obligado frente al prestamista a coo-
perar únicamente con él.
469
M. J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
La exclusividad debe ser entendida como la colaboración del vendedor única-
mente con un determinado prestamista. Por lo tanto, hay conexión funcional
cuando durante la fase de celebración de los contratos quede patente la colabora-
ción planificada entre prestamista y vendedor, siempre que además el vendedor
colabore únicamente con ese prestamista. Es indiferente si el vendedor ha cele-
brado acuerdos de colaboración con otros prestamistas, o si se ha obligado con un
prestamista a no colaborar con otros. Lo decisivo es que el vendedor, de hecho,
colabore únicamente con ese prestamista. Esta es la interpretación que del artículo
15.1 b) LCCon debe acogerse. El consumidor debe probar, por tanto, que presta-
mista y vendedor colaboran planificadamente. En cambio, no le incumbe a él la
prueba de que el vendedor colabora únicamente con ese prestamista, pues tendría
que acreditar que no colabora con otros prestamistas, y no puede imponérsele la
prueba de un hecho negativo. Por eso, será el prestamista el que, si quiere impedir
la consideración de los contratos como vinculados, tenga que probar que ese ven-
dedor colabora con otros prestamistas.
Incluso así entendida, la configuración legal de la conexión funcional es inade-
cuada. Tiene sentido exigir que el contrato crediticio sea resultado de la colabora-
ción planificada entre prestamista y vendedor, pero no se alcanza a comprender
por qué ha de haber vinculación sólo en el supuesto de que el vendedor colabore
únicamente con ese prestamista. La misma necesidad de protección tiene el consu-
midor tanto si el vendedor colabora únicamente con un prestamista como si lo
hace con varios.
13. Hay que distinguir entre contratos vinculados «en» la LCCon y contratos
vinculados «al margen» de la LCCon. Los contratos vinculados «en» la LCCon
satisfacen los presupuestos de las letras a), b) y c) LCCon. Es decir, el préstamo se
obtiene debido a la colaboración planificada entre prestamista y vendedor, y éste
colabora únicamente con ese prestamista, y no con otros. En los contratos vincula-
dos «al margen» de la LCCon, existe colaboración planificada entre prestamista y
vendedor, pero falta la «exclusividad» a la que alude la letra b) del artículo 15.1
LCCon. Tambiéti en esta hipótesis las vicisitudes del contrato de compraventa pro-
vocarán algún tipo de consecuencia jurídica en el contrato crediticio, pero no por
aplicación -ni directa ni analógica- de algunos preceptos de la LCCon, sino por la
conexión causal existente entre los dos negocios jurídicos.
14. El rasgo definitorio de la conexión funcional es la colaboración planifi-
cada entre prestamista y vendedor, o más exactamente, la obtención del préstamo
debido a esta colaboración planificada. Hay colaboración planificada entre presta-
mista y vendedor cuando éste colabora con aquél de cualquier modo para facilitar
al comprador la adquisición de un bien con pago a plazos, o cuando prestamista y
vendedor desarrollan una actividad conjunta con el fin de introducir al consumidor
en la operación. Aunque lo habitual es que prestamista y vendedor hayan celebrado
un acuerdo previo de colaboración, la ley no exige este pacto. La colaboración
planificada puede también derivar de duraderas y regulares relaciones negocíales
de hecho.
470
Conclusiones
La colaboración planificada debe descubrirse mediante indicios objetivos, refe-
ridos todos ellos a circunstancias relacionadas con la conclusión de los contratos.
Pueden considerarse como indicios adecuados los siguientes: cada uno de los docu-
mentos contractuales menciona al otro contrato; el vendedor está en posesión de
los impresos de solicitud de préstamo, y los ofrece al comprador que accede a su
establecimiento comercial para comprar un bien; el prestamista renuncia a un
contacto directo con el consumidor, negociando éste únicamente con el vendedor;
el prestamista hace uso de formularios contractuales especialmente diseñados para
la financiación de otros contratos; o la responsabilidad que el vendedor asume de
algún modo (por ejemplo, fianza) respecto a la obligación del consumidor de
restituir el préstamo recibido. En cambio, no sirven como indicios de colaboración:
la constitución a favor del prestamista de un derecho de garantía sobre la cosa
comprada, que el importe neto del crédito obtenido sea de una cuantía similar al
precio de la compra, o que el dinero del préstamo se transfiera directamente, por
orden del consumidor, desde la entidad financiera a una cuenta corriente del
vendedor. Por otra parte, la exclusión del consumidor de la libre disposición sobre
el dinero recibido en préstamo no es un requisito de la vinculación contractual, ni
constituye un indicio suficiente para declarar la vinculación contractual.
15. No es requisito de la vinculación contractual el que el consumidor tenga
la impresión de que contrata con una sola persona. En cambio, sí es preciso que,
como consecuencia del modo en que se han celebrado los contratos, se produzca
en el consumidor la impresión de interdependencia o de unidad económica, de
manera que al consumidor le resulte legítimo suponer que ambas partes actúan
concertadamente, y por eso no pueda esperar que le quieran cobrar los plazos de
amortización del préstamo si la cosa comprada es defectuosa. Esta impresión subje-
tiva deriva del hecho de haberse celebrado los contratos debido a la colaboración
planificada entre prestamista y vendedor. Por eso no es preciso que el consumidor
tenga que probar la existencia de esta impresión subjetiva; basta que acredite la
colaboración planificada.
No es presupuesto de la vinculación contractual el efectivo conocimiento del
prestamista (requisito subjetivo) sobre la unidad económica que los dos contratos
conforman. Aun así, el prestamista tiene la posibilidad de conocer la conexión
existente entre los contratos, puesto que el contrato crediticio es resultado de la
colaboración planificada entre prestamista y vendedor.
16. Para que exista vinculación contractual es indiferente el orden de prela-
ción temporal de los contratos. Aunque lo habitual es que ambos se celebren simul-
táneamente, no hay inconveniente en que primero se celebre uno de ellos y des-
pués el otro.
CAPITULO 5
17. El artículo 15 LCCon atribuye al prestamista una determinada responsa-
bilidad en la hipótesis de incumplimiento del vendedor. Cuando el vendedor in-
471
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
cumple, el consumidor está autorizado para ejercitar contra el prestamista los mis-
mos derechos que tiene frente al vendedor incumplidor, siempre que concurran
los presupuestos que se establecen en ese precepto. De este modo se traslada al
prestamista el riesgo de incumplimiento e insolvencia del vendedor. Esta solución
es adecuada, no sólo porque aumenta la protección del consumidor que estipula
una compraventa financiada, sino también porque es más eficiente desde el punto
de vista del análisis económico del derecho. Además, conforme al artículo 15
LCCon serán consideradas nulas las cláusulas incluidas en los contratos de prés-
tamo que eximan de responsabilidad al prestamista en el supuesto de incumpli-
miento del vendedor.
El consumidor podrá ejercitar frente al prestamista, no los derechos que el
ordenamiento jurídico le concede contra el vendedor, sino los derechos que ten-
dría contra ese vendedor caso de haber celebrado una bilateral venta a plazos
(situación jurídica hipotética). Por otra parte, el ejercicio de derechos contra el
prestamista tiene carácter accesorio: sólo es posible en la medida en que sea jurídi-
camente admisible su utilización contra el propio vendedor.
18. El artículo 15 LCCon se aplica a los contratos vinculados «en» la LCCon
[cumplimiento de lo dispuesto en las letras a), b) y c) del art. 15.1 LCCon] en los
que el contrato crediticio cae dentro del ámbito de aplicación diseñado en los
artículos 1 y 2 LCCon. Existen otros dos supuestos excluidos: cuando el precio de
la compraventa sea inferior a la cantidad que reglamentariamente se fije, y cuando
el derecho que el consumidor ejercita tiene su origen en modificaciones contrac-
tuales pactadas entre vendedor y consumidor después de la conclusión del contrato
de préstamo.
19. El artículo 15 LCCon no enumera los derechos que el consumidor puede
utilizar contra el prestamista, puesto que se limita a establecer que aquél puede
ejercitar contra éste los mismos derechos («esos mismos derechos») que tiene
frente al vendedor. Esta amplia alusión permite entender que el consumidor puede
ejercitar sus derechos contra el prestamista tanto por vía de excepción como de
acción. La averiguación de cuáles son estos derechos debe seguir el siguiente proce-
dimiento. En primer lugar, hay que determinar qué derechos tiene el consumidor
contra el vendedor incumplidor, cuestión ésta de difícil solución en nuestro dere-
cho, habida cuenta de la diversa e incompleta regulación que existe sobre el parti-
cular. En segundo lugar, procede analizar cuáles de estos derechos que el consumi-
dor ostenta contra el vendedor pueden ser ejercitados contra el prestamista «ex»
artículo 15 LCCon.
El consumidor puede ejercitar contra el prestamista: el derecho a suspender
el pago de los plazos de amortización; el derecho a la reducción del importe del
préstamo en la misma cuantía en que disminuye el precio del bien, tras el ejercicio
exitoso contra el vendedor de la acción estimatoria, o a recibir del prestamista la
diferencia en que se reduce el precio del bien; la pretensión de cumplimiento
(entrega, reparación o sustitución); y el derecho a la devolución del precio del
bien, tras la resolución del contrato de compraventa. En estos dos últimos casos el
472
Conclusiones
prestamista responde como fiador de la obligación del vendedor de cumplir el
contrato y de devolver el precio del bien, tras su resolución. No cabe, sin embargo,
exigir al prestamista los daños y perjuicios causados por el incumplimiento del
vendedor.
— En los contratos vinculados «al margen» de la LCCon, el consumidor sólo
puede ejercitar el derecho a suspender el pago de los plazos de amortización y el
derecho a obtener una reducción del importe del préstamo. En cambio, carece del
derecho a exigir al prestamista el cumplimiento del contrato de compraventa, o a
reclamarle la devolución del precio del bien tras la resolución de la compraventa.
20. Para que el consumidor pueda dirigirse contra el prestamista, es preciso
que se satisfagan dos presupuestos. El primero de ellos es que el vendedor haya
incumplido su obligación [art. 15.1 d) LCCon]. Es decir, el vendedor no ha entre-
gado el bien, o ha entregado un bien defectuoso. El incumplimiento del vendedor
no opera sólo como presupuesto de aplicación del artículo 15 LCCon, sino que
funciona además como límite de los derechos del consumidor contra el presta-
mista. Eso significa que el consumidor sólo podrá utilizar frente al financiador los
derechos que nacen, que tienen su origen en el incumplimiento del vendedor.
21. El segundo presupuesto es la existencia de una previa reclamación insatis-
factoria del consumidor contra el vendedor incumplidor [art. 15.1 e) LCCon]. El
consumidor sólo puede ejercitar derechos contra el prestamista cuando previa-
mente ha reclamado frente al vendedor, y esta reclamación ha resultado insatisfe-
cha. El entendimiento de esta fórmula sólo puede alcanzarse partiendo de la consi-
deración del prestamista como garante. Se trata de un fiador subsidiario sin
beneficio de excusión. Fiador subsidiario porque el deudor (vendedor) debe in-
cumplir para que el fiador pueda ser requerido de pago, por lo que el consumidor
debe requerir judicial o extrajudicialmente el pago al vendedor. Sin beneficio de
excusión porque basta el simple incumplimiento del vendedor para poder dirigirse
contra el prestamista (fiador), sin que se exija una previa excusión de los bienes
del vendedor. En consecuencia, el consumidor podrá reclamar extrajudicialmente
contra el vendedor, y si esta reclamación resulta infructuosa, tiene vía libre para
poder ejercitar ese derecho contra el prestamista.
El artículo 15.1 e) LCCon tiene un alcance distinto según el derecho que
ejercite el consumidor. Si pretende suspender el pago de los plazos al prestamista,
tiene que haber exigido previamente al vendedor el cumplimiento, de modo que
sólo podrá suspender el pago cuando esta reclamación sea insatisfactoria. Del
mismo modo, podrá ejercitar la acción de cumplimiento contra el prestamista
cuando haya reclamado infructuosamente el cumplimiento al vendedor. Y si quiere
solicitar al prestamista la devolución del precio del bien, tiene que haberse dirigido
antes al vendedor, declarando resuelto el contrato de compraventa a causa de su
incumplimiento, y solicitando la restitución del precio del bien. Si el vendedor
desatiende esta petición el consumidor puede exigir al prestamista la devolución
del precio. Por último, si el consumidor desea una reducción del importe del prés-
tamo, en la misma cuantía en que se reduce el precio del bien (acción estimatoria),
473
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
no es necesaria una previa reclamación contra el vendedor, pues en realidad el
consumidor no tiene nada que reclamarle. En este caso el consumidor puede de-
mandar directamente a vendedor y prestamista, solicitando que se declare que
procede una reducción del precio de la compraventa y que la cuantía del préstamo
concedido disminuya en esa misma cantidad.
La reclamación previa contra el vendedor puede ser judicial o extrajudicial.
Además, tiene que haber sido insatisfactoria para poder dirigirse contra el presta-
mista. La reclamación de entrega, reparación o sustitución del bien es insatisfacto-
ria, o ha fracasado, en los siguientes supuestos: cuando se ha realizado la reparación
o sustitución y continúan los defectos en el bien; cuando la entrega, reparación o
sustitución son imposibles; cuando el vendedor se niega injustificadamente a entre-
gar, reparar o sustituir; y cuando se produce un retraso irrazonable en la realiza-
ción de esa tarea.
22. En cuanto al derecho del consumidor a suspender los pagos, éste no
asume la carga, antes de suspender el pago, de comunicar al prestamista el incum-
plimiento del vendedor. El consumidor podrá suspender el pago hasta que el ven-
dedor cumpla correctamente su obligación. Si el vendedor cumple, el consumidor
tiene que abonar todos los plazos cuyo pago suspendió, pero sin intereses de de-
mora, y continúa obligado a satisfacer los plazos que venzan en el futuro. El consu-
midor puede oponerse al pago tanto si es demandado en un juicio declarativo
como si lo es en un juicio ejecutivo.
23. El consumidor puede exigir al prestamista el cumplimiento de la obliga-
ción del vendedor, esto es, la entrega, la reparación o la sustitución del bien defec-
tuoso. El consumidor formulará esta reclamación contra el prestamista extrajudi-
cialmente, y si éste hace caso omiso, ejecutará esa obligación a su costa, sin
necesidad de haber interpuesto una demanda contra él. La consideración del pres-
tamista como garante del vendedor implica el sometimiento de la relación entre
prestamista y consumidor a muchos de los preceptos del Código Civil que regulan
la fianza. Así, el prestamista, antes de cumplir, tiene la carga de notificar al vende-
dor su intención de hacerlo, siendo de aplicación los artículos 1840 y 1842 CC. En
cuanto a las excepciones, el prestamista puede oponer al consumidor todas las
excepciones que competan al vendedor y sean inherentes a la deuda, pero no las
puramente personales del vendedor (art. 1853 CC). Asimismo está legitimado para
oponer al consumidor todas las excepciones que derivan de la obligación fideuso-
ria, esto es, las excepciones propias del prestamista en cuanto garante (que el pres-
tamista no es garante de esa obligación del vendedor, que tenía esa obligación de
garantía pero ésta se ha extinguido: arts. 1849, 1851 y 1852 CC). Puede oponer
también la excepción de compensación, pero no dispone de la excepción de bene-
ficio de excusión. El prestamista dispone de la acción de relevación del artículo
1843 CC.
24. Tras la resolución de la compraventa, el consumidor puede solicitar al
prestamista la devolución del precio del bien, obligación liquidatoria a la que en
principio está obligado el vendedor. En este caso el prestamista es legalmente consi-
474
Conclusiones
derado como garante (fiador sin beneficio de excusión) del vendedor. Para que el
consumidor pueda demandar al prestamista no basta la simple reclamación extraju-
dicial infructuosa contra el vendedor, sino que es preciso que éste también sea
demandado. De lo contrario el prestamista podrá oponer con éxito la excepción de
litisconsorcio pasivo necesario. El régimen jurídico del derecho que el consumidor
ejercita contra el prestamista se regirá por las normas de la fianza, tal y como se
ha expuesto al hilo del análisis de la acción de cumplimiento.
El artículo 15 LCCon autoriza al consumidor a solicitar al prestamista la devo-
lución del precio del bien, tras la resolución de la compraventa. Lo normal es que
el consumidor haga uso además de la posibilidad que le concede el artículo 14.2
LCCon de obtener la ineficacia del contrato crediticio, en cuyo caso podrá recla-
mar al prestamista la restitución de los plazos de amortización abonados.
25. Tras detectar la presencia de defectos en el bien, el consumidor puede
ejercitar contra el vendedor la acción estimatoria, con el fin de reducir el importe
del préstamo. El consumidor dispone de dos mecanismos para trasladar al presta-
mista esta disminución del préstamo. En primer lugar, puede reclamar extrajudi-
cialmente al vendedor la devolución de la diferencia del precio. Si esta petición es
insatisfactoria, podrá dirigirse al prestamista, para que sea él quien le restituya esa
cantidad. En este caso, el prestamista responde como garante del vendedor. Sin
embargo, y en segundo lugar, lo habitual será que el consumidor pretenda que la
reducción del precio del bien de lugar a una rebaja del importe del crédito en esa
misma cuantía. Para ello demandará a vendedor y prestamista, solicitando que se
dicte sentencia en la que se declare reducido el precio del bien, y una disminución
semejante del importe del préstamo. La rebaja de la cuantía del préstamo puede
afectar al consumidor de dos modos, a su elección: reducción del número de plazos
de amortización (manteniéndose su cuantía), o reducción de la cuantía de los
plazos (sin afectar al número de plazos). Esta última posibilidad es la que más le
beneficia.
26. La responsabilidad del prestamista frente al consumidor tiene carácter
provisional, puesto que después tiene derecho a reclamar al vendedor incumplidor.
El concepto por el que el prestamista puede reclamar al vendedor varía de un
derecho a otro. Así, si el prestamista responde ante el consumidor como garante,
dispondrá de la acción de regreso contra el vendedor. En cambio, si el consumidor
ejercita contra el prestamista el derecho a la reducción del importe del préstamo,
éste podrá reclamar al vendedor (indemnización de daños y perjuicios) el importe
de todos los gastos que le haya causado la aplicación del artículo 15 LCCon. Por
último, si el consumidor suspende el pago de los plazos de amortización, y después
el vendedor cumple su obligación, el consumidor tendrá que abonar todos los
plazos cuyo pago suspendió, pero sin intereses de demora. En este caso el presta-
mista podrá exigir al vendedor esos intereses (indemnización de daños y perjui-
cios).
475
M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
CAPITULO 6
27. Por aplicación del artículo 14.2 LCCon, la ineficacia del contrato de com-
praventa determinará la ineficacia del contrato crediticio. Este precepto, que no
tiene precedentes en la Directiva 87/102/CEE, impide la inclusión en el contrato
crediticio de cláusulas que sancionan la validez y eficacia del contrato, incluso en
el caso de que el consumidor haya resuelto o extinguido por cualquier otra razón
la compraventa. El fundamento de la ineficacia del contrato de préstamo hay que
buscarlo en la teoría de la causa. La ineficacia de la compraventa provoca la desapa-
rición sobrevenida de la causa del contrato crediticio; el préstamo pierde su razón
de ser si la compraventa ya no existe. La desaparición sobrevenida de la causa
del contrato de préstamo autoriza al consumidor para resolverlo. Por lo tanto, e
independientemente del motivo por el que devenga ineficaz el contrato de compra-
venta, el consumidor podrá resolver el contrato crediticio. Por otra parte, y a pesar
del tenor literal del artículo 14.2 LCCon, la resolución no se produce automática-
mente; es preciso que el consumidor ejercite su derecho a resolver el contrato.
28. El supuesto de hecho del artículo 14.2 LCCon viene constituido por la
ineficacia del contrato de compraventa. El término «ineficacia» debe ser interpre-
tado de modo amplio, considerando incluido en el mismo cualquier forma de
extinción de la relación obligatoria instaurada mediante el contrato de compra-
venta, distinta al cumplimiento. Para que entre enjuego el artículo 14.2 LCCon es
preciso, además, que se esté en presencia de contratos vinculados «en» la LCCon,
esto es, que se satisfagan los presupuestos enumerados en las letras a), b) y c) del
artículo 15.1 LCCon. En cambio, y a pesar del texto del artículo 14.2, no se requiere
que en el contrato de préstamo conste expresamente que el dinero será destinado
a la financiación de un concreto contrato de compraventa.
29. En los contratos vinculados «al margen» de la LCCon, la ineficacia de la
compraventa faculta al consumidor para resolver el contrato crediticio. Esta resolu-
ción puede producirse, no porque así lo disponga el artículo 14.2 LCCon, precepto
que no resulta de aplicación, sino por desaparición sobrevenida de la causa del
contrato de préstamo.
30. Según el artículo 14.2 LCCon, la ineficacia de los dos contratos se produ-
cirá «con los efectos previstos en el artículo 9». El artículo 9 LCCon, que incorpora
ál derecho español el artículo 7 de la Directiva 87/102/CEE, disciplina el modo
en que ha de producirse la liquidación del contrato de crédito al consumo. Su
finalidad es evitar que la liquidación se produzca de tal modo que tenga lugar un
enriquecimiento injustificado del prestamista, en perjuicio del consumidor. Por
otra parte, este artículo 9 LCCon resulta de aplicación no sólo al supuesto de la
bilateral venta a plazos, sino también al de la compraventa financiada.
El precepto citado contiene, en realidad, dos normas. La primera de ellas tiene
como supuesto de hecho la nulidad o resolución del contrato. En este caso, «las
partes deberán restituirse recíprocamente las prestaciones realizadas», lo que debe
entenderse, no como la necesidad de restituir, siempre y en todo caso, las prestacio-
476 > 477
Conclusiones
nes ejecutadas, sino como la imposibilidad de incluir cláusulas contractuales que
modifiquen, en perjuicio del consumidor, el régimen jurídico de liquidación con-
tractual que legalmente corresponda. Tales cláusulas serán nulas.
La segunda norma se refiere a las indemnizaciones que, en su caso, el vende-
dor puede atribuirse. El supuesto de hecho lo conforman dos circunstancias: la
nulidad del contrato de compraventa, y la imputabilidad de la nulidad al consumi-
dor. La consecuencia jurídica es que el vendedor podrá deducir determinadas can-
tidades, que por tanto no debe restituir al consumidor. Esas cantidades son las
siguientes. En primer lugar, un diez por ciento del importe de los plazos pagados,
en concepto de indemnización por la tenencia de la cosa. En segundo lugar, una
cantidad igual al desembolso inicial, en concepto de depreciación comercial del
bien, pero con el límite máximo del veinte por ciento del precio de la venta. Para
evitar un enriquecimiento injustificado del vendedor, hay que entender que esta
indemnización por depreciación comercial opera como una presunción «iuris tan-
tum»; por tanto, el consumidor podrá indemnizar por dejado de esa cantidad si
consigue probar que la depreciación comercial es menor. En tercer lugar, el vende-
dor puede exigir, por el deterioro de la cosa, la indemnización que en derecho
proceda. Son nulas las cláusulas contractuales que modifiquen, en perjuicio del
consumidor, las reglas establecidas en esta segunda norma en materia de liquida-
ción.
31. El legislador de la LCCon no fue consciente del déficit de protección que
tiene el consumidor en el ámbito de las relaciones liquidatorias. Si cada contrato se
liquida entre quienes fueron sus partes, el consumidor queda en una situación de
especial desprotección, sobre todo en el supuesto de insolvencia del vendedor, en
el que recae sobre él todo el riesgo de insolvencia. La LCCon no incluye ninguna
norma que tienda a evitar esta desprotección.
32. Existen, sin embargo, dos supuestos legales en los que el consumidor
queda adecuadamente protegido. En la hipótesis de resolución de la compraventa
por incumplimiento del vendedor, la utilización por el consumidor del derecho
que le concede el artículo 15 LCCon para reclamar al prestamista la devolución
del precio del bien tras la resolución de la compraventa, significa que la liquidación
de los dos contratos se producirá de tal modo que el consumidor tiene derecho a
recuperar del prestamista todas las cantidades por él pagadas (desembolso inicial
y plazos de amortización). En este caso, es el prestamista, y no el consumidor, el
que soporta íntegramente el riesgo de insolvencia del vendedor.
i
El legislador aborda expresamente el problema que sufre el consumidor en la
fase de liquidación en una ley posterior, concretamente en la LVPBM/1998, y para
un supuesto específico de ineficacia: el desistimiento de la compraventa. Si el con-
sumidor desiste de la compraventa, y resuelve después el contrato crediticio, el
prestamista sólo puede pedir la devolución del préstamo al vendedor, y no al consu-
midor (art. 9.2 LVPBM/1998), del mismo modo que el consumidor sólo puede
reclamar al vendedor la restitución del desembolso inicial. Esta forma de liquidar
el contrato significa que el consumidor va a poder solicitar al vendedor la devolu-
 M.J. MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada de Bienes de Consumo
ción del desembolso inicial, y al prestamista la restitución de los plazos de amortiza-
ción satisfechos. De manera que si el vendedor es insolvente, el consumidor sufrirá
esa insolvencia en la cuantía del desembolso inicial.
En el caso de nulidad de la compraventa, o en general de ineficacia, inimputa-
ble al consumidor, debe aplicarse por analogía el método liquidatorio regulado en índice cronológico de disposiciones citadas
el artículo 9.2 LVPBM/1998 para la hipótesis de desistimiento.
33. Si el consumidor ha estipulado contratos vinculados «al margen» de la
LCCon, la ineficacia de los dos contratos ha de respetar lo dispuesto en el artículo 1881
9 LCCon, pero no por remisión del artículo 14.2 LCCon, precepto que no resulta
de aplicación, sino porque el artículo 9 LCCon es directamente aplicable, porque Real Decreto 3 febrero 1881. Ley de Enjui-
en este tipo de compraventa financiada existe un «crédito concedido para la adqui- ciamiento Civil (G. de 5 a 22 febrero;
rect. G. de 5 marzo).
sición de bienes determinados», tal y como requiere el artículo 9 LCCon.
El sistema liquidatorio que se aplica al supuesto de desistimiento de la compra- 1885
venta es el diseñado en el artículo 9.2 LVPBM/1998. Ese mismo esquema resulta
aplicable, por analogía, a la hipótesis de resolución de la compraventa por incum- Real Decreto 22 agosto 1885. Se publica el
plimiento del vendedor y a la de nulidad del contrato de compraventa inimputable Código de Comercio (G. núms. 289 a
al consumidor, seguidas ambas de la resolución del contrato crediticio «ex» ar- 328, de 16 octubre a 24 noviembre).
tículo 14.2 LCCon. En estos tres casos el consumidor soporta el riesgo de insolven-
cia del vendedor en la cuantía del desembolso inicial, si lo hubo. 1889
24 julio 1889. Código Civil.
1908
Ley de 23 de julio de 1908, de represión
de la usura (G. 24 julio [NDL 30301]).
1962
Ley 122/1962, de 24 diciembre. Uso y Cir-
culación de Automóviles. Ley Penal y
Procesal (BOE núm. 310, de 27 diciem-
bre [RCL 1962,2345]).
1965
Ley 50/1965, de 17 julio. Regula las ventas
a plazos de bienes muebles (BOE núm.
173, de 21 julio [RCL 1965, 1313]).
1968
Decreto 632/1968, de 21 marzo. Texto Re-
fundido Ley 24 diciembre 1962, de Au-
tomóviles (BOE núm. 85, de 8 abril
) [RCL 1968, 690]).
478
1975
Resolución del Consejo, de 14 abril 1975.
Relativa a un programa preliminar de la
Comunidad Económica Europea para
una política de protección e informa-
ción de los consumidores (DOL núm.
92, de 25 abril [LCEur 1975, 77]).
1984
Ley 26/1984, de 19 julio, General para la
Defensa de los Consumidores y Usuarios
(BOE núm. 176, de 24 julio [RCL 1984,
1906]).
1986
Directiva 87/102/CEE, de 22 diciembre
1986, del Consejo. Relativa a la aproxi-
mación de las disposiciones legales re-
glamentarias y administrativas de los Es-
tados miembros en materia de crédito al
consumo (DOL núm. 42, de 12 febrero
1987 [LCEur 1987, 471]).
1989
Real Decreto 515/1989, de 21 abril. Pro-
tección a los consumidores en cuanto a
la información a suministrar en la com-
praventa de viviendas (BOE núm. 117,
de 17 mayo [RCL 1989, 1091]).
Orden 12 diciembre 1989. Tipos de interés
y comisiones, normas de actuación, in-
formación a clientes y publicidad de las
Entidades de Crédito (BOE núm. 303,
de 19 diciembre [RCL 1989, 2700]).
479
M. / MARÍN LÓPEZ: La Compraventa Financiada
1990
Directiva 9 0 / 8 8 / C E E , de 22 febrero 1990,
del Consejo. Modifica la Directiva 8 7 /
102/CEE relativa a la aproximación de
las disposiciones legales, reglamentarias
y administrativas de los Estados miem-
bros en materia de crédito al consumo
(DOL núm. 61, de 10 marzo [LCEur
1990, 175]).
Circular 8/1990, de 7 septiembre, del
Banco de España. Sobre transparencia
de las operaciones y protección de la
clientela (BOE núm. 226, de 20 septiem-
bre [RCL 1990, 1944]).
Segunda Directiva 9 0 / 6 1 9 / C E E del Con-
sejo, de 8 de noviembre de 1990. Sobre
la coordinación de las disposiciones le-
gales, reglamentarias y administrativas
relativas al seguro directo de vida, por la
que se establecen las disposiciones desti-
nadas a facilitar el ejercicio efectivo de
la libre prestación de servicios y por la
que se modifica la Directiva 7 9 / 2 6 7 /
CEE (DOL núm. 330, de 29 noviembre
[LCEur 1990, 1309]).
1991
Ley 26/1991, de 21 noviembre. Protección
de los Consumidores en caso de Contra-
tos celebrados fuera de los Estableci-
mientos Mercantiles (BOE núm. 283, de
26 noviembre [RCL 1991, 2806]).
1993
Real Decreto 636/1993, de 3 mayo. Sis-
tema arbitral de consumo (BOE núm.
121, de 21 mayo [RCL 1993, 1564]).
1994
Ley 22/1994, de 6 julio. Responsabilidad
civil por daños causados por productos
defectuosos (BOE núm. 161, de 7 julio
[RCL 1994, 1934]).
480
de Bienes de Consumo índice cronológico de disposiciones citadas
Directiva 9 4 / 4 7 / C E , del Parlamento Euro- Directiva 9 8 / 2 7 / C E del Parlamento Euro- 1999
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UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

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