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Pero este absurdo es un paso deliberado en los planes del espectro comunista: al

desafiar al supuesto patriarcado –esto es, la sociedad tradicional– el feminismo


socava la familia tradicional de la misma forma que la lucha de clases es utilizada
para socavar el sistema capitalista.
En una cultura tradicional, se da por sentado que los hombres deben ser
masculinos y que las mujeres deben ser femeninas. Los hombres cargan con la
responsabilidad de sus familias y comunidades al proteger a las mujeres y a los
niños –la misma estructura patriarcal que el feminismo desafía bajo el argumento
de que confiere ventajas injustas para los hombres mientras restringe a las mujeres.
El feminismo no da lugar al espíritu tradicional de cortesía o galantería. En el
mundo feminista, los hombres a bordo del Titanic no habrían sacrificado sus
lugares en los botes salvavidas para que las pasajeras pudieran tener una mejor
oportunidad de sobrevivir.
La cruzada del feminismo contra el patriarcado también tuvo un fuerte impacto en
la educación. Una sentencia judicial de 1975 en una demanda contra la Federación
Atlética Intercolegial de Pennsylvania ordenó que las escuelas permitieran a las
alumnas “practicar y competir con varones” en equipos deportivos y
otras actividades físicas, incluyendo la lucha libre y el fútbol americano. Las niñas
ya no podían ser excluidas de un equipo masculino solo por su género. [35]
En su libro de 2013, La guerra contra los chicos: cómo el feminismo está dañando
a nuestros hombres, la académica estadounidense Christina Hoff Sommers
argumenta que la masculinidad está bajo ataque. Ella mostró el ejemplo de la
Escuela Secundaria de Aviación en Queens, Nueva York, que principalmente
acepta estudiantes de familias de bajos ingresos. La escuela, que se especializa en
instruir a sus estudiantes sobre la estructura y el funcionamiento de los aviones
mediante proyectos prácticos, educa a estos niños con un alto estándar de
rendimiento académico y está bien calificada por US News and World Report. El
cuerpo de alumnos está compuesto por una abrumadora mayoría de varones. Las
niñas, si bien conforman un porcentaje más pequeño de estudiantes, también se
desempeñan de manera notable y se ganan el respeto de sus pares e instructores.
Sin embargo, la Escuela Secundaria de Aviación enfrentó crecientes críticas y
amenazas de juicio por organizaciones feministas que exigían que admitiera más
estudiantes femeninas. Al hablar en una mesa redonda realizada en la Casa Blanca
en 2009, la fundadora del Centro Legal Nacional de Mujeres apuntó
específicamente a la Escuela Secundaria de Aviación como un “ejemplo flagrante
de la continua segregación en las escuelas técnico-profesionales”. La presidente
del Consejo de la Casa Blanca sobre Mujeres y Niñas concluyó el debate
diciendo: “Difícilmente descansemos en los laureles mientras no tengamos
igualdad absoluta, y aún no estamos allí”. [36]
Para las feministas, educar a los niños para que tengan los rasgos masculinos de
independencia y aventura, e incentivar a las niñas a ser amables, consideradas y
orientadas a la familia no es más que opresión y desigualdad machista. El
feminismo moderno está forzando a la sociedad hacia un futuro sin géneros,
atacando los rasgos psicológicos de los hombres y de las mujeres que caracterizan
a sus respectivos sexos. Esto en particular tiene implicaciones severas para los
niños y jóvenes que están en sus años de formación.
En algunos países europeos, cada vez más niños dicen sentir que nacieron en un
cuerpo equivocado. En 2009, el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género
(GIDS, según sus siglas en inglés), con sede en la Tavistock and Portman NHS
Foundation Trust de Londres, recibió 97 pacientes derivados para transición de
sexo. Para 2017, el GIDS estaba recibiendo más de 2500 de tales derivaciones
anualmente. [37]
Las sociedades tradicionales consideran que el nacimiento de un bebé y la
educación de los niños son el deber sagrado de las mujeres, ordenado por lo
divino. En los anales tanto de Oriente como de Occidente, detrás de cada gran
héroe hay una gran madre. El feminismo descarta esta tradición como opresión
patriarcal y sostiene que esperar que las mujeres sean responsables de criar a sus
hijos es un ejemplo clave de esta opresión. La literatura feminista contemporánea
está repleta de acusaciones a la maternidad y a la vida marital, a las cuales critica
como monótonas, aburridas e insatisfactorias. La parcialidad de esta perspectiva
sombría se hace evidente al tener en cuenta las vidas personales de las principales
feministas, la mayoría de las cuales sufrieron de relaciones rotas o matrimonios
fallidos, o no tenían hijos.
La perspectiva feminista radical insiste en que “lo personal es político” y ve a los
conflictos domésticos como guerras de género. Algunos consideran que los
hombres son parásitos que esclavizan las mentes y los cuerpos de las mujeres.
Otros describen a los hijos como un impedimento para las mujeres que aspiran a
alcanzar su máximo potencial y afirman que la raíz de la opresión yace en la
estructura familiar. El feminismo moderno proclama abiertamente que su objetivo
es destruir la familia tradicional. Entre sus típicas declaraciones están las
siguientes: “Ser ama de casa es una profesión ilegítima. […] La elección de servir,
ser protegida y planear formar una familia es una elección que no debería ser. El
núcleo del feminismo radical es cambiar eso” [38] y “No podremos destruir las
desigualdades entre hombres y mujeres hasta que no destruyamos el matrimonio”.
[39]
Los movimientos feministas resolvieron supuestos problemas sociales
promoviendo la degeneración moral y destruyendo las relaciones humanas en
nombre de la “liberación”. Según Sylvia Ann Hewlett, economista y especialista
en géneros estadounidense, el feminismo moderno es el factor que más contribuye
a la proliferación de hogares con madres solteras, mientras que el divorcio no
contencioso en realidad provee a los hombres de medios convenientes para
abandonar sus responsabilidades. Irónicamente, el ataque del feminismo a la
estructura familiar existente trabaja para destruir el refugio que asegura felicidad y
seguridad a la mayoría de las mujeres.
El divorcio fácil no emancipó a las mujeres. Un estudio de 2009 de la Escuela de
Economía de Londres descubrió que el 27% de las mujeres separadas estaban
viviendo por debajo de la línea de pobreza, mientras que los ingresos de los
hombres tienden a aumentar más de un 30% después de la separación [40]. Al
comunismo no le importan los derechos de las mujeres. El feminismo es
meramente su herramienta para corromper a la humanidad.
c. Promoción de la homosexualidad para desvirtuar a la familia
Lo divino creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, y estableció las
condiciones para la existencia humana. Cada persona merece bondad y respeto, y
la verdadera compasión es vivir de acuerdo con los códigos morales establecidos
por lo divino.

En las últimas décadas, el matrimonio homosexual y otras causas de lesbianas,


gays, bisexuales y transgénero (LGBT) han sido promovidos agresivamente en la
sociedad occidental. El movimiento LGBT ha estado estrechamente asociado al
comunismo desde que los primeros utópicos comenzaron a pregonar la práctica de
la homosexualidad como un derecho humano. Dado que el movimiento comunista
afirma emancipar a la gente de las ataduras de la moral tradicional, su ideología
naturalmente propone los derechos LGBT como parte de su programa de
“liberación sexual”. Muchos partidarios de la liberación sexual que apoyan la
homosexualidad incondicionalmente son comunistas o izquierdistas. Al vincular
los derechos LGBT con la liberación sexual, y por lo tanto, al normalizar la
promiscuidad en general, los comunistas han desvirtuado la santidad del
matrimonio.
Al comunismo no le importan genuinamente los derechos de la comunidad LGBT,
sino que usa el vehículo de los derechos LGBT para sus propios fines: destruir la
estructura familiar.

La primera organización relevante para los derechos LGBT fue establecida en


1897 por miembros del Partido Socialdemócrata de Alemania (PSA); entre ellos,
Magnus Hirschfeld, confundador del Comité Científico-Humanitario, conocido en
alemán como Wissenschaftlich-humanitäres Komitee (WhK). Hirschfeld abogaba
públicamente por la descriminalización de la homosexualidad.
Uno de los ejemplos más radicales de la liberación sexual de esa época ocurrió
luego de la Revolución de Octubre de los Bolcheviques en 1917. Las políticas
sexuales soviéticas, que fueron discutidas anteriormente en este capítulo, abolieron
las prohibiciones legales a las relaciones homosexuales, convirtiendo a la Unión
Soviética en el país más liberal de la Tierra según estándares izquierdistas.

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