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la edición

500 ejemplares
© Copyright 1983 by
Centro Espírita Caminho da Redencao
Rua J ayme Vieira Lima n° 104 - Pau da Lima 41235-000 Salvador - Bahia -
Brasil

Traducción al castellano: Alvaro López Flores


Tereza Ríos López (Madrid - España - octubre 1998)
Editoración eletrónica: Nilsa Mari a Pinto de Vasconcellos Tapa: Cláudio Urpia
Impresso no Brasil Presita en Brazilo
LIBRERIA ESPIRITA ALVORADA EDITORA

Todo el producto de esta obra es destinado a la manutención de la Mansión del


Camino (Salvador - Bahía - Brasil), Obra Social del Centro Espírita Camino de
la Redención.
Sinopsis

* Cuadros de la Obsesión ..................................... 9


* Página del Dr. Bezerra de Menezes - Francisco C.
Xavier ................................................................ 18

1 - Probación necesaria .................................. 19


2 - Reencuentro y dolor ................................. 25
3 - Compromisos y moratoria ....................... 31
4 - Rescate necesario y urgente...................... 39
5 - Técnica de sobrevida ................................ 47
6 - Reflexiones y comentarios ........................ 55
7 - Simientes de la insensatez ......................... 61
8 - Reencarnación - dádiva de amor .............. 71
9 - Recomendaciones y advertencias valiosas 81
10-Reflejos del pasado en la personalidad ... 91
11- Medidas profilácticas para las obsesiones 101
12- Providencias inesperadas ........................... 111
13- El despertar de Mauricio ............................ 127
14- Defensay libre opción.................................. 139
15- Tramadel odio .............................................. 145
16 - Causas ocultas del infortunio .................... 155
17 - Desencarnación y vampirismo .................. 169
18 - Mauricio despierta ...................................... 181
19 - Programa de evolución .............................. 189
20 - Proceso desobsesivo ................................... 197
21 - Providencias para el éxito .......................... 203
22-Recomienzo de las tareas ............................ 211
23 - Campo nuevo de acción ............................ 219
24 - Obsesión sutil y peligrosa ............................ 227
25 - Pronósticos sombríos .................................... 241
26 - Socorros espirituales relevantes .................. 257
27 - La recidiva de Argos ..................................... 269
28 - Providencias de emergencia ........................ 283
29 - Asistencia y responsabilidad .......................30 l
30 - Tumulto peligroso ......................................... 309
31- Gravámenes en la obsesión ........................... 317
32 - El regreso de Felipe ....................................... 325

Cuadros de la Obsesión

En la raíz de todas las enfermedades que sitian al hombre, encontramos, en su


propio desequilibrio, la causa preponderante.
Siendo el Espíritu el modelador de los equipamientos de que se utilizará en la
reencarnación, desdobla las células de la vesícula seminal sobre las matrices
vibratorias del periespíritu, dando surgimiento a las hojas b1astodérmicas que se
encargan de componer los canales intestinal y nervioso, los tejidos cutáneos y
todos los elementos constitutivos de las organizaciones física y psíquica. Son
billones de seres microscópicos, individualizados, trabajando bajo el comando de
la mente, que retrata las adquisiciones anteriores, en la condición de conquistas o
deudas, que es necesario perfeccionar o corregir. Cada uno de esos seres que se
ajustan perfectamente a los implementos vibratorios del alma, emite y capta
irradiaciones especificas, en forma de oscilaciones electromagnéticas, que
componen el cuadro de la individualidad humana ...
En razón de la conducta mental, las células son estimuladas o bombardeadas por
los flujos de los interesesque le placen, promoviendo la salud o siendo la génesis
de los desequilibrios que derivan de la falta de armonia; cuando esas unidades
en estado de mitosis degeneran, ofreciendo campo a las bacterias patológicas
que se instalan venciendo los factores inmunológicos, desactivados o
debilitados por las continuas ondas de mal humor; pesimismo, rebeldia, odio,
celos, lubricidad y vicios de naturaleza variada que se transforman en
poderosos agentes de la perturbación y del sufrimiento. En el caso de los
fenómenos teratológicos de las patogenias congénitas, encontramos el Espiritu
infractor encarcelado en la organización que impunemente no respetó, cuando la
colocó al servicio de la irresponsabilidad o de la alucinación, ahora recuperando,
de inmediato, los delitos perpetrados, aunque en corto plazo expiatorio.
Problemas de graves mutilaciones y deficiencias, enfermedades irreversibles
surgen como efectos de la culpa guardada en el campo de la conciencia, en forma
de arrepentimientos tardios por las acciones nefastas anteriormente practicadas.
En este capitulo, el de las culpas, se origina el factor causal para la
imposición obsesiva. He ahi porque, solo existen obsesos porque hay deudas a
rescatar. La obsesión resulta del connubio por afinidad de ambos
compañeros. El reflejo de una acción genera otro reflejo equivalente. Toda vez
que una actitud agrede, recibe una respuesta de violencia, por el contrario, si el
endeudado se presenta lleno de sanas intenciones con vistas al resarcirniento del
débito, encuentra benevolencia y comprensión para recuperarse. La culpa,
consciente o inconscientemente instalada en el domicilio mental, emite ondas
que sintonizan con inteligencias enfermas, habílitándose a mórbidos
intercambios'
En el caso especifico de las obsesiones entre encarnados y desencarnados, estos
últimos, identificando la irradiación enfermiza del endeudado, por ser también
infelices, inician el cerco al adversario pretérito, a través de imágenes, mediante
las cuales se hacen notar, no necesitando de palabras para ser percibidos,
insinuándose insistentemente hasta establecer el intercambio que pasan a
comandar ...
Inicialmente, es una vaga idea que asoma, después que se repite con insistencia,
hasta esculpir en el receptor el cliché perturbador que da inicio al grave desajuste.
En razón de esto, no existe obsesión causada apenas por uno de los litigantes si
no hubiere la sintonia perfecta del otro.
Cuanto mayor sea la permanencia del intercambio con el hospedero domici1iado
en el cuerpo - y entre encarnados el fenómeno es equivalente - más profunda se
convertirá la inducción obsesiva, llevando a la alucinación total.
Es en esa fase, en que la victima se rinde a las ideas infelices que recibe,
convirtiéndose a ellas, que se originan los simultáneos desequi1ibrios orgánicos y
psiquicos de variada clasificación.
La mente, viciada y aturdida por las ondas perturbadoras que capta del obsesor;
pierde el control armónico, automático sobre las células, facultando que las
bacterias patológicas proliferen, dominadoras. Tal desarmonia propicia la
degeneración celular en forma de cánceres, tuberculosis, lepra y otras
enfermedades de etiopatogenias complejas que la Ciencia viene estudiando"
Solamente la radical mudanza de comportamiento del
obseso resuelve, definitivamente, el problema de la
obsesión.

Suicidio Y Obsesión
Sin que sea nuestro deseo encontrar responsables directos por las
desdichas que se abaten sobre la criatura humana, es justo que
consideremos la gran carga de compromisos infelices con que arca el
materialismo, en la actual coyuntura moral y social del planeta.
Negando los valores éticos, relevantes, de la vida, incita a la inmediatez
del placer a cualquier precio y, conformando el utilitarismo como
solución para los problemas generales, priva al espíritu de los estímulos
del noble coraje, facultando el desbordamiento de las pasiones violentas,
que irrumpen alucinadas, en caudales de rebeldía y desajuste.
Preconizando de la vida solamente la utilizaclón de la materia, establece
la guerra por la conquista del gozo, del que el egoísmo se torna elemento
esencial.
Cuando faltan los recursos para los acometimientos s que persigue, arroja
el hombre al crimen, en razón de asentar sus valores en el juego de las
cosas a ser conquistadas, aumentando las brechas de las insanas
competiciones, en las cuales la astucia y la deslealtad asumen
preponderancia en forma de comportamiento del ser.
Obviamente, existen personas que militan en las huestes del materialismo
y mantiene una filosofía existencial digna, así como una estructura ética
respetable.
Nos referimos a la doctrina, en si misma que, anulando las esperanzas de
la supervivencia abrevia las metas de la vida, eliminando las resistencias
morales ante el sufrimiento y las inseguridades, de los acontecimientos
desastrosos y de las insatisfacciones de variada procedencia.
Desarmado de recursos optimistas y sin esperanza, el hombre no
vislumbra otra alternativa, sino la de la sumersión de la conciencia en las
torvas aguas del nefasto suicidio, cuando llamado a testimonios morales
para los cuales no está preparado.
No apenas esto ocurre, cuando el hombre establece, para su
comportamiento, una estructura materialista trabajada por el estudio en
una reacción psicológica contra los postulados religiosos que no abordan
o no enfrentan los graves problemas de la vida con los argumentos de la
razón y la lógica, aún apelando para la fe destituida de discernimiento y
de contenido científico ...
Incluimos también los que, desestructurados por los factores sociales,
culturales, económicos y emocionales, aunque catalogados como
miembros de cualquier Iglesia, se dejan conducir por actitudes negativas,
en franco proceso de entrega materialista. Frágiles, emocionalmente, ante
cualquier desafío caen y delante de cualquier infortunio desfallecen. No
se entregan al trabajo de reflexionar sobre las finalidades de la existencia
física, viviendo, a menudo, en expresiones del primitivismo automático
de las necesidades primeras, sin más altos vuelos del pensamiento o de la
emoción ...
Otra gran franja de los hombres se encuentra en vinculación con el
proceso revolucionario del momento, en que apresadas filosofías y
doctrinas ligeras entusiasman los nuevos aturdidos fieles, para más tarde
abandonarlos sin las bases sólidas de sustentación emocional; con las
cuales enfrentarían las inevitables vicisitudes que hacen parte del
mecanismo de la evolución de todos los aprendices de la escuela terrena.

Sin los ejercicios de la reflexión más profunda, ni los hábitos saludables


de la edificación del bien en sí mismos; sin la constante de la oración
como intercambio de fuerzas parafísicas, derrapan en las actitudes
imprevisibles, dirigiéndose hacia la mentirosa trampa del suicidio. Y lo
hacen de un salto, cuando excitados o en profunda depresión, o logran
alcanzarlo mediante el largo derrotero de la alienación en cuadros
neuróticos , psicóticos, esquizofrénicos ...

Al principio, el proceso, porque instalado en las matrices de la


personalidad como consecuencia de vidas pasadas que fueran
malogradas, presenta predisposiciones que se concretan en patologías
dominadoras, abriendo brechas para las invasiones psíquicas obsesivas
que se vulgarizan y extienden, dando lugar a una sociedad ansiosa,
angustiada, señalada por graves alteraciones ...

No desconsiderando los fenómenos de compulsión suicida, de psicosis


profundas que afectan a las estructuras de la personalidad, pululan las
intercomunicaciones obsesivas en verdadefás epidemias que ahora se
propagan, alarmantes ...

Al principio, se manifiestan como una idea que se insinúa; otras veces,


son un relámpago fulgurante en la obscura noche de los sufrimientos,
como solución libertadora.

Posteriormente, se hacen fijación del pensamiento infeliz que se adentra,


dominando los cuadros de la mente y comandando el comportamiento,
surgiendo en forma de ser el suicidio la mejor actitud, como la más
correcta solución ante los problemas y desafíos.

Con el tiempo, desaparece la polivalencia de las conjeturas, surgiendo la


monomanía, en torno de la cual giran las demás aspiraciones que ceden
lugar al dominador psíquico, ahora señor del área del razonamiento que
se extingue, para dar campo al gesto delirante, engafloso, sin retorno ...

La obsesión es clamorosa enfermedad social que domina el pensamiento


moderno, que desborda del imperio de factores disolventes, elaborados
por la mecánica del materialismo simulado de idealismos voluptuosos,
que incendian mentes y anestesian sentimientos.

La reflexión y el examen de la supervivencia del Espíritu, el


posicionamiento en una ética cristiana, el estudio de la ciencia y filosofía
espírita, constituyen directrices seguras para conducir la mente con
equilibrio, preservando las emociones con las cuales el hombre se equipa
con seguridad para el proseguimiento en la escalada evolutiva.

Conflictos, que todos traemos tanto del ayer como de las experiencias de
hoy, hacen parte del área del crecimiento personal de cada Espíritu,
debiendo ser liberados a través de la acción positiva, diluidos en el bien,
sublimados por las actividades del idealismo superior antes que
constituyan impedimentos al avance, freno en el proceso de crecimiento,
amarra constrictora o campo para la fij ación de ideas obsesivas, de que
personalidades perversas del Mundo Espiritual se sirven para el comercio
vengador de la locura y del lamentable suicidio ...

Cada suicida en potencial necesita, ciertamente, de apoyo fraternal,


terapia espiritual, comprensión moral de cuantos le rodean y asistencia
medica especializada. Sin embargo, considerando la gravedad del
problema que se intensifica, al paciente compete la parte más importante
y decisiva, que es, inicialmente, la mudanza de actitud mental ante la
vida y, después, el esfuerzo por mejorarse moralmente; metodología esta
con que se elevará por encima de las vibraciones deletéreas, liberándose
de la acción de los Espíritus enfermos, perturbados y perturbadores que
se aglomeran en la psicoesfera de la Tierra de pruebas y expiaciones, en
su proceso de regeneración.

**********
Hecho de cuadros que retratan obsesiones, este libro resume diversos
estudios sobre esta palpitante cuestión; especialmente procurando
demostrar como, al lado del desequilibrio emocional causado por los
perturbadores de ultratumba, la tuberculosis se manifiesta más
fácilmente en razón del bombardeo sufrido por los macrófagos,
degenerados por la continua acción mental liviana del propio paciente y,
también, procedente de la intoxicación por sucesivas ondas mentales
disgregadoras de su perseguidor; favoreciendo, de esta forma, la
instalación y virulencia del bacilo de Koch, con las consecuencias
comprensibles en cuadros de tal naturaleza.

También, examinamos ocurrencias variadas, en las cuales la obsesión se


encuentra presente, así como las técnicas y terapias espirituales aplicadas,
no siempre aceptadas o asimiladas por los enfermos de ambos lados de la
vida.
Aunque los personajes centrales de la narrativa fuesen conocedores de la
Doctrina Espírita, no dejaran de caer en las emboscadas que les fueran
preparadas por los enemigos, ni en aquellas otras establecidas por sí
propios.
La creencia racional y el conocimiento son factores muy poderosos
cuando el individuo que se habilita a los mismos está honestamente
decidido a vivirlos.
Saber, apenas, no representa recurso de inmunización, si aquel que
conoce no se decide por aplicar, en la vivencia, las informaciones que
p os e e .
Hacemos votos para que estas páginas encuentren resonancia en los que
padecen de obsesiones, auxiliándolos a desembarazarse de la cruel
ocurrencia, al mismo tiempo que puedan contribuir con algún subsidio
útil a los que las estudian, en lo que se refiere al concurso de los
abnegados Instructores Espirituales; que trabajan afanosamente en pro
del progreso de la criatura humana y del planeta que nos sirve de
domicilio y oportunidad de crecimiento interior.
Agradeciendo al Terapeuta Divino y al Codificador del Espiritismo por
las excelentes directrices que nos ofrecieran para la adquisición y
preservación de la salud integral, rogamos las bendiciones de Dios para
todos nosotros, conscientes de haber hecho lo mejor a nuestro alcance
aunque reconociendo la existencia de muchos fallos en el trabajo que
presentamos.

Salvador, 6 de junio de 1983 Manoel P. de Miranda

Q u e r i d o D IV A L D O :
E l S e ñ o r n o s b e n d i g a . L o s c u a d r o s d e l a o b s es i ó n , p i n t a d o s
artísticamente por nuestro estimado amigo Manoel Philomeno de
M i r a n d a , s e a s e m ej a n a p l a c a s r a d i o g r á f i c a s r e v e l a n d o a m p l i o s
trazos de la dolencia espiritual de todos los siglos -la obsesión,
enfermedad casi siempre oculta en los escondrijos del ser.
Divulgar estos cuadros esclarecedores, por la característica de aviso
y socorro que expresan, es para nosotros un noble deber.
D i o s n o s b e n d i g a h o y y s i e m p r e.

Bezerra

* Página psicografiada por el médium Francisco Candido Xavier, en la sesión pública de la noche
de13ü/ü7/1983, en el Grupo Espírita da Prece, en Uberaba - M G.

1.- Probación Necesaria

Amanecía lentamente. Aunque la Primavera ya hubiese traído el verde


lujuriante y las plantas ornamentales se encontrasen exuberantes, todavía
persistía una niebla pertinaz, intentando impedir la presencia del Sol.
El inmenso Hospital se encontraba localizado en una región privilegiada,
donde el aire puro de la sierra de la Mantiqueira beneficiaba los pacientes
que agonizaban bajo las constricciones de la tuberculosis pulmonar
devastadora.
Se podía afirmar que el paisaje de glicinias y agapantos, rico de rosales
perfumados y adornado de sebes floridas, de hortensias azules y rosadas,
era una dádiva de Dios a los afligidos de la Tierra, cuyos organismos
vencidos por el bacilo de Koch, se perdían en alucinante s conflictos.
La célebre peste blanca todavía abatía incontables vidas que caían
inermes, constituyendo un verdadero flagelo sobre la Humanidad,
conforme continúa sucediendo ...
AlIado de la aflicción, de los dolores lacerantes, de las alternancia s de la
fiebre y del frío, de la asfixia continua y de las hemoptisis sofocantes
había en los enfermos toda una surna de rebeldía e insatisfacción, al lado
de los instintos de la lubricidad instigada en campeonatos de depresión ...
Argos era y fuera atrapado por la insidiosa enfermedad que se
extendiera por los pulmones debilitados, poco después del matrimonio.

La presencia del pernicioso mal ya se hiciera notar, sin embargo, mozo


ambicioso e inquieto, enfrentara el compromiso conyugal sin las
necesarias reservas del equilibrio, ocultando a la futura esposa el
problema que ya le minaba, siendo, poco más tarde, vencido por la
voracidad de la molestia que, de repente, le postró, llevándole al
internamiento en el Sanatorio.

Todas las providencias y la terapéutica aplicada redundaban inocuas.

Día a día el organísmo parecía diluirse bajo las reacciones voluptuosas


del bacilo en terrible multiplicación.

Semimuerto, era tomado, de tiempo en tiempo, por torrentes


hemoptísicos que más todavía le depauperaban, predisponiéndole a una
parada cardíaca o a una cruel asfixia irreversible.

La asistencia cariñosa de la esposa, que le auxiliaba como piadosa


enfermera al lado de las religiosas y de los funcionarios del Sanatorio, le
aliviaba moralmente, sin que los métodos en boga, especialmente la
técnica del neumotórax, que se encargaba de dilatar pleura
comprimiendo la parte afectada de la cámara pulmonar, diesen el
resultado esperado.
En este aflicción, el médico recomendara la cirugía de urgencia
para eliminar el pulmón perdido por los fuIcros cavernosos, en un audaz
intento de prolongar la vida física.

El pronóstico envuelto en fatales perspectivas, hizo que Argos orase como


hacía mucho no sucedía, con excelente sentimiento de piedad y fervor de
que se dej ara penetrar.

No era un lego en materia religiosa.

Conociera las lecciones de Espiritismo en un grupo juvenil, en su ciudad


natal.

El encuentro con la Revelación codificada por Allan Kardec le produjera


un saludable impacto que consiguiera sensibilizarlo profundamente.

La mente absorbiera las lecciones sobre la filosofía de la reencarnación, lo


que le propició comprender las tormentosas indagaciones que se le
fijaban en la mente.

Su vida, aunque de corta duración, hasta aquel momento, fuera marcada


por caprichosas imposiciones del destino: naciera en un hogar de luchas y
en tierra adusta, donde la miseria económica del pueblo disputaba con la
aridez del suelo; probara la orfandad desde temprana edad y, a pesar de
sentirse atraído por la riqueza, por el poder y experimentar en su íntimo
la presencia de emociones desencontradas, fuera obligado a sorber la taza
de la amargura y dificultades, que le rebelaban, sin poder extravasar.

Tejiendo meditaciones respecto de su propia situación, veía la inexorable


presencia de una fuerza superior que le disciplinaba, por motivos que
hasta entonces se le escapaban ...

La pertinaz enfermedad era el ápice de sus probaciones. No podría saber


si como consecuencia de una herencia atávica por la familia o si fruto de
las deficiencias alimentarias que le privaran de la salud durante la
infancia y la adolescencia.

Lo cierto es que, al disfrutar de la felicidad conyugal, la taimada


dilaceración de los tejidos adicionara a las antiguas, otras más nuevas
amarguras.

El espectro de la cirugía, cuya probabilidad de éxito era reducida y la


preocupación en dejar viuda y joven a la amada esposa le trucidaban la
mente y le oprimían el corazón.

Así, la noche fuera larga e inquieta, a pesar del sedativo preparatorio para
el tratamiento quirúrgico previsto para el día siguiente.

El Espíritu no se desligara de la materia por medio del sueño reparador, ya


que todas las aflicciones, a semejanza de sombrío caleidoscopio, le
impregnaran la conciencia con los cliché s de angustia y miedo, que le
imposibilitaran el entorpecimiento de la razón. -

Había, no obstante, en el cuadro, otros factores de orden parafísica, como


tendremos oportunidad de constatar.

De este modo, el lento amanecer no facultara a Argos identificar la belleza


de la luz en su victoria sobre la noche, más allá del rectángulo de la
ventana abierta de par en par, en dirección del jardín en fiesta de perfume
y color.

Otros enfermos que se encontraban en la amplia sala de terapia padecían,


igualmente, las circunstancias dolorosas de las probaciones que les
pesaban en la economía de la evolución.

Reducto de reparaciones espirituales y perfeccionamiento moral, no


siempre victoriosas, la Casa de Salud reunía antiguos perdularios y
delincuentes portadores de varios delitos, bajo la presencia del dolor
inexorable, modelándolos y trabajándolos para futuros acometimientos.
Sin embargo, las blasfemias, los odios, las rebeldías, las persecuciones y
animosidades, creaban allí una psicoesfera de sombra y desdicha que, si
no fuese por la presencia de abnegados Bienhechores Espirituales
vigilantes en acciones de socorro y caridad, transformaría en caos y
escenario de justas lamentables, el bendito reducto de hospitalización.

Mezclada con la población física en aturdimiento, chusmas de sufridores


desencarnados en perturbación emocional, de recién desligados del
cuerpo que ignoraban el propio estado, de perseguidores inclementes, se
mezclaban en deplorable espectáculo de sufrimiento y despropósito.

Sin duda que el amor de Cristo lucía, gracias a la continua agitación de


abnegadas religiosas, esculapios y enfermeros dedicados que se hacían
instrumento de perseverantes Mentores y Espíritus Buenos, a contribuir
en favor de los internados; a fin de que se rehiciesen de la problemática
orgánica, adquiriendo valores morales o, ocurriendo la desencarnación,
se liberasen de las torpes situaciones a que se dejaban arrastrar como
consecuencia de la conducta íntima.

Argos, bajo el desasosiego y el malestar de la noche en vigilia, volvió a


orar mientras que aguardaba la medicación preparatoria para la
neumectomia, mediante la trasferencia a la sala especializada.

Por la cortina de las lágrimas que le llegaran, bajo la asfixia de la difícil


respiración y el balbucear de la oración contrita, se entregó a Dios.

2.- Reencuentro y Dolor

El grupo juvenil era entusiasta e idealista, descubriendo las bellezas de la


vida al contacto con la fe libertadora.
Constituía un sector de respetable Sociedad Espírita, donde el
esclarecimiento y la segura orientación formaban la pauta de los deberes
morales con vistas al futuro.
El encuentro confraternal con otros compañeros se hacía habitual,
objetivando la permuta de experiencias doctrinarias, la convivencia
edificante y el sano debate de los programas de estudios, en útiles
intentos de selección de los mejores métodos de aplicación.
Áurea se dejara acrisolar por la Doctrina Espírita, de la cual extraía las
alegrías que se manifestaban en felicidad y realización íntima.
De alma gitana, soñaba en conocer el mundo; explayarse por tierras
distantes de las cuales sentía nostálgicos e inconscientes recuerdos;
profundizar conocimientos y relaciones; dar alas a las ambiciones de
crecimiento y experiencias humanas.
Ansiaba conseguir emociones en un mundo de amplias conquistas, no
obstante viviese en un pueblo donde las posibilidades de evolución
fuesen pequeñas.

Con ese estado de espíritu, aguardaba su momento. Interiormente, sabía


que la vida le extendería las manos amigas, no siempre dichosas, al
menos, en carácter de socorro.

Al encontrar a Argos, en la fiesta de confraternidad juvenil, el impacto


fue inmediato, induciéndola a reflexiones, en las cuales buscaba
identificarlo en lo más profundo de la memoria.

Sentimientos contrapuestos la dominaran. De un lado, experimentó


inaudito júbilo por percibirse notada y, más aún, estimada. De otra
forma, un extraño recelo le asaltó, como si imágenes diáfanas que se
corporificaban en nieblas, asomasen amenazantes, atemorizándola con
recuerdos que no llegaban a delinearse claramente en un cuadro de
realidad ...

Así se inició, o tuvo proseguimiento el drama de las dos almas que


restablecían los vínculos en el área de la afectividad, para el proceso de
justa reparación y de progreso que se hacía inaplazable.

En el transcurso de los días, la correspondencia y los re encuentros de los


jóvenes, bajo el beneplácito de los padres de Áurea - a excepción de la
genitora que percibía algo de extraño y perturbador en el futuro yerno -
dieran como resultado que fuese anunciado el noviazgo y, más tarde,
consumada la boda.
Alegrías y fiestas simples, y la trasferencia de domicilio enriquecieran la
joven que parecía haber conquistado el primer nivel en la escalera de sus
aspiraciones.
Todavía vivía los rosados días del matrimonio en júbilo, cuando la
taimada y dominadora enfermedad que vencía al esposo, se hizo patente,
voluptuosa y cruel.
En la época, la tuberculosis constituía verdadera peste, destruyendo las
vidas que le caían indefensas.
Los modernos descubrimientos farmacológicos, sustituyendo viejas
fórmulas, abrían perspectivas promisorias, sin embargo, la calamidad
proseguía con altas incidencias de mortalidad.

El viaje a la bendita ciudad serrana de Campos do Jordáo fuera efectuado


sin mayor retraso, gracias a la interferencia de amigos queridos, esos
abnegados trabajadores de la fraternidad, que siempre se encuentran al
servicio del bien.

Áurea, joven sin experiencia, presa de tormentosas incertidumbres, pasó


a enfrentar la primera gran prueba que le iría madurar para mejor
entender la vida, despertándola para las superiores finalidades de la
reencarnación.

En su íntimo, la inmensa frustración, casi amargura, por el


comportamiento del esposo que le ocultara el problema, sin concederle la
opción de preservar la propia salud, exponiéndola a un contagio que,
felizmente, no se consumó.

Argos, en su formación moral egoísta, ambicionando el placer, no


conjeturara en cuanto al sacrificio que imponía a la persona a quien
pensaba amar.

En la Tierra, el amor es, todavía, hijo de la inmediatez y de los intereses,


no siempre arrimados a la nobleza de los sentimientos elevados, celando
por la criatura querida.

Más siervo de la sensación que amigo de la emoción, se convierte en el


arquitecto de tragedias que disimula con arremetidas sentimentaloides,
evadiéndose cuanto más de él se necesita.
La saludable fraternidad no medrando en los corazones, como sería de
desear, responde por la falta de preparación de las criaturas para los
acometimiento s más graves y nobles, entre los cuales el amor asume un
papel preponderante.
Áurea, en el Sanatorio, procuró amparar al esposo enfermo, logrando
generar simpatías y conquistar amistades que le serían de relevante
utilidad durante todos los trances que debería experimentar.
No obstante la formación espiritista, en la capilla del Hospital - único
lugar de silencio y propicio a la oración - se recogía en homéricos
soliloquios de oración, en los cuales granjeaba las fuerzas hábiles para
enfrentar las penas morales y físicas que la atormentaban en el transcurso
de los días.
Además de los afectos referidos, en una comunidad humana donde se
mezclaban caracteres y temperamentos de variado porte, era natural que
los valores de la dignidad no fuesen considerados con el debido respeto,
como suele ocurrir en una sociedad vinculada a la fe religiosa, no
obstante, de actitud materialista, utilitaria y ambiciosa.
Áurea se veía asaltada por galanteos vulgares, presiones, y padecía la
singular persecución de personas livianas que equiparaban el ajeno al
propio comportamiento moral inferior.
No teniendo a quién expresar los conflictos que la dominaban, en Cristo
confiaba y a los Buenos Espíritus recurría, suplicando apoyo y socorro
para el esposo moribundo en largo proceso de descomposición orgánica.
Gentiles religiosas, que se entregaran al arte de auxiliar los enfermos por
amor a Jesús, la comprendían e, inspiradas, la emulaban en la fe, el coraje
y el valor.
Así, cuando fue establecida la irrevocable necesidad de la extracción del
pulmón derecho de Argos, en una cirugía de gran alcance, ella
comprendió que el momento decisivo se avecinaba.
El médico la escuchara antes de la definición, explicándole la ocurrencia y
los riesgos.
- El pulmón derecho - informara el tisiólogo - es constituido por tres
fóbulos y, excepcionalmente, por cuatro, lo que no es el caso de nuestro
enfermo. Los alveolos, encargados de la transformación de la sangre
venosa en arterial, gracias a la presencia del oxígeno, en Argos se
encuentran gravemente comprometidos, infectados por los bacilos de
Koch, que los dilaceraran, produciendo las continuas hemoptisis. La
técnica del neumotórax, que tenía por objeto impedir las continuas
hemorragias, no resultara positiva, en razón del avanzado estado de
desgaste del órgano. Solamente la ablación total de la cámara pulmonar
podría dar la oportunidad de un prolongamiento de la vida física,
agravado el problema en razón de la bilateralidad de la infección dañina.
En el lado izquierdo, no obstante, todavía se podría detener el curso de la
enfermedad, caso Argos soportase el tratamiento quirúrgico de cierta
gravedad ...
No le fuera fácil la decisión, en aquel momento.
- El tiempo de vida de su esposo - completara el médico - es mínimo y no
hay razón para postergar la cirugía.
Bajo el estigma de lo peor, Áurea no se contuvo y consintió, informando:

- Que se haga todo por la voluntad de Dios - prorrumpiendo en sollozos y


siendo emocionalmente auxiliada por Madre Teresa de Jesús, que
acompañaba el diálogo frente a las radiografías de aspecto lamentable.
De este modo, la anterior, fuera igualmente una noche de sufrimiento y
angustia para ella.
Argos fue preparado por el médico que no le facilitó mayores detalles,
perfectamente dispensables, animándolo, no obstante, cuanto a las
posibilidades de restablecimiento.
Los dos destinos enfrentaban su momento de dolor reparador y se
debatían en el cuerpo, en lucha para superación de las vicisitudes.
Larga es la noche de espera y sin claridad la vigiJia de quién aguarda
llorando.
La coyuntura que sorprendió a los jóvenes esposos, era el desenlace de un
drama que se arrastraba por el tiempo sin consumarse todavía, de
momento.
La existencia física, en la Tierra, es un eslabón de inmensa cadena atando
la criatura a la Vida, o se convierte en un peldaño de la larga escalera
colocada en dirección a lo alto ...

3.- Compromisos y Moratoria


Todo tratamiento quirúrgico, aunque configurando una oportunidad
para la recuperación del paciente, es una delicada incursión en el
organismo, cuyos equipamientos tienen su propia mecánica de reacción,
imprevisible muchas veces.
La anestesia, por otro lado, no obstante las bendiciones de que es
portadora, puede generar consecuencias y secuelas no esperadas;
cualquier descuido, por tanto, puede ser factor de daños irreversibles o
también de muerte indeseada.
Ante la seria terapia a ser aplicada en Argos, el equipo médico no
ocultaba la natural aprensión.
El tratamiento quirúrgico sería de varias horas.

Teniéndose en vista la debilidad orgánica del paciente como el avanzado


estado de la enfermedad, las oportunidades de recuperación se hacían
mínimas. Era de esperarse, por tanto, el desenlace del enfermo en el
transcurso de las medidas que se aplicaban para salvarlo.
Llevado el paciente cuidadosamente al Centro Quirúrgico y anestesiado,
el médico responsable explicó, en rápidas palabras, a su equipo, la técnica
que iría a utilizar para la ablación del pulmón derecho, como también lo
que esperaba encontrar, sugiriendo algunas providencias para eventual
aplicación, en caso de emergencia, como es perfectamente comprensible.
Despertando de la acción del fuerte anestésico de que fuera objeto el cuerpo
- en tales casos el Espíritu encarnado es alcanzado a través de los delicados
tejidos del periespíritu - Argos, demostrando natural recelo y aturdimiento,
observó la sala y sus circunstantes, detectando la presencia de los
Bienhechores Espirituales que le amparaban en aquel importante evento de su
existencia.
Paulatinamente, bajo el cariñoso concurso magnético de un técnico en
pases de nuestro plano de acción, destacado para este menester, tomó
conciencia de lo que acontecía, identificando la notable presencia de la
Hermana Angélica, que dirigía el grupo de cooperadores espirituales y,
de cierto modo, era la fiadora de su actual etapa reencarnatoria ...
Ante la venerable Entidad que le extendió los brazos acogedores, el
semidesligado compañero procuró refugio en el sentimiento maternal de
la Mensajera, dejándose vencer por las lágrimas que le irrumpieran
espontáneas, en torrente.
La amiga benévola le dejó rehacerse del impacto emocional y le
reconfortó con palabras de estímulo y de coraje para el instante que no
debería ser malgastado con desconciertos de cualquier naturaleza.
Reasumiendo la posición de equilibrio, a pesar del temblor que le sacudía
de cuando en cuando - efecto natural de las sensaciones que el
periespíritu experimentaba durante el acometimiento operatorio y que
eran transmitidas a los equipamientos del Espíritu -, oyó con atención a la
abnegada Orientadora.
_ Aquí estamos - dijo la Hermana Angélica sin fingimientos - para un
estudio de intransferible urgencia, en el cual nos encontramos envueltos
...
Hizo una ligera pausa y, llamando al Hermano Bernardo, que portaba
algún material que no conocíamos, le pidió, con un gesto muy delicado,
que explicase su contenido.
El atento servidor extendió una ancha hoja de papel y presentó algunos
gráficos, elucidando que se trataba de un organograma del cuerpo de
Argos, indicando la presencia de la tuberculosis pulmonar, programada
antes de su nacimiento; en razón de los compromisos negativos que
fueran adquiridos en reencarnación relativamente próxima, en la
Bohemia; cuando allí, sin motivo real, y aún cuando motivo hubiese,
traicioneramente clavara un florete en la región pulmonar de un desafecto cuyo
cuerpo vino a perecer, a causa del crimen que quedó impune, ignorado;
excepto de la suya y de la conciencia de la víctima que, en los estertores
de la agonía final, entre vómitos de sangre y la asfixia cruel, jurara
desagravio, venganza a cualquier precio.
Omitiendo detalles y adelantando las explicaciones, el Hermano
Bernardo adicionó esclarecimientos sobre la existencia posterior, que no
fuera tan bien sucedida como sería de desear, deteniéndose en la actual,
cuyo término estaba previsto para aquel día, con posibilidades de pro
seguimiento a través de generosa moratoria, dependiendo de las
circunstancias que serían, en el momento, examinadas.
Al silenciar, la Hermana Angélica, con mucha calma y dulzura abordó
los factores necesarios para el éxito del proceso de resarcimiento
espiritual, en el cual Argos se encontraba incurso alIado de Áurea ...
- Intercedemos directamente - adujo con segura inflexión de voz - a favor
de tu recomienzo corpóreo _ considerando las condiciones en que se
diera el retorno a la Patria Espiritual del hijo querido, ahora bajo nuevo
examen de realizaciones de inestimable significación ...
“Atendiendo a tus anhelos de renovación, no nos hurtamos al deber de
interferir en tu favor, junto a los programadores de las
reencarnaciones, aunque reconociendo la precariedad de tus fuerzas
morales y emocionales ...
"El pasado de todos nosotros es pesada carga que no siempre
conseguimos conducir como sería deseable. Frecuentemente, muchos
reinicios de actividades para la redención culminan en agravamiento de
débitos que solamente las expiaciones lenitivas consiguen ajustar
mediante procesos más drásticos para el ser espiritual.
"Prometiste luchar, en la arena íntima, con todos los recursos a tu alcance
... Rogaste la claridad de la fe, a fin de que dispusieses de los valores más
preciosos de la vida, y anhelaste por la presencia de Áurea con quién
deberás marchar, de modo que ambos crezcáis para Dios y para la
superación de vosotros mismos.
"Esclarecido respecto a la gravedad de la empresa, aseveraste que no
medirías esfuerzos y, recordado de aquellos que quedarían en la
retaguardia, deseosos de alcanzarte, reuniste argumentos para demostrar
que tu amor vencería el odio Y tu sacrificio superaría el orgullo, abriendo
puertas a la comunión fraternal.
"Advertido cuanto a los convites a la insensatez y a las veleidades,
mediante amigos frívolos y descuidados que te llegarían a través del
impositivo de los reencuentros, te dispusiste a abrazar la cruz del trabajo,
a usar la meditación para discernir y la oración para triunfar ...
"Llegamos al momento decisivo de la primera etapa de tu programa de
ascensión.
"El amor éscaso no te facultó evitar el agravamiento de la enfermedad
kármica y la cirugía se te impuso como medida recuperadora... A partir
de entonces, mayor suma de aflicción y desconsuelo te llegará, para que
no te olvides de compromisos que te cumple desarrollar. El dolor será tu
señal de liberación y la deficiencia orgánica te constituirá un motivo para
que te vincules a nosotros, dejándote sustentar en los ensayos de la
elevación espiritual".
La noble Angélica silenció momentáneamente, para luego proseguir:
- No negamos que tu vida dependerá de ti, de tus acciones, de tu estado
mental. Amigos queridos y bienhechores en la marcha terrena se
ofrecieran a auxiliarte con seguridad, a partir de ahora, en este segundo
periodo de tu existencia. Sin embargo, de ti dependerá la lucha,
definiéndote en la acción del buen servicio, construyendo el
merecimiento que te dará la coraza para enfrentar las crudas y sordas
pugnas que vendrán ...
"Salud aparente no te dará derecho a nuevas embestidas en la locura, ya
que será préstamo divino, de cuya aplicación te serán pedidos los
dividendos, teniéndose en cuenta los choques en que te verás
comprometido. No te resultará una aventura al país del placer y ni de la
inutilidad, antes un viaje a la escuela de luz y de acción para granjear
mérito y recibir con bondad los enemigos que se te acercarán suplicando
ayuda y amparo" .

Argos no cabía en sí de angustia y expectativa. A medida que oía los


conceptos enérgicos, a pesar de enunciados con afabilidad, se recordaba
de los naturales problemas que le marcaban y evocaba los serios fracasos
en que ya cayera.

Aún así, ante el silencio que se hacía espontáneo, suplicó:

- Bienhechora y madre querida, aunque yo reconozca no poseer ningún


mérito para pedir, ya que no me caracterizo por ningún crédito que
pueda presentar, suplico el proseguimiento en la lucha. Necesito, ángel
bueno de todos nosotros, invertir todo en esta nueva oportunidad,
preparando el futuro, que se me dibuja atractivo. Jamás me sentí tan
seguro, después de los ásperos años de la infancia y los difíciles días del
comienzo juvenil. Encontré la Doctrina Espírita que me explica la vida,
como un sol que estallase en la noche mental clareándome por dentro.
Comprendo la importancia y la finalidad de la reencarnación, sé del
beneficio del dolor y, por eso, no ruego salud, ni posición destacada,
antes suplico que no me sean regateadas pruebas que me curven la
cerviz, ni frustraciones que me conciten a la reflexión, anhelando por el
servicio a Jesús, en el cual me resguardaré del mal que insiste en
permanecer en mi íntimo ... Reencontré a Áurea, que me infunde
esperanza y en quien deseo localizar refugio y paz en la afectividad,
calmándome ... Ahora que la vida me permite ver mejor y entender mis
propios errores, bendeciría proseguir en el cuerpo, aún con limitaciones,
el cual transformaré en un santuario ... Si la paternidad me viniese a
honrar las horas, habré alcanzado el momento máximo y no vacilaré en
inmolarme, superándome en dedicación al Cristo Libertador ...
No pudo proseguir.

La emoción le dominó, casi convulsionándole, si no fuese por la


providencial ayuda de Bernardo, mentalmente invitado al socorro por la
venerable Angélica.

- El libre albedrío, hijo mío - expuso la sabia Entidad - responde por el


crecimiento del Espíritu, desde que no interfiera en el determinismo de
las Leyes Soberanas, tanto cuanto éstas no se imponen sobre aquél, en
violencia de acción.

'Tendrás tu pedido otorgado por los Mayores de la Espiritualidad y


nuevo refuerzo de energía te será aplicado todavía hoy, por la noche,
cuando estas horas de traumatismo orgánico hayan pasado.

"No creemos que la paternidad natural esté en la actual planificación, no


obstante, otros hijos necesitados de socorro, tanto cuanto tú de ellos, para
tu propio bien, te llegarán como aves caídas del nido, anhelando por
cariño y esclarecimiento, educación y amor, en cuya tarea Áurea está
igualmente incursa, y que no puede ser postergada, ni dejada al margen,
a la indiferencia o al desprecio ...

"Cuidado, no obstante, hijo mío, por cuanto «mucho se pedirá a quién


mucho fue dado», conforme la recomendación de Jesús.

"No te serán regateados los socorros, sin embargo, esperamos que sepas
corresponder a los intereses, porque los días de borrasca irrumpen
sinprevio aviso y es durante la aparente salud que la enfermedad se
insinúa, desencadenando el sucesivo movimiento de desgaste y aflicción.
Volveremos a encontrarnos. Ahora, reposa".

Bernardo aplicó energías calmantes y Argos, en espíritu, adormeció.


La cirugía proseguía.

La cámara pulmonar acababa de ser extirpada y depositada en el


recipiente de residuos. Era una esponja rasgada con violencia, presentado
los singulares daños producidos por el bacilo voraz e impenitente.
En ese momento se iniciaban las técnicas plásticas correctivas y las
suturas internas, en preparativos para la finalización.

Mostrando señales de cansancio, el corazón fuera atendido c on


estimulantes y adrenalina, y hábiles medidas habían sido tomadas para
mantener baja la deficiente tensión arterial.

Cuando fue concluido el tratamiento quirúrgico, habían transcurrido


varias horas.

A la salida, el Dr. Vasconcelos encontró a Áurea ansiosa, en la parte


exterior del Centro Quirúrgico, que le miró con indefinible interrogación.

El médico gentil le respondió, colocando la mano abierta sobre su


hombro:

- Hij a, de nuestra parte todo está bien. Ahora es con Dios. ¡Aguardemos!

4.- Rescate Necesario y Urgente


El Dr. Vasconcelos era un hombre de carácter que endureciera las fibras
morales en el culto a los deberes rectos. Sin una religión definida, se
portaba en todas las situaciones como un verdadero cristiano, aunque no
encasillado y sin cualquier compromiso directo con la fe ... Hubiera
acumulado varias dudas ante la ortodoxia religiosa y, en razón de sus
compromisos médicos, tuviera oportunidad de conocer los conflictos de
muchos que se vinculan a creencias religiosas, mientras que todo les
sonríe promesas de placer, cambiando de actitud ante el sufrimiento, la
enfermedad ...
El médico es, también un confesor que oye y penetra en la vida de los
pacientes.

Su tirocinio intelectual se rebelaba contra los dogmas que le herían la


razón, y la aceptación bíblica, pura y simple, le agredía la lucidez cultural.
Resolviera, por eso mismo, librarse de las cadenas tradicionales y creer
según sus propias concepciones. Admitía el Creador del Universo y la
indestructibilidad de la vida, bastándole esos fundamentos para
estructurar una conducta digna, fiel al juramento de Hipócrates, cuyo
contenido vivía.

Esta forma de ser le granjeara excelentes amigos y se hiciera respetar por


los colegas, a lo que sumaba la capacidad de tisiólogo respetable y
responsable.

Con esos títulos de ennoblecimiento moral, se tornara dúctil a la


inspiración antes de declinarse por la neumectomia, con motivo del
agravamiento del estado general de Argos.

Aunque no acostumbrase orar, conforme los moldes comunes, siempre


reflexionaba sobre la vida y sus intrincados y complejos mecanismos, lo
que no dejaba de ser una forma especial de entrar en contacto con las
Fuentes Divinas. Considerando al paciente como un ser necesitado de
amor, no se permitiera profesionalizar, hasta el punto de quedar
indiferente ante los problemas de aquellos que recibían sus valiosos
servicios.

Con tal disposición interior y sensibilizado por el drama de su joven


cliente, se hizo maleable instrumento a la ayuda de dedicados médicos
des encarnados que actúan alIado de los facultativos dignos,
contribuyendo para la obtención de resultados exitosos en sus ensayos.

La Hermana Angélica providenció la cooperación de antiguo médico


paulista, que estudiara la tuberculosis ofreciendo una importante
contribución en el combate a su insidiosa destrucción de vidas orgánicas.

El Dr. Arnaldo Lustoza, en espíritu, consiguió mantener con el colega


encarnado una perfecta identificación, lo que permitió que la técnica de
extirpación pulmonar redundase en suceso.
La mediumnidad, inconscientemente ejercida en la Tierra, funciona en
escala amplia y continua, mucho más de lo que se piensa o de lo que
notan las criaturas.
El mundo mental, constituido por ondas que se mueven en franjas
vibratorias específicas, faculta la sintonía de aquellas otras de la misma
frecuencia, facilitando la identificación entre las criaturas, en el mundo
físico, de éstas con los desencarnados y entre estos últimos.

Durante la cirugía, había momentos en que difícilmente se podría


distinguir quién operaba a Argos: si el Espíritu Dr. Arnaldo o si el
abnegado Dr. Vasconcelos, ambos en perfecta unión mental y en actos
bien coordinados.

Cuando el trabajo exhaustivo fue concluido, a semejanza de las palabras


del gentil médico a Áurea, nuestro compañero informó a la Mentora que
todo fuera realizado conforme el programa adredemente establecido y
que las matrices periespirituales que propiciaran la irrupción y virulencia
de la enfermedad fueran, a su vez, igualmente reequilibradas, en el
transcurso de la cirugía; faltando apenas las providencias que serían
tomadas más tarde, conforme se preveía.

La Hermana Angélica agradeció al Medico Divino, sinceramente


conmovida, y estableció que, a las 02:00 horas de la mañana siguiente se
daría prosecución a las demás realizaciones salvadoras.
Por mi parte, me quedé a meditar en torno de la sabiduría de las Leyes
que rigen la vida.
Verificaba, una vez más, la excelencia del amor y la sabiduría de los
designios Superiores.

Médicos y enfermeros, asistentes sociales y voluntarios, religiosos


dedicados que se entregan a las tareas más sacrificadas en Sanatorios de
los males de Hansen, de Koch y de otras bacilosis violentas sin que el
contacto demorado con los pacientes les cause cualquier contagio,
adquieren resistencias inmunológicas, en cuanto otros, que no conviven
con portadores de innumerables molestias, de un momento para otro se
tornan víctimas de las vigorosas enfermedades que les exterminan el
cuerpo, en razón de encontrarse en el mapa kármico de cada uno las
condiciones propiciatorias para que se les manifiesten los males que
merecen y de los cuales necesitan en razón de los delitos practicados y
que son atenuados por la misericordia del Señor, ya que el amor es más
poderoso que la justicia, que por aquel es comandada.
Moviéndome en el Sanatorio repleto de enfermos con el Dr. Arnaldo,
examinamos bajo su cuidadosa percepción algunos de ellos y nos
detuvimos, especialmente, en los que más nos llamaran la atención.

- Este enfermo - me indicó el amigo un señor de mediana edad, que se


debatía bajo hemoptisis expresiva - es un antiguo señor de esclavos, que
en otro tiempo se complacía en hacer justicia con las propias manos,
habiendo, él mismo, ahogado diversos infelices que cayeran bajo su yugo,
en las aguas del viejo río Paraíba ... Ahora, aquí está expurgando por la
enfermedad y, en el trance que experimenta, sufre la presión de algunos
de los enemigos más directos que no consiguieran perdonarlo, a pesar de
transcurridos casi ciento ochenta años desde que dejó la carcasa carnal
por la última vez en la Tierra.

Me despertó la atención, sin embargo, la presencia de una noble Entidad,


con las características traídas de las tierras africanas, que procuraba
amparar al enfermo, al mismo tiempo, intentando hablar con infinita
bondad, con un adversario de facies congestionada, a
saciarse en las emanaciones de sangre de la víctima
expelida a borbotones.

Sensibilizado por la Entidad y chocado por el hermano vengador, yo iba a


formular una indagación, cuando el Dr. Arnaldo me elucidó:
- La señora es la genitora del infeliz perseguidor.
Habían sido ambos vendidos a nuestro amigo, que los separó colérico,' en
el primer día, con el objetivo de maltratarlos por el simple placer de
atormentarles. La madre, endurecida en el campo de la esclavitud,
soportó la prueba de ver al hijo distanciado de su dedicación y se entregó
a Dios, donándole también su unigénito. El joven, sin embargo, que
contaba menos de dieciocho años, se llenó de rencor por el verdugo,
disponiéndose a vengarse ... Inmediatamente percibió la onda de odio
que dominaba el cabañal y, sin la experiencia de los años y del
sufrimiento, tramó una conspiración que fue denunciada, viniendo a caer
en la propia trampa.

El Dr. Arnaldo hizo significativa pausa, para inmediatamente proseguir:

- Hacía menos de un año que él se encontraba en la hacienda de caña,


cayendo, lamentablemente, en las redes de la negligencia. El amo
impiedoso mandó prenderlo al tronco y determinó que se buscase a su
madre que servía en tierras próximas. Delante de la sufrida criatura,
ordenó al capataz que azotase al fogoso rapaz, hasta que desmayase. En
cada desfallecimiento exigía que se le aplicase agua con salmuera en las
carnes rasgadas del dorso desnudo, haciéndole despertar para, por fin,
cuando las fuerzas ya se habían agotado, ahogarle en el río tranquilo,
tirando el casi cadáver sobre las aguas que lo llevaran ...

"Se puede imaginar la angustia y el dolor superlativos de esa madre, que


se sobrepuso a todo y perdonó, manteniendo la intima certeza, en su
humildad e ignorancia, no obstante, de que debería haber razones que
ella desconocía, sin embargo, válidas, y que, en un lugar que no sabía
donde, volvería a encontrar el hijo y ambos serían felices ...

"Casi dos siglos después, ante la estructura de las Leyes divinas y de las
afinidades del amor como del odio, helos reunidos nuevamente, aunque
en situaciones diferentes: el adversario sufre la insensatez que se
permitió; el hijo enloquecido trabaja por la venganza, y ella, en lucha de
sacrifioio para disminuir los efectos de la desgracia del joven, se esfuerza
por alcanzarlo y_libertarIo del terrible e injustificado desagravio que se
ha propuesto".
- ¿y logrará éxito? - Indagué, vivamente interesado.

- Si - replicó, paciente - dependiendo de lo que consideremos como


siendo éxito. El enfermo desencarnará, porque su avanzado estado de
desgaste es irreversible, pero ella, por amor, conseguirá disminuir la
gravedad del desdichado acometimiento filial, arrebatándolo para la
renovación y reenviándolo al renacimiento carnal futuro, rompiendo así
el círculo vicioso de las continuas desgracias.

- Creo - propuse, sensibilizado - que la madre ya era portadora de altos


créditos, aún durante el período en que padeciera esclavitud, ¿no es
verdad? - ¡No hay duda! - respondió con conocimiento de causa - Ella
aceptó la reencarnación en el cuerpo de una esclava, a petición propia,
para resarcir antiguo débito y ayudar al hijo, que fuera partícipe, mejor
dicho, causa del desliz en que ella se comprometiera ... Esta es la razón
por la que recibió la prueba difícil, baj ando para alcanzar los valores de
los que ahora se engalana, aunque su felicidad solamente será alcanzada
cuando libere el ser que aún no consiguió verla, tal el nivel vibratorio
inferior en que se detiene.
Había material para extensas reflexiones en aquel caso.

Visitamos otros enfermos en la misma enfermería y cada cual era una


lección viva que procurábamos esculpir en el alma, aprendiendo y
comprendiendo la utilidad de todo momento que debe ser aprovechado
sabiamente, beneficiándose de esta forma aquel que actúa con corrección.
Antes de salir de la amplia sala, el Dr. Arnaldo me invitó a la oración en
beneficio de todos, a lo que accedí de buen grado, y porque el tiempo
urgiese, fuimos al encuentro del equipo para la terapia espiritual en
Argos.

5.- Técnica de Sobrevida


Argos tuviera un postoperatorio doloroso, como es fácil comprender,
teniendo en consideración la extensión de la cirugía. Le sobrevinieran los
efectos colaterales martirizándole, lo que propició al gentil medico
mantenerle sedado por un plazo más largo.
Retirado del Centro Quirúrgico fue conducido a la Unidad de Cuidados
Intensivos donde permaneció bajo especial vigilancia.
Tranquilizada por el facultativo, Áurea, por su parte, pudo volver al
hogar donde se hospedaba para el reposo necesario.
Por teléfono acompañó la convalecencia del esposo, a través de las
enfermeras y religiosas cuyo afecto conquistara.
Conforme quedara establecido, a la hora prevista nos unimos al grupo
que se encargaría de proporcionar los recursos para la moratoria
otorgada al enfermo.
Tras las primeras palabras de esclarecimiento sobre lo que se iría realizar,
la Hermana Angélica nos invitó a dirigimos hasta la U.C.I. donde
conduciríamos a nuestra Esfera de acción al compañero desdoblado en
espíritu.

Le encontramos imantado al cuerpo, igualmente entorpecido por los


fuertes anestésicos.

La Bienhechora le aplicó pases longitudinales, deteniéndose más en el


área del epigastrio y, en pocos segundos, él se exteriorizaba, denotando
las sensaciones traumáticas que la operación produjera en el cuerpo,
alcanzando los tejidos sutiles del Espíritu por el proceso automático de la
acción - reacción.

Bajo el comando de la noble Entidad salimos y, llegando a zona


ajardinada, utilizándonos de la volición nos dirigimos a nuestro campo
de actividades.

Amparado por el Dr. Arnaldo y por nuestro técnico de pases, Argos fue
conducido sin darse cuenta del acaecimiento.
Cuando llegamos a nuestro local de destino, fuimos recibidos por el
equjpo especializado en socorro programado, dirigiéndonos todos para
una amplia y agradable sala donde no había la monotonía de las líneas
arquitectónicas, ni los instrumentales de los hospitales de la Tierra.

Era la primera vez en que yo personalmente, debería tomar parte en una


providencia grave de tal naturaleza, conmovedora por la grandiosidad
del amor de nuestro Padre con relación a las criaturas.

En razón de esto, alIado del interés por la salud del joven, yo mantenía
una curiosidad positiva, con el objetivo de aprender para mejor servir,
adquiriendo así experiencias en un campo todavía poco estudiado y,
aunque supiese de su realización más o menos frecuente, desconocía
completamente su "modus operandi".
La agradable sala estaba dividida en dos partes:

A la entrada había un "hall" y, más adelante, tres escalones conducían a la


segunda etapa, de mayor proporción, donde podíamos ver algunos
aparatos por mí desconocidos y una mesa quirúrgica.

Ventanas laterales permitían la entrada del aire balsámico de la


Naturaleza, en suaves ráfagas continuas.

Argos fue colocado sobre la mesa y la Hermana Angélica hizo las


presentaciones.

El director de la Clínica era un abnegado luchador que allí se


radicaba'hacía más de treinta años y que, en la Tierra, fuera dedicado
estudioso de las cirugías cardíacas a corazón abierto, lo que, en la época,
constituía una verdadera temeridad.

El Dr. Froebel explicó la técnica de la sobrevida, en una síntesis muy bien


hilvanada, con la intención de esclarecemos, principalmente a mí que soy
lego en asuntos médicos.
- Retiraremos el tono vital - comenzó por elucidar - que en Argos
degenera, predisponiéndole a la desencarnación y haremos que sea
absorbido por el pulmotor donde ya depositamos una cantidad media de
maaprana(*) o energía superior y de vitalidad extraída de los vegetales
terrestres. En la parte superior interna y transparente de la máquina serán
mezcladas, bajo la acción de una pequeña bomba encargada de hacer la
oxigenación de la sustancia
(*) Decidimos utilizar la expresión maaprana, de origen sánscrito, que
significa energía proveniente de Brahma. Se cree, en la tradición
brahmánica, que de su actuación con la acaxa, o sustancia, se da origen a
la Pracríte o materia .

. Como se trataba de un proceso para la restauración orgánica, material


del paciente, recurrimos a esta expresión por encontrarla más apropiada
para la elucidación del lector. (Nota del Autor espiritual fluídica.
Hizo un intervalo, mientras apuntó el aparato y el sector donde se daría
el proceso referido.

Inmediatamente, dio proseguimiento:

- Providenciaremos un donante encarnado que, consultado en un


encuentro con nosotros, en reunión especializada, se prestó a cooperar.
Esto es debido a que, en el caso que nos ocupa, se hace necesario,
también, el fluido humano y, como suele ocurrir en los trabajos de
transfusión de sangre, en que la identidad de tipos es condición
indispensable para los resultados que se pretenden, aquí encontramos
algo semejante ...

"Un antiguo amigo de Argos, que le acompaña desde el llamamiento del


Sol de Asís(l) a los corazones terrenos, intentando conducir los hombres a
Jesús, será el tipo ideal para el ensayo, aún más considerando, que éste,
ejerciendo la mediumnidad, está de cierto modo más adiestrado, en
labores de nuestro lado".
Llamando a un joven que se encontraba presente, concluyó:

- Este es nuestro hermano Venceslao, que vivió en esta Colonia y se


reencarnó con tareas definidas en el campo de la recristianización de los
hombres, a través de la bendita Doctrina Espírita. Acostumbrado a la vida
religiosa, a tenor de experiencias pasadas, nuestro amigo se adaptó sin
mayor sacrificio al clima de acción que le correspondía bajo la edificante
protección de la Hermana Angélica, su desvelada bienhechora maternal.

(1) Se refiere al santo de la humildad: Francisco de Asís. (Nota del autor


espiritual)

Venceslao sonrió gentilmente y nos saludo con espontaneidad.

Mientras tanto, otra mesa fue colocada al lado del paciente adormecido
bajo los cuidados del Hermano Bernardo.
De inmediato, el DI. Froebel solicitó a la Hermana Angélica que se
encargase de orar, suplicando el divino beneplácito para el trabajo que
iba a iniciarse.

La generosa Mentora, ungida de amor, lo hizo con breves palabras.,


impregnándolas de ternura y sumisión a la voluntad superior.

Todos nos dirigimos al local y acompañamos al médico, que pasó a ser


auxiliado por el Dr. Arnaldo y dos serviciales enfermeras que ya se
encontraban en su puesto.
Fueran introducidos dos catéteres en el brazo derecho de Argos, que se
conectaban al pulmotor. Vimos, de inmediato, que salía una sustancia
pardo¬grisácea hacia el interior de la máquina. El médico cerró pequeña
válvula, interrumpiendo el flujo.
Otro catéter fue conectado desde el aparato al brazo izquierdo del
enfermo por donde debería retornar la energía purificada.

Todos nos dirigimos al local y acompañamos al médico, que pasó a ser


auxiliado por el Dr. Arnaldo y dos serviciales enfermeras que ya se
encontraban en su puesto.

Fueran introducidos dos catéteres en el brazo derecho de Argos, que se


conectaban al pulmotor. Vimos, de inmediato, que salía una sustancia
pardo¬grisácea hacia el interior de la máquina. El médico cerró pequeña
válvula, interrumpiendo el flujo. Otro catéter fue conectado desde el
aparato al brazo izquierdo del enfermo por donde debería retornar la
energía purificada.

De inmediato vimos una de las enfermeras hacer una tercera conexión, de


esta vez era un catéter que se introducía en la arteria del brazo izquierdo
de Venceslao, que debería donar determinada dosis de tono vital.

Era un momento conmovedor y de significativa elevación espiritual.

La Hermana Angélica acompañaba el delicado servicio de sobrevida, en


una postura de venerable directora de la tarea, inspirando confianza y
tranquilidad.

A la señal del jefe quirúrgico, fueran abiertas las pequeñas válvulas.


Vimos la energía de Argos, que ya se encontraba en gran parte del catéter,
penetrar en el depósito de maaprana y clorofila; al mismo tiempo en que
del médium Venceslao el tono vital llegaba a la parte inferior det
pulmotor, que una pequeña bomba impelía hacia arriba de forma a
confundirse con la sustancia en renovación y fuese transferida para el
paciente por el catéter del brazo izquierdo.

La operación transcurrió en un plazo de treinta minutos


aproximadamente.

Desde el primer momento de la transfusión de fuerza vital, el Espíritu


Argos comenzó a dar señales de menor aflicción. Se le normalizó la
respiración y, al terminar, ya presentaba la faz con el rosáceo de salud en
recuperación.

- Creemos - explicó el cirujano - que él dispondrá de energía para un


quinquenio, aproximadamente, cuando, según sus conquistas, podrá
recibir nueva dosis o interrumpírsele la estancia en el domicilio carnal. ..

Retirados los catéteres, Venceslao recibió pases revigorizantes aplicados


por Bernardo, que le recomendó reposase para la necesaria recuperación,
haciéndolo adormecer.

Argos permaneció en la Clínica hasta las 06:00 horas de la mañana más o


menos, siendo entonces reenviado al cuerpo.

Cuando el médico vino a examinarlo más tarde, quedó sorprendido con


el resultado de la operación y no ocultó el cont~ntamiento, que transmitió
a Áurea siempre expectante.

- Dentro de dos días más - le afirmó con euforia ¬si el cuadro no sufre
alteración, él retornará a la Enfermería y, en breve, estará caminando para
la restauración orgánica.

La joven no pudo contener las lágrimas y recurrió a la oración de


agradecimiento.

Porque la Hermana Angélica prosiguiese acompañando la etapa final de


la técnica de sobrevida, le indagué, con el propósito de aprendizaje:

- ¿Cómo habrá despertado Venceslao hoy? ¿Mantendrá en la conciencia


los recuerdos de lo ocurrido? ¿y Argos?

La verdad es que mi mente se agitaba de interrogaciones. Todo era un


mundo nuevo a ser conocido y no puedo negar el interés que me
despertaba.
- Venceslao - respondió, bondadosa y paciente ¬tendrá el recuerdo de un
sueño bueno en nuestra Esfera, durante el cual se sintiera impelido a la
solidaridad espiritual en socorro a un amigo ... Cuanto a Argos, ningún
recuerdo le quedará en razón del estado de inconsciencia en que
permaneció.

La convalecencia de nuestro paciente fue larga, con las naturales


limitaciones que la máquina orgánica, en proceso de ajuste, le imponía en
esta etapa de su quinquenio de sobrevida.

6.- Reflexiones y Comentarios


Sirviéndome de la generosidad y paciencia de la Instructora Espiritual, no
me hurté al aprendizaje y, nhelando por esclarecimientos, recurrí a la
indagación directa.

- Examinando la enfermedad en Argos - le presenté la duda que me


inquietaba - vemos, igualmente, la presencia de algunas Entidades que no
le son simpáticas, distinguiéndose de hecho unas que no niegan la
hostilidad que le dedican, agrediéndole violentamente. ¿Estaremos
delante de, una obsesión que, de alguna forma, le afectó la organización
física?

Como el Hermano Miranda no ignora - replicó, seerena - todos nosotros


somos el resultado de las experiencias adquiridas por la vivencia en el
campo de la evolución. Hay un largo camino que quedó para atrás,
recorrido a penates de dolor y sombra, sin embargo, se abre, enfrente, un
inmenso trecho virgen 'l recorrer. Nadie logra avanzar con éxito, si no
rompe I s cadenas con la retaguardia en la cual están las marcas de
nuestro tránsito ... Olvidados de vivir desde lyer las leyes de amor
establecidas por los Códigos de la Vida, nos hicimos verdugos del
prójimo, en la caza del placer exorbitante y el poder alucinado, ofreciendo
culto al personalismo y a los vicios en que nos ejercitamos ampliamente,
sin intentar vencer los instintos más primarios. Para conseguir lo que nos
agradaba, conforme muchos todavía hacen, no vacilábamos en herir,
ofender, destruir, traer la infelicidad. Renovando el paisaje mental, sin
embargo, con las almas mutiladas por los delitos practicados, cambiamos
la forma de pensar, pero no la de actuar. La arrogancia y la presunción,
generadoras de la prepotencia, no se subordinan a la genuina humildad
ni al servicio fraternal desinteresado. Los que se reencarnan, olvidan a
aquellos que les padecieran la impiedad y se arroj an a nuevas aventuras
constrictivas, comprometiéndose más y lanzando débitos hacia delante,
que los sorprenderán en el futuro, aún cuando parezcan olvidados ...
Considerando que la Revelación Espírita viene hoy concienciando a los
hombres sobre su realidad espiritual, las leyes kármicas que rigen la vida,
los deberes morales que deben ser tenidos en cuenta, la vivencia
evangélica como pauta de comportamiento, aún así, enfrentamos
criaturas distraídas que esperan recibir sin dar, merecer sin hacer
cualquier esfuerzo, para conquistar valores íntimos. Cuentan con el
perdón para las faltas, pero no las disculpan en el prójimo; esperan
cariño, que no les gusta retribuir; admiran el trabajo, si bien solamente en
palabras, desde que no se dedican a él; teorizan sobre innumerables
cosas, no yendo más allá del verbalismo ... Como es comprensible, se
engañan, pero no convencen a nadie.
La venerable Entidad hizo una breve interrupción y luego prosiguió:
_ Nuestro Argos dejó en el pasado graves compromisos, como tú sabes,
que le trajeran a la reencarnación, gracias a la interferencia superior que
se hizo necesaria. Deseando, honestamente, crecer para el Bien, se granjeó
la oportunidad que viene disfrutando y ahora se le prolonga promisoria.
Fue advertido cuanto al natural impositivo de que, a donde va el
endeudado el débito le acompaña, igual que la sombra acompaña al
cuerpo que la proyecta. Se le explicó a respectó de la gravedad de la
empresa, considerándose los vínculos que le atan a los adversarios que él
mismo adquirió y que estarían próximos ante los impositivos de la Divina
Justicia. Le cabía, como todavía le cabe, desarrollar un serio programa de
iluminación interior apoyado en la acción honesta, sin fingimientos, ni
sentimentalismos, a fin de resarcir errores y demostrar a los enemigos
espirituales la autenticidad de propósitos en su cambio de
comportamiento; con lo que conseguiría la modificación interior de unos
y el perdón de otros ... En la etapa finalizada, las conquistas del
compañero no fueran expresivas. Si no cayó en graves abismos, tampoco
asumió la posición vertical que le corresponde, deteniéndose en la
pendiente del peligro. Esperamos que sepa dar valor a la nueva concesión
que recibe por acrecimiento de misericordia y calmados algunos anhelos
naturales, aprenda a darse, a servir, a pensar en los otros ...
Hubo un nuevo y espontáneo silencio, que seguidamente cedió lugar a
otras preciosas consideraciones:
Los actos infelices, deliberadamente practicados, en razón de la fuerza
mental que necesitan, destruyen los sutiles tejidos del periespíritu que,
resintiéndose de la desarmonía , dejarán matrices en la futura forma
física, en la cual se manifestarán las deficiencias purificadoras, y la caída
del tono vibratorio especifico permitirá que los implicados en los hechos,
en el tiempo y en el espacio, próximos o no, se vinculen por el proceso de
una sintonía automática, de la que no podrán hurtarse. Ahí se establecen
las enfermedades de variada importancia. Los factores inmunológicos del
organismo, padeciendo la arritmia vibratoria que los envuelve, son
vencidos por bacterias, virus y toda suerte de microbios patológicos, que
más tarde se desarrollan, siendo la génesis de las enfermedades físicas.
Por su parte, en el área mental, los conflictos y amarguras, los odios
acerbos, las ambiciones delirantes y los tormentosos delitos ocultos, en el
momento de la reencarnación, por estar insitos en el Espíritu endeudado,
respondeú por las alteraciones psíquicas y alienaciones más variadas.
Añadamos a estas predisposiciones la presencia de los cobradores
desencarnados, cuya acción mental encuentra perfecto acoplamiento en el
paisaje psicofísico de aquellos a quién persiguen, y tendremos la
presencia de la constricción obsesiva. He aquí el por qué es rara la
enfermedad que no cuente con la presencia de un componente espiritual,
cuando no sea directamente éste su efecto. El cuerpo y la mente reflejan la
realidad espiritual de cada criatura. Argos reencarnó con la región
pulmonar descompensada, a tenor del serio comprometimiento en el cual
se envolvió, al mismo tiempo con la mente aturdida, luchando contra el
rezumar de las reminiscencias que, de cuando en cuando, le asaltan y la
conciencia que tiene de aquello que le cumple realizar.
"Podemos afirmar que el desencadenar de su enfermedad se debió a
factores fisiológicos, pero fue precipitado por la pertinaz acción de
compañeros des encarnados ... "
Cuando la esclarecida Bienhechora concluyó sus elucidaciones, recordé el
problema de las llamadas "enfermedades simulacros".
Notando mi evocación, ella vino en mi auxilio, robusteciéndome la
convicción.
_ Hay enfermedádes - aclaró - y enfermedades. Las primeras, ya se
conocen varias patogénesis o psicopatogénesis, esto es, son sabidos y
estudiados sus innumerables factores propiciatorios. Las segundas, son
aquellas en las cuales los enfermos, dotados de sensibilidad mediúmnica
más aguzada, absorben fluidos desarmonizados Y destructivos de
Espíritus desencarnados con los cuales se vinculan; dando campo a una
vigorosa sintonía que permite la transmisión de las sensaciones y dolores
de los segundos para los que les sufren la acción, afligiendo y sometiendo
las resistencias en éstos que; si no atendidas en tiempo, se convierten en
enfermedades reales, a tenor de las razones ya expuestas. Se convierten
en verdaderos fenómenos de incorporación, igual que ocurre en la
psicofonía atormentada Y consciente. Lo más lamentable, sin embargo, es
que esta ocurrencia es más habitual de lo que se imagina. Solamente
cuando el hombre se dé cuenta de la finalidad de la vida en la Tierra, y
procure modificar sus actitudes, es que se renovará el paisaje que, de
momento, se le hace campo de conquistas al peso del dolor y de la
amargura; ya que todavía no le aplace crecer por el amor, ni por el
servicio del deber para con el Bien.

EI día estaba ya avanzado. El movimiento en el HospItal era grande.

La Bienhechora me convidó a una nueva visita a Argos, ya que otras


tareas le aguardaban.

7.- Simientes de la Insensatez


Mientras que la Bienhechora Espiritual se encaminaba para la ejecución
de otras tareas relevantes, me serví de la bendición del tiempo para
recoger anotaciones que me auxiliasen a comprender las dadivosas
lecciones de la vida, en aquel Sanatorio, donde más de una centena de
portadores de la tuberculosis pulmonar se ajustaban al proceso de
recuperación moral, perfeccionando los sentimientos.
El Dr. Arnaldo Lustoza permaneciera asistiendo a Argos, en nombre del
equipo que lo socorría, facilitando que los demás trabajadores diesen
proseguimiento a sus compromisos de orden espiritual.
Recurriendo a la gentileza del médico servicial, éste aceptó de buen grado
ayudarme en el estudio de los fenómenos obsesivos más sutiles que
atacan el área física de los pacientes.
Por que el momento fuese propicio, el nuevo amigo me invitó a ir hasta la
sala de cirugía donde podríamos acompañar una ocurrencia de grave
significación.
Llegando allí, nos deparamos con un cuadro angustiante. Una joven, de
aproximadamente veinticinco años de edad, seriamente vencida por la
tuberculosis, se encontraba en trabajos de parto, cariñosamente asistida
por un obstetra y dos enfermeras. Su estado de perecimiento era visible y
todo indicaba que no tendría resistencia para dar a luz.

Antes de que yo formulase cualquier interrogación, el diligente amigo me


explicó.

- Se trata de Ruth María, a quién hemos dado asistencia personalmente,


atraído por sus oraciones en los últimos días. Nuestra hermana viene de un
pasado espiritual marcado por extravagancias en el área sexual y por otros abusos.
Desde temprano experimentó la pertinaz constricción de algunas de sus
víctimas, especialmente de un compañero vilmente traicionado y
apuñalado mientras dormía, en un simulacro que ella preparó para dar
idea de un latrocinio. Pasado desapercibido el vergonzoso crimen, no
quedó, sin embargo, olvidado por aquel que sufrió la saña fratricida. Tan
luego despertó, en la ultratumba, Francis, el asesinado, la buscó para la
venganza, incendiado por el odio. No obstante haberla re encontrado
todavía en el cuerpo físico, no logró vengarse, conforme deseaba.
Aguardó que ella retornase a la vida espiritual, donde, en pugna con
otros adversarios de la negligente, la dilapidó por más de una treintena
de años, en vampirización impiedosa y otras extenuativas puniciones.
Reenviada a la reencarnación, sin cualquier titulo de ennoblecimiento que
desperdiciara en los vicios y en el gozo de una vida frívola y dorada, fue
recibida con desagrado por antigua compañera de disipaciones; ahora
habitando en una chabola, que se le tornó en madre carnal, despreciable e
indiferente, relegándola a una Casa de Caridad donde fue dejada, a la
puerta, en los primeros meses del nuevo cuerpo.
El narrador miró la joven parturienta con expresión compadecida y dio
proseguimiento:

- En ese Hogar, donde corazones anónimos se dedican al amor, desde


temprano Ruth María se reveló una criatura frágil, silenciosa,
ensimismada, sufriendo las reminiscencias inconscientes del
padecimiento en las Regiones más infelices de la Erraticidad.
Sus enemigos no la dejaran, perturbándole el sistema nervioso y
tornándola agresiva con motivo de la pubertad, lo que degeneraba en un
clima de antipatía y desagrado por parte de aquellos que surgieran en su
camino en la condición de bienhechores y amigos. En razón del mal uso
de la inteligencia, en la anterior vida, vino marcada por dificultades de
raciocinio y de memorización, aunque no llegase a ser una retrasada
mental. Aún así, se adaptó al aprendizaje artesanal, revelando aptitud
para la costura, con lo que se preparó para vivir fuera de aquel Abrigo de
Beneficencia, cuando alcanzase la mayoridad. Con la mente atormentada
por los recuerdos desdichados y por la presencia de los enemigos, se
tornó un motivo de constreñimiento en la Institución; llevando a los
trabajadores de la Casa a anhelar por su salida así que alcanzase la edad
límite.

"Hacemos aquí un paréntesis para una reflexión al margen de la


narrativa. Verificamos que en las Casas y Sociedades de Beneficencia el
trabajo es bendición mayor para aquellos que lo desarrollan. Vemos
compañeros dedicados y entusiastas trabajando con optimismo en Obras
Sociales que crean y mantienen, siendo, lentamente descorazonados,
cayendo en desánimo, ante los resultados, a veces, decepcionantes, bien
distintos de lo que esperaban. Se agotan, hora tras hora, para que nada
falte en la Obra y todo esté en orden, donándose con amor y luchando
con afán en favor de los nobles objetivos. Los beneficiarios, no obstante,
salvadas raras excepciones, se vuelven exigentes, se hacen ingratos y
difamadores, reaccionando a las buenas orientaciones y asumiendo
actitudes soberbias, ofensivas, que insuflan rebeldía y malquerencia.
Oímos personas dedicadas al bien formulando doloridas interrogaciones
sobre sus posibles fallos y fracasos, impelidas a la desistencia por falta del
estímulo de aquellos que son o fueran socorridos por su dedicación y
renuncia. Sucede que los donadores de hoy son los usurpadores de ayer
en recuperación; anteriores servidores desastrados - ahora honestamente
arrepentidos, gozan de paz con la feliz oportunidad de realización;
forman los grupos de obreros que despertaran para servir, antes que para
recibir, ya que no deben guardar cualquier resentimiento ante la
ingratitud o la ofensa de sus pupilos transitorios, y sí perfeccionándose,
cincelando las aristas morales y creciendo para Dios mediante el trabajo
libertador. La aflicción y el desconocimiento del bien que esparcen, ha de
constituirles emulación para producir más y mejor. A pesar de saberse
humanos y débiles, deseando comprensión y amistad, les cabe reconocer
que, por el momento, esas monedas-luz todavía son escasas, y ellos, sí, es
que deben ser los ofertantes de esos tesoros que, en sus manos, cuanto
más distribuyen más se multiplican, no desanimando, ni desistiendo
nunca. En la oración ,en la meditación, en la lectura edificante y en los
ejemplos de los héroes de todos los matices encontrarán fuerza e
inspiración para el proseguimiento, sin detenerse en el examen negativo
de las ocurrencias, sino cuando de la necesidad de mejorar o corregir
algo, adquiriendo el salario de la armonía de conciencia por el deber
rectamente cumplido, en un ofrecimiento espontáneo a la Vida, siguiendo
los pasos del Donador no comprendido, el
Maestro Jesús ... "
En el silencio que se hizo natural, la parturiente, con dolorosas
contracciones, gemía y lloraba, demostrando profundo abatimiento.
Me aproximé más y el Dr. Arnaldo, solicitándome orar, le aplicó recursos
magnéticos, a través de pases circulares y después longitudinales.
La joven Ruth María, con el esfuerzo despendido, era visitada por la
pertinaz hemoptisis que aún más la debilitaba.
El equipo médico, aprensivo, aguardaba los recursos del propio
organismo, no obstante las providencias terapéuticas de emergencia que
habían sido tomadas.

En cuanto esperábamos, el amable médico retornó a los esclarecimientos:

_ Al salir del Hogar amigo para trabajar como costurera en una casa
especializada, la joven no dejó afectos que la pudiesen acompañar en el
futuro. Las personas parecieran felices por haber concluido el
compromiso para con ella sin más graves consecuencias. Por su parte,
enfrentando ahora el mundo en toda su amplitud y agresividad, desde
que estuviera protegida de innumerables peligros, sus antiguas
inclinaciones, estimuladas por Francis, que continuaba persiguiéndola,
fueran tomándola y haciéndola derrapar en abusos, que se encargarían de
traerla a este Hospital. Al principio, le asaltaba el deseo de un cigarro
inocente o de un aperitivo sin consecuencia, para después instalársele una
voluptuosidad obsesiva por el tabaquismo y por el alcoholismo en altas
dosis, que le sacrificaran el organismo, en sí mismo bastante debilitado.
Simultáneamente, cayó en las trampas brutales del sexo sin amor,
completándose el cuadro de su suicidio a largo plazo, con el que se
complacían los desdichados verdugos de su paz. Sus sayones, conociendo
algunas técnicas de subyugación y, de cierto modo, identificándole las
preferencias en el comportamiento moral, en la existencia anterior a ,
tenor de las tendencias actuales, pasaran a obsesionarla físicamente,
despertándole el irrefrenable placer por el tabaco y por el alcohol,
conforme citado; al tiempo en que comprimiéndole los órganos genitales
y en especial los ovarios, le desequilibraran la función sexual, mediante
cuyo recurso le anularan las pocas resistencias morales y abriendo campo
para la instalación de la enfermedad que la consume. En la alucinada
venganza, Francis, perturbado por la mezcla del odio y
asimilando las descargas de las sensaciones que la víctima
experimentaba en el uso del sexo en desarreglo, a tenor de su
unión continuada, poco a poco fue alojándose en la madre, sufriendo,
inconsciente, un proceso de transformación periespiritual como suele
ocurrir en los mecanismos de la reencarnación. De cierto modo, el obsesor
termina, por la insania que cultiva, siendo víctima de las celadas y
sufriéndole los efectos. En esta ocasión, nuestra Ruth María quedó
embarazada y, como es obvio, ahí tenemos al perseguidor-mayor atado a
la perseguida ...
"Las inescrutables leyes de justicia son inderogables Y nadie consigue
burlarlas conforme muchas personas suponen hacerla".
"Recogida a este Sanatorio con dos meses de gestación, en deplorable
estado, en la condición de indigencia, no le han sido regateados
tratamiento Y asistencia. Al ser identificado el embarazo, los médicos,
conscientes de los peligros que la cercan, le han atendido cón la
medicación especializada, a base del ácido isonicotínico. En tales casos es
de esperarse el abortamiento natural lo que no ocurrió, por más que ella
lo desease, viniendo a culminar en un parto prematuro al séptimo mes".
En ese momento adentraran dos Entidades amigas que nos saludaran y se
acercaran de la sufrida paciente, víctima de vértigos continuos.
_ La señora - completó el Dr. Arnaldo - es una querida amiga de nuestra
Ruth María, y fue su genitora por diversas veces. El otro, es un
especialista en desencamación, que trabaja en este Hospital con tarea
específica, a fin de que a nadie falten los socorros del Mundo Mayor.
Nuestra hermana, ante los padecimientos más vigorosos experimentados
últimamente, pasó a recordar las lecciones oídas en el Abrigo de amor
donde fuera criada, permitiendo que germinasen las simientes de la fe allí
depositadas con cariño. Del recuerdo inicial, aún con la mente perturbada
por las influencias espirituales perniciosas que sufre, pasó a rápidas
meditaciones Y la oración fue para ella la solución final. Gracias a ese
expediente, se providenció la asistencia de nuestro plano de acción, no
obstante ella jamás estuviese desamparada, cuando fuimos invitados a
darle el socorro posible. En esa circunstancia nos enteramos de su drama.
- ¿y ella sobrevivirá al parto? - indagué, sinceramente interesado en su
liberación.
- Por lo que nos es lícito comprender - me respondió con lógica - ella des
encarnará de inmediato. Una doble pérdida de sangre por el parto y por
vía oral, la debilita de tal forma que la parada cardíaca será inminente. El
hijo, sin embargo, sobrevivirá, rompiéndose la cadena de obsesión
pertinaz y ella, amparada por su madre, será conducida a tratamiento
más demorado, en nuestro lado de actividad, ya que el arrepentimiento y
la esperanza se le instalan en la mente y en el sentimiento. Así, se liberará,
por un largo periodo de los demás enemigos, hasta que se le rehagan las
fuerzas para posterior reajuste a través del amor y de la benevolencia, que
dispone de inagotables recursos para el equilibrio de los desajustes y
sinsabores que propician desdicha.
En uno de los intervalos entre los sincopes que se sucedían, bajo una
contracción más violenta, Francis fue expelido volviendo a respirar en la
atmósfera terrestre en un cuerpo concedido por aquella a quién mucho
amó y tanto odió ...
Durante la atención a la criatura y a la sufrida madre, ocurrió la parada
cardíaca y, a pesar de aplicarse oxígeno, masajes y medicación de
emergencia, Ruth María comenzó a desligarse del cuerpo sumergida en
un sueño inquieto, inconsciente de la ocurrencia ...
- Las simientes de la insensatez - añadió el esclarecido compañero - se
reproducen siempre en modalidades diferentes, hasta que el orden, la
templanza y la acción proficua les erradiquen la cultura perniciosa en las
criaturas. He aquí por que, a todos aquellos a quien atendía, Jesús jamás
dejó de amonestar cuanto a los actos futuros, imponiéndoles como
condición de paz, de permanencia de la salud, que no volviesen a pecar,
cometiendo atentados contra el propio equilibrio, el del prójimo, o de la
Vida.
"Cuando nos referimos a las subyugaciones físicas, nos acordamos del
Maestro, enfrentando en diversas ocasiones, Entidades perversas, que
producían impédimentos motores y disturbios fisiológicos en sus
víctimas, así como perturbaciones en el área mental. El Evangelista Mateo
se reporta, en los versículos treinta y dos y treinta y tres del capítulo
nono, al hecho de que " ... Le fue traído un mudo endemoniado.
Expulsado el Espíritu inmundo el mudo habló ... " Más adelante, el
mismo Evangelista, en el capitulo doce, versículo veintidós, comenta ,que
" ... Le trajeran un endemoniado, ciego y mudo; Ello curó, de modo que el
enfermo hablaba y veía". Epilepsia, parálisis de las piernas, hidropesía,
deformación orgánica, sordez bajo acción espiritual enfermiza, recibieran
del Maestro la cura, mediante el alejamiento del factor causal - el Espíritu
obsesor en trama de cruel venganza -. En el área mental, la interferencia
de Jesús, enfrentando los alienado s por obsesión está, reiteradas veces,
narrada por los testigos y por los que oyeran las informaciones de los que
la presenciaran, o de la boca de sus propias víctimas.
"Cuando los estudiosos de los fenómenos paranormales penetren mejor
en los intrincados mecanismos de las causas morales que rigen la vida,
más fácilmente elucidarán los graves problemas en el área de la salud, ya
sea física como mental comprendiendo que, en el Espíritu, se encuentran
la~ llaves para solucionarse los aparentes enigmas del comportamiento y
de la vida humana. Por los hábitos mentales y morales, por la acción, el
hombre reúne los valores para la paz o elabora las cadenas con que se ata
por tiempo indefinido.
"Volvamos a nuestro paciente" .

Yo no cabía en mi de emoción. El aprendizaje me enriquecía de


comprensión nueva en torno de viejas cuestIOnes que trajera de la Tierra,
particularmente en lo que respecta a determinadas enfermedades físicas
que enfrentara, estando aún reencarnado en pacientes, cuyos médicos
afirmaban no encontra; en los exámenes realizados, causas que
justificasen' los dist~rbios de que los mismos se decían objeto. MedIante
la terapia de los pases, muchos de ellos se recuperaban, y por que mi
visión no alcanzase a los desencarnados, yo creía que la- fluidoterapia les
restauraba las fuerzas, el equilibrio celular; en lo que yo estaba acertado,
sin darme cuenta no obstante de que al mismo tiempo esa acción benéfica
y la transformación del enfermo a causa de la adopción de un
comportamiento digno, interrumpían la acción maléfica de los Espíritus
perversos que les imponían la condición enfermiza. Apartada la causa,
cesaban los efectos ...

Había mucho en que pensar y fue lo que yo hice, mIentras que el amigo,
dejándome en el jardín soleado del Sanatorio, fue a asistir a Argos.
8. - Reencarnación - dádiva de amor
El Sanatorio - bendita escuela de renovación de almas, oficina superior de
recuperación orgánica - me favorecía con excelente oportunidad para el
aprendizaje y programación de futuras tareas, pensando en la
precariedad de valores que me eran peculiares.
Tuviera oportunidad de hacer prácticas, en otras ocasiones, en
Hospitales para alienado s mentales y obsesos, presidios y cárceles donde
criaturas humanas se presentaban reducidas a penosas situaciones, pero
en cuyos lugares el Amor colocara socorros y valiosas providencias para
los caídos en las trampas del descuido personal; enfrentando, ahora, un
campo diferente de observaciones Y servicios que ofrecían inmensa
cosecha de comprensión de las astucias y delitos humanos, en esta área,
que anteriormente me habían pasado desapercibidos.
Las constricciones físicas promovidas por la incidencia psíquica de
Entidades enloquecidas, en salvaje venganza, eran un capítulo nuevo en
las experiencias en que me declaraba candidato a la auto-iluminación a
través del auxilio fraternal dispensado por los equipos especializados,
destacados para esos relevantes acometimientos.

Cada paciente era para mi un cuadro clínico de particulares


características desde el punto de vista espiritual, en el cual resaltaba,
genéricamente, el desconcierto que promoviera contra las Leyes y
resultaba de la propia incuria ante las dádivas superiores de la vida,
siendo concedidas a todos en carácter de igualdad.

La bondad y firmeza del Dr. Arnaldo Lustoza me revelaban un


compañero conocedor del alma humana, a tenor de la agudeza ante los
problemas de los internados, como también, en razón de la sabiduría con
que comentaba los aspectos negativos de cada caso, dejando siempre
percibirse los factores positivos al alcance de todos y no siempre
necesariamente aprovechados.

Al día siguiente del acto quirúrgico de que Argos fuera objeto, aún
permaneciendo en convalecencia que requería cuidados especiales, el
amigo me informó que estaba programada una reunión especial para el
equipo bajo la dirección de la Hermana Angélica, que se encargaba de
cooperar con la moratoria del joven enfermo atendido; al mismo tiempo
en que estarían presentes diversos amigos encarnados vinculados, de una
u otra forma, al proceso evolutivo del mismo paciente.
A la hora establecida, Bernardo y otros dos auxiliares de enfermería de
nuestro campo de acción vinieran buscar a Argos, desdoblándolo
parcialmente durante el sueño, a fin de conducirlo hasta el local
reservado para el trabajo.
Acompañamos a los amigos y llegamos a la Región donde se realizara la
incursión terapéutica de prolongación de la existencia física del recién
operado.

Pude apreciar el lugar donde se podía aspirar una atmósfera renovadora


y balsámica, saturada de energía refinada que propiciaba excelente
disposición íntima, muy diferente de la saturación que
experimentábamos en la agitada esfera de los hombres de donde
procedíamos.

El recinto, de características arquitectónicas delicadas, hacía recordar los


antiguos anfiteatros grecorromanos, con su forma semicircular y la parte
centro-frontal elevada en pequeño plano cuadrangular, donde se
encontraban los encargados de los esclarecimientos y discursos
didácticos.

Haciendo recordar al mármol de albura inmaculada, no obstante sin la


estructura sólida y compacta, lo que facultaba una agradable
acomodación a los que allí se sentaban, las amplias filas proporcionaban
confort y tranquilidad.
Los encarnados presentes se destacaban, de algún modo, en razón de la
aparente anestesia que les amortiguaba el movimiento espontáneo así
como la lucidez espiritual. Acompañados por sus Instructores o por los
encargados de aquella actividad, se mezclaban con des encarnados más
Lúcidos y con otros Espíritus que deberían sumergir, próximamente, en
la neblina carnal, para futuros procesos recuperadores bajo el beneplácito
de la encarnación.

Argos y Áurea, que igualmente fuera traída, y nosotros, constituíamos un


grupo en el cual se reunían diversos compañeros domiciliados en la
materia y que 1 Dr. Arnaldo, gentilmente me informó tratarse del clan, en
el cual la pareja bajo nuestra asistencia desarrollaría su programación
evolutiva; siendo que algunos otros, en carácter de excepción, no
pudieran comparecer a la reunión en razón de las tareas con las cuales se
encontraban comprometidos.
Deberíamos ser un auditorio de aproximadamente
doscientas Entidades de ambos planos de la Vida.
La Bienhechora se encontraba en el proscenio, bañada de zafirina
claridad, vistiendo una toca al estilo romano, que caía hasta sus pies,
asesorada por dos jóvenes de bella fisonomía y por dos venerables
ancianos que componían la mesa directora.
Después de ser tejidas ligeras consideraciones por uno de los nobles
señores, explicando la finalidad del encuentro y refiriéndose a la
Hermana Angélica, fue proferida conmovedora oraciQn, mediante la cual
se rogaba las bendiciones del Señor, siendo concedida la palabra a la
dedicada Mentora.
El Dr. Arnaldo, a media voz, me esclareció que aquel Espíritu gentil, era
el Hermano Héber, el responsable por la Colonia donde nos
encontrábamos y que se encargaba de la administración del Núcleo de
restablecimiento y trabajo, hacía más de ochenta años, en cuyo elevado
comando se caracterizaba por las inagotables demostraciones de
paciencia y de sabiduría.
Pairaban en el aire las ansiedades de todos y se tenía realmente la
impresión de que suave e inarticulada melodía llegaba hasta nuestra
acústica proveniente de lugares distantes, recordando la musicalidad de
la Naturaleza pródiga en belleza en aquellos parajes.

Después de los saludos cristianos la abnegada instructora disertó con


suave e inconfundible tono de voz:
- Agradezcamos al Padre la bendita concesión del r torno a la carne,
mañana o después, ofrenda que no todos sabemos valorar tal y como
sería de sperarse.
"Muchos de los que son favorecidos con el renacimiento en el cuerpo
carnal se consideran punidos, arroj ados a \ln exilio que dicen no merecer
o que se sienten olvidados en procesos de expurgación de los que no son
merecedores. Otros innumerables, recogerse en el cuerpo material,
anestesian los centros de los recuerdos y, deliberadamente, lejándose
enloquecer por los más groseros placeres, 'e desligan de los compromisos
aquí firmados, comprometiéndose más dolorosamente y haciendo el viaje
de regreso en lamentable estado de descomposición emocional cuanto de
perturbación interior. Otros tantos, recordándose de los locales purificadores
donde permanecieran en la Erraticidad, se entregan al pesimismo y a la depresión,
sin abrir claros a la esperanza o espacio mental a la liberación de sí
mismos. No faltan aquellos que se reencuentran con amigos y adversarios
antiguos, a fin de santificar el afecto; sin embargo, derrapan en delitos del
amor que se corrompe o, en vez de reconquistar por la t rnura,
iluminados por el perdón, a aquellos que se partaran, albergando
animosidad y rencor, se afierran al egoísmo y resucitan,
inconscientemente, I s amarguras; empeorando la situación que deberían
superar por la conquista de títulos de ennoblecimiento, mediante los
cuales ampliarían los circulos de la amistad fraternal. .. Pocos Espíritus
valoran debidamente la oportunidad redentora, invirtiendo el esfuerzo
hasta el sacrificio y la devoción al deber; con renuncia a las invitaciones
fascinantes de la degeneración moral, que produce placer por un breve
instante y se hace notar después por el amargor infeliz de la hiel del
arrepentimiento o por el cardenillo de la amargura sin paz ... Sin duda,
que la victoria contra las vicisitudes está al alcance de todos aquellos que
se empeñan honestamente por conquistarla. Es obvio que no se espera
que los candidatos a la paz y a la recuperación propia, que cada día
retornan al cuerpo, vengan a componer nuevas comunidades estériles de
oración vacía y penitencia neurótica o volverse individualidades
alienadas en el contexto de la sociedad donde se encuentren colocados.
Todos esperamos yenvidamos esfuerzos para que no se olviden, esto sí,
de la finalidad del recomienzo que tiene objetivos específicos, como los de
amoldar la personalidad a los engranajes del progreso moral y mantener
la individualidad orientada hacia el aspecto inmortalista, conquistando
conocimientos y sentimientos labrados en las realizaciones
ennoblecedoras, que son de fácil identificación. El trabajo edificante bien
dirigido; el culto al deber conscientemente realizado; la integración en
una ética optimista cual la evangélica, constituyen metodologías de
perfeccionamiento, en cuya aplicación personal nadie fracasa ... "
Silenció a propósito, facultándonos la oportuna reflexión sobre lo que
acabábamos de oír, para luego continuar:
- La reencarnación representa una de las revelaciones más antiguas de
que la Humanidad terrestre tiene conocimiento. Krisna en la antiquísima
India; Hermes, en el remoto Egipto; Lau-Tseu, en la viejísima China,
heredaran de las culturas ancestrales desaparecidas el conocimiento de la
palingenesia y transmitieran a las Escuelas Esotéricas y a los Templarios
de las civilizaciones orientales la edificante información de los
renacimientos, equipando los hombres con los recursos necesarios para el
éxito durante la temporada humana, preparatoria para la liberación del
Espíritu, tras los compromisos realizados ... Sócrates, en Grecia; Jesús, en
Israel, confirmando las enseñanzas de los esenios; Buda, también en la
India; Pitágoras, en Crotona; los druidas en la Galia y otros misioneros
como Plotino, Porfirio, Orígenes, Tertuliano, en el Cristianismo primitivo
confirmaran este hermoso mecanismo de crecimiento hacia Dios,
convocando los hombres a la lucha y a la liberación del mal que en ellos
se detiene, a fin de lograr el bien que los aguarda. Allan Kardec, oyendo y
meditando en torno de las sublimes enseñanzas de los Inmortales,
actualizó los postulados reencarnacionistas sirviéndose de una dialéctica
profundamente racional y científica que puede, como viene sucediendo
con éxito, enfrentar el escepticismo y la negación, ofreciendo la visión
anticipada del futuro feliz que se encuentra al alcance de cuantos se
mpeñen, honesta y sinceramente, por conquistarlo.
Sin embargo, se levantan personalidades arraigadas al concepto nadaísta
de la vida y a la descreencia, estableciendo campos de sistemas de duda,
de contradicción, elaborando sofismas con que perturban las mentes más
débiles e inquietan a un buen número de personas no estructuradas
studio y por el estudio y por la meditación de esa verdad.
Igualmente combaten el concepto Verdad estableciendo que tal pertenece
a cada uno, sin darse cuenta de que hay verdades y verdades, que existen
y pululan en toda parte. Ciertamente que hay la verdad de cada persona,
que lucha por demostrada, más por pasión personalista que a través de
su contenido filosófico; tanto cuanto aquellas que son vehiculadas por
escuelas de variada formación ética , en el campo del pensamiento
filosófico o científico ...
Indudablemente, hay verdades que surgen y res urgen periódicamente,
conforme la estratificación cultural de los pueblos y de los siglos,
desapareciendo y renaciendo en ropajes nuevos, no obstante,
presentando siempre la misma estructura. Es el caso de la reencarnación,
que en cada periodo rezuma de aquel que le es anterior, en composición
compatible con el conocimiento vigente, trayendo en su cerne las mismas
afirmaciones y advertencias éticas, en un abordaje de consecuencias
II!0rales, con el objetivo de promover y dar felicidad a la Vida, al hombre.
Sea en las aseveraciones de las remotas revelaciones ocurridas en los
santuarios de los pueblos del pasado; sea en la elocuencia de Jesús y
Allan Kardec; o en las conclusiones de los modernos estudiosos de la
Parapsicología y de la Psicotrónica, que no obstante denominar el
fenómeno del renacimiento carnal del Espíritu con designaciones nuevas,
tales como "memoria extra-cerebral", "bloque energético sobreviviente",
"campo de vida", para explicar la constatación del retorno de la
individualidad a la cual la muerte no destruyó, el contenido es el mismo:
probar la necesidad del aprovechamiento sabio del tiempo y de la vida.
Nuevamente la preclara Entidad hizo una pausa oportuna para concluir:
- Aquí están Espíritus afines entre sí, en un grupo familiar de amigos y
adversarios, compañeros de júbilos y desastres, en programa de
crecimiento, necesitados unos de los otros por el propio impositivo de
evolución. Las criaturas se reencarnan en verdaderos clanes unidos unos
a los otros por las realizaciones conjuntas en que fracasan, a veces, o
crecen para la Vida. Por este motivo, la robusta decisión en lo que se
refiere al edificante aprovechamiento del tiempo, sin los eufemismos de
las justificativas pára con el error y la indolencia, es de urgencia, evitando
la repetición de los fracasos, sea cual fuere la alegación.
"Todos nos encontramos todavía unidos a la atmósfera terrestre, donde se
detienen afectos poderosos que nos llaman al retorno, y caídos que nos
aguardan para la recuperación, no considerándose las necesidades que
nos incumben, en razón de la labor interior a ser trabajada y que guarda
oportunidad. Meditemos en esta expresiva donación del Señor y
formulemos propósitos de santificación por el trabajo, de elevación por el
amor y de liberación de las cadenas de sombra, mediante I s luces que
encendemos en la conciencia.
"Como el pasado nos significa dolor y arrepentimiento, el hoy hace surgir
la bendita hora de recuperación y productividad para el futuro de paz y
alegría que nos espera.
"No desanimemos nunca ante el esfuerzo de 1 dención, ocurra lo que
ocurra, y recogiéndonos a la oración, busquemos las fuentes inspirativas
de la Vi rdad, adquiriendo fuerzas para proseguir y jamás d sesperar".
Completó con dulces y conmovedoras palabras su alocución y finalizó
bajo comprensible emoción que a todos nos contagió.

El venerable administrador Héber profirió la oración final y, ante una


cúpula salpicada de astros cantando luz argénteo-azulada, la reunión
tuvo su momento final.

9. - Recomendaciones y advertencias valiosas

Concluido el servicio de esclarecimiento por la oportuna palabra de la


querida Mensajera, se formaran diversos grupos de Espíritus afines en
conversación edificante.

Era la primera vez, desde el internamiento de Argos, que éste podía, con
cierta lucidez, dialogar con Áurea, más allá del cuerpo físico, en el parcial
desdoblamiento por el sueño. La gentil compañera, revelando cierto
entrenamiento en la actividad espiritual, lo que denotaba la presencia de
rnediumnidad en proceso de cinceladura, comprendió mejor las
enseñanzas oídas y con más rapidez procuró al esposo para el
intercambio de expresiones de ternura y renovación de fuerzas.

Por su parte, el joven se distinguía por los recelos injustificables de la des


encarnación, rezumando las impresiones emanadas del cuerpo somático,
en su 1 nta recuperación.
A pesar de esto, de los estímulos del mensaje escuchado, aunque no
comprendido integralmente y, también, la presencia de la abnegada
consorte, pareció despertar con más claridad mental, mostrando sus
aprensiones y recelos.
En este momento, la Hermana Angélica, que se acercaba, atendiendo a los
pequeños círculos de amigos y aprendices a los cuales dispensaba
esclarecimientos adicionales a la disertación proferida, se aproximó y, de
inmediato, despertando la atención de todos nosotros, advirtió a Argos
con dulzura y gravedad:
- No te quejes. La queja traduce rebeldía a los códigos superiores de
la vida. El quejoso es alguien que se cree injustamente tratado ante las
naturales circunstancias y situaciones en que se encuentra colocado.
Cuando alguien se deja arrastrar por la reclamación, sin motivo real,
asume una posición falsa ante la vida, disputando atenciones y
requiriendo reconocimiento de valores que está lejos de merecer. La queja
es hija de la irritación y de la mala voluntad, que contribuyen
poderosamente para empeorar el cuadro de desequilibrio de aquel que
debería ser candidato al esfuerzo de renovación mental, aplicando todos
los recursos para preservar las fuerzas en el bien y la esperanza, mediante
cuyo método aspira una psicoesfera benéfica y libertadora.
La advertencia fue oportuna porque despertó al enfermo para la olvidada
gratitud a que se debería aferrar, considerando las concesiones extraídas
por la excesiva bondad de sus Guías y la dedicación de la propia
Mentora.
Invitando algunos otros participantes del ágape espiritual feliz, a que se
aproximasen de nuestro grupo, la noble Entidad, ampliando las
informaciones presentadas en la exposición concluida recientemente y
particularizando ciertos detalles, expuso, prudente:
- Los hemos reunido, más próximamente a nosotros, teniendo en
vista la programación en que se encuentran situados en la actual
coyuntura carnal. Viejos amigos y compañeros de desaires, retornaran en
grupo afín con posibilidades de cincelar las más rudas aristas, venciendo
las tendencias más primitivas, sustentados por los vínculos de la
afectividad, con que podrán auxiliar a las víctimas que se detienen en la
retaguardia de la ignorancia, bajo los estigmas del odio, que las llevan a la
insana venganza y a la desdichada agresividad. La simbólica "escalera de
Jacob" referente a nuestra ascensión jamás será vencida sin que se
conduzcan en los brazos aquellos que fueran arrojados, escalones abajo, y
se fijaran en el suelo por las cadenas del desconsuelo moral generador de
la rebeldía alucinada, inspiradora de la venganza. Toda conquista moral
se estriba en los cimentos de la renovación íntima con servicio a todos los
que comparten nuestra vida...
Silenciando, brevemente, solicitó, con la mirada, el concurso de Bernardo,
que le entendió el llamamiento y aplicó vigorosas energías en Argos, a fin
de que él se adueñase de las enseñanzas que iría a escuchar, ocurriendo
igualmente con Áurea y un joven que mantenía extraña y aturdida
apariencia, resultado de sus livianas actitudes en el cuerpo. Lentamente
los vimos tomar conciencia, identificando la situación que les
correspondía, con excepción del nuevo amigo, que se en contraba bajo la
penosa acción de sustancias alucinógenas que le dificultaban la liberación
del campo mental. A pesar de esto, era visible su esfuerzo por asimilar lo
que estaba ocurriendo, de cierto modo predisponiéndose para los sucesos
que irían tomar cuerpo.

- Aquí está nuestro amigo Mauricio, muy vinculado a nuestros Argos y


Áurea, especialmente al querido enfermo. En el tiempo de los
compromisos infelices de la Bohemia, en que la precipitación hizo que se
originase esa pugna de rencor, que se arrastra a través de los siglos,
nuestro Mauricio ejerció papel preponderante en la trampa en que cayó,
inerme, el antiguo esposo de Áurea, cuyo afecto no era por ésta
desconsiderado... Se vivían los lamentables conflictos entre husitas y
segismundistas ( ), las dos terribles facciones que disputaban el derecho
de restablecer la fe pura y trasparente de Cristo o mantener la forma
vigente... Después del abyecto concilio de Constanza y de la muerte de
Jan Hus, el apóstol de la renovación cristiana, los ánimos se exaltaran y la
guerra civil estalló con voluptuosidad, segando decenas de millares de
vidas. Nuestro Mauricio, entonces perteneciente a las huestes del rey
Segismundo, fomentó el odio entre los católicos, a fin de que fuesen
aplastados y destruidos, a hierro y fuego, los discípulos del mártir
incinerado en las llamas de la impiedosa hoguera. Amante de la vida
ostensiva y fútil, recelando perder los bienes terrenos que explotaba con
impiedad contra los pobres, era amigo de Argos, que compartía con él las
ideas y aspiraciones infelices, en clima de belicosidad y perversión. A
parte los hechos históricos, Argos amaba a una joven feudal que no le
correspondía al afecto, casada que se encontraba con un noble caballero
husita, de nombre Felipe, con quien se comprometiera antes, en secreto.
Amiga de Mauricio, la joven le confesó estar viviendo un drama íntimo,
ofreciendo armas al compañero de aquel que la asediaba, no
correspondido, naciendo del connubio de los dos amigos el crimen
execrable que se consumaría en una noche de horror. Invitado a un
encuentro amoroso, Felipe accedió a la sugerencia de Mauricio, que le
atrajo, acompañándolo a una callejuela en la parte vieja de la ciudad de
Praga, donde el puñal del adversario, manipulado a traición, le atravesó
la espalda segándole la vida... El crimen de naturaleza personal se
sumaría a otras arbitrariedades no menores y locuras extravagantes, que
los arrastrarían a lugares de dolor después de la muerte y renacimientos
de amarguras...
Mauricio, que parecía recordarse, lloraba copiosamente, mientras que
Argos, despertado en el centro de la memoria pasada, enrojeció de cólera
mal contenida.
Como si no percibiese las emociones de los implicados en el drama, la
Instructora prosiguió:
- Después de varios fracasos, en que los personajes fueran traídos de
vuelta al escenario de las luchas, helos en los días pasados de 1815, en
Nimes, atizando las llamas de la insania religiosa y política, haciendo las
víctimas de la masacre de Arpaillargues, en abril de ese año, cuyos
horrores en la cruel persecución constituyen una página de vergüenza y
dolor en la historia de Francia. Argos, profundamente vinculado a las
glorias y extravagancias del Emperador, le ve partir para el exilio y, aún
al lado de Mauricio, se entrega a la insensatez, recapitulando experiencias
en que fracasa, nuevamente, sometiendo a Felipe, su antigua víctima, que
se encontraba reencarnado entre los protestantes perseguidos... Están
abiertas las compuertas del odio sandio que ahora irrumpe
voluptuosamente y agravados los compromisos de los litigantes
alucinados... Áurea, por su parte, asume graves responsabilidades, en el
área de la afectividad, en el mismo periodo, igualmente en Francia, sin
haber reencontrado los antiguos galanteadores, ahora galvanizados por
las propias pasiones, cayendo en la insensatez de perturbar con la
impudicicia un honrado hogar, que desmorona sobre los escombros de
ruda tragedia, que pasó a pesarle en la conciencia... No es de extrañar,
por tanto, la cosecha de aflicciones que ahora les llega bajo las dadivosas
bendiciones de la reencarnación.
Hubo una larga pausa, para que todos, especialmente los implicados en
los acontecimientos, pudiesen recordar y comprender la magnitud del
momento, bien como de la oportunidad que les era concedida para la
reparación, reequilibrio y felicidad.
Percibí que cada uno de los involucrados en la sucesión de ocurrencias
presentaba reacción diversa. Áurea se mostró indispuesta, en ese
momento, a la presencia de Argos, como dolida, lanzando una mirada de
sorpresa y desconfianza con relación a Mauricio, de quien se recordaba,
en la actual existencia, identificando en él un amigo del que mantenía
sentimientos contradictorios, difíciles de ser explicados. Argos parecía
más irritado y, ante la narrativa que le afligía, pasó a toser, denotando la
sensación de dolores que fueran atendidos por el diligente amigo
Bernardo. Mauricio, por su parte, lloraba, demostrando extraño rictus en
el rostro...
La Hermana Angélica, dominando con serenidad y profundo
conocimiento de causa la situación, dio curso a los esclarecimientos:
- Esta reencarnación les es valiosa, importante y muy decisiva, en el
fenómeno de la evolución de los queridos amigos, a quién amamos en la
condición de hijos del sentimiento espiritual. No es por casualidad que
renacen bajo el palio de la fe espirita, de cierto modo, legataria de los ideales de
Jan Hus... La conducta religiosa les será el abrigo de defensa y el campo de
crecimiento, la escuela de reeducación y el hospital de restablecimiento.
Sus enseñanzas les darán las fuerzas para la libertad y contribuirán para
que mejor puedan rescatar los antiguos delitos; a través,
simultáneamente, del bien que puedan esparcir y de la caridad que
deseen extender a muchas de las antiguas víctimas que vendrán en busca
del pan de la amistad y del techo de apoyo... De momento, nuestro
Mauricio huye de sí mismo por los intransitables caminos de una filosofía
infeliz que barre la Tierra en este momento y perturba las mentes mozas,
en la cual él se anestesia sin encontrar la paz, ya que aquellos que le
padecieran las penosas imposiciones, le sitian el campo mental, en
comprensible venganza... Como no obstante, la justicia del Padre está
hecha de amor y misericordia, día vendrá en que se le abrirán las puertas
de la Doctrina Espirita, atrayéndolo y ofreciéndole los preciosos medios
para la edificación de sí mismo y la liberación de los que le comparten por
Ley la convivencia psíquica... Aquí está el gran momento, el magno
instante para la valorización de todo el esfuerzo que estamos
emprendiendo en favor de los queridos hijos. Es indispensable que se
armen de fe y de acción, de forma a no reincidir en las mismas
lamentables flaquezas, reviviendo falsas posiciones, insostenibles, con los
derivativos de la ociosidad y de la contumaz insensatez. El trabajo
continuo, aún más allá de los llamados "limites de las fuerzas", será el
medio de conquistar valor y elevación personal, en la convivencia y en el
ejercicio de la caridad para con "los hijos del Calvario". Sus vidas no les
pertenecen, si no a la Vida, como por cierto ocurre con todos nosotros.
Llenen sus horas con las dadivas del amor-acción, a fin de que la "hora
vacía" no los sorprenda en nuevos planes de negación ante el deber con
complicidades peligrosas, bajo las tenazas de los que les padecieran la
arrogancia y no olvidaran los sufrimientos experimentados.
Pude notar lágrimas en los ojos de la noble Entidad que silenció por un
instante, terminando con una vigorosa invocación:
- ¡Hijos, mediten! Los encuentros y los reencuentros con otras almas
queridas o no, en los caminos del futuro, definirán sus rumbos... ¡Jesús o
el mundo!... La opción es personal, intransferible, y los efectos,
igualmente surgirán en la pauta de la economía moral de cada cual.
Aprovechen el tiempo y vigilen. Los sufridores buscarán su convivencia;
no se hurten a los parias de hoy, muchos de los cuales ya estuvieran a
vuestro lado, vistiendo ricas indumentarias, ahora en trapos... No se
engañen con los oropeles ni las frivolidades del juego de las ilusiones.
Hay mucho que hacer en favor de vosotros mismos y que otros no
pueden realizar. Jesús es nuestro Modelo. Síganle los ejemplos de amor y
mansedumbre, envolviéndose con las fuerzas de la austeridad, del deber
y la nobleza de la humildad que les darán la garantía del triunfo en el
servicio renovador de la caridad.
Callándose abrazó a los tres amigos y añadiendo otras advertencias más
íntimas, nos dirigió palabras animadoras y, disculpándose, fue a atender
otros grupos, cuando el Dr. Lustoza nos informó que era llegado el
momento de regresar con Argos y Aurea, mientras que Mauricio iba
siendo conducido por el grupo con el cual se hiciera presente en la
reunión.
Yo no conseguía silenciar la mente, en una mezcla de gratitud en plegaria
y sed de informaciones cuyas preguntas la circunstancia no me permitía
formular. La verdad es que había material para esmeradas reflexiones,
que yo esperaba incorporar a mi día a día futuro.

10. - Reñejos del pasado en la personalidad


Cuando me surgió la oportunidad propia, no pude contener las
interrogaciones que me quedaran, como resultado de la excelente
orientación que la Hermana Angélica, dirigiéndose a sus pupilos, y a
todos por extensión, nos proporcionó. Así, cuando el Dr. Lustoza, en el
intervalo de sus actividades, vino a acompañarme, no aplacé las
indagaciones, que fueran gentilmente atendidas.
- ¿Por qué razón - inquirí, interesado - la Bienhechora convocó a
Mauricio para la participación en los esclarecimientos posteriores a su
disertación?. Igualmente, ¿por qué el joven se presentaba con reacciones
psicológicas tan extrañas?.
Sin cualquier alarde o artificio de quién pretendiese asumir una posición
de maestro o de sabio, el amigo me respondió con simplicidad:
- Conforme vimos, nuestro joven ha desempañado un papel
negativo de alto relieve en las acciones comprometedoras de la pareja
bajo nuestra asistencia. En las dos referencias que de forma sintética nos
relató la Bienhechora, él fue el instrumento maleable para la estimulación
de las tendencias primitivas que generaran los males de los que hoy
Argos se resiente. Espíritu joven en las responsabilidades morales, se
ejercita en experiencias que le exigirán sacrificios para los cuales no
dispone, momentáneamente, de las resistencias morales para el éxito que
sería de esperarse. No habiendo aprovechado debidamente las últimas
reencarnaciones, máxime los dolores a que se expuso últimamente, como
cosecha de la liviandad, permanece todavía, anestesiado por los vapores
de la ilusión que insiste en preservar.
Como si desease presentar una síntesis más completa de la personalidad
del joven, haciendo una digresión en torno del fenómeno de la madurez
psicológica, elucido:
- La psicología tradicional elucida que la infancia se caracteriza por el
egocentrismo, en que, todavía amoral y, a veces, cruel, el niño exige ser
amado, protegido, volviéndose un ser captativo, que toma, exige
atención, pasando, posteriormente, a una posición oblativa, cuando le
surgen los deseos y las aptitudes para amar, para ofrecer, para servir,
iniciándose el periodo de madurez del área de la afectividad. En
consecuencia, el niño, por falta de tirocinio y de reflexión, vive el
presente, no teniendo una visión, sino muy incompleta e incluso
fragmentada, de las realidades, tiempo y espacio. El adulto, en razón de
las necesidades que identifica, de la escala de valores de la vida que pasa
a nortearle la existencia y del instinto de preservación de sí mismo, se
dispone a vivir en el futuro. Organiza tareas, programa actividades
teniendo en cuenta el mañana, cuando espera proseguir disfrutando los
bienes y las realizaciones logrados. La persona de edad avanzada, porque
cree que el futuro perdió todo sentido, en razón de la falta de tiempo que
la vida tal vez no le faculte, se apega al pasado, viviendo de recuerdos y
remontando a los mismos con cualquier pretexto. La transferencia del
individuo de una para otra fase - del presente para el futuro o para el
pasado - le caracteriza la madurez afectiva. Muchas veces, el niño, no
pudiendo superar una ocurrencia que le asusta y no encontrando apoyo
emocional para diluir el incidente, genera un bloqueo como trauma que le
impedirá el desarrolló y la transposición de una para otra fase, llegando
al periodo adulto, retenido en una etapa de infantilismo. Esto explica las
reacciones de falta de madurez de muchas personas ante las coyunturas y
las circunstancias más variadas de la vida. En razón de tal estado, se
revelan inseguras y egocéntricas, poseen frágil estructura moral y no
demuestran sentido del equilibrio, difícilmente asumiendo e
incumbiéndose de responsabilidades, presentando gran inestabilidad en
las decisiones y una terrible incapacidad de donar sin recibir; de auxiliar
sin obtener gratificación de cualquier naturaleza, estribando sus
razonamientos en vagos sueños, absurdos que les conducen a actitudes
ilógicas, destituidas de discernimiento critico. Como consecuencia, tienen
la forma y la fuerza de adultos, ejercen funciones y desarrollan
programas pertinentes a la edad de la razón, sin que hayan salido de la
infancia. Porque son dicotómicos - una apariencia física adulta y una
psiquis infantil - se vuelven peligrosos a causa de sus imprevisibles
reacciones ante las ocurrencias que les sorprenden o promueven. Ahora
bien, desde el punto de vista espiritual, se trata de criaturas jóvenes en la
responsabilidad, desacostumbradas a los compromisos superiores, cuyas
experiencias se desarrollaran en campos de superficialidades e intereses
personales, sin mayores adquisiciones morales. Se suma a esa conducta
inmadura la interferencia psíquica de los Espíritus afines, de los
adversarios de la retaguardia que les llevan a estados de grave apatía,
desinterés por los valores ennoblecedores y, por ser maleables a las
inducciones perniciosas, se transforman en instrumentos de perturbación
y delincuencia. Aparentemente son simpáticos por conveniencia, gentiles
en cuanto sus intereses tienen primacía, saturándose con facilidad de
todo y de todos, transfiriéndose de ideales y objetivos, que hasta un
instante atrás eran la propia vida, para otros o ninguno, con la mayor
aparente desfachatez e irresponsabilidad. Para el bien de la comunidad y
de ellos mismos, compete a los adultos hacer un examen de sí mismos, un
autoanálisis de sus actitudes, una evaluación periódica de l
comportamiento, empeñando esfuerzos para educarse o reeducarse en el
campo emocional o en el sector del comportamiento, en el cual les
sea necesario. De esta forma, mediante la disciplina de la voluntad,
ejercicio mental correcto en torno de los ideales relevantes y de los
pensamientos ennoblecidos, se les tornarán más duraderos los impulsos
para el equilibrio que se estructurará a lo largo del tiempo en actividades
constructivas; evitándose perjuicios sociales expresivos, numerosos
disturbios psicológicos y de comportamiento y serán interrumpidos
graves connubios obsesivos de largo curso... La madurez psicológica del
hombre le lleva a una actitud dinámica, en que él busca desarrollarse
cada vez más, ofreciéndole posibilidades de realizar una situación
armónica entre él, la sociedad y el ambiente en el cual se encuentra
situado. Ciertamente, que esta conquista es obtenida a través de las
reencarnaciones, como resultado de las vivencias y aprendizajes que
despiertan la conciencia en el ser, que abre las posibilidades hacia más
allá del pensamiento - la franja de la intuición. Silenció por un momento.
Después de esta lúcida formulación en torno de la madurez de la
personalidad y de la dicotomía mente - cuerpo, hizo referencia más
especialmente a Mauricio, cuyo comportamiento le era familiar,
informando:
- Heredero de los hábitos equivocados y atado emocionalmente a otros
análogos de insania, su desarrollo psíquico, en algunas funciones, por el
impositivo de la reencarnación, se hace unilateralmente, en razón del
cuerpo periespiritual, al modelar las organizaciones fisiológica y
psicológica, plasmando los efectos de los desdichados procedimientos
pretéritos como mecanismos de recuperación espiritual. Por el
momento, nuestro amigo, revelando insatisfacción y
desconsuelo intimo, con el área de la afectividad muy
perturbado, se evadió del hogar; vinculándose a un grupo de
jóvenes músicos, igualmente soñadores, experimentando
estupefacientes y drogas alucinógenas que les desatan
torpes recuerdos, afligiéndolos y perturbándolos todavía
más... Oportunamente le visitaremos, a fin de despertarle para los
objetivos más nobles del espíritu; de modo que él pueda canalizar las
energías dispersas, de forma útil, ganando la bendición de la
reencarnación que le felicita, y que él puede transformar en trama de
desdicha más embarazosa. Ojalá él mantenga los recuerdos del encuentro
de la noche y se deje arrastrar por la melancolía y por la frustración, a
tenor de la no cosecha de paz y alegrías duraderas en su actual
comportamiento; favoreciéndose, así, con las brechas mentales para la
inspiración y la conducción de sus pasos, en experiencias espirituales más
condecentes con los objetivos de su vida actual.
Ante el natural silencio que se hizo espontáneo, y porque pareciese
aguardando nuevas indagaciones, disculpándome por la insistencia,
inquirí al ínclito galeno:
-¿Por qué coléricas y de sorda rebeldía, las reacciones de Argos, ante las
evocaciones traídas por la Hermana Angélica? ¿Sería para él, tal vez,
mejor, que permaneciesen adormecidas las acciones infelices de las cuales
padece los efectos?
- Si debiesen continuar olvidadas - explicó con lógica - la Mentora no las
haría aflorar, evitando tomar en consideración la actitud rencorosa y
amarga del paciente en recuperación. Sabemos que todo factor, oculto u
olvidado, de trauma, mientras no sea liberado prosigue como bloqueo,
impidiendo la renovación del campo en que se instala. La concienciación
de cualquier ocurrencia es indispensable para una legítima evaluación de
resultados con el competente interés por perfeccionar la realización,
cuando saludable, o corrección del acto, por la reeducación y nuevos
intentos de reparación. Además de esto, nuestros conceptos en torno de la
madurez psicológica de la personalidad de Mauricio son perfectamente
aplicables a Argos, que se revela excesivamente emotivo, cuando se
permite la auto-piedad, elaborando esquemas de evasión bajo alegaciones
en que el utilitarismo prevalece. Y porque las personas que caen en
errores, cuando son descubiertas, acostumbran justificar
desconocimiento de los factores que las llevaran a los engaños,
produciéndose el recuerdo de los fracasos, de nuestro lado; y contándose
igualmente con el parcial olvido cuando de la vuelta al cuerpo, siempre
quedan reminiscencias que afloran, en los momentos propios; luces rojas
en la mente como advertencias inconscientes ante nuevas decisiones
precipitadas que llevan al caos; recelos de perjudicar a los otros, dando
surgimiento a responsabilidades y consciencia de justicia... Las
reacciones de enfado y resentimiento, de amargura y de cólera
dimanan del temperamento apasionado y caprichoso de quien se
acostumbró a la usurpación sin admitir reproches, al abuso de posición
sin dar lugar a advertencia y de la arrogancia que no permite la
amonestación. El dolor, sin embargo, se encargará de cincelarle las aristas
y someterle la cerviz mediante los límites orgánicos y las resistencias
debilitadas, junto a los continuos conflictos en la afectividad y en las
relaciones sociales que buscará como fuente de emulación, resucitando
las viejas pasiones; no obstante sufriendo rechazo aquí e indiferencia
acullá, tras ser constatada la poca utilidad que posee en el juego de los
cambios de valores, en un contexto apasionado y enfermo como en el que
viven amplias franjas de la comunidad terrestre, para los cuales la
amistad y el afecto son establecidos y sustentados por los sórdidos
implementos de las cosas vanas. Nuestro Argos tiene un largo camino a
recorrer en este quinquenio, en el cual el dolor y el recelo se le harán
compañeros constantes, trabajándole el Espíritu rebelde y
comprometido...
- ¿Y Áurea? - interrogué nuevamente -¿reencontrará a aquellos a
quien perturbó? Le percibí la reacción de desagrado con relación al
esposo y de sospecha en referencia al amigo. ¿No le habría sido negativa
la evocación de los acontecimientos?.
- De ninguna forma - respondió perentorio -. Todos conducimos,
inevitablemente, las propias experiencias. Ignorarlas, no significa
haberlas superado. La deuda olvidada, por mejor que sea la intención del
comprometido, permanece aguardando liquidación. Las nuestras, como
las de nuestros afectos, resurgen por el camino con las disposiciones que
les establecemos o motivamos. Nadie camina desacompañado de
compañeros, amores o enemigos... Renacimiento en el cuerpo es dieta
para la evolución con los ingredientes necesarios para la salud moral y
espiritual de cada cual. Sintiéndose escarnecida por el esposo que le
ocultó la enfermedad, Áurea desencadenó otros recuerdos que ahora irá
digiriendo mediante el uso del medicamento evangélico de que se
utilizará, comprendiendo que esta oportunidad es de reparación en vez
de constituirle un crédito para las alegrías que, por el momento, no puede
disfrutar. Recordándose de los dobles sentimientos que Mauricio le
inspiraba en el cuerpo, entendió y receló por la presencia del antiguo
promotor de su desdicha en el matrimonio forzado al que fue llevada;
tras el asesinato de aquel a quién, realmente, amaba... Un hecho casi
siempre desencadena una sucesión de nuevos acontecimientos,
ocurriendo de la misma forma cuando se elucida algo nebuloso, que sirve
de factor predominante en la ecuación de otros innumerables requisitos
que permanecían como incógnitas. Así, el simbólico hilo de Ariadna, de la
mitología griega, puede ser la revelación de los hechos que la
reencarnación ofrece para los enigmas de la evolución, en el laberinto de
las realizaciones humanas.
En ese instante, Bernardo vino a invitarnos para visitar un paciente que
acabara de dar entrada en el Sanatorio y que hacía parte del grupo al cual
la Hermana Angélica prestaba asistencia. Fuimos, por tanto, atender al
deber, sinceramente gratificado por los informes del lúcido amigo.

11. - Medidas profilácticas para las obsesiones


Cuando llegamos a la Enfermería donde fuera alojado el nuevo paciente,
el Dr. Vasconcelos, muy atentamente, procuraba reanimarlo de un
síncope sufrido momentos antes, en razón de una brutal hemoptisis,
derivada del agravamiento de la enfermedad por el transporte incómodo
de que fuera objeto. Se trataba de un hombre desgastado, con la tipología
del tísico tradicional, víctima de la soez enfermedad y de otros factores
socio-económicos que contribuyeran para su más acelerado
desfallecimiento orgánico. Debería estar con treinta y cinco años,
aproximadamente, a pesar de la apariencia envejecida, debilitada.
El médico le aplicó una sustancia estimulante, endovenosa, y otra para
rehacerle las fuerzas, providenciando la colocación de suero fisiológico y
sangre. Lentamente, el recién llegado, transpirando copiosamente,
recobró la consciencia, todavía pálido, bajo visible emoción.
En ese instante, vimos llegar a la Hermana Angélica, que se acercó, nos
saludó y miró atentamente al enfermo, como penetrándole el mundo
interior, inescrutable a una observación menos esmerada.
- ¡Gracias a Dios! - respiró aliviada - Todavía es posible auxiliar a
nuestro Valtercio.
Acto seguido, nos invitó a la oración silenciosa, recurriendo al auxilio
psicoterapéutico del dedicado Bernardo, que le atendió con pases de
dispersión fluídica, al principio, para, enseguida, con movimientos
rítmicos, circulares, objetivando el área cardiopulmonar, revigorizarle con
energías especiales.
En ese momento, el suero le estaba siendo colocado y, cuando terminó el
concurso espiritual, podían notársele las señales de recuperación, bajo el
palio de un sueño restaurador, tranquilizante.
El médico demostró satisfacción ante el efecto del medicamento de
urgencia, sin percibir la interferencia oportuna y segura que procedía de
nuestro campo de acción. La transmisión de fuerza fluídica y la absorción
por el enfermo de las energías canalizadas por la oración le constituían,
en el momento, alta carga de recursos terapéuticos a estimular los campos
vitales encargados de aglutinar y fomentar el surgimiento de las células
para el milagro de la salud.
- Ahora él reposará - aseveró la Bienhechora Espiritual - y esto le
hará bien. Aún considerando la gravedad de su estado de salud,
podremos intentar dispensarle socorros, liberándole, aunque
parcialmente, de la coyuntura espiritual negativa que le enflaquece. A la
noche, tomaremos providencia a este respecto, en hora que informaremos
a los amigos.
Hechas estas aclaraciones, se apartó para sus menesteres habituales.
Quedamos el Dr. Lustoza, Bernardo y nosotros que hacíamos las prácticas
de aprendizaje.
La información de que Valtercio padecía de perturbación espiritual me
cogió de sorpresa, en razón de no haber percibido cualquier Entidad
perniciosa en su campo de irradiación periespiritual, lo que me
significaba pequeña capacidad de penetración en ese complejo mundo de
la mente y de la vida.
Percibiendo mi perplejidad, el médico observador, espontáneamente vino
en mi auxilio.
- Valtercio - expuso, con naturalidad - viene de un proceso penoso en el
área espiritual, que ahora asume proporciones gigantescas por la
desarticulación de los equipamientos orgánicos. La enfermedad que se le
estableció, hace casi dos años, alcanza su climax en razón de la falta de
recursos médicos y alimentarios que la pudiesen detener en el momento
apropiado. Acosado por problemas domésticos, hizo un cuadro de
pesimismo mental y con la desarmonía que se le instaló, corrosiva, pasó a
emitir vibraciones deletéreas que completaran el desajuste y destrucción
de las frágiles reservas físicas, permitiéndole la instalación y virulencia
devastadora de la tuberculosis pulmonar. Sin duda, que el cuadro de sus
aflicciones actuales hace parte de su programa de evolución como
resultado inevitable de sus actitudes insanas en otras vidas. En esa
coyuntura, desempeña un papel relevante la presencia de férreos
adversarios desencarnados, destacándose un impiedoso cobrador que
logró inmiscuirse en su vida, terminando por imantarse a él y subyugarlo
en violenta vampirización de fuerzas; de tal modo pertinaz que se
yuxtapuso a la masa física, en una casi simbiosis parasitaria que le
condena a la desencarnación inmediata, caso no reciba la competente
resistencia.
Deseando recibir mayores instrucciones a respecto de las sutilezas de
insospechables comportamientos de esa naturaleza, me atreví a indagar:
- ¿Cuál es el mecanismo de esa parasitosis, que se agrava hasta llegar
a un estado tan avanzado?.
- Es semejante a lo que ocurre en el reino vegetal - argumentó con
imagen simple y clara - en que el parásito se aloja en cualquier parte del
receptáculo que le sufre la invasión, comenzando entonces a absorber la
savia que lo nutre y desarrolla, propiciando un crecimiento que constriñe
al hospedador, con raíces vigorosas y, finalmente, penetrándole la
intimidad, lo mata por la absorción de la vitalidad, sobreponiéndose,
dominador... En el hombre, inicialmente él huésped espiritual, movido
por la morbidez del odio o del amor insano, o por otros sentimientos,
envuelve la esfera mental del futuro compañero - a quién se encuentra
vinculado por compromisos infelices de otras vidas, lo que le confiere
receptividad por parte de éste, mediante la conciencia de culpa, el arrepentimiento
generador de desequilibrio, la afinidad en los gustos y aspiraciones, por ser
endeudado - enviándole persistentes mensajes, en continuos intentos
telepáticos, hasta que sean captadas las primeras inducciones, que abrirán
el campo a incursiones más osadas y vigorosas. Digamos que este es el
periodo en que se aloja la simiente parásita, en la planta descuidada que
pasa a alimentarle la germinación con sus recursos excedentes.
"La idea esporádica, pero persistente, se va fijando en el receptor que,
inicialmente no se da cuenta, especialmente si posee predisposición para
la morbidez; si dotado de falta de madurez psíquica; cuando se complace
en cultivar pensamientos pesimistas, derrotistas y viciosos, pasando a la
aceptación y ampliación del pensamiento negativo que le llega. En esa
fase ya está instalado el clima de la obsesión que, no encontrando
resistencia, se expande, porque el invasor se va imponiendo a la víctima
que le recibe con cierta satisfacción, conviviendo con la onda mental
dominadora. A lo largo del tiempo, el obseso se aliena de los demás
objetivos de la vida, permaneciendo en fijación interior del pensamiento
que le constriñe, cediéndole el área de la razón, del discernimiento y
dejándose desvitalizar. Cuando se infiltran las fuerzas del huésped en la
savia psíquica del anfitrión, el desencamado, igualmente cae en la trampa
que preparó, porque pasa a vivir las sensaciones y las emociones,
experimentando los conflictos de su subyugado, estableciéndose una
interdependencia entre las dos Entidades. En esa etapa, raramente queda
la conexión apenas en el campo psíquico, porque el invasor se adueña de
las fuerzas físicas del paciente, a través del periespíritu, humanizándose
otra vez, esto es, volviendo a vivir las coyunturas de la realidad carnal. El
hospedador desfallece, mientras que el huésped se abastece, facultando la
instalación de enfermedades en el cuerpo somático o el empeoramiento
de ellas, caso ya se encuentre enfermo. La simbiosis se transforma,
también, en una obsesión física, porque el desencarnado se adhiere a la
cámara orgánica, explotándole la vitalidad y acoplándose a los fulcros
periespirituales de la criatura encarnada en doloroso y destruidor
connubio. La separación, pura y simple, del agente obsesivo,
normalmente produce la desencarnación del paciente que le sufre la falta
y, porque desfalcado de energías mantenedoras de la vida fisiológica, se
le rompen los lazos que atan el Espíritu a la materia, provocando la
muerte de ésta. Por su parte, el reo obsesor cae, cargado del tono vital que fue
usurpado, en un proceso parecido a una nueva desencarnación que le bloquea
temporalmente o le lleva a una hibernación transitoria.
"Todo aquel que defrauda la Ley, sufre las consecuencias del acto
arbitrario, que, por su parte, se convierte en automático agente punitivo,
llevando el infractor al reajuste".
Yo no podía negar que había mucha lógica en la elucidación,
comprendiendo cada vez más la justeza del concepto sobre la
"consciencia tranquila", inmaculada, sin vinculaciones negativas con la
retaguardia, ni proyectos rimbombantes y perturbadores por delante.
- A parte de los factores kármicos preponderantes o propiciatorios - adujo
el Dr. Arnaldo - los procesos obsesivos se instalan porque los Espíritus
inmaturos no se esfuerzan por adquirir una capacidad de donación,
oblativa conforme llaman los psicólogos, saliendo de sí para ofrecer, para
darse, generando relaciones efectivas, duraderas, simpáticas, que
producen bonos de valor moral y de paz. El hombre nació para amar. El
Espíritu es creado para amar. En las etapas iniciales, infantiles, por el
egocentrismo de que se hace objeto, aún cuando se dispone al amor, casi
siempre lo envilece con las pasiones subalternas. El amor, sin embargo,
que yace innato en todas las criaturas, puede ser educado, desarrollado,
ampliando su capacidad de donación, a fin de que se pueda expresar con
toda su pujanza y grandeza. Para que tal ocurra, se hace imprescindible
que el individuo se desarrolle en plenitud, no solamente a través del área
del sentimiento, sino también de la inteligencia y de la razón, madurando
la personalidad. Cuando el amor alcanza este nivel, él despierta amor,
genera reciprocidad, inspira reacciones semejantes, lo que igualmente
sucede, cuando la persona cultiva el odio, la desconfianza, la falta de
seguridad, produciendo en los que la cercan sentimientos y efectos
análogos. Con una tal capacidad interior de amar, no hay como acoger las
inducciones perniciosas de los perseguidores desencarnados, que son rechazadas
por el optimismo, por la reflexión y la seguridad emocional.
Los individuos se vuelven presas fáciles de sus antiguos cómplices,
cayendo en los variados procesos de alienaciones obsesivas porque,
además de descuidar la observancia espiritual de la existencia, mediante
actitudes edificantes; comportamiento equilibrado y vida mental
enriquecida por la oración, por la reflexión, no se esfuerzan por libertarse
de los disgustos y problemas tediosos, mediante la aplicación de los
recursos físicos y especialmente de los mentales, por conformismo
perezoso o por una dependencia emotiva, infantil, que siempre transfiere
responsabilidades para los otros y placeres para sí. Son pocos, todavía, los
individuos que se utilizan correctamente de la razón, esto es, que toman
conocimiento y participan de los acontecimientos del mundo objetivo
como del subjetivo, concienciándose de su realidad espiritual. Se hace
inaplazable aprender a pensar y a utilizar con sabiduría la razón,
extrayendo equilibrio y discernimiento. En aquéllos en los que el hábito
de bien pensar es fugaz o raro, porque la mente permanece en
desconcierto, rica de imágenes perturbadoras y recuerdos de contenido
perjudicial, los parásitos espirituales más fácilmente encuentran campo
para instalarse, desarrollando sus objetivos infelices. La voluntad
disciplinada y el hábito de la concentración superior arman al hombre
para, y contra mil vicisitudes que enfrenta en su escalada evolutiva. ¡No
hay milagro! Cuando tal parece ocurrir, esto es resultado de la
conjugación de muchos factores, produciendo un efecto natural, ético,
que irrumpe con desconocimiento de sus causas, sin embargo, no sin
ellas.
"La concentración positiva libera la mente de los clichés viciosos, propios o
recibidos de otras mentes como del medio en donde vive, ya que todos
somos sensibles al ambiente en el cual nos movemos. Por adaptación a los
sucesos del día a día, el hombre se deja arrastrar medio dormido por la
corriente de los acontecimientos, sin despertar el pensamiento para que el
intelecto razone con objetividad y discernimiento; estableciendo
parámetros entre lo que debe y no desea, y lo que no debe, pero desea
hacer... Efectivamente, la pereza mental es un polo de captación de las
inducciones obsesivas por el principio de aceptación irracional de todo
cuanto le alcanza. Cabe al hombre que piensa dar plasticidad al
razonamiento, ampliando el campo de las ideas y renovándolas con el
perfeccionamiento de la posibilidad de absorber los elementos edificantes
que le enriquecen de sabiduría y de paz íntima. Con el tiempo, la
capacidad de discernir le dota con la aptitud de elección de los valores
que le impulsan para más altas aspiraciones, con plena liberación de los
vicios de toda naturaleza, inocente como un niño, quiero decir; sin los
tormentos de la insatisfacción y equilibrado en las aspiraciones como un
sabio que ya se decidió por la conquista, en armonía, de aquello que le es
mejor.
"Podemos llamar a esa actitud de psicoterapia preventiva o tratamiento
para las obsesiones".
Confieso que me encontraba extasiado. En la humildad del amigo
discreto, había un filón aurífero de conocimientos que diversificaban en
los campos de la Psicología y el Psicoanálisis, de la Fisiología y de la
Terapéutica Médica con apurado sentido del discernimiento en una
mente clara, sin ortodoxias y abierta a la contribución del conocimiento
de donde quiera que procediese.
Mientras caminábamos por el largo corredor entre las dos amplias
Enfermerías, rematé nuestro diálogo con una indagación final:
- ¿Entonces, a pesar de la presencia ineludible de la tuberculosis
pulmonar, Valtércio podría ser considerado un obseso?.
- Querido Miranda - respondió con buen humor -no me atrevo a
categorizar con opiniones personales, corriendo el riego de ser
considerado un innovador en este campo de estudios serios, que ahora
interesa, si bien con otras designaciones, a los nobles observadores de las
doctrinas de la mente, como a los investigadores sinceros y meticulosos
de las filas espiritas, en la Tierra. Tampoco es nuestro pensamiento el
intentar colocar en la patología de innumerables enfermedades físicas y
psíquicas la obsesión, directa o indirectamente. Lo que observamos, es
que sea cual fuere el problema que descompense el equilibrio de la
criatura, de orden ética, psíquica o física, en razón del pasado espiritual
de la misma y en concordancia con la actual situación moral del planeta,
normalmente encontramos, por leyes de afinidades y sintonía mental-
emocional, interferencias de Entidades enfermas, perturbadoras y
vengativas con sede más allá de las fronteras físicas. Sin mayor recelo de
confirmarlo, como tendremos oportunidad de comprobar, nuestro
Valtércio, a pesar de la enfermedad de que es víctima es, técnicamente,
un obseso.
Porque Bernardo y el médico tuviesen otros compromisos que no me
competían atender, quedé meditando en hermoso bosque un tanto
primitivo en los alrededores del Sanatorio, aguardando los
acontecimientos programados para aquella noche.

12. - Providencias inesperadas


El concepto de Jesús sobre el amor es el derrotero más seguro para el
equilibrio del hombre.
A medida que se adquiere madurez el amor se hace más extenso,
exteriorizándose y alcanzando a las demás personas, interfiriendo en el
medio social y mejorando las condiciones de vida del lugar en donde
medra.
La necesidad de vivir en sociedad es manifestación del amor, en su más
profunda expresión, impeliendo a los individuos hacia una comunión de
sentimientos más plena, a través de la cual se realizan.
Las desdichas morales y angustias generadoras de sufrimientos de
variado alcance resultan de la Visión destorcida sobre el amor, que lleva a
la criatura Q las imposiciones egoístas, que disimulan con la apariencia
del sentimiento noble.
En razón de la aplicación arbitraria o del abuso de la facultad de amar,
sometiendo al prójimo y explotándolo, imponiéndose y corrompiéndolo,
es que «urgen los antagonismos, los odios fulminantes, las amarguras de
larga duración, los estímulos para la venganza, y por que guardados con
avidez, debilitan los tejidos sutiles de la organización espiritual,
facultando el desencadenamiento de innumerables enfermedades.
Amar es un arte que exige madurez y sacrificio, en el cual se deben
invertir los valores del sentimiento y de la inteligencia para alcanzar la
plenitud. Ese amor sin cadenas fomenta el sentido de la fraternidad, que
produce una generosa tolerancia para con las faltas y limitaciones ajenas
y perdona en razón de poder penetrar las razones que se ocultan por
detrás de las apariencias, no siempre agradables. Se desnuda de la
pequenez posesiva y egoísta, personal y emotiva, llevando a un profundo
comportamiento altruista, genérico y rico de respeto a los derechos de los
otros con inalterable renuncia personal.
Conocedor del alma humana, el Maestro pudo establecer en el "amor a
Dios_por encima de todo y al prójimo como a sí mismo" la base, la razón
y el fin de la vida, única forma de crecerse y alzarse la realidad íntima,
haciéndola desabrochar en todas sus potencialidades, por ahora en estado
latente.
Informado de la hora en que nos deberíamos reunir para una atención
especial a Valtércio, procuramos comparecer minutos antes, estimulado
por el interés fraternal de auxiliar al enfermo, como por la necesidad de
profundizar estudios y observaciones valiosos.
La Hermana Angélica, el Dr. Lustoza, el amigo Bernardo y otros dos
simpáticos cooperadores se situaran alrededor del lecho del compañero
encarnado, que denotaba acentuada e incómoda dificultad respiratoria.
Observándole más atentamente no podíamos evitar la compasión que nos
inspiraba ante la consunción orgánica y el aturdimiento mental que le
martirizaban.
Deteniéndome en su aura con radiaciones de colores cargadas e
irregulares, pude percibir una sombra más densa que le cubría casi por
completo; haciendo recordar la concha sobre el caramujo con menor
volumen y mayor longitud... La forma que se le yuxtaponía,
dominándole la parte posterior del cerebro y alargándose por toda la
columna vertebral parecía constituida de ventosas que se le fijaban
dolorosamenté, al mismo tiempo absorbiéndole las energías e intoxicando
la región en la cual se fijaba.
Ungido de verdadera caridad me puse a orar en silencio, no apenas por
Valtércio, sino también por su adversario, que debería, en la alucinación
en que se dejara enredar, estar sufriendo amargas y desconcertantes
aflicciones.
La Bienhechora, sin dilación, exoró la protección de Dios para la empresa
socorrista, después de lo cual nuestro bendito técnico en pases aplicó
recursos magnéticos especiales, desembarazando de los fluidos más
densos el Espíritu perverso, que no se daba cuenta, conscientemente de la
ocurrencia; aunque experimentase los choques de la corriente de energía
con que el especialista le desconectaba de la situación constrictora que
imponía a Valtércio. Sin embargo, no le liberó, totalmente, dejando que
permaneciese una cierta imantación periespiritual con el enfermo, que
fue, en su momento, semidesconectado de la forma física, a fin de ser
ambos conducidos bajo sueño profundo a la Colonia Espiritual donde el
cariño del venerable Héber contribuiría para el acometimiento de la
caridad.
Minutos después nos encontrábamos en agradable recinto, recibidos por
el Director de la Comunidad, que nos aguardaba, optimista.
Allí estaba una otra persona aún encarnada, presentando señales de gran
inquietud, si bien bajo vigilancia y asistencia cuidadosa, con otras
Entidades de nuestro plano.
Acomodados los recién llegados, percibí que formábamos un circulo y
que los compañeros todavía con sede en el plano físico eran amparados
de ambos lados por trabajadores espirituales.
A pedido de la Hermana Angélica el respetable Héber invocó la
protección superior en conmovida oración, en la cual rogaba amparo para
Valtércio, pero también iluminación para aquel que lo fustigaba con los
terribles zurriagazos del odio...
Lentamente la sala fue invadida por una suave brisa, que nos penetró
agradablemente.
La Orientadora se aproximó del enfermo en sueño profundo y le tocó las
sienes, llamándolo a nuestra realidad. Su voz mansa y clara, se hacía
portadora de un gran magnetismo que, de inmediato, le despertó.
Demostrando la aflicción respiratoria que la enfermedad le causaba,
Valtércio se emocionó, creyendo vivir un sueño a tenor de las variadas
presencias que de pronto identificó.
- Tranquilízate, amigo - habló, afectuosa - y procura asimilar lo que oigas
y veas. Este es un momento de gran relevancia en tu vida, por merced de
la gran magnanimidad de Dios. Tus oraciones fueran oídas y aquí están
siendo tomadas las providencias propias conforme la urgencia y
gravedad de tu problema.
El enfermo la escuchaba tocado por la emoción, que no conseguía
controlar. Asimismo, indagó:
- ¿Dónde me encuentro? ¿Quién sois, alma bienaventurada?.
- Estás entre amigos - le replicó, solícita - que nos reunimos para
estudiar y mejorar el cuadro de tus aflicciones. Soy apenas tu hermana y
la bienaventuranza es la meta no lograda, que aspiramos a lo largo del
tiempo. Calla, ahora, las interrogaciones y ora en pensamiento contrito.
Percibí que la Entidad que se le acoplaba al cuerpo y que fuera traída,
enmarañaba sus fluidos en la exteriorización periespiritual de Valtércio,
como si fuera un desagradable apéndice que el cuerpo sutil arrastraba.
Recordé los casos de hermanos siameses con sus expresiones
teratológicas y no pude negar que me encontraba delante de un
fenómeno equivalente en el campo espiritual, a pesar de las
características propias de que se revestía. Imaginé la ocurrencia de la
reencarnación y deduje que ésta se haría, en casos como este, a través del
inevitable accidente genético que está desafiando a los estudiosos
interesados. No había, no obstante, tiempo para análisis, por cuanto, en
ese momento, Bernardo intentaba separar las fijaciones del vengador de
sobre los centros de fuerza vital del paciente.
Vi que el perturbador, a medida que se apartaba del campo en que se
alojaba, pasó a debatirse y, lucido, imprecaba justicia y afirmaba la
necesidad de venganza.
Los fluidos absorbidos le dejaran con dificultad de acción, a pesar de la
mente fijada en los objetivos infelices que obstinaba por declarar.
- ¡He de vengarme sin piedad! - se desahogaba con rictus de
crueldad - He de debilitar al infeliz, tomándole las energías, hasta que
caiga y, atado a mí, yo prosiga en mi cobranza que espero no tenga fin.
Otras amenazas se sucedían, entre improperios y recriminaciones que no
eran contestadas.
Percibiéndose notado por Valtércio, que no pudo ocultar la sorpresa ante
el feroz aspecto del adversario, y porque todavía en la misma cargada
psicoesfera, asumió una actitud agresiva, cual si desease estrangular la
víctima entontecida.
La Mentora que acompañaba, comprensiva, el discurrir de los
acontecimientos, sin cualquier precipitación o violencia, intervino con la
misma dulzura en la voz impregnada de energía:
- ¡Siéntate y cálmate!.
Como tocado por el vigor de la luminosidad de sus ojos o la vibración
que se.exteriorizaba de su palabra de comando, el culpable cobrador se
derrumbó, literalmente, en la silla al lado de su supuesto antagonista, que
se resentía de la amenaza oída.
Los auxiliares que nos acompañaran desde el Sanatorio, a una indicación
de la Mentora, despertaran a otra persona que permanecía en sueño y la
tranquilizaran para los acontecimientos en curso.
A una señal casi imperceptible de la misma, el círculo se deshizo en la
parte posterior de la sala, en referencia a la entrada, donde apareció una
pantalla semejante a la de los cines terrestres, con una constitución
levemente diversa; porque, durante las proyecciones, conseguía captar las
formas de las imágenes en tercera dimensión, como si fuera una ventana
abierta delante de acontecimientos que se estuviesen observando.
- Remontemos - informó la Hermana Angélica - al origen de los
acontecimientos que ahora se encuentran en superlativa definición de
dolor y vindicta.
La luz disminuyó de intensidad y a los lados del panel se apostaran dos
auxiliares espirituales, que percibí ejercer la tarea de suministrar energías
para la condensación de los registros de los acontecimientos pasados. Un
pequeño aparato pasó a proyectar las escenas que adquirieran el aspecto
tridimensional. Registraba una lucha brutal, en la cual un caballero
cruzado terminaba por aprisionar un moro a quién torturaba, en cuanto
le arrastraba en victoria por el campamento destruido. Podía vérsele la
cruz representativa del ideal alucinado de Pedro, el Ermitaño, que
fomentara las matanzas religiosas entre cristianos y musulmanes en
dilatados siglos de locura salvaje.
Después de humillar el vencido, éste fue atado a un grueso tronco y
ordenado que se le tirasen lanzas, que no deberían matarlo, llevándolo a
un estado de insoportable agonía. Por fin, el cruzado le clavó la propia
espada, con golpe certero, en el corazón...
No había duda, en cuanto a la identidad de los litigantes, allí resucitados
en los hermanos infelices.
A continuación, desaparecieran las imágenes, para surgir un nuevo
campo de acción, en el cual, un noble raptó a una joven mujer que
condujo a su castillo bajo las inútiles protestas de la víctima, que sería
utilizada en el juego de las pasiones primitivas del señor de las tierras
donde vivía su familia. Se veía, a continuación, un hombre ya maduro,
despedazado por el sufrimiento y por el rencor, que se arrodillaba, en una
audiencia pública, ante el expropiador de la vida de su hija y le suplicaba,
por piedad, la devolución de la joven... Escarnecido y considerado
calumniador, era lanzado a una mazmorra inmunda, tras ser azotado;
donde desencarnó a falta de cualquier conmiseración.
Nuevamente se enfrentan los antagonistas, el cruzado renacido vuelve a
aplastar al moro reencarnado, surgiendo el personaje femenino en la
trama de la tragedia.
Durante la proyección se oían los improperios del perseguidor, el llanto
convulsivo de Valtércio y los angustiantes lamentos de la señora presente
en la reunión.
Surgió un nuevo escenario, sin embargo, los personajes son los mismos.
Un rico negociante lusitano, en la ciudad de Río de Janeiro, a mediados
del siglo pasado, está siendo vilmente asesinado por uno de sus
empleados de confianza y la esposa, que acicatea al marido, para exigir
del moribundo que les sufre un garrote con cuerdas vigorosas, tras
amarrarlo a un poste de la casa comercial, el lugar donde guardaba
monedas, billetes y valores, no consiguiendo el objetivo, porque él murió
antes de confesar...
Ahora, los verdugos son los anteriormente padre e hija, en una venganza
de odio, cuyas causas ignoran, pero que sienten como razón de la propia
vida infeliz de amargura y pobreza, ante el hombre dichoso, odiado.
Nuevamente se diluyen las escenas, para dar nuevo curso a los
acontecimientos. El ambiente es de pobreza y se ve a Valtércio, joven, de
constitución física débil, no obstante, con disposición de crecimiento,
deseoso de conquistar la vida, cual si estuviese comprometido con un
programa de elevación interior y de bondad. Un aire nostálgico le
entristece el pálido rostro. Debe contar veinticinco años. Es tejedor de una
industria textil en San Pablo, residiendo en la villa de la propia Compañía
a la que sirve.

Huérfano, es el amparo de una señora de edad, su abuela materna, que


por él se desvela y le induce con persistente orientación a la practica del
bien, a la vivencia de las virtudes cristianas. A pesar de desear alcanzar
esos títulos ennoblecedores, él se siente vacío interiormente, aturdido por
recuerdos penosos que no se delinean con mayor vigor en los cuadros
mentales.
Súbitamente toma forma la presencia de la joven raptada, en nueva
indumentaria, que fascina a Valtércio, no siendo el sentimiento, sin
embargo, de inmediato, correspondido. A la insistencia de éste, en la
sucesión de los meses, Amanda, joven amargada con la vida, decide
aceptarlo, a pesar de no amarlo, a fin de evadirse de la penosa situación
en la que se encuentra. Se casan y pasan a vivir con relativa felicidad. Casi
dos años después, Amanda anuncia al marido, que padecía la insana
persecución psíquica de su antigua víctima, la gestación. Ante la noticia
que le choca, él se deja poseer por un extraño horror por la esposa y el
hijo que se desarrolla en la cámara uterina, sin conseguir dominar los
sentimientos de desprecio y rencor por ambos. Sufriendo los trastornos
de las viejas fijaciones, induce a la esposa al abortamiento bajo la
alegación de dificultades financieras. Amanda se recusa, y él la insta
acabando por conducirla a un examen con un médico que le hace un
legrado, alcanzando, a propósito la placenta, sobreviniendo la muerte del
feto. Comprendiendo el crimen del que fuera víctima, Amanda juró
venganza, abandonando al marido, así que se rehizo, entregándose, por
rebeldía, a las disipaciones sexuales, y cayendo en deplorable situación.
Ella identificaba psíquicamente el ser que se preparaba para volver y lo
quería. La falta de vigilancia y crueldad de Valtércio respondían ahora
por el crimen de aborto y por el desequilibrio de la atormentada mujer.
Amargado bajo los piquetazos del remordimiento y de la soledad - la
abuela desencarnara un año antes - se dejó consumir por la rebeldía
íntima, volviendo a recibir el asedio mental por parte de Núbio que
reencarnado, tendría la oportunidad de redención; sin embargo, ahora
conduciéndolo, inicialmente, a la aflicción de la obsesión simple y,
después, a la subyugación mental y física, que le abrió el campo orgánico
para que se le instalase, voluptuosa, la tuberculosis pulmonar.
Fue concluida la proyección y la claridad ambiente retornó,
encontrándonos con variada reacción emocional.
Amanda allí estaba descalabrada por las desdichas que abrazara en la
rebeldía en que se dejara envolver. Lloraba, entremezclando sollozos con
dolorosas exclamaciones lancinantes de arrepentimiento y amargura.
Valtércio, por su parte, temblaba y sollozaba, en aflicción moral y física,
sin rebeldía ni desesperación, mientras que Núbio se arrogaba créditos
por los sucesivos sufrimientos, en la condición de víctima en continuas
tentativas de restablecimiento de la vida...
La Hermana Angélica impuso silencio con su autoridad moral y explicó:
- Aquí estamos para trazar rutas para la futura felicidad. De la misma
forma que el pasado es una sombra pesada, ocultando desdichas e
impiedad, el futuro es poderosa luz a diluir todas las edificaciones de la
perversidad y de la insania que medran y se desarrollan en los laberintos
de la ignorancia y de la ilusión.
"Todos sois víctimas de vosotros mismos, que devolvéis mal por mal,
cobrando amargura con nueva amargura, sin haber aprovechado el dolor
como generador de bendiciones y el infortunio como sumidero de
máculas e imperfecciones. Os suena el clarín anunciador de la paz, de la
liberación de vosotros mismos.
"Valtércio, bajo el estremecimiento de mil dolores, sofocado por los
sentimientos que le mantienen atormentado, postrado y casi vencido por
Núbio y por la enfermedad que le devora, encontró, en el lecho de
abandono al que fue relegado, el consuelo de la oración; la esperanza de
recuperación espiritual, gracias a un alma dedicada que le visitaba,
derramando en su noche íntima la luz de la fe espirita... Reconociendo ser
demasiado tarde para el cuerpo, viene procurando recomponerse en
espíritu; razón que nos condujo a estar con vosotros on esta oportunidad,
en razón de la ley de amor y caridad que a todos nos une en fraternal
solidaridad unte el infortunio de quien quiera que sea.
"No desconocemos las apostasías del amigo, sin embargo, no ignoramos
la soberbia y la impiedad del jefe moro, que a muchos enemigos
arrancara la vida, bajo la ceguera del fanatismo religioso y el sentimiento
nacional de patria que extrapolaba de la dignidad y razón de criatura
humana. He ahí por que cayó en manos no menos impiedosas...
Posteriormente, en las bendiciones del servicio que le deberían
perfeccionar valores y liberarlo del orgullo, cultivó el odio al adversario;
y cuando perdió la hija, enloqueciendo, enfrentó el enemigo con el arma
vana de la imprudencia, estallando de rencor... Tan pronto pudo,
transcurrido el tiempo, asesinó a su adversario con la misma cobardía que
identificaba al otro. ¿Dónde el derecho de pedir justicia? ¿Cuál el
privilegio de hacerla con las propias manos?.
"Amanda, vencida por la astucia del marido, se venga de él, arrojándose
en la descomposición moral, que le agravó más aún la situación. ¿Cuándo
parareis en la carrera enloquecida a la que os entregáis? La vida no es
ministrante de pasiones mezquinas ni campo de continuo barbarismo a
sueldo de los impositivos egoístas de cada criatura. Tened tiento; ¡Oíd y
meditad! El Señor escuchó las oraciones de arrepentimiento de Valtércio
y se apiada de todos vosotros. Es tiempo de recomenzar. La vida no tiene
límites en su extensión y su objetivo es la felicidad de todos que en ella
nos encontramos arrastrados por las corrientes de los acontecimientos
que desencadenamos a través de nuestros pensamientos, palabras y
acciones...
"Valtércio es deudor y no huirá a la acción reparadora, que se
desarrollará según las Leyes y no conforme a la ley de Núbio, generadora
de nuevas y futuras desgracias. Del mismo modo, Amanda y Núbio se
encuentran incursos en lamentables atentados a la justicia, que serán
llamados a recomponer. Hoy serán trazados nuevos rumbos bajo las
bendiciones de la esperanza y la oportunidad que el tiempo os
descerrará. ¡Confiad!".
El clima mental de los participantes de la reunión se modificó y los
personajes, tocados por las profundas consideraciones esclarecedoras
oídas, se serenaran en expectativa.
También nosotros permanecimos aguardando las decisiones que serian
presentadas.
El Director Héber, que se mantenía con discreción, aprovechó la
oportunidad para concluir las informaciones, aclarando:
- Serán tomadas providencias, más tarde, para desimantar a
Valtércio del constreñimiento de Núbio, rompiéndose la simbiosis
maléfica. Con esta providencia, se separarán los vínculos que le atan al
cuerpo agonizante...
Se levantó una dama de edad, presente, que acarició al enfermo, en la
cual él y nosotros reconocimos a la dedicada abuelita, que le aguardaba
con júbilo. Los dos se abrazaran, conmovidos, en cuanto el Bienhechor
prosiguió:
- Con el desligamiento de Núbio, que quedará aquí para tratamiento,
serán providenciados recursos para que se reencarne a través de
Amanda, que será reenviada de vuelta para aquí, cuando la adolescencia
muestre sus primeros señales en su hijo querido. En los futuros días del
tiempo, volverán a la escena de las luchas, ella y Valtércio, como
hermanos en la consanguinidad, bajo la progenie de Núbio que les abrirá
los brazos, permitiendo que el amor resuelva lo que el odio complicó.
Valtércio pareció asustado ante el pronóstico de la desencamación.
La Hermana Angélica se aproximó y le consoló afirmando:
- Tu cuerpo es ropaje gastado en transformación. Ya cumplió la finalidad
para la cual fue creado. Justo es que liberte el Espíritu que le sufre el
comprometimiento y el desgaste. La vida es inmortal, conforme la ves
aquí desarrollarse. Estaremos juntos y la abuelita velará, como en el
pasado, por tu renovación y paz.
Amanda, tocada por lo que oyera, pidió permiso para hablar al marido y,
siendo conducida hasta él, le rogó perdón con sincero arrepentimiento. Se
abrazaran con inquebrantable resolución de futura comprensión mutua y
deseo real de purificación.
Núbio permanecía arrogante, a pesar de contenido por Bernardo,
vigilante, que, atendiendo a la indicación del Director Héber, pasó a
aplicar recursos espirituales y vigorosa energía en los Centros de vida de
Valtércio, lo que producía en ambos Espíritus sensaciones muy
especiales.
Cayendo adormecido, gracias a la terapia que le fue aplicada, Núbio fue
conducido al interior del Núcleo que nos abrigaba.
La Hermana Angélica oró, concluyendo la reunión, y el grupo se deshizo,
siendo conducidos Amanda y Valtércio a la esfera física.
Llegando al Sanatorio, encontramos el cuerpo del amigo en agonía.
Atraído el Espíritu a la cámara carnal, acompañamos sus estertores hasta el
momento, horas más tarde, en que Bernardo y la Hermana Angélica lo
desprendieran del envoltorio material, ocurriendo su desencarnación.
Cariñosamente recibido por la abuela y en estado de sueño inquieto, fue
reconducido al Abrigo donde se alojaría bajo la asistencia del noble Mentor Héber.
Sorprendido con el desarrollo de los acontecimientos, nos entregamos a la
meditación, aguardando la oportunidad de un dialogo con el Dr. Arnaldo Lustoza.
13. - El despertar de Mauricio
Cuando un enfermo exora la protección espiritual, casi siempre lo hace
con la intención de recomponer el organismo, recuperar la salud,
usufructuar de un periodo más demorado en el cuerpo. Causa, a veces,
extrañeza, cuando los resultados se hacen opuestos a los anhelados, como
ocurrió con Valtércio. Es que, para nosotros, la verdadera vida es la del
Espíritu, mundo causal, ilimitado, en cuanto que la de la materia se
distingue por la transitoriedad, límite y finalidad de crecimiento y
evolución. Muy natural es que, ante una permanencia más prolongada en
el cuerpo, con gravámenes y peligros que pueden perjudicar el proceso
de elevación de la criatura, en muchos casos ésta sea reenviada al hogar;
del mismo modo que, tomando en consideración los beneficios que la
reencarnación propicia, aún cuando bajo dolores y pruebas muy severas,
se esfuercen los Mentores por dilatar el plazo de permanencia, conforme
lo sucedido con Argos.
Sin embargo, había algunas cuestiones que me suscitaban indagaciones
más profundas en el problema obsesivo de Valtércio, que llevé al
conocimiento del amigo Dr. Lustoza.
Paciente y lúcido, el consejero se dispuso a escucharme y a esclarecerme.
- ¿El retorno de Valtércio - propuse con respeto -estaba programado
para ocurrir en aquel día?. ¿Y si él no hubiese orado, recibiendo el
confortante auxilio que le fue dispensado, que sucedería?.
- Abreviada en algunos días su etapa carnal -respondió con
seguridad- en nada fue modificada la estructura kármica de nuestro
amigo. Es cierto que sus energías soportarían un poco más la
organización física en deterioración. Sin embargo, su modificación mental
con honesto interés de superación del sufrimiento, cuyas causas
conscientemente ignoraba, su resignación ante el dolor, y el deseo de
renovación le hicieran merecedor de la liberación del cuerpo, tanto cuanto
del factor constrictor, obsesivo que le martirizaba. La función del sufrimiento
no es punitiva, antes rectificadora, educativa. Debe despertar el hombre para el
examen de otros valores que quedaran al margen y que necesitan de
consideración. Tan pronto funcionan sus objetivos, se diluyen las penosas
imposiciones y el individuo marcha con seguridad viviendo las
experiencias del bien y del amor. En el estudio que nos ocupa, la obsesión
producía un fenómeno de expurgación del mal que permanecía
dominador en el comportamiento del enfermo, razón que propició a su
enemigo sincronizar con sus matrices receptivas, cuyo campo de sintonía
fue desarrollado cuando él preparó las condiciones para el infanticidio
del futuro retoño. Todavía rezumaban de su intimo las mismas groseras y
primitivas pasiones que, en el pasado, le llevaran a la delincuencia. Más
tarde, ante la inesperada reacción de Amanda, la falta de estructura moral
para sufrir el acontecimiento le hizo más abierto, más accesible a la
inducción del antagonista, por el remugar de la amargura, la vitalización
de la rebeldía y por aceptar las sugestiones de auto-punición por el
hambre y martirios que se impuso.
"Conviene todavía considerar, que liberando, por la desencarnación, al
paciente, se libertó también a su agresor, que ahora se prepara para la
recuperación de valores, sin el continuo caer en la alucinada cobranza,
que cada día más le tornaba infeliz. Constituyó un acto de amor para él,
concederle oportunidades de reposo, de nuevas reflexiones, mediante las
cuales se sentirá amparado, bajo la tutela de los amigos bienhechores, que
le predispondrán a la propia felicidad, sin que se le haga condición
esencial la desdicha del otro.
"Si por ventura, no hubiese ocurrido la transformación del compañero
encarnado, la pugna proseguiría áspera, llevando a los contendientes a
una más dolorosa situación. Valtércio se demoraría un poco, no obstante,
sin cualquier beneficio espiritual o moral, quizá, en lamentable
empeoramiento, generándole mayor suma de insensatez de la que se
daría cuenta más allá del cuerpo orgánico, repitiendo el error de su
verdugo, esto es, pasando a la venganza. Tenemos que romper el círculo
de hierro en que se mueven las criaturas, implicadas en los vicios y
crímenes, yendo a la Tierra y volviendo sin que conduzcan provecho y
paz en las experiencias que se consideran malogradas".
Yo verificaba, convencido de la justeza de la sabiduría de las Leyes, que el
ludibrio y la lisonja no hacen parte del Cosmos, siendo astucias
transitorias de la mente mal desarrollada, que en el logro espera
encontrar la ventura.
Valtércio se recusó a la progenie. A pesar de eso, aquel que no pudo
renacer por su intermedio, volvería al mundo, en el mecanismo de la
reencarnación, con el objeto de recibirlo, más tarde, en la condición de
hijo. Se cambiaban las posiciones y permanecía el impositivo de la vida.
- Más tarde - me informó el médico - deberemos visitar a Mauricio,
conforme estableció la Hermana Angélica, a fin de auxiliarle en las
decisiones al respecto de su futuro. Cábenos el deber de inspirar y
auxiliar, sin embargo, la decisión y la acción pertenecen a cada uno.
Desviando la atención del "caso Valtércio", pasé a recordarme del joven
que me despertara interés y simpatía. No me pareciera malo, por el
contrario me dejara la impresión de un Espíritu joven en las experiencias
morales. Sin embargo, evocando las graves acciones que le pesaban en el
campo de la responsabilidad, quede conjeturando en qué nivel él podría
situarse.
Lejos de mí el propósito de incurrir en la liviandad de un juicio malsano.
Me animaba un saludable interés de entender mejor a las criaturas y sus
implicaciones ante la oportunidad de evolución.
A las 22:30 horas fuimos a visitar al joven Mauricio.
Se encontraba residiendo en Río de Janeiro, haciendo parte de un grupo de chicos y
chicas músicos - cantores que codiciaban la fama y la prosperidad.
Faltos de experiencia, teniendo que enfrentar un campo repleto de
espinos y marcado por la corrupción, en poco tiempo comenzaran a
resbalar por la pendiente de la descomposición moral.
Desestructurados emocionalmente y sin madurez de la personalidad, se
hicieran víctimas de explotadores profesionales, traficantes de drogas y
sexo que proliferan en los diversos grupos humanos; especialmente en el
área de las artes, por encontrar mayor número de soñadores, criaturas
ingenuas y sensibles que confían en las promesas de la mentira y se dejan
conducir dócilmente por esa fauna de dilapidadores de la conciencia y
del sentimiento ajeno.
Enfrentando problemas a los que no estaban acostumbrados^ procuraran
las soluciones equivocadas de las fugas rápidas por las drogas y los
placeres exhaustivos por el sexo desvinculado de amor.
Mauricio que, al igual que otros, abandonara el hogar para vivir los
propios sueños, deseaba cantar, sonreír y amar la vida, conforme la
utópica filosofía hippie de aquellos días; no dándose cuenta de que la
vida son los sacrificios y trabajos por la conquista de la realización
interior y no el anestesiar la conciencia, reduciendo al hombre a un haz de
instintos, en un imposible retorno a los orígenes del primitivismo que
quedó en el pasado.
No obstante, ya comprometido, era asaltado, periódicamente, por crisis
de melancolía, en las cuales el hogar y la familia se le presentaban en los
recuerdos como algo distante y perdido, que su incuria había
malbaratado.
Deseando el bullicio de la ciudad de sueños y fiestas, para huir de la
soledad, enfrentaba el vacío íntimo, la soledad más dolorosa.
Las reminiscencias que el inconsciente liberaba, poco a poco, le producían
inmenso malestar, una tremenda insatisfacción que le llevaba al
estupefaciente, al error más grave, el de usar drogas alucinógenas con
comprometimiento de la salud y del equilibrio emocional.
Una extraña sensación de culpa y de falta de objetivo real le martillaban,
exigiendo que ante los amigos fuese el compañero bullicioso y sonriente
y, a solas, se desvelase taciturno, deprimido. Para mantener la apariencia
de una realidad que no sentía, el hachís, al principio, y las anfetaminas
después, eran el camino para la locura o el suicidio, como ocurrió a
varios, y continúa sucediendo con una creciente masa de viciados, en
general, toxicómanos.
Mauricio despertara del encuentro con nosotros sintiéndose más
angustiado. Experimentaba la sensación de haber soñado con un paraíso
que perdiera, pero en el cual había la presencia de la amargura ignorada
que le mortificaba.
No pudo ocultar del todo su estado a los compañeros que vivían
momentos difíciles, porque el grupo no conseguía audición y los sueños
se iban transformando en pesadilla.
De esta forma, las noches siguientes, pasó a tumbarse en la parte superior
del Edificio, desde donde mejor observaba las estrellas y huía de la
presencia de los demás. Ensimismado, procuraba un apoyo, cualquier
socorro, que por cierto desconocía de que forma y por quién le advendría.
Fuimos encontrarlo en ese estado de debilitamiento emocional,
ensimismado, con lágrimas en los ojos que no llegaban a derramar.
La Hermana Angélica se acercó y, con cariño maternal, le indujo a un
sueño profundo, tranquilizador. Cuando se le anestesiaran las
percepciones sensoriales ella le desdobló, despertándole para el
reencuentro que debería marcar el inicio de una nueva etapa, decisiva, de
su existencia.
Viéndola, Mauricio se recordó de la experiencia anterior. La dulzura de
su mirada envolvió al joven y él, titubeante, receloso, deseó abrazarla,
reposar en su regazo, lo que la timidez le impidió. La Entidad valerosa,
comprendiendo su conflicto, le tomó por las manos y, con afecto,
consideró:
- Ya es tiempo, hijo, de retornar a Jesús. El Maestro te espera liace
milenios sin que Le ofrezcas la alegría de seguirle. ¿Hasta cuando será
necesario que Su invitación te llegue en forma de dolor y desconsuelo y
Su voz te alcance en la algazara de las alucinaciones?. La carne es pesado
caparazón que dificulta la visión luminosa del amanecer perenne y que
prende al suelo, sin permitir los vuelos de liberación. Sin embargo, es,
también, el escondrijo amigo para el culpado que necesita de oportunidad
de recuperación; es la escafandra protectora para sumergirse en el océano
de las experiencias naufragadas, a fin de recoger los pedazos; es
bendición de la que no se puede prescindir, mientras que exista
imantación con la madre Tierra...
"Somos viajeros de los infinitos caminos del tiempo, que permanecemos,
por capricho, en los valles desiertos y sombríos, cuando nos esperan las
cumbres amplias y habitadas por la felicidad. Nos detenemos, por el
momento, en el pantano, sufriendo la asfixia de las exhalaciones de los
cuerpos y vegetales en putrefacción, cuando estamos destinados al
altiplano de la paz donde la brisa perfumada del amor rociándonos, canta
la balada de la perenne esperanza de victoria.

"Ya te dejaste arrastrar a graves fracasos y te surge fecunda oportunidad,


que debes aprovechar.
"Tus silencios martirizadores han hablado en oración de sumisión, en
pedido de auxilio al Generoso Dispensador, que ahora te atiende, como
viene ocurriendo siempre. Tu súplica mayor, de estos días, sin embargo,
desencadenó una serie de providencias que te aguardan.
"¡Aprovecha!. Ahora, o solamente más tarde, mucho más tarde, podrás
comenzar el viaje de retorno, para recomenzar el avance, bajo ingentes y
penosas cargas de dolores que desconoces".
Mauricio la oía, igual que nosotros, embebecido, sinceramente
emocionado. Procuraba identificar en lo más íntimo del alma aquella voz
y aquel ser, no logrando el intento. Percibiéndole la búsqueda interior y
deseando darle coraje, ella prosiguió:
- Nos conocemos, sí. Un día, en plena noche medieval, brilló la luz en
Asís, y elpobrezuelo, tocado por Jesús, a quién amaba en demasía, nos
arrancó del tedio y de la inutilidad con su canción, invitándonos a seguir.
¿Por qué la deserción y la tozudez, el abandono de la responsabilidad y la
oposición a la luz?.
"Caemos para levantar. Paramos para recobrar fuerzas y proseguir.
Permanecer en la caída o persistir en el descanso es matar el tiempo y
retroceder en la conquista de la gloria.
"No relaciones dolores ni anotes sinsabores. Quién se complace,
lamentando, en la retaguardia, se opone al crecimiento y a la conquista
que le aguardan.
"Esta existencia te significa mucho, y almas ennoblecidas, que te aman, se
empeñaran para que no te falten valor y oportunidad, servicio y
realización. No obstante, de ti depende la permanencia en la vega,
mirando las estrellas, o en la ascensión, en el rumbo a los astros
rutilantes..."
Ante la pausa, que se hizo natural, Mauricio indagó, tímidamente:
- ¿Cómo hacer, Señora?. Temo caer más y, todavía me encuentro
enfangado en el error. Sueño con el bien y soy cómplice del mal. Deseo
ayudar a los otros y no sé auxiliarme. ¿Por dónde comenzar?.
Había una gran sinceridad que se le exteriorizaba del alma.
La sabia Consejera recurrió a Bernardo que le entregó un libro brillante,
de gran formato. Tomándolo en sus manos ella explicó:
- Aquí tienes la Biblia, el libro que narra la historia del pueblo
hebreo, en la trama del Viejo Testamento. En esas páginas encontrarás
revelaciones espirituales y advertencias no siempre consideradas,
premoniciones y profetismo, anunciando la llegada de Jesús a la Tierra.
En El Nuevo Testamento identificarás al Maestro en continua labor,
invitando a seguirle, sufriendo por amor y entregándose en total
donación. Su voz cantará a tus oídos los poemas de las aguas, del aire, de
los vegetales y de toda la Naturaleza, en el apogeo de las
Bienaventuranzas que te fascinarán, abriéndote los ojos, los oídos y el
entendimiento. Medita en sus nobles enseñanzas y fortalece el ánimo.
Tendrás fuerzas para abandonar la utopía y retornar al hogar, cual el "hijo
pródigo" de la parábola, donde te esperan cariño y afecto. Conociendo el
mundo podrás elegir, después, la directriz a tomar: ¡Dios o las riquezas!
Allí te llegarán amigos para presentarte nuevos rumbos y ampliarte el
entendimiento, consolidándote la fe.
"No receles romper con el mal que todavía reside en tu mundo íntimo.
No será un acto simple el que deberá seguir a la decisión, por el contrario
tendrás que invertir mucho para que alcances la meta. Quién se niega al
avance reposa, sin embargo, se candidata a la parálisis.
"Encontrarás el libro entre las pertenencias de tus amigos. Examínalo, por
ahora, a fin de renovar la mente. Te hemos de ayudar, inspirándote en la
determinación de crecer y vencerte. Los resultados dependerán de la
inversión que hagas, del esfuerzo para lograrlo. No postergues, por
comodidad o negligencia, el momento de tu felicidad. Comiénzalo hoy y
prosigue sin tergiversación. Entrégate al Bien y estarás amparado por
donde camines. No te serán regateados auxilios, sin embargo, tendrás que
seguir con los propios pies, bajo el comando de una firme voluntad y de
una decisión robusta. ¡Jesús te bendiga!".
La Mensajera silenció. Mauricio mantenía la expresión de sincero deseo
de acertar, los ojos luminosos y expectantes, el cuerpo con ligeros
temblores y la emoción, que le dominó, confortadora.
- Él necesitará de desintoxicación - me informó confidencialmente el
Dr. Lustoza - Bernardo le asistirá con pases diarios por algún tiempo y
será providenciada una enfermedad-auxiliar como terapia libertadora.
- ¿Enfermedad-auxiliar? Interrogué a mi vez.
- No hay motivo para la extrañeza - replicó, jovial -. Existen las
enfermedades expurgadoras, las que convidan a la renovación y las que
ayudan en la liberación de los vicios. Enfermo, por algún tiempo, él se
recusará a las drogas, por miedo a la muerte y cuidará mejor del cuerpo,
nutriéndolo y amparándolo cuanto convenga. Porque sus resistencias
inmunológicas están en casi crisis, no será difícil auxiliarle en la
adquisición de una infección respiratoria...
Recibiendo el concurso fluídico que le concedió el reposo, Mauricio fue
reenviado al cuerpo, mientras que orando, en silencio, la Orientadora nos
invitó al retorno.
Interesado en la sucesión de los acontecimientos con el joven, inquirí al
querido Dr. Arnaldo.
- ¿El se acordará de este encuentro, al despertar, por la mañana?.
- No creo - respondió -. Vendremos a visitarle, a fin de tomar
conocimiento de como quedó o no impregnado de las vibraciones y
recuerdos de este evento.
A las 09:00 horas del día siguiente, con un sol alto, penetramos, el médico
y nosotros, en el apartamento en el que residían Mauricio y los amigos. El
ambiente era desagradable, con psicoesfera pesada, casi insoportable. La
falta de orden y el descuido se disputaban la primacía. La presencia de
Entidades vulgares y ociosas denotaba la baja calidad vibratoria de los
residentes.
Fuimos encontrar el amigo, semidespierto, todavía invadido por las
sensaciones de aflicción resultantes del uso de estupefacientes. Aunque
no los hubiese usado, en la víspera, los residuos permanecían
produciendo efectos muy desagradables.
Lo vimos levantarse con dificultad. El semblante estaba cargado,
denotando cansancio, tristeza y una desconocida añoranza.
A pesar de encontrarse la mente algo entorpecida, él intentaba identificar
el acontecimiento de la noche. Desacostumbrado a las fijaciones positivas,
el inconsciente no recibía las indagaciones de la conciencia, de forma a
liberar cualquier impresión archivada. A instancia, sin embargo, de la
idea de que algo le aconteciera, experimentó una ligera euforia, que le
estimuló a la higiene y al desayuno.
Acto seguido, comenzó a revolver cajones, abrir bolsas, armarios,
buscando no sabía el que, hasta encontrar una vieja Biblia entre ropas
usadas y otros objetos que abarrotaban uno de los muebles, en desorden
total. Cogió el libro, lo acarició, como si lo identificase de algún lugar y se
sentó con él en las manos.
- Ahora es con nosotros - se aprestó el médico a informarnos.
Se aproximó del joven indeciso y le impuso con energía:
- Ábrelo. Abre el libro y lee. ¡Ábrelo!. Tomándole las manos, volvió a
instarle para que lo abriese.
Vimos que el joven refunfuñaba con desconsuelo, se movió en el viejo
sillón mejorando la postura, y conducido por la diestra del Instructor, lo
abrió y se deparó con el Salmo veintitrés de David: "El Señor es mi pastor,
nada me faltará..."
A partir de este momento - completó el médico -la tarea es de él.
Cooperaremos, no obstante, ya despierto, le cabe avanzar con el propio
esfuerzo. Sigamos para otras tareas.

14. - Defensa y libre opción


Regresamos al Sanatorio y nos dirigimos directamente a la Enfermería
donde Argos ya se encontraba, después de su estancia en el Centro de
Recuperación.
Hubiera observado que, tras la cirugía espiritual en favor de su
moratoria, el cuerpo físico absorbía lentamente una bioluminiscencia que
irradiaba del periespíritu, órgano asimilador de las energías y sustancias
que le fueran suministradas.
Era como si estuviese dentro de un molde de su propia forma,
aumentado y fosforescente. En el transcurso de los días verifiqué que la
masa energética era asimilada por las células, que se robustecían, y gran
parte era absorbida por la médula ósea, encargada de generar nuevos
glóbulos rojos que le revitalizaban el organismo.
Simultáneamente, percibiera que él fuera cariñosamente envuelto en una
cápsula vibratoria, que no me animé a indagar cual su finalidad, a fin de no
pecar por la indiscreción.
Ahora, que el médico espiritual hacía una averiguación del estado del
convaleciente que se presentaba con óptimas disposiciones de rápida
recuperación, no postergué la perquisición, a lo que el dedicado
Instructor, siempre dispuesto a enseñar, me informó:

- Conforme vimos, nuestro paciente recibió expresiva cuota de maaprana


y clorofila junto con la energía animal y de las fuerzas fluídicas del
diligente Bernardo. Todo ese contingente fue asimilado
periespiritualmente; a lo largo de los días pasó a sostener el metabolismo
general, fomentando el nacimiento de células sanas, que ahora le
restauran la organización fisiológica. Además, como medida cautelar le
fue dispensada una vitalización especial, en el cuerpo periespiritual y en
el área psíquica, con la cual quedó inmune, temporalmente, a la agresión
de los cómplices interesados en la extinción de su vida física. Ese
envolvimiento vibratorio que los pases del Hermano Bernardo vitalizan y
sustentan, es una capa protectora, difícilmente vencida por la pertinacia
de los enemigos vigilantes y rebeldes.
"Sin embargo, has de haber notado que los antiguos verdugos de la paz y
del equilibrio de nuestro Argos no se hayan hecho presentes hasta este
momento. Justo es referirnos que ellos no ignoran la interferencia
superior, y por que conocen los métodos y la técnica de causar
infelicidad, se reservan aguardando el momento apropiado para volver a
la carga, ya que son conscientes de que la violencia no hace parte del
curriculum de las acciones ennoblecedoras.
"Examine ahora como, a medida que el tono vital se rehace en el
organismo, las defensas vibratorias también disminuyen, de forma a ser
eliminada la hipótesis de que el compañero de luchas pueda usufructuar
de régimen especial o de excepción.
"En razón directa en que él se recupera, adquiriendo lucidez y fuerza, la
responsabilidad y el discernimiento le deben comandar las acciones,
dependiendo de él, de ahora en adelante, sintonizar con las esferas de paz
o retroceder a los núcleos de tormento. El hombre se torna lo que
alienta en el sentimiento, como consecuencia de lo que
construye en la mente".
Constaté que Argos, presentando las características y apariencia de otros
enfermos, mantenía una pequeña diferencia. La bioluminiscencia que se
exteriorizaba en su aura, en el momento estaba bajo la vigilancia del
adversario que se hacía acompañar de otros Espíritus que ostentaban
horrible carantamaula, no ocultando las intenciones que les trajeran hasta
allí.
En ese momento, me di cuenta de que no observara con la necesaria
atención, o con el interés del estudioso de las cuestiones espirituales, el
antiguo ciudadano de Praga al que le fuera quitada la vida por el hábil
florete del apasionado conquistador de su amada...
La expresión del rostro denotaba desprecio y petulancia; la mirada
parecía incendiada por la pasión de la venganza y algunas deformidades
eran resultado de las aflicciones y desventuras que, sustentadas por
decenios seguidos, se encargaran de producir.
No éramos vistos por transitar en franja vibratoria de contenido diferente
de aquella en que él y los secuaces se deleitaban.
En cuanto le observaba con piedad por comprenderle la insensatez, el Dr.
Lustoza me sugirió que aguzase la audición y registrase lo que
conversaban los secuaces de la propia y de la ajena desdicha.
Concentrándome con más esmerado pensamiento de ser útil, no tuve
dificultad en anotar:
- Él se encuentra todavía bajo el amparo de los antiguos husitas... -
hablaba el inculpado cobrador, para quién el tiempo no parecía haber
pasado. - Puedo percibirlas señales que les caracterizan, no obstante, sé,
por experiencia personal, que este socorro no es permanente y tan pronto
cese el mismo, lo que ya está ocurriendo, estaremos activos en el
proseguimiento de nuestros propósitos de justicia.
La palabra me sonó extraña, oyéndola pronunciada por sus labios. Todos
los perseguidores siempre apelan para lo que no hacen, que es el uso de
la verdadera justicia, cuya aplicación dispensa el odio, la amargura y el
resentimiento que dan vitalidad a las pasiones salvajes y destructivas.
Para su aplicación recurren al crimen cobarde, utilizándose de su
invisibilidad con relación a los hombres, de forma a poder atacarlos
cruelmente en la defensa de intereses que ya murieran y no tiene ningún
sentido evocar.

El desdichado, sin embargo, prosiguió:


- He encontrado la traidora, que me olvidó, entregándose por
ocasión del primer asalto que el bandido le hizo. Igualmente no la
perdoné; perdiéndola de vista por un largo período, para reencontrarla
más tarde y nuevamente perderla... Fui un hombre religioso y estuve al
lado del rey Segismundo en las luchas de reconquista de la Patria y
pureza de la fe católica... Volví a las batallas, nuevamente abrazando la
religión... Por fin, otra vez Dios me abandonó, en Francia, cuando yo me
aliaba a la Reforma, vinculado al Cristo, siendo trucidado por mi abyecto
perseguidor... Desde entonces, abandoné la esperanza religiosa y me
desligué de cualquier sentimiento evangélico, por constatar que nuestro
dios ahora se llama fuerza y su hijo es el poder. El vencedor es aquel que
disfruta de las glorias y no los que caen bajo las tenazas de los arbitrarios
dominadores. Por estas razones, no regatearé esfuerzos en someterme a
cuales quiera exigencias de mis amigos y orientadores para conseguir los
resultados que ansió. ¡Me has de pagar, bandido!.
¡Bravo! ¡Muy bien! ¡Estamos de acuerdo! -apoyaran los acompañantes de
facies bestial, horrendo.
Carcajadas estridentes y enloquecidas completaran la acusación.
La última frase del verdugo fuera pronunciada con singular y especial
actitud de cólera, mediante la cual era exteriorizado todo el odio que le
afligía.
Acto seguido, salieran turbulentamente, mezclándose a la población
ociosa e indiciada que por allí se movía.
Es cierto que el transito de los Bienhechores Espirituales no era menor.
Sin embargo, como cada criatura respira el clima mental que genera,
muchos de los pacientes y funcionarios, donde quiera que se
encontraban, como es fácil de comprender, arrastraban sus asociados
psíquicos y emocionales, en el parasitismo en que permanecían.
El Dr. Arnaldo, que observaba la ocurrencia, se aproximó del enfermo
que había registrado, incómodamente, el psiquismo de su antagonista, a
través de algunos petardos mentales que le habían sido dirigidos,
recibiendo, de inmediato, la ayuda fluídica del esculapio, que le trajo a la
calma, permaneciendo en un sueño restaurador de fuerzas.
Salimos al jardín y procuramos, en el bosque próximo, el acogimiento de
la Naturaleza.
El alba levantaba el manto de la noche con la delicadeza de los primeros
rayos de luz áureo-malvácea que anunciaban la llegada del carro del Día.
El espectáculo del amanecer siempre me conmovió, aún cuando, en la
Tierra, hablándome, sin palabra, de la victoria de la claridad sobre la
tiniebla, como si me elucidase al respecto del triunfo del bien sobre el
mal. En el sentido opuesto, el anochecer, a pesar de los colores
cambiantes del Sol coronando las nubes fugitivas, permanecía en mi
como una invitación a la meditación, a la nostalgia, induciéndome a la
añoranza, que intentaba superar mediante las esperanzas de un mañana
radiante...
Ante el esplendor de la madrugada, me di cuenta de que mi
permanencia, en aquel Sanatorio, entraba en la segunda semana. En un
plazo relativamente corto, ¡cuantas experiencias me fueran ofrecidas y
cuantas benditas oportunidades me habían llegado!.
Ante el amigo que se recogiera en comprensible mutismo y reflexión, bajo
la bendición del viejo amigo Sol que nos amparara en la Tierra y viene
siendo el centro gentil del querido planeta, agradecí a Dios, en oración,
todas Sus dádivas y saludé al Astro-rey como hacían los antiguos;
inocentes y sinceros adoradores de su vitalidad, que en él identificaban la
más bella manifestación del Creador.
15. - Trama del odio
Fortalecido el ánimo, recibí la invitación del querido medico para que
regresase al Sanatorio. En aquella hora, diversas actividades movilizaban
la Casa.
A la entrada, me deparé con un grupo de Entidades perversas bajo el
comando de aturdida mujer, desencarnada, en cuyo semblante estaban
esculpidas las marcas de la locura que la vencía. La cólera se exteriorizaba
en rudas y vulgares palabras, traduciéndole la condición de chocante
inferioridad en que permanecía. El aspecto deformado, vampiresco,
respondía como consecuencia de su actitud mental, cultivada en campos
vibratorios de la peor calidad.
Exhalaba olores pútridos y se acolitaba por un bando de casi una veintena
de Espíritus atontados y viciosos, en una confusión ensordecedora.
- Aguardémosles a la salida - alardeaba con voz estridente -. Hoy me
compensaré, vengándome de él, y apoderándome de ella. El plan no
puede fallar y cuento con la cooperación de los amigos.
Los seguidores la atendían algo atemorizados, ya que la infeliz levantaba,
periódicamente, un látigo que silbaba en el aire. Mantenía algunos de los
hábitos terrenos, especialmente en la indumentaria: ¡botas y pantalones
de cabalgar!
Instintivamente me sentí constreñido delante de aquel ser que se
presentaba en tan extraña compostura.
Ya tuviera oportunidad de conocer innumerables desencarnados en
aflicción, cultivadores de la insania del rencor y del odio. Sin embargo,
aquel cruel personaje me producía un mixto de malestar y recelo,
considerando su exteriorización psíquica de pesado contenido
pestilencial.
Percibiéndome el aturdimiento en que cayera, el amigo Dr. Lustoza me
amonestó con su oportuno concurso, llamándome a la razón:
- No se impresione el amigo Miranda. Las alegorías religiosas
influyen a muchos desencarnados, que trajeran de la Tierra los conceptos
sobre los Infiernos y sus habitantes, del mismo modo que innumerables
encarnados reciben inducciones psíquicas de Entidades impías que les
pueblan las mentes con caricaturas terroríficas y fantasías aberrantes de la
vida espiritual, aunque reconozcamos que, en las regiones punitivas y
reparadoras que la mente creó a través de los milenios para reeducar los
infractores de las leyes, pululan cuadros de dolor y transitan seres en
tormentos que ninguna fantasía consigue componer...
Haciendo una ligera pausa, continuó:
- Nuestra hermana se encuentra aquí acompañando familiares que le
padecen la vindicta y creo que, en breve tiempo, ocurrirá el desenlace de
una terrible trama del odio que ella cultiva. No extrañemos, ni nos
sorprendamos ante las lecciones con que la vida nos llama al crecimiento
y a la elevación espiritual. Resguardémonos en la oración y en la
confianza ilimitada en Jesús, no permitiéndonos la observación no
caritativa ni el examen indiscreto de las condiciones en que cada cual
prefiere permanecer. Vivimos los patrones más condecentes con nuestras
reales aspiraciones, aquellas que acariciamos en lo más recóndito de los
sentimientos.
Vimos un grupo de personas que salían del Sanatorio en la dirección del
patio de estacionamiento de vehículos.
Se trataba de dos caballeros y una dama todavía joven, en adelantado
estado de gestación.
Al verlos, la comandante de la horda de alienados espirituales, se puso a
vociferar, informando:
- No irán lejos, los infelices. Acompañémoslos. Todo está preparado
para la regularización del compromiso por la cual espero con
impaciencia.
Los secuaces la siguieran y tuve la idea de que, alcanzando a las personas,
las envolvieran en una nube de densa neblina obscura, perturbadora.
El amigo y orientador, sin hacer cualquier comentario inconveniente, me
esclareció:
- El señor de media edad es viudo de nuestra hermana desesperada,
que desencarnó hace casi cuatro años. Reside en ciudad próxima, en el
Valle, y su presencia aquí se justifica en razón del alta que su hermano
Jaime, el joven que le acompaña, recibió en estos últimos días, tras el
tratamiento al que estuvo sometido durante casi un año. En el transcurso
de su enfermedad, fueran invertidos esfuerzos y aplicados muchos
recursos espirituales a fin de impedir que influencias más serias le
robasen el cuerpo ya bajo la acción de la grave enfermedad... La dama es
su segunda esposa, que aguarda, en clima de fiesta, la llegada del retoño
muy deseado. Son personas comunes, cuyas vidas transcurren en nivel de
normalidad, sin darse cuenta de las responsabilidades del Espíritu,
principalmente de las interferencias que los mismos mantienen en
relación con aquellos que se domicilian en el cuerpo somático.
"La hermana Ernestina no aceptó de buen grado la desencarnación,
habiéndose rebelado, desde el momento en que la lucidez se le hizo
patente en la realidad inevitable de la vida. Dominada por el deseo
carnal, del que no consigue liberarse, así que pudo, pasó a sitiar la casa
mental del compañero terreno con extremos de alucinación. El cuadro
empeoró, cuando él, nuestro Egberto, hombre de poco menos de
cincuenta años, se sintió más atraído por su actual esposa, nuestra
hermana Amenaide, que ya le sensibilizaba, aún antes de la viudez...
Picada por los celos enfermizos, nuestra Ernestina, rezumando rencor, sintonizó con
técnicos en venganza moral y en obsesiones que la auxiliaran, mediante acuerdo
infeliz. Iban a ayudarla en la retirada de la adversaria del lado del esposo,
desde que sus despojos les perteneciesen y pudiesen robarla en espíritu, tras la
tragedia que programaran para este día. Todo planeado, desde hace
meses, la instruyeran y enviaran a alguno de sus acólitos para el
acometimiento desdichado que deberá tener curso más tarde".
Quedé aterrado ante programación de tal porte.
¡Las personas nos parecían tan distantes de percibir la desgracia que las
seguía!... Sonreían, dialogaban, viviendo las emociones de la
recuperación de la salud, mientras que el odio espiritual tramaba el cruel
desatino. Me sobrevinieran varias cuestiones que no podía, de inmediato,
presentar y, en razón de la aparente inocencia de aquellas próximas
víctimas, no pude contener las lágrimas y la oración que me brotó
espontanea, en el alma.
El Dr. Lustoza, acostumbrado a las tramas de tales programas execrables,
elaborados bajo el beneplácito de las Leyes, que de ellos prescinde, me
auxilió, en el estado íntimo que tomó cuenta de mí, argumentando:
- Como sabemos nadie está desamparado. Para todas las circunstancias
hay explicaciones y la injusticia no tiene artículos ni párrafos en los
Códigos del Padre. Lo que vemos, no siempre es conforme lo observamos
y lo que ocurre, normalmente resulta de un desencadenar de acciones y
reacciones cuyo climax nos llega al conocimiento. Confiemos y
dispongámonos a auxiliar.
Vimos llegar el Hermano Bernardo y dos camilleros espirituales, que se
reunieran con nosotros, bajo la orientación del médico compasivo.
La familia tomó el vehículo, un camión ya desgastado por el tiempo, y
comenzó el viaje, en dirección al hogar.
Los seguimos, utilizándonos de los recursos de la volición, atentos al
cuadro que se dibujaba patético ante nuestros ojos.
El tropel penetrara en la cabina del vehículo, en la cual se acomodaban
los familiares distraídos, sin nada percibir, en razón de tener los centros
de la sensibilidad mediúmnica anestesiados, por falta del ejercicio mental
de la meditación, del recogimiento, de las ideas superiores.
Cuando las criaturas tomen conciencia a respecto de la vida; cuando
mejor entiendan los fenómenos de la existencia, alimentando el
pensamiento con las ideas elevadas, que se derivan de la oración, que
propicia inspiración; de la meditación, que irriga de paz; de las acciones
caritativas, que atraen el concurso de los Bienhechores Espirituales, se
modificará el paisaje humano, y el dolor, en muchos casos, no ocurrirá,
dando lugar a la armonía y propiciando la purificación por el mecanismo
del bien actuante.
Observaba que ninguno de los beneficiados por aquella hora se recordara
de orar, en agradecimiento por la dádiva conseguida; de elevar el
pensamiento a Dios; de cuidar de su realidad de Espíritu que somos
todos nosotros. Se entregaran a la alegría ingenua, a los comentarios
festivos, al anecdptario.
El señor Egberto, en homenaje a la salud del hermano, tomara algún
alcohólico, emulado por la alegría, sin recordar los peligros que acechan a
los conductores, en los viajes, particularmente en aquel, que imponía la
bajada de la Sierra de La Mantiqueira, con las curvas cerradas, continuas,
y el abismo...
No pude proseguir en reflexiones más demoradas, ya que la ciudad
quedara para atrás y el viejo camión comenzara a bajar, sobre la pista
humedecida por ligera lluvia de final de invierno...
En una sucesión de curvas, vi el Espíritu Ernestina llamar al marido con
vigor, mientras que los otros acompañantes se pusieran a gritar,
produciendo una psicoesfera aturdidora.
El ambiente, en el interior del vehículo, súbitamente se hizo lúgubre,
dominado por un terrible silencio, que prenunciaba la tragedia.
Aturdido, el señor Egberto pasó a escuchar en la casa mental, ligeramente
excitada por los vapores del alcohol, la voz de la esposa desencarnada y,
bajo la fuerte incidencia vibratoria de ella, la vio, atemorizándose con su
terrible aspecto, pasando a conducir el camión con desesperación ante la
escena alucinadora que se le imprimió en el pensamiento. En una
maniobra brusca, equivocada, el camión cayó en el despeñadero, ante los
gritos desesperados de sus ocupantes.
Al primer impacto la puerta se abrió y doña Amenaide fue arrojada fuera,
golpeándose en las piedras del barranco y desencarnando de inmediato, ocurriendo
igual con el retoño que tuvo la vida física allí interrumpida.
El camión se despedazó ladera abajo, robando, también, la vida de Jaime,
en cuanto el conductor quedó en estado de choc...
La alucinación se estableció entre los perturbadores desencarnados. La
desdichada Ernestina, que ahora se presentaba acompañada de los
amigos e inspiradores de la desgracia, se aproximó de la recién
desencarnada con mofa constringente.
En ese momento, el Dr. Arnaldo Lustoza, profundamente concentrado,
invitándome a adoptar la misma actitud, apareció ante la visión sádica de
los infelices vengadores que intentaran agredirlo, tirándole epítetos
vergonzosos y disparatadas acusaciones, identificándonos
simultáneamente a todos.
La chusma, no obstante, aterradora, no disponía de recursos para vencer
la irradiación que emanaba del grupo en oración, amparado por
verdadera cortina vibratoria. Así, quedaran a distancia observándonos y
con estratagemas requiriendo la posesión de las víctimas.
El Hermano Bernardo y el médico, con técnica muy especial, liberaran la
hermana y su retoño de las ligaduras carnales, colocando una sustancia
móvil, que retiraban de todos nosotros y de los recursos de la naturaleza,
como si mese un colchón de espuma de blancura inmaculada, que les
erguía los Espíritus, al tiempo en que les hablaban con ternura,
impidiéndoles el miedo y la alucinación...
La operación demoró casi treinta minutos, tras lo que vi a la hermana
Amenaide ser colocada en la camilla con las señales de la gestación,
pareciendo sentir muchos dolores, y el retoño profundamente imantado,
en sueño profundo, causándome gran sorpresa.
- Conduzcámoslos, de inmediato, a nuestra Esfera de acción - determinó
el médico - donde nuestro amigo Héber nos aguarda. Defendamos el
cadáver del joven cuñado, para atenderlo después de la necroscopia a la
que será sometido por las autoridades policiales, que vendrán más tarde.
El espectáculo se me hacía patente en dos aspectos muy diversos: los dos
cadáveres mutilados y ensangrentados, el cuerpo semimuerto del
conductor del grupo y, de nuestro lado, el socorro urgente, conforme las
circunstancias, a aquellos que de inmediato deberían recibir ayuda,
dirigiéndose a la Vida, aún en la aparente y odiosa escena de la muerte...
El amor vigilante del Padre, utilizándose de siervos imperfectos pero
dedicados, amenizaba la trama del odio y de la venganza, ofreciendo
esperanza y bendiciones. appaloosa

16. - Causas ocultas del infortunio


Llegamos al Núcleo de socorros conduciendo a nuestros hermanos, doña
Amenaide y el retoño profundamente vinculado a ella por la gestación,
como si la desencarnación de ambos no hubiese sucedido.
El Bienhechor Héber nos recibió en un amplio edificio y nos condujo,
inmediatamente, a un Centro Quirúrgico, semejante en todo a los
existentes en la Tierra.
Llevada a una mesa especial, la gestante adormecida, con señales reflejos
de dolor, recibió pases calmantes y en ese momento se tranquilizó.
Sorprendido, vi penetrar en la sala algunos trabajadores vinculados a la
Medicina que procedieran a una cirugía cesárea, en los mismos moldes
que se aplican en cualquier hospital del mundo.
Después de la intervención, observé que el pequeño ser reposaba al lado
de la madre que fuera transferida para una enfermería especial,
preparada a propósito para recibirlos. Tras ligero lloro el retoño
adormeció, quedando ambos en manos de una noble señora, muy
sonriente, que de ahora en adelante se encargaría de auxiliarlos y
asistirlos.
Todo eran novedades para mí. Hasta aquel momento no había sido
testigo de un parto quirúrgico en cualquier Entidad recién desencarnada
y nunca imaginara que tal ocurriese. Tal vez, por el atavismo inconsciente de
que el Mundo Espiritual es constituido de materia rarefacta y los acontecimientos
suceden en pauta de mecanismo especial, descuidara de la observación de que no
hay saltos en los eventos que se dan curso en el plano físico, tanto cuanto en las
Esferas que le están próximas, sufriendo las influencias psíquicas poderosamente.
Lo cierto es que me encontraba jubiloso y perplejo.
La tragedia provocada por Ernestina y sus secuaces bajo orientación de
mentes más hábiles y más perversas eran para mi lección de gran
advertencia, convocándome a esmeradas meditaciones en torno de la
enseñanza evangélica sobre la "vigilancia y la oración", de tanta
relevancia y tan poco considerada.
En la trama de los destinos están presentes innumerables factores que
actúan sobre los acontecimientos, impulsando el hombre a los resultados
de la búsqueda o retrasándole el paso. De otro modo, se encuentran
presentes interferencias mentales y espirituales que están mereciendo
estudios, examen cuidadoso por parte de todos nosotros para una
cosecha más feliz de bendiciones y el establecimiento de criterios que
colaboren en su mecánica.
Los hombres se dejan arrastrar por los acontecimientos, reaccionando
contra unos y aceptando otros, sin profundizar en las causas próximas
para elaborar métodos preventivos o de recuperación, ante la
imposibilidad de alcanzar las más remotas.
La precipitación y la indiferencia que gobiernan muchos
comportamientos, responden por la tardanza del proceso de evolución;
desde que, en el primer caso, la falta de previdencia que se agita
promueve disturbios y consecuencias en los actos que podrían ser
evitados o esquivados y, en el segundo, el desinterés complica situaciones
que podrían tomar curso muy diferente de aquel que, normalmente,
envuelve al negligente con agravamiento de la situación en la cual se
encuentra.
Razonando a respecto de los últimos sucesos en que me encontraba
presente, eran compresibles sus ocurrencias, desde que la vida real,
permanente, inalterable, es la espiritual, siendo la terrena una experiencia
transitoria, evolutiva, para las finalidades superiores de aquella.
Por que la mía fuese una etapa de aprendizaje, aunque aquellos Espíritus
no estuviesen unidos directamente al curso de nuestra historia, como
ocurriera con otros hechos que narramos; aguardé la oportunidad de
presentar a nuestro Dr. Lustoza las aprensiones en forma de preguntas
que le diesen la ocasión de mejor esclarecerme sobre las tramas de los
fenómenos trágicos, examinados desde este lado.
La oportunidad no se hizo esperar. Cuando nos retiramos de la cámara
de reposo en que quedaran la señora operada y su hijo, antes de cualquier
indagación, el amigo comprensivo nos explicó a Bernardo y a mí:
- Nuestra hermana Amenaide acaba de rescatar un grave error practicado
hace poco menos de un siglo... Ahora se recompone bajo el amparo de la actual
tatarabuela, que fuera, en días distantes su madre abnegada. Despertará
lentamente y será orientada por el cariño de la noble señora, que la
evitará choques y aflicciones dispensables, informándola, en el momento
apropiado, sobre la desencarnación, hasta que se pueda enterar de todo lo
ocurrido. Mientras esto no suceda, le será mantenida, discreta y silenciosamente, la
impresión de que se hizo necesaria la internación clínica para el parto...
Y porque percibiese mi interrogación mental a respecto de la cirugía,
aclaró:
- En muchos casos de gestantes accidentadas, en avanzados meses de embarazo, en
que ocurre, también, la desencarnación del feto, es de habito nuestro, cuando las
circunstancias así nos lo permiten, proceder como si no hubiese sucedido ninguna
interrupción de la vida física. En primer lugar, porque el Espíritu, en tales
circunstancias, casi siempre ya se encuentra absorbido por el cuerpo que
fue interpenetrado y modelado por el periespíritu, en el proceso de la
reencarnación, mereciendo ser deslindado por cirugía muy
especial para ahorrarle choques profundos y aflicciones
variadas; lo que no se daría si permaneciese atado a los despojos
materiales, aguardando la consunción de ellos. Es muy penoso este
periodo para el ser reencarnante, que por el proceso de la natural
disminución de la forma y perdida parcial de la lucidez, es cogido por un
accidente de esta importancia y no tiene crédito para la liberación más
cuidadosa. Cuando esto se da, los implicados son, casi siempre, hermanos
aherrojados, inveterados en la insensatez y en la impiedad que sufren, a
partir de entonces, por largo tiempo, las consecuencias de las torpezas
que los arrojan a esos lóbregos sitios de tormentos prolongados...
"En el caso que nos ocupa, el pequeño se desarrollará como si la
reencarnación se hubiera completado, creciendo normalmente,
participando de las actividades compatibles a sus varios periodos
en Institutos apropiados, que los amigos conocen.
"En segundo lugar, la cirugía hizo un gran bien a la parturienta, que no
sufrirá el choque de la desvinculación con el hijo, pudiendo
recomponerse mental y emocionalmente, como si estuviese en una
Maternidad terrestre; preservando la sensación del sentimiento materno
con todos los requisitos de cariño y devoción hasta el momento
apropiado, en que ambos se integrarán en la realidad espiritual.
"No cesemos de repetir, que no existe violencia, ni dádivas de excepción,
ni privilegios en las ocurrencias de la Vida, en la cual todos nos
encontramos situados".
Concordamos de buen grado, Bernardo y yo, con la elucidación, que
respondía en buena lógica a las indagaciones.
Viviendo todavía muy próximos de los intereses humanos y
considerando ser la vida física una copia imperfecta de la espiritual, se
comprenderá que, en ésta última, se encuentran todos los elementos de la
primera, aunque la recíproca no sea verdadera.
Apurando la meditación sobre el servicio quirúrgico en favor de los
reenviados al Núcleo de socorro, yo encontraba respuesta para cuestiones
sutiles que envuelven la problemática del periespíritu, ese órgano
modelador del soma.
La brusca separación del feto, por la desencarnación de la gestante,
ocasiona una lamentable perturbación en el Espíritu reencarnante, que se
siente, simultáneamente, en dos esferas vibratorias: todavía no perdió el
contacto con la vida espiritual, sufriendo alguna turbación, que aumenta
en la razón directa en que se sumerge en los fluidos más groseros de la
materia, y, antes de apropiarse de la forma, se ve expulsado de ella,
encharcado de energías densas y pesadas, que le atormentan, en la
dificultad de situarse, definitivamente, en uno o en otro campo de vida.
La providencia caritativa que da curso al proceso de la reencarnación,
mediante la cirugía espiritual, impide que el Espíritu experimente el
choque de la muerte corporal y todas sus consecuencias. La muerte física
le resulta apenas un sueño más violento en que se sumerge, en ese
momento, la conciencia ya un tanto obnubilada, posibilitando eliminar
los disturbios mentales de la perturbación resultante de la pérdida del
cuerpo y facilitando la reconquista del conocimiento, como ocurre en el
proceso humano...

La vida no sufre frustraciones, a pesar de los disparates con los que el


hombre viste sus ambiciones y desaires.
Porque todavía me bailasen en la mente inquietudes en torno de la trama
del odio de Ernestina, que lograra alcanzar los objetivos que se
propusiera, indagué al amigo sobre los orígenes próximos del problema
cuyo resultado acabáramos de acompañar.'
Habituado a mi interés de adquirir conocimientos, el médico no se hizo
de rogar, explicando:
- Las causas próximas, porque, a su vez son consecuencias de actitudes
más lejanas, conforme aludí anteriormente, tienen sus matrices en los días
de la esclavitud negra, en Río de Janeiro.
"Nuestra hermana Amenaide era, entonces, mimada esposa de
acaudalado terrateniente, en suelo fluminense, cuya genitora, a pesar de
amorosa, no consiguiera cincelar el carácter de la hija, que se revelaba
exigente, caprichosa, y sin mayores expresiones de piedad por los
esclavos y servidumbre de la Casa. El matrimonio establecido por los
padres no le propiciara armonía íntima, por el contrario la tornó más
extravagante, en cuanto a la posesión de todo lo que le correspondía.
Amaba al esposo, que le diera un hijo varón y se creía propietaria del
alma del compañero, en cierto modo acostumbrado a aventuras furtivas,
de las que ella no tomaba conocimiento. Su estado de espíritu inquieto, la
tornaba más mezquina e insensible al dolor ajeno.
"En una oportunidad cualquiera, sentados a la mesa, el esposo se refirió a
una joven libertada por la Ley del Vientre Libre, que servía en la Casa,
con encomios a su belleza física y porte altivo, diciendo que los jóvenes
repentinamente cambian de aspecto, asumiendo apariencias inesperadas.
"La esposa, dando un tono muy natural al asunto, le inquirió al respecto
de lo que más armonioso observaba en la manumisa, hasta el punto de
llamarle la atención. Sin mayor preocupación él se refirió a las formas
redondeadas del cuerpo, al busto bien proporcionado...
"El asunto fue finalizado sin cualquier comentario adicional.
"Menos de una semana después el jefe de familia se ausentó, en viaje a la
Capital, a cuidar de negocios, como hacía habitualmente. Se demoró fuera
varios días y, al regresar, conforme las costumbres de la época, envió un
sirviente para informar de su llegada, dando a la familia, las primeras
agradables noticias. El retorno ocurrió al atardecer, siendo recibido con la
alegría general. A la hora de la cena bien preparada, un aperitivo le llamó
en especial la atención, por el sabor: se trataba de carne tierna,
especialmente condimentada. No dominando la curiosidad, indagó a la
compañera donde adquiriera tan especial vianda, a lo que ella respondió
haber sido quien la cocinara con particular cariño, en su homenaje.
Terminado el banquete, mientras que los cónyuges conversaban, la
señora, con naturalidad, le informó que no pudiera olvidar la referencia
elogiosa que él hiciera a la sierva. Así, con el objetivo de honrarlo, mandó
cortarle los senos y, a semejanza de Salomé, si bien, con refinamientos de
cariño, los preparara para servirlos en la cena... Dominado por súbito
malestar y nauseas, él corrió hasta la cabana y encontró la joven
amputada, sobre la cama de varas, bajo dolores atroces, desangrada,
torturada, viniendo a fallecer en la madrugada siguiente..."
El narrador guardó silencio, dándome margen para mejor sentir el drama
de la pobre sierva, que ignoraba la causa del martirio, permitiéndome
penetrar en la extensión de la locura de que son víctimas personas
aparentemente saludables. Allí estaba la terrible acción de los celos enfermizos,
que llegaba a extremos de mórbida perversidad, para saciar la propia pasión.
Acto seguido, el médico dio prosecución a la narrativa:
- Se abrió inmenso abismo en la relación de los cónyuges. La víctima no
encontró nadie que reivindicase, en la Tierra, por su inocencia, ni
tampoco quien la lamentase por más tiempo. El poder, en el mundo,
anestesia muchas mentes y destruye innumerables sentimientos.
"Despertando, al otro lado de la vida, dominada por la insania del odio
que la envenenó, quedó perturbada por innumerables años, cayendo en
los bajos círculos de expiación espiritual; entre antiguos esclavos
sedientos de venganza, que todavía se encuentran en la psicoesfera del
planeta, asumiendo personalidades mitológicas y viviendo Entidades del
culto afro-brasileño, imantadas a propósitos de venganza, debatiéndose
en acciones perniciosas, las cuales dan curso a la saña de la vindicta que
se permiten.
"Poco a poco fue concienciada a respecto de las ocurrencias de la vida y
de su indestructibilidad, armándose para el desagravio en la hora
apropiada. Sin manipular, no obstante, el propio destierro, vino a la
reencarnación y, bajo la imposición de las Leyes, contrajo matrimonio con
aquel que fuera motivo indirecto de su desdicha. La escafandra bendita
de la carne le amortiguó los recuerdos infelices y, bajo la custodia del
afecto, se ajustó al hogar que tuvo efímera duración, desencarnando un
decenio después, sin dejar hijos. El viudo vino a reencontrar la antigua
esposa y, apagadas las reminiscencias, en el mismo suelo fluminense de
otrora, contrajo nuevas nupcias, viviendo la emoción que la perspectiva
de la ^ paternidad le mostraba. La desencarnada, sin embargo, picada por
los celos e identificando en ella a la antigua adversaria, compuso un
cuadro de agresión y rencor que la llevó a sintonizar con los antiguos
cómplices, que elaboraran en conjunto la trama que acaba de consumarse.
"En la urdidura del rescate compulsorio, que dispensaba la interferencia
de Ernestina y de su grey, ya que el accidente podría originarse en una
falla mecánica del vehículo, el joven cuñado que perece es el mismo
capataz que mutilara los senos de la joven esclava y renació bajo la
imposición de la problemática tuberculosa; cerrando el ciclo
reencarnacionista, cuando la cura orgánica le mostraba la oportunidad de
una vida más larga.
"Las piezas se encajan perfectamente en los complejos programas de
equilibrio espiritual del ser, aunque él, no pocas veces, intentando
apresurar soluciones, coopere, inconscientemente, para que los hechos
transcurran con el mejor resultado para todos, a pesar de empeorar para
él la situación, por algún tiempo.
"Como vimos, Amenaide y el cuñado rescataran, a través de la expiación,
y nuestro Egberto, nuevamente viudo, se reeducará en el dolor,
padeciendo el penoso trauma mediante el cual ascenderá, tomándose
candidato a un futuro mejor".
Ante la pausa espontánea, indagué:
- ¿Y Ernestina?. ¿Qué le ocurrirá?. No obstante, ¿cómo el amigo se
encuentra enterado de estos hechos?. ¿Ya los conocía?.
El interlocutor desvió la vista, la fijó en un punto distante, como si
estuviese organizando informaciones sintéticas, y, sin mayor demora,
respondió:
- Este Sanatorio es para mi una Escuela de bendiciones donde
aprendo el amor por la vivencia del trabajo, o en el cual crezco en el deber
bajo las invitaciones de la caridad para con el prójimo, ejercicio de
evolución para mí mismo. Aquí practico desde hace tiempo, en la
condición de aprendiz de la vida, cooperando en el esfuerzo superior de
la Hermana Angélica, que en el momento apropiado me restituyó a los
sentimientos cristianos, convocándome a la siembra de la fraternidad
evangélica...
"Hubo una época, no distante, en que me encontraba en complicado
proceso de alucinación correctiva, en la cual expiaba las actitudes
imprudentes de varias reencarnaciones mal sucedidas, cuando fui
rescatado por ella de la situación muy infeliz. Así que me recobré,
mediante cuidadoso tratamiento espiritual, descubrí que ayudar a los
otros es auxiliarme, y pensar en el prójimo en primer lugar, representa la
única alternativa para superarme, transformando dolores en bendiciones,
amarguras en esperanzas, disturbios íntimos en conquistas de paz...
"En razón del ejercicio médico, en la última experiencia humana, fui
localizado aquí a fin de mejorarme en el servicio a los enfermos.
"Abnegadas religiosas y nobles equipos médicos v paramédicos que aquí
trabajan, en ambos planos de acción, han supuesto para mí hábiles
maestros en el arte de la abnegación y de la paciencia, Iluminándome con
ejemplos de elevación por la ronuncia. Varios de ellos, que por aquí
transitaran, al desencarnar, rogaran la felicidad del retorno, prosiguiendo
en el trabajo a que se dedicaran. Mantienen contactos mentales con los
antiguos cooperadores, que los registran y, con frecuencia, las ingenuas
religiosas que los detectan psíquicamente no asustan, conjurándolos,
sin embargo, beneficiándose con la asistencia que reciben.
"Antigua directora de la Orden aquí prosigue con nosotros, alistando
colaboradores y ampliando los cuadros de los servicios de beneficencia.
En esa área, nuestra Mentora ha ofrecido importante cuota de auxilio,
considerando los pacientes que se le vinculan y para aquí son traídos
para el beneficio de la salud. Por motivos comprensibles, hay mucho
tormento en esta Casa, en los diversos campos del comportamiento
humano: sexo, vicios diversos, abusos de variada orden, que llevan a
desvarios y a suicidios periódicos. Las gentiles Hermanas, vigilantes y
discretas, acogen bajo continua inspiración, atendiendo emociones y
dramas, ocultando los efectos dañinos de las escenas de autodestrucción,
a fin de mantenerse la moral de los enfermos graves y de complexión
emocional débil...
"Me entero, normalmente, cuando llegan los enfermos, de su ficha
kármica, de sus acompañantes, de sus más aflictivos problemas, de forma
a realizar una eficaz terapia de nuestra parte, tanto cuanto sobre los
compromisos que les son peculiares, devotándome y dedicándome,
conforme los títulos de merecimiento de cada cual. Con regularidad,
todos los obreros oímos conferencias y participamos de seminarios
realizados por visitantes de otras Esferas que nos vienen a adiestrar en
técnicas socorristas más avanzadas, tomando algunos casos de internados
para montar los estudios sobre sus problemas, cuyos resultados son
valiosos.
"De este modo, cuando Jaime vino a ser internado, tuve informaciones
más pormenorizadas sobre los factores propiciatorios y desencadenantes
de su enfermedad, interesándome por la problemática familiar y
dedicándome al grupo. Cuanto me permitieran las oportunidades, le
dispensé asistencia, que fue hecha extensiva a su hermano y a su cuñada,
cuya historia humana mucho me sensibilizó. En ese ínterin, conocí a
Ernestina y pasé a orar por ella, intentando, sin ejercer cualquier violencia
de mi parte, intuirla al bien, despertarla... Conociendo su planificación y
el mórbido interés en perjudicar a la familia que dejara en la Tierra, nada
más pude hacer, sino acompañar los acontecimientos, para minimizarles
los efectos, conforme sucede en este desenlace".
Silenciando, como a concatenar ideas, concluyó:
- Nuestra hermana Ernestina ahora se sentirá frustrada, como todo
vengador que, tras la saña del desagravio, pierde la razón de la lucha
desgastadora, descubre la inutilidad de los propósitos alimentados, se
aturde, sufre y despierta para otra realidad. Cesada la razón central de su
pertinaz insistencia en la practica del mal, experimentará el recrudecer de
los remordimientos. Podrá ser reenviada a la reencarnación o caerá en las
manos de los secuaces, igualmente rebelados ante el fracaso de los planes
de vampirización y obsesión de nuestra Amenaide. Los designios de Dios
son inescrutables y los datos de que disponemos son insuficientes para
una evaluación de futuros sucesos, además de que, nuestro deber es el de
ayudar siempre, cuyos resultados pertenecen a Dios.
Eran para mí informaciones valiosas las que acabara de recibir.
La vida son los acontecimientos que desencadenamos por libre opción, a
través del comportamiento que el hombre elige en la pauta de su
inevitable evolución, dependiendo de él, a breve o a largo plazo, alcanzar
la felicidad que le está destinada desde el principio.
Respetando el silencio del amigo, me recogí, también, en meditación.
17. - Desencarnación y vampirismo
Cada vida es un libro abierto, rico de experiencias y lecciones de las
cuales se pueden retirar provechosas enseñanzas para la realización
interior. Aun de las existencias humanas más oscuras fluye un manantial
de alto valor, si sabemos evaluar las realizaciones y sufrimientos, las
luchas y renuncias, los esfuerzos y los silencios vividos para la
adquisición de la felicidad, según el parecer de cada criatura.
Todavía me encontraba bajo las impresiones del drama que arrebatara las
vidas de Jaime, de doña Amenaide y de su retoño, cuando el Dr. Lustoza
me invitó a visitar un paciente que llegaba a su fin, en el plano físico.
El vetusto y noble Hospital, compuesto de varios bloques, tenía una
entrada señorial, revestida de mármol, amplia, lo que denotaba en la
sobriedad de líneas, el gusto arquitectónico de sus constructores y el
cuidado para ofrecer a sus pacientes, que eran considerados huéspedes; y
que verdaderamente así se consideraban, tales las altas sumas
desembolsadas para su tratamiento, asistencia cuidada y especial, así
como una importante cuota de confort físico y moral. Sin embargo, existía
el pabellón de los indigentes, con menos refinamientos y comodidades,
donde, no obstante, se dispensaba asistencia competente a los internados.
Nos dirigimos a un apartamento bien decorado, en el cual se debatía, en
las garras de la tuberculosis pulmonar, un señor de aproximadamente
sesenta años.
El bien cuidado ambiente, con una amplia ventana abierta en la dirección
del bosque en la montaña, por donde entraba la claridad del día,
contrastaba terriblemente con la psicoesfera allí reinante, irrespirable, en
la cual se movían Espíritus viciosos, ostentando máscaras de agresividad,
con actitudes visiblemente hostiles. Confabulaban, irónicos, y se referían
al moribundo con animosidad no disimulada.
Antes que la sorpresa me invitase a disparatado o precipitado análisis, el
médico amigo vino en mi auxilio, elucidándome:
- El enfermo, que se encuentra en proceso de desencarnación, es el señor
Marcondes Leal, propietario de inmenso latifundio próximo a esta
ciudad, que mantiene con mano férrea. Habiendo heredado una sólida
fortuna y grandes propiedades de tierra, ha vivido inconforme,
ingiriendo vibraciones de baja calidad, a las que se hace merecedor, en
razón de su temperamento irascible y rudo. Aquí está internado hace casi
cinco años, sin que la enfermedad pudiese ser vencida, aún con los
cuidados y la dedicación de todos los que le asisten con el desvelo que el
dinero puede comprar. Tirano domestico, tornó un continuo tormento la
vida de la esposa y de los dos hijos, hoy adultos; que le soportan,
anhelando por su desencarnación, esperada con alguna ansiedad por la
familia, ha mucho tiempo... No es necesario decir que nuestro Marcondes
identifica la indiferencia de los suyos, reaccionando con cólera y
mortificándose por no poder descargar, como réplica, la maldad del
inconformismo sobre aquellos que le padecieran la imposición familiar.
Igualmente, se rebela ante la proximidad de la muerte, por el hecho, entre
otros, de ser constreñido a dejar el inmenso patrimonio que preservara y
aumentara con ambición y avaricia...
El amigo miró detenidamente al señor Marcondes que se contorcía bajo
las tenazas invisibles de la dificultad respiratoria, y prosiguió, sin ocultar
la compasión de que se encontraba poseído:
- No obstante, sus dolores no se terminarán, cuando le cesen los
movimientos físicos... Como vemos, las presencias espirituales que aquí
se mueven, son de pésima procedencia y tienen motivos para hacerlo.
Algunos son adversarios personales de nuestro Marcondes, que los tiene
desde vivencias anteriores; otros fueran adquiridos en la actual
reencarnación y otros, todavía, proceden de simpatizantes y amigos de
aquellos a quién él perjudicó más recientemente, que adhirieran a las
penas de sus amigos y decidieran cooperar en el exterminio del personaje
odiado. Disponiendo de valiosos medios para generar simpatía y
bienestar, desarrollar la prosperidad propia por el enriquecimiento de
muchos, prefirió la caminada solitaria del egoísmo, aniquilando las
oportunidades que ha negado a su prójimo. El pobre amigo ha sido * un
sembrador de males, recogiendo ahora los primeros frutos amargos de su
plantación, a fin de penetrar en las urdimbres de la maldad que cultivó,
cuando experimentará los espinos más hirientes que se le clavarán en el
alma con más intensos dolores.
"Note el hermano Miranda que, a pesar de las plegarias de las religiosas
que le cercan de desinteresado cariño, conociéndole las flaquezas y
defectos morales, aquí no luce la paz ni se encuentra esperanza... La
alucinación que de él se apoderó, le hizo apartarse de Dios, de cualquier
sentimiento religioso; divorciándose de las bendiciones de la fe, que es
lenitivo seguro en estos momentos. Siempre aturdido, cultiva formas-
pensamiento que nutre sus adversarios desencarnados, recibiendo, con
incidencia poderosa, la respuesta de ellos transformada en energía
deletérea, que terminó por arruinarle la vida física y la mental ya
seriamente aquejada. Tenemos, en el compañero doblemente afectado, en el
cuerpo y en el alma, un ejemplo típico de la acción del petardo mental disparado
por el odio contra alguien que lo recibe, en sintonía de franja psíquica equivalente.
"Vemos personas que se hacen odiar por millones de
criaturas y, aparentemente, prosperan, gozan de salud,
parecen vivir felices. Entre muchos otros, nos reportamos a algunos
ejemplos, históricamente próximos; como Hitler, Eichmann, Stalin... En
verdad, no escaparan de sí mismos, dominados por la trama cruel que
movilizaran contra la humanidad, exterminando verdaderas multitudes y
permaneciendo tranquilos... En estos casos de aparentes excepciones,
personajes de tal porte se transforman en instrumentos de la vida, que los
hombres necesitan sufrir, a fin de despertar para los valores más altos de
la existencia. Son látigos que azotan con impiedad las espaldas de la
sociedad ora desatenta, ora connivente, expiando sus arbitrariedades
en manos más canibalescas en los rigurosos procesos de la evolución.
"Hitler se creía predestinado por la Providencia para reunir los pueblos germánicos,
recordándose de existencias precedentes, cuando desempeñara relevante papel
histórico en la comunidad europea, y cuantos males se permitía o
autorizaba practicar, se suponía bajo divino designio para producirlo,
enloquecido de soberbia y maldad. Es cierto que la Divinidad no necesita
de hombres arbitrarios para establecer, en la fierra, la justicia, el equilibrio
y la paz. Desde que se levanten falsos arbitros del derecho y del orden,
apoyados en postulados equívocos o falsos, se tornan, por si mismos,
mecanismos de probación, de expurgo, bajo cuyos propósitos sucumben
los que se encuentran incursos, como delincuentes, en los Soberanos
Códigos, reparando de esta forma los gravámenes y crímenes
perpetrados... En la furia que los domina, la sed de sangre y de destrucción los
impide de absorber, por el momento, las ondas de la reacción del odio y del rencor,
no imposibilitándoles, todavía, de intoxicarse con las propias emanaciones psíquicas
y espirituales, así como las de aquellos que los siguen de la Erraticidad, llevándoles
a suicidios salvajes o a la total alienación..."
El Dr. Lustoza silenció, en una ligera interrupción de la narrativa.
Pudimos observar el señor Marcondes en agonía, debatiéndose en la
campana de oxígeno, la mirada enloquecida, la disnea violenta. Un hilo
fino de sangre viva le escurría por la comisura de los labios. La tos
impertinente, cansina, le obligaba a expeler chorretones sanguíneos que le
hacían revolcarse en punzante aflicción. Una religiosa oraba, mientras
que una experimentada enfermera le asistía, aguardando el momento
final, próximo.
- Hemos estudiado la obsesión como factor desencadenante de
enfermedades orgánicas -prosiguió, con la misma serenidad, el amigo
vigilante. - Ahora tenemos un fenómeno con mayor complejidad ante
nuestros ojos. En razón de sus actitudes, nuestro enfermo pasó a sufrir el
cerco de las Entidades perversas que interferían en su comportamiento
mental con las naturales reacciones psicológicas y humanas.
Simultáneamente, el desencadenar de la animosidad que sus actitudes provocaban,
hizo que las personas pasasen a lanzarle flechazos mentales, deseándole la ruina, la
infelicidad, la muerte. Al principio, en razón de encontrarse sumergido en
verdadero caparazón de las propias construcciones psíquicas, aquellos
petardos no le alcanzaban con facilidad. Naturalmente se diluían en el choque
vibratorio de sus resistencias portadoras de contenido diferente, en ondas de
dispersión, por lo que su mente exteriorizaba contra las demás personas. Se
producían, en ese campo magnético, inevitables choques vibratorios que,
a lo largo del tiempo, produjeran las primeras brechas, en razón de la
intensidad con que eran emitidos los pensamientos destructivos,
alimentados por la furia de sus víctimas, en el hogar y fuera de él,
sumando fuerza devastadora. Lentamente, las sucesivas ondas
perjudiciales le alcanzaran los equipamientos orgánicos, desarticulando
las defensas inmunológicas que fueran vencidas, degenerando células y
dando inicio, al principio, a la irrupción del bacilo de Koch, ahora en fase
final del proceso. Casos hay, en que la incidencia del pensamiento
maléfico aceptado por la mente culpada desbarata la intimidad de la
célula, interfiriendo en su núcleo y acelerando su reproducción, dando
génesis a neoplasias, a cánceres de variadas expresiones.
"La mente es dinamo generadora de energía cuyo potencial y finalidad
están gobernados por el comportamiento moral, por el deseo de quién los
emite. Hay enfermedades de diferentes procedencias que se instalan bajo
la contribución de la conducta mental de los propios pacientes, dando
margen a fenómenos de autodéstrucción a corto o a largo plazo, de
desarticulación de las defensas psíquicas y orgánicas; cuando irrumpen
problemas graves en el área de la salud, con muchas dificultades para un
diagnostico correcto, cuanto para una terapia segura. El hombre es,
intrínsecamente, lo que piensa, siendo ese su mecanismo mental el
resultado de sus experiencias precedentes, en otras reencarnaciones, lo
que motiva las fijaciones, las preferencias, los ideales sustentados. De más
alto valor es, por tanto, el cultivo sistemático de los pensamientos
positivos, de las ideas ennoblecedoras, de la conversación edificante, de
las aspiraciones optimistas, que facultan la renovación de los paisajes
íntimos y la sustitución de los clichés infelices, propiciadores de
enfermedades, de turbaciones del razonamiento, de desajustes de todo
tipo.
"En el caso en pauta, de nuestro señor Marcondes, fueran los petardos mentales de
los encarnados que, por sintonía de él mismo, desencadenaran los
disturbios que lo afligieran, dentro, naturalmente, de las balizas de su
programa kármico. Desgraciadamente, nada podemos hacer en su favor,
en este momento, porque él se encuentra muy vinculado a otra área de
intereses, sintonizado con aquellos que le comparten, de nuestro lado, la
economía emocional, moral y espiritual. Aquí nos encontramos en la
condición de observadores y aprendices, esperando, en el futuro, poder
ministrarle alguna asistencia, a pesar de saber que él no se encuentra
fuera del divino amparo, experimentando las acciones-reacciones de lo
que ha preferido, cultivado y distribuido. Como nadie huye de sí mismo,
por más extraña y dispersa que sea la siembra, la cosecha se hará de
forma compulsoria en el mismo campo y mediante los mismos elementos
esparcidos. Ahora, oremos y aguardemos".
Me recogí en la oración intercesora, fraternal, apiadado del hermano
tristemente equivocado, para quién los valores transitorios eran más
importantes que los bienes imperecederos del sentimiento, de la vida
espiritual, del bien. Nome sentía, como no me encuentro, en condición de
censurar el comportamiento engañoso del moribundo, en razón de poder
aquilatar los propios errores y cuanto me cumple todavía avanzar por la
senda del deber que me aguarda. Me compungía ver el desenlace infeliz
de una existencia física, que fuera favorecida con inestimables recursos
para el suceso sobre las dificultades, la victoria del espíritu sobre las
imposiciones del cuerpo y del mundo. La reflexión me llevó a la sincera
emoción, ya que la escena de la desencarnación, allí, era constrictiva. No
había el concurso de los técnicos en liberación, habiendo caído el enfermo en el
automatismo de los fenómenos biológicos, demorados, que se arrastran
hasta el total desgaste de los fluidos y fuerzas vitales, aprisionando el
Espíritu a la materia, por largo tiempo después de la llamada muerte
orgánica, cuando el cadáver entra en descomposición.
A medida que los minutos pasaban, el agonizante daba muestras de
mayor sufrimiento, padeciendo estertores y emitiendo pensamientos de
ira mal contenida contra todos y todo. El sudor abundante y el colapso
periférico, con el entorpecimiento y el amoratar de las extremidades del
cuerpo, denotaban la victoria de la muerte sobre la materia que no podía
más luchar, en cuanto que el Espíritu permanecía lucido, en la
desbaratada fábrica mental, agarrándose a los despojos que se le negaban
al comando.
En ese momento, oí uno de los más terribles obsesores presentes que ya le
afligía, intentando desgarrarlo del cuerpo, informar al inculpado
compañero:
- Ya no demora. En menos de diez minutos todo estará acabado. Ve a
buscar los succionadores. 
Quedé perplejo ante la inusitada orden.
Mentalmente el Dr. Lustoza me sugirió calma, silencio y oración.
Súbitamente irrumpieran en la cámara donde la muerte triunfaba, cuatro
Entidades, de apariencia lupina, atadas con cuerdas, como si fuesen canes,
aunque mantuviesen algunas señales humanoides, que emitían aflictivos
aullidos y se agitaran, inquietas, en las manos vigorosas que les
aseguraban las correas presas al pescuezo. Denotaban sentir lo que
acontecía, tal la agitación de la que daban muestra.
El desencarnante percibió que la hora era llegada y, aterrado bajo la
asfixia cada vez más constrictora, se debatió, intentó gritar, sin embargo,
la tos ronca le venció con brutal hemoptisis, impidiéndole la respiración,
victimándole definitivamente.

El vigilante perseguidor, con terrible rictus en el rostro demacrado,


ordenó:
- ¡Suelten los animales.
Vimos las Entidades siniestras arrojarse sobre el difunto y, en una escena
perturbadora, profundamente nauseabunda, succionar las energías de la
pasta sanguínea, así como del cadáver, retirando por absorción bucal los
fluidos pestilentes que eran eliminados.
Tras el vértigo que el Espíritu experimentó, atónito, sin entender lo que
ocurría realmente, exhausto bajo la misma dificultad respiratoria que le
enloquecía de dolor y angustia, se oyó llamado nominalmente por la voz
terrorífica del despiadado enemigo, que le decía:
- Marcondes, no hay tiempo para el reposo innecesario. Tú siempre
decías a los empleados y familiares que es necesario estar despierto,
actuar... Despierta, no malbarates los minutos. La muerte no da reposo;
prosigue la vida conforme cada cual la usa. Llegó tu vez, ¡miserable!.
Simultáneamente, pasó a desenredar el fallecido de sus despojos, usando
de violencia, lo que producía en el Espíritu dolores punzantes, que
exteriorizaba, a gritos conmovedores, recibidos con risotadas de burla por
parte de los asistentes igualmente insensibles, odiosos.
Los succionadores se hartaban sobre los restos mortales, como si fuesen
chacales hambrientos disputando animales abandonados por los que les
hubieran destruido... Parecían embriagarse en la voluptuosidad con que
se abalanzaban y robaban las últimas energías del cuerpo cadavérico.
Enseguida, el vigoroso verdugo, en un brusco gesto, deslindó las últimas
amarras fluídicas y sujetando, a la fuerza, al alucinado señor Marcondes,
que experimentaba innominables cuan indescriptibles aflicciones, se
sometió, debatiéndose, a la nueva imposición.
- Retiren los animales - impuso, feroz. - Salgamos de aquí.
Las Entidades reaccionaran a su conductor, no deseando abandonar el
banquete, por lo que fueran forzadas a látigo, y el grupo heterogéneo,
ridículo y terrorífico se retiró con gran socarronería, llevando al recién
d e s e n c ar n ad o .
Transcurriera menos de una hora desde el desenlace y todo parecía haber
ocurrido en un demorado período de incesantes aflicciones.
En el plano físico la religiosa, que oraba, se revestía de opalina claridad
que resultaba de su comunión con las Esferas Superiores y, ayudada por
la Enfermera y más los auxiliares que fueran llamados, el cadáver fue
recompuesto, mientras que la habitación era tratada con la debida
asepsia, a fin de que todo retornase a la normalidad habitual.
- Ya nada tenemos que hacer aquí - me dijo el generoso Dr. Lustoza.
- Otros deberes nos esperan. Nuestro hermano, señor Marcondes,
comienza doloroso y prolongado período de reparación, en el cual el
dolor desempeñará el papel que él no permitió fuese realizado por el
amor. El tiempo, ese benefactor ignorado y paciente, se encargará de
ajustar y poner en sus debidos lugares todo cuanto se encuentra en
desconcierto y desequilibrio.
El tenebroso espectáculo imprimiera en mi mente todo el horror de la
desencarnación del atormentado enfermo, haciéndome recordar una
antigua oleografía religiosa, titulada "La muerte del pescador", en la cual
se retrataba algo semejante, si bien menos aterrador. Probablemente el
pintor tuviera alguna visión psíquica del evento, que fijara como
advertencia a los desatentos en torno de las cuestiones espirituales.
El momento, todavía, no me permitía cualesquiera indagaciones.
Salimos en dirección al jardín y nos deparamos con el triunfo del Sol
bendiciendo la Naturaleza.
18. - Mauricio despierta
Permanecían en mi las impresiones constrictivas de la desencarnación del
señor Marcondes y todo cuanto conservaba de la desagradable escena de
la vampirización de sus despojos carnales, llevándome a prolongadas
reflexiones y oraciones intercesoras por su recuperación.
La muerte, indiscutiblemente, es la conclusión del circulo biológico,
desde el punto de vista físico, sin embargo, la liberación siempre se
produce de acuerdo con los condicionamientos y vivencias que son
mantenidos a lo largo de la existencia.
No habiendo, en los Estatutos divinos, regímenes de excepción, es muy
justo que cada candidato al progreso crezca conforme a sus recursos y
ascienda en la escala de la evolución mediante los sacrificios que se
imponga.
El estado mental y las acciones morales de cada criatura responden por
sus legítimas conquistas, aquellas que se le incorporan ineludiblemente, a
la realidad interior.
Consonante el hombre vive, así desencarna, experimentando las presencias
espirituales con las cuales se afina y atrae, de la misma forma que los
sentimientos cultivados se le transforman en amarras constrictoras o alas
de liberación.
Si embargo, bajo cualquier hipótesis, la desencarnación es momento
grave para todos los Espíritus, que en ella encontramos el desembarazar
de las ligaduras retentivas en la Tierra, para la prosecución de la vida en
nuevas experiencias, continuación natural de las que nos permitíamos
vivir.
Los vampirismos, generalmente, son una etapa avanzada de alienación y
zoantropía de los desencarnados que cayeran en las garras de la propia
insania, dejándose dominar por mentes impiedosas de la Erraticidad
inferior, las cuales se atribuyen el gobierno de los destinos que les
permiten sometimiento, en razón del comportamiento alucinado
mantenido, durante su presencia en la Tierra...
Por otro lado, sus víctimas encarnadas experimentan las punzantes
angustias que se derivan de la coyuntura infausta, en subyugaciones
crueles, de largo curso, que se prolongan hasta más allá del túmulo. En
otro aspecto, el vampirismo entre desencarnados que se odian, constituye
lamentable acontecimiento que sensibiliza y propone inmediata
transformación en quién lo observa, sin que los implicados en la ruda
lucha consigan experimentar breve pausa, bien sea para reflexión o
reposo...
Lo que yo observara, sin embargo, cuando de la llegada de los vampiros
para absorber las últimas energías del cadáver del recién desencarnado y
succionar los elementos vitales que permanecían en la sangre expelida,
derribaba todo cuanto hasta entonces conocía en el género...
Acompañara esas experiencias dolorosas en mataderos, cuando hordas feroces se
arrojaban sedientas de sangre sobre los animales abatidos, todavía con los reflejos
condicionados imponiéndoles temblores.
Ese comercio entre las mentes atormentadas-atormentadoras, es el
resultado de los desmanes de unos y de otros, víctimas y verdugos que se
mancomunan, mediante infeliz vinculación, produciendo paisajes
infinitamente constrictores y generando reductos colectivos de expiación
inimaginable para los domiciliados en el cuerpo físico. Aún para muchos
Espíritus desencarnados, que se movieran en la línea de la dignidad y del
equilibrio, esos reductos de sombra y purgación permanecen ignorados,
hasta cuando se les hace necesario que dispensen socorro a aquellos que
allí se detienen, y les son queridos o conocidos que ruegan y aguardan
ayuda...
Todo son lecciones que propician el crecimiento espiritual de quién
anhela, realmente, por la propia espiritualización.
Como las mentes encarnadas, incluso algunas de aquellos que traban
conocimiento con la vida del más allá de la tumba, yacen adormecidas,
prefiriendo las utopías y las adulaciones astuciosas, las fantasías de la
imaginación descontrolada - con eso no pretendo censurar a nadie -, cada
día aumentan los fenómenos obsesivos y las desencarnaciones infelices se
tornan más comunes en razón del esclarecimiento que fue desdeñado,
cediendo lugar a la indiferencia y a la desgracia...
Se viven, por eso, panoramas de perturbación variada, en los campos
terrenos, cada vez más lamentables, que el bendito dolor se encargará de
modificar en la sucesión de los tiempos.
Felices aquellos que se den cuenta de los deberes a ejecutar y se fatiguen
en los esfuerzos por la edificación de la responsabilidad activa sin
mecanismos exculpatorios o justificaciones livianas, destituidos de
cualquier legitimidad...
Me reservé estudiar la cuestión del vampirismo a los despojos carnales,
concluyendo, una vez más, que muerte es solamente cambio de traje, sin
el descartar de los ropajes fluídicos que condensan la materia.
Se rompen y se desgastan los aparatos externos, aun cuando
permanezcan las matrices fomentadoras de sus formas, manteniendo la
capa envolvente del Espíritu que, en el caso de vivir experiencias
groseras, favorece la prolongada subyugación vampirizadora. En los
casos de Espíritus equilibrados, las dinamos psíquicas que se encargan de
elaborar las fuerzas fluídicas producen energías de peso específico, que
alzan el ser a regiones de plenitud superior, embelleciéndolo y
propiciándole paz por ausencia de condicionamientos perniciosos y de
intoxicación por venenos vibratorios.
Pulsa la vida en toda parte dentro de los patrones establecidos por el
Padre, sin embargo, exteriorizándose conforme el nivel evolutivo de los
grupos sociales y de los individuos que en ella se mueven y agitan.
La rampa del abismo, tanto cuanto el ascensor que lleva a los altos
planos, son elaborados por cada Espíritu, conforme aspire caída o
elevación.
Aprendiendo con las lecciones que nos eran propiciadas, recibí al
diligente Dr. Lustoza que vino a mi encuentro, informando:
- Tuve noticia de que nuestro Mauricio retornó al hogar.
La información me llegó como estímulo, apartándome de las reflexiones
más fuertes para acompañar las esperanzas de un futuro bendito por las
realizaciones de vidas que estaban siendo llamadas al crecimiento y a la
victoria.
- Después del encuentro que mantuvo con nuestra Hermana
Angélica - prosiguió, optimista - conforme recordamos, encontró la Biblia
y dejándose inspirar, pasó a leer y meditar algunos salmos, paso inicial
para la renovación que se le hacía indispensable. Posteriormente, pasó a
leer el Evangelio, según S. Mateo, y la vida de Jesús, particularmente "el
Sermón de la Montaña" le bañó el alma de serenidad y le iluminó la
mente obnubilada con nuevos conceptos que le están norteando. No es
preciso decir que la noble Bienhechora viene ofreciéndole asistencia
personal, teniendo en vista el futuro que él podrá elegir y construir con
amplias posibilidades de servicio y realización, en el equipo espirita que
ella viene auxiliando y conduciendo...
El narrador hizo una ligera pausa y dio prosecución:
- A medida que los días se sucedieran, las fijaciones del inconsciente
- que guardó las emociones y esclarecimientos del desdoblamiento por el
sueño -fueran subiendo a la conciencia como recuerdos agradables que le
propiciaran júbilos y amarguras. Los primeros, en razón de usufructuar
de una paz a la que ya se desacostumbrara, y las segundas, en razón de
sentirse fuera de lugar en el grupo al que se asociara.

"El organismo debilitado, ante las nuevas emociones, y a pesar de la


especial asistencia que viene recibiendo, se resintió, reventando las
últimas resistencias e instalando en él un problema de salud que será
contornado en el debido momento. Como era de esperarse, le advino el
recuerdo del hogar, la añoranza de la familia y la soledad entre tantos
desorientados le impuso el viaje de regreso, como solución feliz, que le
fue transmitida por los invisibles hilos de la intuición.
"Se hizo el "hijo pródigo", cuya parábola le arrancó lágrimas nacidas en lo
íntimo del ser, en arrepentimiento sincero, oportuno. Con nuevas
disposiciones, enfermo y fracasado en la competición de las engañosas
conquistas de cosa alguna, inició el viaje de retorno. La inmensa distancia
a la casa paterna fue siendo vencida usando los recursos del autostop,
habito en uso por la actual juventud inquieta, lo que le permitió surgir en
el hogar para júbilo de los padres ansiosos y de los hermanos afectuosos,
que jamás habían concordado con la locura de su intento equivocado de
buscar el suceso..."
"Ahora se recupera y medita, llora y espera.
"La Hermana Angélica nos invitó para una visita al joven amigo, cuando
se le propiciará una oportunidad de trabar contacto con el Espiritismo, en
razón de la visita que le será hecha por abnegado sembrador de nuestras
huestes, domiciliado en la Región y devotado lidiador de la Tercera
Revelación. A la hora apropiada saldremos de aquí, con nuestro
Bernardo, debiendo encontrarnos con la Mentora que nos aguardará para
que participemos del evento benéfico".
Eran para mí informaciones valiosas, considerando que nuestro
querido Mauricio se encontraba fuertemente vinculado al proceso de
crecimiento espiritual de nuestros Argos y Aurea.
Ante la expectativa de los próximos acontecimientos, aguardé con
optimismo el momento que nos traería nuevas adquisiciones y datos para
la propia renovación moral.

19. - Programa de evolución

A la hora convenida, me reuní con los amigos Bernardo y Dr. Lustoza,


tras lo que nos dirigimos a la ciudad donde Mauricio residía.
Después de un rápido viaje nos deparamos con un pequeño pueblo
interiorano donde las personas invariablemente se conocen y se estiman,
sin los tumultos y agitaciones de los grandes centros urbanos.
En su bucolismo, la agradable ciudad parecía tomada por la paz. No
obstante situada en región habitualmente calcinada por la falta de lluvias,
su pueblo trabajador respiraba una psicoesfera de fraternidad amena.
A las 20:00 horas estábamos en la casa donde se deberían reunir personas
interesadas en el conocimiento del Espiritismo.
En la ciudad de tradición católica y conservadora de los hábitos religiosos
de la Iglesia Romana, era la primera vez que se hablaría claramente sobre
la Doctrina Espirita para un grupo de curiosos e interesados.
Se aprovechaba la estancia, por algunos días, de dedicado médium,
residente en lugar relativamente próximo, que cultivaba el conocimiento
espirita, afanándose en la vivencia de los postulados que abrazaba,
mediante el ejercicio de la caridad y de la propaganda de las lecciones
felices, que se presentaban como solución para los ingentes y angustiosos
problemas humanos.
El grupo no excedía de quince personas, reunidas en la amplia sala de
almuerzo de la familia que hospedaba al trabajador del Evangelio
Redivivo.
Mauricio había sido informado del acontecimiento, y porque le bailasen
en la mente los recuerdos del encuentro espiritual con la Bienhechora,
aceptó de buen grado en comparecer al acto.
Se hiciera acompañar por algunos otros miembros de la familia, también
ignorantes de las enseñanzas Kardecianas, que esperaban, inquietos,
esclarecimientos para las dudas que alentaban, así como, también para
ver algún fenómeno mediúmnico, en razón del concepto equívoco que se
mantiene en torno del Espiritismo como siendo manifestación
mediúmnica.
La Hermana Angélica ejercía la superintendencia de la reunión, que
tuviera el cuidado de promover, teniendo en vista la oportunidad para el
despertamiento de su pupilo, al mismo tiempo en que propiciaba una
correcta divulgación del Mensaje racional espirita, abriendo campo de
trabajo erí nueva área, para futuros acometimientos.
Así que con ella deparamos, la afectuosa amiga nos esclareció cuanto a
los objetivos buscados y nos indicó con simpatía el médium
conferenciante.
- Se trata de nuestro hermano Antonio Fernández - esclareció afable - que
llegó al conocimiento espirita azotado por los látigos del sufrimiento, tras
perturbadora probación en las argollas constrictoras de la obsesión.
Portador de mediumnidad espontanea y con muchos compromisos
negativos con la retaguardia, temprano en él se instalaran las matrices de
tormentosa obsesión que; por merced de Nuestro Padre, no lo llevó al
Manicomio o al suicidio... Sufrió óbices y desasosiegos que conocemos en
los procesos de tal naturaleza... No obstante, poco a poco, despertó para
las realidades más elocuentes de la vida, esforzándose por la propia y
por la iluminación de los adversarios que le comprimían psíquicamente,
en la dilatada imposición perniciosa. Amparado por familiares
acreditados, que practican en nuestro campo de trabajo, él fue orientado y
supo aprovechar las directrices recibidas, incorporándolas al día a día de
su actual existencia. Ciertamente, que todavía no se liberó in totum de los
conflictos y de las turbaciones mentales, derrapando con alguna
frecuencia en cuadros depresivos que le anestesian temporalmente. A
pesar de esto, tomando en consideración su buena voluntad para con el
trabajo de solidaridad, dedicados Bienhechores le han utilizado para
servicios espirituales en esta Región, donde viene granjeando simpatías y
amistades de ambos lados de la vida. Ya sería tiempo de nuestro amigo
haberse liberado definitivamente. Sin embargo, se ha esforzado cuanto le
permiten los parcos recursos intelectuales, teniéndose en vista que no
logró conquistar mayor lastre de conocimientos. Viene estudiando las
Obras básicas de la Codificación y, por un atavismo ancestral, le aplace
leer y comentar la Biblia, experiencia que superará cuando adquiera más
amplio conocimiento doctrinario, obteniendo la indispensable seguridad
sobre la cual se erige la convicción espiritista.
La Mentora lanzó una ojeada por la sala y, ante el grupo heterogéneo, en
que los intereses también se diversificaban, prosiguió:
- Sería ideal si pudiésemos contar con un cooperador mejor
adiestrado para la tarea que se nos presenta desafiante. Como, no
obstante, no conseguimos encontrar ángeles en nuestro campo de acción,
porque todavía no merecemos su convivencia y no disponemos de
servidores ideales, somos felices por poder contar con obreros modestos;
caracterizados por el espíritu de servicio, con coraje suficiente para
vencer los prejuicios y las conveniencias de los grupos sociales y de las
personas negativas, afanándose en la distribución del bien. Por sus manos
activas, muchas bendiciones de lo Alto han alcanzado obsesos y otros
enfermos que le buscan o que le son conducidos por la superstición o
creencia de personas bondadosas y desinformadas de las finalidades
reales de la vida.
Haciendo una ligera pausa, concluyó:
- Pasemos a nuestra experiencia de fe programada para esta noche.
Se acercó del médium y le imantó con energías superiores. El sensitivo
percibió la presencia de la Entidad amiga y, solicitando permiso a su
anfitrión, explicó que era llegada la hora de la reunión, que debería
comenzar por una oración que él proferiría, acompañado, en silencio, por
los presentes.
Todos se recogieran a la introspección, en cuanto el médium,
visiblemente inspirado, profirió conmovida súplica de amparo para
todos, tras lo que dio inicio a su alocución.
La palabra le era fácil, escurriéndole de los labios con encantamiento y
seguridad, bajo el edificante control mental de la venerable Hermana
Angélica.
Hizo una ligera retrospección de los paisajes religiosos humanos,
deteniéndose en la excelencia del Cristianismo primitivo y en las
transformaciones por las que pasó, a través de los siglos, para disertar con
claridad sobre los fenómenos mediúmnicos en todos los tiempos;
situando con precisión la tarea y misión de Alian Kardec, ante los
informes que le llegaban y la grandeza de la Doctrina que le cabía
presentar, extraída en el intercambio con los Espíritus; de forma a
constituir una base racional y fundamental para la fe, en un árido campo
de investigación científica, de lo que deriva una filosofía existencial
coherente con la ética evangélica, en una religión capaz de enfrentar la
razón en todos los períodos de la Humanidad.
Su forma simple de expresar el pensamiento que le era transmitido se
enriquecía, no pocas veces, de belleza cristalina, porque la verdad, en su
expresión de profundidad, es simple, sin retoque y pura.
La emoción, en incontables ocasiones, le visitó y también al grupo, en una
comunión mental y emocional sincera, como si estuviesen contemplando
con los ojos espirituales una nueva Humanidad que allí se desarrollaría,
en un inmenso plantío a cribar que, desde aquel momento, se presentaba
dichosa.
Al terminar, fue vivamente aplaudido, abrazado entre sonrisas y
encomios, por cierto, innecesarios, pero habituales en acontecimientos de
este porte.
Vinieran las preguntas generales, que fueran respondidas con calma y
lógica, pasándose, como es natural, a los problemas personales, que
recibieran un tratamiento de bondad a la luz de la Doctrina.
En ese momento, gravemente sensibilizado por lo que acabara de oír,
Mauricio pareció despertar para una realidad nueva. Todo ahora le
resultaba claro, familiar, simple de tal forma que se interrogaba como le
fuera posible vivir hasta aquel momento sin la identificación con esos
conceptos e ideas. Un súbito entusiasmo por la vida le asomó,
dominándole el Espíritu, y se prometió dar la existencia, dedicarse a esa
Revelación que se le presentaba maravillosa, confortadora.
Se aproximó del conferenciante y percibió la simpatía que irradiaba del
medianero, con el cual se identificó por afinidad ancestral, desconocida,
que le desbordó desde lo más recóndito del alma.
El trabajador de la Causa le percibió el estado íntimo, la timidez y la
ansiedad, siendo teleguiado por la Instructora a facilitar el intercambio de
ideas:
- Entonces - abrió el diálogo. - ¿qué le pareció la charla,
especialmente considerando su juventud?.
Directamente abordado y algo confuso por lo inesperado, Mauricio
respondió:
- Fue una excelente experiencia de la que yo mucho necesitaba. Todo
cuanto yo sabía sobre esas cosas, era deprimente, negativo,
sorprendiéndome agradablemente al constatar el contenido fascinante y
lógico de que el Espiritismo es portador...
- Es natural - rebatió el expositor. - La ignorancia y la mala fe
siempre denigren lo que desconocen, presentando con los colores fuertes
de la propia incuria, aquello que no desean que se expanda ni alcance
otras áreas humanas.
- ¿Qué deberé hacer para tornarme un espirita? -indagó, interesado. -
Descubro que yo siempre supe como se expresa la justicia de Dios y como
funcionan los mecanismos de la vida. Solo que yo no me daba cuenta de
que esos razonamientos, que, a veces, me visitaban, ya están elaborados y
ganando campo en las mentes humanas...
El interlocutor sonrió, replicando, entusiasmado:
- La verdad no es patrimonio de individuos ni de grupos. Tiene
carácter universal. Es la misma en toda parte y en todos los tiempos,
variando en la forma, en el vestuario, con la que se presenta para ser
ofrecida a los hombres. El Espiritismo es una doctrina perfecta en su
estructuración científica, filosófica y religiosa, teniendo mucho que ver
con las diversas ramas del Conocimiento, que aclara, ya que investiga las
causas, mientras que la Ciencia todavía examina sus efectos. Su fuente de
inagotable orientación, son los libros que Alian Kardec publicó, debiendo
el neófito penetrar en el examen y estudio de la Doctrina, propiamente
dicha, a través de "El Libro de los Espíritus"; compendio que responde a
las más diversas cuestiones complejas y embarazosas del pensamiento,
proponiendo soluciones a los enigmas de las "ciencias del alma" bien
como de los conflictos de la fe que tanto han atormentado religiosos
honestos o no, que se debaten en aflictivas dudas.
- Pues, me candidato a leerlo, a estudiarlo, meditando esta nueva
filosofía, de la que mucho necesito. Soy un espíritu atormentado, carente
de paz y de equilibrio.
- Busque, entonces, elaborar un programa de renovación,
sumergiendo la mente y el sentimiento en los conceptos superiores del
Espiritismo, que le facultará el encuentro consigo mismo, coloreando su
vida con esperanza y proporcionándole paz.
Mientras respondía, bajo la inducción de la Mensajera Espiritual, el
médium irradiaba, sobre el joven inquieto, fluidos de paz, que le irían
restaurar el equilibrio físico y psíquico.
En ese instante, la Hermana Angélica requirió la cooperación de todos
nosotros para aplicar recursos restauradores en los presentes, que se
extendían en conversación edificante, tras lo cual, servidos refrescos y
aperitivos, fue dispensado el grupo.
- Están plantados los pilares de un nuevo edificio de amor, a la luz del
Espiritismo, en esta ciudad, en estos corazones, en nuestro Mauricio -
concluyó la Bienhechora, invitándonos a caminar por la pequeña ciudad,
adormecida bajo el rutilar de las estrellas plateadas en el ábside del
firmamento.

20. - Proceso desobsesivo appaloosa


Antes de dirigirnos a las actividades habituales, y porque fuese visible el
júbilo de la Hermana Angélica con relación a la hermosa empresa de la
noche con la consecuente conquista, para las huestes del bien, del joven
Mauricio, me aproximé y, sin más demora, con carácter congratulatorio,
me referí:
- Gracias al Señor fue logrado un feliz resultado en relación con las
dificultades e impedimentos obsesivos que envolvían la actual jornada de
nuestro recién convertido. Naturalmente que, ahora, serán más fáciles las
futuras conquistas y todo ha de transcurrir en clima de mejores
posibilidades...
La sabia Entidad me escucho con simpatía, sin embargo, en razón de su
larga experiencia con relación a los complejos problemas del
comportamiento humano, además, en torno de las cadenas de las
obsesiones, elucidó:
- De hecho, el paso que fue dado es muy significativo en el proceso
de liberación de nuestro amigo. No obstante, no desconocemos que
surgirán graves desafíos y embates vigorosos, continuos, que deberán ser
trabados todavía, a fin de que, poco apoco, él se desenmarañe del zarzal
en que se enredó a través de los tiempos.
"La obsesión es el resultado de una demorada convivencia psíquica entre
los dos Espíritus afines, bien sea por el amor que desata las pasiones
inferiores o a través del odio que galvaniza los litigantes, imantándolos
uno af otro con vigor.
"Cuando son tomadas las primeras providencias para la terapia
desalienante surgen los efectos más inmediatos, como consecuencia de
esa actitud: 1º) la rebeldía del enemigo, que cambia la técnica de la
agresión, reformulando su programa de persecución no obstante
atacando la presa con el objetivo de desanimarla; 2º) propicia una falsa
concesión de libertad, esto es, afloja el cerco, antes pertinaz,
permaneciendo, sin embargo, en vigilia, aguardando la oportunidad para
lanzar un asalto fatal, en el cual triunfen sus planes infelices. En
la.primera hipótesis, la víctima, no adiestrada en el conocimiento de la
desobsesión, porque se siente empeorar, razona, equivocadamente, que la
medicación le está siendo más perjudicial que la enfermedad e, inspirada
por su semejante, planea abandonar el procedimiento nuevo; lo que, a
veces, realiza, permitiendo a la astuta Entidad liberarlo,
momentáneamente, de las sensaciones constrictivas para sorprenderlo,
más tarde; cuando sus reservas de fuerzas sean menores y los recursos de
equilibrio se hagan poco viables... En el segundo caso, sintiéndose
menos oprimido, el obseso se cree desobligado de los
nuevos compromisos y vuelve a las actitudes vulgares de
antes, cayendo, posteriormente, en la urdimbre hábil de su
vigilante carcelero espiritual. Jesús afirmó con razón, que "el
Espíritu inmundo al salir del hombre, anda por lugares áridos,
procurando reposo, y no encontrándolo, dice: "Volveré para mi casa de
donde salí; al llegar, la halla barrida y adornada. Después va y lleva
consigo más siete Espíritus peores que él, allí entran y habitan. El último
estado de aquel hombre acaba siendo peor que el primero". ( )
"Es siempre conveniente recordar que todo obseso de hoy es verdugo de
ayer que pasó sin la conveniente corrección moral, ahora cayendo en la
maldad que él mismo cultivó".
Dándome margen para acompañar su razonamiento, hizo una ligera
pausa e inmediatamente prosiguió:
- Como es comprensible, el vicio mental derivado de la convivencia con el
huésped genera ideoplastías perniciosas de que se alimenta
psíquicamente el hospedero. Aun cuando apartado el factor obsesivo,
permanecen, por largo tiempo, los hábitos negativos, engendrando
imágenes perjudiciales que constituyen la psicoesfera enfermiza, en la
cual se mueve el paciente. Uno de los más severos esfuerzos que los
enfermos psíquicos por obsesión deben movilizar, es el de la reeducación
mental, adaptándose a las ideas optimistas, a los pensamientos sanos, a
las construcciones edificantes. En este capítulo, se hacen imperiosas las
lecturas iluminativas, la oración inspiradora, el trabajo renovador, hasta
que se creen hábitos morigerados, propiciadores de paisaje mental
bendecido por la revitalización y por el equilibrio. Gracias a tales factores,
no siempre la cura de la obsesión ocurre cuando son apartados los pobres
perseguidores, mas solamente cuando sus compañeros de lucha instalan
en el mundo íntimo las bases del legítimo amor y del trabajo fraternal en
favor del prójimo, tanto cuanto de sí mismos, a través del recto
cumplimiento de los deberes.
"Porque los hombres esperen siempre por milagros en sus
acometimientos, cuando les son impuestos el esfuerzo y la dedicación a
través del tiempo, casi siempre desertan del compromiso o lo relegan,
afirmándose desencantados con los otros de quién exigen una conducta
superior, que a sí mismos no se permiten. Se justifican sin justificar a los
otros; se excusan, pero se tornan jueces rigurosos de aquellos con los
cuales conviven, o a quién recurren, buscando ayuda. Por eso, la salud
mental que se deriva de la liberación de las alienaciones obsesivas se hace
difícil, porque ella depende, sobre todo, del enfermo, en el máximo de su
esfuerzo y no exclusivamente de su animoso perturbador.
"Consideremos, todavía, que la liberación de una coyuntura de este tipo
no inmuniza a nadie con relación al futuro. Desde que no se erradiquen
los factores propiciatorios del desequilibrio psíquico, la persona
sintonizará, por fenómeno natural, con otros Espíritus con los cuales se
afinará, por identidad de propósitos, de sentimientos, de ideas..."
La Mentora miró el grupo que se dispersaba entre sonrisas, y comentó:
- Somos optimistas ante esta gleba humana que deberá ser labrada con el
arado del amor y cultivada por la mano de la caridad. Por el momento,
todos son planes felices que se delinean en sus construcciones mentales y
esto les es favorable, porque persistiendo en los pensamientos edificantes,
irán produciendo energías positivas que destruyen las "costras mentales"
en que se envuelven; rompiendo el caparazón de sombra que los asfixia,
dando oportunidad a sus aptitudes para el bendito trabajo, generador de
un clima emocional que, si mantenido, ha de favorecerlos con la paz real.
Liberados de los enemigos que ahora los afligen, a medida que crezcan en
el bien, enfrentarán otros problemas para resolver, que llegarán,
sucesivamente, hasta el momento de la plena libertad. Nadie espere
reposo y placer, ni anhele, de inmediato, por comodidad y bienestar que
no merece. La Tierra es madre generosa y la existencia carnal constituye
oportunidad reparadora, salvadas raras excepciones, cuando el Espíritu
se encuentra en ministerio misionario y propulsor del progreso de la
Humanidad, aun así, en esos casos, el dolor y la soledad, los testimonios
de muchos tipos nos les quedan al margen...
"Jesús, que bendijo el trabajo y el deber con el propio esfuerzo, nos
enseñó que el crecimiento para Dios solamente se da a través de la
cinceladura íntima, a través del trabajo fraternal verdadero entre las
criaturas del camino de nuestra evolución".
Silenciando, se despidió, inmediatamente, dejándome inmerso en
profundas reflexiones.
Por el hábito vicioso de examinar los problemas, pensando en el prójimo
como factor causal de ellos, descubrí, en aquel instante, que mantenía la
misma actitud con relación a los procesos obsesivos, creyendo,
ingenuamente, que el simple distanciamiento del Espíritu perturbador
favorecía la salud física o mental de la seudo-victima; no llevando en
consideración su urgente y significativa contribución durante la larga
convalecencia, en la cual recidivas lamentables y nuevos procedimientos
desequilibrantes se instalan, perjudicando a la persona que no se propuso
a una plena recuperación.
Comenzaba, de esta forma, para Mauricio, un frente de batalla nuevo,
cuyas luchas se extenderían por mucho tiempo, dependiendo de él
mismo.

21. - Providencias para el éxito


A medida que transcurría el tiempo, mejores se presentaban las
posibilidades de recuperación para Argos.
Cesados los efectos traumáticos de la larga intervención quirúrgica, el
organismo se adaptaba a la nueva coyuntura y, principalmente, como
consecuencia de la moratoria que le fuera concedida a través del refuerzo
de energías, del psicosoma fluía la vitalidad mantenedora del equilibrio
celular, fomentando su perfecta estabilidad y renovación, así como el
procedimiento regular en la función biológica.
De esta forma, los saludables resultados aparecían rápidamente, en lo que
contribuían el cambio de la actitud mental del paciente y la asistencia
mediante la fluidoterapia de que era objeto, gracias a la dedicación del
abnegado Bernardo.
La insistente persecución de Felipe amainara, sea por el superior amparo
que envolvía a la victima en razón de la interferencia directa de la
Hermana Angélica, sea por que las matrices de fijación de las clavijas por
las cuales se imantaban los vínculos obsesivos estuviesen modificadas en
su estructura, impidiendo el proseguimiento temporal de la venganza
que se arrastraba desde los lejanos años en que las pugnas se transfirieran
de la Tierra para el mundo espiritual...
La víctima, reiteradas veces vilipendiada por el actual paciente, se
adiestrara en métodos de cobranza, haciéndose acompañar de inculpados
cómplices que le prestaban atención así como, por su parte, él se sometía
a otras mentes más impiedosas, que se reconocen como gobernantes de
las regiones desdichadas de la Erraticidad inferior.
Las sucesivas terapias fluídicas, reactivando el tono vibratorio del
operado, le envolvían en una redoma de energías de contenido diverso
del habitual, que impedían la interferencia de los necios enemigos.
Conociendo los métodos que utilizaban los Bienhechores Espirituales con
el pupilo en recuperación, el clan perturbador reconoció la necesidad de
la tregua, dando tiempo al tiempo, que en su inevitable sucesión, se
encargaría, así esperaban los odiosos verdugos, de devolverles el
paciente; teniendo en pauta sus propios recursos, que no eran de los
mejores, en razón de sus deudas para con la vida.
El Dr. Vasconcelos, que ignoraba esas circunstancias preponderantes en
la recuperación de Argos, no ocultaba el júbilo ante las disposiciones de
su cliente, cada día mejor.
Es verdad que él no contaba con el restablecimiento físico del joven, sin
embargo, se mostraba exultante con las auspiciosas respuestas orgánicas.
Comentaba, emocionado, a respecto de las sorpresas buenas que se
encontraba, en aquel cuadro de carácter alarmante, tanto cuanto
identificaba en otros, ya ganados, brutales modificaciones que
terminaban por hacerle perder los enfermos.
Sin duda que el desconocimiento de la vida espiritual, causal, sus leyes y
acciones, responden por las perplejidades que se apoderan de no
pequeño numero de personas honestas, que trabajan por el progreso de la
Humanidad, permaneciendo como incógnitas insolubles, que van siendo
aceptadas bajo la denominación genérica de acasos.
El esculapio abnegado visitaba el joven en recuperación con cariño y
optimismo, haciéndole alusión a la posibilidad de recibir el alta del
hospital en breve.
Áurea, por su parte, no cabía en sí de alegría. Supiera granjear simpatía y
respeto en aquel largo período de probaciones redentoras. Anticipaba por
la imaginación, incendiada de esperanzas, los días futuros y dibujaba
planes de felicidad venidera.
El ideal religioso que le abrasaba no le daba, sin embargo, la dimensión
de lo que debería hacer, como fruto de toda aquella batalla que se
presentaba como victoria, pero que todavía no significaba toda la guerra
que enfrentaría, en nuevas luchas aisladas, hasta el momento real de
liberación.
Joven, con alguna experiencia, no la necesaria para argamasar los
propósitos de renuncia y sublimación que prometiera vivir antes de la
.reencarnación, mucho le faltaba aprender y experimentar.
En su proceso de renacimiento fuera realizado un trabajo de alta
jerarquía, desde el estudio de su pasado como de la programación futura,
tan obsesivos estuviesen modificadas en su estructura, impidiendo el
proseguimiento temporal de la venganza que se arrastraba desde los
lejanos años en que las pugnas se transfirieran de la Tierra para el mundo
espiritual...
La víctima, reiteradas veces vilipendiada por el actual paciente, se
adiestrara en métodos de cobranza, haciéndose acompañar de inculpados
cómplices que le prestaban atención así como, por su parte, él se sometía
a otras mentes más impiedosas, que se reconocen como gobernantes de
las regiones desdichadas de la Erraticidad inferior.
Las sucesivas terapias fluídicas, reactivando el tono vibratorio del
operado, le envolvían en una redoma de energías de contenido diverso
del habitual, que impedían la interferencia de los necios enemigos.
Conociendo los métodos que utilizaban los Bienhechores Espirituales con
el pupilo en recuperación, el clan perturbador reconoció la necesidad de
la tregua, dando tiempo al tiempo, que en su inevitable sucesión, se
encargaría, así esperaban los odiosos verdugos, de devolverles el
paciente; teniendo en pauta sus propios recursos, que no eran de los
mejores, en razón de sus deudas para con la vida.
El Dr. Vasconcelos, que ignoraba esas circunstancias preponderantes en
la recuperación de Argos, no ocultaba el júbilo ante las disposiciones de
su cliente, cada día mejor.
Es verdad que él no contaba con el restablecimiento físico del joven, sin
embargo, se mostraba exultante con las auspiciosas respuestas orgánicas.
Comentaba, emocionado, a respecto de las sorpresas buenas que se
encontraba, en aquel cuadro de carácter alarmante, tanto cuanto
identificaba en otros, ya ganados, brutales modificaciones que
terminaban por hacerle perder los enfermos.
Sin duda que el desconocimiento de la vida espiritual, causal, sus leyes y
acciones, responden por las perplejidades que se apoderan de no
pequeño numero de personas honestas, que trabajan por el progreso de la
Humanidad, permaneciendo como incógnitas insolubles, que van siendo
aceptadas bajo la denominación genérica de acasos.
El esculapio abnegado visitaba el joven en recuperación con cariño y
optimismo, haciéndole alusión a la posibilidad de recibir el alta del
hospital en breve.
Áurea, por su parte, no cabía en sí de alegría. Supiera granjear simpatía y
respeto en aquel largo período de probaciones redentoras. Anticipaba por
la imaginación, incendiada de esperanzas, los días futuros y dibujaba
planes de felicidad venidera.
El ideal religioso que le abrasaba no le daba, sin embargo, la dimensión
de lo que debería hacer, como fruto de toda aquella batalla que se
presentaba como victoria, pero que todavía no significaba toda la guerra
que enfrentaría, en nuevas luchas aisladas, hasta el momento real de
liberación.
Joven, con alguna experiencia, no la necesaria para argamasar los
propósitos de renuncia y sublimación que prometiera vivir antes de la .
reencarnación, mucho le faltaba aprender y experimentar.
En su proceso de renacimiento fuera realizado un trabajo de alta
jerarquía, desde el estudio de su pasado como de la programación futura,
tan expresiva era considerada la existencia actual, de importancia crucial
para su vida de Espíritu eterno.
La venerable Hermana Angélica avalara personalmente su retorno,
invistiendo sus títulos de ennoblecimiento e intercediendo junto a los
programadores especiales de reencarnaciones, porque acogiera los
propósitos de crecimiento de la ahijada espiritual, que se comprometía a
trabajar y trabajar; transformándose en madre de la carne ajena y
hermana de los "hijos del Calvario", mediante cuyo ofertorio de amor
transformaría el ayer en esperanza de un mañana dichoso.
Examinados sus compromisos y ante los recursos que se le ofrecerían, se
organizó el reencuentro con Argos como parte esencial de la elevación de
él y de la suya propia, en la búsqueda del resarcimiento moral ante los
Códigos de la Vida.
La empresa no sería fácil, teniéndose en consideración los gravámenes
que pesaban en la economía espiritual de los futuros consortes, que
deberían abrazar, en el prójimo sufridor, la propia familia, aunque
anhelando por aquella que se originase de la propia carne y que, por
motivos obvios, no lograrían generar...
Aurea recibiera cuidados especiales, preparación adecuada para los
compromisos de edificación del bien. Mapas de la organización física
fueran trazados con detalles cuidadosos, y recursos psíquicos recibieran
providencias específicas, objetivándose el ejercicio de la mediumnidad;
así como se le aplicaran "baños magnéticos" para apagar recuerdos que no
deberían participar de los primeros períodos juveniles, evitando que
reminiscencias afectivas malogradas le perturbasen el comportamiento,
en el periodo en que se viese torturada por los dolores junto al esposo
limitado por la enfermedad.
De este modo, se cuidó de crear bloqueo en el área de la memoria, que el
tiempo liberaría, cuando nuevos testimonios de áspera renuncia le
exigiesen correcta definición de actitudes para la victoria real.
Por su parte, Argos, que mantenía altas cargas de orgullo y resentimiento,
remanentes de los lejanos días, recibió el patrimonio carnal condecente
con las 'leyes de causa y efecto" facultándole la recuperación de los
deberes malbaratados, conforme nos fue dado conocer.
Le cabía, ahora, una real actitud positiva ante la existencia, bendecida por
la nueva concesión de salud, entregándose al bien y el bien haciendo,
cuanto le estuviese a su alcance hasta el sacrificio de sí mismo.
No se trataba de una aventura, ni de una realización improvisada.
Las dos vidas recibieran tratamiento especial, que se extendía en carácter
de mucha asistencia, a fin de que no malograse tan valiosa inversión.
Cada criatura recibe de acuerdo con las necesidades de la propia
evolución. Merece, sin embargo, considerar que existencia física ninguna
se encuentra al azar, distante de cariñosa ayuda y de providenciales
s o co r r o s .
Del mismo modo que la franja más ancha de las reencarnaciones ocurre a
través de fenómenos automáticos, en una programática colectiva, ésta no
se da sin que los superiores encargados de los renacimientos, en la Tierra,
tomen cuidadoso conocimiento y ofrezcan, a través de equivalentes
ocurrencias programadas, los medios para la selección de las que
conquistan y pierden individualmente...
En la razón directa en que esos Espíritus, que repletan comunidades
aparentemente desvalidas y grupos sociales menos atendidos, dan curso
a sus existencias, sincronizan con los mecanismos de acción automática,
manipulados por especialistas que los separan por los valores adquiridos,
para atenciones mejor cuidadas, conforme las realizaciones de cada cual.
Cuando, no obstante, se objetivan realizaciones especiales, los
Bienhechores de la Vida Mayor atienden directamente los candidatos que
se ofrecen para la aplicación de sus valores ético-morales, recuperándose
de los dolorosos compromisos pretéritos, aceptando los impositivos
severos que se hacen necesarios para sus edificaciones.
Como es comprensible, se organizan planes que son sometidos a los
interesados, que inmediatamente pasan a recibir conveniente atención, de
forma a tornarse remoto el fracaso; que puede suceder, desde que el libre
albedrío responde siempre por la opción de hacer o no, de elegir el bien o
el mal para sí mismo, el placer de ahora en vez de la felicidad mañana,
costando tormentoso tributo, pesada carga, para cuantos retornen,
vencidos y fracasados, por falta de vigilancia, engaño o presunción.
Desde este punto de vista, nuestros hermanos conocían, aunque
inconscientemente, las responsabilidades que les correspondían y varias
veces se les hacían recordar con motivo de los reencuentros en la esfera
de los sueños.
Como resultado de todas esas providencias, llegaba el momento en que se
les cerraría un otro capítulo de la existencia corporal, para iniciarse la
etapa más delicada en nuevo campo de acción, donde ambos deberían
esforzarse por proseguir fieles al Señor y al bien que les cumplía realizar.
Todos nosotros nos encontramos incursos en este procedimiento, que es
el de luchar por el perfeccionamiento íntimo, aplicando todas las fuerzas
para vencer las malas inclinaciones y cincelar las tendencias superiores
tornándolas más sensibles a las conquistas espirituales relevantes.
Este es el gran desafío de la reencarnación, en esfuerzo diario, constante y
especial.

22. - Recomienzo de las tareas


El devotado cirujano acompañaba el fortalecimiento orgánico de Argos
con el júbilo del victorioso, que lograra ganar a la muerte una vida,
devolviéndola a los compromisos humanos.
En el transcurso de la semana quedó proyectado que el joven recibiría el
alta, una vez que los exámenes finales a los que se sometía diesen el
resultado anhelado.
Los esposos no cabían en sí de alegría. Aquel periodo de internamiento
fuera bendita escuela de adquisición de experiencias y de reparación de
gran parte de la deuda que les pesaba en la economía de la reencarnación.
Todos los dolores soportados y ansiedades vividas entre perspectivas
sombrías de angustias sin nombre hacían, ahora, parte de un pasado que
se caracterizaba por bendiciones conquistadas. Si bien es cierto que el
capital de los dolores fuera expresivo, no se podía olvidar la suma de
valores positivos a través de amigos abnegados que les ofrecieran apoyo e
interés fraternal, abriéndoles las puertas del corazón y del hogar,
minimizándoles las asperezas de los testimonios.
Al final no son apenas las aflicciones que torturan las que hacen parte de
la vida, si no la suma de las experiencias, en las cuales, el bien predomina,
por medio de criaturas que se transforman en ángeles tutelares,
encargados de colocar belleza y color en las sombras de los caminos...
Los ejemplos de bondad y de abnegación habían sido una cosecha de
preciosas lecciones que deberían quedar incorporadas al cotidiano, con
relación a las luchas futuras que tendrían, ciertamente, que enfrentar.
La abnegada Madre Superiora del Hospital, que los adoptara como hijos
espirituales, dándoles pruebas de entendimiento y comprensión, bondad
y renuncia, participó de la buena noticia con los ojos inundados de justas
lágrimas.
Estando próximo el momento de las despedidas, en razón de los
resultados auspiciosos de los exámenes complementarios, el médico,
emocionado, esclareció a Áurea, sonriente:
- Es cierto que existen milagros, pues estamos delante de uno de ellos.
Ahora, es necesario preservar la conquista y saber valorar el difícil
acometimiento, no excediéndonos en perspectivas y optimismo
demasiado ambiciosos...
Haciendo una pausa natural, prosiguió:
- Argos, desde el punto de vista médico, adquirió una sobrevida de plazo
no definido. Podrá tener una existencia serena y larga, esto es, un
quinquenio, caminando hacia un fin comprensible, en razón de sus pocas
posibilidades de almacenamiento de oxígeno en la reducida cámara
pulmonar. La tendencia natural es de que irán disminuyendo su
resistencia y la capacidad respiratoria, siéndole la muerte un tanto
dolorosa... Mientras que esto no ocurra, vivan en felicidad comedida,
teniendo en cuenta los límites orgánicos que él posee, lo que no será óbice
para la realización de una vida casi normal.
Y dando un tono de jovialidad a la conversación, remató:
- Mañana están liberados, y espero no verlos por aquí, nunca más...
Acompañábamos los preparativos de los pupilos de la Hermana Angélica
para el retorno a la vida normal en el mundo exterior y vivíamos sus
inocentes alegrías revestidas por nuevas ansiedades.
El Dr. Arnaldo, que se encargaba de la asistencia más directa a Argos, no
escondía sus emociones, reconocido a la misericordia divina.
En aquella noche, en hora establecida a propósito, la Bienhechora nos
convocó, a fin de presentar las oportunas directrices a sus ahijados, que
deberían de constituirles la pauta de sus futuras actividades,
respetándose, obviamente, el libre albedrío de ellos mismos.
La reunión tuvo lugar en el jardín frontero al Hospital, próximo al
pabellón central, donde era grande el movimiento de Espíritus de ambos
planos de la vida.
La noche espléndida respiraba el perfume del bosque y de las flores bajo
el fulgurar de las lámparas celestes engastadas en el empíreo.
Había una melodía que corría junto a la leve brisa, como moldurando de
poesía y sonido el paisaje de lírica belleza.
Bernardo y el Dr. Lustoza trajeran los dos esposos que se encontraban
irradiando felicidad.
Era muy diverso el aspecto de que se revestían, entonces, con relación a
las otras veces.
La alegría natural rompe las cadenas del desequilibrio y liberta las almas
que anhelan por lograr más altos vuelos y de larga conquista.
Estaban con las manos entrelazadas y lúcidos, en razón de la técnica que
les fuera aplicada por medio de pases.
Árbol frondoso y acogedor, como techo vegetal en flor, abrigaba a la
Mentora, que irradiaba toda la belleza espiritual de que era detentora. A
su lado, fui tomado de gran timidez, en un examen, aunque perfunctorio,
de los propios límites y de las muchas necesidades que me marcaban el
proceso evolutivo.
Ella evocaba una oleografía religiosa, en razón de su postura e
iluminación espiritual. Las dos manos extendidas en posición de quien
aguarda para abrazar, mientras que la larga indumentaria, que le caía a
los pies, acompañada de un manto en suave tono azulado, le completaba
la presencia radiante y noble.
Áurea la vio de inmediato y sintió el impulso de arrojársele a los pies, en
lo que fue detenida por la vigilante Entidad, que la abrazó, estrechando
también a Argos extasiado.
Sin perdida de tiempo, fue clara, en el abordaje del asunto para el cual
nos convocara.
- Damos por concluido hoy, - elucidó mansamente - un circulo feliz de
sus existencias carnales. Gracias al divino amparo que no podemos
olvidar, fueran superados varios problemas y dificultades, entre
reflexiones y penas a que se hicieran merecedores en el programa de
crecimiento para la vida. El Señor, que no nos regatea concesiones, nos
suministró los preciosos recursos para los resultados dichosos que ahora
recogemos.
"Se os abre, ante el futuro, nuevas oportunidades que os corresponde
saber utilizar con la necesaria sabiduría, jamás olvidando la gratitud y el
espíritu de servicio de que fuisteis objeto, en las donaciones que os
llegaran por parte de muchos corazones bondadosos...
"Vosotros podréis escoger la prolongación de la felicidad si optáis por la
renuncia, o el sufrimiento inesperado, derivado de muchos desencantos,
si preferís el mundo...
"Esta os será una existencia de luchas y redención, nunca de quimeras y
futilidades. La inversión superior es muy alta para ser desperdiciada,
irrespons ablemente.
"Cristo o César, en vuestra tarea de crecimiento o caída. Muchas veces, la
utopía os tenderá emboscadas y las ambiciones que duermen en vuestro
inconsciente programarán vuelos imposibles... ¡Cuidado, hijos míos!.
"No siempre es rosado y azul el firmamento de quién aspira alcanzar las
estrellas. Más allá de la atmósfera hay sombras en los espacios infinitos,
hasta que el rayo luminoso encuentre materia de cualquier naturaleza
que le refleje la claridad. Así también, alegóricamente ocurre en la
ascensión de las almas...
"La vigilancia y la humildad constituyen derrotero seguro para la marcha.
Renovaos en la fe y adquirid resistencias en la acción del bien.
"El cuerpo es una escafandra que amortigua los recuerdos y, a veces, los
confunde. En la meditación y en el servicio vosotros encontrareis la ruta
de equilibrio.

"El lujo lleva a la disipación y el poder, no pocas veces, conduce al


crimen. Son raros aquellos que vencen las ásperas probaciones de la
fortuna, de la salud, del destaque social, ya que se hacen acompañar de
un séquito servil: mentiras, adulaciones, intrigas, calumnias, comandados
por los intereses subalternos que conducen a la locura... La promoción
verdadera que nosotros debemos disputar es la del trabajo con Cristo, y el
grupo social donde nos deberemos desarrollar está constituido por los
sufrimientos de nuestros hermanos, a los cuales deberemos atender, ya
que no desconocemos el tributo que se paga, cuando se está bajo los
azotes de la desesperación, de la enfermedad y de la soledad".
La Mentora se encontraba emocionada, no obstante prosiguiese
irradiando su majestuosa elevación espiritual.
De inmediato, prosiguió:
- Vosotros, como casi todos nosotros, os encontráis muy comprometidos
con el pasado, en el cual gimen y se desequilibran hermanos que
quedaran abandonados, en mazmorras infectas, postrados por odios
devoradores. Murieran, sí, pero no se libertaran. Encarcelados a las
reminiscencias infelices, vociferan y blasfeman, imprecan por justicia y se
prometen hacerla, en la locura en que sumergieran, amargados.
"Es indispensable rehacer caminos; se hace inaplazable el deber de
reparar. Tal vez no sean ellos quién se beneficien directamente, ya que las
acciones de todos nosotros son anotadas en el Libro de la Vida.
"Cualquier bien o mal realizado a la Vida, nosotros lo acreditamos,
cabiendo a los soberanos códigos programar el reajuste, el equilibrio...
"Mientras que perduró el clima de más grave testimonio, nuestro Felipe
estuvo convenientemente apartado, pero no liberado de los sentimientos
de venganza que le victiman. Volverá a la lucha y os enfrentará. Solo el
amor puro y la acción superior conseguirán modificarle los cuadros
íntimos del alma. Igualmente os recordamos las marcas que quedaran
desde los días truhanescos de Traistaillons, en la masacre de 9 de abril de
1815, en D'Arpaillargues... Las persecuciones religiosas dejaran
lamentables resultados en los vencedores aparentes y en los vencidos...
"Largo y continuo se os presenta el camino de la reparación, aguardando.
"¡Adelante, hijos míos, pero siempre con Jesús!.
"Estaremos juntos, pero nunca os olvidéis del Señor, empeñando todo
para que correspondáis a las concesiones de este momento. El olvido es
llaga cruel, cuando baja su cortina sobre el bien disfrutado y las gracias
recibidas. Armaros de abnegación y elevaros, bajando para ayudar. Si
supierais ser fieles al deber, una claridad superior bendecirá vuestras
horas y el tormento no se arropará en vuestros corazones, ni la duda
encontrará campo en vuestras mentes".
Nuevamente silenció, en cuanto los jóvenes se prometían fidelidad y
amor, dedicación al bien y renuncia, ansiosos por testimoniar el
reconocimiento y el espíritu de servicio que les emulaban en aquel
.instante festivo.
Todavía, se podía percibir en el semblante de la venerable Entidad una
leve presencia de preocupación, como si ella se adentrase por el futuro y
pudiese antever acontecimientos de porte peligroso como sombra de
amenaza. Por fin, concluyo:
- Somos una familia espiritual, en la cual la ascensión de alguien a todos
eleva y cualquier caída a todos aflige. La unión en el compromiso del bien
es el impulso del éxito, y el desvío, la separación aunque placentera, de
hoy, es alarma para mañana. En cualquier situación, no obstante, Jesús
vela y nos espera.
Hizo algunos ligeros comentarios más y los despidió de retorno al
cuerpo.
El alba comenzaba a alcanzar la noche con puntos de luz.
El día siguiente la pareja se despidió de los amigos, colegas y de los
bienhechores enriquecidos de esperanza y partió en la busca del mañana,
de regreso a las actividades que habían quedado para atrás aguardando.

23. - Campo nuevo de acción


De sustancia divina, el amor es el inspirador de los ideales relevantes y de
los nobles sentimientos. Estructurador de la renuncia personal, desarrolla
la capacidad del sacrificio y de la abnegación, ofreciendo sustentáculo a
los trabajos de gran porte. Vive el perdón y se convierte en factor
primordial para la acción de la caridad, sin cuyo combustible ésta se
ontibiaría transformándose en filantropía o apenas Holidaridad, que no
dejan de revelar su procedencia elevada, todavía, emuladas por el tono
divino del amor logran explayarse como la virtud por excelencia.
Gracias a su génesis, el amor no se ensoberbece ni se consume, sabiendo
diluir en el grupo social sus preferencias individuales y generalizando
toda la gama de sus manifestaciones.
Supera los límites de las formas y de los sexos, de la posición social y de
la situación económica, estableciendo normas de fraternidad y
esparciendo el polen del afecto puro y desinteresado por donde pasa o en
el lugar donde se presenta.
Cuando los instintos más agresivos, remanentes de la etapa primitiva por
la que transitó el Espíritu, cedan lugar a las expresiones del amor, se
cambiarán los paisajes sombríos de la Tierra y las aflicciones existenciales
cederán campo al imperio de la comprensión y de la tolerancia en un
abrazo de auxilio recíproco... El crimen y sus secuaces dejarán de tener
vigencia en razón de la ausencia del caldo de cultivo en el cual se
desarrollan, sustentados por la ignorancia generada en las intimidades
del egoísmo. Figuras de museo, éstas serán, entonces, una demostración
para las futuras generaciones, hablando de la etapa del proceso evolutivo
por donde transitó la Humanidad un día...
Cristo fue y continúa siendo el prototipo de ese amor que debe ser vivido
por todos y meta a ser alcanzada lo antes posible en los días venideros...
La fraternidad cristiana, que deriva de ese amor transcendente, viene
modificando la Tierra y sus hábitos, abriendo espacios para la felicidad
general.
Por penetrar en las causas anteriores de los fenómenos psicológicos y
humanos de la criatura, el Espiritismo desata las amarras que limitan la
comprensión de las soberanas leyes, haciendo que se establezcan
generosas promesas, en forma de paz y cordialidad, al principio entre sus
miembros y después, generalizándose entre las demás personas.
Con las nuevas perspectivas que les dibujaban el futuro sonriente, los
esposos Fernández, Áurea y Argos, de inmediato se recordaran de buscar
el apoyo del médium Venceslao, con quién mantenían, desde antes de los
sufrimientos vividos, suave-dulce intercambio espiritual.
Volviendo a la ciudad donde vivieran, buscando el nuevo aliento de la
reconstrucción del hogar, no titubearan en llevar al viejo amigo la
prometedora y bendita noticia de la recuperación de la problemática, bien
como esperando escucharle la opinión amiga y, si fuese posible, la
palabra de lo Alto...
La venerable Hermana Angélica respondía espiritualmente por la
orientación, acompañamiento y sustentación de las tareas espiritas del
trabajador dedicado a la mediumnidad.
De algún modo vinculado a los acontecimientos de la Bohemia, en el siglo
XV, cuando Jan Hus proclamara la necesidad de la liberación del
Evangelio, estallando entonces las lamentables "guerras de religión",
Venceslao se identificaba con la pareja, no obstante, el camino que
entonces siguiera, no le hubiese acarreado mayor suma de compromisos
negativos.
Identificando a los amigos, por el psiquismo, desde épocas pasadas,
jamás les recusara el cariño de la amistad, de la palabra evangélica y de la
acción cristiana.
Era natural, por tanto, que participase del júbilo que pulsaba en sus
corazones.
Confabularan largamente, repasando episodios que ahora significaban
éxito en los comprometimientos de ayer y sentían las excelentes
oportunidades que se presentaban para el porvenir.
Se establecieran metas prioritarias, objetivos esenciales en una pauta de
valores legítimos, de que participó, por la inspiración poderosa, la noble
Mentora del grupo.
En razón de los límites orgánicos del convaleciente, ya no le sería posible
la atención de los compromisos profesionales, dentro de las exigencias de
la empresa a la cual ofrecía, remunerados, sus esfuerzos.

Se programó la necesidad de adquisición de su jubilación, a fin de que su


tiempo, de ahora en adelante, tomase un rumbo más condecente con sus
fuerzas y, con sabiduría, se llegó a la conclusión de que la mejor
aplicación para él sería en el servicio del amor al prójimo.
Venceslao se dedicaba a una tarea de solidaridad cristiana, a los
hermanos en carencia, mediante la asistencia a los niños, a los
adolescentes, a los ancianos; a través, también, del socorro a los enfermos
del cuerpo y del alma, así como del amparo a los niños en la orfandad
carnal... Había siempre lugar para nuevos cooperadores que se quisiesen
entregar al ministerio del propio crecimiento e iluminación interior, por la
aplicación de los tesoros del amor a beneficio de todos...
Ciertamente, que no se trataba de un ministerio fácil. Al final, nada es
fácil en un mundo de pruebas y de recuperaciones, cual en el que nos
encontramos situados.
El niño frágil de hoy es el joven de mañana, será el adulto de más tarde,
no siempre afable y reconocido; el enfermo se irrita fácilmente y no
dispone de mayor cota de compresión para con aquellos que le ayudan; el
necesitado, una vez haya satisfecho la carencia, sigue adelante hasta
nuevo requerimiento; el ignorante se esclarece, no obstante, no siempre se
liberta de las pasiones que le constriñen los sentimientos...
He aquí porque la caridad es bendición doble que atiende, al principio, el
sufrimiento en el prójimo, después, más valiosa para quién la aplica,
porque lo perfecciona, lo eleva y lo calma...
Quedó trazado, por tanto, que, vencida la primera etapa, la de la
jubilación, vendrían, por consecuencia, las sucesivas, en la integración de
las experiencias que irían exigir renuncia, trabajando el diamante del
carácter hasta tallarlo convenientemente, a fin de hacerlo depositario de
la luz...
En ese instante, amigos gentiles fueran requeridos y el proceso de
liberación profesional se realizó con la conveniente agilidad, permitiendo
a los esposos programar el segundo paso.
Podemos imaginar una comunidad cristiana, inspirada en la "Casa del
Camino", donde Simón Pedro rindió culto, por el ejemplo del amor y de
la caridad, a la memoria de Jesús. No son pocas las dificultades para
crearse un clima psíquico de apoyo al dolor y de defensa de las
agremiaciones del Mal, que mantienen cooperadores en ambos lado de la
vida...
Todavía, la Comunidad dirigida por la Hermana Angélica era una copia,
aunque imperfecta, de aquella en la cual la Mentora ejercitaba en Esfera
próxima de la Costra.
No hay improvisación en las Leyes de Dios. Todas las realizaciones
reciben cuidadoso tratamiento y bien programado.
Poco a poco, ante este procedimiento, un área agreste se fue
transformando en jardín y pomar, bajo su inspiración, y la psicoesfera
agitada recibió ozono especial, acarreado por abnegados Técnicos
Espirituales que obedecían la planificación de la dedicada Instructora...
Con el pasar del tiempo, el clima de oración y de optimismo generó
recursos metafísicos de los que se beneficiaban sus habitantes; igualmente
era utilizada la Colonia para la terapia de emergencia a recién
desencarnados y atenciones especiales en nuestra área de acción.
Conforme supimos después, aquel menester fuera programado hace casi
cien años, cuando todos sus miembros se encontraban desencarnados y se
preparaban para los acometimientos venideros, con vistas a la
preparación del Mundo Mejor.
En aquella ocasión, fueran requeridos Ingenieros hábiles, que delinearan
los contornos generales del trabajo e instruyeran a los cooperadores que
partían para la reencarnación, armándolos de recursos para el desarrollo
de las construcciones y suministros de mantenimiento.
Con esos datos, la diligente Entidad los presentara a Superior examen de
fiel seguidor de Jesús, que se ofreció a auxiliar en la materialización de los
planes entre los hombres.
Rogaba, apenas, el venerable Hermano de los sufridores que, en esa
Comunidad jamás fuese olvidado el amor a los infelices del mundo, o
negada la Caridad a los "hijos del Calvario", ni se estableciese la
presunción que es enfermedad verminosa a destruir las mejores
edificaciones del sentimiento moral.
Así, los obreros se fueran corporificando, vinculados a sus procesos
redentores, hasta que Venceslao pudo comprender la tarea y llamar a los
demás amigos a la construcción del amor, en la fraternidad.
Había aquéllos que, atados a deberes específicos, no podrían luchar
hombro con hombro, pero que serían centinelas de vigilancia y miembros
de solidaridad situados en varias partes, no obstante, ligados al trabajo
común...
No fue pequeña la lucha de los adversarios personales del grupo y de los
que se consideran enemigos del Cristo, en la ceguera y locura en que
bracean en las olas de la propia rebeldía.
Con el tributo de lágrimas y sonrisas, de ternura y dolor, de
incomprensiones y bendiciones, los pilares de la Obra fueran clavados en
el suelo adusto y el amor del Cristo se encargó de hacer florecer la
esperanza y extenderse la paz.
Colonia de acción y no de reposo, de socorro y no de contemplación, de
renuncia y no de ostentación, es el campo de atención de urgencia a los
caídos en las probaciones y a los que están a un paso de la locura y del
suicidio...
Los hombres buscan lugares ideales de paz, en la Tierra, sin embargo, no
son pacíficos; de renovación, comprendidos por todos, no obstante,
desean usufructuar, y no propiciar a los demás y, como es natural, se
dicen decepcionados con los otros, los demás cooperadores, olvidados de
que, de la misma forma que aguardan recibir, los otros, de ellos esperan
lo mismo conseguir...
En la Tierra, de momento, lugar ninguno hay indemne a la lucha y al
trabajo, sin dificultad ni sufrimiento, porque estos son inherentes a la
condición evolutiva de los Espíritus que en ella habitan, necesitados de
sublimación, en vez de gozar solamente de sus beneficios...
Aun así, porque predominasen en la Comunidad los sentimientos
cristianos y espiritas de iluminación y crecimiento para Dios, a través del
bien, el ambiente se hacía especial, recibiendo, periódicamente, refuerzos
de vitalidad y de paz.
Atendiéndose al requisito del Misionario del Amor, se ampliaba cada día
el servicio de auxilio a los necesitados, mientras se reforzaban los trabajos
de educación moral y orientación doctrinaria, soportes para alcanzarse
los resultados anhelados.
En verdad, no se trataba de un paraíso, sino de un campo bendito para
quién estuviese necesitado de renovación íntima y para quién desease la
adquisición de los valores intransferibles del Espíritu.
Abierta a la comunidad general, sin cualquier impedimento, la Colonia se
convertía en un ensayo, un intento de demostrar que se puede amar y
servir, sin alienación del mundo, igualmente sin vinculación con el
mundo.
Sus miembros no adoptaban métodos esdrújulos, ideas fantasiosas o
cualesquiera señales diferenciadoras de los demás hombres, trabajando y
viviendo conforme a la sociedad de entonces, bajo los patrones superiores
del Evangelio de Jesús actualizados por la Doctrina Espirita.
Como se puede colegir, cada tarea y comportamiento hacen referencia al
trabajador y su conciencia, en razón de la amplia vigencia del libre
albedrío de que todos se encontraban poseedores.
Ese, el nuevo campo que la Hermana Angélica ofreció a sus pupilos,
convidados a un mundo nuevo de amor, en el cual deberían crecer y
redimirse, atrayendo a Felipe y a sus compañeros a una visión diferente
de la vida, a una demorada etapa de elevación hacia Dios.
Así, el segundo paso fue la instalación de los jóvenes soñadores y
queridos obreros que se tornaban candidatos. al desarrollo de la fe, en la
caridad, y del amor, en la santificación de los sentimientos.

24. - Obsesión sutil y peligrosa


Cuando el hombre se hace dócil a la inspiración superior, sintoniza, naturalmente,
con el programa que le cumple desarrollar, recibiendo la ayuda que fluye de lo
Alto y teniendo disminuidas las dificultades que le son pruebas de
resistencia en la lucha y desafíos a los valores morales.
Es cierto que los Espíritus Buenos no pueden cambiar los mapas kármicos
de sus pupilos y devotos, tornándolos candidatos a la inoperancia, al
atraso. Sin embargo, cuando los ven en lucha con probaciones más
severas, interfieren, auxiliándolos con fuerzas edificantes con las que
aumentan sus resistencias, a fin de lograr las metas que les constituyen
victoria. Igualmente, encaminan cooperadores y amigos que se
transforman en palancas propulsoras del progreso, extendiéndoles manos
generosas dispuestas a contribuir en favor de su éxito. Del mismo modo
que las interferencias perniciosas encuentran resonancia en ellos, en
razón de las afinidades existentes con las pasiones inferiores que les
caractericen el estado evolutivo; tan pronto cambien de objetivos, aspiren
a los ideales de ennoblecimiento y actúen de acuerdo con la ética del bien,
se asocian a ellos los laboriosos Mensajeros del Amor que los estimulan al
proseguimiento, renovándoles el entusiasmo, amparándoles ante los
naturales desfallecimientos e inspirándoles en la correcta elección del
derrotero a seguir.

Ante las disposiciones de que Argos se encontraba revestido, fue fácil la


movilización de recursos a su favor en la nueva empresa que, si
aprovechada como de conveniencia superior, marcaría definitivamente
los rumbos de su ascensión. Ciertamente los testimonios que debería
experimentar en el futuro, hacían parte de su proceso de evolución, no
pudiendo ser apartados, entre tanto, su esfuerzo debería granjear títulos
que le disminuyesen los gravámenes, en razón de las realizaciones
edificantes.
Sin embargo, es conveniente resaltar que sus compromisos infelices con
relación a Felipe y otras víctimas anteriores, permanecerían aguardando
liquidación, de que el amor y el perdón se hacen los más excelentes
valores para tales acometimientos.
La enfermedad de largo curso le diera una idea de las responsabilidades
menospreciadas, sin embargo, no llegara a moldearle el carácter, de
forma a modificarle las estructuras de la personalidad, la prepotencia
moral y el orgullo que le constituían marcas y reminiscencias del antiguo
comportamiento, arbitrario y apasionado.
El instinto posesivo y el egoísmo que a sí todo permite, sobreponiéndose
al derecho ajeno, viéndose siempre como acreedor de consideración y
apoyo sin más respeto a los valores del prójimo, permanecían en él como
yagas morales expresivas que la enfermedad no consiguió drenar.
En compensación, serían esas imperfecciones por corregir
que permitirían a sus adversarios los medios para las
futuras inducciones obsesivas y nuevos problemas, desde
que los Espíritus perversos e infelices siempre se utilizan de
las tendencias negativas de aquellos a quienes odian, para
estimularlas, llevándolos de ese modo a las penosas
situaciones, perturbadoras. Si el hombre se apoya en los
recursos de elevación, difícil se vuelve para sus
malintencionados verdugos espirituales encontrar las
brechas por las cuales infiltran sus torpes sentimientos, en
la saña de la persecución en que se complacen.
Toda y cualquier obsesión es siempre resultado de la anuencia consciente
o no de quién la sufre, por debilidad moral del Espíritu encarnado, que
no le interpone defensas o por deficiencias del comportamiento que
propician el intercambio, en razón de la preferencia psíquica que le place
al mismo mantener.
La comunidad donde Argos y Áurea se alojaran era el bendito campo
para su redención, pudiendo al mismo tiempo auxiliar otros náufragos
espirituales a encontrar el puerto seguro.
Cuando alguien se candidata a una acción meritoria, nunca debe esperar
de los otros los ejemplos de virtudes ni las lecciones de elevación
continuada, mas examinar las propias disposiciones para verificar lo que
tiene, de lo que puede disponer en nombre de Jesús para ofrecer.
Mediante este comportamiento, no verá en los otros los deberes de ser
siempre buenos y optimistas, misioneros de la renuncia y de la
santificación, y si los activos servidores, concitándolos a mórbidos
reposos en detrimento de la acción dignificante.
En ese momento, pasó a recibir las incursiones psíquicas de Felipe, que
percibió ser la mejor manera de alcanzarle, generándole, por el estímulo y
la excitación de sus malas inclinaciones, un clima de antipatía personal,
que le inspiraría a querer desvincularse de la comunidad donde se encontraba
protegido, para un área de movilización en la cual permanecería al
descubierto, por tanto, presa más fácil para la sujeción a su venganza
largamente programada y esperada.
El hecho de alguien encontrase en un lugar de psicoesfera superior no le torna
indemne a los propósitos malintencionados de sus adversarios espirituales. Es
cierto que les dificulta la nefasta acción, no obstante, no lo coloca en
situación privilegiada o especial, lo que representaría una injusticia, más
todavía si tal persona no procura hacer por merecer el apoyo que recibe,
ni honra emocionalmente el clima psíquico de que disfruta.
A Argos no le faltaban amonestaciones gentiles de la afectuosa Mentora, a
través de páginas de invitación al trabajo y la insistencia en la acción
correcta, en razón del bien a realizar.
El médium Venceslao, percibiendo la ocurrencia, sutil y peligrosa, a veces
de forma jovial y otras con energía, convocaba el compañero a la lucha, al
esfuerzo intransferible, al insistente trabajo, proponiéndole cambio de
servicio, variándole la actividad, sin embargo, insistiendo para que él
abandonase el comportamiento que le arrastraba al estado lamentable de
fácil victima de sí mismo.
Eran baldíos los esfuerzos del amigo y las directrices de los Bienhechores
Espirituales que, aunque insistan, a nadie imponen normas de conducta
ni rigidez de comportamiento.
Estimulándole la inercia que en él yacía innata y la indiferencia al dolor y al
sacrificio ajenos, Felipe se le fue insinuando en la casa mental, insuflándole mayor
dosis de soberbia y de egoísmo, terminando por adueñarse de gran parte del sector
de su discernimiento, a punto de tornarle ridículo ante los otros sin que
conscientemente lo percibiese.
Una forma de obsesión peligrosa es aquella que pasa casi desapercibida y
se instala lenta y firmemente en los cuadros mentales, estableciendo
comportamientos equivocados con apariencia respetable.
Se presenta en personas que denotan grave postura y saben conquistar
otras por la facilidad de comunicación verbal, tornándolas afables y
gentiles, desde que no tengan sus caprichos e intereses contrariados. Dan
impresiones sociales que no corresponden a su estado real, por cuanto
adoptan comportamientos parásitos que les acreditan a presumirse
méritos que no poseen.
Interiormente, viven bajo conflictos que disimulan con habilidad,
naciendo de ahí, de esa doble actitud hacia la vida, situaciones que inducen a
la neurosis y desarticulan el equilibrio emocional, igualmente bajo el
bombardeo de los arpones mentales destructivos de sus enemigos
espirituales.
Son galantes, en grupo, y, a solas, taciturnos; idealistas, en la comunidad,
aplicando teorías verbales, que no demuestran en actos, porque no creen
en ellas; cordiales exteriormente, sin embargo, arrogantes y sin
resistencias para las luchas morales.

En ese clima psíquico, que rezuma de las experiencias de vidas pasadas,


se hospeda el agresor desencamado que insufla mayor dosis de
indiferencia por los problemas ajenos, desbordando el egocentrismo que
termina por alienarlos en cuanto cobijan y vitalizan las pasiones
disolventes.
Ese tipo de perturbación espiritual es la más difícil de ser erradicada, en
razón de que el paciente niega su situación de enfermo, antes
complaciéndose en ella, porque el narcisismo a que se entrega, se
convierte en auto-fascinación por valores que se atribuye y está lejos de
poseer, anulando cualquier contribución que le es ofrecida.
Solamente la humildad, que da la dimensión de la pequenez y flaqueza humana
ante la grandiosidad de la vida, faculta una visión legítima, a través de la cual se
puede hacer una justa evaluación de recursos, recurriéndose a la Divinidad por la
oración ungida de amor, antidoto eficaz para los disturbios obsesivos.
La oración liberta la mente viciada de sus clichés
perniciosos, abriéndola para la captación de las energías
inspiradoras, que fomentan el entusiasmo por el bien y la conquista
de la paz a través del amor. No obstante, a fin de que se revista de fuerza
desalienante, ella necesita del combustible de la fe, sin la cual no
pasa de palabras destituidas de compromiso emocional entre aquel que
Todavía, en ese
las enuncia y a Quién son dirigidas.
capitulo, impone una actitud de
recogimiento y concentración para que
se exteriorice la potencialidad por la
voluntad que anhela, dirigida por la
certeza de que alcanzará el destino.
Una de las primeras actitudes del obseso con las características a las que nos
referimos, es el desdén a la oración por creer que no la necesita, igualmente,
dudando de su eficacia o menospreciándole la utilidad.
Exacerbado en sus sentimientos infelices, el paciente se auto-realiza,
adoptando una actitud de falsa superioridad con la cual anestesia los
centros de la razón y se deleita en el estado en que se encuentra. A largo
plazo, sin embargo, pierde el control sobre la voluntad, que deja de
dirigir, bajo la pertinaz imposición, volviéndose ostensivamente agresivo
y deshaciendo la apariencia, que cede lugar al desequilibrio que se le
instaló con fuerte penetración en los mecanismos nerviosos.
En ese cuadro de obsesión constrictiva, se encuentran innumerables individuos
hospedando adversarios que los vampirizan por largo tiempo, hasta culminar la
venganza con los golpes largos de las caídas en la locura, en el crimen o en el
suicidio.
Argos, descuidado, se dejaba seducir por la prosapia personal bajo la
hipnosis de Felipe, atraído por él mismo, ya que albergando los conflictos
negativos y negándose al trabajo edificante que vitaliza los centros de
fuerza donde se desarrollan los fulcros de energía, caía en franjas
vibratorias de bajo contenido, volviéndose presa fácil para la sintonía con
el perseverante enemigo.
Hay quién indague, en los círculos espiritas, por qué determinados
pacientes portadores de obsesión, que frecuentan con asiduidad las
Instituciones donde se viven los postulados de la Doctrina revelada a
Alian Kardec, que se especializan en el menester de tratamiento a tales
alienaciones, no se recuperan. Muchos inquieren, también, a respecto de
la razón por la que los Mentores Espirituales no libertan los obsesos y
subyugados, en nombre de la caridad.
Nunca será de más repetirse que, en todo proceso obsesivo, la aparente
víctima es el legítimo verdugo apenas transferido en el tiempo, siéndole
la deuda la razón del mecanismo perturbador. Vencido por la insania del
odio, aquel que fue cincelado se imanta al infractor que le tornó
desdichado y asume la igualmente indebida posición de cobrador o
justiciero, incidiendo, por su parte, en error no menos importante. En
cuanto el amor no luzca en el defraudado, ante la mudanza de
comportamiento de su adversario, cierto es que el problema permanece.
De igual modo, debidamente esclarecido sobre el equívoco en que
permanece, el actual sayón, mediante adoctrinamiento por alguien que
tenga sobre él autoridad moral y lo sensibilice, puede cambiar de actitud,
decidiéndose por abandonar la pugna, lo que no exenta al incurso en la
deuda de rescatarla por otro proceso de que se utilizan los códigos de la
Soberana Justicia.
En la terapia desobsesiva, los cuidados para con el encarnado no pueden
ser menores que los aplicados con relación al enfermo psíquico que le
aflige, en desarreglo e infortunio cual se encuentra en la otra dimensión
de la vida.
Debe tenerse en mente que el hecho de no ser visto siempre el
perseguidor desencarnado, por los hombres, no significa que la tarea de
éstos, aliada a la de los Guías Espirituales, deba ser la de apartarlos, pura
y simplemente. Seres vivos e inteligentes, apenas desnudados de la
materia, sufren y aman, odian y luchan, esperando la ayuda que no
supieran o no quisieran ofrecerse. Por tanto, el amor debe alcanzar la
víctima de ayer, que sufre hace más tiempo, amparándola, de modo a que
despierte para no sufrir más ni provocar sufrimiento.
Y como la función del dolor se reviste de un poder terapéutico de
liberación para quién lo sabe aprovechar, justo es que el encarnado se
modifique para mejor, mediante cuyo comportamiento también
sensibiliza a su opositor, a su vez adquiriendo recursos de paz y títulos
de trabajo para su crecimiento espiritual.
Sin embargo, hay pacientes, obsesos o no, para los cuales, gracias a su
rebeldía sistemática y tozuda acomodación en las disposiciones
inferiores, la mejor terapia es la permanencia de la enfermedad,
ahorrándoles males mayores.
Hay paralíticos que recuperan los movimientos y marchan para desastres
que podrían evitar, si lo quisiesen; portadores de micosis, llagas y
pústulas, rehacen la apariencia física, curándose de las dermatosis e
infectan la mente y el alma con los contagios de los actos deprimentes y
viciosos; ciegos que recobran la visión y la utilizan erróneamente en la
observación de los hechos; enfermos por virosis y portadores de
limitaciones que se restablecen, arrojándose de inmediato, lúbricos y
desesperados, en los laberintos de la insatisfacción, de la agresividad,
causándose mayor infelicidad...
En el campo de las obsesiones, no son pocos aquellos que, una vez que se
mejoran, abandonan las disposiciones de trabajo y progreso, para correr
precipitados, de vuelta a los hábitos vulgares en los que antes se
complacían...
Aun delante de Jesús, este fenómeno era habitual. En principio, porque
conociese la procedencia de los males que afligían a los enfermose
infelices que Le buscaban, como es comprensible, el Señor no curó a
todos... Y de entre los muchos curados, quedó memorable la
interrogación que Él dirigió al ex enfermo del mal de Hansen que le fue
expresar la gratitud por el beneficio recibido. "- ¿No fueran diez los
curados, por qué solo este vino a agradecer?" ( )
Es común hacerse compromiso íntimo de renovación y trabajo, en cuanto
permanece la enfermedad, negociándose con Dios la salud que se desea
por lo que se promete realizar, como si la practica de las virtudes del bien
fuese útil al Padre y no un deber de todos nosotros, que nos beneficia y
da felicidad.
Tan pronto pasa la agudeza del sufrimiento y el tiempo distancia la mente ex
enferma del momento de la dolencia, la ilusión sustituye a la realidad; la
voluptuosidad del placer enflaquece los deseos de servir y él cae en la indiferencia,
cuando no sucede ocurrir males peores.
Cuanto a aquellos que frecuentan las Instituciones Espiritas, portando obsesiones y
no se recuperan, merece que se tenga en mente el hecho de que la visión del
medicamento no propicia la salud, si no la ingestión de él y la posterior
dieta conforme convenga, al lado de otros factores que permiten el
retorno del bienestar. Además, ni todos los males deben ser solucionados
conforme a la óptica de quién los padece, mas de acuerdo con programas
superiores que establecen lo que es mejor para la criatura. La función del
Espiritismo es esencialmente la de iluminación de la conciencia con la
consecuente orientación del comportamiento, armando a su aprendiz con
los recursos que lo capaciten a vencerse, superando las pasiones salvajes
y sublimando las tendencias inferiores mediante cuyo procedimiento se
eleva.
En la terapia desobsesiva, el tributo del enfermo, tan pronto razone y
entienda la asistencia que se le administra, es de vital importancia; por
cuanto, serán sus pensamientos y actos los que responderán por su
transformación moral para mejor, con la real disposición y posterior
acción para recuperarse de los males practicados, ahora beneficiando a
aquellos que le sufrieran los perjuicios y por cuya regularización los
mismos se empeñan, a pesar de los métodos equivocados e ilícitos de que
se sirven.
La evangelización del Espíritu desencarnado es de suma importancia
mas, igualmente, la de la criatura humana que se enzarzó en la
delincuencia y todavía no se recuperó del delito practicado.
Con frecuencia, es más fácil de objetivarse resultados en la terapia
desobsesiva con pacientes de mente obnubilada, de que con aquellos que
razonan y no se disponen a la tarea de mudanza interior, de la acción
dignificante, ahogados en dudas que cultivan e indisposiciones que les
agradan.
En la actualidad, gran número de pacientes portadores de alienación por
obsesión, transita por gabinetes de respetables psiquiatras que les
prescriben drogas adictivas de que se encharcan, viciando la voluntad,
que pierde los comandos, permaneciendo abúlicos y sufriendo
dependencias de demorada erradicación. Sin el control de la voluntad,
que sufre la acción barbitúrica de la droga y la perniciosa
interferencia de la mente perturbadora, elenfermo tiene dificultad de
luchar, utilizándose de los recursos desobsesivos cuyos efectos de él
de p e n de n .
Es claro que no censuramos este procedimiento psiquiátrico, teniendo en
vista que, en determinados cuadros de la locura, la providencia es
saludable, especialmente en los que presentan gran agitación, en los
catatónicos, en los sicótico-maníaco-depresivos - aun cuando se
encuentren bajo la inducción de adversarios desencarnados, evitándose,
de esta forma, la consumación del suicidio provocado -, pero no su uso
genérico.
El futuro próximo contribuirá con criterios más rigurosos y seleccionados
en la aplicación de tales terapéuticas, especialmente cuando el prejuicio
científico ceder lugar al discernimiento cultural, que verá en el paciente,
no apenas el soma, sino, y principalmente, el Espíritu con sus
equipamientos de periespíritu y materia...
Felipe, que se adiestrara en la técnica de venganza contra aquellos a quién
odiaba, en los tormentos en que se debatía, se utilizó de la flaqueza moral
de Argos para establecer contacto telepático y proseguir en la inducción
obsesiva; utilizándose de este método, sutil y peligroso, por la
estimulación de las cargas negativas del comportamiento de su
adversario, para promoverle un complejo cuadro de disturbios de la
emoción, a fin de dominarlo después.
Era la astucia del vengador luchando contra las reservas de fuerzas del
sitiado, que cedía, gracias a la negligencia egoísta y presuntuosa del
mismo.
25. Pronósticos sombríos
La Hermana Angélica, encargada de la orientación espiritual de la
Comunidad para la cual reenviara el pupilo, en una feliz iniciativa de
preservarle la integridad orgánica y psíquica, en continuas advertencias
dirigidas a los trabajadores, incluía a Argos con dulzura, esclareciendo las
hábiles maniobras de que se utilizan los Espíritus vengativos,
convocando a la vigilancia, a la oración.
No es de la índole de las Entidades nobles tomar sobre sí las
responsabilidades que constituyen experiencias del prójimo y que les son
factores de crecimiento, tornándolos candidatos al parasitismo. Fieles al
mesiazgo de Jesús, que "tomó los dolores del mundo", conforme la
expresión evangélica, para "aliviar" los hombres y tornar "el fardo leve"
de todos, los Mensajeros de la Luz operan de igual manera, esto es,
auxiliando y esclareciendo, sin embargo, no ahorrando a nadie sus
compromisos de elevación, las tareas reparadoras, a los deberes
inmediatos. Inspiran, consuelan, suavizan las asperezas de la marcha, sin
embargo, cada cual tendrá que caminar con los propios pies, con esfuerzo
personal.
Es cierto que ella percibía la sistemática rebeldía del aprendiz, que
derrapaba en la ingratitud, utilizándose mal de la dadivosa oportunidad
de trabajar, integrándose en la acción de la beneficencia, método eficaz de
granjear valores preciosos para su realización interior.
En una Obra, en la cual se movilizan muchas necesidades, la recreación es
conseguida mediante la renovación de las tareas, sin desperdicio de
tiempo, ni demorados encuentros de conversaciones desprovistas de
utilidad, en las cuales medran la frivolidad, la insensatez, la censura y el
dislate. El interés general debe concentrarse en el bien de todos, en vez de
en las conveniencias de algunos, en el perfeccionamiento de cada uno con
el objetivo de iluminación colectiva, al contrario de relacionar las fallas
ajenas, en el socorro a los menos aptos y no en el apartamiento de
aquellos que tienen necesidades, ni en el cerco agradable cuan
discriminatorio con relación a los pobres, a favor de los afortunados,
socialmente bien proyectados...
De mi parte, ninguna censura a cualquier comportamiento, ni restricción
a aquellos que son favorecidos con los bienes materiales que el Señor les
concede para la multiplicación de bendiciones en el mundo, realizando
ministerios difíciles, no pocas veces, experimentando probaciones ocultas.
Lo que no me parece justo, es el régimen de excepción que se les
proporcione, en detrimento de los menos amparados, simpatizando y
disputándose la proyección junto a ellos por lo que tienen y aparentan.
Argos, en la falta de madurez que le distinguía, se olvidaba de compartir
su tiempo y sus conocimientos, con los sufridores de cuyo nivel
recientemente llegara, para aplicarlos con los otros al lado de quién se
promovía, ingenuamente, sin la amarga experiencia de como es fácil a los
poderosos del mundo despreciar y olvidar a aquellos que ya no les
interesan, transfiriéndose de áreas de relaciones, cuando nuevas
emociones los despiertan para la caza de curiosidades diferentes.
En su transitoriedad, la vida física debe ser bien conducida, a fin de
favorecer con más amplia cosecha de resultados eternos, atesorando
armonía en el Espíritu inmortal.
Son las ambiciones entorpecedoras, las pasiones arraigadas que
responden por tales opciones, aun cuando la conciencia vigilante no
siempre esté de acuerdo con situaciones de esta naturaleza.
Naturalmente, el joven se daba cuenta del procedimiento a que se
entregaba, una vez u otra, y formulaba propósito de renovación mental y
actitudes morales. Poco después, cesado el estado emocional, sin habito para el
esfuerzo continuo, volvía a los mismos hábitos frivolos.
Muy interesado en el estudio de la problemática Argos - Áurea y con
sincero deseo de recoger datos que a mí mismo pudiesen ser útiles como
a otros estudiosos de la obsesión, solicité y conseguí autorización para
acompañar a los esposos en la nueva experiencia que vivían en la
Comunidad espirita dedicada a la beneficencia.
Verdadera Colmena-hospital, escuela de aprendizaje y conquista de la
salud espiritual, allí se movilizaban centenas de criaturas en superior
intercambio de solidaridad y amor. Unas venían como candidatas para
ayudar, abrazando problemas que traían del pasado, cargadas de
traumas y conflictos de ayer como de la actual reencarnación, pasando a
recibir tratamiento y ayuda... Otras, ansiosas por la renovación, bajo los
tormentos de su condición humana, vivían sin desvincularse de los
patrones de comportamiento de los sitios de donde vinieran.
Necesitados del cuerpo y del alma llegaban en gran número, de todos los
lados, cansados y con esperanza de amparo, que nunca se les negaba,
encaminándolos a los varios sectores de atención bajo la inspiración de
Jesús.
Entidades ennoblecidas aumentaban el plantel de dedicados servidores,
en ejercicio de abnegación, en reconocimiento a los socorros ofrecidos a
sus ahijados y amores reencarnados o convidados por la Hermana
Angélica.
La felicidad de la acción se desarrollaba en ambos lados de la vida,
tornando ese Instituto de amor conocido como un hogar de bondad, un
reducto de esperanza.
No es que allí se respirase el clima de beatitud vacía como es del agrado
de los ociosos, ya que en un taller de trabajo no hay tiempo para las horas
inútiles.
No es que escaseasen problemas y dificultades, ya que éstos resultan del
nivel espiritual de cada miembro, que no puede ser alterado de un solo
golpe conforme el deseo de los pioneros de la Obra, que reconocían la
propia y la fragilidad de los compañeros, concediéndoles tiempo para
madurar y santificar las inclinaciones negativas.
De otro modo, no escaseaban las surtidas de las Tinieblas, de las
innumerables Entidades odiosas, enemigas de muchos de los miembros
del clan espiritual, que se rebelaban por no alcanzarles más a menudo,
porque se sentían impedidas de penetrar, ante las naturales defensas que
resguardaban a los residentes; como también, de los adversarios de los
que allí se beneficiaban, de los atormentados por obsesiones vengativas
que allí se recomponían... Por fin, eran los verdugos del bienestar general,
que se arrogan la condición de justicieros o fomentadores del desorden,
de campeones de la alucinación o vampirizadores sistemáticos del fluido
vital de las personas distraídas y viciadas.
Se asemejaba, la Institución, a un campo de batalla, recordando la Casa
del Camino primitiva, donde fueran plantadas las bases seguras del
servicio social cristiano superior bajo la inspiración y vivencia de la
caridad.
Lo que señalamos de superior fluía de la presencia psíquica del Cristo, a
través de los abnegados Mentores que allí operaban, impidiendo que las
pequeñas áreas de natural divergencia, derivada de las imperfecciones de
sus miembros, adquiriesen proporciones agigantadas y los resentimientos
creciesen, sobreponiéndose al deber de la tolerancia. Se dirimían
incomprensiones a la luz del Evangelio y amarguras daban lugar a la
esperanza bajo la consolación de la fe. Si alguien persistiese en actitudes
menos elevadas, nadie le reprochaba la conducta, en razón del clima de
libertad, sin la vigilancia humillante ni la fiscalización deprimente. Cada
uno conocía su deber y los dirigentes vivían sus responsabilidades sin
margen para la censura, lo que, no obstante, no les eximía de las mismas;
tomando en consideración que, los códigos de comportamiento y las
opiniones varían en los grupos humanos y, como es más fácil condenar
que hacer, apuntar defectos que corregirlos en sí mismo, no faltaban,
comprensiblemente, los que les arrojasen arpones procedentes de la
inferioridad, que posee óptica distorsionada respecto de la realidad de la
vida.
La Comunidad, conforme ya aludimos, era un intento de crear, en los
días actuales, una sociedad cristiana, palpitante, en los términos del
pensamiento primitivo de los apóstoles y bajo las directrices espiritas
anheladas por Alian Kardec, sin cualquier alienación de los grupos
humanos vigentes ni de los patrones culturales e históricos del progreso
social de la actualidad. Se trataba de revivir la experiencia comunitaria de
los discípulos de Jesús, en el pasado, con perspectivas para el futuro,
inspirada, igualmente, en los Conglomerados de nuestro plano de acción.
Una inversión espiritual de tal porte, se sustentaba, sobre todo, en la
ilimitada confianza en Dios y en el apoyo del Cristo, a través de Sus
Mensajeros encargados de la construcción de la nueva humanidad...
A pesar de todos esos dispositivos de seguridad y trabajo, sus miembros
no vivían en carácter de privilegio alguno, por el contrario, los privilegios
eran allí el servicio y la elevación moral. Comprensible era que, aquellos
que no se encuadrasen en las normas de acción elevada, manteniendo los
vicios mentales a que se aferraban, permaneciesen en sintonía con sus
afines espirituales. Recibían auxilio, los liberaban, no obstante, si insistían
en el cultivo del pesimismo, de la rebeldía o de la liviandad, nuevamente
se vinculaban a sus asesores-parásitos, que mantenían con ellos el
consorcio extravagante, llevándolos a los estados psicopatológicos
condecentes con sus probaciones redentoras. En caso contrario, si ellos no
experimentasen las presencias de las compañías espirituales de baja
calidad vibratoria con las cuales se complacían, mediante la falta de
esfuerzo por libertarse y solo por el hecho de vivir allí, eso constituiría
una injusticia, que no está vigente en los códigos del soberano amor.
Cada uno responde siempre por sus actos, respira en el clima del paisaje
que elige y en el cual le agrada permanecer.
Causándonos preocupación la irreflexiva actitud del amigo, en la primera
oportunidad, deseando elucidarme con la sabiduría de la prudente
Bienhechora, recurrí a su auxilio, indagando:
- Ente el procedimiento inconsecuente como el que observamos en
nuestro Argos, ¿cuál es la mejor actitud a asumir, a fin de auxiliarlo con
mayor eficiencia?.
La Entidad me oyó serena y respondió:
- Jamás olvidemos que todos somos hijos de Dios y que el Divino Genitor
nunca nos abandona. Para ello, estableció leyes de equilibrio que funcionan con
perfección y con igualdad para todos. No hay cualquier preferencia delante de
Él, ni ser alguno disfruta o merece de Su amor, privilegio o protección
especial. Así, el tiempo que a todos nos alcanza trae, en el momento
apropiado, el auxilio específico para la solución de todas las dificultades.
En ese sentido, el dolor funciona como maestría, enseñando la conducta
más compatible con el objetivo de alcanzar la paz.
- ¿No habrá Argos sufrido lo suficiente - intervine, interesado en el
aprendizaje - para saber cuál es la mejor conducta a asumir?.
- De forma alguna - replicó, afable.- Caso el dolor le hubiese sido
suficiente, él no lo olvidaría con facilidad, permaneciendo en esfuerzo
hercúleo para no recaer en la misma situación.
Poco después, prosiguió, benevolente:
- En razón de estar todavía muy vivas nuestras experiencias carnales,
sufrimos la tentación humana de contribuir más en favor de los amigos
con los cuales convivimos en el pasado, traicionando el compromiso de
amar a todos de igual manera, en la condición de hermanos que somos
unos de otros. Aprendemos, no obstante, que el amor no hace curvas en
la pauta del equilibrio, para beneficiar a unos con el olvido de otros, lo
que sería afectividad enfermiza a beneficio de algunos, con falta de
respeto a las necesidades de todos. Siendo así, permanecemos en el
puesto de servicio y ternura, pero no nos transferimos para los desvíos de
las preferencias personales donde se alojan, transitoriamente, los que allí
se refugian. Sabemos que ellos volverán y, amándolos, aguardamos la
anuencia de ellos, a fin de ayudarlos, esperándolos en las actividades que
nos compete desarrollar.
- Perdóneme por insistir en la cuestión. ¿Está siendo providenciado algún
recurso especial de socorro a Argos?.
- Sí. Él mismo está haciéndolo. Quién desciende al pantano vive la
condición allí existente, del mismo modo que ocurre con aquel que
alcanza la planicie... Prefiriendo la convivencia con sus adversarios del
pasado, ha de experimentarles la acción perturbadora, facilitándole
evaluar lo que ya disfrutaba con aquello que volverá a sentir. A nosotros
cabe permanecer amando y confiando en los designios del Padre.
Concluyendo la entrevista, la Bienhechora adujo:
- Cuando alguien se encuentra resguardado y defendido, pero prefiere la
experiencia de la intemperie, abandonando el abrigo y yéndole a su
encuentro, es natural que aprenda bajo el rigor de la circunstancia
elegida. En cuanto el hombre se encuentra psíquicamente bajo la protección del
pensamiento y del amor del Cristo, más fácil se le vuelve la marcha, en razón de la
constante inspiración que recibe, de la asistencia de los Buenos Espíritus que le
auxilian. Cuando, por el contrario, se aparta, espontáneamente, de ese
saludable apoyo, pierde el contacto con la Fuente Superior, aunque
prosiga bajo la ayuda que, desafortunadamente, porque se bloquea, no
consigue identificar, ni recibir.
Porque la Instructora tuviese actividades de las que yo no podía
participar, nos despedimos, pasando a meditar en la justeza de sus
conceptos.
Como quedara demostrado, Argos se fue apartando de la convivencia
física y psíquica de los compañeros laboriosos y aliándose a los más
irresponsables, manteniendo la vinculación mental con el astuto cómplice
desencarnado, que se le fue insinuando, hasta el punto de restablecer el
connubio obsesivo.
Sus fuerzas físicas pasaran a disminuir y las resistencias orgánicas a
debilitarse, quedando expuesto a constantes resfriados, que más le
depauperaban.
El reposo se le tornó más difícil y la disnea pasó a afligirlo más a manudo.
Cuando buscaba el lecho, intoxicado por el fluido deletéreo de Felipe, se sentía mal
y, cuando la postración le vencía, no lograba dormir en paz, porque el verdugo le
aguardaba, asustándole, en el instante del parcial desprendimiento, haciéndole
retornar al cuerpo más cansado y deprimido. Otras veces, el desencarnado
conseguía retenerle y le recordaba las salvajes escenas de que fuera
promotor, lo que le producía terribles pesadillas que le descompensaban
el ritmo cardíaco, bañándole en transpiración abundante y glacial,
derivada del pavor.
En esa fase, el obseso se recordó de la oración y de la
necesidad de buscar los amigos. La plegaria le fluía de los
labios, sin embargo, sin la tónica del amor, no irradiándose
de él, ni sintonizando con los Núcleos de captación de
rogativas, por estar destituida de elevación y plena de
egoísmo. Los amigos, prudentes y devotados de ambos planos, él los
apartara, sistemáticamente. No que los compañeros encarnados le
quedasen indiferentes o distantes de su problema... Las barreras
vibratorias creadas, les impedían la aproximación psíquica, aunque
físicamente estuviesen a su lado. Los Bienhechores, por su parte, le
asistían con amor, sin embargo, la lucha era suya, buscada por su libre
albedrío. Además, desencadenado cualquier proceso no es fácil detenerlo
de inmediato, sin que irrumpan imprevisibles efectos, resultados más
graves.
Ahora solo restaba acompañar el desdoblar de los acontecimientos, a fin
de socorrerle con precisión en el momento oportuno.
En la convivencia íntima con el esposo, Áurea no quedaba exenta de la
suya y de la influencia psíquica de Felipe, que le promovía sórdida
campaña, inspirando a su hospedero mental, ideas infelices y
sospechosas. Con su carácter absorbente y dominador el marido le exigía,
sin palabras, todo el tiempo disponible, habituado a sorberle la energía
con la cual se alimentaba emocionalmente.
No pocas veces, él presentaba los acontecimientos que observaba, de
forma poco correcta, induciéndola a ver por su óptica distorsionada, lo
que lentamente la llevaba a concordar con su punto de vista equivocado.
Igualmente, cayendo en la falta de vigilancia, por natural solidaridad
afectiva, sintonizaba con el antiguo novio, ahora desencarnado, que la
mantenía en estados depresivos, en tormentos innecesarios.
En las reuniones mediúmnicas, sin embargo, lograba desencharcarse de
las vibraciones deletéreas, cuando se colocaba al servicio del bien en
socorro a los hermanos sufridores de más allá del túmulo, en cuya tarea
conseguía apoyo e íntima renovación, reanimándose para el
proseguimiento del compromiso abrazado.
Era natural que los esposos, conforme ocurría con los demás miembros de
la Comunidad, reencontrasen allí Espíritus afines de otras etapas, ahora
en el mismo camino de redención. Ciertamente se enfrentaban también
con antiguos conocidos, no siempre estimados. Es comprensible que, en
ese laboratorio de vidas en crecimiento para Dios, el proceso de la
evolución reuniese diversos temperamentos, varios compañeros en
diferentes franjas de experiencias e intereses vibratorios, de modo que se
auxiliasen mutuamente. Los mejor dotados amparando a los más
atrasados en la marcha, y éstos, ni siempre atentos, creándoles
embarazos, exigiéndoles el tributo de la paciencia y de la dedicación.
Los más afines, por instinto, formaban sus pequeños grupos de intereses
comunes, provocando reacciones normales en los otros compañeros
desconfiados y más susceptibles a los celos y resentimientos
improcedentes.
Argos, acompañando la actividad de la esposa entre simpatías que
supiera catalizar, le exigía mayor asistencia, reaccionando a través de
sistemático mal humor, que más todavía le vinculaba al antagonista
d e s e n c ar n ad o .
Además de esos factores, sus largos años de enfermedad producían en la
esposa el despertar de un latente sentimiento maternal, cuando ésta se
percibió en la condición emocional de genitora devotada de un hijo
dependiente, que le exigía demasiado esfuerzo. Se superaba, ahora, por
tanto, para ser la esposa y compañera actuante, en esa situación cayendo
en las trampas verbales e insinuaciones malévolas que él mismo le
presentaba, en razón del tiempo ocioso del que disponía, permitiéndose
así ver todo de forma deficiente, siempre excusándose al esfuerzo
laborioso con que se elevaría a la paz interior que le escaseaba.
Ya entonces, el proceso obsesivo se le instalara y el curso de la alienación
seguiría el ritmo que fuese consecuencia de la voluntad del paciente,
esclarecido, pero tozudo.
Víctima de un pasado arbitrario, insistía en mantener una situación de
liderazgo, insostenible, por falta de ejemplos, como quería gozar de
privilegios a los que no tenía derecho, porque el momento actual es para
casi todos nosotros oportunidad de redención y de conquistas, jamás de
usufructo de bendiciones que todavía no podemos usufructuar.
De nuestra parte, lamentábamos la situación del joven favorecido por
innumerables y valiosos recursos, que malbarataba en la insensatez en
que se complacía.
La humildad es, realmente, virtud que escasea entre las criaturas. El
orgullo se disfraza de simplicidad y la prepotencia le hace adquirir
desastrada apariencia, desvelándose de inmediato, así que surja el
momento de sentirse contrariados... Su vivencia, sin embargo, equilibra y
sustenta el hombre en el mantenimiento de los ideales superiores que
abraza, auxiliándolo a vencerse en las malas inclinaciones y a superar
cualesquiera obstáculos que enfrente por el camino.
Colaborando en la realización de auténticas auto-evaluaciones, la
humildad permite que la criatura se conciencie de las limitaciones y
necesidades que le impiden el avance, enrulándola a la superación.
La critica mordaz no la toca, el elogio vulgar no la hiere, la discriminación
infeliz no la alcanza, la persecución no la desanima, la tentación no la
perturba si se impone la condición de la humildad; porque, consejera
lúcida, ella le apuntará el camino seguro a recorrer, demostrándole que
esas circunstancias constituyen accidentes que se encuentran presentes en
todas las áreas del proceso evolutivo. Al mismo tiempo, en razón de darle
la medida de lo que es y de lo que realmente se le hace necesario para la
victoria, la concita a la oración, a través de cuyo recurso se deshace de los
atavíos inútiles para presentarse al Señor como realmente es, colocándose
a disposición de Su voluntad superior.
En ese clima se establece la paz íntima y la confianza, despojada de la
presunción, emula a la insistencia en la acción edificante con que crece,
emocional y espiritualmente, volviéndose instrumento infatigable del
Bien.
No son pocos los candidatos a la evolución que caen, en el camino, a
pesar de ser poseedores de buena voluntad, que es una excelente
cualidad para el acometimiento, no obstante, distraídos de la vivencia de
la humildad, abandonan el compromiso, en la primera oportunidad,
postrados por el desaliento, por la amargura, o vencidos por intempestivo
cansancio de que se hacen presas fáciles.
Como la Comunidad recibía la visita periódica del Dr. Arnaldo Lustoza,
en una de esas oportunidades, dialogamos con mayor intimidad sobre la
problemática de Argos, en aquella coyuntura.
El experimentado amigo me escuchó algunas colocaciones que le presenté
y me explicó:
- Felipe, como cualquier habitual perseguidor desencarnado, estimula las
tendencias inferiores, promoviendo en su víctima una sutil fascinación
personal por lo que piensa, por la forma en la cual actúa, dificultándole
de este modo la renovación por instalarle en el alma el vigor de la
presunción, latente en todos nosotros, bajo control en los que vigilamos
"los manantiales del corazón" de donde proceden nuestros sentimientos,
conforme el concepto del Maestro. La cinceladura de las aristas morales
negativas crea defensas que impiden la instalación de las clavijas
obsesivas, produciendo satisfacciones indescriptibles, que llevan a la
perseverancia en el esfuerzo iluminativo, sin el cual nadie alcanza la
salud integral. Igualmente, porque la ascensión es esfuerzo urgente, cada
paso dado hacia delante debe constituir conquista de seguridad que
facilite el próximo movimiento, impidiéndose la inestabilidad que
responde por avances y recelos, sin la decisión de seguir siempre, aun con
el precio del sacrificio.
"En los procesos de obsesión de cualquier naturaleza, las conquistas
morales del paciente representan el salvoconducto para el transito sin
problemas durante su temporada carnal. Esto porque, liberado del
constreñimiento que le aflige, comienza el periodo de la recuperación de
los débitos pasados mediante otras probaciones que necesita y de
testimonios que le contrastarán las nuevas disposiciones abrigadas en el
alma. Al dolor-rescate se sigue el dolor-conquista, mediante el cual el
Espíritu se supera, auto-donándose en favor de los semejantes y
contribuyendo para el cambio del sufrido paisaje del planeta. ¿No es lo
que vemos, en el sacrificio de nuestros Mayores, que renuncian a los
goces que ya merecen para, sufriendo, impulsarnos hacia delante?.
"Nuestro Argos, olvidado de la parte que le compete realizar, espera
recibir la continua ayuda de los Bienhechores, que no procura merecer.
Él, no obstante, aprenderá, y, cuando se decida por el cambio de actitud,
lo que no tardará, estaremos a su lado con la misma disposición fraternal
para ayudarlo".
El amigo silenció y me invitó a visitar uno de los niños que enfermara,
cuyo cuadro se presentaba con sombrías expectativas.
Fuimos encontrar el pequeño ardiendo en fiebre y, a su lado, en el refugio
de la oración, el médium Venceslao amparado por la Hermana Angélica.
Podía percibirse con facilidad la psicoesfera saturada de vibraciones
superiores.
La oración es siempre la fuerza catalizadora de energías superiores,
propiciadoras de paz y progreso, verdadero puente lanzado sobre el
abismo entre la criatura y Su Creador, facilitando el intercambio que, de
esta forma, se establece, vigoroso y benéfico, para el ser.

26. - Socorros espirituales relevantes


En la simplicidad del cuarto en que el niño ardía en fiebre, reencontramos
al amigo Bernardo, que se aprestaba para auxiliar al médium
concentrado, teleguiado por la amorosa Instructora.
Había lágrimas en los ojos del compañero encarnado, a punto de
derramarse por la faz pálida de emoción.
El amaba aquellas "aves emplumes" caídas del nido, por la orfandad
material, y asumiera, con otros Espíritus amigos y abnegados, la tarea de
cobijarlos en el regazo muy amado de Jesús. Comprendía que allí debería
reencontrar los hijos de que se descuidara en el viaje del tiempo, cuando
el desequilibrio le gobernaba la conducta; los hermanos que quedaran
olvidados en el dolor; los adversarios que recomenzaban la marcha bajo
los estigmas de que fueran víctimas.
Carlos, el compañero que de forma más próxima se le asociara al ideal,
fascinado por el desafío cristiano, se le vinculaba por experiencias
pretéritas en innumerables etapas reencarnatorias; ahora usufructuando
la oportunidad decisiva, para ambos, en el grave compromiso que
abrazaban, era para él el apoyo y la dedicación, no obstante, recibiendo
del médium la seguridad y el ejemplo de la fe, para no dejarse quebrantar
el ánimo ni descorazonar en la empresa.
Igualmente amaba aquellos seres que le llegaban, inseguros y
desfallecidos, aguardando directriz y reeducación.
La Hermana Angélica, que por todos vigilaba, los reuniera y trajera otros
estimados colaboradores, con el objeto de formar la familia de la
fraternidad cristiana, trabajando por la propia y por la felicidad general.
A estas alturas, ya se había educado allí una generación que siguiera
hacia delante con el propio esfuerzo, no obstante, que recibiera cuidados
y orientación indispensables para el éxito, de que cada cual se utilizaba
conforme a lasjpropias posibilidades y de acuerdo con el nivel evolutivo
en que se encontraba.
El pequeño enfermo, Gumersindo, era un Espíritu querido, que reiniciaba
la caminada bajo el peso de graves deudas. Gracias a esto, renació por
intermedio de humilde señora portadora de tuberculosis pulmonar, que
se abstenía de la alimentación para más ofrecer al retoño recién llegado.
Cliente de la Casa, recibía ayuda, hacía algún tiempo. Presintiendo la
aproximación de la muerte, ella rogara al médium responsabilizarse por
el hijo, a fin de partir tranquila...
De este modo, se restablecieran las ligaduras de la afectividad entre el
trabajador del Evangelio y el candidato al crecimiento espiritual, de
vuelta a la carne.
Frágil, orgánicamente, su salud era periclitante, por más de una vez muy
afectada llegando casi a interrumpir la vida física. Ahora, con mayor
intensidad, los riesgos de la desencarnación se hacían presentes.
Venceslao lo presentía y, por ello, se empeñaba en la fervorosa oración,
rogando misericordia. No se atrevía a pedir que fuese ofrecido este o
aquel resultado. Se entregaba a Dios y suplicaba amparo para el retoño
espiritual, semidesfallecido.
Al lado de la cama, la genitora desencarnada, de rodillas, conforme el
hábito de la religión que profesara, en su humildad de mujer simple, en la
Tierra, igualmente pedía por la permanencia de aquel a quién prestara el
cuerpo.
A una señal de la Hermana Angélica el médium Venceslao comenzó a
aplicar pases de dispersión fluídica bajo el comando psíquico de
Bernardo, retirando las energías deletéreas que le envenenaban,
provenientes de pertinaz proceso neumónico resistente al tratamiento
especializado.
Observamos que el sensitivo, cargado de vibraciones de alto tenor,
desembarazaba el frágil organismo del pequeño enfermo de las pesadas
corrientes de energía negativa, infundiéndole al mismo tiempo fuerzas
nuevas. Se convirtiera en una dinamo radiante y él mismo se iluminara
con una tonalidad opalino-azulada brillante, que alcanzaba los centros
coronario y cardíaco del paciente, irrigando la corriente sanguínea y
vitalizando los hematíes que pasaran a adquirir la coloración que se
exteriorizaba del médium.
A medida que proseguía el pase de socorro, observamos que
la fiebre comenzó a ceder y una transpiración abundante se
fue extendiendo por todo el pequeño cuerpo. La respiración
pasó, lentamente, al ritmo de casi normalidad.
En ese momento, cuando quedó concluida la terapia fluídica, vimos a la
Bienhechora desembarazar el Espíritu Gumersindo de la estructura
material y desdoblarlo, como ocurre en los procesos del sueño natural.
Casi de inmediato él asumió la personalidad anterior, de cuando
desencarnara, en el siglo pasado, con una edad aproximada de doce años
y, dirigido por la Mentora, se acercó del médium, que acompañaba la
escena, habiéndole, conmovido:
- Necesito, papaíto, proseguir. Ayúdeme con su amor, rogando al
Señor que nos ampare los propósitos del bien, sustentándonos en la lucha
redentora.
Le abrazó, en lágrimas, e insistió:
- Ruegue para que podamos permanecer juntos por algún tiempo
más...
Balbució, entonces, una breve y sentida oración, ungida de amor y rica de
sumisión a la voluntad de Dios, colocándose a disposición de Sus
elevados designios.
El médium, conmovido, tanto cuanto nosotros, acompañaba la escena
emocionante y bella, hermanándonos a todos aquella rogativa de alta
nobleza.
No había, en el ambiente, cualquier presencia perturbadora o infeliz. El
humilde cuarto se transformó en un santuario de amor y fe donde latían
las armonías de la Espiritualidad.
Concluida la oración, en el silencio que se hizo natural, permanecimos en
estado de paz psíquica disfrutando de la psicoesfera reinante, cuando una
luz de tonalidad indescriptible penetró por la parte superior de la
habitación, bañando el cuerpo del niño, adormecido, en el lecho, y una
voz suave-dulce se hizo oír:
- El Señor asintió a vuestras rogativas. ¡Bendecidlo! Gumersindo
permanecerá en la Tierra.
Con dificultad controlé la emoción, que me asaltó, de felicidad.
Fue la Hermana Angélica quién rindió gracias, reconduciendo el Espíritu
Gumersindo al cuerpo, no sin antes permitirle besar a la genitora
desencarnada, igualmente feliz y agradecida a Dios.
Como recibiendo una instrucción telepática de la Orientadora, el Dr.
Arnaldo se acercó del médium y le recomendó cambiar las ropas
húmedas del paciente y del lecho, aplicándole una sustancia para el caso,
despertándole inmediatamente para tomar un caldo caliente, a fin de
auxiliar al organismo depauperado.
El servidor del Evangelio no dominaba el inmenso júbilo que le invadía y,
a medida que nos dirigimos a otros menesteres, con acendrado cariño él
pasó a ejecutar las providencias recomendadas entre sonrisas y
agradecimientos al Padre.
En el silencio de una habitación, lejos de la bulla y de las artificialidades
mundanas, sin cualesquiera parafernalias y tumultos, en el refugio de la
oración y bajo recursos de la fluidoterapia fuera trabada una gran batalla,
en la cual triunfara el amor; proporcionando ventura y crecimiento
espiritual para el combatiente que iniciaba la marcha bajo la bendición de
la reencarnación.
Percibiéndome la emoción sin palabras, el gentil médico, en ligero
comentario, se refirió:
- Cuando aprendamos, realmente, desencarnados o no, a recurrir a la
Providencia Divina, jamás nos escasearán recursos para los
acometimientos elevados. Haciendo parte del Todo Universal, en
nuestras individualidades somos, también, porción activa de ese conjunto
armónico. De nosotros depende siempre la sintonía o no con el equilibrio
general, a fin de preservar la esencia divina que nos sustenta y que debe
ser desarrollada con tributo del esfuerzo y de la tenacidad de cada cual.
"Partícula de luz, que todos somos, nuestro fanal es la Gran Luz, cuya
potencialidad yace en nosotros. El "pedid y se os dará" no es una alegoría,
ni tampoco una vana promesa, que permanece en el mensaje evangélico,
recordando a Jesús. Se trata de un dispositivo de seguridad al alcance de
todos, que sepan lo que quieren, para qué lo quieren y cómo deben
pedirlo; a fin de no colocar pasiones sofocantes en el lugar de necesidades
reales, ni caprichos sustentados como siendo base.s de apoyo para la
supervivencia, por cuanto, ni todo lo que queremos es siempre lo mejor
para nuestro progreso real, que es de consecuencias eternas. Debe haber
una perfecta conciencia del contenido de lo que se desea, a fin de que no
se extrapolen, en los pedidos, de aquello que es indispensable para lo
superfluo, de lo útil para lo aparente. Fue lo que acabamos de presenciar.
No hubo cualquier imposición de nadie, y sí la colocación de todos bajo la
voluntad más sabia, con la preferencia de la elevación, en el pedido que
hicimos, consiguiéndose, en consecuencia, el beneplácito de Dios".
Cuando el amigo silenció, interrogué a respecto de la voz que trajo la
respuesta superior, si ésta no podría habernos llegado a través de la
Hermana Angélica o por cualquier otro proceso.
Siempre afable, el interlocutor me esclareció:
- En razón de la intensidad e importancia del acometimiento, los
Mensajeros Superiores que transmiten el pensamiento y orientaciones del
Señor prefirieran propiciarnos a todos igualmente la emoción de
participar de la anuencia del Más Alto. Ciertamente, la noble Mentora, en
razón de su elevada posición espiritual, registró la respuesta antes que
nosotros, manteniéndose, discreta y humilde, hasta el momento en que
todos pudiésemos participar del mismo júbilo. Ocasiones se dan, en que
Emisarios traen, en pergaminos de sustancia muy sutil, las anotaciones,
que leen para los expectantes solicitadores de la ayuda celeste. En otras
oportunidades, llegan las respuestas a través de la telepatía elevada, y
todavía, en otras ocasiones, no se hacen necesarias cualesquiera
formas, aguardándose con tranquilidad los acontecimientos que
sucederán. Considerándose la variedad de los grados evolutivos y de la
percepción del grupo que nos encontrábamos en oración, incluyendo el
médium y el paciente, ambos encarnados, aquel fue el más condecente
medio de bañarnos a todos de felicidad, oyendo la irradiación de los
intermediarios de Jesús...
- ¿Y la luz que se proyectó sobre Gumersindo?.-Insistí.
- Se trata - concluyó - de la condensación del amor del Divino
Médico, restaurando, de forma definitiva, las fuerzas del enfermo y
tonificándole el cuerpo periespiritual para la empresa a ejecutar. Todo
son vibraciones en estados diferentes de energía, desde la piedra hasta el
pensamiento que se exterioriza por la voluntad. Captadas por los Centros
de registros mentales y transmitidas a los sabios representantes del Señor,
nuestras rogativas llevaban cargas psíquicas que traducían fácilmente el
significado real de nuestras aspiraciones, al mismo tiempo, facultándoles
ponderar con presteza a respecto de la conveniencia o no, de la justeza y
oportunidad del pedido, facilitando así su aprobación. Como la
dimensión de tiempo es variable en todas las franjas de la vida, lo que a
los hombres exige determinada duración, muda de contextura y obedece
a otra sistemática de velocidad entre nosotros. Con la respuesta que nos
fue transmitida, vino también el recurso solucionador, que fijaba en las
células en renovación nuestros fluidos recién transmitidos. He aquí
porque se extiende el concepto, cada día, de que la luz divina cura. Esto
porque, ella está constituía de energía pura, causa esencial y primitiva de
la vida orgánica en germen por toda parte.
Al callarse, yo sabía, sin cualquier sombre de dudas, que el pequeño
beneficiado con tan alta dádiva estaba con la reencarnación asegurada,
cabiéndole el resultado del ministerio en que se sumergía, a su conducta,
a su libre albedrío, a él propio ante todas las lecciones de la existencia en
recomienzo.
Porque la Comunidad mantenía un servicio de socorro de fluidoterapia a
los necesitados, durante una hora, todos los días, el Dr. Arnaldo nos
invitó a acompañarle con Bernardo, al propio recinto.
Se movilizaban un expresivo número de Entidades laboriosas en ayuda
continua.
Observamos que la entrada del edificio estaba guardada por diversos
vigilantes de nuestro plano, que controlaban la llegada de los
acompañantes que seguían a sus compañeros encarnados. Ellos evitaban
que penetrasen los Espíritus vulgares, ociosos, perturbadores, sin
embargo, no interfiriendo cuando se trataba de obsesores muy
identificados con sus hospederos.
Ya, en la puerta principal de la Colonia, fueran providenciados cuidados
especiales que impidiesen la invasión de hordas de hermanos alucinados,
con modos salvajes y perniciosos, ahorrando así a los servidores del
Cristo, luchas mayores que sus fuerzas, en esta batalla sin cuartel del mal
transitorio contra el bien permanente.
Veíamos llegar las personas bajo altas cargas fluídicas deprimentes,
intoxicadas por las propias vibraciones derivadas de las mentes viciadas
y caprichosas... Algunas padecían enfermedades orgánicas y psíquicas
rebeldes, en conexión con procesos obsesivos, mientras que en otras los
cuadros de la subyugación espiritual inferior eran patentes.
Variaban los estados de receptividad al recurso que buscaban. Incrédulos
sistemáticos, unos, allí acudían, indiferentes y fríos, como si estuviesen
haciendo un favor a aquellos que les iban a beneficiar; ansiosos por
efectos inmediatos, otros, no excogitaban de esforzarse para la propia
mejoría, transfiriendo esa responsabilidad a los médium de pase y
Mentores a los cuales iban a recurrir; aturdidos por los conflictos, muchos
otros, no disponían de clima mental para sintonizar y absorber las fuerzas
curativas que recibirían y de inmediato de ellas se liberaban sin casi
ningún provecho... Se presentaban, sin embargo, diversos clientes llenos
de fervor, que ya se hacían notar por predisposición favorable al
propósito, haciéndose merecedores a los resultados benéficos de forma
más inmediata.
Todos, no obstante, entraban asesorados por enfermeros especializados
que les identificaban las causas de los problemas y aflicciones, no
interfiriendo voluntariamente, sin embargo, vigilantes para la adecuada
cooperación en el momento de la aplicación de los pases.
Se invitaba, inicialmente, a un grupo de personas, que oían una lectura
evangélica breve, como preparación para el servicio del auxilio que
buscaban.
Curiosamente se observaba como gran número quedaba con la mente
dispersa durante aquellos rápidos minutos que se destinaban a crear las
condiciones propiciatorias a la terapéutica que buscaban. Desinteresados,
permanecían con la mente en los vicios habituales, manteniendo las ideas
comunes, sin intentar el más leve esfuerzo por la renovación intima o, por
lo menos, oyendo con alguna atención, a fin de meditar y reflexionar más
tarde.
Terminada la página y proferida una oración, se iniciaba la segunda
etapa, la del pase propiamente dicho. Sin embargo, mientras que era leído
el texto, los Espíritus encargados del ministerio de pases ya contribuían
con recursos desintoxicantes, socorriendo los pacientes que no se daban
cuenta de la providencial ocurrencia. En el momento en que los médium
se acercaban, amparados por técnicos especiales, estaba asegurado el
mejor campo para el proseguimiento del servicio.
Vimos adoctrinadores desencarnados convocando a los sistemáticos
obsesores a mudar de actitud, a beneficio propio, familiares de Entidades
aturdidas por la muerte reciente, liberándolas de las fijaciones en aquellos
que quedaran, y a los cuales, sin desearlo, transmitían humores psíquicos
perniciosos, que los enfermaban. A otros sufridores, igualmente cargados
de las dolencias que les postraran los cuerpos, se dispensaban energías
restauradoras, de forma a libertarles de los fluidos más pesados que les
atormentaban. Algunos eran invitados a permanecer en el recinto para
posterior atención y transferencia para Colonias-hospitales de
tratamiento adecuado...
La verdad es que los beneficios se distribuían ampliamente en las dos
esferas vibratorias, con cariño, teniéndose presente la caridad, conforme
la enseñó y vivieran Jesús y Sus discípulos.
Observé que no todos los encarnados recogían los beneficios que se les
ofrecían y las razones eran obvias, sin embargo, con la continuación del
tratamiento terminaban por asimilar resultados positivos que les
competían conservar y multiplicar a favor de sí mismos.
Los grupos se sucedían hasta el momento de finalizar la tarea. Los
beneficios ofertados habían sido múltiples y de alto tenor, restando a cada
persona aplicarlos bien, así preservándolos y fortaleciéndose para las
luchas.
Las Entidades más perversas, cuando invitadas a un cambio de actitud, se
tornaban receptivas, permaneciendo en el recinto aguardando los trabajos
mediúmnicos de desobsesión, que tenían lugar en días determinados,
viviendo, desde entonces, el clima de oración y de paz de la Comunidad,
ocurriendo igualmente con otros necesitados espirituales...
Conversando con el Dr. Lustoza a respecto de la excelencia de ese
ministerio, colocado al servicio del bien general, éste elucidó:
- Como existen Casas de Socorro para los males físicos y asistencia
inmediata para los alienados mentales en crisis, ya es tiempo que la
caridad cristiana, en las Instituciones Espiritas, cree servicios de urgencia
de fluidoterapia y de consuelo para cuantos se debaten en los
sufrimientos del mundo, y no tienen fuerzas para esperar fechas distantes
o días exclusivos para la atención. Espiritas esclarecidos, imbuidos del
sentimiento de la caridad, podrían unirse en estos menesteres, reservando
algún tiempo disponible y turnándose en el servicio de atención
cuidadosamente programado, a fin de auxiliar más ampliamente al
prójimo, disminuyendo el margen de aflicciones en el mundo. Serían
valiosos los resultados para todos, que conjugarían esfuerzos en el bien,
contribuyendo para el cambio de los actuales paisajes aflictivos humanos.
Salimos del recinto, no obstante, concluida la parte en la cual cooperaran
los médium encarnados, los trabajos prosiguieran con el concurso de
obreros de nuestro campo de acción.

27. - Lá recidiva de Argos


El amigo Dr. Lustoza, que reservara algunos días para estar conmigo, en
la Comunidad en la cual era un valioso cooperador al lado de otros
diligentes obreros; en la primera oportunidad, porque supiese de mi
interés en recoger anotaciones sobre las técnicas y ocurrencias variadas en
torno de la obsesión, tanto cuanto de la interferencia de los Espíritus en
las vidas de las criaturas; me sugirió acompañar, en el Ambulatorio
Médico, la atención de algunos enfermos que residían en el barrio y
recurrían a aquel reducto de amor.
Devotados médicos y enfermeros, odontólogos y auxiliares ofrecían,
gratuitamente, sus horas de reposo y otras a la beneficencia en favor de
los muchos afligidos que allí llegaban golpeados por el dolor. No todos
poseían la formación espirita, no obstante, se caracterizaban por el
saludable propósito del bien servir.
El pequeño edificio reservado a estos menesteres, era parcamente
equipado. Inicialmente fuera destinado a los servicios de atención a los
niños internos, aumentando su capacidad de beneficios, a medida que
nuevas tareas de socorro fueran surgiendo. Ahora, el número de los que
allí se beneficiaban ascendía a millares de personas.
La Hermana Angélica, siempre vigilante, en la razón directa en que las
actividades se multiplicaban entre sus pupilos, bajo la inspiración de
Jesús, invitaba a nuevos obreros del amor, en nuestro plano, que asumían
responsabilidades administrativas y de auxilio en los nuevos sectores
respectivos.
Para aquel núcleo rogara la valiosa cooperación del Dr. Dirceo de
Campos, que fuera, en la Tierra, respetable profesor de Medicina y
científico, que reservaba el tiempo excedente de sus clases a la
investigación de parásitos, habiendo dejado una vasta contribución a la
pesquisa especializada.
Dando su aquiescencia, el trabajador reunió algunos de los antiguos
colegas y ex alumnos ahora libertados del cuerpo, asumiendo la dirección
espiritual de la modesta Clínica.
Le fui presentado y su inteligencia, aliada a la espontánea bondad, me
cautivaran de inmediato.
Sonriente, me habló con naturalidad:
- Como sabemos que todos los males que alcanzan el cuerpo proceden del
Espíritu, aquí inspiramos a los colegas encarnados a recetar menos
drogas, evitándose intoxicaciones orgánicas, para reequilibrar mejor el
psiquismo de nuestros clientes, que se deben ajustar a la salud y
preservarla. Llevándose en consideración la región en que se localizan
nuestros servicios, la mayor incidencia de enfermedades es derivada de
los problemas socio-morales, del hambre, de las distonías nerviosas, de la
falta de higiene, con alta incidencia parasitaria en niños y adultos. Así,
cuidamos de esclarecerles y reeducarles todo lo posible, encaminándoles
a otros Sectores donde se pueden beneficiar, recuperándose con mayor
seguridad. Somos partidarios de las modernas técnicas de la
Psicosomática, ahora en tímidas aplicaciones entre los colegas
encarnados, con posibilidades futuras muy amplias. Por los
conocimientos de que disponemos en nuestro campo de realización,
mejor aquilatamos sobre los resultados providenciales de la psicoterapia
en cualesquiera patologías que enfrentemos. Nuestros clientes, de este
modo, además de la asistencia espiritual que pasan a recibir desde la
primera consulta -compañeros nuestros los inscriben en sus agendas de
acción externa y les visitan en sus hogares dispensándoles el concurso
espiritual posible - son inducidos por nuestros facultativos encarnados, al
tratamiento académico, como es natural; pero, también, al cambio mental
de actitud ante la vida. No todos se recuperan, como es comprensible,
porque salud y enfermedad constituyen un binomio normal de la
realidad biológica. Y como la muerte es la etapa final del cuerpo, nadie se
eximirá a su presencia... Todavía, podemos y conseguimos disminuir la
carga de las aflicciones y enfermedades, especialmente en los que se
hacen dóciles a las instrucciones recibidas y a la prescripción médica que
les es recomendada.
Acto seguido, me llevó a acompañar una consulta clínica y me explicó:
- Este paciente es alcohólico inveterado, con un proceso de cirrosis
hepática en desarrollo. Puede observársele el entumecimiento de la
glándula mixta, con drenaje descontrolada de bilis, perturbándole el
metabolismo general. Añádase al disturbio orgánico, la obsesión que
padece, en razón de la continua y vengativa presencia de antiguo
cómplice a quién engañó, y tenemos un cuadro de difícil recuperación. A
pesar de eso, emplearemos esfuerzos para atenuar los efectos del grave
problema, del que él no se percibe, intentando inculcarle la idea de mayor
esfuerzo en la lucha contra la bebida, a la que va llevado por el
adversario, teniendo la vida física un poco ampliada, a propio beneficio...
Observemos lo que sucede, en esta su primera consulta.
Notamos que la Entidad enemiga que a él se imantaba, siendo consciente
de la venganza que llevaba a cabo, al percibir que el médico iba a
examinarle, se apartó, agresiva, e intentó influir al facultativo, como
queriendo perturbarle en la conclusión del diagnóstico. Porque éste se
encontrase asesorado por laborioso cooperador del equipo del Dr. Dirceo,
el perverso ser no encontró resonancia en su intento, y porque un
enfermero de guardia fuese convocado a la asistencia espiritual al cliente,
aquel Espíritu rebelde y recalcitrante en el mal, se retiró, indispuesto y
blasfemador.
- Quedara a la salida, aguardando a su hospedero - me esclareció el
Director.
- ¿Y por qué no fue impedido de entrar? - Inquirí, con saludable
curiosidad.
- Porque no usamos de violencia - prosiguió, espontáneo - Al pasar por
las barreras vibratorias le fue concedida la oportunidad de beneficiarse
con los recursos aquí existentes. No sintiéndose bien con las vibraciones
del ambiente, él mismo se evadió. Hay siempre oportunidad para quien
desea la renovación y la paz...
- ¿Y qué ocurrirá con el paciente - volví a indagar - después de ser
atendido y retirarse?.
Sin cualquier enfado, el médico consideró:
- Depende de la actitud mental que él lleve. Como no ignoramos, el
pensamiento genera energías que transportan cargas vibratorias de
acuerdo con la calidad moral de que se revisten las ideas. Si nuestro
enfermo mantiene los estímulos superiores que está recibiendo y las
orientaciones que le serán administradas por el clínico, no sufrirá la
interferencia psíquica del antagonista, que actúa en franja de baja
frecuencia mental. Éste permanecerá al acecho hasta que encuentre una
oportunidad de nueva vinculación, lo que solamente puede ocurrir si hay
la aquiescencia del encarnado. Manteniéndose éste en las ideas positivas
y albergando el optimismo, se moverá cada vez más en canales
vibratorios que le dejarán inmune a la perturbación, pasando a sintonizar
con otro genero de ondas, en las cuales se encuentran campos de vida
propiciadores de bienestar, mereciendo mejor asistencia espiritual. Es de
la ley, que querer es lograr, desde que se sepa lo que se quiere y se
mantenga firme el deseo por conseguirlo. Nunca falta apoyo a quién
ansia por la ascensión. Lo inverso es, también, verdadero...
- No deseando ser inoportuno, pero por que la cuestión es fascinante
- volví a cuestionar - desearía que el experimentado amigo me explicase
la ocurrencia de la agresión intentada contra el médico.
- Siendo él - me respondió, afable - el celador de la salud, se
encuentra investido de elevado ministerio, conforme ocurre en otras áreas
de la vida, cuya orientación le cabe dar, para las superiores o infelices
finalidades que considere oportunas. Deseando ser fiel al "juramento de
Hipócrates", en el cual se encuentran las directrices éticas de su
sacerdocio, adquiere defensas naturales para su campo de acción y su
sana conducta moral atrae los Bienhechores de la Humanidad, que de él,
como de otros profesionales o no, se utilizan para promover el progreso
de los hombres y de la sociedad. Sus buenas acciones les grajean
simpatías que son transformadas en títulos de benemerencia, con los
cuales se enriquecen, a fin de alcanzar mejor las metas que se proponen.
En éstos, los obsesores no encuentran campo para la perturbación.
"Es muy común observarse que los Espíritus conscientes del mal que
proporcionan a aquellos a quién persiguen, sabiendo que sus obsesos
están recurriendo a la ayuda médica para tener aminorados sus males,
envisten contra sus posibles bienhechores, a fin de influirles; generando
antipatía por el paciente y, cuando hay afinidad moral entre el médico y
el verdugo desencarnado, éste le lleva a equivocarse en el diagnóstico o
por lo menos a no dar la debida atención al problema, quedando en la
superficialidad, que no le permite la correcta evaluación para un
tratamiento eficiente. Lo mismo ocurre con relación a los médium,
cuando invitados al auxilio a los portadores de alienación obsesiva, ¿no es
verdad? Se cambia de situación pero no se altera la ocurrencia..." ( )
- Yo estaba profundamente impresionado con este hecho, en razón de la
lógica de que el mismo se revestía, ya que lo conocía en otras áreas en las
cuales sucedía.
Las inteligencias espirituales negativas son muy hábiles en la elaboración
y práctica de los métodos de cobranza que se imponen, en la saña loca de
conseguir los pérfidos resultados a que se agarran.
Ahora yo acompañaba al atento médico, detectando al tacto la soez
enfermedad.
Con delicadeza, pero con autoridad, advirtió al paciente sobre los
peligros crecientes que el alcohol representaba para su salud,
explicándole al mismo tiempo, sin detalles, que éstos podrían redundar
en efecto peor, en razón de la gravedad del mal que el mismo sufría.
El médico sabía que, instalada la cirrosis hepática, las posibilidades de
recuperación no se hacen auspiciosas, especialmente en aquellos que
disponen de pocos recursos para el tratamiento cuidadoso a que se deben
someter. No obstante, conversó demoradamente, invitando al enfermo a
observar la realidad de la vida, aconsejándolo y recordándole la
responsabilidad espiritual que le correspondía, en razón del alto
compromiso para con la existencia física.
A pesar del empeño del bondadoso médico, sentíamos el casi desinterés
del paciente que, encharcado por el fluido venenoso y teniendo
desarticulados los equipamientos emocionales por el alcohol, no
asimilaba toda la orientación, repetida más de una vez.
Sería el caso de más un suicidio indirecto con causas muy complejas en su
proceso evolutivo. Pero el facultativo se incumbía gallardamente del
deber que le correspondía.
Pasamos a otra sala y seguimos un caso opuesto.
El paciente era un anciano portador de un problema uretral. Le había sido
recomendada una uretrocistografía para confirmar la enfermedad,
facilitando la cirugía, de la cual él recelaba.
Muy bien asistido por la esposa desencarnada, ésta hubiera pedido a los
trabajadores espirituales de la Casa que inspirasen al médico, a fin de
mejor socorrer al cónyuge asustado.
Vi entonces, que tras el estudio de los exámenes preliminares que fueran
presentados y algunos otros, al tacto, que el propio médico realizó,
después de detenerse a pensar, éste habló con seguridad, guiado
telepáticamente por un urólogo del grupo espiritual; confirmando la
necesidad quirúrgica, que sería coronada de éxito, en razón del buen
estado general del cliente y de las amplias perspectivas de vivir más, sin
un problema que podría agravarse, tomando rumbos imprevisibles, en el
momento, perfectamente evitables.
Le orientó con gentileza y le. infundió confianza.
La simpatía de la seguridad médica y la irradiación de tranquilidad que
de él se exteriorizaba, alcanzaran al paciente que, bajo la cariñosa
asistencia de la esposa, aceptó de buen grado someterse al examen final y
en dejarse operar en un hospital de beneficencia.
Los casos se sucedían y los obreros se desdoblaban en su afán por el bien,
cuando el amigo Bernardo vino a llamarnos, al Dr. Arnaldo y a mí.
Nos informó que se trataba de Argos, cuyo estado de salud se agravara.
Conforme ya lo esperábamos, fuimos a encontrarle en profundo
abatimiento, bajo el estigma de la fiebre alta, que derivaba de la violenta
recidiva.
A nuestra llegada, fuimos recibidos por una señora simpática, que se
presentó a nosotros como siendo la genitora del amigo. Con motivo de la
cirugía a que él fuera sometido, no hubiéramos reparado en su presencia,
si no más tarde, en el desdoblamiento de la asistencia que le fuera
administrada.
Su expresión de ansiedad y de silencioso dolor nos conmovió.
Nos recibió, preocupada, y cuando nos acercamos al lecho, el Dr. Arnaldo
le examinó, cuidadosamente, confirmando el retorno de la enfermedad y
la complejidad de que el caso nuevamente se revestía.
Recelando por la irrupción de una brutal hemoptisis, el médico solicitó la
ayuda de Bernardo que, diligentemente, aplicó recursos calmantes, para
disminuir la fiebre y recomponer el aparato respiratorio congestionado
por la infección. Se trataba, no obstante, de una terapia de emergencia, en
razón del agravamiento del caso.
Poco después, el Dr. Arnaldo consideró:
- La mente pesimista y asustada de nuestro amigo, que cultivó una
psicosis depresiva, recelando por el retorno de la enfermedad, al lado
de su insistente rebeldía hacia el trabajo edificante que le concedería
créditos para la salud, responde por la recidiva a que fue llevado,
teniéndose en cuenta la vinculación con Felipe... De algún modo, si
adviene un resultado funesto para el cuerpo, tendremos un infeliz
ejemplo de suicidio indirecto...
"Sin embargo, no nos cabe sacar conclusiones aceleradas, ni opinar con
desconocimiento del amor y de la caridad. La intemperancia es factor
desconcertante, que albergamos y de cuyos efectos perniciosos no nos
conseguimos hurtar. Quién posee el conocimiento de la vida espiritual,
no debería caminar entre las sombras, a tenor de la luz que debe estar
implantada en su razón, conduciendo los sentimientos y
perfeccionándose. La sistemática predominancia de los instintos más
agresivos, que fomentan el egoísmo en detrimento de otros valores más
elevados, hace que perdamos el valor en la rampa de la insatisfacción con
los consecuentes efectos de la rebeldía constante, sin el apoyo de la
humildad que calma, ni de la legítima fraternidad que armoniza.
"Con relación a nuestro cliente, aguardemos la reacción orgánica a la
fluidoterapia, así como a las venideras determinaciones superiores".
Observé que el recurso fluídico no apartó a Felipe, que nos acompañó la
acción con manifiesta ironía.
El Dr. Arnaldo no aguardó a mi pregunta, viniendo en mi auxilio a
explicar:
- Visto que la presencia del amigo infeliz fue acogida por nuestro
negligente enfermo, no nos es lícito violar el libre albedrío de ambos los
consocios de la pugna en desarrollo. Argos es suficientemente esclarecido
en torno a los mecanismos del intercambio espiritual cuanto de las
obsesiones, para que lo tratemos como si él fuera un adolescente
irresponsable o un ignorante sobre el asunto. No fue por otra razón que el
Maestro profirió la sentencia de advertencia: - "Mucho se pedirá a quién
mucho fue concedido". El problema de la evolución es pauta del deber
personal, intransferible, no pudiendo nadie crecer en lugar de otro...
En ese instante, penetró en el cuarto el médium Venceslao traído por la
Hermana Angélica. La aflictiva sorpresa se le estampaba en la pálida faz,
ante la invitación de la Instructora y la información del agravamiento de
la enfermedad de Argos.
De inmediato el sensitivo detectó nuestra presencia, así como la de Felipe
y no pudo dominar las lágrimas de compasión y tristeza que le afloraran
a los ojos.
Argos estaba semidesfallecido, atónito, amedrentado.
Conseguía evaluar, a pesar de su estado, cuales le eran las parcas
perspectivas de recuperación.
La llegada del médium le infundió un poco de ánimo y, aunque ya bajo
los efectos de la providencial ayuda de Bernardo, se sentía debilitado en
demasía, exudando abundantemente, lo que indicaba disminución de la
alta temperatura en que ardía.
El compañero tenía la voz embargada y hablaba con dificultad,
esforzándose por mantener la naturalidad, infundiendo valor al enfermo
y disponiéndose a ayudarle.
Percibimos el rencor que surcó la faz del impenitente verdugo,
reaccionando a la presencia de la Hermana Angélica y del médium. Se
agitó y, con apariencia enloquecida, porque la psicoesfera ambiente se
modificase con la presencia de la noble Entidad, se retiró con violencia.
Venceslao percibió el acontecimiento y no pudo evitar que desfilasen por
la pantalla de los recuerdos los clichés de sus propios testimonios, en la
mediumnidad, cuando acicateado y perseguido por enemigos pretéritos,
que engendraran rudos golpes y dolorosos planes de venganza, a través
de los cuales le martirizaran por largos años. No le había sido fácil aquel
periodo, que le costara mucho sufrimiento y paciencia, bajo la orientación
de la dedicada Mentora. Por eso, comprendía el drama del amigo. Sin
desear formular comparaciones no caritativas, comprendió que su
dedicación al servicio del bien le constituyera un seguro pasaporte para
atravesar las barreras de la difícil aduana de la renovación, mientras que
el enfermo se decidiera por comportamiento diferente...
Salía de las reflexiones, cuando fue invitado por la Bienhechora a la
aplicación del socorro fluídico, en que se transferirían energías más
específicas a Argos.
El auxilio de Bernardo, valioso, creara la predisposición para que el
enfermo asimilase, de esta vez, otro tipo de fluidos procedentes del
cuerpo físico sano del sensitivo.
Fue proferida una oración de alto significado emocional, de la que todos
participamos y, a continuación, el médium, seguramente conducido por
la Hermana Angélica, dio inicio a la operación de socorro.
Al principio, con movimientos rítmicos y en dirección longitudinal,
desembarazó el enfermo de las energías absorbidas y de los miajsmas
venenosos que le apestaban el organismo, como desintoxicando las
células, facilitándoles la renovación.
Fueran más cuidadosamente atendidos los centros coronario, cardíaco y
gástrico, que exteriorizaban coloración obscura y fluido pastoso, letal. De
inmediato, comenzó a transferirle las fuerzas restauradoras, mediante la
imposición de las manos en las referidas áreas que, lentamente fueran
absorbiendo la saludable energía y cambiando de color, irradiando para
todo el cuerpo las vibraciones de reequilibrio. Inmediatamente, fue
magnetizada el agua, que le fue ofrecida en pequeñas dosis y se dio por
concluido el trabajo de caridad fraternal.
Argos fue aconsejado a cambiar de ropa, que estaba húmeda por el abundante
sudor, a seguir con la medicación, y a reposar lo más posible tanto física como
mentalmente.
La palabra sosegada, impregnada de bondad y de confianza del médium,
que le informaba ser aquellas instrucciones presentadas por la
Bienhechora, le hicieran un gran bien, auxiliándole a recuperar el aliento
y a adormecer, después de atendidas las providenciales sugerencias.
La genitora del enfermo se ofreció a permanecer en vigilia junto al hijo,
cuando nos despedimos, y la Hermana Angélica prometió que
volveríamos a las 23:00 horas.
Ella estampó en el rostro una expresión de gratitud y de indefinible
júbilo, besando, con dulzura, la diestra de la venerable amiga espiritual.
Nos dirigimos a otras actividades y quedamos aguardando las
providencias que serían tomadas en favor del postrado compañero.

28. - Providencias de emergencia


El agravamiento de la enfermedad de Argos ocurrió en la semana en que
Áurea tuviera que viajar, a fin de perfeccionar sus conocimientos de
servicio social, para desempeñar mejor las actividades a que se dedicaba.
Los esposos, normalmente estaban juntos, lo que permitía un cierto equilibrio
emocional, en el intercambio de la afectividad. El fluido con el que ella lo
envolvía, en ternura y apoyo, le sustentaba, disminuyéndole, de algún
modo, la intensidad de los problemas que le afectaban.
Sintiéndose sin esa asistencia y albergando la perturbación que le
dominaba, poco a poco dejó que una añoranza injustificable, fruto del
desorden emocional, le llevase a profundo abatimiento que completó la
destrucción de las débiles defensas orgánicas, reinstalándosele el cuadro
tuberculoso.
Comprendiendo que no se encontraba exento de gran parte de la
responsabilidad actual por el desequilibrio de la salud, en que se
encontraba, procuró, con prisa, reorganizar la mente, en un desesperado
intento de recomponerse. Pasó a orar, más en agitación derivada del
miedo que en clima de paz y confianza en Dios, lo que no resolvía la
situación, en razón de las lagunas en la concentración, bajo la
interferencia de Felipe, ahora dominador.
Nadie desconsidere la responsabilidad, los deberes morales, ya que son
ellos los agentes que propician el crecimiento del ser, en el rumbo de la
liberación de las aflicciones que lo prenden al potro del sufrimiento.
No obstante las dificultades que le señalaban la marcha, Argos estaba
dotado de expresivos valores morales. Su equilibrio conyugal y el respeto
a los otros le grajearan títulos de ennoblecimiento, que pesaban en la
contabilidad de sus realizaciones.
Amaba la Doctrina Espirita y se vinculaba a sus postulados, a pesar de
atenerse más a la teoría, a la belleza de las enseñanzas filosóficas. La
estudiaba, con diletantismo y curiosidad,.con lo que se favorecía en la
pauta de los conocimientos.
Si no fuese por la falta de disposición para con el trabajo fraternal de la
caridad y de la solidaridad con los compañeros que se afanaban en
exhaustivo esfuerzo, él podría haber logrado, quizás, evitar la nueva
carga de dolores que ahora le angustiaban.
La genitora desencarnada hubiera intercedido junto a la Hermana
Angélica, en aquella grave circunstancia, a fin de que fuese llevado a
instancia superior el drama del hijo, en lo que fue tranquilizada por la
Bienhechora.
Sin lamentarse, informara que su falta física en el hogar, contribuyera, de
alguna forma ponderable, para ciertos hábitos y condicionamientos de él.
Habiendo desencarnado sin que pudiese haber ofrecido mayor asistencia
física a la familia, proseguía luchando desde nuestro lado, a favor de los
que quedaran, especialmente del esposo, que también ya retornara en
situación de necesidades urgentes. A pesar de internado en una Colonia
de restablecimiento, su recuperación marchaba muy lentamente. Ella se
desdoblaba en la asistencia a los hijos que quedaran, a pesar de reconocer
la propia carencia.
Simpaticé, inmediatamente, con la devotada genitora, que permaneció en
oración al lado del enfermo, manteniendo el tono vibratorio impeditivo
de las incursiones mentales del adversario husita.
De mi parte, me detuve, también allí, meditando y orando, en cuanto
aguardábamos el momento establecido para nueva asistencia
especializada.
A la hora prevista, la Hermana Angélica, Bernardo, el Dr. Arnaldo y el
médium Venceslao dieran entrada en el dormitorio donde nos
encontrábamos y, tras las orientaciones preliminares, fue proferida una
sentida oración por la Mentora, que se aureoló de diáfana claridad.
Vimos a Bernardo desenmarañar a Argos de los fluidos más vigorosos de
la materia, en el estado de postración febril en que se encontraba y
situarle a nuestro lado. Podía percibirse en el Espíritu la grave coyuntura.
Manchas oscuras en el epigastrio y en el centro coronario denunciaban la
ingestión de fluidos venenosos que fueran asimilados espontáneamente,
como resultado del connubio mental con su perseguidor y por el efecto
de la desorganización de la cámara pulmonar, afectando, también, el
corazón.
Respiraba con dificultad, conforme ocurría con el cuerpo y estremecía, de
cuando en cuando, bajo expresivo aturdimiento.
Bernardo le aplicó recursos calmantes y, retirando gran parte de las
fuerzas tóxicas que más le afligían, le restituyó un poco de tranquilidad.
Observé que la providencia terapéutica alcanzó el cuerpo, que pasó a
resonar con más armonía, aquietando casi la agitación que le torturaba.
En ese momento, se introdujo Felipe, que no ocultaba el rencor, bajo el
comando de dos hábiles cooperadores de nuestro grupo.
La Entidad hervía de cólera y no se avergonzaba de ello.
Conociendo algunas de las técnicas de agresión y de aquellas de socorro,
se sabía conducido allí bajo fuerza superior que le dirigía, aumentándole
la ira.
Al identificar, en desdoblamiento parcial, a aquel a quién detestaba, su
reacción se tornó explosiva, como si una crisis de locura le poseyese de
súbito, desarticulándole las energías.
Argos, somnoliento y sin lucidez, no vio al antiguo adversario, no
obstante sentirle la vibración de cólera con que fuera alcanzado,
volviendo a agitarse. De inmediato le advinieran los síntomas de la
enfermedad, lo que era acompañado por el cuerpo, que todo reflejaba a
través del periespíritu.
El intercambio perfecto de uno para con el otro, nos ofrecía una visión de
la dependencia del soma con relación al ser espiritual.
Mucho hay que estudiar todavía sobre la estructura delicada del
psicosoma, de forma a comprender mejor ese precioso vehículo
plasmador de la forma y que trasmite las impresiones y sensaciones,
emociones y percepciones del Espíritu al cuerpo y de éste a aquél.
Bernardo, siempre vigilante, auxilió al paciente, que se reequilibró, a
pesar de proseguir denotando cansancio y recelo, que se le estampaban
en la faz demacrada.
Fue Felipe quien, intempestivamente, prorrumpió en acusaciones y
vituperios.
- No puedo tener compasión alguna - reprochó airado - de quien tanto
mal me ha hecho. Es desde los desventurados días de Praga que él me
enloquece con sus perversidades. Y no las practicó solamente contra mí.
El coro de sus víctimas clama por una justicia que tarda. Frío y
traicionero, como nadie aquí ignora, él desgració la mía y otras vidas,
permaneciendo impune. El tiempo giró en la ampolleta de las horas y
ahora revierte a la posición de los luchadores. Los vencidos están de pie y
el vencedor de mentira cae, a fin de responder por sus crímenes. Será una
larga venganza. Vida por vida él pagará, mentira por mentira le será
cobrada, traición, esa arma de los cobardes, por traición le será
recuperada. Incapaz de enfrentar a aquellos a quien odiaba, era con
disfraz que actuaba, enmascarándose de justiciero, bajo el palio padrastro
de las vergonzosas leyes de que se utilizaba. Sin embargo, esos sus
triunfos quedaran en el pasado. Hoy es tiempo nuestro, ahora es nuestra
vez, que se dilatará por largo periodo, hasta que estemos, sus indefensos
perseguidores, totalmente saciados...
Irrumpió en una risa sarcástica, terrible, y continuó ante el silencio
general, respetuoso:
- También ella - se refería a Áurea - no se me escapará. Cuando dos
se entienden emocionalmente en cualquier situación, es por que son de la
misma estofa. Ellos son iguales y no la olvidaré. En el corazón de una
mujer que traiciona, se abre una herida que solamente cicatriza cuando el
ultraje le corrige las carnes dilaceradas. Su anuencia y silencio ante los
delitos execrables la hacen también criminal y pasible de corrección. Él,
de hoy, es el mismo de ayer; ella disimula pero prosigue... Otro será el
método de cobranza con relación a su persona. Me falta, aquí, para el
desenlace final, Mauricio, también ya bajo control, que forma el trío
escabroso que vuelve, a fin de que los purifiquemos con el fuego de la
reparación. Cada uno recibirá de acuerdo con el grado de la propia
responsabilidad, pero nadie quedará impune, prosiguiendo su reajuste.
Todo será una cuestión de oportunidad y, cada cual, a su turno, será
llamado a prestar cuentas.
Dedo en ristre, el acusador desesperado prosiguió, sarcástico, feroz.
Cuando Argos escuchó el nombre de Mauricio, despertó, como si lo
identificase en el inconsciente, bajo el choque liberador de reminiscencias
adormecidas.
Se revolvió, de forma aflictiva, y repitió el nombre del amigo, como si lo
procurase, denotando ansiedad y emoción. Le llamó algunas veces y vagó
el recinto con los ojos desmesuradamente abiertos, sin mayor campo de
visión.
Súbitamente identificó a Felipe, si bien solamente los contornos, que le
asomó a la memoria, aterrorizándole.
El susto fue muy fuerte y él estremeció, desorientado.
- Sombra infernal, déjame - gritó, asfixiado.
A pesar de la postura vigilante de Bernardo y la cuidadosa supervisión
de la Hermana Angélica, nadie se movió, tomando la iniciativa de
cualquier providencia que pareciese necesaria.
Se hacía menester esa fase inicial, en una catarsis espontánea de los
litigantes, de forma a facilitar la oportuna aplicación de medidas
compatibles.
En aquel acometimiento no fueran usados médium, quiera encarnados o
desencarnados. La acción transcurría directamente, no obstante la
presencia de Venceslao, que cooperaba con nosotros, recogido en oración.
Aun con el tumulto provocado por Felipe, en su gran infelicidad, el
ambiente se encontraba saturado de vibraciones armónicas.
El inculpado husita respondió, sabiéndose reconocido:
- ¿Me identificas, infame? ¿Te despierto la conciencia culpada? Me llamas
sombra infernal, ¿y tú, quién eres?. Es verdad que he vivido en un
infierno, pero fuiste quien encendió las llamas en que ardo, en el largo
transcurrir de los decenios. Huíste para el cuerpo, desconozco los
artificios de que te serviste, y gozas de la delicia del olvido, mientras que
yo te tengo en la mente y en los dolores, viendo otras victimas tuyas que
no consiguieran todavía cualquier lenitivo para las miserias que soportan,
como consecuencia de las torpezas con que las alcanzaste. Sonríes, en
cuanto lloramos; sueñas con la felicidad y nosotros sufrimos pesadillas y
horrores; planeas el futuro y vivimos en el pasado por tu culpa, en razón
de tu infame cobardía moral aliada a tu impiedad. ¿Nos temes?. Ya
vivimos esa extraña sensación con relación a ti... Ahora que te llega la vez,
¿cómo te atreves a llamarme sombra infernal?. Tú, si, eres el demonio
real, escondido en el cuerpo que destruyes con tus propias construcciones
mentales terroríficas... No éramos ángeles, cuando nos robaste la paz. Sin
embargo, lo cierto es que nos tornaste hoy copia de lo que fuiste, a pesar
de que seamos menos de lo que eres, porque tu maldad es más astuta que
la nuestra, tu despotismo prosigue insaciable, tu insensibilidad mal
disimulada permanece inmutable... No habrá piedad para ti, si no en la
medida con que la utilizaste con nosotros, ni tendremos siquiera
misericordia contigo, excepto la cuota que nos diste...
Retumbó, nuevamente, en carcajada burlona, que le tornaba más terrible.
- Nunca te perjudiqué, por el deseo de hacerte mal - replicó Argos, con la
voz debilitada, muy tembloroso. - Lo que hice tenía que hacerlo.
Estábamos en días de luchas religiosas y yo la amaba, no pudiendo vivir
sin Áurea...
Felipe le interrumpió la justificación y arremetió:
- Cómo puedes ser tan cínico y egoísta, que solamente piensas en ti.
Dices que la amabas. ¿Y yo, por casualidad, no era su esposo, cuando me
la robaste?. No podías vivir sin ella y, para conseguirlo, ¿me la tomaste,
arrebatándome la vida con el apoyo de tu compañero de traición? ¿Esto
es disculpa con la que alguien pueda justificar sus crímenes?. Pues bien,
devolveré la excusa: ya que no puedo vivir sin vengarme de ti, aceleraré
tu liberación, ayudándote a salir del cuerpo, mediante golpes sucesivos
que te destruyan la existencia. No mudaste nada. Permaneces ególatra y
sádico, pero no lo serás por mucho tiempo, yo te lo prometo... Vendrás ya
para aquí y liquidaremos deudas. Primero yo cobraré mi parte, después
los otros a quienes vilipendiaste, dejándolos arrasados, sin cualquier
compasión.
Alcanzado en lo íntimo del ser por la catilinaria dramática, en la cual el
odio y la amargura se mezclaban a la venganza bien urdida, el enfermo,
casi desfallecido, suplicó:
- Ten clemencia. Yo estaba loco y no tenía dimensión de mi insania.
No cometas conmigo el mismo error que tuve para contigo. Necesito del
cuerpo...
- Te perdonaría, sí - replicó con el mismo tono de voz - si me
hubieses perjudicado apenas una vez... Llegué a pensar en dejarte por
cuenta propia, a fin de que te destruyeses a ti mismo, sin intervención por
mi parte. Sin embargo, no saciaste tu sed de persecución y otra vez
volviste a la carga. ¿Te acuerdas de Arpaillargues, cuando nos
reencontramos? Yo apenas antipatizaba contigo, como efecto del mal que
me habías hecho. ¿Y tú, por qué me detestabas? ¿De dónde proviene ese
tu horror contra mí, infame?. Basado en los mismos falsos postulados de
las religiones que dividen a los hombres y los matan, nuevamente me
destruíste el cuerpo y el hogar. Soy yo quien te pregunta: ¿Por qué?...
Todavía en esta tu desperdiciada existencia, fui solicitado a concederte un
crédito, una oportunidad (se refería a la interferencia de la Hermana
Angélica, con motivo de la cirugía a la que Argos fuera sometido) de
rehabilitación y accedí. Di tiempo al tiempo ¿y qué hiciste en favor de
quien quiera que sea? Haz un examen de conciencia, si es que la tienes.
Recapitula tus actos y ¿dime si no te colocaste siempre en primer lugar,
disputando imperdonable primacía, indiferente a los otros, explotando el
esfuerzo ajeno bajo justificación de falta de fuerzas? ¿Por qué piensas que
los otros deben trabajar para ti? Presenta tu cuota de cooperación y
compara con tus horas de ociosidad, de exagerado reposo físico y mental.
Inténtalo ya...
Argos, profundamente alcanzado por el acosar de los recuerdos que no le
favorecían, comprendió la inutilidad de la pugna verbal.
En su insensatez asumiera la propia defensa, desarmado para la verdad,
sin los escudos de la humildad ni del amor para con el verdugo, cayendo
en la propia celada.
Ante la avalancha de acusaciones, que no viene al caso examinar, si
verdaderas o no, retrocedió en la presunción y, entre lágrimas de sincero
sufrimiento, por primera vez oró, contrito, rogando:
- ¡Ayudadnos, Padre Celeste, en nuestra alucinación! Compadeceos
de nosotros, los envueltos en tan lamentable situación de odio
insostenible. Enseñadnos el coraje y el amor de Jesús, a fin de que
avancemos, aunque tarde, recomenzando la marcha, por la senda del
bien. Apiadaos de él y socorredlo, teniendo misericordia de mis
flaquezas...
No pudo continuar. Su rogativa estaba ungida de arrepentimiento y
marcada de propósitos de justa rehabilitación.
En ese clima, ante la apelación superior de la víctima, que suplicaba por
oportunidad de reparación, la Hermana Angélica se hizo notar por ambos
combatientes y, con dulzura, en la cual no faltaba la energía, habló,
intentando calmar los ánimos exaltados:
- ¡Hijos de la Gran Luz! ¿Por qué la permanencia en las tinieblas, si
tenéis en germen la divina potencia que os puede arrancar de la
perturbación y de la noche que albergáis? ¿No será justo que silenciéis
absurdas argumentaciones, a fin de que meditéis en las profundas
enseñanzas del amor? Vivís por un acto de amor del Excelso Padre, que
os programó para la plenitud, para la felicidad total. Os apegáis a
bagatelas indignas examinadas desde el punto de vista del bien y os
aferráis en polémicas apasionadas, en las cuales el predominio de los
instintos primarios se manifiesta, imperioso, dominador. Libertaos de la
inferioridad, antes de que sea demasiado tarde. Reventad las esposas del
odio, antes que él os despedace. Para que vuestra noche pavorosa se
modifique, es necesario aumentar la divina centella que yace latente en
vosotros, con los santos combustibles del amor, dándoos oportunidad
uno al otro, sin cuestionar quien dará el primer paso. Aquel que lo haga
ciertamente será el más dichoso. El horno del odio permanece en
combustión sin cesar y no tiene control de temperatura. Sola la
interferencia de la mano del amor, consigue girar al contrario la llave que
apaga el calor que consume... Moveos ya, no rezumando los recuerdos
que más aumentan la intensidad de vuestro sufrimiento. ¡Escuchadme!
La Hermana hizo una oportuna pausa.
Argos proseguía trémulo, en llanto abundante. Felipe la miraba fijamente
sin dominar el propio desequilibrio, ampliamente estimulado.
Los circundantes orábamos con amor e interés de paz.
Cual madre afectuosa que reuniese dos hijos enfermos en el mismo
abrazo para orientarlos con sabiduría, dio proseguimiento a sus
ponderadas lecciones.
- Vivisteis, en el pasado, el clima de religiones cristianas que, aunque
diferentes en la interpretación, proclaman la excelencia del "amor a Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo". Desencadenasteis
combates, unos contra los otros, irguiendo el estandarte de la fe que
ocultaba vuestros intereses vulgares y egoístas, lejos del amor a Dios, del
respeto al hermano, enceguecidos por la voluptuosidad de los deseos sin
freno. Los antiguos husitas preconizaban un Cristianismo nuevo, por el
cual se inmoló Jan Hus, en elocuente testimonio de amor al ideal, sin
cualquier rencor por aquel que, dándole el salvoconducto para ser
interrogado por el concilio de Constanza, le traicionó; abandonándole en
las manos de sus enemigos gratuitos... Por su parte, los segismundistas,
diciéndose fieles a la vieja Iglesia, que se presentaba erigida sobre el
ejemplo de Jesús y de Sus primeros discípulos, negaban, por los actos, su
filiación a la verdad. Estallada la guerra de los intereses subalternos, las
pasiones religiosas encubrían las causas reales de los torpes conflictos que
se arrastraran por largos años de destrucción de parte a parte. Jesús, sin
embargo, fue y continua siendo el Héroe de la Fraternidad, el gran
fomentador de la paz. Ya los que se dicen sus discípulos, promueven
matanzas, se vuelven salvajes en los combates urdidos por ellos mismos,
se esclavizan en largos periodos de dolor, que tienen que recuperar...
Nuevamente silenció la Bienhechora para, enseguida, añadir:
- No hay nada que justifique la insania de Argos, en aquella ocasión y
menos, después. No obstante, el odio no se encuentra inscrito en página
alguna del Libro de la Vida. Es de origen humano, en la franja limítrofe
con la línea animal, en que predomina el instinto... La inteligencia mal
conducida, transforma la agresividad primitiva en programa de
venganza y la racionaliza mediante sistemática compulsión siniestra, que
transforma el impulso primevo en odio que aguarda a la presa y piensa
devorarla. Los animales, todavía, atacan, cuando son atacados o cuando
están con hambre y, muy raramente, por la preservación de la vida. El
hombre, no. Elabora el plan, enloquece, poco a poco, hasta el momento de
la venganza en que dice complacerse. ¿Y después?. La sensación del vació
que le asalta la mente, antes repleta de lúgubres ideas, constituye para él
también una forma de reparación que le lleva al desvarío completo, hasta
que la reencarnación le trae de vuelta a la bendición del olvido. Sabemos
que los crímenes practicados por Argos claman a los Cielos y los mismos
no están olvidados por la Divina Providencia. Sin embargo, los recursos
reparadores se harán presentes por intermedio de otros métodos, los que
no generan nuevas calamidades, ni desarmonizan los códigos de amor,
que están vigentes en toda parte. Nadie tiene el derecho de levantar la
maza de la justicia, haciéndose regularizador de débitos, porque casi
todos tenemos compromisos en la retaguardia esperando por nosotros.
No os consideramos víctima y verdugo, respectivamente, sino
damnificados por vosotros mismos por la incuria y la precipitación, ya
que rozáis en las graves coyunturas de reincidentes en el error... Argos
agredió a Felipe y le vilipendió, es cierto. Sin embargo, no estabas sin culpa.
Tu conciencia, hijo, se encontraba encadenada a escabrosidades del pasado, mucho
más crueles que las sufridas. Él no podría haberte afligido. Al hacerlo, no obstante,
te libertaba del mal, caso lo hubieses perdonado. ¿Qué hiciste, por tu parte?. Le
censuras la conducta y programas venganza. Entre tanto, sin que el amor
apague ese círculo vicioso de llamas atizadas por el odio, proseguirá,
siendo, más tarde, tu vez de volver a sufrirle las embestidas. No
extinguiéndose jamás la vida, todo el empeño debe ser aplicado de forma
a disfrutarla en paz cuanto antes. ¿Por qué aplazar indefinidamente, la
hora de la felicidad que podría ser experimentada desde ahora?.
Escúchame: no pierdas la oportunidad de ser aquel que perdona, que
inicia nuevo programa de fraternidad que beneficiará más a ti que a
cualquier otro. Ante Jesús crucificado, ¿quién era el vencedor? ¿El o
aquellos que Lo condujeran al supremo sacrificio?. La historia, en el
primero, encuentra emulación para la lucha de sublimación y en los otros,
enfrenta el ejemplo de la cobardía moral, de la mezquindad... Todos
pasaran, menos el Justo inmolado sin culpa.
- ¿Y si yo no dispongo de fuerzas para perdonarle? - la interrumpió, en
llanto de rebeldía, el perseguidor.
- Dios te las concederá - rebatió la interlocutora -por ser Él la fuente
donde se origina todo el bien. El amor encuentra resonancia y recibe
carga de nuevo vigor en la razón directa en que ama. Sin embargo, si
encuentras momentáneo impedimento para laurearte con el amor, ve el
problema por la óptica del otro que te padece el feroz cerco y discúlpale.
Obsérvale, abatido y dilacerado, no es el mismo de ayer, orgulloso y
dominador. Él se te somete y te pide tregua. ¿No es mejor donar que
recibir?. Cesada tu furia, cuando concluido tu nefasto plan, no lo
alcanzarás, más allá de la muerte, porque él estará liberado de la culpa,
mientras que tú caerás en el abismo de la deuda. ¿Qué harás, a partir de
entonces?. Reflexiona ahora, mientras que todavía puedes retroceder. Un
poco más y será demasiado tarde.
- No podré aceptar verle dichoso - insistió Felipe, desconcertado,
emocionalmente - mientras que yo proseguiré vertiendo llanto y
atormentándome en la rebeldía.
- ¡Confía, hijo, y espera! - le replicó la Mensajera de la Paz. -
Tomaremos las providencias para que vuelvas al cuerpo y, en el crisol
purificador de la convivencia fraternal, sean superadas las dificultades
restantes.
En ese momento, Áurea fue traída por dedicada enfermera alemana, que
se incorporara a las tareas de la caridad al lado del aureolado Bezerra de
Menezes, en los planes de construcción espiritual de la nacionalidad
brasileña.
Con relativa lucidez, la recién llegada se dio cuenta del significado de la
reunión y abrazó al muy afligido esposo.
Deseando ponerla al corriente de los acontecimientos, él sintetizó, en un
lamento, exclamando:
- ¡Ojalá pudiésemos tener un hijo, recibiendo a Felipe en nuestros brazos,
a fin de rehabilitarnos!.
La Hermana Angélica, teleguiando a Áurea, la hizo responder:
- Hijo, no es solamente el descendiente carnal que se desdobla de
nuestro cuerpo. Podremos buscarle, donde quiera que la Divina
Misericordia le sitúe y no le amaremos menos por eso.
En un espontáneo gesto, si bien, inspirada por la Mentora, Áurea se
aproximó del antiguo marido y se le arrojó a los pies, en actitud de
humildad, suplicando:
- No sabes cuanto hemos sufrido y lo que todavía nos aguarda...
Perdónanos la liviandad desventurada y ven, con el permiso de Dios, a
vivir otra vez con nosotros. Todo será diferente. Si no nos pudieres amar,
comprenderemos, haciendo todo para rehabilitarnos, ayudándote a crecer
para Dios. Me preocupo con el mañana. Soy frágil y él también lo es.
Danos tu fuerza de vida y déjanos amarte nuevamente... La emoción le
imposibilitó de proseguir.
- ¿Por qué le aceptaste, entonces, olvidándote de mí? - volvió el
husita a la carga.- Si fuiste forzada, y me amabas, deberías haberlo
matado por amor a mí.
Áurea, todavía conmovida, pero fuertemente tele-conducida por la
Hermana Angélica, esclareció:
- El problema, examinado a una distancia de tiempo tan larga, es
fácil de tener solución simplista. Ignoras lo que padecí, dilacerando todas
las fibras de mi sentimiento de mujer y de esposa. Prisionera en un
castillo retirado de la ciudad, en el campo, por muchos días bajo vigoroso
somnífero, no podía razonar. Vigilada todo el tiempo, me enteré, poco a
poco, de todo cuanto había acontecido. Desde el rapto del que fui víctima
hasta la lucidez total se pasaran muchos días. Ni matarme yo podía... Al
saber de tu muerte, te lloré toda la vida...
-¡Pero le aceptaste! - la reprochó airado.
-Desconoces como fue difícil - asintió, más dolorida - delante de las
circunstancias. Al principio, viví para vengarte... Con el tiempo, sin
embargo, acompañándole la desdichada vida, terminé por apiadarme de
él, en su inenarrable infelicidad. A pesar de violento para con las otras
personas, era tierno conmigo y decía que yo podría responder por la
desgracia o felicidad de muchos si le recusase o no; tornándole más o
menos impiedoso, o si intentase matarle... El tiempo ofrece solución para
las más difíciles situaciones y fue lo que ocurrió conmigo... Terminé por
estimarle, sin olvidarme jamás de ti, que guardé en la memoria como un
relicario de los más preciosos.
"Soy yo ahora quien te interroga, ya que me exiges tanto. ¿Cómo probar
que me amabas?. Necesito que me demuestres ese amor, en nombre del
cual justificas tu criminal saña. Si todavía restó algo de aquel sentimiento,
vuelve, pues que te espero en la condición de un hijo que, no siendo de la
carne, es del corazón añorante y triste, que anhela por paz".
Silenció, y todos participamos de la emoción de aquel momento.
Argos se serenó un poco. La Hermana Angélica se aproximó de Felipe,
todavía agitado, y le abrazó.
El desdichado husita, envuelto por la inmensa ternura y por los fluidos
de aquel abrazo, cedió, afirmando:
- Estoy vencido, pero no convencido... ¡Que Dios tenga misericordia de
nosotros!...
Dominado por un vértigo, fue amparado por los enfermeros serviciales,
siendo conducido a lugar apropiado.
Con una oración, en la cual se mezclaban gratitud y esperanza, la reunión
fue concluida.
Argos, en espíritu, recibió pases y adormeció, calmándose más el cuerpo
enfermo.
Áurea y Venceslao fueran llevados a otros menesteres, en la madrugada
centelleante de estrellas.
La Hermana Angélica partió.
El Dr. Arnaldo y yo quedamos confabulando por más tiempo, después de
despedirnos de la genitora del paciente, inundada de esperanzas y
reconocimiento a Dios.

29. - Asistencia y responsabilidad


El día siguiente, terminados los servicios de los pases públicos, recibimos,
en la sala de la terapia fluídica, la agradable presencia del Dr. Froebel,
que, informado de los socorros administrados a Argos, en la noche
anterior, vino a visitarlo.
Se utilizaba de la oportunidad para reencontrar a amigos y antiguos
cooperadores que entonces ejercían en la Comunidad administrada por la
Hermana Angélica.
Tras los comentarios iniciales, comunes en cualquier reencuentro entre
amigos, fuimos a la casa en que residía nuestro paciente, oyendo las
informaciones del Dr. Arnaldo, que hacía un informe sintético de los
acontecimientos que presenciáramos, inclusive opinando sobre el recurso
de la reencarnación programada para Felipe, lo que atenuaba, pero no
resolvía el problema kármico de Argos.
Fuimos recibidos por doña Anaide, la genitora de Argos, que
demostraba, en el júbilo del rostro, las mejoras del hijo.
En breves palabras, a guisa de justificación, explicó que la fiebre amainara
y el querido enfermo pasara una noche de regular reposo, lo que le
propició un despertar menos atormentado, con las primeras señales
orgánicas de renovación.
La ausencia obsesiva de Felipe, francamente, le resultaba benéfica, ya que
no sufría la ingestión de los fluidos venenosos, ni experimentaba la
nefasta acción mental del adversario que le perturbaba expresivamente
los centros de fuerzas que funcionan como matrices del periespíritu, en el
cuerpo somático.
El Dr. Froebel se concentró en el enfermo muy pálido, con ojeras bien
marcadas, la respiración entrecortada y los clásicos estertores de los
alvéolos pulmonares otra vez comprometidos. Después de alguna
reflexión el especialista afirmó:
- No hay duda, en cuanto a la recidiva de la tuberculosis pulmonar,
agravada por la presencia de los vibriones mentales que todavía se
encuentran en la faena destructiva de las células, facilitando el campo
vibratorio para la multiplicación de los voraces bacilos de Koch.
Tras una breve pausa, concluyó, con pena:
- La recidiva no estaba prevista, por lo menos, para este período. Si
hubiese nuestro amigo vigilado convenientemente la habría aplazado o
incluso evitado. En cuanto el hombre no aprender a comandar la mente
bajo el imperio de una voluntad bien dirigida, le será víctima continua. La
acomodación mental responde por muchos males que arruinan los planes
ideales de muchos corazones. A través de los hilos invisibles del
pensamiento se mueven fuerzas de difícil catalogación por el leguaje
convencional, que fomentan reacciones equivalentes a las emisiones
iniciales... Es, a través de ellas, que se canalizan las vibraciones obsesivas,
que las utilizan o las fomentan; dando génesis a los estados de
desequilibrio psíquico, inicialmente, y físico, más tarde... Creemos en la
necesidad de intervención más vigorosa, lo que dependerá de aval
superior... Consultaremos a nuestro amigo Héber y serán tomadas las
providencias conforme sea mejor para nuestro Argos.
Aunque yo no desconociese el respeto jerárquico existente entre los
Espíritus Superiores, que se caracterizan por la nobleza del
comportamiento, no podía ocultar la sorpresa ante el cuidado y la visión
de conjunto reinante entre los diversos cooperadores en las múltiples
actividades desarrolladas en nuestro plano.
Cada cual se movía en su área, sin penetrar en el círculo de compromiso
de otro, jamás dejando al margen el intercambio fraternal de opiniones,
llevándose a instancia más lucida las decisiones, que solamente ahí se
tornaban definidas.
La Hermana Angélica recurriera al amigo director del Hospital, a pesar
de ella estar dotada de recursos que podrían llevarle a las acertadas
opiniones. No obstante, por su parte, solicitara la presencia de un
especialista que, igualmente, recurriría al director del Centro de atención
espiritual, en el cual Argos fuera atendido para la moratoria.
Antes de despedirse, el amigo dispensó vibraciones muy saludables al
enfermo, que permanecía atemorizado, y recomendó a Bernardo que le
aplicase la terapia fluídica, sistemáticamente, cada cuatro horas, de forma
a auxiliarle, dentro de las posibilidades que sus créditos permitiesen.
Por su mente pasaban las escenas espirituales de la víspera, aunque con
sus contornos difusos, pequeña variación, fueran nuevamente aplicados
maaprana y clorofila, fluidos orgánicos, retirados de la Naturaleza y del
siempre dedicado médium Venceslao, que se disponía con prontitud a
auxiliar al amigo en desfallecimiento.
Terminada la intervención superior, la Hermana Angélica, no ocultando
su preocupación, advirtió al convaleciente, en semilucidez espiritual, en
desprendimiento parcial por el sueño:
- Hijo - dijo, con inolvidable tonalidad de voz -olvida la vacuidad,
antes que despiertes vacío, después de ser por ella abandonado. El
compromiso de la reencarnación no es viaje al país de la futilidad,
especialmente para los que están muy comprometidos con tareas
interrumpidas y tienen, en el pasado, el camino cubierto de víctimas...
Actúa en el bien, con menos palabras y más servicio. No te iludas, ya que
nadie consigue engañar a los otros. Despierta, por Dios, definitivamente,
para tus deberes. No siempre podremos interferir junto a los
programadores de las tareas en tu favor. Tus actos próximos serán tus
abogados futuros... La conciencia anestesiada, cuando despierta, se hace
severo juez, si nos sorprende en gravamen o caída...
Permitiendo que su hijo espiritual pudiese absorber con profundidad el
contenido de sus palabras, informó:
- Permanecerás en el cuerpo por más tiempo. Cuidado con tus
decisiones emotivas, sin madurez, nacidas de los entusiasmos irreflexivos
en que te ves, olvidado de los que te ayudan. Probarás el licor de otras
tentaciones, en la copa del soborno emocional a la vanidad. Compromiso
que no se atiende es deuda nueva que se asume. Nadie te dirá como
actuar. Sabes para decirlo a los otros. Será, por tanto, justo que te
informes a ti mismo, a fin de asumir entera responsabilidad por los
resultados. Escoge bien. Del mundo ya tienes las marcas. Observa cuales
son las del Cristo, que cargarás... Estaremos contigo, sin embargo, es
necesario que estés con nosotros, de libre voluntad, para que nuestro
intercambio continúe. De nuestra parte, esperamos contar contigo para el
bien, de la misma forma que has disfrutado del Bien, que nunca nos es
negado. ¡Despierta, por tanto, para la vida, y que Dios'te bendiga!.
Había una conmoción general, que traducía el elocuente significado de
aquella hora.
Concluida la tarea con elevada oración de agradecimiento, Argos fue
traído de vuelta al cuerpo, ocurriendo igualmente al médium Venceslao,
y los demás nos dirigimos a nuestras actividades habituales.
Yo consiguiera autorización para acompañar el caso y sus consecuencias
por más tiempo, objetivando el aprendizaje personal y la oportunidad
para recoger anotaciones con las cuales pudiese escribir sobre las
obsesiones pertinaces generadoras de problemas físicos y psíquicos; como
también, demostrar que la creencia, pura y simple, no es pasaporte válido
en la aduana de la Vida, sino los actos, que constituyen siempre y sin
cualquier equívoco, el salvoconducto de innegable valor, que libera el
viajante en las diversas fronteras de su jornada evolutiva.

30. - Tumulto peligroso


La rehabilitación de Argos transcurría conforme al deseo que todos
acariciábamos.
Siendo tomadas las providencias antes que los problemas se presentasen
irreversibles, el organismo, amparado por continua fuidoterapia
dispensada por Bernardo y bajo la medicación competente, se fue
recuperando con la deseable seguridad.
El paciente ya conseguía moverse sin gran esfuerzo, aunque el reposo se
le hiciese, entre otras, una de las condiciones esenciales para su
restablecimiento.
Doña Anaide, siempre optimista, con la frecuencia de que podía
disponer, y en razón de la gran afinidad derivada del sentimiento
maternal sacrificado al amor, transmitía al hijo ideas de buen ánimo,
estableciendo con él verdaderos diálogos mentales; incentivándole a una
decisión final sobre la aplicación de la existencia física, eliminando los
clichés viciados que él preservaba y favoreciéndole con reflexiones
evangélicas, al mismo tiempo induciéndole al estudio y a la meditación
de "El Evangelio según el Espiritismo", de Alian Kardec.
En esos momentos, el convaleciente se conmovía, dejándose arrebatar por
las perspectivas de un futuro feliz, en el cual pudiese ganar la dura
batalla contra las pasiones dominantes de lamentable procedencia...
Áurea, que regresara, volviera a ser la esposa-madre vigilante,
desdoblándose por amparar y estimular al marido en el programa de
recuperación.
En el ejercicio de la mediumnidad, a que se dedicaba, cuando era posible,
antiguos adversarios de ambos esposos venían a la comunicación, en la
cual se beneficiaban ampliamente, gracias a las palabras de fe y cariño,
que les indicaban nuevos rumbos, dispensados por los dedicados obreros
de la Nueva Revelación.
Los acontecimientos transcurrían dentro de las perspectivas esperadas.
Con motivo de las excursiones a la ciudad interiorana donde residía el
médium Antonio Fernández, reencontraran a Mauricio ansioso, buscando
la luz libertadora de la fe.
El estoico médium, que enfrentaba las comprensibles dificultades del
medio hostil donde vivía, se hacía respetar por los trabajos de amor y
perseverancia en las actividades espiritas, que colocaba al servicio del
bien general.
Sus puertas estaban siempre abiertas a la caridad, particularmente en el
área de las desobsesiones, a que se dedicaba con espíritu de abnegación y
coraje.
El bondadoso obrero de la mediumnidad no se negó a amparar
doctrinariamente al joven Mauricio, desde la noche memorable en que
fuera a presentar el Espiritismo en el pueblo en que aquel residía.
Por su parte, el joven, periódicamente, venía a sorber consuelo y buscar
directriz junto al experimentado trabajador, que le dedicaba especial
estima.
La familia Fernández tuviera posición destacada en las luchas religiosas
de la Bohemia, en el siglo XV, lo que ahora se presentaba como
expresiones obsesivas, en varios de sus miembros, indebidamente
catalogadas como disturbios mentales y alcohólicos, derivadas de las
viejas deudas contraídas...
Los genitores de Áurea habían estado presentes, durante los
acontecimientos que envolvieran a Felipe, Argos y Mauricio, lo que
dejaría marcas de desconocida antipatía bien controlada, con relación a
este o aquel personaje, ahora reencarnado...
En esos viajes periódicos, la pareja estableció y sostuvo un nivel de
amistad con el neófito estudiante de la Doctrina, que tendería a aumentar,
como es natural, en el transcurso del tiempo.
Sabiendo de las nuevas disposiciones de los amigos, que en aquel
momento se habían incorporado a la Comunidad fraternal de auxilio,
pasó a visitarla, reencontrando a Venceslao y a Carlos, por quién sentiría
el reactivar de vieja amistad, que el cuerpo no lograba sofocar del todo.
Inseguro e insatisfecho con la vida, sujeto a las alternancias emocionales,
de cierto modo se afinaba más con el temperamento del antiguo
compañero, que se estimulaba con sus conversaciones e ilusiones,
reviviendo, por el inconsciente, los días que deberían apagarse,
definitivamente, dando surgimiento al futuro de acciones redentoras.
Porque se sintiese atraído, más por la forma que por la esencia vivida en
la Colonia, Mauricio se entusiasmó y consiguió ser aceptado en carácter
experimental, en el grupo de realizaciones espirituales bajo la protección
de la Hermana Angélica.
Instalado e incitado al servicio, en una colmena en la que no hay lugar
para el parasitismo, ni para un régimen de excepción, el joven, sin el
esfuerzo de eliminar las máculas y esperando milagros, que no ocurren,
se fue desencantando y considerando aburrida la rutina de la caridad;
monótona la convivencia, sin los fuertes aperitivos de las novedades,
muy del agrado de los frivolos e irresolutos.
El tiempo demostró que el nuevo compañero, aun con sus incontestables
valores morales, no era el trabajador apto para el compromiso que exigía
seriedad y continuidad sin las intempestivas variaciones de la
emotividad.
Las tareas bajo su responsabilidad, eran dejadas al margen, por falta del
hábito de trabajar con método, por ausencia de disciplina, por inquietud
íntima...
Otros candidatos se acercaran a la Obra, cariñosamente recibidos, si bien
dentro de un programa también experimental, que los capacitase para
futuros acometimientos en el siglo.
Al final, el compromiso de todos nosotros es para con la Vida y el libre
albedrío es el responsable por la permanencia u opción en cualquier
tarea, preferiblemente noble, a que cada cual se afine.
Los antiguos segismundistas pasaran a revivir el psiquismo del pretérito
y, en la imposibilidad de restablecer las antiguas orgías, por falta de
campo emocional y moral, intentaran implantar desordenes y
desequilibrios en la máquina administrativa, aun sin esa intención
consciente, pasando a ser malos ejemplos para los demás cooperadores.
Conversaciones ininterrumpidas, planes vacíos de contenido e ideas de
entretenimiento constantes, en detrimento de la acción responsable y del
trabajo ordenado... Argos, nuevamente olvidado de los deberes, se sentía
vibrar de vitalidad y realización interior.
Reencontrara motivación para sonreír y, a su alrededor, se instaló el
psiquismo de la futilidad, del júbilo inconsecuente, que atraía, sin duda,
algunos corazones descuidados, amigos desprevenidos.
Todavía son muy confundidos la algazara con la felicidad, las carcajadas
con los júbilos, las algarabías con la fiesta interior... No pasan de ser fugas
espectaculares esas demostraciones festivas de desequilibrio o que
expresan provocaciones, inconscientes o no, a los que porfían y sirven.
Como se ha de comprender, la mala hierva de la maledicencia comenzó a
extenderse en el medio general... Fueran días difíciles.
Con un gran número de médium comenzando las tareas, en la educación
de sus facultades, porque todavía vinculados a los anteriores hábitos,
fácilmente éstos sintonizaban con el ambiente irresponsable,
engrosándole las filas.
La vigilante Bienhechora escribía advertencias, ministraba lecciones,
informaba, con incesantes invitaciones severas a la mudanza de
comportamiento de los distraídos.
Lentamente, el contagio de la insensatez ponía en peligro el trabajo
superior.
Venceslao, convidado al orden, percibió la gravedad de las ocurrencias,
comenzando, de manera hábil, a tomar providencias con Carlos, a
beneficio de todos.
Es común que esperemos por tolerancia, no obstante, somos pocos
aquellos que sabemos vivirla. Siempre la queremos para nosotros,
aunque sea en perjuicio del orden, y utilizándola para lograr anuencia
para nuestros propósitos inferiores.
Que se percaten, los buenos trabajadores, del "fermento farisaico" y nunca
recelen de enfrentar el mal, a pesar de los perjuicios en el área de las
amistades y relaciones humanas. El deber está por encima del placer.
La coyuntura era una prueba más para Venceslao y su equipo.
Enloquecido, en su irresponsabilidad, Argos se dejaba influir por
Mauricio y, por su parte, también le influía, queriendo transformar los
compromisos en un picnic de alegrías continuas...
Entidades perversas pasaran a asediar más de cerca al grupo desatento, bajo la
autorización de la Hermana Angélica, a fin de que aprendiesen por experiencia
personal, en vez de apenas saber por informaciones de los otros.
A medida que los problemas se agravaban, Venceslao, en fervorosa
oración, recurrió a la misericordia divina, disponiéndose a mayor cuota
de sufrimiento moral interior, con tal que fuesen restablecidas las
condiciones antes existentes. Su conmovedora apelación recibió el aval de
la noble Mentora que le hizo recomendaciones especiales.
Se providenció el apartamiento fraternal de Mauricio, que poseía, ahora,
un extenso círculo de amigos, junto a los cuales podría absorber fuerzas y
vivir el ideal, liberado de cualesquiera amarras con el grupo, que ya no le
inspiraba las mismas reacciones arrebatadoras de antes.
Lentamente los trabajos fueran volviendo a los orígenes, en razón de que
otros corazones fraternos partieran para otros rumbos, preservándose los
afectos por encima de las situaciones...
La oración, el trabajo, la humildad, fueran los fuertes pilares de la
caridad, para que el vendaval de la amargura no derribase el trabajo del
bien.
Todos los hombres son falibles y, por esta razón, pasamos por la vereda
de las probaciones. La única excepción ha sido Jesús, el Incorruptible
Guía de la Humanidad.
Mauricio, despierto, no obstante imprudente en sí mismo, caía en la
trama sutil de lento proceso psíquico, que sería de larga duración,
conforme su voluntad, para liberarse o detenerse más...
Los esposos, un tanto amargados, sin entender, en ese momento, la
mecánica del trabajo en que se empeñaban, prosiguieran. El futuro les
aguardaba con amigos y adversarios que llegarían o ya estaban próximos,
en nombre del pasado, imponiéndoles resarcimiento.
Nuevos testimonios se delineaban, esperando la evaluación correcta de
los valores íntimos para la perfecta realización de los propósitos de paz
real.

31. - Gravámenes en la obsesión


El mayor antídoto contra la obsesión, además de la comunión mental con
Dios, nunca será demasiado repetirlo, es la acción ennoblecedora.
El trabajo edificante constituye fuerza de mantenimiento del equilibrio,
por cuanto, desarrollando las actividades mentales, por la concentración
en la responsabilidad y en la preocupación para ejecutar los deberes,
desconecta las clavijas que se encajan en las matrices psíquicas receptoras
de las inducciones obsesivas.
El hombre de bien, que actúa con morigeración, sin la febrilidad
extenuativa, construye una coraza de resistencia a los Espíritus
perturbadores y a sus descargas mentales, que les desanima, cuando
pretenden desarrollar un cerco de alienación obsesiva. Esto porque, no
sintiéndose aceptados, de inmediato desisten, partiendo en busca de
respuestas mentales en campos de ociosidad psíquica, en los cuales es
más fácil la captación del pensamiento deprimente, que pasa a ser
digerido a través de un desdoblamiento de reflexiones que llevan a su
fijación, primer paso para el disturbio del comportamiento psicológico.
La oración, por tanto, desdoblada en la acción superior, representa la psicoterapia
antiobsesiva más relevante, que está al alcance de toda y cualquier persona
responsable, de buena voluntad.
De esos elementos derivarán la conducta moral, la conciencia de
discernimiento que lleva al estudio espirita, mediante cuyo conocimiento
el paciente se abastece de fuerzas para llevar adelante los acometimientos
dignificantes.
El estudio mucho y definitivamente contribuye para la comprensión de
los códigos que rigen la vida, del entendimiento de las causas actuales y
pasadas de las aflicciones, de la manera de conocer las leyes de los fluidos
y el estímulo continuo para perseverancia en el clima de las realizaciones
espirituales libertadoras.
Conforme esclareciera Felipe, por ocasión del debate que le propiciara el cambio de
intenciones, otros cobradores no menos austeros en los deseos de venganza, pasaran
a sitiar la casa mental de Argos.
De un lado, estimulado por la irresponsabilidad de Mauricio, incapaz de
asumir compromisos superiores y de ellos incumbirse satisfactoriamente,
el joven fácilmente se revinculaba a las Entidades perversas e impúdicas
que le acechaban.
Casi baldíos eran los tributos generales en su favor, desde que, en vez de
constituirle emulación para la libertad definitiva, la ayuda recibida le
parecía un tributo que él suponía merecer, no valorizando, como era de
desear, el esfuerzo conjugado que le dispensaban los amigos de ambos
los lados de la Vida...
Nunca se debe olvidar, que siendo el obseso el endeudado, es muy justo
que su contribución mayor, como en cualquier problema de
reorganización de la salud, sea el esfuerzo personal, el más relevante, así
como el sacrificio del paciente debe constituir la mayor cuota en el
proceso de la propia recuperación.
Difícilmente comprenden esta simple realidad, los que se encuentran
enredados en los problemas que exigen renovación propia. E incluso
algunos que lo entienden ni siempre se conciencian del esfuerzo que les
cumple desarrollar hasta el agotamiento, si es necesario.
Ese comportamiento les dificulta la terapia lenificativa, retrasando el
momento de la plenitud.
En ese sentido, Argos no se daba cuenta de las inversiones que habían
sido aplicadas en su favor, olvidándose de la multiplicación de los
valores positivos que estaban a su alcance.
Pasó a vivir períodos, estados de obsesión cíclica, marchando lentamente
hacia un desequilibrio emocional, que podría presentarse irreversible en
el futuro.
La salud orgánica, gracias a la terapéutica académica y espiritual, se le fue
recomponiendo hasta que se le instaló el equilibrio físico esperado,
tomando en consideración la gravedad de su cuadro.
A medida que el bienestar físico le ofrecía los ansiados recursos para ser
aplicados con relación a su futuro, nuestro paciente más descuidado
emocionalmente se presentaba.
En una ocasión que me pareció apropiada, recurrí a la Hermana Angélica,
solicitándole ayuda y esclarecimiento para una mejor comprensión de la
problemática que estamos estudiando, con el fin de recoger informes más
amplios, con los cuales podría advertir, en el futuro, conforme sucede
ahora, a aquellos que se interesan por el examen y las técnicas de la
desobsesión.
La venerable Entidad me escuchó con afecto y, mostrando buena
voluntad, me explicó:
- La irrupción de un cuadro obsesivo es el explosionar de una fuerza,
que no habiendo sido oportunamente bien canalizada, constituye
probación muy dolorosa y de gran importancia. El ser se equivoca,
desvaría, delinque y tiene oportunidad, a través de la reencarnación, de
recuperarse. Sin embargo, a pesar de la bendición que podría multiplicar
en abundantes valores, en esa oportunidad, por el atavismo ancestral,
repite las locuras de las que se debería libertar, reincidiendo en los errores
que le agravan los débitos. Por su parte, aquellos que caen, como sus
víctimas, recusándose al perdón, por creer, falsamente, padecer de cruel
injusticia, permanecen rumiando odios, gracias a los cuales se encadenan
unos a los otros, renaciendo y desencarnando, sin que se tornen
candidatos al bien, en las variadas franjas de benditas probaciones. Ese
comportamiento alucinado les arroja en las compulsorias obsesivas que
tienen inicio de este lado y se prolongan, con frecuencia, por diversos
renacimientos, hasta el momento en que las sabias leyes imponen nuevos
recomienzos, bajo condición de tal envergadura aflictiva que ellos no se
consiguen substraer a la renovación, para proseguir en la marcha de la
locura a que se aferraran...
Haciendo una reflexión oportuna, abordó específicamente el caso Áurea-
Argos y sus demás implicados.
- Las luchas religiosas en Francia - prosiguió, haciendo un relato de
profundidad en breves frases -comenzaran aun antes de la masacre de la
víspera de la noche de San Bartolomé. Anticipando la Reforma
protestante, originada en Alemania, hubo movimientos de reacción
religiosa, en las tierras galas y, a partir de 1562, surgieran los primeros
disturbios que se prolongaran hasta 1598. El cardenal Richelieu reivindicó
la predominancia del catolicismo, a pesar de decisiones del Edicto de
Nantes, en 1598, que aseguraba a los hugonotes libertad de culto y otros
derechos. Periódicamente, si bien esas concesiones de que pasaran a
disfrutar los protestantes, gracias a los esfuerzos de Enrique de Navarra,
más tarde, Enrique IV, las escaramuzas prosiguieran en los siglos
sucesivos. Con Luis XIV la política de la conversión a la fuerza fue
ampliada, en un esfuerzo de restaurar la fe católica en el país. El Edicto de
Nantes fuera revocado, en el año de 1685, haciendo que los hugonotes
emigrasen en gran escala, inclusive, para el Brasil. Solamente en 1801, fue
que Napoleón Bonaparte, antes de firmar la segunda Concordata con el
Vaticano, en la historia de Francia, hasta entonces, lo que ocurrió en el
año siguiente, concedió a esos religiosos la legalidad, facultándoles el
derecho de profesar su creencia en libertad y sin constreñimiento de
cualquier naturaleza. No obstante, en 1815 estalló una nueva persecución
disfrazada de lucha política, cuando nuestro Argos más se comprometió,
robando la vida física a Felipe, como sabemos, así como a otros
adversarios, diversos, que ya se le vinculaban desde los combates del
siglo XV...
"Los hugonotes eran, genéricamente, todos los protestantes,
especialmente los luteranos, que se obstinaban en la preservación de las
ideas evangélicas en detrimento de las imposiciones del formalismo y de
los dogmas católicos.
"Argos, nuevamente comprometido con la Iglesia a quien decía servir, no
obstante persiguiendo intereses subalternos, extrapoló en las acciones
vividas, complicando más todavía el propio destino. En esa época
reencontrara a Áurea que se había casado con un joven inglés, Richard,
dedicado a la Reforma, que fuera discípulo de Calvino; habiendo
estudiado teología, en Ginebra, gracias a lo que fuera destacado para el
ministerio en la Iglesia de Nimes... En la furia que le dominaba, no ahorró
sufrimientos al joven pastor, que le padeció la persecución infamante y la
muerte, dejando viuda a la mujer amada. Nuevamente buscada por el
antiguo esposo, Áurea le despreció, arrojándose, con inmensas
amarguras, en las frivolidades de la época, comprometiéndose, sin
necesidad, en un área que debería haber sublimado..."
La Mentora silenció, como si coordinase diversas vidas en una síntesis
preciosa, para de inmediato proseguir:
- La muerte, de la que nadie escapa, los reunió en la Espiritualidad,
donde sufrieran reveses y se arrepintieran amargamente.
"Por su parte, nos encontrábamos, en aquellos días, en el cuerpo físico, si
bien abnegados Bienhechores los acompañasen, afectuosamente. Más
tarde, reencontrándolos algo destrozados en el Más Allá, y conociendo la
programática de la reencarnación que los esperaba, nos comprometimos a
continuar a su lado. En aquella época, nuestro Mauricio era, como antes,
compañero de Argos, también responsable por la consunción de que se
hicieran víctimas en las muchas locuras...
"Volviendo al cuerpo, las coyunturas felices los reúnen para los esfuerzos
de ascensión. Los antiguos esposos reatan los lazos; Richard reencuentra
a la anterior compañera a quién abandonara en extrema penuria y
perdición, recibiéndola como bendición, y dando campo a la
corporeización de hijos que hacen parte de sus compromisos redentores.
De la misma forma que Mauricio retornó a la convivencia fraternal de
Argos, Richard vuelve y reencuentra los anteriores compañeros y amigos
en la Comunidad, redescubriendo a Áurea. No obstante, tocado por
Jesús, que nuevamente le nortea los pasos, dándole resistencia para
vencer los impulsos inferiores, dispuesto a plantar en el calvario futuro su
cruz de victoria...
"Son muchos los vínculos que se cruzan, atando las almas unas a las
otras, en nombre del amor, por el momento, todavía apasionado,
tormentoso, egoísta. Un día, sin embargo, ese sentimiento que ahora
desconcierta a los hombres y los separa en las expresiones de la posesión
brutalizada, los unirá, los hermanará, los hará felices. Por esa
oportunidad todos trabajamos, a fin de precipitarla, anticipando los
hermosos venideros días de paz del Señor".
Otra vez, la Directora espiritual calló, mientras que, intentando
absorberle toda la información percibí las dificultades que deberían
enfrentar aquellos hermanos enredados en los acontecimientos relatados,
sucintamente, pero de amplia e inmensa complejidad...
Los impedimentos, por tanto, ante la recuperación de los portadores de
problemas, de los acomplejados, de los frustrados, de los obsesos, de los
enfermos graves, son resultado del lastre de sombra sobre el cual
irguieran las probaciones actuales y establecieran sus construcciones
morales...
Adivinándome el campo de reflexiones, la Bienhechora concluyó,
optimista:
- Nuestra paciencia, por tanto, en los cuadros obsesivos, especialmente, y
en otros, en general, debe ser muy grande, comprendiendo que no basta
solamente apartar sus adversarios, para que los obsesos se recuperen... La
transformación íntima, que es más importante, porque procede de lo más
recóndito del individuo, debe ser trabajada, insistentemente tentada, a fin
de que se deshagan los factores propiciatorios, los motivos que llevan a
los dolores, liberando, cada uno, la conciencia, de forma a no caer en las
auto-obsesiones, más graves y de curso más dilatado... Revestidos de
optimismo y bondad, envolvamos a los hermanos enfermos, de uno como
del otro lado de la vida, en nuestras continuas ondas de amor,
auxiliándolos en la eliminación del mal que en ellos predomina, estando
siempre próximos para, a sus primeras señales de renovación, sin
reproches, ni exigencias, auxiliarlos en la edificación del bien en sí
mismos. Con ese apoyo que les demos, y a receptividad que nos
propicien, tendremos el campo para que Jesús haga lo restante".
Sonrió gentil, concluyendo las elucidaciones, mientras quedamos
meditando en torno a los demás compañeros referidos, clara o
veladamente, en la misma línea de redención, junto a nuestros Argos y
Aurea, que buscaban en las experiencias del sufrimiento el seguro camino
de la paz...

32. - El regreso de Felipe


La inestabilidad emocional de Argos le facultaba alternancias de
comportamiento, de las que se servían sus antiguos adversarios,
ocasionándole obsesiones simples, periódicas, no obstante, sin la
gravedad de las incidencias ya reportadas.
Áurea crecía en realizaciones fraternas de asistencia al dolor, no sin sufrir,
a su vez, las embestidas de los adversarios anteriores que se obstinaban
en afligirla, situándola, íntimamente, en áreas de conflictos innecesarios.
El hombre encarnado, gracias a la sumersión del Espíritu en el cuerpo, lo
que le impide poseer la clara visión de la vida espirita, tanto cuanto la
vigilancia interior contra las urdimbres de las Entidades impiedosas; con
cierta facilidad cae en las emboscadas muy bien hechas, por que
encuentran campo en la propia emoción de aquellos a quienes sitian, ni
siempre mantenida en ritmo de equilibrio.
Era lo que, más a menudo, ocurría con Áurea, que experimentaba
continuo cerco durante las horas del parcial desprendimiento por el
sueño.
Los compañeros de las ilusiones del pasado más próximo, en que mucho
se comprometiera, por proceso de hipnosis, en insistentes inducciones, la
hacían experimentar sentimientos contradictorios, dejándola atormentada
entre los acontecimientos pretéritos y los deberes actuales.
Es muy difícil la relación ínter-mundos constituidos por vibraciones de
diverso contenido, tales como el de la materia carnal y la del Espíritu
d e s e n c ar n ad o .
Transitar entre estos dos estados de percepción consciente, se convierte
en un severo desafío para las criaturas, particularmente para aquellas que
son portadoras de facultades mediúmnicas. Momentos se dan en que las
situaciones antípodas se confunden, produciendo indescifrables estados
del alma, en que la conciencia actual padece las imposiciones de las
experiencias anteriores, de otra reencarnación, y de las transmisiones
vigorosas de las mentes en desorden, liberadas de la materia. Podríamos
decir que la conciencia padece el constreñimiento de los recuerdos
archivados en el inconsciente y de las ideas que le son impuestas por
medio de la supraconciencia...
En tales situaciones, los médium sufren, incomprendidos por aquellos
que no experimentan los mismos sucesos, que tienen dificultad en
entender esas modificaciones de comportamiento y humor, y que
solamente con el sacrificio en la educación de la voluntad esclarecida, y
del equilibrio, logrado con dificultad, consiguen trazar una línea de
conducta normal; lo que, de forma alguna, viene a expresar cesación de
las difíciles coyunturas. Es que, en esa etapa, superándose, el medianero
consigue anteponer lo que debe hacer a lo que le ocurre y no tiene el
derecho de demostrarlo, a fin de evitar impresiones desagradables sobre
su conducta moral y psíquica, así como liberarse de crear ambiente de
desagrado o malestar a su alrededor.
Áurea absorbía los fluidos deletéreos, de un lado, derivados de la
convivencia con el esposo y, de otro, de las emanaciones que le llegaban
oriundas de los semejantes del Más Allá que, algunas veces, revivían las
escenas muertas o le llevaban a los sitios donde se demoraban, infelices...
No que ella estuviese sin la conveniente ayuda de los Mentores, que
jamás nos dejan a solas. Sin embargo, en razón de sus
comprometimientos, que debería resarcir a penates de renuncia y
abnegación, necesitaba de las oportunidades reparadoras que se
presentaban de esta forma.
La ingestión de los fluidos perniciosos le producía disturbios alérgicos junto con
estados emocionales desagradables, que la colocaban en penosa situación,
dejándola registrar ocurrencias sin fundamento, que le producían inestabilidad e
inseguridad. No obstante, granjeaba amigos y simpatías, que la envolvían
en vibraciones de aliento, generando ondas concéntricas de defensa en
torno de sí, sustentándola en la reñida lucha.
Doña Anaide amparaba al hijo y a la nuera, cual verdadera abogada en el
servicio del bien.
Los días se sucedían sin otros significativos acontecimientos.
En esa oportunidad, los esposos se resolvieran por adoptar un niño, en
cuyo gesto esperaban realizarse íntimamente por un amor más específico,
en la responsabilidad más inmediata. A pesar de ser los tutores
emocionales de otros niños en la Comunidad, sentían la imperiosa
necesidad de colocarle en una condición legal legítima, en una
reminiscencia feliz, del compromiso asumido con Felipe, en la ocasión
pretérita.
Así, tan pronto regresó al cuerpo el antiguo husita, la noble Hermana
Angélica inspiró a Áurea a buscarlo.
El pequeño, que renaciera en condiciones de precariedad moral,
económica y social, fuera encaminado a un Hogar colectivo donde la
caridad abría los brazos al amor y albergaba a los pequeños que cayeran
en el desamparo humano, ofreciéndoles asistencia y los recursos para el
éxito en la reencarnación. Frágil y enfermo, con las marcas del propio
dolor reflejadas en el cuerpo, necesitado de apoyo y afecto, sensibilizó a
su futura madre, a pesar de que allí estuviesen otros niños con mejor
apariencia, por tanto, con más hábiles posibilidades de sobrevivir.
El instinto y la afinidad psíquica entre los dos, junto con la inspiración de la
Bienhechora se hicieran suficientes para que la decisión inmediata fuese tomada y
Felipe, dependiente, volviese a los sentimientos de aquellos a quien amara y odiara,
para el recomienzo en la bendita escuela terrena, bajo las directrices
dichosas de la fe espirita que le sería ministrada, como terapia y método
de conducta para granjear la felicidad, olvidar el pasado y construir el
futuro.
No es fácil, ciertamente, amar profundamente a un hijo que no es nacido
de la carne. Las razones son relevantes. Primero, la gestación produce un
demorado envolvimiento entre el reencarnante y la genitora, a su vez, con
el padre, también. Después el proceso de aceptación y ternura se hace a lo
largo de los meses, facultando la ansiedad por el momento del parto, que
es liberación.
Hay excepciones, sin duda, que finalmente corroboran la regla general.
Cuando se da el renacimiento de un Espíritu, todo un equipamiento
emocional está preparado, predispuesto, esperando, en franca
receptividad.
En los casos de adopción, como es comprensible, el proceso es más
demorado. Aun habiendo afinidad espiritual, el recién llegado es un
extraño, que deberá conquistar a sus anfitriones afectivos, naciendo,
entonces, por la convivencia, la ternura, el amor y el interés cariñoso...
Argos, de algún modo, extrañaba al pequeño Rafael, sintiendo dificultad
en aceptarle, lo que ocurría también con Áurea, si bien con menor
intensidad.
En aquella noche, la de la llegada del hijo adoptivo, fui notificado por el
Dr. Arnaldo, que debería participar de una reunión en el Parque
Espiritual dirigido por el Mentor Héber, en el cual comparecían los
involucrados en el proceso Argos-Áurea, a fin de ser trazados los
programas finales que les nortearían la vida de ahora en adelante.
A la hora establecida, acompañado por los Drs. Vasconcelos y Lustoza,
dimos entrada en agradable recinto, donde el noble Héber nos recibió con
expresiones de afecto y cariño, que le testimoniaban la excelencia
espiritual.
Cooperadores diversos ya habían providenciado la conducción de
Mauricio, de los médium Venceslao y Antonio Fernández, de Carlos y de
Richard, que todavía permanecían sin lucidez, aguardando el momento
apropiado para despertar.
Por fin, llegan doña Anaide, Bernardo y la Hermana Angélica asesorados
por dos activos enfermeros, que traían a Argos, Áurea y el pequeño
Rafael, cariñosamente arropado en el regazo de la Mentor a.
Oíamos una suave melodía de órgano, que era tocado por una antigua
musicante desencarnada y que proseguía en sus estudios, con objetivo
definido en futura incursión carnal.
La excepcional artista ofrecía la delicada "Aria en la cuarta cuerda", de
Bach, haciendo que el ambiente vibrase bajo los sonidos suaves y
penetrantes de la agradable melodía.
La sala, oval, tenía capacidad para algunas decenas de personas bien
acomodadas. En la parte del fondo se destacaba un pequeño estrado, en
el cual algunos sillones en semicírculo parecían atrayentes.
Del techo, de sustancia de albura inmaculada, pendía un antiguo
candelabro, como si fuese de cristal, con cinco brazos cuyos soportes,
vueltos hacia arriba, derramaban una diáfana claridad que irradiaba por
todo el auditorio.
Los convidados fuimos situados en los sillones enfrente al estrado y, en
aquellas situadas en lugar destacado se acomodaran el distinguido
Héber, la Hermana Angélica, todavía conduciendo a Rafael, y el Dr.
Vasconcelos.
Cesada la música del órgano, la Mentora, a través de una señal casi
imperceptible, autorizó que fuesen despertados los compañeros
encarnados, lo que ocurrió a través de técnicas de pases especiales, que
les facultarían la lucidez y la participación en el evento que nos parecería,
conforme lo constatamos, de gran significación.
Se podía percibir la sorpresa y el júbilo entre los compañeros que se
identificaban en Esfera de paz y renovación, bajo las dádivas no siempre
consideradas del reposo, por el sueño fisiológico, natural...
Nueva melodía balsámica sonó del instrumento bien tocado y
observamos que las armónicas notas producían vibraciones que se
transformaban, en el aire rarefacto, en luces cambiantes, que componían
un espectáculo de peregrina belleza.
Cuando cesaran los últimos acordes, el administrador Héber profirió
conmovida oración a Jesús, suplicándole el competente amparo para la
reunión y el apoyo para todos cuantos allí nos encontrábamos.
Al terminar, teníamos lágrimas de incontenible felicidad, que nos
escurrían reconfortantes y con gratitud al Señor por tan alta concesión,
que reconocíamos no merecer.
Rafael recibió especial atención de la Bienhechora y le vimos reasumir la
apariencia anterior al cuerpo, mitigado por lucidez relativa, que le
auxiliaría a retener en la memoria aquellas ocurrencias, para recordarlas
en el momento apropiado, en el futuro.

Dicho esto, la abnegada discípula del Cristo, consideró:


- Hijos queridos, aquí estamos reunidos para concluir un doloroso
capítulo de vuestras vidas, al tiempo en que se abren nuevas
oportunidades favorables para el porvenir.
Al ayer de sombras y de odios se sucede el mañana de luz; al pasado de
sufrimientos y malquerencias se sobrepone el futuro de ternura y
realizaciones edificantes. Todo ahora son promesas, que os cumple
transformar en felices realizaciones.
Vuestras oraciones y las intercesiones de vuestros abnegados Guías
encontraran resonancia y aval de la Misericordia Divina.
Surge un día superior y diferente que debe ser vivido en clima de amor
bajo la tutela del bien, a ser incorporado al día a día de cada uno en
particular y de todos en general.
Difícilmente se repetirá esta impar concesión superior. Por tanto,
aprovechadla.
Archivad, en vuestras memorias, con cariño, todos estos momentos, a fin
de que ellos sean recordados, cuando de los testimonios, de las horas en
que la deserción se presente como única solución para los días de
sufrimiento...
No quedareis indemnes a la lucha ni viviréis en régimen de excepción en
las batallas de crecimiento para Dios.
Vendrán, como es natural, los más difíciles periodos, a partir de entonces,
por cuanto ahora ya, os encontráis armados con los recursos necesarios
para que sean enfrentadas las mayores dificultades.
No os recuséis al servicio del Cristo por el bien de voso tros mism os.
Todos sabéis de las tareas que debéis ejecutar.
El Libro de la Vida, en el cual están los hechos y las orientaciones del
Crucificado sin culpa, deberá constituiros el derrotero, conforme las
elevadas interpretaciones de Alian Kardec, el Embajador que fue enviado
para restaurarle la autenticidad y pureza...
Vivid el amor y el servicio de elevación personal, paso primero para la
liberación general.
No temáis nunca, sea cualesquiera la situación en que estéis trabajando.
El miedo es enemigo de la paz.
Estableced metas próximas de realización, hasta que alcancéis, paso a
paso, la gran meta, que es la felicidad.
Evitad el fermento déla maledicencia, en vuestros acom etimien tos reden
tores.
El mal que os hagan, no merezca comentarios, a fin de que no resulten, a
su vez, en males mayores.
Apoyaos en la oración y en el trabajo. El paisaje mental iluminado por la
oración y el sentimiento vinculado al deber, en el servicio, pueden ser
sitiados por las fuerzas de la obsesión, pero nunca caerán en las manos de
los pertinaces perseguidores.
Ayudaos en todas las situaciones. Cuando los compañeros no se auxilian
recíprocamente en el clan íntimo, es cierto que no podrán participar de la
solidaridad que abarca el programa de todas las criaturas humanas.
Vuestra fuerza reside en vuestra flaqueza.
Donde esté el punto vulnerable, ahí estará la brecha peligrosa para la
implosión destructiva de las realizaciones.
La voluptuosidad del sexo, del dinero, del placer y los secuaces de la vanidad, del
orgullo, de la violencia, al lado del amor propio y de la insensatez, deben merecer
más amplios recursos de cuidados y precauciones para combatirlos.
¡Tened cautela con la lascivia y la concupiscencia siempre en boga!.
Muchas almas enfermas os pedirán apoyo, en su demencia y desvarío, en
nombre de una ternura y de un afecto que son desequilibrios.
Resguardaos en el pudor y en el comedimiento, evitando, a su vez, de
estimular, de inspirar y de sustentarlas pasiones disolventes que se
propagan y vencen a muchos que caen en sus mallas.
Estáis llamados al buen combate, al esfuerzo del bien operante contra el
mal desagregador que todavía predomina en las criaturas.
El pan del espíritu será recibido en la libertadora Doctrina que abrazáis y
que debe ser conducida con dignidad y sacrificio.
Somos hijos de la luz.
Vivamos, todos, por tanto, en claridad eterna.
En el silencio, que se hizo espontáneo, la Hermana Angélica tomó a
Felipe por las manos y lo aproximó de Argos y Áurea que los abrazaran,
conmovidamente.
Mauricio fue traído al pequeño circulo y la Mensajera añadió:
-Hijo, aprovecha esta dichosa oportunidad hoy, sin reticencias, sin
recelos, sin ambigüedades. Avanza con la verdad y quedarás liberto.
Una emoción superior me dominaba y podía observar que todos
vivíamos momentos culminantes de nuestras vidas eternas.
Nuevamente el órgano, pulsado con maestría, pasó a esparcir una
melodía que yo no sabía identificar, extasiándome.
A sus acordes armónicos sonando en sordina, la Hermana Angélica,
finalizando aquel capítulo de nuestras existencias, así oró:
- \Maestro Incomparable!
Los desbravadores del futuro se encuentran dispuestos para la tarea.
Reconociendo la propia fragilidad, bajo el peso de clamorosos errores que
necesitan de reparación, Te suplican el auxilio constante, a fin de que no
caigan en los abismos que deberán transponer.
Pioneros de otras experiencias malogradas, fortalecieran el ánimo con
vistas a los acometimientos
335
^iMixlmi d ¿a W¿óeátán
nuevos que irán enfrentar.
Sumergidos en las sombras del olvido, muchas veces titubearán delante
de lo que deben realizar, sin saber como hacer. Inspíralos y guíalos,
auxiliándolos en la escalada superior.
Se equivocaran antes, entretanto, ahora se tornan candidatos de nuevo al
servicio con optimismo; delinquieran, sí, no obstante, asumen la
responsabilidad y se preparan para ayudar a los que les sufrieran la saña;
huyeran al deber, sin embargo, vuelven, vencidos, si bien, resolutos, para
rehacer los caminos ya recorridos y seguir adelante.
Nada disponen para ofrecerte, sino el sentimiento de amor que esperan
dedicar a Tu causa, en el mundo.
No Te pedimos que sean atenuadas las pruebas, antes suplicamos fuerzas
para vencerlas.
Tú que eres la Vida, sé para ellos el aliento de vida, permaneciendo en
ellos, a fin de que puedan sobrevivir en las luchas contigo.
Para ellos, amanece nuevo día; sé el Sol de luz fecunda, clareándoles
interiormente, para que jamás haya tinieblas en sus mentes y corazones.
Despídelos, Señor, y sigue a su lado, aliado de todos nosotros.
Al silenciar, el órgano aumentó el volumen de la música divina, mientras
que las luces cambiantes se transformaban en copos de muy tenue
sustancia perfumada, que se deshacían al tocarnos, dejando inefable
sensación de salud interior y de paz.
Concluida la reunión, los compañeros encarnados fueran reenviados al
cuerpo somático. Me despedí del aureolado Héber, de los amigos Dr.
Vasconcelos y Dr. Lustoza. Doña Anaide me besó las manos, conmovida.
Bernardo seguiría conmigo.
Abracé a la Hermana Angélica, sonriente, feliz, agradeciéndole el apoyo y
la protección que me dispensara y, con el espíritu repleto de emociones,
rindiendo gracias, partí, marchando en la dirección del futuro que me
aguardaba.
Cada uno se encontraba en condición de seguir en el rumbo del perenne
amanecer.
La tarea estaba concluida.
Nuevos compromisos esperaban por nosotros.

FIN

Mies de Amor Dimensiones de la Verdad Las Primicias del Reino Más


allá de la Muerte A la Luz del Espiritismo Entretelones de la Obsesión El
Hombre Integral Plenitud El Ser Consciente Autodescubrimiento Días
Gloriosos

Este libro fue impresso en los talleres gráficos de la Librería Espirita


Alvorada Editora - Rúa Jayme Vieira Lima n° 104 -ALVCflEtADA. Pau da
Lima - Salvador-Bahia-Brasii

Pedidos a: Ediciones "Juana de Angelis"


Ruy Díaz de Guzmán 174
Dto. 2
1267 Buenos Aires

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