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especiales
Sea coherente
Los beneficios de la disciplina son los mismos, sin importar si se trata de niños
con necesidades especiales. De hecho, los niños que tienen problemas para aprender
responden muy bien a la disciplina y la estructura. Pero para que esto funcione, los
padres deben transformar la disciplina en una prioridad y ser coherentes.
Corregir a los niños implica establecer normas (ya sea que se trate de fijar
una rutina matinal o de modales a la hora de la cena) para luego enseñarles cómo
alcanzar esas expectativas. Todos los niños, sin importar sus capacidades y sus
necesidades, necesitan esta coherencia. Cuando pueden predecir lo que ocurrirá a
continuación en el día, se sienten seguros y confiados.
Obviamente, pondrán a prueba los límites; todos los niños lo hacen. Pero de
usted depende afirmar que esas normas son importantes y hacerle saber al niño que
cree que puede cumplirlas.
Para comprender la conducta de su hijo, debe comprender los factores que la afectan
(incluida su afección). Por lo tanto, sin importar cuál sea el problema de su hijo,
intente obtener la mayor cantidad de información acerca de los factores médicos,
conductuales y psicológicos particulares que afectan su desarrollo.
Si tiene problemas para encontrar padres de niños con problemas similares, tenga
en cuenta la posibilidad de unirse a un grupo de apoyo y defensa en línea (Internet)
para familias de niños con necesidades especiales. Una vez que sepa cuál es el
comportamiento típico para la edad de su hijo y sus problemas de salud, podrá
establecer expectativas realistas de conducta.
Pero no todos los niños responden a las consecuencias naturales; por lo tanto, es
posible que las consecuencias deban coincidir con los valores de su hijo. Por ejemplo,
un niño autista a quien le agrada pasar el tiempo solo podría considerar la penitencia
tradicional como una recompensa; en su lugar, quítele su juguete o videojuego
favorito durante un período de tiempo.
Después de corregir a su hijo por hacer algo indebido, ofrézcale una conducta
alternativa. Por ejemplo, si su hijo está hablando demasiado fuerte o golpeando
para que le preste atención, trabaje para reemplazar estas actitudes por conductas
adecuadas como decir o indicar "ayúdame" o llamar su atención de maneras
adecuadas, como tocarle el hombro. La ignorancia activa es una buena
consecuencia para el mal comportamiento que va dirigido a obtener su atención.
Esto significa que no recompensará una conducta inadecuada con su atención (aun
cuando se trate de atención negativa, como un reto o un grito).
Felicítelo
Aliente el esfuerzo y los logros recordándole a su hijo lo que puede obtener si alcanza
las metas que usted fijó, ya sea que se trate de autoadhesivos, tiempo para pasar
frente a una pantalla o escuchar su canción favorita. Y asegúrese de felicitar y
recompensar a su hijo tanto por el esfuerzo como por el éxito. Por lo tanto, si un
niño se rehúsa a ir de cuerpo en el baño, puede recompensarlo por utilizar un orinal
cerca del baño.
Otra estrategia: ponga en práctica la "antipenitencia": cuando vea que su hijo hace
algo bien, felicítelo. En algunos casos, la antipenitencia puede ser más efectiva que
el castigo, porque los niños naturalmente desean complacer a sus padres. Por lo
tanto, si obtienen crédito por hacer algo correctamente, lo más probable es que
deseen volver a hacerlo.
Si sus esfuerzos no traen como resultado cambios después de una o dos semanas,
pida ayuda a una trabajadora social u otro profesional del desarrollo. Ellos podrán
ayudar a reevaluar el plan de conducta, identificar cuáles son los disparadores,
desarrollar un sistema de recompensas o idear consecuencias para las conductas
que desea erradicar.
Los niños con determinadas afecciones, como autismo o ADHD (síndrome de déficit
de atención con hiperactividad), responden particularmente bien a la disciplina que
se basa en saber exactamente qué ocurrirá a continuación. Por lo tanto, intente
respetar la misma rutina todos los días. Por ejemplo: si su hijo suele estar agotado
por la tarde, después de la escuela, establezca un horario de tiempo libre. Tal vez
necesite un refrigerio antes de hacer la tarea, para finalmente disfrutar de un rato
de juego.
Las tablas pueden resultar útiles. Si su hijo aún no habla o habla poco, haga dibujos
o use autoadhesivos para indicar qué ocurrirá a continuación. Establezca un horario
realista y aliente a su hijo a que brinde información cuando corresponda.
Crea en su hijo
Si después de dar sus primeros pasos, su niño se hubiera seguido cayendo, ¿le
hubiera comprado muletas o una silla de ruedas? No. Por lo tanto, no haga lo mismo
con un niño que tiene necesidades especiales. Tal vez, su hijo no pueda colocarse
los zapatos en el primer intento, ni en el décimo, pero continúa intentándolo.
¡Aliéntelo!
Si usted cree que su hijo puede hacer algo, le da la fuerza necesaria para que alcance
esa meta. Lo mismo ocurre con la conducta. Por ejemplo, si su hijo es demasiado
agresivo cuando juega con otros niños, no detenga el juego abruptamente. Por el
contrario, trabaje con su hijo para limitar la rudeza del juego. Utilice la disciplina
cuando sea necesario, retirando al niño del juego, obligando a respetar turnos y
fijando reglas que impidan el contacto; y ofrezca recompensas cuando se cumplan
sus deseos.
Sin importar lo que haga, no se dé por vencido con su hijo cuando las circunstancias
sean complejas. La mala conducta que se ignora en los primeros años puede
tornarse insoportable e incluso peligrosa en la adolescencia y la adultez. Sea
paciente y tómese el tiempo necesario para trabajar con su hijo a fin de ayudarlo a
alcanzar su máximo potencial. A veces, lo único que necesita su hijo para alcanzar
el éxito es su voto de confianza.
La disciplina es una tarea agotadora. Habrá días buenos en los que estará encantado
con los avances de su hijo, días malos en los que parecerá que todo el trabajo arduo
fue olvidado, y mesetas en las que parecerá imposible avanzar más. Pero recuerde:
el manejo de la conducta es un desafío para todos los padres, incluso los de niños
con un desarrollo típico. Por lo tanto, ¡no se dé por vencido!
Si establece una expectativa acorde con las capacidades de su hijo y cree que puede
lograrla, lo más seguro es que esto ocurra. Mientras tanto, utilice todos los recursos
profesionales, personales y en línea que tenga a su alcance para ayudarlo a alcanzar
sus metas.