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ID: 000437732
LOS 7 HÁBITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA
Stephen Covey nos presenta en su libro siete principios que según él, gracias a su
investigación y experiencia generan efectividad en nuestros quehaceres y metas. El autor no
pretende haber originado las ideas sino simplemente haber encontrado el marco y el lenguaje
para articular estos principios eternos en tales 7 hábitos, los cuales se pueden encontrar en la
totalidad de las religiones universales principales. Cree que los principios en sí mismos son
“auto-evidentes”, es decir, “no se puede realmente argumentar en su contra”. Su visión es
que todas las personas altamente efectivas, y todas las organizaciones efectivas que perduran,
han utilizado los 7 hábitos en mayor o menor medida para sostener su éxito.
Los 7 hábitos son “conocimiento común”, y, de hecho se podría razonar que actualmente los
hábitos se oponen a la naturaleza básica humana. Según nuestra propia naturaleza, somos
criaturas reactivas y nos inclinamos a actuar principalmente según nuestro propio interés.
Pero también, como seres humanos somos capaces de tener pensamientos y acciones más
elevados; mediante un trabajo intenso de internalización de los 7 hábitos podemos desarrollar
una actitud proactiva. Al hacerlo, podemos hacernos cargo de nuestro destino y ser capaces
de ejercer influencia sobre otras personas para lograr el bien común.
El primero de los hábitos se refiere a la proactividad, que no es más que la capacidad de tener
iniciativa para emprender proyectos y efectuar las tareas, así como ser responsable de
nuestros actos y decisiones, sean estas buenas o malas. En otras palabras, reconocer nuestra
responsabilidad de hacer y dejar de hacer, y/o poner el mayor empeño para que las cosas se
den.
Cabe destacar un punto importante que el autor asegura, los 7 hábitos de la gente altamente
efectiva no comprende cambiar la vida de las personas y organizaciones en días o semanas,
sino más bien a cambiar desde adentro hacia afuera, a largo plazo y pero con la gran
diferencia que es para toda la vida.
Comenzar con un fin en mente es el segundo hábito, este hace posible que nuestra vida tenga
razón de ser, pues la creación de una visión de lo que queremos lograr permite que nuestras
acciones estén dirigidas a lo que verdaderamente es significativo en nuestras vidas.
Es aquí donde se identifican quehaceres de la vida cotidiana, como el caso en que tenemos
proyectos, primero los pensamos y luego muy pocos ejecutamos. Pues, en este hábito sucede
similar, se orienta a comprender que las cosas se crean dos veces, primero mentalmente y
luego ejecutándola, destacando los principios de hacer y hacer, disposición, planificación,
organización, liderazgo, y descartando el miedo a no resultar exitoso, lo que permite
identificar claramente donde se está detenido, y si se está sobre el camino correcto, y de ser
necesario reconducir o retroalimentar con rapidez.
El tercer hábito nos habla del poder de la voluntad independiente, es el futuro personal, y la
realización práctica del primero y del segundo, es decir, que no se pude pasar a los principios
sin una visión de la contribución singular que a uno le corresponde realizar.
Cuarto, pensar en ganar - ganar nos permite desarrollar una mentalidad de abundancia
material y espiritual, pues nos cuestiona la premisa de que la vida es un juego donde para que
yo gane alguien tiene que perder. Cuando establecemos el balance entre nuestros objetivos y
los objetivos de los demás podemos lograr el bien común. Cuando nuestra determinación se
balancea con la consideración para con los demás, estamos sentando las bases para la
convivencia y la equidad entre los seres humanos.
Procure primero comprender, y después ser comprendido, en el quinto hábito nos lleva a una
reflexión como personas, esto significa que hay de comprenderse uno mismos ver cuáles son
las fallas que uno tiene luego que ver cuáles son esas fallas corregirlas para poder entender y
comprender a las demás personas.
Séptimo, en este último habito nos enseñan que ya teniendo los hábitos anteriores hay q crear
uno más para seguir utilizando los anteriores con efectividad. Este hábito nos enseña que hay
que estar en constante práctica para estar estables o también para mejorar. Existen cuatro
dimensiones para conservar los hábitos anteriores. El primero de ellos es la dimensión física
que es ejercitar regularmente el cuerpo de modo tal que se preserve y realce nuestra capacidad
para trabajar, adaptarnos y disfrutar, a lo que se refiere es que todo tipo de sistema necesita
estar ejercitado para conservarse bien o para tener mayor fuerza, un ejemplo es cualquier
musculo si lo ejercitas se mantendrá estable y firme, ahora si se busca más fuerza es necesario
ejercitarlo aún más. La segunda es la dimensión espiritual es la renovación espiritual en la
que se encuentra la paz, calidez y felicidad.
REFERENCIAS