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convirtiéndose en una “activista de género radical” en contra de sus deseos. Cuando entró en el
Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) hace casi 50 años, no creía que el hecho de ser
Sin embargo, esta catedrática emérita de biología molecular y miembro de la Academia Nacional de
Ciencias de EE UU, enseguida comenzó a ver cómo sus colegas masculinos recibían mejor trato y
Aun así, siempre se ha considerado una apasionada de su trabajo. Se casó en segundas nupcias a los
64 años. “Me divorcié de mi primer marido cuando tenía 30 años y no tenía intención de volver a
casarme, me veía a mí misma como una „monja‟ de la ciencia”, comentó con sorna a The New York
El MIT ha cambiado mucho, pero mirando hacia atrás, veo claramente que no era la institución la
que era hostil hacia la mujer, sino la sociedad que aún no estaba preparada para aceptarnos como
investigando?
Nuestra investigación se enfoca en el uso del pez cebra en el laboratorio para estudiar los genes
desarrollar herramientas para la investigación del pez cebra e idear un método eficaz de mutagénesis
de inserción a gran escala. Con esta tecnología, identificamos y clonamos el 25 % de los genes
esenciales para que un huevo de pez cebra fecundado se convierta en una larva nadadora. Estos
genes incluían genes conocidos y nuevos que predisponen a los peces al cáncer.
Ya no dirijo el laboratorio porque me he jubilado, aunque creo que los científicos en realidad nunca
nos retiramos del todo. Además, sigo trabajando en cuestiones de igualdad de género que afectan a
una influencia negativa en su carrera. ¿Era esta institución un entorno hostil para las
mujeres?
El MIT ha cambiado mucho, pero, mirando hacia atrás, veo claramente que no era la institución la
que era hostil hacia la mujer, sino la sociedad en general que aún no estaba preparada para
aceptarnos como científicas de alto nivel. Mi generación de mujeres fue la primera que pudo
que el hecho de que nos abrieran las puertas no era todo lo que se necesitaba para crear un entorno
inclusivo.
Sí, al principio, cuando empecé a sentir esa discriminación por ser mujer, estaba tan sorprendida que
no sabía qué hacer. Los posdoctorales me veían más como una técnica que como un miembro de la
facultad y por eso me hacían esperar, por ejemplo, para usar mi propio equipo. En aquella época, las
mujeres teníamos que ser amables porque si no te tildaban de desagradable y difícil, y te evitaban.
Cuando empecé a publicar artículos científicos en revistas, me di cuenta de que también tenía
problemas para conseguir el crédito por mis descubrimientos. Pero seguí trabajando y me
ascendieron a profesora asociada. Luego, tras conseguir la titularidad, empecé a tener ya problemas
muy significativos y decidí actuar. Ya fui plenamente consciente de que me infravaloraban por el
simple hecho de ser mujer y que esto estaba condicionando mi carrera y la de otras mujeres
Al principio soporté cosas como que los posdoctorales me hicieran esperar para usar mi propio
equipo o tener dificultades para que mis colegas varones me acreditaran por mis descubrimientos
en los estudios
Creo que fue alrededor de 1990. Iba establecer mi investigación con peces cebra y necesitaba
conseguir 200 pies cuadrados [18 metros cuadrados] de espacio en mi laboratorio para instalar las
peceras. Así que fui a administración y les dije que era profesora de investigación senior y que tenía
menos espacio que algunos investigadores junior. El hombre me dijo: “Eso no es cierto”. Así que
cogí una cinta métrica, recorrí el edificio cuando estaba vacío, medí los laboratorios y anoté y
coloreé los espacios que tenía cada persona para saber cuánto espacio tenían. Hice también una tabla
Pensé que así podría demostrar con datos que tenía menos sitio que los investigadores varones. Pero
cuando obtuve las mediciones y se las enseñé a la persona encargada de distribuir el espacio, se negó
a mirarlas. Y fue entonces cuando me convertí en una „activista radical‟, supongo que en contra de
Y desde entonces ha estado involucrada en la defensa del avance de las mujeres en la ciencia.
Sí, durante los noventa un grupo de mujeres del MIT empezamos a organizar debates y establecer
comités para analizar y combatir la desigualdad. Yo presidí el primer comité entre el 1995 y 1997.
repercusión que iba a tener. Aún pensábamos que nuestro problema era el de unas pocas mujeres de
élite en instituciones punteras que querían hacer ciencia de muy alto nivel. Por supuesto, resultó ser
un problema universal. Aquello causó una gran conmoción comenzaron a pedirnos declaraciones a
los medios de comunicación y muchas mujeres nos escribieron desde todo el mundo con problemas
Me di cuenta de que las investigadoras senior teníamos menos espacio que los varones junior, así
que medí todos los laboratorios cuando no había nadie y lo demostré con datos. Fue entonces
En 2018 usted y otras colegas del MIT crearon el Boston Biotech Working Group. ¿En qué
El grupo lo creamos tres mujeres del MIT, yo misma, Susan Hockfield, expresidenta del MIT e
además ha cofundado y forma parte del consejo asesor de varias firmas de biotecnología. Entre los
39 miembros del grupo, están los principales grupos de capital riesgo, ejecutivos de la escena
biotecnológica de Boston, investigadores del MIT, responsables políticos y administradores
académicos.
Estamos trabajando para aumentar el número de mujeres que formen parte de los consejos de
administración de las empresas de biotecnología y abrir más vías para que las investigadoras funden
Este grupo ha publicado un estudio que demuestra con datos la poca representación de las
Nuestro estudio indica que entre 2000 y 2018, las investigadoras del MIT solo participaron en el 9 %
de los eventos del MIT relacionados con biotecnología y otras industrias y que si las mujeres
emprendedoras hubieran fundado empresas al mismo ritmo que los hombres, habrían lanzado 40
empresas más fuera del MIT en el mismo periodo de tiempo. Así que había que hacer algo para que
Estaba sentada en el pequeño laboratorio en el que trabajaba [tenía 19 años], entró Crick, me tocó
los pechos y me preguntó como si nada: “¿En qué estás trabajando?”. Me quedé tan estupefacta y
de Francis Crick con usted cuando era una joven investigadora en prácticas en el laboratorio
de James Watson [Watson y Crick ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por la
Si, bueno, lo que ocurrió fue que Francis Crick vino de visita al laboratorio para dar una charla. Yo
tenía 19 años y estaba emocionada porque creía que tanto Watson como él eran genios. Estaba
sentada en el pequeño laboratorio en el que trabajaba, entró Crick, me tocó los pechos y a
continuación me preguntó como si nada: “¿En qué estás trabajando?”. Me quedé tan estupefacta y
En ese momento, solo me preocupaba que Jim Watson lo viera y que pudiera afectar a mi relación de
estudiante-mentor con él —no lo vio, por cierto—. Yo admiraba mucho a Watson y me habría
mortificado si lo hubiera visto. Tampoco quería avergonzar a Crick. Quería estar segura de poder
interactuar con él científica y socialmente más adelante, sin que quedara ningún residuo de
Además, ¿a quién se lo iba a decir y qué iba a decir?, era una época diferente. El término „acoso
¡Sí! Ahora es muy diferente. Las mujeres pueden hacer cualquier cosa. Aunque sigue siendo más
difícil para nosotras debido a las mayores responsabilidades familiares y a algunos prejuicios de
Mi generación —tal y como describíamos en nuestro informe de 1999— descubrió cómo el sesgo
esto conduce a desigualdades en la distribución de los recursos y la compensación para las mujeres.
En aquel momento, pedimos al MIT que solucionara estos problemas mediante un seguimiento y una
¡Claro! Hoy las jóvenes investigadoras piden mucho más. Esperan que la institución ofrezca una
cultura inclusiva. No quieren tener que pedir que se les trate de forma equitativa, ni hacer el duro
recompensando a las personas que son grandes científicas y que además saben cómo crear entornos
de trabajo inclusivos.
Sin embargo, una de las cosas importantes que hay todavía que cambiar es la equiparación de las
responsabilidades familiares entre las mujeres y los hombres que trabajan. También en este caso se
trata de una cuestión social amplia y profunda en la que todavía se necesitan muchos cambios.
¡Hazlo! ¡No lo dudes! Ser científica ha sido el mayor privilegio de mi vida. Es la profesión más
apasionante que conozco. Cualquiera que consiga ser científica es una persona afortunada.
Fuente: https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Lo-peor-es-cuando-te-das-cuenta-de-que-te-
infravaloran-como-cientifica-por-ser-mujer#top