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Movimiento Obrero en Los Estados Unidos
Movimiento Obrero en Los Estados Unidos
I\/IOVIMIENrI'O OBRERO
E N LOS
ESTADOS UNIDOS
Desde 1930 hasta 1975
E D I T O R I A L ,
NUESTRO TIEMPO, S. A.
Colección : T E O R ~ A E HISTORIA
ISBN 968-427-001-1
Primera edición : 1978
Título original :
at's happeaning to labor
International Publishers, Co., Inc.
Traducción del inglés :
Manlio Tirado y Gerardo Dávila
Derechos reservados conforme a la ley
Impreso y hecho en México
Printen and mnde in Mexico
ÍNDICE
Reconocimientos
Introducción
SEGUNDA PA\RTE
TERCERA PARTE
3 Ibid.
4Statistical abstract o f the United Stntes, Departamento d e
Comercio de los EUA, Oficina de los Censos, Washinston, D. C.,
Government Printing Office, 1972, p. 219, cuadro No. 346.
LA CLASE QUE CAMBIA 27
28 Ibid., p. 193.
30 William D. Smith, "Gas Stations: A Way of Life Changing",
Nem York Times, 27 de mayo de 1973.
38 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
" Peter Mattiesen, Sal si puedes -César Chácez and the nc.v
anieriran r~i.olzltion.Del Puhlishers, N. Y , 1969, p. 20.
LA CLASE QUE CAMBIA 41
45 por c i e n t ~ .Los
~ trabajadores temían otra gran de-
presión; sentían la dislocación de los efectos de la readap-
tación, y buscaron aumentar el poder de compra para com-
pensar los grandes progresos hechos durante la guerra en
la productividad del trabajo.
Las grandes empresas no se oponían de un modo inmu-
table al aumento de salaiios mientras éstos se mantuvie-
ran "dentro de ciertos límites" y se pagaran mediante un
aumento de precios más que mediante las ganancias de las
compañías. Se mantuvieron firmes en su pretensión de
que "los aumentos de salarios no podían darse sin aumen-
to de precio^".^ La Oficina de hlovilización y Adaptación
de Guerra rechazó permitir el aumento de precios. Sostuvo
que "la industria en general podía mantener su nivel de
ganancias de preguerra y elevar los salarios 24 por ciento
sin afectar a los precio^."^ Esa fue la posición inicial de
Truman, quien el 5 de octubre de 1945 declaró que "hay
lugar en la estructura de precios actual para que los nego-
cios en conjunto otorguen un aumento en la tasa de sa-
larios." Incluso sostuvo que esto era imperioso para ate-
nuar la sacudida de lo readaptación y mantener un ade-
cuado poder de c0rnpra.O
6 Ibid., p. 344.
7 Harry H. Miles y Emily Clark Browil, From the Wagner
act to Taft- Hartley. Univ. of Chicago Press, Chicago, 1950,
p. 30.
S Rayback, op. cit., p. 389.
9 Miles-Brown, op. cit., pp. 306-8.
OJEDA RETROSPECTIVA 49
La Ley Taft-Hartley
POCOdespués de que las ganancias obtenidas en las pri-
eras huelgas de la posguerra fueron ahogadas en gran
medida por la inundación inflacionaria, se alzó el grito
de la base del movimiento obrero en favor de una segun-
da tanda de incrementos de salarios. Lai grandes empre-
sas y el gobierno eran cada vez más recelosos de la in-
terminable agitacibn obrera y paros laborales. Cuando
los mineros fueron a la huelga en noviembre de 1946,
y cuando algunos meses más tarde el sindicato ferrocarri-
lero rechazó un aumento de 16 centavos de dólar la hora
e inició una huelga nacional, había llegado la hora de
cortar las alas al movimiento obrero.20
La caza de brujas
ver John J. Abt, "The Cold War, The Supreme Court and
Political Liberty in the United States", en Review of C o n f e m -
porary Law, publicación de la Asociacibn Internacional de Abo-
gados Demócratas.
a US News and World Report, citado por Boyer-Morais, op.
cit., p. 239.
LAS EXPULSIONES DE LA CIO 69
Valoración histórica
1
' Carlos Marx, T h e eighteenth brz~maire of L o u k Bonaparte,
Obras sscopidas, t. 11, International Publishers, N. Y., 1936, p.
319.
4: RXPLOTACIONA LA NORTEAMERICANA
81
03 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
t e r i ~ r .Significativamente,
~ la proporción de los que te-
nían empleo doble era mayor entre aquéllos que ganan 150
dólares o más a la semana en el primer trabajo. Cerca
del 10 por ciento de los empleados del gobierno tenían dos
empleos. Entre 13s horribres, la tasa de empleos dobles
de los profesores en escuelas de nivel menor al de los1 es-
tudios superiores fue de cerca del 17 por ciento -más
del doble de la tasa para todos los hombres. Son estos gru-
pos, dentro de la fuena de trabajo, los más interesados en
enviar a sus hijo; a las instituciones de educación supe-
rior.?
Por consiguiente, el nivel de vida debe estar a la altura
de las nuevas necesidades si se quiere impedir que dexien-
da. Con una mayoría de esposas que ahora trabajan, al
menos parte del tiempo, y muchas necesidades nuevas rea.
les y artificialmente creadas, es indiscutible que el alar-
deado «alto» nivel de vida en este paíq ha corrido parejo
con los tiempos.
El nivel de vida también está socialmente condicionado
en otras formas. Una choza es un palacio para una fami-
lia que carece de techo. Sin embargo, una choza es de-
gradante y humillante si se encuentra cerca de mansiones
espaciosas y apartamentos lujosos, v si la nueva tecnología
hace posible niveles de vivienda más altos para todos.
Nadie se sentía desposeído si carecía de agua potable,
inodoros, electricidad o lavadoras antes de que estas CO-
modidades llegaran a ser alto ordinario. Una vez que lo
fueron, vivir sin ellas parecía un abuso. no sólo la nega-
La calidad de la vida
Las prestaciones
Diferencias c'tnica~
Coordinación en la contrataddn
Fusiones sindicales
vitiribre de 1974.
158 XIOVIhllESTO OBRERO EN EUA
La respuesta: el socialismo
V t a t i s t i c a l abstract, 1974,. p.
. 227, y Statistical nbstract, 1939,
1). 184.
Bolsa de Compensacióii Comercial, State T a x C u i d e , junio
de 1975.
EN LA MESA D E NEGOCIACIONES 165
La Ley Landrum-Griffin
La Ley Landrum-Griffin ha enredado más al movi-
miento obrero en el papeleo gubernamental. Ostensible-
mente adoptada para evitar la corrupción de los dirigentes
y la falta de democracia sindical, ha dado "a las centra-
les nacionales una poderosa justificación para intervenir
en los asuntos locales más directamente qiie nunca antesn.l"
iZ1 obligar a los sindicatos a que presenten al gobierno sus
registros financieros, ello ha permitido a los patrones ave-
riguar la capacidad de los sindicatos para sostener huelgas
largas.17 Sin embargo, la ley no obliga a las empresas a
abrir sus libros para un examen público similar.
Lo más nocivo de todas las disposiciones de la Landrum-
Ciriffiti es su título IV. Este da al Secretario del Trabajo
la autoridad exclusiva para determinar, despuks de que sn
ha efectuado una eleccibn, si ha habido violaciones fla-
grantes al proceso democrático como para impugnar el
resultado de la elección. Si considera que éste es el caso,
puede "anular la elección y ordenar que se repita".ls
19 Ibid., p. 116.
EN LA MESA DE NEGOCIACIONES 175
L a colaboración de clascs
13 Ibid., p. 149.
14 Ibid., p. 151.
15 Ibid., p. 152.
16 Ibid., p. 150.
194 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
3 Ibid., p. 44.
EL ESTABLECIMIENTO SINDICAL 203
4 Ibid., p. 48.
204 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
. . primavera
United States since 195OW, Labor History, . de 1968,
pp. 190-1.
15 Estatutos de la uaw, articiilo VI, sección 2, a.
EL ESTABLECIMIENTO SINDICAL 209
Centralización manipulada
Estatutos de la ILA.
V s t a t u t o s del sindicato de metalúrgicos.,
EL ESTABLECIMIENTO SINDICAL 217
Un estudio de las actas de las convenciones de 100 sindi-
catos efectuadas durante un periodo de 20 años encontró
que mediante el nombramiento de comisiones de la con-
vención, los líderes sindicales fueron capaces de controlar
las convenciones. De 93 sindicatos "en que los procedi-
mientos utilizados para seleccionar miembros de las comi-
siones pudieron ser identificados", 85 dieron su autoridad
al presidente del sindicato o al consejo ejecutivo.
De cerca de 2 000 apelaciones hechas en las convencio-
nes en sólo 28 casos 10s delegados favorecieron a los ape-
lantes y rechazaron la decisión de las comisiones. Sólo en
dos fue una derrota a la dirección en "apelaciones políti-
camente decisivas". Y esto ocurrió debido a una división
faccional en la cúspide del liderazgo mismo. Por otra parte,
las apelaciones de individuos expulsados como miembros
del sindicato debido a disensiones políticas fueron "recha-
zadas de modo uniforme", según fueran "apelaciones por
acciones disciplinarias debidas a que se involucró o apoyó
actividades comunistas, realizó huelgas ilegalmente, o co-
nietió otros actos de «deslealtad» al sindicato y a su di-
re~ción''.~
Al concluir este punto, el autor observa: "Lo defec-
tuoso de las apelaciones revisadas significa que no hay de-
fensas internas contra el uso del procedimiento disciplinario
para eliminar del sindicato a las facciones de la oposición
. . . Al hacer esto, los dirigentes pueden evitar que la mino-
ría se convierta en mayoría y por consiguiente frustrar el
proceso democrático dentro de sus organizaciones".
En las convenciones se utilizaron muchos otros medios.
E n la de los Transportistas, en 1961, fueron cambiadas
las reglas para el nombramiento de delegados a las con-
venciones "para dar categoría de delegado automático a
todos los dirigentes locales y agentes de negocios". Este
cambio estuvo dentro de la línea de pensamiento de Hoffa
s Zbid., p. 506,
EL ESTABLECIMIENTO SINDICAL 219
La cualid,ad de la dirección
El Sindicato Local
2 Zbid., p. 45.
228 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
L a maqz~inariade resolución
de conflictos
-
Las reuniones regulares de departamento o de unidad
rdz trabajo están ligadas directamente al funcionamiento
democrático de la maquinaria para resolver conflictos. El
.objetivo de la patronal y de la mayoría de !as direcciones
sindicales es mantener embotellados los conflictos en forma
tal que la acción de los obreros afectados se paralice.
El procedimiento para llevar adelante un conflicto, ge-
neralmente consiste de cuatro o cinco escalones graduales.
Primero el obrero y el delegado se entrevistan con el ca-
pataz. Si no obtienen satisfacción en este primer escalón
y deciden llevar el conflicto adelante van con el superin-
tendente de departamento. Si aún sigue sin resolver, se
mueven hacia el jefe de personal de la planta y/o algún
alto funcionario de la administración. Si a este nivel es
desechado, se llega al arbitrio. El arbitraje, ostensiblemente
imparcial, tiene la responsabilidad de rendir una decisión
final.
Puede llevarse de un mes a un año o más, según lo
apurado de la compañía y el cúmulo de conflictos, para
ir del primer escalón al número cuatro o cinco. E incluso
cn el último escalón los conflictos pueden ser descartados
o denegados sobre la base que no están cubiertos por el
contrato existente.
La intención es que durante este prolongado periodo
de espera los obreros aplaquen sus bríos. Se les advierte
que no traten de romper el cuello de botella con alguna
acción colectiva departamental. En los casos en que se
realizan regularmente reuniones departamentales, los obre-
ros están en una mejor posición para presionar por una
acción rápida y favorable.
Las reuniones regulares en los sitios de trabajo también
afectan la eleccijn de delegados y su actuación. En mu-
chos sindicatos el derecho de los obreros a elegir su propio
delegado de conflictos, o miembro del comité o represen-
tante ha sido cancelado. En cierto número de sindicatos.
238 MOVIMIENTO OBRERO EN EU.4
6 Zbid., p. 119.
LA BASE DE LA PIRAMIDE 239
--
l9 Zbid., p. 337.
20 Aronowitz, o!. cit., p. 441.
258 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
ORGANIZAR LO DESORGANIZADO 26 1
La preparación d e un ~ZLCVO
levantamiento
La necesidad de un cambio
básico de perspectiva
1 -
Sin embargo.- Yablonski era nombrado frecuentemente
para presentar a Boyle en las reuniones de mineros, en
las que utilizaba el estrado para alabarlo, "aunque en
1 privado expresara su oposición a Más tarde, cuando
un reportero del New York Times le preguntó porqué
había elogiado a Boyle, replicó con una cita de John L.
1,ewis: "Cuando soy un yunque me quedo quieto, cuando
El nacimiento de la Asociación
del Pulmón Negro
U n sábado por la mañana, en las primeras semanas dr
enero de 1969, un grupo de mineros encabezados por
Woodrow Mullins, un minero incapacitado, fueron a Char-
leston para contratar la ayuda de un abogado liberal para
presentar una ley de compensación del «pulmón negro,
para la legislatura de Virginia Oeste. Paul Kaufman, el
abogado, aceptó y también se convirtió en el cabildero
del grupo. Pidió 2 000 dólares para empezar el asunto.
.41 día siguiente un grupo algo mayor de mineros se puso
a discutir un plan de acción. Había desacuerdo pues algu-
nos temian ser acusados de «sindicalismo dual», especial-
mente porque el UMWA había prometido presentar su pro-
pia iniciativa de ley. Rrit Humei cuyo libro, Muerte en las
14 Ibid., p. 138.
15 Art. Shields, "The Miners Did It", Political Affairs, abril
AVANCES DEMOCRATICOS 303
La victoria de Sadlowski
1
La victoria en el Distrito 31 del sindicato del acero no
sucedió nada más porque sí. Llegó después de un largo I
periodo de lucha, de profundos conflictos, compromisos I
realizados con dedicación para lograr el cambio, contacto 1
constante e íntimo con los obreros y una organización y
I
planificación inteligente y cuidadosa. Como en el czso de ,
los mineros, el despótico control en la cubre no pudo im-
pedir la organización de núcleos de base con influencia y
fuerza. Miller había sido el presidente de su sección mine-
ra, Sadlowski había sido electo para todo puesto impor-
tante en el Local 65 del sindicato del acero. En el Local
había venido funcionando un grupo durante ocho años,
integrado por obreros blancos, negros y latinos. Cuando
Sadlowski dejó de ser presidente del Local, por ejemplo,
apoyó a un obrero negro para ese puesto.
También había alguna organización de base en algunos
puntos del distrito. El Comité Nacional Ad Hoc de Obre-
ros Preocupados del Acero fue uno de los mayores movi-
mientos negros en el país y tenía su base más fuerte en
este distrito. Integrado en 1964, luchaba por una mayor
representación negra a todos los niveles en el sindicato.
21 Zbid.
22 Labor Today, enero de 1975.
308 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
23 Ibid.
24 Labor Today, septiembre de 1974.
AVANCES DEMOCRATICOS 309
Ibid., p. 20.
8Vera C. Parrella, "Young Workers and their Earnings*', en
Monthly Labor Review, julio de 1971.
LOS JOVENES Y LOS VIEJOS 315
15 Zbid., p. 14.
318 hIOVIMIENT0 OBRERO EN EUA
Obreros en retiro
18 Zbid., p. 17.
LOS J6VENES Y LOS VIEJOS 32 1
21 Ibid., p. 16.
22 Ibid., p. 21.
LOS JOVENES Y LOS VIEJOS 323
posible para sus propios miembros. El resultado fue que
algunos obreros, en los sindicatos más fuertes, recibieron
la promesa de pensiones que variaban de 50 dólares a 700
dólares al mes. Pero la gran masa de obreros sin organi-
zar, los no calificados y marginales, en gran parte de
minorías raciales, fueron condenados a subsistir con los
reducidos beneficios del sistema de seguridad social. Aun-
que los beneficios se han visto aumentados algo en los
años más recientes, sin emoargo siguen bastante atrás e r
la carrera del costo de la vida como un caracol compitien-
do con una liebre.
32 Zbid.
328 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
3 Zbid., p. 405.
332 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
Negros y latinos
Principalmente obreros
Racismo y antigüedad
l* Ibid.
20 Rank and File Report. Nov.-Dic. de 1973.
21 New York Times, 10 de noviembre de 1974.
CLASE Y RAZA 34 1
29 Ibid.
3O Daily World, 9 de mayo de 1974.
350 hIOVIhlIENT0 OBRERO EN EUA
1
I
jeres. Pero es la primera en abarcar a la gran mayoría de
mujeres y afecta todo aspecto de la vida social. Su impac-
to general sobre las luchas de la clase proletaria y del
movimiento laboral está destinado a ser inmenso.
Cuando "el movimiento de liberación femenina" hizo
su aparición en la década de 1960, era de origen y con-
cepción principalmente pequeñoburgués. Esto también era
cierto de los primeros movimientos femeninos. La Conven-
ción de los Derechos de las Mujeres en Seneca Falls, N. Y.
332 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
-*- Dchr rencrsc. prcsrlitc cli!c la? cilras ofi<.iales tienden a enlis-
tar muclios trabajcis mensuales dentro <le la categoría cuello-blanco,
por lo que estos datos piirden ser exagerados.
1"LS. H n ~ ? d b o o kof labor statistics.
I W c r u Y o r k Times,29 de julio de 1973.
'1 Heleri H . Lamale, "Worliers' Wealtli and Farriily L i v i ~ s
Staiidarq". Alonthly Lnbor Rei,ieru, jiinio de 1973.
MUJERES QUE TRABAJAN 36 1
--
1.5 Lnbour legislation in the USSR. Novosti Presq, Moscú, 1972,
pp. 42, 77, 78, 85.
MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
Ibid., p. 72.
S2 Ibid., p. 78.
23 Charles Lipton, "Canadian Unionism", en Capitalkm and
COMPARACIONES GLOBALES 387
28 Zbid.
Zbid.
390 MOVIMIENTO OBRERO EN EUA
La izquierda organizada
S;ocialismo en Norteamérica