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Dirección
Lic. Marcelo Oscar Delgadillo Vargas
Redacción
Vidal Ramiro Achu Villegas
Apoyo de redaccion
Zacarias Humberto Hilaquita Mamani
Diseño y Diagramación
Zacarias Humberto Hilaquita Mamani
Vidal Achu Villegas
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Índice
Editorial
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Revista Digital N° 4
Editorial
Bolivia vive en momentos cruciales, claramente, el tipo de democracia, modelo
económico y estabilidad social se definirán a partir de las acciones que se tomen ahora.
Nuestro país tiene grandes desafíos, empezando por la desarticulación de los aparatos
golpistas que son serios riesgos para el orden democrático y la integridad nacional.
No habrá estabilidad ni plena recuperación económica hasta que no se desarticulen
las instancias que patrocinaron y ejecutaron el Golpe de Estado. Ni la economía ni la
salud, que son problemas acuciantes en la actualidad, podrán solucionarse en tanto y
en cuanto lo político no se resuelva.
Está claro, que para poder desmontar los intentos y aprestos golpistas, el elemento
esencial es la unidad inquebrantable del campo popular, sólo la unidad podrá poner fin a
los aparatos del golpismo y garantizar la continuación de las grandes transformaciones.
A todas luces, se quiere desplazar a los más consecuentes con la lucha del pueblo
boliviano y resquebrajar al bloque nacional popular, ahí el libreto del golpismo y el caldo
de cultivo para la recolonización de nuestro país. La pérdida de la unidad del campo
popular es el más serio riesgo para la unidad boliviana.
La derecha busca generar un manto de impunidad para que la banda golpista no sea
desarticulada y así volver a perpetrar un Golpe de Estado que amenace seriamente la
integridad nacional. En este sentido, no puede haber reconciliación que consolide la
impunidad y de tiempo valioso para la preparación de una nueva ruptura del orden
democrático por la vía violenta. Solo puede haber reconciliación con justicia, los demás
son discursos funcionales al golpismo, de hecho, son su continuación por otros medios.
Estamos en un momento histórico donde lo que se requiere es ser enérgico y firme,
como se lo fue con la nacionalización de los hidrocarburos y la lucha por la nueva
Constitución Política del Estado.
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Dedicamos este número de la revista a la figura histórica de Edgar “Huracán” Ramírez,
enorme dirigente del movimiento obrero y popular boliviano, cuya consecuencia y
honestidad a toda prueba es digna de conocerse y seguirse por las nuevas generaciones
que apuestan por Bolivia, por una ¡Bolivia de pie!
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La pregunta es: ¿Una política salarial expansiva puede generar crecimiento económico,
distribución del ingreso y disminución de la tasa de desempleo? La política salarial
expansiva no generó efectos sensibles y directos sobre la inflación y el desempleo, lo
que permitió estabilidad macroeconómica en el modelo. Se recomienda impulsar el
salario mínimo nacional que no solo genera distribución del ingreso sino que impulsa un
consumo básico que permite iniciar un proceso de Industrialización nacional paulatino.
En Bolivia existe el salario mínimo nacional como una variable de la política salarial, éste
ha tenido comportamientos variados durante los últimos 30 años en función al modelo
económico vigente.
La política económica de los 90’s exigió una política salarial contractiva que utilizaba al
salario mínimo nacional como una forma de minimizar costos de producción, conseguir
mano de obra barata y controlar la inflación. En los 2000 Bolivia sufrió cambios sociales
y políticos profundos, advino un nuevo gobierno y la política económica implantada
desde el 2005 exigió una política salarial expansiva que utilice ahora al salario mínimo
nacional como forma de distribuir la riqueza, mejorar los ingresos de las familias y
fomentar la demanda interna.
El salario incide en el consumo de los hogares, debido a que el salario representa gran
parte del ingreso que reciben las familias, la otra porción más pequeña pero no menos
importante son las transferencias condicionadas (bonos), este ingreso que para la
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Las dos variables Salario y Consumo de Hogares tienen relación en el tiempo, para el
periodo 92-2005 de política salarial contractiva vemos que el consumo de los hogares
va creciendo cada vez menos teniendo tendencia negativa hasta hallar su tope el 2001
donde aún con la reducción de salarios que llegara a 0% de incremento el 2004 y 2005
recupera una tendencia positiva e incrementa en 7% para el año 2005. ¿Cómo se explica
este fenómeno? ¿Incremento de consumo desde el 2001 hasta 2005 con incrementos
salariales nulos en 2003, 2004 y 2005?. Pues que las familias usaron sus ahorros para
sobrevivir.
En el ciclo de la política salarial expansiva 2005 - 2018 vemos que el incremento salarial
vuelve a tener pendiente positiva, incrementa el ingreso de los hogares y el consumo
de las familias se recupera.
Mucho se ha hablado sobre los efectos negativos que puede generar una política salarial
expansiva con incrementos constantes al salario, éste puede traer mayor consumo y
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ahorro si pero a costa de disminuir la ganancia de las empresas lo que traería como
consecuencia la disminución de la inversión privada, por tanto el crecimiento económico
se desaceleraría y el desempleo crecería ley de Okun.
Pareciera que un incremento salarial ya sea por incremento de masa monetaria (Fisher) o
por incremento del costo laboral de producción (Friedman), traería como consecuencia
inflación pero lo que se olvidan al hacer esta afirmación para el caso boliviano es que
ésta afirmación está ligada necesariamente a una economía sin crecimiento, con niveles
muy bajos de crecimiento en la producción, o por debajo de su frontera de posibilidades.
Por lo tanto no es mecánica la aplicación de la teoría económica, si la cantidad de dinero
se incrementa y no así la producción, entonces tendremos que cada uno de nuestros
billetes que van aumentando, perseguirán la misma cantidad de productos, por lo que
los precios subirán efectivamente, pero si crece en mayor proporción la producción este
efecto no existirá.
El desempleo muchas veces está ligado a la inversión, ahora bien un incremento salarial
se dice trae mayor consumo y ahorro sí, pero a costa de disminuir la ganancia de las
empresas, disminuir la inversión privada. Veremos si estas afirmaciones realizadas por
varios economistas es válida para el caso boliviano.
GRAFICO 11: INCREMENTO SALARIAL E INVERSION PRIVADA
(en porcentajes y Millones de $us
Como se evidencia en el cuadro, los años donde la política salarial fue contractiva y
se fue disminuyendo paulatinamente los incrementos salariales hasta llegar a 0% de
incremento los años 2004 2005, la inversión privada fue cayendo vertiginosamente, la
idea central del incremento salarial es que hace huir la inversión privada, que salarios
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¿Por qué entonces vemos que existe mayor inversión privada nacional o extranjera?
es porque la inversión privada en Bolivia se mueve más por la tasa de ganancia, ese
margen de ganancias que aun teniendo costos elevados sigue siendo atractivo para la
inversión, es lo que determina el incremento de las inversiones privadas nacionales y
extranjeras. Veamos las ganancias del sector privado en el País.
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La ganancia privada paso de 6.766 millones el 2005 a 29.392 millones de bolivianos el 2018
cuadriplicando las ganancias del sector privado en 13 años de aplicación de la política
salarial expansiva, ojo ganancias después del pago de salarios, costos de producción
impuestos, etc.
Para el año 2011, existe un incremento salarial de un 20% y la ganancia del sector privado
lejos de disminuir se incrementó aproximadamente en un 37%, es decir mientras exista
generación de riqueza, la política salarial expansiva redistribuye un porcentaje de la
riqueza generada vía incremento salarial, esto incentiva a su vez el consumo de las
familias de los trabajadores, dinamizando la economía en su conjunto, que sin esos
incrementos salariales la ganancia privada hubiese sido mucho más está bien, pero
no hubiera subido el consumo de hogares, por eso el enfoque de oferta de producción
(reducir costos de producción laborales) no traía resultados positivos para la economía,
no servía solo producir, quien iba a comprar esos productos si los salarios de las familias
estaban por los suelos?.
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SALARIO Y DESEMPLEO
GRAFICO 14: INCREMENTO SALARIAL Y DESEMPLEO
(En porcentajes)
Fuente: Elaboración propia con datos del INE y Banco Central de Bolivia
En el periodo de política salarial expansiva los incrementos salariales del 5% 12% 20%
y 23% hasta el año 2012 no guardan relación con el desempleo lejos de aumentar el
desempleo con la política salarial expansiva éste disminuyó, se incrementó la demanda
agregada, se dinamizo más la economía, el sector privado invirtió generando empleo en
la economía, por tanto la afirmación de que el incremento salarial generará desempleo
no se cumple de forma directa y mecánica ya que el salario no es la única variable
que explica el crecimiento de la tasa de desempleo abierto en Bolivia, este es más una
cuestión estructural de la economía.
SALARIO E INFLACIÓN
GRAFICO 15: INFLACIÓN E INCREMENTO SALARIAL
(En porcentajes)
La teoría económica (Fisher) nos indica que ante cualquier aumento en la masa
monetaria, sobrevendría inflación en la economía, pero en el caso boliviano vemos
que no es así, la mayor cantidad de dinero fruto de una política salarial expansiva no
necesariamente derivo en mayor inflación, puede ser a causa de estar situada por
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En el periodo 2001 - 2005 pese a tener una política salarial contractiva y de ir restringiendo
cada vez más el salario se presentó un cuadro de inflación creciente pasando de 0.92%
el 2001 a 4.62% el año 2004 sin haber incremento salarial. En el periodo 2005 - 2018 la
política salarial expansiva hizo que en el año 2011 exista un crecimiento del 20% y que la
inflación sea de 6.9% al siguiente año el incremento salarial se dio en 23% pero contrario
a lo que muchos creerían que existiría una presión más fuerte hacia la inflación, ésta
disminuyo a 4.54%.
CONCLUSIONES
La aplicación de una política salarial expansiva dentro el marco del modelo económico
plural, fue beneficioso, al incrementar el ingreso de las familias se generó consumo,
ahorro, e inversión, esto permitió potenciar la demanda Interna que fue el principal motor
del crecimiento económico dentro el modelo, paralelamente al estudiar el dinamismo
de la demanda interna y sus componentes en el tiempo, se mostró los resultados
negativos de una política salarial contractiva bajo la lógica neoliberal de los 90’s de
potenciar la demanda atrayendo inversión extranjera vía reducción de costos laborales,
esto daba como resultado que Bolivia dependiese en demasía del sector externo. Como
segunda conclusión vimos que la política salarial expansiva incidió de manera efectiva
en la distribución del ingreso del País, se mejoraron los niveles de equidad e igualdad,
se disminuyó la pobreza extrema bajando de 45% el 2000 a 17% el 2017, se incrementó el
consumo y se generó bienestar con equidad en las familias. Como tercera conclusión, al
analizar la supuesta relación negativa existente entre incremento salarial con inversión
privada, desempleo e inflación, vimos que la inversión tanto nacional como extranjera
creció en el periodo de política salarial expansiva, se evidencio que el salario no generó
efectos sensibles y directos sobre la inflación y el desempleo, lo que permitió estabilidad
macroeconómica en el modelo. Al potenciar la demanda interna e incrementar el
consumo, la inversión privada respondió con la creación de más empresas y por tanto
en la generación de más empleo, disminuyendo la tasa de desempleo urbano que es
donde se encuentran la mayor cantidad de asalariados. El proceso de nacionalización
fue piedra angular para capitalizar la economía boliviana en un primer momento,
ahora Bolivia debe recorrer el proceso de industrialización y diversificación de su matriz
productiva.
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Sostengo que ambos autores han realizado contribuciones importantes al campo del
marxismo latinoamericano, cada uno con sus particularidades, pero que en conjunto
contribuyen a lo que Omar Acha y Debora D´antonio, (2010) denominan “el programa
en construcción” del marxismo en nuestro continente. Ahora bien, la ponencia parte
de un supuesto y es que hay una particularidad constitutiva de ciertas corrientes de
la producción marxista que pueden ser catalogadas como heréticas, pues bien, cabría
preguntarse contra qué se rebelan y si es que acaso es posible denominarla una
corriente como tal. De este modo nos acercaremos al primer punto de la presentación,
lo que entiendo por marxismo herético.
El marxismo en nuestro continente tiene larga data y vastos estudios. Conocidos son
los momentos de mayor creatividad en la producción intelectual de nuestro continente
quienes, identificándose con los postulados de Marx, han desarrollado propuestas
teóricas que permitieron la comprensión particular, de una manera creativa, de nuestro
continente.
Hay una complejidad inicial respecto de esta ponencia y es aproximarse a una definición
de lo que es el ‘marxismo crítico’, sobre todo porque no hay una sistematización o sistema
de pensamiento que permita abordar, desde las ciencias sociales, la genealogía de una
tradición que, con marcadas diferencias, permite hacer uso del concepto. No obstante,
el vínculo entre marxismo y América Latina ha sido analizado de manera permanente,
aunque no deje de ser llamativo que autores connotados como, Eric Hobsbwam
(1980), dediquen tan poco de sus reflexiones a ello. Independiente de lo anecdótico de
esto último, las relaciones entre Marx y América Latina pueden ser abordados desde
diferentes perspectivas.
Stefan Gandler (2007) propone una cuando dice que el pensamiento crítico debería
transgredir 9 presupuestos que se han inscrito en la construcción social de toda teoría.
Más allá de mencionarlos todos, me interesa destacar dos: “1) Cuídate de pensamientos
1
Ponencia para el Seminario chileno-boliviano “Estado y sociedad en América Latina”, Iquique, 2019.
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que no estén aliados al poder reinante en cada caso y, 2) Cuídate de pensamientos que
no estén aliados a ningún poder” (p. 29). Bajo estos dos enunciados, podríamos decir
que ya con José
Carlos Mariátegui se inicia el camino crítico de la herejía, dado que en diferentes textos
del amauta es posible hallar rasgos críticos al desarrollo que iba adoptando el marxismo
oficial, aquel ligado a la ortodoxia soviética, y que el peruano lleva a su extremo al
momento de plantear un socialismo indoamericano. También identificamos en su
análisis a la crisis del marxismo (Mariátegui, 1978), un cuestionamiento al desarrollismo
histórico que comenzaban a imprimirse en los discursos oficiales del comunismo.
Sobre esto último, José María Aricó (2010), propuso que: “(…) Fue el conocimiento de los
textos tales como el manifiesto comunista, el prólogo a la contribución a la crítica de la
economía política, el anti-dühring – y (…) el primer tomo de El Capital -, leídos todos desde
una perspectiva fuertemente positivista, el sustento teórico de la constitución de una
ideología sistematizadora del pensamiento de Marx, de nítidos perfiles cientificistas” (p.
97-98). De este modo, el problema de Gandler, puede ser leído como el problema de la
recepción del marxismo en nuestro continente.
El mismo Aricó plantea algo que Fernández Buey (1998) propuso como un Marx sin
ismos, cuando el intelectual argentino menciona que: “Para Marx, la clave de los
fenómenos sociales debe ser buscada a través de un estudio particularizado de cada
uno de ellos (…)” (2010, p. 109). En este sentido, la propuesta marxiana como tal no es
una construcción transhistórica que, cual manual, puede ser adecuada a cualquier
realidad sin ser entendida, estudiada y analizada. De esta forma, la célebre tesis XI sobre
Feuerbach que propone que los filósofos han interpretado el mundo de diferentes
maneras, pero de lo que se trata es de transformarlo, no está renunciando al análisis
propio de la situación concreta, sino a una conexión indisoluble entre teoría y práctica,
por ende, contingente al terreno desde donde se posicionan los intelectuales marxistas.
Por otro lado, este ejercicio no sólo desecha el particularismo teórico, sino también el
universalismo abstracto, ya que: “La traducción implica la restitución del vínculo entre
los conceptos y sus condiciones de producción, ya que eso permite “comprenderlos
2
Sociólogo, académico de la Escuela de Sociología de la Universidad Católica Silva Henríquez, Doctorando en
Sociología por la Universidad Alberto Hurtado, Becario CONICYT Doctorado Nacional 2019, Folio: 21190039, contacto:
tom.torres.lopez@gmail.com
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mejor” y, a su vez, precisar sus límites, esto es, evitar una universalización abstracta”
(Cortés, 2015, p. 34).
Esto último, es lo que realizan los autores que analizaremos, un acto de producción
creativo, de pensar un marxismo para nuestro continente a partir de eso que Cortés
(2015) llama el fondo esencial, pero que mediante un análisis a sus tiempos históricos
no descuidan las particularidades nacionales.
René Zavaleta Mercado es un autor que nos aporta, desde diferentes perspectivas,
categorías y conceptos, que nos permiten considerarlo parte de lo que he denominado
marxismo herético.
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Sin embargo, hay otros, en el período “nacionalista”, denominado así por Mauricio
Sousa Crespo (2011), que parecieran pasar inadvertidos y que, siguiendo las reflexiones
de Hernan Ouviña (2016), se encontrarían diseminados a lo largo de sus reflexiones de
los diferentes “momentos” de su obra. En otras palabras, su período “nacional-popular”
nunca sería dejado de lado, ni en sus conceptualizaciones de madurez que lo han
vinculado a las corrientes del marxismo crítico.
Sin duda, las clases nacionales son el centro de las primeras reflexiones de Zavaleta.
Esto, por el contexto socio-histórico que implicaba el desarrollo de la revolución iniciada
en 1952 por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Nuestro intelectual,
militante de dicho movimiento, analizaba las maneras de defensa del proceso a la
vez que su profundización desde una perspectiva marxista que considerara el análisis
concreto de la situación concreta. Las influencias leninistas en textos como: El asalto
Porista o Estado Nacional o pueblo de Pastores, dan cuenta de la manera en la que el
revolucionario ruso se colaba constantemente en los análisis zavaletianos.
Ahora bien, esto no es el único punto de crítica al trotskismo, sino también, parafraseando
a Zavaleta, su desenfrenado proletarismo, que no permitía entrever el verdadero meollo
de la Revolución Latinoamericana, a saber, las revoluciones nacionales.
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De esta forma, la capacidad de soberanía nacional pasaría, entre otras cosas, por la
formación de un sujeto político capaz de representar los verdaderos intereses nacionales,
dado que, como dijera André Gunder Frank (1973) en la década de los 70`, las burguesías
latinoamericanas no habrían sido capaces de cumplir su rol histórico. Zavaleta no
sólo da cuenta de esa condición lumpenburguesa, sino también del vínculo colonial-
dependiente que implica que los intereses de las clases dominantes no se encuentren
en los territorios nacionales, sino en los países centrales (Zavaleta, 2011 [1963]).
Para esto, Zavaleta distingue entre dos tipos de desarrollo, uno que no libera y otro
que libera, este último debería ser el camino adoptado por las clases nacionales. La
liberación, del imperialismo, en consecuencia, sería una senda de desarrollo industrial
que permitiera cortar el cordón de la producción dependiente y del intercambio
desigual.
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Lo que he mencionado sobre el proyecto histórico de las clases nacionales, sin hablar
directamente sobre estas, no es un ejercicio estilístico, sino que obedece a la manera en
la que Zavaleta habría pensado las propias clases que se puede resumir con las palabras
de Ouviña: “(…) una clase social en Zavaleta no es una cosa ya-dada; es una formación y su
composición histórica está vigorosamente condicionada por relaciones de producción”
(Ouviña, H. 2016: 160). Es decir, sin proyecto histórico no es posible pensar las clases
sociales, pero el intelectual boliviano tampoco cae en un subjetivismo extremo, sino que
otorga a la dimensión productiva un lugar importante en su formulación de ellas. En
mi exposición, me he dedicado a la primera dimensión, puesto que ahí existen posibles
nodos de comunicación con el concepto de comunidad de Álvaro García Linera.
La comunidad para Álvaro García Linera pasa por diferentes momentos en el desarrollo
de su obra. Son pocos los autores que se han preocupado por dicho concepto político
del actual Vicepresidente de Bolivia. Por ejemplo, Dominique Temple (2010) y Sylvia de
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Alarcón (2010) tratan sistemática el desarrollo del concepto a partir de lo que hemos
denominado lugares de enunciación (Torres, 2018). El primero se centra en el libro
“Forma Valor y Forma comunidad” (2015) para, desde una perspectiva antropológica,
cuestionar el “imperio de las categorías” por sobre las relaciones culturales reales en
las que se representan las relaciones de reciprocidad comunitarias. De Alarcón, por su
parte, en un análisis pormenorizado del lugar guerrillero e institucional, observa una
suerte de confusión táctico-estratégica del concepto que tiende a diluirse entre un
socialismo comunitario incompleto y un socialismo estatal imperfecto.
Ahora bien, creo que la pregunta por la comunidad es la pregunta por el sujeto. En este
sentido, es que para describir el marxismo herético de García Linera iremos, al igual
que como hicimos con Zavaleta, a las reflexiones juveniles del autor, dado que en ellas
es más simple rastrear los cuestionamientos hacia el marxismo ortodoxo. Con esto, no
queremos decir que existan rupturas epistemológicas en la comprensión del objeto por
parte de García Linera, sino más bien que la construcción teórica está impregnada por
el sentido de época y que la teoría no es una abstracción, sino que una singularidad de
la expresividad histórica como contexto determinante de las reflexiones.
Las primeras traducciones que realiza García Linera del marxismo se vinculan a
relacionar las formaciones abigarradas bolivianas con un horizonte emancipatorio. El
punto de partida del autor analizado, es el de pensar un desarrollo no lineal, es decir, el
de la coexistencia de modos de producción a la vez que de temporalidades históricas
que se sitúan en un mismo espacio social del presente.
Esta interpretación no lineal de realiza García Linera se debe a que su objeto de análisis
es el último Marx, aquel que se vincula con el populismo ruso, que, además de la
conocida carta a Vera Zasulich, también analiza las conclusiones de Maxim Kovalevsky.
En ambos textos es posible observar a un Marx que pareciera desechar gran parte de su
arsenal conceptual para analizar el capitalismo británico, comenzando a vislumbrar la
posibilidad de un transito al socialismo sin padecer la modernidad del capital.
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Ese potencial, se anidaría en la diferencia entre propiedad y posesión que García Linera
observa en las reflexiones del último Marx cuando dice que: “Para nosotros, la importancia
de ese pensamiento creativo de Marx es fundamental [refiriéndose a la diferencia entre
posesión y propiedad que desarrolla el alemán respecto de las formaciones nacionales
no- capitalistas]. Y no únicamente [para] reconocer nuestra realidad y nuestro pasado,
sino, en primer lugar para entender las fuerzas comunitarias que -junto a las que ha
creado el capitalismo para negarlo – empujan nuestra sociedad a la posibilidad del
socialismo” (García Linera, Á. 1989: XIV). En otras palabras, las relaciones comunitarias
no se vinculan a un pasado folclórico avasalladas por la forma valor, sino más bien a
subvertir la alienación capitalista.
Lo anterior, dado que el trabajo del MNR en la revolución del 52 solo habría desarrollado
un aspecto de construcción del Estado Nacional, pero habría olvidado a la otredad, a los
indígenas: “(…) la revolución burguesa de 1952, como nunca antes, creó las posibilidades
de creación (sic) de la nación burguesa dentro de los límites territoriales de irradiación
del Estado; en otras palabras, la nacionalización del conjunto social perteneciente a
la territorialidad estatal, pero también como nunca antes, desde la invasión española
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REFLEXIONES FINALES
La presente ponencia buscó mostrar las traducciones hechas por René Zavaleta
Mercado y Álvaro García Linera del marxismo. Si por traducción entendemos un acto
de creación, entonces vemos también la particularidad de sus propuestas. Ambos no
buscan reproducir conocimiento a partir de una validez política, ni tampoco de hallar
en los textos, escrituras sagradas dispuestas a aplicarse a cualquier realidad que pueda
ser caracterizada como capitalista.
De este modo, tanto las clases nacionales, como la comunidad, nos permiten extender
reflexiones sobre el sujeto de las transformaciones en formaciones sociales como las
nuestras, abigarradas, pero también sobre la potencia que tiene el marxismo herético,
heterodoxo o crítico, para robustecer los postulados teórico-políticos. Así, la ruptura
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con el pensamiento oficial, del que habla Gandler, se puede reflejar claramente en las
posiciones de estos dos autores analizados.
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Pablo González Casanova señala una cuestión importante al trazar la genealogía del
“colonialismo interno”, y que se cruza con el periodo que vamos a analizar, dejando ver,
aunque no sea esa su intención, que ya para el momento en que Mariátegui escribe
“El problema de las razas en América Latina”, hay una seria dificultad del movimiento
comunista internacional, o específicamente de los núcleos duros de la Internacional
Comunista en entender el problema de lo nacional:
Los propios conceptos que tendieron a prevalecer en el Estado centralista
–enfrentado al imperialismo y al capitalismo— se complementaron con
reprimendas a las reivindicaciones concretas de croatas, eslovenos, macedonios,
etcétera. Se condenaron sus demandas como particularistas, en especial las que
reivindicaban la independencia. Así se cerró la discusión en el V Congreso de la
Internacional. A partir del VI congreso “se abandonaron las posiciones analíticas”
y se concibió “lo nacional” al margen de los derechos nacionales y étnicos. Desde
entonces prevaleció la dictadura de Stalin en el partido y en el país.
Encontrar la convergencia de la “revolución socialista” y la “revolución nacional”
siempre resultó difícil. La teorización principal se hizo en torno a las clases,
mientras etnias o nacionalidades se atendieron como sobredeterminaciones
circunstanciales. Los conceptos de etnias y nacionalidades como los de alianzas
y frentes oscilaron más que los de la luchas de clases, en función de categorías
abstractas y de posiciones tácticas. Clase y nación, socialismo y derechos de las
etnias, enfrentamientos y alianzas, se defendieron por separado y se juntaron
según los juicios coyunturales del partido sobre las “situaciones concretas”. 3
1
De aquí en adelante nos referiremos al libro como 7 Ensayos.
2
Flores Galindo, Alberto. La agonía de Mariátegui. La polémica con la Komintern. Lima: DESCO, 1980, p. 27.
3
González Casanova, Pablo. “Colonialismo interno (una redefinición)”. En Revista Rebeldía, No. 12, octubre 2003. En
http://www.revistarebeldía.org/revistas/012/art.html [julio 2017].
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En este trabajo más que centrarnos en la discusión con la III Internacional Comunista,
lo que nos interesa mostrar es la importancia que Mariátegui le concede al tema
de la raza y de la comunidad como elementos de configuración de la problemática
latinoamericana.
EL MARXISMO DE MARIÁTEGUI
4
Vale la pena tener en cuenta la nota que los editores del libro de Mariátegui, Ideología y política, ponen
al inicio del texto de “El problema de las razas en América Latina”, en donde mencionan las partes
que escribieron Mariátegui y Pesce. Además señalan las partes que se leyeron tanto en la Conferencia
Sindical Latinoamericana como en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana; a la vez que
nombran las publicaciones del momento en donde el texto fue reproducido. Ver Mariátegui, José
Carlos. Mariátegui total, Tomo I, Lima: Empresa Editorial Amauta, 1994, p. 167.
5
Galindo, La agonía, p. 24.
6
Mariátegui, Mariátegui, p. 163.
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Mariátegui no sólo será atípico por esa manera de entender el marxismo sino también
por el planteamiento que se puede percibir desde el título del texto: el problema de las
razas en América Latina.
ENFOQUE DE LA RAZA
Resulta sumamente interesante cómo para Mariátegui el problema de las razas es una
cuestión que la teoría marxista no podía desatender. El marxista peruano señala que las
maneras en las cuales se ha enfocado el problema son erróneas. Cinco son las maneras
equivocas en las cuales se ha basado la explicación de las razas: naturaleza, acto civilizador,
inferioridad racial, fatalismo histórico cultura. Así comenzará el texto apoyándose en
Wilfrido Pareto para señalar que el imperialismo ha utilizado la cuestión de la diferencia
civilizatoria para imponer la idea de que es una situación natural que haya pueblos que
manden y otros que obedezcan. También de la misma manera el colonialismo utiliza la
idea de que sus acciones están justificadas porque detrás del dominio que ejercen se
encuentra una actitud salvadora: “La explotación de los indígenas en la América Latina
trata también de justificarse con el pretexto de que sirve a la redención cultural y moral
de las razas oprimidas”.9
7
Mariátegui, Mariátegui, p. 183.
8
Mazzotti, José A., “La fuerza del mito (andino): apunte sobre los 7 ensayos… y la deconstrucción de
Sorel por Mariátegui”. Intermezzotropical no. 6-7, año, 6, 2009, pp. 114-120.
9
Mariátegui, Mariátegui, p. 168.
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También echando mano de Bujarin señala que se ha querido ver cierto fatalismo
histórico en el sentido de que hay pueblos que pueden adaptarse de una mejor manera
al desarrollo de las fuerzas productivas y otros que no, prueba de ello es la pujanza
que se ha destacado en la raza blanca. Sin embargo, Mariátegui el problema de la raza
no puede reducirse a esos fatalismo o determinismos, y mucho menos a una cuestión
puramente cultural sino que es un asunto que se debe de mirar desde una totalidad,
pues en ello intervienen problemas económicos, políticos y sociales. Esta manera de
observar el fenómeno de las razas es similar a la forma en la cual ya había enfocado el
asunto indígena en los 7 Ensayos, como un problema de la tierra. Recordemos que el
modo en el cual Mariátegui establece este asunto en los 7 Ensayos: “Colocando en primer
plano el problema económico-social, asumimos la actitud menos lírica y menos literaria
posible. No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educación, a la
cultura, al progreso, al amor y al cielo. Comenzamos por reivindicar categóricamente, su
derecho a la tierra”.10 Aún más, al igual que en los 7 Ensayos, en el texto de “El problema
de las razas en América Latina” apunta que este asunto implica que en esta región no
se ha resuelto el problema de la feudalidad, es decir, sigue existiendo el latifundio y la
servidumbre, debido a que el capitalismo que se ha desarrollado en Latinoamérica se
ha desplegado de una manera distinta a la europea.11
Pero también señala que al lado del factor económico se encuentra el factor social que,
para nuestro autor, está expresado en ese desprecio que el blanco tiene sobre las otras
razas. Desprecio que logra transmitir no solo a los mestizos, sino incluso entre los propios
negros e indígenas: “Con iguales fines, la feudalidad y la burguesía ha alimentado entre
los negros un sentimiento de honda animadversión para los indios”. Más adelante dirá,
“Otra ocasión que los explotadores nunca han despreciado, es la de crear rivalidades
entre grupos de una misma raza”.12
RAZA Y CLASE
Las tres razas de las que habla Mariátegui son la del blanco, la del indio y la del negro, estas
son las que para él constituyen el núcleo fundamental de la cultura latinoamericana. Los
mestizos son más bien parte de una de estas tres razas. Para Mariátegui el problema del
dominio y la explotación no es únicamente clasista, pues este está ligado al problema
de la raza:
En la América Latina, que encierra más de 100 millones de habitantes, la mayoría
de la población está constituida por indígenas y negros. Pero hay más: ¿Cuál es la
categoría social y económica de éstos? Los indígenas y negros están en su mayoría,
incluidos en la clase de obreros y campesinos explotados, y forman casi la totalidad
de la misma […]
10
Mariátegui, Mariátegui, p. 24.
11
Mariátegui, Mariátegui, pp. 24 y 165.
12
Mariátegui, Mariátegui, p. 183.
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Nelson Manrique señala que no se debe de perder de vista ciertos prejuicios que
Mariátegui tendría con los “negros”:19
El “primitivismo” y la “sensualidad” de los negros son recurrentemente invocados
en varios de sus textos. Estos rasgos, que bien podrían caracterizar simplemente
un estadio del desarrollo socio-económico cultural de los pueblos de origen de los
esclavos africanos, adquieren ciertamente otro sentido cuando terminan siendo
asumidos casi como transmisibles por herencia. Ciertamente Mariátegui rechaza
los “inverosímiles razonamientos zootécnicos” de los críticos que levantan la
cuestión racial, que él considera artificial. Pero el problema vuelve a plantearse
en un terreno sumamente complejo y equivocado cuando aborda el problema
del mestizaje, como una cuestión de índole sociológica. Es, sin embargo, difícil
separar lo sociológico de lo biológico en sus proposiciones.20
Sin embargo, pensamos que esta cuestión debe de ser matizada pues, como ya hemos
visto, Mariátegui no sólo niega ese primitivismo por causas de naturaleza, sino que
también lo ve como un producto del dominio imperialista. Aníbal Quijano nos aclara el
uso de las categorías de raza y etnia:
18
Dussel, Enrique, “El marxismo de Carlos Mariátegui como ‘Filosofía de la revolución’”. En Enrique
Dussel. Materiales para una política de la liberación. México: Facultad de Filosofía-UANL/Plaza y Valdés
Editores, 2007, pp. 49 y 50.
19
Sin duda este es un tema que requiere una discusión aparte y que nos alejaría de las intenciones de
este trabajo. La manera en la cual Mariátegui se posiciona con el legado afroperuano no deja de estar
a discusión hay quienes como Christine Hunefeldt (“Los negros y la esclavitud en las reflexiones de
Mariátegui”. Anuario Mariateguiano no. 5, Vol. V. 1993) ven una actitud no sólo de no entendimiento sino
sumamente cuestionable, y hay para quienes como Roland Forgues (“Mariátegui y la cuestión negra”.
Anuario Mariateguiano no. 6, Vol. VI, 1994) esta cuestión cambió en la medida en que su pensamiento
fue madurando. Sin duda, la temática afroperuana es una cuestión que se ha ido ganando un lugar
en las reflexiones culturales del Perú y que hay mucho que debatir. Un estudio que muestra la amplia
influencia afro en Perú es el de Humberto Rodríguez Pastor (Negritud. Afroperuanos: resistencia y
existencia. Lima: Centro de desarrollo Étnico, 2008).
20
Manríquez, “Mariátegui”, p. 449.
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“Raza” parece ser, pues, en Mariátegui una categoría que se refiere simultáneamente
a las características biológicas y a la historia civilizacional particulares de un grupo
humano. En estos términos puede hablar de la “raza blanca” y de las “razas indígenas”. 21
Captar este asunto de la relación entre raza y civilización nos parece muy importante,
pues acá no solo tenemos ese cruce de raza y clase, sino que las razas son también, o
tienen, las características de una civilización. La cuestión de la civilización en Mariátegui
es múltiple. Por ello, no sólo hablará de razas blanca, negra, indígena sino también de las
asiáticas, europeas, africanas. O incluso muchas veces hablará de la división Occidente-
Oriente.
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¡BOLIVIA DE PIE! JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y EL PROBLEMA DE LAS RAZAS Y LA COMUNIDAD
Vale la pena recordar cómo en otro texto que se elaboró con la intención de ser
presentado también en la primera Conferencia Comunista Latinoamericana de 1929, al
señalar la descalificación de la lucha del APRA como un anti imperialismo burgués que
centraba todo el problema únicamente en la soberanía nacional, apunta lo siguiente:
La colaboración con la burguesía, y aún de muchos elementos feudales, en la
lucha anti-imperialista china, se explica por cuestiones de raza, de civilización
nacional que entre nosotros no existen. El chino noble o burgués se siente
entrañablemente chino. Al desprecio del blanco por su cultura estratificada y
decrépita, corresponde con el desprecio y el orgullo de su tradición milenaria. El
antiimperialismo en la China puede, por lo tanto, descansar en el sentimiento y
en el factor nacionalista. En Indo-América las circunstancias no son las mismas.
La aristocracia y la burguesía criollas no se sienten solidarizadas con el pueblo
por el lazo de una historia y de una cultura comunes. En el Perú, el aristócrata
y el burgués blancos, desprecian lo popular, lo nacional. Se sienten ante todo
blancos. El pequeño burgués mestizo imita este ejemplo.22
Para Mariátegui la crítica al capitalismo no es sólo una crítica económica sino que es
también una crítica a una manera determinada de situarse en el mundo, una crítica a un
proyecto histórico social, recordemos aquello que ya había apuntado en los 7 Ensayos:
Sorel ha reconocido a Santo Tomás los servicios prestados a la civilización
occidental por el realismo con que trabajó por apoyar el dogma de la ciencia.
Ha hecho resaltar particularmente su concepto de que “La ley humana no
puede cambiar la naturaleza jurídica de las cosas, naturaleza que deriva de su
contenido económico”. Pero si el catolicismo, con Santo Tomás, arribó a este
grado de comprensión de la economía, la Reforma forjó las armas morales de
la revolución burguesa, franqueando la vía al capitalismo. La concepción neo-
escolástica se explica fácilmente. El neo-tomismo es burgués; pero no capitalista.
Porque así como el socialismo no es la misma cosa que proletariado, capitalismo
no es exactamente la misma cosa que burguesía. La burguesía es la clase, el
capitalismo es el orden, la civilización, el espíritu que de esta clase ha nacido.
La burguesía es anterior al capitalismo. Existió mucho antes que él, pero sólo
después ha dado su nombre a toda una edad histórica. 23
22
Mariátegui, Mariátegui, p. 196.
23
Mariátegui, Mariátegui, p. 81.
24
Mariátegui, Mariátegui, p. 170.
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¡BOLIVIA DE PIE! JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y EL PROBLEMA DE LAS RAZAS Y LA COMUNIDAD
Otro tema que Mariátegui destaca en el texto sobre “El problema de las razas en América
Latina”, es el asunto de la comunidad. Esta es una problemática muy sugerente en
el marxista peruano que también lo aleja de una visión mecánica y lineal en la que
a veces se ha querido enmarcar el desarrollo histórico-social del Perú. Es verdad que
este problema de la comunidad ya aparece en los 7 Ensayos, pero el hecho de que en
este texto le otorgue una dimensión continental revela el sentido de la potencia que le
otorgaba a este elemento más allá de las fronteras peruanas.
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¡BOLIVIA DE PIE! JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y EL PROBLEMA DE LAS RAZAS Y LA COMUNIDAD
del capitalismo. Sin embargo, creo que esta posibilidad de transitar de la comunidad
hacia el socialismo Mariátegui la tomaría más del Lenin de Imperialismo fase superior
del capitalismo que del Marx de las cartas a Vera Zasulich, por más atractiva que sea
esa conexión.27 Recordemos que la tesis principal de ese libro de Lenin es plantearse la
posibilidad de la revolución socialista en Rusia, como efecto de esa “cadena imperialista”
donde justamente Rusia sería el “eslabón más débil”. Recordemos la siguiente cita en el
texto “El problema de las razas en América Latina”:
El VI Congreso de la I. C. ha señalado una vez más la posibilidad, para pueblos de
economía rudimentaria, de iniciar directamente una organización económica
colectiva, sin sufrir la larga evolución por la que han pasado los otros pueblos.
Nosotros creemos que entre las poblaciones “atrasadas”, ninguna como la
población indígena incásica, reúne las condiciones tan favorables para que el
comunismo agrario primitivo, subsistente en estructuras concretas y en un
hondo espíritu colectivo, se transforme, bajo la hegemonía de la clase proletaria,
en una de las bases más sólidas de la sociedad colectivista preconizada por el
comunismo marxista. 28
Nos parece que no incurrimos en un error al señalar la conexión de lo rudimentario
con la idea del eslabón más débil de la cadena del texto de Lenin. Y nos parece que esa
cuestión no sólo está cruzada por un aspecto económico sino que, como señala Nicos
Poulantzas:
De hecho, cuando Lenin analiza Rusia designándola como el eslabón más débil
de la cadena, no se refiere a elementos exclusivamente económicos. Descubre
en Rusia, en tanto que eslabón más débil, una acumulación de contradicciones
en que intervienen lo económico, la política y la ideología. Y es que el desarrollo
desigual de la cadena imperialista repercutía, en el seno mismo de la formación
social rusa, en un desarrollo desigual de lo económico (las diversas formas de
producción coexistentes en Rusia), de lo político (el Estado) y de la ideología (la
crisis ideológica). Si esta acumulación era la que hacía de Rusia el elemento más
débil, se debe a que la cadena misma no tenía de ninguna manera por único
elemento de cohesión los lazos económicos. 29
Esta coexistencia de diversas “contradicciones” como las refiere Poulantzas se hallan de
manera manifiesta no sólo en los 7 Ensayos, sino en el texto de “El problema de las razas
en América Latina”, como ya lo hemos señalado desde el principio. Además de que
también se deja ver el rechazo de Mariátegui a un desarrollo lineal de la comunidad:
27
Esta coincidencia lo han señalado varios estudiosos de la obra de Mariátegui pero ninguno ha
demostrado que efectivamente él conocía esa discusión. Entre los que destacan esa coincidencia esta
Dussel, Enrique. El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana: un comentario a la tercera
y a la cuarta redacción de El capital. México: Siglo XXI, 1990, pp. 278-283.
28
Mariátegui, Mariátegui, p. 188.
29
Poulantzas, Nicos. Fascismo y dictadura. México: Siglo XXI, 2005, pp. 13 y 14.
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¡BOLIVIA DE PIE! JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y EL PROBLEMA DE LAS RAZAS Y LA COMUNIDAD
Evidentemente, es sugestiva toda esa serie de hipótesis; hay hechos que parecen
confirmarlas. Pero ¿cómo podemos extender a todas las colectividades incásicas
estas conclusiones? ¿cómo podemos explicar, dentro del violento proceso de
conquista, de la formación de “reducciones”, la persistencia de las comunidades?
¿Cuál momento más preciso tuvieron estas, después, para evolucionar en el
sentido indicado, que los decretos de las nuevas repúblicas, tendientes todos,
directamente a la formación de la propiedad privada? Verdaderamente, no creo
que se pueda afirmar que el carácter del colectivismo primitivo ha sido el de
evolucionar a la propiedad privada, cuando las comunidades, que han seguido
siendo atacadas y fragmentadas por todas partes, por un siglo más de explotación
burguesa republicana, subsisten en un número tan grande que asoma su cuerpo
vigoroso y joven a los albores de una nueva etapa colectivista. 30
La comunidad vigorosa es aquella que ha podido sobrevivir no sólo a la etapa del imperio
incaico, sin aquella que ha permanecido a pesar de los embates de la conquista y de la
república, es una comunidad que quizá reducida mantiene ese espíritu colectivista que
le dota de un “cuerpo joven y vigoroso”. Por supuesto, para Mariátegui eso es el ayllu:
Del ayllu antiguo no queda sino uno que otro rasgo fisonómico, étnico,
costumbres, prácticas religiosas y sociales, que con algunas pequeñas variaciones,
se le encuentran en un sin número de comunidades que anteriormente
constituyeron el pequeño reino o “curacazgo”. Pero si de esta organización,
que entre nosotros ha sido la institución política intermediaria entre el ayllu y
el imperio, han desaparecido todos sus elementos coactivos y de solidaridad,
el ayllu o comunidad, en cambio, en algunas zonas poco desarrolladas, ha
conservado su natural idiosincrasia, su carácter de institución casi familiar en
cuyo seno continuaron subsistiendo después de la Conquista los principales
factores constitutivos. 31
Mariátegui lo que está observando es la fortaleza de la comunidad para mantenerse.
No piensa que la comunidad sea la misma; ahí tampoco ve ninguna linealidad, lo que
sí percibe es que hay cierto “espíritu” que no sólo se ha podido mantener sino que sería
también lo que permite una confluencia entre la comunidad y el socialismo. E, incluso
va todavía más allá, como señala Miguel Mazzeo, si es posible enraizar el socialismo es
porque hay elementos prefigurativos que ya operan en la realidad latinoamericana.32
Constantemente en el texto “El problema de las razas en América Latina”, y a lo largo de
su obra, Mariátegui va a apelar a la cuestión de la solidaridad y de la cooperación como
elementos característicos de ese espíritu de la comunidad.
30
Mariátegui, Mariátegui, p. 186.
31
Mariátegui, Mariátegui, p. 187.
32
Mazzeo, Miguel. Invitación al descubrimiento de Mariátegui y el socialismo de Nuestra América. Lima:
Minerva, 2009, p. 165 y 166
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La comunidad vista así no sólo tiene alcances económicos, una propiedad colectiva,
sino también tiene alcances políticos porque en ella se juegan no sólo los aspectos de
una reciprocidad, sino también se vuelve un ámbito de democratización de la política.
Pues, lo que está de fondo en la distribución de los bienes es la democratización del
poder en base a la manera en la cual se dispone de esos bienes y se logra que dicho
poder de decisión recaiga en los sujetos que integran la comunidad. 33
Nos gustaría terminar señalando que Mariátegui es un autor que sin duda debe ser
leído y discutido con la mirada fija en los problemas que actualmente cruzan la región
latinoamericana. Toda la problemática que se desprende del cruce entre clase y raza
es fundamental para entender la manera en la cual los movimientos indígenas y afros
están dirimiendo no sólo las dinámicas de explotación y control del trabajo sino también
las posibilidades de configurar un nuevo terreno de la lucha por las reivindicaciones
históricas. Sin embargo, tampoco se debe reducir el legado de Mariátegui a la cuestión
de las identidades, sino que hay que verlo en su totalidad y en las posibilidades de
pensar creativamente el marxismo. Un uso creativo que como señalara Flores Galindo,
fue un marxismo que “nunca aspiró a constituirse en una ‘marxología’, ni le interesó la
fidelidad a la cita o a la rigurosidad en la interpretación. Utilizó a Marx, en el sentido más
egoísta de la palabra, lo empleó como un instrumento, sin temer nunca derivar en una
herejía o infringir alguna regla”.34
33
Germana, César. El socialismo indo-americano de José Carlos Mariátegui: proyecto de reconstrucción
del sentido histórico de la sociedad peruana. Lima: Amauta, 1995.
34
Flores, La agonía, p. 53.
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BIBLIOGRAFÍA
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del sentido histórico de la sociedad peruana, Lima, Amauta.
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Mariateguiano, Vol. V, No. 5, Lima.
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Caceres y Rafael Tapia (Eds.), La aventura de Mariátegui. Nuevas perspectivas, Lima, Pontificia universidad
católica del Perú
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por Mariátegui”. En Intermezzotropical no. 6-7, año, 6, 2009.
Melgar Bao, Ricardo (2010), “Oriente y Occidente en el pensamiento de José Carlos Mariátegui”, en Liliana
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México, UNAM.
Poulantzas, Nicos (2005), Fascismo y dictadura, 21ª. Ed., México, siglo XXI.
Quijano, Aníbal (1992), “‘Raza’, ‘etnia’ y ‘nación’ en Mariátegui: Cuestiones abiertas”, En José Carlos
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Rodríguez Pastor, Humberto (2008), Negritud. Afroperuanos: resistencia y existencia, Lima, Centro de
desarrollo Étnico.
Roland, Forgués (1994), “Mariátegui y la cuestión negra”, en Anuario Mariateguiano, Vol. VI, No. 6, Lima.
Revista Digital N° 4 33
¡BOLIVIA DE PIE!
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Después del Golpe de Estado de noviembre de 2019, el desastre causado por el gobierno
de facto en apenas un año, las grandes movilizaciones populares de agosto de 2020
para recuperar la democracia, el triunfo electoral del MAS en octubre del mismo año
y el reacomodo de la fuerzas sociales, políticas y económicas, se hace imprescindible
replantear y/o reactualizar las acciones que permitan profundizar los avances
estratégicos implementados durante los 14 años de gobierno de Morales de 2006 a
2019 que transformaron radicalmente las estructuras del poder, la cultura colonial y
racista, el orden social, el rol del Estado en la economía, el protagonismo soberano en
las relaciones internacionales y la autoestima y dignidad del pueblo boliviano.
Evo Morales no solamente representa una trayectoria de lucha sindical y popular, tiene
el liderazgo de las masas más postergadas y empobrecidas del país, la dirección política
del MAS, la capacidad articuladora de movimientos sociales y populares diversos o
de regiones geográficas diferenciadas, siendo un referente mundial de las luchas de
los pueblos indígenas. Es el caudillo nacional que representa al conjunto de la nación
boliviana y ha conseguido dirigir el proceso nacional-popular. Al mismo tiempo las
oligarquías neoliberales y conservadoras y sus manifestaciones políticas y sus medios
de comunicación, en concordancia con las políticas imperialistas intervencionistas en
la región, lo consideran su enemigo central.
A inicios del siglo XXI, entre 2000 y 2003, se produjeron la guerra del agua y la guerra
y rebelión del gas que, con grandes movilizaciones sociales, expulsaron a los partidos
neoliberales y entreguistas de los recursos naturales y su representante Gonzalo
Sanchez de Lozada.
Posteriormente en las elecciones sucesivas de 2005, 2009. 2014 y 2019 el MAS ganó por
amplia mayoría, lo que permitió que se realicen profundas reformas estructurales como
la nacionalización de los hidrocarburos, la recuperación de las empresas estatales, la
Revista Digital N° 4 35
¡BOLIVIA DE PIE! LAS RESPONSABILIDADES HISTÓRICAS DE EVO MORALES
Por una parte las tareas de construir una organización política sólida, articulada,
politizada y movilizada en la confluencia del MAS con las organizaciones sociales y
populares que se agrupan alrededor de la COB, el Pacto de Unidad, las Juntas Vecinales,
los Autoconvocados, los intelectuales y profesionales así como los militares y policías
comprometidos con la patria, para ejercer el poder popular y la democracia participativa.
Esto significa establecer acciones para el control pleno y soberano de los recursos
naturales fortaleciendo YPFB (hidrocarburos), COMIBOL (minerales) y YEB (litio) y su
consiguiente industrialización; el control del Comercio Exterior para evitar la exportación
de capitales, particularmente de los grandes agroindustriales de la soya y de las
transnacionales mineras y petroleras; la fiscalización y control del sistema bancario y
financiero; la aplicación de tasas reales de aportación del oligopolio de las operadoras
de telecomunicaciones que están multiplicando sus ganancias en la actual crisis; el
impulso del mercado interno con el impulso y fomento a las manufacturas y la industria
liviana y con la imposición de aranceles a las importaciones que hacen competencia
a la producción nacional y a los productos suntuarios; todo esto acompañado del
fortalecimiento del Estado Nacional y de la integración económica con los países de la
región.
Revista Digital N° 4 36
¡BOLIVIA DE PIE!
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Lo cierto es que esta clase media profesional de viejo cuño, que vive de sus conocimientos
y especialidades y no de su economía (Pierre Bourdieu), estuvo relegada y perdió su
poder de influencia política por más de una década, al mismo tiempo que fue sustituida
progresivamente por una nueva generación comprometida con el Proceso de Cambio.
La reacción de esta fracción de la clase media desplazada va cambiando en este largo
Revista Digital N° 4 38
¡BOLIVIA DE PIE! CLASE MEDIA PROFESIONAL EN CUESTIÓN
proceso: Primero, el discurso opositor estaba centrado en señalar que no existió una
verdadera nacionalización del gas, que se quebró la seguridad jurídica y en consecuencia
se liquidó la posibilidad de la inversión extranjera. Por lo demás, el gobierno estaba en
manos de inexpertos, por lo que su poder seria efímero (2006 - 2009).
La contundente victoria del MAS del 18 de octubre del 2020, hecha por tierra todo el
discurso conservador y liberal de esta clase media profesional. El fraude del 2019 nunca
Revista Digital N° 4 39
¡BOLIVIA DE PIE! CLASE MEDIA PROFESIONAL EN CUESTIÓN
Revista Digital N° 4 40
¡BOLIVIA DE PIE!
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
LA FAMILIA REVOLUCIONARIA
Nuestra América vive un tiempo nuevo. El régimen chileno, mitad neoliberal, mitad
pinochetista, cruje. La resistencia crece. Y toda resistencia se fortalece y consolida en
la medida en que aprende de su propia historia. Nada mejor, entonces, que recuperar
enseñanzas para los tiempos porvenir.
Que el recuerdo de su caída sirva no sólo para rememorarlo con cariño y orgullo en su
querido país —hoy en plena ebullición popular, tras medio siglo de neoliberalismo—
sino también para aprender de él, de su pensamiento, de su ejemplo y de su lucha en
toda Nuestra América y el mundo.
Su vida política juvenil fue meteórica. Vivió joven y, lamentablemente, murió joven.
Apenas había cumplido los 30 (treinta) años cuando la muerte en combate lo encontró
dignamente donde tenía que estar. Del lado del pueblo, de cara al enemigo, enfrentando
la dictadura contrainsurgente del general Pinochet, quien inauguró —Milton Friedmann
mediante— el neoliberalismo a escala mundial. Incluso antes que la Inglaterra de
Margaret Thatcher y los Estados Unidos de Ronald Reagan.
¡Sí, Miguel tenía apenas treinta años! Parece mentira. (No olvidemos que Julio Antonio
Mella, el fundador del primer partido comunista cubano, fue asesinado en su exilio
mexicano cuando apenas tenía 25 años...). Y pensar que ya a esa edad había desarrollado
todo un pensamiento teórico propio y una acción política encaminada a concretarlo.
Revista Digital N° 4 42
¡BOLIVIA DE PIE! MIGUEL ENRÍQUEZ Y EL DESAFÍO DE LAS NUEVAS GENERACIONES
La tarea urgente de nuestros días presupone revertir lo que el genocidio de las dictaduras
militares (y las metafísicas “post” que las sucedieron durante las décadas subsiguientes
en el campo de las formaciones ideológico-políticas) intentaron implementar: el olvido
sistemático de las insurgencias y la “deconstrucción” de identidades antimperialistas
y anticapitalistas en los movimientos juveniles del continente. Si a comienzos del siglo
XX ser de vanguardia implicaba romper con todo pasado y toda tradición, actualmente,
en el siglo XXI, después del genocidio y las metafísicas “post” (postestructuralismo,
posmodernismo, posmarxismo, estudios postcoloniales, etc.), no hay nada que sea
políticamente más urgente y radical que recuperar la tradición revolucionaria olvidada
y superar el vacío artificialmente inducido entre aquella generación de Miguel Enríquez
y la actual.
La práctica política del MIR y de Miguel Enríquez ubicaron en el centro del debate
la doble tarea que los movimientos revolucionarios tienen por delante si pretenden
lograr eficacia en su accionar contra el imperialismo capitalista como sistema mundial:
crear, construir y desarrollar la independencia política de clase y, al mismo tiempo, la
hegemonía socialista.
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Miguel Enríquez, siguiendo fielmente las enseñanzas del Che, siempre descreyó del
“progresismo” discursivo de las burguesías vernáculas y de su supuesta capacidad para
enfrentar realmente al imperialismo. Él había llegado a la conclusión, como muchos
de los compañeros y compañeras de su generación, que las burguesías autóctonas de
Nuestra América son parte funcional del engranaje mundial de dominación, aun cuando
utilicen los fuegos de artificio verbales, seudo nacionalistas y seudo democráticos, para
institucionalizar las protestas y neutralizar toda rebelión radical.
Polemizando con quienes promovían un proceso rígido de etapas separadas para las
transformaciones sociales chilenas y latinoamericanas, Miguel Enriquez sostenía que
la lucha por el socialismo no podía quedar relegada para un futuro y lejano “más allá”…
inescrutable y difuso, como el famoso “deber ser” kantiano. Si bien el socialismo no
puede crearse por decreto y en forma repentina, ni fabricarse según el capricho y el
mero arbitrio incondicionado, cuando a cada quien le aparezcan las ganas, tampoco
debería ser reemplazado únicamente por “La Democracia” (así, a secas y en mayúsculas,
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Para quien crea que los párrafos anteriores “le hacen decir” al MIR chileno algo que
los miristas jamás pensaron ni tuvieron elaborado, sugerimos consultar las críticas
al eurocomunismo formuladas pocos años después (en 1979) por Ruy Mauro Marini,
miembro orgánico del comité central del MIR chileno, máximo pensador de la teoría
marxista de la dependencia y uno de los principales teóricos que acompañó desde la
ciudad chilena de Concepción a Miguel Enríquez en los años de su apogeo revolucionario
[Se puede consultar en la web en el siguiente LINK: http://www.marini-escritos.unam.
mx/230_eurocomunismo.html [Consultado el 24 de enero de 2021]).
Miguel Enríquez, como muchos otros y otras integrantes de esa familia revolucionaria
continental que mencionamos al comienzo, también nos dejó una lectura creadora,
inteligente y antidogmática de la Revolución Cubana. Amaba a Cuba —tanto como
nosotros— y visitó numerosas veces la isla rebelde que todavía hoy desafía a Goliat.
Por eso mismo, se negó a transformar la adhesión al proceso de lucha y resistencia
continental abierto por la Revolución Cubana en una fórmula cristalizada. Nada más
ajeno al pensamiento político de Fidel, el Che y la dirección de la Revolución Cubana
que un dogma cosificado.
Al mismo tiempo el MIR, bajo liderazgo de Miguel, supo combinar la defensa intransigente
de la herencia insumisa de Fidel y el Che con una política específica para el propio país,
que tuviera en cuenta la dinámica que asume la lucha de clases interna y la batalla
antiimperialista en la propia sociedad.
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Desde ese ángulo y esa óptica, marcaron serias distancias frente a los regímenes del
llamado “socialismo real” del Este europeo. Un buen ejemplo de esto puede corroborarse
leyendo la declaración que el MIR publica rechazando en 1968 la invasión soviética a
Checoslovaquia.
Miguel Enríquez explicaba pacientemente que la caída del compañero Salvador Allende
—ambos se tenían un profundo y merecido respeto personal— no fue obra de dos
supuestos “extremos”. O, para decirlo en el típico lenguaje de la derecha argentina, de
“dos demonios”. Por un lado, el demonio de la extrema derecha autoritaria: Pinochet
y sus Fuerzas Armadas, comandados por Estados Unidos. Por el otro, el demonio de la
extrema izquierda, impaciente e infantil: el MIR, los cordones obreros industriales, las
tomas de tierras, etc.
¡No! ¡Rotundamente: No! Esa leyenda que algunos segmentos de la izquierda europea
se encargaron interesadamente de propagandizar —para así legitimar el “compromiso
histórico”, por ejemplo en Italia, con la Democracia Cristiana y el eurocomunismo, como
corriente con mayores pretensiones aún— no era realista.
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Las fuerzas revolucionarias que empujan y actúan para profundizar los procesos
populares no son la causa de la represión o las derrotas cuando ellas ocurren. Miguel
Enríquez, como el Che Guevara, no se cansaba de repetirlo: las transformaciones que
no avanzan, retroceden y caen. La Revolución Cubana pasó a la historia porque eligió
el camino inverso de la claudicación. Cuando en Cuba la derecha presionaba y el
imperialismo se endurecía, Fidel Castro apretó el acelerador. Hoy Venezuela bolivariana
se encuentra ante similar disyuntiva histórica y no muy distinto es el dilema de la
Bolivia indígena, obrera y popular. Errónea lectura realizan aquellos que quieren extraer
como corolario de Venezuela y Bolivia la peregrina idea de que se debe recurrir a un
tercer camino intermedio entre el neoliberalismo y una perspectiva antiimperialista de
socialismo.
Miguel Enríquez planteaba, una y otra vez, que la verdadera fuerza del gobierno
de Allende, radicaba en el poder autónomo de la clase obrera y el pueblo pobre. Grave
equivocación —trágica, sangrienta, incluso para los mismos que la propiciaban— la de
creer que cediendo terreno a los militares chilenos, incluso incorporándolos al gabinete
de la Unidad Popular, se iba a detener el golpe. Hoy ya todo está claro. Pero Miguel
Enríquez y su corriente lo plantearon en aquella época, mientras estaba sucediendo. Y el
propio Fidel Castro, al hacer el balance, coincidió completamente. (Pueden consultarse
la Carta de Fidel Castro a Salvador Allende del 29/7/1973, enviada a Chile un mes y medio
antes del golpe de Estado del general Pinochet y la CIA; así como también el discurso-
balance de Fidel Castro sobre lo sucedido en Chile, tan solo dos semanas después del
golpe de Estado, del 28/9/1973).
Cabe aclarar que cuando Miguel Enríquez hablaba de “poder autónomo” no quería
decir poder contra Allende, todo lo contrario. Poder autónomo significaba poder
independiente del estado burgués y sus instituciones políticas de dominación
“democrática” y “republicana”.
¿CAMBIAR EL MUNDO SIN PODER REVOLUCIONARIO?
A lo largo de su corta e intensa vida política Miguel Enríquez siempre destacó en primer
plano la cuestión del poder. Ese es el primer problema de toda revolución. En tiempos
de Allende y en nuestra época.
¡Cuánta vigencia tienen hoy sus reflexiones! Sobre todo cuando en algunas corrientes
del movimiento de resistencia mundial contra la globalización capitalista han calado las
erróneas ideas de que “no debemos plantearnos la toma del poder”. Equívocas ideas que
vuelven a instalar, con otro lenguaje, con otra vestimenta, con otras citas prestigiosas de
referencia, la añeja y desgastada estrategia de la “vía pacífica al socialismo” que tanto
dolor y tragedia le costó al pueblo de Chile. En primer lugar, al heroico y entrañable
compañero Salvador Allende, honesto, generoso y leal propiciador de aquella estrategia,
aún siendo amigo personal de Fidel y el Che.
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Existe un hilo de continuidad entre: (a) aquella doctrina soviética promocionada desde
Moscú a partir de 1956 de la “transición pacífica al socialismo” (nacida junto con la doctrina
de la “coexistencia pacífica” con el imperialismo); (b) la doctrina eurocomunista del
“compromiso histórico” con el estado burgués y sus instituciones que se inicia en Italia,
Francia y el estado español a comienzos de los años ‘70; (c) la estrategia del “camino
pacífico —sin tomar el poder— al socialismo” experimentada en Chile entre 1970 y 1973;
(d) la renuncia de algunos ensayistas autonomistas de las últimas dos décadas a toda
estrategia de poder que se escudan, sin representarlo, en el nombre prestigioso del
zapatismo mexicano (o hablan en su nombre… sin hacerse cargo de que son planteos
propios, no necesariamente representativos de la práctica política y el pensamiento
zapatista).
Entre (a), (b), (c) y (d) hay matices notorios pero predominan los denominadores comunes.
No obstante sus diferencias específicas, las consecuencias políticas son convergentes.
Aunque, si la comparamos con la tosca y rudimentaria doctrina soviética de 1956 o la
endeble doctrina institucional italiana de los ’70, en las últimas dos décadas esa vieja
doctrina se presenta en una bandeja teóricamente más atractiva, de modo más pulido
y seductor (cargada de engañosos términos libertarios, por ejemplo, o apelando a la
indeterminación de una gelatinosa “sociedad civil”, supuestamente sin lucha de clases
en su seno).
(No incluimos en esta zaga, como quinta corriente, a la orientación “perestroika” porque
nunca llegó, siquiera, a formular un pensamiento sistemático propio. Fue simplemente
una capitulación en todos los terrenos, que no redujo un milímetro la burocracia ni
trajo más democracia ni más socialismo, sino, sencillamente, la restauración brutal
del capitalismo con toda su fiereza. Por algo una extremista neoliberal como Margaret
Thatcher premió y alabó hasta el paroxismo al patético Gorvachov).
Volver entonces a rescatar la reflexión política de Miguel Enríquez sobre el problema del
poder y la revolución, realizada no desde un Estado burocrático envejecido ni desde un
cómodo sillón académico universitario, sino desde una práctica política vivida al máximo
de intensidad en los años de la gran esperanza chilena, constituye un elemento de
aprendizaje insustituible e imprescindible para las nuevas generaciones de militantes,
del hermano pueblo de Chile y de toda Nuestra América.
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¡BOLIVIA DE PIE!
Quizá el reto más grande que trae consigo este 2021 no sea la grave crisis económica con
que nos dejó el golpe de Estado del 2019, la pandemia y el gobierno de facto del 2020. Es
cierto, lo urgente es cuidar la economía para que las familias bolivianas no pasen carencia
ni hambre, que los millones de bolivianos y bolivianas podamos planificar nuestro
futuro con la conciencia tranquila porque vemos un futuro con certeza. Sin embargo,
el mayor reto ante el cual nos encontramos es reconfigurar, repensar y profundizar los
fundamentos ideológicos que dieron luz al modelo económico que confiamos traiga
bienestar a Bolivia. Y es que; sin replantearnos las verdaderas bases del accionar Estatal,
sin discutirlas cotidianamente y ponerlas en práctica de manera consciente, sin recordar
las luchas históricas de las que proviene, sólo tenemos un plan administrativo. Este
artículo pretende aportar a esta discusión desde la reflexión de la despatriarcalización,
explicando algunos elementos de la propuesta del FeminismoComunitario como
vertiente del Proceso de Cambio y cómo se diferencia con otros feminismos.
Es común que la primera idea que acude a la mente de la gente al oír la palabra
“feminismo” sea la lucha de las mujeres por derechos, contra los accionares que
nos dañan, oprimen y perjudican. Los inicios del feminismo están en la revolución
Francesa, cuando Olympe de Gouges plantea la “Declaración de derechos de la mujer
y la ciudadana” a la par de “los derechos del hombre”. Luego, Simone de Beauvoir se
preguntará qué es ser mujer, de dónde viene esta noción que se ha construido sobre
la mitad de la humanidad. Ella encuentra respuestas estudiando los fenómenos que
configuran a las mujeres desde lo mítico, simbólico e histórico entre otros. Luego, Silvia
Federici hará su aporte con su estudio desde el materialismo histórico de la explotación
de las mujeres en Europa a lo largo de la historia europea, haciendo incluso importantes
críticas a Marx por su negligencia a la hora de ver la realidad de las mujeres. Michel
Foucault hará su aporte con la historia de la sexualidad que ayudará a entender las
etapas en que se construye lo que hoy en cuenta tomamos como heteronormatividad
(que la relación que se de por norma sea hombre-mujer) y cómo eran las sociedades
antes de esta configuración. Hoy están teóricas del post feminismo como Judith Butler
que retan los actuales conceptos de género, sexo y sexualidad como categorías para
categorizar lo humano.
Todas estas académicas han inspirado el feminismo occidental que vemos hoy en día.
La lucha por la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina, las protestas
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CONTRA EL FEMINISMO LIBERAL Y LAS FORMAS DE DOMINACIÓN.
¡BOLIVIA DE PIE! FEMINISMO COMUNITARIO Y DESPATRIARCALIZACIÓN
de Pusy Riot en Europa y las manifestaciones de mujeres contra los abusos sexuales
en Hollywood son claros ejemplos de lo lejos que ha llegado esta corriente. En Bolivia
también existen movimientos feministas en el sentido clásico, movimientos anarco-
feministas, eco-feministas y un largo etcétera. Sin embargo, la crítica a estas corrientes es
que quedan tuertas a la hora de fijarse simplemente en el abuso y en sus perpetradores,
fallan a la hora de ver que la violencia es la forma más brutal y clara de los síntomas
de un SISTEMA que las ha construido sobre nuestros cuerpos. Es así, que se tiene por
único culpable al violento de las atrocidades que comete (y no es afán de disculpar a los
individuos, pues cada uno de ellos debe responder por sus acciones) pero no se ve la
estructura, el sistema, que sigue produciendo a este tipo de fenómenos en masa.
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CONTRA EL FEMINISMO LIBERAL Y LAS FORMAS DE DOMINACIÓN.
¡BOLIVIA DE PIE! FEMINISMO COMUNITARIO Y DESPATRIARCALIZACIÓN
Con este tipo de visiones, que no salen del capitalismo explotador, es que se crea la
doble y triple jornada laboral que muchas veces sufrimos las mujeres. Porque nosotras
asistimos al ámbito público de la sociedad al ser obreras (o hasta jefas) dentro del
sistema productivo, para volver a nuestra casa y seguir con todas las labores de cuidados
de las infancias y las adultas mayores de nuestra familia. Dejamos la comida cocinada
antes de salir a trabajar y regresamos para limpiar todo. Si tenemos un compañero
de vida, normalmente somos nosotras las que absorbemos su desgaste laboral y
el nuestro, porque ambos debemos salir a trabajar con las prendas, con el alimento
y los instrumentos necesarios. Pero somos sólamente las mujeres quienes lavamos,
planchamos, cocinamos y vamos al mercado a comprar para que estas condiciones
se den. Todo esto con un salario menor por el mismo trabajo y con el doble o triple de
trabajo en casa.
La solución propuesta por el neoliberalismo es proponer que nos “ayuden”. Pero nuestra
explotación no se va a resolver con algo de ayuda. ONU mujeres plantea la igualdad
salarial, y está muy bien, pero no basta con alcanzar las condiciones de los varones, no
queremos adaptarnos al sistema de explotación y tener mejores condiciones dentro de
él. Cuando una mujer asciende a jefa y tiene más dinero y menos tiempo, normalmente
contrata a otra mujer para hacerse cargo de las tareas que el género nos ha impuesto.
No queremos ser explotadoras de nuestras compañeras ni queremos ser explotadas.
Queremos deconstruir y destruir el sistema de injusticias.
Esto nos diferencia de las ONGs que se sienten por encima de las compañeras de
organizaciones sociales y de comunidades por su capacidad técnica y creen que tienen
la atribución de tutelarlas y “enseñarles” sobre igualdad de género con ejemplos y
terminología que no corresponden a nuestras realidades. También nos diferencia del
feminismo burgués y los feminismos occidentales que solamente tocan la superficie
del patriarcado, nos plantean como un problema, un sector y nos enfrentan con la otra
mitad de los pueblos para que no entendamos que todo es parte de un sistema que se
perpetua con las violencias que sufrimos como mujeres.
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CONTRA EL FEMINISMO LIBERAL Y LAS FORMAS DE DOMINACIÓN.
¡BOLIVIA DE PIE! FEMINISMO COMUNITARIO Y DESPATRIARCALIZACIÓN
No nos planteamos perfectas, puras ni creemos que tenemos todas las respuestas, pero
intentamos desentrañar el sistema que nos oprime a nosotras y a nuestros pueblos.
BIBLIOGRAFÍA
Paredes, Julieta y Mujeres Creando Comunidad. (2010). Hilando Fino desde el Feminismo
Comunitario. La Paz-Bolivia. Mujeres Creando Comunidad
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¡BOLIVIA DE PIE!
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¡BOLIVIA DE PIE!
Pensar la colonización implica pensar el fenómeno como parte de “La biografía moderna
del capital” que “comienza en el siglo XVI, con el comercio y el mercado mundiales”[4]
El mundo empieza a ser redondeado en cuanto a relaciones económico-políticas. La
expansión colonial de Europa está condicionada por este fenómeno. El capital comercial,
predominante en aquella época, empieza a unificar diferentes espacios en su avance,
materializándose en los lugares colonizados como violencia político-militar.
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¡BOLIVIA DE PIE! SOBRE EL CAPITAL DE MARX, DESDE LOS ANDES
que el Capital toma el trabajo, lo subordina, como lo encuentra, implica que las fuerzas
productivas no cambian de inmediato, por acción del capital, sino que, aun no siendo
producto del capital, son funcionalizadas a su metabolismo. En Bolivia, como en otras
latitudes, se puede constatar que existen modos de producción no capitalistas, pero
que son parte de la reproducción del capital. Es decir que las fuerzas productivas no son
capitalistas, por esta subordinación, sirven al capital.
En el orden colonial, la clasificación política era racial y era asumida por unos y otros.
La identidad, el como uno se veía estaba relacionado al cómo veía al otro. Algo así
como que “el individuo B no puede asumir ante el individuo A como ante el titular
de la majestad sin que para A los atributos de la majestad sin que al mismo tiempo la
majestad revista a los ojos de este la figura corpórea de B, los rasgos fisonómicos, el
color del pelo y muchas otras señas personales del soberano reinante en un momento
dado”[7]. Pero acá, en los Andes, hablamos de atributos, no de la majestad, sino que se
supone expresan “superioridad racial”: forma de los ojos, color de piel clara, pómulos,
etc. y estos son asumidos como superiores, no solo por los que los tienen, sino por los
que no los tienen. El “indio”, de esto modo, asume “su” inferioridad.
Un aspecto muy importante, es el que se refiere al capital comercial que fue predominante
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¡BOLIVIA DE PIE! SOBRE EL CAPITAL DE MARX, DESDE LOS ANDES
en los tiempos de la colonización y hoy vemos que ese tipo de capital es el que manejan
los comerciantes Aymaras. Vale la pena preguntarnos lo que implico este tipo de capital,
ya que, “Históricamente, el capital empieza enfrentándose en todas partes con la
propiedad inmueble en forma de dinero, bajo la forma de patrimonio dinero, de capital
comercial y de capital usurario”[9]. Con que se enfrentan los comerciantes andinos en
sus desplazamientos territoriales? Dejo la pregunta planteada.
Marx diferencia entre tres tipos de capital: capital usurario, capital comercial y capital
productivo. El capital comercial se enfrentó a las barreras arancelarias de los feudos
y fue resistido por los gremios. “El comerciante podía comprar todas las mercancías;
lo único que no podía comprar como mercancía era el trabajo”[10]. Los comerciantes
aymaras en Bolivia, Chile, Perú y Argentina, mueven importantes sumas de este capital,
pero no pasan de comerciar lo que se produce en otros lugares, como China o Corea del
Sur. Marx entiende que el capital productivo es determinante en el régimen capitalista.
El capital productivo, como dominante sobre los otros tipos de capital, es algo que
ha sido cuestionado por Lenin en su libro “Imperialismo, última fase del capitalismo”.
Asegura que el capital financiero es el que domina en lo que él considera es la última
etapa del sistema capitalista. Sin embargo, Marx dice: “la producción de plusvalía o
extracción de trabajo excedente constituye el contenido específico y el fin concreto
de la producción capitalista, cuales quiera que sean las trasformaciones de régimen
mismo de producción que pueda brotar de la supeditación del trabajo al capital”[11].
Lo determinante del capitalismo y lo que lo define es la producción de plusvalía, que
el “genial moro” estudia desde proceso de producción, mientras que Lenin enfoca la
circulación[12].
Hay pequeños “detalles” que valen la pena mencionar. Mientras Marx es considerado
el padre del “socialismo científico”, él, en las glosas marginales al “Tratado de economía
política”de Adolfo Wagner dice: “Como yo no he construido jamás un “sistema
socialista”, tratase evidentemente de una fantasía”[14]. Además de este detalle, hay que
hacer notar que, en el prologo a la primera edición del Capital, el autor dice: “Los países
industrialmente más desarrollados no hacen más que poner delante de los países
menos progresivos el espejo de su propio porvenir”[15], esta idea es reconsiderada en
un comentario respecto de un crítico de su obra. “A todo trance quiere convertir mi
esbozo histórico sobre los orígenes del capitalismo en Europa occidental en una teoría
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¡BOLIVIA DE PIE! SOBRE EL CAPITAL DE MARX, DESDE LOS ANDES
La última cita muestra que Marx no entiende su teoría como basada en un fatalismo, si
no que su estudio, su trabajo y esfuerzo teórico es un “esbozo histórico sobre los orígenes
del capitalismo en Europa occidental”. Este apunte es importante para estudiar la obra
de este autor y debería ser tomado muy en cuenta, no solo por quienes se sienten
atraídos por el marxismo, sino por quienes, en nombre de la “descolonización” rechazan
lo que es occidental o lo que sea hecho por europeos o “blancos”.
Para finalizar, debo decir que, no creo que en la obra de Marx encontremos la solución
a nuestros problemas o a los problemas del mundo, pero si pienso que es una tarea
importante estudiar sus trabajos. El proceso que vive Bolivia, en particular, pero que
trasciende a otras latitudes de los Andes y donde se han posicionado los andinos, nos
obliga a pensar las posibilidades y limitaciones con las que nos encontramos. Se trata de
construir modelos de análisis, herramientas teóricas y otros insumos, que nos permitan
guiar nuestras acciones de lucha, tratando de que culmine con éxito.
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¡BOLIVIA DE PIE! SOBRE EL CAPITAL DE MARX, DESDE LOS ANDES
BIBLIOGRAFÍA
[1] Carlos Macusaya escribió el presente artículo en el semanario Pukara cuando era
miembro del Movimiento Indianista Katarista (MINKA); E-mail: c.macusaya@gmail.com
[2] Prólogo a la segunda edición alemana del Capital, 1783, en El Capital I, pg. XVIII,
Fondo de Cultura Económica, tercera edición, 1999. Traducido por Wenceslao Roces.
[3] Carlos Marx, ob. cit. pg. 34, nota 27. La Frase completa que cito es la siguiente:
“Jamás ninguna escuela ha prodigado la palabra “ciencia” más a troche y noche que la
proudhoniana”, pues sabido es que: ‘a falta de ideas, se sale al paso con una palabreja’”.
[9] Ídem.
[11] Ídem. pg. 237. En la nota nº 120, en la página 228, dice el autor: “El carácter del capital
es idéntico en todas partes, lo mismo bajo sus formas primitivas y rudimentarias que
sus manifestaciones más progresivas”.
[12] Jorge Veraza hace notar este aspecto. Véase Del Rencuentro de Marx con América
Latina del autor mencionado.
[16] Marx a la redacción de la revista rusa ‘Otietschestwenie Sapiski’, 1877. Ob. cit.,
apéndice I, pg. 772
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¡BOLIVIA DE PIE!
Al hablar de trabajo productivo empleamos dos palabras que parece que siempre deben
unirse, pues todo trabajo pretende producir algo. Trabajamos y producimos porque la
naturaleza, por si sola, no nos garantiza la subsistencia y reproducción, lo que nos obliga
a transformarla para disponer de valores de uso. En este trabajo empleamos tecnologías,
que con el tiempo mejoran y establecemos distintas relaciones sociales, dando lugar a
uno u otro modo de producción. Pero las maneras de trabajar, la tecnología, la división
del trabajo y las características de los productos mutan. Y en los últimos tiempos lo han
hecho a tal extremo que a veces ni se sabe qué producto final se va a crear.
Todo esto que nos parece tan nuevo, Marx ya lo tenía en cuenta cuando afirmaba:
“El producto, antes fruto directo del productor individual, se transforma
en general en el producto colectivo de un personal combinado de trabajo,
cuyos miembros están más cerca o más lejos del manejo del objeto de
trabajo. Al ampliarse el carácter cooperativo del proceso laboral mismo,
se amplía necesariamente, por consiguiente, el concepto de trabajo
productivo y de su portador, el obrero productivo.” (Marx) {Todas la citas
que, como esta, vamos a reproducir, corresponden a alguno de los tres
libros de El Capital, al VI capitulo “inédito” y a las Teorías sobre la plusvalía}
Lo que aquí se dice es que el trabajo productivo toma el rostro del obrero colectivo, con
una profunda división de tareas que hay que contextualizar en el sistema de relaciones
sociales vigente.
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¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
Así, pese a que la definición de trabajo productivo, desde la óptica del capital sigue siendo
aplicable para el obrero colectivo, ya no se cumple para cada uno de sus miembros y la
producción capitalista ya no se basa en la simple creación de valores de uso, sino que se
basa, fundamentalmente, en la generación de plusvalía.
Este punto de vista no responde a los intereses de los trabajadores y las trabajadoras ni
está arraigado en la mayoría de la población. Debe ser eliminado a la hora de construir
una sociedad alternativa, no sujeta al dominio del capital, en la cual la producción tenga
como objetivo satisfacer las necesidades de la gente. Sin embargo, bajo el capitalismo:
“...el trabajo productivo e improductivo se conciben desde el punto de
vista del poseedor del dinero, des del punto de vista del capitalista, no
desde el del obrero”. (Marx)
TRABAJOS PARA LA REPRODUCCIÓN Y CIRCULACIÓN DEL CAPITAL
Esto no significa que el trabajo que no produce directamente plusvalía, pierda influencia
en el capitalismo actual. Como se verá más adelante, el capital queda obligado a
potenciar actividades que, si bien no contribuyen directamente a la producción de
mercancías, son necesarias para la realización de la plusvalía o para la reproducción
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¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
de la relación social capitalista. Con algunas de ellas, los capitalistas que las impulsan,
valorizan su inversión.
Cabe recordar que cuando Marx habla del capital, establece una diferencia entre
capital industrial, capital comercial y capital bancario. Este último se incrementa con
el cobro de intereses. Si bien sólo es el capital industrial el que genera plusvalía, todos
ellos operan bajo el modo de producción capitalista y se apropian de fracciones de la
plusvalía producida.
EL CAPITAL INDUSTRIAL
En el desarrollo del capital industrial fueron relevantes las grandes fábricas cuando la
energía motriz era el vapor, especialmente en las primeras acumulaciones de capital y
en la creación del mercado interior que favoreció la formación del estado-nación. Esto
explica que en ocasiones -pero no siempre- Marx tome la fábrica para ejemplificar los
supuestos teóricos. Tal ejemplificación ocasiona que muchos asocien el capitalismo
con los países llamados industriales -antaño con grandes fábricas- olvidando que el
capitalismo va más allá. Olvidan también que la fábrica y los centros de trabajo mutan y
cambian su ubicación al hacerlo la tecnología y la organización del trabajo. No debemos
interpretar estos cambios como la desaparición del capitalismo sino todo lo contrario:
su expansión. Lo mismo acontece con la clase obrera que también muta, se diversifica
y se expande a la sombra del capital que la explota.
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¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
Este ejemplo adquiere ahora más relevancia cuando “los servicios” de educación se
están mercantilizando cada vez más como ocurre con otros valores de uso. Prueba
de ello son las campañas para convencer a las familias que la universidad pública no
garantiza una formación adecuada ni un futuro prometedor. Y lo mismo podríamos
decir, por ejemplo, de la sanidad.
Marx puso el acento sobre el capital industrial en los dos primeros libros de El Capital. El
primero se centra en el proceso de producción del capital industrial, desvelando como
se extrae plusvalía. El segundo se centra en el proceso de circulación de este mismo
capital industrial, analizando sus mutaciones. El estudio del capital comercial y del
capital bancario corresponden al Libro 3º, que también aborda el capital ficticio y la
renta de la tierra.
¿Qué es para Marx el capital industrial? De entrada, hay que señalar que no es lo mismo
capital industrial que capital productivo. Como veremos, el capital productivo es un
momento del capital industrial en el cual opera el trabajo productivo. Para alcanzar
este momento, el capital industrial debe dar unos pasos previos y otros posteriores.
En ambos, este capital industrial aparece bajo sus formas elementales de dinero y
mercancía.
2.Este dinero permite comprar las mercancías (M) fuerza de trabajo (fT) y medios d e
producción (mP). Con ello, el dinero es intercambiado tanto por la capacidad de trabajo
como por las condiciones objetivas para su utilización.
3.A partir de este momento puede prosperar el proceso productivo del que salen
mercancías. Este proceso es la unidad de proceso de trabajo y proceso de valorización
y se sitúa en el momento en el cual el capital se transmuta en capital productivo (P).
4.Una vez producidas, las mercancías (M’) ya incorporan la plusvalía (m) producida
en el momento de la producción, siendo M’= M+m, donde M representa el valor de las
mercancías fuerza de trabajo y medios de producción empleadas y m la plusvalía.
5.Finalmente, las mercancías, que una vez producidas ya son capital mercantil, al
venderse reportarán un monto de dinero (D’) por encima del inicial, ya que, D’= D +
d, siendo d la monetización de la plusvalía, monetizándose con ella el capital inicial
consumido (D).
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¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
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Capital Capital Capital Capital Capital
DINERARIO MERCANTIL PRODUCTIVO MERCANTIL DINERARIO
D M (mP+fT) …P… M’ D’
Esfera de la circulación Esfera de la producción Esfera de la circulación
Llegados a este punto cabe hacer una aclaración sobre la mercancía. Como que Marx a
veces habla del “cuerpo de la mercancía” o de “la producción material”, ha prosperado
una visión que la limita a los valores de uso producidos que podemos ver y tocar. Al resto
se los excluye y tipifica como servicios o se los asocia al mal llamado “trabajo inmaterial”.
Se trata de una visión equivocada, ya que, a fin de cuentas, el trabajo siempre se hace
con la materialidad del cuerpo y una mercancía satisface necesidades, sean naturales o
construidas socialmente, sean corporales o imaginarias, sean materiales o espirituales.
En este sentido, el enfoque de Marx difiere del de los fisiócratas y de Smith, Malthus y
Ricardo, que equiparan la producción con los valores de uso físicos y definen el trabajo
productivo como trabajo dedicado a producir este tipo de valores de uso. Tal definición
fisicalista excluye actividades que, como veremos, Marx considera productivas.
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¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
EL SECTOR TERCIARIO
La concepción del capital industrial de Marx es aplicable, por tanto, a muchas de estas
actividades, incluyendo parte de las que reúnen la condición de servicios. Otras tienen
que ver con el capital dinerario y el comercial. Hay un tercer bloque que, ciertamente,
corresponde a servicios no productivos y que, en la época de Marx eran muy numerosos.
Veamos tres casos particulares de actividades insertadas en el sector terciario que
pueden ser consideradas como actividades propias de capital industrial y que presentan
características extensibles a otros supuestos de este mismo sector terciario.
TRANSPORTE Y COMUNICACIONES
Revista Digital N° 4 68
¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
particular del capital industrial y, por consiguiente, tipifica como productivo al trabajo
de este sector. Su actividad da continuidad al proceso de producción, aunque ello tiene
lugar sobre la circulación y forma parte de ella. El circuito del capital que impulsa esta
actividad tiene unas particularidades que lo abrevian: D-M [mP+fT] ... P ... D’.
Sin embargo, el valor de estos productos, como en las otras mercancías, viene de la suma
del valor de los elementos (muchos de ellos materiales) utilizados en su producción y la
plusvalía obtenida. Por ello, D’= D+d, siendo D=M . En cuanto al consumo de este valor, si
es individual, el valor desaparece con el acto de consumo; si es productivo, se transfiere
al bien producido, con lo que el proceso se asemeja al del resto de mercancías.
LOS SERVICIOS
Marx define la producción de servicios como un tipo de trabajo que no permite que
los productos existan de manera independiente de los trabajadores que los producen
y que, por lo tanto, existan como mercancías autónomas de forma separada de estos
trabajadores. Es decir, la concepción de Marx no parece girar en torno a la forma final
del producto (si es o no material), sino en torno a la relación social específica a través
de la cual el producto se crea y circula. Esta no separación, esta no autonomía de los
productos respecto de sus productores y respecto a la forma como se consumen, no
Revista Digital N° 4 69
¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
impide que dichos productos adquieran carácter mercantil y que con su producción se
arranque plusvalía.
Sin embargo, cuando Marx habla de “servicios” con frecuencia se refiere a las actividades
no capitalistas y a las actividades capitalistas que ponen en movimiento trabajo no
productivo, ambas predominantes en su tiempo.
Como ya se ha explicado, Marx se ocupó del transporte y las comunicaciones y con ello
dejó muchas pistas.
Hemos visto más arriba el ejemplo del maestro que puede ser productivo o no para
el capital, en función de si trabaja en una escuela pública o privada. Al observar los
transportes y las comunicaciones, hemos observado que las particularidades de su
circuito del capital son extensibles a los servicios. Otro ejemplo que pone Marx es el
del actor.
“Un actor, incluso un clown, puede ser, por tanto, un obrero productivo si
trabaja al servicio de un capitalista, de un patrón, y entrega a éste una
cantidad mayor en trabajo de la que recibe de él en forma de salario.
En cambio, un sastre que trabaja a domicilio por días, para reparar los
pantalones del capitalista, no crea más que un valor de uso y no es, por
tanto, más que un obrero improductivo. El trabajo del actor se cambia
por capital, el del sastre por renta. El primero crea plusvalía; el segundo
no hace más que consumir renta” (Marx).
También amplía sus ejemplos con referencias a la cantante y al escritor, sea o no
asalariado:
“Una cantante que vende su canto por su propia cuenta es un trabajador
improductivo. Pero la misma cantante si recibe de un empresario el
encargo de cantar con el fin de hacer dinero para él, es un trabajador
productivo, pues produce capital.” (Marx) .
Revista Digital N° 4 70
¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
Siendo cierto que Marx da poca relevancia a estos servicios e indica que en su época
sólo un número minúsculo podía considerarse productivos, advierte que a medida que
entramos en una sociedad cada vez más monetizada y mercantilizada, la cosa cambiará.
“cuanto más prospera la producción en general como producción de
mercancías, tanto más cada uno quiere y debe convertirse en vendedor
de mercancías, hacer dinero, sea con su producto, sea con su servicios
—cuando su producto, debido a su naturaleza, sólo existe bajo la forma
de servicio— y ese hacer dinero aparece como el objetivo último de todo
género de actividad”. (Marx)
¿Qué ocurre con la profesora que da clases particulares o con el personal sanitario que
trabaja por cuenta propia?
Revista Digital N° 4 71
¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
Al tratar estos servicios, abandonamos el terreno del capital industrial, pese a estar
vinculados indirectamente a él y vamos al capital comercial y al que se valoriza con
intereses. Se trata de dos modalidades del capital previas al capital industrial. Marx
las definió como prediluvianas, insinuando que el diluvio (capitalista) cayó una vez el
capital penetró en la esfera de la producción, dando lugar a la aparición del modo de
producción capitalista y al capital industrial. Llegados aquí, las actividades prediluvianas
del capital, se amoldan a la situación propiciada “por el diluvio universal” que las ha
“regado” y agrandado continuamente, mientras el capitalismo, también se agranda.
Ahora las entidades financieras realizan una variedad de tareas (ventas de seguros,
asesoramiento financiero, cobros de recibo, gestión de salarios, etc.), operando como
un puzle con actividades, algunas de las cuales ya corresponden al trabajo productivo,
mientras otras siguen ubicadas en el trabajo improductivo.
El circuito del capital comercial (D-M-D’) es más simple que el del capital industrial, pero
incorpora una mutación (D-M), que el capital dinerario se salta. Su actividad corresponde
a gastos de circulación que en este caso el capital industrial pone en manos de este
capital comercial. A cambio entrega una fracción de plusvalía.
Revista Digital N° 4 72
¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
Al igual que el capital dinerario, estas actividades requieren tiempo de trabajo. De nuevo,
el tiempo que los asalariados les dedican sobrepasa al necesario para su reproducción.
“Del mismo modo que el trabajo no retribuido del obrero crea directamente
plusvalía para el capital productivo, el trabajo no retribuido de los obreros
asalariados comerciales crea para el capital comercial una participación
en aquella plusvalía”
Marx acota la consideración de esta actividad como improductiva, a la transmisión del
derecho de propiedad sobre la mercancía. La mayoría de empresas que hoy tipificamos
como capital comercial realizan varias tareas. Los obreros de una gran superficie, por
ejemplo, se encargan de trabajos previos al cambio de propiedad: trasladan mercancías
a los almacenes, las mueven hacia las estanterías, limpian el pescado, cortan, pesan
y envasan los embutidos, entregan mercancías a domicilio, etc… Son actividades
vinculadas al traslado de las mercancías o a su mantenimiento o modificación. Se trata,
en la mayoría de los casos, de trabajo productivo, como lo es la fabricación de papel para
embalar las mercancías compradas, la de las bolsas de plástico o de papel dentro de la
cuales los clientes colocan la mercancía, o la de los palés sobre las cuales las mercancías
se mueven.
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¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
Marx añade que no todo el trabajo asalariado es productivo, con lo cual, el número
de asalariados supera al de los trabajadores productivos. Parecería que lo dicho puede
resumirse diciendo que trabajo productivo es aquel que produce plusvalía con trabajo
asalariado explotado directamente por el capital industrial, si bien, en nuestros días
puede serlo por lo que se tipifica como capital comercial e incluso por el capital bancario,
ya que todos estos capitales se interrelacionan y se implican en actividades variopintas.
El resto caería en la categoría de trabajo improductivo.
Como es sabido, el tema del trabajo asalariado Marx no lo abordó con la amplitud que
deseaba. Quería dedicarle un libro aparte, pero la muerte, que le llegó a los 64 años, lo
impidió. Sin embargo, dejó muchas páginas y folletos sobre el tema.
Hoy prosperan nuevas formas de empleo, pero en muchos supuestos, se trata de trabajo
asalariado (informal), que además es trabajo productivo.
La clase obrera, como clase, agrupa tanto a los trabajadores productivos como a los
improductivos. Un trabajador de un banco, una empresa de seguros o un comercio
son tan proletarios como burgués es el patrono que los contrata. Como se ha visto, este
patrón se enriquece gracias a su trabajo. Está clase obrera, formada por trabajadores
productivos e improductivos, incluyendo a una parte considerable de los trabajadores
públicos, no desaparece, sino que crece y se diversifica. Todo ello complica la defensa de
sus intereses, su unidad y su lucha y exige percatarse bien de cada uno de los aspectos
de su diversidad y también de todos los elementos que inciden sobre su subjetividad. La
burguesía no sólo esta interesada en explotarla. Necesita reproducirla para perpetuar
la relación social capitalista. Para subsumirla al completo, empela estímulos de todo
Revista Digital N° 4 74
¡BOLIVIA DE PIE! TRABAJO PRODUCTIVO Y CLASE OBRERA ACTUAL
tipo, incluyendo los tratos diferenciados, si bien la tendencia general que hoy impulsa
el capital, va hacia la precarización generalizada de la mayor parte de la clase.
Para acabar, quiero señalar que Marx, en cierto momento se interroga sobre un mundo
con toda la producción subsumida al capital. Concluye que, en este extremo, todo el
trabajo podría reunir ya la condición de trabajo asalariado, añadiendo que esto puede
ser formal o realmente:
“... podemos pues suponer que todo el mundo de las mercancías, todas
las ramas de la producción... están sujetas (formal o realmente) al modo
de producción capitalista (una tendencia que cada día se hace más
real...). De acuerdo con ese presupuesto, que denota el límite y tiende a ser
cada vez más la expresión exacta de la realidad, todos los trabajadores
ocupados en la producción de mercancías son asalariados...” (Marx)
En otro momento, también se interroga sobre un mundo previsiblemente subsumido
por completo al capital, con prácticamente todo el trabajo productor de valores de usos
mercantilizando, incluidos los servicios personales y a domicilio. En este estadio, para
el capital, prácticamente todo el trabajo podría ser productivo, siendo subsidiario el
improductivo:
En la misma proporción que el capital domina toda la producción, es
decir, en la misma proporción en que desaparece la forma de industria
a pequeña escala y doméstica, dirigida al consumo personal que no
produce mercancías, está claro que los trabajadores improductivos, cuyos
servicios son cambiados directamente por renta, realizarán gran parte
de los servicios personales exclusivamente, y exclusivamente la mínima
parte de ellos (como cocineras, costureras, sastres, etc.) producirán
valores de uso objetivos. El hecho de que no produzcan mercancías está
en la naturaleza de las cosas. Pues la mercancía en cuanto tal no es
nunca la manera inmediata objeto de consumo, sino soporte de valor
de cambio. En consecuencia, sólo una parte totalmente insignificante de
estos trabajadores improductivos puede participar de manera inmediata
en la producción material de un modo de producción capitalista más
desarrollado. Únicamente mediante el cambio de sus servicios por
renta participan en este. Esto no es obstáculo para que, como observa
A. Smith, el valor de los servicios de estos trabajadores improductivos
sea determinado o determinable del mismo (o análogo) modo en que
lo es el de los trabajadores productivos. A saber: mediante los costes de
producción que cuesta el mantenimiento o producción de los mismos.”.
La pregunta final que podríamos formular, y que dejo abierta, sería: ¿Nos acercamos a
una realidad como la que Marx sitúa como tendencia?
Revista Digital N° 4 75
¡BOLIVIA DE PIE!
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Un Golpe de Estado es entonces un evento intempestivo que pone en jaque las normas
y las instituciones del Estado, cambia las reglas de juego sin previo aviso, en beneficio
de los golpistas.
Revista Digital N° 4 77
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
– Se generan hechos de violencia en las protestas contra los resultados electorales que
terminan con la quema de los Tribunales Electorales de cinco departamentos.
Revista Digital N° 4 78
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
Revista Digital N° 4 79
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
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Revista Digital N° 4 80
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
Revista Digital N° 4 81
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
– A las 23 hrs. Evo Morales y Álvaro García Linera, desde el aeropuerto de Chimore,
después de muchas horas de zozobra, dejan el país en un avión de la fuerza aérea
mexicana acogiéndose asilo político.
Fuente: Todo Noticias (TN), Sin quórum: el hueco que Áñez llenó en el
Senado y que la convirtió en presidenta (13/11/2019).
Revista Digital N° 4 82
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
Revista Digital N° 4 83
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
A pesar de esto, debe considerarse que las renuncias del Presidente, Vicepresidente
y Presidentes de las Cámaras de Senadores y Diputados, no son voluntarias sino por
presión de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, quienes son los únicos que tienen
el monopolio legal de las armas.
Revista Digital N° 4 84
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
Comentario: Jeanine Añez era Segunda Vicepresidenta del Senado, por minoría, razón
por la cual no le corresponde asumir la Presidencia del Senado, ni mucho menos la
Presidencia del Estado. Incluso; dentro de esa lógica con la que actuaron, a quien le
tendría que haber correspondido asumir la Presidencia del Senado es a Rubén Medinaceli
Ortiz (Primer Vicepresidente del Senado), quien renuncio tras los actos violentos en
su domicilió en Oruro, y luego a Susana Rivera, que en ese momento era la Primera
Vicepresidenta de Diputados, quien no había renunciado hasta ese momento.
Revista Digital N° 4 85
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
A modo de conclusión:
Para que un acto jurídico exista como tal, es decir, que la expresión de voluntad de
quien lo realiza se encuentre amparada por ley, es necesario que reúna una serie de
elementos de existencia y de validez.
Todo esto sin aceptar o rechazar la renuncia del Presidente y Vicepresidente, o la de los
Presidentes de las Cámaras de Senadores y Diputados. Sin quórum respectivo para dar
inicio a una sesión, sin votación, ni debate en la Cámara de Senadores y en la Asamblea
Legislativa Plurinacional y sin un sustento legal, pues, ningún “comunicado” del Tribunal
Constitucional Plurinacional (sin valor vinculante), está por encima de la Constitución
Política del Estado. Además, tomando en cuenta que el “comunicado” hace referencia a
la declaración constitucional 0003/01 del 31 de Julio de 2001 la cual está bajo la anterior
Revista Digital N° 4 87
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RUPTURA
¡BOLIVIA DE PIE! DEL ORDEN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA
Un elemento paradójico de todo esto, es que el “comunicado” bajo el cual Añez y quienes
apoyaron esta vulneración a la CPE, no está disponible en la Gaceta Constitucional, lo
cual se puede verificarse.
Revista Digital N° 4 88
¡BOLIVIA DE PIE!
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
1
Agradezco enormemente a Alma Reyles por habernos facilitado -a Elvira Concheiro y a mí-, ésta y otras
informaciones. Respecto del escrito de Galeano, en 1984 se publicó la versión completa en Memorias del fuego II.
Las caras y las máscaras. Decía así: “Los indios chiriguanos, del pueblo guaraní, navegaron el río Pilcomayo, hace
años o siglos, y llegaron hasta la frontera del imperio de los incas. Aquí se quedaron, ante las primeras alturas
de los Andes, en espera de la tierra sin mal y sin muerte. Aquí cantan y bailan los perseguidores del paraíso. Los
chiriguanos no conocían el papel. Descubren el papel, la palabra escrita, la palabra impresa, cuando los frailes
franciscanos de Chuquisaca aparecen en esta comarca, después de mucho andar, trayendo libros sagrados en
las alforjas. Como no conocían el papel, ni sabían que lo necesitaban, los indios no tenían ninguna palabra para
llamarlo. Hoy le ponen por nombre piel de Dios, porque el papel sirve para enviar mensajes a los amigos que están
lejos” (Galeano, 1990: 15)
Texto cedido para su publicación por el autor, presentado originalmente en: Trabajos y Comunicaciones, 2da.
Época, Nº 46, e045, octubre 2017. ISSN 2346-8971 Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación. Departamento de Historia.
Revista DigitalN°
Revista Digital N°44 90
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
¿Cómo leer una pieza como Lo nacional-popular en Bolivia? Como le sucedió a Oscar
Masotta (2008) cuando intentó escribir sobre Roberto Arlt, la respuesta a ese interrogante
sólo puede ser una respuesta frustrada. O tal vez, seis.
I.
-¿Qué es? –me dijo.
-¿Qué es qué? –le pregunté.
-Eso, el ruido ese.
-Es el silencio.
Juan Rulfo, 2017
Tesis doctoral. La anécdota, tan breve como desconocida, dice así: Lo nacional-popular
en Bolivia fue el trabajo de investigación con el que Zavaleta imaginaba obtener el
título de Doctor. El manuscrito original llevaba por título “Elementos para una historia
de lo nacional-popular en Bolivia: 1879-1980”, e iba a ser presentado en la Universidad
de Vincennes, mejor conocida como París 8. Pero cuando se encontraba trabajando en
ella, aconteció una fatalidad y Zavaleta murió, fulminado por un cáncer cerebral2. Era
diciembre de 1984 y la investigación quedaba inconclusa. El resto es conocido: en 1986,
a instancias de su familia, Siglo XXI México publicó la primera edición. Un prólogo, tres
capítulos y muchas promesas quedaban grabados en sus más de doscientas páginas.
Mucho más que una nota de color, el dato del destino doctoral resulta interesante porque
permite leer la obra desde el punto de vista del género. Se sabe, toda tesis demanda el
respeto de ciertas pautas de elaboración y el cumplimiento de un conjunto de requisitos
formales, muchos de los cuales Zavaleta parecía dispuesto a cumplir. Por eso, en el
prólogo nos anuncia los objetivos y antecedentes de investigación, las hipótesis sobre
el tema y las cuestiones de método. Así, nos enteramos que su propósito era estudiar
2
Tras su muerte, Galeano escribió: “Creen los Mayas que al principio de la historia, cuando los dioses nos dieron
el nacimiento, nosotros los humanos éramos capaces de ver más allá del horizonte. Entonces estábamos recién
fundados, y los dioses nos arrojaron polvo a los ojos para que no fuéramos tan poderosos. Yo pensé en esa envidia de
los dioses, cuando supe que había muerto mi amigo René Zavaleta. René, que tenía una inteligencia deslumbrante,
fue fulminado por un cáncer al cerebro. De cáncer de garganta, había muerto, medio siglo antes, Enrico Caruso”
(Galeano, 1993: 162)
Revista Digital N° 4 91
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
Una de las conjeturas que recorre a Lo nacional-popular en Bolivia, pero también a buena
parte de su obra, dice que la relación entre desarrollo del capitalismo y el conocimiento
de una sociedad es directamente proporcional. A mayor desarrollo, mayor posibilidad
de conocimiento. A diferencia de los países centrales, en los que sí hubo un modelo
de desarrollo “normal” del capitalismo y, por lo tanto, el margen de cognoscibilidad
siempre fue mayor, en las sociedades periféricas no se profundizaron los procesos de
totalización y homogeneización propios del capitalismo. Por eso, en las sociedades
“abigarradas” el margen de conocimiento es escaso y el “horizonte de visibilidad”,
difuso. El abigarramiento según Zavaleta implicaba la superposición inarticulada y no
combinada de modos de producción, la presencia de varias formas de diferenciación
social, de visiones alternativas del mundo y de estructuras locales de autoridad que
compiten con la forma estatal. Son sociedades donde pareciera “(…) como si el feudalismo
perteneciera a una cultura y el capitalismo a otra y ocurrieran sin embargo en el mismo
escenario” (Zavaleta, 2013b: 105). Como ya se dijo en otro lugar (Giller, 2016a), conviene
tener cuidado ante las interpretaciones que celebran el abigarramiento: no se trata de
una conmemoración acrítica de la diferencia, sino de una tragedia, no es el resultado de
la convivencia pacífica, sino el producto de una imposibilidad. En lugar de una nación,
lo que hay son diversas temporalidades y culturas que se mezclan de un modo variado y
desarticulado; en lugar de un territorio nacional, muchos espacios que se viven regional
y fragmentariamente; en lugar de una articulación del modo productivo, muchos
modos de producción desconociéndose los unos a los otros, a cada instante.
Revista Digital N° 4 92
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
(Zavaleta, 2013a: 159) porque “No hay, en efecto, una manera más absurda de conocer
una formación como la boliviana que a través de los indicadores que tienen pretensiones
de validez general” (Zavaleta, 2013a: 163).
Mediante el “método del sacrificio”, que es otra forma de llamar a la “selección simbólica”,
se aíslan los momentos de crisis, que son, como se verá, los que ordenan la obra. Cada
capítulo está referido al análisis de diferentes crisis profundas, de nuevos “momentos
constitutivos”. En “La querella del excedente” se trabaja sobre la Guerra del Pacífico,
en “El mundo del temible Willka” sobre la Revolución Federal y en “El estupor de los
siglos” sobre la Guerra del Chaco (1932-1935). Cada uno de ellos estará recorrido por tres
hipótesis-conceptos: la relación entre excedente y “momento constitutivo”, el problema
de la “paradoja señorial” y los procesos de democratización social.
Pero, ¿y el capítulo sobre la Revolución Nacional y el Estado del ´52? ¿Acaso Zavaleta
no nos había anunciado que allí se afincaba el centro del análisis? ¿No iba a realizar una
comparación entre el “Estado oligárquico” y el “Estado del ’52”? Una mirada apresurada,
demasiado apresurada, dirá que ese capítulo no fue escrito y que ninguno de esos
problemas fue trabajado. Hay un “momento de verdad” en esa enunciación, cuyo
referente empírico, paradójicamente, es una ausencia, porque lo “único” que quedó de
ese cuarto capítulo fue un título que hacía alusión a la heroína de la Masacre de Catavi
en 1942: “La canción de María Barzola” –volveremos, a su turno, sobre los problemas que
presenta una lectura de este tipo.
Sin proponérselo, Zavaleta incumplió sus promesas: aquello que se fijó como objetivo
principal no fue realizado. Se sabe, una investigación que “fracasa” en sus objetivos,
Revista Digital N° 4 93
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
II.
Zavaleta había escrito ese texto como un intento de explicación de la huelga y el paro
general de noviembre de 1979, cuando las masas bolivianas acabaron con la dictadura de
Natush Busch. Bajo la convicción de que el “Estado del ‘52” y el “Pacto Militar-Campesino”
habían ingresado en su fase de replegamiento, vaciamiento y deslegitimación, Zavaleta
leyó a esas jornadas como las del surgimiento de una intersubjetividad democrática,
confiando en que esa emergencia iría a derivar en un proceso de autodeterminación
nacional-popular, vía superación de la acumulación en el seno de la clase. Pero si
esto es así, ¿por qué elegía Tapia colocar en el capítulo que iba a estar dedicado a la
Revolución Nacional un trabajo que trataba acontecimientos enteramente diferentes
y que sucedieron casi treinta años después? Según él, porque “(…) con el propósito de
explicar la crisis del estado en 1979, [Zavaleta] retrocede para analizar sus causas en la
historia del estado del 52” (Tapia, 2002: 336).
Revista Digital N° 4 94
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
Si así fuera, entonces “La canción de María Barzola” debería ser completado con las
“Consideraciones generales sobre la historia de Bolivia” (2013c). ¿Pero ahí culminaría la
obra? ¿No nos seguiría faltando algo? Si se interpretan las señales temporales presentes
en el título del manuscrito original, podría hipotetizarse que el proyecto de investigación
incluía un quinto capítulo. Y que ese sí, por las mismas razones que expuso Tapia, sería
llenado con un trabajo similar a “Las masas en noviembre”.
¿Es esta la única forma de interpretar los vacíos y las regiones incompletas? La respuesta,
obviamente, es no. Porque la falta, en el sentido aproximado de Lacan (2008), antes que
un continente a completar, es algo que produce, que crea. Es, en definitiva, estructurante
del discurso. Pero en el mismo movimiento en el que otorga sentido, la falta imposibilita
toda sutura que pretenda una clausura. Como decía Ricardo Piglia sobre Kafka: “Lo que
se posterga, lo que siempre es interrumpido y desviado es, para él, lo real mismo” (Piglia,
2015: 228). La hipótesis, entonces, podría ser la siguiente: Lo nacional-popular en Bolivia
se constituyó como tal gracias a, y no impedido por, su incompletitud. Se trata, como
arriesgaba del Barco (2008) sobre El Capital, no de un libro incompleto sino “incerrable”,
porque su objeto de estudio –y de acción-, la realidad, siempre se escapa, está en fuga.
III.
…el “historiador materialista”, (…) no encuentra las ruinas del pasado,
sino que transforma el pasado en ruinas, lo ‘mortifica’, para edificar
con esos restos, con esos fragmentos, el presente fulgurante, urgente,
que movilice la experiencia en un hacer la historia, además de narrarla.
Eduardo Grüner, 2005.
Como sucede con todo aquello que es reprimido, la falta también retorna. Pero en esta
tercera propuesta de lectura no emergerá para discutir sobre lo inconcluso, como en la
segunda propuesta, sino para repensar la obra a partir de un corte.
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RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
Vaya una aclaración más: como escribió Eduardo Grüner (2005) sobre los estudios
históricos de Marx, tampoco acá se trata de la tradicional perspectiva que entiende a
la Historia como una ciencia fáctica, lineal, positivista, dominada por la pretensión de
reconstruir los hechos tal cual sucedieron, no es la Historia como ruina o como romántica
acumulación de saber. Se trata, por el contrario, de una perspectiva que asume que
los hechos del pasado no son hechos pasados, que la historia sigue sucediendo y
latiendo en el barro del presente y que, como quería Zavaleta, se continúa produciendo
y acumulando en el seno de la clase. Por eso, aquí no se narra los hechos sino el efecto
de los hechos (Piglia, 2013). La historia es, en definitiva, “(…) un paso gigantesco en la
autocomprensión del hombre acerca de lo que hace, y por consiguiente de lo que
puede hacer en el presente y en el futuro” (Grüner, 2005: 2). El conocimiento de ella
tanto como la disputa por su sentido son una herramienta política imprescindible en
la búsqueda de la autodeterminación y la (auto)transformación de las masas. Porque
“(…) tarde o temprano, cada sociedad aprende que conocerse es casi vencer” (Zavaleta,
2013a: 160).
No está de más recordar aquellas palabras con las que Augusto Céspedes afirmaba
que “La revisión de la historia es una de las formas de liberación nacional” (Céspedes
citado Oblitas Fernández, 1997: 531). Céspedes, decía Zavaleta (2011a), había completado
la revisión de la historia de Bolivia iniciada con el clásico libro de Carlos Montenegro
(2016), Nacionalismo y coloniaje. Posicionado sobre la antinomia nación/anti-nación o
nación/colonia, Montenegro intentó rescribir esa “(…) historia de Bolivia escrita contra
Bolivia” (Montenegro, 2016: 46), ofreciendo “(…) un esquema conjunto del pasado
boliviano” (Montenegro, 2016: 49) desde las luchas por la independencia hasta la Guerra
del Chaco. La perspectiva histórico-política de Nacionalismo y coloniaje, fundadora del
nacionalismo revolucionario, recorrerá cada una de las líneas de Bolivia. El desarrollo de
la conciencia nacional (2011b). Si nos dejamos llevar por el ejercicio de contra-historia
tanto como por los acontecimientos narrados, Lo nacional-popular en Bolivia puede
ser leído como una re-reescritura de esa saga3. La historia ya no se interpreta desde la
maniquea perspectiva nación/anti-nación, como se hace en Nacionalismo y coloniaje
y en El desarrollo de la conciencia nacional, sino a partir de la lucha de clases y del
concepto de lo “nacional-popular”, esto es, de “(…) la conexión entre lo que Weber
llamó la democratización social y la forma estatal (…) la relación entre el programa y la
factualidad” (Zavaleta, 2013a: 147).
3
Fernando Mayorga sugiere que Zavaleta tomó el título de su libro del siguiente pasaje de Nacionalismo y coloniaje:
“Fue la conciencia de las masas la que les hizo perceptible el desbarate causado por el cordovismo tanto en lo que a
ellas mismas atingiera cuanto en lo que afectase a la tendencia nacional-popular alentada por Belzu” (Montenegro,
2016: 145)
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RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
4
Se puede encontrar una profundización de las relaciones entre Zavaleta y Lukács en Ortega Reyna (2016).
5
Sin ir más lejos, la presencia de Weber fue una constante en el curso “Teoría sociológica 1”, dictado por Zavaleta en
el marco de la Maestría en Sociología y Ciencias Políticas de la sede mexicana de la Facultad de Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO), de la cual fue su primer director. En Lo nacional-popular en Bolivia, también recurrió
a conceptos weberianos como “esfera estimativa” y “estado racional”.
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RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
Si se lee con atención, se advertirá que el problema del Estado atraviesa todo el libro,
desde la primera hasta la última frase. Se trata, en rigor, de la condensación de una
preocupación teórica que Zavaleta traía desde su exilio en Chile en los primeros años
setenta. A finales de 1972, la revista Cuadernos de la realidad nacional anunciaba la
apertura de un curso titulado “Teoría del Estado subdesarrollado”, que Zavaleta dictaría
en el Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN) de la Universidad Católica en
6
Esta formulación, que es propia del nacionalismo revolucionario en la versión de Montenegro, también aparece
en Lo nacional-popular en Bolivia: El amor, el poder, la guerra, en eso consiste la verdad de la vida. Pero fue en el
Chaco donde Bolivia fue a preguntar en que consistía su vida” (Zavaleta, 2013a: 344).
Revista Digital N° 4 98
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
el primer semestre de 1973. A pesar de que finalmente el curso nunca comenzó,7 los
objetivos de la asignatura ya dejaban adivinar ese interrogante que lo persiguió por
el resto de sus días: ¿por qué América Latina fracasa en la construcción de “Estados
burgueses”? (Zavaleta, 1972). Espectralmente, esa pregunta se proyecta en la escritura
de El poder dual en América Latina. Estudios de los casos de Bolivia y Chile (2011d)8, tanto
como en las clases de “Problemas de la teoría del Estado en América Latina”, dictadas
como parte de la Maestría en Ciencia Política y Sociología de la (FLACSO)-México, y en
artículos como “Notas sobre la cuestión nacional en América Latina” (2013d) y “El Estado
en América Latina” (2013e).
7
A comienzos de 1973 Zavaleta fue contratado por la ONU para un trabajo que se dividía entre Guatemala y México,
siendo esos los motivos por los cuales el cursó finalmente no se dictó.
8
Para un análisis de la dualidad de poderes en Zavaleta, ver Oliver (2016).
Revista Digital N° 4 99
RENÉ ZAVALETA, HISTORIADOR DE LO POLÍTICO
¡BOLIVIA DE PIE! SEIS PROPUESTAS PARA LEER LO NACIONAL-POPULAR EN BOLIVIA
IV.
…nos lleva a la certeza de que todos los conjuntos
del presente no hacen más que traducir la presencia
perturbada o irreconocible de los despojos antepasados
Horacio González, 1999, pp. 211
¿Por qué y cómo se produce ese desplazamiento? ¿Por qué el sujeto indio comienza a
ser mirado como parte necesaria de todo proyecto de autodeterminación? Cuando en
noviembre de 1979 estallaron las huelgas y las jornadas populares que depusieron la
dictadura de Busch, la tradición indianista en su vertiente katarista ya tenía suficiente
fuerza y protagonismo. Tras esos hechos, la mirada de Zavaleta dejaba de posarse
exclusivamente en el proletariado minero para comenzar a atender las novedades
políticas que emergían con el vigoroso sujeto indígena-campesino. Si “noviembre” fue
referente material, premisa “preteórica” y condición de posibilidad para construir ese
proyecto de narrativa histórica para la autodeterminación que fue Lo nacional-popular
en Bolivia, en términos teóricos fueron los trabajos de Silvia Rivera (1981, 1983) -entre
otros, claro está- los que produjeron una interesante interferencia en su perspectiva9. El
campesinado ya no era ese sujeto pasivo que con la Revolución Nacional había recibido
una liberación por la cual no había luchado, como había señalado en El desarrollo de
la conciencia nacional, ni tampoco ese sujeto dependiente del aparato estatal de El
poder dual en América Latina. Ahora, el campesinado era reinterpretado a partir de su
identidad india y juzgado como parte necesaria en la conformación de un bloque de
poder con el proletariado minero: “No decimos tan tajante: Bolivia será india o no será,
pero, al menos, entre todos los estatutos de su viabilidad no figura el de un país sin
indios. Lo menos que se podrá hacer es otorgarles un status indiscutible dentro de la
nación” (Zavaleta, 2013a: 305). Porque “(…) nada ocurre en Bolivia sin la participación de
los indios” (Zavaleta, 2013a: 261).
La crisis nacional general del ’79 parecía inaugurar un nuevo “momento constitutivo”
caracterizado por la emergencia de una intersubjetividad democrática tanto como por
la agonía del “Pacto militar-campesino”. A pesar de que la historia terminó por negar esa
hipótesis –recordemos que la derrota de la “Marcha por La Vida” en 1985, con la que el
proletariado minero intentó frenar el decreto de la “relocalización” de los trabajadores,
significó el principio de la larga hegemonía neoliberal-, el análisis de Zavaleta no puede
tacharse de irreflexivo. Para comprender sus observaciones se podría parafrasear lo
que Grüner (2005) dijera de Marx: lo que parecieron ganar las clases populares –y muy
fundamentalmente el proletariado minero- fue la demarcación del terreno para su
emancipación revolucionaria, pero de ninguna manera la emancipación misma.
Por lo menos desde “De Banzer a Guevara Arze: La fuerza de la masa”, su relectura
del sujeto indígena-campesino en la historia de Bolivia supuso el desplazamiento de
la centralidad proletaria a la autodeterminación de las masas, de la “forma clase” a
la “forma multitud”. No se trata de un abandono típicamente posmoderno de la idea
de clase, sino de una disputa con cierto marxismo que asume que la clase obrera se
conforma exclusivamente por su colocación estructural en el acto productivo:
(…) se debería dar por sentado que el marxismo habría reducido la historia,
con una vulgaridad aberrante, a una suerte de destino manifiesto de la
clase obrera stricto sensu o sea de los productores de plusvalía y que, en
consecuencia, el socialismo no habría devenido sino una especie de teoría
del desarrollo económico. Es cierto que, en sus parodias más exasperantes,
lo que podemos llamar el universo político de lo marxista llegó a reducirse
a eso. De hecho, aquel marxismo de ukase negaba casi todo papel en
la constitución del sujeto revolucionario a los sectores oprimidos no
9
Los estudios de Rivera sobre la emergencia del movimiento katarista y los efectos políticos de la estrategia con
la que la Revolución Nacional pretendió desindianizar al indio y transformarlo en campesino, salieron publicados
en dos proyectos editoriales dirigidos y coordinados por Zavaleta. “Memoria colectiva y movimiento popular: notas
para un debate” formó parte del único número de la revista Bases. Expresiones del pensamiento marxista boliviano
y “Luchas contemporáneas en Bolivia: El Movimiento ‘Katarista’, 1970-1980” , que era una anticipación de lo que
luego sería Oprimidos pero no vencidos, apareció en Bolivia, hoy. Para una profundización de la historia que se tejió
en torno de Bolivia, Hoy, recomendamos Dunkerley (2016).
proletarios, teniendo por ellos a los campesinos, a los marginales, a los asalariados
no productivos y a las mujeres (Zavaleta, 2013h: 597)
En todo caso, antes que algo dado de una vez y para siempre, la clase es una construcción,
una elección consciente que se alimenta de una acumulación en el seno de la clase,
esto es, de la retención en la memoria colectiva, por medio de una selección positiva y
negativa, de las situaciones insurreccionales previas.
Decimos indigenismo y no indianismo, porque las reflexiones de Zavaleta a este respecto fueron mucho más
próximas a propuestas como la de José Carlos Mariátegui que a las de Fausto Reinaga. En Lo nacional-popular en
Bolivia, esa contraposición fue expuesta a través de los proyectos de Tupak Amaru y Tupak Katari. Julián Apasa
–Katari- encarnaba un proyecto radical, “milenarista”, “militarista” y “etnocéntrico”, cuya fiereza y violencia lo
tornaban impracticable. Según Zavaleta, este proyecto demostraba que lo que es eficiente en lo militar no lo es
necesariamente en lo estatal, esto es, no siempre es hegemónico. Por su parte, Gabriel Condorcanqui –Amaru-
representó una línea campesina o “ecuménica”, que le hablaba a todo el pueblo y no sólo al indio. Amaru tenía un
programa unificador con el cual se aspiraba a interpelar incaicamente a toda la sociedad, teniendo por centro al
indio. Se trataba de un proyecto “(…) muchísimo más temible porque contenía el proyecto concreto de abolición
del sistema señorial en la forma en que había existido” (Zavaleta, 2013a: 215). En suma, para la construcción de una
voluntad nacional-popular, Amaru representaba una fuente más legítima porque la relación entre programa y
factualidad era mucho más estrecha que en Katari.
La autodeterminación de las masas fue leída como es ese resto que asedia al Estado
“aparente” y a la nación falaz. De ahí que la nación socialista se transforme en el proyecto
de los excluidos de la nación incompleta. De alguna manera, Zavaleta comprendía que
en Bolivia ya no se podía ser marxista sin ser, también, indigenista.10 Y viceversa.
V.
Yo percibo en el “Pierre Menard…” de Borges una veta más
literaria. A mi entender, lo que el cuento plantea es una
formulación colosal de lo que toda lectura implica: apropiarse
en cierta manera del texto leído, de modo que, siendo el mismo,
exactamente el mismo, parezca convertirse en otro, llegue a
ser efectivamente otro. Así resulta que todo lector es en cierta
forma un autor, creador del texto que lee Martín Kohan, 2017
Martín Kohan dice que escribir es reescribir, porque “(…) se escribe a partir de lo que se
lee. La invención no es sino transformación, intervención en lo ya existente, lo nuevo no
se produce sino volviendo sobre la tradición, trazando en ella un desvío” (Kohan, 2017).
Como señala el epígrafe de este acápite, el acto de la lectura es también un acto de
apropiación, donde el texto original se vuelve otro. La lectura aquí refiere a los textos,
pero también a la realidad política. Es en ese sentido que debe leerse la hipótesis con la
que finalizaba la cuarta propuesta de lectura: Zavaleta sabía que en Bolivia no se podía
ser marxista sin ser indigenista. Porque él también conocía esa insistencia de Grüner:
“(…) el marxismo, por sí solo, no basta para explicar la historia. El mejor marxismo lo supo
siempre. El mejor marxismo –los mejores marxismos, puesto que hay tantos- nunca
fueron solamente marxismo” (Grüner, 2005: 13). Entonces, ¿en que tradición de los
marxismos se inscribe la obra de Zavaleta en general y Lo nacional-popular en Bolivia
en particular? ¿En qué tradición se inscribe una escritura?
En un diálogo con Ricardo Piglia, Juan José Saer se preguntaba: “¿Por qué definir la
tradición a priori con una serie limitada, y tener que elegir una sola cuando tenemos
a nuestra disposición muchas series que podemos aprovechar y pueden ayudar a
enriquecernos?” (Piglia, 2015: 33). La historia de las lecturas con las que Zavaleta tejió la
trama de Lo nacional-popular en Bolivia tal vez sirva para pensar otra colocación de su
obra. Una que no sea antagónica con su ubicación al interior del marxismo, sino que pueda
leer en sus pliegues la presencia de otras tradiciones. En Lo nacional-popular en Bolivia
Zavaleta lee a través de un conjunto de tríadas: Walter Guevara Arze, Carlos Montenegro
y Augusto Céspedes; Gabriel René Moreno, Alcides Arguedas y Franz Tamayo; Guillermo
Lora, Tristán Marof y Marcelo Quiroga Santa Cruz; Ernesto Ayala Mercado, Sergio
Almaraz y Luís Antezana; Ramiro Condarco Morales, Fausto Reinaga11 y Silvia Rivera;
Marx, Lenin y Gramsci 12; Clausewitz, Foucault y Althusser; Hegel, Tocqville y Marc Bloch;
E. P. Thompson, Toynbee y Tulio Halperín Donghi; Weber, Durkheim y Habermas; Ernst
Bloch, Karel Kosik y Paul Barán; Mariátegui, Aníbal Quijano y André Gunder Frank. Esas
lecturas, con las que Zavaleta volvió otros a los textos originales, muestran la presencia
de tradiciones superpuestas, como la nacional, la latinoamericana y la europea. Y al
interior de cada una aparecen otras como el nacionalismo revolucionario, el marxismo,
la historia, la sociología, la política y el ensayo.
Frente a todas ellas, Zavaleta traza desvíos. Se instala en la tensión entre una teoría
universal (el marxismo) y una teoría local (el nacionalismo revolucionario) y de ese
modo las reinventa (Giller, 2016b). Dicho con sus propias expresiones: hay en su obra
una “centralidad” marxista que se “irradia” hacia otras tradiciones y que hace surgir
lo que Tapia (2002) llamó proyecto de nacionalización del marxismo. Y es ahí cuando
aparece el mejor Zavaleta, el analista de lo político, el intelectual que sale del mundo
de las abstracciones y las tranquilizadoras taxonomías para poner en movimiento su
propia acumulación político-intelectual.
Decía Saer que el hecho de que la tradición nacional se enmarqué en un “(…) ámbito
lingüístico, histórico, social” (Saer en Piglia, 2015: 32) no implica, necesariamente,
aceptar el inmovilismo o la eterna repetición temática. Porque una tradición nacional
es la disputa interior entre varias tradiciones nacionales, pero también, es el modo de
apropiación de los textos extranjeros. Zavaleta, que también podría ser colocado en la
larga tradición de la ensayística boliviana, nada de un modo diferente las mismas aguas
que Gabriel René Moreno –en su opinión, el más grande de los escritores bolivianos- y
Alcides Arguedas, Franz Tamayo y Fausto Reinaga, Jaime Sáenz y Tristán Marof.
Para ver las resonancias de Marx, Lenin y Gramsci en Zavaleta, recomendamos Tapia (2016), Concheiro (2016) y
12
Tesis doctoral que se niega a sí misma, lectura de la incompletitud desde la falta, libro
de historia de lo político, “fuerza de la masa” como desvío al interior de la trayectoria de
Zavaleta y escritura inscripta en el universo de los marxismos. Esas fueron, hasta aquí,
las propuestas de lectura de Lo nacional-popular en Bolivia. Resta, entonces, formular
la última y más obvia de ellas: la lectura que se pregunta por su actualidad.
¿Qué significa, para una obra del pasado, estar en el presente? La primera tentativa de
respuesta debería comenzar por su productividad para pensar e interrogar el tiempo-hoy,
sin que ello implique una exclusiva búsqueda del enigma de nuestro tiempo en los textos
del pasado. ¿Cómo leer, entonces, los textos del pasado? Una contestación aproximada
a este interrogante puede estar en el empleo de dos cuestiones metodológicas
aparentemente contradictorias: de un lado, la lectura que pretende ceñirse al contexto
de producción, esto es, al estudio y comprensión de las condiciones de posibilidad de
emergencia de un tipo de discurso teórico-político; del otro, la que asume que la lectura
también se produce en un contexto determinado, el cual condiciona los modos en los
que se lee. Dicho de otro modo: la lectura que asume que el presente modifica la lectura
de los textos del pasado, pero también, como ya se dijo, que el propio ejercicio de la
lectura transforma esos mismos textos hasta volverlos otros.
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Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Hoy nos informaron de la devastadora noticia que da cuenta del deceso de Edgar
“Huracán” Ramírez, el último dirigente histórico de la gloriosa Federación Sindical de
Trabajadores Mineros de Bolivia. El compañero, amigo, camarada, maestro y defensor
de la minería nacionalizada y de los recursos naturales de Bolivia, sucumbió a la Covid-19,
luego de una lucha denodada en una batalla que perdió frente a la Parca.
Potosí (1952-1960). Para apoyar a su familia tuvo que trabajar a temprana edad como
sastre (1960). Después ingresó a la COMIBOL, como peón de interior mina en la Empresa
Minera Unificada de Potosí (1969); fue apresado y despedido (1971), reincorporado en
1973. Se desempeñó como “carrero” de interior mina (1973) y perforista en la Sección IV
Kéller (1974-1985).
Fue delegado de interior mina (1974) y secretario general del Sindicato de Unificada
(1976-1978). Pasó a la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, en la que
ocupó las secretarías de Prensa (1978), Cultura (1980), Organización (1982), Relaciones
(1986) y Secretaría General (1988-1994). Organizó el Programa de Abastecimiento
Minero, especie de pulpería sindical para paliar el cierre de pulperías y abastecimiento
de víveres en las minas nacionalizadas (1988) como consecuencia del DS 21060 del
29 de agosto de 1985. Militante (1960) y dirigente nacional de la Juventud Comunista
de Bolivia (1966). Su trabajo político motivó su detención durante el régimen del Gral.
Barrientos (1967), saliendo al exilio a Londres, Inglaterra. Fue reincorporado a su fuente
laboral con la amnistía de enero de 1969, pero fue nuevamente detenido en septiembre
de 1971, durante el régimen del Cnel. Banzer, por lo que fue desterrado a las islas del
sur de Chile (1976). La Cruz Roja Internacional y ACNUR lograron gestionar su asilo en
Ámsterdam, Holanda (1977).
El régimen neoliberal trató de doblegar la resistencia del máximo líder sindical del país
enviándolo como “sereno” a una inexistente Empresa Minera Mutún en Santa Cruz
(1998), donde contrajo una enfermedad hepática crónica. El régimen buscó humillarlo
con cargos de “barredor”, “secretario” (en la agencia de COMIBOL en Tupiza) (1999),
“estibador” (q’epiri) en los almacenes generales de COMIBOL-Oruro y Almacenes de
COMIBOL-El Alto (2000), pero consecuente con sus ideales y principios no se doblegó y
defendió los intereses de los trabajadores y de la patria.
UN AUTODIDACTA COMUNISTA
de Chungara y César Lora, en la plaza del Minero de Villa Santiago II (El Alto).
LA BIBLIOTECA Y EL ARCHIVO COMO INSTRUMENTOS PARA LA REVOLUCIÓN Y EL
DESARROLLO
Día a día veo, leo y escucho con incrédula y sorprendida atención, comentarios de la gente
que seguramente se replican a lo largo y ancho del territorio nacional, (sin generalizar),
pero estos comentarios provienen de algunas personas de una clase social media y baja
en especial; comentarios despectivos como: “ese indio”, “que se cree esa gente igualada”,
etc.
En 2015 el argentino Rafael Ton, publica un ensayo titulado “El síndrome de Doña Florinda”
que nos ayuda en parte a comprender este fenómeno y que incluso, fue utilizado por el
ex presidente Rafael Correa en varias intervenciones:
https://youtu.be/RfiaEQtcfgQ
Ton, Inspirado en la serie mexicana “El chavo del ocho”, realiza una analogía de los
personajes y la sociedad de su contexto, que casualmente se equipara con las sociedades
latinoamericanas y obviamente la nuestra, al momento de describir sus actitudes sacando
• Estas personas, porque tienen algo más de dinero se creen superiores al resto que es
la “chusma” menospreciando a los demás incluso su actividad laboral (don Ramón y
sus trabajos)
• Educa a su hijo de la misma manera ya que no puede ver feliz a los demás (chavo) y
por eso va por juguetes nuevos y busca la pelota cuadrada queriendo demostrar que
es superior; existen muchos Kikos en el país, Luis Fernando Camacho y Tuto Quiroga
son los que se me vienen a la mente.
• Florinda vive de una pensión de viudez que le dejo Federico y alquila en una vecindad,
no pertenece a una clase alta, solo aparenta.
• El chavo representa a las clases más desposeídas que todos quieren, pero no hacen
nada por él y en algunos casos lo juzgan y lo desprecian.
• Seguramente vota por gente que no representa su clase social, sino por oligarquías
y élites queriendo reflejar cierta identidad con ellos y creer que son iguales,
apoyándolos. Los policías de origen indígena que cortaron la Wiphala (símbolo patrio
constitucionalizado) son también personas sin identidad social añorando el retorno
del republicanismo que los excluía:
https://youtu.be/VPDoCKsdWOk
Como mencionamos al principio, éste ensayo nos da muchas luces para poder comprender
las actitudes de ciertas personas en referencia a su propia clase social, incluso negando
sus orígenes y quizá exteriorizando su frustración.
- Si viene un gobierno que ayuda al pobre, esta clase se alarma ya que vera competencia
en ellos y ya no podrá destacarse por lo que no permite que esa clase progrese.
Por las redes sociales escriben de todo y es una vía de expresión de odio y frustración
de las Florindas y Florindos existentes, que generalmente lo hacen desde cuentas falsas,
trolls y bots, por el miedo que se los identifique publicando insultos irónicamente a gente
de su misma clase social.
Tienen una doctrina de que “lo de afuera es mejor”, consumen y “visten fino” pero a
crédito en especial en los bancos e instituciones que les brinda un trabajo asalariado
formal, o con ropa americana adquirida de la feria. En las fiestas pagano-religiosas,
personas que se prestan del banco solo para aparentar y pasar el “preste” o traer a un
grupo internacional que anime su fiesta, para luego estar en la ruina económica, claro,
eso solo lo saben ellos. Asalariados que piensan que son capitalistas tan solo por tener
algo más de ingresos, a lo que denomino “capitalistas sin capital”.
Piensan y se creen lo mejor, por ejemplo, el caso de las vacunas que los privados tenían
la intención de comprar solo para “su sector” y debían ser de la mejor marca y más cara,
por que no se vacunan con las de la chusma; no les interesa la historia de su país, no tiene
cultura política, es perezoso a la lectura y aficionado a la tv basura y a los memes.
Los políticos, saben muy bien todo esto y sacan provecho de la situación, con el afán de
dividir a las clases y lograr adhesiones que podrían favorecerle, quizá es por eso que un
pobre vota a la derecha. En fin, es un tema muy interesante para profundizar y usted,
¿Conoce a alguna Florinda o Florindo en su medio laboral y social?
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Por ende, cuando se hace una crítica al sistema capitalista desde los feminismos, no
se hace una crítica a las mujeres emprendedoras (de pymes por ejemplo), o peor a las
que por la precarización de la vida necesitan inventarse maneras alternativas de generar
ingresos para sostenerse a si mismas, a sus familias y/o comunidades.
En ese sentido, el segundo concepto que quiero aclarar —la interseccionalidad— es una
categoría de análisis muy útil porque cuando se la aplica se contemplan las opresiones
sociales al mismo tiempo y se entiende que hay complejidades (por ejemplo, el cruce
entre opresiones de género, clase, etnicidad, sexualidad, etc.) Así se rompe con la idea de
que todas las mujeres son igual de violentadas por el sistema patriarcal.
Esto significa que todas las mujeres sufren de violencia patriarcal, pero en distintos niveles
y con distintos matices. Las cuestiones de clase y etnia son específicamente importantes
1
María José Gordillo Kempff es boliviana y licenciada en Estudios de Género y Diversidad. Actualmente se encuentra
realizando la maestría en Estudios Latinoamericanos Interdisciplinarios en la Universidad Libre de Berlín.
de entender, especialmente en un país con una historia de colonialismo y con una fuerte
preponderancia del racismo como es Bolivia.
Para cerrar, el último concepto sería el de la sororidad, el cual se vuelve un concepto que
suele ser vaciado de contenido y utilizado para seguir las reglas del sistema eurocéntrico,
racista y capitalista cuando no se contemplan las opresiones desde una perspectiva
interseccional. Me gustaría especialmente resaltar que el feminismo ampliamente
burgués y privilegiado puede utilizar la sororidad como una herramienta para encubrir o
justificar agresiones, violencias u opresiones porque las que las ejecutó es una mujer. En
ese sentido, existe una necesidad de feminismos más politizados e interseccionales para
hacerle frente a todo el entramado de dominaciones que violentan a todas las mujeres:
y para finalmente, no seguir perpetuando más opresiones en nombre del “feminismo”.
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¡BOLIVIA DE PIE!
Las élites empresariales se alían con el pachamamismo oenegero, el cual lleva más de
cuatro décadas cooptando movimientos sociales en el Ecuador. La agenda dictada desde
Washington e impuesta por estos movimientos, representa uno más de los tentáculos de
poder del imperialismo yanqui. El imperialismo bien podría dar su segundo golpe político
institucional en el Ecuador en cuatro años, después de la injerencia y la colocación de
Lenín Moreno en el poder. En caso de una victoria de Pérez, se impondría un proyecto
político ideado desde el gran vecino del norte, y aupado por los representantes de las
agencias de inteligencia estadounidenses en el país. Recordemos también el golpe de
Estado en Bolivia, orquestrado con el apoyo implícito de EE.UU., por medio del rol de la
OEA. Este mismo golpe fue aupado y celebrado abiertamente por Yaku Pérez.
1
Artículo cedido por el autor aparecido originalmente en la Revista Crisis
Ante la carencia de una creación de sentidos y sujetos políticos con raíz ideológica, y la
descontextualización de las luchas y reivindicaciones históricas, con una visión carente
de horizonte histórico, un candidato como Yaku termina siendo atractivo en términos
políticos. En una suerte de “final de los tiempos”, con las crisis múltiples provocadas por
el capitalismo, entre las cuales constan la ecológica, la social y política, además de la crisis
humanitaria de la pandemia del Covid-19, se multiplican también los personajes que se
disfrazan como profetas.
Así, el capitalismo vuelve a ocupar y cooptar espacios e identidades políticas para vaciarlas
de sentido. En esta segunda vuelta, el capitalismo salvaje se viste de indigenismo burgués
conservador, aupado por las élites económicas y los grupos de poder en torno al feriado
bancario. Las élites oligárquicas harán todo lo que les sea posible para evitar un retorno
de los progresismos al poder político en el Ecuador. Yaku Pérez es el personaje que unifica
a la derecha, los cuadros políticos oenegeros y el ultraizquierdismo, para evitar el triunfo
progresista.
un poncho encima de la camiseta del Ché, para tomar té de coca, y al mismo tiempo,
declarar la muerte de toda ideología. Esta pseudoizquierda termina siendo parte del
complot imperialista para ocupar el centro del poder político institucional.
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¡BOLIVIA DE PIE!
Porque la confrontación en carne viva de la Bolivia de hoy condensa esas dos tensiones
estratégicas que articulan tanto la vida de Marcelo Quiroga Santa Cruz como la de nuestros
pueblos latinoamericanos a lo largo de su historia. Esto es, la pugna por la recuperación
del territorio como fundamento indispensable de la comunidad nacional, y la lucha por
la democracia en cuanto construcción y ejercicio de la voluntad popular en la toma de
las decisiones políticas. Esas luchas que desde muy atrás nos fundan y nos heredan a
Marcelo desde nuestro porvenir, porque para las clases y grupos subalternos su historia
no es sino la historia de sus luchas.
No al despojo del territorio y la memoria, que amenaza con instituir el pánico colectivo
en el único vínculo social disponible. No a la ficción de democracia, que acaba en la
masacre o en la mesa de torturas. No al secuestro de la posibilidad, defendida a pulso,
de una comunidad humana digna, libre y justa. Estos son algunos de los ¡no! con que
el pueblo boliviano inauguró el siglo XXI, a lo largo de un quinquenio de insurrecciones
ininterrumpidas desde la “guerra del agua” en 2001. La empresa Bechtel, con sede en
California, había recibido por cuarenta años la concesión de toda el agua de Cochabamba,
incluida el agua de las lluvias. Una vez instalada, triplicó las tarifas. El pueblo boliviano
autoorganizado la obligó a irse –para consuelo de Bechtel, hay que agregar, Bush le
La pugna por el territorio, compleja y densa, enlaza aquí la lucha por el espacio y por
el tiempo de la comunidad nacional. Como sabemos, lejos de todo carácter natural o
esencial, el espacio y el tiempo sociales constituyen construcciones políticas colectivas.
El lugar de la nación no es sino la historización de un espacio, así como la historia nacional
no otra cosa que una espacialización de la memoria. Al punto que la nación moderna
misma puede definirse por ese complejo cruce entre historia y espacio, que hace de
ella una campo siempre abierto, vivo, complejo e inestable, irreductible a alguna de las
configuraciones específicas en que corporiza como correlación de fuerzas en el Estado.
Como tal, la nación es siempre, por ello, un campo de luchas.
La pugna por el territorio condensa así en Bolivia todas las luchas materiales y culturales
por el alzamiento de una comunidad nacional otra frente al Estado-nación neoliberal.
La defensa de los bienes naturales es la defensa de las condiciones objetivas y subjetivas
básicas de la vida colectiva : del agua, los bosques, la coca y la tierra. Pero también acuerpa
la defensa de una historia: la tierra materializa la memoria, todo el pasado y todos sus
muertos, desde las luchas indígenas anticoloniales, pasando por las antiimperialistas y
antidictatoriales, hasta las del genocidio económico y las masacres neoliberales. Y algo
más: la tierra también corporiza la defensa de la historia como futuro de una comunidad
nacional alternativa, en cuanto incluye en el presente colectivo a las generaciones aún
por venir. De ahí que la lucha popular nacional por el territorio como cruce entre espacio e
historia ubique su matriz política hoy en la reivindicación de una industrialización propia
del gas -a contracorriente del modelo primario extractivo-, y en la re-nacionalización de
los hidrocarburos privatizados por las políticas neoliberales.
Las luchas populares por la democracia y la nación en la Bolivia de hoy ponen de manifiesto
para todos nuestros pueblos, por una parte, la magnitud de las transformaciones inducidas
por el capitalismo neoliberal en el plano económico-social, en el Estado-nación y en la
democracia. Pero exponen también, de otra parte, hasta qué punto la democracia y la
nación resultan irreductibles a sus capturas neoliberales, por profundas y extendidas que
sean aquellas transformaciones. Esto es, irreductibles a medios para combatir a los “otros”,
o a mecanismos para administrar el terror, la explotación, el desprecio y el fratricidio. En
esta línea, las multiplicadas luchas democráticas de las clases y grupos subalternos y
excluidos ponen de manifiesto, de modo radical y perentorio, la necesidad de reformular
una teoría y una política democráticas en las condiciones de las nuevas configuraciones
de lo nacional estatal y lo mundial.
Uno de los rasgos sobresalientes que destacan esas luchas es el de que, sin duda, ellas
no pueden limitarse a una vinculación sin más con las instituciones liberal democráticas
vigentes, o a un mero reforzamiento de éstas. En lo fundamental, una política democrática
efectiva está obligada hoy a un emplazamiento independiente del aparato estatal y de las
instituciones establecidas de la democracia neoliberal. Y sin embargo, al mismo tiempo,
tampoco pueden colocarse en los términos de una contraposición abstracta entre
sociedad civil y Estado, toda vez que ésta constituye una fortaleza decisiva del poder
mismo del Estado. Así, es cierto que las transformaciones democráticas dependen de la
construcción y el fortalecimiento de estructuras sociales independientes del Estado en
sentido estricto. Pero también lo es que la democracia depende de un desarrollo de esas
construcciones del poder social en un sentido contrapuesto a las condiciones sociales
existentes. Las transformaciones democráticas no se siguen del mero despliegue de la
sociedad civil existente, sino que involucran luchas y conflictos orientados a su propia
transformación, en cuanto ésta es una condición de la transformación de los aparatos
estatales, del estado y la política misma.
De este modo, lejos de la defunción de sus sujetos o sus significados, lo que se produce
es una inmensa expansión de las luchas sociales y políticas, de sus formas, sujetos y
programas. Ello abre un horizonte radicalmente nuevo, centrado en una pugna radical
por la democracia como proyecto de largo alcance, orientado a la reconformación de lo
social, lo político y la política. Ese horizonte se nutre, por una parte, de luchas marcadas
por la derrota y la disgregación de las constelaciones obreras precedentes. Y por otra, de
la peculiaridad de los nuevos movimientos que nacen de la condensación actual entre el
universalismo y las viejas y nuevas fragmentaciones. Todas estas luchas confluyen en el
ancho cauce de una redefinición de la democracia, concentrada en torno a la autogestión
social de la política. Esta elaboración emergente pugna por un desciframiento de la
política y de la democracia alternativo al ciframiento tecnocrático y oligárquico propio de
los poderes dominantes. Y perfila, de ese modo, una contraofensiva social de largo aliento,
tan epocal como los propios procesos abiertos por la globalización capitalista neoliberal.
Como luchas por la ciudadanía, lo público, la igualdad, las diferencias, la libertad, la
Pero dislocar el proyecto de liquidación de toda historia otra que la del poder no es algo
que pueda producirse hoy en el plano exclusivo de las luchas democráticas nacionales.
De ahí que estas luchas, más directamente que nunca antes, se enlacen a la necesidad
de una mundialización alternativa y, por ende, a la superación de los particularismos
y nacionalismos excluyentes, dentro y fuera de los estados nación existentes. En esta
línea, la cuestión nacional se configura como el proyecto expansivo de una democracia
y una patria grande y con todos. Esta patria recupera, resignifica, simboliza y amarra
las formas y los contenidos de lo democrático popular producido a lo largo de toda la
historia de los grupos subalternos. Y contrasta a la que, como espacio e historia de los
poderes dominantes, se objetiva hoy en las “patrias” financieras del capital trasnacional
en los planos nacional y global.
NOTAS
1
Cfr Steinsleger, J., “ Marcelo Quiroga Santa Cruz (1931-1980)”, en La Jornada, Mexico, 20 de Julio de 2005.
2
Cfr Galeano, E., “Las guerras mienten”, en La Jornada, Mexico, 17 de Septiembre de 2005.
3
Cfr Rodas, Hugo, “Una imagen económico política del FMI en Bolivia”, en Problemas del Desarrollo, N° 134, Instituto
de Investigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de Mexico, Mexico, 2003
4
Cfr Rivadeo, A.M., Lesa Patria. Nación y Globalización, Fes Acatlan UNAM, Mexico, 2003.
5
Cfr Aviles, J., “Exhumarán restos de asesinados por policía y ejército bolivianos”, en La Jornada, Mexico, 9 de
Octubre de 2005.
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¡BOLIVIA DE PIE!
REFUNDAR COMIBOL
Que los recursos mineros han sido el factor esencial que removió los cimientos del
mundo transformándolo todo. Por la explotación de los minerales, Europa fue capaz de
modificar su estructura económica y sustituir el poder de reyes, condes y duques por el
de poderosos banqueros, comerciantes, surgiendo luego una burguesía industrial. Los
minerales extraídos del suelo boliviano dieron origen a inmensas fortunas, entre las más
grandes del mundo y convirtieron a los empresarios mineros en el sector más arrogante
e insolente del aparato colonizador. El poder económico los convirtió en eficientes y
descarados agentes del saqueo, cuyo efecto perverso hizo que el pueblo fuera confinado
al polo de la miseria; y en el otro extremo se concentraron exorbitantes fortunas que
salían al exterior.
Que la explotación colonial de las minas de plata continuó con la de estaño, sin que el país
incorpore en su economía ningún aporte importante como resultado de la explotación de
sus recursos minerales; más por el contario, esa extracción dejó miseria y atraso secular.
El fenómeno no cambió durante las coyunturas favorables con la subida de precios en
el mercado internacional. Los escombros de la depredación, ahora sólo permanecen en
medio del cerro, prontos al derrumbe, silenciosos socavones, desolados campamentos
mineros y las poblaciones en ruinas, como Aullagas y Colquechaca, Portugalete y
Huanchaca, Socavón Patlño y Pulacayo; nombres que al pronunciarlos estremecen la
conciencia quedaron a lo largo de toda la historia de Bolivia, como mudos testigos del
saqueo y la explotación.
Que los llamados Barones del Estaño hicieron crecer sus arcas colosalmente como
consecuencia del alto valor comercial que adquirió el estaño desde fines del siglo XIX,
motivando adelantos técnico-científico-industriales que, sin el estaño no tendrían
explicación alguna. Los minerales del subsuelo boliviano, una vez arrancados y saqueados
de sus cálidas y portentosas entrañas, transformaron la industria del automóvil, de las
armas de la primera y la segunda guerra mundiales, la conservación de alimentos que
inundan los mercados del mundo y en una cantidad casi infinita de usos y aplicaciones
que sirvieron para alimentar las fauces del capitalismo que, gracias a esos recursos
naturales no renovables, se acrecentó hasta tener todo el poder en sus manos.
Que la lucha de los hombres y las mujeres de Bolivia en contra del saqueo y la dependencia
colonial, fue tenaz y heroica, no pudo ser derrotada ni con la guerra de la independencia,
ni con la llamada revolución federal, o con la insurrección de 1952. La encomienda feudal
dio lugar al latifundio y el sistema de reparto, al pongueaje. Los mitayos modernos dieron
continuidad al saqueo, despojo, explotación de nuestros recursos mineros con lo que la
dependencia colonial del poder extranjero continuó vigente.
CONSIDERANDO:
Que los que se encaramaron en el poder desde 1952, nunca estuvieron conformes
con una empresa estatal pujante. Para detener las aspiraciones del pueblo boliviano,
concibieron una política minero-metalúrgica de estrangulamiento y de desjerarquización
de la minería estatal, convirtiéndola en simple herramienta de intervención del Estado
antinacional, con el objetivo de despojarle de los medios que le hubiesen permitido
existir; sus actores buscaron enlazar sus intereses con las empresas transnacionales. Esa
política se constituyó en parte fundamental de ia política económica, ajena al interés de
los bolivianos.
Que con el argumento de crear nuevas empresas se despojó a la entidad estatal minera,
de la posibilidad de reposición de los yacimientos mineros, separando del circuito minero
metalúrgico la fase de fundición. Esta realidad impidió que el valor agregado del producto
metálico beneficie al productor de minerales, arrinconándolo tan solo en actividades
extractivas, situación que le arrastró al destino inevitable del agotamiento y la muerte.
Esa medida fue tomada también para despojarle de su palanca financiera, sin la cual las
minas nacionalizadas se debilitaron hasta quedar ahogadas en una crisis financiera que
no pudieron superarla.
Que a pesar de las arteras componendas de los llamados nacionalistas con el imperialismo,
las minas nacionalizadas se convirtieron en el principal sector estratégico de la economía
boliviana del que vivió el país por décadas. De ellas dependía la generación de divisas
extranjeras, esenciales para el emprendimiento de obras de envergadura nacional
como la construcción de la carretera asfaltada Cochabamba- Santa Cruz, como parte
del llamado Plan Decenal de Desarrollo Económico, proceso documentado en los libros
de balance de la COMIBOL. La empresa estatal petrolífera, que emergió de la Guerra del
Chaco, fue fortalecida con precios preferenciales fijados por encima de los precios de
venta por la compra de hidrocarburos, dotándola del vigor que requería.
Que como parte de las medidas contrarias a la nacionalización de las minas, se crearon
diferentes mecanismos convertidos en verdaderos cordones umbilicales para alimentar
a la llamada minería mediana, entroncada con empresas transnacionales, con una
diferencia en contra de la COMIBOL de hasta un 35 % en los contratos de fundición,
causando daño económico irreparable al Estado boliviano, imposibilitando el desarrollo
de otros sectores como el agropecuario e industrial.
CONSIDERANDO:
Que el Decreto Supremo No. 21060 de 29 de agosto de 1985 y la Ley 1777 del 7 de marzo
de 1997 fueron engendrados por los mismos usurpadores de la conquista del pueblo
boliviano, esas medidas neoliberales fueron la culminación de la obra de destrucción de
la minería nacionalizada. Provocaron el cierre de las minas, la entrega de yacimientos al
capital transnacional, la devolución por COMIBOL de las concesiones otorgadas después
de Octubre de 1952, (con el fútil argumento de que no se podía pagar la patente minera),
la supresión de funciones de producción, la imposición de una estructura holding sólo
para realizar cobro de alquileres y Contratos de Riesgo Compartido, la liquidación de
pasivos y activos, la creación de unidades administrativas de repliegue y transferencia de
activos de la COMIBOL a la empresa privada y las cooperativas, la entrega de las minas
y yacimientos mineros a emprendimientos privados y transnacionales poniendo a su
disposición estudios de importantes trabajos de prospección, exploración y evaluación
de yacimientos mineros; y el despido de decenas de miles de trabajadores. Estos
devastadores efectos son algunas de las medidas antinacionales y pro imperialistas en el
sector de la minería.
Que las medidas neoliberales favorecieron a los mineros medianos y a las empresas
transnacionales, ocasionando la libre exportación de los excedentes al exterior, a cambio de
impuestos que ellos mismos establecieron en ínfimos montos de saqueo y dependencia
vergonzosa. La fuga de capitales determinó el empobrecimiento progresivo del país y
anuló las posibilidades de creación y desarrollo de un mercado interno, con funestas
consecuencias sobre la agricultura, la industria, el comercio y el transporte.
CONSIDERANDO:
Que el Estado neoliberal dejó el libre mercado y la libre competencia sólo para la empresa
privada, interviniendo, interfiriendo y disminuyendo el desarrollo estatal, convirtiéndose
en un efectivo y eficiente instrumento de opresión colonial que permitió el saqueo de los
recursos naturales del pueblo boliviano.
CONSIDERANDO:
Que los recursos minerales son de valor estratégico para el desarrollo nacional, sin los
cuales es imposible que Bolivia se erija como Estado Plurinacionai libre, soberano y que
se constituya en el cimiento del vivir bien.
Que pese a los esfuerzos que hizo el Estado Plurinacionai con Leyes y Decretos que
restituyeron funciones productivas a la Corporación Minera de Bolivia, existen pocos
resultados positivos, al extremo que las entidades minero metalúrgicas del Estado
participan con un esmirriado 7% de la actividad y el restante 93% aún es controlado por
el sector privado, del cual un 80% corresponde a empresas transnacionales o empresas
privadas nativas ligadas a ellas.
Que a pesar de los esfuerzos realizados para que la Corporación Minera de Bolivia, desde
la visión administrativa, establezca una política minero metalúrgica institucional y adopte
una estructura adecuada y coherente en concordancia con la política económica del
Que los esfuerzos de los primeros años por reconstruir la COMIBOL fueron anulados
por el anquilosado funcionamiento organizacional, anclado en atribuciones y funciones
determinadas por la normativa neoliberal de menor rango rectora de la minería estatal,
que provoco laparalización de proyectos, inviabilizó nuevos emprendimientos minero
metalúrgicos y operaciones productivas. Su estancamiento se debió también a la
inmovilización de recursos presupuestarios que no se ejecutaron por los engorrosos
procesos y procedimientos burocráticos, que se arrastran desde las imposiciones
neoliberales en la Corporación Minera de Bolivia.
Que la actual Corporación Minera de Bolivia no ha respondido a las expectativas del pueblo
boliviano ni ha tomado en cuenta los cambios que se introducen en el país más, por el
contrario, mantiene políticas institucionales, estrategias y objetivos que no condicen con
la política económica del Supremo Gobierno. Constituye un sistema empresarial que se
desploma debido a que se han agotado las posibilidades de reestructuración que se le
confió a la propia institución estatal minera, a extremos que no se conmueve con los
riesgos que se presentan a futuro por la baja de las cotizaciones de los minerales que la
propia COMIBOL exporta.
Que la COMIBOL no hizo esfuerzo alguno por suprimir unidades propias de la privatización
como la Unidad de Transferencia de Activos en beneficio de la actividad privada y las
cooperativas, y la Unidad de Repliegue, con una tendencia sistemática a mantenerlas y
fortalecerlas, anulando los esfuerzos positivos que había realizado el Supremo Gobierno
en los primeros años del proceso de cambio.
Que la COMIBOL como entidad estatal no aplica en toda su extensión las leyes y decretos
supremos promulgados por el actual Supremo Gobierno, que devuelven a Bolivia los
recursos naturales y el derecho a explotarlos y transformarlos.
Que la renacionalización del núcleo principal del sector minero no fue acompañada por
la investigación del proceso de privatización, ni incorporó auditorias técnicas, financieras,
legales y administrativas a minas como Bolívar, Porco, Colquiri y otros yacimientos y
empresas como la Planta de Fundición de Vinto, que fueron objeto de suscripción de
contratos de arrendamiento y de riesgo compartido con la entrega de concesiones del
Estado a terceros, violando todas las normas legales que rigen en materia minera. Todas
esas auditorias y acciones son necesarias para establecer el nivel de daño ocasionado al
país.
CONSIDERANDO:
CONSIDERANDO:
CONSIDERANDO:
Que el Artículo 175 de la Constitución Política del Estado señala que las Ministras y Iqs
Ministros tienen, entre sus atribuciones, la de proponer y coadyuvar en la formulación
de políticas generales del Gobierno, asimismo, proponer y dirigir las políticas
gubernamentales en su sector.
Que el numeral 12 del Parágrafo I del Artículo 298 de la Constitución Política del Estado
señala que una de las competencias privativas del nivel central del Estado es la creación,
control y administración de las empresas públicas estratégicas del nivel central del
Estado.
Que el Parágrafo I del Artículo 349 de la Constitución Política del Estado establece que todos
los recursos naturales son de propiedad y dominio directo, indivisible e imprescriptible
del pueblo boliviano, y corresponderá al Estado su administración en función del interés
colectivo.
Que la Ley N° 466 de 27 de diciembre de 2013, Ley de la Empresa Pública, tiene por
objeto establecer el régimen de las empresas públicas del nivel central del Estado,
que comprende a las empresas estatales, empresas estatales mixtas, empresas
mixtas y empresas estatales intergubernamentales, para que con eficiencia, eficacia y
transparencia contribuyan al desarrollo económico y social del país, transformando la
matriz productiva y fortaleciendo la independencia y soberanía económica del Estado
plurinacional de Bolivia, en beneficio de todo el pueblo Boliviano.
Que el inciso c) del parágrafo I de la Disposición Transitoria Primera de la Ley 466, Ley de
la Empresa Pública, incluye a la Corporación Minera de Bolivia determinando que ella
adopte la tipología de empresa estatal.
Que en el marco de la Ley No. 466, el Parágrafo I del Artículo 61 de la Ley No. 535 de
28 de mayo de 2014, Ley de Minería y Metalurgia, señala que la Corporación Minera de
Bolivia - COMIBOL, en calidad de empresa pública estratégica corporativa de carácter
público, ejercerá en nombre del Estado y el pueblo boliviano, el derecho de realizar las
actividades de prospección, exploración, explotación, concentración, función, refinación,
comercialización de industrialización de minerales, metales, piedras preciosas y
semipreciosas existentes en las áreas mineras bajo su administración y las de sus
empresas filiales y subsidiarias.
Que pese a lo determinado por estas disposiciones legales, la actual Corporación Minera
de Bolivia - COMIBOL aún se enmarca en la anterior Ley No. 1777 de 17 de marzo de
1997, no efectuando actividades mineras de manera directa, sino a través de terceros
constituyéndose en simple facilitador del otorgamiento de derechos y controlador de
intereses particulares, pudiendo transferir concesiones mineras al dominio de empresas
incluso internacionales en contra de los derechos y expectativas del pueblo boliviano y
del Estado.
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
Si leemos los resultados electorales Sub-Nacionales últimos, con relación a los obtenidos
en la elección Nacional correlativa, no quepa la menor duda que va a ser el 2021 cuando
menor diferencia en contra tuvo el MAS (12,61%), mientras la del 2005 fue la de mayor
diferencia. Es importante recordar que el 2005 los dos actos electorales fueron el mismo
día.
La derecha nos quiere vender la idea que el MAS salió derrotado en los últimos comicios,
los analistos en coro replican la afirmación. Lo perverso es que hay algunos compañeros
que lo repiten o se la creen y se encuentran bajoneados.
Todos los militantes tenemos la obligación de recordar que el fenómeno del Proceso de
Cambio presenta esta característica. La disputa del gobierno central contra la derecha
colonialista y neoliberal unifica su identidad étnica y clasista para votar por ellos mismos,
por el MAS, por Evo 5 veces y ahora por Luis Arce; la concurrencia a los comicios Sub-
Nacionales incorpora otros elementos valorativos que vuelven diferentes los resultados.
Cuadro N° 1
Los analistos pititas afirman que el gobierno redujo su aprobación en casi 13 puntos
porcentuales. Son tan listos que contrastan dos procesos completamente diferentes
en contenidos y horizontes, así como ningún productor agrícola comparara papas con
gallinas.
Cuadro N° 2
Cuadro N° 3
Cuando observamos el número de votos obtenidos en los cuatro comicios, se hace más
que evidente la acumulación del Proceso de cambio.
Cuadro N° 3
El MAS siempre obtuvo mayor cantidad de votos totales. Entre 2005 y 2010, duplicó
su votación; entre 2010 y 2015, aunque se redujo más de 8%, obtuvo 39.000 votos más.
En cuanto a 2021, con respecto a 2015, logró incrementar en más de 450.000 votos, lo
que representa 23,7% más de votos. Incluso en las Ciudades Capitales, su votación se
incrementó en más de 100.000 votos, lo que representa un 14% más de votos. En cuanto
a toda la población que vive fuera de las ciudades Capitales el comportamiento del voto
es muy potente, porque se incrementó en 350.000 votos, lo que implica que aumentó en
un 30% con respecto a la votación obtenida en 2015.
Podemos concluir con certeza que el Proceso de Cambio sigue acumulando y ello no sólo
se manifiesta en el incremento de votos sino también en el incremento del porcentaje
obtenido. Si hubo algún momento de reflujo ese fue entre 2010 y 2015, no por el número
de votos sino por la reducción en más de 8%. Este 2021 crecimos en casi medio millón de
votos, que es más que lo obtenido por el partido golpista de Mesa en todo el país: sólo
nuestro incremento es mayor que todos los votos logrados por el partido cabeza de la
oposición en el Estado Plurinacional.
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¡BOLIVIA DE PIE!
El Golpe de noviembre del 2019 es el reflujo hegemónico que habilitó las condiciones
para la perdida de la centralidad del bloque nacional-popular en el Estado. En los hechos,
el Estado se bifurcó en dos bloques y esto podía haber sido el germen de una guerra
civil de incalculables proporciones. El Golpe de Estado representó la autonomización
del aparato represivo militar y policial cuya expresión formal se cristalizó en el Órgano
Ejecutivo, por un lado; y por otro, la Asamblea Legislativa Plurinacional que articulaba la
representación del movimiento popular. Estos dos fueron los ejes cardinales en torno
a los cuales gravitaron los gobiernos subnacionales y el restante de los aparatos del
Estado. Por lo general, una clase o un bloque dominante es quien tiene la centralidad y
unifica al Estado, por tanto, la bifurcación no podía durar mucho.
• Pérdida parcial del caudal electoral del MAS, en particular, en ciudades capitales
de departamento. La atmósfera ideológica de ciertas ciudades todavía representa un
desafío para el MAS.
• Pérdida de la cadena de mando del ejército y la policía; los sectores más reaccionarios,
que siempre existieron al interior de ambas fuerzas, lograron ganar la mayoría dentro de
sus pares y encabezar de manera cohesionada el Golpe de Estado. Las fuerzas represivas
del Estado se autonomizaron progresivamente del liderazgo nacional-popular y fueron
el núcleo articulador de toda la estructura golpista.
Lo cierto es que producto de este reflujo en el liderazgo moral e intelectual del campo
popular, no se concentró a tiempo la movilización de masas para enfrentar al Golpe de
Estado; y, por su parte, la derecha pudo movilizar cohesionadamente a todas sus fuerzas
(militares, policías, paramilitares y parte de la movilización clase-mediera) logrando
imponerse y abrir un periodo de restauración neoliberal.
Llegados a este punto abra que señalar, también, que el MAS modernizó y perfeccionó la
maquinaria del Estado y, en particular, su aparato represivo; por ello, la policía y el ejército
tuvieron una mayor eficacia y cohesión para vencer temporalmente al campo popular en
noviembre de 2019.La situación era distinta a las movilizaciones de principios de los años
2000, al frente se tenía una estructura estatal más fuerte y robusta.
autoridad que es, por cierto, el dogma del Estado. A decir de Zavaleta (1983), “todo Estado
en último término niega a las masas, aunque la exprese o la quiera expresar, porque
quiere insistir en su ser que es el ser del Estado”.
En este sentido, el Estado es un conjunto de relaciones sociales que tiene una lógica hacia
la concentración y monopolización de la toma de decisiones en oposición a las masas
que representan una peligrosa democratización de lo público. Por eso, el Estado buscó
imponerse a la sociedad civil y, en el momento oportuno, restablecer viejas formas de
dominación, volviendo a la subalternidad a las clases sociales trabajadoras y de mayoría
indígena que habían osado tomar el poder; “tenían que poner en su lugar a estos indios”,
esa fue la lógica última y decisiva del Estado colonial en proceso de reconstitución, eso
simboliza la vejación y la quema de la Wiphala.
IMPOSIBILIDAD DE CLASE
El éxito conseguido por esta fracción se debe a que Santa Cruz es la región donde el
peso organizativo e ideológico de la burguesía es tradicionalmente más fuerte y donde la
constitución de las clases subalternas es menos homogénea y estructurada. Asimismo,
el MAS no proyectó una reforma intelectual y moral que desafié el liderazgo regional a
las viejas élites locales; hasta ahora la cruceñidad es definida en función a los criterios y
directrices de las élites políticas y empresariales. En efecto, en lo cotidiano se reproducen
y sedimentan, sin discusión alguna, las relaciones económicas, políticas e ideológicas
que apuntalan y afianzan a los sectores más conservadores y oligárquicos de Santa Cruz.
Sumando a esto el MAS se había abocado al trabajo con el sector empresarial agrícola,
descuidando su vinculación con otros sectores como ser el ámbito de los servicios,
construcción, sectores intermedios, etc. Esa falta de ligazón con otros sectores fue, en
cierta medida, crucial para el ascenso del golpismo en la región. La hegemonía debe
gestionarse permanentemente, su validez siempre está en disputa.
Camacho como expresión del sector burgués más parasitario, emergente de las
dictaduras, solo concibe y puede llevar adelante su proceso de acumulación capitalista
con el apoyo y financiamiento prebendal del Estado; esa es su lógica, por eso su accionar
está permanentemente dirigido a hacerse cargo del poder y la estructura del Estado, y
ha demostrado que está dispuesto a lo que sea; por ello, las fuerzas internas y externas
de la reacción lo utilizarán, como lo utilizaron en el pasado, para convulsionar el país y
generar nuevos conflictos que reaviven proyectos separatistas.
b). -La fracción Añez, expresó a los sectores burgueses más vinculados al lumpen y,
ciertamente, compartió mucha de las características de Camacho; su gobierno fue
principalmente la coalición contrarrevolucionaria del ejército, la policía, el capital
financiero y el capital agroindustrial a la cabeza del capital trasnacional representado
por la embajada norteamericana. Sin duda alguna, su gobierno fue la entropía, todo
el tejido institucional y social se derrumbaba bajo su dirección, progresivamente todo
dejó de funcionar: la economía, la salud, la educación,etc. En su inconstitucional gestión
gubernamental se tendía del Golpe de Estado a una crisis de Estado cada vez más
corrosiva.
En rigor, Añez-Mesa-Camacho representan a una clase social que tiene una concepción
instrumental del Estado, es decir, el uso de estructuras estatales para el beneficio
unilateral e inmediato de una clase o fracción de clase; en oposición, a las formas más
avanzadas de dominación en base a la articulación en el Estado de los intereses de
distintas clases y fracciones de clases, esto es lo que Marx (1973) llamaba “autonomía
relativa del Estado”, como expresión de formas desarrolladas de integración de intereses
en función a la dominación duradera de la burguesía como clase. Ciertamente, fue este
uso instrumental del Estado que no le permitió a esta clase generar mediaciones con
la sociedad civil y alianzas necesarias para dirimir la cuestión del poder a su favor; al
contrario, hizo un uso sórdido y unilateral del aparato del Estado en beneficio de sectores
del capital agropecuario y financiero, al mismo, tiempo que jaqueaba las empresas del
Estado para entregarlas a la voracidad del capital trasnacional; todo ello en un marco
de corrupción generalizada que acabó deslegitimando no sólo el gobierno de facto de
Jeanine Añez sino a todo el bloque de derechas.
El resultado crucial del cada vez más ilegitimo gobierno de facto fue la pérdida de la
cohesión y la unidad del aparato represivo que ya no se movilizó cuando en agosto
pasado el movimiento popular logró que el Estado pierda soberanía sobre su territorio en
el marco de las protestas para la convocatoria a elecciones que los golpistas no querían
y no podían afrontar. La herencia del gobierno de Añez-Murillo es la pérdida de la
unidad de acción de las fuerzas represivas del Estado, vale decir, que perdieron la ventaja
estratégica que viabilizaba su gobierno y la restauración de lo señorial en Bolivia.
C.-Fracción Mesa, representó el sector de derecha que tenían las mayores posibilidades
de dirigir la vuelta al modelo neoliberal en 2019, puesto que había logrado articular
temporalmente a la mayoría del bloque conservador y, además, sumando el voto de ciertos
sectores intermedios que con anterioridad habían votado por el MAS. Claramente, no le
faltó mucho para forzar una segunda vuelta, pero su carencia de proyecto; improvisada
estructura partidaria; reducida capacidad de generar alianzas duraderas y un liderazgo
timorato limitaron sus posibilidades de hacerse con el gobierno.
Camacho rebasó a Mesa e implicó el uso torpe de la fuerza, lo que necesitaba la derecha
en esos momentos era habilidad y astucia para dirimir la cuestión del poder. Mesa
dejaba que otros tomen la iniciativa y eso inviabilizó su proyección irremediablemente.
En la mañana del 10 de noviembre del 2019, cuando el MAS cedió y declaró nulas las
elecciones, llamando a conformar un nuevo Tribunal Electoral a medida de las exigencias
de la derecha, se estaba ante una derrota de envergadura en lo territorial, dado que la
derecha controlaba el país; pero, fundamentalmente, el MAS estaba ante una derrota
moral. En esas condiciones, la derecha unida podía haber llevado al país rápidamente a
elecciones donde, sin duda, se hubiese impuesto y con la legitimidad del voto empezar
la restauración neoliberal; pero esto requería no solo lucidez, sino una auténtica voluntad
de poder, cosa de lo cual carecía y carece Carlos Mesa.
DE LA RESTAURACIÓN
No obstante, las estructurales fallas y limitaciones en el ejercicio del poder por parte
del bloque señorial, su ubicación y predominio clasista en lugares estratégicos de la
reproducción cultural, de la formación de cuadros policiales y militares y, principalmente,
en la división del trabajo hacen que tenga capacidad de reconstituirse y disputar el poder
político.
Claramente, hay que señalar que la reconstitución de las clases sociales frente a las
derrotas es muy distinta, a las clases populares puede costarles muchas décadas llegar
a recuperarse después de grandes derrotas, a diferencia de la burguesía que detenta-en
sentido bourdiano- una serie de capitales económicos, sociales y simbólicos que habilitan
su restitución.
Ahora bien, llegados a este punto, es necesario reconocer que la burguesía tiene y tendrá
alta capacidad de reconstitución debido a que detenta un estratégico predominio en
la división del trabajo y desde allí siempre buscará restaurar su poder. En efecto, en las
fábricas y diversos centros productivos prevalecen las determinaciones de la burguesía
señorial y esto tiene hondas repercusiones en el conjunto de relaciones sociales. En
realidad, en torno a la división del trabajo se mueven un conjunto de jerarquías sociales
y, en países como Bolivia, jerarquías raciales. No por casualidad, Gramsci (2005) afirmaba
que la “hegemonía nace de la fábrica”.
En efecto, la división del trabajo no es solo una forma a través de la cual se generan
excedentes económicos, sino una forma de disciplinamiento social, porque en la misma
se entablan y desarrollan relaciones de mando y obediencia que son, por lo demás,
políticas en sí mismas y que tienen hondas repercusiones en la estructuración de
jerarquías sociales.
El poder blancoide en Bolivia tiene que ver con una forma específica de capitalismo
periférico que sobreexplota1 la fuerza de trabajo indígena, y mientras más lo hace,
El concepto de sobreexplotación fue desarrollado por Ruy Mauro Marini y hace referencia al pago por debajo del
1
valor de la fuerza de trabajo, es decir, un salario tan exiguo que no permite que la clase obrera (que en Bolivia
es mayoritariamente indígena) pueda solventar el conjunto de sus necesidades materiales y culturales.Ver Ruy
Mauro Marini, “Dialéctica de la Dependencia”, Ediciones Era, México, 1974.
más reactualiza el racismo. Por ello, la existencia misma del gobierno y movimiento
indígena es un desafío total, no importa si se generan mejores condiciones económicas
momentáneas para la burguesía, esta tarde o temprano tenderá a restablecer las viejas
jerarquías raciales que son la fuente primera de su acumulación.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Bolivia vive la Revolución más profunda de toda su historia, pero como toda Revolución
necesita radicalizarse para seguir existiendo y esto, a nuestro modo de ver, se logrará
con una modificación de la forma partido en el MAS, vale decir, articular mecanismos
que mantengan y profundicen la participación popular, y, paralelamente, generando
procesos solidos de formación de sus cuadros sin lo cual ya no es posible avanzar. Son
dos, entonces, los desafíos del MAS: continuar con el empoderamiento popular en la
organización partidaria y generar una estructura de formación de sus cuadros para
proyectar y afianzar su hegemonía.
Asimismo, es necesario avanzar en formas de autogestión como ser las Empresas Sociales
dirigidas por trabajadores, reconocidas por nuestra Constitución Política del Estado y
normativa vigente. En realidad, no es que no existan experiencias de autogestión, ya hay
varias fábricas recuperadas, aquí el Estado podía y puede hacer más, mucho más. El
Estado, ciertamente, no puede inventar la autodeterminación popular, pero si puede
potenciarla; y eso es lo que no se ha hecho a cabalidad con las Empresas Sociales que
ya existen y luchan por sobrevivir. En cada Empresa Social está la hidra de la revolución.
A su modo, esto también puede apostarse a los territorios indígenas que recibieron
millones de hectáreas de manera colectiva con el gobierno de Evo Morales, ahí el reto es
pasar de la propiedad colectiva a la producción colectiva. O, del mismo modo, potenciar
las formas de cooperativismo minero que en su fragmentación interna son funcionales
a formas de explotación impuestas por las empresas exportadoras y comercializadoras
de minerales.
Vale decir, que hay ciertos atisbos de autodeterminación económica que pueden llegar
a desafiar, si insistimos en ello, el predominio de la burguesía señorial en la división del
trabajo. Es cierto, que es un proceso que tiene sus contradicciones y tiempos, pero es
ineludible si se quiere radicalizar el presente.
Ahora bien, llegados a este punto, habrá que reconocer que no se podía haber derrotado
al golpismo, hasta donde se lo hizo, sin la unidad del campo popular y la visión estratégica
de su dirección .Que nadie se confunda, sin unidad y dirección era imposible triunfar.
Por eso, no se equivoca la derecha al atacar tanto la unidad como a los miembros de la
BIBLIOGRAFÍA
Marx Karl & Friedrich Engels (1974), Obras Escogidas .Moscú. Editorial Progreso.
Zavaleta Mercado René (1983). Las masas en Noviembre. La Paz. Editorial Juventud.
Revista Digital N° 4
¡BOLIVIA DE PIE!
CONOCIMIENTOS ASTRONÓMICOS
Muestra dominio del conocimiento
de la astronomía. Llevaba registro de
las fases de la luna y los periodos que
presentó en cada calendario agrícola.
Versado en seguir los periodos de las
salidas y puestas del sol, registrando el
solscistio de invierno Inti Raymi (21 de
junio) y solscistio de verano o Capac
inti raymi quilla (21 de diciembre).
Siguió la tradición de registrar las
puestas y salidas del sol mediante la
observación de “ceques” y “suqanqas”,
marcas de referencia que presenta la morfología geográfica de los andes que permitían
registrar una regularidad observable con mucha precisión. La medida del tiempo se
registró mediante la observación del Intihuatana “reloj de sombras”. Tuvieron en cuenta
dividir el tiempo en partes: suc huaycucuy (una hora); hunca hunac (una semana) suc
quilla (un mes); chicta quilla (medio mes); Suc huata (un año). El año se determinaba
observando el único día cuando el sol no produce sombra alguna en el intihuatana, esto
sólo ocurre el 21 de junio, celebrándose el inti raymi (fiesta del sol); el mes se determinada
mediante las fases de la luna, indicando que quilla puran marca una nueva fase lunar.
El cultivo de la sabiduría astronómica sirvió para determinar el calendario agrícola y
determinar los periodos de lluvias en los andes. El registro numérico de las regularidades
astronómicas le permitió predicción de eclipses, tanto solares, como lunares. Los eclipses
se registraban en el quipo que llevaba en sus manos. Realizó registro de los periodos
con que los cometas aparecían en los andes. Registró las regularidades de aparición del
planeta Venus (Coyllor) tanto en el amanecer (pacari coyllor), como en el atardecer (Caza
coyllor) Llevaron un registro de constelaciones en el cielo: Yutu (Perdiz), wara wara (Las
pleyades). Ñawi paco (ojo de la llama). Observaron el fondo de la vía láctea y compararon
el movimiento de los cielos como willkamayu (gran río sagrado) que discurre arrastrando
a las constelaciones. Consideraban que la ruptura de la armonía natural con la pacha
(universo) causaba onqoy (enfermedades) y pachacuti (cataclismos); guardar armonía
indicaba seguir normas morales muy estrictas, evitando aparición de enfermedades que
afectasen al ayllo.
MATEMÁTICAS
Fue un formidable matemático. El
quipo le sirvió como herramienta de
registro y para llevar “quentas”. Las
operaciones aritméticas las realizaba
mediante el uso de la Yupana, singular
ábaco andino que permite realizar
cálculo de cifras muy altas. Estableció
el concepto numérico Pantacac
hunu (incontable-infinito), utilizó
el sistema numérico decimal para
establecer jerarquías cuantitativas.
Aplicó el control estadístico estatal
Inca para registrar población, tributos,
producción agrícola, guerrreros,
ganadería de camélidos, entre otros.
Este registro estadístico se realizaba
cuidando “no errar cifra alguna”,
para lo cual utilizó dos sistemas de
registro numérico que al compararse
completaban un valor determinado.
En el sistema yana (negro) las cifras
son valores resultantes de la adición;
mientras que en el sistema t’iuspa son
valores resultantes de la sustracción.
Para establecer con exactitud una
cifra, había que comparar cuentas
entre dos quipocamayocs.
REFLEXIÓN
Establecieron el concepto “pacha” para designar el
universo y sus respectivas categorías de existencia.
Pacha como tiqse (principio, fundamento) designa
Cay pacha (este mundo) existente, inmediato. Pacha
también es tiempo, se le asoció con las observaciones
astronómicas y sus regularidades. El conocimiento
de pacha (universo) fue manifiesta a través de yachay
(sabiduría), la búsqueda de armonía de pacha dentro
de su inagotable movimiento, permitía acceder a
la condición de Pachayachachiq (el que enseña y
aprende sobre el universo). Tuvieron tres condiciones
para establecer yachay (saber verdadero). Una
condición “caman” lo justo, lo recto que viene a
nosotros por vía del uso del oficio, saber o talento.
La condición opuesta es “Ccaci simi” palabras vanas,
sin fundamento. La segunda condición de verdad es
Sullul o Checca: “verdad o cosa verdadera”, la verdad
se asume con mucha confianza, Sullulmantapas
(verdaderamente y con toda la verdad). La condición máxima fue de sullulmanta yachaq
(Sapientisimo). La tercera condición es hamutay yachaq (el que inventa conocimientos
nuevos), también designado como el que genera huamac hamuttay (invención, novedad).
Estos sabios conjeturaban mediante huatuni “soltar enigmas o preguntas buenas y
oscuras”, generaban conocimientos complejos, huatunacta rimani “hablar por enigmas
o por palabras oscuras de adivinar o entender”. Hamu hamu soncoyoc, designaba al
“universal versado y entendido en todo lo que penetra y da razón de todo”. Entendían el
error como forma natural del manifestarse en el no-conocimiento, matuctam huatuni,
“errar y adivinar falso” fue el riesgo de presentar tuquini “dudar, no determinar el
conocimiento, estar perplejo”. Tuvieron una filosofía moral de trabajo, todo el sistema de
valores tornó en ayni “reciprocidad” y çumayniyoq “honrado”. Capac runa fue el modelo
moral más usual, se refiere al hombre alegre y gracioso en el trabajo, el que es bien
gobernado y va con gusto adelante, no se cansa de trabajar.
BIBLIOGRAFÍA
GUAMAN POMA DE AYALA, Felipe (1936) [1613]. Nueva Corónica y Buen Gobierno (Codex péruvien illustré).
París: Institut d’Ethnologie.
(1980). Nueva Crónica y Buen Gobierno. México D.F. Siglo XXI Editores. 3 vol. Edición crítica Rolena Adorno
y John Murra. Traducción del quechua por Jorge Urioste.
(1991)Y no hay remedio. Lima: Edición CIPA. Presentación Mons. Elías Prado y Alfredo Prado.
KUSCH, Rodolfo (1970). El pensamiento indígena y popular en América Latina. Buenos Aires. Editorial
Hachette.