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DE LA PAMPA ARGENTINA
por
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SIGLO
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Siglo XXI de España Editores S.A.
Siglo XXI Editora Iberoamericana S.A.
Hora, Rov
Los rer�a re nienres de la p amp :t argen t ina : una hiscoria soc ial y pol írica :
1860-1945- l a ed. la rcimp.- Buenos Aires: Siglo XXI E di rora
Iberoamericana, 2005.
432 p. ; 22x15 cm. (Hiscoria y pol ít ica dirigida por Juan Carlos Torre)
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ISBN 987-1013-14-0 JMI E TOS ........................
AGRADEC
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l. Hisroria Argenrina. l. Tírulo AS . . .
ABREVIATUR
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lÓ CASTELLA
ADVE R TE CIAA LA E DIC
Todos los derech05 reser vados. Prohibida la reproducción wral o parcial de esra obra
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por cualquier procedimienro (ya sea gráfico, electrónico, óprico, químico, mecánico,
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forocopia, ere.) y el almacenamienro o transmisión de sus conrenidos en soportes 1 TRO DUCCIÓ
magnéticos, sonoros. visuales o de cualquier otro tipo sin pt"rmiso expreso del ediror.
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Primera edición argenüna, abril de 2002
TERRATE TIE TE ...........................
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© SIGLO XXI EDITORA IBEROAMERICANA S.A. a. Los rcrrarememes
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Av. Independencia I 860 Argenrin a ...........
rural ................. .... .......... .. 22
as y la actividad
1225 Ciudad Aurónoma de Buenos Aires, Argemina
b L a s elin: argentin
década de 1880
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Telefax: 4381-5708 1 5878
c. · La rransformactone ·
Primera edición en inglés:
DE U A NU EVA CLASE
© Oxford Universiry Press, 2001
11. LACO S TRUCCIÓ
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dería en la década
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maciones de la gana
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"ll1e L1ndowners of rhc Argeminc l'.unpas. A Social :tnd Polirical Hisrory, 1860-194 5 .. .
de 1880 . . . .. . . ....... ..... 80
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de los estancieros
La rran sformación ........ 104
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Ll Od"t:n'a Rural
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c.
60 RoyHoffl Il. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA
CLASE TERRATENIENTE
do. Sin embargo, era claro incluso para él que, contra lo que habían
sido los presupuestos de los terratenientes modernizadores nudea
dos en la Sociedad Rural, la acción colectiva de los estancieros había
contribuido muy poco a dar nacimiento a un orden de cosas "socia
les y administrativas" que les era extremadamente favorable. Más
bien, el actor central de ese proceso había sido la coalición política
liderada por Roca, que impulsó el programa de reforzamiento de la
autoridad central, gracias al amplio sustento que encontró en el in
terior del país y en el propio aparato estatal. El malestar con el que
los terratenientes de Buenos Aires asistieron a la implantadón de
este nuevo mundo político nunca desapareció del rodo en los años La llegada de Roca a la presidencia señala la emergencia de un Esta
posteriores a 1880. Pero los empresarios rurales pronto advirtieron do más poderoso y más autónomo de la sociedad civil, y al mismo
que una relación más productiva entre terratenientes y Estado co tiempo mejor preparado para favorecer la acumulación de capital.
menzaba a definirse. Las pruebas de su efectividad estaban a la vista: Durante su administración, el nuevo mandatario puso su energía y
la paz había sido alcanzada, los indígenas habían sido aplastados, la del Estado que presidía al servicio de la expansión de la economía
nuevas tierras habían sido incorporadas a la producción, ferrocarri rural y de la consolidación de un marco institucional que asegurara
les y telégrafos cubrían cada vez más densamente el territorio. mejores condiciones y mayores incentivos para el desarrollo de la
Para los ruralistas, la afirmación de este nuevo orden significaba actividad empresarial. La así llamada Conquista del Desierto y la
que muchos de los objetivos que los habían lanzado a unirse en 1866 activa política de expansión del capital social básico que dominó a la
habían perdido relevancia. Por otra parte, las nuevas oporrunidades década de 1880 ayudaron a impulsar una veloz transformación de la
para acumular capital en el agro abiertas en la década de 1880 ha actividad rural en la pampa. En la provincia de Buenos Aires, cora
cían que el programa que Uamaba a los terratenientes a desempeñar zón de la economía agraria argentina, la ganadería estuvo a la van
un papel como líderes políticos y sociales de la campaña apareciese guardia de este proceso. Modernas técnicas agrícolas, que en esos
menos urgente y menos atractivo que dos décadas antes. No sor años -se volvieron más accesibles y menos costosas, hicieron que la
prende, entonces, que en la primera mitad de la década de ] 880, la rústica cultura ganadera pampeana, que se había modificado lenta
Sociedad Rural contara con menos de 400 socios, muchos de los mente en décadas anteriores, acelerara su uansforma..:ión. La década
cuales, por cierto, eran particularmente pasivos. Todavía entonces, de 1880 asistió a un proceso de innovación técnica y especialización
los ruralistas deploraban el hecho de que la disposición para ejercer productiva cuya profundidad y extensión no tenía precedentes.
roles de liderazgo, que habían venido reclamando rodos esos años, Estos cambios hunden sus raíces en décadas anteriores. Al calor
no hubiese ganado la partida contra las actitudes más rutinarias y de la expansión ovina del tercer c'uarro del siglo XIX, se habían gene
conservadoras de la mayor parte de los terratenientes. Un cambio de rado condiciones que prepararíJ. los progresos posteriores. Como
esta situación, que retrospectivamente sorprende por su profundi hemos señalado en el capítulo anterior, hacia la década de 1860 co
menzó a percibiese la emergencia de un sentimiento de identidad co
dad y rapidez, estaba a la vuelta de la esquina. Analizar cómo y por
qué en las décadas del cambio de siglo los hacendados de Buenos lectiva entre un pequeño grupo de propietarios territoriales que se en
Aires se convirtieron en un grupo de productores más modernos y contraban a la vanguardia del proceso de mejoramiento en el agro. Fue
más conscientes de sí mismos, así como más orgullosos de sus raíces durante la década de 1880 que este nuevo espíritu ganó adeptos, y cre
rurales -lo más parecido a una clase terrateniente que alguna vez c.ienteménte más y más estancieros/se sumaron a las filas de los moder
tuvo la Argentina- es el tema del capítulo que sigue. nos emprc;:sarios rurales. Como cd'nsecuencia de los avances reali'lados
por la ganadería, d pesimismo �ue esta actividad solía wncitar dio
1
62 Ro_yHort� út conrtmcció n tlr unn mtrvn c/n;e urmtmimtr 63
ros
lugar a una muy extendida vena opcimisca. En los años ochenta, repe6. La comisión rechazada por Hernández recayó sobre dos estancie
por el Viejo y el N uevo Mundo ,
damente se señaló que la ganadería estaba superando su pasado bárbaro, de prestigio. Tras dos años de viaje .
y que las nuevas condiciones en las que se desenvolvía la actividad rural Ricardo Newton y Juan Uerena presentaron un largo mforme sobre
.2
invitaban como nunca antes a la práctica de la innovación empresarial. lo que habían observado en Inglaterra, Australia y Estados Unidos
Estos cambios favorecieron, en primer lugar, a los mayores propietarios. Estos hechos dan testimonio de una nueva actitud del Estado
pro
Los grandes empresarios modernizadores fueron repetidamente cele hacia la problemática rural, pues ilustran el ingreso pleno de los
de cuestion es
brados como los constructores de una ganadería en veloz transforma blemas técnicos de la producción agraria en la agenda
gobernantes
ción que para fines de la década de 1880 era habitualmente descripta que preocupaba a las autoridades. El interés de las elites
producc ión vino a desplaza r una
corno una actividad moderna, y que para el cambio de siglo terminaría en la mejora de los métodos de
del suelo, la pe
por conformar uno de los sistemas ganaderos más eficientes del mundo. preocupación anterior por la promoción del cultivo
las
En esos años, además, la elite económica se definió más plenamente queña propiedad y la reforma social de la campaña, visible ya en
corno un empresariado rural, y crecienremente concentró sus activos e auroridades del período colonial tardío, pero que fue primord ial ra ¡/a
intereses en este sector. Como veremos en ese capítulo, este proceso creó todos los gobiernos de la Argentina indepen diente, y que alcanzó
ur�
condicione.� para la emergencia de una elite terrateniente no sólo más quizás su punto más alto con la ley de tierras de Avella,neda.3 ?
,
opulenta sino también más comprometida con la suerte del sector rural, te los años ochenta, esta tradición perdió gran parte de su vtgencta
a la vez que más moderna y progresista. l.a riqueza y el poder alcanzados pues el gobierno giró su atención desde los proyecto s de transfor ma
por esta nueva y poderosa elite, y su capacidad para aparecer como eco ción social a los de � nómico. La concenrración de las po
as en
nómicamente dinámica y socialmente prestigiosa, la colocaron en el líticas públicas en un arco más reducido de cuestiones, centrad
así a
centro de la clase alta argentina por muchas décadas. los problemas económicos y técnicos de la producción, vino
clausurar una larga y poco exitosa hisroria de proyect o� de reforma
más
A. lAS TRANSFORMACIONES DE LA GANADERfA rural impulsados por el Est ado. Hasta cierro punto, ello no era
la política a
HACIA LA Dl�CADA DE 1880 que un ejemplo de lo que entonces se llamaba el paso de
fuer
la administración, que presidió la política más general del PAN, la
En 1 8 81, el gobierno de la provincia de Buenos Aires comisionó a .
za gobernante en los años ochenta
José Hernández para que viajara a Australia con el fin de redactar un de
Este paso de la política a la administración era un fenómeno
informe sobre los sistemas agrarios de esta colonia británica, que a de orden y
escala continental, visible por ejemplo en el program
entonces eran considerados como más avanzados que los vigentes en
progreso de la Regene ración colombiana y en el lema "más adminis
el Rlo de la Plata. Este proyecto tenía un fin eminentemente prácti de Porfirio Díaz Al igual que
tración y menos política" del México
co, ya que el análisis de la experiencia australiana debía servir de base
en este último país, en la Argentina de Roca el gobierno también
para la redacción de un manual capaz de satisfacer las necesidades de
impulsó un programa con acusados rasgos de desarrollismo autori-
asistencia técnica de los productores de la provincia. El auror del
Martín Fierro rechazó la propuesta de dc:splaza.rse hasta un lugar tan
lejano, y en cambio se ofreció para dar cuenta de sus saberes sobre eJ
negocio ganadero en un Tratado complt'tn cú La planeación y manejo ' Ricardo Newron v Juan Uerena, Via¡nJ �:trtdios dt Út romiuun dtf,t'•llltlll sobrt Út
agm 111mm J In gmlftd�;ín. orgnniZI.lrtOll )' rconomla mrnl m l nglnt<'T•tl rowdos Un idos J
de un estabúcimimto de campo, que dio c1 la prensa al año siguienre.1
Austra/i.1 ! Bu� nos Aires, 1 S82- 1884)
og ía y pulírica mmigra
1 Tu1io Halperin Donghi. "¿Para qué la inmigración? Ideol
1 José HFrnándcz, lmtmcción dtd rstt�nciuo. lrntt1do rYimplrto dr {¡¡ plnnrnción y mnn�o
tOri .. tn la Argcmina ( 1 R 1 O· 1 Y 14)", �n 1: Halpt>rin Donghi, El t'spe¡o de In hirtoria.
dr un mnblecimiento de mmpo destinado n &1 rría ck l111cirndn vncw1n. lnnnr y mbnllnr (Bue s y pmprcttvar lnti•IOttmrricanns (Buenos Airt>$, 1 'JR7), PP· 1 �13·
Probltrur /J nrgrntino
nos Aires, 1882).
li l.
•
fue
la estancia fronteriza de los Virón, en Azul, la casa de adobe
cario. �orno 1�0 podía ser de otra manera, ciertos elementos esped reemplazada por otra construcción de catorce habitaciones en
1880.6
�cos smgulanzan el caso argentino. Así, por ejemplo, el novedoso os por prime
Nuevos implementos de trabajo fueron comer cializad
mter�. s del Estado e� los aspeccos técnicos y económicos de la pro
mecánicas
. ra vez en esos años, entre los que se cuentan esquiladoras
ducciÓn, a los que h1c1mos referencia en el párrafo anterior debe ser •
lo. Las bom
más sofisticadas y bombas para extraer agua del subsue
contextua l.IZad o en el marco de las transformaciones rurales que en- introduci
bas hidráulicas impulsadas por molinos de viento fueron
tonces tomaban cuerpo, y del mundo de representaciones que las Estos arte
das por primera vez al país por Miguel Lanús en 1880.7
reflejaba y estimulaba. A fines de la década de 1870 y comienzos de
factos, junto con sus caracrerfsricos tanques, ayudar on a los produc
la déc�da de 1880, el proceso de transformación económico se ace y a enfren
tores a regularizar la provisión de agua para los animales
leró. En esos años, grandes extensiones de tierra arrancadas al indio
ría más inde
tar mejor a las temibles sequías, volviendo a la ganade
s� volca?an sobr e el mercado y se hacían disponibles para la ganade agrícol a lA Agri
. pendiente de los caprichos de la naturaleza. La revista
na, los ferrocarnles se expandían, y d capital ingresaba al sector ru 1890 su uso se
cultura afirmaba que para mediados de la década de
r�l en cant idades crecientes. Ello desató poderosas fuerzas de cam
había vuelto corriente en la campaña. 8
�10. Como Godofredo Daireaux observaría en 1908 con la perspec "Entre las grandes reformas introducidas de algunos
años a esta
t�va �uf' �e otorgaban tres dé �a�as de acelerada transformación agra lizació n de los
. parte en los establecimientos de campo, la de la genera
na, . el ano 1878 marca el prmctpw de una era de evolución extraor ado", inform aba
cercados es tal vez la que mayores ventajas ha report
dinaria en la estancia argentina".4 No todos los observadores enfati de la déca
acertadamente Alfredo Birabén en 1885.9 Todavía a fines
zaron de igual modo que Daireaux la importancia que el inicio de la a punto ral que ni
da de 1870, la cría a campo abierto era la norma ,
gran �ampaña de ext :rmi�ación de los indígenas había tenido para dades. 1
° Caro
. siquiera los mayores hacendados alambraban sus propie
la acttvtdad empresan . Sm embargo, los propios contemporáneos alamb re se ex
y de uso muy limitado todavía en 1875, el cerco de
�
no tardaron en advernr la profundidad de los cambios entonces en 1 880. Nicolás y
pandió con rapidez a comienzos de la década de
mar �a, así como la creciente importancia que adquiría la mejora entre los mayores
Juan Anchorena, por ejemplo, que se contaban
técmca en la producción rural. Es por ello que la Sociedad Rural rar sus propiedades a
propietarios de la pampa, comenzaron a alamb
que s : pr �ponía incit �rl��· advertía en 1879 que "la época de lo � De acuerdo
fines de la década de 1870 y comienzos de la siguiente.11
ne �o�t ?s stmples o pr�mltlvos ha pasado ya. La más simple, la más ujeron 5,5
a los datos de Prudencia Mendoza, en 1876 se introd
pnmltlva �e todas las Industrias, la pascoril y ganadera, ya hoy eutre tación subió a
millones de kilos de alambre para cercos ; la impor
nosorr �� mtsrnos, que muy poco o nada tenemos de yankee ha comen afias, tambié n,
13,5 en 1880 y a 40 en 1889.12 A lo largo de estos
zado vtstb1emente su evolución transformista". 5
La Sociedad Rural estaba en lo cieno cuando afirmaba que la
gan � ena
�, �e encontraba en los prolegómenos de una gran transtor � Yu)'Ú Guzmán, Euancinr dt' Azztf (Azul, 1978), p. 22.
macl �n . D �ran te los años oche �ua, la inversión en el sectoJ ganade Nod H. S barra, Hittorin dt' las agundnr y da molino (La Plata, 1 %1), pp. 1 '>2-68.
l.a Agrintlmrn (en addame lA), 13 de abril de 1893. citado en Sb;ma, Hirtoria rk las
ro se mten stfko.,
•
s construccwnes de ladrillos, y ya no de simple
�
. ngwtdm. p. 169: Sociedad Rur.il Argentina, 7innpoJ ek rpoprya, 1866-1966 (Buenos Aires,
barro � pa¡a, se h1c1eron más habiruales, tanto en los c.:asco\ de las
1%6), p. 49.
estancias como en los puestos y demás con�trucciones. En algunos ., Alfredo Birabén, "La estam.ia refomaada", ASRA, XVlll:j ( 1 8H5), p. 4'1.
casos, ello coincidió con la desaparición de la amenaza indígena En "' Nt)t'l H. Sbarra, HisrotirJ d(/alombmdo rn In Argmtina (8ueno� Aires, 1964).
pp 7j, 87-89.
"Suce-sión Ni.:olás Anchorena, ACN.
4 Godolrf'du Oaireaux. "La estancia Mgennn.t', en C.áuo Agropt'czuuio Nat�nnnL " Mcndo1.a, Prudcncio de la Cruz. Hutorin df In gnnndrrí.r llrgrntmtl (Buenos
t. 111. Ln gr/1/adnJr/ J In t�grirulfllm rn 1908 1 Bu<'nús Am·s. IIJ08), p. 4 Aire\, 1928), p. 166. L.u cifr.ts qut otrect' Zcballos son algo disnnra\: 1 'i m il lo nes dl'
, ASRA XIJ:q ( 1 1!79). p. 154.
Ln mmtrucci!Ín de 111/fl nueva clase terrnteniellte 67
66 Roy Hora
aparecieron alambres de mejor calidad, más flexibles y de menor ron una gestión más centralizada. u Por todos estos motivos, un
peso,lo que permitió aumentar el área cercada por kilo de producto. observador informaba en 1 8 8 2 que "el alambrado es tan primordial
Gracias al alambrado, la pampa tuvo por primera vez un sistema en esta época, como anteriormente el buen campo. El alambrado
relativamente económico y eficiente para fijar con precisión el perí importa seguridad, economía de brazos,amanzamiento de las hacien
metro de una propiedad, e impedir el paso de extraños y transeún das, y tranquilidad para el animal cuyo engorde viene fácilmente". 14
tes, contribuyendo así a asegurar y reforzar los derechos de propie Mayor productividad del trabajo, mejores técnicas de manejo
dad. También permitió contener a los animales, asegurando la de del rodeo, construcciones más sólidas y confortables, así co�o má
fensa de las áreas cultiv ad as.
Al volver más sencilla la protección de quinas y herramientas más sofisticadas, caracterizan a la estancia alam
árboles y plantas,el alambrado contribuyó de modo decisivo a cam brada y más centralizada de los años ochenta.' 'i Esa década asistió
biar el paisaje pampeano. Hasta entonces,las plantaciones se habían también al nacimiento de la moderna industria de exportación de
limitado a los alrededores de los puestos y cascos de las estancias y carne (un desarrollo que, a su vez, aceleraría otros cambios produc
demás poblaciones, donde podían ser protegidos de los animales tivos). Durante la década de 1 870, los barcos de vapor y de casco de
mayores con menos cosws y dificultades que a distancias mayo acero entraron a servil las rutas del Atlántico Sur, reduciendo los
res. Gracias al alambrado, en esos años la agricultura encontró costos de transporte y tornando el servicio más económico, segúro y
mejores condiciones para expandirse. Al mismo tiempo, un con previsible. Ello estimuló diversos proyectos de transporte de carne
junto de especies exóticas, enrre las que por su resistencia a los enfriada a Europa. El primer intento serio de crear un sistema que
insectos y su veloz crecimienro destacaba el eucalipto, se convir preservase la carne en el largo viaje a través de los trópicos tuvo lugar
tieron en los típicos proveedores de sombra, leña y reparo en un en 1 876, cuando el buque Le Frigorifique zarpó del puerto de Ruan
medio hasta entonces muy pobre en árboles. hacia Buenos Aires,llevando un cargamento de este producto en sus
Más importante,el cercamiento de los campos ayudó a transfor bodegas refrigeradas. En 1 883, los progresos en las técnicas de refri
mar a la ganadería. En primer lugar, porque redujo la necesidad de geración hicieron posible l a inauguración de la primera planta frigo
trabajadores, haciendo más sencillo el manejo del ganado, y contri rífica en Buenos Aires. En los siguientes dos años se erigieron otros
buyendo además a amansar a las haciendas. En segundo lugar, por dos establecimientos de faenado y procesamiento de animales, que
que facilitó el cruzamiento controlado del ganado, puesto que gra pronro comenzaron a exportar al Reino Unido. 16 En esta etapa ini
. cial del desarrollo de la industria frigorífica, la carne ovina capturó el
cias al alambrado los animales de distinta calidad pod.fan se1 aislados
o reunidos en forma permanente a muy bajo costo. Como resultado, nuevo mercado, pues era más fácil de congelar y procesar que la
la mezcla indiscriminada de ganados, que por décadas había consti vacuna y además se veía menos afectada en cuanto a presentación,
tuido un serio obstáculo a la mejora de las razas, podía superarse sin sabor y calidad yue la de los animales mayores. Tradicionalmente,
mayor dificultad. La eliminación del sistema de cría a campo abierto los ovinos en la pampa habían sido criados con vistas a la obtención
permitió un mejor aprovechamiento de todo el terreno de una pro de lana, pero ahora también debía ponerse especial énfasis en el ta
piedad, y con ello la capacidad de carga de la tierra se incremen maño de la res,en el gusto de su carne, y en la velocidad con la que
tó. Gracias al cercado y el énfasis en la mejora del ganado que la incorporaba peso. En consecuencia,los criadores se lanzaron a adap-
acompañaba, las estancias, hasta entonces a veces no más que ---- -
unJ. colección de pues!O�> muy independientes entre sí, adopta- 1 1 Daireaux, "La csranc1a argt:mina··, pp. 21-23; Sbarra, Hwor111 dr!.t!Hmbrado.
1' ASRA. XV:11 ( 1 �82), p 180.
1; Hilda Sabara, L'optt,r/úmo y ganaduí11 m Bumw Aiw: !11 fiebrt del lm111r. 1850-
metros en 1877, 27,1 en 1879, .i7,6 m. <·n l8SO y 62,1 en 1881, momenro a rartir 1890 (Buenos Aire�. 1<>S9), pp. 1 S'í-<>.
1'
dd cual la importación se manciene en valores estables hasta mediados de la década. 1 Simon Hanwn, Arg(t�tine Mear rmd thr British Marku Chapt�r; in the History
Véase f:<.stanislao Zcballos, A trtwl.• dr /m C11baiim (Buenos Aires, 1 �88). pp. 25'i. ofrht Argmtine /o,üm lndurtry IStanford y Londres, 1 �138), pp. 5; ·4.
GH RoyHora Ln constmcción di! una nueva clase termunitnu 69
rar sus majadas a la demanda de las empresas frigoríficas (que desde estancieros se vieron tentados a desplazar de sus mejores tierra,s (en
ese momento pasaron a desempeñar un papel decisivo como orien especial las bien comunicadas por la red ferroviaria o las localizadas
tadoras de las tendencias predominantes en el mercado de carnes). Para cerca de la ciudad) a los animales criollos que todavía pastaban en
ello, desplazaron sus compras de reproductores desde el mercado de ellas, y a reemplazarlos con vacunos cruzados con reproductores
Europa continental hacia el británico. Desde entonces, los ovinos de importados, que producían más y mejor carne. 21 La expansión de la
raza Lincoln, mejor adaptados que los merino a producir tanto carne frontera hacía el sur y el oeste permitió el traslado del ganado cr!ollo
como lana, fueron introducidos en grandes cantidades, por lo que el hacía las nuevas tierras arrancadas al indio, donde solía hacer las
proceso de cruzamiento alcanzó una velocidad que no reconoda prece veces de "arado vivo", favoreciendo la eliminación de los duros pas
dentes. El cambio de las razas merino a las multipropósíto fue sorpren tos naturales de la pampa, y preparando el suelo para la posterior
dentemente rápido, y se aceleró a fines de la década de 1880, cuando los llegada de las ovejas. En las tierras cercadas y más próximas a Buenos
frigoríficos comenzaron a reclamar una parte sustancial de la oferta ovi Aires, al iado de los rodeos de ovejas refinadas, los vacunos mejora
na. En 1893, el ganadero y experto agrícola Herbert Gíbson señalaba dos eran criados y engordados para servir las necesidades de la ciu
con sorpresa y admiración que "los años de 1888 a 1893 son testigos dad. Poderosos estancieros tomaron participación activa en este nego
de la conversión de 50.000.000 de ovejas de un tipo al otro -una cio, conocido con el nombre de "invernada".22 Esta actividad (como
conversión probablemente sin paralelos en los anales de la cría lanar"Y más en general toda la cría de ganado) también resultaba atractiva
Para comienzos de la década de 1890, la carne de carnero congelado para estancieros de recursos más modestos o para personas de la ciu
argentina en el mercado de Londres alcanzaba precios superiores a la dad sin mayor experiencia en el campo, pero con capital o conexiones
australiana y se acercaba a los obtenidos por la proveniente de Nueva para conseguido. A comienzos de la década de 1880, Hipólito Yrí
Zelanda, que siempre dominó la franja superior del mercado.18 goyen, el futuro líder del Partido Radical, se contaba entre ellos. Su
La ganadería vacuna también experimentó un proceso de mejo designación como diputado oficíalísta y sus contactos en el mundo
ra. Antes de que la exportación de ganado en pie y congelado se político le abrieron el camino para que el Banco de la Provincia le
volviera rentable (hacía mediados de la década de 1890 y comienzos diera un crédito con el que inició su actividad como ínvernador. 23
de la de 1900, respectivamente), un mercado doméstico en expan La creciente importancia atribuida al refinamiento modificó la
sión y más exigente se convirtió en su principal estímulo por el lado situación de las cabañas. En décadas anteriores, "la falta de interés
de la demanda. La cría de ganado refinado para el mercado de Bue [en el mejoramiento del ganado] se advierte en el hecho de que por
nos Aires, que entonces consumía unas 600.000 reses al año, se vol un largo tiempo los ganaderos más progresistas habían tenido difi
vió un negocio muy atractivo.19 La mejora del ganado vacuno fue cultades en vender los animales que criaban"Y En un período tan
más tardía que la del ovino, pero los cambios organizativos de la tardío como el que va de 187 1 a 1877, las importaciones de ganado
escancia en la década de 1880 también la estimularon. Entre 188 1 y proveniente de Gran Bretaña, que siempre (.;onformó la principal
1 888, el número de animales cruzados con razas extranjeras en la fuente de vacunos de raza, apenas alcanzaron a los 1 1 3 ejem piares. 25
provincia de Buenos Aires creció nueve veces, mientras que el gana En 1879, la Revista de Ganadería todavía se preguntaba sí las caba
do criollo apenas aumentó un 50 por ciento. 20 En esos años, muchos ñas eran lo suficientemente rentables como para sobrevivir sin ayuda
,- Herberc Gibson, Th� History and Pmmt Stat� ofth� Shup-Brttding lndmtry in !t ASRA. XII:4 (1879), p. 154.
tht Argmtin� &public (Buenos Aires, 1893) p. 40. .!! ASRA. XXI: 18 ( 1 888), p. 460; EN. 19 de marzo d<' 1888.
" Hanson, Argmrin� M�at, p. 85. !J Manuel Gálvez, Vida d� Hipólito 'irigoym, en M l;álv.:z., BiOKTfl/ias CompluiU
, .. ASRA. Xl:IO ( 1 878), pp. 495-500; ASRA. Xll:5 (1 879). pp 166-7; ASRA. (Buenos Aires. 1962). v. 1, p. 67.
Xlll:l (1879), p. 7; ASRA. XXI:IIl (1888), p. 460. .!A Hanson, Argmtin� lvüat, p. 14.
!" Hanson, Argmtint Mtat, p. 1OO. !S
fbid, p. 14.
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70 R�y Hor,1 La construcción rk tmn 111/t'VII clmt' tarnunit:mr 71
oficial, "debido a la limitada escala en que se hacen las operacio cenrros de compras más pretenciosos de la Argentina contemporá
nes". 26 Pero para entonces la cría y venta de animales de raza comen nea, el Patio Bullrich, ocupe lo que previamente fuera la sede de la
zaba a tornarse rentable, en gran medida por el aumento de la de principal casa importadora de ganado de raza,que alcanzó gran im
manda de sus productos. Con el fm de dar respuesta al incremento portancia precisamente en este período.
de los pedidos provenientes de los ganaderos, varias cabañas creadas El continuo alza del precio de la tierra es quizás el mejor indica
en décadas anteriores para servir a las necesidades internas de cada
dor de las oportunidades para la acumulación de capital abiertas en
empresa empezaron a expandirse y a colocar regularmente sus pro el sector rural, así como de la confianza con que los empresarios
ductos en el mercado. La cabaña El Retiro, de Narciso Yivot, creada ru ral es se lanzaron a aprovecharlas. A pesar de que la Con quista del
en 1864,
comenzó a vender sus productos en 1878; El Venado, de Desierto púso en el mercado una gran cantidad de tierra nueva, que
los hermanos Senillosa, en 1879 Y Y en esos años varios estancieros la veloz expansión de la red de transportes pronto habría de incorpo
sentaron las bases de sus propias cabañas: Bernardo de lrigoyen en rar para la producción ganadera, los precios del suelo no cayeron
1880, EstanislaoZeballos en 1883, Gregorio Yillafañe en 1885,Jor sino que, por el comrario, aumentaron a lo largo de toda la década
ge Bell en 1886.2H Los grandes ganaderos también gastaron enormes de 1880. De acuerdo con Gibson, ''tierra de buena calidad,situada
sumas en animales importados, adquiridos por medio de agentes o en la Provincia de Buenos Aires y ubicada convenienremente cerca
directamente por ellos mismos en las principales cabañas europeas. de· un ferrocarril, cambió de manos a alrededor de 12 chelines por
En 1883, Zeballos compró ovinos que habían obtenido primeros acre en 1882, 30 chelines t:n 1886, 45 chelines en 1889". 32 En esos
premios en la exposición de la Real Sociedad de Agricultura de In últimos años de la década, el precio del suelo siguió subiendo,ahora
glaterra; seis años más tarde, Felipe Senillosa adquirió Shorrhorns impulsado por una fiebre especulativa que terminó en una crisis,a la
premiados en la Exposición de París.29 Entre los mayores comprado que más adelante nos referiremos. Es importante recordar, más allá
res de vacunos estaba Domingo Frías, que fue el primer estanciero de lo sucedido a fines de los años ochenta, que fueron las optimistas
en llevar un detallado libro de registros genealógicos (un Herd Book) perspectivas bs que impulsaron la suba de los valores inmobiliarios.
en su cabaña Santa Catalina. A mediados de la década de 1880, Frías E.sta se tradujo en un awnenro de los impuestos territoriales. Sin embar
importó 300 ejemplares en unos pocos años, una cifra que excedía go,_y a pesar de protestas breves y esporádicas de parte de algunos voce
las importaciones totales realizadas hasta 1878.30 Y si bien es cierto ros de los propietarios rurales (como los que hemos mencionado en el
que la mayoría de los estancieros no realizó desembolsos tan �ignifi capítulo anterior), la disposición de los estancieros a pagar mayores
cativos como Zeballos o Frías, la práctica de comprar ejemplares impuestos sugiere tanto su optimismo como su solvencia. 33
importados se volvió habitual. De hc=cho, para 1886 los eslancieros Como advirtió José María Jurado en 1886, el aumento de los
argentinos se habían convertido en los mayores compradores de to precios de la tierra era consecuencia no sólo de l.t derrota de los
ros Shortborn británicos del mundo.31 No es casual que uno de los indígenas y de la expansión del ferrocarril sino tamhién del alza de la
rentabilidad agraria, hecha posible por los carnbios tecnológicos y
1" :
&uiun d� Cnnnd�rín, 1 9, 20 de septiembre de: 1879, p. 41. organizativos de la estancia reformada. 34 Y es que pa1 a producir ga
l' Zeballos, A trnvls d� !m Cabnñm, pp.74. 91·1 OO. nado ovino y vacuno de mejor calidad, las estancias se estaban trans-
'"!bid., 122-134; 136-138; LA, 28 de febrero de 1895. p. 187; EC'i, 11 de agosto
de 1894, p. 2472.
---:;h;-c;i son. Th� Hirtor)' <md Pment 'ltnu tifth� S!Jap-Brt'fd!11Jf,l11dwtr)\ p. 96. Tam
!-• Gibson, Th� Hisrory nnd Pment Srnu ofth<' 5hup-Bruding Imiii-Itry, p 1 'J'i; LA.
bién Robl!rW Corrés Cnnd<'. El progmo fllgerttino, 1880-191,1 (Buenos Airl!s, 1979).
21 de febrero de 1895, p. 16'>.
pp. 162-6; Jere rny Adclm.m, Frontier Dev�!IJpmrm: Lnnd. Ltbmu .md r:Opitnl on the
Ju ASRA, XVIII:5 ( 1885), pp. l 03-4: ASRA, XVllf: 13 (1885), pp. 2'18 9; A.�RA.
�'(lheotlanrls ofA rgmtina rmd Cannda, 1890-1914 (Oxtord, 1994 J. pp. B 1 -8.
XV!Il:l9 (1885). pp. 442-8.
;. ASRA. XVI:II (1883), p-243: XVI:I8 (l81l3). p. 41�.
;, ECS, 1 ') de;> enero de 1 R97, p. 83.
; . ASRA, XIX: 1 (188o), p 2.
/.11 amstmrción de t/1111 nii(Vn clase trrmtmimtl! 73
72 Roy Horn
mación estaba lejos de ser cierra (exce � to en las ti rras de fr� ntera
formando en unidades de producción dotadas de un sistema de ges �
recientemente incorporadas, donde s1empre hab1a predommado
tión más centralizado, del que el alambrado era un elemento funda
un patrón de tenencia del suelo altamente co� cen trado), y que la
mental. De forma simultánea, el fuerte incremento de los saldos _ _
aparición de nuevas propiedades y nuevos prop1etanos, en gran me
migratorios en la década de 1880 ayudó a los empresarios rurales a
dida producto de la partición hereditaria, seguía s� avance. Pero la
limitar las constricciones que les imponía la escasez de trabajadores. . da cuenta de
seguridad con la que Leonardi sacaba esta concluston
La inmigración neta, que pasó de registrar 90.000 ingresos en la
un clima de opinión generalizado, uno de cuyos presu� uestos era
década de 1870 a 650.000 en l a de 1880, erosionó la capacidad de
que se había iniciado el tiempo de los grandes empresanos Y tam
negociación de las clases subalternas rurales.35 Como consecuencia, �
bién que había llegado a su fin la etapa en l� que los pequenos pro
las distintas formas de aparcería y arrendamiento que en el pasado
ductores y las técnicas primitivas de producctón, al alcance de codos,
habían favorecido a los trabajadores, constituyéndose no pocas veces
si ngularizaban el paisaje de la ganadería pampeana. . , .
en los escalones iniciales de una carrera que podía llevar incluso has .
El incremento del precio de La tierra y la mayor segundad ¡un �
ta el acceso a la gran propiedad, se redefinieron sensiblemente, siem
ca de la propiedad del suelo eran una amenaza para los ocupantes sm
pre a favor de los dueños del suelo.36 _
título, y más en general para Los pequeños productores, especial
El efecto acumulado de todos estos cambios fue consolidar a las
mente para aquellos que arrendaban. �n esta nueva era, �ayores
grandes estancias como Las unidades de producción más eficientes,
inversiones de capital se volvían necesanan para alcanzar estandares
modernas y rentables, y a los estancieros como los principales prota
de producción más exigentes. Las economías de escala de � a gran
gonistas de esta nueva fase de desarroUo agrario. Como el senador
propiedad, la mayor facilidad relativa para acceder al crédito p� r
Baldés predijo en 1878, cuando aftrmó que "el tiempo en que los
parte de los productores de mayor tam�o, en fin, la mayor capac�
pobres poblaban las estancias se acabó", los grandes productores es _
dad para invertir e innovar que caractenzaba a los empresanos mas
taban mejor preparados que los pequeños para sacar partido de las
poderosos, parecía abrir una brecha entre st�s _Y los productores e
� �
nuevas y más exigentes condiciones de producción.37 Los ganaderos
menor tamaño, que era más profunda y mas vlstble que en cualquter
y agricultores menores, que habían logrado mantem:r un elevado
otro momento del pasado. Refiriéndose indirectamente a este pro
grado de independencia desde los tiempos coloniales, que la expan
blema, en 1882, el Periódico del Estanciero sefialaba que "una gran
sión de la gran estancia ganadera en las décadas que sucedieron a la
parte de nuestros hacendados se amedrentan de los fuertes d� sem
independencia estuvo lejos de anular, se encontraban ahora en retro
bolsos que, en la adquisición de buenos reproductores [ . . . ] nenen
ceso. En 189 1 , al volver su mirada sobre las dos décadas anteriores,
que hacer'' _ 39 y algo similar puede decirse sobre el alambrado o el
Charles Leonardi enfatizaba que tanto los momentos de auge como
molino, 0 para el caso, sobre todos los componentes del nuevo �a
los de crisis que había atravesado el sector rural habían tenido el
quete tecnológico de la ganadería pampeana, pues todos e los ruvte �
mismo efecto en cuanto a la concentración del suelo: ambos habían
ron a los grandes terrate nientes p o r sus prtnc _t p ales
fortalecido la posición de los grandes terratenientes. "Durance los
impulsores.4° Como consecuencia, para la década �e 1880 L?s gran
últimos 20 años se ha concentrado en grande escala" , sefialaba sin
des estancieros aparecían claramente a la vangu�dta del con¡ � nto de
hesitación.38 Una rápida comparación de los mapas catastrales con
productores, impelidos por su superior capactda¿ � su mas clara
feccionados en las décadas de 1860 y de 1890 indica que esta aft r-
vocación para invertir en la mejora de sus establenmtentos.
,
Los procesos de cambio que tenían por centro a la economta
( Jrlos-E Olaz Alejandro, &rnyr on rh� Econo mic- HiJtory v{thr Arg�ntmr R�p11·
bft, (Nrw H¡vcn, 1970), p. 23
" '¡hacu, Ctpitalismo y ganadrrfa. pp. 1 1 1 · 25.
-"' PH, jO de diciembre de 1882. p. 28.
OS t:IJPBA ( 1 1178), p. IU45.
•" ASRA, XII:B (1 879) pp. 305 -6; Sbarra, HiJtori•t dtf alambrado. p. 74.
A\'RA, XXIV:1 ( 1 8 9 1 ) , p. l b .
Roy Hora La comtmccidn de una nueva clase termteniente 7)
ganadera afectaban también otros aspectos de la vida rural. Para Ju sición económica de los grandes estancieros se volvió más segura y
rado, ello era especialmente notable en la transformación de los p ue s6lida que en cualquier momento del pasado.
blos de la campaña en "verdaderas ciudades" y en la creciente seg uri Es por ello que la década de 1 880 representa un punto de in
dad y confort de las propias estancias." La confianza con que los flexión en la historia de la ganadería en la pampa, en especial para las
terratenientes reflexionaron sobre la transformación de la campaña grandes estancias, que entonces se transformaban a una velocidad
en esa década merece ser resaltada. Los temores que algunos estan sin precedentes. Por los mismos motivos, en los años ochenta un
cieros habían expresado algunos años antes en torno a si la economía número creciente de poderosos estancieros que hasta el día anterior
de la estancia podía estar en condiciones de seguir el ritmo de expan formaban parte de aquella legión que había sido criticada por su
sión de la frontera habían desaparecido por completo a mediados de desidia y atraso, comenzó a ser percibida .:::omo un agente positivo
los años ochenta. Jurado, por ejemplo, advirtió que sus inquietudes en el desarrollo agrario en la pampa. El hecho de gue durante este
de algraws años atrás no tenían mayor fundamento. El fin de la leva, período de veloz transformación ganadera la pampa permaneciera
que sucedió a la eliminación de los indígenas, no les dio a las clases libre de conflictos sociales debe destacarse . En Uruguay, donde no
subalternas de la frontera la oportunidad de escapar al trabajo asala existía frontera abierta y donde prevalecía una ganadería más tradi
riado. Los temores de este gran propietario de la frontera (que re cional, el alambramienro se convirtió en un instrumento de paupe
cuerdan a los de Edward Wakefteld en Australia) de que una tierra rización y expulsión de la población rural, que contribuyó a sembrar
de nadie, poblada de "vagos y malentretenidos", podía emerger en las semillas de inestabilidad que alimentaron las guerras civiles orien
las tierras recientemente arrebatadas al dominio indígena, rambién tales hasta bien entrado el nuevo siglo.44 En la pampa argentina, se
se reveló incorrecta. 42 Por algún tíempo, los ocupantes sin título fue advierte un cuadro de situación muy distinto, caracterizado por la
ron habituales en las nuevas tierras del oeste y el sur. En la estancia paz social. Efectivamente, en esos años terminó de forjarse una fuer
del presidente Roca cerca de Guarniní, por ejemplo, varios ocupan za de trabajo más estable y disciplinada (a la que la expansión agríco
tes hadan pastar sus rodeos, en parte porque ésta todavía no había la, aunque todavía modesta en la provincia de Buenos Aires, tam
sido alambrada en roda su extensión. En 1 889, luego de que La bién colaboró). Ello se reflejó rápidamente en la literatura costum
Larga contase con alambrado perimetral, algunos ocupantes todavía brista del período, por ejemplo en obras corno Calandria (1 896), de
vivían en rierra.s públicas vecinas a l a estancia.'13 Fenómenos de este Martiniano Leguizamón, que describe el cambio que "hizo del gau
tipo no inquietaron a Roca, ni a la Sociedad Rural, ni (presumible cho alzado y pendenciero un buen criollo trabajador" ."
mente) a la mayoría de los estancieros. El creciente poder del Esta La ausencia de conf-líctos sociales abiertos seguramente reforzó la
do, la veloz transferencia de tierras públicas al dominio privado, y l a visión positiva de la modernización de la estancia. Esta se advierte
difusi6n del alambrado cercenaban todas las formas de acceder a la con claridad, por ejemplo, en los juicios de los funcionarios del De
tierra gue no estuviesen sancionadas por el derecho de propiedad. partamento de Agricultura. Durante los años setenta, el agrónomo
Con grandes oleadas de inmigrantes volcándose sobre el país, con español Manuel Vázguez de la Morera había sido un duro crítico de
derechos de propiedad mejor asegurados, y con terratenientes gue la falta de vocación modernizante de los terratenientes. Pero en la
podían ejercer un control relativatnente estricto de las nuevas tierras, década siguiente es-re agrónomo, que luego alcanzó a dirigir esta re··
la t'scasez de fuerza de trabajo y la indisciplina laboral dejaron de ser partición, transformó ." 1.1S acusaciones en elogio.s. E.n varios artículos
pr¡_)hlernas relevantes para los empleadores. En este contexto, !a po- escritos en 1 886, descrtbió las cabañas de algunos de los principales
'' ASRA. XVIIU8 ( 1 885), p. 4 1 0 .
---¡.¡-·�� Barrán y Benjamín Nahum, Historia Rum! del lfrttguú.y Modmw (Monti"'Vi
" ASRA, X•12. 1 1 877). pp. 476-7; ASRA. XIL6 1 1 879), pp. 2 1 0- 1 .
deo, 1 9 67), v. I, pp. 5'59-60.
,_ Ruca a Sastre, l �í de mayo de 1 13 8:3. y 2 1 dt·' febrero de !889, en José Arce
ti
Roberto Giusti, "H d.r<im,¡ dJral argentino", Nosotros, I'l:lO, novi.-:mbte de 1 937,
(edit,l!:l (Jr.igen dr "La !t�rga" con apénd1ct documental (Buenos Aires, 1 964), pp. ( 5, 34.
p, 2.46.
76 Ro.Y Hora
La construcción de una lllteWl clrue terrateniente 77
de una perspectiva que tornaba distancia de las visiones, muy comunes to tiempo a esta parte, todos leen tratados sobre gana
en décadas anteriores, que enfatizaban el primitivismo de la ganadería y dería, agricultura, etc., etc., en el Club, en la prensa, y
de la campaña que la nutría. "tJna estancia es en nuestra época, en todo en las cámaras, se tratan estas saludables cuestiones
rigor, un grande establecimiento industrial", afirmaba Hernández, re con detención, y los diputados y senadores de la Pro
chazando toda idea de superioridad de la agricultura o la manufactura vincia de Buenos Aires se encuentran hoy con sor
sobre la ganadería." Para el autor del Martín Fierro, "hoy la industria presa de ellos mismos, obligados a saber cómo se mata
pastoril representa también civilización, empleo de métodos cientÍficos, el acarius, se siembra en pelos, o se ventean los linos,
inteligencia esmerada, y en nuestra época el estado de cultura industrial trigos, cebadas y avenas. 58
de una sociedad se prueba lo mismo por una obra de arte, por una
máquina, por un tejido o por un vellón". 56 A comienzos de la década de 1 890, Alois Fliess confirmaba las
El mediocre manual de Hernández pronto cayó en el olvido. opiniones de Lima: "en las clases elevadas de la sociedad s e ha
Pero las demandas de asistencia técnica creadas por las transforma desarrollado en los últimos años una fuerte incl.inación á los tra
ciones en curso invitaron a otros autores a probar suerte. En 1 885, bajos rurales y al estudio de la agricultura, ante todo combinán
fue finalmente editado un manual que llevaba por título Estudios dola con la ganadería. Los libreros que he consultado han deda·
prácticos sobre la cría y refinarniento del ganado lanar; escrito por un rada que toda obra ó publicación que versa sobre agricultura, es
conocido criador de ovejas llamado Juan Harrat. Esr.e trabajo había inmediatan1ente vendida". 59
permanecido inédito por décadas. En 1 8 85, Miguel Lima dio a co
nucer su El hacendado dei porvenir, un trabajo que dedicó al presi-
5"' LP, 1 5 de agosto d�C 1 8 90.
5� Miguel A. lima, Los centroJ agrícolas (Buenos Aires, 1888). pp. 55-6.
5'' Alois E. Flie�s. Lt producción agrfcoia y gnnadem de la Reprtb!tá Argentina en rl
·," Hl'"rnández, fnstntdzÓn dd t:J'tt:rnciero, pp. 4, XI.
año 1891 (Buenos Aires, 1 893), p. 1 4 5 .
( Tb id, p. IX.
-, ,
RO R�y Hora
Ltz con.,;trucción dr: una nueva daJe termteniente 81
provincia agraria argentina, las primeras residencias rurales de en nos años más tarde, otro observador de la campaña como Alois Flie
vergadura también fueron construidas a lo largo de la década de ss también advertía los cambios culturales experimentados por los te
1 8 8 0 68 Es por ello que hacia 1 8 84 Emilio Daireaux observaba que rratenientes de Buenos Aires. Es significativo que, al igual que Birabén,
"el lujo de las casas de campaña es enteramente moderno. Hace ape este observador proveniente del centro del continente europeo desta
nas algunos años que ha nacido. En otro tiempo ateníase la gente a case la fuerte influencia británica en la modernización de las costurn
la frescura del patio y se pensaba, no sin razón, que durante la esta bres de las clases propietarias rurales. Para Fliess, "el argentino de
ción cálida, de Noviembre a Febrero, se hallaba más frescura aun en buena familia que vive en el campo adquiere generalmente los mis
las calles estrechas de la ciudad que en los campos casi desprovistos mos hábitos y costumbres de los ingleses" -"
de sombra y en las casas de campaña expuestas a todos los ardores El eco de las transformaciones económicas y culturales que ha
del sol"." A comienzos de la década de 1 8 9 0, Fliess vio en la campa bían tenido lugar en la pampa en el lapso de unos pocos años puede
ña "hasta palacios y casas realmente grandiosas".70 Estos can1bios se advertirse claramente en la exhibición organizada por la Sociedad
reflejaron en la literatura naturalista del período, por ejemplo en autores Rural en 1 8 86. Esta exposición fue un verdadero punto de inflexión
como Eugenio Cambaceres. Su novela Sin rumbo, publicada en 1 885, en la historia de la asociación ruralista y, hasta cierto punto, de la
fue quizás la primera que describió la campaña desde una perspecti clase terrateniente. Después de los pobres resultados de la muestra
va positiva, y seguramente la primera que hizo de la gran casa rural de de 1 8 8 1 , la Sociedad Rural había preferido suspender la realización
su protagonista el escenario de parte de los sucesos de que se ocupa. de este tipo de eventos_74 Cinco años más tarde, quizás acicateados
La construcción de suntuosas residencias rurales indica que la por los cambios a los que hemos hecho referencia, los ruralistas se
campaña comenzaba a percibirse como un medio apropiado para el dispusieron a organizar su Primera Exposición Internacional. Un
despliegue de un nuevo y más sofisticado estilo de vida. Ello se ad formidable éxito coronó sus esfuerzos. "La exposición de 1 8 86 es
vierte, por ejemplo, en las observaciones que Alfredo Birabén dio a triple y quizás cuádruple por su importancia a las anteriores", obser
publicidad en 1 8 82, cuando recorrió los partidos del norte de la vaba La l'rensa.75 Ello se advierte, por ejemplo, en la cantidad de
provincia de Buenos Aires. Estas descripciones de la zona de coloni animales exhibidos, que saltó de 224 en 1 8 8 1 a 894 en 1 886.76 Va
zación más antigua de la provincia constituyen un punto de inflexión rios observadores advirtieron que existía una relación muy directa
en la percepción social de estancias y estancieros. En la estancia de entre el éxito de la exhibición y el cada vez más generalizado interés
los Güiraldes, a Birabén le llamó la atención el gran parque, de cin en la mejora de los métodos de cultivo y, en especial, de cría de
cuenta hectáreas. Este observador se vio aun rná.s gratamente sor animales 77 El Nacional señalaba que "los resultados de esta exposi
prendido por el estilo de vida señorial de su dueño, una "vida del ción sobrepasan las esperanzas de sus organizadores [ . . .] ya ningún
gentilhomme campagrtard que va ganando poco a poco sobre los anti hacendado de cierta importancia se limita a dejar procrear los gana
guos hábitos del Estanciero".'' Birabén describió el establecimiento de dos criollos, demostrada como está la ventaja que reportan las cruzas
Manuel Guerrico desde una perspectiva similar: éste también formaba con reproductores de buena sangre", 7 8
parte de la "categoría de las residencias de gentleman former"." Algu-
y más en general por la actividad rural, hizo que "más de una vez los
pista de carreras en el barrio de Palermo la proveía de un ingreso
hombres políticos del país fueron a buscar popularidad o cuando
sustancial." Las carreras de caballos también le dieron a los miem
menos notoriedad en sus filas". 94 La Sociedad Rural debe haber teni
bros de la clase alta un destacado papel como centros de atenci ón
do cierto atractivo para hombres del mundo político que pertene
popular, en tanto eran los propietarios, quizá tanto o más que los
cían a la oposición. Como hemos visto, en esos años la Sociedad se
jockeys, los protagonistas del espectáculo (un fenómeno que sólo
contó entre los críticos del gobierno de Juárez Celman. Así, no sor
iba a modificarse radicalmente en el más democrático clima de la prende que Leandro Alem, que poco tiempo después lideraría al
er
entreguerra, que creó condiciones para la emergencia de verdad os Partido Radtcal, se afiliase en 1 889.95 Lisandro de la Torre, un activo
ídolos populares corno el uruguayo lrineo Leguisamo). La imagen
os participante en la Revolución del Noventa, y luego el conductor del
del estanciero sportsman (entre los que se destacan apellid corno Partido Demócrata Progresista, ya se había sumado un año antes.
a) condu ciendo de
Unzué, Mattínez de Hoz, Luro, Alvear y Aruch De todas maneras, esta vinculación entre el ruralismo y la oposición
ud se volvió
las bridas a su pura sangre entre los aplausos de la multit no debería exagerarse. Incluso en esos años, en los que la Sociedad
uno de los rituales del espectá culo turfísti co. 91
manifestó abiertamente su disgusto con el gobierno, la moderación
económica y
El cambio más notable en la actitud de los grupos y el equilibrio seguían marcando sus posiciones y pronunciamien
el mundo rural se
socialmente predominantes de la Argentina hacia tos. En tanto intentaban permanecer al margen de roda identifica
constituyó un
refiere a la Sociedad Rural. La exposición de 1 8 86 ción partidaria, los ruralistas estaban dispuestos a incorporar hom
propie tarias percibí an a esta insti
hito en la forma en que las clases bres de cualquier filiación polírica. Estanislao Zeballos, un cabañero
pudo finalm ente cosechar
tución. Desde ese momento, la Sociedad progresista) pero también un mitrista que se había acercado a Roca,
referid o a la
los frutos de su preocupación de larga data por todo lo alcanzó la presidencia de la Sociedad Rural en 1 8 88. Los nombres
agricultura moderna. La Exposición Internacional de
1 886 operó
de algunos nuevos socios indican, de modo aun rnás claro, no sólo
por los temas rurales que se veía
como un catalizador del interés que los miembros de la nueva elite política estaban interesados en
a la Socied ad Rural en
desarrollando en los años anteriores, y colocó a�ociarse, sino también que eran bien recibidos. Emilio Civit y Be
que no había
el centro de la atención de las clases altas, de una forma ntto Vt!lanueva, por ejemplo, se contaban entre ellos. Villanueva,
a, afirnuba
sucedido en ningún momento de su pasado. La muestr tin e uyana de larga trayectoria política, se convirtió en esos años en
dirigen tes ruralis tas del período,
Emilio Frers, uno de los principales un reconocido estanciero y criador de caballos de raza, que llegó a
Rural Argen tina en el
"fue la consagración definitiva de la Sociedad prestdtr el Jockey Club. Ramón J . Cárcano, el hombre que el presi
tiemp os sucedi ó
concepto público; a la mdiferencia de los anteriores dente Mtguel fuárez Celman había elegido para sucederlo en el car
un movimiento de adhesión y creciente popularidad
[ . J La Exposi
..
ros hombres del interior en seguir este camino. El presidente Nicolás gran mansión en su estancia de Capitán Sarmiento, que fue a veces
Avellaneda ( 1 874-80), recordaría luego uno de sus nietos, "nació, considerada como "el primer casco de estancia de arquitectura europea
vivió y murió sin tener una sola legua de campo". 97 La acritud de su palaciega en la provincia". 100 Durante su presidencia, Juárez Celman
sucesor, así como el tiempo que le tocó vivir, fUeron distintos. Roca solía pasar los meses del estío en su residencia de La Elisa; allí se recluyó
era hijo de una familia tradicional de Tucumán, con más linaje que por largos períodos tras su renuncia en 1 8 90, y allí murió en 1909.
recursos económicos. La adquisición de una gran fortuna por parte Es quizás Ramón Cárcano el que nos ha dejado el testimonio
de los Roca estuvo estrechamente ligada a los éxitos de la carrera más explícito del atractivo que la figura del estanciero aristocrático y
política de Julio. En la década de 1 880, éste se convirri en un gran � modernizame ejerció sobre las elites del interior. Cárcano era hijo de
propietario rural en Buenos Aires gracias a una do na� ton de �1erras un profesor de música italiano, pobre pero educado, que arribó a
.
que le hicieron sus partidarios en la legislatura provmoal, a la que en Córdoba en 1 849, y que logró abrirse camino en esa tradicional
,
años sucesivos le siguieron nuevas compras . La generosrdad de los sociedad mediterránea. El joven Ramón dejó su provincia nativa en
miembros de la nueva elite política no se limitó al propio Roca. Su los años ochenta para seguir una carrera política en Buenos Aires, al
hermano Ataliva e Ignacio Sánchez, uno de sus hombres de .confian lado de su protector Juárez Celman. Fue en esta gran ciudad que esta
za, también recibieron grandes propiedades en el terntono de La criatura esencialmente urbana sintió la atracción de la vida rural, y
Pampa, "donadas por la Nación", mientras Julio ocupaba la prest donde descubrió su vocación por las tareas agropecuarias. "En el
dencia. 98 Cuando fallecieron a comienzos de la década de 1 9 1 O, Ju fondo de toda alma argentina hay un estanciero, y sigo virilmente, y
lio y su hermano Ataliva dejaron grandes fortunas, que superaban con profunda fe, la tendencia nativa'', escribiría más tarde en sus
en cada caso los diez millones de pesos, y que estaban compuestas en memorias. 1 0 1 Cárcano con1pró tierra (segurarnenre gracias a crédito
forma predominante por tierra. Inicialmente, Julio Roca no demos de l a banca oftcial al que accedió por su posición prominente en el
tró el tipo de disposición para invertir e innovar que los ruraltstas séquito presidencial) y en 1 8 8 6 estableció Ana María, en las ricas
gustaban elogiar. En breve, sin embargo, descubrió las ventajas de tierras del sur de Córdoba. Cárcano no poseía mayor experiencia
invertir en cercados, animales de raza y meJoras. En 1 887, tras ale previa en la gestión de una empresa ruraL De todas maneras, se tomó
jarse de la presidencia, viajó a Europa, y en su paso por Inglaterra se su nueva actividad con seriedad e interés: invirtió en mejoras, asistió
ocupó personalmente de recorrer cabañas y comprar antmales de a cursos de veterinaria mientras estaba en París1 intercambió ideas
raza. Una década más tarde se jactaba de que había hecho plantar sobre cómo alimentar sus toros de raza con algunos de los cabañeros
"más de medio millón de árboles".09 más prestigiosos de Argentina. 1 02 A pesar de la novedad de su posi·
La historia de Miguel Juárez Celman nos revela una trayectoria ción como empresario rural, la descripción que ofreció de su estan
similar. A pesar de todo el desdén que muchos miembros de la clase cia como "taller de trabajo, centro de estudios y cultura, fuente de
propietaria de Buenos Aires pueden haber sentido por su figura, este serenidad y amor", podría haber salido de la boca de muchos pro-
abogado cordobéo se ganó un lugar entre los pr�Jtagomstas . de la
modernizacion rural del período. En 1 887 mando a construir una
111" Aira, ArgetJÚJ1tl, Las Gntndes Estancim, p" 66: Rivera Astengo, judrez Celma,1,
p. 562.
9" Diario de Sesione; de j,¡ Cdmara de Diputados de fa Provincia dF Buenos Aires (en lrll
Ramón J, Circano, /vfis prímeros ochenta afio; (Buenos Aires, 1 965), p. l 2Z;
Jdel.mtc DSCDPBA) , 7 de octubre de \942, p. 1786.
Rivera A�tengo, judnz C:lman, pp. 240, 306.
''H Romain Gaignard, La Pampa Argentina. Ocupación · Poblamiento - Explotación. H•l C:íF
:ano, /vfú primeros ochenta aríos, pp. [ 9Z- 97; Cárcano a bgés, 30 de julw
De fa Conquútrt a 1rt Clili> Mundial ( 1550- 1930) (Buenos Aires, 1 %9), PP· 258 -66.
de 1 90 2 , Pagé.'>, l 8 20-l 9 ! Z , no. 202. Agradez(-n a Cermoln Quaranta por haberme
Sáenz Quesada, Lm e;;ttmánm, pp. 233-8. También Roca a Sastre, 4 de novrem
''"1
_
permitido .accede! -0\ j;¡ com:spondeucia de .�u hunilia. Sobre la e.stJncia de Cárcan¡_1,
bn: de 1 887, en Arce, Origt'fi dt "L.t l a rga", pp. 32-3; Rnca a Teadow de Rary, l '5 dt•
véase LA. 29 de abril de 1897, pp. 252-4, 6 de mayo de lk9?, pp. 264-5, y 20 de
marzo de 1 90 1 , en Archivo Türnquist.
mayu de 1397, pp- 2-94 5 .
La ronstruccidn de una mtel'tl clase termtenimte 97
Ruy Hora
pietarios rurales menos improvisados.�<J3 Cárcano permaneció aso población de la ciudad) consideraron que valía la pena afrontar el
ciado a la Sociedad Rural toda su vida, e incluso ocupó un sillón en costo de la entrada para visitar la exposición, y en particular para ver
su comisión directiva a comienzos de siglo. el ganado de raza. Ello se advierte bien en el comentario del diario
Tras la muestra de 1 886, la exposición de 1 890 fue el otro gran Lfl Unión, entonces un vocero de la Unión Cívica. "Si un observador
evento en el que los progresos de la ganadería alcanzaron gran reso se detiene algunas horas a presenciar en el primer salón de la exposi
nancia pública. Las tensiones con Juárez Celman entonces volvieron ción el gusto que prevalece en los visitantes, fácilmente podrá sacar
a notarse, pues el presidente prefirió no concurrir a la cere.monia de esta consecuencia: los animales son más visitados que las demás pro
apertura. En esa ocasión, los discursos del presidente de la Sociedad ducciones que se exhiben. ¿Po r qué? La afición general se dirige más
Rural y los comentarios del público demostraron el desagrado hacia bien hacia los animales porque los niños, los jóvenes, las señoritas,
la gestión presidencial. 1 04 La reunión, sin embargo, fue algo más que todos en fin, suponen que es más elegante, más chic, decir que la
una excusa para criticar al gobierno. La exposición, se afirmó, "supe yegua tal es alta, que el caballo cual es delgado, que el toro aquel es
ra, sin dudas, a todas las anteriores juntas, pues desde 1 886 la im más grueso, que la vaca de más allá es de sangre entera." 1 09 De acuer
portación de tipos selectores ha tomado un desarrollo inesperado".'0' do al redactor de La Unión, para la mayoría de estos habitantes de la
Para los redactores de El Diario, la ganadería era la actividad econó ciudad, el atractivo de los ejemplares de ganado de raza no resultaba
mica más moderna de la república, a punto tal que podía igualar los de ningún interés específico en la producción rural, ni tampoco de
logros de cualquier otro país ganadero. Y continuaba afirmando que un conocimiento directo de ese terreno, sino que era producto del
"Lozano, Newton, Frías, Bosch, Gibson, Olivera, Senillosa, Zeba nuevo clima de ideas que atribuía un valor especial a los emprendi
llos, y cien más que sería prolijo enumerar son los que están al frente de mientos rurales. Es por ello que afirmaba que "lo más panicular es
este progreso industrial, el más sólido, aunque sea el más paulatino, de que esos mismos entendidos y adrniradores de animales no entien
los que se operan en nuestro estado económico".106 Una perspectiva den nada, absolutamente nada, de lo que no tienen a menos alabar o
similar se encuentra en La Prensa, que describió la exposición como una criticar públicamente".110
expresión de una actividad que "va haciendo progresos enormes, incal Testimonios como éste sugieren que la ganadería, y e n particular
culables, asombrosos". 107 la cría de animales de raza, estaba ganando una posición particular
Como en las exhibiciones anteriores, las ''razas d' elite" otra vez mente prestigiosa. Especialmente visible e intensa entre las clases
constituyeron la principal atracción del torneo. 1 08 Incluso segmen altas, también irradiaba su influencia hacia sectores mucho más vas
tos muy amplios de la población urbana se sintieron seducidos por tos. Este fenómeno resulta muy peculiar de la Argentina. En Europa
el encanto de la cría moderna. La ganadería se había ganado un y América del Norre, las exposiciones (esos eventos donde Id civiliza
lugar en el corazón de las clases propietarias, pero es de destacar que ción burguesa se festejaba a sí misma) solían ser grandes celebracio
su influjo también se hacía sentir sobre un público mucho más am nes de los progresos de la manufactura y la producción industrial.
plio. Unas setenta mil personas (alrededor del diez por ciento de la En la Argentina del cambio de siglo, las exposiciones honraban los
triunfos de la ganadería y de los empresarios agrarios. Considerada
por La Prensa como "un gran hecho, no sólo desde el punto de vista
toJ Cárcano, Mis primeros mhenta afiw, pp. ! 22-'L
104
agrícola sino también bajo el de la Civilización de la República Ar
La Unión, 6 de mayo de 1 8 90; LP, 6 de mayo de l K90; El Diario, 5 de mayo de
1 890.
gentina", 1 1 1 la exposición de 1 890 ponía de manifiesto que no eran
¡,,, ED, 3 de mayo de 1 890. los entpresarios urbanos :iino los grandes propietarios rurale.'> mo-
¡m, !bid.
1"' LP, .3 de mayo de 1 890. 111" f_.a Unión, 22 de mayo dJ;> t800
lli)
loH
ED, 3 de mayo d e ! 8 90. L1t Uni0n1 20 de mayo Jc 1 890. También 30 de !bid.
1 1 ! i.P, 3 de mayo de 1 890.
abril d e t 890.
Ro.Y Hom La construcción de una nueva clmt' terrateniente 99
dernizadores los que constituían el sector más renombrado y diná énfasis en el comercio y las finanzas, caracterizaba a la elite em
mico de la burguesía argentina. Durante la década de 1 880, la eco presarial de este período, y constituía su rasgo más distintivo. 1 1 4
nomía se expandió a un ritmo febril, impulsada por el ingreso de Considerado e l problema con cierta atención, s e advierte q u e esta
migran tes y capital extranjero y por el aumento de las exportacion es visión resulta errada. En primer lugar, porque como ya hemos
rurales. Se ha estimado que a lo largo de esa década el producto indicado, al calor de la expansión agraria, en este período la elite
bruto interno creció a una tasa cercana al siete por ciento anuaL 1 12 argentina no dismin uyó sino que aumentó su especialización en
Los contemporáneos no conocían esas cifras, pero percibían bien la actividad rural. Pero también porque es fácil advertir que l a
que asistían a un formidable proceso de expan sió n económica. Los inversión simultánea en distintos campos estaba lejos de s e r pe
hacendados constituían no el único pero sí el más visible motor de culiar del caso argentino. Las clases propietarias latinoamerica
esa expansión, de una velocidad notable para el mundo pre-keyne nas, así como también las de otras partes del mundo, colocaron
siano, que ciertamente encuentra pocos paralelos en el mundo deci regularmente sus activos en distintos campos de actividad, con
monónico. Era el formidable dinamismo de esa economía agraria el fuerte énfasis en el comercio y las finanzas. Por cada Tornquist en
que autorizaba al presidente de la Sociedad Rural a afirmar que los Argentina encontramos un Prado o un Mayrink en Brasil, o un
principales terratenientes de la Argentina podían parangonarse con Gómez en México. 1 1 5 En Chile, Brasil, México y Colombia, las
la clase terrateniente británica, tenida por la más dinámica y augusta elites económicas invirtieron simultáneamente en producción
de cuantas habitaban el Viejo Continente. Para Zeballos, "la campa rural, comercio, industria y finanzas, haciendo gala de caracterís
ña argentina se ennoblece bajo la influencia de las iniciativas distin ticas empresariales similares a las que Sábato considera típicas de
guidas y dd capital que realizan en ella su evolución trabajosa y len los empresarios argentinos. 1 1 6 El corazón de la Europa industrial
ta, pero edificante y segura. No de otra manera ha transformado y presenta un panorama en algunos aspectos similar. Como Eric
embellecido a la campaña de Inglaterra la acción personal de la aris Hobsbawm ha señalado apoyándose en las investigaciones de W.
tocracia británica" . 1 13 Rubinstein, "el comercio y las finanzas eran el corazón de la gran
Afirmaciones como ésta indican que los principales terratenien riqueza burguesa incluso cuando Gran Bretaña era 'el taller del
tes de la pampa del período finisecular podían reclamar reconoci
miento como algo más que como los mayores detentadores de la 114
Jorge E Sábato, La clase domintmte en la ArgentiiW moderna. Formación y ca�
riqueza argentina. También habían logrado forjar una identidad maerúticas (Buenos Aires, 1991 ) , pp. 95- 1 1 3.
11;
empresarial progresista, y ello los volvía, al mismo tiempo que un Darell Levi, The Prados ofSao {}mio: an Elite Family and Social Change, 1840�
1930 (Athens, 1 987); Steven Top.ik, "Fr ancisco de Paula Mayrink ofBrazil: A Bourge
poder econÓinico, una fuerza socio-cultural de primer orden. Para
ois Aristocrat", en Judith Ewcll y W illiam H. B eezley, The Human Tmditian in l.rttin
"
fines de la década de 1 8 80, el gran estanciero modernizante y arista··
Americrt: The Nineteenth Ccntury (Wi!mingdon, Delaware, 1 987); Larissa Adler I om
crático se había colocado como la figura típica que coronaba la cima ni tz y Ma.tisol Pérez-Lizaur, A Mcxi((tn Elite Fmnily, 1820-1 980: Kimhip, Class, rmd
de la sociedad argentina. Culture (Princeton, 1 987).
Es preciso hacer algunas consideradones sobre este punto. En el 1
1 1' Rauer, Chilean Rural Sol"iery, p. l 08; Arnnld Bauer, "Landlord and Campesino
último cuarto del siglo XIX, la visibilidad y dinamisrno del gran ín the Chilean Road to Oemon·Ky", en Evelyne Huber y Frank SaffOrd (editores),
empresariado se hizo más clara que nunca. Este fenótneno corh.:itó la Agrarúm Slrttctttre ond Political PotJJt-:-· (Londres, 1995 ), pp .. 3 1 -2: \X?arren Dean, The
f11dustrúrlization ofSao Pauto, 1 880-..! 945 (Ausc in , 1 969), pp. �14-48: l::.mili:�. Viotti da
atención de Jorge Sábato, que en un conocido ensayo afirmó que la
c ·o-'>ld, The Brazílunn Empire: lvlyths :md Histof"ie; (Chicago, 1986), p. 200� Eugene
colocación de activo s en distintas esferas de inversión, con fu erte
Ridings, Busines1 lntnert Grou.p.,. Ú1 Ninetanth -Century Bmúl (C?.mbridge, ! 994), pp.
112 Jü-'13� Stephen Haber, !ndwt�y and l !nderdevdopment. The lndwt!útli.-wtion ofAiexi·
Rohenu Conés Conde, Ltt economía argentina en el largo plitzo (figfos XIX.Y){)()
co, 1"890--1 940 (StanfOrd, l lJI-\9), pp 63- 8:3; Marco Palacios, CbjjCe in Colombia,
.. 1R50·
(Buenos Aire�, UJ97), pp. 230- 1 .
111 ! 970. An eom,;mú:, Joda!, tmd pu!itiwl history (Cambridge, 1980), pp. j, 2�·30.
Citado en LP. 6 de mayo de 1 890.
lOO Roy Hom La construccíón de uua nueva clase terratenientr- 101
mundo"' . 1 " Y en la periferia agraria de Europa, por ejemplo en décadas del cambio de siglo fue, en lo esencial, una burguesía terra
Hungría, "la amalgama de propiedad fundiaria, industria manufac teniente, y que los empresarios diversificados conformaron un apén
turera, banca y comercio" era muy corriente en el estrato burgués dice significativo pero en definitiva secundario de este grupo.120
superior. 1 1 8 En Estados Unidos, antes de que la industrialización de Es preciso recordar, asimismo, que la actividad ruraL y en espe
fines de siglo diera lugar a la aparición de una nueva elite plutocráti cial la ganadería, no sólo ofreció la fuente principal de ingreso para
ca, los grandes einpresarios solían tener simultáneamente intereses la clase propietaria argentina. También contribuyó decisivamente a
en distintos rubros de inversión. 1 19 la definición misma de este grupo corno una elite superior y privile
Este rápido recorrido nos indica con claridad que lo que Sábaro giada. En esos años, la prensa una y otra vez presentó a los grandes
considera típico de la elite empresarial argenrina es en rigor un rasgo terratenientes progresistas como ejemplos de valores y conductas
muy generalizado entre las clases propietarias decimonónicas. Y es a juzgados positivamente -trabajo duro, talento empresarial, deter
partir de esta constatación que parece inevitable concluir que, Cl!-an minación, capacidad para innovar- y como hombres que sacaban
do se coloca a la gran elite empresarial argentina en un contexto el mayor provecho posible de las oportunidades que les ofrecía la
comparativo, lo qUe debiera enfatizarse es, precisamente, la centrali economía. Este ethos del esfuerzo, típico de una sociedad nueva, de
dad que la tierra y la propiedad rural tuvieron para este grupo, para frontera, debe haber permitido que selfrnade rnen como los Luro,
la que es difícil hallar paralelos en otras partes del mundo en ese los Santamarina, los Duhau o los Duggan encontrasen avenidas de
período. Pues en pocos países el sector agrario tuvo la importancia ascenso social. que les permitieron alcanzar la cima de una clase alta
económica que poseyó en la Argentina, y es probable que en ningu todavía muy abierta. La fuerte identificación con la actividad rural,
no de ellos los mayores dueños del suelo alcanzasen un lugar tan sin embargo, no sólo puede advertirse en relación a la nueva riqueza;
preponderante en la captación del excedente agrario. Ello explica las fortunas más tradicionales se vieron igualmente transformadas
por qué la formidable fortuna de Ernesto Tornquisr (cercana a los por la profundización de sus raíces rurales. Esre proceso contribuyó
25 millones de pesos), siempre considerado como el más importan a dar origen a una clase empresaria tenida por más moderna y pro
te de los grandes empresarios diversificados del cambio de siglo, fue gresista. Ello fue posible, al menos en parte, porque esta transforma
se inferior a la de terratenientes como Mariano Unzué (35 millones ción se hizo visible en un momento en el que los grandes propieta
de pesos) o Tomás Duggan (29 millones). Y mientras que la Argen rios ocupaban un lugar muy destacado como líderes de la moderni
tina del período no parece haber producido ningún empresario di zación rural, que no habría de ser puesto en cuestión por conflictos
versificado de la talla de Tornquist, el número de grandes terrate con los grupos subalternos por cerca de un cuarto de siglo. Además
nientes de familias tales como Unzué, Díaz Vélez, Alvear, Ancho re de sus ventajas económicas -y el hecho de que la mayoría de los
na, Alzaga, Guerrero, Santarnarina o Pereyra que alcanzaron fortu empresarios más exirosos del período fuesen grandes terratenientes
nas que no estaban tan lejos de la de este zar de las finanzas se cuenta dice mucho al respecto-, los emprendimientos rurales se volvieron
por docenas. Ello indica bien que la elite propietaria argentina de las tan centrales a la visión que esros grupos estaban forjando de sí mis
mos porque la organización y gestión de una moderna empresa rural
Eric Hobsbawm, "The Example of the English Middle Class", en Jürgen Koc
1�'
validaba su imagen como una elite socioeconómica modernizan te y
ka y Allan Mitchell (editores), Bourgeois Society in Ninetewth--Ctentury E'urope (Provi progresista1 e:apaz no sólo de enriquecerse, sino también de impulsar
dence y Oxford, l 993), p. 1 29; W. O. Rubinstein, "The Vicrorian Middle Class. a la Argentina hacia una fase superior de desarrollo.
Wealth, Occupation and Geography", Economic HiJto�y Review, 30 ( 1 977). Teniendo en cuenta estos ele1nenros, podernos advertir algunas
11� G
y6rgi Ránki, "The Devdopment ofthe Hung.aria.B M_iddle Class: Sorne East
West Comparisons, en Koe-ka y Mitchell (editores), Bourgeois Soáety, p. 444, IW
Par;¡_ un mayor desarrollo de esre punto, remito a. mi "Busine.ss bourgeoisi-. or
li<J Edward Pessen, "Wealth in Amcrica befare 1 865", en W. D. Rubinstein (edi
landed bougt'oi.'lie? On the peculi<lrities uf theArgenrine econmic elite, 1880-1945 ", /lAS,
tor), Wett!th and the Weafthy in the Modern World (Londres, llJSO), pp< 1 6Y-79. 34,3 (2002).
La conirmcdUn de llflil nue vrt clase terrateniente 103
102 Roy Hom
La Crisis del Noventa constituyó la depresión económica más denominadas en oro, se vieron en serias dificultades. En 1 8 94, el
grave sufrida por la Argentina desde su incorporación plena al mer propio ex-presidente Roca se larnentaba porque una casa financiera
cando mundial. Durante la década de 1 8 80, la inversión extranjera le había negado un crédito hipotecario.'" Ezequiel Gallo ha obser
en transportes, obras públicas y construcciones privadas, así como el vado que, en Santa Fe, varios grandes empresarios rurales no pudie
crédito para la producción, habían alimentado la expansión de toda ron enfrentar la situación, y muchos de ellos fueron a la quiebra. 129
la econon1ía. Al contraerse la inversión extranjera, se inició un perío
Los años finales de la década de 1 8 80 y la primera mitad de la
do plagado de dificultades. Para evitar la cesación de pagos, el go
década de ! 890 fueron años partiwlarmente duros por otros moti
bierno debió negociar una moratoria de la deuda en 1 8 9 1 , y renego
vos, no vinculados directamente con la crisis financiera, pero que
ciarla otra vez en 1 893. Las grandes instituciones bancarias estatales, contribuyeron a volver más oscuro el panorama para el sector rural.
el Banco Nacional y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, debie
La sequía más aguda en rreinta años devastó la campaña en 1 8 93 y
ron cerrar sus puertas, y con ello el crédito se restringió aún inás. La ! 894. "" Si bien la difusión del molino de viento estaba atemperan
crisis financiera se acompañó por una profunda depresión en la acti
do algunos de sus efectos más dañinos, de todos modos la seca redu
vidad comercial, que se extendió a todos los sectores de la economía,
jo los rendimientos de los cultivos, contrajo las pasturas, y obligó a
y cuyas consecuencias se sintieron por casi una década. El programa los estancieros a desprenderse de animales en condiciones poco ven
de obras públicas se interrumpió. La construcción perdió impulso, y tajosas. Los precios agrarios también se contrajeron en esos años por
rodas las ac[ivida.dt'.s con ella vinculadas sintieron el impacto. Las razones ajenas a los sucesos en Argentina. Los precios de la lana,
importaciones se contrajeron, y sólo recuperaron el nivel de 1 889 entonces el principal producto de exportación del país, cayeron a la
quince años más tarde, en 1 904.125 La profundidad de la crisis se mitad entre 1 88 9 y ! 893. Los precios de los granos también se de
advierte también cuando giramos la atención hacia el mercado de rrumbaron, y no se recuperaron hasta mediados de la década de
trabajo. En ! 8 89 ingresaron al país unos 200.000 inmigrantes; un 1 890. Como consecuencia de la baja de las cotizaciones, los p roduc
año más rarde la llegada de extranjeros se había detenido y en ! 8 9 1 tores no pudieron cosechar los beneficios de la devaluación de la
arrojaba una pérdida neta de 30.000 hombres. moneda y de la baja de los costos laborales. Es razonable que enton
Todavía carecfmos de estudios específicos sobre los efectos de ces se verificase una caída en la inversión. Las importaciones de alam
esta deprt.'sión económica sobre el sector agrario. La crisis segura bre para cercos cayeron de 40 a lO millones de kilos entre 1 889 Y
mente debe haber tenido algún efecto positivo, pues la depreciación 1 890. ' " Las dificultades del sector se advierten claramente cuando
de la monerla y 18 caída de los costos labo rales aumentaron el ingreso consideramos la situación del mercado de tierra. Después de una
de los productores rurales. 12 6 Sin embargo, sabemos por distintos década de incren1enro sostenido, e! precio de la tierra se derrumbó.
testimonios que muchos terratenientes se vieron seriamente afecta De acuerdo a las estimaciones de Cibson, los precios cayeron más
dos por la crisis, en parte porgue la expansión de la década previa
del 60 por ciento entre ! 889 y 1 89 1 , y desde entonces permanecie
había sido posible, entre otras cosas, por la expansión de la oferta de ron deprimidos por tres o cuatro años . 1 :12 La pronunciada baja de los
crédito, que después de ! 8 90 se contrajo bruscamente. "' Es por ello
que los terrateniente� endeudados, sobre todo los que tenían deudas -��;·C"\1��-!t:s jones, 'The state aud busines� practice in Atgentlna, l 1-\62-1 q !4", en
Christopher Abd y Colin Lewis (editores), Ldtin Amef'icr1, Economic lmperialúm n�d t/Je
xterrid/ ( .'oHw-r.drm ft'om !ndepemlena· to tht Frnent
State.' the f!obdnrl Economy ofthe E
. --¡�, Fcn�� Jo Rocdü. l?uiUúJg a Nation, Building a kfmka: b'!du�trial (áowth and {Londres, ( l):'J'}), p. J S ':i.
thr 1)omcstic Er·ono m} i.·i {úrn- �f-the-century Argentina. t1:SJ.s doctmal inédita, Univl'r 1}'' \�-1.\lo. la pt�mpa gringtt, p. 1 8 3-":l.
;;idad de Cal ifornia, 5an1:o! B.11b,ua, 1 9 97, c;�p. l . 1
w S barra, Nútorút del td ..rmbrado, p. 2.9 3 [ ,
1
''' Eduard ( . Míguez, 1 w tiaras de ioJ· ingleses en ¡,, Argentint1 (187(1- 1 914) (Buenos 1H
M>'� ndoz.J., Historia· de fa gmwdt'TÍtf dt;{ff!Ú111i, p . 166,
Al res, 1 �18 '5) 1'!
Gib<;un, Tbe History tmd Ptesr:!ll 5't,¡tr of rhe Shrep-Brceding !ndwtry p. 96;
12�
Addman, Fro"tN:• i.!t¡ dopment, pp. 82-3. Cortés Coruh, Fl pro¡;nw argrntino, p p . 1 611 -6.
La constmcádn de UIUI nuew1 ddfe taratenimte 109
108 RoyHom
112
trm ciao sefíalaba que "hoy que la crisis llega a su apogeo, que la
sector agrario, se argumentó repetidas veces, sacaría al país de la cri situación se oscurece momento por momento l. . . ] hoy que el des
sis en la que se debatÍa. No sorprende que los ruralistas estuviesen aliento cunde [ . . . ] creemos el momento más apropiado para h ablar
entre los más enfáticos defensores de este punto de vista. Diego Bau de todo lo referente a la agricultura y ganadería, único tópico verda
drix, un dirigente de la Sociedad Rural, argumentaba en 1 8 9 1 que deramente rico, que anima y retempla el espíritu del más pesimis
"es indudable que una gran parte de los capitales que se salven de la ta". w. La solución de los problemas de la Argentina, afirmaba Char
catástrofe de la presente crisis, desengaií.ados de los resultados ruino les Leonardi en las páginas de Tribuna en la primavera de 1 892,
sos de las especulaciones ilusorias, buscarán su aplicación en el cam vendría del sector rural, "única y esencial esperanza solucionado
po fecundo y positivon I'Íl de las actividades rurales. Argumentos como ra" . 1 "' Algún tiempo antes, Ángel Silva había percibido con agudeza
éste fueron amplificados por la prensa. El Periódico del E¡tanciero, el humor dominante. A fines de 1 8 9 1 observaba que "se nota un
por ejemplo, señalaba ese mismo año que "interrumpidas las espe convencin1iento general en todas las esferas sociales respecto de que
' ] " i'íR
culaciones de la Bolsa y los negocios fáciles, hechas con sólo d cam nuestro ro do esta en e can1po .
bio de palabras, disminuido considerablemente el número de em Ello dirigió la atención hacia el mundo de la producción agrícola
pleados en las reparticiones nacionales como en las casas de negocio, pa mpeana, lo que posibilitó la emergencia de una nueva r más desa
no queda más porvenir que cultivar la tierra, que criar ganados, que rrollada prensa especializada. La década de 1 890 as!StlO_ a la apan
establecer nuevas industrias, y descubrir y explorar minas". 145 ción de varias publicaciones periódicas, que se ocupaban de modo
Gracias a una moneda nacional depreciada y a impuestos adua preferencial del sector rural, de mayor densidad y envergadura que
neros más elevados, el sector industrial creció de modo sostenido en las revistas publicadas antes de la cr!SIS. El Economzsta Argentmo
los años noventa, a una tasa cercana al diez por ciento anual. 141¡ Sin ( 1 8 9 1 ) , El Campo y el Sport ( 1 8 92), La Agriwltura ( 1 892), La Sema
embargo, a nadie se le ocultaba que la suerte de la industria depen na Rural ( 1 894), Gaceta Rural ( 1 896) y La Producción Argentina
día de lo que sucediese con el sector agroexportador. Incluso la pro ( 1 896) se cuentan entre los más importantes. Estos periódicos cons
pia Unión Industrial Argentina, el principal representante de los in tituyen una fuente de enorme valor para el estudio de la economía
tereses manufactureros, reconocía que la industria a lo sumo podía rural y del mundo de representaciones que éste contribuyó a crear.
desempeñar un papel secundario en la recuperación de la economía, No puede sorprender que E! Ct1mpo y el Sport hablase en términos
puesto que su orientación hacia el mercado interno no ayudaba al francamente elogiosos del papel de los grandes terratenientes como
país a servir sus pesadas deudas externas. En 1 8 9 1 , su voz oficial líderes de la mejora de la cultura productiva del sector. De hecho,
reconocía que "la riqueza agrícola y ganadera son el cuerno de la este revista (descripta positivamente como "un periódico para el agn
abundancia para derramar el oro al esterior", y que "las industrias cultor amateur y deportista, más que para el hombre que trabaja
propias" sólo "reducirán esa necesidad". 1 45 La búsqueda de metales duro"J/¡9), que se propuso contribuir a definir un sistema de disposi
preciosos con las que afrontar las obligaciones externas de la repúbli ciones culturales que educase a los estancieros argentinos, una y otra
ca no era una alternativa realista, por lo que las referencias a la mine vez celebró la figura del ganadero aristocrático que emulaba al terra
ría pronto perdieron peso. Es entendible, entonces, que el énfasis se teniente británico. Otras revistas 1nenos pretensiosas, como La Agri-
pusiese en destacar el dinamismo del sector rural, cuyas potenciali
dades :-olían contrastarse con la aguda depresión que afectaba a mu 1"'' flJ:", ucwbn: de 1 89 1 , p. /Í'L
chos sr'Ctores de la economía urban::J. En 1 8 9 1 , el Periódico del E1- li"i(mna, 23 de septiembre de 1 ¡.;c)2.
1 '" flJ:·, n oviembre de 1 8 ') l , p. '1(J. � l :unbién consúltt-.�e r�\'R, 2 1 de ,tgusto de 1 8')4 ·
142 ASRA, XXIV:? ( 1 8 9 1 ) , p. I G O . p. "i ':i ; E1bdn Pabcios a Roca, 2� de fchrno de 1 8 9 2 , Archivo Roca, Archivo
C�.:neral
I·H p/;·, (J(l.
agosto d e 1 8 9 1 , pp. l , 4 - R . '' 11F, septiembre d e 1 8 9 1 , p p . 22-4. de'],¡ NJCÍ\Í n , \' 1 1 (en aJd .ullL' Rot:l ) , uqxta
' " Cortés Cunde, La tcononlia mxc11thw. pp. 2:1 0. l . 1 .. , ( :iladu en L\R., 7 de ,\f.(hl'l de 1 ,'{ •)!¡, p. 50.
' B UlA, lV: J lJ7, 1 ) de enero tk· I ,<jt) 1 . f'· 1 .
114 Rr�y Hora ! 1S
La constnrcárin de lliM lltlfl'tl dme terrt7!!'JÚcl/te
progresisras como líderes de la modernización rural fuese desafiado ces con todo lo que saque se compre una casa central
por la expansión agrícola. En síntesis, la expansión agrícola que su para vivir y con todo centavo que le caiga a la mano
cedió a la Crisis del Noventa contribuyó a incorporar un nuevo ru ensanche su campo en Mercedes, pero él no cede: "¡ven
bro de actividad de la mayor importancia económica y a mejorar las der tierra es un pecado!", y de ahi no lo saca nadie _� 53
finanzas de muchos terratenientes, pero no modificó sustancialmen
ata
te su identificación primordial con la tierra y con el mundo de la De hecho, Felipe se describía a sí mismo como "rnás fisiócr
"la tierra se
ganadería afirmada en la década de 1 8 80, y que desde entonces con [sic] que el buen [David] Ricardo", y argumentaba que
ras, pues que la
formó un rasgo definitorio de lo que algunas visiones críticas poste compra pero no se vende, aun a riesgo de comer cásca
riores caliHcaron como una "aristocracia con olor a bosta".J;o renta no está en proporción con el capital que repres entan los cam
s c?.nvenct o
pos ni muchísimo menos".1�1 Su padre no estaba meno
Para el cambio de siglo, la confianza en el potencial del sector
¿
cualqu1er
rural se tornó sentido común. Ello se advierte, por ejemplo, al ob de las ventajas de adquirir tierra, y en 1906 observaba que
ahora no produ jese renta es
servar la evolución de los precios del suelo. Después de la crisis de la capital empleado en tierra aunque por
se encue ntra en el
primera mitad de los años noventa, la expansión agrícola y ganadera un gran negocio. A la vuelta de un par de años
cia" . 1 55 Para
impulsó un alza sostenida de las cotizaciones de la tierra. Se ha esti valor de ella acumulado los intereses y una pingüe ganan
tierra era "una
mado que en la provincia de Buenos Aires éstas se triplicaron entre Pastor Senillosa, como luego recordaría su viuda, la
1 8 94 y 1 903, y luego continuaron subiendo a un ritmo igualmente mina, la vaca lechera".'" Para 1 9 1 0 , la opinió n de un gran terrate
. ,
. l o, los contemporaneos os son los que
vel oz. 1 5 1 para comienzos d el nuevo stg
.
no niente que insistía en que "en Argentina los cuerd
que las ven
abrigaban duda alguna sobre el valor de la tierra, que se había vuelto conservan sus tierras y compran nuevas; los locos los
otra vez una inversión segura y rentable (para muchos de ellos, por den"1 17 era tenida por una verdad de sentido común.
ser arren
lejos la más segura y rentable en el largo plazo). Los Senillosa, a La tierra era una inversión segura y rentable, que podía
para ob;ener
quien Jorge Sábato ha retratado erróneamente corno miembros tipi dada a productores ganaderos o agricolas, o hipotecada
valonzacwn en
cos de una elite económica diversificada, no podrían haber tenido crédito. Por sobre todas las cosas, la tierra aseguraba
nte con lo
mayor confianza en las ventajas económicas que reportaba la tierra, el largo plazo (un fenómeno que contrasta marcadame .
dond e los activo s stem
a la que se aferraron con tenacidad.15' Así, en 1 904, Eduardo le rela que sucede en otros sectores de la economía,
que no debe
taba a su tío que su herrnano pre tienden a depreciarse con el tiemp o). Es por ello
y � pesar del
sorprender que en una fecha tan tardía corno 1 905,
Felipe aün tiene a Santa Isabel sin arrendar pero ya le rural tmpulsada
continuo proceso de fragmentación de la propiedad
ofrecen el doble de lo que antes le pagaban. Por su cam ico y por la legisla
por un mercado de tierras partícula unen te dinám
po en La Pampa le han ofrecido el triple de lo que le onio de modo
ción argentina que obligaba a h división del patrim
costó, por los del Chubut le han querido dar $ 1 0.000 en la provmCla
igualitario entre los herederos, un cuarto de la tierra
la legua. Tü sabes corno es Felipe, nada quiere vender.
Yo le digo que venda todo menos Santa Isabel y en ton- de noviembre de 1 904, Senillosa, 2-6�1 .
·-·-�--;�¡ Ed��;t{o Senillosa a J. A. Chopitea, 21
Senillosa, 27 de julio de l905,
h·l Felipf.' G. Senillosa a J . A, Eduard y Julio
o
de Buenos Aires todavía se encontraba concentrada en unidades de ma de valores de los sectores económica y socialmente predominan
más de 1 0.000 hectáreas (la situación en otras provincias pampeanas res. Hasta los afios ochenta, el verano solía pasarse en las quintas que:
era similar). 1 18 Las ventajas económicas de la propiedad rural eran rodeaban a la ciudad, o en la ciudad m.isma.16 2 Emilio Oaireaux se
grandes, y explican bien por qué, en este período, los empresarios ñalaba en 1 8 84 que "es muy escaso el número de personas que dejan
rurales siguieron apostando por la tierra, y también por qué aquellos la ciudad para pasar en el campo la estación cálida que no es acaso'la
que habían hecho dinero en otras actividades, como la industria, más bella" . 16j En los noventa, veranear en la estancia se volvió distin
solían invertir parte de sus excedentes en propiedad fundiaria. La guido, por lo que a partir de esos años las descripciones de estancias
tie rra también tenía un plusvalot cultural, al que pocos miembros suelen hacer referencia a este nuevo aspecto de la sociabilidad de
de la elite (o de los que aspiraban a integrarla) podían permanecer elite. Para que las estancias pudieran alojar a dueño s . cada vtiz más
indiferentes. Ni los Bunge, la dinastía intelectual más prominente prósperos y exigentes, la realización de importantes n1ejoras ilicias ��
de la Argentina del período, fue indiferente al llamado de la tierra; el se tornó necesaria. La estancia de Vicente Casares fue transformada
propio Augusto, un destacado intelectual y líder socialista, parece en esos años. En 1 892, tenía un "grandioso parque de 5 0 cuadras,
n" . 1 64 -r
·
, ·
haber sentido especial aprecio por la vida rural. En esos años, Au enteramente trazado, b1en
, que estado de s1mp1 e rormacw
r Hes
gusto le escribía a su hermana Delfina que "estoy en una estancia años más tarde, los trabajos estaban muy avanzados, y· la estancia,
muy modesta pero el trato encantador que se recibe y la paz del con su "extenso parque" y sus "hermosos jardines", era descripta por
campo la h acen deliciosa para mí, que adoro el campo". 1 '" La Agricultura como "alegrada en tiempos del estío y de las vacacio-
En este contexto, es comprensible que, después de los años más nes por un grupo encantador de frescas y preoosas cnaturas " . 165 En · ·
severos de la depresión de comienzos de la década de 1 890, muchos esos mismos años, Manuel Guerrero edificó una casa y un gfan par
terratenientes recon1enzaran los proyectos de ampliación o mejora que en La Raquel, sobre el Río Salado, que l uego ampliaría en 1 905.
" ·
" r 1
Al!,1 1 os G uerrero pasa ban Cinco meses enteros" a1 ano. 1 6 Raue
-
de sus residencias rurales. La expansión de los sistemas de comunica
ción y el alza de los ingresos rurales empujó este proceso. 1 60 Para Herrera Vegas, un venezolano que se int�gró en la clase alta argenti
entonces, la gran ola de construcción de líneas telegráficas y ferro na y fue por décadas uno de sus médicos más prestigiosos, invirtió
viarias de fines de los ochenta y comienzos de los noventa había parte de su ingreso en la compra de tierra y para la década de 1 89 0 se
vuelto más sencillo el acceso, incluso a los distritos más remotos de encontraba retirado, pasando "muchos meses del año" en s u Cabaña
la pampa. 1 6 1 Todo ello hizo que los propietarios rurales se vieran im Luján. 167 Para entonces, los Sansinena veraneaban regularmente en
pulsados a invertir más dinero y a gastar más tiempo, en panicular, la residencia que habían edificado en Los Dos Talas . 1 68 En la década
tiempo de ocio, en sus establecimientos rurales. de 1 890, 'Iomás Severino de Anchorena seguía viviendo, como era
El uso de la estancia como residencia veraniega formaba parte de habitual algunas décadas antes, en el piso superior de Lma casa de
un nuevo estilo de vida, que revela un profundo cambio en el siste- altos de su propiedad, cuya planta baja, ocupada por un almacén, lo
proveía de una renta urbana. Pero ya había hecho construir una im
15H
BMA ( 1 906), p. 470. TJ.mbién véase !SR, J o de julio de 1 9 0 5 , pp. 1 4 68-9;
portante residencia en su Tres Lomas. En esta estancia de 24.000
Adelman, Fromier Devefoprnent, pp. 88-94.
l'i'J Augusto Bunge a Delfina Bunge, slf, citado en Eduardo José Cárdenas y Carlos
1'•c
ST 1 o de marw de 1 882; 16 de enero de 1 886. Hogg, Yahil uúja,
p. 194.
Payá, I.rr Argmtintl de lo.-; herman os Bu11ge (Buenos Aires, 1 9 9 7 ) , pp. 24 , 203.
11'" Al.[!tllH JS ejemplos en ECS, 17 de septiembre Je 1 .S92, p. 27: 24 de septiembre ,,,; Daireaux, Vida y ctHtllm/;res, v. I . 1 3 0 .
de l .S')2, p. 43; 1 K de marzo de 1 8 93, pp. 693-4. Ta mbién LA, 8 de julio de 1 R 9 5 , p. ''" ECS. 2 4 de septiembre d e 181)2, p. 43.
)57: 5 de septiembre de J K 9 5 , p. lí79; J O de octubrt' de 1 8 9 5 , p. 795; 28 de noviem 1 "1 LA, 18 de abril de 1 8 9 5 , p. 3 1 6.
1 1'" Yuyú Cuzmjn, El paú de !m e_(fancim (Buenos Aires, 1 9 99), p. 'i lJ .
bre de ! 8 95, p. ! 52 , y 28 de enero de 1 8 97, pp. 58-9.
-
''' 1 C :olin M. Lewis. Hritish RailuM._vJ in Argmtiflrl, 1857-]!)14. A (j., Stlf{{v 1{ • 1 " lA, 3 0 d e junio d e 1 8 98, pp. 3 8 'i - ó.
. , ' Fernando Eliz:aldc, L11 /J('redad { Buenos Aires, 1 1)8 0 ) , p p . 1 (1-7
, ---:'7-!:i.
hnng¡¡ /Jfi!C.,tJI!cnt {Londres, 1 9R3), p. 4'i-72.
120 La constmcciórl de urld nueva clase terrateniente 1 21
Roy Hom
hectáreas que había sido el "generador de todos los bienes [de An tor, le escribía a su hermano.171 Para el cambio de siglo, la casa
chorena] y de la amplia vida llevada en todo momento" por su fami contaba con línea telefónica y un equipo generador de electnCJdad,
lia, este Anchorena había mandado edificar "una casa habitación de un gran parque, capilla, cancha de tenis, y llegó � albergar (mclurdo
2 pisos, construida de materiales de p rimera calidad", con diez dor el personal doméstico que acompañaba a las vrsrtas) unos cuarenta
mitorios.169 La profundización, a veces incluso la creación de las raí huéspedes. m Para entonces, los Senillosa creían que su San Fehpe
.
"se puede contar entre las estancias de mayor em bell ectmtento " 1 74 . ·
ces rurales de la elite en este período, se advierte también en guías
sociales como la Guía de Familias de 1 8 99, que ofrecía información Formar parte de este grupo selecto no era sencillo y de hecho la
tanto sobre las residencias urbanas como sobre las rurales de las fa estancia de los Senillosa no se hallaba entre las más impactantes. La
milias de clase alta. notable prosperidad de la década y media que precedió a la Gr�n
La construcción de una residencia confortable y espaciosa en la Guerra hizo que el gasto en la ampliación y mejora de las resrdencras
estancia de Pastor Senillosa, en el partido de Ayacucho, ofrece un de la elite se volviera habitual. Al igual que otras clases propretanas
buen ejemplo de esta transformación, algunos de cuyos detalles po latinoamericanas, los grandes terratenientes del cambio de srglo se
demos seguir gracias a la abundante correspondencia de la familia lanzaron a edificar fastuosas mansiones en el nuevo Barno Norte Y
en Buenos Aires con los jóvenes que se educaban en Estados Unidos. en Palermo. Lo que llama la atención, sin embargo, es 1� �onstruc
Hasta comienzos de la década de 1 890, San Felipe no tenía una casa ción de residencias rurales no menos extravagantes. Cast stn excep
en la que los Senillosa pudieran alojarse, y de hecho sólo era visitada ción, las grandes casas rurales de la pa pa fu ron edi cadas (o pro �
� �
por miembros masculinos adultos de la familia por motivos siempre fundamente remodeladas) en este penado: Vrlla Mana, de Celedo
vinculados a su funcionamiento como ernpresa. 170 A comienzos de nio Pereda; La Biznaga, de los Blaquier; 1-luetel, de Concepción Unzué
la década de 1 890, la estancia sufrió un gran cambio, pues entonces de Casares· La Candelaria, de los Piñeiro; y Chapadmalal, de Mr
fueron construidos un gran parque y una casa confortable, donde guel A. M rtínez de Hoz, se cuentan entre las más magníficas, y
� .
por p�imera vez los Senillosa pasaron la estación estival en 1 89 5 . constituyen verdaderos testimonros de la exrstencra dorada que lleva
Para ellos, como para muchos otros terratenientes, se trataba de una ban sus dueños. Estas y otras grandes casas de campo se erigiera� en
experiencia novedosa. ''A mamá y los nenes 1es ha sentado divina medio de parques y jardines no menos impactantes, como el que "on :
mente el campo. Van ya tres meses que están y no han sentido ni un cepción Unzué hizo construir en Huerel. En esta esrancra de m s de
�
resfrío siquiera, así que están contenrísimos con la estancia, pensan 65.000 hectáreas su dueña mandó hacer un parque de 400 hectareas,
do en volver el verano próximo, con más cornodidades , puesto que donde plantó unos 400.000 árboles. Muchos de estos parques fueron
estarán listos los chalets y el nuevo parque", escribía uno de ellos diseñados por Charles Thays, el gran paisajista del período.'"'
cuando el primer verano de estancia llegaba a su fin. 1 7 1 Después de
--¡;;-Emilia-Chopitea de Senillosa a J. A. Chopitea, 9 de abril de 1896, Scnillosa 2--5-
1 8 9 5 , los Senillosa se desprendieron de su quinta suburbana y :
concurrieron regularmente a San Felipe de diciembre a abril (sal
�
l l . También Hortensia Senillosa a Emilia Chopitea, 26 de septiembre de 891, ,�emUosa,
2.- 5 1 1, Mabd Senillosa a J. A. y Julio Senillosa, 9 de enero de 1 907, Semll sa, 2-6 ·-4-
e
1 ' 1 Ricardo Seniliosa a J. A. Chopirea, 30 de mar:z.n de 1 8 9 1 , Scnillosa, 2 .. 5-1 1 . Argentina (London, \ 9 1 0), p. 194.
l.tl rOimrm-riún d� 111/il nu�t•a rlo� ll'mllrnimu· 123
122
Un establecimienro modelo, sin embargo, era algo más que un gente, introduciendo los métodos más moJemos de
lugar de recreo. Para una elite socioeconómica tan orienrada hacia el cultivo de los campos, así como los sistemas más per
mundo de los negocios como la argentina, lo que volvía a un terrare feccionados de crianza del ganado y de su mesrización,
nienre prestigioso era, en primer lugar, el éxito empresarial, en espe hasra llegar a la pureza [ . . .] La vida que llevábamos en
cial (y esro segurameme valía más para los encendidos en los asuntos esos veraneos [. . . ] era casi de chateatt; de sala, corredor y
rurales) si éste era obtenido en el terreno más exigenre, costoso y parque; a la bombacha y la bota las reemplazaban los
técnicamente sofisticado: el de la cría de reproducrores. 1 76 Una des bruches y polainas, al pañuelo al cuello la corbata a doble
cripción contemporánea de la producción de animales finos sugiere vuelta, al chambergo la gorra jockey.181
bien qué imágenes evocaba la cría de animales de raza. De acuerdo a
Miraflores era una de aquellas estancias en las que, como Paul
EL Campo y fl Sport, se rearaba de "un negocio; y mucho más que eso
Groussac había observado con aprobación algunos años antes, todo
todavía l . . .j escuelas de trabajo; y mucho más aun [ . . . ] campos de
lo que recordaba el pasado primitivo de la pampa había desapareci
honor. De allf está surgiendo la aristocracia argenrina, la noble raza
do, y en las que la vestimenta de etiqueta era de rigor a la hora de la
del terrateniente ganadero y agricul ror".177 Para Pastor Senillosa, esta
cena.182 En ese mundo, señalaba con orgullo Ramos Mexía, "¡ando
actividad tamhién tenía un atractivo particular: "Papá obtuvo pri
como pez en el agua!"183 Este prominente miembro de la clase rerra
mer premio en la Feria Exposición con una yunra y una porrilla de la
renienre argen tina, destacado productor agrícola, varias veces secre
estancia ganó d 14 una carrera en el Hipódromo. Te lo digo por si
tario de Estado y abogado de diversas empresas ferroviarias británi
cuando e�cribes quieres halagarlo", le recordaban a su cuñado en
cas, fue el primer latinoamericano en ser aceptado como miembro
1 899. 178 Los comenrarios de James Bryce sugieren que lo que grati
de la Real Sociedad de Agricultura de Gran Bretaña. Ramos Mexía
ficaba a Senillosa no era menos importante para muchos de sus cole
también presidió la Sociedad Rural por varios años en la década de
gas. Este miembro de la aristocracia británica observaba que "tener
1 900, cuando no era raro que ésta fuese descripta como "la sociedad
animales de primer orden es aquí una cuestión de orgullo, quizás
más poderosa en esta parte del rnundo".181 En 1 9 10, cuando la Ar
más que una cuesrión de negocios". 1 79 Desde la perspectiva de mu
gemina se preparaba para celebrar su centenario, esta instituc ión re
chos rerrarenienres, orgullo y negocios, prestigio y ganancias, quizás
unía unos tres mil asociados, entre los cuales hallamos a cas1. rodos
no entraban en conrradicción. La descripción de Miraflores, la es
�nmo a
aqu<'llos que disfruraban de riqueza y prestigio social, así
tancia de Ezequiel Ramos Mexía, sugiere la "ínrima unión de la reo .
muchos otros que deseaban imitarlos. Para entonces, su gran exposi
ría con la prácric.t, de lo positivo con lo agradable, de lo ideal con el
ción anual, se había convenido "quizá en el evento más importanre
negocio", al que muchos terrarenienres aspiraban.180 El joven Adolfo
del calendario argenrino".185
Bioy, que pasó largas temporadas en la estancia de Ramos Mexía a
El ascenso de la Sociedad Rural no es más que un aspe< ro de un
comienzos de siglo, recordaba que
proceso de cambio mucho m.tyor: aquel que impulsó la tramforma
Miraflores era la estancia modelo que Ezequiel Ramos ción de la anividad rural en la pampa, y que creó las condi< iones
Mexia había realizado en treinta años de trabajo inteli-
- �Adolfo Bioy, Años dr modrdad !Buen m Aires, 1 96:5), pp. 47-S J . Air.t, Arxrnti
J/•1. L.tj gr:mdn I'Stanria., p. 1 20.
•·• Hurcr 1 a Arg, ntina, pp. 131 -l. 1 N. 23 de oc.tubre d.: 1 893.
• - Er .:�. 1 3 de: ,epuembre de 1898, p. 71'J. �zcquid Ramos Mcxia a José L 1-a�e:., 1 (, de diciembre t.l,· 1 '.lll4, hl¡!.c,
•·• Fdipe l ; , Sen illnsa a J . A. Chopi1c.t, 17 de ma) o d. 1 8 99, �cnillosa, 2-'i- 1 l . • RRR 2.9 dt. febrero de 1909. p. 309.
,.,, Jam-:5 Bryre .\outh A muir,/. Objuvatiom and lmprrt>iom ( l .ondon, I 'J 1 2.), p. ''' 1 ;ordon Rns�. Argmti11n tmd Umt,uay (Loud res, 1 '> 1 7), p. X9. T;unhi,.n WaJ rt>r
32 1 ; Koeb�l. Modm1 Argentina . p. l 'J3. 1 .trdcn Fsr.mci,, Ufr. Agrim/mral. f.ioMmu. 1tnd C.rt!turnl As¡wtJ oJAr�mtt"' hn
"" ECS, )A U• >epricmbrr de I X 92, p. 43. ltiÍIIg ( l .ondres, l lJ l l , r.:cdic..ión Deuoit J ' P4l. p. 4 1 .
1 24 Ru_y Hom
125
La conJtrttccüín de lllltl nueva clase terrateniente