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plaguicidas en frutas y
hortalizas
de la región del Egeo de Turquía
y evaluación del riesgo a los
consumidores
resumen
Los plaguicidas pueden causar un riesgo potencial para la salud humana cuando se aplican en
exceso para controlar plagas, enfermedades y malas hierbas en los campos de cultivo.
En el presente estudio, llevado a cabo en la región del Egeo de Turquía entre 2012 y 2016, se
analizaron un total de 3044 muestras de 16 productos diferentes de frutas y verduras para
identificar los residuos de plaguicidas y se evaluó el riesgo para la salud de los consumidores
que suponen dichos residuos. Los resultados mostraron que 354 muestras del total tenían
valores de límite máximo de residuos (LMR) más altos mientras que los valores de los LMR
eran inferiores en 473 muestras. En el estudio, se detectaron residuos de 64 plaguicidas
diferentes en 3.044 muestras, en las que el 11,6% de las muestras superaban los límites
máximos de residuos (LMR) en comparación con el nivel de LMR aprobado por las autoridades
turcas. Del total de muestras, el número de muestras con niveles elevados de LMR fue el
siguiente 74 para clorpirifos (2,43%), 145 para azoxistrobina (3,8%), 112 para triadimenol
(3,8%), 103 para carbendazima (3,4%), 98 para clorpirifos (3,2%), 94 para pirimetanil (3,10%),
90 para ciprodinil (2,9%), 76 para fludioxonil (2,50%), 75 para indoxacarb (2,40%), 66 para
imidacloprid (2,10%) y 60 para boscalid (1,90%). Se detectaron residuos de uno, dos, tres,
cuatro e incluso más de cinco plaguicidas detectaron, respectivamente, en el 16,1, 5,8, 2,8, 1 y
1,7% del total de las muestras de ensayo. Los valores más bajos de la ingesta diaria estimada
(IDE) oscilaron entre 3,57×10-3 y 8,98. Los valores más bajos del cociente de peligrosidad (HQ)
se obtuvieron en el albaricoque seco, la uva y la fresa con el valor de 0,01, aunque el valor del
cociente de peligrosidad en 32 de los 62 plaguicidas analizados resultó ser cercano a 0.
INTRODUCCION
Los plaguicidas se utilizan en la agricultura para controlar plagas, enfermedades y las malas
hierbas, así como para el tratamiento postcosecha de los productos agrícolas. Los insecticidas,
fungicidas, herbicidas, rodenticidas y reguladores del crecimiento de las plantas son ejemplos
típicos de estos productos químicos (Townson 1992; Nicolopoulou-Stamati et al. 2016). El uso
intensivo de plaguicidas en frutas y verduras ha dado lugar a un vertido de residuos tanto en
las frutas y hortalizas como en el medio ambiente circundante, lo que se produce debido a la
aplicación involuntaria y en sobredosis sin seguir los intervalos previos a la cosecha (PHI). Estos
residuos pueden causar un riesgo potencial para la salud humana el residuo cuando vertido
supera los LMR (Fenik et al. 2011).
Las frutas y verduras son buenas fuentes de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. A
pesar de ello, estos productos también pueden ser una fuente de sustancias tóxicas, es decir,
de residuos de plaguicidas (FAO 2007; Szpyrka et al. 2014; Mermer et al. 2020). Aunque los
plaguicidas aportan muchos beneficios a la humanidad, suponen plantean riesgos para la salud
humana, como trastornos neuroconductuales y neuropsicológicos, síntomas o enfermedades
respiratorias y daños en el ADN de los espermatozoides, debido a su uso generalizado y la
consiguiente alta actividad biológica (Scott et al. 2009) (Cooper y Dobson 2007). Muchos de los
plaguicidas se han asociado a problemas de salud y medioambientales (Hayes et al. 2006;
Sanborn et al. 2007; Mnif et al. 2011; Pimentel y Burgess 2014; Simon-Delso et al. 2015).
En todo el mundo, los huertos frutales y los campos de hortalizas cubren 50 y 62 millones de
hectáreas de tierra, respectivamente (FAO 2018), mientras que estas áreas cubren 1,12 y 1,124
millones de hectáreas, respectivamente, en Turquía (TUIK 2018) Según los datos estadísticos
turcos, 17,5 millones de toneladas de frutas y 29,5 millones de toneladas de verduras se
produjeron en 2015 en Turquía (TUIK 2018). Mientras tanto, se han aplicado un número de
plaguicidas se han aplicado ya sea en la parte aérea parte del cultivo o bajo el suelo. La
persistencia de los residuos en las frutas y verduras producidas depende de las condiciones del
entorno y del cultivo. Kumari y John (2019) estudiaron recientemente muestras de cultivos del
mercado y también de los agricultores e informaron que se observaron más residuos de
plaguicidas se observaron en las muestras obtenidas de los agricultores.
Turquía es el cuarto productor mundial de hortalizas después de China, India y Estados Unidos,
y sin embargo, en 2013 se produjeron más de 22 millones de toneladas de hortalizas se
produjeron en 2013 (Informe del sector 2017). La producción de frutas en 2013 ascendió a
unos 21 millones de toneladas en Turquía, y se situó como el quinto mayor productor de frutas
en el mundo después de China, India, Brasil y los Estados Unidos (Informe del sector 2017). En
Turquía, las explotaciones agrícolas situadas en la región del Egeo producen cantidad
sustancial de frutas y verduras que también se exportan a los países vecinos, especialmente a
los de Europa (Anónimo 2018). La evaluación del riesgo de los residuos de plaguicidas en la
cosecha o en el medio ambiente es necesaria para garantizar la seguridad de la salud humana
mediante el mantenimiento de la calidad de los alimentos. De esta manera, el objetivo del
presente estudio es investigar los residuos de plaguicidas en muestras de frutas y verduras
recogidas entre 2012 y 2016 de la región del Egeo y realizar una evaluación del riesgo para la
salud humana basada en la exposición a concentraciones de residuos detectadas y
determinadas en las muestras.
MATERIALES Y METODOS
Todos los disolventes eran de pureza cromatográfica. Los estándares analíticos para el análisis
de plaguicidas se obtuvieron de Supelco (Bellenfonte, PA, USA), Labinstruments (Castellana
Grotte BA, Italia), Chem-Lab (Zedelgem, Bélgica), y Dr. Ehrenstorfer GmbH (Ausburg,
Alemania). El grado de pureza de cada estándar analítico se indica en la información de apoyo.
Tabla S1.
Aunque la variedad de frutas y verduras cultivadas es en la región del Egeo es mucho mayor,
en el presente estudio, las frutas secas frutas secas (n=1149), incluidos higos secos y
albaricoques secos, y frutas frescas frutas frescas (n=1843) que incluyen fresa, uva, melocotón,
cereza cereza ácida, pera, membrillo, manzana, albaricoque, mandarina, granada, nectarina,
aceitunas, y hortalizas (n=52) que incluyen pimiento verde pimiento verde, pepino, tomate y
pimiento (verde y rojo) fueron sometidos a un cribado de residuos de plaguicidas. El número
de muestras para cada producto se indica en la Tabla 1.
Las muestras se recogieron de los mayoristas entre 2012 y 2016 y se llevaron al laboratorio
para su análisis. Los análisis se llevaron a cabo lo antes posible después de la recogida de la
muestra. En caso de retraso inevitable, las muestras se conservadas tras el proceso de
pretrituración y se mantuvieron a -20°C en el congelador hasta la extracción de la muestra. Se
analizaron un total de 3044 muestras para 395 números de plaguicidas de forma rutinaria.
Todas las muestras se procesaron y analizaron siguiendo método QuEChERS que era fácil, más
barato, eficaz, resistente, seguro y ampliamente utilizado para el análisis de residuos de
plaguicidas y también para la validación de los residuos de plaguicidas (Anastassiades et al.
2003).
La lista de los plaguicidas objeto de estudio y el límite de cuantificación (LOQ, mg/kg) de cada
analito figuran en la Tabla S1 de información de apoyo. El límite de cuantificación es la
concentración mínima del analito que puede cuantificarse con una exactitud y precisión
aceptables (Sanco 2010).
Para obtener los datos de consumo de alimentos para los cálculos se utilizó la base de datos
que recoge el grupo de consumo medio de las dietas G para los productos básicos en Turquía,
recopilada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (WHO/GEMS/FOOD 2006). La
ingesta diaria estimada (IDE) se calculó con la siguiente fórmula de la ecuación 2.
donde el EDI es la ingesta diaria estimada (μg/kg pc/día) para el plaguicida p, y Kf es la tasa
media de consumo de ese producto (g-1 pc día-1 ). La IDEp,f puede expresarse como la suma
de los valores de la IDEp,f calculados para productos básicos o plaguicidas individuales o para
combinaciones de plaguicidas y productos básicos.
El riesgo dietético crónico a largo plazo o cociente de peligrosidad (HQ) se calculó utilizando los
valores de la IDE y la IDA (ingesta diaria admisible) (EFSA 2007). El HQ se expresa de la
siguiente manera (Chenet al. 2011).
HQ ≤ 1 indica que no es probable que se produzcan efectos adversos y, por lo tanto, se puede
considerar que el peligro es insignificante.
Otro concepto importante relacionado con la HQ es el índice de peligrosidad (HI), y es la suma
de los cocientes de peligrosidad de las sustancias que afectan al mismo órgano o sistema de
órganos.
RESULTADOS Y DISCUSION
Los plaguicidas se aplican en los cultivos para protegerlos de las plagas con el fin de obtener
mayores rendimientos. Las dosis y los métodos de aplicación difieren en función de los
principios adoptados, que también varían según los países. Las normas de seguridad
alimentaria aplicadas en un país concreto tienen un control directo sobre los principios de
aplicación de cada país. Sin embargo, la presencia residual de los plaguicidas aplicados en la
cosecha es una obligación, pero no debe superar el límite aprobado.
En este estudio, se analizaron un total de 3044 muestras de los 16 productos básicos para un
total de 395 plaguicidas (Tabla S1 y Tabla 1).
Los resultados globales de los residuos de plaguicidas en los productos en la Fig. 2 y la Tabla
S2. Este estudio identificó 64 plaguicidas diferentes plaguicidas en 3.044 muestras de
hortalizas y frutas con un total de 1571 muestras presentaban uno o más residuos de
plaguicidas. De los 64 plaguicidas diferentes, sólo 23 de ellos mostraron un DF superior a 1 (Fig.
2a), mientras que 36 de los plaguicidas mostraron un DF inferior a 1 (Fig. 2b). Entre los
plaguicidas con FD>1 azoxistrobina fue el analito más frecuentemente detectado (detectado
en 145 muestras, DF=9,23%), mientras que 13 productos químicos mostraron un DF del 0,6%
(detectado en sólo 1 muestra).
En el presente estudio, de 3044 muestras, el 11,6% de las muestras (un total de 354 muestras;
179 frutas y 175 verduras) superaron los niveles de LMR de 25 plaguicidas que fueron
establecidos por autoridades turcas (Tabla S2) (Anónimo 2016).
Los resultados también mostraron que el 11,6% de las muestras mostraban múltiples residuos
de plaguicidas superiores a los valores de LMR aprobados, mientras que el 15,5% de las
muestras (un total de 473 muestras; 443 frutas y 30 verduras) tenían una concentración de
plaguicidas inferior a los valores de LMR aprobados (Tabla 1).
En un estudio realizado en Polonia (Szpyrka et al. 2014), se se observó que el 66,5% de las
muestras de manzanas recogidas tenían residuos de plaguicidas, y el 3% superaba el nivel
máximo de residuos (LMR). En el mismo estudio, los residuos múltiples estaban presentes en
el 35% de las muestras con dos a seis plaguicidas, y una muestra contenía incluso siete
compuestos de residuos de plaguicidas compuestos.
Como ya se ha dicho, en el presente estudio, el 11,6% de las muestras superaban los niveles
aprobados de LMR de plaguicidas analizados (Tabla S2). Este hallazgo concuerda bien con el
informe de Chen et al. (2011) donde se analizaron 3009 muestras se analizaron y se informó
que el 11,7% de las muestras contenían residuos de plaguicidas por encima de los niveles
aprobados de LMR aprobados.
En otro estudio turco, se informó de que el 8,4% de las frutas contenían residuos de
plaguicidas por encima del nivel LMR y el 9,8% de las hortalizas tenían residuos por encima del
nivel de LMR (Bakırcı et al. 2014). En la práctica, la presencia de residuos de plaguicidas
dependía de la dosis de aplicación y la tasa de degradación del plaguicida (Helbling et al. 2014).
Para la evaluación del riesgo de los residuos de plaguicidas en cada producto, se calculó la
ingesta diaria estimada (IDE) y el cociente de peligrosidad (CI) de cada de cada producto, que
se indican en la tabla S3. Los valores de la IDE oscilaron entre 3,57×10-3 (mandarina) y 8,98
(tomate).
Los valores de la ingesta diaria aceptable (IDA) figuran en la Tabla S4, y el cálculo de la IDE y la
HQ de todos los productos básicos también se enumeran en la Tabla S4. Los HQ de muchos
plaguicidas eran cercanos a cero, y se indicaron como <0,001 en la tabla correspondiente. Los
valores de HQ más altos fueron 0,120 para clorotalonil, 0,071 para famoxadona, 0,027 para
piridaben 0,024 para el clorpirifos y 0,020 para el indoxacarb.
Bakırcı et al. (2014) informaron de que el clorpirifos era el plaguicida más detectado en frutas y
verduras. La azoxistrobina metoxiacrilato es un fungicida ampliamente utilizado que es un
protector, curativo, erradicador translaminar con propiedades sistémicas eficaz para controlar
los patógenos en los cereales, el arroz, la vid y la patata. La frecuencia de detección de
azoxistrobina en el presente estudio fue del 4,76%. Este insecticida organofosforado tiene un
modo de acción no sistémico cuando entra en contacto con el estómago y el sistema
respiratorio. Se utiliza Se utiliza para controlar una serie de plagas en más de 100 cultivos
(Zhang et al. 2015). El triadimenol, que tuvo una frecuencia de detección del 3,67% en el
estudio actual, es un fungicida triazol con un modo de acción sistémico que se utiliza para
controlar el oídio, las royas, los gunts y los tizones en los cereales junto con muchos otros
cultivos (Anónimo 2013). El pirimetanil, con una frecuencia de detección del 3,08% en este
estudio, es un fungicida de anilinopirimidina que se utiliza para controlar el moho gris en vides
y frutas junto con hortalizas y plantas ornamentales. También se utiliza para controlar la sarna
de la hoja en los frutos del granado (Nerya et al. 2016). Carbendazim, que mostró una
frecuencia de detección del 3,38% en el estudio actual es un fungicida de benzimidazol que
tiene propiedades sistémicas.
Se utiliza ampliamente para controlar muchos patógenos en cereales, colza, tomate, granada y
frutas de hueso (Singh et al. 2016). En un estudio reciente destinado a detectar residuos de
plaguicidas en Chile (Elgueta et al. 2019), se reveló que los HQ y los HI para los plaguicidas
evaluados en diferentes modelos disminuían en el orden de
metamidofos>lambdacialotrina>clorpirifos, y se concluyó que, desde la perspectiva de la
seguridad alimentaria, las muestras investigadas presentaban un mayor riesgo para la salud de
los consumidores.
Los valores más bajos de HQ se determinaron en albaricoque seco la uva y la fresa, con un
valor HQ de 0,01, y los demás productos tuvieron valores HQ que oscilaron entre 0,025 y 0,27.
Al igual que el presente estudio, los estudios realizados en otras regiones del mundo
informaron de la presencia de múltiples residuos de plaguicidas en frutas y hortalizas (es decir,
dos o más residuos de plaguicidas OCP (Al-Shamary et al. 2016)) o residuos de múltiples
plaguicidas en productos básicos como tomates, pepinos, pimientos pimientos y sandías, y sin
embargo, las combinaciones más frecuentes de dos plaguicidas detectadas en la misma
muestra fueron deltametrina y el imidacloprid o la cipermetrina (Jallow et al. 2017). Por lo
tanto, una evaluación precisa de la exposición regional a las mezclas de plaguicidas (OMS
2020) sería más particularmente relevante, y los resultados del presente estudio son un
ejemplo de evaluación de la exposición regional a los residuos de plaguicidas.
CONCLUSION
Los resultados del presente estudio muestran que aunque existen niveles de residuos cercanos
o superiores en comparación con los niveles LMR de un determinado plaguicida y, sin
embargo, los resultados son similares a los comunicados para países europeos, los residuos de
plaguicidas no suponen un riesgo grave para la salud del público. El riesgo podría producirse
debido a que los residuos de plaguicidas detectados en los productos se encuentran en niveles
inferiores a los de los países asiáticos. Los resultados del presente estudio muestran que el
27,5% de las muestras de fruta seca, fruta y verdura recogidas en la región del Egeo de Turquía
contenían al menos un residuo de plaguicida, y sin embargo, el 42% de las muestras mostraban
2 o más residuos de plaguicidas.
Según la literatura publicada, entre los diversos cuestiones relativas al uso de plaguicidas en
frutas y hortalizas, el más importante es el uso de plaguicidas en muchos productos y por
encima de los LMR autorizados, ya que esto podría conducir a la exposición de los
consumidores supere la dosis de referencia. La superación de los LMR se observó en el 11,6%
de las muestras relativas a carbendazima, clorpirifos, acetamiprid tiofanato-metilo, propargita,
tiacloprid, famoxadona, diclorvos, cipermetrina, lambda-cihalotrina, clofentezina, α-
cipermetrina, captán, deltametrina, tiametoxam, malatión, bromopropilato, α-endosülfan, β-
ciflutrina, dimetoato, permetrina, dinocap, lufenurón, procimidona y taufluvalinato. Se realizó
una evaluación del riesgo de exposición a largo plazo para todas las sustancias químicas
detectadas. Sin embargo, el clorotalonil (8%) y fanoxadona (7,1%) la exposición a plaguicidas
de frutas secas, frutas y verduras fue inferior al 1% de la IDA.