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Según la [FAO] (2009), la población mundial prevé un aumento de hasta

9.200 millones de personas en 2050. El continuo aumento de la


población se traduce en un aumento de la demanda de alimentos y los
estudios sugieren que la producción mundial de cultivos debería
duplicarse para 2050. Sin embargo, al ritmo actual de crecimiento, este
objetivo de producción no se alcanzará para satisfacer las demandas
previstas por el crecimiento de la población, los cambios en la dieta y el
aumento del uso de biocombustibles (Ray, Mueller, West, & Foley,
2013). Uno de los mayores retos a los que se enfrentan es que las tierras
agrícolas son limitadas, y la expansión agrícola tendría que producirse a
expensas de la tala de bosques y el agotamiento del hábitat natural de la
fauna silvestre. Por lo tanto, un aumento de la producción sostenible y
de la productividad de las tierras existentes es la mejor opción, ya que la
reducción de las pérdidas de rendimiento causadas por las plagas es uno
de los principales retos para la producción agrícola (Popp, Pető, & Nagy,
2013).Los plaguicidas son una opción inmediata para controlar los
problemas de plagas en los cultivos (Gomiero, Paoletti, & Pimentel,
2008). Idealmente, un plaguicida debe ser letal para las plagas objetivo
pero inocuo para las especies no objetivo, incluidos los seres humanos.
Pero esto no suele ser así y ha surgido la polémica sobre el uso y abuso
de plaguicidas, que ha causado estragos en el ecosistema e incluso en la
vida de los seres humanos (Aktar, Sengupta, & Chowdhury, 2009).Allium
es un género de cebollas con 600-920 especies (Peterson, Annable, &
Rieseberg, 1988). Es un cultivo cosechado a nivel mundial con una
cosecha anual de 98.893.680 toneladas (FAOSTAT, 2016). La cebolla
junca (Allium stulosum) tiene gran importancia económica en
Colombia con una producción de 289.975 toneladas métricas. Este
cultivo es atacado por varias plagas, y entre las más comunes se
encuentran Chisas (Ancognata scarabaelodes Burmeister), gusanos
cortadores (Agrotis ipsilon Hufnagel), babosas y caracoles (Deroceras
reticulatum Müller, babosas pequeñas, Limax marginatus Müller,
babosas rayadas, Milax gagates Draparnaut, babosas grises, Helix
aspersa, caracoles, barrenadores de la raíz de la cebolla ies o del
cuello de la raíz (Delia sp), Trips (Thrips tabaci y Frankliniella
occidentalis) y Minadores de la cebolla (Liriomyza huidobrensis), entre
otros (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE],
2015). El uso de plaguicidas es un factor determinante en el rendimiento
de los cultivos de cebolla debido a la diversidad de plagas y
enfermedades que la atacan (Gent et al., 2006). Entre los insumos
químicos comúnmente utilizados como métodos para la erradicación de
enfermedades y plagas en los cultivos se encuentran los plaguicidas
organoclorados (OCP) y organofosforados (OPP), que son sustancias con
alta persistencia en el ecosistema que causan efectos negativos en el
medio ambiente y los seres humanos. Los PCO como el endosulfán
tienen una alta persistencia en los ecosistemas acuáticos y una baja
biodegradabilidad y biomagnication en la cadena tropical. También se
han asociado con algunos tipos de cáncer en humanos (Xu, Liang, Guo, &
Sun, 2018) pero el papel del endosulfán en las células leucémicas ha sido
inexplorado. El objetivo de uno de los estudios más representativos fue
dilucidar el mecanismo molecular de la respuesta de daño del ADN
inducida por endosulfán en células de leucemia humana. Realizaron
experimentos de exposición al endosulfán en células K562 con
concentraciones variables de endosulfán durante 48 h y descubrieron
que el endosulfán disminuía la viabilidad celular de forma dependiente
de la dosis. Encontrando que son compuestos tóxicos para la mayoría de
sh, y causan mortalidad masiva (Naqvi & Vaishnavi, 1993).Por el
contrario, los OPP son altamente persistentes en el agua y tienen efectos
eco-toxicológicos. Según Benotti et al. (2009), los posibles compuestos
alteradores endocrinos (EDC), los procesos de tratamiento del agua
potable no son eficaces para eliminar estos plaguicidas y pueden
encontrarse en el agua tratada y embotellada. Se han registrado efectos
cancerígenos e intoxicaciones letales en humanos (Biziuk, Przyjazny,
Czerwmskl y Wiergowski, 1996). Los metabolitos producidos por la
degradación de los plaguicidas han atraído una significante cantidad de
atención en los últimos años porque pueden ser más peligrosos y
persistentes que los propios ingredientes activos (Geerdink, Niessen, &
Brinkman, 2002; Koplin et al., 1998; Sinclair & Boxall, 2003). También se
indica que, en un futuro próximo, los productos de transformación (PT),
más que los compuestos parentales, deberían recibir la mayor atención,
siendo urgente comprender mejor los efectos de la matriz y la
composición del eluyente sobre la ionización efciency de los analitos.A
nivel mundial, en los últimos años se han realizado esfuerzos para
controlar el uso indiscriminado de pesticidas, herbicidas y fungicidas
para la gestión integral de plagas y enfermedades. Sin embargo, todavía
pueden encontrarse cantidades residuales de estos productos químicos
en el agua, el suelo, la atmósfera y los alimentos, lo que genera una gran
preocupación para la población (Carvalho, Nhan, Zhong, Tavares y
Klaine, 1998; FAO, 2004). La mayoría de los productos agroquímicos no
presentan toxicidad para los seres humanos, los animales o el
ecosistema. Sin embargo, varios estudios han revelado múltiples daños
al medio ambiente debido a la frecuente exposición de mezclas de
compuestos activos que, aunque en su mayoría se encuentran por
debajo de los límites máximos de residualidad (LMR), pueden
interactuar con mezclas sinérgicas dando lugar a efectos peligrosos
(Goujon et al., 2014; Tien, Lin, Chiu, & Chen, 2013) un herbicida
triketona utilizado para el control de malezas dicotiledóneas en el cultivo
de maíz se fotoliza rápidamente en el follaje de las plantas y genera dos
fotoproductos principales el xanteno-1,9-diona-3,4-dihidro-6-
metilsulfonilo y el ácido 2-cloro-4-metil benzoico (CMBA). Actualmente,
en Colombia se practica una agricultura intensiva, en la que las cebollas
se cultivan sin rotación de cultivos y con una elevada demanda de
productos agroquímicos para el control de plagas. Sin embargo, en este
país no existen estudios que demuestren la presencia de contaminantes
persistentes en los cultivos ni en las cebollas comercializadas, y se
desconoce el impacto de estos plaguicidas en el medio ambiente y en la
salud humana. Esta investigación tiene como objetivo caracterizar el uso
de agroquímicos en la zona de estudio y monitorear el uso de
plaguicidas organoclorados y organofosforados durante el ciclo
productivo para establecer la residualidad de los plaguicidas presentes
en cebollas (Allium stulosum) cultivadas en la cuenca media alta del
río Otún, en el departamento de Risaralda, Colombia. En este
manuscrito demostramos que los plaguicidas juegan un papel
importante, pero su uso indiscriminado hace que en la cebolla (A.
stulosum) se presenten cantidades residuales inadecuadas. De
acuerdo con los LMR del Codex Alimentarius (Codex Alimentarius FAO-
OMS), se encontró que el 73,1% de las muestras tienen residuos que
exceden en más de 40 veces el límite permitido de plaguicidas
organoclorados, prohibidos por el Convenio de Rotterdam, lo que
representa un riesgo para la salud humana y el ecosistema debido a su
acción crónica.

Nuestra investigación constituye un gran aporte porque se aportan


datos precisos sobre la presencia de residuos de plaguicidas altamente
tóxicos y prohibidos, que representan un riesgo real para la población de
países en vías de desarrollo, donde se carece de estudios debido a
limitaciones analíticas y a la escasez de control gubernamental. Esta
investigación muestra que los datos obtenidos sirven como prueba para
desarrollar estrategias que permitan un mejor control por parte de las
entidades gubernamentales y a nd alternativas para disminuir la
exposición de los seres humanos y otros seres vivos a este tipo de
contaminantes.Materiales y MétodosQuímicos y reactivosSe utilizó un
estándar de plaguicidas organoclorados Mix AB #1 32291 (Restek),
plaguicidas organofosforados Mix A 32277 (Restek) (Tabla 1 y 2). Se
utilizaron acetona, éter de petróleo, diclorometano y hexano de grado
HPLC (Merck), Na2SO4 anhidro (Sigma-Aldrich), Florisil® (Supelco) y 0,22
μm PTFE lters (Merck).

Se tomaron muestras de 2 kg de cebolla junca (A. stulosum) en


cultivos de la cuenca media alta del río Otún ubicados a 4° 46'15 "N y 75°
36'59 "O en la parte occidental ank de la Cordillera Central, en el
departamento de Risaralda, Colombia. Entre abril a septiembre de 2017,
dentro de un área sembrada de 314,25 Ha distribuidas en cuatro de las
fincas productivas encuestadas: El Edén, Alto Bonito; El Manzano y La
Isabela (ver Figura 1), donde las muestras se recolectaron mediante el
monitoreo de la muestra durante seis (6) meses seguidos.

Preparación de las muestra.


Se tomaron muestras compuestas de 2,0 kg de material vegetal de cada
explotación con el método aleatorio sistemático siguiendo un parámetro
de muestreo puntual en zig-zag previamente establecido. Las muestras
de cada finca se trasladaron al laboratorio, donde se eliminó la tierra
adherida. Se redujeron a 1,0 kg por cuarteo, según la metodología
establecida por Dramiñski y Zagorzycki (1984). A continuación se
almacenaron en bolsas con cierre hermético 269,15 K para su posterior
análisis.Extracción y limpieza de muestrasSegún la metodología descrita
por Gamón, Lleó y Ten (2001), con algunas modications: Se tomaron
2,5 g de la muestra homogeneizada, se añadieron 5 mL de acetona en
proporción 1:2 (m/v) de disolvente de muestra y se homogeneizó
durante 1 min. Posteriormente, se añadieron 10 mL de una mezcla 1:1
(v/v) de éter de petróleo diclorometano y se homogeneizó durante 1
min. La mezcla se transfirió a un embudo de separación, se agitó
enérgicamente durante 2 min y se centrifugó a 3500 rpm durante 15
min. El sobrenadante se concentró a presión reducida a 308,15 K y
después bajo una corriente de nitrógeno hasta que se secó y se volvió a
disolver en 500 µl de hexano. Las muestras se limpiaron utilizando una
columna lled con fase sólida de Florisil y sulfato sódico anhidro en una
proporción de 1:3 (m/m). Inicialmente, la columna se acondicionó con 4
mL de hexano, se añadió la muestra y se eluyó con 9 mL de una mezcla
de hexano y acetona (9:1) (v/v). corriente de nitrógeno, redisuelto en 1
mL de hexano y ltered a través de una membrana de PTFE de 0,22 μm
para su posterior análisis mediante cromatografía de gases acoplada a
espectrometría de masas (GC-MS), según la metodología adaptada de
(Ahmed, 2001; Gamón et al., 2001). El proceso anterior se muestra en la
figura 2.

cromatografía de gases-espectrometría de masas (GC-MS)La


determinación de los analitos objetivo se realizó utilizando un
cromatógrafo de gases GC-2010 Plus equipado con un sistema de
inyección automática AOC-20i+s,acoplado a un espectrómetro de masas
QP-2020 (Shimadzu, Kioto, Japón), y una columna capilar SH-Rxi-5Sil MS
Crossbond® (30 m, 0. 25 mm ID, 0,25 μm), utilizando helio (pureza
99,999%) como gas portador con una tasa volumétrica ow de 1,06 mL
min-1; el volumen de inyección fue de 1 μL en modo splitless con una
temperatura de 523,15 K. Todos los analitos se determinaron en una
sola inyección. El horno GC se ajustó inicialmente a 383,15 K y se
aumentó a 423,15 K a 281,15 K min-1, seguido de una rampa de
temperatura de 283,15 K min-1 a 473,15 K y se mantuvo durante 1 min;
nally, se aumentó a 533,15 K a 279,15 K min-1 y se mantuvo durante
16,50 min, para un tiempo total de ejecución cromatográfica de 27 min.
El espectrómetro de masas se operó en modo de impacto de electrones
(EI) a 70 eV, mientras que las temperaturas de la línea de transferencia y
de la fuente de iones se fijaron en 533,15 K y 523,15 K, respectivamente.
El sistema MS se programó en monitorización selectiva de iones (SIM) de
acuerdo con las condiciones para cualquier pesticida. El programa
LabSolutions de GCMSSolution (Ver. 4 Shimadzu Corporation) se utilizó
para la adquisición de datos, la presencia de tres fragmentos de iones se
utilizó para el compuesto identication, y el tiempo de retención (Rt) se
utilizó para conrmation.Preparación de estándares y curvas de
calibraciónLas curvas de calibración para el análisis de plaguicidas
organoclorados y organofosforados se generaron dentro de la
normativa, con los valores máximos permitidos para las cebollas según el
Codex Alimentarius (FAO, 2017) y la Agencia de Protección Ambiental
(EPA). Se preparó una solución patrón de trabajo individualmente para
cada mezcla de plaguicidas organoclorados y organofosforados
(almacenados a 277,15 K), respectivamente por triplicado, a una
concentración de 1000 µg L-1 en su respectivo disolvente y, a partir de
esta solución, los patrones para la construcción de la curva de
calibración en un rango de concentración de 10, 50, 100, 300, 500, 700 y
1000 μg L-1 para los plaguicidas organoclorados y 10, 50, 300, 500 y 700
μg L-1 para los plaguicidas organofosforados. LOQ y LOD Se
determinaron los siguientes parámetros de rendimiento analítico,
linealidad, según la curva de calibración realizada para cada plaguicida,
donde la precisión se calculó según la desviación estándar relativa (RSD).
Límite de detección (LOD) y límite de quantication (LOQ) calculados
como la relación señal/ruido (S/N) de la concentración más baja que
puede ser detectada y quantied, respectivamente; y el porcentaje de
recuperación se determinó utilizando una mezcla de plaguicidas a 200
μg L-1, proceso realizado utilizando un blanco de referencia (muestra de
cebolla no contaminada), y tres muestras contaminadas (1000 μL a 200
μg L-1) durante tres días y por duplicado. Análisis estadísticoEl estudio se
procesó estadísticamente mediante la realización de análisis descriptivos
univariantes, análisis factorial, análisis de conglomerados y
correspondencias utilizando el programa SPSS, versión 20 (IBM, USA). La
adquisición de datos de las pruebas de plaguicidas en muestras de
cebolla junca se realizó utilizando el programa LabSolutions de GC-
MSSolution (Ver. 4, Shimadzu Co.). Un descriptivo L), Fitoraz®
(Propineb), Forum® (Dimetomorf), Fulminator (Cipermetrina y
profenofos), Geminis® (Imidacloprid y lambda-cihalotrina), Karate® zeon
cs (Lambda-cihalotrina), Kasumin® (Kasugamicina) y Lannate®SL
(Metomil).Los productos declarados por los agricultores se utilizan para
249 tipos diferentes de tratamientos contra plagas y enfermedades. Los
principales grupos de plaguicidas son los ditiocarbamatos, los
organofosforados y los organoclorados, según la frecuencia de uso. La
encuesta permitió establecer un plan de muestreo, de acuerdo con las
posibilidades analíticas, para el seguimiento de los grupos de plaguicidas
organoclorados y organofosforados en cebolla junca (Allium stulosum)
en cuatro parcelas representativas, que pertenecen a agricultores que
venden cebollas frescas. También hay medianos y grandes productores
de cebolla junca, que realizan la transformación primaria, tienen canales
de comercialización dened y son también comercializadores. Las
fincas seleccionadas tienen los nombres de: El Edén, Alto Bonito; El
Manzano y La Isabella. Curvas de calibración para plaguicidas
organoclorados (PCOs)La Tabla 3 reporta tiempos de retención entre
11,285 ± 0,002 min y 22,115 ± 0,002 min para cada compuesto
organoclorado y estos experimentos presentaron una separación
satisfactoria. Para la curva de calibración, se reporta la ecuación de la
línea y la correlación coeficientes con valores entre 0.9814 y 0.9998,
indicando buena linealidad para cada curva. Como se muestra en la
Tabla 3, el LOD reportado para cada plaguicida organoclorado estuvo
entre 0.469 y 7.148 μg y LOQ entre 1,336 y 18,535 μg kg-1. En términos
de precisión, se reportaron valores como la desviación estándar relativa
(RSD) entre 0,814% y 1,006%.

El método desarrollado en esta investigación es comparable con el


estudio realizado por Li et al., (2014) para la determinación de pesticidas
organoclorados (OCPs) en muestras de aceite vegetal comestible, el
método GC-MS con reportes LOQ y LOD entre 0.14 y 2.45 μg kg-1 y entre
0,06 y 0,74 μg kg-1, respectivamente, y reproducibilidades de RSD entre
0,8% y 27,3%. Asimismo, Arias, Arrubla & Giraldo (2018) reportaron un
método GC MS para la determinación de pesticidas organoclorados y
triazoles en café verde de exportación, indicando que la exactitud y
precisión (% RSD), en todos los casos, fueron superiores al 94% para 
Cinco niveles de concentración. Las correlaciones de las curvas de
calibración oscilaron entre 0,996 y 0,999, y para rangos de trabajo
lineales entre 0,005 y 0,800 mg kg-1. Los límites de detección fueron en
todos los casos inferiores a 0,025 mg kg-1, de forma que cumplieran con
los requisitos legislativos. Las tasas de recuperación fluctuaron entre
71,9% y 93,9%, con dispersiones inferiores al 9,13%

El método desarrollado en esta investigación proporciona los niveles


adecuados de detección y cuanticación según los LMR reportados por
el Codex Alimentarius, además de tener coeficientes de varianza
inferiores al 2%. Curva de calibración para plaguicidas organofosforados
(OPP)Tabla 4 muestra los tiempos de retención para cada compuesto
organosfosforado entre 5.093 ± 0.015 y 26.272 ± 0.003 min. De acuerdo
con la curva de calibración en la Tabla 4, se informa la ecuación de la
línea y un coeficiente de correlación entre 0,9720 y 0,9976 indica una
buena linealidad para cada curva y que la concentración para cada área
compuesta de interés dentro de la curva construida tendrá un efecto
positivo. Fluencia ≥ 97,2% sobre el área de cada uno.

El LOD reportado para cada pesticida organofosforado estuvo entre


0,107 y 0,849 μg kg-1 y el LOQ entre 0,302 y 2,407 μg kg-1. En términos
de precisión, los valores de desviación estándar relativa (RSD) se
encontraron entre 0,833 y 1,348%. El método desarrollado en esta
investigación presenta niveles de cuantificación en rangos equivalentes
para sistemas cromatográficos con detectores específicos, como el
detector de nitrógeno-fósforo (NPD), informado por Hajjo, A y
Battah (2007) para probar los OPPs en matrices vegetales con LOQ entre
0,8 y 50 μg kg-1. Estandarización del método de extracción para
organoclorados y Recuperación de OPPs para plaguicidas
organoclorados y organofosforados. Se analizó una muestra de 2,5 g de
cebolla junca (A. stulosum), la cual resultó contaminada. con una
mezcla estándar de pesticidas organoclorados y organofosforados,
ambos en una concentración de 80 μg kg-1 y se utilizó un blanco de
referencia (muestra de cebolla no contaminada). Se procedió a la
extracción de las muestras contaminadas y se utilizó orisil para las
interferencias, como los pigmentos verdes y compuestos azufrados de la
cebolla, y para la limpieza de los extractos, eliminando cualquier
componente residual que pudiera interferir con el análisis de GC- MS
(Alamgir et al., 2013). Como se muestra en las figuras 3 y 4, se
obtuvieron porcentajes de recuperación entre 46,32% ± 3,28 - 118,67%
± 9,10 para plaguicidas organoclorados y entre 58,087% ± 1,55 - 99,24%
± 2,61 para plaguicidas organofosforados. en muestras de cebolla junca
(A. stulosum). Porcentajes similares se obtuvieron en el estudio
realizado por Ozcan (2016) quien reportó valores entre 83% a 104% de
recuperación. Se evaluaron treinta y nueve plaguicidas con el método de
extracción propuesto y se logró detectar treinta plaguicidas, quince
plaguicidas organoclorados y once plaguicidas organofosforados. Todos
los analitos se determinaron en una única inyección.

Los resultados de esta validación son comparables con los informes de


Skovgaard et al. (2017), quienes implementaron un método GC-MS para
el análisis de pesticidas en muestras de cultivos (lechuga, cebolla y
papa), con un límite de detección de 3 µg kg-1, un límite de
cuanticación de 10 µg kg-1 y una recuperación entre el 70% y el 120%.
Guan et al., (2014) reportaron la validación del método LC-MS/MS para
la determinación de pesticidas en cebolla, ajo y puerro, con un límite de
detección entre 1 a 10 µg kg-1 y un porcentaje de recuperación entre
70.1%. y 109,7%. De manera similar, Acosta Rodrigues, Souza Caldas y
Primel (2010) implementaron un método LC-MS/MS para estas matrices
y compuestos, con porcentajes de recuperación entre 70% y 120%.
Aunque los métodos LC-MS/MS permiten lograr alta sensibilidad,
selectividad y robustez para monitorear múltiples residuos de pesticidas
en frutas y verduras (Kruve, Künnapas, Herodes, & Leito., 2008; Soler,
Mañes, & Picó, 2005). La GC-MS se puede utilizar para el monitoreo de
compuestos específicos como pesticidas organoclorados y
organofosforados (Alder, Greulich, Kempe, & Vieth, 2006) siendo una
técnica accesible y menos costosa (Scherbaum et al., 2008). GC-MS
representa una buena opción porque su técnica de ionización universal
permite la comparación con una gran biblioteca de espectro y
proporciona suficiente información sobre la estructura del analito sin
necesidad de derivatización (Stachniuk & Fornal, 2016). Análisis de
organoclorados (OCP) y organofosforados ( OPPs) en muestras de
cebolla junca (A. stulosum) Se probaron muestras de cuatro centros
de producción, las cuales fueron recolectadas durante seis meses
consecutivos entre las temporadas de invierno y verano. Como se
muestra en las Tablas 5 y 6, se encontró la presencia de diez compuestos
en el grupo de OCP y se informó la presencia de nueve compuestos para
el grupo de OPP.

El pesticida organoclorado Endrin cetona mostró una alta concentración


de hasta 2045,99 μg kg-1 de muestra. Particularmente la finca El Edén,
en el muestreo uno, reportó la mayor concentración de endrín con un
valor de 1618.42 μg kg-1 de muestra y la finca Alto Bonito reportó el
menor contenido de compuestos plaguicidas organoclorados (tabla 5).
Según los resultados, las concentraciones obtenidas fueron superiores a
las reportadas para OCPs y OPPs en cebolla cultivada a nivel mundial. Un
estudio realizado por Quintero et al., (2008) en Venezuela, reporta la
presencia de metamidofos en concentraciones entre 10 y 40 µg kg-1 y
diazinón en un rango entre 10 y 70 µg kg-1 en cebolla de verdeo. En la
investigación realizada por Sapbamrer y Hongsibsong (2014) para
muestras de cebolleta obtenidas en Tailandia, reportan la presencia de
OPP como clorpirifos con 18 µg kg-1 y diazinón con µg kg-1. Para
muestras de cebolla analizadas en Turkia, Ozcan (2016) informó 16 OCP
que variaban entre 3,33 µg kg-1 para el epóxido de heptacloro y 36,4 µg
kg-1 para el 4,4’-DDD, siendo el compuesto con mayor concentración.
Por su parte, estudios realizados en Etiopía por Sishu et al., (2020),
reportaron la presencia de α-endosulfán con concentraciones superiores
a 50 µg kg-1 y β-endosulfán con niveles máximos de 41,8 µg kg-1.
Excepcionalmente en Bolivia, Skovgaard et al. (2017) no detectaron la
presencia de OPP en cultivos de cebolla. Las tablas 7 y 8 informan el
límite máximo de residuos de organoclorados y OPP, respectivamente,
en algunas frutas y verduras. Es importante señalar que en todos los
muestreos realizados se observa al menos un plaguicida organoclorado
que excede el LMR. El más destacado es la endrina y sus productos de
degradación (aldehído de endrina y cetona de endrina) tienen un LMR
de 50 μg kg-1 en cucurbitáceas, como pepino, melón y sandía (producto
de referencia), y la ingesta diaria admisible es de 0,2 μg kg-1. 1 peso
corporal (FAO, 2017). Se puede observar que las concentraciones
reportadas en este estudio superan los LMR en más de 40 veces en
comparación con lo reportado por el Codex Alimentarius.

Desde el punto de vista de los plaguicidas organofosforados, el metil


paratión se reporta como una sustancia prohibida con concentraciones
de hasta 15. No superan los LMR reportados en el Codex Alimentarius,
pero se señala que el tricloronato que reportó una concentración alta en
este estudio es no mencionado en el Codex Alimentarius. Sin embargo,
no se debe descartar el riesgo o posible impacto que genera este
pesticida al presentar una alta concentración. El metilparatión según la
Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) reporta un
LMR de 3000 μg kg-1 para cebolla en rama (FAO, 2017). Esta
investigación, que proporciona información sobre los hábitos de uso de
pesticidas por parte de los agricultores durante el cultivo de cebollas en
la región de Risaralda en Colombia, revela los altos niveles de residuos
encontrados para OCP y OPP (entre LOQ y 2046 ppb) para todos los
muestreos (100%), en correspondencia con el bajo porcentaje de
agricultores que reciben asistencia técnica (≤27,3%) y el uso de una gran
cantidad de productos (40), reportados para el control de plagas. La
presencia de pesticidas prohibidos o severamente restringidos por el
acuerdo de Rotterdam, que fueron productos no reportados en las
encuestas, como DDT, heptacloro, lindano, endrín, endosulfán y metil
paratión, son evidentes en todas las muestras (Convenio de Rotterdam.
Sobre el Procedimiento de Consentimiento Informado Previo para
Ciertos Productos Químicos y Pesticidas Peligrosos en el Comercio
Internacional, 1998). Esta situación es alarmante por el peligro que estos
productos restringidos suponen para la salud humana y el medio
ambiente. Es necesario resaltar la importancia de la educación a los
agricultores para el uso adecuado de los plaguicidas, en cuanto a la
elección del producto y la dosis correcta para evitar la contaminación de
los productos que se comercializan. Se destacan las investigaciones de
Giraldo et al., (2020) en la región de Risaralda, Colombia, de donde se
han utilizado extractos naturales para combatir las plagas de la cebolla
como alternativa a los pesticidas sintéticos, por ejemplo contra T. tabaci,
el A. muricata L. mostró CL50 = 82.93 mg L-1, el aceite esencial de
cebolla mostró CL50 = 335.29 mg L-1 y el hidrolato de cebolla mostró
CL50 = 2348.84 mg L-1. Las combinaciones de extractos alcanzaron tasas
de mortalidad entre 50% y 72,62%, lo que son resultados prometedores
como alternativas para el manejo integral de las plagas de la cebolla.
Conclusión
Este estudio evalúa la situación actual del grado de contaminación por
plaguicidas organoclorados y organofosforados en cebolla fresca lista
para ser comercializada en Risaralda, Colombia, Suramérica. Una mayor
presencia de plaguicidas organoclorados prohibidos o severamente
restringidos por el acuerdo de Rotterdam, como el 4,4'-DDT, se reportó
en muestras de cebolla junca (A. stulosum), con concentraciones de
hasta (221,22 μg kg-1 de muestra ), endrín (469,23 μg kg-1 de muestra) y
sus productos de degradación que superan en más de 40 veces el LMR
para muestras vegetales, reportado por el Codex Alimentarius. Los OPP
no superaron los LMR, destacando la alta concentración de tricloronato
(239,10 μg kg-1 de muestra), que no se reporta en el Codex
Alimentarius. Los productos que no cumplen con los requisitos
reglamentarios representan un riesgo para la salud humana, debido a su
acción crónica. Es necesario monitorear otros plaguicidas que no fueron
incluidos en esta investigación y es evidente que los datos obtenidos
sirven como prueba para desarrollar estrategias que permitan un mejor
control por parte de entidades gubernamentales y encontrar
alternativas para disminuir la exposición de humanos y otros seres vivos.
seres humanos a este tipo de contaminantes

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