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Antecedentes históricos

Los inicios de la demografía se deben al economista


británico Thomas Robert Malthus, quien en 1798 propuso el
gran debate sobre la población mundial con su obra Ensayo
sobre el principio de la población, aunque también se puede
citar como un precursor a Leonhard Euler, el cual fue autor
mediante modelos matemáticos de los primeros estudios
sobre censos disponibles, con objeto de descubrir las
tendencias demográficas.

Thomas R. Malthus inició con su obra el gran debate sobre la población


mundial
(Biografía)

En sus comienzos, Malthus planteaba las consecuencias de un


descontrolado crecimiento de la población con respecto a la
producción de alimentos, y exponía las posibles formas de
frenar esas tendencias. Entre los factores positivos y
negativos para la evolución demográfica, Malthus distinguía
las enfermedades, epidemias, guerras y carencias
alimentarias extremas, por un lado, y las medidas
anticonceptivas o abstinencia, por el otro.
Leonhard Euler, autor de los primeros estudios sobre tendencias
demográficas utilizando modelos matemáticos.
(Biografía)

La doctrina Maltusiana resurgió a comienzos del siglo XX, pero


también muchas otras teorías, incluso de carácter marxista,
intentando explicar las razones de la superpoblación, unas
veces inspiradas en factores económicos, capitalistas o el
subdesarrollo, y otras en fundamentos de carácter religioso,
donde las cuestiones sobre los métodos del control de
natalidad están en general ampliamente cuestionadas.

La moderna estadística demográfica


El debate que Malthus planteara inicialmente sobre la
superpoblación mundial, fue seguido de forma práctica por el
matemático, astrónomo y sociólogo belga Lambert Adolphe
Jacques Quételet en la segunda mitad del siglo XIX, de hecho
ha sido uno de los fundadores de la estadística demográfica.
La aplicación del moderno cálculo estadístico promovido por
Quételet, constituye hoy en día uno de los servicios más útiles
y eficaces para la gestión de los gobiernos en el aspecto del
orden social, y una herramienta básica para planificar las
políticas más adecuadas a cada realidad demográfica.

El desarrollo de la demografía se ha visto beneficiado a partir


del siglo XIX con la práctica generalizada de los registros
civiles y parroquiales de natalidad y mortalidad, así como los
censos de población, perfeccionados en la segunda mitad del
siglo XX con la aparición de la informática, capaz de manejar
inmensos volúmenes de datos, no sólo relativos a los valores
de tamaño y composición de las poblaciones, sino también de
otros numerosos parámetros relacionados, tales como los
económicos, sociales, históricos, antropológicos, etc.
Parte 2

En qué consiste la demografía...

a demografía es, como se ha dicho, el análisis


estadístico de las poblaciones, su tamaño, composición,
distribución, características sociales, y patrones de cambio y
desarrollo a través del tiempo, sea de una ciudad, región, país
o continente. Puede ser estática, es decir, la composición
actual de una población; o dinámica, debido a movimientos
internos (natalidad y mortalidad), o externos (emigración e
inmigración).

El campo de trabajo de la demografía estadística incluye


edades, sexo, índice de matrimonios, natalidad, mortalidad
infantil, esperanza de vida, delincuencia y criminalidad,
niveles de educación y analfabetismo, niveles de vida y
relación con los salarios (situaciones familiares, poder
adquisitivo...), grupos étnicos a los que pertenecen,
migraciones, entre otros factores de estudio. En las modernas
estadísticas demográficas también se contemplan factores de
índole político, económico global, y otros caracteres de
influencia cada vez más interestatales y menos dependientes
de los propios gobiernos, debido a variados fenómenos que
resultan de la progresiva globalización, y que trascienden las
fronteras de las naciones.

El método demográfico consiste, básicamente, en tres


módulos de estudio:

1. Análisis de la estructura de una población en un


momento dado: principalmente su número absoluto
(número total de habitantes independientemente de
como se encuentren distribuidos), distribución por
edades, sexo, lugar de residencia y estado civil; y
algunos caracteres cualitativos como la nacionalidad,
estado sanitario, lengua y religión, entre otros. Del
análisis de estos datos se obtiene la población relativa o
densidad de población, es decir, el número de habitantes
que corresponde por km2, o cociente resultante de dividir
la población absoluta por la superficie en que habitan.
Mediante la densidad de población se puede conocer
como se concentra, mostrando las zonas superpobladas
o las áreas vacías.

2. Análisis de las modificaciones que experimenta la


estructura de la población a través del tiempo:
movimientos naturales debidos a la natalidad y
mortalidad (crecimiento natural o vegetativo), así como
los caracteres inherentes o relacionados con ella, tales
como nupcialidad, causas de mortalidad, esperanza de
vida, morbilidad (proporción de personas que enferman
en un lugar y tiempo determinados), tasa de fertilidad,
etc.; e igualmente los movimientos migratorios, tanto
interiores como exteriores.

3. Previsión de la evolución de la población en un futuro


más o menos próximo, a partir de hipótesis elaboradas
tras el análisis de las características citadas
anteriormente.

Los porcentajes de población activa son un indicador del grado de


desarrollo de un país
La estadística demográfica tiene un interés práctico para los
gobiernos, proporcionando información útil para la
planificación administrativa, en áreas como educación,
sanidad, vivienda, medio ambiente, seguridad social, sanidad
y empleo. En lo que se refiere al enfoque de las políticas de
empleo, es de interés para los gobiernos el conocimiento de
la población activa o productiva, es decir, aquella que
desarrolla una actividad remunerada que produce bienes o
servicios.

La población activa está comprendida en tres sectores


económicos: el primario, consistente en la producción de
materias primas y actividades extractivas (agricultura,
ganadería, pesca, minería y explotación forestal); el
secundario, responsable de las actividades de transformación
(industria y energía); y el terciario, dedicado a los servicios
(transporte, comunicaciones, comercio, administración, etc.).
Los porcentajes de población activa obtenidos del estudio de
todos estos sectores, permite a los gobiernos disponer de un
indicador del grado de desarrollo del país; en los países
desarrollados predomina la población activa del sector
terciario, mientras que en los subdesarrollados el que
predomina es el sector primario.
Parte 3

Crecimiento de la población mundial

l crecimiento de la población mundial constituye un


fenómeno que se ha acelerado de forma sorprendente a partir
de mediados del pasado siglo XX. Con anterioridad, el proceso
era progresivo pero más lento. La llamada explosión
demográfica queda demostrada por los 2.000 millones de
seres que habitaban el planeta en 1950, y los 4.000 millones
que se registrarían a principios de la década de 1980. Esta
progresión denotaba una duplicación de la población cada 30
años.

Contrastan estos datos con los que se registraban en el año


1650; en esas fechas la población de la Tierra era de unos
500 millones de personas, pero debieron transcurrir dos siglos
(hasta 1850) para que esas cifras se duplicaran; sin embargo
en 1950 ya se había quintuplicado (2.500 millones). No
obstante, el ritmo de crecimiento parece en la actualidad más
moderado, sin llegar a una estabilización.

Factores del crecimiento poblacional


Un factor decisivo en el crecimiento de la población es la
esperanza de vida. Los grandes progresos, sobre todo en la
medicina, que se han manifestado a partir de mediados del
siglo XX, han conseguido disminuir notablemente los índices
de mortalidad, especialmente la infantil.

Los avances en el conocimiento científico ya eran patentes a


partir del siglo XVII, aunque no habían comenzado a
manifestarse directamente en los índices de crecimiento. Así,
la agricultura, industria, medicina, organización social, etc.,
fueron objeto de grandes avances técnicos y científicos en
favor de una cada vez mayor calidad de vida; la sustitución
de la mano de obra humana por maquinaria y nuevas
tecnologías, así como los mayores medios disponibles para
controlar las enfermedades, dieron lugar a un considerable
crecimiento poblacional.

Un factor decisivo para iniciar la nueva fase de crecimiento a partir de


1950 fue el control del hambre en los países subdesarrollados, apoyado
por políticas agrícolas y de control de plagas

Otros factores inherentes a una mayor calidad de vida fueron


decisivos para iniciar la nueva fase de crecimiento que se
manifestaría a partir de 1950. Se distingue el control del
hambre en países subdesarrollados, donde las producciones
agrícolas estaban sujetas a variadas circunstancias, tales
como ausencia de redes de abastecimiento de aguas, falta de
tecnología de las semillas, y grandes dificultades para hacer
frente a las inclemencias o destrucción de las cosechas, que
iniciarían un círculo drástico en el diezmado de la población,
consecuencia de la ausencia de alimentos, posteriores
enfermedades nutricionales, e incluso epidemias y mortandad
generalizadas en determinadas regiones y épocas de sequía.

El bajo coste de las medicinas, tales como vacunas y


antibióticos, unidas a las nuevas posibilidades de control de
las plagas agrícolas mediante insecticidas, así como las
variedades de semillas de gran rendimiento, dieron un vuelco
a la situación de la población en los países subdesarrollados,
disminuyendo los fallecimientos por infecciones y parásitos, a
la vez que se conseguían mejores y más abundantes
cosechas. Estos factores lograron en algunos países en vías
de desarrollo, alcanzar índices de crecimiento de población
anual superiores al 3%, llegando a duplicar la población en
poco más de 20 años.

El crecimiento cero
El problema del crecimiento y superpoblación mundial en los
países subdesarrollados tiene su contrapunto en el
llamado crecimiento cero. Este fenómeno es negativo y
característico de los países desarrollados. Consiste en que el
número de nacimientos es igual al número de fallecimientos,
por tanto la población queda estancada al no renovarse,
iniciándose un proceso de envejecimiento, es decir, la
población sufre un desplazamiento de edades en el cual la
mayoría de habitantes son de edad avanzada, frente a una
minoría de jóvenes.

Las consecuencias del crecimiento cero es catastrófico para la


economía de un país, especialmente en aquellos modelos de
pensiones en los cuales una generación de personas ya
ancianas, reciben la solidaridad y sustento hasta el final de la
vida mediante el trabajo de las siguientes generaciones de
jóvenes.

Crecimiento de la población mundial (continuación)

Presión medioambiental

l rápido crecimiento de la población constituye una


presión medioambiental inherente, y puede considerarse
como la principal causa de los problemas derivados.

En el año 2000 había 6.000 millones de habitantes en todo el


mundo, y se estima un incremento anual de 90 millones, lo
que significa una media de 250.000 nacimientos al día; este
ritmo implica que para el año 2050 podrían poblar la Tierra
unos 10.000 millones de seres. La tasa de crecimiento sería
positiva incluso con una reducción significativa de la fertilidad.

Las demandas de recursos naturales para cubrir las


necesidades básicas de la población crecen proporcionalmente
con su incremento. Alimentos, energía, vivienda, vestido,
etc., son demandas en auge que obligan a una explotación
cada vez mayor de esos recursos, y que conllevan igualmente
una generación de desechos y contaminación creciente. La
presión medioambiental por exceso de población tiene lugar
sobre todo en los países en vías de desarrollo, en donde se
concentra la población con mayor índice de crecimiento,
mientras que en los países más desarrollados tiende a
estancarse debido a un índice ostensiblemente menor. No
obstante, en los países industrializados, en donde el nivel de
vida es muy superior, se constata la mayor contaminación
atmosférica, deforestación y presión sobre los recursos
pesqueros y mineros, pero a la vez también tienen posibilidad
de acceso a las tecnologías anticontaminación.

Una población creciente demanda cada vez más recursos naturales.


Energía, alimentos, vivienda, vestido, etc., obligan a un aumento de la
explotación, que conlleva una generación de desechos y contaminación
Así pues, podemos determinar que los índices de crecimiento
en los países industrializados, tienen menor influencia en los
problemas medioambientales que los relacionados con su
propia industrialización, los cuales presentan posibilidades de
solución a medio y largo plazo mediante aplicación de
tecnologías, sin embargo, los países en vías de desarrollo con
alto índice de crecimiento poblacional inciden una presión
sobre los recursos naturales, con agotamiento de los suelos y
recursos hídricos, deforestación intensa, etc., no subsanables
con medidas propias por la imposibilidad de acceder a las
tecnologías anticontaminantes, de las que sí gozan los países
más desarrollados.

Urbanización

Las poblaciones mundiales tienden a urbanizarse


rápidamente, esto implica una reducción en la tasa de
nacimientos, y por tanto un factor influyente en el índice de
crecimiento. Conforme un país va pasando de una economía
agrícola a otra de carácter industrial, se va manifestando una
migración de las zonas rurales a las ciudades. La urbanización
es una opción que proporciona mejor calidad de vida, debido
al acceso y gestión más eficaz de los servicios, tales como el
agua potable, electricidad, gas, etc., aunque en contrapartida
se generan también mayores concentraciones de polución.

Las tres cuartas partes de las poblaciones de los países


industrializados habitan en núcleos urbanos, y la tendencia
indica que antes del año 2050 alcanzará las dos terceras
partes. Mientras que en 1950 había un 29% de la población
mundial habitando en áreas urbanas, 40 años después casi se
había duplicado, en el año 2000 superaba el 50%, y en la
actualidad continúa en ascenso.
El mayor nivel educativo de las mujeres y su acceso al mercado laboral
son, entre otros, factores que contribuyen al descenso de la tasa de
natalidad

La reducción de la tasa de natalidad en las zonas urbanas


está relacionada con las situaciones familiares y los niveles
educativos que favorece ese medio. La mejor calidad de vida,
superiores ingresos, eficacia de la planificación familiar,
mayor nivel educativo de las mujeres, y el acceso de éstas al
mercado laboral, son factores que contribuyen a que
desciendan los nacimientos, y por tanto a que existan familias
cada vez menos numerosas. La calidad de vida también se
traduce en esperanza de vida, es decir, que la población sea
cada vez más longeva.

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