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Los elementos básicos del Federalismo.

El federalismo se define como una forma de organización del


poder político y estructuración del estado.
En el federalismo se puede distinguir que hay más de dos
divisiones del poder político o administrativo, cada uno con
una distribución determinada de atribuciones y de
responsabilidades públicas, además de una independencia
política recíproca que tiene una delimitación territorial, a
diferencia del estado unitario que concentra el poder en una
sola figura o autoridad. Se conforma con la presencia de un
gobierno general y por un determinado número de gobiernos
de unidades subnacionales, cada uno con determinadas
capacidades políticas que en todo momento evitan vínculos
de subordinación o de dominación recíprocos. Se caracteriza
por la permanencia de su soberanía, esto es, la capacidad
para decidirse por sí mismas.
Históricamente el federalismo implica que no pueda
inventarse o decretarse para determinada sociedad o para
cualquier tiempo en la evolución del estado, requiere de
determinadas condiciones que lo hagan factible y necesario.
El autor que recoge el concepto más conocido por el
federalismo es Charles de Secondat, barón de Montesquieu,
en el espíritu de las leyes, en dicha obra se argumenta las
bondades de la clásica división de poderes en un Estado.
Este menciona que esta forma de gobierno es una
convención según la cual varios cuerpos políticos consienten
en transformarse en ciudadanos del Estado, más grande, que
quieren formar. Es una sociedad de sociedades que
construyen una nueva, la cual, a su vez, puede crecer gracias
a la unión de nuevos asociados. El modelo mas añejo de
federalismo lo podemos encontrar en Suiza donde su división
era por ¨Cantones¨. Sin embargo este sistema principalmente
se creó como contraparte del sistema monárquico que en
tiempos añejos era el sistema que predominaba en la Europa.
El modelo federalista moderno surge con más fuerza en los
Estados Unidos de América en donde este fue un producto
impuesto por las circunstancias históricas más que como un
proyecto deliberado diseñado de antemano.
El sistema federalista de Estados Unidos de América se
caracterizó por la integración de un Estado nacional
determinado y limitado en sus poderes por el pueblo
soberano, quien es la fuente constitutiva de los estados de la
federación como del Estado nacional, todo esto quedó
plasmado en un acuerdo formal, que es el documento
constitutivo nacional. Los rasgos de este nuevo Estado
contemplaban la división de poderes. En este modelo el
poder legislativo es el que tendería que ser dominante
quedando este integrado por dos cámaras, la primera
representando a los estados en términos de igualdad (El
Senado), independientemente de sus dimensiones sociales o
territoriales, y la segunda representando a la población
(Cámara de Representantes), con esto se preservó la
autonomía de los gobiernos de los estados.

Nueva etapa del poder político y de la soberanía.


En un modelo federal, el acotamiento del gobierno nacional
por lo estados es una forma adicional de equilibrio del poder
político, lo que quiere decir que este es un instrumento más
para la división del poder. La estructura del federalismo está
inherentemente vinculada a un concepto y a una práctica de
no concentración del poder. El federalismo es una forma de
organización del poder político cuya misión es evitar su
concentración.
Con anterioridad el concepto de soberanía radicaba en un
poder indivisible y además como una atribución ligada a la
esencia del Estado. El federalismo hace radicar a la
soberanía en el pueblo y al determinar éste la organización
del Estado y de sus poderes. La soberanía establece una
relación de subordinación del Estado a los ciudadanos.
El federalismo añade al modelo republicano de separación de
poderes una separación territorial de atribuciones y de
autonomía determinada que es expresado como soberanía.
En los Estados Unidos y en otras naciones que tienen una
integración semejante, los estados constitutivos de la unión
se siguen denominando soberanos, lo cual presenta
contradicciones con respecto a la conceptualización de
soberanía popular y sobre el viejo concepto de soberanía
estatal, así desde la perspectiva de los estados federados, en
todo momento su soberanía está limitada al ser jurídicamente
establecida por una Constitución federal. Lo que reivindica el
concepto de soberanía es la ausencia de límites, el poder
supremo, la facultad sobre las facultades. El arreglo federal
implica soberanías acotadas, por principio.
Independientemente que quien sea sujeto de la soberanía, si
el estado o el pueblo, el ejercicio político de ésta siempre ha
tenido un contenido determinado. Más aún puede
argumentarse que la soberanía nunca ha sido absoluta, como
pretende su concepto jurídico.
Los estados o las partes componentes de una federación
pueden justificar la preservación de su soberanía en la
medida en que su integración a la unión es un acto voluntario,
un pacto o un contrato de alcance histórico.

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