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La historia comienza frente a las costas de Europa, allí una gaviota llamada Kengah migra con su

bandada hacia Vizcaya donde sueña con anidar, dar a luz un polluelo y enseñarle a volar,
desgraciadamente se ve atrapada en un derrame de petróleo al distraerse mientras pescaba en el
mar. Aunque era consiente desde el momento en que sus plumas se empaparon de combustible
que estaba condenada a morir, luchó con todas sus fuerzas para zafarse de la mancha y volar
hasta la costa.

En paralelo, en el puerto de Hamburgo, vive Zorbas, un gato de cinco años de edad, alto, negro y
gordo, es la mascota de un niño a quien ama e idolatra ya que siendo solo una cría extraviada lo
rescató de un pelícano que intentó devorarlo y lo adoptó como su mascota. Ese día el niño y su
familia habían salido de vacaciones, quedando Zorbas solo en la casa por un mes. Poco después,
mientras dormitaba en el balcón, Kengah cae junto a él tras quedarse sin fuerzas.

La gaviota, moribunda, explica al gato que con sus últimas fuerzas pondrá un huevo y le pide que
prometa tres cosas para ella: no se comerá el huevo, lo cuidará hasta que nazca y finalmente le
enseñará a volar al polluelo; Zorbas acepta las tres promesas como una forma de tranquilizar a
Kengah mientras va a pedir ayuda de sus amigos Colonello, Secretario y Sabelotodo. Tras
organizarse y decidir que deben limpiar a la gaviota los cuatro gatos regresan a la casa de Zorbas
solo para descubrir que falleció tras desovar. El grupo decide, tras dar sepultura a Kengah esa
noche, que por su orgullo como gatos de puerto ayudarán a Zorbas a cumplir su promesa.

Durante muchos días Zorbas debió vivir la incomodidad que le significaba empollar y ocultar el
huevo del hombre que iba a diario a cuidar la casa y alimentarlo, hasta que al vigésimo día
finalmente eclosionó; después debió aprender a alimentar al polluelo, quien lo creía su madre, y
protegerlo de los peligros, por lo que finalmente decidió trasladarlo al Bazar de Harry, hogar de
Sabelotodo, y pactar con las ratas a cambio de la protección del ave. Posteriormente él y sus
amigos piden ayuda a Barlovento, el gato mascota de la tripulación de la Draga encargada de
limpiar el río Elba y un experto en temas marinos, éste les explica que el polluelo es hembra y
propone bautizarla con el nombre Afortunada.

Con el pasar de las semanas Afortunada crece saludable y los gatos se ven en el dilema de cómo
cumplir la tercera promesa y enseñarle a volar a pesar de que es algo que ellos mismos no
comprenden, además la gaviota inicialmente se ve a sí misma como un gato y no entiende que
deba ser otra cosa, pero el deseo de volar poco a poco la posee y la hace decidir intentarlo; sin
embargo sus intentos acaban en constantes fracasos que la descorazonan. Sin más opciones,
Zorbas se resigna a pedir permiso para romper el más grande de los tabús y hablar con un
humano. Los gatos se reúnen en concejo y se muestran de acuerdo. Pero confiarán solo en el
guardián del faro, un joven poeta noble y poseedor de muchas cualidades bien vistas por los gatos,
siendo además el dueño de Bubulina, la gata más atractiva del puerto.
Zorbas se presenta ante el poeta quien, tras superar el shock inicial, escucha el problema del gato
y le señala que esa noche será el momento ideal para enseñar a Afortunada a volar ya que habrá
una tormenta, que es el clima que las gaviotas aman. A medianoche el gato y el ave se reúnen en
el bazar con el poeta, quien los lleva hasta lo alto de la torre de la Iglesia de San Miguel, allí en
medio de lo más intenso de la tormenta, tal como el poeta supuso, los instintos de Afortunada le
mostraron cuanto amaba la lluvia y el cielo y sin dudarlo se arrojó y voló por primera vez mientras
Zorbas la miraba perderse en el cielo llorando de felicidad y tristeza por la despedida.

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