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2017-2018
Docente:
Carlos Humberto Castrillon Vargas
Resumen
Palabras clave
Estudiante de Contaduría Pública de la Universidad Cooperativa de Colombia.
Estudiante de Contaduría Pública de la Universidad Cooperativa de Colombia.
Estudiante de Contaduría Pública de la Universidad Cooperativa de Colombia.
Abstract
Situations have been presented in Colombia that involve the ethical behavior of public
accountants in various scenarios of the national economy. Which affect the image of most
accounting professionals, who from their various specialties, some may face ethical challenges to
give public faith of acts that are not framed within the law against their social responsibility.
However, a few accountants do not conform to the professional code of ethics and due to various
political, economic, social and legal factors succumb to their social commitment, discrediting the
profession. Therefore, the objective of this article of reflection is to analyze the ethical behavior
of the public accountant in Colombia during the period 2017-2018. In that sense, it is proposed in
the first place, to conceptualize ethics; then analyze the regulation of professional ethics and its
impact on public accounting; and finally, describe the ethical behavior of the public accountant
based on the sanctions imposed by the Special Administrative Unit of the Central Board of
Accountants.
Keyword
Ethics, public accountant, social responsibility, professional ethics, Special Administrative Unit
of the Central Board of Accountants.
Introducción
La constitución Política colombiana la define como una manifestación propia del hombre.
No sólo es un compromiso tácito del individuo con la sociedad, sino la apertura del
hombre hacia los demás. Todo asociado debe responderle, con servicios directos o
indirectos, a la sociedad, como retribución proporcionada a los beneficios que ésta brinda
a cada uno de sus componentes. (Valencia, 2018, p. 6)
Más allá de los hechos que rodearon los actos antiéticos de los contadores públicos
sancionados, llama la atención que de los cuatro casos reportados, dos profesionales eran
reincidentes, pues ya habían sido sancionados por el Tribunal Disciplinario de la Junta Central de
Contadores. Ante esta situación, surge la pregunta ¿qué incide para que un contador público sea
capaz de adoptar una conducta contraria a su código de ética profesional? Una posible respuesta
a la anterior inquietud se encuentra en los resultados de un estudio publicado en el año 2016, el
cual contó con la participación de 664 contadores públicos de 23 países, según los encuestados
“durante su carrera profesional, lo habían puesto bajo presión para que actuara de manera
contraria a su ética profesional” (Lang, Karmanska y Jarvis, 2016, p. 6) y que esa presión
provenía de los clientes, de los propietarios de las empresas, de lo directivos o la junta directiva,
del jefe inmediato o de un colega de antigüedad similar (Lang, Karmanska y Jarvis, 2016).
Así mismo, la Universidad Libre realizó una evaluación de los valores y ética de los
estudiantes de los dos últimos semestres de contaduría pública con sede en Bogotá, encontrando
que de las 100 personas consultadas, “el 64% de los encuestados reconoció que durante la carrera
no se sentía evaluado en valores ni en ética” (Universidad Libre, 2018).
De acuerdo con lo reseñado hasta aquí, se propone que aplicando un análisis PESTEL de
los factores políticos, económicos, sociales y jurídicos se investigue el siguiente problema: ¿Cuál
ha sido el comportamiento ético del contador público en Colombia durante el período 2017-
2018?
Marco de referencia
Contextual
Este análisis tendrá como delimitación física la República de Colombia. De acuerdo con
el tema abordado, se tendrá en cuenta la población de contadores públicos. En ese sentido, se
sabe que la Asociación Colombiana de Facultades de Contaduría Pública (ASFACOP), que
funciona desde 1974 y que tiene por objeto, entre otros, “propender por el mejoramiento del
ejercicio de la profesión del Contador Público y colaborar con los organismos del Estado,
asociaciones científicas y otras entidades, en su reglamentación”, actualmente tiene 96
instituciones de educación superior debidamente reconocidas y acreditadas, así como 36
programas acreditados por el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) (Asociación Colombiana
de Facultades de Contaduría Pública, 2018).
Teórico
Saber qué hacer en cualquier situación estará determinado por estos principios
universales, independientemente del contexto específico y las consecuencias de la acción. Por
ejemplo, el problema del robo. Si alguien estuviera tentado a robar. Kant sugiere que se pregunte
¿si podría aceptar que sus hijos, vecinos, empleados, etc., puedan robar a voluntad? Entonces, se
puede concluir que el robo siempre es incorrecto, cualesquiera que sean las circunstancias. Kant
llamó a tal principio o regla, que debe obedecerse siempre sin excepciones, un imperativo
categórico.
Actúa de tal manera que siempre trates a la humanidad, ya sea en tu propia persona o en
la de otros, nunca sólo como un medio, sino siempre al mismo tiempo como un fin. O
nunca trates a las personas como un medio, sino también como un fin. (Velásquez, 2006,
p. 80)
Sin embargo, Kant argumenta que se tiene el deber de tratar a otras personas como fines
en sí mismos y actuar de una manera que respete su capacidad para actuar. Kant sugiere que
cualquiera que se comporte de acuerdo con estos dos principios se puede describir como
actuando por deber y, por lo tanto, actuando éticamente.
La postura de Kant es generalmente criticada por ser demasiado general para ser útil
porque ignora los detalles de las situaciones individuales. Por ejemplo, en el caso de una madre
que ha estado involucrada en un accidente automovilístico y que está interna en la sala de
cuidados intensivos. Ella le pregunta al doctor sobre su hijo, quien también estaba en el
automóvil. Según Kant, una mentira es incorrecta por el tipo de cosas que son, por lo que el
médico estaría obligado a decirle a la mujer que su hijo está muerto, a pesar de la posibilidad de
que la conmoción la pueda llevar a un paro cardíaco. Sin embargo, la mayoría de la gente
aceptaría que es incorrecto mentir bajo juramento sobre las circunstancias de alguna negligencia
médica si a la mujer se le administró el medicamento equivocado y tuvo un paro cardíaco.
Algunas personas, por lo tanto, sugieren que la posición de Kant es demasiado inflexible y que la
bondad o la maldad de decir una mentira, por ejemplo, depende de las circunstancias. Otros
criticarían a Kant por fundamentar la toma de decisiones morales exclusivamente en la razón.
Según Rawls, decidir un curso de acción que respete a otras personas requiere que esta se
coloque en la posición original, detrás de un velo de ignorancia. Desde una posición original de
igualdad, sin saber qué o en quién podría llegar a ser. Por lo tanto, está obligado a responder a la
proposición de Sócrates, poniéndose en la posición de todos los afectados por la decisión, o al
menos de cada categoría de individuo, ya que no sabe si es probable que se convierta en una de
estas personas.
Esta distinción entre la acción y la meta resalta una fuente importante de crítica de la
posición consecuencialista. Esta crítica se basa en una aparente contradicción ya que permite que
un curso de acción sea inconsistente con el objetivo. Suponiendo que alguien está
específicamente preocupado por el medio ambiente. ¿Debería ejemplificar el tipo de vida que
cree que los demás necesitan para que el planeta tenga un futuro sostenible o debería pasar el
tiempo viajando por el mundo tratando de persuadir a otros de su preocupación, a pesar de que es
ambientalmente hostil? La posición consecuencialista podría permitirle viajar mucho en avión
contaminando el medio ambiente para que, por ejemplo, presione al Parlamento Europeo contra
el desarrollo de aeropuertos regionales.
Mientras que la ética deontológica a menudo es criticada por producir reglas que son
demasiado generales para ser útiles en dilemas éticos específicos, la posición teleológica es
criticada primero, porque identificar todas las consecuencias posibles de una acción es imposible,
y segundo, más importante, porque puede usarse para justificar algunas acciones atroces. Por
ejemplo, suponiendo que un terrorista ha colocado una bomba en algún lugar de Londres. Una
posición consecuencialista podría usarse para justificar la tortura del individuo con el fin de
salvar las vidas de muchos otros. Según López (1995), la deontología se entiende como la
“codificación de la ética de las distintas profesiones” (p. 11).
Así en la obra “teoría de los sentimientos morales” de 1759, Adam Smith intentó
extender las teorías de los sentidos morales de Hutcheson y Hume y, en particular, desarrollar
una comprensión más matizada del papel que desempeña la simpatía en la elaboración de juicios
morales. Sin embargo, los planteamientos de esta teoría conllevaron a que a pensadores
posteriores se obsesionaran con la aparente incompatibilidad de la teoría de los sentimientos
morales con la ética egoísta que años más tarde se encontraría en su obra más famosa, “La
riqueza de las naciones” de 1776.
En su Teoría de los Sentimientos Morales Adam Smith propone una ética que concilia
dos paradigmas habitualmente considerados como incompatibles: una ética de virtudes,
con normas orientativas e ideales de excelencia, y una ética con reglas universales que se
aplican en todos los casos sin excepción. (Carrasco, 2016, p. 23)
Al abordar la primera de sus dos cuestiones éticas, Smith considera que la virtud puede
consistir en la prudencia y la búsqueda del interés propio ilustrado o la benevolencia, como lo
argumentan Hutcheson y Hume. Al abordar la segunda de sus paradigmas, Smith considera que
la virtud puede recomendarse por amor propio; por la razón (como generalmente argumentan
Platón, los platónicos y los racionalistas), o por el sentimiento (como argumentan Hutcheson y
Hume) (Gradolí, 2015, p. 5). Sin embargo, Smith nunca considera directamente la posibilidad de
que la virtud sea un mero fenómeno accesorio en categorías éticas más fundamentales, como las
reglas deontológicas o los bienes consecuencialistas.
Según Gil, Mejía, Montilla y Montes (2017), en la “Teoría de los sentimientos morales”
se descubre una concepción de la ética y de la economía más amplia, holística y sustentada en
fuertes fundamentos morales, visión contraria a la que han ilustrado los defensores del
capitalismo que han descontextualizado a Smith, adjudicándole la defensa del hombre como un
ser egoísta que sólo piensa en su bienestar particular (Agudelo, 2012, p. 96). El texto “Teoría de
los sentimientos morales” permite identificar la concepción ética de Smith tal como se indica en
los párrafos siguientes.
…, por más egoísta que quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos
elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros del tal modo,
que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de
presenciarla (Smith, 2013, p. 31).
Según Gil, Mejía, Montilla y Montes (2017), las acciones pueden calificarse como
moralmente aceptables o reprobables en función de la causa que motiva la acción o del resultado
que se propone quien actúa. El primer caso está dado por una condición de estímulo que impulsa
la actuación, en el segundo es la esperanza de obtener un resultado con determinado
comportamiento. La evaluación moral debe, ser integral y analizar todos los factores que
conforman la acción, tanto las causas generadoras como el efecto perseguido con la misma.
El párrafo anterior permite confrontar la tesis tan repetida que pretende ubicar a Smith
como un defensor del egoísmo (Krause, 2017), quien fundamenta su postura ética en
consideraciones sentimentales al presentar la simpatía como motor de la acción moral; una
simpatía que no se interesa en el amor propio ni en la esperanza de recibir el beneficio de forma
indirecta ni siquiera en el pensar en la posibilidad de vivir la misma situación de quien en el
momento puede causar gozo o dolor; la simpatía es en sí la posibilidad de sentir por el otro un
afecto que va más allá del interés egoísta, del amor propio o de la razón estratégica; es una
condición que hace hombres morales, el sentir afecto por todas las manifestaciones de vida y
desear para ellas, siempre, lo mejor. Smith, agrega:
Aprobamos o reprobamos nuestra propia conducta, según (lo) que sintamos al ponemos
en el lugar de otro y como quien dice mirar con sus ojos, y desde su punto de vista, nos es
posible o no simpatizar cabalmente con los sentimientos y motivos que la determinaron
(Smith, 2013, p. 89).
Por lo tanto, se puede decir que la acción moral y su calificación con signo de aprobación
o reprobación es una condición propia del ser humano, único agente moral, que en condición
socialmente integradora eleva su comportamiento a una evaluación superior que insta al buen
actuar y al buen vivir.
Reflexión
El término ética se entiende como la “parte de la filosofía que trata de la moral y de las
obligaciones hombre” (Diccionario Larousse, 2018, p. 1). El Diccionario de la Lengua Española
(2018) señala que ética es el “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en
cualquier ámbito de la vida” (p. 1).
La palabra ética proviene de la palabra griega ethos (Ruiz, 2017, p. 7), que significa
carácter, naturaleza o disposición; más o menos cómo alguien está dispuesto a actuar. Esta
noción se acerca a la idea común de la ética como una cuestión interna de carácter ejemplar que
motiva a las personas a actuar correctamente. Por su parte, Cortina (1998) define la ética como:
…, un tipo de saber de los que pretende orientar la acción humana en un sentido racional;
es decir, pretende que obremos racionalmente. A diferencia de los saberes
preferentemente teóricos, contemplativos, a los que no importa en principio orientar la
acción, la ética es esencialmente un saber para actuar de un modo racional. (p. 17)
Rhodes (1986) define la ética como “la exploración sistemática de preguntas acerca de
cómo debemos actuar en relación con los demás” (p. 21). Un concepto relacionado es la
sensibilidad ética, que se refiere a la conciencia que tiene un individuo —y, por
extensión, una organización— de que sus acciones pueden afectar al bienestar de los
demás (Bebeau, Rest y Yamoor, 1985). Así pues, el concepto de ética implica lo
siguiente: (1) determinar si las opciones tecnológicas afectan negativamente a otra
persona, directa o indirectamente; (2) desarrollar un plan de acción ideal; (3) identificar
los valores importantes asociados a cada situación; y (4) llevar a la práctica una solución
o un plan de acción concreto que se seguirá y evaluará (Rest, 1982). (Olcott, Carrera,
Gallardo y González, 2015, p. 62)
La idea de la ética como una conducta correcta de acuerdo con las reglas establecidas es
incompleta, pues no enfatiza en el conocimiento y la habilidad requeridos para determinar cuál
es la conducta correcta en un mundo complejo y cambiante. La ética, por lo tanto, implica tener
las creencias éticas apropiadas, la aplicación correcta de ellas y la disposición para actuar
éticamente.
Por otra parte, la palabra moral proviene “del latín morālis, que a su vez se deriva de la
voz latina mos, moris, que significa ‘costumbre’” (Diccionario de Dudas, 2018, p. 1), las
costumbres de un grupo. “la moral puede entender como una manifestación vital práctica, como
una realización de actos libres, como un comportamiento de costumbres y hábitos” (Moreno,
2003, p. 16). La moralidad como costumbre está cerca de la otra idea de la ética como conducta
externa según las reglas de un grupo.
La etimología de ética y moralidad sugiere que la ética es a la vez individualista y social,
“dos conceptos fundamentales para la buena convivencia” (Blanco, 2012, p. 1). Es individualista
porque se les pide a los individuos que hagan que ciertos valores sean parte de su carácter y que
usen ciertas normas para tomar decisiones. “En otras palabras la ética individual es la de cada
uno y luego la de todos, ya que primero se atiende lo personal y luego lo colectivo” (Blanco,
2012, p. 1).
Es social porque la ética no se trata de que cada persona formule sus propias reglas de
comportamiento aparte de los demás. La conducta correcta es respetar las reglas de interacción
social justa, reglas que se aplican a los humanos en general o a todos los miembros de un grupo.
De acuerdo a lo anterior, “es importante consolidar las reglas y normas que procuren una buena
convivencia grupal para luego buscar los beneficios particulares” (Blanco, 2012, p. 1).
Se puede decir que se experimenta la ética internamente como un tirón de orejas que no
es más que la propia conciencia. Se experimenta la ética externamente como las exigencias de
comportamiento que imponen los códigos de ética respaldados por una sanción social. Por tanto,
las capacidades éticas individuales se nutren y se ejercen dentro de grupos. Además, la ética
requiere que se adopte un enfoque social que busque el bien común y vaya más allá del
individualismo. Entonces, desde lo ético la pregunta ¿cómo debo actuar? no se puede hacer
aisladamente de ¿cómo debemos actuar?
La ética tiene un amplio alcance, que trata de la conducta de los individuos, grupos,
instituciones, profesiones y países. La ética exige que se viva en una relación correcta entre
todos. La ética puede requerir que alguien renuncie a beneficios económicos, que de acuerdo con
su actuar sea tildado en algún momento de tonto, o peor aún, acosado por aquellos que
consideran que ese proceder ético es una amenaza para sus intereses personales.
A través de la ética, se articulan las creencias sobre lo que es de mayor valor moral en la
vida. Al combinar aspectos internos y externos, se puede definir la ética como una disposición
hacia la conducta honesta en la sociedad de acuerdo con ciertos principios y valores.
En ética, los principios son reglas o normas de conducta, que orientan la acción del ser
humanos. Se trata de normas de carácter general, universales, que rigen el pensamiento o
conducta de los seres humanos. (Campomanes y Díaz, 2013, p. 86)
Principios, por ejemplo, como ayudar a los necesitados o vivir una vida de no violencia y
paz, además de directivas y normas más específicas, se combinan para formar sistemas morales o
códigos de conducta, como, por ejemplo, los diez mandamientos de la Biblia, o en su defecto
algunos más específicos para contadores, médicos, etc.
Como conjunto de principios, la ética puede referirse a algo singular o múltiple. Alguien
puede creer que solo hay un conjunto de principios correctos y eso es lo que es la ética, pero otro
puede pensar en ética como un término general que se refiere a muchos sistemas éticos.
Por otra parte, “los valores éticos son guías de comportamientos que regulan la conducta
de un individuo” (Significados, 2018, p. 1), entre los que destacan la libertad, la responsabilidad,
la honestidad, la lealtad, entre otros, que se adquieren en los diversos espacios en que se
desarrolla y desenvuelve el ser humano, empezando por la familia.
Como saber práctico, la ética ambiciona dar respuestas a las cuestiones que plantea el
momento presente, y para ello cuenta con una serie de tradiciones normativas (filosóficas,
jurídicas, religiosas, políticas, económicas) y conocimientos científicos. Con estos
elementos, la ética evoluciona y proporciona recursos aplicables a los ámbitos de la vida
social que lo requieren. (Francés, 2004, p. 16)
Debido a la evolución que ha sufrido la especie humana, especialmente propiciada por las
revoluciones tecnológicas, ha surgido la necesidad de darle sentido de vida y de
pertenencia al mundo, a través del restablecimiento de su relación con lo natural, la tierra
y los demás seres vivos, incluso con el mismo hombre. (Pabón, Pabón y Tarazona, 2015,
p. 147)
Así mismo, se puede agregar que una variedad de experiencias personales estimula el
pensamiento ético. Por ejemplo, cuando se cuestiona el valor del patriotismo cuando otros llegan
al nacionalismo extremo y cometen terribles crímenes. Se puede cuestionar también la creencia
en una prensa libre cuando informar causa un daño irreparable a la reputación de alguien.
Cuando alguien reflexiona sobre sus valores cuando se enfrenta a personas y culturas con
creencias diferentes.
La misma situación surge en cuanto a lo que se espera del contador público por parte de
los socios, accionistas o directivas de las empresas en que ejerce su profesión, pues pueden
existir fuertes críticas respecto de su papel; no obstante, el deber ser le otorga un rol especial que
lo inviste del poder de dar fe pública sobre hechos acaecidos en las empresas, pero al mismo
tiempo son amarrados por su saber para revelarlos cuando esa información está encaminada al
uso público. Otra declaración de principios que fundamenta el código de ética de la Contaduría
Pública es la siguiente:
De acuerdo con lo anterior, el contador público tiene una responsabilidad social con las
respectivas consecuencias que desencadena en los diversos actores socioeconómicos, lo que
representa sus responsabilidades; igualmente tiene una investidura para dar fe pública y generar
confianza entre dichos actores, lo que equivale en otras palabras, poder.
Sin responsabilidad no hay credibilidad. Por tanto, un problema que se debe resolver es
cómo generar la primera. La responsabilidad tiene relación directa con la capacidad de responder
por los encargos con la honestidad que brinda una sólida formación profesional, de lo contrario
se enfrentaría a las consecuencias que se derivan de un error o un hecho estipulado en la
codificación ética del contador público como conducta sancionable o falla. De acuerdo con esto,
Por tanto, cualquier desajuste entre la investidura que tiene el contador público, respecto
de la fe pública y su responsabilidad social, repercutiría en la credibilidad y en la confianza
pública, dado que un mal ejercicio repercute en el interés público y ese propósito constitucional
de “un orden político, económico y social justo” (Constitución Política de 1991, preámbulo).
No obstante, en los últimos años uno de los temas que en Colombia ha adquirido mayor
relevancia para la contaduría pública es el de las condiciones para el ejercicio de la fe pública.
Esto debido a los graves acontecimientos, por ejemplo, ocurridos en el sector financiero y de
contratación pública, como son los casos de Interbolsa, Odebrecht, Reficar, Estraval, Navelena,
entre otros, cuyos revisores fiscales y auditores también están siendo investigados, situación que
genera responsabilidad jurídica para los involucrados y que también afecta indiscutiblemente la
confianza de la sociedad en quienes tienen la investidura estatal de la fe pública.
Cada una de las sanciones mencionadas en la Ley 43 de 1990 tiene su vez una
explicación de las causales que las origina, por ejemplo, en el artículo 25 la suspensión de la
inscripción del contador público hasta por un año se puede dar por:
La Junta Central de contadores tiene diversas funciones, entre las que se incluye la
inspección y la vigilancia para que en Colombia la contaduría pública única y exclusivamente
sea ejercida por profesionales debidamente inscritos ante este ente de control y que, en caso de
infringir el código de ética, sean sancionados. Así mismo, la ciudadanía en general tiene
conocimiento de las acciones adelantadas por el tribunal disciplinario, ofreciendo transparencia
en su actuar y permitiendo que los usuarios puedan, sin lo consideran, constatar la obediencia a
los requisitos exigidos por parte del contador público que deseen contratar.
Tabla 1. Tipo de sanción impuesta a contadores públicos, 2017- primer semestre 2018
Tabla 2. Principios vulnerados por los contadores públicos sancionados según artículo 37 de la
Ley 43 de 1990, 2017- primer semestre 2018
confidencialidad
responsabilidad
independencia
conducta ética
disposiciones
competencia
observancia
objetividad
integridad
difusión
Principios
respeto
37.10
37.1
37.2
37.3
37.4
37.5
37.6
37.7
37.8
37.9
relacionados en el
art. 37
2017 3 3 2 26 0 25 0 0 0 11
primer semestre
0 0 0 4 0 4 0 0 0 1
2018
Total 3 3 2 30 0 29 0 0 0 12
Sexo # %
Masculino 20 56%
Femenino 16 44%
Total 36 100%
Se debe advertir que la Junta Central de Contadores puede iniciar una investigación por la
existencia de una denuncia escrita o no, en este caso se denomina de oficio, o sea aquella
investigación que el ente de control realiza porque tiene esa facultad (Ley 43 de 1990, art. 28).
En ese sentido, el tribunal disciplinario es muy riguroso en estudiar cada caso, y en todo el
proceso de investigación y sanción se respetan los derechos de las personas que intervienen, más
conocido como el derecho al debido proceso.
Sexo # %
Masculino 4 80%
Femenino 1 20%
Total 5 100%
En todos los casos de amonestaciones a los contadores públicos durante el año 2017 y el
primer semestre de 2018, los artículos 37.4 y 37.6 de la Ley 43 de 1990 fueron aplicados en las
cinco resoluciones sancionatorias emitidas por el tribunal disciplinario de la Junta Central de
Contadores. Estos artículos se refieren a la responsabilidad y la observancia de las disposiciones
normativas, respectivamente. En cuatro de de las amonestaciones se vulneró a los contadores
públicos por exponer a sus clientes a riesgos injustificados (ley 43 de 1990, art. 45).
Acerca de las multas, a tres contadores públicos se les aplicó esta sanción en los términos
establecidos en el numeral 2º del artículo 23 de la Ley 43 de 1990, por cuanto los profesionales
no tuvieron el cuidado y diligencia necesario que debe imprimir en sus actuaciones, y por eso
certificaron de manera errónea bajo una calidad que le correspondía, dictaminaron estados
financieros sin una previa revisión de las normas contables, o inobservar los principios que rigen
la profesión, vulnerando la fe pública (ley 43 de 1990, art. 10), los principios de integridad,
objetividad, responsabilidad y observaciones de las disposiciones normativas; así como no
garantizar la confianza pública (Ver Tabla 5).
Sexo # %
Masculino 1 33%
Femenino 2 67%
Total 3 100%
Durante el año 2017 y el primer semestre del 2018, se pudo constatar que 27 contadores
públicos fueron suspendidos, de los cuales 15 eran hombres y 12 mujeres, que de acuerdo al
tiempo de duración de la suspensión la correspondiente a 7 meses es la menor prevalencia,
seguida por la de 3 y 9 meses en dos casos respectivamente, pero por lo general, la suspensión
aplicada por el tribunal disciplinario fue de 12 meses (Ver Tabla 6).
Tabla 6. Contadores públicos suspendidos, 2017-primer semestre 2018
Tiempo de la suspensión
Sexo
3 meses 7 meses 9 meses 12 meses Total
Masculino 1 0 1 13 15
Femenino 1 1 1 9 12
Total 2 1 2 22 27
Durante el año 2017 y el primer semestre del 2018, el tribunal disciplinario suspendió las
inscripciones a 27 contadores público. En ese sentido, se emitieron dos resoluciones para
suspenderlos por tres meses; una por siete meses; dos por nueve meses; y 22 resoluciones por un
año. En el caso de las suspensiones por tres meses se pudo verificar que uno de los profesionales
ya había sido sancionado previamente por tres veces por el tribunal disciplinario por transgredir
las normas ético-disciplinarias y el otro contador público suspendido incumplió las normas
inherentes a la profesión al no actuar forma veraz, digna leal y de buena fe.
A una contadora pública se le suspendió el registro por siete meses por cuanto al
momento de firmar la declaración del impuesto de renta y complementario, omitió aplicar las
normas que están obligados a conocer los profesionales de la ciencia contable; infringiendo con
su actuar la fe pública, los principios de responsabilidad y observación de las disposiciones
normativas, al igual que atentar contra la confianza pública.
En el caso de los dos contadores públicos a los que se les suspendió su registro por
nueves meses, a una se le sancionó por faltar a la diligencia profesional y ejercer el cargo de
revisora fiscal y de asesora contable simultáneamente, en dos entidades entre las que mediaban
intereses administrativos y financieros, incurriendo en la vulneración de los principios de
objetividad, independencia, responsabilidad y conducta ética. El otro contador sancionado no
cumplió con las funciones propias de su cargo y dada la presunta falta de diligencia y cuidado en
el ejercicio de su profesión, sometió a riesgos injustificados a los usuarios de sus servicios
profesionales, vulnerando las normas que deben observar los contadores públicos, la fe pública,
los principios de responsabilidad y observancias de las disposiciones.
Respecto de los 22 contadores públicos a los que se les suspendió su resolución por 12
meses, se encuentran conductas irregulares como la retención y sin justificación alguna de la
documentación contable de los usuarios de sus servicios; así como registrar y certificar la
contabilidad del usuario con información que no reflejaba la realidad económica del
contribuyente, no ejercer un control permanente sobre el manejo de libros de contabilidad, los
libros de actas, los documentos contables, archivos y en general, para asegurarse que los
registros hechos en los libros son correctos y cumplen todos los requisitos establecidos en la ley,
o certificar hechos incluyendo datos inexactos, inconsistentes e inexistentes, que generaron una
carga impositiva al contribuyente relacionada con el pago de la sanción por inexactitud.
primer
Sexo 2017
semestre 2018
Masculino 0 0
Femenino 0 1
Total 0 1
Cuando se analiza cada una de las conductas desplegadas por los contadores públicos que
fueron sancionados en el año 2017 y primer semestre de 2018, se observa que la calificación del
comportamiento ético del profesional fue catalogada 30 veces como grave por el tribunal
disciplinario de la Junta Central de Contadores, y que sólo en seis ocasiones se le asignó la
calificación de leve. El análisis detallado de cada proceder se presenta después de la tabla (Ver
Tabla 8).
Tabla 8. Calificación del comportamiento de los contadores sancionados, 2017 – primer semestre
2018
Leve Grave
Período
Culpa Dolo Culpa Dolo
2017 5 0 5 22
Primer semestre
1 0 1 2
2018
Total 6 0 6 24
El comportamiento ético de una persona repercute socialmente. Sin lugar a dudas, uno de
los retos que enfrenta la sociedad actual es afrontar los actos que menoscaban la dignidad
humana; en efecto, más allá de lo económico, la ética tiene un sentido social que trasciende lo
individual cuando se corroen las estructuras básicas de la sociedad con sucesos o
comportamientos que parecen de la órbita privada, pero debido a su magnitud se difunden
públicamente, como es el caso de la corrupción, la mentira, la trampa, el uso indebido de las
tecnologías actuales, entre otros comportamientos antiéticos.
El contador público que tenga una formación profesional de calidad y unas condiciones
propicias para el ejercicio de la contaduría pública seguramente ejercerá la práctica contable con
ética. Lo anterior significa que dichas circunstancias redundarán en la credibilidad del contador y
en la confianza pública depositada por el Estado y la sociedad.
Socialmente se le otorga confianza a los contadores públicos para que velen por el interés
general; más, sin embargo, el Estado les asigna la potestad de dar fe pública, previo
cumplimiento de unos requisitos, entre los que se incluyen la “seriedad, respeto, credibilidad que
se han sabido ganar con su idoneidad”.
Del análisis de las sanciones impuestas por el tribunal disciplinario de la Junta Central de
Contadores durante el año 2017 y el primer semestre del 2018, ha permitido observar cómo en
Colombia no se cumple cabalmente con los principios de la contaduría pública, vulnerándose con
ello, el código ético de la profesión. En efecto, en el período analizado se pudo constatar que se
aplicaron todas las sanciones dispuestas en el código de ética, siendo la suspensión la sanción
que más veces se impuso con 27 casos; seguida de la amonestación en cinco ocasiones, la multa
en tres casos, y la cancelación del registro profesional en una ocasión.
De acuerdo con los resultados de las sanciones impuestas por el tribunal disciplinario de
la Junta Central de contadores, la mayoría de contadores públicos sancionados vulneran el
comportamiento ético de la profesión de manera grave y a título de dolo.
Recomendaciones
Implementar una cátedra permanente de ética desde el primer semestre del programa de
Contaduría Pública en las distintas facultades de las instituciones de educación superior en las
que se ofrece esa carrera.
Diseñar un programa de estudio para la asignatura de ética que sea igual en todas las
universidades que ofertan la contaduría pública, aprovechando las experiencias que se han
obtenido, por ejemplo, con la “cátedra itinerante de ética” en la Universidad Cooperativa de
Colombia de Bogota y otras instituciones universitarias.
Por tanto, la sociedad colombiana debe saber que por el comportamiento antiético de
unos pocos, no se puede afectar la imagen de una noble profesión y desconocer la contribución
que esta ha hecho al desarrollo del país y la estricta observancia de la responsabilidad social que
le incumbe.
Así mismo, la sociedad debe conocer que existe un tribunal disciplinario que es ejercido
por la Junta Central de Contadores, ante la cual toda persona natural o jurídica puede interponer
una queja disciplinaria contra los profesionales de la contaduría pública, previo cumplimiento de
unos requisitos, y que de esta es estudiada para aperturar o no una investigación que puede
terminar en una sanción, que va desde una amonestación hasta la cancelación de la tarjeta
profesional. Esto significa que la sociedad cuenta con una entidad que garantiza el correcto
comportamiento ético de los contadores, asegura la confianza pública y la fe púnica que se ha
depositado en estos profesionales.
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