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El código de conducta en el ámbito profesional establece valores, principios y normas

para orientar y regular la actividad profesional para quienes desean brindar sus servicios a la

sociedad.

Actualmente, en Colombia la educación del contador público está encaminada el interés

de forjar un profesional incorruptible y competente de permanecer en proceso de aprendizaje

continuo, de acuerdo al constante cambio de su entorno profesional; puesto que tienen múltiples

funciones, entre las cuales está hacerse cargo de sus responsabilidades con aquellos que solicitan

sus servicios ya sea una persona natural o jurídica y para con sus compañeros.

En la aplicación de éste código es de gran importancia que los profesionales adquieran

autonomía, debido a que esto lograra generar mayor eficacia y eficiencia en el desempeño de su

labor como contador público. Además, para un profesional de ésta área son indispensables los

valores éticos, ya que tienen acceso a información confidencial de una persona o empresa,

convirtiendo a estos valores en base fundamental para el desempeño de su ocupación.

Cuando se trata la parte financiera de una organización, ésta busca contar con una óptima

estructuración en sus operaciones contables que a la vez reflejen su preparación por parte de

profesionales competentes y capaces de actuar con sinceridad, rectitud moralidad y honestidad

ante cualquier situación que se presente.

Por lo anterior, el decreto 2420 de diciembre de 2015 tiene por objeto reglamentar las

normas de contabilidad, información financiera y aseguramiento de la información. Cabe resaltar

que el ejercicio de nuestras actividades desde el rol de contador público, debemos velar por que

la información sea confiable y veraz, ya que estamos facultados para dar fe pública de los hechos

financieros de un ente económico.


El decreto 2420 se emite el 14 de diciembre de 2015, e involucra dos partes; la primera

parte se relaciona con las NIIF (Normas Internacionales de la Información Financiera) y en la

segunda parte se relaciona con las normas de aseguramiento de la información, por otro lado,

ambas partes presentan una clasificación en grupos y regímenes especiales.

Según el anexo 4 del decreto 2420, el contador público esta ceñido a los siguientes

principios fundamentales:

Integridad; Ser honesto en todas las relaciones profesionales y empresariales.

Objetividad; no permitir perjuicios, conflicto de intereses o influencia indebida de

terceros prevalezcan sobre los juicios profesionales o empresariales.

Competencia y diligencia profesionales; mantener el conocimiento y la aptitud

profesionales al nivel necesario para asegurar que el cliente o la entidad para la que trabajan

reciben servicios profesionales competentes, basados en los últimos avances de la práctica, de la

legislación de las técnicas y de actuar con diligencia, de conformidad con las normas técnicas y

profesionales aplicables.

Confidencialidad; respetar la confidencialidad de la información obtenida como

resultado de las relaciones profesionales y a su vez, no revelar dicha información a terceros.

Comportamiento profesional; cumplir disposiciones legales y reglamentarias

aplicables, además de evitar cualquier actuación que pueda desacreditar a la profesión.

En este punto nos encontramos con que los profesionales contables, además de tener en

cuenta la ley 43 de 1990, deben atender cada uno de los principios incluidos en el código de ética
profesional de la IFAC (Federación Internacional de Contadores), pues estos son el punto de

partida para la identificación de las amenazas y la estructuración de las salvaguardas.

Autores tales como Berumer (2005) manifiestan que toda persona al ejercer su profesión,

además de contar con los conocimientos necesarios de su campo, debe contar con valores

morales que tienen como finalidad fundamental buscar y tratar de garantizar el bien común.

La sociedad colombiana ha delegado en los contadores públicos una función vital en el

desarrollo de las organizaciones; la generación de información y el control. No obstante, las

prácticas de algunos contadores públicos, independientes o empleados, se desarrollan sin la

observancia de los principios éticos de la profesión. Prueba de ello, son las cifras de la Junta

Central de Contadores sobre profesionales amonestados por conductas que vulneran la Ley 43 de

1990, lo cual afecta directamente la confianza entregada por la sociedad.

Dichas irregularidades y problemáticas en el ámbito contable y financiero a nivel global,

han implicado la quiebra de multinacionales, el desplome de las principales bolsas del mundo y

el aumento de la incertidumbre entre los inversionistas, así mismo, éstas han demostrado la más

profunda crisis ética y de confianza pública nunca antes vista en el ejercicio profesional de los

contadores, auditores y contralores del mundo.

En los últimos años se han presentado números casos de fraude contable en diversos

países; evidencia de ello son los escándalos de Enron y WorldCom:

“dos grandes firmas estadounidenses que se declararon en quiebra cuando sus

administradores y jefes de contabilidad incurrieron en la manipulación de cuentas y crearon una

maraña de sociedades paralelas en paraísos fiscales que hacían negocios ficticios, a fin de

aumentar artificialmente su volumen de negocio” (Vargas, C. y Segura D. 2007, pág. 2).


En conclusión, la ética es un tema al que hoy en dia se le presta mucha atención en toda

sociedad, ya que es necesaria para que la misma funcione en forma ordenada, y además la

mantiene unida; es ahí donde yace la importancia del conocimiento del código de conducta,

debido a que el contador pubnlico esta en la obligación tanto social como profesional, de ser un

abanderado de la verdad, promulgar siempre la ética y el respeto a la profesión, promover dentro

de los contadores profesionales el respeto, la transparencia y la honestidad en cada acto de su

ejercicio, siendo ejemplo claro para los futuros profesionales contables.

Generalmente se opta por actuar en forma no ética cuando los principios éticos del

profesional difieren a los de la sociedad en general y ha decidido actuar en forma egoísta. El

contador, entonces, actuará con justicia cuando no priorice el interés propio o de un pequeño

grupo al de la sociedad y cuando piense primero en la colectividad que en sí mismo


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