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- TEORÍA DE LA DEPENDENCIA

“La teoría de la dependencia fue un movimiento intelectual que apuntó a


entender que el origen de los problemas latinoamericanos no reside en un
atraso económico sino en la manera en que nos insertábamos en la expansión
del capitalismo mundial. Fue una manera subordinada, con una posición
desventajosa en la división internacional del trabajo, especializándonos en
productos con poca creación de valor y teniendo como principal instrumento
para ajustarse a esa situación la sobreexplotación del trabajo, que es el centro
de nuestra propuesta de inserción en la economía mundial. Son formas que
mantienen a nuestra población en un nivel bajo de desarrollo, acentúan la
debilidad de nuestro mercado interno y, por lo tanto, de nuestra capacidad de
crecimiento, y aumenta la exclusión social y la concentración. Profundiza más
la dependencia a través del endeudamiento y otros mecanismos, en lugar de
permitirnos salir.” (Dos Santos)

La teoría es actual y “Mucha, por tres aspectos. El primero [1] es pensar los
problemas latinoamericanos en el cuadro de la expansión del
capitalismo y del desarrollo del sistema económico mundial. Hay condiciones
como para profundizar el análisis de nuestra realidad en el contexto del
sistema mundial, hegemonizado por el capital financiero, de tal forma que con
eso ganamos mucho en la capacidad de entender lo que pasa en cada una de
las regiones, que tiene un rol determinado en la división internacional del
trabajo, en el sistema de intercambio y el movimiento de capitales. El segundo
[2] aspecto es que la teoría de la dependencia es una conquista del
pensamiento social latinoamericano. Es un gran avance para el
conocimiento en general, pero tuvo como punto de partida las especificidades
de Latinoamérica. Esto es fundamental, sobre todo frente a la hegemonía del
pensamiento neoliberal, que impuso la idea de que existe una sola economía,
que es igual en todas partes. El tercer [3] elemento es que representó una
integración de las ciencias sociales. Permitió unir lo político con lo
económico y con lo social.” (Dos Santos)

- SUBDESARROLLO

Andre Gunder Frank define al subdesarrollo diciendo que: “…No es


consecuencia de la supervivencia de instituciones arcaicas, de la falta de
capitales en las regiones que se han mantenido alejadas del torrente de la
historia del mundo, por el contrario, el subdesarrollo ha sido y es aun generado
por el mismo proceso histórico que genera también el desarrollo económico del
propio capitalismo.” (Gunder Frank, 1963)

Tercer mundo – Alfred Sauvy

I - LOS PROBLEMAS DE LATINOAMERICANA FRUTO DE LA EXPANSIÓN


DEL CAPITALISMO
“Para los defensores de la teoría de la dependencia, el origen del subdesarrollo
se encuentra en el tipo de relaciones comerciales que se establecen entre los
países desarrollados y los subdesarrollados”. Desde esta perspectiva, la
explicación del subdesarrollo se fundamenta en el intercambio comercial entre
los países desarrollados (centro) y los países en vías de desarrollo (periferia).
Los primeros son exportadores de bienes industriales y los segundos de
materias primas y productos agrícolas.

El mecanismo que acrecienta la pobreza de la periferia actúa basándose


principalmente en dos elementos:
1) El grado de competencia en el sector exportador de unos países y otros
2) Los aumentos de la cantidad demandada

“Las tesis del «pensamiento único» convirtieron el capital mundial en el


demiurgo del crecimiento económico, sobretodo de las economías atrasadas
que no tienen, según ellos, ahorro interno y necesitan apoyarse en el ahorro
internacional. Según sus tesis, el capital internacional sería fuente de
transferencia de tecnología, además de asegurar, a través de la integración
financiera internacional, la baja del costo del capital debido a la mejor
distribución del riesgo. Sin hablar de los efectos indirectos, tales como la
promoción de la especialización, la inducción de mejores políticas y la mejor
orientación de la asignación de los recursos. (Dos Santos [2]). Pero los hechos
dicen exactamente lo contrario. La entrada de capitales busca tasas de
ganancias más altas y terminan por enviar al exterior remesas de ganancias
superiores a las entradas. Además demostramos que la balanza de pagos de
nuestra región era necesariamente negativa debido al pago de los servicios del
capital y los servicios técnicos, los fletes y otros ítems negativos de nuestra
balanza. Esta situación perversa era y es promovida por la aceptación de la
condición de dependencia en la economía mundial, caracterizada por una
posición negativa en la división internacional del trabajo (especialización en los
productos de más bajo valor agregado y altamente especializados, sin
economías externas), la sumisión a los servicios internacionales que raramente
ofrecemos, la aceptación de tasas de interés impuestas desde el exterior en
condiciones extremadamente negativas, la concentración del ingreso y la
superexplotación del trabajo como condiciones para generar superganancias
capaces de compensar la situación de clases dominantes dominadas que
caracteriza a nuestra élite. La fuerte e indiscriminada apertura de América
Latina para el capital internacional en las décadas de los 70, 80 y 90 tuvo como
resultado el agravamiento de todos los problemas ligados al subdesarrollo de la
región. En este período no hubo casi ningún crecimiento económico en la
región.

II - LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA: UNA CONQUISTA DEL


PENSAMIENTO SOCIAL LATINOAMERICANO
Los economistas suecos Magnus Blomström y Bjorn Hettne se convirtieron en
prestigiosos historiadores de la teoría de la dependencia. En su libro más
completo sobre el tema (Blomström y Hettne, 1984, pp. 15) afirman que hay
“un conflicto de paradigmas”, entre el paradigma modernizante y el enfoque
de la dependencia. Para el enfoque de la dependencia ellos identifican dos
antecedentes inmediatos:

a) El surgimiento de una tradición crítica al euro-centrismo implícito en la


teoría del desarrollo. Se debe incluir en este caso las críticas
nacionalistas al imperialismo euro-norte-americano y la crítica a la
economía neoclásica de Raúl Prebisch y de la CEPAL.

b) El debate latinoamericano sobre el subdesarrollo, que tiene como primer


antecedente el debate entre el marxismo clásico y el neo-marxismo, en
el cual se destacan las figuras de Paul Baran y Paul Sweezy.

Ellos resumen en cuatro puntos, las ideas centrales que los seguidores de la
escuela de la dependencia defienden:

I) El subdesarrollo está conectado de manera estrecha con la expansión de


los países industrializados;
II) El desarrollo y el subdesarrollo son aspectos diferentes del mismo
proceso universal;
III) El subdesarrollo no puede ser considerado como la condición primera
para un proceso evolucionista;
IV) La dependencia, con todo, no es solamente un fenómeno externo sino
que se manifiesta también en diferentes formas en la estructura interna
(social, ideológica y política).

De aquí, que ellos puedan distinguir tres corrientes en la escuela de la


dependencia:

a) La crítica o autocrítica estructuralista de los científicos sociales ligados a


la CEPAL, que revelan los límites de un proyecto de desarrollo nacional
autónomo. En este grupo ellos colocan de manera incuestionable a Oswaldo
Sunkel y a una gran parte de los trabajos de madurez de Celso Furtado y,
hasta incluso la obra final de Raúl Prebisch plasmada en su libro El
Capitalismo Periférico. Fernando Henrique Cardoso aparece a veces como
miembro de esta corriente y otras veces se identifica con la que sigue (lo
que sus miembros con toda razón claramente rechazan).

b) La corriente neo-marxista, que se basa fundamentalmente en los


trabajos de Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini y Vania Bambirra, así
como los demás investigadores del Centro de Estudios Socio Económicos de
la Universidad de Chile (CESO). André Gunder Frank aparece a veces como
miembro del mismo grupo, pero la clara posición de negar su vinculación
teórica estrecha con el marxismo y su propuesta de un esquema de
expropiación internacional más o menos estático, lo separan del enfoque
dialéctico de los otros neo-marxistas.

c) Cardoso y Faletto se colocarían en una corriente marxista más ortodoxa,


por su aceptación del papel positivo del desarrollo capitalista y de la
imposibilidad o de la no necesidad del socialismo para alcanzar el
desarrollo.

Insatisfecho con esta proposición, André Gunder Frank (1991), realizó un


análisis de las corrientes de la teoría de la dependencia, basado en cinco libros
publicados en el comienzo de la década de los 90 sobre esta teoría. Frank
constató una gran dispersión en la clasificación de los “dependentistas” entre
las varias escuelas de pensamiento, según se plantea en estos libros. La lista
que él tuvo el cuidado de establecer sirve como una tentativa de presentación,
de un modo más neutral, de los principales pensadores relacionados, de
acuerdo con sus orígenes teóricos. Dentro de los estructuralistas encontramos
a Prebisch, Furtado, Sunkel, Paz, Pinto, Tavarez, Jaguaribe, Ferrer, Cardoso y
Faletto. En lo que respecta a la Teoría de La Dependencia, además de Cardoso
y Faletto, que aparecen ligados a ambas escuelas, los demás pensadores
mencionados son: Baran, Frank, Marini, Dos Santos, Bambirra, Quijano,
Hinkelammert, Braun, Emmanuel, Amin y Warren. Frank diferencia todavía, en
el debate sobre La Teoría de la Dependencia, entre reformistas no marxistas,
marxistas y neo-marxistas.

III - LA INTEGRACIÓN DE LAS CIENCIAS SOCIALES: LA TEORÍA DE LA


DEPENDENCIA UNE LO POLÍTICO, LO ECONÓMICO Y LO SOCIAL EN
ÉPOCA DE GLOBALIZACIÓN

La teoría de la dependencia aúna política, economía y sociedad, por cuanto


entiende que la noción de subdesarrollo como una situación económica, social,
política y cultural, en la cual se mezclan de forma negativa, el enclave, el
monocultivo, la cuestión racial, el colonialismo interno, el llamado “dualismo”
económico. Dos Santos dice que: “Estos diversos factores actúan unos sobre
otros y configuran una situación de atraso y subdesarrollo, un círculo vicioso
que es preciso romper para conseguir avanzar rumbo al desarrollo”.

- MERITOS Y CRÍTICAS

La dependencia es una situación donde la economía de cierto grupo de países


está condicionada por el desarrollo y expansión de otra economía, a la cual se
somete aquella. La relación de interdependencia establecida por dos o más
economías, y por estas y el comercio mundial, adopta la forma de dependencia
cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y autoimpulsarse,
en tanto que otros (los dependientes) sólo pueden hacerlo como reflejo de esa
expansión, que puede influir positiva y/o negativamente en el desarrollo
inmediato (DOS SANTOS, THEOTONIO “Dependencia y cambio” p.42)

La teoría de la dependencia elaborada en los 60 y 70 tuvo por merito


irreprochable predecir el futuro del mundo globalizado del fin de milenio y gran
parte de las problemáticas que hoy nos acechan y acucian. Fue planteada con
profunda honestidad intelectual, lo que para nuestra América Latina no es poco
mérito.

Asimismo es merecedora de al menos tres críticas fundamentales:


1. Intenta inculpar a las naciones desarrolladas, las multinacionales y los
organismos internacionales de crédito de todos los males que padecen los
países latinoamericanos, ignorando la impericia, negligencia o mediocridad de
gobiernos constitucionalmente elegidos (Cámpora, Alfonsín, Siles Suazo,
Bucaram Ortiz, Mahuad, Alan García Pérez, Fujimori, Toledo, Carlos Andrés
Pérez 2da parte, Collor de Mello, etc.) muchos de los cuales se ubicaron
ideológicamente más próximos a la teoría de la dependencia.
2. Ver la realidad sólo con la lente del marxismo, en una América Latina que si
bien hoy posee muchos presidentes de coloratura izquierdista, gobiernan con
políticas económicas de mercado (Kirchner, Vázquez, Lula da Silva, Lagos
Escobar) con algunos éxitos y aciertos que merecen ser destacados. Una
América Latina, donde las experiencias de Fidel Castro en Cuba y Hugo Chávez
Frías en Venezuela son calificadas de arcaica y sofocante en el primero de los
casos y pintoresco-demagógicas en el segundo. Claro está que el primer
mandatario de Venezuela está sentado sobre la nada desdeñable reserva
petrolífera de su país, y los barriles del recurso natural son vendidos en dólares
norteamericanos, euros o libras esterlinas, al precio que la OPEP marca y según
la estricta observancia de las pautas que impone el mercado internacional.

- CONCLUSIONES

Al comenzar los años 60, economistas y sociólogos del Tercer Mundo


elaboraron la Teoría de la Dependencia, según la cual desarrollo y subdesarrollo
eran dos caras de la misma moneda: uno no podía existir sin el otro. Esta
interpretación sirvió de base a los movimientos más radicales de los años
posteriores, que postulaban la salida del sistema capitalista y un desarrollo
autónomo. La teoría puede ser entendida cabalmente si analizamos con
detenimiento el contexto histórico en el cual se elaboró, si además
entendemos con errónea la postura de varios de sus teóricos que postularon -o
aún lo hacen-, la lucha armada como única salida a la dependencia estructural
promovida por el imperialismo.
La Teoría de la Dependencia seguía apoyándose en la posibilidad genérica del
desarrollo, pero ese supuesto cayó por tierra al verificarse que ni la mayor
potencia del bloque socialista, la ex Unión Soviética, pudo sobrevivir al margen
de la economía mundial. Algunos autores de la dependencia hicieron después
una autocrítica de esa teoría y empezaron a hablar del no-desarrollo.
La teoría no es la panacea que resuelve automática y mágicamente todos los
males de los países latinoamericanos, poniendo fin a la miseria, el hambre y al
subdesarrollo, pero tampoco es el “Manual del perfecto idiota latinoamericano”
como plantearon Mendoza, Montaner y Vargas Llosa. Estos autores combaten
ácidamente a la teoría de la dependencia diciendo “Cree que somos pobres
porque ellos son ricos y viceversa, que la historia es una exitosa conspiración
de malos contra buenos en la que aquéllos siempre ganan y nosotros siempre
perdemos (él está en todos los casos entre las pobres víctimas y los buenos
perdedores)… ¿quién es él? Es el perfecto idiota latinoamericano” (de la
presentación de Mario Vargas Llosa).

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