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1.

Autoconsciencia:

Para poder estar en contacto con las emociones, reconocerlas, aceptarlas y que
sirvan de guía para conseguir nuestros objetivos.

La autoconsciencia nos permite tener una valoración adecuada de nosotros


mismos (autoestima) y eso favorece la transparencia y la autoconfianza que, a su
vez, propiciará la asunción de la responsabilidad y de logro.

2. Autorregulación:

Para ser capaces de modular nuestras emociones, modificar nuestros


comportamientos y conseguir nuestras metas, adaptándonos al contexto y
promoviendo el bienestar tanto individual como social.

La regulación es necesaria para poder expresar las emociones equilibradamente,


sin inhibirlas y sin desbordarse. Esto implica examinar con atención las ventajas e
inconvenientes de alinearse o no con el estado emocional.

Algunas preguntas claves para trabajar esta habilidad:


• ¿Qué tengo que hacer/decir, para alcanzar el resultado esperado?
• ¿Cuál sería la estrategia a seguir para obtener el efecto que necesito?
• ¿Cómo plantearía mi actuación para manejar los estados emocionales de la otra
persona?

3. Automotivación:

Para generar estímulos que nos lleven a una meta que queremos lograr.

Conseguir desarrollar la automotivación requiere de un trabajo personal importante


para poder afrontar dificultades como el fracaso, la pereza, el cansancio, y ser
capaces de elegir los pensamientos adecuados a fin de sentir el éxito que
esperamos.

Hay tres tipos de automotivación basados en recompensas diferentes: intrínseca,


extrínseca y trascendente.

Hay tres tipos de automotivación basados en recompensas diferentes: intrínseca,


extrínseca y trascendente. De esto hablaremos otro día.

4. Gestión de las relaciones:

Relacionarnos es parte de nuestra naturaleza. Para ello necesitamos dos claves


fundamentales:

Actitudes:

– Empatía, ponernos en el lugar del otro.


– Escucha activa, atender en 360 grados: lenguaje, cuerpo y emoción.
– Proactividad, pasar a la acción.
– Autenticidad, ser lo que somos desde el corazón.

Técnicas:

– Comunicación productiva, capacidad fundamental para dar a conocer a los


demás lo que pensamos, lo que sentimos y lo que somos.
– Asertividad, respeto y valoración por nosotros y por los demás.
– Feedback, una habilidad fundamental en la gestión y construcción de nuestras
relaciones.
– Preguntas, porque son estimulantes, provocan movimiento interno y pueden
generar creatividad y por consiguiente cambio. Hacer preguntas poderosas es una
técnica que se aprende. Si queremos ayudar a una persona a que se desarrolle,
será muy útil utilizarlas. En cuanto a nuestras relaciones, las preguntas nos
permiten saber cuál es el estado de ánimo de los demás, evitar interpretaciones al
obtener las respuestas.
5. Gestión del cambio:

Muchas veces, los procesos de cambio generan estados emocionales de


desequilibrio, que a su vez provocan tensión, enfado, incertidumbre, desconfianza.

Una reacción normal es la resistencia, la queja e incluso la negación. Nuestra


mente rechaza la posibilidad de relacionarnos con dos realidades opuestas que entran
en conflicto, y esto nos permite mantenernos coherentes con nosotros mismos.

Necesitamos proteger nuestra identidad y nuestra seguridad, y por eso, cuando se


produce una resistencia al cambio, se está produciendo una etapa normal de
transición entre la realidad que vivimos y la que está por llegar.

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