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Ficha 6. La Celestina
La Celestina (siglo XV), de Fernando de Rojas, es una obra dialogada que presenta los
amores de Calisto y Melibea, en los que participa como alcahueta la vieja Celestina.
Estructura. La obra se divide en veintiún actos. En el planteamiento, Calisto recurre a
Celestina para conseguir los amores de Melibea; en el desarrollo, Celestina consigue
su propósito gracias a un conjuro y a su poder de persuasión, pero es asesinada por
sus cómplices —los criados de Calisto— al negarles su parte de recompensa; en el
desenlace, Calisto muere accidentalmente y Melibea se suicida provocando las
lágrimas de su padre.
En esta obra conviven personajes de distinta condición que se mueven por pasión y
codicia:
Mundo de los señores: los amantes y los padres de Melibea —Pleberio y Alisa—.
ADAPTACIONES CURRICULARES
La persuasión de Celestina
MELIBEA.—No te habría conocido sino por la señal de CELESTINA.—¿Mías, señora? Antes, ajenas, que las
la cara. Recuerdo que eras hermosa. Otra mías de mi puerta adentro me las paso, sin que
pareces. Estás muy cambiada. las sienta la tierra, comiendo cuando puedo y
bebiendo cuando tengo.
LUCRECIA.—(Para sí.) ¡Ji, ji, ji! ¡Hermosa era con esa
cicatriz que le atraviesa la cara! MELIBEA.—Pide lo que quieras, sea para quien fuere.
CELESTINA.—Encanecí temprano y parezco más vieja CELESTINA.—¡Doncella graciosa y de alto linaje! Tu
de lo que soy. MELIBEA.—Celestina, amiga, mucho he habla suave, tu gesto alegre y la liberalidad que
muestras con esta vieja me dan la osadía suficiente
disfrutado tu visita. Toma tu dinero y vete con Dios,
para decírtelo. Dejo un enfermo a las puertas de la
que me parece que no debes haber comido.
muerte que con una sola palabra de tu boca tiene fe
CELESTINA.—¡Oh angélica imagen! ¡Oh perla en que sanará. MELIBEA.—Vieja honrada, no te
preciosa! Gozo viéndote hablar. ¿No sabes que entiendo, si no declaras tu demanda. Por una parte,
por la divina boca fue dicho «no solo de pan
me alteras y causas enojo; por otra, me mueves a
viviremos»? No solo comer mantiene, sobre todo
compasión. Dichosa soy, si de mi palabra hay
a quienes, como yo, solemos estar negociando
encomiendas ajenas. Si tú me das licencia, te diré necesidad para la salud de algún cristiano. Así que
la causa de mi venida, que todos perderíamos si no ceses tu petición por empacho o por temor.
me fuese sin que la supieras. CELESTINA.—El temor lo perdí mirando, señora, tu
beldad. Bien tendrás noticia, señora, de un caballero
MELIBEA.—Di, madre, tus necesidades, que, si las puedo
mancebo, gentilhombre de clara sangre, que llaman
remediar, de buen grado lo haré. Calisto.
1. Marca con una X el tema central del fragmento de La Celestina.
MATERIAL FOTOCOPIABLE / © Oxford University Press España, S. A. Lengua castellana y Literatura 3.º E