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Los niños y las niñas de nuestras aulas constituyen un conjunto variado: provienen de una
diversidad de ambientes, llegan a la escuela con diferentes niveles de madurez emocional y social.
Sus intereses difieren mucho en contenido e intensidad y algunos muestran ciertos aprendizajes en
lectura y escritura, que pueden variar con el tiempo y según los aprendizajes que alcancen.
Tomar conciencia de que los niños aprenden con distintos ritmos y que difieren en su capacidad
para comprender ideas complejas, es como reconocer que los niños de determinada edad no
tienen la misma estatura. Diferenciar la enseñanza es reconocer esa diversidad.
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El perfil de aprendizaje de un alumno con dificultades puede variar con el tiempo. Un estudiante
puede tener dificultades por un período corto o durante todo el año; puede tenerlas al comienzo del
año o al finalizarlo. Muchos a quienes la escuela cataloga como “lentos”, “en riesgo” o “con
dificultades” podrían ser, en cambio, muy diestros en actividades que la escuela suele tratar como
secundarias, como narrar cuentos, organizar, crear canciones, etc.
¿Cómo podemos organizar nuestro trabajo didáctico para dar una atención diferenciada?
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La evaluación diagnóstica como punto de partida para la atención diferenciada
Los niños y niñas llegan a la escuela con diferentes niveles de uso del lenguaje y con distintas
experiencias en relación a la lectura y la escritura. Tener claro cuáles son las destrezas que los
niños poseen al iniciar el año escolar y el conocimiento y uso de la lengua que han desarrollado
hasta ese momento, nos permitirá planificar una enseñanza eficaz.
Mediante el diagnóstico los maestros obtenemos una primera información importante sobre el nivel
en que se encuentra cada niña o niño con respecto al aprendizaje de la lectura y escritura. Para
ello podemos utilizar la prueba diagnóstica que nos presenta el Programa, además de otros
instrumentos.
Por último, la agrupación flexible da la oportunidad a todos los alumnos para que hagan parte de
varios grupos. Como se verá en seguida, no siempre deberán estar agrupados los que tienen
dificultades. El maestro o maestra podrá agrupar a los niños y niñas de manera que unos ayuden a
otros, cada uno colabore en el trabajo de grupo con sus fortalezas, el docente pueda dar atención a
los que tienen una dificultad específica, etc.
Grupo entero
Permite incluir a todos los estudiantes. Se emplea para dar explicaciones sobre nuevos
aprendizajes que todos los estudiantes deben adquirir. Esto garantiza que todos tengan la base
necesaria para trabajar. También puede usarse para realizar discusiones o conversaciones, donde
todos los estudiantes aporten lo que saben a todos sus compañeros. Por último, tendremos la
oportunidad de demostrar a todo el grado cómo se realiza una actividad determinada (modelar),
independientemente de que luego dividamos al grupo para apoyar de manera específica a algunos
niños o niñas.
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Grupo pequeño homogéneo
Estos grupos están conformados por estudiantes que presentan una misma dificultad, lo cual nos
facilitará preparar los materiales que necesitan, modelar para ellos las actividades que van a
realizar, resolver sus inquietudes y dar atención muy precisa y apoyo individualizado a cada
estudiante.
Los niños y las niñas que conforman un grupo pequeño homogéneo en una determinada
oportunidad debido a una dificultad específica, podrán trabajar después en otro tipo de
agrupaciones, dependiendo de las actividades que se realicen y las habilidades que dichas
actividades requieran.
Están formados por niños y niñas con diferentes niveles de desarrollo de capacidades. Estos
grupos pequeños heterogéneos hacen que el niño o niña trabaje con gusto ya que puede elegir los
compañeros con los que desea trabajar, y esto les permite también llenar sus necesidades
sociales. Se usan, por ejemplo, para la producción de textos, la formulación de preguntas sobre un
texto que se ha leído o la lectura en voz alta.
Trabajo en parejas
Podemos utilizar el trabajo en parejas, por ejemplo, para practicar, consolidar o extender las
habilidades de lectura, haciendo que un niño le lea a otro y este monitoree su lectura. Para que
este ejercicio cumpla su objetivo, es necesario que uno de los dos sea más experto que el otro en
esa habilidad. Este trabajo funcionará exitosamente si los miembros de las parejas tienen claro el
plan de trabajo y el rol que cada uno va a cumplir en la pareja. Inicialmente, es muy importante
enseñar a los estudiantes a trabajar en parejas, comenzando por los aspectos de funcionamiento:
sentarse juntos, trabajar en voz baja, solo hablar con el compañero y únicamente del trabajo que
hacen, ayudar al compañero, escucharlo y seguir las instrucciones del docente.
Para enseñar esto, podemos tomar a un niño y mostrar a todo el grado cómo se realiza la
actividad. Con el tiempo, los estudiantes se habituarán a realizar este trabajo y será cada vez más
sencillo y eficiente.
El trabajo del docente con un solo niño o niña o con un grupo muy reducido, cara a cara, posibilita
una atención más intensiva al estudiante. Aquí, la enseñanza del docente se dirige a necesidades
específicas y, a veces, únicas del alumno. Esta actividad se debe llevar a cabo cuando los demás
alumnos tienen un trabajo que pueden realizar autónomamente, de manera que podamos
concentrarnos en un alumno o en grupo reducido, sin interferencias ni mayores preocupaciones.
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Planificación con estrategias diferenciadas para diferentes niveles de aprendizaje
La definición de contenidos diferenciados es importante, pues los niños que tienen dificultades en
una determinada capacidad, deben hacer un proceso más largo para irse nivelando con sus
compañeros de aula.
Para diferenciar los contenidos, primero tenemos que definir cuál es el objetivo o propósito para la
clase. Luego, consideraremos los grupos que ya organizamos con respecto a la capacidad que
queremos desarrollar. Por último, decidiremos cuáles son los indicadores con los que vamos a
evaluar a cada grupo, y que estarán diferenciados por niveles de dificultad.
Proceso de aprendizaje
Cuando ya hemos planificado los propósitos, las capacidades y los contenidos para cada grupo,
debemos planear el proceso de aprendizaje para que cada grupo alcance los objetivos que
diseñamos. Es clave que el docente pueda recurrir a algunas estrategias para diferenciar la
enseñanza con los grupos o grupo de niños que tienen dificultades, entre ellas:
• Mostrar de manera explícita los pasos y estrategias que el niño o niña debe seguir.
• Modelar múltiples ejemplos.
• Proveer múltiples oportunidades de practicar.
• Estructurar suficientes revisiones y oportunidades para el aprendizaje.
• Dar asistencia oral: a través de parafraseo, hacer pensar en voz alta, y reforzar los conocimientos
expresados por los estudiantes.
• Dar asistencia en los procedimientos usando técnicas eficaces; agrupación flexible; enseñanza,
asesoría y modelado cara a cara.
Los materiales educativos para la atención diferenciada son un sustento muy importante. Podemos
utilizar una variedad de recursos: fichas de aprendizaje que registren claramente las instrucciones
de la actividad; textos diferenciados según niveles de comprensión lectora, loterías, rompecabezas,
etc.
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Evaluación de chequeo
Es importante que vayamos monitoreando los aprendizajes de los estudiantes que tuvieron
dificultades. Este monitoreo se debe hacer periódicamente, después de cada actividad que se
relaciona con la dificultad que estaban presentando.
El monitoreo puede hacerse rápidamente poniéndole un nuevo ejercicio que dé cuenta del
aprendizaje que se esperaba, o también puede hacerse observando periódicamente su desempeño
en tales ejercicios. Es importante que tomemos nota de los avances y también de las dificultades
que siga presentando el estudiante, para que un alumno no se mantenga en recuperación o apoyo
indefinidamente, sino que tan pronto se verifica claramente que superó la dificultad, se integre al
grupo general que no presenta esa dificultad.
Es muy probable que los niños de tercero ya hayan logrado desarrollar la conciencia fonológica y el
dominio del código alfabético. A pesar de ello, sugerimos su revisión porque, en caso de que no se
haya trabajado hasta el momento en estos aspectos, será necesario hacerlo para apoyar a los
niños que todavía no leen y escriben. Los instrumentos de evaluación que utilizaremos para la
evaluación de chequeo serán los mismos que utilizamos en el proceso: la prueba de conciencia
fonológica, de fluidez lectora, de comprensión de textos, de dominio del código alfabético.
Una vez recogida la información de acuerdo a las necesidades identificadas, se registra el
rendimiento en un registro de evaluación.
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