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Reificación, reconocimiento y diálogo

Una frase común entre quienes son aficionados al fútbol es decir que uno puede traicionar a
la esposa, pero no al equipo. Se podría decir que se está valorando muy poco a la esposa,
pero ante esa objeción también se podría decir que se está valorando muy poco al equipo.
¿No es un “olvido del reconocimiento” el poner en un lugar neutral un equipo de fútbol?

Partiendo de la diferencia que existen en el alemán entre Sache y Ding, siendo Sache una
cosa que debe su existir a una serie de relaciones sociales complejas y Ding una cosa
material (Tairako, 2018), resulta llamativo que la última sección de Honneth le preste
especial atención a las cosas naturales, pero no haga mayor referencia a las cosas sociales.
Cuando se hace un pequeñísimo comentario sobre el valor ético que tendría preocuparse
por la naturaleza y cuando a lo largo del texto se mencionan “animales, plantas y objetos”,
parece establecerse un tono importante: las cosas sociales solo son mencionadas como las
dinámicas capitalistas que reifican las prácticas personales. Sin embargo, cosas sociales
como “familia” también parecen sufrir un tratamiento reificador a manos del capitalismo.
Por ejemplo, Marx (2004) advierte que “la burguesía desgarró los velos emotivos y
sentimentales que envolvían la familia”, de una forma extremadamente similar a lo que se
delimita dentro del olvido del reconocimiento, pero se hace poco en el texto por resarcir la
figura filial o las de demás instituciones sociales. Honneth parece reconocer que dar un
valor a la naturaleza en función de que puede significar algo para un ser querido no le hace
justicia a la naturaleza misma, pero parece quedarse sin armas ante la tarea.

¿Cómo relacionarse con las cosas de una forma no reificadora? Para Bruno Latour, el
problema también tiene que ver con el dualismo entre sujeto y objeto, pero considera que
este es un problema eminentemente moderno, de tal modo que “sólo si caemos en la cuenta
de que el modo de clasificación moderno nunca se ha correspondido con lo que realmente
sucede en el pensamiento y en la práctica y aceptamos que nunca ha reconocido las
consecuencias de tales prácticas de clasificación podemos llegar a reconocer los derechos,
la autonomía y la agencia [...] del objeto (Lash, 1999)”. En muy pocas palabras, la
propuesta se articularía como una protesta ante una modernidad que, en sí misma, se olvida
de reconocer de dónde surge. Latour parece ver en la antropología, con ciertas correcciones,
aquella empresa capaz de volver a atar el nudo gordiano hecho añicos por la modernidad.
Dice Latour (2007):

“Hasta el más racionalista de los etnógrafos, una vez enviado a tierras distantes, es
capaz de relacionar en una misma monografía los mitos, las etnociencias, las
genealogías, las formas políticas, las técnicas, las religiones, las epopeyas y los ritos
de los pueblos que estudia. Envienlo entre los arapesh o entre los achuar, entre los
coreanos o los chinos, y obtendrán un relato que relaciona el cielo, los ancestros, la
forma de las casas, los cultivos de Hames, mandioca o arroz, los ritos de iniciación,
las formas de gobierno y las cosmologías. Ni un elemento que no sea a la vez real,
social y narrado”.

¿Cómo se vería articulado este proyecto? Cuando Décimo Junio Bruto se proponía a dar
caza a ciertas tribus ibéricas, sus tropas se encontraron con el río Lete, cuyas aguas tenían
propiedades mágicas y harían caer en el olvido a quien entrara en ellas. Junio no cree en
este mito. En lugar de bordear el río o regañar a sus soldados por supersticiosos, Junio
cruzó el río y llamó por su nombre a cada soldado, convenciéndolos de que era seguro
pasar. En este ejemplo, Junio no elevó a la categoría de divino al río ni redujo a la categoría
de habladuría la tradición. En otras palabras, logra hablar con todas las cosas, sociales y
naturales, a su alrededor dándole a todas las mismas capacidades de diálogo. En la práctica,
Junio actúa como un científico que no busca simplemente conocer fría e impersonalmente
leyes naturales, sino que a través de una actividad interactiva modifica “discursos locales”
(Amann y Knorr-Cetina, 1989) y logra que sus soldados reconozcan al río como la fuente
de agua que realmente es y no de olvido. Adicionalmente, en la labor de divulgación
científica, Junio no deja de reconocer la autonomía de sus soldados ni de sus prácticas
implicativas, aludiendo a ellos por nombre propio (Fuller, 2007).

¿Acaso no pasan los partidos políticos en campaña, las tendencias de moda retro y los
ciclos de la naturaleza por un “retorno a las raíces” de las prácticas que les dieron origen?
Las cosas también tienen la capacidad de olvidar el reconocimiento involucrado en su
génesis y luego recordarlo con mayor o menor éxito. Siguiendo el espíritu del texto, se
propone un baño en las aguas del río Lete para olvidar que el reconocimiento como un
asunto exclusivamente humano.

Bibliografía

● Honneth, A. (2007). Reificación: un estudio en la teoría del reconocimiento (Vol.


3012). Katz Editores
● Breines, P. (1979). Young Lukács, Old Lukács, New Lukács. The Journal of
Modern History, 51(3), 533-546.
● Tairako, T. (2018). Reification - Thingification and alienation — Basic concepts of
Marx's critique of political economy and practical materialsm—. Hitotsubashi
journal of social studies, 49(1), 1-28.

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