Está en la página 1de 3

Capítulo 1 “El evangelismo”

El desafío a evangelizar

La gran comisión de Cristo fue “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”, fue dada a
sus discípulos, pero no solo a ellos, sino también a nosotros, toda vez que nosotros somos
considerados sus discípulos también, nos dejó una promesa, “He aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo”, así que en el desafío NO ESTAMOS SOLOS.

Los discípulos debían de enseñar lo que “Cristo había enseñado”, esto excluye la enseñanza humana,
no da cabida a nada, aunque sea religioso, “el Evangelio no ha de ser presentado como una teoría
sin vida, sino como una fuerza viva para cambiar la vida”.

A nosotros como iglesia se nos ha confiado esta tarea, este mensaje, este mundo está viviendo las
escenas finales de su historia, y recae sobre nosotros esa responsabilidad.

La crisis actual que se está viviendo nos debe hacer sentir esa gran responsabilidad de trabajar con
intenso fervor. Nuestra verdadera obra es la evangelización, la tarea de abrir las Escrituras a otros.

Como pueblo tenemos la gran necesidad de humillar nuestros corazones a Dios, pidiendo perdón
por haber descuidado la predicación del mensaje, necesitamos acelerar la predicación.

Si los ministros comprendieran cuan pronto los habitantes del mundo habrán de comparecer ante
el tribunal de Dios, ¡con cuánto fervor trabajarían juntamente con Dios para presentar la verdad!
Dios nos hace una invitación a trabajar fervorosamente en si viña.

Habrá confusión en los últimos días en la etapa final de la historia de esta tierra, pero Jesús en Lucas
21:28 dijo “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque
vuestra redención está cerca”, es por eso que nuestra tarea es prioritaria en este mundo.

Hay que plantar el estandarte en los lugares oscuros, las huestes de Satanás son numerosas, y por
eso el pueblo de Dios debe extenderse por todo el mundo para plantar el estandarte de la verdad.

La obra más grande y elevada requiere que la proclamación sea la obra más sublime.

Un progreso más acelerado, si nuestros hermanos avanzaran por fe, haciendo cuanto pudieran para
comenzar y si trabajaran de acuerdo con las directivas de Cristo, el camino se abriría ante ellos.

Una influencia en expansión constante

Es menester cicuir el planeta, la luz de la verdad ha de brillar por doquiera, a fin de que los corazones
que ahora duermen en la ignorancia puedan ser despertados y convertidos. Han de organizarse
iglesias y elaborarse planes de trabajo, esta obra misionera evangélica ha de continuar
expandiéndose, anexando nuevos territorios.
El mensaje de amonestación ha de proclamarse de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, y de país
en país, sin una aparatosa ostentación, pero por hombres de fe que actúen por el poder del Espíritu
hasta los confines de la tierra; el mensaje de los tres ángeles debe proclamarse a cada nación, tribu,
lengua y pueblo; debe iluminar las tinieblas de cada continente y extenderse hasta las islas del mar...

La obra de Dios no se detiene ante barreras ni obstáculos, cuando el mensaje de Dios lucha con
oposición, él le presta fuerza adicional, para que pueda ejercer mayor influencia, su obra es sólida
que brillará cada vez con más intensidad.

El mensaje tiene una influencia que se ahonda y ensancha, es la obra de Dios, es la proclamación de
los tres ángeles. Se ha dedicado demasiado tiempo a los que ya conocen la verdad, el mensaje debe
ser llevado a nuevos campos, algunos asistirán a esas reuniones y recibirán el mensaje. Los nuevos
lugares son los mejores para trabajar donde la verdad no ha sido proclamada.

Si la verdad hubiera sido predicada vigorosamente, si se hubiera realizado un esfuerzo diligente en


la obra de dar a conocer la verdad para este tiempo a las ciudades que todavía no fueron
amonestadas, no serían tan impenitentes como lo son.

Se necesitan obreros evangélicos

El solemne y sagrado mensaje de amonestación debe proclamarse en los campos más difíciles y en
las ciudades más pecaminosas, en todo lugar donde no haya brillado todavía la luz del gran triple
mensaje, la cosecha será abundante. Sólo la eternidad revelará los resultados de esfuerzos bien
dirigidos hechos ahora.

Somos embajadores de Cristo para realizar su obra tratad de despertar a los que están muertos en
sus delitos y pecados.

Queda poco tiempo para esta obra, donde hay un obrero, debe haber Cien, habría que persuadir
con urgencia a los obreros que ahora debieran estar dedicados al trabajo misionero por el Maestro.

Los siervos de Dios deben hacer planes para llevar a cabo una distribución atinada de las fuerzas de
trabajo a fin de realizar los propósitos de Dios en la tarea de amonestar a las ciudades.

Es una profesión suprema, nadie debe degradar el ministerio evangélico. Ninguna empresa debería
dirigirse en tal forma que arroje oprobio sobre el ministerio de la Palabra, porque éste no constituye
una ocupación inferior. Los que rebajan el ministerio están humillando a Cristo.

Los portaestandartes están cayendo, y deben prepararse jóvenes para llenar las vacantes, a fin de
que el mensaje siga proclamándose, los jóvenes deben reemplazar a los portaestandartes.

Los jóvenes deben tener una preparación rápida para el servicio, algunos recibirán preparación para
trabajar como enfermeros y enfermeras en el campo misionero, otros para trabajar como
colportores, evangelistas y profesores, y algunos como ministros del Evangelio.

El Señor pide que los obreros de nuestros sanatorios, casas editoras y colegios enseñen a los jóvenes
a realizar obra evangélica Enseñarles a realizar obra evangélica, nuestra energía debería estar
comprometida en no descuidar el evangelismo.
Se les hace nn llamamiento dirigido a los hombres jóvenes y fuertes, Dios hace este llamamiento:
“Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña”. Dios convertirá a los jóvenes de hoy en mensajeros escogidos
para presentar ante la gente la verdad en contraste con el error y la superstición, si ellos quieren
entregarse a él.

Dios llama a obreros consagrados que sean leales a él: hombres humildes que comprendan la
necesidad de realizar obra evangélica y que no retrocedan, sino que cada día realicen fielmente su
tarea dependiendo de la ayuda y el poder de Dios en cada emergencia que surja. El mensaje debe
ser llevado por los que aman y temen a Dios. Seguid hacia adelante, y en vuestra categoría de
evangelistas presentad con humildad un “así dicen las Escrituras”.

Eliezer Joel Trujillo Escalante

También podría gustarte